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    CURSO DE FILOSOFIA PARA CIENTIFICOS (1967)

    ALTHUSSER:

    Lo publico... como un testimonio retrospectivo, en el que puedenencontrase las primeras formulaciones que han abierto un nuevo caminoen nuestras investigaciones sobre la filosofa en general y la filosofamarxista en particular. En efecto, en trabajos anteriores (Pour Marxy enLire Le Capital) defina la filosofa como "teora de la prctica terica". Enel presente curso, en cambio, aparecen ciertas expresiones innovadoras:la filosofa que no tiene objeto (en el sentido que una ciencia tiene unobjeto propio), si tiene campos de intervencin (enjeu) especficos; la

    filosofa no produce conocimientos, sino que enuncia Tesis, etc. Las Tesisdespejan el camino para el planteamiento correctode los problemas de laprctica cientfica y de la prctica poltica, etc.

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    CURSO 1

    En los carteles se anunciaba un curso de iniciacin a la filosofa paracientficos.

    Veo entre vosotros a matemticos, fsicos, qumicos, bilogos, etc. Perotambin a especialistas de las ciencias humanas y -espero sabrndisculparme por la expresin- lo que se ha dado en llamar simplesliteratos. Pero eso es lo de menos. Lo que os ha hecho venir aqu esuna experiencia real de la prctica cientfica, o la esperanza de dar avuestra disciplina la forma de una ciencia y, por supuesto, la pregunta:qu se puede esperar de la filosofa?

    Tenis ante vosotros a un filsofo: son filsofos quienes han tenido lainiciativa de este curso, por haberlo credo posible, oportuno y til.

    Y por qu? Pues porque a fuerza de trabajar los textos de la historia dela filosofa y de las ciencias y de tratar frecuentemente con nuestrosamigos cientficos, nos hemos formado algunas ideas acerca de lasrelaciones que la filosofa mantiene necesariamente con las ciencias. Omejor: una determinada idea de las relaciones que la filosofa deberamantener con las ciencias para serles til, en vez de dominarlas. Y anms: porque nos hemos formado, en el marco de una experiencia exteriora la filosofa y a las ciencias, pero indispensable para comprender suvinculacin, una determinada idea de la filosofa capaz de ser til a lasciencias.

    Y ya que hemos sido nosotros, filsofos, quienes hemos tenido esainiciativa, es justo que demos los primeros pasos, hablando, en primerlugar, de nuestra disciplina, la filosofa. As pues, voy a intentar daros,de la manera ms clara y sencilla que me sea posible, una primera ideade la filosofa. No es mi propsito presentaros una teora de la filosofa,

    sino, mucho ms modestamente, una descripcin de su manera de sery de su manera de actuar: es decir, de su prctica.

    En consecuencia, he aqu el plan de este primer curso. Se compondrde dos partes:

    1. Una presentacin de las nociones bsicas, que conducirn a lasveintiuna Tesis filosficas enunciadas. 2. Breve anlisis de un ejemploconcreto, en el que podr verse cmo la mayora de estas Tesis ejercen

    la funcin filosfica que les es propia.

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    Nociones Bsicas

    Este curso comienza con el enunciado de algunas proposiciones

    didcticas y dogmticas. No ignoro que estos adjetivos tienen malaprensa, pero eso no' me parece un problema grave: debemos rechazartanto el fetichismo como el contrafetichismo de las palabras.

    Proposiciones didcticas, porque ninguno de nosotros escapa a latentacin de la exposicin pedaggica. Para tratar un determinadotema, hay que comenzar de alguna manera, dando al principiodefiniciones aparentemente arbitrarias, que slo posteriormente podrnser demostradas o justificadas.

    Proposiciones dogmticas: este adjetivo es consecuencia de lanaturaleza propia de la filosofa. Definicin: llamo dogmtica a todadefinicin que se presenta en forma de Tesis. Y aado: lasproposiciones filosficas son Tesis, es decir, proposicionesdogmticas.

    Esta proposicin es ya una Tesis filosfica.

    As pues, Tesis 1: Las proposiciones filosficas son Tesis.

    Esta Tesis viene enunciada en forma didctica: ser desarrollada y justificada ms tarde, en el transcurso de mi exposicin. Pero quieroinsistir al mismo tiempo en que es una Tesis, es decir, una proposicindogmtica. Repito: una proposicin filosfica es una proposicindogmtica y no nicamente una proposicin didctica. La formadidctica desaparecer durante la exposicin. Pero el carcterdogmtico subsistir.

    Nada ms empezar, nos enfrentamos a una delicada cuestin. Qupuede significar dogmtico, no en general, sino en nuestra definicin?Para dar una primera idea elemental, digo: las Tesis filosficas puedenser consideradas proposiciones dogmticas negativamente, en la medidaen que nos son susceptibles de demostracin en sentido estrictamente,cientfico (curso se habla de demostracin en matemticas y en lgica), nide prueba en sentido estrictamente cientfico (como se habla de pruebaen las ciencias experimentales).

    De esta Tesis 1 deduzco una Tesis 2 que la desarrolla. Las Tesisfilosficas, al no ser susceptibles de demostracin o de prueba cientficas,

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    no pueden denominarse verdaderas (demostradas o probados, comosucede en matemticas y en fsica). Slo pueden denominarsecorrectas.

    Tesis 2: Toda Tesis filosfica se denomina correcta o no.

    Qu puede significar la expresin correcta?

    Como primera aproximacin, decimos: el atributo verdadero implicaesencialmente una relacin con la teora; el atributo correcto, unarelacin con la prctica. (Por ejemplo: una decisin correcta, una lneacorrecta, una guerra correcta.)

    Detengmonos unos instantes.

    Lo que pretenda era simplemente dar una idea de la forma de nuestrocurso. Como tal curso, enuncia proposiciones didcticas -justificadas conposterioridad-. Pero como curso de filosofa, enuncia didcticamenteproposiciones que son necesariamente proposiciones dogmticas: Tesis.Obsrvese que, consideradas como Tesis, las proposiciones filosficasson proposiciones tericas, pero en tanto que proposiciones correctasesas proposiciones tericas se ven fuertemente empujadas por laprctica. Observacin paradjica: toda una tradicin filosfica opone,desde Kant, el dogmatismo a la crtica. Sin embargo, resalta que lasproposiciones filosficas originan, precisamente, distinciones crticas,es decir, eligen, separan las ideas unas de otras y al mismo tiempoproducen ideas capaces de poner de relieve esa separacin y sunecesidad. Tericamente, eso se puede expresar diciendo que la filosofadivide (Platn), traza lneas de demarcacin (Lenin), produce (en elsentido de hacerlas visibles, manifestarlas) distinciones, diferencias. Todala historia de la filosofa nos lo ensea: los filsofos se dedican a distinguir

    entre la verdad y el error, entre la ciencia y la opinin, entre lo inteligible ylo sensible, entre la razn y el entendimiento, entre el espritu y la materia,etc. Y eso lo hacen siempre: pero nunca dicen (salvo excepciones) que laprctica de la filosofa consiste en esta demarcacin, en esta distincin,en este trazado. Nosotros lo decimos (y diremos muchas otras cosas). Alreconocerlo, dicindolo y pensndolo, no nos alejamos de ellos. Al tomarnota de la prctica de la filosofa, ejercemos la filosofa, pero paratransformarla.

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    As pues, la filosofa enuncia Tesis. Proposiciones que no dan lugar ni ademostracin ni a pruebas cientficas en sentido estricto, sino a

    justificaciones racionales de tipo particular, distinto.

    Esta Tesis implica inmediatamente dos consecuencias importantes:1. La filosofa es una disciplina distinta de las ciencias (la naturaleza desus proposiciones nos basta, por ahora, para establecer esta distincin).

    2. Habr que exponer y justificar esta diferencia, y de modo particular,habr que pensar la modalidad propia, especfica, de las proposicionesfilosficas: qu es lo que distingue una Tesis de una proposicinverdaderamente cientfica?

    Vemos como nada ms comenzar, inmediatamente nos hemosenfrentado a un primer gran problema: qu es la filosofa? En qu sedistingue de las ciencias? Y qu hace que la filosofa se distinga de lasciencias?

    Dejo las respuestas pendientes. Solamente quera daros, en dos Tesis,una primera idea: en qu pueden estar pensando los filsofos que aquos hablan? Eran necesarias algunas palabras de presentacin. Y siahora procurramos conocernos un poco mejor?

    Vosotros, cientficos, no habis venido aqu para or lo que acabo dedeciros. No sabais muy bien lo que os esperaba. Habis venido pordiferentes motivos: por amistad, por inters, por curiosidad.

    Dejemos de lado la amistad y todo lo que se refiere a las circunstanciasde este lugar: la Escuela Normal Superior. Habis venido por curiosidade inters, sentimientos difciles de definir.

    Pero no creo equivocarme al decir que vuestro inters y vuestracuriosidad se agrupan alrededor de dos polos: uno negativo, otropositivo. Y que si el negativo es bastante preciso, el positivo es msbien vago. Vemoslo ms de cerca.

    Lo negativo

    Seamos sinceros: ver de cerca a unos filsofos en el ejercicio de suprofesin es un espectculo para el que bien merece la pena

    desplazarse hasta aqu. De qu espectculo puede tratarse? Cmico,en esto no cabe la menor duda. Bergson lo explic (en Le Rire) y

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    Charlot nos lo mostr, que lo cmico es siempre, a fin de cuentas, unhombre que resbala en una escalera o que cae en un pozo. Con losfilsofos, seguro que ocurre lo mismo: de un momento a otro tropiezan yse rompen las narices. Por debajo de esta maliciosa o maligna espera

    existe una realidad evidente: desde Tales y Platn la filosofa y losfilsofos se caen en los pozos. La cada: espectculo cmico. Perono acaba aqu, ya que desde Platn la filosofa cae en el agujero de supropio pozo. Cada al cuadrado: una teora filosfica de la cada. Enpalabras ms claras: el filsofo intenta, en su filosofa, bajar del cielode las ideas para alcanzar la realidad material, intenta bajar de suteora para alcanzar la prctica. Cada controlada, pero al fin y alcabo cada. Sabiendo - que cae, el filsofo intenta agarrarse a unateora de la cada (dialctica descendente, etc.), pero sin embargo

    cae. Doble cada. Espectculo doblemente cmico.No nos engaemos: los filsofos son como moscas en continuoaleteo. Son intelectuales sin prctica. Distanciados de todo: sudiscurso no es ms que el comentario y la negacin de esta distancia.Distanciados, intentan captar lo real en sus palabras, introducirlo en sustemas. Las palabras suceden a otras palabras, los sistemas a otrossistemas; el mundo, lejos, sigue su curso, como antes. Y la filosofa?Se convierte en el discurso de la impotencia terica sobre el verdaderotrabajo de los dems (la prctica cientfica, artstica, poltica, etc.). Lafilosofa: tanto ms pretenciosa se vuelve cuantos menos atributosposee. Esta pretensin produce preciosos discursos: la filosofa comopretensin deber figurar entre las bellas artes. De nuevo aparece comoun espectculo -ahora es una danza-: la cada conjurada.

