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Cuaderno Venezolano de Sociología Dep. legal ppi 201502ZU4636 Auspiciada por la International Sociological Association (ISA), la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Asociación Venezolana de Sociología (AVS) Universidad del Zulia Esta publicación científica en formato digital es continuidad de la revista impresa Depósito Legal: pp 199202ZU44 ISSN:1315-0006 En foco: Antología sobre Migraciones Internacionales Vol.28 Enero- Marzo 2019 1

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Cuaderno Venezolano de Sociología

Dep. legal ppi 201502ZU4636

Auspiciada por la International Sociological Association (ISA),la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS)y la Asociación Venezolana de Sociología (AVS)

Universidad del Zulia

Esta publicación científica en formato digital es continuidad de la revista impresaDepósito Legal: pp 199202ZU44 ISSN:1315-0006

En foco:Antología sobre Migraciones Internacionales

Vol.28Enero- Marzo

2019 1

Espacio Abierto Cuaderno Venezolano de SociologíaVol.28 No.1 (enero-marzo, 2019):

Migración haitiana hacia la frontera norte de México

José Ascención Moreno Mena*

ResumenHace un par de años una oleada de migrantes haitianos y africanos llegaron a la frontera norte de México con la intención de solicitar asilo o refugio a Estados Unidos. La gran mayoría procedían de Brasil, donde habían laborado durante varios años. Alentados por el Estatuto de Protección Temporal para los haitianos (TPS por sus siglas en inglés) emitido por el gobierno de Estados Unidos en febrero de 2010, más de 5 mil haitianos y africanos entraron por la frontera Tijuana-San Ysidro. Y otros cuatro mil se La llegada de estos migrantes, espacialmente en dos ciudades de Baja California, generó una movilización tanto de la sociedad civil como de las autoridades gubernamentales, dado que se generó una crisis de atención coyuntural. Surgieron varios albergues para hacerle frente a la contingencia e intervino la federación. Ante la perspectiva de no recibir protección por parte del gobierno estadounidense por la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, de ser trasladados a centros de detención e incluso de ser deportados, muchos haitianos se quedaron decidieron quedarse a radicar temporalmente en la entidad, laborando en sectores informales y otros buscaron regularizar su situación en México. Esta ponencia tiene el propósito de analizar como respondieron los distintos actores de la sociedad bajacaliforniana ante la situación de emergencia que suscitó la llegada de los migrantes haitianos y africanos. Partimos del supuesto que fue la sociedad civil organizada la que evitó una posible crisis humanitaria en la región ante la indolencia del gobierno estatal como federal. Mediante entrevistas estructuradas a líderes de las organizaciones civiles

Recibido: 22-10-2018 / Aceptado: 05-12-2018

* Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Autónoma de Baja California. Mexicali, México Email: [email protected]

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de atención al migrante y a los propios migrantes haitianos, complementadas con información hemerográfica, reconstruimos el proceso coyuntural desde al arribo hasta el estancamiento de los migrantes en la frontera norte de México.Palabras Clave: Migración internacional; organizaciones

civiles; frontera México-Estados Unidos.

Haitian migration to the northern border of Mexico.

AbstractA couple of years ago a wave of Haitian and African migrants arrived on the northern border of Mexico with the intention of seeking asylum or refuge in the United States. The vast majority came from Brazil, where they had worked for several years. Encouraged by the Temporary Protection Statute for Haitians (TPS) issued by the United States government in February 2010, more than 5,000 Haitians and Africans entered through the Tijuana-San Ysidro border. And another four thousand The arrival of these migrants, spatially in two cities of Baja California, generated a mobilization of both civil society and government authorities, given that a crisis of temporary attention was generated. Several shelters emerged to face the contingency and the federation intervened. Faced with the prospect of not receiving protection from the US government for the arrival of Donald Trump to the presidency of the United States, being transferred to detention centers and even being deported, many Haitians stayed and decided to stay temporarily in the state. , working in informal sectors and others sought to regularize their situation in Mexico. This paper aims to analyze how the different actors of Baja California society responded to the emergency situation that prompted the arrival of Haitian and African migrants. We start from the assumption that organized civil society was the one that avoided a possible humanitarian crisis in the region due to the indolence of the state government as federal. Through structured interviews with leaders of civil organizations that provide assistance to migrants and Haitian migrants themselves, complemented with newspaper information, we reconstructed the conjunctural process from the arrival to the stagnation of migrants on the northern border of Mexico.

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Keywords: International migration; civil organizations; Mexico-United States border.

IntroducciónA mediados del 2016, Tijuana y Mexicali ciudades mexicanas fronterizas que colindan

con California en los Estados Unidos de Norteamertica, experimentaron una afluencia sin precedentes de migrantes originarios de Haití y África que llegaron a la frontera para solicitar asilo en EEUU1. Largas filas aparecieron de la noche a la mañana en la garita de San Isidro. La intención de los formados era solicitar asilo a las autoridades de Estados Unidos.

No existe una cifra definitiva de cuantos llegaron, la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, en sus estadísticas, menciona que entraron al país 17,930 personas de nacionalidad haitiana, y 3,910 originarios de países africanos hasta abril del 2017 (Colef/CNDH, 2017). Las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) mencionaron que alrededor de 15 mil personas originarias de Haití y algunos países africanos habían entrado a México por Tapachula, Chiapas y llegaron a Baja California alrededor de 13 mil personas.

El mismo INM había informado a los medios de comunicación que se habían otorgado 14, 741 oficios de salida a población haitiana y africana que se habían entregado voluntariamente en la Estación Migratoria Siglo XXI2 ( García, 2016). Mientras que instituciones académicas como el Colegio de la Frontera Norte estimaban 15 a 20 mil (El Universal,2017).

