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    Historia griegaehistoria del mundo

    Francisco Rodrguez A.-0-

    El presenle lexlo corresponde al Eplogo de la obra deFrancisco RodrguezAdrados,Ilustraciny Poltica en la Gre-cia Clsica.Revista de Occidente,Madrid, 1966.

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    Esta edicin es para uso interno y exclusivo del cumo deHistoria Universal Antigua, del Instituto de HistOlia de laUniversidad Catlica de Valparaiso, Chile.

    Editorial "El Observador", Concepcin 277, QuiLlota.-2-

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    FRANCISCOODRIGUEZDRADOS,doctoradoen Madrid en 1948;catedrtico de Filologa griega en laUniversidad de Madrid; Presidente de laSociedad Espaola de Estudios Clsicos;editor y traductor de los clsicos griegos;ha publicado estudios sobre la interpretacinde los textos micnicos y trabajos sobrelingstica indoeuropea; entre sus num6'rosase importantes obras. adems de la cual esttomado el presente' texto, destacaFit.. Comedia y Tragadia. Sohnlos origeues griegos del 1eaIro,Barcelona, 1972.

    Editorial uEl Obsel'vador" . Quillota (Chile)

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    HISTORIAGRIEGAE HISTORIADELMUNDO

    l. Mirada retrospectiva. OriginaUdaddel hecho griegoAl concluireste libro parece oportuno echar una mirada

    hacia atrs, Iralando de ver las consecuenciasque de l pue-den deducirse para conleslar a la pregunla con que se abra:la referenle a la validez aclual de la Hisloria griega. Efec-tivamenle, el esludio de la Ilus.tracingriega y de su expre-sin poltica, la democracia, nos ha llevado a penelrar en elcenlro mismo de la Hisloria de Grecia.Esle es para nosotrosun despliegue caracterizado por la acluacin de las fuerzasracionales, que culmina, en lo poltico, en la democracia deAlenas. aunque lenga consecuencias importanles poslerioresa esla. Eslamos, pues, en condicionesde Iralar de caplar ques lo que en este despliegue puede lener un valor generalque encuenlre un paralelismo en poca moderna y sea encierto modo paradigma de nueslra Hisloria aclual. Para ellodebemos insislir anles que nada en la -originalidad del he-cho griego, presenlndolo en una perspectiva lo ms ampliaposible.

    Los esludios de Filosofa de la Hisloria desde San Agus-Un hasla Hegel se basaban en la idea de una Hisloria ge-neral de la Humanidad,que caminaba hacia adelante siguien-do el camino marcado por la Providencia 'en unos casos, obien, en olros, realizando una bsqueda indefinida del pro-greso o un despliegue dialclico inlerno. Esla idea fundamen-lal es proseguida hoy por varias concepciones,entre ellas lamarxista. Pero, de olra parle, el espritu hislrico del siglopsado y del nueslro observ que la Hisloria no es ~n lodo~li~uo, ~sil!.~~~_ resenla regresiones re eticiones_-L-_ensuma, unidadesparciaes dola as e unidad inlerna.A par-

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    tir de esta base Spengler crey que la verdadera unidad his-trica es lo que llamamos una cultura y tendi a colocarlasa todas en plano de igualdad. Cada~cultura es concebidaporl como una entidad biolgica que sigue unas etapas prede-terminadas; todo influjo de una sobre otra consliluye unaadulteracin, un verdads'rotrimen de lesa Historia.

    Son mltiples las crticas que se han hecho de esta teo-ra que, al destacar conjuntos coherentesdentro de la His-toria, pierde de vista 'su continuidad; que descarta el factoresencial de la evolucin histrica, a saber, los fenmenosdeirradiacin y difusin cultural,subsliluyndolos por un eter-no volver a empezar; y que, finalmente, introduce un biolo-!Jismo y un me'Canicismoque va contra el trasfondo msirreemplazable de lo histrico, que es la libertad. Con tod.las especulacionesque han sucedidoa las de Spengler se hanapoyadocon frecuencia en el principio de la equivalencia delas culturas, aunque tratando de hacerlo compatible con lasexigencias de hechos como la continuidad y la abertura dela Hi'storia. Esto es lo que ocurre con Tovnbee, por ejeml!!o.El aran historiador inals ha prescindido del pensamientoiihistrico de ~ue una cultura liene un decurso absolutamenteregular y previsible; admite ue ueda lle arse a una quelogre su o jelivo de alcanzar una CiVIlzacin sahs atlonapara la mayora y, por tanto, no est condenadaa declmar;explIca en torma sagaz rofunda el nacimiento de una cu1-tura a par Ir e otra. y, sin embargo,hay que reconocerque

    , en el tondo subsisten an elementosno imprescindiblesde laconstruccin spengleriana.l nacimiento de todas las cultu-~ se describeen forma paralela comoun fenm.e!!9de reac-cion anle un obstaculo mlerno o externo' salvoe, ca ICO e una cultura coronadapoi el xito- co-mo resullado de un cisma entre la minora direct ~pro e!!!.la o. ero o o no.._'seencuentra para Tovnbeein una caracterstica esencial que se are a unas de otras;son experimentos istricos diversos en lo esencial ara-lelos, de os que se estudia ms que nada el comienzoV !Lfin, m'salgunos fenmenoscomunes.Hay, por supuesto,unclerlo progreso en las ltimas fases culturales de Europa, in-fluenciadas unas por otras, pero, repito, ninguna diferencia

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    esencialrespecioa las precedentes paralelasde otrosluga-res del globo.

    rTodo esto est trado a u a colacin a ropsito de lavaloracin e a e e la cu tura grieya en a ISona e

    ~ ~ _ara las concepcionestra IClonaes, a cu tura grie-I ga representa un verdaderoJpro en la Historia, el descubn-, mIento de una nueva humanidad. El agudo sentido histricol ael hombre moderno,junto con nuestro superior conocimientor de la Histeria, ha puesto de relieve muchas veces lo que enesa idolizacin haba de exclusivismo. Pero nuestro relativis-

    mo, junto con las ondas pasiort'lesproducidas por la procla-macin del autogobiernoen casi todos los rincones de la Tie-rra, amenaza por invertir radicalmente la situacin y llevar-nos a un igualitarismo no menos errneo. Es decir, a atribuirms im'portancia a los rasgos comuneso similares que a losdiferenciales. Se habla ya de un humanismo oriental o ra-be equiparable en absoluto al occidental. Pues bien, es el ca-rcter diferencial del hecho rie o el ue quisiramos subra..~ I 'ar aqUl, aSI como su im ortancia e i i a a evo-lucin ISonca posterior. Son estos dos rasgos. entinda!e.fiien, no una su eriorida absoluta en todos los terrenos,los ue endemos re ejar aqu. Tesis, por supuesto, na a~jriginal. pero que convl ar dentro de la problem-tica de la teora de las culturas.La tendencia igualitaria que en forma m'so menos abier-ta se ha difundido en los ltimos tiempos halla tambin sureflejo en el nuevo sistema de Jaspers, que va a servir depunto de partida a la discusin ulterior. Jaspers ha vuelto ala idea de considerar la Historia como un todo continuo, conlo cual rompe con los elementosutilizables de las concepcio-nes de raz hi-storicista y se arriesga a caer en el esquema-tismo en lnea recta que las precedi en cambio supera, almenos a primera vista, el igualitarismo que criticamos. Pero~ aquvienelo interesante.P.i!a..Iaspersabraen el cursode( I la Historia dos inflexionesradiC'ales,que crean perodosdesigno diferente;la ms reciente,la revolucinindustrial delsiglo pasado;la otra, el llamadotiempo-eje,que corre a lolargo de los aos800 al 200a. C. y en el cual una serie depuebloshabran logradouna nueva concienciade lo espiri-

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    tual y de la libertad y dignidad humana-s.Los grandes fil~sofos griegos, los profetas judos, Zoroastro,Buda, ConfucioyLao-Tse seran los heraldos de esta nueva edad histrica.Son muchas las objecionesque pueden hacerse a esta l-

    tima teora, que presenta ya a primera vista un aspectomuyextrao: coincidenciamisteriosa e inexplicable entre una se-rie de pueblos aislados. Pero, aparte de F!!!tnF!!!mposibleha-llar un paralelo satisfacorio entre los diversos elemento!!re-li!liosO!!del judasmo, budi'smo.zorORstri!!mn t"nH~mn.queproclamanuna sumisin del hombre a la rHvinirl~~" VP.r.P!!,~aniqllil1!miento en esta-o y la autonoma racional del in-dividuo descubierta or los rie . No se trata, insisto, de,. a supenon a el hecho griego en todos los aspectos, nisiquie'ra de una originalidad de todos ellos: el moralismo dealgunas de estas religiones apunta a Esquilo y Platn, lamentalidad pantesta de la India y la China no carece de pa-ralelos en Greciay algunos al menos de los tema'&de los pro-fetas hebreos nos son recordados por los trgicos griegos.~esencial es que ese elemento decisivo ara toda la h ani-a os erIor que es e individuo " . n soci-dad autonoma, en su sola r n una fe ouna creencia o norma tra lClona, se da en Greciaen un r-do mucho mayor. oroastro na os o os y cree enun ios ueno, ura az a; pero proc am s a nucreencia como una revolucin y exige fe, no comprensin.Lao-Tse no sale de un vago pantesmo primigenio. Buda des-cubre de repente la vanidad de la existencia y predica el ani-quilamientopersonal. Y quin confundiraa los prl'fetas he-breos con los filsofos griegos? Paralelamente, li!s socieda-des orientales viven sometidas a estructuras y p,"leres ad-mitidos sin ms. Lo mismo ocurre, incluso, fuera del llamadotiempo-eje,por ejemplo, en el mahometismo.El moralismo esciertamente una elevacin, pero puede procede~de una intui-cin religiosa que rechaza el egosmodel ideal heroico y terreno de una poca anterior. En Grecia,repito, hay paralelosmso menos exactos de e'se moralismode base reli iosabin, del antesmo y as reli iones e sa vacin. Pero exis-~ ademas, un e emento nuevo que es errneo no aisl~r.

