Ambiente Pobreza y Comunicacion

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AMBIENTE POBREZA Y COMUNICACION Aunque la relación entre pobreza y medio ambiente venía trabajándose desde la Cumbre de la Tierra (1992), fue en el contexto de los preparativos para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburgo 2002) cuando la comunidad internacional dedicó una especial atención a dicho vínculo y se llegó a la conclusión de que el público de los medios de comunicación no puede identificarse con las cuestiones planteadas por el desarrollo sostenible si no los relaciona con las personas a las que afectan. La información es la base fundamental para alcanzar el desarrollo sostenible, es por ello que sólo las sociedades que cuenten con individuos informados y convencidos de la necesidad de encaminar las actividades económicas, las decisiones políticas, la utilización de los recursos naturales, pensando en las futuras generaciones, podrán aspirar a alcanzar un modelo de desarrollo más responsable, en definitiva, un desarrollo sostenible. Es necesario dar más espacio para garantizar una información transparente y fidedigna que refleje a la sociedad en toda su diversidad. La información es imprescindible para actuar de una forma responsable y coherente. Sólo una sociedad informada podrá ser una sociedad participativa y solo así logrará ser sostenible. Cuando hablamos de construir otro mundo estamos pensando en consolidar nuevas políticas públicas que favorezcan el auténtico desarrollo de los pueblos y que mantengan a una ciudadanía activa, informada y participante en la sociedad que forman. Para lograr este objetivo es preciso contar con una auténtica comunicación porque, en palabras de Rosa Mª Alfaro, “la comunicación es el lugar de los procesos de cambio”. No cabe duda hoy en día que la comunicación engloba mucho más que acciones dispersas o posicionamientos aislados para momentos concretos. La comunicación social es un “todo” que comprende una toma de postura, una estrategia de trabajo y una definición de acciones que nos ayuden a alcanzar los objetivos previstos. En nuestra sociedad, cualquier actividad precisa de una comunicación asociada para lograr sus fines, da igual que se quiera vender un producto de limpieza que conseguir votos en campaña electoral, la comunicación es imprescindible. Por eso es de vital importancia contar con comunicadores /as que sepan del poder de transformación que recae en su tarea y que, siendo conscientes de su responsabilidad, incidan en proveer de información veraz a la población para que pueda formares una conciencia crítica y tomar las decisiones adecuadas. Sobre los conceptos básicos de la cooperación al desarrollo que permitan sentar las bases para un posterior análisis, en la misma sesión, sobre cómo informan los medios de comunicación acerca de los países del Sur respondiendo a las siguientes cuestiones: ¿Pueden los medios de comunicación contribuir a la transformación de las relaciones norte-sur? ¿Cómo y con qué herramientas periodísticas?

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AMBIENTE POBREZA Y COMUNICACIONAunque la relación entre pobreza y medio ambiente venía trabajándose desde la Cumbre de la Tierra (1992), fue en el contexto de los preparativos para la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (Johannesburgo 2002) cuando la comunidad internacional dedicó una especial atención a dicho vínculo y se llegó a la conclusión de que el público de los medios de comunicación no puede identificarse con las cuestiones planteadas por el desarrollo sostenible si no los relaciona con las personas a las que afectan.La información es la base fundamental para alcanzar el desarrollo sostenible, es por ello que sólo las sociedades que cuenten con individuos informados y convencidos de la necesidad de encaminar las actividades económicas, las decisiones políticas, la utilización de los recursos naturales, pensando en las futuras generaciones, podrán aspirar a alcanzar un modelo de desarrollo más responsable, en definitiva, un desarrollo sostenible. Es necesario dar más espacio para garantizar una información transparente y fidedigna que refleje a la sociedad en toda su diversidad. La información es imprescindible para actuar de una forma responsable y coherente. Sólo una sociedad informada podrá ser una sociedad participativa y solo así logrará ser sostenible.Cuando hablamos de construir otro mundo estamos pensando en consolidar nuevas políticas públicas que favorezcan el auténtico desarrollo de los pueblos y que mantengan a una ciudadanía activa, informada y participante en la sociedad que forman. Para lograr este objetivo es preciso contar con una auténtica comunicación porque, en palabras de Rosa Mª Alfaro, “la comunicación es el lugar de los procesos de cambio”. No cabe duda hoy en día que la comunicación engloba mucho más que acciones dispersas o posicionamientos aislados para momentos concretos. La comunicación social es un “todo” que comprende una toma de postura, una estrategia de trabajo y una definición de acciones que nos ayuden a alcanzar los objetivos previstos. En nuestra sociedad, cualquier actividad precisa de una comunicación asociada para lograr sus fines, da igual que se quiera vender un producto de limpieza que conseguir votos en campaña electoral, la comunicación es imprescindible. Por eso es de vital importancia contar con comunicadores /as que sepan del poder de transformación que recae en su tarea y que, siendo conscientes de su responsabilidad, incidan en proveer de información veraz a la población para que pueda formares una conciencia crítica y tomar las decisiones adecuadas.Sobre los conceptos básicos de la cooperación al desarrollo que permitan sentar las bases para un posterior análisis, en la misma sesión, sobre cómo informan los medios de comunicación acerca de los países del Sur respondiendo a las siguientes cuestiones:¿Pueden los medios de comunicación contribuir a la transformación de las relaciones norte-sur? ¿Cómo y con qué herramientas periodísticas?¿Tienen cabida en los medios la información que haga visible las causas y consecuencias de las políticas del Norte en los países del Sur?¿Qué papel juegan los medios alternativos?¿Qué nuevo/s escenario/s abren las nuevas tecnologías?La pobreza como amenaza a la seguridad y al medio ambiente.Aunque se encuentre concentrada y segregada territorialmente, y aunque haya perdido gran parte de su potencial de lucha y acción, la pobreza continúa presentándose como un peligro para el resto de la sociedad. Por un lado, la pobreza crea inseguridad ciudadana, porque genera delincuencia y porque, sin expectativas de ocupación y de ingresos mínimos, sin esperanzas de progreso e integración por conductos normales, toman cuerpo en el seno del mundo popular comportamientos y actitudes de rechazo y rebeldía social que no se encauzan por medios políticos, sino que generan acciones inorgánicas que se expresan a menudo en formas violentas y antisociales que atentan contra las personas y la propiedad. Para muchos, la acción delictual se presenta como el más fácil y accesible expediente para resolver los problemas de la subsistencia y para acceder a niveles de consumo a los que son excitados por la publicidad y los medios de comunicación de masas. Como consecuencia de ello, toda América Latina se encuentra afectada por crecientes fenómenos de inseguridad ciudadana. La mayor parte de los habitantes de las grandes ciudades viven atemorizados por la

