APUNTES SOBRE LA PROBLEMÁTICA DEL AGUA EN MEXICO. …

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1 APUNTES SOBRE LA PROBLEMÁTICA DEL AGUA EN MEXICO. Enrique Dau Flores El estado que guarda el agua en México es esencialmente el resultado de factores endógenos, esto es, factores algunos positivos y otros contradictorios, derivados de los procesos de crecimiento y desarrollo de México especialmente a partir de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, así como de factores exógenos, derivados del marco del contexto internacional que se presenta en forma sucinta a continuación. El mundo se está transformando a gran velocidad y como parte de este proceso dinámico, se hace cada vez más vigoroso y necesario el acercamiento de los países por motivos comerciales, sociales, institucionales, jurídicos, ambientales y culturales. Por su dimensión y rol en el orbe, México forma parte indudablemente del entorno moderno en el que está inmerso el planeta y por lo tanto, está sujeto con gran intensidad a las distintas fuerzas que ejercen presión y generan esfuerzos y deformaciones en distintos puntos del espacio geográfico mexicano y de sus sectores (sociales, económicos, ambientales y educacionales). Esta dinámica internacional se ha acelerado dado el propósito de México de vertebrar una economía abierta y figurar comercialmente a través de tratados y convenios internacionales. Ello a su vez genera, entre otras características, agudas repercusiones en la gestión de los recursos naturales del país. Así, en forma directa en México se afectan el medio ambiente y el agua. En el caso de esta última, las repercusiones son sumamente fuertes y han tomado hasta cierto punto desprevenido e impreparado al país para contrarrestar estos efectos de manera eficaz y evitar que el agua se convierta en un estrecho cuello de botella para la aspiración de México de crecer y desarrollarse con justicia social y sustentabilidad. Con base en este estado de cosas ciertamente simplificado debido al tiempo disponible para esta presentación, el propósito que persigo es presentar de manera sucinta algunos rasgos principales de la problemática del agua en México sin afán de cubrir todos los temas, y realizar algunos apuntes de las posibles formas de resolver las encrucijadas hídricas nacionales y regionales, para aprovechar el agua como motor fundamental del desarrollo mexicano. Hoy tocaré en forma sucinta cuatro temas: 1. la realidad del saneamiento, 2. la contaminación de cuerpos de agua, 3. la centralización de la función de autoridad del agua, 4. la profesionalización de mandos y de cuerpos técnicos

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APUNTES SOBRE LA PROBLEMÁTICA DEL AGUA EN MEXICO. Enrique Dau Flores El estado que guarda el agua en México es esencialmente el resultado de factores endógenos, esto es, factores algunos positivos y otros contradictorios, derivados de los procesos de crecimiento y desarrollo de México especialmente a partir de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, así como de factores exógenos, derivados del marco del contexto internacional que se presenta en forma sucinta a continuación.

El mundo se está transformando a gran velocidad y como parte de este proceso dinámico, se hace cada vez más vigoroso y necesario el acercamiento de los países por motivos comerciales, sociales, institucionales, jurídicos, ambientales y culturales.

Por su dimensión y rol en el orbe, México forma parte indudablemente del entorno moderno en el que está inmerso el planeta y por lo tanto, está sujeto con gran intensidad a las distintas fuerzas que ejercen presión y generan esfuerzos y deformaciones en distintos puntos del espacio geográfico mexicano y de sus sectores (sociales, económicos, ambientales y educacionales).

Esta dinámica internacional se ha acelerado dado el propósito de México de vertebrar una economía abierta y figurar comercialmente a través de tratados y convenios internacionales. Ello a su vez genera, entre otras características, agudas repercusiones en la gestión de los recursos naturales del país. Así, en forma directa en México se afectan el medio ambiente y el agua. En el caso de esta última, las repercusiones son sumamente fuertes y han tomado hasta cierto punto desprevenido e impreparado al país para contrarrestar estos efectos de manera eficaz y evitar que el agua se convierta en un estrecho cuello de botella para la aspiración de México de crecer y desarrollarse con justicia social y sustentabilidad.

Con base en este estado de cosas ciertamente simplificado debido al tiempo disponible para esta presentación, el propósito que persigo es presentar de manera sucinta algunos rasgos principales de la problemática del agua en México sin afán de cubrir todos los temas, y realizar algunos apuntes de las posibles formas de resolver las encrucijadas hídricas nacionales y regionales, para aprovechar el agua como motor fundamental del desarrollo mexicano.

