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STIFTUNG EBERT FRIEDRICH A N A L I S I S Y P R O P U E S T A S K J JELD AKOBSEN El monitoreo de empresas multinacionales Una visión del movimiento sindical

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STIFTUNGEBERTFRIEDRICH

A N A L I S I S Y P R O P U E S T A S

K JJELD AKOBSEN

El monitoreo de empresasmultinacionales

Una visión del movimiento sindical

Los trabajos que publicamos son de exclusiva responsabilidad desus autores y no representan necesariamente el pensamiento de laFundación Friedrich Ebert.Se admite la reproducción total o parcial, a condición de mencionar lafuente y se haga llegar un ejemplar.

Evaluación y Perspectivas de laAcción Sindical en el Mercosur ALVARO CORONEL

Seguridad Social en América Latinay Conosur: mitos, desafíos, estrategiasy propuestas desde una visión sindical ERNESTO MURRO

Tendencias actuales de lasrelaciones laborales en Europa FLAVIO BENITES

Las normas sociales de los acuerdoscomerciales y de inversión bilateralesy regionales THOMAS GREVEN

Los comités de empresa: ¿una estrategiapara la acción del sindicalismotransnacional en América Latina? FLAVIO BENITES

O monitoramento deempresas multinacionais KJELD JAKOBSEN

El monitoreo de empresasmultinacionales KJELD JAKOBSEN

A N A L I S I S Y P R O P U E S T A SO T R O S T I T U L O S

A N Á L I S I S Y P R O P U E S T A S

El monitoreo de empresasmultinacionalesUna visión del movimiento sindical

KJELD JAKOBSEN

diciembre 2006

Traducción al español:Alicia de Oliveira Madeira y Didice Godinho Delgado

FRIEDRICH EBERT STIFTUNG

FESUR – Representación en UruguayPlaza Cagancha 1145, piso 8Casilla 10578, Suc. Plunae–mail: [email protected]://www.fesur.org.uyTels.: [++598 2] 902 2938 / 39 / 40Fax: [++598 2] 902 2941

Realización gráfica: www.gliphosxp.comISSN: 1510–9631

Kjeld JakobsenConsultor en Relaciones Internacionales y Presidente del InstitutoObservatorio Social – Brasil.

INTRODUCCIÓN _____ 5I. PARADIGMAS PRODUCTIVOS ACTUALES _____ 7

II. EL CONOCIMIENTO Y LAS REDES SINDICALESCOMO EJE DE LAS NUEVAS ESTRATEGIAS _____ 13

III. ALGUNOS MONITOREOSCON BUENOS RESULTADOS EN BRASIL _____ 19

CONCLUSIÓN. SOBRE LA EFICACIA DEL MONITOREO _____ 24Bibliografía _____ 26

Indice

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Las corporaciones empresariales multinaciona-les son los actuales motores de la globalización,particularmente a partir del cambio del paradig-ma productivo de la posguerra, representado porla sustitución del modelo «fordista» de produc-ción por el «Toyotismo», y la reestructuraciónproductiva neoliberal. Este cambio provocó pro-fundas transformaciones en el mercado labo-ral, como había ocurrido en menor proporciónen el pasado, en la transición de la primera a lasegunda revolución industrial.

Actualmente, no hay pleno empleo y las relacio-nes laborales son cada vez más fluidas y flexi-bles en su conjunto. La globalización provocó unadivisión en la sociedad mundial que algunos de-nominan tres tercios y otros cinco quintos, aun-que la lógica sea prácticamente la misma.

Esta división caracteriza a la sociedad compues-ta por un primer tercio de personas con un buen

Introducción

nivel de vida, buena remuneración, alta capaci-dad de consumo, viviendo en condiciones de se-guridad y disponiendo de una eficiente red de pro-tección social. El segundo tercio estaría compuestopor los que viven en el límite de la pobreza, queproducen para beneficio del primer grupo, frecuen-temente bajo formas informales de trabajo y cuyaseguridad, bienestar y protección social son pre-carios. El último tercio está representado por losexcluidos socialmente, en el que una gran partealcanza a sobrevivir por debajo de la línea de po-breza con menos de un dólar por día.

Sin embargo, de alguna manera, exceptuandolos desempleados, casi todos están insertos enalguna cadena productiva global, desde losempleados y gerentes de empresas multinacio-nales, pasando por los vendedores ambulantesde CD–ROM y MP3, o quienes trabajan a domi-cilio para las empresas de vestimenta y calza-do, hasta los recolectores de basura reciclable.

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Esta situación exige, de parte de los sindica-tos, la adopción de nuevas estrategias paracumplir su rol de defensa de los derechos eintereses de los trabajadores, así como el depriorizar a las personas. Una de estas estrate-gias, sin duda, pasa por la política y la luchapor la transformación social; otra pasa por elmonitoreo de las políticas y el comportamientolaboral y social de las compañías multinacio-nales y de las empresas que forman parte desus cadenas productivas.

Este artículo se propone analizar algunas ex-periencias realizadas en Brasil que buscan ac-tuar en esta dirección. Con ese objetivo, ade-más de esta introducción, el texto está divididoen tres capítulos. El primero tratará sobre las

principales características del padrón producti-vo actual, el segundo sobre el rol estratégico dela información sobre las empresas multinacio-nales y de la organización sindical en redes, yel tercero presentará algunos casos concretosde monitoreo en Brasil, que toman como refe-rencia las normas fundamentales de trabajo dela OIT (Organización Internacional del Trabajo),las Directrices para Empresas Multinacionalesde la OCDE (Organización para la Cooperacióny Desarrollo Económico), el Pacto Global de laONU (Organización de las Naciones Unidas), ylos Acuerdos Marco negociados por las Fede-raciones Sindicales Internacionales (FSIs). Laconclusión del texto intentará evaluar la efica-cia de esta estrategia sindical.

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El «Fordismo» se caracterizaba por la produc-ción de bienes industriales por medio de líneasde ensamble, posibilitando la producción enmasa con costos muy reducidos y volviendoestos productos accesibles para una gran partede la población de los países industrializados,básicamente los de Europa Occidental, EstadosUnidos y Canadá.

Los altos índices de productividad del modelosumados a una situación de pleno empleo y unfuerte movimiento sindical permitieron que lossalarios de los trabajadores en estos países seelevasen y contribuyesen a mantener el alto ni-vel de consumo.

De la misma manera, las históricas reivindica-ciones por mecanismos de protección social,como asistencia a la salud, jubilación, acceso ala educación, seguro de desempleo, entre otrosbeneficios, fueron transformándose en derechos

legales en varios países, sobre todo los másdesarrollados económicamente, debido a laalianza política de los sindicatos con los parti-dos socialdemócratas de diferentes matices quegobernaron, o participaron de sus gobiernos.Todo esto, sumado al pleno empleo y a los bue-nos salarios, aseguraba la estabilidad social(CHESNAIS, 1996, p. 300).

La estabilidad monetaria estaba asegurada porel cambio fijo mantenido por la paridad entre eldólar americano y el patrón oro, al que se vin-culaban las demás monedas de los paísesindustrializados, proceso coordinado por el Fon-do Monetario Internacional – FMI.

Finalmente, el Estado disciplinaba el funciona-miento del sector privado, cuando era necesa-rio, y también intervenía para suplir deficienciassectoriales o para fortalecer la demanda(CHESNAIS, 1996, p. 300).

I. Paradigmasproductivos actuales

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Sin embargo, ese período de prosperidad de laposguerra, conocido como «los años doradosdel capitalismo», comenzó a presentar signosde debilidad en los años ‘60 y terminó durantela recesión mundial de 1974–75. El marco másconcreto de su agotamiento fue el fin de los«Acuerdos de Bretton Woods», cuando los Es-tados Unidos abandonaron la paridad entre eldólar y el patrón oro. Además de la inestabili-dad inicial que esto provocó, fue un paso impor-tante en dirección a la liberalización financieraa nivel mundial que, entre otros factores, sevolvió un atractivo para la obtención de altoslucros por medio de la especulación financiera.

Además del cambio fluctuante y de la liberaliza-ción financiera, la introducción de nuevas tec-nologías y nuevos métodos de trabajo en la in-dustria, la liberalización del comercio y de lasinversiones, y la reducción del papel del Estadoen la economía, también contribuyeron a gene-rar un nuevo paradigma de acumulación capi-talista que sustituyó al «Fordismo».

