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  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    1/44

    UN VENT N IERT SO RE

    EL MUNDO

    m

    ENERO

    96

    Ao XV ARGENTINA:

    pesos

    ESPAA

    :

    9

    pesetas

    MEXICO:

    1 80

    pesos

    LA NTRTID

    TIERR

    INTERN CION L

    DE

    LA C IENC IA

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    2/44

    UN BOCADO PARA EL

    BEB.

    uando se

    incia^el otoo

    antartico;?

    grandes colonias de pinginos

    se

    renen en la cos ta de l sexto continente

    e

    islas

    adyacentes

    pSra

    procrear

    y para

    criar

    a

    sus

    polluelos.

    n

    el

    invierno

    los pinginos

    encuentran abundante

    alimento

    en las aguas

    del ocano. Cuando llega

    la

    primavera y los pequeos pinginos alimen

    tados por

    sus madres

    han

    crecido

    lo

    suficiente,

    la colonia emigra

    hacia el norte.

    Las

    otras especies

    de

    pinginos, al contrario Iegan3-Hi>

    durante la

    primavera. Vase pjjg

    36

    Foto Jacques Masson xpditions polaires

    franaises.

    m

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

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    Mc(ol3

    E l

    NES

    ^vUNA

    VENTANA ABIERTA

    SOBRE

    EL

    MUNDO

    Correo

    E N E R O 1962

    Sumario

    A O

    X V

    N I

    Pginas

    PUBLICADO EN

    OCHO EDICIONES:

    Inglesa

    Francesa

    Espaola

    Rusa

    Alemana

    Arabe

    Norteamericana

    Japonesa

    NUESTRA PORTADA

    La

    Antrtida

    es

    actualmente

    escenarlo

    de una

    Intensa

    actividad cientfica.

    Hombres

    de

    diversos pases continan

    la s ampl ias Invest igaciones

    iniciadas

    en 1957 durante el

    Ao Geofsico Internacional.

    En la foto, dos espec ia l is tas

    de

    la e x p e di ci n f ra n c e sa en

    Tierra

    Adelia

    extraen

    mues

    tras

    de

    hielo a fin

    de

    estudiar

    su fo rmac in y caracterst icas

    (vase

    la pgina

    28).

    Jacques Masson

    ( c) Expedi

    tions polaires

    franaises

    4

    LAS PARADOJAS

    DE U N C ON TIN EN TE H O ST IL

    po r Georges Laclavre

    7 LA S

    DOS

    CARAS

    DE LA

    ANTRTIDA

    se

    dibujan

    en

    el

    mapa

    9 LA ANTRTIDA, TIERRA INTERNACIONAL

    DE

    LA

    CIENCIA

    por Ross C. Peavey y Laurence M. Gould

    15 LAS RUTAS D E LA AVENTURA Y DEL HEROSMO

    por

    Gordon de

    Q. Robin

    17

    LO S

    PIONEROS

    DE

    LA A NT R TID A

    18 AMUNDSEN Y SCOTT

    Los primeros

    hombres en

    el Polo Sur

    21

    LA VIDA A

    70 GR AD OS

    BAJO CERO

    po r

    Paul

    A. Siple

    29 EN

    EL

    VRTICE DE

    LA S

    TORMENTAS

    MAGNTICAS

    por

    Alan F.

    Moore

    32

    AL ASALTO

    D E LO INACCESIBLE

    po r Mikhal

    Somov

    36

    LA

    FAUNA

    S IL VES TR E E ST

    EN

    PELIGRO

    por el Contraalmirante

    Rodolfo

    N.

    Panzarini

    41 LO S LECTORES NOS

    E S C R I B E N

    42

    LATITUDES

    Y

    LONGITUDES

    Publicacin

    mensual

    de la

    Organizacin

    de las

    Naciones Unidas

    para

    la

    Educacin, la Ciencia

    y

    la Cultura

    Redaccin

    y Administracin

    Unesco, Place de

    Fontenoy,

    Paris-7*

    Director y Jefe

    de

    Redaccin

    Sandy Koffler

    Subjefe de Redaccin

    Ren

    Caloz

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    Espaol :

    Arturo

    Despouey

    Francs

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    Hesse

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    Alemn

    :

    Hans Rieben (Berna)

    Arabe : Amin Chaker (El

    Cairo)

    Japons

    : Shin-lchl

    Hasegawa

    (Tokio)

    Composic in grfica

    Robert Jacquemin

    La correspondencia debe dirigirse

    al

    Director de

    la

    revista.

    Venta

    y

    Distribucin

    Unesco,

    Place

    de Fontenoy, Paris-7*

    Lo s artculos y fotografas

    de

    este nmero que l levan el signo (copy

    right)

    no

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    se r reproducidos.

    Todos

    los

    dems

    textos

    e

    Ilustra

    ciones pueden reproduc irse , s iempre qu e

    se menc ione su

    origen de la

    siguiente manera

    :

    D e

    EL CORREO DE

    LA UNE S CO , y

    se

    agregue

    su fecha de

    publ icacin. A l reproducir los artculos deber constar

    el

    nombre de l autor. Po r

    lo q ue

    respecta a las fo togra flas reproducib les,

    stas

    sern

    fac i l i tadas

    por

    la Redacc in

    toda

    ve z

    qu e

    se la s solicite

    po r

    escri to.

    U n a v ez util izados

    es tos mater ia les,

    deber n env ia r se

    a la

    R e d ac ci n d o s

    eiemplares

    de l peridico

    o revista qu e

    lo s

    publ ique.

    Lo s art cu los f irmados expresan la opinin de su s

    autores y

    n o r ep re

    sentan forzosamente

    el

    punto

    de

    vista

    de la

    Unesco

    o

    de

    l os e d it o re s

    d e la

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    suscripcin

    anual 7 nuevos

    francos. Nmero

    suelto

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    Argent ina

    :

    12 pesos

    ;

    Espaa: 9 pesetas; Mxico :

    1,80

    pesos.

    M C 6 1 . 1 . 1 6 5 E

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    4/44

    L S P R

    OJ

    t

    LO S V I E NTOS RUG I E NT E S e l

    fr o im p la c ab le

    un i nmenso

    sierto de nieve el hielo resbala

    dizo y las pe ligrosas gr ie tas

    disi

    muladas convier ten cada paso

    de l hombre en

    una

    penosa y

    arr iesgada

    aventura Tal

    es la

    Antrt ida con la qu e

    deben

    luchar

    los hom bres

    de ciencia para

    arrebatar sus

    secretos al

    conti

    nente

    helado a

    foto

    muestra un

    convoy de

    la e xp e dic i n p o la r

    f rancesa

    en

    medio

    de

    la

    nieve

    F o to J a cq u es

    Masson

    Expdi t ions pola ires franaises

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    5/44

    E UN

    INENTE HOSTIL

    por

    Georges

    Laclavre

    L

    a

    Antrtida, con una super fi cie de 13

    millones

    de

    i

    kilmetros

    cuadrados

    apro ximadamente , tie ne una

    extensin tan

    grande

    como la de Europa y

    los

    Estados Unidos de

    Amrica juntos

    Si

    se cuentan las inmensas

    plataformas

    glaciales

    que

    l lenan tanto l os mares profundos como

    las

    bahas que recortan

    sus

    costas dicha

    superficie llega

    a ser de

    14

    millones de kilmetros

    cuadrados.

    Los

    mares q ue rodean

    a

    este continente

    se

    hielan en

    invierno

    a

    lo largo de centenares de kilmetros; y as

    en

    la

    poca

    en

    q ue los ban cos

    de

    hielo de la costa

    abundan

    ms se

    extiende

    alrededor del

    polo austral una superficie

    slida de ms

    de

    36

    millo

    nes de kilmetros cuadrados, o sea l a cua rt a

    parte

    de la superficie

    de lo s dems

    cont inentes.

    L a A n t rt id a es el ms elevado de todos

    ellos,

    surcada

    como

    est en

    todas par tes po r

    poderosas cordilleras cuyas

    cimas

    sobre

    pasan

    a

    menudo

    los 3 000

    metros de

    altura. Pero estas montaas

    slo se mues tran con

    claridad

    en l a per iferia del cont inente; desde

    que uno

    se

    aventura en el interior, no surgen de l hielo

    m s

    que

    sus

    cimas En la

    parte

    central de la Ant r tid a estas cumbres estn

    sepultadas bajo un

    inmenso

    casquete glacial

    que

    se eleva

    con

    un

    declive suave a partir de la c osta p ara

    llegar

    a

    una

    altura de

    4.100

    metros en

    los alrededores

    d el p un to al que

    se

    ha dado el

    nombre

    de

    polo

    de

    inaccesibilidad, punto

    situado aproximada

    mente a 900 kilmetros del polo

    sur geogrfico.

    El

    espesor del hielo

    acumulado sobre el continente

    sobrepasa

    los cuatro

    kilmetros

    en

    determinados

    puntos.

    Como promedio,

    ese espesor es de ms de dos kilmetros,

    y

    si los 30 millones de

    kilmetros

    cbicos

    de hielo

    antartico

    llegaran a derretirse, el nivel

    de l ma r

    se

    elevara en unos sesenta metros , con lo cual quedaran

    sumergidas la mayor

    parte

    de

    las

    grandes

    metrpolis

    e inmensas

    superficies de ricas llanuras costeras

    Po r lo que se refiere al clima, ya se sabe que es el

    ms riguroso

    de l

    mundo.

    En

    la

    estacin sovitica de

    Vostok,

    situada

    a

    1.300

    kil

    met ro s de la costa de

    la

    Antrtida

    y

    a un a altura d e 3 50 0 metros,

    se

    ha registrado u n re cord de tempera tu ra : 88 3 C b ajo cero.

    En la

    costa

    el promedio

    anual

    es de 30 C bajo cero

    El

    viento,

    que

    sopla

    todo

    el

    tiempo con

    una

    violencia

    increble,

    hace que el

    fro resulte an

    ms intolerable

    Prcticamente

    no

    hay

    vida

    vegetal:

    slo

    se

    encuent ra a lgo de

    musgo y

    algunos

    liqenes y algas

    Pero

    la vida an im al

    es

    abun

    dante en la

    costa

    y

    en

    e l ocano:

    alrededor

    de l

    continente

    y

    ep

    las islas que lo

    bordean

    ha y

    inmensas

    colonias

    de focas

    de

    pin

    ginos

    y

    de petreles Las aguas de l ocano son

    adems enorme

    mente r icas en

    elementos

    nutritivos

    p la nc ton y benteak .

    La form a de l cont inente es notablemente circular, disposicin

    geogrfica

    que tiene

    gran

    influencia sobre

    las

    condiciones

    meteo

    rolgicas que reinan en

    el

    continente y cu yo s efectos se hacen

    sentir en todo el

    planeta.

