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Amnistía Internacional COLOMBIA Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos Marzo de 1998 RESUMEN ÍNDICE AI: AMR 23/18/98/s DISTR: SC/CO (14/98) La crisis de derechos humanos que padece Colombia ha alcanzado proporciones alarmantes. El conflicto, cada vez más encarnizado, se caracteriza por el flagrante desprecio de todas las partes en él implicadas a las normas de derechos humanos y la legislación humanitaria. Las ejecuciones extrajudiciales, «desapariciones» y torturas perpetradas por las fuerzas armadas y de seguridad y por sus grupos paramilitares aliados son prácticas generalizadas. Raras veces se pone a los responsables en manos de la justicia. La impunidad es la clave de la prolongada crisis de derechos humanos que vive Colombia. La impunidad anima a los responsables de violaciones de derechos humanos a proseguir una estrategia de contrainsurgencia que se caracteriza por la violación sistemática de esos derechos. El hecho de que el gobierno colombiano no se haya enfrentado eficazmente a los mecanismos de la impunidad y no haya tomado medidas efectivas para desmantelar los grupos paramilitares y garantizar la seguridad de los defensores de los derechos humanos, ha hecho posible el continuo deterioro de la situación de los derechos humanos. Los casos que se incluyen en este documento ilustran una pauta continuada de violaciones de derechos humanos en Colombia y se han seleccionado para centrar la campaña en las cuestiones respecto de las cuales Amnistía Internacional considera que el gobierno colombiano todavía debe tomar medidas efectivas. En el presente trabajo se incluyen casos cuyos responsables, aun tras un lapso prolongado de tiempo y a pesar de la existencia en muchos de ellos de pruebas convincentes, no han sido llevados ante los tribunales, hecho éste que anima a la comisión de nuevas violaciones de derechos humanos.

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Amnistía Internacional

COLOMBIA

Selección de casos para la lucha

contra la violación de los

derechos humanos

Marzo de 1998 RESUMEN ÍNDICE AI: AMR 23/18/98/s DISTR: SC/CO (14/98)

La crisis de derechos humanos que padece Colombia ha alcanzado proporciones alarmantes. El conflicto, cada vez más encarnizado, se caracteriza por el flagrante desprecio de todas las partes en él implicadas a las normas de derechos humanos y la legislación humanitaria.

Las ejecuciones extrajudiciales, «desapariciones» y torturas perpetradas por

las fuerzas armadas y de seguridad y por sus grupos paramilitares aliados son prácticas generalizadas. Raras veces se pone a los responsables en manos de la justicia. La impunidad es la clave de la prolongada crisis de derechos humanos que vive Colombia. La impunidad anima a los responsables de violaciones de derechos humanos a proseguir una estrategia de contrainsurgencia que se caracteriza por la violación sistemática de esos derechos.

El hecho de que el gobierno colombiano no se haya enfrentado eficazmente a los mecanismos de la impunidad y no haya tomado medidas efectivas para desmantelar los grupos paramilitares y garantizar la seguridad de los defensores de los derechos humanos, ha hecho posible el continuo deterioro de la situación de los derechos humanos.

Los casos que se incluyen en este documento ilustran una pauta continuada de violaciones de derechos humanos en Colombia y se han seleccionado para centrar la campaña en las cuestiones respecto de las cuales Amnistía Internacional considera que el gobierno colombiano todavía debe tomar medidas efectivas.

En el presente trabajo se incluyen casos cuyos responsables, aun tras un lapso prolongado de tiempo y a pesar de la existencia en muchos de ellos de pruebas convincentes, no han sido llevados ante los tribunales, hecho éste que anima a la comisión de nuevas violaciones de derechos humanos.

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Muchos de los casos seleccionados constituyen ejemplos de los estrechos

vínculos que existen entre grupos paramilitares y las fuerzas de seguridad. La continuada impunidad que los caracteriza ilustra el hecho de que el gobierno colombiano no hace nada para garantizar la adopción de medidas eficaces con las que combatir a los paramilitares.

Los casos del doctor Jesús Alirio Pedraza y Josué Giraldo son ilustrativos de cómo a menudo los defensores de los derechos humanos son ellos mismos las víctimas de las violaciones, dado que son éstas las personas situadas en la primera línea de la lucha contra la impunidad.

Este texto resume el documento COLOMBIA Selección de casos para la lucha

contra la violación de los derechos humanos (Índice AI: AMR 23/18/98/s), publicado por Amnistía Internacional en marzo de 1998. Quienes deseen más información o emprender alguna acción al respecto deberán consultar el documento completo. SECRETARIADO INTERNACIONAL, 1 EASTON STREET, LONDRES WC1X 8DJ, REINO UNIDO TRADUCCIÓN DE EDITORIAL AMNISTÍA INTERNACIONAL (EDAI), ESPAÑA

PALABRAS CLAVE: LLAMAMIENTOS DE AI1 / DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS /

EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES1 / MUJERES1 / COMUNIDADES INDÍGENAS1 / DESAPARICIONES1 /

MENORES1 / MATANZA / POLICÍA / FUERZAS PARAMILITARES / ESTUDIANTES / FAMILIAS /

SINDICALISTAS / ACTIVISTAS DE DERECHOS HUMANOS / OEA / ACCIONES RECOMENDADAS /

FOTOGRAFÍAS /

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Amnistía Internacional COLOMBIA

Selección de casos para la lucha contra la

violación de los derechos humanos

Marzo de 1998

Índice AI: AMR 23/18/98/s

Distr: SC/CO/GR

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SECRETARIADO INTERNACIONAL, 1 EASTON STREET, LONDRES WC1X 8DJ, REINO UNIDO

TRADUCCIÓN DE EDITORIAL AMNISTÍA INTERNACIONAL (EDAI), ESPAÑA

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Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

COLOMBIA Selección de casos para la lucha contra la violación de

los derechos humanos JOSUÉ GIRALDO CARDONA

El 13 de octubre de 1996, Josué Giraldo Cardona, presidente del Comité Cívico por los Derechos Humanos del Meta y activista de la Unión Patriótica, murió abatido a tiros a las puertas de su casa.

Josué Giraldo se encontraba delante de su casa en Villavicencio, departamento del Meta, junto con sus dos hijas, de tres y cinco años, y un amigo, cuando un pistolero no identificado se le acercó y abrió fuego contra él. Josué Giraldo echó a correr pero ya estaba herido y cayó al suelo. A continuación, el pistolero le disparó varias veces, causándole la muerte, y después salió huyendo en

una motocicleta conducida por un cómplice. El Comité Cívico por los Derechos Humanos se creó en diciembre de 1991

para investigar las violaciones de derechos humanos cometidas en el departamento del Meta. Seis meses después de su fundación, sus miembros empezaron a ser objeto de amenazas e intimidación. En 1992, cuatro de sus miembros dirigentes fueron abatidos a tiros y una clínica asociada al Comité se vio obligada a cesar su actividad tras recibirse varias amenazas de muerte. En su segundo año, la organización tuvo que enfrentarse a continuas amenazas y a la «desaparición» de tres de sus miembros. En febrero de 1995, el Comité, que cuatro años antes representaba a 32 organizaciones sociales, contaba sólo con siete organizaciones asociadas. En marzo de 1995 publicó un informe sobre la situación de los derechos humanos en el departamento del Meta, en el que denunciaba que fuerzas paramilitares que operaban junto con las fuerzas de seguridad habían llevado a cabo violaciones de derechos humanos contra miembros del propio Comité. Josué

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Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Giraldo había denunciado repetidamente ante la Fiscalía General de la Nación las amenazas proferidas por personas que viajaban en vehículos pertenecientes a la VII Brigada del ejército colombiano y que, según él presumía, le tenían sometido a constante vigilancia.

En febrero de 1995, Josué Giraldo intervino en una conferencia sobre la situación de los derechos humanos en Colombia, celebrada en dependencias del Parlamento Europeo en Bruselas, y denunció los vínculos existentes entre las fuerzas de seguridad y grupos paramilitares.

A lo largo de 1995 se incrementaron las amenazas e intimidaciones contra los miembros del Comité del Meta: «Hola perros: les voy a matar a todos. Les voy a poner una bomba... Les voy a quebrar, malditos perros».

Las continuas amenazas y actos de intimidación contra miembros del Comité obligaron en abril de 1995 a clausurar su oficina en la capital del departamento, Villavicencio, y a proseguir su trabajo de derechos humanos desde la capital del país, Bogotá. Sus miembros siguieron recibiendo amenazas.

En agosto de 1995 se creó una Comisión compuesta por representantes del gobierno y organizaciones no gubernamentales (ONG) de derechos humanos, entre ellas el Comité Cívico por los Derechos Humanos del Meta, para documentar las violaciones de derechos humanos y de la legislación humanitaria cometidas en el departamento del Meta desde 1985; para analizar las causas de la violencia política en la región; para hacer recomendaciones a las instituciones judiciales y gubernamentales pertinentes sobre los modos de solucionar la impunidad en las investigaciones; y para garantizar que los activistas de derechos humanos tendrían cierta protección mientras llevaran a cabo su trabajo. La Comisión se creó bajo los auspicios de la Embajada de Alemania en Bogotá. Sin embargo, en marzo de 1996, el Comité Cívico por los Derechos Humanos y otras ONG anunciaron su salida de la Comisión y acusaron al gobierno de incumplir sus compromisos. La decisión se tomó en un momento en el que se estaban incrementando las amenazas contra miembros del Comité y en que Josué Giraldo se había visto obligado a abandonar temporalmente el país por el riesgo que corría su seguridad. Regresó a Colombia a las pocas semanas y, a causa de nuevas amenazas contra su vida, en noviembre de 1995, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) solicitó al gobierno colombiano que adoptara medidas especiales para garantizar su seguridad y la de otros miembros del Comité del Meta.

A pesar de las repetidas peticiones que la comunidad internacional formuló al gobierno colombiano para que protegiera la vida de Josué Giraldo y la de otros miembros del Comité Cívico del Meta, no se hizo nada verdaderamente efectivo para investigar la fuente de las constantes amenazas y hostigamiento, si bien a Josué Giraldo se le asignó un guardaespaldas. Amnistía Internacional cree que si las autoridades colombianas hubieran garantizado el procesamiento de los responsables de anteriores violaciones de derechos humanos y amenazas contra miembros del Comité Cívico del Meta, quizá la muerte de Josué Giraldo habría podido evitarse.

Josué Giraldo fue también objeto de amenazas a causa de su activismo en el partido legal de la oposición Unión Patriótica (UP). Desde la constitución de esta coalición en 1985, sus miembros han sido con frecuencia blanco de amenazas y de

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otras violaciones de derechos humanos. Las organizaciones colombianas de derechos humanos calculan que se ha dado muerte a más de dos mil quinientos activistas de la UP, seiscientos de ellos en el departamento del Meta.

Aunque el gobierno colombiano ha condenado el homicidio de Josué Giraldo y la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación está llevando a cabo una investigación penal, pocos avances se han registrado en lo que respecta a la identificación de los culpables y su procesamiento.

El 28 de octubre de 1996, la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA dictó una resolución por la que exigía al gobierno colombiano que garantizara la seguridad de los familiares de Josué Giraldo y de los miembros del Comité Cívico por los Derechos Humanos del Meta, y que investigara su muerte y otras violaciones de derechos humanos perpetradas contra los miembros del Comité. La Corte Interamericana declaró que la medida más eficaz que las autoridades podían adoptar para garantizar la seguridad de los miembros del Comité era la de desmantelar las estructuras criminales que actuaban en el departamento del Meta. A pesar de la resolución de la Corte Interamericana, las amenazas contra miembros del Comité continuaron. En febrero y noviembre de 1997, la Corte Interamericana dictó otras resoluciones en las que reiteraba sus llamamientos al gobierno colombiano para que tomara medidas con las que garantizar la seguridad de los miembros del Comité, y para que se asegurase de que los responsables de la muerte de Josué Giraldo serían llevados ante los tribunales.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?:

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4 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Presidente de Colombia: Señor Presidente Ernesto Samper Pizano Presidente de la República Palacio de Nariño Carrera 8 No. 7-26 Santafé de Bogotá, Colombia Tratamiento: Excelentísimo Sr.

