Alfoli nº 21

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1 ALFOLÍ Mayo-Julio 2013 Nº 21

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Revista de ocio para mayores de El Escorial

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ALFOLÍ Mayo-Julio 2013 Nº 21

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Edtorial Editorial

Alarmante noticia Recientemente a través de los medios de co-

municación llego a nuestro conocimiento, la

nefasta noticia de la progresiva desaparición

de las abejas en todo el mundo. Parece ser

que este hecho, viene produciéndose desde

hace medio siglo. El mismo, ha sido conoci-

do, gracias a un estudio del Programa de Na-

ciones Unidas para el Medio Ambiente. A

través de él, se destacó el hecho de que la

población de abejas de la miel estaba sufrien-

do un descenso dramático en los últimos

años. En Europa, los países más afectados

son Bélgica, Francia, Alemania, Italia,

Holanda, España y Reino Unido. En Estados

Unidos, la pérdida de colonias de abejas les

ha dejado desde 2004 con la menor capaci-

dad polinizadora de los últimos 50 años.

Su papel como polinizadoras es clave en la

naturaleza y en la economía: Achim Steiner,

director ejecutivo del PNUMA, recuerda que

de las cien especies de cultivos que propor-

cionan el 90% de la comida mundial, más del

70% se polinizan gracias a las abejas. En Eu-

ropa, cerca de un 84% de los cultivos vegeta-

les comerciales y un 80% de las plantas en

estado salvaje dependen de la polinización

de las abejas, según la Comisión Europea. La

Unión Alemana de Apicultores estima en

22.000 millones de euros anuales las ganan-

cias que posibilitan estos y otros insectos po-

linizadores.

Insecticidas: dos recientes estudios publica-

dos en la revista Science señalan que el uso

extendido de los insecticidas neonicotinoides

han afectado de forma negativa a las colonias

de abejas y abejorros. Estos pesticidas, intro-

ducidos a principios de los años noventa del

siglo pasado, se han generalizado para el

control de plagas en los cultivos de todo el

mundo.

Productos químicos: diversos estudios han

demostrado que algunas sustancias pueden

afectar al sentido de la orientación, la memo-

ria o el metabolismo de las abejas.

Nosema Ceranae: la presencia de este hon-

go en las colmenas mata a las abejas y favo-

rece otros factores letales para estos insectos,

como el ácaro parásito Varroa. Así lo señala-

ba un estudio de la revista Applied and Envi-

ronmental Microbiology.

Parásitos: además del mencionado Varroa,

otros parásitos, como un pequeño escarabajo

que daña las colmenas, causarían más daños

que hace décadas.

Contaminación del aire: reduce la potencia

de los mensajes químicos que emiten las flo-

res y a las abejas y otros insectos les cuesta

más localizarlas, según un estudio de la re-

vista Atmospheric Environment. Sería un

círculo vicioso: si no encuentran las flores no

comen bien, mientras que las flores no se

reproducen al no polinizarse.

Cambio climático: podría agravar la situa-

ción de varias formas, como la alteración en

el tiempo de floración de las plantas o la can-

tidad y época de lluvias, que afectaría a la

cantidad y calidad del néctar.

Especies invasoras: abejas de otras regio-

nes, como la africana o la asiática, se han

introducido en Estados Unidos y Europa, res-

pectivamente, y dañan a las especies autócto-

nas.

¿Por qué desaparecen las abejas?

Equipo de redacción: José Luis García, Mari-

sa Ramírez, Miguel Soto, Luis Felipe Soto,

Félix Bernardino, Carlos Bernardino, José

Ruiz Guirado, Felipe Cabildo y Juan Díaz.

Apoyo editorial y maquetación:

Carlos Bernardino y Miguel Soto.

Fotografías Portada y Contra Portada: Carlos

Bernardino

Portada : Lateral de Palacio (Aranjuez)

Contraportada: Iglesia de San Antonio

(Aranjuez)

Imprenta: Copimay

Alfolí

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Edtorial Índice

En este número:

Editorial ___________________________________________ 2

Actividades culturales en El Escorial ____________________ 4

Las albóndigas de la abuela ___________________________ 5

Niños museke ______________________________________ 6

La playa ____________________________________________ 8

Ferminillo __________________________________________ 10

Yo me lo creo _______________________________________ 16

El encuentro ________________________________________ 18

Encuentros en la tercera edad __________________________20

Bajo la cascada ______________________________________ 22

La última hora _______________________________________24

Famosa piscina ______________________________________ 28

Automóviles eléctricos ________________________________ 30

Vinos de Madrid _____________________________________ 34

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Actividades culturales en El Escorial

PROGRAMA DE ACTIVIDADES 2012/2013 BECAS 2012/2013 LISTA DE PRECIOS

ACTIVIDADES LOS ARROYOS 2012/2013

MATRÍCULA BIBLIOTECA 2012/2013

MATRÍCULA CENTRO CULTURAL 2012/2013

MATRÍCULA EMMD 2012/2013

MATRÍCULA LOS ARROYOS 2012/2013

1. Las inscripciones de los talleres se realizarán siempre en la Secretaria del Centro Cultural Villa de El Escorial mediante la entrega debidamente cumplimentada de la solicitud de alta de matricula en el taller. En horario de lunes a sábados de 10:00 a 13:30 y 17:00 a 20:00 horas, nunca por teléfono. 2. Los talleres impartidos en la Oficina Municipal de Los Arroyos podrán inscribirse directamente en la Oficina, c/Principal (zona comercial) de lunes a viernes de 9:00 a 14:00h. 3. El pago de los talleres se realizará siempre por medio de domiciliación bancaria (el alumno/a facilitará los datos bancarios en la Secretaria como información indis-pensable a cumplimentar en el alta de matricula). 4. Los alumnos/as deberán solicitar la baja del taller siempre por escrito. Cumplimen-tando el documento de baja del taller y entregándolo en la Secretaria del Centro Cul-tural entre el día 1 al 20 del mes anterior a la baja. Nunca por teléfono. Ejemplo: Si un alumno desea darse de baja en el mes de enero deberá comunicarlo por escrito entre el 1 al 20 de diciembre. Sino se formalizase la baja en ese periodo de tiempo (del 1 al 20 del mes anterior al de la baja) se pasaría al cobro el mes completo como si hubiese asistido al taller. 5. Una vez comunicada la baja por escrito en secretaria, la plaza vacante se cubrirá por otro alumno/a que se encuentre en lista de espera. 6. El alta en un taller cultural supone el conocimiento, aceptación y cumplimiento de la normas vigentes al inicio del curso (más información en www.elescorial.es) 7. Las comunicaciones con el alumno podrán realizarse telefónicamente y mediante correo electrónico. A través del correo electrónico se informara de las actividades culturales y municipales. Los datos estarán sujetos a la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de carácter Personal y en su Reglamento de Desarrollo, aprobado por Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre. 8. El inicio del curso es el 1 de octubre de 2012 y finalizara el 28 de junio de 2013. El calendario lectivo estará expuesto en el tablón de anuncios del Centro.

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Actividades culturales en El Escorial

Texto: Miguel Soto Imágenes: Internet

Las albóndigas de la abuela

P lof, Plof, Plof. Aparto la silla con rapidez, fue tras el sonido, hacia aquel

olor.

Cuando entro en la cocina, los ojos miraron los colores, el olfato sintió el

recuerdo.

Plof, Plof, Plof. Cada vez más lento.

Estaba quieto, el baile de la cazuela llenaba la vista.

Zanahorias, guisantes, cebolla, pelotas de carne bailaban una danza.

Plof, Plof, Plof. Lleno el olfato, recogió el sonido, en la cuchara de madera, un

poco de salsa espesa, en la lengua algo mágico.

El paladar reconoció el recuerdo.

Ruido de llaves, el portón dejo paso al muchacho, los sentidos se despertaron,

Juan sonrió “papa cocina las albóndigas de la abuela”.

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Niños museke Texto: Luis Felipe Soto Imágenes: del autor

C uando hablamos de los niños y niñas

les añadimos infinitos adjetivos, los

hay niños/as traviesos/as, simpáti-

cos/as, huraños/as, agradecidos/as, rubios/as,

morenos/as, bien nutridos/as, desnutridos/as,

famélicos/as, gordinflones/as, canijos/as,

todos guapos, todas guapas ……..…, pero es

seguro que casi el 100 x 100 de vosotros,

que me leéis, no habéis oído nunca hablar de

niños/as museke, sí, niños /as museke.

¿Que qué significa y quiere decir esto? Os lo

explico.

Museke es una palabra que pertenece al vo-

cabulario rwandés, la lengua de Rwanda, -

Africa de los Grandes Lagos- es el imperati-

vo, un tiempo, del verbo seka / sonreír y

museke significa, sonríe. Niños museke

sería por tanto niños que sonríen. Si un día,

de paso por estas tierras, queréis sacar una

foto a un niño/a decirle museke y oiréis la

carcajada que suelta.

Os escribo desde Rwanda y me permito hoy

añadir una nueva acepción que tiene para mí

niños Museke. Para mí, que aquí vivo, ni-

ños Museke, significa niños muy pobres que

comen, y comen muy bien, todos los días

lectivos de la semana.

Desde hace ya un año una ONG de Cádiz

trabaja con nosotros y en la zona nuestra y su

trabajo y objetivo dar de comer a los niños

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trabajo y objetivo es dar de comer a los niños

más pobres de la zona. En contacto con los

Profesores de las escuelas primarias, reúnen

al mediodía a los niños más pobres de la es-

cuela para darles de comer. 140 niños actual-

mente se benefician todos los días lectivos de

esta comida y los Directores y Profesores de

las escuelas respectivas ya notan sus prime-

ros resultados, los niños de museke, nos di-

cen, han mejorado mucho su rendimiento

escolar, atienden mejor, estudian más, sonr-

íen, juegan” …Está claro, diríamos nosotros

“primun vivere, deinde filosofare”, que dijo

el Maestro.