    Hay dos anchos m ares que penetran

    profundamente

    en la Antrtida:

    el de

    Ross

    y el

    de

    Weddell. E l

    extremo

    de l

    primero

    no

    est ms que a 560

    kilmetros del polo,

    para ll ega r

    al cual

    Amundsen

    y

    Scot t s igu ieron

    esa

    va. Ambos

    exploradores hubieron de franquear

    una abrupta

    cadena mon

    taosa

    la de

    la

    Reina Maud,

    donde se

    encuentran

    los p icos

    ms

    SIGUE EN

    L

    P G

    6

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    6/44

    C O N T I N E N T E PARADJICO

    Continuacin)

    Bajo

    los

    hielos, vestigios tropicales

    alto s d e la Antrtida, algunos de los cuales miden h as ta 4 .6 00

    m etro s. L os do s se abrieron

    camino

    c on g ra nd es

    dificultades,

    claro est aprovechando

    los g laciares po r

    medio de

    los

    cuales

    el hielo

    de l casquete polar se

    desliza

    l en ta me nte h ac ia e l m a r.

    El

    glaciar

    de

    Beardmore,

    al que

    recurri

    Scott

    para

    lograr

    su

    propsito,

    tiene ms de 100

    kilmetros

    de

    largo

    y

    unos

    30 de

    ancho, y con todas

    esas

    proporciones no

    es

    el mayor de

    los

    que

    pueda uno encontrar en

    la

    Antrtida. Entre los mares de

    Ross

    y

    de

    Weddell,

    apuntando

    hacia

    el

    n orte, u na

    singular pennsula

    montaosa

    en forma de cuerno

    prolonga

    la cordillera

    de

    los

    Andes

    hundida,

    a partir de

    Tierra

    de l

    Fuego,

    en las

    aguas

    de l

    Atlntico.

    Si

    se

    mira

    un

    mapa

    de la Antrtida

    un o

    se inclina

    a

    pensar,

    como lo h an h echo c ie rt os g e gr af os en un a poca en que nuestro

    conocimiento de l continente

    era

    m s l imitada que en la

    actualidad,

    que los mares de

    Ross

    y de

    Weddel

    deben estar unidos

    po r

    un

    canal que divide el continente en dos partes

    y

    que se halla total

    mente cubierto de h ie lo . D e ah que

    surja

    la pregunta: la Antr

    tida, es u n c on tine nte o u n archipilago?

    Slo recientemente

    se

    ha podido contestar a

    este

    interrogante.

    E n los

    ltimos aos las numerosas expediciones que ha n recorrido

    la Antrtida ha n

    medido

    el espesor de la capa de hielo

    para

    determinar

    cul

    sera

    el

    contorno

    de las cos tas

    si ese hielo

    l legara

    a

    derretirse.

    Se aplica para ello una tcnica que consiste en hacer detonar

    una

    carga

    de

    explosivo en la

    superficie.

    La onda explosiva se pro

    paga

    a

    travs

    de l hielo,

    es

    reflejada

    po r

    la roca subyacente y

    vuelve

    a la

    superficie, donde se registra

    su

    eco. Conociendo

    la

    velocidad

    de propagacin de

    la

    onda, se mide

    e l tie mp o trans

    currido

    entre la explosin y la recepcin del

    eco,

    deducindose

    po r

    l la

    profundidad a la que se halla

    la

    r oc a. L os

    resultados

    obtenidos po r este mtodo permiten asegurar que la m ayo r parte

    de

    la

    Antrtida est

    constituida

    po r una

    base

    homognea antiqu

    sima.

    Pese a ello, a orillas de los

    mares

    de Bell ingshausen y

    Amundsen, se encuentra

    un bloque

    ms reciente

    y

    de constitu

    cin

    geolgica muy distinta, bloque que

    se

    halla separado de l

    continente

    po r

    un profundo

    canal

    totalmente cubierto

    po r

    una

    capa

    de hielo de varios

    kilmetros

    de espesor.

    S:

    bien las expediciones que desde el c om ie nz o d el

    Ao Geof s ico Internacional se lanzaron a la Antr

    tida

    han recogido

    numerosos datos gracias a

    este

    tipo de sonda je ,

    nuestro conocimiento de la to po gra fa y de

    la geologa

    de l

    suelo

    rocoso sigue siendo precario. Quedan todova a este

    respecto

    nu

    merosos

    enigmas

    por r esol ve r. No se

    ha comprobado

    acaso

    un

    estrecho parecido entre ciertas regiones

    de

    la Antrtida y o tras del

    frica de l Sur, cosa qu e vuelve

    al

    poner

    sobre

    el

    tapete

    de la

    discusin la teora de Wegener sobre

    la

    deriva de los

    continentes?

    N o se

    ha n

    descubierto,

    po r

    otra

    parte,

    depsitos

    carbonferos

    que

    indican

    que, en

    las

    antiguas

    pocas geolgicas,

    la Antrtida ha

    gozado de

    un

    c lima clido

    y

    hmedo? Aparte de

    todo

    eso, lo

    que

    intriga

    a

    los

    gelogos

    so n

    los

    vest ig ios de un

    desierto

    qu e

    alguna

    ve z debi

    tener

    un clima ardiente.

    As

    como las cenizas

    y las

    arenas han permitido que

    se conser

    varan civi lizaciones antiqusimas,

    en el

    caso de la A n t rt id a el

    hielo ha protegido la historia de la

    tierra misma.

    Y lo que es

    ms,

    Ja

    nieve convertida

    en hielo y

    acumulada

    lentamente nos

    dir cu l

    ha

    s id o la e vo lu ci n

    de

    lo s

    cl imas

    en el

    curso

    de

    mi les

    de aos, ya

    que el

    anlisis

    isotpico

    de

    los

    cristales de ese

    hielo

    permite

    distinguir

    las

    estaciones y conocer la

    temperatura

    reinante

    en

    el

    momento de su formacin. Se cuenta as co n

    verdaderos

    archivos

    de

    nuestro planeta, que no han deter iorado

    ni los

    factores

    naturales, ni

    la

    vegetacin,

    ni la influencia humana.

    Desde

    hace cuntos centenares

    o m illa re s

    de siglos

    se

    han

    fi

    depositado all las

    cenizas volcnicas

    y

    el polvo

    de los

    meteoritos?

    Quiz en esas regiones

    resida

    la clave de enigmas apasionantes,

    de los o rgenes de

    las

    pocas glaciales, y las alternativas

    climticas.

    Sin embargo, dejemos de

    o cu pa rn os d el remoto

    pasado, porque

    la

    Antrtida

    es ta m bi n u n t ema

    de actual idad. Si

    la

    cant idad de

    hielo a cu m ula do v a en aumento, e llo o cu rr e en detrimento de

    la s a gu as de

    los

    ocanos,

    c uy o n iv el bajar.

    Si,

    por

    el

    contrario,

    esa

    cant idad d isminuye ,

    ser

    en

    beneficio

    de

    los

    ocanos,

    cuyo

    nivel habr

    de

    subir. No

    se

    trata

    de

    un peligro inminen te , c la ro

    est, aunque

    bien puede

    concebirse un

    derretimiento

    acelerado

    que

    repercutira

    en

    el equil ibrio e con mico d el

    mundo.

    L os h om bre s

    de

    ciencia

    se

    han preocupado,

    en

    consecuencia, por saber

    si

    el

    presupuesto de hielo de la Antrtida es positivo

    o n eg at iv o.

    Para

    esos estudios se evala

    la cantitad

    de vapor de agua que

    transportan los v ien tos desde el

    ocano

    circundante y qu e

    se

    depo

    sita

    en

    forma de

    nieve. Se evalan

    po r

    o tr a p arte las

    prdidas:

    nieve arrastrada po r el viento hacia el m ar, icebergs que se des

    prenden de la costa

    y

    parten

    a la

    deriva,

    fus in super fi cial o

    interna, etc. Se

    han anunc iado

    a ese respecto

    los

    resultados ms

    contradictorios.

    Hay quines h an p re te nd id o qu e la masa de

    hielo es estacionaria. Ciertas observaciones prueban inequvoca

    mente

    que la lnea de

    hielos costaneros se halla e n r eg re sin .

    Pero

    la

    sntesis

    de

    las

    observaciones

    real izadas

    desde

    el comienzo

    de l Ao Geofsico

    Internacional,

    parecen demostrar po r

    el

    con

    trario un aumento de la masa de hielo, qu e corresponde anual

    mente

    a

    la condensacin

    sobre

    l a An t rt ida de

    una pel cu la de

    3

    milmetros

    de

    agua repartida

    sobre

    todos los ocano s.

    Sin

    embargo,

    de las

    observaciones

    sobre

    el

    nivel de

    lo s m are s reali

    zadas

    cot id ianamente

    en

    c en te na re s d e

    estaciones

    distribuidas

    en

    todo

    el

    globo,

    no se deduce

    nada

    qu e

    permita af i rmar un descenso

    de

    la

    superf icie marina.

    sinmediatos todava son los prob lemas de la meteo

    rologa de

    la

    Antrtida, q ue p ue de n agruparse en las

    dos

    preguntas siguientes; Qu papel

    desempea el continente

    antartico en l a c ir cu lac in

    atmosfrica

    general?

    Qu

    influencias

    ejerce

    la Antrtida en las

    circulacin

    planetaria?

    Probablemente

    la Antrt ida contiene m s de l

    90

    % de la cantidad tota l

    de

    hielo

    permanente

    d el g lo bo .

    Se trata,

    pues,

    de .

    un

    inmenso depsito de

    fro que

    acta sobre

    el

    clima

    terrestre, enfriando la s m as as de aire

    que circulan

    sobre

    su

    superficie y las aguas

    que la baan.

    Por

    otra

    parte, la

    f orma c ir cu la r de l continente,

    centrado

    en el

    polo,

    y la falta de

    obstculos

    en l os m a re s que lo rodean, favorece

    la c i rcu lac in loca l . L os v ie nto s a lc an za n

    velocidades

    increbles,

    alzando

    gigantescas

    olas en el

    m ar

    a lo la rg o d el paralelo

    40 ,

    regin a la q ue lo s navegantes h an d ad o

    el

    nombre de los rug ien

    tes

    cuarenta.

    Esos

    v ie n to s f av o re c en

    los in e rc a m bio s t rm ic o s

    entre

    la Antrtida

    y el resto del mundo. Pero,

    en

    qu medida?

    Slo un

    estudio m inuc ioso

    y

    prolongado de

    la

    meteorologa

    antartica permiter contestar a esa pregunta,

    y una

    de las contri

    buciones ms

    importantes

    al

    conocimiento

    de n ue st ro p la ne ta

    durante

    el

    Ao Geofs ico In te rnac iona l , h a s id o c ie rta me nte

    la

    re d

    meteorolgica de las

    57 estaciones

    establecidas

    en

    esa ocasin

    sobre e l cont inente o

    en

    la s is la s de la z o n a s u b an t r ti ca . La

    mayora

    de

    las

    estaciones

    de dicha

    re d estn en

    funcionamiento.