Presidente/Dear President Samper

Ministro del Interior: Dr. Alonso López Caballero Ministro del Interior Ministerio del Interior Carrera 8, No.8-09, Piso 2 Santafé de Bogotá

COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister

1. Destaque que la muerte de Josué Giraldo constituye un ejemplo del constante peligro al que se enfrentan los

defensores de los derechos humanos cuando llevan a cabo su trabajo; utilice este caso para ilustrar la cuestión de la

impunidad, y el hecho de que en este caso no se haya hecho comparecer ante los tribunales a los responsables del

homicidio y de otras violaciones de derechos humanos contra miembros del Comité de Derechos Humanos del Meta.

2. Envíe cartas al presidente Samper, al fiscal general, al ministro del Interior y al ministro de Defensa:

- expresándoles su preocupación por el homicidio de Josué Giraldo y por otras violaciones de derechos humanos

contra miembros del Comité de Derechos Humanos del Meta;

- manifestándoles su inquietud por el hecho de que casi dos años después de esa muerte, sus responsables no

hayan sido llevados ante los tribunales, e instándoles a que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales

sobre el homicidio, a que las conclusiones se hagan públicas y a que los responsables sean puestos a disposición

judicial;

- expresándoles su preocupación por el hecho de que las autoridades no hayan llevado ante los tribunales a los

responsables de violaciones de derechos humanos contra el Comité de Derechos Humanos del Meta;

- instándoles a que se adopten todas las medidas que la familia de Josué Giraldo y otros miembros del Comité de

Derechos Humanos del Meta consideren apropiadas para garantizar su seguridad;

3. Envíe cartas a su propio gobierno o a sus representantes políticos, o capte sus apoyos:

- utilizando el caso para ilustrar:

el constante peligro al que se enfrentan los defensores de los derechos humanos en Colombia para

llevar a cabo su trabajo legítimo;

el hecho de que el gobierno colombiano no haya puesto en manos de la justicia a los responsables de

las violaciones de derechos humanos contra defensores de estos derechos y contra activistas de la UP.

- destaque que las medidas para poner fin a la impunidad y para garantizar la seguridad de los defensores de los

derechos humanos se ajustarán a las recomendaciones formuladas por las Naciones Unidas y por la Corte Interamericana

de Derechos Humanos de la OEA;

- inste a su gobierno a que supervise las investigaciones penales sobre el homicidio de Josué Giraldo con el fin

de garantizar que todos los responsables son puestos en manos de la justicia.

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 5

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Ministro de Defensa: Dr. Gilberto Echeverri Mejía Ministro de Defensa Nacional Ministerio de Defensa Nacional Avenida Eldorado CAN - Carrera 52 Santafé de Bogotá, COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister Fiscal General:

Doctor Alfonso Gómez Méndez Fiscal General de la Nación Fiscalía General de la Nación Diagonal 22B 5201 Apartado Aéreo 29855 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Estimado Dr./Dear Dr.

Envíe copia de su correspondencia a la Embajada de Colombia en su país.

En su correspondencia o sus contactos con las autoridades colombianas admita que las fuerzas de la guerrilla han violado la legislación humanitaria internacional, pero destaque que tales abusos no pueden en modo alguno justificar las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad colombianas y sus aliados paramilitares, ni tampoco disculpar el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de los responsables de violaciones de derechos humanos. Envíe copia de su correspondencia a: Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, AA 31861, Santafé de Bogotá, Colombia.

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6 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

«DESAPARICIÓN» DE NYDIA ERIKA BAUTISTA DE ARELLANA

Nydia Erika Bautista de Arellana fue secuestrada el 30 de agosto de 1987 poco después de salir del domicilio de sus padres en el distrito de Casablanca de Bogotá. Acababa de despedirse de un amigo en una parada de autobús cuando un grupo de hombres armados que vestían ropas de civil y viajaban en un vehículo la secuestraron.

Nydia Erika Bautista tenía 32 años en el momento de su «desaparición» y había sido activista estudiantil y miembro de la organización guerrillera Movimiento 19 de Abril (M-19). El 25 de mayo de 1986, Nydia Erika Bautista había sido detenida en Cali, en el departamento del Valle del Cauca, por una unidad militar perteneciente a la III Brigada. Según los informes, durante las tres semanas de su detención permaneció en régimen de incomunicación y sufrió torturas. Quedó en libertad tras firmar una declaración en la que se decía que a lo largo de su detención la habían tratado bien. Inmediatamente antes y después de la «desaparición» de Nydia Erika, otros activistas del M-19, entre ellos Cristóbal Triana, amigo de Nydia Erika, también «desaparecieron».

En el curso de las investigaciones, los testimonios recogidos revelaron que a Nydia Erika la habían llevado a una hacienda donde la tuvieron recluida dos días, y que después la habían conducido a la zona de Quebradablanca, en el municipio de Guayatebal, donde la ataron y la mataron de un tiro en la cabeza.

El 22 de enero de 1991, el sargento Bernardo Alfonso Garzón Garzón, que en el momento del secuestro de Nydia Erika estaba adscrito al Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia «Charry Solano» del ejército colombiano, declaró ante la Procuraduría General de la Nación que la Unidad de Operaciones Especializadas del Batallón Charry Solano había sido responsable de la «desaparición» de Nydia Erika Bautista.

Según los informes, el sargento Garzón Garzón había desertado del ejército y, al temer por su seguridad, se había presentado ante la Procuraduría General. En su testimonio incluyó los nombres de quienes habían planeado y llevado a cabo la tortura, «desaparición» y asesinato de Nydia Erika Bautista; declaró que la «desaparición» se había llevado a cabo con el conocimiento y aprobación del entonces coronel del ejército Álvaro Velandia Hurtado, a la sazón adscrito al

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Batallón Charry Solano. En su declaración, el sargento Garzón Garzón informó sobre el paradero exacto de la fosa común en la que se había encontrado el cadáver de Nydia Erika.

El 26 de julio de 1990 las autoridades exhumaron un cadáver encontrado el 12 de septiembre de 1987 en el municipio de Guayatebal, en el departamento de Cundinamarca. Los exámenes forenses determinaron que el cadáver pertenecía a Nydia Erika Bautista. Investigaciones disciplinarias

El 6 de julio de 1995, el procurador delegado por la Defensa de los Derechos Humanos, Hernando Valencia Villa, expuso las conclusiones de una investigación disciplinaria sobre la «desaparición», tortura y asesinato de Nydia Erika Bautista en 1987, y pidió la expulsión de las fuerzas armadas del brigadier general Álvaro Hernán Velandia Hurtado y de un sargento del ejército.

El procurador delegado concluyó que el brigadier general Velandia, que entonces era coronel y jefe del Comando Operativo de Inteligencia y Contrainteligencia del Batallón «Charry Solano» del ejército, había tenido pleno conocimiento de la detención y «desaparición» de Nydia Erika Bautista por hombres a su mando, y que había tenido el «deber, el poder y la oportunidad de evitar que se produjera este crimen contra la humanidad». El 1 de septiembre de 1995, el procurador delegado para los Derechos Humanos dimitió de su cargo y abandonó el país tras haber recibido repetidas amenazas de muerte.

El 11 de septiembre de 1995, el presidente Ernesto Samper Pizano promulgó el Decreto Núm. 1.504: «Por el cual se separa en forma absoluta de las Fuerzas Militares a un Oficial General del Ejército».

El decreto presidencial de expulsión del brigadier general constituye la primera ocasión en la historia de Colombia en que un general en activo es separado de las Fuerzas Militares por cometer violaciones de derechos humanos. En los casos excepcionales en que miembros de las fuerzas armadas son declarados responsables de ejecuciones extrajudiciales, «desapariciones» y torturas, por lo general los sancionados son el personal de rango inferior. Hasta ahora, los jefes responsables de las órdenes han eludido reiteradamente su responsabilidad.

El decreto presidencial se dictó a pesar de los continuos esfuerzos del brigadier general por impedir que se aplicara la resolución del procurador delegado para los Derechos Humanos, tratando de invalidarla. En su intento de impedir la expulsión, el brigadier general Velandia presentó al menos cuatro denuncias criminales, cuatro peticiones de tutela (solicitud que se presenta ante los tribunales para obtener una reparación rápida si creen que los derechos constitucionales del solicitante están en peligro o han sido violados), cuatro apelaciones y dos denuncias disciplinarias contra el fallo del procurador delegado. El 20 de julio de 1997, el Tribunal Contencioso Administrativo del Valle del Cauda rechazó un recurso presentado en 1995 por el ex brigadier general Velandia mediante el que trataba

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8 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

de anular el fallo emitido en julio de 1995 por el procurador delegado para los Derechos Humanos, con el fin de garantizar su plena reincorporación al ejército. Los esfuerzos del ex brigadier general por asegurarse su rehabilitación continúan.

El decreto presidencial se dictó después de las presiones ejercidas por organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales. Sin embargo, la expulsión no tuvo lugar sino después de que el brigadier general hubiera recibido una condecoración militar en una ceremonia celebrada el 4 de agosto de 1995.

Tras la expulsión, miembros de las fuerzas de seguridad presionaron al Congreso para que promoviera la rehabilitación del brigadier general. El 11 de octubre se convocó una sesión plenaria del Congreso para debatir la expulsión del ex general. Durante la sesión, varias personas que acompañaban al ex general distribuyeron dos documentos. En ellos se hacía referencia al trabajo de las organizaciones de derechos humanos como parte de una «guerra jurídica» que «busca el descrédito de la justicia penal militar y del Estado colombiano en el exterior». Represalias

Tras la expulsión del brigadier general se incrementaron las amenazas

contra los activistas de derechos humanos. Yanette Bautista, hermana de Nydia Erika y miembro dirigente de la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos - Colombia (ASFADDES), que ha desempeñado un papel destacado en la denuncia de la impunidad en la que se han amparado los responsables de la «desaparición» de Nydia Erika Bautista, recibió numerosas amenazas de muerte; también las recibieron familiares suyos y otros activistas de ASFADDES. En 1997, Yanette Bautista y otros miembros de su familia abandonaron el país a consecuencia de las continuas amenazas y actos de hostigamiento. Demanda de compensación

El 22 de junio de 1995, la Sección Tercera del Tribunal Administrativo de Cundinamarca admitió que el Estado colombiano era responsable de la muerte de Nydia Erika Bautista y ordenó que se compensara a sus familiares. Investigaciones internacionales

En 1993, la familia de Nydia Erika presentó el caso de su «desaparición» ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU. El 27 de octubre de 1995, el Comité concluyó que el Estado colombiano era responsable de la «desaparición» y muerte de Nydia Erika Bautista, y que tras dicha «desaparición» había sido torturada. El Comité instó al Estado colombiano a acelerar los procedimientos penales para garantizar que los responsables del secuestro, tortura y muerte de Nydia Erika fueran procesados y puestos a disposición de la justicia sin dilación. Investigaciones penales

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A pesar de las pruebas presentadas por el sargento y de otras pruebas, los

avances de las investigaciones penales se han producido con extrema lentitud.

En noviembre de 1995 se nombró competente para llevar a cabo las investigaciones penales a la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación. Bajo la jurisdicción de esta Unidad, las investigaciones penales avanzaron finalmente y dieron lugar, en noviembre de 1996, al arresto de tres oficiales de bajo rango adscritos a la Brigada XX1.