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delincuencia, ante la cual reaccionan desplegando comportamientos defensivos que reducen consistentemente sus márgenes de libertad.Por otro lado, la pobreza contamina y amenaza el equilibrio del medio ambiente. La pobreza agrava el problema ecológico. Grupos humanos extremadamente pobres concentrados en zonas densamente pobladas de precaria urbanización, carecen de medios para cuidar y limpiar su medio ambiente inmediato. El efecto negativo del polvo que se levanta en calles sin pavimentar, del humo que libera la combustión de la madera, de los desechos y basuras que no obtienen adecuada canalización, se expande por la atmósfera y las aguas contaminando la ciudad y su entorno agrícola, con consecuencias muy serias para la salud de toda la población.Todo esto hace volver la mirada a los pobres. Pero no por una genuina preocupación por ellos sino con la intención de defender el propio bienestar alcanzado. Y la respuesta tiende a ser en gran medida represiva: contener a los pobres en sus estrictos límites, acentuar su segregación, impedir que su amenaza potencial trascienda hacia otros sectores sociales y urbanos, fortaleciendo las fronteras que separan la pobreza del resto de la sociedad.Medio ambienteSe entiende por medio ambiente a todo lo que rodea a un ser vivo. Entorno que afecta y condiciona especialmente las circunstancias de vida de las personas o de la sociedad en su conjunto.1 Comprende el conjunto de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y en un momento determinado, que influyen en la vida del ser humano y en las generaciones venideras. Es decir, no se trata sólo del espacio en el que se desarrolla la vida, sino que también comprende seres vivos, objetos, agua, suelo, aire y las relaciones entre ellos, así como elementos tan intangibles como la cultura[cita requerida]. El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente.PobrezaLa pobreza es una situación o forma de vida que surge como producto de la imposibilidad de acceso o carencia de los recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas humanas que inciden en un desgaste del nivel y calidad de vida de las personas, tales como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable. También se suelen considerar la falta de medios para poder acceder a tales recursos, como el desempleo, la falta de ingresos o un nivel bajo de los mismos. También puede ser el resultado de procesos de exclusión social, segregación social o marginación. En muchos países del tercer mundo, la situación de pobreza se presenta cuando no es posible cubrir las necesidades incluidas en la canasta básica de alimentos. La situación persistente de pobreza se denomina pauperismo.1La aplicación del concepto de pobreza a unos países frente a otros se denomina subdesarrollo (países pobres).El concepto de pobreza es fundamentalmente económico, aunque también tiene impactos políticos y sociológicos. En la mayoría de los contextos se la considera algo negativo, pero en algunos ámbitos espirituales la pobreza voluntaria se considera una virtud por implicar la renuncia a los bienes materiales (voto monástico de pobreza, junto con los de castidad y obediencia). Históricamente la pobreza ha sido objeto de distintas valoraciones ideológicas que implicaban distintas respuestas (véase Pensamiento económico medieval).Puede ser descrita o medida por convenciones internacionales, aunque pueden variar los parámetros para considerarla.Un intento de definición responde al hecho de que la pobreza debe ser vista como el resultado de un modelo económico y social, ejercido y aplicado en un territorio y tiempo determinado, por los diversos agentes económicos y políticos, que producen en la sociedad sectores excluidos de los beneficios totales o parciales del modelo en ejecución. A estos sectores excluidos de tales beneficios los llamamos generalmente pobres o más genéricamente como parte de la pobreza existente. La pobreza no es pues una causa que deba ser tratada como tal para combatirla, es el resultado de procesos complejos y extendidos en el tiempo, que son difíciles de apreciar a simple vista y que requieren investigación sostenida para lograr su comprensión antes de plantear cualquier intento de terminar con la pobreza.ComunicaciónUn modelo simple de comunicación con un emisor que transmite un mensaje a un receptor.

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La comunicación es el proceso mediante el cual se puede transmitir información de una entidad a otra. Los procesos de comunicación son interacciones mediadas por signos entre al menos dos agentes que comparten un mismo repertorio de signos y tienen unas reglas semióticas comunes.Tradicionalmente, la comunicación se ha definido como "el intercambio de sentimientos, opiniones, o cualquier otro tipo de información mediante habla, escritura u otro tipo de señales". Todas las formas de comunicación requieren un emisor, un mensaje y un receptor destinado, pero el receptor no necesita estar presente ni consciente del intento comunicativo por parte del emisor para que el acto de comunicación se realice. En el proceso comunicativo, la información es incluida por el emisor en un paquete y canalizada hacia el receptor a través del medio. Una vez recibido, el receptor decodifica el mensaje y proporciona una respuesta.Palabras Claves: Comunicación, campañas comunicacionales, medio ambiente.La elección del tema responde al interés que despierta, como futura comunicadora social, el abordaje de las problemáticas ambientales desde la organización Greenpeace Argentina. Tiempo atrás tuve la oportunidad de acercarme a la organización gracias a la realización de un proyecto, experiencia que permitió una nueva mirada sobre ésta e incentivó el deseo de conocer más sobre los aspectos comunicacionales de la ONG. Me interesa poder realizar una tesis de grado que intente dar cuenta de cómo comunica esta organización y fundamentalmente, cómo se realiza una campaña comunicacional. El título tentativo del trabajo es “Análisis de la campaña comunicacional Basura Cero de Greenpeace Argentina”.

Asimismo, cabe destacar que se buscará generar un espacio que permita comenzar a conocer, cuestionar y reflexionar sobre la dimensión comunicacional de Greenpeace Argentina. En la actualidad, esta ONG se presenta como un espacio atractivo por la interrelación de disciplinas y lenguajes presentes en sus campañas y modos de comunicar. Es una de las organizaciones con mayor reconocimiento a nivel internacional y que, a su modo y a su forma, pretende hacer llegar a la sociedad ciertos temas que suelen permanecer en determinados círculos o silenciados. Greenpeace Argentina es una organización no gubernamental (ONG) creada en 1986 por el Consejo Mundial de la Institución que en sus comienzos y debido a su escasa recaudación, era subsidiada por la oficina internacional de Greenpeace Internacional. Para el periodista de Página 12 especializado en temas económicos y de ecología, Claudio Iván Remeseira, “la multinacional verde” en casi treinta años de vida se ha convertido en la organización no gubernamental más grande del mundo. En el caso de Greenpeace Argentina, “entre 1990 y 1995 la cantidad de socios se mantuvo estable en alrededor de trescientas cincuenta personas. En 1996 pasó a setecientas, en 1997 trepó a tres mil setecientas y para fines de 1998 llegó a siete mil quinientas. Esto representó un aumento del ochenta y cuatro por ciento de los ingresos brutos en el último año” .Por su parte, el director ejecutivo de Greenpeace Argentina, Martín Prieto considera que el objetivo fundamental de la ONG es colocar determinados temas en la agenda y forzar cambios en las políticas de Estados o empresas.Las problemáticas que se abordan desde la organización se enmarcan en cuatro grandes grupos: cambio climático, bosques, ballenas y contaminación.

Se caracterizan por ser cuestiones que tienen una fuerte implicancia social, es decir, involucran tanto a personas que pueden estar sufriendo algún tipo de perjuicio de forma directa o responden a la intención de detener acciones que afectan el medio ambiente y la calidad de vida de la sociedad. Tal es el caso de la campaña “Basura Cero”, a través de la cual se evidencia la necesidad de fomentar una actitud participativa por parte de la sociedad, la urgencia de la implementación de la ley nº 1854 para la provincia de Buenos Aires y la importancia que tiene generar un estado de conciencia sobre el daño ambiental

