ALFARERIA POPULAR ALAVESA - UAM

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ALFARERIA POPULAR ALAVESA JUANJO GALDOS LOPEZ DE LAÑO Dentro del panorama de la cerá- mica popular vasca, definida por la primord ial búsqueda de funcionali- dad y por la ausencia de decoración, la producción alavesa ha ocupado y ocupa un lugar predom inante por el mayor número de centros alfareros y la calidad de sus producciones. Los escasos trabajos de invest igación sobre el tema nos dan noticia de la existencia de unos centros alfareros documentados en la actual provincia de Alava. Por todo ello, la cerámica alavesa ha dejado su impronta en la mayoría de los ajuares y enseres do- mésticos de los caseríos y pueblos vascos. Si hubiera que definir un rasgo pe- culiar de la cerámica alavesa, consi- derando que las formas y la decora- ción han variado con el transcurso del tiempo, señalaría la utilización de esmaltes estanníferos, es decir, de color blanco «bañando» parcial o to- talmente la superficie de las piezas. La notic ia del alfar alavés más anti- guo que se conoce es la de Ullíbarri de los Olleros , al Sur de Vitoria-Gas- teiz , cuya existencia se data en el año 871 en un documento del monasterio de San Millán de la Cogolla, en el que entre varias localidades cita a Olleros . En este lugar se ha conocido en los siglos XVIII y XIX la existencia de tres hornos que fueron abandonados a principios de nuestro siglo. Al Sudeste de Vitoria-Gasteiz se si- túan los pueblos de Hijona, Eguileta y Erenchun. En ellos, tanto por refe- rencias documentales como por ves- tigios arqueológicos, se ha atestigua- do una importante producción alfa- rera en los siglos XVIII y XIX. Múltiples noticias hacen mención de la existencia de industria de loza ordinaria o común en Vitoria-Gasteiz en el siglo XIX. Siguiendo a todas ellas se deduce que los alfares gas- teiztarras estuvieron situados en el Alto de l Prado , el Portal de Francia, la calle Castilla, el Paseo de Urbina, la bajada al Cantón de Santa María y en la Plazuela del Príncipe , donde hubo un alfar con tres hornos frente al ca- llejón de la Alfarería. En el pueblo de Galarreta están da- tados cinco hornos desde el si- glo XVIII y algún otro más antiguo , perdurando uno de ellos hasta la mi- tad del siglo xx. Por estas ollerías pa- saron muchos olleros, destacando los hermanos Salinas. En el Valle de Zuía func ionó la elle- ría de los Ganzába l en Amétzaga, re- convert ida en su última etapa (1950) en fábrica de tejas y ladri- llos, y existen noticias de otra ollería en el pueblo contiguo de Murguía. Las dos ollerías que se conocie- ron en Ullíbarri-Gamboa desapare- cieron bajo las aguas del embalse del ladorra en 1957. Las familias Agui- rrebeitia y Galdós fueron las que tra- bajaron en ellas hasta su ob ligado abandono. Estas ollerías fueron pu- jantes en la primera m itad del siglo xx, comercializando sus pro- ductos en gran parte de Alava y prin- cipalmente en Gipuzkoa.Además fue un alfarero de Ullíbarri-Gamboa el que se instaló en el pueblo cercano de Gojain a finales de los años 20 y dio vida durante algún tiempo a otra ollería . Elosu fue uno de los centros alfa- reros más importantes y activos de Euskalherria y del que se sabe que existieron al menos cinco hornos. Como prueba de ello basta decir que el barrio de la carretera Vitoria-Bilbao pasó a llamarse «Barrio de Ollerías- gracias a su importante actividad al- farera. En la actualidad los descen- dientes de las últimas familias olleras , Ortiz de Zárate, Fernández de Larri- noa y Garmendia siguen vinculados de una u otra manera al trabajo del barro. José Ortiz de Zárate a sus 77 años mantiene un taller de alfarería en Ollerías en el que ha dado cob ijo a una escuela de alfareros jóvenes que intentan potenciar la cerámica popular vasca y servir de puente a otras futuras generaciones de alfa- reros . Cuando la ollería de Elosu de la familia Fernández de Larrinoa, en la que tamb ién trabajan los Garmend ia, fue destruida durante la Guerra Civil Española, tuvieron que trasladar el taller durante dos años a Salvatierra y después a Narvaja, donde se ins- 39

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JUANJO GALDOS LOPEZ DE LAÑO

Dentro del panorama de la cerá­mica popular vasca, definida por laprimord ial búsqueda de funcional i­dad y por la ausencia de decoración,la producción alavesa ha ocupado yocupa un lugar predom inante por elmayor número de centros alfareros yla calidad de sus producciones. Losescasos trabajos de investigaciónsobre el tema nos dan noticia de laexistencia de unos centros alfarerosdocumentados en la actual provinciade Alava. Por todo ello, la cerámicaalavesa ha dejado su impronta en lamayoría de los ajuares y enseres do­mésticos de los caseríos y pueblosvascos.