Hoy tocaré en forma sucinta cuatro temas:

1. la realidad del saneamiento, 2. la contaminación de cuerpos de agua, 3. la centralización de la función de autoridad del agua, 4. la profesionalización de mandos y de cuerpos técnicos

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La realidad del saneamiento y la contaminación de los cuerpos de agua

México es un país pobre en materia de agua especialmente en las zonas donde se concentra la población y la actividad económica (centro norte y norte de la república). La disponibilidad hídrica nacional constituye el indicador idóneo para valorizar el desarrollo hídrico per se y el comportamiento que ha observado el servicio de agua y saneamiento vis à vis otros países del orbe.

Sin embargo, la disponibilidad del agua no es motivo central que explique: (a) la aguda debilidad de la arquitectura institucional del agua en México; (b) el deterioro de los equipos técnicos y científicos que acompañan a la gestión del agua y sus usos en toda la República, y (c) la reducción dramática, injustificada e insostenible en términos reales de los montos de inversión efectivos en materia de infraestructura hidráulica en todo el país y los montos modestos destinados a mantenimiento y rehabilitación de la infraestructura y equipamiento existentes en el sector agua mexicano.

En 2014 la disponibilidad de agua renovable per cápita era de 3.740 m3/hab/año y para 2030 la disponibilidad per cápita disminuirá a 3.250 m3/hab/año, por debajo de la disponibilidad existente en 1950 (18.040 m3/hab/año). Los valores medios esconden condiciones mucho más críticas, pues existen zonas con estrés hídrico desde hace décadas.

Apoyado en la evolución institucional en materia hídrica, México ha alcanzado logros importantes, pero insuficientes para ampliar las coberturas de los servicios entre la población más pobre y marginada – en especial la población rural y la periurbana --.

Al 2015, el 92,5% de la población rural y urbana contaban con cobertura de AP. Esta cifra debe compararse con otros países en Iberoamérica con cautela pues la definición mexicana es más exigente. Es decir, en 2015 CONAGUA definió la cobertura de agua potable haciendo énfasis en la potabilidad del agua. Bajo esta definición, la cobertura nacional de AP era en 2015 de 92,5% (95,7% urbana y 81,6% rural). En contraste, en 2015, la cobertura nacional de acceso al agua entubada fue 95.3% -- superior a la cifra de 92,5% -- (97,8% urbana y 87,0% rural), y la cobertura nacional de agua entubada en la vivienda o predio era 94,4% (97,2% urbana y 85, 0% rural). En general el medio urbano tiene mayor cobertura que los rurales, si bien hay avances en coberturas a nivel rural.

En 2015, la cobertura nacional de acceso al servicio de alcantarillado era 92,8% (97,4% urbana, 77,5% rural). Al igual que en el caso de agua potable, las zonas urbanas cuentan con mejor cobertura.

Pese a los esfuerzos realizados, la contaminación del agua en México ha ido en franco crecimiento. Las estadísticas del agua que publica CONAGUA así lo constatan.

Según CONAGUA, en 2015 se produjeron 229,1 m3/s (7.23 Km3/año) de efluentes, se recolectaron en alcantarillados 212 m3/s y se tratan 120,9 m3/s. Al año se generan 1,95 millones ton de DBO5, se recolectan 1,81 y se remueven vía tratamiento de efluentes 0,84 millones tons DBO5. Pese a ser líder latinoamericano en capacidad instalada de tratamiento de efluentes per capita, el desafío de México está lejos de ser controlado y revertido.

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Hoy día existen 2.477 PTARs urbanas operativas o con operación suspendida (más otras dos nuevas macro-PTARs en etapa de operación preparatoria).

Según CONAGUA en 2016 el 55% de las PTARs era de lodos activados, lagunas de estabilización (11,7%), Sistemas duales (11,6%), lagunas aireadas (6%), filtros biológicos (4,4%), primario avanzado (3,6%), reactores anaerobios de flujo ascendente (1,3%), tratamiento primario simple (1,3%) y otros tipos de tratamiento (4,8%). Conforme a proyecciones de CONAGUA, BID y propias del presente estudio, se estima que en 2020 las aguas residuales colectadas ascenderán a 238,2 m3/s (unos 7,51 Km3/año).

Sin duda, el esfuerzo de México en plantas de tratamiento de aguas residuales ha sido notable a partir de finales de los ochenta con un incremento significativo en número y capacidad de plantas de tratamiento de aguas residuales (México es el segundo país con el número más grande de plantas en Latinoamérica, luego de Brasil, pero con mayor cobertura de caudal per cápita en el caso mexicano).

