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alboradaNº 45Otoño-Invierno 2001

COORDINACIÓN GENERALVicente Deltell Valera

APOYO DE REDACCIÓNRafael Juan Ortega, Fernando Matallana Hervás, AntonioJuan Muñoz y Rafael Hernández Pérez

FOTOGRAFÍARedacción

CONSEJO DE REDACCIÓNMarifé Obrador, Consuelo Poveda, Joaquín Samper,J.J. Martínez Egido, Fernando de la Torre, Rafael Juan yVicente Deltell.

EDITANAyuntamiento de Elda y Emidesa (Empresa Municipal deInformación S.A.) Jardín de la Música, s/n 03600 ELDA.Tlfno. 965 392 577. Fax 965 3944 33.E: mail: [email protected] - CIF A-03272598.

DISEÑO Y PREIMPRESIÓNEstudio DAC, s.l.- Petrer

IMPRIMEQuinta Impresión, s.l. -Alicante

DEPÓSITO LEGALA-1197-1996

TIRADA1.500 ejemplares

AGRADECIMIENTOSalborada agradece a todas las personas que handonado material gráfico para la confección de este númerode la revista: Amanda Sirvent, Antoñita Bertomeu, JoséVicedo, Dorita García Bañón, Francisco Novella, AsunciónCarpena, Miguel Izquierdo, María Salud Hernández,Roberto González, Museo Arqueológico Municipal y A.V.V.La Fraternidad. Este agradecimiento se hace extensivo aaquellas personas que, por olvido involuntario no hayansido citadas, así como a los fotógrafos profesionales yaficionados que realizaron algunas de las fotografíaspublicadas: Sirvent, Carlson, Penalva, J. Belda, F.J. PérezAvilés, J.J. Pagán, Ernes, Vicedo y Jesús Cruces, entre lasfirmas que se han podido reconocer.

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El reencuentro de alborada con sus lectores el añopasado estabilizó también una manera de entenderesta revista anual, cuyas pautas se han mantenido enlíneas generales en este nuevo número.

Así, el dosier que abre la revista, además de capitalizarmás de la cuarta parte de las páginas, vuelve a reunir una co-lección de trabajos en torno a un tema relevante. La diferen-cia con respecto a ocasiones anteriores es que el tema elegi-do, el mundo de la moto en Elda, es, a priori, mucho más lú-dico y popular y, en consonancia, está enfocado con un punto de vista más ligero y desenfadado.Ha sido fundamentalmente un trabajo de investigación oral de la propia redacción de la revista másque de sus colaboradores, aunque el objetivo sigue siendo el mismo de otros monográficos rea-lizados: abordar de una manera global fenómenos que han marcado, y en este caso siguen mar-cando, la evolución de la ciudad y sus habitantes.

El apartado Miscelánea 2001 se sigue manteniendo para dar cabida a trabajos breves que abor-dan distintos aspectos de la actualidad cultural del año, ofreciendo de paso una ventana para lapublicación de textos significativos como el pregón de las Fiestas Mayores o, este año por primeravez, el cuento ganador del Concurso «Ciudad de Elda».

Algunas disciplinas académicas como la investigación lingüística, representada en tres tra-bajos diferentes, o sociológica, con otros dos, también cobran protagonismo en esta nueva etapade alborada y nos sirven para descubrir, profundizar o reflexionar desde otra óptica sobre asun-tos que nos atañen. Y en una ciudad tan deportiva como la nuestra, no podía faltar unas dosis ex-tra de deporte y excursionismo documentado.

Estos bloques temáticos, al servicio de los colaboradores de la revista, se ven ampliados enlo que respecta a las secciones Aportaciones a la Historia y Usos y Costumbres. Tampoco podía fal-tar, como un elemento que ha marcado fuertemente la evolución de la revista, un capítulo exclu-sivamente fotográfico, ese Álbum particular que sigue rebuscando tesoros visuales en la memoriafamiliar y colectiva.

En su línea, intermitente pero recobrada el año pasado, de ofrecer otro tipo de documentos,sonoros o visuales, que complementen la propia revista, este número de alborada regala a suscompradores un CD recopilatorio de Pedrito Rico. Es, pensamos, el mejor homenaje que se le podíahacer a alguien que triunfó en el mundo gracias a su voz y sus canciones y cuyo valioso legado ha-cía falta rescatar, al menos, para disfrute de sus admiradores y paisanos.

En definitiva, las renovadas pretensiones de alborada no sonotras que las de seguir sirviendo de vehículo, y nunca mejor emple-ado el término que en esta ocasión, para el conocimiento y la difusiónde los múltiples aspectos que conforman la realidad local, no sólo enel pasado, sino cada vez más conectada con el presente.

Presentación

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Sum

arioDosier

El mundode la motoen Elda . . . . . . . . .12Los comienzos de la moto de velocidad: los tiempos

de González y Albero • La moto, reina de las calles •

Estampas moteras • El Motoclub Elda • Carreras de

motos de velocidad disputadas en Elda • Reencuentro

y ocaso de la velocidad • Antonio Mañas vivió de

cerca el «circo de la velocidad» • Antonio Molina Giménez, «descuidero» de la velocidad • Un accidente

truncó la carrera deportiva de Francisco José Moreno Cayuela • Corredores de velocidad, hoy • Manolo

Gómez: los tiempos de La Melva • Colomina-Luisake: duelo en La Melva • Alejandro Pérez Mataix: del

motocross a los rallyes • Álvaro Lozano, la herencia de Colomina y Luisake • Pedro Antonio y Alejandro

Muñoz, pasión por el motocross y mala suerte • 1992: el año del enduro • Ángel Román Martínez destaca

entre los pilotos actuales de motocross • Moto, carretera y parche • Vespa y Lambretta Club • Los viejos

moteros nunca desmontan • Epílogo

Miscelánea 2001Pregón Fiestas Mayores 2001. Joaquín Planelles Guarinos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64

El Centro de Estudios Locales (CEL). Gabriel Segura Herrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66

Nuevo espacio para el Museo Etnológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69

Ya se puede ver la Colección Pedrito Rico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .70

Elda se queda sin cines . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .71

La Escuela Universitaria de Relaciones Laborales. Francisco Cabrera Tomás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72

Las comparsas ocupan el Casco Antiguo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .74

Cambios en el XIX Premio de Pintura «Pintor Sorolla» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75

Et in arcadia ego..., primer premio de la XVII edición del «Ciudad de Elda» de cuentos.

Rafael Orihuel Iranzo y dibujos de DAVIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .76

LingüísticaContribución al estudio de la toponimia de Elda. Ana Eugenia Torregrosa García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .81

Pasado y presente del Valenciano en Elda. Brauli Montoya Abat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85

El lenguaje de la industria zapatera como lenguaje de especialidad. J. Joaquín Martínez Egido . . . . . . . . . . . . . . .89

SociologíaGobernabilidad local y ciudadanía: nacimiento y declive de movimientos ciudadanos.

Mª Carmen Jurado Ugeda y Carlos G. Ortuño Falcó . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .92

Lo «eldense» visto por un «no» eldense. Francisco Martínez Navarro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .99

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DeporteHistoria de los polideportivos eldenses. Antonio Juan Muñoz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .104

ExcursionismoBateig, una ruta desconocida con encanto. Miguel Izquierdo López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .111

Aportaciones a la HistoriaEl Monastil. Mil años de importaciones de alimentos en el valle medio del Vinalopó. Juan Carlos Márquez Villora . . . .116

Negreros en el Valle de Elda. Miguel Ángel González Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .120

Dos eldenses en la Orden de Malta (I): Juan Valera Bernabé. Vicente Vázquez Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . .124

El comercio de la nieve en la villa de Elda durante los siglos XVIII y XIX. Juan Antonio Martí Cebrián . . . . . . . . . . .131

A la luz de un quinqué: el falso «cáliz» de Las Cañadas. Juan Marhuenda Soler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .134

Elda por la Segunda República. Miguel Ángel Mateo Limiñana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .136

La Sección de Arqueología del Centro Excursionista Eldense. Vicente Rico Pérez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .140

Usos y costumbresAspectos de la vida cotidiana en diversas épocas de Elda. Alberto Navarro Pastor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .147

La Publicidad eldense (1886-1920). José Luis Bazán López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155

Elda, en la década de los años 20. Julio A. Capilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .159

Mi visión de niño del Barrio de La Fraternidad. Vicente Alarcón Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .162

Álbum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .165

❿ Regresando a Elda a la altura de la curva de Idella,cuando la actual salida a la autovía aún era lacarretera nacional Madrid-Alicante. Años 70.

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MUNDOELDE LA

ENMOTO

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D O S I E R

ELDA

MUNDOELDE LA

ENMOTO

TEXTOS:Vicente Deltell ValeraRafael Juan Ortega

COLABORACIONES:Antonio Juan MuñozRafael Hernández PérezJosé García Berna

FOTOGRAFÍAS:Penalva, Carlson, Ernes,Vicedo, Avilés y Pagán,entre otros fotógrafos.

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La exposición antológica que lededicó el Guggenheim el pa-sado año 2000 ha venido aponer de manifiesto la im-portancia cultural de la mo-to, uno de los objetos que

mejor simbolizan la evolución tecnológi-ca, social y deportivadel siglo XX. Empezan-do por el Rey, que esun gran aficionado,hasta el último vasallo,el virus de la moto estáinoculado en una gran par-te de la población y Elda noiba a ser una excepción, conlos méritos añadidos de teneruna importante historia que con-tar tanto en el aspecto de la com-petición, especialmente en el motocross pero tam-bién en el mundo de la velocidad, como en el ocioy el excursionismo.

El propósito de este trabajo monográfico hasido, pues, recuperar la historia a grandes rasgos delmundo de la moto en Elda, un fenómeno que aglu-tina medio siglo de experiencias: desde las añejascarreras motociclistas en el circuito urbano de Pa-dre Manjón y los legendarios Vespa y LambrettaClub, a los grandes momentos que vivió el motocrossen La Melva, donde la rivalidad Colomina-Luisake

atraía a miles de aficiona-dos, o a la cada vez mayornúmero de moteros inte-grados en las peñas excur-sionistas actuales.

El trabajo se basa enun puñado de entrevistas

con gente que ha vivido decerca las distintas épocas de lamoto en Elda, sin renunciar aecharle un vistazo a la situación

actual. Una historia que, aunquese conocía en algunos aspectos

parciales, los más recientes, pen-samos que invitaba a una visión de conjunto. Y co-mo no podía ser de otra manera, el relato se ha idoengarzando sobre la marcha en conversaciones queremitían a otros interlocutores, que a su vez ibanabriendo nuevos ángulos de interés en una investi-gación que se ha prolongado a lo largo de este añoy que, a la postre, ha resultado ser casi detectives-ca. Una reconstrucción periodística basada en el ol-fato, pero también en la curiosidad del neófito, ne-cesaria para entender y hacer entendible la dimen-sión del fenómeno.

Para quienes no están directamente involu-crados en el asunto, se hará difícil comprender ta-maño interés por la moto, algo que para otros es po-co menos que un veneno o una droga. La esperan-za es que, a tenor del interés y el valor de muchosde los documentos orales y visuales recogidos, se en-ganche también cualquier lector interesado en lascosas de Elda, así como las nuevas generaciones deaficionados que no vivieron muchos de aquellosmomentos.

Como siempre suele suceder en estas cosas,habrá quien, después de haber leido estas páginas,eche en falta otros protagonistas, recuerde enton-ces datos o anécdotas jugosas o detecte algún errorde apreciación. Detalles que podrían haber enri-quecido el trabajo, porque no toda la información deprimera mano ha podido ser contrastada y en algu-nos casos los testimonios han sido contradictorios,habiendo optado por la versión que se creía másacertada. Pero como en otros dosieres anterioresque ha presentado la revista, siempre queda la puer-ta abierta para que se pueda puntualizar o ampliaren el futuro la información que ahora se ofrece. Di-cho esto, que comience la carrera.

❿ Tener moto con sidecar eracasi tanto como tenercoche, porque podía viajartoda la familia.

❿ Casco que el gran pilotocatalán Ramón Torrasregaló a Antonio MuñozAlzamora «Pintoret»cuando estuvo enElda en los primerosaños 60.

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Como en otros muchoslugares de España, ha-blar de motos en Elda,no ya de carreras, sinosimplemente de verlascircular por las calles,

es remitirse a los años 50 por-que en los 40 «aquí no habíanada, podría haber una moto ytres o cuatro coches a peda-les», según recuerda RobertoGonzález quien, con su socioArtemio Albero, fueron losdos pilotos locales que másproyección tuvieron en las le-gendarias carreras que se or-ganizaron en el circuito urba-no de Padre Manjón desde1956 a 1967. «Aquí la aficióna las motos la sacamos Arte-mio y yo», dice Roberto Gon-zález, «porque nos hicimoscon una Norton de cinco ca-ballos que cambiamos por za-patos a uno de Valencia, yaque teníamos un tallerico. Erauna moto de la guerra porqueentonces no se podían com-prar motos extranjeras».

En aquellos primerosaños de la década de los cin-cuenta comenzó a formarse enElda un grupo de aficionados alas motos que, poco más tar-de se aglutinarían en el Mo-toclub de la calle Cervantes,que se constituyó en marzo de1954. Hay una anécdota queRoberto cuenta no sin ciertasorna y que remite a la pri-mera carrera de motos que se organizó, el precedente delas que luego se harían, «que salió de la Plaza Castelary que bajaba por Martínez Anido (hoy Juan Carlos I)

para coger la calle General Varela (hoy Antonino Vera).Pero al llegar al cruce, los corredores, Beloto, Batllés yunos cuantos aficionados más que tenían moto, no res-

Los comienzos de lamoto de velocidad

LOS TIEMPOS DE GONZÁLEZ Y ALBERO

❿ Dos tomas de ambiente en el circuito urbano de Padre Manjón durante la celebración del la5ª edición del Gran Premio «Ayuntamiento de Elda». 1960.

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petaron el circuito y tiró todo el mundo para abajo. Yel alcalde de entonces, José Martínez González, la sus-pendió». Poco tiempo después de aquello, el Motoclubcomenzó a organizar carreras en toda regla. Las dosprimeras fueron tipo rallye Elda-Villena-Elda, pero, apartir de 1958 comenzaron a disputarse en el circuitourbano de Padre Manjón «Eran carreras de aficionados,aunque venían pilotos de todas partes: de Valencia, deMurcia... y algunas carreras eran también puntuablespara el campeonato de España». Entonces se podía co-rrer prácticamente con cualquier moto, según puntua-liza Roberto González: «La cilindrada oficial era 125cc. pero entonces no se metían si llevabas un motorde 150 cc. Lo podías llevar trucado porque entoncestodo era afición».

Sabemos por la investigación de Antonio Juan quedel Gran Premio «Ayuntamiento de Elda», que asi se deno-minaba la prueba, se realizaron una docena de ediciones, laúltima de ellas, en 1967, ya en el circuito de la Gran Ave-nida. Era una carrera que se organizaba siempre con moti-vo de las Fiestas Mayores y se convertía en una gran fiestaen la que se congregaba todo el pueblo y se cerraba todoel centro urbano. Con ligeras variantes el circuito lo for-maban las calles Padre Manjón, Antonino Vera, Hilarión Es-

lava, San José (en algunas ediciones se llegaba hasta laAvenida de Chapí o se invirtió el sentido del recorrido enotras) y de nuevo subida por Padre Manjón. Los boxes es-taban situados en el interior del colegio.

De todos los corredores locales que tomaron par-te en aquellas carreras, los que mejores resultados con-siguieron fueron Artemio Albero y Roberto González,que además se hicieron con la representación de Bultacoa finales de los años 50. «Yo no he sido un gran corre-dor», reconoce Roberto González, «gané en total 800ptas. y dos copas, pero ese ambiente me entusiasmaba.Siempre costaba dinero correr, pero satisfacía». Res-pecto a quién era mejor, si Artemio o él, Roberto Gon-zález no escabulle la pregunta: «Unas veces ganaba misocio y otras veces ganaba yo, lo que pasa es que yo da-ba menos imagen, porque me gustaba pasar más desa-percibido». En cualquier caso, la afición era lo que lesmotivaba a correr a ambos, no sólo en Elda, sino enotras carreras en Cartagena, en Cieza, en Villena, enAlicante... «La última carrera que corrí en Elda fue en1960. Éramos 28 corredores y se hicieron dos mangas.En la primera me clasifiqué y luego quedé segundo porculpa mía. Tenía a todo el pueblo aclamándome pero mepuse nervioso. Iba con una moto a la que le tenía que

❿ De izquierda a derecha, los pilotos locales Roberto González, Pascual Batllés, Artemio Albero y Elías Poveda. Están en Alicante, dondeacudieron a participar en un rally. Febrero de 1960.

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quitar gas porque me sobraba moto». Esta circunstan-cia, la cortedad del circuito y su peligrosidad hizo quealgunos de los grandes corredores españoles de la épo-ca como el catalán Ramón Torras no llegaran a correr.Curiosamente, Torras se mató dos semanas después deestar en Elda disputando una carrera en Comarruga,también en un circuito urbano.

En la desaparición del Gran Pre-mio «Ayuntamiento de Elda» en PadreManjón influyeron varias circunstan-cias, como se cuenta en otro apartadode este trabajo, pero para Roberto Gon-zález hubo dos causas principales: «Elque las motos daban cada día más y elcircuito se quedaba pequeño y porqueel Motoclub se hizo para las motos ylos aficionados a las motos y a ésos seles dio la espalda. Dijeron: aquí hayunos cuantos, pues que se dediquen aello. Y nosotros no podíamos porquehabía que estar pendiente de un mon-tón de cosas y además valía mucho di-nero». Pero para la leyenda quedangrandes nombres del motociclismo es-pañol de la época, muchos de ellos

campeones de España, que recorrieron con sus motos elasfalto de Padre Manjón. Nombres como los alicantinosJosé Medrano y Ramiro Blanco, los hermanos Sirera, elcartagenero Pedro Cegarra, el catalán José Mª Busquetso el mismísimo Ángel Nieto al comienzo de su carrera de-portiva. Otros nombres míticos del motociclismo espa-ñol como Ricardo Tormo, Benjamín Grau o Jorge Martí-

❿ Roberto González pasando destacado por delante de la tribuna. 1958.

❿ Artemio Albero con los trofeos conseguidos en la edición de 1959.

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nez «Aspar», también co-rrieron después en Elda,aunque mucho más tarde yen otro circuito urbano, elde San Francisco de Sales,donde se disputaron dos ca-rreras a principio de losaños 80 con el mismo espí-ritu que las anteriores enPadre Manjón, aunque la co-sa no llegó a cuajar.

Roberto González,que cuenta ahora con 65años, sigue apasionándosecon las motos, aunque sólosea en el recuerdo. «Yo hesido una enamorado de lasmotos y de las carreras. Heido a Barcelona y a Madriden moto a ver las carreras.He tenido motos de todaslas marcas. Yo cada año es-trenaba una moto porquelas vendía. A mí me regalóuna moto la casa Bultacoque estaba preparada paracorrer el campeonato de Es-paña, que no corrí porqueya tenía dos hijos. Cuandocorría, mi mujer me decíatodas las verdades del mun-do y reconozco que las ca-rreras han sido un riesgoinútil y me podía haberquedado en una silla deruedas, aunque nunca mecaí». Y la única vez que secayó, fue sonada: «Fue unanoche en un desafío, en-frente de Santa Ana, que entonces era una calle detierra. Estábamos toda la peña y de ahí salían los de-safíos. Una noche subimos hacia arriba y nos encon-tramos con el alcalde y el teniente de la Guardia Civil.No paramos y se tuvieron que apartar. Al día siguien-te nos llamaron al cuartel y no nos quitaron el carnetde milagro»

Aquellos tiempos heroicos en los que, como de-fine tan bien Antonio Mañas, otro pionero, «el que te-nía una moto era capitán general», fueron evolucio-nando al compás del nivel de vida que, poco a pocopermitió la generalización de la moto en muchos ho-gares. Roberto González y Artemio Albero cogieron la re-

presentación de Bultaco a finales de los años 50. «Aque-lla representación fue muy buena. Se vendían muchasmotos en las tres cilindradas-modelos que había, a pe-sar de los precios, respetables para la época, aunque na-da comparado con lo que cuestan hoy. «Había motos de18.000, 22.000 y 27.000 ptas. La supermetralla de Bul-taco llevaba cinco velocidades, andaba mucho, era unaseñora moto y de ésas se fabricaban 30».

Pero el declive en la venta de motos comenzócuando irrumpió el 600, «porque en la moto no podíasllevar a la mujer ni a la suegra y un 600 valía 62.000 ó64.000 ptas. documentado. La consecuencia es que Bul-taco desapareció y a Montesa le paso casi igual».

❿ En el centro de las respectivas fotos, González y Albero, en la línea de salida.

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Lo habitual en aquella época era comprarla aplazos y firmando letras. «En la venta de una motose cargaba el 1% mensual desde la primera letra,que significa el 24% sobre su coste, un robo. Mien-tras tuve que valerme de las financieras no gané unduro. Luego ya negociaba directamente el papel conel banco, que me cobraba el 4% y ahí es donde ga-né dinero, más que con la fábrica». Además de Bul-taco, se vendieron muchas Montesas y muchas Ossasy, en el caso concreto de Bultaco, la sociedad-Albe-ro-González vendió muchas motos por toda la co-marca. Roberto González guarda buen recuerdo de susclientes de Petrel, de Monóvar o Pinoso, pero notanto de los morosos de Villena «y de Elda, al 50%.».Estamos hablando de las motos que se compraban pa-ra correr, otra cosa era el excursionismo, que en-tonces estaba monopolizado por las Vespas y Lam-brettas, «que era una cosa con mucha armonía ymás de matrimonios, que salían de excursión a pa-sar el día. Nosotros no, nosotros salíamos a correr,a disfrutar de la velocidad y había bastantes acci-dentes».

La sociedad de Roberto González con ArtemioAlbero vendía, además de motos, frigoríficos y tam-bién tenía una fábrica de calzado, pero se deshizodespués de 25 años, «lo que quiere decir que nos lle-vábamos muy bien. Y es que fueron muchos añosde amistad, desde los 6 ó 7 años en que empezamosa ir juntos a la escuela de la Fraternidad. Había unaamistad tremenda y nos llevábamos muy bien». El finde la sociedad vino «porque cuando la familia se vaampliando empiezan a haber demasiados dueños.Así que yo le di un dinero y me quedé con el nego-cio».

Además de los recuerdos y las viejas imáge-nes que resumen su carrera de piloto, muchas deellas utilizadas en este trabajo, a Roberto Gonzáleztambién le da satisfacción el hecho de que uno desus nietos haya seguido su pasos. «Es José Francis-co Moreno González, ‘El Nani’, tiene 18 años y correen scooter». Lo cita con orgullo y también con uncierto desencanto porque, «aunque ahora están in-tentando hacer un motoclub, es una pena que aquíno pueda haber un circuito».

Rafael Hernández Pérez

La visión de una moto aparcada en las polvorientascalles de aquella Elda de comienzo de los años 50era, sin duda, todo un atractivo espectáculo, sobretodo para la chiquillería, que sólo las conocía de re-ferencia gracias al cine. Casi invariablemente, es-taban aparcadas todos los días en los mismos lu-

gares y sus coloristas y llamativos escudos de la mar-ca hacían que pasáramos por allí, prácticamente enperegrinación, para aprendernos de memoria todo lo quese veía: cuánto marcaba el cuentakilómetros, si loscambios de marcha estaban en el puño o en el pie, loscentímetros cúbicos, el color...

Eran pocas y no pasaban desapercibidas. Recuer-do la de Marcelino, que era lechero y la tenía preparadapara el reparto con unos cestos de esparto; la de Galileo,un señor que estaba cojo y llevaba un sidecar adosado,así como otras que conocíamos con distintos detalles. Lasmarcas NORTON, SANGLAS, LUBE y la MOTO GUZZI HISPANIA —és-ta, de color rojo y con unos aparatosos y altísimos mue-lles, parecía estar diseñada para hacer motocros sin que,a lo mejor, estuviera inventada la modalidad— eran lasque más se veían junto a marcas como OSSA, MONTESA, MVy la «bajita» ISO, que también tuvo su versión en moto-carro con parada de servicio público. Las scooter VESPA yLAMBRETTA entraron arrasando y acapararon la vida socio-cultural de Elda con la creación de sus respectivos clu-bes, que posibilitaron conocer la geografía española, deuna manera organizada y segura, a cientos de eldenses.Vinieron a unirse al ya existente Moto-Club, que co-menzaba a organizar carreras en el casco urbano en lasfiestas de septiembre.

Sin duda, la moto fue el vehículo de moda en losaños 60 y vino a enterrar a otro que tuvo su protago-nismo en los años 40 y 50, la bicicleta, que también tu-vo sus dos versiones: la de caballero, con el cuadro ce-rrado, y la de señora, abierta, con redes en la rueda tra-sera para que no se enredaran las faldas en los radios.

reina delas calles

La moto,

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La transición de la bici a la moto se hizo con dos«inventos» curiosos: por una parte el rudimentarioMosquito, que no era otra cosa que una bicicleta conun pequeño motor adosado al cuadro, y la popular yprolífica VELO-SOLEX ORBEA, cuyo slogan era «La bicicle-ta que rueda sola» y que sus usuarios trocaron por«Si quieres correr como un señor, pedalea como uncabrón». La MOBILETTE llegó a ser, en un momento da-do, la más extendida: no era muy cara, resultaba ver-sátil y cómoda y no necesitaba cambios de marcha,ya que aceleraba con sólo dar-le al puño.

La meta de todo jo-ven de entonces fue teneruna moto —ahora quizássea un coche—, si no decompetición, sólo al al-cance de unos pocosafortunados, sí al me-nos un ciclomotor de49 c.c. de las marcasDERBI, TORROT, DUCATI,PEUGEOT, GIMSON, PUCH,SETTER o RIEJU, pero

siempre suspirando por tener una «grande», sobre to-do de las marcas MONTESA o BULTACO, que mantuvieronuna pugna sólo comparable a la que mantienen el Re-al Madrid y el Barcelona en el fútbol. Lo de las HARLEYDAVIDSON quedaba muy lejos, en la visión de las películasamericanas con pilotos como Marlon Brando.

Sin duda alguna, la moto fue, sociológicamen-te hablando, un elemento liberador, ya que vino a re-lajar costumbres: permitía el abrazo de tu chica por mo-tivos de «seguridad» y te desplazaba fuera de la ciu-dad, por lo que empezamos a conocer playas y campos

sin la mirada o compañía de los padres, que no cabíanen el vehículo. Afortuna-damente.

❿ Modelo de MVinmediatamenteanterior a laprimera.

❿ El autor del artículo y, la entonces su novia, estrenando una MV, todavía sin matricular. 1965.

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Estampas

Las fotos que se ofrecen

aquí nos hablan de una

época en la que España

era lo que entonces se

llamaba un país en vías

de desarrollo. La

mayoría de sus habitantes,

eldenses incluidos, iban

abandonando

paulativamente las BH y

Orbeas, aquellas pesadas

bicicletas que llenaban las

calles, para subirse a lomos

de Vespas, Bultacos y

Ducatis compradas a costa

de agotadores destajos.

Pero, horas de curro y pares

al margen, no era lo mismo

ir a trabajar en bicicleta que

hacerlo en una Lambretta,

por ejemplo, y los que daban

ese paso no sólo ganaban en

comodidad, sino que

adquirían un cierto status,

con la moto como símbolo, y

eran objeto de admiración y

envidia por parte de los que

todavía tenían que recurrir al

pedaleo. Fueron momentos

de gloria para la motocicleta.

moteras

� Dos chicas, ya con la falda más corta, en una Vespa bien parada y con la Ciudad Vergel de fondo, laimagen, de 1962, podría pasar por un fotograma de una película amable de la época, dado lo idílicodel conjunto.

� Esta foto, repescada del nº 36 de ALBORADA , necesitaría un folio de literatura para explicar todos losdetalles que contiene. Era el momento álgido del Vespa Club, cuyos componentes tomaban parte en laCabalgata de Reyes.

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e l m u n d o d e l a m o t o

❿ Una muestra de quela moto era el

vehículo rey era sucapacidad de ser

utilizada para casitodo, incluso en

funciones que hoyen día cumple unmonovolumen. Enesta foto, tomadaprobablemente enunas Pascuas de

Monas, resultaimpagable la cara

de velocidad delque va enmedio.

� Eran frecuentes en la época las fotosen las que una chica posaba sobreuna moto, aferrada al manillar.Luego, a la hora de ponerse enmarcha, era el novio el que llevabalas riendas y ella pasaba a ir depaquete, sentada de lado, la faldabien bajada y las piernas más quejuntas para evitar miradasindiscretas y maledicencias.

➛ Si cualquier señora mayor se hubieraatrevido a circular en motocicleta, elescándalo y las cuchufletas hubieran sidomayúsculos. Pero fotografiarse al lado dela moto-tótem no pasaba de ser un pícaroatrevimiento a mediados de los años 60.

❿ Viriato, el hijo de lapescatera,

maqueado con suchupa de cuero,

sus gafas de sol ysu moto, unacombinación

irresistible.

➛ Abundaron las parejas queno quisieron aparcar lamoto, ni siquiera el día desu boda. En esta foto deprincipios de los años 60, elpadrino monta a la novia ensu flamante MontesaImpala.

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circuito en las afueras de Elda y parece ser que se barajó lazona de la Almafrá, pero el proyecto se desechó finalmentepor su alto coste.

En su mejores momentos, el Motoclub Elda tuvo másde 200 socios. Hoy, aunque ya hace mucho tiempo que de-jó de estar vinculado a la organización de carreras, la sociedadsigue en activo en los mismos locales de la calle Cervantesdonde se fundó. Sin embargo, según García Berna, «las mo-tos siguen presentes en el espíritu de la sociedad».

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22

Según comentarios generales, el principal pro-motor de la idea de crear un motoclub enElda fue Gerardo Maestre Martínez y su cre-ación se fue gestando en el bar Negresco co-mentándolo con algunos de los que luegoserían socios. El Motoclub Elda se constitu-

yó el 1 de marzo de 1954. La primera reunión se ce-lebró en el bar Ivory. En esa primera reunión senombró presidente a Emilio Ortiz Vera y secreta-rio a Eradio Pla Esteban, además de aprobarse losestatutos de la sociedad por los 52 socios funda-dores. En una segunda reunión, también celebradaen el bar Ivory el 8 de mayo de ese mismo año, seaprobó ubicar la sociedad en la calle Cervantes, nº4 y 6, en unos locales de Tomás Rico Barceló, so-cio del Motoclub también en aquellos momentos. Lainauguración de la sede se produjo el 27 de juniode 1954, ampliándose posteriormente. Los estatu-tos fueron refrendados por el Gobierno Civil de Ali-cante con fecha 15 de noviembre de 1954. Catalo-gado como Sociedad Cultural Deportiva, el Moto-club Elda tuvo un papel protagonista en la orga-nización de las doce ediciones del Gran Premio«Ayuntamiento de Elda», la última de ellas cele-brada en la Gran Avenida, ya que el circuito de Pa-dre Manjón no reunía condiciones para disputar es-te tipo de carreras.

A lo largo del tiempo, la entidad ha conta-do con 16 presidentes y 9 secretarios. El actual se-cretario, José García Berna, lo es desde hace 26años, siendo el presidente actual Pablo GuarinosCalvo.

Según recuerda García Berna, los problemastan grandes que había para cerrar las calles del cen-tro de la ciudad, por donde discurría el circuito; el quelas motos cada vez corrían más, quedándose pequeño el tra-yecto; las cada vez mayores medidas de seguridad que exi-gía la autoridad gubernativa; la negativa de las compañíasa suscribir los seguros prescriptivos; y la oposición de la Fe-deración a conceder pruebas puntuables si no se hacían encircuitos reglamentarios, fueron las causas que provocaronla desaparición del Gran Premio «Ciudad de Elda» y, conello, que la entidad dejara de organizar carreras. Hubo, noobstante, un intento, en el seno del Motoclub, de hacer un

IMPULSÓ Y ORGANIZÓ LAS CARRERAS DE MOTOS EN EL CIRCUITO URBANO DE PADRE MANJÓN

El Motoclub Elda

❿ Gincana en las proximidades de la ermita de San Antón, organizada por elMotoclub. La mayoría de los participantes eran miembros de la entidad. 1959.

❿ Cross en La Torreta organizado por el Motoclub. 1955.

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EDICIONES DEL GRAN PREMIOAYUNTAMIENTO DE ELDA

1ª EDICIÓN (9-9-1956)Fue una carrera de 48 kms. ti-

po rallye en el circuito Elda-Villena-Elda. Comenzó a las 11’30 horas. Laguardia motorizada de entonces ibaparando la circulación de los vehícu-los que circulaban en sentido con-trario a la carrera, convirtiendo enuna proeza su realización. No hay da-tos de los ganadores, aunque los co-mentarios de varios socios del Moto-club es que participaron una docenade corredores.

2ª EDICIÓN (7-9-1957)Volvió a hacerse en el mismo

circuito interurbano Elda-Villena con48 kms. de recorrido. Comenzó a las11 de la mañana. Sólo participaron 8corredores y ganó Pablo Gadea. El pri-mer corredor local clasificado fue Ar-temio Albero, aunque según RobertoGonzález fue Pascual Batllés.

3ª EDICIÓN (7-9-1958)Fue la primera que se disputó

en el circuito de Padre Manjón, al quese le dieron 17 vueltas, totalizando24 kms. de recorrido. Participaron 14corredores y ganó César Gracia, de Va-lencia, con un tiempo de 16’ 17”. Se-gundo fue Ernesto Laguna a 2” y ter-cero Artemio Albero a 3”. Fue la pri-mera prueba valedera para el campeo-nato de España. También corrieronotros corredores locales como Carrillo,Emilio Bellot «El Frasco», Pascual Bat-llés, «El Negro» o Vicente Navarro Ver-dú «El Bicar».

4ª EDICIÓN (7-9-1959)Comenzó a las 10 de la maña-

na y se corrieron tres categorías:• 75 cc. Veinte vueltas al circuito

(20 kms.). El primer clasifica-do fue José Pascual, de Elche,seguido de César Gracia, de Va-lencia y Vicente Ortolá, de Ali-cante.

• 125 cc. con 20 vueltas, totalizan-do 20 kms. de recorrido. Ga-nó Francisco González, vigen-te campeón de España, conBultaco. Hizo un tiempo de 20’26”. Segundo fue Ricardo Quin-tanilla y tercero Manuel Dato.

• Categoría Fuerza Libre, con 45vueltas al circuito. Ganó Ri-cardo Fargas con Ducati em-pleando un tiempo de 45’ 56”.Segundo fue César Gracia, deValencia, y tercero ManuelBlas. El primer clasificado lo-cal fue Artemio Albero, segui-do de Roberto González y Pas-cual Batllés.

5ª EDICIÓN (4-9-1960)La prueba dio comienzo a las

10 de la mañana, disputándose trescategorías:• 75 cc. Participaron 8 corredores so-

bre 20 kms. de recorrido. GanóRamiro Blanco, con un tiempode 18’ 4”. Segundo fue JoséPascual, a 16” y tercero Vicen-te Caturla a 22”.

• 125 cc. Prueba de carácter nacionalcon 10 corredores y 45 kms. derecorrido. Ganó Ricardo Quin-tanilla con un tiempo de 46’ 7”.Segundo fue Roberto Gonzáleza 6” y tercero Ramiro Blanco a10”.

• 175 cc. Tomaron parte 28 corredores.Prueba de carácter regional so-bre 35 kms. de recorrido. GanóJosé Alemán (Montesa) con untiempo de 26’ 36”. Segundo fueJosé Masiá (Bultaco) a 8” y ter-cero Roberto González (Bultaco)a 35”. Quinto fue Artemio Al-bero (Bultaco) a 42”. (Según

CARRERAS DE MOTOS DEVELOCIDAD DISPUTADAS EN ELDA

(DATOS RECOPILADOS POR ANTONIO JUAN)

❿ Ambiente frente al Jardín de la Música en la 5ª edición Gran Premio Ayuntamiento deElda. 1960.

PRIMERA ETAPA

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Roberto González él no fue ter-cero, sino segundo).

6ª EDICIÓN (24-9-1961)De nuevo tres categorías:

• 75cc. El primer clasificado fue JoséPascual (Setter), seguido de Ra-fael Fernández (Setter) y JoséSanchiz (Derbi).

• 125 cc. Ganó José Medrano (Bulta-co). Segundo fue Ramiro Blan-co (Bultaco) y tercero José Ma-siá (Montesa).

• 175cc. Ganó Jorge Sirera al quedardescalificado Ramiro Blanco porhacer caer a Sirera.

7ª EDICIÓN (23-9-1962)La prueba comenzó a las 10 de

la mañana, con tres categorías:• 75cc. Veinte vueltas al circuito (20

kms.). Ganó José Pascual (Set-ter) con un tiempo de 21’ 51”,seguido de Vicente Vives (Min-sa) y José Blanco (Minsa).

• 125cc. Cuarenta vueltas al circuito(40 kms.). Ganó Enrique Casti-llo (Bultaco) con un tiempo de40’ 30”. Segundo fue AntonioBotella (Bultaco) y tercero Ma-nuel Gracia (Montesa).

• 250 cc. Por vez primera se disputóuna carrera en esta cilindradacon 40 vueltas (40 kms.). GanóJosé Medrano (Bultaco) con untiempo de 38’ 41”. Segundo fueCrescencio Bautista (Bultaco) ytercero Antonio Botella (Bulta-co).

8ª EDICIÓN (22-9-1963)La prueba comenzó a las 10 de

la mañana con dos categorías:• 125 cc. de carácter regional y 40

kms. de recorrido. Ganó AntonioBotella (Bultaco) con untiempo de 30’ 35”. Se-gundo fue José ManuelDomínguez (Bulta-

co), también de Alicante comoel anterior. Tercero fue EnriqueEscudero (Bultaco), de Caste-llón.

• 125 cc. de carácter nacional sobre 40kms. Ganó César Gracia (Lube-Renu) con un tiempo de 28’ 22”.Segundo fue Crescencio Bau-tista, de Alicante y tercero Fran-cisco Zurita, de Valencia, a unavuelta del ganador.

9ª EDICIÓN (7-9-1964)La prueba comenzó a las 9 de la

mañana con tres categorías:• 75 cc. y 15 vueltas. Ganó Crescencio

Bautista (Derbi) con un tiem-po de 15’ 45”. Segundo fue Pe-dro Cegarra (Derbi) con 16’ 21”.

• 125 cc. Prueba de carácter nacionalcon 30 kms. de recorrido. GanóJuan Sánchez (Bultaco) con untiempo de 30’ 30”, seguido deJosé Luis González (Bultaco) a14 ” y Miguel Blanco (Bultaco)a 34”.

• 175 cc. Prueba de 40 kms. (40 vuel-tas). Ganó Jorge Sirera (Mon-tesa), con un tiempo de 28’12”, seguido de José Medrano(Bultaco) con 29’ 8” y tercerofue Ramiro Blanco (Bultaco)con 29’ 35”.

10ª EDICIÓN (8-9-1965)La prueba dio comienzo a las

9 de la mañana con tres categorías:• 75 cc. Prueba con 15 vueltas al cir-

cuito. Ganó José Mª Busquets(Derbi), seguido de FranciscoMartín (Derbi) y Cipriano More-no (Derbi).

• 125 cc. Prueba sobre 25 kms. GanóÁngel López (Bultaco) con untiempo de 26’ 2”. Segundo fueÁngel González (Bultaco) a 28”y tercero José Luis Verdú (Du-cati) a 48”.

• 250 cc. Prueba sobre 35kms. de recorrido. Ganó

José Medrano con

un tiempo de 33’ 33”. Segundofue Ramiro Blanco a 1’ 1” y ter-cero Enrique Escudero a 1’ 17”.Todos con Bultaco.

11ª EDICIÓN (12-6-1966)Comenzó la prueba a las 11 de la

mañana con un circuito ampliado a 1’5kms. que incluía las calles Padre Man-jón, Gral. Varela (hoy Antonino Vera),Jardines, Avda. Chapí, Hilarión Esla-va, San José y Padre Manjón. Se dis-putaron 4 categorías:• 75 cc. Sobre 15 kms. Ganó Manuel

Barea con un tiempo de 13’21”. Segundo fue Pascual Royoa 38” y tercero José Ruiz a 39”.

• 125 cc. Prueba de carácter regionalsobre 30 kms. Ganó José Me-drano (Bultaco) con un tiempode 25’ 4”. Segundo fue EnriqueEscudero (Bultaco) a 1” y ter-cero José Mª Busquets (Monte-sa) a 21”.

• 125 cc. Prueba de carácter nacionalsobre 30 kms. Primero fue ÁngelGonzález (Bultaco) con un tiem-po de 27’ 3”. Segundo fue Pas-cual Royo (Ducati) a 10” y terce-ro Diego Agulló (Bultaco) a 41”.

• 175-250 cc. Prueba sobre 37’5 kms.Ganó Francisco Zurita (Bultaco)con un tiempo de 38’ 5”. Se-gundo fue José Luis González(Bultaco) a 1’ 5” y tercero ÁngelNieto (Ducati).

12ª EDICIÓN (17-9-1967)Fue la última edición y ya se

hizo en el circuito de la Gran Avenida,con 1.600 metros de circuito en ambossentidos. La salida y la meta estaba ala altura del Bar Arturo. Hubo diez milespectadores. Se disputaron cuatropruebas:• 75 cc. Ganó Manuel Barea, de Va-

lencia, seguido de Pascual Ro-yo y tercero fue Ángel González.

• 125-175 cc. sobre 32 kms. de reco-rrido. Ganó Pascual Royo conun tiempo de 30’35”.

❿ Carrera en La Torreta. Mediados de los años 60.

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e l m u n d o d e l a m o t o

• 200 cc. sobre 40 kms. de recorrido. Ga-nó José Medrano con un tiem-po de 34’59”. Segundo fue Fran-cisco Zurita a 10” y tercero Ra-miro Blanco a 34”.

• 250 cc. sobre 40 kms. de recorrido. Ga-nó José Medrano (Bultaco) conun tiempo de 32’ 48”. Segundofue Francisco Zurita a 25” y ter-cero Francisco López a 1’ 10”.

NOTA CURIOSA

Entre los participantes de las su-cesivas ediciones del Gran Premio Ayun-tamiento de Elda figuran nombres muyrelevantes del motociclismo español dela época, entre ellos varios campeonesde España como José Medrano (cam-peón de 125 cc. los años 65 y 70 y de250 cc. en 1965); el alicantino RamiroBlanco (campeón de 250cc. en 1966);Ramón Torras (campeón de 125 cc. en1962 y 1964) que, aunque estuvo enElda, no llegó a correr; el cartagenero Pe-dro Cegarra (campeón de 125 cc. en1982); José Mª Busquets (campeón de75cc. y 125 cc. en 1966); Ángel Nieto,en 1966, un año antes de que se pro-clamara por primera vez campeón de Es-paña en 50/80 y 125cc.; y Jorge Sire-ra (eran dos hermanos los que corrían)que, aunque no ganó ningún campeona-to nacional, era un piloto muy conocido.

GRAN PREMIOAYUNTAMIENTO DE ELDA(31 de agosto de 1980)

Esta carrera fue organizada por elC.M.E.I. «Idella» en un circuito de 1.500metros habilitado en la zona de la LaAlmafrá-San Francisco de Sales. La prue-ba comenzó a las 10 de la mañana.• 50 cc. Super Senior. Fueron 15 vueltas

al circuito con 25 corredores. Ga-nó Ricardo Tormo, con Kreidler,seguido de Vicente Ferrer, conDerbi, y José Mª Baena, con Kreid-ler. El primer corredor local fueAntonio Molina, con Derbi.

• 125 cc. Junior. También fueron 15vueltas con 34 pilotos en com-petición. Ganó Rafael Tudela,con Montesa, seguido de Anto-nio Olmo, con Montesa, y Alber-to Gisbert, con Bultaco. El pri-mer corredor local fue FranciscoVéliz, con Yamaha.

• 125 cc Senior. Se cubrieron 20 vuel-tas al circuito con 21 pilotos.Ganó Vicente Linares, con Derbi.Segundo fue Jorge Martínez «As-par», con Derbi y tercero Vicen-te Peiró, con Montesa.

• 125 cc. Super Senior. Ganó RicardoTormo, con Morbidelli, seguidode Pedro Cegarra, con Bultaco, yBenjamín Grau, con Derbi.

NOTA CURIOSA

Ese día se le tributó un home-naje a Artemio Albero.

I TROFEO FIESTASMAYORES (30 de agosto de 1981)

Se disputó en el circuito de LaTorreta-San Crispín, organizado por elMotoclub Escudería Benacantil, de Ali-cante. Hubo 15.000 espectadores. El cir-cuito, de 1.400 metros, pasaba por de-lante de la ermita.• 125 cc. Junior. Se corrió sobre 15

vueltas al circuito con la parti-cipación de 17 corredores. Ga-nó Ramón Abad, seguido de Lo-renzo Casado y José Jiménez,los tres con Montesa.

• 125 cc. Senior. Fueron 15 vueltas alcircuito con 16 corredores. GanóVicente Peiró, con MBA. Segun-do fue Vicente Linares, con Per-cal y tercero Francisco Davó, conAlvian.

• 125 cc. Super Senior. Se corrió la prue-ba sobre 20 vueltas al circuito y18 corredores. Primero fue JorgeMartinez «Aspar», con Bultaco.Segundo fue Pedro Cegarra, tam-

bién con Bultaco, y tercero Ben-jamín Grau, con Percal.

Además de las pruebas reseña-das, se disputaron en Elda otras carreraspor aquellos años, como el I Trofeo Re-sistencia para Ciclomotores Automá-ticos de Serie, patrocinado por la dis-coteca Mamma Luna, que se celebró el19 de junio del 82 en un circuito urba-no de los barrios de Caliu y Molinos deFélix. La prueba contó con una floja par-ticipación y ganó la pareja formada porlos pilotos locales Antonio Molina yFrancisco Véliz. En La Torreta también seorganizaron otras dos carreras de ám-bito provincial: una el 4 de mayo de1981 y otra el 28 de noviembre de 1982.Según el testimonio de Antonio Moli-na, también se disputó otra carrera, de-nominada «Trofeo Primavera», en laTorreta en 1980, aunque no se han po-dido localizar más datos en la prensade aquellos días. La última carrera or-ganizada fue en octubre del 83, en uncircuito urbano de Petrel (los boxes es-taban en la Explanada) en la que parti-ciparon, además de los pilotos de la zo-na, algunos corredores destacados, co-mo Ángel del Pozo. Esa carrera, organi-zada por el nuevo Motoclub Elda, queduró poco tiempo, puso fin a ese mo-toclub y a las competiciones de veloci-dad hasta la fecha.

❿ Gran Premio Ayuntamiento de Elda enSan Francisco de Sales. 1980.

SEGUNDA ETAPA

OTRAS CARRERAS

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DURANTE UNOS AÑOS, ENTRE FINALES DE LOS 70 YPRINCIPIOS DE LOS 80, SE RECUPERARON LASCARRERAS DE MOTOS EN CIRCUITO URBANO

Con la desaparición del Gran Premio «Ayuntamien-to de Elda» en 1967 se abrió un vacío en las com-peticiones de velocidad, que se llenaría, aunquede manera temporal, a finales de los 70 y principiosde los 80, perdiéndose a partir de ahi definitiva-mente las carreras. El mayor aliciente para la or-

ganización de estas pruebas en circuito urbano era, co-mo en las añejas competiciones motociclistas de PadreManjón, ver en acción a los pilotos locales, dándoles tam-bién la posibilidad de codearse en su pueblo con algunosde los grandes pilotos del momento.

En la década de los 70 surgió una nueva generaciónde corredores locales que, a base más de ilusión y voluntadque medios, consiguieron hacer realidad el sueño de con-vertirse en pilotos de competición. Como recuerda Anto-nio Molina, uno de los pilotos que más tiempo estuvo com-pitiendo y mejores resultados consiguió, «había gente quecorría, pero fuera, y cuando se fundó el Club Motociclista El-dense Idella, aunque estaba mas orientado al motocross, no-

sotros acudimos a ellos porque las licencias a través delmotoclub costaban menos dinero y también nos res-

paldaba con su nombre. Y cuando la velocidad empezóa convocar a mucha más gente, el motoclub también

se atrevió a organizar carreras». Las dos competi-ciones más importantes que se organizaron fue-

ron El Gran Premio «Ayuntamiento de Elda»,en 1980, en San Francisco de Sales, organi-

zada por el C.M.E.I., y el I Trofeo Fiestas Ma-

yores, organizado por el motoclub alicantino Escudería Be-nacantil en La Torreta, zona donde también si sitúan algu-nas otras carreras de menor entidad.

De la carrera de San Francisco de Sales, que per-mitió ver en acción a grandes figuras como Ricardo Tor-mo, Benjamín Grau, Pedro Cegarra o Jorge Martínez «As-par» (estos tres últimos también corrieron el año si-guiente en La Torreta), Molina señala como alma de la or-ganización a Francisco Amorós «El Barri», que tambiénfue corredor en aquella época, y uno de los más cons-tantes, según Molina. «En la organización de las pruebascolaborábamos los pilotos, aunque poca cosa. Afortuna-damente, los componentes del motoclub sabían lo quese llevaban entre manos y eran carreras controladas porla federación. En San Francisco, Amorós era el alma de laorganización y a él no había que enseñarle nada porquese ha arrastrado por todos los circuitos de España y par-te del extranjero»

Reencuentro y ocasode la velocidad

❿ Panorámica del Gran Premio «Ayuntamiento de Elda»,celebrado en San Francisco de Sales el 30 de agostode 1980.

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e l m u n d o d e l a m o t o

Por aquella época ha-bía un núcleo definido de co-rredores locales, «que nosveíamos en todas las carre-ras», dice Molina, pilotos co-mo Pedro Carbonell «Pedroel Menea», Francisco Véliz«Cañaña», José Miguel Mo-lina García «Jose El Peque»,fallecido luego tristementeen un accidente de tráfico, oFrancisco Javier Moreno Ca-yuela «El Maño», que fue unpoco posterior y estuvo me-nos tiempo corriendo.

Hubo también poraquellos años un intento decrear un motoclub para agru-par a los corredores de velo-cidad. Antonio Mañas con-serva el carnet de socio deun «Motoclub Elda», en elque figura como «fundado en1981», si bien, por los datosrecogidos, la experiencia noduró mucho tiempo, ya quela última carrera que organi-zó este motoclub fue en Pe-trel, en octubre del 83, sien-do ésta también la última ca-rrera de velocidad disputadahasta la fecha en nuestro en-torno. Francisco Javier More-no Cayuela apuntaba en estesentido que «los dos que lle-vaban el motoclub, Francis-co Amorós y Jose «El Peque»se enfadaron, cada uno tirópor su lado y el motoclub selo quedó «El Peque», que lue-go se integró en el C.M.E.I.».En cualquier caso y, a faltade que algún interesado pue-da arrojar más luz sobre elasunto, lo importante es que durante unos años, espe-cialmente del 80 al 82, Elda volvió a vivir de cerca las ca-rreras de velocidad, una modalidad que se vería relegadaal olvido definitivamente en los años siguientes por el au-ge del motocross y las grandes competiciones de La Mel-va, hacia donde derivó la atención de pilotos y aficiona-dos. También influyó, como apunta acertadamente Moli-na el que «a finales de los 70 y principios de los 80, los

circuitos que no eran permanentes, los circuitos urbanoscomo Cullera o Guadalajara, tenían muchos problemaspara organizar carreras. Lo que no podía hacer la federa-ción era centralizar en el Jarama todas las carreras del cam-peonato de España, porque entonces no había otro. Lue-go ya se montó Calafat y se hacían en los dos, aunque nose podía consentir. Hoy, afortunadamente, ya hay mediadocena de grandes circuitos y aún así son muy pocos».

❿ El piloto local Francisco Amorós «El Barri», de la Escudería Mañas, tomando parte en esa mismacarrera.

❿ En el centro de la foto, Artemio Albero, que recibió un homenaje en la carrera de San Franciscode Sales.

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Antonio Mañas vivió de cerca

En la actualidad, está totalmente des-vinculado de las motos y «aunque seauna cobardía por mi parte», se cura latentación de la nostalgia recorriendolas carreteras de Europa con un grantrailer con el que se dedica a hacer

transporte de Mercado. Antonio Mañas se hadeshecho prácticamente de todo lo que le li-gó a las motos durante tantos años. Lo úni-co que conserva con cariño «es la medalla deplata al mérito deportivo que me entrególa infanta Elena y otra medalla de bronceque me entregó Fraga en tiempos de Fran-co». Vivió a fondo el mundillo de las carre-ras de velocidad en la década de los 70,fundamentalmente como mánager, y tuvomucho que ver con que Ricardo Tormo llegaraa ser campeón del mundo, algo que a lapostre fue el motivo de su desapego de lasmotos. También tuvo relación en algún mo-mento con la carrera deportiva de otros gran-des pilotos como Víctor Palomo, Ángel Nie-to, Benjamín Grau, Miguel Ángel Cortés, Andrés Pérez Ru-bio, Rafael Sans Toledo, Andrés Sánchez Marín, JoaquínOrts Cañizares, Pedro Cegarra... pilotos que marcaron unaépoca en el motociclismo español y, en algunos casos,mundial. Y también ayudó, cuando pudo, a los pilotoslocales trayendo a su tienda los adelantos del mercado, de-jándoles motos, facilitándoles repuestos o acogiéndoles ensu «escudería». Lo que hiciera falta.

Con Antonio Mañas pudo contactar la revista al-borada en su refugio de la Huerta Nueva aprovechandouna de sus esporádicos descansos en Elda. Tras una horade conversación acelerada, cuesta creer todas las historias

que se agolpan atropelladamente en la grabadora y en lamente de este hombre de 58 años, cuyo conocimiento delos idiomas (habla cinco idiomas y escribe cuatro) le per-mitió desenvolverse por el extranjero, ya fuera viviendo afondo «el circo del mundial», incluidas las grandes prue-bas de Estados Unidos, entre ellas la mítica de Daytona, co-mo yendo a buscar mecánicos, motos, motores o repues-tos a Holanda, Alemania o Italia. Amante de las motospor encima de todo, como piloto no consiguió nada, pe-ro como mánager, amigo y aventurero de la velocidad lo fuetodo. Conclusión: «A mí me costaron mucho dinero lasmotos, pero he sido muy feliz y lo di todo por la afición».

«el circo dela velocidad»

CONTRIBUYÓ DE MANERA DECISIVA A QUE RICARDOTORMO SE PROCLAMARA CAMPEÓN DEL MUNDO

❿ Moteros de Elda en la concentración de Andorra, reparando la Honda Gold Wing1.100. Antonio Mañas, con gafas, es el tercero por la derecha.

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Antonio Mañas sigue fiel a su espíri-tu nómada y los accidentes no han dejado deacosarle (en una segunda visita para reco-gerle algunas fotografías estaba esperandocurarse pronto una nueva fractura de pierna,como consecuencia, esta vez, de un acci-dente con el camión para volver a salir a lacarretera). Y es que sigue siendo consecuentecon la decisión que tomó de la noche a lamañana un día. «Me dije que no seguía másen un trabajo fijo y sedentario, porque no meaguantaba ni yo».

Antonio Mañas esconde una biogra-fía de las que dan para escribir una nove-la o filmar una película, dada la apabu-llante acumulación de vivencias, lugares ypersonajes. Poner orden en toda esa ava-lancha de información necesitaría de otrotipo de dedicación y una mayor predispo-sición por su parte, que no tiene por elmomento. Habrá que contentarse con al-gunas de las confesiones que dejó caer enla entrevista.

HERIDAS DE GUERRA. «Yo llevo 27 ope-raciones en la pierna y tres prótesis de caderay fémur y tibia y peroné destrozados con 6cms. menos de pie, porque se me astilló to-do y perdí todo el hueso.Y también he sufridodos operaciones de corazón porque en unpiñazo se me rompió una costilla y me pro-dujo una insuficiencia mitral».

PILOTO PRECOZ. «Comencé a correr a loscatorce años. Me dedicaba a bajar a Mo-nóvar para provocar a la Guardia Civil, queme tiraban el capote para que se me en-ganchara en la rueda y me cayera. En laTorreta también me daban el alto y no pa-raba. Era alguna de las cosas que hacíamos. En las ca-rreras de Padre Manjón corrí dos años con una Motovi,de las que distribuía Ribera. Entonces había uno en El-da que, como había sido farmacéutico, le decíamos «Elbicarbonato» y tenía una droguería en la calle MartínezAnido. Tenía una MV 400, de las primeras que salieron,y me metí con él para repartirle las cosas de la drogueríasólo por coger la moto. Entonces habia una casa demujeres públicas, «La Josefina», que estaba al lado delcampo de fútbol, donde yo iba a llevarles todos losproductos de higiene. Como corredor no llegué a nada,salvo a ganar alguna de las carreras que se hacían en lospueblos».

RELACIONES ARISTOCRÁTICAS. «Hice mucha amistadcon el Marqués de Salamanca, don Javier Tola, uno de los an-tiguos amigos de Franco, que era el distribuidor en Españade todos los vehículos ingleses y americanos. Él tenía unagama de motos muy grande, porque era muy aficionado.Otro marqués, Rodín del Valle, que era presidente de la Fe-deración Internacional de Motociclismo, hizo mucho porlas motos. Fue cuando Nieto empezó a correr. Entonces erafácil ganar un campeonato de España porque no había mo-tos, había que meter motos de otras cilindradas porque nohabía bastantes corredores. También he estado muchas ve-ces con el rey Juan Carlos, que es un gran aficionado. Te-nía una Honda Gold Wing que le regaló Nieto. Yo tuve una

❿ Kreidler «Van Been» de 50 c.c. con la que Tormo derrotó a las Derbi de de Nieto-Grau-Parés. En la foto inferior, Ricardo Tormo corriendo en San Francisco de Salesla prueba de 125 c.c. con Morbidelli, prueba que ganó. Agosto de 1980.

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Harley Sport 3.000 que había sido de Rodín del Valle y quele regalé luego a Miguel Ángel Rico Chico, que ahora está enMéjico, donde tiene dos o tres fábricas de zapatos. Tambiéncon una Triumph que compré, que había sido de Fraga, nosíbamos Pepe Vera y yo (él tenía una Benelli Tornado), a vertodas las carreras».

RELACIÓN CON ALGUNOS MITOS DEL MOTOCICLISMO.«Hice una gran amistad también con Giancarlo Morbidelli.Luego, cuando Giancarlo ya no podía llevar el departamen-to de competición se lo pasó a Benelli Armi y se montóuna fábrica para hacer la réplica de Morbidelli, que se llamóMBA (Morbidelli Benelli Armi). Graziano Rossi (el padre deValentino Rossi) también era íntimo amigo mío, como Eu-genio Lazarini, Walter Villa o Giacomo Agostini, que se ca-só con una muchacha de Málaga que le presenté yo. Tam-bién he ido mucho a Inglaterra a casa del padre de BarrySheen y he conocido en persona a Mike Hailwood».

¿MÁNAGER O PADRINO?. «Los pilotos acudían a mícuando necesitaban algo porque todo era hegemonía: Der-bi y tal. El que tenía una moto podía optar a ir adelante, losdemás eran comparsas. El equipo Avidesa lo llevé seis años.Unifiqué Avidesa con Géneros de Punto Ferrys porque uni-dos teníamos más potencia. El presupuesto era entoncesde 40 ó 50 millones y había que comprar los hierros».

PILOTOS LOCALES. «El Maño era un chiquillo muy ma-jo, tenía muchas ganas de moto, venía por mi taller ycomo le cogí aprecio empecé a dejarle una Kreidler, una

moto muy fuerte. Pero sólo llegó a correr cin-co o seis carreras, porque se ennovió y perdióla afición. La bronca que tuve con él es por-que se me hizo chupatierra. Para mi el crossnunca ha tenido interés, con los chupatierranunca me he mezclado. Pedro «El Menea» yRafael Sales Olmedo, que era de Elche y llegóa ser subcampeón de España de 125 cc., co-rrieron con mis motos. Estaba también Fran-cisco Véliz «El Cañana», que corrió tres o cua-tro años el campeonato de España y que no hi-zo nada porque nunca tuvo hierros. Estabatambién Francisco Amorós «El Barri», Anto-nio Molina, un chico bastante reservado, yCegarra, de Cartagena, que fue campeón deEspaña porque le dejé los mecánicos, aun-que corría con motos derivadas de las de cross.Manolo Gómez fue el primero que compró unaTralla 102. Es una gran persona y me dueleno haber podido ayudarle económicamentecuando lo necesitó. Como corredor de crossestaba también José María González «El Chu-

rrero», que también es camionero ahora».