    As que vamos a rompernos las narices. Ved que los cientficos (comotodos los hombres inmersos en una prctica real) tambin puedenromperse las narices. Pero ocurre de una manera peculiar: cuandoefectivamente han tropezado, constatan tranquilamente el hecho, se

    preguntan por qu ha ocurrido, rectifican sus errores y prosiguen sutrabajo. Pero cuando un filsofo tropieza, todo ocurre de manera muydistinta: porque el filsofo se rompe las narices precisamente en lamisma teora que ha enunciado para demostrar que no se estrompiendo las narices! i Pero se ha levantado antes de caerse!Cuntos filsofos conocis que reconozcan que se habanequivocado? i Un filsofo no se equivoca nunca!

    La verdad es que tras estas divertidas curiosidades existe en la gente

    una cierta idea cmica y ridcula de la filosofa. La conviccin de que la

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    filosofa carece de prctica y de objeto, que su reino son las ideas y laspalabras: un sistema que quiz sea brillante, pero vaco.

    Debis reconocer que aunque por delicadeza no expresis ideas como

    sas acerca de la filosofa, no por eso dejan de pareceros bastanteplausibles. Tambin yo voy a utilizar en seguida todas esas ideas,porque no son ni gratuitas ni arbitrarias. Pero voy a utilizarlas, comopodais prever, en forma de Tesis, puesto que, en cierto modo, sonfilosficas y contribuyen a definir la filosofa.

    Tesis 3: La filosofa no tiene por objeto los objetos reales, o lo real, en elmismo sentido en que una ciencia posee un objeto real.

    Tesis 4: La filosofa no tiene objeto, en el sentido en que una cienciatiene un objeto.

    Tesis 5: Existen objetos filosficos, aunque la filosofa no tengaobjeto (segn la Tesis 4): son objetos interiores a la filosofa.

    Tesis 6: La filosofa est hecha de palabras, reunidas en proposicionesdogmticas llamadas Tesis.

    Tesis 7: Las Tesis estn unidas entre s formando un sistema.

    Tesis 8: La filosofa se equivoca de una manera particular, diferente:slo para los dems. Para s misma, la filosofa no se equivoca nunca.No existe el error en filosofa.

    Sigo procediendo de un modo didctico y dogmtico. Las explicacionesvendrn despus. Pero seguro que vosotros sospechis que, al daros larazn en todo, me reservo los argumentos de fondo. Sospechis que alavanzar estas Tesis sobre la filosofa en general, y precisamente por

    enunciarlas en forma de Tesis, digo lo que efectivamente ocurre, peroque al mismo tiempo me mantengo distante: estoy adoptando unaposicin filosfica frente a esa filosofa en general. De qu posicin setrata? Tambin eso lo veremos despus.

    Lo positivo

    En realidad, no estis aqu solamente por el placer de vernos tropezar

    ridculamente. Por lo que a nosotros se refiere, os confieso que hemosvenido para rompernos las narices, para equivocarnos, pero de

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    una manera indita, que nos distingue de la mayora de los filsofos, yque conocemos perfectamente bien: para desaparecer en nuestraintervencin. Como veis, nos estamos ya distanciando de la Tesis 8.

    Y a vosotros?, qu os atrae y os retiene aqu? Dira que una ciertaespera, la existencia de preguntas no planteadas y sin respuesta, unasquiz justificadas, otras quiz falsas. Pero todas piden o esperan unarespuesta: ya sea una respuesta positiva, o una respuesta que muestrela falsedad de la pregunta.

    Muy en general, esta espera puede enunciarse del siguiente modo(tanto si viene de los cientficos como de los literatos). Si prescindimosdel estudio detallado de las gestiones pendientes (sobre las cuales

    volveremos), todas convergen en esta pregunta bsica: en el fondo, ya pesar de todo lo dicho, no habr algo que pueda aportar la filosofa?No habr, en ltima instancia, en la filosofa, algo que puedainteresarnos, que pueda interesar a nuestra prctica cientfica oliteraria?

    Que vosotros estis aqu significa que todas esas preguntas estn enel aire: no slo hay curiosidad, por tanto, sino tambin un posibleinters.

    Si os parece bien, vamos a proceder con orden: pasando de lo mssuperficial a lo ms profundo. Para ello distinguiremos tres niveles enlas motivaciones de este inters vuestro.

    Primer nivel

    Existe, en primer lugar, la llamada moda de la interdisciplinariedad.Reunirse representantes de diferentes disciplinas es algo que ofrece, ennuestros tiempos, todas las condiciones para una solucin-milagro. Eso

    se viene haciendo desde hace tiempo entre los cientficos, y el propioCNRS lo recomienda. Es algo as como la principal consigna denuestra modernidad. Se han llegado a construir ciudades, fsicamenteconcebidas para la cohabitacin y la concentracin exclusiva de loscientficos (Princeton, Atomgorod). Lo mismo se hace, a todos losniveles posibles, en las ciencias humanas. Entonces, por qu noaqu?, por qu no reunirnos filsofos, cientficos y literatos? Ms an:acaso no es la presencia de filsofos lo que da un sentido especial aesta reunin interdisciplinaria? No es precisamente el filsofo, se

    quiera o no, por su posicin exterior a toda disciplina cientfica, el

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    artesano de la interdisciplinariedad por naturaleza, porque sa es suespecialidad?

    Tras el trmino interdisciplinariedad pueden haber ciertas realidades

    objetivas consideradas importantes e indiscutibles. Lo veremos enseguida. Pero tras la consigna de la interdisciplinariedad existe tambinun mito ideolgico.

    Para mayor claridad en la exposicin de este punto voy a enunciar tresTesis:

    Tesis 9: Una proposicin ideolgica es una proposicin que,funcionando como sntoma de una realidad distinta de aqulla a la que

    directamente se refiere, es una proposicin falsa por cuanto trata acercadel objeto al que se refiere.

    Tesis 10: La consigna de la interdisciplinariedad es una consigna queexpresa, en estos momentos, en la mayora de los casos, unaproposicin ideolgica.

    Tesis 11: La filosofa no es una disciplina interdisciplinaria ni la teorageneral de la interdisciplinariedad. De modo provisional quiero sealarque usando esas Tesis nos estamos alejando cada vez ms de unadefinicin de la filosofa en general. A propsito de un campo deintervencin determinado (la interdisciplinariedad), intervenimos en losdebates internos de la filosofa para definir nuestra posicin filosficaparticular. Podra definirse la filosofa sin tomar posicin en la filosofa?Tened presente esta elemental pregunta.

    Segundo nivel

    Ahora vamos a encontrarnos con los problemas planteados por elgigantesco desarrollo de las ciencias y las tcnicas. Problemas internosde cada ciencia y problemas creados por las relaciones entre diversasciencias (relaciones de aplicacin de una ciencia a otra). Problemassurgidos de la aparicin de nuevas ciencias, en zonas que podrandenominarse, retrospectivamente, zonas fronterizas (por ejemplo: laqumica, la fsica, la bioqumica, etc.).

    Siempre han habido problemas inherentes a la prctica cientfica. Pero

    lo nuevo en nuestros das es que parece que estos problemas seplantean en trminos globales: remodelacin de las viejas ciencias,

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    redistribucin de las anteriores fronteras, etc. Se plantean en trminosglobales tambin desde el punto de vista social: problemas tericos dela estrategia y de la tctica en materia de investigacin; problemasderivados de las condiciones y de las consecuencias materiales y

    financieras de esta estrategia y de sta tctica.Entonces nos preguntamos: Pueden haber una estrategia y una tcticade la investigacin? Puede haber una direccin de la investigacin?Puede dirigirse la investigacin o, por el contrario, sta debe ser libre?En funcin de qu debe ser dirigida: en funcin de objetivos puramentecientficos? En funcin de objetivos sociales, es decir, polticos(prioridad de los diversos sectores), con todas las consecuenciasfinancieras, sociales y administrativas que eso conlleva: no slo los

    crditos, sino las relaciones con la industria y con la poltica, etc.?Y aun suponiendo que se consigan resolver estas cuestiones en elplano general, qu consecuencias pueden y deben derivarse de cara ala investigacin entre los propios cientficos? Puede pensarse en unaestrategia y una tctica internas de cada campo de investigacin? Y, enltimo trmino, existen mtodos que permitan conducir unainvestigacin, que permitan el descubrimiento cientfico?

    Problemas ante los cuales los cientficos vacilan y se encuentrandivididos. Basta con leer, por ejemplo, los discursos oficiales ytecnocrticos del coloquio de Caen y las crticas de los jvenesinvestigadores de Porisme. Hay dos posiciones extremas: la libertadabsoluta, por un lado; la planificacin de la investigacin, por otro. Entreambas, la solucin tecnocrtica, la de Caen, inspirada en los modelosamericano y sovitico. En el horizonte, la solucin china.

    Entonces, ante la complejidad y la incertidumbre de esos gigantescosproblemas; que no slo afectan a la prctica cientfica inmediata (el

    investigador en su laboratorio), sino tambin al proceso social deproduccin de conocimientos, nos preguntamos: no podra el filsofo,por casualidad, decir algo que se asemeje a una respuesta a estosinterrogantes pendientes? Por ejemplo, sobre la gran alternativa tericay poltica entre la libertad .y la planificacin en la investigacin; sobre lascondiciones y los objetivos sociales y polticos de la organizacin de lainvestigacin; o incluso sobre el mtodo ` para llegar al descubrimientocientfico.

    Y por qu no, desde el instante en que se espera un tipo de respuestaque -afecta a lo que siempre ha pretendido ser la filosofa? Cuando se

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    habla del filsofo y de la filosofa como si fueran un mtome-en-todo, yello se considera motivo de risa, tambin pueden, bien mirado, invertirselos trminos del problema: dicho con palabras altisonantes, estemtome-en-todo puede tener algo que decir acerca del Todo, acerca de

    cmo se relacionan las cosas entre ellas, acerca de los problemas de latotalidad. Antigua tradicin, que se remonta a Platn, para quien elfilsofo es el hombre que ve la conexin y la articulacin del Todo. Elfilsofo tiene por objeto el Todo (Kant, Hegel...), es el especialista de latotalidad.

    La misma ansiedad de respuesta encontramos entre los literatos, queestn en la etapa de gestacin de ciencias, No podra el filsofo deciralgo acerca del modo cmo las ciencias, las letras, las artes, la

    economa y la poltica se relacionan unas con otras, se conjugan ypueden articularse en un Todo?