La mayoría de estas personas fueron albergadas en espacios de la sociedad civil pero también se hospedaron en hoteles y cuarterías de la localidad. Alrededor del 70 por ciento de los 15 mil que llegaron a Baja California, logró internarse en Estados Unidos según el INM, lo cual no significa que obtuvieron alguna visa de refugiado para residir legalmente. Mientras que 4,560 (Hernández, Ramírez, Íñigo, 2017) se quedaron varados en las ciudades de Mexicali Tijuana y Ensenada, otros se fueron trasladando a ciudades fronterizas como San Luis Río Colorado, Sonora (Tourliere y Mandujano, 2016).

La llegada intempestiva de los migrantes haitianos revivió la vieja discusión de las razones que tienen las poblaciones para la migrar, y una de las primeras preguntas que surgieron fue ¿por qué vinieron a esta frontera?

El presente trabajo tiene el propósito de reconstruir las experiencias de los migrantes haitianos en su itinerario Haití-Brasil-México durante el periodo 2016-2017. En un primer apartado se presentan algunas teorías que tratan de explicar la migración. En el segundo apartado se describen los antecedentes de la migración haitiana y su

1 Aunque muchos de los migrantes manifestaron provenir de África, en realidad eran haitianos, sin embargo es real la presencia de migrantes proveniente de República del Congo, Ghana, Guinea, Etiopía, Bangladesh, Eritrea, Somalia, Sudán y Nigeria en la frontera norte de México (Hernández, Ramírez, Íñigo, 2017).

2 Los oficios de salida otorgados por el INM permiten a los extranjeros permanecer 20 días en el país. Al cabo de ese lapso, deben abandonar el territorio nacional o regularizar su estancia.

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trayecto hacia Brasil. En una tercera parte se puntualiza el arribo a territorio mexicano y en particular a la frontera norte.

Se sostiene que la migración haitiana forma parte de un proceso migratorio que se ha ido construyendo y reconstruyendo a través del tiempo, donde las razones y motivaciones se han ido moldeando según las circunstancias y coyunturas que se presentan. Estas responden, si acaso, a coyunturas políticas de los países involucrados (Brasil, México y Estados Unidos). Lo anterior de alguna forma se ve reflejada en la percepción y conducta de los migrantes. No se pretende partir de una teoría que explique el acto migratorio, sino evidenciar que la migración haitiana puede ser comprendida con el aporte de varias de las teorías y puede tener explicaciones multicausales.

En búsqueda de la explicación de la migración haitianaActualmente hay consenso en la mayoría de los investigadores de la movilidad

humana, que no existe ninguna teoría general de las migraciones que dé cuenta de las realidades que se vienen presentando, ni tampoco una teoría que por sí sola puede dar una explicación global de sus causas y consecuencias. Algunas se quedan cortas mientras que otras prácticamente ya no dan respuestas a las interrogantes de siempre.

Los nuevos flujos migratorios que estamos observando en el mundo, los desplazamientos forzados, las crisis humanitarias que se están haciendo evidentes en los países europeos, los éxodos de Centroamérica y Haití, ponen a prueba las distintas teorías que intentan explicar las casualidades de la migración.

Nos encontramos frente a nuevas formas de movilidad humana que requieren nuevas reinterpretaciones de las causas que las generan. Desde hace tiempo, la simple explicación de la teoría neoclásica expulsión y atracción de mano de obra (push-pull) por los diferenciales del desarrollo y diferencias geográficas de la oferta y la demanda quedo completamente rebasada. También la justificación individual para emigrar y trabajar en un país desarrollado y mejorar así el nivel de vida de sus familias, así como las diferencias salariales entre países, ya no son respuestas satisfactorias para explicar los movimientos migratorios actuales.

Las teorías económicas de la migración de corte funcionalistas y marxistas que se distanciaron de los modelos clásicos, pretendieron dar nuevas respuestas pero continuaron con su sesgo economicista dejando de lado factores sociales y culturales de los actores.

La nueva teoría económica de la migración cuestionó algunos de los postulados de las teorías neoclásicas, especialmente la que infiere que las decisiones de emigrar son de carácter individual, como lo menciona Massey et. al. (2008) “actores individuales racionales deciden sus desplazamientos migratorios mediante un cálculo del coste-beneficio que los conduce a expectativas de un beneficio neto positivo, normalmente monetario” (p. 439).

En su lugar, la nueva teoría económica de la migración sostiene que las decisiones de emigrar son adoptadas por decisiones de la unidad familiar. Es decir que se recurre a la migración de algunos de los miembros de la familia para reducir los riesgos y aliviar las tensiones que imponen una amplia variedad de imperfecciones de los mercados en

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los países de origen ( Contreras, 2008). Como si la migración fuera un acto planeado racionalmente, pero no explica las migraciones involuntarias, cuando una persona es perseguida por motivos políticos o religiosos, incluso por afectaciones del medio ambiente.

Por su parte, la teoría del mercado de trabajo dual, se aleja de la discusión sobre cuál es la unidad decisoria de emigrar (el individuo o la familia) y a la racionalidad que esto conlleva; propone que la migración es resultado de una respuesta a una creciente demanda de trabajo de baja remuneración y prestigio en las economías desarrolladas (Herrera, 2006). Según esta teoría, la oferta laboral ya no responde a las expectativas de los trabajadores locales por los bajos salarios y el poco prestigio social que representan. Entonces, los países desarrollados se ven obligados a facilitar la migración de personas dispuestas a aceptar estos trabajos que nadie quiere, creándose mercados segmentados donde los trabajos de más bajos salarios y desacreditados los ocupan los migrantes. Por lo tanto, la migración se constituye en un producto del ordenamiento de las economías de los países ricos (Massey, et al, 2008). Aquí se presupone la existencia de acuerdos entre los países ricos y los que están en desarrollo para facilitar la migración legal de mano de obra, como ocurre entre México Canadá y en algunas etapas históricas de Estados Unidos con México, pero se queda corta cuando se habla de la migración indocumentada.