Si hubiera que defin ir un rasgo pe­culiar de la cerámica alavesa, consi­derando que las formas y la decora­ción han variado con el transcursodel tiempo, señalaría la utilización deesmaltes estanníferos, es decir, decolor blanco «bañando» parcial o to­talmente la superficie de las piezas.

La notic ia del alfar alavés más anti­guo que se conoce es la de Ullíbarride los Olleros , al Sur de Vitoria-Gas­teiz, cuya existencia se data en el año871 en un documento del monasteriode San Millán de la Cogolla, en el queentre varias localidades cita a Olleros .En este lugar se ha conocido en lossiglos XVIII y XIX la existencia detres hornos que fueron abandonadosa principios de nuestro siglo.

Al Sudeste de Vitoria-Gasteiz se si­túan los pueblos de Hijona, Eguiletay Erenchun. En ellos, tanto por refe­renc ias documentales como por ves­tigios arqueológicos, se ha atestigua­do una importante producción alfa­rera en los siglos XVIII y XIX.

Múltiples noticias hacen menciónde la existencia de industria de lozaordinaria o común en Vitoria-Gasteizen el siglo XIX. Siguiendo a todasellas se deduce que los alfares gas­teiztarras estuvieron situados en elAlto del Prado, el Portal de Francia, lacalle Castilla, el Paseo de Urbina, labajada al Cantón de Santa Maríay enla Plazuela del Príncipe , donde huboun alfar con tres hornos frente al ca­llejón de la Alfarería.

En el pueblo de Galarreta están da-

tados cinco hornos desde el si ­glo XVIII y algún otro más antiguo ,perdurando uno de ellos hasta la mi­tad del siglo xx. Por estas ollerías pa­saron muchos olleros , destacandolos hermanos Salinas .

En el Valle de Zuía funcionó la elle­ría de los Ganzába l en Amétzaga, re­convertida en su última etapa(1950) en fábrica de tejas y ladri­llos, y existen noticias de otra olleríaen el pueblo contiguo de Murgu ía.

Las dos oller ías que se conocie­ron en Ullíbarri-Gamboa desapare­cieron bajo las aguas del embalse delladorra en 1957. Las familias Agui­rrebeitia y Galdós fueron las que tra­bajaron en ellas hasta su ob ligadoabandono . Estas ollerías fueron pu­jantes en la primera mitad delsiglo xx, comercializando sus pro­ductos en gran parte de Alava y prin­cipalmente en Gipuzkoa. Además fueun alfarero de Ullíbarri-Gamboa elque se instaló en el pueblo cercanode Gojain a finales de los años 20 ydio vida durante algún tiempo a otraollería.

Elosu fue uno de los centros alfa­reros más importantes y activos deEuskalherria y del que se sabe queexistieron al menos cinco hornos.Como prueba de ello basta decir queel barrio de la carretera Vitoria-Bilbaopasó a llamarse «Barrio de Ollerías­grac ias a su importante actividad al­farera. En la actualidad los descen­dientes de las últimas familias olleras ,Ortiz de Zárate, Fernández de Larri­noa y Garmendia siguen vinculadosde una u otra manera al trabajo delbarro. José Ortiz de Zárate a sus 77años mant iene un taller de alfareríaen Ollerías en el que ha dado cob ijoa una escuela de alfareros jóvenesque intentan potenciar la cerám icapopular vasca y servir de puente aotras futuras generaciones de alfa­reros.

Cuando la ollería de Elosu de lafamilia Fernández de Larrinoa, en laque tamb ién trabajan los Garmend ia,fue destruida durante la Guer ra CivilEspañola, tuvieron que trasladar eltaller durante dos años a Salvatierray después a Narvaja, donde se ins-

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talaron definitivamente. En Narvajaya había existido actividad alfareraen una primera etapa, desde 1800hasta finales del siglo XIX, marcadapor el trabajo de la familia francesaBoie. Con los Fernández de Larrinoay Federico Garmendia se inició unasegunda etapa en Narvaja desde1942 hasta 1976, momento en el queel citado Garmendia abandona la al­farería al ser él el último alfarero quequedaba. No obstante José AntonioFernández de Larrinoa sigue traba­jando el barro en Narvaja aunque demanera industrial.

Otros lugares de Alavadonde se hadocumentado la existencia de algunaactividad alfarera son: San Vicen­tejo (antes San Vicente de los Olle­ros), Eguino, Salvatierra, Zalduon­do, Payueta, Ocio y Uodio.

