ANTOLOGÍA DE TEXTOS MODERNISTAS

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ANTOLOGÍA DE TEXTOS MODERNISTAS Nota: os presento una veintena de textos; la mayoría corresponden a Rubén Darío y a Juan Ramón. El número de textos es tan amplio para que podáis escoger el que mejor convenga. Muchos de ellos son simples fragmentos de poemas que he ido extrayendo para que os sea más fácil localizar los símbolos y elementos modernistas. Otros están reproducidos en su totalidad; es de entre estos últimos de los que tendréis que escoger uno para la realización de la tarea nº 1. ; en cuanto a la tarea 2 podéis seleccionar varios fragmentos de los que aquí se os presentan. En cuanto a la tarea 3 en principio es libre, pero si queréis podéis “tomar prestados” algunos versos de los poemas para continuar. Ana [Seleccionar fecha]

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ANTOLOGÍA DE TEXTOS MODERNISTAS Nota: os presento una veintena de textos; la mayoría corresponden a Rubén Darío y a Juan Ramón. El número de textos es tan amplio para que podáis escoger el que mejor convenga. Muchos de ellos son simples fragmentos de poemas que he ido extrayendo para que os sea más fácil localizar los símbolos y elementos modernistas. Otros están reproducidos en su totalidad; es de entre estos últimos de los que tendréis que escoger uno para la realización de la tarea nº 1. ; en cuanto a la tarea 2 podéis seleccionar varios fragmentos de los que aquí se os presentan. En cuanto a la tarea 3 en principio es libre, pero si queréis podéis “tomar prestados” algunos versos de los poemas para continuar.

Ana[Seleccionar fecha]

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1.¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello

al paso de los tristes y errantes soñadores?

¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,

tiránico a las aguas e impasible a las flores?

Yo te saludo ahora como en versos latinos

te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.

Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,

y en diferentes lenguas es la misma canción.

A vosotros mi lengua no debe ser extraña.

A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez…

Soy un hijo de América, soy un nieto de España…

Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez…

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas

den a las frentes pálidas sus caricias más puras

y alejen vuestras blancas figuras pintorescas

de nuestras mentes tristes las ideas oscuras.

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,

se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas,

casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,

y somos los mendigos de nuestras pobres almas.

Nos predican la guerra con águilas feroces,

gerifaltes de antaño revienen a los puños,

mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,

ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños.

Faltos del alimento que dan las grandes cosas,

¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?

A falta de laureles son muy dulces las rosas,

y a falta de victorias busquemos los halagos.

La América española como la España entera

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fija está en el Oriente de su fatal destino;

yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera

con la interrogación de tu cuello divino.

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?

¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?

¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?

¿Callaremos ahora para llorar después?

He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros

que habéis sido los fieles en la desilusión,

mientras siento una fuga de americanos potros

y el estertor postrero de un caduco león…

…Y un cisne negro dijo: «La noche anuncia el día».

Y uno blanco: «¡La aurora es inmortal! ¡La aurora

es inmortal!» ¡Oh tierras de sol y de armonía,

aún guarda la Esperanza la caja de Pandora! (Rubén Darío, “Los Cisnes”

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2.«Mirad las pupilas azules y húmedas,

la boca de dibujo maravilloso,

con una sonrisa enigmática de esfinge,

quizá un recuerdo de un amor galante» (Rubén)

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3.Sé bien que soy tronco

del árbol de lo eterno.

Sé bien que las estrellas

con mi sangre alimento.

Que son pájaros míos

todos los claros sueños…

Sé bien que cuando el hacha

de la muerte me tale,

se vendrá abajo el firmamento.

(Juan Ramón Jiménez Eternidades, 1916-1917)

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4.HAY UN ORO DULCE Y TRISTE

Hay un oro dulce y triste

en la malva de la tarde,

que da realeza a la bella

suntuosidad de los parques.

Y bajo el malva y el oro

se han recogido los árboles

verdes, rosados y verdes

de brotes primaverales.

En el cáliz de la fuente

solloza el agua fragante,

agua de música y lágrima,

nacida bajo la hierba

entre rosas y cristales...

...Ya el corazón se olvidaba

de la vida...; por los parques

todo era cosa de ensueño,

luz de estrellas, alas de ángeles...

