Allan Henrry 2012. Los 10 de Luluncoto
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![Page 1: Allan Henrry 2012. Los 10 de Luluncoto](https://reader036.fdocuments.es/reader036/viewer/2022072004/563dbb95550346aa9aae6daa/html5/thumbnails/1.jpg)
Los 10 de Luluncoto
Este artículo intenta dar cuenta de varias aristas en las coyunturas de violencia estatal en
el Ecuador. En ese sentido, lo primero que me gustaría dejar en claro es que en el
denominado caso de “los 10 de Luluncoto” es evidente que existe abuso y autoritarismo
–por decir lo menos- de parte del Estado. Creo que es necesario rechazar la violencia
estatal contundentemente, sin ningún tipo de miramiento, y venga de donde venga. Lo
lamentable, y coincido con la mayoría de los amigos, es que algunos funcionarios de
gobierno (considerados progresistas) rechacen este claro ejemplo de represión estatal y
guarden silencio frente a este abuso.
Sin embargo –aquí está el debate- también es indudable que este tema se ha convertido
en la punta de lanza de la estrategia mediática para desgastar al gobierno correísta.
Evidenciar esta coyuntura no significa que hago un llamado a defender a la Revolución
Ciudadana. Lo que está latente en el centro de este artículo es el análisis de la matriz
comunicacional, con la que diferentes casos de represión estatal son tratados.
Para comprobar mi aseveración –y sin pretender caer en una estadística perversa-
comparé el número de noticias publicadas en los diarios El Comercio y El Universo
sobre la muerte del joven cuencano Damián Peña y “los 10 de Luluncoto”.
Sé que los dos casos no son del todo similares. El primero es el asesinato por parte de la
Policía Nacional de un estudiante de secundaria que protestaba contra el gobierno en el
año 2002; mientras que en el segundo, se trata de una acusación a diez personas por
“atentar contra la seguridad del Estado”, para cuyo sustento la Fiscalía presentó como
pruebas del supuesto delito: libros revolucionarios, camisetas con la imagen del Che
Guevara, etc. Lo que une a estos dos casos es que ambos, guardando las diferencias, son
un claro ejemplo del abuso, la prepotencia y la represión estatal.
Ya en el análisis mediático, al revisar las publicaciones de El Universo, encuentro que
existen 35 notas donde hacen referencia a “Damián Peña”, 13 de ellas apenas
mencionan al estudiante en una línea, por lo que en rigor sólo podríamos hablar de 22
noticias publicadas durante 11 años. De hecho, 20 de estas notas (60%) se publicaron
sólo a partir del 2010, tras la presentación del informe de la Comisión de la Verdad y,
ante la perspectiva de reabrir el caso, como finalmente ocurrió.
En el análisis de El Comercio encontré que en los últimos seis años, el diario publicó 18
notas sobre Damián Peña. Al igual que El Universo, la mayoría corresponden a los dos
últimos años. En contraste, en apenas un año –el 2012- existen 76 reportajes, noticias,
crónicas e incluso editoriales sobre “los 10 de Luluncoto”.
Porcentaje de Noticias de los casos “Damián Peña” y “Los 10 de
Luluncoto” en El Universo y El Comercio.
0% 50% 100%
El Universo
El Comercio
70%
81%
30%
19%
Damián Peña
Diez Luluncoto
![Page 2: Allan Henrry 2012. Los 10 de Luluncoto](https://reader036.fdocuments.es/reader036/viewer/2022072004/563dbb95550346aa9aae6daa/html5/thumbnails/2.jpg)
Ahora bien, si analizamos rápidamente el contenido de las noticias en los dos casos,
vemos que las notas sobre Damián Peña son muy cortas, ocupan espacios secundarios,
son asépticas (no apelan a los sentimientos); se limitan a señalar la muerte del
estudiante y los presuntos culpables (noten que digo presuntos); mientras que las notas
sobre “los 10 de Luluncoto”, son dignas de nombres de telenovelas: “Regreso a la
libertad”, “Dos detenidas en Luluncoto fueron atendidas de emergencia”, “Salud de
Abigail Heras se deteriora”, “Las órdenes que avalan el arresto causan confusión”, “10
de Luluncoto tienen formación en los barrios y en grupos políticos”, “Ahora la pelea es
por las dos detenidas”... y para estar a tono con los nuevos tiempos: “En Luluncoto
discutimos el tema del Buen Vivir”. En fin, titulares dignos de llorar, y lo digo con
ironía.
Resulta ahora, que para cierto sector de la prensa, los “10 de Luluncoto” no comen, se
enferman, pasan solos la Navidad, sus familias sufren, les afecta psicológicamente la
cárcel... Y con esto no quiero decir que sus argumentos descriptivos, llenos de dolor
humano, sean falsos (la situación de las cárceles sigue siendo una afrenta para la
sociedad), lo que quiero evidenciar es que estas recurrentes publicaciones hacen parte
de la guerra mediática de la prensa contra el gobierno.
¿A qué guerra mediática me refiero? Para responder voy a contarles mi propia historia.
Hace 16 años, mi hermano fue detenido en una manifestación contra el gobierno de
Sixto Duran Ballén. Al principio creímos que no pasaría de un par de días, pero pronto
la acusación pasó de alteración del orden público a la de sabotaje y atentado a la
seguridad del Estado, por lo que la detención se prolongó algunos meses.
Recuerdo que ante los rumores –fundados e infundados- de que la Policía quería
torturar y/o desaparecer a mi hermano, mi madre pagó (mejor dicho sobornó) a otro
detenido para que nos llame por teléfono cada vez que mi hermano era sacado del
Centro de Detención Provisional -conocido como CDP- con rumbo a otras instalaciones
de la Policía para ser interrogado. También es cierto que esto pasó sólo dos veces, pero
la sicosis ante la violencia estatal no dejaba dormir a mi madre.
