¡Aquí está la vida! - comfama.com · bananeros, palmeros, ganaderos, cañeros, floricultores,...

32
la publicación mensual gratuita de n o 365 ISSN 2027-2715 ¡Aquí está la vida! Juguemos en el bosque Al aire libre. Saltamontes, comejenes y arañas tomaron vida y se trans- formaron en espacios para la diversión. Págs. 26 y 27. El legado de los antepasados Las silletas. Son patrimonio cultural de la Nación, constituyen un elemento del paisaje regional y fueron una pieza fundamental para la evolución del transporte. Págs. 10 y 11. Atracción. Comfama Parque Arví estrenó la sala de cine con una cuarta dimensión: viento, lluvia, movimiento y olor. Págs. 18 y 19. 4D: cine para los cinco sentidos Especial Comfama Parque Arví

Transcript of ¡Aquí está la vida! - comfama.com · bananeros, palmeros, ganaderos, cañeros, floricultores,...

la publicación mensual gratuita de

no 365is

sn

202

7-27

15

¡Aquí está la vida!Juguemos en el bosque Al aire libre. Saltamontes, comejenes y arañas tomaron vida y se trans-formaron en espacios para la diversión. Págs. 26 y 27.

El legado de los antepasadosLas silletas. Son patrimonio cultural de la Nación, constituyen un elemento del paisaje regional y fueron una pieza fundamental para la evolución del transporte. Págs. 10 y 11.

Atracción. Comfama Parque Arví estrenó la sala de cine con una cuarta dimensión: viento, lluvia, movimiento y olor.Págs. 18 y 19.

4D: cine para los cinco sentidos

Especi

al Co

mfama P

arque

Arví

www.comfama.com

María Inés Restrepo de Arango Directora Comfama

Comfama Parque Arví: para ver, conocer, pensar, entender, valorar y preservarCon fundamento en nuestra experiencia y tradición lúdica que supera los 50 años en la gestión del ocio y del tiempo libre, institucionalizamos hoy en un lugar cargado de símbolos una nueva forma de recreación y de sus actividades conexas, con énfasis en la con-templación, dentro de una ética y una normativa de la conservación.

Comfama Parque Arví es el resultado de un esfuer-zo de recuperación sin producir estragos y de readecuación del espacio sin deteriorar el bosque, para el ejercicio de actividades ecoturísticas y recreativas. Respetamos su historia al dejar intactas las huellas de los distintos grupos humanos y étnicos que allí se han asentado por más de cinco siglos. Ahí siguen acumuladas, sobrepuestas.

Y lo hicimos con un grupo de expertos de todas las disciplinas del saber y con el conocimiento de que el visitante de hoy tie-ne como objetivo la naturaleza no solo pa-ra contemplarla, sino para leerla, para hacer vida en ella —al menos temporalmente—, para descubrir su lenguaje, para develar los signos y símbolos, y para proyectar los lazos que lo atan a la tierra.

Pero no solo lo hicimos con los académicos. Acompa-ñamos a la comunidad que habita la zona a reflexionar

sobre su cotidianidad, sus desesperanzas y sus sueños, y en un diálogo abierto y una práctica conjunta fuimos es-tableciendo los parámetros de una nueva construcción de ciudadanía con el objetivo de ganar identidad como zona, y por ese conducto proponer un nuevo modelo de sociedad y de desarrollo sostenible.

Así logramos hacer de éste un proyecto posible, y lo fue porque su realización da cuenta de la responsabili-

dad del gobierno local representado en la Al-caldía de Medellín y en sus empresas Metro y EPM, que no desconocen la relación direc-ta que hay entre el deterioro ambiental y el proceso de empobrecimiento. Es un proyecto plural porque cuenta con el compromiso de-cidido del sector privado, de las corporacio-nes autónomas Corantioquia y Cornare y de la Corporación Parque Arví; y es un proyecto social porque es una alternativa para que los trabajadores puedan disfrutar de su tiempo libre, preservar el planeta y reencontrarse

con la naturaleza y, por ende, con la vida.Todo ello gracias al compromiso de nuestros em-

pleadores. A ellos les decimos: “Gracias por encabezar la lista de los que creen que la tierra siempre tiene algo que decir y por poner su grano de arena para evitar el cataclismo climático”

Tu voz

“El parque es hermoso, el juego de silletas y La Gua-ca son espacios alucinantes. Uno se siente en otra parte del mundo. Felicitaciones a Comfama, ésta es una manifestación expresa de calidad de vida”.

“Esas actitudes que dan cuenta de la buena edu-cación y del respeto por la gente se originaron en Comfama, la primera entidad que prestó servicios sociales de carácter masivo. Con este parque sigue construyendo cultura cívica. Siempre estaré orgullosa de ser afiliada a esta Caja y de hacer parte de su historia”.

“Es un parque muy especial porque tiene unos criterios de recreación totalmente distintos a lo que hemos visto hasta ahora; los han conce-bido muy bien y los plasman en el diseño de una manera espectacular”.

Tulio GómezGerente,Londoño Gómez S.A.

Jorge Mario ÁngelPresidente, Avalúos y tasaciones de Colombia Valorar S.A.

Ana Claudia TobónAsistente de dirección, Asocolflores.

Periódico el informador » Una publicación de comfama » Teléfono 5105195 » A.A. 51458 de Medellín » [email protected] » www.comfama.com • consejo directivo: Presidente: Carlos Posada U. » Vicepresidente Primero: Juan Carlos Ospina G. » Vicepresidente segundo: Rubén Darío Gómez H. » Principales: Jorge Ignacio Acevedo Z., Luis Carlos Villegas E., Juan David Vieira F., José Vicente Cálad G., Guillermo Romero A., Hernán Ceballos M., Gerardo de Jesús Sánchez Z. » Suplentes: Lina María López G., Juan Guillemo Palacio M., Juan Carlos Beltrán C., Juan Rafael Arango P., Álvaro Jairo Hincapié V., Henry Vélez O., Liliana María Vélez G., Luis Fernando Cadavid M., Octavio Amaya G., Jaime Albeiro Martínez M. » Directora: María Inés Restrepo de A. • redacción: Unidad de Comunicaciones Comfama » editoras: Natalia Mesa J., Diana Lucía Botero S. » FotograFías: Unidad de Comunicaciones Comfama, El Colombiano, Fotoeditores, raultobon.com •FotograFía Portada: Comfama Parque Arví • diseño, PrePrensa e imPresión: El Colombiano • circUlación: 250.000 ejemplares • Vigilado Su-perintendencia del Subsidio Familiar.

2 Editorial

"Gracias por encabezar la lista de los que creen que la tierra siempre tiene algo que decir y por poner su gra-no de arena para evitar el cataclis-mo climático”.

Conocer 3

Tomemos por ejemplo el servicio de polinización, que depende de la oferta de hábitat para las especies animales que lo proveen a los productores agrícolas. No se trata únicamente del trabajo gratuito que desempeñan las abejas melíferas do-mésticas, sino de los aportes específicos que hacen cientos de abejas y abejorros nativos, junto con escarabajos, moscas y mosquitos, otros artrópodos e inclusive murciélagos y aves silvestres, para garan-tizar que se produzcan cosechas abun-dantes y de calidad de decenas de pro-ductos alimenticios, que definitivamente no incluyen en su precio de mercado final ni un centavo, no digamos que para com-pensar la laboriosidad de la fauna, pero sí para garantizar la persistencia de las condiciones ecológicas que esta requiere: bos-ques nativos de buena calidad, lugares de des-canso y reproducción adecuados, conjuntos de vegetación y otra fau-na que ayuda a sostener las poblaciones viables de cada una de las especies que eventual-mente, gracias a un documental de tele-visión o al conocimiento de un trabajador del campo, se hacen visibles. ¿Estaríamos dispuestos a pagar, digamos, un centavo adicional por kilo de fruta para ello? ¿De qué manera se canalizarían estos recur-sos? ¿Cómo reaccionaría la gente si, ade-más de la inflación y el costo de vida cre-ciente, el Ministerio de Hacienda decide colectar una tasa para la protección del hábitat de los escarabajos polinizadores?