Finalmente, la teoría de causación acumulativa, interpreta la migración como un proceso que se multiplica y perpetúa debido a múltiples causas que con el tiempo se convierten en una cultura de la migración (Herrera, 2006, p. 191). Más allá de la ampliación de las redes de migración, la causación acumulativa establece que la migración aumenta y favorece los ingresos tanto de la persona que migró como de su familia y núcleo inmediato. Igualmente, la migración impacta fuertemente en las personas que se quedan, ya que el dinero de las remesas permite adquisición de tierras, mejorar las prácticas de cultivo, y tienen un fuerte impacto en lo cultural. En otras palabras, dicha teoría dice que todo acto de migración provoca un efecto arrastre, que favorece la migración de otras personas. Para Massy et. al (2008):

La visión de las familias que incrementan sus ingresos enormemente por medio de la emigración, hará que las familias situadas en los puestos inferiores del ranking de ingresos local sientan una privación relativa, induciendo a algunas de ellas a migrar, cuyos futuros ingresos exacerbadamente desiguales incrementarán el sentimiento de privación de las familias no migrantes, induciendo aun a más familias a emigrar sucesivamente (p. 461)

Existen otras teorías de corte marxista, interesadas en dar explicaciones estructurales e históricas del fenómeno. Por ejemplo, la teoría de la dependencia, que se caracteriza por entender la migración desde el conflicto. Plantea que el afianzamiento del capitalismo ha producido el enriquecimiento de unas zonas, con base en la explotación de otras regiones. Dicho proceso estructura un orden mundial capitalista formado por un pequeño grupo de países industrializados y unas periferias agrícolas y pobres. El desarrollo de los primeros se da a costa del atraso de los segundos, cuya subordinación obstaculiza su propio desarrollo (Arango, 2003).

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Desde esta perspectiva, la desigualdad se convierte en el factor que impulsa a las personas a enfrentarse a una migración hacia los centros industrializados (Arango, 2003).

Siguiendo la óptica marxista, la teoría del sistema mundo o de los sistemas mundiales, sus postulados giran en torno a la idea de que el planeta está configurado por un sistema de relaciones e interconexiones entre centros y periferias. Dichos lazos se tejen entre zonas industrializadas que constituyen los centros, los cuales monopolizan grandes capitales y tecnología. Al otro extremo se encuentran las periferias, zonas que proporcionan materias primas que hacen mover las industrias. Las relaciones económicas capitalistas penetran las economías de los países periféricos creando una población siempre propensa a emigrar, un ejército de reserva.

La migración se produce, según esta teoría, debido a la desigualdad; las personas aprovechan las redes establecidas (se agilizan las vías, se rebaja los costos de transporte) para llegar a los centros en busca de mejores condiciones de vida (Arango, 2003)

La teorías de redes, más que explicar causalidades, busca comprender las continuidades en los flujos. Esta teoría parte del descubrimiento de la existencia de redes que se tejen entre familiares, amigos y/ o paisanos entre los lugares de origen y destino. Sus argumentos se centran en el establecimiento de redes globales que permiten la movilidad de las personas; además, estás conexiones, con el pasar del tiempo se consolidan, lo que hace que se establezca un flujo sucesivo indefinidamente (Herrera, 2006, p. 9). En este enfoque el concepto de capital social juega un papel primordial.

Entre los cuestionamientos que se hacen a esta teoría esta la opinión de Contreras que considera que existen relaciones sociales en las que se establecen “cara a cara” del migrante en el centro, que no son tan visibles. Advierte que si no se ubica a las redes dentro de la trama y entramado socio – histórico, se corre el riesgo de sobre-ponderar al agente fuera de su estructura y de sus posibilidades constituidas. “Si no se hace esa contextualización de las relaciones sociales, de implicaciones, condiciones y situaciones la teoría de las redes poco pude articular y aportar a problemáticas sociales más complejas”. (Contreras, 2008, p.50).

Por otro lado, la teoría de sistemas define que la migración regular entre determinados países tiende a establecerse y a estructurarse. Los vínculos entre países receptores y lo lugares de orígenes llegan a instituir todo un complejo sistema. Dichos vínculos pueden estar representados por el intercambio cultural, de capital, bienes o personas. Por ejemplo, el migrar a lugares con un mismo idioma y culturalmente similares, hace más fácil la adaptación y el establecimiento. Está teoría manifiesta que llega un punto en que toda migración se normaliza ( Arango, 2003).

Finalmente ésta la teoría institucional, que plantea que el flujo migratorio: puede llegar al extremo de independizarse de los factores que originalmente lo causaron, al desarrollarse organizaciones para apoyar y promover el traslado (Massey, et. al. 2008). Lo que ha permitido el surgimiento de instituciones no gubernamentales y empresas legales que facilitan la migración, pero también a un mercado ilegal de la migración (Herrera; 2006)

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En este apretado resumen, vemos como existe una variedad de teorías que tratan de explicar la movilidad humana y terminan por parcializar la realidad, como lo ha señalado Castles (2004):

la gran complejidad de los factores implicados en las migraciones internacionales hace que cualquier intento de marco o teoría general resulte poco práctico.(…). Resulta esencial que los científicos sociales y los que elaboran las políticas examinen la forma en que estos factores interactúan en procesos específicos de la migración y la creación de comunidades, para conseguir unas políticas más equilibradas y realistas. (p. 177).

O como bien lo ha definido Arango “ las migraciones son demasiados diversas y multifacéticas y muy variados los contextos en los que se producen para que una única teoría pueda explicarlas” ( Arango, 2003, p.20).

Pero también estamos ante nuevos flujos migratorios que pueden presentar más de una causa ( multicausales), y que pueden ser explicados por varias teorías a la vez, lo que complica más los análisis. Ese puede ser el caso de la migración haitiana.

Por eso, autores como Castles (2004), proponen que los movimientos migratorios deben verse como procesos y no como eventos aislados. Desde esta perspectiva, los movimientos migratorios serían resultado de la interacción de estructuras macro y micro como lo propone Herrera (2006 ). Las estructuras macro y micro están interconectadas en todos los niveles. Su estudio por separado, no daría cuenta de la realidad, en cambio, juntas pueden ser examinadas como facetas de un proceso migratorio que las une (Herrera, 2006.)

