Agosto 15, 2013, Número 10, Segunda Época Augusto...

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El Mollete Literario Agosto 15, 2013, Número 10, Segunda Época Director: Carlos Ramírez $10.00 pesos www.grupotransicion.com.mx [email protected] www.grupotransicion.com.mx [email protected] Augusto Monterroso y sus relatos

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El Mollete LiterarioAgosto 15, 2013, Número 10, Segunda ÉpocaDirector: Carlos Ramírez $10.00 pesos

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Augusto Monterroso

y sus relatos

2 El Mollete Literario 15.08.2013

Cosecha RojaEl hombre que

fue jueves

Mtro. Carlos RamírezPresidente y Director General

[email protected]

Lic. José Luis RojasCoordinador General Editorial

[email protected]

Roberto Bravo Coordinador de Colaboradores

Consejo EditorialRené Avilés Fabila

Wendy Coss y LeónCoordinadora de Relaciones Públicas

María Eugenia Briones JuárezDiseño

Mathieu Domínguez PérezFormación

Raúl UrbinaAsistente de la Dirección General

El Mollete Literario es una publicación mensual editada por el Grupo de Editores del Estado de México, S. A., el Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S. C. y el Grupo Editorial Transición. Editor responsable: Carlos Javier Ramírez Hernández. Todos los artículos son de responsabilidad de sus autores. Oficinas: Durango 223, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, C. P. 06700, México D.F. Reserva 15670

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La bella vozPoesía

Augusto Monterroso:

TrípticoSolo Tito-10 años

sin Tito

EspiralHernán Cortés y

Duverger

Libros LibrosDos versiones

para un mismo resultado

A ContracorrientesBreve historia de

la poesíaNacemos muertos

Arte ahoraSNCA la beca

incendiaria

Por Amadeo Estrada

Cuestionario BravoEntrevista con

Bárbara Jacobs

Por Roberto Bravo Por Roberto Bravo Por Mauricio LeyvaPor Ana Colchero Por Porfirio Romo

Por Mauricio Carrera

Por Oscar Wong

Por Mónica Contreras

Por Citlali Ferrer Por Margarita Ruiz de V.

Y las mujeres ¿qué?La locura, esa

cosa ¿maravillosa?

DiccionarioInfierno

Pico de Gallo

Índice

El Mollete LiterarioBebida Literaria

Por Luy

Tengo miedo

Coordinador:Freddy SecundinoSergio García Díaz

Miguel Cortés GutiérrezMercedes Alvarado

Jorge Luis DuránMarina Centeno

Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro. Octavio Paz

3El Mollete Literario15.08.2013

13.- ¿Qué disfraz elegirías en caso de necesitar uno?

BJ: Más bien, llevo sesenta y cinco años batallan-do en desprenderme de los que se me han ido im-poniendo.14.- ¿Qué es lo peor que han dicho de ti?

BJ: Que yo sepa, lo de que me creo simpática. Pero peor todavía es que le doy la razón al crítico anónimo que me lo señaló, en 1982, tras la publica-ción de mi primer libro, un volumen que titulé Doce cuentos en contra. Y lo que él no sabe es que "creer-me simpática" es, precisamente, uno de los disfraces de los que he estado tratando de desembarazarme. Si lo logro, ¡cómo me asombraría al encontrar debajo a una mujer simpática! Me ganaría una palmadita en el hombro. 15.- ¿Perro, loro, gato, canario?

BJ: Perros y gatos. Pero de niña también conejos y pollos.16.- ¿Es mejor dar que recibir?

BJ: Afirmarlo sin matices equivaldría a ajustarme otro de mis disfraces.17.- ¿A quién invitarías a la fiesta que has soñado hacer?

BJ: Encontrarás la respuesta cuando se publique y leas la novela que acabo de entregar al editor, La dueña del Hotel Poe.18.- ¿Qué palabras, frases, muletillas, usas más frecuentemente?

BJ: Procuro que mi vocabulario sea, aunque cada vez más preciso y más amplio, el de todos los días, a menos que me proponga caracterizar algo o a al-guien con un lenguaje particular. Por lo que hace a las frases hechas, me encanta entenderlas, conocer su origen, practicar mentalmente su aplicación y encontrar, o no, equivalentes en diferentes idiomas, pero no necesariamente utilizarlas por escrito. Por último, aunque me divierte identificarlas, evito lo más posible toda muletilla, incluyendo las gestua-les y las de tono, en especial si están de moda. 19.- ¿Qué trabajo te ha resultado más pesado hacer?

BJ: El de ama de casa y el de ciudadana. 20.- ¿Cuándo lloraste por última vez y por qué?

BJ: Esta mañana, al ver la salida del sol.21.- ¿Cuál ha sido tu mayor logro?

BJ: Decidirme a no usar tacones.22.- ¿Qué te provoca insomnio?

BJ: No tener terminado mi artículo quincenal para el periódico al menos una semana antes de la fecha límite para enviarlo.23.- ¿Qué palabras te gustaría que se dijeran en tu funeral?

BJ: Las que me situaran como una persona sim-pática.24.- ¿Cómo te gustaría ser recordada?

BJ: Como una escritora en lo suyo, bien educada y substancial. 25.- ¿Cuál ha sido la lección más grande que la vida te ha dado?

BJ: Que ella sabe lo que hace.26.- ¿Dónde te gustaría estar en este momento?

BJ: En donde estoy, que es mi Isba Orquídea, como llamo a mi estudio en Cuernavaca.

cuestionario Bravo

Entrevista con Bárbara JacobsPor Roberto Bravo

Bárbara Jacobs

1.- ¿Cuándo has sido más feliz?BJ: La vez que de niña iba subiendo por la Aveni-

da de la Paz con un barquillo y una bola de helado de chocolate en la mano y me tropecé y la bola de helado de chocolate voló y fue a estrellarse en la cara de un señor que caminaba detrás de mí. 2.- ¿A qué sientes más miedo?

BJ: A la oscuridad.3.- ¿Cuál es tu primer recuerdo?

BJ: Uno de mis mayores tormentos es carecer de

un primer recuerdo. A veces he atribuido el honor a uno, a veces a algún otro. Hoy prefiero confesar la inquietante realidad.4.- ¿Quién es la persona viva que admiras más y por qué?

BJ: Mi cuñada, que tiene ochenta y nueve años de edad, que está prácticamente ciega, que por ini-ciativa propia se mudó a una residencia para ancia-nos, y que, hace media hora, desde Barcelona se co-municó por teléfono a Cuernavaca con su hermano, que es pintor, para pedirle, para un espacio libre de 25 x 25 cms en la pared de su pequeño recibidor personal, que le dibujara un gato "rosa mexicano" que hiciera juego con el sofá, tapizado con una tela de ese mismo color, que le recuerda a México, en donde vivió durante aproximadamente una década, pronto hará seis.5.- ¿Qué rasgo de ti deploras más?

BJ: La insociabilidad.6.- ¿Cuál es el rasgo que más deploras en otras personas?

BJ: Deplorar, ninguno; envidiar, la sociabilidad.7.- ¿Cuál ha sido tu momento más embarazoso?

BJ: ¿El más reciente? Haberme acercado a saludar en un acto solemne a alguien que no me reconoció.8.- ¿Cuál de tus cosas aprecias más poseer?

BJ: Algunas cartas, algunos dibujos, dos anillos, mis diarios. 9.- ¿Qué gran poder quisieras tener?

BJ: El de la palabra, el único al que tengo, o puedo o querría tener, acceso.10.- ¿Qué te hace feliz?

BJ: Aparte del afecto de determinadas personas, resolver mis problemas literarios. 11.- ¿Cuál es tu aroma favorito?

BJ: El del pasto recién regado.12.- ¿Cuál es tu libro favorito?

BJ: El que esté leyendo cuando se me formula esta pregunta. Hoy por hoy, por lo tanto, The Life of Charlotte Brontë, de Elizabeth Gaskell.

B árbara Jacobs nació el 19 de octubre de 1947

en la Ciudad de México, dentro de una familia de

emigrantes libaneses. Cursó su educación secundaria en Montreal,

Canadá; obtuvo el grado de licenciatura en Psicología en la

Universidad Nacional Autónoma de México. Fue profesora e

investigadora de traducción en El Colegio de México y de

lengua inglesa en la Universidad Iberoamericana. Es viuda de

Augusto Monterroso. No tiene hijos. Vive con Vicente Rojo entre

la ciudad de México y Cuernavaca. Es narradora y ensayista. Entre

sus novelas destacan, la primera, Las hojas muertas (1987, Premio

“Xavier Villaurrutia”) y la más reciente, Lunas (2010); entre

sus libros de ensayo, el primero, Escrito en el tiempo (1985), y el

que acaba de publicar, Un amor de Simone (2012). Ha sido jurado del

Premio Casa de las Américas 1997, en Cuba y, en México, del Premio

Nacional de Ciencias y Artes 2012, entre otros. Ha sido reconocida

por la comunidad libanesa en México con el Premio “Biblos”

al Mérito 2013. Actualmente ha entregado al editor la biografía

novelada La dueña del Hotel Poe y trabaja en una historia de la

literatura del siglo XX a través de treinta géneros literarios.

4 El Mollete Literario 15.08.2013

Augusto Monterroso: TrípticoSolo Tito-10 años sin Tito

T ríptico de Augusto Monterroso está formado por Movimiento Perpetuo

(1972), La palabra mágica (1991), La letra E (1987), esta descripción obvia de mostrar

el todo por las partes es un señalamiento, lo mismo pudo

estar al final como un colofón. Vale el comentario porque de la

misma manera los libros y textos que componen Tríptico pueden

cambiar de sitio sin alterar por eso su resultado. Tampoco queremos decir con esta explicación que en Tríptico todo es relativo, sino que

ésta es una característica de la obra de Augusto Monterroso, uno de los

autores menos fecundos pero más leídos de nuestra literatura.