Para la economía cafetera el tema no es trivial: en la variabilidad climática que es-tamos experimentando, sea o no producto del cambio global, ya genera grandes di-ficultades fitosanitarias. La roya y la bro-ca van en expansión, así la tecnología del sector sea una de las mejores en el manejo de estas amenazas; pero los sistemas bio-lógicos tienden a cambiar a gran velocidad. La opción es fortalecer la salud general de los ecosistemas para promover la autorre-gulación, es decir, permitir que la biodiver-sidad se haga cargo, al menos en parte, de controlar los efectos negativos de plagas y enfermedades que a la larga disminuyen

las cosechas e incrementan en costo de materias primas y alimentos. Habría que esperar lecturas similares del problema por parte de otros gremios de la producción: bananeros, palmeros, ganaderos, cañeros, floricultores, etc.

Otros servicios menos visibles, pero no menos importantes, son la disponibilidad de nutrientes para los cultivos, o la capa-cidad facilitada de incorporación de los mismos al crecimiento de cultivos, ambas dependientes de la biodiversidad del suelo; o la depredación de semillas o plantas de especies invasoras que compiten negativa-mente con las cultivadas, o el consumo de millones de insectos cada noche por mur-ciélagos que dependen de pequeñas cue-vas para su reproducción, cuevas que están

siendo destruidas tanto por el temor infundado a estos animales como por la irres-ponsabilidad de visitantes y promotores “ecoturísticos”. ¿Cuántos agricultores invier-ten en la protección de la ca-lidad biológica de sus suelos, en la protección o construc-

ción de cercas vivas o pequeños fragmentos de bosque que sirven de refugio a la fauna que les contribuye en su producción? Mu-chos pueblos tradicionales, así como cam-pesinos conscientes de las dinámicas ecoló-gicas de nuestros ambientes ecuatoriales, y algunos empresarios ilustrados, mantienen algunas prácticas agroecológicas que garan-tizan el flujo de ciertos servicios ecosistémi-cos. Pero se quejan, con razón, de que el mercado recompensa mejor a aquellos que no lo hacen y que, a menudo, se aprovechan de manera gratuita de los servicios que se generan en predios ajenos, capitalizando para ellos un beneficio colectivo al que en nada contribuyen.

Los bosques riparios, además de ser fundamentales en el mantenimiento de los cursos de agua y la prevención de erosión, son filtros naturales de excesos de fertili-zantes y de tóxicos que fluyen desde los campos cultivados a los cuerpos de agua, amortiguando su efecto contaminante. Nos quejamos de que mantener esos bosques nos cuesta dinero pues restringen el área disponible para cultivar o tener vacas, pero cuando crece la inundación, la avalancha

destruye el predio o el ganado se enferma, no tenemos más remedio que acudir a la acción colectiva en búsqueda de compensación, pues no hay seguro que valga para reconstruir tierras arrasadas: ¿es un buen negocio insistir en la ganancia del corto plazo, con la certeza de destruir el futuro? La noción de sostenibi-lidad o sustentabilidad, a veces criticada por ser “etérea”, no es nada difícil de entender ante los efectos de la ola invernal que azota el país; todos reconocemos que su devastador impacto se debe a la pérdida de capacidad de los ecosistemas de amortiguar los eventos extremos de pluviosidad, y que deberemos recuperarla si no queremos exponernos a cos-tos más altos. Invertir en conservación y res-tauración ecológica no es pues un lujo que se da la sociedad, es una necesidad equiparable a la de reconstruir vías, acueductos y sistemas productivos. Y si somos capaces de destinar billones a las obras de infraestructura públi-cas, no debería ser difícil hacer algo equiva-lente a las obras de infraestructura ecológica, única opción para contrarrestar el deterioro de los servicios ecosistémicos, incluso sin necesidad de ponerle precio a la biodiversi-dad: la tarea de mercantilizar cada uno de los aportes que ésta nos hace siempre resultará compleja, costosa e incompleta.

El gran problema es hacer visibles estos vínculos entre naturaleza y sociedad, de ma-nera que las personas entiendan que la com-plejidad y la belleza de los ecosistemas no son únicamente un atributo simbólico (que de por sí representa un gran servicio cultural que nos prestan), sino una fuente fundamental de servicios que subyace a toda la economía y a todo el bienestar colectivo. Preservar la bio-capacidad de nuestros territorios es una prio-ridad de desarrollo, y en la medida en que los participantes de proyectos como el Parque Ar-ví tengan la oportunidad de percibir de prime-ra mano esta riqueza natural y considerarla parte activa de sus vidas cotidianas, la noción misma de economía deberá ir cambiando pa-ra ser más amplia e incluyente, y el papel de las entidades en ella, también: no está lejos el tiempo en que las cajas de compensación, con toda su capacidad de gestión, estén en condiciones y disposición de invertir en esos preciados bienes comunes representados por los servicios ecosistémicos

Desde hace varias décadas la noción de servicios públicos ha ido cambiando pro-gresivamente para hacerse más amplia e incluyente: no solo porque cada día se consideran “servicios” más atributos de la demanda social, sino porque se ha di-versificado y complejizado la institucio-nalidad que los administra y dirige, que en el caso colombiano incluye un vasto arreglo de entes estatales, mixtos y pri-vados. Sin embargo, en ese escenario de evolución de las relaciones de oferta y demanda en la cual descansa el bienestar humano, aún queda por reconocer el flu-jo más importante de servicios, del cual depende no únicamente el bienestar, también la vida misma de las personas: los servicios ecosistémicos.

A menudo, en la economía ambiental, se comenta un poco en serio, un poco en broma, que las facturas del agua o la energía deberían incluir un rubro adicio-nal equivalente al costo de mantener la ca-pacidad del ecosistema de continuar pro-veyendo el servicio de regulación hídrica, indispensable para la captación regular de agua potable y para la generación de elec-tricidad. El hecho de que pocas empresas de servicios públicos se hayan decidido a hacerlo implica que aún la sociedad no tiene claro que esa regulación requiere inversiones que la garanticen, y para lo-grarlo ha optado por utilizar de manera indirecta otras fuentes de financiación, como los impuestos prediales o la coope-ración internacional, con la consecuente inestabilidad y subjetividad en la plani-ficación. Las áreas protegidas y parques naturales sobreviven duramente ante esta situación, pese a ser proveedoras no solo de regulación hídrica, sino de decenas de otros servicios, mucho menos reconoci-dos por el público en general.

Brigitte LG Baptiste*

El artículo es responsabilidad de la autora y no compromete el pensamiento de Comfama.

El reto de los servicios ecosistémicos

"Invertir en conservación ecológica no es un lujo que se da la sociedad, es una necesidad equi-parable a la de recons-truir vías, acueductos".

* Directora General del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

www.comfama.com4 Conocer

Tesoro invaluableUn proyecto plural que cuenta con los sectores privado, público y académico.

En una zona declarada como reserva forestal y como patrimonio cultural de la nación está Comfama Par-que Arví, una sede que tuvo sus inicios en la unión de esfuerzos interinstitucionales para hacer de éste un escenario plural y de preservación de la vida.

Entre los Valles de San Nicolás y de Aburrá, Comfama protege un patrimonio invaluable de 130,5 hectáreas, propiedad de Empresas Públicas de Mede-llín. Allí, el silencio de los bosques de ciprés y pino, el arrullo de las quebradas, el paisaje pintado de vallados en piedra, las memorias de nuestros antepasados y las huellas de la colonia se conjugan con una propuesta para el goce, la educación ambiental y la conser-vación de la naturaleza, siempre bajo un precepto de respeto por las comunidades que la habitan.

Acepte esta invitación en la que priman el deleite y el conocimiento. Visite el Corregimiento de Santa Elena, área rural de Medellín, en el kilómetro 7 de la vía que conduce hacia la vereda Mazo

2.350 metros es la altitud media del parque y su temperatura promedio es de 14°C.

