Aguas Vivas 61 · El asunto en 2ª Corintios 1:9, la sentencia de muerte que Pablo pre-senta aquí,...

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Sirviendo El servicio cristiano, la batalla espiritual, los conflictos, etc., son ele- mentos que se combinan permanentemente en nuestra experiencia dia- ria desde que hemos dispuesto nuestro corazón para servir al Dios vivo y verdadero. Sobre el particular, T. Austin-Sparks nos dice: “Tarde o temprano, cuan- do llegamos a las manos del Señor, cualesquiera que sean nuestras ex- pectativas, llegamos al punto en que descubrimos que el servicio del Se- ñor nos prueba en la esencia misma de nuestro ser, y el punto de apoyo es, sobre todo, si estamos obteniendo alguna gratificación, placer o sa- tisfacción personal en esto, o si tenemos tal devoción al Señor que somos hallados en Su servicio y plenamente en ello, sólo porque es para Él, para Su placer, para Su satisfacción, por lo que Él es y por Sus miseri- cordias. Dios nos pone totalmente en estrecho en aquella cuestión”. En la presente edición abordamos algunos aspectos muy útiles a la hora de enfrentar nuestra vida de servicio en la casa de Dios. Agradeci- dos de poder contar con las enseñanzas del hermano Romeu Bornelli, obrero brasileño que visitó las iglesias en Chile en dos ocasiones durante el año 2010 y cuyo ministerio fue de mucha bendición a todos los santos. Rogamos al Señor, una vez más, que estas palabras sean de aliento y confirmación para todos los hermanos.

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Sirviendo

El servicio cristiano, la batalla espiritual, los conflictos, etc., son ele-mentos que se combinan permanentemente en nuestra experiencia dia-ria desde que hemos dispuesto nuestro corazón para servir al Dios vivo yverdadero.

Sobre el particular, T. Austin-Sparks nos dice: “Tarde o temprano, cuan-do llegamos a las manos del Señor, cualesquiera que sean nuestras ex-pectativas, llegamos al punto en que descubrimos que el servicio del Se-ñor nos prueba en la esencia misma de nuestro ser, y el punto de apoyoes, sobre todo, si estamos obteniendo alguna gratificación, placer o sa-tisfacción personal en esto, o si tenemos tal devoción al Señor quesomos hallados en Su servicio y plenamente en ello, sólo porque es paraÉl, para Su placer, para Su satisfacción, por lo que Él es y por Sus miseri-cordias. Dios nos pone totalmente en estrecho en aquella cuestión”.

En la presente edición abordamos algunos aspectos muy útiles a lahora de enfrentar nuestra vida de servicio en la casa de Dios. Agradeci-dos de poder contar con las enseñanzas del hermano Romeu Bornelli,obrero brasileño que visitó las iglesias en Chile en dos ocasiones duranteel año 2010 y cuyo ministerio fue de mucha bendición a todos los santos.

Rogamos al Señor, una vez más, que estas palabras sean de aliento yconfirmación para todos los hermanos.

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INDICE

TEMA DE PORTADA

33333 EL SERVICIO EN LA CA EL SERVICIO EN LA CA EL SERVICIO EN LA CA EL SERVICIO EN LA CA EL SERVICIO EN LA CASA DE DIOSSA DE DIOSSA DE DIOSSA DE DIOSSA DE DIOS / Romeu Bornelli

2222222222 LA LA LA LA LAS RESTRICCIONES DE CRISTS RESTRICCIONES DE CRISTS RESTRICCIONES DE CRISTS RESTRICCIONES DE CRISTS RESTRICCIONES DE CRISTOOOOO / Gonzalo Sepúlveda

2929292929 LA BA LA BA LA BA LA BA LA BATTTTTALLA CONTRA EL ENEMIGOALLA CONTRA EL ENEMIGOALLA CONTRA EL ENEMIGOALLA CONTRA EL ENEMIGOALLA CONTRA EL ENEMIGO / Rodrigo Abarca

4646464646 ¿PUEDE EL HOMBRE VIVIR LA VIDA CRISTIANA? ¿PUEDE EL HOMBRE VIVIR LA VIDA CRISTIANA? ¿PUEDE EL HOMBRE VIVIR LA VIDA CRISTIANA? ¿PUEDE EL HOMBRE VIVIR LA VIDA CRISTIANA? ¿PUEDE EL HOMBRE VIVIR LA VIDA CRISTIANA? / Roberto Sáez

5757575757 SUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUST SUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUST SUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUST SUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUST SUS JUICIOS SON VERDADEROS Y JUSTOSOSOSOSOS / Rubén Chacón

LEGADO

6565656565 EL SERVICIO AL SEÑOR EL SERVICIO AL SEÑOR EL SERVICIO AL SEÑOR EL SERVICIO AL SEÑOR EL SERVICIO AL SEÑOR / T. Austin-Sparks

REFLEXION

7575757575 EN EL CAMINO EN EL CAMINO EN EL CAMINO EN EL CAMINO EN EL CAMINO / Alexander McLaren

ESTUDIO BIBLICO

7676767676 VIENDO A CRIST VIENDO A CRIST VIENDO A CRIST VIENDO A CRIST VIENDO A CRISTO COMO EL HEREDERO DE TO COMO EL HEREDERO DE TO COMO EL HEREDERO DE TO COMO EL HEREDERO DE TO COMO EL HEREDERO DE TODAODAODAODAODAS LAS LAS LAS LAS LAS COSAS COSAS COSAS COSAS COSASSSSS Stephen Kaung

VIDA CRISTIANA

9191919191 EL BAUTISMO EL BAUTISMO EL BAUTISMO EL BAUTISMO EL BAUTISMO / Watchman Nee

FAMILIA

9595959595 EL AMOR DESPUES DEL AMOR EL AMOR DESPUES DEL AMOR EL AMOR DESPUES DEL AMOR EL AMOR DESPUES DEL AMOR EL AMOR DESPUES DEL AMOR / Marcelo Díaz

DESDE LA CIENCIA

100100100100100 UN DESAFIO A LA CIENCIA UN DESAFIO A LA CIENCIA UN DESAFIO A LA CIENCIA UN DESAFIO A LA CIENCIA UN DESAFIO A LA CIENCIA / Ricardo Bravo

TESTIMONIO

108108108108108 DIOS CONOCE NUESTRO NUMERO TELEFONICO DIOS CONOCE NUESTRO NUMERO TELEFONICO DIOS CONOCE NUESTRO NUMERO TELEFONICO DIOS CONOCE NUESTRO NUMERO TELEFONICO DIOS CONOCE NUESTRO NUMERO TELEFONICO / Ken Gaub

PAGINA DEL LECTOR

111111212121212 CART CART CART CART CARTAAAAASSSSS

AGUAAGUAAGUAAGUAAGUAS VIVS VIVS VIVS VIVS VIVAAAAASSSSS · UNA REVISTA PARA TODO EL CUERPO DE CRISTO · N° 63N° 63N° 63N° 63N° 63REDACCIONREDACCIONREDACCIONREDACCIONREDACCION: : : : : Rodrigo Abarca, Roberto Sáez, Marcelo Díaz, Gonzalo Sepúlveda. DISEÑODISEÑODISEÑODISEÑODISEÑO: : : : : Mario Contreras.

IMPRESA EN CHILE EN DICIEMBRE DE 2010.

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Noten ustedes cuántas vecesla palabra administración oadministradores aparece en

estos textos. El Señor nos ha confia-do algo relacionado con su dispen-

sación. La palabra que Pablo usa enEfesios 3:2 habla de una economía,algo que Dios nos confió, tan precio-so, porque toca aquello que está yestuvo eternamente en su corazón,

La segunda Epístola a los Corintios es un verdadero«manual de servicio» para quienes han sido llama-

en la casa de DiosRomeu Bornelli

TEMA DE PORTADA

Lecturas: Efesios 3:2; 1ª Corintios 4:1-2,9:17; 1ª Pedro 4:10.

Elservicio

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y entonces nos fue dispensado. Y serequiere de los administradores quecada uno sea hallado fiel.

Cuando Pablo escribe a Timoteo,él coloca una cadena de cuatro esla-bones. Él le dice: «Lo que has oído demí ante muchos testigos, esto encarga ahombres fieles que sean idóneos paraenseñar también a otros» (2ª Tim. 2:2).Pablo es el primer eslabón, Timoteo esel segundo eslabón, hombres fieles eidóneos son el tercer eslabón, y otroses el cuarto eslabón. Entonces se vela transmisión de la palabra en esteversículo. Ahora, el tercer eslabón,hombres fieles e idóneos, nos hablade una cualidad de carácter.

Como hablamos durante estosdías, nuestro problema no es la vida.Nosotros ya tenemos vida. Cristo nosdio vida; pero cuando a la vida seasocia la disciplina, entonces tene-mos el carácter. Es difícil hacer unaecuación de la vida espiritual, peroesta, sin duda, es una ecuación sig-nificativa: Vida + disciplina = carác-ter. Por eso estamos en la escuela deCristo, para ser discipulados o disci-plinados. Él dice: «…aprended de mí,que soy manso y humilde de corazón; yhallaréis descanso para vuestras almas»(Mat. 11:29).

Nuestro discipulado es un disci-pulado a Cristo. Nosotros no forma-mos discípulos los unos de los otros;no atraemos discípulos a nosotrosmismos. En este sentido nuestro mi-nisterio es como el de Juan el Bautis-ta. Cuanto más él predicaba, menosdiscípulos tenía, porque apuntabahacia el Cordero de Dios. Este fue el

privilegio de Juan el Bautista. Cuan-do el Señor Jesús pasó cerca de Juanel Bautista, este extendió su dedo ydijo: «He aquí el Cordero de Dios». Esefue su privilegio. Él dijo: «Yo no soyel novio, soy el amigo del novio».

Cuando Juan el Bautista dijo: «Heaquí el Cordero de Dios», respondiócon esa frase la mayor pregunta delAntiguo Testamento, la pregunta deIsaac a su padre Abraham. Cuandoel Señor pidió a Abraham que lleva-ra a Isaac al monte Moriah, en el ca-mino, Isaac dijo: «Padre, yo veo el fue-go y el cuchillo, pero, ¿dónde está el cor-dero para el holocausto?» (Gén. 22). Esla pregunta más grande del AntiguoTestamento.

Dos mil años después, Juan elBautista da la respuesta: «He aquí elCordero de Dios». Y cuanto más él pre-dicaba, cuanto más presentaba alCordero, más discípulos del Corde-ro hacía. Este nuestro ministerio, estaes nuestra función. Si somos idóneos,si somos fieles, no haremos discípu-los para nosotros mismos; haremosdiscípulos del Cordero.

Cuando Pablo escribió la 2º epís-tola a los Corintios, que procurare-mos estudiar hoy, destacó nueve as-pectos que hablan de esa idoneidadministerial; de hombres fieles e idó-neos. Pablo fue un ministro idóneo,pues tenía el carácter de Cristo for-mado en él. Él podía decir: «De aquíen adelante nadie me cause molestias;porque yo traigo en mi cuerpo las mar-cas del Señor Jesús» (Gál 6:17). Esa esnuestra necesidad, para que poda-mos ser mayordomos fieles.

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La segunda epístola de Pablo alos Corintios es llamada la autobio-grafía de Pablo. Sin duda, ella escomo un manual de servicio. Si que-remos realmente aprender algo so-bre el servicio cristiano, 2ª Corintioses absolutamente necesaria. Vamos,entonces, a ver algunos aspectos deesta epístola.

1. Sentencia de muerte«Pero tuvimos en nosotros mismos

sentencia de muerte, para que no con-fiásemos en nosotros mismos, sino enDios que resucita a los muertos» (2ªCorintios 1:9).

Esta es la primera marca que debeser evidente en nuestro servicio alSeñor, tal vez la más básica e impor-tante. Si nosotros queremos servir alSeñor, necesitamos una sentencia demuerte. ¿No es impresionante estohermanos? Sentencia de muerte.¿Para qué? Para que no confiemos ennosotros mismos, sino en Dios queresucita a los muertos.

Por causa de la dificultad en com-prender y vivir esta sentencia demuerte, mucho del servicio a Dios eshecho en la energía de la carne. Y nohay nada más problemático que unservicio a Dios hecho en la energíade la carne, porque, en primer lugar,no produce un verdadero servicio aDios, y en segundo término, produ-ce un anti-servicio a Dios. Nosotroscausamos confusión en la casa deDios, nos ministramos a nosotrosmismos, provocamos partidismos,nos ponemos celosos unos de otros,consideramos a los otros inferiores a

nosotros mismos y causamos todoun problema en la casa de Dios, por-que no tenemos una sentencia demuerte.

Pero, ¿qué significa sentencia demuerte? Veamos unos versículosmás sobre esto.

«…no que seamos competentes pornosotros mismos para pensar algo comode nosotros mismos, sino que nuestracompetencia proviene de Dios, el cualasimismo nos hizo ministros competen-tes de un nuevo pacto, no de la letra, sinodel espíritu; porque la letra mata, mas elespíritu vivifica» (2ª Cor. 3:5-6).

Este es un aspecto que nos ayu-dará a entender esta sentencia demuerte. Intentaremos hacer esto bienpráctico. Haremos una aplicación.Todos nosotros tenemos algo del de-pósito de la revelación de Cristo quenos fue dada. Este depósito es pre-cioso. Pero, ¿sabe cuál es el desafío?Que no confiamos en el depósito,sino que confiamos en que el Espíri-tu Santo podrá usar este depósitopara edificar la iglesia.

Hay una tentación tan grande, amedida que el Señor va haciendo undepósito en nosotros, y es que noso-tros confiemos en nuestro depósito,especialmente los jóvenes, llenandonuestra cabeza de conocimientos,estudiando la palabra y estudiandolibros. Esto es muy importante, ab-solutamente necesario. Pero qué ten-tación tenemos de confiar en nues-tro depósito y prestar a Dios un ser-vicio intelectual, un servicio en laenergía de la carne.

Más allá del conocimiento por

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revelación, más allá del conocimien-to a través del estudio, más allá deestar cerca del Señor para aprenderde él, aprender por medio de la vi-sión y revelación, necesitamos apren-der por el compañerismo con Cristo,por el discipulado a Cristo.

Nosotros tenemos que colocarnuestro cuello en el yugo de Cristo.Si no, seremos inútiles en la casa deDios. Vamos a ministrar conocimien-to, o algo de nosotros mismos, o in-cluso del depósito que recibimos;pero no tendrá valor espiritual, por-que en la casa de Dios, nosotros nopodemos ser maestros que enseñan,intelectualmente, la enseñanza en símisma. La enseñanza en la casa deDios es una transmisión de Cristo.

Por eso en Juan 6:63, el Señordice: «…las palabras que yo os he ha-blado son espíritu y son vida». No sondoctrina, no son conocimiento, ali-mento para la mente. El Señor se daa través de su palabra. Ese es el mi-nisterio de la palabra: Cristo mismosiendo dado a nosotros. Mas, paraque Cristo sea dado a nosotros, unabarrera tiene que ser quebrada ennosotros, una cáscara muy gruesa.Esa cáscara se llama el ego. Enton-ces Dios usa las circunstancias.

El asunto en 2ª Corintios 1:9, lasentencia de muerte que Pablo pre-senta aquí, está especialmente liga-da con las circunstancias, ya que enel versículo anterior, él habla sobrela naturaleza de la tribulación que lessobrevino en Asia; una tribulacióntan grande que ellos se desesperaronde su propia vida. ¿Ven ustedes el

discipulado a Cristo? ¿Creen que Pa-blo sería el siervo que llegó a ser sinese tipo de trato? Claro que no.

En 2ª Corintios 11 Pablo habla demuchas de sus adversidades: náufra-go en el mar muchas veces, en vigi-lias muchas veces, en ayunos, en pe-ligros, entre personas de su mismapatria, entre falsos hermanos. Mu-chas aflicciones. Y el Señor usó todoeso para producir el carácter de Cris-to en Pablo. Él podía decir: «Ya novivo yo, mas vive Cristo en mí» (Gál.2:20), por causa de la sentencia demuerte.

Esta es la primera marca de nues-tro servicio al Señor: sentencia demuerte. A veces pensamos que elSeñor tuvo una ganancia tan grandecuando él nos llamó. Nosotros somossiervos tan especiales, tan prepara-dos, conocemos tanto, tuvimos unabuena escuela, un buena cuna, nues-tros padres ya eran cristianos, nues-tros abuelos y bisabuelos ya erancristianos; somos hijos de Abraham.¡Cuánto orgullo! El Señor no puedeusar nada de eso, a menos que pasepor la cruz.

La vida de altar fue la marca dela vida y el servicio de Abraham.Abraham edificó cuatro altares, y esohabla de su sentencia de muerte. Elprimer altar, en Génesis 12:7, es elaltar de la revelación. El Dios de glo-ria apareció a Abraham, y éste levan-tó un altar. Luego, en el versículo 8,Abraham va armando sus tiendasentre Bet-el y Hai. Bet-el habla de lacasa de Dios, y Hai significa un mon-tón de ruinas, que es un tipo del

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mundo. Entonces, cuando miramosal mundo, nos acordamos de Hai. Elmundo es un Hai. ¡Ay de nosotros,si nos involucramos con el mundo!El mundo es un montón de ruinas.Entonces Abraham, colocó su segun-do altar entre Hai y Bet-el; él estabaentre el mundo y la casa de Dios, nien el mundo ni en la casa de Dios.Ese es el altar de la separación.

Después, en Génesis 13:18, Abra-ham levanta el tercer altar, junto alencinar de Mamre, que está enHebrón, y Hebrón habla de comu-nión. Ese es el altar de la comunión.Después, el último altar, en Génesis22, donde Abraham coloca a su hijo.Ahora, vea lo que significa aquí lasentencia de muerte. CuandoAbraham recibió a Isaac del Señor,aquel no era sólo un hijo, era el hijode la promesa. Toda la promesa deDios reposaba sobre Isaac. Isaac eraun tremendo don de Dios paraAbraham. «Y serán benditas en ti to-das las familias de la tierra».

¿Sabe lo que hizo Abraham conIsaac? Él puso a Isaac dentro de latienda. La tienda es donde nosotrosguardamos nuestras cosas. Abrahamrecibió un don maravilloso; él tomóese don y lo guardó en la tienda; perono lo hizo pasar por el altar. Un día,nuestro Señor le dijo: «Abraham…vete a tierra de Moriah». La tierra de

Moriah es donde se levantó el tem-plo de Salomón, según Crónicas 22.Allí se levantó la casa de Dios, en elmismo lugar donde Abraham hizoaquel sacrificio.

Entonces, el Señor le dijo: «Tomaahora tu hijo, tu único, Isaac, a quienamas… y ofrécelo allí en holocausto»(Gn. 22:2). Entonces Abraham tomael don de Dios, el don precioso, y lopasa por el altar. Después que esoaconteció, el Señor le dijo: «De ciertote bendeciré, y multiplicaré…» (v. 17).

¿Sabe por qué nosotros no somosbendecidos en nuestro servicio, porqué no multiplicamos nuestro servi-cio? Porque el don que recibimos noha pasado por el altar, que habla dela obra de la cruz. Sentencia de muer-te: No confiar en el don, seguir uncamino de discipulado a Cristo,aprender de él, que es manso y hu-milde. Todo aquello que colocamosen nuestra tienda: nuestros valores,nuestros dones, nuestras capacida-des, nuestros talentos, esos que reci-bimos de Dios, los guardamos en latienda. Si ellos no pasan por el altary son recuperados en resurrección,son inútiles para el Señor.

Todo lo que ponemos en la tien-da y no pasa por el altar, tiene la ca-pacidad de corrompernos. Entonces,cuando el Señor pidió a Isaac aAbraham, lo que él quería en verdad

Es difícil hacer una ecuación de la vida espiritual, pero esta, sinduda, es una ecuación significativa: Vida + disciplina = carácter.

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era al propio Abraham; porque elcorazón de Abraham, su esperanzay confianza, estaban ligadas a Isaac.Y en Romanos capítulo 4, Pablo nosdice que, por causa de esa experien-cia, Abraham aprendió a creer en elDios que «…da vida a los muertos, yllama las cosas que no son, como si fue-sen» (Rom. 4:17).

¿Usted vio ese orden ahí? ¿En quésentido Abraham conoció a Dioscomo el Dios que llama a la existen-cia a cosas que no existen? Cuandonació Isaac. Abraham era un viejo,su esposa era vieja y estéril; era im-posible que tuviesen hijos. ¿Qué eslo que usted piensa cuando ve queel Señor le dijo a Abraham que iba atener un hijo? Imagínese a Sara pa-sando delante de Abraham, arras-trándose, ya anciana. Abraham de-bió pensar: «De ahí no va a nacer hijoalguno». Ni siquiera Sara lo pensó,por eso ella ofreció a Agar paraAbraham.

Agar es el fruto de la carne; Agarsomos nosotros tratando de ayudara Dios; es nuestro esfuerzo; es lo con-trario de la obra del altar. Entoncescuando Abraham usa a Agar, ese esun andar carnal. Entonces, primeroél aprendió a creer en el Dios que lla-ma a existencia las cosas que no exis-ten. Isaac era imposible, pero Dios lotrajo a la existencia. ¿Esto no nos pa-rece súper maravilloso?

Sin embargo, el Señor tiene algomás. Ahora, él toma a aquel que vinoa la existencia, ese fruto imposible,ese don de Dios, y lo lleva al altar,para que Abraham aprenda una se-

gunda lección: a confiar en el Diosque vivifica a los muertos, porqueese es el ministerio cristiano. Si no-sotros no confiamos en el EspírituSanto, en el propio Señor, en la vidadel Señor en nosotros, nada podemosproducir. Aunque tengamos un don,nuestro don va causar un estrago enla casa del Señor.

Esa es la gran lección de la 1a car-ta a los Corintios. Ellos eran carna-les. «¿No sois carnales, y andáis comohombres?» (3:3). Pero en el capítulo1, Pablo dice que ellos fueron, entodo, enriquecidos en Cristo, en todapalabra y todo conocimiento, y no lesfaltaba ningún don (v. 7).

¿Cómo puede una iglesia tenertoda palabra, todo conocimiento, nofaltarle ningún don, y ser tan carnal?Porque el don camina junto con lacarne. ¿Y qué quiere hacer el Espíri-tu Santo? Quebrantar la carne, sacarla carne afuera. Circuncisión del co-razón por la palabra, en el Espíritu,retirando lo que es natural, terrenal,humano, lo que finalmente es carnal,para que entonces podamos servircon el don espiritual y de forma es-piritual. Entonces, esta es la senten-cia de muerte.

Hechos 20:24 tiene otro ejemplomás de esta sentencia de muerte.«Pero de ninguna cosa hago caso, ni es-timo preciosa mi vida para mí mismo,con tal que acabe mi carrera con gozo, yel ministerio que recibí del Señor Jesús,para dar testimonio del evangelio de lagracia de Dios».

Esa primera frase, «ni estimo pre-ciosa mi vida para mí mismo», es im-

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posible para nosotros. Todos noso-tros amamos nuestra vida y la ama-mos hasta el fin. Nuestro Señor amóa los suyos hasta el fin, y nosotrosnos amamos a nosotros mismos has-ta el fin. Sólo hay una manera de noconsiderar nuestra vida preciosapara nosotros: es la sentencia demuerte. Sabemos quién es el Señor yquiénes somos nosotros, conocemosel privilegio de nuestro llamamien-to, y conocemos la obra del Espírituremoviéndonos de la vida de la car-ne, de la dependencia de la carne, dela vida natural, de talentos natura-les, incluso de dones espirituales, eintroduciéndonos en una vida y mi-nisterio genuinamente espiritual.

Esta es la sentencia de muerte.¿Cómo opera Dios esto en nosotros?A través de la obra de la cruz. ¿Cuáles la obra de la cruz en la práctica?Creo que ustedes han leído esa fraseen muchos libros. Nuestros herma-nos Austin-Sparks, Watchman Nee,Stephen Kaung y muchos otros usanesa frase: El camino de la cruz, laobra de la cruz. ¿Qué significa eso?

Por un lado, el Señor actúa ennosotros usando las circunstancias.Es lo que ya vimos en 2ª Corintios1:8. Una tribulación desesperante,que nos hace desesperar de nuestrapropia vida, porque ese es el primerlado de la obra de la cruz: Dios, ensu providencia, arregla las circuns-tancias. Nosotros necesitamos sermuy cuidadosos cuando rechazamoslas circunstancias, porque estamosrechazando el trabajo de la cruz.

Madame Guyon, una sierva de

Dios, una dama de la nobleza fran-cesa, oró un día para que el Señor re-moviese de ella los adornos natura-les. Ella se dio cuenta que su belle-za, su cultura, su riqueza, eran im-pedimentos para servir al Señor. En-tonces oró: ‘Señor, quita mis ador-nos’. ¡Qué oración! Y el Señor fueremoviendo aquello, y ella aprendióa los pies de la cruz, siendo una sier-va preciosa del Señor. Nuestro her-mano Watchman Nee, hablando deella, dijo que nosotros necesitamosaprender a arrodillarnos y a besar lamano que trata con nosotros, comohacía Madame Guyon.

Esta hermana llegó a ser conoci-da por la obra de la cruz en su vida.El Señor la despojó de todo, inclusode su belleza. Ella tuvo una enferme-dad en la piel y quedo muy fea. ElSeñor removió todo, y le dio todo.Por eso en 2ª Corintios 6:10 Pablodice: «como no teniendo nada, masposeyéndolo todo ... como pobres, masenriqueciendo a muchos ... como entris-tecidos, mas siempre gozosos». ¿No esuna paradoja? Ese es el resultado dela obra de la Cruz.

Entonces, la cruz trabaja por lascircunstancias, y obra también por lapalabra. «Porque la palabra de Dios esviva y eficaz, y penetra…» (Heb. 4:12).Ese es el otro lado de la obra de lacruz. Entonces, el camino de la cruz,es someternos a las circunstanciasque Dios arregla para tratar con no-sotros, es someternos a la acción dela palabra de Dios, que va dividir elalma del espíritu, lo natural de loespiritual, lo terreno de lo celestial.

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Esa es la obra de la cruz. Entonces,guarde esos dos aspectos: someter-nos a la Palabra y someternos a lostratos de Dios. Eso nos hará espiri-tuales, eso grabará en nosotros lasentencia de muerte. Este es el pri-mer aspecto.

2. El testimonio de nuestra concien-cia

El segundo aspecto de nuestroservicio cristiano: 2ª Corintios 1:12,«Porque nuestra gloria es esta: el testi-monio de nuestra conciencia». No haycomo servir al Señor sin un testimo-nio adecuado de nuestra conciencia.

Hermanos, este asunto es tan im-portante, que no hay cómo valorar-lo demasiado. Todo cuanto lo valo-remos, aun será poco. ¿Sabe por qué?En nuestro espíritu, nosotros tene-mos el ejercicio de tres funciones deacuerdo con el Nuevo Testamento.Tenemos la facultad de la intuición.Eso sería como una lámpara. Intui-ción es recibir luz y dirección del Se-ñor; intuición del Espíritu, dándonosluz y dirección.

Hay otra función del espíritu: lacomunión. Para eso, piense en unamesa. La intuición es como una lám-para; la comunión, como una mesa.Tenemos comunión en el Espíritu,porque Dios es Espíritu; sus adora-dores lo adoran en Espíritu. La co-munión es una de las funciones denuestro espíritu.

Pero hay una tercera: nuestraconciencia. Ella es una función denuestro espíritu. Ahora piense enuna puerta. ¿Para qué sirve una

puerta? Para regular lo que entra ylo que sale. Esa es la función de laconciencia. Nuestra conciencia traba-ja todo el tiempo, incluso cuando es-tamos durmiendo, porque ella es unafunción espiritual. A veces el Señornos despierta de algún sueño, por-que de alguna manera ese sueño noestá siendo agradable para él. Ese esel testimonio de nuestra conciencia.

La conciencia es un órgano mara-villoso. A veces cuando el EspírituSanto habla a nuestra conciencia, no-sotros tratamos de esquivar esa vozdel Espíritu Santo, tratamos de justi-ficarnos; pero el hablar del Espírituen nuestra conciencia es directo, nopasa primero por la mente. Somosnosotros los que tratamos de usarnuestra mente para oscurecer lo queel Espíritu habló a la conciencia, y ahínos causamos problemas a nosotrosmismos, porque muchas veces el Es-píritu está diciendo: ‘Haga’, y la men-te dice: ‘Ahora, no; mañana lo haré’.

Muchas veces, el Señor, por elEspíritu, dice a nuestra conciencia:‘Trata aquel asunto’. Y nuestra men-te dice: ‘Pero la culpa fue del herma-no; es él quien hizo eso; ella hablóaquello; yo fui rechazado y mis sen-timientos están heridos’. Pero el Es-píritu Santo continúa hablando:‘Haga… vaya… hable’. Ese es el tes-timonio de nuestra conciencia. En-tonces, nuestra gloria es esta: el tes-timonio de nuestra conciencia.

¿Sabe lo que Pablo le llega decira Timoteo? Él dice: «…manteniendola fe y la buena consciencia, desechandola cual naufragaron en cuanto a la fe al-

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gunos…» (1ª Tim. 1:19). ¡Cuán serioes este versículo! Si rechazamos labuena conciencia, nosotros vamos anaufragar en la fe, porque la concien-cia es este órgano de discernimientodel Espíritu.

¡Cuán importante es oír el hablardel Espíritu en nuestra conciencia!Por eso, Pablo habla de manteneruna conciencia buena y también deuna conciencia limpia. Eso es abso-lutamente necesario en la casa deDios; si no, nos vamos defraudar losunos a los otros, vamos a tener todauna confusión, porque no estamosoyendo el hablar del Espíritu a nues-tra conciencia. Por eso él dice: «Nues-tra gloria es esta». Esta es una pala-bra muy fuerte. Si pasamos por altola conciencia, no respondemos, no laoímos, nosotros seremos inútiles enel servicio al Señor. Entonces, esa esla segunda marca.

3. Un espíritu coordinado«Cuando llegué a Troas para predi-

car el evangelio de Cristo, aunque se meabrió puerta en el Señor, no tuve reposoen mi espíritu, por no haber hallado ami hermano Tito; así, despidiéndome deellos, partí para Macedonia» (2ª Cor.2:12-13).

Aquí tenemos una lección mara-villosa para el servicio cristiano. Pa-blo tenía un ‘espíritu coordinado’. Élera un gran apóstol, un hombre deDios; tenía claridad en la visión deCristo y la iglesia, una tremenda car-ga por la obra. Y mire lo que diceaquí: «Se me abrió puerta en el Se-ñor». ¿Usted vio a Pablo desperdi-

ciar alguna puerta? Él era aquel quepredicaba y predicaba, pero aquí seabrió una puerta, y Pablo no predi-có. ¿Por qué? Porque él no tuvo re-poso en su espíritu. ¿Cuál fue el mo-tivo de eso? Él no encontró a Tito.

De alguna manera, la obra enTroas era dependiente de Tito. Pablono podía trabajar solo; él discernióeso. Él no pensó para sí: ‘Yo soy Pa-blo. ¿Quién es Tito? Tito es mi discí-pulo, él lo aprendió todo de mí; élno va a hablar nada nuevo. Yo soymás viejo, tengo más experiencia queél. Si Tito no vino, predicaré solo’.Pero Pablo no obró así, porque él te-nia un espíritu coordinado. ¿No esmaravilloso eso, hermanos?

¡Cómo edificamos nuestro impe-rio personal! Ministerios personales.Promovemos nuestro propio minis-terio. No tenemos alianza unos conotros; no nos esperamos los unos alos otros. Nos promovemos, y no es-tamos coordinados unos con otros.Esta es una gran lección: un espíritucoordinado.

Cuando estudiamos 1ª Corintios12, usted sabe que allí se habla sobreel cuerpo de una manera muy her-mosa. Vamos a hacer una figura deaquel capítulo, para tratar de ayudar.Imagínese que somos una oreja en elcuerpo de Cristo. Este cuerpo tieneque estar bien coordinado, porque élsólo funciona así, en esa coordina-ción y dependencia de los unos conlos otros.

Entonces, imaginemos que somosuna oreja, y tenemos la habilidad deoír al Señor. Eso es maravilloso, pero

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no estamos contentos; nosotros que-remos ser ojo. Entonces quitamos laoreja de su lugar y la ponemos de-lante del ojo, porque la oreja quieremirar. Entonces, van a ocurrir trescosas: Primero, el cuerpo va a dejarde oír, porque la oreja no está en sulugar, no está ejerciendo su función,aquello para lo cual fue dotada y pre-parada por el Señor. Ella quiere serojo, y entonces el cuerpo no oirá, por-que la oreja está fuera de su lugar.

Nosotros siempre queremos serel otro, queremos tener el don delotro. Cuando esa oreja se pone alfrente, provoca un segundo proble-ma: ella va a obstruir el ojo. El ojoquiere mirar, pero la oreja no lo deja,ella quiere ocupar ese lugar. Enton-ces, el cuerpo va a quedar totalmen-te deficiente, porque esa oreja salióde su lugar, y ella no va conseguirmirar. Hay tres problemas: el cuer-po no va a oír; el ojo no va a mirar, yla oreja no va a mirar, porque ella nofue capacitada para eso.

Entonces, es tan necesaria en elcuerpo de Cristo esta coordinación.Por eso, 1ª Pedro 4:10 dice: «Cada unosegún el don que ha recibido, minístreloa los otros…». Si usted es ojo, ustedno es oreja; si usted es nariz, ustedno es el oído. «Dios coordinó el cuer-po», en la versión portuguesa (1ª Cor.12:24). Pablo muestra aquí un espí-ritu coordinado.

Esto es muy importante en elcuerpo de Cristo. En nuestro servi-cio cristiano debemos recibirnosunos a otros, respetarnos unos aotros y apreciarnos unos a otros, por-

que la gracia de Dios es multiforme.Debemos alentarnos unos a otros ennuestro servicio y advertirnos unosa otros. Si la oreja tiene algo que cau-se un problema de audición, la mis-ma oreja no puede quitar eso; se ne-cesita un instrumento y colocarlo enla oreja para remover esa cera. Laoreja misma no puede hacerlo; nece-sita de otro instrumento que haga esopara ella. Esa es la coordinación delcuerpo de Cristo. Necesitamosaprender eso y vivirlo.

Una de las cosas que más obsta-culiza el servicio al Señor es nuestroexceso de sensibilidad. Somoshipersensibles. Es casi como llevarun letrero: ‘Estoy sufriendo, estoyherido; no me toquen’. ¡Cuántos pro-blemas causamos!

Muchas veces, cuando algún her-mano, después de orar mucho tiem-po, constreñido por el Espíritu San-to, viene a nosotros para hablar, porejemplo, algo sobre nuestra vida con-yugal. ¡Ah, eso es un problema! Por-que el hermano se va a acercar y nosva a decir: ‘Mi hermano, he percibi-do esto, esto y esto. En el amor delSeñor, en la verdad del Señor, megustaría que usted considerase este,este y estos aspectos’.

Cuando eso ocurre, la primerareacción de la persona que está oyen-do es pensar así: ‘¿Por qué él no sepreocupa de su propia mujer? ¿Porqué no se preocupa de su casa? ¿Porqué no se preocupa de sus hijos?¡Cuántas deficiencias tiene este her-mano!’. ¿No es así? Entonces, avan-zamos tan lento, porque somos de-

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masiado sensibles y vamos pisandosobre huevos. Hermanos, ese es elrelacionamiento del mundo, no el dela casa de Dios, porque en Su casa elrelacionamiento es «…exhortaos losunos a los otros cada día, entre tanto quese dice: Hoy; para que ninguno de voso-tros se endurezca por el engaño del pe-cado» (Heb. 3:13). Porque, ¿cuál es elpeligro? Que seamos endurecidospor el engaño del pecado.

Nosotros pensamos que somosmejores que el pecado, y olvidamosque el pecado es astuto, sutil, y nosengaña. Por eso, nosotros necesita-mos esa coordinación en el cuerpo deCristo, ayudarnos unos a otros, paraquitar los impedimentos de los unosy de los otros, y poder avanzar jun-tos coordinadamente.

Cuando Pablo escribe sus 13 epís-tolas, él cita más de setenta nombres,de diversas ciudades. ¿No es impre-sionante? A algunos llama ‘mis ama-dos’, o ‘mi amado’. En aquel tiempono había avión, ni autos, ni teléfonos,ni Internet, y él cita más de setentanombres de personas que se relacio-naban de manera tan próxima: her-manos, colaboradores, otros obreros.Relacionamiento personal, coordina-ción. Esta es la tercera marca.

4. Somos para Dios«Mas a Dios gracias, el cual nos lle-

va siempre en triunfo en Cristo Jesús, ypor medio de nosotros manifiesta en todolugar el olor de su conocimiento. Por-que para Dios somos grato olor de Cris-to en los que se salvan, y en los que sepierden; a éstos ciertamente olor de

muerte para muerte, y a aquéllos olor devida para vida. Y para estas cosas,¿quién es suficiente? Pues no somoscomo muchos, que medran falsificandola palabra de Dios, sino que con sinceri-dad, como de parte de Dios, y delante deDios, hablamos en Cristo» (2ª Cor. 2:14-17).

La lección aquí, para el serviciocristiano es que nosotros somos paraDios un incienso. Versículo 15: «Por-que para Dios somos grato olor de Cris-to». No pierda esa expresión: Noso-tros somos para Dios. No somos, enprimer lugar, para la iglesia, ni parala obra, ni los unos para los otros, nipara el mundo. Nosotros somos,«para Dios», grato olor de Cristo.

Yo creo que los hermanos cono-cen la biografía de nuestro hermanoWatchman Nee. Cuando él ya esta-ba cumpliendo casi veinte años enprisión, recibió algunos donativosde su hermana. El sistema carcelariofiltraba todas aquellas cartas. Ustedno podía escribir en ninguna carta elnombre de Dios, el nombre de Jesús,nada de eso. Entonces él escribió unapequeña nota para agradecer a suhermana, una nota muy linda. Diceasí: «Gracias por los donativos queme envió, no me ha faltado nada».

