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El día 19 de marzo el papa Fran- cisco nos volvía a sorprender con un magnífico documento: la exhorta- ción apostólica Gaudete et exsul- tate, con la que realiza un llama- miento a la santidad en el mundo contemporáneo. La introducción, aunque algo más breve de lo que acostumbra el Papa, tiene el denominador común de sus otros textos, es decir, se con- textualiza en el momento pre- sente, además de invitarnos con un lenguaje sencillo, claro y directo, en esta ocasión, a ejercer la santidad. “Alegraos y regocijaos” (Mt. 5,12) dice Jesús a los que son perse- guidos por su causa. El Señor, que nos pide todo, nos ofrece la verdade- ra vida, la felicidad para la que fui- mos creados. “No espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”. El Papa no escribe un tratado sobre la santidad, más bien hace que resuene en cada persona esa llama- da a ser santa, “para que seamos san- tos e irreprochables ante él por el amor” (Ef 1,4). Y lo afronta con un estilo diferente al de otros papas, ya que Francisco interpela a nuestra individualidad a través de cinco capítulos con el fin de que respon- damos a esa llamada personal. En el primer capítulo se presen- tan distintas formas de llegar a la santidad. Hay ocasiones en que esta se reconoce oficialmente y otras, en las que aún sin este reconocimiento, se logra cambiar el mundo, inclu- yendo el testimonio de vida de un gran número de personas cristianas cuyo martirio constituye hoy un signo de nuestro tiempo. “Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la histo- ria, un aspecto del Evangelio”. La santidad es tan diversa como la humanidad y está “en la puerta de al lado”. La practican personas co- rrientes que día a día van incremen- tando su compromiso de amor, especialmente con las personas más vulnerables. Nadie se salva aisladamente sino que Dios nos atrae tomando en cuenta las com- plejas relaciones humanas: Dios qui- so entrar en una dinámica particu- lar, en la dinámica de un pueblo. Para reconocer cuál es la palabra de Dios que se manifiesta a través de una persona santa, no conviene en- tretenerse en detalles, porque en el transcurso de toda vida se cometen errores, se tropieza, se cae y es nece- sario contemplar el conjunto, esa figura que refleja algo de Jesucristo y que le da un sentido total a la vida. La misión personal es insepara- ble de la construcción del reino, un reino de amor, de justicia y de paz. Cristo nos acompaña en este proceso, pero la santificación es imposible si no ponemos nuestro empeño en esta edificación. “Nos hace falta un espíritu de santidad que impregne tanto la sole- dad como el servicio, tanto la intimi- dad, como la tarea evangelizadora, de manera que cada instante sea expresión de amor entregado bajo la mirada del Señor”. Podríamos decir que hoy con- curren dos enemigos de la santi- dad: el gnosticismo y el pelagia- nismo. El primero mide la santidad de las personas por la cantidad de datos y conocimiento que acumulan, pero sabemos que esta no es un montón de datos, ni de conocimientos, ni de elucubraciones, sino un camino de misericordia que nos conduce al prójimo. Quienes responden a la menta- lidad pelagiana confían en sus pro- pias fuerzas, se sienten superiores por cumplir determinadas normas y suelen transmitir la idea de que todo se puede con la voluntad humana, dejando en un segundo plano la mi- sericordia de Dios. Habría que pedir humildemente como San Agustín: “Señor, dame lo que me pides y pídeme lo que quieras”. Según afirma el Papa, el carnet de identidad de las personas cris- tianas son las bienaventuranzas, aunque estas supongan un desafío y un camino contracorriente. El Papa va describiéndolas y explicando el contravalor que suponen con las tendencias de este mundo. Quienes siguen las bienaventuranzas encon- trarán el “protocolo” del juicio final: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de be- ber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, en- fermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 35-36). Igualmente chocamos con al- gunas ideologías engañosas que nos llevan a separar las exigencias del Evangelio de la relación perso- nal con el Señor. Así se convierte al cristianismo en una especie de ONG, quitándole esa mística luminosa que vivieron grandes ejemplos de santi- dad. Por otro lado existen quienes viven sospechando del compromiso social de otras personas, considerán- dolo superficial, mundano, populis- ta o comunista... En la actualidad se nos llama a vivir el camino de la iluminación espiritual que nos pre- sentaba el profeta Isaías cuando se preguntaba qué es lo que agrada a Dios: “Partir tu pan con el ham- briento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien va des- nudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora” (Is. 58, 7-8). En consecuencia, el culto que más agrada a Dios es aquel que nos hace vivir con generosidad y nos conduce a manifestar el don, que recibimos en Dios, en la entrega al prójimo. La santidad hay que vivirla con humildad, alegría y sentido del humor. Con una alegría que se tra- duce en comunión, que se comparte y reparte, porque como nos enseñan los Hechos de los Apóstoles, hay más alegría en dar que en recibir. La san- tidad también es audacia y empu- je evangelizador que deja una marca en este mundo. Jesús repite varias veces, que no nos asustemos, que Él estará hasta el final de los tiempos. Necesitamos el empuje del Espíritu para que el miedo y el cálculo no nos paralicen. Dios es siempre novedad que nos empuja a partir una y otra vez y a desplazar- nos para ir más allá de lo conocido, hacia las periferias y las fronte- ras. Todo ello vivido en comuni- dad y oración constante y discer- niendo a la luz del Señor. ISABEL CUENCA ANAYA ALEGRAOS Y REGOCIJAOS Nº 45 QUINTA ETAPA 2018

