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    Antonio Orbe, S.J.

    AMOR SIN MEDIDA

    Consideraciones sobre Jn 13,1-15

    1983

    EDAPOR

    MADRID

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    Con las debidas licencias

    Editorial EDAPOR

    Nez de Balboa 1 1 5 , 1 E , Madrid-6

    I.S.B.N.: 84-85662-30-XDepsito Legal: M. 37634-1983

    Printed in Spain - Impreso en Espaa

    Imprime: Instituto Politcnico Salesianos-Atocha.

    Este libro se publica gracias a la generosidad

    de la Delegacin Espaola del IIHJ (Instituto

    Internacional del Corazn de Jess)

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    AL LECTOR

    Hace algunos aos ofrec al lector un tomito de meditaciones sobre

    el lavatorio de los pies. Llevaba el titulo bastante presuntuoso de

    Amor extremo, inspirado en Jn 13, 1. Sea por lo que fuere, no tuvo

    xito. Ni siquiera el moderado que acompaa a mis obritas de asctica.Debi de influir la presentacin, muy pobre. El tema me gusta y no

    me avengo a sacrificarlo. Busqu otro ttulo, y reelabor, desde el

    principio al fin, el tema con verdadero cario. Lo he conseguido?

    Con mejor indumento exterior, y con reflexin ms prolongada, el

    volumen merecer ms, creo yo, del pblico de almas contemplativas,

    a que suelo dirigirme. No hago estricta exgesis, ni al citar otros

    autores me atengo a la letra. De ordinario los resumo. Por muy genial

    que sea san Agustn, sus reiteraciones fatigan. Y lo propio digo de sanJuan de la Cruz. Todo lo bueno es de otros, y todo lo malo mo. Los

    saltos lricos, mos tambin.

    Quiero juntar a esto otra cosa. Hace algn tiempo promet

    componer un librito sobre la Pasin de Jess. Tan mo que ningn

    otro lo pudiera escribir.

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    Muy simple, y destinado a los que son como uno, amigos del Seor en

    deseos y en palabras... y en nada ms. A mi no me pidan obras.Quin pudiera, Jess mi, drtelas! El amor -dice san Ignacio

    (Ejercicios 230) se debe poner ms en las obras que en las

    palabras. A lo ltimo me agarro. Algn amor habr que poner en las

    palabras, en los suspiros. A l me atengo. All arriba habr sitio para

    la Hermandad del amor sin obras, a que siempre he pertenecido. No

    quisiera escandalizar. Mi propsito va para los de mi Hermandad.

    Los que hacen mucho, y an algo, por Dios, irn por otro camino. El

    cielo les bendiga. Para ellos van las bienaventuranzas, y oirn de los

    labios dulcsimos de mi Seor, lo que yo no podr or. Fueron pobres

    de corazn, y yo de sola palabra. Ellos mansos de verdad, y yo de

    mentira. An tengo esperanzas de robarle a Jess palabras dulces, por

    las que tuve siempre para El. La bienaventuranza de los hambrientos

    se dijo quiz tambin para nosotros. Hambreamos a Jess.

    Lector amigo, si eres como yo, nunca estars contento de ti. A la

    noche mirars lo vivido, y vers un gran vaco. Igual que la tierra del

    Gnesis, antes que la formara Dios. Vaca y vaca. Mi existencia

    merece otro vaco ms. Tres veces vaca. A la maana, enlevantndome, miro a lo que viene, y veo indefectiblemente a Jess.

    Quisiera, Jess, vivir para ti. Gastarme por ti. Olvidar lo mo, y darte

    lugar. Desalojar de m a los que amo, para que en todos me vivas t. Y

    asi comienzo los das. Apurando, apurando, esto me llena. El

    desprecio propio se me impone. Uno sera muy desgraciado, si no

    pudiera descansar en Jess, como en su todo. No hallo mrito en dor

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    mir sobre El. Acierte o no, eso me hace feliz. Ya dije que ignoro obras.

    Entre mi nada y Jess, siento mucho poner pecados; nunca una cosa

    limpia; nunca algo verdadero. A veces vienen dudas. El mismo a

    quien quiero amar, parece condenarme (Mt 7, 21): No todo el que me

    dice: Seor, Seor, entrar en el reino de los cielos. Mas el que hace la

    voluntad de mi Padre, que est en los cielos, se entrar en el reino de

    los cielos. Y bien, Jess, cmo voy a luchar contigo contra ti? Vas

    a condenar al que solo a ti llev en el alma? No es hacer la voluntad

    de tu Padre, gastar aqu la vida en amarte, y no saber ms? A la

    tarde dijo el otro te examinarn en el amor (San Juan de laCruz, Avisos 1, 57). Si en el examen nos preguntan amores difciles,

    como de santos, encomendar al Espritu la respuesta. Abrigo muchas

    esperanzas de que estando el Verbo en el tribunal, me examinarn en

    el amor de palabra. Y en el amor de palabra me quedo solo.

    Eso te baste, lector amigo, para salvar mis digresiones. Quien

    pueda ms, que lo haga. Escribo el libro para hermanos. All en el

    santuario de mi alma, escondido en lo ms intimo, est El. El sabe que

    yo Le miro y Le amo. Que le agradezco infinito haberme dado tiempopara gastarlo en Su solo pensamiento. Lo ms hermoso de mi vida no

    son las obras. Es que se gaste sin ms, como el incienso. Que no deje

    rastro sensible de s. Desde mi eleccin por El hasta la muerte, no har

    nada. Ante la acusacin del Padre, dir lo que llevo bien sabido.

    Seor, Seor, ve a buscar en mis huesos algo que no Te habla de Tu

    Hijo preciossimo. Y si lo encuentras, brrame del libro de la Vida.

    Obras no hice ninguna.

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    Alguien me escogi para demostrar que 'sin El nada poda hacer'. Ya

    lo demostr. Hgalo El todo, y pngase a la hora de la verdad en mi

    mentira. No le he de sacar mentiroso.Finalmente, avisado lector, este libro quera abrirte el costado de

    ess antes que se lo abriesen en a cruz. Y, por el costado, ensearte

    lo que ya adivinas: su Corazn.

    ANTONIO ORBE, S.J.

    Roma, 28 de junio de 1983

    Fiesta de san Ireneo

    *

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    1 Ante la fiesta de la Pascua (Jn 13,1a)

    ess viva en elseno de Dios, como Unignito (cf. Jn 1, 18).En vsperas de morir, ms parece estar de paso para El, que en

    El. La inminencia de 'la hora' le domina.Antes de la fiesta se goza ms que en la fiesta. Proba-blemente, antes del martirio se sufre ms que en el martirio.Mucho puede en el hombre la imaginacin. Y por qu notambin en Jess? El futuro le solicita (Le 22, 15): Y les dijo:Con deseo he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de

    padecer. Es trnsito la Pascua; y descanso el Padre. Y siquiere hacer del trnsito su descanso, idear un xodo que no

    pase y ganar al Padre para que le admita a eterna Pascua?El Lavatorio se ofrece fuera de programa. Israel se haba

    acostumbrado a hacer del medio fin, de la Pascua tierra depromisin, de la figura Verdad... poda el trnsito perpetuarseen descanso?

    Se vislumbra la Eucarista, sacrificio y sacramento. Ms alldel tiempo, que empuja los instantes morosamente vaticinados

    por los profetas, resume lo mejor del Jueves y Viernes Santo.Envidia de los ngeles, detiene para los mortales el soberanomisterio de la Pascua entre la vida y la muerte a igualdistancia del cielo y de los sentidos. No tengo en vosotroscomplacencia, dice Yahv Sebaot; y la oblacin venida de

    vuestras manos no me agrada (Mal 1, 10). Slo me complacela ofrenda del que naci y nace de M, ignora el ocaso, llena losdas y espacios por

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    donde otros pasan. Pues desde el levante del sol hasta elocaso, grande es mi Nombre entre los pueblos; y en todo lugarha de ofrecerse sacrificio de incienso a mi Nombre, y unaoblacin pura. Pues grande es mi Nombre entre los pueblos(Mal 1, 11).

    Al Maestro le apremia su hora, igual que a los enemigos y alPadre. Dios le solicita a la obediencia hasta la muerte. Losenemigos a la cruz, maldicin y trmino de ilusionesmesinicas. Jess quiere satisfacer, como Hijo, a aquel dequien con la Vida recibi el mandato de morir.

    Quien ama su vida, la pierde haba dicho alguna vez (Jn12, 25ss). Quien aborrece su vida en este mundo, la custodia

    para la eterna. Quien me sirve, sgame. Y donde estoy yo, allestar tambin mi servidor. A quien me sirviere, mi Padre lehonrar. Ahora mi alma se ha conturbado. Qu dir? Padre,slvame de esta hora. Mas para esto vine a esta hora.

    Mucho haba Jess soado en ella. Sobreviene, y no laquiere. Igual contrasentido denuncia la oracin del Huer o. Elrecuerdo de la Pasin enardeca siempre al Maes ro. A punto deentrar en ella, no disimula su repugnancia (Lc 22, 42): Padre,

    si quieres, traspasa de m este cliz. El trnsito al Padre se lehace dulcsimo. E igual el puro beneplcito del cielo. Leaterran sus circunstancias. Ha de ir al Padre, a travs de laPasin.

    Raz de tierra rida. No tiene apariencia ni hermosura quenos solicite a l, ni aspecto para que en l descansemoscomplacidos. Despreciado y abandonado de los hombres.Varn de dolores y hecho familiar del sufrimiento. Como unoante el cual se esconde el rostro, le despreciamos y no leestimamos. Nuestros sufrimientos los lleva l; nuestros dolores

    los carga sobre s, mientras nosotros le tuvimos por azotado,herido de Dios y en aba imiento. Fue traspasado a causa denuestros delitos, molido por nuestras iniquidades. El castigo,

    precio de nuestra paz, cay sobre l, y por sus llagas noscuraron. Todos andbamos errantes como ovejas. Cada uno sevolva a su camino. Y entre tanto hizo Yahv que le alcanzarala culpa de nosotros todos. Maltratado, se dobleg y no abre

    boca. Cordero llevado a ser muerto, y oveja ante sus

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    esquiladores enmudecida. As l, y no abre boca. Fue cor adode la tierra de los vivientes. Por el crimen de mi pueblo fueherido de muerte. Y le asignan sepultura con los impos, ytumba con los corruptos, aunque nunca cometiera l injusticiani hubiera engao en su boca. Mas a Yahv plugo destrozarlecon padecimientos. Al poner l su vida, medio expiatorio, verdescendencia, prolongar sus das; y el designio de Yahv, porl prosperar. Merced al cansancio de su alma ver luz y tendrhartura. Por medio de su conocimiento, mi siervo el Justoustificar a muchos, y cargar sobre s las iniquidades de ellos.

    Le dar en herencia multitudes, y recibir gente sin nmerocomo botn, por haber derramado su vida hasta morir, y habersido contado entre los delincuentes, como quien lleva los

    pecados de muchos e intercede por los malhechores (Is53,2-12).

    As le vio Isaas a distancia de siglos. As indistante se vioess, objeto y sujeto de Pasin. No con dolores, sino puro

    dolor. Triste en pura tristeza. Los sentidos, a impulsos de lapena y del delito, a merced de las tinieblas. Los hasta ahoramovidos a merced de la alegra, y amor al Padre.

    Sin romper la comunin personal con el Verbo, se quiebra lahasta ahora dulcsima entre sus dos naturalezas. Lo divinoabandona lo humano a sus leyes; y lo deja a merced del cuerpo.El cuerpo, desayudado del alma, queda a impulsos de lafantasa, atenta a la Pasin inminente, y sin otras fuerzas quelas naturales, escassimas para tanto sufrimiento.