Y ahora él agrega una frase, cam-biando el nombre de Dios, que nopodía usar, por la palabra Alegría, yla última frase de él para su herma-na, fue: «Conservo mi Alegría».¿Qué quería decir con eso? Que élpermanecía en Dios, y Dios perma-necía en él. Porque somos para Dios,no para la obra, no para la iglesia,

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no para el mundo. Nosotros somospara Dios. Cuando la obra nos fuerequitada, cuando los hermanos nossean quitados, cuando no tengamosmás contacto con el mundo, por al-gún motivo (prisión, enfermedad),nosotros somos para Dios grato olorde Cristo.

Cuando estaba concluyendo suministerio, nuestro hermanoWatchman Nee hizo una oración,diciendo así: «Señor, yo pasaría todoesto de nuevo, no por causa de tuobra, no por causa de tu iglesia, nopor causa de tus hijos, sino por timismo».

En Juan capítulo 12, cuando Ma-ría de Betania quiebra aquel vaso dealabastro y derrama el perfume pre-cioso en la cabeza del Señor, el ver-sículo 3 dice que toda la casa se lle-nó del olor del perfume. Ella hizoalgo para el Señor, ella no hizo algopara la casa. ¿Percibió eso? Cuandoella ungió la cabeza del Señor, todala casa se llenó del perfume. Esa esla obra de Dios, esa es la iglesia deDios. Cuando nosotros ungimos anuestro Señor, cuando nos derrama-mos para él, porque nosotros somospara Dios, ¿cuál es el resultado? Todala casa se llena del perfume. Ese esel camino del Señor. Él es el foco, éles el centro.

Nosotros somos para Dios. El tex-to de 2ª Cor. 2: 14-17 nos va a decirun detalle más. Siendo para Dios,nosotros vamos a cumplir dos fun-ciones en nuestro servicio o ministe-rio cristiano. Si usted lee el texto, veráque, para aquellos que se pierden,

nosotros somos olor de muerte paramuerte, y para los que se salvan, so-mos aroma de vida para vida. ¿Se diocuenta de esa diferencia ahí? ¿Quésignifica eso?

Cuando nosotros somos paraDios, vivimos de él, vivimos en él, yvivimos para él, nosotros produci-mos dos resultados: olor de muertepara muerte, y aroma de vida paravida. ¿Sabe qué significa esto? Paratodo aquello que no agrada al Señor,para todo aquello que no perteneceal Señor, nosotros debemos oler amuerte. Nosotros tenemos juiciopara aquello que no agrada al Señor,olor de muerte para muerte, olor decondenación.

Veamos un ejemplo. Cuando Es-teban predica el evangelio en Hechos7, aquel es un olor de muerte paramuerte. Él apunta a los fariseos y lesdice que ellos eran duros de cerviz yresistían al Espíritu Santo. Estebanpredicó un maravilloso evangelio, yfue apedreado; olor de muerte paramuerte. El Señor juzgó a aquellaspersonas. A través de la muerte deEsteban, ellos fueron juzgados. Ellosresistieron al Espíritu Santo: olor demuerte para muerte. Cuando Pedropredicó el evangelio, en Hechos 2,tres mil se convirtieron: aroma devida para vida.

Nosotros debemos cumplir esasdos funciones, no solamente una.Nuestra vida debe condenar al mun-do, y nuestra vida debe atraer almundo. ¿Se da cuenta de estos dosaspectos? Condenar al mundo, atraeral mundo; condenar al pecado, atraer

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al pecador; condenar la resistencia alEspíritu Santo, y abrir la puerta dela vida a otros. Mas, esto solo es po-sible si nosotros somos, para Dios, unbuen perfume.

El contexto que usa Pablo en elversículo 14, de triunfo, «Dios… noslleva siempre en triunfo en Cristo Jesús»,es una figura de lenguaje.

Cuando un general romano com-batía una batalla y llevaba a sus cau-tivos, él hacía un desfile en Roma,normalmente en la calle central, lavía Apia. El general romano iba ade-lante, con sus cautivos detrás, y es-tos estaban desvestidos. Y había unsacerdote, que pasaba con un incien-so en aquella procesión,y uno o más de aquelloscautivos sería muerto,otros serían puestos enuna posición de miseri-cordia, en una posiciónde bondad. Entonces,cuando aquel inciensopasaba, eso significabamuerte para unos y vida para otros.Esa es la figura que Pablo usa, olorde muerte para muerte, y aroma devida para vida.

Y en el versículo 16, él hace unapregunta: «Y para estas cosas, ¿quiénes suficiente (idóneo)?». Vea esa ex-presión: idoneidad. La idoneidadhabla de una condición de carácter.Pablo habla de que, para que seamosolor de muerte para muerte y olor devida para vida, nosotros necesitamosser idóneos. ¿Quién es idóneo paraestas cosas? ¿Quién es suficiente paraestas cosas? Porque hay una necesi-

dad de que el carácter de Cristo seaformado en nosotros, para que ten-gamos ese olor y ese aroma. Enton-ces, este es el cuarto aspecto: Noso-tros somos para Dios.

5. No adulterar la palabra de Dios«Antes bien renunciamos a lo ocul-

to y vergonzoso, no andando con astu-cia, ni adulterando la palabra de Dios,sino por la manifestación de la verdadrecomendándonos a toda conciencia hu-mana delante de Dios» (2ª Cor. 4:2).¿Cuál es el aspecto del servicio im-portante aquí? No adulterar la pala-bra de Dios. Necesitamos ser tanaplicados, hermanos, como el pueblo

de la Palabra, hombres y mujeres dela Palabra.

En Nehemías 8, Esdras lee la leydelante del pueblo. Ellos tenían laley, la Torá, allá en Babilonia. Ellospodían leer, ellos conocían la ley,podían cantar salmos, podían haceroraciones; pero no tenían lo más im-portante, el altar para ofrecer sacri-ficios. Era un culto sin sangre. Cuan-do ellos regresan de Babilonia,Esdras recupera la palabra de Dios.Ese fue el gran ministerio de Esdras.

«Esdras había preparado su corazónpara inquirir la ley de Jehová y para cum-

Necesitamos ser muy cuidadosos cuandorechazamos las circunstancias, porque es-tamos rechazando el trabajo de la cruz.

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plirla, y para enseñar en Israel sus esta-tutos y decretos» (Esdras 7:10). Bus-car, cumplir y enseñar la palabra deDios. Por eso, Esdras fue tan usadopor el Señor. Esdras era un hombrede la palabra. ¿Sabe cuál fue el re-sultado del ministerio de Esdras?Esdras 7:27 dice que el Señor lo lla-mó para embellecer, para adornar lacasa de Dios. Y, ¿cómo hizo esoEsdras? Especialmente a través delministerio de la palabra. Y tambiénél trajo más sacerdotes y los vasossagrados. Él embelleció la casa deDios.

Pero, ¿cuál es el punto central delministerio de Esdras? Entre los ju-díos, él es llamado «el escriba», elmayor de los escribas, porque él re-cuperó la palabra de Dios.

La palabra de Dios debe ser elcentro de la vida de la iglesia. Lapalabra revelada, la palabra viva, lapalabra compartida, la palabra deexhortación, la palabra de aliento, lapalabra de Dios, es el centro de nues-tro servicio. Entonces, no adulterarla palabra es otro aspecto muy im-portante.

6. Llevando la muerte de Jesús«…llevando en el cuerpo siempre por

todas partes la muerte de Jesús, para quetambién la vida de Jesús, se manifiesteen nuestros cuerpos. Porque nosotrosque vivimos siempre estamos entregadosa muerte por causa de Jesús, para quetambién la vida de Jesús se manifiesteen nuestra carne mortal. De manera quela muerte actúa en nosotros, y en voso-tros la vida» (2ª Cor. 4:10-12).

¿Usted ve la lección aquí? Llevan-do la muerte de Jesús. Haremos unailustración rápida para avanzar.

En Josué 4, cuando el pueblo deDios atravesó el Jordán, guiado porJosué, el Señor ordenó que los levi-tas, los sacerdotes, que cargaban elarca pasasen delante del campamen-to. Jordán, en la Biblia, significa des-censo, y habla de quebrantamiento.Cuando los sacerdotes llegaron a lasmárgenes del Jordán, la orden delSeñor era que la planta del pie de lossacerdotes tocase el río. ¿Sabe porqué es eso? Porque Josué 1:3 dice:«Yo os he entregado… todo lugar quepisare la planta de vuestro pie». Ese esel principio para la conquista de latierra de Canaán: la vida de fe.

Entonces cuando tocaron lasaguas, el Jordán se abrió y ellos en-traron. Ustedes saben que ellos fue-ron los primeros en entrar y los últi-mos en salir. Ellos tenían el arca so-bre los hombros; esto habla de la pre-eminencia de Cristo, de la primacíade Cristo. El arca sobre los hombros.No eran los sacerdotes quienes sedestacaban; era el arca. Entoncesellos entraron primero en el Jordány se pararon en el fondo del río, ytodo el pueblo pasó. Y después sa-lieron los sacerdotes.

¿Queremos servir al Señor en sucasa? Esto no es romántico. Nosotrosnecesitamos ser los primeros en en-trar en la muerte, y los últimos ensalir de ella, llevando en el cuerpo lamuerte de Jesús. Porque, en la medi-da que esa muerte de Jesús obra ennosotros, la comunión con su sufri-

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miento, la obra de la cruz removien-do de nosotros lo que no coincide conel Señor. Entonces, en ustedes operala vida. No hay otro camino de fruc-tificación. Muerte y resurrección. «Siel grano de trigo no cae en la tierra ymuere, queda solo; pero si muere, llevamucho fruto» (Jn. 12:24). Prosigamosentonces, «…llevando en el cuerpo…la muerte de Jesús».

7. Una vida paradójica«...nos recomendamos en todo como

ministros de Dios, en mucha paciencia,en tribulaciones, en necesidades, en an-gustias; en azotes, en cárceles, en tumul-tos, en trabajos, en desvelos, en ayunos;en pureza, en ciencia, en longanimidad,en bondad, en el Espíritu Santo, en amorsincero, en palabra de verdad, en poderde Dios, con armas de justicia a diestray a siniestra; por honra y por deshonra,por mala fama y por buena fama; comoengañadores, pero veraces; como desco-nocidos, pero bien conocidos; como mo-ribundos, mas he aquí vivimos; comocastigados, mas no muertos; como entris-tecidos, mas siempre gozosos; como po-bres, mas enriqueciendo a muchos; comono teniendo nada, mas poseyéndolotodo» (2ª Cor. 6:4-10).

Nuestro servicio cristiano es unavida paradójica. Pablo habla decómo ellos pudieron recomendarsea sí mismos como ministros de Dios.«…en mucha paciencia». ¿Usted vio elcarácter de Cristo aquí? Mucha pa-ciencia. Si no, no podemos servir alSeñor en su casa. «…en tribulaciones»,porque bienaventurado el varón quesoporta con paciencia las aflicciones.

«…en necesidades». No servimos en lacasa de Dios para obtener lucro oganancia. Luego, «…en angustias; enazotes».

¿Sabe, hermano?, el Señor hablade un siervo, en Lucas, que azotabaa otros siervos. ¿Sabe cómo se mues-tra allí ese azote? En el hablar mal,en el hablar inapropiado, en el ha-blar injusto, en el hablar indigno.Santiago 3 dice que no podemos sersiervos del Señor si no domamosnuestra lengua. No podemos edifi-car la casa de Dios, si nosotros notenemos ese dominio propio al ha-blar. O hablamos de más, o habla-mos de menos, o hablamos lo que noes debido, o hablamos aquello quees apropiado de manera errada, ha-blamos con un espíritu errado, y cau-samos daño con nuestra lengua.

Pero Pablo dice aquí: «…en azo-tes, en cárceles, en tumultos, en traba-jos, en desvelos, en ayunos; en pureza,en ciencia, en longanimidad, en bondad,en el Espíritu Santo, en amor sincero,en palabra de verdad, en poder deDios…». ¡Muchas recomendaciones!¿Podremos nosotros recomendarnosasí? ¿Podemos ponernos delante delos hermanos y decir: Nosotros nosrecomendamos en todo esto? ¡Quélista esa! Por eso 2ª Corintios es elmanual de nuestro servicio. Ese ca-rácter de Cristo necesita ser forma-do en nosotros, para que la casa deDios pueda ser edificada.

Entonces en los versículos 8 al 10,Pablo habla sobre la vida paradojal,con palabras tan lindas. «…como des-conocidos, pero bien conocidos…». Des-

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conocidos de muchos, conocidos porDios. «…como moribundos, mas he aquívivimos», por causa de la sentenciade muerte. «De manera que la muerteactúa en nosotros, y en vosotros la vida»(2ª Cor. 4:12). Ese es el camino de lacruz. Después, él dice: «…como casti-gados, mas no muertos; como entristeci-dos, mas siempre gozosos». ¿No es unaparadoja tremenda? «…como pobres,mas enriqueciendo a muchos; como noteniendo nada, mas poseyéndolo todo».

Ese es el resultado de la obra dela cruz: la paradoja de la vida cris-tiana. Cuanto más es Cristo forma-do en nosotros, más libres somos detodo y de todos, y más somos sier-vos los unos de los otros. Esa es laparadoja. Libres, pero esclavos, es-clavos por amor. Entonces, este es elséptimo aspecto, la vida paradójica.

8. Una mente cautivada por la obe-diencia a la verdad

«Porque las armas de nuestra mili-cia no son carnales, sino poderosas enDios para destrucción de fortalezas, de-rribando argumentos y toda altivez quese levanta contra el conocimiento deDios, y llevando cautivo todo pensa-miento a la obediencia a Cristo» (2ª Cor.10:4-5).

La palabra fortaleza en el versícu-lo 4 es igual a pensamiento en el ver-sículo 5. Las fortalezas contra Diosse levantan en nuestro pensamiento.Nuestros pensamientos son como laspuertas de una ciudad. Las batallasse traban en la puerta; cuando segana la puerta, se gana la ciudad.Nuestra mente es como la puerta.

Por eso Pablo dice a los colosen-ses: «Poned la mira en las cosas de arri-ba» (Col. 3:2), y a los filipenses: «Todolo que es verdadero, todo lo honesto, todolo justo, todo lo puro… en esto pensad»(Fil. 4:8). En 1ª Pedro 1:13, éste dice:«…ceñid los lomos de vuestro entendi-miento». Hay mucha enseñanza en elNuevo Testamento sobre el pensa-miento. «…transformaos por la reno-vación de vuestro entendimiento» (Rom.12:2). No podemos servir en la casade Dios sin una mente renovada.

Hermanos, nuestra mente tienemuchas marcas. Tiene secuelas denuestra crianza, de nuestro hogar deorigen, de nuestros traumas, de todanuestra historia. ¿Sabe cuál es el pro-pósito del Señor en eso? ¿Será que élno estaba atento a nuestra historia?Antes de creer en él, Romanos nosva decir que, en la sabiduría eternade Dios, él permitió y limitó todoaquello que nosotros pasamos antesde conocerlo para un propósito:«Cuando el pecado abundó, sobreabundóla gracia» (Rom. 5:20). Ese fue el pro-pósito de Dios. Nuestra historia noes simplemente quitada, nuestra his-toria es una base en nosotros mismos.

Cuando el Señor ordenó la Pas-cua, era para que el pueblo pudiesemirar hacia el pasado. ¡Eso es muyinteresante! El Señor dijo: «No recor-déis las cosas pasadas, no recordéislas cosas antiguas». Y, ¿por qué élestableció la Pascua? Era un memo-rial del pasado, mas no era un me-morial simplemente de lo que elloseran. Era un memorial doble: lo queellos eran, y lo que el Señor los hizo.

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La sangre de la Pascua. «Cuandoabundó el pecado», la esclavitud, elmiedo, «sobreabundó la gracia». Ese esel propósito del Señor.

Este texto de 2ª Corintios dice quenuestra mente tiene fortalezas y ar-gumentos. Hermanos, no podemosimaginar cuánto tenemos de pensa-mientos que se levantan contra Dios,contra la justicia de Dios, contra elamor de Dios, contra el carácter deDios; fortalezas, sofismas, altivez,que se levanta contra el conocimien-to de Dios.

«…y trayendo cautivo todo pensa-miento a la obediencia…». La lecciónaquí es la siguiente: Nosotros no po-demos conducir ningún pensamien-to (de otros) cautivo a la obedienciaa Cristo, si nuestros propios pensa-mientos no fueron previamente lle-vados cautivos. Por eso Pablo dice:«…porque las armas de nuestra miliciano son carnales» (2ª Cor. 10:4). Lamente de Pablo era la mente de Cris-to, los sentimientos de Pablo eran lossentimientos de Cristo, la vida dePablo era la vida de Cristo; entonces,él podía destruir fortalezas.

Se cuenta también del hermanoNee, que una vez él tuvo una reunióncon veinte obreros, en el centro deentrenamiento en el monte Kuling,en China; una reunión para ayudapersonal. Entonces, cada hermanofue hablando algo de su historia ac-tual y el estado en que se hallaba ensu servicio al Señor. Y el hermano fuediscerniendo y diciendo lo que seríanecesario para un próximo paso acada uno de aquellos obreros, a cada

uno en su momento. Porque el hom-bre espiritual juzga o discierne todaslas cosas. ¿Por qué es posible hacereso? Porque nuestra propia mente esllevada cautiva a la obediencia aCristo.

Hermanos, que el Señor nos ayu-de en esto. Nuestra mente original-mente era un depósito de basura. Élnos llamó para convertir nuestramente en un rico depósito de Su pa-labra. «La palabra de Cristo more enabundancia en vosotros…», instruyen-do, aconsejando, exhortando, amo-nestando, «…llevando cautivo todopensamiento a la obediencia a Cristo».

9. El celo de Dios«Porque os celo con celo de Dios;

pues os he desposado con un solo espo-so, para presentaros como una virgenpura a Cristo. Pero temo que como laserpiente con su astucia engañó a Eva,vuestros sentidos sean de alguna mane-ra extraviados de la sincera fidelidad aCristo» (2ª Cor. 11:2-3).

La novena marca, el «celo deDios», no es celo propio. No es celode mi obra, no es celo de mi iglesia.A veces escuchamos esa expresión,‘mi iglesia’. Sólo hay uno que puededecir eso: nuestro Señor. «Edificaré miiglesia». Sólo él tiene iglesia. Noso-tros no tenemos iglesia; él tiene igle-sia. Nosotros no tenemos obra; él tie-ne obra. Entonces, no es el celo delhombre: «os celo con celo de Dios».

Aquí tenemos dos cosas. Prime-ro, Pablo dice: «Pero temo…». Noso-tros debemos temer esto en nuestroservicio, en nuestro ministerio entre

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los hermanos, nuestro ministerio enla casa de Dios. «…temo que como laserpiente con su astucia engañó a Eva,vuestros sentidos (vuestra mente) seande alguna manera extraviados de la sin-cera fidelidad a Cristo». Vean que otravez la mente se enfatiza: «…vuestrasmentes sean corrompidas y se apartende la simplicidad y pureza que son deCristo» (en la versión en portugués).

¿Qué significa «simplicidad ypureza»? Nosotros necesitamos tra-bajar en la casa de Dios con celo deDios, para promover dos cosas: sim-plicidad y pureza. ¿No es lindo eso?¿Sabe qué significa simplicidad? Sig-nifica tener un solo foco; ojos sim-ples. Recuerden Mateo 6:22: «Si tu ojoes simple…». Hay una versión quedice: «Si tu ojo es bueno…», pero noes la mejor traducción. La palabragriega aplos significa simple. «Si tuojo es simple, todo tu cuerpo estará lle-no de luz». ¡Qué maravilla!

Si tenemos un solo foco, todonuestro cuerpo tendrá luz. Si tene-mos un foco dividido, queremos ser-vir a Dios y a las riquezas, queremostener tesoro en los cielos y tesoro enla tierra, amamos esto y amamos másaquello, entonces todo nuestro cuer-po estará en tinieblas. ¡Y qué gran-des tinieblas serán! Pero si tus ojosson simples, todo tu cuerpo será lu-minoso.

¿Sabe lo difícil que es tomar unagallina en un corral? Es muy difícilcuando está suelta y corriendo, por-que ella tiene dos campos visuales.Ella ve todo el lado derecho y todoel izquierdo, porque sus ojos no es-

tán al frente, sino a los lados. Tieneuna visión dividida. Entonces esmuy difícil agarrarla. Pero, ¿cómonos hizo Dios? Con dos ojos al fren-te. ¿Por qué? Porque tenemos unúnico punto de foco. Usted no consi-gue enfocar dos objetos al mismotiempo; sólo enfocamos uno.

Así es en la vida espiritual. Si susojos son simples, todo su cuerpo seráluminoso. Un foco, una meta, unamor, una mirada. Nosotros somosllamados a eso y debemos trabajaren la casa de Dios para ser simples.Un solo foco, un solo amor, un soloSeñor.

¿Y qué significa pureza? Purezasignifica estar constituido de un soloelemento. Cuando somos simples, ytenemos un solo foco, ¿qué ocurredentro de nosotros? Somos puros,constituidos de un solo elemento;porque nuestro foco es uno solo, en-tonces ese foco nos va a ganar total-mente. Si somos simples, entoncesseremos puros; si no somos simples,seremos impuros. Ser puros es estarconstituido de un solo elemento.

Veamos un ejemplo. El grafito escarbón puro; pero él es tan débil, aúnmás que el papel. Al pasar un lápizsobre el papel, el lápiz raya el papel,porque éste es más fuerte que el gra-fito y gasta el grafito. El grafito espuro, pero débil. Él es opaco. Pero sipudiésemos tomar un pedazo de gra-fito y enterrarlo bien profundo, so-metido a muerte, tiempo, presión,temperatura, ¿qué recogeremos des-pués? Un diamante, porque el grafi-to pasó por un proceso.

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El grafito no tiene cómo reflejarla luz. Sí, él es puro, pero necesitapasar por un proceso. «…llevando enel cuerpo siempre por todas partes lamuerte de Jesús… Llevad mi yugo sobrevosotros, y aprended de mí…». Ese esel proceso.

Y, ¿qué ocurre con el diamante?El diamante también es carbón, sólocarbón, carbón puro; sólo que es pre-cioso. El grafito no revela la gloriade la luz. El Señor es la Luz, noso-tros somos instrumentos para reve-lar la luz. Nosotros no somos la luz;él es la luz. El grafito es puro, perono revela la luz. Pero, a medida queél pasa por ese proceso, se vuelve un

diamante, y entonces puede revelarla gloria de la luz.

Cuando la luz entra en el diaman-te, se refracta, se divide en siete co-lores: la gloria de la luz. Eso es lo queel Señor quiere hace en su iglesia. Poreso, Efesios 3:10 dice que, a través dela iglesia –el diamante (vea la refrac-ción aquí)–, la multiforme, la multi-facética sabiduría de Dios, es dada aconocer a los principados y potesta-des. A eso fuimos llamados; sólo asínosotros podemos servir en la casade Dios.

El Señor continúe hablando anuestros corazones.

Mensaje compartido en Temuco (Chile),en Octubre de 2010.

¿Qué es el fruto?El fruto es la excelencia de la vida del árbol, más allá de lo que él

utiliza en sí para su auto existencia.El fruto tiene el sabor del árbol, es separable del árbol, puede ser

compartido como una bendición para otros.Jesús nos mostró que estamos tan unidos a Él, como pámpanos a la

Vid, que su vida fluye en y a través de nosotros, manifestándose a símisma como fruto. Es decir, debemos apropiarnos y vivir su vida noconsumiéndola en nosotros mismos; no, como se dice a menudo, "tratandode vivir una vida cristiana".

¡Qué egocentrismo! Más bien, permitir que Cristo manifieste Su propiavida en nosotros, que Su verdadera calidad de vida, con todo su poderpara bendecir, sea manifiesta a través de nuestras personalidadestransformadas, rendidas y auto-negadas.

Si no hubiera tal fruto, nosotros negaríamos el real propósito de nuestroser "en Cristo", pero cuando soportamos, recurriendo a Él, la Fuenteinagotable, y nos rendimos nosotros mismos a Su fluir, esto produce unbrotar de Su vida en "fruto".

Cuanto mejor aprendemos a soportar, el fruto se convierte en “másfruto”. Pero Cristo está satisfecho sólo cuando el “más” se convierte enabundancia – “mucho fruto”.

Norman B. Harrison

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Nos hemos familiarizado conestas palabras. Creo quecasi todos nosotros podría-

mos repetirlas de memoria. Las pro-clamamos en nuestras reuniones. Sinembargo, hay una profundidad en

Las

Aprendiendo a servir en medio de la adversidad.

TEMA DE PORTADA

Gonzalo Sepúlveda

«Haya, pues, en vosotros este sentir quehubo también en Cristo Jesús, el cual, sien-do en forma de Dios, no estimó el ser iguala Dios como cosa a que aferrarse, sino quese despojó a sí mismo, tomando forma desiervo, hecho semejante a los hombres; yestando en la condición de hombre, se hu-milló a sí mismo, haciéndose obedientehasta la muerte, y muerte de cruz».

(Flp. 2:5-8).

restriccionesde Cristo

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ellas que tal vez nunca lograremossondear. Se ha dicho muchas vecesque no bastará la eternidad para co-nocer la gloria y admirar la personagloriosa de nuestro bendito Salva-dor.

Del cielo a la tierra«…el cual, siendo en forma de

Dios…», nos habla de su eternidad,de su potencia sin límite. La palabradel Señor nos enseña que sin él nadade lo que ha sido hecho fue hecho.Por amor a nosotros, se despoja deaquella amplitud, libertad y gloria.No se aferra a su condición divina,toma forma de siervo y se hace se-mejante a los hombres. ¿Cómo po-dremos nosotros imaginar, desdenuestra pequeñez, algo tan grande;que, siendo Dios, haya venido a na-cer en un pesebre? ¡Cómo no iban acantar los coros angelicales: «¡Gloriaa Dios en las alturas, y en la tierra paz,buena voluntad para con los hombres!»(Luc. 2:14). «He aquí os doy nuevas degran gozo… que ha nacido hoy, en laciudad de David, un Salvador, que esCristo el Señor» (Luc. 2:10-11).

Y, ¿qué vieron aquellos pastorestestigos de la celestial anunciación?¡Un pequeño niño envuelto en paña-les! ¡El eterno restringido en el tiem-po, en un cuerpo humano! En su con-dición divina, el Señor no se duermeni se fatiga con cansancio (Salmos121: 2; Isaías 40:28). Sin embargo,como hombre, él tuvo hambre, y ne-cesitó comer. Tuvo sueño, y necesitódormir. Se restringió al tiempo y alespacio.

Y, además de eso, tomó la condi-ción de siervo. La traducción dicesiervo, pero en realidad es esclavo, sinderecho alguno. Y vivió la humilla-ción e injusticia más grande; fue gol-peado y menospreciado, azotado,escupido, herido, restringido, hastadar la vida por nosotros en la cruz.¡Siendo el Rey! Esto no cabe en nues-tra mente ¡Es digno de adoración elSeñor!

Sin embargo, en su máxima res-tricción, pudo consolar muchos co-razones, libertar a los cautivos, y sa-nar innumerables enfermos. Tales«limitaciones» no fueron un impedi-mento para que pudiese servirnos ydarnos salvación y vida eterna.

El Señor no reclamó, ni dijo: ‘¿Porqué me pasa todo esto?’. Simplemen-te, cargó su cruz y fue «obediente has-ta la muerte, y muerte de cruz». ¡Glo-rioso Señor tenemos!

En los primeros capítulos delevangelio de Lucas, se habla del niñoJesús, creciendo bajo el atento cuida-do de María y José (¡Qué admirableel servicio que prestó José protegien-do al Niño!). Transcurre un largo pe-ríodo de tiempo en que no se sabenada de él, no hay un registro, comosi nada hubiese hecho durante esetiempo.

A los doce años, aparece un pe-queño relato, cuando María y José lebuscan con angustia, entre los pa-rientes de la caravana que regresabatras adorar en Jerusalén. Finalmentele encuentran en el templo, sentadoen medio de los principales doctoresde la ley (Lucas 2: 41-52), y todos se

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maravillaban de su inteligencia y desus respuestas.

Años de silencioY pasan dieciocho años, aproxi-

madamente, (según Lucas 3:23), ysolo entonces fue bautizado por Juanen el Jordán. ¿Qué pasó en esos die-ciocho años? Recordemos que suministerio duró unos y tres años ymedio. ¡Qué poco! ¿Cómo es posibleque una persona de su estatura dis-pusiese de un tiempo tan reducidopara ejercer su precioso ministerio?Y pasan años aparentemente perdi-dos, como si hubiese sido absoluta-mente ignorado. No hay un registroescrito donde se pueda glorificar aJesús por lo que haya hecho entre losdoce y los veintinueve años.

Hasta donde nosotros conoce-mos, en la Escritura, antes de su bau-tismo público, él no había hecho unsolo milagro; sin embargo, el Padredice desde los cielos: «Este es mi Hijoamado, en quien tengocomplacencia» (Mateo3:17). ¡He aquí el Siervo,preferido, amado! Ocul-to, sin manifestaciónpública, pero ya agrada-ba Su corazón.

¿Qué vio el Padre enel corazón de su Hijo?Lo miró y examinó, durante esos die-ciocho años, y no encontró falta enél. Lo vio en la intimidad, oculto. Novisible para nosotros. Solo vemos alniño envuelto en pañales, y a María,guardando todas las cosas en su co-razón. Mas unos cuantos pasajes de

su niñez, pero después dejamos deverle, hasta los treinta años, aproxi-madamente.

Nosotros no podemos leer nadade él; pero, en ese agrado del Padre,podemos ver algo – se agradó de élen la intimidad, en la soledad. Nosgusta verlo con los milagros. Nosgusta verlo victorioso, expulsando alos demonios con tanta autoridad, ¡ycómo le obedecen! Impresiona leer-lo en los evangelios, ¡nunca un pro-blema quedó sin solución en su pre-sencia! Ninguna restricción fue unobstáculo para que él pudiese dar losmejores frutos y obtener las másgrandes victorias.

Reclamos vs. soberaníaOh, hermanos, en nuestra huma-

na debilidad, nosotros tenemos latendencia a reclamar por nuestracondición, y protestamos: ‘¡Oh, situviese más libertad para servir alSeñor! Me falta el tiempo, mi salud

esta débil, necesito más recursos paraservir; los problemas me agobian,etc.’, si tuviese libertad, entonces yoserviría al Señor’.

En todo vemos que estamos res-tringidos. Sin embargo, hermanos,en ese sentido, es posible que no ten-

Ninguna restricción fue un obstáculo paraque Él pudiese dar los mejores frutos y ob-tener las más grandes victorias.

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gamos muy buenas noticias. El Se-ñor no nos asegura una libertad ex-terna, visible; la libertad es un asun-to del corazón. El Señor necesita que,estando en nuestra condición, poda-mos ser obedientes, a pesar de todolo que nos comprime o limita.

El Señor, en su soberanía, (quienes soberano no necesita pedir opi-nión), simplemente preparó un de-terminado ambiente para cada unode nosotros. El nos conoce muy bieny no es injusto; él sabe cuál es nues-tra necesidad, y también nuestra ca-pacidad, y su provisión es abundan-te para todos.

Los frutos de CristoEstando en esa condición de

máxima restricción, el Señor Jesúsdio los más grandes frutos. Y noso-tros debemos mirarle y aprender deél. Él no puso condiciones para ser-vir, simplemente fue fiel, cuandoaparentemente, nada hacía. Y esaobediencia íntima, esa fidelidad ín-tima le capacitó para luego hacer lasmás grandes obras.

Hermano, tenemos dos opcionesante El: agradarle o no agradarle. Ycada uno de nosotros sabe que, cuan-do el Señor ha estado agradado,¡cómo se abren las puertas, hay ben-dición y paz en el corazón, y el per-mite que sus siervos den fruto paraSu gloria!

Pero, también, cuando no le he-mos agradado, sentimos una frustra-ción muy grande, y le pedimos per-dón, porque nos damos cuenta, porel Espíritu que nos habita, que he-

mos restringido su obra. Hermanos,pensemos en esos dieciocho años deobediencia oculta, íntima, del Señor.Y el Padre dice de su Hijo: «Este esmi Hijo amado, en quien tengo compla-cencia» (Mat. 3:17), antes que hubie-se hecho un solo milagro.

Fieles en la intimidad¿Qué está pasando con nosotros?

¿Cómo nos estamos invirtiendo?¿Qué estamos haciendo? El Señornos ve, ocultos. En realidad, de él nonos podemos ocultar. ¿Qué está pa-sando por dentro de nosotros? Estoyhablando de nuestros pensamientos,de nuestras intenciones, de nuestrosjuicios.

Desde la intimidad, donde nadienos ve, nosotros podemos bendecira nuestros hermanos, podemos ben-decir a nuestro Señor y darle gracias,y esperar en él y adorarle y entregar-nos a él, y orar por otros e interce-der, buscando siempre el bien de sucasa y de su obra.

Hermanos, la obra no es irse alfin del mundo. La obra la vivimosdiariamente. Todos somos siervos, ycada día estamos sirviendo, o no es-tamos sirviendo, al Señor. A vecespensamos que un siervo es un mi-sionero que se va a un lugar hostil, apredicar y a dar su vida por el Se-ñor.

Con frecuencia nosotros le pone-mos obstáculos al Espíritu Santo,toda vez que no le permitimos expre-sar su vida, su potencia. Si no es po-sible que la vida del Señor se mani-fieste, menos se manifestará la poten-

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cia del Señor. La vida está, pero ellase limita por voluntad nuestra, por-que no hay obediencia en lo íntimo,porque el Señor nos está enviando abendecir y no a maldecir, nos estáenviando a amar y no a juzgar. ElSeñor espera vernos fieles y santos.

Dios no renunciaHermanos, ¡el Señor nos ama tan-

to! ¡Cuán paciente ha sido con noso-tros! Un hermano entre nosotroscompuso esta canción: «Señor, yo séque tú me amas, a pesar de mí».Comprendamos la inspiración delEspíritu. No podemos decirlivianamente: ‘No importa, herma-no; a pesar de todo, el Señor me si-gue amando’. «Yo sé que tú me amasa pesar de mí» es una canción paracantarla llorando, llorando nuestrosfracasos, mientras celebramos Sumisericordia.

Sin embargo, el Señor no renun-cia a sus siervos. Él te dice: ‘Yo no herenunciado a ti, ni a tu servicio, ni ala expresión de mi vida y de mi gra-cia y de mi poder a través tuyo’. Noha renunciado el Señor. Y nos espe-ra, y nos habla una vez, dos y tresveces, y nos vuelve a hablar.

Su palabra nos llena de esperan-za. «Siempre nos vuelves a levantary celebramos, Señor, tu paciencia, tumisericordia. Y tenemos que juzgar-nos a nosotros mismos una y otravez: ‘Señor, te restringí; perdí un díaentero, perdí horas preciosas, mal-gasté este espacio. Dentro de mialma, le di lugar a amarguras, a re-sentimientos, a cosas pasadas que las

traigo al presente, y que me matan’.El Señor no renuncia, y sigue amán-donos, esperándonos, seduciéndo-nos. ¡Cómo nos ama el Señor, herma-nos!

Ejemplos de Pablo y JuanAhora citemos al apóstol Pablo:

«Acuérdate de Jesucristo, del linaje deDavid, resucitado de los muertos con-forme a mi evangelio, en el cual sufropenalidades, hasta prisiones a modo demalhechor; mas la palabra de Dios noestá presa» (2ª Tim. 2:8-9). Un hom-bre con un llamado como él, ¿no de-bió haber tenido la máxima libertad,todos los recursos disponibles, todoslos hermanos apoyándolo? Y teníacomplicaciones grandes, a veces conlos propios hermanos. Y sufrió pe-nalidades y cárceles, y azotes y nau-fragios.

¿Recuerdan ese relato al final dellibro de los Hechos? ¡Un naufragio!Pero, si es un apóstol, ¿por qué pier-de su tiempo naufragando en el mar?Como si Dios mismo le hubiese olvi-dado. Llegan a una isla, se salvantodos los tripulantes. Y estando enesa restricción, semidesnudos, gol-peados, cansados, Pablo ora por elpadre enfermo de un hombre llama-do Publio, principal de la isla, elhombre se sana. Y le traen al restode los enfermos de la isla, y todos sesanan. Ese fracaso aparente en lo ex-terno, no fue obstáculo para que lagracia del Señor fluyera, y el Espíri-tu Santo le usara poderosamente.

¿Cuántas cosas las tenemos porrestricciones y complicaciones? Y el

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Señor ha preparado, en su soberanía,que vivamos con esas presiones, paraque en ese punto, o en ese ambiente,de alguna manera, pueda manifes-tar Su gloria. Tal vez aquello que nosdesagrada, será usado por el Señor,para que su vida y poder se expre-sen, si tan solo somos obedientes enla intimidad.

El apóstol Juan, según Apocalip-sis, estaba en la isla de Patmos, a cau-sa de la tribulación. Estaba restrin-gido, estaban siendo perseguidos loshermanos. Parece ser el ambientemás adverso, exiliado, seguramentesufriendo de frío y hambre. No sa-bemos, pero tal fue el ambiente es-cogido por Dios. Él no necesitó estaren un escritorio, con aire acondicio-nado, con el mejor computador. Enesas limitaciones, nos dio el libro deApocalipsis, ¡con qué gloria, herma-nos!

Al leer Apocalipsis, ¿quién pien-sa en Juan? Cuando vemos al SeñorJesús con «sus ojos como llama de fue-go», tú te olvidas de Juan. Ese «es-truendo de muchas aguas», el «tronoestablecido en el cielo», cuando vemos«la esposa ataviada», «las bodas del Cor-dero»… ¿Quién se acuerda de Juan?Y esa gloria tan grande fue escrita enel peor momento de la vida de estesiervo que fue obediente en la inti-midad, en medio de sus restricciones.

Elías, cercano a nosotrosHemos considerado los ejemplos

de Pablo y Juan; sin embargo, ellostodavía nos parecen casi inalcanza-bles; se ven tan santos, casi sin de-

fectos. Así que, para acercar un pocoel tema a nuestra condición, pense-mos en el profeta Elías.