    Esto ha sido bien visto por Schachermeyr en un trabajo-6-

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    tiene un nivel superior V es menosrigurosa que la de lb.edad griega arcaica, precisamente por la perduracin de ele-~ntos antiguosy poreTl;Sl1amsmo. -Las Ideas de ~chacherme~_JlI1ilvez,que su "dinamismo"se describe como la consecuencia hisiricade la actuaCin'ae la razn en ciilto crtica co;Iru-ctivaala 'Yez-;)ue--den servir e ase para establecer las caractensticas i e-renClales del hecho ri o ara erfilar los ras os internos"e as civi izaciones posteriores, que evolucionanmucho mas-claramente anteriores por actores internos -con-ciencia de los dese uilib ios l)s ueda"de nuevas SOIUCIO:"nes-, aunque tam in, por supuesto, p~r factore'sque pudi-ramos llamar externos: invasiones, dificultades o facilidades'p"roc;;aen~esel haliilal- ea rco: cambiosde dinastas, erc.AnIes e seguir adelante hemos e et6'nernosen a Qi:'limitacin de nuestro campo de estudio. Schache-rmeyr,como

    Isus predecesores,estima que la unidad es la civilizacin g1'e-corromana, que Toynbee llama civilizacin helnica. Estima-mos que en esto existe un error que perturba el conocimientode las civilizaciones antiguas y que debe ser aclarado antesde que desarrollemosnuestras ideas en torno al tema que nos-? ocupa. Efectivamente,para nosotros la civilizacinJI[jega esuna unidad y otra distinta, aunque determinad.Lel!..!\!.eyo-"IiiCiporla primera, la civilizaci6 romana.-- ---- -. o, efectivamente, que- la Historia de Romahastaer final de la poca re ublicana presenta un paralelomuy aproxima o a a e Grecia hasta e SI o IV y,sl se~Uler,e~._~ a IS ona occidental). Un libro ~nhguo, aun-'lue ,siempre interesante, como es La Ciu4;adAntagua, de t'us-!~de Coulanges,ha subrayado ya de una vez para slempr~este pa.ralelismo:rotura de las estructuras entiliciauubsTI-1das por olras sobre base loca; subs1i1ucin e principiojonrquico por el aristocrtico y ampliacin posterior de labase del gobiernoo bien luchas en busca de esa ampliaci.C creaClOndel senudo de 10individual, la cnnca o aeca'c:fe:-cta de la fe tradicional, etc., son rasgos ciii'Pleffieiarios.Elproce-sose realiza en Roma en conexincon la infTuencia-he-T'niily fa introduccinde su filosofay literatura, pero, conlodo, vameOs lejos, sin alcanzar constr\l~cionescomparables

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    ...! la democraciaatenienseo a la Sofslica,y es roto brusca-mente por la implantacin del im erio la reacc'n conse -va ora IniCia a por ugusto. Precisamente est~.J1.e.ch!!anllamal1vo y tan decisivo para eifutro que es el mperioRo-ao~:; 1:1ennciw~e;--]unto~-emzaclOnde Roma, de que se ayan concbfiIOa- ciiffiUa-griega y la romana como una unidad. Para Speng!er el Im-eno es la culminacind todo este-cIcIOCiiTIural,parlela-mlml!'l lo que cree que ocurre en los dems ciclos;.Toynnee'plensa 10mismo, viendo en el Imperio el estado de cismairreparalJle caracterslico de una cuUura en declinacin: cis-~ emre las clases domlnanresy las masas atectas a lasre-li IOnesonentales y al cnsllaiiSiiiOy, de otra arte entreRoma yero e ariado externo que son os rbaros. Por~~:' ~\'h,nJlermeyr encuentra en el Imperi!!.el estado deera n d o "inmovilismo" final en que caen las cuUurasuando 185 falla su dinmica, una vez agoiada su fantasacreaata, .desarrolladas- hsta el fin laicamente sus ideas,ahuyentando el es inu -de la tarea creadora or la existen-cia e azaas his/lricasy culturales que nadie intenta su-perar.Todos estos anlisis mereceran ser vueUos a estudiar yprofundizar, lo que aqu haremos solamente en la medida enqU6'nuestro tema lo exige. Conlienenmucho de verdad, perohabra tambin seguramentemucho que aadir. De otra parte,y demorandotodava el insislir sobre el tema, conviene lIa-

    Imar la atencin no slo sobre el hecho ya aludido de queen la Higtoriade Romahay un procesode enlhindeno desa!ar,desligar, que con la concepcincriticada queda sacrificado,sino tambin sobre el de que lo que es el Imperio a la Rep-blica romana son a la Grecia clsica las Monarquas helens-licas, sealadas por Rostovzeffy otros comoantecedentes delImperio en 1antos respectos.En ambos hay una "atadura" almenos parciat es decir, una serie de terrenos en que hay unallueva norma no abi6'rla a la crlica: la Monarqua y las re-gulaciones que de ella dependen, las nuevas religiones deorig6'noriental. Bin que esta "atadura" final. seal de ago-tamiento, no es absoluta, sino que permite amplias zonas devigencia al individualismoy los nuevos vaores e incluso a

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    la oposicin: a la que no acepla de grado la nueva prdidade liberlad y a la de las masas -el "prole!lariado"de Toyn-bee-, a las que por olros motivos no satisfacen las solucio-nes logradas.Resulla tan claro este paralelismo que no se comprendefcilmente que sea a veces desconocido.A ms de las razonesantes dadas es muy fcil que haya influido inconscientemen-

    r- le el p'nsamientode tipobiolgico y fatalisla de

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    Spengler,que terminaba cada civilizacin en una catstrofe. Toynbee.aunque conoce el caso de las civilizacion'sdetenidas -por

    / ejemplo,la esparlana- y estima que la historia de las cullu-ras no es necesariamente cerrada, tiende a generalizar sufrmula, tan aguda en muchos casos, de la muerte de las ci-vilizaciones histricas por el doble cisma que testimonia sufracaso -y que, digmoslo de paso, es ms caracterstico delas civilizaciones de tipo helnico y posthelnicoque de lasolras-. En las Monarquas helensticas el cisma existe enla insatisfaccinde las masas respecto a las viejas creenciasy la escisin creciente entre el crculo de los doctos y lasmasas populares; tambin, en el choque con el proletariadoexterno que, en este caso, est constitudo principalmenteporlos romanos. Ante 'su debilidad interna y el asallo exteriorcaen los reinos helens1icos;pero, de un lado, continan vi-viendo naciones griegas bajo la gida romana, con una cul-tura detenida; de olro, la cullura griega se convierte en mo-tor de la romanaNo hay un claro punto final ni un claro co-menzar desde e'ntoncesuna cultura radicalmente nueva. Porlo que respecta a la concpcinde Toynbee, tampocopuedadecirse que de la religin del prole~ariadointerno griego naz-ca la cultura romana que sigue, para adaptarse a su esque-ma. Es que ese esquema, pese a todo lo que ha humanizadola concepcinde Spengler, es an demasiado rgido; lo queocurre en algunos casos particular's -fundamentalmente enla fundacinde la religin occidental por el cristianismo, re-ligin del proletariado interno romano- se generaliza a todos.

    [La en11m::!9r;"1111V la cultura romana no son una c1l1-!-ura nica ni tampoco dos culluras sucesivas. sino dos ~I-turas en un rinci io inde endientes arcialmente simull-

    neas que discurren en direccin anloga, con uerte ID UJOf-10 -

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    T/ de la primera sobre la segunda. ]fo por eso muere la prime!!!,sino m s rrollan a aralelas . en una ~medida. indistintas. El prejuicio biologista de que emos ha-Tado no debe E'X1traviarnosasta perder de vista las tenden-

    cias a la confluencia de las civilizaciones, que pueden pro-longarse sin que se d.~tingafcilmente entre dos que sonr contemporneas. Ms exactamente. puede decirse que desde.r que existe la civilizacinhelnica existeun factorde con-I

    tinuidad en la Historia del mundo mucho ms marcado queel que puede encontrarse antes. El principio de la EnlhiDduug. o rotura de ataduras vuelve a surgir triunfante cada vez quepor un retroceso se vuelve al estado de 8iDd1lD!J atadura oque este se encuentra en una civilizacin con la que se entraen contacdo.No es absolutamente seguro que los romanos oel hombre occidental no hubieran podido llegar a l espont-neamente; lo que es claro es que la civilizacin griega influ-y decisivamente en la romana para hacerla evolucionar eneste sentido y luego la civilizacin romana (y an la griegadirectamente) en la occidental. Ya antes haba habido influ-jos de unas civilizaciones sobre otras. a las que transmitanf creencias. perfeccionamientostcnicos, etc. Pero ahora es elespritu racional el que se despierta o estimula por la pre-sencia de la civilizacin anterior. Espritu racional que noes solamente crtico y destructivo -es el punto de vista des-de el que ahora le estamos contemplando-. 'sino tambinconstructivo. como diremos luego. Roma es una cultura he-lenocntrica en este sentido. Occidente, influenciado ms di-rectamente por Roma. podramos decir que ha sufrido unahelenizacin de segundo grado. Y todas las dems culturasde la tierra, que estn en trance de ser absorbidas por la ci-vilizacin occidental. sufren, por tanto. una helenizacin detercer grado. Est en vas de realizacin -si ha de concluir-se o no es otra cuestin- una unificacin cultural del mun-do. Se quiera o no se quiera esta cultura resultante, para bieno para mal, es una cultura helenocntrica. Resulta indiferen-te a este respeq~oque esta .evolucin'se cumpla a veces conhostilidad o con rencor contra Occidente.al que se combatemuchas veces en nombre de sus propias ideas; Roma, quelleg a conquistar Grecia y nunca ocult un cierto desprecio

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    Por ejemplo. la d es dental como la t, pero ademsexige serpronunciada como sonora. Pues bien, pudiramos decir queGrecia E'Sun trmino positivo respecto a las civilizacionesanteriores' y a otras po~teriores: aade a ellas el logos:porlo menos le confiere una vige'ncia que antes no haba tenido.Los elementos religiosos y las normas de conducta y de vi-da de otros pueblos E'ncuentranen Greciaparalelos ms o me-nos prximos. Hallamos all una absorbentepreocupacinre-ligiosa, que va de la sublimidad de Esquilo a la supersticinms crasa; hallamos las monarquas primitivas y las tiranasy los Estados que prescriben al hombre lo que ha de haceren cada ins1ante; y el dominio implacable de la tradicin ydel juicio colectivo; y las tendencias pantestas que tiendena eliminar los lmites entre hombre, dios y naturaleza. Laexploracin de lo divino y de lo tico puede haber sido enotros lugares ms profunda; pero las direcciones tienen mu-cho de comn.Confrecuenciael estudio de las culturas orien-tales o el de las modernas africanas aguza nuestra percep-cin para VE'ry comprendermejor tantos aspectosde la Gre-cia arcaica y aun clsica. En cambio, sin influjo griego direc-to o indirecto no se encuentran fuera de Greciaproductos tancaractersticos del espritu racional como la democracia o laciencia o la planificacin total. Tampocoel individualismo ra-dical que provoca la rup~ura de todo orden colectivo y acabaen conflicto sin salida o en falsas solucionesde fuerza.