    Lo dbil y triste ha de llevar alivio al alma. Y de las tinieblassacar luz. Merced al cansancio de su alma ver luz y tendrhartura (Is 53, 11). Dejrale el cielo en su cansancio: triste consu tristeza, atribulado con sus dolores. El hombre agradece, en

    los das oscuros, que le abandonen. Entre tinieblas buscar elrincn, para descansar negro con negro, olvido con olvido,desolacin con desolacin.

    Es frecuente estar uno en aridez absoluta, con el nicoblsamo de la soledad. Sobreviene una visita, matrimonio conhijos. Hay que volcarse entre los nios para distraer-

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    les. Pasa el da, y al fin se van. El triste pudo aliviar la alegra delos ya alegres; qu contaba lo suyo?

    As Jess. Inmensamente ms triste que los Doce. Yobligado a aliviarles con alma y cuerpo. Sus llagas les debencurar. Sus agonas distraer de penas. Los Doce al fin,habituados a descansar en El, no piensan lo que le puedaocurrir. No toca al sol iluminar, y a la lluvia caer sobre buenosy malos, y al Hijo del amor (cf. Col 1,13) despertar amor?As piensan no por egosmo, sino por su gran estimacin de

    ess. El Maestro es pura placidez. En l se refleja la majestaddel Padre, y buscan alegra los ngeles del cielo. Las lgrimasante el sepulcro de Lzaro (cf. Jn 11, 33) eran de amor. Suturbacin tambin.

    Y ste es el mensaje que hemos odo de l y os anunciamosa vosotros: que Dios es luz, y tiniebla en l no hay ninguna (1Jn 1,5). Ninguna tiniebla?, y por qu tan triste en el huerto?(cf. Le 22, 53).

    Muchas tinieblas hay en Jess. La luz divina dej librementepaso a las de Su pobre carne, para bien de la nuestra. Si con sus

    llagas fuimos curados, con sus tinieblas fuimos tambiniluminados. Ms nos ensea verle as, que en el Tabor. En laTransfiguracin queda muy alto. En Getseman, muy bajo; masno demasiado. Toda esa humillacin requiere nuestra carne

    para seguir a Jess. Desde el cero de la ltima increbledesolacin. Desde la humana miseria aprendida en el cuerpo deDios.

    Jess convierte las propias tinieblas en luz. El Lavatorio esuna escena de Luz. Nadie la dira improvisada en la oscuridadde la Pasin. Si proyectara el Maestro su tristeza de esta hora,

    volvera abatidos a los ya tristes. Mediador entre el Padre y losDoce, sin consuelos venidos del alto y con penas aqurecogidas, ensaya Jess la luz verdadera que ilumina a todohombre (cf. Jn 1,9).

    Dejo a otros la devocin a la Pascua de Jesucristo. Ms meatrae el da antes de la Pascua; el preliminar tantas vecesensoado por El. Y an ah, ms lo invisible que lo visible. Nola tristeza de alma, sino la de cuerpo sin alma, sin bro, entrearidez de huesos, condigna de la soberana alteza del Hijo.Incomprendida de los Doce. Llevada por l en solitario; tal vez

    no por l, sino en l, a merced de

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    una Voluntad infinita. Qu gran Dios el Padre para el Hijo!Grande para concebirle igual a S, grande tambin para hacerlesentir, hombre, tan desigual.

    Hago mal en querer medir la tristeza de Jess. Y qu he dehacer para acompaarle? Dejarle simplemente hablar?

    El Hijo del hombre tiene que padecer muchas cosas y serdesechado por los ancianos y sumos sacerdotes y escribas, y serentregado a la muerte, y al tercer da resucitar (Lc 9, 22). Ymaravillados todos por las cosas que haca, dijo a sus

    discpulos: Clavad en vuestros odos estas palabras; porque elHijo del hombre va a ser puesto en manos de los hombres. Yellos no entendan esta palabra, y un velo se la encubra, desuerte que no alcanzaban su sentido; y tenan miedo de

    preguntarle sobre esta palabra (Lc 9,43-45).De nuevo, por san Lucas (18, 31-34): Tom consigo a los

    Doce y les dijo: Mirad, subimos a Jerusaln, y se cumplirn enel Hijo del hombre todas las cosas escritas por los profetas. Serentregado a los gentiles y escarnecido y ultrajado y escupido; ydespus de azotarle le matarn, y al tercer da resucitar. Y ellos

    nada de esto entendan, y era este lenguaje encubierto paraellos, y no saban lo que les deca.Hay un abismo entre el Maestro y los Doce. El ve las cosas a

    Su medida de El y del Padre. Segn son en la voluntad ymandato de Dios. Sin que pierdan en el trnsito del Padre alHijo. El propio Jess hace de ellas, desde el primer ser humano,vida de Su carne; simplificndolas en un acto, perpetua ycolmadamente sostenido. Como crece en edad, sabidura ygracia ante Dios y ante los hombres (cf. Lc 5, 52), incrementailusionado la ofrenda inaugural. A impulsos del mismo Espritu

    que le dispone en carne para la vesticin 'en forma de Dios', seprepara a la oblacin aguda 'en forma de siervo' pice de laobediencia reclamada por el cielo de la muerte en Cruz.

    Sacrificio y ofrenda (de animales) no quisiste; pero me disteun cuerpo idneo (y me anunciaste al odo tu volun ad).Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron.Entonces dije: Heme aqu presente... quiero hacer,

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    oh Dios, tu voluntad... En virtud de esta voluntad hemos sido

    santificados (los hombres) mediante la oblacin del cuerpo deJesucristo, de una vez para siempre (Heb 10, 5ss).

    Aplcase tambin aqu la norma del Apostol (2 Cor 4, 18):No ponemos nosotros la mira en las cosas que se ven, sino enlas que no se ven. Porque las que se ven son pasajeras; mas lasque no se ven, eternas. Y segn eso, la muerte visible de Jesssera pasajera, digna tal vez de judos y gentiles no creyentes.La invisible sera eterna. La muerte invisiblemente arrastrada,en amor, por Jess, desde su primera aparicin en el mundo. Laoblacin iniciada, con Su ingreso, y sostenida hasta el Calvario.

    Hubo de sorprenderla el anciano Simen, en el Templo, al de-cir: He aqu que este (nio) se ofrece para cada y resur-gimiento de muchos en Israel, y como seal a quien secontradice... para que salgan a luz los pensamientos del fondode muchos corazones (Lc 2, 34). Y ms tarde el Bautista:Fijando los ojos en Jess, que caminaba, dice: He ah elcordero de Dios (Jn 1,36).

    Es don del alto sorprender lo divino en las cosas, que porvisibles no parecen divinas. Descubrir el invisible eterno dondese mueve el Espritu, mundo de Jess. El discpulo que heredaSu secreto le entiende, y ya no es libre para vivir. Seor,descbreme el secreto, y eso basta. Padre, mustranos al Hijo, yeso basta. En el Lavatorio, en la Cruz.

    2 Ante la fiesta de la Pascua (Jn 13,1a)

    A la larga dice ms el silencio que la boca. Las palabrasexpresan lo que los labios. En la madurez casi nunca respondena los sentimientos ntimos, y prefiere uno decirlas para lointrascendente; callarlas para lo autntico. El sabio se resiste adar forma a lo informe. Lo que siente de

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    los pies a la cabeza, y metido en los huesos no es capaz de

    proferir, opta por callarlo. Quienes gustan de vivir para adentroerminan sin saber distinguir el alma del cuerpo. Todo resumido

    en visin tan simple que optan por ceder; para que otros vivan,hablen, proyecten. Lo mejor sabido, y con mayor sencillez, eslo menos interesante. Por qu no callar? Insistir representaesfuerzo, las ms veces in il. Las almas, unas de ida y otras devuelta, no se entienden. Los jvenes estn de ida. Otros estamosde vuelta. Y como no gusta atajar ilusiones entre jvenes, que atan hermoso futuro se abren a poco que les hiera Dios, asistimoscon ms deleite a la probable 'divina' aventura de quienes ahora

    comienzan, que a la 'humana' malograda nuestra. No lo escribocon hil. Ruin uno con el Seor, por qu tambin otros,enamorados del Nazareno, mulos de Agustn o de Pablo, con

    perfiles todava inditos en el seguimiento de Dios?Sin querer, hablo desde mis ilimitadas limitaciones. El lector

    las encuentre insubsis entes, desde una atalaya ms inmediata alos ngeles, ms allegada a lo humano de Jess que a lo humanomo; ms divina y etrea y celeste.

    Es obvio que ante el Lavatorio del Seor eche uno mano de lapropia tristeza que conoce. No porque la quiera imponer.Nuestro Maestro es siempre El, en lo sereno y tambin en lo

    riste. En el sesgo trinitario de la pena. Sin ser precisamentealegre, en Jess la tristeza es otra cosa; otras muchas cosas, quela nuestra. Solo uno allegado a la Humanidad de Jess de dentro

    para afuera, podra traducirla.Las meditaciones comienzan por no decir todo lo que se

    siente. La actitud del momento, en su versin inmedia a, novale igual para todos. Traduce un mundo de experiencias, entrelas cuales podr uno abominar de algunas, mas no de todas.Penas y alegras, ms delicadamente recordadas que preferidas.Evoca uno ms dulcemente lo sufrido que lo gozado. Y en losufrido, las agonas largas.

    El benvolo es libre para juzgarme y aun condenarme. Yo leaplaudir en su amistad celeste con Jess. Viva la Pasindirectamente a las alturas del Maestro. En ellas le entendermejor. A m djeme decir lo que acierto ape-

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    nas. Y si ms derramo lgrimas que palabras, sean para los quelloran como yo. Que no sern pocos. Y perdneme que msquiera, en la contemplacin del Seor, llorar que hablar.

    Yo soy amigo de dejar al cuerpo a su aire. Segn sus propiastristezas fuertes, speras. Me da devocin el Cuerpo de Cristo,que arrastra a la propia la tristeza de Su alma. La de Cristo, antela Pasin terrible que se le avecina, y le mueve a sudor desangre. Oh tristeza del Cuerpo bendito de Jess! Y tristezas dealma, que caen sobre el Cuerpo ya consumido de sufrir!

    El espritu que sintonice con Jess ha de or las palabras que

    no dice. Las penas, sin posible expresin, que se esconden en ladivisin entre el alma y el espritu. Quin dijo que el mejorEvangelio pas a las palabras del Seor?

    Oh soberano silencio humilde habitual de Jess ante elPadre! Qu bien va con el sacrificio! Lo apunt Isaas (53, 7):Fue maltratado, mas l se dobleg y no abre boca. ComoCordero llevado al matadero y cual oveja ante sus esquiladoresenmudecida, no abre su boca.

    No sufre ms Jess, cuando ms visiblemente llora. A Lzarodifunto le llora por hermano de sus hermanas. A la Ciudad

    santa, por no santa. Ante el Padre, en largas dulcsimas noches,por amor a Quien le engendra Dios. No van los sufrimientos porcamino de lgrimas ni al revs. El lo ensea secretamente.

    Les parecer a algunas almas que no pueden pensar en laPasin. Pues menos podrn en la Sacratsima Virgen ni en lavida de los santos, que tan gran provecho y aliento nos da sumemoria. Yo no puedo pensar en qu piensan, porque apartadosde todo lo corpreo, para espritus anglicos es estar siempreabrasados en amor, que no para los que vivimos en cuerpomortal, que es menester trate y piense y se acompae de los que,

    tenindole, hicieron tan grandes hazaas por Dios. Cunto msapartarse de industria de todo nuestro bien y remedio, que es lasacratsima Humanidad de nuestro Seor Jesucristo. Y no

    puedo creer que lo hacen, sino que no se entienden, y ans harndao a s y a los otros. Al menos yo les aseguro que no en ren aestas dos moradas postreras; porque si pierden la

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    gua que es el buen Jess no acertarn el camino; porqueel mesmo Seor dice que es camino. Tambin dice el Seor quees luz y que no puede ninguno ir al Padre sino por El, y quienme ve a m ve a mi Padre (Santa Teresa, Moradas sextas7,6).

