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Gabriel S. Fregoso Jasso Mesa 8 1 ALGUNOS FACTORES DETERMINANTES EN LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA CADENA DE VALOR PRODUCTIVA. Por Gabriel S. Fregoso Jasso Profesor en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara DOMICILIO: Periférico Norte No. 799, Módulo “G”, 2do Nivel (G-202) Departamento de Mercadotecnia y Negocios Internacionales Núcleo Universitario los Belenes, 45100, Zapopan, Jalisco, Máxico Tel. 01 (52-33) 3770-3442, Ext.5330. CORREO ELECTRÓNICO: [email protected] Para ser inscrito en la mesa 8, “Empresas Maquiladoras”

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Gabriel S. Fregoso Jasso Mesa 8 1

ALGUNOS FACTORES DETERMINANTES

EN LA INTERNACIONALIZACIÓN

DE LA CADENA DE VALOR PRODUCTIVA. Por

Gabriel S. Fregoso Jasso

Profesor en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas

de la Universidad de Guadalajara

DOMICILIO:

Periférico Norte No. 799, Módulo “G”, 2do Nivel (G-202)

Departamento de Mercadotecnia y Negocios Internacionales

Núcleo Universitario los Belenes, 45100, Zapopan, Jalisco, Máxico

Tel. 01 (52-33) 3770-3442, Ext.5330.

CORREO ELECTRÓNICO:

[email protected]

Para ser inscrito en la mesa 8, “Empresas Maquiladoras”

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ÍNDICE

RESUMEN 2

INTRODUCCIÓN

- ¿El nuevo escenario internacional Representa un problema para las Empresas actuales? 4

HIPÓTESIS DE LA INVESTIGACIÓN. 7

FUNDAMENTOS TEÓRICOS. 8

- Definiciones de clusters industriales. 9

- Literatura sobre cooperación en clusters. 17

METODOLOGÍAS.

- Condiciones que favorecen la formación de clusters. 20

- Los clusters y las relaciones en red. 22

- Efectos característicos del cluster industrial. 24

CONCLUSIONES. 25

- Algunas consideraciones para investigaciones futuras. 27

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 30

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ALGUNOS FACTORES DETERMINANTES

EN LA INTERNACIONALIZACIÓN

DE LA CADENA DE VALOR PRODUCTIVA. Por

Gabriel S. Fregoso Jasso

Profesor de la Universidad de Guadalajara

RESUMEN

Durante los años setenta y ochenta, los productores de los países en desarrollo

tenían la ventaja de contar con costos salariales más bajos en comparación con

las empresas de los países avanzados, permitiendo conquistar porciones del

mercado internacionales, particularmente dentro de los sectores intensivos en

mano de obra como el textil, el calzado o los juguetes. No obstante, las

condiciones desde los noventas son diferentes. De manera simultánea, los

compradores internacionales insisten en obtener una mejor calidad, menores

tiempos de respuesta y lotes más pequeños. En palabras de un fabricante de la

India, comenta Hubert Schmitz (2000), "se nos exige que produzcamos a precios

del Tercer Mundo, pero con calidad del Primer Mundo". Esta cita resume el reto

que deben enfrentar las empresas de los países en desarrollo, competir en contra

de las importaciones o agruparse para los mercados de exportación.

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El presente trabajo muestra evidencias de algunos factores determinantes en la

internacionalización de la cadena de valor productiva, explicando como un

conjunto de empresas con la necesidad de enfrentar la competencia internacional

deben agruparse para establecer una estrategia común, formando clusters que los

ayude a competir y a internacionalizarse mediante exportaciones. La exportación

representa una opción estratégica viable para que las empresas se

internacionalicen, causado el interés en las últimas dos décadas por investigar los

determinantes de éxito en las empresas exportadoras (Zou y Stan 1998).

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¿EL NUEVO ESCENARIO INTERNACIONAL REPRESENTA UN

PROBLEMA PARA LAS EMPRESAS ACTUALES?

Las barreras comerciales en las actividades económicas internacionales tienden a

ser reducidas con algunos tratados TLCAN, UE, MERCOSUR, entre otros.

Algunas estructuras de negocios que se basaban en mercados nacionales, se han

tenido que convertir en mercados internacionales. La integración de mercados

nacionales aumenta el ambiente competitivo forzando a las organizaciones, a

intentar nuevas estrategias para crear y mantener la ventaja competitiva. Si las

actividades económicas se concentran geográficamente, es probable que las

organizaciones formen clusters o distritos industriales que las conducen a

economías de escala externas. Mientras que, la localización en áreas donde el

esquema institucional resalta la eficacia de las operaciones, habilitará las ventajas

que mejor ayudan en la batalla competitiva en el escenario internacional con el

objeto de aumentar la integración del mercado (Mc Donald F. y Vertova G., 2001).

