Al Caribe

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Cuento finalista del I concurso de relatos "El dinosaurio". Incluido en el libro de relatos Los Ríos Perdidos.

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Al Caribe

Could I help you? Me miraba sonriendo mientras esperaba mi respuesta, aquel could explot entre sus labios como unos fuegos artificiales, el sonido sali de su boca, me rode, me abraz y mezarande. Haba llegado a aquel aeropuerto del Caribe huyendo de mi propia vida y de aquella sensacin de tiempo perdido que me invadi desde que pill en la cama a mi mujer con el imbcil de Garca.En la agencia de viajes me recomendaron aquel destino, tranquilo, bonito y asequible. En la oficina, mi jefe -vete quince das y cuando vuelvas a ser tu mismo, regresa-Mis padres me sugirieron sal hijo, la vida no se ha acabado Y mi ex termin la conversacin con un lapidario por m, como si el piloto te lanza desde el avin en el mismo centro del atlntico -As que empujado, recomendado y maldecido llegu hasta aqu. Lo primero que sent fue una bofetada de calor hmedo que casi hizo que diese la vuelta en la escalerilla para atarme a mi asiento y as huir a un clima ms soportable. Lo segundo fue aquella espera mientras las maletas de los otros, en estos casos siempre son las de los otros las que aparecen, bailaban sobre la cinta transportadora hasta que alguien la agarraba del asa y la pescaba como a un atn. Tras una hora alfinal apareci la ma.Despus fue cuando me dirig a aquella seorita de uniforme, camisa blanca sobre su piel oscura y brillante, falda azul justo por encima de las rodillas. Mientras me acercaba me recre en sus pantorrillas, sus muslos, sus caderas caribeas, el abultamiento generoso en la camisa producido por los senos y cuando mi mirada lleg hasta su cara me encontr aquella frase que ya no pude olvidar puedo ayudarle en algo?-traduje mentalmente con mi ingls de academia, a estas alturas, tras verme sorprendido mirndola con descaro y aturdido por una suave voz, puede comprobar cmo mis orejas se encendan y se convertan en puntos de atencin de aquellos ojos profundos que dejaban traslucir, al menos, un fondo de guasa en su brillo. Apenas pude articular palabra, ya que una cosa es entender y otra hablar, al final me alej de all con una breve indicacin para coger un taxi y con la sensacin de ser un perfecto idiota.El vehculo par frente a un gran edificio que me record inmediatamente a un gran pastel de nata, el de mi boda, por ejemplo. Un hall presuntuosamente lujoso, iluminado y lleno de brillos: metlicos, de cristal, del suelo de mrmol. A la derecha un mostrador con varias personas tras l y otras tantas siendo atendidas. Cuando lleg mi turno di mi nombre y a cambio me entregaron una tarjeta y una estupenda sonrisa mientras oa-habitacin 323, feliz estancia, seor -Inmediatamente un botones solcito se lanz sobre la maleta y no consinti soltarla hasta que la dej sobre la que iba a ser mi cama y recibir a continuacin la propina que mir con cara de decepcin. Era por la tarde y el sol empezaba a caer a lo lejos, sobre el mar extenso que se abra desde la terraza. Decid olvidar el equipaje y sentarme en una de las dos sillas que, junto con una mesa redonda, ocupaban el balcn. Puse los pies sobre la barandilla y me apost para ser testigo de una de las famosas puestas de sol del Caribe. La imagen de la chica del aeropuerto no se me iba, suspiernas, sus caderas. Esa sonrisa profesional y sus ojos oscuros preguntando.Tena sueo y estaba cansado, por eso la primera vez que lo o, mi mente lo descart como un desecho, como basura que se acumula despus de no haber dormido reparadoramente desde haca treinta horas.