¿Qué se espera del visitante?

» Que proteja, cuide, admire y disfrute la naturaleza. Ella le ofrece, sin contraprestación, la estructura de los árboles, la frescura del agua, la espe-sura de la niebla y el canto de los pájaros.

» Que aprecie las especies animales y vegetales sin tocarlas. Las fotografías se pueden tomar desde muy cerca sin necesidad de perturbarlas.

» Que no lleve mascotas u otro organismo viviente. Las plantas, semillas, insectos, plagas y enfermedades pueden ser peligrosas para el ecosistema.

» Que en las caminatas deposite las basuras en los recipientes dispuestos para ello y facilite su reciclaje. Cada residuo fuera de su lugar contamina.

» Que use bolsas de tela o morra-les para llevar sus pertenencias. Una bolsa plástica común puede tardar hasta 150 años en degradarse.

» Que deje correr limpia el agua de las quebradas.

» Que no tome muestras de plantas y rocas, y no saque animales de su hábitat.

Salvaguardar la flora y la fauna es un deber. Llévese un buen recuerdo en su cámara fotográfica.

» Que evite darles a los animales de los alimentos que usted consume, ellos tienen su forma natural de alimentarse y subsistir.

» Que no encienda fogatas. Es una medida preventiva para librar de incendios el gran bosque de niebla.

» Que no abandone los sende-ros y las rutas peatonales.

» Que ayude a mantener el patrimonio arqueológico y su legado para las nuevas generaciones.

Un parque para aprender, disfrutar y conservar

Un conjunto de conocimientos. Cada pieza narró su historia y dio los elementos para reconocer la riqueza.

La investigación fue el eje que permitió consolidar la propuesta del parque. Con sus premisas y hallazgos, el arte, la cul-tura, la tradición, la biodiversidad y el respeto se conjugan en un escenario que venera la vida.

Gracias a las intervenciones científicas y teóricas, y a la observación sistemática de las siguientes personas y entidades, pro-pios y foráneos hoy encuentran alternati-vas para aprender, disfrutar y conservar.

Estos son los estudios de referen-cia que soportan el Plan Maestro de Comfama Parque Arví:• Parque regional Piedras Blancas – Las

Palmas. Bases de planeación. Michael Hill, 1970.

• Parque metropolitano y regional de Pie-dras Blancas. Área Metropolitana del Valle de Aburrá, 1984.

• La búsqueda del Valle de Arví y el des-cubrimiento de los Valles de Aburrá y Rionegro por el Capitán Jorge Robledo.

Sofía Botero Páez y Norberto Vélez Vélez, 2000.

• Plan maestro Parque Regional Arví. Es-tudio técnico contratado por la Corpo-ración Autónoma Regional del Centro de Antioquia, Corantioquia, y realiza-do por la Unión Temporal Fundación Natura – Holos Ltda., 2001.

• Propuesta de desarrollo en el núcleo Cho-rro Clarín, de la zona norte del Parque Arví. Universidad Nacional de Colom-bia, sede Medellín, 2007.

• Investigación arqueológica. Núcleo Chorro Clarín zona norte del Parque Regional Arví. Universidad de Antio-quia. Investigadora responsable: So-fía Botero Páez, 2009.

• Una historia ancestral en el altiplano de Santa Elena. Liliana Isabel Gómez Londoño, 2010.

• Parque Arví: un viaje a la memoria, un encuentro con el patrimonio. Éd-gar Bolívar, 2010

saber 5

www.comfama.com6 Conocer

La Guaca.

Silleta. Kioscos.

Exuberancia y color

Desde el aire o en tierra firme. Vivirlo es una experiencia que activa los sentidos.

Las palabras se quedan cortas, por eso es mejor descubrirlo en vivo y en directo. Este parque guarda en sus en-trañas, símbolos, historias, riquezas, silencios, cantos. Y como si fuera un bosque fantástico, estructuras gigan-tes acoplaron sus patas y sus bases para rendir un homenaje a la natura-leza, a los antepasados, a la vida.

Viento seductor, frío relajante, sol imponente, aire limpio, sonidos me-lodiosos, colores deslumbrantes, tex-turas y formas que regalan plantas y animales, sin exigir privilegios a cam-bio. Un parque en el que la naturaleza es la que enseña

El Ciempiés.

En buseta desde MedellínCómo. La Cooperativa Multiactiva de Transportes de Santa Elena –Trasan-coop– tiene disponibles busetas con el aviso de Comfama, los domingos y los días de fiesta. Salen de la ca-lle 49, Ayacucho, con la carrera 42, Córdoba, desde las 9:00 hasta las 11:00 a.m., para el trayecto de ida, y a partir de las 3:00 hasta las 5:30 p.m. para el viaje de regreso. En semana también puede usar esta ruta; en este caso, el bus lo deja en el tótem de Comfama, a cinco minutos a pie del acceso principal del parque.

En vehículo particularCómo. Si va en su carro, déjelo en una de las dos bolsas de parqueo que encontrará señalizadas en la vereda Mazo, a 1,6 y 3 kilómetros, respecti-vamente, de la sede. Desde allí, ca-mine por los senderos peatonales o súbase a uno de los buses del corre-gimiento para llegar. Los domingos, una buseta de Comfama lo estará esperando para transportarlo. En las bolsas de parqueo hay 484 celdas: 232 para automóviles, 205 para mo-tocicletas y 47 para buses.

Son tres las rutas: •Por la vía a Santa Elena. Cuando

llegue hasta el alto del estadero El Si-lletero gire a la izquierda hacia la ve-reda Mazo. Luego de 7,8 kilómetros encontrará la sede de Comfama.

•Por la autopista Medellín-Bogotá. Antes de arribar a Guarne voltee a la derecha, después de sobrepasar el re-torno número 6. Recorra 10 kilómetros para llegar a la entrada principal.

•PorlavíaaLasPalmas: Tome la vía a Las Palmas y en el alto gire ha-cia el aeropuerto. Cuando esté en el estadero El Cebadero, voltee hacia la izquierda por la vía de la vereda Pantanillo –Envigado–. Continúe su recorrido hasta el corregimiento de Santa Elena.

Vuele sobre el bosqueCómo. Llegue a la estación del Me-tro más cercana y tome la ruta hasta Acevedo. Súbase a la línea K del Me-trocable hasta Santo Domingo y haga transferencia al Cable Arví. Allí estará una buseta de Comfama esperándolo

para trasladarlo hasta la sede. Recuerde que el Cable Arví está abier-to de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. de lunes a sábado y de 9:00 a.m. a 6:30 p.m. do-mingos y festivos, excepto el primer día hábil de cada mes

Comfama Parque Arví está muy cerca

Opciones de rutas y de medios de transporte para pasar un día en contacto con la naturaleza.

Si su decisión es viajar en el Metro y regresar en bus, o viceversa, lo puede hacer. Uno de los vehículos de Trasancoop lo llevará de vuelta a Medellín o una buseta de Comfama lo transportará hasta la estación Arví.

Disfrutar 9

¡Tremendociempiés!

Los empleadores tienen un espacio diseñado especialmente para sus reuniones, en medio del bosque.

Si se mira desde el aire, este “artrópodo” gigante de 160 metros lineales parece que se estuviera moviendo en medio del bos-que, para luego asentar sus patas en un claro entre los árboles.

Si se mira desde la tierra, el escenario es distinto: El Ciempiés se transforma en un edificio de 3.200 metros cuadrados diseñado bajo el concepto de protección y cuidado de la reserva forestal, conce-bido especialmente para la realización de reuniones empresariales.

Cuenta con seis salones con capaci-dades entre 25 y 80 personas, cada uno,

pues se ajustan al tamaño de los grupos, para atender a un total de 250 asisten-tes. Estos espacios están dotados con las herramientas tecnológicas para rea-lizar reuniones efectivas.