¿Qué tan grande era Elías? (1 Re-yes 17). Elías oró, y no llovió, hubosequía. Vivió en una cueva, y bebíaagua de un arroyo, y los cuervos letraían pan y carne, en la mañana yen la tarde. Estuvo oculto; el siervo,oculto. Y el Señor le habla y le dice:«Levántate». (Llega un momento enque no estás más oculto, y el Señorte levanta). Y lo envía a Sarepta deSidón, y va donde una viuda. Y laviuda estaba juntando dos palitos deleña, con la última medida de hari-na, para preparar un pancito para suhijo, y luego dejarse morir.

La condición no puede ser mástriste. La restricción es sobremaneragrande; pero llega el siervo del Se-ñor. Y mientras el siervo del Señorestuvo ahí, no faltó la harina, ni fal-tó el aceite. Las limitaciones, no fue-ron problemas para que el poder deDios se manifestase. Pero, en la inti-midad, Elías fue fiel, fue obediente asu Dios.

Y después, peor todavía. Se en-ferma el niño, el hijo de la viuda, ymuere. O sea, ¿no bastaba la sequíaque había en Israel, que más encimaviene esta crisis mayor? Vuelve a es-tar restringido el profeta, y el Señorse glorifica una vez más; la vida vuel-ve a vencer a la muerte.

Vida que vence¡La vida vence a la muerte! No

importa de cuánta muerte estés ro-deado, hermano; la vida siempre

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vencerá a la muerte, ¡y esa vida nosha sido dada de gracia! La vida deCristo nos ha sido dada de gracia.Echemos fuera la incredulidad, resis-tamos al maligno, resistamos aun lospensamientos de nuestra propiamente, ese análisis maligno que aveces hacemos, donde parece queson más grandes los problemas, ysufrimos por lo que pasó y por quépasó. Hermanos, es más grande lavida que tenemos, es más poderosoel Cristo que nos ha sido dado, queestá trabajando dentro de nosotros,y encendiéndose dentro de nosotros.

¿Qué dice la Escritura, hermanos?«Confesaos vuestras ofensas unos aotros, y orad unos por otros, para queseáis sanados. La oración eficaz del jus-to puede mucho» (Stgo. 5:16). Herma-nos, no sea que pequeñas cosas per-turben el corazón, y estas cosas, enla intimidad, entorpezcan el fluir deSu vida.

«Elías era hombre sujeto a pasionessemejantes a las nuestras…» (Stgo.5:17). ¡Cómo nos consuela esta pala-bra! Porque a cualquier otro siervobíblico, tenemos la tendencia a verlotan elevado. Pero Elías, «era hom-bre…». No era ángel, sino hombre.Somos hombres. «…sujeto…». Denuevo, están ahí las restricciones, lapresión que hay sobre nosotros.

Este «era hombre sujeto a pasionessemejantes a las nuestras». Y Dios lo

usó. ¡Y de qué manera lo usó! Her-mana, el Señor te quiere usar a ti, yno esperes que para usarte te envíea China, o a la selva amazónica. Nodigo que aquello no sea una glorio-sa opción. Gracias al Señor por to-dos los misioneros que hay en elmundo entero. Pero, hermana, her-mano, usted es un siervo del Señor,ahora mismo, esta noche, mañana,todo el día. En su casa, usted es unsiervo, una sierva.

Somos siervos los unos de losotros, para bendecirnos los unos a losotros, para bendecir la obra del Se-ñor, para ser generosos con la obradel Señor, para santificar el nombredel Señor, para interceder por la so-ciedad entera; para que el Señor, dealguna manera, nos use para bende-cir a un vecino, a un amigo, a uncompañero.

¿Cómo te usará el Señor? No sé.Pero en esa restricción, el Señor espoderoso para usarte.

Miremos al Señor Jesús, herma-nos. Su mayor restricción significóvida para nosotros. ¿Será que eseproblema más grande tuyo va a ter-minar en vida de resurrección? ¡Her-mano, debe ser así, tiene que ser así,porque la vida siempre triunfa sobrela muerte!

¡Gloria al Señor!Síntesis de un mensaje compartidoen Temuco, en septiembre de 2010.

Cristo ha tomado nuestra naturaleza en el cielo para representarnos,y nos ha dejado a nosotros en la tierra con Su naturaleza, pararepresentarlo a él.

John Newton

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Los ataques del enemigo per-miten la manifestación delpoder de Dios en nuestra

vida; esto es, el poder de la resurrec-ción de Cristo. Ahí tenemos a un

hombre como Pablo, que camina enla voluntad del Señor, que ama alSeñor, que está haciendo la obra delSeñor como ningún otro quizás en lahistoria del cristianismo, y de pron-

La iglesia debe estar consciente de su batalla dia-ria y respetar los principios del Señor que le garanti-zan victoria.

La

Rodrigo Abarca

TEMA DE PORTADA

contra el enemigobatalla

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to, empieza a sufrir una oleada deterribles dificultades y ataques. Vie-ne a Jerusalén, lo toman preso, logolpean y lo ponen en una cárcel conacusaciones injustas. Mientras losjudíos traman y maquinan cómomatarlo, se pasa dos años en la cár-cel y el gobernador, que debería de-jarlo libre en justicia –porque no tie-ne ninguna razón para retenerlo–, lomantiene encarcelado para congra-ciarse con los judíos, mientras espe-ra que ellos lo sobornen para matar-lo.

Pablo se entera de esto y se dacuenta de que la única manera demantenerse a salvo es apelando alCésar. Entonces, el gobernador lomanda a Roma, pero, cuando elapóstol va en camino, se hunde subarco, pasa una noche y un día aga-rrado de una tabla, y finalmente salea la playa. Entonces, cuando prepa-ran una fogata para calentarse, lomuerde una víbora. ¡Parece como sitodos los demonios se hubiesen dadocita para cazarlo! Finalmente, tras lle-gar a Roma, lo dejan en una casa al-quilada, donde vive durante dosaños encadenado. ¡Imagínense quéclase de vida es esa!

Sin embargo, Pablo ve que, de-trás de esa adversidad, el Señor estácumpliendo su propósito. Él se dacuenta de que Satanás no puede ven-cer. Pablo percibe que es el enemigoquien está detrás de él, pero ve que,sobre todo eso, el Señor está obran-do y haciendo su voluntad; porqueel diablo no puede impedir que Dioscumpla su propósito. Cuando el dia-

blo nos ataca, lo hace bajo el controly la autorización de Dios; nunca pue-de hacerlo sin Dios, y Dios permiteesto por varias razones.

Por qué Dios permite la batallaDios quiere que nosotros apren-

damos cómo vencer al diablo. Juandice: «Os escribo a vosotros, jóvenes,porque habéis vencido al maligno», esdecir, habéis aprendido cómo venceral maligno. Los niños aún no pue-den, pero los jóvenes son los que yahan alcanzado cierta madurez y sa-ben cómo ir a la batalla y vencer almaligno.

La iglesia está llamada a venceral enemigo. Cuando la iglesia está enuna condición espiritual débil, y noestá caminando en el propósito deDios, Satanás no se ocupa de ella,porque la iglesia no es una amenazapara él en esa condición. Pero, cuan-do ella empieza a tomar la tierra pro-metida, a tomar posesión del reinode Dios, a apropiarse de la plenitudde Cristo, entonces Satanás reaccio-na instantáneamente y comienza laadversidad. Esto es inevitable, por-que con cada cosa que ganamos deCristo, el enemigo pierde.

Si nosotros conocemos a Cristo,Satanás empieza a perder terreno, aperder su lugar. Recuerden el efectode la misión de los setenta discípu-los en el evangelio: «Yo veía a Sata-nás caer del cielo como un rayo». Cuan-do la iglesia se apropia de la autori-dad de Cristo, Satanás empieza aperder terreno en los corazones ymentes de los hombres. Cada vez

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que ustedes oran en autoridad aquíen la tierra, él es desplazado de loslugares celestiales, y pierde su in-fluencia sobre las personas. Muchode la predicación del evangelio sedebe a que ustedes han abierto, pordecirlo así, un camino en los lugarescelestiales para que la palabra delSeñor toque los corazones, han des-plazado a los poderes de las tinieblasque mantienen cautiva la mente y elcorazón de las personas.

Una parte de la predicación delevangelio es esta batalla que se libraen los lugares celestiales, por mediode la oración. La oración es funda-mental. Este es el camino de la vic-toria, porque la oración es nuestraarma de batalla contra las huestesespirituales de maldad. Mas, Satanásse pone en campaña cuando oramos.

Apocalipsis 12 retrata muy bienla estrategia de Satanás y la maneraen que actúa. Aquí aparece la iglesiacomo una mujer vestida con el sol,con la luna debajo de sus pies y ensu cabeza una corona de doce estre-llas. Este es el pueblo de Dios, retra-tado de manera gloriosa. El sol es fi-gura del Señor Jesucristo, y la iglesiaestá vestida de Cristo. Sin embargo,tiene que dar a luz a los hijos de Dios,a lo largo la historia de este mundo,y por ello está con dolores de parto.Estos dolores describen la tribulaciónde la iglesia a través de la historiapara dar a luz a los hijos de Dios.

Ahora bien, el dragón está de piefrente a la mujer, para devorar a suhijo apenas este nazca. El dragón estáfrente a ella, con las fauces abiertas,

y casi parece que va a ganar la bata-lla, porque está ahí para devorar alniño. No obstante, cuando nace elniño, para humillación del dragón,el niño es arrebatado para Dios. En-tonces el dragón se llena de ira con-tra la mujer. Pero dice, «y la mujerhuyó al desierto», a un lugar secretodonde es guardada por Dios duran-te 1.260 días.

Preste atención a este hecho: eldiablo pelea a muerte; esto no es unjuego de niños. El dragón quiere de-vorar al niño, y luego, cuando no lologra, quiere destruir a la mujer conun río; pero la tierra acude en ayudade la mujer. Eso significa que Diosestá en control de todo. Satanás pue-de hacer lo que quiera, pero el Señornos va a librar; y por ello la tierra setraga el río, que probablemente re-presenta la corriente de la persecu-ción que viene contra la iglesia.

Entonces, «el dragón se llenó de iracontra la mujer». ¿Por qué se llenó deira? Porque con la acción de la mu-jer (como después le revela un ángela Juan), Satanás fue arrojado a la tie-rra. Cuando el niño varón sube alcielo, Satanás es arrojado a la tierray pierde su posición de dominio so-bre el mundo. Por lo tanto, observenlo que hace el dragón: «...se llenó deira contra la mujer», y una voz del cie-lo dice: «Ay de los moradores de la tie-rra porque el diablo ha descendido a vo-sotros con gran ira sabiendo que le que-da poco tiempo».

La mujer representa la iglesia glo-riosa y celestial, concebida en el pro-pósito eterno de Dios; y el niño va-

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rón es la iglesia en acción en el mun-do, que nace en el mundo y actúa enél. Es lo que Apocalipsis llama losvencedores, es decir, aquellos quevencen al diablo porque toman lavisión celestial, la encarnan en elmundo y la llevan a su consumación.La mujer y el niño son una mismacosa vista en dos aspectos distintos.Por supuesto, el niño es Cristo quenace, crece y es formado en nosotros.

El diablo cae hasta la tierra y sabeque le queda poco tiempo. ¿Y quéhace? En Apocalipsis 13, ustedes ve-rán la reacción final de él contra laiglesia. En nuestras traduccionesdice: «Me paré sobre la arena del mar»,como si el profeta se hubiera paradoallí, pero, en el griego de los textosmás antiguos dice «Se paró sobre laarena del mar». Es decir, el diablo, conel propósito de hacer guerra contrala mujer, fue y se paró a la orilla delmar y llamó a escena a la bestia y alfalso profeta, para descargar toda suira contra la mujer. Estas son sus ar-mas finales, y él les da toda autori-dad para que destruyan por comple-to a la iglesia.

Esta es una batalla a muerte y sincuartel. Nuestro adversario nunca secansa ni descansa, porque es un serespiritual. Es importante decir, her-manos, que nunca debemos cometerel error de subestimar al enemigo. Eldiablo no es poca cosa. Piensen porun momento: es el más poderoso delos seres creados por Dios, y nos su-pera largamente en inteligencia, co-nocimiento y habilidades.

Si nosotros tuviéramos que pe-

lear esta batalla sin el Señor, estaría-mos perdidos; no tenemos ningunamanera de vencer. Satanás engaña ytiene bajo su dominio al mundo en-tero, a las naciones, a los más inteli-gentes y a los más sabios. Pero nues-tra victoria está en Cristo. Él es elúnico que lo ha vencido y contra elcual Satanás no tiene poder. Pero, sinosotros nos separamos de Cristo,estamos perdidos y el enemigo yanos venció.

Veamos lo que dice Apocalipsis12, después que el Hijo varón fue lle-vado al cielo. El versículo 7 dice:«Después hubo una gran batalla en elcielo». Apocalipsis es uno de los li-bros fundamentales de la Biblia. Esel más difícil de entender, probable-mente porque en él se revelan lossecretos y principios por los cualesla iglesia vence a Satanás y se esta-blece finalmente el propósito eternode Dios en la historia. Usted tieneque ver aquí profundos principiosespirituales en acción, que están ac-tuando en la historia, y que Dios nosestá revelando para que sepamoscómo se libra la batalla.

Entonces, el Hijo varón subiendoal cielo significa la iglesia asumien-do su posición celestial. Pero esto noes automático, sino que es productode una serie de cosas que tienen quecumplirse. Sin embargo, cuando laiglesia asume su posición de autori-dad en el cielo, ¿qué ocurre? Hay unagran batalla en el cielo. Es decir que,como producto de lo que ha pasadocon la iglesia viene una gran batalla,en la cual Miguel y sus ángeles ex-

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pulsan al dragón y sus ángeles delcielo, y éstos caen a la tierra. ¿Quéquiere decir esto? Lo mismo que apa-rece en el evangelio, cuando el Se-ñor Jesucristo estuvo en la tierra:como resultado de la acción del Se-ñor en el mundo, el diablo pierde sulugar y cae a la tierra.

Así también, como resultado dela acción de la iglesia en el mundo,esto es, de Cristo a través de la igle-sia, el diablo cae a la tierra. Y esto esun principio en acción, que se cum-ple toda vez que la iglesia se mani-fiesta victoriosa, y que va a tener unamanifestación definitiva al final delos tiempos, cuando surja la últimaexpresión de la iglesia y la últimaoperación del diablo en su contra.Pero no se cumplirá una sola vez,sino que ha venido cumpliéndosedesde que el Señor Jesús vino a la tie-rra. Es un principio que está operan-do a través de la historia. Entoncesdice: «el diablo cae a la tierra», y noprevalece. Sin embargo,ustedes deben ver a laiglesia por detrás de losángeles que luchan con-tra Satanás.

El ejemplo de DanielRecuerden que el li-

bro de Daniel nos reve-la esto mismo; corre un poquito elvelo de los lugares celestiales y nosmuestra cómo funcionan las cosasallí. Recuerden que Daniel descubre,leyendo la profecía de Jeremías, queya han pasado los 70 años para quela nación judía regrese a Israel, y re-

construya el templo como estabaprofetizado. Entonces él comienza aorar, pidiendo al Señor que se cum-pla la profecía. Vean que, a pesar deque Daniel sabe que el profeta Jere-mías ya lo dijo, no toma una actitudde decir: ‘Bueno, el profeta lo dijo yse va a cumplir de todos modos’. Élsabe que tiene que orar, porque Diosno hace nada si no es en respuesta ala oración de la iglesia; sobre todo,cuando hay poderes espirituales depor medio, que quieren impedir queestas cosas se cumplan.

Claramente, el diablo no quiereque Israel vuelva a su tierra yreedifique su templo, porque un día,a ese templo reconstruido, va a ve-nir el Mesías, y va a acabar con elimperio de Satanás. Entonces Danielsabe que estas cosas no son automá-ticas, porque la voluntad de Dios enla tierra sólo se hace cuando la vo-luntad humana se une a la voluntaddivina. Es un profundo axioma es-

piritual, porque Dios delegó al hom-bre el gobierno de la tierra y Diosnunca anula lo que ha hecho.

Dios quiere gobernar la tierra através del hombre, y siempre lo va ahacer a través de éste; siempre va abuscar un hombre para ejercer su au-

Si estamos efectivamente bajo la autori-dad de Cristo, Satanás no nos puede tocar,porque él no puede tocar al Señor.

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toridad aquí. Por eso Cristo expresóla autoridad de Dios en la tierra, por-que es el Hijo del Hombre (Jn. 5:27),el hombre perfecto, a través del cualla voluntad de Dios se hace en la tie-rra. Este es un principio espiritual queno puede ser quebrantado. Lo diceclaramente en Ezequiel: «Y busqué en-tre ellos hombre que hiciese vallado, y quese pusiese en la brecha delante de mí, afavor de la tierra, para que yo no la des-truyese; y no lo hallé» (Ez. 22:30).

¿Se da cuenta de lo importanteque es para Dios encontrar a esoshombres, y en el caso presente, alcuerpo de Cristo? Esta es la funciónde la iglesia. Por ello, el Señor nosenseñó a orar: «Padre nuestro que es-tás en los cielos, santificado sea tu nom-bre, venga tu reino». Y cuando dice,«hágase tu voluntad en la tierra comoen el cielo», se nos muestra que es laiglesia la que debe traer la voluntadde Dios a la tierra. Por eso la oraciónde la iglesia es tan importante.

Vuelvo a la historia de Daniel.Daniel comienza a orar: «Señor quese cumpla tu palabra, que vuelva tunación a su tierra, porque ya pasa-ron los setenta años». Una primerarespuesta viene con el ángel Gabriel,quien trae la llamada «profecía de lassetenta semanas». Sin embargo trasello, Daniel continúa orando duran-te tres semanas, sin obtener respues-ta. Pero, pasados estos días, vino unángel y le dijo: «Daniel, desde el pri-mer día que dispusiste tu corazónpara orar... fueron oídas tus palabrasy a causa de tus palabras yo he veni-do. Pero tienes que saber que duran-

te 21 días el príncipe de Persia se meopuso…». Es decir: «Había una po-testad maligna impidiendo que seresponda a tu oración; pero, porquetú perseveraste en oración, finalmen-te esa potestad fue desplazada y yopude pasar».

En consecuencia, los ángeles, alluchar contra las potestades malig-nas, tienen que ser apoyados por laiglesia, porque la iglesia está sobrelos ángeles. Escrito está: «...lo dio porcabeza (a Cristo) sobre todas las cosas ala iglesia». Porque la iglesia expresala autoridad de Cristo y los ángelesactúan en función de esa autoridad.Y si la iglesia no ora y no ejerce au-toridad, los ángeles no pueden ha-cer nada.

Los ángeles actúan cuando laiglesia actúa. Eso es un secreto quenos es mostrado aquí. Miguel y susángeles actúan cuando la iglesia ac-túa, y producto de la oración de Da-niel, el príncipe de Persia es despla-zado y se abre el camino para que elángel de Dios llegue con la orden yel mandato de Dios, y entonces vie-ne a cumplirse la profecía.

¿Se da cuenta de lo importanteque es todo esto? Esta es la batallaespiritual. No es una batalla simple-mente por nuestra salud o bienestar,o nuestras situaciones personales.Esto va mucho más allá, hermanos.Debemos tener una visión muchomás amplia. Estamos luchando paraque se cumpla la voluntad de Diosen la tierra, que Satanás sea despla-zado y los propósitos eternos de Diosvengan a la tierra.

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Entonces esa es la visión del li-bro de Apocalipsis. Detrás de estabatalla en el cielo, está también elprincipio de la iglesia, orando y ha-ciendo que las cosas acontezcan, yabriendo un camino para que losángeles de Dios, por decirlo así, arro-jen a Satanás del cielo. Cuando eldiablo cae a la tierra, se ensaña aúnmás contra la iglesia y llama a esce-na al falso profeta y a la bestia, peroeso todavía está más adelante.

Principios para la victoriaVeamos los principios por los

cuales la iglesia vence a Satanás se-gún Apocalipsis 12. Los versículos 10y 11: «Entonces oí una gran voz del cie-lo que decía: ahora ha venido la salva-ción, el poder y el reino de nuestro Diosy la autoridad de su Cristo». Lo que estáaquí en juego es esto: que se establez-ca el reino de Dios y la autoridad deCristo sobre la tierra, «porque ha sidolanzado fuera el acusador de nuestroshermanos, el que los acusaba delante deDios día y noche…» Esto es una clarareferencia a la historia de Job, y dice«y ellos le han vencido…». ¿Cómo?«...por medio de la sangre del Cordero yla palabra del testimonio de ellos, y… –observen la última condición– menos-preciaron sus vidas hasta la muerte».Aquí están los tres elementos con loscuales la iglesia vence a Satanás.

La sangre del CorderoPrimero, la sangre del Cordero.

Esto no significa, como algunoscreen, que cuando uno está enfren-tando las tinieblas tiene que invocar

la sangre. No es una cosa mágica.Esto se refiere a que la principal obraque Satanás hace contra nosotros esla acusación.

No hay obra más insidiosa deldiablo que la acusación. Él nos acu-sa constantemente. Como ya no nospuede acusar ante Dios, porque te-nemos a nuestro Abogado, llega has-ta nuestra mente y nos susurra: ‘Túeres un pecador, tú no sirves paranada, tú le fallas a Dios’. Y nos vaponiendo un peso de culpa que, fi-nalmente, si le hacemos caso, nos lle-va a una derrota espiritual. Y lo se-gundo, que es tan insidioso como loprimero, es que nos acusa a unoscontra otros. Satanás no sólo se con-tenta con acusarme ante mi propiaconciencia, sino que va y me acusacon mi hermano y me sugiere: ‘¿Vis-te lo que tu hermano te hizo?’, sem-brando la discordia dentro del cuer-po de Cristo.

Hay una sola manera de defen-derse de la acusación del diablo: lasangre de Cristo. Porque la sangre deCristo implica que el Señor ha can-celado toda mi deuda. Satanás pue-de acusarnos todo lo que quiera, peroel Señor ya pagó por nosotros. Sipeco (y todos pecamos ocasional-mente), tengo que acudir inmediata-mente a la sangre, y confiar en ella.Satanás siempre va a tratar de des-valorizar la sangre, porque él sabeque el día que logre minimizar suvalor, seremos derrotados. Porque,¿quién nos puede defender de suacusación, sino la sangre de Cristo?

Recuerden que la acusación del

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diablo busca desconectarnos de Dios.Cuando yo me siento culpable y pe-cador, no puedo tener comunión conDios. Es imposible, debido a queDios es santo, y, aunque la acusaciónsea mentira, ya me separa de Dios sila acepto. ¿Cómo puedo caminar conDios, si me siento pecador?

Por eso, entre otras cosas (hagoun paréntesis), en la iglesia primiti-va mantenían la cena del Señor comoel centro de su reunión, porque es elrecordatorio, permanente y constan-te para todos, de que la sangre deCristo fue derramada por nosotros.Es la sangre la que nos mantiene encomunión con Dios.

«...le han vencido por la sangre delCordero». No podemos, ni debemos,aceptar ninguna acusación de Sata-nás, porque si lo hacemos estamosmenospreciando el valor de la san-gre de Cristo: «Si confesamos nuestrospecados, Él es fiel y justo para perdonar-nos nuestros pecados y limpiarnos detoda maldad». Pero, así como yo veoque Cristo me limpia a mí, tambiéndebo considerar que limpia a mi her-mano; y que la misma sangre que mejustifica a mí, lo justifica a él. Si mihermano me ofende, si peca o hacealgo errado, Cristo también lo defien-de, porque es nuestro abogado. Élmurió por los pecados de mi herma-no y canceló la deuda de mi herma-no al igual que la mía. En consecuen-cia, se aplica la sangre de Cristo enambos casos para vencer al diablo.

La palabra del testimonioVeamos ahora el segundo ele-

mento: la palabra del testimonio deellos. Aquí la palabra del testimonioes la confesión de Jesucristo. Es elanuncio, la declaración de quién esCristo para nosotros. Está expresadoasí, porque en la época en que Juanescribió el libro de Apocalipsis, seemitió un decreto imperial en el quetodos tenían que adorar al empera-dor. Los cristianos tenían que haceruna confesión y decir: ‘El emperador,César, es el Señor’, es decir, el Kyrios(griego).

Si ellos no hacían eso, eran lleva-dos a muerte. Era una confesión quese hacía con los labios y, por supues-to, los cristianos no podían decir queCésar era el Kyrios, porque Kyrioses un título exclusivo que declara nosólo la autoridad suprema del SeñorJesucristo, sino también su divini-dad. Entonces, «la palabra del testimo-nio de ellos», es que Cristo es nuestroSeñor y Dios. Y es no sólo una confe-sión, sino un hecho, que Cristo esnuestra cabeza, nuestro Señor.

Si estamos efectivamente bajo laautoridad de Cristo, Satanás no nospuede tocar, porque él no puede to-car al Señor. Pero para esto, se re-quiere que caminemos bajo Su go-bierno, bajo Su autoridad, que le re-conozcamos como nuestra cabeza entodas las cosas y así lo confesemos.

Menospreciaron sus vidasY el tercer elemento es, «menos-

preciaron sus vidas». Finalmente,sólo hay una manera de vencer aSatanás de manera definitiva: me-nospreciar esta vida hasta la muer-

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te. Esto significa que debo estar dis-puesto incluso a morir por el Señor.Si yo estoy dispuesto a perderlo todo,Satanás no me puede vencer. Pero sime aferro a algo, él ya me venció.

¿Recuerdan la historia de Job?¿Qué le dijo Dios a Satanás? «Anday quítale». Fue Satanás y le quitó to-dos sus bienes, después mató a sufamilia, y después, en la tercera oca-sión, no contento con eso, fue y lequitó su salud, y aun la esposa deJob se volvió contra él. En brevetiempo Job lo perdió todo. Si hubie-se estado aferrado a alguna de esascosas, él habría sido vencido. Sata-nás habría ganado la batalla. Porque¿cuál era la acusación de Satanás?«A ti Job te ama, te sirve y te obede-ce porque tú lo proteges. Te ama porlo que tú le das; pero quítale y va-mos a ver». Finalmente, esta es unabatalla entre Dios y Satanás por elcorazón de Job.

Satanás sostiene que el hombresólo sirve a Dios por interés, ya queél mismo no lo haría por otra cosamás, porque así es Satanás. Y Diosquiere que le sirvamos por amor. Esuna batalla por el corazón. ¿Cuál esla única manera en que esto se pue-de mostrar? ¿Cómo se vence al dia-blo? Dios tiene que llevarnos por uncamino donde nos despoja y nos qui-ta aquello que amamos, para que sevea si efectivamente somos capacesde obedecerle y amarle, sólo porqueél es digno y merece todo. Si Dios nosquita todo, ¿seremos capaces de se-guir adelante? Por eso dice: «...y me-nospreciaron sus vidas», tal como Job.

Conciencia de la batallaPienso que uno de los grandes

problemas de la Cristiandad es lafalta de conciencia con respecto altamaño y el grado de intensidad dela batalla en que está envuelta. Esuna batalla por el gobierno del uni-verso, por el dominio del mundo.Nosotros sabemos que la batalla yala ganó el Señor, pero Satanás se re-siste y no lo acepta ¿Quién va a go-bernar: Cristo con su iglesia o el dia-blo? ¿Quién va a ganar el territorio?Es una pelea a muerte. Cuando eldiablo pierda esta batalla será arro-jado al lago de fuego y no habrá nun-ca más oportunidad para él. ¿Se dancuenta de que él lucha por su vida,por su sobrevivencia? Entonces, setrata de un enemigo formidable;pero nosotros tenemos al Gran Ven-cedor.

Una batalla corporativaOtra cosa importante que Pablo

nos dice de esta batalla, se encuen-tra en Efesios, y es que la lucha con-tra el diablo no es solitaria. No po-demos librar esta batalla solos. Tú yyo solos, luchando contra el diablo,ya estamos vencidos. Esta es una ba-talla que se libra en el cuerpo de Cris-to. Esta es otra enseñanza fundamen-tal de la Biblia. Lo que tiene poderpara vencer al diablo no somos no-sotros, solitariamente. Es en el Cuer-po que está la victoria y la autoridadde Cristo para vencer.

Vean lo que dice en Efesios 6:10,un pasaje muy conocido que muchosinterpretan de manera individual,

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pero que Pablo lo pone de maneracolectiva. Recuerden que el asuntode Efesios es la iglesia. Primero nosrevela el propósito eterno de Dioscon respecto a la iglesia en el pasa-do, luego la edificación de la iglesiaen el presente y luego la batalla dela iglesia contra las huestes espiritua-les de maldad, donde el nuevo hom-bre que es el cuerpo de Cristo (v. 11)se pone de pie para librar la batalla.Y nos dice: «Vestíos de toda la arma-dura de Dios, para que podáis estar fir-me contra las asechanzas del diablo». Serefiere a la iglesia. No a mí indivi-dualmente, sino a toda la iglesia, vis-tiéndose la armadura de Dios. Elcuerpo de Cristo se viste de la arma-dura, pues es una lucha que libramosjuntos.

Y entonces nos dice que hay ar-mas ofensivas y defensivas, «porqueno tenemos lucha contra sangre y car-ne, sino contra principados, contra po-testades, contra gobernadores de las ti-nieblas de este siglo, contra huestes es-pirituales de maldad en las regiones ce-lestes». Hay una batalla que la igle-sia debe librar y está librando por eldominio de la tierra. Satanás domi-na al mundo con magia, espiritismo,hechicería, filosofías, religiones, etc.Son intervenciones de espíritusdemoniacos en la vida de las perso-nas. Sin embargo, esas cosas no fun-cionan contra la iglesia, porque estáescrito: «Ningún arma forjada contrati prosperará».

Cualquier principio de hechiceríano funciona contra la iglesia, porqueella no está bajo el poder de Satanás.

Estas cosas funcionan en un mundodonde Satanás es rey y señor. Perola iglesia está bajo el poder y la auto-ridad de Cristo. Ni la hechicería, nila brujería funcionan con ella, a me-nos que alguien se ponga en la posi-ción de que estas cosas lo alcancen,saliendo de la autoridad o de la co-bertura del Señor.

No obstante, nos dice Efesios queun creyente se mantiene bajo la au-toridad del Señor de dos maneras:por un lado, cuando él está sujeto di-rectamente al Señor en el corazón, yel Señor vive en él. Pero, por otro,también cuando alguien está sujetodirectamente al cuerpo de Cristo. Sialguien elude la autoridad del cuer-po también se expone a los ataquesde Satanás.

Pongo un ejemplo: cuando Pablotrata con el caso de aquel hombre quepecó en Corinto, dice: «El tal sea en-tregado a Satanás». ¿Qué significa eso?Dice: «Reuníos vosotros, toda la iglesiay mi espíritu» , y eso quiere decir quela iglesia, cuando aparta a una per-sona y la pone fuera de su comunión,la entrega a Satanás, porque quedafuera de la protección del cuerpo deCristo.

Fíjense en la obra insidiosa deSatanás, cuando quiere destruir a unhijo de Dios. Primero, lo enemistacon la iglesia y empieza a trabajarpara apartarlo. Éste se empieza a ais-lar, a quedarse en la casa, y ya no sereúne con los hermanos. Rápidamen-te Satanás encuentra una manera deatacarlo y lo destruye. Es como ellobo. Cuando el lobo quiere atacar

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al rebaño, va y aísla una ovejita, unasola. O los leones, que cuando ata-can un rebaño de búfalos, no se lan-zan sobre toda la manada; le caen auno y lo aíslan. Así es Satanás, comoun león rugiente. Él trata de aislar-nos, porque sabe que separados delcuerpo estamos expuestos, porque elcuerpo de Cristo es nuestra protec-ción contra él.

El día maloEntonces dice: «Vestíos…», en

plural. Es el cuerpo el que se vistede la armadura «…de Dios para quepodáis estar firmes contra las asechan-zas del diablo». Y ahí explica lo de lalucha, como dice el 13: «Por tanto,tomad toda la armadura de Dios para quepodáis resistir en el día malo».

Hay un día malo. No se trata deque Satanás pueda en todo tiempo ya cada momento atacarnos, sin cesar,durante toda nuestra vida, porqueDios sabe que no podríamos resistiralgo así. Entonces, Dios le da tiem-po, días, ocasiones y periodos paraatacarnos. Por ejemplo, la ocasión enque el Señor le dijo a Pedro: «Pedro,Satanás te ha pedido para zarandearoscomo a trigo». Allí claramente Dios leconcede esa posibilidad, pero no esque toda la vida de Pedro será un

zarandeo; ¿pues quién va a resistiresto toda la vida? No, es por unosdías, por unas semanas. Pero va avenir y va a estar allí y, claro, estosignifica que Pedro llegará a negaral Señor, y a través de esa negación,finalmente se convertirá en el após-tol que el Señor está buscando. An-tes Pedro era seguro e impetuoso, ydespués está quebrantado, humilla-do, y es ahí cuando el Señor lo pue-de usar.

«...para que podáis resistir en el díamalo». Hay un día malo que vienesobre la iglesia, inevitablemente.Hay momentos en que parece quetodo empieza a ir de mal en peor,como le pasó a Pablo, y las cosas seponen difíciles. Vienen las enferme-dades, los hermanos pierden sus tra-bajos, viene la pobreza. Es un día deremezón; pero ¿cuál es el propósitode Dios en aquello? Que todo lo queno es de Cristo, lo que es meramentehumano, caiga y sólo quede en pielo que es de Cristo.

Hermanos, a Dios no le interesala cantidad, ni el éxito humano, nique tengamos la iglesia más grande.Nada de eso le impresiona; lo queDios quiere es que Cristo sea forma-do en nosotros, y para eso él tieneque separar la paja del trigo. Noso-

Tú y yo solos, luchando contra el diablo, ya estamos vencidos.Esta es una batalla que se libra en el cuerpo de Cristo. Esta es

otra enseñanza fundamental de la Biblia.

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tros no sabemos cuánto tenemos deCristo hasta que pasamos por el díamalo, pues cuando viene el zarandeose desprende de nosotros todo lo queno es de Cristo. ¡Ay de ese día paraalgunas iglesias! Porque cuando lasiglesias se edifican en la pura activi-dad, energía y capacidad humana,viene el zarandeo y no queda nada.Pero, cuando estamos realmente enCristo, lo de Cristo siempre sobrevi-ve, porque Satanás no puede destruira Cristo.

Ahora, esto puede ser terriblepara nosotros, porque de pronto soncosas que uno ama y cree que sonreales, pero no lo son. ¿Quién de no-sotros se conoce a sí mismo? ¿Quiénde nosotros sabe hasta qué punto esperverso? No lo sabemos. Fíjense queno sólo el pecado es algo que Diosno acepta en su obra; él tampocoacepta nada que venga meramentedel hombre. Dios no quiere nada quesea simplemente nuestra inteligen-cia, nuestra habilidad, nuestra fuer-za. Dios quiere que todo sea Cristo,desde el centro hasta la circunferen-cia de la iglesia. Que todo esté fun-dado en Cristo, en la vida de la resu-rrección, en el poder de Cristo.

De eso se trata todo, y por esto elSeñor, de tiempo en tiempo, permi-te que el diablo venga de maneraespecial contra nosotros, pues él estásiempre listo para atacar y hacernosguerra. Pero, si estamos en Cristo, nonos puede vencer, y, en verdad, noshace más que vencedores. Sólo en labatalla descubrimos la victoria.¿Cómo va a saber usted de la victo-

ria si nunca ha peleado una batalla?¿Cómo va a saber que Cristo es ven-cedor si nunca se enfrentó al enemi-go? ¿Cómo va a descubrir el podervictorioso de Cristo si nunca estuvofrente a frente con el dragón? Es in-evitable.

«Estad firmes...»«Estad, pues, firmes». El hermano

Watchman Nee explica esto muybien, diciendo que en la carta a losEfesios hay tres verbos que represen-tan la posición de la iglesia, la acti-vidad o la obra de la iglesia y la ba-talla contra Satanás. El primero es«sentaos», que representa la posicióncelestial. Ahí yo no tengo que hacernada, sino que descansar en la obraconsumada de Cristo. Pero luego vie-ne, «andad» y ahí se refiere a lo queyo hago en respuesta a la obra con-sumada de Cristo. Y finalmente, «es-tad firmes», lo que hacemos con res-pecto a Satanás.

Con respecto a Satanás, no hayque conquistar nada, ni ganar nada;hay que simplemente mantener el te-rritorio que Cristo ganó para noso-tros. «Estad firmes» es sostener lo queCristo ya nos dio. ¿Qué va a tratarde hacer Satanás? Va a tratar de ro-bar y destruir todo lo que Cristo nosdio.

Voy a poner un ejemplo: Supon-gamos que yo conozco mucho de laPalabra, la he estudiado y me he lle-nado de conocimiento. Dios, no obs-tante, no quiere mero conocimiento,sino que quiere realidad, quiere queviva Cristo en mí. Por ello, va a ve-

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nir un día en que Dios va a permitirque Satanás me zarandee a tal pun-to, que todo ese conocimiento que yocreo tener, si no es algo que vino deCristo, se va a hacer polvo. No meva a sostener en el día de la prueba,y entonces, yo voy a descubrir amar-gamente que mi conocimiento erapuro concepto intelectual; que aun-que yo creía saber muchas cosas, nolas sabía, porque no me sostuvieronen la hora de la prueba. Y esta hora,inevitablemente, viene sobre todoslos escogidos.

Otro ejemplo: Supongamos queyo sea una persona pacífica, amabley simpática por naturaleza. PeroDios no quiere que yo sea meramen-te una persona amable y simpática.Él quiere que Cristo sea formado enmí, y que lo que haya en mí sea laamabilidad, la mansedumbre deCristo. Entonces, Dios va a permitirque pase por un periodo de prueba.Cuando somos puestos bajo una pre-sión muy grande, lo humano se de-rrumba. Entonces, de pronto ese her-mano que era tan amable, simpáti-co, y humilde, se convierte en unapersona rebelde y agresiva. Todoaquello que era artificial se está ca-yendo y ahora él tiene una oportu-nidad de vestirse del carácter deCristo, de la mansedumbre de Cris-to. Ahí uno ve cómo Dios usa a Sata-nás.

Nuestra ArmaduraEntonces la prueba, la batalla,

viene. Pero, ¿cómo podemos estarfirmes? «Ceñidos vuestros lomos con la

verdad». Antes, las personas usabantúnicas, y para moverse con libertaden una batalla, esto constituía unadificultad. A un soldado que pelea-ba con túnica, ésta se le enredaba enlas piernas. ¿Cómo se pelea así? Puesbien, había que ceñirse la túnica parapoder pelear.