    A llegar a est.epunto hemos de centrar la atencwn en elhechode que nuestra descripcin de la accin del logos en lacultura griega y las culturas helenocntricasha sido, salvadaalguna indicacin, completamenteparcial. Lo hemosconside-rado principalmente como un elemento d.estructor de viejasEstructuras religiosas o no, tradicionales, lo que crea unanueva libertad y un nuevo humanismo; tambin, como un di-solvente que conducea un individualismo extremado.Esta es,insisto, una descripcin parcial que no puede aspirar a unacomprensinsuperior del conflicto entre la.g fuerzas en jue-go en Greciay en las culturas superiores. Ni puede,por tan-to. ayudamos a contestar la siguiente pregunta, que con larelativ..aa la originalidad es indispensaolepara situar la His-toria de Grecia dentro de la Historiaa del mundo: a saber, la

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    de si la Historia griega conserva alguna actuaidad en nues-tro presenJIe.Porque Ortegaafirm en uno de sus llimos es-critos-en su inte'IVencinn las Renc:ontrese Ginebra,ra-tando del tema "Hombrey cultura en el siglo XX"- que na-da de lo que nos revela la Historia -y alude concretamentea Grecia- puede tener ya valor ejemplar para el fuluro: es-te posee una carga tan grande de elementos problemticosque convierte al hombre en un desheredadoque no tiene trass un pasado eficaz.El logos griego tiene, efeclivamente, no slo una misindestruo'liva consistente en ese desatar o liberar de que he-mos hablado, sino tambin una construcUva,a la que aluda-mos al hablar de la democraciao de la ciencia. El hombre nopuede vivir sin un sistema de normasen que apoyarseydescansar y, desde que posee una fue'de conciencia racional.no es fcil tampocoque se encuentre a gusto dentro de ellos.La Historia de los estilos artsticos, por -ejemplo,nos teSili-monia cmo toda forma logra sus mximos triunfos expresi-vos en un momento dado y luego se siente como limitaciny es rota para buscar nuevas posibilidades, lo cual 110obstapara que luego se cree una nueva forma y as suce;3:vamen-te. Hay una aCltuacinde la fantasa treaaora que elig~ den-tro de las posibilidades objetivas existentes. Pues bien, en elterreno de la conductahumana y de la poltica el logos se in-terfiere 'a paDlir de un cierto mome'ntocon las fuerzas es-pontneas de la vida para crear nuevas formas, nuevas doc-trinas y estilos de pensamiento o qe conducta, nuevas "ata-duras", sise quier-e,en sUSililucinde las que l mismo hadestrudo. Pero es ms fcil destruir que construir. Los sis-temas en conflicto, la resistencia de la vida a una raciona-lizacin total, 10s grados de conservantismo o de disolucin,la presencia del irracionalismo que paradjicamentesale aflote cuando la razn elimina las antiguas "ataduras" o nor-mas tradicionales, todo esto provoca un panorama sumamen-ta complejoen la Greciade los siglos V y IV a. C.

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    2. Poltica e i~loga en la Atenas clsica..&n.Grecia encontramos,lor _"primeravez en la Historiadel mundo una cullura ue es creada libremente or indivi-

    duos particulares, no reyes ni sacer otes, con crtica cons-ciente y directa de la Iradlc'n.Es la arislocracia grie a la.eriladera creadora de la cullura e este u ssig os e . a a..; toda la lucha de la democraciaen e: :i 10 pue e. e inirse~roxima amente . lCleno queese Inlento por tra3ferir los valores de .la aristocracia alIIa"S.!pOpulares cada vez ms amplias; con exce cin, pors . e a creencia aristocr1ticaen a 'virtud" ereda-da, suslUulda por la te en el poder de la educacin.El mun-do que se va creando, no SIn reservas de algunas mentes su-periores como Sfocles,es un mundo hecho a la escala delhombre en el que se piensa en la posibilidad del acuerdo yconciliacin entre los intereses y voluntades contrapuestas,gracias a la abertura del hombre a la persuasin y a la razn,como consecuencia de su unidad fundamental y su carcterracional. As surgen las ideas de democracia y humanidad.En realidad hay dos fases en la teora democrtica,.se.illhemos vislo; una, la religiosa, representa~ por :sol~squi-lo y Herdoto, que creen que i)iiSIrcla es protegida poreus, el dIos supremo;---or eso triIa;y otra-;-niaspropia-lut:~It:la ,propia de Peric es V os so Istas, que ve en. esaUSICla esencialmente i ualdad.fundadaen la comnatu-!a eza ~el ho~!!:. Desde ese momentose len e a prescindirde toda apoyadura divina para la sociedad humana y se creaen la prctica un relativismo que es consustancial con todohumanismo no religioso.Ahora bien, la aplicacin de la razn sin restriccin al-guna a todos los problemas de la vida en sociedad sobre labase de la igualdadhumanaprovocen Greciaun conflictocon las estructuras creadas trabajosamente por la vida. Peri-cIes crey que poda conciliar a~toridad y libertad; aprove-chamiento de las capacidatles.de la aristocracia y control delEstado por .elpueblo. El nivel de vida y la cultura de este ysu aceptacinde las normas de respeto y justicia fueron pro-gresando bajo su mando. Pero, en definitiva. el intento de

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    xtentler a toda la poblacin el poder y ei stanctardculturaly social de los menos result un fracaso. Aristocracia y pue-blo, en franca aproximacin bajo Pericles, se divorciaron ca-da vez ms despusde su muer:tey terminaron lanzndosea una verdadera guerra civil en los ltimos aos de la gue-rra del Peloponesoy despusdel trmino de esta.Qudecir de la aplicacin del principio racional a lasrivalidades entre ciudadanos que quieren. aumentar su po-der? Se march en Grecia cada vez ms por el camino de laguerra total, externa y civil al mismo tiempo; ,el expansio-nismo ateniense hizo un arma del proselitismo democrtico.y en respuesta encontr una contrapropagandaque presenta-ba la lucha contra Atenas corno la liberacin de los griegos..Ms adelanteel perfeccionamiel1\loe las mquinasde gue-rra, de coste prohibhivo para las ciudades, y. al tiempo, lasn6'cesidadesde una organizacin creciente de la economayde la vida toda, desbordaronlas posibilidades de la ciudad-estadoy crearon los grandes reinos helensticos.Pero con laciudad-estado p6'recieron las posibilidades prcticas que te-nan los griegos de establecer la libertad; no haba llegadoel giro inltelectual, el descubrimiento que la hiciera posibleen un Estado nacional.

    El fracaso de la democracia ateniense no significa, porsupuesto, ninguna palabra definitiva, aunque s el aviso dela dificultad de la empresa.Podemosdecir que apenasintentllevar a la prctica algunas de las posibilidades imaginadaspor los tericos, que entoncesse considerarondemasiadout-picas o demoledorasdel ord6'nsocial y que, sin embargo.hansido vistas en pocamoderna cornoperfectamenterealizables.Me refiero, por ejemplo, a la liberacin de la muj6'r, del es-clavo, del extranjero, cuyos fundamentostericos pusieronEurpides y Antifonte entre otros; la extensin a ellos delpostulado de la comn.naturaleza humana choc en Greciacon las viejas "ataduras" del nacionalismo, de la supremacamasculina, ~tc. Por otra parte, la igualacin de pueblo y aris-tocraciaa chocabacon dificultades econmicasevidentes y s-lo pudo ayudarse algo a la situacin mediante la explotacindel imperio ateniense, es decir, mediante una escisin deconcienciaqU6'propugnabael humanitarismo solo para el in-

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    terior. Algo de esto ha sucedido tambin en pocamoderna,hasta el punto en que el imprevisible desarrollo industrial ytcnico ha creado o est creando las bases para una posiblesolucin del problema. Comod6'Camosal comienzo, una ex-periencia histrica no agota las posibilidades de solucin, nisiquiera pone en juego todas ellas. La fantasa creadora delhombre encuentra siempre nuevas posibilidadE'sy gracias aElla tiene siempre la Historia una abertura y una esperanzaan en las situaciones ms desesperadas.Dando esto por supuesto, no est de ms, sin embargo,insistir. sobre algunos rasgos interesantes del proceso hist-rico griego, que prueban la complejidad de las relaciones po-sibles entre los diversos faotores histricos. En la Historia lasideas no suele'nactuar en su estadopuro, una vez que salende la mente de los idelogosy entran en el turbio y mezcla-do torrente de la realidad viva. Ya en el intento de Periclesde equilibrar la igualdad y la utilizacin de los poderesy ca-pacidadesreales d la aristocracia, el humanismo relativistay el respeto a la religin tradicional, haba un compromisode hombre poltico y un cier~o cerrar los ojos a algunas in-congruenciasy contradicciones. La teora era que para elmando eran elE'gidoslos mejores; pero esto equivala en laprclica a confiar el mando a los aristcratas, esto es, a lacJaseadinerada.

    Despusde Peric1es. las dificultades de la democraciaaumentaron.La progresiva independenciay poder de las cla-ses populares logr ganarlas para los intereses de la ciudadde Atenas, que eran los suyos propios, pero no lleg a fun-dar una sociedadhomognea.Estas clases eran en buena par-iE' incultas y atrasadas y llegaron llenas de violencia y pa-sin; lejos de contentarse con -ejercer el control del Estadopara evitar los abusosde autoridad, hicieron dE'1voto un ar-ma para sus propios intereses, tanto los legtimos comoaque-llos que estaban en contradiccin con los de la ciudad o elreato de la poblacin: de la tirana de la minora se pas ala de la mayora. Toda arma pareci buena para aSE'gurarlaprosperidad del pueblo, y as se lleg a la paradoja de queel partido democrticoera el verdadero sostenenordel impe-rialismo ateniense,que en ciertos momentosno repar en m-

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    todos.La teora de la razn del ms fuerte, que ahora se crefrente a las posiciones religiosas tradicionales, se aplicabatanto al tirano como a la tirana del pueblo. Esta tirana seejerca a veces, paradjicamente,sobre los espritus ilustra-dos y sn nombre de un reaccionarismoque coexista en elpueblo con su desprecioa todo lo que le presentabaobstcu-lo: las multitudes liberadas por Pericles fueron las que die-ron muerte a Scrates. La alianza del democratismocon elimperialismo y la violencia es un ejemplo histrico que pre-viene contra todo esquematismosimplilicador.

    Por su parte, la aristocracia ateniense acab rechazando,pese a conductas individuales, la aproximacin al pueblo. Suvieja creencia en la propia superioridad no la abandonnun-ca, ni fue capaz de comprenderlo que de ella exiga la doc-trina de la comunidad humana, de la justicia y el humanila-rismo. La ide'ade que el Esjado era el campodondedesplegarsu poder y hacer admirar su riqueza y las cualidades perso-nales de sus miembros no fue nunca descartada.Sus contri-bucionesal Estado,que iban a parar al fondo de salarios queen delinitiva ganaba el pueblo en el ejrcito, las obras p-blicas, los tribunales de justicia, le parecan pura expoliacinpara mantener a gente extraa. No estuvieron, pues, todas lasculpas de parte del pueblo ateniense.