    Por otra

    parte, cuando ces

    de funcionar la

    central

    meteorolgica

    de

    la

    estacin norteamericana Little Ameri ca V , organ izada con

    ocasin de l

    Ao

    Geofsico

    Internacional,

    se cre en

    Melbourne

    un

    centro

    meteoro lgico internacional, e nc arga do d e reunir

    y

    anal izar la s

    o b s er v ac io n e s d e

    la

    totalidad

    de

    la

    red.

    Pero el inters

    cientf ico

    de

    la Antrtida

    no

    se

    limita

    a estos

    estudios geogrficos, geolgicos,

    glaciolgicos

    y meteorolgicos.

    Al

    igual

    que

    la reg in del

    rt ico,

    c on st it uy e u n lugar d e e le cc i n

    pa r el

    complejo estudio de

    los fenmenos

    que se producen

    en

    las

    capas superiores de la

    atmsfera,

    y

    que

    son provocados po r

    las emisiones solares

    de radiaciones

    y de

    corpsculos,

    influidos

    a

    su vez

    po r

    e l c amp o ma gn t ic o ter re st re . Bas ta ran

    esos

    estudios

    para

    justif icar

    el

    esfuerzo

    extraordinario

    de

    las doce

    naciones

    participantes en e l p ro gra ma

    de l

    A o Geofsico

    Internacional,

    programa que, auspiciado

    po r el

    Comit

    special

    de

    Investigaciones

    Antrticas,

    se

    contina de

    a o

    en ao.

    S IG UE EN

    LA

    PAG.

    8

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    7/44

    OCANO PACIFICO

    SUR

    ISLAS

    M A LV I NA S

    MAR

    DE

    AMUNDSEN

    MAR D E

    BELLINGSHAUSEN

    ANTRTIDA.

    Quiz

    este

    contiene

    el

    descubrimiento

    ms

    sorprendente

    de l

    cmo se vera

    el

    conti

    si los

    hielos

    se derritiesen

    tierra de Mara

    Byrd sera

    serie de islas separadas de l

    n tin en te p or

    un

    brazo

    de

    r de

    5

    a 600

    km . Liberado

    l peso de l

    hielo el continente

    elevara

    de 50 0 a

    6 0 0 m e tr os .

    MAR DE

    ROSS

    i Ay

    i

    TJfe*A DE ;

    byRd

    ELEVACIONES l

    ELLs\w&RTrV

    J \

    b> BARRERA

    E FILCHNER

    OCANO

    TLNTI O

    SUR

    \

    \

    MAR DE WEDDELL

    9

    ^s

    POLO

    SUR

    GEOGRFICO

    sa*

    B O A DA RE

    'M

    U

    A

    i

    m

    wmk

    v

    P0LQ>

    MAGNTICO

    A T E R R A

    DELA

    0L0

    GE0MAGNETIC0

    POLO DE

    INACCESIBILIDAD

    VALLE

    A G I

    POLO

    FRIQ

    N

    CABO

    A N N

    N

    M ap a de la

    marina

    de los Estados

    Unidos,

    adaptado

    con ayuda

    de l

    S.C.A.R.

    S DOS R S DE L NTRTID

    de

    investigaciones

    que funcionaron al sur

    del

    paralelo 60 durante el invierno

    de

    1961

    Isla

    Stonington (Ingl.) I 3.

    Isla Adelaida (Ingl. ) 14.

    Islas Argentinas (Ingl.)

    15.

    Puerto

    Lockroy

    (Ingl.)

    16.

    Presidente Gabriel Gonzlez V ide la (Chi le )

    17.

    Melchior (Argentina)

    18.

    Isla Decepcin (Ingl. ) 19.

    Decepcin

    (Argentina) 20.

    Pedro Aguirre Cerda (Chile) 21 .

    Arturo Prat (Chile)

    22 .

    General

    Bernardo O'Higgins (Chile) 23 .

    View Point

    (Ingl.)

    24 .

    Esperanza

    (Argentina)

    Oreadas

    (Argentina)

    Isla Signy (United Kingdom)

    Hope

    Bay

    (Ingl.)

    Teniente Matienza (Argentina)

    Fossil

    Bluff ( Ingl. )

    Ellsworth

    (Argentina)

    Genera l Belgrano (Argentina)

    Halley

    Bay

    (Ingl.)

    Estacin

    Norway

    (Afr. de l Sur)

    Novolazarevskaya (URSS)

    Showa

    (Japn)

    25 . Mawson (Australia)

    26. Dav is (Australia)

    27 . Mirny

    (URSS)

    2 8. V os to k

    (URSS)

    29 . Wilkes (Australia)

    30 .

    Dumont

    d'Urville

    (Francia)

    3 I

    Hallen (Nueva

    Zelandia

    -

    EE.UU.)

    32 . Estrecho de McMurdo

    (EE.UU.)

    3 3. S co tt (Nueva

    Zelandia)

    34.

    Amundsen-Scott

    (EE.UU.)

    35. Byrd

    (EE.UU.)

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    8/44

    CONTINENTE PARADJICO

    Continuacin)

    Si se

    excepta

    la caza d e la ballena,

    el

    inters

    econmico

    de la

    Antrtida es prcticamente nulo.

    Lo

    nico

    que parec e

    existir

    co n

    cierta

    abundancia es

    el carbn,

    pero su

    explotacin

    no sera ren

    table.

    La

    gran riqueza de la

    Antrtida

    reside en

    los

    elementos

    biolgicos

    de l

    ocano

    que

    la

    rodea.

    El

    inventario

    de esa r iqueza apenas ha sido e sb oz ad o, y su

    explotacin s is temt ica no

    podra emprenderse sin

    peligro

    antes

    de que los detallados estudios de b io lo ga m a rin a h ay an

    llegado a

    su conclusin.

    N o

    se e xc lu ye la idea de qu e esta reserva

    de

    ele

    mentos

    productores

    de protena

    desempee en el

    futuro un a

    fun

    c i n impo rtan te

    en

    la

    alimentacin

    de l

    mundo.

    Se

    ha n

    hecho

    diversas sugest iones , ms o

    menos quimricas,

    para

    el

    aprovecha

    miento

    de la

    Ant rt ida . Hay

    quienes h an sug er id o que

    se

    la

    apro

    veche como

    depsito

    frigorfico, para

    lo

    cual se

    congelaran

    g ra nd es ca ntid ad es de

    carne

    en lo s ic eb er gs,

    que llegado

    el

    seran remolcados hasta los lu ga re s d e c on su mo . Tam

    bin se ha

    propuesto uti l izar

    aviones

    para

    qu e arrojen en

    el

    centro

    del c as quete glacial,

    po r

    medio de

    recipientes apropiados,

    lo s desechos radiactivos de la s u s in a s n u c le a re s . El lentsimo movi

    miento

    de los

    hielos

    los

    llevara

    h as ta el ocano

    dentro

    de a lgunos

    miles de aos, pero ya h ab ran p erdido la mayor parte

    de su

    radiactividad y seran

    inofensivos.

    Tambin se

    ha

    sugerido

    la

    explotacin de lneas de

    aviacin

    t ransantr ticas entre Africa

    de l Sud, Amrica de l Sud y

    Australia;

    sin embargo, el

    trfico

    comercia l previs ib le no justifica

    e l es tab lec imien to de un a infraes

    tructura

    extremadamente onerosa.

    LA

    ANTRTIDA

    La

    cooperacin de doc e

    naciones permiti,

    en el curso

    de l Ao

    Geofs ico Internacio

    nal, llevar a cabo la m a yo r o fe ns iva

    cientfica

    jams realizada en

    el continente

    antartico.

    Vemos aqu

    el

    barco

    sovitico

    Lena durante

    las

    operaciones de descarga.

    E

    n

    e l c urs o

    de este a o se celebrar

    el

    cincuentenar io

    i

    de l descubrimiento de l

    Polo

    Su d por Amundsen

    y

    sus

    compaeros, polo al

    qu e

    Scott lleg

    algunas

    semanas

    ms

    tarde en su trgica exped ic in . Cuntos progresos en cincuenta

    aos

    La s

    exped ic iones de l a lm ir an te Byrd

    y

    la

    de

    Maudheim,

    de carcter internacional

    pues

    estaba auspiciada

    po r

    Gran

    Bretaa,

    Noruega y

    Suecia,

    constituyen, po r

    no

    citar

    otras,

    el preludio de

    las

    qu e se han efectuado durante el Ao Geofsico

    Internacional. Si estas lt imas

    no s

    ha n val ido

    una inmensa

    cosecha

    c ien t fica , cons ti tuyen

    adems, en el continente m s

    hostil, y en cond ic iones inhumanas

    de

    vida, el

    esfuerzo

    m s

    notable de cooperacin cient f ica internacional que jams

    se

    haya

    registrado

    en

    la h is toria. En

    efecto,

    en 1955

    el

    Comit

    Especial

    de l Ao Geofsico Internacional

    decidi

    crear un grupo encar

    gado de p re pa ra r e l p ro gr am a a nt ar tic o. Pudo t emerse entonces

    que las cuestiones pol ti cas comprometieran el xito de l

    proyecto.

    Felizmente, las dificultades quedaron superadas, y

    todas

    las

    conferencias

    cientficas celebradas antes, durante y despus del

    Ao

    Geofsico Internacional se

    d e sa rrol la ro n d e nt ro de

    un a

    atmsfera cordial

    de

    comprens in mutua,

    que

    ha

    contribuido

    ampliamente al

    xito

    de

    los

    trabajos cientficos.

    Lo gobiernos die

    ron su acuerdo

    tcito, para

    que

    las consideraciones polticas no

    afectaran el

    trabajo

    de

    las

    expediciones. Esta situacin de hecho

    ha quedado consagrada po r

    el Tratado de la

    Antrtida,

    ratificado

    po r

    las

    doce potencias que hab an env iado expediciones a esa

    regin en

    el curso

    de l Ao Geofsico

    Internacional.

    El

    tratado

    garantiza la libertad

    de

    la investigacin cientfica en la Antrtida

    por un perodo de treinta aos. Las potencias signatarias se obligan

    a

    utilizar

    con

    fines

    exclusivamente

    pacficos

    la

    zona del

    Tratado,

    definida por

    el

    paralelo de

    los 60

    de latitud

    sud,

    a proscribir

    las

    explosiones nucleares

    en esa

    zona, a no arrojar

    en

    ella

    desechos

    radiactivos,

    y, por

    ltimo, a

    comunicarse

    sus

    programas

    y los

    resul tados obtenidos.