    Algo de verdad hay en esta espera y en esta tradicin.

    El filsofo se ocupa precisamente de cuestiones que no son del todoextraas a los problemas de la prctica cientfica, a los problemas delproceso de produccin de conocimientos, a los problemas polticos eideolgicos, al problema de la relacin entre todos esos problemas. Quelo haga adecuadamente es otra cuestin, pero el hecho es que lo hace.

    Pero las cuestiones filosficas no son los problemas cientficos. Lafilosofa tradicional puede responder a sus preguntas, pero no daninguna solucin a los problemas cientficos o de otro tipo -en el sentidoen que los cientficos dan soluciones a sus problemas. Lo que equivalea decir que, la filosofa no resuelve los problemas cientficos en lugar dehacerlo la ciencia; las cuestiones de la filosofa no son los problemas delas ciencias. Tambin aqu estamos tomando posicin en la filosofa: lafilosofa no es una ciencia, ni mucho menos la ciencia, ni la ciencia de

    las crisis de las ciencias, ni la ciencia del Todo. Las cuestionesfilosficas no son ipso facto problemas cientficos.

    Paso a enunciar seguidamente esta posicin en forma de Tesis.

    Tesis 12: La filosofa enuncia Tesis que conciernen efectivamente a lamayora de los puntos cruciales de los problemas consideradostotales. Pero como la filosofa no es una ciencia, ni la ciencia delTodo, no da ninguna solucin a esos problemas. La filosofa interviene

    de otro modo: enunciando Tesis que contribuyan a desbrozar el caminopara un correcto planteamiento de esos problemas.

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    Tesis 13: La filosofa se encarga de enunciar Tesis que renen yproducen categoras filosficas, y no conceptos cientficos.

    Tesis 14: El conjunto de las Tesis y de las categoras filosficas queaqullas producen pueden reunirse en forma de, y funcionar como, unmtodo filosfico.

    Tesis 15: El mtodo filosfico es, por su particularidad y por sufuncionamiento, distinto ' de un mtodo " cientfico.

    Tercer nivel

    He aqu, finalmente, las razones ms profundas. Todos percibimos,detrs de los problemas puramente cientficos, la presencia deacontecimientos histricos de ms envergadura. La terminologa oficialadmite y sanciona esta realidad: mutaciones en las ciencias, paso ala era csmica, revolucin en la civilizacin (desde Teilhard deChardin a Fourastier). Todos los problemas polticos que se saben mso menos ligados o esas cuestiones y, como teln de fondo, los EstadosUnidos, la URSS, China; las verdaderas revoluciones polticas ysociales. La sensacin de un viraje en la historia de la humanidad danuevas fuerzas a la vieja pregunta: de dnde venimos?, dndeestamos? -dominada siempre por la suprema pregunta: a dndevamos?

    Pregunta que hay que tomar en todos los sentidos y bajo todos losaspectos. Interroga no slo al mundo y a la ciencia: a dnde va lahistoria, a dnde va la ciencia (explotacin, bienestar, guerra atmica)?,sino tambin a todos y cada uno de nosotros: cul es nuestro puesto

    en el, mundo?, qu posicin ocupamos en el mundo en, funcin de sualeatorio porvenir?, qu actitud cabe adoptar ante nuestro trabajo, antelas ideas globales que conducen u obstaculizan nuestra investigacin,que pueden guiar nuestra accin poltica?

    Tras la pregunta a dnde vamos?, est el problema prctico urgente,crucial: cmo orientarnos?, qu direccin seguir?, qu hacer?

    Para los intelectuales, cientficos o literatos, el problema se presenta en

    trminos precisos: qu lugar ocupa en el mundo, qu papel juega en elmundo nuestra actividad? Quines somos nosotros en este mundo en

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    tanto que intelectuales? Porque, en definitiva, qu es un intelectualsino -el producto de una historia y de una sociedad en la que la divisindel trabajo nos impone este papel y sus consecuencias? Acaso lasrevoluciones que conocemos o que vemos no anuncian el nacimiento

    de un nuevo tipo de intelectual? Pero en ese caso, cul es nuestropapel en esa transformacin?

    Sentido de la historia, lugar en el mundo, legitimidad de la funcin quese desempea: preguntas que, cuando en el mundo estallan las viejascreencias, no cesan de inquietar y acaban siempre por resucitar la viejapregunta religiosa acerca del destino. A dnde vamos? La preguntaavanza rpidamente para convertirse en: cul es el destino delhombre?, o bien: cul es la finalidad ltima de la historia?

    Al llegar a este punto poco falta para decirse: la filosofa por fuerza debetener algo parecido a una respuesta. En realidad, del Todo al Destino, alos orgenes y a los ltimos fines, el camino es corto. La misma filosofaque pretende concebir el Todo, pretende tambin enunciar el destino delhombre y la finalidad de la historia. Qu debemos hacer? Qupodemos esperar? A estas preguntas morales y religiosas la filosofatradicional responde de una u otra forma, mediante una teora de losltimos fines como complemento de una teora del origen radicalde las cosas.

    No hay que falsear esta ansiedad. Tambin aqu contestar con nuevasTesis, tomando, como siempre, partido en la filosofa. Todos vosotrosveis que la filosofa de que se habla en estas Tesis no es la filosofa engeneral ni, con mayor motivo, la filosofa de los fines ltimos.

    Tesis 16: La filosofa no da respuestas a las preguntas acerca delorigen y de los fines ltimos, ya que la filosofa no es ni la religinni la moral.

    Tesis 17: La pregunta por el origen y por los fines ltimos es unaproposicin ideolgica (cf. Tesis 9).

    Tesis 18: Los temas del origen y de los fines ltimos sonproposiciones ideolgicas sacadas de la ideologa religiosa y moral, queson ideologas prcticas.

    Tesis 19: Las ideologas prcticas son formaciones complejasconstituidas por nociones-representaciones-imgenes, de un lado, y por

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    comportamientos-conductas-actitudes, de otro. El conjunto funcionacomo normas prcticas que dirigen la actitud y la toma de posicinconcreta de los hombres ante los objetos reales y los problemas realesde su existencia social e individual, y de su historia.

    Tesis 20: La filosofa tiene como funcin primordial trazar una lnea dedemarcacin entre lo ideolgico de las ideologas, por una parte, y locientfico de las ciencias, por otra.

    Vedlo que ha ocurrido. La cuestin del sentido de la historia, del destinodel hombre, ha hecho aparecer en primer plano un nuevo personaje: loideolgico. No tal como lo conocamos por la proposicin 9 (unaproposicin ideolgica es ...) -que era slo en su aspecto formal-, sino

    bajo un nuevo aspecto: el que relaciona una proposicin ideolgica a sutierra natal: la ideologa prctica, es decir, a una realidad socialexterior y ajena a la prctica cientfica.

    Y ved ahora lo qu ocurre. Con la ideologa (referida a las ideologasprcticas) un tercer personaje entra en escena. Hasta el momento,tenamos dos: la filosofa y la ciencia. Nuestro problema central era:qu es lo que distingue la filosofa de las ciencias? Qu confiere a lafilosofa su naturaleza especfica, distinta de la naturaleza de lasciencias? Ahora se nos presenta un nuevo problema: qu es lo quedistingue lo cientfico de lo ideolgico?, problema que habr queafrontar o sustituir por uno distinto, pero que, de modo inmediato,repercute sobre la filosofa. Porque al fin y al cabo la filosofa por la quenosotros tomamos partido est completamente marcada por lasideologas prcticas, desde el momento en que las refleja en su teorade los fines ltimos, ya sean stos religiosos o morales.

    Prestemos especial atencin a este punto: a partir de ahora, la filosofase define por una doble relacin; respecto de las ciencias y de las

    ideologas prcticas.

    No se trata de una simple especulacin; si es verdad que esperamosrecibir algo de la filosofa, debemos saber lo que sta puede darnos, ypor lo tanto de qu est hecha, de quin depende y cmo funciona.Vamos avanzando paso a paso: descubrimos qu es la filosofapracticndola. No hay otro camino. Adems, nuestra posicin escoherente: hemos insistido antes en que la filosofa esfundamentalmente prctica.

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    Un ejemplo

    Precisamente para salirnos del rido terreno de las Tesis, lo mejor es

    demostrar su funcionamiento con un ejemplo. No ser un ejemploilustrativo: la filosofa no se ilustra, no se aplica. La filosofa se ejerce.Slo se puede aprender filosofa practicndola, porque no existe msque en su prctica. Este punto puede enunciarse en forma de Tesis,pero prefiero que lo hagis vosotros, como si fuera un ejercicioprctico...

    As que, para mostrar cmo funciona la filosofa, cmo traza lneas dedemarcacin crtica a fin de sealar el camino correcto, vamos a usar un

    ejemplo: una proposicin ideolgica, la interdisciplinariedad.Veris cmo no es casualidad que el ejemplo que hemos escogidoresulta una proposicin ideolgica. Repito: la interdisciplinariedad eshoy da un slogan muy extendido, del que se espera que venga lasolucin a los problemas de todo tipo pendientes en las cienciasexactas (matemticas y ciencias de la naturaleza), las cienciashumanas y otras actividades prcticas. Repito: una proposicinideolgica es una proposicin que, funcionando como sntoma de unarealidad distinta de aqulla a la, que directamente se refiere, es unaproposicin falsa por cuanto trata acerca del objeto al que se refiere(Tesis 9).

    En qu consistir la labor de la filosofa frente a esa proposicinideolgica? En trazar una lnea de demarcacin entre la pretensinideolgica de la interdisciplinariedad y las diversas realidades de las quefunciona como sntoma. Cuando hayamos estudiado detenidamenteesas realidades, entonces veremos qu queda de las pretensionesideolgicas.

    Es evidente que eso ele la interdisciplinariedad corresponde a unaexigencia objetiva y justificada en el caso de que exista un encargoque requiere la cooperacin organizada de especialistas quepertenecen a varios sectores de la divisin del trabajo.

    De modo que cuando se decide construir un enorme complejo enalguna parte, se convoca, de acuerdo con las diversas necesidades queexigen su intervencin, a numerosos especialistas: arquitectos,

    ingenieros de diversas ramas, etc. Los resultados son muy diversos (aveces el empeo fracasa), pero en principio nadie contradice que haya

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    que hacerlo as. La interdisciplinariedad definida por las exigenciastcnicas de un encargo aparece, pues, como lo contrario de la divisindel trabajo, dada su recomposicin en una empresa colectiva.

    Puede ocurrir lo mismo en el caso de interdisciplinariedad intelectualen las ciencias cuando se trata de encargos que lo requieren?Formalmente, s. As, los fsicos recurren a los matemticos; losbilogos al trabajo conjunto de matemticos, bilogos y qumicos: perosiempre para resolver problemas, precisos, cuya solucin necesita de laintervencin de especialistas de otras disciplinas.