Los procesos tradicionales quecomp letan las creaciones alfarerasalavesas se resumen en: extracciónde la tierra y «colada» del barro , tor­neado de las piezas, impermeabili­zación y deco ración, cocc ión y co­mercialización. Un capítulo aparteera la reparación de piezas dañadas .

Las tierras procedían de yaci­mientos locales y se extraían abrien­do pozos y zanjas que en ocasionespodían llegar hasta 5 ó 6 metros deprofundidad.Parapoderrea lizar laex­tracción estaban obligados a ped ir elcons iguiente permiso al Ayuntamien­to, al que pagaban una cantidadanual según los carros de tierra ex­traídos. La tierra consegu ida per­manecía en unos montones duranteel invierno y parte de la primaverapara que se pudriera y cuarteara. Ex­traían dos clases de tierra, la blanca,más caliza, y la roja, más arcillosa,que se mezclaban en diferentes pro­porcio nes para lograr una mayorconsistencia y para evitar que las pie­zas se «apelaran» en el horno por ex­ceso de tierra blanca. La tierra setranspo rtaba en el carro de bueyeshasta el lugar donde se convertía enbarro.

El barro se conseguía mediante elsistema de los «coladores». En unpozo de unos S x 1 metros de ladoy 1 de profund idad, situado junto alcauce de un río, mezclaban la tierracon agua y la batían con tablas o pa­las de madera entre 5 ó 6 personashasta conseguir una masa homogé­nea. Una vez que el barro adquiríauna consistencia como de papilla ochocolate, se trasladaba a una o dosbalsas mediante un canal en el quese instalaba un «cedazo» o un setode «brezo» para «crlbarlo» de todaslas impurezas. Las balsas llegabana medir 1O metros de lado y teníanuna profundidad de 50 o 60 centí­metros y llevaban ceniza en la base

José Ortlz de Zárate del barrio de Ollerlas (Elosu) al torno.Foto: F. Dz. de Corcuera.

para que el barro no se pegase. Elba rro se de jaba reposar algunosdías para que se decantase en elfondo y el agua quedara en la super­ficie. Una vez desalojada el agua me­diante unos pequeños canales semarcaba la superficie del barro amodo de cuadrícula para que secuarteara durante los SO o 40 díasque se dejaba reposar. Los tacos debarro formados , una vez listos, seamontonaban junto a los coladorespara que se «oreasen» durante al­gunas hor as. Segu idamen te setransportaba en ei carro al «terreno»o almacén del barro en la propia olle­ría.

Cuando se necesitaba el barropara tornear se cogían varios trozosy se pisaban en el suelo. Después depisar el barro se procedía a su «so­bado» utilizando las manos y gol­peando el barro en un tablón gruesollamado -sobador». Una vez sobadacierta cantidad de barro preparabanlas «pellas» para tornear. Actualmen­te el barro que se comercializa llegaya preparado y no necesita que seapisado. Solamente se soba un pococon las manos e incluso se usan má­quinas al efecto.

El tradicional torno se componíabásicamente de dos ruedas horizon­tales fijas a un eje que gira al impulsarel alfarero con su pie la rueda grandeinferior. A mediados de siglo, las olle-

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rías que quedaban en activo se ani­maron a instalar artilugios mecánicoso motores eléctricos que hacían me­nos duro el torneado de las piezas.En la actualidad , las alfarerías y talle­res cerámicos utilizan unos tornoseléctricos fabricados en serie.

Los instrumentos utilizados en eltorno son varios. Para estirar y darfor­ma y alisar usan la «tiradera»,que po­día tener forma de media luna demadera o de chapa metálica rectan­gular. Para tornear las vasijas cónca­vas utilizan un «casco» o especie detaza partida por la mitad. Los bordesse alisan con una «peineta» o «pe­ñeta- , especie de una tira de badanade cuero fino. La «esturqadera» seutilizaba para rebajar la base. Cuan­do se utilizaba una pella para variaspiezas de menor tamaño, éstas sedesprenden usando un hilo con unpalito en uno de sus extremos ycuando la pieza hay que despren­derla del plato del torno se utiliza unalambre, esta vez con un palito encada extremo que les sirve de asi­dero. En la mesa del torno se disponeun recipiente con «lirnoja», un barrofino muy aguado que sirve como en­grasante y dond e se deposita el ba­rro sobrante. Una vez centrada la pe­lla de barro en el plato del torno , seabre introduciendo los pulgares en lamasa sujetando el exterior con el res-

Nicolás Aguirrebeitla de Ullíbarrl-Gamboa bañando unapieza .Foto: F. Dz. de Corcuera.

to de la mano. Se alcanza altura es­tirando el barro hacia arriba y se daforma con una mano por dentro encontacto el nudillo su dedo índicecon la pared interior y por el exteriorcon el del índice de la otra mano.Las huellas de los dedos se borrancon la tiradera. Una vez que la piezase orea y adquiere cierta dureza, seda forma definitiva a la base de cier­tas piezas mediante la esturgad era yse ponen asas y pitorros si fuera ne­cesario, tras lo cual pasa al «seca­dero», normalmente un lugar del tallero de la casa fresco y bien aireado.