La edificación tiene una terraza col-gante en madera que sirve de mirador hacia la reserva, el lugar ideal para un descanso en medio del trabajo o para disfrutar de la mejor fuente de inspira-ción: un bosque nativo y otro de refo-restación, con ciprés y pino. Además, cuenta con zonas de servicios: cafetería y baños públicos

El Ciempiés.

10 sembrar

El legado de los antepasados cobra vida

420miembros de la Corporación

de Silleteros proveen de plantas al parque.

Las silletas, que nacieron de la necesidad de transportar ví-veres, mercancías o personas, son una tradición que pasa de generación en generación y que llena de orgullo a los auténti-cos artesanos de las flores: los campesinos de Santa Elena.

En este lugar, en el que los vientos cargados de niebla le regalan vida a la diversidad, se construyeron siete edificios, cada uno de 144 metros cua-drados. Sus bases se levantan desde el suelo hasta alcanzar los 4,50 metros y en sus techos 7.000 plantas de flores forman tapetes en policromía, para re-galarles a los ojos una reafir-mación de la belleza

Son patrimonio cultural de la Nación, constituyen un elemento del paisaje regional y fueron una pieza fundamental para la evolución del transporte. Las embajadoras de la belleza natural cuentan la historia de Antioquia.

www.comfama.com

11

Homenaje a la tradición silleteraLa Corporación de Silleteros de Santa Elena acompañó la elaboración de la primera silleta, la cual se diseñó con las características de una monumental. Las otras seis se trazaron con su asesoría para tener presentes los detalles que las cargan de significado. La Asociación de Tierreros de Santa Elena, por su parte, se encargó de sembrar y de suministrar las plantas multicolores.

En estas y en muchas otras acciones se vincularon los vecinos del par-que. Las siguientes cifras muestran un balance positivo:

Generación de ingresos• 18 jardineros de Santa Elena vinculados a las obras de paisajismo

y reforestación. • 103 habitantes de la zona participaron en la construcción del parque. • 420 miembros de la Corporación de Silleteros proveen plantas y se en-

cargan del mantenimiento de las obras de paisajismo. • 12 socios de la Asociación de Tierreros se encargan de las labores de

siembra y de mantenimiento en el parque.

Gestión y participación comunitaria• Procesos de información y de formación acerca de las características

ambientales, arqueológicas y patrimoniales del parque. • 38 recorridos con vecinos, autoridades y miembros de organizacio-

nes sociales locales. • 10 personas vinculadas en labores de información, sensibilización

y orientación de visitantes.• Gestión social y participativa en seis Juntas de Acción Comunal, con

temas como generación de empleo, uso productivo del tiempo libre y acceso a servicios sociales y formativos de Comfama. • Apoyo a iniciativas de fortalecimiento socio-productivo de la Corpo-

ración de Silleteros y de la Asociación de Tierreros. • Formulación de un proyecto productivo asociativo con

las familias productoras de flores, en convenio con Interactuar. • Vinculación de instituciones educativas de la zo-

na a los programas de Jornada Escolar Comple-mentaria de Comfama

Memoria bajo tierra Investigaciones de campo y juiciosos análisis de los hallazgos arqueológicos hablan de los primeros moradores.

La memoria y los tesoros de nuestros an-tepasados se custodian bajo tierra en La Guaca, una edificación de 1.050 metros cuadrados. Los objetos que hace miles de años los indígenas sepultaron junto a sus cuerpos o que empleaban para sus actividades cotidianas fueron recupera-dos y ahora se conservan aquí para que las nuevas generaciones conozcan la his-toria de un valle que fue el hogar de una civilización indígena, que generó rique-za con sus yacimientos mineros, que fue camino de extraños y propios, y que hoy se convierte en parque.

Evidencias de objetos líticos o de pie-dra, fragmentos de cerámica decorados

con impresión de cestería, volantes de huso para hilar lana y envolver la fibra, y trozos de cuencos elaborados en cerá-mica asociados a la producción de sal son algunas de las piezas que permiten armar el rompecabezas de la zona y re-cuperar la memoria que por varios siglos atesoró el suelo de Santa Elena.

En La Guaca también se exhibirá una muestra de vestigios cerámicos y de lo-za, y otros elementos elaborados en oro y cobre, del Museo de la Universidad de Antioquia. Contará, además, con expo-siciones y conciertos, como parte de la programación cultural y artística de esta nueva sede

El Instituto Colombiano de Antropología e Historia calificó como excelente la investigación que durante el 2009 adelantó Comfama con un grupo de profesionales para recuperar la memoria de Arví.

1. ¿Cómo se hizo el levantamiento de la in-formación arqueológica?Seguimos los procedimientos establecidos en el marco metodológico de la investigación, que abarcaron niveles de exploración y procesos de in-tervención puntuales y extensivos. Se registró en dibujo y en fotografía cada intervención arqueo-lógica y se caracterizaron los vestigios que fueron recuperados en las diferentes excavaciones.

2. ¿Cómo se hace la identificación de un hallazgo?Puede realizarse en superficie si la capa de suelo se encuentra removida o por medio de excavaciones si las áreas de suelo se encuen-tran intactas. En el caso de las evidencias cons-tructivas que se encuentran en la superficie, es necesario removerles toda la maleza y la tierra, delimitar sus contornos y realizar levan-tamientos que permitan hacerse a una idea de la forma y de las funciones que estas construc-ciones pudiesen tener.

3. ¿Cómo deben conservarse estos tesoros?Las evidencias arqueológicas están protegidas por la legislación colombiana, por medio del Mi-nisterio de la Cultura. Las normas dictaminan su protección y conservación en lugares dispuestos para tal fin, como museos o casas de la cultura. Los requerimientos mínimos para la conservación son, entre otros, que estén protegidas por vitrinas con control de humedad y de luz.

4. ¿Qué se debe hacer para que las nuevas generaciones se apropien de sus orígenes?Es una tarea muy compleja. El primer paso es acercar a la gente del común a los vestigios que se conservan hasta hoy, y que son el producto de ma-nifestaciones elaboradas, hace cientos de años, por las personas que ocuparon los mismos territorios en los que actualmente vivimos. Estos remanentes hacen parte de nuestro pasado y deben constituirse en nuestro patrimonio, el cual debe ser valorado, respetado y entendido en su contexto histórico par-ticular. Somos lo que fuimos y es imposible igno-rarlo o escaparse de esa realidad.

MINIENTREVISTA

Liliana Isabel Gómez LondoñoAntropóloga e integrante del grupo

de investigación antropológica en Comfama Parque Arví

Reconstrucción de una vivienda prehispánica tipo tambo, con réplicas de objetos para la caza, de actividades domésticas y de siembra. Un museo a cielo abierto para aprender de la cultura indígena.

Minas de oro y sal, muros de tapia, canalizaciones y caminos son otras de las riquezas arqueológicas que podrán conocer los visitantes al participar en los recorridos por los Caminos del bosque.

La aurora boreal le da la bienvenida a los visitantes que disfrutan de los eventos artísticos y culturales en La Guaca.

14 Disfrutar

Un desafío en medio de la naturalezaFamiliar, deportivo, explorador o extremo. Cuatro circuitos para divertirse en armonía con el ecosistema.

Cierre sus ojos. Abra las manos. Relájese. Sienta el viento rozar su cuerpo y déjese llevar. Esto es lo que sentirá al “volar” en-tre los árboles en Aventura Comfama, un conjunto de atracciones que le permitirán reencontrarse con la naturaleza, su aro-ma, su espesura, su silencio… su magia.

Redes, puentes colgantes, balancines, es-caleras horizontales, tirolinas y mallas, que

pueden alcanzar hasta los 50 metros de altu-ra, hacen parte de las 68 pruebas de destreza y agilidad en un bosque de cinco hectáreas. Allí podrá afrontar desafíos de velocidad, agilidad y equilibrio en un entorno absolutamente se-guro y en una natural puesta en escena.