    Si lo que digo es verdad (o lo es aI menos a nivel de simpleaproximacin, ya que no doy ms que algunas indicaciones), estoy,

    haciendo una distincin, y por lo tanto trazando una lnea dedemarcacin entre el lcito recurso a la cooperacin tcnica y cientfica(que puede definirse como encargos concretos hechos a especialistasde otras disciplinas para la solucin de problemas que surgen en unadeterminada disciplina), y un segundo uso, indebido, del concepto de lainterdisciplinariedad. Ahora bien, si este concepto genrico, no definido,de interdisciplinariedad traduce una proposicin de tipo ideolgico(Tesis 9), hay que tomarlo corno tal: falso en lo que pretende designar,pero al mismo tiempo sntoma de otra realidad distinta de aquella a laque se refiere explcitamente. Cul es, pues, esa otra realidad?Vemoslo. Se trata de la realidad de las relaciones efectivas que, o bienexisten desde hace ya bastante tiempo entre ciertas disciplinas,cientficas o literarias, o bien intentan establecerse entre viejas y nuevasdisciplinas (por ejemplo: entre las matemticas y las ciencias humanas).

    Veamos ms de cerca qu ocurre con todo eso. Distingamos tres casos:1) Relaciones entre disciplinas que pertenecen a las ciencias exactas;2) relaciones entre ciencias exactas y ciencias humanas; 3) relacionesentre disciplinas literarias.

    1. Relaciones entre las ciencias exactas

    Muy esquemticamente, y aceptando todas las reservas que puedanhaber, propongo convenir que existen dos tipos fundamentales derelaciones: de aplicacin y de constitucin.

    a) Relaciones de aplicacin

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    De dos tipos: la aplicacin de las matemticas a las ciencias exactas, yla aplicacin de una ciencia a otra. Como puede observarse, estoyhaciendo una distincin. Trazo una lnea de demarcacin entre estosdos tipos de aplicacin. Esta distincin se debe a la filosofa.

    Relaciones entre matemticas y ciencias de la naturaleza. A primeravista captamos el doble aspecto de esa relacin. Por un lado, todas lasciencias de la naturaleza estn matematizadas: no pueden prescindir delas matemticas. En un primer momento, podemos considerar estarelacin de las matemticas con las ciencias de la naturaleza como unarelacin de aplicacin. Pero inmediatamente surge la pregunta filosfica:cmo hay que concebir dicha aplicacin?

    Todos tenemos en la cabeza una imagen sencilla y cmoda (que enrealidad es una nocin ideolgica) de la aplicacin como el resultado deuna impresin: se aplica la firma bajo un texto, un dibujo sobre untejido, un sello sobre un papel, una hoja encima de otra, etc. Unaplique sirve para ir encima de o pegado a algo. La imagen originariade esa nocin de aplicacin es la de superposicion-impresin. Implicauna dualidad de objetos: aqul que es aplicado difiere de aqul sobre elque se aplica; y tambin implica la exterioridad, la instrumentalidad delprimero con respecto al segundo. Esta nocin de aplicacin nos remite,como vemos, al mundo de la tcnica.

    Ahora es cuando voy a trazar una lnea de demarcacin. Es obvio quelas matemticas no son aplicadas a la fsica matemtica, ni a la fsicaexperimental, ni a la qumica, ni a la biologa, etc., segn criterios deexterioridad y de instrumentalidad, es decir, como una tcnica. Lasmatemticas no son, para la fsica, una simple herramienta, que seutiliza cuando se la necesita, ni tampoco un instrumento (a menosque demos a esta palabra su significacin ms cualificada: por ejemplo,cuando se habla de un instrumento cientfico -y eso an habra que

    verlo-), ya que las matemticas son la existencia misma de la fsicaterica, e infinitamente ms que un simple instrumento en la fsicaexperimental. En la prctica, podis ver para qu sirve trazar esa lneade demarcacin: permite la aparicin, en el espacio que entreabre, dealgo que antes no se vea. Y qu es eso que antes no se vea?Algunas preguntas: qu debe entenderse bajo la categora deaplicacin de las matemticas a las ciencias de la naturaleza? Primerapregunta. Vamos a intentar darle una respuesta, aunque no sea msque para poner al descubierto lo que la filosofa ha podido comprender

    acerca de este problema y en qu ha podido equivocarse (y por qu seha equivocado necesariamente?). Pero adems esta primera pregunta

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    implica otra, paralela a la anterior, ya que, al trazar la lnea dedemarcacin, lo que hemos distinguido bajo la aplicacin es la tcnica:qu es la tcnica?, cul es su campo de actuacin y sus condicionesde validez? Porque esta palabra tcnica recubre ostensiblemente varias

    realidades: entre la tcnica del forjador, la del ingeniero, y los problemastcnicos que dominan en la actualidad toda una serie de temas de lasciencias de la naturaleza (fsica, qumica, biologa), es indudable quetambin existen diferencias. Por consiguiente, hay que trazar ms lneasde demarcacin.

    Pero ocurre que la relacin de las matemticas con las ciencias de lanaturaleza no es una relacin en un nico sentido. Las ciencias de lanaturaleza plantean problemas a las matemticas; siempre le han

    planteado problemas. Bajo la aplicacin de las matemticas a lasciencias de la naturaleza vemos como se esconde otra relacin, inversade sta: aqulla en virtud de la cual las matemticas se ven obligadas aplantear, a fin de responder a las necesidades de las ciencias,problemas que pueden considerarse bien de la matemtica aplicada,bien de la matemtica pura. Todo ocurre como si los matemticosdevolvieran a las ciencias, en forma elaborada, lo que antes recibieronde ellas. En el seno de este intercambio orgnico, se puede an hablarlegtimamente de aplicacin?, no se debe, por el contrario, utilizar otrolenguaje, y decir que existe entre las matemticas y las ciencias de lanaturaleza una relacin de otro tipo, una relacin de constitucin -al noser las matemticas ni una herramienta, ni un instrumento, ni unmtodo, ni un lenguaje que est al servicio de las ciencias, sino parteintegrante de su existencia, de su constitucin?

    Sustituimos una palabra por otra, constitucin en vez de aplicacin: noparece que hayamos avanzado mucho. Y, sin embargo, as es como lafilosofa procede. Basta una palabra nueva para abrir un nuevointerrogante, aqul precisamente que no haba sido abierto

    anteriormente. La nueva palabra empuja a las antiguas y deja el vacopara que pueda llenarlo la pregunta nueva. La nueva pregunta provocala duda sobre las antiguas respuestas y sobre las viejas preguntasadormecidas bajo aqullas. Lo que se gana, pues, son nuevos enfoquessobre las cosas. Eso es lo que puede ocurrir con la palabraconstitucin, en la medida que sea realmente correcta.

    b) Relaciones de constitucin

    Tomemos el caso ms general: cuando una ciencia o una parte de unaciencia intervienen en la prctica de otra ciencia.

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    Este tipo de relaciones son caractersticas de los fenmenos cientficoscontemporneos. Movilizan, cada vez ms, disciplinas denominadasvecinas en zonas anteriormente consideradas fronteras definitivas.

    De las nuevas relaciones que as se establecen, surgen disciplinasinditas: fsico-qumica, biofsica, bioqumica, etc. Estas nuevasdisciplinas son con frecuencia resultado del desarrollo de nuevas ramasdentro de las disciplinas clsicas: la fsica atmica repercuti sobre laqumica y la biologa y, junto con los avances de la qumica orgnica,contribuy al nacimiento de la bioqumica.

    Estos intercambios son relaciones orgnicas que se establecen entrelas diversas disciplinas cientficas, sin intervencin filosfica exterior.

    Obedecen a necesidades puramente cientficas, y puramente internas alas ciencias consideradas.

    Una cosa es cierta: estas relaciones no constituyen lo que hoy en da,en la ideologa corriente, se denominan intercambios interdisciplinarios.Las nuevas disciplinas (fsico-qumica, bioqumica) no son el resultadode mesas redondas interdisciplinarias; no son tampoco cienciasinterdisciplinarias. Son, o bien nuevas ramas de las ciencias clsicas, obien nuevas ciencias.

    Estamos, pues, obligados a trazar una lnea de demarcacin entre laideologa interdisciplinaria y la realidad efectiva del proceso deaplicacin y de constitucin de las ciencias entre s. Trazar esta lnea dedemarcacin conlleva consecuencias tericas y prcticas.Tericamente, esta lnea de demarcacin introduce claramentecuestiones filosficas: En qu consiste la aplicacin de lasmatemticas a las ciencias? Qu es la tcnica? Qu es eso de laaplicacin de una ciencia a otra? Por qu, a primera vista, es preferiblehablar de constitucin mejor que de aplicacin? Qu dialctica

    concreta acta en esas complejas relaciones? Esas cuestionesfilosficas pueden abrir el camino a problemas cientficos (problemasde historia de las ciencias, o, mejor dicho, de las condiciones de losprocesos de constitucin de las ciencias). Prcticamente, esta lnea dedemarcacin puede tener efectos reales: evitar ciertas concepciones,ciertas tendencias o tentaciones en materia de colaboracininterdisciplnaria ciega, y favorecer todas las prcticasverdaderamente fecundas.

    De todo lo que acabo de decir, resulta una ltima conclusin. Existenfalsas ideas acerca de la ciencia, no slo entre los filsofos, sino

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    tambin entre los mismos cientficos. Falsas evidencias que, en vezde ser instrumentos para avanzar, son en realidad obstculosepistemolgicos (Bachelard). Hay que criticarlos, y reducirlos,haciendo ver los problemas reales que ocultan bajo las soluciones

    imaginarias que enuncian (Tesis 9). Pero hay que ir an ms lejos, yreconocer que no por azar esas falsas ideas reinan en ciertas zonas delcampo de la actividad cientfica. Son ideas y representaciones nocientficas, ideolgicas: constituyen lo que provisionalmente hemosdenominado la ideologa cientfica, o la ideologa de los cientficos. Unafilosofa capaz de discernirlas y de criticarlas puede tener comoconsecuencia atraer la atencin de los cientficos sobre la existencia y laeficacia del obstculo epistemolgico que representa esa ideologacientfica espontnea, a saber: la representacin que se hacen los

    cientficos de su propia prctica. Tampoco aqu la filosofa sustituye alos cientficos: interviene solamente para abrir un camino por el cualpuede trazarse una lnea correcta.

    De todo ello extraigo el enunciado de la Tesis 21: La ideologa cientfica(o de los cientficos) forma un solo bloque con la prctica cientfica: es laideologa espontnea de la prctica cientfica.

    De nuevo he avanzado ideas que luego explicar. Slo una palabra mssobre esta ideologa espontnea: veremos que es espontneaprecisamente porque no lo es en absoluto. Sorpresas de la filosofa.