Cada texto de Monterroso goza de tal autono-mía que puede ser insertado donde quiera el editor o el autor: al lado de una pági-na biográfica de Eduardo Torres pue-de estar una fábula, un cuento, una disertación, un diálogo y hasta los epígrafes, excepto los que se refieren a las moscas. Los textos pasan como las persona por las calles, cada una en su otredad, componen un mosaico donde nadie se ve extraño en la composi-ción. Quizá Tríptico sea una buena representación de la concepción mo-derna del universo donde caóticamente conviven estrellas brillantes y muertas, ae-rolitos, planetas, satélites, galaxias, come-tas, hoyos negros, constelaciones en una promiscuidad que ha horrorizado a los astrónomos; sin embargo, todo transcurre con tal indiferencia por parte de unos y otros que la serenidad con la que se mueve todo el conjunto es armoniosa. Por otra parte, ese des-plazamiento inalterable provoca la reflexión del lector quien se detiene a cada paso y descubre que la sabi-duría no es confusa, simple y sencillamente no existe, la cognición es un extenso entretenimiento creado por ociosos desde el tiempo inmemorial.

Como en Concierto barroco Carpentier incorpora compositores, Monterroso en Tríptico pone en escena un número considerable de ejecutantes de literatura; con humildad, humor y nostalgia nos descubre sus vi-vencias, sean a través de la lectura, de una plática con

Por Roberto Bravo

Augusto Monterroso, Tríptico; Fondo de Cultura Económica, Col. Tierra Firme, México, 1995, 418 pp.

otros escritores en algún departamento o cuarto de ho-tel de París, Barcelona, Managua, etc., con Cervantes, Shakespeare, Joyce, Gertrude Stein, Vallejo, Miguel Án-gel Asturias, Scorza, Borges, Cardoza y Aragón, Eduar-do Lizalde, Kafka, Rulfo, Lewis Carrol, Kierkegaard, Carlos Illescas, Sábato, Bárbara Jacobs, Bonifaz, Graves, Pessoa, etc. a nada se compara, el que un escritor de la talla de Monterroso (pequeña según él) nos hable de sus iguales con conocimiento y el talento para la anécdota que lo caracterizan. Destaca entre los textos del libro un relato extraordinariamente triste: "Llorar orillas del río Mapocho", es de una humanidad que desnuda la percepción, hace descubrirnos frágiles, tan solos e inde-fensos como su personaje ante la adversidad.

La vida de un hombre es interesante para todos siempre que él no se tomé demasiado en serio y sí se comprometa con su entorno, y sobre todo con su traba-jo; en proporción a este riesgo y empeño tendrá validez una obra autobiográfica. Aunque es sabido de todos que una obra literaria siempre tendrá que ver con la existen-cia de su autor, esta aparente perogrullada lo sería si los escritores, por igual, tuvieran el talento necesario. Sabe-mos que no es así: a un autor lo distingue su originali-dad y por eso sobrevive su obra. Quien posee talento no obedecerá ruta alguna en lo que a arte se refiere, siempre tenderá hacia sí mismo; su obra será un viaje hacia el centro de su persona y esto sí es una perogrullada por-que equivale al palindroma tan querido por Monterroso

que afirma que en lo que a su vida y obra se refiere "ACÁ SOLO TITO LO SACA" y que Jorge

Ruffinelli confirma en el prólogo de "La letra E" cuando dice: "Es interesante

notar que ésta estética [la de Monte-rroso] se relaciona con una moda-lidad personal, una idiosincracia, un modo de ser [unido], como escritor, [a una] ética específica [...] La ética de Monterroso va a la raíz de la literatura: es la que lo

obliga a escribir bien, y más que bien, intachablemente. Una prosa

que lo destaca de la literatura impro-visada que nos rodea y nos invade en

América Latina y en España."Leer a Monterroso hace reflexionar y

pensar en uno mismo, en la literatura, en los escritores, en el mundo a veces tan irracional del que formamos parte. Hay en sus textos tanta simpatía hacia su trabajo, hacia sus compañeros, hacia su vida que al releerlo tuve la convicción de estar frente a un sabio (no hay contradicción en lo que dije en un prin-cipio, porque la sabiduría no existe pero los sabios sí.). Su prosa e inequívoca visión del mundo hicieron que recordara a Luis Cardoza y Aragón, Borges, Antonio Machado (además del poeta, al Machado de Juan de Mairena, Abel Martín y Los complementarios) y tuve el deseo también de que Fernando Pessoa perteneciera a los escritores de lengua española.

Augusto Monterroso

5El Mollete Literario15.08.2013

Por Ana Colchero

R etirada de la actuación y con dos novelas en

circulación —Entre dos fuegos (2006) y Los

hijos del tiempo (2012)—, Ana Colchero se consolida como una

escritora ya formada. A través del sistema de autoedición,

comenzó a circular su tercera novela Nacemos muertos, en la

que aborda la violencia del México actual. La novela no circulará en la estructura comercial, sino que

promovió la venta adelantada de ejemplares y se vende vía

contacto con la escritora a http://nacemosmuertosanacolchero.

blogspot.com.es/

1.- ¿Por qué una edición estilo venta adelantada de ejemplares?

“Nacemos muertos” es mi novela más personal por-que aborda la violencia que estamos sufriendo en Mé-xico y quería controlar la edición y la distribución muy de cerca. Cuando supe del método de crowdfunding (financiamiento colectivo por internet), que es una pre-venta o suscripción, pensé que era la forma ideal para publicar “Nacemos muertos”.

Lo mejor de todo ha sido la relación que durante 45 días he tenido con los lectores de mis anteriores novelas y los nuevos. Y ahora que se ha terminado el crowdfunding y lo he enviado a todos los mecenas, vendo la novela yo misma en http://nacemosmuertosa-nacolchero.blogspot.com.es/, por lo que sigue el con-tacto directo con los lectores y esto es invaluable para un escritor.

La independencia que ofrecen las nuevas tecnolo-gías es apasionante. Por eso es que en EU y Europa muchísimos autores están editando de esta manera sus obras. La suscripción es algo muy viejo, sin embargo, ya que desde el sigo XIX se utilizaba y lo mismo sucede, por ejemplo con periódicos y revistas, te suscribes a ellos haciendo una precompra mediante la suscripción. 2.- ¿Tiene el contenido una relación con el México de la violencia de los últimos años? ¿Cuál es tu po-sición personal ante la violencia y tu posición como escritora?

Sí, “Nacemos muertos” habla de la pesadilla que vive una familia en Mazatlán cuando es azotada por la mano del crimen organizado. En lugar de hacer su due-lo, deben enfrentar la persecusión, el hostigamiento y la indiferencia de la sociedad. Es una historia descarna-da al interior de una de la miles de familias que viven esto todos los días en nuestro país.

Más de 100 mil asesinados y 30 mil desaparecidos, en seis años, el 99 por ciento de ellos pobres, habla de un genocidio. El estado de terror, devastación y podre-dumbre en la impartición de justicia en el que estamos inmersos, es lo peor que hemos vivido en la historia de nuestro país. El hecho de que la gente lo minimice

o justifique es uno de los síntomas de esta tremenda descomposición. Si no exigimos y actuamos para que pare este genocidio, podría ser demasiado tarde. En las redes sociales y más aún desde que inicio el crowdfun-ding de “Nacemos muertos”, un sinfín de personas me relatan los episodios de terror que están viviendo. Situaciones que, por supuesto, no se denuncian o que son barridas de la información o la impartición de jus-ticia. La herida que el asesinato de tal cantidad de per-sonas está generando en nuestro país será muy difícil de sanar. Sólo mediante la remoción de indiferencias, prejuicios, y corrupción institucional y de intereses privados, podremos curar una herida tan profunda.

Escribí “Nacemos muertos”, porque me importa muy poco la especulación de quiénes son de este cár-tel o del otro, quién está detrás o delante de ellos, me importa, pero no estamos para especular y no tengo herramientas, pues todo es carne de intereses oscuros y secretos. Debemos actuar en contra de esta barbarie. Militar con la palabra es imprescin-dible y ese es mi granito de arena.3.- ¿Qué tanta Ana Colchero hay en la novela, su vida, sus pasio-nes, sus militancias?

No imagino escribir sin involu-crarme completamente. En “Nace-mos muertos” además de toda mi pasión por la literatura, está mi de-seo de justicia y de entender aquello que los actores en la tragedia nacio-nal están sufriendo. Es una novela negra, un thriller que cuenta la si-tuación que vive hoy México y por eso es tan cercana a mí y tan dolo-rosa a la vez.

Al mismo tiempo y para aliviar la “negrura” de “Nacemos muertos”, a los mecenas del crowdfunding les regalé en papel y lo vendo ahora, (pero está colgado en pdf y online para quien quiera leerlo http://nace-mosmuertosanacolchero.blogspot.com.es/p/folletin.html), un folletín de seis entregas; una historia de misterio en un restaurante tres estrellas Michelin en París. La verdad, quedó muy divertido.

También edité una precuela de mi novela de cien-cia ficción “Los hijos del tiempo”, que transcurre en el año 2001, donde se descubre la realidad de los atentados del 11 de septiembre, pues el protagonista,

un dibujante de Central Park que ha quedado sordo por las torturas en prisión, nos cuenta su historia al salir de su cautiverio. También se puede adquirir en http://nacemosmuertosanacolchero.blogspot.com.es/p/obras-la-venta.html.