Es decir, el tratamiento de aguas residuales se antojaría que presenta un buen panorama, si bien para alcanzar la cobertura universal en tratamiento de aguas residuales aún se requieren grandes inversiones (unos 3.700 millones USD en PTARs nuevas, además de inversiones obligadas en redes de alcantarillado por más de 2,000 millones USD) para lo cual se tienen que diseñar mejores programas que los existentes. Los cuellos de botella son claros y contundentes:

Los problemas más acuciantes son: insuficiencia de recursos financieros para construir, rehabilitar y especialmente para mantener la infraestructura incluyendo el tratamiento de efluentes; altos costos de energía eléctrica derivados de selección inadecuada de equipos; altos costos de reactivos químicos para potabilización y tratamiento de aguas residuales (a veces, por tecnología ineficiente u obsoleta); capacitación insuficiente e inadecuada del personal operativo; y deficiente cultura de pago de los usuarios por los servicios de agua y saneamiento que reciben.

Además, es crítico resolver la subutilización de plantas de tratamiento por la falta de conexiones con redes de alcantarillado, baja eficiencia en su gestión y recursos financieros insuficientes en EAS y municipios para cubrir los costos de capital y aún para fondear la operación y mantenimiento de la infraestructura.

En complemento con lo anterior, en México hay 2.832 PTARs (CONAGUA, 2016) para efluentes industriales (la cifra más alta en América Latina, con un caudal tratado de 70,5 m3/s).

México tiene ante si el desafío de sustituir gradualmente las fosas sépticas por redes de alcantarillado modernas. Esta acción incrementará las necesidades de tratamiento de aguas residuales. Por ello, su repercusión y costo deben tomarse muy en cuenta.

En suma, se tienen que mejorar las acciones e incentivos existentes para mantener en operación la infraestructura e incrementar la reutilización, reciclaje e intercambio de aguas de primer uso por agua residual tratada. Se requiere una voluntad política sostenida para no cejar en el empeño de resolver los problemas de contaminación – incluyendo un mejor control de los vertidos a las PTARs y controles in situ en conjuntos habitacionales y edificios

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de apartamentos. En complemento, se requieren políticas públicas claras, los programas están preparados y orientados para acceder a la cobertura universal y recursos financieros, tema que se aborda en forma sucinta más adelante.

Los programas de infraestructura de agua y saneamiento incluyendo tratamiento de efluentes deben fortalecerse con carteras de proyectos técnicos sólidos y factibles financiera y sociopolíticamente, y apuntalar aún más la estrategia financiera para asumir los costos de capital y especialmente los costos de operación, mantenimiento y administración, incluyendo tarifas realistas que se cobren efectivamente, acceso a más créditos de multilaterales y banca nacional, y crear opciones atractivas para atraer aún más a inversionistas domésticos e internacionales.

En síntesis, existen los marcos jurídico e institucional razonablemente adecuados (requieren mejoras aquí y allá) y las condiciones sociales y económicas sustentadas, hay un regular convencimiento de las autoridades federales y estatales para atender el tratamiento de efluentes y, pese a los vaivenes económico-financieros, existe un ambiente favorable para inversiones que podrían permitir que se alcance la cobertura universal en tratamiento de efluentes. Igualmente los sistemas de información y de publicaciones sobre el tema son aceptables y actualizados razonablemente (probablemente sean los mejores en Iberoamérica).

En las siguientes administraciones federales en conjunción con los gobiernos estatales y municipales, México debe poner mayor vigor en estas tareas dado que el tema de coberturas en agua potable urbana está prácticamente resuelto a nivel urbano (si bien falta la solución de temas periurbanos y rurales) y las disponibilidades de recursos financieros potencialmente son atractivas.

Con base en estos apuntes, los pasos siguientes más destacados podrían ser los siguientes:

i. El marco jurídico y normativo ya está. Ahora, las instituciones deben asegurar que los municipios e industrias cumplan con ese marco para descargas a cuerpos de agua.

ii. Los Organismos Operadores son débiles en general e incapaces de sostener por si mismos los servicios de AyS en cantidad y calidad. Por ello, el rol subsidiario y fortalecedor de los estados de la república es crítico para que México alcance el éxito en materia de agua y saneamiento. No es condición única para alcanzar el éxito, pero si es absolutamente indispensable.

iii. La planificación y la gestión cotidiana de los recursos hídricos y de los usos del agua debe reforzar su apego a los principios de gestión por cuenca hidrográfica, incluyendo los programas de infraestructura y equipamiento.

iv. Cubrir los costos de operación, mantenimiento y administración es absolutamente indispensable, incluyendo los costos de capital necesarios para rehabilitar y modernizar obras de agua y saneamiento, incluyendo el tratamiento de efluentes. Los operadores, sean estatales o municipales, deben lograr se aprueben y apliquen mejores tarifas y sistemas de cobro. La reforma de los mecanismos para diseñar tarifas y los rituales para negociar su aprobación deben reformarse radicalmente.

