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  • 8/19/2019 alguna Vez Tuvo Que Decidirse

    1/1

    DE DECISIONES

    >>

    CABTA &6* Lff,C,T*&

    t

    t-=

    E=-

    F

    ¿Alg

    u

    na

    vez

    tuvo

    q

    ue decid

    irse?

    z

    I

    J

    F.-

    G;>

    | |

    N

    JUGADon

    oe rúreoL es

    una

    \-,¡l

    superest'ella

    en

    la cancha

    si

    oma

    la decisión correctaun

    tercio

    de las veces.

    Un neurocirujano más

    vale

    que

    esté en lo correcto siempre,

    o casi.

    Para los ejecutivos,

    el

    margen

    de

    error

    se

    ubica

    en

    algún

    punto

    in-

    termedio. William

    Jovanovich

    me

    dijo

    una

    vez

    que

    una

    persona

    que

    estu-

    viera

    en

    lo correcto

    5r7o

    de

    las

    veces

    podría

    ascender

    -como

    lo

    hizo

    él-

    de

    ser un

    vendedor

    de libros a

    ser el CEO

    de

    una

    editorial

    listada en el

    Fortune

    5oo.

    Por supuesto, la

    cantidad

    de

    de-

    cisiones

    correctas

    que

    toma

    una

    per-

    sona

    a menudo importa menos

    que

    el valor

    relativo

    de

    esas

    decisiones.

    Las

    decisiones son

    la

    esencia del management.

    Son aque-

    llo

    que

    los

    ejecutivos

    hacen:

    pasar

    todo el

    día

    sentados

    tG

    mando

    (o

    evitando)

    decisiones.

    Los

    ejecutivos

    son

    juzgados

    por

    los

    resultados,

    y

    la mayoría de

    ellos

    -la

    mayoría de

    no-

    sotros-

    no tiene la menor

    idea de

    cómo

    hace lo

    que

    hace.

    El

    recuento de una decisión

    después de

    los

    hechos es

    casi

    siempre

    u

    na racional ización

    f cticia.

    Esta

    misma

    coherencia

    'errospecLiva , como

    la llam¿ un

    amigo,

    puede

    observarse

    en

    las

    declsiones

    grupales.

    En la

    mayoría de

    las

    empresas,

    como

    afirman

    los consultores

    Michael

    Mankins

    y

    Richard

    Steele,

    la

    llamada

    planifcación

    estratégica

    realmente

    actúa como

    un

    mecanismo

    para

    ratificar

    y

    financiar

    decisiones

    que

    fueron

    tomadas

    de

    manera

    ad

    hoc meses antes.

    De ahí

    la razón de

    esta

    edición

    especial

    de

    HBR,

    dedi-

    cada

    al

    arte

    y

    la

    ciencia

    de

    tomar

    decisiones

    más

    rápidas,

    más inteligentes

    y

    me.jores. Rara

    vez

    podemos

    anticrpar..

    con

    precisión

    las decisiones

    que

    enfrentaremos;

    la toma

    de decisiones

    es una especie

    de adivinaclón, una

    apuesta

    sobre el

    futuro.

    Resulta

    apropiado,

    entonces,

    que

    el

    primer

    artículo

    de

    este

    número

    mire

    hacia adelante.

    En

    Decisio

    nes

    y

    deseo ,

    Cardiner

    Morse

    describe

    cómo

    los

    neurocien-

    tíficos

    ljteralmente

    sondean

    el cerebro

    para

    observar

    cómo

    sus

    partes

    racionales

    y

    primitivas

    interactúan cuando

    un

    individuo toma una

    decisión.

    La

    contienda entre

    racionalidad e

    intuición

    impregna

    toda

    la

    investigación sobre toma de

    decisiones. lncluso es

    posible

    encontrar a

    matemáticos situados

    a

    ambos

    lados

    de

    la

    valla. Uno

    de

    ellos,

    BIaise Pascal, sosluvo:

    EI

    corazón

    tiene

    razones

    que

    ni

    la

    propia

    razón

    conoce .

    Otro, Leuris

    Carroll, dijo:

    Use

    su cabeza .

    Fl

    enfoque cotrecto

    es buscar

    6

    ambas apreciaciones.

    Así,

    en

    Cestión

    basada

    en

    la

    evidencia ,

    los

    profesores

    de Stanford,

    Jeffrey

    Pfeffer

    y

    Robert

    Sutton, demuestran

    por

    qué

    los

    eje

    cutivos

    Tecurren

    a medias

    verdades

    casi olvidadas,

    cuando

    existen

    ideas

    mejores

    y

    probadas

    a

    su disposición.

    El caso HBR de este

    mes,

    escrito

    por

    David

    Carvin

    de

    Harvard

    Business

    School,

    se

    pregunta

    por

    qué

    algunas

    per5on¿s y

    qrupos

    parecen

    no

    ser

    si-

    quiera

    capaces

    de tomar

    una decisión.

    El colega

    de

    Carvin,

    IVlax

    Bazerman,

    ha

    esgrdiado

    por

    largo

    tiempo etfenó-

    meno de

    la

    conciencia

    restringida,

    un

    capricho

    cognitivo

    que

    nos

    Ileva, una

    y

    otra

    vez, a

    b3sar

    las

    decisiones

    en una

    visión

    de

    mundo demasiado estrecha.

    En

    Decisiones

    sin

    anteo.jeras',,

    él

    y

    Dolly Chugh

    explican

    cómo evitar

    estas

    trampas

    autoimpueslas.

    Por

    su

    parte,

    Tom Davenport,

    de

    Babson College, describe

    el

    formidable

    estiio

    de

    toma

    de decisiones

    de

    empresas

    que

    crean venta-

    jas

    competitivas

    a

    partir

    del análisis.

    La buena

    toma

    de decisiones

    depende

    antes

    que

    nada

    de

    la

    asignación

    de responsabilidades.

    ¿De

    quién

    es la

    de-

    cisión?

    Ése es

    el

    tema

    de

    un

    artículo

    práctico

    e

    ¡nteligente

    llamado

    ¿Quién

    tiene

    la

    D? ,

    escrito

    por

    los

    consultores

    de

    Bain,

    Paul

    Rogers

    y

    Marcia

    Blenko.

    Me atrevo

    a

    decir

    que

    cualquier

    organización

    que

    use

    el

    método

    de los autores

    para

    clarificar

    los

    derechos

    de decisión,

    tendrá

    como

    resul-

    tado

    una

    gestión

    más eficaz.

    Por últ¡mo,

    uno de

    los

    placeres

    de

    compilar

    una

    edición

    especial

    de HBR es

    la

    oportunidad

    de revisar ediciones

    anteriores

    en

    busca

    de artículos valiosos.

    Hemos elegido

    dos:

    Derrotar

    a una

    cultura

    de

    indecisión ,

    de

    Ram

    Cha-

    ran, y Las

    trampas ocultas en

    la

    toma

    de decisiones ,

    de

    John

    Hammond,

    Ralph

    l(eeney

    y

    Howard

    Raiffa.

    Aunque

    hacer

    una

    elección

    inevitablemente

    implica

    dejar

    algo

    fuera,

    estos

    dos

    artículos

    son una adecuada

    muestra

    de

    la

    evolución

    que

    ha tenido

    el arte

    y

    la

    disciplina

    de

    la

    toma

    de

    decisiones en

    las

    páginas

    de

    HBR-

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