Olson (1965) argumentó, que todas las metas del grupo o intereses del grupo

estaban sujetos al dilema, actuar en conjunto para lograr los intereses individuales

y los intereses del grupo, asumiendo que existe una congruencia entre ambos

intereses. La acción colectiva fue entonces definida como cualquier acción que

provee un bien colectivo. Pamela Oliver (1993), comenta: “Si Olson hubiera sido

sociólogo, hubiera usado el argumento de que la acción colectiva es irracional

para lanzar una teoría sobre la irracionalidad o la base no individual de la acción

colectiva”. Pero como era economista, argumentó que la acción colectiva debe

estar acompañada por incentivos particulares exclusivos y selectivos que

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remuneren la participación o castiguen la no participación, y defendió su

argumento empírico en todos sus escritos que dichos incentivos selectivos pueden

ser encontrados en una variedad de instancias históricas de la acción colectiva.

La investigación que fundamentan estos trabajos es extensa, y sugiere que esta

acción conjunta es de particular relevancia cuando los conglomerados se

enfrentan a puntos de inflexión importantes. Se plantea que una cooperación más

estrecha resulta esencial para responder de manera exitosa en situaciones de

crisis o de oportunidades importantes.

Así se destaca la importancia de crear clusters para competir en los mercados

internacionales, originado a partir del éxito que tuvieron los clusters industriales

europeos. Posteriores investigaciones en los países en desarrollo revelaron

experiencias muy desiguales, que incluían ejemplos de inserción de pequeñas y

medianas empresas en los mercados internacionales. Las explicaciones a estos

ejemplos exitosos en términos económicos han enfatizado, en particular, la

importancia de la cooperación entre las empresas que se agrupan en clusters.

(Schmitz, H. 2000).

El énfasis en la cooperación local no significa que ésta represente la única ventaja

que ofrecen los clusters. Lejos de ello existe el consenso, dentro de la literatura,

de que la ventaja primordial (especialmente en las empresas pequeñas) de formar

parte de un cluster reside en la obtención de economías externas a nivel local.

Alfred Marshall (1920) introdujo los elementos originales en su obra Principios de

Economía. Al agruparse en clusters, los productores logran especializarse con

mayor facilidad en diferentes etapas complementarias del proceso de producción,

consiguen atraer proveedores de insumos especializados, así como compradores

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para sus productos; se crean grupos de trabajadores especializados, y las ideas y

prácticas novedosas se difunden con rapidez. Con esto Alfred Marshall (ibíd.)

describía el fenómeno del “Industrial Distric”, definiéndolo como un aglomerado

territorial de compañías del mismo ramo o similar, donde la mano de obra

especializada, los insumos y la prestación de servicios están fácilmente

disponibles, y las innovaciones se difunden rápidamente. A pesar de haber

examinado los conceptos anteriores éstas fueron olvidadas, y no es hasta en los

años ochenta que se observa su aplicación nuevamente en Italia, mostrando que

las estructuras locales resultaron extremadamente dinámicas. (Piore y Sabel,

1984; Pyke, Becattini y Sengenberger, 1990). Desde entonces a la fecha se han

realizado estudios en diferentes regiones geográficas Europeas, Americanas y

Asiáticas.

Michael Porter publicó en 1990 “La ventaja Competitiva de las Naciones”, donde el

tema de fondo son los clusters exitosos en varios países; a su vez estos clusters

expuestos por Porter no difieren en gran medida de los Industrial Districts

publicados por Marshall. Al margen de lo anterior, han surgido varias

publicaciones, principalmente las relacionadas con el desarrollo de tecnología y

las economías de innovación, advirtiendo la estrecha cooperación de las

empresas, traduciéndose en cluster o distritos industriales, como el elemento

principal del éxito en la dinámica innovadora. Varios análisis de clusters

contemporáneos confirman la importancia de estas economías externas a nivel

local. Sin embargo, existe también el riesgo de que se difundan prácticas

indeseables, particularmente en clusters muy cerrados y superficiales (Bell y Albu,

1999; McCormick, 1998; Visser, 1999).

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Justificando así el estudio de diversas experiencias sobre clusters, vividas en

algunas regiones y analizando que factores son diferentes, similares o podrían ser

de utilidad en una adaptación que ayude a ser más competitiva a las pequeñas y

medianas empresas mexicanas en su proceso de internacionalización, haciendo

frente a este nuevo escenario internacional y cada vez más competitivo. Lo

anterior lleva al planteamiento del objetivo general en el presente trabajo, la

búsqueda de los factores que dimensionen el nivel de internacionalización entre

diferentes clusters de empresas en México.

Aunque el progreso significativo se ha hecho en entender el efecto del los factores

controlables internos de las empresas en función de las exportaciones (Cavusgil y

Nevin 1981), el conocimiento con respecto a los determinantes incontrolables

externos del funcionamiento de la exportación es limitado y autoriza una

investigación adicional a futuro (Zou y Stan 1998).

HIPÓTESIS DE LA INVESTIGACIÓN Considerando que el comportamiento exportador de las empresas está compuesto

de dos decisiones discretas: si o no exportar (propensión a la exportación) y, si la

decisión tomada fue exportar, qué proporción de la producción será exportada

(intensidad de la exportación). La decisión para iniciar la exportación es un

importante compromiso para las empresas con un enfoque doméstico y es un

paso importante hacia la internacionalización (Cavugsil 1984). De lo anterior

podemos plantear que:

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H1: Existen factores que determinan el éxito en la internacionalización de las

empresas que forman un cluster.

