Arbitraje Internacional

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17/ 01/ 2008 D3er_ene08.zip 3A-16_01.TXT Citar Lexis Nº 0003/013654 Género: Doctrina Título: El acuerdo arbitral: ventajas y elementos. ¿Una exigencia de la globalización? La importancia de la sede del arbitraje y el desplazamiento del control judicial Autor: Parodi, Víctor G. Fuente: SJA 16/1/2008 ARBITRAJE - 07) Laudo - a) Generalidades SUMARIO: I. Introducción.- II. La cláusula arbitral: a) Importancia; b) Necesidad. Ventajas; c) Inclusión en el contrato; d) Elementos.- III. La sede del arbitraje: a) Elección. Arbitraje institucional; b) Criterios. Concepto jurídico.- IV. Efectos jurídicos de la elección de la sede arbitral: a) Control judicial; b) Ejercicio del control judicial. Formas; c) Límites a la revisión judicial; d) Renuncia a las vías recursivas: 1. Manifestaciones. Reglamentos internacionales; 2. Alcance. Jurisprudencia; e) Desplazamiento del control judicial.- V. Conclusiones.- VI. Bibliografía I. INTRODUCCIÓN (1) La necesidad de contar con un acuerdo arbitral (2) se presenta insistentemente en la mayoría de los contratos internaciones como una respuesta adecuada frente a la dinámica de una creciente economía global que exige la previsión de un foro neutral para el caso de una eventual controversia, y demanda una ágil y ampliamente reconocida vía de ejecución de las decisiones. Dentro de ese contexto, y a la luz del crucial rol del arbitraje en el comercio internacional (3) , la elección de la sede arbitral adquiere una relevancia inusitada, al proyectar singulares y en ciertos casos decisivos efectos sobre el eventual arbitraje (4) , e inclusive sobre el procedimiento postarbitral, lo cual es generalmente soslayado o absolutamente ignorado al momento de elaborarse la correspondiente cláusula compromisoria (5) . A fin de analizar tal situación consideraremos primero ciertas cuestiones esenciales relativas a la cláusula arbitral y sus elementos, y luego centraremos nuestro análisis en las principales consecuencias de la elección del lugar del arbitraje, especialmente desde la perspectiva del control judicial. II. LA CLÁUSULA ARBITRAL a) Importancia Numerosos comentarios y artículos doctrinarios, especialmente en la literatura jurídica europea y norteamericana, han examinado los elementos fundamentales cuya consideración debería privilegiarse a la hora de elaborar la cláusula arbitral (6) . Como resultado de dichos estudios y de los casos jurisprudenciales analizados, se podría inferir claramente que la mayoría de los obstáculos susceptibles de complicar o dilatar un procedimiento de arbitraje pueden ser eliminados o acotados adoptando una cláusula arbitral minuciosamente redactada. De allí que se afirme que mientras más efectiva sea la cláusula compromisoria negociada entre las partes, menos probable será que alguna vez se necesite usarla, ya que tendrá la fuerza persuasiva necesaria para disuadir a aquella parte que esté analizando la posibilidad de incumplir o resolver un contrato. Por ello si bien constituye un ejemplo de las llamadas "midnight clauses" (7) , es necesario que en la 1

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17/ 01/ 2008 D3er_ene08.zip 3A−16_01.TXT

Citar Lexis Nº 0003/013654

Género:Doctrina

Título:El acuerdo arbitral: ventajas y elementos. ¿Una exigencia de la globalización? La importancia de lasede del arbitraje y el desplazamiento del control judicial

Autor: Parodi, Víctor G.

Fuente: SJA 16/1/2008

ARBITRAJE − 07) Laudo − a) Generalidades

SUMARIO:

I. Introducción.− II. La cláusula arbitral: a) Importancia; b) Necesidad. Ventajas; c) Inclusión en el contrato;d) Elementos.− III. La sede del arbitraje: a) Elección. Arbitraje institucional; b) Criterios. Concepto jurídico.−IV. Efectos jurídicos de la elección de la sede arbitral: a) Control judicial; b) Ejercicio del control judicial.Formas; c) Límites a la revisión judicial; d) Renuncia a las vías recursivas: 1. Manifestaciones. Reglamentosinternacionales; 2. Alcance. Jurisprudencia; e) Desplazamiento del control judicial.− V. Conclusiones.− VI.Bibliografía

I. INTRODUCCIÓN (1)

La necesidad de contar con un acuerdo arbitral (2) se presenta insistentemente en la mayoría de los contratosinternaciones como una respuesta adecuada frente a la dinámica de una creciente economía global que exigela previsión de un foro neutral para el caso de una eventual controversia, y demanda una ágil y ampliamentereconocida vía de ejecución de las decisiones. Dentro de ese contexto, y a la luz del crucial rol del arbitraje enel comercio internacional (3) , la elección de la sede arbitral adquiere una relevancia inusitada, al proyectarsingulares y en ciertos casos decisivos efectos sobre el eventual arbitraje (4) , e inclusive sobre elprocedimiento postarbitral, lo cual es generalmente soslayado o absolutamente ignorado al momento deelaborarse la correspondiente cláusula compromisoria (5) . A fin de analizar tal situación consideraremosprimero ciertas cuestiones esenciales relativas a la cláusula arbitral y sus elementos, y luego centraremosnuestro análisis en las principales consecuencias de la elección del lugar del arbitraje, especialmente desde laperspectiva del control judicial.

II. LA CLÁUSULA ARBITRAL

a) Importancia

Numerosos comentarios y artículos doctrinarios, especialmente en la literatura jurídica europea ynorteamericana, han examinado los elementos fundamentales cuya consideración debería privilegiarse a lahora de elaborar la cláusula arbitral (6) . Como resultado de dichos estudios y de los casos jurisprudencialesanalizados, se podría inferir claramente que la mayoría de los obstáculos susceptibles de complicar o dilatarun procedimiento de arbitraje pueden ser eliminados o acotados adoptando una cláusula arbitralminuciosamente redactada. De allí que se afirme que mientras más efectiva sea la cláusula compromisorianegociada entre las partes, menos probable será que alguna vez se necesite usarla, ya que tendrá la fuerzapersuasiva necesaria para disuadir a aquella parte que esté analizando la posibilidad de incumplir o resolver uncontrato. Por ello si bien constituye un ejemplo de las llamadas "midnight clauses" (7) , es necesario que en la

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negociación de sus términos se efectúe el debido análisis previo o se cuente con el asesoramiento legaladecuado, a menos que se desee corroborar un viejo adagio según el cual "El arbitraje es un procedimientoque tiene pocos abogados en un principio (cuando la cláusula arbitral es redactada) pero demasiadosposteriormente (cuando ya el arbitraje se ha iniciado)".

Conforme a ello, expondremos brevemente y con carácter introductorio algunas reflexiones básicas relativas ala cláusula compromisoria y a ciertos elementos que deberían ser considerados al momento de elaborarla.

b) Necesidad. Ventajas

Siguiendo un cierto orden lógico, la primera cuestión a analizar es la necesidad o no de que se incorpore unacláusula arbitral a un contrato internacional. En principio, si uno no desea verse sorprendido por lasparticularidades del foro en el cual podría ser demandado, que en general es el del país de la parte contraria,necesariamente debe acordar una determinada jurisdicción internacional con competencia para resolvercualquier disputa que pudiera surgir en torno al contrato de que se trate. Es claro también que dicho escollopodría ser salvado pactando la jurisdicción internacional de los jueces de determinado país (8) , pero con ellono se obtendrían los beneficios que el arbitraje representa en el ámbito de las relaciones comercialesinternacionales, esto es, entre otros, celeridad, economía, especialidad, flexibilidad y confidencialidad (9) , alo cual se suman dos ventajas fundamentales: neutralidad y mayores posibilidades de que la decisión final seareconocida y ejecutada en otros países.

Todo ello adquiere una crucial relevancia si consideramos las diferentes perspectivas jurídicas existentes en elámbito de las disputas comerciales internacionales. En un estudio publicado por la Corte de ArbitrajeInternacional de Londres (en adelante, la "LCIA.", por su sigla en inglés), en el cual se efectúa un análisiscomparativo de los diferentes sistemas de resolución de conflictos internacionales, se ha sostenido:

"...las partes de transacciones comerciales vienen de países diferentes y tienden a tener percepciones distintasde los principios legales y del papel de los tribunales. Ello ha conducido a diferentes interpretaciones de losderechos y responsabilidades de las partes y a expectativas disímiles sobre la justicia que será dispensada porlas Cortes..." (10) . Un claro reflejo de lo comentado precedentemente ha sido expuesto por el profesorYashuei Taiguchi en las conferencias brindadas en el marco del International Council for CommercialArbitration (en adelante, el "ICCA.") de 1996, sobre la evolución histórica de los diversos mecanismos desolución de controversias en Oriente, expresando: "...un típico ejemplo es Japón, en donde, bajo el régimenfeudal que duró por más de 250 años hasta 1868, no existía ejercicio del Derecho permitido; había un fuertesistema comunal para promover la amigable conciliación de las disputas y eliminar el litigio. Litigar estabacondenado como una falta moral hacia la sociedad y hacia la otra parte. No se suponía que un buen juezdictara sentencia sino que intentara alcanzar una buena conciliación. Esta tradición estaba profundamentearraigada en la mente del pueblo y formó la cultura de resolución de disputas en Japón. Los cambios políticosy económicos radicales que tuvieron lugar en los últimos 100 años han ciertamente afectado esta cultura, peroella persiste en muchas formas perceptibles" (11) .