Son muchos años que vivo por aquí y en muy

diferentes momentos, la vida me ha enseñado

mucho y creo que el mejor regalo que he re-

cibido es soñar que las cosas pueden cambiar

y cambiarán, por ello en mis sueños quiero

ver muchos, muchísimos niños y niñas muse-

ke que sonríen, están contentos, juegan, apro-

vechan la escuela, son traviesos y comen

bien todos los días

Anécdota para acabar:. Muchos de nuestros

niños museke durante la comida y a escondi-

da del momitor/a, que ignora lo que hacen,

esconden en sus bolsillos algo de comida pa-

ra después repartir con sus papás y hermani-

tos en casa, ¡magnífico gesto, niño/a museke!

En Memba, 28 de Abril 2013

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Crisis

E incompresiblemente,

Volverá a salir el sol….

Al ser humano no se le

La playa

Texto: Miguel Soto Imagines: Internet

L a playa, estaba en silencio, las pisa-

das dela muchacha sonaban a chapo-

teo, los pies se hundían en la arena

mojada dejando huellas efímeras

Miro al mar, sintió su fuerza, se acerco donde

las olas se pierden, toco el agua con la mano,

sintió la llamada.

Bajó los pantalones y sacó la camiseta, el

cuerpo recibió la caricia del sol, se ajusto el

bikini de flores azules, con paso firme fue

hacia el agua.

Las primeras olas salpicaban los muslos, la

mujer con pequeños respingos trataba de re-

cibirlas.

Un paso mas el mar seguía subiendo el cuer-

po fue dejándose querer por la marea, cuando

el agua llego a el vientre un impulso incon-

trolable la hizo zambullirse, el cuerpo des-

cendió bajo las aguas, en los ojos el picor de

la sal en su cabeza la frialdad del medio.

Abrió los brazos avanzando hacia el fondo,

no sentía miedo, se relajo y mientras el cuer-

po flotaba acaricio el agua y sintió un amor

inmenso en el corazón, en la mente recuerdos

de su historia, del mar de su niñez, jamás le

hizo daño, ella sentía que le amaba.

El ruido de un motor rompió el silencio, las

aguas se agitaron el corazón también, ella

sabía quien venia en la barca.

Se impulso con fuerza, salió a la superficie,

el reflejo del sol cegó los ojos, en el hombro

sintió el tacto que tanto deseaba.

Cuando miro hacia arriba encontró la mirada

del muchacho, los ojos claros del pescador la

miraron con pasión y la mujer comprendió

que estaba con sus dos amores.

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Pensamientos

Texto: Felipe Cabildo Imagines: Propias

Crisis

E incompresiblemente,

volverá a salir el sol…

Al ser humano no se le

Puede dejar suelto…

El hombre muere

Por amputación:

De tiempos y de sueños...

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Panorámica de entrada a Humanes de Mohernando

FERMINILLO (o la posible infancia de Ramón de Garciasol)

Texto: José Ruiz Guirado Imágenes: Internet

“Nací en un hogar de trabajadores y la pobre-za me educó muy bien para conseguir renun-ciar a lo innecesario”: Ramón de Garciasol.

Algunas precisiones para el gran público:

El nombre de Ramón de Garciasol, posible-mente no le diga nada. O en el mejor de los casos, les suene si cambiáramos la ele final y la pusiéramos delante de la a; lo que nos dar-ía Garcilaso. Ramón de Garciasol es el seudónimo del escritor Miguel Alonso Calvo. El propio autor explica por qué se refugió en él. Para ello tenemos que remontarnos al 31 de mayo de 1936, en el que el prestigioso diario madrileño “El Sol” da cuenta de la aparición del libro Poemas del tiempo nuevo, de Miguel Alonso Calvo, a la sazón estudian-te, de veintidós años. En el Madrid del año siguiente, calendas en las que la guerra civil pasa por momentos enconados, aparece el libro Alba de sangre, del mismo autor. Algu-nos amigos consideran que aquel libro “es un libro de paredón”. ”. Para evitarlo –explica el propio autor-, en lo que me correspondiese, me acogí al Ramón de Garciasol, que se me ocurrió en Murcia, soldado prisionero de guerra en el 45 Batallón. El ilustre dramatur-

go y amigo de la infancia, Antonio Buero Vallejo, en su prólogo a Segunda selección de mis poemas (Ramón de Garciasol, Ma-drid, Espasa Calpe, 1980, Selección Austral, 71), nos ha dejado en galana prosa una de las más conmovedoras biografías del poeta, a las que se le unen –estudios, ensayos, notas bio-gráficas- las Manuel Andújar, Benito de Lu-cas, José Luis Cano, Ángel Crespo, Elsa Leo-nor di Santo, Guillermo Díaz Plaja, Leopoldo de Luis, Francisco Maldonado de Guevara, José Gerardo Manrique de Lara, Manuel Mantero, Emilio Miró, Antonio Pereira, Do-mingo Pérez Minik, Federico Carlos Sainz de Robles, María Salgado, Alberto Sánchez, Dámaso Alonso, Jesús Villas Pasteur, Con-cha Zardoya, Francisco Márquez Villanueva; que unidos al número 103 de la revista Anth-ropos (Ramón de Garciasol, una poética de la otredad), diciembre de 1989, constituyen el corpus de la vida y obra de Ramón de Gar-ciasol.

Por tanto, lo que se pretende aportar aquí, si se alcanza, es una parcela del legado

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de Miguel Alonso Calvo –la de su niñez-. El

propio Buero Vallejo, en el prólogo citado,

define el humanismo “como la mayor de sus

religiones”. Tuve la fortuna de conocer al

poeta en 1980 y, desde entonces, hasta su

muerte en 1995, hemos mantenido una amis-

tad fraternal. No ha dejado ni un solo día de

darme consejos, de enseñarme, de recomen-

darme lecturas que me obligaba a leer, como

si del profesor se tratase. Su vista ya era es-

casa. Me pidió que le pasase a máquina una

obra ingente Cuadernos de Miguel Alonso,

dos tomos en papel de Biblia con más de mil

páginas cada una que publicó la editorial

Átropos, en coedición con el Servicio de Pu-

blicaciones de la Junta de Comunidades de

Castilla-La Mancha. Tarea que me permitió

estar en permanente contacto con él. Y lo que

es más importante: insistir año tras año en el

estilo y el idioma de uno de nuestros señeros

escritores. Mi aportación no pretende ser más

que la evocación de los recuerdos del talante

humano de nuestro escritor. Para ello nos

hemos remontado a la patria de cualquier es-

critor –la infancia-. He creído necesario re-

producir, antes de entrar en detalles, la entre-

vista publicada en la revista Alcarria Alta. N.

75, Noviembre de 1988. Esclarecedora para

el conocimiento de Miguel Alonso Calvo

(Ramón de Garciasol). [[Ramón de Garciasol

es el seudónimo de Miguel Alonso Calvo,

uno de los más grandes poetas alcarreños.

Nacido en Humanes de Mohernando en

1913, otro escritor, Francisco Umbral, lo des-

cribió como “guadalajareño feo y recio, con

algunas verrugas, como Azaña, hijo de zapa-

tero remendón, que estudió con mucho pro-

vecho en las mismas aulas que Buero Vallejo

(amigos de toda la vida), y que sufrió cárce-

les, fríos y hambres de posguerra”. Los estu-

dios referidos por Umbral fueron realizados

por Garciasol en el actual instituto Brianda

de Mendoza, anteriormente Instituto General

Técnico de Segunda Enseñanza. Su pasado

republicano vino a trastocar su carrera como

abogado o su dedicación a la enseñanza. Re-

comendado un día por el doctor Marañón, su

amigo, a José María Cossio, trabajó en la edi-

torial Espasa-Calpe como corrector de prue-

bas. Precursor de la poesía social, que pre-

senta la constante de una preocupación por el

hombre, tiene, con su sentido religioso, una

trascendencia metafísica. Si en la poesía de

Garciasol están Machado y Unamuno, en el

ensayismo lírico y ético se detecta la presen-

cia de Azaña.]] [[¿Cuándo comenzó a escri-

bir?: “Yo empecé a escribir a los seis años

pero, como es lógico, me lo callaba. Por ins-

tinto, al oír cantar a los mozos en las rondas

y a las gentes en el pueblo, me empezó a so-

nar el ritmo y la rima. Cuando ingresé en el

Instituto comencé a escribir más desvergon-

zadamente, sin pudor alguno y, además en

las fiestas del Instituto pronunciaba un dis-

curso en nombre de los alumnos. Incluso

hacía algunos romancillos a las novias de los

amigos y, a cambio, me invitaban a vermú.

Mi problema era la facilidad y tenía que de-

fenderme de ella. Uno de los grandes peli-

gros de la persona dotada es que no se haga

un buen gusto o una cultura y no elimine co-

sas para ir a lo esencial. La resonancia y la

suerte oficial son otra cosa. Hace falta mucho

valor para quedarse solo”.

¿Dónde están sus raíces y cuáles son los

escritores en lengua castellana que más le

han impresionado ? : “Una primera educa-

ción poética o unos inicios poéticos creo te-

nerlos en la canción popular: en las cancio-

nes de niños en las plazas, las canciones de la

trilla o canciones de ronda. Luego, después,

en el Instituto tuve un maestro importantísi-

mo que se llamaba Jorge Moya: quizá el poe-

ta que ha hecho la mejor poesía alcarreña de

todos los tiempos. También debo mi forma-

ción a Berceo, al Arcipreste de Hita, Manri-

que y no digamos a Cervantes que ha sido

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una devoción mía desde chico. Sin embargo,

de su primer libro, “Poemas de un tiempo

nuevo”, se desprende una formación más

vanguardista que clasista. Mi primer libro,

“Poemas de un tiempo nuevo”, lo publiqué

unos meses antes de la guerra civil y en él ya

se anticipa la poesía social que iba a venir

después. Por su título podía indicar esto, pero

se refería al tiempo nuevo en lo histórico, en

lo cultural y en lo social, pero no en la van-

guardia literaria. ¿Qué es lo que usted en-

tiende por poesía social? “La poesía social

no es poesía política, ni es poesía cívica pro-

piamente dicha, sino más bien una defensa

del hombre. Mi preocupación es averiguar

por el camino poético, que no es el de la me-

tafísica o el de la filosofía, en qué consiste el

hombre y para qué está en el mundo”. ¿Está

usted diciendo de alguna manera que la

poesía es una forma de conocimiento? “No

es que lo esté diciendo, es que lo aseguro.