    No carecen de paralelismo estas actitudes en el mundomoderno; satisface pensar que en muchos lugares han sidosuperados en la prctica y que, tambin 'en este campo, losidelogos antiguos quedaran probablementems satisfechosal contemplar la puesta en prclica d,esus teoras en nuestromundo o en algunos sectore'sde l, que en el suyo. Una em-presa difcil y s;embradade escollosno es de suyo imposible,si no queremoscaer en un determinismo histrico. Por otraparte, el panorama antiguo presenta ciertas limitaciones res-pecto al moderno y quenamos apuntar a algunas de ellas.Es no.tablesobre todo la casi completa ausencia de un fer-mento revolucionario en la Grecia antigua. Pese a abusosyaaludidos que tendan a vengar resentimientoso satisfacer ne-cesidadesen casos aislados, as las delaciones injustilicadascontra algunos nobles y las confiscacionesabusivas, no seplane la reforma radical de la sociedadmediante un nuevo

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    replanteamiento.Tras los repartos de tierras de Pisslralonovolvi a haber otros, ni se lleg a una estatizacin de lasa-cUvidadeseconmicas,la medicina o la enseanzacon ob-jeto de lograr una participacin de todos ms equitativa.Exislen ciertas teoras en este sentido a fines del siglo V ycomienzosdel IV, leoras de las que quedan huellas en laAsambleade las Mujeres,de Aristfanes, y en FaIeas, Irasalgunos precedentesen Protgoras e Hipdamo. Pero en laprctica no se pas de los consabidos recursos de acudir alos ingresos de las minas, a los proced-entesdel Imperio y alo que se poda obtener de los ricos. El proceso econmicotranscurra con independenciadel Estado y, con 'la concomi-tancia de la guerra del Peloponeso,agravaba las diferenciasentre las clases. La int-ervencindel EsJado era la mnima:prohibir ciertas exportaciones,por ejemplo. Hay, pues, enGrecia, slo lev-esprecedentestericos de los fermentos revo-lucionarios y socializadores del mundo moderno, que en unou otro grado han logrado acogida en todas partes. Un prece-dent-e-mucho ms completoes el que encontramosen el Pla-tonismo, pero con rasgos tan especiales que conviene tratar-lo por separado,como hemos hecho.As, la demolicin -en Grecia de las estructuras normati-vas tradicionales, por la razn que sea, ha 'sucedidocon unradicalismo extremado que, desechandoen aefinitiva la cons-truccin de una nueva Sociedadsobre las bases del acuerdojusto y convenienie para todos y del respeto al hombre, hallevado a dos callejones sin salida: uno, el del hedonismo,re-lativismo y egosmoindividual (o de las -clases;o de la ciu-dad frente a los aliados) absoluto; otro, el del moralismo arajatabla de un Scrates,que miraba slo la salud del alma,y un Platn, que inient imponer a la ciudad su ley desdefuera. Esto en cuanto a los resullados finales de la evolucinde la poltica ateniense; porque parcialmente, ea determina-dos momentoso en lo relativo a determinados individuos, enel campode la teora tambin, qu duda cabe de que un nue-vo temple humano y una nueva posibilidad poltica quedabandefinitivamente fundados.

    Lo importante de Atenas es que por primera vez nosplantea claramente el dilema en que se mueve la aplicacin-19-

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    --- --de los principios derivados del proceso de la destruccin deun mundo de normas tradicionales: bien se los deja operarespontneamente,por as decido, con rie'sgode desintegracinindividualistaj bien se los impone desde fuera, como quisohacer Platn con algunos de ellos, con riesgo de crear unanueva normacin an ms paralizante que la original. Nosplantea tambin claramente otra serie de aporas, dificultadesy espe'ranzas:el salvamento, en un rgimen abierto y aut-nomo, de elementos normalivos y estabilizadores procedentesde la sociedad anterior; la actuacin de la razn aliando jus-ticia e inters comn; el juego de los factores egostas y lossenlimientos comunitarios; la posibilidad de hallar solucionestcnicas y firmes a problemas que se debaten con violencia,irresponsabilidad e improvisacin, sin poner con ello en pe-ligro los valores del individuo, etc. Puede haber divergenciassobre si las soluciones grieyas son irreversibles o no: en to-do caso es claro que se trata de planteamientosque vuelvena encontrarse en cuanto se produce el proceso de la Enlhin-dung.Los esfuerzos de los griegos son un precedente de losdel mundomodernopara re'solver esas mismas cuesliones.

    El socralismo representa, de otra palite, una nueva "ata-dura" que rebasalos intentosde Periclesy otrospara conci-liar las antiguas normas con la nueva libertad. En realidad,el juego dialctico entre la norma tradicional y la razn in-novadora es sumamente complejo.A veces, sta se dedica apurificar la religin de elemerdos prerracionales, con lo que,si bien la moraliza, atenta contra su nfima ese'nciay provo-ca, voluntaria o involuntariamente, su decadencia. Y puedetambin ponerse al servicio de las antiguas normas tradicio-nales que, una vez racionalizadas, constituyen una nueva se-rie de valores objetivos.Esto es lo que ocurre en Platn, don-de se funda ya tericamente todo un engranaje social y po-ltico que anula la libertad del individuo. Ello se siente msporque el sistema surge en un estadio histrico plenamenteracional y consciente, desligado de las tradiciones invetera-das. Cierto que el Platonismono se realiz en la prclica, pe-ro es una respuesta no por ello menos histrica a la diso-lucin de valores en la sociedadcontemporneay, de otro la-do, su unificacin de poderes -morales, polticos, religio-

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    sos- se ha cumplidoms o menos parcialmente en otras fa-ses histricas. La razn es un principio ex1remadoe irrefre-nable y, aliado consciente o inconscientemente' al viejo ins-tinto de la voluntad de dominio insilo en el hombre, creaproblemas al liempo que despliega su geometra. El hombrees igual y es desigual: la primera doctrina cre en Atenas latirana de la mayora como antes haba existido la de la mi-nora; la segunda llev a Platn a una planificacin inhuma-na. Pero los avances racionales son irreversibles y en lasmismas soluciones que se revelan como fragmentarias hayprincipios fecundosque volvern a actuar en el porvenir bus-cando otras conformacionesms adecuadas: los hay, y es evi-dente, lan-toen la democracia ateniense como en el Platonis-mo, cuyo estalismo est al servicio de una voluntad de re-forma moral. El planteamiento de los problemas humanos yla bsqueda de soluiones para los mismos es diferente des-pus de estos movimientos de lo que era antes. El Platonis-mo es slo una teora, pero hemos visto que no se puede se-parar la historia prctica de los proyectos de los teorizantes,que con frecuencia no hacen otra cosa que adelantarse a larealidad y sealar el camino por donde ha de ir, aunque seaen pocas distantes. Por lo dems, el Platonismo intent enla Anligedad hacerse carne pollica en Siracusa. Corresp,on-de al mome'ntoen que el hombre, cansado de utilizar el logospara destruir las normas ttradicionalesy de vivir en una at-msfera relalivista, lo emplea para construir una nueva "ata-dura", un nuevo sistema de normas, que pretende tener baseracional En realidad, el Platonismo se pone al servicio dealgunas de las anliguas normas tradicionales, racionalizndo-las, as como de otras nuevas. En el fondo se tra

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    pre la aianza de una raz6n que se dice explicado todo y unafe, religiosa o no, sobre la que se sustenta. La diferencia esque Platn se dirige solamente al hombre interior, mientrasque el Marxismo se dirige al hombre considerndolo comoun todo. Pero resulta importante comprobar que en uno yotro caso elementosprocedentes del humanismo liberal 'secombinan,buscandosu ms rpida absorcinpor la Sociedad,con la eliminacin de los factores egos!as y competitivos ycon todo un engranaje social y poltico que disminuye o anu-la, segn los casos, la libe'rtad del individuo. As, el Plato-nismo nos da un antecedente,aunque sea incompleto, de lasnuevas formas del estatismoy anticipa sus esperanzasy susriesgos. Es, tras la democracialiberal en sus varias formas,el segundo intemo griego de construir una sociedadcon~or-de: ahora ya no sobre la base de una liberacin y una deci-sin autnomas,sino de la compulsin externa de una ver-dad eterna que acta a travs de un corto nmero de perso-nas. Quedan,evidentemente,en el detalle concreto, innmerasposibilidades de perfeccin de ambos intentos, 'sobretodo so-bre una basematerial diferente y unas creencias tambin di-ferentes, as como de formas mixtas. Pero el esquemafunda-mental de las posibles encarnacionesdel poder, quedabade-finitivamente trazado.

    Si nos fijamos bien, veremos que tanto Esquilo y Peri-cles como Plalln persigue'n en el fondo el mismo objetivo,que es el objetivo de toda poltica digna de este nombre: re-emplazar el crculo vicioso de la tirana y la anarqua, formasen que degenerabanel orden y la libertad en una sociedadque despertabade un letargo prerracional y que an no ha-ba logrado una verdadera integracin. Para Esquilo, la solu-cin est en seguir una moralidad protegida por los diosesyque incluye la ayuda al dbil; en creer que el orden divinodel mundo incluye una conciliacin entre principios e inte-reses slo aparenlemente opuestos.Pero esto 'exige una fe.Cuandoesta fe se debilita, Pericles y los sofistas y filsofosla sustituyen por un humanismoque tiende a cambiar la basede la Sociedadmediante una poltica igualadorade las dife-rencias exis1entesy cre'e a su vez en la po:sibilidad de unacuerdo sobre base puramente humana. La evolucin econ-

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    micay culturaldel puebloy el uso de la razn. puede,segnellos. hacer posibleun autogobiernoconcordecon los interesesde todos y libre de tirana y anarqua. A la larga. esta pol-tica fracas en Atenas. segn sabemos; la guerra civil y laoscilacin entre- tiranas contrapuestas es el indicio de esto.Para Flatn el fracaso fue definitivo: el crculo vicioso serompe solameste, esgn l. mediante una rdorma del hom-bre, que debe eliminar el e'{Josmo.Hemos visto por qu ca-minos este intento, por generoso que fuese, condujo. en defi-nitiva, una vez ms, a la violencia. Pero son fracasos nodetinilvos en cuanto representaron. a ms de advertencias,posibilidades parciales que han dejado frutos de esperanzapara el porvenir.No insistimos ms en la riqueza de matices de los con-fliotos y tentativas de los griegos en sus intentos de crearuna Sacie-dady un orden ms humanos. Parece de sobra evi-dente, sin embargo, que los principios en conflicto y las me-tas que se buscan son en nuestra poca aproximadamentelosmismos. En este sentido es demasiado claro que la Historiagriega contina siendo de un gnero esencialmente compara-ble a nuestraHistoriamodernay contempornea:comodecaantes. para bien y para mal. El corte esencial es el exis4enteentre lo griego y lo pregriego -aunque esto ltimo sea aveces cronolgicamenteposterior-o Hoy ya no hay otra his-toria posible que la basada en los datos fundamentalesde laHistoria girega. Tambin la Hi,\!oriade Oriente est actual-mente entrando en e-sta fase; y al decir Oriente me refiero ala India, la China y los pases rabes, y no a Rusia, queentr hace mucho tiempo y en la que el Comunismoes unfenmeno de raz claramente occidental. Orie'nte, antes queuna antUesis de Occidente.es un pre--occidenteque aportauna serie de elementos normativos y tradicionales sometidosahora al embate del influjo occidental, fuente de desintegra-cin y, tambin, de nuevas integraciones que no son sinconflicto. Porque e' conflicto. como ya dijo HercJilto.es elpadre de todo. Una sociedad que se siente satisfecha no tieneconflicto y por tanto no evoluciona; es una civilizacin dete-nida, en cierto modoy grado en estado ahis~rico.Pero desdeGrecia para ac no hay detencin posible por largo tiem-