Martha, así se llama mi mamá, sufrió tanto por la detención de mi hermano, que en
pocos meses envejeció unos 20 años. Para agregar penurias, los pocos ahorros
familiares se esfumaron en el aire y tuvimos que recurrir a parientes para que nos
presten el dinero con el cual pagar (sobornar) al juez que llevaba la causa para que dejen
en libertad a mi hermano.
En aquellos meses del lejano 1996, no hubo marchas, comunicados de solidaridad,
abrazos, llantos, colectas, manifiestos, entrevistas, adhesión facebookera, ni baladas en
YouTube y mucho menos reportajes mostrando cuanto sufría Martha por la detención
arbitraria y la violencia estatal contra su hijo. ¿Sería porque que en ese tiempo la
Internet estaba en pañales?, ¿Sería porque –incluso hoy- hay militantes de primera y
segunda?, o ¿Será que hay unos presos políticos (porque los de Luluncoto lo son) más
importantes que otros?
Finalmente, la sacamos barata, mi hermano quedó libre después de algunos meses, pero
tuvimos una madre envejecida, enferma, arruinada económicamente y con muchas
deudas por el pago a los jueces.
Por lo expuesto, para mi resulta irónico que ahora los medios de comunicación
identifiquen a los antiguos “tirapiedras”, a los que “politizan” (en el sentido peyorativo)
la universidad, a los “vándalos”, a “los garroteros” como los nuevos “dignos”
representantes no sólo de la lucha popular sino de la lucha por la democracia, contra el
autoritarismo. Y ojo, no es que los compañeros no luchan, el problema es que cuando
los medios lo destacan, algo no está bien.
![Page 3: Allan Henrry 2012. Los 10 de Luluncoto](https://reader036.fdocuments.es/reader036/viewer/2022072004/563dbb95550346aa9aae6daa/html5/thumbnails/3.jpg)
En este sentido, pregunto ¿qué pasó con Marcelo Rivera?. No se la respuesta, solo tengo
otras preguntas ¿por qué no han salido tantos reportajes sobre él?; ¿qué pasa con la
madre de Damián Peña –Sonia Bonilla- quien también ha sufrido durante los últimos 11
años y además, ha recibido amenazas por la lucha que ha encabezado para que el caso
no quede en la impunidad?. ¿Acaso hemos leído reportajes en los periódicos sobre las
nuevas amenazas que la señora Bonilla recibió hace algunos meses por lo cual tiene
resguardo policial?. Creo que la pregunta de cajón además sería ¿Será que no la
entrevistan, no le hacen baladas o se solidarizan con la señora Bonilla, por el hecho de
que esta persona hasta el momento no ha realizado declaraciones anti-correístas?
Lo que nos debe convocar es la lucha contra la violencia y la represión estatal,
independientemente del gobierno de turno (el debate debe trascender el correísmo). No
podemos ser parte de la guerra mediática, porque sino terminamos creyendo, por
ejemplo, de que el antiguo líder sindical, Fernando Villavicencio, hasta hace unos cinco
años denostado por la prensa, hoy es el experto petrolero que denuncia negociados; o
que el nuevo premio, Juan Montalvo, creado hace unos días por la AEDEP, tiene el
propósito de “aportar a la promoción de las garantías ciudadanas, la libertad de
pensamiento, expresión e información” y entre otros nominados se encuentren nada más
ni nada menos César Ricaurte, el Colegio de Abogados del Guayas e Iván Carvajal,
candidatos que “en esta ocasión se caracterizan por su aporte a la lucha de diferentes
libertades, promoción de la cultura, defensa de su autonomía pese a presiones políticas,
a través de la comunicación”.
No olvidemos que los mismos medios que denigraron a los indios durante los diferentes
levantamientos y movilizaciones1, ahora digan de ellos, en la coyuntura de marzo del
2012- que son casi héroes porque luchan contra la tiranía. Si olvidamos que estamos en
medio de una guerra mediática entonces terminamos como Clever Jiménez asambleísta
de Pachakutik que se opuso a limitar las utilidades de la banca ecuatoriana para
financiar el Bono de Desarrollo Humano por considerarlo demagógico. Ironías de la
vida. Al final, Jiménez y Madera de Guerrero actuaron de la misma manera. O como
Marcia Caicedo, candidata a la vicepresidencia de la República, quien para congraciarse
con Jorge Ortiz dijo que los ecuatorianos “debemos defender el respeto al pensamiento
diferente a defender la libertad de expresión… esa opinión de los medios de
comunicación independientes que emiten su opinión, déjeme decirle que los medios de
comunicación no son actores políticos”2.
Al final de la entrevista un Jorge Ortiz exultante señalaba: “muy bien abogada, mucho
gusto de verla, ehh ehh... me alegro, me alegro, de verdad ver una izquierda en el
Ecuador renovada, distinta a lo que ha sido históricamente la izquierda en el Ecuador,
una izquierda que habla de pluralismo de respeto, de tolerancia, de apertura, de
libertades”. Ortiz abre sus ojos, eleva sus cejas y remarca la palabra libertades con el
acento distinto de su voz.
Atentamente
Cholo alzado
1 Recordemos por ejemplo la imagen que construyeron los medios sobre los indígenas en marzo del 2006
cuando la CONAIE se movilizó contra el TLC. Entre otras cosas, se escribió, que los indios no saben por
qué protestan, que no entienden de temas complejos que son del ámbito exclusivo de ciertos técnicos; que
tras la movilización hay financiamiento y asesoría extranjera, que son borregos, irracionales, etc. 2 Fuente: http://www.larepublica.ec/blog/politica/2012/11/28/.