Amanda Pedraza sobre Guillén

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    //UN CNTICO A LA VIDA.APROXIMACIN A LA OBRA POTICA DE JORGE GUILLN//

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    AMANDA PEDRAZA RODRGUEZUNIVERSITAT POMPEU FABRA

    ///PALABRAS CLAVE:Jorge Guilln, Poesa espaola, Poesa Siglo XX, Crtica literaria,Tiempo.

    RESUMEN: Dos motivos fundamentales enmarcan el mundo de Cntico, la obra ms

    representativa del poeta espaol Jorge Guilln. Por un lado, la exaltacin de una realidaden la que el hombre depende de las cosas, de las cosas mudas que estn a su alrededor.Una vivencia elemental quiz la ms elemental en la que se descubre el mundo y en laque se revelan sus esencias con el simple hecho de nombrar, rasgo que guarda unantima relacin con la concepcin analgica del universo, la de las correspondencias, quedebe su origen al Romanticismo y se sostiene en la fe en una comunicacin verdaderacon un mundo superior. Por otro lado est el tiempo, que en Cntico se reconoce por dosvertientes opuestas: una, en la que representa una amenaza, un elemento destructor, yotra, de naturaleza esencial, un tiempo mtico al que se le otorga la virtud de trascenderla experiencia personal.

    KEYWORDS: Jorge Guilln, Spanish Poetry, 20th Century Poetry, Literary Criticism,Time.

    ABSTRACT: Two basic motifs frame the world of Cntico, the most representative ofthe works of the Spanish poet Jorge Guilln. On the one hand, we have the celebrationof a reality in which man depends on things, the mute things which surround him: this isan elemental experience perhaps the most elemental of all in which the world revealsitself, in which its essences are revealed in the mere act of naming. This trait is closelyconnected to the analogical conception of the universe as a web of correspondences,

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    ([email protected]), SPAIN

    ISSN:2013-7761 Vol.0 Fall 2009 Recibido:17/07/09 Aceptado:11/11/09 PP.103-116

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    which has its source in Romanticism and rests on the faith in a genuine communicationwith a superior world. On the other hand we have time, acknowledged in Cnticofromtwo opposite perspectives: from one point of view, it represents a threat, a destructive

    element; from another, essential point of view, it is a mythical time believed to have thevirtue of transcending personal experience.

    / / /

    Elementos esenciales en la concepcin de Cntico

    Una afirmacin ante la vida basada en la experiencia del ser que busca unacorrespondencia con el entorno es lo que caracteriza la principal aspiracin en la obrapotica de Jorge Guilln. A este propsito parecen responder las cuatro ediciones,sucesivamente ampliadas y corregidas, de una nica obra: Cntico, en la que se manifiesta

    la recuperacin de la realidad como tema esencial. Dicha unidad temtica comprende noslo la concreta relacin espacio-temporal entre el ser y su mundo, sino que va ms all,acepta cmo ser y mundo se determinan mutuamente. As, las cosas y el medio naturalcircundante se constituyen en ese espacio inmediato al cual acude el ser, un mundo claroy en orden que sugiere una secreta armona revelada tanto en el acto originario denombrar, como en el presente eternizado en un instante.

    El valor espiritual de las cosas y sus nombres

    Lo primero que llama la atencin al entrar en el mundo de Cnticoes la cantidadde cosas que hay dentro (Gil de Biedma: 84). No pudo ser Jaime Gil de Biedma mselemental y ms preciso al querer identificar esa particular impresin que suscita unaprimera lectura de la obra de Guilln, al tiempo que vislumbraba uno de sus rasgos msdistintivos: la orientacin total hacia las cosas. Esta caracterstica fundamental en lapoesa guilleniana podra confundirse, de lejos, con una pasiva actitud contemplativafrente al entorno. Nada ms ajeno a Guilln. Es ms bien un cntico de jbilo ante losobjetos del mundo exterior que se perciben en detalle, casi con entregada minuciosidad,a travs de un elevado goce sensorial. Hay un placer evidente al ver, or, oler o tocarcualquiera de las formas concretas que pueden hacer parte de nuestro espacio: Elbalcn, los cristales, / Unos libros, la mesa. / Nada ms esto? S, / Maravillasconcretas (Guilln, 1998: 21). No de otra manera parece explicarse, por lo menos en uncomienzo, la insistente presencia de las cosas, y ms an, la profunda emocin que staspueden provocar en el sujeto. Pero ms all de tal emotividad en relacin con el medio

    material al que se dedica tanta atencin, las cosas estn presentes para desempear unpapel definitivo.