La adopción de la mecanización en reemplazode los obreros en la línea de ensamble y delllamado «Toyotismo», un nuevo sistema produc-tivo desarrollado inicialmente en Japón, permi-tió una producción mayor con un número me-nor de trabajadores. El «Toyotismo» se carac-teriza por el sistema «just in time», que permiteprogramar la producción de modo de no gene-rar stocks, ni de materias primas ni de produc-tos finales, así como utilizar integralmente ladisponibilidad de máquinas y de mano de obra.Este sistema requiere flexibilidad en la contra-tación de mano de obra y también la descentra-lización de la producción a través del«outsourcing» (tercerización), lo que carga losperjuicios del sistema sobre los hombros de lostrabajadores y de las empresas subcontratadas.

El cambio del paradigma surge después de va-rios años de crecimiento constante del comer-cio mundial bajo la hegemonía de los paísesindustrializados. Ese crecimiento fue superior alcrecimiento del PBI mundial debido a una inte-gración y una interdependencia mayor entre laseconomías capitalistas por medio de empresasmultinacionales.

En ese período, las inversiones extranjeras di-rectas (IED) aumentaron aún más que el comer-cio, aunque no de forma lineal, pues la mediaanual de inversiones extranjeras directas deesas empresas, entre 1982 y 1986, fue de US$61 billones, pero alcanzó a US$ 359 billones en1996, y al auge de US$ 865 billones en 1999(CIOSL, 2001, p. 35).

El principal origen de las IED son empresasmultinacionales de cinco países, que respondenpor dos tercios de su total. Ellos son: EstadosUnidos, Alemania, Inglaterra, Japón y Francia(CUT, 1998, p. 8). Estos son también los paísesque controlan la mayor parte del comercio mun-dial, así como los países sede de los mayoresoligopolios internacionales.

Debido a la liberalización financiera, las nuevastecnologías y la liberalización de las IED, el nú-mero de empresas multinacionales se expan-dió extraordinariamente. En 1969, existíanaproximadamente 7.000; en 1996, 44.000, con280.000 subsidiarias diseminadas por el mun-do (CUT, 1998, p. 8).

Para hacerse una idea de su poder, solamentelas diez mayores empresas globales –GeneralMotors, DaimlerChrysler, Ford, Wal–Mart Stores,Mitsui, Itochui, Mitsubishi, Exxon, GeneralElectric y Toyota– facturaron, en 1998, 1,2trillones de dólares. Esta suma representaaproximadamente el 70% del PBI conjunto deBrasil, México, Argentina, Chile, Colombia, Perú,Uruguay y Venezuela en el mismo año.

Su modo de producción fue reestructurado to-mando en consideración ventajas geográficas,el desarrollo de los acuerdos de integración eco-nómica y el «Toyotismo», inclusive asociándoseen cadenas productivas globales, de modo detener el control tanto de sus suministros, comodel marketing y comercialización de sus produc-tos. El control o coordinación de estas redes sehizo posible con la evolución de la informática, latelecomunicación y las computadoras.

Por ejemplo, en 1990, la multinacional italianaBenetton poseía un centro neurálgico que in-cluía la dirección central de la empresa, creación

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y marketing, logística e informática y el controlde la calidad del corte, de los colores y del pro-ducto terminado. En ese núcleo no trabajabanmás de mil personas en total. No obstante, des-de ese centro se controlaba una red de ventaminorista compuesta por 4.500 tiendasfranquiciadas (en sistema de «franchising») en52 países, que empleaban aproximadamente40.000 personas, y también una red de produc-ción descentralizada de 450 empresassubcontratadas que empleaban aproximadamen-te 24.000 personas (CHESNAIS, 1996, p. 108).

De esta manera, Benetton y otras empresasmultinacionales que adoptan esquemas simila-res, pueden negociar contratos extremadamen-te ventajosos y exentos de riesgos, pues estosrecaen en las empresas subcontratadas y las tien-das franquiciadas. Asimismo, en cuanto a lasrelaciones de trabajo, Benetton sólo seresponsabiliza por los empleados de su núcleocentral, y no por los de las redes. O sea, la pro-babilidad es que los mil trabajadores empleadosdirectamente por la empresa tengan un contratoregular de trabajo con buenos salarios y benefi-cios, mientras que los 64.000 que trabajan en laproducción y en las ventas probablemente seansometidos a contratos precarios y mal pagados.

Entretanto, las quejas contra Benetton no se li-mitan al ámbito laboral. En 1997, la empresaadquirió aproximadamente 900 hectáreas de tie-rra a la Compañía de Tierras del Sud Argentinoubicadas en las provincias patagónicas deNeuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, porUS$ 50 millones. En 2000 comenzó a desalojara varias comunidades de indígenas Mapuchespara iniciar la cría a gran escala de ovinos paraproducción de lana a bajo costo.

Esa actitud hiere frontalmente varias normas in-ternacionales, empezando por el Convenio 169de la OIT, que preserva algunos derechos de lospueblos indígenas originarios ante la presencia deactividades económicas y ante la posibilidad deque sean utilizados en el trabajo que éstas desa-rrollan. Este hecho fue denunciado recientemen-te en el Tribunal Permanente de los Pueblos, quese instaló en Viena durante la Cúpula AméricaLatina – Unión Europea, en mayo de 2006.

Posteriormente, para mejorar su imagen perju-dicada por este hecho, Benetton ofreció unadonación de 7.500 hectáreas como compensa-ción, una oferta que, no obstante, fue desacon-sejada incluso por el Instituto de Tierras de Ar-gentina al constatar la mala calidad del suelo, yque fue rechazada por la población Mapuche.

Las multinacionales son actualmente las insti-tuciones más poderosas del mundo, pero sin laintervención directa de gobiernos como el deThatcher en Inglaterra, a partir de 1979, o deReagan en Estados Unidos, a partir de 1981,seguidos por otros, no habrían conseguidoimplementar las políticas de liberalización co-mercial y de inversiones, ni las políticas dedesregulación, privatización y desmantelamientodel «Welfare State» tan rápida y radicalmente(CHESNAIS, 1996, p. 34).

El impacto sobre el mercado mundial del traba-jo fue dramático. El desempleo en Europa sevolvió crónico, superando el 10%. En EstadosUnidos fue menor; sin embargo, en 1997, 18,4%de la Población Económicamente Activa (PEA),es decir, 21 millones de personas trabajaban atiempo parcial, a la vez que el número de traba-jadores temporarios saltó de 640.000 en 1987a más de tres millones en 1999 (POCHMAN;BORGES, 2002, p. 84).

Principalmente a partir de la década del ´50, al-gunos países de desarrollo más tardío, como, porejemplo, Brasil, Argentina y México en AméricaLatina y Taiwan, Singapur, Hong Kong, Malasiay Corea del Sur en el continente asiático, adop-taron políticas de sustituciones de importacionesque les permitieron también competir en el mer-cado mundial con sus ventajas comparativas,entre ellas, el bajo costo de su mano de obra.

Aunque ese modelo tuvo una participación im-portante del Estado, contó también con la pre-sencia de empresas multinacionales en variossectores de la industria. Sus economías eranmás cerradas que las de los países centrales yno poseían el mismo nivel de protección social.Sobre todo para los países latinoamericanos, elcambio del paradigma «fordista» al neoliberalfue sinónimo de una crisis prolongada.

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El desempleo en América Latina era del 11% en2002 y 10% en 2004. En 1999, había, en el con-tinente, un total de 84 millones de desempleadoso subempleados (BARBOSA; JAKOBSEN;BARBOSA, 2005, p. 40).

Además del aumento del desempleo, el nuevoparadigma también contribuyó al aumento deltrabajo informal. En el período anterior, particu-larmente durante la expansión industrial de lospaíses en desarrollo, el trabajo informal era una

consecuencia del excedente de mano de obraque provenía de las zonas agrícolas hacia lasurbanas y que la industria no conseguía absor-ber. Pero, en el período neoliberal, también sevolvió una alternativa al desempleo y parte delnuevo modelo, ya que en la conformación delas cadenas productivas globales se estimula lautilización del trabajo informal como factor deaumento de competitividad. El siguiente cuadromuestra su evolución mundial.