    2. Relaciones entre disciplinas cientficas y disciplinas literarias

    Estas relaciones tienen un alcance realmente espectacular. Paraponerlas de relieve, volvamos de nuevo a la diferencia entre nuestrasdos categoras: aplicacin/constitucin.

    Ejemplo: desde un punto de vista formal, puede establecerse unparalelismo entre la relacin visible de las matemticas con las cienciashumanas y la relacin que antes hemos expuesto entre matemticas yciencias de la naturaleza. Pero existe una enorme diferencia: en el casode las ciencias humanas, la relacin con las matemticas es,evidentemente, en todo o en parte, una relacin exterior, no orgnica;es decir, una relacin tcnica de aplicacin. En las ciencias de lanaturaleza, la cuestin de las condiciones de aplicacin de lasmatemticas, es decir, de la legitimidad de dicha aplicacin, y de las

    formas tcnicas que reviste, no es problemtica: la filosofa puedeformularle diversas preguntas, pero no constituye un problema para la

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    prctica cientfica. En cambio, en las ciencias humanas, esta cuestines la mayora de las veces problemtica. Algunos (los filsofosespiritualistas) niegan incluso la posibilidad de la matematizacin de lasciencias humanas; otros cuestionan las formas tcnicas de esa

    aplicacin.Es este carcter problemtico, esta vacilacin, lo que se quiere expresarcon la voluntad de interdisciplinariedad y en la expresin intercambiosinterdisciplinarios. La nocin de interdisciplinariedad indica no unasolucin, sino una contradiccin: la exterioridad relativa de lasdisciplinas que se quieren relacionar. Esta exterioridad (concebir lasmatemticas como herramienta, y adems, como herramienta mso menos bien adaptada) traduce el carcter problemtico de dichas

    relaciones o de sus formas tcnicas (qu uso se hace de lasmatemticas en psicologa, en economa poltica, en sociologa, enhistoria...?, qu complicidades se establecen, en realidad,amparndose en el prestigio de este uso?). De pregunta en pregunta,se acaba por creer que esta exterioridad traduce y descubre laincertidumbre de la mayora de las ciencias humanas acerca de suestatuto terico. Esa generalizada impaciencia por arrojarse a losbrazos de las matemticas es un sntoma de que la madurez tericaan no se ha alcanzado. Pero es una -simple enfermedad infantildebida a la relativa juventud de las ciencias humanas, o es algo muchoms grave: un indicio de que las ciencias humanas se sitan, en sumayora, al lado de su objeto respectivo, de que no descansan sobresu verdadero fundamento distintivo, de que hay entre ellas y suspretensiones algo as como un malentendido, que no llegan al objetivoque pretenden alcanzar, por la simple razn de que este objetivo,paradjicamente (el que ellas mismas sedan) no existe? Todos esosinterrogantes se basan en una experiencia real, de la que Kant (por loque respecta a la teologa, pero tambin a la psicologa racional y lacosmologa racional) en otra poca, haba sacado la siguiente

    conclusin: pueden existir ciencias cuyos objetos no existan, puedenexistir ciencias sin objeto (en sentido propio).

    Habra que introducir nuevas distinciones. Pero, como de costumbre,debo avanzar ideas. Me arriesgo, pues, pronunciarme sobre estefenmeno en su conjunto y a tomar una vez ms partido. Digo: en loesencial, en la mayora de las ciencias humanas, la inflacin de lasmatemticas no es una enfermedad juvenil, sino un modo de saliradelante a fin de llenar de alguna manera un vaco fundamental: salvo

    pocas excepciones, muy precisas, las ciencias humanas son cienciassin objeto (en sentido propio), poseen una base terica falsa o

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    equvoca, producen largos discursos y numerosos resultados; perocreyendo saber perfectamente de qu son ciencias, en realidad nosaben de qu son ciencias; malentendido, pues.

    Dejemos ahora la relacin de aplicacin y pasemos a la de constitucin.sta puede observarse actualmente en una disciplina tradicionalmenteconsiderada como una rama de la filosofa: la lgica. Hoy da la lgicase ha transformado en lgica matemtica, y de hecho se haindependizado de la filosofa. Su estatuto es muy peculiar. De algunamanera se la podra comparar a las nuevas disciplinas-frontera quevemos en las ciencias de la naturaleza, tales como la fsico-qumica o labioqumica. La lgica matemtica es una rama de las matemticas.Pero como tal disciplina cientfica, funciona preferentemente en las

    ciencias humanas: es objeto de aplicacin, o puede ser objeto deaplicacin a toda una serie de disciplinas literarias (lingstica,semiologa, psicoanlisis, historia de la literatura). Tambin aqu surgeuna larga serie de problemas.

    De estas observaciones, sucintas y generales al mismo tiempo, puedendeducirse algunas conclusiones. Podemos decir:

    que entre las ciencias humanas y las ciencias, y en primer lugar entrelas ciencias humanas y las matemticas de un lado, y la lgicamatemtica por otro, existen relaciones formalmente parecidas a lasexistentes entre las ciencias exactas, con el dable fenmeno que hemosanalizado: aplicacin y constitucin; pero que esta relacin es muchoms exterior, y por tanto mucho ms tcnica (no orgnica), que larelacin existente entre las ciencias exactas exclusivamente. Que estaexterioridad parece autorizar expresiones del tipo intercambiosinterdisciplinarios, y por consiguiente la nocin misma deinterdisciplinariedad. Pero tambin que esa nocin tiene todas lasposibilidades de ser la denominacin ilusoria de un problema totalmente

    distinto del que dicha denominacin indica:

    que, por el contrario, el uso de ciertas filosofas por parte de las cienciashumanas parece necesario para que pueda establecerse una relacinde este tipo. Nuevo e importante indicio. Mientras que, en las cienciasexactas., todo ocurre sin la intervencin visible de la filosofa, y de suinstrumental, en las ciencias humanas, la estructura de las relacionesentre las ciencias y las ciencias humanas parece requerir, por razonesmal explicadas y en consecuencia confusas, la intervencin arrolladora

    de un tercer personaje: la filosofa; en personne.

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    Fijmonos en un punto capital: 1. Son las ciencias humanas las queutilizan categoras filosficas, sometindolas a sus objetivos. -Hacen unenorme consumo de filosofa. Pero la iniciativa no parece provenir de lafilosofa. Segn todas las apariencias, no nos encontramos ante una

    intervencin crtica de la filosofa en los problemas ideolgicos de lasciencias humanas, sino todo lo contrario: ante una explotacin por partede las ciencias humanas de ciertas categoras filosficas o de ciertasfilosofas. 2. No est en juego la filosofa en general, sino categorasfilosficas muy concretas, idealistas (positivistas, neopositivistas,estructuralistas, formalistas, fenomenolgicas, etc.), e inclusoespiritualistas. 3. Esas categoras filosficas y esas filosofas asexplotadas por las ciencias humanas son prcticamente utilizadas porstas como sustituto ideolgico de la base terica que les falta. 4. Pera

    en ese caso, la pregunta a formular es la siguiente: toda esta prcticafilosfica adoptada por las ciencias humanas, y que es innegable, no esal mismo tiempo pura apariencia? No es necesario invertir el orden delas cosas? En el seno de la necesaria complicidad entre las cienciashumanas y esas filosofas idealistas, no son acaso las filosofas quienesllevan la batuta? No sern las ciencias humanas ciencias sin objetoprecisamente porque no hacen ms que realizar en su objetodeterminadas tendencias idealistas, arraigadas a su vez en lasideologas prcticas de nuestro tiempo, es decir, de nuestrasociedad? Se tratara de ciencias sin objeto que no son en realidadms que filosofas disfrazadas de ciencias? Al fin y al cabo tampocosera nada extrao, ya que, como hemos visto, la filosofa no tieneobjeto.

    En cualquier caso, esta Tesis de que ciertas filosofas actan comosustituto ideolgico de una base terica ausente de las cienciashumanas, es vlida para la mayora de las ciencias humanas; no paratodas, dado que existen excepciones (por ejemplo: el psicoanlisis y, encierta medida, la lingstica, etc.). Insisto tambin en que esta Tesis no

    implica que determinados aspectos, determinados procedimientos,ciertos resultados incluso de las ciencias humanas no puedan poseer unvalor positivo. Es algo que hay que analizar con detalle en cada caso;pero siempre como un aspecto interno y subordinado a una crticaglobal.

    De donde resulta que la proporcin de ideas dudosas aumentacuando se pasa de la relacin existente entre las ciencias exactas a larelacin existente entre las ciencias exactas y las ciencias humanas. En

    el primer caso, nos enfrentbamos a falsas ideas localizadas ylocalizables; ahora no podemos ni siquiera hablar de ideas falsas,

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    directamente, sino de ideas sospechosas generalizadas. La explotacin-de ciertas filosofas es directamente proporcional al carctersospechoso de esas ideas. Lo que convenimos en denominarideologas cientficas e ideologas filosficas revisten, en el mbito de

    las ciencias humanas, una importancia extrema. Estas ideologas noslo existen, y ocupan vastos campos en nuestra poca, sino quedirigen inmediatamente la prctica cientfica de las ciencias humanas.Ocupan el lugar de la teora en las ciencias humanas.

    De ah la importancia de una filosofa capaz de trazar una lnea dedemarcacin, que pase a travs del mbito de la mayora de lasciencias humanas: para ayudar a distinguir las ciencias verdaderasde las pretendidas ciencias, y para distinguir el fundamento ideolgico,

    que de hecho poseen, del fundamento terico de derecho(provisionalmente, sin designar) que les permitira ser algo ms queciencias sin objeto. De ah la importancia de nuestra posicin, ahora yams clara: esta labor de fundamentacin no puede ser desempeada nillevada a buen trmino mediante esas filosofas que las cienciashumanas creen explotar, cuando en realidad no son ms que susesclavos y portavoces, sino recurriendo a otra, muy distinta, filosofa. Lalnea de demarcacin pasa, pues, por la filosofa como tal.

    3. Relaciones entre disciplinas literarias

    Esas relaciones han sido siempre muy ntimas. Aparentemente almenos, estn cambiando de base. Y si estn cambiando de base, esporque las disciplinas de las ciencias humanas estn cambiandotambin de base: al menos eso es lo que afirman.