    No tiene doce horas el da? (Jn 11, 9). As preguntacuando an ve pasar serenamente las horas, dueo de la luz ydel tiempo. Hoy la inminencia de la Pasin le domina. Una

    mano inexorable gobierna sus momentos, y los empujaframente.osu detuvo al sol para consumar la victoria. Jess no

    acierta a detener el que le enva el cielo para alumbrar sumuerte. Es o no su da? Es o no dueo de las propias horas?Nadie me quita la vida, sino que yo espontneamente la doy.Tengo poder para darla, y poder tengo para tomarla otra vez(Jn 10, 18). Quizs hablaba el Verbo, desde el seno de Dios,cuando tal deca, inmutable como el Altsimo. Y se contristabafuera del Padre, al vivir como hombre lo contrario. Mucho

    haba de cambiar Dios para poder morir. Y sin embargo,anunciaba la propia muerte, cuando se deca Hijo de Dios; y laevocaba como fiesta de bodas.

    La cosa no va por ah. La muerte de Jess no escapa a loshombres, pero el misterio s. A la parte invisible todo transcurreen trato amorossimo. A lo visible, a medias entre Dios y loshombres. El Padre le retira, para Sus fines, las delicias sensiblesde Su abrazo. Los hombres, a merced del espritu de lastinieblas, ponen las manos en l, y le condenan a morir entre elcielo y la tierra. Oficialmente, con el aparente refrendo sensible

    de Dios, es el Hijo del hombre. Ir a la cruz para escarmiento deIsrael. Llamaba Padre a Dios, y juntamente hermanos a loshijos de ira. As le entienden los judos, como haban entendidosus padres a los profetas. Para alivio de quienes viven con lomejor de s, donde son adorados; y con lo peor, donde puedansufrir y ser muertos.

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    Una misma hora tiene dos vertientes: para Dios la verdadera,

    para nosotros la equvoca. Igual le ocurri a Jess. Haba delibrarse de la ley que gobierna aqu lo divino? Sabiendo Jessllegada la hora de su trnsito de este mundo al Padre,ignoraba acaso la hora de su umillacin ante los hombres? Delos dos caminos que poda humanamente seguir, al Padre o a loshombres, por qu solo mienta el primero: como si l se lollevara todo, y ni el prendimiento y traicin, ni la iterada conde-na de tantos tribunales, ni los azotes del Pretorio, ni el caminodel Calvario, tuvieran otro valor que el episdico, de esconderel trnsito al Padre?

    Para Jess contaba singularmente la obediencia. Deja la viday se adelanta a la muerte, por obediencia a su Dios. No en carrode fuego, como Elias. Ni simplemente muriendo, otro Moiss,ante la tierra de promisin. Sino en la Cruz, por obediencia alPadre Dios.

    A concebir las cosas por lo divino solo, habrase anunciadoun trnsito dulce, como de Unignito que de vivir fuera 'enforma de siervo' retorna al Seno, para vivir hombre 'en forma deDios'. Vistas como las quiso el Padre, para remedio del humanodelito, anuncise doloroso, como trnsito del fruto de

    bendicin vestido de maldicin.Jess acata los designios del Padre. Y ratifica la obediencia

    con que inici su vida de hombre. Atento a consumar elsacrificio para que vino al mundo, djase gobernar de lastinieblas. Dbil l, fuertes ellas.

    Dad al Csar lo que es del Csar. Al odio de los judos losuyo.

    Dios no escatima la victoria sensible de los Ancianos ysacerdotes. Que acaben con el Maestro. Esto os he dicho paraque no os escandalicis. Os echarn de la sinagoga, pues llegala hora en que todo el que os quite la vida pensar hacer unservicio a Dios. Y esto lo harn porque no conocieron al Padreni a m (Jn 16,1-3).

    ess busca el beneplcito del Padre. Y no obstante, a ratos,le arredra la Pasin. En el Huerto dir lo que senta antes delLavatorio. A impulsos del mismo que le lleva al sacrificio, secompromete a l ante los Doce, para no volverse

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    atrs. Inicia en oficio de siervo lo que en forma de siervo

    consumar en la cruz. Deja para la hora del Padre suclarificacin.

    Ya dije que el Lavatorio es drama de luz. El misterio se le vaa Jess de las manos. Todo sencillo. A un paso de la Eucaristay de la Cruz. El Maestro lleva a cabo, con maneras de Dios, unejercicio de esclavo. Lo que Marta y Mara con l en Betania, lcon los Doce en el Cenculo. Revela en el mundo, comomisterio de arriba, lo que el cielo en su mejor parte ignora.Dnde los ngeles lavaron nunca los pies? Disimula empero,enseando todo lo dulce que abajo aprendi.

    Hijo del Dios Bueno, hasta el mal que en nosotros era, pas aser bien en El. Quiso levantar al cielo, como novedades allignoradas, las miserias de los hijos de los hombres.

    En la humana psicologa entra recordar con gratitud lospeores trances de la vida. La distancia les quita aspereza. Elmal que uno intoleraba, trocse en bendicin con la gracia queel sufrirlo nos trajo. La experiencia del bien adoctrina mucho

    menos que la del mal. Mejor se aprende lo que mucho cuesta. Yms se estima lo que vali sangre. Es la herencia de losdisgustos fuertes y largos. Lo que se aprende contra lavoluntad, gracias a las lecciones insis entes de Dios. Losrelieves que deja el mucho mal, acogido al fin de manos de El.

    Yo agradezco a Dios haya sido sordo a la mayor parte de misoraciones, para mortificarme durante aos, como si me hubieraolvidado.

    De resultas, prefiere uno ya orar a Dios con el propio Dios,interesndole en lo Suyo ignoto, antes que en lo propio

    resabido. En lo grande y en lo pequeo. Sin prisas. Como si eliempo mo y el eterno de El fueran igual; ms mo lo Suyo quelo mo. La medida la conoce El, como inmenso. Lluevan lasnubes, salga el sol y el inmenso mida. Qu fcilmente leengaan a uno cosas aprendidas de otros, mientras no le enseeen carne Dios! El Seor

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    no repite dos lecciones en dos almas. Ni dos experiencias endos espritus al parecer iguales. A lo infinito debe Jess sersiempre nuevo, para fortuna nuestra.

    Yo no disimulo mi poca devocin a los santos de Israel.Debieron de ser buenos para entonces. Hasta el salmista, quigual se me hace y qu empeado en sus caminos de l!

    Cunto ms luminosa, en su desconcierto, la plegaria de lossantos evanglicos, tan fciles a su desprecio en la propiaoracin! A Dios piden no les oiga, al margen del beneplcitoSuyo. Recelosos de no acertar a sufrir ni entender ni orar.

    A qu vena todo esto? A que el mismo Jess aprendimucho de los hombres, segn la carne; y sac demasiado gustoa la forma de siervo para olvidarla ante Dios y ante los Doce.

    o fueron menester las dulzuras de Nazaret o de Betania. Leensearon ms las amarguras. Y con ellas qued,amorosamente convertidas en El.

    3 Sabiendo Jess que vino su hora de pasar de este mundo al

    Padree (Jn 13,1b)

    Es la hora vivida por Jess a lo largo de su existencia enel mundo. A quien le preguntara por ella, habra podidoresponder (Jn 7, 16): Mi hora no es ma, sino de aqul

    que me envi. Al nacer de Madre Virgen, el Padre queme encarnaba en ella, la fij. Y desde entonces encaminolos pasos hacia la hora de Dios. La Virgen asinti al mensaje deGabriel, e indic mi hora de pasar del Padre aeste mundo.

    San Juan silencia el anhelo ntimo de Jess. La mujer,en los dolores del parto, se halla poseda de tristeza, porque

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    le vino su hora. Una vez dado a luz al nio, ya no se acuerda desu angustia, con el gozo de haber dado un hombre al mundo(Jn 16, 21). Verbo del Padre naci dbil, de mujer dbil, parainstalarse, por amor al Padre y a los hombres, en su hora. Ehizo de ella sus delicias, principio y remate de sus tiempos.Hora, da, mes, ao y eternidad. Inmutable como los designiosdel Alt. Apetecible, como detenido sculo de Dios a loshombres, y de los hombres a Dios; trado fuera de las leyesdel tiempo desde la Cruz a todos y cada uno de sus actos.

    El trnsito al Padre ser en la cruz. Cosa de momento en s.Mas por ilusionadamente apetecido, tan prolongado como lavida. Si amargo en s, convertido por amor en cielo. Qu fcily frecuente es engaar, con ensoaciones, las amarguras dehoy! A nadie le prohiben distraerse del presente por vivir elfuturo. Aunque, llegado el futuro, se disipen como sueos yconviertan en lgrimas. Y no est bien, ya que se haya de pasar

    por la comedia, hacerla entre fantasas de cielo?Oh quin pudiera vestir de gloria, ya desde hoy, el ins ante

    de la propia muerte! A la muerte, trnsito al Padre, quin me

    obliga a mirarla como muerte, si tanto como despedida esabrazo de Dios? No te engaes. Eso queda para los santos. Nopara hombres miserables como t. Que no supiste vivir uninstante puro, digno del Padre. Piensa primeramente en elmomento actual, con limpieza digna de Dios. Atiende a tusobras, ms que a tus deseos. Bien claro lo dijo el Seor, comoquien ataja necias ensoaciones (Mt 7, 21ss): No todo el queme diceSeor, Seor, entrar en el Reino de los cielos, sino elque cumple la voluntad de mi Padre que est en el cielo. Aquelda muchos dirn: Seor, Seor, no hemos profetizado en tu

    nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hechoen tu nombre muchos milagros? Yo entonces les declarar:Nunca os he conocido. Alejaos de m malvados...

    Dejo a otros alegar virtudes para subir al Reino. Ya s, delabios del Seor a quien slo amo de palabra, que para entrar enl, debo hacer la voluntad del Padre. Y que ni el Hijo llena elReino de la verdad con hombres de mentira,

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    ni el Padre premia solas ilusiones. Yo me reconozco dementira. Nunca hice de veras, sino lo indigno. Y cuanto msquise vivir de la verdad divina, mayores vacos encontr en

    pensamiento, palabra y obra. No fue eso solo. Aos he tenidopara entender al Seor. Nunca rehu el Evangelio, ni el tratocon Su persona. Ni acert jams a salir de El. Tan sencilloJess, cmo se me revela contrario y amigo? Tan contrario,

    porque santsimo... hasta alejarme de S. Tan allegado, porquems El en uno que uno mismo; ms determinante Su infinitasantidad que la miseria en la propia miseria. Y habr quien,

    sintiendo lo que yo, se entienda? Acato las palabras delMaestro. No vale decir Seor, Seor. Aunque a muchosvali eso en los das de Jess. Hay normas que ni el propioMaestro las puede dictar, para no dar ocasin de escndalo. Laque sigui con el buen ladrn, con el fariseo y el publicano, conSimn el leproso y Mara, y ante pecadores confesos...

    A nadie se le abre el paraso, sin obras; sin alguna obra. Faltasaber si las obras las debe poner el hombre a medias con Dios,o a enteras de El. Esto ltimo parece ms claro. Que Dios hagaen uno lo Suyo y lo de uno, para premiar como de uno lo Suyo.