RUPTURA CON TORMO Y DESAPEGO DE LAS MOTOS.«Ricardo Tormo estuvo conmigo desde que era un chiquilloy lo habíamos hecho todo juntos. Yo le conseguí sus motosy le hice campeón del mundo. La gente aquí lo ha ignora-do, pero es así. Tormo tuvo suerte en su vida profesional, alcontrario que en su vida personal. Me pilló a mí y a unoscuantos que le ayudamos. El mundo de las motos me lo de-jé cuando dejé a Tormo. Surgieron problemas porque nos que-damos sin motos y sin esponsors. Cuando él ya se hizogrande, Derbi dijo que ellos ya tenían su mánager y que yono podía estar con él. Yo le aconsejé que cogiera aquelloporque era su porvenir. Yo no podía retenerlo por egoísmopropio, sobre todo, porque sin una casa comercial un corredorno podía ir para adelante».

CONOCEDOR DE LOS HIERROS. «España con sus moto-res de dos tiempos revolucionó el motociclismo y luego losjaponeses lo copiaron todo. Las marcas españolas tuvierontambién a los mejores pilotos del mundo. En la Transiciónestuve a punto de montar una fábrica de motos en Albace-te con motores italianos para fabricar la «pony». Yo iba dejefe de ventas y de producción. Pero después de todas esashistorias no he aprendido nada. Cualquier crío ahora mepega un jabón porque los procesos son tan diferentes, se fa-brica tan rápido y los materiales evolucionan tanto... En-tonces era todo mucho más lento y los modelos duraban más.Hoy un hierro cambia de un día para otro. Yo fui un pio-nero, nada más».

❿ Morbidelli (MBA) que Antonio Mañas trajo de Italia con la que AndrésSánchez Marín ganó el campeonato de España de 125cc.

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DURANTE CUATRO AÑOS SE CLASIFICÓ 6ºEN EL CAMPEONATO DE ESPAÑA DE 50 C.C. DURANTE CUATRO AÑOS SE CLASIFICÓ 6ºEN EL CAMPEONATO DE ESPAÑA DE 50 C.C.

La carrera como piloto de Antonio Molina Giménez ilus-tra la de cualquier otro piloto local de la época, inclu-so se parece mucho a la de los jóvenes pilotos de ve-locidad actuales, que deben ingeniárselas con escasosmedios, partiendo casi siempre de motos de serie, mu-cha voluntad y afán de aventura, para, después de ga-

nar alguna que otra carrera menor y despuntar como ju-nior, intentar sobresalir a nivel nacional en las categorías ab-solutas. A diferencia del motocross donde, según una opi-nión mayoritaria, no tiene tanta importancia la máquinacomo la destreza del piloto, en el mundo de la velocidad esfundamental la calidad y los adelantos técnicos de la mo-to, además de contar con el respaldo de un gran equipopara ser el mejor. Antonio Molina lo intentó de francotira-dor durante diez años, de 1974 a 1984. Llegó a ser el sex-to piloto mejor de España de 50 c.c. durante cuatro años se-guidos y tuvo que abandonar cuando necesitaba respaldo téc-nico y económico para superar el nivel alcanzado. Ésta es,resumida, su historia contada por él mismo:

«Me inicié en las carreras ‘piratas’ que se hacían enel Polígono Almafrá, donde se juntaba todas las noches mu-cha gente aficionada a la moto. Más que exhibir dotes de pi-lotaje lo que se pretendía era correr, sin más miramientos.Recuerdo que la primera moto con la que corrí era una Der-bi normal de calle a la que le hicimos un invento. No se po-día circular con ella, pero íbamos.

Tuve la suerte o la desgracia de que, al comprarle lamoto a Carbonell (Pedro «El Menea»), empecé a ganar al-gunas carreras y me dio la vena. Hablé con el Mañas porquequería una moto mejor para correr el nacional, que la com-pré en Alicante, a Galván, pero aún así era una moto obso-leta. Como todo el mundo me decía que me empeñase por-que podía conseguir algo hablé con el Mañas y nos fuimosa Alemania. Nos llevamos dinero para traernos una moto ysólo pudimos traernos un motor Kreidler y de los medio-cres, porque allí cada caballo valía un millón más. Luego es-tuvimos seis meses yendo a Barcelona todos los fines de se-mana a que nos hiciesen el chasis, que nos lo hizo Tavi. Lashorquillas las trajimos a través de un camionero amigo deAntonio. Ese prototipo lo estrené en Cádiz, en una carreradel campeonato de España, donde hice cuarto. La prueba dela moto fue un éxito y poco a poco la fuimos afinando. Es-

tuve corriendo 3 ó 4 años más el campeonato de España. Só-lo tenía una moto.

Estaba recién casado y en vez de pagar los mueblescompré la moto.Terminaba los viernes a mediodía de tra-bajar y me montaba en un coche con los tres del equipoy la moto dentro. Nos íbamos a correr con el sueldo de lasemana, porque no tenía otra cosa. Luego te pagaban laprima de desplazamiento, pero si te caías o no hacías el75% de las vueltas del primer clasificado no la cobrabas.Así que tenía que andar con mucho cuidado de no caer-me o no romper la moto, porque había que volver. Y ha-bía muchas veces que yo llegaba el lunes a las 6 o las 7de la mañana, descargaba y me iba a la fábrica a traba-jar. Por suerte siempre conseguíamos algo de dinero pa-ra llegar con el sueldo entero.Y aunque pueda parecer locontrario, aquello no acabó con mi matrimonio.

Antonio Molina Giménez, un «descuidero» de la velocidad

❿ Antonio Molina disputando el II Trofeo de Velocidad Campode Gibraltar, prueba puntuable para el campeonato deEspaña en 1982, donde estrenó su prototipo Kreidler-Tavique venía preparando desde 1980.

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Entonces eran ocho o nueve pruebas puntuables pa-ra el campeonato de España. En los cuatro años que co-rrí el nacional de 50 c.c. siempre terminé 6º. Éramos muyconstantes e íbamos a correr a donde hiciera falta, a Ta-rragona, a Sevilla, a Guadalajara, a Madrid. No teníamosmedios pero tampoco temor a irnos como fuera. Te pue-do decir que viajamos a Burgos en un 127 y yo hice to-do el viaje con el manillar de la moto clavado en el cue-llo. Coincidió que conocimos en la carrera a un señor quetenía relación con Elda y no dejó de tener atencionescon nosotros. Encima, aquella carrera la gané yo. Fue unaemoción muy grande.

Lo máximo que hice en una carrera puntuable parael campeonato de España fue cuarto, pero me doy con uncanto en los dientes por haberlo podido correr de punta apunta de año cuatro años seguidos y acabar entre los seisprimeros, cuando había una lista de 30 participantes ins-critos. Correr de senior el campeonato de España eran pa-labras mayores.

Lo de competir en el campeonato de Europa fue, pri-mero, porque yo no podía dejar pasar la oportunidad, ya queestaba en la lista de notoriedad y, en segundo lugar, porquete podías codear con gente que venía de Alemania o deHolanda, donde estaba la flor y nata del motociclismo. Enel europeo, sólamente corrí la prueba del Jarama. En aque-lla prueba sólo con terminar y no terminar el último ya erabastante para mí. Creo que una vez acabé el sexto o el sép-timo. El campeonato de Europa era paralelo a las pruebas delcampeonato de España.

En el año 82, tuve la suerte de que la discotecaMamma Luna nos cedió la sala para hacer una fiesta. Con-seguimos bastante dinero, pero no el suficiente, para poderterminar la moto porque me había metido en mucho gastoy tampoco tenía otras ayudas (NZI me regaló un casco, a ve-ces Torrot me regalaba unos guantes, cosas sin importancia).Pero al menos aquello sirvió para demostrar que el mundode la moto arrastraba a mucha gente. Pero ocurrió que enel año 84 hice los presupuestos para ir al mundial y ya memetía en 3 millones de pesetas y no conseguí ni el 10% enayudas. ¿Dónde voy yo con esto si no pago ni los despla-zamientos?, me dije. Había conseguido un nivel que o ibaa más o tenía que dejarlo. Y lo dejé.

Yo he acudido muchas veces a Ricardo Tormo o a otropara que me dejaran una bujía porque tenía que ir a comprarlaa Alicante y valía 3.000 ptas. O las cubiertas que no iban autilizar otros pilotos estaba encantado de que me las dieran.Yo no podía gastarme ese dinero para cada entrenamiento. Sientrenaba, lo que buscaba es que no se desgastaran muchopara que me duraran para la carrera y, si era posible, para elentrenamiento de la otra carrera. Y así una y otra vez, perollega un momento en que ya no puedes más.

Competí con todas las figuras de la época: Aspar,Grau, Tormo, Pedro Cegarra y los hermanos Escuder, con Ra-miro Blanco... Nunca conseguí ganarles, porque eran otrosniveles. La gente que está por encima está por algo: tienelas mejores motos, tiene los mejores equipos, pero tam-bién tiene condiciones para exprimirlas al máximo. Nosotroséramos un grupo de enamorados de las carreras, con más ilu-sión que posibilidades, aunque no nos cortábamos ni unpelo. Cada vez que se descuidaba alguien, le ganábamos, agente como Cárdenas, Baena o Ramiro Blanco, que teníanequipos muy fuertes. Nosotros estábamos ahí, recogiendo loque los demás no se daban cuenta y se despistaban. Noso-tros éramos descuideros».

❿ Prototipo Kreidler-Tavi con la que Antonio Molina corrió elcampeonato de España. En la foto inferior, el piloto con suequipo. De derecha a izquierda: Antonio Molina; Julián PérezGarcía, mecánico; Luis Martínez Guill, ayudante mecánico; yLuis Pérez García, «tornero». Ambas imágenes estántomadas en una carrera en San Crispín en 1982, estánextraidas de la amplia entrevista que le dedicó la revistaMotociclismo con el titular: «Antonio Molina, la aventura decorrer en España».

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Un accidente truncó la carreradeportiva de

Francisco José Moreno Cayuela, más conocido porsu apodo, «El Maño», fue corredor de velocidad du-rante un par de años, del 76 al 78, llegando a disputaralguna prueba puntuable para el campeonato de Es-paña.. Empezó a correr en 50 c.c., que luego pasó aser 80 c.c., y acabó en 125 c.c. teniendo que dejar-

lo a raíz de un accidente muy fuerte que, como a tantoscorredores, le dejó tocado físicamente. «Llevo 18 opera-ciones en la pierna izquierda», dice, mientras muestra losdos dedos que le faltan también en una mano, otro acci-dente, debido esta vez a una imprudencia, pero que no leimpidió hacer un tercer puesto en San Vicente, en unaprueba puntuable para el campeonato de España, su triun-fo más relevante. «Corrí con los dos dedos sangrando, yaque me los había cortado hacía una semana. Si hubiera es-tado en condiciones podría haber entrado primero». Pe-ro el accidente gordo, el de la pierna, fue determinante pa-ra dejar la competición cuando se le presentaba una bue-na oportunidad, ya que «entonces se estaba formando

en España el equipo Gimson, relevante en aquella épocay que contaba con unas motos punteras. Yo había ficha-do con ellos cuando tuve el accidente. Esa temporadaíbamos a correr con la Gimson oficial, con el Mañas de má-nager, pero se rompió todo». Tras abandonar la velocidad,«El Maño» se pasó al motocross, especialidad que em-pezaba a estar en auge en aquellas fechas, corriendo al-gunas carreras. Sin embargo, sus posibilidades, que setruncaron, estaban en la velocidad, y en ese terreno, a pe-sar de contar con la protección de Antonio Mañas, eramuy díficil despuntar porque, al igual que ahora, tododependía de las posibilidades económicas. «Entonces elque más corría era el que más dinero tenía para compraruna moto mejor. En velocidad, cuanto más dinero tienes,más alto llegas. A mí me costaba dinero: mi padre poníaalgo, pero el Mañas era el que me costeaba todo. En aque-lla época ya había que hablar de varios millones para unamoto, aunque la moto con la que corrí en Castellón mecostó 350.000 ptas.».

❿ Francisco Javier Moreno, rebasando por dentro a Baena en Castellón en el Gran Premio La Magdalena de 125 c.c., carrera en la quequedó finalmente tercero.

Francisco JoséMoreno Cayuela

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SE HA CREADO UN NUEVO MOTOCLUB CON EL OBJETIVO PRINCIPAL DEAPOYAR A LOS PILOTOS LOCALES, AUNQUE NO ACABA DE ARRANCAR

Corredores de velocidad, hoy

La cantera de la velocidad hoy vive un momento in-teresante, a pesar de que hace casi dos décadas queno se celebra una carrera en Elda. Desde entonceshan cambiado mucho las cosas, y los jóvenes corre-dores hoy están vinculados mayoritariamente a los ta-lleres de motos. Algunos de ellos se han decantado por

correr en scooter, una modalidad en auge en los últimosaños, a la vez que se ha convertido en el ciclomotor máspopular y vendido en el mercado.

Con la intención primordial de apoyar a los pilotoslocales, en la primavera pa-sada cuajaba el proyecto deun nuevo motoclub, que sepuso en marcha con una di-rectiva de una docena depersonas, corredores en sumayoría, figurando comopresidente Antonio Arenas.Tras la formalización oficialy legalización del nuevo«Motoclub Elda», las ex-pectativas que se crearonal principio se han enfriadoun tanto como consecuen-cia del «vacío total que lospilotos le han hecho al mo-toclub», según se expresael presidente, harto de con-vocar reuniones a las quesolo acuden él y otro miembro de la junta directiva. La ra-zón de este desinterés de los pilotos por el motoclub pa-rece clara: les obligaría a estar federados en Alicante. «Alos pilotos», dice Arenas, «les interesa más estar federa-dos en Murcia porque a lo largo del año hay muchas máscarreras que aquí». Y claro, si están federados en Alican-te no pueden puntuar en Murcia, correr sí. «Hemos par-ticipado en las cuatro carreras de aquí y se nos ha dadobien, pero el nivel bueno está en Murcia», reconoce Are-nas. Eso no quita, en su opinión, para que su directiva lehaya dejado en la estacada «y eso que el único que nocorre soy yo, porque mi piloto, Juan Carlos Toral Arenas,que corría en scooter 80 cc., lleva varios meses sin ha-cerlo». Con este panorama, a Arenas se le están quitan-do las ganas, harto de «comerse los marrones», aunque demomento no va a abandonar. «Este año por lo menos voy

a tirar para alante, porque ya hay socios. El problema esque como a ellos ya no les interesa pues no quieren or-ganizar alguna actividad como pueda ser un motoal-muerzo». Se suponía que este motoalmuerzo iba a servirpara presentar públicamente el motoclub.

En otro sentido, Arenas tampoco se muestra muyanimado con las esperanzas de apoyo por parte del Ayun-tamiento, por ejemplo, para poder contar con un circui-to. «El concejal nos dijo que para eso tendría que haberuna cantidad impresionante de pilotos, pero que con cua-

❿ En primer término, el corredor local de scooter 80 cc. Dani Sánchez, corriendo en el circuito deJumilla, carrera que ganó. Este circuito se monta en las calles del polígono industrial.

❿ El mismo piloto, con su mecánico, Manolín Giménez, a puntode iniciar otra carrera en Villafranqueza, que también ganó.

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tro o cinco no hay nada que hacer, en todo caso, si el mo-toclub organizara alguna carrera en Elda, el Ayuntamien-to podría pagar los trofeos».

Aun contando con todas estas dificultades, Arenasno se rinde de momento. «Perpectivas hay y posibilidadesde organizar alguna carrera también», dice convencido.«Hemos estado viendo sitios y el nuevo polígono que seestá construyendo en La Torreta está bien para hacer unacarrera, como está bien Campo Alto, pero si todo el pe-so cae en una persona y si los demás no apoyan, la cosava lenta», concluye.

Entre todos los pilotos actuales de velocidad estándestacando especialmente dos: Dani Sánchez en scoo-ter 80 cc. y el jovencísimo Francisco Véliz, que lo haceen 125 cc. Gran Premio.

DANI SÁNCHEZ

Tiene 21 años, corre en serio desde hace tres yestá contento con su progresión como piloto, «con elmecánico y con todo en general». La temporada le haido bien hasta última hora en que rompió la moto en lacarrera de Murcia después de haber hecho el segundomejor crono de 30 pilotos, pero no le dio tiempo a mon-tar (le faltaba material) para participar en la carrera. Enscooter 80 cc. ha disputado el territorial murciano yen Valencia ha hecho algunas carreras también, ga-nando la prueba de Villafranqueza, su mejor recuerdoporque fue la primera carrera que ganó. También ganóen Jumilla y en Fortuna con bastante ventaja sobre elsegundo. En conjunto, iba primero en la clasificación dela territorial de Murcia. Su objetivo para la próximatemporada es, si coge patrocinadores, empezar hacien-do un par de carreras de 49 cc. con velomotores enCheste y, si va la cosa bien, empezar a correr tambiénen 125 cc. Le cuesta dinero correr y entrenar (una tan-da de entrenamiento le puede salir por 5.000 ptas. la ho-ra más el combustible de las motos que sale a 1.000ptas. el litro, además del desplazamiento a los circuitos),aunque le apoyan económicamente Manuel Giménez yYamaha Motor. Para ir subiendo piensa que es funda-mental tener un buen mánager, «con buenos contac-tos, que te dé buenas motos y tenga un buen riñón».De momento lo de correr lo tiene como un hobby pero«mirando para adelante porque hay que estar ahí paraque surja la posibilidad». Su sueño sería poder correr en125 cc. primero en España y luego poder ir al mundial.Cree que podría conseguir mejores resultados si pudie-ra dedicarse íntegramente a la moto, ya que entrenasolamente los sábados. «Los pilotos como Álvaro Loza-no están todo el día entrenando, hacen gimnasio... y yono tengo tiempo ni para hacer deporte». Dani no ha te-

nido ningún accidente serio, algo que no le asusta nipiensa, sólo piensa «en tirar lo más fuerte posible, te-nerlo todo controlado y nunca arriesgar demasiado».

MEDINA Y OTROS

Alrededor de los talleres de motos hay algunosotros corredores de velocidad aunque, hoy por hoy, máspor afición que otra cosa. Es el caso de Francisco JavierMedina Domínguez. Con 27 años ya, reconoce que no co-rre en serio. Tiene una moto preparada en el taller con laque corre en 80 cc. criterium (moto de marchas de seriecon ligeras modificaciones aunque el chasis y el motor tie-nen que ser de la misma marca). Lleva un par de años co-rriendo y el año pasado hizo un segundo y un tercer pues-to en Fortuna y Jumilla, dentro del territorial murciano.Como él desvela, «somos cuatro o cinco amigos los que va-mos todos los fines de semana a entrenar y luego cuan-do hay alguna carrera nos apuntamos». No tienen másaspiraciones, aunque Medina destaca a otro chaval, JavierVidal Plaza, que corre en la misma categoría. «A él le gus-ta más porque es más joven, tiene 19 años, y ha hechounos resultados parecidos a los míos, aunque en las últi-mas carreras me he quedado por delante de él».

FRANCISCO VÉLIZ YOR

Es un caso atípico entre los corredores de veloci-dad actuales ya que, con 13 años, lleva corriendo desdelos 7 cuando su padre, Francisco Véliz Ruano «Cañaña»,corredor de velocidad también en sus tiempos, le introdujoel gusanillo. Aunque de Elda, el joven piloto vive en Saxcon su familia. Esta temporada, Francisco Véliz ha corri-do en 125 cc. en competiciones de Gran Premio (compe-tición para prototipos, cuyas pruebas están organizadaspor Comunidades Autónomas, antesala del Campeonatode España y del Mundo) y Fórmula Campeones (copa depromoción para pilotos jóvenes que cuenta con grandespatrocinadores). Su mejor clasificación ha sido 2º pues-to en una prueba territorial.También ha tomado parte enuna prueba del campeonato de España y consiguió que-dar el 22, lo que no está nada mal teniendo en cuenta quecompite con pilotos que le pueden doblar en edad. Ter-minada la temporada en el circuito de Cheste sin dema-siada suerte, ya que rompió la moto en una prueba de laFórmula Campeones, su ilusión el año que viene es podercorrer el mayor número de pruebas del Campeonato deEspaña. Sólo tiene una moto y su padre le hace de me-cánico, contando con poca ayuda de esponsors, lo que esun handicap en un mundo tan competitivo como es en elque quiere despuntar. Pero, según distintos comentariosescuchados, es un piloto que promete mucho.

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MANOLO GÓMEZIMPULSÓ ELMOTOCROSS EN ELDA

Los tiemposdorados de La Melva

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La historia del motocross en Elda está ligada a dosfenómenos que coexistieron durante diecisiete años,de 1976 a 1993: el Club Motociclista Eldense «Ide-lla» (hasta 1982, Club de Motocross Eldense) y elcircuito de La Melva. En ambas circunstancias tuvomucho que ver Manolo Gómez que, salvo un periodo

de tres años, de 1983 a 1985, en que fue sustituido porSalvador Monreal, presidió la entidad.

Con un total conocimiento de causa, Manolo Gó-mez recuerda los orígenes del motocross en Elda, a me-diados de los años 70: «Yo fui el primer corredor de mo-tocross en Elda. Corría en los circuitos de la provincia, pe-ro me hacía ilusión correr en mi pueblo. Convencí a unoscuantos amigos para fundar un motoclub, hacer un circuitoy empezar a montar carreras. Por aquella época era alcaldePaco Sogorb y resulta que es primo mío. Así que le co-menté la idea y le dije: si tú pagas la máquina para ha-cer la pista, yo me encargo de poner el circuito y de or-ganizar carreras, con lo cual tendríamos un sitio para queentrenen todos los chavales que hay por ahí corriendopor los campos. Le pareció bien la idea, pagó la máqui-na, se fundó el motoclub y, a partir de ahí, empezaron ahacerse carreras.»

Manolo Gómez reconoce que entonces ya habíaafición por las motos de campo, aunque aún no estabacentralizado el fenómeno: «Cuando empecé a disputarcarreras y cuando empezamos a organizarlas en La Melvaes cuando se despertó la afición a la competición, y de ahíempezaron a salir las distintas figuras que ha tenido el mo-tocross en Elda. Cuando yo corría, Colomina tenía unos 15años y ya se venía conmigo a todas las carreras y me pe-día que le enseñara a entrenar, hasta que me superó. Yollegué a un nivel medio, porque las veces que salí a com-petir fuera de la provincia no me fue muy bien. Gané trescarreras, hice muchos segundos, terceros, cuartos... Sólotuve cuatro años de vida deportiva porque empecé a co-rrer muy tarde, con 29 años y tres hijos».

Antes, según apunta Gómez, no existían aún los es-ponsors. «los que corríamos éramos amigos que nos com-

prábamos la moto con nuestro dinero. Entre semana tra-bajábamos y los fines de semana corríamos si había ca-rreras y, si no, pues a entrenar por ahí. Ése fue el princi-pio del motocross en Elda. Ahora está demasiado profe-sionalizado ya».

El núcleo del C.M.E.I. era una peña de unos trein-ta amigos que se reunía en la planta de arriba del tallerde Camús, que anteriormente también había sido sede elClub Lambretta. «Pepe Camús era el que más metido es-taba, ya que fue fundador del C.M.E. I. conmigo. Su her-mano Miguel acompañaba». Posteriormente, las reunionesse trasladaron al Vespa Club.

La época dorada del circuito de La Melva y del mo-tocross en Elda coincidió con la rivalidad Colomina-Lui-sake, «que es cuando se empezaron a hacer pruebas delcampeonato de España. Al ser los dos pilotos de aquí,también presionaban ellos a la Federación Española paraque nos dejaran organizarlas. Esas pruebas fueron las quelevantaron la afición porque venían los mejores pilotos deEspaña».

Cuando se le indaga a Manolo Gómez sobre la con-sideración que tenía el circuito de La Melva entre la éli-te de los pilotos españoles, le sale el orgullo, aunque seaparte interesada. «Cuando dejé la competición fui mána-ger de Colomina y recorrí con él todas las pruebas delcampeonato de España y todas las carreras que hizo delmundial. Y puedo decir que en ningún circuito de Espa-ña, ni en Cataluña, ni en Madrid, ni en Cantabria, ni enSevilla he visto la afición que había en Elda. En cual-quiera de esos circuitos podría haber la mitad del públi-co que teníamos en Elda, donde en una carrera se po-dían juntar entre 12.000 y 15.000 espectadores».

Con estas cifras de asistencia podría pensarse quelas carreras de motocross en Elda daban dinero, algo quedesmiente totalmente Manolo Gómez. «Una carrera delcampeonato de España costaba entre 5 y 6 millones de pe-setas y había que moverse mucho para conseguir ese di-nero porque con la taquilla no se cubría el montante to-tal, que incluía los premios, derechos federativos, comi-

❿ Salida de pilotos en una de las últimas carreras organizadasen La Melva.

❿ Salida de pilotos en una de las últimas carreras organizadasen La Melva.

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sarios deportivos y todo el montaje. Teníamos que buscaresponsors con publicidad estática en el circuito para cu-brir el presupuesto y se contaba también con la ayuda delAyuntamiento que, aunque no era muy allá, 500.000 ptas,tampoco venía mal».

La organización de carreras en La Melva no fue laúnica actividad del C.M.E.I, ya que también se organizóalguna carrera de velocidad en La Torreta, una carrera deresistencia de enduro y, sobre todo, varias pruebas de su-percross. «Esas carrerasfueron paralelas a las deLa Melva y también eranvalederas para el cam-peonato de España. Elsupercross es un espec-táculo diferente, porquese hace generalmente de noche, el circuito es más reco-gido, hay gradas para los espectadores, es mucho másespectáculo». De todas las carreras de supercross, Mano-lo Gómez recuerda especialmente la primera, que fue to-da una odisea. «Se montó en un corralón pegado al co-legio Sagrada Familia y fue un drama porque llovió. Nosreunimos para ver si la suspendíamos porque lloviendola gente no iba a ir. Pero sacamos cuentas y nos costabael mismo dinero hacerla que suspenderla, así que la hici-mos. El supercross es bonito si el piloto siente seguridaden los saltos, ya que se hacen saltos dobles y triples. Sihay barrizal, el piloto nota que resbala, se contiene más

en los saltos y se desluce mucho elespectáculo. Así que lo que hici-mos fue comprar un camión de sa-cos de yeso y lo esparcimos por to-da la pista, con lo que las motos yano derrapaban tanto. Aquello fueefectivo y la carrera fue un éxitototal». Después, el C.M.E.I. orga-nizó un par de pruebas de super-cross en lo que hoy es Carrefour yotras dos enfrente del colegio VirreyPoveda, en la zona de San Jeróni-mo, también en término de Petrer.

Una década después de to-do aquello y, «a pesar del mal saborde boca que nos quedó por cómoacabó todo, aunque también nosquedamos tranquilos al descansarde toda la historia», Manolo Gómezconserva unos recuerdos muy bue-nos de la época de la Melva, «sobretodo la satisfacción de que te feli-citaran porque todo había salidobien y la gente te comentara que se

había divertido». Pero no siente nostalgia de volverlo a ha-cer, aunque le gustaría que hubiera otra gente que movierala historia del motocross en Elda. «Lo que está claro es quesi hay circuito hay pilotos. Hoy los pilotos de motocrosstienen que entrenar en pequeños circuitos que se hacenen el campo con la oposición y la denuncia de los ecolo-gistas». Y en este punto, le sale la vena reivindicativa:«Volver a contar con un circuito depende del grado deilusión y del apoyo del Ayuntamiento. Igual que mantie-

ne los campos de fútbolpara que jueguen los ju-veniles, también podríadedicar un renglón al de-porte del motociclismocuando ha habido gran-des títulos conseguidos

por pilotos de aquí. El Deportivo Eldense nunca ha juga-do en Primera y Colomina ha jugado en Primera y ha si-do el mejor de España un huevo de años. Lo mismo pasacon el balonmano, aunque esté dando buenos resulta-dos. Aquí ha habido también grandes campeones en lasmotos y podría seguir habiéndolos si hubiera condiciones.Eso sí me daría satisfacción: el que hubiera continuidady que pudieran seguir saliendo segundos Colominas. Yprofesores como Colomina hay pocos, porque los chava-les acuden a él a que les enseñe. ¿Por qué se ha hechoÁlvaro Lozano? Porque estaba a la sombra de Colomina yLuisake o mi hijo, que era de una época anterior a Mataix

❿ Ambiente en una de las pruebas de supercross organizadas por el C.M.E.I. en Petrel.Octubre del 92.

«En ningún circuito de España hevisto la afición que había en Elda»

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LA DESAPARICIÓN DE LA MELVA

La multa pendiente

Las condiciones del circuito de la Melva no eran las más idóneaspara la práctica del motocross y, de hecho, fue una de las cau-sas de su desaparición y, con ello, de las carreras en Elda. Ésta

es, en síntesis, la explicación que da Manolo Gómez de lo sucedi-do:

«La Melva es un terreno muy arcilloso, con lo cual elagua corre por encima y no llega a filtrar. La solución era regar mu-chas veces, no con mucha cantidad de agua. Así que, una semanaantes de cada carrera, regábamos todas las noches por turnos pa-ra que se mantuviera la humedad. Imagínate lo que llevaba todoese trabajo, además de clavar todas las estacas, colocar la cinta...En cada carrera había que montar y desmontar todo el sistema. Eraun gran trabajo que hacíamos por afición, fruto de la pasión porel deporte, ya que no sacaba nadie ningún beneficio de ahí. Pe-ro eran muchos años haciendo lo mismo y estábamos un pocoquemados, sobre todo cuando ves que no sale gente nueva con ga-nas de tomar el relevo, aunque fuera con nuestro apoyo. Asi quesólo faltó la puntilla de que la propia federación que, con lo quesabe que cuesta montar una carrera, nos multase con dinero.

La raíz fue un plante de pilotos, en la última carrera dis-putada, el 30 de mayo de 1993. Aquello fue un desbarajuste, yaque nos equivocamos en la fecha de la carrera. Nos metimos muyen el verano y realmente salió polvo en la primera manga, a pe-sar de todo el trabajo de riego anterior. Así que en la segundamanga los pilotos no querían correr porque les parecía peligroso.Convocamos una reunión con los cargos federativos de la carreray una representación de los pilotos y a mí se me planteó que sí seles pagaba más a los pilotos sí que corrían. Yo les razoné que sirealmente era peligroso correr no iba a dejar de serlo porque seles diera más dinero y, en todo caso, si los pilotos querían más di-nero, pues que se lo plantearan a la federación para que aumen-tara los premios. Finalmente dije que no, que no se corría, ni co-brando ni sin cobrar. Yo entendía que si había habido un proble-ma y ese problema era consecuencia de la dejadez de la directivapues primero se comprueba y, si es así, pues lo lógico es que la fe-deración nos hubiera castigado con no darnos carrera del campe-onato de España al año siguiente. Hasta ahí lo entendía, pero queencima nos multasen con dinero, sabiendo lo que costaba montaruna carrera, aquello me llegó al alma. Así que dije: hasta aquíhemos llegado. Y la multa no lo pagamos. Somos morosos con lafederación, pero me importa un pito».

LA DESAPARICIÓN DE LA MELVA

La multa pendiente

Las condiciones del circuito de la Melva no eran las más idóneaspara la práctica del motocross y, de hecho, fue una de las cau-sas de su desaparición y, con ello, de las carreras en Elda. Ésta

es, en síntesis, la explicación que da Manolo Gómez de lo sucedi-do:

«La Melva es un terreno muy arcilloso, con lo cual elagua corre por encima y no llega a filtrar. La solución era regar mu-chas veces, no con mucha cantidad de agua. Así que, una semanaantes de cada carrera, regábamos todas las noches por turnos pa-ra que se mantuviera la humedad. Imagínate lo que llevaba todoese trabajo, además de clavar todas las estacas, colocar la cinta...En cada carrera había que montar y desmontar todo el sistema. Eraun gran trabajo que hacíamos por afición, fruto de la pasión porel deporte, ya que no sacaba nadie ningún beneficio de ahí. Pe-ro eran muchos años haciendo lo mismo y estábamos un pocoquemados, sobre todo cuando ves que no sale gente nueva con ga-nas de tomar el relevo, aunque fuera con nuestro apoyo. Asi quesólo faltó la puntilla de que la propia federación que, con lo quesabe que cuesta montar una carrera, nos multase con dinero.

La raíz fue un plante de pilotos, en la última carrera dis-putada, el 30 de mayo de 1993. Aquello fue un desbarajuste, yaque nos equivocamos en la fecha de la carrera. Nos metimos muyen el verano y realmente salió polvo en la primera manga, a pe-sar de todo el trabajo de riego anterior. Así que en la segundamanga los pilotos no querían correr porque les parecía peligroso.Convocamos una reunión con los cargos federativos de la carreray una representación de los pilotos y a mí se me planteó que sí seles pagaba más a los pilotos sí que corrían. Yo les razoné que sirealmente era peligroso correr no iba a dejar de serlo porque seles diera más dinero y, en todo caso, si los pilotos querían más di-nero, pues que se lo plantearan a la federación para que aumen-tara los premios. Finalmente dije que no, que no se corría, ni co-brando ni sin cobrar. Yo entendía que si había habido un proble-ma y ese problema era consecuencia de la dejadez de la directivapues primero se comprueba y, si es así, pues lo lógico es que la fe-deración nos hubiera castigado con no darnos carrera del campe-onato de España al año siguiente. Hasta ahí lo entendía, pero queencima nos multasen con dinero, sabiendo lo que costaba montaruna carrera, aquello me llegó al alma. Así que dije: hasta aquíhemos llegado. Y la multa no lo pagamos. Somos morosos con lafederación, pero me importa un pito».

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e l m u n d o d e l a m o t o

y que llegó a ser campeón regional y luego hizo un8º de España. Aunque tuvo un par de caídas fuer-tes y le cogió miedo».

La vinculación ahora de Manolo Gómez conel mundo de la moto se reduce a las salidas alcampo los fines de semana con su peña, «que so-mos quince y todos venimos de aquella época», in-cluidos Colomina o «El Maño». Lejos queda el re-cuerdo de las 40 motos que han pasado por susmanos o la evidencia de que «yo he hecho verda-deras barbaridades encima de una moto». Hoy elplacer está en correr por el campo porque «te dauna sensación de peligro grande yendo a 40 ó 50km./hora». Y es que la búsqueda de sensacionesfuertes es algo innato a la moto, aunque esa sen-sación sea muy diferente en los pilotos de motode velocidad. «Para notar sensaciones fuertes encarretera, tienes que tomar las curvas a 180 o200 km. hora y, a esa velocidad, si tienes un fa-llo, lo más normal es que te mates» y pone comoejemplo la gente que se ha matado en la Carras-queta, «a donde iban a competir los quemaos dela competición de velocidad». Manolo Gómez no hasido piloto de velocidad, pero sí conoce a fondoel mundo del motocross y para él está claro don-de está la satisfacción: «Es dominar el peligroque estás provocando tú. Es tener la técnica pa-ra saber lo que tienes que hacer, lo que te da unasatisfacción tan enorme. Da lo mismo que saltesdiez que veinte metros. Hay técnica para saltar, pa-ra mantenerte en el aire, para caer. Lo importan-te es saber lo que estás haciendo. Indudable-mente hay un riesgo, pero en ese riesgo está la sa-tisfacción».

Hoy Manolo Gómez reconoce estar muy ale-jado de la competición («sólo sigo a Álvaro porla amistad que tengo con él y con sus padres»), pe-ro la sabiduría acumulada no deja dudas sobre laprincipal cualidad que tiene que tener un corredorde motocross: la condición física. «No te imaginasla preparación que hay que tener, porque en unacarrera se pueden perder tres kilos sólo en sudor.Siempre gana la carrera el que más fuerte ha es-tado, porque se duermen las manos o se agarrotany tienes que bajar el ritmo. En el caso de Colomi-na, que entrenaba durante toda la semana, tambiénhabía una estrategia previa según el tipo de cir-cuito y los rivales». Y quizá hay en el motocross,a juicio de Manolo Gómez, una excesiva agresivi-dad, «pero que no es premeditada, aunque puedacausar un accidente a otro piloto», cosa, por des-gracia, muy habitual.

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Se disputaron la supremacía del motocrossespañol en la segunda mitad de la décadade los 80, coincidiendo con la mejor épocadel circuito de La Melva, donde sus duelosatraían la atención de miles de

aficionados. Pablo Colomina tiene en laactualidad 40 años y hace una década que dejó lacompetición, después de haber sido campeón deEspaña siete veces. Luis López «Luisake» tiene 39años, fue campeón de España seis veces ytodavía sigue corriendo alguna prueba demotocross y de supermotard (combinación demotocross y circuito de velocidad), donde sigueganando alguna carrera. Los dos están tocadosseriamente de la rodilla.

Económicamente a Pablo lefue muy bien, ya que conel dinero que sacó de lascarreras pudo montaruna fábrica con otrossocios, que también va

bien. Está casado ycon una hija, «que

ahora tienecinco años,

muestra mucha soltura con el patinete ycuando la llevo en la moto me dice que le décaña, aunque espero que no se dedique a eso».Luisake sacó menos dinero de las motos, «conel que me compré mi casa y nada más». Estácasado, vende motos en plan autónomo eigualmente tiene un hijo, que sí se hacontagiado del ambiente familiar y ya sabe loque es disputar alguna con una moto pequeña».Símbolo de la rivalidad Elda-Petrel, los dossiguen siendo igual de amigos que antes, sibien reconocen que «entonces lo nuestro eramucho más fuerte». Como no podía ser de otramanera, un mano a mano, en la siguienteentrevista repasan juntoslo que significaronaquellos años paraellos y para elmotocross en el valley los enfrentan consu visión actual delasunto, mucho másdistanciada por elpaso deltiempo.

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duelo enLa Melva

Colomina Luisake

VIDAS PARALELAS

❿ Colomina y Luisake, en la actualidad.

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e l m u n d o d e l a m o t o

PREGUNTA. ¿Qué recuerdosconserváis de aquellos años en queos disputábais la supremacía del mo-tocross español? ¿Cómo veis todo esodesde la distancia que da el tiempotranscurrido?

PABLO. Cuando me encuentro aalguien por la calle y me dice ¡ché,campeón!, me quedo así como pen-sando: ¿campeón de qué?. Yo tengotan lejano aquello que me parece laprehistoria. Aunque, por ejemplo,ayer, que cayó un agua increíble, loprimero que hice fue ponerme el cas-co, coger la moto e irme por los ca-minos. Llegué empapado y hecho uncristo a mi casa, pero cuando me qui-té el casco pensé: ya sé por qué medediqué a correr durante quince años,esto es lo más grande que hay. En ese momento, abrien-do gas a tope y rompiendo los charcos, piensas ¡qué pa-sada de deporte!. Luego, cuando ya estoy metido en lavida diaria, se me olvida. Los sábados, cuando salimoslos amigos del motoclub o cuando vamos de vez encuando a alguna carrera del campeonato de España, síque siento algo. Pero el resto del tiempo me olvido.Luisake sí que sigue en contacto. Yo durante quinceaños lo di todo y lo dejé cuando tenía que dejarlo.Cuando estaba metido en la competición era diferente.Pero cuando dejas de hacerlo, el veneno se te va yen-do. El primer año no sabes qué hacer los domingos,tienes ganas de pegarte con alguien. Pero conformevan pasando los años el ansia de darle gas a la moto sete va pasando. Ahora lo veo desde otro punto de vista,me gusta disfrutar un rato de la moto. Ten en cuenta quecuando llevas tiempo compitiendo, al final, de algunamanera, empiezan a salirte las caídas y las lesiones quehas tenido. Los deportistas de élite, cuando se retiran,es porque les falla la rodilla o porque les falla un pie,o son los ligamentos. Las lesiones suelen poner fin a lacarrera profesional. Hay pocos que hayan salido intac-tos, el único, Toni Elías. Era tan pequeño que cuando secaía rulaba.

LUISAKE. Yo aquella época la tengo en la men-te todavía porque sigo compitiendo. Lo que he sabidome lo ha enseñado Pablo y estoy por ello. Lo que pasaes que por la pierna, por los años y por medios ya no sepuede hacer nada.

PREGUNTA. ¿Ha cambiado mucho el mundo delmotocross de vuestra época a ahora? ¿Seguís de cercala competición? ¿Qué es lo que más ha cambiado, la

manera de pilotar o los avances tecnológicos en lasmotos?

LUISAKE. Pienso que nosotros ya corríamos mu-cho entonces, tanto las motos como los pilotos. Noquiere decir que les ganáramos ahora, pero nosotros yacorríamos mucho en nuestro tiempo.

PABLO. No se puede comparar el nivel de ahoracon el de entonces, tanto en motos como en pilotos, co-mo no se puede comparar a Ángel Nieto con Rossi. A ca-da piloto hay que situarlo en su época. Ahora hay un pi-loto, García Vico, que lo está haciendo muy bien pero,aparte de él, todos los demás están por un estilo. No hancambiado tanto las cosas. Lo que pasa es que García Vi-co ha entrado con un esponsor muy fuerte, está ha-ciendo el mundial con Teléfonica y tiene un equipo muypotente. Pero nosotros también cogimos buenos es-ponsors y, de hecho, los únicos que ganamos cuatroduros fuimos nosotros. Ahora, aparte de un par de pi-lotos a los que les está yendo bien, el resto están muer-tos de hambre igual.

PREGUNTA. A simple vista en las motos de crossno parece que haya habido tanta evolución como enlas de velocidad, ¿no?

LUISAKE. En las máquinas de motocross, añotras año, hay una evolución muy grande. Lo que ocurrees que en motocross la primera vuelta la das muy rápi-do, pero luego pasan cuarenta por el mismo trazado yya no puedes ir tan deprisa. Es el piloto el que tiene quetrabajar.

PABLO. En el motocross siempre ha sido más im-portante el piloto que la máquina. Nadie te va a pasaren una recta como ocurre en la velocidad. Si eres bue-

❿ Mano a mano Colomina-Luisake en La Melva en una prueba puntuable para elcampeonato de España.

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no, con una moto de serie arregladapuedes estar delante. En velocidad esoes imposible.

PREGUNTA. ¿Con la desapari-ción del circuito de La Melva se aca-baron las posibilidades del motocrossen el valle? ¿Cómo veis a Álvaro Lo-zano, que es un poco vuestro ahijado,y a otros jóvenes pilotos que estánintentando abrirse camino en el mo-tocross? ¿Les aconsejáis o tenéis al-guna relación con ellos?

PABLO. El tema de La Melva esun tanto curioso porque cuando se hi-zo la última carrera yo ya estaba reti-rado y me metí en la organización. Yme di cuenta de que esa gente,quedurante tantos años se habían pega-do una paliza a trabajar por amor alarte, estaba como una cabra. Y les di-je que se olvidaran de mí. No sólo erael papeleo, era buscar patrocinado-res, era las horas que había que dedi-car al circuito y a dar la cara por ahí, total, para aca-bar mosqueándose con mucha gente. En cuanto a Álva-ro, tuvo una lesión muy importante de ligamentos y sequedó tocado. Ahora ya está a su ritmo. En las carrerasen que le he visto le he notado falto de agresividad, aun-que en Alhama de Murcia le dije que me había gustadomucho cómo había corrido, con ganas. Álvaro está en-tre los mejores de Espa-ña, lo que pasa es quetuvo mala suerte, serompió la rodilla y estáempezando a recuperar-se ahora. Pero si GarcíaVico no se constipa lova a tener difícil paraganarle, porque es unadiferencia muy grande.Entre Luis y yo no ha-bía diferencia, un díaganaba yo y otro día él.Pero ahora hay una diferencia más acusada y, salvo quecambien mucho las cosas, aún no veo a Álvaro para ga-narle a Vico. Es más joven que él, tendrá que pasar mástiempo.

LUISAKE. Lo de La Melva tenía que acabar por-que los circuitos se hacen viejos, y más ese, que nodaba más de sí porque salía la roca y ya no era una co-sa cómoda.

PREGUNTA. ¿Por qué, a diferencia de los pìlotos develocidad, los mejores pilotos de motocross españoles lue-go no conseguíais buenos resultados en el europeo o en elmundial?

PABLO. Yo tengo mi razón y es que empecé a ir almundial cuando tenía veinticinco años porque no tuve me-dios ni dinero para hacerlo antes. A esa edad tienes ya que

ser campeón del mundo,no puedes empezar a co-rrerlo entonces. Yo pun-tué cuatro veces (dos no-venos, un doce y un quin-ce) y puntuaba siempreen terreno duro, que erancomo los circuitos espa-ñoles. Pero cuando me po-nían arena, barro o terre-no blando no tenía nadaque hacer porque no es-taba acostumbrado. La

primera vez se vino Luis conmigo al mundial en Suiza, es-taba diluviando en los entrenamientos y Luis tardó 45 mi-nutos en sacar la moto de un agujero.

LUISAKE. Y cuando conseguí sacarla me caí por unribazo... casi me muero.

PABLO. Me acuerdo que estábamos los dos dentrodel furgón, que se había quedado de lado, todo lleno degoteras, los dos empapados de barro, hasta la perra. Se me

PABLO: Durante quince años lo ditodo y lo dejé cuando tenía que

dejarloLUISAKE: Aquella época la

tengo en la mente todavía porquesigo compitiendo

❿ Dos momentos del recibimiento a Colomina, acompañado por Luisake, alproclamarse campeón de España por primera vez en 1984.

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e l m u n d o d e l a m o t o

queda mirando Luis y me dice: ¿Con que vente al mundial,eh?.

LUISAKE. Yo he ido casi todas las veces al mundialcon Pablo y me he quedado a décimas de clasificarme paracorrer, pero con décimas había treinta tíos.

PREGUNTA. ¿Cómo se explica que tuviérais tanta ri-validad entre vosotros y fuerais al mismo tiempo tan ami-gos?

PABLO. Hubo unatemporada en la que iba amuerte con Luisake y si hu-biera podido arrancarle unapierna se la hubiera arran-cado. Y él a mí lo mismo.Hubo un momento en queestábamos muy picados.Éramos amigos, pero de losque nos mirábamos de reo-jo. Había bastante igualdady, aunque éramos amigos,había un odio a muerte.

LUISAKE. Es bastante lógico que pasara eso. Real-mente éramos amigos, pero ahí siempre había algo. Pablofue el que me inició y el que me llevó a todos los lados, loque pasa es que dos gallos en el mismo gallinero siempre tie-nen que pelear.

PREGUNTA. ¿Cómo veis en la distancia la aficiónque había aquí al motocross en la época de La Melva? ¿Cuan-

do habláis con al gente, qué os comen-tan?

LUISAKE. Es que entonces se ha-cían las carreras para el público y coin-cidía que había dos corredores, campeóny subcampeón, de dos pueblos tan pe-gados. Esa rivalidad es como si hoy sejuega un Madrid-Barça. La afición se que-dó un poco huérfana cuando acabó esa ri-validad.

PABLO. Cuando veo a la gentelos fines de semana o contentilla en Mo-ros, me doy cuenta de que hay muchanostalgia, de que se ha quedado un va-cío.

PREGUNTA. ¿Vuestra manera decorrer era muy distinta?

LUISAKE. Siempre se ha dichoque Pablo era más técnico y yo le echa-ba más corazón, pero Pablo daba todo loque tenía que dar. Él tenía un estilo más

fino y yo más agresivo.PABLO. El tener un estilo diferente no quiere decir

que se sea más eficaz. Es más eficaz el que gana.

PREGUNTA. ¿Y en cuanto a las motos que llevábais,cuál era la mejor?

LUISAKE. Pablo corrió dos o tres años con KTM y erauna de las mejores motos. Lo que ocurre es que el material

era muy blando, se rom-pía mucho y había queestar cambiando piezascontinuamente. Yo siem-pre he llevado Honda,que es donde me acopléy es una moto irrompi-ble. Aparte, las Hondaeran muy difíciles demanejar y yo me gastémucho dinero para quesiempre llevaran lo me-jor en suspensiones,

amortiguadores... El motor me lo hacían como hacía falta.

PREGUNTA. ¿Hay que estar un poco loco para com-petir en moto?

PABLO. Hay que tener un puntico de locura, porquehay momentos en que te la tienes que jugar porque si en esemomento no te la juegas no pasas delante y no ganas. Hayque tener un punto de locura dentro de la cordura. Si no tie-nes ese toque, de echarle más huevos que el otro, no ganas.

PABLO: Yo fui al mundial a los 25años y a esa edad ya tienes que ser

campeónLUISAKE: Lo de La Melva tenía

que acabar porque los circuitos sehacen viejos, y más ése

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LUISAKE. Loco es el que lo hace sin saber. De lo quese trata es de haber entrenado mucho y de saber hasta dón-de llega tu cuerpo. Nunca te pasa por la cabeza que te pue-das pegar una piña y quedarte parapléjico.

PABLO. Cuando te empieza a pasar eso por la cabe-za es el momento de retirarse. Un piloto de competición nun-ca mira las noticias trágicas relacionadas con los pilotos yes muy difícil que un piloto vaya a ver a otro al hospital siha tenido un accidente. Es como un caparazón que te po-nes: sé que eso está ahí pero no está. Cuando estás en unsalto de 30 metros con cuatro pilotos más y piensas enesas cosas, lo mejor es que vendas la moto y te dediques aotra cosa.

LUISAKE. Normalmente eso sólo pasa en la cabezade carrera. Yo ahora voy del diez para atrás y a lo mejor lle-vo el ritmo, pero prefiero ir detrás.

PABLO. Cuando él era ‘El rayo de Petrel’ y yo el ‘Em-perador de Elda’ salíamos a ganar. Ahora yo soy ‘el sardine-ta a la plancha’ y él ‘el calambre de Petrel’.

PREGUNTA. ¿El interés por la moto se pierde con laedad, al no tener ya la tensión de la competición, u os vaa acompañar toda la vida?

LUISAKE. Yo lo tengo presente porque estoy muy encontacto con la moto y me codeo con la gente que sigue ac-tiva haciendo carreras. Además, me gusta salir en moto.Ponerte el casco es olvidarte de problemas familiares, de le-tras... es mirar solamente hacia adelante y dedicarte a ha-cer un buen derrapaje o un salto perfecto. Para mí es comouna droga.

PABLO. Para mí es algo diferente

PREGUNTA. Junto con otros antiguos corredores te-néis una peña con la que salís a campo los fines de sema-na, ¿no?

PABLO. Somos quince pero nunca salimostodos. Solemos salir casi todas las semanas seiso siete y hemos tenido que cambiar un poco elchip: llevamos todos seguro, la matrícula... Unavez me pararon los del Seprona cuando iba pordelante para decirme que no podíamos ir más decinco cuando iba solo. Es una lástima porque ennuestro grupo, que ya somos carrozas, ¡dejare-mos de saber cómo hay que hacer las cosas!. Pe-ro en este tema pagan justos por pecadores ynos tratan igual que a un chaval joven que semete por todos los lados. A los viejos rockeroscomo nosotros nos meten en el mismo saco.Pero eso siempre ha sido así tanto en el campocomo en la ciudad, aunque hay zonas en Espa-ña donde el motero aún lo tiene más duro.

PREGUNTA. ¿Guardáis las motos con que corríais?¿Tenéis motos nuevas ya sea de campo o de carretera?¿Sois coleccionistas?

PABLO. Yo tengo una scooter y una moto de cam-po, que la cambio todos los años por un modelo que meguste. La tengo por tener una moto para salir al campo.El caso de Luis es diferente porque él sigue haciendo ca-rreras.

LUISAKE. Con la mía hago carreras de cross y deasfalto. A lo mejor la cambio cada dos años, porque tam-poco la uso mucho. Y tampoco salgo mucho al campo, yaque el Seprona se está poniendo muy duro. Hay cosasque no se pueden hacer y nosotros estamos por la laborde respetar el monte, pero se pasan y hay veces que asus-ta salir al campo con la moto. Procuramos hacer las co-sas como ellos dicen, pero al final siempre te sacan algo.

PREGUNTA. ¿Qué os queda, en definitva, de aque-llos años?

PABLO. Ésos han sido los mejores años de nuestravida. Éramos jóvenes, ganábamos más dinero del quepodíamos gastar y nos surgían más novias de las que po-díamos atender. Encima eras una persona conocida. Re-cuerdo una vez que tenía que coger un avión y por la ca-rretera pisé una raya continua. Cuando me paró la Guar-dia Civil no sólo no me multó, sino que me escoltó has-ta el aeropuerto. Hace poco me pararon por exceso develocidad y me quitaron el carnet un mes. Ibas al médi-co y no hacías cola... Todo aquello se acabó, pero si medieran a elegir, yo cambiaba diez años de aquéllos a cua-renta de éstos. A ver, dónde hay que firmar.

LUISAKE. A mí si me ponen una rodilla nueva em-piezo a entrenar otra vez. Lo que está claro es que aho-ra el mejor día de la semana es el sábado, que es cuan-do te subes en la moto.

❿ Foto de la época alusiva a la rivalidad-amistad entre Colomina y Luisake.

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e l m u n d o d e l a m o t o

Han pasado más de dos añosdesde que Alejandro PérezMataix abandonó el moto-cross. La causa directa fueuna caída en un salto en lacarrera de Alhama de Mur-

cia, en el que volvió a lesionarseseriamente la rodilla cuando iba lí-der del campeonato de España. Pro-fesionalmente estaba en un granmomento: había cambiado a Honda,tenía grandes proyectos, incluso decorrer un buen número de carrerasinternacionales, y en su palmarésfiguraban dos campeonatos de Es-paña de 250 c.c. como junior y untercer puesto en el europeo abso-luto del cuarto de litro, además dedos campeonatos nacionales de su-percross y un subcampeonato en lamisma cilindrada. 1999 era, portanto, un año clave, pero al rom-perse por tercera vez los ligamentosde la rodilla izquierda dijo «se aca-bó». Y es que llovía sobre mojadoporque en la temporada anteriortambién estuvo acosado por las le-siones: «Comencé la temporada del98 con una lesión de rodilla, mefracturé luego el ligamento en Por-tugal y estuve tres meses sin co-rrer». Sólo pudo correr al completoel campeonato de supercross y en laúltima prueba, «jugándome el cam-peonato, el piloto granadino JavierMacho, en una mala maniobra merompió el pie faltando dos vueltaspara acabar la carrera, relegándo-me al segundo puesto». Pero como el propio Alejandrocomenta, el motocross «es un deporte que exige rendi-miento físico y los años no pasan en balde. Puedes co-rrer de los 15 a los 27 años, hasta los 30 si eres unfuera de serie, porque el físico se castiga mucho».

El cansancio y tantos percances acumulados ce-rraron una brillante carrera deportiva y una trayectoriaque siguió manteniendo muy alto el pabellón del mo-tocross local en la década de los 90. Mataix sólo corriódos carreras en La Melva «cuando era aún un piloto

CON DOS TÍTULOS DE ESPAÑA EN MOTOCROSS Y SUPERCROSS EN SUPALMARÉS, LAS LESIONES PUSIERON FIN A SU CARRERA DE PILOTO DE MOTOS

Alejandro Pérez Mataix:del motocross a los rallyes

❿ Alejandro Pérez Mataix, en su última temporada como piloto de motocross.

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inexperto», y todavíallegó a correr con Colo-mina y Luisake «cuandoellos se jugaban el cam-peonato de España». Pi-loto hecho a sí mismo,reconoce que sólo reci-bió algo de ayuda deColomina, al que en elaño 92 le arrebató elcampeonato nacional desupercross cuando Pablo se despidió de la competición.Pero, curiosamente, nunca ha mantenido relación conLuisake, con el que coincidió posteriormente en bas-tantes carreras.

Después del tiempo transcurrido desde que dejólas motos, a Mataix se le siguen poniendo los pelos depunta (los que le quedan) cuando se le recuerda su eta-pa en el motocros, aunque su opinión sobre ese mun-dillo no sea muy edificante: «El motocross ha sido mi vi-da desde niño y mi profesión, lo que pasa es que si lobueno cansa, lo malo más. Por lo que me comentan,porque estoy muy apartado de las motos, el tema estáigual o peor a nivel económico, de organización, detodo. Es una lástima porque es un deporte bonito y es-pectacular y, siendo un deporte de masas podría movera más gente de la que mueve, pero por intereses fede-rativos o por lo que sea no está bien movido. Es así detriste. El motocross está igual que hace tres años, ga-nan dinero dos y a los demás les cuesta mucho».

De todas formas, Alejandro encontró muy pron-to un sustitutivo de su ansia de competición y para se-guir manteniendo su especial duelo con la velocidad: sepasó a los rallyes de coches y, además, de una manerainmediata: «Con una rotura de liga-mentos puedes hacer una vi-da normal siempre que nohagas mucho esfuerzofísico, así que a las e m a n a si-guiente de

dejar las motos fui a verun rallye a Alcoy. El úl-timo coche que pasó eraun 127 de rallye y medije que ese coche nodebía valer muchas pe-rras. Eso fue domingo yel martes me fui a ver aun piloto de aquí de El-da que me orientó paracomprar un coche bara-

to, A la semana ya lo tenía y lo compré a medias con unamigo por 400.000 ptas. Hicimos varios rallyes con ély en dos años, además de ese AX hemos tenido otros trescoches más: un Peugeot 106, un Fiat Punto y un RenaultMegane. Ahora tenemos un Renalut Clío con 240 caba-llos, un coche ya importante».

Esta progresión con los coches de competición nole hace olvidar a Alejandro que la situación ahora es muydiferente a la época en que era una figura de las motos,ya que «ahora mi medio de vida es el trabajo. El cochees un hobby, aunque nos gusta hacerlo bien. La prue-ba es que en dos años ya hemos tenido cuatro cochesy, de hecho, hemos ganado alguna carrera a nivel re-gional». Pero como reconoce, «en el mundo de los co-ches no somos nadie, no tenemos patrocinadores, no hayuna empresa detrás como yo tenía con las motos, consu director deportivo y su departamento de publicidad.No tenemos otro objetivo que pasárnolo bien, porquenos gusta». Y su nueva faceta de piloto de coches tam-bién tiene la ventaja de «poder dormir por las noches,cosa que no siempre ocurría con las motos, sobre todocuando te estabas jugando un campeonato de España.No quiero volver a eso».

«Por lo que me comentan, elmotocross está igual o peor que

hace tres años. Por interesesfederativos o por lo que sea no

está bien movido»

❿ El coche de Mataix en competición.❿ El coche de Mataix en competición.

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e l m u n d o d e l a m o t o

BUSCA GANAR COMO SENIOR LOS CAMPEONATOSNACIONALES QUE CONSIGUIÓ COMO JUNIOR

Álvaro Lozano, la herenciade Colomina y Luisake

Alvaro Lozano comenzó a correr a los 8 años, ama-mantado por los conocimientos de Colomina y Lui-sake. Perseveró y creció como piloto de motocrossconsiguiendo, como junior, un campeonato de Es-paña de 250 cc. corriendo con una moto de 125cc.,cilindrada en la que también posee un título na-

cional de supercross y un subcampeonato, también comojunior. Hoy, a las 20 años, se encuentra en un momentoclave de su carrera deportiva. Después de haber supera-do una grave lesión de rodilla (se partió el liga-mento cruzado anterior, lo que le hizo per-derse toda la temporada pasada), reinicióen febrero de este año la competicióncon la esperanza de recuperar prontoel nivel de competición y con la me-ta de revalidar como senior los títu-los que consiguió como junior. Ahoracorre en la categoría open (250 cc./500cc.) al haberse unificado las dos ca-tegorías en una, en unas condicio-nes buenas: «Económicamente,siempres tiras por lo bajo», decía elmes de mayo pasado, «pero ahoramismo estoy viviendo de lamoto. Tengo una moto muybuena, una KTM de fábricacon un buen material yun buen kit de prepara-ción. Y luego tengo dosmotos más, una está he-cha por un preparador deBarcelona, que será conla que seguramente co-rra el campeonato deEspaña de super-cross». Esta espe-ranza de Lozanode hacer las co-sas bien en elnacional de su-percross, com-petición que sedisputa en me-

dia docena de pruebas en verano haciendo un parón enel campeonato de España de motocross, no ha resultadotodo lo bien que esperaba: varias caídas le provocaron da-ño en la espalda y un pinchazo en el nervio ciático. De

ir segundo, con la lesión se perdió dos carrerasy finalmente ha quedado en quinta posi-

ción. Algo mejor le ha ido en el na-cional de motocross donde ha po-

dido subir al podio como tercerclasificado. Tal y como se han de-

sarrollado las cosas, Álvaro conside-ra esta clasificación un triunfo, «sien-do mi primer año en esta categoría».