En América Latina, además de la reducción delnúmero de trabajadores formales del sector pri-vado, también se redujo el número de puestosde trabajo en el sector público, y las mujeresquedaron más supeditadas a trabajar en la in-formalidad que los hombres.

La reducción del número de trabajadores en elsector público se debe a las políticas de «Esta-do mínimo» y a las privatizaciones.

La mayor presencia de mujeres en la informali-dad es confirmada por varias fuentes. Por ejem-plo, las mujeres predominan en el sistema de tra-bajo a domicilio en el sector de vestimenta y cal-zado. Una investigación realizada por la CUT (Cen-tral Única dos Trabalhadores)1 en 1999 sobre elperfil del trabajo informal en la ciudad de San Pa-blo, mostró que las mujeres, los negros, los jóve-nes hasta 25 años, las personas con más de 40años y aquellas con baja escolaridad tenían másprobabilidad de no conseguir un contrato regular

de trabajo. La combinación de dos o más de esosfactores ampliaba esta tendencia (JAKOBSEN;MARTINS; DOMBROWSKI, 2000, p. 57).

Esas transformaciones implicaron también unaumento de la pobreza en el continente. El totalde pobres en América Latina, en 1980, era de130 millones; en 2002 pasaron a ser 221 millo-nes, prácticamente el 46% de la población. Lodestacado es que dos tercios de ellos se con-centran en cuatro países –Argentina, Brasil,Colombia y México–, justamente los que desa-rrollaron más su industria y, en consecuencia,los más afectados por el ajuste neoliberal(BARBOSA; JAKOBSEN; BARBOSA, 2005, p.43–44).

La combinación de desempleo con informalidady pobreza es grave y reduce significativamentela capacidad de respuesta de los sindicatos antelas nuevas condiciones de trabajo que las em-presas han comenzado a exigir.

PARTICIPACIÓN DEL TRABAJO INFORMAL EN EL EMPLEO URBANO (%)

Período Mundo Países Desarrollados África América Latina Asia

1980 – 1989 26,0 13,0 44,0 29,0 26,0

1990 – 2000 32,0 12,0 48,0 44,0 32,0

Fuente: OIT cit. Barbosa, Jakobsen y Barbosa, 2005, p.41.

1 Nota de las traductoras: La CUT –Central Única de los Trabajadores– fue creada en Brasil, en 1983, como resultado de laemergencia del «nuevo sindicalismo», en el contexto de la lucha contra la dictadura y por la redemocratización del país. Setransformó en la central sindical más representativa en el escenario político y sindical brasileño y la más importante de AméricaLatina. Actualmente, cuenta con 7.690.598 afiliados (datos de: www.cut.org.br, visitado por última vez en 29/11/06).

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En el Primer Mundo, Thatcher y Reagan sabíanque debían debilitar al movimiento sindical desus países para llevar adelante la políticaneoliberal. Thatcher permitió que una huelga demineros de carbón durase 400 días sin hacerninguna concesión y Reagan enfrentó una huel-ga de controladores aéreos despidiendo a to-dos sumariamente y cancelando su derecho atrabajar en esa profesión. A eso se sumó queambos introdujeron una serie de nuevas leyespara reducir el papel de los sindicatos.

El Trade Union Congress –TUC– de Inglaterraperdió la mitad de sus 12 millones de afiliados alo largo de la década del ‘80 y la AmericanFederation of Labor – Congress of IndustrialUnions –AFL–CIO– redujo su representatividadde 25 millones en los años ´50 a aproximada-mente 10 millones en la actualidad.

En realidad, ni los sindicatos de trabajadoresde los países industrializados sabían qué hacerante el nuevo modelo y algunos hasta conside-raban que nada había para hacer y que la nue-va realidad era inexorable.

Un ejemplo de la combinación de la liberaliza-ción económica con flexibilidad de derechos la-borales es México con sus «maquilas» instala-das en la frontera con Estados Unidos. Graciasa la tarifa cero del Acuerdo de Libre Comerciode América del Norte –NAFTA–, las industriasnorteamericanas envían piezas de vestimenta,electrónicas y otras para ser montadas en esasinstalaciones mexicanas a costos extremada-mente bajos, para retornar luego a los EstadosUnidos ya armadas y ser vendidas con ampliasganancias.

Para garantizar esos bajos costos, se ignoranlas leyes laborales y ambientales de México,muchas veces simplemente despidiendo a to-dos los trabajadores en caso de resistencia alsistema. Las «maquilas» emplean en la actuali-dad aproximadamente a un millón de personas,la mayoría mujeres, no desarrollan tecnología ycierran sus actividades con la misma rapidezcon que las inician, generalmente sin pagar in-demnización a nadie. Tampoco agregan valor asu producción, pues se exporta prácticamente

el mismo valor de aquello que se importa demateria prima.

Este ejemplo, muy relacionado con la proximi-dad de la frontera con Estados Unidos, se ex-pandió por el mundo, y su forma de funciona-miento así como su marketing se volvieron polí-ticas de Estado en varios lugares. La mayoríade los gobiernos de América Central comenzóa crear «Zonas de Procesamiento de Exporta-ciones» –ZEPs–, donde las empresas puedeninstalarse gratuitamente y exentas de impues-tos. Los gobiernos de Honduras, RepúblicaDominicana, El Salvador y otros comenzaron adivulgar las ventajas de dichas zonas argumen-tando la proximidad con Estados Unidos, laexención de impuestos, la estructura gratuita ypronta para comenzar a producir, y salarios deUS$ 0.50 la hora (aproximadamente $ 12 uru-guayos). Las ZEPs comenzaron a instalarsetambién en Asia, y en el caso de Bangladesh,además de prometer salarios todavía menores,el gobierno aseguraba que los sindicatos teníanprohibido por ley actuar en esas áreas.

En otros lugares del mundo existen iniciativassemejantes. El gobierno militar de Myanmar (exBirmania) acostumbra reclutar a la poblaciónlocal para trabajar en forma compulsiva en obrasde infraestructura básica, como abrir caminos yaplanar terrenos, para la instalación de indus-trias multinacionales. Después de más de diezaños de discusiones y amonestaciones sobreesa práctica, que configura trabajo esclavo, elComité de Aplicación de Normas de la OIT sus-pendió el derecho a voto de este país en la OITmientras el problema perdure.

Varios países, como Estados Unidos y China,son acusados de beneficiar su industria de trans-formación con el suministro de piezas produci-das por presidiarios. Otros, de beneficiarse conel trabajo infantil, que aún involucra a un míni-mo de 240 millones de niños de entre 5 y 14años en el mundo, en su mayoría en Asia (OIT,1996, p. 3).

El pago de salarios menores por igual trabajotodavía afecta a las mujeres en relación a loshombres, o a los negros en relación a los blan-

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cos, en la mayoría de los países y también enBrasil. Aquí, un hombre blanco gana, en pro-medio, más que una mujer blanca, quien ganamás que un hombre negro, quien, a su vez, ganamás que una mujer negra.

Recientemente, la Comisión Económica paraAmérica Latina y el Caribe (CEPAL), órgano dela ONU, concluyó un estudio afirmando que laglobalización empeoró la distribución de la rentaen América Latina. Otro dato preocupante apor-tado por ese estudio indica que siete de cadadiez nuevos empleos creados en las áreas urba-nas de América Latina en los años ́ 90 surgieronen el sector informal. Estas informaciones pare-cen confirmar los temores de que la globalización,tal como viene siendo implementada, aumentalas desigualdades sociales y el desempleo.

En cuanto a Brasil, la creciente presencia deempresas extranjeras es uno de los elementosque mejor evidencia la inserción del país en laglobalización. Es notable la velocidad y la mag-nitud del avance del capital extranjero en variossectores de la industria y de los servicios, asícomo en el sistema financiero, en el comerciominorista, en el sector químico, en la industriade la alimentación, en las telecomunicaciones,en el sector de energía, entre otros.