    Apliquemos al caso lo de san Juan de la Cruz: Hagamos demanera que lleguemos a vernos, Seor, en tu hermosura. Queseamos semejantes en hermosura y sea la tuya de suerte quemirando el uno al otro, se parezca a ti en tu hermosura, y se veaen ella. As te ver yo a ti en tu hermosura, y t a m en tuhermosura... porque tu hermosura misma ser la ma. Es laadopcin de hijos, que de veras dirn a Dios lo que el Hijo alPadre, por san Juan (17, 10): 'Todas mis cosas son tuyas, y tuscosas son mas'... (Cant. 35, 5). No puede, en efecto, verseuno en la hermosura de Cristo y parecerse a El en ella, si no es

    por transformacin en El (cf. ibd. 8). Y sta slo viene porgenerosa iniciativa Suya. Que como dinmica a lo divino,acaba en obras humanamente visibles, divinamente invisibles;y premiadas como de uno solo. Repetido esto en muchos,ensayado mil veces en uno, da por fruto lo que el duelo entre laluz y las tinieblas. Vence suavemen

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    e la luz con el triunfo de las tinieblas que se dejaron 'trabajar'.No todos los caminos del Espritu son igualmente claros. Enla oracin al Padre nos ense Jess una plegaria de solas

    peticiones. Y nos anim a subir directamente a Dios, igual quesi furamos sus hijos. Al Padre le comprometi a ornos. Sloeso, sin ms, prevena la eficacia del hombre en dilogo conDios.

    Asegurada la audiencia del Padre, las peticiones formuladaspor el mediador entre Dios y los hombres denuncian lo que elcielo quera or de humanos labios para complacerse en l. Hay

    misterio en las peticiones, y en su jerarqua. Primero es laprimera, segundo la segunda, y tercero la tercera.

    A m, que soy malo, me encantan las dos primeras, de-licadamente prologadas por la advocacin: Padre Nues ro queests en los cielos: santificado sea tu Nombre; venga anosotros tu reino....

    Del cumplimiento del querer divino bien poco dej laprovidencia a merced del hombre. Aun eso, tras de aquelsantificado sea tu Nombre, que, entendido, no da lugar aseguir adelante. Excluyo el hgase tu voluntad, as en la

    tierra como en el cielo? Apurando, hasta me sobra la primerapeticin. Lo mejor del Padrenuestro est en la invocacin,robada de labios de Jess. Sabindole invocar como El (Padrenuestro que ests en los cielos), qu ms se requiere? Odo elacento del Hijo, tiene Dios alma para mayor Verbo? Ni le cabeotro en el seno, ni hay palabra superior a sta que no pareceoracin.

    Obligado a pedir, resumir las siete en la primera.Santificado sea tu Nombre. El da que entienda la san idaddel Nombre de Dios, como en la plegaria sacerdotal, ser sta

    mi nica peticin: Padre Santo, sea tu Nombre santificado.La oracin intil y hermosa del cielo. Siempre que nuestro

    gusto sea que Dios es Dios, nuestra plegaria ser que suNombre Santo sea Santo. Lo que desde ab aeterno, antes quehubiese ngeles y arcngeles.

    All otros. En lo divino humano, todo estuvo a merced de lamunificencia de Dios, que puede dar, mas no reci

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    bir; y beneficia al hombre, sin ser nunca retribuido. Que buscaen la humana miseria la grandeza del vaco, puro vaco, paraener donde derramarse sin trmino. Dichoso el hombre que as

    interesa a Dios, y sabe ser nada, para recibir como cado enel no ser todo el Don. Si tanto recibe el hombre, como lederrama Dios, tendr en los brazos de su infinita miseria elesoro de las cataratas del cielo, a Su gusto de El, y a Su

    medida.

    Tambin ahora me distraje. Poda uno consolarse conacciones que ni de lejos respondiesen a esta del Lavatorio?, ya las que vendran despus, en el mismo Cenculo? Jess mo,

    pdeme otras cosas.

    4 Sabedor Jess de que lleg... (Jn 13,1b)

    El Seor conoce las cosas a su modo. Hay tanto de saber a

    saber, como de una persona a otra. Del saber de Jess alnuestro, tanto como de su persona a la nuestra. El evangelistano entra en perfiles. De algn modo ha de in roducir alMaestro. Si entendiera uno cmo saba Jess que le lleg Suhora, le quitara misterio.

    Habr ocasin de meditarlo, en beneficio de la Verdad enque est solo con Dios, El le gua y mueve y levanta a lasoledad del Salvador.

    En El se daban la soledad del hombre asumido, y la de Dios.De la primera algo sabemos. Los msticos la mencionan

    bastante. En ocasiones dulce, por la compaa del Espritu, seadivina en Jess por comunin de vida con el Verbo: En esasoledad que uno tiene de todas las cosas en que est solo conDios, El le gua y mueve y levanta a las cosas divinas; convienea saber, su entendimiento a las inteligencias divinas, por estarya solo y desnudo de otras

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    contrarias y peregrinas; y su voluntad mueve libremente alamor de Dios, sola ya y libre de otras afecciones; y llena sumemoria de divinas noticias, por hallarse tambin sola y vacade otras imaginaciones. Luego que uno desembaraza estas

    potencias y las vaca de todo lo inferior, dejndolas a solas,inmediatamente se las emplea Dios en lo invisible y propio, yes Dios el que le gua en la soledad. Como los movidos delEspritu de Dios (cf. Rom. 8, 14). No solamente le gua en lasoledad, sino que El mismo a solas obra en l sin otro algnmedio. Tal es la ndole del matrimonio espiritual: hacer Dios enuno y comunicarse por s solo, no por medio de ngeles ni dehabilidad natural. Los sentidos exteriores e interiores y todaslas creaturas, aun el propio cuerpo y alma, muy poco hacen alcaso para recibir las mercedes grandes que hace Dios en talestado. El lo hace a solas en uno, porque le halla a solas, y no lequiere dar otra compaa, aprovechndole y findole de otroque de s solo. Es tambin cosa conveniente, pues uno lo hadejado todo y pasado por todos los medios subindose a Dios,que el mismo Dios sea la gua y el camino para s mismo. Yhabindose uno ya subido en soledad de todo sobre todo, yaodo no le aprovecha ni sirve para ms subir, fuera del Verbo;

    tan enamorado El de uno, que a solas desea hacerle tan subidasgracias, entregndosele a S mismo y cumplindole sus deseos(San Juan de la Cruz, Cant. 34, 5-7).

    Entendida as, por lo dulce, la soledad, cabra leer lo de Le22, 14: Llegada la hora, psose a la mesa con los Doce, y lesdijo: Con ardiente anhelo dese comer esta Pascua convosotros, antes de padecer. Podr el incienso no quemarse.Herido por el fuego, se levanta en olor de suavidad. Traslucehombre la sola compaa del Padre. No estoy solo, pues elPadre est conmigo. Estas cosas os he hablado para que tengis

    paz en m. En el mundo tendris apreturas; mas tened buennimo, yo he vencido el mundo (Jn 16,32s).

    Pero hay tambin en el hombre Jess la soledad sola, laristeza amarga. As en Getseman, y en la Cruz; y a lo largo de

    la Pasin. Se le retira el Espritu del Jordn con los signosvisibles de lo divino. Acostumbrado Jess al

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    sculo del Verbo, y desasistido ahora, en lo natural, de El,sintese roto y como rechazado de S. Sin quebrarse lo personal,huye de Jess el calor y ternura que le venan espontneos delsculo bautismal. iOh qu soledad tan distinta del beso de ayer!

    Parece anda el alma como necesitadsima, diciendo y'preguntando a s mesma (Ps 41,4): 'Dnde est tu Dios?' Elromance de estos versos yo no saba bien el que era; y despusque lo entend, me consolaba de ver que me los haba trado elSeor a la memoria sin procurarlo yo. Acordbame de lo quedice san Pablo, que est crucificado al mundo (cf. Gl 6, 14).

    No digo yo que sea esto ans, que ya lo veo; mas parceme queest ans el alma, que ni del cielo le viene consuelo ni est en l,ni de la tierra le quiere ni est en ella, sino como crucificadaentre el cielo y la tierra, padeciendo sin venirle socorro deningn cabo. El que le viene del cielo es para ms tormento,

    porque acrecienta el deseo de manera que a mi parecer la granpena algunas veces quita el sentido, sino que dura poco sin l.Parecen unos trnsitos de la muerte... Yo bien pienso algunavez ha de ser el Seor servido, si va adelan e como ahora, que seacabe con acabar la vida, que, a mi parecer, bastante es tangrande pena para ello, sino que no lo merezco yo. Toda la ansiaes morirme entonces; ni me acuerdo de purgatorio, ni de losgrandes pecados que he hecho... Todo se le olvida con aquellaansia de ver a Dios, y aquel desierto y soledad le parece mejorque toda la compaa del mundo. Si algo la podra dar consuelo,es tratar con quien hubiese pasado por este tormento; y ver que,aunque se queje de l, nadie le parece la ha de creer! Tambin laatormenta que esta pena es tan crecida que no querra soledadcomo otras ni compaa, sino con quien se pueda quejar. Escomo uno que tiene la soga a la garganta y se est ahogando,que procura tomar huelgo; ans me parece que este deseo decompaa es de nuestra flaqueza, que como nos pone la pena en

    peligro de muerte, ans el deseo que el cuerpo y el alma tienende no se apartar es el que pide socorro para tomar huelgo, y condecirlo y quejarse, y divertirse, buscar remedio para vivir muycontra la voluntad del espritu, o de lo superior del

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    alma, que no querra salir de esta pena. No s yo si atino a lo

    que digo, o si lo s decir, mas a todo mi parecer pasa ans. Mirevuestra merced qu descanso puede tener en esta vida; pues elque haba que era la oracin y soledad, porque all meconsolaba el Seor es ya lo ms ordinario este tormento, y esan sabroso y ve el alma que es de tanto precio que ya le quiere

    ms que todos los regalos que sola tener. Parcele ms seguro,porque es camino de cruz y en s tiene un gusto muy de valor ami parecer, porque no participa con el cuerpo sino pena, y elalma es la que padece y goza slo del gozo y contento que daeste padecer. No s yo cmo puede ser esto, mas ans pasa, que

    a mi parecer uno trocara esta merced que el Seor me hace portodas las que despus dir (Sta. Teresa, Vida 20, 1 lss).

    Era otra la soledad de Jess, a la medida de la primera doblecomunin de Espritu y de Verbo en que viva. Abandonado encarne y alma del Espritu, sintese descarnado y sin alma.Suspendido el sculo personal del Verbo, echa al aire los brazosen busca del Padre. Y percibe el beso fro de las tinieblas.

    En qu estado se hallaba Jess ante el lavatorio? Ignoramoslo que su Humanidad padeca con el alejamiento de Dios. Nodej el Unignito al Padre, por salir de El para nacer hombre. Niabandon personalmente el Verbo al hombre para dejarle morir.La Humanidad, a merced de superiores designios, sintiseabandonada de Dios. Sin otro alivio que la queja, plegaria delinfinito solo.

    El Verbo entr por camino de obediencia al mundo, y en lcontinu, para salir tambin del mundo por obediencia. Entreuno y otro extremo llev en comunin invisible las dos vidas,divina y humana. El cual, en los das de su carne, habiendo

    ofrecido plegarias y splicas con poderoso clamor y lgrimas alque le poda salvar de la muerte, y habiendo sido escuchado porrazn de su reverencia, con ser Hijo, aprendi de las cosas que

    padeci lo que era obediencia. Y, consumado, vino a ser parato

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    dos los que le obedecen causa de salud eterna (Heb 5, 7-9).Es clara la alusin a Getseman. Cristo llor ostensiblementepor Lzaro y por Jerusaln; mas solo en el Huerto, con clamor ylgrimas, a quien le poda salvar de la muer e. Escuchado por elPadre, en atencin a su reverencia filial, vio venir un ngel aconfortarle (Le 22, 43). No se libr de la muerte en cruz, ni de laobediencia primersima que gobernaba sus actos desde laEncarnacin. Vise libre de verla como sola muerte. Entendisensiblemente el misterio de la Vida a que daba lugar en la cruz.