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que se está provocando, incluyendo los peligros a futuro sino no se revierte el actual tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU). Es en esta campaña donde se centra mi trabajo de investigación, el cual busca dar a conocer cómo una organización no gubernamental y de carácter internacional realiza sus campañas comunicacionales.Con relación al estado de la cuestión en el ámbito de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la U.N.L.P existen dos tesis de grado, una de las cuales se refiere específicamente a Greenpeace Argentina y otra a las organizaciones no gubernamentales. La primera de ellas, titulada “El Smog es democrático. Ciudadanía Argentina, el caso Greenpeace”, fue realizada por Buschiazzo, Marina y Ponce, María Valeria. En dicho trabajo, se presenta un análisis del portal de Internet propio de la organización, se señalan las características del espacio, las posibilidades técnicas que permite y fundamentalmente, se analiza los mensajes elaborados por Greenpeace Argentina. Las autoras organizaron su investigación teniendo en cuenta que Greenpeace Argentina es una de las cedes de la ONG; lo que les permitió observar que en todo momento, la construcción de sentido está atravesada por esta cuestión.Así mismo, su estudio responde a los cambios sociales y a las nuevas posibilidades técnicas; lo que permite señalar cuáles fueron las modificaciones más importantes en los últimos tiempos que dieron lugar a las nuevas formas de expresión, manifestación y defensa de los derechos. Según los autores, el sentido de su tesis es ampliar el conocimiento sobre la organización ambiental Greenpeace desde “un punto de vista innovador y original”. Sin embargo, es necesario señalar que estas cuestiones si bien están señaladas y se intenta un abordaje carecen de una argumentación lo suficientemente sólida. A lo largo del trabajo, las opiniones personales son redundantes y la observación permanece en el plano de la percepción de los autores. No sucede lo mismo con la tesis “Diagnóstico comunicacional. Un aporte a la gestión de las organizaciones” de Rivas Martina, en la cual, desde una mirada de la planificación comunicacional, se trabaja el fenómenos de las organizaciones no gubernamentales (ONGs). La autora desarrolla y aborda esta situación teniendo en cuenta la vinculación de estas organizaciones con los diferentes movimientos sociales. Esta propuesta rescata las nociones de prácticas ciudadanas y vislumbra en las ONGs, un espacio propicio para producir cierta modificación en la participación de cada integrante de la sociedad. Cabe destacar que centra su trabajo a nivel nacional, específicamente en el Centro Día Amanecer. En el caso de otras universidades, fue posible encontrar en la Universidad Nacional de Luján, el trabajo titulado Paradigmas Occidentales Contemporáneos acerca de la relación sociedad naturaleza: su expresión en la publicidad para televisión, de Poblete Ximena.Teniendo como referencia los tres grandes modelos que rigen la relación sociedad-naturaleza en el mundo occidental: Antropocentrismo, Biocentrismo y en las últimas décadas también un nuevo modelo (Sustentabilidad), la autora se propuso una exploración de la expresión de tales modelos en la las prácticas publicidad publicitarias para televisión. El marco teórico está dividido en dos ejes temáticos: por un lado la clasificación y caracterización de los modelos de relación sociedad-naturaleza identificados y la publicidad televisiva, sus constituyentes y funciones.La propuesta trabaja con nueve anuncios cuyos mensajes, según la autora, fueron posibles de circunscribir a uno u otro modelo de relación sociedad-naturaleza.Vinculado a las producciones sobre el tratamiento integral de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), se encontró la tesis Programa de Educación Ambiental para una Gestión de Residuos Sólidos Urbanos Sustentable basada en la Inclusión Social realizada por Yanina Susana Fasano.En este caso se buscó diseñar e implementar, junto con la Cooperativa de recuperadores “Re. Na. Ser”, un Programa de Educación Ambiental sobre los residuos sólidos urbanos del Área Metropolitana de Buenos Aires, a fin que la comunidad adquiera conciencia sobre la problemática de la basura de la Región, y en consecuencia, participe hacia la conformación de una nueva gestión de residuos, basada en el desarrollo sustentable y la inclusión social.

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Según la autora, nos encontramos en un escenario favorable para generar una gestión de residuos alternativa ya que por un lado se está enterrando la basura generando problemas de contaminación y salud en la población, desaprovechando los recursos naturales y haciendo cada vez más difícil la aceptación social de este tipo de método; y por otro, nos encontramos con un importante sector social que vive de los residuos y genera importantes beneficios ambientales a la comunidad.“Frente a esta situación, necesitamos realizar un cambio en nuestra sociedad basado en los principios de equidad social y sustentabilidad ambiental. Es así como este trabajo diseñado e implementado, junto a este nuevo movimiento social, constituye un aporte en dicho sentido, ya que se trata de un Programa de Educación Ambiental que busca la toma de conciencia social sobre la problemática de la basura que presenta la Región y, en consecuencia, su participación en la consolidación está basada en la sustentabilidad ambiental y la inclusión social” .Por otra parte, no puede dejar de tenerse en cuenta el proyecto de ley para el tratamiento integral de los RSU, aprobado por la Legislatura Porteña en el año 2005 y conocido como la nº 1854, donde, entre otras cosas, se normaliza la gestión de los RSU. A su vez, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable presentó un Proyecto Nacional de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos PNGIRSU, donde según el Secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Dr. Atilio Savino, “se persigue revertir el mal manejo de los residuos sólidos urbanos (RSU) para erradicar los problemas de la salud y contribuir al desarrollo sostenible generando oportunidades económicas y fuentes de empleo a partir del uso eficiente del recurso. También pretende erradicar los problemas sociales y de la degradación de la calidad del ambiente a partir de la minimización y valorización de los desechos urbanos”.También se halló un proyecto para el Banco Mundial, vinculado al Tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y desarrollado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, específicamente en el año 2005. En este caso, se formularon recomendaciones sobre el marco legal óptimo para la gestión de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) en Argentina, así como la propuesta de modelos de acuerdo para la gestión intermunicipal de aquellos.Se investigaron –entre los meses de marzo y junio de 2005- las aristas principales relativas al manejo de los RSU mediante el abordaje de los sistemas institucionales y jurídicos vinculados a la problemática, particularmente los casos de las provincias de Chubut y Tucumán, las que han sido tomadas como “experiencias piloto”. El informe refleja los aspectos fundamentales que se presentan en los marcos normativos provinciales y las cuestiones que deberían considerarse en relación a los municipios y eventuales acuerdos entre ellos; y contiene una identificación de los actores vinculados a la problemática y los conflictos locales preponderantes. También se vislumbró la existencia de una importante cantidad de artículos periodísticos publicados en la página de Greenpeace Argentina. Según la información vigente en la página de la ONG, estas publicaciones comienzan con el inicio de la campaña Basura Cero hasta la actualidad. Asimismo, es necesario destacar que tales publicaciones, en ocasiones, son utilizadas por medios nacionales, ya sea como fuente de información o como nota completa. De esta manera, la problemática se instaura en los medios y en el caso puntual de La Nación, Clarín y Página 12 se destina un espacio para esta cuestión.Por último, fue posible dar con el libro “Redes que dan libertad”, de Jorge Riechmann y Francisco Fernández Buey donde no sólo se puede encontrar una introducción a los nuevos movimientos sociales sino también un completo recorrido en el ecologismo contemporáneo, su evolución y perspectivas.En términos generales todas las producciones consultadas evidencian la importancia del abordaje de las cuestiones ambientales y en el caso de las que se refieren a la gestión de los Residuos Sólidos Urbanos (sobre todo los artículos periodísticos) suman la urgencia que exige un adecuado tratamiento de los RSU, la implicancia social y prueban la necesidad de establecer campañas de concientización, información y que principalmente, provoquen un cambio en la participación ciudadana. De esta manera, se contempla la

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preponderancia que tiene generar alternativas educativas y brindar espacios de pensamiento sobre estas cuestiones que requieren el cambio de hábito y modificación de las costumbres. Relacionando los conceptos presentes en los trabajos encontrados es posible afirmar que son importantes guías para el desarrollo de mi investigación, principalmente porque permiten construir una idea global sobre los movimientos sociales y las ONGs y evidencian los espacios que requieren mayor profundización, como el caso de las campañas comunicaciones sobre problemáticas ambientales. INTERÉS ECONÓMICO VS INTERÉS AMBIENTALEl modelo de desarrollo económico imperante en el mundo es altamente agresivo con el medio ambiente y ello se evidencia a través de la estructura productiva, los parámetros de consumo, las tendencias del comercio mundial, la exportación de industrias contaminantes, la pobreza, la baja calidad de las infraestructuras de servicios en las naciones pobres, la iniquidad en el acceso a la ciencia y la tecnología, y las normatividades ambientales. Es una situación muy grave que ha concitado el interés mundial, al comprobarse sus efectos negativos sobre la salud de las personas, la productividad y la biodiversidad.