    Los sentidos son susceptibles, nos dice Baudelaire en su sonetoCorrespondencias, de lograr la expansin de cosas infinitas. Podemos deducir asque a travs de los sentidos se hace posible la captacin del objeto desde suscaractersticas bsicas y es esto lo que lleva a aprehenderlo en su ms pura esencia, unaesencia inseparable de la existencia:

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    Ser, nada ms. Y basta.Es la absoluta dicha.Con la esencia en silencio

    Tanto se identifica! (18)

    Aceptar el mundo, afirmarlo gozosamente, sentirse parte de l, parte del todo,del conjunto no decir soy, sino somos, ser parte de esta frmula adoptada por lapoesa guilleniana que le dar un sentido nico a la relacin inevitable del ser con larealidad exterior que le rodea: Nada sera el sujeto sin esa red de relaciones con elobjeto, con los objetos. Ah estn de por s y ante s, autnomos, y con una supremacalidad: son reales (Guilln, 1999: 747). A eso responde el hombre de Cntico, queadems de contemplar su alrededor est dispuesto a asimilarlo. Y este acto ser ya unmodo de participacin activa con el mundo, pues a partir de esa mirada contempladorase hace posible descifrar las distintas significaciones, los signos de una trascendencia:Hacia dnde, / Recatos veladores, / Hacia dnde se aleja / La mirada, / Tan retrada

    y plena? / Hacia la sea / Clara / De otra verdad? (144), La mirada ma ver / Contus ojos / El mejor universo (383). La vista se convierte ac en esa primera facultad delpoeta que se interesa por lo real y su espritu, que pretende trascender la inmediataapariencia de su entorno, para l nunca simple: Mientras se agrandan los ojos /Admirando cmo el mundo / Se tiende fresco al asombro (524). El objetivo realmenteparece uno slo: ahondar en la materia despus de detenerse en su presencia, sinembargo, el poema va ms all: es la bsqueda del alma, la aspiracin a la verdad pormedio de la visin, la apertura a un mundo maravilloso a travs de lo que podra ser unaventana. Basta, precisamente, slo Una ventana para lograr el descubrimiento de loesencial:

    El aire est ciendo, mostrando, realzandoLas hojas en la rama, las ramas en e l tronco,Los muros, los aleros, las esquinas, los postes:Serenidad en evidencia de la tarde,Que exige una visin tranquila de ventana.Se acoge el pormenor a todo su contorno:Guijarros, esa valla, ms lejos un alambre.Cada minuto acierta con su propia aureola,O es la figuracin que suea este cristal?Soy como mi ventana. Me maravilla el aire.Hermosura tan lmpida ya de tan entendida,Entre el sol y la mente! Hay palabras muy tersas. (145)

    Por lo visto, el contorno de esta ventana es el que da entrada a una realidadiluminada, casi suspendida, y es gracias a ella que el poeta recibe el mundo exterior, claroy sereno a la vez. Por eso confesar: es el cristal / De una ventana que adoro (522),Triunfa el cristal. La ventana / Va ensanchando hasta el confn (449), La ventana /Siente que el valle aloja / Profundidad sin fin (117). Una ventana convertida en elumbral del revelador encuentro, del contacto pleno que permite el conocimientoriguroso del ser de las cosas, lo que la hace, de paso, la nica abertura posible por la cualpercibir, e incluso, acercar ese Ms all (17), el primero de los poemas de Cntico, y noen vano, uno de los ms destacados por la crtica. La ventana ser tambin el crculo

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    perfecto, el crculo celeste al que recurre el poeta constantemente, el que le permiteenfrentarse con lo infinito, el que acorta la distancia entre lo absoluto y la mirada delhombre. Las cosas, por su parte, estn ah para servir de apoyo, desde su inmediatez o su

    corporeidad, fieles a su esencia, a un fin ltimo de trascendencia, por eso se entregan sinlimitaciones: Ahora estn imponindose las cosas, cuando llenas de s mismas son loque son. En el contorno del lmite / Se complacen los objetos, / Y su propiadesnudez / Los redondea: son ellos (512), ese desmedido inters por los objetos ser lareafirmacin De mi afn por las esencias / Y su resplandor en torno (520), segnadmite el propio poeta.