Álvaro tenía también intención deacudir al campeonato de Europa,

algo que finalmente no ha he-cho «por decisión del equi-

po». Sí que iba a estar pre-sente, como colofón de la

temporada, en el super-cross internacional del

Palu Sant Jordi deBarcelona, «donde

acuden los mejores pi-lotos del mundo».

Los resultados cosecha-dos esta temporada, pero so-

bre todo la buena recupe-ración de la rodilla, lehan abierto buenas pers-

pectivas al piloto para el añoque viene. Álvaro sabe de la difi-

cultad que supone vencer aGarcía Vico, el número 1 delmotocross español en la ac-tualidad, o de superar a

❿ Álvaro Lozanocompitiendo el mes deagosto pasado enAlgeciras, en una de laspruebas puntuables parael campeonato de Españade supercross.

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otros corredores que por el momento aún están por de-lante de él, pero no considera que haya ninguna bestianegra: «Qué va, no hay nadie. Lo que pasa es que es di-fícil coger el ritmo después de estar un año parado y sien las primeras carreras estaba luchando por entrar en-tre los diez primeros, ahora ya estoy luchando por el ca-jón. No me veo inferior a nadie». Álvaro no sabe si el añoque viene seguirá con KTM fábrica o «mejorar para hacerel campeonato de España y el mundial», que son sus ob-jetivos.

Aviso para navegantes con ruedas. Para un chavalde 20 años como Álvaro, mantener un nivel de competi-ción alto es muy sacrificado, «no sólo por la competición.Tienes que entrenar mucho, renunciar a divertirte, a no-vias. Tienes quecuidar el cuerpo,la alimentación,renunciar a mu-chas cosas... tie-nes que dedicar-te completamen-te a ello si quie-res hacer algo».

Él lo tienemejor que otrospilotos que quie-ren abrirse cami-no, aunque tam-bién padece losinconvenientesde no tener don-de entrenar cer-ca: «casi siempreentreno fuera porque los circuitos de por aquí están muyestropeados. Si quieres aprender tienes que buscar cir-cuitos grandes, con buenas trazadas». En cambio, el en-trenamiento del supercross es completamente distinto; «Elmotocross funciona por tiempos y el supercross es aquince vueltas en un estadio, muy deprisa y con muchosobstáculos. Cansa mucho y es muy distinto el entrena-miento, tanto físico como en la moto. No hay circuitosde supercross, porque se hacen para una carrera y luegose desmontan. Hay algunos circuitos fijos como uno enAhielo de Malferit, que es de mi mánager y allí es don-de más me entreno».

El mejor recuerdo que conserva Álvaro Lozano escuando ganó su primera carrera como senior en un cam-peonato de España. Fue hace dos años cuando aún com-petía en 125 cc. «Gané la primera manga con todos los pi-lotos, ya que entonces corríamos todos juntos. Fue unaalegría muy grande porque era una meta que veía impo-sible y, a partir de ahí, empecé a darme cuenta de que no

es imposible nada». ¿Ni siquiera ganarle a las motos de500 cc. con las que tiene que competir ahora en la cate-goría open?: «Las motos de 500 son de cuatro tiempos ycon la que corro yo en 250 cc. es de dos tiempos. Las cua-tro tiempos tienen mucha más tracción y, aunque creía-mos que no iban a correr tanto, la verdad es que están ti-rando fuerte, aunque no es muy difícil ganarles. El únicoque está delante es García Vico, que lleva una 540».

Álvaro Lozano siempre ha vivido a caballo entre El-da y Petrel. Ahora tiene instalado el cuartel general en uncampo de Elda, donde vive prácticamente todo el año, sibien oficialmente está inscrito en el Motoclub de SanVicente, «porque el motoclub que se ha creado en Eldaaún no está hecho». Según como madure y respiren los

que lo llevan es-taría dispuesto ainscribirse aquí.Hoy por hoy,Álvaro Lozanotiene la moral al-ta para poderconseguir su sue-ño actual de ga-nar el campeona-to de España se-nior y lo únicoque desea es quele respeten las le-siones: «Yo quie-ro estar ahí paraganar, no parachupar cola y dehecho es lo que

estoy intentando. No puedo poner una fecha límite, Voya estar todos los años que Dios quiera y aguante».

No obstante, Álvaro se está buscando el futuropara cuando su carrera como piloto termine. Un futuroque, cómo no, está ligado al mundo del motor: «He es-tudiado locomoción y seguro que voy a estar metido enese mundo y, además, me gusta mucho. Mi ilusión esmontar algo relacionado con las motos, una tienda chu-la... y tener algún equipo con pilotos jóvenes buenos».De hecho, los pilotos jóvenes que están compitiendo es-tán entrenando con él. De todos ellos, Álvaro destaca aÁngel Román «El Chino», «que es el que más en serio selo ha tomado. Ya ha tomado parte en pruebas del cam-peonato de España en 125 cc., se ha clasificado bien.Ahora va 5º en el territorial junior y puede ser que parael año que viene fiche por KTM». Además de Ángel Román,está «Palazón, de Petrel y unos cuantos más». En cual-quier caso, lo importante es que la antorcha del motocrossen el valle sigue encendida.

«Yo quiero estarahí para ganar, nopara chupar cola.No puedo poneruna fecha límite,voy a estar todos

los años queaguante»

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e l m u n d o d e l a m o t o

Pedro Antonio y Alejandro MuñozPasión por el motocross y mala suerte

Nombres como Pablo Colomi-na, Luisake o Álvaro Lozanoha eclipsado los de otros co-rredores de motocross que, sino han conseguido tantostriunfos como éstos, sí han

derrochado la misma pasión en lapráctica de un deporte tan arriesga-do como espectacular. Es el caso dePedro Antonio Muñoz, que empe-zó la práctica del motocross a los16 años, debutando en 1990 en eldesaparecido circuito de La Melva.Y no estuvo mal su bautizo de barro,ya que hizo el 4º puesto en la pri-mera manga y el 13º en la segunda.A partir de entonces, Pedro partici-pó habitualmente en el campeonato de España y en los te-rritoriales valencianos y murcianos, ocupando casi siem-pre los primeros puestos, coincidiendo con corredores co-mo Agapito García, que fue campeón de España, Alejan-dro Pérez Mataix, Edgar Torrenteras, David Avilés, queahora está parapléjico como consecuencia de un acci-dente, Luisake y Colomina. A finales de 1993, en Monó-var y durante un entrenamiento, Pedro chocó con otromotorista que hacía el circuito en sentido contrario. Pe-dro se rompió el esternón y permaneció dos días en co-ma. Volvió a los circuitos en 1996, pero sólo participó enalgunas carreras, «mientras me duró el presupuesto», y lle-gó a hacer un 4º y un 7º puesto en Murcia corriendo «contodos los buenos». Esa acuciante falta de presupuestopara continuar en la competición y la necesidad de ganarsela vida provocaron su retirada en 1997. Ahora, con 26años, regenta un bar tan motero como el Daytona, esuno de los fundadores del motoclub Los Templarios y tie-ne dos motos, «una de custom y otra de cross». Con es-ta última, todavía se pierde por el campo para cultivar unapasión que nunca le ha abandonado.

Mucho más breve fue la carrera deportiva de suhermano Alejandro, que empezó en el motocross cuandotenía 7 años de edad y que se retiró a los 12 años tras elgrave accidente de Pedro. En este lapso de tiempo, Ale-jandro ganó el campeonato murciano y el valenciano y so-lía estar entre los cinco o diez primeros en todas las ca-rreras que disputaba. Entre otros, competía con ÁlvaroLozano, Edgar Torrenteras, que ahora corre el campeona-to del mundo de supercros, y Manuel Rivas. En la actua-

lidad, Alejandro tiene 21 años y trabaja con su hermanoen el Daytona. Motero de pro, también es miembro deLos Templarios.

❿ Los hermanos Muñoz descansando en una de las carreras.

❿ Pedro Antonio Muñoz disputando una prueba puntuable parael campeonato de España de 125 c.c. en San Fulgencio.1992

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1992: el año del enduro

Al igual que en el motocross, ha habido pilotos de la zo-na que han destacado en la modalidad de enduro, comoes el caso de José Fernando Chorro, que se proclamó

campeón de España en la categoría trail (motos superioresa 500 c.c.) en 1992, después de haberse sido también cam-peón autonómico. Aquel año fue especialmente brillantepara los pilotos encuadrados en el C.M.E.I. porque, ade-más, Luisake conseguía el campeonato de España de mo-tocross en 250 c.c. mientras que Alejandro Pérez Mataix

hacía lo propio en el nacional de supercross en elcuarto de litro, con Colomina subcampeón en sudespedida de la competición.

El enduro es una especialidad de la mo-to de campo, diferente al motocross porque

cuentan muchas más variantes, además dela velocidad pura en mal terreno, según

apunta Manolo Gómez: «Hay zonastrialeras más difíciles de pasar y el

mérito está en pasarlas; es mu-cho menos popular porque nohay circuito, ya que una vueltapuede extenderse 100 kms. yse pierde de vista la carrera;las motos son parecidas a lasde motocross, aunque tienenmenos potencia y deben de ir

legalizadas para poder andar porla calle».

Ese mismo año, 1992, elC.M.E.I. organizó una prueba de en-duro en Elda. «Montamos una pruebade resistencia para los pilotos queya nos habíamos retirado», dice Gó-mez. Aquella prueba era puntua-ble para el campeonato autonó-mico y contó con la participación

de 67 pilotos repartidos en sietecategorías, congregando a muchopúblico en el jardín del Vinalopó

para ver la cronometrada y en las la-deras de Bolón para seguir las tria-leras. El resultado de la experien-cia no pudo ser mejor ya que Pa-blo Colomina se adjudicó el pri-

mer puesto en la categoría super-senior y el petrerense José Fernando

Chorro ocupó la primera posición enla categoría trail.

Ángel Román Martínez destaca entre los pilotosactuales de motocross

La cantera de pilotos de motocross que despunten actual-mente no es muy abundante. El que mejor progresión lle-va por el momento es Ángel Román Martínez Peña «El Chi-

no». Tiene 21 años. Después de dos años de foguearse en lacompetición, esta temporada ha sido su primera en serio alhaber estado entrenando con Álvaro Lozano. Como junior, co-rriendo en la cilindrada de 125 cc. le ha ido «bastante bien».A falta de dos carreras, tenía asegurado el tercer puesto enel campeonato territorial de la Comunidad Valenciana,con la esperanza de poder quedar finalmente segun-do. Ha corrido también bastantes carreras en Murciay, aunque son carreras donde no puede puntuar,siempre ha subido al podium (2º o 3º).También ha corrido este año cuatropruebas del campeonato de España.En todas ha conseguido clasificar-se y espera poder hacerlo tambiénel año que viene como senior. Aparte de tener el apoyo de sus pa-dres y la ayuda de Neumáticos Gi-ménez, para las ruedas, y de Ma-nuel Giménez, en la mecánica, lecuesta dinero competir, ya que lospremios en metálico («en Murcia sonmayores») todavía no le compensan.Ángel Román es consciente de que haempezado tarde a correr. Eso tam-bién tiene la ventaja de que no hasufrido lesiones graves, aparte de al-gún que otro esguince. En ese sen-tido, el año que viene será clavepara saber si puede llegar máslejos y cumplir su sueño depoder dedicarse íntegramen-te a correr.

En la misma ondaque Ángel Román, peropor detrás de él, «por-que yo soy también elque más me he esfor-zado», hay algunos co-rredores como «IvánPalazón, que es de Pe-trel, y José Luis Gil,que sale más para pa-sar el rato».

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e l m u n d o d e l a m o t o

VARIOS MOTOCLUBES PROMOCIONAN ELEXCURSIONISMO A BORDO DE UNA MOTO

No todos los moterospierden el resuello porcompetir a toda má-quina en pistas, circui-tos o carreteras. Loshay que prefieren, co-

mo aquellos pioneros del Ves-pa Club, perderse en las carre-teras a lomos de sus máquinas,el sol y el viento en la cara,en compañía de sus colegas,sin prisas y con alguna pausa,para disfrutar de paisajes ynuevos lugares y, de paso y siel calendario es propicio, par-ticipar en esas gigantescasconcentraciones moteras quese celebran por toda la geo-g r a f í a i b é r i c a . L a Pe ñ aUuuuuui, Los Templarios y elCustom Cadenas son los mo-toclubes de Elda que, de algu-na forma y con más o menosintensidad, han encarnado yencarnan en los últimos tiem-pos esta especie de «motoex-cursionismo» organizado, conel parche del club como divisay la moto como algo parecidoal DNI, es decir, personal e in-transferible.

LA PEÑA UUUUUUUI

La Peña Uuuui se dio aconocer en marzo de 1998 araíz de organizar un denomi-nado I Almuerzo Motero «Ciu-dad de Elda». Concretamente,fue el 29 de marzo cuandoacudieron al Parque de San

Moto, carretera y parche

❿ Dos instantáneas del II Almuerzo Motero, organizado por la Peña Uuuuuui en el Parque deSan Crispín. Abril de 1999.

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Crispín más de dos mil personas y entre ochocientas ymil motos procedentes en su mayoría de las provin-cias de Alicante y Murcia, aunque también hubo moterosde Sevilla, Barcelona, Madrid, Zamora y otras zonas delpaís. La Peña Uuuui, que aprovechó la organizaciónde este encuentro motero para darse a conocer ante losmedios de comunicación y la ciudad en general, se es-meró en que todo saliera bien e hizo de tripas corazónante la amenaza de lluvia, que no llegó a materiali-zarse. Con la colaboraciónde varias firmas comercia-les y el apoyo logístico delAyuntamiento, todo salióbien. Hubo actuacionesmusicales y concursos, sor-teos de regalos y comidacomunitaria aportada porla organización e incluidaen el ticket de acceso, quese vendió al precio de milpesetas. El espectáculo deverdad se vio cuando to-dos los moteros montaronen sus vehículos, algunoseran de película, para ha-cer un recorrido por las ca-lles de Elda.

Después de la expe-riencia, poco se supo dela peña Uuuui, aunque sesuponía que sus miembros,salían a otras concentra-ciones moteras en el restode España y que tambiénorganizaban excursiones engrupo. La peña motera vol-vió a la actualidad a raízdel II Almuerzo Motero«Ciudad de Elda», celebra-do el 18 de abril de 1999en el mismo escenario queel anterior, el Parque deSan Crispín. Las cifras deasistentes fueron similares alas del 98 y, como novedades, hubo una carpa con dosexposiciones: una de motos actuales y otra de clásicas.Por supuesto, no faltó esa excursión por la ciudad concientos de espectaculares motos, en perfecto orden dedesfile, rugiendo por las calles.

A partir de ese segundo encuentro motero, se lepierde la pista a la Peña Uuuui, que se fue disolvien-do poco a poco al quedarse sin el local de reuniones

que tenía y también por diferencias entre algunos desus miembros. Según noticias recogidas de aquí y allá,aún quedan algunos moteros en la peña, aunque lamayoría de ellos han recalado en el moto club LosTemplarios.

A pesar de una trayectoria relativamente breve,el balance de la Peña Uuuui es netamente positivo poruna razón muy concreta: el nombre de Elda fue conoci-do en todos los ambientes moteros de España gracias a

esos dos almuerzos sobreruedas que fueron difundi-dos en todas las revistasespecializadas y a través deInternet. Los costes eco-nómicos fueron cuantiosos,también los personales, laorganización muy compli-cada y los resultados, aun-que buenos, no lo fuerontanto como se esperaba.Pero, gracias a la PeñaUuuui, Elda fue otro puntode referencia para los mo-teros de toda España y laciudad pudo mostrar lagran afición al deporte delas dos ruedas que siemprela ha caracterizado.

CADENAS

Mucho más radicalen sus planteamientos, es-trictamente moteros, porsupuesto, es el Moto ClubCustom Cadenas, con unadecena de miembros, entreellos una mujer, algo nomuy usual en ambientesmoteros, esencialmentemasculinos. A diferencia dela Peña Uuuuy, que era de

motos de carretera, el motoclub, como su nombre indica,

sólo acepta motos custom, una palabra inglesa que se-gún Antonio Lledó «Largo», uno de los fundadores,quiere decir algo así como «a tu manera». Es decir, sonmotos de serie, generalmente Harley Davidson, Shadow,Virago, Intruder, Vulcan... adaptadas por los propiosusuarios a su gusto y diferentes a las de carretera, co-nocidas en el ambiente como «erres», que suelen ser demayor cilindrada y mucho más veloces. Entre las custom,

❿ Parche del Motoclub Cadenas Bikers.

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la Harley es la reina indiscutible a pesar de la crecien-te competencia de otras marcas.

La gestación de este nuevo moto club ha dura-do bastantes años, ya que, de hecho, aunque de mane-ra informal, ya existía en cuanto la mayoría de susmiembros se reunían y organizaban sus propias movidas.Era habitual que salieran a concentraciones y reunionesmoteras o que organizaran sus propias excursiones yfiestas sin salir de Elda, todo muy en plan colega y na-da más. El propio Antonio y algunos moteros más, através del pub El Paso, organizaron un Encuentro Cus-tom el 11 de septiembre de 1993 en la Plaza de Torosde Elda. Acudieron motoclubes Custom de varias pro-vincias y fue toda una exhibición de espectaculares mo-tos, cada una de ellas arreglada a la manera de su due-ño y por él mismo porque, como dice Antonio, «dentrode lo bueno y de lo malo, este tipo de moto está paraeso, para exhibirse». Por aquella época, bares como ElPaso o Mastaba (hoy lo son el Ataskas y el Daytona) eranun punto de referencia para la gente de Elda y de la co-marca metida en el rollo custom, que tiene su propia pa-refernalia, en la que nunca faltan la bebida, cerveza

sobre todo, y los conciertos de música. Son particula-ridades de un espíritu motero que, según Antonio, «to-dos lo tenemos, desde un chaval que va en scooter has-ta nosotros, con todo tipo de cilindradas y modelos.Pero los de las motos de carretera van más a la veloci-dad y nosotros a ver quién tiene el manillar más alto ohace más ruido. También nos diferencia el tipo de in-dumentaria: si yo entro en un bar, nadie se entera de sillevo moto o no llevo. A los de velocidad se les ve en-trar y se nota enseguida, por el mono, por las botas...».También la forma de celebrar una fiesta marca las dife-rencias: «En la última fiesta que hicimos, había cerve-za gratis en el bar y un concierto, algo que no se hu-biera hecho en una fiesta de otro tipo de motos: se hu-bieran ido a subir la Carrasqueta». Una excursión demotos custom incluye varias paradas, ya sea para tomaralgo o para contemplar el paisaje. En las motos de ca-rretera, se trata de llegar antes que los demás al pun-to de destino.

Todos los Cadenas llevan en esto de la moto másde diez años y algunos mucho más de diez. Antoniomismo perteneció a otro ilustre moto club de la pro-

❿ Moteros del Cadenas Bikers en el castillo de Novelda. Diciembre del año 2000.

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vincia, los Falcons, radicados en Alicante. Pero fue enla primavera de 1997 cuando los primeros miembros delhoy legalizado moto club eldense comenzaron a salir porahí a lomos de sus vistosos vehículos. Algunas de estassalidas llegaron a convertirse en «clásicas», ya que serepitieron todos los años y, más o menos, en las mismasfechas. En julio del 97 se organizó la primera de estassalidas clásicas, concretamente al río Clariano. En di-ciembre del mismoaño, y de formaespontánea, entremúsica, cerveza yrisas, surgió la Sa-lida del Fin deAño, que se haconvertido en lafiesta anual delmotoclub. Y enmayo del 99 se or-ganizó la tercerade estas salidasanuales, la SalidaLegionarios. Ade-más, los Cadenasno suelen faltar alas concentracio-nes moteras deNovelda, Alhama,Zaragoza... Su pre-sentación comomotoclub, aunquetodavía se estabaen fase de papeleopara su legaliza-ción, fue haceunos meses en elbar Ataskas. Supropietario, EmilioAgulló, que parti-cipó en bastantessalidas con algu-nos Cadenas aprincipios de los90, cedió el localy puso la cerveza. Andrés Tercero, al frente de un gru-po que hacía versiones, puso la música.

Ahora, ya legalizados, los Cadenas pueden lucirsus insignias y su parche. Pero, en este mundillo, tal ycomo explica Antonio, la veteranía es un grado: «Hayunas normas de hace mucho tiempo, que tienen másde simbolismo que de otra cosa y que no sé de dóndevienen, seguramente de la época de los Centuriones y de

los Ángeles del Infierno, que hay que cumplir para lle-var un parche con las siglas MC. Pero hay gente con uncierto status o nivel que ya no aguanta eso, como pa-sar por un comité o hacer lo que le digan. El motoris-mo puede llegar a ser algo sectario por todo eso». Y losCadenas lucen ya su parche con un orgullo motero di-fícil de comprender para los no iniciados: «El parchedice mucho en el mundo de la moto; es el santo y se-

ña».

TEMPLARIOS

Nada haymás fácil que en-trar en contactocon el Moto ClubLos Templarios.Basta con acercar-se al bar Daytona,la sede del club ydonde surgió laidea. Muchos delos ahora Templa-rios salían a reu-niones y concen-traciones moterasdonde daban pre-mios al motoclubmás lejano, al máscercano, al que te-nía mejor bandera,al que contaba conmás inscritos... ytodos llevaban suparche, un dibujoque les ident i f i -caba. ArmandoFrancés, el presi-dente del club,cuenta que «noso-tros, ya que acudí-amos veinte otreinta a esas con-centraciones, tení-

amos ganas de tener un parche, un chaleco o lo que fue-ra, algo que nos identificara». Lo primero fue buscarun nombre, y éste fue el de los Templarios porque, se-gún Armando, «representa un poco a Elda y los mote-ros. Además, la mayoría de los directivos son policías,guardias civiles..., es decir, militares, como lo fueron lostemplarios. También representa la fiesta de los Moros yCristianos, donde hay alguna escuadra que lleva este

❿ Cartel de la reunión Custom celebrada en Elda el 11 de septiembre de 1993.

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nombre». Naturalmente, losTemplarios tienen no sóloun nombre, también dis-ponen de chalecos, cami-setas y parches identifica-tivos.

En el Moto Club LosTemplarios se admiten to-do tipo de motos, de ca-rretera, de trial, de cross,custom... Antonio Toledo,el secretario de Los Tem-plarios, es muy claro al res-pecto: «Admitimos a todaslas personas, lleven erre,lleven una custom o llevenuna Mobylette. Cuando ha-cemos una salida, vamosesperando a la gente paraque nadie se quede des-colgado». Las relaciones con las otras agrupacionesmoteras, según Armando, son excelentes: «Con los decustom nos llevamos muy bien y, de hecho, cuando nosvamos a cualquier concentración, vamos todos juntos.Y nosotros vamos a sus concentraciones y a las de cual-

quier motoclub que vaya de custom.» Pedro AntonioMuñoz, el vicepresidente, matiza por su parte que «por-que a uno le guste el cross y salir al monte y pegarsaltos y a otro le guste salir con la custom a tomar unacerveza, por eso no vamos a dejar de juntarnos. La mo-

❿ Componentes del Motoclub Templarios en una salida reciente En la foto de arriba, haciendo una parada en Yecla.

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to es un trozo de hierro y no se puede catalogar a unapersona por el tipo de moto que lleve». Los Templa-rios, abiertos a todo el mundo en este sentido, hanmantenido reuniones con motoclubes de Benidorm yDenia para ir a todas las actividades que éstos organi-cen y viceversa. También mantienen buenas relacionescon los moteros de Novelda y de Alhama de Murcia y, en-tre sus cuarenta miembros, hay moteros procedentesde Sax, Yecla, He-llín... El pasado 27de octubre, Templa-rios y Cadenas se jun-taron para organizaruna cena-fiesta mo-tera denominada«Abierto hasta alamanecer» y en laque participaron al-rededor de quinien-tas personas. Más dedoscientas motos hi-cieron un recorridopor la zona (Elda,Monóvar, Aspe, Mon-forte y Agost) pararecalar en un restau-rante situado entreAgost y San Vicente,donde hubo cena,música, baile y otrasatracciones.

Experiencia noles falta a los funda-dores de Los Templa-rios, que están meti-dos en el mundo dela moto desde hacemuchos años. Porejemplo, Armandodecoraba cascos y Pe-dro Antonio Muñoz ysu hermano fueron pilotos de motocross durante muchotiempo. De hecho, según Pedro, también hay salidaspara ver alguna carrera de motocross: «Cuando llegamosal circuito, la gente se deja la carrera y se viene porquellama mucho la atención ver llegar treinta o cuarentamotos en grupo». Las salidas y excursiones son la prin-cipal actividad de los Templarios, que lo mismo se vana Río Mundo que a concentraciones moteras en lugarestan distantes como Lugo, Castellón o Cáceres. Cuandohay concentración motera en algún sitio, allí están losTemplarios. Cuando no, organizan una salida de fin de

semana. Como explica Muñoz, «la cuestión es disfrutarun poquito de la moto y luego parar, comer, disfrutar delos amigos y coger otra vez la moto y para acá». Tam-bién han organizado alguna que otra fiesta motera enel Daytona, aunque no todas con buenos resultados,según el vicepresidente del club: « Se había organiza-do una ruta por todo el pueblo, con la Policía Localdelante y una ambulancia detrás. Vino la policía y se pi-

ró enseguida. Tuvi-mos que hacer la ru-ta nosotros con ungusano de doscientasmotos que se rompióen dos o tres sitios:siete acabaron en elcampo de fútbol, tresen Petrer, cuatro enLa Torreta y así to-dos. Del Ayuntamien-to, el único que nosapoyó fue el conce-jal José Quílez». LosTemplarios, comoejemplo, ponen elejemplo de Tordesi-llas, un pueblo de Va-lladolid donde se ce-lebra una concentra-ción motera anualdesde hace veinteaños: «Allí, al prin-cipio, el Ayunta-miento puso las mis-mas trabas que ahorapone el Ayuntamien-to de Elda. Ahora, elAyuntamiento de Va-lladolid capital estáde pelea con el deTordesillas para que-darse la concentra-

ción. Eso es un negocio. Se colapsan hoteles, restau-rantes y gasolineras y se gana un pastón en el pue-blo», apunta Muñoz.

Como proyectos de futuro, aparte de la asisten-cia a concentraciones moteras, los Templarios quieren or-ganizar alguna carrera de supermotard, una mezcla demotocross y velocidad donde su utiliza moto de moto-cross y ruedas de carretera.

Mientras tanto, y a falta de cualquier ayuda ofi-cial, los Templarios se autofinancian con una cuota de6.000 pesetas anuales y con rifas y venta de camisetas.

❿ Parche del Motoclub Templarios.

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LOS ANTECEDENTES DEL EXCURSIONISMO EN MOTOLOS ANTECEDENTES DEL EXCURSIONISMO EN MOTO

Club Club Vespa y Lambretta

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El motociclismo de excursión en Elda, representadoahora por el Moto Club Custom Cadenas y Los Tem-plarios, no es algo nuevo, ni mucho menos. Ya a fi-nales de los 50 y en los 60 había en Elda dos mo-toclubes duchos en excursiones de más omenos recorrido y en las que no era

raro que participaran treinta o cuarentavehículos. Estas salidas se combina-ban con pruebas de competición,sobre todo gincanas, y ambos clu-bes, cada uno con su estilo, lle-garon a ser verdaderas institu-ciones locales. Eran el Vespa Cluby el Lambretta Club. El desarro-llismo y el 600 casi acabaron conVespas y Lambrettas, pero no conese espíritu motero que, hoy en día,está más vivo que nunca. Aquellos in-trépidos motoristas fueron los pre-cursores.

VESPA CLUB

El Vespa Club de Elda se creó a principios delos 60 como consecuencia de la proliferación de estas mo-tocicletas italianas. En realidad, había unos cincuenta Ves-

pa Club en todo el país, coordinados por el Vespa Club deEspaña, que concedía subvenciones e incentivaba excur-siones y pruebas de competición. Y es que, antes del 600,

la Vespa, con una cilindrada de 125 cc. que poste-riormente se amplió a 150 cc., era el vehí-

culo rey a pesar de que costaba unas20.000 ptas. de las de entonces y de que

tardaba meses en llegar al com-prador desde que éste la solici-taba.

Como dependía organi-zativamente de la FederaciónMotociclista, que obligaba arealizar, como mínimo, una odos pruebas competitivas al

año, el Vespa Club de Elda orga-nizó varias gincanas, unas prue-bas de habilidad en las que lospilotos tenían que sorterar va-

rios obstáculos, incluido un arode fuego. Adolfo Cifuentes fue

uno de estos pilotos capaz de ha-cer todo tipo de malabarismos a lomos de

su Vespa. Había otras pruebas y exhibicio-nes, como aquella ocasión en que diecisiete personasmontaron y circularon en una misma Vespa.

❿ Escudo del Vespa Club.

❿ Componentes del Vespa Club en una salida con motivo del décimo aniversario. Años 60.

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El club eldense llegó a contar con unos doscientossocios varones y otras tantas mujeres, aunque eran los hom-bres los que siempre conducían las motos. Si no todos, sí bas-tantes de ellos salían de excursión casi todos los fines de se-mana. En estas excursiones era casi obligatoriollevar un «paquete» (acompañante) en lamoto, y había puntos de bonificación o depenalización, en este último caso por in-fringir alguna norma de la circulación enla carretera o causar algún tipo de disputa.Todos los pilotos iban uniformados conmono blanco y fajín negro. Las mujeres,con pantalón negro y blusa blanca. Las ex-cursiones podían ser muy cortas, simple-mente al campo, o muy largas, como lasque se organizaron a Madrid. Otras ex-cursiones lejanas fueron las organizadas aGranada, Zaragoza o a la costa medite-rránea, desde Torremolinos a Peñíscola,un recorrido que se realizó a lo largo devarios fines de semana.

El Vespa Club de Elda adquirió tal en-tidad que se permitió el lujo de inaugurar supropia sede, que todavía existe, en 1965. Allí seorganizaron charlas, se proyectaron películas delas excursiones filmadas por los mismos miembros

del club y eran frecuentes los actos sociales como aniver-sarios y entrega de trofeos. También se realizaban muchasactividades benéficas, con visitas a las monjas y a los guar-dias urbanos, con regalos para ellos, por Navidad. Además,

el Vespa Club de Elda abrió paso a la Cabalgata deReyes durante tres años seguidos.

Casi cuarenta años después, el Ves-pa Club de Elda sigue funcionando máscomo bar que como otra cosa, pero toda-vía cuenta con algo más de medio cente-nar de socios que realizan alguna activi-dad lúdica de carácter interno y que guar-dan memoria de aquellos tiempos de glo-ria.

LAMBRETTA CLUB

La Lambretta era la gran competi-dora de la Vespa en el mercado, aunquellegó después a nuestro país. Una de las

diferencias, que se vendió como una ven-taja, era que la Lambretta tenía un motor

central, mientras que la Vespa lo tenía a unlado. La Lambretta también tenía las ruedas másaltas. Las primeras Lambrettas llegaron directa-mente de Italia, aunque luego se montó una fábrica

❿ Motos en formación del Vespa Club.

❿ Escudo del Lambretta Club.

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en el norte de España. En Elda, al-gunos fundadores del Lambretta Clubhabían sido miembros del Vespa Club.Éste fue el caso de Miguel Camús,que se quedó la representación de laLambretta y, lógicamente, cambió debando. En realidad, eran muchos losque cambiaban con facilidad de unamarca a otra y, aunque hubo algo derivalidad entre ambos clubes, éstanunca pasó de las bromas.

El Lambretta Club de Elda tu-vo un periodo de auge comprendidoentre los años 1963 y 1970. Despuésllegó la decadencia, que culminó consu desaparición en 1973, cuando elboom del coche estaba en su apo-geo y las ventas de motos habían ex-perimentado un bajón más que im-portante. Pero llegó a contar conunos 120 socios, la mayoría de Elda,aunque también con gente de Petrery Monóvar, y organizó muchas ex-cursiones, concursos de rampas enla Plaza de Castelar y gincanas. Estasúltimas se celebraban en las Fiestas

❿ Miembros del Lambretta Club en Playa Lisa. Principios de los años 60.

❿ Comida comunitaria del Lambretta Club en el Peter Rives. Años 60.

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Mayores, alternándose con el Vespa Club, y contaban con laparticipación de gente como Juan Garrigós, «el de la Torre»,Vicente González, Reyes... También se salía a participar engincanas de fuera de Elda, como las que se celebraban enAlcoy, Elche, Villajoyosa, Campello... En cuanto a las ex-cursiones, entre otras, se hicieron dos a Murcia y se visitóla fábrica de cerveza Estrella de Levante. Otros puntos de des-tino fueron la playa del Pinet, La Nucía..., hasta 26 motosen una ocasión. Viajaban juntos solteros, parejas de no-vios y casados, algunos de los cuales incluían a sus niñosde «paquete». El propio Camús viajaba con una furgonetaque hacía las funciones de coche escoba en la que tam-bién viajaban algunos niños. No faltaban los que les incor-poraban un sidecar a su Lambretta. Hubo accidentes, aun-que ninguno fue grave. Cuantas más veces se salía de ex-cursión, más puntos se conseguían. También se conseguíanpuntos por las asistencias. A final de año, se daban premiosa los que más puntos habían conseguido.

Para darse una idea de la devoción y sensación depertenencia que daban la posesión de una moto de estas ca-racterísticas y la afiliación a un determinado club, bastamencionar que José Manuel Corredor, que fue miembro dela junta directiva del Lambretta Club, se casó, como no po-día ser menos, montado en la moto de sus amores.

Ahora, vuelven a estar de moda las scooters, pe-ro ya nada es lo mismo.

❿ Componentes del Lambretta Club delante de la Seat deVillena. 1965.

❿ José Manuel Corredor participando en una gincana organizadapor el Lambretta Club. 1965.

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Elda ha tenido una larga tradición de moteros, cuyas an-danzas se remontan muchos años atrás, cuando empezarona circular motos de gran cilindrada. No se trataba, como enlos tiempos del Vespa o el Lambretta Club, de las breves y

características excursiones en grupo y de carácter familiar.Era, ya, la fiebre por devorar kilómetros, por conocer otrospaisajes y de juntarse con otros apasionados de la moto deotros puntos de España y del extranjero.

De todos los moteros locales que siguen en activo, elmás veterano quizá sea Pepe Vera. A sus 68 años, lleva cua-tro décadas saliendo en moto y aún hoy sigue subiendo ca-si todos los días, sin renunciar a algún gran viaje con su Ya-maha 1.100 cuando la ocasión se lo permite, como a la con-centración de Los Pingüinos, en Tordesillas el año pasado (delos alrededor de 16.000 moteros se dan cita en esta con-centración clásica, «8 ó 10 éramos de Elda») y donde quie-re volver el próximo mes de enero «si no hay enfermedad».Un poco más lejos quedan sus escapadas, en compañía de al-gún otro motero local, a Los Elefantes, la mítica concentra-ción europea, entre media docena de salidas al extranjero. Pe-pe Vera confiesa que le gustaba acudir especialmente a esacita del mes de enero, luchando con el frío y la nieve, con másde dos días de viaje para llegar al destino, ya fuera Alema-nia o Austria. Reconoce que disfrutaba, sobre todo, del mo-mento de la llegada, en el que no podía reprimir unas lágri-mas de emoción tras el esfuerzo realizado. También le resultanfamiliares el circuito francés Paul Ricard, la concentración deAndorra y, por supuesto, los desplazamientos señalados alos cicuitos de Jerez o El Jarama, aunque desde hace cincoaños ya no lo haga porque no le gusta la masificación quese ha creado en torno a esas citas con las grandes carrerasde velocidad. También le ha frenado un poco para salir a lacarretera como salía antes el hecho de que «salir en moto hoyen día, ya no sea barato, aunque no haya ya ninguna aficiónbarata, salvo andar». Viaja solo en la moto, aunque al prin-cipio le acompañaba su mujer.

Pese a la mala fama que tienen los moteros, Pepe Ve-ra piensa que ellos fueron los primeros que dejaron de hacerel gamberro. Todo lo contrario. Para él viajar en moto ha si-do siempre un deporte, que tiene el aliciente de «confraternizarcon amigos de tu edad». Y a pesar de que que hace ya muchotiempo que se le pasó la fiebre de velocidad, de «hacer el bu-

rro» con la moto, su cuerpo, como no podía ser de otra formaen alguien que ha pasado tanto tiempo rodando sobre dosruedas, conserva las secuelas de varias caídas y percancesque, aunque tuvieron alguna que otra consecuencia seria pa-ra su integridad física, todavía no le han quitado las ganas deseguir disfrutando de la carretera. A título de ejemplo, su co-lega de correrías Antonio Mañas recuerda cómo el regreso deuna de las concentraciones de los Elefantes, en una rotonda dela ciudad francesa de Arlés, Pepe Vera se cayó y se rompióuna pierna. «Cogimos un BMV, le colocamos un remolque»,cuenta Mañas, «y nos fuimos su hijo y yo a traernos a él, queestaba en el hospital, y a la moto, una Kawasaki transforma-da y bautizada como ‘Librasaki’ en honor de su mujer, que sequemó». Cosas que pasan cuando uno se va tan lejos.

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Pepe Vera: MÁS DE CUATRO DÉCADAS DE AFICIÓN A LAS MOTOS

Los viejos moterosnunca desmontan

❿ Arriba, Pepe Vera en Salzburgo, en la concentración de LosElefantes. Abajo, con la misma moto, la Kawasaki con chasisespecial, en la concentración de Andorra. Mediados de ladécada de los 80.

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Tener quince años, gustarte las motos y soñar conser un Toni Elías debe ser algo bastante comúnentre los adolescentes de hoy, especialmente en losdel sexo masculino, si bien cada vez hay más mu-jeres moteras y, si hablamos de usuarios de lascooter de paseo, la moto por antonomasia hoy, ha-

brá que reconocer que la cuestión de sexos está mu-cho más equilibrada. Más de 7.000 motos censadas elpasado año en Elda (más de 5.000 ciclomotores y ca-si otras 2000 motocicletas de distintas cilindradas) son,además de una fuente de problemas urbanos (excesode ruido, riesgo de accidentes...), un exponente deque no sólo la moto no ha pasado a segundo planopor la generalización del coche, como ocurrió en los se-senta con el Seat 600 y otros utilitarios posteriores,sino que hoy cada vez más gente disfruta de los dos ve-hículos simultáneamente. Además, se ha rebajado os-tensiblemente la edad para poder conducir ciclomotoresa los 14 años, a caballo de una cada vez mayor capa-cidad económica familiar. Tener una moto también seha convertido en un suplicio para sus propietariosque, o bien no encuentran una compañía aseguradora,o, cuando la encuentran, tienen que hacer frente mu-chas veces a un coste superior al seguro medio de uncoche. Así, no es de extrañar que ¡la Mutua de Pana-deros! se esté dedicando a asegurar motos porque lascompañias del ramo se niegan. ¿Tendrá algo que ver es-ta situación con aquello de confundir la velocidad conel tocino? Consecuencia: como recientemente publicaba

un periódico de tirada nacional (El País, 16 deseptiembre, de 2001) «El 24% de los

E p í l o g o ciclomotores que circulan en Cataluña no están ase-gurados». Parece que quienes deben poner orden en es-te caos no están por la labor de legalizar la seguridadde los usuarios y la cobertura de los daños que puedanocasionar a terceros.

Por otro lado, esta precocidad en la conducciónde motos se ha transmitido también al mundo de lacompetición y hoy los grandes pilotos de relevanciamundial, incluidos los españoles, consiguen llegarmucho antes a la meta que sus antecesores, contandoclaro está, con tener los mejores medios a su dispo-sición, lo que sólo está al alcance de muy pocos. Sonlas estrellas de ese gran espectáculo televisivo quese disfruta de forma masiva y a escala planetaria.

Pero no hace falta ser un privilegiado para vi-vir el vértigo de la velocidad, en tierra o asfalto, quesigue siendo, como hace un par de décadas, una po-sibilidad abierta casi para cualquiera, siempre que separta de objetivos modestos y se sueñe con que elmánager ideal se fije en uno. En nuestra zona: Ali-cante, Valencia, Albacete, Murcia... se siguen promo-viendo carreras que permiten competir a cualquier pi-loto que se lo proponga. También hoy hay muchas másmodalidades de competición, algunas de ellas par-tiendo de motos de serie o de calle.

En definitiva, con el circuito de La Melva con-vertido en un pedregal y con la carencia de un circui-to de velocidad, aunque sólo sirviera para entrena-miento, es dífícil que Elda vuelva a recuperar el pro-tagonismo que tuvo en otros momentos en la motode competición. Sin embargo, nuevas generaciones depilotos siguen prendidos de una afición que no decaecon el paso del tiempo. Como no decae la afición aperderse por cualquier carretera o camino so-litario.

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B uenas noches, queridos paisanos y amables invitadosa la Fiesta. Bienvenidos, un cordial saludo y graciaspor vuestra presencia.

Deseo que mis palabras sean obedientes al dictado de mipensamiento. Si alguna de ellas se rompe al salir de mi gargan-ta, perdón os pido, será una travesura de alguna turbación sin con-trolar en este momento tan emotivo para mí.

Pláceme en gran manera el interpretar a este pintorescopersonaje que cambió su tambor por el derecho a la libertad deexpresión, dejando de ser su voz palabra ajena. Y obligado soy alseñor Corregidor y a su Concejo agradecer este para mí notableprivilegio, sin olvidar a las personas que, seguro, con más méri-to que yo, quedaron postergadas en este menester.Agradecido avosotros y a todos de doble manera, por vuestra cortesía y porvuestra paciencia si me la prestáis, cosa que no merezco. Pro-curaré, a cambio, no defraudar ni aburrir vuestra atención.Y si lacalidad le faltase a este Pregón, dispensadme, trataré de com-pensarla por la brevedad, que también es virtuosa condición.

Alzamos el telón y ponemos en escena una corta evoca-ción de nuestras fiestas patronales, donde también tienen su pa-pel las añoranzas. El pasado y el presente van asidos de la ma-no en mi memoria y pasean sus emociones por el camino de laFiesta. Un niño y un adulto se funden y confunden en un mismopersonaje y comparten sus recuerdos, como actores en la mismafábula empleados. Imágenes lejanas, como fotos superpuestas,deterioran el recuerdo en ocasiones. El pregonero niño y el pre-gonero adulto que, en común, sólo les queda el alma y sus amo-res y de aquel paisaje que juntos han vivido sólo resta la bella le-janía, el inmutable, por ahora, familiar perfil de las montañas y eleterno escenario de la noche.

Ni el templo, las ruinas del Castillo, el Consistorio y Cas-co Antiguo tienen ya la misma silueta; el río cambió de lecho, sefueron el Pantano, la Rafa, el Lavadero y, hoy, engalanado de ar-boleda, nos va negando el agua y se oscurece en lógica res-puesta. Son muchos septiembres en sus vidas y les asiste con másfidelidad el corazón que los recuerdos, agrisados por la pátinadel tiempo. Vivencias y ficciones forman una amalgama en estetestimonio intemporal.

Aparece en escena septiembre, el noveno vástago delaño, y con él acontecen nuestras Fiestas Mayores, el fervoroso ho-menaje al Cristo y a la Virgen, sus patronos. Con aquel entraña-ble programa de bolsillo, que rezaba: Fiestas Cívico Religiosas, sepresentaba el mensajero de las Fiestas Mayores, mayores porderecho y por razón, tradicionales, únicas en su esencia, distin-tas, amables, mágicas, diríamos. Son fiestas mágicas las Fiestasde Septiembre, es una fiesta mágica esta fiesta. El ánimo se tor-

na más amable, fraternales aromas del pasado nos envuelven, elalma se enamora del ambiente. Rondan traviesos duendecillos yángeles juguetones, cómplices en sus juegos de lo invisible y lanoche, fisgoneando lo religioso y lo profano cual nuestra propiaesencia y la de ellos.

Se despide el estío, pide turno el otoño, los árboles em-piezan a desnudar tímidamente sus doradas y rugosas ropas, losprimeros frescores en escena, los últimos calores por el foro seretiran. Parpadean con más brillo las estrellas, el cielo se mues-tra con el mejor de sus azules, sus mejores grises, las nubes, ensus antojos, dibujan un retablo y tintas rojas con oros se mezclanpor la tarde.

Tañen con otro temple las campanas, suena a religioso elpasacalle, huele a cera quemada y a tierra mojada; también hue-le a pan y a pastas caseras cocidas a leña en el horno de la es-quina. Todo parece motivarse, como si la naturaleza quisiera sertambién protagonista para embellecer el escenario.

Farolicos de colores, bombillas, bandericas de papel, consus divisas, dan la bienvenida a la Alborada, columpiándose degozo. Las cucañas, el globo, la traca bajo el viejo paraguas delabuelo, la vaca, la Palmera de las 12, portadora de la antorcha deestos juegos. Habrá muchas palmeras ejemplares que iluminanotros cielos y otras tierras, pero como la Palmera que abre laspuertas de las fiestas de mi pueblo, ninguna levantará en mí másregocijo.

Seguidamente, sandía en ristre, el Castillico, que nos cau-tiva la mirada hacia la oscura bóveda celeste salpicándola de lu-ces de artificio que ascienden y descienden sus caprichos.Y, traslos petardos del final, un aplauso a la destreza del cohetero cie-rra la función y los espectadores abandonan el descampado es-cenario sembrado de juncos de cohetes con sus cartuchos des-tripados, fugándose los humos y oliendo a pólvora de paz.

Es una noche mágica esta noche, no es noche de retirotempranero, noche que propicia más a soñar despierto que dor-mido. Es noche de velada. La Alborada es noche de orquestica enlas verbenas de los barrios. El albor de la Alborada se aproximay, de su mano, las primeras luces de la víspera.Y las vísperas sue-len ser, a veces, las horas más felices de la vida.

El día de la Virgen, tras la Despertá, las salvas de rigor ylos pasacalles mañaneros son los avisadores del evento.Volteo decampanas, misa solemne. En el púlpito, predicador ilustre. Al-fombras aromáticas tapizan los pasillos del templo. Incienso, ve-lo y sus mejores galas las mujeres. Los hombres, con su mejoratuendo. Miles de velas la bóveda iluminan. Devoción, bellas vo-ces en el Coro, el órgano respira sus primeras notas, silencio contoses reprimidas, chirrían sillas de enea y reclinatorios tapiza-

TEXTO PRONUNCIADO EL PASADO 6 DE SEPTIEMBRE DESDE EL BALCÓNDEL AYUNTAMIENTO POR EL INDUSTRIAL ELDENSE JOAQUÍN PLANELLESGUARINOS, PREGONERO DE LAS FIESTAS MAYORES 2001

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dos.Villancico, corta y estridente traca de honor. Durante el ofer-torio, tradicional plegaria.

Y terminado el acto religioso, el pueblo eldea, eldea susfiestas, aunque también es eldear ser acogedor, diligente y ge-neroso. No cito aquí, para no ser petulante, otros contenidos de es-te cariñoso verbo.Y, en las razones en que estamos, el pueblo el-dea sus fiestas.

Es mediodía. Conciertos con las bandas locales y las ban-das invitadas. Tasquicas con sus mesas en la calle reciben a laclientela abanicada por los adornos colgantes de la calle. Se to-ma el «mezclao» o la «puntica» a la espera de los beneficios delos pucheros de la abuela. Y por la tarde, entre otras cosas, un«blanco y negro» o un «ruso» y novillada, partido de pelota o ba-lompié.

Paseamos las calles y las plazas, sus fachadas sin rejas,pintadas en azules, ocres, bermellones, zócalos de taray, pino obaladre y se asoman de los patios un albaricoquero o una hi-guera a saludarnos. Los vecinos, sentados en la acera, compar-tían el botijo en sus charretas. Las calles, al-gunas tan estrechas que sus moradores in-tercambiaban de balcón a balcón sus ten-dederos, sus gozos, sus desdichas, sus lá-grimas, el perejil y, quizá, sus amores.

Quedaron vacíos los tallericos, lassillas de enea quedaron solas, máquinas deaparar silencian sus labores, descansa el ti-rapié, queda colgado el delantal de dril a laespera del último petardo. Las fábricas paransus motores, acallan sus sirenas cediendo,por obligada cortesía, su sonido a las cam-panas.

Procesión tras la Salve. Sale la ima-gen del templo bajando la escalera zozo-brante, procurando mantener su vertical, concientos de flores a sus pies. Con el Himnola recibe la banda y el pueblo la sigue desde adentro y la recibeel pueblo que está afuera. Relámpagos de flash, truenos de tra-ca y comienza el recorrido. Precediendo a la imagen, clero, au-toridad y la banda invitada. El asfalto, regado o mojado por la llu-via a falta de mar, riela en colores; el goteo de las velas pavi-menta las calles con su cera; algunas golondrinas desveladas degaviotas hacen y el barco San Bernardo navega, orgulloso de suempleo, en urbana singladura. Marineros custodios por la mar, ma-rrones peregrinos, pardos por el polvo de las sendas, condecoradosde veneras, compañeros de viaje del envío, apoyan su cansancioen sus garrotas llevando atada el agua del camino en secas ca-labazas. Y unos ángeles conducen las carretas y les muestran alos bueyes su destino.

Callejero fervor, luces de velas, intercambio de llamashaciendo de cuenco con la mano, evitando que la brisa apague elfuego. A cambio, una sonrisa. Ritmo y vaivén de los portadores,que hacen vibrar la imagen y a los que la contemplan. Una ora-

ción, un beso al aire, un «ía» de un niño señalando hacia la luz delas tulipas, arrobo en las miradas y la gente se agolpa en las ace-ras.Al pasar junto al balcón, la imagen casi nos rozaba y, alargandola mano, se alcanzaba a tocar el manto de la Virgen o el maderodel Cristo en sus paseos. Se agota el recorrido, se llega al tem-plo, van cediendo las velas en sus luces y en sus ceras, escala laimagen la escalera, abandona las volandas y ocupa su trono enel altar a coro del famoso villancico.Y, tras la Procesión, la gentese dispersa en busca de otros regocijos.

Permitidme, pacientes oidores, que utilice mi pregón,también, como oración y manifiesto. Pido a Dios, por mediaciónde los Patronos, que, en sus raíces, se devuelva a mi pueblo suentidad, tradiciones y fisonomías históricas perdidas. Mantened-lo protegido de codicias, apoyadlo en su camino, alejadlo de pes-tes, como antaño, de estas pestes de hogaño, de la violencia, delhambre, de las granizadas. De las guerras librad a todos los pue-blos de la tierra y de esa cobarde epidemia: el terrorismo.

Que no se apaguen otra vez las luces del sol, las de la lu-na, de las estrellas de los farolicos y el fulgorde la palmera, como entonces, en aquellainjusta, estéril y negra guerra nuestra, que nosdejó el reloj parado tanto tiempo y sin Fies-tas de Septiembre. Y a aquéllos que alcan-zaron la paz definitiva, desde el más allá per-mitidles, Señor, si te lo piden, asomarse a supueblo para ver las bandericas de sus fies-tas. Consuela a los ausentes, a los que no lesfaltarán sus añoranzas desde su lejanía, y alforastero que, si descalzo viene, calzado mar-che, o que alguien, como es nuestro talante,le toque en el hombro y le diga: quédate.

Salud y buenos sucesos a todos loseldenses nacidos aquí o no, porque el hogarno está donde se nace, sino donde se hacey se domicilia el corazón. Y cuando nos lle-

gue el último suceso, se nos agoten los septiembres y la salud delcuerpo nos deje para siempre, que la salud del alma nos acoja.

Y quisiera, Virgen de la Salud, perdonad mi osadía, en tudorada desnudez, encontrar tus pies para calzarte en nombre denuestro pueblo zapatero.

Llega el último día y los dos personajes de la fábula se mi-ran a los ojos y coinciden al pensar que sólo les queda en comúnel alma y sus amores. Y el pregonero niño le pregunta al prego-nero viejo: ¿Por qué tan breves las fiestas?, ¿por qué se van tanraudas?, ¿se nos agotan los septiembres?.Y el pregonero viejo leresponde: No te aflijas, compañero de pregón, porque estoy se-guro de que también hay septiembres en el cielo.

Salud y buen suceso, queridos paisanos y amables invi-tados.Y en nombre y por licencia del señor Corregidor pueden darcomienzo los festejos.

Felices días del Cristo y de la Virgen.Muchas gracias.

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Gabriel Segura Herrero

La desestructuración comarcal de las tierras re-gadas por el Vinalopó ha tenido un evidente reflejosecular en los procesos de investigación históri-ca realizados desde los diversos pueblos que in-tegran esta comarca natural. A pesar de la larga

tradición investigadora existente en muchos de sus pueblos, y queen algunos casos, como en el de Elda, podríamos remontar a lasegunda mitad del siglo XIX, en pocos casos se superó, y casisiempre de la mano de autores foráneos, la perspectiva estric-tamente localista de investigar el pasado del pueblo. Prácticaacompañada del olvido y la desatención de la historia del pue-blo vecino.

Debido a esa desestructuración y exceso de localismo,los pueblos del Vinalopó no supieron engancharse al tren de lacelebración de congresos de estudios comarcales desarrolla-dos a lo largo de toda la geografía valenciana y al amparo del pro-ceso de autonomía y reafirmación cultural de las señas de iden-tidad. Así, y por lo que atañe a la provincia de Alicante, los cele-brados de la Marina Alta (1982), l’Alcoià-Comtat (1985) o delCamp d’Alacant (1987) no tuvieron reflejo en la cuenca del Vi-nalopó hasta junio de 1997, cuando en Petrel y en Villena se ce-lebró el I Congreso de Estudios del Vinalopó como homenaje a D.José Mª Soler García, eminente historiador y arqueólogo villenerofallecido.

Reunión que supuso una inflexión en el panorama de lainvestigación histórica en los pueblos de la cuenca del río Vina-lopó, puesto que permitió poner en contacto a todas aquellaspersonas interesadas en la divulgación de todos aquellos estu-dios sobre las facetas humanas que integran las llamadas Cien-cias Sociales. De aquel primer congreso surgió «el mandato»implícito de crear un centro de estudios comarcales, semejantea los ya existentes en otras comarcas vecinas.

Así, y en torno al ya constituido Centro de Estudios Lo-cales de Petrel se aglutinó un grupo de investigadores y estudiososdel ámbito local, comarcal y extracomarcal que, interesados en laidea, sintieron la necesidad de superar las fronteras culturalesmunicipales. Grupo de amigos constituido en Consejo de Redac-ción que, a finales de 1998 y tras muchos meses de trabajo y debúsqueda de financiación, sacó a la luz el primer número de la quese denominó Revista del Vinalopó, publicación de contenido he-

terogéneo estructurado en cuatro grande apartados: el Dossier, queagrupa diferentes artículos de dedicados a un tema monográfico,y que en los tres números hasta ahora publicados (hay un cuar-to en imprenta) se ocupan de temas como la Cultura Popular (nº1, 1998), la Toponimia (nº 2, 1999), la Organización y Ordenacióndel Territorio (nº 3, 2000), y el Franquismo (nº 4, 2001); Varia esla sección dedicada a las investigaciones de asuntos variados, noincluidos en el dossier; Documenta es una sección dedicada a ladivulgación y análisis de pequeños archivos y documentos his-tóricos; y, Op. Cit. es una sección destinada a la crítica y comen-tario, reseñas y recensiones de libros, revistas y actividades cul-turales.

Revista de periodicidad anual que, editada por el ya re-convertido Centro de Estudios Locales del Vinalopó, quiere

❿ Portada del nº 3 de la Revista delVinalopó.

Centro de Estudios Locales del Vinalopó cel,una iniciativa cultural comarcal

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ser una vía de comunicación e integración de las comarcas delVinalopó, de todos los pueblos y colectivos que viven en las riberasde este río rambla, desde las ciudades industriales (Elche, Eldao Villena) hasta los pequeños pueblos (Hondón de los Frailes,Hondón de las Nieves,Algueña, Romana, Salinas, Cañada, Cam-po de Mirra o Benejama), pasando por las villas en crecimiento(Santa Pola, Crevi-llente, Aspe, Novel-da, Petrel o Sax) ylos pueblos agrariosen transformación(Monóvar, Monforte,Pinoso, Biar o Bañe-res).

El objetivodel equipo de re-dacción fue crearuna plataforma deestudio y divulgaciónque sirviese paraaproximar las Cien-cias Sociales a losproblemas reales dela gente y del mediodonde vive. Por ello,el medio local y co-marcal es el espa-cio idóneo para lapráctica investiga-dora de las CienciasSociales en tantoque nos aproximana una realidad co-lectiva vivida.

I n i c i a t i vacultural que, dada suevidente y demos-trada proyección co-marcal, contó conel apoyo económicode la Mancomuni-dad Intermunicipaldel Valle del Vinalopóque, mediante sub-venciones anuales, ha posibilitado el desarrollo de todos los pro-yectos planteados por el CEL. Apoyo institucional que, junto conel imprescindible respaldo del público manifestado tanto en la ad-quisición de los sucesivos números de la revista como en lassuscripciones fijas, permitió lanzar otro proyecto editorial para-lelo: una colección de estudios monográficos que, bajo el títulode l’Algoleja (Agualejas, en castellano) ha recorrido, en los has-ta ahora publicados cuatro volúmenes, temáticas tan diversas co-

mo El poblamiento prehistórico en el Valle de Elda, de G. Segu-ra y F. J. Jover (1998); Los molinos de aguas en las comarcas delVinalopó, de T. Pérez Medina (1999); Lucha obrera en las co-marcas del Vinalopó. El Movimiento Asambleario de 1977, de F.Martínez Navarro (2000); Castillos y torres en el Vinalopó (2001).

Actividad editorial que se ha visto complementada pe-riódicamente por lapresentación de ca-da una de las publi-caciones en los dis-tintos pueblos del Vi-nalopó, contribuyen-do a la dinamizacióncultural de los mis-mos.

P o r o t r aparte, y de formaconjunta con algu-nos ayuntamientosdel Vinalopó, el CELviene organizandolos congresos de es-tudios comarcales.El primero, ya co-mentado, se celebróen junio de 1997,bajo el patronazgode los ayuntamien-tos de Petrel y Ville-na, junto con la Fun-dación «José Mª So-ler», de Villena, vien-do publicadas susactas en diciembrede 1997.

Por su par-te, el II Congreso deEstudios del Vinalo-pó se celebró enMonóvar los días 23,24 y 25 de marzodel presente año2001, pues la cele-bración del congre-

so quedó integrada en la programación cultural de la concejalíade Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Monóvar en conmemo-ración del centenario del otorgamiento del título de ciudad. Fren-te al «Agua y Territorio», tema central del primer congreso, las po-nencias y artículos presentados a este segundo giraron en tor-no al «Patrimonio Histórico Comarcal». Reconocidos especialis-tas expusieron el estado actual de las diversas facetas del pa-trimonio histórico: desde los museos a la cultura popular, pa-

❿ El CEL ha publicado cuatro libros hasta la fecha.

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sando por el patrimonio inmueble y el patrimoniorural. Ponencias que enmarcaron un buen número decomunicaciones de estudiosos de la comarca que ex-pusieron los resultados de sus últimas investiga-ciones en los diversos campos del Patrimonio His-tórico. A este respecto, cabe destacar las aporta-ciones realizadas por varios eldenses sobre diversosaspectos, caso de la «Religiosidad popular y el pan-teón sagrado en la Elda de los siglos XVII-XVIII», deJ. Samper Alcázar; «Una aproximación a la Arqueo-logía industrial en el Vinalopó: las fábricas de luz», deJ.D. Busquier Corbí ; «La necrópolis bajomedievaldel castillo de Elda (ss. XIII-XVI)», de T. Palau Esca-rabajal ; «El proceso de recuperación de los cen-tros históricos de ciudades en el curso del Vinalopó»,de J. Rodríguez Lorenzo; Patrimonio Histórico Lin-güístico: los refranes y frases hechas», de J.J. Mar-tínez Egido. Trabajos que evidencian un alto nivel yuna variada temática en la investigación que se vie-ne desarrollando sobre la historia de Elda.