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El día 19 de marzo el papa Fran-cisco nos volvía a sorprender con un magnífico documento: la exhorta-ción apostólica Gaudete et exsul-tate, con la que realiza un llama-miento a la santidad en el mundo contemporáneo. La introducción, aunque algo más breve de lo que acostumbra el Papa, tiene el denominador común de sus otros textos, es decir, se con-textualiza en el momento pre-sente, además de invitarnos con un lenguaje sencillo, claro y directo, en esta ocasión, a ejercer la santidad. “Alegraos y regocijaos” (Mt. 5,12) dice Jesús a los que son perse-guidos por su causa. El Señor, que nos pide todo, nos ofrece la verdade-ra vida, la felicidad para la que fui-mos creados. “No espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”. El Papa no escribe un tratado sobre la santidad, más bien hace que resuene en cada persona esa llama-da a ser santa, “para que seamos san-tos e irreprochables ante él por el amor” (Ef 1,4). Y lo afronta con un estilo diferente al de otros papas, ya que Francisco interpela a nuestra individualidad a través de cinco capítulos con el fin de que respon-damos a esa llamada personal. En el primer capítulo se presen-tan distintas formas de llegar a la santidad. Hay ocasiones en que esta se reconoce oficialmente y otras, en las que aún sin este reconocimiento, se logra cambiar el mundo, inclu-yendo el testimonio de vida de un gran número de personas cristianas cuyo martirio constituye hoy un signo de nuestro tiempo. “Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la histo-ria, un aspecto del Evangelio”. La santidad es tan diversa como la humanidad y está “en la puerta de al lado”. La practican personas co-rrientes que día a día van incremen-tando su compromiso de amor, especialmente con las personas más vulnerables. Nadie se salva aisladamente sino que Dios nos atrae tomando en cuenta las com-plejas relaciones humanas: Dios qui-

so entrar en una dinámica particu-lar, en la dinámica de un pueblo. Para reconocer cuál es la palabra de Dios que se manifiesta a través de una persona santa, no conviene en-tretenerse en detalles, porque en el transcurso de toda vida se cometen errores, se tropieza, se cae y es nece-sario contemplar el conjunto, esa figura que refleja algo de Jesucristo y que le da un sentido total a la vida. La misión personal es insepara-ble de la construcción del reino, un reino de amor, de justicia y de paz. Cristo nos acompaña en este proceso, pero la santificación es imposible si no ponemos nuestro empeño en esta edificación. “Nos hace falta un espíritu de santidad que impregne tanto la sole-dad como el servicio, tanto la intimi-dad, como la tarea evangelizadora, de manera que cada instante sea expresión de amor entregado bajo la mirada del Señor”. Podríamos decir que hoy con-curren dos enemigos de la santi-dad: el gnosticismo y el pelagia-nismo. El primero mide la santidad de las personas por la cantidad de datos y conocimiento que acumulan, pero sabemos que esta no es un montón de datos, ni de conocimientos, ni de elucubraciones, sino un camino de misericordia que nos conduce al prójimo. Quienes responden a la menta-lidad pelagiana confían en sus pro-pias fuerzas, se sienten superiores por cumplir determinadas normas y suelen transmitir la idea de que todo se puede con la voluntad humana, dejando en un segundo plano la mi-sericordia de Dios. Habría que pedir humildemente como San Agustín: “Señor, dame lo que me pides y pídeme lo que quieras”. Según afirma el Papa, el carnet de identidad de las personas cris-tianas son las bienaventuranzas, aunque estas supongan un desafío y un camino contracorriente. El Papa va describiéndolas y explicando el contravalor que suponen con las tendencias de este mundo. Quienes siguen las bienaventuranzas encon-trarán el “protocolo” del juicio final:

“Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de be-ber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, en-fermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme” (Mt 25, 35-36). Igualmente chocamos con al-gunas ideologías engañosas que nos llevan a separar las exigencias del Evangelio de la relación perso-nal con el Señor. Así se convierte al cristianismo en una especie de ONG, quitándole esa mística luminosa que vivieron grandes ejemplos de santi-dad. Por otro lado existen quienes viven sospechando del compromiso social de otras personas, considerán-dolo superficial, mundano, populis-ta o comunista... En la actualidad se nos llama a vivir el camino de la iluminación espiritual que nos pre-sentaba el profeta Isaías cuando se preguntaba qué es lo que agrada a Dios: “Partir tu pan con el ham-briento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien va des-nudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora” (Is. 58, 7-8). En consecuencia, el culto que más agrada a Dios es aquel que nos hace vivir con generosidad y nos conduce a manifestar el don, que recibimos en Dios, en la entrega al prójimo. La santidad hay que vivirla con humildad, alegría y sentido del humor. Con una alegría que se tra-duce en comunión, que se comparte y reparte, porque como nos enseñan los Hechos de los Apóstoles, hay más alegría en dar que en recibir. La san-tidad también es audacia y empu-je evangelizador que deja una marca en este mundo. Jesús repite varias veces, que no nos asustemos, que Él estará hasta el final de los tiempos. Necesitamos el empuje del Espíritu para que el miedo y el cálculo no nos paralicen. Dios es siempre novedad que nos empuja a partir una y otra vez y a desplazar-nos para ir más allá de lo conocido, hacia las periferias y las fronte-ras. Todo ello vivido en comuni-dad y oración constante y discer-niendo a la luz del Señor.

ISABEL CUENCA ANAYA

ALEGRAOS Y REGOCIJAOS Nº 45 QUINTA ETAPA 2018

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Resulta muy alarmante la cre-ciente militarización a que esta-mos asistiendo, que sin duda difi-culta la búsqueda de soluciones pacíficas y negociadas a los casi 50 conflictos armados existentes en el mundo. Según datos publicados el pasado 2 de mayo por el Stoc-kholm Peace Research Institute (SIPRI), el gasto militar mundial ascendió a 1.739 miles de millo-nes de dólares en 2017, lo cual supone un incremento del 1,1% con respecto a 2016. Este gasto supone el 2,2% del PIB mundial y, en términos más ilustrativos, signi-fica que la humanidad gasta 230 dólares por persona y año en armas. El aumento más reciente del gasto militar se debe funda-mentalmente a países de Asia, Oce-anía y Oriente Medio, pero nuestro país no es en absoluto ajeno a esta tendencia, a pesar de la apremian-te necesidad que tenemos de au-mentar un gasto social que ha sido drásticamente recortado con el pre-texto de la crisis económica.

Así, en enero de 2018 conoci-

mos la intención del Gobierno de duplicar el gasto militar de nuestro país de aquí a siete años. Como informaba El País en su edi-ción del 24 de enero, el Gobierno de España se ha comprometido ante la OTAN a destinar a gasto militar en 2024 el 1,53% de su Producto Interior Bruto (PIB). Esto signifi-caría un gasto anual de 18.470 mi-llones de euros, lo cual supone duplicar el 0,86% actual, aun-que el porcentaje real es mayor si se tiene en cuenta el gasto “oculto” en defensa a través de otros ministerios, como son las partidas de I+D+i militar o los cos-tes de operaciones militares en el exterior (véase el reciente Análisis del Presupuesto de Defensa 2018 realizado por el Centro Delás de Estudios por la Paz). Recordemos que ya en la cumbre de Gales, cele-brada en 2014, la OTAN estable-ció el 2% del PIB como objetivo para la siguiente década. Esta cifra es en principio superior a la

que España está planteando, aun-que cumplimos ya otro de los objetivos acordados en aquella cumbre: destinar el 20% del gasto militar a la adquisición de nuevo equipamiento.