Como verás, mis inclinaciones, mi profesión como economista y como escritora y hasta como ac-triz, se unen a mis placeres y a mis anhelos; por ejem-plo el gusto por la cocina y mi deseo de justicia. No lo puedo evitar, cuando veo una injusticia, encuentro en ella la sin razón, la falta de inteligencia que la ha provocado, pues inevitablemente parte de una visión obtusa de la realidad, y procuro exponerla. La injus-ticia no es sólo un síntoma de la ambición o los pre-juicios o de maldad psicopática, sino básicamente de la estupidez, pues inevitablemente opera en perjuicio de quien la ejerce, además de quien la sufre.4.- Todo indica que abandonaste para siempre la actuación. ¿Por qué?

La actuación me dio grandes alegrías y un medio de subsistencia, pero llegó el momento de dedicarme a lo que siempre había sido mi pasión: la literatura. Cuando tuve que decidir mi carrera universitaria dudé entre la economía y las letras hispánicas. La primera pensé que era mucho más complicado estudiarla por mi cuenta, así que me decidí por ella, pero siempre estuve consciente de que terminaría escribiendo y por ello, durante mis años como actriz, hice muchos ejer-cicios de novela, ensayo y cuento que descarté hasta que tomé la decisión de dedicarme por entero a escri-bir y entonces terminé “Entre dos fuegos” que fue pu-blicada por Planeta; después vino “Los hijos del tiem-po”, novela de ciencia ficción publicada por Suma de Letras, en México, y la esfera de los libros, en España, y ahora “Nacemos muertos”, editada por mí. 5.- ¿Y por qué la literatura, qué te ofrece?

No es algo que puede definir como una recom-pensa, un oficio que me ofrezca algo en especial o tan-gible. Escribo porque me estusiasma crear universos, vidas, situaciones que van cobrando vida. Actuar, por ejemplo, era sólo interpretar; es mucho más completo, interesante y apasionante para mí crear los personajes,

las tramas y los desenlaces. Además, escribir tiene la inapre-

ciable ventaja de que es un oficio solitario, de absoluta independen-cia, así que no tienes jefes, ni res-pondes a nadie más que a ti. No me gustan las jerarquías y tengo con-flicto con la autoridad, la que sea, tanto que desde pequeña me rebelé a obedecer a mis maestros porque no podía entender que alguien me dijera a qué velocidad debía yo aprender algo o qué debía creer a ojos cerrados. Como casi todo lo cuestiono, no soy una buena candi-data para insertarme y convivir con trabajos de escalafón.

Durante toda mi vida los libros me han acompañado y con ellos sus

protagonistas, sus épocas, sus idiosincrasias. Cada li-bro que leo se queda en mí para siempre, como si lo aprehendiera y nunca más pudiera escapar de mí y eso era lo que yo quería hacer: crear historias y personajes que se quedaran en los lectores, pero sobre todo en mí.6.- ¿Qué viene ahora?

Seguir haciendo historias. Todavía no sé bien cuál. Supongo que algo más bien lúdico, pero quién sabe si se me atraviese otra cosa. Lo decidiré en breve, en cuanto acabe un cuento pendiente que estoy escribiendo.

Ana Colchero

Nacemos muertos

6 El Mollete Literario 15.08.2013

LiBros-LiBros

Dos versiones para un mismo resultadoPor Porfirio Romo

No hay un desarrollo común en el andamiaje de sus relatos, pues no describen una situación que lue-go habrá de llegar a un clímax y desembocar en un final sorpresivo, según la poética del cuento de Edgar Allan Poe. Regularmente, lo que este autor nos pre-senta es un suceso en el que la historia ya es pasada, lo que está ocurriendo en ese mismo momento es un recuerdo o un desenlace. Todas las referencias que van dando sus personajes son situaciones que ya su-cedieron, aunque signifiquen un drama todavía en su existencia; o tal vez sea el mismo clímax la breve historia que nos cuenta y es deber del lector recom-poner con las mínimas pistas ofrecidas una histo-ria mayor y más profunda, normalmente trágica o llena de dolor y soledad. Para que la lectura vaya cobrando un sentido, al paso de los días vamos no sólo comprendiendo, sino profundizando en la an-gustia de cada una de esas existencias que luchan por no ahogarse en el senti-miento de soledad o de abandono. Tal vez esta fór-mula escritural sea cercana a Hemingway con su idea del iceberg, sin embargo, es claro que Carver tiene una indudable influencia de Antón Chejov, de cuya obra fue un estudioso, además de que escribe, en Tres ro-sas amarillas, un relato so-bre los últimos días del gran autor ruso.

Raymond Carver fue autor de dos tomos de poesía y de cinco libros de narraciones breves, o qui-

zá valga llamarles novelas miniatura, como decide denominarlas Guillermo Samperio, para distinguir por su estructura a estas piezas de las llamadas no-velas breves, como Aura de Fuentes o El apando, de Revueltas. De entre sus obras narrativas, destaca el título De qué hablamos cuando hablamos de amor, publicado por primera vez en 1981, bajo el sello de la editorial Alfred Knopf y bajo la supervisión del editor Gordon Lish. Es una colección de diecisiete narraciones en las que el autor siempre nos sorpren-de con la estructura y los recursos utilizados y des-de su aparición hasta ahora está considerada como una pequeña obra maestra. No obstante, apenas en 2009, y ya muerto el autor, volvió a reeditarse como

un libro diferente, bajo el tí-tulo de Principiantes.

El primer texto de esta colección habla sobre los muebles de una casa, que se encuentran dispuestos en el jardín del frente, mientras que la casa se encuentra casi vacía. Una pareja de jóvenes decide acercarse a verlos y su dueño aparece para ofre-cerles en venta lo que elijan. El hombre les invita whisky y conforme los muchachos le hacen contra ofertas por cada objeto, él va aceptando las cantidades sin el menor interés. Está claro que está desmantelando una casa que seguramente habitó con alguien que ahora ya no está, este es el recurso del autor para sugerirnos un drama que nunca nos explica, el sufrimiento del hombre tampoco lo hace

patente, sólo nos da pinceladas en las que entende-mos que nada le importa y que además bebe en forma desmedida, sin ningún recato porque no hay razón para tenerlo. Al final la muchacha termina bailando con él, después de hacerlo con su pareja que entonces ya se encuentra completamente ebrio. Hay un acerca-miento extraño de ella hacia el hombre mientras baila con él, aunque nunca sabemos que tan trascendente pudo haber sido, porque la historia brinca de allí has-ta el último párrafo de la novela miniatura, en el que la chica hace el recuerdo de la situación vivida ante un grupo de amigas, diciéndoles lo absurdo de esa experiencia en la que compraron ciertas cosas que ya son ahora comunes en su propia casa, pues dice que bailaron, bebieron y durmieron en la cama tendida sobre el jardín del frente de una casa.

Un recurso regular en la prosa de Carver es la introducción de historias dentro de la historia, cons-truyendo un mosaico que exige la atención del lec-tor para evitar que se pierda en un pequeño torrente de nombres, tiempos y lugares, como sucede en el caso de la micro novela “Aventura”, titulada así ori-ginalmente por el autor y editada como “Bolsas” en una de las historias que más cambiaron entre una edición y otra, como más adelante se verá. Es una historia que el narrador va a contarnos porque quiere hacerlo, dice que ni siquiera sabe si es importante o no, pero de cualquier forma él va decir el relato. En él nos cuenta su historia en brevísimas palabras, pero de lo poco dicho sabemos que es un vendedor de libros que recientemente ha terminado una rela-ción de familia con hijos, por causas dolorosas pero desconocidas. Sin embargo, lo que realmente quiere contar es que en un viaje de trabajo decide ir a ver a su padre, del que se nota que no sabe nada en los últimos años, no obstante le hace una visita breve y se encuentran en un aeropuerto. Allí el padre empie-za a hacerle una importante revelación, tanto lo es que podría explicar muchas cosas del narrador, pero parece que a él no le importa mucho, más se distrae con la gente del bar del aeropuerto y nos cuenta las situaciones que allí se viven, entremezcladas con la revelación del padre, que está abatido sin que tam-poco signifique mucho para el vendedor de libros. A duras penas y con la insistencia del hijo para que apure su cuestión, pues sabe que el avión está por salir, el padre termina contando una atrocidad de su propia vida. Apenas lo hace, el hijo se va casi corrien-do a la salida del avión y olvida los regalos que en una bolsa el padre le llevó para los nietos, que sabemos que el vendedor ya no los ve. Ese es uno de los gran-des recursos de Raymond Carver, hilar historias en las que sugiere tragedias que no se cuentan, desastres de los que sus personajes son portadores solo de un

M uy probablemente sea Raymond

Carver, escritor estadounidense

nacido Oregón en 1939, el narrador que más influencia

ha tenido en los escritores contemporáneos, especialmente

entre los cultivadores del relato breve, el cuento y la

microficción. La estructura de sus obras narrativas es siempre una sorpresa para el lector, que no atina en su primera lectura

a comprender el porqué de esos finales aparentemente truncos.