Del mismo modo, y como colofón del con-greso, suscitó interés de los asistentes el lugar de ce-lebración del próximo encuentro de estudios co-marcales.A este respecto, durante el acto de clausura,tanto el concejal de Cultura de Monóvar como el pre-sidente del CEL, como asociación promotora de loscongresos comarcales, lanzaron el guante del III Con-greso de Estudios del Vinalopó encima de la mesa delAyuntamiento de Elda, representado por su concejalade Cultura.Tercer encuentro cuya fecha ideal sería el2004, haciéndole coincidir con la doble celebracióndel centenario de la concesión del título de ciudad(1904-2004) y del IV centenario de la llegada de losSantos Patronos a Elda (1604-2004). Evento culturalde gran transcendencia que merece la confecciónde una programación cultural de primer orden.

A este respecto, el CEL ya manifestó, y así lovuelve a realizar, su disposición a la colaboraciónen la organización del tercer congreso comarcal enElda, pues debemos tener en cuenta que el 2004 nosólo posee una trascendencia local, ya que la con-cesión de título de ciudad viene a refrendar unarealidad socioeconómica basada en el desarrolloeconómico y crecimiento demográfico de una po-blación, o de una comarca, como en este caso fueel Medio Vinalopó, donde en apenas un lustro, tresciudades fueron elevadas de rango urbano, caso deMonóvar (1900), Novelda (1902) y Elda (1904). He-cho comarcal que puede permitir configurar el hiloconductor de esa reunión, al tiempo que permita,junto a otras iniciativas, actualizar la historia de El-da y de las comarcas del Vinalopó.

❿ Imagen de la cartelería con la que se difundió el IICongreso de Estudios del Vinalopó, organizadopor el CEL en Monóvar.

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Redacción

Desde el pasado 27 de abril, díaen que se inauguró, el MuseoEtnológico de Elda, que en rea-lidad se denomina ColecciónMuseográfica Mosaico, tiene

abiertas sus puertas en su nuevo emplazamiento,en el edificio de la Fundación FICIA. La nueva se-de tiene poco que ver con la antigua, situada en losbajos de una vivienda del barrio de Las Trescien-tas desde 1995. Los fondos museísticos recogidosa lo largo de muchos años por Mosaico se expo-nen ahora de una manera diferente.Todo está or-ganizado para realizar un recorrido perimetral porla sala. Con dos grandes fotos de la Elda de 1858y de la actual, tomadas desde la misma perspec-tiva, y las maquetas del Casco Antiguo y la antiguaIglesia de Santa Ana, se puede observar cómoeran una vieja cabina de proyecciones de cine,una panadería, una antigua cocina de las de car-bón o una carpintería. Un estand central está de-dicado a la Elda agrícola de antes de la industria-lización. Por lo demás, son casi innumerables losobjetos expuestos: pesos, medidas, expendedo-res de aceite, viejas calculadoras, candiles, clavi-jas de luz eléctrica, planchas de carbón, relojes, cá-maras fotográficas, máquinas de escribir, viejosaparatos de radio, uno de los primerostelevisores que se vieron en Elda, unsillón de barbero, máquinas de escri-bir, viejas fotografías de la ciudad, do-cumentos, monedas... En realidad, só-lo faltan elementos de la industria za-patera, suficientemente representadapor el Museo del Calzado, que está pa-red con pared con el Etnológico.

La Colección Museográfica Mo-saico, reconocida por la Generalitat co-mo Colección Museográfica Perma-nente, se puede visitar de 16 a 20 h.de martes a viernes y de 17 a 20 h. lossábados. También se pueden concer-tar visitas guiadas llamando a los telé-fonos 965 381 434 ó 636 539 658.

MUSEO ETNOLÓGICOUn nuevo espacio para el

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Ya se puede ver laCOLECCIÓNPEDRITO RICO

El recinto de la Fundación FICIAque alberga el Museo Etnológi-co tiene también un espacio, pre-servado por una vitrina de segu-ridad, reservado para la Colec-

ción Pedrito Rico. Éste es el fruto de la do-nación a perpetuidad que las hermanas del ar-tista, Carmen y Soledad, hicieron al Ayunta-miento de todos los recuerdos de su herma-no, que guardaban amorosamente en su do-milicilio familiar. Gracias a ellas, todos los el-denses y no sólo ellos —todavía hay clubes deadmiradoras de Pedrito Rico por toda Amé-rica— podrán contemplar y admirar discos,trofeos, diplomas, fotografías, un disco deoro, trajes, caricaturas, galardones... de uncantante que paseó el nombre de Elda porEspaña y América a lo largo de una carrera re-pleta de éxitos. De hecho, los viejos LPs de vinilo queguardan la memoria musical de Pedrito Rico han si-do la base para la edición de un CD recopilatorio

que se regala con este número de la revista. El ho-rario de visita para la Colección Pedrito Rico es elmismo que para el Museo Etnológico.

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Pese a ser un año muy cine-matográfico, el 2001 ha si-do especialmente traicione-ro con las salas de cine lo-cales. La demolición del an-

tiguo Cine Cervantes (en las fotografías)es toda una metáfora del estado actualde la exhibición cinematográfica en Elda.De ser una de las salas con mayor afo-ro de toda la Comunidad Valenciana, elTeatro Cervantes ha pasado a ser un su-permercado.

Por las mismas fechas en que sedemolía el Cervantes, enfrente, por laparte de abajo, el Cine Rex, regentadopor el mismo empresario, daba sus últi-mos coletazos con Traffic para dejar de existir sin ha-cer mayor ruido.Y el Cine Lis, reformado no ha mu-cho, hace meses que no proyecta una película. Lasúnicas salas que quedan abiertas, los minicines Pla-za de la Plaza Mayor (del mismo empresario queCervantes y Rex), también dan muestras de estarseriamente amenazadas tras la puesta en marchade los cines Yelmo Flex, el complejo con diez salasde Petrer. En esa tesitura, es posible que la anun-ciada apertura de más salas de exhibición en la ve-

cina población, muy cercanas al complejo de ocio deCarrefour, acabe por darle la puntilla a la exhibiciónde cine en Elda.Y total, para ver en todos los cineslas mismas películas.

Lejos, muy lejos, quedan los tiempos en quehabía en Elda catorce cines, todos con su propiaoferta cinematográfica. De seguir así las cosas, den-tro de poco no quedará ninguno, sólo un recuerdoque también se irá diluyendo conforme pasen losaños. ¿O no será así?

CINESElda sequeda sin

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La Escuela Universitaria deRelaciones Laborales de EldaUna historia con futuroFrancisco Cabrera Tomás

La actual Escuela Universitaria de Relaciones La-borales de Elda, adscrita a la Universidad de Ali-cante, tiene su origen en el antiguo Seminario enElda del Instituto de Servicios Sociales, con de-pendencia del que tenía su sede en Valencia.Tal se-

minario empieza a funcionar en Elda en el año 1964, contando,para su puesta en funcionamiento, con personas de raigambreen nuestra ciudad que desinteresadamente se ofrecieron a ayu-dar en su nacimiento y creación, como D.Abel Sáez Yáñez, D. Cán-dido Muñoz Zafrilla, Dª María Luisa Maestre, primeros directoresdel Seminario, y D. Pedro Comas Pérez.

Con escasos medios y debido a la labor, fundamentalmetedesinteresada, de quienes ejercían la docencia en el Semina-rio, Elda contó con uno de los primeros centros de España queimpartían estudios socio-laborales propios de la titulación de«Graduado Social», que entonces expedía el Ministerio de Trabajo.

Gente de toda España acudía al centro de Elda, se ma-triculaba y venía a nuestra ciudad a examinarse desde puntos tandistantes geográficamente como Canarias o Andalucía.

A finales de la década de los 70, el Ayuntamiento de El-da apostó por el relanzamiento de estos estudios y tomó decidi-do interés en su coordinación. Los esfuerzos empiezan a tener susfrutos, incrementándose progresivamente el número de alum-nos que se matriculaban, la dedicación del profesorado y la ayu-da económica del Ayuntamiento. En el año 1987, aprovechandola coyuntura creada por una normativa que obligaba a todos loscentros de enseñanza superior a depender de la Administracióneducativa universitaria, el Ayuntamiento, con la unanimidad de to-dos los grupos políticos (actitud que ha sido permanente en todala historia de la Escuela), decidió crear una Comisión que se en-cargara de dar los pasos necesarios para que el Seminario del Ins-tituto de Servicios Sociales se transformara en Escuela Universi-taria y se adscribiera a la Universidad de Alicante, comisión queestuvo formada por el entonces director, D. Francisco Justaman-te Gran, D. Mateo Sánchez Solera y D. Gabriel García Cremades.

Dos años de intensas negociaciones, contactos con la Uni-versidad y elaboración de la normativa correspondiente, culmi-naron con la creación de la Fundación Benéfico-Docente de la Es-cuela Universitaria de Graduados Sociales, entidad titular de la Es-cuela Universitaria Adscrita de Graduados Sociales.

En el año 1989, la Generalitat Valenciana autorizó latransformación del antiguo Seminario en Escuela Universitariay su adscripción a la Universidad de Alicante, con la que sesuscribió el oportuno convenio de colaboración.

Posteriormente, en el año 1994, el antiguo Plan de Es-tudios de la Diplomatura de Graduados Sociales se cambia porel nuevo Plan de Estudios de Relaciones Laborales, pasando laEscuela Universitaria a denominarse Escuela Universitaria Ads-crita de Relaciones Laborales.

Comenzó con la dirección de D. Francisco JustamanteGran hasta el año 1990, en el que fue nombrado director por elRector de la Universidad de Alicante D. Juan José Díez Sánchez,catedrático de Derecho Administrativo y actual Decano de la Fa-cultad de Derecho. Posteriormente ocupó el cargo D.Alberto Pé-rez Vivó, profesor de Derecho Romano de la Universidad, has-ta el año 1998, en el que fue nombrado el eldense D. AntonioMiguel Corbí Bellot, actual director y profesor de Informática dela Universidad de Alicante.

Hasta la actualidad, y desde su creación, han pasado porla Escuela Universitaria más de cuatro mil alumnos. El alumnadoera, en sus orígenes, y prácticamente hasta hace una década,personal integrado en empresas o con situación laboral esta-ble, cuya vocación se centraba tanto en ampliar conocimientoscomo en mejorar su situación de empleo. En la actualidad, esel típico alumnado de cualquier centro universitario.

En cuanto a su sede, la Escuela Universitaria ha sidoitinerante desde sus orígenes, habiendo cambiado de ubi-cación en varias ocasiones. Así, en los años sesenta se co-menzó a impartir la docencia en la antigua C.N.S., luego enel colegio Público Padre Manjón, posteriormente en el cole-gio Sagrada Familia y, actualmente, en el edificio sur del Ins-tituto de Enseñanza Secundaria La Torreta. La situación abuen seguro cambiará cuando se haga realidad el CAMPUSUNIVERSITARIO.

Efectivamente, la Escuela Universitaria de Relaciones La-borales de Elda que, desde años atrás manifestó la necesidadde que nuestra comarca contara con más presencia universi-taria, está participando en el proyecto de creación de un Cam-pus Universitario a partir de la iniciativa de los ayuntamientosde Elda, de Petrer y de nuestra Universidad de Alicante. Cam-pus del que seríamos auténtico embrión para el posterior de-sarrollo de ésta y otras carreras universitarias.

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Igualmente, esta Escuela no deja de man-tener los contactos oportunos y efectuar las ges-tiones necesarias para que en un futuro muy pró-ximo, que bien podría situarse en el curso acadé-mico 2002/2003, pueda impartir el Segundo Ciclode esta enseñanza universitaria, que culminaríacon la Licenciatura en Ciencias del Trabajo, se-gundo ciclo ya concedido este mismo año por laautoridad educativa a la Universidad de Alicante.

La Escuela Universitaria de Relaciones La-borales de Elda es el único centro universitario dela Universidad de Alicante en Elda y el Alto Vinalo-pó. Imparte una enseñanza no masificada, con unratio profesor-alumno que repercute en una exce-lente calidad docente. Orienta los estudios a lapráctica profesional, principalmente en el aseso-ramiento laboral. Y centra sus esfuerzos en apro-ximar al alumno a la realidad empresarial y al mer-cado laboral. Todo ello, con la ayuda incondicionalde Elda, nuestro pueblo, que, desde siempre, haapoyado a esta Escuela, sigue luchando por ella y,a buen seguro, apostará fuerte en su proyección defuturo.

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❿ De izquierda a derecha y de arribaa bajo, las sucesivas sedes que hatenido la Escuela Universitaria deRelaciones Laborales: Edificio deSindicatos, Colegio Padre Manjón,Centro Sagrada Familia e I.E.S. LaTorreta.

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Lascomparsasocupan el CASCOANTIGUORedacción

La inauguración, el pasado 25 de mayo, de la sede delas Huestes del Cadí, en pleno Casco Histórico,constituyó el acto más visible de un fenómeno, amitad de camino entre lo festero y lo urbanístico, quese ha acentuado en los últimos tiempos: la progre-

siva ocupación del Casco Antiguo por parte de las comparsas deMoros y Cristianos.Además de las Huestes del Cadí, que invirtieronsiete años y cien millones de pesetas en un amplio edificio de tresplantas y sótano, ya se han instalado en el Casco Antiguo Con-trabandistas y Marroquíes, y los Estudiantes no andan muy le-jos. En un futuro próximo, y a pesar de los problemas derivadosde la paralización de la obra, lo harán los Zíngaros. También es-trenará sede la Junta Central de Comparsas en la calle Nueva,concretamente en la Casa de la Viuda de Rosas, una vez estérehabilitada. Mientras tanto, los Realistas ya han aprobado su pro-yecto para construir su nueva sede, muy próxima a de los Zíngaros,y los Musulmanes se están pensando seriamente en seguir lospasos de las comparsas mencionadas. Por otra parte, numerosas

escuadras han establecido sus cuartelillos en el barrio. De esta for-ma, comparsas y escuadras, a falta de promotores urbanísticos,están eliminado solares y creando toda una trama festera a la som-bra de la ermita de San Antón, la Plaza del Ayuntamiento y laiglesia de Santa Ana. Si se continúa con esta dinámica, el CascoAntiguo será el feudo de los Moros y Cristianos en un breve pla-zo de tiempo, contribuyendo a su manera a la rehabilitación de unazona que lo necesita urgentemente y que será objeto de especialatención en el futuro Plan General de Ordenación Urbana, ahoramismo en fase de redacción.

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Cambios en el XIX PREMIO DEPINTURA «PINTOR SOROLLA»

Con algunos cambiosen su planteamien-to, las 32 obras se-leccionadas en la XIXedición del Premio

de Pintura «Pintor Sorolla», algunasde ellas de pintores de Elda y Petrer,se expusieron en la Casa Grande delJardín de la Música del 1 al 20 de di-ciembre. La fecha de la exposición esel primer cambio registrado en esteveterano concurso de pintura queorganiza el Ayuntamiento, ya que,tradicionalmente, la muestra se ha-cía al final de la primavera.Además,el concurso vuelve a su convocato-ria anual y, según anunció la con-cejala de Cultura, María FernandaObrador, se aumentarán las dota-ciones de los premios de manerasignificativa en la próxima edición.Otro cambio, a sugerencia de lospintores locales, es la ampliacióndel formato máximo permitido has-ta los 2 x 2 metros y el acompa-ñamiento, por primera vez, de uncatálogo donde se reproducen to-dos los cuadros expuestos. En es-ta edición del «Pintor Sorolla», elprimer premio fue para el madri-leño Arturo Martín Burgos, que sellevó las 300.000 pesetas corres-pondientes. Las 100.000 pesetasdel segundo premio fueron a parara Rafael Martínez Primo, pintor dela población valenciana de L’Alcu-dia.Además, el jurado decidió otor-gar dos accésit sin dotación eco-nómica a las obras de Juan Bau-tista Martí, de Onteniente, y Palo-ma Soler de Rivas, de Madrid. Entotal, fueron 70 las obras presen-tadas a concurso, una participa-ción algo menor que en anterio-res convocatorias.

PRIMER PREMIO Título: Lastentaciones deSan Antonio. Técnica: MixtaCollage sobrelienzo. Medidas: 2 x 2metros.

SEGUNDO PREMIO Título: Memoria Técnica: Óleosobre tela ypolvo de mármolMedidas: 1’50 x1’50 metros.

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Hacía mucho tiempo queRicardo Galeano habíaperdido toda esperan-za no sólo de volver aenamorarse sino tam-

bién de que su monótona realidadcotidiana pudiera aportarle algoque tuviera un mínimo de emo-ción. Pero he aquí que una tardeen que aguardaba en la sala deespera del odontólogo para unosempastes rutinarios, tras extraerde su cartera un ejemplar en rústi-

ca de los versos profanos de SorJuana Inés de la Cruz, y sin dedicar

una mirada de horror al montón in-forme de revistas de chismorreo enque los pacientes ahogaban su desi-dia, descubrió a una mujer de media-na edad que distraídamente contem-plaba una planta de ampulosas ho-jas, que proporcionaba un toque bos-coso a aquel extremo de la sala.

Ricardo Galeano sintió queen la forma, entre triste e ingenua,de contemplar la mujer aquellaplanta, y en su aspecto tierna-

mente sencillo, podía haber algodigno de ser amado. Y eso que no

era una mujer especialmente hermosa, sino uno de esos seresen quienes la belleza adquiere formas tan subjetivas que sólopueden descubrir y gozar unos pocos escogidos. Así que, ha-ciendo como que recitaba para sí a Sor Juana Inés, no dejó deobservarla, y hasta un par de veces sus miradas se encontra-ron, la segunda vez acompañadas de una sonrisa, como dedespedida, justo en el momento en que la enfermera lanzó alaire un nombre femenino —Arcadia de las Hayas— que que-bró el silencio de la sala, dejando tras de sí un rastro de fo-restales reminiscencias.

Y tampoco es que, luego, pensara mucho en Arcadia.Amores fugaces, instantáneos e irrepetibles, los había tenido acientos: eran inofensivos, no exigían dedicación, ni compro-miso, ni daban tiempo a la ilusión (ni iban a reclamar nunca unapensión alimenticia: a Galeano aún le pesaban las consecuen-cias de un matrimonio precipitado, allá en su juventud). Y aun-que en este caso estaba el plus del nombre, ese nombre que(varias veces se descubrió recordándolo en esos días) traía asu mente visiones de florestas y umbrías campiñas, en unosdías la olvidaría, como a tantas otras.

Pero esta vez fue distinto: diez días más tarde, como-quiera que le seguía molestando una rodilla (meses atrás ha-bía sufrido una caída en bicicleta, a la que no había dado másimportancia), pidió hora para el traumatólogo. Y, al poco de lle-gar, apenas extrajo de su cartera su ejemplar de los VersosProfanos, Arcadia entró en la sala de espera. Al verla, a Ricar-do Galeano el corazón (a esa víscera ya la daba por muerta) deun brinco le renació. Ella contemplaba, con una expresión muyparecida a la del primer día, el chorrito que ascendía de una pe-

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PRIMER PREMIO DE LA XVII EDICIÓN DELCONCURSO DE CUENTOS «CIUDAD DE ELDA»

Et in arcadiaego...

Rafael Orihuel Iranzo

My love is a flower just beginning to bloom. (Johnatan Richman)To the happy few. (Stendhal, dedicatoria de la Cartuja)

Era la época de los maestros de la levitación. Algunas tardes veíamos a hombres ymujeres solitarios flotando sobre las copas oscuras de los árboles. ¿Estaría durmiendo o

pensando? (Charles Simic)

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queña fuente de mesa, colocada en el centro de la sala, juntoal inevitable revoltijo de revistas. Mantenía las piernas cruza-das y a veces se alisaba, distraída, una falda muy bonita que lle-vaba. Se había sentado algo alejada de él, pero Ricardo, encuanto pudo, se colocó frente a ella. Trataba de leer las amo-rosas rimas, pero cada palabra y cada letra de ellas parecía con-tener el nombre cifrado de Arcadia. No estaba seguro de que ellale hubiera reconocido ¡qué estupidez, se dijo, qué fatuidad la mía,por coincidir un par de veces, creer que ya me reconoce y meaprecia! Y sin embargo, cuando fue reclamado por la enfer-mera para comparecer ante el doctor, ella entornó la cabeza yle dirigió una mirada de clara complicidad que casi le impidiólevantarse de su asiento.

Verse por tercera vez no fue tan fácil, pero tenía sunombre y eso era lo importante. Diseñó una estrategia ade-cuada. Haciendo gala de un renovado interés por el aparatoen cuestión, telefoneó al día siguiente a la consulta del trau-matólogo y dijo que llamaba de parte de su esposa, Arcadia delas Hayas, la cual había estado allí la tarde anterior, pero habíaolvidado para cuándo habían fijado la próxima visita.

La enfermera, algo perpleja, le informó de que no ha-bía ninguna cita en la agenda, pero que le constaba que eldoctor le había encargado unas radiografías, y que una vez lastuviera en su poder debería pedir hora para mostrárselas aldoctor.

Luego vino la tarea ardua de telefonear a los radiólogosde la ciudad (afortunadamente no eran muchos) y contar unahistoria similar: a la séptima llamada consiguió los datos quebuscaba y, con una nueva llamada a ese séptimo radiólogo, eldoctor García-Amor, consiguió ser citado el mismo día que Ar-cadia, sólo que media hora más tarde.

Ricardo Galeano jamás se había permitido realizar tan-tas diligencias con un amor fugaz, y temió que esa inusitada ac-tividad, como en otras ocasiones le había ocurrido, provocaraque sus sentimientos se desvanecieran, que su empeño crea-ra una Arcadia mítica respecto de la cual la Arcadia real nofuera más que una copia degradada y por ello rechazable. Pe-ro al verla entrar aquella mañana en la sala de espera del doc-tor García-Amor, al descubrir su delicioso modo de caminar ysaludar —ella no le vio a él al principio—, su manera de sen-tarse en el borde de la butaca, ladeada, colgando el bolso en unextremo, irradiando una maravillosa levedad, como si de unmomento a otro fuera a ponerse a volar entre las lámparas y lostítulos, las orlas y los diplomas que decoraban la sala; y, sobretodo, al ver cómo, si bien esta vez tomaba una revista del re-vistero y empezaba a hojearla, sus ojos estaban en otra parte(en un país remoto sin revistas ni salas de espera ni médicosni enfermedades), con alegría, quizá con miedo, advirtió que erala Arcadia real la que dejaba en el reino de lo apócrifo a la an-siada por él a lo largo de esos días. Ricardo pospuso cuanto pu-do el momento de hacerse visible (se había sentado adredeen un lateral de la sala), sólo para contemplarla, para hacerse

la ilusión de acabar de des-cubrirla, para comparar su ros-tro luminoso con los detestablesrostros que les rodeaban.

Y cuando por fin se dejó ver, Arcadia nopudo reprimir un «¡Usted aquí!, ¡sabía quenos encontraríamos!». Y luego, sin im-portarles la presencia de otros pacientesesperando para ser radiografiados, seenzarzaron en una atropellada con-versación acerca de sus dolencias,los puntos débiles de sus orga-nismos, sus propensiones a en-fermar en el ámbito de unas uotras especializades. Ella ha-blaba de una forma serena pe-ro extraordinariamente fluida.Los nombres de enfermeda-des surgían de su boca comolocuciones balsámicas, comopalabras mágicas que aunqueen primer término designasentemibles trastornos en el ordende la salud, por otro, al ser emitidaspor ella lograban un enorme poder be-néfico sobre su alma.

«¡Ya se sabe que a partir de los cuaren-ta...!», enunció Arcadia, colocándose el abrigo,pues ya le habían sido entregadas las radio-grafías, y él se mostró de acuerdo con ese lí-mite que también en su caso marcaba el iniciode aquel peregrinaje por consultas y sanatorios.Quiso añadir algo más, pedirle que no se mar-chara todavía, que esperara un momento, que encuanto a él le entregaran sus radiografías la in-vitaría a tomar un café en el bar de la esquina,pero se preguntó si enunciar esas palabras tanprosaicas: invitar, café, bar, esquina, no consti-tuiría un atentado contra los sublimes nombrespuestos por ella a sus dolencias, esaspalabras que guardaban en su seno lasclaves para volver a verla más ade-lante: neuralgia, impétigo, queratitis,vértigo, arritmia, nefritis... En esa du-da estaba cuando ella desapareció es-caleras abajo.

A veces Ricardo Galeano se repro-chaba a sí mismo no coger el teléfono yllamarla. Solamente había tres De las Hayas enla guía telefónica, y De las Hayas, A., nada másque una. Con sumo cuidado —como si se tratarade cifras sagradas, y, desde luego, para Galeano lo

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eran— habíaanotado en su agenda el nú-

mero de Arcadia, y se imaginaba a me-nudo el momento en que pulsaría las

correspondientes teclas y comenzaría aoír los tonos de llamada, esa música minimalista que amenizaríala intensa espera hasta que al otro lado ella descolgara el au-ricular, pero al final le ganaba siempre la secreta y acaso fatalconvicción de que ese extraordinario amor no podría florecer

más allá de las consultas de los médicos.Afortunadamente, contaba ya hacía tiempo con un

seguro médico. Un seguro que, hasta aquellas gloriosascaries que propiciaron su primer encuentro en la consul-ta del dentista, no había utilizado demasiado.Ahora, sin em-

bargo, el librito donde, agrupadospor especialidades, se contenía lalista de médicos (Cuadro Médi-co, rezaba en su portada) se con-

virtió para Galeano en un devociona-rio, un libro de horas, un breviario de

amor donde cada especialidad (dermato-logía, urología, endocrinología...), cada médi-co (Dr. Lozano, Dr. Castelar, Dra. Massoni...) ycada punto concreto de la ciudad (Lagasca,71, Paseo de Aviñón, 37, Independencia,126...) representaban las posibilidades de quesu amor se le mostrase.

Guardaba grabados con letras de fue-go en su corazón los nombres de todas las en-

fermedades que Arcadia le había mencionado:comenzó, lógicamente, por ellas. Fingir leves do-

lencias, cierta exagerada propensión al chequeo oincluso inequívocas hipocondrías no le supuso ningún

esfuerzo. Con el alma en vilo hacía su aparición en lassalas de espera, y mientras aguardaba por ver si llega-

ba Arcadia, aprovechando breves ausencias de su pues-to de las enfermeras que controlaban las visitas, hojeaba las

agendas para encontrar su nombre. No le afligía ver cumplir-se la fatalidad de haberse equivocado de día, o no haber acer-tado el especialista por ella seleccionado: la forzosa espera nohacía en esos casos más que enriquecer su amor, que afian-zar a Arcadia aún más en su pensamiento; la espera era un sa-crificio agradable que acrecentaba la sensación de peregrina-ción, de viaje interior; aunque, con el tiempo, su amor ya no pre-cisó más de esas pruebas, pues en su conversación fueron

apareciendo los nombres de los médicos más aptos para ca-da tipo de enfermedad.

Fue así como empezó a verla con asiduidad. Y esosencuentros eran lo único que le mantenía vivo; cuanto másfrecuentaba a Arcadia, todo lo demás le parecía detestable y ab-surdo: su trabajo en una oscura oficina estatal, su ciudad, supaís, los gobernantes: la época, en suma. Pero mi juicio no de-be ser despiadado —se reconvino Ricardo—, quizá todo estosea un mal necesario, al fin y al cabo el mundo no es más quela excusa para que Arcadia exista y yo la pueda amar.

A veces, no obstante, se martirizaba pensando si eseamor no era una pura obsesión, una creación de su alma an-gustiada, y no le bastaban entonces el candor de su mirada nila clara alegría que ella mostraba al verle, ni sus esperanzadoraspalabras añadiendo a su acervo afectivo nuevos nombres de do-lencias, médicos y remedios. Se decía si no era exclusivamenteél quien mantenía con sus tretas de hipocondríaco el fuego deaquel amor. Pero un día, felizmente, confirmó lo infundado deese temor. Acababa de entrar a la consulta de la doctora Inge-borg Lange, uróloga (Galeano había alegado la sintomatologíade la prostatitis), cuando, desde el mostrador ubicado junto ala puerta, la enfermera de turno, al identificarse él, dijo: «¡Ah,sí, Galeano, no hace nada ha llamado su mujer para saber quéhora le habíamos dado, me ha dicho que habían perdido el pa-pel donde la tenía anotada! ¡Vaya, ha sido usted muy rápido!».Galeano estuvo a punto de meter la pata, testimoniando sus mu-chos años de célibe, pero comprendió a tiempo e improvisóun «Bueno, es que vivimos ahí al lado». Diez minutos más tar-de, mientras leía las Cartas de amor de la portuguesa MarianaAlcoforado (había dado ya buena cuenta de Sor Juana Inés), co-mo si emergiera de un sueño se dibujó en el vano de la puer-ta la figura esbelta de Arcadia de las Hayas.

¡Y cómo lograba sorprenderle en cada ocasión! Esta vezllevaba puesta una gabardina y una bufanda, y unas gafas os-curas llenaban de penumbra el misterio de sus ojos. El gesto—rápido, firme, contundente— con que se desprendió de ellasfue el preludio de una tarde llena de pequeñas voluptuosidades.Por fortuna, la sala estaba casi vacía: tan sólo había un ancia-no dormitando bajo la orla de la doctora Lange, y ésta (la en-fermera se lo había advertido) llevaba cierto retraso, por lo quepudieron disfrutar intensamente el uno del otro. Mientras seponían al día del estado de sus respectivas saludes, cada vez mássometidas a los dictámenes médicos, Galeano, aunque era muyfeliz con lo que Arcadia decía, se preguntaba si quizá no debe-rían saber algo más de sí mismos, interrogarla, por ejemplo,sobre cómo era la casa donde vivía, cuál era su trabajo, quésoñaba por las noches, cómo pasaba cada una de las horas y mi-nutos en que estaban lejos el uno del otro. Pero luego se decíaque era mejor dejarlo así, verse solamente allí, en las consultasde los médicos, como seres desgajados del odioso mundo queles rodeaba y del que ese otro mundo —el arcano y vertigino-so mundo de las enfermedades— les liberaba.

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Pero al poco tiempo empezaron a surgir dificultades. Sucondición de empleado público no bastó para que, en las altu-ras burocráticas, no se preguntase nadie, al fin, si no eran abu-sivas las reiteradas ausencias del trabajo del funcionario Ga-leano. Su jefe le hizo llamar. «Compréndalo, le dijo, el Subse-cretario es muy exigente, tendrá que aportar un informe médicoque justifique el empeoramiento de su salud. Viéndole a usted(no me negará que su aspecto es envidiablemente saludable)es difícil entender sus reiteradas ausencias en los últimos me-ses». Y no sólo eso: prácticamente todos los integrantes delcuadro médico ya conocían a Galeano, y aquí y allá surgíanobstáculos para atenderle, presiones de la compañía, citaspostergadas.

No quedó otro re-medio que enfermar de ver-dad. No resultó tan compli-cado como al principio te-mió: pronto pudo compro-bar Galeano cómo un cuer-po disciplinado respondesiempre bien a los estímu-los patológicos. Con pe-queños y estratégicos de-terioros de salud logró seradmitido, aún a regaña-dientes, en todas las con-sultas. Y la nómina de vocesde índole patológica se in-crementó, incorporandonombres elocuentes y mis-teriosos, nombres sonoros yllenos de un extraño fulgor,que sugerían las estacio-nes de su amor: xeroftal-mia, enfermedad de Lan-gerhans, ataxia, laberinti-tis, síndrome de Zollinger-Ellison...

Pronto comprobó que Arcadia, que probablemente hu-biera tenido similares dificultades (aunque su sentido de ladiscreción les indujera a omitir en sus conversaciones talesardides), seguía sus mismas pautas. De repente le pareció des-cubrir cierto decaimiento en su rostro, quizá una mayor palidezen sus mejillas, en sus manos extendidas lánguidamente sobresu falda estampada. Mas todo ello era compensado con crecescon la tremenda ternura con que al verla se sentía mirado, conel brillo tan especial que pervivía en sus ojos, con la luz que se-guía irradiando su presencia y también su recuerdo. Y hasta leparecía a veces que la mala salud que empezó a aquejarla(pues cuando una dolencia era, al menos temporalmente, neu-tralizada por los tratamientos médicos, para seguir disfrutan-do de sus encuentros rápidamente debían incurrir en otras,

dentro de la amplia variedad ofrecida por el Cuadro Médico), leproporcionaba aún un mayor encanto, como esos hermososdías radiantes que al atardecer, cuando ya parecen perder to-do aquello que los ha hecho hermosos, sorprendentemente sesubliman en un estallido de estremecedora belleza, aún másconmovedora.

Las bajas en el trabajo de Galeano ya eran continuas.Pero afortunadamente, a nadie parecían preocuparle; su jefe ha-bía conseguido que el Subsecretario enviara a un sustituto, y qui-tadas las primeras semanas de ausencia en que recibió la vi-sita de algún compañero —que se retiraba fuertemente im-presionado por el grave deterioro físico del otrora saludableGaleano—, para su alivio, pronto dejaron de importunarle. Gra-

cias a ello, disponía de todoel tiempo para organizar suvida en torno a Arcadia.Cuando no preparaba lasvisitas vespertinas a lasconsultas (había que en-cargar y recoger medicinasy fórmulas magistrales enla farmacia, y hacer reite-radas llamadas telefónicasa las consultas, y revisaruna y otra vez el manosea-do Cuadro Médico, y, en de-finitiva, coordinar sus en-fermedades con las de Ar-cadia, recopilando e inter-pretando las informacionesrecibidas en sus anterioresencuentros, para que pu-diera seguir produciéndo-se y acrecentándose el mi-lagro de aquel amor), cuan-do no se arreglaba paraesos encuentros, vistiendo

sus más elegantes ropas e intentando mejorar su aspecto pa-ra que no se le notasen tanto los estragos de la enfermedad, sededicaba a pensar en ella intensamente, a componerle men-talmente versos, a dedicarle, como si hubieran sido creadas ex-profeso para ella, las cosas hermosas que, extrañamente, mez-cladas entre el horror de este mundo, aún podía Galeano dis-cernir: el cielo estrellado, la música, los paisajes, la literatura.Y aunque sabía —había tenido esa certeza desde el principio,casi desde el primer momento en que sin conocer su nombrela vio en el odontólogo— que su amor no podría darse conigual plenitud fuera de las consultas, pues ése era su espacionatural, su limo nilótico, rico en sustancias y propiedades pa-ra que ese amor creciera y floreciera y fructificara, a veces seentretenía imaginando cómo sería la vida de Arcadia en aque-lla casa que no conocía, que no se atrevía a conocer, como si

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se tratase de un lugar sagrado, só-lo reservado para los dioses que lo

habían creado. Puesto que, a travésde la guía telefónica, había averiguado

su dirección, y sabiendo que vivía en la esquina de la calle,contemplando de lejos sus edificios y la sombra que proyectabansobre la calzada, complacido con la emoción de saber que enuna de aquellas casas de ladrillo, más bien feas, habitaba sinembargo lo único que le mantenía aún atado al mundo, pero sinatreverse siquiera a atravesarla, como si el mero hecho de quesus pasos retumbaran sobre la acera bastara para romperaquel hechizo.

Una tarde, en la consulta del oncólogo, a la que sabíaque ella acudiría (para entonces el arte de sus encuentros re-pentinos había ascendido al rango de ciencia predictiva, ymientras, dejando a un lado la lectura del ovidiano Ars aman-di, se entregaba a ensoñaciones en las que ella salía de aqueledificio para reunirse con él y paseaba su luz crepuscular porlas calles más hermosas de la ciudad, advirtió Galeano, al con-sultar su reloj, que decididamente Arcadia se estaba retrasan-do, cosa rara en ellos, quienes, para prolongar sus momentosde felicidad, solían acudir a las consultas con innecesaria an-telación. Decidió interrogar a la enfermera. Ésta, dubitativa e in-quieta, le contestó que la cita había sido anulada. Sólo trasmostrar Galeano su extrañeza e insistir reiteradamente, dijo laenfermera toda la verdad: no era Arcadia de las Hayas quien ha-bía anulado la cita sino alguien (una voz de hombre) que se ha-bía identificado como un familiar. Arcadia acababa de moriraquella misma mañana.

Al día siguiente, en el cementerio no quiso aproximar-se demasiado a la masa de gente que, por los senderos bor-deados de cipreses, seguía al féretro de Arcadia. Quería re-cordarla tal como la había conocido, jamás habían hablado desus familias, de sus trabajos, de sus amigos, y no quería ni tansólo saber cómo eran los rostros de aquéllos que la iban a llo-rar, no quería tener que modificar ahora sus recuerdos. Unasimple llamada telefónica al cementerio (los periódicos estánplagados de esquelas que era peligroso mirar) le había bastadopara averiguar la hora del entierro, y ahora sólo quería saberdónde iban a dejar a Arcadia. A esa misma hora tenía cita en laconsulta del urólogo, pero no se sentía con fuerzas para acu-dir, quizá ya nunca más podría volver a ninguna consulta, ni po-dría detener sus ojos en las habituales butacas, en las paredesllenas de diplomas y orlas, en los revisteros desordenados, sintener la esperanza (esa esperanza que le mantenía vivo) deverla entrar una vez más.

Observó, desde la lejanía, que alguien abría la puerta deun panteón, severo y gris, y sólo cuando, tras introducir en él

el féretro, lentamente el cortejo se disipó, Galea-no se acercó hasta allí, donde, labrada sobre elgranito, una escueta inscripción contenía el ape-llido De las Hayas.

Estaba muy débildesde hacía varias semanas,pero aún tuvo fuerzas esa nochepara, provisto de una bolsa con algunas elementales he-rramientas, forzar la puerta de aquel lugar. Le sorprendió notener miedo, pero es que sentía como una llamada sordade Arcadia, como si desde la quietud de su última morada leguiase ella a través de la oscuridad, y dispusiera todos y cadauno de sus movimientos: sus pasos sigilosos por los senderos bor-deados de cipreses, la localización, en aquel laberinto de muer-tos, del panteón, el certero golpe de cizalla que liberó la cerradurade éste. Por fortuna, la pasta con que habían adosado la lápida aúnno estaba seca del todo y no fue difícil retirar ésta. Un poco mástrabajoso fue extraer el féretro del nicho para depositarlo sobre laslosas de granito, pero la altura era escasa, apenas treinta centí-metros. Obedeciendo a la voz que le había conducido hasta allí,destapó el féretro: la muerte había fijado en Arcadia toda la sim-plicidad enternecedora de su belleza. Su rostro sereno, con unatenue sonrisa dibujada en sus labios, podría haber sido el decualquier tarde en cualquier consulta, cuando, a veces, antes deque él llegara, vencida por un repentino sueño, cerraba los ojosdurante breves instantes. La habían amortajado con sus mejoresropas, no le costó reconocerlas. La caja era suficientemente am-plia —y ella, consumida por sus dolencias, había quedado lo su-ficientemente delgada— y bastó con apretarla contra uno de loslados para que cupieran los dos. Luego, sintiendo abajo la blan-dura de aquel último lecho, con sumo cuidado, como si temieradespertarla, tomó su mano y la acarició. Tantas tardes, en lasconsultas, había pensado en hacerlo (pero siempre, al final, no que-riendo importunarla con ese atrevimiento, acababa por posponersu decisión), que sintió ahora como si en su letargo fuera ella a re-procharle su inevitable acción, pero enseguida advirtió cómo sedejaba acariciar, cómo su mano fría parecía revivir bajo el calor delas suyas. Minutos antes había ingerido ya todo el contenido delfrasco, y sintió que el sueño le iba venciendo.

Aún pudo ver, antes de que sus párpados se cerrarandefinitivamente sobre sus ojos, a través de los cristales, cómola luna creciente surgía tras una nube y cómo un repentinoviento cimbreaba las copas de los cipreses: aún ese mundoque se hundía en la ignominia era capaz de engendrar mo-mentos llenos de remota belleza, ¿o era ésa la despedida queel mundo le hacía?

Pero este último apenas llegó a ser un pensamiento ouna sensación, sino un residuo exiguamente perceptible deactividad cerebral, un último estertor de sus neuronas mori-bundas, pues el cuerpo de Galeano yaabandonaba esta vida para aden-trarse con Arcadia en otrosmundos donde podrían amar-se eternamente sin tenerque peregrinar de consul-ta en consulta.

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Contribución al estudiode la toponimia de Elda

81l i n g ü í s t i c a

No es la primera vez

que se estudia la

procedencia de los

topónimos que se

encuentran en

terreno municipal de

Elda, pues en esta misma revista se han

podido leer artículos de expertos como el

Dr. Mikel de Epalza1, así como D. Luis F.

Bernabé Pons2. Así mismo, la Dra. Mª

Jesús Rubiera3 también ha investigado

topónimos relacionados con el Valle del

Medio Vinalopó, especialmente la

etimología de este río.

Llama la atención el hecho de quese hayan estudiado tanto los topó-nimos de origen árabe, pero suabundancia es notable, puesto queesta zona estuvo habitada durante

siglos por musulmanes. Quizás no hubo, o nose ha conservado, el esplendor califal de Cór-doba, con una mezquita aljama como la quese «convirtió» en catedral, o el nazarí de los pa-lacios de la Alhambra en Granada. Nuestra ciu-dad pertenecía al Oriente de al-Andalus (Sharqal-Andalus), un lugar que, debido a su situa-ción geográfica, ha servido de frontera naturalentre cristianos y musulmanes, castellanos yaragoneses, etc...

Ha sido siempre un poco «tierra de na-die», y si a esto le unimos el expolio y la de-

vastación del patrimonio cultural, nos quedanpocos monumentos que admirar, restos ar-queológicos que estudiar... Esto dificulta mu-cho la investigación de tipo histórico. Pero,menos mal, aún nos quedan los topónimos,testigos de la historia, que se niegan a desa-

❿ Medallón que contiene sura coránicaen bellos caracteres árabes, obra dede Husseyn Qasim Yabish.

BATAIH

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Contribución al estudio de la toponimia de Elda82 l i n g ü í s t i c a

parecer. Mediante ellos, podemos descubrir pe-queños detalles y retazos de la Historia. El pro-blema es que, fácilmente, se puede caer en elanacronismo, pues de un topónimo podemossaber que es de origen árabe, no de qué mo-mento. Bien puede ser de los primeros siglosdel Islam en la Península, que de época mudé-jar, que de los moriscos o «cristianos nuevos»que vivían aquí hasta el siglo XVII, pues ellostambién hablaron árabe.

Pero el contenido de este artículo es unapequeña aportación a la toponimia de la ciudady alrededores basándome en el fundamental librode Juan Rodríguez Campillo4, así como en el deAntonio Poveda Navarro5.

He dividido el artículo en dos partes: pri-meramente, trataremos los topónimos que seencuentran en la periferia de Elda (partidas) y,después, un segundo bloque que comprenderíalos topónimos (más bien nombres de calles) den-tro del recinto murado, lo que constituye el cas-co antiguo.

Topónimos de la periferia

Como hemos señalado antes, ya se hanestudiado topónimos como Agualejas, Alfa-guara, Almafrá, el Monastil, el Meliq o la Jaud6.Pero, gracias a la labor de Rodríguez Campillo7,hemos podido conocer topónimos difíciles de oírhoy en día, pues han sido rescatados del olvido.Así pues, despertaron mi curiosidad topónimostales como Bateig, Tafalera, Safarrola y Jarre-ría. Hay otros muchos nombres que he descar-tado, puesto que mi interés radica principalmenteen los de origen árabe. Así pues, de Bateig po-demos pensar que procede de «bautizo» en ca-talán, pero existe una palabra en árabe clásicoque se asemeja bastante: BATAIH, que significalecho de un torrente, vaguada, llano, campo abier-to, plaza. Esta definición coincide bastante con loque es la rambla de Bateig, que fue lo que le dionombre al monte.

Otro topónimo, aunque ahora está en de-suso, es el de la Jarrería o Darrería, la cual,basándonos en el libro de Juan Rodríguez Cam-

pillo, comprendería la zona desde el Conventoal puente del cementerio y aparece documen-tada en el 17308. Si hacemos un análisis eti-mológico de la palabra podemos observar queel étimo JARR- procede de la palabra árabeYARRA, cuyo significado en árabe es muy pa-recido al arabismo de la lengua castellana, queel Diccionario de la Real Academia Española(R.A.E.) define de la siguiente manera: «vasija debarro, porcelana, loza, cristal, etc... de cuello yboca anchos». Y el sufijo /-ERIA/, que segúnla RAE es «sufijo de sustantivos no heredadosdel latín, que suele significar pluralidad o co-lectividad (...); condición moral (...); oficio o lo-cal donde se ejerce (...)». Sería esta última acep-ción la que definiría el sentido del sufijo. Asíque, en esa zona, seguramente, hubo perso-nas que hacían o vendían jarros.

Muy cerca de esa zona tenemos otro to-pónimo que aparece datado en el 1870 y queestá cerca del anterior. Nos referimos a la Tafa-lera9, cuyo origen pensamos es árabe. Podríaproceder de TABBALA «sazonar, especiar, aliñar»o de la palabra TABAL, que ha dado el arabismoatabal «tambor». Aunque hay otra palabra que síque podría haber dado origen a este topónimo:TAFAL «arcilla, barro seco». Esto coincide conlas características geológicas de la zona, sobrelas que existe un artículo en esta misma revista10.En cuanto al sufijo /-ERA/, tenemos en el dic-cionario de la RAE: «Del latín-aria) suf. De sus-tantivos femeninos que tiene, entre otros signifi-cados, los de sitio u objeto en que hay, está,

❿ Tapadera de pileta ritual de origenalmohade (siglo XII-XIII) hallada enElda. Se aprecian dos tipos deescritura: en la parte superior, textocursivo hecho a mano; abajo, textoestampillado hecho en serie.

TAFAL

YARRAFA

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Ana Eugenia Torregrosa García 83l i n g ü í s t i c a

abunda, se cría, se deposita,se produce, o se guarda lodesignado por el primitivo...»Es decir, arcilla o barro.

En la obra de Rodrí-guez Campillo encontramosotro topónimo de resonanciasárabes. Aparece como Safa-rrola o Garrafa11. Para em-pezar, la segunda designaciónes el arabismo YARRAFA, queen castellano es «garrafa» o«damajuana», pero en catalánes «caduf de sinia», «que por-ta molta d’aigua»12, tal comoseñala el Diccionari català-va-lencià-balear. Luego, indica laexistencia de alguna obra pa-ra el almacenamiento o apro-vechamiento de agua. Ade-más, en el Diccionario etimo-lógico de la lengua española(COROMINAS), se indica laexistencia de la voz GA-RRAF/A con significado denoria en hablas modernas nor-dafricanas.

En cuanto a Safarrola, analizando la pa-labra, tenemos SAFAR-, cuyo origen parece po-dría proceder tanto de la palabra árabe ZAFAR«engrasar», que ha dado en valenciano SA-FARÓS-OSA «ple de bruticia», y en castellano«asqueroso, charcoso, mugroso»13. Pero tene-mos otra posibilidad: SAHRAY, que ha dado encastellano ZAFARACHE y en catalán SAFAREIG«depósit artificial, fet de parets de pedra o de ci-ment, per acontenir l’aigüa procedent d’un riu,séquia, sénia, pou, etc..., destinada a regar». Encastellano: alberca, estanque, pila, artesa14. Encuanto al sufijo /-OLA/, podemos decir que esvalenciano procedente de -UELO<olus (latín), su-fijo de diminutivo o afectivo (RAE).

En 1735 aparece documentado, junto conel topónimo anterior, la partida de los Seque-ros15. Hemos pensado que su origen podría pro-ceder de SAQA, de la que procede SAQIYYA,que ha dado acequia en castellano y séquia envalenciano. En cuanto al sufijo /-ERO/, indicaprofesión, así pues, estaríamos hablando de ace-quieros.

Otra partida con posible origen árabe esAlbocar o Alvocar, la cual aparece como parti-

da documentada en 1780. Poco se sabe de ella,sólo que estaba en el Huerto de San Miguel, cer-ca de la Almafrá. No es un arabismo reconocidoni en castellano ni en catalán, pero existen variasposibilidades: puede proceder de AL-BUQAR«ganado, vacas»; AL-BUJAR «ciénaga, charco»;o bien que tuviese relación con el apellido Uba-car16.

Topónimos en el CascoAntiguo

Ahora pasamos a analizar los topónimosdel recinto urbano de Elda en el Casco Anti-guo. Tal y como señala Antonio Poveda Nava-rro, se conserva la estructura urbanística de laantigua villa hasta los años 60 del siglo XX17.En base al capítulo sobre la evolución de lascalles, nomenclator anterior al 1700: calles yplazuelas18. Aquí, nos llamó la atención la pla-zuela que parece ser existía, antes del 1700,en la actual calle de San Agustín. Esta plazue-la ha tenido varias denominaciones, al igual

❿ Panorámica de la rambla de Bateig, palabra que seasemeja bastante a BATAIH, que en árabe clásicosignifica, entre otras cosas, lecho de un torrente.

ZAFAR

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Contribución al estudio de la toponimia de Elda84 l i n g ü í s t i c a

que la calle en la que se encontraba: a la pla-zuela se le llamó de Chifa (desde 1624), des-pués hubo una temporada (1724-1809) que sellamó «de Aguado», y tras este periodo volvió allamársele «de Chifa». En cuanto a la calle, tam-bién se le han conocido varios nombres: el másduradero en los siglos pasados fue el del «Ma-tador» o «Matadero». Seguramente se encon-traba allí el matadero medieval. ¿Pero qué re-lación hay entre los nombres de la plazuela y dela calle? Existe un arabismo en la lengua cas-tellana que podría haber dado origen al nombrede la plazuela: «Jifa», que a su vez procede deYIFA «carne mortecina, carroña., f., desperdicioque se tira en el matadero al descuartizar lasreses». Por alguna razón dialectal, el sonido Yevolucionó a /ch/ y no a /j/.

A la parte inferior de la calle denominada«Los Giles» se le llamó hasta el siglo XVIII de«Los Gumieles», «Gomieles», «Gunmieles» o«Gumelas». Éste es un apellido muy abundanteen los libros de bautizos de los siglos XVI y XVIIde Elda20. Todos los que lo tenían como apellidoaparecen, curiosamente, bajo estatuto de «cris-tiano nuevo» y aparece escrito también de mu-chas formas, como por ejemplo: Yumeieles, Yu-meles, Jumcial, etc...

Conclusión

A modo de conclusión, podemos pensarque los topónimos situados en la periferia de El-da indican la existencia de un sistema de regadíoheredado de los árabes y mantenido en el sigloXVI y, posteriormente, en el XVII por los repobla-dores, los cuales, seguramente, heredaron nosolamente este entramado, sino también los nom-bres de algunas acequias, albercas, etc... Tambiénobservamos una actividad alfarera, nutrida en sumayor parte por las características geológicasde la zona.

Ya en el recinto murado, lo que constituyeel actual casco antiguo, tenemos el matadero enla actual calle de San Agustín, seguramente, des-de época medieval. De lo que no estamos se-guros es de que se practicase la matanza según

lo indica el Corán ni siquiera en época mudéjar.De todas formas, no deja de ser curiosa la su-perviviencia del arabismo «jifa». Y, ya para con-cluir, es importante indicar la existencia de par-tidas o incluso calles que se corresponden conapellidos de «cristianos nuevos» de Elda, lo queindica su poder a nivel local.

Como se puede observar, en cualquier es-tudio toponímico u oronímico, los topónimos deorigen árabe no destacan por la creatividad me-tafórica en su formación, pues todos indican unorigen meramente práctico y las sutilezas sondifíciles de encontrar.

Notas

(1) EPALZA, Mikel de, «Nombres de lugar ára-bes del municipio de Elda». Alborada, nº29, 1983.

(2) BERNABÉ PONS, Luis F., «La Elda musul-mana y sus nombres árabes», en Revistaconmemorativa del Cincuentenario, Elda1947-1997. Elda, Comparsa Moros Mu-sulmanes, 1997, pp. 26-29.

(3) RUBIERA MATA, Mª Jesús, «Elda en elPacto de Tudmir, camino y fortaleza», Al-borada, nº 29, 1983.

(4) RODRÍGUEZ CAMPILLO, Juan, Elda: Ur-banismo, toponimia y miscelánea, Elda,Excmo. Ayuntamiento de Elda, 1999.

(5) POVEDA NAVARRO, Antonio M., Urbanis-mo y demografía medieval en Elda, Elda,Envases Tendero, 1992.

(6) Vid. Notas 1, 2 y 3.(7) RODRÍGUEZ CAMPILLO, Op.cit.supra.(8) Ídem, p. 142.(9) Ídem, p. 145.(10) CUENCA PAYÁ, A., «Sismicidad en Elda y

su entorno», Alborada, nº 37, 1987, pp.27-30.

(11) RODRÍGUEZ CAMPILLO, Op. cit., p. 143.(12) ALCOVER, Antonio Mª, Diccionari Català-

Valencià-Balear, Palma de Mallorca, Ed.Moll, 1993.

(13) Ídem.(14) Ídem.(15) RODRÍGUEZ CAMPILLO, Op. cit., p. 143.(16) Ídem, p. 155.(17) POVEDA NAVARRO, A., Op. cit., p. 26.(18) RODRÍGUEZ CAMPILLO, Op. cit., p. 27.(19) Ídem, p. 60.(20) Archivos parroquiales de Santa Ana.

SAQIYYA

AL-BUQAR

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En 1875, el prócer localLamberto Amat y Sem-pere, con el fin de real-zar la belleza del vallede Elda, escribió la si-

guiente frase, que ponía en bocade sus vecinos de Petrer:

¡Quina llástima que exa fo-yeta no siga nostra! 1

El valor de verdad de estaspalabras se acrecentaba por el he-cho de venir de quien venía: de loseternos rivales de Elda. Pero no esmi objetivo en este trabajo ahondaren una rivalidad cada vez más im-perceptible sino fijar la atención enla lengua que usó Lamberto Amatpara representar a los habitantesde la localidad vecina. Tampocose trata de hablar de Petrer y desu lengua propia, aunque sí de es-ta última pero referida a Elda, por-que en un tiempo no muy lejano alque no era incapaz de llegar la me-moria de Lamberto Amat y susconvecinos, también había sidolengua propia de los eldenses.Efectivamente, nuestro mismo pró-cer, aunque no lo dice de maneraexplícita, nos lo está demostran-do cuando nos detalla los nom-bres de las calles de Elda en su tiempo: del Es-tralazo (<(d)estral, ‘hacha’), del Cantó (‘esquina’),del Vall (‘valle’), o los lugares del término que to-davía subsisten hoy como Bateig o La Torreta;o, en su propia expresión castellana, nos hablade la boira o niebla, de conrear (‘cultivar’), de ca-var y magencar (‘binar’ la viña), de no reblir de-terminadas semillas (no ‘cubrirlas con tierra’), de

las aguas salobrencas, de una ramblada queocurrió (‘riada’), del derrunador del pantano (‘ali-viadero’)...; luego nos describe algunas varie-dades de olivas como la comuna (‘común’) ola grosal (‘gordal’), de almendras: mollar alfico-senca, blanqueta, comuna planeta, faenereta, deuva: morsí, esclafacherris (<esclafar, ‘aplastar’),valencí, verdal, clotet (‘hoyito’), etc.2

Pasado y presentedel Valenciano en Elda

85l i n g ü í s t i c a

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❿ Dos perspectivas de la calle Salmerón (hoy JuanCarlos I), a la altura de los barrios del Progreso(foto superior) y La Fraternidad (foto inferior).Fotos extraídas del Programa de las FiestasMayores de 1935.

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Pasado y presente del Valenciano en Elda86 l i n g ü í s t i c a

Pero tampoco hace falta acudir a un autordel siglo XIX para encontrar la huella del valencia-no hablado por los eldenses de antaño,3 basta conun autor local de hoy en día (Pedro Maestre) paraleer, en una novela escrita en castellano y que se de-sarrolla en la Elda actual, palabras como festejan-do, manises, charrar, (pan) torrao, enrobinada, ma-nifaseros, pancha, pansia, peúcos, y un largo et-cétera que se extiende por todo el libro.4 Renuncioa alargar una lista que se haría inagotable y abru-mar al lector con estudios científicos sobre el tema,porque para demostrar que el valenciano ha sidola lengua propia de Elda hasta hace relativamentebien poco no hay más que acercarse al archivohistórico de la ciudad y leer las declaraciones lite-rales de los testigos que acuden a los juicios quese celebran hasta principios del siglo XVIII. Allí, a tra-vés de la estupenda prosa valenciana de escriba-nos como Vicent Salazar, podemos casi «oír» có-mo hablaban eldenses de antaño como FeliphSempere, un carpintero de 53 años, o Serafina Ma-drigal, propietaria de una viña, de edad no decla-rada.5 Pero no sólo estos antecesores de los ac-tuales eldenses «de toda la vida» hablaban habi-tualmente valenciano, también lo sabía el mismoLamberto Amat, como nos testimonia en su libro,así como muchos coetáneos de la Elda de su tiem-po, por el solo hecho de convivir con valenciano-hablantes que lo tenían como su primera lengua y(¡quizá también!) para que no les engañaran en lostratos sus vecinos de Petrer. Incluso hoy podemosencontrar gente de Elda que, sin haber asistido a

clases, es capaz de chapurrear algunas frases enel valenciano petrerense o monovero que oye conmás frecuencia.

Todo esto significa que el valenciano fue lalengua propia de Elda hasta un determinado mo-mento en que, como consecuencia de unas mi-graciones extendidas a lo largo del siglo XVII (acausa de la despoblación subsiguiente a la expul-sión de los moriscos), los eldenses habían ido ce-diendo en la transmisión del valenciano a sus hijoscuando emparentaban con inmigrantes de zonascastellanas. Entre estos inmigrantes predomina-ron los de pueblos valencianos cercanos hasta laprimera mitad del Seiscientos, especialmente deOnil, pero durante la segunda mitad se cambiaronlas tornas y acabó predominando el elemento ne-tamente castellano. En cambio, las mismas mi-graciones permitieron mantener el valenciano a lospetrerenses ya que la mayoría de sus anteceso-res actuales provienen de Castalla. (Un inciso: ¿nodebe ser casualidad que la rivalidad entre Onil yCastalla se perpetuara entre sus emigrantes, asen-tados, respectivamente, en Elda y Petrer?). Así lascosas, durante todo el siglo XVIII, los pocos el-denses que hubieran recibido el valenciano de suspadres habrían ido muriendo y dejando una he-rencia lingüística valenciana muy viva que llegahasta Lamberto Amat y sus convecinos del sigloXIX. En este contexto cultural alcanzamos la primeramitad del siglo XX y Elda (a causa de la industria-lización) conoce nuevas migraciones, pero ahora elpredominio es valenciano: El Pinós y Monòver des-cargan sus excedentes poblacionales de la agri-cultura, y Elda, junto a otros aportes, crece desor-bitadamente. Un solo dato bastará para com-prenderlo: en 1900 El Pinós, con 7.946 habitan-tes, superaba en casi 2.000 personas a Elda, quesólo tenía 6.131 hab. En 1935, en pleno auge de laindustria zapatera, la ciudad del calzado contabaya con 18.030 habitantes, más de 1.000 de loscuales tenían origen pinosero y, como mínimo, cua-tro millares de eldenses procedían de poblacionesvalencianohablantes, por lo que el valenciano lle-garía en aquel primer tercio del siglo XX a ser lalengua materna de cerca de un tercio de sus ha-bitantes, incluyendo alguno ilustre, como el escri-tor Enric Valor, que se inició en Elda en el mundo delas letras6. ¿Qué hubiera pasado si este contin-gente de inmigrantes hubiera sido superior a la mi-tad de la población total, como debió ocurrir en elsiglo XVII? Probablemente, la reciente sustituciónlingüística operada en Elda a favor del castellano se

❿ Panorámica actual de la Avenida ReinaVictoria, eje de las dos zonas dondese registra un mayor índice devalenciano hablantes.