    Hay una contemplacin constante del orden perfecto del mundo que va de lasensacin al conocimiento, que en lo accidental descubre lo esencial como en loconcreto lo abstracto, y por qu no, lo absoluto: Entre tantos accidentes / Las esenciasreconozco, / Profundas hasta su fbula (522), dure mi pacto, / A travs de los msbroncos / Accidentes, con la esencia: / Virtud radiante, negocio / De afirmacin (524),

    Lo oscuro se dirige hacia lo claro. / Quin tu sentido, Globo, te adivina? /. . . Palpitelo ms hondo en lo sonante (390). Es la confianza plena en lo que se ve para alcanzarlo que no se ve. Una impresin de la realidad que a su vez se convierte en unaidentificacin espiritual, a la que no se llega por medio de ideas, sino por el contactofsico con las cosas reales que permanentemente se imponen, por eso el poeta no puededesprenderse de ellas: Oh, perfeccin! Dependo / Del total ms all, / Dependo de lascosas. / Sin m son y ya estn (23).

    Las cosas, entonces, no estn presentes de manera gratuita como simplesartculos decorativos, ni como unas compaeras ms en la existencia humana.Lo que enrealidad importa de ellas es su sentido y no su naturaleza espacio-temporal. A travs destas se dar el trnsito de una experiencia sensorial al mundo ideal de lo significado, por

    lo que resultarn imprescindibles, y en la medida en que dejan de ser exteriores alhombre terminarn por determinarlo, de ah que puedan cumplir, segn el mismoGuilln, una funcin central en la poesa: Se desea lo real, pero convertido en espritudentro de quien lo humaniza (1999: 567). Por esto, ser el hombre el que, finalmente,reconozca que va a su alma por las cosas y a las cosas por sus nombres.

    As se entiende en Guilln la necesidad de acudir constantemente a toda clase desustantivos, o mejor, de nombres que representen las cosas reales y revelen su esencia.De cierta forma, la existencia de las cosas condiciona la de sus nombres yviceversa. Yms exactamente: las cosas son porque se nombran, porque los nombres son en s lasesencias. Esta fe en las cosas nos remite a esos bosques de smbolos cuyo sentidooculto es preciso descifrar, segn lo manifestaba Baudelaire, o como lo expresaraGuilln: La materia es ya magia sustantiva. / Inefable el secreto (392), lo cual exige

    del poeta la voluntad de convertirse en un descifrador de enigmas que llame a las cosaspor su verdadero nombre mgico. En Cnticose enuncia de esta manera:

    Ser, avasalladorUniversal, mantiene

    Tambin su plenitudEn lo desconocido:Un ms all de verasMisterioso, realsimo.

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    Ms all! Cerca a veces,Muy cerca, familiar,

    Alude a unos enigmas.Corteses, ah estn.

    Irreductibles, peroLargos, anchos, profundosEnigmas en sus masas.

    Yo los toco, los uso.

    Hacia mi compaaLa habitacin converge.Qu de objetos! Nombrados,Se allanan a la mente.

    Enigmas son y aqu

    Viven para mi ayuda,Amables a travsDe cuanto me circunda

    Sin cesar con la mvilTrabazn de unos vnculosQue a cada instante acabanDe cerrar su equilibrio. (20-21)

    Se halla implcita aqu una concepcin mtica del lenguaje, una alusin al lenguajemudo de las cosas y su relacin con el nombre, que es en s la esencia del lenguajehumano. Al origen divino del nombre, a su contenido espiritual de naturaleza paradisacay, por ende, a la palabra creadora, parece referirse el poema Los nombres(27):

    Albor. El horizonteEntreabre sus pestaas

    Y empieza a ver. Qu? Nombres.Estn sobre la ptina

    De las cosas. La rosaSe llama todavaHoy rosa, y la memoriaDe su trnsito...

    Y las rosas? PestaasCerradas: horizonte

    Final. Acaso nada?Pero quedan los nombres.

    El nombre est sobre la ptina de las cosas, y por lo mismo, aunque stasdesaparezcan, sus nombres seguirn significando una categora de lo real, unaesencialidad. A esta cualidad del nombre, a un mismo tiempo real y esencial, se debe eltono afirmativo del ser en Cntico, que busca a travs de l no slo tomar posesin de lascosas, de la realidad circundante, sino tambin de s mismo: dure mi pacto, / con laesencia: / negocio / De afirmacin (524), Afirmacin, que es hambre: mi instinto

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    siempre diestro (259), Una tranquilidad / De afirmacin constante / Gua a todos losseres (25). Es as como se hace del hombre un ser destinado a nombrar: Todo, por fin,se nombra (111), un acto nominativo que, adems, adoptar el sentido ceremonial, casi

    ritualizado, que le corresponde.Este prevalecer de la nominacin potica parece conducir necesariamente a la

    escasez verbal que caracteriza dicho cntico. La ausencia de verbos se hace comprensibleen una poesa donde, a pesar de la vitalidad y energa que irradia, la actividad es mnima,donde lo fundamental est en la contemplacin exaltada del mundo natural y elentusiasmo en que se pueda manifestar. Jos Mara Valverde, por ejemplo, hace mencinde esta poesa extraamente escasa en verbos anotando: en la primera edicinhallamos caso impresionante un poema entero de veinte versos sin ningn verbo; eltitulado Nio, puramente definitorio (171):

    Claridad de corriente,

    Crculos de la rosa,Enigmas de la nieve:Aurora y playa en conchas.