Ante ello podemos afirmar que el arbitraje comercial internacional, en relación con la resolución de conflictosinternacionales, ha sido la respuesta dada desde la órbita del Derecho no sólo a la diversidad que plantean lasdiferentes culturas jurídicas sino también a las nuevas exigencias que emergen como fruto de la globalizacióneconómica. En efecto, tal como ha expresado Bernardo Cremades, "El más importante desafío que el juristaenfrenta hoy es la globalización de la economía. Educado en conocidas facultades de Derecho en su propiageografía, es testigo de cómo las transacciones económicas superan crecientemente sus fronteras nacionales,forzándolo a adaptar criterios nacionales arcaicos y estáticos a las demandas de una creciente economía globaly de sus aún más dinámicos hombres de negocios" (12) . Por último, a esta exigencia del siglo XXI se agregala necesidad propia y esencial de todo procedimiento de resolución de controversias, tanto judicial comoarbitral: obtener una decisión final que pueda hacerse efectiva. En tal sentido Norbert Horn y Richard Mosk

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han comentado: "La más llamativa ventaja de los laudos arbitrales es que, en contraste con las decisiones delos tribunales, ellos son ejecutables a nivel mundial con base en la Convención de Nueva York" (13) . "Loslaudos arbitrales internacionales son generalmente más fáciles de ejecutar que las sentencias de tribunalesextranjeros. Según convenciones internacionales, un laudo expedido en una jurisdicción es ejecutable en otrasy tal ejecución es a menudo menos complicada que la de una sentencia extranjera. La ejecución de sentenciasextranjeras no está cobijada por el ampliamente difundido mecanismo de tratados que regula los laudosarbitrales. Estos factores han incentivado a las partes de contratos internacionales a estipular el arbitraje" (14). En virtud de ello, como bien lo sostiene Nicolás Gamboa Morales, el beneficio brindado por el arbitrajesurge de la simple comparación entre, por un lado, los pocos convenios internacionales existentes relativos alreconocimiento de sentencias judiciales dictadas en otro Estado (15) y, por el otro, los 137 países que hansuscripto o se han adherido (16) a la ya mencionada Convención de Nueva York (17) . Por lo tanto, y a la luzde todo lo expuesto, si se desea contar con las citadas ventajas del arbitraje en el ámbito de las relacionescomerciales internacionales (18) , indudablemente será conveniente pactar los términos del acuerdo arbitral(19) .

c) Inclusión en el contrato

En segundo término, y como consecuencia de la necesidad de que las partes acuerden la jurisdicción arbitral,se presenta la alternativa de pactarla en el propio contrato o posteriormente, mediante la firma de uncompromiso arbitral. Sin embargo, pese a que existe la posibilidad de elaborar un acuerdo de arbitrajedetallado y adecuado a las especiales características y circunstancias de la disputa concreta que lo origina, laexperiencia demuestra la conveniencia de incluir la cláusula arbitral en el mismo contrato, ya que, en lamayoría de los casos, cuando el conflicto ha surgido las partes difícilmente se pongan de acuerdo en algo,inclusive en la forma de resolverlo.

d) Elementos

Por último, en lo que respecta a estas consideraciones introductorias relacionadas con la cláusula arbitral, sólorestaría exponer ciertas reflexiones puntuales sobre su contenido. En este aspecto se podrían distinguir, por unlado, ciertos elementos esenciales (tales como el alcance o ámbito de aplicación de dicha cláusula (nota)<FD20080036 [20]> y la forma de resolución de las disputas (nota)<FD 20080036 [21]>) y, por el otro,determinados elementos deseables, entre los cuales podemos mencionar lo relativo al tribunal arbitral, a la leysegún la cual se deberán resolver las eventuales controversias y al lugar e idioma del arbitraje.

No es mi objetivo aquí desarrollar en profundidad dichos elementos, salvo en su relación con lasconsecuencias de la elección de la sede, que analizaremos más adelante. Baste entonces con señalar que en loatinente a la composición del tribunal arbitral es conveniente brindar una adecuada respuesta a tresinterrogantes básicos: i) el número de árbitros; ii) la forma en que deberán ser elegidos; y iii) las calificaciones(e inclusive nacionalidades) que deberán ser tenidas en cuenta. En general, en este punto existen mayoresprobabilidades de llegar a un acuerdo con posterioridad al surgimiento de la disputa, lo cual implica que esmenor la necesidad de pactar sobre ello al negociar el contrato. En cuanto al número, éste dependerá siemprede la complejidad del tema en cuestión. Lo usual ante temas complejos o que envuelven grandes sumas endisputa es un tribunal de tres árbitros cuyo presidente es generalmente designado por la institución arbitralelegida (salvo que se pacte otro mecanismo, tal como la elección de común acuerdo por parte de los otros dosárbitros, o que se trate de un arbitraje ad hoc). Confianza y neutralidad es lo que realmente debe importar eneste punto, aunque la nacionalidad debería ser también tenida en cuenta a los fines de evitar la designación deárbitros de igual nacionalidad que la de alguna de las partes.

En segundo término, en lo que respecta al Derecho de fondo elegido, es necesario tener en cuenta que elarbitraje comercial internacional −a diferencia de su homónimo doméstico− implica la convergencia dediversas leyes nacionales que tienden a regular diferentes aspectos involucrados. Por ello, con un fin

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meramente ilustrativo, y sin que configure una lista exhaustiva de las posibles leyes en juego en arbitrajes conelementos internacionales, podríamos mencionar las siguientes: i) la ley que gobierna el acuerdo arbitral y sucumplimiento; ii) la ley que regula el fondo de la cuestión sometida a arbitraje, o ley sustantiva (que puede sermás de una, teniendo en cuenta las diferentes prestaciones y los lugares de celebración y de cumplimiento);iii) la ley que gobierna la existencia y los procedimientos del tribunal arbitral, o lex arbitri; y iv) la ley sobrecuya base se solicitará el reconocimiento y ejecución del laudo, que puede ser más de una, si la ejecución deberealizarse en más de un país, esto es, la ley del exequátur (22) .

Considerando este marco jurídico, y en lo atinente a la elección de la ley sustantiva, siempre será conveniente:i) analizar previamente que dicho Derecho elegido esté suficientemente desarrollado en los aspectos quepudieran ser objeto de la controversia; y ii) pactar la exclusión de toda regla de conflicto de leyes, para evitarasí reenvíos no deseados a otros Derechos, cuyo contenido sobre el tema objeto del contrato es usualmenteignorado al momento de contratar.

En tercer lugar, en lo relativo al idioma del arbitraje, es indudable que se debe considerar tanto el lenguaje decada una de las partes intervinientes como el utilizado en el texto contractual. Sin embargo, es necesarioresaltar la conveniencia de que el idioma elegido tenga cierto paralelismo con la ley aplicable para decidir lacontroversia, ya que de lo contrario nos encontraríamos no sólo con las dificultades que implica el hecho dediscutir en un idioma sobre la interpretación de términos legales redactados y comentados en otro, sinotambién con las incomodidades y los costos involucrados en la traducción de legislación, doctrina yjurisprudencia que se considere aplicable (23) .

Finalmente, también sería sugerible incluir como elementos adicionales en la cláusula arbitral: i) una especialindicación de la ley conforme a la cual se evaluará la propia validez de la cláusula compromisoria, ya que éstagoza de autonomía respecto del resto del contenido contractual, de tal forma que quede claramente pactadoque la inexistencia, rescisión, resolución o nulidad del contrato no afecta a la validez de la cláusula arbitral(24) . En efecto, en aquellos supuestos en los cuales la ley que rige sobre el fondo de la controversia tratanegativamente al arbitraje (al exigir, por ejemplo, el cumplimiento de requisitos atípicos con relación alacuerdo arbitral) es conveniente acordar que la ley que regula la validez de la cláusula compromisoria seadistinta de la que gobierne sobre los méritos de la disputa, evitándose así la aplicación de disposicioneslocalistas, alejadas de las modernas tendencias concebidas en favor de los arbitrajes internacionales (25) .

En este aspecto cabe puntualizar lo sostenido por la jurisprudencia argentina al expresar que la cláusulacompromisoria "...puede ser contemporánea o no al contrato principal, pero... no depende de este último encuanto a su validez, a la ley aplicable ni al juez dotado de jurisdicción internacional para resolver una eventualcontroversia" (26) .

ii) El principio Kompetenz − Kompetenz, sobre cuya base el tribunal arbitral será el que juzgue sobre supropia competencia y la validez de la jurisdicción arbitral elegida; en tal sentido basta con puntualizar suincorporación a la propia Ley Modelo de las Naciones Unidas sobre Arbitraje Comercial Internacional, de1985 (en adelante, la "Ley Modelo"), la cual en su art. 16 establece: "Facultad del tribunal arbitral para decidiracerca de su propia competencia: 1. El tribunal arbitral estará facultado para decidir acerca de su propiacompetencia, incluso sobre las excepciones relativas a la existencia o validez del acuerdo de arbitraje. A eseefecto, una cláusula compromisoria que forme parte de un contrato se considerará como un acuerdoindependiente de las demás estipulaciones del contrato. La decisión del tribunal arbitral de que el contrato esnulo no entrañará ipso iure la nulidad de la cláusula compromisoria" (27) .

iii) Una renuncia expresa a la interposición de recursos en contra del laudo que se dicte, cuyo alcance yvalidez se encontrarán estrechamente vinculados con las disposiciones relativas al arbitraje internacionalvigentes en el país de origen (generalmente el elegido como sede del arbitraje) (28) , tal cual analizaremosinfra.