1 El Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia «Charry Solano» se convirtió en la Brigada XX.

El 10 de septiembre de 1996, el entonces comandante de la Brigada XX, el coronel Bernardo Ruiz Silva, reclamó la competencia sobre las investigaciones acerca de la «desaparición» de Nydia Erika Bautista. El 2 de diciembre de 1996, la Corte Suprema de Judicatura falló en favor de que la causa se trasladara a la jurisdicción del sistema de justicia penal militar.

Al transferirse la causa a la jurisdicción militar se anuló el anonimato de los testigos que habían prestado declaración ante funcionarios judiciales civiles. A consecuencia de esa medida, aumentó el temor por la seguridad de varios de los testigos. En diciembre de 1996, una testigo, Yolanda Rodríguez, vio a varias personas no identificadas en los alrededores de la casa en la que residía junto a su padre. Por ello, a finales de diciembre de 1996 decidió ocultarse. El 13 de enero de 1997, el padre de Yolanda fue atropellado por un taxi sin matrícula ni permiso de circulación, resultando herido de gravedad. El 15 de mayo, en una carta dirigida a la Fiscalía General de la Nación, Yolanda Rodríguez denunciaba ser objeto de llamadas telefónicas frecuentes y anónimas realizadas a altas horas de la noche. Yolanda Rodríguez había sido amiga de Nydia Erika Bautista y de Cristóbal Triana. Éste último había sido activista del M-19 y «desapareció» el 28 de agosto de 1987, dos días antes que Nydia Erika. Testigos presionados

El 20 de septiembre de 1996, el sargento Bernardo Alfonso Garzón Garzón (detenido por otra acusación) se retractó ante el juez de la Brigada XX de las declaraciones que había realizado en 1991 y 1994 ante la Oficina del procurador general y la Fiscalía General de la Nación.

Según los informes, al retractarse de sus anteriores declaraciones, el sargento Garzón Garzón afirmó repetidamente que habían sido falsas. También acusó al entonces procurador delegado para los Derechos Humanos y a funcionarios de la Fiscalía General de obligarle a firmar una declaración que habían preparado y que él no había leído.

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10 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

El 9 de septiembre de 1997, el sistema de justicia penal militar exoneró al ex brigadier general Velandia y lo excluyó de las investigaciones penales sobre la «desaparición» de Nydia Erika Bautista. El fallo se pronunció a pesar de que las investigaciones penales debían haber sido automáticamente transferidas al sistema de justicia civil tras la decisión de la Corte Constitucional, de agosto de 1997, de excluir de la competencia de los tribunales militares todos los casos de violaciones de derechos humanos. Según las últimas informaciones recibidas por Amnistía Internacional, tras su expulsión, el ex brigadier general Álvaro Velandia Hurtado entró a trabajar como asesor jurídico de los grupos CONVIVIR2.

2 Las Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural, CONVIVIR, se crearon supuestamente como un

servicio de información local para las fuerzas de seguridad. Ahora, a los grupos CONVIVIR se les ha dado un nuevo

nombre. Amnistía Internacional ha expresado su honda preocupación por el hecho de que estos grupos no estén

sometidos a los adecuados controles por parte de las autoridades y por que, consecuentemente, podrían empezar a

operar de forma similar a los grupos paramilitares ilegales aliados a las fuerzas de seguridad. Varios de estos grupos han

estado implicados en graves violaciones de derechos humanos. La ONU también ha expresado su honda preocupación

ante la creación de los grupos CONVIVIR y ha recomendado la derogación del decreto por el que se crearon.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?:

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 11

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

Presidente de Colombia: Señor Presidente Ernesto Samper Pizano Presidente de la República Palacio de Nariño Carrera 8 No. 7-26 Santafé de Bogotá, Colombia

Tratamiento: Excelentísimo Sr. Presidente/Dear President Samper

Ministro del Interior: Dr. Alonso López Caballero Ministro del Interior

1. Utilice este caso para ilustrar la cuestión de la impunidad, el hecho de que, en este caso, no se haya hecho comparecer

ante los tribunales a los responsables, y que las autoridades no hayan garantizado el inmediato cumplimiento de las

recomendaciones de la Oficina del procurador delegado, y que sólo se haya expulsado al brigadier general Velandia tras

intensas presiones nacionales e internacionales.

2. Escriba al presidente Samper, al fiscal general, al ministro del Interior y al ministro de Defensa:

- expresándoles su preocupación por el hecho de que, diez años después de las «desapariciones», los responsables

no han sido llevados ante los tribunales, e instándoles a que se lleven a cabo investigaciones imparciales y exhaustivas sobre

las «desapariciones», a que las conclusiones se hagan públicas y a que los responsables sean puestos en manos de la justicia;

- manifestándoles su inquietud por el hecho de que la jurisdicción sobre las investigaciones penales acerca del papel

desempeñado por los miembros de las fuerzas de seguridad se haya transferido al sistema de justicia penal militar. El

sistema de justicia penal militar ha garantizado en la práctica la total impunidad de los miembros de las fuerzas de seguridad

responsables de violaciones de derechos humanos;

- instándoles a que, a la luz del fallo de la Corte Constitucional que establece que los tribunales militares no deben

entender de los casos de violaciones de derechos humanos, las autoridades garanticen que todas las investigaciones penales

se remiten al sistema de justicia civil;

- expresando su preocupación por el hecho de que el sistema de justicia penal militar haya exonerado al ex brigadier

general Velandia a pesar del fallo de la Corte Constitucional y que, por lo tanto, esa exoneración es ilegal;

- instándoles a que se tomen todas las medidas consideradas apropiadas por la familia de Nydia Erika y por los

testigos para garantizar su seguridad;

- instándoles a que todos los miembros de las fuerzas de seguridad implicados en violaciones de derechos humanos

sean inmediatamente separados de sus cargos.

3. Envíe cartas a su propio gobierno o a sus representantes políticos, o capte sus apoyos:

- utilizando el caso para ilustrar:

la impunidad de la que a menudo gozan los miembros de las fuerzas de seguridad responsables de

violaciones de derechos humanos;

- destaque que las medidas para poner fin a la impunidad en este caso se ajustarán a las recomendaciones formuladas

por las Naciones Unidas y por la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA para atajar la impunidad;

- exprese su preocupación por el hecho de que la competencia sobre las investigaciones acerca del papel

desempeñado por los miembros de las fuerzas armadas se haya transferido al sistema de justicia penal militar, que

sistemáticamente ha garantizado su impunidad en casos de violaciones de derechos humanos;

- inste a su gobierno a que supervise las investigaciones penales sobre la «desaparición» de Nydia Erika Bautista y

presione para que se garantice el procesamiento de todos los responsables.

Page 16: Amnistía Internacional · Este texto resume el documento COLOMBIA Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos (Índice AI: AMR 23/18/98/s), publicado

12 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Ministerio del Interior Carrera 8, No.8-09, Piso 2 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister

Ministro de Defensa: Dr. Gilberto Echeverri Mejía Ministro de Defensa Nacional Ministerio de Defensa Nacional Avenida Eldorado CAN - Carrera 52 Santafé de Bogotá, COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister Fiscal General: Dr. Alfonso Gómez Méndez Fiscal General de la Nación Fiscalía General de la Nación Diagonal 22B 5201 Apartado Aéreo 29855 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Estimado Dr./Dear Dr.

Envíe copia de su correspondencia a la Embajada de Colombia en su país.

En su correspondencia o sus contactos con las autoridades colombianas admita que las fuerzas de la guerrilla han violado la legislación humanitaria internacional, pero destaque que tales abusos no pueden en modo alguno justificar las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad colombianas y sus aliados paramilitares, ni tampoco disculpar el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de los responsables de violaciones de derechos humanos.

Envíe copia de su correspondencia a: Asociación Colombiana de Familiares de «Desaparecidos»: Señores, ASFADDES, AA 011446, Santafé de Bogotá, Colombia.

Page 17: Amnistía Internacional · Este texto resume el documento COLOMBIA Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos (Índice AI: AMR 23/18/98/s), publicado

Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 13

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

MATANZA DE INDÍGENAS PÁEZ

El 16 de diciembre de 1991, 20 personas de la etnia indígena páez resultaron muertas en una operación llevada a cabo conjuntamente por paramilitares y efectivos de la policía. Las víctimas eran miembros de una comunidad indígena que venía ocupando una hacienda denominada «El Nilo» cercana a la ciudad de Caloto, en Cauca, departamento situado en el sur de Colombia.

En la noche del 16 de diciembre, unos sesenta hombres armados y encapuchados irrumpieron en un edificio donde estaban reunidos miembros de la comunidad indígena páez y mataron a 20 de ellos. Entre las víctimas había mujeres y niños. En los meses anteriores a la matanza, los indígenas páez habían denunciado a la oficina regional de la Procuraduría General de la Nación y al alcalde de Caloto que estaban siendo objeto de intimidación, hostigamiento y amenazas por representantes del nuevo propietario de la hacienda «El Nilo», Luis Alberto Bernal Seijas, de quien se rumoreaba que estaba implicado en el narcotráfico.

Tras la matanza, las autoridades judiciales y la Procuraduría General de la Nación iniciaron investigaciones oficiales. En diciembre de 1991, el entonces presidente Gaviria anunció: «Se hallarán los responsables de esta barbarie», e incluso declaró que tales responsables serían castigados. En octubre de 1992, Amnistía Internacional recibió un informe provisional elaborado por la Unidad Especializada de Investigaciones de la Procuraduría General de la Nación en el que se afirmaba que, aunque no había sido posible aún determinar los motivos de la masacre, se habían descubierto pruebas convincentes que apuntaban la responsabilidad de autoridades policiales concretas, entre ellas el jefe de la policía local, mayor Jorge Enrique Durán Argüelles, y el jefe de la policía antinarcóticos, capitán Fabio Alejandro Castañeda Mateus.

En una declaración jurada, un testigo aseguró que unos 18 agentes de policía, entre ellos el capitán, habían participado en la matanza junto con los civiles. A su llegada a «El Nilo», los pistoleros se separaron en tres grupos para localizar a la comunidad páez, la mayoría de cuyos miembros asistían a una reunión. A continuación, el testigo describió cómo el capitán de policía había dado órdenes a los hombres armados y cómo después el capitán y los hombres a su mando, junto con el jefe de los pistoleros civiles, mataron a tiros a los indígenas.

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14 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Investigaciones disciplinarias

A pesar de las pruebas razonables que implicaban a los agentes de policía en estas muertes, el 21 de julio de 1993 la procuradora delegada para los Derechos Humanos resolvió que debían retirarse los cargos contra los dos agentes de policía acusados de ser los verdaderos perpetradores de la masacre de indígenas páez. En su fallo, la procuradora delegada para los Derechos Humanos aseguraba que las declaraciones incriminatorias no eran coherentes y que se habían recibido testimonios que indicaban que los agentes de policía acusados se encontraban en la comisaría de policía de distrito de Santander de Quilichao, en Cauca, en el momento de la masacre. La Procuraduría General de la Nación concluía que las pruebas balísticas demostraban que en la matanza no se habían utilizado armas de la policía.

Un mes después de retirarse los cargos, el doctor Jaime Córdoba Triviño, entonces Defensor del Pueblo, solicitó formalmente a la Procuraduría General de la Nación que volviera a considerar el fallo emitido el 21 de julio. El doctor Córdoba Triviño cuestionaba el hecho de que la procuradora delegada hubiera descartado las declaraciones de los testigos sólo porque no coincidían plenamente. El doctor Córdoba también criticaba el hecho de que la procuradora delegada no hubiera tenido en cuenta los testimonios que declaraban que los implicados en la masacre habían salido de Santander de Quilichao hacia Caloto poco antes de la matanza. En relación con las conclusiones de la procuradora delegada basadas en las pruebas balísticas, el Defensor del Pueblo cuestionaba el hecho de que la Procuraduría General sólo hubiera tenido en cuenta el informe técnico de la policía y hubiera hecho caso omiso de un informe presentado por la Unidad de Investigaciones Especiales (de la Procuraduría General) que sugería que se habían cometido irregularidades en el tratamiento de las pruebas balísticas.