Sin embargo los representantes de las naciones desarrolladas han adoptado ocho compromisos para el milenio, uno de los cuales tiene que ver con la protección del medio ambiente, creando las condiciones para que disminuya la contaminación, se modifiquen los hábitos de consumo y exista una mayor conciencia social sobre el entorno natural.En relación a esto, se han hecho evaluaciones que en este campo, arrojan como resultados que los avances son insignificantes y que los impactos negativos contra los recursos mantienen su curva ascendente, con mayores y más evidentes implicaciones sociales y ambientales que en el pasado.UNA PRODUCCIÓN CONTAMINANTELa actividad productiva se sustenta en gran parte en la explotación de los recursos naturales y en la utilización de algunos de ellos como recipientes de desechos; por ejemplo, las industrias se han apoderado de miles de hectáreas para desarrollar sus proyectos madereros y los colonos se han quedado con extensas tierras para iniciativas agrícolas y ganaderas, generando un proceso de deforestación que está convirtiendo en zonas áridas lo que ayer fueron bosques y selvas.

Exactamente es lo que sucede en el Amazonas, territorio donde se regula buena parte del clima del continente suramericano y se producen grandes cantidades de oxígeno. Allí se talaron en los últimos cinco años por parte de la industria maderera árboles que habían logrado capturar alrededor de 15 millones de toneladas métricas de carbono, una cifra superior en un 80 por ciento a las estimaciones previas que tenían los científicos.

En este sentido el modelo que se está aplicando en esta región del mundo se vuelve mucho más crítico al comprobarse que antes de 2050 la mitad de la selva amazónica desaparecerá y que los esfuerzos relacionados con la protección de reservas naturales no serán suficientes para evitar el crecimiento de las áreas ganaderas y de cultivo de soja. Esto ha hecho que seis cuencas hidrográficas del Amazonas estén perdiendo casi toda su capa forestal, lo que acabaría con 382 especies endémicas.

Las consecuencias no se hacen esperar y la principal de ellas es la sequía en el vasto territorio amazónico, de acuerdo con los resultados de los estudios realizados por el Observatorio de investigación del Medio Ambiente para esta cuenca.

Una investigadora, explicó que "el flujo de vapor de agua que de costumbre riega sobre todo las regiones interiores de la Amazonía es menos importante que lo acostumbrado, en consecuencia las precipitaciones también lo son, al igual que el caudal de los ríos, porque allí la mitad del vapor de agua proviene de la evaporación de sus suelos y de su vegetación". Es importantes destacar que en algunos sectores de su recorrido, como en Iquitos, el río Amazonas en el 2005 había disminuido en tres metros su nivel promedio, el cual es el más bajo desde 1969.

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Debido a esto la utilización irregular de los recursos también se observa cuando muchos ríos del mundo han dejado de circular por sus tradicionales cauces y millones de personas han visto cómo las fuentes de agua que pasaban cerca de sus viviendas desaparecieron. La causa radica en que los caudales han sido desviados hacia grandes represas. El efecto social se mide en el número de personas que ya no acceden con facilidad a este recurso y la propagación de enfermedades generadas por aguas mal tratadas.

Es de tal dimensión este problema que a nivel mundial se conmemora el 14 de marzo de cada año el Día Internacional de Acción Contra las Represas y en Defensa de los Ríos, el Agua y la Vida. La caída de la oferta hídrica en los ríos y quebradas afecta la posibilidad de surtir a la comunidad del líquido suficiente para sus necesidades, y eso hace, como lo ha manifestado la UNESCO, que se ponga en grave riesgo la supervivencia de vastos conglomerados humanos.

En otro orden de ideas, los bienes ambientales son utilizados como depósitos de desechos. La atmósfera es un recipiente de por lo menos 6.000 millones de toneladas de carbono por año, contenidas en el petróleo, carbón y gas, una cifra que supera cualquier opción de que la naturaleza pueda autolimpiarse, originando una situación de características muy críticas para la calidad de vida de las personas. Los ciudadanos ya están asistiendo a una realidad espantosa: varias de las ciudades más grandes del mundo tienen unos niveles de contaminación de su aire que impiden respirar libremente. Lo que ayer era una imagen de ciencia ficción, donde las personas aparecían con máscaras de oxigeno o entrando a cabinas para desintoxicar los pulmones, hoy es una situación relativamente normal en algunas capitales.

Hace mil años apareció en Europa el carbón como un combustible de alta calidad calorífica, abundante y durable. Hoy todavía sigue vigente. Las estelas de humo negro que expele son incomodas, sin embargo, se acepta su presencia dado que se usa masivamente para las actividades domésticas y productivas por su bajo precio y fácil adquisición.

En consecuencia la lenta combustión del carbón se extendió por el mundo deteriorando la salud de las personas y convirtiendo a las ciudades en unos habitáculos sucios, infecciosos e irrespirables. Pero quién lo creyera, ese producto que se mira con desdén y que se sabe es altamente perjudicial para la salud, goza de la preferencia en la generación de energía a pesar de los avances tecnológicos y científicos en áreas como la hidráulica, la transformación atómica y el gas natural.

Sin embargo el cóctel contaminante no se quedó supeditado a las emisiones de carbón, sino que se complementó con los hidrocarburos, luego de que en Pensilvania se perforó el primer pozo de petróleo a mediados del siglo XIX. Ya no era únicamente el carbón utilizado en la industria metalúrgica, la generación eléctrica y el transporte ferroviario el que afectaba el medio ambiente, sino la refinación de petróleo y la utilización de los combustibles fósiles en sectores como el automotriz.

Además hay otros productos cuyos impactos ambientales son muy perjudiciales, tal es el caso de los originados en la industria química, cuyo crecimiento es tan acelerado que hoy existen 150.000 productos distintos en el mercado mundial y todo parece indicar que ese número seguirá ampliándose. Los análisis de impacto ambiental señalan un listado de 200 de esos compuestos sintéticos que son los más contaminantes del aire y más peligrosos para la salud de las personas, dada su alta toxicidad y que están presentes en plásticos, solventes, pinturas y plaguicidas, tales como la acroleína, benceno, cloroformo, tetracloruro de carbono, DDT, formaldehído, percloroetileno, tolueno y tricloroetileno.

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Así mismo, los compuestos halogenados como tetracloruro de carbono, fosgeno y cloruro de vinilo. Esta sopa química contaminante se complementa con el bióxido de carbono, dióxido de azufre, ozono, plomo, sulfuro, óxido de nitrógeno, xileno, fluorine y tetracloroéter, entre muchos otros.

En relación a esto las emisiones de estos componentes a la atmósfera por la acción del hombre se presentan en forma de gases, vapores, polvos y aerosoles, y a través de la termodinámica y la radioactividad. Igualmente, hay contaminación de origen natural a través de partículas y gases que emiten los volcanes, o se originan en el viento, incendios, ciclo hidrológico y distintas formas de energía.

En base a esto la contaminación ambiental regularmente se presenta de manera intencional en la actividad industrial y agrícola, dado que los inversionistas son concientes de los impactos del uso de ciertos elementos eficientes en el proceso productivo, pero sumamente dañinos para el entorno natural.

También existen descargas ocasionadas por accidentes, tales como las fugas en válvulas, tanques y tuberías. Adicionalmente, hay elementos como el azufre y el nitrógeno que son esenciales para la vida humana por la ingerencia que tienen en los aminoácidos y, por lo tanto, en las moléculas proteínicas. Sin embargo, la mayoría de sus compuestos orgánicos son tóxicos como el sulfato y el sulfuro de cobre en el caso del azufre y el amoniaco, el cianuro y los cianatos para el nitrógeno.

Además de la atmósfera, los cuerpos de agua se convirtieron en extensos basureros. Los ríos y los mares dinamizaron el comercio, impulsaron las infraestructuras industriales y desarrollaron el transporte multimodal, generando con ello nuevos polos de crecimiento en las nacientes ciudades de los siglos XVIII y XIX. A sus orillas y en sus puertos se construyeron las bases de la civilización moderna. Grandes factorías para la producción de celulosa y papel, procesamiento de alimentos y manufacturas químicas procuraron estar ubicadas cerca de las fuentes de agua, con el fin de verter allí directamente sus desechos. Durante varias centurias hubo consenso de que el lecho de los ríos o el cuerpo del mar fueran los depósitos de los residuos de las actividades comercial, poblacional y productiva.

