Antiguo Colegio de San Ildelfonso

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Antiguo Colegio de San Ildefonso Seminario religioso, cuartel militar, escuela de jurisprudencia, medicina y bachillerato, el Antiguo Colegio Jesuita de San Ildefonso fue cuna de los movimientos culturales más relevantes de la historia de México de los siglos XVI a XX, y hoy es uno de los tesoros de arte más importantes de la capital de México. De sus aulas surgieron los jesuitas que en el siglo XVIII contribuyeron a la configuración ideológica del nacionalismo novohispano que en el XIX propició la Independencia, el movimiento filosófico positivista, la generación del Ateneo de la Juventud, la corriente plástica del muralismo mexicano y, de hecho, el proyecto docente que derivó en la creación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1910. Grandes investigadores de todas las disciplinas, escritores y artistas se formaron en sus recintos, como fueron los casos de Justo Sierra, Alfonso Caso, Alfonso Reyes y José Vasconcelos, entre otros, y los tres únicos mexicanos que han sido galardonados con el Premio Nobel. Su edificio es en sí mismo una pieza de arte arquitectónico colonial. El conjunto, ubicado en Justo Sierra 16, entre las calles de Argentina y El Carmen, tiene tres niveles y se compone de dos áreas. Una, iniciada a principios del siglo XVIII, pertenece al periodo barroco, tiene tres patios y está construida con mampostería con arcadas, pilastras y fachadas recubiertas con tezontle, marcos y cornisas de chiluca. El colegio jesuita, creado en 1588, ocupó en el mismo predio un primer recinto colonial que fue reedificado y sustituido por el vigente. La otra parte fue edificada entre 1907 y 1931 al sur, sobre la calle de San Ildefonso. Su fachada se diseñó con base en el modelo barroco en el siglo XVIII, tiene dos pequeños

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Antiguo Colegio de San Ildefonso

Seminario religioso, cuartel militar, escuela de jurisprudencia, medicina y bachillerato, el Antiguo Colegio Jesuita de San Ildefonso fue cuna de los movimientos culturales más

relevantes de la historia de México de los siglos XVI a XX, y hoy es uno de los tesoros de arte más importantes de la capital de México. De sus aulas surgieron los jesuitas

que en el siglo XVIII contribuyeron a la configuración ideológica del nacionalismo novohispano que en el XIX propició la Independencia, el movimiento filosófico

positivista, la generación del Ateneo de la Juventud, la corriente plástica del muralismo mexicano y, de hecho, el proyecto docente que derivó en la creación de la Universidad

Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1910. Grandes investigadores de todas las disciplinas, escritores y artistas se formaron en sus

recintos, como fueron los casos de Justo Sierra, Alfonso Caso, Alfonso Reyes y José Vasconcelos, entre otros, y los tres únicos mexicanos que han sido galardonados con el Premio Nobel. Su edificio es en sí mismo una pieza de arte arquitectónico colonial. El conjunto, ubicado en Justo Sierra 16, entre las calles de Argentina y El Carmen, tiene tres niveles y se compone de dos áreas. Una, iniciada a principios del siglo XVIII, pertenece al periodo barroco, tiene tres patios y está construida con mampostería con arcadas, pilastras y fachadas recubiertas con tezontle, marcos y cornisas de chiluca. El colegio jesuita, creado en 1588, ocupó en el mismo predio un primer recinto colonial que fue reedificado y sustituido por el vigente.

La otra parte fue edificada entre 1907 y 1931 al sur, sobre la calle de San Ildefonso. Su fachada se diseñó con base en el modelo barroco en el siglo XVIII, tiene dos pequeños

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patios, un área de oficinas y su arquitectura interior que evidencia su pertenencia plástica y funcional a la nueva época.

Otro de los grandes tesoros artísticos del Antiguo Colegio de San Ildefonso está representado por los 35 cuadros murales pintados entre 1922 y 1926 por los principales protagonistas del movimiento muralista mexicano: Diego Rivera, Ramón Alva de la Canal, Fermín Revueltas , José Clemente Orozco , Jean Charlot y Fernando Leal.