Ortega primero dijo: “La poesía es superar el

nombre cotidiano de las cosas”, después pa-

sado el tiempo, afirmó: “Desde hace tiempo

vengo pensando que la poesía es otra forma

de conocimiento”. La poesía es un salto que

da la razón cuando no hay razones para ex-

plicarlo. Por el camino lógico se llega hasta

un punto, que es el punto al que llega la filo-

sofía o la ciencia. La poesía da un salto un

poco en el vacío y a veces se discrimina. Pe-

ro la poesía es el intento de conocer la verdad

última. Prueba de ello es que los grandes te-

mas de la poesía, en líneas generales, son

Dios, la muerte, el amor o la vida y estos son

los cuatro temas cardinales de toda medita-

ción filosófica. Lo que pasa es que la poesía

lleva implícito un problema adicional, que es

el lenguaje”. ¿También ha abordado en su

obra poética la cuestión religiosa? “Yo ten-

go mucha fe y soy profundamente religioso,

en el sentido de estar relegado al origen y a la

trascendencia del mundo. No soy hombre de

práctica religiosa y, en este sentido soy más

bien agnóstico. Pero creo en Dios. Lo que

pasa es que al meditar sobre la existencia de

Dios llegamos a una conclusión tremenda y

dramática y es que no hay creador sin criatu-

ra y que, por tanto, al hombre lo necesita

Dios para que el hombre dé cuenta de Él y,

entonces, resulta que Dios tampoco sería por-

que no trascendía y la vida no existiría. Yo

no creo en un Dios justiciero, sino más bien

paternal, que nos explique al menos, por qué

tanto dolor. Usted ha asegurado que la gran

poesía llega con la edad y, sin embargo, hay

ejemplos que contradicen esta afirmación”.

¿Pensaba lo mismo cuando era joven?

“Yo creo que sí, por una razón, y es que

cuando se es joven se tienen barruntos e in-

tuiciones y también se tiene frescura distinta,

pero no experiencia. La experiencia en la vi-

da es la que trae sabiduría. Y si hay grandes

poetas jóvenes como Rimbaud, también debe

usted pensar en poetas maduros, como Go-

ethe, Unamuno o el propio Juan Ramón

Jiménez. Uno se hace viviendo, sabe lo que

es el amor amando, lo que es la libertad me-

diante la práctica de la libertad. Lo demás

son teorías previas que normalmente no ha

creado uno y, por tanto, tienen muy poca va-

lidez. Son meras maneras de andar en el re-

baño”.

Iglesia de Humanes

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13

¿Quiénes son sus compañeros de genera-

ción y quiénes sus amigos de “profesión?

Porque cuando estudió en la Universidad de

Madrid debió coincidir con la generación del

27. “No, por una razón. Porque al ser becario

tenía que aprobar todas las asignaturas en

junio y, hasta que llegó la guerra, yo era un

alumno de sobresalientes y matrículas. De

todas maneras, en la Facultad de Derecho

hicimos una Universidad Popular en la que

dábamos clase a los obreros y en la que Bue-

ro Vallejo explica pintura y dibujo; Tuñón de

Lara explicaba historia; Jorge Campos, litera-

tura; Carlos Gurméndez, filosofía y yo len-

gua y literatura. Esa era la generación de

amigos que nos reuníamos con más frecuen-

cia. Ya después de acabada la guerra, me

hice amigo de Leopoldo de Luis, Pepe Hie-

rro, Blas de Otero, Gabriel Celaya y Ángela

Figuera”. FERMINILLO: Ferminillo es el

personaje de un cuento –Las horas del amor

y otras horas- de Ramón de Garciasol. En el

prólogo a este libro, Federico Carlos Saiz de

Robles, dice que Ferminillo le recuerda “a

los inolvidables niños creados por la gloriosa

pluma de Galdós”. Vamos a ir más allá. Los

padres de Garciasol se llamaban Fermín y

Josefa. Al día siguiente de casarse en Hien-

dalaencina (Guadalajara) se fueron a Huma-

nes de Mohernando, su pueblo natal, donde

provisoriamente habían establecido casa y

taller. De este matrimonio nació Miguel

Alonso Calvo el 29 de septiembre de 1913,

un día que llovía a mares por la Alcarria. El

último hijo de una familia numerosa: María,

Luisa, Pepe y Alejandra. Humanes es un pue-

blete manchego, donde: “el campo de labor

llega hasta las mismas calles, por donde pico-

teaban las gallinas entre las piedras. El pue-

blo de Ferminillo tenía muy poco de particu-

lar para los que se parecen por los nombres

avalados por monumentos, batallas de libro

escolar o linajes de campanillas. En el pueblo

de Ferminillo no se hace más que nacer, vivir

trabajando, y morir…” ¿Cómo era Fermini-

llo? Hemos de volver al cuento para que el

autor nos lo describa con sus propias pala-

bras. “Era como suelen ser los niños campe-

sinos: inocente, sencillo, con algo por dentro

que le hacía sonar a cascabel cuando saltaba.

Quienes hemos tenido la fortuna de nacer y

vivir en un pueblo, y por ser niños no sabía-

mos nada, aún sin poder comparar sabíamos

que el pueblo tenía algo que nos atraía: “Esa

luz de Castilla que exalta hasta el alarido o

arrodilla hasta la oración. El cielo entoldado

de nubes grises, frioleras, bajas, de otoño,

esas nubes cansadas que gravitan sobre los

hombros…” Con estas premisas en un pueblo

ningún niño puede ser desgraciado. Él fue un

niño muy feliz y lo confiesa con entusiasmo:

Viví una infancia muy grata. En casa del se-

ñor Fermín se comía, se iba vestido con po-

breza limpia. La señora Matilde vivía en la

misma calle que yo –la del Codo- , acababa

en la fuente de los franceses, a la que llevá-

bamos a dar agua a las caballerías. Amparito

la menor de sus hijas, era amiga de mi her-

mana Alejandra. Cuando pasaba por su puer-

ta y lo advertía me obligaba a pasar a su ca-

sa .Me daba nueces, uvas, rosquillas, casca-

jo… Viviendo Garciasol en San Lorenzo de

El Escorial, bajamos una tarde de otoño con

mis hijos, a por castañas, a la Herrería, que es

un hermosísimo robledal hacia el sur. Se apa-

ñaba abrirlas con el bastón. Y le decía a mi

hijo Daniel, como si se estuviera refiriendo a

aquel Ferminillo: “Daniel, fíjate cómo vienen

envueltas en sus estuches las castañas. Y lo

hizo todo el árbol. Aquel rapaz, Ferminillo,

se quedaba ensimismado contemplando la

Naturaleza. Un día se despertó de su contem-

plación cuando ya había caído la noche. Esta-

ba solo porque los otros niños se habían mar-

chado sin decirle nada, y tuvieron que ir a

buscarle creyendo en casa que se había perdi-

do… Estos años de la infancia han sido vita-

les para la formación, la educación y el buen

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gusto de Garciasol. En casa del padre apren-

dió algunos de los mandamientos de su con-

ducta futura, que cumplió al pie de la letra

durante toda su vida: También se practicaba

una ley nunca derogada: no deber nada a na-

die, en lo económico: era preferible la renun-

cia a la trampa… El sonido, la luz, el color,

el olor de esos años le han acompañado toda

su vida: María, la novia de mi hermano, a la

que esperaba en la esquina de los mozos –

institución capital para entender el entramado

social de la época-, iba, como las otras mozas

a la fuente, a la caída de la tarde entre dos

luces… Volvamos a describir como era Fer-

minillo, como era Miguel: -Este chico es

muy raro. De pronto se queda lelo, y eso que

es fuerte y sano. Otras veces es un ciclón…

A los padres de Ferminillo les preocupa las

reacciones de su hijo. El padre se piensa que

a veces es tonto. Pero su madre lo desmiente:

-No es verdad. Ferminillo es el “capitán” de

los chicos, y el primero en la escuela, y sus

planas y sus cuadernos son los mejores… Y

así fue, Miguel Alonso, estudió con mucha

aplicación. Como el mismo ha manifestado,

estudió con brillantez. Fue alumno de sobre-

saliente y matrículas hasta que acabó los es-

tudios. También es cierto que la escuela, la

figura del maestro lo ha recordado con mu-

cho cariño. Durante el magisterio de don

Santos (Santos Dolado) fue el primero de la

clase. A pesar de sus años ayudaba en las cla-

ses nocturnas a los mozos a que aprendiesen

a leer y a escribir y las cuatro reglas. Fermi-

nillo era un niño distinto: -Distinto, distinto.

No empecemos a mezclar las cosas de las

madres, María. Ferminillo es un chico muy

raro. Me preocupa que llegue a Miguel fue

un niño despierto, con desparpajo y seguri-

dad. Por sus ocurrencias y contestaciones

creían en el pueblo que iba a estudiar. A los

cuatro años sabía leer, garrapatear papeles y

de números, incluso quebrados y decimales,

anotados siempre bajo la vigilancia de su pa-

dre. Por encerado usaba las inmensas hojas

de suelas de Igualada para los zapatos, tan

pulcramente trabajadas, relucientes por el haz

y el envés. Me lo ha contado más de una vez

en su casa de Madrid, cuando aún vivía Ma-

riuca (Pilar Falcó, su esposa). –Pero Fermini-

llo, hijo mío, ¿qué hacías ahí tan solo, para

que te pasase algo, y a estas horas? Otra de

las anécdotas que me ha contado fue su en-

cuentro con Primo de Rivera. Estaba jugando

con los otros chicos a los juegos de la época.