    Tradicionalmente, las disciplinas literarias se apoyan en una relacinmuy particular con su objeto: relacin prctica de utilizacin, de

    apreciacin, de degustacin, o, si se prefiere, de consumo. Las letras,las humanidades y las modalidades de enseanza y de investigacinque desde siglos practican, hacen de esas disciplinas una escuela decultura. Lo cual significa que:

    1. La relacin entre las disciplinas literarias y su objeto (literaturapropiamente dicha, bellas artes, historia, lgica, filosofa, moral, religin)tiene como funcin dominante no tanto el conocimiento, de este objeto,cuanto la definicin y el aprendizaje de las reglas, normas prcticas

    destinadas a fijar en los letrados determinadas relacionesculturales entre ellos y esos objetos. Y, por encima de todo, saber

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    manejar esos objetos para consumirlos como se debe: saber leer,es decir, degustar, apreciar un texto clsico, saber utilizar laslecciones de la historia, saber aplicar un buen mtodo para bienpensar (lgica), saber recurrir a las ideas, correctas (filosofa) a fin de

    encontrar un camino adecuado en los grandes problemas de laexistencia humana, la ciencia, la moral, la religin, etc. Por su relacinparticular, las letras o las humanidades daban as un cierto saber: no elsaber cientfico de su objeto, no un saber sobre el mecanismo de suobjeto, sino, aparte de una cierta erudicin indispensable para estafamiliaridad, un saber-hacer, o ms exactamente un saber-cmo-hacer-para bien apreciar-juzgar, degustar-consumir-utilizar este objeto. Esdecir, lo que precisamente constituye la cultura: un saber convertidoen un saber-cmo-hacer-para... Ahora bien, de estos dos trminos

    (saber-hacer) lo secundario (y por eso se queda en superficial, formal,aunque no sea despreciable) es el saber; lo que domina es el saber-cmo-hacer-para... Por consiguiente, en lo fundamental, las letras eranel lugar por excelencia de la pedagoga; es decir, del aprendizajecultural: aprender a bien pensar, juzgar, degustar, consumir, a sabercomportarse ante todos los objetos culturales de la existencia humana.Como objetivo: el hombre honesto, o el hombre cultivado.

    II. La relacin prctica de consumo que existe entre las disciplinasliterarias y su objeto no puede considerarse como una relacin deconocimiento cientfico. La cultura que daban las humanidades ensus diversas ramas (letras, lgica, historia, moral, filosofa, etc.) no eraotra cosa que el comentario, a travs de objetos relevantes, de lacultura que exista en la sociedad. Para comprender el significado dela cultura que daban las humanidades, hay que analizar, no lashumanidades en s mismas, ni solamente las humanidades, sino lacultura que exista en la sociedad que cultivaba esas letras, y lasfunciones de clase de esta cultura, es decir, la divisin en clases de estasociedad. La cultura que se ensea en las escuelas nunca es ms

    que una cultura de segundo grado, una cultura que cultiva para unnmero ms o menos amplio de -individuos de esta sociedad, ymediante objetos considerados como privilegiados (las letras, las artes,la lgica, la filosofa, etc.), el arte de relacionarse con esos objetos:como instrumento apto para inculcar a dichos individuos normasdefinidas de conducta prctica de cara a las instituciones, valores yhechos de esta sociedad. La cultura es la ideologa de lite y/o demasas de una sociedad dada. No la ideologa real de las masas (yaque, debido a la oposicin entre las clases, existen tendencias diversas

    en la cultura), sino la ideologa que la clase dominante se proponeinculcar, directa o indirectamente, a travs de la enseanza u otros

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    medios, y basndose en la discriminacin de las masas a las quedomina (cultura de lites, cultura para las masas populares). Es unatarea de carcter hegemnico (Gramsci): obtener el consentimiento delas masas mediante la propagacin de la ideologa (mediante las formas

    de presentacin y de inculcacin de la cultura). La ideologa dominantesiempre es impuesta a las masas en contra de ciertas tendencias de supropia cultura, que no se reconoce ni admite, pero que resiste.

    La imagen que estamos presentando de las letras no siempre est deacuerdo con las ideas recibidas. Pero no podemos limitarnos a creer enla definicin que las letras dan de s mismas. Tras las disciplinasliterarias subsiste una antigua herencia: la de las humanidades. Parapoder comprender- las humanidades, hay que descubrir el sentido de la

    cultura que administran las normas de comportamiento dominantesde la sociedad a la que nos referimos: en la ideologa religiosa, moral, jurdica, poltica, etc., es decir, en las ideologas prcticas. Esa es laconsecuecia: la cultura literaria administrada en la enseanza de lasescuelas no es un fenmeno puramente escolar, es una etapa, entreotras, de la educacin ideolgica de las masas populares. Por losmedios que utiliza y por sus efectos, se confunde con otros, a los que almismo tiempo moviliza: religiosos, jurdicos, morales, polticos, etc.,instrumentos ideolgicos de la hegemona de la clase dominante -instrumentos agrupados en torno al Estado, cuyo poder detenta la clasedominante. No es preciso insistir en que esta conexin, que podradenominarse tambin sincronizacin, entre la cultura literaria (que es elobjeto y el objetivo de las humanidades clsicas) y la accin ideolgicade masas ejercida por la Iglesia, por el Estado, por el derecho, por lasmodalidades del rgimen poltico, etc., est la mayora de las vecesenmascarada. Pero sale a la superficie en las grandes crisis polticas eideolgicas, durante las cuales las reformas en la enseanza, porejemplo, son abiertamente reconocidas como una revolucin en losmtodos de accin ideolgica sobre las masas. Es entonces cuando se

    ve claramente que la enseanza est directamente relacionada con laideologa dominante, y que su concepcin, su orientacin y su controlson un campo, esencial de la lucha de clases. Ejemplos: la reforma dla enseanza de la Convencin, la reforma de la enseanza de JulesFerry, la reforma de la enseanza que tanto preocupaba a Lenin y aKrupskaia, la reforma de la enseanza en la Revolucin Cultural, etc.

    Pero tambin las ciencias entran dentro de la enseanza. No son lasletras, entendidas segn su antigua tradicin como humanidades, la

    nica materia de formacin cultural, es decir, ideolgica. Laenseanza de las ciencias es tambin objeto de una parecida formacin

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    cultural, aunque de un modo infinitamente menos visible y muchoms til. Pero el modo como se ensean las ciencias exactas implicauna determinada relacin ideolgica con su existencia y con sucontenido. No existe una enseanza del saber puro, que no sea al

    mismo tiempo un saber-hacer, es decir, en definitiva, un saber-cmo-comportarse-ante-este-saber: acerca de su funcin terica y social. Estesaber-cmo... induce una actitud poltica ante el objeto del saber, delsaber como objeto, y de su lugar en la sociedad. Toda enseanzacientfica, se quiera o no, vehicula una ideologa de la ciencia y de susresultados, es decir, un determinado saber-cmo-comportarse-ante-la-ciencia, ante sus resultados, que se basa en una determinada visin dellugar de la ciencia en la sociedad actual, y en una determinada visindel papel de los intelectuales especializados en el conocimiento

    cientfico, es decir, de la divisin del trabajo manual e intelectual.Nada ms difcil para los intelectuales que percibir la ideologavehiculada por la enseanza, por sus programas, sus modalidades, susprcticas, etc., no slo en las letras, sino tambin en las ciencias. Losintelectuales se mueven en la cultura como peces en el agua. Pero.,como los peces, no ven el agua en la que nadan, porque todo se oponea que comprendan con exactitud el lugar que ocupa en la sociedad lacultura en la que han bebido, la enseanza que la transmite, lasdisciplinas en que trabajan -para no hablar del papel que ellos mismos,como intelectuales, universitarios e investigadores, ocupan en esasociedad. Todo se opone: los efectos de la divisin del trabajo (enprimer lugar entre el trabajo intelectual y el manual, y ya en el interiordel trabajo intelectual: la divisin entre especialidades intelectuales), laimpresionante inmediatez del objeto de su actividad que absorbeenteramente su atencin, el carcter a la vez extremadamente concretoy extremadamente abstracto de su labor, etc. Su prctica comocientficos, que desarrollan en un marco definido por leyes a las que nodominan, produce de este modo una ideologa espontnea en cuyo

    seno se mueven sin tener medios suficientes para percibirla. Pero no esslo eso: su ideologa especfica, la ideologa espontnea de su prctica(su ideologa de la ciencia o de las letras), no depende solamente de suprctica especfica; depende adems, y en ltima instancia, del sistemaideolgico dominante de la sociedad en la que viven. Este sistemaideolgico es, en definitiva, el que dirige las formas especficas de suideologa de la ciencia y de las letras. Lo que parece ocurrir ante ellosocurre, en realidad, y en lo esencial, a su espalda.

    Volvamos a las letras. Desde hace algn tiempo -desde el siglo XVIII,pero de modo infinitamente ms acentuado y rpido durante estos

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    ltimos aos- la relacin entre las disciplinas literarias est,aparentemente, cambiando de base. Se trataba de una relacinprctica; es decir, en el fondo, ideolgica y poltica. Hoy da, desdetodos los ngulos, las disciplinas literarias afirman que esta relacin ha

    variado. Habra pasado a ser una relacin cientfica. Con mayor omenor seriedad, este fenmeno afecta a la mayora de las disciplinasque se denominan ciencias humanas. Sin hablar ya de la lgica, queforma parte de las matemticas, la lingstica, o por lo menos algunasde sus regiones, parece que se ha transformado en una ciencia; elpsicoanlisis, tanto tiempo condenado y marginado, comienza a verreconocidos sus derechos. Otras disciplinas pretenden asimismo haberalcanzado la categora de ciencia: la economa poltica, la sociologa, lapsicologa, la historia... Incluso la historia de la literatura se ha

    modificado, abandonando la tradicin de las humanidades.A partir de esta situacin contradictoria se pueden abordar ycomprender las relaciones que actualmente se establecen entre lasdiversas disciplinas literarias. Reivindican la denominacin de cienciashumanas, indicando, con el trmino ciencias, la pretensin de haberabandonado su anterior modo de relacionarse con su objeto. En lugarde una relacin cultural, es decir, ideolgica, quieren instaurar unanueva relacin: cientfica. En su conjunto, creen haber realizado conxito dicha reconversin, y as lo afirman con el nombre que se dan,bautizndose a s mismas como ciencias humanas. Pero una afirmacinpuede ser simplemente una afirmacin: ua intencin, un programa -pero tambin en buena parte un mito destinado a mantener viva unailusin, la realizacin de un deseo.