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Brauli Montoya Abat 87l i n g ü í s t i c a

hubiera hecho reversible con una vuelta al valen-ciano de los antiguos eldenses. Pero no ocurrióasí porque otra vez la mayoría, ahora formada porla población autóctona más la castellana inmigra-da (poco más de dos tercios), volvía a imponerse.A pesar de ello, los valencianohablantes inmigradosseguirían transmitiendo su lengua cuando forma-ran parte de matrimonios lingüísticamente homo-géneos; 7 en caso contrario, no se entiende la si-tuación actual, en que, según el último censo, hay5.633 eldenses (un 10’7%) que se declaran valen-cianohablantes, lo que supone la cifra más alta,con mucha diferencia, entre los municipios de la Co-munidad Valenciana considerados «de predomi-nio lingüístico castellano».8 De hecho, los elden-ses nacidos en localidades valencianohablantesde la provincia de Alicante son 3.795, lo que re-presenta un 67% de los que saben hablar valen-ciano (la mayoría de ellos, todavía de origen pino-sero). El 33% restante de eldenses con capacidadpara expresarse en esta lengua (1.868) se reparteentre los nacidos en Elda (el censo ya no distinguesi son de familias «de toda la vida» o descienden deinmigrantes) y otras procedencias. No es desde-ñable, entre éstas últimas, el conocimiento del va-lenciano entre murcianos, manchegos y andalu-ces (no hay que olvidar que estas tres procedenciassuman el 27% de los eldenses y que en el censoanterior, de 1986, llegaban al 48%).

Pero el grupo que sigue caracterizando elconocimiento hablado del valenciano en Elda esel inmigrado de localidades valencianohablan-tes, tal como pone en evidencia la distribuciónque presenta este conocimiento por edades ydistritos urbanos (véase el cuadro adjunto, don-de se comparan las proporciones de hablantes en

los dos censos lingüísticos realizados, los de1986 y 1991).

En primer lugar, se aprecia en todas las mag-nitudes un aumento de hablantes de valencianoen consonancia con la evolución global que se ob-serva entre 1986 y 1991, en que de un 8’4% (4.527hab.) se pasa a un 10’7% (5.663 hab.). Este he-cho puede deberse a que en el primer censo seprodujera una ocultación del conocimiento del va-lenciano ante el bajo prestigio de la lengua (toda-vía) y, con mayor motivo, en un municipio consi-derado castellanohablante. Ya en el segundo cen-so, después de haberlo visto introducido en la es-cuela, en los medios de comunicación y en el usode las personas públicas, los hablantes podríanhaber percibido una cierta «despenalización» quehabría hecho aflorar el conocimiento real. A esteafloramiento habría que añadir el conocimiento es-colar adquirido en las edades menores, de 3 a 19años, cuyas subidas son espectaculares. Aun así,en las dos consultas se observa una bajada con-tinua, que se mantiene, desde las generacionesmayores a las más jóvenes, síntoma de la inte-rrupción en la transmisión de la lengua que se pro-duce en los grupos inmigrados.

Respecto a la distribución urbana del co-nocimiento hablando del valenciano, aunque estábastante igualado, cabe destacar el 11% del dis-trito 4 y, sobre todo, el 11,4% del 5, que corres-ponde a los barrios más nuevos de Elda (El Pro-greso, La Fraternidad y Nueva Fraternidad), surgi-dos a raíz de las migraciones de preguerra y acre-centados en las de postguerra, en que sigue el flu-jo procedente de localidades valencianohablan-tes. En estos dos distritos, que acumulan más del70% de la población, hay secciones (grupos de

Edades 1986 1991 Distritos 1986 19913-9 0’4 2’6 1 7 9

10-19 2’1 7’6

20-29 5 6 2 8 10’2

30-39 8’9 9’2

40-49 11 12 3 9 9’3

50-59 15’1 14’9

60-69 19 19 4 8 11

70-79 21’8 23’7

80 y más 22’5 26’8 5 9 11’4

❿ Porcentajes de valencianohablantes por edades y distritos de Elda en los dos censoslingüísticos realizados

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Pasado y presente del Valenciano en Elda88 l i n g ü í s t i c a

diez o doce manzanas con unasocho o nueve calles entre ellas)donde se supera el 20% de co-nocimiento del valenciano habladoentre sus habitantes y en una deellas se roza el 30%. Destaque-mos en este sentido la sección 15del distrito 4, enmarcada por lacalle 9 de Octubre y las avenidasde Reina Victoria, de los Tilos, deIsaac Peral y de los Eucaliptos, enla Ciudad Vergel, cuyo porcentajede conocimiento es del 22’7%; laotra sección a destacar es la 2 deldistrito 5, ubicada entre la GranAvenida, la avenida Reina Victo-ria, y las calles de Maximiliano García Soriano yLeón XIII, que registra un 29’5% de valencianoha-blantes. En el plano de Elda que se reproduce sepuede apreciar la división en distritos de la ciudady la situación de estas secciones. Parece, pues,que en estas áreas urbanas debe hallarse una ma-yor proporción que en otras de inmigrantes de po-blaciones valencianohablantes y descendientessuyos, especialmente —todavía hoy— de El Pinósque, con cerca de casi 1.000 nacidos allí, se man-tiene como la mayor comunidad valencianoha-blante de la ciudad.

En cuanto a los factores sociales que ca-racterizan el conocimiento del valenciano en Elda,en principio no parece que sean sintomáticos deuna determinada procedencia geográfica. El casoes que las personas con estudios universitarios yprofesiones de prestigio (médicos, abogados, psi-cólogos, arquitectos, ingenieros, economistas yprofesores) muestran unas capacidades en valen-ciano superiores a los de la media de la población.Así, un 17% de este sector de la población sabe ha-blar en valenciano (recuérdese que la media es deun 10’7%) y llega a un 69% el porcentaje que lo en-tiende (en este caso, la media es del 51’8%). Estascifras muestran que, por un lado, se va desvane-ciendo la idea de que el valenciano es una lenguasin prestigio y va adquiriendo fuerza la constataciónde su utilidad social. En este sentido, la poblacióneldense debería adquirir conciencia de dos hechosíntimamente ligados: de un lado, que el valencia-no no se puede considerar una lengua extraña a El-da (por su propio pasado y por la procedencia demuchos de sus habitantes) y, de otro, que una delas 11 primeras ciudades valencianas (con más de50.000 habitantes) no puede quedar al margen del

conocimiento de la lengua de su comunidad ni darla espalda a una parte importante del entorno co-marcal que capitaliza. Para ello, la adquisición delconocimiento del valenciano como segunda lenguade los eldenses sería el contrapunto equitativo alresto de las poblaciones que tienen el valencianocomo su primera lengua y saben hablar tambiéncastellano.

Notas

1. Lamberto Amat y Sempere (1873-1875).Elda [edición facsímil del Ayuntamiento deElda y la Universidad de Alicante, Elda,1983], tomo II, p. 14.

2. Estos ejemplos se pueden consultar tam-bién en el tomo II de L. Amat, especial-mente entre las páginas 1-58.

3. Naturalmente, con el nombre de valencia-no, aludo a la lengua catalana en su formahablada en la Comunidad Valenciana.

4. Pedro Maestre (1999). Alféreces provisio-nales, Barcelona: Destino.

5. Para leer las declaraciones de estas per-sonas, se pueden consultar los libros deprocesos de 1691 y 1694.

6. V. Brotons (1998). «Enric Valor, Elda i L’ex-periment Strolowickz», Revista del Vinalo-pó, 1, 93-104.

7. J.R. Valero Escandell (1980). «La inmigra-ción en Elda durante la I Dictadura y la IIRepública», Elda durante el primer terciodel siglo XX, Novelda: Caja de Ahorros deAlicante y Murcia, 97-125.

8. Según la definición de la Ley de Uso y En-señanza del Valenciano (Art. 36).

❿ Sobre el plano de Elda, distribuido en los distritos ysecciones electorales, se remarcan las secciones 5-2y 4-15, donde se supera el 20% del conocimiento delvalenciano hablado entre sus habitantes.

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El lenguaje de la industriazapatera como lenguaje

de especialidad

89l i n g ü í s t i c a

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I.

El motivo de escribir este artículo no esotro que el de llamar la atención sobre lanecesidad de estudios individualizadossobre el léxico que utiliza toda la indus-tria zapatera —incluyendo en él tanto el

que es común a otros ámbitos de uso lingüísticocomo el que le es totalmente propio— y de es-tudios más generales sobre el lenguaje de espe-cialidad que se configura en el quehacer zapatero.

II.

Indudablemente partimos de la conside-ración de que el lenguaje de la industria zapate-

ra se configura como un lenguaje de especialidad,pues cumple con todos los requisitos necesa-rios para ello:

a) Posee una temática que no forma partedel conocimiento general de los hablan-tes de español;

b) esa temática sólo es conocida por losusuarios tipo de ese lenguaje;

c) se desarrolla y, por tanto, se condicionapor las situaciones comunicativas en lasque se emplea;

d) presenta una serie de características detipo lingüístico (unidades y reglas) y de ti-po textual (tipo de textos y tipo de docu-mentos);

e) presenta variedades alternativas en fun-ción de los usos y de las circunstancias;

❿ Jenaro Segura Pérez. «El Gavilán», zapatero de silla en su taller de la calle LaTripa. 1963.

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El lenguaje de la industria zapatera…90 l i n g ü í s t i c a

f) comparte con otros lenguajes de espe-cialidad unas características comunes;

g) comparte rasgos con la lengua común.1

Es fácil comprobar que esos siete rasgosaparecen en el lenguaje que utilizan todas laspersonas que se dedican a la industria zapatera,ya que los componentes empleados, las pala-bras que designan todo el proceso de fabricación,las operaciones realizadas por los trabajadores,las secciones que integran las fábricas, etc., noson conocidos por parte del hablante de españolque no está introducido en esta industria, en es-ta temática, al igual que los zapateros descono-cen el lenguaje de otras muchas industrias, yaque en este rasgo radica la diferenciación de loslenguajes de especialidad como tales.

El ámbito de desarrollo de este lenguajede especialidad es el terreno laboral, es decir,siempre aparece en una situación comunicativaconcreta en la que se usan tecnicismos2 que de-terminan los textos producidos por los hablantes.De la competencia lingüística del receptor de-penderá el hecho de que esos textos puedan serentendidos o no.

Todos los rasgos hasta aquí expuestosson compartidos por otros lenguajes de espe-cialidad y, a su vez, en todos ellos la sintaxis y elléxico común del español están utilizados de lamisma forma que en el español estándar que to-dos utilizamos en las circunstancias comunicati-vas de la vida social.

Por lo tanto, vemos como el lenguaje de es-pecialidad de la industria zapatera lo es en tanto quecumple con todas las características observadas,las cuales descansan sobre la base de la utilizaciónde una terminología3 precisa y personal.

III.

Teniendo en cuenta todas estas cuestio-nes, habrá que desarrollar una estrategia de tra-bajo que nos lleve a la configuración de un ma-terial lingüístico que recoja las especificidadesde la lengua que hablan los integrantes de la in-dustria zapatera como un verdadero lenguaje deespecialidad que es.

En esta dirección, el objetivo final que ha-bría que conseguir sería el de crear un dicciona-rio terminológico del calzado, en el que aparecieratoda la información que habitualmente los tra-bajadores utilizan y que, a su vez, pudiera serprovechoso para todo aquél que lo necesitara.

Se cumplirían así las dos finalidades quequeremos defender, la practicidad de una obra—que tendría su valor en la inmediatez de la con-sulta— e, igualmente importante, el tener recogiday catalogada toda la información que nuestra so-ciedad posee sobre la fabricación de calzado.De esta forma aparecerían unidas las vertientespráctica y socio-histórica de toda la industria.

Para realizar esta labor, lo primero que nosdeberíamos plantear serían las cuestiones pro-cedimentales que habría que seguir. En este sen-tido, y a modo de esbozo, hemos diseñado las si-guientes:

1. Recopilación de todo el léxico zapatero.2. Agruparlo por categorías.3. Estudiar su procedencia y testimoniarla

con las obras lexicográficas existentes.4. Estipular qué informaciones vamos a con-

signar en el artículo lexicográfico.5. Realizar la redacción de cada artículo le-

xicográfico.6. Presentación del lexico: alfabética y te-

máticamente.Para la recopilación de todo el material lé-

xico deberemos recurrir tanto a las fuentes ora-les4 —mediante entrevistas personales con aque-llas personas que han conocido este tema du-rante toda su vida— como a las fuentes escri-tas -libros que traten sobre la materia5, catálo-gos, etc.-, pues no todas las expresiones quehabitualmente se emplean en el día a día de la in-dustria estarán recogidas por escrito, sobre todoen las operaciones más artesanales6 que en laactualidad no son prácticas comunes.

Tras su clasificación, deberemos docu-mentar la existencia de esas expresiones en lasobras lexicográficas existentes, para explicar susignificado. En este sentido, por ejemplo, parala voz aparar hemos recopilado la siguiente do-cumentación:

a) «Aparejar, apercibir; del verbo latino paro,paras. Aparar es acudir con las dos ma-nos o con la falda de la capa o sayo, pa-ra que le echen allí alguna cosa».7

b) «En el arte de los Zapateros Significa coSerlas tres piezas del cordobán de que Se ha-ce el zapato, para unirlas deSpués y co-Serlas à la plantillay Suela. Lar. Assuere».8

c) «[...] 5. Coser las piezas del cordobán, ca-britilla u otra materia de que se componeel zapato para unirlas y coserlas despuéscon la plantilla y suela».9

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José Joaquín Martínez Egido 91l i n g ü í s t i c a

Para ello solamente hemos acudido al pri-mer diccionario de lengua española monolingüe,de 1611, y a las ediciones primera, 1726, y últi-ma, 1992, del diccionario de la Real Academia dela Lengua10. Y observamos, que si en la primeradefinición la voz aparar se explicaba de una for-ma general —como formante del léxico común dela lengua— en las otras dos ya se incluye comouna operación perteneciente al arte u oficio del za-patero. A partir de ahí deberemos ofrecer unadefinición del término que se ajuste lo más posi-ble a la realidad actual de lo que significa aparar,de acuerdo con la estructura de los artículos le-xicográficos que se haya decidido, tanto en eltipo de información que se considerara necesa-ria, como en el orden de la presentación de lamisma.

IV.

En definitiva, conseguiremos, partiendo dela idea de que el lenguaje zapatero constituyeun lenguaje de especialidad, dotarlo de un ma-terial escrito que le otorgue un verdadero carác-ter profesional-cultural y que lo dignifique comoel lenguaje de especialidad que es.

Se trata de un trabajo arduo que necesitade un equipo de personas que lo lleven a cabo yque en el plazo de un tiempo prudente puedaverse como un hecho consumado. En este sen-tido, este artículo no sería más que la primerapiedra de esa obra que debe ser el diccionario ter-minológico del calzado.

Notas

1. Cfr.,Cabré, M.T., La terminología. Teoría,metodología, aplicaciones, Antártida/Em-puries, Barcelona, 1993. Págs. 139-140.

2. Entendemos tecnicismo como el conjun-to de voces que designan los procedi-mientos y los recursos de los que se sirveel lenguaje de una ciencia o arte. Cfr., RAE,Diccionario de la lengua española, Espasa-Calpe, Madrid, 1992. Pág. 1.382. Hemosagrupado en una misma definición parte de

la información que se recoge en los artí-culos «técnica» y «tecnicismo».

3. La terminología se contrapone al léxicocomún en tanto que su función básicasiempre es referencial, es decir, el lengua-je se utiliza para trasladar información téc-nica de una temática específica —en nues-tro caso todo lo referente a la industria za-patera—, siempre entre usuarios especia-lizados y en una situación comunicativaformalizada, produciéndose un discursoprofesional y científico. Cfr., Cabré, M.T.,Op. cit.,pág. 222.

4. En este sentido, remitimos al artículo deHernández R., «Artesanos y léxico zapa-tero..., ahí están», en Vivir, nº150 , Año1990, Pág. 14. Este autor, sobre la me-moria oral, recoge cierto léxico zapateroempleado por los artesanos: zapateros lar-gos, cortos, boniateros; piedra lepis; re-baba, ahuevar, jamorear, etc.

5. Vid, Amat Amer, J.M., Tecnología del cal-zado, Amat Amer, Elda (Alicante) 19993.Este libro sería un buen ejemplo de mate-rial para proceder en él a la extracción delléxico zapatero.

6. Vid, Amat Amer, J.M. y Alber Rico, H., Cal-zado artesano y ortopédico, Amat Amer,Elda (Alicante), 1999. Otro ejemplo comofuente escrita para la extracción del léxico.

7. Covarrubias, Sebastián de, Tesoro de lalengua castellana o española, 1611. Edi-ción a cargo de Martín de Riquer, Alta Fu-lla, Barcelona, 1987. Pág. 130.

8. RAE, Diccionario de Autoridades,1726,pág. 324.

9. RAE, Diccionario de la Lengua Española,Espasa Calpe, Madri, 1992. Pág. 114.

10. Aunque, cuando estas páginas sean pu-blicadas ya habrá aparecido la primera edi-ción del siglo XXI de este diccionario.

❿ Salud González Requena,«Salutica la Manroa»,aparadora de la fábricade «Candelas». 1950.

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Gobernabilidad local yciudadanía: nacimiento ydeclive de movimientosciudadanos

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Es necesario atender a los dis-tintos elementos que confor-man el conglomerado de rela-ciones que une ciudadanía ygobernabilidad, tomada esta re-

lación desde el punto de vista de la movi-lización de colectivos ciudadanos en bus-ca de exigir a los gobernantes que atien-dan diferentes intereses, se supone quemayoritarios, aunque no siempre son así.

En esta relación ciudadanos-go-bierno local, los elementos a analizar sonvariados y es preciso conocerlos y clarifi-carlos conceptualmente con el fin de des-cifrar que papel juegan dentro del con-texto creado.

Por esta cuestión, es importanteacercarse a conceptos como los de ciu-dadanía, democracia, ayuntamiento, des-centralización, participacionismo y movi-mientos sociales urbanos.

Marshall, un autor que tiene unamplio conocimiento sobre el tema de laciudadanía, planteó ya desde los años cin-cuenta una interesante definición respec-to a qué tipo de derechos caracterizan laciudadanía; es decir, qué tipo de derechostienen que cumplirse para la consideraciónde ciudadano. Estos son:• Derechos políticos: capacidad

democrática de elegir a quién nosva a gobernar al tiempo de tenercapacidad de ser elegibles.

• Derechos civiles: según Mars-hall, son fundamentalmente la igualdad ante laley.

• Derechos sociales: se refieren al disfrute de unosmínimos estándares de vida, así como también delas oportunidades de progresar socialmente.

Al hablar de ciudadanía son estrictamente nece-sarios los tres tipos de derechos. El argumento que Mars-hall da para ello es que el acceso al poder político habíallevado a un desarrollo del Estado del Bienestar. Y ésto asu vez, a un desarrollo de los derechos sociales.

❿ Las condiciones de vida en La Tafalera, según lasrecogía el Diario La Verdad el 10 de febrero de1976.

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Mª Carmen Jurado Ugeda y Carlos G. Ortuño Falcó 93s o c i o l o g í a

Es pues lógico afirmar que una sociedad es consi-derada más democrática cuantos más derechos tenga cu-biertos la ciudadanía. Y ¿cómo saber si los ciudadanos tie-nen reconocidos mayormente tales derechos? Pues bien,los municipios, por su proximidad a los ciudadanos, sonuno de los escenarios más privilegiados de la Democracia,y por lo tanto un «laboratorio» cercano donde estudiar estacuestión.

Este escenario privilegiado se encuentra capitaliza-do por el Ayuntamiento, órgano de gobierno y participaciónde un municipio. Ayuntar significa «juntar»: el significado dela palabra «ayuntamiento» es igual a «junta» o reunión de per-sonas.

Este escenario de derechos sociales, enmarcadosdentro del contexto de los inicios de la participación ciuda-dana en Elda desde la transición, son los que vamos a ponerde relieve. Vamos a hablar de cuestiones puntuales como el

nacimiento del movimiento vecinal en elbarrio de La Talafera, del desarrollo de losmovimientos sociales urbanos en Elda du-rante los primeros años de democracia y suposterior declive, y también de los en-cuentros y dificultades creados en la rela-ción gobierno-ciudadanía.

EL BARRIO DE LA TAFALERA:EL NACIMIENTO DELMOVIMIENTO VECINAL ENELDA

Que la ciudad de Elda es una de las pio-neras en lo referente al movimiento ciu-dadano, lo demuestra el hecho de que laAsociación de Vecinos del Barrio de laTafalera, asociación ya desaparecida,fue la primera que se constituyó legal-mente en la provincia de Alicante. SuCarta Fundacional fue redactada el 3de abril de 1973, e inscrita a todos losefectos el 11 de Julio del mismo año.Pero la movilización del Barrio ya fueanterior a este año, así como las reivin-dicaciones al Ayuntamiento. Estas rei-vindicaciones eran fruto de la situaciónmarginal del barrio, carente de unas in-fraestructuras mínimas y con una cali-dad de vida muy baja, como describebien Pepi Zamora, una de las entrevis-tadas: «El barrio de la Tafalera no teníaluz, no tenía agua, había mucha casasque eran cuevas, para entrar ahí habíamucho barro. La gente no decía que vi-

vía en el barrio porque le daba vergüenza. Había una es-colaridad nula: solamente había tres chicos que acaba-ron la escuela con catorce años y la mayoría de niños de8, 9 y 10 años estaban trabajando».

Ya en 1969, los vecinos del barrio mandan un es-crito a la Comisión Municipal Permanente del Ayunta-miento de Elda solicitando el servicio de Alcantarillado. Lacontestación del Ayuntamiento no fue satisfactoria. Eltema del Alcantarillado se convertirá a lo largo de losaños en uno de las reivindicaciones más insistentes porparte del barrio, ya que en julio de 1974, cinco años des-pués, los vecinos de La Tafalera se concentran ante elAyuntamiento solicitando el Alcantarillado, volviendo aproducirse la situación en febrero de 1976 con la visitadel Alcalde al propio barrio.

Hay que señalar que esta zona mantenía contac-tos, ya desde los años 69-70, con barrios de otros lugares

❿ Llamada a una de las manifestaciones de la épocapor una mejor enseñanza.

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Gobernabilidad local y ciudadanía94 s o c i o l o g í a

de España, como el de Orcasitas en Madrid, Vallecas, Bil-bao, etc; siendo pues coetáneos, relaciones que les hacíacompartir reivindicaciones, formas de organización, etc... Es-to fue posible también porque algunas de las personas queiniciaron este movimiento vecinal en el barrio eran, sobretodo, mujeres que habían venido a realizar labores socia-les, provenientes de otras ciudades de España como Sevi-lla y Salamanca.

A los pocos días de estar constituida como asocia-ción, la Asociación de Vecinos del Barrio de la Tafalera en-vía al Alcalde un documento en el que vienen detallados losdiferentes déficits que tiene el barrio, solicitando que fue-ran subsanados. Las cuestiones incluidas en ese escritotratan sobre alumbrado, arreglo de calles, servicio de au-tobuses, escuelas y guarderías. El «Alcalde de Elda y jefe lo-cal del Movimiento», como así aparece en el escrito que sele remitió al presidente de la asociación, aceptó a recibir-les 12 días después.

Como señala una de las integrantes de esta asocia-ción pionera, es a partir de la creación de esta asociacióncuando comienzan a crearse cada una de las asociaciones devecinos de Elda. De hecho, solían utilizar el modelo de esta-tutos de la propia Asociación de la Tafalera para la creaciónde las otras. En Alicante se creó también la Asociación deVecinos de Virgen del Remedio, con la que mantenían muybuena relación, al coincidir en parecidas reivindicaciones.

Este nacimiento del movimiento vecinal en el barriode La Tafalera coincide con la tónica general de toda España.Aunque con sus características distintivas, las asociacionesde vecinos primigenias nacen en barrios proletarios, en elcaso de la Tafalera de Elda, proletario y marginal. Las aso-ciaciones que a continuación se formaron ya tenían otrascondiciones menos deficientes. Esto demuestra que el na-cimiento de estas asociaciones primeras viene de un «nopoder más» con las condiciones de vida a las que se ven ex-puestas.

EL MOVIMIENTO CIUDADANO EN LATRANSICIÓN. GRANDES MOVILIZACIONESDE LA CIUDADANÍA ELDENSE.

Muere Franco y, a principio de 1976, Francisco Sogorbes elegido Alcalde de Elda. Ya en noviembre-diciembre de1976, tenemos constancia de una campaña mediantepanfletos concienciadores, que aglutina a varias asocia-ciones de vecinos, amas de casa y un club cultural. Lacampaña se llamaba «¡Por una Elda más habitable!»,muy crítica con la normas urbanísticas que se iban a in-troducir. Como dice uno de los documentos informati-vos, «hemos confeccionado este documento para infor-marte del grave peligro que acecha a nuestra ciudad deprosperar la reforma que el Ayuntamiento ha introducido

❿ Los promotores se la campaña ¡Por una Elda más habitable!, manifestándose en elPleno del Ayuntamiento. Finales de 1976.

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Mª Carmen Jurado Ugeda y Carlos G. Ortuño Falcó 95s o c i o l o g í a

en las Normas Urbanísticas de Elda». Se ce-lebraron numerosas sesiones públicas sobreel Plan General con encendidas polémicasentre constructores, partidos políticos y aso-ciaciones de vecinos. Sólo a las normas sub-sidiarias se presentaron más de 500 alega-ciones.

Aunque no hemos podido corroborarla fecha con certeza, nuestras indagaciones si-túan la creación de la Coordinadora de Aso-ciaciones de Vecinos de Elda en la primeramitad del año 77. Esta coordinadora, junto alas Asociaciones de Padres de Alumnos, Amasde casa y el Club Cultural Cervantes, pero conla capitalización casi exclusiva de la Coordi-nadora, fue la que levantó a la ciudadanía poruna educación digna para Elda, con manifes-taciones, mesas redondas (que ya se iniciaronen el 76), documentos informativos, etc...In-cluso con propuestas.

Las Asociaciones hicieron llegar alAyuntamiento un documento-crítica, con fechade entrada en el consistorio del 22 de no-viembre de 1977 titulado «UNA DEPLORABLEGESTIÓN MUNICIPAL». El documento no tie-ne desperdicio. Tras un trabajo encomiablede la Coordinadora, analizando una comprade terrenos para unos colegios que quería ha-cer el Ayuntamiento, y que la coordinadorarechazaba por su excesivo precio, se optó pordenunciarlo. En pocas palabras, el Ayunta-miento les vino a decir « a ver si vosotros en-contráis solares más baratos». Así que lo quehicieron es buscarlos, encontrarlos y ofrecér-selos al Ayuntamiento. Hoy día, en esos sola-res que fueron ofrecidos por la Coordinadorade Asociaciones de Vecinos se levantan va-rios colegios. En total, la movilización de lasasociaciones de vecinos consiguió más de7.000 plazas escolares en toda Elda y Petrer.

En julio de 1977, y coincidiendo en elmismo año con la campaña y lucha por pues-tos escolares, se convocaron manifestacio-nes legales pidiendo una sanidad mejor. Estasmanifestaciones promovidas por el «Movi-miento Obrero y Ciudadano de Elda y Petrer»,tuvieron su momento álgido el miércoles, 6de julio de 1977, con una manifestación en laque participaron de 20 a 25.000 personas. Era una épo-ca en la que el movimiento ciudadano (asociaciones devecinos) y el movimiento obrero caminaban de la mano,y fue en este año 1977 donde tuvieron su capacidad de

agitación y movilización más alta. En agosto se produjola huelga de dos semanas, con un seguimiento especta-cular. Esto es lo que se ha denominado MovimientoAsambleario, y que tan lúcidamente han mostrado estu-

❿ Manifestación promovida por el MovimientoObrero y Ciudadano de Elda y Petrer por unamejor Seguridad Social, en la que participaronentre 20.000 y 25.000 personas. 6 de julio de1977.

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Gobernabilidad local y ciudadanía96 s o c i o l o g í a

diosos eldenses. De hecho,el profesor Francisco Mar-tínez resumía muy bien suvalor en el anterior númerode Alborada, por lo que aquínos limitaremos únicamen-te a ubicarlo en el tiempo.

Las reivindicacionesque pedían mejoras en lacalidad de vida se sucedie-ron en estos años. Esto tu-vo su continuación, ya conel gobierno democrático delalcalde socialista RobertoGarcía Blanes, en lo que serefiere a la Residencia Sa-nitaria que ya en 1982 es-taba casi terminada. La Coor-dinadora inició una campañade seguimiento de dicha re-sidencia y creó una comi-sión de control sobre supuesta en marcha.

Una de las reivindi-caciones que el movimien-to vecinal y ciudadano de esa época vio frustrada, y en lasque tuvo una de sus mayores desilusiones, viene de suintención de tener una participación en la vida del Ayun-tamiento. Esto creó enfrentamientos y tensiones entreel gobierno municipal de ese momento (corría el año1979), con el socialista García Blanes a la cabeza, y el co-lectivo vecinal y sindical. A la petición de una participa-ción ciudadana más activa, se enfrentó un miedo delconsistorio a ser controlado directamente por las Aso-ciaciones de Vecinos.

Dos años más tarde, ante el retraso que estabasufriendo la ley de Régimen Local, las Asociaciones de Ve-cinos iniciaron una campaña que denominaron «¡PEDIMOSLA PALABRA!», en la que solicitaban «puertas abiertas ala participación y al control de la actuación de los Ayun-tamientos». Pedían, en pocas palabras, que las AA.VV y to-das las entidades populares «puedan participar en la vi-da municipal.» Ésta fue otra de las movilizaciones don-de el trabajo de las asociaciones fue intenso y el deba-te bastante profundo. La falta de respuestas y los nulosresultados empezaron a minar la ilusión de un movi-miento ciudadano y vecinal, que empezaba a estar can-sado de que sus alzamientos y propuestas cayeran en sa-co roto. Se abre pues, en los años que siguen, nuevosrumbos para el movimiento vecinal que había cambiadoya sus reivindicaciones sobre derechos sociales haciaderechos civiles.

EL PROCESO DEDESCENTRALIZACIÓNNO SE COMPLETA:FRENO A LAATENCIÓN DELAYUNTAMIENTO ALAS DEMANDAS DELOS CIUDADANOS

Otro hecho a destacar esque todo indica que los años80, desde el ámbito institu-cional, ha supuesto el desa-rrollo de las Autonomías. És-tas han gozado de un rele-vante proceso de formaciónde su identidad. Desde el Go-bierno Central del Estado seles ha concedido mayorescompetencias y se les hatrasladado y conferido capa-cidad de intervención en cier-tos asuntos que anterior-mente quedaban centraliza-dos. De tal modo, podemos

afirmar que en los 80 hemos asistido a un proceso de des-centralización, a un traspaso de competencias del gobier-no central al gobierno autonómico.

De cualquier modo, éste fue un proceso nuevo enun país que durante el régimen político anterior manteníauna organización y administración mucho más centralista.

De esta manera, la democracia y la Constituciónnos inaugura un nuevo cuadro administrativo, que se pro-pone gobernar el estado español desde tres niveles, a sa-ber: el central, el autonómico y el municipal. Es así como,durante la década de los ochenta, el gobierno central de Ma-drid y las distintas Comunidades Autónomas se han ido re-partiendo el pastel administrativo en dos aspectos: en com-petencias de actuación y en recursos económicos para de-sarrollar tales intervenciones.

Pero, llegados a este punto, ¿qué papel juegan eneste proceso los ayuntamientos?. En un principio, todo pa-recía apuntar a que las corporaciones locales se sumarána este importante proceso renovador de las diferentes ins-tituciones. Y a tenor de la información obtenida, pareceque los ayuntamientos españoles durante estos años (del83 u 84 hasta el 88) fueron asumiendo ciertas responsa-bilidades. Han tenido que gestionar una serie de asuntos alos que tiempo atrás no se dedicaban. Desde este punto devista, podríamos decir que sí se ha producido un creci-miento de las responsabilidades municipales. Estas atri-buciones vienen dadas por dos vías distintas:

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A) Por un lado, se entiende que en el transcursodel proceso de descentralización, se le han delegado cier-tas responsabilidades. No obstante, la opinión general denuestros entrevistados es que los ochenta han sido la dé-cada de las Autonomías y que el «desarrollo legislativo dela época democrática se hizo a costa de los municipios», locual «no ha supuesto una descentralización en el sentidomunicipal».

En todo caso, parece que reciben un pequeño em-pujón institucional, impulso que les concede algunas res-ponsabilidades, pero éstas pertenecen a un ámbito mera-mente administrativo y no político, como se desearía des-de las corporaciones locales.

B) Por otro lado, la vía que han tenido los Ayunta-mientos para aumentar sus responsabilidades ha consisti-do en una senda obligatoria para atajar ciertos problemas.Un concejal eldense nos relataba que «sí que se han asu-mido competencias porque el Ayuntamiento ha tenido quehacer frente a cuestiones que los ciudadanos plantean y nopuedes andar diciendo que eso no le compete a uno o lecompete a otro». En definitiva, «nunca han dado compe-tencias a los municipios, en todo caso muy marginales».

En síntesis, los Ayuntamientos se percataron deciertas demandas sociales y dieron una respuesta institu-cional, traducida en la prestación del servicio antes de quese reconociera la competencia. Además, como señalaban di-versos concejales de Elda, la población esperaba de susrepresentantes municipales una actuación rápida y eficaz,no importándole de quién sea la competencia. Es así comose dio una fuerte expansión del campo de actuación de losentes locales. Este proceso, no obstante, ha hecho que mu-chos ayuntamientos, incluido el de Elda, asumieran en po-co tiempo una grave deuda económica, pues carecían de losrecursos económicos ordinarios para ejercer esas respon-sabilidades.

Todos los indicios parecen abocarnos a la idea deque tal proceso ha sido una ilusión política, pues lo que ha su-cedido en el Ayuntamiento de Elda, como seguramente habrápasado en muchos otros municipios, es que la corporación lo-cal ha tenido que ir haciéndose cargo de ciertos asuntos dela localidad que ninguna otra institución atendía. De este mo-do, los gobiernos locales se han encontrado ante más com-petencias sobre las que decidir. Pero a las corporaciones lo-cales le han quedado las cuestiones marginales de los gran-des temas. Por ejemplo, en lo referente a la enseñanza y loscolegios, los ayuntamientos tienen la potestad de mantenerel buen estado de los centros de enseñanza y poco más, pe-ro no pueden decidir nada acerca del profesorado, sustitu-ciones y temas cotidianos pero importantes que hacen que és-tos funcionen correctamente.

Al igual pasa en muchos otros servicios y cuestio-nes de gran relevancia para el ciudadano de a pie. Por ello,

desde las voces de los concejales entrevistados se oye lareclamación de que quieren dejar de ser «limpiadores de co-legios» y tener mayores atribuciones y capacidad de ac-tuación, en tanto que son la entidad pública más cercanaal ciudadano.

COMIENZO DEL DECLIVE DE LOSMOVIMIENTOS CIUDADANOS

Tomamos 1983 como fecha inicial de este período, pues en-tendemos que constituye un punto de inflexión en cuanto aparticipación ciudadana. Consideramos esa fecha de for-ma «arbitraria», ya que en esos momentos se da fin a unaetapa de reivindicación ciudadana más o menos continua-da. Fue entonces cuando situamos una de las ultimas ma-nifestaciones ciudadanas de gran respaldo social; es la re-ferente a la demanda de un Hospital Comarcal. Hemos de se-ñalar que, desde finales de los setenta, los eldenses exhor-taban a las instituciones públicas al derecho de una sanidadpública mas equitativa. Finalmente, tales reclamos llega-ron a buen fin con la edificación y posterior inauguración delHospital Comarcal en el año 1983.

A partir de este momento, nos encontramos conque los movimientos ciudadanos atraviesan un momen-to de estancamiento, debido en gran parte al retraso dela promulgación del Estatuto de Participación Ciudadana.Los orígenes de éste los podemos encontrar con unacampaña —llamémosla de concienciación ciudadana—que se conoció con el nombre de «TOMEMOS LA PALA-BRA». Con esta campaña se pretendió dar un mayor res-paldo a las asociaciones vecinales y, a nivel más gene-ral, a todos los movimientos ciudadanos del municipio. Pe-ro el retraso del Estatuto fue un duro golpe para las aso-ciaciones, que vieron cómo el Gobierno Local ignoraba suspeticiones.

Paralelamente, los habitantes de Elda «relajaronsus costumbres» en lo que a participación ciudadana acti-va se refiere, debido a la tranquilidad que ofrecía una De-mocracia recién estrenada. Además, la gente se fue acos-tumbrando a que eran los Ayuntamientos los que debíanasumir la importante tarea de la representatividad ciuda-dana. Así pues, estas dos cosas unidas permiten acercar-nos a la constatación de una realidad que ya por aquellaépoca se estaba conformando: el fin de la participaciónactiva.

¿Cómo será posible constatar esta «realidad»?. Eneste sentido, miembros de colectivos vecinales han coin-cidido en señalar al respecto que en esos años —me-diados de los ochenta— , las asociaciones de vecinos deElda se caracterizaban por tener un gran número de afi-liados, pero esta participación quedaba reducida al pagode unas cuotas. Por tanto, con este dato relevante po-

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Gobernabilidad local y ciudadanía98 s o c i o l o g í a

demos llegar a afirmar que los movimientos sociales enElda quedan conformados por una ejecutiva que, en mu-chos casos, no representa las ideas de todo el colectivoque la constituye.

Cambiando de tercio, uno de los últimos coletazosde la época álgida de los movimientos ciudadanos fue la ma-nifestación sobre «Seguridad Ciudadana». En aquella mul-titudinaria movilización, salieron a la calle entre diez mil ydoce mil personas reclamando una mayor tranquilidad enlas calles.

Se trata de una movilización a la que seha acusado históricamente de basarse en argu-mentos exagerados y de estar manejada por in-tereses particulares y políticos ligados a la de-recha local.

Con todo lo visto hasta el momento, po-demos afirmar que nos encontramos con unaambigüedad y es que, aunque en Elda existíaun gran numero de asociaciones o movimientos(que a su vez cuentan con un gran número deafiliados) que promueven la participación ciu-dadana, la realidad es que la participación ciu-dadana activa es más bien escasa y, en mu-chas ocasiones, motivada por intereses muyconcretos.

En conclusión, hemos podido observarcómo la situación que se vivía en Elda en esosaños con respecto al declive de los movimientossociales se da también en la España de losochenta. Y es que se vive una crisis general detales movimientos debido a que se vacían decontenido, al canalizarse las reivindicaciones so-ciales hacia la Administración recién estrenadaen la Democracia. También, el abandono de di-rigentes hace que las organizaciones pasen porun cierto periodo de desconcierto y de pérdida deobjetivos, lo que produce una disminución de sucapacidad de movilización y de critica frente a lasnuevas corporaciones democráticas. Se creíaque «tomar» la Administración produciría unamayor influencia en los asuntos públicos; sinembargo, esta estrategia se muestra inadecua-da ya que las asociaciones pierden miembrosvaliosos y, a menudo, este cambio «de bando» lle-va consigo la ruptura con la asociación. O a ver-se reducidas a meros «consultores». Sin duda, eneste proceso, puede no ser ajeno un cierto intento(consciente o no) del nuevo Estado Democráticode ocupar espacios que hasta ese momento erandesempeñados por las asociaciones, como unintento de lograr una mayor legitimización y re-presentación de los intereses colectivos.

Sin duda, la creación de un Estado de Bienestar,que ya existía en el resto de los países occidentales, ha-ce que muchas de las aspiraciones y actividades que ve-nía realizando la iniciativa social se vean reflejadas enese Estado. La iniciativa social inicia así un retroceso y unaprogresiva desarticulación, ya que asume, no sin una cier-ta ingenuidad, que los poderes públicos no sólo debengarantizar la satisfacción de la demanda social, sino quedeben asumir la gestión directa de la protección y losservicios sociales para todos los ciudadanos.

❿ Manifestación contra la inseguridad ciudadana,que reunió a más de 10.000 personas frente alAyuntamiento. Febrero de 1987.

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Lo «eldense» visto porun «no» eldense

99s o c i o l o g í a

Antes de abordar estas reflexiones qui-siera dejar claras dos cosas. La prime-ra, que se trata de sensaciones y per-cepciones subjetivas y, en consecuencia,tamizadas por el carácter de quien las vi-

ve y las cuenta. No se plantea una verdad objetiva eincuestionable, sino, más bien, el resultado de unapercepción individual y de una vivencia personal, res-petuosa con otras distintas y opuestas, pero, al mis-mo tiempo, digna del mismo respeto que las demás.

Lo segundo que quisiera matizar es la contra-posición hecha entre «eldense» y «no eldense». Quie-ro aludir con ambos términos al hecho de haber na-cido o no en esta ciudad dejando, por supuesto, que,aún sin ser oriundo de aquí, he hechos esfuerzos porencarnarme lo más posible en la sociología y en lapsicología de «lo eldense» y fruto de ello son mis ar-tículos y libros sobre diferentes aspectos de esta ciu-dad.

En el análisis de cualquier ciudad el factor másimportante a significar y destacar es el humano. Meestoy refiriendo a las personas que viven en ella, ala ciudadanía que la puebla, a las gentes que la ha-bitan.

Si quisiera hacer un retrato sociológico de lasgentes de Elda partiendo de la investigación de supasado y de la observación de su presente, me re-sultaría un cuadro social con claro-oscuros, es decir,un cuadro con contrastes de luces y de sombras, unarealidad cuajada de valores y de contra-valores, unapanorámica de grandezas y de miserias, una historiahecha de impulsos hacia delante y de frenos haciaatrás.

Adentrándome en ese intento, yo definiría lapersonalidad o el modo de ser de las gentes de Eldadestacando tres valores que han constituido, desdemi observación, el alma de esta ciudad y de sus ha-bitantes, a saber: su espíritu emprendedor, su labo-riosidad y su talante deportivo o aventurero.

Voy a profundizar sobre cada una de estas trescualidades.

I. EL ESPÍRITU EMPRENDEDOR Y CREATIVO

Emprender, crear, construir, innovar, arriesgarse, superar di-ficultades, son actitudes que se detectan en las gentes deElda, no bien uno se adentre en las páginas de su historiao se acerque a observar las realidades de sus calles o de

❿ Posando delante del cartel queanunciaba uno de los primeroscertámenes de FICIA en la salidahacia Alicante.

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Lo «eldense» visto por un «no» eldense100 s o c i o l o g í a

sus barrios. Pongamos algunos ejemplos ilustrativos que lopuedan atestiguar:• Se emprende a principios del siglo pasado toda una

tarea ingente de dejar a un lado el mundo de la agri-cultura para adentrarse en el complejo y no exento dedificultades campo de la industrialización, colocándose,al poco tiempo, junto con Elche y Alcoy, al frente delas ciudades más industriales de la provincia.

• Se crea a lo largo del siglo veinte todo un tejido de in-fra-estructura industrial que, bien a base de grandesfábricas, bien valiéndose de pequeños talleres comolos que pululaban en Elda en la década de los cin-cuenta o los que dominan en la actualidad, siguenmanteniendo vivo el espíritu de superación.

• Se experimenta todo tipo de riesgos, llámense «crisiseconómicas», «conflictos sociales» o «tensiones po-líticas», pero las gentes de Elda siguen estando ahí,a la vera de su historia, dispuestas a seguir y no des-fallecer.

• Son capaces de crear, desde la nada, institucionesde raigambre internacional como la desaparecida FI-CIA o el actual INEXCOP.Y si esto ocurre en el campo de lo económico, no le

va a la zaga en otros sectores de la vida en los que el espíri-tu de lucha y el coraje emprendedor de la ciudadanía elden-se son capaces de conseguir logros significativos para el bie-nestar colectivo o de emprender movilizaciones sociales quesorprenden a España entera. ¿No fue el hecho de construir laResidencia o el llamado entonces «Hospital de la SeguridadSocial» el resultado del esfuerzo emprendedor del MovimientoCiudadano? ¿Acaso el Movimiento Asambleario no fue una ex-periencia que cautivó la atención de muchos españoles por

su capacidad organizativa, su participación masiva y por el es-píritu solidario existente durante esos días?.

Creo que los y las eldenses han sido y son gentesemprendedoras, audaces, creativas y arriesgadas. Y eso leshonra. Pero, al mismo tiempo, como contrarrestando esa luzo ensombreciendo esa antorcha, también hay que afirmarcon la historia en la mano que el egoísmo, el particularismo,la división, han sido actitudes corrientes y definitorias de la per-sonalidad de «lo eldense». Cuántos proyectos e ilusiones defuturo han quedado abortadas en la historia de esta ciudad co-mo frutos de esta manera de pensar y de vivir: «yo antes quenadie» o «lo mío primero, aunque lo demás se hunda». ¿Có-mo no entender desde esa perspectiva la falta de unidad ne-cesaria para haber creado en la economía de Elda grandes uni-dades productivas, eficaces y competitivas, en vez de todo esemundo diseminado de pequeñas fábricas o diminutos talle-res, muchos de ellos clandestinos, compitiendo a veces unoscontra otros en una lucha feroz por ocupar un sitio privilegiadoen el panorama industrial eldense? ¿Cómo interpretar, si noes desde la óptica de los particularismos económicos, políti-cos o sindicales, el desenlace no siempre fructífero o al me-nos no tan fructífero como se soñaba de Instituciones comola FICIA o de movilizaciones sociales como la del Movimien-to Asambleario? ¿Cómo poder explicar el hecho de que, has-ta la fecha de hoy, no se haya podido lograr un mínimo de con-senso para abordar de manera decisiva y eficaz el gravísimoproblema de los residuos urbanos?

Lo «eldense» es como una moneda con dos caras.Mientras, por un lado, brilla su imagen de pueblo emprende-dor, con espíritu de riesgo y de superación, con capacidadcreadora, por el otro, se deja entrever de modo sutil y para-dójico esa otra imagen no tan atractiva de ciudad cuyas gen-tes se sienten impulsadas en su quehacer diario por perso-nalismos y particularismos tan nocivos para la convivencia ciu-dadana y para el desarrollo económico y social.

II. LA LABORIOSIDAD

Entiendo por «laboriosidad» la capacidad y la voluntad detrabajo y pienso, como fruto de mi investigación y de mi ob-servación, que ésta es un rasgo específico de la personalidadeldense. Basta echar una ojeada a su historia o salir a sus ca-lles y observar a la gente de aquí para confirmar esta verdadsociológica: el ciudadano de Elda es trabajador por antono-masia. No es de ahora, es de siempre. Es una constante his-tórica. Empresarios dedicados en cuerpo y alma a mantenersus empresas y promocionar sus productos; trabajadores delcalzado sumergidos desde toda la vida en jornadas laboralesque, a veces, parecían y parecen no tener fin; mujeres, jove-nes y mayores, dedicadas sin descanso en el interior de sushogares al tejer y entretejer de sus màquinas de aparado.Trabajar sin descanso, sin miedo, con constancia, ha sido y es

❿ Instalaciones actuales de INESCOP enElda.

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Francisco Martínez Navarro 101s o c i o l o g í a

una cualidad eldense. Hombres, mujeres e incluso niños oniñas en algunos momentos de su historia, sin hacerle ascosal trabajo por duro y exigente que fuera.

Si buscara razones para poder explicar por qué en El-da se ha trabajado y se trabaja tanto, éstas son las que adu-ciría. Por un lado, el sentido destajista que siempre ha teni-do aquí la retribución salarial; por otro el carácter estacionalde la industria del calzado y, finalmente, el elevado nivel de vi-da de que siempre se ha disfrutado y que ha obligado, encontrapartida, a la necesidad de jornadas intensivas de trabajopara poder mantenerlo o aumentarlo.

Gentes laboriosas, sin duda, los y las eldenses. Perose han preguntado alguna vez ¿a costa de qué?. Plantearseesta cuestión e intentar responder a ella es muy importanteporque nos puede reflejar una visión más completa y globa-lizadora de cuanto ha significado en profundidad para lasgentes de Elda ese espíritu de trabajo. Es verdad. Ciudadaníaeldense trabajando día a día sin cesar para poder mantenerun nível de vida no siempre lleno de necesidades básicas, si-no, en bastantes o muchas ocasiones, repleto de gustos su-perfluos e innecesarios. Cansados operarios que en ese exi-gente quehacer diario pierden la conciencia de que se estándejando jirones de su vida y de su salud. Laboriosos trabaja-dores eldenses que, de modo inconsciente y gradual, han idoabandonando en la cuneta del olvido o de la indiferencia to-

da otra inquietud por lo que no fuere trabajar y ganar. ¿Dón-de la preocupación por la promoción cultural?, dónde el tiem-po para el ocio creador y creativo?, dónde el espacio para eldiálogo familiar?, dónde el interés por la participación aso-ciativa?. Quizá en esta afición, pasión o alienación por el tra-bajo —no sé qué termino usar— se pueda encontrar la raízo la explicación de lo que alguién ha definido como «atonía cul-tural eldense», o, dicho en palabras más comprensibles, la nodebida y suficiente valoración de lo cultural y lo educativocomo prioridades básicas en el desarrollo de las personas yen el porvenir de las colectividades. Es sintomático, al respecto,saber cómo, hasta los albores de la democracia, años 76 – 77,para una ciudad ya populosa como era Elda por aquel entoncesapenas se daba el número adecuado de colegios con relacióna la población escolar, realidad que fue duramente criticaday denunciada por el Movimiento Ciudadano de aquella épo-ca y que fue capaz de movilizar una manifestación de muchosmiles de personas el 1 de Octubre de 1977. Es igualmente ilus-trativo con relación a este punto acercarse a las estadísticasy ver cómo se refleja en ellas la afición o el interés de la ciu-dadanía eldense manifestada en los índices de lectura o enlos de participación en asociaciones o actividades cultura-les.

Hay que reconocer en honor a la verdad que en los úl-timos tiempos, bien impelidos por las crisis económicas que

❿ Manifestación en defensa de la Educación convocada por el Movimiento Ciudadano. 1 de octubrede 1977. La foto se corresponde con la llamada a la manifestación del artículo anterior.

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Lo «eldense» visto por un «no» eldense102 s o c i o l o g í a

se han dado, bien como resultado de los esfuerzos socialesy políticos, la cultura y la educación han comenzado a cobrarimportancia en el ánimo de la sicología eldense, porque ha em-pezado a tomar cuerpo en las gentes de Elda —aunque no conla intensidad debida— la idea de que una persona o un pue-blo sin cultura no tiene futuro por mucho que en el presentese trabaje y se gane.

III. EL TALANTE DEPORTIVO Y AVENTURERO

Una tercera cualidad que define, a mi entender, el modo deser de las gentes de Elda es su espíritu deportivo y aventu-rero que se manifiesta en ese afán propio de «lo eldense» deaprovechar la mínima ocasión posible que la vida les ofrecepara dedicarse al cultivo del viaje en sus múltiples facetas,a la aventura del viajar en su ansia por conocer otras tierrasy otras gentes o en su contacto con la naturaleza mediantelas salidas al campo los fines de semana. Este sentido de-portivo de la vida y un tanto, si cabe, ecológico, tiene su ex-presión histórica en una serie de hechos que lo avalan. Bue-no es recordar, al respecto, los primeros viajes de comienzosde siglo —que se pueden llamar por las condiciones de laépoca de «verdaderas aventuras»—, los primeros viajes, di-go, de arrieros y de viajantes, cual pioneros un tanto obliga-dos por la necesidad, pero a fin de cuentas pioneros en esedeambular y viajar por otros lugares. Se puede, igualmente,traer a la memoria los testimonios y ejemplos de los anar-quistas eldenses de los años treinta a favor de una vida mássana y vivida en un mayor contacto con la naturaleza. Pue-de ponerse ante nuestros ojos como prueba acreditadora laexistencia de tantas iniciativas, privadas y públicas, que hanido apareciendo a lo largo de la historia eldense encamina-

das a despertar y fomentar esta afición por lo gim-nástico y lo deportivo, por los viajes y por las aven-turas, por lo natural y lo naturalista. ¿Cómo no citar elCentro Excursionista Eldense como ejemplo, entreotros, de iniciativa privada o la creación del primer Po-lideportivo como ejemplo, entre otros más, de la pre-ocupación pública?. No es extraño ver pululando enlos barrios de la ciudad múltiples y variados gimna-sios a cuyos servicios, en pro de un cuerpo más ágily mejor cuidado, acuden bastantes eldenses, sea cualfuere su sexo o edad.

A la hora de investigar cuáles han sido y siguensiendo las razones históricas o sociológicas que pue-dan justificar o razonar tal comportamiento, podríamosencontrarnos con diversas explicaciones, quizás com-plementarias.

Existen, por un lado, testimonios que tratande explicarlo incidiendo en el peso o influencia —nosiempre debidamente reconocida— que ha ejercidosobre esta ciudad, en especial sobre las clases tra-

bajadoras, la cultura libertaria anarquista, de fondo naturista,desde su aparición a finales del siglo XlX hasta su margina-ción y desaparición oficial a finales de la Guerra Civil con mo-tivo de la fuerte represión franquista. El anarquismo, a travésde sus escuelas y ateneos, predicó y defendió un modelo devida alternativo, basado entre otras cosas, en el vegetarianismoy el naturismo.

Otras teorías hacen hincapié en esa tradición de la El-da rural que hacía del campo y de los espacios naturales,casos del Pantano o La Finca Lacy, lugares de descanso ode espacio festivo, de asueto o de distracción, tradición de an-taño que ha podido permanecer oculta en el subconsciente dela Elda Industrial y urbana mediante esta afición a las salidasa la naturaleza.

Finalmente, una interpretación más sociológica quepretende basarse en las investigaciones de lo que se llama«Sociología de las ciudades» se apoya, más bien, en la nece-sidad vital que tiene la ciudadanía que habita en las ciudadesindustrializadas,en este caso la eldense,de buscar en el deporte,en el viaje, en la aventura, en la salida al campo o en el contactocon la naturaleza, la válvula de escape necesaria que deje aflo-rar la presión acumulada a lo largo de la semana como con-secuencia del fortísimo ritmo de trabajo impuesto. Sería co-mo la necesaria escapada de una ciudad, como la de Elda,que necesita llenar sus pulmones de aire nuevo cada ciertotiempo —semana o puente, fiesta o vacaciones— para poderincorporarse de nuevo al ritmo de la vida y del trabajo y más,cuando este es frenético y fatigoso.

Pero también esta cara bonita de «lo eldense» puedequedar un tanto afeada por la presencia, histórica y cons-tante, de ese especie de sarpullido que la corroe como es elvirus del consumismo.

❿ Baño en la presa del Pantano. Finales de losaños 50.

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Francisco Martínez Navarro 103s o c i o l o g í a

Una ciudad, cuyos habitantes cuidan su cuerpo y vana la naturaleza de múltiples maneras, pero, en contrapartida,consumen mucho más de lo que necesitan y se debaten enun ciclo un tanto excesivo de gasto consumista, en muchasocasiones superficial y superfluo, es una ciudad que, en el fon-do, no acaba de valorar su salud ni la naturaleza, porque ha-ce descargar sobre ella el estigma del agotamiento de sus re-cursos y porque crea una serie de residuos que hacen en-fermar de suciedad y contaminación los escasos parajes na-turales de los que, en teoría, los ciudadanos quieren, puedeny necesitan disfrutar. Es un círculo vicioso. Necesitamos nues-tro entorno natural y, al mismo tiempo, lo destruimos con elruido y la contaminación que genera un estilo de vida lleno deconsumismo y despilfarro.

Es ciertamente esa tendencia consumista eldense,presente en todos los momentos de su pasado, cual señal deidentidad, la que históricamente ha caracterizado y siguemercando el modo de ser de las gentes de esta ciudad y quese ha vulgarizado con frases como éstas que yo oía decir a mipadre —pues vivió un tiempo aquí— «En Elda se vive aldía» o «En Elda, lo que se gana, lo que se gasta». Es excesi-va, quizá, esta afirmación, pero pretende ser un reflejo de loque se pensaba y se sentía en otros ambientes acerca del mo-do de vivir eldense. Existe, sin embargo, una corriente de opi-nión entre algunos oriundos que plantea esta realidad de di-ferente manera. Piensan que en la Elda primigenia y del prin-cipio se daba una actitud de austeridad y de ahorro siendo, másbien, la avalancha de la inmigración de los años sesenta la quetrajo los modos de vida basados en la ambición y el excesode consumo. Respeto, aunque no comparto esta tesis, pen-sando, más bien, que los inmigrantes lo que hicieron a sullegada a esta ciudad fue copiar el estilo excesivo de trabajoy consumista existente aquí renunciando a una noble tarea quepodían haber hecho cual era la de haber seguido mante-niendo sus constantes culturales de ahorro y gasto modera-do y haber podido influir de ese modo en la cultura nativaayudándola a reencontrarse con el equilibrio y la modera-ción. Ojalà la nueva oleada inmigratoria pudiera desempe-ñar esa responsabilidad en vez de volver a caer de nuevo enla tentación de la ambición sin límites y en el materialismo con-sumista.

Mi opinión es que el paso a principios del siglo vein-te del ruralismo a la industrialización en Elda se hizo intentandoolvidar toda una historia de angustias, incertidumbres, esca-seces o privaciones para adentrarse sin paliativos ni cortapi-sas en el campo de la seguridad y el bienestar que propor-cionaban la nueva economía industrial.

Esta capacidad de consumo, fruto del alto nivel de vi-da que siempre ha predominado en esta ciudad, ha sido frenopara la creación de un espíritu de ahorro y de una austeridado de una sencillez de vida, indispensables para cuando lleganlas vacas flacas de la crisis o el paro.

Este estilo de vida de gasto suntuoso ha obligado y si-gue obligando a trabajar más para pagar lo que se compracon todo lo que ello implica de daño al cuerpo y a la salud e in-cide en una actitud de poco cuidado y respeto con el entornourbano y medio ambiental fácilmente perceptibles en el exce-so de ruidos, la escasa preocupación por la limpieza del entornourbano o el abandono de determinados espacios públicos oparajes naturales… Todo ello es la otra cara de la moneda deesa Elda entregada al deporte, a la aventura del viaje o al gus-to por la naturaleza.

Como resultado de esta reflexión, cabría concluir que«lo eldense» refleja una cultura llena de contrastes como todarealidad humana sumida en esa paradójica ambivalencia de luzy sombra, virtud y defecto, valor o contravalor, positividad ynegatividad.

No se puede caer en ninguna de las dos tentacio-nes: ni la mitificación triunfalista que impida ver, asumir ycorregir, si es posible, lo defectuoso, ni el pesimismo maso-quista que dificulte la visión de lo bonito y hermoso que aquíse vive y se palpa. Se trata, más bien, de reconocernos ennuestra realidad, procurando potenciar las virtudes y limarlos defectos.

Me gustaría terminar con este pensamiento: Una ciu-dad la hacen sus gentes, no sus edificios ni sus fábricas, suriqueza o su nivel de vida., aunque ello pueda influir e influ-ya. Una ciudad es habitable cuando sus gentes facilitan lahabitabilidad y el hecho que ayuda a poder vivir a gusto en unaciudad no depende tanto de lo que se gane o lo que se con-suma —aún siendo importantes— como del espíritu de res-peto, de convivencia , de solidaridad y de justicia que anideen sus moradores. Sólo así «lo eldense» adquirirá plenitud yúnicamente desde esta perspectiva humana y humanizado-ra valdrá la pena vivir en esta ciudad que se llama ELDA y enla que yo he optado por habitar.

❿ Instalaciones de la Ciudad Deportivadel Centro Excursionista Eldense.

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Hasta la construcción del nuevo Polideportivo Ciudadde Elda, inaugurado el 4 de septiembre de 2001,nuestra población ha conocido diferentes y vario-pintas instalaciones deportivas para la práctica delos denominados deportes de sala: baloncesto, ba-

lonmano, fútbol sala, voleibol.... Sin embargo, hasta después dela contienda civil, Elda no dispuso de cancha alguna para prac-ticar estos deportes exceptuando el fútbol, que, desde 1923, sejugaba en El Parque y, en 1939, en el denominado StadiumImperio, espacio que tuvo una vida muy corta.

Hace algo más de 60 años, eran pocos los que practi-caban el baloncesto en Elda. Los primeros balbuceos del bas-ket se dieron en un solar junto a la fábrica de «Los Vacíos», si-tuada detrás del Cine Lis. Al lado de una de las canastas de laépoca existía un refugio construido en la guerra por el que,muchas veces, se colaba la pelota, por lo que los jugadoresse veían obligados a descender las escaleras para recogerla.

LA OJE. Hasta mediados de los años 50 no se creó una ins-talación deportiva que acompañara al legendario campo de

La primera pista deportiva que tuvo Elda data de los años cuarenta

Historia de lospolideportivos eldensesAntonio Juan Muñoz Fotos b/n: Carlson

❿ Partido de liga de Primera Provincial entre las Secciones Femeninas de Elda y Elche, que ganaronlas locales 15-4. El partido se disputó en la pista O.J.E., hoy Casa de la Juventud. 3-12-1974.