Esta es una figura de la verdad,pues recuerden que el ataque de Sa-tanás siempre viene a la mente. Sondardos mentirosos que buscan enga-ñar, pensamientos malignos que bus-can apoderarse de nuestra mente.Entonces, ¿cómo podemos movernosen medio de ellos y esquivar todoslos dardos que vienen de Satanás?Cuando ordenamos nuestra mentecon la verdad. Así distinguimos rá-pidamente los golpes y nos move-mos con agilidad, espiritualmentehablando.

«Vestíos con la coraza de justicia».Esto es lo mismo de lo que veníamoshablando sobre la sangre de Cristo.Esta justicia es la justicia que Cristonos da para vencer, porque Satanástrata de atacarnos por medio de acu-saciones, como ya hemos visto. ¿Cuáles la coraza que nos protege de susdardos de acusación? El hecho de lajusticia de Cristo: «Justificados puespor la fe, tenemos paz para con Dios».

Calzados los pies«...y calzados los pies con el apresto

del evangelio de la paz». Usamos lospies para caminar o correr. Recuer-den, en medio de una batalla, los piesson fundamentales. Los soldados an-tiguos, a diferencia de hoy, depen-

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dían de sus pies. Los mejores solda-dos eran los más veloces, por dosrazones: para perseguir al enemigo,y para huir. La velocidad era funda-mental.

En nuestro caso, nosotros no te-nemos que arrancar, sino estar fir-mes. Pero, los pies son fundamenta-les para movernos. Entonces hay quecalzarse los pies con el apresto delevangelio de la paz. ¿Y por qué de lapaz? Es que la batalla no la libramossolos, sino, en primer lugar, con elSeñor a nuestro lado. Pero además,y en segundo lugar, la libramos jun-tos. Pero, si estamos peleados entrenosotros, ¿cómo podemos librar labatalla?

Satanás usa una antigua máxima:‘Divide para reinar’. Si él logra me-ter una cuña y dividir, logra vencer;porque un ejército dividido está de-rrotado. Por eso, el apresto del evan-gelio de la paz implica que camina-mos juntos, nos movemos al uníso-no, como el ejército romano.

No hubo otro ejército semejante;una verdadera máquina de guerra.Y una de sus características (que eslo que tiene Pablo en mente) es quese movía al unísono, como un solohombre coordinado. Si hubieran es-tado peleados unos con otros, cadauno tomando su propio camino, nohubieran vencido. Cuando teníanque enfrentar a los guerreros bárba-ros, mucho más fuertes, pero que lu-chaban cada uno por su cuenta y notenían ninguna organización, los ro-manos vencían porque se movíancomo un solo hombre. Así tenemos

que movernos nosotros con el evan-gelio de la paz, pues el evangelio nosreconcilió con Dios y nos reconciliólos unos con los otros. Si estamosenojados unos con otros, Satanás yatiene una manera de vencernos.

El escudo de la fe«Sobre todo», o sea, por encima de

todo, «tomad el escudo de la fe». Noso-tros tenemos la coraza y la armadu-ra, pero lo que cubre la armadura yla rodea es el escudo. El escudo ro-mano era alto, y cuando el soldadolo ponía delante, quedaba tapadohasta los ojos; era como una especiede muro que lo protegía de cualquierataque. Lo que hacía invencible a losescudos romanos, era que cuandovenía el ataque del enemigo, ellos pe-gaban escudo con escudo y forma-ban una barrera impenetrable. En-tonces el ejército enemigo chocabacontra una pared de escudos, de talmanera que era imposible penetrara través de esa muralla.

Así es el escudo de la fe. Porquela fe no es algo meramente indivi-dual. Es toda la iglesia que se afirmaen la Palabra del Señor, y que levan-ta así una muralla de escudos. En-tonces, si un hermano se debilita, Sa-tanás lo va a atacar, pero el hermanoque está a su lado lo afirma. Estandounidos unos con otros, el enemigo nopuede pasar a través de esa barrera.Entonces, hermanos amados, el es-cudo de la fe se levanta entre todos.A veces yo no tengo fe, pero mi her-mano tiene fe; a veces yo me debili-to, pero mi hermano viene y me le-

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vanta. Eso es lo que hacía al ejércitoromano invencible. Por eso Pablo,que conocía del ejército romano, sa-bía lo que estaba hablando.

La iglesia es como un ejército im-batible, el ejército de Dios, muchomás poderoso que cualquier ejércitohumano. Pero, usando la figura delejército romano, Pablo se daba cuen-ta de que ese ejército tenía cosas queotros no tenían y que lo hacían in-vulnerable. Por ejemplo, a veces losromanos se enfrentaron con elefan-tes. Enfrentar un elefante es una cosadifícil, pues es un animal gigante. En-tonces ellos clavaban sus escudos enla tierra y los soldados de atrás po-nían sus escudos como techo y toma-ban una posición que llamaban la for-mación de la tortuga, contra la cual unelefante no podía hacer nada.

Esto es el escudo de la fe: algo ma-ravilloso. Los romanos literalmentetapaban con los escudos su ejército:unos los ponían adelante, otros porarriba, otros por detrás y quedabancomo un muro y un techo impene-trable. No había nada que pudierapenetrar ese escudo. Y eso lo hacíanentre todos: ese era todo el secreto.Yo solo, con un escudo, ¿cuántosflancos puedo tapar? Ahora, si hace-mos un escudo entre todos, podemostapar todos los flancos. Este es «elescudo de la fe, con el cual podáis apa-gar todos los dardos de fuego del malig-no».

El yelmo y la espada«Tomad el yelmo de la salvación y la

espada del Espíritu que es la Palabra de

Dios». El yelmo de la salvación es elhecho de la obra completa de Cristoa nuestro favor. Satanás siempre ata-ca nuestra mente; pero, si yo me pon-go el yelmo de la salvación, o sea laobra completa de Cristo, y armo mimente con ese entendimiento, Sata-nás no puede contra mí, porque loque Cristo hizo por nosotros cubretodos los flancos por los cuales Sata-nás puede venir.

«...la espada del Espíritu que es laPalabra de Dios», es nuestra arma deataque. Una cosa interesante: los ro-manos, a diferencia de otros pueblos,no usaban una espada larga. A ve-ces uno cree que mientras más gran-de es la espada, es más poderosa.Pero los romanos se dieron cuenta deque cuando hay una lucha cuerpo acuerpo, la espada larga no sirve denada, porque para moverla se re-quiere un movimiento amplio. En-tonces, ellos usaban la espada corta.La espada romana era mortal, por-que era pequeña, y podía matar conun movimiento corto en la batallacuerpo a cuerpo.

A veces, amados hermanos, la ba-talla se hace más intensa y terrible;el diablo nos ataca por todos lados,y la confusión nos rodea ¿Qué recur-sos tenemos entonces? La palabra deDios, porque la palabra de Dios seabre paso a través de las tinieblas, lasmentiras y la oscuridad, y en mediode toda esa trabazón y confusión, elladespeja y abre camino.

Un hermano está siendo acosadoy oprimido por el diablo, pero la pa-labra de Dios entra en la mente del

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hermano y despeja la oscuridad y sehace la victoria. Y, si la palabra deDios está constantemente entre no-sotros, compartida, confesada y can-tada, esa palabra deshace cualquierataque, cualquier artimaña, cual-quier argumento del enemigo. En-tonces esta es nuestra arma de ata-que.

La oración como armaY el arma final de la iglesia, «oran-

do en todo tiempo…». ¿Por qué? Por-que, en la oración, la iglesia cumplesu ministerio de traer a la tierra elreino de Dios. Es por medio de ellaque Satanás es despojado y arrojadofuera, como vimos antes.

En una primera parte están las ar-mas defensivas, para protegernos deldiablo. Pero, cuando pasamos al ata-que, ¿qué usamos? La espada del Es-píritu y la oración. Con la oración pa-samos al ataque, porque un ejércitono sólo vence defendiéndose. En al-gún momento tenemos que enfren-tar al ejército enemigo y derrotarlo.

¿Cómo se derrota al diablo? Conla palabra de Dios y con la oración.Con la oración nosotros desalojamosal diablo, traemos a la tierra la vo-luntad de Dios, el reino de Dios, de-claramos que en la tierra Jesucristoestá reinando, y Satanás tiene quesujetarse.

Porque fíjense como dice: «...contoda oración…». Y toda oración sig-nifica todo tipo de oración. No es unasola oración, sino una oración quecubre todas las circunstancias, todaslas situaciones. «...toda oración y sú-

plica en el Espíritu», porque cuandooramos no somos solamente noso-tros los que oramos; es el Espíritu deDios quien trae a nuestro corazón lavoluntad de Dios.

Nosotros no sabemos orar comoconviene. Sin embargo, al orar, elEspíritu nos revela su voluntad yempezamos a declarar la voluntadde Dios, y entonces, se abre el cami-no para el cumplimiento del propó-sito de Dios. Cuántas veces al orar,el Espíritu nos carga con un enten-dimiento o una palabra específica yes él quien abre el camino con noso-tros. Entonces no oramos solos; nosunimos a Dios en el Espíritu, paraque su voluntad sea hecha en la tie-rra.

Y, hermanos, nada puede ser máspoderoso en el mundo que cuandolo voluntad humana se rinde a lavoluntad divina. Cuando la volun-tad del hombre se hace una con lavoluntad de Dios, se abre la com-puerta del cielo y todo el poder deDios y toda la autoridad de Dios des-ciende a la tierra, y frente a eso, ¿quéle queda al diablo? Solamente huir.

«...y velando en ello con toda perse-verancia…». Consideremos el ejem-plo de Daniel. No es una cosa auto-mática. Hay que orar, orar y orarhasta obtener la respuesta, hasta al-canzar la victoria.

Orando por todosFinalmente dice: «por todos los

santos…». La iglesia tiene que cubrira todos los santos; tiene que preocu-parse de todos ellos y ponerlos a to-

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dos juntos en su oración. Y Pablo diceal final: «...y por mí». Porque Pablo,como todos los apóstoles, es la pun-ta de lanza de la iglesia; el hombreque va adelante (por decirlo así). Laiglesia es un ejército, y él es como losexploradores que son enviados al te-rritorio del enemigo. Y Pablo no vasolo. Muchas veces va solo física-mente, pero detrás de él está toda laiglesia. Aquí está la iglesia, avanzan-do y yendo a conquistar el territorioenemigo.

Entonces, es tan importante quecuando los hermanos son enviadosa un territorio nuevo, adonde antesno estaba el evangelio, vayan apo-yados constantemente por la oraciónde la iglesia. No hay nada que hagatanto por la obra misionera como laoración de la iglesia detrás de esamisión. Pablo dice que: «...para cuan-do yo abra mi boca, me sea dado expre-sar con denuedo el misterio de Cristo».Hermanos, porque la predicación esun misterio espiritual y no una cosameramente humana.

Cuando alguien abre su bocapara ministrar al Señor, para hablardel Señor, para anunciar el misteriode Dios, requiere que el Espíritu leentregue las palabras correctas e ins-piradas. No se trata simplemente desaberse de memoria todo, y como unconferencista, empezar a dar un dis-curso. No es así. Esto es algo que tie-ne que ser inspirado por el Espíritusiempre, al punto de que las pala-bras en ese momento sean las co-

rrectas, las que el Espíritu da paratal efecto.

Por eso, nunca un mensaje va aser igual a otro, porque el Espírituva a dar palabras adecuadas paracada momento. ¿Pero, cuándo ocu-rre eso? Cuando la iglesia ora y todose despeja.

¿Usted ha estado alguna vez enuna reunión en que al hablar la pa-labra siente una atmósfera opresivay cargada? Esto es una obra de Sata-nás, pues hay poderes espiritualestratando de impedir que el evange-lio llegue a los corazones. Pero, si laiglesia ora, se despeja todo ese am-biente espiritual y la palabra fluye ytoca los corazones, y hay un cieloabierto.

¿Recuerdan cuando el Señor Je-sús dijo a sus discípulos: «De ahoraen lo adelante veréis el cielo abierto…»?Es algo fundamental que, cuandonosotros ministramos, haya un cieloabierto sobre nosotros, y los ángelesde Dios puedan descender. «Los án-geles de Dios suben y descienden sobreel Hijo del Hombre». Esto es lo que dijoJesús, recordando la escalera deJacob. Siempre sobre Cristo había uncielo abierto. Él era una escalera, unpuente entre el cielo y la tierra, porel cual descendían los ángeles quetraen la voluntad de Dios a la tierra.Con la iglesia, tiene que ser igual; so-bre la iglesia siempre tiene que ha-ber un cielo abierto, para que la au-toridad de Dios y el reino de Diosdesciendan a la tierra.

* * *

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Sólo en Cristo

La única vida cristiana que haexistido y que existe es la vidade Cristo. El Nuevo Testa-

mento se escribió para explicar a loscristianos cómo es que se vive la vida

cristiana, la vida de Cristo. Cadaepístola registra el consejo de Dios através de los apóstoles referente acómo es y cómo se ha de vivir la vidacristiana.

¿Será que la vida cristiana es una utopía, puestoque es una vida de otro orden, de otro estilo y ca-lidad?

¿Puede el hombre vivir la

Roberto Sáez

TEMA DE PORTADA

vida cristiana?

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En sí mismo nadie puede vivir lavida cristiana. Sólo en Cristo es po-sible; es Cristo mismo la Vida cris-tiana y por tanto tan sólo él la puedevivir en nosotros. Entonces, ¿quéparticipación tenemos nosotros en lavida cristiana? ¿Cómo se reconciliael hecho de que tan sólo Cristo pue-de vivir la vida cristiana, con el he-cho de que se nos hace demandas alos cristianos para experimentar lavida de Cristo?

El creyente tiene una participa-ción en Cristo, por la unión con Cris-to, por él y en él; por lo tanto no tie-ne participación separado de Cristo,pues en tal caso, lo que haga es nada,aunque humanamente sea mucho; espor eso que en Juan 15 se nos pideque permanezcamos en él porqueaparte de él no podemos hacer nada.

La vida cristiana, ¿puede seraprendida y por lo tanto enseñada?Pablo habla de que él aprendió a «es-tar contento cualquiera fuese su si-tuación». Esto nos dice que es posi-ble aprender cómo se vive la vidacristiana (Fil. 4:12).

La vida cristiana es la vida deCristo; y esta vida corresponde a unorden de vida infinitamente superiora la vida de los hombres terrenales;tan sólo por este hecho, es imposibleque los hombres, con su vida creaday caída, puedan vivir la vidaincreada y eterna.

¿Será que, por esta imposibilidadde vivir en nuestra fuerza la vida delcielo, nos convertimos en personaspasivas, sin actividad y participaciónen la vida cristiana?

Esto es muy posible, debido a unacomprensión inadecuada de la con-sistencia de la vida cristiana. No obs-tante, la vida cristiana es la más acti-va, graciosa, desafiante, dichosa yllena de propósito, de todas las for-mas de vida que existen, porque esla vida de Dios. Se plantea como unacarrera, como un combate, como unalucha, como una potencia dinámicaque actúa en los que creen en ella yla han recibido. Es agresiva y belico-sa; está en permanente lucha contrael enemigo, la carne, el pecado, elmundo y toda adversidad; al mismotiempo que es «amor, gozo, paz, pa-ciencia, benignidad, bondad, fe, manse-dumbre, templanza» (Gál. 5:22-23).

¿Una utopía?¿Será que la vida cristiana es una

utopía, puesto que es una vida deotro orden, de otro estilo y calidad?Esto es lo maravilloso y atractivo dela vida cristiana: que, siendo de unorden altamente superior al nuestro,haya venido para condescender conla bajeza del hombre y hacer de éstesu habitación, para ser contenido yluego expresado por los que la reci-ben.

¿Cómo se entiende que Pablo in-vite a los cristianos a imitarle a él,como él imita a Cristo (1ª Cor. 11:1),siendo que la vida cristiana es Cris-to mismo y el hombre en sí mismo, oen su carne, no lo puede imitar, puesel único que vive la vida cristiana esCristo mismo? O, ¿cómo se entiendelo que dice Pedro, en cuanto a queCristo nos dejó ejemplo para que si-

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gamos sus pisadas? ¿Puede el hom-bre seguir a Cristo e imitar su vida?¡No! El hombre en sí mismo no pue-de; el secreto está en lo que dice Pa-blo: «Ya no vivo yo, mas vive Cristo enmí» (Gál. 2:20).

Sin duda, para poder vivir la vidacristiana, necesitamos comprenderen qué consiste esta ecuación: Menosyo, más Cristo. Se nos presenta unaresta y una suma; restamos la vidade nuestra alma, para sumar la vidade Cristo. Es algo simple y a la vezcomplejo, como todas las verdadesque precisan de una revelación espi-ritual. Se trata de la aplicación de lacruz en nuestra vida terrenal, aque-lla misma que Jesús nos invita a car-gar día tras día, y que constituye elcamino estrecho par todo aquel quedesea hacer la voluntad de Dios.

Aquí está el secreto de la realiza-ción de la vida cristiana en la natu-raleza humana. Se trata entonces deuna vida rendida y negada, para darpaso a aquella otra vida, la que pre-ferimos antes que la nuestra.

Esta explicación de la vida cris-tiana, siendo tan verdadera, ¿no traeconsigo la idea de una aniquilaciónde la persona? Sí, más de alguien loha pensado, y esto ocurre muy a me-nudo al interpretar las verdades par-cialmente, sin considerarlas en suconjunto. El texto citado nos dice:«Ya no vivo yo». ¿A cuál yo se refiere?Al yo del alma. Nosotros, en la vidacristiana, tenemos un yo externo, yun yo interno, los cuales correspon-den al hombre exterior y al hombreinterior.

La función del almaEl texto citado tiene un segundo

hemistiquio: «…lo que ahora vivo(yo)…». Este es el yo del hombre in-terior, el yo del espíritu humano, queahora, amalgamado con el EspírituSanto, vive la vida cristiana. El yoexterno muere voluntariamente altomar la cruz cada día, pero, experi-menta vida de resurrección, que tam-bién es parte de la vida cristiana. Enel proceso de aprehender la vida cris-tiana, el yo externo va muriendo yviviendo, muriendo a sí mismo y vi-viendo para Dios, para el espíritu,subordinado al espíritu.

No podemos vivir la vida del es-píritu sin el alma; necesitamos elalma para expresar la vida cristiana.Sólo que el alma ha de estar rendi-da. Un alma sin cruz es un estorbo eimpedimento para la expresión de lavida cristiana, pero un alma rendidaa la cruz es absolutamente necesariapara participar, vivir y expresaraquella vida.

Entre el espíritu y el alma, se en-cuentra el corazón, el cual se inclinaa uno u otro lado. Si va para el alma,todo se vuelve carnal, y si va para elespíritu, habrá una perfecta armonía,pues todo nuestro ser estará ordena-do correctamente desde adentro ha-cia afuera. Siempre que el corazón seinclina a los deseos del alma, va a darlugar a una vida contaminada, en-gañosa y extraviada. Sólo cuando elcorazón sigue al espíritu va en la di-rección correcta; luego, todo se vuel-ve bien coordinado en aquel univer-so interior dando lugar al fluir de los

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ríos de aguas vivas que poseen losque han creído en Cristo.

Entendiendo la epístola a los Roma-nos

Pablo había explicado la vidacristiana en la epístola a los Roma-nos. Hasta el capítulo 7, venía expo-niendo las verdades paso a paso.Cada verdad de la obra de Cristo afavor de los redimidos asegurabamás y más el corazón de los creyen-tes en cuanto a la naturaleza de lavida cristiana, con todas lasimplicancias de lo que Dios en Cris-to tuvo que hacer para unirnos a lavida cristiana.

Sin embargo, al llegar al asuntode la ley, descubre que él es un mi-serable frente a las demandas de laley divina. Descubre algo tremendo:la vida cristiana está reflejada en elcarácter de la ley, y él se encuentraimposibilitado de vivir de acuerdo aese carácter, que es también el carác-ter de Cristo, pues Cristo es el cum-plimiento de la ley. «Pero yo soy car-nal, no puedo hacer el bien que quiero,apruebo con mi mente que la ley es bue-na, y me deleito en ella, pero el pecadoestá en mí...». ¡Glorioso descubrimien-to! Yo no puedo vivir la vida cristia-na.

¿Quién me librará? No tengo re-medio. En mí mismo, no puedo; lavida cristiana es imposible para mí…¡Ah!, pero: «Gracias doy a Dios por Je-sucristo... porque la ley del Espíritu devida en Cristo Jesús me ha librado de laley del pecado y de la muerte» (Rom.7:25; 8:2). Pablo supo que la vida cris-tiana no era una mezcla de su vidacon la de Cristo, sino que en la me-dida que él moría a sí mismo, Cristovivía en él.

¿Cuántos de nosotros hemos lle-gado a esta conclusión? Me temo quesomos resistentes a recibir y aplicaresta verdad a nuestra existencia enla vida cotidiana. Tal vez sea por estarazón que Dios permite que sus hi-jos caigan en algunos pecados y otroscaigan en otro tipo de faltas, talescomo malas reacciones, iras, enojos,envidias y pecados diversos, pecadosque a veces, son expuestos en públi-co para avergonzar la carne; porquesi no falláramos, lo más probable, esque pensaríamos de nosotros mis-mos que somos las personas másbuenas del mundo y estaríamos cri-ticando, juzgando y menosprecian-do a los demás, midiéndolos pornuestra justicia propia.

He visto esta actitud en mis fun-ciones pastorales, con mucha pena,

Necesitamos comprender en qué consiste esta ecuación: Menosyo, más Cristo. Se nos presenta una resta y una suma; restamos

la vida de nuestra alma, para sumar la vida de Cristo.

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aquellos padres que tienen hijos bue-nos, aconsejar a aquellos padres cu-yos hijos han fallado en algo. ‘Ah,hermano, si no corriges a tu hijo, lle-gará a ser un delincuente’. ‘¡No, con-migo no! Yo manejo a los míos condisciplina y no les permito que mefalten el respeto. Me han salido bue-nos, porque he sabido corregirlos’.

Eso puede estar bien, pero cadapersona es diferente, y no está bienjactarse de lo bien que hemos hecholas cosas, porque entonces tu vidacristiana es fenomenal, pues tal vezseas la única persona que ha podidovivir la vida cristiana. En cuanto aPablo y a mí, y a todos los que comoél nos consideramos miserables, con-fesamos que si no es él quien vive ennosotros, que si no es él la Vida denuestra vida, somos un completo fra-caso, por muy bien que hayamoshecho las cosas.

¿Quién es la vida cristiana?La vida cristiana tiene muchas

falsas interpretaciones, desde las he-rejías, hasta las verdades sobre-enfatizadas. Puesto que la vida cris-tiana es Cristo, preguntamos por«Quién» y no «Qué» es la vida cris-tiana.

Necesitamos estar muy clarosrespecto de quién es el Señor Jesu-cristo. El Señor Jesucristo es una per-sona con doble naturaleza: es com-pletamente Dios y completamenteHombre. Es divino y humano, esDios hecho hombre. Aquí es dondesurgen las más variadas herejías enrelación a su persona. Unos rebajan

la divinidad, exaltando la humani-dad por sobre la divinidad; otros, porel contrario, rebajan la humanidadlevantando la divinidad al punto deseñalar que Jesús no era humano;otros ven, en las dos naturalezas, dospersonas.

Así, las herejías han fallado pro-vocando una secuela de seguidorescuyas vidas no reflejan la vida cris-tiana, ni pueden reflejarla, porque elCristo que profesan no es el Cristorevelado por el Padre en las Sagra-das Escrituras, sino un cristo inven-tado por sus mentes caídas, un cris-to teológico, elucubrado por su pro-pia imaginación y de acuerdo a suspropias filosofías de la vida baja yterrenal. Hablan de un cristo concep-tual y por tanto no conocen al Cris-to revelado por el Padre en las Escri-turas.

Las verdades sobreenfatizadasson tan dañinas como las herejías,pues también distorsionan el testi-monio de Cristo y, por lo mismo, dela vida cristiana. Históricamente, loscristianos han descubierto algunaverdad que estaba escondida,enfatizan tanto esta verdad, que todocomienza a girar en torno a una ver-dad pero no en torno a la Verdad quees Cristo. Un aspecto de la obra o dela persona o de las enseñanzas deCristo siempre será importante, perosiempre será una parte y no el todo.

La modalidad de la vida cristianaLa vida cristiana fue manifesta-

da en Jesucristo; estaba contenida enél, al mismo tiempo que él mismo era

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la sustancia de aquella vida. «En élestaba la vida, y la vida era…» (Jn. 1:4).«Lo que era en el principio, lo que he-mos oído, lo que hemos visto con nues-tros ojos, lo que hemos contemplado ypalparon nuestras manos tocante al Ver-bo de vida (porque la vida fue manifes-tada , y la hemos visto, y testificamos, yos anunciamos la vida eterna, la cualestaba con el Padre, y se nos manifes-tó)» (1ª Jn. 1:1.2).

La vida que encarnó Jesucristo esla vida de Dios, y Dios, es una plu-ralidad de personas. Por tanto, estavida tiene las características propiasde una vida colectiva, de una vidaque se vive en comunidad, vida cor-porativa, vida compartida, en mu-tualidad, en reciprocidad, en diver-sidad y multiplicidad de relaciones.Es la vida que ha vivido eternamen-te el Padre con el Hijo, en la unidaddel Espíritu Santo. Es una vida intra-trinitaria, (vivida hacia adentro de laTrinidad) que se ha vivido con ex-clusividad desde la eternidad, y queahora, en Jesucristo se ha manifesta-do a sus santos, para que sea exten-dida hacia la iglesia, de modo tal, quela iglesia es la prolongación de lavida del cielo en la tierra.

Cuando los discípulos supieronde esta vida, comprobando su reali-dad con todos los sentidos de la na-turaleza humana, dieron testimoniode que aquella vida eterna que esta-ba con el Padre (refiriéndose a Jesu-cristo) se había manifestado y elloseran testigos de esta maravilla queahora anunciaban a otros, para queesos otros también entraran a tener

esa comunión dispensada desde elcielo, con ellos.

La vida cristiana, toma su mode-lo (modalidad) de la vida eterna queestaba con el Padre y con el Hijo enla unidad del Espíritu. Esta vida tie-ne una forma de ser, un estilo, unaimagen (su modalidad, precisamen-te). A esa imagen fuimos creados: ala imagen de un Dios que vive enpluralidad de personas y que se ma-nifiesta, consecuentemente, en formacorporativa; de lo cual Cristo es laincorporación. Su vida en los días desu carne es un ejemplo de vida com-partida con el Padre y con el Espíri-tu; siempre se le ve dar testimoniode su comunión y dependencia delPadre por el Espíritu Santo. Nadahace por si mismo; las obras quehace, dice que son las obras que elPadre hace a través de él.

La consejería de los apóstoles, encuanto a vivir la vida cristiana en elvivir de la iglesia, precisamente, vaorientada a la práctica de la conside-ración de los unos con los otros, desoportarse los unos a los otros, deorar unos por otros, de amarse losunos a los otros. Encontramos estaexpresión decenas de veces en elNuevo Testamento, lo que implicaque el vivir de la iglesia es el resul-tado de que en ella fue depositada lavida trinitaria, posibilitando la pro-longación y expresión de esta vidaen la comunidad de creyentes.

La vida del hombreLa vida del hombre sin Dios, es

una vida individualista, centrada en

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el ego. Desde el principio, cuandoAdán cayó, en él cayó toda su des-cendencia; y la caída consistió en se-pararse de la vida dependiente deDios, quedando con una vida cuyaidentidad se expresa en forma inde-pendiente.

El llamado de Dios a los hombres,es un llamado a salir fuera de esacondición, para regresar al modelooriginal, que consiste en una vida encomunión con Dios, por lo tanto, auna vida apegada a él y que depen-de de él. El árbol de la vida traía ensu naturaleza la genética de esa vida;no así el de la ciencia del bien y delmal, que causó la separación delhombre de Dios y consecuentemen-te la muerte.

Porque la vida no está en ningúnotro lugar más que en la fuente de lavida, la cual es Dios. Eklesía es unapalabra griega que significa: «llama-dos afuera». Así, Dios llama a loshombres a salir fuera de esa vidaegocéntrica, para regresar a la vidaque está vuelta hacia él. Es por esto,que nos trajo de regreso el árbol dela vida en Jesucristo, para que, co-miendo de Cristo, podamos recibirel poder de la vida trinitaria. Siendoparticipantes de esta vida, se haceposible vivir la vida cristiana.

Jesús se anticipó a decirnos: «Elque me ama, mi palabra guardará; y mi

Padre le amará, y vendremos a él, y ha-remos morada en él» (Jn. 14:23). Enesto, Jesús muestra una modalidadde vida colectiva; anuncia que sere-mos introducidos en la participaciónde una vida intratrinitaria, vida encomunión, en pluralidad de perso-nas. Sólo así saldremos del egocen-trismo, al vivir una vida comparti-da, donde mis acciones están regu-ladas por los intereses y la voluntadde otros, donde voluntariamente, meentrego a la dirección de aquel queme dio la vida para amarlo, adorar-lo y servirlo. Allí, en el seno de esavida, aprenderé a dar y recibir,aprenderé a ser amado y amar comoDios es amor. Inmerso en esta vida,se hará posible vivir la vida cristia-na, para lo cual la vida de iglesia aquíen la tierra me es indispensable.

Es absolutamente necesario vivirla vida cristiana insertos en el cuer-po de Cristo, que es la iglesia. Parti-cularmente, soy apenas un miembrodel cuerpo, y de la misma maneracomo un miembro no puede vivir sinla conexión con los otros miembrosdel cuerpo, así mismo en la vida cris-tiana, no podemos desarrollarnos enCristo viviendo como ermitaños.

Hay quienes declaran que hanaprendido más de Cristo estandosolos que participando de la vida deiglesia. Esto es una tremenda irreali-

La imitación de Pablo consiste en la actitud que se ha de teneren cuanto a la cruz de Cristo.

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dad; los tales no saben lo que dicen.Dios ha dispuesto el cuerpo de Cris-to en la tierra como un campo deentrenamiento para el aprendizajede la vida celestial. Es aquí dondesomos entrenados, evaluados y con-figurados a la imagen de Cristo paralas glorias que nos esperan en el rei-no de los cielos.

Muchos cristianos no saben expe-rimentalmente lo que es la regula-ción del cuerpo, no saben lo que esconsiderar a los demás, respetar, es-cuchar el consejo, obedecer, sujetar-se, servir sin alterar a otros, sin ha-cerse notar, sin intereses de recono-cimiento, dejando espacio para losque vienen creciendo, prefiriendo alos demás antes que a uno mismo,sufriendo con el que sufre, llorandocon el que llora y gozándose con losque se gozan.

En fin, es mucha la multiplicidadde relaciones que conlleva la moda-lidad de la vida cristiana, es mucholo que hay que aprender, pues he-mos vivido una vida privada y par-ticular con nuestra familia consan-guínea, pero ahora, hemos sido lla-mados a compartir una vida conotras personas, que tienen diferenteformación, y en esa diversidad, se vaformando el carácter de Cristo, en elroce de las piedras vivas, como laspiedras que van por la corriente delrío se van puliendo unas a otras porel roce, la erosión que produce suviaje por la corriente hacia el mar,van juntas, chocándose unas conotras, así mismo, nos rozamos con loshermanos en las congregaciones, al

asumir el desafío de vivir la vida cris-tiana que nos conduce al océano delamor de Dios.

Nosotros en Cristo«…mas por él estáis vosotros en

Cristo Jesús…» (1ª Cor. 1:30). La ex-presión «en Cristo», se encuentra nu-merosas veces en el Nuevo Testa-mento. Contiene un significado su-perlativo para el entendimiento decómo fue la elección de Dios, el lla-mado, la justificación y glorificaciónde aquellos que él consideró en Cris-to desde la eternidad pasada.

Dios nos puso en Cristo, en suobra y en su persona. Somos partici-pantes de Cristo, estamos en él; Diosnos ve en Cristo, escondidos en Cris-to y a través de Cristo. Estar en Cris-to es mucho más que una posición,mucho más que una vida converti-da, más que una vida consagrada.Estar en Cristo es la más bendita rea-lidad experimentada por aquellosque han gustado del toque divino delamor de Dios al hacerlos participan-tes de la vida cristiana que es en Cris-to.

«…por él (por Dios) estáis vosotrosen Cristo». Por una elección divina,por un acto de la voluntad y del amorde Dios, por su intervención históri-ca a través de la obra redentora deCristo, en quien vio a los que de an-temano conoció en su presciencia.Por ser Cristo en quien se termina laantigua creación y comienza la nue-va, por ser Cristo crucificado enquien Dios resumió toda la conde-nación de la raza de Adán, por la re-

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surrección de Jesucristo, en quienDios levantó la cabeza de una nuevaraza. «De modo que si alguno está enCristo nueva creación es; las cosas vie-jas pasaron; he aquí todas son hechasnuevas» (1ª Cor. 5:17). Sustancial-mente, estar en Cristo es haber sidounidos por Dios, orgánicamente, a lavida cristiana que es en Cristo.

Toda la obra de Dios tiene a Cris-to como punto convergente; todo esde él, por él y para él, y en él. «Diosestaba en Cristo reconciliando consigoal mundo» (1ª Cor. 5:19). Todo lo queDios se ha propuesto hacer, y aún loque hará en las edades venideras, tie-ne a Cristo como punto central.

Cristo en nosotrosDios ha hecho que Cristo sea para

nosotros, «sabiduría, justificación, san-tificación y redención» (1ª Cor. 1:30).En el contexto de este capítulo, Diosestá tratando con los necios (v. 27),con los viles (v. 28), con los débiles(v. 27) y con los menospreciados (v.28) del mundo. Para los necios, Dioshizo que Cristo sea su sabiduría; paralos viles, Dios hizo que Cristo sea sujusticia; para los débiles, Dios hizoque Cristo sea su santidad, y para losdespreciados, Dios hizo que Cristofuese su redención. De este modo,Dios se las arregló para unirnos a élmediante Jesucristo.

Dios hizo que Cristo fuese algopara nosotros, e hizo que nosotrosfuésemos algo para él en Cristo. Sóloasí, es posible vivir la vida cristiana,unidos a Dios en Cristo, jamás sepa-rados de él. La fe consiste en apro-

piarse de esta realidad de vida enCristo; es imposible entrar en ella ydisfrutarla si no es por medio de lafe.

«Porque somos hechura suya, crea-dos en Cristo Jesús para buenas obras»(Ef. 2:10). Dios ha hecho algo de Cris-to para nosotros, los que estamos enél; y ha hecho de nosotros algo paraCristo: nos creó de nuevo para queanduviésemos en las obras que élhabía preparado de antemano. So-mos hechura de Dios en Cristo. Dioshizo que nosotros fuésemos algo enCristo para un propósito: andar ensus obras.

Dios es el Supremo Hacedor. Noentenderemos por qué ni para quéexistimos, a menos que veamos loque Dios hizo de nosotros en Cristo.Cristo en nosotros y nosotros en él,es la obra de Dios. Para lograr estafusión, tuvo que hacer la obra másextraordinaria que jamás se ha he-cho: manifestar la naturaleza divi-na en la carne humana de Jesús. Elmilagro más contundente: Dios ma-nifestado en carne. Dios unido a lahumanidad del hombre y el hombreunido a la divinidad de Dios.

Suposiciones de la vida cristianaAlgunos suponen que la vida

cristiana consiste en que Cristo estáproduciendo cambios en nosotros,que está interesado en transformarlo viejo en algo nuevo, en repararalgo que se echó a perder.

Déjeme decirle, que Cristo no estáinteresado en hacer ningún cambioen su vida. No, él no está transfor-

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mando su vida; él está haciendo algomucho mejor que eso: él ha venidocon toda la riqueza de la vida de Diospara implantarla dentro de usted. Élestá esperando que usted compren-da que debe dejarle vivir su vida enusted, para lo cual usted ha de mo-rir a todas sus habilidades, por bue-nas que sean.

Tal vez, ha llegado a pensar queel Señor le ayudará a cambiar cier-tas cosas de su carácter. Usted hapensado que sería la persona másperfecta del mundo si tan sólo nofuese tan pronto para airarse. Otrohermano habrá pensado que seríatan dichoso si tan sólo dejara ese vi-cio o esa manía de su modo de ser.Si es así, usted necesita comprenderque la vida cristiana no es «yo másCristo», sino «Cristo en mí». Si nocambia su modo de pensar, y asumeel pensar de la mente de Cristo, se-guirá fracasando en el intento deser cristiano.

Su problema mayor es que ustedtiene una muy buena opinión de símismo; usted reconoce que tiene al-gunas fallas, pero usted equivocada-mente, le está pidiendo a Dios que lequite esas fallas. ¡Déjeme decirle queeso no funciona! Está perdiendo sutiempo, porque eso no es la vida cris-tiana. Pablo nos da un ejemplo prác-tico; en todos sus escritos, insistió dediversas maneras, con diferentesmetáforas e ilustraciones, en el po-der de la vida canjeada; no una vidacambiada ni transformada, sino lavida de Cristo sustituyendo a lanuestra.

La más grande enseñanza es queel supereminente poder que levantóa Cristo de entre los muertos, estáoperando poderosamente en aque-llos que creen, que el Espíritu vivifi-ca y capacita con poder a los que hancreído y les conduce a Cristo pararevelarlo, glorificarlo y hacerlo vidaen cada corazón de los que le obede-cen.

Otros han supuesto, equivocada-mente, que la vida cristiana consisteen imitar a Cristo, tratar de ser comoél es, siguiendo sus pisadas. Si asífuese, la vida cristiana sería un idealy todos los cristianos deberíamos es-forzarnos en seguir aquel modeloque se encuentra allá, distante denosotros. Déjeme decirle que la vidacristiana no es un ideal, sino, unabendita realidad.