Raymond Carver

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7El Mollete Literario15.08.2013

otras impresionantes novelas, ya había alertado del trabajo que Gordon Lish se tomó en la edición de la obra de Carver, que no se reducía a simples sugeren-cias sino a cambios al parecer radicales, pues algu-nos finales de cada historia no estaban originalmente concebidos de la forma en la que fueron editados, ni tampoco se notaba la crudeza en las descripciones ni la economía en el uso de las palabras. Sin embargo, no fue sino hasta 2009 cuando se volvió a hacer esa edición sin cambios, bajo el título de Principiantes. Con diferencia de algunos años, la editorial española Anagrama publicó ambas versiones en castellano, De qué hablamos cuando hablamos de amor (1987) y Principiantes (2010). Al parecer, además de la insis-tencia de algunos académicos estadounidenses, fue la iniciativa de Tess Gallagher, mujer que sobrevivió la muerte de Raymond Carver, quien consiguió reha-cer, como edición distinta, este conjunto de relatos eliminando hasta donde fue posible la influencia que el editor tuvo al momento de revisar la obra original. Cabe preguntarse hasta dónde es válido publicar una obra de esta naturaleza, cuando la que originalmente conocimos ya logró no solo un éxito notable, sino una influencia importante en generaciones posteriores de escritores, estadounidenses y de otras latitudes.

Finalmente, Raymond Carver falleció como uno de sus personajes, pues luego de haber sorteado por más de diez años su alcoholismo, falleció el 2 de agosto de 1988 por cáncer causado por el tabaco. Acababa de casarse con Tess Gallagher.

recuerdo en apariencia, pero que mucho explican la amargura que en general atormenta a cada protago-nista de la obra carveriana. Cabe mencionar que la edición original omite un detalle importante para la comprensión del relato, y es que la revelación del padre al hijo narrador es sobre cierta infidelidad que culminó con el divorcio de los padres. Eso se entien-de aunque no se diga, pero lo que el padre considera el peor hecho es que el marido de la chica con quien sostiene la referida infidelidad termina suicidándose. Éste, que no es un detalle menor, lo rasura Gordon Lish, el editor del libro que primero se publicó. Es muy probable que en la búsqueda de consolidar ese estilo carveriano, genial para contarnos grandes his-torias con pocas palabras, su asesor haya exagerado y por lo tanto mutilado un texto al que le falta ese ingrediente que le da una fuerza mucho mayor cuan-do se conoce el texto original. La gran pregunta es, ¿por qué Carver permitió esto?, ¿es que acaso iba de por medio la publicación o no de su obra? Algunas de estas historias ya habían sido publicadas previa-mente, en revistas o en ediciones de baja circulación, pero llegar a publicar con la editorial Alfred Knopf representó, sin duda, un hecho relevante para que la obra carveriana cobrara la importancia que hasta hoy tiene.

Algo similar sucede en el relato que le da nom-bre al libro, en el que dos parejas, alrededor de una botella de ginebra en una supuesta conversación informal, de amigos que al rato irían a cenar, opi-nan acerca de lo que es el amor de pareja, a partir de su propia circunstancia. Una de las parejas conlle-va historias que explican la tragedia que pronto puede suceder y que nunca se ve, el autor no nos la cuenta, no lo necesita porque con lo que supimos tenemos para delinearla nosotros mismos como lectores. La reflexión es implacable y la crudeza de los sucesos, explícitos o tácitos, nos habla de una realidad que no perdona sentimenta-lismos. No es casual que en la mayoría de las his-torias de Carver se hable de excesos alcohólicos e incluso de la agrupación de Alcohólicos Anóni-

mos. Raymond Carver fue víctima de la enfermedad del alcoholismo, pero también fue un hombre sobrio por más de diez años gracias a su adhesión a estos grupos, de allí que historias como “El señor Café y el señor Arreglos” tengan justamente un marco de

alcohólicos recuperados y no. Esta micro novela la ti-tuló originalmente el autor como “¿Dónde está todo el mundo?” y fue una de las que más redujo la im-placable tijera de Gordon Lish, pues quedó en apenas un 22 por ciento de lo que originalmente era y que po-demos leer en Principiantes. Es palpable que en este caso la eficacia del editor no haya dañado el texto original, pues la fuerza y esencia de la narración, en ambos casos es bastante buena. Lo que sí deja para pensar es hasta dónde pudo ser determinan-te la exigencia del editor para la buena suerte de la obra de Carver.

Sucede que Alessandro Baricco, el célebre escritor italiano, autor de Seda entre

Raymond Carver y Tess Gallagher

Ese es uno de los grandes recursos

de Raymond Carver, hilar historias

en las que sugiere tragedias que no

se cuentan, desastres de los que sus

personajes son portadores solo de

un recuerdo en apariencia, pero que

mucho explican la amargura que en

general atormenta a cada protagonis-

ta de la obra carveriana.

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a contracorrientes

Breve historia de la poesíaPor Óscar Wong

Los primeros temas y composiciones de la lírica grecolatina fueron himnos, banquetes, eróticos, muer-te, conducta humana... en Roma la poesía lírica contó con brillantes cultivadores, si bien se halló restringida a círculos eruditos. Catulo (82 a. C.–52 a. C.), por ejemplo, mostró gran variedad temática en epigramas y cartas; fue el máximo representante de la neoteórica. Sus fuentes fueron helenísticas. Arte nuevo y docto. Abunda el tema erótico y refleja la realidad, de la que surgen los sentimientos. Su expresión es culta, pero su lenguaje es corriente. Fue el fundador del género auto-biográfico, que distingue la elegía romana de la griega.

En la Edad media, los reinos cristianos europeos dan a luz sus propias líricas y epopeyas, sobre todo en el Mediodía francés, en la zona conocida como Occi-tania y Galia Narbonense, donde se desarrolló una len-gua románica, conocida como "provenzal" o "lengua de oc", que pronto fue apta para la expresión poética. El infaltable Robert Graves, en La diosa blanca nos

habla del Alfabeto de los árboles, la lengua inventada por el dios Ogma, u Oc, de donde viene esta relación con los trovadores provenzales, quienes inventaron el fine amour, conocido en la historia como amor cortés –aunque la traducción correcta debería ser amor cor-tesano o, según la expresión de los cantores, el amor de caballero–.

Denis de Rougemont establece la relación entre los cátaros y trovadores, y su repercusión en las cortes medievales del sur de Francia, donde se genera el con-cepto cultural del amor. Se manifiesta entonces una poesía popular cantada por juglares y una lírica caba-lleresca. Es capital esta época porque aquí se gesta la lírica europea y, desde luego, la castellana, que es la que nos corresponde. Conviene distinguir la figura del "trovador", el poeta, de la del "joglar", quien cantaba la poesía, aunque la línea no aparezca siempre clara (Cf. Amor y Occidente, 1938). A partir del siglo XI y sobre todo en los siglos XII y XIII los trovadores aparecen

protegidos en castillos y palacios, componiendo can-ciones sujetas a férreos esquemas estróficos sin nin-gún tipo de libertad, de temas muy variados. Entre los numerosos trovadores de los que se tienen constancia cabe destacar a Ghilhen de Peitieu, Bernart de Ven-tadorn, Bertran de Born, Giraut de Bornelh, Raimon de Miravalh, y de manera especial a Arnaut Daniel (S. XII) máximo exponente del "trobar clus", una poesía hermética dirigida a un público muy selecto. La figura de Eleanor de Aquitania y la de Guillaume de Portier son capitales. Éste último señala: “La mujer que inspi-ra amor es una diosa y merece culto como tal”. Graves concilia esta tradición bárdica precisando: el poeta le sirve a la musa y el hombre a la mujer.

Más tarde, Dante y Petrarca revolucionan la poesía europea durante el renacimiento. Las nuevas formas clásicas perduran hasta derivar en el manierismo del XVI. Posteriormente viene la etapa del barroco y a fi-nales del siglo XVI y en el siglo XVII la lírica alcanza cumbres literarias en los reinos más poderosos, como España, Inglaterra o Francia. En el Neoclasicismo la lírica recurre al formalismo y contención de los clási-cos greco-latinos, renunciando al barroquismo en que derivó el siglo XVII y "racionalizándose" en el siglo XVIII. En la primera mitad del siglo XIX se apuesta por el subjetivismo y la espontaneidad del romanticis-mo. Desde Alemania se extiende con diferentes mati-ces por toda Europa. A finales del siglo XIX se genera el simbolismo y la poesía se preocupa fundamental-mente por innovar y los poetas por ser originales. Ya en el inicio del siglo XX pesan poetas orientales como Tagore, o la activa literatura americana, añadiéndose a las tradicionales "canteras" europeas. En la prime-

Como expresión estética y comunicativa, la

poesía constituye un espacio, un territorio

donde las palabras y las frases se transforman en sentimientos

y/o emociones. Se penetra a un universo, a otra dimensión,

donde el poeta, metamorfoseado en mago o hechicero –puesto

que nace con ese don– extrae la realidad y la modifica. Al igual

que la civilización, la poesía tiene su origen en los pueblos

orientales. Puede destacarse que en general, las literaturas

orientales son muy ricas en dicho género literario. Es rica la historia de la Poesía. En el

ámbito grecolatino, autores como Homero, Ovidio, Virgilio y sobre todo Horacio, dotaron

de contenidos míticos la manera de entender a la poesía. Siempre

desde la perspectiva ritualista, éste fue asumiendo diversidad

de expresiones, exaltando la belicosidad y heroísmo de los dioses y guerreros; de manera

que la poesía fue clasificada en épica, dramática y lírica.

Rabindranath Tagore

Francisco Petrarca. Galería Uffizi, Florencia.