Una de laspeculiaridades más des­tacables de la cerámica vasca en ge­neral y alavesa en particular es la im­permeabilización de la casi totalidadde las piezas que se realizan. Losproced imientos más usados son elesmaltado en blanco a base de plo­mo, estaño y arena fundamenta l­mente, y elvidriado a base de mineralde plomo y arena. Parapreparar el es­malte blanco utilizaban un pequeñohorno llamado «padilla», provisto dedos cámaras, una de combustión ode fuego dond e se introducía elcombustible vegetal y otra de calci­nación o de oxidación donde se fun­día el plomo y el estaño mezcladosen proporciones adecuadas. El «cal­cine» o masa calcinada resultante semezclaba con arena procedente dela Peña de La Horca en Bernedo(Alava) y toda esta mezcla se lle­vaba a moler al molino hidráulico delos Fernández de Larrinoa en Elosu.A este molino se llegaban los alfare­ros de Elosu, Ullíbarri-Gamboa, Nar­vaja, Ametzaga de Zuia y hasta deDurango y Amoreb ieta, en la vecinaprovincia de Bizkaia. En algunos ca­sos una parte de la mezcla de calciney arena se metía en la cámara decombustión del horno , en un «pe­sebre». El bloque sólido resultante semachacaba y, convert ido en polvo,se mezclaba con el resto de la mezclaanterior para llevarlo a moler. Segúndicen algunos alfareros, con esta va­riante se consegu ía un esmalte másblanco y fino. A raíz de la construc­ción del embalse de Urrúnaga en1957 el molino para moler el mineralsito en Elosu fue anegado por lasaguas y fue trasladado e instalado enun molino harinero del pueblo deMendíbil, donde se estuvo usandodurante poco tiempo , sobre todo porlos alfareros de Narvaja. Después demoler toda la mezcla se diluía enagua y estaba presta para bañar lapieza una vez que ésta estuvieraseca. El mineral de plomo o «alcoholde hoja» con el que se consegu ía el«vidriado» o «baño rojo» proced ía deUnares (Jaén) o de Alcoy (Ali­cante), aunque hay constancia de

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yacimientos locales como el de lasminas de Barambio en AJava. El mi­neral, una vez «majado» en un «mor­tero» con una maza, se molía en unmolino manual que constaba de dospiedras acopladas , una móvil encimade otra fija, con un agujero central pordonde se introducía el mineral tro­ceado, impulsando la piedra superiormediante un palo sujeto a una vigadel techo. Este alcohol mineral moli­do se mezclaba con arena roja de ya­cimientos aledaños y se diluía enagua. Se aplicaba a la pieza seca me­diante el bañado y después de co­cida en el horno quedaba vitrificado,dejando transparentar el color del ba­rro. Los recipientes recibían el bañoen su interior introduciendo el es­malte mediante una taza cubriendotoda la superficie y arrojando des­pués el sobrante. La superfic ie ex­terior se podía bañar mediante dosproced imientos: por inmersión, esdecir, sujetando la pieza por su basey sumergiéndo la en el líquido hastadonde se quisiera, o arrojando elbaño con una taza en ciertas partesde la pieza cubr iéndola parcialmenteo formando «baberos».Con la mezclautilizada para el vidriado se podíanconsegu ir diferentes coloraciones sise aplicaban distintas tierras o arenasa la superficie de las piezas o si semezclaban con otros minerales. El«enqobe- es una tierra fina blancaprocedente de las minas de hierro d~Bilbao, que diluída en agua se apli­caba cuando todavía estaban fres­cas, añadiendo a continuación lacapa de «vedrío de plomo». Hoy endía el engobe está prácticamente endesuso . Se utilizó en ciertas épocas,pr incipalmente en la posgue rra,cuando el estaño escaseaba y era di­fícil de consegu ir para bañar las pie­zas de blanco. El color blanco ama­rillento del engobe suplió entoncesal blanco del esmalte estannífero.

Aplicando a la pieza, tierra roja pro­cedente de Cigarrales (Salamanca)y vedrío de plomo se conseguía uncolor oscuro intenso. Si al vidriado sele añadía óxido de cobre se obteníaun baño de color verde, también lla­mado -vitriolo-. El óxido de cobre seadquiría en forma de «cascarilla» ydebía molerse en el molino manualdescrito para el alcohol de hoja. Elcolor azul se consegu ía añadiendoóxido de cobalto y el marrón se ob­tenía del óxido de manganeso .

Sobre la procedencia de estos co­lores, algunos investigadores creenque llegaron Ebro arriba, proceden­tes de los talleres aragoneses y qui­zás levantinos.