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deportes El Parque, donde se practicaban distintas disciplinasdeportivas, aunque imperando, por encima de todo,el fútbol yel balonmano.

En la década de los 40, el Frente de Juventudes potenciala Organización Juvenil Española (OJE), que canalizaba en granparte la práctica del deporte en todo el país. No obstante, fueen el mes de mayo de 1955 cuando el Frente de Juventudespresentó los planos de unos terrenos donados por los miembrosde la antigua SICEP. El Ayuntamiento de la ciudad subvencio-nó aquellas obras para que terminaran en el menor tiempo po-sible. Así, en un solar de la calle Conde Coloma, se construyóel Hogar de la Falange Juvenil de Franco, consistente en dos es-cuelas del Patronato del Frente de Juventudes y una cancha de-portiva para la práctica de juegos de sala cuyas medidas no eranlas mínimas reglamentarias para acoger eventos de categoríanacional, pero permitieron, al menos, la práctica de algún de-porte, sobre todo el balonmano. Esa instalación, a raíz del cam-bio político de los años 70, pasó a ser la actual Casa de la Ju-ventud.

EL PARQUE. En la década de los 50 surge con fuerza elmítico Pizarro, que, al carecer de una cancha reglamentariapara jugar sus partidos oficiales, se ve obligado a reconvertir elcampo de fútbol para poder afrontar sus compromisos ligueros.Al ser de tierra el rectángulo, se utilizaba una parte de la ins-talación para jugar los partidos, colocando provisionalmente

las porterías de balonmano en cada uno de los ex-tremos de la cancha, que estaba rodeada de si-

llas de madera para que los aficionados pu-dieran sentarse.

El último partido de balonmano que se jugó en El Par-que fue en la temporada 1961-62, concretamente el 7 de ene-ro de 1962, cuando el Pizarro se enfrentó al Dakotas de Madrid.El encuentro acabó con mínimo triunfo eldense por 9-8.

EL CINE GLORIA. El deporte en España, aunque lentamen-te, seguía evolucionando mientras las instalaciones deportivaseldenses continuaban brillando por su ausencia. Incluso, algu-nas de las que existían se habían reconvertido tras prestar otrosservicios a la sociedad, como sucedió con el Cine Gloria de ve-rano, luego llamado Cine Paz, que estaba ubicado en la calle Pa-dre Manjón, enfrente del ambularorio de la Seguridad Social. ElCine Paz, en invierno, se transformaba en una rudimentariacancha de balonmano conocida como Pista Paz.

A raíz de prohibir la Federación Española de Balonma-no que el Pizarro jugara sus partidos de Elda en un rectángu-lo de tierra, el equipo eldense se vio obligado a jugar en su-perficie de cemento. Eso motivó que los partidos que anterior-mente afrontaba el Pizarro en El Parque se trasladasen a laPista Paz.

El patio de butacas del cine de verano fue testigo de losmejores encuentros disputados por el Pizarro ante las poten-cias balonmanística de la época: Granollers, Barcelona o Atlé-tico de Madrid. Una portería emergía delante de la pantalla ci-nematográfica y la otra se colocaba bajo la cabina de proyec-ciones. Se construyeron graderíos de madera y se continuócolocando sillas alrededor de las líneas que delimitaban la can-cha de juego.

Los primeros partidos oficiales de balonmano jugadosen el Cine Gloria correspondieron al tramo final de la Liga 1961-

❿ Último partido de balonmanodisputado en El Parque. El Pizarroganó 9-8 al Dakotas de Madrid.7-1-1962.

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62. Fue el 4 de febrero de 1962, a las doce y media de la ma-ñana, cuando el Pizarro se enfrentó al Atlético de Madrid, ven-ciendo los madrileños por un contundente 13-23.

ÚLTIMO PARTIDO EN LA PISTA PAZ. El adiós a lacancha del cine de verano llegó apresuradamente como con-secuencia de otro escándalo ante el Atlético de Madrid. Fue el28 de enero de 1968, cuando el Pizarro se impuso al conjun-to colchonero por un apretado 14-13, tras finalizar el primer pe-riodo con victoria madrileña por 7-8. La última alineación del Pi-zarro en la Pista Paz estuvo configurada por Laureano y Bus-quier; Julián (5), Quique (1), Arráez (1), Tomás, Sócrates, Ríos(1), Martínez (2, p.), Gil (1) y Ángel. El Atlético de Madrid alineóa Ruiz Pascual y Almandoz; Miguel Medina (3, p.), Alcalde (2, 1p.),De Miguel (2, 1p.), Andrés (1. p.), Alonso (2), Juan Antonio Me-dina (1, p.), Madrigal (1), Loinaz (1) y Lobera. Dirigió el en-cuentro el colegiado Gutiérrez (León).

El detonante de los incidentes fue la aparición de unparaguas que frenó el balón en los últimos instantes deltiempo reglamentario, cuando un jugador atlético encarabala portería eldense. El Comité de Competición, reunido el 31de enero, dictaminó clausurar por tres partidos la Pista Pazy aplicar una sanción económica de 8.000 pesetas, advir-tiendo al Pizarro que, en caso de reincidencia, la clausura dela pista sería definitiva y que, a la vez, el equipo descende-ría de categoría.

El club eldense recurrió la sanción y el Comité de Ape-lación anuló los tres partidos de clausura, pero prohibió a los deElda que siguieran jugando en la Pista Paz, con la obligación de

pagar la multa de 8.000 pesetas y de jugar en otra cancha queno fuera la de aquel cine de verano, permitiéndole a los el-denses que cumplieran esa sanción en nuestra ciudad.

POLIDEPORTIVA, PISTA Y PABELLÓN. El 29 de mar-zo de 1965 se aprobó la construcción de la pista polideportivay en agosto de 1966 se adjudicaron las obras. Posteriormen-te, la pista se convirtió en el pabellón municipal de la calle Pe-rú. Las obras se adjudicaron a José Martínez Ríos por un mon-tante económico de 903.868,30 pesetas y con un plazo deseis meses para su construcción.

El primer partido en la nueva polideportiva se disputó eldomingo 11 de febrero de 1968, a las doce y cuarto de la maña-na, frente al Anaitasuna de Pamplona.Venció el Pizarro por 14 go-les a 12 en un encuentro cuya primera mitad finalizó con triunfoeldense por 8-5, siendo Julián Lloréns el autor del primer tanto enla nueva instalación al batir al meta Hualde en la portería del fon-do izquierdo, según la salida a cancha de los jugadores desde eltúnel de vestuarios. La primera alineación del Pizarro en la nue-va instalación estuvo compuesta por Laureano y Busquier; Julián(2), Quique, Arráez (2, 1p.), Tomás (1), Ríos (2), Martínez (5, 2p.),Gili (1), Maestro (1) y Ángel.Anaitasuna jugó con Hualde y Pérez;Bakedano (2), Urkizu (1), Aldaz (2), Rosaín, Lekumberri, Ortigosa(5, 2p.), Ibarrola (1) y Leache (1). El primer árbitro que pisó la po-lideportiva fue el madrileño Mauri.

La primera derrota eldense en esa instalación se pro-dujo el 3 de marzo del mismo año ante el Granollers, que ga-nó con contundencia por 13-29. Y el primer empate llegó el 2de febrero de 1969 cuando los de Elda cedieron un punto al Gru-

po Empresa Seat de Madrid, queigualó a 14 tantos.

La pista polideportiva, to-davía descubierta, vio por primeray única vez a la selección españo-la absoluta. Fue el 28 de abril de1968 con motivo del amistoso an-te Islandia, estando seleccionadoel eldense Octavio Arráez, aunqueno se alineó. Ganó España por 29-17; al descanso, el triunfo hispanoera de 11-6. Domingo BárcenasGonzález, entonces seleccionadorde España, alineó a Perramón yGuerrero; Alcalde (6), Morera (4),Prats, Arné (2, 1p.), De Miguel (2,1p.), Pitiu Rochel (6), Alonso (3),Madrigal (2), García Cuesta y Ló-pez Balcells (4). Birgir Björnssen,seleccionador de Islandia, formócon Kristjansson y Olafsson; Os-karsson (3, 2p.), Johanssen (1), Ei-narsson (4), Jonsson (1), Og-

❿ Primer partido que se jugó en el Cine Gloria de verano,luego Pista Paz. Ganó el Atlético de Madrid por 13-23 alPizarro. 4-2-1962.

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mundssen (2), Magnussen (1), Blondal (4, 1p.), Bjorgvinssen,Eliassen y Jenssen (1). Dirigió el partido el suizo Bertschinger,ayudado en las lineas por los españoles Casamayor y Gozál-vez. El 1-0 de ese partido lo consiguió el malogrado Pitiu Ro-chel, el 2-0 Arné y el 3-0 Morera.

CERRAMIENTO DE LA POLIDEPORTIVA. En enero de1970 se aprobó el presupuesto para el cerramiento de la pista po-lideportiva por un montante de 2.273.860 pesetas, que se acor-dó atender con 1.131.837 pesetas de la subvención de la JuntaProvincial de Educación Física y Deportes y 1.142.023 pesetas dela aportación del superávitmunicipal de 1969, según ex-plicó en su momento Gonza-lo Casáñez Rico, vicepresi-dente de la S.C.D.Pizarro.

Como consecuenciade no estar finalizadas lasobras para cubrir la pista po-lideportiva, el Pizarro tuvoque jugar tres partidos fuerade Elda. El primero de ellosfue el del 4 de octubre de1970 en el pabellón de Mur-cia, donde empató a 13 golescon el Vulcano de Vigo. El 18de octubre actuó en el Pabe-llón de Exposiciones de Cre-villente y perdió, por 13-16,con el Vallehermoso de Ma-drid. Y el 22 de noviembrevolvió a jugar en Crevillenteante el Marcol Lanas Aragónde Valencia, que también ga-nó por 13-16.

La inauguración de la techumbre llegó el 20 de di-ciembre de 1970 con el triunfo del Pizarro, por 15-14, ante elOar Gracia de Sabadell, terminando la primera parte con 6-8 pa-ra los catalanes. El primer gol del encuentro lo marcó el el-dense Sirera. Fue la primera victoria liguera del equipo local que,en las diez primeras jornadas del campeonato, sólo había su-mado un punto.

El Pizarro formó con Laureano y Busquier; Sócrates,Julián (3, 1.p.), Quique (3), Orgilés, Carpena, Planelles (1), Cre-mades (6, 1.p), Tomás, Sirera (2) y Martí. Dirigieron el encuen-tro los colegiados madrileños Velasco y Moreno Polo.

❿ Primer partido de liga en la pista polideportiva de la calle Perú, que se construyó junto alcampo anexo, en el que el Pizarro ganó 14-12 al Anaitasuna de Pamplona. 11-2-1968.

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❿ Amistoso España-Islandia de selecciones absolutas, con triunfoespañol 29-17, jugado en la pista polideportiva, todavía descubierta.28-4-1968.

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COLOCACIÓN DEL PARQUET. La tercera y última fasecontemplaba la colocación del parquet flotante para convertir lapista en uno de los mejores pabellones, por entonces, de la pro-vincia de Alicante. El presupuesto se acordó en el Pleno munici-pal celebrado el 5 de septiembre de 1973, y contemplaba la co-locación de parquet de madera de haya, arreglos de graderío,obras de enlace con el campo anexo y aseos para el público, to-do por un montante de 4.413.081 pesetas y con un tiempo de 7meses para realizar los trabajos. Como nadie pujó, quedó desiertala convocatoria y, en un Pleno celebrado en diciembre de 1974,se volvió a adjudicar las obras por 7.377.000 pesetas.

Una vez acabados los trabajos de acondicionamiento dela instalación, se produjo la esperada inauguración del parquetflotante del pabellón eldense. Fue el domingo 26 de octubre de1975, a las doce y media de la mañana, en partido de Liga dePrimera División masculina entre el Centro Excursionista El-dense y el Sarriá de Dalt, de Gerona (que después se denomi-nó GEIEG), venciendo los de Elda por 21-14. El equipo elden-se alineó a Laureano y Catalán; Vera (4), Sabater, Sarabia (2),Arráez (1), Maldonado (2), Sirera (1), Marcial, Requena (6), Mar-tínez (1) y Aracil (4).

ÚLTIMO PARTIDO EN EL PABELLÓN. Después de 33años de utilización por los primeros equipos locales de balon-mano, el domingo 29 de abril de 2001, a las doce de la maña-na, se jugó el último partido de categoría nacional entre el Cen-tro Excursionista Eldense y el Portadeza Lalín, encuentro que ce-

rraba la primera fase de as-censo a División de Honor B,jugada en Elda. La victoria el-dense fue por 30-23, marcan-do Sergio Carrión el último golen el pabellón municipal.

Los de Elda formaroncon Silvio Martínez y José Mi-guel Cantos; López Coloma (6),Víctor Maldonado (6), JavierSantos (5), Fran Ariza (3), SergioRubio (1), Servando Revuelta(3), González Peregrino (1), FranRullán (3), Nelson Espino (1) ySergio Carrión (1). El Lalín alineóa Durán y Pablo Pedreira; Es-cudero (6), Varela (3), José LuisPedreira (1), Diego Fernández(2), Gulias (4), Camilo (2), Toño(2) Aller, Roberto Granja y Abel(3). Dirigieron el encuentro loscolegiados madrileños RobertoPérez Martín y Eva Taravillo Co-rralo.

PISTA ANEXA Y MINIPABELLÓN. Tras inaugurarse en1964 el Estadio Municipal, se construyó el campo anexo y cua-tro años después se inauguró la polideportiva.

El proyecto del Estadio Municipal contemplaba una ins-talación paralela al nuevo recinto deportivo; era el campo ane-xo, donde en uno de sus extremos se contruyó la pista polide-portiva y en el otro extremo se proyectó levantar un frontón yun gimnasio. Sin embargo, los años pasaron y al final no huboni frontón ni gimnasio, aunque se habilitó una pequeña canchapara la práctica del fútbol sala. Con el tiempo, fue utilizada pordiferentes equipos de balonmano de categorías inferiores.

El estado de deterioro de la pista descubierta del ane-xo iba en aumento debido al paso de los años y a la falta de in-versiones, así como a los contratiempos que tenía que sopor-tar en días de lluvia. Todo esto llevó a la Concejalía de Depor-tes a remozar la cancha levantando paredes y cubriendo lainstalación hasta convertirla en un pequeño pabellón.

LA REMODELACIÓN. El día 3 de febrero de 1995 entra-ron las máquinas excavadoras al campo anexo para derribar loque era la pequeña pista deportiva. Las obras de la nueva pis-ta se adjudicaron por un montante de 62 millones de pesetas,aunque, finalmente, el presupuesto se disparó hasta los 90millones de pesetas, todo financiado por el Ayuntamiento.

Después de 32 meses, con parones y cambios en lasempresas constructoras, el 3 de octubre de 1997 se inauguróla instalación con un acto presidido por Juan Pascual Azorín, al-

❿ Colocación del parquet flotante en la pista polideportiva, que yaestaba cubierta. La nueva superficie se estrenó con el partidoCentro Excursionista Eldense y el Sarriá de Dalt. Ganó 21-14 elequipo eldense. 26-10-1975.

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d e p o r t e

calde de la ciudad, y por Florentino Ibáñez, edil de deportes.El primer encuentro oficial que se disputó fue de ba-

lonmano masculino, categoría infantil. El 11 de octubre de1997, el equipo del Centro Excursionista Eldense se midió al In-maculada de Alicante, venciendo los alicantinos por 25-27.

POLIDEPORTIVO CIUDAD DE ELDA. Desde septiem-bre de 1994 hasta el mismo mes de 2001, el nuevo PabellónPolideportivo Ciudad de Elda no terminó de ver la luz gracias alas interminables tensiones políticas y a la presión ejercida porel colectivo Elda por el Deporte en un intento por construirlo loantes posible. Los terrenos tuvieron que consensuarse por to-das las fuerzas políticas con representación municipal. A basede infinidad de reuniones, visitas, desfases presupuestarios ydescalificaciones, a finales de marzo de 1999, la obra fue lici-tada después de que el arquitecto Guillermo Ortego entregaseal Ayuntamiento los planos definitivos del proyecto. El 25 de ma-yo de 1999 comenzó a construirse el pabellón colocándose laprimera piedra en una parcela de 8.220 metros cuadrados enla zona de La Almafrá, edificándose la instalación sobre una su-perficie de 6.552 metros cuadrados con un graderío para 2.000personas. El resto del terreno se destinaría a zona verde.

El montante económico del nuevo pabellón, incluyendolos desfases presupuestarios, superó los 800 millones de pe-setas, de los que la Generalitat Valenciana aportó 500 millonesde pesetas.

La inauguración oficial se celebró el día 4 de septiem-bre de 2001, a las 9 de la noche, a cargo de Manuel TarancónFandós, Conseller de Cultura y Educación, junto a Juan Pascual

Azorín Soriano, alcalde de la ciudad, y Florentino Ibáñez Re-quena, edil de Deportes. Tras descubrirse, en la entrada prin-cipal del pabellón, la placa de inauguración y escucharse elHimno Regional, interpretado por la banda Santa Cecilia, sobreel parquet hubo una exhibición de aerobic a cargo de la EscuelaMunicipal de Mantenimiento.

El turno de oradores lo comenzó Ángel Sandoval, por-tavoz del colectivo Elda por el Deporte, y le siguió Juan PascualAzorín, cerrando los discursos Manuel Tarancón. Acto seguido,saltaron a la cancha todos los equipos del Club Balonmano Fe-menino Elda Prestigio, Club Baloncesto Elda, Club DeportivoPapas La Muñeca Fútbol Sala y los conjuntos de la sección debalonmano masculino del Centro Excursionista Eldense.

Tras el desfile de los distintos equipos, el Ballet Arrai-go ofreció una coreografía que cerró los actos programadosantes de dispararse, en los aledaños al polideportivo, un cas-tillo de fuegos artificiales.

PRIMER PARTIDO. El primer partido oficial jugado en elnuevo polideportivo fue de balonmano femenino. Se disputóel día 5 de septiembre, a las ocho y media de la tarde, entre elAlsa Elda Prestigio y el Stade Touloussain, que finalizó con victo-ria eldense por 32-15, terminando el primer tiempo con victoriablanquiazul por 14-6.

A las órdenes del sajeño José Miguel Mercader Costay del alicantino Juan de Dios Bermúdez López, el Alsa Elda ali-neó a Chelo Benavent; Lidia Sánchez (1), Alicia Morante (1),María Pinto (5, 1p.), Joana Vergara (4), Beatriz Morales (6),Oxana Pavlic (4), Verónica Verdú (3, 1p.), Isabel Ortuño (7, 1p.)

❿ Panorámica del pequeño pabellón del campo anexo («Pista Azul»). La foto está tomada eldía de la inauguración, el 3 de octubre de 1997.

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d e p o r t e

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y Sandra Gisbert (1). Por el Stade Touloussainjugaron Leila Ojebadur, Marina Barinik y San-de Eivor; Lucille Manieca (2), Claudette Ro-bert (6, 2p.), Ingrid Aloyau, Marie Gaillard(1), Samira Bedri (2, 1p.), Laurence Lirola,Jéssica Lambert (2), Jenny Florín (2) y SandyBegarri. El primer gol en el Ciudad de Elda loconsiguió Beatriz Morales en el minuto 4.39de juego, desde la posición de extremo iz-quierdo en la portería situada cerca de la puerta principal de en-trada al nuevo polideportivo.

El primer partido de basket se disputó el 7 de sep-tiembre entre los equipos junior del Club Baloncesto Elda yJorge Juan de Novelda. Fue un partido de pretemporada queacabó con victoria eldense por 78-32, siendo Carlos Aravid elautor de la primera canasta al minuto de juego.

En cuanto al primer encuentro de fútbol sala, éste se ju-gó el 15 de septiembre entre La Muñeca de Elda y El Quitape-nas de Alicante. Era un partido correspondiente al VII TrofeoFiestas Mayores que finalizó con triunfo eldense por 6-3, sien-do Guiller el autor del primer tanto a los 14 minutos de juego.

La historia de las canchas eldenses para practicar jue-gos de sala continúa desde hace más de 60 años.

❿ La jugadora del Alsa BeatrizMorales marca el primer golen el Polideportivo Ciudad deElda, en el amistoso jugadoel 5 de septiembre de 2001contra el equipo francés delTouloussain, que acabó contriunfo local 32-15.

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Bateig, una rutadesconocida y con

encanto

Bateig, una rutadesconocida y con

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❿ El grupo de montañerosascendiendo por elsendero que lleva a lacima. Podemosobservar cómo estáperfectamenteconservado yseñalizado.

❿ El grupo de montañerosascendiendo por elsendero que lleva a lacima. Podemosobservar cómo estáperfectamenteconservado yseñalizado.

Cuando en alguna ocasión hemos echado un

vistazo a esa propaganda de viajes en la

que se nos informa acerca de posibles

rutas con encanto, solemos constatar casi

siempre que se trata de parajes y

recorridos alejados de nuestra localidad,

más apropiados para un viaje largo —de ésos que sólo podemos

llevar a cabo en las vacaciones— que para lo que habitualmente

asociamos con salidas matinales de un fin de semana.

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Bateig, una ruta desconocida y con encanto112 e x c u r s i o n i s m o

Sin embargo, muy cerca de nosotrospodemos encontrar lugares quemerecen una pequeña visita. Un pa-seo o, quizá, una marcha de unaspocas horas, durante una mañana,

puede llevarnos a parajes y caminos que tienenun encanto especial y que nos depararán —abuen seguro— sorpresas agradables. Uno deesos lugares es Bateig. La mayoría de nosotroshemos oído hablar de este monte, muchos loconocen y bastantes habrán visitado esa zona,de la que posiblemente recordamos algunos de-talles, tales como una cueva en su ladera o unascuriosas esculturas de dinosaurios que puedenverse en algún campo cercano. Pero, paradóji-camente, Bateig también es un lugar bastantedesconocido, incluso para aquellos de nosotrosque lo hemos visitado en alguna ocasión y re-cordamos esos detalles. Tal es así, que si pre-guntásemos a alguna persona que haya visita-do esa zona, no sería extraño que nos respon-diera que Bateig es un monte al que sólo pode-mos subir y, desde el que, una vez arriba, sólonos queda volver a bajar.

Nada más alejado de la realidad; el lugaresconde algunas sorpresas especialmente in-teresantes para el paseante. Únicamente tene-mos que prolongar un poco más nuestro reco-rrido para tropezarnos con ellas y disfrutarlas.Quizá la primera sea que el monte se extiende—una vez arriba— más allá de lo que su visióndesde abajo podría hacernos sospechar. Pero,probablemente, la sorpresa más llamativa con laque podemos encontrarnos sea la de un sen-dero perfectamente señalado y que seextiende por la cima del mon-te alcanzando una

distancia de 1.200 metros aproximadamente.Cualquiera de nosotros que, paseando por allí,se acerque a ese sendero, no dejará segura-mente de asombrarse ante el hecho de que allí,en medio del monte, aparezca de pronto un ca-mino bien cuidado, perfectamente delimitadocon piedras a un lado y a otro, y en cuyo co-mienzo (o final, todo depende de la ruta segui-da) se eleva un cúmulo de piedras que sostieneun monolito. Si todo esto ya nos sorprende, aúnmás asombrados quedaremos cuando, al con-tinuar nuestro camino por ese mismo sendero,nos tropecemos con zonas en las que piedras,colocadas aquí o allí, diseñan, nada menos, que¡varios merenderos!.

Es muy probable que, llegados a este pun-to, comencemos a preguntarnos, extrañados,quién o quiénes han podido ser los que se han to-mado tantas «molestias» y han realizado ese sin-gular trabajo que, con toda seguridad, les habrállevado tiempo y esfuerzo. Pues bien, la respuestaa nuestra curiosidad es la siguiente: toda esta«obra de campo» la han realizado tres montañe-ros eldenses, Pepe Navarro, Luis Navarro y Fran-cisco Moya.

Si queremos conocer la historia de estesendero, debemos remontarnos algunos añoshacia atrás, a 1995. Por esas fechas, Pepe y suhermano Luis tenían la costumbre de ascender aBateig muchos fines de semana; partían de unsendero que sale desde la Peña del Sol, a la iz-quierda, y que lleva hasta la cumbre del monteque divisamos desde ahí. Una vez arriba, toma-ban un camino otra vez hacia la izquierda y lle-

gaban a una caseta o —para ser más exac-tos— a lo que queda de una case-

ta, lugar donde se

❿ Nuestros dos amigos, Francisco (a laizquierda) y Pepe, en una bifurcacióndel sendero, como se ve, claramentedelimitada.

❿ Nuestros dos amigos, Francisco (a laizquierda) y Pepe, en una bifurcacióndel sendero, como se ve, claramentedelimitada.

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Miguel Izquierdo López 113e x c u r s i o n i s m o

detenían a descansar y disfrutar de la vista. Sinembargo, el azar quiso que en una ocasión pu-diera observar cómo otro montañero, ascendiendopor el mismo camino, se dirigía, no obstante, enotra dirección, a la derecha, y continuaba por allíhasta perderse de vista. Esa casualidad y ciertacuriosidad provocaron que ambos tomasen ladecisión de recorrer esa nueva ruta; así fue cómodescubrieron que Bateig era bastante más quelo que hasta ese momento conocían. El nuevocamino les llevó hasta la señal geodésica quemarca la mayor altura del monte. Lo que descu-brieron de ese modo fue una zona del monte po-co frecuentada y, por tanto, desconocida paramuchos. Desde ese momento, para ellos se con-virtió en algo habitual recorrerla los fines de se-mana.

De esta manera también fue cómo descu-brieron que, en los alrededores de la marca geo-désica, la zona estaba repleta de piedras de di-ferentes formas y tamaños diseminadas aquí yallá. El origen de tal acumulación de piedras en lazona es un misterio, aunque Pepe piensa queson los restos de campos cultivados y abando-nados hace ya mucho tiempo. Fue en ese mo-mento cuando se le ocurrió la idea de utilizar to-do aquel material para marcar el sendero y, así,preservarlo del deterioro. Comenzaron a colocarlas piedras a lo largo de los bordes del camino,allá por octubre de 1995, empezando desde elmismo punto geodésico y en dirección hacia aba-jo. Durante bastante tiempo, unos tres años apro-ximadamente, Pepe llevó a cabo esta tarea soloo ayudado por Luis, durante los fines de semana,llevando piedra a piedra y colocándolas a la mis-ma distancia unas de otras. Cuando se alejaban

bastante del lugar en donde se acu-mulaban las piedras,

volvían atrás, recogían y llevaban bastantes a unmismo sitio, formando una especie de «cantera»desde donde poder continuar con el trabajo y,desde ahí, continuaban.

Con el tiempo, se unió a ellos Francisco y,desde ese momento, Pepe y él formaron un equi-po de trabajo permanente de cuyo esfuerzo hoynos podemos beneficiar todos. Un equipo de tra-bajo en el que, dicho por ellos mismos, no faltóuna cierta distribución de tareas cuando las cir-cunstancias así lo requerían; mientras Pepe con-tinuaba su labor de colocar las piedras en el sen-dero, Francisco se ocupaba de la limpieza de laspocas arboledas de pinos que quedan en la zo-na, desbrozándolas y protegiendo los brotes pa-ra su conservación.

Durante cinco años, casi todos los finesde semana, dedicaron su tiempo libre a este «tra-bajo», aunque para ellos no era, con toda segu-ridad, un «trabajo», sino más bien un agradableesparcimiento. A veces, se unían a ellos en la ta-rea algunos otros montañeros que, como ellos,forman parte de un grupo de montaña de nues-tra localidad, los «Diez Amigos de Elda». Final-mente, cuando llegaron al final del sendero mar-cado, decidieron colocar un cúmulo de piedrasque, de alguna forma, marca la entrada al senderoy sirve para conmemorar el esfuerzo realizado.Quien se acerque por allí no dejará de asom-brarse ante el aspecto que tiene el cúmulo, rea-lizado con piedras cuidadosamente encajadasunas con otras hasta completar su forma cónicay desde cuyo interior se eleva un monolito al quehan unido una placa en la que se menciona a losautores y las fechas de comienzo y finalización deltrabajo.

Si esta descripción ha podido despertarnuestra curiosidad y decidiésemos recorrer

esta ruta, lo mejor es que nosacerquemos con el

❿ Una vista del cúmulo y el monolito,justo cuando estamos llegando allugar.

❿ Una vista del cúmulo y el monolito,justo cuando estamos llegando allugar.

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Bateig, una ruta desconocida y con encanto114 e x c u r s i o n i s m o

coche hasta el final del camino asfaltado que,comenzando en la misma Peña del Sol, discurreentre algunas casas de campo, hacia la derecha.Allí podemos aparcar y tomar el sendero que sa-le desde ese mismo lugar, al borde del caminoasfaltado, a la derecha. Unos metros más adelanteya nos tropezaremos con dos montones de pie-dras que vienen a marcar la «puerta» de entradaal sendero del monte. Desde este punto, sólo te-nemos que dejarnos guiar por el mismo sendero,el cual, si no lo abandonamos en ningún mo-mento, nos llevará al lugar que buscamos. El pri-mer tramo del camino, unos diez minutos de mar-cha aproximadamente, serán los únicos que re-quieran un pequeño esfuerzo, pues se trata deascender unos metros hasta el momento en queel sendero comienza a discurrir sinuosamentepor la parte menos dificultosa del monte.

A medida que vayamos ascendiendo, ire-mos dejando atrás nuestra población y ensegui-da nos encontraremos con un tramo de senderodelimitado con piedras, una especie de adelantode lo que veremos más arriba y que nuestros ami-gos han marcado para evitar que equivoquemosla ruta y, tomando la derecha, nos alejemos del lu-gar que buscamos. Si nos fijamos con atención,podremos ver, ya desde este punto del camino,hacia arriba y a lo lejos, el cúmulo de piedra queantes describíamos. Desde este momento, el ca-

mino suaviza su pendiente y se transforma en unagradable paseo que apenas requiere ya algúnesfuerzo por nuestra parte.

Un poco más adelante, una bifurcación a laderecha nos llevará a la entrada de una cuevaque no se puede ver desde el camino que reco-rremos; si nos apetece, podemos desviarnos yechar un vistazo, pero no es aconsejable entrar enella. Se trata de una cueva de unos 300 metros,con una entrada angosta y algo peligrosa en su in-terior; aunque ya ha sido explorada por personalexperimentado, no es adecuada para personas sinexperiencia. Por lo tanto, parece mejor continuarnuestro camino desde donde lo dejamos.

Al poco, nos tropezaremos con el senderomarcado por nuestros montañeros e, inmediata-mente, con el cúmulo de piedras y el monolitoque marca el comienzo (o el final) del camino.Quizá sea ésta la ocasión para que nos deten-gamos un instante y valoremos el esfuerzo reali-zado por nuestros amigos, el cuidado y el deta-llismo que han utilizado al colocar las piedras,encajándolas con precisión, una a una, dando atodo el conjunto un aspecto y solidez sorpren-dentes. También veremos la placa adosada a lapiedra con la inscripción que recuerda quiéneshan realizado todo este trabajo y cuándo.

Al continuar por el camino, nos encontra-remos enseguida con una zona llana que se ex-

❿ Nuestros montañeros toman un respiro y posan junto a su obra (a la izquierda de lafoto, Pepe Navarro; a la derecha, Francisco Moya y Luis Navarro).

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Miguel Izquierdo López 115e x c u r s i o n i s m o

tiende hacia delante y en la que podremos ob-servar la vegetación más propia de nuestros mon-tes: tomillo, romero, espliego, esparto, cantue-so, entre otras. Sin embargo, es, por desgracia,bastante más improbable que nos tropecemoscon algún animal, aunque no podemos descartarla posibilidad de ver, si hemos madrugado, algu-na liebre o algún conejo cruzar el sendero y per-derse enseguida entre las rocas.

A lo largo de ese sendero encontraremostres «ensanches» del camino que sirven de se-ñalización para otras posibles rutas que recorrenla zona. En el primero, marcado por una piedravertical, podremos observar cómo los brotes ypequeños pinos han sido protegidos y cuidadospara su preservación. Es, por supuesto, de agra-decer a nuestros amigos el que se tomen el tra-bajo de cuidar la flora en una zona que, comootras zonas de nuestro entorno, ha sufrido du-rante mucho tiempo un deterioro tan extremo ydañino. Y, si nos fijamos con atención, podremosver cómo sus esfuerzos en este sentido estánsiendo recompensados: los pinos jóvenes cre-cen con fuerza.

En el segundo «ensanche» tendremos laoportunidad de coger un camino a la derecha quenos llevará hasta una poza; los días lluviosos sue-le estar llena de agua, oportunidad que aprovechanlos animales de la zona para beber y Pepe y Fran-cisco para «regar» un poco los pinos más jóvenes.Después de visitarla, podremos seguir adelantehasta volver a encontrar el sendero principal.

Muy cerca de este segundo «ensanche»nos encontraremos con el tercero. En éste es don-de deberíamos detenernos más tiempo, porque esel que más nos va a sorprender. A un lado y a otropodremos ver cómo los montañeros han coloca-do piedras formando mesas y asientos para queel paseante descanse y disfrute, a la sombra de lospinos, del paraje circundante. A su alrededor di-visaremos pequeños monolitos y piedras de di-ferentes tamaños, unas sobre otras, mantenién-dose en un inverosímil equilibrio. Es, sin duda, unbuen lugar para tomar un bocado y refrescarnos(si hace calor) o calentarnos (si hace frío). La úni-ca precaución que debemos tomar es, si vamosacompañados de niños, que éstos no se alejendemasiado en dirección a la parte superior delmonte, desde donde se divisa la autovía, porqueallí el terreno se corta abruptamente en vertical.

En este punto del camino podremos optarpor continuar la marcha hacia arriba, en direccióna la marca geodésica, o bien desandar lo andadoy regresar a la ciudad. Todo dependerá en estecaso de nuestros propios deseos e intereses. Co-mo también depende de nosotros, del interés yel empeño que cada uno de nosotros pongamos,el que esta ruta que hemos descrito y el trabajoque se han tomado nuestros amigos se manten-gan y preserven para futuros paseos y pasean-tes. Con un respeto mínimo por lo que allí vamosa encontrar, el paseo por Bateig seguirá siendo, sinduda alguna, una experiencia especialmente gra-tificante.

❿ Llegando al final del sendero,encontramos algunas zonasacondicionadas para el descanso.

❿ Vista parcial del lugar que nuestrosamigos han transformado en «zona derecreo».

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El MonastilMil años de importaciones de alimentos

en el valle medio del Vinalopó

El MonastilMil años de importaciones de alimentos

en el valle medio del Vinalopó

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❿ Parte alta del yacimiento deEl Monastil.

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Juan Carlos Márquez Villora 117aportac iones a la histor ia

No es una novedad destacar la im-portante riqueza histórico-arqueo-lógica que ofrece, y sin duda to-davía oculta, el yacimiento de ElMonastil. Apenas un kilómetro se-

para el actual núcleo urbano de Elda de un asen-tamiento que, desde los inicios de la época ibé-rica hasta el fin del mundo antiguo, se convirtióen el principal centro habitado del valle mediodel Vinalopó. Su privilegiada posición geográficaen las proximidades de la milenaria vía que haunido tradicionalmente varios puertos de la cos-ta mediterránea y la Meseta, así como su em-plazamiento en un pequeño promontorio rodea-do por el río, entre otros factores, le otorgaronun evidente valor estratégico y económico en eltransitado camino entre el mar y el interior pe-ninsular.

La variedad y calidad de los restos arqueo-lógicos hallados en El Monastil son un claro reflejode este papel central en la zona y de su imbri-cación en una vía de gran valor económico. Suvocación comercial, como hito y parada obliga-da de mercancías de diferente procedencia y na-turaleza, se percibe claramente gracias al re-ciente interés de varios investigadores por el es-tudio de las ánforas conservadas en el MuseoArqueológico Municipal de Elda. Efectivamente,las ánforas fueron los principales envasescerámicos que, durante miles de años,transportaron alimentos elaborados endiversas zonas del mundo antiguo. Sobretodo a través de un activo comercio ma-rítimo que unió una infinidad de puertos yfondeaderos mediterráneos, toneladasde productos, como vinos, conservasde carne y pescado, salsas o aceites,fundamentalmente, se difundieron enun movimiento de mercaderías que, enbuen número de casos, sólo ha queda-do reflejado en los restos de estos re-cipientes que actualmente constituyenuna valiosa fuente de información so-bre el comercio antiguo. En el caso deEl Monastil, un doble interés ha presidi-do la investigación sobre estos envasesde alimentos importados de ultramar. Porun lado, conocer la capacidad de pene-tración hacia tierras del interior, desde lospuertos de la costa alicantina, de unos pro-ductos envasados en contenedores es-pecialmente ideados y elaborados pa-

ra el transporte y la difusión marítima. Por otro la-do, aproximarnos a la evolución de los hábitos deconsumo de una antigua comunidad humana a lolargo de más de mil años. Porque, lógicamente,junto al cultivo, elaboración y consumo de pro-ductos locales de primera necesidad, existió unademanda complementaria de productos forá-

neos, en ocasiones de gran valor añadido,que son testimonio de la profunda integra-ción de la antigua comunidad de El Mo-nastil en las costumbres, modas y usos ali-mentarios de un mundo esencialmente me-diterráneo en continua evolución.

Así, antiguos envases datados en-tre los siglos VII y VI antes de Cristo nosinforman de la llegada a El Monastil devinos y conservas de pescado gracias aun tráfico comercial que primero prota-

gonizaron los fenicios y que poste-riormente sería estimulado por Cartha-go (Túnez) y Gadir (Cádiz), las princi-

pales colonias fenicias de Occidente.Algo después en el tiempo, vinos de cier-

ta calidad elaborados en las colonias grie-gas de Italia y del sur de Francia tam-bién llegaron al valle medio del Vinalopógracias sobre todo a los emporios y nú-cleos comerciales que jalonaron, como

puertos receptores, la zona comprendi-da entre las desembocaduras de losríos Segura y Vinalopó. Paralelamente,

❿ Ánforas ibéricas. Museo ArqueológicoMunicipal.

❿ Ánfora romana.

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Mil años de importaciones en El Monastil118 aportac iones a la histor ia

se produjo la llegada de vinos, salazón y salsasde pescado, especialmente en este último caso,producidos en la costa atlántica de Marruecos, ellitoral andaluz y la costa norte de Túnez.

El crecimiento de Roma como potenciamediterránea a partir del siglo III antes de Cristotransformó sustancialmente las característicasde la producción de alimentos y del comerciomarítimo. Los propietarios de las grandes villasagrícolas de la Italia de esta época cultivarongrandes extensiones de vid gracias al uso de es-clavos y exportaron ingentes cantidades de vinoenvasado en ánforas. Hasta el cambio de era,junto a modestas cantidades de vinos de baja ymedia calidad procedentes de Ebusus (Ibiza), lasimportaciones de caldos elaborados en Italiaabundan extraordinariamente. Este fenómenofue el resultado de un activo tráfico marítimo en-tre los puertos de la pe-nínsula itálica, por un la-do, y Carthago Nova(Cartagena), la desem-bocadura del Vinalopóy del Segura, y Lucen-tum (Tossal de Manises,Alicante), por otro. Estemovimiento comercialentre Italia y la Penínsu-la Ibérica permitió a losprimeros romanos queemigraron al entorno deEl Monastil (soldados,negociantes y cobrado-res de impuestos, aven-tureros segundones) el consumo de productosde su tierra de origen. Pero, paralelamente, losconquistadores romanos también negocian conlos vinos, de diferente calidad, que llegan de di-versas zonas del centro y sur de Italia, comoEtruria, Lacio, Campania, Sicilia, Calabria y Apu-lia. Caldos ordinarios o de calidad, tan conocidosy mencionados por las fuentes clásicas como elAlbano, o prestigiosos como el Falerno, elaboradoen las volcánicas tierras de los alrededores del Ve-subio, tienen una excelente acogida tanto en Ita-lia como en las tierras conquistadas. Al mismotiempo, los grupos dirigentes de las comunidadesibéricas, como El Monastil, y paulatinamente elresto de la población, se integran en los hábitosimperantes en la época y consumen vinos itálicos.Más allá de un fenómeno estrictamente econó-mico, la generalización del consumo de un pro-

ducto como el vino tuvo otras implicaciones, da-do que estuvo asociado, en una tradición multi-cultural, a una amplia variedad de usos, ritos ycostumbres de profundo significado religioso,social y cultural en sentido amplio.

A partir de los últimos años del siglo I antesde Cristo y del cambio de era, coincidiendo con lainstauración del Imperio, los habitantes de El Mo-nastil (Ello) son testigos indirectos de una serie detransformaciones económicas que se reflejaronen el origen y tipo de productos que llegan a lazona y son consumidos por una comunidad cadavez más romanizada. El creciente interés de Romapor las riquezas de Hispania atrae cada vez máslos intereses de aristócratas y hombres de nego-cios romanos. En la fértil Bética, especialmenteen el valle del Guadalquivir y en la costa gaditana,comienza a expandirse la explotación sistemática

de los recursos agrarios,como la vid, el cereal, elaceite y el pescado. En ellitoral catalán, en primerlugar, y en tierras valen-cianas posteriormente,un amplio número de vi-llas se dedica al cultivode la vid y la producciónde vino con una orienta-ción exportadora. Así,los restos de ánforas delperíodo imperial de ElMonastil son un eviden-te reflejo de la llegada,sobre todo a través del

Portus Ilicitanus (Santa Pola), de cotizadas y re-putadas mercaderías de la Bética. Del valle delGuadalquivir llegan modestísimas cantidades delpreciado y alabado aceite de oliva; en cambio,probablemente tuvieron una difusión más elevadalas olivas en conserva y, sobre todo, un productoque aparece en las fuentes escritas como defru-tum o sapa: se trata de un líquido pastoso dulce,semejante a un jarabe, derivado de la cocción delmosto del vino, como el arrope o el sancocho.Procedente de un gran número de factorías de lacosta gaditana situadas sobre todo alrededor delestrecho de Gibraltar, y controladas por la ciudadromana de Gades (Cádiz), llegó una amplia varie-dad de salsas de pescado. Algunas de ellas, co-mo el garum, tuvieron una elevada reputación yprecio, formando parte importante del recetariode cocina romana de la época. El garum era, bá-

❿ Ánforas romanas. MuseoArqueológico Municipal.

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Juan Carlos Márquez Villora 119aportac iones a la histor ia

sicamente, una salsa salada de pescado resulta-do de la maceración de vísceras de atún en suspropios jugos gástricos. En esta maceración lapresencia de la sal era fundamental, como anti-séptico que inhibe la putrefacción. Salsas deriva-das del atún y de la caballa, pues, constituyeronparte de las delicias que estuvieron presentes enla dieta de los habitantes de El Monastil. Junto aestas finas salsas y salsamenta (trozos de pesca-do salado, especialmente de atún), otras de me-nor reputación acompañaron los cargamentos debarcos que recalaban en la costa alicantina. Así, lasfuentes mencionan la muria, una solución saladaque se asimila a una salsa de pescado salado deuna calidad media y baja; el liquamen, una salsa sinorigen específico, así como el allex, probablementeuna salsa derivada de la anchoa o, según algu-nas fuentes, un residuo del garum que pudo co-mercializarse como una variedad barata (una es-pecie de garum de los pobres).

Contemporáneamente, el comercio de vi-nos continuó siendo muy relevante, destacandola llegada a El Monastil de vinos originarios en laTarraconense, especialmente en la Layetania (cos-ta central de la actual Cataluña), los alrededoresde Saguntum (Sagunto), Valentia (Valencia), Ebu-sus (Ibiza) y Dianium (Denia). Vinos que, en la es-cala de calidades de la época, habitualmente ofre-cían, según varias fuentes escritas y salvo ex-cepciones, una consideración media o baja. Es-tos vinos, que podríamos considerar regionales,comunes y ordinarios, en ocasiones condimen-tados, fueron los de difusión mayoritaria en la zo-na, acompañados de manera episódica por cal-dos galos, originarios del sur de Francia, o itálicos,procedentes, como en la época anterior, de lacosta central y sureña de Italia. Junto a las mer-cancías del sur de Hispania, procedentes de laactual Andalucía, protagonizaron durante más detres siglos el panorama de la importación de ali-mentos ultramarinos en El Monastil.

El estudio arqueológico de El Monastil re-vela que, a partir del siglo III después de Cristo, elcomercio de alimentos envasados en ánforas ex-perimenta cambios. Durante el Bajo Imperio y laépoca tardo romana, los productos procedentesdel norte de África y del Mediterráneo oriental tie-nen una presencia relevante en la zona. Junto a re-ducidas cantidades de aceite de oliva proceden-te de la Tripolitania (Libia), los habitantes de Ello/Eloconsumieron productos originarios en las grandespropiedades del norte y centro del Africa Byzacena

y Zeugitana (Túnez). Diversas variedades de acei-te de oliva y conservas cárnicas y, sobre todo,de pescado (salsas, pescado en salazón, crus-táceos) tuvieron una amplia difusión en buenaparte del Imperio Romano desde los puertos deCarthago (Túnez) y del Sahel.

El sureste de la Península Ibérica no fueajeno a esta dinámica comercial que, con altiba-jos, se prolongó durante más de tres siglos. Pa-ralelamente, los prestigiosos productos marinosde la costa bética y lusitana (Andalucía, Portugal)tuvieron una cierta presencia en el consumo ali-mentario de El Monastil, procedentes de los al-rededores del Estrecho de Gibraltar, el Algarvey las desembocaduras de los ríos Tajo y Sado. Apartir del siglo IV de nuestra era entran en esce-na otras mercaderías originarias en el Mediterrá-neo oriental. Así, llegan vinos, vinos resinados yaceites del norte de Siria, sur de Turquía, Chi-pre, Rodas y Cnido, apreciados por su alta cali-dad. De Asia Menor (Turquía) y sobre todo algu-nas islas del mar Egeo arriban famosos vinos,como el de Chios, así como olivas en conserva;particularmente apreciados fueron ciertos pro-ductos de Palestina, en concreto del norte deGaza, como el queso, el aceite de sésamo, lasconservas de pescado y sobre todo el vino, ala-bado por algunos textos antiguos. En definitiva,gracias a los modernos avances experimenta-dos en el estudio de las ánforas romanas, hoypodemos permitirnos hacer un primer esbozoacerca del comercio de estos productos quecomplementaron y enriquecieron la dieta ali-menticia de las poblaciones mediterráneas engeneral y las de El Monastil en particular duran-te buena parte de la Antigüedad.

❿ Resto de una ánfora oriental. MuseoArqueológico Municipal.

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Negreros en el vallede Elda (1494-1525)

120a p o r t a c i o n e s a l a h i s t o r i a

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A mis tres mujeres (Felicidad, Alicia y Lucía)

Introducción

Es conocido que la Historia se pue-de contar de muchas maneras, y aello se le puede añadir que existeuna gran cantidad de temas quese pueden contar, según los docu-

mentos que se conserven en los archivos his-tóricos. Como muestra de esa variedad de te-mas, se han recogido unas noticias sueltas deuna serie de documentos relacionados con elvalle del Elda que se encuentran dispersos endistintos archivos valencianos y murcianos.

El tema elegido hace referencia, por unlado, a dos actividades económicas igual de lí-citas en los finales del siglo XV y en los ini-cios del siglo XVI (1494-1525): el comercio deesclavos y el comercio de la uva pasa. Tantouna actividad económica como la otra eranhabituales en toda la comarca de Elda. Lasidas y venidas de los mercaderes eran cons-tantes ofreciendo su mercancía. También serelatan dos casos que ilustran sobre la mane-ra de actuar de la Inquisición en aquella épo-ca.

El valle de Elda, en esa época, estabapoblado en su mayoría por musulmanes (cer-ca del 94%) de la población, frente a un escasonúmero de cristianos (5%, generalmente los re-presentantes del señor feudal que vivían en elcastillo) y un escasísimo grupo de judíos (1%).Así, lo normal es que en los ayuntamientos,los alcaldes (justicias-alcadíes) y los conceja-les (jurats-oficials) fueran musulmanes, lo quesucede es que la mayor parte de esa historiasigue desconocida porque no se conservan

los documentos en Elda, sino fuera de la ciu-dad, aunque recuperarlos es muy fácil.

Para hacernos una idea de las caracterís-ticas del valle de Elda en esta época se han re-cogido dos censos fiscales realizados en 1493 y1510. Son sólo datos sobre la población aproxi-mada (ver tablas adjuntas).

Mercaderes de carnehumana

Se trata de una actividad económica mi-noritaria en el valle de Elda, pero frecuente encada una de las villas del valle. Hay que pensarque una parte de la mano de obra que trabajabaen el campo no sólo eran campesinos bajo eldominio del señor feudal (hasta noviembre de1497 era del conde de Cocentaina, después pa-saría a los Coloma), sino que también había es-clavos.

En esta época de transición entre siglos,era habitual que existieran embarcaciones dedi-cadas a esta actividad. Formaban parte de la de-nominación de «corso», o más en concreto, ha-bía mercaderes que solicitaban licencia a la au-toridad real para dedicarse a la piratería o corso.Con ello podían realizar incursiones temerariasde asalto de las tierras o embarcaciones enemi-

CENSO DE 1493 CENSO DE 1510MUNICIPIO CASAS HABITANTES CASAS HABITANTES

Aspe 344 1.548 315 1.480

Elda 166 747 206 968

Petrer 77 346 99 465

❿ Fuente: ARV. Mestre Racional,10.222, de Guinot, 1992; (183-205).Coeficiente aplicado 4’5.

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gas. En esta época, el enfrentamientoseguía abierto entre los musulmanes delNorte de Africa (principales plazas deOrán, Argel, Trípolí, luego Túnez, etc.) ylas costas valencianas.

El gran mercado de esclavos deestas tierras estaba en Valencia, pero asu vez, allí estaban la mayoría de loscomerciantes que recorrían las tierrasvalencianas, entre ellos los mercaderesmusulmanes de Elda. En la documen-tación consultada en el Arxiu del Regnede València, es habitual encontrar refe-rencias a la compra-venta de todo tipode productos agrícolas, así como de lasmás variadas mercancías. En este sen-tido, es habitual que mercaderes cata-lanes y mallorquines realizaran el corsopor el Mediterráneo y aparecieran conesclavos (los escasos trabajos realizadosen tierras alicantinas corresponden alprofesor Hinojosa Montalvo).

Un mercader de esclavos del va-lle de Elda, del que no se ha podido pre-cisar su procedencia exacta —aunquelos indicios lo sitúan en Elda, en esosmomentos la principal villa de la co-marca—, es Joan Amat. Ese mercaderde esclavos o negrero vende en juniode 1525 a un agricultor de Xixona unesclavo negro de unos treinta años pro-cedente del río Senegal (en la actualGambia), de la cultura de los gelog. Es-ta persona había sido bautizada con elnombre de Antonio, sólo Antonio, y formaba par-te de otro grupo de personas que se pusieron a laventa en pocos días, cuyos nombres eran sola-mente: Francisco, Catalina, Juan, etc. También ha-bía negreros en Novelda y Aspe.

No se ha podido determinar nada más so-bre la familia Amat o sobre el número de negrerosque había en Elda en esas fechas debido a quelas actas municipales de esos años no se conser-van.

En palabras del historiador Rogelio Sanchís:«el esclavo no era considerado como una persona,sino como una cosa, que podía ser… usada, ven-dida o cambiada…». En el caso de las mujeres es-clavas, el tema era más cruel, debido a que no só-lo se dedicaban al trabajo agrícola o doméstico,sino que eran usadas como prostitutas o concu-binas, algo que era habitual en el clero, como ya han

puesto de manifiesto los trabajos del citado Hino-josa Montalvo (Universidad de Alicante).

En esos años, un negrero de Elda podía ob-tener unos beneficios altos por la venta de escla-vos. Por ejemplo, un esclavo negro joven y sano po-día valer entre 15 y 30 libras. En el caso de muje-res, el precio subía algo más debido a su dobleuso. Se pueden considerar unos ingresos altos de-bido a que, en comparación, el maestro de es-cuela de Elda en esos años cobraba 8 libras alaño. Por lo tanto, la venta de un esclavo negro su-ponía el salario de dos o tres años del maestro dela escuela municipal. Esto indica la proliferaciónde negreros en el valle de Elda.

Pero no es éste el único caso. La conquis-ta de los castellanos sobre las Islas Canarias tam-bién trajo consigo la llegada de otros nuevos es-clavos. Así, nos sirve como ejemplo esta subasta

Miguel Ángel González Hernández 121aportac iones a la histor ia

❿ Miniatura francesa del siglo XV que representa elaviuallamiento de un barco para un largo viaje.

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NEGREROS EN EL VALLE DE ELDA122 aportac iones a la histor ia

pública en pleno centro de la ciudad de Valencia.Allí se congregaban los mercaderes de toda la zo-na, incluidos los eldenses. Como se aprecia en elsiguiente texto (1494), la esclavitud era normal y sejustificaba abiertamente. La carne humana se ven-día como un útil de trabajo:

«…Ví en una casa hombres, mujeres y ni-ños que estaban en venta. Eran de Tenerife, islade Canarias, en el mar Atlántico, que, habiéndoserebelado contra el rey de España, fue, al fin redu-cida a la obediencia. Véndese en ella las personas,y en la citada casa hallábase a la sazón un merca-der valenciano que había sacado 87 en un barco;se le murieron 14 en la travesía y puso a la venta losdemás. Son muy morenos, pero no negros, seme-jantes a los bárbaros; las mujeres, bien proporcio-nadas, de miembros fuertes y largos, y todos ellosbestiales en sus costumbres, porque hasta ahorahan vivido sin ley y sumidos en la idolatría… Antesde la conquista eran punto menos que salvajes,pero poco a poco se van civilizando gracias al in-flujo de la religión. Ví muchos de estos esclavossujetos con cadenas y con grillos en los pies…».

Mercaderes de uva pasa

En varios archivos locales de las tierras mur-cianas (Caudete y Jumilla) y en el Histórico Pro-vincial se conservan numerosas escrituras nota-riales que nos hablan del poder económico de losmoriscos de Elda. Son numerosas las familias quevendían allí su uva pasa a los mercaderes caste-llanos.

Estas referencias sobre los musulmanes deElda (en ese momento eran llamados «moriscos»por su bautizo cristiano), vienen a demostrar que laeconomía eldense del siglo XVI no estaba dedica-da exclusivamente al autoabastecimiento, sinoque, a pesar de los contratos enfitéuticos de los se-ñores feudales (presión impositiva señorial), losmoriscos habían desarrollado cultivos comercia-les que les dejaban un amplio excedente econó-mico, lo que les había permitido un alto desarrolloeconómico para su época.

No hay constancia expresa de la distribu-ción de cultivos de Elda, pero sí del señorío de losCorella a través de las ventas de buena parte de suscultivos a los mercaderes valencianos, datos con-tenidos en los protocolos notariales valencianos(Arxiu del Regne de València), como el caso de1488, en donde se cita la transacción comercialde dos mercaderes, Joan Allepuz y Dionisio Mi- ❿ Vendimia en octubre. Miniado de 1430.

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Miguel Ángel González Hernández 123aportac iones a la histor ia

quel, que compran 1.589 quinta-les de uva pasa «pansa». Lo quesupone una cantidad importantesi tenemos en cuenta que a PereMaça, del señorío de Monòver-Novelda, se le consideraba en1489 uno de los principales pro-ductores de «pansa» del Reinode Valencia, con algo más de1.000 quintales. Como se apre-cia, el señorío de los Corella su-peraba esta cantidad.

La uva pasa tenía un com-plejo sistema de elaboración quecomenzaba en agosto cuando lasuvas estaban ya maduras. Trasun proceso de baño y reposo enun líquido elaborado por los mu-déjares, después de ocho días seprocedía a la cocción, pasandodespués a los «sequers» expues-tos al sol otros ocho días, con loque ya estaba preparada la «pan-sa» para su venta. Este cultivo era buscado porlos mercaderes valencianos, que lo embarcabanpor el puerto de Alicante o el de Valencia para suposterior exportación marítima.

La acción de la Inquisiciónen Elda

La acción de la Inquisición en cada uno delas villas del valle de Elda es otro tema curioso.Es, además, destacado, porque ya se ha comen-tado que la mayor parte de la población era mu-sulmana —los condenados habituales—. Comocuriosidad, se dispone de una de las acusacionescontra una mujer morisca. El Auto de Fe se celebróel cinco de junio de 1594 en la plaza de Santa Ca-talina de la ciudad de Murcia, sede del Tribunal dela Inquisición de Murcia.

Allí fueron conducidos los condenados,entre ellos, varios vecinos del valle de Elda, co-mo en este caso: «… María Archena, mujer deJuan Bonaçar, labrador morisco… fue testificadacon cuatro testigos, los tres mujeres que avia he-cho y guardado los ritos y ceremonias de la sec-ta de Mahoma, ayunando y haciendo la çala; fuepresa y después de la acusación confesó queera verdad que avia ayunado el ayuno de los mo-ros y hecho çala y çahor, y rezado oraciones de-llos, dixo cómo lo hazia y confesó averlo hecho

con intención de mora, creyendo que con ello seavia de salvar, como se lo avia enseñado su ma-dre; era menor; proveyóse de Curador con quiense sustancia la causa. Auto, abito y cárcel portres años. Vergüenza; en lo de los bienes se guar-dó la concordia con los cristianos nuevos del rei-no de Valencia.» (Archivo Histórico Nacional-Ma-drid, sección Inquisición, leg. 1.022).

Otro condenado fue absuelto en el últimomomento, pero a pesar de todo ya había sidotorturado y en él se podían observar horriblesmutilaciones realizadas por los confesores reli-giosos (dominicos). El resumen de su historia esasí: Este hombre se encontró con otro en el cam-po, estaban los dos trabajando y el morisco dijoque Dios no les daba agua, que en Argel si llovía,que sería porque en esta tierra les quieren quitarel idioma. El otro campesino era cristiano viejo yse decía amigo suyo, pero le denunció, expli-cando que el morisco se querría referir a que elDios que no hacía llover sería el Dios cristiano yque el Dios que sí hacía llover en Argel debía dereferirse a Alá. El acusado morisco dijo que aque-lla historia la había oído contar a un turco, que élsólo la había repetido en boca de otro y que él nopensaba del mismo modo. Pero la Inquisición,ante la duda lo declaró culpable tras torturarlo, co-mo era costumbre. El acusado fue luego puestoen libertad, quedando inútil.

❿ Algunas de las muchas maneras de tormento que teníael Santo Oficio, según un grabado de 1723.

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En 1640, Juan Valera Bernabé,natural de Elda, solicita su in-greso como freyle sirvientede armas en la Orden deMalta, nombre desde el

siglo XVI, tras su instalación en la islade Malta, de la antigua orden militardel Hospital de San Juan de Jerusalén,fundada en el siglo XI.

Esta orden militar,tras ser expulsada de Pa-lestina y posteriormentede la isla de Rodas porla expansión turca, toda-vía durante los siglos XVIal XVIII consigue su má-ximo esplendor naval,disponiendo de famososmarinos y poderosas flo-tas con las que practica-ba asiduamente campa-ñas marítimas por el Me-diterráneo contra los oto-manos.

La Orden de SanJuan de Jerusalén o deMalta está regida por unGran Maestre y dividida enocho lenguas o naciones: Pro-venza, Auvernia, Francia, Italia, Ara-gón, Alemania, Castilla e Inglaterra, ha-biéndose fusionado modernamente Aragóny Castilla para formar lo quese llama Asamblea de Es-paña.

Los individuos de laOrden, además de los tresvotos monásticos, profesa-ban el de recibir y defender

a los peregrinos. Vestían de negrocon manto y en tiempo de guerra lle-vaban una cota de armas roja; a la

izquierda del pecho una cruz de telablanca con cuatro brazos de igual lon-gitud, ensanchándose desde el cen-tro de los extremos, formando ocho

puntas.La Orden de San Juan, durante

los siglos XVI a XIX, dis-tinguía los siguientes gra-dos o calidades: Caba-lleros, religiosos y sir-vientes. Los caballerospodían ser de justicia,cuando su ingreso en laOrden estaba de acuerdocon todos los requisitosexigidos, o de gracia, enel caso de que, aun no-bles, no pudiesen prac-ticar completamente suspruebas, necesitando pa-ra ello dispensa del GranMaestre, que se conce-día excepcionalmente.