En diciembre de 1993, tras una huelga de hambre llevada a cabo por dirigentes de los indígenas páez, la Procuraduría General de la Nación y la Fiscalía General de la Nación se comprometieron a garantizar que la masacre sería exhaustivamente investigada. Sin embargo, poco después se informó a la Corporación Colectivo de Abogados, que representaba a las familias de las víctimas de la comunidad páez, de que la solicitud del Defensor del Pueblo de revocar la exoneración de los dos agentes de policía había sido rechazada.

El 14 de agosto de 1996, la Consejería Presidencial de Derechos Humanos y el Ministerio del Interior volvieron a pedir a la Procuraduría General de la Nación que revocara su fallo de julio de 1993. El 30 de septiembre de 1997, el procurador general informó al Comité de Impulso a la Administración de la Justicia en los casos de Los Uvos, Caloto y Villatina (véase infra) que, dado que habían transcurrido cinco años desde la masacre, no era posible iniciar ninguna otra acción disciplinaria1.

1 Cinco años es el periodo de tiempo permitido para la realización de investigaciones disciplinarias relativas

a delitos de asesinato.

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 15

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

Investigaciones penales

En mayo de 1994, el fiscal regional de Cali, encargado de llevar a cabo las investigaciones penales del caso, ordenó la detención de cierto número de civiles implicados en la masacre y que se prosiguiera la investigación sobre el papel desempeñado en ella por los dos agentes de policía. Siete civiles, paramilitares y narcotraficantes, que habían participado en la masacre, fueron condenados a 30 años de cárcel, entre ellos el terrateniente Luis Alberto Bernal, que posteriormente falleció. Algunas de estas sentencias han sido recurridas.

Las investigaciones penales contra los dos agentes de policía avanzaron con mucha más lentitud y los dos agentes permanecieron en activo durante varios años después de la matanza.

El 4 de septiembre de 1996, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación dictó orden de arresto contra el mayor Durán Argüelles y el capitán Castañeda Mateus por su participación en la masacre. La jurisdicción de esta causa recaía sobre el Juzgado Regional de Cali que, el 10 de marzo de 1997, decidió que la competencia correspondía al sistema de justicia penal militar. La Procuraduría General y la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General recurrieron contra este fallo.

El 23 de septiembre de 1997, el Juzgado de Primera Instancia de la Inspección General de la Policía Nacional rechazó los recursos para que la jurisdicción de la causa contra los dos agentes de policía volviera a transferirse al sistema de justicia civil. La decisión de que el sistema de justicia militar retuviera la competencia sobre la investigación se tomó a pesar de la resolución de la Corte Constitucional, de agosto de 1997, según la cual los crímenes contra la humanidad, entre ellos las ejecuciones extrajudiciales, no pueden considerarse «actos de servicio» y, por lo tanto, deben excluirse de la jurisdicción militar.

La Corte Constitucional había fallado que su sentencia, por la que asignaba la competencia de los casos de violación de los derechos humanos al sistema de justicia ordinaria, «sólo se aplicará a los procesos en curso en donde no se haya dictado sentencia».

Al justificar que la causa contra los dos agentes de policía debía continuar en manos del sistema de justicia penal militar, el Juzgado de Primera Instancia de la Inspección General de la Policía Nacional resolvió que «la actividad delictuosa imputada a los dos oficiales surge de los actos oficiales propios de la actividad del servicio». El 23 de septiembre, el sistema de justicia militar falló también que el proceso penal interpuesto contra el capitán Castañeda, que entonces era el único agente de policía detenido, era nulo de pleno derecho y ordenó su puesta en libertad.

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16 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

A Amnistía Internacional le preocupa el hecho de que la retención de esta causa por parte del sistema de justicia militar constituye un flagrante desprecio de la jurisprudencia establecida por la Corte Constitucional. Acciones emprendidas en el ámbito internacional

El caso de la matanza de los indígenas páez se remitió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos en diciembre de 1992. En octubre de 1995 se alcanzó un acuerdo entre la Comisión Interamericana y el gobierno colombiano para crear un Comité encargado de investigar esta y otras dos masacres bajo la supervisión de la Comisión.

En febrero de 1996, el Comité de Impulso a la Administración de la Justicia en los casos de Los Uvos, Caloto y Villatina2, presentó su informe ante el 91 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El informe recomendaba que el gobierno colombiano garantizase el procesamiento de los responsables y que las familias de las víctimas fueran indemnizadas. En su resolución del 16 de octubre de 1997, la Comisión Interamericana refrendó varias recomendaciones formuladas por un comité creado para supervisar el trabajo del Comité de Impulso, entre ellas la de que estos casos de violaciones de derechos humanos fueran tratados por el sistema de justicia civil, de conformidad con el fallo de la Corte Constitucional colombiana.

Constituye un motivo de preocupación adicional el hecho de que el gobierno colombiano no haya garantizado la devolución de la competencia de las investigaciones judiciales sobre la masacre de indígenas páez a la jurisdicción del sistema de justicia civil, de conformidad con las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y con el fallo de la Corte Constitucional.

A Amnistía Internacional le preocupan también las amenazas de muerte recibidas por algunos miembros del Colectivo de Abogados que actualmente representa a los indígenas páez y el asesinato de otros.

En enero de 1992, dos abogados, Carlos Edgar Torres y Rodolfo Nieves, y un antropólogo que había investigado la masacre, fueron asesinados en Cali. Posteriormente, el 29 de mayo de 1992, Óscar Elías López, asesor jurídico del Consejo Regional Indígena del Cauca, que representaba oficialmente a la comunidad de indígenas páez, fue asesinado en Santander de Quilichao. Según los informes, antes de su muerte había recibido amenazas. En agosto de 1993, el doctor Rafael Barrios Mendívil, entonces presidente del Colectivo de Abogados, fue objeto de hostigamiento y amenazas telefónicas al parecer a consecuencia de su

2 El Comité de Impulso estaba integrado por organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, el

Estado colombiano y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para supervisar los avances registrados en las

investigaciones sobre la matanza de indígenas páez en El Nilo, la muerte de 10 jóvenes ocurrida en el distrito Villatina

de Medellín en noviembre de 1992 y la masacre de 17 personas perpetrada en abril de 1991 en Los Uvos, en el

departamento del Cauca.

Page 21: Amnistía Internacional · Este texto resume el documento COLOMBIA Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos (Índice AI: AMR 23/18/98/s), publicado

Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 17

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

trabajo en favor del pueblo indígena páez, y miembros del Colectivo de Abogados han seguido recibiendo amenazas debido a su trabajo en este caso. En los últimos meses, se ha informado de que grupos paramilitares han estado patrullando en los alrededores de la hacienda El Nilo.

En su resolución del 16 de octubre de 1997, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidió a las autoridades colombianas que tomaran las medidas pertinentes para garantizar la seguridad de los miembros del Consejo Regional Indígena del Cauca, de los dirigentes indígenas y de sus representantes legales, y para que se investigasen las amenazas de muerte denunciadas por el Consejo Regional y se pusiera a los responsables en manos de la justicia.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?:

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18 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

1. Utilice este caso para ilustrar los vínculos entre las fuerzas de seguridad y grupos paramilitares. Destaque el hecho de

que, a pesar del fallo de la Corte Constitucional según el cual los casos de violaciones de derechos humanos deben ser

competencia de los tribunales civiles, los tribunales militares han retenido su jurisdicción sobre este caso. Deje claro que

la ONU y la OEA han recomendado que los casos de derechos humanos no sean competencia de los tribunales militares,

cuyo papel ha sido decisivo para garantizar la impunidad de los miembros de las fuerzas de seguridad responsables de

violaciones de derechos humanos.

2. Envíe cartas al presidente Samper, el fiscal general, el ministro del Interior y el ministro de Asuntos Exteriores:

- expresándoles su preocupación por el hecho de que no se haya hecho comparecer ante los tribunales a los

responsables de la masacre de indígenas páez e instándoles a que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas e

imparciales sobre las muertes, a que las conclusiones se hagan públicas y a que los responsables sean puestos a

disposición judicial, de conformidad con las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos;

- manifestándoles su inquietud por el constante hostigamiento de que es objeto la comunidad de indígenas páez,

e instándoles a que se tomen todas las medidas que la propia comunidad considere adecuadas para garantizar su

seguridad;

- instándoles a que el gobierno colombiano emprenda medidas para garantizar el respeto al fallo de la Corte

Constitucional, según el cual todos los casos de violaciones de derechos humanos deben ser competencia de los

tribunales civiles;

- expresándoles su preocupación por las continuas amenazas y violaciones de derechos humanos contra los

activistas de derechos humanos que representan a la comunidad indígena, e instándoles a tomar todas las medias que las

personas amenazadas consideren apropiadas para garantizar su seguridad.

3. Envíe cartas a su propio gobierno o a sus representantes políticos, o capte sus apoyos:

- utilizando este caso para ilustrar:

los vínculos entre las fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares.

el hecho de que las autoridades no afronten el problema de la impunidad.

- inste a su gobierno a que admita públicamente los vínculos entre los grupos paramilitares y las fuerzas de

seguridad y a que supervise los esfuerzos para desmantelar los grupos paramilitares, de conformidad con las

recomendaciones de la OEA y de la ONU;

- inste a su gobierno a que supervise los avances registrados en las investigaciones penales sobre la matanza de

los indígenas páez, y a que presione para que se garantice el procesamiento de todos los responsables;

- inste a su gobierno a que ayude a las autoridades colombianas a dar protección a los testigos y a tomar medidas

para garantizar la seguridad de sus familiares;

- inste a su gobierno a que le mantenga informado sobre los esfuerzos que esté realizando.

Si vive en un Estado miembro de la OEA:

- inste a su gobierno a que supervise estrechamente el cumplimiento de las recomendaciones formuladas por la

Comisión Interamericana de Derechos Humanos de que se ponga en manos de la justicia a los responsables de la

masacre de indígenas páez, e inste a su gobierno a que utilice sus buenos oficios para garantizar que otros Estados

miembros de la OEA actúen también en el mismo sentido.

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 19

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

Presidente de Colombia: Señor Presidente Ernesto Samper Pizano Presidente de la República Palacio de Nariño Carrera 8 No. 7-26 Santafé de Bogotá, Colombia Tratamiento: Excelentísimo Sr.

Presidente/Dear President Samper

Ministro del Interior: Dr. Alonso López Caballero Ministro del Interior Ministerio del Interior Carrera 8, No.8-09, Piso 2 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister

Ministro de Defensa: Dr. Gilberto Echeverri Mejía Ministro de Defensa Nacional Ministerio de Defensa Nacional Avenida Eldorado CAN - Carrera 52 Santafé de Bogotá, COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister Fiscal General: Dr. Alfonso Gómez Méndez Fiscal General de la Nación Fiscalía General de la Nación Diagonal 22B 5201 Apartado Aéreo 29855 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Estimado Dr./Dear Dr.

Envíe copia de su correspondencia a la Embajada de Colombia en su país.

En su correspondencia o sus contactos con las autoridades colombianas admita que las fuerzas de la guerrilla han violado la legislación humanitaria internacional, pero destaque que tales abusos no pueden en modo alguno justificar las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad colombianas y sus aliados paramilitares, ni tampoco disculpar el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de los responsables de violaciones de derechos humanos. Envíe copia de su correspondencia a: Corporación Colectivo de Abogados, AA 44456, Santafé de Bogotá, Colombia.