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    po, porque tampoco hay aceptacin inslinliva y auiomlicade un orden heredado.La Humanidad est en marcha y nohay quien la detenga. Hay que resignarse incluso a verlacaer en las mismas trampas y dificultades ya .descubiertassufridas hace tantos aos: porque el individuo aprende de laexperiencia, pero la Humanidad no 'liene memoria. Los nue-vos sistemas de normas que se crean producen insalisfacciny mientras haya insatisfaccin hay movimiento. Porque laimperfeccin es el motor de la Historia: su m6'taes un lmitenunca alcanzadode perfeccinun horizonte que siempresees-conde.Contodo estono pretendemoshacer de la historia griegaun paradigma absoluto de la Historia universal posterior; slohemosdicho que se repite el planteamientocentral y qu~ confrecuencia se producen soluciones o inlentos de solucin em-parentados.Toynbee ha hecho una aportacin fundamental alvolver a postular la abertura de la Historia. Las solucionesque en un 'Sitio fracasaron puedenen otro S6'rviables por uncambioen las circunstancias materiales. Dondeslo se vio undilema pU6'dela fantasa creadora ver una tercera solucin.Los elementosen juego son tantos y tan variables que lascombinacionesson prclicamente inagotabI6's. Hay, s, unacierta lgica en determinadas evoluciones que par6'cenreco-rrer un esquema fijo agotando todas sus posibilidades, hayciertas curvas y enfrentamientosque se repiten: por ejemplo,el paso en 6'l arte del clasicismo al barroquismoo el paso deun lipo de democraciaque slo exige el control del ciudadanosobre el poder para evitar sus desman6'sa otro en que el ciu-dadano impone su voluntad, que es, en definitiva, su conve-niencia: de aqu ha arrancado el movimi6'ntopara mejorar lasituacin de las clasespopulares,al igual que en Atenas. Pero,ese'ncialmente,a Historia es el reino de la libertad, slo con-trapesadapor el efecto restriclivo sobre las eleccionesnuevasde las eleccionesanliguas.No es, 6'n efecto, la Historia griega, si descendemosaldetalle, un muestrario exhauslivo de lo alcanzabley no alcan-zaDle ni del orden en qU6'van abrindosepaso y superndosesolucionesprovisionales y conflictos. Es curioso observar, porejemplo, cmouna serie de ideas que ocuparon ya a los te-ricos del siglo V y no llegaron a fructificar 'en la prclica;

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    ideas que, sin embargo,han sido red6'scubiertasen fecha mo-derna y no slo eslto,sino que se han aplicado a la prcticacon ms o menosxito, segn los casos.La liberacin d6' losesclavosy de la mujer, el iguali1arismo incluso econmico,elEstado providencia, quedan 6'n Grecia en inicios y en teora.En teora queda tambin la absorbente normacin platnica,con su predicacin.de una reforma del individuo para adap-taarse a un puro 6'squemaracional. Pues bien, en vez de estonos encontramosen la Atenas del siglo IV con una democraciaconservadoraque trata de dejar al ciudadano el mayor mar-gen posible para su vida privada y prescinde de nuevasempresasde reforma del conjuIYtode la Sociedad.Las conS6'-cuencias de la nueva edad las obtien6'n los nuevos Estadosnacionales,mientras que la ciudad-estadoha sabido combinarextraament6'el humanitarismo, el hedonismoy el universa-lismo del hombre deLllil!Q..JV con un localismo anacrnico.Pero a su vez las monarquas helensticas combinan los ele-mentoscitados en primer trmino con una sumisin al Estado110representativo o a nuevas religiones ajenas incluso a lasensibilidad griega. Es el estancamientoy el cisma de quehablbamos.Incluso el progreso cientfico, que ahora se des-arrolla aparte de la marcha general de la Sociedad,fracasaen la tarea de crear una tcnica, de la qU6' logra slo losprimeros balbuceos,siendoas que estabansentadosla mayorparte de sus presupues,tos.

    esultar siempreun misterio, al igual que en otros casosarecidos, el porque de ese baJo Iono de la vida grie aenesta epoca, e esa renunCia, e esa aC6paClOn e extraoscompromisos.La Imagen blOloglca habla de un agotamiento'.~ la vitalidad. .t'eroDI slqulE;'faiY un agolamlentode Tafantasa ues mUChi:iv~.!l"nl1e.ti! l!:~tab,1Uil menos Intuldas.J. ue el cansancio e os s m Imos y a conciencia~e'los fracasos,6'1agotamientoproducido por la guerra der .I'elo-poneso?Quiz,perono esuna respuesIasegura.En ludu ;dSd,Iacultura griega termmo no comouna ex losinaecarasnoTe,sino como un 6'Sancamiento a un bajo nivel. unque, esde1 o, orIador de Igunos valores nuevos y-no-comparanleen J:1W!.!Q, sus a a uras con e es a 10 iDlCla e a epocaa~ ".

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    \3. Occidenle desde la perspec:Jivade Grecia.

    Si despusde tratar, aunque slo sea resumiendo,de laHistoria de Grecia,dirigimos nuestra mirada a la de Occidente,encontramosla diferencia radical de que s1aopera sobreelem6'ntosen principio extraos a ella. Como en la Historiaromana, el fermento crtico e innovador procedeen una gran.medida de Gr6'cia(directa o indirectamente) y es dudoso quesin este influjo hubiera podido llegar a desarrollarse en elgrado que conocemos.Pero, adems,encontramos,tras el hun-dimiento de Roma, una nueva cultura que obtiene elementosde inte'gracina un nivel superior y, tambin, de desinlegra-cin, del pasadoromano y, en ltimo anlisis, del griego. Yno slo es esto, sino que el punto de partida de la Edad Me-dia, a saber, la sociedadreglada centrada en el cristianismo,hereda en l una religin preexisJente.Los eleme'ntosesen-ciales con que trabaja la cultura occitlen1alson en cuanto asu origen extraos a ella; no vuelve a encQntrarseun des-arallo interno espontneocomo el que hace desplegarsetodala Historia griega de'sdela sociedadestrictamente reglada dela Grecia arcaica, sucesoradel estadomicnito, que es com-parable en tantos respectos con las civilizacione's orientalesde su tiempo.

    Hay que aadir, sin embargo,algunas precisiones.En elImperio Romanose encontrabanconjugadas,en un equilibrioms o menos inestable, la nueva religin que atraa a lasalmas y la vieja cultura que los invasores anhelaban y des-truan irremediablementel mismotiempo. &1 Cristianismo.ien cuanto ue es universal, no es un fenmnomeramentoecl en or muc o que aya ID Ul o especia mente sobre 1Dccident ue reCia, an ejado en suormulacin trazas ;n e~e~::. por e o ela e ser fun a-ental ue la cuUua o e tal se haya desarrolladoen torno-suyo y no e una re Iglon pnml Iva comoera a re Igion ra-diconal gnega y la romana. LS1eSOlOhecho da al Occidente,-en principio, una supenondad de perspectivas respecto aGrecia,aunque el dilogoelrtre la fe de un lado y el poder,la razn y la vida de otro sea de tiempo en tiempo tempes-tuoso. La "atadura" o normacin de la sociedadmedieval es

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    cierto que se cenlr6 en lorno al Cristianismo,pero incluyotros numerosos elementos, algunos primitivos procedentes delos pueblos invasores, otros desarrollados ya en la ltimapoca del Imperio, en que se incuba el feudalismo.Ni unosni otros son consustanciales con el cristianismo, aunque ellohaya as parecido muchas veces a lo~propios cristianos; perosu alianza con ellos ha hecho que los valores objetivos cen-trales en torno de los cuales se constituy la vida de Occi.dente se hayan manifestado ms vivaces que los de Grecia,ms dciles de sustituir por esquemas intelectuales. Por otraparte, el estado de "atadura" o e~latismo inicial occidentales, comoqued dicho, mucho ms libre y elevadoque el dela Grecia arcaica; los elementos tradicionales y los racionalesno estn ya puros, sino que los primeros incluyen, aun en lafase inicial, una mayor libertad y conciencia racional.Con todos estos hechos est posiblemente en relacin elsiguiente. El largo proceso de la Ilustracin occiden!al. quebrota ya impetuosa en el siglo X~Vy en medio del cual noshallamos inmersos todava, tiene una duracin mucho mayorque el de la Ilustracin griega, que slo vive con verdaderoimpulso vital. en lo que a la prctica de la vida concierne,escasamenteun siglo y luegolanguideceo se limitaa esferasrestringidas, con frecuencia puramente Iericas. El dilogoentre las fuerzas innovadoras y la tradicin cristiana ha sidolargo y complicado,lleno de fecundas colaboracionesy, tam-bin, de co'nflictos.Con frecuencia los elinentos tradicionalesarrumbados se ha visto luego que nada tenan que ver esen-cialmente con el Cristianismo;pero al tomarse los elementostradicionales como un todo, la M~narqua absoluta y la so-ciedad aristocrtica, por ejemplo, presentaron en Occidenteuna resistencia mayor que en Atenas. Pinsese, por ejemplo,que los regmenes liberales slo en fecha muy tarda se im-plantaron en Europa, mientras que en Atenas la evolucinfuemucho ms rpida.

    En Occidenteencontramos,pues, un mayor conservantis-mo, que le permite consumir ms lentamente todas las etapas,agotandosus posibilidades.Como,adems, Occidentese escindeen varias naciones, esto da margen para una gran riqueza deformas culturales. Pero al tiempo,y aunque resulte parad--27 -

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    "'ico, se ha llegadotambin un radicalismomuchomayor:el tiempo transcurrido y la multiplicidad de escenarios, msel aumenio de volumen -poblacin, riqueza- de toda nues-tra civilizacin, que abarca ya ca'si toda la tierra, han hechoque lo que en Grecia fueron atisbos o bien simples enunciadostericos se haya llevado a la prctica o bien se intente lle-varios. Y ello, como ocurri en la Grecia de la poca de laguerra del Peloponeso,no en una sucesinord&'nada,sino hoyda ya en una yuxtaposicincatica.No es, naturalmente, mi intento entrar en este lugar enuna consideracinms detenida de las 'lneas centrales de laevolucinde nuestra culJura. Mi tema es el de colocarIaen laperspectiva de la Historia de Greciay a l vuelvo. Si me heapartado un momentoderlicandounas palabras a nuestra cul-tura occidental es para poder volver a plantear la cuestinde si despus de la primera revolucin industrial y d&'spusde la segunda, en cuyos comienzosestamos, la Hi~oria griegatiene o seguir teniendo algn inters no ya comocuriosidaddel pasado entre tantas curiosidades, sino como algo todavavivo. En realidad, toda la Historia conserva siempre un ele-mento vivo, e:tcuanto que, hecha por hombres, condieneele-mentos que se mantienen invariables; tales, fodas las mani-festaciones del espritu agonal, de la afirmacin de la propiapersonalidad,del afn de dominio,del deseo de embellecer lavida, de la necesidadde un soporte ultraferreno. Pero la His-toria griega, adems de Ifodoeso, contiene, insistimos, foda ladinmica del progreso humano en su fase racional, junto conla problemtica,a veces angustiosa, a veces amenaza de ca-tstrofe, de ese progreso.

    En realidad, las nuevas posibilidades ofrecidas por laciencia y por la fcnica han hecho posibles una serie de rea-lizaciones tanteadas tericamenfeo incluso en la prctica enGrecia, pero que all resultaban imposibles. En este senfidonuestra historia es una pura continuacin de la de Grecia;incluso por lo que respecta al ensayo de sistemas contradic-forios o de otros difenntes de los de Grecia,pero que en su-_ma tienen elementoscomunescon ellos. Por ejemplo,el ensayode Pericles de hacer posible que funcionara la democracia enAjenas mediante la elevacin material y cultural de foda la-28-

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    poblacin, promovida por el Estado, degeneren guerra civily hubo de detenerse;y, de otra parte, Pericles no poda pres-cindir para hacer su ensayoni de la explosin econmicadelimperio atenienseni de la esclavitud. Hoy da en todas partesse persigue, con mayor o menor intensidad y unos u otrosmtodos,eslteprocesode elev'acineconmicay cultural, quetiene trascendenciapoltica y moral. Es un ejemplo entremuchos.All donde los griegos fracasaron nue'stracivilizacinha triunfado o tiene posibilidadesde triunfar. Avances que allse consideraron demoledore'sy provocaron una reaccin de-fensiva, se han cumplido luego integrndose como un datonormal del estadio cullural moderno. Tambin, justo es de-cirIo, los peligros all esbozadosde un predominio del Estadoque aplaste al individuo, aunque sea, en principio, con inten-cin de protegerley crear un producto humano desprovistodatodo lastre egosta, se han materalizado, con todas las dife-rencias que se quiera. Y lras veces la lucha de los pensa-dores polticos griegos contina, aunque en un escenarioampliado: as la lucha del humanitarismo y el internaciona-lismo frente a la moral agonal, el particularismo y la voluntadde dominio.