    No perdi la soledad. La abraz doblemente, en espritu y senti-

    dos, para morir mediador entre Dios y los hombres fueradel campamento.

    Vena a destruir la desobediencia de Adn con el sacrificiode S (Heb 9, 25s). Y adopta el gesto de Isaac para recibir elgolpe del brazo paterno. Los criados se quedan a la otravertiente del monte. La muchedumbre del Calvario no quita lasoledad del Padre y del Hijo. Ni la compaa de los ladrones.

    Un hilo invisible de oro el primer latido en acatamiento alquerer del Padre una el mundo de experiencias divinas yhumanas de Jess. Ninguno de los Doce adivina el sacramento

    que custodia el Maestro en la divisin entre el alma y elespritu.

    Si el Salvador mantiene su primera voluntad, igualmente elPadre. Los dos se miran. Uno y otro con ojos de infinito amor.Aunque el uno mira ordenando, y el otro obedeciendo. Atentosambos al mismo sacrificio. Si ms vive el Hijo para el Padreque para S, es extrao que ms sienta el beneplcito de Diosque el propio sacrificio? Y al revs, si ms vive el Padre para elHijo que para s. Algo se adivina en Abrahn. Ms habramuerto Abrahn que su hijo, si hubiera sacrificado a Isaac. Es

    ley de amor en lo humano. Y presumible tambin en lo divino.En el Verbo hecho carne, nos hiere el misterio del dolor en

    que voluntariamente se esconde. Jess suea en glorificar alPadre por caminos de Pasin. Est bien evocarlo cuando lomejor de la propia vida se diluye incomprendido. El dolor puro

    pierde encanto si se contamina.

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    o sintonizan otros con uno. Bien est. Han de ser igualmenteheridos de Dios? Qu s yo lo que les toca sentir? Ni lesenvidio, ni entro a juzgarles. Ellos en su casa, y Dios en la deodos. Y yo sereno, por llevarse El lo mejor. No necesito Su

    presencia visible. Tampoco s si otras gracias invisibles entranen el orden de la amistad que para m quiere. Entiendo mis

    pecados. Y por encima de ellos, que la poca o mucha almaque me regal, El se la lleva. Gocen otros de cuanto gusten, yagraden a Dios. Tengan mayor cielo. Una cosa me interesa: quemi tiempo, mi tristeza o alegra, mi estilo de vida sean Suyos.

    El Padre que tambin comulga con su Hijo, entiende de lejossus dolores. Desde mayor lejana que el de la parbola lashumillaciones del prdigo. Esta misma noche le dir Felipe aJess (Jn 14, 8s): Seor, mustranos al Padre y eso nos basta.Le responde Jess: Tanto tiempo ha que estoy con vosotros yno me habis an conocido? Felipe, quien me ve a m, vetambin al Padre.

    Segn eso, Seor, quien te ve triste, ve triste a tu Padre?quien en agona y sudor de muerte, ve en sudores de muerte alPadre? quien colgado de la cruz, descubre tambin pendiente

    al Padre? Y si as no en lo malo, por qu en lo bueno?Tambin el Padre es como los hombres, que se acompaanentre fiestas, y a la hora de la adversidad se alejan?

    Los ngeles te bendigan, Jess, porque en todo lo humanofuiste solo. Singularmente en la penas. La Virgen te bendiga,que hizo posible tanto divinamente ignorado sufrimiento.Puesto a escoger entre la herencia del Padre, y la de la Madre,

    prefiero la segunda. Quien te ve triste, ve triste a tu Madre.Quien conoce a tu Madre, entiende tu tristeza, pues de su carnela recibes. Para las sublimidades de lo divino, imagen

    substancial de Dios, vives muy lejos de nosotros. Para lohumano, eres retrato de la Virgen. Mas a pesar de sentirte cerca,

    por venir de mujer, hasta en lo humano te veo siempre solo.Hermano mo y tan lejos; tan igual y tan otro.

    Qu solo llevas la Pasin! No est eso bien, en ley dehermandad. Sufres por los delitos que de mi carne pasaron a latuya. Pasen las penas de tu Carne a la ma.

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    Cambiemos penas con pecados. Dmelas contigo, y aydame asufrirlas. La tristeza al menos de verte sufrir. Lo que en midebilidad tenga cabida. Eso poco y nada, que yo pueda llevar.Tan lleno de Dios y tan solo de humana compaa!

    Mejor me quieres que me amo. Corrige. Haz lo que quieras.No es posible que pierda memoria el alma que ha recibido

    anto de Dios, de muestras de amor tan preciosas, porque sonvivas centellas para encenderla ms en el que tiene a nuestroSeor; sino que no se entiende, porque en iende el alma estosmisterios (de la Pasin) de manera tan perfecta, y es que losrepresenta el entendimiento y estmpanse en la memoria, demanera que de slo ver al Seor cado con aquel espantososudor en el Huerto, aquello le basta no slo una hora, sinomuchos das, mirando con una sencilla vista quin es y cuningratos hemos sido a tan gran pena, luego acude la voluntad aunque sea con ternura a desear servir en algo tan granmerced y a desear padecer algo por quien tanto padeci y a otrascosas semejantes. Y creo que por esta razn no puede pasar adiscurrir ms en la Pasin, y esto le hace parecer que no puede

    pensar en ella... Si de aqu la suspendiere el Seor, muyenhorabuena, que aunque no quiera la har dejar en lo que est;y tengo por muy cierto que no es estorbo esta manera de

    proceder, sino gran ayuda para todo bien... Por muchos caminoslleva Dios las almas; mas no se condenen las que no pudieren ir

    por el de discurrir; ni las juzguen inhabilitadas para gozar de tangrandes bienes como estn encerrados en los misterios denuestro bien Jesucristo, ni nadie me har entender sea cuanespiritual quisiere que ir bien por aqu (Sta. Teresa,

    Moradas sextas 7, 11-12).

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    5 Llegada la hora de su trnsito al Padre

    (Jn 13,1b)Anhela subir al Padre por dejar el trato de los hombres?

    Muy poco creble en la psicologa de Jess. Aunquevino a los suyos y los suyos no le recibieron, bastle naceren establo de bestias para aficionarse a la pobreza y de-samparo. Beln pas, con los ngeles y pastores; mas nola poesa eternizada en el amor de Jess a los sencillos.Mejor le cantaban los ngeles que en el cielo. Entre dosanimales. Acompaado de la Virgen y san Jos.

    Oh qu bien llovido de las nubes, en el regazo de laVirgen, y en el pesebre! Qu al alcance de todos! Quhumano, y qu divino! El delicioso encanto de Beln que-dse en la Ciudad de David. Habanle visto en el regazode una Doncella ms hermosa que los cielos. Habran losngeles bajado a cantarle, a no haber nacido en cielo mejor queel suyo?

    Nuestros nios perpetan los gustos de Jess. Ideanatrevidamente el Nacimiento. Ingenieros de montes, canales y

    puertos, construyen carreteras y ros y villas... y lo

    ponen todo en movimiento. Los trenes no traen gente, ycorren por correr. Fluyen los ros para alivio de peces"trados con el agua. Pastores y pastoras vienen con regalossin acabar de entrar. Aire, agua, regalos, movimientos,ruido, luces, gente... todo para los tres. A faltar el Nio ysu Madre, todo faltara. Habra un falso ritmo de fiesta.Ciertas cosas, las sabamos mejor de nios que de mayores. Asla riqueza de Jess puesto en pesebre de animales.Para qu ms? El Nio Dios, creamos entonces, tuvoque nacer as: centro del amor de todos, en ambiente deuniversal cario, ms dulce que el mazapn. Sin Heredes.Fuera de las casas de Beln, que habran malogrado nacimientotan ideal. Ideal es que el tesoro del Nio sean los

    pechos de su Madre. Y para cuna est la paja. Y para trono, elregazo virginal de aquella Doncella tan bonita.

    Y, sin embargo, Jess pas fro, porque nadie le recibi.

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    Y nadie, fuera de la Virgen y san Jos, entr en los secretos delllanto. A perderse fueron las perlas de aquellos ojos. Entre loscorderos que el cario de los pastores le regalaba; uno ms,destinado a la cruz. Lo adivinbamos cuando nios, sin pena.Ibamos a llorar porque naciese en Beln para morir en cruz?As haba de ser: Nio en Beln, y crucificado en Jerusaln.

    Jess fue el primero en esconder la amargura del sacrificio.Dulce el Nacimiento y dulce la huida a Egipto y dulce eldestierro con la Virgen su Madre y san Jos.

    Y como Egipto, as Nazaret, la luminosa oscuridad de susaos largos. Nunca se dej ver la Nube de gloria como en losdas de Moiss. Para qu? El aparato cedi a la sencillez, laoracin, el trabajo... a la sombra del carpintero ignorado de loshombres.

    Sobrevino la epifana del Jordn, y la vida pblica de Jess.Y comenz el Padre a exhibir por el mundo la hermosura delHijo. Lo cual fue cuando, hecho hombre, fue ungido en elEspritu Santo y ensalzado en lindeza de Dios, por haberseunido con la naturaleza de todas las creaturas en el hombre y la

    belleza de todas las perfecciones en el Espritu. Si yo fueraexaltado de la tierra djolo a este intento (Jn 12, 32)levantar a m todas las cosas. En el levantamiento de laEncarnacin de su Hijo, de la Uncin bautismal, y de laresurreccin segn la carne, no solamente hermosea Dios lascreaturas en parte, mas en la Carne de su Hijo las dejavestidas de hermosura y dignidad (cf. San Juan de la Cruz,CnticoB 5,4).

    La complacencia del Padre en la lindeza de la Humanidad deJess esconde, a nuestro modo, cierta envidia. El Verbo la

    posea la Carne en persona. El Padre quiere acogerla en Suregazo, extendiendo a ella la comunin de gloria. El apremio deDios contrasta con el ansia de Jess por continuar sus das entrelos hijos de los hombres. No se hallaba tan mal. Habaenfermado de amor. A ratos senta mucho fro. Mas no entre losque Le amaban. Su Madre vala por todo el celo. Y estaban losamigos de Betania, y los Doce por El escogidos. Amigo de susamigos, cmo abandonarlos?

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    ess tena doble patria, como Hijo de Dios e hijo delhombre. Por lo uno, Padre ms que patria. Por lo segundo, vallede lgrimas, regin de ternura, destierro de peregrinos. Losngeles no lloran, porque miran de continuo el ros ro del Padre.Lloramos los hombres, porque desde aqu no vemos nada.Entre los ngeles habra aprendido Jess a volar, mensajero dealegra para los hombres; a remover aguas que sanasenenfermos; a traer alivio en cliz celeste.

    Unido a los hombres gust, en cuerpo y alma, el annimo dehumilde familia. Fue la gran victoria nuestra sobre Dios.Haberle trado, por medio de Nuestra Seora, a carne tan dbilcomo limpia, y a confundir debilidad y pureza, amor ysacrificio. Haberle ganado para un rgimen amable sobre elamor de los ngeles. Y hecho gustar, entre delicias virginales,las humanas miserias.

    De esta suerte hecho carne en la persona del Verbo, hzose eldolor tan divino como el amor mismo al Padre. Y con el dolor,las mejores experiencias humanas. Dbil con debilidad exentade delito; allanado sin pudor a nues ra naturaleza, a fin de

    perpetuar, sobre todo ensueo, el memorial de la cruz.La firmeza del sacrificio del Altar se funda aqu. Mal

    disimulado como lo demuestra el evangelista, al denunciar enJess las prisas de ltima hora. El lavatorio y la Eucarista los

    precipit la fiebre. Jess calcul mal. Lleg a la muerte sinener de qu morir. Sin nada que pudiera dar. La cruz no haba

    de sorprenderle en vida, sino muerto ya en sacrificio para losdas del Testamento Nuevo.