Al levantar la cabeza se encontró con un

hombre casi gigante, que iba vestido con un

traje de color claro. Le explicó ante la mirada

de los caciquines de turno que iba la escuela

y estudiaba, siendo su padre zapatero. Le

acarició la mano y le puso un amadeo en ella.

Desde la despensa, con la boca llena, mien-

tras cogía la nuez, Ferminillo gritaba pregun-

tando a su madre: -¿Y cree usted que yo voy

a ser mayor? Ferminillo, Miguel Alonso Cal-

vo, Ramón de Garciasol se hizo mayor y vi-

vió 82 años. Murió en Madrid, como conse-

cuencia de un absurdo accidente en la bañera

de su casa. Gozaba de buena salud, comía

bien, y, hasta estaba cambiándose la dentadu-

ra, como un chaval. Lo único que le fallaba

era la vista. Me lo decía en una de sus últi-

mas cartas: “Yo voy peor de los ojos, como

verás por la letra, y estoy morriñoso, tristón”

Sé que estaba escribiendo un li-

bro,:“Moridero”. No sé a ciencia cierta si

llegó a concluirlo. En esa época estaba un

servidor viviendo en Pontevedra. Me llegó a

enviar unos sonetos, que le estaba pasando a

máquina y le devolvía por correo.

“Moridero”, que luego llamaría “Pudridero”

lo escribió a consecuencia de los últimos días

de la vida de su esposa. Íbamos a verla con

los niños cuando cayó enferma. Había enve-

jecido. Tenía el pelo completamente blanco.

Permanecía sentada en un sillón. “Mariuca,

hija, ¿no te acuerdas de los hijos de Pepe?.

Page 15: Alfoli nº 21

15

Plaza del Ayuntamiento de Humanes

No sé si los reconocía. Sin embargo, los mi-

raba con unos ojos llenos de alegría y de dul-

zura. El último verano lo pasó con ella en

Ballesol, una residencia para ancianos. Allí

coincidió con Rosa León, la esposa de Alber-

ti. No tardó en explicarme que el nombre de

la residencia no era una falta de ortografía.

“Viene de Ballesteros, Pepe”. La visión de

aquella antesala de la muerte, donde los

abuelotes se iban consumiendo como pasas,

la reflejó en este soneto (no sé si edito o iné-

dito): “Estas tristes mujeres impedidas fueron

la sal del mundo, nuestras diosas. Ahora por

su niebla vanidosas A donde las lleve, redu-

cidas A su materia, si sagrado objeto, Tan

escritas por obras y por días Legibles al

amor, las alegrías Veladas derrumbando el

esqueleto, Alguna luz divina por los ojos

Aún no clausurados si los mira Quien sabe

descorrer agrios cerrojos Carceleros, salvar la

malandanza. ¿Qué temblor en el aire me sus-

pira Y descifrar del todo no se alcanza?” No

sé por qué he pasado de la infancia de Fermi-

nillo a la muerte, ya en la vejez. Probable-

mente, he querido anticipar al lector la noti-

cia de que su vida llegó a cumplimiento, para

que no nos tuviera en vilo este interrogante.

Mientras el niño corre calle abajo, la madre

apoyada en la media hoja de la puerta, dice

para sí: -¡Señor! ¡Señor! Y siente como si le

lloviesen las lágrimas futuras del hijo en la

sangre. Pero no puede parar el tiempo, ni en-

tiende bien lo que pasa, porque el futuro es

todo humo, una infinita pared de niebla…

Ferminillo, Miguelillo fue niño de pueblo,

listo, feliz. Ya hombre, se pasó la vida leyen-

do, escribiendo, pensando y aprendiendo. No

tuvo hijos. Una tarde, cuando nos dirigíamos

al Metro de Nuevos Ministerios donde yo lo

tomaría para volver a mi casa, me lo explicó:

“Mira, Pepe. Yo he sufrido persecución,

hambre, frío y cárcel. He sido del bando per-

dedor de la guerra. Ya han tenido conmigo

suficiente, como para que lo continuasen en

mi sangre”.

Page 16: Alfoli nº 21

16

Texto: Marisa Ramírez Imágenes: Internet

P ese a todo lo que está ocurriendo en el mundo y en mi país, y aunque siento a veces

estar en un sueño desagradable y pastoso. Pese a la gran incoherencia del día a día que

sobrepasa mi capacidad de procesar tanta miseria, tanto dolor, tanta mentira. Aun sin-

tiéndome un alienígena en este lugar, en el que sin saber muy bien por qué me ha tocado vi-

vir….Yo me lo creo.

Creo en la bondad del ser. Profundamente creo en el hombre.

Mi centro no puede aceptar tal desatino. Siento el desgarro en lo más intimo de mi ser. San-

gro y lloro lentamente… Aun así, yo me lo creo.

Un mundo noble existe.

La fuerza me abandona en muchas ocasiones. Me precipito aun vacio helado y oscuro. Voy a

la nada., inmersa en un bucle de pestilencia. Aire irrespirable que colapsa mis pulmones. Me

asfixio en esta falsedad… Aun así, yo me lo creo.

El hombre es portador de bondad.

El bombardeo constante de desgracias me aturde y desfallezco. Mucho es para mí pobre mor-

tal. Vomito a diario el alimento pútrido que me da esta sociedad… Aun así, yo me lo creo.

El ser humano es portador de luz.

Repto como un gusano por el barro en dolorosas convulsiones. Me siento morir… Aun así, yo

me lo creo.

Somos camino.

YO ME LO CREO

Page 17: Alfoli nº 21

17

Mis ojos están secos. Llamo a las lágrimas

que no acuden. Lloro por dentro… Aun así,

yo me lo creo.

El hombre es esperanza.

El cuerpo atado con mil cadenas que impi-

den el movimiento natural para el que ha

nacido…Aun así, yo me lo creo.

El hombre es libertad.

Me mienten, me engañan. Cantos de sirena

que me llevan al negro abismo… Aun, así

yo me lo creo.

Podemos volar.

La losa me aplasta. Destroza mis huesos…

Aun, así, yo me lo creo.

El hombre camina hacia la luz.

Manco, sordo, mudo, ciego .Cuerpo y alma desgarrados. Metidos en cajas estrechas. Solos.

Individuales… Aun así, yo me lo creo.

El hombre es solidario.

Mi mente hueca, vacía. Roída por mil ratones que la devoran con vehemente glotonería…

Aun así, yo me lo creo.

El hombre piensa.

Nos callan. Los discursos incoherentes nos inundan e intentan anular nuestros sentimientos

más nobles… Aun así, yo me lo creo.

El hombre ama.

Quiero despertar de este mal sueño. El mundo de los sentimientos puros del ser humano no

ha muerto. Estamos inmersos en una pesadilla absurda y dolorosa.

¡ Vamos! Mirémonos a los ojos. Profundicemos en nuestro interior. Unamos nuestras manos

y nuestras almas. Caminemos juntos.

Pese a todo lo que está en contra nuestra… Aun así, yo me lo creo.

Page 18: Alfoli nº 21

18

EL ENCUENTRO

Texto: Carlos Bernardino Imágenes: Internet

S i hay en África un país pequeño con una gran

ambición, ese es Gabón, antigua colonia france-

sa descubierta por los portugueses en el siglo

XV, que aspira a convertirse en una economía emer-

gente antes de 2025.

Mi permanencia en este reducido y singular

país en este tiempo, fue debida, a mi nuevo trabajo de

colaboración con una ONG denominada Grupo de

Rescate Animal. Y por los lazos que a ella me unían,

debido a mi profesión de veterinario en ejercicio, la

fusión con sus proyectos supuso para el desarrollo de

mi carrera, un complemento ideal.

Debido a esta nueva ocupación y en el desa-

rrollo de la misma, tuve la oportunidad de asistir a un

acontecimiento que, vino a determinar el origen de

este relato.

Este suceso, tuvo lugar en una de las primeras

incursiones en la sabana gabonesa. Súbitamente, ante

mí y dos de mis acompañantes, nos llegó un especial

gruñido que delataba la presencia de un animal. Y

rastreando el terreno en su busca, nos topamos con un

diminuto cuerpo de negro pelaje, medio oculto entre la

maleza.

Aquella criatura, que en un principio nos pare-

ció un pequeño gato negro, descubrimos después, que

se trataba de una hembra de pantera recién nacida.

Por su tamaño, color, y el inicial bigote que aparecía

en los lados de su nariz, así como su repetido gruñido,

nos hicieron reconocer su raza.

Con las oportunas precauciones a continuación,

recorrimos los alrededores del lugar del encuentro

tratando de encontrar a la madre. Sospechando la per-

tenencia del felino a la camada que se produce en cada

parto de estos animales. Después, ante la infructuosa

localización, decidimos regresar con ella a nuestra

base, siendo adoptada por todo el grupo hasta el mo-

mento de decidir sobre su futuro.

Para que entendáis mejor lo que hicimos tiem-

po después, os debo explicar algo: el origen de las

panteras negras procede de sus anteriores familiares;

leopardos, jaguares, y leones. La única diferencia en-

tre estos seres y ella, es su color.

Teniendo esto presente, solo nos restaba el que,

favoreciéndonos la casualidad, encontrásemos a una

madre leopardo, o cualquiera otra que estuviese crian-

do, para ver sí dejándola con ella la aceptara a su lado.