Con el surgimiento de la teoría ecológica, el interés por el cuidado de los recursos naturales y la urgencia de mantener el equilibrio ambiental, se empezaron a denunciar los efectos catastróficos que genera la contaminación del agua y la necesidad de construir infraestructuras que ayuden a recuperar los vertimientos residuales.

Sin embargo, a pesar de lo loable e interesante de esos llamados, los ríos y los mares del mundo reciben diariamente cerca de dos millones de toneladas de desechos. El panorama actual es desolador debido a que la cantidad de residuos va en crecimiento y a que las aguas siguen siendo muy atractivas como lugares para su deposición. Obviamente, se hacen esfuerzos por recuperar la vida ictiológica, la calidad de las aguas de los ríos y su navegabilidad. Pero los resultados de estas iniciativas no logran igualar los efectos de los daños que produce la contaminación.

La situación ha llegado a niveles tan preocupantes, que hay lugares donde las altas concentraciones de materia orgánica en el agua evitan la acción del cloro sobre los microorganismos. También se ha comprobado que la temperatura que está alcanzando el agua disminuye la solubilidad de oxígeno y con ello se altera el metabolismo de los alimentos. Pero más grave aun, es que el proceso de contaminación se convierte en una cadena interminable. Vale decir, que hay centros poblados que toman el agua contaminada que le envían sus vecinos, le hacen el tratamiento adecuado, y cuando el liquido regresa al cauce es nuevamente dañado por las descargan de desechos, afectando a otras comunidades y usuarios, haciendo que se produzca un ciclo vicioso totalmente antieconómico e insalubre.

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El medio ambiente y especialmente el agua, tienen una capacidad natural de absorción y de autolimpieza determinada, pero cuando se la sobrepasa se pierde la biodiversidad, los medios de subsistencia disminuyen, las fuentes naturales de alimentos se deterioran y se generan costos de limpieza extremadamente elevados. Hoy se estima que la producción mundial de aguas residuales supera anualmente los 1.500 km3 y se cree que el futuro inmediato no ofrece muchas perspectivas de cambio y menos para revertir la tendencia.

Debido a ese nivel de descarga se tienen contaminados 12.000 Km3 de agua, que representan el 10 por ciento del agua dulce disponible en la superficie del planeta. Con el ritmo de crecimiento poblacional en las naciones en desarrollo y frente a la ausencia de políticas efectivas para detener la contaminación de las aguas, organismos internacionales como el Banco Mundial creen que al finalizar el siglo XXI se habrán contaminado irreversiblemente 6.000 Km3 adicionales del recurso agua si no se toman medidas contundentes.

En los albores del tercer milenio, y para demostrar que poco o nada se está haciendo para evitar la contaminación hídrica, los países pobres dejan de tratar el 90 por ciento de sus aguas residuales, mientras que en las naciones desarrolladas ese porcentaje es del 30 por ciento, el cual sigue siendo muy alto, si se tienen en cuenta las innovaciones tecnológicas y las políticas de protección ambiental auspiciadas por los gobiernos.

Por ello el nivel, la intensidad y la calidad del consumo inciden también negativamente sobre el medio ambiente, ya que presionan la sobreexplotación de los recursos, agotan las materias primas y generan una cantidad cada vez más creciente de residuos sólidos, cuyo tratamiento se dificulta por la utilización de elementos de tardía descomposición, impactando negativamente tanto el suelo y las fuentes subterráneas de agua por los lixiviados, como la atmósfera por los malos olores que produce la acumulación de gases.

Por esa razón el consumo inicialmente se ve presionado por las necesidades de la población, o sea, se trata de un consumo para la supervivencia. Por lo tanto, el crecimiento poblacional es fuente contaminadora y depredadora, pues se consumen más recursos y se eliminan más residuos.

El hecho de que la población mundial se haya quintuplicado en los últimos 80 años, implica que se debieron proveer cambios sustanciales en los sistemas productivos, introduciendo la biotecnología y la manipulación genética para ofrecer respuestas en términos de tiempo y cantidad de alimentos al creciente número de habitantes.

Sin embargo, esos indudables avances científicos crean ambientes naturales dañinos, que le están restando capacidad regenerativa a la tierra, empobreciendo los suelos y acabando con gran parte de la diversidad alimenticia.

La gran paradoja surge del hecho que a pesar de los excepcionales avances en producción de alimentos, cerca de 1.000 millones de personas que habitan los países más pobres no tienen acceso a la comida, lo que deja al descubierto un problema aterrador: hay alimentos pero no una racional distribución, lo cual se debe analizar no sólo como un hecho simplemente operativo, sino como un fenómeno cargado de implicaciones políticas y económicas. Las propias organizaciones mundiales relacionadas con los temas alimenticios, aceptan que cerca del 17 por ciento de la comida se pierde por mala manipulación y por deformaciones en el mercado, cantidad suficiente para evitar que hubiese hambre en el planeta.

Por lo tanto el gran nivel de consumo se concentra sólo en un 25 por ciento de la población mundial, que mayoritariamente vive en las naciones más ricas y tiene gran capacidad de compra. Sus características son las que han motivado una revolución consumista que promueve la individualización, la diferenciación y la exclusividad. Las teorías relacionadas con el consumo para las elites han impulsado no sólo el surgimiento de guetos sociales sino avances tecnológicos sin precedentes en alimentos, empaques, vestidos,

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electrodomésticos, sistemas satelitales, muebles, materiales de construcción, etc., casi todos muy agresivos y desafiantes con la capacidad de absorción de la naturaleza.

En efecto la realidad muestra el 58 por ciento de personas que tienen un nivel medio de consumo de artículos que le brindan satisfacciones a sus necesidades básicas sin llegar a los niveles tan ostentosos de los más ricos. Los residuos son igualmente dañinos para el entorno natural. Mayoritariamente este grupo vive en las naciones subdesarrolladas, cuyos principales activos tienen que ver con la producción y provisión de materias primas, especialmente biomásicas.

Por ende el desaforado aumento de consumidores (ostentosos o no) genera impactantes cifras de residuos, cuya gestión aun se enfrenta a grandes dificultades técnicas y operativas que la ciencia no ha sido capaz de solucionar y frente a los cuales los gobiernos son totalmente ineficientes. Si se parte del hecho que hay un generación de basura diaria per capita de 300 gramos (incluyendo en el cálculo de la media a una sexta parte de la población hambrienta) se producen en el mundo 1.8 millones de toneladas métricas de residuos, de los cuales son recuperables para que reingresen al sistema productivo poco menos del 15 por ciento. Ahí está de cuerpo presente uno de los más graves problemas de la actualidad: ¿qué hacer con semejante cifra diaria de residuos? Algunas propuestas se dirigen a disminuir el nivel de consumo, a evitar la producción de artículos que no se degradan, a reducir los envases y artículos desechables, y a aplicar impuestos altos para productos como baterías y llantas.

Puesto que las que se llaman naciones subdesarrolladas, del tercer mundo, marginadas o simplemente pobres, basan sus economías en las biomasas y a través de ellas generan empleos, ingresos y utilidades. Paralelamente, aplican un modelo de explotación sustentado en el arrasamiento y la contaminación, lo que implica rendimientos decrecientes en el mediano futuro, acrecentamiento de la pobreza y pérdida de competitividad en los mercados internacionales.