Los cristianos estamos llamadosa participar de Cristo y no a imitar aCristo. Nuestra participación en Cris-to es, primeramente, gracias a la obrade Dios efectuada en la cruz del Cal-vario, y luego la obra presente deDios, mediante su gracia que obrapor el Espíritu Santo, comunicándo-nos la vida del cielo en nuestra natu-raleza humana. A partir de nuestroencuentro con Cristo, comenzamosa participar de Cristo, no como quiense esfuerza por ser como Cristo, sinocomo quien ve lo que Dios tuvo quehacer para unirnos a Cristo, al mis-mo tiempo que contamos con unarealidad interior, que consiste en te-ner la mismísima vida que Dios nosimpartió en Cristo a través de su Es-píritu.

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Cierto es que Pablo nos llama aimitarle en la misma manera como élimita a Cristo (Fil. 3:17). No obstante,hemos de observar qué es lo que Pa-blo está imitando: él está siguiendoel ejemplo, la forma como Cristo secondujo, el sentir que hubo en Cristo,y eso tiene que ver con que Cristo senegó a sí mismo para preferir hacerla voluntad del Padre. Pablo está si-guiendo el ejemplo de Cristo en esamodalidad, y en eso él es ejemplo decómo seguir a Cristo, aceptando vi-vir una vida rendida a la cruz; ante locual hay algunos que son contrariosy, por tanto, enemigos de la cruz.

La imitación de Pablo consiste enla actitud que se ha de tener en cuan-to a la cruz de Cristo, pero en cuantoal poder para experimentarlo se en-cuentra únicamente en nuestra par-ticipación en y con Cristo, conside-rando nuestra unión con él y en él,por la gracia de Dios.

El trabajo de Pablo en la vida cris-tiana

«…presentar perfecto en Cristo atodo hombre... según la potencia de él,la cual actúa poderosamente en mí... paraque sean consolados sus corazones, uni-dos en amor, hasta alcanzar todas lasriquezas de pleno entendimiento, a finde conocer el misterio de Dios el Padre yde Cristo, en quien está escondidos to-dos los tesoros de la sabiduría y del co-nocimiento» (Col. 1:28-29; 2:1-3).

Pablo luchaba según el poder deDios, no en sí mismo. Se esforzabaen la gracia, a fin de enseñar a loshombres creyentes cómo es que sevive la vida cristiana y esto es que,para poder vivir la vida cristiana hayque reconocer nuestra total impoten-cia, debilidad e insolvencia moral yespiritual, y lo imposible que es parala carne imitar a Cristo.

De ahí que algunos de los gran-des errores del enfoque que se da alvivir cristiano es que usted será unmuy buen cristiano si ora, si lee suBiblia, si da el diezmo, si asiste a to-das las reuniones de la iglesia, si ayu-na, si canta en el coro, si hace obras,si se esfuerza por predicar el evan-gelio, visitar los hospitales y las cár-celes. Todo esto es muy bueno, peroesto no es la vida cristiana.

Es verdad que la Biblia, la oracióny las reuniones de la iglesia son unmedio para crecer en la vida cristia-na, pero estos medios en sí mismo noson la vida cristiana. Si enfatizamoslos medios de gracia, podemos caeren un activismo religioso y eso pue-de ser nocivo. En realidad hacemostodo esto en el cuerpo de Cristo, perono para ser buenos cristianos, sinoporque la vida cristiana, que es Cris-to, está dentro de nosotros, y estamosaprendiendo cómo funciona y hemossabido que es muriendo a nosotrosmismos como él vive y se expresa através de nosotros.

Dios es un gran dador, y si hoy ha ocultado su mano de dar, con frecuenciamañana dará el doble. George V. Wigram

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¿Son realmente justos y verdade-ros los juicios de Dios? A pesarde su crudeza y de lo cruentos

que son muchas veces, ¿siguen sien-do verdaderos y justos? Y aunque la

orden de Dios sea: «Ve y ataca a losamalecitas… Destruye por completotodo lo que les pertenezca; no les tengascompasión. Mátalos a todos, hombres ymujeres, niños y recién nacidos, toros y

¿Qué verdad se esconde detrás de los juicios deDios, que los hace justos?

Sus

Rubén Chacón

TEMA DE PORTADA

verdaderos y justosjuicios son

«Porque sus juicios son verdaderos y justos» (Apocalipsis 19:2).

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ovejas, camellos y asnos» (1ª Samuel15:3 NVI) ¿siguen siendo justos yverdaderos los castigos de Dios? Silo son ¿cómo podemos entender laverdad y la justicia de ellos? ¿Quéverdad se esconde detrás de los jui-cios de Dios que los hace justos?

Cuando la Maldad llega al ColmoUna primera verdad que explica

que los juicios de Dios son verdade-ros y justos, es aquella que muestraque los juicios de Dios sólo caen unavez que la maldad de los hombresha llegado a su colmo. Nuestro Diosno actúa bajo «arrebatos de ira»,como nosotros muchas veces. Dios es«lento para la ira y grande en miseri-cordia». Así le fue revelado a Moisésel carácter de Dios cuando vio susespaldas (Éx. 34:6). Los juicios deDios se hacen sentir una vez que lainiquidad de los hombres se ha ex-tralimitado; cuando ya no hay posi-bilidad de retorno de la maldad.

Un primer ejemplo lo tenemos enel caso de los amorreos. Abraham yase encontraba en Canaán y, sin em-bargo, Dios le revela que su descen-dencia no morará aún en la tierraprometida, sino en tierra ajena (Egip-to), donde será esclava y será opri-mida por cuatrocientos años. ¿Quérazón poderosa existe para que Dioshaga dar una vuelta tan larga a loshijos de Abraham? ¿Por qué no to-mar posesión de Canaán inmediata-mente? ¿Por qué habrían de volvera Canaán, recién en la cuarta gene-ración? Esta es la divina respuesta:«Porque aún no ha llegado a su colmo

la maldad del amorreo hasta aquí» (Gén.15:16). O como dice la NVI: «Porqueantes de eso no habrá llegado al colmo lainiquidad de los amorreos». Es decirque Dios no ejecutará sus juicios con-tra ellos, a menos que la maldad delos amorreos haya sobrepasado todocálculo. ¿Por qué? Porque los juiciosde Dios son verdaderos y justos.

Nuestro Dios es lento para la iray grande en misericordia. El Señores primeramente lleno de amor ymisericordia. Su paciencia puede es-perar cuatrocientos años, porque élno busca ni quiere la perdición de loshombres. Su ira se manifiesta sola-mente cuando todos los recursos sal-vadores de Dios se han agotado.Ahora, quizás, podemos entender unpoco por qué, cuando cae su ira, notiene misericordia de nadie.

Sodoma y GomorraUn segundo ejemplo lo tenemos

en Sodoma y Gomorra. Nuevamen-te tenemos a Dios hablando conAbraham. Dios se pregunta a sí mis-mo: «Encubriré yo a Abraham lo quevoy a hacer». ¿Qué estaba pensandohacer el Señor? Destruir las ciudadesde Sodoma y Gomorra. Entonces, leda a conocer sus planes a su amigoAbraham, en los siguientes términos:«Por cuanto el clamor contra Sodoma yGomorra se aumenta más y más, y elpecado de ellos se ha agravado en ex-tremo» (Gén. 18:20).

«Agravarse en extremo» es unaexpresión equivalente a «llegar alcolmo». Cuando un enfermo se agra-va en extremo, el inexorable paso si-

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guiente es la muerte. Así mismoaconteció con Sodoma y Gomorra, nosin antes librar el Señor «al justo Lot,que se hallaba abrumado por la vidadesenfrenada de esos perversos,pues este justo, que convivía conellos y amaba el bien, día tras díasentía que se le despedazaba el almapor las obras inicuas que veía y oía».Todo esto demuestra, dice el apóstolPedro, «que el Señor sabe librar de laprueba a los que viven como Dios quie-re, y reservar a los impíos para castigar-los en el día del juicio» (2ª Pedro 2:7-9NVI).

Los judíosUn tercer ejemplo, lo hallamos en

el Nuevo Testamento con el caso delos judíos. El apóstol Pablo, escribien-do a los tesalonicenses en su prime-ra carta, y refiriéndose a los judíos,les dice: «Pues procuran impedir queprediquemos a los gentiles para que seansalvos. Así en todo lo que hacen lleganal colmo de su pecado. Pero el castigode Dios vendrá sobre ellos con toda se-veridad» (2:16 NVI).

Los judíos, no contentos con ha-ber dado muerte al Señor Jesús y asus propios profetas, además expul-saron a los apóstoles de nuestro Se-ñor Jesucristo. Pero el colmo de loscolmos, según Pablo, es que nos im-piden hablar a los gentiles para queéstos se salven. Así colman la medi-da de sus pecados. Que tremendo espensar que si los judíos hubiesencreído al mensaje de los apóstoles,habrían encontrado salvación a pe-sar de haber dado muerte al Señor

Jesús. Todo lo que tenían que hacerera creer y arrepentirse. Sin embar-go, no solo no lo hicieron, sino quepersiguieron a las iglesias judías eimpedían que los apóstoles predica-ran a los no judíos.

Tan solo veinte años después quePablo hiciese esta denuncia, en el año70 d.C., el juicio de Dios cayó sobreellos. Los ejércitos romanos al man-do del general Tito, destruyeron laciudad de Jerusalén. Según Josefo,historiador de la época, los muertosdurante el asedio a la ciudad ascen-dieron a un millón cien mil, y los cau-tivos en toda esta guerra, a noventay siete mil judíos. La gran cantidadde habitantes de Jerusalén se expli-ca porque de todas partes los judíoshabían subido a celebrar la fiesta dela Pascua. ¡Qué paradoja! Celebra-ban la pascua, pero habían rechaza-do al Cordero de Dios. Y por casi dosmil años los judíos perdieron su tie-rra, desaparecieron como nación yfueron dispersos por todo el mundo.Allí fueron odiados y perseguidos.Hasta de refrán y burla fueron obje-to (Deut. 28:37). Una vez más el prin-cipio divino se mantuvo. El juicio deDios vino una vez que el pecado delos judíos hubo colmado su medida.Los juicios del Señor son verdaderosy justos.

Esta generaciónUn último ejemplo, será lo que

está pronto por suceder. Porque losjuicios de Dios también caerán sobreesta generación. Esta será la últimavez que sus juicios visiten la tierra.

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Pero esta vez no será como las otrasveces. Esta vez no caerán sobre unpueblo (el amorreo) o una ciudad(Sodoma), sino sobre toda la tierra.

Miremos nuevamente las pala-bras de Pablo, ahora en su segundacarta a los tesalonicenses: «Y ahoravosotros sabéis lo que lo detiene, a fin deque a su debido tiempo se manifieste.Porque ya está en acción el misterio dela iniquidad; solo que hay quien al pre-sente lo detiene, hasta que él a su vez seaquitado de en medio» (2:6-7). Pablo estáprofetizando aquí la venida del hom-bre que será la encarnación mismade la iniquidad. No obstante, diceque ese hombre no puede manifes-tarse todavía, porque algo o alguien,al presente, tiene frenada la maldad.

¿Por qué está frenada la maldad?Porque hoy todavía vivimos el tiem-po de la salvación. La maldad no hallegado a su colmo, porque Dios latiene frenada. Nuestro Padre celes-tial aún mantiene las condicionesnecesarias para que cualquiera de loshombres pueda ser salvo. Él no quie-re que ninguno perezca, sino que to-dos procedan al arrepentimiento. Supaciencia y su amor han estado dis-ponibles para todos los hombres pormás de dos mil años.

Sin embargo, cuando el día desalvación termine y el tiempo acep-table culmine, y para que los juiciosde Dios sean justos y verdaderos,Dios quitará el freno de la iniquidada fin de que la maldad se desate sinningún impedimento y llegue enton-ces a su colmo. Una vez más la irade Dios se hará sentir solo cuando la

maldad haya llegado a su colmo. Elhecho portentoso, sin embargo, esque la iniquidad no llegará a su col-mo hasta que el día de salvaciónhaya terminado. ¡Qué grande esnuestro Dios! ¡Bendita su gracia y sumisericordia! Pero una vez que aqueldía termine y Dios haya quitado elfreno de la maldad, «entonces se ma-nifestará aquel inicuo». «Inicuo cuyoadvenimiento es por obra de Satanás, congran poder y señales y prodigios menti-rosos» (vv. 8-9).

¿Cuál será el objetivo de este hijodel diablo, que Dios permitirá que semanifieste? «Con toda perversidadengañará a los que se pierden por haber-se negado a amar la verdad y así ser sal-vos. Por eso Dios permite que, por elpoder del engaño, crean en la mentira.Así serán condenados todos los que nocreyeron en la verdad sino que se delei-taron en el mal» (vv. 10-11 NVI).Cuando la maldad se manifieste sincontrol alguno, todos los que no re-cibieron el evangelio serán engaña-dos y ya nadie podrá ser salvo. Seharán así dignos de la ira de Dios,porque sus juicios son verdaderos yjustos.

Por eso no es de extrañar lo queleemos en el Apocalipsis, cuandohablando precisamente de los juiciosde Dios que vendrán, dice: «El restode la humanidad, los que no murieron acausa de estas plagas, tampoco se arre-pintieron de sus malas acciones ni deja-ron de adorar a los demonios y a los ído-los de oro, plata, bronce, piedra y made-ra, los cuales no pueden ver ni oír nicaminar. Tampoco se arrepintieron de

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sus asesinatos ni de sus artes mágicas,inmoralidad sexual y robos» (9:20-21NVI). Ver también Ap. 16:9, 11, 21.En otras circunstancias, habría sidoesperable que los que sobrevivierona las plagas se hubieren arrepentido.Pero no en este caso; ahora ya no haylugar para el arrepentimiento.

A decir verdad, los juicios de Diosno producen salvación, sino conde-nación. Por ello, no es de extrañartampoco que Faraón, en lugar dearrepentirse, se hubiese endurecidouna y otra vez, cuando las plagasdivinas cayeron sobre los egipcios.El amor de Dios, su paciencia y susalvación, se habían manifestado so-bre Egipto en los días de José, hijode Jacob. Por alrededor de ochentaaños, Egipto había sido objeto de lavisitación de Dios a través de uno delos «tipos» de Cristo másperfectos de toda la Bi-blia. Pero ese tiempo yahabía pasado. Ahora losjuicios de Dios cayeroncon toda severidad y noprodujeron arrepenti-miento alguno.

Los que no conocie-ron a Dios en su amor, lo conoceránen su ira. Los que menospreciaron la«copa» del nuevo pacto, beberán delas copas de la ira de Dios. Aquellosque no se cobijaron en el Hijo, el cualsufrió la ira de Dios por nosotros,tendrán que enfrentarla directa ypersonalmente. Pero éstos, sabiendoque es Dios quien hace sentir su ira,en lugar de arrepentirse, le levantansu puño en franca, conciente y suici-

da rebelión, para que sea evidente atodos que los juicios de Dios son jus-tos y verdaderos.

Cuando los hombres rechazan aCristo

Una segunda verdad que explicaque los juicios de Dios son verdade-ros y justos, es aquella que muestraque, teniendo el hombre la oportuni-dad de escapar de ellos, la rechaza.Es verdad que los pecados del hom-bre desatan la ira de Dios; sin embar-go, no es menos cierto que Dios haprovisto una forma de escapar de ella.El hombre rechaza la oportunidad delibrarse de los juicios de Dios cuan-do, en la práctica, rechaza al Hijo deDios, nuestro Señor Jesucristo.

Las Escrituras indican que él fueobjeto de la ira de Dios por nosotros.

Isaías anunció: «Él fue traspasado pornuestras rebeliones, y molido por nues-tras iniquidades; sobre él recayó el cas-tigo, precio de nuestra paz» (53:5 NVI).Luego, agrega el profeta, que fueDios quien sometió a tan grande sa-crificio al Mesías: «Pero el Señor quisoquebrantarlo y hacerlo sufrir» (v. 10).¿Por qué? Porque así Jesucristo hizoexpiación o propiciación por nues-tros pecados.

El hecho portentoso, sin embargo, es quela iniquidad no llegará a su colmo hastaque el día de salvación haya terminado.

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Por su parte, el apóstol Pablo, ensu carta a los romanos, establece queDios está de tal manera de nuestraparte «que no escatimó ni a su propioHijo, sino que lo entregó por todos no-sotros» (Rom. 8:32). Y anteriormentehabía dicho que «Dios puso como pro-piciatorio» a Cristo Jesús (3:25). Tam-bién, en su segunda epístola a a loscorintios, Pablo declara que «al queno cometió pecado alguno, por nosotrosDios lo trató como pecador, para que enél recibiéramos la justicia de Dios» (5:21NVI).

El apóstol Pedro agrega un datointeresante al cuándo del sacrificiode Cristo. Él dice que, aunque Jesu-cristo estaba «ya destinado desde antesde la fundación del mundo», no obstan-te, fue «manifestado en los postrerostiempos» (1ª Pedro 1:20). Esto quieredecir que Dios ejerció su pacienciapor mucho tiempo antes de descar-gar su ira sobre su propio Hijo. Enefecto, Pablo dice que «anteriormen-te, en su paciencia, Dios había pasadopor alto los pecados» (Rom. 3:25). Ese«anteriormente» se refiere a toda laépoca antiguo testamentaria. Sinembargo ¿a qué pecados se refiere?¿A los de todos los hombres de aque-lla época? No, ya vimos que Diosdejó caer su ira varias veces en elAntiguo Testamento.

Los pecados pasados que Diospasó por alto fueron solamenteaquellos que fueron «cubiertos» porlos sacrificios del Antiguo Testa-mento. Nuestro Dios, en virtud delsacrificio ofrecido, el cual preanun-ciaba el sacrifico de Cristo, poster-

gaba su ira temporalmente en supaciencia, hasta aquel día en que ladescargaría sobre su Hijo Jesús. Deesa manera Dios hacía justicia enaquella época y libraba así de su iraa los hombres.

Pero cuando nuestro bendito Se-ñor fue crucificado en la cruz delCalvario, sufrió el castigo de Dios portodos nuestros pecados. Allí, él fuehecho propiciación por nuestros pe-cados; «y no solamente por los nuestros,sino también por los de todo el mundo»(1ª Juan 2:2). ¡Qué gran salvación esla que logró nuestro Señor! No obs-tante ¿qué de aquellos que despre-cian el sacrificio de Cristo? ¿Quésuerte les espera? El único destinoque les espera es enfrentar ellos mis-mos la ira de Dios. Si a la hora degustar la ira de Dios, Jesucristo tomónuestro lugar, ¿qué será entonces deaquellos que lo rechazan?

Finalmente, la condenación noviene a los hombres por sus pecados,sino por no creer en el Hijo de Dios.Es verdad que nuestros pecados des-pertaron la ira santa de Dios, sinembargo, no es menos cierto que Je-sucristo la sufrió por nosotros. Porlo tanto, la condenación de los hom-bres se produce, en rigor, a causa deno creer en el Salvador. «Porque noenvió Dios a su Hijo al mundo para con-denar al mundo, sino para que el mun-do sea salvo por él» (Juan 3:17). Perolamentablemente ésta es la causa dela condenación: «Que la luz vino almundo, pero la humanidad prefirió lastinieblas a la luz» (Juan 3:19 NVI).

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Reconciliando el amor con la justi-cia

Ahora bien, ¿por qué un Dios deamor requiere satisfacer necesaria-mente su ira? ¿Por qué en su granmisericordia no era suficiente quetomara una actitud tolerante paracon nuestros pecados, o lisa y llana-mente se desentendiese totalmentede ellos? Porque en este asunto trescosas confluyen al mismo tiempo: Suamor, el pecado y su justicia. Su amorbusca salvarnos, pero su justicia leimpide hacerlo ilegalmente. Dios esamor, pero también es justo. Es suamor lo que Dios busca satisfacer, nosu ira; no obstante, es su justicia laque exige que el pecado sea castiga-do, porque la paga del pecado es lamuerte.

Por esta razón podemos decir queDios tenía un gran conflicto en símismo: ¿Cómo conciliar su amor ysu justicia? Dios es amor y justicia, yél no puede negarse a sí mismo; élno puede ir en contra de su natura-leza. Dios en su gran amor anhelabarescatarnos, pero su justicia no lepermitía pasar por alto el pecado. Élno es como nosotros. Cuando loshombres, por ejemplo, indultan a unpecador, hacen un gran acto de amory misericordia. Sin embargo, es unacto sumamente injusto para la víc-tima y para sus familiares. Y auncuando, el perdón viniese de la pro-pia víctima o de sus familiares, to-davía existiría injusticia en el acto,porque el delito continuaría impune.

Un perdón, para que a la vez seajusto, debe necesariamente hacerse

cargo del delito. Aún más, en un casohipotético, si un tercero se ofrecieraa pagar con su vida para salvar alvictimario, todavía sería injusto, por-que el ajusticiado no es responsablede ese pecado. En este caso se come-tería una injusticia con esta tercerapersona.

El perdón del Señor, en cambio,no es injusto, porque está basadoprecisamente en la satisfacción de sujusticia divina. ¿Cómo lo Dios hizoentonces? El ofendido pagó el pre-cio. El mismo afectado vino y se so-metió al castigo por nosotros. Comodice el hermano Nee: «Cuando elpecado entró en el mundo, el gobier-no de Dios fue dañado. El orden queél estableció en el universo fue tras-tornado; su gloria fue pisoteada; susantidad fue profanada; su autoridadfue rechazada; y su verdad fue malentendida… Por ser justo, él teníaque juzgar el pecado. Pero debido aque él es amor, tuvo que cargar conlos pecados del hombre»1. Así Diosfue justo y, a la vez, el que justificaal que es de la fe de Jesús (Rom. 3:26).Su severidad y su bondad quedaronasí reconciliadas y satisfechas.

Por esta razón no es sorprenden-te que el apóstol Juan diga en su pri-mera carta que «si confesamos nues-tros pecados, él es fiel y justo para per-donar nuestros pecados» (1:9). Cuan-do confesamos nuestros pecados, elperdón del Señor no es solo un actode amor y de misericordia; es tam-bién un acto de justicia. ¿Por qué?

1 «El Evangelio de Dios», pág. 78.

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Porque si Cristo ya pagó por nues-tros pecados en la cruz del Calvario,Dios estaría desconociendo el sacri-ficio de su Hijo si no nos perdonara.Nuestro Padre estaría con ello come-tiendo una injusticia contra su pro-pio Hijo. Aunque parezca increíble,es justo que Dios nos perdone si con-

fesamos nuestros pecados, porque superdón está basado en su justicia quefue satisfecha en la cruz de Cristo.Hoy, gracias al Señor, reina la gra-cia; sin embargo, ella reina median-te la justicia. Su perdón no es unabagatela; tuvo por el contrario, unalto precio. Amén.

El conjunto de nuestras vidas pasadas, la relevancia de cada acto, sumotivación, así como su objetivo, se harán claros para nosotros, claroscomo la fuente de todo, si nuestras actividades surgieron de la energíade la carne o fueron producidas por el Espíritu de Dios, y cuánto demezcla ha habido en lo que parecía ser nuestro servicio más devoto.

Todo esto será manifestado a nosotros en ese tiempo de la graciapaciente de nuestro bendito Señor; a nosotros individualmente, nonecesariamente a otros en público.

El efecto será que magnificaremos como nunca antes la gracia denuestro Dios, y estaremos contentos de reconocer, como ha dicho elapóstol Pablo, que no fuimos nosotros, sino la gracia de Dios que estabacon nosotros, la que nos dio la oportunidad y la capacidad de hacercualquier cosa en Su servicio.

Por otra parte, será el deleite de Cristo, en ese día, atribuir cadabuena obra hecha, buena según su estimación perfecta, a su puebloamado.

Alguien podría preguntar cómo será posible resistir las exposicionesque necesariamente serán hechas, aunque delicadamente, en la perfectaluz de aquel día, recordando que cuando estemos frente al tribunal deCristo, ya estaremos conformados a Su imagen. Debemos entonces estaren completa comunión con Su propio pensamiento, y también, nuestroscorazones ofrecerán un sincero Amén ante cada sentencia que él dictesobre toda obra de la carne que hayamos hecho.

Aún más, nos gozaremos ante Dios porque nuestra presencia allíintensificará nuestra apreciación por Su gracia y ampliará nuestrapercepción del amor eterno que él nos ha revelado a través de su Hijoamado.

Edward Dennet

Si esperamos en Dios, no hay peligro. Si nos apresuramos, él noshará ver las consecuencias de aquello.

John Darby

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En cada uno de los pasajes anteriores, de una manera uotra, la cuestión del servicio se

refiere a: «…que dejes ir a mi hijo, paraque me sirva»; «…a quien sirvo en mi

El

T. Austin–Sparks

LEGADO

Lecturas: Éxodo 4:22-23; Romanos 1:9;7:6; 12:1; Efesios 4:11-14, 16.

Somos probados en cuanto a la realidad de nues-tro ser interior, en su relación con Dios, por el espíritude servicio que mostramos.

servicioal Señor

espíritu»; «…que sirvamos bajo el régi-men nuevo del Espíritu»; «…que esvuestro servicio (culto) racional «; y porúltimo, en la porción de Efesios, aun-que la palabra no está explícita, es

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evidente que toda esa parte de la car-ta se refiere al asunto del servicio.

Un principio subyacente de la crea-ción

Sería una cosa muy simple decirque el servicio es un pensamientoque rige la existencia de este mundoy, de hecho, de este universo. Todoexiste sobre el principio de servicio.Todo ha sido dispuesto para servir aun propósito, y aquello que no sirveestá totalmente fuera del pensamien-to divino. Cuando usted medita so-bre ello, ¡qué libro de servicio es laBiblia! El pensamiento emerge con lacreación y avanza hasta el Apocalip-sis, donde aprendemos que «sus sier-vos le servirán», aun cuando estasedades hayan pasado, y haya llega-do la eternidad. Todo el camino a tra-vés del pensamiento y la ley de ser-vicio está en evidencia.

El espíritu de servicio es el espí-ritu del Señor Jesús; porque él dijode sí mismo: «El Hijo del Hombre novino para ser servido, sino para servir,y para dar su vida en rescate por mu-chos». El Señor no sabe nada de unaclase trabajadora y una clase inacti-va. La palabra de Dios no toma notade una parte de la creación como fue-ra de servicio, y no reconoce nada ni

nadie que no sirva. Las más altasposiciones que la palabra de Diosrevela como posibilidades nuestrasde alcanzar, incluso en relación conDios mismo, son mostradas comoposiciones de servicio.

Estamos familiarizados con el tér-mino «hijo», y en nuestro uso de cier-tos pasajes de la Escritura tal vezhemos hecho una falsa distinciónentre los siervos y los hijos. Pero lapalabra de Dios es muy clara y muyinsistente, de que un hijo es un hijoque sirve; que incluso al llegar a laposición de filiación en su sentidomás amplio no es llegar a ser en unhogar uno que no hace nada y quetodo lo tiene hecho para él, sino al-guien que está allí con una capaci-dad de servir. «Israel es mi hijo, miprimogénito... Deja ir a mi hijo, para queme sirva» (Éx. 4:22:23). Por lo tanto,directamente, usted verá que la filia-ción, la más alta posición espiritualque podemos alcanzar, es despuésde todo una posición de servicio.

El servicio es algo del EspírituAdemás, el servicio es un asunto

del espíritu. Pablo dice: «…a quiensirvo en mi espíritu», y al decir esto,simplemente se refería a su hombreesencial. El hombre real es el espíri-

Todo existe sobre el principio de servicio. Todo ha sido dispuestopara servir a un propósito, y aquello que no sirve está total-

mente fuera del pensamiento divino.

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tu y él estaba diciendo en otras pala-bras: «…a quien sirvo en la realidadmás interna de mi ser». En el tercerpasaje: «…que sirvamos en el régimennuevo del Espíritu», él sólo está dicien-do que su realidad más interna, estehombre real, es renovado por com-pleto, y él sirve «en novedad de es-píritu». Una vez sirvió en lo obsole-to de sus intereses, su esfera, susenergías. Era el viejo hombre tratan-do de servir.

El servicio real no es algo impues-to. El servicio de Dios no es algo to-mado del exterior. No es una cues-tión forzada o de obligación. No esalgo que se nos diga o se nos ordenehacer, ni que tengamos que estar ala altura de aquello y vernos forza-dos a hacerlo. El servicio es una cues-tión del espíritu, nuestro espíritu, ynosotros somos probados en cuantoa la realidad de nuestro ser interior,en su relación con Dios, por el espí-ritu de servicio que mostramos.

Eso nos lleva a Romanos 12: 1.«Así que, hermanos, os ruego por lasmisericordias de Dios, que presentéisvuestros cuerpos en sacrificio vivo, san-to, agradable a Dios, que es vuestro cul-to racional». Sé que las palabras mar-ginales son diferentes. Llegaremos aeso en un momento, pero el signifi-cado es el mismo. Es tener nuestroser aferrado a Dios.

Eso es el servicio, y todo otro ser-vicio emana de éste. «…por las mise-ricordias de Dios». Y, por supuesto,Pablo ha hablado de esas misericor-dias a través de la mayoría de los ca-pítulos anteriores al capítulo 12: las

misericordias del juicio pasado, eljuicio asumido por el Señor Jesús; lasmisericordias de justificación por lafe en Cristo; las misericordias de co-munión con Dios. Todas esas mara-villosas misericordias que se nosmuestran en los primeros capítulosde Romanos, el apóstol las ponecomo base de su llamado. ‘Asíque…’, dice, en efecto, ‘debido a es-tas misericordias, el Señor tiene unademanda para ustedes, tiene derechosobre ustedes y yo les suplico que re-conozcan las demandas de Dios porsus abundantes misericordias; e, in-cluyéndolo todo, la presentación desus cuerpos como sacrificio vivo esservicio’.

El servicio no es, en primer lugar,algo hecho. La palabra de Dios nohabla nada acerca de eso. El servicioa Dios no es, en primer lugar, lo quehacemos por Dios, sino, según Supalabra, es en primer lugar lo quenosotros somos para Dios; es decir,que nosotros somos para Dios, total-mente del Señor, y cuando realmen-te llegamos a eso, todos los otros pro-blemas o cuestiones sobre el servi-cio están resueltos. No se nos pidedecidir qué haremos, dónde iremos,cómo trabajaremos. Estas preguntasnunca son planteadas por el Señor enrealidad. La única pregunta que sur-ge de él es: «¿Tú eres mío?». «Si esasí», dice él, en efecto, «doy por sen-tado que puedo hacer exactamentelo que me plazca contigo y puedoobtener exactamente lo que quierode ti. No contenderás conmigo si tepido que tomes una determinada lí-

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nea, que sigas cierto curso, que va-yas en una dirección determinada oque permanezcas en cierto lugar».

Todo eso se encuentra estableci-do en el asunto inicial, amplio y ex-tenso de «presentar sus cuerpos en sa-crificio vivo». Cualquier tipo de pre-gunta, argumento o dificultad con elSeñor, como por ejemplo la natura-leza, la forma o dirección del servi-cio, representan algunas dudas bá-sicas en cuanto a nuestra absolutasujeción al Señor, como también lapregunta de ser totalmente de nues-tro Señor. Así que, haber asimiladoeste hacer de nuestros cuerpos unsacrificio vivo para el Señor, haberasimilado realmente el significado deesa transacción, es haber resuelto deuna vez y para siempre todas lasotras incógnitas que puedan surgir.

La verdadera concepción del servi-cio

A través de la Biblia, hay un me-dio de ilustrar esto que se emplea confrecuencia, y está allí como una leyque gobierna el servicio. Es aquellade la ley y el propósito de la relación.Del pueblo de Israel, no sólo dijo elSeñor a Faraón: «Es mi hijo, mi primo-génito», sino que con frecuencia esrepresentada en el Antiguo Testa-mento otra relación existente entre elSeñor e Israel, e Israel y el Señor.Tomo un fragmento de un profeta:«Me he acordado de ti, de la fidelidad detu juventud, del amor de tu desposorio,cuando andabas en pos de mí en el de-sierto, en tierra no sembrada».

¿Ven la importancia de esto? Vea-

mos de nuevo el conocido pasaje enJeremías 31: «He aquí que vienen días,dice Jehová, en los cuales haré nuevopacto con la casa de Israel y con la casade Judá. No como el pacto que hice consus padres el día que tomé su mano parasacarlos de la tierra de Egipto; porqueellos invalidaron mi pacto, aunque fuiyo un marido para ellos, dice Jehová».«El amor de tu desposorio». «Yo fui unmarido para ellos». Ahora, si usted es-cudriña cuidadosamente la ley he-brea sobre este asunto, encontraráque la idea global de ese relacio-namiento era una idea de servicio.

A veces un libro entero de la Bi-blia es dado para enunciar un soloprincipio. Se sabe que el libro deEster, por ejemplo, tiene sólo un prin-cipio alrededor del cual gira todo. Esasí también, una vez más, con el li-bro de Rut. ¿Cuál es el principio eneste caso? Es la operación de una delas leyes del año de jubileo.

Una de las leyes relativas a eseaño era que se debían restaurar to-das las propiedades enajenadas. Perodebía haber un pariente que estuvie-se en una posición de capacidad ybuena disposición, por un lado, pararecibir, para hacerse cargo de la he-redad restaurada y, por otro lado,para asumir la responsabilidad poraquellos involucrados en la pérdidade la herencia. Ahora, en pocas pa-labras, esa es una ley del año de ju-bileo. Cuando llegas al libro de Rut,encontrarás que, si bien el año deljubileo está a la vista, todo es unacuestión de la recuperación de unaheredad perdida. Noemí regresa

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para hallar que la herencia se ha per-dido, ha caído en otras manos. Ellaestá en la miseria. Rut está con ella ylas dos están conectadas con esa he-rencia perdida, pero totalmente in-capaces de hacer algo por su reden-ción.

Booz es un pariente que está enposición de recuperar la herencia: esun hombre próspero, un hombre es-table, un hombre de recursos. Él esprobado en el asunto y es encontra-do no sólo capaz, sino dispuesto.Booz se compromete por entero; yconocemos la escena en la puerta dela ciudad donde él desafía a otro pa-riente que se muestra poco dispues-to y entonces él mismo entra en lanegociación de redimir la heredadperdida. Habiendo redimido la he-rencia perdida, él también se entre-gó a otra ley íntimamente relaciona-da con la redención, la cual es asu-mir la responsabilidad por aquellosque perdieron la heredad.

Voy a dejar esto allí por ahora, ypasaré al otro lado del pequeño ro-mance. Ahí está Rut y ella tambiénconoce la ley sobre este punto. Ellaestá desposeída y depende totalmen-te de las misericordias de este parien-te redentor para que la saque de sudestitución, para salvarla de su des-gracia y traerla de vuelta a una he-rencia rica y plena. Pero una cosarige, a saber, que así como el parien-te redentor debe estar dispuesto aasumir la responsabilidad por aque-llos a quienes concierne la pérdidade la herencia, ellos también debenestar dispuestos a ser siervos de

aquel pariente redentor, un serviciode por vida.

Y, ¿cómo debe ser esta relación?Porque esta es la ley, ¡oh, no de amoy siervo, sino de marido y mujer!Esto explica por qué Rut entra silen-ciosamente a la tienda de Booz cuan-do él ha ido a descansar y toma elcobertor de sus pies y lo pone sobresí misma y sobre los pies de él. Ellaestá a sus pies. Ella está desde ahoraen adelante en absoluto sometimien-to a él, como su propiedad, para suservicio. Pues bien, todo lo que se ne-cesita ahora es un reconocimientoformal de una relación, y eso signifi-ca su matrimonio.

Pero usted ve que es el principiodel servicio, y Pablo simplementeestá trabajando en ese principiocuando dice: «…presenten sus cuerposen sacrificio vivo... su servicio racional».Las misericordias de Dios te lo de-mandan. La ley de las misericordiasde Dios es que tú debes ser del Se-ñor y debes ser traído hacia la rela-ción más íntima de la iglesia con él,como la novia para el novio. La ideaglobal de la iglesia es la del servicio.

La cuestión del servicio al Señorse revela a través de la Palabra deDios. Está en el libro de Rut. La rela-ción más sagrada y honrosa conoci-da en el cielo o en la tierra es esa re-lación de la cual el apóstol habla enEfesios 5: «Por esto dejará el hombre asu padre y a su madre, y se unirá a sumujer, y los dos serán una sola carne.Grande es este misterio; mas yo digo estorespecto de Cristo y de la iglesia» (vv.31-32).

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La relación más santa y honrosaconocida en el cielo o en la tierra seexpresa en el servicio. ¡Oh!, desde elpunto de vista del cielo, el serviciono es servidumbre o vasallaje. Es lamás santa y la más exaltada digni-dad. El poder hacer algo por el Se-ñor es el mayor privilegio. ¡Oh!,cómo debemos ser asidos y cautiva-dos por Aquel a quien pertenecemos,y no considerar el servicio al Señor,porque toma ciertas formas, comoalgo a ser rechazado, a ser evitado oeludido.

La prueba de nuestra comprensióndel Señor

Ahora, ahí está el principio, la leydel servicio. Después de todo, es unacuestión de gratitud al Señor. Cual-quier forma que tome, es esta. Pero,entonces, nosotros pasamos a lacuestión de la forma, y aquí nos acer-camos a las consideraciones prácti-cas. El Señor prueba nuestro espíri-tu, es decir, la realidad más internade nuestro ser, a través de la líneade servicio. No habría ninguna prue-ba a nuestro ser interior si el Señorsiempre nos pidiera hacer las cosasque son el mayor placer para nues-tra carne.

No hay nada más probador queel servicio al Señor, porque ese ser-vicio nos lleva enteramente de unámbito a otro. Sí, ya sé que hombresfuera de Cristo sirven; se entregan así mismos. No es mi intención inda-gar cuánto del servicio humano sehace por motivos o intereses perso-nales, por autosatisfacción y

autogratificación, porque hacer unbuen trabajo trae muy a menudo unagran satisfacción a quien lo hace. Nome corresponde a buscar cuántaambición hay tras este trabajo o bús-queda de fama, influencia, éxito,prosperidad y así sucesivamente;pero esto sé, que cuando realmentellegamos a las manos del Señor, lapregunta o el asunto del servicio seconvierte en Su forma de encontrar-nos a Él a nosotros.