H2: Las empresas formadas en un cluster tienen diferente grado o nivel de

internacionalización.

FUNDAMENTOS TEÓRICOS

Mientras en el mundo académico se discute ampliamente si en la época de la

globalización es posible una acción estatal o por lo menos a nivel local para

internacionalizar a las empresas, la contraparte retórica trata de evaluar el impacto

social y su costo político en un nuevo ordenamiento económico, reconociendo la

necesidad de tomar medidas al respecto. La razón de este reconocimiento, por

parte de los políticos, tiene su origen de manera muy diversa. En algunas regiones

la crisis industrial debido a la obsolescencia y antigüedad de los procesos llevaron

al cierre de empresas con su consecuente perdida de empleos en ramas

industriales específicas, activando así la necesidad de actuar en algunas áreas;

otras, iniciaron la búsqueda de atraer el flujo de capital de inversión extranjera

directa (IED) hacia ellas. De la misma manera que la globalización tiene

consecuentemente una mayor presión hacia la competitividad, así aumentan las

exigencias que tienen las empresas sobre las localidades, es decir, las ciudades y

regiones donde se instalan.

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Es por todo lo anterior que resulta imperante expone en primera instancia las

definiciones y posturas de cluster industriales, desde un punto de vista dado por

diferentes autores y que serán abordados en la siguiente sección.

DEFINICIONES DE CLUSTERS INDUSTRIALES.

Para que un cluster se convierta en un sujeto legítimo de análisis debe ser definido

más claramente. No existe un consenso absoluto sobre la definición de distrito

industrial y se han manejado diferentes palabras para denominarlos tales como:

Agrupamiento Empresarial, Aglomeración económica, Distritos Industriales.

Con frecuencia los términos "cluster" y "distritos industriales" son utilizados

indistintamente. Sin embargo, estos términos cubren dos conceptos distintos.

Además, los distritos industriales pueden tomar una variedad de formas

(Markusen, 1996). Schmitz define clusters como:

… un grupo de productores que hacen lo mismo

o cosas similares en vecindad cerca uno del otro.

(Schmitz, 2000).

La mayoría de la literatura sobre clusters industriales se enfoca en la definición

básica, un cluster industrial es:

“concentración geográfica de industrias que obtienen una ventaja en su

desempeño mediante las empresas situadas en una misma localidad”

(Doeringer y Terkla, 1995)

Sin embargo, más allá de la definición básica, existe un pequeño consenso sobre

como definir un cluster industrial. Por su parte, algunos autores contemplan en sus

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definiciones de manera similar a la aglomeración económica, refiriendo de manera

análoga los clusters industriales como las aglomeraciones económicas.

Una concepción de distritos industriales proviene del trabajo de Marshall (1920),

donde el autor argumenta que la dinámica de concentración geográfica de las

firmas conduce al crecimiento y progreso organizacional permitiendo a las firmas

cosechar economías de escala externas. Sin embargo, también se han

desarrollado modelos socio-económicos de los distritos industriales que relacionan

el negocio con las estructuras sociales e institucionales desarrolladas (Beccattini,

1989; 1990; Pyke et al. 1990; Sengenberger y Pyke, 1991). Los distritos

industriales son, por lo tanto, un cluster de firmas en una industria particular que

han construido redes locales con las organizaciones que soportan la industria, así

como, con la comunidad local.

Rosenfeld (1997) comenta que no existe un criterio para definir efectivamente el

cluster, y que existen tantas definiciones como tipos de organizaciones utilicen el

término. Las agencias gubernamentales, como primer ejemplo, requieren evitar el

favoritismo tendiendo hacer incluyentes tanto como sea posible y usar el territorio

político hasta sus límites. Estas agencias lo aplican típicamente en su sentido más

amplio, basados en las definiciones generales, por ejemplo, la escala de empleos,

el potencial de crecimiento percibido, y la influencia política, con frecuencia para

obtener apoyo político. El resultado es una categoría muy amplia de negocios

tales como la metalmecánica, servicio profesionales, proveedores de la industria

manufacturera, ó el turismo son llamadas clusters aunque no tengan conexión

entre si, como interés comunes, o nada que los incluya dentro del sistema

productivo.

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Segundo ejemplo (Ibíd), los académicos e investigadores se enfocan en encontrar

un parámetro numérico para fin de establecer una inferencia estadística o análisis

económico, por lo tanto favorece la estandarización de una clasificación industrial,

agrupando por características y transacciones de negocio. Esto ha conducido al

uso tradicional del desarrollo económico y la tecnología regional, tales como el

desarrollo de mapas que localizan la concentración del empleo y las

organizaciones, coeficientes de localización para comparar la concentración con el

promedio, análisis de intercambio (proveedor-consumidor) para estimar las

compra-ventas locales, y, algunas veces, inventariando los recursos

especializados. Bajo este contexto el Departamento de Planeación Urbana y

Regional, de la Universidad de Carolina del Norte, EE.UU., publico un estudio

(Bermang, et al., 1996) de la industria del estado desarrollando cocientes teóricos

de localización sobre la cadena de intercambios (proveedor-consumidor), el

estudio comparativo fue realizado en 25 clusters. DRI/McGraw Hill (1995)

realizando numerosos análisis por estado, usando una forma de ponderación para

identificar clusters: 40 por cien utilizan el tamaño (masa critica), 40 por cien

ponderan la concentración (intensidad o importancia relativa local), 10 por cien el

crecimiento (dinamismo), y 10 por cien relación cliente-proveedor (estrechez de la

relación).