En la actualidad todos los barnicesy esmaltes se compran ya prepara­dos y proceden de industrias espe-

Estado actual de una de las paredes del horno de Ortlz deZárate en Ollerias (Elosu) .Foto: F. Dz. de Corcuera .

cializadas. El único proced imientonecesario es el de diluir las mezclasen agua.

Las tonalidades fuera del blanco,vidriado y engobe, apenas se aplicana toda la superficie de las piezas sinoque configuran elementos decorati­vos como líneas, motivos vegetales,cruces, etc. El resto de la decoraciónse practíca por medio de líneas in­cisas (rectas, onduladas , zig-zag,discontinuas , etc.), bandas excisasy digitaciones en los bordes y asas.

Una vez secas o impermeabiliza­das, las piezas se introducían en elhorno para cocerlas. Los hornos quese han conocido en el País Vascoeran verticales y de planta cuadrada,siendo la excepción los de planta cir­cular. En Alava los mayores hornosde los que tenemos noticias han sidolos situados en Elosu, Ullíbarri-Gam­boa, Narvaja e Hijona. De ellos sóloqueda en pie, aunque en mal estado,el de José Ortiz de Zárate en Ollerías(Elosu). A partir de él podemosdescribir las partes de un horno ycómo se realizaba la cocción de laspiezas. Este horno medía 8 metrosde altura y 2,5 metros de lado. Laparte inferior la ocupaba una cámarade combustión donde se quemaba«árgoma» y otros arbustos para pro­ducir calor. A través de unos agujerosen la cúpula de la cámara de corn-

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bustión, el fuego pasaba al hornopropiamente dicho donde se situa­ban las piezas «montadas» en pisosllamadas «tacas». Las tacas se com­ponían de unos cilindros «bodo­ques» y unos ladrillos de barro queformaban la estructura necesariapara poder situar las piezas unas en­cima de otras sin tocarse. Las piezasse separaban por medio de «tr ébe­des» , «triángulos», «tarrillos.., etc.•también hechos de barro . Una vezcargado, el horno se cubría con cas­cotes y tejas en su parte superior o«colme» , el cual se encontraba total­mente abierto. La cocción llegaba adurar 23 horas . Durante todo ese es­pacio de tiempo había que estarpendiente, observando el color queadquiría el colme y las «catas.. o pie­zas dispuestas para ello. Los alfa­reros en cada cocción se jugaban eltrabajo de muchas horas y días yaque al ser hornos de grandes dimen­siones cocían miles de piezas deuna sola vez y cada dos meses apro­ximadamente. Con la desapariciónde estos hornos de grandes dimen­siones se ha dado paso a otros me­nores que utilizan el gasóleo, los ga­ses industriales, o la electricidadcomo energía calor ífera.

En cada ollería existían uno o dosalfareros , normalmente de la mismafamilia, y los que se llamaban oficia ­les, alfareros que habían aprendido

Jarra de vino hecha con engobe en Narvaja.Foto: G. Lz. de Guereñu.

el oficio en otro lugar y pasaban porvarias ollerías por temporadas máso menos largas . Tambián solía existiralgún aprendiz, y el resto de brazos(otros familiares , vecinos , etc.)acudía esporádicamente a trabajaren las faenas colectivas de cortar ycargar el árgoma, preparar el barroy cocer la «hornada".

Las piezas elaboradas en las al­farerías alavesas eran básicamentede carácter utilitario, demandadasprincipalmente para el abastecimien­to de los ajuares domésticos. En al­gunas ocasiones hacían tejas y la­drillos pero era más corr iente querealizaran tuberías para el sistemade aporte y desecho de las aguas deuso público y doméstico. Para el sa­neamiento personal elaboraban ori­nales , palanganas y «barreñas" .También los «barreños» servían parahacer la colada de la ropa en la casa.Para transportar Iíquídos , preferen­temente agua , los olleros hacíancántaros y botijos. Es de destacar uncántaro llamado «pedarra» por su es­tética y belleza, similar a una teteragigante. El vino, al igual que el agua,se consumía en jarras de diferentecapacidad mientras que tambiénexistían recip ientes específicospara otros líquidos como la jarra de«txakolí- o la «lechera» para recogerla leche ordeñada de las ovejas y ca­bras. Los «barre ñones- cumplíanuna labor esencial en la elaboraciónde productos procedentes de la ma­tanza del cerdo. También hacíanmoldes para quesos y chocolateras.Hacían todo tipo de vasijas para lacocina y la mesa como tazas, platos ,fuentes , soperas , jarras , " potes»,aceiteras, escurrideras, cuchareros,etcétera. En las cuadras no faltabanlos comederos y bebederos para ga­llinas , conejos, etc. Para alimentosque era necesario conservarlos enmanteca, aceite o vinagre, como loschorizos, guindillas, etc., los alfare­ros hacían «mantequeros» , " terra­zas..y tinajas . Para las plantas , en unaépoca más cercana. se realizabantiestos , jarrones y jard ineras . En lailuminación de la casa se utilizabancandiles, candeleros y palmatorias.Algunas lampari llas se ut il izabanpara ofrendas religiosas . Impreg­nadas del mismo carácter relig ioso ,se ut il izaban «aquabendi teras» decerámica que se colgaban de las pa­redes. En el País Vasco . los alfarerosno han encontrado un buen barropara poder hacer vasijas que entrenen contacto directo con el fuego delhogar. Por ello se ded icaban a impor­tar cazuelas y pucheros de Muelas dePan y Pererue la en Zamora y Arrabaldel Port illo y Nava de l Rey en Valla­dol id . Estas piezas llegaban bizco-