Ahora, volviendo a Israel. «Dejair a mi hijo, para que me sirva». Esa esla palabra que puede decirse estáescrita sobre la salida de Israel des-de Egipto. Ese era el objetivo. Moi-sés fue desafiado completamente enesa cuestión todo el tiempo. Israeltambién había comprendido algo desu significado, y Faraón, por su par-te, fue reconociendo la importanciade aquel servicio al Señor en el de-sierto. La propia idea de Israel desalir a servir al Señor en el desiertoera una idea muy romántica, y sinduda hubo mucho entusiasmo aso-ciado a este servicio.

Aquella idea de servir al Señorera una idea atractiva, una idea cau-tivadora. Pero seguirlos, marcarlosen el desierto y ver si, después detodo, la idea demostraba ser tan ro-mántica como ellos esperaban. Todoel entusiasmo de ellos murió: todoelemento de romance desapareció. Elasunto tomó una forma que reque-ría algo mucho mayor que todo elentusiasmo que ellos eran capaces dedemostrar, y su actitud llegó a ser dedesilusión. ¡Oh, esto no es lo que es-

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perábamos! ¡Esto es algo completa-mente diferente! Pensamos esto yaquello. ¡Nunca pensamos que seríaasí!

Tarde o temprano, cuando llega-mos a las manos del Señor, eso es loque sucede. Cualesquiera que seannuestras expectativas, llegamos alpunto en que descubrimos que elservicio al Señor nos prueba en laesencia misma de nuestro ser, y elpunto de apoyo es, sobre todo, si es-tamos obteniendo alguna gratifica-ción, placer o satisfacción personal enesto, o si tenemos tal devoción al Se-ñor que somos hallados en Su servi-cio y plenamente en ello, sólo por-que es para Él, para Su placer, paraSu satisfacción, por lo que Él es y porSus misericordias. Dios nos pone to-talmente en estrecho en aquella cues-tión.

Ahora, esto funciona simplemen-te en miles de formas prácticas, to-dos los días. Si sólo el Señor nos de-jara servirle en esta dirección, ¡cuánencantador, cuán satisfactorio sería!¡Qué felices seríamos! El principio deservicio es una cosa; la forma del ser-vicio es algo muy distinto, y allí so-mos probados. No somos probamosen nada menos que en nuestra de-voción al Señor. La pregunta que seplantea todo el tiempo es: ¿Puedeesto de alguna forma servir a los in-tereses del Señor, ser una contribu-ción al conjunto?

No debemos preguntar cómo oen qué debemos servir con nuestroespíritu. Tú tienes el espíritu de ser-vicio y no tendrás ninguna dificul-

tad sobre la forma del servicio. Es lagente que no tiene el espíritu de ser-vicio que siempre se encuentra endificultades acerca del cómo del ser-vicio. Ellos están en espera de algoque coincida totalmente con su ideade servicio. Ellos tienen sus ideassobre qué es el servicio al Señor y,hasta que sus ideas tengan la posibi-lidad de realizarse, el servicio noexiste para ellos. ¡Oh no!

La voz del verdadero servidor seoye en las palabras: «…a quien sirvoen mi espíritu». Ahí comienza. El es-píritu de servicio resuelve todas lasotras interrogantes. No empiecespreguntando dónde servirás al Se-ñor, cómo servirás, qué vas a hacerpor él, sino considera que el Señor teposee total y absolutamente, que es-tás enamorado de él, que puedesdecir que sus misericordias han cap-turado tu corazón. Yo soy del Señor,tan verdaderamente como Rut esta-ba a los pies de Booz, en el lugar deentrega y sujeción absoluta a Él, parasiempre. Busca estar a los pies de tuSeñor, casado con Cristo, y todas lasotras cuestiones sobre el servicio de-jarán de existir. El Señor podrá ha-cer lo que a él le agrada y tú no ten-drás cuestionamientos ni debates.

Entonces, la cuestión del servicioparece ser definitivamente del espí-ritu. Eso es tratar sólo muy ligera-mente el asunto.

El servicio tiene tres aspectosSólo quiero mencionar una cosa

más, que el servicio tiene tres aspec-tos, tanto como puedo ver, en la pa-

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labra de Dios; tres y sólo tres. Antetodo y sobre todo, el culto; porque,de hecho, a eso salió Israel para eldesierto, y eso es lo que Dios llamaservicio: «…para que me sirva». Cuan-do ellos llegaron a su destino, era unasunto de culto. No podían hacermucho más en un desierto, en unatierra que no fue sembrada.

Escuchemos lo que el Señor dijode ellos en el momento de su salida.«Me he acordado de ti, de la fidelidad detu juventud, del amor de tu desposorio,cuando andabas en pos de mí en el de-sierto, en tierra no sembrada» (Jer. 2:2). Eso es culto, cuando Dios puedetenernos en un lugar, estado y posi-ción de devoción a él, cuando noso-tros no podemos hacer nada más,estando en un lugar estéril. ¡Oh!,nosotros podemos dar al Señor mu-cho de lo que llamamos culto cuan-do estamos teniendo un buen mo-mento, cuando está ocurriendo todotipo de cosas interesantes en lo quellamamos el servicio del Señor.

Pero cuando nos encontramos enun desierto, en una tierra no sembra-da, es decir, cuando nosotros esta-mos separados de estas actividadesauto gratificantes en el servicio, ais-lados de las cosas, y nos encontra-mos en silencio delante del Señormismo y sólo tenemos al Señor y elcorazón está con él, entonces tieneslo que Dios llama el servicio más alto.Él nos tiene a nosotros para sí mis-mo. Así fue allí en el desierto paraIsrael, donde el Señor pudo tener aIsrael para Sí mismo y hallar a Israelrespondiéndole y estando satisfecho

con Él. Eso es lo que Dios llama elservicio más alto, eso es el culto. Porlo tanto la interpretación alternativade esas palabras en Romanos 12: 1es «su culto espiritual»: «su servicioracional».

No voy a hablar de estas tres co-sas, sólo para mencionarlas, pero laforma más alta de servicio a Dios esel culto; es decir, donde el Señor esel único objeto de nuestra devoción,no por lo que obtenemos, no por labendición que se acumula en noso-tros, no por placer o satisfacción denuestro propio ser, sino sólo por Élmismo. Él llama a eso servicio. Esmaravilloso, creo, que el servicio quese presta al Señor, además es Su pro-pia satisfacción. Es decir, si el Señortiene una vida que es realmente deadoración, dedicada, dada a él porSu propia causa, hay una influenciaque emana desde aquella vida, hayun poder en esa vida, hay un testi-monio en aquella vida. Ahí es don-de comienza el servicio, y es un ser-vicio inconsciente; es un servicio defructificación inconsciente, sólo parael Señor.

Luego, hay otras dos fases másdel servicio. Una de ellas es el minis-terio a los santos, y la otra, por su-puesto, es el testimonio al mundo.Tres aspectos del servicio; culto, mi-nisterio a los santos, testimonio almundo. Cuando usted ha dicho esto,puede resolverlos en dos: primero,Dios operando directamente, y ensegundo y tercer lugar el trabajo delhombre, obrando Dios indirectamen-te. Como he dicho, no hablaré en

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detalle sobre esas tres cosas, peroquiero decir esto, que, en la palabrade Dios, todo el pueblo del Señor esconsiderado en todas y en cada unade estas fases del servicio; todas laspersonas del Señor, del menor hastael mayor. Los adoradores no son unaclase por sí mismos. Supongo queaceptarán la declaración de que to-das las personas del Señor son con-siderados adoradores, totalmentepara el Señor. Bueno, eso es el servi-cio; ese es el servicio del pueblo delSeñor para Él.

Todo el pueblo del Señor es tam-bién considerado participante en elservicio a los santos. Es un asuntoque cada vez debemos enfrentar másy más y es justamente esto lo que tra-ta el capítulo 4 de la carta a los Efe-sios. Ciertamente, el Señor dio donesespeciales a la iglesia; algunos após-toles y algunos profetas,y evangelistas, pastoresy maestros. ¿Con quépropósito fueron dadoséstos? Para el perfeccio-namiento de los santospara la obra del minis-terio. Creo que eso es loque Pablo quería decir.La puntuación debe organizarse deacuerdo con ese sentido. Fue para elperfeccionamiento de los santos,para llevar a todos los santos a unaposición donde ellos puedan cumplircon la obra del ministerio.

El resto del capítulo lo deja claro.Ustedes ven lo que quiere decir:«…de quien todo el cuerpo, bien concer-tado y unido entre sí por todas las co-

yunturas que se ayudan mutuamente,según la actividad propia de cada miem-bro, recibe su crecimiento para iredificándose en amor» (Ef. 4:16). Elcuerpo, con cada una de sus partestrabajando de acuerdo a su medida,se autoedifica. Es lo que llamamos‘mutualidad’. El servicio del Señor, ensegunda instancia, es el ministeriomutuo de los santos, la mutua edifi-cación del cuerpo de Cristo. No esque uno ministre a los santos, sinoque todos los santos se ministran eluno al otro en la medida espiritual ycada uno en su medida. Esto tieneun lugar muy importante en la pala-bra de Dios, tanto en el Antiguocomo en el Nuevo Testamento.

Entonces, por último, está el tes-timonio al mundo. Me parece queeste tercer aspecto de servicio ha to-mado preeminencia, como si los

otros fueran secundarios. El testimo-nio al mundo –puedes llamarlo evan-gelización o ganancia de almas– seha convertido en el servicio al Señor.Eso es lo que las personas llaman«trabajar para el Señor» hoy; muchaspersonas tienen esto en mente. Noquiero menoscabar la importancia deeste aspecto del servicio, sino másbien fortalecerlo. Aquí, de nuevo,

La forma más alta de servicio a Dios es elculto; es decir, donde el Señor es el únicoobjeto de nuestra devoción.

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quiero decir que la palabra de Diosconsidera también a todo el pueblodel Señor en este aspecto del minis-terio o servicio. Todas las personasdel Señor son testigos. Puedes no serun evangelista en el sentido especí-fico, pero eres un testigo, y eso es unaparte del servicio del Señor en la quetodos debemos permanecer fieles.

Aquí, entonces, están los tres as-pectos del servicio, y todos nosotroshemos sido considerados como par-ticipantes en ellos; culto, ministerioa los santos, testigos para el mundo.Sí, en cada uno de nosotros, indivi-dualmente, recae este servicio tripleal Señor.

El servicio y la casa de DiosAhora, amados, para finalizar,

quiero recordarles que el serviciosiempre empieza en la Casa. Si bus-cas en el Nuevo Testamento, encon-trarás que la base de todo servicio esla asamblea local. La asamblea localtiene en sí todos los elementos deservicio necesarios para servir. Es allíque se expresa la forma más alta deservicio, a saber, el culto, y la asam-blea local está constituida sobre labase del culto. Estamos por el Señor,para el Señor; somos del Señor. Laasamblea local también está consti-tuida sobre el principio del ministe-rio mutuo de unos a otros; y, ade-más, debería estar expresando en suvida y en todos los valores de unaasamblea local, los recursos y ener-gías para testimonio al mundo.

Ahora, esto abre un gran asunto.La asamblea local es el lugar para lacapacitación y entrenamiento para elservicio. Cuando hay una verdade-ra vida de asamblea, se proporcionauna garantía contra toda una serie deriesgos que están conectados con elservicio; y eso significa un gran asun-to más. Pero quiero que ustedes lle-guen a una comprensión –sin deta-llar– de lo que es el servicio y lo queéste significa, y especialmente dejar-les con esta urgencia en sus corazo-nes, que la prueba de nuestra rela-ción con el Señor se encuentra, pri-mero, en el espíritu de culto y devo-ción a él; y en segundo lugar, en cuáninvolucrados estamos en la edifica-ción de su pueblo y en el camino deese ministerio; y luego, el espíritu deservicio es probado por nuestro tes-timonio al mundo, nuestra preocu-pación por los intereses del Señorhacia los inconversos. Esta es la tri-ple prueba del espíritu de servicio.

Que el Señor nos encuentre encompañía de aquel siervo suyo quedijo: «…a quien sirvo en mi espíritu…que sirvamos bajo el régimen nuevo delespíritu… que presentéis vuestros cuer-pos en sacrificio vivo… vuestro cultoracional». Y que en ninguno de noso-tros haya nunca en presencia delmundo una vacilación para declararnuestra lealtad como aquel siervo delSeñor en las palabras: «…de quien soyy a quien sirvo…».

Traducido de:«A Witness and A Testimony».

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No te des prisa por correr delante de Dios.Cuando los israelitas iban a cruzar el Jordán, se les dijo que deja-

ran un gran espacio entre ellos y el Arca que los guiaba; que ellos nosabrían cómo ir, porque no habían transitado aquel camino antes.

Apresurarnos con impaciencia tras los pasos de Dios, puede ha-cer que nos extraviemos. Permítele ir al frente, para que estés segurode cuál camino quiere Él que sigas, antes de ir. Y si no tienes certezade cuál es el camino que Él quiere que tomes, asegúrate de que enese momento él no quiere que vayas a ningún lugar.

Tenemos que tomar el presente con manos ligeras, a fin de estarpreparados para plegar nuestras tiendas y emprender la marcha, siDios quiere. No debemos presumir una continuidad o echar nues-tras raíces tan profundo que se necesite un huracán para removernos

Para aquellos que fijan a su mirada en Cristo, ninguna forma pre-sente de la cual él desee moverles puede ser tan buena como aque-lla nueva condición a la cual él les hará pasar.

Es difícil abandonar un lugar, aunque sea en el desierto, dondehemos acampado tanto tiempo que ha llegado a ser como un hogar.Podemos mirar con pesar el círculo de cenizas negras en la arenadonde nuestro pequeño fuego ardió alegremente. Nuestros pies pue-den doler y nuestro corazón mucho más cuando retomamos la mar-cha, pero debemos atender a encontrarnos con Dios, aceptando elcambio con alegría, a pesar de que el primer aspecto pueda ser duro.

También necesitamos cultivar el hábito de la pronta obediencia."Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos", es elúnico lema seguro. La obediencia lenta suele ser el germen de unaincipiente desobediencia. Es más fácil cumplir nuestro deber cuan-do primero estamos seguros de él. Viene entonces el impulso quenos permite sortear los obstáculos en la cresta de la ola; mientrasque la vacilación y demora nos dejan varados en aguas poco profun-das. Si seguimos la columna, hemos de seguirla de inmediato.

Un corazón que espera y busca la dirección de Dios, que aplica elsentido común así como la fe para desentrañar las perplejidades pe-queñas y grandes, y está dispuesto a ignorar el presente, aunqueéste sea grato, a fin de no perder las indicaciones que dicen: "Leván-tate, éste no es tu descanso", cumple con las condiciones con lascuales podemos estar seguros de que Él nos guiará por el caminocorrecto y nos traerá por fin a la ciudad habitable.

Alexander McLaren

En el caminoEn el caminoEn el caminoEn el caminoEn el camino

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Estudiaremos ahora el último li-bro del Nuevo Testamento, elApocalipsis. El primer libro de

la Biblia es el Génesis. Este es el co-mienzo, y sabemos que en el comien-

zo nos es revelado el propósito deDios. Apocalipsis es el último libro, yen el final nosotros tenemos la consu-mación del propósito de Dios: todaslas cosas convergiendo en Cristo.

Stephen Kaung

Viendo a Cristo como el

El libro de Apocalipsis

ESTUDIO BIBLICO

Lecturas: Apocalipsis 1:1-13; 19:10b.

herederode todas las cosas

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Apocalipsis es un libro de profe-cía, pues leemos en el inicio: «Bien-aventurado el que lee, y los que oyenlas palabras de esta profecía, y guar-dan las cosas en ella escritas; porqueel tiempo está cerca». Sin embargo,necesitamos recordar que el espíritude la profecía es el testimonio de Je-sús. En Apocalipsis hay muchas pala-bras proféticas concernientes a loseventos que aún están por acontecer,los cuales ocurrirán prontamente. Noobstante, esos eventos venideros sonsólo la letra de la Palabra, pues el es-píritu de la Palabra es el testimoniode Jesús.

Hermanos, todos nosotros somoscuriosos por naturaleza, ansiosos porsaber lo que va a ocurrir pronto. Decierta forma, nos sentimos más segu-ros si tenemos conocimiento de aque-llo que nos aguarda en el futuro, peroel propósito del libro de Apocalipsisno es satisfacer nuestra curiosidad. Esverdad que nos habla con respecto asucesos que deben acontecer muy enbreve, pero el propósito de este librono es darnos a conocer lo que estápor venir, sino a Aquel que está vinien-do. El espíritu de la profecía es el tes-timonio de Jesús.

¿Qué pasaría si nosotros conocié-semos todos los hechos que están porocurrir y, sin embargo, no estuviése-mos preparados para la venida delSeñor? ¿Qué sucedería si llegásemosal conocimiento de la palabra de laprofecía y no penetrásemos en el es-píritu de la profecía? Si eso nos ocu-rriera, descubriríamos que la letramata; es el Espíritu el que da vida.

En otras palabras, si tuviésemosun conocimiento intelectual acerca delos eventos futuros mencionados en

el libro de Apocalipsis, sin tener, almismo tiempo, un corazón preparadopara la venida del Señor, ese conoci-miento meramente intelectual nostraerá condenación en lugar de sal-vación. Por esta razón, creo que, alestudiar este libro de profecía, es muyimportante que tengamos conviccióny claridad en nuestros corazones conrespecto a nuestro propósito.

Debemos tener muy claro quenuestro principal interés no son loseventos descritos, sino más bien laPersona de aquel que está por venir,Aquel a quien estamos esperando. Sieso está claro en nuestros corazones,ciertamente seremos bendecidos.«Bienaventurado el que lee, y los queoyen las palabras de esta profecía, yguardan las cosas en ella escritas».

El libro de Apocalipsis es «la re-velación de Jesucristo, que Dios le dio,para manifestar a sus siervos las co-sas que deben suceder pronto». Elapóstol Juan no es el autor del Apo-calipsis, aunque su nombre sea men-cionado cuatro veces allí. Al leer elevangelio de Juan y su primera epís-tola, vemos que su nombre no se men-ciona en ninguno de ellos. Sin embar-go, en Apocalipsis, su nombre apare-ce en cuatro ocasiones. Pero Juan esapenas un escriba, un copista.

El autor del libro de Apocalipsises el propio Dios, pues en Apocalip-sis 1:1 está escrito: «La revelación deJesucristo, que Dios le dio…». Es larevelación de Jesucristo. En Apoca-lipsis, el velo es quitado, y Jesucristoes revelado. Y esta revelación de Je-sucristo es dada por Dios. Es Diosquien retira el velo, permitiendo quesepamos lo que va a acontecer consu amado Hijo. Dios dio esa revela-

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ción a Cristo, y Cristo, a su vez, la mos-trará a sus siervos. El Apocalipsis es,por tanto, el Padre revelando al Hijo asu propio Hijo; y su Hijo, a su vez,muestra a sus siervos las cosas queirán a acontecer.

Las siete iglesias en Asia fueronlas primeras en recibir y leer este li-bro; pero ellos no son los únicos a loscuales fue dirigido. Lo que fue revela-do allí debe ser mostrado a los sier-vos de Jesucristo.

¿Quiénes son estos siervos?¿Quiénes son sus esclavos por amor?Nosotros sabemos que Pablo se sen-tía honrado en llamarse a sí mismo«siervo de Jesucristo». ¿Quiénes son,entonces, los siervos de Jesucristo?Nosotros, los que fuimos compradospor la preciosa sangre del Señor Je-sús. Cada uno de nosotros, cada unode los que fuimos comprados por lapreciosa sangre de Jesús, somos susesclavos por amor. Él nos compró ynos concedió libertad; podríamos ir-nos ahora si quisiésemos, pero noso-tros no queremos esa libertad, porquele amamos y queremos servirle.

«Y me dijo: Estas palabras son fie-les y verdaderas. Y el Señor, el Diosde los espíritus de los profetas, haenviado su ángel, para mostrar a sussiervos las cosas que deben sucederpronto» (Apoc. 22:6). Este versículomuestra, por tanto, que el libro deApocalipsis fue, indudablemente, es-crito para nosotros. Mas no sólo eso,pues también está escrito: «Yo Jesúshe enviado mi ángel para daros testi-monio de estas cosas en las iglesias.Yo soy la raíz y el linaje de David, laestrella resplandeciente de la maña-na. Y el Espíritu y la Esposa dicen:Ven» (Apoc. 22:16-17a).

Estas cosas fueron mostradas a laiglesia de Dios y, a medida que la igle-sia ve todas estas cosas, «…el Espíri-tu y la Esposa dicen: Ven». Así, pode-mos ver que, en verdad, el libro deApocalipsis fue escrito para la novia.La iglesia, los siervos, la novia, todosson uno. Nosotros somos los siervosde Jesucristo comprados por su san-gre, nosotros somos la iglesia de Je-sucristo, nosotros somos su novia. Ynosotros somos las personas que re-cibieron el libro de Apocalipsis.

Muchas personas no leen Apoca-lipsis porque piensan que este es unlibro terrorífico. No obstante, debemosrecordar que Apocalipsis es una car-ta de amor, no una historia de terrorpara asustar a la gente. Para nosotrosque somos la iglesia de Dios, que so-mos los siervos de Jesucristo, quesomos la novia de Jesucristo, Apoca-lipsis es una carta de amor. Es la últi-ma carta de amor escrita para noso-tros por nuestro Novio antes de lasbodas.

Si consideramos el libro de Apo-calipsis desde este punto de vista,podremos constatar cuán precioso ysignificativo es su contenido. Es la úl-tima carta de amor que nosotros reci-bimos. ¡Después de esta carta, elpróximo acontecimiento que nosaguarda es su propia presencia! Élestará aquí y, entonces, serán celebra-das las bodas. ¡Eso es algo maravillo-so!

El apóstol Juan recibió esta reve-lación en la isla de Patmos, donde élestaba exiliado, enviado allí por elemperador Domiciano. Algunos pien-san que ello ocurrió en la época deNerón, pero no es verdad, porque enla época de Nerón la persecución aún

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no se había extendido hasta Asia, sinoque estaba centralizada en Roma.Además de eso, en la época de Nerón,el castigo a los cristianos consistía enlanzarlos a los leones o quemarlos.Enviar a los cristianos al exilio fue elmétodo usado por Domiciano.

Por tanto, fue en la época deDomiciano que Juan fue desterrado ala isla de Patmos, una isla estéril y ro-cosa en la costa de Asia Menor, en elmar Egeo. Fue en Patmos que Juanrecibió el libro de Apocalipsis.

El Apocalipsis, el último libro de laBiblia, es la consumación, la culmina-ción de la revelación de Dios. ¿Cuáles el eterno propósito de Dios? El eter-no propósito de Dios está centrado ensu Hijo amado. La voluntad de Dioses que su Hijo amado sea el herederode todas las cosas (Heb. 1:2). Es de-cir, todas las cosas serán sujetas aCristo Jesús.

De entre todas las cosas, el hom-bre es lo central y lo más importantea ser traído en sujeción a Cristo Je-sús, porque el hombre es el centro detodas las cosas que fueron creadas,y es a través del hombre que Cristoheredará todas las cosas. Así, en pri-mer lugar, Cristo nos recibirá a noso-tros como herencia. Él hereda a losseres humanos, y después de eso, através del hombre, él heredará todaslas cosas. De esta forma, descubrimosque el hombre ocupa una posiciónmuy importante en todo el plan y elpropósito de Dios.

«De la boca de los niños y de losque maman, fundaste la fortaleza, acausa de tus enemigos, para hacercallar al enemigo y al vengativo» (Sal.8:2). En cuanto al hombre, él es comoun niño de pecho en comparación con

las otras cosas creadas por Dios, por-que el hombre fue el último en sercreado, en el sexto día. «Entonces dijoDios: Hagamos al hombre a nuestraimagen, conforme a nuestra semejan-za» (Gén. 1:26). Y el hombre fue he-cho a Su propia imagen.

De tal manera que, en lo referenteal orden cronológico en que las co-sas fueron creadas, si comparamos alhombre con el planeta Tierra, porejemplo, o con el universo, concluire-mos que, de hecho, nosotros los hom-bres, somos los que llegamos último;nosotros somos como bebés que ma-man. Sin embargo, de la boca de losniños y de los que maman, Dios diceque suscitaría alabanzas. ¿Por qué?«…a causa de tus enemigos».

Dios tiene un adversario, Satanás.Pero Él usará a aquel que fue hechoun poco menor que los ángeles –elhombre– para hacer enmudecer alenemigo y al vengativo. En otras pala-bras, Dios va a usar al hombre comoSu vaso e instrumento para traer to-das las cosas en sujeción a Él, lo usa-rá para derrotar a su enemigo Sata-nás, para cerrar la boca del enemigo,para cumplir el propósito de Dios, afin de que Cristo pueda heredar to-das las cosas. No es de sorprenderseque el salmista haya preguntado:«¿Qué es el hombre, para que tengasde él memoria?» (Sal. 8:4).

Hermanos amados, cuando recor-damos que no somos nada más quepolvo y cenizas, los últimos en habersido creados, cuando recordamosque no somos sino niños de pecho,nos sentimos muy pequeños. No obs-tante, Dios se acordó de nosotros,primero para que seamos su heren-cia, y después, para que él venga a

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heredar, a través de nosotros, todaslas cosas. Agradó a él usarnos comosus vasos e instrumentos para derro-tar a su adversario, y traer Su eternopropósito a una realización plena.Considerar todo esto nos lleva a hu-millarnos delante de él y adorarle.

En el libro de Apocalipsis descu-brimos que Dios va a hablar con res-pecto al destino de la humanidad. Esla revelación final de Jesucristo conrelación a los hombres; en Apocalip-sis se nos muestra cómo él va a po-

Cuando el tiempo apropiado se cum-plió, Dios reveló este misterio y se hizomanifiesto por el Espíritu Santo a tra-vés de los apóstoles y profetas, demodo que hoy nosotros podemos co-nocer qué es la iglesia.

La iglesia era algo desconocido enel pasado; era un misterio escondidoen Dios, el cual no podía ser conoci-do antes que Cristo viniese al mundo.Era necesario, en primer lugar, queCristo viniese al mundo, pues, sin suvenida, no podría haber iglesia. Fue a

Nos sentimos más seguros si tenemos conoci-miento de aquello que nos aguarda en el futuro,pero el propósito del libro de Apocalipsis no es

satisfacer nuestra curiosidad.ner a los hombres y todas las cosasdebajo de Sus pies. De acuerdo con1ª Corintios 10:32, la humanidad esdividida en tres grupos: los judíos, losgentiles y la iglesia de Dios.

En este estudio, abordaremos ellibro de Apocalipsis a partir de estostres grupos: la iglesia, los judíos y lasnaciones (los gentiles). Veremos cómoCristo heredará a su novia; cómo él,el León de la tribu de Judá, la raíz deDavid, heredará a los judíos, y comoRey de reyes y Señor de señores, élheredará las naciones.

La igLa igLa igLa igLa iglesialesialesialesialesiaLa iglesia es parte del propósito

eterno de Dios con relación a su ama-do Hijo. La iglesia era un misterio es-condido en Dios a lo largo de muchasgeneraciones en las épocas pasadas.

través de su venida, de su encarna-ción, a través de su vida aquí en latierra, su muerte y resurrección, quela iglesia vino a existir.

Cuando nuestro Señor estaba enla cruz y murió, un soldado abrió sucostado con una lanza, y de esa heri-da manó sangre y agua. Por tanto,cuando nuestro Señor Jesús murió, susangre fue derramada para remisiónde nuestros pecados, y su vida fuederramada como agua, para que no-sotros pudiésemos recibir vida. Laiglesia nació por medio de esa san-gre y esa agua que brotaron de sucostado. Después de eso, en el día dePentecostés, el Espíritu Santo vino, yciento veinte creyentes, que eran cien-to veinte individuos, fueron bautizadosen un cuerpo, una iglesia.

La historia de la iglesia en los pri-

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meros años nos es relatada en el li-bro de los Hechos. Se estima que elSeñor Jesús vivió aproximadamentetreinta años aquí en la tierra, en tantoque el libro de los Hechos, a su vez,también cubre un periodo aproxima-do de treinta años, desde el día depentecostés hasta la época en quePablo estaba viviendo en Roma, enuna casa alquilada, donde predicabael reino de Dios y enseñaba las cosasconcernientes al Señor Jesucristo(Hechos 22:30-31), entre el año 62 ó63 d. de Cristo. El libro de los Hechos,por tanto, cubre cerca de treinta años,los treinta primeros años de la histo-ria de la iglesia.

El libro de Apocalipsis, por su par-te, nos muestra una continuación dela historia de la iglesia. En los prime-ros tres capítulos, son mencionadassiete iglesias. Estas iglesias son, sinduda, la iglesia del final del primer si-glo, pues nosotros sabemos que, alfinal de ese tiempo, todos los otrosapóstoles ya habían muerto, con ex-cepción del apóstol Juan. Juan fue elapóstol que vivió una vida más larga,y fue durante sus últimos años de vidaque él recibió esta revelación. Loscapítulos 2 y 3 de Apocalipsis son, portanto, una continuación del libro de losHechos, y nos relatan la historia de laiglesia al final del primer siglo.

¿Qué es la iglesia? En el libro deApocalipsis, las siete iglesias son re-presentadas por medio de siete can-deleros de oro. Un candelero, a su vez,no es un objeto con un fin en sí mis-mo. El propósito de un candelero essostener la luz de manera que todospuedan verla. De la misma forma, laiglesia no existe para sí misma; ellano es un fin en sí misma, sino un me-

dio para que un objetivo sea alcanza-do.

El objetivo de la iglesia es soste-ner el testimonio de Jesús de modoque todos puedan verlo, de maneraque todos puedan ver la luz. Y si laiglesia falla en expresar, en manifes-tar la luz del testimonio de Jesús, en-tonces ella habrá fallado en su misión.La iglesia no tiene como objetivo finalatraer a las personas a sí misma, sinoconducir a las personas a Cristo. Así,las siete iglesias de Asia son repre-sentadas por siete candeleros de oro.

Las siete igLas siete igLas siete igLas siete igLas siete iglesiaslesiaslesiaslesiaslesiasLas siete iglesias mencionadas por

Juan en el libro de Apocalipsis soniglesias que realmente existían en AsiaMenor al final del primer siglo. La AsiaMenor mencionada en este texto nose refiere al continente asiático, sinoa la provincia romana llamada AsiaMenor. El apóstol Juan trabajó en esassiete iglesias en los últimos años desu vida. En realidad, él estaba traba-jando en esas iglesias cuando fueenviado al exilio; por eso, él estabapensando en ellas en el día del Señor,cuando recibió la revelación.

Estas cartas revelan la condiciónespiritual de aquellas iglesias delan-te de Dios. Este es un hecho real, esalgo histórico. En realidad, en aquellaépoca, había más de siete iglesias enAsia Menor, pues también había igle-sias en Colosas y Hierápolis, por ejem-plo. Pero el libro de Apocalipsis es unlibro profético, y creemos que el Es-píritu Santo escogió aquellas iglesiasporque ellas hablan proféticamentecon respecto a toda la historia de laiglesia hasta la venida de Cristo.

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ÉfÉfÉfÉfÉfesoesoesoesoesoLa primera iglesia mencionada en

el libro de Apocalipsis, la iglesia enÉfeso, representa a la iglesia en elperiodo de tiempo comprendido en-tre el final del primer siglo y los añosiniciales del segundo siglo. La palabraÉfeso tiene dos significados diferen-tes: deseo, y también debilidad, negli-gencia, apatía. En el principio, habíaen la iglesia en Éfeso un gran deseopor el Señor.

La actitud de aquella iglesia podríaser descrita por el Salmo 73:25: «¿Aquién tengo yo en los cielos sino a ti?Y fuera de ti nada deseo en la tierra».Esta debería ser la actitud de la igle-sia para con el Señor. El deseo de laiglesia es el Señor; la iglesia debeamar al Señor con todo su corazón. Silees loa historia de la iglesia en susprimeros años, en el libro de Hechos,descubrirás que había un deseo muyintenso por el Señor. Ellos amaban alSeñor de modo muy profundo; habíaen la iglesia el primer amor.

Posteriormente, en la propia igle-sia en Éfeso, si lees la carta a losefesios, percibirás que ellos recibie-ron aquella revelación tan maravillosay profunda porque ellos amaban alSeñor. En el principio, por tanto, ellosamaban al Señor; pero ese deseo in-tenso por el Señor se fue volviendocada vez más débil, negligente y apá-tico, hasta que, en los últimos años delprimer siglo, la iglesia había abando-nado su primer amor.

El Señor desea que su iglesia loame intensamente. Él no tiene otrodeseo mayor que ese. La iglesia, al fi-nal del primer siglo, poseía obras, la-bor, conocimiento, discernimiento, y nose había desviado de la enseñanza del

Señor Jesús; sin embargo, ellos habíanperdido su primer amor. El Señor lesdice: «Pero tengo contra ti … arrepién-tete…».

EsmirEsmirEsmirEsmirEsmirnananananaLa segunda iglesia es Esmirna. La

palabra Esmirna es derivada de lapalabra mirna, que significa amargu-ra. Cuando la iglesia empezó a per-der su primer amor por el Señor, elSeñor reaccionó enviando la persecu-ción. No siempre la persecución esalgo totalmente malo. Dios usó la per-secución para despertar a la iglesia,para que ella tomara conciencia deque había perdido el primer amor. Así,la iglesia fue duramente perseguida alo largo del segundo y tercer siglos;mas, como fruto de esa persecución,se reavivó la búsqueda del Señor y eldeseo intenso por el Señor.

PérgPérgPérgPérgPérgamoamoamoamoamoLa palabra Pérgamo significa torre

elevada. Al comienzo del cuatro siglo,aproximadamente en el año 303 d. deC., Constantino el Grande llegó a serel emperador romano. Después dehaber conquistado el imperio, Cons-tantino intentó proteger y apoyar elCristianismo. Favorecido por el empe-rador, el Cristianismo ya no fue másperseguido, y se volvió la religión máspopular del mundo. Innumerables per-sonas, multitudes, entraron en la igle-sia.

El emperador dijo a sus soldadosque, aquellos que fuesen bautizados,recibirían como recompensa una can-tidad de plata y vestimentas. De esaforma, muchos solados se hicieronbautizar, no sólo a causa de la recom-pensa material, sino también para ob-

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tener privilegios del emperador. Deinmediato, la iglesia se volvió una to-rre elevada. La iglesia cayó en el mun-do, se mezcló con el mundo, comen-zó a aceptar y a enseñar otra doctri-na que no era la verdad de la Biblia.Así, a partir del siglo IV hasta el finaldel siglo VI, la iglesia es representa-da por Pérgamo.

TiaTiaTiaTiaTiatirtirtirtirtiraaaaaDespués de Pérgamo, viene la igle-

sia de Tiatira. La palabra Tiatira signi-fica sacrificar, ofrecer asiduamentemuchos sacrificios. Tiatira represen-ta el sistema católico romano, el cualse inició al final del siglo VI con elpapado de Gregorio I en el año 590, yse extendió hasta la época de la Re-forma. El sistema romano fue oficiali-zado y, como consecuencia, fue intro-ducido el sacerdocio especial y laadoración de ídolos. Así, todas estascosas empezaron a introducirse en laiglesia.

SardisSardisSardisSardisSardisDespués de Tiatira, viene la igle-

sia de Sardis. Sardis significareavivamiento o restauración. En elsiglo XVII, Dios levantó reformadorestales como Lutero y Calvino, entreotros. Hubo un reavivamiento, una res-tauración; pero, por desgracia, nadaes perfecto, y la Reforma se transfor-mó en una mera cuestión de nombresen lugar de ser realidad, y gradual-mente murió. El nombre permaneció,pero no había vida en su interior. Estaes, aún hoy, la condición espiritual delas iglesias protestantes. Ellas tienenun nombre, pero, ¿dónde está la rea-lidad? ¿Dónde está la vida? Sin em-bargo, gracias a Dios, hay una nueva

reacción de parte de Dios, y tenemosentonces la iglesia de Filadelfia.

FiladelfFiladelfFiladelfFiladelfFiladelfiaiaiaiaiaFiladelfia significa amor fraternal,

amor de hermanos. A principios delsiglo XIX, Dios empezó a levantar unmovimiento en la iglesia, al cual nosreferimos hoy como el Movimiento delos Hermanos. En todo el mundo, loshermanos empezaron a salir de lasdenominaciones, pasando a llamarsesimplemente ‘hermanos’. Ellos seamaban unos a otros y guardaban lapalabra de Dios. Ellos restauraronverdades que habían sido olvidadaspor años. Fue un movimiento muygrande e impresionante en el Cristia-nismo; pero descubriremos que, pordesgracia, de manera gradual setransformaron en Laodicea.

LaodiceaLaodiceaLaodiceaLaodiceaLaodiceaLaodicea significa opinión popu-

lar. Laodicea es muy democrática, enlugar de ser teocrática. Cuando aque-llo acontece, aparece la apatía, la ti-bieza y un enorme orgullo falso. Ellosempiezan a pensar que lo poseentodo; sin embargo, están pobres, cie-gos y desnudos. El Señor los llama alarrepentimiento, pues, de lo contrario,los vomitará de Su boca. Laodicearepresenta a la iglesia de nuestrosdías; nosotros estamos viviendo en laépoca de Laodicea.

Lecciones de la historia de la igLecciones de la historia de la igLecciones de la historia de la igLecciones de la historia de la igLecciones de la historia de la iglesialesialesialesialesiaHermanos, al considerar la histo-

ria de la iglesia a lo largo de todosestos años, ¿a qué conclusión llega-mos? ¿Cuál es la lección que nos en-seña la historia de la iglesia?

Hay básicamente dos lecciones.

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En primer lugar, vamos a constatarque, siempre que Dios confía el testi-monio de su amado Hijo en manos delos hombres, dentro de muy pocotiempo, el hombre fracasa. CuandoDios obra y reacciona, cuando él darevelación, ocurre un gran reaviva-miento y una restauración. En la pri-mera generación, parece lleno devida, dinamismo y vibración; mas, lue-go, todo empieza a ser organizado. Elhombre intenta preservar aquello queDios empezó.

En la segunda generación, la or-ganización se hace más fuerte, y enla tercera generación, todo lo que res-ta es una organización sin vida en suinterior. Al parecer, este proceso se harepetido una y otra vez a través de lahistoria. Siempre que Dios confía surevelación al hombre, el hombre rápi-damente la pierde. Esta es la primeralección que obtenemos de la historia.