Actualmente, es difícil encontrar algún sectoreconómico brasileño donde las empresas multi-nacionales no estén expandiendo sus operacio-nes. Esto se expresa en el hecho de que, de las500 mayores corporaciones internacionales, 420están presentes en Brasil y, en general, son em-presas líderes en el ramo donde actúan. La di-mensión de su mercado de consumo, la razona-

ble infraestructura y la posibilidad de acceso alos mercados vecinos por medio del MERCOSURjustifican esa presencia.

Sin embargo, aquí, además de las prácticasdiscriminatorias en el mercado laboral ya men-cionadas, también existen violaciones de losdemás derechos fundamentales del trabajo: li-bertad sindical, negociación colectiva, prohibi-ción de trabajo infantil y esclavo.

El mercado de trabajo brasileño es muy diver-so. Encontramos desde trabajadores altamentecalificados y bien remunerados en sectores depunta de la economía y en los sectores de altatecnología, hasta el trabajo esclavo, principal-mente en las áreas de frontera agrícola, dondese deforesta para dar lugar a la producción pe-cuaria y a la agricultura.

Las violaciones de los derechos laborales y so-ciales se ven con más frecuencia y gravedad amedida que se analizan las cadenas producti-vas de las empresas. Cuanto más profundo ydescentralizado es su proceso de subcontra-tación, es mayor la posibilidad de encontrar tra-bajo informal, infantil, precario y hasta esclavo.

En este sentido, el movimiento sindical vieneorganizándose tanto en el plano nacional comoen el internacional con la finalidad de acrecen-tar su poder de negociación con las empresasmultinacionales. A continuación, presentamosalgunas de esas estrategias e iniciativas sindi-cales, centrando nuestra atención en las expe-riencias promovidas por la CUT de Brasil, des-tacando sus alcances y limitaciones.

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En primer lugar, entender la estrategia de lasempresas multinacionales es fundamental. Y lanueva realidad bajo las que estas empresasactúan en el sistema internacional está promo-viendo paulatinamente un cambio también enel comportamiento de las organizaciones de tra-bajadores. Muchos dirigentes sindicales perci-bieron que, frente a la globalización de las deci-siones sobre inversiones o cierres de operacio-nes locales, la lucha de los trabajadores pierdeprogresivamente la capacidad de proteger em-pleos y derechos sociales y sindicales si se res-tringe a las fronteras nacionales.

El movimiento sindical se topa con una parado-ja. Por un lado, la OIT busca reforzar su papelen la promoción de normas fundamentales detrabajo y hubo un crecimiento del número deacuerdos y protocolos internacionales, definidospor organizaciones multilaterales internaciona-les, en defensa de mejores condiciones de vida

II. El conocimientoy las redes sindicales

como ejede las nuevas estrategias

y de trabajo para las comunidades donde lasempresas multinacionales están instaladas,como las Directrices para Empresas Multinacio-nales de la OCDE, el Pacto Global de la ONU,entre otros. Sin mencionar la repercusión quela responsabilidad social empresarial (RSE) vie-ne asumiendo en los últimos tiempos. Por otrolado, la realidad limita el poder de negociaciónde los sindicatos al plano local, pues las formastradicionales de lucha de los trabajadores semuestran menos eficaces para alcanzar susobjetivos.

Por lo tanto, los trabajadores necesitantransnacionalizar sus acciones como forma degarantizar la eficacia de las mismas, restable-ciendo su capacidad de movilización y negocia-ción para preservar empleos, salarios y dere-chos sociales. Si las decisiones son tomadasen el exterior, los sindicatos también deben al-canzar ese espacio.

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En cualquier acción frente a las empresastransnacionales, el conocimiento y la informa-ción son elementos fundamentales. La falta deconocimiento permite que muchas veces lasmultinacionales no respeten los derechos fun-damentales del trabajo mundialmente recono-cidos, ignoren acuerdos internacionales firma-dos por ellas mismas y, al mismo tiempo, asu-man comportamientos diferentes en sus fábri-cas instaladas en Brasil, comparados con lasde sus países de origen, en detrimento de lospropios trabajadores.

Para superar la laguna de la falta de informacióny del conocimiento sobre las empresas en la eco-nomía globalizada, la CUT de Brasil creó, en 1997,el Instituto Observatorio Social (IOS), en coopera-ción con el DIEESE (Departamento Intersindicalde Estadística y Estudios Socio–Económicos), laUNITRABALHO (Red Interuniversitaria de Estu-dios e Investigación sobre el Trabajo) y el CEDEC(Centro de Estudios de Cultura Contemporánea),recibiendo el apoyo de colaboradores internacio-nales para esta iniciativa.

Esa propuesta fue una consecuencia del fuertedebate desarrollado al interior del movimientosindical internacional cuando finalizó la RondaUruguay del GATT (Acuerdo General sobreAranceles Aduaneros y Comercio), en 1994, yel gobierno de Estados Unidos propuso que laOMC (Organización Mundial de Comercio), quese instalaría al año siguiente, contuviese unacláusula vinculando la participación en el comer-cio mundial con el cumplimiento de las normasfundamentales de trabajo.

La idea fue rechazada por la mayoría de los paí-ses, en particular por aquellos en vías de desa-rrollo, preocupados por el surgimiento de nue-vos mecanismos proteccionistas. En el mediosindical, la propuesta fue abrazada por los sindi-catos de los países industrializados, pero tam-bién fue vista con desconfianza por la mayoríade los sindicatos de los países en desarrollo.

La CUT de Brasil apoyó la idea de una CláusulaSocial en la OMC como mecanismo de fortale-cimiento de los derechos de los trabajadores anivel internacional, condicionando, no obstan-

te, el apoyo a la implementación de «sancionespositivas», esto es: que los países donde hu-biesen violaciones a los derechos fundamenta-les del trabajo pudiesen recibir asistencia técni-ca y financiera para resolver los problemas, yque los países que cumpliesen regularmente lasnormas tuviesen alguna ventaja especial en elcomercio internacional como forma de estímuloal buen comportamiento laboral y social.

Los dirigentes de la CUT también argumenta-ban en cuanto a la necesidad de vincular el de-bate sobre el respeto a las normas fundamen-tales de trabajo a una evaluación del contenidode los acuerdos internacionales de comercio,ya que de poco serviría asegurar ciertos dere-chos como, por ejemplo, el de la negociacióncolectiva, si los acuerdos de mayor liberaliza-ción comercial producirían más desempleo einformalidad, como en general ocurrió en lasdécadas de los '80 y '90.

Finalmente, estaba la cuestión sobre quién de-finiría si en determinado país existía el llamado«dumping social» y en qué grados, dimensio-nes y sectores económicos. Ante la inexisten-cia de una institución con esta capacidad, sur-gió la idea de la creación de un organismo téc-nico y científico ligado al movimiento sindical,con el propósito de verificar y monitorear el com-portamiento de las empresas que se beneficiande la liberalización económica promovida por laglobalización. Este organismo, en Brasil, setransformó en el Instituto Observatorio Social.

El objetivo de ese Instituto es la realización deestudios e investigaciones que subsidien accio-nes concretas por la globalización de derechosy la protección ambiental en el ámbito nacionale internacional, a partir de la producción de co-nocimiento, información y monitoreo del com-portamiento de las transnacionales, que sonpuestos a disposición de los sindicatos.

Por medio del Observatorio y de las investiga-ciones realizadas, la CUT y sus sindicatos bus-can conocer la estrategia internacional y nacio-nal de las empresas, sus políticas de responsa-bilidad social y los acuerdos internacionales delos cuales son signatarias, para aumentar su

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poder de negociación. A partir de eso, los sindica-tos pueden intercambiar información, así comodelinear estrategias y planes de acción, exploran-do inclusive los compromisos internacionales asu-midos por las multinacionales analizadas y quemuchas veces no son debidamente respetados.

Las empresas enfatizan la publicidad de susiniciativas en el área de responsabilidad social,especialmente las de carácter filantrópico, comoforma de mejorar su imagen ante el público engeneral. No obstante, divulgan poco sus Códi-gos de Conducta y la forma como se comportanante sus propios empleados.