El proceso migratorio se debe ver como una serie de situaciones sucesivas que se van entrelazando; en palabras de Herrera (2006) “se trata de un proceso en que una serie de complejos conjuntos de factores e interacciones apuntan hacia la migración e influyen y deciden el curso en cuanto a su duración, tiempo y lugar (p. 196) .

Siguiendo a este mismo autor, “ningún causa solitaria o única es suficiente para explicar porque la gente decide dejar su país o su lugar de nacimiento para instalarse en otro sitio ajeno y extraño (Herrera, 2006 p. 196)

Cada movimiento, tiene sus patrones históricos específicos, pero también sus patrones de comportamiento que pueden ser objetivas u subjetivas. Es en ese marco que pretendemos describir las migraciones de los haitianos.

Éxodo y travesía de los haitianos

Dos siglos de convulsiones políticas precedidas de golpes de estado, intervenciones internacionales e instauración de gobiernos autoritarios y dictaduras, han creado instituciones débiles incapaces de solucionar las necesidades básicas de la población de

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Haití, lo que ha sido un factor de expulsión3. Por ello la diáspora la diáspora haitiana no es nueva.

Existen antecedentes desde el siglo XIX de migración de población haitiana hacia la Republica Dominicana donde trabajaban como jornaleros y sirvientes en las fincas. Rojas, Amode, y Vásquez (2015, p.220) han identificado dos flujos migratorios históricos con sus perfiles especiales, el primero una migración “pauperizada”, integrada población con bajo nivel de escolarización y de origen rural; y el segundo al que han denominado “la diáspora histórica” conformada por mano de obra calificada con un mayor nivel de estudios.

A partir del siglo XX, después de la ocupación norteamericana del país por la Marina de Estados Unidos, se alentó la migración de los sectores más pobres hacia las zonas azucareras de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. Pero a partir de 1965 se incrementa el número de migrantes haitianos con niveles de escolaridad alta, redes familiares y contactos de trabajo, hacia los Estados Unidos, principalmente a la Florida y de ahí en adelante se irá intensificando el flujo tanto hacia Canadá, Europa, el resto del Caribe o América del Sur.

El éxodo haitiano en ese periodo se explicaba primero por las intervenciones extranjeras y el aprovechamiento de las potencias sobre un país en desarrollo y luego por la existencia de regímenes de “terror” impuesto por la dinastía de los Duvalier en los años cincuenta y hasta la segunda mitad de los años ochenta, situación que provocó un desplazamiento forzado de población hacia distintos países, creando también una serie de redes para posteriores migraciones.

Luego, las dificultades para consolidar los gobiernos de Aristide y Preval en los noventas, el golpe de estado del general Cedras y el retorno de Arístides en el 2004, generó una crisis política de la cual no se ha recuperado el país, lo que ha generado un estado “fallido” incapaz de instaurar un régimen democrático y por lo tanto expulsor de población (Rojas, Amode, y Vásquez, 2015)

Aunado a lo anterior, Haití ha sufrido los embates de la naturaleza, particularmente en la década del 2000 los huracanes «Jeanne» del 2004 de categoría 3 que dejo 3 mil muertos y 300,00 damnificados y El huracán Félix, que azotó a finales de agosto de 2008 la región del Caribe y Centroamérica, así como el más reciente terremoto del 12 enero del 2010 que dejó 316,000 muertos, 350,000 heridos y un millón y medio de damnificados

3 Durante el siglo XIX Haití fue invadido por España, Francia, Gran Bretaña y bloqueada por fuerzas navales de los Estados Unidos Entre 1915 y 1934, Estados Unidos ocupó Haití. Entre 1957 y 1971, Francois Duvalier padre, tomo el poder y gobernó a sangre y fuego con los “Tonton Macoutes” o escuadrones de la muerte. Le sucedió su hijo “Baby Doc” Duvalier, quien gobernó Haití entre 1971 y 1986, año en que fue depuesto creándose un Consejo de Gobierno con los antiguos jefes militares de Duvalier. En 1987 se formuló la Constitución vigente. Los antiguos jefes militares de Duvalier siguieron al frente del gobierno. En 1990 fue elegido como presidente Jean Bertrand Aristide, pero duro seis meses, debido a que fue expulsado por un golpe de estado encabezado por el Teniente General duvalierista Raúl Cedrás, lo que suscito un bloqueo económico por parte de Canadá y Estados Unidos. En 1994 Aristide vuelve al poder y en 1996 se da la transición al presidente René Preval. En el año 2000 fue reelecto Jean-Bertrand Aristide (2001-2003), pero no pudo terminar su período porque fue depuesto por fuerzas militares estadounidenses y francesas.

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(Telesur, 2015) , y como secuela, la epidemia de cólera que se suscitó a finales de ese mismo año. Estos últimos eventos y la poca capacidad de respuesta institucional ante nuevos fenómenos naturales, devastaron la infraestructura económica y social de la población haitiana lo que generó una nueva crisis humanitaria que obligó al éxodo a miles de haitianos4. Esa migración se explicó también como una migración forzada, tanto por razones políticas y desastre natural. Situación que orilló a distintos países del mundo a aceptar refugiados haitianos.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo citado por la (OIM,2010a) después del terremoto del 2010, alrededor de 20,000 profesionales haitianos emigraron dentro del programa de reunificación familiar que pusieron en marcha por países desarrollados y los programas de refugio que crearon algunos gobiernos latinoamericanos, incluyendo México. En el 2010, el Instituto Nacional de Migración (INM) reportó que 1,500 haitianos llegaron a México como refugiados y algunos lograron la residencia permanente creando una pequeña colonia (Sin Fronteras, I.A.P., 2011).

La Organización Mundial de las Migraciones en su informe 2010 ( OIM, 2010b) reportaba que había 751,000 emigrantes haitianos en el mundo lo que colocaba a Haití en el noveno lugar de los países expulsores en América Latina y El Caribe5.