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20 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

«DESAPARICIÓN» DE JORGE IVÁN ALARCÓN Y EDGAR MONSALVE

No queremos hacernos pasar por «mártires» o pretender que se nos tenga lástima o se nos dé

escoltas solo BUSCAMOS la verdad y que la DESAPARICIÓN FORZADA DE LOS

ESTUDIANTES no sea otro caso más en Colombia, que queda en el olvido de las autoridades

competentes para averiguar

Luis Gonzalo Sánchez Restrepo, tío de Jorge Iván, en su carta a Amnistía Internacional de mayo de 1996.

Jorge Iván Alarcón Sánchez y Edgar Monsalve fueron vistos por última vez el

6 de mayo de 1995, cuando varios agentes de la policía del municipio de San Antonio de Prado, en el departamento de Antioquia, se los llevaron en un vehículo.

El 6 de mayo, Jorge Iván Alarcón Sánchez salió de su domicilio en el distrito de Andalucía del municipio de Envigadó, departamento de Antioquia, para ir a la Universidad de Antioquia donde estudiaba ingeniería mecánica. Se marchó de la universidad a las 9 de la mañana y se dirigió al municipio de Itaguí, donde se reunió con Edgar Monsalve. Ambos tomaron un autobús en dirección a El Morro de San Antonio de Prado, también conocido como El Valle del Silencio. Una amiga de ambos los vio subidos en el autobús.

Según los informes, el 4 de mayo se había producido un enfrentamiento armado entre fuerzas guerrilleras que operaban en la región y el ejército, en el curso del cual cinco personas resultaron muertas. A continuación, se registró una fuerte presencia militar en la zona. El 6 de mayo se enviaron a la hacienda El Silencio unidades de la policía procedentes de los municipios de Angelópolis, San Antonio de Prado y Armenia-Mantequilla para recuperar los cadáveres de los guerrilleros que habían resultado muertos.

Los dos estudiantes fueron detenidos por agentes de la policía y llevados a la comisaría de San Antonio Prado. Según los informes, hubo testigos de cómo varios agentes de policía del municipio de Angelópolis entregaban a los dos estudiantes a otros agentes del municipio de Armenia-Mantequilla, que estaban a las órdenes de un cabo de la policía, en el parque de San Antonio de Prado. A continuación, de acuerdo con los informes, los dos estudiantes fueron trasladados en un vehículo a la comunidad de La Herradura, en el municipio de Titiribí, donde, al parecer, hacia la una de la madrugada del 7 de mayo los entregaron a las fuerzas paramilitares que estaban bajo las órdenes del terrateniente local.

En respuesta a las cartas enviadas por miembros de Amnistía Internacional en las que expresaban su preocupación por la «desaparición» de Jorge Iván Alarcón y Edgar Monsalve, el jefe de la policía del departamento de Antioquia, coronel Guillermo Vega Carrillo, confirmó que miembros de la policía del municipio de Armenia-Mantequilla habían detenido a los dos estudiantes. Declaró que el cabo de la policía había decidido llevar a los dos estudiantes a:

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 21

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

... la Estación Armenia Mantequilla, con el fin de indagar su presencia en los alrededores de la

Finca «El Silencio», procediendo llevarlos en el vehículo en que se transportaban, pasaron por el

corregimiento «La Herradura», los jóvenes le comentaron al Suboficial que hacia dónde conducía

esa carretera, a lo cual le respondió que hacia el municipio de Titiribí, encontrándose en la vía un

vehículo Nissan, color verde oscuro, cabinado, en el que estaba un señor y una señora, a quienes

el Cabo les preguntó hacia donde se dirigían, y le manifestaron que hacia el municipio de Titiribí

y que podían llevar a los dos jóvenes, lo cual el citado Suboficial le comunicó a los dos jóvenes y

ellos procedieron a embarcarse a eso de las 10:00 de la noche en el citado vehículo con rumbo al

municipio de Titiribí y la patrulla regresó a su sitio de trabajo. Represalias contra los familiares

A menudo, miembros de las fuerzas de seguridad y de grupos paramilitares responsables de violaciones de derechos humanos han amenazado o intimidado a familiares de las víctimas y a otras personas que trataban de averiguar la verdad, para asegurarse de que las investigaciones no avanzasen. Con frecuencia, los perpetradores de violaciones de derechos humanos cometen nuevas y graves violaciones de esos derechos para garantizar su impunidad.

El 6 de mayo de 1995 las familias de los dos hombres denunciaron oficialmente su «desaparición» a las autoridades. Posteriormente, Luis Gonzalo Sánchez Restrepo, tío de Jorge Iván, recibió varias llamadas telefónicas anónimas en las que se le advertía que si continuaba sus esfuerzos por descubrir el paradero de Jorge Iván Alarcón Sánchez y Edgar Monsalve Pulgarín y la identidad de los responsables de su «desaparición», lo matarían.

En junio de 1995, Luis Gonzalo Sánchez acusó a varios agentes de policía de confiscar 25.000 panfletos con fotografías de los dos estudiantes en el aeropuerto de Olaya Herrera. La familia había previsto que los panfletos se distribuyesen en la zona en la que los dos estudiantes habían «desaparecido».

Luis Gonzalo Sánchez informó a Amnistía Internacional de que, en enero de 1996, había empezado a tener noticias de rumores que lo vinculaban a grupos de la guerrilla. Según los informes, en marzo de 1996 fue objeto de un intento de encuadrarlo en un grupo subversivo después de que, según parece, una patrulla del ejército descubrió armas en su hacienda. Tras este episodio, las amenazas de muerte contra Luis Gonzalo Sánchez y su familia se intensificaron.

Los abogados que actuaban en nombre de las familias de Jorge Iván Alarcón y Edgar Monsalve también han sido objeto de intimidación. Investigaciones penales

En octubre de 1995 se informó de que 19 miembros del grupo paramilitar «La Escopeta» habían sido arrestados por orden de la Fiscalía General de la Nación, acusados de la formación de grupos paramilitares ilegales. Según los informes, el grupo paramilitar «La Escopeta» estaba implicado en más de un

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22 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

centenar de homicidios ocurridos en el municipio de Armenia y en otros municipios vecinos, y en la «desaparición» de los dos estudiantes.

Entre los arrestados se encontraban el alcalde de Armenia-Mantequilla y el inspector de policía del municipio de La Albania de Titiribí. Posteriormente, se dictaron órdenes de arresto contra otros presuntos miembros del grupo paramilitar. A finales de 1995, se dictaron órdenes de arresto contra un ex senador y contra otras personas presuntamente pertenecientes al grupo paramilitar implicado en la «desaparición» de los dos estudiantes, entre ellas un cabo de la policía.

Para mediados de 1996, se había dictado orden de arresto contra al menos 37 personas a las que se investigaba por la formación de un grupo paramilitar.

En marzo de 1996, el sistema de justicia militar reclamó la competencia sobre las investigaciones penales relativas a la responsabilidad de un cabo de la policía, un teniente del ejército y otro agente de la policía por su participación directa o indirecta en operaciones realizadas por el grupo paramilitar «La Escopeta». En junio de 1996 se retiraron los cargos contra el cabo de la policía, el otro agente de policía y el teniente del ejército, y los tres quedaron en libertad.

Las investigaciones sobre la responsabilidad penal de los civiles detenidos sometidos a la jurisdicción del sistema de justicia civil se centraron en su pertenencia a un grupo paramilitar. Es motivo de preocupación el hecho de que en las investigaciones penales no se hayan individualizado las responsabilidades de las violaciones de derechos humanos que, según los informes, cometió el grupo paramilitar, entre ellas la «desaparición» de Jorge Iván Alarcón y Edgar Monsalve.

En junio de 1997 se informó de que la Fiscalía General había puesto en libertad al alcalde de Armenia-Mantequilla y a otras cinco personas previamente detenidas. Mientras tanto, se retiraron las órdenes de arresto dictadas contra otros cinco presuntos miembros del grupo paramilitar.

El 24 de junio de 1997, a las 10,15 de la noche, una bomba hizo explosión en el edificio en el que está ubicada la oficina de Medellín de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos - Colombia (ASFADDES). Todos los documentos sobre casos de violaciones de derechos humanos guardados en la oficina se destruyeron. ASFADDES ha trabajado activamente en el caso de la «desaparición» de los dos estudiantes y había denunciado una y otra vez el hecho de que las autoridades no llevaran a los responsables ante los tribunales.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?:

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 23

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

Presidente de Colombia: Señor Presidente Ernesto Samper Pizano Presidente de la República Palacio de Nariño Carrera 8 No. 7-26 Santafé de Bogotá, Colombia Tratamiento: Excelentísimo Sr.

Presidente/Dear President Samper

Ministro del Interior: Dr. Alonso López Caballero Ministro del Interior Ministerio del Interior Carrera 8, No.8-09, Piso 2 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister

Fiscal General: Dr. Alfonso Gómez Méndez Fiscal General de la Nación Fiscalía General de la Nación

Diagonal 22B 5201 Apartado Aéreo 29855 Santafé de Bogotá COLOMBIA

1. En sus contactos con políticos y autoridades locales, utilice este caso para ilustrar la cuestión de la impunidad, el

hecho de que no se haya hecho comparecer ante los tribunales a los responsables de «desapariciones», y también para

ilustrar los vínculos entre las fuerzas de seguridad y grupos paramilitares.

2. Envíe cartas al presidente Samper, al fiscal general, al ministro del Interior y al ministro de Asuntos Exteriores:

- expresándoles su preocupación por el hecho de que no se haya procesado a todos los responsables de

«desapariciones», e instándoles a que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales sobre las

«desapariciones» y a que sus conclusiones se hagan públicas y los responsables sean puestos a disposición judicial;

- instándoles a que se tomen todas las medidas que los familiares de las víctimas y los activistas de derechos

humanos que trabajan con ellos consideren apropiadas para garantizar su seguridad;

Las investigaciones sobre el caso han revelado que las «desapariciones» se llevaron a cabo en una operación

conjunta de los paramilitares y la policía; debe utilizar este caso para:

- instar al gobierno colombiano a que desmantele los grupos paramilitares y ponga a sus miembros responsables

de violaciones de derechos humanos, así como a los miembros de las fuerzas de seguridad responsables de crear, formar

y operar conjuntamente con grupos paramilitares ilegales, en manos de la justicia.

3. Envíe cartas a su gobierno o sus representantes políticos, o capte sus apoyos:

- utilizando este caso para ilustrar:

la impunidad de la que a menudo gozan los miembros de las fuerzas de seguridad responsables de

violaciones de derechos humanos;

los vínculos entre las fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares. Destaque que el hecho de que

no se garantice la realización de las investigaciones penales y el procesamiento de los responsables de

«desapariciones» ha permitido a los grupos paramilitares continuar operando en el departamento de

Antioquia y seguir cometiendo violaciones de derechos humanos con la colaboración de las fuerzas de

seguridad.

- destaque que las medidas para poner fin a la impunidad en este caso y garantizar el procesamiento de los

miembros del grupo paramilitar se ajustarán a las recomendaciones formuladas por las Naciones Unidas y por la

Comisión Interamericana de Derechos Humanos de que se afronte el problema de la impunidad y se desmatelen los

grupos paramilitares.

- inste a su gobierno a que supervise las investigaciones penales sobre las «desapariciones» y presione para que se

desmantelen los grupos paramilitares en el departamento de Antioquia.

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24 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Tratamiento: Estimado Dr./Dear Dr.

Ministro de Relaciones Exteriores: Dra. María Emma Mejía Ministro de Relaciones Exteriores Ministerio de Relaciones Exteriores Palacio San Carlos Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sra. Ministra/Dear Minister

Envíe copia de su correspondencia a la Embajada de Colombia en su país.

En su correspondencia o sus contactos con las autoridades colombianas admita que las fuerzas de la guerrilla han violado la legislación humanitaria internacional, pero destaque que tales abusos no pueden en modo alguno justificar las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad colombianas y sus aliados paramilitares, ni tampoco disculpar el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de los responsables de violaciones de derechos humanos.