Hasta la llegada de esta oportunidad, le dába-

mos biberones de leche que ella consumía con buen

apetito. Esto fue así, hasta que una tarde en nuestra

incesante búsqueda descubrimos lo que estábamos

deseando encontrar. No podéis imaginar nuestra alegr-

ía. Al amparo de la sombra de unos corpulentos árbo-

les, nos encontramos con una madre leopardo y su

pandilla de cachorros. Estos, se encontraban maman-

do plácidamente, bajo la atenta mirada de la madre.

Nosotros con gran sigilo, depositamos a nuestra pante-

rita a una prudente distancia entre la maleza. Así pudi-

mos ver para nuestro júbilo, como se acercaba hacia

aquella, que se podía convertir en su nueva familia.

Page 19: Alfoli nº 21

19

La oímos emitir un alegre gruñido en el momento de

iniciar su contacto con la ubre disponible, y contem-

plamos a la vez, como su nueva madre la aceptaba

lamiendo su cabecita cariñosamente. Así, de pronto,

se produjo un cambio extraordinario en la vida de

Negrita. (Nombre este con que dos días antes la hab-

íamos bautizado.)

Este acontecimiento nos lleno de alegría, al ver

resuelto de momento, el grave problema que repre-

sentaba para su futuro la ausencia de su madre. Noso-

tros antes de nuestra separación, y para poder tener un

seguimiento de sus pasos, habíamos instalado previa-

mente en el lateral de su cuello, una plaquita metálica

para que, mediante un sistema de emisión de hondas

de radio, poder tenerla localizada. Gracias a esta técni-

ca, y durante su crecimiento, fueron muchos los en-

cuentros con Negrita y sus hermanastros.

Curiosamente, mientras ellos evitaban nuestra

compañía, Negrita se aproximaba mansamente hasta

nosotros, y nos hacia demostraciones de aprecio,

lanzándose a nuestros pies y revolcándose juguetona

sobre la hierba. Después de estar un tiempo con noso-

tros, y haberse saciado de nuestras manifestaciones de

cariño iba nuevamente a reunirse con aquella conside-

rada ya como su querida familia.

De igual manera que nuestro grupo seguía sus

movimientos, un día descubrimos que ella observaba

los nuestros. Gracias a esta señal de atención por su

parte, y finalmente feliz para mí, se produjo un hecho

que seguramente fue en el que más riesgo corrió mí

vida en África. Su inesperada y afortunada aparición,

firmemente creo, que sirvió para salvar mi pellejo.

Sucedió, que al adentrarme en la espesura de

maleza, muy próxima a la ribera del río Komo, pude

ver como de entre la hierba que pisaba, surgía una

impresionante boa, dispuesta a abalanzarse sobre mí.

Por instinto de defensa, di un salto hacia un lado, tra-

tando así de evitar su ataque. Al dar comienzo a mi

alocada carrera sin mirar atrás, pude oír un gruñido

detrás de mí, que me hizo volver la cabeza. Entonces

pude ver, como una sombra oscura surgía de entre la

maleza, y se abalanzaba sobre mi perseguidora.

Asombrado y muy asustado, momentos después pude

contemplar con la alegría que ya podéis figuraos, la

aparición de Negrita llevando entre sus fauces el cuer-

po aun con vida, de aquella enorme serpiente.

Dejándola caer a mi lado, la mantuvo así hasta

que esta dejó de moverse. Después, mientras yo agra-

decido por su actuación acariciaba su aterciopelada

cabeza, permanecía mirándome a la cara con sus gran-

des ojos color esmeralda, mostrando una inmensa dul-

zura. Su cuerpo respondía a mis caricias, con un sono-

ro rumrum de bien estar.

Más tarde dando muestras de una cariñosa des-

pedida, lamió mis pies, y tranquilamente desapareció

de mi vista internándose en la selva.

Transcurrido un año de este acontecimiento,

merodeando el lugar de nuestros encuentros, disfruté

de un nuevo contacto con mi querida amiga.

En esta ocasión para sorpresa mía, no estaba

sola. La acompañaban cinco preciosas panteritas y un

fornido macho. Todos estaban esplendidos, tranquilos

ante mí, y nada esquivos a mi presencia. Felizmente y

a partir de este momento, mis amistades como podéis

suponer, han ido en aumento.

Después de mí incorporación al nuevo destino

que me mantiene alejado de estas tierras, espero con

impaciencia la llegada de mis vacaciones. Ellas me

permitirán acudir nuevamente, al encuentro con estas

deliciosas criaturas.

Page 20: Alfoli nº 21

20

S i observamos a todos los seres

vivos con la curiosidad de cono-

cer sus formas de vida, las rela-

ciones que de forma natural tienen en-

tre ellos, y de las que han sido dotados

por la naturaleza, veremos que cada

especie tiene su forma de comunicarse.

Esta comunicación de forma muy di-

versa es necesaria para la reproducción

de la especie.

Pues bien, de la misma forma la espe-

cie humana necesita la acción y la co-

municación verbal (también la no ver-

bal, cuantas cosas se pueden sin pro-

nunciar palabra: una sonrisa, una mira-

da, un gesto, movimientos con el cuer-

po, manos, etc.) de la que ha sido dota-

da para sus múltiples actividades y pa-

ra el desarrollo de la vida misma. Por-

que, ¿podemos imaginarnos una socie-

dad aunque sea pequeña en silencio?

Desde luego que no. De todos es cono-

cido la circunstancia que viven hoy día

muchos matrimonios que guardando

las apariencias aparecen ante el resto

de la sociedad como modélicos, y

cuando entran en su casa no articulan

palabra, es una de las formas más

crueles de vida en común que al final

terminan como estamos viendo en se-

paraciones, divorcios, cuando no asesi-

natos como nos tienen cansados los

medios de comunicación todos los

días, a pesar de las leyes de

“VIOLENCIA DE GÉNERO” y otras

medidas que tratan de arreglar esta si-

tuación.

Hablar es una necesidad tan grande

como la alimentación, y lo hemos po-

dido ver desde niños cuando imponía-

ENCUENTROS EN LA TERCERA EDAD

Texto: Juan Díaz Imágenes: Internet

Page 21: Alfoli nº 21

21

-mos el castigo del silencio y no eran

capaces de estar callados a pesar de

nuestras amenazas.

Pero no solo son estas relaciones entre

los humanos, hay que vivir en socie-

dad y eso nos obliga a relacionarnos y

como consecuencia de esta relación

elegimos pareja y criamos los hijos.

etc.

La Tercera Edad es una fase más de la

vida. Lo peor es no llegar a vivirla. O

mal vivirla. Es comparable al otoño,

cuando bosques y caminos se impreg-

nan de una policromía que ni siquiera

la primavera, con el anticipado calor

del verano, tiene. Una puesta de sol

puede ser tan bella como una alborada.

Es la culminación de una fiesta. ¿Por

qué no disfrutar plenamente de ello?

Y con total satisfacción, incluidas las

conversaciones de todo tipo. Pero esto

no depende de la edad, sino de la per-

sonalidad de la pareja.

Existen parejas que llevan unidas des-

de su juventud, sin hijos. Algunas por-

que no pudieron tenerlos. Otras por

que no desearon tenerlos. Algunas ca-

sadas, otras no. Y han mantenido la

unión, y conversaciones de todo tipo, a

pesar de no han tenido hijos.

Pero las personas son como los árboles

que llegan a la madurez, robustecidos

o menos debilitados, por su propia per-

sonalidad y por como hayan cuidado

su relación de pareja anteriormente.

Hoy día no dejan fumar en una infini-

dad de sitios. También se ha cerrado

el grifo de la bebida en virtud del peli-

-gro para la circulación vial. El hogar

es el único lugar, y más económico pa-

ra disfrutar de estos placeres. Si uno

ni bebe ni fuma ¿tolerará que lo haga

el otro? Si uno hace un guiño, una mi-

rada, o apretón de manos, o del brazo

¿Lo entenderá el otro? ¿O lo considera

suficiente? Hasta que punto llega la

incomprensión.

Es importante que cuando la televisión

se encienda, sea de completo acuerdo

entre los dos para que, preferentemen-

te el programa lo compartan los dos.

No para hacer ruido, y evitar así que

ninguno de los dos hable o escuche.

Page 22: Alfoli nº 21

22

Estoy en la ciudad

llena de bullicio;

pero en este instante su recuerdo,

me lleva al paraíso.

Su aroma emana paz.

Su sonido te acuna,

te lleva a una sensación sin igual

a una sensación ideal.

Tu mente, se evade del presente.

Te ves rodeada, de las más bellas flores ,

de los más exóticos animales,

de los olores más relajantes.

Es un todo y un nada

que te lleva al más allá.

Te sientes volar.

Siempre lo soñaste

y ahora te parece pasar.

De repente tu cuerpo se eleva

y te ves allí abajo

pero, a la vez te notas allí arriba

Bajo la cascada Texto: Ana Garramiola Imagines: Internet

Page 23: Alfoli nº 21

23

Ves todo desde las alturas.

Desde allí todo se ve más hermoso,

todo parece un sueño

un sueño del que te niegas a despertar.

De vez en cuando

un escalofrío te recorre

y te parece despertar,

pero tan sólo ha sido

una ráfaga de aire,

una corriente del mar.

Ese despertar

te hace recordar:

recordar ese frescor,

ese sonido que te ha llevado allí,

la razón que te hace evadir.

El agua,

una gema única,

una gema de incalculable valor,

que a la vez no se la da ningún valor.

Tú:

Estás llena de vida,

llena de energía.

Tú:

Rebosas alegría,

rebosas fuerza.

Sin ti no se puede vivir,

sin ti todo es sufrir.

Das la vida,

compartes tu fuerza,

tu alegría, tu energía

eliminando la adrenalina.

Y aquí estoy bajo tu fuerza,

bajo tu vida.

Dejando salir de mi este sufrir.

Dejando salir de mi este latir.