Se evaluaron 380 clusters en los Estados Unidos de Norte América, en cuyas

áreas existen manufactureros avanzados, consumidores industriales, servicios

industriales y proveedores industriales.

Debido a que la clasificación es muy incluyente, estas 380 clusters representan el

57 por cien de la fuerza laboral de los Estados Unidos de Norte América, 61 por

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cien de la producción nacional, y el 78 por cien de las exportaciones nacionales

(DRI/McGraw Hill, 1995).

Por su parte, Porter (1998), define el cluster de la siguiente manera:

“es una concentración geográfica de compañías que cooperan y

compiten, proveedores, prestadores de servicio, e instituciones

asociadas”

Mientras que en su libro “La ventaja competitiva de las naciones” (Porter, 1990),

basado en el estudio de las industrias de 10 naciones, establece el “Diamante de

la Ventaja”, el cual consta de cuatro factores que él determina crearán una ventaja

competitiva para las organizaciones.

Las cuatro esquinas están formadas por las condiciones de factores, las

condiciones de demanda, las estrategias y rivalidad industrial, y las industrias

relacionadas y de soporte. Porter emplea este diamante para determinar cual

organización o industria tiene ventaja competitiva, enfatizando la importancia de

como se estimula el interés por el cluster de las industrias relacionadas y de

soporte. Cuando aplica su tesis a las naciones como un todo, Porter reconoce que

la mayoría de las actividades económicas tiene lugar a nivel regional. Por lo que

estas ideas son aplicadas a ciudades y regiones.

Porter lleva su tesis a determinar la ventaja competitiva de la concentración

geográfica para las Industrias (cluster industrial).

Por su parte, Porter define dos tipos de cluster: Verticales y Horizontales. El

cluster Vertical esta formado por industrias enlazadas en una relación de compra-

venta. El cluster Horizontal incluye industrias que pueden compartir un mercado

común para un producto, empleando una tecnología o habilidades de la fuerza

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laboral en común, o requieren recursos naturales similares (Ibíd).

Jacobs y DeMan (1996) y Rosenfeld (1996, 1997) discuten diferentes definiciones

del cluster industrial, sin embargo estos autores también emplean las definiciones

de cluster Vertical y Horizontal como fundamento de su definición. Jacobs y

DeMan (1996) exponen: “no existe una definición correcta del concepto de cluster

…se interesan por dimensiones diferentes”. Ellos parten de la definición de cluster

Horizontal y Vertical para identificar las dimensiones clave que pueden son

utilizadas en la definición de cluster industrial. Esto incluye la concentración

geográfica o espacial de la actividad económica, la relación horizontal y vertical

entre las industrias del sector, uso de la tecnología común, la presencia de un

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actor central (tales como grandes empresas, centros de desarrollo, etc.), y la

calidad de la cadena Industrial, o la cooperación entre empresas (Ibíd).

En adición a la relación vertical y horizontal, Rosenfeld (1997), incluye para definir

un cluster los siguientes criterios: el tamaño del cluster, la importancia económica

o estratégica del cluster, el rango de productos producidos o servicios usados, y el

uso de de suministros comunes. Rosenfeld no fomenta definir el cluster

exclusivamente por el tamaño de la industria o la escala de empleo, resalta que

muchos clusters efectivos están localizados en pequeñas industrias

interrelacionadas las cuales no cuentan necesariamente con una concentración

pronunciada del empleo. De acuerdo a Rosenfeld, un cluster industrial es:

“Una concentración geográfica de negocios similares, relacionados o

complementarios; con un canal activo de transacciones de negocio,

comunicación y diálogo; que comparten una infraestructura

especializada, mercado de labor y servicios; además de que

experimentan oportunidades y amenazas comunes”.

La definición de Rosenfel enfatiza en la importancia que hace sobre la interacción

del rol social y la cooperación de las empresas para determinar la naturaleza de

un cluster.

Por su parte, Conssentino (1996) define al cluster como “una aglomeración de

cientos y a veces miles de empresas de tamaño pequeñas y/o medianas

orientadas al mismo sector industrial y concentradas en la misma área.

Típicamente, se incluyen dentro del distrito varias etapas del proceso productivo

así como servicios a los productores”.

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En todas las definiciones revisadas por Rabelloti (1995), existe la presencia de

una serie de elementos que pueden ser utilizados para caracterizar a un distrito

industrial

1. “Agrupaciones de empresas principalmente en pequeña y mediana

dimensión, concentradas geográficamente y especializadas

sectorialmente”.