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chadas, es decir, solamente coc idasy los olleros vascos las vidriaban oesmaltaban coc iéndolas por segun­da vez. Se da el caso que duranteuna temporada se importó desde laalfarería de Narvaja tierra refractariade Vallado lid y se estuvieron elabo­rando pucheros y cazuelas . Esta no­vedad tenía el inconveniente de quela tierra refractaria, con componentesmás duros y arenosos, dañaba lasmanos de los alfareros al modelar laspiezas en los tornos vascos ya queen Castilla utilizan otros tipos de tor­nos.

Para dar salida a sus productos, losalfareros alaveses , además de ven­derlos directamente en las zonas ale­dañas , hacían acopio de varios mer­cados que llegaban a resultar fijos .Generalmente trataban con tiendasde abastecimiento donde recog íanlos pedidos. Tras cada hornada se di­rigían a dichos comercios dondeservían las piezas requeridas. Eltransporte lo realizaron mediante ca­rros tirados por bueyes o por caba­llos hasta la llegada de los automó­viles y más concretamente de los ca­miones y furgonetas preparadaspara el transporte.

Los mercados que abarcaron lasollerías alavesas fueron los de la pro­pia provincia y los de las provinciasde Bizkaia y Guipuzkoa, teniendocada alfarero unas zonas propias.Desde Ullíbarri-Gamboa se abaste­cía a los comercios de Vitoria, Ara­maiona, Ceánuri y a toda la zona oc­cidental de Guipuzkoa. Los ollerosde Elosu abarcaron mercados entodo el valle del Nervión y del lbaí­zábal hasta Bilbao y en Arratia en Biz­kaia, en algunos puntos de Guipuz­koa (Valle del Deba y Goiherri) y endiferentes lugares de Alava (Villa­rreal , Zuia, Nanclares de Oca, Argan­zón , Salvatierra, Maeztu , Campezo,etcétera) incluyendo Vitoria . DesdeNarvaja se abastecieron casi los mis­mos mercados que Elosu , aunquecentrándose más en AJava y Guipuz­koa, ya que los olleros que trabajaronen este centro procedían y habíantrabajado en Elosu. Las ollerías deZuia sum inistraron piezas a la zonaocc idental de Alava, incluyendo losvalles Cantáb ricos y llegando hasta lazona vizcaína de Valmaseda. Lasollerías de Galarreta abastecían lazona oriental de la Uanada Alavesay cruzaban la frontera con Guipuzkoallegando incluso hasta Donostia. EnVitoria sólo queda un leve recuerdode los varios puntos de venta reco ­gidos en su toponimia callejera anti­gua . Los habitantes de los puebloscercanos a los centros alfareros acu­dían directamente a las ollerías dellugar y compraban las piezas que se

Platos decorados.Foto: G. Lz. de Guereñu.

neces itaban. Era el momento en quelos olleros aprovechaban para ven­der los ..reuses" o piezas defectuo­sas a bajo precio. A veces acud íancon los citados reuses a la feria deVitoria o a ciertas romerías o fiestas,como la de Ntra. Sra. de Angosto.

Las vasijas que necesitaban re­paración, debido a su uso o a roturas ,generalmente se alambraban o gra­paban. También se les ponía par­ches de plomo, cera o cemento o in­cluso chapas de hierro sujetas conalambres. De todo esto se encarga­ban los hojalateros, personas hábilesen todo tipo de reparaciones y querecorrían pueblo a pueblo. El alam­brado cons istía en forrar toda la va­sija con un entrelazado de alambra­do que daba solidez y resistencia ala pieza. Cuando una pieza estabaagrietada se pod ía reparar perforan­do unos agujeros pareados en tornoa la grieta en cuest ión med iante untaladro o perforador por donde se in­trodu cían unas grapas metálicas .