Los juegos están adaptados para que tanto niños como adultos vivan su propia aventura a la medida

www.comfama.com

15

Para tener en cuenta

A cada árbol se le examinó su energía

Pruebas: 68, en cuatro circuitos: familiar, deportivo, explorador y extremo. Duración: entre 45 y 90 minutos, por circuito. Edad del aventurero: desde los 6 años. Estatura mínima: 1,25 metros. Altura a la que se hacen las pruebas: entre 2 y 14 metros.

Ingresan 30 aventureros en simultánea, cada 30 minutos.

Sí, aunque parezca extraño, Michel Mabilon, líder del equipo francés que instaló Aventura Comfama, primero habló con el bosque y le pidió su consentimiento para construir los juegos. Recorrió el espacio, tocó los árboles, sintió su ener-gía y, luego, determinó los trayectos de la atracción. Una evaluación fitosani-taria del bosque confirmó la sanidad de los árboles y la oxigenación necesa-ria de las raíces, elemen-tos que coincidieron con el diálogo que entabló Michel.

El circuito de las empresasPara el desarrollo y el fortalecimiento de equipos, Aventura Comfama tiene un circuito especial para las empresas en el que se pueden realizar dinámicas que favorecen la vinculación, la

comunicación y el logro de resultados sobresalientes.

Además de la infraestructura, Aventura Empresarial cuenta con profesionales que acompañan el proceso de mejoramiento de cada individuo y del equipo, utilizando métodos modernos

de outdoor training. Con esta metodología, que se

basa en el aprendizaje por medio de la experiencia, se realizan ac-tividades al aire libre que combi-nan la competitividad, el trabajo en equipo, la confianza, la aten-ción, la apertura al cambio, el li-derazgo, la comunicación aser-

tiva y otros aspectos relevantes para la gestión del capital humano

Com

fam

aP

arq

ue A

rví

Com

fam

aP

arq

ue A

rví

Tari

fas

Cate

gorÍ

aValo

r ($

)D

inero

que g

ana e

l tra

baja

dor

A7.

000

Has

ta $

1’07

1.20

0

B10

.500

Has

ta $

2’14

2.40

0

C13

.500

Más

de

$2’1

42.4

00

D25

.000

No

afilia

dos

Ho

rari

o

• M

iérc

oles

a v

iern

es: 1

0:00

a.m

. a 5

:00

p.m

.•

Sáb

ado,

dom

ing

o y

día

s fe

stiv

os: 9

:30

a.m

.

a 5:

30 p

.m.

1

6

5

4

73

22

Cada ojo recibe la misma imagen vista con un ángulo diferente, el cerebro suma ambas imágenes creando la composición tridimensional.

Imagen estereoscópicaque se proyecta en la sala

Gafas 3D

Los lentes dividenel contenido

Imagentridimensional

Info

graf

ía: D

avid

Hen

ao

Vista cenital

La Guaca

1. Acceso principal2. Zona central3. Sala 4D4. Baños5. Cafetería6. Acceso sala 4D

3

Proyectores

6 metros

9,9 metros

Proyectores

Pantalla

1. Vibración en la base de la silla.2. Inclinación hacia la derecha y hacia la izquierda.3. Inclinación hacia adelante y hacia atrás.4. Efecto caída.

5. Cosquillas en las piernas.6. Efecto rocío de agua.7. Efecto de viento.

Características de la silla

Efecto 3D

1

2

3

4

5

6

Las gafas que recibe cada espectador deben devolverse.

Atracción para niños mayores de 4 años.

No se permite el consumo de alimentos dentro de la sala.

Las imágenes que se proyectan son en 3D, estereoscópico.

Sonido 5,1. Calidad y nitidez excepcional.

Duración de la proyección:12 minutos.

Personases la capacidad de la sala.

30La cuarta dimensión la dan los efectos que recrean el escenario de la película dentro de la sala. Asientos que vibran, niebla, lluvia, viento, ruidos y olores hacen que el público se sienta parte del filme.

[Cero ficción, mucha realidad]

Robin Hood, en 4DUna experiencia sensorial única: imágenes, olores, luces y movimiento.

"Hundidos en sus butacas neumáticas, Lenina y El Salva-je olían y escuchaban. Hasta que llegó el momento de ver y palpar también. Las luces se apagaron y en la oscuridad surgieron unas letras llameantes, sólidas, que parecían sostenerse en el aire. Un filme sensible, súper encantado, hablado sintéticamente, en color y estereoscópico, con acompañamiento sincronizado de órgano de perfumes".

Esta descripción aparece en Un mundo feliz, la novela de ciencia ficción que el inglés Aldous Huxley publicó en 1932. Allí, él presenta Sensocine un divertimento en el que ver una película se convierte en una experiencia que mez-cla imágenes, sonidos, olores e incluso sensaciones que se trasmiten por medio de los brazos de las sillas.

79 años después, la idea del cine sensorial de Huxley dejó de ser ficción en Comfama Parque Arví. La nueva sala 4D posee equipos especializados pa-ra proyectar películas 3D y producir efectos físicos como viento, neblina, lluvia, truenos, luz, olor o vibración.

La leyenda, en una nueva dimensiónLa situación: en La Guaca, 30 personas sentadas. La trama: un héroe legendario al rescate. El escenario: el castillo de la princesa Marion. El desenlace: en 12 minutos. Las sensaciones: mejor vivirlas que describirlas.

SinopsisEntre las torres de su castillo, la tímida princesa Marion está preparándose para su boda con el cruel Sheriff of Nottingham. Sus joyas son robadas por un misterioso hombre vestido de verde, quien la involucra en una aventura para escapar del castillo y evadir al Sheriff.

La increíble habilidad con el arco y la flecha del extraño deslumbran a la princesa y la sumergen en un fantás-tico mundo de hazañas y romance. Cuando el la-drón es capturado y sentenciado a muerte, Ma-rion se enfrenta a una crucial decisión: estar con el Sheriff o seguir los sentimientos de su corazón por el forajido Robin Hood

1

6

5

4

73

22

Cada ojo recibe la misma imagen vista con un ángulo diferente, el cerebro suma ambas imágenes creando la composición tridimensional.

Imagen estereoscópicaque se proyecta en la sala

Gafas 3D

Los lentes dividenel contenido

Imagentridimensional

Info

graf

ía: D

avid

Hen

ao

Vista cenital

La Guaca

1. Acceso principal2. Zona central3. Sala 4D4. Baños5. Cafetería6. Acceso sala 4D

3

Proyectores

6 metros

9,9 metros

Proyectores

Pantalla

1. Vibración en la base de la silla.2. Inclinación hacia la derecha y hacia la izquierda.3. Inclinación hacia adelante y hacia atrás.4. Efecto caída.

5. Cosquillas en las piernas.6. Efecto rocío de agua.7. Efecto de viento.

Características de la silla

Efecto 3D

1

2

3

4

5

6

Las gafas que recibe cada espectador deben devolverse.

Atracción para niños mayores de 4 años.

No se permite el consumo de alimentos dentro de la sala.

Las imágenes que se proyectan son en 3D, estereoscópico.

Sonido 5,1. Calidad y nitidez excepcional.

Duración de la proyección:12 minutos.

Personases la capacidad de la sala.

30La cuarta dimensión la dan los efectos que recrean el escenario de la película dentro de la sala. Asientos que vibran, niebla, lluvia, viento, ruidos y olores hacen que el público se sienta parte del filme.

20 Disfrutar

Arví suena a…

A silencio, trinos, voces, ecos, ramas, vien-to. A eso suena la reserva forestal de Santa Elena. Y para que quien la visite encuentre maneras de conectarse con esos sonidos y producir nuevas melodías, en la sede Comfama Parque Arví se instalaron jardi-nes musicales muy naturales, que crean un lenguaje con la quebrada, la flora y la fauna que allí reside.

Los caminantes los hallarán a lo largo de las rutas peatonales. Inmersos entre ár-boles nativos, estarán dispuestos a recibir las notas, tiempos, géneros y cantos que se produzcan como resultado del estímulo sensorial de los oídos, el tacto y los ojos.