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v. México, como país pobre en materia de agua, ha alcanzado desde mediados del siglo pasado un regular ritmo de reutilización de aguas residuales. Empero, queda mucho por hacer y por ello, la estrategia de ampliar todavía más el reciclaje y reúso de aguas tratadas es indispensable para contribuir a cubrir una parte de los costos de capital de los organismos operadores; por ejemplo, al vender agua tratada a industrias, riego agrícola, enfriamiento de sistemas generadores, etc. El mercado secundario de aguas residuales tratadas es aún incipiente; empero, reviste una importancia potencial gigantesca en el caso mexicano.

vi. Los tres puntos anteriores apuntan a la necesidad crítica que México establezca un exitoso sistema de regulación institucional muy a la mexicana considerando buenos ejemplos en la región y allende ésta, así como la experiencia en regulación de otros sectores mexicanos como las telecomunicaciones y la regulación sanitaria. Más aún, la consolidación de estas políticas y actuaciones con causas y efectos socioeconómicos, financieros, políticos, ambientales e institucionales, requiere de la acción conjunta de las entidades federales, estatales y municipales involucradas de manera directa o indirecta con el agua, además de los usuarios y la población.

vii. México debe reactivar la infraestructura y equipamiento que están inoperantes o con bajas eficiencias para aprovechar plenamente la capacidad instalada.

viii. El saneamiento universal urbano, (redes de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales al 100%) requiere inversiones de más de 5.500 millones USD (al menos 3.700 millones para PTARs y 1.800 millones USD en ampliación de redes alcantarillado para conectarse a plantas (en un horizonte de siete años).

ix. Las cifras anteriores no incluyen las inversiones para rescatar obras de agua y saneamiento inoperantes o ineficientes, modernización de trenes de tratamiento, y mejorar alcantarillados vetustos.

x. El ritmo medio de inversión de los últimos cuatro años es adecuado para alcanzar la cobertura universal a mediados de la siguiente década. Para ello conviene se refuercen los programas para que funcionen como una unidad sólida con una cartera amplia de proyectos de inversión y mantener la estrategia sustentable de inversión continuada, con recuperación de costos de capital y de operación y mantenimiento vía tarifas, vía mejora de los marcos regulatorios

Marco Jurídico vigente en agua y saneamiento: El aprovechamiento, suministro y tratamiento de agua se rige conforme a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: Artículo 4, párrafo sexto, aborda el derecho humano al agua con una fórmula adecuada al sentir de los mexicanos y en sintonía con acepciones empleadas en otros países.

El Artículo 27 establece que las aguas nacionales son propiedad de la Nación y que su explotación, uso y aprovechamiento requieren de concesión por parte del Estado. El Artículo 28 establece control estricto de monopolios y asume la responsabilidad institucional para agua y otras tareas cruciales del estado El Artículo 115 señala la

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responsabilidad de los gobiernos municipales para prestar los servicios de agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de las aguas residuales. El problema derivado de este último es la incapacidad manifiesta de la mayor parte de los municipios de asumir con solvencia y calidad la prestación de los servicios.

La Ley de Aguas Nacionales, objeto de varias reformas, reglamenta la explotación, aprovechamiento, distribución y control del agua. Adicionalmente existen leyes estatales de agua.

En suma este conjunto de instrumentos jurídicos establecen los lineamientos para aprovechar y conservar el agua.

Apuntes acerca de una nueva Ley de Aguas: se ha discutido mucho sobre las carencias y fallas de la Ley de Aguas Nacionales especialmente en materia de regulación del sector Agua y Saneamiento (puesto que el propósito central de dicha ley era y es la gestión del agua como recurso) Entonces, la decisión a tomar sería acerca más bien de diseñar y promulgar una ley del sector AyS, aspiración que ha estado en las debates por décadas, para que finalmente se venzan los obstáculos históricos que han impedido en más de una ocasión la creación de entidades de regulación para sector y subsector.

Si tuviera éxito esta iniciativa de una ley sectorial para agua y saneamiento (es decir, no se está insistiendo en crear otra ley de aguas para responder al transitorio del Artículo 4º Constitucional reformado que ordena crear una ley general de aguas pero entendida como un instrumento cuyo objeto único sea normar el derecho humano al agua), la transformación del sector AyS se podría sustentar en siete columnas vertebrales:

(a) una columna vertebral sería privilegiar el rol de los gobiernos estatales en la prestación de los servicios en los casos de municipios que no tengan capacidad de hacerlo.