    No hay evidencia de que las ciencias humanas hayan cambiadoverdaderamente de naturaleza al cambiar de nombre y de mtodos.Buena prueba de ello es el tipo de relaciones que actualmente seconstituyen entre las disciplinas literarias: matematizacin sistemtica

    de numerosas disciplinas (economa poltica, sociologa, psicologa); yaplicacin de las disciplinas ms avanzadas en el camino de lacientificidad sobre las dems (el papel dirigente de la lgica matemtica,y especialmente de la lingstica, papel igualmente dominante delpsicoanlisis, etc.). Contrariamente a lo que ocurre en las ciencias de lanaturaleza, en las que las relaciones son por lo general orgnicas, estaforma de aplicacin se queda en algo exterior, mecnico,instrumental, tcnico -y por tanto sospechoso. El ms aberrante ejemplocontemporneo de aplicacin exterior de un mtodo (cuya

    universalizacin se debe a seguir la moda) a un objeto cualquiera esel estructuralismo. Cuando ciertas disciplinas van a la caza de un

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    mtodo universal, cabe fcilmente pensar que su excesivo inters porexhibir sus valores cientficos traduce su misma dificultad porconseguirlos efectivamente. Las verdaderas ciencias jams necesitanproclamar por todas partes que han encontrado la receta para alcanzar

    la cientificidad.Otro punto sensible de este equvoco proceso se encuentra en laconexin que se establece entre esta relacin (entre disciplinas) y lafilosofa. Las ciencias humanas en vas de constitucin explotanabiertamente ciertas filosofas; buscan en esas filosofas (por ejemplo,en la fenomenologa, cuya influencia decae, en el estructuralismo) unpunto de apoyo y una orientacin. Lo buscan incluso cuandomanifiestan un violento rechazo de toda filosofa; rechazo que, en el

    actual nivel de desarrollo de las ciencias humanas, es justamente unrechazo filosfico de la filosofa (variante del positivismo). Como anteshemos visto, esta relacin se invierte: la explotacin de filosofas o deotras disciplinas que les sirven como filosofas (as por ejemplo, lalingstica y ' el psicoanlisis sirven cada vez ms de filosofas a lahistoria de la literatura, a la semiologa, etc.) por las ciencias humanases posible slo porque stas realizan en s mismas la ideologadominante. Con todo eso se est poniendo de manifiesto un vaco;precisamente lo que les falta a las ciencias humanas para ser talesciencias: reconocer su propia base terica.

    A travs de todas esas conexiones, directas o indirectas, vamos a pararde nuevo a nuestro tema de controversia: la interdisciplinariedad. Elmito que esta palabra denota acta plenamente y. al descubierto en lasciencias humanas. La sociologa, la economa poltica, la psicologa, lalingstica, la historia de la literatura, etc., toman constantementenociones, mtodos, procedimientos y tcnicas de otras disciplinas, yasean literarias o cientficas. En eso consiste la prctica eclctica de lasmesas redondas interdisciplinarias. En ellas se invita a todo el mundo

    que quiera ir, y cuando se invita a todo el mundo, a fin de no dejar anadie de lado, es que no se sabe a ciencia cierta a quin invitar,' que nose sabe dnde se est, ni hacia dnde se va. Este procedimiento de lamesa redonda se recubre necesariamente con una ideologa de lasvirtudes de la interdisciplinariedad, ideologa que puede resumirse enesta expresin: cuando se ignora algo que todo el mundo ignora, bastacon reunir a todos los ignorantes; la ciencia surgir de la reunin de losignorantes.

    Pensaris que estoy bromeando, pero un modo de proceder como elque acabo de describir est en flagrante contradiccin con lo que por

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    otro lado sabemos acerca del proceso de constitucin de las autnticasciencias, incluidas las nuevas ciencias. stas nunca han surgido de unamesa redonda, entre especialistas. Por el contrario, este modo deproceder y su ideologa estn relacionados con lo que sabemos acerca

    del proceso de dominacin de las ideologas. Cuando se invita a todo elmundo, no es la nueva, esperada ciencia la que acude, ya que sta noes nunca el resultado de la reunin de especialistas que la ignoran, sinoun personaje al que nadie ha invitado, y al que no es necesario invitarporque l mismo se invita!-, la ideologa terica comn que habitasilenciosamente la conciencia de todos esos especialistas: cuando serenen, es esta ideologa la que se expresa abiertamente, a travs desus palabras.

    Salvo en algunos casos muy concretos, por lo general tcnicos, en losque esta actividad tiene efectivamente sentido (cuando una disciplinapasa un encargo justificado a otra, sobre la base de las conexionesorgnicas existentes entre disciplinas), la interdisciplinariedad no esms que una actividad mgica, sierva de una ideologa, en la quecientficos (o pretendidos cientficos) se forman una concepcinimaginaria de la divisin del trabajo cientfico, de las relaciones entre lasciencias y las condiciones del descubrimiento cientfico, con el fin deaparentar ante s mismos que estn aprehendiendo un objeto que se lesescapa. Muy concretamente, la interdisciplinariedad es la mayora delas veces el trmino y el procedimiento que expresan la ideologaespontnea de los especialistas, oscilante entre un vago espiritualismoy el positivismo tecnocrtico.

    En este terreno, por tanto, hay que apartar las falsas nociones para abrirel camino a las ideas correctas. Simultneamente, hay que averiguar enqu puede consistir, en las disciplinas literarias, la aplicacin de unaciencia a otra, de mtodos ya establecidos a un nuevo objeto. Tambin,y de modo especial, hay que investigar la naturaleza de la ideologa

    anterior y profundizar en sus actuales modalidades. Hay que plantear,en ltimo trmino, la cuestin fundamental: si las ciencias humanas son,salvo contadas excepciones, lo que creen ser, es decir, ciencias, o sipor el contrario son, en su mayora, algo muy distinto: tcnicasideolgicas de adaptacin y readaptacin sociales. Si fueran estoltimo, no habran roto, como pretenden, con su vieja funcin ideolgicay poltica cultural: actuaran mediante otras tcnicas, msperfeccionadas, incluso sofisticadas, pero siempre al servicio deidntica causa. Basta con observar la relacin directa que mantienen

    con toda una seri de otras tcnicas, como son los mtodos de humanrelations y las formas modernas de los mass media, para convencerse

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    de que nuestra hiptesis no es imaginaria. Pero en este caso, no esnicamente el estatuto de las ciencias humanas, sino el estatuto de labase terica que pretenden asignarse lo que se pone en discusin.Pregunta: qu es este dispositivo que permite a ciertas disciplinas

    funcionar como tcnicas ideolgicas? La filosofa hace esta pregunta.Resumamos las lecciones que podemos obtener del examen de estesencillo ejemplo: la interdisciplinariedad. Qu recubre de hecho eltrmino interdisciplinariedad?

    1. Ciertas prcticas reales, perfectamente fundadas y legitimadas:prcticas que estn por definir en casos que tambin estn por definir.Definirlos es distinguirlos de los dems. Primera lnea de demarcacin.

    2. En el interior de estas prcticas y de estos problemas reales hay quehacer nuevas distinciones (aplicacin, constitucin), y, en consecuencia,hay que trazar nuevas lneas de demarcacin.

    3: Fuera de estas prcticas reales, encontramos las pretensiones deciertas disciplinas que se proclaman ciencias (las ciencias humanas).Qu hacer con esas pretensiones? Mediante una nueva lnea dedemarcacin, distinguimos entre la funcin real de la mayora de lasciencias humanas y el carcter ideolgico de su pretensin.

    4. Volviendo ahora al trmino de interdisciplinariedad, estamos encondiciones (tras haber analizado cierto nmero de sntomasresistentes) de concluir que su carcter es masivamente ideolgico.

    Qu leccin se, puede obtener de este breve resumen? Lasiguiente: hemos hecho funcionar nuestra definicin de filosofa, lafilosofa enuncia Tesis que trazan lneas de demarcacin. Hemospodido comprobar que, incluso en estado salvaje como en este curso,

    este procedimiento da resultados.

    Todos habis podido constatar que ni una sola vez, ni por un instante,hemos cedido a la tentacin en la que caen la mayora de las filosofas yde los filsofos. No hemos explotado los resultados o las dificultades delas ciencias para la mayor gloria de una Verdad o de la Verdad. Con ellonos hemos desmarcado de las corrientes filosficas dominantes yhemos delimitado nuestra posicin propia.

    Si hemos respetado las ciencias y sus resultados, y si la filosofa esintervencin, dnde hemos intervenido? Prestad atencin a esto: cada

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    vez que hemos intervenido ha sido para trazar una lnea dedemarcacin. Ahora bien, cada vez que hemos trazado una lnea dedemarcacin, ha sido para poner de manifiesto algo que no era visibleantes de nuestra intervencin. Qu es este algo? La existencia, la

    realidad, la consistencia y la funcin de lo que hemos denominado laideologa terica o cientfica, o mejor an la ideologa espontnea de laprctica de los cientficos o pretendidos cientficos. Y tras estas formasde ideologa, otras: las ideologas prcticas y la ideologa dominante.

    Pero, al mismo tiempo que pona de manifiesto lo ideolgico, la lnea dedemarcacin permita reconocer, en el lado contrario de su trazado, locientfico recubierto por lo ideolgico, separndolo de este ltimo.

    Lo ideolgico es algo que est en relacin con la prctica y con lasociedad. Lo cientfico es algo que est en relacin con el conocimientoy con las ciencias.

    As pues, dnde hemos intervenido? Exactamente en el espacio enque lo ideolgico y lo cientfico se confunden; espacio en el quepueden y deben separarse, para reconocer a cada uno su funcinpropia, y para liberar la prctica cientfica de la dominacin ideolgicaque la obstaculiza.

    Podemos decir, provisionalmente, que la filosofa, as practicada, tienecomo funcin esencial trazar lneas de demarcacin, que puedenreducirse todas a la lnea de demarcacin entre lo cientfico y loideolgico.

    De ah la Tesis 22: Todas las lneas de demarcacin que traza lafilosofa se reducen a modalidades de una lnea fundamental: entre locientfico y lo ideolgico.

    Vemos, por ltimo, que estas intervenciones filosficas tienen comoconsecuencia originar nuevas cuestiones filosficas: en qu consiste laaplicacin de una ciencia a otra, la constitucin de una ciencia por otra?,qu es la tcnica?, qu es la ideologa?, cul es la relacin entre loideolgico y lo filosfico?, etc. Estas cuestiones filosficas no sonproblemas cientficos. La filosofa no entra en el dominio de las ciencias.Pero esas cuestiones filosficas pueden ayudar a plantear problemascientficos, en el espacio que aqullas abren.

    Este es el juego de la filosofa, tal como nosotros lo practicamos.Trazar lneas de demarcacin que produzcan nuevas cuestiones

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    filosficas, ilimitadamente. A esas cuestiones, que ella misma produce,la filosofa no responde como una ciencia, por medio de solucionesdemostradas o resultados probados (en sentido cientfico); respondeenunciando Tesis justificadas, no arbitrarias, que a su vez trazan

    nuevas lneas de demarcacin, originando entonces nuevas cuestionesfilosficas, y as hasta el infinito.