Parece claro que este último ob-

jetivo está directamente vincula-do a los intereses de la indus-tria militar, y este informe 2017 del SIPRI vuelve a colocar a nuestro país como el séptimo exportador de armas del mun-do en el periodo 2012-2016, du-rante el cual España realizó el 2,7% de todas las exportaciones mundia-les de armamento. Los primeros países de la lista de exportadores son, en este orden, Estados Uni-dos (con el 33% de las exportacio-nes), Rusia (23%), China (6,2%), Francia (6,0%), Alemania (5,6%) y Reino Unido (4,6%). El volumen de transferencias internaciona-les de grandes armas aumento un 8,4% entre los periodos 2007-11 y 2012-16, y las estimaciones del SIPRI indican que este comercio mueve al menos unos 100 mil mi-llones de dólares anuales. Como es habitual, llama la atención que todos los países con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (China, Francia, Rusia, Reino Unido, EEUU) ocupen los lugares más destacados de este ranking. Ciertamente, será difícil que estos países se impliquen de forma efec-tiva en iniciativas de desarme glo-bal que sin duda irían en contra de sus intereses económicos.

Por otro lado, nuestro país está

siendo hasta el momento total-mente refractario a la firma y ratificación del Tratado de Prohibición de las Armas Nu-cleares, aprobado el 7 de julio de 2017 y por el que la Campaña In-ternacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, una agrupación de 486 organizaciones en 101 países) recibió el pasado 10 de diciembre el Premio Nobel de la Paz. España no quiso participar en

la negociación del Tratado y votó en contra de la resolución de la Asamblea General de las Nacio-nes Unidas que iniciaba dicha negociación. La razón aducida por nuestro país fue que las armas nucleares de los EEUU resulta-ban esenciales para nuestra se-guridad, un argumento que se contradice directamente con el riesgo humanitario global que im-plica la existencia de un arsenal nuclear de más de 15000 cabe-zas nucleares en todo el mun-do, de las cuales más de 4000 se encuentran desplegadas realmen-te.

Por todo ello es urgente seguir

implicándose en todas las ini-ciativas de desarme, control del comercio de armas y educa-ción para la Paz, porque como nos recuerda el la Encíclica Pacem in Terris en su número 113: “Todos deben, sin embargo, convencerse que ni el cese en la carrera de ar-mamentos, ni la reducción de las armas, ni, lo que es fundamental, el desarme general son posibles si este desarme no es absoluta-mente completo y llega hasta las mismas conciencias; es decir, si no se esfuerzan todos por colabo-rar cordial y sinceramente en eli-minar de los corazones el temor y la angustiosa perspectiva de la guerra. Esto, a su vez, requiere que esa norma suprema que hoy se sigue para mantenerla paz se susti-tuya por otra completamente dis-tinta, en virtud de la cual se reco-nozca que una paz internacio-nal verdadera y constante no puede apoyarse en el equili-brio de las fuerzas militares, sino únicamente en la confian-za recíproca.”

ÁNGEL BALLESTEROS

Consejero, CG Justicia y Paz

GASTO MILITAR, COMERCIO DE ARMAS

Y DESARME

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El pasado 6 de junio se ce-lebró en Bruselas una reunión bajo el título de “Un día de re-flexión sobre la Laudato Si’. A este evento asistieron 70 represen-tantes de Conferencias Episco-pales, organizaciones y movi-mientos.

Todos los asistentes expresa-

ron su apoyo a un sistema finan-ciero sostenible en Europa y en la Iglesia. Los asistentes también se hicieron eco del reciente docu-mento del Vaticano de conside-raciones para un discerni-miento ético sobre algunos as-pectos del actual sistema económico y financiero: Oeco-nomicae et pecuniariae quaes-tiones.

En esta reunión se habló de las

inversiones éticas como un de-

safío para la Iglesia. El Movi-miento católico Mundial por el Clima (MCMC) invitó a las institu-ciones católicas a iniciar un pro-ceso de desinversión en com-bustibles fósiles y a unirse a otras instituciones de todo el mundo para tener una fuerte pos-tura profética en el cuidado de nuestra casa común.