Los sindicatos conocen bien la realidad del in-terior de las plantas productivas, y transformarese tipo de información en algo transparentefortalece su situación ante las propias empre-sas, porque la mayor transparencia de esosaspectos es una exigencia creciente de losinversores, consumidores, gobiernos y de lasociedad en general. Todas las formas de orga-nización sindical se han vuelto importantes fuen-tes de información, como las Comisiones deFábrica, las CIPAs (Comisión Interna de Pre-vención de Accidentes), las Comisiones de PLR(Participación en los Lucros y Resultados), lasde conciliación previa, etcétera. Se observa que,cuando estas instancias están bien articuladasy mantienen entre sí un diálogo constante, elsindicato se fortalece frente a la empresa.

Los sindicatos no deberían restringirse a infor-mar solamente a sus bases, sino también alpúblico en general, por medio de campañas decomunicación cuyas informaciones puedan serutilizadas también por otros actores socialespara presionar por la mejora de las condicionesde vida y de trabajo en esas empresas, así comopara conocer la relación de éstas con su entor-no, comunidad, medio ambiente, etcétera.

La realidad está transformando al consumidor enun elemento clave en esa relación con las multi-

nacionales, pues éste viene asumiendo una ca-pacidad creciente de influir en el comportamien-to de las empresas. Existen investigaciones quedemuestran que aumentó la preocupación de losconsumidores en relación a la ética con que sonproducidos los bienes que consumen.

Aunque esas alianzas con otros actores socialesson importantes porque pueden fortalecer la ac-ción sindical, no son suficientes. Es necesariomejorar la articulación dentro del propio movi-miento sindical y otorgar a los representantes delos trabajadores una visión más amplia de lasempresas multinacionales y de la comprensiónde su papel en la cadena productiva.

Un buen ejemplo de esa demanda organizativaocurrió en la empresa Unilever. Ésta es unacompañía multinacional de capital anglo–holan-dés que actúa en el sector de productos de hi-giene y alimentación. Su política de inversionesestá centrada en la compra de empresas tradi-cionales y, a veces, hasta obsoletas, únicamen-te por el valor que poseen sus marcas, como,por ejemplo, Knorr, Gessy, Lipton, entre otras.

En Brasil, adquirió varias industrias, como la in-dustria de helados Kibon, Refinações de MilhoBrasil, que fabrica los tradicionales productos demaíz Maizena y Karo, la industria de enlatadosCica, la Best Foods americana, que era dueñade la marca Arisco, entre otras. Unilever promo-vió en todas ellas una profunda reestructuraciónproductiva, incluso cerrando diversas unidades.

Ese tipo de inversión externa directa que des-truye empleos y no trae dinero fresco a la eco-nomía representa un desafío aún mayor para elmovimiento sindical.

En el caso brasileño, esa situación trae un de-safío adicional debido a la estructura sindicalvigente, de sindicatos por categoría profesionaly con representación no menor a la de un muni-cipio.2 Así, teníamos un grupo de sindicatos de

2 Nota de las traductoras: La estructura sindical brasileña fue fuertemente influenciada por el modelo italiano corporativo (Cartadel Lavoro, de Mussolini), al ser implementada por Getúlio Vargas (años 30/40). En las últimas décadas se cambiaron muchasde sus características originales, sin embargo, todavía no se eliminó la unicidad sindical, o sea, puede haber un solo sindicato

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trabajadores en el sector de alimentación es-parcidos por el país y que representaban a lostrabajadores de Kibon, de Cica, de Arisco y deMaizena, los que rápidamente se volvieron sin-dicatos de trabajadores de Unilever.

Entretanto, casi no existían contactos anterio-res entre las dirigencias de esos sindicatos, sal-vo en su confederación nacional, ya que se tra-taba de representaciones en empresas diferen-tes y con negociaciones colectivas de diferen-tes fechas. Pero, si la unidad de acción ya eraimportante antes, ésta se transformó en crucialcuando todas las fábricas pasaron a pertenecera una misma empresa y a tener que seguir lasmismas políticas salariales y de relaciones detrabajo, como la única forma de lograr algunaeficacia en las negociaciones.

Además de la unidad de acción sindical en unamisma empresa, la estrategia sindical tiene quesuperar también el marco corporativo. Para elloserá necesario incorporar varias categorías pro-fesionales, buscando establecer alianzas sindi-cales nacionales e internacionales convergen-tes en cuanto a los productos/servicios de unmismo grupo de empresas y buscando tambiéncrear nuevas formas de organización.

Pensar en nuevas formas de organización sin-dical no significa sustituir las ya existentes, sinocomplementarlas de manera de adaptar mejorlos sindicatos a la nueva realidad.

Podemos decir que esto implicaría tres nuevoscomportamientos:

1. elaboración de mecanismos de búsqueda deinformación sobre las acciones de las em-presas y de sus cadenas productivas;

2. búsqueda de mayor articulación entre lossindicatos y organizaciones de redes sindi-cales en el plano nacional;

3. elaboración de una estrategia supranacionaly extensión internacional de las redes.

La CUT viene promoviendo, en los últimos años,la creación de redes y comités nacionales porempresa, dentro del Proyecto Acciones Frentea las Multinacionales, que tiene como objetivocentral organizar a los sindicatos que represen-tan a los trabajadores de esas empresas enBrasil y cuyas plantas productivas están distri-buidas a lo largo del territorio nacional. Esa ini-ciativa busca mejorar la organización sindical yconcentrar las negociaciones colectivas pormedio de la creación de un Comité SindicalNacional para cada empresa multinacional, to-mando en cuenta experiencias anteriores, comoel Comité Mundial de Volkswagen o deDaimlerChrysler, y también las iniciativas coor-dinadas por algunas FSIs (Federaciones Sindi-cales Internacionales).

Esa iniciativa ha dado buenos resultados, comoen el caso de los sindicatos que representan atrabajadores de las empresas Akzo Nobel,Philips, ThyssenKrupp y Unilever, que estánorganizando comités nacionales. Otras expe-riencias están un poco más estructuradas, comoen el caso de los bancos ABN AMRO ySantander, en los cuales los sindicatos crearoncomités sindicales en el MERCOSUR, y tam-bién la Red Sindical sudamericana de los tra-bajadores de BASF. Hoy existen aproximada-mente 25 redes articuladas por la CUT y quecuentan con investigaciones del ObservatorioSocial.

Los comités y redes buscan conectar sus ac-ciones con el trabajo desarrollado por organiza-ciones sindicales internacionales, como los Co-mités Mundiales o Europeos de Empresas, asícomo por los sindicatos de trabajadores en lasmatrices de las empresas. Esto ha abierto mu-chas posibilidades de negociación de acuerdos

por base territorial (ciudad, estado o país), lo que contraría el principio de la libertad sindical. La propuesta de cambio de esa yotras características integra un proyecto de reforma sindical en discusión en el Parlamento (ver p. 12 de este artículo).La «categoría profesional» se refiere a las profesiones (telefonista, médicos, enfermeros, albañiles, maestras, etc.) –remitiendo alos tiempos del sindicato de oficio–, a sectores productivos o ramas de actividad económica (por ejemplo, metalúrgicos, bancarios,etc.) y a trabajadores de determinadas empresas (como Petrobras). Cada uno de ellos se organiza en sindicato propio.

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con aplicabilidad en todas las plantas de lasempresas y no sólo en aquellas localizadas enEuropa.

No obstante, la actual realidad internacionalexige un comportamiento más agresivo, en elsentido de que las negociaciones se traduzcanen iniciativas concretas que busquen alterar laconducta de las empresas multinacionales, es-pecialmente en los países en desarrollo.

Los temas básicos que interesan a todos y queson referencias para esas iniciativas son lasnormas fundamentales de trabajo de la OIT,que derivan de la Declaración Universal de losDerechos Humanos3, la Declaración de la OITsobre Empresas Multinacionales y DerechosSociales, las Directrices para Empresas Multi-nacionales de la OCDE, el Pacto Global de laONU, los Acuerdos Marco, entre otros compro-misos.

Así, un primer paso es verificar cómo se com-portan las empresas frente a compromisos in-ternacionales que ellas tienen que asumir, seaporque los países donde operan ratificaron lasnormas fundamentales de la OIT y las Directri-ces de la OCDE, sea porque las empresas ad-hirieron al Pacto Global o firmaron algún acuer-do marco con las Federaciones Sindicales In-ternacionales.