    Hasta aqu lo que se puede ver. Pero por detrs de lo que se ve, hayan algo ms: est operacin de trazar lneas de demarcacin, producircuestiones filosficas, originar nuevas Tesis, etc., no es un simple juegoespeculativo. Es una operacin que tiene consecuencias prcticas.Cules son esas consecuencias prcticas? Resummoslas con unapalabra: el trazado (que se presenta en forma de Tesis justificadas,

    dando lugar a un discurso que puede ser comprendido) que divide locientfico de lo ideolgico tiene como consecuencia prctica abrir uncamino, es decir, quitar obstculos, liberar un espacio para una lneacorrecta para las prcticas que constituyen el campo de intervencinde las Tesis filosficas. Creo que eso es suficiente para un primer curso.

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    CURSO 2

    Filosofa y correccin (Justesse)

    En este segundo curso vamos a volver sobre nuestra pregunta inicial:qu es la filosofa?, pregunta que nos obligar a un largo recorrido.

    Pero de inmediato surge una objecin: no he respondido ya a estapregunta? S y no.

    S, desde el momento en que he enunciado Tesis sobre la filosofa y

    que incluso he querido mostrar cmo funciona la filosofa tomando unejemplo concreto: la interdisciplinariedad.

    No, porque no es suficiente enunciar Tesis sobre la filosofa ni mostrarcmo sta funciona para dar por solucionado el problema. Las cosasno son tan sencillas.

    Por ejemplo, y comenzando por lo segundo (el funcionamiento),podra objetarse: es evidente que no basta con ver funcionar unamquina, un motor de explosin, por ejemplo, para comprender sumecanismo, y menos an las leyes fsicas y qumicas que rigen elfuncionamiento de este mecanismo.

    Otro ejemplo, volviendo ahora a lo primero (las Tesis sobre la filosofa):seguro que habis captado el extrao impasse en que se mova.Cuando nada ms comenzar he dicho qu las proposiciones filosficasson Tesis, aadiendo acto seguido que esta proposicin es ya unaTesis filosfica y convirtindola en mi Tesis 1, no os habr pasadodesapercibido que mi razonamiento se converta en un crculo al afirmar

    que es una Tesis filosfica la proposicin mediante la cual defina lasproposiciones filosficas como Tesis.

    Poda tratarse de una contradiccin inadvertida, o de un modo de eludirproblemas espinosos. La verdad es que me he metido adrede en estecrculo obligado. Por qu? Para mostrar, incluso con cierta grosera,que si bien es necesario salirse de la filosofa para poder comprenderla,no debemos caer en la ilusin de creer que se puede dar una definicin,es decir, un conocimiento de la filosofa que pueda escapar

    radicalmente a la filosofa: no se puede llegar a una ciencia de lafilosofa que sea una metafilosofa, no se puede escapar radicalmente

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    al crculo de la filosofa. Todo conocimiento objetivo acerca de lafilosofa es al mismo tiempo posicin en la filosofa, es decir, Tesis en yacerca de la filosofa. Tambin por este mismo motivo habis observadoque no poda hablar de la filosofa en general si no era partiendo de una

    determinada posicin en la filosofa, desmarcndome, tomandodistancias con respecto a otras posiciones existentes. No existe ningndiscurso objetivo sobre la filosofa que no sea al mismo tiempofilosfico, es decir, formulado desde posiciones en la filosofa.

    Para mejor subrayar esta condicin ineluctable de la filosofa es por loque la he encerrado en el crculo de una Tesis que define lasproposiciones filosficas como Tesis. As pues, este crculo no era unainconsecuencia, sino una consecuencia: deca lo que estaba haciendo.

    Explicar para qu es necesario y fecundo este crculo; explicar que noes, como los crculos lgicos, estril, o sea que no es un crculo, esalgo totalmente imposible de hacer en pocas palabras. Pero este puntonos reserva sorpresas.

    Sigamos con las primeras Tesis. He pronunciado cierta palabra que -a juzgar por las preguntas que se me han hecho- os ha llamado laatencin, que incluso os ha intrigado, inquietado. En efecto, he afirmadoque las proposiciones filosficas, a diferencia de las proposicionescientficas que se denominan verdaderas cuando han sido demostradaso probadas, se consideran correctas (o no). Tambin he aadido que loverdadero se refiere al conocimiento, mientras que lo correcto serefiere a la prctica. En definitiva, dos palabras dichas de pasada,palabras corrientes, pero peculiares.

    Y tanto ms peculiares por cuanto la filosofa, a lo largo de toda suhistoria, habla siempre de la Verdad y del error, de lo Verdadero y de lofalso, y que los filsofos parten siempre a la bsqueda de la Verdad,y combaten entre s en nombre de la Verdad: nunca las proposiciones

    filosficas han sido calificadas como correctas. Y he aqu que yopretendo que las proposiciones filosficas &e denominan correctas ono, pero por quin? -puesto que en el entramado filosfico nadie hausado nunca este adjetivo. Primer impasse: no se denominan,.correctas pero pueden perfectamente definirse mediante el adjetivocorrecto. Si verdaderamente queremos comprender lo que ocurre enfilosofa, debemos considerar forzosamente que las proposicionesfilosficas, a pesar de su proclamada pretensin de adecuarse omanifestar la presencia de la Verdad, sostienen con el mbito en el que

    intervienen una relacin muy distinta: una relacin de correccin. Nose denominan correctas, pero s las denominaremos as, incluso para

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    comprender por qu los filsofos las llaman verdaderas. Correcto eslo que usaremos para penetrar en la filosofa.

    Queda claro que lo correcto (juste), lo justo, no es un derivado de

    justicia. Cuando santo Toms distingue entre guerras justas y guerrasinjustas habla en nombre de la justicia. Pero cuando Lenin distingueentre guerras justas, correctas, y guerras injustas, no correctas, serefiere a si son o no correctas (justes): habla de una lnea correcta, de lacorrecta comprensin del carcter de las guerras en funcin de susignificacin de clase. No cabe duda de que una guerra polticamentecorrecta la hacen combatientes que sienten tambin la pasin por la

    justicia, pero no es simplemente la justicia (nocin ideolgica en y bajola cual esos combatientes viven su relacin con sus condiciones de

    existencia y con sus luchas) lo que hace para Lenin que una guerra seao no correcta. Una guerra es correcta cuando va pareja con unaposicin y una lnea .correctas, en la coyuntura de una relacin defuerzas dada: como intervencin prctica en el sentado de la lucha declases, correcta en tanto que acorde con ste.

    Pero una vez rechazada la Verdad filosfica y evitado el escollo de laJusticia, queda an esta palabra: correcto, y su correspondiente, lacorreccin. Y esta pregunta: qu distingue lo correcto de loverdadero? En seguida, por debajo de esta pregunta, surge el temor:no habr en la filosofa que estamos presentando una Autoridadsuprema que decida qu es lo correcto?, no ser esta filosofa de laque hablamos el Juez o el supremo Juicio que d al Csar lo que es delCsar, zanjando as la cuestin?, y en nombre de qu podra zanjarla?Pero cuidmonos de caer en el torbellino de la metfora: porque Juezremite a la Justicia, institucin del Estado que dicta y aplica un Derechopreexistente. En los cdigos de su Derecho, la Justicia del Estadoinscribe, en la forma de un orden preestablecido, las reglas del Ordenestablecido, las reglas de su reproduccin. Ahora bien, la correccin de

    que hablamos no est preestablecida, no preexiste al ir acorde con(ajustement), sino que es su resultado.

    Ir acorde con: esta es, por el momento, la expresin esencial. Cuando,en su prctica, la filosofa traza una lnea de demarcacin, a fin desealar prcticamente y enunciar tericamente una posicin que es unaTesis (Tesis =Posicin), la filosofa siempre aparenta apelar a Verdadeso Reglas preestablecidas, a cuyo Juicio se sometera y se conformara;e incluso cuando efectivamente lo hace (y bien que lo ha hecho a lo

    largo de su historia: puede decirse que es lo nico que ha hecho), enrealidad hace que su Tesis se ajuste (vaya de acuerdo con) al conjunto

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    de los elementos que componen la coyuntura existente, poltica,ideolgica y terica, con lo filosofa denomina el Todo.

    La coyuntura es poltica, ideolgica y terica. Y sabemos, y podemos

    demostrar, toda gran filosofa, (Descartes, Kant, Hegel, etc.) siempre hatenido en cuenta la coyuntura a la vez poltica (los grandesacontecimientos de la lucha de clases), ideolgica (los grandesconflictos entre las ideologas prcticas, y en su interior) y terica. Peroqu significa terica?

    Para limitarnos a lo esencial, l dominio de la teora abarca el conjuntode las ciencias y de la filosofa. La filosofa, por lo tanto, forma parte dela misma coyuntura en la qu interviene: est en esa coyuntura, est en

    el Todo. De manera que no puede mantener con la coyuntura unarelacin externa, puramente especulativa, una relacin puramente deconocimiento, porque la filosofa es parte integrante de este conjunto.De aqu proviene que una Tesis no tenga objeto, sino un campo deintervencin (enjeu), que la relacin de una Tesis con su campo deintervencin no pueda ser una relacin nicamente de verdad(=relacin entre un conocimiento y su objeto), es decir, de puroconocimiento, sino una relacin prctica, y una relacin prctica de iracorde con. Cmo puede entenderse esto? 1. Relacin prctica nosignifica solamente (lo cual es por otra parte exacto) que esta relacinprovoca efectos prcticos (despus hablaremos de eso). Relacinprctica significa algo muy distinto: relacin de fuerzas en un campodominado por contradicciones y conflictos. 2. Lo que da al proceso de iracorde con su muy peculiar sentido: ir acorde con y en la lucha,digamos, a la manera clsica, que en la lucha entre las ideas existentes,unas dominantes, otras dominadas. 3. Es entonces cuando intervienenlos resultados prcticos: la nueva posicin sealada y fijada por LaTesis (Tesis =posicin) modifica las dems posiciones y afecta a lasrealidades que son el campo de intervencin de todo este proceso de ir

    acorde con y en la lucha, y que concluye con la determinacin de Tesiscorrectas (o no).

    Si lo que he dicho hasta ahora queda claro, es fcil ver que estamossorteando el escollo ms importante, aquel que tiene su origen en uninevitable malentendido que surge cuando se pronuncia la palabraprctica. Este malentendido consiste en hacerse una idea pragmticade la prctica. Ya s lo que va a decirse en contra nuestra: que elmecnico tambin ajusta, coloca correctamente una pieza para que el

    motor ruede; que el cirujano debe tambin cortar correctamente parasalvar al enfermo, y que tambin Lenin tena en cuenta todos los

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    elementos de la coyuntura antes de determinar la lnea correcta de laaccin poltica. Ahora bien, todo eso que puede decirse en contranuestra se basa en una determinada idea de fondo: una representacinpragmtica de la accin, segn la cual todos esos individuos obran

    correctamente al colocar la pieza, en la intervencin quirrgica, aldeterminar la lnea poltica para obtener un resultado, alcanzar unobjetivo que dirige su actuacin desde el exterior. En estarepresentacin, la accin es la .accin de un sujeto