(b) Otra columna vertebral sería la determinación de las tarifas tanto de servicio de agua y alcantarillado como de saneamiento incluido el costo del tratamiento de aguas residuales bajo criterios financieros que reflejen el costo real de la prestación de los servicios (desde luego habiendo erradicado costos inaceptables derivados de incompetencia, ineficiencia o falta de transparencia financiera) y sin tener que ser sancionados por los congresos estatales.

(c) Una tercera columna sería la transparencia de origen - destino de los subsidios, su racionalización y la necesidad de rendición de cuentas.

(d) Una cuarta columna vertebral sería la creación de un ente coordinador, vigilante y juez supremo en materia de regulación del subsector AyS a nivel nacional que haga cumplir las normas obligatorias que rijan a las comisiones estatales ya investidas con nuevas funciones operativas además de las que actualmente detentan, y las EAS. En esta misma columna debe incorporarse la creación de entes reguladores a nivel estatal. Entre otros objetivos, se podrían sancionar las malas prácticas y el incumplimiento (por ejemplo, sancionando a las EAS o a comisiones estatales que descarguen aguas residuales sin tratamiento previo).

(e) una quinta columna vertebral sería reconocer que el modelo de descentralización universal de los servicios de agua y saneamiento ha fallado (como en otros países) y que por

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ello es fundamental y a la vez urgente que se incorporen los gobiernos de los estados para hacerle frente a la prestación de los servicios en todos los municipios que son incapaces de cumplir con el mandato constitucional, bajo una estrategia de promover con realismo y objetividad las mejoras y transformaciones en cada municipio para que a mediano o largo plazo, si así fuere el caso, se les re-transfieran estas funciones cuando demuestren (caso por caso) estar preparados para asumir tamaña responsabilidad.

(e) Una sexta columna consistiría en lograr finalmente que se despoliticen las empresas prestadoras de servicios de tal manera que el ciclo de permanencia de su personal directivo se desvincule del ciclo de renovación de poderes municipales (o estatales, en su caso). Con la nueva ley sectorial de AyS y basado en una estrategia nacional de desarrollo del sector AyS, acompañada de sendas políticas públicas emitidas ex profeso, se podrían incentivar con rigor y objetividad aún más concesiones y contratos del sector privado (aprovechando las experiencias adquiridas en múltiples ejemplos en el sector y subsector) pues al extinguirse o reinterpretarse algunos candados prevalecientes, los prestadores recurrirán a la experiencia del sector privado y aprovechar también su capacidad de inversión.

(f) Finalmente, una séptima columna se basa en asegurar que se haga cumplir el marco jurídico y normativo. El solo marco normativo ha probado ser insuficiente. Las medidas enérgicas y los mecanismos eficaces para hacer cumplir leyes y reglamentos están ausentes y es razón esencial – si bien no la única – que explica el incumplimiento en el mejoramiento de los servicios de agua para consumo humano y, de hecho, para riego agrícola también, y en particular el éxito modesto en lograr en la práctica el mejoramiento en el saneamiento de aguas residuales.

La centralización de la función de autoridad del agua

Institucionalidad del sector agua en su conjunto y a nivel nacional: La institucionalidad mexicana del sector se basa en una arquitectura simple pero no necesariamente funcional. Prácticamente lleva desde 1994 actuando sin cambios relevantes (y sin resultados sobresalientes, con sus excepciones).

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) desempeña un rol discreto (i) implanta medidas y mecanismos en relación con la contaminación del agua; y (ii) aplica la normatividad para la construcción de sistemas de tratamiento de aguas residuales. Una pregunta de fondo sería: ¿El agua debe permanecer como parte de la gestión del medio ambiente?

La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), es la Autoridad en México para gestión del agua como recurso, es ente concedente y apoya en forma cupular la gestión de los usos del agua (en este rubro NO funge como autoridad); impulsa la recaudación de derechos fiscales del agua (unos 850 millones USD /año); y promueve, financia (o cofinancia) y desarrolla o ejecuta grandes obras de infraestructura a escala nacional. CONAGUA ha emprendido una parte relevante de los acueductos y PTARs de gran envergadura (directamente o en colaboración con gobiernos estatales y EAS).

CONAGUA no es autoridad en materia de agua potable y saneamiento; su rol es de coadyuvancia.

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CONAGUA, sus Organismos de Cuenca y sus direcciones estatales de agua, son responsables de establecer las políticas para el uso sustentable, administración, disponibilidad y calidad del agua en el país; apoyan (sin tutelaje) a las EAS a realizar sus funciones urbanas o rurales.