Los religiosos eranconventuales y de obe-

diencia. Los primeros disfru-taban beneficios y estaban ade-

más adscritos a las iglesias de la Orden.Los de obediencia eran nombrados para

servir estas mismas iglesias.En los hermanos sir-

vientes se distinguían doscategorías: sirvientes de ar-mas y de oficio; había tam-bién donados o freyles demedia cruz.

Dos eldenses en laOrden de Malta (I):

Juan Valera Bernabé

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❿ Escudo de Valera, localizadoen la Iglesia Parroquial de Sax.Armas de los Valera: escudocuartelado, 1º y 4º, en campode azur, un león de oro; 2º y3º, en campo de oro, un lunelde azur. Bordadura de gules,con ocho aspas de oro.

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Vicente Vázquez Hernández 125aportac iones a la histor ia

Para ser recibido en cualquiera de losgrados de la Orden, la primera circunstanciarequerida era la legitimidad de nacimiento,con la sola excepción de los hijos de reyes,príncipes o grandes señores. Era también pre-cisa la limpieza de sangre, probada en formaque no pudiese haber duda de ascendenciade infieles, ya que cualquier indicio sobre ella,aun advertido después de la profesión, la de-jaba sin efecto.

Se exigía además no haber contraído ma-trimonio ni ingresado en otra Orden, debiendoser privado del hábito el caballero a quien des-pués de la profesión se pudiese probar lo con-trario; no haber cometido homicidio, salvo encaso de legítima defensa; no haber sido per-seguido por la justicia ni condenado por el Tri-bunal de la Inquisición, y no estar obligado a na-die por deuda de consideración.

Era preciso también que ni el preten-diente ni sus padres tuviesen bienes de la Or-den, ya que solamente previa restitución deellos podía ser admitido, encareciendo espe-cialmente la aclaración de esta circunstanciaa los caballeros informantes.

El aspirante debía estar sano de cuerpoy mente y ser útil para el ejercicio de las ar-mas. No se tenían en cuenta los defectos físi-cos que pudiesen sobrevenir después de laprofesión. Era también requisito indispensablehaber nacido dentro de la jurisdicción de laLengua o Priorato de la Orden en la que se pre-tendía ingresar.

En el grado de caballeros era necesarioprobar la nobleza, por lo menos, con cien añosde antigüedad. Dicha nobleza debía ser nativao de origen, no concedida por merced de señor;generosa, sin contaminación de profesiones vi-les o mercantiles; universal, es decir, reconoci-da en toda tierra o lugar y poseída sin deroga-ción.

En el grado de religiosos y sirvientes dearmas, aun cuando no era precisa la nobleza, elaspirante debía probar ser hijo de padres ho-norables, haber practicado algún oficio liberal,no haber ejercido profesión vil y no haberseocupado, ni él ni sus padres, en trabajos me-cánicos, con excepción de los prestados enlas armas o en servicios a la Orden.

Para la tramitación de las pruebas, el ca-ballero debía dirigirse al Capítulo Provincial,presentándose a él personalmente, entregando

un memorial en el que exponía su deseo de serrecibido en la Orden, haciendo constar su nom-bre, los de sus padres y abuelos paternos ymaternos, juntamente con el lugar de naturale-za. Debía acompañar también los escudos dearmas de sus cuatro apellidos, que se consi-deraban como presentados si estaban descri-tos en la relación de los comisarios con susdistintivos y colores. También debía figurar co-pia auténtica y legal de la partida de bautismo,por la que constase que el pretendiente eramayor de dieciséis años, sin cuya circunstanciano se podía expedir comisión para caballeros ysirvientes, bajo pena de nulidad.

Presentada esta documentación, dos co-misarios examinaban si se hallaba en regla, y eneste caso, se procedía al nombramiento deunos segundos comisarios para practicar la in-formación, interrogando a personas de calidady dignas de fe, y si de ella se seguía alguna cir-cunstancia desfavorable al pretendiente, debíancomunicárselo con objeto de que desistiese desu pretensión. Los caballeros informantes, ele-gidos a suerte, debían ser precisamente delPriorato en que había nacido el pretendiente. Laprueba de nobleza debía practicarse en el lugarde origen de la familia. Las costas de despla-zamiento de caballeros y notario eran de cuen-ta del pretendiente.

En el interrogatorio, la primera preguntase refería a la legitimidad de nacimiento; la se-gunda, a la limpieza de sangre, debiendo que-dar bien acreditado que el pretendiente era deestirpe de cristianos, sin contaminación de in-fieles. Seguían después las preguntas sobrerequisitos generales: si había cometido homi-cidio, si había profesado en otra religión, si ha-bía contraído matrimonio o sufrido persecuciónpor la justicia o condena del Tribunal de la In-quisición. Sucedía a éstas la prueba de noble-za, no solamente de padres, sino también deabuelos paternos y maternos. Los testigos de-bían declarar que la familia era de armas y so-lar conocidos y reputada así por voz y famapública. Debían también reseñarse las armasde los cuatro apellidos, de forma que apare-ciese claramente probada la nobleza, por lomenos con cien años de antigüedad.

Todo este largo y complicado procesosiguió Juan Valera Bernabé cuando solicitó suingreso en la Orden de Malta en 1640, para loque presentó un memorial que recogía como

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Orden de Malta. Juan Valera Bernabé126 aportac iones a la histor ia

primer documento su partida de bautismo, de-bidamente legalizada por un notario:

«En la villa de Elda, a nueve díasdel mes de noviembre del año mil seys-cientos y quarenta certifico y hago fe, yoel Maestro Thomás Mira de Marquina,rector de la Iglesia Parrochial de la Se-ñora Santa Ana de dicha villa de Elda,como haviendo reconocido los libros don-de se escriben los Bautizados en dichaiglesia he hallado en aquellos un Ittem ocláusula la qual dice del tenor siguiente.

«A 29 de diciembre de 1618 Bau-ticé Yo fray Juan Amad, vicario de la Igle-sia Parrochial de la Señora Santa Annadesta villa de Elda a Juan Jusepe IgnacioBuenaventura, hijo de Juan de Valera yde Ana Bernave, cónyuges, padrinos Mar-tín de Arazo y Doña Inés García y Desni-nou.

Fr. Antonio Amat, vicario».Y porque de la verdad de lo so-

bredicho conste hice la presente escritade mano agena y firmada de mi mano yletra en dicha de Elda en los susodichosdías, mes y año.

El Mº Thomás Mira de MarquinaAsimismo certifico y hago relación

Juan Parejo con authoridad real, notariopúblico en todo el presente Reyno de Va-lencia, como la firma del Mº Thomás Mi-ra de Marquina, rector de dicha villa de El-da de mano del qual va firmada la fe deBautismo arriba escrita es suya de su mis-ma mano y letra y aquel es rector de di-cha iglesia y qual la dicha fe de bautismoha sido sacada con toda fidelidad de loslibros de dicha iglesia escrita de mi ma-no y firmada del dicho rector, y porque dela verdad de ello conste y en toda partese de entera fe y crédito y de ello no sedude, por tanto, yo, el sobre dicho JuanParejo, notario, puse aquí en la villa deElda y que contamos nuebe días del mesde nobiembre del presente año mil seys-cientos y quarenta, este es mi acostum-brado signo.

Otrosí certificamos los susodichosrector y notario arriba escritos como enlos libros de dicha iglesia hallamos co-mo en diez y ocho de octubre del añomil seyscientos y veynte fue confirmado

el dicho Juan de Valera por el IlustrísimoSeñor Don Fray Andrés Balaguer, Obispode Origuela, siendo su padrino el licen-ciado Andrés Escriba, rector de dichaiglesia y porque de la verdad conste hi-cimos la presente en Elda en los dichosdías, mes y años. Y lo firmamos.

El Mº Thomas Mira de MarquinaJuan Parejo, notario».

Con este documento Juan de Valera sepresentó en la sede de la Orden de Malta enZaragoza, donde un Capítulo Provincial de laCastellanía de Amposta, celebrado el diez deenero de 1641 y presidido por su Castellán,Fray Gerónimo Medina, informó a Don MatíasPérez Arnal, Comendador de Villarluengo y laCañada y tesorero de la Castellanía de Am-posta y a Don Miguel Pomar, Abad de Ballo-bar, a quienes nombró Comisarios, de la peti-ción de Juan de Valera:

«Sabréis que ante nos y en dichaasamblea habiente fuerza de CapítuloProvincial pareció Juan de Valera, naturalde la villa de Elda en el Reyno de Valen-cia, hijo de Juan de Valera, natural de laVilla de Sax, el qual, presentándose parafrayle sargento de Justicia Dixo: Que esnatural de la villa de Elda del Reyno deValencia, hijo de Juan de Valera, naturalde la villa de Sax en el Reyno de Castilla,y de Anna Bernabé, natural de Villena enel Reino de Castilla. Y que sus aguelospaternos fueron Juan de Valera e IsabelTorreblanca, naturales de dicha villa deSax en el Reino de Castilla. Y que susaguelos maternos fueron Francisco Ber-nabé y Juan Angela Doñana, naturalesde la ciudad de Villena en el Reino deCastilla. Por tanto suplicaba se le hiciesemerced de admitir dicha presentación. Ytambién teniendo las calidades y requisi-tos necesarios le nombramos Comisariospara hacer sus pruebas de su limpieza,vida y costumbres, conforme los estatu-tos de dicha nuestra Religión admitién-dole en grado de frayle sargento de Jus-ticia, y para que con claridad se pudiesenhacer presentaba su nacimiento, origen ydescendencia de los Padres y aguelospaternos y maternos de la manera quede parte de arriba se dice y así guardan-do el orden y forma a nos dada por el

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Vicente Vázquez Hernández 127aportac iones a la histor ia

Eminentísimo Señor Fray Don Pablo Las-carís Castellar, nuestro dignísimo granmaestre, mediante una carta de diez deHenero del año mil seyscientos treynta yocho y un decreto de la venerable caste-llanía de Amposta dado en Malta a sietede Henero del dicho año mil seyscientostreynta y ocho en forma de Chancelleríadespachado por escrutinio secreto ycedulil la con losnombres y sobre-nombres de todoslos caballeros clé-rigos y frayles ca-paces que viven yhavitan en el distri-to desta castellaníade Amposta. Po-niéndose las cedu-lillas de los caba-lleros a una parte ylas cedulillas de losclérigos a otra, sor-tean y fueron saca-dos por suerte pa-ra comisarios dedichas pruebas yfueron nombradospara ellas, así de lanaturaleza y lim-pieza, como de lavida y costumbresdel dicho Juan deValera a vosotrosdichos fray DonMathías Pérez Arnal, comendador de Vi-llarluengo y la Cañada y Fray Miguel Po-mar, Abbad de Ballobar y hallándose Pro-curador el dicho Fray D. Mathías PérezArnal juro en poder y manos nuestras aDios sobre la Cruz de nuestro havito dehaverse bien y fielmente en dicha comi-sión. Y se cometió el juramento del di-cho Fray Don Miguel Pomar a vos dichoFray Don Mathías Pérez Arnal. Y assí con-fiando de vosotros que soys tales perso-nas que con rectitud hareys lo que pornos fuere mandado y cometido y por laspresentes os cometemos y en virtud deSanta Obediencia mandamos que luegoque con ésta fuéredes requeridos os con-firáis personalmente a la dicha villa de El-

da en el Reyno de Valencia donde es na-tural el presentado que pide el havito y alas demás partes que fuere necesario ytoméis y examinéis testigos, los que osparesciere convenir acerca de la limpie-za, vida y costumbres del dicho, sus pa-dres y aguelos paternos y maternos, sinque amor, temor ni otros respectos algu-nos os muevan a lo contrario, y recibáis

juramento en forma dederecho a los testigosque para hacer las dichaspruebas examinaredespara que digan y decla-ren la verdad que acercalas preguntas que le ha-reys supiesen. Y si ne-cessario fuere para quelos testigos digan y de-posen os valdréis del bra-zo seglar, o eclesiástico,pidiéndoles favor y ayu-da y devaxo el juramentolos interrogaréis por laspreguntas infractas y si-guientes».

Los caballeros ci-tados, nombrados Comi-sarios para efectuar laspruebas para el ingresoen la Orden de Malta aJuan de Valera, comen-zaron su encargo en la vi-lla de Elda el 9 de no-viembre de 1641, con el

interrogatorio a varios testigos, empezando porGerónimo Fernández Beltrán, Gobernador dela villa y condado de Elda:

«Nosotros, fray Mathias Arnal, co-mendador de Villarluengo y el Doctor FrayMiguel Pomar, Abbad de Ballobar, comi-sarios extractos en la Asamblea Probincialque se celebró en la castellanía de Am-posta, en diez días del mes de Heneropasado deste presente año para hacerlas pruebas de Juan de Valera, natural dela presente villa de Elda, presentado endicha Asamblea para frayle sargento deJusticia, hacemos fe como en dicha villade Elda y en 9 días del mes de noviembrede mil seyscientos quarenta y uno reci-bimos por testigo en la presente Infor-

❿ Escudo de Cruz de Malta, formadapor cuatro triángulos en direccióncentrípeta, símbolo de esa atracción.

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Orden de Malta. Juan Valera Bernabé128 aportac iones a la histor ia

mación a Gerónimo Fernández Beltrán,Gobernador de dicha villa y condado deElda, de hedad de cinquenta y quatroaños y se acuerda de buena memoria demás de quarenta y cinco el qual juró so-bre la cruz de nuestro havito de decir ver-dad en lo que fuere interrogado.

A la primera pregunta respondió ydixo que no le toca nada de lo contenidoen ella.

A la segunda pregunta dixo queconoce a Juan de Valera, natural de estavilla, que pide el havito y save y siempreha oydo decir que fue legítimo y que ten-drá veynte y tres años, poco más o me-nos, y que será apto para los trabajos dela milicia, sano de su persona y entendi-miento.

A la tercera pregunta dixo que co-noce a Juan de Valera, natural de la villade Sax, del reyno de Castilla y Anna Ber-nabé, natural de la villa de Sax, padresdel que pide el havito y save y siempre haoydo decier que los dichos fueron y sonlegítimos y que fueron cassados y veladosen faz de la Santa Madre Iglesia, y quedeste matrimonio procrearon y tuvieronun hijo suyo legítimo y natural al que pi-de el havito.

A la quarta dixo que save y siempreha oydo decir que los dichos fueron yeran christianos viejos limpios sin raza nimezcla alguna de judíos, moros ni con-versos en algún grado por remoto quesea y desto ha sido y es la voz común yfama pública.

A la quinta respondió que no co-noció a Juan de Valera ni a Isabel Torre-blanca, aguelos paternos del que pide elhavito, pero save y siempre ha oydo de-cir que los dichos fueron y eran christia-nos viejos, limpios, sin mezcla ni raza dejudíos, moros ni conversos en algún gra-do por remoto ni apartado que sea. Y es-to lo save porque conoce su familia y es-tar Sax poco más de media legua destavilla. Y se la comunicación de ambos lu-gares mucha. Y desto ha sido y es la vozcomún y fama pública sin haver oydo cos-sa en contrario.

A la sexta dixo que no conoció aFrancisco Bernabé. Y que conoce a Juan

Angela Doñana aguelos paternos del quepide el havito, naturales de la ciudad deVillena, reyno de Castilla. Pero save ysiempre ha oydo decir que fueron y sonlegítimos y cristianos viejos, limpios, sinmezcla no raza de judíos, moros, ni con-versos en algún grado por remoto quesea, y desto a oydo es la voz común yfama pública sin haver oydo constar encontrario, antes tienen calidad para pre-tender el que pide el havito más de loque pide.

A la séptima pregunta dixo que nosave ni ha oydo decir que al que pide elhavito ni a los demás contenidos en ellales toque cossa de lo que se pregunta,antes los ha tenido y visto tener por bue-nos christianos y en oficios preheminen-tes.

A la octava pregunta dixo que nosave ni ha oydo decir que el que pide elhavito le toque cossa del contenido enella.

A la novena dixo que no save ni haoydo decir que al que pide el havito letoque cossa de lo contenido en ella, an-tes lo ha conocido y conoce por mozoquieto y de loables costumbres.

A la décima dixo que no save ni haoydo decir que al que pide el havito ni asus deudos les toque cossa de lo conte-nido en ella. A la undécima dixo que nosave ni ha oydo decir que al que pide elhavito ni a sus padres ni aguelos les toquecossa de lo contenido en ella, antes losvisto vivir con sus haciendas con muchareputación. Y que lo que dicho tiene no hasido por odio ni amor, sino por decir ver-dad, por el juramento que tiene prestado,y así lo firma.

Gerónimo Hernández Beltrán».Ese mismo día, en la villa de Elda, tam-

bién recibieron por testigos en la Informaciónsobre Juan de Valera a Francisco Ribes, de se-tenta y siete años, y a Juan Crespo, de cin-cuenta y tres años, naturales de Elda, que des-pués de jurar sobre la cruz del hábito de losComisarios de la Orden de Malta, se ratifica-ron en lo dicho por el primer testigo.

También ese mismo día, en la villa deSax, del Reino de Castilla, recibieron por testi-gos de la Información a Mateo Rodríguez, re-

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Vicente Vázquez Hernández 129aportac iones a la histor ia

gidor de la dicha villa, de setenta años; a Alon-so Estevan de Benito, de sesenta años; y aFrancisco Hellín, también regidor de Sax, desesenta años, naturales de Sax, quienes tam-bién confirmaron la idoneidad de Juan de Valeray de su familia para ser recibido en la Ordende Malta.

Y el mismo día, en la ciudad de Villena,del Reino de Castilla, los Comisarios recibie-ron como testigo a Pedro Cervera, regidor de laciudad, de setenta años; al licenciado AlonsoMateo de Medina, sacerdote de más de seten-ta años; al licenciado Francisco Estevan, sa-cerdote y beneficiado de Santa María, de se-senta y seis años; y a Martín Hernández de Me-dina y Esparza, regidor de la ciudad, de seten-ta y dos años, todos naturales de Villena, y quedieron su aprobación al interesado y a su familiapor su cualidades para poder ingresar en la Or-den de San Juan de Jerusalén o de Malta.

Dichos Comisarios dieron su aprobaciónal ingreso en la Orden de Juan de Valera en uninforme que firmaron y sellaron el 16 de no-viembre de 1641:

«Nosotros, Fray Mathias Arnal, Co-mendador de Villarluengo y el Doctor FrayMiguel Pomar, Abbad de Vallobar, Comi-sarios extractos en la asamblea probincialque se celebró en la ciudad de Zaragozaen diez días del mes de Henero destepresente año para hacer las pruebas de lanaturaleza, limpieza, vida y costumbre deJuan de Balera, presentado dicho día endicha Asamblea para frayle sargento dearmas de Justicia, hacemos fe y verda-dera relación cómo obedeciendo en loque dicha Comisión se nos ordena y man-da havemos ido personalmente a la villade Elda, villa de Sax y ciudad de Villena,a donde el dicho Juan de Valera, sus pa-dres y agüelos paternos y maternos hannacido y tienen su naturaleza y origen y endichas villas y ciudad havemos recibidotestigos, tomándoles juramento y inte-rrogándolos por las preguntas de la Co-misión, y según las deposiciones de ellosy de otros que nos han asegurado eranlos dichos testigos personas de fe y cré-dito, hallamos dicho Juan de Valera tienela calidad y requisitos necesarios y que pi-den los estatutos y ordinaciones de nues-tra Religión para frayle sargento de ar-

mas de Justicia; y en quanto a nosotroses le pasamos y damos por buenas laspresentes Informaciones y nos parecepuede ser admitido dicho Juan de Vale-ra conforme lo que de ello consta, lasquales son comisión y fe de Bautismo,consta de doce ojas escritas de mano demí, fray Mathías Arnal, inclusa en dichasdoce ojas esta en fe del, de lo qual di-mos este parecer, firmado de nuestronombre y sellado con nuestros sellos enVª. a 16 de noviembre de 1641.

Fray Mathias Arnal, Comisario. El Doctor Fr. Miguel Pomar, Comisario».Por fin, el nueve de enero de 1642, en la

ciudad de Zaragoza, en una Asamblea Parti-cular del Capítulo Provincial, celebrada en las«Cassas y palacio del Sr. San Juan de los Pa-netes» los Comisarios nombrados un año antes,hicieron relación de su Comisión sobre las prue-bas de la naturaleza, limpieza, vida y costum-bres de Juan de Valera para frayle sirviente deArmas, y entregaron su informe, cosido y se-llado. Una vez leído dicho informe por el se-cretario, se pasó a votar si se debían admitirdichas pruebas o no, y todos en conformidad

«nimini discrepante haviendo oy-do y bien entendido las deposiciones delos testigos y parezer de dichos Comis-sarios votamos y admitimos y passamosdichas pruebas y las damos por buenas ylegítimas, y que el dicho Juan de Valeraha tenido y tiene y concursan en él lascalidades que se requieren conforme alos estatutos de nuestra religión para fray-le sirbiente de Armas.

Y assimismo votamos por escruti-nio secreto de boletas y en lugar de ellaspor dicho nuestro secretario infracto nosfueron dadas sendas judías, declarandoque el que admitiesse dichas pruebas pu-siesse en la urnia blanca y el que las re-peliesse en la negra y haviendo votadocon dichas judías, y puestólas en dichasurnias, se halló que en la blanca haviasiete que corresponden a los que en es-ta Asemblea asistimos y en la negra nin-guna y assí por todos en conformidad ni-mine discrepante fueron admitidas y pa-sadas las dichas pruebas y las dimos porbuenas y legítimas, y assi remitimos a V.Eminencia y a la mui Ilustre Castellanía y

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Orden de Malta. Juan Valera Bernabé130 aportac iones a la histor ia

Convento dicho original Processo de di-chas pruebas por dichos Comissarios he-cho y de sus propias manos escrito y fir-mado con sus propios sellos, sellado cer-tificando a V.E. MIª y a la muy Ilustre Cas-tellanía y convento que lo sobredicho hapassado en la forma y manera sobredichay que los testigos que han deposado endicho processo original de dichas pruebasque se remiten se les ha dado y da ente-ra fe y crédito assí en juicio como fueradel en testimonio de lo qual mandamosdespachar nuestras letras certificatoriasfirmadas de nos, el dicho Castellán, se-lladas con el sello de dicha Castellaníay referendadas por nuestro secre-tario infracto dados en Çaragozaen nuebe de henero del añomil seyscientos quarenta ydos.

El Castellán de Am-posta, Fray GerónimoMedina. Por manda-miento de dicho Sr.

Castellán, Luis Arrago,notario y secretario de

dicha religión.»No es de extrañar la

aceptación de Juan ValeraBernabé en la Orden de Mal-ta, si tenemos en cuenta quesu familia ocupó importan-tes cargos en el Condadode Elda, pues su tío Martínde Valera fue nombradoGobernador del Condadoen 1659, y a finales delsiglo XVII y principio delXVIII aparecen los her-manos Francisco y An-tonio Valera de la Ca-rra, el primero presbíte-ro y cura propio de la parroquiade Santa Ana de la villa de Elda,y el segundo capitán bai-le procurador del conda-do de Elda y teniente decastellano del castillo y fortaleza de la ciudad deAlicante.

Pero también sus antepasados en Sax yVillena ocuparon importantes cargos, pues en1570, Juan de Valera de la Carra, vecino de

Sax, es nombrado Familiar del Santo Oficio dela Inquisición de la ciudad de Murcia, para loque había tenido que probar su limpieza desangre; y pocos años después, en 1592, Mar-tín de Valera del Molino (o de la Carra), tomó po-sesión de su oficio de Alférez Mayor de la villade Sax.

En la Relación de Sax de 1575, al hablarde los Valeras se dice «... que las personas se-ñaladas de quien se tiene noticia y memoriason Diego de Valera, a quien se dio el molino (de

arriba), y otro hermano suyo que que-dó en Murcia de quien se dice que

en servicio del Rey D. Jaime, hi-cieron hechos de armas muy no-tables, y a quien el Rey por susservicios gratificó, de los cualesdescienden los Valeras»; añade elinformador de la Relación queestos dos hermanos, Diego yHernando de Valera, «eran de

nación romanos y esto es loque de ellos se sabe, y que

allende de ser muyseñalados en las

a r m a s , e r a nmuy temidos y

estimados por serhombres de grande

consejo y gobierno, cuyodeudo o de su descen-dencia dicen que fue ellicenciado Diego de Va-lera, cronista de losReyes de gloriosa me-moria, predecesoresde su Magestad».

Otro miembroimportante de este linaje

afincado en Sax y Villena,pues en los dos lugares

están documentadosdesde el siglo XV, fue Juan

Valera de la Carra, que llegó aser Contador Mayoren tiempo de los Re-yes Católicos, casado

con Juana de Alarcón. También aparecen ecle-siásticos y Fiscales del Santo Oficio de estafamilia, al igual que notarios y escribanos delconcejo, además de ser nombrados en muchasocasiones alcaldes y regidores.

❿ Dibujo que representa a un Caballero dela Orden de Malta

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El comercio de la nieveen la villa de Elda durante

los siglos XVIII y XIX

131a p o r t a c i o n e s a l a h i s t o r i a

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Desde la más remota antigüedad,la utilización del hielo y de la nie-ve ha sido muy importante, tan-to para la conservación de losalimentos perecederos como pa-

ra la elaboración de sorbetes y helados, así co-mo para un dudoso uso terapeútico. En los ar-chivos de villas y pueblos del antiguo Reino deValencia existen muchos documentos que prue-ban un importante comercio durante esos si-glos. La extensa red de neveros y pozos denieve en sierras tan cercanas como Aitana, Ma-

riola, Carrasqueta o Maigmó, entre otras, dan fede ello.

En nuestra entonces villa eldense tam-bién hubo un activo tráfico de nieve y hielo, co-mo podremos ver seguidamente, pese a quenotables viajeros y cronistas de la Ilustraciónque nos visitan, como es el caso de BernardoEspinalt, Tomás López de Vargas Machucas,el francés Alexander Laborde, el botánico An-tonio José Cavanilles y el gramático Josep Mon-tesinos y, posteriormente, ya bien entrado elsiglo XIX, Pascual Madoz, no hacen ninguna

❿ Restos de la zanja de hielo de la finca del Marqués de Lacy. La imagen está tomadaen septiembre de 1999. Hoy la zanja se encuentra muy deteriorada. (foto del autor).

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El comercio de la nieve en la villa de Elda132 aportac iones a la histor ia

mención a esta laboriosa industria, la documen-tación existente en los archivos de Alicante, Mo-nóvar, Petrer y aquí en Elda, en cambio, viene adarnos la razón. Como prueba de ello, quere-mos hacer referencia a un curioso documentoexistente en nuestro Archivo Municipal, al quehemos tenido acceso gracias a la amabilidad desu directora, Dª Consuelo Poveda. El expedien-te, que se encuentra en muy buen estado deconservación, tiene el número de registro V. 6.4.82/22, ocupa tres hojas a doble folio, estandofechado el 6 de abril de 1782.

Su contenido hace referencia a una su-basta pública para «el abasto de la nieve o el ye-lo para el consumo de esta villa», en el periododesde el 3 de mayo hasta el día de San Francis-co (4 de octubre). Va rubricado por el alcalde enaquellas fechas, Don Antonio Juan y Juan. Acu-den a esta subasta los vecinos de esta villa ypropietarios de pozos de nieve Joaquín Ganga yMiguel Juan y Tormo. Se les admite su solicitud,pero se les conmina a que tienen la obligación deabastecer de hielo o nieve de buena calidad a lavilla durante las fechas estipuladas, sin que pue-dan faltar por más de una hora y media diaria, loque incurriría en una multa de 10 reales y, si fal-tasen otro tanto, la multa sería de 20 reales. Am-bos arrendadores presentaban las correspon-dientes fianzas al Ayuntamiento, pagando los de-rechos del expediente. De estos folios se hacíancopias y se enviaban a los pueblos limítrofes porsi se presentaba algún otro propietario de pozosde nieve. En el Archivo Municipal de Petrer hemospodido localizar un documento similar, pero fe-chado ya en el año 1850.

Mallol Ferrándiz hace referencia en su obraAlicante y el comercio de la nieve en la Edad Mo-derna a la compra de varias cargas de granizo porparte de la ciudad de Alicante a la villa eldense en1771 y que, unos años después, en 1786, estamisma ciudad tuvo un serio incidente con lospropietarios de los pozos de nieve eldenses Mi-guel Juan Vidal y el aludido anteriormente Mi-guel Juan y Tormo, que intentaron engañar al re-gidor municipal alicantino Joseph Nicolás Alca-raz haciéndole creer que la nieve que tenían acor-dada se había agotado y que la poca que lesquedaba se había encarecido. La trama fue des-cubierta por los regidores Torregrosa y Tomás,obligando a estos «astutos traficantes de nieve»a cumplir con el contrato estipulado (Mallol Fe-rrándiz,1989: 88).

Otra de las pruebas más interesantes lasdará el viajero británico Henry Swinburne en suobra Viajes a través de España en 1775 y 1776,donde, en la carta XV, dice, camino de Alicante,el 8 de diciembre de 1775, a su paso por Elda:

«...Pasamos por una serie de estan-ques y cuevas donde los habitantes de esaciudad guardan sus provisiones de hielopara su consumo de verano. Como habíauna delgada capa de hielo en la superficiedel agua, estaban muy ocupados lleván-dosela con la mayor celeridad por si un re-pentino deshielo la hiciera desaparecer...»(Bas Carbonell, 1996: 141-142).Ya en el siglo XIX, se citan pozos de nieve

en nuestro término municipal. Orozco Sánchez,en su Manual Estadístico de 1878, dice que Elda«tiene pozos de hielo». En otro Diccionario Geo-gráfico Estadístico de 1883, de Riera y Sans, seindica también que nuestra población «tiene po-zos de nieve o hielo».

El escritor alicantino Manuel Rico, en unartículo publicado en el periódico de esa ciudad,La Unión Democrática, que por su importanciatranscribimos íntegro, dice el 8 de julio de 1880:

«En Elda se dedican gran númerode personas a la recolección de hielo ex-clusivamente: siendo el único punto don-de se explota este artículo y hallándose allílos siguientes: Lasi (sic), de 4.000 arrobas;Duque, de 8.000; Zanja, de 8.000; Anchu-ras, de 10.000; San Antonio, de 8.000;Franceso, de 12.000; Chorrillo, de 12.000.En un punto de la línea divisoria de los tér-minos de Elda y Sax, hay otro también lla-mado Chorrillo, de 12.000 (sic)». (SeguraMartí, 1991: 334-335).Fillol Martínez, al citar la Guía Comercial e

Industrial de Elda en 1884, incluye a seis comer-ciantes propietarios de pozos de nieve: AntonioBañón, José Bañón, Manuel Beltrán (el famosomédico Beltrán), José García, Francisco Olcina ySalvador Lauj (sic). Este último, por un error detranscripción, podría tratarse de D. Salvador Lacy,propietario de varios neveros.

Para todas aquellas personas que deseenencontrar una información más detallada sobrelos pozos de nieve situados a lo largo del térmi-no municipal eldense, les rogamos que consultennuestros trabajos, que aparecieron en la revistaFiestas Mayores de Elda, septiembre de 1996, yRevista del Vinalopó, nº 3, del año 2000.

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Juan Antonio Martí Cebrián 133aportac iones a la histor ia

Creemos que, por la docu-mentación aportada, puede dedu-cirse que nuestra población tuvo unimportante comercio en la industriade la nieve y del hielo, pero que, adiferencia de otros pueblos de lamontaña, en Elda se iba a comprar lanieve, el hielo y, ocasionalmente, has-ta el granizo para almacenarse enunos pozos y luego revenderse abuen precio en otras localidades declimas más cálidos. Hemos podidohablar con ancianos que recuerdanhaber visto a sus abuelos llevar nie-ve a Orihuela y volver cargados defrutas y hortalizas.

Lo lamentable es que, salvo elnevero Franceso, que se ha salvadopor estar dentro de una finca parti-cular en La Jaud, y la «zanja de hie-lo del Marqués de Lacy», no quedenrastros de estas curiosas edificacio-nes. Por cierto, este último citado dela Finca Lacy, aunque muy dañadopor encontrarse dentro de un polígo-no industrial que se está constru-yendo, podría recuperarse, ya que laConsellería ha mostrado interés ensu conservación. El Ayuntamiento el-dense tiene la última palabra paraevitar que sea totalmente destruido.Con la conservación de esta zanjade hielo, se conseguiría que nuestroescaso patrimonio cultural no se pier-da. Es hora de tomar conciencia.

BIBLIOGRAFÍA

— BAS CARBONELL, M. (1996). Los viajeros bri-tánicos por la Valencia de la Ilustración (S.XVIII). Ayuntamiento de Valencia.

— CRUZ OROZCO, J. y SEGURA MARTÍ, J. Mª(1996). El comercio de la nieve. La red depozos de nieve en las tierras valencianas.Consellería de Cultura, Educación y Cien-cia. Generalitat Valenciana.

— FILLOL MARTÍNEZ, V. (1985). Elda hace cienaños-1884. Club de Campo de Elda.

— MARHUENDA SOLER, J. y HERNÁNDEZ PÉ-REZ, R. (1993). «La Finca Lacy, la grandesconocida». Alborada, núm. 38 (pp. 43-48). Elda.

— MALLOL FERRÁNDIZ, J. (1989). Alicante y elcomercio de la nieve en la Edad Moder-na. Universidad de Alicante.

— MARTÍ CEBRIÁN, J. (1996). «Pozos de nieveen el término de Elda». Revista Fiestas Ma-yores, núm. 13 (99. 52-54). Elda.

— OROZCO SÁNCHEZ, P. (1878) Manual Geo-gráfico y Estadístico de la provincia. Ali-cante.

— RIERA Y SANS, P. (1883). Diccionario Geo-gráfico y Estadístico. ... Barcelona.

— SEGURA MARTÍ, J.M: (1991). «Los pozos denieve». Historia de la provincia de Alican-te. Vol. VII, pp. 313-340. Edic. Mediterrá-neo. Murcia.

❿ Expediente referente a la subasta de nieve y hieloen 1782. Archivo Histórico Municipal de Elda.

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Una de las misiones de la Asocia-ción Mosaico, además de velarpor la protección del PatrimonioHistórico de Elda y salvaguardaren el Museo Etnológico aquellas

piezas donadas por los eldenses, es docu-mentar convenientemente éstas últimas. Es-te proceso conlleva la identificación correc-ta de las piezas, la determinación de su ori-gen, su funcionalidad, su datación cronoló-gica y su inclusión en la base de datos delServicio Valenciano de Inventario, de la Ge-neralitat Valenciana. El trabajo permite ponera disposición del público en general y deaquellos investigadores de la Comunidad Va-lenciana y del resto de España las piezas quealbergan los fondos del Museo Etnológico deElda.

Por lo general, en pocas ocasiones en-contramos piezas que depa-ren sorpresas ala hora de la ca-talogación y cla-sificación. Sinembargo, en oca-siones, la ca-sualidad seconvierte enverdadera armaaliada a la hora dedesfacer entuer-tos y estable-cer la verdad.Éste es el ca-so del famoso«Cáliz de las Caña-das», pieza donada

a la Asociación Mosaico, en diciembre de 1996,por su propietario y descubridor, D. José MªGarcía Soria.

Tras su descubrimiento en 1984, la piezafue identificada por Antonio Poveda Navarro, ar-queólogo municipal de Elda, como un copón li-túrgico o cáliz adscribible con toda probabilidada la ermita de las Cañadas, pieza datada por es-te autor, por paralelos estilísticos y por cercaníaa dicha ermita, en el siglo XVIII. Y como tal fue di-fundida la noticia de su hallazgo en los diariosprovinciales. Así, en los ti-tulares del diario Informa-ción, del martes 15 de oc-tubre de 1985, se pue-de leer: «Encuentranun copón del siglo XVIIIcerca de la ermita de lasCañadas».

A la luz de un quinqué:el falso «cáliz» de Las Cañadas

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❿ A la izquierda el supuesto «cáliz». A la derecha, antiguoquinqué de la misma época.

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Juan Marhuenda Soler 135aportac iones a la histor ia

Esta interpretación fue aceptada de for-ma unánime por todos los investigadores el-denses, lo que permitió que durante dieciséisaños la pieza fuera tenida como un antiguo ob-jeto litúrgico. Sin embargo, la colaboración deciudadanos sensibilizados con la defensa delPatrimonio Histórico de Elda, caso de Pepi Mu-ñoz, simpatizante de Mosaico, ha permitidoarrojar luz sobre la correcta identificación deeste falso cáliz. Durante una de sus visitas alMuseo Etnológico, se percató de la semejanzadel «cáliz» con la base de un antiguo quinqué desu propiedad, apreciación personal que vino aconfirmar las sospechas que sobre la mismapieza expuso en su día Carmen Pérez, ex di-rectora general de Patrimonio Artístico de laConsellería de Cultura (1995-1999), sobre laimposibilidad de que dicha pieza fuera un cá-liz por sus características formales y compo-sición metalográfica.

La comparación con el quinqué de PepiMuñoz fue un argumento más que suficientepara subsanar el error de identificación que sehabía propagado durante más de una décadaen la bibliografía eldense. Se trataba, sin lugar

a dudas, de un quinquédestinado a la iluminaciónde las estancias domés-ticas de una vivienda.

Por tanto, la pie-za hoy expuesta en elMuseo Etnológico es

la base de un quinqué, objeto empleado para lailuminación doméstica antes de la aparición ygeneralización de la electricidad. El quinqué es-tá fabricado en calamina (aleación de plomo yzinc) y realizado mediante un molde y con aca-bado pavonado. La pieza está incompleta, puesle falta toda la parte superior, donde iría el de-pósito cilíndrico de metal, en el que se almace-naba el combustible empleado. Del depósito so-bresaldría la mecha que impregnada de petró-leo y mantendría viva la llama. También falta el tu-bo o tulipa de cristal que evitaba que la llama seapagara, permitiendo una mayor difusión de la luz.

Por sus características formales y deco-rativas, el quinqué cabe datarlo en la segundamitad del siglo XIX, pues su fabricación pareceser francesa, estando documentada desde 1840hasta finales del siglo XIX, habiendo perduradosu uso durante las primeras décadas del sigloXX. La cronología y el lugar del hallazgo per-miten relacionarlo con alguna de las casas delabranza sitas en las partidas de las Cañadas oen el Barranco del Gobernador, propiedad de al-gún rico terrateniente eldense.

Para finalizar esta breve colaboración,nos gustaría manifestar que no por haber dejadode ser un cáliz, esta pieza ha perdido valor. To-do lo contrario, sigue siendo considerada unapieza singular con un gran valor etnológico,pues nos informa sobre el proceso de ilumina-ción del ámbito doméstico y la evolución de latecnología para tal fin.

D e l m i s m omodo, nos gustaría

agradecer la dona-ción realizada en su

momento por José MªGarcía Soria y la cola-

boración de Pepi Mu-ñoz, Carmen Pérez y, en

especial, de J.C. Miró,anticuario y perito ta-sador judicial, por sucolaboración altruista y

desinteresada enaportar la luz nece-saria, aunque fuera

la luz de un quin-qué, para la identifi-

cación correcta del«Cáliz de las Caña-das».

❿ A la izquierda, el depósito del quinqué encaja perfectamente en elsupuesto «cáliz». A la derecha, la base del antiguo quinqué, que esmuy similar a la del supuesto «cáliz».

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Elda por laSegunda República

(diciembre de 1930 y abril de 1931)

136a p o r t a c i o n e s a l a h i s t o r i a

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La huelga general del 15 de diciembre de 1930 ya presagiaba el final de

la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Con motivo del 70

aniversario de la proclamación de la Segunda República se quiere rendir

homenaje a todos los que defendieron las libertades constitucionales,

como una de las formas de gobierno en donde aparecen conceptos

democráticos como justicia, libertad e igualdad.

❿ Concentración ante el Ayuntamiento, probablemente, el 14 de abril de 1931, fechade proclamación de la II República.

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Miguel Ángel Mateo Limiñana 137aportac iones a la histor ia

Los sindicatosorganizándose (diciembrede 1930)

La agitación social de aquellos mesesde finales de 1930 fue especialmenteintensa en la provincia de Alicante, so-bre todo en Elda, donde el movimien-to obrero tenía una gran fuerza y un

masivo apoyo popular. Así, ha quedado reflejadoen la prensa periódica de la época (Horizonte deElda) y en la documentación del Gobierno Civil(serie que está en el Archivo de la DiputaciónProvincial de Alicante).

En el verano de 1930, el sindicato obreroC.N.T. de Elda (Confederación Nacional de Tra-bajadores) había vuelto a reactivar sus actividadesreivindicativas para la mejora de las condicionesde vida de los obreros (de trabajo, salarios, jor-nadas laborales, etc.). Ese año ya se había cele-brado la fiesta del 1 de mayo, con un importantemitin provincial celebrado en Alicante, a dondeacudieron los representantes sindicales elden-ses. Allí estuvieron los sindicalistas Morales Tébary Francesc Company y el cronista Rafael Mollá.

La tensión obrera crecía en las distintasfábricas eldenses, sobre todo en el sector delcalzado, en donde Elda era y es puntera en Es-paña. Las fábricas de Maestre, Guarinos, Vera yAmat ya presentaban signos evidentes de for-mación de comités obreros. Ante esta situación,la corporación municipal estaba dividida entrelos partidarios de afrontar un cambio político (enla calle se hablaba ya de República) o de reprimirlas revueltas haciendo salir a la calle a la GuardiaCivil de Elda, cuyo puesto se mantenía a la ex-pectativa.

Las revueltas obreras en diciembre de 1930fueron violentas como en el resto de poblacio-nes del Vinalopó; hay que añadir que hubo va-rios muertos en varios disturbios en los casos deAspe y Elche. Los sindicatos de Elda, UGT (UniónGeneral de Trabajadores) y CNT, unieron esfuer-zos para afrontar la nueva situación; este hechosirvió de ejemplo para otras poblaciones del Vi-nalopó. La FAI de Elda (Federación AnarquistaIbérica), por su parte, con una tendencia más ra-dical, también estaba en la lucha obrera. Los dis-turbios obreros fueron creciendo a lo largo de losprimeros meses de 1931, por ello la convocato-ria de elecciones era inminente.

La sede de UGT en Elda, en la calle Ca-nalejas (hoy Menéndez y Pelayo), fue escenariode toda la organización obrera. Allí tenía su sedela activa sociedad obrera «La Defensa del Tra-bajador»; allí se reunían, conjuntamente, los re-presentantes sindicalistas eldenses de CNT yFAI. La alcaldía eldense, en pocos meses, pasópor varias manos.

Una clave: la arengaperiodística de Horizonte

La información suministrada semanalmentepor el periódico republicano de Elda, Horizonte,fue vital para la organización de los obreros el-denses; es más, varias de las proclamas que lossindicatos querían difundir se realizaban desdeeste periódico. La apuesta fue arriesgada, ya quede no haber conseguido esa mayoría absoluta, losdirigentes del periódico podían haber incurrido enalguno de los delitos contemplados en las leyesque todavía perduraban de la Dictadura del ge-neral Primo de Rivera.

Su arenga del día 11 de abril fue impresio-nante y muy arriesgada; en ella se convocaba alos eldenses a la hora que tanto habían esperado:

❿ Alegoría del primer gobierno de la IIRepública hacia 1931. Cartel.

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Elda por la segunda república138 aportac iones a la histor ia

«Ciudadanos. ¡¡A votar por la República!!.Ha llegado el momento decisivo. Mañana

en Elda como en España entera, los ciudadanosconscientes, los verdaderos amantes de la Li-bertad y de la Justicia podrán demostrar al Mun-do, por medio de las urnas, el unánime sentir detoda esta noble nación, ignominiosamente se-cuestrada y vilipendiada durante tantos años.Conviene tenerlo muy presente y no olvidarlo niun solo instante. Las elecciones municipales quese van a celebrar mañana no son una de tantas;son… ¡ el verdadero plebiscito nacional!. De lasurnas, pues, debe salir lo que España anhele: re-pública o monarquía.».

Un cambio en las formas.La llegada de la República(abril 1931)

El triunfo de la coalición republicana en El-da fue aplastante. En él se dejaba sentir el masi-vo apoyo de todos los obreros industriales, no envano Elda contaba con un 80% de obreros de-dicados al calzado, en donde los sindicatos teníansu principal arma contra la patronal. El Casinode Elda era un hervidero de conspiradores (unode los más activos era José Amat, arrendadorde impuestos municipales), pero las urnas ha-bían sido inapelables.

El total del voto republi-cano había sido de 9.069 frentea los 214 votos de los monár-quicos; aún así, la nueva corpo-ración municipal estaba formadapor quince concejales republi-canos (de donde saldría el alcal-de) y tres monárquicos (que seausentaban habitualmente porno querer compartir el salón dePlenos con los representantesdel pueblo).

El alcalde, Joaquín Coro-nel, que había tomado posesiónel 2 de abril de 1930, ya el 12 deabril del año siguiente (1931) te-nía que abandonarla y dejar pa-so al republicano Emérito Maes-tre Maestre. Ese cambio de al-caldía marcaba un cambio en lapolítica municipal eldense, la fa-milia Coronel formaba parte deesa oligarquía de Elda que ha-bía mantenido la ciudad (ciudaddesde 1904) dentro del sistemacaciquil. Uno de sus miembroshabía introducido el cine en Elday la luz eléctrica en base a unasociedad privada que trabajabacon dinero público.

La llegada del nuevo al-calde republicano Emérito Ma-estre supuso por primera vez enmuchas décadas la llegada delpueblo al poder. Sus proyectosmás inmediatos fueron la publi-cación de un Boletín de Infor-mación Municipal dirigido a los❿ Primera página del semanario eldense Horizonte del 11

de abril de 1931.

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vecinos, en donde se reflejaba la gestión municipal,algo inusual para la época debido a que los caci-ques no informaban de nada, y, su proyecto másambicioso, la construcción de las Escuelas Gra-duadas que fueron inauguradas bajo su manda-to. Con ello, se cumplía una de las aspiracionesde la República y de su ideario político, acercar laenseñanza al pueblo.

La Constitución de 1931 yel Fuero de los Españolesde 1945. En el matiz estála esencia

La nueva Constitución española promulga-da el 9 de diciembre de 1931 venía a colmar bue-na parte de las aspiraciones del pueblo español. Enella se contenían muchas de las reivindicaciones so-ciales, no sólo de aquellos años sino de décadasde injusticias sociales frente a la ley y frente a losderechos más elementales de cualquier ciudada-no. El espíritu de esta constitución recogía parte deotras constituciones de corte democrático como lasde 1812, 1869 y la de 1873. El estado se presen-taba como una república democrática y social, desentido laico y aconfesional.

Dentro de las innovaciones más destaca-das estaba el referéndum para la aprobación deciertas leyes, la intervención de los jueces paradictaminar si las leyes eran o no constitucionales,la inclusión de derechos sociales para la pobla-ción (algo nunca reflejado), etc. Otra modernidad erala presencia de un presidente y sus ministros su-pervisados, políticamente, por las Cortes Consti-tuyentes (una verdadera innovación democrática).

Todo ello propició la aprobación del es-tatuto de autonomía de ciertas comunidadeso regiones, el sufragio universal incluyen-do el voto femenino, la escolarizaciónobligatoria y gratuita, la necesaria refor-ma agraria, etc. Todo, dentro de unosprincipios básicos de justicia, libertad ydemocracia, conceptos que había queintroducir desde el papel de la Consti-tución a la sociedad civil (una larga tareallena de insalvables obstáculos, el poderdecimonónico no iba a permitir cambios).Los españoles disponían de unos dere-chos nunca antes recogidos en ningúntexto legal: «Disposiciones Generales.

Artículo 2º. Todos los españolesson iguales ante la ley.

…Los Alcaldes serán designados siemprepor elección directa del pueblo o por el Ayunta-miento…».

En cuanto a la legislación laboral se incluía:seguro de enfermedad, accidente, paro forzoso,vejez, invalidez y muerte; el trabajo de las mujeres

y de los jóvenes, protección a la maternidad, jor-nada de trabajo, salario mínimo, vacacio-

nes, etc. Es decir, defensa de los trabaja-dores.

Todos los cambios, todos esosavances sociales quedaron radical-mente sesgados en el artículo primerodel Fuero de los Españoles aprobadoen 1945 por el régimen del general Fran-

co: «… Deberes y derechos de los es-pañoles. Artículo doce. Todo español po-

drá expresar libremente sus ideas, mien-tras no atenten a los principios funda-mentales del Estado…El Pardo, 17 dejulio de 1945. Francisco Franco, Gene-ralísimo de los Ejércitos». Por la graciade Dios.

Miguel Ángel Mateo Limiñana 139aportac iones a la histor ia

❿ EméritoMaestreMaestre,primer alcalderepublicano.

❿ Alegoría de la República Española.1931. Cartel.

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La Sección deArqueología del Centro

Excursionista EldenseUn legado histórico para la ciudad de Elda

140a p o r t a c i o n e s a l a h i s t o r i a

Vic

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Amigo lector, si haces por buscar alguna tarde ociosa en la

que dejes aparcado lo cotidiano, lo que nos envuelve y

empuja día a día a no darnos cuenta de nada más, date una

vuelta por la calle La Comadre, donde vivía aquella vieja

mujer de viejo oficio en el tiempo, que ayudaba a venir al

mundo a aquellos que llamaban a la puerta de la vida.

❿ De izquierda a derecha: Félix Rebollo Casanova, Vicente Sanz Vicedo, JuanAntonio Martí Poveda, José Amat Beltrán, Enrique Llobregat Conesa y AntonioMartínez Mendiola el 3 de diciembre de 1967 en El Monastil. (Archivo particular deJuan Rodríguez Campillo).

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Vicente Rico Pérez 141aportac iones a la histor ia

Es una calle estre-chita como todaslas que componíanel entramado urba-no del pueblo me-

dieval, aunque nuestros ojos,confundidos por las grandesavenidas de líneas paralelas, ha-yan perdido la memoria del por-qué. Se ayudaban unas casas aotras, formando quebrados pa-sajes que suavizaban los fuer-tes vientos del otoño e invierno,y en el verano se sombreaban,encontrando cobijo a cubiertode los abrasadores calores delestío eldense, refrescándose conel colorido abanico del peque-ño huerto arbolado que algunasposeían.

Pero el lector que traba-josamente encontró esa tardeociosa, no tardó en darse cuen-ta que la calle La Comadre habíadesaparecido, como si se hu-biera marchado a otro tiempomás suyo, había perdido su pla-ca, sus casas, sus minúsculasaceras a derecha e izquierda, ysólo quedaba el rastro frío de algún pequeñísimotramo de bordillo, y poco más que un despistadoadoquín.

El atribulado lector se preguntaba descon-certado lo que ocurre cuando se pierde el pasado,cuando sólo podemos mirar en una sola dirección.Dejémosle de momento con esa inquietante inte-rrogación y retrocedamos en el tiempo al año 1954.

Payá, Ruiz, Pita, Estarli, Martínez y Salas,hombres del pueblo, se andentran en lo que poste-riormente se denominaría «Cueva del Hacha», en elparaje del pantano de Elda, y descubren un ente-rramiento de más de cuatro mil años de antigüe-dad. A los restos humanos acompañan dos pre-ciosas hachas de piedra que se encontraban sinenmangar, afiladas por uno de sus bordes, negrauna y de color gris oscuro la otra.

En el pasado puede encontrarse nuestro fu-turo, aprendamos cómo nuestros ancestros se ma-nejaron en la vida, cómo se enfrentaron a la natura-leza, a sus vicisitudes, en una lucha incansable porla supervivencia, hoy olvidada en estas latitudes,dominio de la electrónica.

En la sociedad en que vivimos, sin ser cons-cientes del frágil hilo que nos sostiene, el conoci-miento del pasado podría servir, quizás, para no per-der el «futuro».

Con esta acción precursora de la recuperacióndel patrimonio arqueológico del Valle de Elda, daría co-mienzo una labor gigantesca que recogería con ejem-plar celo en las siguientes décadas la Sección de Ar-queología del Centro Excursionista Eldense, re-sultado que podemos contemplar en el Museo Ar-queológico Municipal, cuyas piezas expuestas fue-ron en casi su totalidad, recuperadas por ellos.

El destino puso en manos de unos hombresíntegros, altruistas, tenaces y dotados de una singularvoluntad, la misión de prestarnos a las generacionesfuturas «ojos para ver» el pasado, nuestro lejanoayer colectivo, el de las gentes que vivimos hoy enElda y su comarca. Pasado que es el mismo deaquéllos que vinieron a esta ciudad, enriquecién-dola con su trabajo e iniciativa desde La Mancha, An-dalucía o Murcia. El Dr. Llobregat Conesa, directorque fue del Museo Arqueológico Provincial hastaque el Alzheimer nos lo arrebató, figura destacadí-

❿ Carta de Alejandro Ramos Folqués al presidente delCentro Ecursionista Eldense, manifiesto de lacolaboración de la Sección con otros museosarqueológicos. 26 de febrero de 1961. (Archivo personalde D. Daniel Esteve Poveda).

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La sección de arqueología del C.E.E.142 aportac iones a la histor ia

sima en el panorama arqueológico valenciano, nosilustra en su tesis doctoral sobre el quiénes somosy de dónde venimos, y lo hace con una sencillez yclaridad de razonamientos que traigo a ustedes conescasez de medios para poder expresar su magni-tud. Correctamente extrapolados los argumentosdel profesor Llobregat, se podría estimar que loshabitantes de Elda, nacidos en el Valle o en las re-giones mencionadas, descendemos de un mismotronco común, nutrido de gentes que fueron ha-ciendo cultura en estas tierras allá por el año tres milquinientos anterior al inicio de la Era Cristiana, y quela historia ha llamado «hombres del neolítico»; lue-go llegaría la cultura del bronce y posteriormente laibérica. La población no sufrió cambio alguno, nicualitativa ni cuantitativamente, durante las inva-siones, primero romana y en época posterior mu-sulmana, al ser un pequeño porcentaje el que llegóa establecerse en la comarca.

La expulsión morisca supuso un descalabropara la economía de la región, pero el poblamientomantuvo sus mismas raíces genéticas, al ser mayori-tariamente familias procedentes de tierras de igualorigen neolítico-bronce-ibérico que las que aquí se

asentaban siglos atrás, las que re-poblaron la zona. De los mismoslugares de donde llegaron a Eldaa principios de los sesenta en el yapasado siglo, con motivo del au-ge económico que provocó el se-gundo gran desarrollo de la in-dustria del calzado en la ciudad.

Desde el mencionado1954, no se conocen con seguri-dad otras iniciativas arqueológi-cas organizadas, pero será en la yatambién lejana fecha de 1959cuando nos encontremos con ungrupo de personas que habían enpoco tiempo —quizás dos años—recogido una cantidad importan-te de material arqueológico, fun-damentalmente de El Monastil, yque acumulaban ordenadamente

en una casa del viejo barrio de San An-tón.

Alberto Navarro Pastor, Cronis-ta Oficial de la Ciudad, siempre atentoa cualquier movimiento cultural en lapoblación, vigía y faro a la vez, prendiócon su hábil pluma la chispa, para queaquel conjunto de personas dispares,

pues cada una había recorrido un camino distinto enla vida, y muchas de ellas provenían de otros pue-blos, de los que hacía pocos años habían llegado a El-da o Petrer, aunaran sus esfuerzos bajo la tutela de unajoven institución deportiva y cultural, el Centro Excur-sionista Eldense, admirablemente dirigida por el quesería su presidente durante veinte años, D. DanielEsteve Poveda, al que aún hoy la ciudad de Elda notiene reconocida suficientemente su meritoria labor.

Pocas semanas después del artículo publica-do en el Valle de Elda en septiembre del mencionadoaño cincuenta y nueve y firmado por Alberto Nava-rro, «Un museo arqueológico en un desván de Elda»,se constituía la Sección de Arqueología del CentroExcursionista Eldense.

El trabajo al que se enfrentaban era colosal ylos medios menguados, pero estudiaron y se ini-ciaron en la ciencia arqueológica de forma autodi-dacta, como tantos otros en esos años a lo largode todo el levante español, algunos nombres conmejor fortuna y asociados a hallazgos muy nota-bles como José María Soler García, de Villena, oAlejandro Ramos Folqués, de Elche, han llegadohasta nosotros con mayor eco.

❿ De izquierda a derecha: Juan Rodríguez Campillo,Francisco Castaño Morales, Antonio Martínez Mendiola,Enrique A. Llobregat sosteniendo una jarra ibéricarecuperada por la Sección, y Vicente Sanz Vicedo, el 5de noviembre de 1967 en el Museo ArqueológicoProvincial de Alicante. (Archivo particular de JuanRodríguez Campillo).

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Vicente Rico Pérez 143aportac iones a la histor ia

Eran tiempos difíciles donde ca-da uno buscó el oficio de su sustentoen la puntera industria local o al calorde ésta. Las noches y los reducidos fi-nes de semana, sábado en la tarde ydomingo, eran los que se podían de-dicar a la actividad arqueológica demuseo unas veces y de campo enotras. La Sección de Arqueología noera un grupo de amigos al que le gus-taba ir al monte sólo para almorzar losdías de asueto, era un conjunto de vo-luntades con unas directrices sólidas,que alentaba y mantenía fuerte y sindesmayo D. Daniel Esteve. Fue él quiena lo largo de los casi veinticuatro añosde actividad de la Sección tuvo quesortear innumerables vicisitudes: nohacía falta buscarlo, allí estaba el pre-sidente del Centro Excursionista El-dense, siempre que se necesitaba, pa-ra ahuyentar las sombras y seguir des-cubriendo la luz del camino al pasa-do, con la mirada puesta en el futuro.

Trabajaron inviernos y veranos,y sólo en contadas ocasiones las inclemencias deltiempo les hicieron momentáneamente desistir de sulabor, labor a la que nos acercamos a través de losriquísimos testimonios que nos han legado.

Agualejas, 1964: allí, en esa Partidade Elda que tanto mantiene en la actualidad la aten-ción a causa del desarrollo urbanístico, se encuentraquizás, a buen seguro dirían otros, una espléndida Vi-lla Romana, de la que fueron los miembros de la Sec-ción de Arqueología sus descubridores: cerámica delujo, desagües abovedados que vertían las aguas re-siduales que portaban al mismo río y que podían pro-ceder de termas o baños que, sin mucha imagina-ción, se puede pensar decorados con bellos mosaicosromanos. Gran profusión de fragmentos de cristal po-licromado pertenecientes a esencieros, que son artí-culos de calidad, muy costosos y valorados en la épo-ca, nos hablan de la riqueza de la Villa.

Una pequeña intervención que se realizó en lafinca, con permiso de su propietario en los primerosaños de la década de los sesenta, dio como resulta-do el hallazgo de elementos constructivos, como unabase de columna, o restos de un capitel, que nos di-cen de la importancia de los edificios a los que per-tenecieron. El autor, acompañado por un miembroque lo fue de la Sección de Arqueología, ha visitado el

lugar, irreconocible si lo comparamos con las foto-grafías que en su día se tomaron. Se aprecian cons-trucciones en el enclave de realización reciente, con elconsiguiente daño que produce la cimentación sobreel yacimiento, ni qué decir tiene los movimientos de tie-rra que se puedan haber llevado a cabo en tantosaños en los que no existía una ley como la actual queprotegiera el patrimonio arqueológico. Desolados, vol-vimos a nuestra urbe río arriba, preguntándonos siveremos algún día los mosaicos de la Villa Romana deAgualejas.

Caprala, 1967: en el año anterior sehabía realizado una visita al paraje, prospectándo-lo con resultados infructuosos, pero fue al año si-guiente, cuando el 19 de febrero, alentados por unasnoticias que hablaban de fragmentos de vasijas,volvieron nuevamente al lugar. Allí se hallaba el due-ño de las tierras donde se había producido el ha-llazgo, mostrando al colectivo cuatro ánforas de cla-ra factura romana, partidas en múltiples trozos pe-ro que podrían restaurarse completamente y quepuso a disposición de la Sección para su traslado alMuseo de Elda. Una semana más tarde aparecíauna quinta ánfora. Actualmente, cuatro de ellas seencuentran expuestas en el Museo Arqueológicode la ciudad para deleite del que pueda contem-

❿ De izquierda a derecha: José Amat Beltrán, AntonioMartínez Mendiola y Enrique A. Llobregat, que tomaapuntes de una vitrina en el Museo Arqueológico delCEE el 3 de diciembre de 1967 (Archivo particularde Juan Rodríguez Campillo).