Después de haber hecho un re­paso a lo que ha sido la alfarería po­pular alavesa sólo nos queda haceruna reflexión . ¿Qué ha quedado detodo esto? ¿Estamos a tiempo derecoger y salvar este legado de nues ­tros mayores? Desde sus comien­zos la alfarería ha estado destinadaa satisfacer las necesidades del gé­nero humano aunque ligada al arte

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Reconstrucción del horno de la oll ería Ortiz de Zárate enOlle rias (Elosu).Dibujo : Juanjo Galdós.

popular. A pesar de sufrir diferentesavatares y cambios desde la Prehis­toria, no es hasta la época actual elmomento en el que el conjunto decaracterísticas, sociales y económi­cas de la sociedad de consumo vana incidir desfavorablemente en laproducción alfarera. Las olleríasempezaron a sufrir negativamentelas repercusiones del cambio de há­bitos y costumbres en la primera mi­tad del siglo xx. Poco a poco fue de­cayendo la actividad alfarera. La úl­tima ollería que trabajó en Alava conmétodos tradicionales fue la de Nar­vaja. Dejó de hacerlo en el año 1976cuando el resto de ollerías hacíatiempo que habían desaparecido.Esto coincide con el momento enque una nueva generación de jóve­nes entusiastas de este trabajo de­ciden aprender el oficio de manos delos últimos alfareros, los cuales vol­verán a tomar contacto con el barrodespués de varios años de inactivi­dad. José Ortiz de Zárate, FedericoGarmendia y Nicolás Aguirrebeitia

entre otros, han inculcado sus má­gicos saberes a varios jóvenes a lavez que están volviendo a realizar laspiezas tradicionales que quedaránen la posteridad como los objetosque marcaron la vida y las necesi­dades de todo un pueblo . A su vezestos jóvenes experimentados im­parten clases a grupos mayores depersonas que intentan introducirseen el mundo alfarero. con lo que seestá creando un nuevo marco dondepotenc iar la alfarería en general. Ac­tualmente han cambiado los criteriospor los cuales se crean las diferentespiezas. El criterio funcional ha dadopaso, en su mayor parte, a la estéticay la ornamentación. Aunque princi­palmente los nuevos alfareros orien­ten su actividad a la creación de nue­vas formas y esmaltes, todavía hayquien cree necesario, y entre ellosme incluyo, buscar una función a de­terminadas piezas cerámicas paraque no desaparezca este preciosolegado dejado por nuestros alfarerosy que define la cultura de nuestropueblo y nos hace sentir orgullososde nuestra identidad.

GLOSARIO

Aguabenditera: pieza cerámica queconsta de un pocillo . donde se co­loca agua bendita. y una placa de­corada con motivos religiosos paracolgarla en la pared de una habi­tación de la casa.

Alco ho l de hoja: mineral de plomoen estado sólido que se comercia­lizaba en bloques que había quetriturar. Servía para consegu ir elbaño rojo o vidriado.

Apela rse : cascarse una pieza cerá­mica después de sacarla del hornodebido al exceso de cayuela en elbarro. es decir, a la mayor propor­ción de tierra blanca.

Argoma: arbusto espinoso de floresamarillas que cuando está seco.sucombustión provoca grandes lla­mas y poco humo. Se usaba en lacocción de las cerámicas.

Babero : se llama a la superficie ex­terior de un recipiente cerámicoque ha sido bañada parcialmentesobre la panza de la pieza.

Bañar: aplicar directamente el es­malte o barniz sobre una pieza ce­rámica.

Baño roj o: se dice de la mezcla pre­parada con barniz a base de alco­hol de hoja, arena yagua.

Barre ña: palangana de barro baña­da de blanco.

Barreño: recipiente cerámico de for­mas anchas. En otros lugares sellama lebrillo y sirve para preparar

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ciertos alimentos como los de ma­tanzas de ce rdos de peq ue ñopeso.

Barreñ6n: recipiente más grandeque el barreño que sirve para ela­borar los embutidos del cerdo.

Bodoque: pieza cerámica cilíndricaque sirve para formar la estructurainterna del horno en cada cocciónpara que las piezas no se tocaranentre sí.

Brezo: arbusto muy ramoso de hojaspequeñas y madera muy dura. Sesuele usar para hacer escobas ycomo combustible en la cocciónde cerámica.

Calc ine : masa sólida calcinada re­sultante de la mezcla del plomo ydel estaño en el horno padilla.

Cascarilla: trozos de óxido de cobreque era necesario moler para po­der preparar el baño verde.

Casco: pieza de barro con forma decuarto de esfera, normalm ent emedio tazón, que servía para for­mar y alisar las paredes cóncavasinteriores de diferentes recipien­tes.

Catas : piezas con esmalte que secolocan estra tég icamente en elhorno para poder sacarlas durantela cocción y poder observar el pro­ceso.