9El Mollete Literario15.08.2013

Coincidencias, territorialidad del lenguaje y la visión cotidiana, con una estética que pretende es-tablecer, apropiarse de la realidad inmediata con un lenguaje desacralizante. Lo discursivo frente a la exaltación lírica –entendida como emotividad cua-si desbordada y, por tanto, centrada en el sujeto–, que genera reflexiones lingüísticas, puesto que la analogía fónica genera una analogía de sentido. Y lo que el chileno Huidobro manejaba –abandono de la métrica y la puntuación, manejo metonímico no como ornamento, sino como un aspecto incorpora-do a la sonoridad versicular–, también se advierte en la poesía mexicana contemporánea, en especial en Coral Bracho.

http://poesiadewong.blogspot.comLas metamorfosis de Ovidio. (Estatua de Acis y Galatea en los jardines de Luxemburgo, Paris)

Coral BrachoPablo Neruda

Octavio Paz

La verde savia de la primavera que en el

árbol joven se agita celebrará a la Madre

de la Montaña, y todos los pájaros ca-

noros la aclamarán un día, pero yo es-

toy dotado, inclusive en noviembre, la

más desapacible de las estaciones, con

una sensación tan grande de su clara-

mente raída magnificencia que olvido

la crueldad y la traición pasadas, indi-

ferente a dónde puede caer el próximo

rayo. La Diosa Blanca, Robert Graves.1

1 Green sap of Spring in the young wood a-stir Will celebrate the Mountain Mother, And every song-bird shout awhile for her; But I am gifted, even in November, Rawest of seasons, with so huge a senseOf her nakedly worn magnificente1 forget cruelty and past betrayal,Careless of where the next bright bolt may fall.

ra mitad del siglo XX, un periodo marcado por dos guerras mundiales, surgen movimientos de vanguar-dia, presentándose múltiples formas en el arte, y por supuesto en la poesía, floreciendo así una renovación que rompe con los esquemas conocidos.

Es evidente que la literatura hispanoamericana tuvo periodos muy marcados que generaron cam-bios relevantes en la poesía: Es en la época colonial, cuando se escribe la primera poesía en castellano en América, después de la ocupación española. Del siglo XVI al XVIII alejados de Europa, los poetas mantie-

nen las corrientes del Renacimiento y el Barroco con particularidades. En el siglo XIX durante el Romanti-cismo surgieron muchos autores sudamericanos for-mando varias generaciones de poetas. El modernismo es la versión hispana del decadentismo europeo. Los grandes promotores del modernismo fueron: Martí y sobretodo Rubén Darío. En el siglo XX surgen otras tendencias con el posmodernismo, nuevas voces re-accionan contra el modernismo apostando por una poesía intimista y personal; del mismo modo se ini-cian otros estilos como la "poesía pura" y la "poesía negra". Además de numerosas resonancias surrealis-tas en Neruda, Octavio Paz o César Vallejo, los poetas hispanoamericanos crearon sus propios "ismos" como el creacionismo de Vicente Huidobro o el ultraísmo (importado de España) de Borges. En la segunda mi-tad del siglo XX poetas ciertamente transcendentes en la poesía en español se dan a conocer como Gelman o Benedetti.

En la actualidad, en pleno siglo XXI, la poesía se encuentra ligada a las innovaciones, van surgiendo nuevas corrientes literarias y nuevas formas de mani-festación. Es notorio que en la poesía actual hay una

diversidad de líneas poéticas o estéticas que se van afianzando unas más fuertes que otras. Este extravío substancial, lírico, ha sido abordado por diversos au-tores donde la expresión asume una doble vertiente: escritura y lectura y, además, una visión del mundo contemporánea. Armonía racional, sí, de expresión sensorial, enfrentada al juego sonoro de los signifi-cantes –la idea generando el ritmo, como advertía Huidobro–; prosaísmo, frente a un lenguaje acaso vio-lentado. Pero siempre la radicalidad: borde y reborde del Yo poético, desplazando lo externo.

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en un puesto clave de la organización anarquista, la cosa se torna interesante. Mayor es el interés cuan-do se descubre que se orquesta una operación para destruir el mundo. El hombre que fue jueves, es de igual manera un fino desdoblamiento del perfil de los

personajes, el cual se da entre un ambiente onírico y uno fatal, así lo es un acontecimiento que experimenta Syme atribuido a los anarquista, lo mismo que su encuentro con un policía filósofo que le cambia la vida; entonces sabemos, porqué el poeta decidió entrar a la fuerza policíaca después de entrevistarse

con personaje misterioso. Como se puede deducir, El hombre que fue jueves, tiene varias vueltas de tuerca impresionantes, a este se le suma que también es una novela de símbolos que termina por ser un sólo símbolo con pasajes y versos bíblicos que la do-tan de un poderoso sentido enigmático. José Rafael Hernández Arias, en su pró-logo a la edición de El Club de Diógenes al respecto nos dice: según Chesterton, se trataba de un nuevo tipo de novela, una historia en la que se tipifican pensa-mientos modernos, pero no con argumen-tos, sino con incidentes simbólicos: una comedia alegórica. La idea la tomó de la

obra de su admirado R.L. Stevenson The New Arabian Nights. Así pues, Chesterton decidió trasla-dar el combate por el dogma y la ortodoxia católicas al corazón de la sociedad moderna y urbana, donde se decidía el futuro de la humanidad. Por esta visión y contenido integral de la novela, El hombre que fue jueves, es un pensamiento moderno que termina di-ciéndonos algo que la trasciende y que únicamente puede descubrir quien termina leyéndola.

cosecha roja

El hombre que fue juevesPor Mauricio Leyva

La obra en mención provista de un suspenso úni-co, contiene en sus aguas subterráneas el flujo de un pensamiento complejo, y un humor mordaz y afilado en el que navegan dos historias: una fantasía policía-ca y un debate filosófico de calado profundo entre el pensamiento de Schopenhauer, contrapuesto con el de Nietzsche y el anarquismo del siglo XX. Sus per-sonajes principales son Gabriel Syme y el poeta anar-quista Lucian Gregory, punto detonante de una trama original e inolvidable que, para disfrute del lector, van tensando el arco de una historia ubicada en un contexto urbano. De hecho en ese contexto inicia esta historia fascinante en el capítulo titulado Los dos poe-tas de Saffron Park, luego de un brillante poema que es el preámbulo de la acción: El suburbio de Saffron Park estaba situado en la parte de Londres por donde se oculta el sol, y aparecía tan rojo y rasgado como una nube crepuscular. Todo fue construido con un tipo de ladrillo brillante; su silueta era fantástica y su planta algo extravagante. Habría sido el capricho de un especulador inmobiliario, con leves pretensiones artísticas, que algunas veces denominaba a su estilo arquitectónico “isabelino” y otras “reina Ana”, con-vencido, aparentemente, de que ambas soberanas eran la misma persona. El barrio se describió, con cierta justicia, como una colonia de artistas, aunque allí jamás se produjo un arte que se pudiera definir de algún modo. No obstante, aunque sus pre-tensiones de ser un centro cultural eran algo difusas, sus pretensiones de ser un lugar agradable eran, por el con-trario, indiscutibles.

En ese ambiente Ga-briel Syme y Lucian Gre-gory se conocen, ambos figuran ser poetas, discu-ten como poetas, hablan como poetas, y viven como poetas. Sin em-bargo, Gabriel Syme va más allá. Luego de una conversación intere-sante, Gregory invita a Syme a un bar, allí

se trasladan y luego de un rato Gregory conduce a Syme por varios pasillos revelándole que el sitio, es en verdad un clandestino lugar de reunión de los anar-quistas. En este punto de tensión en que Syme está en la boca del lobo, revela a Gregory su identidad de policía. Gregory no sabe cómo reaccionar puesto que un grueso número de sus correligionarios se acerca a ellos: ¿acaso no se da cuenta de que nos hemos dado mutuamente jaque mate? –exclamó Syme-. No puedo decirle a la policía que usted es anarquista, y usted no puede decirle a los anarquistas que yo soy policía. Solo puede vigilarme, sabiendo quien soy. En suma, se trata de un duelo solitario e intelectual, mi mente contra la suya. Soy un hombre privado de la ayuda de la policía. Usted mi pobre amigo, es un anarquista privado de la ayuda de esa ley y organización que es tan esencial a la anarquía. No obstante existe una diferencia a su favor. Usted no está rodeado de po-licías inquisitivos, y yo estoy rodeado de anarquis-tas inquisitivos. No puedo traicionarle, pero puedo traicionarme a mí mismo. La encrucijada no puede ser peor para los poetas y para agudizar la situación, resulta que justo en ese momento se celebra una asamblea anarquista para elegir al nuevo hombre que será Jueves puesto que el anterior falleció. En medio de una acalorada discusión sobre el posible sucesor resuena el nombre de Gregory, quien para proteger a la asamblea hace el uso de la palabra de forma modera-da y hasta pusilánime, para desagrado de la asamblea, y en una vuelta de tuerca impresionante, Syme se levanta de su asiento. Na-die desconfía del recién llegado porque llegó con su compañero, asumen su lealtad a la anarquía

G . K. Chesterton, considerado el padre de las paradojas, fue uno de los escritores

británicos más polémicos de su generación. Genio de una vasta e

importante obra literaria, el creador del Padre Brown, es también el autor de esta popular novela El

hombre que fue jueves.

y le permiten su elocución, la cual se vuelve contra el propio Gregory y coloca al policía como el nuevo hombre que será Jueves. Lucian Gregory trata con desesperación de convencer a la asamblea de su error pero resulta imposible, el discurso de Syme es tan arrollador que la ovación lo hace a un lado. Con Syme infiltrado

Gilbert K. Chesterton

11El Mollete Literario15.08.2013

autor del famoso libro, por diversas razones: su casi analfabetismo, las citas de libros prohibidos y requi-sados o ni siquiera publicados y de los que no pudo tener conocimiento previo. Todo ello llevado a modo de investigación detectivesca aunque con gran cui-dado académico. La conclusión es del mayor interés: sólo Hernán Cortés habría podido escribir el conoci-do libro. Las razones para hacerlo son tan interesantes como el hecho mismo. Cortés vive sus últimos años en España en un ambiente de académicos, de intelectua-les, y ahí habría escrito en tres años el libro que Carlos Fuentes denominaría “la primera novela latinoameri-cana”. Crónica de la eternidad ha sido criticada por algunos historiadores y elogiada por otros. Rompe con esquemas de lo dado por hecho. La tesis es aven-turada, el estudio minucioso, el resultado sorprende, choca, sobre todo a quienes ni siquiera se plantearon la posibilidad o sobrellevan el Cortés de caricatura. Se abre ahora la discusión a ese sitio de privilegio cientí-fico: la duda. Los argumentos de Duverger convencen y aún ahí surgen nuevas preguntas importantes. Las críticas principales que se han hecho me resultan frági-les, y sobre puntos respondidos a priori por Duverger.