Cuando se los tope en el camino, de-téngase por unos minutos y disfrute de una de las expresiones más primitivas del ser humano: la música. Y cuando sus manos activen los tonos, usted podrá te-ner una experiencia que se relaciona con su percepción. Sucederá algo similar a lo que pasa cuando se miran las nubes: algunos ven dragones; otros, princesas; unos terceros, siluetas. No importa la forma, pues siempre será una mirada di-ferente que depende del observador. Lo mismo que pasa con la música, cada nota produce estímulos distintos; aun en sus formas más simples es capaz de suscitar diferentes estados de ánimo en quienes la escuchan o en quienes la crean.

Guía básica de interpretaciónEl ritmo y la cadencia darán pie, cada vez, a nuevos lenguajes musicales. Paso a paso, a su propio compás, combine la diversión con la interpretación de ins-trumentos hechos con elementos reci-clados, madera, acero, aluminio, gua-dua, vidrio templado y nylon

Por sus formas y sonidos logran mimetizarse con el entorno natural. Son una serie de juegos que les marcan el paso a los más observadores.

Sol, La, Si. La madera y el metal siempre se la llevan bien. Juntos, en la rueda xilófono, producen un sonido agudo pero al mismo tiempo tranquilo.

Do, Re... En el mataculín palo de agua, semillas y bolas de cristal se desplazan hacia arriba y hacia abajo, de acuerdo con la inclinación que tenga el tronco de madera.

Mi, Fa...En la clave de ma-dera las piezas de roble están abier-tas y expuestas para que el sonido del bastón cilíndri-co dé los mejores tonos y usted entre en contacto con la naturaleza.

www.comfama.com

Recetas deliciosas y fáciles

» Ensalada de frutas con semillas de amapolaIngredientes: 1/3 de taza de yogur de fresas, 2 tazas de fresas partidas por la mitad, 2 tazas de uvas, 2 kiwis en rodajas, 1 melón en rodajas, semillas de amapola. Preparación: mezcle el yogur con las semillas de amapola. Sirva las frutas en un recipiente y acompá-ñelas con el aderezo, al momento de servir.

» Ensalada de macarronesIngredientes: 1 paquete de macarrones, 8 tiras de

tocineta fritas, ½ taza de mayonesa, ¼ de cebolla picada, 1 tomate picado. Preparación: cocine los macarrones hasta que estén al dente. Incorpore la tocineta finamente picada, la mayonesa, la cebolla y el tomate. Llévela a la nevera y sírvala cuando esté fría.

» Pita de jamónIngredientes: pan pita o pan árabe, jamón, tomate y pepino en rebanadas, hojas de espinaca, mayonesa y mostaza.

Preparación: Parta la pita a la mitad. Úntele por dentro mayonesa y mostaza. Rellene cada una de las mitades con jamón, pepino, tomate y espinaca. Para que el pan no esté remojado a la hora de servir, lleve los ingredientes en recipientes y arme su sánd-wich justo antes de servir.

A comer sobre un mantel de cuadrosUna opción económica y deliciosa para salir a disfrutar del campo. Un buen lugar: Comfama Parque Arví.

Saque su mantel de cuadros, desem-polve la canasta que tiene guardada, busque en su cocina los ingredientes y, en familia, prepare un almuerzo pa-ra comer al aire libre o en uno de los kioscos que encontrará en el parque.

Cinco recomendaciones para una deliciosa experiencia

Escoja el menúLos platos fríos y sencillos de preparar son la mejor opción: ensaladas, sándwi-ches, wraps o tortillas. Tam-bién puede decidirse por los tradicionales fiambres. Lo más cómodo es llevar alimentos que se puedan consumir sin necesidad de muchos utensilios.

Buena hidrataciónLleve agua bien fría o jugos naturales en recipientes. Métalos a la nevera desde la noche anterior para que conserven la temperatura.

Bien protegidoRecuerde llevar protector solar, gorra, lentes y vestuario acorde con la temperatura del lugar.

Ligero y livianoLleve lo necesario en empa-ques pequeños y livianos. Así estará más cómodo.

Fruta fresca Banano, manzana, pe-ra o uvas son buenas elecciones. Además de servir de postre para el menú, son energizantes e hidratantes.

1

3

5

4

2

21

www.comfama.com22 Cuidar

Un santuario para la fauna 1.761 hectáreas de bosques verdes son el hogar de mamíferos, aves, reptiles y anfibios.

No solo están en las láminas de las chocolatinas, en los documentales de la televisión o en los zoológicos. Según un estudio de la Fundación Natura – Holos, para Corantioquia, 77 especies de mamíferos, 69 de aves, 41 de reptiles y 8 de anfibios habitan en las 1.761 hectáreas del Parque Arví donde está la nueva sede de Comfama.

Los habitantes del cieloColibrí, barranquero o soledad, ca-rriquí, carpintero, sinsonte, torcaza, azulejo, guacharaca, copetón y cu-rrucutú son algunos de los nombres comunes de las 69 especies de aves, pertenecientes a 27 familias taxonó-micas, que habitan en Arví.

Según el Instituto Alexander Von Humboldt, aunque la mayoría de los pájaros de la región son comunes, hay algunas especies raras de picaflo-res, gorriones, colibríes, carpinteros y perdices. Otras como la pava y la guacharaca se encuentran en peligro de extinción local debido a la pérdida de hábitat y por la cacería con fines alimentarios.

Momotus momota es el nombre científico de La Soledad o Barranquero. Este apelativo se lo dieron porque construye túneles horizontales en los barrancos, que alcanzan hasta cuatro metros de profundidad y diez centímetros de ancho.

La lagartija común o ibérica –Podarcis hispanica– alcanza los 16 centímetros, de los cua-les 10 corresponden a su cola. Su colorido es variable dentro de los tonos pardos o verdo-sos y se alimenta de insectos.

Querre-querre o carriquí.Cyanocorax yncas

23

Anfibios y reptilesFalsa coral, culebras y lagartijas hacen parte de las 41 especies de reptiles, de 4 familias. Las salamandras y las ranas son las mayores representantes de las 8 especies de anfibios presentes en la zona, que pertenecen a 6 familias. Aunque ninguna de ellas se encuentra en la lista de amenazadas, muchos anfibios son sensibles a los cambios en el hábitat, según el Instituto de Ciencias Naturales de la Univer-sidad Nacional de Colombia.

Los mamíferos en la tierra Los estudios identifican 77 especies, pertenecientes a 24 fa-milias. Ardilla, conejo de monte, murciélago, erizo, chucha, armadillo, cusumbo, comadreja y zorro son algunos de los moradores del bosque.

Tres especies están en la línea de los animales amenazados: el cusumbo, la guagua y el tigrillo, especie de la cual no se ha podido confirmar presencia en las investigaciones de campo.

La ardilla o ardita colombiana –Sciurus granatensis– tiene la cola larga y peluda. El color de su pelaje es variable según el área geográfica donde está ubicada: puede ir desde el café grisáceo con vientre y cola naranjadas, hasta las casi comple-tamente rojas con barriga blanca.

La estructura de las alas de los colibríes es única, pues les permite volar hacia atrás, hacia los lados o de arriba a abajo, lo que otras aves no pueden hacer. Son los pájaros más pequeños del mundo, con un tamaño de 5,2 centímetros, en promedio, y pertenecen a la familia de los Troquílidos.

www.comfama.com24 Disfrutar

Laboratorio a cielo abierto

El arboreto, un cordón verde de 3.500 metros cuadrados, es el hogar de 846 árboles de 18 especies nativas, muchas de ellas en peligro de ex-tinción. Cipreses, musgos, helechos, niguitos, carates, encenillos, arra-yanes, carboneros, shefleras, chagua-los y variedades foráneas, como la acacia japonesa, hacen parte de este santuario de la flora. Con él se garantiza la supervivencia de diferentes plantas y sus datos genéticos, para tres fines: la conservación, la ciencia y el aprendizaje.