- Could I help you?La voz son inequvocamente fuera de mi, pareca que provena del interior. Gir el cuello perdiendo el equilibrio, tena la silla a dos patas y tuve que sujetarme a la pared para no caer. Me levant y asom la cabeza por la puerta- Hola? Hay alguien ah?Puse un pie dentro de la habitacin, despus otro. Busqu por todos lados, debajo de la cama, en el cuarto de bao, en los armarios. All no haba nadie. Decid no darle importancia y meterme en la ducha, adoptando esa actitud tan til que consiste en afirmar como fantasa lo que sabemos en nuestro interior que ha ocurrido realmente. La vida despus de una buena ducha se ve de distinta manera. Me desnud lentamente mientras me miraba en el espejo. El bao era espacioso, nada parecido al mo. Desnudo me senta vulnerable y no sola pararme mucho a verme. Una barriga incipiente fruto de la dejadez y la cerveza, el pelo, corto y negro, con entradas y alguna que otra cana. Cuando me quit los calzoncillos prefer no mirar mucho, tena el pene pequeo y arrugado, pareca un pequeo hmster que hubiese pasado mucho calor. Abr el grifo y no esper a que se calentase el agua, me puse bajo el chorro que poco a poco fue adquiriendo cierta temperatura, me frot a conciencia hacindome la ilusin de que por el sumidero se ira tambin todo aquello que me haba llevado hasta aquel hotel a siete mil kilmetros de mi ciudad.Tras la ducha me puse unos pantalones blancos que odiaba desde que me los compr mi ex y una camisa azul claro que me remangu hasta los codos. Sal al pasillo. Una luz distinta a cuando haba llegado lo inundaba, difusa, como de velas. No haba nadie y no se atisbaba el final ni a derecha ni a izquierda. Tampoco recordaba muy bien por donde tena que ir, siempre fui torpe para orientarme.Opt por ir hacia la izquierda, llegando pronto a un nuevo pasillo que ofreca, a unos cinco metros, la puerta de un ascensor. Llegu hasta l, puls el botn y esper. Cuando entr las puertas se cerraron tras de m y sin que marcase ningn piso empez a moverse. Despus de medio minuto se detuvo. Extraado sal a lo que pareca un gran vestbulo. Con mucho menos ornamento que el primero que haba visto y por el que haba entrado al hotel. Avanc mientras oa llamadas a travs de megafona igual que las de un aeropuerto- Last call for ... Gate one b one.La gente pasaba a mi lado con maletas y souvenir. Nadie se fijaba en m, ni en que llevaba unos minutos parado con la boca abierta, aturdido, intentando razonar aquello que no era razonable desde ningn punto de vista. Balbuceaba palabras inconexas, mientras me restregaba los ojos cuando not alguien cerca - Could I help you?Era ella. Me miraba con su esplndida sonrisa y esperaba pacientemente a que le contestase algo. Di la vuelta y sal corriendo, corr todo lo que mis piernas desentrenadas y mis pulmones todava cargados de nicotina, lo haba dejado haca quince das, me permitieron. Pude ver la puerta del condenado ascensor y cuando se volvi a abrir no lo dud y me met dentro como si me fuese la vida en ello. Se movi de nuevo sin que indicase ningn piso. Cuando par sal tan deprisa que choqu contra una seora mayor y entrada en carnes que se qued despatarrada en el suelo de mrmol del, ahora s, hotel al que haba llegado haca unas horas. El marido intentaba levantarla mientras profera todo tipo, supongo, que de insultos en una lengua que sonaba a holands o alemn. Enseguida se arremolinaron all todos los empleados que estaban en la recepcin, los botones, incluso alguien que pareca ostentar un cargo dentro del escalafn de los trabajadores. Me deshice en disculpas, en espaol y en mi torpe ingls- Sorry, sorry so much. Lo siento, lo siento.Tras aquello y despus de balbucear una explicacin incoherente y sin sentido consegu llegar hasta el comedor. El buffet libre se ofreca como una promesa de El Dorado gastronmico. Carnes, pescados, ensaladas de varios tipos, frutas y postres dulces se ofrecan descarados como putas tras los cristales en Amsterdam. Me sent apartado con mi plato repleto y di buena cuenta de ello