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La sección de arqueología del C.E.E.144 aportac iones a la histor ia

plarlas más allá de la aparente cerámica en que es-tán envueltas.

La número cinco se le entregó al propietariode la finca una vez restaurada por expreso deseo delmismo, restauración que encierra su pequeña perointeresante historia.

En los veinticuatro años de trabajo de la Sec-ción, pocas fueron las mujeres que se acercaron porel entorno de la actividad, pero una de ellas brilla conluz propia, y al mismo tiempo alumbra la situación in-justa de la mujer en el mundo académico de entonces(hoy, en cualquier excavación, las mujeres doblan yhasta triplican el número de hombres); esta singular si-tuación da también muestra de la verdadera dimensióndel papel llevado a cabo por la Sra. Solveig Nordström,arqueóloga de nacionalidad sueca, políglota, becadapor su país, que alcanzaría un gran renombre inter-nacional.

Llegó a Elda por primera vez el 25 de sep-tiembre de 1966. Los miembros de la Sección la ha-bían conocido en una entrevista mantenida con ante-rioridad en el Museo Arqueológico Provincial. La doc-tora Nordström venía con la intención de visitar El Mo-nastil y las Agualejas. Acompañada por el contrama-estre de excavaciones del MAP, Felix Rebollo Casa-nova, llegó a la estación del ferrocarril a primera horade mañana en el TER, tren que, para aquéllos que re-basan la cuarentena, traerá a la memoria reminiscen-

cias olvidadas de otros tiempos.La Señora Solveig fue conduci-da al museo y lo que iba a seruna breve visita a los materia-les expuestos en la vitrinas seconvirtió en una maratoniana se-sión de dibujo, que duró docehoras ininterrumpidas; copió en-tusiasmada y absorta una poruna todas las piezas ibéricas ex-puestas, teniendo que pernoctaren nuestra ciudad y marchan-do al día siguiente, prometiendoque volvería, cosa que hizo entres ocasiones más en poste-riores años.

Comentó que «la cerá-mica era una de las cosas másinteresantes que había visto» ydio cuerpo a la mano del artistaque las había pintado, llamán-dole «Le Maître de Monastil»,destacando su singularidad ydiferenciación en el ámbito ar-

tístico del mundo ibérico.Con esta iniciativa, el nombre de Elda y su

«Maestro del Monastil» se han paseado por todo el or-be erudito, nacional e internacional, con citas en ungran número de publicaciones.

Solveig Nordström comentó elogiosamente lalabor que estaba llevando la Sección de Arqueología,pero también lo hicieron otros, como la máxima au-toridad provincial en materia arqueológica en aquellosaños de mediados de los sesenta, el mencionado Dr.Enrique A. Llobregat Conesa. El profesor Llobregatvisitó Elda, el 3 de diciembre de 1967, y los miem-bros de la Sección quedaron perplejos cuando lo pri-mero que pidió fue que lo llevaran a «admirar» el Cris-to del escultor e imaginero nacido en Estrasburgo, Ni-colás de Bussy, que se encuentra en la iglesia de la In-maculada, y del cual dijo tener un gran interés en exa-minar de cerca una joya artística del siglo XVII, des-conocida como tal por la mayoría de los eldenses.

Una vez en el Museo, se detuvo en todas las vi-trinas, haciendo comentarios elogiosos en cada una,y tomando profusas notas; mucho fue lo que advirtiócomo de gran valor arqueológico, destacando comouna pieza «única» el fragmento cerámico correspon-diente a una lamparilla de aceite paleocristiana del si-glo IV d.C., el cual contiene en relieve la representaciónbíblica de «El Sacrificio de Isaac». Inspeccionó El Mo-nastil y apreció la metodología y el buen hacer de las

❿ Carta remitida por el Dr. Llobregat el 11 de diciembre de1969 a D. Daniel Esteve incidiendo en «...la extraordinariaobra de exploración llevada a cabo por el Centro...».(Archivo personal de D. Daniel Esteve Poveda).

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Vicente Rico Pérez 145aportac iones a la histor ia

excavaciones, a la vanguardia de lo que se hacía enotros lugares donde se realizaban importantes traba-jos, uniendo el empleo del sistema estratigráfico alcuadricular, recuperando todo el material encontra-do, cuestión ésta que ahora se sostiene como im-prescindible, pero entonces expertos y reconocidos ex-cavadores no lo hacían, guardándose sólo aquellos ob-jetos que tuvieran un relevante significado. El Dr. Llo-bregat Conesa ensalzó la importancia histórica de ElMonastil, por su emplazamiento estratégico, domi-nando la vía de comunicación más transitada de laantigüedad en esta rica comarca.

Alejandro Ramos Folqués, abogado y arqueó-logo, propietario de las tierras donde apareció en 1897la «Dama de Elche», figura prestigiosa que tenía unmuseo particular en su propia finca, sin parangón enla región, no dudó en apoyar cuantas solicitudes se lehicieron, avalando con ello, la labor que aquí se reali-zaba por la Sección.

No solamente el reconocimiento le viene de laépoca contemporánea a los trabajos efectuados de losaños sesenta a los ochenta, sino que el actual Direc-tor del Museo Arqueológico Municipal de Elda, y tam-

bién profesor de la Universidad de Alicante, Dr. Anto-nio M. Poveda Navarro, que es la persona que mejorconoce los fondos legados, encuentra digno de elo-gio y motivo de reivindicación el trabajo de la Sec-ción de Arqueología del C.E.E., destacando la recu-peración de un valiosísimo enterramiento de la Edaddel Bronce, cuya antigüedad de 3.500 años aproxi-madamente habla por sí mismo: en él se econtró unaespecie de capazo de esparto trenzado, doblado amodo de campana, y que era donde yacía el cuerpodel niño enterrado, pudiendo éste servir en vida del pe-queño, para su transporte por la madre o el padre, amodo de cómo hacen los actuales indígenas andi-nos.

La importancia reside en la dificultad que tienela conservación del material con el que está fabrica-do el capazo. No obstante, y a pesar de su relevancia,espera «pacientemente» que le llegue la restauraciónpara que se nos permita otorgarlo en herencia a las ge-neraciones futuras, herencia como la que el nuevoMuseo Arqueológico Provincial de Alicante, MARQ.custodia de forma intangible, al tratarse de la repro-ducción de un dibujo realizado en el año 1966 y co-

❿ Plano idealizado del yacimiento arqueológico de El Monastil dibujado por JuanRodríguez Campillo en 1999. Algunos elementos del plano son sólo intuidos.

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La sección de arqueología del C.E.E.146 aportac iones a la histor ia

rrespondiente a un plato ibérico de los siglos II-I aC.con motivos florales. No busquemos el mencionado«objeto» en vitrina alguna, sino que miremos al sueloy probablemente estaremos sobre él, porque se en-cuentra adornando magníficamente, y de forma es-pectacular el pavimento de la Sala de ibérico del mu-seo.

Si visitamos el MARQ, no dejemos de fijarnosal entrar en la mencionada Sala: allí, para orgullo denuestra ciudad, se encuentra representada la cerá-mica pintada de El Monastil que el joven miembro dela Sección Pedro Tecles Molla inmortalizó sobre papelvegetal, dando su dibujo la vuelta al mundo de la ma-no de la obra de la Dra . Nordström.

También la Sección ha merecido especial re-conocimiento, entre otros, por parte del arqueólogo yactual excavador de la necrópolis del Castillo de Elda,Tomás Palau Escarabajal, y por el especialista en épo-ca medieval y arqueólogo de gran experiencia Ga-briel Segura Herrero.

Pero hemos llegado al final de este artículo,para el que hemos dejado una puerta abierta al co-nocimiento de quiénes, con su esfuerzo generoso,debemos agradecer el hacernos saber de nuestropasado. Acerquémonos con cariño y respeto a esoshombres que nos entregaron un cuarto de siglo desus vidas y un regalo de incalculable valor. Es un ho-menaje ínfimo de quienes tenemos la suerte de con-currir con un número importante de ellos aún hoy, losmiembros de la Sección de Arqueología del CentroExcursionista Eldense.

Antonio Martínez Mendiola, persona de ex-traordinaria inteligencia, en su etapa de madurez, des-puntan una vez más sus sobresalientes aptitudes, vol-cando sus facultades hacia la pintura. Zapatero deprofesión, arqueólogo autodidacta.

Juan Rodríguez Campillo, metódico, perfec-cionista en extremo, con una gran capacidad de en-trega al trabajo arqueológico, una voluntad inque-brantable, se ha volcado con posterioridad a su eta-pa en la Sección hacia la invención industrial de utili-dad doméstica y también en la investigación histórica.Carpintero de profesión, arqueólogo autodidacta.

� Vicente Sanz Vicedo, nos queda su ejem-plo de superación y constancia en la actividad ar-queológica a la altura de los que más las poseían.

Francisco Castaño Morales, descubridor delenterramiento del niño sobre el capazo de espartotrenzado en 1975. Fundamentalmente intuitivo y sagaz,es de esas personas totalmente necesarias para eléxito de un equipo arqueológico, como lo fue el afri-cano Kamoya Kimeu para los Leakey en la búsqueda

de los orígenes del hombre. En estos últimos años, de-dicado a la lectura de poesía y la reflexión filosófica, es-cribe y disfruta de la tranquilidad del campo en una fin-ca de Salinas.

Juan Antonio Martí Poveda, luchador antelas adversidades de la vida, destaca por su sensibili-dad, erudición musical y su talante íntegro de perso-na de bien.

� Joaquín Payá González, fallecido en 1993,era conocido como el «Tarzán del Pantano», del quepara apreciar su gran dimensión humana basta leer unfragmento de la dulce prosa poética que cultivaba ensu huerta del pantano:

«¡Qué bello es admirar el paisaje, observar el di-minuto insecto, escuchar el lenguaje alegre de los pá-jaros, detenerse y pensar en el guijarro que ha rodadode la montaña!. Yo deseo para bien tuyo, que te paresun poquito y mires con atención los delicados coloresde las flores y escuches en el silencio la voz profundade la fuente».

José Amat Beltrán, José Amat García, JuanArráez Payá, Alfredo Aznar Garralaga, José M.Ba-ñón Navarro, Gerardo Bellod (Col. Colaborador),Francisco Beltrá Alted (Col.), Tobias Busquier Gil,Francisco Castillo Villena, Luis Cerdá Albert, Fer-nando Cortés Troca, Francisco Domínguez Pove-da, Evaristo Férriz Albert, Juan Ganga, José Gar-cía Guardiola, Luis García Guardiola, Luis GarcíaSoria, Francisco Hernández, Francisco Leal (Col.),Pedro Maestre (Col.), Luis Maestre Amat, JoaquínMaestre Amer (Col.), Silvestre Mallebrera Corbí,Juan Antonio Martí Cebrián, Juan Martínez Pastor,Luis Martínez Vicente (Col.), Juan Medina Amorós(Col.), José L. Montilla (Col.), Miguel Muñoz Nava-rro, Miguel Muñoz Ruano, Francisco Orgilés Gon-zález, Ramón Parra Gil, José Payá, Antonio M. Po-veda Navarro, Francisco Rico Ganga, Gaspar RicoGanga, Juan Rico Ganga (Col.), Juan Riera (Col.),Eloy Roig Ramírez, Miguel Samper Cordero, JoséSoriano Milla, Pedro Tecles Molla, Miguel TeclesMolla, José Tortosa Castaño y Juan Véliz Ruano.

Éstos fueron y son los hombres que marcaronuna etapa excepcional para la cultura de la ciudad:custodiemos y al mismo tiempo enriquezcamos sulegado. Sirva este pequeño recordatorio como me-moria a una labor altruista que merece ser desveladay valorada en toda su amplitud y que puede servir co-mo punto de partida para que el interés por construirel pasado de Elda nos alcance a todos. Los frutosque hoy admiramos fueron producto de un trabajo alque sólo guió el cariño a la tierra de ayer, de hoy y demañana.

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ASPECTOS DELA VIDA COTIDIANA EN

DIVERSAS ÉPOCAS DE ELDA

Estudiar la vida cotidiana del pueblo eldense en periodos de tiempo

relativamente prolongados, como pueden ser cien, cincuenta o

veinticinco años, puede hacer incurrir en grandes errores, tanto

en la fijación de las costumbres de un pueblo en general como en

las de una zona o estrato humano determinado de la población,

por ser más factible en las clases más adineradas el acceder y

acomodarse a un cambio de situación más moderno y conveniente, mientras que las

clases más modestas económicamente continuaban con los mismos hábitos que

usaban sus abuelos.

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Sin embargo, hay hechos significati-vos que, al implantarse, cambiannotoriamente la vida de una pobla-ción, imponiendo los habituales«antes de» y «después de», que

marcan una etapa diferencial y que en la exis-tencia de nuestro pueblo están bien patentes,como son la llegada del ferrocarril; la implan-tación de la luz eléctrica en las calles y los ho-gares; la transformación social de un pueblode agrícola o artesanal en industrial zapatero; lainnovación, de gran aceptación popular, del ci-nematógrafo; la radio y el fonógrafo; el abas-tecimiento domiciliario de agua; la socializa-ción de la vivienda con inclusión de elementosde mayor higiene; las mejoras urbanas, y, yaen nuestros tiempos, la popularización del au-tomóvil; el arrollador invento de la televisióncon su enorme influencia en personas y familias,la apertura al mundo con los viajes turísticosen autocar o en avión y finalmente —por aho-ra— la informática con sus ordenadores per-sonales, Internet y su secuela de inacabables ycasi incontrolables derivaciones.

Refiriéndonos a algunos de estos aspectosque han hecho mudar grandemente las costum-bres habituales de los eldenses —y sólo algu-nos, porque intentar abordarlos todos haría esteartículo excesivamente largo—, comenzaremospor el ferrocarril, que en 1858 pasó por vez pri-mera por nuestra estación, enlazando Elda tan-to con Alicante como con Madrid, estaciones in-termedias y con muchas capitales de provinciapor medio de transbordos.

Hasta la llegada del tren, podría decirse queElda vivía de la misma forma que los demás pue-blos de la comarca, casi igual que en los siglosXVII y XVIII, con los hombres pegados a la tierra,propia o arrendada, sin más porvenir para sus hi-jos que seguir su mismo rudo trabajo o, en los ca-sos de jóvenes más estudiosos, adquirir éstos unoficio artesano o incluso alcanzar, a base de trabajoy estudio, una profesión de mayor rango social co-mo la de clérigo, alguacil, escribano, organista omaestro de escuela. Las mujeres e hijas estabandestinadas a las faenas caseras, sin más porvenirque el matrimonio o la colocación como sirvien-tas en casas de los pudientes.

❿ El 4 de enero de 1858 pasó por Elda el primer ferrocarril. Cuatro meses después, laReina Isabel II viajaba de Madrid a Alicante en el tren real dando el espaldarazo alferrocarril como elemento transformador de las costumbres cívicas.

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Hasta entonces, los viajes eran a base dediligencias o carros, con parada en las posadasdel camino en los viajes largos para hacer no-che y con la existencia de ventas o paradas, co-mo eran en Elda la de la calle Maura, donde des-pués estuvo el Cine Ideal, en dirección a Alican-te, y la de Santa Bárbara, en la salida hacia Ma-drid. El viaje a Alicante podía durar unas seis ho-ras, con descanso en la Venta del Cruce paraAspe y Elche o en la del Reventón. De Elda aMadrid o viceversa podían transcurrir quincedías, con las obligadas paradas nocturnas en lasposadas.

Demasiado frecuentemente, la actuaciónde los bandoleros o salteadores hacía muy peli-grosos estos viajes.

La presencia del ferrocarril dio mayor vidaa los pueblos que tenían estación, como Elda,en detrimento de los otros que todavía la teníana veinte o treinta kilómetros, y eso se notaba enel incremento de la vida comercial, más activa ycon mejor abastecimiento de toda clase de artí-culos, especialmente alimentos frescos, carnes ypescados sobre todo, en beneficio de sus con-sumidores, aunque en este aspecto aún pasa-rían muchos años sin que la dieta de la poblacióntrabajadora eldense dejara de ser la de los platostípicos: cocidos, ollicas de jánera o de pencas ocamarrojas, el «fandango», a base de patatascon bacalao, y los almuerzos y meriendas de los

chiquillos con el pan con aceite y las torticas decebada, empapadas en este líquido.

También se extendió mucho la circulaciónde la prensa diaria y semanal, que ahora reci-bían los eldenses con mayor prontitud, incluso lamadrileña, muy leída en la población y que con eltren se recibía casi en el mismo día que en la ca-pital.

Igualmente, se notó en la apertura de fon-das, cuyos nombres se han desvanecido en eltiempo aunque fueron muchas y en épocas di-ferentes, como el Hotel Sandalio, el Hotel París,La Favorita y algunas otras ya en época más cer-cana, a principios de siglo.

La llegada del «monstruo de hierro», comole llamaban los novelistas, también influyó en lascostumbres, pues se introdujo, en la mañana otarde de los domingos y festivos, la de subir a laEstación para ver pasar los trenes y saludar a lagente viajera asomada a las ventanillas.

El tren facilitó la llegada de agentes de ne-gocios, representantes de comercio, artistas quellenaban los teatros, mercaderes, artículos nue-vos que modernizaban los vetustos comerciosde todas las clases. La facilidad de llegada demateriales diversos propios para la naciente in-dustria zapatera y expedición de artículos ma-nufacturados en los pequeños talleres de fabri-cación de calzado que se fueron creando, produjola transformación del trabajador en Elda, crean-

❿ La diligencia como elemento de transporte desapareció como consecuencia de laextensión de las vías férreas.

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do los oficios zapateros tanto en el hombre co-mo en la mujer, e incluso en los niños, con el na-cimiento de la figura de los aprendices, sobrelos cuales compuso el maestro Gorgé una pe-gadiza canción en su zarzuela Rosalía. Esta nue-va fuente de ingresos para la población no sólomejoró la economía local, sino que atrajo a nu-merosos trabajadores de los pueblos vecinos,como Petrer, Monóvar, Sax, Pinoso, y de otros co-mo Almansa, Yecla y otras poblaciones de re-giones cercanas, con la variación de las cos-tumbres locales, influenciadas en parte por lasque estos laboriosos recién llegados traían desus pueblos de origen.

En las fábricas de mayor importancia, lasmáquinas eran movidas por tracción animal, co-mo la que había en la fábrica de Silvestre Her-nández, después de Casto Peláez, o por la fuer-za hidráulica obtenida de la corriente del río, co-mo en la fábrica de hormas de «Isidro Aguado eHijo», y tal vez esta exigencia de la naciente in-dustria de un elemento impulsor de mayor fuer-za indujo a unos bien orientados hombres de ne-gocios a fundar una compañía eléctrica, «La Eléc-trica Eldense», que comenzó sus trabajos de ilu-minación pública en 1900, con lo que se hizo lle-gar el nuevo invento desde la fábrica de El Cho-rrillo, junto al río, y más tarde desde otra en las fal-

das de La Torreta, no sólo lafuerza motriz tan necesaria ala industria, sino también lailuminación pública, llevandoésta a los hogares y acaban-do —muy lentamente— conla iluminación por velas, quin-qués, mecheros o candilesde aceite con que hasta en-tonces se iluminaban los ho-gares, y con los clásicos fa-roles de aceite o petróleo delas calles eldenses. Aunquela iluminación era bastantepobre, de escasa potencia,alarmaba a las gentes, dán-dose el caso de salir las ma-dres a la calle donde estabajugando la chiquillería paragritarle: «¡Entrar a casa, en-trar, que van a encender laluz!», porque aún estaban lasgentes temerosas de aquelinvento que podía explotar en

cualquier momento.Poco a poco acabó «La Eléctrica Elden-

se» con los candiles y casi con las velas, pues losfrecuentes apagones y la desconfianza con el«invento» hacía que en las casas hubiera siempreprovisión de velas para encenderlas en cuantose apagara la luz. Pero las calles estaban másiluminadas, las gentes salían de su casa másanochecido, se sacaban las sillas a la calle con elfrescor de las noches veraniegas para charlarcon los vecinos, los hombres volvían del trabajoo del café (o de la tasca) más tarde, se «festea-ba» en la penumbra de las persianas sin notar elpaso de las horas y, en fin, la modificación delos usos y costumbres fue constante.

La persiana, de cañas o de láminas de ma-dera, era la reina de la calle y pocas eran las ca-sas, generalmente modestas, que no la tuvieransiempre bajada para que entrara el aire y el fres-co en las habitaciones al tener las puertas siem-pre abiertas, ya que la delincuencia apenas exis-tía. Como hemos dicho antes, los novios «fes-teaban» entre la puerta y la persiana, pues noestaba bien visto que salieran por la calle solos,sin la compañía de alguna persona mayor, fami-liar o vecina.

Con la luz, en 1908 llegó el cinematógra-fo con la apertura de un salón de cine en la ca-

❿ Las fondas, negocio en auge con la llegada del tren.

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lle de Jardines para llevar al público eldense lamaravilla del movimiento en la pantalla. El in-vento de Lumière ya había sido motivo de asom-bro en los barracones que se montaban en las fe-rias en fechas señaladas, y tal atracción desper-tó esta novedad que pronto se abrieron más sa-las, unas fijas y otras provisionales en plan debarracón de feria, en las que el público eldensese aficionó de forma multitudinaria a las pelícu-

las por episodios, a los dramones históricos, a lasaventuras de caballistas del Oeste, en las queretemblaban los pavimentos de madera con elpatear entusiasmado de los del «gallinero», conlas pintorescas reacciones del público por losapagones, interrupciones o demoras al comen-zar la película, con la salmodia del «a los frailesdel convento...», el «¡ohé, ohé!» y las invectivas alpianista cuando no llevaba bien el acompaña-

miento a la pelícu-la hasta que la lle-gada del cine so-noro liberó a estosartistas de esta la-bor... Fueron añosde dominio del ci-ne sobre las imagi-naciones de susdevotos asistentes,que duró hasta laproliferación de latelevisión y del ví-deo, con su ince-sante y variadaoferta de títulos en

❿ La fábrica de «La Eléctrica Elda», en la falda de La Torreta, llevó la luz a la penumbrade los hogares eldenses alumbrados por candiles, quinqués o velas.

❿ La fotografía, de asombrosa exhibición en ferias, hasta el estudiodel «primer fotógrafo» de Elda.

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su propia casa, pero impuso su huella en variasgeneraciones, con situaciones y ambientes cu-riosos que supo reflejar el fallecido «Señor de laHorteta» —José Jover González— en su caudo-losa colaboración en Valle de Elda.

Con la luz llegó la radio, por los años 20,con aquellos aparatos grandes, con el dial re-pleto de raros ruidos entre los cuales, de vez encuando, se escuchaba alguna música o la char-la de los locutores. También la gramola o el gra-mófono de campana en forma de flor, de las mar-cas Odeón, La Voz de su Amo y otras, con aque-llos discos grandes, fácilmente rompibles y quese rayaban al poco tiempo de estar soportandoel roce en sus surcos de las agujas de acero.Con los gramófonos llegaron los bailes en lascasas, donde se reunían amigos y amigas de lao del propietario, se bailaba, se merendaba y,frecuentemente, se formaban noviazgos, al igualque se había hecho antes con los bailes ameni-zados por bandurrias y guitarras, y que aún si-guieron celebrándose bastantes años todavía,sobre todo en los bailes hechos en las casas decampo o en las Pascuas de «monas».

Poco a poco, se había ido estableciendouna acusada diferencia entre las casas de la clasealta —fabricantes, propietarios, comerciantes, pro-fesionales liberales, etc...— y las de las clases mo-destas, aunque el nivel económico de éstas po-día considerarse infinitamente superior al de sus an-tepasados, por las posibilidades de aumento deingresos que daban, además de los trabajos en laindustria, los que se hacían en el «obrador» de lapropia casa, como cortadores, zapateros, apara-doras, doblilladoras, etc...

Además de los grupos de viviendas que al-gunos fabricantes construían para sus obreros, co-mo las de Rafael Romero —actual zona urbana dela Plaza Sagasta y las calles Zorrilla, Menéndez yPelayo y Ramón Gorgé hasta casi la de José Ma-ría Pemán— y Emérito Maestre, junto a su granfábrica de cajas de cartón, además de algunas ca-lles, creadas por la construcción de casas a uno yotro lado de las mismas, como las de Sebastián Cidy las de Renato Bardín, avecindado este último enAlicante y constructor del estadio Bardín alicanti-no, que hizo levantar las de la calle París, se crea-ron sociedades cooperativas que construyeron ca-

❿ La música «enlatada» popularizó las obras musicales, orquestas y cantantes,haciéndolas llegar a todos los niveles sociales.

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sas más amplias e higiénicas para los obreros, co-mo las de La Fraternidad, en las que por, una mó-dica cuota semanal, los trabajadores se convertí-an en propietarios y abandonaban poco a pocolas calles del casco antiguo donde habían vivido susabuelos, con su antañón pintoresquismo y sus in-comodidades, lo que también modificó grande-mente el «status» de la clase obrera y el nivel de suvida cotidiana.

Continuaba habiendo en estas casas pa-ra obreros la «cocina baja» tradicional para los fue-gos con leña, tanto para las comidas con la ayudade las trébedes, como para calentar el hogar y a sushabitantes en el tiempo frío, pero también se co-locaba ya una mesa alta de obra y azulejos conlos hogariles para guisar con carbón, a golpe de so-plillo o baleo, y en algunas casas se instalabantambién las llamadas «cocinas económicas», dehierro fundido, con chimenea al exterior y con hor-no incluido, a base de leña o carbón, artículo ésteque los carboneros ambulantes distribuían por lascalles con sus ennegrecidos carros tirados por ca-ballerías. Después, los hornillos de petróleo hicie-ron desaparecer el carbón de los hogares y la lle-gada del butano hizo lo mismo con el petróleo.

Las casas del eldense medio no comen-zaron a tener instalaciones más higiénicas hastalos años 40. Por no haber alcantarillado, en Eldaexistía únicamente el «pozo negro» en el sub-suelo. Por ello, apenas sí había instalaciones sa-nitarias del tipo de duchas —o eran improvisadaspor el ingenio de sus utilizadores— ni los cuartosde baño o aseo que hoy conocemos, aunque és-tos estaban introduciéndose progresivamente enlas casas de las familias con buen nivel econó-mico. Las viviendas modestas, en general, te-nían simplemente el llamado retrete, con el grifoen la pared para asearse. Ésta fue la situaciónde Elda en este aspecto, hasta que, en los años40, el alcalde José Martínez González hizo cons-truir el alcantarillado y el depósito de aguas resi-duales en la zona inmediata a la actual Avenidade Ronda, más cercana al cauce del Vinalopó.Junto a esta importante mejora, también logróel animoso alcalde dar a su pueblo el suministroconstante y abundante de agua potable domici-liaria para los hogares de Elda comprando pozosen Salinas, acabando con los problemas del Aguadel Canto —no usada para beber por la mayoríade las familias—, con su inevitable consecuencia

❿ El cuarto de baño, un «lujo asiático» hasta su extensión a todos los hogares.

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de las colas de cántaros en las fuentes públicaso la compra de agua a los aguadores que veníande otros pueblos a venderla en cántaros por lascalles eldenses.

Este excelente alcalde realizó también otraobra que cambió la fisonomía —y las costumbresen determinados aspectos— de la población,como fue la de la pavimentación con hormigónde todo el casco principal de la ciudad. Se aca-bó, en el mercado de martes y sábados en lasplazas de Arriba y de Abajo, que las comprado-ras tuvieran que caminar en los días lluviosossobre un barrizal de lodo cubriendo todo el re-cinto de las plazas, excepto la pescadería de laPlaza de Arriba, que tenía una a modo de aceraen su contorno. Se acabó el encontrarse a lasalida de los cines con un inmenso charco fren-te al Ideal, de acera a acera, que no había mo-do de pasar sin mojarse hasta los tobillos; seacabó la fuerte avenida de aguas pluviales enla calle de Jardines, cubriendo las aceras de unoa otro lado, y los grandes surtidores de aguaque levantaban los vehículos que entonces pa-saban por ella al ser la carretera general de Ali-cante a Madrid. Y en la calle Nueva pasaba lo

mismo, así como en otras de pendiente fuerte ode embalsamiento de las aguas. No se acabódel todo con estos inconvenientes, que se pro-ducen aún con las lluvias torrenciales, pero fuebastante lo que hicieron, el alcantarillado y lapavimentación, para mejorar la vida del ciuda-dano eldense.

Y aquí acabamos —y nos dejamos sin co-mentar la gran transformación de las costum-bres ocasionada en Elda por la popularización delautomóvil, la motocicleta y, más modernamen-te, la televisión (entre otras cosas), por lo ya ex-tenso de este trabajo y lo reciente de las mis-mas— con esta visión de repaso, muy por enci-ma, de diversos aspectos de la vida cotidianade los eldenses, muy pintoresca en algunas cir-cunstancias y épocas, muy lamentable y perju-dicial en otras, pero que de una u otra formafueron las que pusieron su sello en los eldensesde un lejano ayer, ya casi olvidado para los másancianos de entre nosotros, que fue el cotidianode nuestros más inmediatos antepasados y demuchos de nosotros mismos, cada uno en elambiente, atmósfera social y época en la que letocó vivir...

❿ El carro de la basura, tirado por una mula, era nota característica de Elda hastamediados del siglo XX.

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Si analizamos y comparamos la publi-cidad española de finales del sigloXIX o principios del XX con la exis-tente en Europa y Estados Unidos,nos damos cuenta de que hay mu-

chos aspectos diferentes, aunque en nuestro pa-ís las circunstancias históricas no acompañaron aciertos momentos de creatividad ni a esas co-rrientes internacionales. Nuestra situación, res-pecto a los países europeos industrializados, vi-

vió un cierto retroceso por causas políticas, bélicasy económicas. No se pudo tener el mismo ritmo queel resto de los países, lo cual nos privó de un de-sarrollo importante, de una posible evolución y deun crecimiento destacado. Sin embargo, en Espa-ña, la publicidad fue paralela, como en otras na-ciones, al proceso de industrialización, a la eleva-ción del nivel cultural y al desarrollo económico.

Es necesario recordar que el primer con-tacto con la publicidad la realizaron los pinto-

LA PUBLICIDAD ELDENSE(1886-1920)

❿ Anuncios aparecidos en la Guía General de Alicante y Murcia de 1886.

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res tradicionales. Poco tiempo después, apa-recieron los profesionales publicitarios que es-taban inmersos en los parámetros del mercado.Todo ello se debe al cambio social que fue ca-da vez menos rural y más urbano, con la co-rrespondiente aparición de un número elevadode industrias que demandaron una publicidadtan necesaria como obligada. Daniel Giralt Mi-racle, crítico e historiador de la publicidad y di-seño y miembro de la Real Academia de Be-

llas Artes de San Fernando, nos amplía estetema diciendo:

«Es de esta manera que los pintoresmás reputados de la época se incorporaránal cartelismo y a la publicidad. Ramón Casas,Alexander de Riquer, Xavier Gosé, Josep Tria-do en Barcelona, y Joaquín Sorolla, CecilioPla o Carlos Ruano-Llopis en Valencia, etc.,marcan el paso de lo pictórico a lo protopu-blicitario. Son la generación equivalente aToulouse-Lautrec, Steinlen, Mucha o Ché-ret, pintores de mucha personalidad y fa-mosos en su época, que simplemente aña-den a sus pinturas un rótulo, un slogan o unlogotipo (sólo debemos de recordar los anun-cios de Codorniú, Anís del Mono, AceitesCarbonell o Chocolates Amatler), creando loque acabaría llamándose arte publicitario.»En el último tercio del siglo XIX, en Elda, ya

hubo ciertos industriales que estaban convenci-dos de la importancia de dar a conocer sus pro-ductos y propiciar contactos con el mercado pro-vincial y nacional. Sus marcas comerciales (no ol-videmos que, en el patrimonio del comerciante y delfabricante, la marca es la base que les permiteatraer y conservar la clientela) eran modelos bási-cos, con distinto formato caligráfico, lógicamentemuy alejados de los actuales, pero con un sentidoespecífico en su capacidad de transmisión y unasbuenas estrategias de empresa.

En la Guía General de las provincias de Ali-cante y Murcia de 1886 nos aparecen los siguien-tes fabricantes y comerciantes eldenses, expo-niendo sus correspondientes productos, que por suimportancia detallamos a continuación:

LUTGARDO GUARINOSColon, 12, ELDA

Depósito de almendra y demás frutas del país.

Gran Confitería y Fábrica de ChocolatesJOSÉ JOAQUIN GONZALEZ AMAT

Topete, 4. ELDA.

Gran Confitería y Pastelería deRAMON PEREZ Y GRAS.Calle Colon, Número 3.

(Aparece una página completa especifican-do el amplio surtido de dulces secos y escarcha-dos, yemas de diferentes clases —San Leandro,Coco, Capuchinas, Tostadas y Chocolate—, ade-más de pasteles, caramelos, almendras garrapi-ñadas, tortadas y turrones).

❿ Anuncios aparecidos en El Liberal deElda de 1915.

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PEDRO GUARINOS GUARINOSPlaza de la Constitucion • Elda

Establecimiento de Paquetería, Mercería,Pasamanería y Bordados.

FÁBRICA DE CALZADO DE JUAN ROMEROCalle del Castillo, núm. 2 • ELDA

FÁBRICA DE CALZADO DE FRANCISCO OLIVERIndependencia, 2. • ELDA

Fabricacion especial de calzado, á precioseconómicos y esmerada construccion.

FÁBRICA DE CALZADO DE ANTONIO BERNABÉELDA

Elegancia, Perfeccion y Economía

TALLER DE CALZADO DE GASPAR PEREZSan Antonio, núm, 10.- ELDA

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En este Establecimiento se fabrica toda clase decalzado, con solidez y baratura.

TALLER DE CALZADO DE JOSÉ PAYÁ, (menor)Pierrad, 9. — ELDA

BARATURA Y SOLIDEZ.(En todos estos anuncios, las palabras con

errores ortográficos, aunque parezcan inexactas,son textuales)

Es curioso observar como en estos anunciospublicitarios se repiten ciertas palabras —elegan-cia, economía, buen gusto…—. Es obvio, estabanmarcados por el concepto tradicional de la época,sin fotografías ni procedimientos visuales. Esta dis-ciplina se basaba en exponer su identidad y su lu-gar de origen, datos que eran suficientes para quelos compradores se identificaran con los produc-tos que estaban a la venta.

Fueron momentos en que no existían gra-fistas, ilustradores o cartelistas que pudierancrear algo dentro de este estilo de comunicación,sin embargo había buenos profesionales en las im-prentas que se sabían enfrentar con mucha efica-cia a cualquier problema a la hora de realizar unapublicidad.

Esta inquietud incipiente de los ciudadanoseldenses se fue extendiendo con mucha rapidez,principalmente cuando se quería comercializar unnuevo producto, como se puede ver en la revistade El Liberal (septiembre de 1915). En esta publi-cación se observa cómo se olvida el concepto tra-dicional para aportar una visión diferente en cuan-

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to a formas y diseño. La publicidad se va ampliandocon fotos de los propietarios y de la empresa, as-pectos artísticos que desempeñaban un papelesencial, y también se nota una nueva orientaciónen el diseño. Desde una perspectiva externa y ale-jada en el tiempo, podemos comprobar el notableavance de la publicidad eldense. Creemos que sepuede encontrar en estos anuncios una amplia ga-

ma de propiedades, mucho más allá de las refe-rencias comerciales, con una iconografía propia ybuscando una nueva identidad. Hemos pregunta-do a profesionales de esta materia sobre lo quehemos encontrado en dicha revista, y nos han co-mentado que se nota un alto nivel de calidad e in-novación.

Elda, en 1915, estaba viviendo una época deprosperidad y modernización, como consecuenciade los efectos económicos que generaban unasindustrias y unos comercios con tradición y otrosde nueva creación. En esos momentos, se puedeapreciar cómo se anunciaban, aparte de fábricas decalzado e industrias afines, fábricas de sillas, au-tomóviles, materiales de construcción, casas dehuéspedes, ebanisterías, tiendas de fotografía...

En la década de los veinte se va ampliandola publicidad con datos muy destacados: Casafundada en...; Con patente Nº...; Precios econó-micos para Viajantes, Artistas y Obreros... Todoello debido a un estado innovador que populari-zaron nuevas formas de lenguaje, nuevas formasestilizadas y geométricas, franjas laterales, unaslíneas muy simples que reducían los perfiles, yunos tipos de letras que todavía hoy, en algunos ca-sos, se mantienen vigentes.

No podemos olvidar que, en la actualidad,los artistas dedicados a la publicidad tienen acce-so a la universidad o a estudios medios, a diferen-cia de las generaciones anteriores, que habitual-mente eran autodidactas. Éstos, sin una gran pre-paración, mantenían la disciplina necesaria para

diseñar un buen anunciocon sus correspondientespeculiaridades.

La publicidad el-dense que hemos analiza-do encierra unas particu-laridades con un enormepotencial, debido a queestaba basada en la vidacotidiana, donde existíauna gran tradición y un de-seo grande de evolucio-nar positivamente. Estecontraste nos hace refe-rencia al conjunto indus-trial y comercial de unaciudad, como Elda, queestaba inmersa en buscarsu propia identidad enaquellos momentos.

❿ Anuncios aparecidos en la publicaciónAlicante Turismo de 1928.

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Don Pascual Carrasco, director delsemanario Renovación, de Monó-var, en un comentario suyo publi-cado en Idella el 19 de febrero de1927, con motivo de cumplirse el

primer aniversario de su fundación, manifestabalo siguiente:

«La vida de Elda de hace un siglo seríahoy difícil de reconstruir, en cambio, dentro decien años, releyendo una colección de Idella,nuestros nietos podrán mentalmente trasladarseal Elda de nuestros días».

Tengo ante mí, sobre el escritorio de micuarto de estar, la colección de Idella encuader-nada. En este año 2001 se han cumplido los se-tenta y cinco años de su fundación. No ofrecedificultad el trazar, hoy, una panorámica de la vi-da de nuestro pueblo en aquellos años veinte;basta releer sus viejas páginas, tal como profe-tizó el culto director del semanario Renovación.Y ése va a ser mi propósito.

Desde los inicios del pasado siglo XX, El-da tuvo un sensible crecimiento demográfico co-mo consecuencia de su pujanza industrial. Nosiempre el aumento de población conllevó unamejoría y actualización de las estructuras urbanasy sociales eldenses. Elda, en el segundo lustro delos mitificados años veinte, ya rondaba la cifrade doce mil habitantes y unas sesenta fábricas decalzado daban trabajo a más de seis mil opera-rios del ramo.

Al viejo estrato social eldense constitui-do por tradicionales familias con apellidos tanarraigados como los Amat, Vera, Maestre, Gua-rinos y Sempere, entre los más característicos,se sumaron gentes foráneas de diverso origeny condición, llegadas a Elda atraídas por el se-ñuelo de un mejor nivel de vida. La constantedemanda de mano de obra en las fábricas ytalleres de calzado se cubría con gentes pro-cedentes de Monóvar, Pinoso, La Algueña, Ye-cla, pueblos de la provincia de Albacete y de

ELDA, EN LA DÉCADADE LOS AÑOS VEINTE

Julio

A. C

ap

illa

❿ Panorámica de Elda en los años veinte (Foto Archivo J. Capilla).

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sus campos. Entre las gentes llegadas a Elda,eran frecuentes las de origen campesino y, fá-cilmente, se integraban en el estilo de vida delpueblo, esencialmente industrial. Elda quedabalejos de ser El Dorado para los nuevos resi-dentes, ni tampoco se ataban los perros conlonganizas. En el pueblo nativo de El Seráficose trabajaba duro y en épocas de crisis, cuan-do escaseaban los pedidos de calzado, hacíaacto de presencia el fantasma gris de la mise-ria en muchos hogares zapateros. En aquellaElda era grave el problema de la vivienda y losalquileres y las subsistencias alcanzaban pre-cios excesivos, hasta el extremo de ser consi-derado como uno de los pueblos de vida máscara de España. Cierto lo de abundar las opor-tunidades para trabajar en Elda; ciertos los co-mentarios sobre el alegre circular del dineropor bares y comercios de la localidad y, no me-nos cierto, la existencia de un ambiente de eu-foria inhabitual en los pueblos vecinos. La vidade Elda asombra al elemento foráneo y aco-barda a quienes viven de un sueldo fijo.

No le faltan problemas, en aquella época,a una ciudad como Elda, en constante expan-sión, algunos de cierto calibre y de carácterendémico. Carecía el pueblo de espacios ver-des para solaz de sus habitantes. Los niñoshan de utilizar calles y plazas para desfogarseen sus juegos infantiles. Los reducidos espaciosajardinados de la plaza de Sagasta, con susbancos de azulejos y su diminuto estanque,

junto con el del Casino Eldense, para uso ex-clusivo de sus socios, son del todo insuficien-tes dadas las dimensiones del pueblo y el vo-lumen de su población. También es insuficien-te e inadecuada la estación de ferrocarril Elda-Petrer, en mal estado y con instalaciones insu-ficientes, impropias para el movimiento de mer-cancías generado por la industria local; y aúnpeor es el estado del viejo puente sobre el re-seco Vinalopó en el camino de la estación. Elpueblo también está falto de un matadero mu-nicipal que reúna las condiciones de espacioe higiene acordes con sus necesidades y otrotanto sucede con el lavadero público.

En lo concerniente al agua y la electrici-dad, Elda sufre las incomodidades de su insufi-ciente suministro. Son frecuentes los cortes en elfluido eléctrico y ello provoca paros en la pro-ducción industrial y apagones en el alumbradopúblico y doméstico. La sociedad Aguas del Can-to se queda corta en el suministro de agua alpueblo. En el verano, se agudiza el problema dela escasez de agua, precisamente cuando más seprecisa el líquido elemento. Es un espectáculover las largas colas de mujeres en torno a lasfuentes públicas a la espera de llenar sus cánta-ros y botijos.

Pero el problema mayor que tiene Elda esel de la falta de escuelas y el deficiente estado delas que hay. Son muchos los niños sin escolari-zar, niños vagabundos por las calles del puebloo ayudando a sus padres en las tareas zapateras.Hay falta de locales y de material pedadógicoadecuado. Algo atenúa este problema la actua-ción extraordinaria del equipo de profesores, res-ponsables y con vocación, educadores de va-rias generaciones de niños eldenses. Una ac-tuación encomiable fue la de don José Tomás,hombre honesto, gran educador, recordado siem-pre con respeto.

En el tiempo de referencia, Elda no dispo-ne de ninguna biblioteca pública. Se está inten-tando el conseguirla y hay la promesa, por par-te del estamento oficial, de concederla. Comodato curioso sobre el aspecto de la lectura, en El-da se reciben, diariamente, unos seiscientosejemplares de periódicos. Con este volumen deprensa diaria se da satisfacción a las necesida-des informativas de una población que roza losdoce mil habitantes. Son los periódicos de ma-yor difusión entre los eldenses el ABC, El Heral-do de Madrid y El Sol.

❿ Grupo de jóvenes eldenses en laépoca del charlestón (Foto Archivo J.Capilla).

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Todos los problemas encontraron su solu-ción. Fue cuestión de tiempo y de tesón por par-te del pueblo de Elda, siempre confiado con su fu-turo.

Es tradicional la laboriosidad del eldense ysu proclividad a sacarle partido a la vida, a pasár-selo lo mejor posible, mientras pueda, con el pro-ducto de su trabajo. Para entretenerse y divertirse,no les faltaban medios a los eldenses en aquel pe-riodo de tiempo anclado en los felices años 20. Elcine es el espectáculo rey; causa furor en las gen-tes y Elda cuenta con dos salas de proyecciones:el tradicional Teatro Castelar y el Cine Cervantes.En su pantalla se proyectan películas de cine mu-do, en blanco y negro, con cambios de programacasi a diario. En la canícula, se proyecta al aire li-bre en el Parque de Atracciones, recinto multiusohabilitado para toda clase de espectáculos, inclu-so corridas de toros. Por los escenarios de Eldadesfilan las más renombradas compañías de tea-tro y zarzuela de España. En días de Carnaval, do-mingos y otras fiestividades, la juventud danza enEl Polistilo y en los salones del Casino Eldense. Elcharlestón, con su ritmo divertido, es el baile demoda junto al melancólico tango. Con el buen tiem-po, tienen lugar las alegres verbenas en los recin-tos de El Trinquete y El Parque, en la plaza Sagas-ta y jardines del Casino, todas siempre muy con-curridas y animadas.

En el aspecto deportivo, la afición del el-dense se inclina por las sesiones de juego de pe-lota valenciana celebradas en el Trinquete y las ac-

tuaciones del Club Deportivo El-dense en el campo de fútbol de ElParque. Cuando el contrincante esel Elche, no puede faltar la inter-vención de la Guardia Civil; formaparte del espectáculo.

Para departir con los ami-gos en torno a una mesa de már-mol, degustar un café o una copade licor, entre el barullo de las con-versaciones, se acude cotidiana-mente al Círculo Mercantil, al Ca-sino Eldense, al Círculo Republi-cano o al local del Círculo Socia-lista. La gente joven, al término dela jornada, cuando acaba sus ocu-paciones, al oscurecer, pasea porla calle Nueva. De estos bullicio-sos paseos solían surgir noviazgosque acababan en la vicaría de la

parroquia de Santa Ana.En lo cultural, alguna actividad tiene lugar

en Elda en aquellos años. La afición a las mani-festaciones musicales es tradicional entre los el-denses y ésta se polariza en las actuaciones de labanda Santa Cecilia, dirigida por don Enrique Al-miñana. Es una de las mejores bandas de la pro-vincia alicantina y tiene en su haber diversos ga-lardones conseguidos con sus brillantes actuacio-nes en los certámenes. Las actuaciones de la San-ta Cecilia dan realce a las celebraciones públicasjunto con la presencia de las escuadras de volun-tarios de la Cruz Roja y los jóvenes del Cuerpo deExploradores.

Otro indicador cultural son las conferenciasque, sobre diversos temas, dan profesionales mé-dicos, abogados, profesores, etc..., principalmen-te en los locales, siempre dispuestos, del CírculoRepublicano y del Casino Eldense. De vez en cuan-do, tienen lugar, en esos mismos locales, sesio-nes sobre aspectos literarios y políticos. En estosdos últimos temas, tuvo su protagonismo la Agru-pación Socialista en su local, sito en la calle PabloGuarinos.

Como colofón a este improvisado artículo, ci-taré un importante acontecimiento cultural surgidoen la década de los años veinte. Me estoy refirien-do, concretamente, al nacimiento del semanarioIdella, gracias al mecenazgo del gran industrial el-dense don Manuel Maestre Gras y al entusiasmode unos cuantos, casi todos jóvenes, cuyo lema fue«POR Y PARA ELDA».

❿ Anuncios aparecidos en la publicación Alicante Turismo,ilustrativos del nivel de bienestar que disfrutaba la población (laque pudiera) a finales de la década. 1929-30.

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Para situar al lector, voy a describir có-mo era mi pueblo cuando yo tenía cua-tro o cinco años y seguro que, al mis-mo tiempo que yo crecía, también lohacía él, porque era un pueblo con una

industria en expansión aunque acabábamos desalir de una guerra civil y la vida no era fácil para na-die. Con el paso del tiempo, su población aumen-tó y, por lo tanto, también su núcleo urbano con laconstrucción de viviendas para alojar a una cre-ciente inmigración de personas de otros puebloscercanos o distantes, una inmigración que ya exis-tía antes de la guerra y que se volvió a reanudar unavez acabada la contienda.

En los años 40, la vida, para nosotros, los ni-ños muy pobres, porque realmente lo éramos, eramuy sencilla y muy apegada al barrio de La Fra-ternidad, formado aproximadamente por 625 casasdistribuidas en 25 bloques o manzanas rectangu-lares, cada uno de los cuales contaba con 25 vi-viendas de planta baja separadas por un muro quelas dividía, dejando para cada una de ellas un es-pacioso patio que se prolongaba a la casa propia-

mente dicha con fachadas de unos diez u oncemetros, con una ventana a ambos lados de unapuerta grande de madera dividida, a su vez, endos más pequeñas, con sus correspondientes pi-caportes, que daban acceso, indistintamente, alinterior. Las ventanas y la puerta estaban protegi-das por unas persianas de varillas de madera que,mediante una cuerda, se podían enrollar y dejarlastotalmente bajadas o levantadas hasta cierta altu-ra. Estas fachadas daban a dos calles en su partemás larga y a otras dos transversales en su partemás corta.

Mi vida estuvo relacionada solamente contres o cuatro manzanas de viviendas de mi barrio,o sea, del total de La Fraternidad, sobre todo conlos vecinos más próximos a nosotros. Nuestra ca-sa estaba situada en la calle denominada de LaVictoria, pared contra pared con la vecina, quehacía esquina y nos separaba transversalmentede la calle del General Martínez Anido (hoy JuanCarlos I), que era la arteria principal que unía elbarrio con el núcleo más importante del pueblo.Luego continuaré con la descripción del barrio de

MI VISIÓN DE NIÑO DELBARRIO DE LA FRATERNIDAD

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❿ Grupo de niños y niñas del colegio Fray Luis de Granada. Enero de 1934.

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La Fraternidad, que entonces, para mí, estabadesligado y era un mundo completamente dife-rente de lo que recibía, en su totalidad, el nombrede ciudad de Elda. Mi barrio parecia no pertene-cer a ella y, aunque no muy alejado de su núcleourbano principal, nuestro barrio estaba separadodel mismo por una franja de terrenos o descam-pados sin edificar, para mí enormes entonces, enparte cubiertos de maleza y otros secos, áridos ydesprovistos de vegetación, lo que parecía ale-jarnos y separarnos todavía más, aislándonos den-tro del barrio, haciéndome creer que él y su entornoeran lo más bonito que pudiera haber en la Elda deaquellos años, principalmente por mi desconoci-miento de ella. Y es que, apoyándome en mis tí-midas incursiones al centro de la ciudad, siempreacompañado por alguna persona mayor de mi fa-milia para efectuar alguna gestión o visita de laque mi presencia era el motivo principal, no vi otracosa que ruinas de fábricas y edificios, paredo-nes medio derruidos, de bastante largura y di-mensiones, que encerraban en su interior algo novisible, suponía yo que multitud de escombros alos que no se podía acceder. Si vislumbré algúnedificio que pudiera albergar algo de belleza ensu interior, fue desde lejos o intuido desde unas re-jas o puertas exteriores que daban a la calle, ce-rradas a cal y canto y, según mi corto entender,deshabitadas y descuidadas o, si estaban ocu-padas, sin alegría y sin vida.

Para mí, sólo existía vida y actividad en mibarrio de La Fraternidad y, de él, exclusivamente enunas pocas manzanas, donde se desarrollabanmis ocupaciones y, sobre todo, los juegos con misamigos. En fin, mi Elda era la que se prolongaba apartir de la calle del General Martínez Anido, sinincluir los jardines de la plaza Castelar y algunas ca-lles de otro barrio no terminado, llamado del Pro-greso, que empezaba un poquito más arriba de laplaza Sagasta y terminaba a la al-tura de la plaza Castelar. A partirde la plaza estaban los descam-pados que he citado unas líneasmás arriba y, desde ahí, empeza-ba el barrio de La Fraternidad,aunque, para mí, empezaba enuna área más pequeña, la de miterritorio, como si se tratase demis posesiones, cual si fuesenmías, es más, realmente eran mí-as, eso ni lo dudaba. Debo añadir,para la comprensión del lector,

que esta zona tenía como centro geométrico la vi-vienda propiedad de mis tíos, donde yo vivía conellos y con mis primos y primas, una vivienda que,junto a la última manzana enfrente de nuestra ca-sa, separada de ésta por una calle, terminaba el ba-rrio hacia arriba. A partir de ahí, empezaban loscampos de cereales y trigo, que continuaban en di-rección a Petrel con otros de olivos, almendros y ár-boles frutales. Los dos extremos donde me movíacomo prolongación de mi hogar estaban limitadospor dos fuentes públicas de agua potable, puestoque, aunque las viviendas tenían agua corriente,ésta no servía para beber ni para cocinar. Eran lasllamadas aguas del Canto. Junto a una fuente pú-blica, estaba la tienda de comestibles y ultramari-nos de Leonardo, de la que nos surtíamos, estoypor decir, todos los vecinos y, muy cerca, el horno

❿ Casa de planta baja característica delbarrio de La Fraternidad, tal como seconserva hoy.

❿ Anuncio del bar La Parranda, «El Casinico» o «CasaGinés», donde hoy está situado el bar Dandy. Programade las Fiestas Mayores de 1935.

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donde vendían pan y a donde lo llevaban, paraque se finalizase su elaboración, las mujeres que loamasaban y hacían en su casa. En ciertas ocasio-nes, también hacían las típicas toñas, magdale-nas, rollitos, mantecados, etc..., con que se cele-braban determinados acontecimientos familiareso fiestas generales. En el otro extremo, una man-zana más abajo, dejando entremedio otra, estabala segunda fuente, en la esquina de la calle forma-da entre el segundo y tercer bloque, en el comienzodel barrio, y la calle de Martínez Anido, que la atra-vesaba, flanqueada en la misma esquina por el baro casinico de Ginés y enfrente, al atravesar la ca-lle, estaba la tienda de Remedios. Fuera de estoslímites, acercándose al comienzo de los bloques denuestro barrio, que estaba separado del resto de lapoblación por una gran extensión de terreno sinedificar que empezaba en el final de la plaza Cas-telar y los últimos bloques de un nuevo barrio, só-lo edificado en parte, llamado El Progreso, en laparte superior del primer bloque de nuestro barrio,haciendo esquina con Martínez Anido, estaba labarbería del tío Melsa. Y en la acera siguiente, unavez pasada la calle perpendicular y siguiendo ha-cia la izquierda, aproximadamente a mitad de lomás largo de la manzana, acercándonos a la tien-da de ultramarinos, se encontraba una vivienda enla que, aprovechando una de las dos habitacio-nes que daban a la calle, un vecino empezó con unnegocio pequeño que, más o menos, hacía las ve-ces de biblioteca y librería. Allí, además de pre-tender vender libros, revistas, cuentos y tebeos,lo que verdaderamente hacía era intercambiar yalquilar cuanto legible caía en sus manos. Graciasa este vecino, creo que podían satisfacer sus in-quietudes culturales las pocas personas que lastenían. Supongo que algunas personas leerían librosde buena literatura, pero, sobre todo, lo que más sepedía eran novelas rosa, las mujeres, y los hombresnovelitas del Oeste americano. Ahí empezaron a ha-cerse famosos en toda España Corín Tellado y M.L.Estefanía.

Aunque he comentado que éramos familiasmuy pobres, en años tan duros como los que vi-víamos teníamos la suerte, sin embargo, de resi-dir en relativa paz y con mi familia trabajando en laindustria zapatera, disponiendo así de un sueldo se-guro semanal con el que todos salíamos adelante,como generalmente todos mis vecinos y sus hi-jos, mis amigos de la infancia, compañeros de misjuegos y correrías por el pequeño territorio querealmente creíamos que era nuestro.

❿ Tres imágenes de la nevada de 1956en el barrio de Fraternidad. Arriba, enla calle La Paz. Abajo, en el cruce delas calles General Moscardó (hoy Pi yMargall) con Fray Luis de Granada.

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á l b u m

Como ya ocurriera el

año pasado,

bastantes fotos de

las destinadas a

este apartado se han

utilizado para

ilustrar diferentes trabajos de la

revista. Sin embargo, el material

recogido permite volver a contemplar,

en un capítulo específico, un nuevo

conjunto de imágenes ilustrativas de

la vida cotidiana de la ciudad y de

sus habitantes en décadas pasadas.

Quizá en este ocasión las

instantáneas recopiladas no alcancen

el valor histórico que tuvieron

algunas de las presentadas el año

pasado, pero siguen manteniendo

interés y, en cualquier caso, van

engrosando un archivo que, poco a

poco, está aglutinando la memoria

visual de Elda en el pasado siglo XX,

mérito que corresponde a los viejos y

nuevos donantes, que siguen

dispuestos a compartir parte de sus

archivos personales con los lectores.

Que no decaiga. ❿ Dos mujeres eldenses en la playa de Alicante, instaladas al lado de losbaños. Años 20.

Álbum

❿ Canteras de Bateig. Al fondo, la Peña del Sombrero. Esta foto de 1905formó parte de la exposición Novelda en imágenes organizada por elGrupo C.I.E.N. en 1993.

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� Prototipo de eldense. Años 30.

❿ Tres amigas ataviadas de monerasdelante de la boca del túnel.Años 20-30.

➛ Representación de la zarzuela Molinos deviento por chicas eldenses en el TeatroCastelar, bajo la dirección de D. RamónGorgé. Años 20.

❷ Grupo de amigos de la Peña El nabofotografiados en la estación delferrocarril. Años 30.

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� Alumnas del colegio El Progreso con la maestra Dª Clara. 1931-32.

� Alumnos del colegio que había en la Avenida de Chapí esquina con Chapitel. Sobre 1912.

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� Niño montado a caballo en la confluencia de la calle Petrer conJardines. Al fondo, aparece el antiguo carrico del «mesclao». 1958.

❿ Dos niños jugando con la nieve (probablemente se trate de la nevada de1960) en los alrededores de la antigua fábrica de cartón de EméritoMaestre.

❷ Niños jugando con la nieve delante de las «casas de cemento», situadas

� Niña jugando al hula-hop en la antigua replaceta delas Monjas. 1958.

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� Aspecto que tenía el puente de laEstación el día que llegaron losvoluntarios eldenses repatriados de laDivisión Azul. La revista alborada yaha publicado anteriormente varias fotosde ese momento, pero esta imagen esespecialmente significativa por losdetalles que se aprecian tanto delpuente como de los barrios de la HuertaNueva y Estación. 1954.

➛ Recibimiento al Obispo en una visita aElda en los años 50. La comitiva está enla calle Antonio Maura y al fondoaparece la parada del Colilla, el popularcoche de línea, frente al GarajeMonumental (hoy edificio Elda).

❿ Curiosa perspectiva de una niñafotografiada en la Cruz de los Caídosrecién construida. 1943-44.

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� Niño posando delante de la furgoneta dereparto de los famosos chocolates Hijos deMarcos Tonda, de Villajoyosa. La foto estátomada en la Avenida de Chapí, en la puertade la posada de la Tía María, junto alGaraje Monumental. Años 50.

➛ En el coche de Pedrito Rico, prestado parauna boda, en la puerta del salón de veranoLa Playa, donde se celebró el banquete.1972.

� Fotografiándose junto a uncaracterístico «haiga» de laépoca, 1955.

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��Al fondo, a la izquierda, antiguo chalet del médicoEnrique Román, que estaba situado en la Avenida deChapí. La foto está tomada desde la calle Trinquete.Nevada de 1960.

� Toma hacia arriba desde la Avenida de Chapí a la alturade la calle Rosales en la misma nevada de 1960.

➛ En la ermita de San Crispín recién construida yrodeada de campo. Años 50.

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� La Avenida de Novo Hamburgo en sus comienzos. Al fondo aparecen las primeras casas del barrio de Caliu. La construcción de laAvenida de Novo Hamburgo supuso en su momento una circunvalación o salida hacia Monóvar y viceversa. Sobre bancales quefueron llenándose de ripio y otros materiales de relleno se levantó el peculiar muro que hoy existe y que esta foto de 1964 nosmuestra en toda su desnudez.

❿ Esta foto, también de1964, tomada desdeuna terraza delentonces pujantebarrio de Caliu, es unaimagen inversa de laanterior. Detrás de losprotagonistas, seaprecia al fondo elmuro en construcciónde la Avenida NovoHamburgo y, másatrás, las puertastraseras o “postigos”de la popular calle LaTripa, todavía libre delcinturón de edificiosque, al amparo de lanueva avenida,taparían lo que hastaese momento eran losarrabales de Elda.

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� Haciendo barra fija en el interior del bar del Templete de la Plaza Castelar. Junio de 1954.

� Rondalla Juvenil Eldense de la Casa del Niño, en los estudios de la antigua emisora Radio Elda. 1961-62.

Page 168: alborada - Valle de Elda · de González y Albero • La moto, reina de las calles • Estampas moteras • El Motoclub Elda • Carreras de motos de velocidad disputadas en Elda

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❿ Grupo de amigasregresando desde elPeter Rives a Eldapor la carretera deMonóvar. 1966.

� Pandilla de jóvenes modernos a principios de los años 70.