    Mquina turbulenta,Alegras de lunaCon vigor de paciencia:Sal de la onda bruta.

    Instante sin historia,Tercamente colmadoDe mitos entre cosas:Mar slo con sus pjaros.

    Si rica tanta gracia,Tan slo gracia, siempreTotal en la mirada:Mar, unidad presente.

    Poeta de los juegosPuros sin intervalos,Divino, sin ingenio:El mar, el mar intacto! (28)

    Guilln no se deja llevar por la embriaguez verbal, entre otras cosas, porque stapodra confundirse con la embriaguez del corazn de la que, para l y algunoscompaeros de su generacin, abusaron los romnticos, exaltadores apasionados del yo

    convertido en centro del universo. En cambio, busca compensar tal actitud dealejamiento con respecto a esa efusividad sentimental, tan subjetiva, sirvindose de unaprecisa concentracin, nico medio a travs del cual era posible asegurar la purezapotica basada en una rigurosa desnudez: El ngel ms desnudo poda / sin cesar lafrondosidad (353). El trabajo de esos poetas del 27 consista, entonces, en laeliminacin de la excesiva hojarasca romntica, segn Federico Garca Lorca, quientambin se sirve de la particular metfora del rbol frondoso que hay que podar parahacer alusin a esta nueva tarea encomendada: actualmente nos ocupamos, en ms omenos escala, en la poda y cuidado del demasiado frondoso rbol lrico que nos dejaron

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    los romnticos y los postromnticos (45). Y efectivamente, ser tal el empeo de JorgeGuilln por podar hasta el lmite dicha frondosidad, que su obra lleg a definirse comouna poesa de la pura nominacin, lo cual, por momentos, suena incuestionable, sobre

    todo ante el inicio de algunos poemas en los que se hace evidente esta tendencia, omejor, este recurso, en apariencia, llevado al extremo:

    Hay robles, hay nogales,Olmos tambin, castaos. (33)

    Tallos. SoledadesLigeras. BalconesEn volandas? Montes,Bosques, aves, aires. (38)

    Calles, un jardn,Csped y sus muertos. (85)

    Al considerar tan notable distanciamiento con respecto a la esttica romntica,parece incomprensible que Cntico pueda fundamentarse en una concepcin analgicadel universo, sa que encuentra en la naturaleza exterior el camino por donde el hombreque aspira a la verdad llega a vislumbrar una realidad superior, y que, paradjicamente,debe su origen al Romanticismo, aunque haya sido reconocida, prolongada yengrandecida despus por Baudelaire. Es necesario detenernos un momento en esto parano caer en una imprecisin con respecto a la obra de Jorge Guilln. Su interpretacin deesta teora de las correspondencias est tambin ntimamente ligada a una definidatradicin de arte fundada por el mismo Baudelaire, la de los artistas como los llamaMarcel Raymond en su estudio sobre poesa contempornea que atribuyen a la

    composicin potica una facultad de semejanza con la estructura del universo, lo cual setraduce en una evidente bsqueda de perfeccin formal que estar lejos, muy lejos, dela correspondencia accidental e inconsciente con el mundo sobrenatural que anim a losromnticos, y que se constituy en la alternativa esttica adoptada por Guilln.

    El instante verdadero

    En Cnticoel tiempo es el presente permanente o es la eternidad contemplada atravs de mltiples motivos, o puede ser ambos en uno solo: Vemos cmo se funden /Con el aire y se ciernen / Y ahondan, confundidos, / Lo eterno, lo presente (101). Msan, Guilln prefiere el presente que se hace eternidad a travs de un tiempo detenido:

    Tanto presente, de verdad, no pasa. / Feliz el ro, que pasando queda. / Oh tiempoafortunado! (175), El agua corre al mar y queda el ro (293). Como el ro, el tiempoen su constante fluir es rescatado en un instante, es salvado, quedando el tiempoverdadero: ser un instante / Lo eterno en su podero / Ms revelado, ms real(467). Gozar con plenitud de esos instantes que elevan a la eternidad desde el presentevivido, que determinan al ser en su bsqueda de perfeccin ya que para Guilln nadaes, nada puede ser ni estar sin temporalidad: Prorrumpimos a ser, acertamos a estar /En el instante (382), es uno de los ms claros propsitos que persigue la concepcintemporal de esta obra.