    6 Llegada la hora de su trnsito al Padre

    (Jn 13,1b)

    Pascua en hebreo significa trnsito. La de Israel, en susalida de Egipto, figuraba el trnsito de los creyentes

    peregrinos de Dios a la Tierra que mana leche y miel.

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    Todos tienen su pascua. Unos la toman por distraccin, yacaban por cansarse de ella. Los Israelitas la hicieron del mar.Lo pasaron a pie enjuto; y, a vista de los ejrcitos de Farananegados en las aguas, aplaudieron a Dios. A poco, se cansaronde aquel trnsito, y habran vuelto a Egipto, a no habermediado Moiss. Yo tengo muy poca devocin a los que tanto

    blasonan de liturgia pascual, y se estabilizan en la Pascua.Viven sin pasar. Hacen vida en el puente. No temen las aguasdel rio. Itinerantes de solo camino, sin otra patria, no suspiran

    por la ciudad; no la quieren. As ven a Dios los que le quierenlejos, inasequible, slo bueno para punto de referencia. Los quesuspiran por El y lloran falsas lgrimas, cuando seguros detenerle an lejos.

    Todo menos eso! Por ser cristiano y peregrino igual, vivauno siempre con lgrimas, evocando la hermosura de Dios:suspirando por dormir al exilio y despertar a El.

    Si de ti me olvidare, dulce Jerusalneternamente, y en tu ausenciacantare,

    la mano el son olvide,que tal cautividad lgrimas pide.

    No es justo que se digaque yo tuve jams otro contentoentre gente enemiga,qe, preferida a todo sentimiento,

    principio de las massern, Jerusaln, tus alegras.

    El Verbo no rompe la comunin con el Padre. Huelga elrnsito cuando el Mediador es patria. Camino a Emmas

    dieron los dos con el que llevaba al Padre, y le siguieron. Y sedecan (Lc 24, 32): No estaba nuestro corazn que ardadentro de nosotros cuando nos hablaba El en el camino,abrindonos el sentido de las Escrituras?.

    Ha de advertir el alma en esta quietud que, aunque entoncesella no se siente caminar ni hacer nada, camina mucho ms quesi fuese por su pie, porque la lleva Dios

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    en sus brazos; y as, aunque camina al paso de Dios, ella nosiente el paso; y aunque ella misma no obra nada con lasfuerzas de su alma, mucho ms hace que si ella lo hiciese, pueses Dios el obrero. Y que ella no lo eche de ver no es maravilla,

    pues lo que Dios obra en el alma a este tiempo no lo alcanza elsentido, por ser en silencio; segn el Sabio, las palabras de lasabidura yense en silencio (Eccli 9, 11; Jn 9, 17). Djese elalma en las manos de Dios y no se ponga en sus propias manos,que, como esto sea y ella no ponga las potencias en algo, irsegura (San Juan de la Cruz, Llama 3, 67).

    Dios gobierna as a los ntimos que viven en el mundo, sinser de l. Allegados al Padre, por el Camino que lleva a El, notransitan hacia el mundo, que desprecian, ni hacia el Padre. Encomunin con Cristo, escondido ya en Dios, viven la Pascuaanhelada por el Maestro, a merced de ligeros vaivenes desuperficie, que no interesan el espritu.

    Pues no quiero ignoris, hermanos, que nuestros padresestuvieron todos debajo de la nube, y todos atravesaron el mar,y todos fueron bautizados con Moiss en la nube y en el mar, ytodos comieron un mismo manjar espiritual, y todos bebieronuna misma bebida espiritual, como que beban de una Piedraespiritual que les segua; y la Piedra era Cristo. Sin embargo,en la mayor parte de ellos no se complaci Dios, pues quedarontendidos en el desierto (1 Cor 10,1-5).

    De slo pensar que pude haber sido israelita de aqullos, meentra un sudor fro. Suspiraban por Egipto. Nunca entendieronlos planes de Moiss, y menos los de Dios. Amigos de lovisible, a Dios le queran dolo; y las cosas de Yahv, a imageny semejanza de las que en Egipto dejaron. Soaban aduearsedel mundo, al estilo del Faran. Que Yahv se aviniera a ello, yla Tierra de promisin fuese su cielo. Dios les alargara laexistencia a la medida de sus deseos; y moriran, hartos de vivirterrenamente la Tierra.

    Horrible, servirse de Dios para olvidarse de El y vivir a supropio antojo. Tener tan a la mano al Seor e ignorarle.

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    o as, Dios mo. Qu me importan todas las Tierras depromisin? Sea yo agradable a tus ojos, y llveselas Israel con

    ordn y todo. No quiero otro paraso que Yahv. Espacio tanespacioso, sencillez soberana e inmensa, para quien entr en losgustos de El. Tiempo sin tiempo para olvidar los humanos, ysentir el instante gozoso fuera de sentidos. Si aun a la vistaofrece ms campo la fe que las luces de Israel y Egipto, quser el mundo de armonas y fragancias, los toques de exquisitodeleite, escondidos en la Carne de mi Seor?

    Otros tendrn sus ensueos. Uno en que me sorprendo confrecuencia es este de abrazar el Cuerpo de Jess, e in roducir micabeza entre sus pechos y sobre ellos dormir. Envidio a sanuan al pie de la cruz, a punto de recibir con ayuda de los

    piadosos varones los miembros del crucificado. Acecho elinstante del menor descuido y movimiento para besar susllagas. Oh miembros pursimos, que no pude a mi gusto palparni besar en vida! Qu dulzura, Dios mo! Tiernos como los desu Madre.

    'Deja blanduras, que nada ensean. No eres mujer'. No me lodirn ngeles, envidiosos de tocar a Dios. Malo y todo, saqueyo tiempo para palparle, y aprender con los cinco sentidos ymucho con el tacto la Humanidad de mi Seor. Seor, si te lo llevaste, dime dnde le pusiste, y yo lo tomar (Jn 20,

    15), para llevrmelo adonde le posea.A los dbiles conviene la debilidad de Dios. A quienes otra

    cosa no pueden, meter el dedo en Sus llagas, y aprender con lasmanos la suavidad y hermosura de Sus miembros divinos. Qufeliz sera uno si lograra a solas en el Jardn de Jos deArimatea, lo que en el Cenculo avergonzaba a Toms!

    Comuncase Cristo en la interior unin a uno con tan asveras de amor, que no hay aficin de madre que con tantaernura acaricie a su hijo, ni amor de hermano ni amistad de

    amigo que se le compare. Llega a tanto la ternura y verdad deamor con que el Hijo regala y engrandece al discpulo, que sesujeta a l verdaderamente para engrandecerle, como si fuera susiervo y l fuese su seor; y est tan solcito en regalarle, comosi l fuese su esclavo

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    y l su Dios. Tan profunda es la humildad y dulzura de Jess!Porque en esta comunicacin de amor en alguna manera ejercitaaquel servicio que dice en el Evangelio har a sus escogidos, asaber (Le 12, 37): 'Cindose, pasando de uno en otro, losservir'. Y as, est aqu empleado en regalar y acariciar a uno,como la madre en servir y regalar a su nio, crindole a susmismos pechos. En lo cual se echa de ver la verdad de aquellode Isaas: 'A los pechos de Dios seris llevados, y sobre susrodillas seris regalados' (Is 66, 12) [San Juan de la Cruz, Cant. B 27, 1].

    7 ...la hora de su trnsito al Padre (Jn 13,1b)

    Las almas conocen su Pascua: el trnsito de Dios por ellas.Otro da estaba nuevamente Juan (Bautista), y dos de susdiscpulos. Y mirando a Jess que iba de paso (les) dice: Heah el Cordero de Dios (Jn 1, 35s). Jess caminaba, e iba solo.El Bautista, fijo, hablaba con dos de los suyos.

    Le bast abrir los ojos para que les llamase la atencin. Eraen tiempo de Pascua? No pudo haber otra mejor para los tres.Eltrnsito de Jess. Ved ah el Cordero de Dios. Ese que pasa

    por ah, esta de trnsito a travs del sacrificio para suPadre.

    Ellos dos no le dejaron pasar. El les dio a conocer sumansin, y se estuvieron con El. Qu feliz da pasaron, y qunoche tan deliciosa! Hay quien nos diga lo que oyeron de bocadel Seor? (San Agustn.Tr. VII in Joh 9). Los ms descuidanel momento. Jess llama una y otra vez. Hi o de buena Madre,no insiste, y se retira. Llam al joven rico. Se le entristeci, yfuse Jess a llamar a otros. Triste el joven, y ms triste Jess,

    porque perdi al joven.Los ciegos y tullidos del Evangelio sabanle accesible:

    Maestro Jess, ten compasin de nosotros (Lc 17, 13).

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    Desde la miseria llamaban a la misericordia. No gana El porcurar miserias. Ni llama a los hombres para ser Verbo de Dios.En nuestro siglo peregrina tambin, como ante Juan. Otros

    pasan con ruido. El en silencio. Y se deja sentir.Yo hablo en alta voz. El, calladamente, ensea ms. Yo hablo

    por sonidos que se van. El se insina con heridas de temorinterno. Sea El quien imprima en vuestro corazn lo que a su

    paso ensea. Cristo se esconde con la fe, y ninguno como Elacierta a ensear (cfr. San AgustnSerm. 102,2).

    Conviene entender los hbitos del Nazareno. No anda porandar. Ni camina por slo peregrinar como judo errante. Hizocaer el sol ante los dos de Emmas, para cenar con ellos. Y sedispona a comer para cenarlos de S, y obligarles a desandar elcamino. Oh quin perdiese la de Emmas, para gustar la Cenaque recrea y enamora!

    Algunos imaginan al Seor lejos, por glorioso, de humanastristezas. Como si para solos deleites le valiera la carne tomadade la Virgen, y vestida de Dios. El que le resucit de entre losmuertos le tornara tan poco humano como excesivamentedivino: sin lo enfermo y tierno que hace el mejor encanto deJess. Olvidan el almuerzo improvisado a orillas delTiberades, y el dilogo emocin y tristeza que a l sigui.

    Dnde est el misterio del Cenculo sino en la Cena? Y sien la Cena, en la que instituy para siempre, o en la que fue

    para no ser? Ya que resucit a la eternidad de Dios, no hagamospretrito del presente, ni quitemos embrujo a lo que por linstituy para alegra nuestra.

    Dice el Seor en el Apocalipsis: 'Yo estoy a la puerta yllamo; si alguno me abriere, entrar yo, cenar con l, y lconmigo' (3, 20). En lo cual da a entender que El trae la cenaconsigo, la cual no es otra cosa sino su mismo sabor y deleitesde que El mismo goza. Los cuales, unindose El con uno, se loscomunica para gozo tambin de l. Eso quiere decir 'yo cenarcon l, y l conmigo'. Y as, en estas palabras se da a entender elefecto de la divina unin del alma con Dios, en la cual losmismos bienes propios de Dios se hacen comunes tambin alalma esposa,

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    comunicndoselos El graciosa y largamente. Por donde Elmismo es para ella la cena que recrea y enamora: porque enserle largo la recrea, y en serle gracioso la enamora (San Juande la Cruz, Cant. B 15,29).

    Es fcil hoy traerle al Maestro a ensearnos por ensima vezel mismo evangelio que declar a los Dpce. Invi arle a repetir,como el sol, el paseo que le llev a presencia de Juan; yadmitirnos, mil veces fracasado, a la Cena que recrea yenamora. Se contenta con el amor ensimo. Aunque, a sutalante.

    En soledad viva,

    y en soledad ha puesto ya su nido.

    A muchos retrae, para su seguimiento, el odio de los Judos.Entre seguirle a l, y asegurar la justicia de Israel, los ms optan

    por lo segundo. El descalabro del Viernes Santo lo ratifica.Parecida actitud cunde ahora. Los ngeles siguen todos,

    invisiblemente, a Jess. Y a nadie animan. El Maestro ofrece alos sentidos Su persona, y a la postre el beneplcito del Padre.