Sólo había que esperar

a los luceros; la carne

se hacía incienso y penumbra

por las sendas de los rosales...

Y, de repente, una voz

melancólica y distante,

ha temblado sobre el agua

en el silencio del aire.

Es una voz de mujer

y de piano, es un suave

bienestar para las rosas

soñolientas de la tarde;

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Una voz que me va haciendo

llorar por nadie y por alguien

en esta triste y dorada

suntuosidad de los parques.

( Juan Ramón Jiménez de Jardines Lejanos)

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5.ÁLAMO BLANCO

Arriba canta el pájaro

y abajo canta el agua.

(Arriba y abajo,

se me abre el alma).

¡Entre dos melodías,

la columna de plata!

Hoja, pájaro, estrella;

baja flor, raíz, agua.

¡Entre dos conmociones,

la columna de plata!

(¡Y tú, tronco ideal,

entre mi alma y mi alma!)

Mece a la estrella el trino,

la onda a la flor baja.

(Abajo y arriba,

me tiembla el alma).

(Juan Ramón Jiménez Canción )

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6.SONATINA

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

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La princesa está pálida en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro,

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

y vestido de rojo piruetea el bufón.

La princesa no ríe, la princesa no siente;

la princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,

o en el que ha detenido su carroza argentina

para ver de sus ojos la dulzura de luz?

¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,

o en el que es soberano de los claros diamantes,

o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar;

ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

saludar a los lirios con los versos de mayo

o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

Y están tristes las flores por la flor de la corte,

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

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¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

Está presa en sus oros, está presa en sus tules,

en la jaula de mármol del palacio real;

el palacio soberbio que vigilan los guardas,

que custodian cien negros con sus cien alabardas,

un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

(La princesa está triste, la princesa está pálida)

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,

—la princesa está pálida, la princesa está triste—,

más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;

en caballo, con alas, hacia acá se encamina,

en el cinto la espada y en la mano el azor,

el feliz caballero que te adora sin verte,

y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

a encenderte los labios con un beso de amor». (Rubén Darío; “Sonatina”

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Si es que el alba amorosa en los cristales

Sueña la luz sobre gotas de rocío,

Y dan tinte azulado al cristal frío

Los líquidos efluvios matinales,

Es que el alba copiando en vivo anhelo

La luz azul que tu mirada vierte,

Por ver algo mejor que el mismo cielo

Se asoma a tus cristales para verte

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( Rubén Darío, Del Chorro de la fuente)

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7.La torre de marfil tentó mi anhelo;

quise encerrarme dentro de mí mismo,

y tuve hambre de espacio y sed de cielo

desde las sombras de mi propio abismo

(Rubén Darío, Cantos de vida y de esperanza)

8.LO FATAL

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,

y más la piedra dura porque esa ya no siente,

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,

ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,

y el temor de haber sido y un futuro terror...

Y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,

y la carne que tienta con sus frescos racimos,

y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,

ni de dónde venimos!... Rubén Darío

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9.El zorzal y el pavo real

Ve un zorzal a un pavo real

que se esponja y gallardea;

le mira la pata fea

y exclama: "¡Horrible animal!"

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sin verle la pluma oriental

el pájaro papanatas.

10.Gentes que llaman sensatas

son otros tantos zorzales:

cuando encuentran pavos reales

sólo les miran las patas. (Del chorro de la fuente. Cantos chilenos)

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11.En mi jardín se vio una estatua bella;

se juzgó de mármol y era carne viva,

un alma joven habitaba en ella,

sentimental, sensible, sensitiva.

Y tímida ante el mundo, de manera

que, encerrada, en silencio, no salía

sino cuando en la dulce primavera

era la liora de la melodía.

