La palabra Adviento, significa “llegada”.

Al igual que se prepara la casa para recibir a un invitado muy especial y celebrar su estancia con nosotros, durante las cuatro semanas que anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos se preparan para recibir a Jesús y celebrar con Él su presencia entre nosotros.

En este tiempo es muy característico pensar: ¿cómo vamos a celebrar la Nochebuena y el día de Navidad? ¿con quién vamos a

disfrutar estas fiestas? ¿qué vamos a regalar? Pero todo este ajetreo no tiene sentido si no consideramos que Jesús es el festejado a quien tenemos que acompañar y agasajar este día.

El Adviento es un tiempo para tomar conciencia de lo que vamos a celebrar y de preparación espiritual. Tiempo de preparación para la venida de Jesús.

Su impulso original probablemente vino de las Iglesias Orientales, donde era común dedicar sermones en los domingos previos a la Navidad al tema de la Anunciación.

Comienza el domingo más cercano al 30 de noviembre (día de San Andrés) que es el comienzo del año litúrgico; terminando con las vísperas de la Navidad. Durante este tiempo se cuenta con cuatro domingos de Adviento. La misma liturgia intensifica la preparación de los fieles para vivir los días de Navidad.

En muchos lugares se asocia con la Corona de Adviento, en la que cuatro velas se insertan y prenden, una a una, cada semana, como símbolo de la llegada de la luz al mundo.

Esta corona anuncia que la Navidad está cerca.

La costumbre es de origen pagano, esta corona representaba el ruego al sol para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los cristianos, para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, la Natividad del Señor, aprovechamos esta “Corona de Adviento”, como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su Luz.

El círculo es una figura geométrica perfecta que no tiene ni principio ni fin. La Corona de Adviento tiene forma de círculo para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin.

El follaje representa que Jesús está vivo entre nosotros, además su color nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento.

Las cuatro velas representan los cuatro domingos de Adviento. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo.

Cuatro domingos antes de la Navidad se prende la primera vela. Cada domingo se enciende una vela más. El hecho de irlas encendiendo poco a poco nos recuerda como conforme se acerca la luz, las tinieblas se van disipando, de la misma forma que conforme se acerca la llegada de Jesucristo que es LUZ para nuestra vida.