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    El tiempo se ve as sometido ante la aspiracin del poeta a detener su fluirconstante, a convertirlo en un siempre ahora. Y ese triunfo sobre la condicin dinmica

    del tiempo, sobre el transcurrir normal al cual nos tiene acostumbrados, en pro de laexaltacin del presente, lo ilustra de manera precisa un poema como Las doce en elreloj (476):

    Dije: Todo ya pleno!Un lamo vibr.Las hojas plateadasSonaron con amor.Los verdes eran grises,El amor era sol.Entonces, medioda,Un pjaro sumiSu cantar en el viento

    Con tal adoracinQue se sinti cantadaBajo el viento la florCrecida entre las mieses,Ms altas. Era yo,Centro en aquel instanteDe tanto alrededor,Quien lo vea todoCompleto para un dios.Dije: Todo, completo.Las doce en el reloj!

    Bajo esa perspectiva, slo el presente puede ser real: Se arremolina impaciente /

    La verdad. Triunfe el presente (123). No se asume ni como nostalgia de un pasado nicomo deseo de un futuro, simplemente es. De ah que haga de Guilln su cantor, uncantor del presente, de ah que sea el preferido por Cntico, como parece insinuarse enlos versos iniciales de Tierra y Tiempo: Gran presente: meseta / De siglos dondenace / La luz de los balcones (469). Gracias a este presente el curso del tiempo puederecogerse y condensarse, Tiempo henchido de presente (388), precisamente porquenunca est suelto, posee un pasado y va hacia el futuro a la vez. No corresponde,entonces, asociarle a una nocin intemporal, como algunos crticos suelen hacerlo. Msbien vale la pena recordar aqu una pertinente comparacin de Octavio Paz con respectoa ese particular andamiaje temporal al que hemos aludido: Se podra decir de lospoemas de Guilln lo mismo que se dice de la msica: Mquina para matar el tiempo.

    Yo prefiero, no obstante, una frmula ms larga y ms justa: mquina que mata altiempo para resucitarlo en otro tiempo (249).Cntico se decide por este inmediato presente en el que no ocurre sino la

    asistencia, casi involuntaria, del hombre ante el dominio natural del mundo, esosinstantes plenos de intensidad en los que, sin embargo, no parece suceder sino elfenmeno extraordinario de la normalidad (Guilln, 1999: 749):

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    No hay aqu trance mstico. Ninguna experiencia ms normal. Tan normal que laolvidamos. Transcurrimos a travs de los das sin pensar en esta base que nossostiene Entonces nos damos cuenta del equilibrio que une nuestra vida ordinaria anuestros ordinarios alrededores. Es como si no aconteciese nada. Nada? Slo unaordenacin de fuerzas que se combinan con increble acierto. El animal humano lograhasta cierto punto encajar en su ambiente, y ese ajuste entre los ojos y la luz, entre lospulmones y el aire, entre los pies y la tierra implica una coordinacin tan obvia que amenudo los ms atentos no la perciben. A sus odos no llega esta armona. Y, sinembargo, ninguna es superior a la de nuestro familiar equilibrio. Bien puede calificarsede maravilla Desventurado el hombre cuando pierde tal equilibrio. Entonces se dacuenta de la armona esencial que su odo habituado ni oye ni menos an escucha(769-770).

    Es as como junto a esa inmediata actualidad tiene que hacer tambin aparicin elpasado que, al fusionarse en ese tiempo nico, extiende la silueta del presente hastahacerla abarcar toda la experiencia vivida. Esta unitaria dimensin temporal acepta una

    imagen del pasado que lo hace capaz, incluso, de atravesar fugazmente el presente, conel propsito adicional de dirigirse hacia el futuro hasta hacerlo eterno. De esta maneraparece manifestarse en la siguiente estrofa del poema El Aire (509):

    Aquellos das de entoncesVagan ahora disueltosEn este esplendor que impulsaLo ms leve hacia lo eterno.