    El

    Tratado

    en

    cuestin es el primero en proteger la

    investiga

    cin cientfica y dar la

    ms

    amplia l ibertad para

    establecer los

    programas

    a

    una organizacin no

    gubernamental,

    el Comit

    Espe

    cial de Investigaciones

    Antrticas

    del

    Consejo Internacional

    de

    Uniones Cientficas. Constituye as

    un

    precedente y

    un

    paso

    ade

    lante para lograr una frmula concreta destinada

    a reglamentar

    las

    relaciones entre

    la

    ciencia y

    los

    gobiernos. As, paradjicamente,

    podemos alegrarnos

    de que

    el continente ms hostil

    para

    el

    hom

    bre

    ser

    el

    que

    ms haya

    hecho en pro de la

    causa

    de la

    paz.

    Georges Laclavre

    es

    presidente del Com it C ientfico de

    8 Investigaciones Antrticas,

    y

    form parte del Comit Especial del

    Ano

    Geofsico Internacional.

    Dirige

    el departamento de cartografa

    de l Instituto

    Geogrfico

    Nacional de Francia.

    Foto

    Tass

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    9/44

    INTERN CION L L CIENCI

    por Ross G. Peavey

    and

    Laurence

    M . ould

    D

    urante

    mucho t iempo

    un total

    miste

    rio ms tarde

    escenario

    de aventuras y

    exploraciones y finalmente una regin

    del

    mundo cuya r iqueza principal es

    la

    in formacin cient f ica

    que

    proporciona:

    ta l es para nosotros la historia de la

    Antrt ida. Su lt im a y ms

    importante

    etapa

    se ha

    caracterizado por

    la

    coope

    racin cientfica internacional

    en bene

    ficio

    de la

    humanidad

    sin

    intrusin algu

    na de

    las tensiones polticas y

    las

    rivali

    dades

    nacionales ta n activas y ev identes

    en

    otras

    regiones del mundo.

    SIGUE

    A

    LA

    VUELTA

    MN

    -?3

    mi

    mmi

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    10/44

    TIERRA

    INTERNACIONAL

    (Continuacin)

    TRATADO

    SIN PRECEDENTES EN LA

    HISTORIA

    Esta labor

    concerniente a la Antrtida

    alcanz

    su culminacin

    el Io de diciembre de 1959, al firmarse en W a shing to n u n tratado

    po r el

    cual doce

    naciones

    garantizaban que

    l a An t rt ida ,

    region

    de l globo

    tan

    vasta como los Estados

    Unidos

    de Amri ca y Europa,

    sera utilizada exclusivamente co n finalidades

    pacficas.

    E l Tratado de

    la

    Antrtida,

    nico en su gnero en la historia

    de

    la d ip lomac ia moderna,

    debe considerarse

    como un o de los

    resultados

    m s

    importantes de l Ao

    Geofsico Internacional

    de

    1957-58.

    No cabe duda de que el A G I ha

    sido

    el mximo esfuerzo

    jams

    realizado en materia de colaboracin cient f ica internacional ,

    y

    es

    evidente

    que los

    magnficos

    resultados de los

    estudios

    rea lizados en l a An t r ti da con arreglo a su programa prepararon

    el

    camino

    para la

    negociacin

    y

    feliz conc lus in de l

    Tratado.

    El

    AGI, que constituye la ms

    ambiciosa

    tentativa

    del

    hombre

    para llegar a

    conocer

    major su medio

    ambiente, se

    ocup

    parti

    cularmente de

    la

    Antrtida.

    El

    programa g en era l d el

    A G I

    con

    sista

    en observar la

    totalidad

    d el p la ne ta

    y la

    atmsfera que lo

    envuelve,

    a

    fin de lograr u na im a ge n c om p le ta de n ue st ro m u n do ;

    para ello era necesario

    contar

    con

    la

    cooperacin

    de los

    hombres

    de

    ciencia de todas

    las

    n ac io ne s, y coordinar adecuadamente sus

    observaciones.

    Un

    estudio geogrfico general requera

    datos

    con

    cretos de l c on ti nen te aus tra l

    conocido

    co n

    el

    nombre de Antr

    tida. As, las f in a li da de s g lo ba le s d el A G I

    obligaron

    a

    incluir

    a

    la Antrtida entre las investigaciones cientf icas, y requerir para

    e llo la co laboracin in te rnac iona l sin la cual hubiera sido imposible

    llegar a resultados

    satisfactorios.

    En los ltimos aos este tipo de colaboracin ha a su mido u na

    importancia que todos los cientficos del mundo reconocen

    un

    nimemente. Po r

    esta

    razn, y

    dado que nadie pone en duda

    la

    necesidad de aumentar los conocimientos sob re el

    mundo

    en qu e

    vivimos,

    conviene

    e xa min ar la

    historia

    d el p ro gra m a c ie ntfic o

    La

    corbeta

    argen

    tina

    Uruguay, que

    en

    903 resca t

    a

    la

    tripulacin

    del

    navio sueco

    An

    trtida, bloqueado

    po r

    los hielos. Sello

    emitido para cele

    brar

    el

    c incuente

    nario

    de

    la hazaa.

    cin cient f ica

    internacional

    en

    relacin

    con el programa antart ico.

    Dichos pr inc ip ios son los siguientes:

    1) El conocimiento

    cientfico

    deriva de

    la

    sntesis

    de

    ideas,

    prin

    cipios e investigaciones resultantes de la labor

    de

    los hombres

    de

    ciencia

    de

    t od os lo s

    pases;

    2)

    La ciencia se

    desarrolla

    mejor

    cuando

    existe

    amplia

    libertad

    de comunicacin;

    Un pingino antartico

    y

    el navio

    japons

    Soya

    son el t ema d e e ste sel lo

    de

    1957, emitido

    para

    sealar el papel desem

    peado

    po r

    el Japn en

    lo s estudios antarticos

    co n

    motivo de l Ao

    Geofs ico

    Internacional.

    aiBltiXBifflSsE

    3)

    El

    acceso

    directo a

    los e lementos y

    a los

    fenmenos

    de

    la

    naturaleza es

    fundamental

    p ara e l p ro gre so

    cientfico

    bsico;

    4)

    La s

    normas comunes de

    observacin y m e dic i n,

    as como

    u n c en tr o

    de

    informacin

    accesible

    a todos, son esenciales para la

    descripcin y comprensin

    de lo s fen men os f s ic os que

    se

    estn

    investigando;

    5)

    Hacen

    falta

    los medios que p erm ita n la p lena cooperac in

    entre

    lo s

    hombres de ciencia en materia de observacin de

    lo s

    fenmenos variab les , lo qu e se ap lica par ticula rmente al estudio

    de los

    f en m e no s f sic o s

    t rans i tor ios.

    L os med io s mo de rn os de transporte y

    comunicacin,

    y los ml

    tiples

    progresos realizados en materia de instrumental

    cientfico,

    facilitaron

    la

    aplicacin de estos pr inc ip ios, permi tiendo as el

    cumplimiento

    de

    u n p ro gra ma c oo rd in ad o

    de

    investigacin

    geof

    sica

    en la Antrt ida durante el A o Geofsico Internacional. Desde

    u n c om ie nz o,

    el desarrollo

    de

    d ic ho p ro g ra ma

    se vio

    favorecido

    po r

    la

    cooperacin

    internacional y el deseo de ajustar

    los

    pro

    g ra ma s n ac io na le s a l logro de

    los objetivos comunes. En

    primer

    trmino, los especialistas de cada pas

    prepararon sus

    propios

    planes destinados

    a alcanzar las f ina lidades de l

    AGI. Lo s

    hombres

    referente

    a la Antrtida, los

    factores que contribuyeron

    a

    su

    extra

    ordinario

    xito , y

    las perspectivas

    que

    se abren

    para

    el futuro.

    El programa de invest igaciones antarticas del Ao Geofsico

    In -

    terracional fue el

    primer

    esfuerzo internacional en gran escala

    destinado a investigar los secretos

    cientficos de

    ese inmenso

    conti

    nente

    desconocido.

    Po r

    sup ue sto , l as

    numerosas exped ic iones

    y

    estudios

    cientf icos efectuados en

    la s dc adas a n te ri or e s f ac il i

    taron

    elementos

    de

    enorme valor,

    qu e constituyeron

    la

    base

    de

    los

    conocimientos

    qu e se estn

    acumulando

    sobre ese

    continente. Algunas de las expediciones

    mencionadas

    te nan un

    propsito

    eminentemente cientf ico,

    y

    muchas de

    ellas

    fueron de

    carcter internacional;

    en

    efecto, pueden

    citarse a

    este respecto

    la expedicin antartica noruego-britnica-sueca

    de

    1949-52, la bri

    tnico-australiana-neozelandesa de 1929-31,

    as

    como la

    britnico-

    estadounidense (expedicin

    Wilkins-Hearst) de 1928-29.

    L a la bo r cu mp lid a po r

    los hombr es

    de

    ciencia

    en todas estas

    expediciones iniciales

    proporcion

    una

    base inapr ec iab le para

    desarrol lar, como parte

    principal de l

    programa

    de l

    AGI,

    la

    esfera

    de

    las ciencias geofsicas

    en

    la A n t rtid a. E n esta regin er a evi

    dente que e l p rograma

    deba

    cumplirse con carcter internacional,

    dados

    los

    f ac to re s d el terreno, lo inhspito

    de

    las

    zonas c ircunve

    cinas, y la e no rm e e xt en sin de las tierras desconocidas. Esos

    10

    factores se

    relacionan

    en forma

    tan

    directa

    con los

    principios

    orientadores

    so bre lo s cu ale s

    se bas el

    programa

    de l AGI, qu e

    puede ser til analizar brevemente

    los principios de la

    coopera-

    2-3

    Bfitiu-Viumm

    El explorador belga

    Adrien de

    Gerlache, que

    dirigi una expedicin

    antartica

    en

    1897,

    apa

    rece

    en este sello

    con

    memorativo d e l c in c ue n

    tenario de

    la

    expedicin.

    BELGIE

    BELGIQUE

    -.-.,-$

    de ciencia de

    diversos pases

    (Argentina, Australia, Blgica, Chile,

    Estados

    Unidos

    de Amrica,

    Francia,

    Japn,

    Nueva Zelandia, No

    ruega, Reino Unido,

    Unin

    Sudafricana y

    la URSS) se

    reunieron

    lu eg o e n u na s erie

    de

    conferencias regionales para intercambiar in

    formaciones sobre

    dichos

    planes y

    estudiar

    la

    coordinacin

    ade

    cuada de los mismos. A l igual

    que

    en

    e l p ro gra ma g lo ba l

    de l

    AGI, f ue notab le el espritu de colaborac in internac ional y

    la

    voluntad de

    intercambiar

    informaciones

    qu e

    podran

    facilitar las

    investigaciones

    en

    l a An t rt ida.

    Se

    discutieron y resolvieron pro

    b lem as c om unes, se sealaron

    las

    deficiencias de la re d de esta

    ciones

    de

    observacin

    en la Antrtida,

    completndose la misma

    po r el esfuerzo voluntario de varias

    naciones,

    se trazaron los

    planes

    para

    coordinar

    y comp le ta r las

    comunicacipnes,

    y

    se estableci

    un

    plan eficaz para las comunicaciones

    rad ia les en tre

    las

    diferentes

    estac iones.

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    11/44

    De la misma manera,

    el programa prctico

    de investigaciones

    antarticas de l

    AG I

    presentaba

    mltiples

    oportunidades

    para

    una

    colaboracin i nternacional. La fa lta de espacio

    no

    permite

    sealar

    las en d et al le , p e ro c it ar em o s algunas de las

    m s significativas. Se

    estableci

    un a Centra l Meteoro lg ica In te rnac iona l Antartica de l

    AGI, n o s lo para cooperar en las investigaciones

    sobre

    la meteo

    rologa de la

    Antrtida,

    sino t amb in par a permitir

    el

    desarrollo

    re gu la r y

    l a d if us in

    cotidiana

    de

    previsiones

    meteorolgicas, tan

    importantes para

    todas

    las estaciones

    antarticas en su

    planeamiento

    diario

    de las investigaciones y las

    operaciones logsticas.

    Si bien

    estaba

    a

    cargo

    de

    hombres

    de

    ciencia

    de

    los Estados

    Unidos,

    la

    Centra l Meteoro lgica tena

    carcter

    internacional,

    y actuaban

    en

    ella

    especialistas de Argentina,

    Australia, F ra nc ia , Nu ev a

    Ze

    landia,

    Unin

    Sudafricana

    y

    la URSS,

    to do s lo s

    cuales partici

    paban de l leno

    en

    los

    trabajos.

    Se

    instituy un

    programa

    para

    el intercambio de hombres

    de

    ciencia, po r el

    c ua l lo s

    investigadores de

    un

    pas se incorporaban

    a los programas de otros pases, permitiendo as

    un

    libre y

    pro

    longado intercambio

    de

    informaciones

    cientficas,

    de

    experiencias

    en trabajos con

    diferentes

    equipos, y

    de

    colaboracin mutua

    en

    la

    normalizacin

    o

    la

    interpretacin

    de

    los datos recogidos.

    La re d

    de rad iocomunicac iones antar ti ca

    demostr

    su eficacia

    en

    muchos

    sentidos:

    se recogieron rpidamente los

    datos

    qu e la

    El

    territorio

    antartico

    noruego,

    conocido

    como

    Tierra de la

    R ei na M a ud ,

    se

    destaca en este mapa

    de l continente.

    El sello

    fue

    e mit id o p or Noruega

    para

    sealar su contri

    bucin

    a

    las investiga

    ciones

    antarticas

    de l

    Ao

    Geofs ico Internacional.

    Central Meteorolgica

    utilizara

    lu eg o p ara

    difundir

    sus

    prons

    tico s d el tiempo; se

    distribuyeron

    anuncios internacionales sobre

    acontecimientos geofsicos

    de importancia;

    se

    discutieron proble

    mas cientficos

    de

    inters mutuo,

    y

    se sealaron los casos de urgen

    cia

    en que

    l a colaboracin

    de todos poda resultar eficaz.

    Diversos pases l levaron a

    cabo estud ios parciales

    sobre

    el te

    rreno, cada

    un o de

    ellos

    c on f ina lidades

    concretas dentro

    de los

    objet ivos cientf icos genera les, de manera de contribuir al conoci

    miento

    ms

    amplio

    posible de l casquete

    glacial que

    cubre

    el

    inmenso

    continente

    an ta rt ico , y

    efectuar

    el

    trazado

    de

    las tierras

    ocultas bajo las

    capas

    heladas.

    En

    algunos casos las

    estaciones

    fu ero n d irig id as p or equipos

    mixtos , c omo en el

    caso

    de la

    estacin

    Hallet, en el

    cabo

    Adare,

    en la

    que

    los hombres de ciencia

    de N uev a Z elan dia y

    de

    los

    Estados

    Unidos ha n c o la b or ad o 'd u ra n te c in co aos.

    Quiz

    el

    ejemplo

    ms

    ilustrativo

    de

    la cooperacin internacional

    en la

    Antrtida

    y

    lo s m are s circundantes lo constituya

    la

    asisten

    c ia d irecta

    prestada

    a

    otras expediciones; en efecto,

    los

    anales

    de lo s esf ue rz os cientficos en esta regin

    registran

    las diversas

    ocasiones

    en que los

    rompehielos

    han acudido a

    librar

    a barcos

    apresados po r los

    hielos,

    o en que los aviones

    han

    llevado soco

    rros o h an r esca ta do a

    los

    marinos bloqueados,

    sin tener

    para

    nada

    en

    cuenta las

    cuestiones

    de nacional idad.

    Si bien

    este artculo

    no se propone narrar

    o

    evaluar en detalle

    lo s

    desc ubr im i en tos c ien t fi cos real iz ados

    en

    la Antrt ida desde

    la creacin

    del

    AGI, puede ser til resumir aqu tres significa

    tivas

    contribuciones

    de l

    programa;

    Primero, los resultados

    puramente cientf icos.

    Tanto en el

    plano

    regional como global, n o tie ne n paralelo en la historia.

    Segundo, y aparte

    de

    la impor tancia

    de' las investigaciones

    en

    s m is ma s, lo s descubrimientos

    realizados

    tendrn repercusiones

    prcticas

    de

    gran valor. Baste mencionar los p ro gres os y a rea li

    zados

    en el conocimiento de la

    meteorologa antart ica, y

    el consi

    guiente mejoramiento de las

    previsiones

    de l

    tiempo en el hemis

    ferio

    austral,

    as

    como los

    adelan tos que habrn

    de

    producirse

    en

    LA S

    ROSAS

    FLORECEN

    EN LA

    ANTRTIDA. . .

    pero solamente en el paste l de la amistad y la cooperacin

    cientfica

    internacionales.

    Philip

    Law, jefe

    de

    las

    expe

    d ic io ne s a n ta rt ic a s

    de Australia desde

    1 94 9, s on re

    satisfecho

    durante la

    recepcin ofrecida

    recientemente

    po r los

    franceses en la

    base Dumont d'Urvil le

    en honor

    de la expedicin australiana. En el paste l

    se

    lee : Welcome

    to our Antarct ic

    Friends (Benvenidos sean

    nuestros

    ami

    gos

    de

    la Antrtida).

    las comunicaciones p or r ad io gracias al creciente conocimiento de

    los

    fenmenos f s icos que se

    producen

    en la

    atmsfera y

    la

    ionos

    fera de l Antartico.

    Tercero,

    la

    colaboracin internacional en

    el

    programa

    ha per

    mitido un a asociacin

    personal

    y

    estrecha de

    eminentes

    hombres

    de

    ciencia de diversos pases. Esta vinculacin, libre de toda

    restric

    cin

    de

    carcter poltico,

    ha permitido

    el nacimiento de

    grandes

    amistades,

    la apreciacin

    mutua de los

    problemas y las

    finalidades,

    y,

    quiz, el aflojamiento de

    las

    tensiones

    polticas

    de nuestro

    tiempo.

    Po r ltimo, c ite mos e ntre lo s

    resultados

    ms positivos

    la con-

    certacin de l Tratado de la

    Antrtida.

    A

    medida

    que se

    desarrollaba

    el programa cientfico

    para

    la

    Antrtida, se vio que los descubrimientos se sucedan rpida

    mente y que su importancia, tanto en el p lano r eg iona l corno en

    el global,

    e ra n d em a siad o

    grandes

    para

    l imitarla

    a

    la

    termina

    cin

    oficial de los esfuerzos

    de l

    AGI. Mucho se haba aprendido ,

    pero

    los

    hombres de ciencia

    de

    diversas especialidades sealaron

    que la

    investigacin en

    ese

    terreno

    no

    haba

    hecho ms que

    empezar. Adems,

    se

    haban

    hecho

    grandes esfuerzos y empleado

    mlt ip les mate ria les par a organiza r las estac iones

    y

    los

    equipos

    c ie nt f ic os , tod os los

    cuales podan

    seguir

    cumpliendo

    los

    obje

    tivos

    de l

    programa

    co n

    un

    gasto

    relativamente

    moderado. En

    consecuencia,

    desde los

    primeros

    meses de l AGI,

    se

    recomend

    al Consejo Internacional de Uniones

    Cientficas

    (CIUC)

    que

    buscara

    el

    medio

    de

    mantener la cooperacin cientf ica interna

    cional

    en

    materia

    de

    investigaciones en la

    Antrtida

    un a ve z fina

    lizado el AGI. El

    Consejo

    decidi

    entonces establecer

    un

    Comit

    Especial de Investigaciones Antrticas, integrado po r

    represen

    tantes de

    las

    uniones cientf icas

    interesadas

    y

    las academias

    cien

    tficas de los doce pases encargados de las investigaciones en la

    regin.

    Siguiendo la

    obra

    de l

    AGI,

    el

    Comit

    Especial

    ha mantenido **

    e incrementado

    el

    carcter

    y

    la

    organizacin de

    la cooperacin

    internacional en

    su labor

    de p laneamient o y de

    e jecuc in an t r -

    SIGUE A LA VUELTA

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    12/44

    TIERRA I N T E R N A C I O N A L

    Continuacin)

    BANCO

    MUNDIAL DE LA CIENCIA

    ticas. La s

    estrechas

    relaciones personales creadas e ntre lo s

    espe

    cialistas

    de diversas naciones,

    co n motivo

    de l

    AGI ,

    se ha n conso

    lidado

    a lo

    largo

    de

    las

    deliberaciones del

    Comit

    Especial, ha

    b indose sumado adems

    a

    su s

    labores nuevos hombres de ciencia

    con amplia

    experiencia en

    cuestiones antarticas M ediante el

    establecimiento

    de

    grupos de trabajo en cada esfera cientfica

    principal,

    el

    Comit

    Especial

    ha

    incrementado

    y difundido

    el pro

    grama de investigaciones

    de l

    AGI. A

    las

    actividades

    de orden

    geofsico se

    han agregado

    otras

    correspondientes

    a la biologa,

    geo

    loga y

    cartografa.

    En cada reunin del Comit Especial se eva

    lan l as e tapas

    de l

    programa cientfico, y se l o mod if ica en caso

    necesario;

    as,

    los

    hombres de cien cia s de

    todos

    los pases

    parti

    cipantes trabajan en

    pro

    de

    finalidad comunes con una

    aprecia

    cin

    internacional

    de

    los

    objetivos de l programa.

    E:

    1 Comit Espec ia l ha iniciado nuevos

    esfuerzos en

    i materia de colaboracin internacional.

    Se ha

    creado

    un

    registro internacional

    de

    hombres

    de

    ciencia,

    gracias

    al cual

    los investigadores

    de cualquier

    pas

    pueden

    da r a conocer sus

    inte

    reses

    en

    materia

    de

    invest igaciones antar ticas

    a

    los encargados

    de

    planear

    los

    programas que

    se

    estn

    desarrollando en

    otros

    pases.

    Este

    registro, aunque

    s lo h a

    sido creado

    hace

    poco, ofrece amplia

    oportunidad

    de

    utilizar los

    servicios de

    hombres

    de

    ciencia

    experi

    mentados

    y

    competentes,

    que

    harn progresar los conocimientos

    sin que intervenga

    para

    nada

    la

    nacionalidad

    de

    cada uno de ellos.

    En

    su

    cuarta reunin celebrada

    en

    septiembre

    de

    1960, el

    Comit

    Especial seal

    los

    problemas especiales de la conservacin de los

    recursos

    naturales, planteados

    po r la continua actividad del

    hombre

    en

    la Antr tida. El

    Comit declar que

    la zona

    antartica

    era una

    de

    las

    ms

    importantes regiones

    bio-geogrf icas del

    globo desde

    el punto de

    vista

    cientfico,

    y

    present una

    serie

    de

    recomenda

    ciones

    para la cooperacin internacional en la proteccin y con

    servacin de esas formas de

    vida

    nicas en su gnero.

    Ademas, el Comit Especial se ocup de que

    la

    Central Me

    teorolgica

    Internacional

    de l

    AG I

    siguiera funcionando en

    forma

    permanente. C on la co lab oraci n del Servicio Meteorolgico de

    Australia, en 1959, se cre en M e lb ou rn e u n Centro Analtico

    Internacional de la Antrt ida

    co n

    carcter

    permanente; dicho

    Centro , que

    continuar

    las l ab or es d e la

    Central Meteorolgica

    de l

    AGI, se ocupa

    especialmente d e la in ve stig ac i n m ete or ol gic a

    b s ica e n

    el

    hemisferio

    austral.

    Hasta

    la fecha

    ha n

    participado

    en

    los t rabajos hombres de

    ciencia

    de

    la

    Argentina, Australia,

    Estados

    Unidos de Amrica

    y Francia.

    En

    l as esferas conexas ,

    el

    Comit

    E sp ec ia l h a tomado medidas

    para

    colaborar con

    otros programas internaciona les de

    geofsica,

    po r ejemplo, el estudio s ob re e l magnetismo mundial, el programa

    d el Con se jo Internacional de Uniones Cien t ficas para el

    ao

    de l

    sol en calma, los

    estudios

    de la corteza terrestre y sus

    capas

    superiores,

    y

    la expedicin

    al

    Ocano

    Indico organizada po r el

    Comit Especial

    de

    Investigaciones Oceangraficas.

    En

    esa

    forma,

    y

    mediante actividades

    diversas,

    el

    Comit

    Espe

    cial

    ha

    reconocido la

    necesidad urgente de una cooperacin

    cient

    fica en

    materia

    de investigacin antartica. Tal como sucedi

    durante el A o Geofsico Internacional, esa investigacin permitir

    que los

    hombres

    de ciencia de diversos pases, trabajando en

    franca

    y total

    colaboracin, proporc ionen los

    elementos cient

    f icos globales necesarios para el mejor conocimiento

    de

    esa

    regin

    de

    la tierra.

    Lo s dirigentes polticos de

    todo

    el

    m und o ha n

    reconocido las

    caractersticas nicas en su gnero del programa de investigaciones

    antarticas,

    y

    en

    1958

    se hicieron las primeras

    gestiones para

    darle

    u n carcte r du rad ero . P or invitacin del Presidente Eisenhower,

    l os representantes

    de

    las 12 naciones interesadas

    en las

    investi

    gaciones antarticas

    estudiaron

    la

    preparacin

    de un tra tado

    que,

    segn

    las palabras del Presidente aludido, favorecera la libertad

    de la

    investigacin

    cientfica

    en

    la Antrtida

    a

    cargo de personas,

    organizaciones

    y

    gobiernos

    de todas

    las

    naciones,

    y

    el manteni

    do miento

    de

    la cooperacin cientfica internacional que con tanto

    xito

    se

    lleva a cabo en

    e l cu rso

    d el a ctua l Ao Geofsico Inter

    nacional .

    EJERCITO

    DE

    LA

    PAZ

    Arriba,

    un convoy de tractores de

    la marina

    norteamericana

    parte

    de

    la estacin

    de

    Little Amrica

    para

    encaminarse a la base cientfica

    de

    las

    montaas de la

    Tierra de Mara

    Byrd,

    a I 00 0 kilmetros

    de

    dis

    tancia. Al costado, un investigador

    norteamericano saca

    fotografas

    a

    pesar de

    la tormenta

    de

    nieve que

    le

    obliga

    a llevar una

    mscara

    pro

    tectora. Abajo, fraternidad

    cient

    fica: soviticos y norteamericanos

    reunidos

    en

    el

    continente antartico.

    All

    lo s

    hombres

    n o c on oce n

    m s

    a dve rsa rio s q ue

    los elementos.

    Foto USIS

    Foto

    A .

    Maximova

    ^^^

    SIGUE

    EN L A P AG .

    14

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    13/44

    jt

    U S

    Navy

    a

    PO O SUR

    Vista area de la estacin

    nor teamer icana

    Amundsen

    Scott a

    situacin

    d el P olo

    Sud se indica con un

    crculo

    Foto

    U S I S

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    14/44

    TIERRA INTERNACIONAL Continuacin)

    PROHIBICIN DE

    ENSAYOS NUCLEARES

    La s

    negociaciones culminaron co n

    la

    conferencia

    sobre el Tra

    tado

    de la Antrtida,

    qu e se

    reuni en W a sh in gton d el

    15

    de

    octubre al

    Io de diciembre de 1959.

    E l

    Tra tado f ue aprobado

    po r

    lo s re pre se nta nte s d e la s d oce n acio ne s, y en l se incluyen los

    siguientes e

    importantes

    principios que ha n regir las actividades

    cientf icas

    futuras en

    la

    Antrtida:

    El Tratado

    de

    la Antrtida fue

    aprobado

    po r

    los representantes

    de

    las doce naciones,

    y en la

    actualidad slo ha de ser

    ra ti ficado por

    los

    gobiernos de

    tres pases.

    En

    el

    tratado se incluyen los

    siguientes

    e importantes

    principios

    que

    han

    regir las actividades cientficas

    futuras

    en la

    Antrtida;

    Continuacin

    de l a cooperacin cient fi ca

    internacional que

    caracteriz

    la s ta reas

    de l AG I y de l programa de l Comit

    Espe

    cial de

    Investigaciones Antrticas;

    Preservacin

    de

    la

    Antrtida

    para activ idades exclusivamente

    pacficas;

    Mantenimiento del

    statu

    quo, durante 30 aos, po r todo

    lo

    que

    toca

    a las

    controversias

    sobre cuestiones

    territoriales;

    las acti

    vidades cientficas

    realizadas en ese

    p erio do n o

    debern

    servir de

    base para reiv indicaciones territoriales;

    Prohibicin de actividades co n fines militares; prohibicin

    de explosiones

    nucleares

    en la regin;

    Organizacin de un s is tema de inspecc in libre de cualquier

    regin de la

    Antrtida

    po r los observadores de los pases signatarios.

    E

    14

    1 xito qu e

    supone

    la negociacin

    de este

    tratado

    i slo se

    e xp lica p or la

    colaboracin

    internacional

    de

    los hombres de ciencia de todo el mundo

    cuando p lanearon y

    emprendieron

    el

    programa de invest igaciones

    antarticas

    de l

    AGI .

    En

    efecto,

    ya

    en

    la

    dcada precedente, varias naciones haban

    procurado concertar acuerdos

    internacionales

    sobre la Antrt ida

    po r

    intermedio de

    las

    Naciones

    Unidas,

    pero

    todas esas

    tentativas

    f racasaron frente a las reivindicaciones

    territoriales

    y a

    la

    falta

    de cooperacin internacional. Por eso la contr ibucin cient f ica

    sin precedentes de

    la ciencia a

    la d ip lo m ac ia in te rn ac io na l fu e

    plenamente reconocida por los delegados nacionales

    en

    el

    curso

    de

    la negociacin del tratado, y

    constituye

    el

    te ma d el

    prembulo

    del mismo.

    No ha de sorprender, pues, qu e

    el

    ob je to centra l de este

    docu

    mento

    sea el

    mantenimiento de l a cooperacin

    internacional

    en

    materia de investigaciones antart icas. El tratado contiene

    disposi

    ciones

    para

    que

    durante

    un plazo de 30 aos

    se efecten

    inter

    cambios

    internacionales en

    materia

    de

    programas

    cientficos

    nacionales

    concernientes a la

    Antrtida, intercambios

    de personal

    cientfico

    entre

    diferentes expediciones

    y

    estaciones

    antarticas, y

    libre

    intercambio de observaciones y descubrimientos

    cientficos.

    No cabe duda de

    que

    durante muchos aos,

    la

    principal expor

    tacin

    de

    la Antrtida

    seguir siendo

    la

    de elementos y descubri

    mientos cientf icos.

    L a fe liz

    negociacin de l Tratado de

    la

    Antr

    tida

    reconoce

    que su

    objetivo

    fundamental

    es

    de carcter cientfico,

    y su

    texto

    proporciona

    el

    c lima favorable para la prosecucin de

    las actividades cientf icas

    internacionales.

    El

    Comit

    Especial de

    Investigaciones Antrticas, alineado en l a t radicin del

    AGI,

    ha

    demostrado claramente

    su

    xito al facilitar l os medios

    para

    mante

    ner tan f ructuosa colabor ac in

    internacional.

    As,

    la ru ta antartica

    p ara la ciencia internacional parece tan libre como

    promisoria,

    y

    los

    aos venideros seguirn

    proporcionando descubrimientos

    cien

    tficos

    de

    enormes consecuencias para

    la

    investigacin en general,

    as

    como

    aplicaciones

    prcticas destinadas al bienestar

    de la huma

    nidad

    en su conjunto.

    Ross C.

    Peavey

    y Lau renc e M. Gould desempean

    respectivamente

    los cargos

    de

    secretario ejecut ivo y de pres idente del Comit de Inves

    t igac iones Polares de la

    Academia Nacional

    de Ciencias de lo s E s ta do s

    Unidos

    de

    Norteamrica.

    E l Dr.

    Peavey

    es

    un o

    de

    los

    directores

    de

    la

    publicacin Science in Antarctica, editada en dos

    volmenes por

    el

    Comit mencionado (publicacin

    n 839 y 878). El Dr.

    Gould ha

    dirigido expediciones a las zonas rticas y a ntartic as, y

    fue

    director de l

    programa

    antart ico

    de

    lo s

    Estados U n id o s d u ra n te

    el

    AGI.

    LA S

    R U T A S

    DE LA

    AVENTURA

    Y

    D E L

    HEROSMO

    por G. de Q. Robin

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    15/44

    EPOPEY EL

    RNEST SHACKLETON hizo tres tentativas

    para l legar al

    Polo

    Sur; la s tres

    fracasaron,

    pero la

    ltima

    de

    ellas f igura

    entre

    la s

    mayores

    hazaas cumpl idas

    por

    el hombre .

    El

    5

    de

    diciembre de 1914 el

    Endurance

    zarp

    de la isla de Geo rg ia de l

    Sur l levando a su bordo

    la

    exped ic in b rit n ic a

    comandada

    por Ernest

    Shack le ton,

    que

    se

    dispona a intentar la tra

    vesa

    de

    la

    Antrtida

    p as an do p or

    el

    P olo S ur.

    La crnica de esta

    expedicin

    constituye una de

    las m s g randes epopeya s

    de

    la

    Antrtida.

    Bloqueado casi de inmediato por los hielos

    foto

    de la izquierda)

    el

    Endurance resisti

    nueve meses a

    la

    deriva

    antes

    de

    hundirse. Los

    expedic ionar ios tra ta ro n e nto nc es de l legar

    hasta

    la

    i sla Pau le t,

    en trineos

    y ar ras t rando

    sobre

    el

    h ie lo tr es

    pequeas

    embarcaciones,

    pero se

    v ie ro n f or za dos a detenerse

    en

    Patience Camp

    y

    pasar all tres meses de duras pr ivaciones.

    Shackleton q ue h ab a d ad o el

    ejemplo

    de conti

    nuar

    la s investigaciones y los t rabajos sin

    arre

    drarse

    p or lo s i nconven ien tes, dec id i

    entonces

    embarcarse en

    la

    poca del

    deshie lo

    y tratar

    de

    l legar a

    t ierra

    f i rme. Despus de cinco das y

    cinco noches de terrible lucha, lo s e xpedic io

    nar ios

    l legaron

    a

    la isla

    Elefante, en la s

    Shetland

    de l

    Sur .

    En

    es e

    refugio inhspito

    y precar io,

    Shackleton tom la decisin de ir en busca de

    socor ros a

    la es tac in ba ll ene ra

    de

    Georgia

    de l

    Su r, s ituada

    a la enorme

    distancia

    de

    1.300

    kil

    metros

    de

    la base.

    A bordo de la chalupa James Caird ,

    el jefe

    y cinco de sus compaeros

    se

    lanzaron a uno de

    lo s viajes ms pe ligrosos jams

    intentados

    po r

    el hombr e, m i en tr as el

    resto

    de la expedic in

    se preparaba a invernar cuatro meses, a la espe ra

    del

    regreso de

    Shackleton qu e l os resca ta r a .

    El J ames Ca ird tena que hacer frente a uno de

    los mares ms embravecidos del mundo. La

    l ucha dur 16

    das,

    y al l legar

    a la

    costa

    de Georgia

    del Sur la embarcacin estaba comple tamente

    desmantelada.

    Dos de

    los hombres haban enfer

    mado

    gravemente

    y era imposible que cont inua

    ran adelante, pero

    lo s socorr os

    indispensables

    se

    encontraban

    en el l i toral opuesto

    de la isla,

    ms

    all de

    monta a s y g la c ia re s

    desconocidos.

    S in embargo , nada

    poda

    quebrantar

    la energa

    de Shack le ton.

    Despus

    de

    cuatro

    das de

    des

    c an so , y de habe r p reparado un refugio para lo s

    enfermos mediante

    el recurso de volcar la cha

    lupa

    c on la quilla

    hac ia ar r iba ,

    lo s

    cuatro

    hombres

    restantes afrontaron resueltamente

    la

    ltima

    prueba.

    Con las

    ro pa s des tr oz adas,

    casi s in

    provisiones,

    l levando

    un

    hornillo una azue la de

    carpintero para

    romper

    el hielo,

    y

    un rollo de

    cuerda,

    se

    pusieron

    en

    marcha

    el

    19

    de

    mayo

    de

    1916. Hasta la

    tarde

    del 20

    lucharon contra

    las

    montaas, buscando un

    paso. Por

    l t imo,

    dejn

    dose

    resbalar

    casi a

    ciegas

    por

    la s

    faldas

    envuel

    ta s

    en niebla, l legaron al o tro la do de la isla.

    As, a

    f ines

    de agosto,

    y

    despus

    de

    tres

    intentos

    fal l idos,

    Shack le ton

    pudo

    volver a la

    is la Elefante

    para rescatar al resto

    de

    lo s expedicionarios, que

    lo recibieron co n el alivio

    y

    la

    alegra

    q ue p ue de

    imaginarse

    foto

    de arr iba).

    Extraido de un texto de L . M . Fo rbes ,

    del

    Scott

    Polar Research Institute.

    E

    n la idea de una tierra plana hay algo de aterrador.

    i Si

    bien

    algunos

    hombres

    cultivados conocan la cur

    vatura de la

    tierra desde la poca d e los e gip cios

    y los

    griegos

    se c ue nt a s in e m ba rg o

    que

    los marineros de Critbal Coln tenan

    miedo

    de

    que

    las

    carabelas

    se

    precipitaran po r u n a c a ta ra ta s it ua da

    al

    borde de la

    t ie rra. Por

    su

    parte Coln consideraba que

    la tierra

    er a esfr ica

    y

    l os d iv er so s

    viajes

    realizados en los siglos

    xv y

    xvi,

    y

    qu e culminaron

    con

    el

    de circunnavegacin

    de

    Magallanes

    convencieron

    a

    todos de que la tierra era

    redonda.

    La distribucin

    de

    los

    continentes

    en

    e l hem is fe rio norte indujo

    a los gegrafos

    a

    sostener

    la existencia

    de

    un

    vasto

    continente

    en las

    altas

    lat i tudes

    australes

    a efectos de

    mantener

    la

    simetra

    y el

    equilibrio

    en la

    distribucin de las tierras

    y

    los mares; ello p ue de a precia rse si

    se mira

    el

    mapa de

    Wytfliet,

    que

    data

    de

    1598.

    Sorprende que

    hasta

    1765 algunos

    hombres de ciencia creyeran

    que dicho conti

    n en te e ra frtil y

    gozaba de

    un clima templado cuando la misma

    nocin de simetra hubiese

    debido

    mostrarles su

    equiva lenc ia con

    las

    heladas regiones

    de l

    rtico.

    A

    comienzos

    de l

    siglo xvn, los

    viajes

    de los holandeses que

    culminaron co n

    el

    de Abel

    Tasman

    en 1642, revelaron

    qu e Aus

    tralia no

    se

    extenda

    hacia

    el

    sur p ar a u nir se ese continente

    mtico. Le toc un ingls el capitn James Cook probar a lo

    largo

    de

    sus

    viajes de

    1768-1771 y 1772-1774 que al sur de

    las

    tierras c ono cid as no h ab a ningn continente frtil, y que si se

    trataba de tierras cubiertas po r los hielos deban hallarse

    segura

    mente al sur del paralelo 60.

    Aparte

    de

    esta

    conclusin definitiva

    Cook hizo mucho por e l p ro gr es o de la tcnica de

    las

    explora

    ciones gracias a l e mp le o

    de barcos

    slidos

    y

    capaces

    de resistir

    los efectos d e los hie los

    o

    los bajos

    y su

    cuidado en

    lo

    tocante

    a la alimentacin

    de

    los tripulantes, co n objeto de

    evitarles

    el

    escorbuto.

    Cincuenta aos

    despus

    de los viajes de

    Cook

    se inici una

    poca

    muy activa

    de

    exploraciones antarticas

    caracterizadas

    po r

    el descubrimiento de las isla s She tland del Sur y el viaje de

    circunnavegacin

    de la Antrtida

    realizado

    po r e l navegan te ruso

    Bellinghausen

    1819-21).

    En

    el curso de su

    expedicin,

    Bellin

    ghausen complet las exploraciones de Cook, o rie n t n do se h a ci a

    el su r e n to da s aquellas

    regiones

    donde Cook haba preferido poner

    proa hacia

    el

    norte.

    Si

    bien

    en ninguna partee excedi del lmite

    austral

    alcanzado

    po r Cook,

    redujo

    a dos tercios

    la super ficie

    de

    cualquier

    hipottico continente qu e

    pudiera

    imaginarse sobre

    la

    base

    de los m apas d e

    Cook.

    Adems, a l a vis ta r

    colinas

    glaciales cerca

    del

    meridiano

    de

    Greenwich

    y

    las

    montaas

    de

    la

    tierra

    de

    Alejan

    dro,

    a unos 70 O,

    contribuy a

    sos tener la

    hiptesis de la existen

    cia

    de un

    continente

    y no de

    un mero

    ocano helado.

    Poco

    antes

    del v ia je

    de Bellinghausen, el descubrimiento de las islas Shetland

    de l Su r po r

    el

    navegante ingls William Smith, seguido al ao

    siguiente

    po r el de la

    pennsula antart ica real izado po r una expe

    dic in br itnica comandada po r

    Bransfield y el

    cazador de

    focas

    norteamericano Nathanie l Palmer,

    abrieron al

    hombre

    vastas zonas

    donde abundaban las focas, c uya matanza indiscriminada durante

    muchos

    aos

    acab po r

    empobrecer

    las perspectivas

    comerciales

    de

    la reg in. As ,

    el

    deseo

    de agregar

    nuevas tierras al mapa de l

    mundo , y

    el

    de descubrir nuevas colonias de

    focas

    y lobos marinos,

    se

    tradujeron

    en una s erie de

    importantes

    descubrimientos reali

    zados a

    bordo

    de p equ eo s b arco s de

    pesca.

    Weddell

    lleg

    m s

    al sud que Cook, penetrando en el mar que

    ho y l leva

    su nombre

    hasta los

    74 15

    de latitud, a

    bordo

    de dos

    p eq ue a s e m ba r

    caciones el bergantn Jane de 160

    toneladas

    y el

    cter

    Beaufoy de 65. John Biscoe c ir cunnaveg e l con tinente en

    1830-32

    empleando

    barcos

    igualmente

    pequeos

    y

    en

    condiciones

    muy penosas al punto que

    en

    algunos

    casos el escorbuto

    y otras

    enfermedades redujeron la tr ipulacin a

    tan

    slo tres hombres.

    Biscoe avist

    colinas

    nevadas semejantes a

    las

    que

    haba sealado

    Bell inghausen, pero c rey que

    se

    trataba de

    formas

    caprichosas

    15

    SIGUE A

    LA

    VUELTA

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    16/44

    R U T AS DE LA A V E N T U R A (Cong

    E l lento

    avance hacia

    el

    sur

    en el

    mar congelado hasta descubrir cimas

    rocosas a

    los

    50

    E,

    qu e

    denomin Cabo Ann.

    Luego

    de pasar el invierno en Tasmania,

    descubri

    las islas

    Adelaida cerca de la pennsu la

    antartica.