Además de esto, algunas empresas adoptancódigos de conducta o políticas de responsabi-lidad social (RSE) por propia iniciativa y normal-mente no los negocian con los sindicatos. Aúnasí, el conocimiento de esas iniciativas es útilpara las acciones sindicales, pues si ni siquieratales iniciativas fuesen respetadas, mayor serála motivación y la justificación para la moviliza-ción.

Cabe, inclusive, evaluar si las políticas de RSEde determinadas empresas tienen coherencia

con su política de relaciones de trabajo, puesya se han encontrado casos en los que habíauna preocupación exagerada con el marketingdirigido a los «stakeholders» externos en detri-mento de los trabajadores, profundamente in-satisfechos debido a las malas relaciones y con-diciones de trabajo.

Otro aspecto a considerar es la visión de mu-chas empresas de que RSE es meramente unnuevo modelo de marketing por medio de me-didas asistencialistas, mientras debería ser unmecanismo para contribuir al desarrollo de suentorno del punto de vista económico y social.

Algunos sindicatos han tomado la iniciativa deproponer a las empresas la adopción de códi-gos de conducta supranacionales, lo que ellasnormalmente rechazan alegando que cumplencon la legislación local. En el caso de Unilever,se propuso simplemente que la negociacióncolectiva nacional se realizara entre la empresay el Comité de Sindicatos. Hasta esto fue re-chazado con el argumento de contrariar la ley,lo que es por lo menos una exageración, pues,aunque la legislación laboral brasileña atribuyala representación de los trabajadores en lasnegociaciones al sindicato de la categoría pro-fesional, no prohíbe que esta representación sedé por medio de un conjunto de organizacio-nes.

De todas maneras, hay un fuerte debate en elinterior de la CUT sobre la necesidad de quese alcance una mayor cohesión orgánica de laorganización sindical, fusionando sindicatos ycreando estructuras regionales o nacionales,así como también existe un proyecto de refor-ma de la estructura sindical brasileña en trá-mite en el Parlamento, que prevé el fin de launicidad sindical impuesta por la ley, la repre-sentación por rama de actividad económica yla organización de los trabajadores en el lugarde trabajo.

3 Éstas se traducen en Convenios que aseguran la libertad sindical (87 y 98), derecho a negociación colectiva (98), prohibiciónde trabajo infantil (138 y 182), prohibición del trabajo esclavo (29 y 105) y prohibición de discriminación en el lugar de trabajo(100 y 111).

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La aprobación, en particular, de los dos últimosítems provocaría un enorme salto organizativoen el sentido de la posibilidad de representa-ción y organización del conjunto de trabajado-res vinculados a una misma cadena productiva,inclusive los informales, sobre los cuales la

empresa principal tiene jurídicamente respon-sabilidad subsidiaria, lo que significa que ellapuede ser responsabilizada cuando su provee-dor viola derechos laborales como, por ejem-plo, no registrar correctamente a sus emplea-dos.

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El enorme poder de las corporaciones multina-cionales en Brasil, las iniquidades y la impuni-dad que imperan en un país como el nuestro,así como las altas tasas de desempleo e infor-malidad, podrían sugerir que sería muy difícildesarrollar, frente a esas empresas, un sindica-lismo auténtico con posibilidades de obtenerconquistas. Esto es parcialmente verdad, pero,con las experiencias del IOS, aprendemos quese puede hacer mucha cosa a pesar de los lími-tes que ese poder y la realidad nacional nosimponen.

Hasta el momento, el IOS elaboró aproximada-mente 40 informes sobre empresas brasileñas,norteamericanas, japonesas y principalmenteeuropeas que actúan en minería, industria, ser-vicios y agroindustria de Brasil. Los principalessectores económicos estudiados fueron: ban-cos, comercio minorista, telecomunicaciones,electro–electrónico, farmacéutico, higiene, me-

talúrgico, minero, papel y celulosa, químico ypetroquímico, servicios de utilidad pública, tex-til y vestimenta, alimentos y bebidas, automo-triz, agricultura, entre otros.

Los informes comprenden el análisis del com-portamiento de las empresas de estos sectoresen lo que se refiere a las normas fundamenta-les de trabajo de la OIT, normas de salud y se-guridad de los trabajadores, responsabilidadsocial empresarial y sus estrategias de desa-rrollo de negocios. Muchos datos son recogi-dos de fuentes secundarias. Pero las entrevis-tas con dirigentes y militantes sindicales y tra-bajadores en general, así como con integrantesde la administración de las empresas, cuandoellas aceptan colaborar con las investigaciones,son fundamentales.

Metodológicamente, la investigación esparticipativa y permite profundizar la evaluación

III. Algunos monitoreoscon buenos resultados

en Brasil

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de los problemas detectados por medio de mar-cos de referencia elaborados por el propio Ob-servatorio Social sobre libertad sindical, nego-ciación colectiva, trabajo infantil, trabajo escla-vo o análogo, discriminación de género, discri-minación de raza, medio ambiente interno de laempresa (salud y seguridad), medio ambienteexterno y responsabilidad social empresarial.

Cuando se decide iniciar una investigación endeterminada empresa, se le comunica con anti-cipación y se la invita a participar. La mayoríano acepta, pero algunas de las que aceptaronasumieron inteligentemente la investigacióncomo si fuera una auditoria externa y aprove-charon sus conclusiones para corregir los pro-blemas detectados.

Los principales problemas verificados por lasinvestigaciones en la mayoría de las empresasse refieren a la violación de la libertad sindical,discriminación de género y/o raza y expansiónde los casos de lesiones por esfuerzosrepetitivos (LER).

Muchos de estos informes fueron utilizados porlos sindicatos para negociar mejores condicio-nes de trabajo, pues el hecho de que las infor-maciones sean recabadas por una entidad ex-terna y de forma minuciosa les viene dando ma-yor credibilidad. En los casos en que las empre-sas eligen participar de las investigaciones, lascomisiones bipartitas que usualmente se consti-tuyen para acompañarlas terminan tornándoseen las catalizadoras de importantes negociacio-nes colectivas, una vez que los problemas de-tectados se hacen visibles para las dos partes.

La preocupación de algunas empresas por suimagen ante la sociedad y los consumidores hasido un factor más de estímulo de eventualesnegociaciones y la búsqueda de soluciones delos problemas identificados, tal como lo demues-tran por lo menos tres situaciones investigadaspor el IOS y divulgadas ampliamente.

Una de ellas fue el reportaje especial escrito porperiodistas del Observatorio Social que acom-pañaron a un equipo volante del Ministerio delTrabajo y Empleo en la represión del trabajo

esclavo y análogo en carbonerías de los Esta-dos brasileños de Pará y Maranhão.

En esta región de Carajás hay centenas decarbonerías que abastecen de carbón vegetala los hornos altos de siderurgias que pertene-cen a empresas brasileñas, como Gerdau,Queirós Galvão y otras, que producen arrabio(«ferro–gusa») para exportación. Uno de susprincipales clientes es la empresa norteameri-cana Nucor Corporation.

Se encontraron situaciones de trabajo esclavoy, principalmente, condiciones extremamenteprecarias de trabajo, de vivienda y alimentaciónde los trabajadores que se dedicaban a la acti-vidad de producir carbón vegetal, sin hablar dela ausencia de contratos regulares de trabajo ycumplimiento de los derechos básicos.

La denuncia fortaleció la iniciativa de algunasde las empresas siderúrgicas de crear un insti-tuto financiado por ellas para monitorear lascarbonerías y orientar los cambios que se hi-ciesen necesarios, so pena de suspensión dela compra del carbón.

Esta política provocó la mejora de las condicio-nes de trabajo en muchas de esas carbonerías,y la metodología fue posteriormente evaluadapor el IOS, que constató que, a pesar de losavances significativos en el Estado delMaranhão, todavía había fallas en la eficacia delmonitoreo en el sur de Pará.

Infelizmente, todavía persiste el trabajo escla-vo, sobre todo en las áreas agrícolas de losEstados de Pará y Mato Grosso, aunque hayahabido importantes progresos debido a un tra-bajo conjunto entre el Gobierno Federal y la OIT,acompañado por varias organizaciones de lasociedad civil. La OIT, en su informe de 2006,calcula que deben de existir aproximadamente25.000 trabajadores en esa condición.