Riquezas del reino vegetalLos recursos hídricos y los suelos hacen de este parque el hábitat de cientos de especies de flora.

En las 1.761 hectáreas en las que se extiende la reserva forestal co-rren las aguas de las quebradas Santa Elena, Piedras Blancas, El Rosario, Espíritu Santo y de 25 microcuencas menores, según un estudio de Corantioquia.

Estas aguas son las encargadas de irrigar los suelos que dan vida a este bosque altoandino en el que

el roble es la especie dominante. Entre las unidades de uso del suelo prevalecen las plantaciones fores-tales de coníferas como el ciprés y el pino pátula. También se encuen-tran especies de eucalipto, arra-yán, candelo, canelo de páramo, encenillo cordoncillo, chiriguaco, chagualo, uvito de monte, carbo-nero y helecho marranero.

A la diversa flora del parque se suman 163 especies de mus-gos y plantas hepáticas, iden-tificadas en los estudios de la Fundación Natura. También se hallaron 801 especies de plantas vasculares, 106 helechos y licó-fitas, una de gimnosperma y 694 de angiospermas o plantas con flores.

Por su diversidad, Arví es un pulmón verde que aporta signifi-cativamente a la conservación de la fauna, el agua y el suelo; es un centro académico y de investiga-ción; es un tesoro que se debe pre-servar. Es un territorio de vida

Por los caminos del bosque Para lo que prefieren explorar el territorio o bus-car tesoros, para los que encuentran en el arte su manera de expresión o para los que optan por co-nocer detalles de los antepasados. Para cada uno hay opciones, solo hay que llegar hasta la silleta número cinco y elegir la que más le satisfaga.

Si la elección es caminar, le contamos cuáles son las rutas:•Deloroylasal. Para conocer los vesti-

gios de la explotación minera en la región a lo largo de 1,22 kilómetros.

•De0a1.900. Esta ruta de 1,6 kilómetros traza el conocimiento de las evidencias ar-queológicas de tres diferentes épocas: pre-hispánica, colonial y republicana.

•Musgos,líquenesyhongos. estas impor-tantes especies para la conservación del ciclo del agua, son las protagonistas de esta excur-sión ecológica de 1,6 kilómetros.

•AntesdeColón. Aprecie los vestigios de la época prehispánica y conozca la cultura de las comunidades indígenas que se asen-taron en el valle de Arví, en un trayecto de 2,2 kilómetros.

•Demurosytapias. 2,8 kilómetros para conocer los vestigios de la época republicana: casa en tapia pisada y las minas de sal y oro.

•Bicentenario. Las evidencias arqueoló-gicas de la época republicana son los refe-rentes de este trazado de 3,2 kilómetros

Una serie de recorridos con diferentes distancias e intensidades, para todos los gustos.

25

26 Disfrutar

Tres arañas asentaron sus patas en el bosque e hicieron túneles de mallas por donde los niños pueden atravesar y vivir cientos de aventuras.

Saltamontes, comejenes y arañas tomaron vida y se transformaron en espacios para la diversión de los niños.

Había una vez un bosque encantado donde los insectos se volvieron gigantes. Las ara-ñas tejieron sus redes por entre los árboles y construyeron túneles colgantes. Los salta-montes empezaron a brincar de aquí para allá, contagiaron a todos con su energía y nunca más pudieron parar de saltar. Los

comejenes hicieron huecos tan grandes en los árboles, que los visitantes del bos-que se podían deslizar a través de ellos.

Todo esto no fue por arte de magia. Estos insectos gigantes son reales y se materializaron en juegos al aire libre para el disfrute de los niños

Juguemos en el bosque

www.comfama.com

27

163especies de insectos tienen

su hábitat en Arví. Mariposas, libélulas y escarabajos son los más comunes.

Los comejenes tienen una función muy importante en el ecosistema: se encargan de la descomposición de las paredes de las células de las plantas. En Comfama Parque Arví, ellos abrieron seis troncos de

árboles y construyeron toboga-nes para deslizarse.

Salta para un lado, salta para el otro. Brinca para arriba y vuelve a rebotar. Esto no es cosa de locos sino de los cinco saltamontes, unas camas elásticas camufladas en medio de la naturaleza, en las que los pequeños no pararán de saltar.

27

Carriquíes, casas en los árboles y volcanes se transformaron en escenarios para la diversión.

A volar en el Carriquí

El querre-querre o carriquí –Cyanocorax yncas– es una de las 69 especies de aves que habitan en la reserva forestal de Arví. De acuerdo con la caracteri-zación de fauna que hizo la Fundación Natura, esta especie mide 32 centímetros, es omnívora y hace parte de la familia Corvidae, la misma de los cuervos y las urracas.

Ojos amarillos; corta cresta frontal azul; los lados de la cabeza, la garganta y el pecho negros, y el resto del cuerpo color amarillo brillante y verde, son sus rasgos inconfundibles.

Además de habitar los cielos, esta ave posó sus patas en Comfama Parque Arví para convertirse en una nueva atracción. Su cuerpo amarillo sirve de es-tructura a tres columpios gigantes, en los que se ex-perimenta un vuelo corto y fuerte; sus alas se abren hasta formar un ángulo de 30 grados, y durante ese desplazamiento, los aventureros tocan el cielo

28 Disfrutar www.comfama.com

¿Quién no ha querido construir con sus propias manos una casa en un árbol para vivir en ella? Tom Sawyer lo hi-zo y, en cada una de sus aventuras, le servía como refugio en medio del bosque.

Las casas en los árboles salieron de los cuentos de ha-das y hoy son construcciones amigables con el ambiente donde se pueden vivir diversas experiencias.

En Arví no se subieron a los árboles sino que se abra-zaron a ellos, provocando una simbiosis tan fuerte que no se puede romper. Estos espacios para la diversión de niños y adultos se diseñaron para coexistir con el bosque sin afectarlo.

Son atracciones para toda la familia donde se pueden ex-perimentar sensaciones de equilibrio, coordinación motriz y manejo de altura. Todo ello, por medio de juegos de roles y en compañía de un entorno natural

¿Quién no ha soñado con una casa en un árbol?

Una explosión de diversión En Colombia hay 12 volcanes activos: Sotará, Tolima, Puracé, Doña Juana, Galeras, Cumbal, Azufral; los nevados del Ruiz, de Santa Isabel y del Huila; y los cerros Machín y Bravo. A ellos se suman dos nuevos volcanes que emergieron en Arví, que no expulsan lava sino diversión.

Estas dos atracciones familiares las pueden disfrutar los niños desde los cinco años. Tienen una altura de 6,50 metros y una capacidad máxima para 20 personas.

Como los más experimentados alpinistas, los aventureros podrán escalar las laderas de los volcanes con la ayuda de cuerdas. Cuando lleguen a la cima se deslizarán, como la lava, hasta llegar de nuevo a la base

29

30 DisfrutarEl artículo es responsabilidad del autor y no compromete el pensamiento de Comfama.

[Arví]

El valle desconocido abre sus puertasJuan José Hoyos

[email protected]

Arví. Para los arqueólogos es un lugar mítico. En el siglo XV, para los indígenas del sur de América, también lo era. Los cronistas de Indias lo cuen-tan. Por eso las tropas españolas que venían de las tierras del sur lo buscaron con tanta obstinación. Hoy, para nosotros, es un valle desconocido que nos abre sus puertas y su historia. Es la tierra de nuestros antepasados más remotos, los padres que nunca conocimos.

Las avanzadas de Jorge Robledo, que venían del va-lle del río Cauca, lograron descubrirlo en 1541 al cru-zar “del otro lado de la banda de la cordillera”, es decir, al pa-sar las cumbres de la cordillera Central en el alto de La Hon-da, donde se dividen las aguas que van a dar por un lado al río Cauca y por el otro al Mag-dalena. Luego, empezaron a descender por el camino que lleva a Arví. Desde allí divisa-ron la llanura que se extiende a lo largo de la meseta del Oriente y, al final, las lejanas y azules montañas que bordean el valle del Magdalena.