A ti cascada:

te voy a bautizar

con un nombre digno de admirar.

Digno de admirar,

como esa gema que transportas

y que compartes sin enjuiciar.

Eres la fuerza y el descanso que necesi-

to.

Eres entonces un paraíso y así te bautizo,

pues es allí donde me trasladas,

pues es allí donde me elevas.

Sólo de pensar en ti,

ya me siento mejor,

ya me siento despertar

y mi tristeza y dolor perezco olvidar.

Hasta luego mi paraíso,

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24

LA ÚLTIMA HORA Texto: Miguel Soto Imágenes: Internet

E staba en mí despacho comprobando

precios para un concurso de guantes

de látex, cuando un repentino pitido

me interrumpió miré la extensión y marcán-

dola en el teléfono dije: Departamento

Económico.

-.Déjate de economías, y sube rápido a la 315

la ha palmado un general. Era la voz irritada

de Irene, enfermera de la planta 3ª del Hos-

pital del Aire.

-. Estoy llamando a la Antonia y no contesta

nadie: me dijo la enfermera.

-. Voy enseguida, cierra la habitación y busca

a un familiar, dile que me espere. Intentare

buscar a Sor Antonia.

Tenía para estas emergencias un buscador

último modelo, que me comunicaba de forma

directa con la monja.

La voz de la monja sonó enojada:¿ qué pasa

guapo, no me puedo echar un Ducados a gus-

to?.

Sor Antonia, aparte de su veteranía en tema

de jaculatorias, era enfermera, mal hablada y

fumadora oculta de Ducados. Dentro del hos-

pital tenía la responsabilidad de adecentar a

los que se iban para siempre, maquillando

sus cuerpos, profesión que le había dado nu-

merosas felicitaciones y algún regalo que in-

tentaba ocultar.

Fue idea del general Prada asignarme tan ori-

ginal tarea. Prada que además de un buen

ginecólogo era el director del hospital, era

ante todo militar, así que cuando

Page 25: Alfoli nº 21

25

proteste por aquel trabajo, el bueno del di-

rector, me transmitió su “ordeno y mando”, y

toda reclamación se perdió en la obediencia

ciega.

-Usted perdone dije a sor Antonia, coja el

maletín y vaya a la 315.

Pasé por el despacho del coronel Merino, mi

jefe, para decirle lo que pasaba. Me preguntó,

como siempre, quién era el difunto, Merino

que era un hombre muy cumplido usaba

aquella información para personarse de for-

ma rápida a dar el pésame, yo sabía que al

director le sentaba muy mal, pero lo hacía

apropósito.

Cuando llegue vi que la monja había llegado

y discutía con dos mujeres, yo sin decir ni

pio entre en la habitación. Irene la enfermera

estaba terminando de desconectar sondas y

artilugios que el finado había soportado antes

de su adiós

Encima de la cama yacía un cuerpo enor-

me—¡Vaya peso pesado!, dije a la enferme-

ra.

La puerta se abrió de manera brusca y sor

Antonia con cara de pocos amigos, dejo el

maletín en el suelo y mirando al finado ex-

clamo: ¡Además gordo!...

Me eche a reír: Antonia le dije, el generalato

trae kilos y abundancia. Vamos a dividirnos

las tareas y acabamos en un pis-pas.

-Que te crees tú eso, me han dicho las hijas

que como va a venir el ministro quieren que

su papa luzca el uniforme de gala. ¡Ahora lo

traen!

En el hospital del aire el tema de los unifor-

mes se respetaba a cal y canto hasta después

de la muerte.

- ¿Taponas o limpias? Le dije a la monja.

-Ponle tu los tapones, que tienes más maña

yo le daré un repasito con la esponja...

- No te olvides de ponerle el esparadrapo, en

el bastón de mando, le dije con mirada soca-

rrona.

- Mucho mando y poco bastón ¡.Dijo la sor.

Irene la enfermera se reía a pierna suelta y

dirigiéndose a mí me dijo: Ya me habían

contado que vuestros amortajamientos eran

un poco especiales.

-Mujer no hables tan alto que los del luto se

van a pensar otra cosa.

Llamarón a la puerta de la habitación, una

señora recompuesta con una enorme bolsa

del Corte Inglés y cara compungida me dijo

de forma queda -.El uniforme de papa, en la

caja van las condecoraciones.

Después de darme el paquete me cogió la

mano y acercándose a mi rostro me pregunto:

¿Le pueden poner sus zapatos?

Page 26: Alfoli nº 21

26

Como esos momentos son muy complicado,

poniendo cara de bueno, le dije: Será difícil

pero tráigalos a ver qué podemos hacer.

Una joven se acercó con cara de pena portan-

do una caja de Zegarra, me la entregó le di

las gracias, y cerré de nuevo la puerta. Cuan-

do me volví la mirada de Sor Antonia me

estaba taladrando y levantando la voz me di-

jo: ¡Tú no le digas que no, se los vas a poner

tú!

- Échale un vistazo a ver como lo hacemos:

dije yo.

Antonia abrió el paquete y al ver el uniforme

exclamo en alta voz:” Este uniforme debe ser

cuando hizo la primera comunión”

No pude reprimir la carcajada, era evidente

que el buen hombre no se había puesto el

uniforme hacia tiempo.

- ¿Qué hacemos listillo?, me dijo la monja

con una sonrisa malévola.

Escruté con detenimiento el panorama en

principio el objetivo me parecía alto compli-

cado, me agarre la barbilla y poniéndome

interesante dije con voz solemne:

-Vamos a meterlo en la mortaja y le ponemos

encima el uniforme y con esparadrapos hace-

mos un arreglo.

Cuando lo levantamos con la grúa y lo posa-

mos en el “saco” una enorme barriga sobre-

salía, la monja miraba con expectación.

Agarre sin más dilación el uniforme y se lo

plante en el corpachón. ¡Era un esperpento!

A mi espalda Antonia se acercaba con una

sonrisa de triunfo en su mano una gran gra-

padora para piel brillaba, en su boca una son-

risa diabólica.

-¿Antonia que te propones? Le pregunte con

cierto temor.

-Esto lo arreglamos con una buena “grapada”

y cuando lo tengamos sujeto lo retocamos y

ya verás que bien queda.

Era una barbaridad pero yo sabía que era lo

único que podíamos hacer, lo taparíamos con

la mortaja y dejaríamos al descubierto un pe-

queño trozo de uniforme.

Pedimos ayuda a Irene, ¡Que espectáculo! La

enfermera por un lado yo por el otro y la

monja pegando unos grapados que sonaban

como tiros.

En el exterior murmullos de voces cada vez

más próximos a la puerta.

Una vez que quedo la guerrera cosida al

cuerpo, rematamos el cuello con cinta aislan-

te que al ser oscura no se notaba nada.

Page 27: Alfoli nº 21

27

- ¿Cómo le ponemos los pantalones? pregun-

to Irene

- Los metemos entre las piernas y los sujeta-

mos con esparadrapo y los zapatos se los po-

nemos al revés y con cinta aislante lo sujeta-

mos a la planta.

Antes de cerrar la mortaja contemplamos

nuestra obra.

-La puerta dijo la monja, un murmullo se oía

muy cercano, la abrí y dirigiéndome a la fa-

milia dije: Estamos terminando, la monja le

está rezando unas plegarias. La mujer se

aparto de mi y dirigiéndose a otras personas

les dijo con voz firme: Están acabando.

Ya más calmados cerramos la cremallera de-

jando justo la pechera al descubierto le pren-

dimos las condecoraciones y sor Antonia le

sonrojó las mejillas le pinto los labios y le

dio un poco de color a la cara mofletuda

-¡Más guapo que un San Luis¡ dijo la monja,

anda avisa a los camilleros para que lo bajen

al Tanatorio

Fui a la puerta de la habitación y abriéndola

dije a los familiares: Pueden pasar.

La hija dirigiéndose a los familiares les dijo:

mirad que bien le queda el uniforme, ya le

decía yo a mama que no había engordado

tanto.

Se dirigió a Sor Antonia que estaba haciendo

como si rezara y cogiéndoles las manos con

cara de pena infinita le dijo: “gracias herma-

na dios se lo pague” ¿no ha dado la lata ver-

dad?

-Nada mujer, rezare por él, y le dio un beso,

ha sido como un milagro.

El hermano del general saco la cartera y de

una manera ostentosa alargo a la monja un

billete de 5.000 pesetas que se guardo de

forma rápida en la faldiquera del hábito.

Entraron los camilleros y rogaron a la familia

que se desplazase al Tanatorio que iban a

trasladar al difunto.

En el ascensor le dije a la monja: Antonia te

vas a condenar.

-Anda guapo esto es para los caprichos que la

Inés (superiora de la comunidad) no me da ni

un duro.

Nos despedimos en la puerta de la residencia

de las monjas: Que pase buen día le dije a

Sor Antonia ella metió la mano en su bolsillo

y sacando una carta me la entrego, desplegué

la cuartilla era del Ayuntamiento y nos co-

municaba que habíamos sido admitidos para

un curso en el Tanatorio de la M-30, pero

esta historia os lo contare en otra ocasión.

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Famosa Piscina

Una Isla en El Manzanares Texto: Carlos Bernardino Imágenes: Internet

M adrid como capital de España, se en-cuentra ubicada en un enclave de tan magna naturaleza, que rebasa cual-

quier deseo de mejora de su entorno. La sie-rra de Guadarrama, tan cercana, poblada de inmensos bosques y floresta que los acompa-ña, unida al caudal de sus ríos, colman las delicias de cuantos acuden a visitarlo.