Sin embargo, gracias a Dios, hayotra lección que nos enseña la histo-ria: Dios nunca desiste. No importa laforma en que el hombre fracase, he-mos visto que el hombre fracasó y fa-lló reiteradamente; pero Dios nuncafalla. Él nunca desiste. Él está siem-pre obrando a fin de restaurar todo loque puede ser restaurado, y él, dehecho, restaura.

Es por esta razón que, en los ca-pítulos 2 y 3 de Apocalipsis, al finalde las cartas a cada una de las igle-sias, hay un llamamiento a los vence-dores. El Señor está diciendo: ‘Yo leshe confiado a ustedes mi testimonio,y no se puede negar que ustedes hanfracasado. Pero, a pesar de su fraca-so, yo estoy llamando a vencedoresde entre ustedes’.

Los vLos vLos vLos vLos vencedoresencedoresencedoresencedoresencedores¿Quiénes son los vencedores?

Obviamente, no son personas queestán fuera de la iglesia. Los vence-dores están en la iglesia, y no son ‘sú-per’ cristianos; son cristianos norma-les. Muchos son anormales, hoy laspersonas viven en un nivel inferior ala vida cristiana normal, pero Dios estállamando a los cristianos normales,aquellos que responden a la gracia deDios y son fieles a Su testimonio.

Al final del primer siglo, compro-bamos que, en las siete iglesias, sinexcepción, Dios llama a los vencedo-res, y él encuentra a sus vencedores.En los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis,son mencionados los vencedores dela iglesia al final del primer siglo. Fuea través de aquellos vencedores queel testimonio de Dios fue mantenidoen esa época. Los vencedores sostu-vieron el testimonio de Dios y, al ha-cerlo, mantuvieron ese testimonio ennombre de toda la iglesia.

En Apocalipsis 7:10 es menciona-da una gran multitud que nadie podíacontar. Ellos estaban delante del tro-no de Dios, con vestiduras blancas ypalmas en sus manos. Esa multitudclamaba a gran voz: «La salvaciónpertenece a nuestro Dios que estásentado en el trono, y al Cordero».¿Qué multitud es aquella? ¿Quiénesson esas personas? Sabemos que losvencedores recibirán vestiduras blan-cas como recompensa; esas vestidu-ras representan la justicia de los san-tos. Sabemos también que las palmas,en la Escrituras, son símbolos de vic-toria. Esta es, por tanto, una visión delos vencedores de la iglesia desde elfinal del primer siglo hasta los últimosdías.

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De hecho, al considerar la historiade la iglesia, percibimos que, desdeel final del primer siglo hasta nuestrosdías, Dios tiene sus vencedores entodos los lugares, de generación engeneración, y son una multitud incon-table. Podemos ver fallas y fracasospor doquier, mas damos gracias aDios, porque él tiene sus verdaderosvencedores, innumerables vencedo-res, en todo lugar. Es posible que, alos ojos de los hombres, ellos esténescondidos, pero ellos son conocidospor Dios y, a través de estos vencedo-res, el testimonio de Jesús ha sidopreservado a lo largo del tiempo. ¡Gra-cias a Dios por ese número inconta-ble de vencedores!

Al llegar al capítulo 12, encontra-mos otra visión, la visión de la mujerque da a luz un hijo varón. ¿Cuál es elsignificado de esta visión? Ella noshabla de algo que ocurrirá en los díaspostreros. Hermanos, permítanme de-cirles algo: ¡Nosotros estamos vivien-do en los últimos días! La mujer des-crita en esta visión representa a laiglesia en los últimos días. ¿Ella estárevestida de una gloria tan grande! Enverdad, eso es lo que la iglesia debe-ría ser, una iglesia gloriosa.

Sin embargo, nosotros vemos queel dragón no está interesado en lamujer, ni aun se preocupa de ella.¡Piensen en lo que eso significa! Lamujer está revestida de mucha gloria,pero el dragón, no obstante, no latoma en cuenta. Esto significa que eldragón sabe que ella no puede hacer

nada contra él; ella no tiene ningúnpoder o influencia en la esfera espiri-tual. La iglesia debería ser gloriosa,pues fue salva de manera gloriosa, yde modo glorioso recibió gracia y do-nes. Sin embargo, en el ámbito espiri-tual, Satanás, el dragón escarlata,sabe que no hay poder en la iglesia;la iglesia no significa amenaza algu-na para su reinado.

Así, pues, Satanás no se ocupacon la mujer, sino que concentra suatención en la criatura que está pornacer. Aquella mujer encinta estabapróxima a dar a luz, y le nacería unhijo varón; y el dragón pretendía de-vorar a la criatura cuando ésta nacie-se, porque él sabía que el hijo varónsería lleno de poder. Ese hijo repre-sentaría su caída. Por esta razón, Sa-tanás quería devorar al hijo varóncuando éste naciese; mas, este hijofue arrebatado para el trono.

El hijo varón mencionado en estavisión se refiere a un grupo de perso-nas, porque, posteriormente, en elmismo capítulo 12, descubrimos quelos hermanos vencieron al enemigo,al acusador, «…por medio de la san-gre del Cordero y de la palabra deltestimonio de ellos, y menospreciaronsus vidas hasta la muerte» (Apoc.12:11). El hijo varón representa a losvencedores en los últimos días. Diosaun va a tener sus vencedores en losúltimos días, los cuales serán arreba-tados vivos para el trono.

Hermanos, ¡nosotros no estamosesperando la muerte, sino que esta-

La iglesia no tiene como objetivo final atraer a las perso-nas a sí misma, sino conducir a las personas a Cristo.

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mos esperando ser arrebatados envida! Nosotros estamos viviendo el finde los tiempos. ¡Tenemos esta opor-tunidad, este privilegio; estamos vi-viendo un momento emocionante y lle-no de impresionante expectativa! No-sotros estamos esperando y desean-do ardientemente que nazcan los ven-cedores, y en cuanto el número deellos esté completo, serán arrebata-dos para el trono, y el enemigo serálanzado desde los aires a la tierra.

«…por medio de la sangre delCordero…». Los vencedores de losúltimos días son aquellos que vencie-ron por medio de la sangre del Cor-dero; no vencieron por ser perfectos.Son tan débiles como cualquier otro,pero ellos confesaron sus pecados.Ellos confían en la sangre de Jesús yestán siendo lavados constantemen-te, de modo que sus vestiduras sonmantenidas blancas todo el tiempo.

«…y de la palabra del testimoniode ellos». ¿Cuál era su testimonio? Eltestimonio de los vencedores es: «Je-sús es el Señor». Jesús es el Señorde la vida de ellos, y ellos declaranesto abiertamente y poseen una vidaque comprueba el testimonio de suslabios. Tal testimonio tiene poder.

«…y menospreciaron sus vidashasta la muerte». Por amor al Señor,ellos están dispuestos a perder, a en-tregar su propia vida, la vida de sualma. Hermanos, estos son los vence-dores en los últimos días. ¡Oh, quenosotros podamos, por la gracia deDios, estar entre los vencedores!

Al inicio del capítulo 14, es men-cionado un grupo de 144 mil perso-nas, sobre el monte de Sion, junto conel Cordero. Ellos cantaban un cánticonuevo, conocido sólo por ellos. ¿Quié-

nes son estas personas? Son, sinduda, los vencedores al final de lagran tribulación, pues sabemos quehabrá una siega al final de la gran tri-bulación. Este grupo de 144 mil juntoal Cordero sobre el monte de Sion, portanto, son los vencedores de la igle-sia al término de la gran tribulación.

En el capítulo 19 se describe a unhombre montado sobre un caballoblanco. Es el propio Señor Jesús, elVerbo de Dios. Él es seguido por unejército, que representa a los vence-dores en la segunda venida de Cristo.Ellos serán la esposa del Cordero.

Los capítulo 21 y 22 describen laconsumación, o sea, toda la iglesiaestará en aquella nueva ciudad, lanueva Jerusalén, porque el nombre delos doce apóstoles está sobre los ci-mientos de la ciudad. El Señor here-dará su iglesia y ella será su Esposaeternamente.

El libro de Apocalipsis nos diceque, a pesar del fracaso del hombre,Dios tendrá la novia para su Hijo, y elHijo, por su parte, tendrá finalmenteuna iglesia gloriosa, sin mancha niarruga ni cosa semejante, sino santay sin defecto. Habrá una unión eternacon Cristo. ¡Gracias a Dios por ello!Él es digno. Esta, por tanto, es la re-velación de Dios con relación al des-tino final de la iglesia.

Los judíosLos judíosLos judíosLos judíosLos judíosLos judíos son otro misterio. Dios

escogió a los judíos por causa deAbraham, el padre de ellos. En Roma-nos 9:4-5, Pablo nos dice que los ju-díos son el pueblo escogido de Dios.«…de los cuales son la adopción, lagloria, el pacto, la promulgación de laley, el culto y las promesas; de quie-

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nes son los patriarcas, y de los cua-les, según la carne, vino Cristo, el cuales Dios sobre todas las cosas, bendi-to por los siglos. Amén».

Los judíos fueron escogidos porcausa de su padre, Abraham. Ellosson una raza escogida, a ellos lespertenece la adopción, la filiación, lagloria, el pacto, la ley, el culto, las pro-mesas, los patriarcas, y el propio Se-ñor Jesucristo desciende de ellos. Sinduda, ellos son un pueblo muy privi-legiado.

Sin embargo, por causa de su ce-guera, ellos rechazaron al Mesíascuando él vino, y fueron, como nación,puestos temporalmente aparte. Sinembargo, es necesario recordar queeso no significa que todos los judíosfueron rechazados; sólo la nación fuetemporalmente puesta de lado, peroeso no es algo permanente. A lo largode los siglos, muchos judíos han sidosalvos. En verdad, al principio, todoslos creyentes eran judíos que se ha-bían convertido al Señor. El propioPablo dice que él mismo, siendo ju-dío, pertenecía al Señor.

Por tanto, a través de los siglos,los judíos, no como nación, sino indi-vidualmente, se han tornado parte dela iglesia. La iglesia está formada tan-to por judíos como por gentiles, puesen Cristo no hay diferencia entre ju-dío y gentil. Los judíos, como nación,fueron puestos aparte a causa de suceguera. Han sido dejados de ladomomentáneamente como raza esco-gida, hasta que haya llegado la pleni-tud de los gentiles o la plenitud de lasnaciones, y entonces todo Israel serásalvo (Rom. 11:25-26).

Hermanos, a causa de su cegue-ra, los judíos fueron esparcidos por

todo el mundo. La única cosa que elSeñor Jesús maldijo cuando estuvoen la tierra, fue una higuera. Aquellahiguera tenía hojas, pero no frutos.La higuera es símbolo de la naciónjudía. Dios había sido bondadosopara con ellos. Cristo había venido aellos y había trabajado en su mediopor tres años, sin que ellos produje-sen fruto alguno. Ellos sólo teníanhojas (apariencia), tenían la forma dela piedad, pero carecían del podercorrespondiente. Por eso, el Señormaldijo a la higuera, y ésta se secódesde la raíz.

Por muchos años, el pueblo de Is-rael vivió esparcido por todo el mun-do; sin territorio, sin gobierno, sin na-ción. Entretanto, curiosamente, ellosnunca fueron asimilados y, al contra-rio, de diferentes formas, ellos hancontrolado el mundo. Ellos fueron per-seguidos injustamente, pero el Señordijo que llegaría el tiempo en que lasramas de la higuera comenzarían abrotar, y eso es señal de que el vera-no está cerca. A través de eso, sabría-mos que el Señor está a las puertas.

En 1948, para sorpresa de los po-líticos y estadistas del mundo entero,la nación de Israel fue restablecida demodo repentino, como surgida de lanada. Sin embargo, debemos recor-dar que aquella fue una restauraciónpolítica; la restauración religiosa aúnno ha ocurrido.

Aunque la nación de Israel hayasido restablecida, ellos estaban cer-cados de enemigos por todos lados.Nunca se sintieron seguros. El mayorproblema de la nación israelita era lafalta de seguridad. ¿De qué forma Is-rael podría sentirse seguro? ¡De nin-guna manera! Pues el Príncipe de Paz

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aún no venía. Ellos no tenían paz. Poresta razón, el mayor deseo de la na-ción de Israel es tener seguridad y, deacuerdo con Daniel capítulo 9, cuan-do el fin estuviese próximo, surgiráalguien afirmando poder garantizar laseguridad de Israel.

Un día, el anticristo hará un pactode paz con la nación de Israel, pro-metiendo garantizar la paz y la segu-ridad de la nación por un periodo desiete años. Toda vez que la paz y laseguridad son la mayor preocupaciónde Israel, ellos creerán en las prome-sas del anticristo y caerán en unatrampa, pues, en medio de ese perio-do de siete años, el anticristo va a re-velar quién es él realmente, y quebran-tará el pacto hecho con Israel. Enton-ces la nación de Israel entrará en el«tiempo de angustia» profetizado enJeremías 30:7.

Es cierto que Dios se refiere a losjudíos en el libro de Apocalipsis, puesen el versículo 1:7 está escrito: «Heaquí que viene con las nubes, y todoojo le verá, y los que le traspasaron; ytodos los linajes de la tierra harán la-mentación por él. Sí, amén». Sabemosque, en aquel día, las naciones van asitiar Jerusalén y se lanzarán sobreella.

«Y derramaré sobre la casa deDavid, y sobre los moradores de Je-rusalén, espíritu de gracia y de ora-ción; y mirarán a mí, a quien traspa-saron, y llorarán como se llora por hijounigénito, afligiéndose por él comoquien se aflige por el primogénito»(Zac. 12:10). Al seguir leyendo el librode Zacarías, vemos que será abiertauna fuente a fin de limpiarlos de to-das sus iniquidades.

Al inicio del libro de Apocalipsis,

el Señor nos muestra que, al final, élva a retornar a la nación de Israel. ElSeñor nunca olvidó su promesa, nun-ca olvidó su alianza con Abraham,Isaac y Jacob. Así, vemos que en laprimera parte del capítulo 7 de Apo-calipsis hay 144 mil que fueron sella-dos con el sello del Dios vivo. No de-bemos confundir aquellos 144 mil conel grupo mencionado en el capítulo14, porque son dos grupos diferentesde personas.

En el capítulo 7, este número serefiere a judíos de las doce tribus dela nación de Israel, sellados con elsello del Dios vivo. Recordemos queellos no son sellados con el sello delCordero, sino con el sello del Dios vivo.O sea, antes que venga la ‘angustiade Jacob’, Dios preparará a su pue-blo escogido. Habrá, entre aquellosque pertenecen a la nación de Israel,un determinado número de judíos pia-dosos. Ellos no son cristianos, puesno tienen sobre sí el nombre del Cor-dero, mas son judíos piadosos sella-dos con el sello del Dios vivo. Elloscreen en el Dios vivo.

Por tanto, aunque haya habido unreavivamiento político de la nación deIsrael, cuando el fin esté próximo, Diostendrá un grupo de hombres y muje-res entre el pueblo de Israel que ten-drá sobre sí el sello del Dios vivo, ju-díos piadosos y devotos. Cuando ven-ga la ‘angustia de Jacob’, ellos seránintensamente perseguidos, mas Diosya habrá puesto su sello sobre ellos y,por el poder de Dios, ellos serán pre-servados.

En el capítulo 11 está escrito queDios les enviará dos hombres, dos tes-tigos. Se trata de dos profetas que vana fortalecerlos, porque ellos estarán

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pasando por la ‘angustia de Jacob’.Para los cristianos, ese periodo es lla-mado la Gran Tribulación. Ambos soneventos simultáneos; de hecho, sonuna única cosa.

Cuando el anticristo haya creadosu imagen y desee que todos lo ado-ren, habrá dos grupos de personasque se rehusarán a adorarlo: los cris-tianos y los judíos piadosos, y por talmotivo, ellos serán perseguidos por unperiodo de tres años y medio. PeroDios enviará a dos testigos, los cua-les fortalecerán a los judíos piadosos(Apoc. 11). Es muy probable que es-tos dos hombres sean Moisés y Elías,los más respetados entre el pueblojudío: el legislador y el profeta.

Entonces, en Zacarías capítulo 14,está escrito que las naciones se re-unirán en torno a Jerusalén. La ciu-dad será tomada, pero el Señor mis-mo vendrá y pondrá sus pies sobre elmonte de los Olivos, el cual será hen-dido por el medio, y un tercio del pue-blo judío que esté en Jerusalén huiráa través del valle allí formado. Él ven-drá a libertar a su pueblo. Ellos lo ve-rán con sus propios ojos, se arrepen-tirán, serán lavados y purificados, ytodo Israel será salvo.

Después de la batalla de Arma-gedón, habrá el reino milenial. Duran-te este reino, la nación judía será elcentro de todas las naciones. Ellosserán una nación de sacerdotes; sal-drán y enseñarán los caminos de Diosa las otras naciones.

Finalmente, sabemos que ellos ten-drán un lugar en la nueva Jerusalén,pues el nombre de las doce tribus estáescrito sobre las doce puertas. Serála consumación, la realización final detoda la obra de Dios a través de los

siglos. Tanto los santos del AntiguoTestamento como los del Nuevo Tes-tamento estarán juntos, siendo partede la esposa del Hijo eterno. Cristoheredará a la nación judía. Él seráaceptado como el Hijo de David, elLeón de la tribu de Judá.

Las nacionesLas nacionesLas nacionesLas nacionesLas naciones¿Qué nos dice el libro de Apoca-

lipsis con respecto a las naciones? Enel capítulo 5 se describe una visiónen la cual el Cordero está delante deltrono y recibe un librito de aquel queestá sentado en el trono. Este libro esel certificado de propiedad de estatierra. O sea, la tierra no le pertenecea Satanás; al contrario, Satanás es unusurpador y no el propietario. Dios esel propietario; e él pertenece la tierra.Él nunca entregó a nadie el derechoa poseer la tierra; pero ahora, al pa-sar el librito a las manos del Cordero,Dios está entregando la tierra a suamado Hijo, al que venció.

Luego, vemos que el Cordero co-mienza a traer a las naciones de latierra en sujeción al Señor, hasta queellas estén debajo de sus pies. Sinembargo, cuando Dios, a través desu amado Hijo, comienza a traer devuelta a sí mismo a las naciones dela tierra, entonces surge la oposición.Eso explica por qué empieza a ocu-rrir toda aquella serie de desastres ycatástrofes a medida que los sellosson abiertos y las trompetas se ha-cen oír. Estos desastres son el resul-tado de la oposición satánica y deresistencia al cumplimiento del pro-pósito de Dios.

Satanás y el mundo tratarán deimpedir que Cristo venga a recibir latierra por herencia y, por este motivo,

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comienzan a ocurrir todos aquellosdesastres y catástrofes. Eso explicalos ‘Ay, ay’ que sobrevienen al mundo.No culpen a Dios por esas cosas. Enverdad, esto es apenas el comienzode los dolores de parto. Dios hará quealgo nazca a través de todos aque-llos desastres. Todas esas catástrofesserán un instrumento en las manos deDios, a través del cual nacerá algo queestá en su corazón. ¡Cuán grande esla sabiduría de Dios!

A medida que el final se aproxima,el anticristo, Satanás, intenta hacer suúltimo esfuerzo a fin de resistir al rei-no de Dios. Mas el Señor herirá a susenemigos con la Palabra de su boca(Apoc. 19). Satanás será atado y arro-jado al abismo, el cual será cerrado ysellado; el anticristo y el falso profetaserán lanzados al lago de fuego, yaquellos que resistieron al Señor se-rán muertos.

Después de aquello, entonces,habrá un juicio de las naciones, lasnaciones serán reunidas ante la pre-sencia del Hijo del Hombre, y seránseparados unos de otros, como elpastor separa a los cabritos de lasovejas (Mateo 25), y vendrá el reinomilenial.

El MilenioEl MilenioEl MilenioEl MilenioEl MilenioEl Milenio es aquello con lo cual

siempre soñaron y desearon los filó-sofos y los idealistas, la utopía. Un día,la utopía se hará realidad. CuandoCristo reine aquí en la tierra, él reina-rá con justicia y regirá a las naciones

con vara de hierro (Isaías 11:5-10).En Miqueas 4:3, está escrito que

las naciones poderosas convertiránsus espadas en rejas de arados, y suslanzas en hoces: una nación no levan-tará su espada contra otra nación, nise ensayarán más para la guerra. Ha-brá paz sobre la tierra, porque ,final-mente, llegará el Príncipe de Paz. Estaes la descripción del Milenio.

El juicio fEl juicio fEl juicio fEl juicio fEl juicio finalinalinalinalinalDespués del Milenio, habrá la últi-

ma rebelión, y luego el último juicio(Apoc. 20). Todos los muertos resuci-tarán, y serán juzgados de acuerdocon las obras que realizaron en la tie-rra. Todo aquel cuyo nombre no estéescrito en el Libro de la Vida será juz-gado en aquel día y lanzado al lagode fuego. El viejo cielo y la vieja tierraserán quemados. Habrá nuevos cie-los y nueva tierra. La nueva Jerusaléndescenderá sobre la tierra, y las na-ciones andarán a la luz de la ciudadsanta y traerán su gloria a Dios.

Hermanos amados, Cristo será elRey de reyes y Señor de señores. Enesto consiste el libro de Apocalipsis:el testimonio de Jesús; Dios dandotestimonio de que su Hijo heredarátodas las cosas – la iglesia, el pueblojudío y las naciones.

Siendo así, ¿qué responderemosa la luz de todo esto? Nuestra respues-ta como la novia de Cristo debe ser:«¡Ven, Señor Jesús!».

Deberíamos ser pacientes, porque Él es el hacedor de todo, y cuandono somos pacientes, estamos en realidad encontrando faltas en Él y ensu obra.

George V. Wigram

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Comprendiendo la amplitud delbautismo en la Biblia, vamos acentrar nuestra consideración

en sólo dos de sus aspectos que, es-tamos convencidos, cada nuevo cre-

yente debe conocer. Estos dos aspec-tos son: (1) ¿Qué puede hacer el bau-tismo por una persona? y (2) ¿Cuál esel verdadero significado del bautis-mo?

El bautismoWatchman Nee

Lecciones básicas sobre la vida cristiana práctica.

VIDA CRISTIANA

El que creyere y fuere bautizado, será sal-vo; mas el que no creyere, será condenado.

(Mar.16:16).

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Antes que el creyente sea bauti-zado, debería mirar hacia delante ypreguntar: Ahora que voy a entrar enel agua, ¿qué hará el bautismo por mí?Esto es ver el bautismo por adelanta-do. Pero, después del bautismo, el cre-yente debe mirar hacia atrás y haceruna segunda pregunta: ¿Cuál es elsignificado de esto que he experimen-tado? Lo primero es previsión, unacomprensión antes del bautismo; losegundo es en retrospectiva, una ave-riguación después del bautismo.

¿Qué puede hacer el bautismo por¿Qué puede hacer el bautismo por¿Qué puede hacer el bautismo por¿Qué puede hacer el bautismo por¿Qué puede hacer el bautismo poruna peruna peruna peruna peruna persona?sona?sona?sona?sona?

«El que creyere y fuere bautizado,será salvo; mas el que no creyere, serácondenado» (Mar. 16:16).

Ahora debemos tener claro el sig-nificado de la palabra «salvación» enla Biblia. ¿Cuál es el objetivo de lasalvación? Esto puede no ser fácil-mente comprensible para los nuevoscreyentes, porque carecen de un co-nocimiento preciso de lo que la sal-vación es. De acuerdo con la Biblia,la salvación tiene relación con el mun-do, no con el infierno. Lo contrario dela vida eterna es la perdición (pere-cer), mientras que lo contrario de lasalvación es el mundo. Nosotros va-mos a ser salvados del mundo. En lamedida en que nosotros pertenece-mos al mundo, nos encontramos en elestado de perdición.

Observemos los cuatro hechoscardinales con respecto al mundo,como se nos muestra en la Biblia: (a)el mundo está condenado o juzgadoante Dios, (b) el mundo está bajo elmaligno, (c) el mundo crucificó al Se-ñor Jesús, y (d) el mundo es enemigode Dios. Por favor, tenga en cuenta que

el mundo no sólo peca, sino que tam-bién ha crucificado al Señor Jesús. Porlo tanto, es enemigo de Dios. Estos sonlos cuatro hechos cardinales del mun-do como Dios lo ve. Todos los queestán en el mundo, independiente-mente de su conducta personal, yahan sido juzgados, y por lo tanto es-tán en perdición.

Lo que está mal con la gente eneste mundo es mucho más que loshechos de una conducta personal in-justa. Su verdadera posición está maldelante de Dios. ¿Cómo puede unapersona abandonar el mundo si ellaestá todavía muy consciente de suamor por el mundo? Pero un día se lehizo ver la posición errada del mundodelante de Dios. No importa cuán en-cantador pueda ser el mundo, tieneque ser abandonado. Por lo tanto, lasalvación trata con la liberación deuna posición y una relación inapropia-da con el mundo.

Entonces, ¿cuál es el significadode la salvación? Ser salvo es ser libe-rado de esa fraternidad, de esa posi-ción y esa relación en el mundo y conel mundo. En otras palabras, yo salgofuera del mundo. Las personas estángeneralmente más preocupadas consu justificación personal, pero nece-sitan que se les recuerde el lugar des-de donde han sido salvadas. La sal-vación es ser salvado hacia afuera delmundo, no sólo del infierno, porque elmundo está bajo el juicio de Dios.

EL BEL BEL BEL BEL BAAAAAUTISMO SIGUE AL CREERUTISMO SIGUE AL CREERUTISMO SIGUE AL CREERUTISMO SIGUE AL CREERUTISMO SIGUE AL CREERNo hay la menor duda que quien-

quiera que cree en el Señor Jesús tie-ne la vida eterna. Hemos predicadoesta buena nueva durante muchosaños. Tan pronto como alguien cree

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en el Señor Jesús, sea quien sea, re-cibe la vida eterna, con la cual es fa-vorecido para siempre por Dios. Perorecordemos: creer sin ser bautizadotodavía no es salvación. De hecho,usted ha creído; de hecho, tiene vidaeterna; pero, a los ojos del mundo,usted no es todavía considerado comouna persona salva. En la medida enque usted no es bautizado, no seráreconocido como salvo. ¿Por qué?Porque nadie conoce su diferenciacon el resto del mundo. Usted debelevantarse y ser bautizado, declaran-do el término de su relación con elmundo; entonces y sólo entonces, us-ted será salvo.

¿Qué es el bautismo? Es su eman-cipación del mundo. Le liberta de lafraternidad a la cual usted pertene-ció una vez. El mundo sabía que us-ted era uno con él, pero en el momen-to en que usted es bautizado, de in-mediato advierte el hecho de que us-ted ha terminado con él. La amistadque había mantenido tantos años hallegado a su fin. Usted fue puesto enla tumba, terminó su curso en el mun-do. Antes del bautismo, sabía que te-nía vida eterna; después del bautis-mo, usted sabe que ha sido salvado.Todo el mundo reconoce que usted esdel Señor, porque le pertenece a él.

«El que creyere y fuere bautizadoserá salvo». ¿Por qué? Porque, ha-biendo creído y habiendo sido bauti-zado, es ahora un hecho concreto

donde usted se encuentra. Donde nohay fe, no habría aquel hecho interiorque sólo hace reales las cosas. Perocon esa realidad interior, bautismo lopone a usted fuera del mundo y ter-mina la antigua relación con el mun-do. El bautismo, por lo tanto, es sepa-ración.

SIN BSIN BSIN BSIN BSIN BAAAAAUTISMOUTISMOUTISMOUTISMOUTISMO, NO HA, NO HA, NO HA, NO HA, NO HAY TESTIMO-Y TESTIMO-Y TESTIMO-Y TESTIMO-Y TESTIMO-NIONIONIONIONIO

«Mas el que no creyere, será con-denado». La incredulidad, por sí sola,es suficiente para la condenación. Enla medida en que uno pertenece a lafraternidad del mundo, su increduli-dad sella su condenación. Por con-traste, quien cree debe ser bautiza-do; porque, mientras él no es bautiza-do, no ha salido del mundo en el testi-monio exterior.

¿Cuál es el signif¿Cuál es el signif¿Cuál es el signif¿Cuál es el signif¿Cuál es el significado real del bau-icado real del bau-icado real del bau-icado real del bau-icado real del bau-tismo?tismo?tismo?tismo?tismo?

Ahora que el cristiano es bautiza-do, necesita mirar hacia atrás y valo-rar el significado real del bautismo.«¿O no sabéis que todos los que he-mos sido bautizados en Cristo Jesús,hemos sido bautizados en su muer-te?» (Rom. 6.3). «…sepultados con élen el bautismo, en el cual fuisteis tam-bién resucitados con él, mediante lafe en el poder de Dios que le levantóde los muertos» (Col. 2:12). Esta esuna mirada hacia atrás, no hacia ade-lante.

El bautismo es un testimonio. Quien se bautizanotifica al mundo que, tras unirse con Cristo, ya

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Romanos 6 enfatiza la muerte y lasepultura, aunque además hace refe-rencia a la resurrección. Colosenses2, sin embargo, subraya la sepulturay la resurrección. Por lo tanto, es unpaso más allá, porque su punto focales la resurrección. El agua sirve comouna tumba. Lo que es sepultado debeestar muerto, pero lo que emergedebe estar vivo en resurrección. Ro-manos describe la primera parte dela verdad y Colosenses la última par-te de la misma verdad.

Por lo tanto, amado, cuando ustedva al agua del bautismo, o cuandousted mira hacia atrás su bautismotras el lapso de muchos años, deberecordar que usted ya está muerto.Usted pide a las personas que lo se-pulten, porque usted cree que estámuerto. Sin duda, usted se opondríavigorosamente si alguien quisiera en-terrarle antes de su muerte. Inclusosi fuese demasiado débil para expre-sar su objeción, de seguro se resisti-ría a ser sepultado antes de exhalarsu último aliento. Por lo tanto, la muer-

te es el requisito previo de la sepultu-ra.

Los nuevos creyentes deberían serinstruidos que, en el momento de lacrucifixión del Señor Jesús, ellos tam-bién fueron crucificados. Es sobreesta base que ellos solicitan ser se-pultados en el agua. Pero, así como elSeñor Jesús fue levantado de entre losmuertos, ellos también serán levanta-dos por obra del mismo poder de re-surrección dentro de ellos. Al salir delagua, ellos se convier ten enresucitados; ya no son más lo queantes fueron.

Esto es algo que a menudo ellosdeberían volver a mirar. Habiendo creí-do que estaban muertos, pidieron sersepultados. Por lo tanto, ahora, ha-biendo emergido del agua, deberánandar en novedad de la vida. Ahoraellos están en el lado de la resurrec-ción.

Traducido de «SPIRITUAL EXERCISE»A Simplified Version of the Basic Lessons on

Practical Christian LivingBy Watchman Nee, Chapter I.

Se puede escribir la historia espiritual de cada cristiano en dos frases:"Tú en mí" y "Yo en Ti".

En los planes de Dios, Cristo y el cristiano se vuelven uno, de talmanera que Cristo es ambos –en lo celestial y sobre la tierra– y el cristianoes ambos – en la tierra y en lo celestial. Cristo en lo celestial es la parteinvisible del cristiano. El creyente en la tierra es la parte visible de Cristo.Este es un pensamiento asombroso. Su evidente importancia es que tú yyo debemos traer a Cristo desde los cielos a la tierra para que los hombresvean quien es Él y qué es lo que Él puede hacer en una vida humana.Esto significa tener la vida de Cristo, viviéndola en nosotros tan plenamenteque, al verlo a Él en nosotros, las personas sean atraídas a Él en fe yamor.

Ruth Paxson

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Marcelo Díaz

La unión maLa unión maLa unión maLa unión maLa unión matrimonialtrimonialtrimonialtrimonialtrimonial

La unión matrimonial posee ca-racterísticas inigualables. Unade ellas es el amor. La impor-

tancia de éste en el matrimonio es vi-tal. De allí la necesidad de preocupar-se porque el amor crezca y madure.

El amor logra que dos personastan distintas se unan en uno por todala vida. El amor que crece en los es-posos puede formar una alianza tanprofunda en el matrimonio que es ca-paz de soportar absolutamente losembates de la vida en el mundo.

El

Lo que comienza de forma muy rudimentaria con el

FAMILIA

después del amoramor

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En el matrimonio, espíritu, alma ycuerpo se unen para consolidar unanueva ‘carne’, es decir una nueva rea-lidad. Esta unión se diferencia de otrasuniones en que tiene la exclusivaunión del cuerpo físico, puesto que enla práctica podemos unirnos en unsolo espíritu y también en una solaalma con los hermanos, pero no asíen el cuerpo. Sólo podemos unirnosen un solo cuerpo con nuestro cón-yuge.

La unión matrimonial es la únicaque tiene profundidad en estas tresgrandes dimensiones: la unión delespíritu, el alma y el cuerpo. La unióndel espíritu es la unión de propósito;allí confluye la esencia del por qué ypara qué del matrimonio. La unión delalma es la unión en proceso, dondese articula el cómo. Y la unión delcuerpo es la unión que certifica y le-galiza lo anterior en un pacto exclusi-vo, trascendente, de fidelidad y amor.

En el libro de Génesis, una de lasprimeras palabras en relación al ma-trimonio dice: «Por tanto, dejará elhombre a su padre y a su madre, y seunirá a su mujer, y serán una sola car-ne» (Gén. 2:24). Fijando la atención enlos verbos, este versículo puede serdividido en tres partes.

Unión espiritualUnión espiritualUnión espiritualUnión espiritualUnión espiritual«…dejará el hombre a su padre y

a su madre…». Esta es una dimensiónespiritual. El hombre y la mujer debenabandonar su familia de origen, paraestablecer el propósito divino en unanueva realidad. El sentido de una nue-va familia sólo alcanzará su verdade-ra dimensión espiritual al dejar la pa-ternidad individual, para establecer-se bajo la cobertura de Dios Padre,

quien por su Espíritu toma dominioreal en la familia que comienza. En lasEscrituras, sólo a Dios se le llama «Pa-dre de los espíritus» (Heb.12:9).

El apóstol Pablo, en la carta a losEfesios, habiendo explicado el propó-sito de Dios y su misterio, concluyecon una oración importantísima y re-veladora tocante a las familias y alPadre celestial: «Por esta causa do-blo mis rodillas ante el Padre de nues-tro Señor Jesucristo, de quien tomanombre toda familia en los cielos y enla tierra…» (Ef. 3:14-15).

Al iniciar este verso con la expre-sión «Por esta causa...», Pablo poneespecial atención en todo lo dichoanteriormente en los tres primeroscapítulos de Efesios, donde se revelael sentido divino de todas las cosascreadas. De modo que los espososcristianos encontrarán allí lafundamentación del matrimonio, queserá profundizada luego en el capítu-lo 5 a su plenitud en relación a Cristoy la iglesia.

En Abraham encontramos unejemplo de lo que venimos hablando.A él se le pidió dejar su tierra (patria),padres y parentela, para iniciar un via-je de fe a la Tierra Prometida, la cuales figura de Cristo. «Vete de tu tierray de tu parentela, y de la casa de tupadre, a la tierra que te mostraré. Yharé de ti una nación grande, y te ben-deciré, y engrandeceré tu nombre, yserás bendición» (Gén. 12:1-2).

Así entonces, concluimos que losesposos tienen su finalidad en Cristo.Ellos deben tomar en serio este lla-mado, procurando no dañar las rela-ciones familiares que por momentosson tan importantes y útiles, y dejar lavida hogareña con sus padres; y es-

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tablecer límites claros para unirse enun espíritu como esposos, buscandola intención más práctica del Padre enla nueva realidad familiar, la cual enestrecha unión al Cuerpo de Cristo irácreciendo para la gloria de Dios.

Unión del almaUnión del almaUnión del almaUnión del almaUnión del alma«…y se unirá a su mujer…». Los

esposos se unirán. Esta unión corres-ponde al alma. El alma es lo que so-mos o cómo somos, nuestra persona-lidad, nuestra conciencia de nosotrosmismos. De manera que esta es launión más consciente y resistente. Elalma está en constante crecimiento ytrato con Dios; por tanto, está uniónserá un proceso. Corresponde a lomás visible, lo que llamamos ‘el ajus-te’ del matrimonio.

El trabajo de unir los pensamien-tos, las emociones y la voluntad es unproceso complejo querequiere de una firmedecisión delante de Diosy un sólido amor capazde soportar las pruebas.Una vez que decidendejar sus orígenes, losesposos se establecencomo una nueva realidadespiritual, para luegoimplementar una base sólida deacuerdos. «¿Andarán dos juntos, si noestuvieren de acuerdo?» (Amós 3:3).Profundizar en el conocimiento mutuo,interactuar con sus emociones, acep-tarse mutuamente, planificar, decidirjuntos, irá progresivamente uniéndo-les en una misma alma. Esta es la ta-rea más difícil de todas.

El alma debe ser pastoreada, con-ducida, salvada día a día. Por ello, Diosentrega a los esposos, en sus inicios,

un sentimiento tan poderoso, difícil desoportar; lo que comúnmente llama-mos ‘enamoramiento’. Lejos de seruna distorsión del amor, el enamora-miento es más bien una hipersensibi-lidad de ello, que, bien conducido,traerá a los esposos, en sus primerosaños de existencia matrimonial, la ca-pacidad de tolerar los difíciles mo-mentos del ajuste.

Este sentimiento tiene como finimpulsar a los esposos a la unión delalma. Allí donde confluyen dos perso-nalidades tan diferentes, se activa elenamoramiento para equipar el ánimoy encontrar el ‘cómo’ ellos llegaránjuntos a ser uno en todo.

Unión corUnión corUnión corUnión corUnión corporporporporporalalalalal«…serán una sola carne». Por úl-

timo, tenemos la unión de los cuerpos,que confirma y legaliza el vínculo. La

exclusividad, la santidad de los espo-sos, el compromiso de fidelidad mu-tua, sella la unión. El deseo sexual esotra gran ayuda que Dios proporcio-na a la unión matrimonial. Ahora des-de lo sensorial, la necesidad de ver-se, tocarse, estimularse y unirsegenitalmente, da fuerza al vínculo.

