Arcadini c. Maleca

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ACCIÓN REIVINDICATORIA. Legitimación activa del comprador al que no se le ha hecho la tradición de la cosa. “Arcadini, Roque (suc.) vs. Maleca, Carlos” Cámara Nacional Civil de la Capital, en pleno, 11 de noviembre de 1958 Publicado en “Gaceta del Foro”, t.224, p. 284; “Jurisprudencia Argentina” t. 1958-IV, p. 427 y “La Ley”, t. 92, p. 463. Nota: De acuerdo con el artículo 2758 del código civil, la acción de reivindicación es aquella que nace del dominio que cada uno tiene de las cosas particulares, por la cual el propietario que ha perdido la posesión, la reclama y reivindica, contra aquel que se encuentra en posesión de ella. A tenor de su literalidad, ¿podría intentar esta acción quien en sentido estricto, aún no ha adquirido el derecho real de dominio? Un análisis de pura lógica, y circunscripto al dominio y las acciones reales impone una respuesta negativa. Sin embargo, el Tribunal reunido en pleno, demuestra como a través de una interpretación armónica del código civil en todas sus partes a una respuesta afirmativa tiene concreta cabida en la cuestión planteada. FALLO COMPLETO: Buenos Aires, noviembre 11 de 1958. Reunidos en acuerdo plenario los jueces de la Cám. Nac. Apels. Civ. con el objeto de establecer la doctrina legal aplicable al siguiente caso: ¿Puede ejercer la acción reivindicatoria el comprador de un inmueble antes de habérsele hecho la tradición del mismo? El Dr. Cichero dijo: 1º La cuestión que da origen al presente plenario viene motivando, de tiempo atrás, divergencias en la doctrina y el las decisiones judiciales. En torno de ella se han formado tres sistemas, que sus respectivos sostenedores propugnan con serios argumentos, sin haberse logrado hasta ahora uniformar los criterios. Según uno de esos sistemas, el adquirente de un inmueble –a quien se le ha otorgado la pertinente escritura traslativa de dominio– no puede reivindicarlo de un tercero antes de habérsele hecho la tradición del mismo. Se considera que como dentro del régimen de nuestro C. C. la propiedad no se adquiere sino después de la tradición (art. 577) y los contratos carecen por sí solos de virtualidad para transmitir el dominio mientras esa tradición no se haya operado (art. 3265), no puede en ausencia de ese requisito ejercitarse una acción que, por disposición expresa de la ley, sólo nace “del dominio que cada uno tiene de las cosas particulares” (art. 2758). Esta tesis ha sido sostenida por el Dr. Salvat (“Tratado”, t. 9, Nº 2035), y es la que informa algunas decisiones de la ex Cám. Civil 2ª (J. A.: t. 47, p. 206; “La Ley”: t. 10, p. 267; t. 12, ps. 777 y 860) y más recientemente, un fallo de la sala A de este tribunal (“La

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  • ACCIN REIVINDICATORIA. Legitimacin activa del comprador al que no se le ha hecho la tradicin de la cosa.

    Arcadini, Roque (suc.) vs. Maleca, Carlos Cmara Nacional Civil de la Capital, en pleno, 11 de noviembre de 1958

    Publicado en Gaceta del Foro, t.224, p. 284; Jurisprudencia Argentina t. 1958-IV, p. 427 y

    La Ley, t. 92, p. 463.

    Nota: De acuerdo con el artculo 2758 del cdigo civil, la accin de reivindicacin es aquella

    que nace del dominio que cada uno tiene de las cosas particulares, por la cual el propietario

    que ha perdido la posesin, la reclama y reivindica, contra aquel que se encuentra en posesin

    de ella. A tenor de su literalidad, podra intentar esta accin quien en sentido estricto, an no

    ha adquirido el derecho real de dominio? Un anlisis de pura lgica, y circunscripto al dominio y

    las acciones reales impone una respuesta negativa.

    Sin embargo, el Tribunal reunido en pleno, demuestra como a travs de una interpretacin

    armnica del cdigo civil en todas sus partes a una respuesta afirmativa tiene concreta cabida

    en la cuestin planteada.

    FALLO COMPLETO:

    Buenos Aires, noviembre 11 de 1958.

    Reunidos en acuerdo plenario los jueces de la Cm. Nac. Apels. Civ. con el objeto de

    establecer la doctrina legal aplicable al siguiente caso: Puede ejercer la accin reivindicatoria

    el comprador de un inmueble antes de habrsele hecho la tradicin del mismo?

    El Dr. Cichero dijo:

    1 La cuestin que da origen al presente plenario viene motivando, de tiempo atrs,

    divergencias en la doctrina y el las decisiones judiciales. En torno de ella se han formado tres

    sistemas, que sus respectivos sostenedores propugnan con serios argumentos, sin haberse

    logrado hasta ahora uniformar los criterios.