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III. LA SEDE DEL ARBITRAJE (29)

Luego de las reflexiones introductorias relativas a los beneficios y elementos de la cláusula arbitral,centraremos nuestro análisis en la sede del arbitraje, considerando en primer término los diversos factores quedeberían ser recordados al seleccionarla y en segundo lugar, los efectos de dicha elección.

a) Elección. Arbitraje institucional

En principio, en el ámbito de los arbitrajes comerciales internacionales rige en general el principio de laautonomía de la voluntad, de tal modo que las partes se encuentran en libertad de elegir la sede arbitral queconsideren más conveniente. Dentro de dicho marco pueden optar por dejar dicha elección a una instituciónarbitral (especialmente si se trata de un arbitraje institucional, como es el caso de los supervisados por la CorteInternacional de Arbitraje, en el ámbito de la Cámara de Comercio Internacional) (30) o acordar que seallevada a cabo por el mismo tribunal arbitral, tal como se prevé en el Reglamento de Arbitraje de la Comisiónde las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (en adelante, "CNUDMI.", o "Uncitral",conforme a su denominación en inglés) (31) . Cabe notar una orientación diferente incorporada en las Reglasde la Corte Internacional de Arbitraje de Londres, cuyas normas establecen que a falta de acuerdo entre laspartes la sede será Londres, salvo que dicha Corte estime otro lugar como más apropiado (32) .

b) Criterios. Concepto jurídico

En cuanto a los criterios a tener en cuenta para la selección de la sede, además de ciertos factores de relativarelevancia como son los relacionados con la infraestructura del lugar y los costos involucrados (33) , seimpone la necesidad de garantizar un elemento vital en todo arbitraje internacional: la neutralidad. En talsentido, es conveniente que la sede elegida no coincida con el domicilio social o el centro de actividadescomerciales de ninguna de las partes, siendo también aconsejable que el país sede sea diferente del deresidencia o nacionalidad de alguno de los coárbitros propuestos por las partes (34) .

Sin embargo, el criterio más importante está vinculado a las consecuencias jurídicas de dicha elección, talcomo se expondrá en los puntos siguientes.

En efecto, es necesario enfatizar que la sede del arbitraje es un concepto jurídico que va mucho más allá de lamera determinación física o geográfica del lugar en donde probablemente se desarrollará el arbitraje. En talsentido cabe puntualizar que, en general, tanto las audiencias como las deliberaciones de los árbitros puedenser realizadas en un lugar distinto de la sede, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, la convenienciade los árbitros, de las partes y de los testigos, tal como lo disponen los Reglamentos de la CCI. (35) , de laUncitral (36) y de la LCIA. (37) .

IV. EFECTOS JURÍDICOS DE LA ELECCIÓN DE LA SEDE ARBITRAL

a) Control judicial

Analizaremos ahora los efectos de la elección de la sede en el ámbito de los arbitrajes internacionales,considerando especialmente el control judicial de los laudos arbitrales y sus limitaciones.

Como hemos comentado, la selección del lugar del arbitraje tiene una notable gravitación jurídica, ya que deeste modo indirectamente se está determinando cuál será el grado del control judicial susceptible de seraplicado tanto al procedimiento como al laudo arbitral por parte de los jueces del país de origen(generalmente, los de la sede arbitral) (38) .

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Por otra parte, esta elección también tiene su incidencia en el país donde será necesario ejecutar el laudo, porlo cual se torna imperioso analizar si el Estado que será sede arbitral es signatario o se ha adherido a laConvención de Nueva York (39) , lo cual significa, en otras palabras, si está preparado para reconocer yejecutar los laudos arbitrales extranjeros (40) . Ello puede tener una influencia decisiva si el país en donde seinterpone el exequátur también es parte de la Convención de Nueva York pero ha suscripto tal convenciónbajo la reserva de reciprocidad (lo que significa que aplicará dichas normas convencionales previstas para elreconocimiento y ejecución de los laudos arbitrales extranjeros únicamente en los casos de laudos dictados enterritorio de otro Estado contratante). Esto, sin duda alguna, acrecienta la dimensión y relevancia que puedealcanzar la selección de la sede arbitral.

En efecto, como hemos mencionado precedentemente, la determinación de la sede del arbitraje involucra unode los temas de mayor trascendencia dentro del ámbito del arbitraje comercial internacional, esto es, laextensión del control judicial que el país sede podrá ejercer sobre el laudo arbitral.

En consecuencia, y a fin de analizar ciertas aristas relevantes de dicha labor de revisión de los tribunales delpaís sede, examinaremos tanto las formas de ejercer dicho control judicial como sus límites, incluyendo larenuncia (expresa o tácita) a las vías recursivas, y ciertas tendencias modernas en favor del desplazamiento delcontrol judicial hacia los jueces del exequátur.

b) Ejercicio del control judicial. Formas

Uno de los modos de ejercer dicho control es mediante la intervención de los tribunales judiciales del país deorigen durante el procedimiento de arbitraje, antes de que se dicte el laudo arbitral. Sin embargo, ya a fines dela década pasada surgió una clara tendencia en las leyes arbitrales más modernas en favor de la primacía y elrespeto de la autonomía de la voluntad de las partes y, por lo tanto, del conjunto de normas por ellas acordadoo elegido (vgr., el Reglamento de la CCI. o de la Uncitral). Conforme a ello, la intervención judicial tienecarácter de excepción, encontrándose netamente limitada a funciones de asistencia y colaboración (41) . Éstees el criterio que establece la Ley Modelo (42) , como así también la citada Arbitration Act inglesa (43) yotras legislaciones modernas (44) . La citada función de asistencia se manifiesta durante el proceso arbitral, apedido de alguna de las partes o del tribunal arbitral, y tiene por objeto posibilitar la iniciación del arbitraje sininconvenientes (45) y su posterior desarrollo de la manera más eficiente (razón por la cual puede tener lugaren diversos supuestos, tales como la citación de testigos o la protección de elementos de prueba) (46) .

La función de control es ejercida esencialmente con posterioridad al dictado del laudo arbitral, a pedido deuna de las partes, y tiene lugar −eventualmente− en dos ocasiones específicas: la impugnación del laudo −através de la cual se ataca su validez ante los tribunales judiciales del país de origen (47) − y su ejecuciónposterior en cualquier otro país, en cuyo supuesto el juez interviniente examinará la existencia de alguna delas principales causales de rechazo del exequátur.

Esto nos conduce a puntualizar que en relación con el ejercicio del citado control por parte de los tribunalesjudiciales del país de origen durante el procedimiento de arbitraje, esto es, antes de que se dicte el laudoarbitral, se impone el principio de autonomía del procedimiento arbitral, conforme al cual el arbitraje debedesarrollarse prácticamente sin interferencia judicial hasta el dictado del correspondiente laudo (48) .Asimismo, la jurisprudencia francesa −cuya antigua legislación procesal sobre arbitraje constituyó la fuentenormativa de gran parte de las regulaciones de los países latinoamericanos (49) − dejó ya plasmada en el año1987 una posición que fue seguida desde entonces, basada en el respeto del citado principio de autonomía delprocedimiento arbitral, el cual fue claramente expuesto en un fallo de la Cámara de Apelaciones de París quesostuvo: "...el ejercicio de las prerrogativas propias de las facultades jurisdiccionales de los árbitros, las cualesson legítimas y autónomas, debe ser garantizado en una forma totalmente independiente, como corresponde acualquier juez, ...sin ninguna intervención judicial" (50) .

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En este orden de ideas, es necesario reiterar que este "desapoderamiento judicial" no se extiende sine die, estoes, no hay una ausencia de control judicial del arbitraje sino tan sólo su diferimiento para una etapa ulterior.Esto significa que se aplica una regla de prioridad cronológica sobre cuya base los jueces podrán examinar elacuerdo y el procedimiento arbitral posteriormente, en caso de plantearse la nulidad del laudo arbitral o enocasión del pedido de exequátur del laudo en el extranjero, momentos en los cuales el tribunal arbitral hacesado de tener jurisdicción, conforme a lo pactado por las partes (51) . En efecto, el mencionado principio nosignifica la eliminación del control judicial sobre el arbitraje sino que éste se debe ejercer posteriormente,cuando el laudo ya ha sido dictado, de conformidad con lo pactado por las partes. En consecuencia, dichocontrol tendrá lugar, como hemos mencionado, en dos oportunidades: i) al evaluarse la validez del laudo antelos tribunales judiciales de la sede; y ii) en ocasión de solicitarse su ejecución en cada país que se pretendahacerlo. De este modo los tribunales judiciales de dichos países tendrán oportunidad de analizar si se hanobservado las garantías necesarias durante el procedimiento arbitral. En tal sentido, cabe notar que dentro delmarco de las diversas leyes nacionales se pueden distinguir, esencialmente, dos grupos diferentes de causalesque se suelen invocar para atacar la validez del laudo arbitral: i) por un lado, las relativas a la falta dejurisdicción del tribunal arbitral; y ii) por el otro, las atinentes a las irregularidades en el procedimiento (52) .Asimismo, en general, existe una clara tendencia a considerar como causales de nulidad de los laudosarbitrales internacionales a las mismas causales de denegación del exequátur previstas en el art. V Convenciónde Nueva York (53) .

Dicho control judicial posterior −que pone nuevamente de manifiesto la relevancia de la sede elegida− seráejercido por los tribunales judiciales del país sede y dentro del marco jurídico dado por las vías recursivasreconocidas legislativamente. Esto significa que, en definitiva, serán las normas nacionales de arbitraje dedicho país las que determinen las condiciones, causales y alcances de la eventual impugnación judicial dellaudo internacional dictado por el tribunal arbitral (54) .