Con la reducida respuesta de los potenciales países tradicionales receptores de la emigración Haitiana, Estados Unidos y Francia6, que tomaron precauciones para evitar la posibilidad de que se produjera una migración masiva de haitianos a sus territorios, se abrió un nuevo destino hacia los países de Sudamérica, especialmente Brasil, Chile, Argentina y Bolivia, bajo la ampliación del concepto de “refugiado” adoptado en sus legislaciones. También la política migratoria de “puertas abiertas” de Ecuador, que no exigía visa de entrada, esas políticas permitieron la llegada y el tránsito de migrantes haitianos a su territorio.

Este nuevo flujo migratorio está compuesto principalmente por población masculina y un reducido porcentaje de mujeres jóvenes con niveles educativos altos y con experiencia migratoria (Metzner, 2014) y 75% en Chile (Valenzuela et. al, 2014, p. 107)

En un estudio sobre los migrantes haitianos en chile, los autores (Rojas, Amode, y Vásquez, 2015) describen que la entrada de esta población se dio principalmente por vía aérea. No fue una emigración indocumentada, la mayoría de ellos portaban visas, sin

4 En este contexto, la comunidad internacional ha reconocido oficialmente la existencia de al menos 20 desastres naturales en ese país en los últimos 15 años ( Bolton, 2011).

5 Aunque otros autores mencionan hasta dos millones, como es el caso de Nieto (2014).

6 Ambos países que, están históricamente conectados con Haití, optaron por no aceptar en sus fronteras a la población haitiana que se vio forzada a emigrar, justificando que no cumplían los requisitos legales que establece la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, para ser considerados como refugiados. Estados Unidos impuso un bloqueo naval alrededor de sus costas y Francia cerró las fronteras de la Guayana francesa, uno de sus departamentos de ultramar. Aunque establecieron algunos programas humanitarios, como el Estatuto de Protección Temporal para los haitianos (TPS por sus siglas en inglés), emitido en febrero de 2010 por el gobierno de Estados Unidos con vigencia hasta del 2017.

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embargo la inserción laboral se dio principalmente en mercados de trabajo precarios, a pesar de tener niveles educativos altos. También se presentó segregación racial al orillarlos a confinarse en espacios aislados. Las barreras lingüísticas, burocráticas-legales, los prejuicios raciales y de clase, así como una ley que no favorecía la regularidad migratoria, obligo a muchos haitianos a abandonar el país y continuar su éxodo hacia otros países del cono sur. En este caso el proceso de migración continúo desarrollándose por motivos de choques culturales y rechazo racial.

El caso de Brasil como país receptor es particularmente importante en esta nueva emigración haitiana. Ante los acontecimientos catastróficos ocurridos en Haití, en el 2011 el gobierno brasileño flexibilizó sus políticas de apertura y abrió la posibilidad en su embajada de Puerto Príncipe de tal forma que se pudieran obtener 100 visas laborales y de reunificación familiar por mes, con una duración de cinco años, y mínimos requisitos. La emisión de esas visas no dependía de un compromiso anticipado de empleo del migrante. Sin embargo, la demanda de visas superó la cuota rápidamente y en enero del 2012, se creó una nueva norma que eliminó las cuotas establecidas (Metzner, 2014) .

Al parecer los haitianos tuvieron información sobre las posibilidades de empleo para trabajadores no calificados, esto por medio de las misiones establecidas por la ONU para estabilizar Haití (Metzner, 2014) donde participaron militares brasileños y los trabajadores de la constructora que ganó el contrato para expandir la red de caminos en la península sur del país. La favorable situación económica de Brasil durante ese periodo, aunado con la proximidad de la celebración de los juegos olímpicos y el campeonato mundial de futbol, requería mano de obra de manera urgente y barata. Los haitianos podrían contribuir solventar esa necesidad. A juicio de Tobias Metzner, estos factores se combinaron para aumentar el interés de los haitianos en Brasil como un destino potencial para emigrar (Metzner, 2014) .

Sin embargo, y a pesar de las facilidades para obtener las visas hacia Brasil, miles de haitianos buscaron medios irregulares para llegar hasta esa nación. Para ello utilizaron redes de tráfico y algunos países vecinos como trampolín, especialmente aquellos que no pedían visa de entrada como Ecuador, Perú y en menor medida Bolivia. De esta forma ingresaron durante el 2013 al Ecuador alrededor de 11,072 haitianos con destino hacia Brasil (Bernal,2014) Según refieren Chrishti y Pierce (2016) a lo largo de cinco años, Brasil había expedido 43,781 visas humanitarias a población haitiana. Fernandes y Gomes de Cast ( 2014) mencionan que para finales de 2014 ya había más de cincuenta mil haitianos radicando en Brasil. Aquí algunos modelos economicistas funcionaron para explicar la llegada de migrantes, especialmente el neoclásico y el del mercado dual.

Pero la situación económica y política de Sudamérica cambió. En Brasil las visas humanitarias de cinco años finalizaron y el nuevo gobierno decidió no renovarlas. Perú comenzó a pedir visas a los haitianos. Ecuador endureció su política migratoria con la justificación de la lucha contra los traficantes de humanos. De esa manera, cientos de haitianos salieron de Brasil y otros países sudamericanos con destino hacia Estados Unidos.

Al parecer los haitianos emprendieron el éxodo hacia Estados Unidos por la información que tenían sobre la finalización del programa humanitario Estatuto de

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Protección Temporal para los haitianos (TPS por sus siglas en inglés), emitido en febrero de 2010 por el gobierno de Estados Unidos, que permitía a los haitianos que entraron a la Unión Americana sin documentos durante el 2010 y 2011, tuvieran la oportunidad de evitar o prorrogar la deportación. El TPS finalizaría en julio del 2017, por eso la llegada intempestiva de migrantes a las garitas de Tijuana y posteriormente Mexicali (Chrishti y Pierce, 2016). Además por la incertidumbre sobre las elecciones presidenciales, donde la posibilidad del triunfo de Trump estaba en el aire.

En algunos países, los migrantes haitianos quedaron varados en su trayecto, como en Costa Rica, donde a 18 mil 385 mil haitianos y africanos, de los 20,208 que entraron, se les expidieron visas de visitantes por seis meses porque no pudieron continuar con su trayectoria Estados Unidos (Bravo, 2017) .