2. “Un conjunto de vínculos hacia adelante y hacía atrás de la cadena

productiva, basados en relaciones de mercado y más allá del mercado,

para el intercambio de bienes, información y recursos humanos”

3. “Un entorno cultural y social común que vincula a los agentes económicos y

permite la creación de códigos de comportamiento comunes, tanto

explícitos como implícitos”

4. “Una red de instituciones públicas y privadas locales, apoyando a los

agentes económicos”

De acuerdo con Rabelloti, el creciente interés por los distritos industriales se basa

en el reconocimiento de que el agrupamiento empresarial (cluster ) ayudan a la

empresa a crecer y a competir en mercados distantes.

Como evidencia de la literatura citada anteriormente, existen algunos puntos

comunes en las definiciones de un cluster industrial. En primer lugar, existe un

acuerdo general de que el cluster es un fenómeno dinámico. Debido a la

interacción y relación funcional entre las organizaciones y las industrias que

caracterizan un cluster (Doeringer and Terkla 1995). En segundo lugar, la mayoría

de las definiciones de los cluster industriales se refieren a un alcance geográfico

de cluster y la importancia de la proximidad. No obstante, que el alcance

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geográfico es importante para definir un cluster, cada cluster cuenta con diferentes

requerimientos geográficos, por lo tanto no existe una uniformidad apropiada en la

definición sobre el alcance geográfico de un cluster (Rosenfeld 1996, Jacobs and

DeMan 1996, Jacobs and DeJong 1992).

Un tercer punto en común en la literatura es relativo a la importancia que se ve

más allá de la individualidad de cada industria y el reconocimiento de que las

organizaciones individuales forman parte de un sistema industrial más extenso.

Algunos autores argumentan una definición del cluster más amplia que esta

definida por la relación horizontal y vertical, y que incluye tanto relaciones directas

como indirectas. Otros autores creen en una simple definición del cluster industrial,

como una concentración de empleadores en una industria. La literatura argumenta

que esta simplicidad representa una concentración industrial, e ignora la relación

funcional entre la industria, y la relación interdependiente y dinámica que

caracteriza a un cluster (Doeringer and Terkla 1995, Rosenfeld 1997).

Por último el rol de la infraestructura social en la definición del cluster industrial es

un tema que prevalece en la literatura. Rosenfeld (1996), en este particular,

argumenta que el flujo de información es crítico en la efectividad de un cluster

industrial, para fin de facilitar el cambio de información, requiriendo una

infraestructura social. Rosenfeld puntualiza que mientras las características de un

cluster puedan estar presentes, no necesariamente será un cluster efectivo; un

cluster efectivo debe además incluir interacción social, confianza, y compartir una

visión con el objetivo de crear la naturaleza dinámica del cluster. La importancia de

la interacción social es soportada por la definición de cluster desarrollada por

Jacobs and DeMan (1996) así como Saxenian (1994) en su discurso sobre el Valle

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del Silicio.

Pero por más amplia y completa que resultara una definición, no incluiría una

explicación a la complejidad en las relaciones entre empresas de un sector

particular o la competencia entre las mismas. Por lo que en los próximos

apartados se expondrá alguna literatura que se refiere a la cooperación entre los

integrantes de un clusters y el impacto en la competitividad e internacionalización

de las empresas.

LITERATURA SOBRE COOPERACIÓN EN CLUSTERS.

La investigación en materia de clusters industriales creció con rapidez durante la

década de los noventa, revelando que los clusters existen en un rango muy

amplio de países y sectores. Algunos autores de esta década, denotan que la

creciente ola de interés fue debido al éxito exportador de los distritos industriales

italianos (Schmitz, 2000). Uno de los primeros libros en esta década dedicado

enteramente al tema, lleva como título: “Los Distritos Industriales y la Cooperación

Internacional en Italia” (Pyke, Becattini y Sengenberger, 1990)

El énfasis en la cooperación no implica la ausencia de competencia entre las

empresas agrupadas como clusters. Al contrario, los primeros estudios sobre la

experiencia italiana destacan particularmente que la competencia dentro de los

mercados de productos y la cooperación para superar obstáculos comunes, no se

excluyen entre ellas. Por el contrario, insisten en que es más probable que surja la

cooperación entre empresas cuyas producciones se complementan, que entre las

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que ofrecen productos casi idénticos (Brusco, 1990; Piore y Sabel, 1984). La

cooperación, entendida en estos términos, constituyó un tema importante en la

primera ola de literatura sobre distritos industriales, la cual se interesó en particular

en la aparición y crecimiento de estos últimos entre los años setenta y ochenta.

Aunque no es frecuente un análisis de la conexión entre crecimiento y

cooperación, se han reportado numerosas instancias de cooperación para el caso

específico de Italia y otros países europeos. En general, los escritos revelan que si

se ignora la cooperación, se corre el riesgo de no entender un elemento

importante de la historia de los distritos industriales.

Enfocándose en los estudios realizados durante los años noventa, se obtienen

algunas evidencias. Meyer–Stamer (1999) examina de qué modo un cluster

dedicado a la fabricación de losetas de cerámica en Santa Catarina (Brasil), logro

superar una fuerte crisis a principios de los años noventa, y concluye que un

incremento en la cooperación ínter-empresarial constituyó el factor clave. Meyer–

Stamer (Ibíd.) revela también como otros clusters en Santa Catalina fueron

incapaces de conjuntar los esfuerzos locales y tuvieron menos éxito en su

estructuración y modernización.