En efecto, las cuestiones relativas a las vías y a las modalidades en que un laudo arbitral internacional puedeser atacado dependerán de la regulación que efectúe la ley a la luz de la cual se realice la revisión judicial(usualmente, la ley del país sede del arbitraje), lo cual implica que variarán de un país a otro. Cada Estadotiene sus propias características e intereses sobre cuya base sostiene una determinada posición con relación ala revisión judicial de los laudos arbitrales. Como consecuencia de ello y de la notable disparidad entre lasdiversas leyes nacionales, éstas suelen ser inadecuadas para los casos internacionales. Dichos inconvenientesfueron claramente expuestos en el informe elaborado en mayo de 1981, en el marco de la Comisión de lasNaciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional, con relación al entonces Proyecto de Ley Modelo,y fueron luego ratificados en la nota explicativa de ese marco normativo. En efecto, en dichos documentos seindica que por un lado existen leyes nacionales modernas, adaptadas al arbitraje comercial internacional, y porel otro nos encontramos ante legislaciones anticuadas que: i) equiparan el proceso arbitral a los litigios antelos tribunales judiciales; ii) tratan aspectos parciales del arbitraje; o iii) han sido elaboradas para satisfacerúnicamente las necesidades de arbitrajes domésticos, lo cual "...entraña desafortunadamente la consecuenciade intentar aplicar a los casos internacionales los principios locales tradicionales, y por lo general no sesatisfacen las necesidades de la práctica moderna" (55) .

c) Límites a la revisión judicial

La medida del control judicial del arbitraje internacional se encuentra generalmente ligada a la dimensión enque se acepta la autonomía de la voluntad de las partes en los diversos regímenes jurídicos nacionales. Dentrode este marco, la actual tendencia a imponer límites a la revisión judicial de las decisiones arbitrales sefundamenta, como claramente lo indica Philippe Fouchard, en la sólida convicción de que la materia de estascontroversias constituye un asunto propio de los árbitros, y no le está dado al juez pronunciarse sobre elacierto o error de lo que ellos han decidido en torno a la específica relación negocial que originó el litigio (56).

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Esta línea de pensamiento ha sido recibida en la jurisprudencia, a cuyos efectos vale citar la opinión de laCorte Federal del Distrito de Columbia, en Washington, en el conocido caso "Chromalloy". Allí sostuvo dichotribunal que los laudos arbitrales sólo pueden ser declarados nulos, conforme a la Ley Federal de Arbitraje, en"muy limitadas circunstancias" (57) . En definitiva, la citada tendencia a través de la cual se rechaza o reducela posibilidad de los tribunales judiciales de controlar el acierto o mérito de las decisiones arbitrales se hamanifestado legislativamente en las siguientes formas:

i) aceptando la validez de las renuncias efectuadas por las partes respecto de la utilización de vías recursivas,lo cual es incorporado en la ley federal suiza de Derecho Internacional Privado (58) y tanto en la anteriorcomo en la actual normativa sobre arbitrajes de Bélgica (59) ;

ii) negando la impugnación judicial en los casos de laudos arbitrales internacionales, salvo pacto en contrario,tal como lo prevé la Ley de Arbitraje de Portugal (60) ;

iii) limitando la revisión judicial exclusivamente al recurso de nulidad, corriente que ha encontrado eco, porejemplo, en la Ley de Arbitraje de Alemania de 1998 (61) y en el Código General del Proceso uruguayo (62) ;o

iv) posibilitando la remisión del laudo impugnado al tribunal arbitral a los fines de lograr su modificación oclarificación, de modo tal de eliminar las causales de nulidad y preservar la validez del laudo, posiciónrecogida en la Ley Modelo (63) , en la Arbitration Act inglesa (64) y en la ley sueca de 1999 (65) .

Dada la índole de este trabajo, a continuación analizaremos −a título ilustrativo− sólo una de lasmanifestaciones de esta tendencia, centrando entonces nuestro estudio en el alcance y la validez de losacuerdos de irrecurribilidad de los laudos arbitrales y el desplazamiento del control judicial relacionado conlas renuncias manifestadas por las partes (66) .

d) Renuncia a las vías recursivas

1.− Manifestaciones. Reglamentos internacionales

La renuncia a la interposición de recursos en contra del laudo, o el acuerdo mediante el cual se considera quela decisión del tribunal arbitral será final e irrecurrible, puede asumir dos formas: expresa o tácita.

La renuncia será expresa cuando exista una manifestación en tal sentido incluida explícitamente en la cláusulacompromisoria o en el compromiso arbitral. Tal requisito es exigido tanto en la ley federal suiza de DerechoInternacional Privado como en la legislación arbitral belga de 1998.

Por otro lado, la renuncia también puede tener lugar tácitamente, cuando las partes, dentro del ámbito de laautonomía de la voluntad, adoptan el reglamento de alguna de las principales instituciones arbitralesinternacionales que prevé esa renuncia. Así, el Reglamento de la CCI. establece: "Todo laudo es obligatoriopara las partes. Al someter su controversia a arbitraje según el Reglamento, las partes se obligan a cumplir sindemora cualquier laudo que se dicte y se considerará que han renunciado a cualesquiera vías de recurso a lasque puedan renunciar válidamente" (67) . En consecuencia, la elección de la vía arbitral realizada bajo elReglamento de la CCI. implica implícitamente, en principio, la exclusión de todo recurso judicial contra ellaudo ante los jueces del país de origen (68) . Sin embargo, la dimensión o el alcance de dicha renuncia estarádeterminada por la normativa de dicho país aplicable a los arbitrajes internacionales.

En forma concordante con esta interpretación, los únicos recursos previstos en el Reglamento de la CCI. serefieren a la corrección de errores tipográficos o similares y a la interpretación del laudo (69) , lo cual, encierto modo, también es una consecuencia de la labor de revisión que efectúa la Corte de la CCI., previo al

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dictado de la sentencia arbitral y atento a sus facultades de control sobre el proyecto del laudo (70) .

En sentido acorde con la citada exclusión tácita del control judicial del laudo arbitral se encuentran tambiéndisposiciones similares de otras instituciones arbitrales internacionales, tales como el Reglamento de la LCIA.(71) , las Reglas de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (WIPO.) (72) , el Reglamento delInstituto de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Estocolmo (73) y el Reglamento de la Uncitral (74) .

El fundamento de tales disposiciones descansa en el hecho de que las partes, al firmar el acuerdo de arbitraje(ya sea mediante la cláusula compromisoria o en el compromiso arbitral), han deseado que por esa vía sellegue a una decisión final, y no que luego de emitido el laudo se plantee su revisión ante los juecesnacionales.

2.− Alcance. Jurisprudencia

La extensión y validez de estas renuncias deben analizarse desde la perspectiva del Derecho nacionalaplicable a los arbitrajes internacionales, lo cual pone claramente de manifiesto −una vez más− la relevanciaque adquiere la elección de la sede arbitral. Es decir que es necesario analizar si la ley del país de origen(usualmente, el de la sede) permite o no dichas renuncias al derecho de impugnar un laudo internacional, locual varía de un país a otro. Así, por ejemplo, la ley federal suiza de Derecho Internacional Privado en algunossupuestos, y mediante una declaración expresa, permite la renuncia a recurrir aun ante irregularidadesprocesales, siempre que ninguna de las partes sea residente o tenga su sede o sucursal en Suiza (75) .Asimismo, además de las citadas previsiones normativas que, como hemos comentado, se encuentran tanto enlas diferentes leyes nacionales como en los reglamentos de las principales instituciones arbitralesinternacionales, la renuncia que las partes efectúan al derecho a recurrir el laudo también ha tenido sumanifestación en la jurisprudencia. Así, cabe notar lo sostenido por la Corte de Apelaciones de París en elcaso "Lebar" (1980), que incluso condenó por procedimiento abusivo a aquella parte que interpuso el recursode apelación en contra del laudo de la CCI., basado sobre el hecho de que, conforme al Reglamento de laCCI., el apelante había renunciado al derecho a recurrir (76) .

En sentido concordante, no es posible dejar de mencionar lo resuelto en el caso "Gotaverken", en el cual seadmitió el exequátur en Suecia de un laudo arbitral de la CCI. pronunciado en París, a pesar de que seencontraba pendiente de resolución un juicio de nulidad en dicha ciudad francesa. Al fundar su resolución, laSuprema Corte sueca consideró decisiva la renuncia prevista en el Reglamento de la CCI. respecto de lautilización de cualquier vía recursiva, al sostener: "Por medio de la cláusula de arbitraje de los contratos deconstrucción de navíos, las partes acordaron cumplir con el laudo como definitivamente obligatorio yejecutable en las materias sometidas a los árbitros. Aún más, el Reglamento de Arbitraje de la CCI., bajo elcual se llevó a cabo el procedimiento, contiene una disposición [art. 28.6 Reglamento de 1998] de que ellaudo será definitivo. Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, debe considerarse que el presente laudoarbitral se ha convertido en obligatorio y ejecutable para las partes en Francia, bajo el significado que el Acta[sueca] sobre Laudos y Acuerdos Arbitrales Extranjeros pretende, desde el momento y en virtud del propiohecho por el que fue realizada. El hecho de que el comprador haya atacado el laudo en Francia... no tieneningún efecto respecto de esto" (77) .

e) Desplazamiento del control judicial

Dentro de esta posición, marcada por la limitación de la intervención judicial y el respeto de la autonomía dela voluntad de las partes con relación a la revisión del laudo arbitral, se destacan aquellas legislaciones queinclusive establecen claramente la incompetencia del juez nacional para conocer en las demandas de anulaciónde laudos arbitrales que carecen de vinculación con el país sede del arbitraje. Tal es lo que preveía la reformadel Código Judicial belga de 1985, en virtud de la cual los jueces belgas eran incompetentes para entender enlos recursos de nulidad de laudos arbitrales que no tuvieran vinculación con Bélgica (78) . Dicha normativa, si

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bien fue luego modificada, mantuvo el mismo espíritu, ya que actualmente prevé que la citada incompetenciano tiene carácter imperativo sino que surge sólo si las partes −que carecen de contacto con el país sede−pactan la exclusión de todo recurso contra el laudo arbitral, siguiendo el criterio sentado en la ley federal suizade Derecho Internacional Privado. Esta última permite acordar expresamente la renuncia a toda impugnacióndel laudo cuando las partes no tienen domicilio u organización estable en Suiza (79) (en igual sentido cabecitar también al Código de Arbitraje de Túnez de 1993) (80) .