CONAGUA ha sido referenciada como ejemplo en otros países de lo que NO debe hacerse para gestionar el agua a nivel nacional o federal. Por un lado, esta afirmación se deriva de que CONAGUA representa un sistema sumamente centralista que en su actuación olvida las consideraciones del pacto federal y de la necesidad, en consecuencia, de hacer funcionar y también fomentar el desarrollo y fortalecimiento de las capacidades en los estados de la república (los pruritos jurídicos que buscan justificar el centralismo en los preceptos del Artículo 27, son fácilmente salvables, bajo distintas figuras, una de las cuales – no la única – sería que los estados actuarían a nombre del gobierno federal bajo reglas federales si bien con visión y políticas públicas estatales / locales).

Hoy día, a punto de iniciar las campañas políticas por la Presidencia y por nueve gubernaturas estatales, se pone de manifiesto que en materia de agua se exprese con objetividad y serenidad un ¡YA BASTA! para ayudar a transformar el vetusto status quo del agua en el país, como ya lo están logrando otros países latinoamericanos.

En ese sentido como condición histórica, el único modelo apetecible para transformar el sector agua mexicano requiere del concurso pleno y permanente de los gobiernos de los estados. Esta aseveración no sólo aplica para la gestión de los usos del agua, sino también a la decisión histórica que México ha ido postergando innecesariamente de otorgarle facultades a los gobiernos de los estados para que asuman tareas de administración del agua, incluyendo aquellas correspondientes al ente concedente de los recursos hídricos.

Existen fórmulas que ya han sido probadas en otras latitudes y que México debe revisar cuidadosamente. En suma, el único escenario no aceptable para México es que las cosas sigan siendo como hasta ahora, basadas en procesos sumamente centralizados y ningunear o desairar a los gobiernos de los estados como valiosos e indispensables apoyos para que México salga del desbarajuste existente tanto en administración del agua como en los usos del agua.

Existe un clamor intenso en distintas esferas del sector para que CONAGUA experimente una profunda reforma que la ponga de pie de nuevo y eleve su rendimiento ante la sociedad. Esto implica cambios de raíz y no solo de cosmética en un organigrama. CONAGUA requiere un enérgico golpe de timón para transformarla.

Otros dos puntos sustantivos en relación con CONAGUA. El primero se refiere a la conveniencia por ser materia de seguridad nacional, que el agua sea motivo de una secretaría de estado. Qué bien que México ya creó una Secretaría de Cultura – era fundamental --. Pues qué bien que México finalmente se decida a crear una Secretaría del Agua (bajo la denominación política pertinente). Se justifica el incremento del tramo de control del Presidente, por un lado, y por otro lado puede ser motivo para que se considere crear la figura de jefe de gabinete y de reuniones semanales de los secretarios bajo un principio preceptivo. La longitud de la presentación de hoy, dejamos de lado la necesidad de discutir a fondo si CONAGUA debe mantener las atribuciones de construir infraestructura

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o bien si esta facultad debería residir en manos de las secretarías cuyos roles incluyen a los usuarios del agua. Este tema crucial ha sido debatido en otros países latinoamericanos; en una buena parte de ellos, por fines de eficiencia en la atención de los asuntos hídricos, finalmente la gestión del agua es el centro de la atención de la autoridad del agua y la construcción de obras de infraestructura recae en otras áreas gubernamentales, con tendencia muy fuerte a que se realicen por autoridades locales con los apoyos subsidiarios que requieran.

El segundo tema se refiere a las capacidades de los recursos humanos de CONAGUA y del sector, los cuales se han empobrecido.

La profesionalización de mandos y de cuerpos técnicos

I. En materia de recursos humanos capacitados, el sector agua mexicano se encuentra en crisis extrema. Hay que avanzar al re-encuentro de la excelencia.

Los cuadros directivos y técnicos del sector – CONAGUA, IMTA, comisiones estatales de agua, centros de investigación y desarrollo tecnológico y organismos operadores de riego y de agua y saneamiento --, se han ido gradualmente empobreciendo. El personal con amplia experiencia y / o con especializaciones, maestrías y doctorados es cada vez más escaso.

La captación sistemática de jóvenes talentos de universidades y tecnológicos es muy reducida debido a los bajos niveles de ingreso que se ofrecen y a las condiciones desfavorables para realizar una carrera estimulante y sustentable en el sector agua.

La formación in situ de personal capacitado y experimentado se ha ido reduciendo dramáticamente. Hoy día, resulta difícil mejorar los niveles de mandos, que se encuentran en un lamentable estado de baja profesionalización.

En suma, se ha ido extinguiendo la escuela de pensamiento hidráulico ilustrado mexicano.

No existe en la práctica una escuela de formación de los equipos técnicos como antaño para conducir la formación profesional de los jóvenes en el sector. La permanencia y el espíritu de pertenencia y orgullo en la institución son frágiles.