Una conclusión similar se deriva de la cooperación efectuada por Scott (1994)

entre los clusters de Los Ángeles y Bangkok dedicados a piedras preciosas y

joyería. Este autor atribuye el mayor dinamismo del cluster tailandés a un “notable

activismo colectivo..., se movilizaron recursos sustanciales para crear una

infraestructura de servicios de apoyo, que incluyen desde programas de

entrenamiento y capacitación, hasta el marketing internacional y la participación de

agencias proveedores de información”. Scott enfatiza de manera especial el papel

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de la asociación de comercio que “contando con el apoyo de las agencias

gubernamentales intenta situar a ese sector industrial sobre una línea de

desarrollo caracterizado con mayor capacidad técnica y calidad del producto”. Lo

anterior contrasta con la actividad colectiva que experimento el cluster americano,

cuyo comportamiento fue menos dinámico.

Otro ejemplo de acción conjunta, más limitada, pero igualmente relevante, es

presentado por Swaminathan, et al. (1996). Su estudio es acerca de un clusters en

Tiruppur, al sur de India, dedicado a producir prendas tejidas de algodón. Los

autores destacan que la Asociación de Exportadores de Tiruppur (creada en 1990)

desempeñó un papel fundamental en la ayuda a los productores locales para

competir en unos mercados internacionales cada vez más exigentes, y en un

impulso para mejorar la deficiente infraestructura local.

Tewari (1999) describió una forma de cooperación diferente al interior de un

clusters dedicado al tejido de la lana en Ludhiana, al norte de India. Esta autora

sugiere que para superar la aguda crisis registrada a principios de los años

noventa, los fabricantes decidieron establecer nexos más estrechos en la cadena

productiva, hacia atrás con los proveedores locales de insumos y, hacia delante,

con los distribuidores. Una mayor intensificación de estas formas de cooperación

fue descubierta por Dei Ottati (1996 a; 1996b) en los clusters industriales de

Toscana, Italia. “La adopción exitosa de estrategias de diversificación del producto

y de mejoría de la calidad, requiere una mayor integración y una cooperación más

estrecha entre las diversas actividades especializadas de las distintas empresas,

que aquella que se acostumbra en el pasado, cuando el rango de productos se

limitaba a los artículos tradicionales, los requerimientos de calidad no eran tan

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rígidos y los plazos de entrega tan estrictos” (1996 b:59). Ciertamente, han surgido

formas de gobierno “más conscientes y ‘planificadas’, entre socios autónomos con

un afán de cooperación mutua”, que han ayudado a las empresas participantes a

encabezar la recuperación e innovar.

Desde luego, los ejemplos anteriores se refieren a formas diferentes de

cooperación. Es difícil saber si las diversas formas de cooperación se combinan o

si son interdependientes; aquellas que sobresalen en un caso particular a menudo

están ausentes en otro. Algunos exponentes de la literatura sobre clusters, se

refieren muy poco, de manera explícita, a la cooperación.

La cooperación es un factor relevante en la formación de los clusters, sin

embargo, veamos a continuación que condiciones favorecen la formación de

cluster de acuerdo a las experiencias encontradas por los diferentes autores.

CONDICIONES QUE FAVORECEN LA FORMACIÓN DE CLUSTERS

Las definiciones analizadas previamente identifican al cluster como poseedor de

tres características que lo definen:

(1) concentración geográfica;

(2) especialización sectorial; y

(3) cooperación interempresarial

Las condiciones que fomentan la formación de clusters en un área geográfica

particular no se entienden completamente. Sin embargo, tres factores pueden ser

identificados fuertemente relacionados con el desarrollo de clusters.

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El primer de estos factores son Los Factores Geográficos. La teoría económica

convencional sugiere que los altos costes de transporte prohíban la concentración

geográfica de la producción. Sin embargo, considerando el tamaño de los costes

de producción en relación con los costes de transporte y las condiciones en la

demanda regional puede inducir que las organizaciones se concentren en un sitio

(Krugman, 1991; 1995). Los factores geográficos en los términos del tamaño de

mercado regional y transporte, así como otros costes de la localización son

determinantes para la formación de clusters. Además, la proximidad geográfica

puede bajar los costes transaccionales en términos de encontrar los insumos

apropiados tales como el mercado de labor y los servicios de soporte, de tal modo

se conduce a las economías de escala externas (Porter, 1990). Las

organizaciones pueden aprovechar la concentración de la experiencia y el

conocimiento tecnológicos que proporcionan los clusters (Swann, 1993). Las

ventajas de la localización pueden ser obtenidas también de los beneficios

tradicionalmente aceptados que surgen de los factores físicos, tales como clima y

proximidad a las fuentes del bajo costo de materias primas.

Los Acontecimientos Históricos, son el segundo factor que puede influenciar el

proceso de formación de clusters. La atracción de una localización hoy en día

tiene con frecuencia sus orígenes más allá de los acontecimientos del pasado.

Hay muchos ejemplos de accidentes históricos que llevaron al desarrollo de

clusters. Silicon Valley en California es quizás el mejor ejemplo conocido

(Saxenian, 1985). Una vez que el proceso de formación de clusters inicia, con

frecuencias se mantiene por su dependencia histórica y por la posibilidad de

convertirse en cierto patrón cerrado de la especialización (Antonelli, 1997).