De este modo, al admitirse la validez de las renuncias acordadas por las partes y determinarse inclusive laincompetencia de los tribunales de la sede, no se ha pretendido eliminar todo control judicial sobre el arbitrajeinternacional sino que se ha decidido desplazar dicho control de manera tal que éste no sea realizado por eljuez de la sede del arbitraje sino por el de la ejecución (81) . Todo ello es coherente con el hecho de que, engeneral, en un arbitraje internacional su impacto social y económico suele tener lugar fuera del país sede,precisamente porque dicho país ha sido seleccionado considerando la necesidad de neutralidad, lo que implicaque ninguna de las partes tiene bienes o domicilio allí. En consecuencia, el laudo que se dicte difícilmentepodría afectar intereses del país sede, a menos que se aplique también su Derecho de fondo para resolver lacontroversia, en cuyo caso se podría, a lo sumo, considerar el valor de la decisión arbitral como un precedenteen tal sentido (82) .

Este punto de vista es compartido por una línea de pensamiento originada en Francia, que actualmente tieneprestigiosos defensores, tales como Jan Paulsson (83) , Philippe Fouchard (84) y Berthold Goldman (85) .Conforme a esta posición, a la luz de las diferencias existentes entre los diversos regímenes nacionales sobrearbitraje internacional, en vez de un doble sistema de contralor −primero por los jueces de la sede y luego porlos tribunales del lugar de ejecución del laudo− debe existir un solo punto de control, determinado por el lugarde reconocimiento o ejecución. De este modo se superarían las barreras que impiden la internacionalizacióndel arbitraje en virtud de normas locales alejadas de las convenciones internacionales (86) . De acuerdo conesta postura doctrinaria, dominante en Francia y sistematizada por Berthold Goldman y Pierre Lalive, la sededel arbitraje es elegida por mera conveniencia, y la autoridad de los árbitros no deriva del Estado en el cualdicha sede se encuentre (87) . En consecuencia, no existe obligación alguna de aplicar las normas deprocedimiento internas vigentes en el país sede (88) .

Lo expresado precedentemente adquiere relevancia al considerar la posible impugnación del laudo y susefectos en el país de ejecución. De allí que si la obligatoriedad del laudo deriva del sistema jurídico de la sede,un laudo declarado nulo no podría ser ejecutable en el país en el cual se interpusiera el exequátur. Mientrasque en caso contrario no existirían inconvenientes en que el juez del exequátur conceda el reconocimiento o laejecución, aun cuando el laudo haya sido declarado nulo en el país de origen, ya que la ley de éste noprevalece sobre la del país de ejecución (89) .

V. CONCLUSIONES

A lo largo de esta exposición hemos considerado, en forma introductoria, la importancia y los elementos de lacláusula arbitral, focalizando nuestro análisis en la sede del arbitraje y los criterios utilizados para su elección.Luego examinamos en especial los efectos jurídicos de tal selección, considerando específicamente el controljudicial del laudo arbitral, como así también sus formas y límites.

Sobre la base de todo ello, es necesario resaltar, en primer término, la importancia del acuerdo de arbitraje, elcual brinda una respuesta adecuada a las múltiples necesidades que plantean las transacciones comerciales enesta nueva centuria, a lo cual se agregan los beneficios que otorga la vasta aplicación de la Convención deNueva York en la ejecución de los laudos arbitrales (en más de 130 países).

En segundo lugar, la elección de la sede arbitral adquiere una relevancia especial, ya que sus efectos seextienden al procedimiento y al laudo mismo, proyectándose inclusive −con inusitada fuerza− sobre la validez

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y posible ejecución de la sentencia de arbitraje.

En efecto, la elección de la sede determina el grado de control judicial a ejercer sobre el arbitraje, a cuyosefectos cobrará importancia el marco normativo existente en el país sede, mediante el cual se determinará enqué medida ha sido receptada la actual tendencia en favor de una limitada intervención en el arbitraje, ya sea através del denominado principio de autonomía del proceso arbitral, de la validez de las renuncias acordadasentre las partes o inclusive del desplazamiento del control judicial a los jueces del exequátur.

En conclusión, más allá de las concretas normas que rijan la nulidad del laudo en la sede, es indudable que lajusticia −tanto del país sede como de aquel en donde se solicite el exequátur− deberá desplegar un rolrealmente decisivo para que el contralor judicial tenga como principal objetivo el respeto de la decisión deltribunal arbitral, lo cual constituirá una clara manifestación de la previsibilidad que todos anhelamos. Dentrode este marco resulta oportuno recordar las palabras que ya en 1855, en el caso "Burchell", expresara la CorteSuprema de los Estados Unidos:

"[El arbitraje], como un modo de resolución de disputas, debería recibir todo el estímulo de los jueces" (90) .Ésta, indudablemente, sería la mejor forma de alcanzar la seguridad jurídica que tanto necesitamos.

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NOTAS:

(1) Adaptación y actualización de parte de la disertación dada en el II Seminario Internacional sobreArbitraje, celebrado del 28 al 30/4/2003 en la ciudad de Punta del Este, Uruguay. Las opiniones expresadas enel presente trabajo reflejan exclusivamente el pensamiento del autor. De igual modo, las traducciones son obrasuya, salvo que se indique lo contrario.

(2) Conforme a la doctrina moderna y a las leyes de arbitraje dictadas de acuerdo con sus lineamientos, ladenominación "acuerdo arbitral" comprende tanto la cláusula compromisoria (incluida en un contrato enforma previa al nacimiento de la disputa) como el compromiso arbitral (entendido como el convenio cuyostérminos son negociados cuando ya la controversia ha surgido y en relación directa y específica con lascaracterísticas del caso).

(3) Ver Berger, Klaus P., "International economic arbitration", 1993, Kluwer Law and Taxation, quien,citando a Van den Berg, Albert J. ("Arbitragerecht", 134, 1988, Ed. W. E. J. Tjeenk Willink Zwolie), estimaque la mayor parte de los contratos internacionales prevén al arbitraje como mecanismo de resolución deconflictos.

(4) Si bien parte del análisis que aquí se desarrolla podría también ser aplicado en relación con los arbitrajesinternos o domésticos, es necesario aclarar que el presente trabajo se refiere exclusivamente a los arbitrajescomerciales internacionales.

(5) A efectos de esta exposición consideraremos indistintamente la denominación de "cláusulacompromisoria o arbitral", entendida como aquella incluida en un acuerdo escrito, en forma previa al origende la disputa, y cuyo contenido determina la jurisdicción arbitral elegida por las partes.

(6) Ver, entre otros, Craig, Laurence, Park, William y Paulsson, Jan, "International Chamber of CommerceArbitration", 2000, Oceana Publications − Dobbs Ferry, Nueva York, ps. 43, 85 y ss.; Derains, Yves ySchwartz, Eric A., "A guide to the New ICC. rules of arbitration", 1999, Ed. Kluwer Law International, LaHaya, p. 73; Craig, Laurence, Park, William y Paulsson, Jan, "Annotated guide to the 1998 ICC. arbitrationrules", 1998, Oceana Publications, p. 57; Dimolista, A., "Issues concerning the existence, validity andeffectiveness of the arbitration agreement", The ICC. International Court of Arbitration Bulletin, vol. 7, n. 2,diciembre de 1996, p. 14; Santos Belandro, Rubén, "Arbitraje Comercial Internacional", 2000, OxfordUniversity Press, México DF., p. 60 y ss.; Chillón Medina, José M. y Merino Merchán, José F., "Tratado deArbitraje Privado, Interno e Internacional", 1978, Ed. Civitas, Madrid, p. 309; Merkin, Robert, "ArbitrationLaw", 1991, Lloyd London Press, caps. 3 y 4; Redfern, Margaret y Hunter, Mark D., "Law and practice ofinternational commercial arbitration", 1999, Ed. Sweet and Maxwell, Londres, p. 135; Bond, S. R., "How todraft an arbitration clause", ICC. International Court of Arbitration Bulletin, vol. 1, n. 2, diciembre de 1990.

(7) Dicha denominación obedece al hecho de que, en la mayoría de los casos, los términos de estas cláusulasson acordados al final de la negociación, cuando ambas partes están exhaustas, luego de agotadoras horas dediscusión sobre los otros puntos del acuerdo y con una clara intención de concluir el contrato cuanto antes.

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(8) A los fines de este trabajo se utilizan indistintamente los términos "jurisdicción internacional" y"competencia internacional" para hacer referencia al país cuyos tribunales pueden entender en el caso (aunquesería más propio hablar de "jurisdicción internacional" y reservar el término "competencia" para indicar ladistribución que se efectúe internamente, dentro de los jueces de un mismo país, y aun cuando no olvidamosque la iurisdictio es inherente a todo juez).

(9) Gaillard, Emmanuel y Savage, John, "Fouchard, Gaillard, Goldman, on international commercialarbitration", 1999, Ed. Kluwer Law International, La Haya, p. 1; Redfern, Margaret y Hunter, Mark D., "Lawand practice of international commercial arbitration" cit., ps. 23/30; Merkin, Robert, "Arbitration Law" cit., p.1.I.

(10) Wang, Margaret, "Is ADR. superior to litigation in international commercial disputes?", ArbitrationInternational, London Court of International Arbitration, vol. 16, n. 2, 2000, p. 190, citado y traducido porGamboa Morales, Nicolás, "Consideraciones sobre la práctica arbitral internacional. Un tema de reflexión",ensayo presentado con motivo del seminario "Principales debates en torno del arbitraje", organizado por laUniversidad de la Sabana, Bogotá, julio de 2002.

(11) Informe del Prof. Yashuei Taiguchi dado en la Conferencia del ICCA. de 1996, citado por Cremades,Bernardo M., "Overcoming the clash of legal cultures: the role of interactive arbitration", ArbitrationInternational, London Court of International Arbitration, vol. 14, n. 2, 1998, ps. 157 a 172.