Envíe copia de su correspondencia a: Asociación Colombiana de Familiares de «Desaparecidos»: Señores, ASFADDES, AA 011446, Santafé de Bogotá, Colombia.

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 25

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

LA MATANZA DE VILLATINA Jovanny Alberto Vallejo Restrepo, 15 años Óscar Andrés Ortiz Toro, 17 años Ricardo Alexander Hernández, 17 años Marlon Alberto Álvarez, 17 años Mauricio Antonio Ramírez Higuita, 24 años

Johny Alexander Cardona Ramírez, 17 años Ángel Alberto Barón Miranda, 17 años Geovanny Alberto Valero, 8 años Nelson Duván Florez Villa, 17 años Johanna Mazo Ramírez, 8 años

Eran unos jóvenes comprometidos con su comunidad, con anhelos y esperanzas, con ilusiones y espíritu de lucha por la vida.

Descripción de siete de los niños asesinados que eran miembros de la organización religiosa juvenil Caminantes del Futuro.

Al atardecer del 15 de noviembre de 1992, doce hombres con rifles automáticos que viajaban en tres vehículos entraron en el humilde barrio de Villatina, en las afueras de Medellín. Se detuvieron junto a un grupo de jóvenes que escuchaban música en la esquina de una calle. Los pistoleros salieron de los vehículos; algunos de los jóvenes intentaron mostrarles sus documentos de identidad, pero los pistoleros ordenaron a los jóvenes que se tumbaran en el suelo y después abrieron fuego. Nueve jóvenes de 17 años, otros menores, y un joven de 24 resultaron muertos. Las víctimas más jóvenes eran un niño y una niña de ocho años. Siete de las víctimas eran miembros de la organización de jóvenes cristianos Caminantes del Futuro.

La masacre de Villatina tuvo lugar sólo unas horas después de que dos agentes de policía fueran abatidos a tiros en el centro de Medellín. Los jóvenes muertos el 15 de noviembre fueron, aparentemente, como muchas otras víctimas, blancos de la venganza policial seleccionados al azar.

Algunos de los jóvenes trataron de proteger a Johanna Mazo, de 8 años, y los testigos declararon que cuando uno de los asesinos intentó evitar que mataran a la niña, otro pistolero replicó: «¿Cómo vamos a dejar vivos a esta manada de hijueputas si ellos son los que nos están matando?».

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26 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Una patrulla del ejército, alertada por los tiros, llegó al lugar de los hechos. Hubo un cruce de disparos, pero ninguno de los pistoleros fue capturado.

Según la Procuraduría General de la Nación, el día de la matanza los noticiarios radiofónicos informaron de que la policía había dado muerte a nueve «sicarios a sueldo» en el distrito de Villatina.

El 31 de diciembre de 1992, otro grupo de hombres armados y enmascarados entró en el distrito de Villatina. Los residentes del lugar alertaron a las fuerzas armadas y llegó una patrulla del ejército. Se produjo entonces un enfrentamiento armado en el que dos de los pistoleros resultaron heridos y todos ellos fueron capturados. Según los informes, posteriormente los hombres enmascarados se identificaron como miembros de la Policía Metropolitana; a continuación, los pistoleros se quitaron las máscaras y, de acuerdo con los informes, los testigos reconocieron a varios de ellos como pertenecientes al grupo que había perpetrado la masacre del 15 de noviembre.

Según los informes, Nelson Duván Florez Villa, antes de morir, le dijo a su tía que había reconocido a varios miembros de la F2 —servicio de información de la policía— entre los perpetradores de la masacre. Su tío había sido miembro de la F2 y con frecuencia había llegado a casa con otros miembros del cuerpo policial.

A menudo, miembros de las fuerzas de seguridad y de grupos paramilitares responsables de violaciones de derechos humanos han amenazado o intimidado a familiares de las víctimas y a otras personas que trataban de averiguar la verdad, para asegurarse de que las investigaciones no avanzasen. Con frecuencia, los perpetradores de violaciones de derechos humanos cometen nuevas y graves violaciones de esos derechos para garantizar su impunidad.

Poco después de la celebración de los funerales de los jóvenes, las madres de las víctimas fueron convocadas a una reunión con varios hombres que se identificaron como agentes de la F2. Los hombres interrogaron a las madres sobre la matanza y sobre por qué agentes de la F2 habían sido acusados de llevarla a cabo.

Tras el enfrentamiento armado entre los pistoleros y la patrulla del ejército, los casquillos de bala encontrados en el lugar de los hechos se enviaron a la Industria Militar para ser examinados, y se determinó que habían formado parte de remesas enviadas a las fuerzas armadas y a la Policía Nacional.

Villatina es un barrio humilde ubicado al este de Medellín. Esta ciudad afronta problemas similares a los de otros centros urbanos colombianos, con barriadas marginales habitadas por quienes huyen de la violencia y la pobreza de las zonas rurales. En estas barriadas, la pobreza y el desempleo dejan pocas opciones a los jóvenes. Muchos de ellos se integran en pandillas callejeras y acaban implicados en actos de delincuencia menor o en grupos de delincuencia organizada vinculada al narcotráfico.

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 27

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

En respuesta a la oleada de delincuencia juvenil urbana, las autoridades locales y el sector empresarial han señalado a los jóvenes, sospechosos por su implicación en delitos menores, como víctimas de los asesinatos de los «escuadrones de la muerte». La «limpieza social», según se ha dado en llamar, persigue también a vagabundos, drogodependientes, homosexuales, niños de la calle y otros grupos socialmente marginados.

La matanza tuvo lugar en unos momentos en que los miembros de la Policía Metropolitana venían siendo víctima de numerosos homicidios perpetrados por bandas criminales organizadas. Según los informes, las muertes de jóvenes en zonas humildes de Medellín coincidieron con varios homicidios de agentes de policía ocurridos en los mismos distritos. Los jóvenes que residían en las mismas zonas en las que habían perdido la vida los agentes de policía se convirtieron en objetivos porque se presuponía que éstas eran las mismas zonas en las que vivían los autores de esos homicidios. Varios agentes de policía habían perdido la vida en la zona de Villatina. Investigaciones internacionales

El caso de la matanza de Villatina se remitió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA) cuando se constató que las investigaciones llevadas a cabo en el ámbito nacional no progresaban.

En febrero de 1996, el Comité de Impulso a la Administración de la Justicia en los casos de Los Uvos, Caloto y Villatina1 presentó su informe ante el 91 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El informe recomendaba que el gobierno colombiano garantizase el procesamiento de los responsables de la masacre de Villatina y que los familiares de las víctimas fueran indemnizados. En su resolución del 16 de octubre de 1997, la Comisión Interamericana refrendó varias recomendaciones formuladas por un comité creado para supervisar el trabajo del Comité de Impulso, entre ellas la de que la competencia sobre estos casos de violaciones de derechos humanos se asignara al sistema de justicia civil, de conformidad con el fallo del 5 de agosto de 1997 de la Corte Constitucional colombiana, lo que suponía excluir los casos de violaciones de derechos humanos de la jurisdicción de los tribunales militares. Investigaciones disciplinarias

El 8 de agosto de 1997, la Procuraduría General de la Nación expulsó a tres agentes de policía por participar en la masacre.

1 El Comité de Impulso estaba integrado por organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, el

Estado colombiano y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para supervisar los avances registrados en las

investigaciones sobre la matanza de indígenas páez en El Nilo, la muerte de 10 jóvenes ocurrida en el distrito Villatina

de Medellín en noviembre de 1992 y la masacre de 17 personas perpetrada en abril de 1991 en Los Uvos, en el

departamento del Cauca.

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28 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Hasta la fecha, los familiares de las víctimas no han recibido del Estado

indemnización alguna. El informe del Comité de Impulso había concluido que agentes del Estado eran responsables de la masacre. Sin embargo, hasta el momento el ministro de Defensa se ha negado a pagar indemnizaciones argumentando que no ha habido ninguna sentencia penal ni disciplinaria contra los miembros de las fuerzas de seguridad por participar en la matanza. Hasta ahora, el ministro de Defensa sólo se ha mostrado dispuesto a admitir, como mucho, que algunos agentes de policía pudieran ser responsables de omisiones en el ejercicio de sus deberes. Investigaciones penales

Ahora la Unidad Nacional de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación se ha hecho cargo de las investigaciones judiciales, lo que se ha acogido con satisfacción en la medida en que esta Unidad ha conseguido importantes avances en investigaciones judiciales relativas a casos conocidos de violaciones de derechos humanos. Por fin parece que las investigaciones penales están avanzando. En febrero de 1998, dos de los agentes de policía que previamente habían sido expulsados fueron detenidos por orden de la Unidad Nacional de Derechos Humanos.

El hecho de que estas investigaciones penales sobre la masacre de Villatina no se hayan concluido en cinco años ilustra claramente de qué manera la impunidad suele estar asegurada cuando las autoridades no garantizan la realización de investigaciones sobre violaciones de derechos humanos.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?:

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 29

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

Presidente de Colombia: Señor Presidente Ernesto Samper Pizano Presidente de la República Palacio de Nariño Carrera 8 No. 7-26 Santafé de Bogotá, Colombia Tratamiento: Excelentísimo Sr.

Presidente/Dear President Samper

Ministro de Relaciones Exteriores: Dra. María Emma Mejía Ministro de Relaciones Exteriores

Ministerio de Relaciones Exteriores Palacio San Carlos Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sra. Ministra/Dear Minister

1. Utilice este caso para ilustrar la cuestión de la impunidad y el hecho de que, durante años, no se haya hecho

comparecer a los responsables ante los tribunales.

2. Envíe cartas al presidente Samper, al fiscal general, al ministro del Interior y al ministro de Asuntos Exteriores:

- expresándoles su preocupación por el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de

todos los responsables de la masacre de Villatina, pese a haber transcurrido más de cinco años;

- instándoles a que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales sobre la matanza, a que las

conclusiones se hagan públicas y a que los responsables sean llevados ante los tribunales;

- instándoles a que se tomen todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los familiares de las

víctimas y de los testigos.

3. Envíe cartas a su gobierno o a sus representantes políticos, o capte sus apoyos:

- utilizando el caso para ilustrar:

el hecho de que el gobierno colombiano no haya garantizado el procesamiento de los responsables de

violaciones de derechos humanos;

- destaque que las medidas para poner fin a la impunidad en este caso se ajustarán a las recomendaciones

formuladas por las Naciones Unidas y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos;

- inste a su gobierno a que supervise las investigaciones penales sobre la masacre de Villatina y presione para

que se garantice el procesamiento de todos los responsables;

- inste a su gobierno a que le mantenga informado de los esfuerzos que lleve a cabo.

Si vive en un Estado miembro de la OEA:

En sus contactos con su gobierno o sus representantes políticos puede destacar que las investigaciones

penales que se lleven a cabo sobre la matanza de Villatina se ajustarán a la recomendación de la Comisión

Interamericana de Derechos Humanos al Estado colombiano de que continúe las investigaciones sobre los

homicidios, e inste a su propio gobierno a que anime a otros Estados miembros de la OEA a supervisar los esfuerzos

del Estado colombiano por cumplir las recomendaciones de la Comisión Interamericana.

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30 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Fiscal General: Dr. Alfonso Gómez Méndez Fiscal General de la Nación Fiscalía General de la Nación Diagonal 22B 5201

Apartado Aéreo 29855 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Estimado Dr./Dear Dr.

Envíe copia de su correspondencia a la Embajada de Colombia en su país.

En su correspondencia o sus contactos con las autoridades colombianas admita que las fuerzas de la guerrilla han violado la legislación humanitaria internacional, pero destaque que tales abusos no pueden en modo alguno justificar las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad colombianas y sus aliados paramilitares, ni tampoco disculpar el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de los responsables de violaciones de derechos humanos.