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Por último, El Esquema Institucional es el factor que influenciá el proceso de

formación de clusters. Los esquemas institucionales proporcionan las estructuras

político-legal-social que definen los papeles de la interacción humana. Los

esquemas institucionales tienen estructuras formales e informales. Las estructuras

formales incluyen marcos políticos y jurídicos tales como constituciones, derecho a

cuentas, cortes y estructuras para la resolución de conflictos en asuntos

relacionados con la interacción social. Las estructuras informales albergan las

normas culturales, actitudes generalmente aceptadas, pero poco convencionales y

los procedimientos para gobernar interacciones sociales. Los esquemas

institucionales afectan los costes de transacción para hacer negocios influenciados

por el tiempo, el esfuerzo y especialmente, la incertidumbre que se asocia a las

actividades económicas. Las características de los esquemas institucionales son

un largo camino determinado en gran parte por el desarrollo histórico (North,

1990). Una combinación de estos factores es probable que proporcione alicientes

para localizar clusters. La combinación de las diversas economías disponibles de

clusters conduce a que las organizaciones cosechen los beneficios, lo que se

llama economías de aglomeración (Bellandi, 1989).

LOS CLUSTERS Y LAS RELACIONES EN RED

La diferencia principal entre los clusters y los distritos industriales es la presencia

de redes, que son mecanismos para reducir los costes implicados en la creación y

difusión de la información. Las redes se pueden definir como:

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. . . un conjunto de relaciones de confianza que

directamente o indirectamente relacionan a cada uno en un

grupo social (Casson, 1997, p. 4).

Estas redes implican a todas las empresas en el distrito industrial y su relación con

otras empresas. Dos clases de redes pueden ser identificadas: redes de negocio y

redes socio-económicas.

Después de esta clasificación, se pueden identificar tres clases de redes de

negocio:

(1) Redes Horizontales. Relaciones inter-empresariales, entre diversas

“Firmas-Finales”, así como entre las "Firmas-Finales" y las "Firmas-

Etapa", para fin de apoyarse mediante la disposición común de los

servicios técnicos, de negocio, financieros y otro.

(2) Redes Verticales. La cadena proveedora de las "Firmas-Finales" y de

"Otras", así como "Firmas-Etapa" y de "Otras", ligadas por la integración

vertical hacia delante y hacia atrás.

(3) Otras Redes. Relaciones entre empresas e instituciones para apoyar las

necesidades de producción, por ejemplo, relaciones con las

universidades, agencias de R&D y las agencias gubernamentales.

La mayoría de las empresas que forman un cluster están involucradas en redes

locales de negocio, casi todos los clusters serán distritos industriales Tipo I

(cuadro 1).

Otro tipo de redes podía implicar la concentración de las empresas

geográficamente y redes socio-económicas. Beccattini y otros han desarrollado

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una propuesta socio-económico a los distritos industriales (Beccattini, 1989; 1990;

Pyke y Sengenberger, 1990).

EFECTOS CARACTERÍSTICOS DEL CLUSTER INDUSTRIAL.

La variedad sobre la definición de un cluster industrial nos ayuda a explicar los

diferentes argumentos referentes a la metodología para identificar un cluster

(LeVeen, 1998). Una de las principales propuestas para la identificación de un

cluster se basa en las técnicas cuantitativas, incluyendo índices de localización y

análisis de entrada-salida (transacciones de compraventa) (Rosenfeld, 1997).

Estas herramientas ayudan a identificar la concentración relativa de industrias en

una región, así como a identificar los vínculos entre comprador y proveedor en los

diferentes sectores industriales. El análisis de entrada-salida y otras herramientas

cuantitativas han sido la base para identificar clusters en varios estudios, tales

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como: Proyecto de cluster industrial en ciudades hermanas (State and local Policy

Program, 1998) y el estudio de la Universidad de Carolina del Norte sobre Chapel

Hill (Bergman, et all, 1996), incluyendo a Michael Porter, radicando en este tipo de

análisis la base de sus estudios sobre cluster internacionales.

Existe un consenso general en la literatura que para identificar los cluster

industriales es necesario conducir un análisis cualitativo, además del análisis

cuantitativo. Encuestas y entrevistas representativas a empresas clave ayudan a

entender la relación del comprador–proveedor, así como a identificar las áreas

comunes entre industrias (por ejemplo: la fuerza laboral o las necesidades de

infraestructura, o la tecnología usada). El uso del análisis cualitativo puede

confirmar lo encontrado en el análisis cuantitativo, así como ayudar a identificar el

potencial del cluster industrial que no han sido detectados mediante el análisis

convencional de datos (Doeringer y Terkla 1995, Jacobs y DeMan 1996, Sternberg

1991, State and Local Policy Program 1998).