Recomiendo la lectura de ambos libros, si bien el segundo es más polémico y novedoso, el primero es de particular riqueza. El prólogo lo hizo el más reconoci-do experto sobre Cortés, José Luis Martínez, autor de otra biografía sobre el conquistador y de la compila-ción de los textos cartesianos.

¿Es Hernán Cortés un personaje que merezca odio y en quien se concentre la idea del colonialismo vi-rreinal, o es acaso el fundador de la sociedad mestiza nacional?

La figura de Hernán Cortés está más envuelta, en México, por el velo de la satanización y de la caricatu-ra, que por una visión neutra, constructiva. Los mo-vimientos independentista y de revolución tomaron como estandarte nacionalista un indigenismo más de palabrería que de hechos. La independencia toma el poder de España, pero no lo comparte con los indí-genas salvo excepciones –Juárez y Díaz–. En medio del proceso de independencia y de la mano tenden-ciosa de EE.UU. sobre la Nueva España, se construye entre los años 20 y 30 del siglo XIX un odio extraor-dinario hacia la figura de Cortés, que lleva incluso a saquear su tumba –los restos fueron resguardados previamente por Lucas Alamán–. En realidad, Cortés era un ídolo nacional hasta 1795 y particularmente querido por los indígenas (Duverger, 2013). Tener una visión neutra, de mayor realidad y documenta-ción sobre el conquistador de la Nueva España, país distinto geográfica y constitutivamente que México, resulta de la mayor importancia. Eso, precisamente es lo que nos muestra el historiador Christian Duver-ger, con su libro Cortés, de 2005, editorial Taurus. Duverger accede a años cruciales –de escasos datos en otras biografías– de la vida de Cortés. Él mismo se define como un historiador de grandes incógnitas. El libro nos revela a un personaje fascinante, excep-cionalmente culto, universitario, buen conocedor de Aristóteles y estadista de primer nivel, cuyo interés es formar una nueva sociedad, mestiza, con una edu-cación plurilingüe, en donde ni siquiera contempla el castellano. Nota interesan-te: el nombre Nueva España, concebido por Cortés, es anterior a, e influencia la decisión de denominar España –de la antigua Hispania roma-na– a la nación europea que estaba en un proceso de unificación aún no lo-grado en esos días. Todo ello acaso escuece en el sentimiento dogmático enseñado por el naciona-lismo –movimiento legí-timo, pero lleno de sesgos frágiles–. La actual España, por ejemplo, es el producto de al menos 5 distintas con-quistas –la última sincróni-ca con la latinoamericana–, cuya historia y conquistado-res son mirados y aceptados con interés. Esa sana actitud permite visiones ricas. Duver-ger desmitifica varios sucesos y los estudia con rigor histo-

Más recientemente, en 2012, Duverger publica un nuevo libro: Crónica de la eternidad, también en Taurus. Este polémico texto destaca, tanto como el primero, por una gran calidad de escritura, relatado con particular flui-dez. Son escritos para un pú-blico amplio, pero llevados con un rigor patente, más de 40 páginas de Crónica de la eternidad están dedicadas a notas documentales. Éste último libro hace una inda-gación en torno de la auto-ría de La verdadera historia de la conquista de la Nue-va España, históricamente atribuida a Bernal Díaz del Castillo. Duverger hace una revisión exhaustiva de Bernal y de todos los integrantes de la con-quista y concluye que es imposible que éste sea el

Hernán Cortés y DuvergerPor Amadeo Estrada

espiraL

riográfico –tal como la “matanza de Cholula” y nos revela un escenario distinto, debe señalarse que en La visión de los vencidos tampoco se entiende ese evento tal como la historiografía más común lo dibuja –. El Cortés del viaje a las Hibueras fascina cual personaje werzoguiano y levanta grandes incógnitas. El mayor problema de Cortés no es gobernar la Nueva España, sino la relación con Carlos V y Felipe II, y la insen-sibilidad de éstos hacia temas distintos del dinero. Son quienes reinstauran la inquisición que Cortés lo-gra quitar contra los indígenas, así como las leyes de éste que les favorecían a las etnias locales. La lectura de Cortés resulta relevante e incluso imprescindible para comprender mejor al personaje y el momento de la conquista.

Bibliografía: Duverger, C. 2005. Cortés. Editorial Taurus.

México D.F.Duverger, C. 2012. Crónica de la eternidad.

Editorial Taurus, México D.F. Revista Nexos. Abril, 2013.

Los movimientos independentista y

de revolución tomaron como estan-

darte nacionalista un indigenismo

más de palabrería que de hechos.

La independencia toma el poder de

España, pero no lo comparte con

los indígenas salvo excepciones

–Juárez y Díaz–

www.estadoyseguridadnacional.mx

12 El Mollete Literario 15.08.2013

Mercedes Alvarado

I

Y no era yo

ni mi sombra

ni mi luz

ni mi noche.

No eran mis ojos sangrantes

en el dibujo.

No era grava encarnada.

Esa memoria de lápiz

nunca coloreó mis formas.

No era la mancha

no el papel carcomido.

No era yo

ni mi sombra

era una copia de mi cuerpo

en otra historia.

*Fragmento. Del libro “Apuntes de algún tiempo” (Ed.

Verso Destierro, 2013).

poesÍa

Coordinador: Freddy Secundino S.

Quién eres

Interiores

Memoria de las caídas

No es sólo un juegoBuscar la cenizaMiguel Cortés Gutiérrez (Costa Rica)

Tanta musa, por allí, extraviada,

sin luna a la cual llorar,

sin carbunclos desquiciados

a los que pedir deseo,

sin velo, sin abrigo

en mitad del alma

de la desalmada noche,

tanta,

por ahí, conduciendo loca

su esencia pasajera,

que resulta fácil

atrapar a una

y cantar,

cantarle.

Marina Centeno

Los poetas excavan con destreza

hasta llegar a la capa de grasa que antecede

a la mezcla de capricho,

cuando se quiere consagrar a la muerte

sin saber que ella se eterniza

entre los escollos de la vanidad.

*Del libro “Interiores” (inédito).

Jorge Luis Durán (9 años)

Jugar Mario Bros no es sólo un juego. Pones en riesgo

su vida.

Eso no es tan sólo un juego.

Hace cinco mil millones de años, cuando todavía vi-

vían los dinosaurios, esos animales grandes de cola

larga y de piel gruesa y tiesa, más dura que una pie-

dra, cayó un meteorito a la Tierra. Fue algo sorpresi-

vo e inesperado para sus habitantes. Pero si esto no

hubiera pasado, ¿qué hubiera sido? ¿Los dinosaurios

hubieran sido tan listos como nosotros?

No es sólo un juego.

Esto sucede en Mario Bros. Su mundo era normal.

Unos ladrones deciden secuestrar a la hermosa prin-

cesa Pich. Mario y Luigi sólo eran unos humildes

plomeros y solamente ellos fueron los elegidos para

ir a un mundo paralelo, en donde sólo dos personas

pueden salvar al mundo del mal de los malvados y

horribles dinosaurios.

Esto no es tan sólo un juego.

Sergio García Díaz

Qué fácil es acumular el polvo,

el fiero sable de la fantasía,

intensa noche que no termina.

Que no termine esta noche

que no amanezca

que no vaya en busca del polvo.

En una mano cabe el cráneo de mi estirpe,

no hay otro vestigio.

La alegría convertida en sal

desparrama silencios

en los secos labios

que no alcanzan a decir nada.

Volteo hacia otro lado; los fosfenos aparecen.

Uno más de la raza se hace polvo y recuerdo.

Las huellas de los pies brotan

y se marchitan al instante.

Tufo de flores invade las calles; al nacer la fiera

pierde sus afilados dientes.

En los ojos anida el paraíso

una mano siembra

la semilla de donde saldrán los caracoles.

El aliento camina entre las ruinas.

La inquisición de los ojos diluye los muros.

Los muros sólidos se desvanecen en el aire

que mira las ruinas.

Los andamios se desmontan en su obsesión.

Somos polvo atrapado entre las oquedades de las

redes.

Somos huesos que se sostienen al tiempo que se

desmoronan.

Vamos en busca de la ceniza.

El ojo mira el cambio de color

del semáforo.

El oído escucha las trompetas de los ángeles caídos.

Seremos polvo algún día, peregrinando engendros

que fustiguen

la necesidad de pasado.

Sobre los muebles el polvo. Los muebles que rechinan

y hablan de soledad.

Venimos a cuidar las cosas, a limpiar

el polvo acumulado

sobre los muebles que heredamos.

Las cosas desaparecen, seremos polvo,

buscándonos

en nuestra propia ceniza…

*Fragmento de “Buscar la ceniza”.

La bella voz

13El Mollete Literario15.08.2013

Tengo miedopico de GaLLo

Por Citlali Ferrer

A mi madre, quien el lunes 5 de agosto del 2013 volvió a nacer.