    Resulta, efectivamente,curioso comprobar cmo se hanido redescubriendo,a veces en fecha muy reciente, algunasde las aporas y de las tendencias-incluso las frushadas-de la Historia griega. Cuandono hay influjo directo existe almenosel indirecto de que el planteamiento helnico de nues-tra Historia -de toda Historia ya- desembocafatalmenle enlos mismos problemas, Y como todo avance histrico es elresultado de una decisin que marca el predominio de unafuerza sobreotras con las que estabapreviamente en conflicto,puede suceder que las circunstancias externas favorezcan eltriunfo de fuerzas ya presentes antes, pero ineficaces. Y queden apoyo tambin, como decamos arriba, a nuevas direc-trices de la fantasa creadora.

    Al mismo tiempo, si toda Historia de tipo helnico esthechapara ser implacable en sus conflictos, eX11remadacon-tradictoria en algunas de las soluciones propuestas, suicidaincluso, por fuerza ha de sucederesto muchoms en la nues-tra, cuyo volumen material y tensin espiritual han ido cre--29-

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    ciendoen trminos dramticos.Todoslos conflictos latentes enel hombre y en la sociedad-sehan ido potenciandohasta suextremo y han ido invadiendo todo el mbilo de la cultura.Los griegos, por ejemplo,aun en el final dl siglo V, sus aosde myor ebullicin ideolgicay poltica, mantvieron un arteclsico hecho de medida y conlencin suavementehumaniza-das. La rotura de las formas musicales por Eurpides y otrosno hall paralelo en la escultura' y la pintura. En cambioahora, rotas las formas, no teemosun estilo que nos carac-terice y los estilos !Secrean y destruyen por actos libres, noen la forma casi vegetativa de la tradicin. O aludamos alcerrado E'nfrentamientode las formaspolticas o a tantos otrosaspectosde nuestro mundo, que combatea veces para promo-ver su perfeccin o lo que cree que es su perfeccin contralas fuerzas humanas ms elemelJlaIes.

    Este panorama,que es de raz tpicamente helnica, atraey repele al mismo tiempo a los pueblos de culturas de tipoprehelnico. Se'busca una conciliacin, una nueva sntesis ose duda de su posibilidad, 'segnlos casos. Pero los crticosorientales del Occidente,cuando le echanen cara su materia-lismo y mecanicismo,su utilitaris~o y brutatlidad, sus exce-sosplanificadores, olvidan que en Greciay luego en Occidenteexisten valores del tipo de los que ellos propugnan: ya deorden religioso, ya de orden humanitario y racional. GreciayOccidenteson uno y otro orden de valores, su conflicto y sudifcil y necesaria sntesis para establecer un nuevo equili-brio.

    No parece,pues,dudosa la presenciaviva de Greciaen elmundo moderno o, mejor dicho, la continuidad de la proble-mtica humana por ella descubierta. Con qu xilo final. nopodemosdecirlo todava. En Roma hallamos1ambin, ya lodijimos, un planteamiento parecido. En cierto modo fue msadelante, en cuanto constituy ya un aumento de volumen,logrando una organizacin y planificacin ms rigurosa yeficiente, y desbordandoel particularismode tipo helnico.Pero apenas logr pasar de un oligarquismo conservador yde all lleg a la solucin artificial del Imperio. Tampocoseinteres gran cosa por la Ciencia. Las nuevas corrientes notienen enRomaportavocesan expresivoscomoenGrecia los

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    tienen en forma de una oposicin que debi adaptarse al Im-perio, caso, por ejemplo, de Snecao TcHo.Junto con los plantamientos comunes querramos recor-dar la existlmcia en Grecia de soluciones iguales o emparen-Itadas; no en todos los casos,pero s en algunos.Y ello inde-pendientementede su xito o fracaso, pues lo que no resultaviable en un momentodado puede resultarlo en otro posterior.Tan errneo como querer reconstruir una curva uniforme v-lida para todaslas culturas es negar lo que hay de repeticin,adistinto nivel, de formas comparables.Antes nos referamos ala evolucin de los estilos arlisticos desaeel clasicismo albarroquismo y al paso de la democraciagobernadaa la de-mocracia gobernante.Hemoshecho otras alusiones ms. Peropodramoscontinuar por este camino largamente. Lo caracte-rstico de lo griego es su concentracintemporal. De Esquiloa Eurpides, cuyos nacimientos distan apenas cuarenta aos,se cumple una evolucin comparablea la que va de Shakes-peare a Ibsen. El optimismo racionalista de Protgoras y elirracionalismo de Gorgiasson casi contemporneos.Y en Pla-tn, no tan distante, se alan indisolublemente racionalismo eirracionalismo en una forma que rec'uerda tantos fenmenoscontemporneos.

    Busquemosahora algunas diferencias.Comocon.traposicinya notada frente a lo que sucedes'n Grecia,el procesoevolu-tivo de nuestro tiempo se exacerba en vez de detenerse conlas sucesivas guerras que desde la de 1870 ha padecido elOccidente.El relativo conservantismo que ha prevalecido du-rante cierto tiempo ha cedido el paso a un radicalismo eJctre-mado en cuanto a la rotura de "ataduras" y a unayuxtaposicin de elementos diversos y contradictorios, reno-vados continuamente.

    Es fcil ponereemplos de estas arIJiludes,que se ma-nifiestan en tantos terrenos. En Grecia, la disolucin de lasformasmusicalesantiguas, que tanto escalizabana Aristfanes,fue indudablementemucho menosprofunda que la de las nue-vas escuelasque destruyen la meloda y prescinden de laescala musical tradicional. En las artes figurativas, Greciaps'rmanecisiempre dentro de un clasicismo bien lejano detodos los ismos que se han ido desarrollando.Ni conoci Gre-

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    PI... Icia nada como el nihilismo de los existencialistas para losvalores generalesy absolutos.El apoliticismo y escepticismo,sobre toda la vida pblica, es en amplios ambientesmuchoms profundQque en Grecia, donde tambin se desarroll du-ranlle el siglo IV sobre lodo.Pero estas actitudes no son solamente negativas, puestoque encierran a veces al mismo tiempo soluciones construc-tivas. Es ms, con frecuencia dan la impresin de buscar laparadojapara acentuar ms el desacuerdorespectoa aquellosfactores con los que coexi&1en.mplcita o explcitamente en-cierran al mismo tiempo actitudes positivas, nuevos intentosde normacin.Incluso puededecirse que demasiadosintentos,inconexosy contradictorios,simples tanteos a veces.No existeya solamenteuna renovacin casi vegetativa de los estilos ylas normas, que siempre limitan apetencias y posibilidades:hay una bsquedaconscientey dolorosa, precipitada a vecese inmadura, de nuevas formas. No podEmosrechazar simple-mente los movimientos negativos sin renunciar previamentea aquello que pueden tener de constructivo o de simple puri-ficacin y preparacin para construccionesfuturas. La Histo-ria nos ha mostrado que algunas teoras que para el comnde l()s griegos eran puro negativismo que comprometael or-den social, se han insertado en pocamoderna en un ordensocial de amplia validez: ya hemos puesto ejemplos. Sin lalucha contra lo viejo, con todas las injusticias y exageracio-'!les provisionales que pueda encerrar, no hay posibilidad deprogreso: esto pertenece al ncleo mismo del drama de laHistoria. Quinpuedenegar, por ejemplo,que a la conscientenegacin de la belleza tradicional en artistas como Picassocorrespondeel descubrimientode nuevas formas? Formas di-vers~ y aun coDtradictorias, antes apenasentrevistas, y quepueden quiz formar el esquemade una nueva esttica. Lodifcil es, en el confusionismode las nuevas creaciones,enla mezcla de autenticidad y construccinintelectualista o fal-seada, descubrir qu es lo que est dotado de capacidad defuturo.

    Es Itan compleja ya ~aHistoria del hombre,son tan gran-des las nuevas posibilidades abiertas por la tcnica, es tanmultiforme el pensamienfomoderno,que parece como si toda

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    la Historia estuviera ya agotada y no quedara ms que elegirentre el muestrario de soluciones propuesttas.Sin duda estono es as, aparte de que las combinaciones dentro de ese"muestrario" son infinitas. No es fcil meterse a profeta ydictaminar cules sern seguidas.Al menos, resuUaun signo optimis~aque el estancamientoque se produjo en Grecia no es propio de Occidente.Este con-tina en una buena medida la problemtica de la historiagriega, segn hemosvisto, y puede decirse que en buena parteha llegadoms lejos en la solucin de los problemas plantea-dos. Hay avances tericos griegos que se han hecho realidad ohay perspectiva de que pueden hacerse. El puro nega1ivismoy el cansancio apare'cencon frecuencia,desde luego,pero otrasveces se acompaande intentos constructivos.Esto no quiere decir que no sean graves los conflictosinternos que surgen de la gran empresa de elevar a toda lahumanidad a una vida ms humana. Las luchas civiles abier-tas o encubiertas nos recuerdan a veces las de Grecia; y laalianza con la violencia, a veces, de los imentos de elevacinde las clases populares ha agravado lo que all apenas estabaesbozado.El problema de la conciliacinde autoridad y libe'r-tada es ms grave que nunca, dado que segn aumenta entodas par,tesel nivel de vida y la cuUura de las masas creceparalela e inevitablemente el poder del Estado. Pero una mi-rada a la Historia basta para convencemos de que las posi-ciones ac1uales en lucha no han de considerarse como unapetrificacin que dure in aeternUDI,pues contienen con fre-cuencia combinaciones de factores que slo accidentalmenteestn unidos. Puede tal vez llegarse.a aprovechar los elemen-tos ulilizables descartando al inenos en cierta medida la vio-lencia del Estado o la que ejercen unos grupos sobre otros.Pese a todas las contradicciones entre el mundo que llama-mos occidental y el del Comunismo,que es en su origen unadodJrina occidental. no puede dudarse de que en uno y otro,a medida que mejora el nivel de vida, hay una mayor homo-geneidad de la sociedady una serie de aspiraciones comunes.Hay que esperar que a la larga estas tendencias de la So-ciedad se impongansobre las rmoras impuestas por un esta-tismo absorbente o por restos de insliluciones ya pasadas.-33-

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    En suma, el ncleo de nuasira Ilistoda contemporneaestt en el problema de ,si definHivamenieha de ser reducidoe'nella el papel de la violencia, que vuelve una y otra vez areaparecer bajo formas diversas. Y ello en el momentoen quese reconocecada vez ms que una parie de los prob1emasdelgobierno son problemas icnicos que exigen conocimienioyconvierien en un arcasmo iania pasin e improvisacincomoiodava perdura 6'n la vida pblica. Es ms, esta violencia seagrava ianio ms cuan10ms se benefician de las nuevasciencias y icnicas las consirucciones polticas y militares.Surge aqu !a paradoja de que la poca d6'l humanitarismo yel inielec1ualismoes a la vez la de la violencia dentro delEstado y la del nacionalismoagresivo en el plano iniernacio-nal. El riesgode las nuevas armas ha convertido,sin embargo,la guerra abieria -enguerra fra, lo que al fin y al cabo esuna ganancia. Hemosvisio 6'n los ltimos aos cmose resol~va pacficamente situaciones que, en oiros !iempos, habranconducidoa la guerra. No podemosdiagnos!icarsi esto seguirsiendo as, pe-ro,en iodo caso, ello no es imposible. Si as

    . fuera. la humanidad habra salido, aunque por miedo y nopor persuasin, de un esiado hiJsiricopara -enirar en otrodiferente.