Consecuentemente es una realidad incomprensible desde la racionalidad económica, que se hace mucho más notoria al desconocer la dimensión de su riqueza natural, dado que el sistema de cuentas nacionales que utilizan marginan estos ítems, y los análisis macroeconómicos sólo se concentran en la masa monetaria, el gasto, la inversión y las exportaciones netas. Dicho de manera mucho más clara, la mayoría de los países pobres son muy ricos ambientalmente, pero ellos no saben su dimensión e ignoran cómo utilizarla, lo cual los hace más vulnerables frente a las presiones de la industria contaminante, donde los resultados pueden ser ganancias ilusorias en términos de ingreso y perdidas permanentes en términos de riqueza.

En las regiones pobres del sur del mundo toma cuerpo un obstáculo bastante crítico en materia ambiental, y es su pérdida de competitividad comercial frente a los grandes mercados por los negativos impactos naturales que genera la producción. Por efectos de la pobreza se le ha ido ganando terreno a las áreas protegidas y a las zonas forestales, con el fin de utilizar la tierra en proyectos de producción de alimentos.

Sin embargo, debido a las ineficientes prácticas productivas que se utilizan en las regiones más subdesarrolladas por la falta de tecnologías adecuadas, el suelo queda inservible, contribuyéndose de esta manera a crear una espiral de los problemas sociales y ambientales, traducidos ellos en hambre, desnutrición, deshidratación, enfermedades gastrointestinales, contaminación, retrazo de los ciclos naturales y erosión.

A pesar de saber que esto sucede, tanto en Europa como en Estados Unidos les exigen a los productores una serie de condicionamientos basados en la protección de la naturaleza para permitirles el ingreso de alimentos bioorgánicos a sus economías. Obviamente ellas en la mayoría de las ocasiones no se cumplen debido a que los estándares de protección ambiental que se aplican son muy reducidos o inexistentes.

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Este tipo de acciones se conocen como biocomercio, el cual se erige como una barrera adicional para el desarrollo de las naciones pobres disfrazada bajo el ropaje de una política de incentivos para fortalecer los precios e impulsar la biodiversidad.

En tal sentido los supuestos “beneficiados” son los países africanos y latinoamericanos, que deben certificar sus productos a través de firmas instaladas en las naciones ricas, las cuales les venden las tecnologías y los productos esenciales para la elaboración de las mercancías que pretenden importar. Las prácticas biocomerciales son inconvenientes e injustas dentro de un mercado global y abierto, en el cual las economías más avanzadas imponen barreras comerciales encubiertas, restricción de acceso a los conocimientos biotecnológicos y subsidios excesivos a favor de sus productores creando un mercado con precios ficticios.

Por eso el Biocomercio es visto como una subvención para los productores de los países desarrollados y, además, como una estrategia proteccionista que les impide a las naciones tercermundistas penetrar esos mercados.Medio ambiente y construcción de ciudadaníaTradicionalmente el tema medio ambiental ha sido abordado con criterios eminentemente biológicos, sea destacando los riesgos de la degradación ambiental, o la necesidad de establecer mecanismos políticos y prácticos que colaborarán con su aprovechamiento sostenible.

Si bien la discusión social y política alrededor de este tema es de larga data, no es sino hasta hace unas tres décadas que comienza ha generarse un debate en el cual se concibe que la participación social en el aprovechamiento y conservación del medio ambiente, es de vital importancia para avanzar en el uso y conservación de éste de forma responsable y sostenida.

A inicios de la década de los 90 del siglo pasado se genera una intensa discusión en torno al concepto de ciudadanía y los procesos sociales de los cuales se deriva y potencia. La visión conservadora y burguesa hace de la ciudadanía un producto orientado a garantizar la gobernabilidad, la misma se concibe con un “techo” que delimita y condiciona los espacios de participación social de las mayorías.

En el marco del tema medio ambiental la participación social se ha ido profundizando; sin embargo, se cuestiona frecuentemente si estos procesos de participación están construyendo ciudadanía, o en su lugar, si vienen a reforzar mecanismos conservadores de participación social.INTRODUCCIÓN

Participación es una de las categorías profesionales que con mayor énfasis se han trabajado a lo largo del desarrollo del Trabajo Social. Múltiples son los enfoques y niveles sobre los que se ha discutido, sobre su potencial para desarrollar sociedades más inclusivas y democráticamente participativas.

No debe, por lo tanto, sorprendernos el debate que desde las Ciencias Políticas se ha dado en torno al tema de la construcción de ciudadanía, tema que durante muchos lustros hemos potenciado como profesión, pero que se ha conceptualizado como participación social . Además, no nos hemos concentrado tanto en una reflexión teórica, sino en incentivar procesos de participación social que colaboren con el desarrollo de la persona, grupos y comunidades .

Durante diferentes momentos del siglo XX se vivieron interesantes experiencias de participación social que se expandieron a lo largo del planeta. Podemos destacar el alza del movimiento obrero en el periodo de la gran depresión posterior a 1928, el movimiento juvenil a finales de los 60 e inicios de los 70 , y más recientemente, los movimientos antiglobalización con una capacidad organizativa nunca antes vista .

Una de las características de mayor relevancia al interior del movimiento antiglobalización tiene que ver con la diversidad de agendas y temas de problematización de las organizaciones que lo integran (De Paiva y otros, 2001): género, racismo, condonación de la deuda externa, colonialismo, protección del medio ambiente, etc.

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Si bien una agenda temática tan diversa implica problemas para poder conformar un movimiento unitario, sí permite visibilizar que los efectos negativos de la globalización se materializan en varios campos, y que en todos existen iniciativas -no siempre coincidentes- orientadas a garantizar la participación de la sociedad en la resolución de estos problemas.

De manera especial, nos daremos a la tarea de poner nuestro énfasis analítico en el problema medio ambiental y su relación con el tema de construcción de ciudadanía, esto por cuanto lo ambiental ha sido uno de los temas que con mayor celeridad se ha posicionado en la agenda de diferentes actores (nacionales e internacionales) desde hace varias décadas (Panayotou, 1994), y dichosamente en el mismo se han ido involucrando también las comunidades y otras organizaciones de base con las que nuestra profesión tiene una enorme familiaridad.LA DEGRADACIÓN AMBIENTAL COMO PROBLEMA SOCIAL

En 1856 el Cacique Seatle escribió una conmovedora carta sobre los efectos que la presencia blanca le estaba acarreando al desarrollo de su pueblo, pero en particular el impacto negativo que sobre el medio ambiente implicaba esa práctica. La cosmovisión de las comunidades autóctonas de América propone una relación espiritual entre la persona y el ambiente, derivado de ello se establece un sentido de pertenencia y respeto entre la persona y la naturaleza. El medio ambiente es considerado como una madre. Para culturas como la judía, la romana o la griega (base cultural de los grupos humanos que invadieron y conquistaron América a partir de 1492) la naturaleza tiende a verse como un instrumento al cual hay que dominar y explotar (Hedstrom, 1990).Este último razonamiento está plenamente arraigado en las estructuras productivas del capitalismo y en la misma concepción dominante del progreso y del desarrollo .