Esta vez, el amor tiene una dimen-sión sensual erótica, no por ello exentadel principio de la negación, de lacruz, como enseña Pablo a los matri-

El enamoramiento no es la meta,el sustento ni el fin del matrimo-nio, sino más bien el primer im-pulso de algo superior.

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monios en la iglesia de Corinto: «Elmarido cumpla con la mujer el deberconyugal, y asimismo la mujer con elmarido. La mujer no tiene potestadsobre su propio cuerpo, sino el mari-do; ni tampoco tiene el marido potes-tad sobre su propio cuerpo, sino lamujer. No os neguéis el uno al otro…»(1ª Cor. 7:3-5).

La sexualidad tiene la fuerza parafortalecer profundamente el vínculomatrimonial. Sin embargo, mal condu-cida, ésta puede separarlo con la mis-ma intensidad. Por ello, el amor eróti-co debe ser gobernado por el princi-pio del amor pleno. El amor no buscalo suyo (1ª Cor. 13:5). La intención deotorgar placer, de disfrutar junto alotro y la negación mutua, dará a losesposos, en la unión de sus cuerpos,plenitud y gozo. Una sexualidad conrespeto y límites les garantizará dig-nidad, ratificando la fuerza de la unión.

El amor en la vida matrimonial esfundamental. Lo que comienza de for-ma muy rudimentaria con el enamo-ramiento, debe crecer hacia la madu-rez. Notemos que el enamoramientono es la meta, el sustento, ni el fin delmatrimonio, como suele entenderse,sino más bien el primer impulso dealgo superior. Estudios psicológicosconcluyen que el enamoramiento enla pareja dura alrededor de tres a cua-tro años, tiempo suficiente para quelos esposos logren establecer ciertasbases de relacionamiento que serávehículo para su futura relación.

Después del enamoramiento, vie-ne la etapa que denominamos ‘amordespués del amor’. Allí, el amor debecomenzar a dar sus primeros pasossin la calidez y motivación del enamo-ramiento. Crece desde el egoísmo

auto-referencial a la completa rendi-ción por lo que se ama. En la Bibliatenemos ejemplo de ello. En el Cantarde los cantares, los esposos experi-mentan el progreso del amor. Comoproducto de ello, la relación madura;las adversidades, las pruebas, las au-sencias, no son más que abono parael crecimiento.

Del Cantar de los CantaresDel Cantar de los CantaresDel Cantar de los CantaresDel Cantar de los CantaresDel Cantar de los CantaresDice ella: «Mi amado es mío, y yo

suya» (Cant. 2:16). Aquí encontramosun amor centrado en el yo. Todo lo queella declara por él se centra en ella.Ella lo quiere para sí y solo para sí. Enprimera instancia, parece loable, peroes un amor ‘enamoradizo’, posesivo yegoísta. No piensa en el otro, no hayespacio para ello; sólo sabe lo que ellasiente por él. Sólo es consciente de losuyo, y aunque está dispuesta a ren-dirse por él en todo, su base de amory rendición sigue siendo ella misma.

Este tipo de amor puede sufrir unadevastadora desilusión, pues idealizatanto al otro, que niega lo que ella noquiere ver. Sólo piensa en las gratifi-caciones que el amado le puede en-tregar; se centra en el recibir. Peroesta clase de amor tiene su final. Laetapa natural de un desarrollo salu-dable le hace crecer. Ella se cansa deesta clase de amor posesivo, e iniciael camino de salir de sí, para ir enbusca del otro.

«Yo soy de mi amado, y mi amadoes mío» (Cant.6:3). Aquí se observacon mayor conciencia que ella apren-dió el camino de la mutualidad. Elamor creció y ahora es más conscien-te de él. La oración se invierte; ahoraella comienza a disfrutar su esenciade ser, en él. El amor da un paso más,

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da y recibe. Sin embargo aún tiene elsesgo de su centralidad. Las pruebasharán que ella crezca a un amor aúnmás maduro diciendo: «Yo soy de miamado, y conmigo tiene su contenta-miento» (Cant. 7:10). Otras versionesdicen: «Yo soy de mi amado y su cari-ño es para mí... Yo pertenezco a miamado, ¡y él me desea!... Yo soy de miamado, y hacia mí tiende su deseovehemente… Yo soy de mi amado: losimpulsos de su amor lo atraen a mí».

Notemos que ella terminó con elconflicto de la inseguridad, que la lle-vaba a querer poseerlo. Ahora no de-manda que él sea de ella; ahora sabelo que él siente por ella, y esto le daconfianza y descanso. El amor hamadurado más allá de la mutualidad.Ha salido de sí misma y se ha centra-do en él, ha hallado la paz. Ahora tie-ne absoluta seguridad en él; ya nopide pruebas, no necesita recordarleque él es de ella; ahora vive y disfrutael deseo de su amado. Él la ha amadotan intensamente que ella se ve en él.En conclusión, al olvidarse de sí, ellase encuentra a sí misma en el amado.Así se completa el círculo perfecto delamor matrimonial maduro.

ArArArArArrepentimiento parrepentimiento parrepentimiento parrepentimiento parrepentimiento para vidaa vidaa vidaa vidaa vidaPor último, mencionemos que el

amor también puede morir. Cuandouno de los esposos, o ambos, handejado de alimentar el amor, la uniónestá en serio peligro. Ejemplo tenemosen el libro de Apocalipsis, que contie-ne una de las palabras más tristes dela Biblia, la del amado que, viendo elpeligro, hace un esfuerzo enérgico porrecuperar lo perdido. «Yo conozco tusobras, y tu arduo trabajo y paciencia;

y que no puedes soportar a los ma-los, y has probado a los que se dicenser apóstoles, y no lo son, y los hashallado mentirosos; y has sufrido, yhas tenido paciencia, y has trabajadoarduamente, y no has desmayado.Pero tengo contra ti, que has dejadotu primer amor...» (Apoc. 2:2-4).

Aquí tenemos la prueba más fide-digna de una mujer que ha olvidadohacer madurar el amor por su amado.Las preocupaciones de la vida y suesmero en el servicio han hecho queél no sea el todo para ella. Lentamen-te, su corazón se fue deslizando; sutrabajo, o los quehaceres legítimos dela casa, la han cegado. Sin darsecuenta, su amor se ha marchitado.Como consecuencia, la unión se hadebilitado y corre peligro de muerte.

Sin embargo, no todo está perdi-do si se es consciente. Por esta ra-zón, el amado enfrenta el problema ysin imponerse, la llama al cambio, di-ciendo: «Recuerda, por tanto, de dón-de has caído, y arrepiéntete, y haz lasprimeras obras...» (Apoc. 2:5). El arre-pentimiento trae de vuelta el corazóna quien obedece, le garantiza volveral punto donde se perdió, para luego,en la vida del Espíritu, hacer lo quees más importante.

El soplo renovador del Espíritusiempre traerá vida al matrimonio,pues el amor es como brasas, que auna punto de extinguirse, pueden volvera encenderse. Así lo atestiguan losenamorados del Cantar de los canta-res: «Porque fuerte es como la muer-te el amor… Sus brasas, brasas defuego, fuerte llama. Las muchas aguasno podrán apagar el amor…» (Cant.8:6).

* * *

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Ha sido una constante en las úl-timas décadas, en que descu-brimientos científicos que se

perfilan en contra de determinadossupuestos de teorías fundamentales

de la ciencia, y que de paso muchosde ellos sin proponérselo avalan másbien las tesis bíblicas sobre determi-nados procesos, encuentren una fé-rrea resistencia en fracciones impor-

Un

DESDE LA CIENCIA

Fósiles jóvenes de dinosaurios llaman a reescribir lahistoria de la vida en la Tierra.

Ricardo Bravo

desafíoa la ciencia

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tantes de la comunidad científica. Pos-teriormente cuando ya la evidencia noes factible de ser eliminada, estos seignoran rotundamente, o se terminanaceptando algunas de estas «anoma-lías» de la teoría, pero adecuándolaal paradigma existente, evitando conello la revolución científica que debie-ra cambiar o eliminar la teoría (Kuhn,1962).

Este fenómeno ocurrió con la Teo-ría de Gaia con la cual James Lovelockpostulaba a nuestro planeta como unsuperorganismo, muy especial y únicoen el universo, lo que le valió que lotildasen de místico chiflado, pero conel paso de los años fue aceptado porla comunidad científica, aunque hubode ser cambiado el nombre de su teo-ría. Posteriormente ocurrió tambiéncon el cúmulo de evidencias que da-ban cuenta de un surgimiento súbito yexplosivo de todas las líneas de losanimales en una sólo época de la his-toria de la Tierra, el denominado BigBang biológico, que complicaba sobre-manera al gradualismo darwiniano.Está ocurriendo parcialmente en laactualidad con la última teoría evoluti-va conocida como EVO-DEVO, la queestá siendo aceptada sólo en parte dela comunidad científica porque deja sinpiso al evolucionismo clásico al seña-lar que la adaptación, teniendo comobase a las mutaciones y la selecciónnatural, no puede explicar la macro-evolución o surgimiento de las distin-tas líneas de animales. Y está por ver-se qué ocurrirá con los descubrimien-tos de un gran número de fósiles «jó-venes» de dinosaurios que complica-rían enormemente a la teoría evolutivaclásica en su escala temporal, estable-cida en cientos de millones de años.

Desde el punto de vista de la evo-lución gradualista darwiniana, estosfósiles debieron formarse lentamentecon el paso de muchos millones deaños, mostrando en este proceso au-mento de complejidad y transiciónmorfológica gradual. Desde la pers-pectiva bíblica, los fósiles sólo ten-drían algunos miles de años; y estoshabrían aparecido en la Tierra de for-ma súbita, en un solo periodo, cuan-do fueron creados.

La cantidad de datos científicosque han sido recabados sobre el pro-blema del origen de los animales, ob-tenidos a partir del registro fósil, hasido enorme en los últimos años:Bengtson, 1992; Briggs et al., 1995;Hou et al., 2004; Caron et al., 2006;Conway Morris & Caron, 2007; Shu,2008, por nombrar sólo algunos. To-dos ellos están apuntando firmemen-te a que el surgimiento de todas lasprincipales líneas (filos) de los anima-les ocurrió en un solo periodo de lahistoria de la Tierra denominado comoCámbrico o muy cercano a su inicio,considerando cierta fauna denomina-da «ediacarana» (Narbonne, 2005).Este impor tante antecedente, yaconsensuado por la mayoría de loscientíficos, se ajusta a la propuesta delgénesis bíblico en que hubo un pe-riodo de creación de todos los gru-pos de animales, con aparición súbi-ta en la Tierra y sin ancestros de loscuales descendieran. Lo que no con-cuerda hasta ahora entre la propues-ta científica y la bíblica, es la enormediferencia de tiempo entre ambas, lacual se traduce en varios órdenes demagnitud numérica. Sin embargo, es-tán surgiendo contundentes eviden-cias que pueden disminuir fuertemen-

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te la brecha temporal, minando másaún la propuesta evolutiva.

En los últimos años la ciencia dela paleontología ha producido un des-cubrimiento de tal magnitud, que cual-quier adjetivo que se use para desta-carlo queda corto. En repetidas oca-siones y en distintos estudios, se haencontrado tejido esponjoso blando alinterior de huesos de dinosaurios,dejando atónitos a sus descubridores,puesto que si los dinosaurios se ex-tinguieron hace unos 65 millones deaños, sus huesos debieran estar ab-soluta y totalmente petrificados, sinningún vestigio de tejido blando. Al-gunos de los sorprendidos científicosdescubridores de estos hechos hancomentado lo siguiente: «…estos (te-jidos) se ven tan frescos que parecie-ra que sus cuerpos han yacido muer-tos sólo unos pocos miles de años».

El conflicto por tanto es colosal.Conocidas las tasas de descomposi-ción de tejido orgánico que es de po-cos miles de años como máximo(Sykes, 1991), ¿cómo se ha manteni-do este tejido orgánico blando (vasossanguíneos, proteínas y glóbulos ro-jos) por 65 millones de años o más sinexperimentar degradación por acciónquímica y microbiológica?

Cuando un animal muere, todos lostejidos blandos como musculatura,piel, vasos sanguíneos y otros órga-nos blandos, son descompuestos pormicroorganismos y terminan desapa-reciendo con el paso de los años, entanto que sus restos se mineralizan.Los tejidos duros como los huesospermanecen y se convierten en fósi-les debido al proceso de minera-lización y la materia orgánica blandadentro de los huesos (material celu-

lar) también se descompone y sus res-tos son mineralizados.

Lo que indirectamente estos estu-dios cuestionan es el supuesto deexistencia y desaparición de losdinosaurios en la Tierra, establecidoen varias decenas de millones de añossino, llevándolo sólo a algunos milesde años. Esto significa un cambio deescala temporal de varios órdenes demagnitud.

Si sólo hubiese habido un hallaz-go de huesos de dinosaurios conte-niendo tejido blando en su interior, talvez tendría sentido el alto rechazo queestán soportando estas investigacio-nes, no obstante se cuentan muchosestudios similares desde 1987, lo cualhace imposible su rechazo, argumen-tando errores en los métodos de aná-lisis u otras rebuscadas hipótesiscomo aquella que apunta a «ciertascondiciones ambientales especiales»que habrían preservado el materialcelular por tantos millones de años sindescomponerse.

La investigadora Mary Schweitzer,a la cabeza de un equipo de connota-dos científicos se cuenta entre quie-nes más han investigado sobre la te-mática de tejidos blandos en el inte-rior de huesos de dinosaurios(Schweitzer et al. 1997, 2005, 2007,2009) No sólo en un tipo determinadode dinosaurios como son lostiranosaurios, sino también ha encon-trado tejidos blandos en hadrosaurios.Estos resultados han sido ademáscorroborados por grupos de investi-gadores independientes (Bern et al.2009), los cuales quisieron por si mis-mos determinar la veracidad de taleshallazgos, a pesar que los artículospublicados por Schweitzer se habían

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publicado en prestigiosas revistascientíficas, lo cual avalaba que losdatos recabados correspondían adatos científicos duros. Los resultadospor tanto están siendo demasiadocontundentes y todo indica que algoha andado mal en las interpretacio-nes que asignan millones de años deantigüedad a la existencia de fósilesde dinosaurios. Las conclusiones a lasque llegan Schweitzer y su equipo sontajantes; «La explicación más parsi-moniosa a los datos es que las molé-culas originales persisten como talesen algunos fósiles de dinosaurioscretácicos. Sin embargo químicamen-te no es posible explicar su preserva-ción». (Schweitzer, et al. 2009) Se en-tiende por tanto de esta conclusiónfinal que dado que se ha encontradomoléculas y tejido orgánico blando, laescala de millones de años no estábien aplicada para los dinosaurios.Conviene recordar que el periodocretácico habría concluido hace unos65 millones de años.

Diversos estudios han mostradoque el material celular blando, comopor ejemplo las moléculas de ADNdentro del núcleo, debiera descompo-nerse totalmente en un lapso no su-perior a 10.000 años, si los organis-mos se preservaron en climatemperado (Smith, et al., 2001; Sykes,1991; Willerslev and Cooper, 2005).Pasada esta fecha aproximada, este

material biológico blando sufre dete-rioro irreversible. Se ha propuesto quela máxima duración que pudiera pre-sentar un tejido biológico blando, an-tes de descomponerse y mineralizarsees de 30.000 años, siempre que se denlas condiciones óptimas de preserva-ción (Bada et al. 1999). Este supuestoteórico apunta a un tejido estructuraldenominado colágeno, el cual tieneuna alta resistencia debido a que secompone de proteínas estructurales.El colágeno es una proteína fibrilarextracelular que está presente en ani-males cuyos tejidos están sometidosa estiramiento forzado o que sopor-tan peso, ejemplo de ello son la piel,los huesos y los cartílagos. Sin em-bargo, aunque se cumpliese el su-puesto de 30.000 años como plazomáximo de descomposición para elcolágeno, es absolutamente obvio queno guarda relación alguna con los65.000.000 de años que han sido es-tablecidos como fecha de desapari-ción de los dinosaurios.

Es indudable que otras variablesa considerar en la tasa de descompo-sición de material biológico blandoson ciertas condiciones ambientalestales como la temperatura y la hume-dad. Razonablemente la variacióndebida a estos factores puedeenmarcarse en un rango de cientos omiles de años. Pero afirmar que estasvariables pueden explicar rangos de

En los últimos años la ciencia de la paleontologíaha producido un descubrimiento de tal magnitud,que cualquier adjetivo que se use para destacarlo

queda corto.

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variación de varios órdenes de mag-nitud para llegar a 65 millones deaños, es más bien propio de cienciaficción.

Algunos científicos han tratado dezanjar la discusión señalando que losvasos sanguíneos descubiertos enhuesos de dinosaurios serían sustan-cias bacterianas muy posteriores, quesimularían un vaso sanguíneo. Estarebuscada hipótesis ha sido rápida-mente rechazada por cuanto el tejidoblando encontrado en dinosauriospresenta también fibras de colágeno,material biológico que las bacteriasno producen (Schweitzer et al. 2009).Otros en tanto están planteando comohipótesis que la ciencia de la químicaorgánica y de la bioquímica no ten-drían claro como se produce la des-composición del tejido blando. Peroesto último es muy difícil de sostenerporque la química orgánica y labioquímica son dos de las cienciasque más han avanzado en las últimasdécadas, demostrando empíricamen-te las hipótesis planteadas y susmetodologías de investigación hansido ya largamente probadas. LaPaleontología y la Geología en tantocuentan con más supuestos que prue-bas empíricas para establecer la cro-nología de aparición y desapariciónde animales en el tiempo.

Llama la atención que antes deSchweitzer nadie haya reparado so-bre la médula ósea de dinosauriosconteniendo células rojas, vasos san-guíneos y otros tejidos blandos, o talvez sí, pero la férrea convicción delparadigma darwiniano de los millonesde años les impedía aceptarlo proba-blemente. Esto le ocurrió a la propiaMary Schweitzer en sus investigacio-

nes iniciales con tejido óseo dedinosaurios (Morell, 1993). Al exami-nar un fino corte histológico de estetejido del famoso Tyranosaurus rex almicroscopio, ella notó una serie deestructuras pequeñas y redondas alinterior de lo que parecía ser un vasosanguíneo. Sin embargo rápidamenteSchweitzer pensó que esto no podíaser, dado que las células sanguíneasy los vasos sanguíneos, en tanto sontejido blando, debieron haber desapa-recido hace muchos millones de años.No obstante le comentó al técnico delaboratorio que se le había puesto la«piel de gallina» con lo que acababade observar al microscopio y agrega«era exactamente como estar miran-do un corte de tejido de hueso mo-derno. Pero por supuesto, yo no pue-do creer esto». Sin embargo, en susestudios posteriores, esta investigado-ra logra romper el paradigma y termi-na aceptando esta fuerte realidad quesocaba los cimientos de la teoría evo-lutiva gradualista, la que para muchosconstituye la piedra angular de la bio-logía.

Pero estos asombrosos hallazgosde tejido blando en fósiles dedinosaurios, calificados de raros omuy ocasionales por parte de la co-munidad científica, en realidad no loson, porque la situación se repite tam-bién con muchos otros animales. Enestudios similares llevados a cabo enel Reino Unido, se realizaronexcavaciones en lo que habría sidoparte de un lecho marino, descubrién-dose una alta cantidad de organismosfósiles de distintos grupos (crustá-ceos, cefalópodos, amonites y peces),los cuales presentaban también teji-dos blandos (Wilby et al., 2008). Esta

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gran cantidad de animales habríamuerto de forma rápida por algún fe-nómeno durante el periodo denomi-nado Jurásico. En parte de esta zonaque hoy corresponde a Wiltshire, fueencontrado un calamar fósil al cual sele asignó una edad de 150 millonesde años (Wilby, Op cit.). Este calamarfue encontrado cuando una roca separtió, revelando entre otras estruc-turas, el saco negro de tinta que tie-nen estos organismos, de una pulga-da de largo. La tinta del calamar, com-puesta por materia orgánica, habríapermanecido intacta todos estos «150millones de años». Uno de sus des-cubridores, el Dr Wilby señaló «es di-fícil imaginar cómo se pudo habermantenido el saco de tinta dentro deuna roca por 150 millones de años»agregando que «(estos fósiles) pue-den ser disecados (abiertos y corta-dos), como si fueran animales vivos,pudiéndose ver las células y fibrasmusculares». Posteriormente, lospaleontólogos dibujaron un borradorde la figura que habría tenido el cala-mar, y escribieron su nombre científi-co en latín, utilizando el propio pig-mento extraído de la bolsa de tinta delanimal fosilizado. Antes de usarse latinta, se le retornó al estado líquidocon una solución de amonio.

Lo curioso de este fenómeno defósiles frescos, es que determinadoscientíficos le han denominado el«efecto medusa», queriendo decir conello que se trata de una fosilizacióncasi instantánea, en que el animalmuere en forma muy rápida y quedatambién rápidamente inserto en laroca sedimentaria. El nombre del fe-nómeno es atractivo y recuerda pre-cisamente la fosilización de las medu-

sas. El problema es que se trata deun círculo vicioso dado que tampocoes posible explicar cómo fosilizan lasmedusas, cuyo cuerpo está constitui-do esencialmente de agua. Precisa-mente uno de sus nombres comuneses «aguas vivas». Estos invertebradostienen solo unos pocos tipos celula-res y una gran matriz acuosa denomi-nada mesoglea. No obstante existenimportantes registros fósiles datadosdel periodo Cámbrico, que han sidomuy bien preservados como compre-siones orgánicas en sedimentos ma-rinos de grano muy fino, que es posi-ble compararlos claramente a algunasespecies actuales (Cartwright, 2007).La pregunta que cabe hacerse aquí,es ¿cómo llegaron a ser fósiles estasmedusas si se supone que ese pro-ceso es de muy largo tiempo y estosanimales son sólo agua con unas po-cas células blandas, las que entran endescomposición en un breve tiempo?La respuesta obvia es que la conver-sión en fósiles de estas medusas de-bió haber sido muy rápida. Nuevamen-te esta es una fuerte evidencia en con-tra del modelo de millones de años.

En otros estudios un grupo decientíficos extrajeron tejido muscularblando de un fósil de salamandra,datado con una edad de 18 millonesde años. El descubrimiento fue reali-zado por un equipo de investigado-res del University College de Dublín,el Reino Unido y España, publicadoen las Actas de la Royal Society B (Mc-Namara, 2010). Según los geólogos dela Universidad College de Dublín, eltejido muscular blando, extraído delcostado de la columna vertebral de lasalamandra, está extraordinariamen-te bien preservado en tres dimensio-

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nes, con los vasos sanguíneos llenosde sangre. Vasos sanguíneos y célu-las sanguíneas en excelente estado,factibles de ser estudiadas bajo mi-croscopio, que no han sido descom-puestas en los supuestos 18 millonesde años que tendría la salamandra.

Las implicancias que trae apare-jadas este descubrimiento de fósiles«frescos» con tejido blando de distin-tos animales son múltiples, especial-mente considerando los datos dedinosaurios, que son los más antiguosde esta serie de fósiles jóvenes. Porlargo tiempo y de distintas ramas dela ciencia (Geología, Paleontología yBiología) se ha asegurado que estosreptiles gigantes habrían desapareci-do hace 65 millones de años. Todasellas debieran revisar profundamen-te sus supuestos a la luz de estos ca-tegóricos antecedentes. La datacióno determinación cronológica de fósi-les queda en muy mal pie con estoshallazgos y cobran fuerza los traba-jos de escasos científicos que se hanatrevido a cuestionar en parte estosmétodos (Turney et al., 2006; Whitfield,2007). Por otra parte las bases delgradualismo evolutivo quedan tam-bién fuertemente cuestionadas, dadoque ésta depende en último términode la asignación de millones de añospara sustentar la evolución biológica.

La extraordinaria preservación detejidos orgánicos blandos de una grancantidad y variedad de animales en-contrados en rocas sedimentarias dedistintas partes del mundo, están ha-blando fuertemente, que sólo son mi-les de años y no millones de años quehabrían pasado desde que estos ani-males murieron, produciéndose ade-más una fosilización de forma muy

repentina, tanto que incluso las me-dusas pudieron quedar preservadas.Ambos procesos sugieren fuertemen-te un entierro rápido en sedimentoblando, producto de una catastróficainundación, algo así como aquella quese señala en el relato bíblico del Gé-nesis.

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¡Cuán gozosas se rinden las almas que son llamadas por el sonido delevangelio! Las trompetas del Evangelio son para el alma como las arpas deDavid fueron para Saúl – ellas expulsan el espíritu maligno del dolor, latristeza y la desesperación.

Las trompetas del Evangelio nos llaman al encuentro con Dios, en el cualle glorificamos con sacrificios de alabanza y de justicia. Ellas traen el gozososonido de las promesas del pacto de su gracia con nosotros; ellas nos llamana reclamar sus promesas grandes y preciosas. ¡Oh, cuán alegre es su sonido!

¡Regocíjate, cristiano! Dios el Padre es tu amigo; el Hijo de Dios es tugarantía para bien; Dios el Espíritu es tu guía y consolador. ¡Ten buen ánimo,tus pecados son perdonados!

Considera también: los ángeles son tus guardianes; tú eres templo deDios. Dios hará trabajar todas las cosas juntas para tu bien. Estas son lasbendiciones espirituales reservadas para el creyente. ¡Dichoso sonido! ¡Cuánvivificante! ¡Cuán cautivador!

Las bendiciones que la palabra de Dios nos lleva son tesoros inigualables.¡Qué gozoso sonido de la trompeta debe ser el que nos conduce a ellos!

Un pueblo que tiene el Evangelio y conoce el sonido feliz sabe disfrutardel rico favor de Dios. Y los lugares que disfrutan de las Escrituras y tienenla realidad de la iglesia, con la fe del Evangelio, son altamente favorecidosdel Señor. Cotton Mather

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Mientras viajaba con mi familiaen un tráiler, yo reflexionaba:«Dios, a veces me pregunto

si tú sabes dónde estoy». Entonces,una melancólica autocompasión oscu-reció mi mente. Me agarré firmemen-te al volante, mirando fijo hacia ade-

lante del vehículo. Mi fe parecía ago-tada de tanto ministrar para otros.«Señor, hasta un predicador necesitasaber que te preocupas por él de vezen cuando».

«¡Papá, vamos a comer pizza!». Lavoz de Dan, mi hijo menor, me desper-

Dios conocenuestronúmerotelefónico

TESTIMONIO

Sólo el Dios omnisciente podía haber hecho queaquella mujer llamase a aquella cabina en aquelpreciso instante.

Ken Gaub

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tó de mi introspección. Mi hija Beckyy Bárbara, mi esposa, estuvieron deacuerdo. Era un largo viaje, y ya esta-ba pasando la hora de comer.

Salimos de la carretera I-75 e in-gresamos en la autopista 741, al surde Dayton, Ohio. Coloridos letrerosluminosos daban la bienvenida a unagran opción de restaurantes de comi-da rápida. Oí suspiros de alivio cuan-do avistamos una pizzería.

Mientras estacionaba el tráiler, Dany Becky salieron del vehículo y corrie-ron a la pizzería. Bárbara descendióy se quedó esperándome. Yo tenía lamirada fija. «Ken, ¿tú no vendrás?»,preguntó. «No, no tengo mucha ham-bre», respondí. «Ve tú con los niños.Necesito estirar las piernas y relajar-me un poco».

Regresé al vehículo, me senté conlas manos cruzadas detrás de la ca-beza, y me recosté para pensar unpoco. «Qué lindo día», pensé, miran-do por la ventana. «Necesito tomaraire puro». Salí y cerré la puerta. Mi-rando alrededor, vi un pequeño nego-cio al final de la vía. «Voy a compraralguna cosa para beber».

Compré una gaseosa y caminéreposadamente en dirección al tráiler.Un teléfono empezó a sonar insisten-temente en algún lugar de la calle,perturbando mi melancolía. El sonidovenía de una cabina pública, en unpuesto de gasolina cercano. Mientrasme aproximada, el aparato seguía to-cando.

Me detuve para observar si alguienatendería la llamada. El intenso tráfi-co debió haber impedido que el em-pleado del puesto oyera, pues seguíaatendiendo a los clientes. «¿Por quénadie atiende este teléfono?». El rui-

do continuaba. Imaginé que podríaser una llamada importante. ¿Y si fue-se una emergencia?

Continué en dirección al tráiler.Con todo, mi curiosidad venció a miindiferencia. Entré a la cabina y toméel aparato. «¡Aló!», dije de maneradesinteresada mientras bebía mi re-fresco. La telefonista refunfuñó: «Lar-ga distancia para Ken Gaub». ¡Abrí losojos y casi me atoré con un trocito dehielo de la bebida! Sorprendido, dije:«¡Usted está loca!», aun sabiendo queno era la forma adecuada de hablarcon una telefonista. Y agregué: «¡Nopuede ser! Yo estaba andando por lacalle sin molestar a nadie, cuando derepente el teléfono empezó a sonar».

La operadora ignoró mi ingenuaexplicación, y preguntó otra vez:«¿Ken Gaub? Hay una llamada inter-urbana para él». Hice una pausa enmi discurso, y finalmente respondí:«Sí, soy yo». Buscando una explica-ción a lo que estaba ocurriendo, con-cluí: «¡Ya sé! ¡Estoy siendo observa-do por una cámara oculta!».

Y buscaba la cámara, mientras meordenaba el cabello. Quería mostrarla mejor apariencia delante de los mi-llares de espectadores. Salí al exte-rior de la cabina y miré rápidamenteen todas direcciones, casi cortandoel cable del teléfono, de tanto estirar-lo. No vi cámara alguna.

La telefonista, impaciente, me in-terrumpió de nuevo: «Llamada de lar-ga distancia para Ken Gaub. ¿Élestá?». Medio atónito y tremendo, res-pondí: «¿Cómo es posible? ¿Cómo meencontró? Yo sólo caminaba por lacalle, el teléfono público empezó atocar y decidí responder». Mi voz ibasubiendo de tono con la excitación.

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«Atendí por casualidad. ¡Usted noestá hablando en serio! ¡No es posi-ble!».

«Bueno…», respondió ella. «¿Elseñor Gaub se encuentra o no?». Eltono de voz mostraba que su pacien-cia estaba en un hilo. «Sí, soy yo», res-pondí. Ella no se convenció, y conti-nuó: «¿Está seguro?».

Aun confundido, y en son de bro-ma respondí: «Hasta donde yo sé, soyyo». Entonces, entró otra voz en la lí-nea: «¡Es él, telefonista. Estoy seguraque es él!».

Perplejo, vi que una voz extraña meidentificó y exclamó: «Ken Gaub, mellamo Millie y soy de Harrisburg,Pennsylvania. Usted no me conoce,pero estoy desesperada. ¡Por favor,ayúdeme!».

«¿En qué puedo ayudarla?».Ella comenzó a llorar. Aguardé un

instante, hasta que se recuperó paraproseguir : «Estoy a punto desuicidarme, y acabo de escribir unanota. Empecé a llorar y le dije a Diosque no quería matarme. De repenterecordé haberlo visto austed en la televisión, ypensé que, si al menoshablase con usted, talvez me podría ayudar.Sabía que sería imposi-ble localizarlo, ademásde no conocer a nadieque pudiese ayudarme.Seguí escribiendo la nota sobre mi sui-cidio, ya que no hallaba salida a misituación. Entonces, unos números mevinieron a la mente, y los anoté».

En aquel instante, ella comenzó allorar de nuevo, mientras yo oraba si-lenciosamente, pidiendo sabiduríapara socorrerla.

Ella continuó: «Miré los números ypensé: ¿No sería maravilloso si, porun milagro de Dios, él me hubiesedado el número telefónico de Ken? En-tonces decidí marcar los números ycomunicarme. Pensé que valdría lapena intentarlo. ¡Y valió! ¡No puedocreer que esté hablando con usted!¿Usted está en su oficina enCalifornia?».

Respondí: «Señora, no tengo nin-guna oficina en California; mi oficinaestá en Yakina, Washington».

Sorprendida, ella preguntó: «¿Enserio? ¿Dónde está usted, entonces?».

«¿Usted no sabe?», fue mi res-puesta. «¡Fue usted quien hizo la lla-mada!».

Ella explicó: «Ni yo misma sé a quénúmero DDD estoy llamando. ¡Simple-mente disqué los números que esta-ban en el papel!».

«¡Señora, usted no va a creerlo,pero estoy en una cabina telefónicacerca de Dayton, Ohio!», le dije.

«¿Es así?», exclamó. «¿Y qué estáhaciendo usted allí?».

Respondí bromeando: «Bueno,estoy atendiendo su llamado. El telé-fono sonó cuando yo pasaba cerca, yatendí».

Consciente de que ese encuentrotelefónico sólo podía haber sido arre-glado por Dios, empecé a aconsejar-la. La presencia del Espíritu Santo

Buscando una explicación a loque estaba ocurriendo, concluí:«¡Ya sé! ¡Estoy siendo observadopor una cámara oculta!».

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inundó la cabina telefónica, dándomepalabras de sabiduría, mucho más alláde mi capacidad, en tanto ella me ha-blaba de su desesperación y sus frus-traciones. En pocos minutos, ella oró,reconociendo que era una pecadora,y encontró al Único que podría librar-la de aquella situación.

Salí de la cabina con una clara per-cepción sobre el interés de nuestroPadre celestial por cada uno de sus

hijos. Quedé maravillado, al conside-rar la remota probabilidad de queaquello hubiese acontecido por ca-sualidad, con millones de números te-lefónicos en infinitas combinacionesposibles. Sólo el Dios omniscientepodía haber hecho que aquella mujerllamase a aquella cabina en aquel pre-ciso instante.

Citado por DeVern FromkeTraducido de «A Janela Mais Amplia».

De todas las actividades espirituales, la que más honra a Dios esaquella de bendecirle. Hay mucho más implicado en ello que sólo dargracias. Bendecir al Señor es sin duda alabarle con palabras, pero tambiénes asumir una actitud hacia él.

La palabra traducida como ‘bendición’ está relacionada de algunamanera con la palabra que significa ‘arrodillarse’; por lo cual, la personaque bendice al Señor, está haciendo más que abrir su boca - está doblandosus rodillas ante Dios. Bendecir a Dios le da a Él el honor que se merece,porque los labios están abiertos para alabarle y las rodillas están dobladaspara rendirle culto y adorarle.

Cuando Elías subió al Carmelo para darle a Dios alabanza por la granvictoria del fuego, el rey podía ir a festejar, pero el profeta sólo deseabaadorar. No leemos ninguna de las palabras que habló, pero se nos diceque él puso su rostro entre sus rodillas. Eso es más de lo que algunos denosotros somos capaces de hacer, por una razón u otra, pero él lo hizo.

Aquellos que son todavía jóvenes y ágiles deben probarlo. Debensentarse sobre sus talones y poner su cabeza entre las rodillas, y luegoapreciarán cuán bajo llegó a estar Elías delante de Dios. No era sólo queél quería decir: "Gracias, Señor", sino, en el sentido más profundo, élquería bendecir al Señor. No hay nada que le dé a Dios el honor que semerece más que aquella bendición que debemos entregarle. Se trata dealgo más que agradecimiento; también implica el aprecio de Su grandeza,la alabanza a él no sólo por lo que ha hecho, sino por lo que él es.

J. Alec Motzer

Si Él me utiliza, es un gran honor. Si me deja a un lado porque mi serestaba entusiasmado, es una gran misericordia. Él está diciendo:“Satisfazte conmigo, conténtate con saber que te amo”. ¿Estás contentocon su amor? El secreto de todo servicio es el debido reconocimiento dela gracia del Maestro.

John Darby

Page 112: Aguas Vivas 61 · El asunto en 2ª Corintios 1:9, la sentencia de muerte que Pablo pre-senta aquí, está especialmente liga-da con las circunstancias, ya que en el versículo anterior,

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Cartas

Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

AGUAAGUAAGUAAGUAAGUAS VIVS VIVS VIVS VIVS VIVAAAAASSSSS · UNA REVISTA PARA TODO EL CUERPO DE CRISTO · N° 63N° 63N° 63N° 63N° 63DISTRIBUCIONDISTRIBUCIONDISTRIBUCIONDISTRIBUCIONDISTRIBUCION::::: Mario Contreras (45) 343429 Temuco / E-mail: [email protected].

IMPRESA EN CHILE EN DICIEMBRE DE 2010.

PAGINA DEL LECTOR

FrutoEl Señor siga prosperando vuestro

ministerio y el fruto será el testimoniode muchos cristianos como yo, que be-bemos de ese manantial de agua devida que ustedes nos proporcionan. Noteman ni desmayen; el Señor nuestroDios les dará fuerzas y los sustentarácon su brazo de justicia.

Raymundo Gómez Zavala.Nueva Rosita, Coahuila (México)

Diez añosUna vez más damos gracias al cielo

por vuestras publicaciones. La revistanos llena de mucha alegría el corazón.Gracias al Señor por la vida de cada unode los hermanos que usa el Señor paraque sea posible su publicación. Se hancumplido diez fructíferos años de gra-cia en este trabajo y rogamos al Señorque continúe por mucho tiempo.

María Beatriz Duran.Bogotá (Colombia).

CrecerAprecio sinceramente su compartir es-

piritual, el cual edifica nuestro espíritu ynos ayuda a crecer hacia la Cabeza delcuerpo, nuestro Salvador Jesucristo. Aél sea la gloria, honra y alabanza por su

mover en ustedes. Oramos para que si-gan adelante honrando el ministerio queDios les ha dado.

Carlos Cruz Porras.Ciudad Mendoza (México).

Apego a la PalabraUn saludo afectuoso para cada uno

de quienes son parte del ministerio desu prestigiosa revista. El enfoque y latemática son de calidad, y están pre-sentados con un apego a la Palabra, ycon artículos y escritores de trayectoriaevangélica reconocida. En el nombre deJesús, les animo a que sigan adelanteen la obra de Dios.

Javier Gallegos Labra.Lebu, VIII Región (Chile).

Sólo CristoActualmente estamos mi esposa y yo

empezando una Misión, atendiendoniños, jóvenes y matrimonios. Paranosotros ha sido de una abundantebendición haber encontrado la páginade Aguas Vivas. Cristo ha abiertonuestros ojos y le hemos empezado aver. A partir de esto el Señor nos hallevado a compartir sólo de Cristo.

Pastor Luis Valle Uribe.Mexicali, Baja California (México)