(12) Cremades, Bernardo M., "Overcoming the clash of legal cultures: the role of interactive arbitration" cit.,p. 162 y ss.

(13) Se refiere a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Reconocimiento y la Ejecución de lasSentencias Arbitrales Extranjeras, firmada en Nueva York el 10/6/1958 (la "Convención de Nueva York").Ver Horn, Norbert, "The development of arbitration in international financial transactions", ArbitrationInternational, London Court of International Arbitration, vol. 16, n. 3, p. 279, citado y traducido por GamboaMorales, Nicolás, "Consideraciones sobre la práctica arbitral internacional. Un tema de reflexión" cit., p. 4.

(14) Mosk, Richard M. y Nelson, D., "The effects of confirming and vacating an International ArbitrationAward on enforcement in foreign jurisdictions", Journal of International Arbitration, vol. 18, n. 4, 2001, p.463, citado y traducido por Gamboa Morales, Nicolás, "Consideraciones sobre la práctica arbitralinternacional. Un tema de reflexión" cit., p. 18.

(15) En este aspecto es necesario citar a las Convenciones de Bruselas de 1968 y de Lugano de 1988 sobreJurisdicción y Ejecución de Sentencias en Asuntos Civiles y Comerciales, en el ámbito de la Unión Europea;y la Convención de Montevideo de 1979 sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y LaudosExtranjeros, vigente en la actualidad para diez países en América Latina. Sin embargo, cabe notar, a títuloilustrativo, que Estados Unidos no ha suscripto ningún tratado con tal objeto, aunque sí ha ratificado laConvención de Nueva York (en 1970).

(16) Hasta agosto de 2006.

(17) Gamboa Morales, Nicolás, "Consideraciones sobre la práctica arbitral internacional. Un tema dereflexión" cit., p. 18 y ss.

(18) Ver Berger, Klaus P., "International economic arbitration" cit.

(19) Reiteramos que, conforme a la doctrina moderna y a las recientes leyes de arbitraje, la denominación"acuerdo arbitral" comprende tanto la cláusula compromisoria como el compromiso arbitral.

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(20) Vgr., "En caso de cualquier controversia con relación a la interpretación y/o ejecución del presentecontrato...".

(21) Vgr., "...será resuelta mediante un arbitraje ante la Corte de la Cámara de Comercio Internacional,conforme a su Reglamento...". Cabe tener en cuenta también la cláusula modelo de arbitraje recomendada enel propio Reglamento de la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (la"CCI."): "Todas las desaveniencias que deriven de este contrato o que guarden relación con éste seránresueltas definitivamente de acuerdo con el Reglamento de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacionalpor uno o más árbitros nombrados conforme a este Reglamento".

(22) También se podría agregar a dicha enumeración la ley que rige la capacidad de las partes en la firma delacuerdo arbitral, lo cual pone de manifiesto la eventual complejidad de este tema.

(23) En tal sentido, siempre es aconsejable llevar adelante el proceso arbitral en el idioma correspondiente ala ley de fondo (o en dos idiomas, de ser necesario) y mantener las comunicaciones entre los abogados y susrespectivos clientes en el lenguaje correspondiente en cada caso.

(24) Se trata de la autonomía de la cláusula arbitral, también conocida como "separability" en la doctrinaangloamericana. Ver, entre otros, Craig, Laurence, Park, William y Paulsson, Jan, "International Chamber ofCommerce Arbitration" cit., ps. 48 a 52 y 515 a 516; Redfern, Margaret y Hunter, Mark D., "Law and practiceof international commercial arbitration" cit., ps. 154 a 156. Ya la Convención de Viena de 1980 relativa a laVenta Internacional de Mercaderías establecía que la cláusula compromisoria sobrevive a la resolución delcontrato, al prever, en su secc. V, que "la resolución no afectará a las estipulaciones del contrato relativas a lasolución de controversias ni a ninguna otra estipulación del contrato que regule los derechos y obligaciones delas partes en caso de resolución" (art. 81.1). Este principio también fue incorporado en la Ley Modelo de lasNaciones Unidas sobre Arbitraje Comercial Internacional de 1985, art. 16, como se puede observar infra, y endiversas normativas nacionales tales como la ley inglesa de Arbitraje de 1996 (en adelante, la "ArbitrationAct"), en su art. 7, y la Ley Federal suiza, en el art. 178.

(25) Ver Boggiano, Antonio, "Autonomía y eficacia de la cláusula arbitral" (Lexis 1103.006669),comentando el fallo en el caso "Welbers" (ver nota siguiente): "De la autonomía de la cláusula arbitral parecedesprenderse la posibilidad de que un derecho se aplique a su validez, interpretación y eficacia conindependencia del derecho que resulta aplicable al contrato. El derecho aplicable a la cláusula arbitral es,empero, generalmente el mismo que rige el contrato del que forma parte. En virtud del principio de laautonomía esta presunción puede ceder si hay razones para considerar que la cláusula se rige por un derechodistinto del que se rige el resto del contrato. Si hay una elección expresa del derecho aplicable al contrato ensu totalidad cabe entender que las partes también sometieron a ese derecho la cláusula arbitral. Salvo que laspartes eligiesen otro derecho específicamente aplicable a la cláusula (dépeage)".

(26) C. Nac. Com., sala E, 26/9/1988, "Enrique C. Welbers S.A. v. Extrarktionstechnik Gesellschaft FurAnlagenbau M.B.M." (Lexis 1103.17750). Para un análisis profundo de dicho fallo ver Grigera Naón, HoracioA. ,"La autonomía del acuerdo arbitral", LL 1989−D−1107, secc. Doctrina.

(27) Ver, entre otros, Craig, Laurence, Park, William y Paulsson, Jan, "International Chamber of CommerceArbitration" cit., ps. 48/49, y 512; Redfern, Margaret y Hunter, Mark D., "Law and practice of internationalcommercial arbitration" cit., ps. 264/267; Chillón Medina, José M. y Merino Merchán, José F., "Tratado deArbitraje Privado, Interno e Internacional" cit., p. 413 y ss.; González Arrocha, Katherine, "El principio`Kompetenz − Kompetenz'", Centro de Conciliación y Arbitraje, Publicaciones, Cámara de Comercio,Industrias y Agricultura, , que sostiene, citando a Philippe Fouchard, que la función de este principio es dual,con efectos positivos y negativos. El primero es el permitir que sean los propios árbitros los que decidanacerca de su competencia, y el efecto negativo es que dicha decisión se puede encontrar sujeta a posterior

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revisión judicial. Este principio también ha sido seguido en varias leyes nacionales, entre las que podemosmencionar a la Ley de Arbitraje de Alemania, de 1998 (art. 1040), la Arbitration Act inglesa, de 1996 (art.30), y la normativa suiza (art. 186).

(28) La denominación "país de origen" designa a aquel con jurisdicción internacional para entender ante losrecursos de nulidad contra el laudo arbitral. En consecuencia, abarca tanto al país en donde el laudo se dictacomo a aquel conforme a cuya ley ha sido dictado (de acuerdo con lo previsto en el art. V Convención deNueva York). En el presente trabajo, salvo que se indique lo contrario, "país de origen" y "sede arbitral" sontérminos utilizados en forma indistinta.

(29) La denominación "sede" ha sido considerada por la doctrina como más específica y apropiada que"lugar", distinción que también se ha visto reflejada en otros idiomas (vgr., seat o place). Sin embargo, debidoa su amplia utilización a nivel mundial, este último término no ha sido cambiado en el art. 14.1 Reglamentode la CCI. Por el contrario, el nuevo Reglamento de la LCIA., en vigencia desde el 1/1/1998, utiliza la palabra"sede" con el fin de ser consistente con el uso que se le da a ese término en el art. 3 de la Arbitration Actinglesa (conf. Derains, Yves y Schwartz, Eric A., "A guide to the new ICC. rules of arbitration" cit., p. 201.

(30) Reglamento de la CCI., art. 14.1.

(31) Reglamento de Arbitraje de la CNUDMI. o Uncitral, art. 16.1.

(32) Reglamento de la LCIA., art. 16.1.

(33) Existen factores económicos a tener en cuenta, tales como los costos e inconvenientes del viaje, como asítambién la necesidad de que exista una adecuada infraestructura para llevar adelante las audiencias. Tambiénse debe considerar la existencia de abogados locales que puedan asistir en caso de necesidad, como asítambién otros profesionales que pudieran ser necesarios según la índole del caso (vgr., contadores, ingenieros,traductores, etc.), ya que los costos son usualmente inferiores si se puede contar con dichos servicios en lasede. Tampoco se puede soslayar el hecho de que puedan existir restricciones al ingreso de las partes, susabogados y los testigos (vgr., la necesidad de tener visas para ello, etc.). Sin embargo, sostenemos que todoello tiene una relevancia relativa, ya que tanto las audiencias como las reuniones del tribunal arbitral sepueden efectuar en otro lugar, quizás más conveniente y con menores costos, sin que esto requiera modificarla sede elegida.

(34) No debemos olvidar que en el supuesto de una eventual intervención de los jueces del país sede conposterioridad al dictado del laudo arbitral (vgr., ante un planteo de nulidad del laudo), la posición sostenida enel propio laudo por dicho árbitro podría tener cierta influencia sobre los tribunales locales, ya que usualmentese trata de juristas de prestigio y conocida trayectoria en dicho país.

(35) Reglamento de la CCI., arts. 14.2 y 14.3.

(36) Reglamento de Uncitral, arts. 16.2 y 16.3.

(37) Reglamento de la LCIA., art. 16.2. Si los lugares de reunión difieren del elegido como sede, seconsiderará que el arbitraje tiene lugar en la sede designada.