mientras observaba como nios y mayores se entregaban a aquella barra libre como si no fuesen a probar bocado en varios das. Comer me calma los nervios. Despus de haber dejado de fumar, llevarme algo a la boca de forma compulsiva me hace olvidar mi hbito recin abandonado. Por eso cuando termin la cena fui directo a acodarme sobre el mostrador del bar ms cercano: Holiday dreams lo llamaban y permita, sin salir del hotel, acercarse a un autntico chiringuito de playa tropical, con palmeras de plstico, colores crudos de arena simulada y mostradores construidos con troncos de palmera, o eso pareca.- Un gin-tonic, por favor.Esa y ninguna otra fue la frase que repet aquella noche, eso s, la repet por lo menos seis veces antes de intentar bajarme del taburete en el que estuve encaramado cerca de tres horas. Consegu no caerme y concentrado en que no se me notase demasiado llegu al ascensor, donde, esta vez s, haba botones que indicaban los pisos. Ya en la habitacin me quit la ropa y sin deshacer la cama me tir sobre ella.Pas la noche entre sueos extraos en los que se repeta machaconamente la frase que me persegua. Vea a la chica a lo lejos sobre una duna, vestida con un pareo sobre sus caderas y tan solo el bikini sobre sus pechos. Se giraba y me saludaba. Desde donde yo estaba no poda acercarme a ella, no saba lo que me ocurra pero pareca estar metido en un hoyo cubierto de arena hasta el cuello. Dorm mal y me despert peor. Supongo que en una de las convulsiones durante el sueo ca de la cama golpendome contra la mesilla. El dolor de cabeza por el golpe se una al de la resaca, tena la boca pastosa y maloliente, sobre todo despus de vomitar volcado sobre la taza del vter hasta la ltima miga de la cena. Como pude me levant y me met en la ducha.Pas de nuevo por el buffet, de donde me tuve que ir, sin apenas probar nada, estomagado por la voracidad insaciable de mis compaeros de vacaciones. Me dirig entonces a la playa, me apropi de una hamaca y camuflado tras las gafas de sol de piloto y la gorra de New York, que compr en el chino antes de coger el avin, pude dormitar buena parte de la maana. A eso de las doce no aguantaba ms y tuve que salir corriendo en busca del servicio ms cercano. Descubr uno en el lateral del chiringuito. Cuando me estaba aliviando volv a orla- Could I help you?Se me cort el chorro de golpe. Me sub el baador y sal apresuradamente de all.- Last call ...Haba vuelto al aeropuerto. De nuevo me encontraba all parado, estupefacto, en baador, con gafas de sol y una gorra de visera. La gente iba y vena sin notar mi presencia. No quera alejarme mucho de la puerta por la que acababa de salir, o de entrar no saba, pero empec a andar hacia uno de los mostradores sobre el que estaba el cartel: Information.- Necesita algo seor?La chica del primer da me haba abordado y se interpona en mi camino hacia el stand.- Dnde estamos?La muchacha de caderas rotundas y sonrisa profesional me mir con extraeza.- Cmo? A qu se refiere?Sus ojos, negros y profundos, me miraban sorprendidos.- Si que qu lugar es este?- Espere un momento seor, en seguida le atenderemos.Y se gir, dejndome ver su perfil, no era muy alta, pero cada vez que la vea me quedaba embelesado y me olvidaba de todo. Pude volver por un momento a la realidad y apreciar como a travs del walki que haba cogido de la cintura se comunicaba con alguien. Sus labios se movan sensuales pero no poda escuchar sus palabras. Comprend lo que ocurra cuando desde tres sitios distintos agentes de seguridad se dirigan hacia nosotros. Mientras, ella sonrea y deca que me calmase que en seguida me ayudaran.Sal corriendo cuando los guardias estaban a apenas unos metros de m. Corr cuanto pude hasta la puerta por la que haba entrado, o salido. Llegu hasta ella, agarr el pomo y consegu lanzarme a travs del hueco cerrando justo cuando mi primer perseguidor