En este tramo del proceso migratorio, fueron las razones políticas de Brasil el factor fundamental para explicar su salida de ese país y la continuación de su éxodo.

El arribo de haitianos a Baja CaliforniaSegún los registros de los medios de comunicación locales, el 25 mayo del 2016 llegó

una primera oleada de 60 migrantes haitianos y africanos al estado de Baja California. El primer punto donde fueron identificados fue en la ciudad fronteriza de Mexicali, capital del estado, ya que dos de los camiones chárter provenientes del sur venían repletos de personas originarias del caribe, y eso levantó sospechas entre las autoridades. Pero la cifra creció en los días posteriores hasta llegar a 400. Así lo dio a conocer la directora de Atención al Migrante del municipio de Tijuana, Rosario Lozada Romero, dato que fue corroborado posteriormente por las autoridades del Instituto Nacional de Migración (Alcántara H. , 2016). Para finales del 2016 ya habían arribado por avión y autobús más de 15 mil migrantes de origen haitiano y/o africano (Román, 2016) de los cuales lograron cruzar más de cinco mil la garita de San Ysidro que colinda con Tijuana. De los que lograron cruzar, el setenta por ciento fueron aceptados para un primer filtro, quedando resguardados en centros de detención migratoria para revisión de su proceso. Lo que no significa que se les fuera a otorgar el asilo o el refugio según fuera su caso.

En un recuento que realizó el Colegio de la Frontera Norte y la Coalición Pro Defensa del Migrante A.C. en octubre del 2016 (París, et.al., 2016) se llegó a la conclusión de que el 90 por ciento de la población migrante que se encontraba en los albergues de Tijuana eran haitianos y un diez por ciento africanos de Ghana, El Congo, Somalia, Sudan, Nigeria, Nueva Guinea, Etiopia, Bangladesh aunque todos decían ser africanos.

En su entrada por Tapachula, la mayoría de los haitianos afirmaban pertenecer a alguna nacionalidad africana, especialmente aquellos países que no tenían embajadas en México o que se encontraban en conflictos bélicos. Eso les permitía una estancia temporal en el país sin riesgo de ser deportados rápidamente. En la frontera sur, las autoridades migratorias les otorgaban un documento de “salida por razones humanitarias”, que les permitían la permanencia en el país por 20 días como máximo. Esto lo refiere muy bien Alarcón y Ortiz cuando presentan uno de los ejemplos alusivos al tema:

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Curiosamente, el documento muestra que fue concedido a un ciudadano de El Congo, aunque el entrevistado era haitiano. Como luego fue ampliamente difundido en la prensa, los haitianos utilizan este recurso debido a que El Congo es un país en conflicto y consideran que de esta manera es más probable que obtengan el estatus como refugiados o asilados (Alarcón y Ortiz, 2017).

Según un estudio del Migration Policy Institute Brasil citado por Chrishti y Pierce (2016) más del 90 por ciento de los haitianos que cruzaron por esta frontera provenía de Brasil. En la encuesta que aplicaron el COLEF y la CNDH a haitianos en Tijuana en el 2017 se corrobora esta información. Resultó que nueve de cada diez haitianos habían residido en Brasil antes de migrar con dirección a Estados Unidos. Algunos provenían de Chile, Venezuela y otros países de Sudamérica Colef/CNDH (2017) .

Del total de la población encuestada por el Colef/CNDH (2017) el 30 por ciento eran mujeres y un 10 por ciento niños.

Los primeros cuestionamientos que se hicieron tanto las autoridades migratorias y el público en general, fue ¿A que venían? ¿Por qué escogieron esta ciudad fronteriza?

Las primeras respuestas la dieron los encargados de los albergues que los atendían. Según, personal de Madre Asunta y Casa del Migrante de Tijuana, varios de los migrantes haitianos, ya traían la referencia de esos albergues, dado que religiosos scalabrinianos de Brasil les habían mencionado la existencia de esos espacios en la frontera de Tijuana, atendidos por sus correligionarios de congregación. Durante su estancia en Brasil, cientos de haitianos estuvieron albergados en refugios de esa congregación internacional.

Una segunda respuesta fue que algunos tenían contactos o familiares en California, haitianos que ya radicaban en ese estado desde hacía varios años. En entrevistas realizadas a los haitianos en Mexicali, coincidieron con sus paisanos albergados en Tijuana sobre los contactos y familiares en California producto del TPS. Mientras que otros consideraban que esta frontera era más segura, a diferencia de estados como Tamaulipas donde se anidó el crimen organizado.

En la encuesta que aplicaron El Colef y la CNDH a migrantes extranjeros albergados en Tijuana en el 2017 se infieren algunas de las razones para seleccionar a Tijuana como punto de cruce hacia Estados Unidos; tres de cada diez consideraba que era más fácil cruzar en este parte de la frontera; el 23.8% reportó que este punto se encuentra cerca de su lugar de destino y dos de cada diez encuestados manifestaron no conocer otra ruta (Colef/CNDH, 2017).

Sin embargo la hipótesis que sostuvieron Alarcón y Ortiz suena más lógica, en el sentido de que:

Una de las causas que explica el desplazamiento masivo de haitianos de Brasil a Tijuana, y otras ciudades fronterizas, tiene que ver con los programas humanitarios que el gobierno de Estados Unidos ofrece para la protección de extranjeros que necesitan refugio o ayuda debido a circunstancias como catástrofes, opresión, asuntos de emergencia médica u otros motivos de atención urgente. Como ejemplo de ello, un mes después del terremoto de 2010, Estados Unidos suspendió la

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deportación de haitianos y habilitó el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para Haití, el cual beneficia a ciudadanos que ya se encuentran residiendo en Estados Unidos y que no pueden regresar de forma segura a su país debido a (Alarcón y Ortiz, 2017).

La llegada intempestiva de migrantes haitianos coincidió con el proceso electoral donde se disputaban la presidencia Donal Trump y Hillary Clinton, y existía el temor de que si triunfaba el primero se cancelarían los TPS y las posibilidades para solicitar refugio serían nulas.