Otra situación fue la divulgación del trabajo in-fantil en la minería de «piedra jabón» en OuroPreto, en el Estado de Minas Gerais, productoque se utiliza para la producción de talco em-pleado en la fabricación de tintas por grandes

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empresas multinacionales, como Faber Castell,ICI Paints y BASF. Las dos primeras reacciona-ron inmediatamente ante la denuncia suspen-diendo la adquisición de esa materia prima. Sinembargo, BASF insistió en la tesis de la inexis-tencia del trabajo infantil en la producción deltalco, aunque posteriormente adoptase la mis-ma medida que las demás empresas y recono-ciese, en un reportaje de la revista «Exame»,que la auditoria de sus proveedores había erra-do en este caso.

El trabajo infantil también es un problema quese viene reduciendo a lo largo de los últimosaños, pero que persiste principalmente en lasregiones más pobres de Brasil, donde la socie-dad es menos organizada y menos capaz dereivindicar la implementación de las medidasgubernamentales existentes para erradicarlo. Esel caso, sobre todo, de la minería precaria y lasactividades agrícolas.

El tercer ejemplo se refiere al involucramientode la empresa holandesa C&A con lasubcontratación de proveedores de vestimentaque utilizaban el trabajo de emigrantes bolivia-nos en situación de semiesclavitud en la ciudadde San Pablo. A pesar de no ser la única em-presa del comercio minorista de vestimenta quese aprovechaba de esto, fue descubierta infraganti por la policía y citada en una investiga-ción realizada por la Câmara de Vereadores(Junta Departamental) de la ciudad.

Su respuesta a la denuncia fue acelerar laimplementación de una auditoria social de susproveedores en Brasil, además de disponersea cooperar con una investigación realizada porel IOS en sus tiendas. Esta investigación habíasido solicitada por los trabajadores del comer-cio de la CUT.

Una nueva experiencia de investigaciones enempresas multinacionales e intercambio entresindicatos de Alemania, Brasil y Holanda fueapoyada por la Unión Europea e iniciada en2002. Se trataba de tres empresas alemanas –Bayer, Bosch y ThyssenKrupp– y tres holande-sas –Akzo Nobel, Philips y Unilever–, todas enoperación en Brasil.

Como de costumbre, las empresas fueron invi-tadas a participar de la investigación y les fuesolicitado que posibilitasen el acceso de los in-vestigadores a sus datos gerenciales y que tam-bién facilitasen la realización de las entrevistascon los trabajadores directamente en los luga-res de trabajo.

Gracias a los esfuerzos emprendidos por los sin-dicatos alemanes y holandeses, las empresasmatrices orientaron a las filiales en Brasil a co-operar, y la manera de hacerlo fue negociada conlos sindicatos locales y el IOS. Las mayores po-lémicas que se presentaron fueron invariable-mente las relacionadas a la confidencialidad delas informaciones y los límites de la divulgaciónde los futuros informes.

No obstante, la negociación de esos términosdio como resultado un acuerdo que implicabaun proceso de monitoreo, pues la condición parala divulgación de las investigaciones incluía uninforme sobre los procesos alcanzados, lo queexigió un seguimiento más prolongado del com-portamiento empresarial.

Ese proceso estableció negociaciones más in-tensas entre las empresas –matrices y filiales–con los sindicatos brasileños y europeos, y po-sibilitó resolver una serie de problemas que an-teriormente no se solucionaban debido a lainexistencia de canales permanentes de con-tactos entre las partes.

De esa forma se impidieron despidos en la uni-dad de Philips en Manaus (capital del Estadode Amazonas); Akzo Nobel reconoció las comi-siones de fábrica en tres de sus unidades; fue-ron establecidas libertad sindical y negociacio-nes regulares entre sindicatos y empresa enThyssenKrupp y en la unidad de Bayer enBelford Roxo, en el Estado de Rio de Janeiro.

La excepción fue Unilever, donde no hubo nin-guna evolución especial de las relaciones la-borales, lo que se puede explicar fácilmentepor sus políticas de reestructuración producti-va permanente, cierre de empresas y despi-dos, así como por las dificultades que los sin-dicatos tienen para estructurar una red perma-

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4 La red de supermercados Bompreço (Royal Ahold) fue reemplazada en la investigación por Akzo Nobel luego de ser vendida aWal–Mart.

5 FS significa la central sindical Força Sindical y «otros» se refiere a las organizaciones sin afiliación.6 Hubo algún progreso en el inicio, pero las redes sindicales dejaron de funcionar regularmente.7 En Bosch no existe una red sindical nacional sino solamente algunas pocas reuniones entre los sindicatos. Los contactos con

los sindicatos alemanes también fueron pocos.

Esta experiencia mostró las posibilidades quetienen los sindicatos para mejorar la organiza-ción de los trabajadores en esas empresas mul-tinacionales y la importancia, tanto del trabajoen redes nacionales e internacionales como delas relaciones entre los sindicatos de trabajado-res y sus congéneres de los otros dos países,para alcanzar resultados concretos.

No obstante, los trabajadores de esas seis em-presas están empleados con contratos formalesde trabajo, mientras que aproximadamente el 50%de los trabajadores brasileños son informales, enparte debido al cambio del paradigma productivo.

En la cadena productiva de esas empresas in-vestigadas también existen trabajadores informa-les, a quienes no se les respetan los mismos de-

rechos de sus colegas con contratos formales, apesar de la comprensión jurídica brasileña de laresponsabilidad subsidiaria. Por lo tanto, debe-ría ser de interés de los sindicatos que represen-tan trabajadores de empresas multinacionales co-nocer la estructura de su cadena de proveedo-res y exigir que las condiciones laborales en lacadena productiva sean igualmente adecuadas,como forma de inhibir la tercerización, motivadapor la reducción de costos laborales.

El Observatorio Social extendió sus investiga-ciones en Unilever, en el Estado de Goiás, a lared de abastecimiento de tomates para la pro-ducción de salsas y concentrados, y verificó laproximidad y la dependencia de los pequeñosproductores y los trabajadores rurales asalaria-dos en relación a la empresa. Aunque no tengan

RELACIÓN ENTRE REDES SINDICALES Y EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES LABORALES

Centrales Redes Relaciones ProgresoEmpresa Sector Sindicales sindicales internacionales en las relaciones

nacionales laborales

Akzo–Nobel4 Químico CUT y FS SÍ SÍ SÍ

Phillips Eletro–electrónico CUT, FS NO NO SÍ6

y otros5

Unilever Alimentación CUT, FS SÍ SÍ NOe Higiene y otros

Bayer Químico CUT SÍ SÍ SÍy otros

Bosch Metalúrgico CUT y FS NO7 Parciales NO

ThyssenKrupp Metalúrgico y CUT y SÍ SÍ SÍSiderúrgico otros

Fuente: Instituto Observatorio Social cit. Jakobsen, 2006, pg. 53.

nente. Hubo una red que llegó a reunir tres sin-dicatos afiliados a la CUT, pero que despuésse deshizo.

El cuadro siguiente muestra los resultados deese proyecto y las posibilidades positivas de lasredes sindicales internacionales.

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vínculos de empleo con Unilever, su subsisten-cia es afectada por cualquier cambio adoptadopor la empresa. Cuando la fábrica de Goiânia(capital de Goiás) fue comprada a Best Foods,había innumerables casos de trabajo infantil enla producción de tomates, que fueron refrenadospor Unilever para preservar su marca e imagen.

En realidad, tener que lidiar con el trabajo infor-mal es un desafío más para los sindicatos, puesla mejor forma de hacerlo es todavía desconoci-da. Sin embargo, como una parte significativa deese tipo de relación laboral es la que la OIT clasi-fica como prestación de servicios para empre-sas, no hay duda de que es junto a las empresasprincipales que los sindicatos deben actuar.

Las investigaciones realizadas por el Observa-torio Social también han servido para fundamen-tar reclamaciones ante el «Punto de ContactoNacional» (PCN) de las Directrices para Empre-sas Multinacionales de la OCDE. Estos debenser instalados en cada país miembro de la OCDEy también en los países que, a pesar de no sermiembros, adhirieron a las Directrices. Es el casode Argentina, Brasil, Chile y Eslovenia.