    Segn uno de esos sistemas, el adquirente de un inmueble a quien se le ha otorgado

    la pertinente escritura traslativa de dominio no puede reivindicarlo de un tercero antes de

    habrsele hecho la tradicin del mismo. Se considera que como dentro del rgimen de nuestro

    C. C. la propiedad no se adquiere sino despus de la tradicin (art. 577) y los contratos

    carecen por s solos de virtualidad para transmitir el dominio mientras esa tradicin no se haya

    operado (art. 3265), no puede en ausencia de ese requisito ejercitarse una accin que, por

    disposicin expresa de la ley, slo nace del dominio que cada uno tiene de las cosas

    particulares (art. 2758). Esta tesis ha sido sostenida por el Dr. Salvat (Tratado, t. 9, N 2035),

    y es la que informa algunas decisiones de la ex Cm. Civil 2 (J. A.: t. 47, p. 206; La Ley: t. 10,

    p. 267; t. 12, ps. 777 y 860) y ms recientemente, un fallo de la sala A de este tribunal (La

  • Ley, t. 70, p. 611).

    Dentro de otra corriente doctrinaria se admite que el adquirente puede reivindicar la

    cosa comprada, ejercitando en inters propio las acciones que el vendedor tendra contra el

    tercero, en cuyo caso acta como procurator in rem suam; o si no, como consecuencia de la

    cesin implcita de los derechos y acciones que correspondan al vendedor; o bien

    subrogndose en los derechos de ste. Participan de estas ideas, total o parcialmente, Llerena

    (Concordancias, t. 3, p. 32 y t. 8, p. 9), Tezanos Pinto, David (Accin reivindicatoria, en

    Revista Jurdica, t. 3, ao 1893, p. 30), Lafaille, (Derecho Civil, t. 5, N 2047), Ruiz Moreno,

    Isidoro, (La accin reivindicatoria antes de la tradicin de la cosa en Revista de la Facultad

    de Derecho, ao 1928, p. 534) y Spota (La reivindicacin de la cosa antes de su tradicin, en

    La Ley t. 12, p. 860), y las mismas han sido acogidas en algunas decisiones judiciales,

    particularmente en la ex Cm. Civ. 1 (J. A.: t. 49, p. 264; 1944-II, p. 493; La Ley, t. 26, p. 519,

    y tambin de la sala D de este tribunal (La Ley, t. 66, p. 460).

    Finalmente, un tercer sistema admite que, aunque no se pruebe la existencia de la

    tradicin, el comprador puede ejercer la accin reivindicatoria en los casos de los arts. 2789 y

    2790, C. C., es decir, cuando el reivindicado no presenta ttulo o presenta ttulo nulo, salvo que

    el mismo pruebe que ni el reivindicante ni sus antecesores tuvieron la posesin (v. Cm. Civ.

    en pleno, J. A., t. 10, p. 397, voto del Dr. Repetto aceptado por la mayora; Cm. Civ. 1, J. A.,

    1950-III, p. 38; Sup. Corte Bs. As., La Ley, t. 41, p. 70; J. A., 1955-II, p. 89)

    2 La tesis que niega la accin reivindicatoria a quien no ha estado en posesin de la

    cosa, es de un rigor lgico inobjetable, pues se ajusta al sistema general del Cdigo en materia

    de derechos reales (arts. 507 (1), 2378, 2379, 2417, 2601, 2758, 3265, 3270) y a la doctrina

    romana que informa todo el sistema: Traditionibus et usucapionibus domina rerum, non nudia

    pactis trasferuntur (L. 20, Cd. de pactis; v. Maynz, Cours de droit romain 4 ed., t. 1, prr.

    105; Ortoln, Instituts, 12 ed., N 416; Girard, Manuel lmentaire, 7, ed., pg. 309 y 355;

    V. Tambin Freitas, art. 901 y nota).

    Sin embargo, cuando se trata de resolver a la luz de esos principios generales el caso

    particular de la accin reivindicatoria ejercida por el comprador, aqullos deben ser

    relacionados con los que gobiernan la materia de los contratos, cuyo rgimen no es ajeno a la

    cuestin que se debate.

    Advirtase, por de pronto, que an los partidarios de la tesis negativa admiten que la

    cesin de los derechos y acciones sobre una cosa cuya posesin el cedente ha perdido (art.

    1444, C. C.), faculta al cesionario para reivindicarla, aunque no se le haya hecho la tradicin de

    la misma (v. Salvat, t. 8, N 893, t. 9, N 2059). Para explicar esta sol ucin, que no resulta del

    todo congruente dentro del sistema, se invoca el art. 1457, que establece que la propiedad de

    un crdito pasa al cesionario por

    (1) Lase art. 577.

    efecto de la cesin, con la entrega del ttulo si existiere; sin advertirse acaso que la

    expresin propiedad de un crdito es impropia, por lo que la regla del precepto no cabe

  • extenderla, analgicamente, a la hiptesis del cesionario de derechos y acciones sobre una

    cosa que ni recibi la posesin de la misma en la forma prescripta por el art. 577. Por otra

    parte, debe observarse que cuando el crdito consta en algn documento, la entrega de ste

    no viene a llenar el papel de la tradicin en punto a cosas, lo que equivale a ese requisito es la

    notificacin o la aceptacin de la cesin (art. 1467); por donde lo de la entrega del ttulo es una

    mera consecuencia o un simple accesorio (conf. Colmo Obligaciones, N 1043).