    Nuestra poca es una poca de grandes posibilidades, altiempoquede grandes riesgos.Estas dos cosas suelen ir unidas.La Hisioriadel pasado no permie un diagnstico;en ese casola Hisioria no sera una ciencia humana, dominada por lalibertad, sino una ciencia naiural. Ilumina, eso s, algunosde los faciores en juego, y pone al descubierio sus combina-ciones, con frecuencia accideniales.Mieniras haya Hisioria habr problemas humanos y ha-br desconiento,pues el desconi'enio,comoarriba decamos,esel motor de la Historia: es ansia de perfeccin o. al menos,protesta conira un orden sen!ido como imperfecto.La perfec-cin ya no es His!oria y no concebibleen el plano humano,salvo en el caso individual de la san!idad: una sociedad de

    santos no iendra Hisioria, como no tiene Hisioria la Gloria,que es la perfeccinmisma. Por eso conviene insimir en queellmie de la Historia no es ya histrico,no es asequibleparael hombre en la tierra. Basiante es que exisian lneas gene-- 34-

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    rales de progreso,inJerrumpidasms de una vez en la His-toria del hombre y que ahora continan abiertas e inclusopresentan perspectivas sobre algunas de las cuales van estan-do de acuerdo todas las sociedadesen cierta medida al menos:falla an el acuerdo sobre los medios y el abandono de lasposiciones puramente pasionales all donde pueden salir be-neficios de un conocimiento1cnico,que reduce con frecuenciael margen de discordia.Pero si grandes son los xitos del pro-greso humano en lo material y cultural, incluso en la gene-ralizaci6n de la sensibilidad moral, convendra ponerle loslmites que encuentra en la naturaleza humana y que las con-cepciones de tipo racionalista, de origen griego, pierden confrecuencia de vista.Ame todo, me refiero a la imposibilidad,pese a todo, deuna eliminaci6n completa de la violencia, considerada comoposible en absolutopor parte de la ideologa liberal antigua ymoderna. Esta doctrina va unida a la de la igualdad humanay a la del poder de la raz6n. Ha contribuidoa hacer la vidams humana y es de esperar que contine hacindola en elfuturo: esto ya es una justificaci6n. Pero esta reducci6n dela violencia, a la' que nos hemos referido arriba como espe-cialemnte necesaria, es una simple tendencia que no podemosllevar a su lmite, pues en definitiva la violencia es el resul-tado de la autoafirmaci6ndel individuo y de la colectividad,sin la cual cesa todo el dinamismo del progreso. Ciertas for-mas de liberalismo, hoy en retroceso, han visto en el librejugo de las fue'rzas,por cruel que a veces resulte, el factor detodo progreso, reduciendo al Estado al papel de puro especla-doroSin llegar a ello, parece difcil poder postular una elimi-naci6n radical de los factores competilivos sin caer no 's610en la utopa, sino tambin en el estancamienlo. Es este-unproblema al que hoy por hoy no se le ve soluci6n y s s610paliativos; pues es evidente que el espritu competitivocrea,al tiempo que progr,eso,desJgualdad y protesta, comosu eli-minaci6n radical desde arriba quita libertad y acaba con unelemento de progreso.

    La irritaci6n de ciertos espritus contra todo factor deviolenciapuede no llegar a lo hondode la naturaleza humana,pero, hisl~ricamenle, ha sido, segn hemos visto. origen de

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    progresoy es seguroqu seguir sindolo. Algo semejanteocurre con la rebelin de la razn conlra lada regulacin Ira-dicional, conlra lada forma cultural en general. Slo de es.1amanera se han podido lograr nuevos ensayosde caplacin dela realidad y de solucin de los problemashumanos-aunquesea, a veces. a cosla de prdidas Iransilorias o definilivas-.Y. sin embargo,as como hay un elerno confliclo enlre laigualdad y la desigualdadhumanas, hay olro tambin inago-lable enlre la concepcin racional y la concepcinreligiosadel mundo. Son muchas las adherencias de las concepcionesreligiosas que han ido cayendopoco a poco desde la culluragriega hasla ahora; y, sin embargo,hay un llimo ncleo quese resisle porfiadamenle. La cullura puramenle humana queel hombreha ido crendosepuedeproducir una mayor fe'licidadgeneral y una mayor cullura, moralidad y respelo. Pero, sinembargo,fracasa siempre en la explicacin de lo inexplicabley en circunslancias decisivas del hombre comoson el dolor yla muerle. Lo que hay que pregunlarse es si el proceso desecularizacin de la cullura que desdehace liempo se encuen-Ira en marcha ha de conlinuar indefinidamenle o se llegar auna snlesis entre la nueva cullura humana y el pensamienloreligioso.

    Lo Irgico de lada la hisloria humana desde los griegosconsisle e'n que los faclores racionales y progresivos no.pue-den ser conlenidos sin provocar al liempo escanlamienlo,di-visin y, a la larga, decadencia; pero, de olra parle, eslosfaclores lienden en sus momenlos de xilo a considerar quepor s mismos pueden resolver Iodos los problemas humanos.Los solistas griegos y los ilustrados del siglo XVIIIpasaronpor eseeSladode espritu. que hoy parece repetirse en cier10sambienles. De olra parle, esos faclores lienden a verlerse ensolucionescon frecuencia peligrosas, comola planificacin 10-tal y olra serie de alenlados a las fuerzas de la vida y a loms nlimo del hombre. Los griegos supieron mucho de esto,unas veces por propia experiencia y olras por especulacinlerica; nosolrossabemosms lodava. Al combalir contra los,sislemasde normas en nombre del fuluro, los hombres creenvanamentepod'ersuslituir lada norma, siendo as que las queellos crean lienen con fre'cuencia un mayor problemalismo que

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    aquellasa que sustituyen.Y, con todo,estos factores racio-nalesson el verdaderomotor de la Historia.los que hacenposible la esperanza de un progreso del gnero humano y aunde una mejor comprensin de los factores no racionales. Eldifcil equilibrio de unos y otros es posiblemente una metapuesta fuera del tiempo. Pero una mirada de toda la Historiahumana desde Greciahasta nuestros das con sus altos y bajos,avances y retrocesos,parece reafirmar a pesar de todo nues-tra fe en la capacidad del hombre para hallar nuevas solu-ciones o imponer las antes entrevistas en ese largo conflictode la Historia, cuyos trminos se desplazan dentro de unasposicionesque en lo fundamentalno han variado.4. La Historia de lipo helnic:oc:omoaic:a ya posible.

    ~ Con Grecia se inicia la Historia como drama, es decir,com lucha no entre ambiciones concurrentes simplemente,smo entre fuerzas ue radican en lo ntimodel hombre:lageometna e la razn y el crecimiento vegetativo e a;ihumanllansmo IgualiJario, de base racional. y el ordenan-C"lsmono menos racIOnal.Y lucha entre las varias construc-ciones concurrentespara sustituir al v.iejoorden y entre todasellas y el antiguo. Esta historia dramtica, que desgar!..a..!.-W~ociedadesgriegas y al hombregrieqomismo,es todava nues-tra historia es ya, en realidad, la nica posible. Por tanto,si hay un privi eglo e os gnegos es un pnvi egio dolorosoal

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    tiempo que esperanzado.Y se comprendemuy bien la repug-nancia de los pueblos orientales como los judos o los egipciosa prescindir de su fe. aunque sta esJuviese encarnada eni dioses comoIsis o Serapis. y acoplarse al racionalismogriego,

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    que construa Estados bien administrados, alumbraba fuentesde riqueza, progresaba en la Ciencia y cultivaba y embellecael cuerpo en el gimnasio.~?lica tambin la repuananciade Roma, su desprecio apenas disimulado por 'esos mismos, ll.!!e, .de conquistados, se hicieron conquistadore~os al decir de HoraciooSu vida regalada, su individualismo,su despreciopor tas antiguas normas Uela Ulrlus Homanare-Siiltaban en.Roma detona!Ws.

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    Ha da puededecirse que toda la Historia del sHistoria heenica, para len o para ma. El intento de losgnegosoe conSIrUIrun mundo con su pura razn, un mundoms perfecto ue 'el heredado, es ha el ensueode to aHumanfda , que se e ate entre los dilemas resullantes deesa audazCirUQla.Ya lo hemosdicho: si Roma fue helenizaday~o a travs de ROiilafue helenizadoel Occidente,podemoshablar.en estos casos, respectIvamente,de una helenizacinde primero y segundogrado; pero hoy estamosasisliendo enrodOeTfundoa la transtuslon de esosmismos ideales a todoslos ue os e a o namos'nizacin de tercer gra o. As! comohay hijos adoplivos, puedehaber en el terreno de la cullura padres adoplivos o abuelosadoptivossi se quiere, y stosson los grigos cadada ms pormucho que se los desconozca. -

    Hemosaludido a la lucha del helenismo en Oriente y enRoma, a la atraccin y repuLsinsimultnea que sobre lasculturas que hemosllamado prehelnicasejerca. Es un pano-rama muy fcilmente comparable a la atraccin y repulsinsimullneas que ejerce hoy da el Occidentesobre los pueblosde Africa y Oriente. Merece la pena considerar un poco msdespacioeste fenmeno,tan decisivo para la Historia del ma-ana. En la Antigedad el resultado de esa lucha del hele-nismo fue desigual: triunf en Romay fue derrotadoa la largaen el Oriente.Las consecuenciasno han podido ser ms rotun-das: en la historia de Roma y en su heredera la de Occidentehan continuado las luchas y las esperanzasde la Historiagriega; mientras que los pueblos orientales han permanecidoal margen de esemovimiento, en un estadioque bien podemosllamar prehelnico, sin que esto, como queda dicho arriba,signifique una desvalorizacin salvo desde el punto de vistade la falla de la dinmica racional propia de nuestras culturas.Hoy da liene lugar en el mundo entero un amplio pro-cesode occidentalizacin,compatible,por supuesto,con la hos-tilidad contra Occidente;ya hemos dicho que la helenizacinde Romaes un procesosemejante,pese a que el amor propioromano quedabaa salvo con la conquista de Grecia. Este pro-ceso se ha efectuado durante mucho tiempo bajo regmenescoloniales, y ahora cada vez ms ,bajo la forma de autogo-

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    biernos; la hostilidad puede venir en parte de molivosbienhumanos, comoel amor a la libertad o el resenlimiento.Perola irrupcin de las aclividades de lipa helnico o europeo,que para el caso es lo mismo, en el mbilo de otras culluras,sea por la fuerza de las armas o por penetracin pacfica, sus-cila otras resistencias todava. Hablbamos arriba de atrac-cin y repulsin simullneas. Esto ocurre cuando nos encon-tramos con culluras elevadas, aunque de un lipa prehelnico,que han desarrolldo, al menos entre sus minoras, formas devida. refinadas y aristocrlicas y un pensamiento religioso debase espirilualista. Me refiero a la India, la China de losmandarines, ciertos pases rabes. Aqu la lucha interna dela civilizacin occidental se reproduce agravada al no verseen ella ms que el elementopuramente racional y utililario, elindividualismodisolvente, la falla de respeto a la tradicin.Para determinados intelectuales orientales, favorecidos cier-tamente por algunos tericos occidentales, aqu acaba todo elOccidente.Se comprenden reacciones como la de intentar co-piar de Occidentetodo lo que es externo -la tcnica, en su-ma- y rehuir todo lo que tenga relacin con su espritu. Porsupuesto, este intento es inlil. Todos los elementos de unacullura son solidarios. La tcnica es teslimoniode un esprituy lo comunicaa aquellos en cuyas manos se pone; la moral,las costumbres, el modo de pensar, todo, quedar a la largaafectado.