Envíe copia de su correspondencia a: Corporación Colectivo de Abogados, AA 44456, Santafé de Bogotá, Colombia.

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 31

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

MATANZA DE PUERTO PATIÑO

La medianoche del 15 de enero de 1995, un grupo de 40 hombres que portaban armas automáticas cortas y de largo alcance, algunos ataviados con el uniforme de las fuerzas armadas y otros vestidos de civil, entraron en el pueblo de Puerto Patiño, en el municipio de Aguachica, departamento de Cesar. Entraron en dos bares, La Guapachosa y Los Charcos, donde ordenaron a todos los presentes que se echaran al suelo boca abajo. Los pistoleros gritaron los nombres de nueve hombres: Jesús Ropero N.; John Hoymar Beltrán Galván; Libardo Montalvo Pérez, de 28 años; Miguel Angel Cáceres Padilla, de 28 años; Fernando López Osorio, de 28 años; Giovanny Guzmán Pérez; Lorenzo Padilla; José Trinidad Galván y Luis Alberto Reyes Rodríguez. Los leyeron en una lista que traían consigo y los llevaron afuera. Obligaron a los hombres a subirse a dos camiones que habían estacionado a la salida de los bares y se marcharon en dirección a las montañas cercanas.

Hacia las 5 de la madrugada se encontraron los cadáveres de Giovanny Guzmán y de Lorenzo Padilla cerca de la hacienda Viuda Blanca. Varias horas después se localizó el cadáver de Fernando López Osorio y los de los otros cinco aparecieron en un arroyo próximo a la comunidad de Los Ángeles, en el municipio de Aguachica. Luis Alberto Reyes Rodríguez fue liberado unas horas después del secuestro.

La masacre de Puerto Patiño fue una de las pocas atrocidades que las autoridades policiales investigaron seriamente.

El 6 de febrero de 1995, el jefe de la policía de Aguachica, en una declaración realizada ante la Dirección de Policía Judicial e Investigación (DIJIN), aseguró que los informes de los servicios secretos apuntaban el hecho de que los grupos paramilitares que operaban en Aguachica, a los que se suponía responsables de la matanza de Puerto Patiño y de otras graves violaciones de derechos humanos, estaban patrocinados por las fuerzas armadas, en particular por el jefe de la Base Militar de Aguachica, mayor Jorge Alberto Lázaro Vergel. Según el jefe de la policía, el mayor Lázaro le había revelado su participación en la actividad paramilitar en la zona. En presencia de un funcionario del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), le dijo que tenía una lista de sospechosos, entre ellos funcionarios del gobierno local, que iban a ser localizados y a los que posiblemente las fuerzas paramilitares iban a dar muerte.

Las investigaciones de la policía judicial determinaron que los grupos paramilitares que operaban en la zona de Aguachica estaban patrocinados por terratenientes locales y operaban a las órdenes del jefe de la Base Militar de Aguachica. El informe concluía también que miembros de la Base Militar Morrison y de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (UNASE) participaban directamente en operaciones paramilitares coordinadas por el mayor Lázaro.

La investigación determinó que dos o tres de las personas muertas en la masacre de Puerto Patiño pudieron haber tenido algún contacto con fuerzas de la

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32 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

guerrilla, ya que eran pescadores y tal vez transportaron en sus embarcaciones a guerrilleros por el río Patiño o los alojaron en sus casas. Según el informe, a las otras víctimas las mataron para amplificar el impacto psicológico de la masacre sobre la comunidad local y, de esta forma, incrementar los pagos mediante extorsión a los grupos paramilitares. El informe aseguraba que los grupos paramilitares de la zona cobraban a los agricultores locales cantidades de dinero a cambio de protección y que quienes no pagaban debían abandonar la zona o eran ejecutados. Por lo tanto, la actividad paramilitar estaba destinada no sólo a combatir la influencia de la guerrilla en la zona, sino también a extender los intereses de los poderosos terratenientes y narcotraficantes en la región.

El informe concluía que la matanza de Puerto Patiño había sido llevada a cabo por un grupo paramilitar denominado Los Masetos:

Con el apoyo de algunos miembros de las Fuerzas Militares en cabeza del señor Mayor del

Ejército JORGE ALBERTO LAZARO VERGEL, Comandante de la Base de Aguachica y del

señor ROBERTO PRADA, quienes participan directamente en las diferentes actividades y

operaciones que realiza este grupo; situación que se desata a raíz del vasto avance guerrillero

en la zona y de la grave situación de pobreza de sus pobladores quienes se ven obligados para

poder subsistir, ingresar a las filas de cualesquiera de los dos bandos (guerrilla, paramilitares).

El teniente coronel José Domingo García García, que había sustituido al mayor Lázaro, jefe de la Base Militar de Aguachica, declaró a Amnistía Internacional el 21 de octubre de 1995 que, aunque la Fiscalía había dictado órdenes de captura contra los dirigentes paramilitares, no había sido posible practicar las detenciones dado que las fuerzas paramilitares contaban con infiltrados en el ejército que les mantenían informados de las operaciones militares, y que tampoco había sido posible localizar al dirigente paramilitar Roberto Prada. El jefe de la Base Militar de Aguachica restó importancia a las acusaciones de que había vínculos entre los paramilitares y el ejército, argumentando que tales denuncias formaban parte de una campaña de la guerrilla para desacreditar a las fuerzas armadas.

El mayor Lázaro fue arrestado el 17 de marzo de 1995 después de haber dictado contra él la oficina de Barranquilla de la Fiscalía General de la Nación una orden judicial de arresto. Permaneció detenido en los barracones de la V Brigada. Sin embargo, posteriormente fue puesto en libertad, ya que el tribunal no fue capaz de juzgarlo en el plazo estipulado al efecto por la legislación colombiana. En marzo de 1998, la Procuraduría General de la Nación pidió la expulsión del mayor Lázaro. Roberto Prada fue arrestado en julio de 1996 y permanece en prisión a la espera de ser juzgado por los cargos de homicidio y de formación de grupos paramilitares.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?:

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 33

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

Presidente de Colombia: Señor Presidente Ernesto Samper Pizano Presidente de la República Palacio de Nariño Carrera 8 No. 7-26 Santafé de Bogotá, COLOMBIA Tratamiento: Excelentísimo Sr.

Presidente/Dear President Samper

Ministro del Interior: Dr. Alonso López Caballero Ministro del Interior Ministerio del Interior Carrera 8, No.8-09, Piso 2 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister

Ministro de Defensa: Dr. Gilberto Echeverri Mejía Ministro de Defensa Nacional

Ministerio de Defensa Nacional Avenida Eldorado CAN - Carrera 52 Santafé de Bogotá,

1. Utilice este caso para ilustrar los vínculos entre las fuerzas armadas y de seguridad y grupos paramilitares.

2. Envíe cartas al presidente Samper, al Fiscal General, al ministro del Interior y al ministro de Defensa:

- acogiendo con satisfacción los avances registrados en las investigaciones disciplinarias, pero expresando su

preocupación por el hecho de que los responsables de la masacre no hayan sido llevados ante los tribunales, e

instándoles a que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales sobre la matanza de Puerto Patiño, a que las

conclusiones se hagan públicas y a que los responsables sean puestos en manos de la justicia;

- expresándoles su preocupación por la persistencia de la actividad paramilitar en el sur del departamento de

Cesar y por que desde que ocurrió la masacre ha seguido extendiéndose;

- manifestándoles su inquietud por el hecho de que la continua y creciente actividad paramilitar en la región

ilustra la nula disposición para emprender medidas eficaces con el fin de desmantelar los grupos paramilitares;

- inste al gobierno colombiano a que desmantele los grupos paramilitares y ponga a disposición judicial a sus

miembros responsables de violaciones de derechos humanos, junto con los miembros de las fuerzas de seguridad

responsables de crear, formar y operar en conjunción con grupos paramilitares ilegales.

3. Envíe cartas a su gobierno o a sus representantes políticos, o capte sus apoyos:

- utilizando el caso para ilustrar:

los vínculos entre las fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares. Destaque que el hecho de que no se

garantice la realización de investigaciones penales sobre la masacre de Puerto Patiño y no se procese a todos

sus responsables ha contribuido a que los grupos paramilitares puedan continuar operando en el sur del

departamento de Cesar y cometiendo violaciones de derechos humanos con la colaboración de las fuerzas de

seguridad de la región.

- destaque que las medidas que se emprendan para poner fin a la impunidad en este caso y para garantizar el

procesamiento de los miembros de los grupos paramilitares se ajustarán a las recomendaciones formuladas por la ONU

y por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de que se afronte el problema de la impunidad y se

desmantelen los grupos paramilitares;

- insten a su gobierno a que supervise las investigaciones penales sobre la matanza de Puerto Patiño y presione

para que se desmantelen los grupos paramilitares en el sur del departamento de Cesar.

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34 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister

Fiscal General: Dr. Alfonso Gómez Méndez Fiscal General de la Nación Fiscalía General de la Nación Diagonal 22B 5201 Apartado Aéreo 29855 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Estimado Dr./Dear Dr.

Envíe copia de su correspondencia a la Embajada de Colombia en su país.

En su correspondencia o sus contactos con las autoridades colombianas

admita que las fuerzas de la guerrilla han violado la legislación humanitaria internacional, pero destaque que tales abusos no pueden en modo alguno justificar las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad colombianas y sus aliados paramilitares, ni tampoco disculpar el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de los responsables de violaciones de derechos humanos.

Envíe copia de su correspondencia a: Asociación para la Promoción Social Alternativa: MINGA, AA 40303, Santafé de Bogotá, Colombia.

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 35

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

«DESAPARICIÓN» DE ISIDRO CABALLERO DELGADO Y MARÍA DEL CARMEN

SANTANA

La única respuesta que he recibido a la lucha que emprendí en la búsqueda de mi esposo son amenazas de muerte y persecución.

María Nodelia Parra Rodríguez, esposa de Isidro Caballero Delgado.

Isidro Caballero Delgado y María del Carmen Santana fueron detenidos por personal del ejército hacia las 4 de la tarde del 7 de febrero de 1989 en el norte del departamento colombiano de Cesar. Se cree que, posteriormente, mataron a ambos. Sus cadáveres siguen sin aparecer.

Según testigos presenciales, fueron detenidos por miembros de la V Brigada del ejército colombiano, adscrita a la Base Militar Morrison situada al norte de la ciudad de San Martín, en el departamento de Cesar. Posteriormente, un ex soldado admitió haber participado en su secuestro y muerte. Sin embargo, las autoridades militares negaron los arrestos y ningún responsable ha sido puesto a disposición judicial.

Isidro tenía 31 años y acababa de ser padre de un niño, Iván Andrés, en el momento de su «desaparición».

Isidro Caballero era maestro y activista en el Sindicato de Educadores de Santander (SES), afiliado a la Unión Sindical de Trabajadores de Santander (USITRAS) y a la Federación Colombiana de Educadores (FECODE). Había ayudado a organizar una huelga en el noroeste de Colombia en junio de 1987 en protesta por la presencia militar en esa zona y para pedir que se respetaran los derechos humanos y el derecho a la tierra. Tras la huelga, varios dirigentes sindicales perdieron la vida o «desaparecieron». En 1988, Isidro participó en el Comité Regional de Diálogo del M-19, que trataba de buscar una solución política al conflicto armado.

El día que fueron detenidos, Isidro Caballero y María del Carmen Santana viajaban a la vereda de Guaduas, municipio de San Alberto, en el departamento de Cesar, para estudiar la participación de los campesinos en una reunión que estaban preparando. Una patrulla militar los arrestó a unos metros de la casa en

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36 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

la que habían estado. Varias personas presenciaron su detención por parte de la patrulla militar, y así lo han declarado.