Desde la revolución industrial a nuestros días, se ha acentuado de forma progresiva el deterioro del medio ambiente. La contaminación en sus diferentes manifestaciones, el uso y destrucción indiscriminado de los bosques o los recursos marinos, la expansión demográfica y geográfica de la humanidad, la inequidad en la distribución de la riqueza son elementos que de una u otra forma colaboran con la destrucción progresiva de los recursos naturales y del mismo medio ambiente.Los indicadores en materia de destrucción del medio ambiente son esclarecedores: ampliación en el agujero de la capa de ozono, miles de hectáreas de bosque tropical taladas anualmente, decenas de especies animales en inminente riesgo de desaparición, destrucción generalizada de culturas con un amplio nivel de integración con el medio ambiente, etc.Los diferentes enfoques de estudio sobre el medio ambiente abarcan dimensiones que van desde el componente ecológico al económico, o del social al político.En el pasado se insistía en circunscribir el tema ambiental al estudio y protección de los recursos naturales. Hoy en día el término medio ambiente viene ha abarcar tanto la cantidad como la calidad de los recursos naturales (sean renovables o no), así como el entorno ambiental (paisajes, agua, aire y atmósfera) en el que se dasarrolla la vida de las personas y de otras criaturas (Panayotou: 1994).De hecho puede hablarse de una evolución sustantiva en la medida que términos como medio ambiente o ecología, no formaban parte de las discusiones internacionales de la década de los 60 (Aportes: 1997), en la actualidad las discusiones y acciones alrededor del tema medio ambiental concentran una gran cantidad de recursos y esfuerzos, sean públicos, privados; individuales, colectivos o de la comunidad internacional ¿Porqué?En primera instancia puede destacarse la enorme preocupación por el nivel de degradación que experimenta el medio ambiente como producto de las actividades humanas (Panayotou). Esta degradación esta directamente relacionada con la calidad de vida de las personas y las expectativas del desarrollo humano a futuro.A criterio de Panayotou una característica sobresaliente de la problemática medio ambiental esta relacionada con su dimensión mundial; en este sentido, todo el planeta experimenta problemas ambientales en una gran

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diversidad de aspectos, sea expresado en la degradación ambiental, en el diseño o implementación de las políticas sobre este sector, o en la relación entre actores y la prevalencia de los intereses de los mismos.Si bien el autor no descarta entre las causas de la degradación ambiental el crecimiento económico, es claro en indicar que el fenómeno debe ser entendido en relación con variables vinculadas a la deficitaria valoración de los recursos naturales, la pobreza en los llamados países del tercer mundo, los patrones de consumo y limitadas e inadecuadas políticas públicas que no terminan de impulsar un desarrollo comprometido con la sostenibilidad.Así las cosas, esa mundialización de los problemas ambientales se expresa por igual en una "veloz deforestación, la degradación de cuencas, la pérdida de diversidad biológica, la escasez de agua y madera combustible, la contaminación del agua, la excesiva erosión del suelo, la degradación de la tierra, el sobrepastoreo y la pesca abusiva, la contaminación del aire y el congestionamiento urbano" entre otros (Panayotou).En segundo lugar y de manera totalmente conexa con el punto anterior tenemos la incorporación de esta problemática dentro de los derechos de los pueblos y de solidaridad (Zepeda, 1997). Desde esta dimensión de estudio el medio ambiente "no se limita únicamente al concepto de naturaleza", sino que implica un fenómeno socio natural que abarca dimensiones económicas, culturales, políticas y biológicas.En este plano, los problemas medio ambientales dan cuenta de países e inclusive sectores sociales que experimentan repercusiones más severas, sea por los niveles de pobreza que experimentan o por relaciones precarias con el ambiente. Las manifestaciones de la degradación ambiental es diferente entre "países desarrollados" y "países no desarrollados". En los primeros quizás el tema de los desechos resulte ser más sensible que el de la deforestación y contaminación de ríos en los países latinoamericanos.Entender la problemática ambiental desde esta perspectiva implica reconocer el derecho a participar en la búsqueda de soluciones no sólo por parte del Estado, sino también de otros actores sociales que tienen intereses en la misma materia, y que incluso tienen posiciones y propuestas divergentes con el mismo.Un tercer elemento esta asociado con la capacidad productiva y generadora de riqueza que se deriva de la relación medio ambiente - sostenibilidad. Al ritmo actual de producción y consumo, las expectativas de sostenibilidad del ambiente y de la misma producción son cada vez más reducidas (Fallas, 1992). En el fondo la amenaza que prevalece parece ir más allá de lo biológico y social: la capacidad de producción y acumulación puede verse seriamente amenazada, tanto en las sociedades capitalistas como en las que no operan bajo esta filosofía económica.

Este último elemento nos obliga a profundizar en un concepto que ya hemos señalado varias veces a lo largo de este trabajo: sostenibilidad. En buena medida, a partir de la incorporación del mismo en las discusiones medio ambientales se ha generado un mayor nivel de complejidad y polémica, no tanto por su contenido sino por su interpretación y la forma como se operacionaliza en la práctica. Primero abordemos su conceptualización.

El concepto de sostenibilidad está asociado con el de desarrollo sostenible, término acuñado en 1987 en el documento "Nuestro Futuro Común" encargado por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas (conocido también como Reporte Brundtland). En el mismo se entiende el desarrollo sostenible como el "desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad para que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades".

Aunque pareciese que el término en si es preciso, su interpretación es muy variada y en muchos casos se pone en función de los intereses de los sectores que realizan un aprovechamiento desmedido del ambiente. Esa posibilidad de sostenibilidad se ha expresado en diversas políticas públicas hacia el ambiente alrededor del mundo; sin embargo, los altos índices de deforestación, de contaminación, de producción de desechos entre otros, son un claro indicador que las políticas impulsadas aun no potencian la sostenibilidad.En síntesis, la degradación medio ambiental amenaza tanto la existencia del medio ambiente como de las personas que están insertas en éste. Es un problema con una dimensión a escala planetaria que afecta procesos biológicos, humanos y comerciales.

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Tanto Penayotou como Fallas coinciden en señalar que no es la cantidad de población lo que en la actualidad genera los problemas de degradación ambiental, sino más bien el tipo de producción (o sea, el aprovechamiento que se hace del medio ambiente) y consumo. Ello remite directamente a un modelo de desarrollo predatorio del ambiente que no calcula los costos ambientales (Panayotou) y que por ende es insostenible.En este marco de amenazas y riesgos derivados de la insostenibilidad productiva y ambiental, es necesario plantear medidas orientadas a revertir o reorientar los procesos productivos que con mayor impacto degradan el medio ambiente y amenazan la existencia de la misma humanidad.PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS: EL CASO DEL MEDIO AMBIENTESe mencionó que el abordaje del tema ambiental resulta en cierta medida una preocupación relativamente nueva, la que incluso se percibía de forma separada con las preocupaciones asociadas a los Derechos Humanos.Esta situación (tanto la limitada positivización así como el avance en materia de Derechos Humanos y medio ambiente) se explica en primera instancia por el concepto de progresividad implícito a los Derechos Humanos. Una buena parte del énfasis que se le han dado a éstos se centra en la protección a la vida y de los derechos civiles, así como de los Derechos económicos, sociales y culturales.

Si bien estos derechos pueden concebirse como fundamentales para el desarrollo de la persona, durante muchos años se trató el tema medio ambiental con un menor nivel de importancia, desarrollo y conceptualización, y se lo desvinculó de su influencia y relación con la calidad de vida de la persona. Obviamente este abismo privilegió otra clase de discusiones y acciones en el ámbito de la comunidad internacional en materia de Derechos Humanos. No obstante, las preocupaciones en torno al futuro del ambiente y de la misma humanidad tenían albergue en grupos ambientalistas locales y en la filosofía y religión de muchas de las comunidades aborígenes de América (Galeano, 1993).