Al ingresar pocos jóvenes profesionales, el promedio de edades en los cuadros técnicos y directivos ha ido creciendo y es muy escaso el personal de refresco.

Además el sector ha ahuyentado a expertos mexicanos en las tareas de administración pública. Hoy es modesto el número de expertos en un gran número de asignaturas críticas (estudios de ingeniería, socioeconomía, finanzas, operación de obras, gobernanza del agua, gestión técnica del agua (ingeniería de ríos, hidrogeología, etc.), información para toma de decisiones, cálculo de balances y disponibilidades, aplicación de leyes y reglamentos, diseño y construcción de presas, acueductos, sistemas de riego, etc.) Los errores en grandes obras de infraestructura en los últimos años dan fe de la grave situación en el sector agua.

El sistema de determinación de sueldos es inelástico para estimular el desarrollo del personal y se limita la contratación de jóvenes. Los pocos que acceden al sector enfrentan condiciones burocráticas desventajosas.

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El manejo de plazas y estructuras de trabajo aunados en el caso federal a un Sistema de Servicio Profesional de Carrera rígido y alejado del logro de resultados han alcanzado niveles realmente lamentables.

A manera de ejemplo, CONAGUA fue creada en 1989 con 37,540 trabajadores, la mayoría con escasa calificación técnica (sólo el 9% era personal calificado). En los primeros 12 años se redujo el personal en 43% e incrementó su calidad (23.5% de personal calificado), mediante el denominado Sistema de Especialistas en Hidráulica (un eficaz modelo de servicio civil de carrera).

Empero, desde 2002 se continuó con la reducción de personal, y se eliminó el Sistema de Especialistas en Hidráulica, incorporando a los especialistas a las estructuras vigentes y al incipiente Servicio Profesional de Carrera.

Hoy, es difícil determinar la relación de cantidad-calidad del personal pues se ha mezclado al personal especializado con aquel de mandos medios y eventuales. La problemática existente se sintetiza en que: (1) una composición desfavorable de los recursos humanos calificados; (2) reducciones indiscriminadas de personal; (3) fallida reposición de personal calificado y (4) limitadas condiciones de contratación de personal bajo condiciones poco atractivas para el potencial empleado.

Pues bien, en el sector es fundamental dar un enérgico golpe de timón. Dentro de las REFORMAS ESENCIALES DEL SECTOR AGUA, se debe aprovechar la experiencia acumulada de expertos mexicanos y preparar una propuesta realista que sea técnica y administrativo-financiera, para diseñar y poner en práctica a nivel del sector agua una estrategia y un programa concreto y realista que reforme el modelo actual de captación, desarrollo, certificación y gestión integrada y sustentable del personal experto. El modelo debe estar especialmente orientado para la captación, desarrollo profesional y certificación de jóvenes talentos (que sea sustentable durante adminstraciones federales o estatales subsecuentes) y de expertos experimentados, que comprenda:

la captación sistemática y sustentable de jóvenes talentos vía universidades y tecnológicos, y la recuperación de expertos mexicanos para el sector

la contratación ágil y sustentable de jóvenes y expertos vía mecanismos ágiles distintos a los vigentes (administración en paralelo o bien outsourcing, como ocurre en otras latitudes del orbe),

el establecimiento de un sistema (ajeno a las limitaciones burocráticas) de percepciones competitivas y desafíos para inducir a los jóvenes a emprender una carrera profesional en el agua,

Introducción de programas de Practicas Profesionales, Servicio Social y Titulación en Instituciones Publicas de Educación Superior en todo el país,

el establecimiento de condiciones propicias de desarrollo de jóvenes en un sistema bien estructurado bajo retos y oportunidades de desarrollo, y

el desarrollo y mejoramiento de los elementos existentes de capacitación y entrenamiento para personal técnico del sector agua, bajo un esquema de selección

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riguroso de candidatos con controles externos (para evitar favoritismos y prácticas desleales) con la finalidad de premiar a quiénes han tenido mejor desempeño y aprovechar su potencial para un mayor desarrollo en el sector agua.

La certificación de los profesionales para dejar constancia oficial con valor referencial en todo el sector del país, de las cualificaciones de los jóvenes talentos y de los expertos. El empleo y valoración de la certificación es fundamental para la profesionalización institucionalizada de los cuadros de mandos y de equipos técnicos.

La estrategia referida contribuirá a elevar la capacidad de ejecución, productividad y eficiencia de los programas federales, estatales y municipales.