(38) Sobre la base de lo establecido en la Convención de Nueva York, la jurisdicción internacional anteplanteos de nulidad recae sobre las autoridades judiciales competentes del país en el cual o conforme a cuyaley se ha dictado el laudo (art. V.1.e).

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(39) O a otra convención internacional de similares características, tal como, por ejemplo, la ConvenciónInteramericana sobre Arbitraje Comercial Internacional firmada en Panamá el 30/1/1975 (en adelante, la"Convención de Panamá de 1975"), o la Convención Europea sobre Arbitraje Comercial Internacional,suscripta en Ginebra el 21/4/1961 (en adelante, la "Convención Europea de 1961").

(40) Convención de Nueva York, art. III. Por ello cobra importancia el lugar en donde se dicta el laudo, comoelemento determinante de la aplicación de la Convención de Nueva York. Cabe notar que, por ejemplo, laArbitration Act inglesa, siguiendo los lineamientos de las modernas leyes de arbitraje, establece que el laudoserá considerado como dictado en la sede arbitral cuando ésta sea Inglaterra, Gales o Irlanda del Norte, sinimportar dónde fue firmado (art. 53). Similar disposición encontramos también en la Ley de Arbitraje deAlemania de 1998 (art. 1054). Asimismo, el Reglamento de la CCI. contiene una disposición de similarcontenido: "Art. 25. Pronunciamiento del laudo... 3. El laudo se considerará pronunciado en el lugar de la sededel arbitraje y en la fecha que en él se mencione". El Reglamento de la Uncitral, por el contrario, estableceque el laudo deberá ser dictado en el lugar del arbitraje (art. 16.4), mientras que el art. 26.1 del Reglamento dela LCIA. simplemente establece que el laudo "...contendrá la sede del arbitraje".

(41) Aunque se ha aceptado algún grado de control, al menos para asegurar un mínimo nivel de objetividad yjusticia (Redfern, Margaret y Hunter, Mark D., "Law and practice of international commercial arbitration" cit.,p. 429).

(42) Ley Modelo: "Art. 5. Alcance de la intervención del tribunal. En los asuntos que se rijan por la presenteley, no intervendrá ningún tribunal salvo en los casos en que esta ley así lo disponga".

(43) Arbitration Act: "Art. 1. ...c. La disposiciones de este capítulo se fundan en los siguientes principios y seprocederá de acuerdo con los mismos: ...(c) en las materias regidas por este capítulo la Corte no deberáintervenir a menos que este capítulo así lo disponga".

(44) Similar orientación siguen la ley alemana de 1998 (art. 1032), la ley federal suiza de DerechoInternacional Privado (art. 7) y la ley sueca de 1999 (art. 4).

(45) En el caso de arbitrajes ad hoc, ya que ante arbitrajes institucionales el procedimiento de constitución deltribunal arbitral está generalmente previsto en las reglas aplicables (vgr., Reglamento de la CCI., arts. 4, 5, 7 yss.).

(46) La posibilidad de asistencia judicial en lo que se refiere a la comparecencia de testigos o al recaudo depruebas es receptada, entre otros, por la Arbitration Act inglesa (art. 43), la ley federal suiza de DerechoInternacional Privado (art. 184) y la ley de Brasil de 1996 (art. 22; cabe recordar que dicha ley fue declaradaconstitucional por el Supremo Tribunal Federal de Brasil en diciembre de 2001 a raíz del caso "MBVCommercial and Export Management Estableshment v. Resíl Industria e Comercio Ltda.", sentenciaextranjera n. 5206).

(47) Recordamos que el país de origen es el país sede del arbitraje o aquel cuya ley procesal se aplica almismo. Conforme al art. V.1 Convención de Nueva York, los tribunales judiciales del país de origen tienenjurisdicción internacional para entender ante un eventual recurso de nulidad contra la validez del laudo.

(48) Para todo lo relativo al principio de autonomía del procedimiento arbitral ver Parodi, Víctor G., "El caso`Yacyretá' (o cómo retroceder 80 años)", Revista de Derecho Comparado 2005−11−187, Ed.Rubinzal−Culzoni.

(49) Pero con la diferencia de que en Francia hace tiempo que ya han sido modificadas para incorporarsoluciones acordes con la realidad de los negocios internacionales.

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(50) Cámara de Apelaciones de París, 18/11/1987, "Chambre Arbitrale de Paris v. République de Guinée",1988 Rev. Arb. 657. Mediante esta decisión la citada Cámara revocó la resolución del tribunal inferior quehabía ordenado la suspensión del procedimiento arbitral. Ver también el fallo del Tribunal de PrimeraInstancia de París, 15/2/1995, "Industrialexport v. K.", 1996 Rev. Arb. 503. Dicha tendencia ha sidoincorporada también en el Derecho inglés −previéndose limitados casos en los cuales se podría permitir laintervención judicial durante el procedimiento arbitral−, en el cual tradicionalmente se había sostenido uncriterio opuesto.

(51) Ver Santos Belandro, Rubén, "Arbitraje Comercial Internacional" cit., p. 290 y ss.

(52) Ver Garnett, Richard, Gabriel, Henry D., Waincymer, Jeff y Epstein, Judd, "A practical guide tointernational commercial arbitration", 2000, Oceana Publications Inc., Nueva York, p. 115 y ss.; Parodi,Víctor G., "El caso `Yacyretá' (o cómo retroceder 80 años)" cit., p. 49 y ss.

(53) Ver Parodi, Víctor G., "La cláusula arbitral: efectos de la elección de la sede del arbitraje y el controljudicial. Hacia un sistema de congruencias", Revista de Derecho, año II, n. 4, Universidad de Montevideo,2003, p. 49 y ss.

(54) Obviamente que en tal caso se deberán también tener en cuenta las convenciones internacionalesvigentes en el país sede.

(55) UN. Doc. A/CN.9/207, 14/5/1981, p. 6, y nota explicativa de la Ley Modelo.

(56) Fouchard, Philippe, "L'arbitrage commercial et le legislateur", en "Etudes dédiées a René Roblot", 1984,París, p. 75; citado por Anaya, Jaime L., "Recursos contra los laudos arbitrales", ED 161−522.

(57) United States District Court, District of Columbia, "Chromalloy Aeroservices Inc. (US.) v. ArabRepublic of Egypt (Egypt)", 31/7/1996, "ICCA. Yearbook Commercial Arbitration", vol. XXII, 1997, ps.1001/1012, o 939 F. Supp. 907; y Cour d'Appel de Paris, 14/1/1997, "Chromalloy Aeroservices Inc. (US.) v.Arab Republic of Egypt (Egypt)", ICCA. Yearbook Commercial Arbitration, vol. XXII, 1997, ps. 691/695.Ver Rivkin, David W., "The enforcement of awards nullified in the country of origin: the Americanexperience", 1998, Congreso del ICCA., París. Este caso involucró la ejecución en los Estados Unidos y enFrancia de un laudo arbitral emitido en Egipto, no obstante haber sido anulado por la Cámara de Apelacionesde El Cairo. La controversia que originó el arbitraje se basó en la resolución de un contrato en virtud del cualChromalloy Aeroservices Inc., una empresa norteamericana, debía proveer determinados servicios a la fuerzaaérea egipcia. El tribunal arbitral sostuvo por mayoría que el contrato había sido rescindido infundadamente.En consecuencia, el laudo, que involucraba una suma de U$S 16,2 millones más intereses, fue pronunciado encontra de la República Árabe de Egipto y a favor de la empresa Chromalloy, en 1994. Poco tiempo después lacompañía norteamericana solicitó la confirmación del laudo ante la Corte Federal de Distrito en WashingtonDC., mientras que, por otro lado, el Estado egipcio interpuso una acción de nulidad ante la Cámara deApelaciones de El Cairo. Dicho tribunal egipcio analizó el pedido de nulidad del laudo arbitral a la luz de lascausales previstas en la Ley de Arbitraje egipcia de 1994, que, en este puntual aspecto, se aparta de loindicado en la Ley Modelo y prevé dos específicas causales locales de nulidad de laudos arbitrales. Una deellas es el error por parte del tribunal arbitral en la aplicación del Derecho elegido por las partes para resolverla controversia −Ley de Arbitraje de Egipto, art. 53.1.d−. La segunda causal específica local es establecidamediante una elaboración circular y netamente confusa, al disponer como causal de nulidad del laudo el hechode que el laudo mismo o los procedimientos de arbitraje que afecten al laudo contengan violaciones legalesque causen la nulidad. Las traducciones al inglés y francés no esclarecen este punto. En efecto, la Cámara deApelaciones egipcia consideró que el contrato en cuestión encuadraba dentro de la categoría de contratosadministrativos, por lo cual −dado que las partes contractualmente establecieron la aplicación del Derechoegipcio− entendió que se debió recurrir al Derecho Administrativo egipcio y no a su Código Civil (que es el

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que había tomado en cuenta el tribunal arbitral, aunque cabe notar que ninguna de las partes alegó que de esemodo se habría alcanzado un resultado diferente). En consecuencia, el tribunal egipcio consideró que habíaexistido un error en la aplicación del Derecho elegido por las partes y sobre la base de dicha causal local, endiciembre de 1995, declaró la nulidad del laudo. Ante esta situación, la Corte Federal del Distrito deColumbia, en Washington, se encontraba frente a la siguiente disyuntiva: ordenar la ejecución del laudo,desestimando la nulidad ya dictada, o rechazar el exequátur en virtud de la anulación resuelta previamente porla Corte egipcia. En julio de 1996 se pronunció en favor de la ejecución.