El Seminario Interamericano sobre Derechos Humanos y Medio Ambiente (Brasilia, 1992) viene a ser uno de los espacios de encuentro intelectual y jurídico más importantes en torno a delimitar las relaciones entre medio ambiente y Derechos Humanos . Inicialmente sus organizadores reconocen las dificultades para avanzar en la delimitación conceptual, práctica y jurídica que permita clarificar la relación entre Derechos Humanos y medio ambiente (Cancado, 1995:a). Así mismo, hay claridad que inclusive en 1981 el Programa de Montevideo de Desarrollo y Examen Periódico del Derecho Ambiental (Cancado, 1995:b) "no hizo ninguna referencia expresa a la protección de los derechos humanos o la relación de ésta con la protección ambiental".Entre la basta cantidad de discusiones y aportes brindados por los/las participantes de ese evento (el de Brasilia 92) en torno a clarificar esa relación, es importante rescatar varios de los aspectos allí planteados:

a- La protección del ambiente garantiza el derecho a una vida limpia, segura y a un ambiente sano que permita el desarrollo de la persona. Esto se encuentra estrechamente vinculado con el derecho a la vida y a la salud. En este marco, el derecho ambiental (al igual que los otros instrumentos jurídicos) esta dirigido a garantizar y mejorar la calidad de vida de las personas (Cancado 1995:b).b- Se reconoce que en el pasado se presentó un divorcio injustificable entre los Derechos Humanos y la protección del medio ambiente. Esa relación debe tomar en cuenta factores como la pobreza, el crecimiento demográfico, el uso de suelos, la educación, la salud y la alimentación que ejercen una presión negativa sobre el ambiente y de hecho sobre la misma supervivencia humana (Ibid). c- El tipo de crecimiento, producción y consumo está generando degradación ambiental y desmejorando las condiciones de vida incluso para grupos sociales que no están vinculados directamente con la pobreza (Cancado, 1995:c) o que experimentan niveles de pobreza distantes a la pauperización.d- Que "el medio ambiente ha de ser tomado como un elemento fundamental para la propia concepción de los Derechos Humanos, por el simple motivo de que constituyen la base material de la vida humana (Peluso, 1995) (traducción libre del autor).

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De las conclusiones a las que llegan tanto los participantes como los organizadores del citado seminario, es necesario resaltar un conjunto de argumentaciones que consideramos de sumo valor para clarificar la éstrecha relación que existe entre Derechos Humanos y medio ambiente:

"I. Existe una relación íntima entre desarrollo y medio ambiente, desarrollo y derechos humanos, y medio ambiente y derechos humanos. Posibles vínculos se pueden encontrar, vg. en los derechos a la vida y a la salud en su amplia dimensión, que requieren medidas negativas así como positivas por parte de los estados. En realidad, la mayoría de los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos civiles y políticos más básicos demuestran esta relación íntima. Al final, hay un paralelo entre las evoluciones de la protección de los derechos humanos y de la protección del medio ambiente, habiendo ambas pasado por un proceso de internacionalización y de globalización.

II. El concepto de desarrollo sustentable, que puede ser considerado como expresión de tales vínculos, lleva al reconocimiento del derecho de las generaciones futuras a un medio ambiente sano.

III. El vínculo entre medio ambiente y derechos humanos está además claramente demostrado por el hecho de que la degradación ambiental puede agravar las violaciones de los derechos humanos, y, a su vez, las violaciones de derechos humanos pueden igualmente llevar a la degradación ambiental o tornar más difícil la protección del medio ambiente. Tales situaciones resaltan la necesidad de fortalecer o desarrollar los derechos a la alimentación, al agua y a la salud..." En los últimos 15 años la preocupación por el tema ambiental se ha acrecentado de manera significativa tanto en el seno de las Naciones Unidas, como de los gobiernos y de la misma sociedad civil . Ello en buena medida se debe a la toma de conciencia sobre el hecho de que al ritmo de producción y consumo actual, el medio ambiente se degrada de manera acelerada, amenazando tanto el equilibrio biológico del planeta, como la subsistencia actual, y quizás lo más grave, comprometiendo el disfrute de una vida digna para las generaciones futuras .

Esta visión del desarrollo sustentable necesariamente remite al derecho al desarrollo (sea presente o futuro), por lo tanto hablamos de derechos que pertenecen a toda la sociedad, y porque no, derechos que también son retomados por actores que precisamente representan posiciones diferentes a los que incorpora, representa e impone el Estado.La asociación entre Derechos Humanos y medio ambiente no puede interpretarse sólo como el reconocimiento o formalización de los convenios internacionales y la ejecución que los gobiernos deben hacer de éstos, sino también como una práctica cotidiana que construye la sociedad.

Del lado de la ciudadanía ampliada encontramos manifestaciones opuestas: sectores sociales contestarias a la venta de activos, organizaciones comunales que cuestionan la actuación de munícipes, organizaciones de trabajadores o gremiales opuestos a la contratación de servicios externos, grupos ambientalistas con capacidad de convocatoria en las comunidades debido a las deficiencias estatales para tutelar la protección del medio ambiente.

La ciudadanía política en la medida en que integra formas de convivencia social que exigen la posibilidad de participación política (formar parte del sistema sociopolítico y tener espacios de poder para influir sobre su estructuración y destino) integra una dimensión legal que deviene en práctica política en la que se exigen espacios de participación sustentados en la igualdad y la inclusión.

A partir de estas reflexiones, estamos en capacidad de afirmar que la ciudadanía es un término histórico, flexible y en proceso de deconstrucción constante que puede abarcar al menos dos dimensiones que se contradicen:

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utilizada como principio organizador excluyente, como herramienta política y como medio de despolitización. forma de organización y acción política incluyente, abocada a desarrollar la solidaridad y el desarrollo humano de forma integral. Supone por lo tanto que es un instrumento político que facilita la participación social plena con objetivos de equidad e igualdad social.Esta dimensión histórica es reforzada por Jensen (1997) cuando plantea que se ha dado una evolución histórica en los últimos 200 años en el concepto de ciudadanía, de “denotar primordialmente la supeditación a la autoridad estatal hasta comprender derechos políticos y sociales”Para este autor, la ciudadanía es “un estatus legal y político que se deriva de la relación entre una persona y una unidad política”. El subrayado que es nuestro, desea poner énfasis en una pregunta que pareciera quedar sin una respuesta contundente por parte del autor y que nos parece vital para proyectar el futuro de la construcción de la ciudadanía a partir de la acción política de cualquier movimiento social.La globalización como proceso capitalista de ampliación y liberalización de los mercados y de los flujos de capital, privilegia las relaciones económicas a su vez que desestructura el poder tradicional de los Estados nación para sustituirlo por la influencia relativa de las compañías transnacionales. En este escenario,

¿cuáles son las posibilidades reales de construir ciudadanía si las relaciones entre personas y Estado (unidad política) tienden a desdibujarse y desaparecer?

En el discurso y política tecnocrática ejercida por los Organismos Financieros Internacionales, el Estado se relativiza y debilita, el mercado ahora más que nunca asume un rol de regulador, incluso de las relaciones y representaciones sociales. ¿Podría esperarse que la misma ciudadanía se transforme al modificarse igualmente la unidad política?

En esta materia tendemos a discrepar parcialmente con Jensen, puede que efectivamente una de las formas como se manifiesta y conforma la ciudadanía es a partir de la relación entre personas y una unidad política, esta posición se encuentra referida al Estado y al marco jurídico como las supra instancias de las que debe derivar cualquier clase de relación política.

Sin embargo, consideramos que otras relaciones efectivas (políticas o no) que están en capacidad de generar ciudadanía no sólo se dan en la asociación con la unidad política. Desde nuestra experiencia y perspectiva, lo que más se requiere es de un poder hegemónico que precisamente excluya a sectores de la sociedad de las posibilidades de inclusión y acceso equitativo al desarrollo humano . Así las cosas, resulta oportuno uno de los comentarios planteados por Eduardo Galeano (1998):

"...por jodida que sea, nuevos tejidos están naciendo, y esos tejidos están hechos de una trampa de muchos y muy diversos colores. Los movimientos sociales alternativos no solamente se expresan a través de los partidos y de los sindicatos (...) El proceso no tiene nada de espectacular, y se da sobre todo a nivel local, pero por todas partes, en el mundo entero, están surgiendo una y mil fuerzas nuevas."

El ecologismo político o movimiento ambiental como lo llaman otros autores, puede enmarcarse dentro de esta corriente que construye ciudadanía, indiferentemente de sí existe o se transforma la unidad política.