    De esa imagen del pasado encaminndose por el presente hacia el futuro, sealcanzan a percibir implcitas dos emociones distintas, de hecho, contrarias, con respectoal valor del recuerdo dentro de la existencia. Una dualidad que, por un lado, insina la

    nostlgica contemplacin del tiempo ido en que se convierte el recuerdo a la luz de laconciencia. Impresin que, sin embargo, no aparece con mucha frecuencia en Cntico,pero que resulta fcilmente reconocible por un cierto tono melanclico que contrastacon el Guilln demasiado entusiasta de otros poemas:

    LOS RECUERDOS

    Qu fue de aquellos das que cruzaron veloces,Ay, por el corazn? Infatigable a ciegas,Es l por fin quien gana. Cuntos ltimos goces!Oh tiempo: con tu fuga mi corazn anegas! (257)

    A veces esta nostalgia se transforma en rebelda contra los efectos negativos,corruptores, que el recuerdo pueda tener sobre el ser y sobre el propio tiempo. Puedepor momentos corroer, e incluso, despojar de su plenitud a la misma realidad a la quealude. El tiempo as revivido se hace insuficiente, tal vez, por remitir a una vivenciademasiado objetiva, que no cabe en el sentido de exaltacin del ser que busca Cntico.Por esoGuilln decide no abandonarse sumisamente a sus recuerdos:

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    No, no dudo.No necesito nostalgiaQue a favor de algn crepsculoDesparrame como nieblaLa hermosura que yo busco. (473)

    Ay, cmo se desesperanHasta los mismos espectrosDe no ser ms que una ausencia,Que un recuerdo: corrodaRealidad en polvareda. (493)

    De manera totalmente opuesta aparece, por otro lado, al igual que en la obracumbre de Proust, el recuerdo involuntario, aquel provocado por estmulos externos queafectan el inconsciente, convirtindolo en el nico capaz de revelar esascorrespondencias inmediatas, ya no de tipo vertical destinadas a sugerir un mundo

    sobrenatural, un mundo superior, sino las que, dirigindose esta vez en direccinhorizontal, se sirven de las impresiones sensoriales para remitirse a los parasos de lamemoria y por ende, a la esencia de la propia experiencia. Internndose en el recuerdo,en la masa de aquel humo, se llega a poseer una realidad ms sustancial que lasimplemente vivida y an no recordada: porque hay episodios y zonas de nuestra vidaque no se ven del todo hasta que los revivimos y contemplamos por el recuerdo; elrecuerdo les aplica la plenitud de la conciencia (1999: 390). Ser el recuerdo exacto dela sensacin, de una sensacin ntima y genuina. Es as como hallamos en Cnticopoemasque se escapan de la fluidez del tiempo, que se detienen en esas sensaciones que invitan ala rememoracin 1 . En Tiempo perdido en la orilla, es un color el encargado dedevolver al pasado: Por de pronto, bajo / Mis manos vacas, / Un presentimiento / De

    azul se desliza, / Azul de otra infancia / Que tendr unas nubes / Para perseguir / Amuchos azules (29). Existe otro ejemplo significativo, y an ms explcito: Celinda(250), en el que el acto de arrancar de un arbusto una flor y detenerse a olerla se traduceen el llamado de otro tiempo:

    Sobre el ramaje un blancoBien erguido. Qu arbusto?Flor hacia m. La arranco,Fatalmente la arranco: soy mi gusto.

    Esta flor huele aA jazmn?

    No lo es.

    A blancura? Quiz.Yo recuerdo el ataque de esta casi acidez

    1A Guilln y a Proust les une esa experiencia de la recuperacin del tiempo a travs de sensaciones queparecan olvidadas: cuando nada subsiste ya de un tiempo antiguo, cuando han muerto los seres y sehan derrumbado las cosas, solos, ms frgiles, ms vivos, ms inmateriales, ms persistentes y ms fielesque nunca, el olor y el sabor perduran mucho ms, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas detodo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo (Proust, 1979:63).

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    Como un sabor aguda.Un sabor o un olor. Y un nombre fiel. Tal vezS, celinda! Perfecta: en su voz se desnuda.