La llegada de los migrantes haitianos generó una crisis de atención. El sector gubernamental estatal se vio rebasado por los cientos de migrantes que se encontraban en las inmediaciones de la garita de San Isidro. El Instituto Nacional de Migración recurrió a los centros de apoyo al migrante de la sociedad civil para que estos atendieran a los migrantes solicitantes de asilo. Se estableció un mecanismo binacional e interinstitucional entre el INAMI y Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) que convinieron en organizar a los migrantes en tandas o números para que estos acudieran a la garita de manera ordenada y solamente una cantidad de 100 por día. Sin embargo, la cuota por día disminuyó y la desesperación de los solicitantes los obligó a trasladarse a la garita de Mexicali creando otro conglomerado en esa ciudad.

Para brindarles atención y protección a los migrantes haitianos, se presentó la concurrencia de distintos actores gubernamentales y de la sociedad civil cuya coordinación fue a veces conflictiva. Se sumaron a la atención los Albergues tradicionales, pero también surgieron nuevos albergues temporales, o bien algunos que destinaban sus esfuerzos a otras actividades como la rehabilitación de personas con problemas de drogas, se incorporaron a la atención de los migrantes. El número de albergues, centro de apoyo e iglesias, de treinta dos llegó incrementarse hasta cincuenta.

La solidaridad de la población de Tijuana, Mexicali y Ensenada, así como de agrupaciones cristianas de Estados Unidos fue evidente, se volcaron a prestar ayuda por distintos canales, algunos formales y otras informales. Aunque también surgieron brotes aislados de racismo en las redes.

El gobierno federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Social, activó un fondo de emergencia para hacerle frente a la contingencia. A finales de 2016 se reporta que se habían destinado más de 5 millones de pesos para atender lo que ellos llamaron “situación extraordinaria de migrantes”. Dos millones de esos recursos se asignaron para fortalecer la infraestructura de los albergues de migrantes (Merlo, 2016).

Hasta el primer semestre del 2016, las autoridades migratorias estadounidenses no deportaban a los haitianos que se encontraban en una situación irregular en territorio estadounidense, al menos que hubieran cometido algún delito. Sin embargo, el 22 de septiembre la secretaria de seguridad nacional anunció la reanudación de las deportaciones de haitianos que se encontraban en esa situación (DHS,2016). Algunos migrantes haitianos que se encontraban resguardados comenzaron ser deportados hacia Puerto Príncipe lo que

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alarmó a las solicitantes de asilo en las garitas de Tijuana y Mexicali7. Todo eso durante los últimos meses del gobierno de Barak Obama.

De igual forma, en la primera semana de noviembre del 2016, luego de un pequeño lapso de interrupción de las deportaciones por la llegada del Huracán Matthew, del DHS reanudo las deportaciones de haitianos que habían entrado por la garita de San Isidro y Caléxico (Colef/CNDH, 2017).

El triunfo de Donald Trump el 8 de noviembre y su toma de protesta el 20 de enero de 2017, trajo incertidumbre en la población haitiana solicitante de asilo. Estos dos hechos crearon los parámetros para calibrar sus expectativas.

El nuevo presidente de EUA venía precedido de un discurso antinmigrante y propuestas de políticas migratorias restrictivas. Las sospechas de la cancelación de los TPS o cerrar las fronteras a los migrantes haitianos, se veían muy cercanas (Mendoza, 2017). A partir de esta fecha los haitianos empiezan a replantearse sus expectativas iniciales.

Los cambios en la política migratoria, vista a través de los cambios en la atención de las agencias estadounidenses, fueron las señales inequívocas que los llevaron a hacer reajustes. Cuando se redujeron el número de entrevistas otorgadas por día.

Ante la perspectiva de no recibir protección, de ser trasladados a centros de detención e incluso de ser deportados, muchos haitianos empezaron a considerar la posibilidad de solicitar refugio en México o de regularizar su situación en este país. La mayoría de los migrantes que aún seguían solicitando asilo político fueron disuadidos de continuar con su proyecto de cruzar la frontera, por la información que les llegó. La perspectiva de los migrantes cambio así como sus expectativas del futuro inmediato.

De esta manera a partir de enero del 2017 se quedaron varados en las ciudades de Mexicali Tijuana y Ensenada, 4,560 migrantes (Hernández, Ramírez, Íñigo, 2017) de los cuales 4 mil 153 se encontraban en los albergues de Tijuana Mexicali, según el INM.

Pero no sólo los migrantes haitianos tuvieron que replantear sus expectativas por las circunstancias fluctuantes. Ante los cambios vertiginosos por las elecciones estadounidenses, también las expectativas del gobierno mexicano se fueron modificando. Al principio las dependencias de gobierno tanto el federal como el estatal, encargadas de atender el fenómeno tenían una definición del problema incompleta. La postura inicial ante el cambio de política estadounidense era básicamente contener el problema, sin embargo, tuvieron que hacer ajustes a su discurso y a su política hacia los haitianos a lo largo del último año.

En los primeros meses del 2016, se creía que los migrantes pretendían solicitar “asilo político” por la “inseguridad en sus lugares de origen y la violencia de la que eran víctimas” (Heras, 2016) también se pensaba que “estaban en tránsito” y, por lo tanto, que EEUU se encargaría de ellos una vez que los admitiera. Esta era la receta tradicional aplicada a

7 Aunque con la llegada del Huracán Matthew el 8 de octubre de 2016, se volvieron a interrumpir las deportaciones.

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fenómenos previos, quizá inspirados por la oleada de ciudadanos mexicanos originarios de Guerrero, Michoacán, Veracruz y otros estados que solicitaron asilo político a partir de 2013. Esta definición no era privativa de los funcionarios gubernamentales; también la sostenían organizaciones de la sociedad civil y de la sociedad en general (de Anda, 2016) por ello se hacían gestiones ─ según declaraciones en los medios de comunicación─ para que el gobierno estadounidense agilizara los procesos de atención a los solicitantes de refugio humanitario (Salinas,2016).