    Ninguna de las dos cosas, de humano peso.Muchos, por l curados, siguieron otro camino. De hombres

    es olvidar favores, y no comprometerse. El Maestro perdaamigos segn se allegaba a la Pasin. Solo vino al mundo, ysolo subi a la Cruz. Fuera meritorio acompaarle, rompiendosu soledad?

    Admteme, Jess, a ella. Al odio de tus enemigos; aldesprecio de tus falsos amigos; a la desestima de Tu persona; ala monotona de tus das grises. Y no quede esto en palabras. Dicon imperio: Sgueme (Mt 9, 9). A ti toca, sin pensarlomucho, arrancar lo ms mo. Perd ya los mejores aos. Meavergenza ofrecerte lo gastado, que nadie quiere; lo que ni yo

    mismo aprecio. Vuelva el polvo a manos de su autor. Mas nome eches de tu presencia, ni retires de m tu santo Espritu (Ps50, 13).

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    8 Llegada la hora de su trnsito... al Padre(Jn 13,1b)

    Al cabo de unos aos, hay que ceder el sitio a otros, aunquelo hagan mil veces peor. Cumplido el deber pasado, tocaobservar el presente. Y es, que el de ayer se lo dejes a otro. Y

    mejor, para evitar malentendidos, que lo dejes. Una cosa esclara. Ese puesto ya no te pertenece segn Dios. Acab tuiempo. Lo hiciste bien, muy bien. Eso te baste. Si persistes,

    algunos y aun muchos te aplaudirn. No Dios.Temes caer en el vaco? Te pide el cuerpo trabajar?

    Quieres ayudar a otros para su bien? Sea todo verdad. Nadie,ni el Seor te lo discute. Pero lleg la hora del trnsito.Recuerda lo del Tiberades. Habiendo dicho esto, le dice(Jess a Simn Pedro): Sigeme. Se vuelve Simn y ve que lesegua el discpulo a quien Jess amaba... A ste, pues, como le

    hubiese visto Pedro, dice a Jess: Seor, y ste qu? DceleJess: Si quisiera yo que est quede hasta que yo vuelva, a tqu? T sigeme (Jn 21,20ss).

    T, djalo. Y si caes en el vaco, intntalo por amor a m. Y sino puedes vivir sin hacer algo, prubame tu amor. Y si deseasayudar a otros para su bien, hazme bien a m obedeciendo.

    La imaginacin agranda las cosas. A todo se hace uno. Vasa hacer la pura voluntad del cielo, cuando el cielo se avenga ai? 'Las cosas van mal'. Y qu? Entre tantas como nos toca ver,

    hay dos que vayan perfectamente bien? Es hermoso haber

    gastado la vida en el servicio de Dios. Y si tanto no hiciste,sacrifcale en afecto todo lo que en futuro pudieras. Hasta lasantidad, al margen del beneplcito divino, es indigna delcristiano. Pas tu tiempo. Llora lo faltado. Enmienda conresignacin lo mal hecho, y no quieras ser justo por encima delquerer de Dios. Ms vale no ser mejor, por santificar Su

    Nombre. Unos sern glorificados por lo que hicieron. T por loque no hiciste.

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    A ti qu? Sgueme. Lo evoco para consuelo de quienesdejamos pasar la infancia, la juventud, la edad madura... sinservir a Dios. Y dimos al Seor los restos del servicio al mundoo a nosotros. Aun as, Dios sobre todo.

    La infancia tiene singular encanto. E igual la juventud. Lainfancia y juventud puras. Desde que se perdi el Edn, haynada comparable al aroma de nios y jvenes inocentes? La florque se abre al beso de la aurora. Ah si retuviera uno el brillo deaquellos ojos grandes con que se abra al mundo! Ignorantes del

    bien y del mal. Ideales como lo salido, en virginidad, de manosdel Creador. Ojos de nio en rostro de joven, doblemente puros

    por la victoria del Espritu sobre la carne.El tesoro fue a esconderse en el claustro, entre las vrgenes

    del Nazareno. Aprecien otros otras hermosuras. D enme a m,para Edn, el espectculo de las doncellas que escondidamentederraman el buen olor de Jess. El cielo baj a vivir en algunosCarmelos. Si lo entendiera el mundo...

    La Providencia se nos aparece a los ms de otra forma. Jesspasa de nuevo ante nosotros. Olvidadizo del pasado, invita a lomismo a que primero invit. El tiempo insta y es ya hora dedespertar del letargo. Ms cerca est ahora de nosotros la salud,que cuando abrazamos la fe. La noche est avanzada y el da se

    avecina. Lancemos de nosotros las obras de las tinieblas, yrevistamos las armas de la luz (Rom 13,1 lss).El Seor vive fuera de hora, o hace de la suya algo 'in-

    ransente', hasta que, entrados en ella, a merced ya de El,pueda libre y meritoriamente para nosotros conducirnos alPadre. El se arregla para devolvernos infancia, juventud ymadurez, y repetirla a Su gusto. La Magdalena conoci la visitadel mismo que llam a los Inocentes. Tan obradora devirginidad en ella, como de inocencia entre infantes. La solaconversin no da la medida del triunfo de Dios. Acenta la

    humana ladera. Pues, si perdido el esoro virginal, perdidoqueda para siempre, ganado el Espritu, sellado queda tambinpara siempre.

    Dios nos llame antes de haber pecado. Haber ofendido aJess no es ttulo para amarle mejor. Quien no Le ofen

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    di viviendo en carne, atestigua haberLe de siempre posedo.Gracias a El, ama en inocencia el inocente. Y quiera el Seorasociarse muchos por ese camino. Con El y como El.

    Obligados a otorgarle el amor que primero El adelanta,vivirn sin ofensa. Unidos a Su cuerpo, pasarn en El

    inseparables, necesarios a Dios. Ecce Pascha, ecceransitus. Unde et quo? De hoc scilicet mundo ad Patrem. Spes

    membris in capite data est, quod essent illo transente sinedubio secutura. He aqu la Pascua, he aqu el trnsito. Dednde, y adonde? De este mundo al Padre. En la Cabeza se hadado a los miembros la esperanza de que, al pasar El, sin dudale seguirn (San AgustnIn Joh. tract. 55, 1).

    Haya sido o no inocente ayer, maana, con deseos, soy de El.El me los traduzca en mritos. Ser premiar con Cristo a Cristo.Lo puesto por El con la gracia de El. No es sa su habitualeconoma? Para qu es Dios, sino para esconderse en uno y

    premiarse, siempre que lo quiera? Y si al quererlo yo as,muestra quererlo tambin El, no ha de comenzar El primero?Hasta ahora supo esconderse de otra forma.

    Pues est en m el que ama mi alma, cmo no le hallo ni lesiento? Porque est escondido, y t no te escondes tambin parahallarle y sentirle. El que ha de hallar una cosa escondida, tan alo escondido y hasta lo escondido ha de entrar, y cuando lahalla l tambin est escondido como ella. El tesoro escondidole hallars cuando, olvidadas todas las cosas y alejndote de lascriaturas, te escondas en el interior del espritu, y cerrando tuvolun ad a todas las cosas ores a tu Padre en escondimiento.Escondido as con El, le sentirs en escondido y le amars ygozars en escondido, y te deleitars en escondido con El (SanJuan de la Cruz,Cntico B 1, 9).

    Hasta en el cielo me gustara la intimidad y el escondi-miento. All tambin buscar, si puedo, el annimo. Esdemasiado grande el Nombre de Dios; y demasiado pequeo elmo para no conseguirlo.

    Asociados a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, sentiremos encomunin con otros, los misterios de la Carne de Jess.

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    Mas sin perder, por extendernos a lo grande, las filigranasntimas que constituyen el mejor quizs el nico cielo deeste mundo.

    Otros sentirn devocin por la gloria, a modo de inmensaliturgia celeste. Donde todos cantarn a una, en himnodias sinrmino, y celebrarn los misterios de la mediacin de Cristo,

    segn miran de l al Padre. Si algo no puede ser, para mi gusto,el cielo es eso. Yo no nac para liturgias ni menos parainterminables actos multitudinarios.

    Amor('dilectio') es dulce palabra, pero ejercicio ms dulce.De l no podemos siempre hablar. Muchas cosas hacemos ynos distraen ocupaciones diversas, que no de an libre a lalengua para siempre hablar del amor. Mal podra hacer cosamejor, pero si no siempre es factible, siempre lo es observarla.Podemos cantar de continuo el aleluya? Apenas lo hicimosuna hora, y pasamos a otra cosa (Tract. VIII in 1 John 1).Todo aqu nos fatiga.

    Bienaventurados los que habitan en tu casa. Por los siglosde los siglos te alabarn. Esta ser toda nuestra ocupacin:cantar sin fatiga el aleluya. No pensis, hermanos, ha de haberhasto. Repetido ahora por largo tiempo el aleluya os cansa. Lanecesidad os aparta del gozo. Mas si tanto agrada lo que no seve, si tanto alabamos en el exilio lo que creemos, qu ser loque all veremos? Sumida la muerte en la victoria, vestido lomor al de inmortalidad, y lo corruptible de incorruptela, nadiese quejar de hasto. La sublime firmeza de all sos endr anuestra carne a merced de la contemplacin de Dios. Seremossemejantes a El, porque le veremos como es. Unidos a El,cmo y cundo desfallecer? Dnde dis raernos? No fatigarnlas laudes internas de Dios, el amor de El. Si flaqueas en elamor, flaqueas en la alabanza. Eternizado el amor con lahermosura que le alimenta, ser insaciable y sin cansancio laalabanza. Alabars siempre al que siempre puedes amar. Alque siempre, unido, amas.

    Los hombres desean millares de das, y quieren vivirmucho aqu. Yo deseo un solo da, que no tiene principio ni fin.Uno solo, sempiterno, al que no cede el puesto el

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    de ayer, ni empuja el de maana. Sea anhelado por todos ese danico (San Agustn, En. in ps 83 8 y 14).

    Atravesamos ahora en smbolo con la vida la Cuaresmaprecedente a la Pascua.. Mas no la vida simbolizada por losCincuenta das siguientes a la Resurreccin. Esa la esperamos.La amamos al tiempo que la esperamos. Amamos con laalabanza de Dios, que tales promesas nos hizo, y se manifiestaen el aleluya (= Alabad a Dios). Can ando el aleluya nosmovemos a loar al Seor. La armona de nuestros corazonescanta las laudes de Dios. Mas la flaqueza de nuestros miembrosagotados nos distrae. Aqu abajo lo ms admirable concluye porengendrar fastidio. Los propios das de Pascua nos entristecen,vistos pasar, aun sabiendo volvern otro ao...

    Si nos dijeran: Cantad aleluya sin interrupcin, busca-ramos excusa. Aun eso es de enojo y fatiga. Pero all niagotamiento ni displacer habr. (San Agustn, Sermon 243 8). Nadie nos diga cmo ser aquello. El Unignito de Dios quede all vino, El nos lo dijo. Ser como El.

    9 Como hubiese amado a los suyos que estaban en el mundo

    los am hasta el extremo (Jn 13,1c)

    ess amaba extremadamente a los suyos. 'Medida' personaldel Padre inmenso, lo haca todo fuera de medida, sin otroslmites que los de Dios. Esto declara multi ud de cosas. Lasacciones del Seor se nos escapan. Quien toma el agua con lasmanos la pierde. No contento con ver el mar sin riberas,quisiera uno para medirle perderse en l.

    Al mar le mide el Creador, ponindole fronteras. A Cristo ledefine con las riberas humanas del Verbo. San Pablo trat desealarle cuatro dimensiones. Inspirado tal

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    vez en las de la cruz, ech mano de la fe para dar rienda suelta adivinas fantasas: Para que os conceda (el Padre) dice (Ef 3,16ss) segn las riquezas de su gloria, que seis firmementecorroborados por la accin de su Espri u en el hombre interior,que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, enraizados ycimentados en la caridad, a fin de que seis capaces decomprender, con todos los santos, qu cosa es la anchura ylongitud y alteza y profundidad, y de conocer, cosa quesobrepuja todo conocimiento, la caridad de Cristo, para queseis colmados de toda plenitud, cuyo blanco sea la plenitud deDios. Y enseguida (Ef 3, 20s): Al que es poderoso para hacersobre toda medida con incomparable exceso ms de lo que

    pedimos o pensamos, segn la potencia que despliega ennosotros su energa, a l la gloria en la Iglesia y en CristoJess...

    San Pablo apunta a los fieles el modo de medir, con ayudadel Espritu, el misterio de Cristo. Multiplica expresiones de

    plenitud, como quien dibuja los lmites de Cristo. San Juan encambio presenta con sencillez el simple ejercicio de Jess,Medida personal del Padre. Anota el acto externo; su congnitamanera de vivir. Extremo l, extremaba cuanto haca.Durmiese, comiese o hiciese camino, poda esconder sucondicin de Verbo?

    Quiso Juan advertir una cosa. El personalmente sumo, alrmino de la vida, se manifiesta sumo 'in forma servi', en

    apariencia de siervo. Tan infinito en lo servil como en lopersonal.

    A quienes deja en el mundo, no se aviene Jess a aban-donarlos sin testimonio de un amor grande. A ttulo de Logos,

    poda concebir uno que igualara ausencia y presencia: ausenciaen el aparecer, y presencia en el ser. Yendo a Dios, sinapartarse de ellos. En trnsito al Padre por un camino que ledejara entre los Doce. La Eucarista resuelve extremos. Dios seva sin ir. Y viene en ayuda de la nostalgia propia y de la Iglesia:de la propia, que echa en falta a la Esposa; de la Iglesia, quemorira sin Esposo. Jess, en el mundo, est como los brazos dela cruz, entre el cielo y la tierra. Por qu no juntar ambostrminos, al margen de los sentidos, y en comunin real?

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    Si el mundo os odia, sabed que primero que a vosotros me

    aborreci a m. Si fuerais del mundo, el mundo os amara comocosa suya. Como no sois de l, sino que os saqu yo de l, elmundo os odia (Jn 15, 18). En vez de extraar injusticias yvivir entre quejas, resignaos a lo peor. As se hizo con el Amo,y as harn con el servidor.

    El Salvador ama tambin a los suyos que viven en el cielo; alos ngeles. Mas no como a hermanos. Jams tom naturalezade ngeles; asumi la simiente de Abrahn. Por eso debi enodo asemejarse a sus hermanos, a fin de ser un Pontfice

    misericordioso y fiel para con Dios, en orden a expiar los

    pecados del pueblo. Ya que, por haber l mismo padecido yexperimentado tentaciones, puede tambin dar la mano aquienes las sufren (Heb 2, 16ss).

    Slo requieren mdico los heridos de Dios. Y su medicina,igual que el mal, les viene de arriba. Ni los ngeles enfermaronde Dios, ni valen para medicinar hombres de ese mal. La fe enlo divino, y la visin en lo sensible le traen. Algunos lellamaron herida o llaga. Es cosa tan vie a como la Esposa de losCantares. Me han encontrado los guardianes que rondaban porla ciudad, me han golpeado, me han herido; se fueron con elmanto de sobre m los guardas de las murallas. Yo os conjuro,hijas de Jerusaln, si hallis a mi amado, qu le habis deanunciar? Que estoy enferma de amor (Cant 5, 7).

    En este negocio de amar hay tres modos de penar por elAmado. La primera se llama herida, la cual es ms remisa yms brevemente pasa. Y de esta herida que aqu llamamostambin enfermedad habla la Esposa de los Cantares. Lasegunda se dice llaga, la cual hace ms asiento en el alma, y poreso dura ms, como herida vuel a llaga; con la cual se siente elalma verdaderamente andar llagada de amor. Y se hacemediante la noticia de las obras de la Encarnacin y misteriosde la fe. Las cuales hacen mayor efecto de amor. De ella hablael Esposo de los Cantares (4, 9): 'Llagaste mi corazn en el unode tus ojos y en un cabello de tu cuello'. El ojo significa aqu lafe en los misterios del Esposo, y el cabello el amor. La terceramanera de penar en el amor es como morir, lo cual

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    es ya como tener la llaga afistolada, hecho ya uno todoafistolado, como quien vive muriendo hasta que matndole elamor le haga vivir vida de amor transformndole en l. Y estemorir de amor se causa en uno mediante el toque de noticiasuma de la Divinidad (escondida en Cris o), y es 'el no s quque quedan balbuciendo'. El cual toque no es continuo nimucho, porque se desatara el alma del cuerpo; mas pasa en

    breve. Y as queda muriendo de amor, y ms muere viendo queno se acaba de morir de amor (San Juan de la Cruz, Cntico A7,2ss).

    Slo en el mundo se dan las tres formas de sufrimiento, porherida, llaga y morir. Tanto ms graves, cuanto ms lejos vivaEl. Las sufran algunos justos como Abrahn, y los grandesamigos del Verbo. Si hubieras t estado aqu, no hubieramuerto nuestro hermano. As una hermana (Jn 11, 21), y asotra (Jn 11, 32). Decanlo suavemente quejosas de Su lejana enel peor trance. Jess, culpable de la herida, de la llaga, y de lamuerte.

    La ausencia de Jess vale la vida a sus amigos. Presente El,los consume de amor. Ausente, los consume tambin. Ni Lzaro

    ni sus hermanos gozaron ni sufrieron tanto, como a partir de laprimera visita del Maestro.

    Di que ni la herida ni la llaga ni siquiera la muerte es paramuerte, sino para vida. Entendmonos: para vivir muriendoaqu. Mas lo de all lo creo, y lo de aqu lo sien o. Sea, y milveces, antes de volver atrs del conocimiento de Jess.

    De esta suerte arrastran la existencia aquellos en quienes esglorificado el Hijo del Hombre. Llagas o heridas o trances demuerte les alientan a sostenerse en el gemido que une como hilode sangre sus penas.

    Seor, elgeme para vivir siempre as. Como vivas T delPadre, cuando le sentas lejos. Por tales enfermos se quedJess, e hizo tantos extremos de amor.

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    Como hubiese amado a los suyos que estaban en elmundo (Jn 13,1C)

    Peregrino es el que no sabe siquiera las cosas ocurridas enerusaln, las jornadas ms grandes de su historia (cf. Le 24,

    18). El que vive tan lejos de S, que aparenta ignorar a los tresdas, haya sido crucificado entre escarnios, a la faz de todo el

    pueblo.A su imagen y semejanza peregrinos son los que, con tener

    mujer, viven como si no la tuviesen, lloran como si no llorasen,huelgan como si no holgaran, hacen compras como si nada

    poseyeran; los que gozan del mundo como si no gozasen de l(cf. 1 Cor 7,29s).

    Recibir a un husped es recibir un compaero de viaje, puesodos somos viandantes. En su mismo pas, en su casa, el

    cristiano de verdad tinese por peregrino. Nuestra patria est enel cielo. Slo all no seremos extraos. Aqu lo es todo elmundo, dentro del propio hogar. Has de pasar y eres husped.

    adie se llame a engao. Quiralo o no, aqu es uno forastero.El padre deja la casa a los hijos. Alojado un tiempo en elmesn, has de hacer sitio a otros. Igual te ocurre en casa. Se fueu padre para darte lugar. Irs t para hacerle a tus hijos. Ni t

    ests de asiento, ni lo estarn quienes vengan despus. Ya quetodos pasamos, hagamos obras que no pasen. Las hallaremos,cuando hayamos pasado al trmino de donde no se pasa. Cris olas custodia. No temas perder lo que das. El te lo conserva. Notemas el sacrificio de tu vida. Le encontrars, en vida de cielodonde ni sea sacrificio ni pase. Mira las medidas del quecabalga, como caballero de la vida y muerte, sin otro trnsitoque al Padre. Ni El, trnsito, ni en el Padre, trnsito a otro.Hecho Verdad y Vida (cf. San Agustn, Serm. 111,2).

    De estos peregrinos que todo lo dejaban para encon rarlo enlas Manos de Dios, eran los grandes Justos de ambosTestamentos. Todos los cuales vinieron a morir en su fe, sinhaber recibido los bienes de que les haban

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    hecho promesas, contentndose con mirarlos de lejos ysaludarlos, y confesando (al propio tiempo) ser peregrinos yhuspedes sobre la tierra. Quienes hablan de esta suerte, dan aentender que buscan patria, y aspiran a otra mejor que la suya

    propia de donde salieron en busca de la celeste (Heb 11, 13 ss).Eran los Doce para Jess smbolo de los grandes pere-

    grinos? A no estar entre ellos Judas, tal vez s. Los deja a poco,en soledad, por no ser del mundo; y, al parecer, a merced delmundo. Percibe en oleadas de cario la experiencia de los aosvividos en su compaa. El se da por devuelto al Padre. Pero,

    los Doce?Aqu estuvo la delicadeza de Jess. Los am hasta el fin, de

    un extremo al otro del mundo. Por indefensos ex rem sucustodia, en vsperas del trnsito al Padre. o ama as a losEscribas y Fariseos vividores del mundo. Ellos se amparaban yhacan de Yahv su Dios, distrados con el mundo.

    Los judos no merecen las filigranas de la Pasin de Jess. Nilas delicadezas del amor perpetuado sin trmino. Ellos le dieronmuerte, para perderle de vista. Dndole por muerto y sepultado,ignoraban la perpetuidad de Jess redivivo, en cuerpo y alma; y

    su inacabable humana presencia en la Eucarista.El cario de Jess a los Doce tena mucho de entraable

    afecto de Hermano a hermanos. Compasin por defenderles delmundo difcil en que los abandona; y muchsima nostalgia.

    Para todo hay tiempo en la hora del trnsito al Padre. Para elamor dbil y para el fuerte. Para las efusiones humanas y paralas divinas. Para asegurarles, con ayuda del Padre, su asistencia

    por los siglos de los siglos. Dios no improvisa a merced de losacontecimientos. Son ellos los que obedecen a su Palabra. Elque Jess se deshiciera en acentos de inefable ternura, no

    estorba para que tuviese el cielo detenido a su talante. El solaguardara a salir, mejor que al mandato de Josu. Las docehoras de la Pasin envolveran a los Doce, cuando se lo

    permitiera El.El Maestro olvida su actitud de otros das, frente a los judos.

    No se fiaba entonces, porque los conoca a todos y

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    no necesitaba que le testimoniara nadie sobre hombre alguno,

    pues saba muy bien lo que hay dentro de cada hombre (cf. Jn2,24s).

    Ahora se abre confiado a los discpulos, momentos an es desu total defeccin: Esto os lo dije para que no osescandalicis. Os echarn de las sinagogas, y vendr tiempo enque quien os diere muerte se persuada de hacer obsequio aDios. Y os tratarn de esta suerte, por no conocer al Padre ni am... Mas ahora voy a aquel que me envi (Jn 16, lss).

    Si para ganar el afecto de Jess fuera menester vivir eninocencia, a los pecadores nos faltara consuelo. Las nega-

    ciones de Simn vinieron despus. Muchas veces hace elpecado peregrinos, y aun enfermos de Dios, a quienes nohizo la firmeza y seguridad de s. Llvense otros la justicia delFariseo ayunador y santo oficial.

    El fruto del hombre es el pecado. El del justo, las lgrimasdel pecado. Si no se adelanta Dios a hacerme llorar, el alma esigualmente seca y dura en el publicano que en el Fariseo. Otrosrepartirn pecados donde les gusten. A m todos me disgustan.Y las miseri