    Resulta difcil dejar de asociar estos versos con pasajes como el de la taza de timpregnada del sabor de la magdalena o el de los espinos blancos, algunas de lasprimeras emociones de nio que Proust recrea en Por el camino de Swann y que nosrecuerdan ese poder de la memoria involuntaria. Por algo Guilln se referir a l comoel gran recordador, el gran evocador, el exttico de la sensacin [] que, por fin,hall su tiempo perdido (1999: 367). Segn l, Proust parte de sensaciones queprovocan un recuerdo involuntario, un recuerdo que resucita, sin intromisin de lainteligencia, aquel instante ya vivido, unas privilegiadas sensaciones que desembocan enun xtasis. Eso es, esencialmente, lo que a Guilln atrae del escritor francs, el poder dequedar inmerso en un instante del pasado cuando la sensacin ha funcionado comorecuerdo: El protagonista deA la recherche du temps perdutiene sumergido en su memoriaaquel pueblo de Combray, resucitado mediante una sensacin S, sensacin yrecuerdo, sensacin hasta el recuerdo o mejor recuerdo a travs de la sensacin(390). Sin embargo, por momentos Guilln es enftico en declarar que en Proust eldescubrimiento procurado por la memoria involuntaria no revelar ms que los instantesvividos: La madeleineno resucita ms Combray que las imgenes de Combray reflejadaspor el espritu del narrador, ahora identificado con aquella niez, de sbito vivientegracias al sabor de la madeleine (368).

    Mientras tanto, vemos cmo en Celinda ese olor caracterstico que se asocia, ala vez, con el color y el sabor particular de una experiencia pasada, no slo conduce a uninstante detenido en el tiempo, sino que va ms lejos: llega a la esencia misma de la flor,su nombre, el que est sobre la ptina de las cosas, el que permanece ms all de su

    existencia. Y Guilln es reiterativo en esto, de ah que podamos encontrar en Cnticopoemas como Rosa olida (254), muy similar, o Hacia el nombre (293), en el quegracias a un color se revela la verdad de otra flor:

    Se junta el follaje en ramo,Y slo sobre su cimaDominio visible ejerce. . . Ya principiaLa flor a colorearseDespacio. Slo rojiza?No, no. La flor se impacienta,Quiere henchir su nombre: lila.

    Aunque la intuicin de lo esencial parezca apoyarse siempre en una experienciasensorial, el poeta no se expone a la disposicin incondicional de los sentidos, no seentrega a ellos sin reservas, se deja llevar por stos slo en la medida en que le permitencaptar las formas ms sutiles, los colores ms puros, los ms suaves olores, lassuperficies ms tersas, para luego aprehender la esencia verdadera. Un mundo de lossentidos que no domina al poeta, y que, por el contrario, es completamente dominado,es la impresin final que nos dejan estos poemas en particular. De la misma manera,Guilln no se conforma simplemente con la experiencia del tiempo recobrado, ms bien

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    la utiliza como un canal, como ese medio del cual se puede servir en su idea de elevaran ms la categora esencial del presente como tiempo verdadero. Es as comomanifiesta cierta resistencia al excesivo influjo de la memoria, la memoria es pena

    (494), tanto que puede aplicarse a su obra una apreciacin que l mismo hiciera conrelacin al novelista Gabriel Mir: El recuerdo ha de suscitar el pasado, s; pero sindemasas de dominacin. Y todo se junta en el presente: Veo as como dicen que Dioscontempla lo presente, lo pasado y lo futuro, en un presente continuado (1999: 391). Estonos remite al mismo motivo en la temporalidad de Cntico, el de mostrar la fluidez deltiempo no en su pasar sino en su presencia, recuperando as el verdadero tiempouniversal, o, como dira Amado Alonso: Salvar lo perdurable y esencial del seguronaufragio que es el azaroso existir temporal (119), lo cual slo se hace posible, segnGuilln, a travs del absoluto Presente (176).

    Y volviendo a esa exaltacin jubilosa del momentneo ahora, del presente totalen el que subyacen el pasado y el futuro: Pleno vivir henchido de presente aceptado! /

    Todo es ahora (403), Tiempo todo en presente mo (353), nos encontramos,adicionalmente, ante un sentido de temporalidad en el que la perfeccin con que seconcibe el momento invita, a su vez, a eternizarlo. Oh presente sin fin, ahora eterno/ Absoluto en su cmara de esto! (174). As, la eternidad se comprende como unaindefinida extensin del presente. Se ahnca en el sagrado / Presente perdurable (26),dice Guilln, quien a su eterno presente se confa (169). No necesita, segn eso, estarfuera del tiempo para trascenderlo. Se ha elevado lo instantneo a lo eterno:

    Todo est concentradoPor siglos de razDentro de este minuto,Eterno y para m.