(58) Ley Federal de Derecho Internacional Privado de Suiza, cap. 12, "Arbitraje Internacional. X. Acuerdo deexclusión": "Art. 192.1. Cuando ninguna de las partes tenga domicilio, residencia habitual, o unestablecimiento comercial en Suiza, ellas podrán, mediante una declaración expresa en el acuerdo de arbitrajeo mediante un acuerdo subsiguiente por escrito, excluir todos los procedimientos de nulidad, o podrán limitartal procedimiento a uno o varios de los fundamentos enumerados en el art. 190 párr. 2".

(59) Código Judicial belga: i) modificación de 1998: "Art. 1717 inc. 4: Las partes podrán, mediante unadeclaración expresa en el acuerdo arbitral o en un acuerdo posterior, excluir cualquier solicitud de declaraciónde nulidad del laudo arbitral, en caso de que ninguna de ellas sea una persona física de nacionalidad belga ouna persona física que tenga su residencia habitual en Bélgica o una persona jurídica que tenga su asientoprincipal o una sucursal en Bélgica"; y ii) reforma de 1985: "Art. 1717 inc. 4: La Corte belga podrá entenderen la solicitud de declaración de nulidad sólo si al menos una de las partes de la controversia resuelta en ellaudo arbitral es o una persona física de nacionalidad belga o residente en Bélgica, o una persona jurídicaformada en Bélgica o que tenga una sucursal, o alguna sede de operaciones allí".

(60) Ley de Arbitraje de Portugal 31/1986: "Art. 34. Tratándose de arbitraje internacional, la decisión arbitralno es recurrible salvo que las partes hubiesen acordado la posibilidad de recurrirlo y regulado sus términos".

(61) Ley de Arbitraje alemana: "Art. 1059. Acción de nulidad. Se podrá recurrir ante una Corte contra unlaudo arbitral únicamente mediante una acción de nulidad en conformidad con los incs. 2 y 3 de este artículo".

(62) Código General del Proceso de Uruguay: "Art. 499. Contra el laudo arbitral no habrá más recurso que elde nulidad..." (aunque las previsiones normativas del CGP. están destinadas, en su gran mayoría, a regular losarbitrajes domésticos o nacionales). El Código Procesal Civil y Comercial argentino (t.o. 1981, LA1981−B−1472), si bien contiene normas anacrónicas tendientes a regular el arbitraje doméstico, prevé laposibilidad de renunciar a los recursos con excepción del de aclaratoria y nulidad (art. 760).Ver Parodi, VíctorG., "El caso `Yacyretá'..." cit., p. 211 y ss.

(63) Ley Modelo, art. 34.4: "El juez, cuando se le solicite la anulación de un laudo, podrá suspender lasactuaciones de nulidad, cuando corresponda y cuando así lo solicite una de las partes, por un plazo quedetermine a fin de dar al tribunal arbitral la oportunidad de reanudar las actuaciones arbitrales o de adoptarcualquier otra medida que a juicio del tribunal arbitral elimine los motivos para la petición de nulidad".

(64) Arbitration Act, art. 68.3: "Si se demuestra que ha habido una irregularidad seria afectando al tribunal, alprocedimiento o al laudo, la Corte puede: a) remitir el laudo al tribunal, en todo o en parte, parareconsideración...". Similar previsión es establecida en el art. 69.7 en relación con recursos presentados sobrela base de errores de Derecho.

(65) Ley de Arbitraje de Suecia de 1999, art. 35: "Un juez puede suspender los procedimientos relativos a lainvalidez o nulidad de un laudo por un cierto período de tiempo, a los fines de que los árbitros tengan laoportunidad de retomar el proceso arbitral, o tomar alguna otra medida que, en opinión de los árbitros,eliminará la causa de invalidez o nulidad...".

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(66) El análisis del recurso de nulidad, sus causales y el valor de las mismas a la luz de los criteriosinternacionalmente aceptados será objeto de otro trabajo específico.

(67) Reglamento de la CCI., art. 28.6.

(68) El país en donde o conforme a cuya ley se dictó el laudo (Convención de Nueva York, art. V.1.e).

(69) Reglamento de la CCI., art. 29. En forma similar, ver el Reglamento de la LCIA., art 27; las Reglas de laAmerican Arbitration Association ("AAA."), art. 30; las Reglas de la Organización Mundial de PropiedadIntelectual ("WIPO."), art. 66; y el Reglamento del Instituto de Arbitraje de la Cámara de Comercio deEstocolmo ("CC. Estocolmo"), art. 37.

(70) Reglamento de la CCI., art. 27: "Examen previo del laudo por la Corte. Antes de firmar un laudo, eltribunal arbitral deberá someterlo, en forma de proyecto, a la Corte. Ésta podrá ordenar modificaciones deforma, y respetando la libertad de decisión del tribunal arbitral, podrá llamar su atención sobre puntosrelacionados con el fondo de la controversia. Ningún laudo podrá ser dictado por el tribunal arbitral antes dehaber sido aprobado, en cuanto a su forma, por la Corte".

(71) Reglamento de la LCIA., art. 26.9: "El laudo. Todos los laudos serán definitivos y vinculantes para laspartes. Las partes, sometiéndose a arbitraje bajo los auspicios de este Reglamento, se comprometen a ejecutarinmediatamente y sin demora cualquier laudo (condicionado sólo por el art. 27). Las partes renuncianirrevocablemente a cualesquiera vías de recurso de apelación o revisión ante cualquier juzgado o autoridadjudicial competente, siempre que dicha renuncia pueda ser válidamente realizada".

Art. 29.2: "Las decisiones de la Corte de la LCIA. Dentro de los límites permitidos por la ley de la sede delarbitraje, se presumirá la renuncia de las partes a interponer ante un juez competente o ante cualquier otraautoridad judicial recurso de apelación o de revisión contra estas decisiones adoptadas por la Corte de laLCIA. Si dichas apelaciones son irrenunciables por virtud de preceptos o normas imperativas, la Corte de laLCIA., de conformidad con tales normas, decidirá sobre la pertinencia de la suspensión del arbitraje durante lasubstanciación del recurso de apelación o de revisión".

(72) Reglas de la WIPO., art. 64.

(73) Reglamento de la CC. Estocolmo, art. 36.

(74) Reglamento de Uncitral, art. 32.

(75) Ley Federal de Derecho Internacional Privado de Suiza, art. 192.1. Ver supra.

(76) Cour d'Appel de París, 22/4/1980, "Victor Lebar v. Société Atlas Werk A. G.", 1981 Revue del'Arbitrage 171, citado por Craig, Laurence, Park, William y Paulsson, Jan, "International Chamber ofCommerce Arbitration" cit., p. 402.

(77) Suprema Corte de Suecia, 13/8/1979, "General National Maritime Transport Co. v. Götaverken ArendalAktiebolag", comentado por Paulsson, Jan, "The role of Swedish Courts in transnational commercialarbitration", 21 Virginia Journal of International Law, p. 211 y ss.

(78) Código Judicial de Bélgica, art. 1717. Ver supra.

(79) Ley Federal Suiza de Derecho Internacional Privado, art. 192 inc. 1. Ver supra.

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(80) Código de Procedimiento de Túnez, cap. III: "Del arbitraje internacional", secc. VII: "Recursos contra ellaudo arbitral", art. 78: "...Las partes que no tengan en Túnez ni domicilio, ni residencia principal, niestablecimiento, pueden convenir expresamente excluir todos los recursos, total o parcialmente, contra todadecisión del tribunal arbitral...".

(81) Carpi, F., "Larbitrato rituale fra autonomia e aiuto giudiziario", Rev. Contratto e Impresa, n. 3, 1990, p.904 y ss., citado por Anaya, Jaime L., "Recursos contra los laudos arbitrales" cit., p. 527.

(82) Craig, Laurence, Park, William y Paulsson, Jan, "International Chamber of Commerce Arbitration" cit.,p. 501.

(83) Paulsson, Jan, "Arbitration unbound: award detached from the law of its country of origin", 30 Int. &Comp. LQ. 358 (1981), y "Delocalization of international commercial arbitration: when and why it matters",32 Int. & Comp. LQ. 53 (1983).

(84) Fouchard, Philippe, "L'arbitrage commercial international" cit., ps. 22 a 27.

(85) Goldman, Berthold, "The complementary roles of judges and arbitrators in ensuring that internationalcommercial arbitration is effective", en "60 years of ICC. arbitration. A look at the future", ICC. Publication,n. 412, 1984, ps. 257 a 282.

(86) Esta posición ha sido también criticada, ya que en el caso de que el laudo arbitral resultare favorable a laparte demandada la actora no tendrá fuero alguno donde cuestionar la validez del laudo.

(87) En contra, sosteniendo la postura tradicional (y todavía preponderante en Inglaterra) según la cual todoarbitraje (el acuerdo arbitral, el procedimiento e incluido el laudo) debería estar sujeto a la ley del lugar de lasede, debido a que el laudo sólo tiene fuerza obligatoria si está vinculado a un determinado sistema deDerecho nacional (la lex fori o lex arbitri), ver Mann, Francis A., "Lex facit arbitrum" cit., ps. 157, 159; yPark, William, "The lex loci arbitri and international commercial arbitration", 52 Int. & Comp. LQ. 21 (1983).En una posición moderadora se ubica el profesor Arthur von Mehren, afirmando que los arbitrajes estánsujetos a la ley nacional solamente en la extensión en que las autoridades públicas intervengan con relación alprocedimiento o a la ejecución del laudo arbitral ("To what extent is commercial arbitration autonomous", en"Études offertes a B. Goldman", 67 [1982]).

(88) Gaillard, Emmanuel, "The enforcement of awards set aside in the country of origin", ICSID. Review,Foreign Investment Law Journal, vol. 14, n. 1, primavera de 1999.

(89) Gaillard, Emmanuel, "The enforcement of awards set aside in the country of origin" cit., p. 19. Laposibilidad de ejecutar laudos declarados nulos en el país sede será analizada en otro artículo.

(90) "Burchell v. Marsh", 58 US. 344.

16/1/2008

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