Hora de ocaso y de discreto beso;

hora crepuscular y de retiro;

hora de madrigal y de embeleso,

de "te adoro", de "ay", y de suspiro

(Rubén Darío, Cantos de vida y de esperanza)

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"Los dioses aman -dijo-

a los hombres que sueñan

en cosas misteriosas y profundas

y cantan. Rubia y bella

se les ofrece Venus. Les da Apolo

su lira musical de siete cuerdas"

(Rubén Darío, El chorro de la fuente)

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12."Nada más triste que un titán que llora,

hombre montaña encadenado a un lirio,

que gime, fuerte, que pujante implora:

víctima propia en su fatal martirio"

Rubén Darío de el libro El Chorro de la fuente

13.“Poetas, músicos y pintores son en esencia iguales pero en formas distinta -; es su tarea traer a la tierra las armonías que vagan en el espacio de los cielos y las concepciones impalpables que se agitan en los espacios del espíritu" (Rubén Darío)

14."El jardín y el Palacio tenían esa vejez señorial y melancólica de los lugares por donde en otro tiempo pasó la vida amable de la galantería y del amor… ¡Hermosos y lejanos recuerdos! Yo también los evoqué un día lejano, cuando la mañana otoñal y dorada envolvía el jardín húmedo y reverdecido por la constante lluvia de la noche…..Recorrimos juntos el jardín. Las carreras estaban cubiertas de hojas secas y amarillentas, que el viento arrastraba delante de

nosotros con un largo susurro: Los caracoles, inmóviles como viejos paralíticos, tomaban el sol sobre los bancos de piedra: Las flores empezaban a marchitarse en las versallescas canastillas recamadas de mirto, y exhalaban ese

aroma indeciso que tiene la melancolía de los recuerdos. En el fondo del laberinto murmuraba la fuente rodeada de cipreses, y el arrullo del agua, parecía difundir por el jardín un sueño pacífico de vejez, de recogimiento y de

abandono". Ramón del Valle-Inclán, Sonata de Otoño (en realidad la acción transcurre en Galicia, pero es posible que en su estancia en Aranjuez recreara algunos paisajes)

15."...Recorrimos juntos el jardín. Las carreras estaban cubiertas de hojas secas y amarillentas, que el viento arrastraba delante de nosotros con un largo susurro: Los caracoles, inmóviles como viejos paralíticos, tomaban el sol sobre los bancos de piedra: Las flores empezaban a marchitarse en las versallescas canastillas recamadas de mirto, y exhalaban ese aroma indeciso que tiene la melancolía de los recuerdos. En el fondo del laberinto murmuraba la fuente rodeada de cipreses, y el arrullo del agua, parecía difundir por el jardín un sueño pacífico de vejez, de recogimiento y de abandono".Ramón del Valle-Inclán, Sonata de Otoño.

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16."Aranjuez en otoño que no tiene ( o tiene de otro modo) en los días claros y espléndidos dela primavera. Las largas avenidas desiertas, muestran su fronda amarillenta aurea. Caen lentamentelas hojas: un tapiz muelle, cubre el suelo; entre los claros del ramaje se columbra el pasar de las nubes. En los días opacos el amarillo del follaje concierta- melancólicamente- con el color plomizo, ceniciento del cielo. Y si el viento, a intervalos, mueve las ramas de los árboles y lleva las hojas de un lado para otro, la sensación de otoño-tristeza, anhelo infinito- es completa en estos parajes, entre estos árboles, a lo largo de estas seculares avenidas, solos, rodeados de silencio; y nuestro espíritu se siente sobrecogido,sin saber que esperar y sin poder concretar su inquietud. Un tren silba a lo lejos y pasa rápido, allá en la lontananza, por el extremo de una alameda..."Azorín "Aranjuez o la sensibilidad española" de Los valores literarios. Mad. ed. Renacimiento, 1913.

17.«los armoniosos y melancólicos jardines de Rusiñol, todos llenos de emoción y de una verdad lejana y permanente, la verdad del recuerdo» (Valle Inclán, Sonatas)

18.«Entre los olorosos y evocadores boscajes —escribe Rubén Darío sobre Aranjuez— resucitan las lejanas escenas,y hay en el ambiente de los jardines y alamedas como dormidos ecos galantesque no aguardan sino el enamorado o el poeta que sepa despertarlos”

19.«Aranjuez, rojo todo, enseñando, en un incendio de consunción, el alma” … (Juan Ramón Jiménez el Homenaje a Azorín en Aranjuez)

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20.¿SOSTIENE la hoja seca

a la luz que la encanta,

o la luz a la hoja encantada? (Juan Ramón Jiménez)

21.“¡Divina estación! ¡Divina

estación! Sonríe al alba

más dulcemente. La cola

del pavo real exalta su prestigio”

(Rubén Darío, del libro Cantos de vida y de esperanza)