Jesuitas en San Ildefonso. Desde su llegada a la Nueva España en 1572, los jesuitas iniciaron la labor de

evangelización hacia zonas distantes de la capital que aún no habían sido atendidas por otras órdenes; y se abocaron a iniciar la fundación de colegios, como piedra

angular de la propaganda fide o propagación de fé. De fines del siglo XVI a la segunda década del XIX, funciona como Real Colegio de San

Ildefonso, con la finalidad de hospedar a los estudiantes del Colegio Máximo de San

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Pedro y San Pablo, en la esquina nororiente del predio actual. Ese primer inmueble fue inaugurado en 1588 y el 8 de agosto de 1588 como seminario jesuita, durante el

gobierno del virrey Alvaro Manrique de Zúñiga. Funciona como Real Colegio desde la primera mitad del siglo XVII hasta el 26 de junio

de 1767, año en que Carlos III expulsa a los jesuitas. La portada del “patio chico” data de 1718, y la reinauguración del conjunto se hace en 1749, cuando San Ildefonso

alberga a 300 estudiantes. Su construcción inició con el Colegio Chico (actualmente ocupado por la Filmoteca de la U.N.A.M.). El resto del conjunto arquitectónico consta de dos claustros, que corresponden al Colegio de Pasantes y al Colegio Grande, esto fue al crecer las necesidades del seminario. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767, el edificio tuvo diversos usos: Cuartel del Regimiento de Flandes, sede temporal de la Escuela de Jurisprudencia y de algunas cátedras del Colegio de Medicina; así mismo, fue cuartel de las fuerzas invasoras norteamericanas y francesas. De real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso pasó a denominarse Imperial bajo los gobiernos de Iturbide y Maximiliano, y Nacional, durante la Primera República.

Escuela Nacional Preparatoria en San Ildefonso. El 15 de septiembre de 1867 se reiniciaron las clases en San Ildefonso pero desde meses antes el gobierno planeaba darle un vuelco fundamental al plan de estudios y un impulso definitivo a la educación nacional. El 2 de diciembre de 1867, Juárez

expidió una ley bajo la cual se creó la Escuela Nacional Preparatoria; Gabino Barreda fue nombrado su primer director y el 31 de enero de 1868, Antonio Tagle, último

rector del Colegio de San Ildefonso entregó el edificio –“famoso por sus dimensiones, por su hermosura y severa arquitectura y por su larga tradición cultural”– al nuevo director. El Colegio y su larga tradición terminaban de escribir su historia para dar paso a la Escuela Nacional Preparatoria.

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En el siglo XIX, , el Colegio recuperó su vocación educativa en virtud del decreto del presidente Benito Juárez que estableció la Escuela Nacional Preparatoria, cuyo primer

director fue el Doctor Gabino Barreda. Y en 1868 cuenta con 900 alumnos, 200 de ellos internos. El inmueble fue transformado gradualmente para dar cabida al positivismo

pedagógico, con el lema Amor, orden y progreso.

El edificio de San Ildefonso albergó durante casi seis décadas a la Escuela Nacional Preparatoria, hasta que en 1978 fue desocupado. En 1992, se tomó la decisión de remodelar el edificio, conjuntando para ello los

esfuerzos de tres instituciones: La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el Departamento del Distrito Federal (DDF). Con esta nueva vocación, se ha presentado en este recinto importantes exposiciones

nacionales e internacionales.

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Es en sí, el Antiguo Colegio de San Ildefonso uno de los ejemplos más claros y valiosos

de México. Y la importancia histórica del Antiguo Colegio de San Ildefonso radica no sólo en los aspectos arquitectónicos y artísticos del edificio, sino que va a la pa r con la

vida estudiantil del país. El edificio que se conserva hasta nuestros días; data de la primera mitad del siglo XVIII.