Entre los asistentes, también se

sugirió que la Iglesia debería pres-tar más atención a las injusti-cias sociales y ambientales causadas por un sistema econó-mico y financiero basado úni-camente en el beneficio a cor-to plazo.

El evento estuvo organizado

por la Comisión de Conferencias Episcopales en la UE (COMECE), el Consejo de Conferencias Episco-

pales en Europa (CCEE), el MCMC y la red de Justicia y Paz Europa.

Durante ese fin de semana,

también en Bruselas, ha tenido lugar la reunión del Comité Eje-cutivo de Justicia y Paz de Eu-ropa, en el que entre otros temas, se ha terminado de aprobar el pro-grama de la Asamblea General de Justicia y Paz de Europa, que se celebrará en Barcelona.

ISABEL CUENCA ANAYA Secretaría Gral. CG Justicia y Paz

A mediados de abril celebramos en Palencia las jornadas anuales de la Comisión General de Justicia y Paz, que cumple 50 años en España, mientras que la Comisión diocesana de Palencia comenzó su trayectoria en junio de 2017. Culminamos el tercer año de reflexión dedicado a la encíclica Laudato Si’. El tema elegido fue el medio rural, presentándolo como una apuesta de vida y un lugar especial para reencontrarnos con la naturaleza y sentirnos parte de ella. El medio rural interpela nuestra depen-dencia del mundo natural, dependencia de sus ritmos, de sus elementos, recursos y diversidad. La gran diversidad de nuestros pueblos fue una de las conclusiones del encuentro. Aunque habitualmente tratamos de clasificarlos en base a elementos demográficos y de desarrollo económico, responden a necesidades históricas que no son homogéneas en todos los territorios. Sin embargo encon-tramos valores comunes como la calidad de las relaciones interpersonales y con la naturaleza, el apoyo mutuo en la vida comunitaria, la mayor participación en la toma de decisiones cotidianas, ma-yor tiempo para la espiritualidad, crecer en humanidad y en lo que hace plena la vida. Un pueblo pe-queño habitado es como una persona que merece ser cuidada en su dignidad aunque no sea rentable económicamente. Necesitamos que las políticas públicas y la Iglesia así lo consideremos y apoyemos actuaciones a largo plazo. El acto conjunto de este encuentro fue la plantación de un granado en el jardín público Dos Aguas de Palencia con la colaboración del Ayuntamiento y su alcalde. Del 28 al 30 de septiembre celebraremos el 50º aniversario de la Comisión General con Justicia y Paz de Europa. El encuentro será en Barcelona donde esta Comisión también cumple 50 años. Re-flexionaremos sobre el agua como fuente de vida, derecho humano y la responsabilidad de Eu-ropa en este tema. La acción simbólica, presente en estos encuentros, se desarrollará en el Delta del Llobregat donde la Laudato Si’ iluminará el paseo en distintos puntos de su recorrido. Los impactos ambientales de la escasez del agua y de su contaminación podrían afectar a mi-les de millones de personas, especialmente a las más pobres. Es previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales fuentes de conflicto de este siglo (LS 31).

MONTSERRAT SERRANO Secretaría Técnica, CG Justicia y Paz

I Día de Reflexion Laudato Si’ en Bruselas: Finanzas sostenibles en Europa y en la Iglesia

50 AÑOS DE JUSTICIA Y PAZ DESDE LA ECOLOGÍA INTEGRAL

(Plantando un árbol en Palencia) - (Acompañando un río en Barcelona)

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Comisión General Justicia y Paz de España Rafael de Riego, 16, 3º dcha. - 28045 Madrid

Tel. (+34) 91 506 18 28 [email protected] www.juspax-es.org

IBAN ES73 1491 0001 2110 3434 7912 Depósito legal: M-24725-1987

La Comisión General de Justicia y Paz forma parte de

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La trigésimo sexta Asamblea General se celebró en la sede de Cruz Roja Española. Participamos 70 ONGD y 12 Coordinadoras Autonómicas. El encuentro contó con la presencia del secretario

de Estado de Cooperación Internacional, Fernando García Casas. Ingresaron, como entidades asociadas, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado y la Fundación Consejo General de la Abogacía española, y, como socia de pleno derecho, la Fundación World Vision International. La Asamblea aprobó la unifi-cación de la Herramienta de Transparencia y Buen Gobierno para organizaciones de cooperación y de acción social, así como una propuesta para reforzar las medidas de prevención y seguimiento frente a conductas inadecuadas e ilícitas en nuestras organizaciones. Por último, aprobó una resolución sobre la necesidad de defender los derechos huma-nos y las libertades como premisa para alcanzar el desarrollo sostenible. A través de una dinámica participativa se compartió el contenido preliminar del Marco Estratégico 2019-2022. Entre los retos futuros señalados se encuentran visibilizar el compromiso por los derechos de la mu-jer; nuevas herramientas y espacios que faciliten el trabajo en conjunto; y mayor eficacia en la inciden-cia política sobre cooperación al desarrollo.