Después de varios meses de la llegada del primer contingente de migrantes, los funcionarios, conforme fueron obteniendo información más precisa, se percatan que la mayoría de los migrantes eran haitianos y no africanos, y que lo que los había a traído a esta región era el Estatus de Protección Temporal (TPS) que implementó el gobierno de EEUU. Una vez que Estados Unidos cierra definitivamente la puerta a los haitianos, y al no existir intenciones del gobierno mexicano por realizar deportaciones, entonces el discurso del gobierno mexicano comenzó a cambiar.

Las autoridades migratorias mexicanas se enfrentaron a una situación que La Convención de Refugiados de 1951 no tiene contemplado (Betts, 2013) puesto que los preceptos contenidos en ella no pueden aplicarse completamente con esta población, pues como sostiene un autor: “no son refugiados en el sentido tradicional del concepto, ni tampoco son solicitantes de asilo político porque no sufren persecución en los países en los que gozan de una estancia legal… no existe una normatividad vigente que sirva para atender su delicada situación” (Martínez, J., 2016) .

Ante esa situación, el gobierno mexicano comenzó un proceso de regularización de la estancia de los migrantes haitianos, otorgándoles tarjetas de visitante por razones humanitarias, para que estos pudieran radicar y al mismo tiempo poder trabajar mientras decidían su futuro mediato.

Conforme pasaron los meses y ya superada la emergencia, se pasó de “un problema migratorio a una situación de orden social” (Carapia,2017). Es decir, lo que seguía era atender la integración de los migrantes haitianos a la vida social.

Se ejerció presión para que los haitianos desalojaran los albergues para el 20 de enero de 2017, fecha en que el nuevo presidente estadounidense Donald Trump tomaría el poder.

Hasta julio del 2017, según la delegación del INM en Baja California, ya habían regularizado su situación en el país 2,400 migrantes haitianos, mientras que 600 fueron devueltos a Brasil a petición de los propios migrantes, 1500 ya se encontraban trabajando con seguro social (Magallanes, 2017). Otros tantos, todavía no se habían acercado a las autoridades migratorias y se encontraban de manera irregular.

De esta forma, la posibilidad de no cruzar hacia Estados Unidos se hizo una realidad para los haitianos. Tampoco regresar a Brasil o Haití. La opción por defecto sería quedarse en México, en Baja California en concreto (Infobae, 2017) , truncando temporalmente su travesía desde Brasil.

La población haitiana poco a poco se ha venido integrando a la sociedad bajacaliforniana, la cual ha mantenido una actitud de apoyo y aceptación a su cultura. Incluso se reporta,

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para esas mismas fechas, que un grupo de haitianos está construyendo, con apoyo de iglesias locales y benefactores de California, la primera colonia de haitianos en Tijuana.

Empiezan a beneficiarse de las ofertas que les hace el gobierno de regularizarse enviando a sus hijos a la escuela, afiliándose al Seguro Popular, dándose de alta al IMSS los que pueden hacerlo legalmente (Hernández, Ramírez, Íñigo, 2017).

Consideraciones finalesEl fenómeno del éxodo masivo de migrantes haitianos a partir del terremoto de 2010

y su travesía por el continente americano ha desafiado las teorías de las migraciones tradicionales.

En su travesía desde Haití, Brasil y México distintos acontecimientos fueron moldeando las expectativas de los migrantes. Las razones para emigrar en cada tramo no fueron las mismas. En algunos momentos las vicisitudes de las políticas migratorias y eventos políticos tanto en América del sur como en EEUU cambiaron abruptamente sus expectativas iniciales, y aunque la meta final del grupo que llegó a Baja California, de cruzar hacia Estados Unidos, no se ha mantenido sin cambio, sus estrategias han variado y seguirán cambiando.

Tal parece que la inversión en tiempo, riesgos y dinero no los va hacer desistir de su meta final. Como comenta un haitiano: “Toda la miseria que sufrimos en el camino hasta aquí” (Semple,2016). Los encargados de los albergues donde todavía se hospedan algunos haitianos, mencionan que ya hay un gran número de mujeres haitianas embarazadas y esto sucedió durante su estancia en México. Tal vez resulte una estrategia para agilizar la regularización y su permanencia en la entidad. Empero, una de las preocupaciones de la población haitiana es como solventar sus gastos de hospedaje y comida combinándolos con un poco de ahorro para enviarlo a sus familias que dejaron en Haití o bien para pagar un coyote que los pase a Estados Unidos.

La migración haitiana del 2010 en adelante, es un proceso que ha ido concatenando momentos sucesivos que se han ido entrelazando través del tiempo. Las causas de la migración haitiana han ido variando según el espacio y el tiempo, y no han sido sólo por la decisión racional de los individuos que busca un mejor bienestar, sino también por causas estructurales, políticas e incluso ambientales.

En el proceso migratorio haitiano, un aspecto que no se tocó pero que fue fundamental para que la comunidad haitiana se movilizara de manera coordinada y pudieran sincronizar sus metas, lo constituyó el uso de las redes sociales y la tecnología. Como es sabido, durante los procesos migratorios no solo se moviliza gente, sino también información e ideas, algunas de las cuales son provistas por familiares o contactos de los lugares de destino, conformando redes sociales y culturales que facilitan la continuidad de la migración. En el caso de los haitianos que llegaron a Baja California, se observó el uso intensivo de los celulares modernos para comunicarse durante el trayecto y con sus familiares del otro lado de la frontera.

José Ascención Moreno Mena 83Migración haitiana hacia la frontera norte de México

Como se puede observar, el proceso de migración haitiana es bastante complejo porque tienen distintos momentos y espacios, en este trabajo no se pretendió dar una respuesta única sobre las causas de la migración haitiana, sino de describir el proceso que desarrollaron para llegar hasta la frontera mexicana.

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Vol 28, N°1

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Esta revista fue editada en formato digital en marzo de 2019 por su editorial; publicada por el Fondo Editorial Serbiluz,Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela