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AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016 QUEJOSO: **********.
MINISTRO PONENTE: JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ SECRETARIA: ANA MARCELA ZATARAIN BARRETT
En atención a lo dispuesto por el artículo 73, segundo párrafo, de la
Ley de Amparo, así cmo de la jurisprudencia de rubro: “PROYECTOS
DE RESOLUCIÓN DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA
NACIÓN Y DE LOS TRIBUNALES COLEIGADOS DE CIRCUITO.
SÓLO DEBEN PUBLICARSE AQUELLOS EN LOS QUE SE
ANALICE LA CONSTITUCIONALIDAD O LA CONVENCIONALIDAD
DE UNA NORMA GENERAL, O BIEN, SE REALICE LA
INTERPRETACIÓN DIRECTA DE UN PRECEPTO
CONSTITUCIONAL O DE UN TRATADO INTERNACIONAL EN
MATERIA DE DERECHOS HUMANOS”1, a continuación se hace
público el fragmento del proyecto de sentencia del amparo directo en
revisión 669/2016, en el cual se realiza el estudio de
constitucionalidad respectivo.
VI. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS
33. Problemática a resolver. Una vez expuesta la procedencia del
presente recurso de revisión, procede analizar los agravios hechos
valer, para determinar si logran revocar la sentencia impugnada. En el
entendido de que, de ser necesario, los argumentos del quejoso
recurrente, serán suplidos en su deficiencia tal como lo ordena el
artículo 79, fracción III, inciso a), de la Ley de Amparo.
1 Jurisprudencia, P./J. 53/2014, emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
visible en la página 61, Libro 12, noviembre de 2014, Tomo I, de la Décima Época de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación.
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34. Esta Primera Sala determina que a partir de los temas de
constitucionalidad detectados, la pregunta que se debe contestar para
resolver el presente asunto es la siguiente:
¿Estuvo en lo correcto el tribunal colegiado al estimar que las locuciones “carabina”, “ráfaga” y “grupo”, que integran el tipo penal de portación de armas de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, agravado en la hipótesis relativa que los portadores de las armas integren un grupo de tres o más personas, previsto por los artículo 83, en relación con el diverso artículo 11, incisos c) y d), de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, no vulneran el principio de legalidad en su vertiente de taxatividad?
35. La respuesta a esa interrogante debe hacerse en sentido afirmativo.
El citado recurrente insiste, como lo hizo en su demanda de amparo,
que las locuciones de carabina, ráfaga y grupo contenidas en el tipo
penal que le fue aplicado, son contrarias a sus derechos contenidos
en el artículo 14 constitucional, dado que, tocante a las dos primeras,
estima que la norma no describe qué debe entenderse por tales
locuciones y respecto a la segunda refiere que no especifica a qué
clase o tipo de grupo se refiere, ambigüedad que, refiere, produce la
aplicación de tipos penales por analogía o mayoría de razón.
36. El Tribunal Colegiado de Circuito, sostuvo que tales locuciones no
vulneran el citado principio, debido a que no son ambiguos y menos
provocan la imposición de penas por simple analogía o mayoría de
razón, por lo que no puede considerarse que vulneran el principio de
legalidad en su vertiente taxatividad. Lo anterior, fue impugnado por la
recurrente, esencialmente, conforme a razonamientos similares a los
expuestos en su demanda de amparo, sobre el mismo punto.
37. Pues bien, como se ha adelantado los agravios del quejoso recurrente
al respecto son infundados. Para explicar mejor lo anterior, en primer
lugar, se citará la doctrina constitucional que ha expuesto esta
Primera Sala en torno al principio de legalidad en su vertiente
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taxatividad, luego, ya en el supuesto concreto se estudiará si las
citadas locuciones verdaderamente contravienen tal principio.
38. Aclaración previa. El examen de las citadas locuciones se realizará a
la luz del principio de legalidad en su vertiente de taxatividad
contenido en el artículo 14 Constitucional, según el cual, las
conductas punibles deben estar previstas en ley de forma clara,
limitada e inequívoca, sin reenvío a parámetros extra-legales, y que a
su vez implica dos aspectos: a) La prohibición de tipos penales
ambiguos, debido a la inseguridad o incertidumbre jurídica que ello
provocaría; y b) La imposibilidad de imponer penas por analogía o por
mayoría de razón.2
39. Lo anterior, porque del estudio conjunto de los argumentos del
quejoso recurrente permiten concluir que éstos, desde su demanda de
amparo, giran en torno a la ambigüedad del tipo penal sobre las
referidas locuciones y que ello produce inexacta aplicación de la ley
penal. Derivado de ello, Primera Sala examinará las referidas
locuciones bajo el principio de legalidad en su vertiente taxatividad, lo
cual, a su vez, incluye la prohibición de tipos penales ambiguos o
indeterminados, así como la imposición de penas por analogía o
2 Al respecto véase la Jurisprudencia P./J. 33/2009 sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México, Novena Época, Abril de 2009, Tomo XXXIX, pág. 1124,, que dice:
NORMAS PENALES. AL ANALIZAR SU CONSTITUCIONALIDAD NO PROCEDE REALIZAR UNA INTERPRETACIÓN CONFORME O INTEGRADORA. Si bien es cierto que al realizar el
análisis de constitucionalidad de disposiciones generales es factible que la Suprema Corte de Justicia de la Nación acuda a la interpretación conforme, e incluso emita resoluciones integradoras a efecto de corregir las omisiones que generan la inconstitucionalidad, también lo es que el empleo de dichas prácticas interpretativas es inadmisible en materia penal, en atención a las particularidades del principio de legalidad en esta rama jurídica, como son: a) Reserva de ley, por virtud del cual los delitos sólo pueden establecerse en una ley formal y material; b) La prohibición de aplicación retroactiva de la ley en perjuicio de alguna persona (verbigracia, leyes que crean delitos o aumenten penas); y, c) El principio de tipicidad o taxatividad, según el cual las conductas punibles deben estar previstas en ley de forma clara, limitada e inequívoca, sin reenvío a parámetros extralegales, y que implica la imposibilidad de imponer penas por analogía o por mayoría de razón, y la prohibición de tipos penales ambiguos. Además, la determinación que haga el legislador al
emitir la norma constituye la esencia del respeto al principio de legalidad en materia de imposición de penas, pues acorde con los aspectos que abarca dicho principio aquél está obligado a estructurar de manera clara los elementos del tipo penal, delimitando su alcance de acuerdo a los bienes tutelados, imponiendo la determinación del sujeto responsable y de sus condiciones particulares y especiales, así como a establecer con toda claridad las penas que deben aplicarse en cada caso.
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mayoría de razón, esto es, la exacta aplicación de la Ley penal, pues
éste principio, además, salvaguarda el de seguridad jurídica.
40. Sobre el tema es ilustrativa la tesis P. XXI/2013 (10a.), del Pleno de
esta Corte, que dice:
EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL. ESTE DERECHO FUNDAMENTAL, CONTENIDO EN EL TERCER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, SALVAGUARDA LA SEGURIDAD JURÍDICA DE LAS PERSONAS. El derecho fundamental a la exacta aplicación de la ley penal tiene su origen en los principios nullum crimen sine lege (no existe un delito sin una ley que lo establezca) y nulla poena sine lege (no existe una pena sin una ley que la establezca), al tenor de los cuales sólo pueden castigarse penalmente las conductas debidamente descritas en la legislación correspondiente como ilícitas y aplicarse las penas preestablecidas en la ley para sancionarlas, con el fin de salvaguardar la seguridad jurídica de las personas, a quienes no puede considerárseles responsables penalmente sin que se haya probado que infringieron una ley penal vigente, en la que se encuentre debidamente descrito el hecho delictivo y se prevea la sanción aplicable.3
Doctrina constitucional sobre el principio de legalidad en su
vertiente taxatividad
41. Este principio ha sido materia de reiterados pronunciamientos de esta
Corte, en los que se ha precisado su fundamento, definición y
alcances, así como la forma de analizar su cumplimiento. Cobra
relevancia la sentencia dictada en la acción de inconstitucionalidad
95/2014,4 pues en ella se reseñan los principales pronunciamientos
sobre este tema y se fija el parámetro de control constitucional, en que
se funda la decisión de este asunto.
42. En el citado precedente, quedó establecido que el principio de
taxatividad está reconocido en los artículos 9 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y 14 de la Constitución Política
3 Tesis publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XX, Mayo de 2013, Tomo 1, pág. 191. Amparo directo en revisión 947/2011. 10 de enero de 2013. Mayoría de diez votos en relación con el sentido; votó en contra: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Unanimidad de once votos respecto del criterio contenido en esta tesis. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretario: Jaime Santana Turral. 4 Fallada el siete de julio de dos mil quince, bajo la ponencia del Ministro Alberto Pérez Dayán.
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de los Estados Unidos Mexicanos, los cuales en la parte conducente,
respectivamente, dicen:
“Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello.” “Artículo 14. […]
En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata. […]
43. En esa la sentencia se recordó que la jurisprudencia de esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha sostenido en relación al citado
principio, en el sentido de que el principio de exacta aplicación de la
ley en materia penal no se circunscribe a los meros actos de
aplicación, sino que abarca también a la propia ley que se aplica, la
que debe quedar redactada de tal forma que los términos mediante
los cuales especifiquen los elementos respectivos sean claros,
precisos y exactos, pues la autoridad legislativa no puede sustraerse
al deber de consignar leyes con expresiones y conceptos claros,
precisos y exactos, al prever las penas y describir las conductas que
señala como típicas. Las leyes deben incluir todos sus elementos,
características, condiciones, términos y plazos, para evitar
confusiones en su aplicación o demérito en la defensa del procesado.5
5 El análisis anterior se encuentra en la tesis aislada P. IX/95, del Tribunal Pleno. Tesis publicada en la página 82, del Tomo I, correspondiente a mayo de 1995, Materias Penal y Constitucional, Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY EN MATERIA PENAL, GARANTÍA DE. SU CONTENIDO Y ALCANCE ABARCA TAMBIÉN A LA LEY MISMA La interpretación del tercer párrafo del
artículo 14 constitucional, que prevé como garantía la exacta aplicación de la ley en materia penal, no se circunscribe a los meros actos de aplicación, sino que abarca también a la propia ley que se aplica, la que debe estar redactada de tal forma, que los términos mediante los cuales especifique los elementos respectivos sean claros, precisos y exactos. La autoridad legislativa no puede sustraerse al deber de consignar en las leyes penales que expida, expresiones y conceptos claros, precisos y exactos, al prever las penas y describir las conductas que señalen como típicas, incluyendo todos sus elementos, características, condiciones, términos y plazos, cuando ello sea necesario para evitar confusiones en su aplicación o demérito en la defensa del procesado. Por tanto, la ley que carezca de tales
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44. Del mismo modo, en dicho precedente se retomó lo resuelto por el
Tribunal Pleno en la diversa acción de inconstitucionalidad 29/2011.
En ese fallo se aclaró que las normas jurídicas son expresadas
mediante enunciados lingüísticos denominados disposiciones, y se
definió el principio de taxatividad como la exigencia de que los textos
en los que se recogen las normas sancionadoras describan con
suficiente precisión qué conductas están prohibidas y qué sanciones
se impondrán a quienes incurran en ellas.6
45. Asimismo, se explicó que comúnmente se entiende al principio de
taxatividad como una de las tres formulaciones del principio de
legalidad, el cual abarca también los principios de no retroactividad y
reserva de ley, reconociéndose que la precisión de las
disposiciones es una cuestión de grado;7 por ello, lo que se busca
con este tipo de análisis no es validar las normas, esto es, que la
misma otorgue certeza absoluta de los mensajes del legislador,
pues ello sería lógicamente imposible.
46. Se indicó que se pretende es que el grado de imprecisión sea
razonable, es decir, que el precepto sea lo suficientemente claro
requisitos de certeza, resulta violatoria de la garantía indicada prevista en el artículo 14 de la Constitución General de la República.
Asimismo, la jurisprudencia 1a./J.10/2006, dictada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la hoja 84, del tomo XXIII, correspondiente a marzo de 2006, Materias Constitucional y Penal, Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL. LA GARANTÍA, CONTENIDA EN EL TERCER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, TAMBIÉN OBLIGA AL LEGISLADOR. El significado y alcance de dicha garantía constitucional no se limita a
constreñir a la autoridad jurisdiccional a que se abstenga de imponer por simple analogía o por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al hecho delictivo de que se trata, sino que también obliga a la autoridad legislativa a emitir normas claras en las que se precise la conducta reprochable y la consecuencia jurídica por la comisión de un ilícito, a fin de que la pena se aplique con estricta objetividad y justicia; que no se desvíe ese fin con una actuación arbitraria del juzgador, ni se cause un estado de incertidumbre jurídica al gobernado a quien se le aplique la norma, con el desconocimiento de la conducta que constituya el delito, así como de la duración mínima y máxima de la sanción, por falta de disposición expresa.
6 Véase, Ferreres Comellas, Víctor, El principio de taxatividad en materia penal y el valor normativo de la jurisprudencia. Una perspectiva constitucional, Madrid, Civitas, 2002, p. 21. 7 “Ahora bien […] la precisión de las disposiciones es una cuestión de grado. La precisión y la imprecisión constituyen los extremos de un continuo en el que existen infinidad de grados. No es fácil determinar a partir de qué zona del continuo hay que considerar la imprecisión deja de ser «tolerable» y pasa a ser «excesiva» […] Como la precisión o imprecisión se predica finalmente del precepto enjuiciado, ocurrirá entonces lo siguiente: a) Si se concluye que el precepto es suficientemente preciso, se considerará que es constitucionalmente válido (a los efectos del test de taxatividad), aunque se presenten algunos casos dudosos. 2) Si, por el contrario, se concluye que el precepto es demasiado impreciso, se reputará constitucionalmente inválido y, en consecuencia, no se podrá aplicar a ningún caso, aunque se trate de un caso claro”. (Ferreres Comella, Víctor, El principio de taxatividad…, op. cit., p. 120).
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como para reconocer su validez, en tanto se considera que el mensaje
legislativo cumplió esencialmente su cometido dirigiéndose al núcleo
esencial de casos regulados por la norma. Lo anterior, porque en el
otro extremo de ese grado lo es la imprecisión excesiva o irrazonable,
es decir, que su grado de indeterminación es tal que provoque en
los destinatarios confusión o incertidumbre por no saber cómo
actuar ante la norma jurídica.
47. Con relación al grado de precisión que se exige en las normas
penales, en ambas acciones de inconstitucionalidad, el Tribunal Pleno
citó la jurisprudencia 1a./J. 54/2014 (10a.) de la Primera Sala, que
dice:
PRINCIPIO DE LEGALIDAD PENAL EN SU VERTIENTE DE TAXATIVIDAD. ANÁLISIS DEL CONTEXTO EN EL CUAL SE DESENVUELVEN LAS NORMAS PENALES, ASÍ COMO DE SUS POSIBLES DESTINATARIOS. El artículo 14, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, consagra el derecho fundamental de exacta aplicación de la ley en materia penal al establecer que en los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía y aun por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata. Este derecho fundamental no se limita a ordenar a la autoridad jurisdiccional que se abstenga de interpretar por simple analogía o mayoría de razón, sino que es extensivo al creador de la norma. En ese orden, al legislador le es exigible la emisión de normas claras, precisas y exactas respecto de la conducta reprochable, así como de la consecuencia jurídica por la comisión de un ilícito; esta descripción no es otra cosa que el tipo penal, el cual debe estar claramente formulado. Para determinar la taxatividad de una conducta, el intérprete debe tener en cuenta, como derivación del principio de legalidad, al de taxatividad o exigencia de un contenido concreto y unívoco en la labor de tipificación de la ley. Es decir, la descripción típica no debe ser de tal manera vaga, imprecisa, abierta o amplia, al grado de permitir la arbitrariedad en su aplicación. Así, el mandato de taxatividad supone la exigencia de que el grado de determinación de la conducta típica sea tal, que lo que es objeto de prohibición pueda ser conocido por el destinatario de la norma. Sin embargo, lo anterior no implica que para salvaguardar el principio de exacta aplicación de la pena, el legislador deba definir cada vocablo o locución utilizada al redactar algún tipo penal, toda vez que ello tornaría imposible la función legislativa. Asimismo, a juicio de esta Primera Sala, es necesario señalar que en la aplicación del principio de taxatividad es imprescindible atender al contexto en el cual se desenvuelven las normas, así como sus posibles destinatarios. Es decir, la legislación debe ser precisa para quienes potencialmente pueden verse sujetos a ella. En este sentido, es posible que los tipos penales contengan conceptos jurídicos indeterminados, términos técnicos o vocablos
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propios de un sector o profesión, siempre y cuando los destinatarios de la norma tengan un conocimiento específico de las pautas de conducta que, por estimarse ilegítimas, se hallan prohibidas por el ordenamiento. El principio de taxatividad no exige que en una sociedad compleja, plural y altamente especializada como la de hoy en día, los tipos penales se configuren de tal manera que todos los gobernados tengan una comprensión absoluta de los mismos, específicamente tratándose de aquellos respecto de los cuales no pueden ser sujetos activos, ya que están dirigidos a cierto sector cuyas pautas de conducta son muy específicas, como ocurre con los tipos penales dirigidos a los miembros de las Fuerzas Armadas.8
48. De igual forma, se precisó que ante dichas formulaciones del principio
de legalidad en materia penal deriva la importancia que la dogmática
jurídico-penal asigna al elemento del delito llamado taxatividad,
entendido como la constatación plena del encuadramiento exacto
entre los componentes de una hipótesis delictiva descrita en la ley y
un hecho concreto acontecido y probado en el mundo fáctico.
49. La taxatividad es un presupuesto indispensable del acreditamiento del
injusto penal y constituye la base fundamental del principio de
legalidad que rige, con todas sus derivaciones, como pilar de un
sistema de derecho penal en un estado democrático de Derecho.
50. Se sostuvo que del principio de legalidad deriva la formulación de
taxatividad, que exige la formulación de términos precisos del
supuesto de hecho de las normas penales, a partir de dos directrices:
a) la reducción de vaguedad de los conceptos usados para determinar
los comportamientos penalmente prohibidos; y, b) la preferencia por el
uso descriptivo frente al uso de conceptos valorativos.9
51. Lo que no es otra cosa que la exigencia de un contenido concreto y
unívoco en la labor de tipificación de la ley. Es decir, que la
descripción típica no debe ser vaga, imprecisa, abierta o amplia, al
grado de permitir la arbitrariedad en su aplicación, pues para
garantizar el principio de plenitud hermética en cuanto a la prohibición
de analogía o mayoría de razón en la aplicación de la ley penal, ésta
8 Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 8, Julio de 2014, Tomo I, página 131. 9 Moreso, José Juan, “Principio de legalidad y causas de justificación (Sobre el alcance de la taxatividad)”, Doxa. Cuadernos de filosofía del Derecho, número 24, Universidad de Alicante, 2001, p. 527.
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debe ser exacta, y no sólo porque a la infracción corresponda una
sanción, pues sucede que las normas penales deben cumplir una
función motivadora en contra de la realización de delitos, para lo que
resulta imprescindible que las conductas punibles estén descritas con
exactitud y claridad, pues no se puede evitar aquello que no se tiene
posibilidad de conocer con certeza.
52. En ese sentido, se concluyó que el principio de taxatividad supone la
exigencia de que el grado de determinación de la conducta típica sea
tal que lo que es objeto de prohibición pueda ser conocido sin
problemas por el destinatario de la norma. De manera que esta
exigencia no se circunscribe a los meros actos de aplicación de
encuadrar la conducta en la descripción típica, sino que abarca
también a la propia ley que se aplica, la que debe quedar redactada
de forma tal que los términos mediante los cuales especifiquen los
elementos respectivos sean claros y exactos.
53. Lo anterior implica que al prever las penas la autoridad legislativa no
puede sustraerse del deber de describir las conductas que señalen
como merecedoras de sanción penal, incluyendo todos sus
elementos, características, condiciones, términos y plazos, pues ello
es necesario para evitar confusiones en su aplicación, o demérito en
la defensa del procesado. Por tanto, la ley que carezca de tales
requisitos de certeza resultará violatoria de la garantía indicada.
54. Sin embargo, en ese mismo fallo se reiteró que el mandato de
taxatividad sólo puede obligar al legislador penal a una determinación
suficiente y no a la mayor precisión imaginable; por tanto, no se puede
exigir una determinación máxima. Desde esta perspectiva, la
taxatividad tiene un matiz consistente en que los textos legales que
contienen las normas penales únicamente deben describir con
suficiente precisión qué conductas están prohibidas y qué sanciones
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se impondrán a quienes incurran en ellas; la exigencia en cuanto a la
claridad y precisión es gradual.10
55. De lo antes expuesto, se puede esclarecer una cierta tensión
estructural en el mandato de la taxatividad: alcanzar el punto
adecuado entre precisión (claridad) y flexibilidad de una disposición
normativa para que, en una sana colaboración con las autoridades
judiciales, dichas disposiciones puedan ser interpretadas para adquirir
mejores contornos de determinación, es decir, como la legislación
penal no puede renunciar a la utilización de expresiones, conceptos
jurídicos, términos técnicos, vocablos propios de un sector o
profesión (y por ello necesitados de concreción) entonces el
legislador y las autoridades judiciales se reparten el trabajo para
alcanzar, de inicio, una suficiente determinación y, posteriormente,
una mayor concreción.
56. También esta Alta Corte ha precisado que para analizar el grado de
suficiencia en la claridad y precisión de una expresión no debe
efectuarse teniendo en cuenta únicamente el texto de la ley, sino que
se puede acudir (i) tanto a la gramática, (ii) como en contraste (u
observando) dicha expresión en relación con otras expresiones
contenidas en la misma (u otra) disposición normativa. Incluso, la
Primera Sala de este Tribunal ha ido más allá al considerar
imprescindible atender (iii) al contexto en el cual se desenvuelven las
normas, (iv) y a sus posibles destinatarios.11
57. Al respecto es ilustrativa la Jurisprudencia 1a./J. 24/2016 (10a.), de
esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que
dice:
10 Véase al respecto, el estudio de Víctor Ferreres Comella. El principio de taxatividad…, op. cit., pp. 21 y ss. 11 La legislación no sólo debe ser precisa para quienes potencialmente pueden verse sujetos a ella, sino también se debe atender al contexto en que se desenvuelven las normas (para observar si dentro del mismo se puede tener un conocimiento específico de las pautas de conducta que, por estimarse ilegítimas, se hallan prohibidas por el ordenamiento). En cuanto a los puntos (iii) y (iv), en sentido idéntico ya se ha pronunciado la Primera Sala en el Amparo en Revisión 448/2010, en sesión de 13 de julio de 2011. Y en un sentido similar en la jurisprudencia 1a./J. 1/2006, de esta Sala, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIII, de Febrero de 2006, pág. 537, de rubro: “LEYES. SU INCONSTITUCIONALIDAD NO DEPENDE DE QUE ESTABLEZCAN CONCEPTOS INDETERMINADOS”.
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TAXATIVIDAD EN MATERIA PENAL. SÓLO OBLIGA AL LEGISLADOR A UNA DETERMINACIÓN SUFICIENTE DE LOS CONCEPTOS CONTENIDOS EN LAS NORMAS PENALES Y NO A LA MAYOR PRECISIÓN IMAGINABLE. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que la exacta aplicación de la ley en materia penal obliga al legislador a señalar con claridad y precisión las conductas típicas y las penas aplicables. Asimismo, esta Primera Sala ha reconocido que una disposición normativa no necesariamente es inconstitucional si el legislador no define cada vocablo o locución que utiliza, ya que ello tornaría imposible la función legislativa. Es por eso que el mandato de taxatividad sólo puede obligar al legislador penal a una determinación suficiente y no a la mayor precisión imaginable. Desde esta perspectiva, la taxatividad tiene un matiz que requiere que los textos legales que contienen normas penales únicamente describan, con suficiente precisión, qué conductas están prohibidas y qué sanciones se impondrán a quienes incurran en ellas, por lo que la exigencia en cuanto a la claridad y precisión es gradual. En este sentido, puede esclarecerse una cierta tensión estructural en el mandato de la taxatividad: alcanzar el punto adecuado entre precisión (claridad) y flexibilidad de una disposición normativa para que, en una sana colaboración con las autoridades judiciales, dichas disposiciones puedan ser interpretadas para adquirir mejores determinaciones. Ahora bien, como la legislación penal no puede renunciar a la utilización de expresiones, conceptos jurídicos, términos técnicos, vocablos propios de un sector o profesión (y por ello necesitados de concreción), entonces el legislador y las autoridades judiciales se reparten el trabajo para alcanzar, de inicio, una suficiente determinación y, posteriormente, una mayor concreción; de ahí que para analizar el grado de suficiencia en la claridad y precisión de una expresión no debe tenerse en cuenta sólo el texto de la ley, sino que puede acudirse tanto a la gramática, como a su contraste en relación con otras expresiones contenidas en la misma (u otra) disposición normativa, al contexto en el cual se desenvuelven las normas y a sus posibles destinatarios.12
58. Al respecto, es ilustrativa también la jurisprudencia 1a./J. 83/2004, de
esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que
dice:
LEYES. SU INCONSTITUCIONALIDAD NO PUEDE DERIVAR EXCLUSIVAMENTE DE LA FALTA DE DEFINICIÓN DE LOS VOCABLOS O LOCUCIONES UTILIZADOS POR EL LEGISLADOR. Es cierto que la claridad de las leyes constituye uno de los imperativos apremiantes y necesarios para evitar o disminuir su vaguedad, ambigüedad, confusión y contradicción; sin embargo, de un análisis integral de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se llega a la conclusión de que ninguno de los artículos que la componen establece, como requisito para el legislador ordinario, el que en cada uno de los ordenamientos secundarios -considerando también a los de la materia penal- defina los vocablos o locuciones ahí utilizados. Lo anterior es así, porque las leyes no son diccionarios y la
12 Publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 30, Mayo de 2016, Tomo II, pág. 802.
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exigencia de un requisito así, tornaría imposible la función legislativa, pues la redacción de las leyes en general se traduciría en una labor interminable y nada práctica, teniendo como consecuencia que no se cumpliera, de manera oportuna, con la finalidad que se persigue con dicha función. De ahí, que resulte incorrecto y, por tanto, inoperante, el argumento que afirme que una norma se aparta del texto de la Ley Fundamental, porque no defina los vocablos o locuciones utilizados, pues la contravención a ésta se debe basar en aspectos objetivos que generalmente son los principios consagrados en ella, ya sea prohibiendo una determinada acción de la autoridad en contra de los particulares gobernados y ordenando la forma en que deben conducirse en su función de gobierno. Además, del análisis de lo dispuesto por los artículos 94, párrafo séptimo y 72, inciso f), de la Carta Magna, se advierte el reconocimiento, por parte de nuestro sistema jurídico, de la necesidad de que existan métodos de interpretación jurídica que, con motivo de las imprecisiones y oscuridades que puedan afectar a las disposiciones legales, establezcan su sentido y alcance, pero no condiciona su validez al hecho de que sean claras en los términos que emplean. 13
Análisis de las locuciones “carabina”, “ráfaga” y “grupo” bajo el
principio de legalidad en su vertiente taxatividad
59. En principio, cabe destacar que el tipo penal por el cual fue
sentenciado el quejoso recurrente es el de:
PORTACIÓN DE ARMAS DE FUEGO DEL USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA, previsto y sancionado por el artículo 83, fracción III, con la agravante contenida en el último párrafo del citado artículo, en relación con el 11, incisos c) y d), de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivo.
60. Los preceptos que prevén el delito en cuestión dicen:
Artículo 83. Al que sin el permiso correspondiente porte un arma de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea, se le sancionará:
[…] III. Con prisión de cuatro a quince años y de cien a quinientos
días multa, cuando se trate de cualquiera de las otras armas comprendidas en el artículo 11 de esta Ley.
[..] Cuando tres o más personas, integrantes de un grupo, porten
armas de las comprendidas en la fracción III del presente artículo, la pena correspondiente a cada una de ellas se aumentará al doble.”
Artículo 11. Las armas, municiones y materia para el uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, son las siguientes:
[…] 13 Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XX, Octubre de 2004, pág. 170.
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c). Fusiles, mosquetones, carabinas y tercerolas en calibre .223”, 7 mm., 7. 62 mm. y carabinas calibre .30” en todos sus modelos.
d). Pistolas, carabinas y fusiles con sistema de ráfaga, sub-ametralladoras, metralletas y ametralladoras en todos sus calibres.
[…].14
61. De lo anterior se advierte que la descripción típica del delito de
Portación de Armas de Fuego de Uso Exclusivo del Ejército, Armada o
Fuerza Aérea se encuentra prevista en el artículo 83 de la ley de la
materia, pero debido a que ese tipo penal señala como uno de los
elementos de este delito, que la portación de arma de fuego debe ser
de aquéllas de “de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza
Aérea”, resulta necesario establecer cuáles son las armas de ese
“uso exclusivo” o qué debe entenderse como arma de ese uso
exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.
62. En este contexto, el mismo artículo 83 de la ley de la materia resuelve
el problema, dado que para ello hace remisión expresa al artículo 11
del mismo ordenamiento para identificar cuál armamento está
comprendido dentro de esa categoría de uso exclusivo. Este
precepto en sus fracciones c) y d) contempla, respectivamente, como
una de las tantas “armas de uso exclusivo del Ejército, Armada o
Fuerza Aérea”, entre otras, a las carabinas de “calibres .223”, 7 mm.,
7.62 mm. y .30”, así como a las carabinas con sistema de ráfaga.
63. También tales numerales establecen la existencia de un agravante, en
los supuestos en los cuales tres o más personas, integrantes de un
grupo, porten las armas de uso exclusivo comprendidas en la fracción
III del numeral 83 de la Ley Federal en cita, que a su vez, remite al
numeral 11 de la misma norma.
64. En la especie, como se ha indicado, el recurrente insiste en que el uso
de las locuciones carabina, ráfaga y grupo en el numeral en
cuestión, vulneran el principio de legalidad en su vertiente taxatividad, 14 Del mismo modo, que de acuerdo a los hechos que se tuvieron por ciertos en la demanda de amparo las tres armas por las cuales se siguió el proceso penal contra el ahora quejoso y coacusados, y por las cuales se estimó actualizado el delito y su respectiva agravante de ser integrantes de un grupo, son tipo carabina [dos calibres .223” REM y una 7.62 X 39 mm] siendo una de ellas con sistema de disparo ráfaga.
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14
debido a que su ambigüedad y falta de precisión, propician
incertidumbre jurídica y su aplicación por analogía.
65. Pues bien, es verdad que la norma en cuestión no detalla qué es una
carabina ni qué debe entenderse por sistema de ráfaga, así como
tampoco especifica qué clase o tipo de grupo actualiza la agravante
contenida en la porción normativa referida; sin embargo, ello no
implica que en este supuesto se vulnere el principio de legalidad en su
vertiente taxatividad, pues si bien la claridad de las leyes constituye
uno de los imperativos apremiantes y necesarios para evitar o
disminuir su vaguedad, ambigüedad, confusión y contradicción, de ello
no se sigue que en cada uno de los ordenamientos secundarios -
considerando también a los de la materia penal- deban definirse los
vocablos o locuciones ahí utilizados.
66. Lo anterior es así, porque, como también lo ha dicho esta Sala y se
ver reflejado en los criterios citados con antelación, las leyes no son
diccionarios y la exigencia de un requisito o grado así, tornaría
imposible la función legislativa, pues la redacción de las leyes en
general se traduciría en una labor interminable y nada práctica,
teniendo como consecuencia que no se cumpliera, de manera
oportuna, con la finalidad que se persigue con dicha función.
67. De ahí, que resulte incorrecto lo que refiere el quejoso recurrente en el
sentido de que la norma en cuestión se apartan del texto de la Ley
Fundamental, debido a que las locuciones citadas no se encuentran
definidas en el texto propio del numeral, pues la contravención a ésta
se debe basar en aspectos objetivos que generalmente son los
principios consagrados en ella, ya sea prohibiendo una determinada
acción de la autoridad en contra de los particulares gobernados y
ordenando la forma en que deben conducirse en su función de
gobierno.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
15
68. Además, como esta Alta Corte ya lo ha definido, de nuestra Norma
Fundamental se advierte el reconocimiento por parte de nuestro
sistema jurídico, de la necesidad de que existan métodos de
interpretación jurídica que, con motivo de las imprecisiones y
oscuridades que puedan afectar a las disposiciones legales,
establezcan su sentido y alcance, pero no condiciona su validez al
hecho de que sean claras en los términos que emplean.15
69. Lo anterior, porque, como ya se indicó, si bien en tratándose de la
taxatividad de cualquier vocablo previsto en una norma, para estimar
que ésta acata el principio de legalidad debe existir un punto
adecuado entre precisión (claridad) y flexibilidad, lo cierto es que
basta que dichas disposiciones puedan ser interpretadas para adquirir
mejores contornos de determinación.
70. En efecto, como se indicó en el punto anterior, la legislación penal no
puede renunciar a la utilización de expresiones, conceptos jurídicos,
términos técnicos, vocablos propios de un sector o profesión (y por
ello necesitados de concreción), pues el legislador y las autoridades
judiciales se reparten el trabajo para alcanzar, de inicio, una suficiente
determinación y, posteriormente, una mayor concreción, por lo que
resulta acertado que para lograr la interpretación de alguna locución el
juzgador acuda a su sentido gramatical, técnica o a la propia
exposición de motivos que refirió el legislador para regular y sancionar
determinada conducta, ello según sea el supuesto a examinar.
71. Por ello, en el supuesto examinado, no puede establecerse que tales
locuciones vulneren el principio en cuestión, como intenta hacer valer
el quejoso recurrente, pues para su entendimiento e interpretación,
basta a acudir a su significado gramatical, técnico y a la exposición de
15 Al respecto véase la citada Jurisprudencia 1a./J. 83/2004, de rubro: “LEYES. SU INCONSTITUCIONALIDAD NO PUEDE DERIVAR EXCLUSIVAMENTE DE LA FALTA DE DEFINICIÓN DE LOS VOCABLOS O LOCUCIONES UTILIZADOS POR EL LEGISLADOR”.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
16
motivos [tratándose de la locución grupo] para comprender mejor su
significado. Veamos.
Carabina y ráfaga.
72. De entrada, se considera oportuno precisar las locuciones de
carabina y ráfaga, en realidad, constituyen características de un
arma de fuego, pues la primera se refiere a un tipo de arma en
específico y la segunda a un sistema de disparo especial que tal arma
debe tener, para que éstas sean consideradas de uso exclusivo, por lo
que tales locuciones conforman también elementos objetivos-
normativos del delito por el que fue condenado el quejoso recurrente y
que ya fue precisado.16
73. Por lo que para describir las locuciones que nos ocupan, primero
debemos definir qué debe entenderse por arma de fuego. Para ello,
como correctamente lo sostuvo el órgano colegiado, basta acudir al
Protocolo contra la fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego,
sus piezas y componentes y municiones, que complementa la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional, para comprender su significado, pues éste
lo define.
74. En efecto, arma de fuego es “toda arma portátil que tenga cañón y
que lance, esté concebida para lanzar o pueda transformarse
fácilmente para lanzar un balín, una bala o un proyectil por la
acción de un explosivo, excluidas las armas de fuego antiguas o
sus réplicas. Las armas de fuego antiguas y sus réplicas se
definirán de conformidad con el derecho interno. En ningún caso,
sin embargo, podrán incluir armas de fuego fabricadas después
de 1899”.
16 Constituyen elementos objetivos-normativos del delito de portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea, debido a que para tener por actualizados tales elementos se requiere apreciar a través de los sentidos que se está en presencia de un objeto consistente en un arma de fuego y que esta arma contiene un elemento adicional de valoración normativa-cultural de carácter científico, con la finalidad de establecer que esa arma de fuego es una carabina de cierto calibre, o bien, que es una carabina con sistema de disparo de ráfaga.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
17
75. Por su parte, como se indicó, carabina y ráfaga son las
características qué debe tener esa arma, sea en su tipo y sistema de
disparo, respectivamente, por lo que al no estar en la propia norma su
descripción ni tampoco en el citado protocolo, para comprender su
significado o descripción, procede acudir a la ciencia de la balística
forense, pues ésta estudia todo lo relativo a las armas de fuego, e
incluso, para este caso resulta válido acudir también a su concepción
gramatical.
76. Lo anterior, porque en este supuesto, como más adelante se verá, el
diccionario técnico es coincidente con aquél que le dará un sentido
ordinario a tales vocablos, sin que esa remisión implique que se
vulnere el principio de legalidad en su vertiente taxatividad, pues como
se indicó, la legislación penal no puede renunciar a la utilización de
expresiones, conceptos jurídicos, términos técnicos, vocablos propios
de un sector o profesión.
77. Esta Primera Sala considera que cuando se hace referencia a algún
elemento del delito de carácter objetivo-normativo, como lo es un
objeto que requiere además de una apreciación cultural de carácter
científico, ante la falta de precisión expresa por la legislación acerca
de las características de cierto objeto, por un lado, a las convenciones
lingüísticas que llevan a la sociedad a identificar y asociar a una
palabra con lo que representa; y por el otro, en los casos en que la
norma haga referencia a objetos que sean propios de una ciencia o
técnica, a las descripciones científicas o técnicas sobre la materia,
pues ello permite identificar con suma precisión qué es lo que la
norma considera punible.
78. En casos relacionados con la identificación de armas de fuego y sus
características, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
18
la Nación, al resolver la contradicción de tesis 33/2008-PS,17
determinó que ante la inexistencia de una definición legal de cierta
arma era válido acudir a los conocimientos técnicos en la materia,
para saber las características propias que permiten reconocer
determinada arma de fuego. En aquel asunto se precisaron las
características de una escopeta, a partir del Manual de Armas y de
Tiro.18
79. Dicho lo anterior, cabe señalar que, contrariamente a lo aducido por el
quejoso, sí es posible saber tanto de acuerdo al uso común de los
términos y según el lenguaje técnico en materia de balística y
armamento, a qué se refiere el legislador cuando hace referencia a
un arma de fuego tipo carabina con sistema de disparo de ráfaga,
contemplados en el artículo 11 de la Ley Federal de Armas de Fuego
y Explosivos. Veamos.
80. Carabina de acuerdo al diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española es un “arma larga de fuego, portátil, de menor longitud y
potencia que el fusil”19. Tal diccionario es ampliamente conocido y
ha servido de referencia a este Alto Tribunal como instrumento de
interpretación en diversas ocasiones y para demostrar, por ejemplo, lo
evidente del significado de las palabra utilizadas por el legislador.20
17 Cfr. página 55. 18 Larrea, Juan C., Manual de Armas de Tiro, Editorial Universidad, Buenos Aires 1996, página 63. 19 http://dle.rae.es/?id=7NpYmIP 20 En relación a esto, resulta meramente ejemplificativa la tesis aislada P. XXXV/2011 (9a.), visible en la página 598, Libro I, octubre de 2011, tomo 1, del Pleno de este Alto Tribual, de la Décima Época del Semanario Judicial de la Federación, que dice:
CONSEJO ESTATAL DEL INSTITUTO ELECTORAL Y DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA DE TABASCO. EL ARTÍCULO 33, PÁRRAFO PRIMERO, DE LA LEY ELECTORAL DE LA ENTIDAD, QUE LO FACULTA PARA MODIFICAR LOS PLAZOS DEL PROCESO ELECTORAL CUANDO EXISTA IMPOSIBILIDAD DE LLEVARLOS A CABO, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE CERTEZA. El citado precepto al establecer que el Consejo Estatal del Instituto
Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco podrá modificar los plazos de las diversas etapas del proceso electoral en elecciones tanto ordinarias como extraordinarias, cuando a su juicio exista "imposibilidad" para realizar, dentro de aquellos plazos, los actos señalados por la propia ley o en la convocatoria respectiva, no viola el principio de certeza en materia electoral garantizado en la fracción IV, inciso b), del artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ello es así, ya que el vocablo "imposibilidad", según el Diccionario de la Real Academia Española, significa la falta de posibilidad para existir o para
hacer algo, por lo cual el ejercicio de la facultad en comento se condiciona a un elemento objetivo conforme al cual todos los participantes en el proceso electoral conocen previamente con claridad y seguridad las reglas a las que su actuación y la de las autoridades electorales están sujetas, por lo que sólo en el caso de que no exista posibilidad de llevar a cabo el proceso electoral en los plazos señalados por la ley o la convocatoria correspondiente, dicho Consejo podrá modificarlos. Además, si bien es cierto que el artículo 33, párrafo primero, de la
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19
81. Cabe señalar que a pesar de que el concepto de carabina se
establezca al compararlo con una diversa arma de fuego, ello no da
lugar a dudas sobre su significado, pues el mismo diccionario precisa
que el fusil es un “arma larga de fuego, portátil, que dispara balas”.21
82. Del mismo modo, el citado diccionario refiere que un arma larga es un
“arma de fuego diseñada para ser empleada normalmente con ambas
manos y apoyada sobre el hombro del tirador”,22 mientras que un
arma corta es un “arma de fuego diseñada para ser empleada
normalmente con una sola mano y sin apoyo en ninguna otra parte del
cuerpo.”
83. Ahora bien, en un contexto técnico, la definición de carabina, es
básicamente idéntica a la anteriormente señalada.
84. En efecto, la lectura especializada sobre la materia señala que
carabina es un “arma de fuego portátil, compuesta de las mismas
piezas que el fusil, pero de menor longitud”;23 que “está no tiene
un origen en particular, por lo que únicamente se establece que es un
arma de fuego rayada, de peso ligero y de menor longitud que el rifle
o fusil. En esencia, la carabina es similar al rifle aunque con un cañón
más corto, por lo general de un calibre más pequeño y con un alcance
más limitado. Su nombre data del siglo XVI, aplicado a un mosquete
corto que se adaptó a las tropas de caballería”;24 o bien, de forma más
específica, en cuanto a la longitud de su cañón, se dice que es un
Ley Electoral de la Entidad prevé que cuando a juicio del Consejo Estatal del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana exista imposibilidad de llevar a cabo el proceso electoral en los plazos establecidos los podrá modificar, también lo es que dicha facultad deberá ejercerla fundada y motivadamente, justificando con precisión qué hecho motiva la imposibilidad de llevar a cabo el proceso electoral en los plazos previstos y el por qué incide en dichos plazos, a efecto de que, en su caso, los actores políticos puedan impugnar ante las instancias electorales correspondientes dicho acto. Lo anterior, debido a que la imprevisibilidad de todo tipo de eventos que en un momento determinado pueden llegar a impedir el normal desarrollo del proceso electoral, hace innecesario -por imposible- que el legislador prevea todas y cada una de las posibles contingencias que pudiesen presentarse.
21 http://dle.rae.es/?id=Ie4UNfE 22 http://dle.rae.es/?id=3a3iLLv 23 Rodríguez, Fernando. Manual de balística básica para el instructor de tiro. Editorial Trillas. México. 2015. p. 131. 24 Vidrio Cibrián. Balística y técnicas forenses. Buenos Aires. 2007. Ediciones la Rocca. P. 27
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20
“arma de hombro de características similares a las del fusil, cuyo
cañón no sobrepasa los 560 milímetros de longitud”.25
85. De lo anterior, se advierte que el lenguaje especializado en materia de
armas de fuego, también toma a otras armas como el fusil y el rifle,
como referencia para dar un concepto de carabina, por lo que
conviene señalar que en materia de armamento se dice que un fusil
es “el arma de hombro, de cañón estriado, que posee una recamara
formando parte alineada permanentemente con el ánima del cañón.
Los fusiles pueden de carga a tiro a tiro, de repetición,
semiautomáticos y automáticos (pueden presentar estas dos últimas
características combinadas para uso opcional, mediante un dispositivo
de selector de fuego)”.26
86. Por su parte, el arma denominada rifle “tiene su origen en la voz
ingles rifled, o rifling, que significa estriado o rayado, por lo que un rifle
puede considerarse como un fusil de ánima rayada de origen
americano. Por lo tanto, el término de rifle o el de fusil puede
emplearse indistintamente para describir armas largas de cañón
rayado, pues no hay particular diferencia entre ambos conceptos, aun
cuando, en nuestros días, estas armas se encuentran ensambladas
en estructuras de polímero ligereo de alta resistencia, con culatas
retractiles, abatible o plegadizas.”27
87. En este orden de ideas, adverso a lo que refiere el quejoso
revisionista, es evidente que sí se puede determinar qué es una
carabina, es decir, un arma larga, portátil, que generalmente se apoya
en el hombro del tirador para disparar y cuyo cañón es de menor
longitud al de otras armas similares como el rifle o el fusil, siendo esto
último, el largo del cañón de una carabina, lo que permite diferenciarla
de otras armas largas.
25 Guzmán, Carlos A., Manual de Criminalística. Buenos Aires. 1997 Ediciones la Rocca. P.332 26 Guzmán, Carlos A., Manual de Criminalística. Buenos Aires. 1997 Ediciones la Rocca. P 332. 27 Vidrio Cibrián. Balística y técnicas forenses. Buenos Aires. 2007. Ediciones la Rocca. P. 46.
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21
88. Dicho todo lo anterior, se llega a la conclusión de que sí es posible
identificar, tanto de acuerdo al uso común de los términos, y por
supuesto, según el conocimiento especializado en la materia, cuáles
son aquellas armas de fuego denominadas carabinas, por lo que el
uso de dicho vocablo por parte de la norma impugnada no vulnera el
principio de legalidad en su vertiente taxatividad, ya que al ser posible
su interpretación por parte del juzgador, esto no produce
incertidumbre jurídica y tampoco da margen a que la aplicación del
tipo penal referido se realice por analogía o mayoría de razón, de ahí
que no pueda estimarse que los mismos vulneren el principio de
exacta aplicación de la ley penal.
89. Derivado de ello, se considera que tal vocablo, como elementos del
delito de Portación de Armas de Uso Exclusivo del Ejército, Armada y
Fuerza Aérea, no debe concebirse de forma aislada sino también, de
acuerdo a los demás elementos del delito que la Ley Federal de
Armas de Fuego y Explosivos contempla.
90. Ello es así, pues según se precisó, para verificar si una norma es o no
contraria al principio de legalidad en su vertiente taxatividad, debe
atenderse tanto a su significado en lo individual, así como a la
descripción del mismo dentro del tipo penal, con el fin de observar si
efectivamente existe una falta de claridad en la descripción del tipo
penal que llegue al extremo de volverlo vago e impreciso, de modo
que el juzgador se vea imposibilitado para juzgar una conducta a
través de una interpretación literal del texto.
91. Afirmado lo anterior, conviene transcribir de nueva cuenta el artículo
11 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, en su parte
conducente.
Artículo 11.- Las armas, municiones y materia para el uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, son las siguientes: […] c).- Fusiles, mosquetones, carabinas y tercerolas en calibre .223, 7 mm., 7. 62 mm. y carabinas calibre .30” en todos sus modelos. --- d).- Pistolas, carabinas y fusiles con sistema de ráfaga, sub-
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
22
ametralladoras, metralletas y ametralladoras en todos sus calibres. --- e).- Escopetas con cañón de longitud inferior a 635 mm. (25”), las de calibre superior al 12” (.729” ó 18. 5 mm) y las lanzagases, con excepción de las de uso industrial. […]
92. Bajo esta óptica, la redacción del precepto es clara y no deja lugar a
dudas, pues de la citada normativa se advierte que el legislador
federal tuvo a bien reservar para el uso de exclusivo del Ejército,
Armada y Fuerza Aérea, según se aprecia de los, incisos c) y d), de la
ley de la materia, las armas denominadas carabinas, que
independientemente de su modelo tengan un calibre de los
denominados por la legislación, como lo son los calibres .223”, 7mm.,
7.62mm y .30”; y, también, aquellas carabinas que tengan un sistema
de ráfaga, es decir, que disparen balas de manera continua y rápida,
independientemente de su calibre.
93. Lo anterior, permite evidenciar que el tipo penal en estudio, al hacer
uso del concepto señalado, sí utiliza características suficientes para la
identificación de la conducta que debe considerarse punible.
94. Cierto es que la especificaciones de las carabinas de uso exclusivo
del Ejército, Armada y Fuerza Aérea que prevé la ley de la materia, no
llegan al extremo de precisar todas y cada una de las particularidades
propias del arma denominada carabina, tales como sería: la longitud
exacta del arma, el material o materiales del cual están o deben estar
fabricadas, su peso, la forma específica que debe tener, entre otras
variantes; sin embargo, sí se especifican características
suficientes para su identificación, como lo es que se trate de una
carabina de los calibres descritos o con el sistema de disparo
mencionado.
95. De lo anterior, se llega a la conclusión de que la delimitación del
elemento del tipo penal, tal como está prevista, no implica que la
norma sea contraria al principio de legalidad en su vertiente
taxatividad, pues como se expuso al hablar de este principio
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
23
constitucional, se colma cuando la descripción de los elementos del
delitos es suficiente y sin que se llegue al extremo de exigir al
legislador que sea preciso de la máxima forma imaginable.
96. En relación con el tema concreto del presente asunto, cabe añadir que
esta misma Sala, al resolver la contradicción de tesis 33/2008-PS
aludida, precisó que resulta acorde al principio de legalidad en su
vertiente taxatividad, que la Ley Federal de Armas de Fuego y
Explosivos, sólo haga referencia expresa de aquellas armas más
comunes y fáciles de identificar, y ello a través de características
suficientes, sin ser necesario la mayor precisión imaginable al
describir estas armas.
97. Lo anterior se estimó así, porque mediante esta delimitación se
permite al juzgador dictar una sentencia conforme a la letra de la ley, y
a su vez, se logra proteger el bien jurídico tutelado por el delito de
portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y
Fuerza Aérea que lo es la paz y seguridad pública. Ello, ante la
complicación práctica que sería definir exhaustivamente las
características de cada arma de uso prohibido, dado la infinidad
de armas de fuego de fabricación industrial que existen, el
constante avance tecnológico en materia de armamento bélico
que hace imposible listados limitativos, así como el continuo
desarrollo tecnológico que, incluso, ha vuelto posible que las
personas fabriquen su propio armamento, de calidad mínima o
hasta similar al industrial.
98. Pues bien, por todo ello, es por lo que esta Primera Sala determina
que la norma cuestionada no es contraria al principio de legalidad en
su vertiente taxatividad.
99. Expuesto lo anterior, cabe señalar que este Alto Tribunal no pasa
desapercibido que el Tribunal Colegiado de Circuito, al precisar el uso
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
24
del término carabina, sólo refirió que tal concepto no era contrario al
principio de legalidad en su vertiente taxatividad, porque sí se podía
identificar como un arma de fuego y además porque la legislación de
la materia señala cuáles calibres de este tipo de armas son
prohibidos.
100. Tales consideraciones por sí solas son insuficientes para dar
respuesta al concepto de violación expuesto por el quejoso y reiterado
en sus agravios, en el sentido de que el uso de tal vocablo por la
norma impugnada la vuelve contraria al principio examinado, ya que el
órgano de amparo para afirmar la constitucionalidad de la norma
debió haber dado una respuesta más amplia, en la que expusiera
consideraciones similares a las de este fallo, consistentes en que sí es
posible identificar a una carabina no sólo como un arma de fuego y de
ciertos calibres, sino también como un arma larga, de menor longitud
que otras similares y con características suficientes para su
identificación.
101. No obstante lo anterior, tal situación es insuficiente para revocar el
fallo impugnado, en la medida de que mediante esta ejecutoria,
también se llegó a la conclusión de que el uso del elemento carabina
por el artículo 11 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos,
no resulta contrario al principio constitucional de legalidad en su
vertiente taxatividad.
102. De igual forma, cabe señalar que el Tribunal Colegiado de Circuito no
dio respuesta frontal al argumento del quejoso consistente en que la
norma impugnada es contraria al principio de legalidad en su vertiente
taxatividad debido que la identificación del arma se realiza por un
perito. No obstante ello, tal falta de congruencia también es
insuficiente para revocar el fallo impugnado, pues el argumento
sintetizado es infundado.
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
25
103. Ello es así, ya que el perito no define el concepto de carabina, sino
que su labor se limita a identificar las armas que obren en el caudal
probatorio del proceso penal de acuerdo a conceptos previamente
establecidos en la legislación y cuya definición se conoce en la
sociedad desde antes de que se comete el delito, según se ha
expuesto en esta ejecutoria. Así, es evidente que la labor del perito se
realiza en un contexto probatorio relativo a identificar el arma, más no
es el perito quién define el concepto de carabina o ráfaga. De ahí que
no asista razón al quejoso en sus argumentos.
104. Ahora bien, seguido el orden de estudio, cabe señalar que
elemento del delito consistente en ráfaga por parte del tipo penal
referido, específicamente en el artículo 11, inciso d), de la Ley Federal
de Armas de Fuego y Explosivos, tampoco es contrario al principio de
legalidad en su vertiente taxatividad.
105. Ello es así, pues el mismo diccionario de la Real Academia Española,
antes citado, en la acepción relativa señala que ráfaga es un
“conjunto de proyectiles que en sucesión rapidísima lanza un
arma automática, cambiando convenientemente la puntería para
cubrir por completo el blanco del tiro.”28 Tal definición, es casi
idéntica a la que proporciona la lectura especializada en el tema de
armas de fuego, que señala que la ráfaga es el “conjunto de
proyectiles que en sucesión rapidísima dispara un arma”, o bien,
el “tiro continuo mientras se mantenga oprimido el disparador.”29
106. Luego, es evidente que lo que debe entenderse por ráfaga cuando se
usa esta palabra en el contexto de las armas de fuego, es que se trata
de un arma de fuego con un sistema de disparo especial,
específicamente, que lanza proyectiles de una manera continua o
rapidísima mientras se mantenga oprimido el disparador, por lo
28 http://dle.rae.es/?id=V3eQL8w 29 Rodríguez, Fernando. Manual de balística básica para el instructor de tiro. Ed.Trillas. México. 2015. p. 141
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
26
que no puede establecerse que la norma en cuestión es ambigua,
o bien, que vulnera el citado principio.
107. En efecto, el artículo 11, inciso d) de la Ley de la Materia precisa in
fine, antes transcrito, dice:
Artículo 11.- Las armas, municiones y materia para el uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, son las siguientes: […] d).- Pistolas, carabinas y fusiles con sistema de ráfaga, sub-ametralladoras, metralletas y ametralladoras en todos sus calibres. […].
108. La redacción de la porción normativa transcrita, adverso a los
sostenido por el quejoso revisionista, sí permite evidenciar son suma
claridad que son de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza
Aérea aquellas armas denominadas fusiles, mosquetones y carabinas
que además cuenten con un sistema de ráfaga, es decir, que estén
diseñadas para disparar proyectiles de modo continuo, de manera
sucesiva y rápida, al mantener presionado el botón de disparo.
109. Dicho ello, se evidencia la claridad de la norma al no dejar dudas
respecto de su interpretación y permitir su aplicación conforme a la
letra de la ley sin acudir a la analogía o mayoría de razón y sin
producir incertidumbre o inseguridad jurídica, lo cual es conforme
al principio de legalidad en su vertiente de taxatividad.
110. Lo anterior, sin que pase desapercibido para esta Primera Sala que la
norma impugnada no precisa las características específicas del
sistema de ráfaga que deben contener estas armas, como lo podría
ser el número de balas por segundo o minuto que debe disparar o
tirar; empero, ello no resulta contrario al principio de examinado, pues
las características referidas respecto de las armas con sistema de
ráfaga son suficientes para su identificación.
111. En relación con el tema concreto, tal como se dijo en párrafos que
anteceden al citarse la contradicción de tesis 33/2008-PS, resulta
acorde al principio de legalidad en su vertiente taxatividad, que la Ley
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 669/2016
27
Federal de Armas de Fuego y Explosivos sólo haga referencia
expresa de aquellas armas más comunes y fáciles de identificar, y ello
a través de características suficientes, sin ser necesario la mayor
precisión imaginable al describir estas armas, debido a las razones
que ya se expusieron respecto al vocablo anterior y que se tienen por
hechas con la finalidad de evitar repeticiones innecesarias.
112. Con motivo de ello, esta Primera Sala considera que el delito de
Portación de Armas de Fuego de Uso Exclusivo del Ejército, Armada y
Fuerza Aérea, previsto y sancionado por el artículo 83, fracción III, en
relación con el 11, incisos c) y d), de la Ley Federal de Armas de
Fuego y Explosivo, al utilizar los vocablos carabina y ráfaga no
produce incertidumbre jurídica ni impone una pena por simple
analogía o por mayoría de razón, sino que está directamente
relacionada con el tipo penal referido, por lo que no puede decirse que
existe vulneración al principio de exacta aplicación de la ley penal.
Grupo
113. Ahora, se procede a verificar si la locución grupo, que prevé la
agravante del último párrafo del artículo 83 de la Ley Federal de
Armas de Fuego y Explosivos es contraria al principio de legalidad en
su vertiente taxatividad. Para ello debe recordarse el contenido de ese
artículo y párrafo especifico, el cual dice:
Artículo 83.- Al que sin el permiso correspondiente porte un arma de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea, se le sancionará: […] III. Con prisión de cuatro a quince años y de cien a quinientos días multa, cuando se trate de cualquiera de las otras armas comprendidas en el artículo 11 de esta Ley. […] Cuando tres o más personas, integrantes de un grupo, porten armas de las comprendidas en la fracción III del presente artículo, la pena correspondiente a cada una de ellas se aumentará al
doble.
114. De la lectura del precepto transcrito se advierte que cuando se cometa
el delito de Portación de Armas de Fuego de Uso Exclusivo del
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Ejército, Armada y Fuerza Aérea, pero que además lo cometan tres o
más personas que integren un grupo, al portar armas a la que se
refiere la fracción III del precepto en estudio, la pena atribuible a cada
una de ellas se aumentará al doble.
115. Pues bien, contrariamente a lo aducido por el quejoso, sí es posible
saber tanto de acuerdo al uso común de los términos y acudiendo a la
exposición de motivos respectiva, a qué se refiere el legislador cuando
hace referencia a un grupo como elemento de la citada agravante,
concluyéndose qué se trata de un grupo de personas, por lo que
tampoco es viable afirmar que su uso produce indeterminación
alguna. Veamos.
116. Grupo de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española ya
referido, en la acepción que resulta pertinente citar, es una
“pluralidad de seres o cosas que forman un conjunto, material o
mentalmente considerado”,30 por lo que el empleo de ese vocablo
no da lugar a su indefinición, pues se refiere que es una pluralidad
de seres o cosas que forman un conjunto. Además, el citado
párrafo no deja dudas del supuesto en que se actualiza la agravante
de la pena prevista, pues no sólo se refiere al vocablo grupo de forma
insular, sino que establece palmariamente que la agravación del delito
se aplicara cuando el grupo que porte las armas este conformado de
tres o más personas.
117. Lo anterior, por sí mismo demuestra que el delito no es contrario al
principio de legalidad en su vertiente taxatividad, al ser más que
suficientemente clara la disposición para que el juez dicte una
sentencia conforme a la letra de la ley, en aquellos casos en que las
armas de portación prohibida se porten por tres o más personas
conjuntamente.
30 http://dle.rae.es/?id=JaoUQPQ
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118. Derivado de ello, se considera que, adverso a lo sostenido por el
recurrente, en la especie era innecesario que el legislador estableciera
mayores características del grupo que porta las armas a las que
alude el citado numeral, como sería que hubiese especificado que se
trataba de un grupo delictivo con alguna actividad en particular, su
existencia previa, o bien, que el mismo debía estar integrado por más
elementos, además de los que actualizaron la conducta punible, como
si se tratase de una organización conformada previamente.
119. Lo anterior se afirma, porque la agravante examinada se actualiza
independientemente de los fines propios que tenga el grupo,
pues basta que se trate de un grupo de personas conformadas
por tres o más y que éstos porten simultáneamente, esto es, en el
mismo momento, las armas que alude el citado numeral, pues
ello, por sí solo, representa un grave peligro social al ponerse a la
sociedad en mayor peligro, dado las características de las armas
portadas y que ello se realice, además, en grupo.
120. De hecho, lo anterior fue unas de las razones principales que expuso
el legislador para establecer como agravante dicha conducta. En
efecto, con motivo de la reforma a la Ley Federal de Armas de Fuego
y Explosivos, de tres de enero de mil novecientos ochenta y nueve, se
agregó al último párrafo del artículo 83 de la referida ley la agravante
en estudio, para establecer literalmente lo siguiente:
Artículo 83. Al que sin el permiso correspondiente porte un arma de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea, se le sancionará: […] III. Con prisión de dos a doce años y de diez a cincuenta días de multa, cuando se trate de cualquiera de las otras armas comprendidas en el artículo 11 de esta Ley. […] Si la portación de las armas de fuego a que se refiere la fracción III del presente artículo se realizare por un grupo de tres o más personas, la pena correspondiente se aumentará al doble.
121. Según la exposición de motivos respectiva, dicha agravante solo
sería aplicable a las armas comprendidas en la fracción III del mismo
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artículo, pues se refiere a “armas largas, cañones, municiones,
proyectiles, navíos, aeronaves, artificios de guerra, gases y
substancias químicas de aplicación exclusivamente militar, de gran
poder destructivo y de una sofisticación superior y quienes se
encuentren en este supuesto representan un grave peligro social”.
Así, se sostuvo que la agravante no sería aceptable para las armas
cortas comprendidas en las fracciones I y II, de ese artículo, y en
dichas fracciones se contemplan las armas que prevén los incisos a)
b) e i) del artículo 11 de la mencionada Ley.
122. Como se observa, la agravante tomó en cuenta que portar alguna de
las armas de fuego previstas en la referida fracción III representa
un “grave peligro para la sociedad”.
123. De hecho, al respecto esta Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, ya ha señalado que el delito de Portación de
Armas de uso reservado para el uso exclusivo del Ejército, Armada y
Fuerza Aérea tiene como fin tutelar el bien jurídico consistente en la
paz y seguridad pública, es decir, de todas las personas, de modo que
este delito no requiere de un resultado material, sino que su
actualización es meramente formal, es decir, por el por el sólo hecho
de portar armas el delito se actualiza, al ser esto una condición
suficiente para que la seguridad individual y pública resulten
ofendidos, independientemente que su portación también pueda
lesionar en grado de peligro los bienes jurídicos consistentes en la
vida e integridad de las personas.31
124. La protección de dichos bienes jurídicos, es acorde a la finalidad del
artículo 10 de la Ley Fundamental,32 que tiene como fin controlar el
31 Al respecto véase la sentencia relativa a la contradicción de tesis 7/2002-PS, resuelta en la sesión
correspondiente al día diecinueve de junio de dos mil dos por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. P 46, 51 y 53. 32 El cual dice:
Artículo 10. Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a poseer armas
en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la Ley Federal y de las reservadas para el uso exclusivo del Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional. La ley federal determinará los casos, condiciones, requisitos y lugares en que se podrá autorizar a los habitantes la portación de armas.
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uso el uso indebido de toda clase de armas y proteger a la
colectividad del temor, la inseguridad y los abusos de quienes ponen
en peligro a los integrantes de la sociedad con la realización de actos
delictivos, a veces premeditados y a veces irreflexivos, que
surgen de la posesión y portación de un arma.33
125. En este contexto, es evidente que la razón por la que el legislador
tuvo a bien imponer la agravante en estudio, al delito de Portación de
Armas de Uso Exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, lo es
debido a que consideró que al ser un grupo integrado por tres o
más personas las que portaran las armas a que refiere la fracción III
del artículo 83 de la ley de la materia, mismas que importan un
mayor grado de peligro para la sociedad, existe una mayor lesión al
bien jurídico tutelado por la norma, pues al ser mayor el número de
personas quienes pueden disponer de cualquiera de las referidas
armas que portan y además el hacerlo conjuntamente, resulta
evidente que la seguridad y la paz social se ve amenazada en mayor
grado.
126. Lo anterior es así, porque ahora la sociedad no sólo enfrenta al temor
de un individuo portando un arma de uso exclusivo y a los posibles
actos premeditados o irreflexivos que pueden surgir de la portación de
un arma, sino que en este caso, la sociedad se ve amedrentada por
un grupo que puede ser de tres o más personas, en el cual cada uno
de sus integrantes tienen a su disposición las armas que comparten
—que por su tipo, calibre y sistema de disparo son evidentemente de
mayor peligrosidad al ser más lesivas que las de uso permitido—, lo
que a su vez, también, aumenta el riesgo creado para la población por
la portación de tales artefactos bélicos de uso exclusivo.
33 Al respecto véase la sentencia correspondiente a la Contradicción de Tesis 71/2013, resuelta en la sesión
correspondiente al día quince de mayo de dos mil trece, p. 31. Asimismo, véase la sentencia relativa a la Contradicción de Tesis 72/2004-PS, resuelta por esta Primera Sala, en la sesión correspondiente, al día
veintisiete de octubre de dos mil cuatro, P. 41.
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127. Dicho lo anterior, adverso a lo que intenta sostener el quejoso
recurrente, el legislador no estaba obligado a especificar que el grupo
al cual se refiere la agravante del último párrafo del artículo 83 de la
Ley de la Materia, debe tener un propósito o fin específico, debido a
que existen razones constitucionalmente válidas, para que el
legislador federal previera el aumento de la pena del delito básico en
caso de la existencia de un grupo integrado por tres o más personas,
con independencia de los fines o el ánimo del grupo al portar dichas
armas, como lo es un mayor grado de afectación al bien jurídico
tutelado por la norma, o bien, el grave peligro social que ello
provocaría el portar armas de uso exclusivo y que por sí solas
representan un mayor grado de peligrosidad. Tan es así, que el
propio legislador distingue, al no incluir en dicha agravante, a quienes
porten armas de las previstas en los incisos a), b) e i), del artículo 11
de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
128. En este contexto, es evidente que la norma tampoco es vaga o
indeterminada al no precisar las características del grupo al que se
refiere la agravante prevista por el artículo 83, último párrafo de la Ley
de la Materia, pues la agravante en sí, no requiere de la comprobación
de tales cuestiones, sino que se actualiza independientemente de ello.
129. Amén de lo anterior, cabe traer a colación que la redacción del último
artículo 83 de la Ley de la Materia, que contempla la agravante en
estudio, ha variado su texto original introducido en la reforma a la
citada legislación de tres de enero de mil novecientos ochenta y
nueve. Precisamente, su redacción se modificó a partir de la reforma
que se hizo a dicho precepto de veinticuatro de diciembre de mil
novecientos noventa y ocho.
130. Tales variantes en su texto se pueden apreciar con claridad en el
siguiente esquema:
Redacción original del último párrafo del artículo 83, introducido a partir
Redacción actual del último párrafo del artículo 83, derivada de la
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de la reforma a la Ley de la Materia de tres de diciembre de mil novecientos ochenta y nueve
reforma a la Ley de la Materia de veinticuatro de diciembre de mil novecientos noventa y ocho
Artículo 83.- Al que sin el permiso correspondiente porte un arma de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea, se le sancionará: (…) Si la portación de las armas de fuego a que se refiere la fracción III del presente artículo se realizare por un grupo de tres o más personas, la pena correspondiente se aumentará al doble.
Artículo 83.- Al que sin el permiso correspondiente porte un arma de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea, se le sancionará: (…) Cuando tres o más personas, integrantes de un grupo, porten armas de las comprendidas en la fracción III del presente artículo, la pena correspondiente a cada una de ellas se aumentará al doble.
131. Como se aprecia el legislador modificó la redacción del tipo penal,
pues al inicio este precepto refería que si la portación de las armas
respectivas se realizare por grupo de tres o más personas, la
pena se aumentara al doble, mientras que actualmente, a partir de la
reforma referida, el artículo especifica que cuando tres o más
personas, integrantes de un grupo, porten las armas aludidas, la
pena se aumentara al doble.
132. No obstante lo anterior, cabe precisar que la modificación en la
redacción del precepto, no implicó que el legislador estableciera
mayores elementos para la configuración del tipo penal, por lo que
refiere a la agravante en estudio, sino como bien se advierte del
dictamen de la cámara revisora de la reforma de veinticuatro de
diciembre de mil novecientos noventa y ocho fue para clarificar el
alcance y contenido de quienes debían portar esas armas, dado que
en la parte conducente se expuso:
En cuanto a la agravante que se propone para sancionar la portación de armas por parte de varios individuos en un mismo grupo iniciadas como último párrafo del artículo 83, estas Comisiones Unidas consideran mejorar su redacción. En primer lugar, los sujetos de responsabilidad penal no pueden ser los grupos que porten armas, sino individuos que incurren en la comisión del delito. Además, no queda del todo claro que la agravante se refiriera a
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que la portación de las armas sea por diversos integrantes del grupo, ya que de la redacción podría suponerse que para considerar cumplido el tipo penal, bastaría que en un grupo de tres o más personas, una sola de ellas porte ilegalmente un arma de las referidas. Estas Comisiones Unidas consideran que tal cualidad de la conducta descrita debe ser una agravante sancionable, en tanto implica una mayor peligrosidad de los sujetos activos del delito, debido a que varios individuos en conjunto son los que portan ilegalmente armas del uso exclusivo del Ejército, la Armada o Fuerza Aérea. Con la redacción infra queda claramente establecido que la agravante opera en el caso de que cada uno de los sujetos activos sean portadores de las armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea. Además, se ha estimado que la hipótesis de la fracción I no configura una conducta usual ni prácticamente reiterable, toda vez que los sables, lanzas y bayonetas difícilmente serán armas portadas normalmente, es decir que los individuos las traigan consigo, en lugares públicos, calles u otros similares, requisito que sobreentiende.
133. De lo anterior se vuelve evidente que la razón por la que la legislación
señala que: “[c]uando tres o más personas, integrantes de un
grupo, porten armas de las comprendidas en la fracción III del
presente artículo, la pena correspondiente a cada una de ellas se
aumentará al doble.”, lo es porque consideró que esta redacción
brinda mayor claridad al operador jurídico, al precisar que los sujetos
del delito son las personas que forman el grupo y no el grupo en sí; y,
toda vez que este texto permite dejar claro que la agravante se
actualiza cuando la portación de las armas se da por los diversos
integrantes del grupo, sin que sea suficiente para ello, que una sola de
las personas que integra el grupo porten el arma.
134. En este contexto, también resulta evidente que el tipo penal no es
impreciso ni vago al respecto. Al contrario, el legislador modificó su
redacción con el fin de que el texto actual permita brindar una mayor
claridad en cuanto a la configuración de la agravante.
135. Con motivo de ello, esta Primera Sala considera que el último párrafo
del artículo 83 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos
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prevé las circunstancias que se deben acreditar para imponer la
agravante a la portación de arma de fuego prevista en la fracción III
del mismo artículo, por lo que está decretada por una ley exactamente
aplicable al tipo. Además, no puede considerarse que se esté
imponiendo una pena por simple analogía o por mayoría de razón,
sino que está directamente relacionada con el tipo penal referido.
136. Por ende, la circunstancia agravante del delito de portación de arma
de fuego de uso exclusivo es clara y precisa, ya que contiene los
elementos necesarios para su acreditación. Por tanto, existe certeza
jurídica para las personas, en la medida que tienen la posibilidad de
conocer la conducta prohibida por el legislador, entendiendo que, de
realizarla, se considere agravante del tipo penal básico y se imponga
la sanción correspondiente por la comisión de la misma, por lo que no
se vulnera el principio de exacta aplicación de la ley penal.
137. Por todo lo anteriormente expuesto, se llega a la conclusión de que
los vocablos carabina, ráfaga y grupo que integran el tipo penal de
portación de armas de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza
Aérea, agravado en la hipótesis relativa que los portadores de las
armas integren un grupo de tres o más personas, previsto por los
artículo 83, en relación con el diverso artículo 11, incisos c) y d), de la
Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, no vulnera el principio
constitucional de legalidad en su vertiente de taxatividad contenido en
el artículo 14 Constitucional.