Cedazo : pieza circular con una redmetálica, de diferente trama segúnel modelo, para cribar arena y tie­rra.

Colada de barro: proceso por el cualla tierra se mezcla con agua y seforma el barro conforme se batecon palas y se decanta.

Coladores: lugar donde se situabanlos pozos donde se mezclaba latierra y el agua y donde se decan­taba el barro.

Colme: último piso del horno dondese colocaban cascotes de tejas,más o menos menudos, para taparlas piezas montadas y para saber,según el color que adquirían du­rante la cocción, si el proceso mar­chaba bien.

Cribar: para el caso alfarero era pa­sar por un cedazo una cantidad detierra o arena con diferente gra­nulado.

Engobe: tierra de color blanco quese daba a la superficie de las pie­zas para luego aplicarle el vidriadoy conseguir un tono blanco-ama­rillento.

Esturgadera: instrumento compues­to de una pieza metálica a modode cuchilla doblada en el extremode un mango de madera para ha­cer los hondones interiores en labase de ciertas piezas cerámicas.

Hornada: el conjunto de todas laspiezas cocidas de una sola vez.

Lechera: recipiente cerarruco conboca muy ancha para recoger laleche directamente del ordeño deovejas y cabras.

Limoja: recipiente instalado en lamesa del torno que contiene aguay barro muy diluido pegado a losbordes y donde el alfarero se lim­pia las manos del barro sobrante ya la vez se las humedece para en­grasar las superficies de las piezasmientras tornea.

Majado: molido de un mineral pormedio de fuertes golpes en senti­do vertical con una maza en un re­cipiente cóncavo llamado mortero.

Mantequero: recipiente cerámico deforma cilíndrica alta con tapa queservía para conservar los chorizosen manteca de cerdo.

Montar el horno: colocar las piezasen las tacas conforme se va su­biendo piso a piso.

Mortero: recipiente cóncavo de ma­teria dura donde se maja el mineralgolpeándolo con una maza.

Orearse: estar en contacto directocon las corrientes de aire y vientospara que se sequen las piezas.

Padilla: horno de pequeñas dimen­siones con una cámara de com­bustión y otra de calcinación don­de se mezclaban y fundían el plo­mo y el estaño para poder producirel esmalte blanco.

Pedarra: recipiente cerámico de lagama de los cántaros que tieneuna forma muy ancha a modo detetera gigante que era transporta­do por las mujeres en la cabezacuando iban a la fuente por agua.

Peineta : trozo alargado de badana(cuero fino) que utilizaban los al­fareros para alisar los bordes delas piezas cerámicas.

Pella: trozo de barro que se corta de­pués de sobarlo, calculado paracada pieza o paravarias piezas pe­queñas, antes de centrarlo en elplato del torno.

Peñeta: peineta; llamada así por al­gunos alfareros.

Pesebre: lugar en el fondo de la cá­mara de combustión del horno delas piezas donde en algunas alfa­rerías se llegó a cocer la mezclade calcine y arena para conseguirel esmalte blanco. Decían que sa­lía más blanco y fino.

Pote: recipiente cerámico totalmentecilíndrico bañado parcial o total­mente en blanco, pudiendo llevartapa. Se usaba como salero o paraguardar dulces. También se lla­maba tarro. En Narvaja los alfare­ros designaban con el nombre depote a unas orzas o mantequerascon cuello estrecho.

Sobado: proceso por el cual el barrosacado del terreno y pisado se

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amasaba con las manos. Actual­mente se utilizan máquinas.

Sobador: tablón grueso y robustodonde se golpeaba el barro mien­tras era sobado.

Taca: conjunto de bodoq ues y ladri­llos que forman un piso dentro delhorno.

Tarrillos: pieza cerámica que sirvepara colocar en fondo de los ties­tos que van apilados para aislarlosy evitar que se peguen en la coc­ción.

Terraza: recipiente cerámico de for­mas globu lares utilizado para con­servar alimentos en vinagre.

Terrero: lugar fresco y sombrío dela alfarería donde se acumulabanlos trozos de barro.También se de­signaba como almacén del barro.

Tirad era: pieza de madera con formade media luna o metálica si era rec-

tangular, con un agujero centralpara asirla. Se utiliza para tratar lassuperficies de las piezas durante eltorneado.

Tréb ede: pieza de barro con trespuntas que sirve para aislar platosy tazas y evitar que se peguen du­rante la cocción .

Triángulo: trébede para aislar las ja­rras.

Txakolí: vino de color blanco elabo­rado con uvas de viñas en variascomarcas del País Vasco (Ayalaen Alava).

Vedrío de plomo: baño conseguidocon la mezcla de plomo. arena yagua.

Vidriado: se dice cuando una piezaestá recubierta de vedrío de plo­mo.

Vitriolo: baño verde preparado abase de vidriado y óxido de cobre.

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