En suma, la propuesta, que debe tomar de la mano las necesidades federales, estatales, y de las EAS, consiste en crear un mecanismo ágil, realista y bien sustentado de incorporación y oferta de condiciones propicias basada en resultados, dirigida a jóvenes talentos y a personal calificado o experto para ser contratado e incorporado a los cuadros técnicos especializados de CONAGUA, IMTA y resto del sector agua.

Con el resurgimiento de una escuela de pensamiento mexicano en materia de agua, y la creación de los instrumentos de formación y desarrollo que se requieran en aulas y en la praxis profesional, el objetivo que se persigue es diseñar y establecer un proceso sistemático y objetivo de selección de nuevos talentos, captación vía contratación, capacitación (en el trabajo y vía programas educativos e intercambios con instituciones análogas en el orbe), desarrollo profesional, certificación, sistema de percepciones dinámico y estimulante, evaluación del desempeño, promociones y alicientes diversos y en general, un sistema técnico y científico de gestión del personal calificado para nutrir los cuadros directivos y los cuerpos técnicos del sector agua mexicano.

Este proceso incorporará profesionales calificados a los programas sustantivos del sector agua, elevará la capacidad y calidad de ejecución del sector y contribuirá a integrar los cuadros directivos y técnicos y el reemplazo de personal que se retire. Existen ya propuestas concretas que no se abordarán con detalle.

En una primera etapa, el personal contratado trabajará en programas sustantivos del sector agua.

Luego de esa etapa de capacitación en el trabajo, el personal que destaque podrá realizar en México o en el extranjero estudios de posgrado (diplomados, títulos de experto, maestría, doctorado), educación contínua y entrenamiento /intercambios de experiencia y conocimiento con otras entidades nacionales e internacionales.

A la conclusión de sus estudios, el personal se reintegrará al sector bajo un mecanismo de supervision pluripartita. Será necesario implantar un sistema de evaluación del desempeño del personal y cuya base fundamental serán los resultados y el cumplimiento de metas. El sistema se sustentará en indicadores de gestión para evaluar el programa. Mediante el sistema se pagarán emolumentos atractivos.

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La propuesta anterior requiere de la adopción de una robusta estrategia de financiaci´oon con la concurrencia de varias entidades e instituciones nacionales e internacionales, incluyendo al sector privado.

El manejo de recursos financieros se realizaría mediante un fideicomiso alimentado por las instituciones del agua, y las entidades multilaterales, así como fundaciones y fideicomisos diversos tanto públicos como privados, con un fideicomisario ad hoc y fórmulas y normas financieras robustas y a la vez flexibles para posibilitar la captación de la mejor gente entre jóvenes talentos y expertos ya experimentados. Esta figura que ya ha sido utilizada en México y se aplica en otros países de Latinoamérica, permite hacer a un lado las limitaciones asfixiantes de tabuladores y escalafones de la burocracia mexicana. De hecho, las figuras laborales aplicables al nuevo personal deben propender a crear espacios realmente distintos a la burocracia tradicional. Este punto es esencial y forma parte de las transformaciones institucionales públicas y privadas en el orbe.

Un programa de esta índole podría diseñarse en forma realista para incorporar entre 500 a 1,500 nuevos talentos (las necesidades del sector agua se estiman entre 25,000 a 35,000 nuevos elementos) con un costo promedio incremental de 900 a 2500 millones de pesos anuales (monto modesto comparado con los presupuestos del sector y los beneficios que arrojará).

Conclusión y reflexión final México va en camino al desarrollo con mayor complejidad que otros países latinoamericanos por su tamaño y diversidad. Las cifras económicas, el tamaño considerable del sector AyS y el ambiente facilitador están en razonables condiciones. Ahora, se requiere capitalizar lo logrado, fortalecer y aprovechar coyunturas favorables (como el próximo cambio de régimen) y resolver asimetrías y asignaturas pendientes. En paralelo, se deben erradicar prácticas viciadas, adopción de tecnologías obsoletas, ir erradicando los cuadros técnicos incapaces o con insuficiente especialización, capacitación y experiencia. México necesita asegurar que se refuerce la inversión y a la vez se alcance una mayor disciplina en capital invertido, cuidado de los activos fijos y en ampliar y aumentar las fuentes de financiación bajo criterios innovadores que permitan que el rol del Estado Mexicano como ente de financiación se vaya reduciendo gradualmente. Esto contribuirá a cambiar la concepción y lógica con las cuales se desarrolla el sector AyS.

México puede constituir el ejemplo de más envergadura y valor agregado en tema de agua y saneamiento per se y de tratamiento y reutilización de aguas residuales en América Latina y de otras regiones de países en vías de desarrollo. Igualmente, con las reformas institucionales necesarias, México puede servir de guía para reorientar las fórmulas de éxito en materia de agua en la región.