El cronista español Jean Baptiste Sardella dice que los soldados de Robledo encontraron en los alrededo-res muy grandes edificaciones de piedra destruidas y caminos de peña tajada más anchos que los del Cuzco. Robledo no se atrevió a seguir adelante porque pensó que quien los había hecho debió de ser “mucha posibi-lidad de gente”. En el lugar ya no existía poblado algu-no sino tumbas indígenas, caminos, grandes acequias de agua hechas a mano y ruinas… Y también cientos de bohíos como a manera de ventas; estaba aquí uno y a dos leguas otro. En cada bohío había un sembrado de maíz y yuca.

“Estoy entrando en el pasado, en el valle des-conocido que habitaron nues-tros padres más antiguos”.

Vista desde el cable Arví.

www.comfama.com

Han pasado cinco siglos después del viaje de Robledo y esta mañana vuelvo al presente. Voy hacia el valle de Arví en una cabina del Metro Cable. El cajón de vidrio y metal sube hacia el cielo por encima de una montaña enorme. Visto desde lo alto, el paisaje, abajo, va cambiando minuto a minuto: calles de tierra; escalas de cemento; casas de madera con techos de plástico y cartón, una sobre otra; cables eléctricos; pequeñas parcelas campesinas cultiva-das, ruinas abandonadas de viejas haciendas señoriales ahogadas en la maleza. Después, arbustos y helechos, después niebla. Más adelante, sobre la cumbre, un bos-que de cipreses, pinos y árboles nativos cuyos límites se confunden con el horizonte.

El viaje es largo y silencioso. La cabina que cuelga del cable bajo las nubes se mece con el viento como un jugue-te. Cuando miro el bosque a través de los cristales siento como si sobrevolara un territorio sagrado. Pienso: es un milagro que existan bosques como este en medio de dos valles tan poblados como los de Medellín y Rionegro.

La primera vez que caminé por este bosque corría el año 1991. Yo iba de último en una larga fila de estu-diantes, ingenieros y antropólogos, cargando en mis hombros a mi hija Susana. Respiraba con dificultad y sudaba, a pesar del frío y la niebla. El camino era ancho y on-dulado. Su piso era de lajas de piedra cortadas. A veces, algunas habían sido removidas y nuestros pies solo podían apoyarse en una arcilla amarilla y dura sobre la que nos resbalábamos con fa-cilidad. En los bordes externos, la banca del camino estaba protegida por muros de piedra. De trecho en trecho, había canales que en algún tiempo debieron transportar agua. Estaban cavados con una perfección que asombraba. En algunos tramos, el camino se perdía en el bosque y volvía a aparecer cientos de metros más allá.

Bajo este bosque, ya entonces se sabía, el valle de Arví guardaba incontables secretos: una red de anti-guos caminos de piedra; huertas elevadas; salados; lagos artificiales; acequias de piedra; plataformas don-de sus antiguos moradores hacían casas y huertas. El camino llevaba hasta una sabana abierta, bajo el cielo azul, donde había una especie de balcón. Desde allí era posible abarcar con la mirada un valle inmenso que se extendía de un lado a otro del horizonte: el valle de Arví. El valle formado por el río Nare y sus afluentes.

Dejamos atrás el Metro Cable en la última estación. Cru-zamos el alto de La Honda y por una carretera que bordea la quebrada Santa Helena llegamos a las puertas del Parque Arví. Cuando las cruzamos, pienso: estoy entrando en el pasado, en el valle desconocido que habitaron nuestros padres más antiguos. Hoy existen pruebas de esta historia: el valle estuvo poblado desde el año mil antes de Cristo has-ta el año 500 después de Cristo, es decir, unos diez siglos antes de la llegada de Cristóbal Colón a América. Esto fue lo que descubrieron los arqueólogos después de estudiar en los laboratorios los objetos de cerámica y piedra hallados

en Piedras Blancas. Aquí existió un asentamiento prehis-pánico más antiguo que el gran imperio Inca en Perú; que el imperio Azteca, en México, y contemporáneo de los primeros asentamientos Mayas en el sur de México, Yuca-tán y Guatemala. En el año 290 después de Cristo, cuando Colón ni siquiera había nacido, el ramal del llamado Ca-mino de Cieza, que va de Piedras Blancas al cerro del Pan de Azúcar, ya estaba construido.

Vuelvo al presente. Desde la entrada, veo un camino y una colina. Detrás de la colina hay un edificio

alargado, de concreto y cristal. Allí están las oficinas del Parque Arví, administrado

por Comfama. En sus alrededores no se ve tierra removida por parte alguna. Ahí empiezan y ahí terminan cinco o seis kilómetros de carreteras que van de una punta a otra del parque de 130 hectáreas. Ellas llevan a los visitan-

tes a los vestigios indígenas, al tambo, a la mina, a los kioscos, a las silletas, al

ciempiés, a la guaca, al arboreto, al vivero, al saltamontes, a la casa en el árbol, al volcán, a

la araña, a la zona de aventura y al carriquí.A lo largo del camino, lo primero que salta a la vista

son las silletas. Ellas son pequeños edificios de con-creto y vidrio cuyo techo está siempre lleno de flores. Su diseño se inspira en las viejas silletas que usaban los campesinos de Santa Elena para cargar sus flores y sus mercados hasta bien entrado el si-glo XX. Son las mismas que llamaron la atención de los investigadores que descubrieron el camino de Arví: los indígenas que habitaron esta región no usaban bestias de carga para el transporte; cargaban sus pro-visiones en silletas echadas sobre sus espaldas y atadas a su frente, como las de los silleteros.

Entre una y otra silleta, a lado y la-do del camino los refugios de madera y cristal protegen al transeúnte del frío y la lluvia. El paisaje parece que se repitiera, pero cada colina y cada tramo de bosque guardan secretos diferentes. Uno de los más grandes es la guaca. A primera vista son tres

pequeñas pirámides de concreto y cristal que parecen enterradas en la cima de una colina. Debajo de las pirá-mides, la guaca es un gran teatro construido bajo la tie-rra. La luz del sol cae hasta las salas y los escenarios por tragaluces instalados en los vértices de las pirámides.

Después aparece el ciempiés, un largo edificio en forma de gusano que parece reptando sobre el bosque. En su interior hay salas múltiples que pueden servir para reu-niones o conciertos. En el exterior hay largos pasillos que dan a uno de los paisajes más bellos que existen sobre la Tierra: un bosque de niebla. A unos kilómetros está la zona de la aventura, un entramado de puentes y escaleras fabricadas con sogas y travesaños de madera. En ellos, los aventureros pueden recordar la vida de los monos, nuestros padres más antiguos. En lo profundo del mismo bosque está el arboreto, un singular experimento para la protección del bosque y sus musgos con especies nativas.

La mañana acaba. Lo último que veo es lo que más buscaba: una tumba indígena recién excavada. Y luego, el bohío, el foso y la huerta. Están escondidos, como nuestro pasado, en medio de los árboles. El bohío se puede ver, si uno lo busca, a unos metros de una silleta llena de flores. Desde su sencillez, él da cuenta de los secretos que escon-de este bosque: una extensa red de caminos y obras hi-dráulicas; huertas elevadas; salados; acequias de piedra; charcas y lagos artificiales; plataformas para levantar bo-híos; muros de antiguas casas… A unos metros del bohío están otra vez las puertas del parque. Vuelvo al presente.

Al salir, avanzo por la carretera. El camino de Arví continúa oculto bajo los árboles

Cuando miro el bosque a través de los cristales siento como si sobrevolara un te-

rritorio sagrado”.

31

“Nosotros somos la Tierra, los pueblos, plantas y animales,

gotas y océanos, la respiración de los bosques

y el flujo del mar.Nosotros honramos la Tierra

como el hogar de todos los seres vivientes”.

Carta de la Tierra. Construyendo futuros. Ecofondo, 1994.