Las Directrices comprenden las normas funda-mentales de trabajo de la OIT y también una seriede otros aspectos más amplios sobre medio am-biente, promoción del empleo, ética empresarial,transparencia, entre otros, posibilitando a los sin-dicatos desarrollar una actuación más abarcativay trabajar junto a otras organizaciones sociales.

En este sentido, se han establecido algunasotras redes sociales en Brasil, incluyendo ONGs,el Instituto de Defensa del Consumidor y orga-nizaciones que trabajan con responsabilidadsocial empresarial, para actuar en favor de unmayor respeto a los derechos en general. Estoha posibilitado retomar algunas alianzas socia-les que habían desaparecido después de laredemocratización del país.

Aunque el cumplimiento de las Directrices seavoluntario y no exista ningún poder coercitivosobre las empresas multinacionales para quelas respeten, no dejan de ofrecer un argumentoal que los sindicatos pueden apelar, inclusive

internacionalmente, pues ya existe una red deorganizaciones sociales y sindicales, llamada«OECD Watch», con la función de acompañarla eficacia de las Directrices a nivel mundial.

En el caso de Brasil, hay varias quejas encami-nadas al PCN nacional, que está bajo la respon-sabilidad del Ministerio de Hacienda. Entre ellas,hay reclamos contra Unilever, por violación de lalibertad sindical; contra Parmalat, por haber ce-rrado una fábrica sin comunicación previa a lostrabajadores; y contra Shell y Votorantim, pordaños ambientales.

Muchas empresas que actúan en Brasil sonadherentes al Pacto Global de la ONU, lo quesupone asumir diez compromisos que incluyenel respeto a las normas de Derechos Humanos,los Derechos Fundamentales del Trabajo de laOIT, Normas Ambientales y el TratadoAnticorrupción de la ONU. No obstante, el Pac-to, además de ser de adhesión voluntaria, nocuenta con mecanismos de monitoreo.

El Observatorio Social tuvo solamente una ex-periencia de investigar el comportamiento deuna empresa ante el Pacto Global, que fue elcaso de BASF, a pedido del sindicato y con lacolaboración de la empresa.

En el caso de los Acuerdos Marco que son ne-gociados por las Federaciones Sindicales Inter-nacionales con algunas empresas multinacio-nales, hay muchas quejas de sindicatos deAmérica Latina de que esas negociaciones notoman en cuenta la realidad sindical del sur yacaban volviéndose letra muerta por la falta deconsulta a los afiliados de las federaciones ypor el desconocimiento de su contenido.

Los nuevos trabajos que son solicitados al IOS,en este momento, le exigen ampliar el númerode empresas a ser investigadas y monitoreadas,mejorar la metodología de investigación con laintroducción del concepto de trabajo decente dela OIT, monitorear los Acuerdos Marco, monito-rear el comportamiento laboral de las «multilati-nas», que incluyen empresas transnacionalesbrasileñas en el exterior, y ampliar el análisissobre las cadenas productivas.

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Hasta el momento tuvimos la oportunidad deacompañar el comportamiento y las políticas dealrededor de 40 empresas, en su mayoría mul-tinacionales, que representan aproximadamen-te 10% de las mayores que actúan en Brasil.Todavía es un número pequeño para permitirtrazar una tendencia, pero por lo menos permi-te evaluar con cierto grado de optimismo lasposibilidades para los sindicatos.

La estrategia sindical para enfrentar el poder delas empresas multinacionales debe ir muchomás allá de la simple representación y capaci-dad de movilización de los lugares de trabajo,que caracteriza el sindicalismo tradicional.

Debe comenzar por el conocimiento de la es-trategia de las empresas y por su monitoreopermanente, pero la cuestión clave es qué sehace con las informaciones. Éstas deben seradecuadas para fundamentar denuncias ante la

justicia local, a la OIT de manera general y jun-to a su Comité de Libertad Sindical, en el casode que involucren problemas de este orden, yjunto al PCN de las Directrices para EmpresasMultinacionales de la OCDE.

Las informaciones también son importantes parafundamentar las negociaciones con las empre-sas y establecer puntos de acción comunes conotras organizaciones sociales, en particular eldiálogo con los consumidores, que tienen enor-me poder de presión sobre las empresas al de-jar de adquirir determinado producto por algunarazón, inclusive ética. Por eso es importante quelas informaciones sean objetivas y tengan lamayor divulgación posible.

El conocimiento sobre la estrategia internacio-nal de las empresas y su actuación en diferen-tes países también es fundamental para esta-blecer comparaciones y fundamentar el trabajo

Conclusión.Sobre la eficacia

del monitoreo

25

conjunto con organizaciones sindicales de otrospaíses, partiendo de la premisa de que ya exis-te un contacto mínimo y/o articulaciones entrelos sindicatos internacionalmente.

Entre los ejemplos exitosos mencionados ante-riormente en este texto, está el caso de los des-pidos que fueron evitados en la Philips deManaus. Esto no significa que las investigacio-nes desarrolladas hasta aquí y las articulacio-nes sindicales internacionales sean lo suficien-temente eficaces como para evitar la reducciónde puestos de trabajo provocada por la rees-tructuración productiva en cada empresa.

Combatir el desempleo estructural y el trabajoinformal exige estrategias y acumulación de fuer-zas políticas mucho mayores que la estrategiaque estamos discutiendo aquí.

Aún así, si pretendemos, por lo menos, enfrentarel poder de las empresas multinacionales e in-troducir algunos mecanismos de regulación do-méstica, debemos empezar por la construcciónde las informaciones, por el monitoreo de lasempresas y por la organización de redes nacio-nales de sindicatos. El paso siguiente es conec-tar esas redes nacionales con sus pares sindica-les del exterior y posibilitar así que se den lasnegociaciones de carácter supranacional.

De esa forma, al actuar en los dos frentes –de-nuncias ante los organismos internacionalespertinentes y negociaciones supranacionales–,cubrimos todas las posibilidades de acción pormedios sindicales.

No obstante, también es posible ampliar lasalianzas nacionales trabajando junto con otrasorganizaciones sociales, lo que aumenta lasposibilidades de acción ante las empresas, prin-cipalmente por medio de los consumidores.Podemos imaginar que cualquier campaña co-ordinada y que incluya sindicatos, organizacio-nes nacionales, sindicatos de otros países y or-ganismos internacionales, tiene mayor proba-bilidad de alcanzar buenos resultados.

De los ejemplos presentados anteriormente yque tuvieron resultados positivos, es importan-

te subrayar que se trataron básicamente deempresas de capital europeo, donde la culturade negociación es más expandida; además deque los sindicatos de trabajadores europeos tie-nen mayor disposición a establecer lazos conti-nuos por medio de redes, comparados con suscolegas norteamericanos o japoneses. Las em-presas de capital norteamericano, brasileño,japonés y coreano siguen un modelo de admi-nistración que tiene grandes dificultades de con-vivir con los sindicatos.

Existe todavía la discusión sobre la relaciónentre este proceso y el Estado. Se espera, porlo menos, que los Estados nacionales regulenel funcionamiento de las empresas multinacio-nales y que jerarquicen su potestad de hacer-las respetar las normas previstas en los trata-dos internacionales, como las Convenciones dela OIT y las Directrices para Empresas Multina-cionales de la OCDE. Éste es, por lo tanto, unlado de la cuestión.

Otro lado es la relación entre autoridades loca-les, como alcaldías o municipios y provincias, ylas empresas multinacionales. Como se ha se-ñalado en el caso de Unilever, en Goiás, se ge-nera con frecuencia una relación estrecha y unafuerte dependencia entre los municipios y lasempresas, debido a los empleos locales y larecaudación de tributos. Son por demás cono-cidos los casos de ciudades que entran en fran-ca decadencia cuando una o más empresas cie-rran sus actividades, como ciudades portuarias,mineras, entre otras, por poner ejemplos.

Seguramente, los sindicatos tienen a las autori-dades locales como aliadas para enfrentar lareestructuración productiva y la generación dealternativas de desarrollo local como forma decombate al desempleo.

Esto vale también para la construcción de nue-vas formas de organización y producción, comolas cooperativas y asociaciones, así como losacuerdos productivos articulados entre el poderpúblico, la sociedad y el sector privado.

De todas formas, la base para todas las accio-nes es la información.

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