No obstante hubo un tiempo, en el que

la ausencia del mar en su entorno, dio lugar a

proyectar sobre su rio algunas playas, con la

intención, de aplicar a la zona cierto aire ma-

rinero. Esta fantasía de crear zonas de baño

en el Manzanares, llego a ser una realidad en

el pasado siglo XX. En él, fueron creadas dos

emblemáticas piscinas. La primera en el cau-

ce mismo del rio ya canalizado, sobre una

isla existente y, una segunda, en el ámbito de

un embalse, en el bosque de El Pardo. Una

vez erigidas, fueron bautizadas con los nom-

bres de Piscina de la Isla, por su asentamien-

to- y Playa de Madrid, por sus grandes di-

mensiones. Lastimosamente hoy, de estas

dos magnificas construcciones, solo subsiste

para quienes las disfrutamos, un nostálgico

recuerdo.

La originalidad de la construcción de la

Piscina de La isla, me obliga a dedicarla

prácticamente la totalidad de este artículo. Su

asentamiento: sobre una verdadera isla del

rio, de aproximadamente 300 metros de largo

por 20 de ancho. Su arquitectura se corres-

pondía, con la de un barco varado en el cen-

tro del rio. El acceso a la misma, se realizaba

a través de dos pasarelas situadas a cada lado

del “barco”. Esta Piscina, junto con la indica-

da Playa de Madrid, considerada, como la

primera playa artificial de España, (y poste-

riormente en época del franquismo, apodada

como el “charco del obrero”) pertenecieron a

una parte fundamental de una ambiciosa ac-

Pileta en la parte de proa del “barco”

Page 29: Alfoli nº 21

29

-tuación urbanística en la capital. Las obras

comenzaron en 1931, recién instaurada la

Segunda Republica. Este conjunto fue pro-

yectado por Luis Gutiérrez Soto, tomando

como referencia el Club Náutico de San Se-

bastián: en él se advierte la forma de un gran

barco varado, con proa y popa, babor y estri-

bor. Las instalaciones constaban de tres pis-

cinas -dos exteriores, en la proa y en la popa,

y una en el interior. Contaba además con bar,

restaurante, zona de juegos, gimnasio y solá-

rium.

Durante la Guerra Civil, padeció des-

trozos que posteriormente fueron reparados

en los primeros años del franquismo. De sus

instalaciones disfrutamos especialmente mi

hermano Aurelio y yo, durante parte de la

década de 1940 hasta su nefasta demolición

en el año de 1954. Las justificaciones ex-

puestas por el Ministerio de Obras Publicas

para su derrumbe, fueron determinantes, al

representar un obstáculo su mantenimiento al

nuevo sistema de exclusas proyectado, en las

obras de la segunda canalización del Manza-

nares.

Este lamentable acontecimiento, al

tiempo de constituir un tremendo impacto a

nuestra moral por la desaparición de estas

magníficas piscinas, nos dejo durante un año

sin nuestra cotidiana práctica deportiva.

Transcurrido este tiempo, la mayoría de

cuantos asistíamos a ellas, logramos incorpo-

rarnos, como nuevos socios, a la única pisci-

na existente en nuestro distrito Municipal: la

del Parque Móvil de los Ministerios.

La piscina se encontraba a espaldas de

dicho Parque, teniendo su acceso por la calle

de Donoso Cortés. Solo funcionaba en la

época veraniega, por no disponer de sistema

de calentamiento del agua de la pileta, ni ca-

lefacción ambiental. Para dar solución a esta

carencia, fueron incorporadas las calderas de

calentamiento de agua que se conservaban

de la desaparecida piscina de La Isla. Con

ellas instaladas, paso ésta, a ser utilizada du-

rante todo el año, en el transcurso de 1955.

Para finalizar, solo me cabe añadir

que, la añoranza de aquella lejana época que

hoy aquí he narrado, y en la que viví momen-

tos tan de felices como divertidos, la conside-

ro muy válida para justificar así las expresa-

das emociones, que hoy han acudido a mi

memoria.

Pileta interior para competiciones y recreo.

Pileta exterior de popa.

Imagen de la Playa de Madrid en verano.

Page 30: Alfoli nº 21

30

AUTOMOVILES ÉLECTRICOS

Primer prototipo CUGNOT producido en Francia en 1834

L os automóviles eléctricos se caracteri-

zan por su limpieza ecológica, el em-

pleo de la electricidad como fuente de

energía, y su silencio. Sin embargo en los

últimos meses su sonoridad comienza a al-

canzar niveles notables. Me refiero a las nu-

merosas noticias de modelos que salen al

mercado. Muestran la firme determinación de

los países occidentales de reducir su depen-

dencia de los combustibles fósiles, y la con-

taminación atmosférica.

Sin duda una de las novedades más impor-

tantes, es el nuevo Mercedes-Benz Clase B

Electric Drive. Se trata de un monovolumen

compacto, que funciona con pilas, equipado

con motor eléctrico, y una potencia de 134

CV. Fue presentado el pasado mes de abril

en el Salón del Automóvil de Nueva York

para su inmediata comercialización en los

Estados Unidos. En septiembre de 2014 se

presentará igualmente en París para su venta

en Europa.

Puede alcanzar una velocidad máxima de 160

km/h y su aceleración le permite pasar de 0 a

100km. hora en 10 segundos. Está diseñado

para circular en carretera y ciudad con una

autonomía de 200 km. Las baterías pueden

recargarse en un enchufe convencional, y dos

horas de carga le permiten recorrer 100 km.

Mercedes tiene ya probada experiencia en

fabricación de vehículos eléctricos. En Espa-

ña, concretamente en Vitoria construye desde

hace algún tiempo un vehículo de transporte

en el que se basa el nuevo, de ahí el nombre

de Vito. Es un turismo tipo deportivo, y en

cuanto a seguridad, tiene un dispositivo de

ayuda automática de frenada.

El automóvil eléctrico es más antiguo que el

equipado con motor de combustión. Aunque

en estos días en que abundan las noticias so-

bre las últimas novedades de vehículos eléc-

tricos, la realidad es que han existido desde

hace más de un siglo, incluso antes de apare-

cer los del motor de combustión con carbu-

rantes extraídos del petróleo.

Texto: José Luis García Imágenes: Internet

Page 31: Alfoli nº 21

31

Factores económicos como los precios de

gasolinas y gasóleos, y otros inconvenientes

como mayor costo de adquisición, limitación

de su autonomía y velocidades más modes-

tas, impidieron que invadieran los mercados.

Algunas fuentes informan que el primer auto-

móvil eléctrico se fabricó en la primera mitad

del siglo XIX, aunque se desconoce el año

exacto, obra del escocés Robert Anderson, y

ese mismo siglo, en la Exposición Mundial

de París, el austriaco Franz Kravolg presentó

una motocicleta con motor eléctrico. Duran-

te algunos años Francia y Gran Bretaña se

convirtieron en paladines del progreso de es-

tos vehículos, e incluso España hizo sus pini-

tos gracias a los esfuerzos de Emilio de la

Cuadra que entre 1895 y 1901 construyó va-

rios prototipos. La falta de recursos financie-

ros y una huelga pusieron fin al proyecto es-

pañol.

En 1896, en la ciudad de Nueva York, intro-

dujo la primera flota de coches eléctricos que

en cuatro años alcanzó la cifra de 60 unida-

des. El fabricante era la empresa Electric

Vehicle Co. y su objetivo resolver el proble-

ma causado por los residuos que dejaban los

vehículos tirados por animales. Otra de las

ventajas que los fabricantes vieron en estos

vehículos era su facilidad de manejo, con lo

cual serían asequibles a todos los ciudadanos,

aunque no tuvieran conocimientos profesio-

nales en el manejo de vehículos.

En 1908 Henry Ford construyó un automóvil

con motor de gasolina. Salieron otros coches

y el precio muy asequible del petróleo y sus

derivados dieron lugar a que los mercados se

inundaran con motores de explosión no sólo

en el sector automotriz sino también en toda

la industria en general. El vehículo eléctrico

quedó relegado al olvidó, pero no totalmente.

En los años setenta sin embargo, la OPEP

(Organización de Países Productores y Ex-

portadores de Petróleo) acordó una subida de

los precios de crudo y el mundo tembló. No

sólo el sector del motor y los automovilistas

sino todo el tejido industrial. Es innecesario

recordar que el mundo gira en torno a la

energía, puesto que todo proceso de produc-

ción implica consumo de energía, y lo produ-

cido en cualquier sitio hay que ponerlo al al-

cance del consumidor, es decir hay que trans-

portarlo, que también requiere energía.

Recuerdo que en el mundo de las manufactu-

ras se produjo una conmoción. Al igual que

ahora en España se exige que las viviendas

garanticen un mejor rendimiento energético,

(Certificado Energético de Edificios) enton-

ces las cementeras, fábricas de ladrillos, acer-

ías y todas las explotaciones que eran gran-

des consumidoras de energía general, revisa-

ron sus instalaciones para optimizar los con-

sumos y reducir las pérdidas de energía, vía

de mejores aislamientos o reciclaje de gases

de emisión.

Descubrí que, ya entonces, el parque de vehí-

culos eléctricos en el mundo tenía una cifra

absoluta importante, aunque representaba

solo un pequeño segmento del parque mun-

dial que utilizaba gasolina o gasóleo. Pero

ese pequeño porcentaje, era importante. Por

ejemplo en minería. Las carretillas eléctricas

no consumen oxígeno, tan vital en los pozos.

Y lo mismo sucede en naves industriales. Se

evitan gases contaminantes y ruidos.

En Gran Bretaña, país con su propia idiosin-

crasia, existían nada menos que 125.000

vehículos eléctricos dedicados al reparto do-

miciliario de leche.

Hackney. Año 1906

Page 32: Alfoli nº 21

32

A los británicos en esas fechas anteriores a

los setenta, preferían el consumo de leche

pasteurizada que tiene una vida más corta.

Posteriormente se impondría la leche esterili-

zada de vida más larga, y de más cómoda

adquisición en supermercados. Pero enton-

ces la recibían a diario en sus hogares situa-

dos en barrios residenciales en torno al

núcleo de las ciudades. El lechero hacía el

reparto durante la noche y era imprescindible

no hacer ruido, para lo cual el vehículo eléc-

trico era muy útil.