    Otros

    dos cazadores de focas, Kemp y

    Balleny,

    descubrieron nuevas

    tierras

    en

    el

    crculo polar antartico, a

    los

    60 E y

    165

    E,

    pero

    en el periodo de 1837

    1843

    los descubrimientos m s importantes

    fueron realizados po r expedic iones nacionales.

    La prim era

    de

    ellas fue la expe dici n

    francesa

    de 1837-40,

    dirigid a p or D um on t

    d'Urville que, partiendo de l a p en n su la ,

    circund el

    continente avanzando

    hacia el poniente.

    El 22 de enero

    de 1840 descubri T ie rra A d elia a los 138 E,

    desembarcando

    para tomar

    posesin

    de

    la

    misma en nombre de Francia.

    Nueve

    das- ma s

    tarde Dumont

    d'Urville

    avist o tra fra nja

    de

    tierra,

    pero po r un o de esos extraos

    caprichos

    de

    la fortuna

    que abun

    dan en la h is to ria de la Antrtida,

    se

    supo que la

    expedicin

    norteamericana de 1838-42,

    dirigida

    po r Charles

    Wilkes, haba

    descubierto esas mismas tierras unas pocas horas antes. Esta

    ltima

    expedicin haba

    zarpado para responder a

    los

    vehementes

    deseos

    de

    la

    opinin pblica,

    que insista en

    que

    el

    gobierno

    estadounidense iniciara

    actividades de

    exploracin anlogas a las

    que estaban llevando

    a cabo

    los

    pases europeos. Wilkes sostuvo

    habe r des cubi er to

    un

    l i toral de unas 1.500 millas,

    desde

    los

    166

    E

    a

    los

    106

    E. A u nq u e p a rt e de la

    regin

    oriental de este

    l i toral continental result luego inexistente, lo s datos reunidos

    po r

    Wilkes

    eran

    correctos

    en

    su

    gran

    mayora.

    L a e xp ed ic i n

    britnica de

    1839-43,

    enviada

    po r

    la

    Royal

    Society de

    Londres

    y el

    Almirantazgo,

    y comandada po r James

    Clark Ross,

    descubridor

    de l

    Polo Norte

    m agn ti co tena tambin

    un a

    doble f in al id ad , la de

    descubrir

    tierras y e fe ctu ar investiga

    ciones cientficas.

    Ross

    contaba

    con un

    mapa

    de

    los

    descubri

    mientos de W ilkes, y estaba enterado de la

    ruta

    de Du mo n t

    d'Urville. Comprendiendo

    que

    no le sera posible llegar al Polo

    Sur magntico s igu iendo sus huellas, busc m s al

    este

    un paso

    que le permitiera avanzar hac ia el sur. No

    pudo

    llegar

    al

    polo

    magnt ico , pero hizo el

    trazado

    de unas 500

    millas

    de l

    montaoso

    l i toral de la

    T ie rr a V i ct or ia ,

    y

    de 500 millas de un a barrera de

    hie los f lo tantes ,

    conocida

    h oy co mo B arre ra de Ross, la cual

    le

    impidi

    segu ir navegando hacia el sud. Ross complet

    su circunna

    veg ac i n con el descubrimiento

    de otras

    is las e n

    la

    regin

    de la

    pennsu la , en

    la

    zona oriental m s i nacces ib le hasta entonces.

    Los descubr imien tos rea lizados

    po r

    barcos

    pesqueros

    y expedi

    ciones nacionales se

    reflejaron en el

    mapa de Colton, trazado

    en

    1855, que

    mostraba

    un a

    silueta de l continente a nta rtic o m uy

    semejante

    a

    la

    que

    ho y

    conocemos.

    Teniendo

    en

    cuenta

    lo s barcos

    y lo s m ed io s t cn ic os de la poca, los resultados conseguidos entre

    1819 y 1943 no tienen paralelo en la historia.

    El

    inters po r la Antrtida disminuy

    en

    los

    cincuenta

    aos

    siguientes,

    aunque

    continuara la

    caza

    indiscriminada

    de

    focas,

    lobos

    marinos

    y

    ballenas

    en

    las regiones

    subantrt icas.

    Sin em

    bargo,

    el

    viaje*

    de l Challenger

    r ep resent una

    notable contri

    bucin en este

    perodo

    (1872-76). Adems

    de

    sus muchos descu

    brimientos en materia de

    oceanografa

    fsica y biolgica, y sus

    mapas

    de diversas

    islas

    subantrt icas, la

    expedicin

    demostr que

    las rocas arrancadas po r l os icebergs

    y

    depositadas en el

    fondo de l

    mar

    eran de or igen continental .

    La navegacin a vapor, coincidiendo

    con

    el co mie nzo de l

    siglo xx ,

    proporcion un nuevo medio p ara n av eg ar

    entre

    los

    hielos. De resultas de los llamamientos hechos

    po r

    la

    Unin

    Geo

    grfica Internacional, numerosos

    pases

    organizaron

    expediciones

    en

    los veinte aos que precedieron

    a la

    primera guerra m u nd ia l. E n

    1893-94,

    una

    expedic in ballenera

    noruega

    d ir ig id a p or C .A . Lar-

    sen traz el mapa oriental de la pen nsu la a los

    68 10'

    S,

    y

    regres sin h ab er sufrido

    el

    menor

    dao, p roeza

    que

    jams ha

    vuelto a repetirse en esa latitud de la costa, cuya prolongacin

    austral

    slo ha podido ser trazada

    po r aerofotografas o

    expe

    d ic io ne s con t rineos t irados

    po r

    perros.

    L a p rim era expedicin nacional de importancia en este perodo

    fue

    la

    de l

    Blgica ,

    dirigida po r

    D e G erla ch e, que

    contaba

    con

    un grupo internacional

    de

    hombres

    de

    ciencia

    y de

    tripu

    lantes. El

    primer

    piloto era Roald

    Amundsen,

    quien m s

    tarde

    llegara

    a

    ser el descubr idor

    de l Polo Sud.

    El

    mdico

    de

    a

    bordo,

    F.A.

    Cook,

    merece

    ser mencionado pues

    algunos

    aos despus

    sostuvo

    haber

    sido

    el

    primer hombre que haba llegado

    al

    Polo

    Abajo

    se ve

    al Gauss , barco de

    la

    expedicin antartica alemana

    (1901-1903), dirig ida por

    E.

    von

    Drygalski,

    fotografiado desde un globo cautiyo. El empleo de

    este

    ltimo

    ampliaba considerablemente

    el campo de

    observacin

    ;

    inflado

    con

    hidrgeno,

    el

    globo

    ascenda

    hasta los

    300 metros ,

    y

    el

    observador

    estaba

    conectado

    po r

    telfono

    con el

    barco.

    La fotografa fue tomada po r un miembro de

    la

    expedicin, Emile Philipp , poco

    antes

    de

    que se pusiera el sol, el 29 de marzo

    de

    1902.

    Extrado de

    E.

    vo m

    Drygalski,

    Deutsch Sud

    Polar-expedition,

    1901-1903 (1912,

    Berlin

    Reimer)

    ;v

    *->

    A,

    W

    16

    y

    J

    1

    \ jflrtrTSf;-

  • 7/24/2019 Antartida Unesco

    17/44

    James

    Cook

    F

    Bellingshausen

    J

    Dumo nt-d Urvil le

    A.

    de

    Gerlache

    J

    Clark

    Ross

    E.

    von

    Drygalski

    Julian

    Irizar

    Baptiste Charcot

    E. Shackleton

    Roa ld

    mundsen

    R.

    Falcon

    Sco t t

    Richard Byrd

    LOS PIONEROS DE L NTRTID

    JAMES

    COOK

    (1726-1779). Navegante

    britnico, el

    primero

    en cruzar el Crculo

    Polar

    Antartico

    (1773)

    y trazar

    el mapa

    de las

    latitudes

    australes.

    No

    logr descu

    brir

    las tier.ras

    antart icas , pero qued

    convencido

    de

    su

    existencia

    FAB IEN BELL INGSHAUSEN

    (1778-

    1852). Explorador ruso,

    el primero

    en

    llegar

    a

    la Antrtida el 28

    de

    enero

    de

    820

    y

    circunnavegarla

    en

    8

    9-

    821.

    Su barco,

    el

    Vostok ,

    iba

    acompaado po r

    el

    Mirny , comandado po r

    M.P. Lazareff.

    Los

    expedicionarios

    avistaron

    montaas

    que probaron la existencia

    de

    tierras

    en

    esas latitudes

    JULES

    DUMONT D URVILLE

    (1790-

    842). Su expedicin francesa

    fue

    la

    primera

    en

    pisar

    tierra

    antartica el 22

    de

    enero de 1840, en

    la

    regin que se llam

    Tierra delia

    JAMES

    CLARK ROSS (1800-1862).

    Jefe de la expedicin c ient fica bri tn ica

    que traz el mapa

    de

    500 millas de la

    Tierra

    Victoria

    y

    de

    50 0 millas

    de

    la

    barrera

    de hielos

    flotantes

    que hoy recibe su

    n ombre), m ie ntr as los

    expedicionarios

    buscaban el Polo Magntico Sur

    (1839-42).

    ADRIEN DE GERLACHE (1866-1934) ,

    cuya expedicin

    (1897-99)

    en el

    Blgica

    qued atrapada po r los hielos, siendo la

    primera en invernar

    al su r de l

    Crculo

    Polar

    ntartico

    ERICH VON

    DRYGALSKI

    (1865-1949)

    dirigi una expedicin alemana en un

    buque

    especialmente construido,

    el

    Gauss ,

    a fin de e fe ctuar impo rt an te s est ud io s

    cientficos

    J UL IA N IR IZ AR

    (1869-1935),

    oficial

    de la

    marina a rgen ti na , cuyo barco, el

    Uruguay ,

    rescat en 1903 a los miem

    bros

    de la expedicin sueca de Otto Nor-

    denskjold, refugiados en la

    isla

    Paulet.

    JEAN-BAPTISTE CHARCOT

    (1867-

    1922), hombre de ciencia y

    explorador

    francs, que

    traz

    el mapa de vastas

    regiones

    de la

    Antrtida

    occidental.

    ERNEST

    SHACKLETON

    (1874-1922),

    cuya

    expedicin

    britnica (1907-1909) se

    aproxim

    a 170

    kilmetros

    del

    Polo Sur

    y

    lleg hasta el Polo Magntico.

    Su

    tenta

    tiva

    de

    atravesar

    la

    ntrtida

    fu e

    un a

    verdadera epopeya, vase la

    p.

    5).

    ROALD

    AMUNDSEN (1872-1928).

    Explorador de las regiones rt icas

    y antar

    ticas, dirigi la primera

    expedicin que

    lleg al Polo S ur

    vase

    la p. 18).

    ROBERT FALCON SCOTT (18