A pesar de los esfuerzos de la esposa de Isidro, María Nodelia Parra, para localizarlo, las autoridades militares han negado una y otra vez haber practicado esa detención.

El 23 de febrero de 1989 se abrió una investigación penal sobre las «desapariciones» ante el Juzgado Segundo de Instrucción Criminal Ambulante.

Un testigo identificó a dos miembros de la patrulla del ejército implicada en el secuestro de Isidro Caballero y de María del Carmen. A pesar de la existencia de esta prueba, los procedimientos formales no se iniciaron hasta agosto de 1989. A cuatro miembros de la patrulla los arrestaron el 22 de agosto de 1989 y a todos ellos los vincularon formalmente con el caso tras los interrogatorios. En septiembre de 1990, los cuatro quedaron absueltos a pesar de los sólidos y razonables indicios que obraban en su contra.

Un ex soldado que testificó que había seguido colaborando con el ejército como informante civil confirmó que había participado en el homicidio de Isidro Caballero y de María del Carmen Santana, y dio los nombres de tres de los cuatro sospechosos originalmente arrestados en relación con las «desapariciones». Declaró que todos ellos habían pertenecido a una unidad especial que operaba en la zona a las órdenes de la V Brigada. Añadió que Isidro Caballero y María del Carmen Santana habían muerto a manos del grupo el 9 de febrero de 1989, y que habían sido enterrados en una fosa común en Guaduas.

El fallo no fue recurrido debido en parte a que María Nodelia Parra y su abogado estaban siendo objeto de amenazas de muerte. También los testigos recibieron amenazas de muerte y a algunos de ellos los obligaron a abandonar la zona. El 12 de junio de 1990, el Juez Segundo de Orden Público de Valledupar informó al Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, servicio civil de información) que había recibido amenazas de muerte de uno de los implicados en las «desapariciones». El proceso penal se cerró en el sistema civil de justicia penal el 3 de octubre de 1990.

Aunque en febrero de 1989 se abrió una investigación penal ante los tribunales militares, el 6 de junio de 1989 los tribunales militares ordenaron el cierre y archivo de la investigación.

Tras el cierre de las investigaciones por parte de los sistemas de justicia civil y militar de Colombia, en 1990 María Nodelia Parra llevó el caso de la «desaparición» de Isidro Caballero y María del Carmen Santana a la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

En septiembre de 1991, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos resolvió que el gobierno colombiano era responsable del secuestro y «desaparición»

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 37

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

de Isidro Caballero y María del Carmen Santana. Pidió a las autoridades colombianas que investigaran el caso, que castigaran a los responsables y que indemnizaran a las familias de las víctimas. En febrero de 1992, la Comisión remitió el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos; era la primera vez que se llevaba al gobierno colombiano ante esta Corte. La OEA dejó bien claro que no estaba satisfecha con las medidas tomadas por las autoridades colombianas para investigar las «desapariciones» y castigar a los responsables.

En marzo de 1992 se reabrieron las investigaciones penales después de que un miembro de la Fiscalía General de la Nación declaró que, en una entrevista realizada por él mismo, uno de los miembros de la patrulla militar, Gonzalo Arias Alturo, había admitido su participación y la de otros miembros de la patrulla en las «desapariciones».

En mayo de 1995, la Fiscalía Regional de Barranquilla dictó una orden de arresto contra Gonzalo Arias Alturo. En su declaración ante los funcionarios judiciales, aseguró que en la Base Morrison había tenido lugar una reunión a la que asistieron miembros del ejército, entre ellos un capitán, y el entonces propietario de la hacienda Riverandia, situada en el municipio de San Alberto, en la que se trató sobre el secuestro de Isidro Caballero y María del Carmen Santana. Después declaró que, tras su detención, ambos fueron entregados por la patrulla militar a los paramilitares que operaban en la hacienda Riverandia donde, según creía, los torturaron, los mataron con arma de fuego y los enterraron.

En su fallo del 8 de diciembre de 1995, la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaraba que el Estado colombiano había sido responsable de la «desaparición» de Isidro Caballero y María del Carmen Santana; que las autoridades colombianas debían proseguir con las investigaciones penales sobre las «desapariciones» e indemnizar a las familias de las víctimas. María Nodelia Parra ha recibido la indemnización, pero no así otros miembros de la familia de Isidro Caballero. Hasta la fecha no ha sido posible indemnizar a los familiares de María del Carmen Santana al no habérseles localizado.

La reapertura de las investigaciones penales por parte del sistema de justicia civil indujo al sistema de justicia militar a reclamar la jurisdicción sobre ellas, aun cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había recomendado que el caso fuera resuelto por la jurisdicción civil, no la militar. En julio de 1997, el Consejo Superior de la Judicatura dictó un fallo histórico en relación con las «desapariciones» de Isidro Caballero Delgado y María del Carmen Santana. En él se establecía que las investigaciones penales contra ocho miembros de las fuerzas armadas implicados debían continuar bajo la jurisdicción del sistema de justicia civil, puesto que el secuestro, tortura y asesinato no podían considerarse «actos de servicio» y, por lo tanto, no debían ser competencia del sistema de justicia militar.

Sin embargo, el Consejo Superior falló que el proceso contra el comandante de la V Brigada en el momento de las «desapariciones» de Isidro Caballero y María del Carmen Santana debía ser competencia de un tribunal militar, ya que no existían pruebas que lo vincularan con las «desapariciones». El Consejo Superior

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38 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

tomó esta decisión a pesar de la declaración realizada el 19 de abril de 1996 ante la Fiscalía General de la Nación por un ex miembro de los paramilitares, Alfonso de Jesús Baquero Agudelo, en la que afirmaba que el comandante había ordenado a los grupos paramilitares que operaban en el área de competencia de la V Brigada que perpetraran homicidios selectivos:

... que no hiciéramos masacres, sino muertes selectivas, que únicamente se matara el líder

que la guerrilla tuviera en cada zona, porque era más fácil de controlar el escándalo y que él

estaba en condiciones de apoyarlos con armas, municiones para nuestra organización,

siempre y cuando se hicieran las cosas como él decía... (Citado en le fallo del Consejo Superior de la Judicatura de julio de 1997).

Hasta la fecha, no se ha producido ninguna condena en relación con las

«desapariciones» de Isidro Caballero y María del Carmen, aunque al menos ocho personas están siendo objeto de investigación penal. En el momento de redactarse este informe, Gonzalo Arias Alturo era la única persona implicada en las «desapariciones» que se encontraba detenida. Actualmente las investigaciones penales están a cargo de la Unidad Nacional de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación, lo que se ha acogido con satisfacción en la medida en que esta Unidad ha realizado importantes avances en investigaciones judiciales relativas a casos conocidos de violaciones de derechos humanos.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED?:

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Selección de casos para la lucha contra la violación de los derechos humanos 39

Amnistía Internacional, marzo de 1998 Índice AI: AMR 23/18/98/s

Presidente de Colombia: Señor Presidente Ernesto Samper Pizano Presidente de la República Palacio de Nariño Carrera 8 No. 7-26

Santafé de Bogotá, Colombia Tratamiento: Excelentísimo Sr.

Presidente/Dear President Samper

1. Destaque que este caso constituye un ejemplo del constante peligro que corren los activistas políticos cuando llevan a

cabo su trabajo; utilice este caso para ilustrar la cuestión de la impunidad, el hecho, en este caso, de que no se haya

hecho comparecer a los responsables ante los tribunales;

2. Envíe cartas al presidente Samper, al fiscal general, al ministro del Interior y al ministro de Relaciones Exteriores:

- expresándoles su preocupación por el hecho de que, nueve años después de las «desapariciones», sus

responsables no han sido procesados, e instándoles a que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales

sobre las «desapariciones» y a que las conclusiones se hagan públicas;

- instándoles a que se tomen todas las medidas que las familias de Isidro Caballero y María del Carmen Santana

consideren apropiadas para garantizar su seguridad;

Las investigaciones sobre el caso han revelado que las «desapariciones» fueron resultado de una operación

conjunta entre paramilitares y miembros del ejército; debe utilizar este caso para:

- instar al gobierno colombiano a que desmantele los grupos paramilitares y ponga a sus miembros responsables

de violaciones de derechos humanos, junto con los miembros de las fuerzas de seguridad responsables de crear, formar y

operar en conjunción con grupos paramilitares ilegales, en manos de la justicia.

3. Envíe cartas a su gobierno o a sus representantes políticos, o capte sus apoyos:

- utilizando el caso para ilustrar:

la impunidad de la que a menudo gozan los miembros de las fuerzas de seguridad responsables de

violaciones de derechos humanos;

los vínculos entre las fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares. Destaque que, el hecho de que

no se haya garantizado la realización de las investigaciones penales y el procesamiento de todos los

responsables de «desapariciones», ha permitido a los grupos paramilitares continuar operando en el

sur del departamento de Cesar y seguir cometiendo violaciones de derechos humanos con la

colaboración de las fuerzas de seguridad.

- destaque que las medidas para poner fin a la impunidad en este caso y garantizar el procesamiento de los

miembros de los grupos paramilitares se ajustarán a las recomendaciones formuladas por las Naciones Unidas y por la

Comisión Interamericana de Derechos Humanos;

- inste a su gobierno a que supervise las investigaciones penales sobre las «desapariciones» y presione para que

se desmantelen los grupos paramilitares en el sur del departamento de Cesar.

Si vive en un país perteneciente a la OEA:

- inste a su gobierno a que haga uso de sus buenos oficios para garantizar que todos los demás Estados miembros

supervisan el cumplimiento de las recomendaciones formuladas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

de que se garantice que los familiares de las víctimas son indemnizadas; que prosiguen las investigaciones para localizar

sus restos mortales y que se lleva ante los tribunales a todos los responsables. Inste a su gobierno a que le mantenga

informado de los esfuerzos que llevan a cabo este respecto.

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40 Selección de casos seleccionados para la lucha contra la violación de los derechos humanos

Índice AI: AMR 23/18/98/s Amnistía Internacional, marzo de 1998

Ministro del Interior: Dr. Alonso López Caballero Ministro del Interior Ministerio del Interior Carrera 8, No.8-09, Piso 2 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sr. Ministro/Dear Minister

Fiscal General: Dr. Alfonso Gómez Méndez Fiscal General de la Nación Fiscalía General de la Nación Diagonal 22B 5201 Apartado Aéreo 29855 Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Estimado Dr./Dear Dr. Ministro de Relaciones Exteriores: Dra. María Emma Mejía Ministro de Relaciones Exteriores Ministerio de Relaciones Exteriores Palacio San Carlos Santafé de Bogotá COLOMBIA Tratamiento: Sra. Ministra/Dear Minister

Envíe copia de su correspondencia a la Embajada de Colombia en su país.

En su correspondencia o sus contactos con las autoridades colombianas admita que las fuerzas de la guerrilla han violado la legislación humanitaria internacional, pero destaque que tales abusos no pueden en modo alguno justificar las violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad colombianas y sus aliados paramilitares, ni tampoco disculpar el hecho de que las autoridades no hayan garantizado el procesamiento de los responsables de violaciones de derechos humanos.

Envíe copia de su correspondencia a: Comisión Colombiana de Juristas, AA 58533, Santafé de Bogotá, Colombia.

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Sólo para miembros de AI Índice AI: AMR 23/18/98/s

Distr: SC/CO/GR ---------------------

---- Amnistía Internacional Secretariado Internacional 1 Easton Street Londres WC1X 8DJ Reino Unido

A: Todas las Secciones

Coordinadores de Colombia y NARAN De: Programa Regional de América Fecha: Marzo de 1998 COLOMBIA

Selección de casos para la lucha contra la violación de los

derechos humanos

Consulten el documento interno AMR 23/16/98/s para más acciones recomendadas en relación

con este documento.