    Y sobre los instantesQue pasan de continuo

    Voy salvando el presente,Eternidad en vilo. (18)

    En este presente eternizado, absoluto de instantes (179), la historia no cabe.Todo vestigio de la historia aciaga, / No hay historia (169). No existe para Guilln,o por lo menos, no en el Cnticoque Resguarda los minutos sin historia (393), queprefiere definirse como eseInstante sin historia, / Tercamente colmado / De mitosentre cosas (28). Efectivamente, en la medida en que el mundo de Guilln se aleja de lahistoria es cada vez mayor su acercamiento al mito. La historia, por su calidad de

    objetiva sucesin, se convierte en un tiempo hostil: la historia / Que desam adiario (76), en un adversario de la aspiracin a la plenitud que se consigue slo a travsdel instante, en un enemigo predestinado a la nada y contra el cual hay que luchar:Fugaz la Historia, vano el destructor (371), Siempre chirra la Historia? / De lossilencios dispongo (522), por eso siempre se confa en la victoria: Castaos sinHistoria arrojarn / Su florecilla al suelo blanquecino (371). As es como Guilln sedecide resueltamente por el presente inmediato, al que llega a considerar el tiempomenos pattico, ya que a travs de l no se puede buscar una tensin de conflicto, como

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    suele identificarse a la historia, sino, contrario a eso, se hace efectiva, ms bien, unatensin de engranaje, como l mismo lo afirma.

    Parece tan evidente que el recuerdo y la historia slo como nociones que

    pueden estar fuera del presente nico y verdadero no son los motivos ms relevantesen la concepcin potica de Jorge Guilln, que el crtico Jos Manuel Blecua, en relacincon esta expresin de la temporalidad propia de Cntico, hace una referencia cuantitativaen la que pretende demostrar el predominio del presente, comentando: He hecho unrpido recuento de los tiempos utilizados en las primeras treinta pginas, y frente a ochoo diez tiempos en pasado y seis futuros, surgen ms de noventa en presente deindicativo (Gulln y Blecua: 202).

    Sin embargo, en Los tres tiempos, poema que resume esa dimensin temporalcontenida en la poesa de Jorge Guilln, encontramos en la misma medida y con igualintensidad alusiones al pasado, al presente y al futuro. As, la tarde trae un aroma quehace evocar fechas lejanas, y gracias a esa sensacin la memoria de pronto se libera

    extendindose hasta un tiempo ms lejano an que el propio pasado. De nuevo, es laemocin del recuerdo involuntario la que revela al ser en s mismo, lo que se haceposible slo a travs de la Perfeccin de un instante que exige sin tregua esaVerdad inacabable (102), el instante puro, como lo llamara Proust. Y la tarde lograas ser eterna como por superposicin de muchas tardes, quedando la impresin de quedicha eternidad estuviera situada en la naturaleza tanto como en el interior del hombre.Se expresa una vez ms cmo, simultneamente, la esperanza y la ilusin del maana seconfunden con las memorias del ayer desde el presente, mientras, y casi sin buscarlo, seva filtrando un aire de eternidad:

    De pronto, la tardeVibr como aquellas

    De entonces te acuerdas?ntimas y grandes.

    Era aquel aromaDe Mayo y de JunioCon favores juntosDe flor y de fronda.

    Fijo en el recuerdo,Vi cmo defiendes,Corazn ausenteDel sol, tiempo eterno.

    Las rosas gozadasElevan tu encanto,Sin cesar en altoRapto hacia maana.

    De nuevo impacientes,Los goces de ayerEn labios con sed

    Van por Hoy a Siempre. (42)

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    El encuentro de lo que fue con lo que es y con lo que ser. Ah estn, en efecto,los tres tiempos, los tres momentos de un mismo tiempo ahistrico, detenido,permanente, y a la vez mtico y perfecto, dentro del cual se mueve la poesa de Guilln.

    Ayer, hoy y maana, que se confunden con siempre, con lo eterno de una manifestacintemporal indefinida, casi infinita. En conclusin, Cntico distingue dos vertientesopuestas con respecto al tiempo. Una, en la que se reconoce como un elementodestructor, negativo, relacionado directamente con el registro objetivo de datoshistricos; y otra, de naturaleza esencial, a la que le otorga la virtud de trascender laexperiencia personal. Un tiempo sin fechas, privado, ntimo, ms an, un instante hechoplenitud.

    Cumbre de tiempo, el instanteSe resuelve en una obraQue ante nosotros, humildes,Llega a perfeccin, se posa. (487)

    ///BIBLIOGRAFA///

    ALONSO, Amado. Jorge Guilln, poeta esencial. En CIPLISJAUSKAITE, Birut (ed.).Jorge Guilln. Madrid: Taurus, 1975, pp.117-122.

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    . Obra en prosa. Edicin de Francisco J. Daz de Castro. Barcelona: TusquetsEditores, 1999.

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