Los últimos años en el estado de Morelos han sido sangrientos. Sus habitantes, a pesar del terror hemos continuado con nuestras vidas. El miedo, algunas ve-ces nos paraliza, otras, quisiéramos que nos volviera monstruosos para exterminarlo. La confianza se cons-truye poco a poco a partir de nuestra visión de la vida y de la interacción con el medio. Sin embargo, en una sociedad en descomposición, como la nuestra, el des-amparo es el pan de cada día.

“Miedo a los ladrones, miedo a la policía. Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dor-mir y miedo al día sin pastillas para despertar. Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir…” Este fragmento de un texto de Eduardo Galeano, defi-ne muy bien lo que hoy siento.

Confieso: Tengo miedo.Michel Foucault en su libro: “Vigilar y Castigar”

explica cómo el panoptismo es uno de los rasgos característicos de nuestra sociedad: una forma constante de control sobre los individuos, un mé-todo de formación y transformación en función de ciertas normas. Vigilancia, control y corrección, resultan ingredientes fundamentales para las rela-ciones de poder que existen en nuestra sociedad. Sin embargo, aquí los que vigilan y castigan son los delincuentes. Cobran uso de suelo, protección, in-corporan jóvenes a sus organizaciones y “trabajan” como ellos dicen, en contubernio con las autorida-des. El miedo forma parte de la naturaleza humana y surge quizá como válvula de escape ante la im-posibilidad de explicar las pesadillas o la realidad que en ocasiones puede ser espeluznante.

Han sido muchos los escritores que han dedica-do sus páginas para abordar este tema, tal vez porque despierta una enorme fascinación tanto en el creador como en el lector. Porque el miedo que se pueda ex-perimentar será igual a la percepción que se tiene del entorno. Recordemos la ola de pánico que Welles cau-só a través de la radio. Muy parecida a la que vivimos cuando nos tuvimos que poner un cubre boca para salir a la calle, por aquello de la influenza, como si éste fuera la gran panacea. Pero tal parece que uno de los ejes del miedo tiene que ver con lo que no se ve pero que aquí está. Miedo a lo impensable, a lo desconoci-do, en resumen: miedo al mal.

Robaron mi casa, amarraron a mi madre y nos des-pojaron de nuestras pertenencias. Con engaños his-triónicos dos hombres armados que se dedican a ganar dinero fácil, vejaron años de trabajo, sueños, incluso nuestra ideología. Por miedo, no levantamos denuncia.

He contado la historia muchas veces, como si se tratara de una ficción o un mal sueño. No lo es, se trata de la realidad mexicana. Pero la repito una y otra vez como si sí pudiera drenar este miedo que crece dentro de mí y trato de consolarme pensando que pudo haber sido peor. Pienso en Buda y en el karma, prendo la veladora a San Judas y limpio mi casa con copal.

Cuando decidí venir a vivir a este pueblo, pensaba que mi hijo crecería mejor que en la Ciudad de Mé-xico, por aquellos años una noche, unos tipos mero-

dearon la casa, llamé a la policía y me dijeron que me defendiera con lo que tuviera, rifle, machete, porque aquí no entra la policía. El modelo de usos y costum-bres ha desencadenado que la delincuencia domine las localidades.

Antiguamente la violencia estaba ligada al cam-bio, a la transformación, ahora, nos enfrenta a lo peor, incómodos salimos a la calle con la incertidumbre de regresar con bien. Y ni en nuestra casa estamos tran-quilos. ¿Qué podemos hacer ante la manoseada paz social? René Girard plantea que: “La violencia derivada de la mimesis no se queda en las relaciones interperso-nales, sino también se puede presentar en la sociedad”. ¿Qué es lo que tratamos de copiar? ¿Quiénes pueden ser nuestros héroes? Si ya no existe ninguna idealiza-ción y al más malo le va mejor. Lo que nos separa del mundo son muros y cerraduras, vivimos confinados, mientras los delincuentes transitan libremente por las calles. Pensamos que bajo nuestros techos estamos a salvo. Que un rayo divino nos protege. Pero el pabilo se apaga. No vemos claro, con dolor aceptamos que en esta tierra no hay paz ni justicia. Nada nos redime.

Confieso: Tengo miedo.Hoy la realidad es deleznable, es sin duda: el cal-

dero del mal.

“Miedo a los ladrones, miedo

a la policía. Miedo a la puer-

ta sin cerradura, al tiempo sin

relojes, al niño sin televisión,

miedo a la noche sin pastillas

para dormir y miedo al día sin

pastillas para despertar. Miedo

a la multitud, miedo a la sole-

dad, miedo a lo que fue y a lo

que puede ser, miedo de morir,

miedo de vivir…”

Panóptico de Michel Foucault

14 El Mollete Literario 15.08.2013

“Estoy escribiendo ésto por orden de Dios –afirmó Santa Faustina Kowalska, acerca de su experiencia en el infierno-. Para que ninguna alma pueda encontrar una excusa diciendo que no hay un infierno o que na-die ha estado ahí, y que por lo tanto nadie puede decir cómo es. Yo, sor Faustina, por orden de Dios, he visi-tado los abismos del infierno para que pudiera hablar a las almas sobre él y testificar sobre su existencia. No puedo hablar sobre él; pero he recibido una orden de Dios de dejarlo por escrito. Los demonios estaban lle-nos de odio hacia mí, pero tuvieron que obedecerme por orden de Dios. Lo que he escrito es una sombra pálida de las cosas que vi. Pero noté una cosa: que la mayoría de las almas que están allí son de aquéllos que descreyeron que hay un infierno. Cuando regresé, ape-nas podía recuperarme del miedo. ¡Cuán terriblemente sufren las almas ahí! Por consiguiente, oro aún más fervorosamente por la conversión de los pecadores.

Suplico continuamente por la misericordia de Dios sobre ellos”.

¿Se le ha ocurrido preguntar por qué, si es verdad que Dios se en-cuentra en todas partes, por qué se halla ausente del Infierno? Es una duda que la teología resuelve de la siguiente manera: “El infierno no ocurre por la ausencia de Dios sino porque el hombre se autoexcluye definitivamente de la comunión

con Dios”. Y porque “Dios está en to-das partes pero no es amado en todas

partes. El infierno no es por ausencia de él sino por falta de comunión con Él”.

El Infierno, por supuesto, es una ame-naza. Se nos amenaza con él para por-tarnos bien, acorde a las reglas. Si nos

atrevemos a pecar o a desviar el camino, caeremos irremediablemente en los círculos infernales. Pro-paganda religiosa contra el mal, desde niños se nos imbuye en sus tormentos y en sus terribles visiones de dolor y pesadilla. Hay quien cree firmemente en un lugar así. Otros se han reído, como Bernard Shaw, quien bromeaba: “El infierno está lleno de músicos aficionados”. Otros reflexionan filosóficamente, como Sartre: “No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros”. Y hay quien se encoge de hombros, indiferente a esas minucias religiosas, como Borges, quien decía: “El infierno y el paraíso me parecen desproporciona-dos. Los actos de los hombres no merecen tanto”. O, como lo dijo en otra parte: “Que el cielo exista, aun-que nuestro lugar sea el infierno”.

diccionario

InfiernoPor Mauricio Carrera

“El que desprecia el infierno o lo olvida, no escapará de él”, sentenciaba San Juan Crisóstomo. San Ignacio de Antioquia, por su parte, afirmaba que todo aquel que “por su pésima doctrina corrompiere la fe de Dios por la cual fue crucificado Jesucristo, irá al fuego inex-tinguible, él y los que lo escuchen”.

El Infierno, según el teólogo Ludwig Ott, “es un lugar y estado de eterna desdicha en que se hallan las almas de los réprobos”. Hay quien también la define como “un estado de autoexclusión definitiva de la co-munión con Dios y con los bienaventurados”.

La idea del Infierno es más reciente de lo que uno podría suponer. Si bien es un concepto muy arraigado en la Iglesia católica, en el Antiguo Testamento no se le menciona en absoluto. En el Evangelio según San Mateo se le denomina vagamente bajo el término de “gehenna”. “Serpientes, raza de víboras, ¿cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna?”, se pregun-taba San Mateo, en referencia obvia a la culpa de la serpiente en el Pecado Original. La gehenna, término de origen judío, es una representación del fuego, de una hoguera, de un lugar donde se quemarían los pe-cados. La gehena es “el fuego que nunca se apaga”. Los musulmanes tienen otro término, muy parecido al de la gehenna. Para ellos la Yahannam es un lago de fuego que deben cruzar las almas y sólo los pecadores caerán en sus ardientes aguas.

Infierno es el término actual, que sustituye a la ge-henna. Infierno proviene del latín y significa lo que está abajo, lo inferior, lo subterráneo. Dante, entre 1308 y 1321, contribuyó mayormente a nuestra idea del Infier-no. En su Divina Comedia describió al infierno como compuesto por nueve círculos subterráneos, donde los pecadores sufrían diversos tormentos. “Quien entre aquí, que abandone toda esperanza”, son las famosas palabras inscritas en la entrada del infierno. Acompaña-do por Virgilio, Dante recorre cada uno de los círculos, donde se encuentran a los no bautizados, a los lujurio-

sos, a los golosos, a los avaros y a los pródigos, los ira-cundos, a los que niegan la inmortalidad del alma, los violentos y blasfemos, los traidores. Dante llega hasta el último círculo, donde se encuentra con el mismísimo Lucifer, a quien describe con tres cabezas y con Judas siendo devorado entre los dientes de sus terribles y de-moniacas fauces.