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El clamor de las personas más pobres y el clamor de la Tierra ha sido la clave repetida en estos meses de la Campaña “Si Cuidas el Planeta, Combates la Pobreza”, ya que resume el decálogo verde que ha configurado su recorrido por la Laudato si’. Durante mayo y junio se celebra la vigilia pascual de oración con este lema en distintas diócesis. Igualmente ha servido para configurar el objetivo de trabajo en los dos próximos años de Campaña. Durante los mis-mos se pondrá el acento en la íntima relación entre nuestros hábitos de consumo y este clamor. Un ejemplo actual es el cambio climático que producimos con nuestro modelo económico y de desarrollo. En diciembre de este año se celebra la COP24 en Polonia y, en el Día del Medio Am-biente, desde la Campaña nos hemos unido a la movilización global de todos los agentes sociales y al papa Francisco para reclamar políticas acti-vas que puedan revertir el cambio climático. Muchas comunidades empobrecidas tienen me-dios de subsistencia que dependen fuertemente de las reservas y ciclos naturales, como la agricul-tura, la pesca y los recursos forestales. Ellas, que son las menos responsables del cambio climático por su estilo de vida y producción, son también

quienes tienen menos recursos para adaptarse a los efectos del mismo.

El 18 de mayo tuvimos una reunión con representan-tes de la Subdirección General de Política Comercial con Europa y Productos Industriales, del anterior Mi-nisterio de Economía, Industria y Competitividad. El encuentro suponía un seguimiento de las actuacio-nes iniciadas por el Ministerio respecto al nuevo Re-glamento de la UE sobre la diligencia debida en las cadenas de suministro de minerales, que entró en vigor el 8 de junio de 2017. El propósito del Reglamento es eliminar los vínculos entre el conflicto, los abusos contra los derechos humanos y el comercio mundial de los minerales que contienen estaño, tanta-lio, tungsteno y oro en la UE, provenientes de cual-quier parte del mundo, para un suministro responsa-ble. En la reunión estuvimos presentes representantes de ALBOAN, Amnistía Internacional, Justicia y Paz, y REDES. Presentamos un documento de implementa-ción del Reglamento elaborado por las ONG europeas implicadas en el proceso, insistiendo en la importan-cia de seguir las directrices de la OCDE. España había asignado Autoridades Competentes con respecto al Reglamento y pensado los cauces de comunicación entre ellas para respetar la protección de datos; detectó únicamente dos empresas que estarían obligadas por el Reglamento, ambas importadoras de oro; participa en la elaboración de un borrador europeo para orien-tar a las PYME.

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La Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) ha promovido la celebración del prime-ro de mayo. El resultado ha sido todo un éxito, así como la conmemoración del día del trabajo decente el 7 de octubre contando con multitud de actividades por toda España. El grupo motor, integrado por Cáritas, Confer, HOAC, JEC, JOC y Justicia y Paz, ha apreciado una mejora impor-tante no solo en la organización de los actos, sino en la comunicación y difusión de los mis-mos. Estamos aprovechando sinergias fruto de la experiencia de estos años y de la unión de las entidades promotoras del trabajo decente. En las diócesis se ha ido afortunadamente más allá del planteamiento de vigilia del grupo motor, se han organizado charlas, se ha animado a ir a la manifestación y cada vez más obispos se in-volucran en el tema escribiendo cartas pastora-les. Se va viendo cada vez más fuerza e ilusión en las diócesis. Afortunadamente sindicatos y otras entidades sociales se suman a la iniciati-va. Ha sido muy positiva la repercusión que ha tenido en los medios de información. El grupo de comunicación de la plataforma ITD se está consolidando. Nos han pedido a Justicia y Paz que asumamos la portavocía de ITD.