CONCLUSIÓN

En muchos países en vías de desarrollo, las PyMEs que producen mercancía para

el consumidor, a menudo en sectores tradicionales, tales como el textil y del

vestido o en los sectores más innovadores, tales como el de los productos

farmacéuticos, están enfocando sus actividades en mayor medida hacia las

exportaciones. Por ejemplo, las ventas del sector de textiles/ropa en Túnez

representan aproximadamente un 30% de las exportaciones. En Jordania hay un

Gabriel S. Fregoso Jasso Mesa 8 27

sector farmacéutico cada vez mayor, también orientado a la exportación hacia

países desarrollados como los Estados Unidos. En varios países de Asia, como la

India, hay importantes áreas de producción de artículos electrónicos y de

informática, pero en la mayoría de los casos esas empresas se aíslan con

respecto a la economía en su conjunto, como las islas en un ancho mar de

producciones ineficientes y de empresas pequeñas, dedicadas simplemente a

proporcionar medios de sobrevivencia a la población local.

Es posible evidenciar que el desarrollo se deriva no sólo de la capacidad que las

empresas individuales tengan para llegar a ser competitivas, por ejemplo

reduciendo sus costes directos, sino que sea en gran parte dependiente de la

capacidad de todo el país para trabajar como un sistema.

Por lo que respecta a las empresas pueden apreciarse que, dos subsistemas

separados se podrían crear dentro del mismo país, uno para las empresas que se

concentran en la producción local y las relaciones locales del mercado pero que

proporcionan la mayoría de los empleos, y otro para empresas que son parte de

un sistema de relaciones internacionales, que no disminuyen los problemas de

desempleo del país en gran medida, pero las cuales desarrollan innovaciones al

producto, y compiten con empresas extranjeras en términos técnicos y modelos

organizacionales.

El riesgo es que los dos grupos de empresas no se comuniquen uno con otro,

creando una economía dual y una sociedad separada. Las políticas apropiadas

para crear una red para ligar a las empresas, operando en diversos contextos y

Gabriel S. Fregoso Jasso Mesa 8 28

buscando complementariedad, pueden servir como puente entre diferentes partes

de la economía en la etapa de internacionalización.

De los puntos analizados en el trabajo, se deduce, que sí existen factores que

determinan el éxito en la internacionalización de las empresas que forman un

cluster y que estos pueden variar de acuerdo a la concentración geográfica y

especialización sectorial. Que se tienen factores externos como los

acontecimientos históricos y el esquema institucional que alteran los factores que

muestran la internacionalización.

Por su parte Beaundry y Swann (2001), en una investigación realizada sobre

clusters industriales en el Reino Unido, analizan diferentes factores tales como: el

tipo de empresa, representada por su antigüedad en el mercado, su estatus, y su

solidez financiera; características de los empleados; y variables como densidad de

población y el nivel de investigación y desarrollo. Establecieron que los beneficios

de algunos factores, así como la magnitud en su impacto social son diferentes

para cada región y los resultados dependen además del tipo de industria a la que

pertenecen.

ALGUNAS CONSIDERACIONES PARA INVESTIGACIONES FUTURAS.

El presente trabajo tiene dos limitaciones principales. Primero, no obstante que es

importante investigar las conductas de exportación en los países desarrollados, el

contexto de un solo país de estudio puede limitar la generalización de lo

encontrado. Segundo, el estudio está basado en datos secundarios. En todos los

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estudios que usan datos secundarios, algunos factores deben ser considerados

como supuestos.

Otra dirección que podría tomar una investigación futura sería incluir

simultáneamente en el análisis de factores internos controlables y externos

incontrolables, por las empresas formadoras del clusters evaluando su impacto en

el proceso de internacionalización. Tal investigación tiene el potencial de avanzar

perceptiblemente la literatura por no encontrarse investigaciones que consideren

los factores incontrolables. Para lograr esto, los datos deben ser primarios además

de provenir de variables externas.

Estos efectos beneficiosos probablemente trasciendan la delimitación funcional del

sector para afectar positivamente otras actividades complementarias y muy

relacionadas, que forman parte de la misma red local, en concordancia con los

trasvases interindustriales de conocimientos ya apuntados por Suárez (1992) en el

caso de la industria española, lo que nos mueve a preguntar ¿Podría funcionar un

modelo similar en las pequeñas y medianas empresas de la industria del vestido

en México?, ¿Los modelos arrojarían los mismos resultados de la manera que son

obtenidos en otras regiones del mundo?, ¿Las industrias formadas en su mayoría

por pequeñas empresas podrían cosechar los mismos beneficios?, Cabe señalar

que las externalidades podrían desempeñar un papel relevante en la difusión de

las innovaciones tecnológicas hacia otros sectores afines.

Finalmente, no puede obviarse que los resultados de la investigación tienen

consecuencias evidentes sobre la naturaleza de la política industrial. Por un lado,

apuntan la trascendencia que las políticas de apoyo a la innovación, entendida en

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sentido amplio, pueden tener sobre la competitividad del sector. Por otro lado,

aconsejando impulsar las políticas industriales a partir de análisis e instrumentos

distintivos para cada sector. Tal y como indica Myro (1994), la fijación de

prioridades sectoriales en la política industrial parecería ser más importante y

adecuada en un ámbito regional, ya que en el mismo es donde los efectos

externos, principalmente de naturaleza tecnológica, probablemente alcanzan un

mayor relieve.

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