llegaba hasta all. Ca de bruces en la arena. El sol sobre el mar se pona y despus de levantarme y escuchar a mi estmago protestar de hambre mir el reloj para certificar que algo raro haba pasado con el tiempo. Sub a la habitacin me cambi y volv a bajar para la cena, asegurndome esta vez de ir hacia la derecha al salir al pasillo. Cen copiosamente y decid salir a dar un paseo. La noche era calurosa, los turistas ocupaban las terrazas ms cercanas al mar pugnando por conseguir un halo de brisa que les refrescase. No quera sentarme y beber como la noche anterior. Baj a la playa, me quit los zapatos. La arena suave masajeaba mis pies mientras andaba junto al agua, de vez en cuando una ola mora un poco ms adentro y me mojaba los tobillos. Haba caminado lo suficiente como para dejar atrs la zona iluminada por los chiringuitos y los hoteles de primera lnea. Ahora entraba en una franja de la playa ms oscura. Me impedan el paso unas rocas que parecan un dinosaurio dormido y que no dud en escalar. Cuando estaba a punto de volver a la arena, de pie sobre la superficie dura y rugosa de las piedras o de nuevo la voz- Could I help you?Me qued inmvil, temiendo que cualquier movimiento desencadenase otro episodio de irrealidad como los que me haban asaltado. La voz insista- Could I help you?Mov primero el pie izquierdo, apoyando la punta del dedo sobre la superficie plstica de la arena, fui apoyando la planta completa, sintiendo como el suelo ceda bajo mi peso, acomodndose cada grano a mi pie. A continuacin baj el segundo y despus comenc a caminar, seguro esta vez de que no aparecera de nuevo en ningn aeropuerto.- Could I help you?La voz vena de mi derecha, poda or su respiracin, incluso poda oler su piel, perfumada ligeramente. Estaba a mi lado, su presencia constitua algo fsico. Algo que poda tocar, primero su brazo, desnudo, desplac mi mano hacia arriba para llegar hasta el hombro. Mi otra mano inici un movimiento directo, lento, hacia la mejilla de la muchacha. Apenas nos podamos ver en la oscuridad de la noche sin luna. Me acerqu a ella y la bes. Abri sus labios como si me esperasen yrecibi mi lengua con deseo. La estrechaba entre mis brazos y poda sentir su cuerpo pegado al mo,sus pechos, su vientre. Camos en la arena donde nos desnudamos despacio, dedicndonos caricias y besos, palabras entrecortadas por el placer y gemidos susurrados al odo. Hicimos el amor despacio, mi sexo nunca haba estado tan duro ni haba sido tan grande y ella lo recibi deseosa, suplicante. La o gritar quedamente junto a mi odo y repetir su frase una y otra vez- Could I help you? Could I help you?Con el murmullo de sus palabras me qued dormido sobre la arena abrazado a ella. Me despert desnudo, deslumbrado por el sol del nuevo da y por el zarandeo del polica que me conminaba a despertar. Junto a m no haba ni rastro de la muchacha, pero tampoco estaba solo. Cont cuatro policas, tres hombres del servicio de limpieza, varios guardias de seguridad y personal de informacin del aeropuerto. Estaba tumbado boca abajo en unos asientos de la sala de espera nmero uno, con la ropa en el suelo. Los policas me indicaron que me vistiese y que fuese con ellos. Despus de varias horas en la comisara donde me invent una historia ms creble que lo que realmente recordaba pude llegar a mi hotel, recog mis cosas y volv al aeropuerto. Llevo aqu quince das, hoy debera coger el avin de vuelta. Dedico todas las horas del da a buscarla e inventar excusas para hablar con ella. Su aroma y el sabor de su piel me persiguen. Me sito cerca de ella para orla pronunciar esas palabras que tanto me turban. La muchacha me consiente con displicencia, como a una mascota molesta pero graciosa. He decidido no regresar. Mi jefe me dijo que me tomase el tiempo necesario hasta que volviese a ser yo mismo y eso, me temo, que est an muy lejos de ocurrir.