Hay quien ha visto el Infierno. Dante y Virgilio lo vieron, tal y como ha quedado descrito en La Divina Comedia. Pero, en tiempos más cercanos, está el testi-monio de la monja polaca Faustina Kowalska, quien en octubre de 1936, durante un retiro espiritual, descen-dió por orden de Dios hasta los mismísimos infiernos. Esto fue lo que dijo con respecto a ese descenso satáni-co y maléfico:

“Hoy fui llevada por un ángel a las profundidades del infierno. Es un lugar de gran tortura. ¡Que imponente y grande es! Los tipos de tortura que vi. La primer tortura que constituye el infierno es la pérdida de Dios. La segunda es el eterno remordimiento de la conciencia. La tercera es que la con-dición de uno no cambiará. La cuarta es el fuego que penetra el alma sin destruirla (es un sufrimiento terri-ble, ya que es un fuego completa-mente espiritual, encendido por el enojo de Dios). La quinta tortura es la continua oscuridad y un terrible olor sofocante (y, a pesar de la oscu-ridad, los demonios y las almas de los condenados se ven unos a otros y ven todo el mal, el propio y el del resto). La sexta tortura es la compañía constante de Satanás. La séptima es la horrible desespe-ración, el odio de Dios, las palabras viles, maldiciones y blasfemias. Éstas son las tor-turas sufridas por todos los condenados juntos, pero ése no es el extremo de los sufrimientos. Hay torturas especiales, destinadas para las almas particulares. Estos son los tormentos de los sentidos. Cada alma padece sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la forma en que ha pecado. Hay cavernas y hoyos de tortura donde una forma de agonía difiere de otra. Yo me hubiera muerto ante la visión de estas torturas si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido”.

Faustina Kowalska fue nombrada Santa en el año 2000. Su biografía está marcada por un peculiar fer-vor religioso y por distintas visiones en las que asegu-raba estar en comunicación directa con Dios. Fue dios quien, apareciéndose, le ordenó convertirse en monja y fue dios quien le ordenó visitar el Infierno.

Dieric Bouts, Infierno, 1450, óleo sobre tabla

Faustina Kowalska

Gustave Doré, Canto VIII de la Divina Comedia, Infierno, grabado

15El Mollete Literario15.08.2013

otra vez, eso es cierto, no debe ser así, las becas deben ser un estímulo y deberían concursarse cada vez, sólo si es un proyecto fuerte se podría repetir y los períodos de espera entre una y otra deberían ser espaciados a manera de que no se vicie el sistema.

-El sistema de evaluación ¿quién evalúa a los eva-luadores?, el hecho es que no hay una representativi-dad real de todas las disciplinas y tampoco se hace un esfuerzo por evitar el nepotismo, lo que provoca una gran desconfianza y ahora mismo le da argumentos a muchos que claman por la cabeza del sistema.

-Es absurdo que acusen al sistema de Creadores de ser inviable por la cantidad de dinero que se requerirá para mantenerlo, en un país en el que la inversión en cultura no es ni el 1% de lo que recomienda la UNESCO.

-En cuánto a cuestiones de equidad el anterior sis-tema que incluía a artistas en la mediana edad, artistas que entre la juventud y la madurez eran absolutamen-te ignorados, ahora la competencia es desigual, no solo disminuye el número de becas, sino que además desaparecen las categorías, lo que deja a los creadores a merced del sistema cupular en el que desde hace ya unos años vemos siempre obtener los apoyos a los mismos artistas.

-Por último y no menos importante, debe verse la oportunidad en las becas y hacerlas funcionar; lo benéfico de la existencia de becas gubernamentales radica en la oportunidad de ser uno de los últimos países que tiene un sistema que no depende directa-mente de los intereses del mercado, que puede moti-var creación alterna a esos procesos globalizantes que homogenizan la producción cultural, y con ello dotar a México de una presencia sólida en los circuitos del arte contemporáneo.

de aquellos que a su lado el Chapo es un idiota?

Hay locura y locuras y, en esa tómbola, a la pobre Carlota le fue fatal. Esa locura no me gusta nada pero es un personaje extraordina-rio, de esos que te dejan el corazón en un puño y del que, cuando te acuerdas, suspiras. ¡Pobrecita! Lo divino no le rozó ni con el pétalo de una rosa ¡Mira que pasar a la historia por loca!

Y si de locas estamos hablando ¿qué me dicen de Juana la loca? A esa pobre dama la conocí por el Padre Coloma y su Locura de amor ¡Ese sí que se pasó la Histo-ria por el arco del triunfo! A mí lo que más me gusta es que loca, loca pero ni de loca le da la corona a su

papi ni a Carlitos. Claro, eso lo supe después, cuando estudié Historia. ¡Esa señora me encanta!

¿Y si hablamos de la loca de la casa? Sí, de esa de Santa Teresa y de Rosa Montero (guardando las distan-cias). Creo que de ellas vamos a hablar después.

Y Las mujeres ¿qué?

La locura, esa cosa¿maravillosa?

Por Margarita Ruiz de Velasco

arte ahora

SNCA la beca incendiaria

Por Mónica Contreras

Mucho se ha escrito en cuánto a las becas del sistema nacional de Creadores, pero en su mayoría son críticos o periodistas los que han manifestado su opinión al respecto de manera clara y ordenada, los creadores de todas las disciplinas deberían dejar ver su postura, en cuánto salió la nueva convocatoria se hizo una procla-ma por parte de varios creadores que en su mayoría tienen el sistema en este momento, abogaban por su derecho a renovar, (que es lo menos importante ) y enseguida hubo una reacción en la que se les envió una carta otorgando en derecho de renovación a los rijosos, no se trata de ver como tener contentos a los artistas o de escribir cartas de protesta que al final ter-minan siendo largas listas de quejas o peticiones per-sonalísimas que lo único que hacen es darle foco de atención al que las escribe, es la forma en que se lleva la política cultural de este país la que se está jugando, sí, hay que protestar, pero no sólo por eso, el sistema cultural mexicano es cada vez menos representativo en el ámbito contemporáneo y las miras se nos hacen más cortas porque no vemos a largo plazo.

Hay varios puntos cuando menos en el ámbito de las artes visuales entre los que podemos ver:

-El seguimiento nulo de los procesos de los crea-dores (jóvenes y los del SNCA), bodegas abarrotadas de obras que nadie ve porque museos, galerías e ins-

tituciones culturales no tienen un sistema real que dé cabida para la producción de sus creadores y la cir-culación de la obra, no se puede decir a la ligera que es mala o buena la obra como alegan algunos, argu-mentando que la producción no ha cambiado en nada desde que las becas existen cuando en realidad nadie la ha visto, debe haber una visión más amplia, el arte es un bien de la nación en el cuál además ha invertido, debería poder verse el resultado de los apoyos y parte de la obra debería entrar a las colecciones de la nación por donación directa de los becarios.

-El SNCA es para creadores representativos del arte que se produce en éste momento, lo que signi-fica que debe haber producción contemporánea y de calidad que está estancada, es necesario pensar en la proyección de éstos creadores, pensarlos en términos de reproducción de riqueza cultural y no depender de que el mainstream disponga lo que siempre vemos, no son pedigüeños a los que hay que mantener, es un error ver al sistema como asistencia social porque no lo es.

-En cuánto que hay quiénes se hacen de un siste-ma de manutención cuando obtienen una beca ya que repiten una y otra y

A mí esa cosa de la locura siempre me ha encantado, será porque mi papá siempre dijo “está loca como cabra” por supuesto esa loca era yo. Pero, como estas son anécdotas particulares pues, como que no vale la pena.

Lo cierto es que la locura, La Locura, siempre ha tenido una fascinación sobre mí, algo así como la ser-piente que baila con la música.

Cuando estudiaba Literatura la Sra Lope Blanch, o sea, ninguna idiota, empezó a hablar del Quijote y la locura. Fue todo un descubrimiento, la Sra Lope y Erasmo de Rotterdam. Ahí, en esas clases maravillosas, comprendí que la locura puede ser el medio por el que “lo excepcional” cobra vida y sentido. La locura puede ser el reflejo de lo mejor de nosotros mismos, es, de veras, la mejor manera de ser creativo, trascender, lo-grar lo nunca pensado. La Locura, con mayúsculas, es la única vía de ser feliz. Por supuesto no es cualquier locura, es la locura divina, he ahí el meollo del asunto. ¿Y cómo voy a saber si tengo esa locura divina? ¿Estaré loca como cabra o me llegó lo divino quién sabe cómo?

Lo bueno fue que ni Erasmo ni Cervantes conocieron a Sartre.

Todo esto viene a cuento por la novela Delirio de Laura Restrepo, Agustina está loca como cabra, esa sí loca; el pobre marido no sabe ni por dónde anda la bolita y en aquello de la búsqueda ¡descubre el tesoro! Por supuesto no hay oro, ni perlas ni nada por el estilo. Es la locura plena que, de pronto lo envuelve, lo hace presa y lo ahoga. El descubrimiento de la verdad, de la locura, lo convierte en otra persona y lo lleva a la posibilidad de ser feliz ¿existe un mejor final? Lo veo difícil.

Por alguna razón, por esos la-berintos de la mente, me acordé de Carlota en Noticias del imperio

¿Alguien se puede imaginar lo que pasó por la mente de esa mujer? Por lo visto del Paso sí. Carlota es la imagen viva del producto de la traición. De la traición de veras, desde la de Napoleón, el chiquito, hasta la de Max el güero .Claro, pasando por su pa-pacito lindo y la suegra encantadora. Sin olvidar al Papa. Francamente esa pobre tenía todas las de perder ¿Cómo la hicieron creer que el mundo era suyo? ¿De dónde sacó esa pobre que los cuentos de hadas eran reales? ¿Quién le ocultó que su papá era un criminal

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