    La siluacin en que se encuentran actualmente los pasesno occidentalesafectadospor la dinmica progresiva del mun-do moderno es sumamente compleja. No parece, sin embargo,tal como estn hoy las cosas, que el proceso sea reversible,comoocurri en el caso de la frustrada helenizacinde Orienteen la Antigedad. El incremento del nacionalismo, que pre-cisamente empieza a ser superado en Occidente, liene todo elaspecto de constituir una reaccin del amor propioherido,perose ala precisamente con la ms fuerte voluntad de reformaen el senlido de lograr una Sociedadms equilibrada econ-mica y cuIluralmente y una mayor independencia respecto alas normas tradicionales. Se trata probablementede un fen-meno transilorio. El que ese progreso de que'hablamos serealice con frecuencia bajo regmenes autoritarios y centrali-

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    zados,aunque en gradosmuy diversos, es explicable por lanecesidadde lograr rpidamente,en forma planificada, resul-tatdos que en Europa han madurado lentamente.Hay que im-provisar en ciertos casos toda una mentalidad nueva. Ello noocurre sin desequelibriosni riesgosde caer bajo el dominio dela violencia. El mundo occidental, por otra parte, tiene sobra-dos conflictos internos, doblados con frecuencia por antago-nismospolticos e ideolgicos,y esto se deja sentir. Pero con-siderandolas cosascon suficiente perspectiva,parececlaro quea la vuelta de pocas generacionesel mundo entero presen-tar un aspectomucho ms homogneoque el actual, toman-do como modelo, desde luego, la cultura occidental. Resultaconmovedoreste espectculode la carrera para crear casi dela nada nacionesmodernas,y sera demasiadopedir que todosaliera a la perfeccin.En s. el procesoes legtimo, pues node otra manera nacieron nuestras nacionesy resulta normalque los hallazgos culturales se difundan ampliamente lejosde su lugar de origen; hoy esla difusin, como todo, es msacelerada.Pedir a cada nacin que invente con su propia ex-periencia y su propio sufrimiento hallazgos occidentalescomola Ciencia o la Democraciaes comopedimos a cada uno denosotrosque inventemos la radio o la televisin antes de lle-vamos un aparato a casa. Lo que ocurre es que, de un lado,tambin la absorcinde una cultura extraa exige aprendizajey sufrimiento; y, de otro, que esosy otros hallazgos occiden-tales tienen su problematismopropio, sus ntimas dificultadesque, por supuesto,se notan ms en un pas extrao.

    En suma, el destino de la civilizacin de origen occiden-tal y, en ltimo trmino, helnico en el mundo no puedeserotro que el que esamisma civilizacin tenga en Occidente.Elmundo es hoy da. con toda su divisin interna, una unidad,y por primera vez podemoshablar con razn de Historia Uni-versal. La escisin depende todava en buena parte de losanliguos nacionalismos y los antiguos res6'ntimientos entreculturas y naciones, pero en otra medida es solamenfe unreflejo de un drama de conciencia,dobladopor la presenciadeformas contrapuestas.Y estedrama de conciencagira en tornoa los problemas centrales de nuestra civilizacin y, con fre-cuencia, se refiere ms a los medios que a los resultados que

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    se trata de obtener. Se debate, por ejemplo, con ieodas y S-tadsticas si es el sistema democrticoo el comunista el msadecuadopara producir esa sociedadhomognea,humanitariae ilustrada que los te6ricos de uno y otro rgimen polticopropugnan.A cambiode esaeficacia que se postula se toleranac y all imperfeccionesevidentes.

    As, resulta evidente que en la Historia de Gre'ciay en suliteratura y filosofa -que son una misma cosa- hallamosnuestros mismos problemas y soluciones. nuestros mismoserrores, nuestra misma bsqueda.En eso reside el valor cl-sico y ejemplar de lo griego, no solamente para Europa yAmrica, sino, hoy ya, para el mundo todo, pues limitamos aEuropa sera indicio de falta de perspectivas y de provincia-nismo: en la posibilidad de redescubrimos en su origen anosotros mismos. En este sentido es an vlida la Historiagriega, no en el de predecimos una ca'tstrofeo un estanca-miento finales, pues nada en la Historia es ineluctable. Escierto que en otras literaturas y en otras culturas encontramostambin aspectos etemos del hombre, algunos expresados aveces con una elevaci6n comparableo superior o con maticesnuevos; pero hay otros para los que s610son clsicos la his-toria y el pensamiento de Grecia y. en segundo trmino, deRoma.

    5. Ilustraciny HuJlUUlismo.

    No estar quiz de ms, para terminar. insistir en losgrandes hallazgos de los griegos tal comohan sido estudiadosen el presente libro. Si e'sel pensamientohumanista, transmi-tido luego por Romaa Occidente.el principal de ellos, nosotroshemossubrayadoconstantementeel hecho de que este tipo depensamientoes consustancial con el conjunto del mov'mientode la Ilustraci6n griega. No hay humanilas -en el sentidogriego de la philamhropao amor al hombre, trmino de quees traducci6n el latino- fuera del movimiento liberador delas viejas ataduras religiosas y tradicionales.

    Este movimiento liberador tiene una trascendencia pol-tica en los diversos tipos de democraciaque hemos estudiado,- 41-

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    pero repercute igualmente en la misma concepcinde la vidaprivada del hombre; y no es algo aislado dentro del pensa-mientogriego. Es una y la misma cosa'que el movi.mientora-cional que se abre paso creando una Ciencia helnica. Cien-cia, Democraciay Humanismo son sustancialmenteuna Y lamisma cosa.

    Por otra parte, nos hemos esforzadoen poner de relieveel he'chode que si bien no hay una lnea evolutiva absolu-tamente uniforme, existe en lo esencial una continuidad. Elmovimiento que crea una cultura aristocrtica es anticipo delque da origen a la cultura democrticaporextensi.n a unamasa mayor de poblacin de los valores de la primera sus-ceptibles de difusin -y eliminacin, ciertamente, de los nosusceptibles-o El pensamientode Herclito, Parmnideso Je-nfanes es, en una buena medida, precursor o paralelo dedeterminadosdesarrollos de Esquilo. Pero, sobre todo, exi,steuna continuidad clara entre el pensamientode Esquilo y elde los ilustrados del siglo V, por ms que stosde.sarrollenunHumanismoque ya no es religioso.Debeser combatidoal mxi-mo y desarraigadototalmente el tpico segnel cual la llama-da Sofstica es un cuerpo extrao en el pensamientogriego,una aberracin felizmente eliminada por el Socratismo. Enla Sofstica y en toda la Ilustracin que es solidaria con ellase encuentra, con mltiples variantes ciertamente, un cuerpode doctrina en el que'hemosde ver la lcida formulacin delHumanismogriego.Esta formulacin incluye, por supuesto, la de la Ilustra-cin y su expresin poltica, la lD'emocracia,como hemos he-cho ve'r. Hay aqu una teora poltica preplatnica de granalcance, que es insensatodesconocer.Entre otros tipos de Li-beralismo encontramostambin aquel que, limitndose a per-mitir el juego de las fuerzas contrapuestas,acaba en la im-plantacin de la violencia sobre los gruposms desamparados;igualmente, tenemos esbozosde pensamiento socializante yclara formulacin.de aquel otro ms tradi-cional que cree enla conciliacin de los intereses generales y los particularesmediante la observacinde determinadasnormas de conducta.Hallamos tambin los indicios de un apolilicismo que renunciaa llevar los valores recin descubiertos a la esfera polUica y

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    se dedica a cultivarlos en la privada. Y los de un moralismonuevo, fundadoen la razn.Socralismo y Platonismo llevan en definitiva a formula-ciones polticas que se alejan de la Democraciapara ir a pa-rar a una Teocracia autoritaria, fundada en valores absolutosancladosen lo divi1no.No es obstculo esto para que, inclusoen lo poltico, acepten~anancias importantes del pe'nsamientoracional de la Ilustraciln.Pero e'ssobre todo en lo privado, ensu bsquedade la perfeccin interior del hombre y su virtud,en lo que son autnticos continuadoresdel pensamientogriegoprecedente.El relativismo de la mayor parte de la Sofsticaes contestadociertamente, pero de esa lnea de pensamientose toman muchos elementosque se utilizan para remodelarel viejo pensamientoobjeti1vistay humanista de un Esquilo.Hay en Grecia un humanismo religioso y un humanismopuramente antropocntrico:presentan diferencias notables, pe-ro tambin puntos de contacto; uno y otro se han desarro-liado en fecundo contacto y lucha. En el punto central deestedesarrollo estel pensamientoilustrado del siglo V, al quehemos dedicado principalmente nuestro estudio. De l des-c~endentanto el Platonismo, los peripatticosy estoicos,comootras vas por las que contina fluyendo el pensamientohu-manista: Iscrates, los epicre'Os,En pocahelenstica y ro-mana los nuevos ideales tienden a desligarse de la poltica-aunque influyan profundamenteen ella- y a unirse a lavida privada. Es claro, sin embargo,que su nac1mientoesten el pensamiento estrictamente poltilCOdel siglo V; mejordicho, en un pensamientoque no separabaentre lo pblico ylo privado. La expresin poltica del mismo era la Democra-cia preconizadatanto por los Ilustrados de la ~egundamitaddel siglo V-o la mayora de -ellos- comopor Esquilo y otrospredecesoressuyos. Pero su expresin privada inclua losmotivos de la igualdad y la solidaridad humana, de una vidalibre de los antiguos terrores y tabs, abierta al progresocreadopor el espritu inventiva del hombre. En lo poltico yen lo privado las discrepancias y las dificultades eran, evi-dentemente,grandes. Pero queda abierto un camino que yano haba de cerrarse en el futuro.

    Las restricciones que el ideal del Humanismo fue encon-- 43-

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    u'ando al pasar el tiempo y las restricciones mucho mayoresdel ideal poltico corre'spondientelegar un momento en queempezarna tener fin. En este momento.de una manera engran parte- autnoma, aunque no sin influencia de los grie~.gos. se crear un movimiento que volver a unir el