En los años 70/80 los vehículos eléctricos

fueron utilizados también por el servicio de

correos en varias ciudades de los Estados

Unidos, para el reparto y recogida de cartas

de los buzones.

Ventajas e inconvenientes de los vehículos

eléctricos.

Desde hace prácticamente medio siglo, se ha

investigado para desarrollar estos vehículos

en vista de la necesidad vital de reducir la

dependencia de los combustibles fósiles y

eliminar la contaminación atmosférica. La

industria del motor ha adaptado progresiva-

mente muchas de tecnologías procedentes de

la aviación, como los cinturones de seguri-

dad, los frenos de disco, y parece ser que

ahora toca las baterías de Litio.

Cuando el mercado ha permitido fabricar se-

ries mayores se reducen los costes, y enton-

ces el proyecto es viable.

Las ventajas son:

Ahorro económico en el gasto de com-

bustible.

Ecología y cuidado del medio ambiente.

Menos polución y residuos.

Reducción de contaminación acústica.

Mantenimiento mucho más reducido y

económico.

Ayudas fiscales de los Gobiernos en la

compra.

Inconvenientes:

Mayor coste inicial de adquisición.

Menor autonomía de desplazamiento.

Sistema de enchufes eléctricos que todav-

ía no se ha normalizado.

Escasa infraestructura de recarga

Poca variedad de modelos.

Cargadores domésticos caros.

El futuro y el automóvil eléctrico.

A la vista de las varias noticias sobre nuevos

modelos en varios países del mundo y el

hecho que Estados Unidos, de donde han ve-

nido muchas ideas tecnológicas en las pasa-

das décadas, haya decidido tomar la iniciati-

va de combatir la contaminación atmosférica

y la dependencia del petróleo y que el coche

eléctrico sea uno de los medios para ello, in-

clina a pensar que éste será uno de los vehí-

culos del futuro. Según la revista Time, que

dedica un artículo a este tema, el Presidente

Obama ha habilitado unos generosos présta-

mos de su Administración para que la indus-

tria automotriz, solar, y eólica desarrollen sus

productos. En el campo de los turismos eléc-

tricos, cuyo parque contaba con unas pocas

unidades en 2008, ha pasado a las 100.000

unidades en el presente año.

Existen varios modelos, pero la estrella es un

modelo deportivo Tesla modelo S, ganador

del importante trofeo “Coche del Año”.

Detroit Electric. Año 1912

Page 33: Alfoli nº 21

33

Tiene un carrocería atractiva y su precio es

el de un vehículo de alta gama, pero sus pres-

taciones se acercan igualmente a las de este

tipo de vehículos, con una autonomía de 483

km. potencia de 362 CV, velocidad 200 Km.

h, y aceleración de 0 a 100 Km. en 5,6 se-

gundos.

La situación en España

Al comienzo de este artículo hacía mención

del modelo de Mercedes, basado en un vehí-

culo construido en Vitoria, de ahí su denomi-

nación Vito.

También la firma Nissan con su modelo Leaf

informa que este verano estará presente en

Madrid. De esta marca se habían vendido ya

50.000 unidades en todo el mundo en marzo

de este año. Se trata de un turismo de 5 pla-

zas. A través de la firma Respiro, que alqui-

lará el automóvil por horas, €5,15 euros a la

hora, podrá circular por Madrid. Tiene 199

kms. de autonomía, potencia de 107 CV. Ve-

locidad 145 kmH y aceleración (O a 100km.)

11,5 s. Para poder utilizar estos coches, sin

embargo, Respiro exige que los usuarios sean

socios del club creado al respecto.

El periódico La Razón informaba el pasado

mes de marzo que España también tiene un

fabricante autóctono de este tipo de vehícu-

los. Según esta información, el Parque Na-

cional de Monfragüe tiene el proyecto de ad-

quirir ocho unidades, modelo Rider Cross.

Con una autonomía de 100 Km. es completa-

mente silencioso, y no molestará en absoluto

a los buitres negros del Parque. La marca

española es la firma Comarth y está instalada

en la localidad murciana de Beniajan, y al

parecer ha ganado un contrato para suminis-

trar 250 unidades a la firma francesa “La

Poste”

Además de las arriba citadas marcas existen

otras que también tienen fábricas en España,

Citroën, Renault y Opel.

El número y calidad de los proveedores está

fuera de dudas. Pero las matriculaciones

serán lentas al principio. Habrá que contar

con una razonable de vehículos en una zona

que justifique la instalación “estaciones de

enchufe”. E igualmente, aunque su manteni-

miento sea sencillo será necesario de dispo-

ner de operadores competentes para dar ser-

vicio en la misma zona. Reducción de depen-

dencia del petróleo y de contaminación at-

mosférica, es decir carbono. Estados Unidos

ha visto que hay que hacer de la necesidad

una virtud. Posiblemente los eléctricos se-

guirán en minoría en el parque mundial de

vehículos de las próximas décadas. Recuer-

da la experiencia de los primeros vuelos del

siglo pasado. Pero al igual que entonces es-

tamos en el umbral de una nueva revolución.

Utilitario Ford. Año 1967

Toyota Prius. Año 1997

Page 34: Alfoli nº 21

34

VINOS DE MADRID

TRADICIÓN Y MODERNIDAD

Texto: Aurelio González Sánchez Imágenes: Internet

C uando hablamos de los vinos de la

Comunidad de Madrid, no poca gen-

te cree que son caldos de baja cali-

dad, poco logrados y de inexistente estructu-

ra para competir en el mercado vinícola que

hoy nos mueve. Estos vino cuentan con una

historia y calidad, avalada por el paso de los

siglos y que hoy en día están despuntando y

ofreciendo a los consumidores un sinfín de

placeres gastronómicos al degustarlos.

Se puede afirmar que los primeros datos con-

trastables sobre la existencia de la industria

en los actuales límites de Madrid datan del

siglo XIII.

Es entonces el siglo XIII, la fecha de la que

datan los primeros documentos sobre la exis-

tencia de vinos de Madrid. Se de una disputa

sobre la posesión de un viñedo entre unos

monjes y el señor feudal, que fue resuelta

finalmente por el arbitraje del Rey.

Los vinos de Madrid llegan al siglo XV con

un aurea de prestigio, habiendo múltiples tes-

timonios del aprecio que se tenía a los vinos

que se elaboraban en la propia ciudad, que

eran exportados a otras localidades. Con to-

do, en la segunda mitad del siglo XV la auto-

ridad municipal tubo que dictar medidas pro-

teccionistas, bien por la abundancia de pro-

ducción de la ciudad, bien por la venta frau-

dulentas de vinos de otras procedencias, o

por la competencia de viñedos cercanos.

El siglo de oro supone un momento impor-

tante para la región y sus vinos. La elección

de Madrid como capital del Reino, supone un

notable crecimiento de la demanda, y a su

vez, de la producción.

En el siglo XVII durante el reinado de Felipe

IV, los vinos consumidos procedían de los

alrededores de Madrid.

Madrid llega al siglo XX con más de 60.000

hectáreas de viñedos, pero comienzan a abas-

tecer a los grandes envasadores, lo que no

evita, o incluso contribuye, a que pasen por

completo al anonimato.

A finales de los setenta sobreviene la crisis,

desciende el consumo de vinos, se impone la

renovación y son necesarias costosas inver-

siones para rejuvenecer los viñedos, recupe-

rar las variedades de uva y actualizar los cri-

Page 35: Alfoli nº 21

35

-terios de elaboración.

En Noviembre de 1990 queda reconocida

oficialmente l D.O. Vinos de Madrid que

comprende 54 municipios al sur de la provin-

cia divididos en tres subzonas: Arganda, Na-

valcarnero, y San Martin de Valdeiglesias.

La subzona de Arganda situada al suroeste de

la comunidad de Madrid, sobre la margen

izquierda de rio Jarama, cultiva las varieda-

des blancas malvar y airén y la tinta tempra-

nillo; los tintos de Arganda son vinos de mo-

derada graduación, equilibrados, y que, so-

metidos a crianza adquieren cierta compleji-

dad.

La subzona de Navalcarnero cultiva las va-

riedades tintas garnacha, tempranillo y mer-

lot y la blanca malvar.

Estos vinos presentan rasgos comunes como

los anteriores, si bien su graduación alcohóli-

ca es moderada.

La subzona de San Martín de Valdeiglesias

situada al noroeste, cultiva las variedades

garnacha tinta y la blanca malvar, son vinos

robustos, ricos en cuerpo y color, muy afruta-

dos y sabrosos, con baja acidez, cálidos y

enérgicos. Los blancos más significativos son

los de Arganda, de color pálido y suave. En

San Martín de Valdeiglesias los blancos

“brisados” (fermentados en la casca) de albi-

llo, tienen una arraigada tradición. Los rosa-

dos de San Martín de Valdeiglesias y Naval-

carnero son muy afrutados, de atractivo co-

lor, carnosos y con vigor. Vinos de una cali-

dad tal, que se están ganando un reconoci-

miento a nivel mundial, consiguiendo diver-

sos galardones en el año 2012 tales como, el

Bacchus de plata en Iberwine, plata en el

concurso mundial de Bruselas y oro y plata

en el Challenge Internacional Du Vin. Gra-

cias a su calidad han alcanzado un porcentaje

de exportación del 23% a diferentes países.

La última década ha sido crucial en la conso-

lidación de estos vinos, ya que en el siglo

XXI compiten en las cartas de los mejores

restaurantes. Por tanto, el vino de Madrid

deberá situarse convenientemente para reafir-

mar su sitio entre los mejores vinos del mun-

do y recuperar el prestigio que ostentaron

tiempo atrás.

Page 36: Alfoli nº 21

36

ALFOLÍ