    No es pues en la solucin particular del art. 1457 que debe buscarse la explicacin del

    problema, sino en los principios generales relativos a los contratos, y en especial, el de la

    cesin de crditos.

    4 El C. C., art. 1444, declara que pueden ser cedidos todos los derechos y todas las

    acciones sobre una cosa que se encuentren en el comercio, sin ms excepciones que las

    derivadas de prohibiciones expresas o implcitas de la ley. En los trminos amplios del precepto

    est comprendida, en mi opinin, la accin reivindicatoria, a la que no alcanzan las limitaciones

    establecidas en los arts. 1445, 1449 y 1450 a 1453.

    Como seala el Dr. Zenn Martnez en un meduloso trabajo publicado en el libro que

    edit en su homenaje la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe, 1945, p. 687), los

    romanistas de todos los tiempos y los comentaristas de las legislaciones que han seguido la

    tradicin romana, ensean que las acciones reales, y en especial la reivindicatoria, son

    cesibles, sin que a esta doctrina se oponga el sistema que exige la tradicin como medio de

    adquirir los derechos reales.

    Debe observarse a este respecto, que accin real y derecho real no son conceptos

    equivalentes. La primera es, en cierto modo, un derecho de obligacin, distinto del derecho real

    que le sirve de base. Por eso, la transmisin de las acciones reales es independiente de la de

    los derechos reales, y la cesin de una accin real no implica necesariamente la enajenacin

    del derecho real correspondiente, bien que pueda tener este alcance (v. Maynz, op. cit., prr.

    190; Ortoln, Instituciones, 3 ed., t. 2, p. 619, Van Wetter, Obligations en droit romain, t. 1,

    prr. 67, p. 357).

    Coincidiendo con estas ideas, en la nota al art. 1445, el Dr. Vlez Srsfield, despus de

    indicar que no pueden ser cedidas las acciones fundadas sobre derechos inherentes a la

    persona, agrega, siguiendo a Maynz, que la reivindicacin fundada sobre el derecho de

    propiedad es cesible.

    En tal caso, el cesionario puede requerir el reconocimiento del jus possisendi y la

    entrega de la cosa, aunque nunca la haya posedo personalmente (v. Machado, t. 7, p. 186;

    Salvat, loc. cit.; Lafalille, loc. cit.; Spota, op. cit.; v. tambin J. A.

    t. 10, p. 397), lo que demuestra que el principio segn el cual antes de la tradicin de

    la cosa el acreedor no adquiere sobre ella ningn derecho real (art. 577), con ser tan vigoroso

    en el sistema institudo por el codificador, debe aplicarse sin violentar otros principios

    establecidos en el cdigo, como son los relativos a los efectos de las obligaciones.

    5 Admitida la facultad de reivindicar del cesionario, no se advierten razones

    fundamentales que obsten al ejercicio de igual facultad por parte del comprador o de cualquier

  • adquirente a quien ni se le haya hecho tradicin de la cosa objeto del contrato.

    Son notorias las afinidades que existen entre la compraventa y la cesin de crditos,

    cuando sta se hace por un precio en dinero. Por eso se ha dicho que, en el fondo, la

    compraventa importa una cesin de derechos, al obligarse el vendedor a entregar una cosa y a

    transferir el dominio de ella (v. Lafaille, Curso de contratos, t. 2, N 24; Rezznico,

    Contratos, p. 25).

    Cuando el vendedor no se reserva ningn derecho sobre la cosa, debe entenderse que

    se desprende y transmite al comprador todas las acciones que tena con respecto a la misma.

    En la nota al art. 2109, C. C. referente a la eviccin cuando hay transmisiones sucesivas, se

    lee que el acreedor puede ejercer todos los derechos y acciones de su deudor, con la sola

    excepcin de los que sean inherentes a su persona. Se juzga que cada enajenante ha

    transferido la cosa a su adquirente, cum omini sua causa, es decir, con todos los derechos

    que le competa. El ltimo adquirente es, pues, tcita y necesariamente subrogado en todos los

    derechos de garanta de los que han posedo la cosa antes que l y rene esos derechos en su

    persona. Esta idea, que mutatis mutandi es aplicable al problema de que aqu se trata,

    tambin aparece desenvuelta por el codificador en la nota al art. 2096.

    Por obra de este traspaso implcito de los derechos y acciones de los antecesores a los

    sucesores, pueden stos ampararse en la posesin de su causante, adquiriendo de tal modo la

    posibilidad jurdica de reivindicar. No sera razonable que el comprador estuviera facultado para

    reclamar del verdadero dueo la entrega de la cosa que ste le ha vendido y no pudiera

    hacerlo contra un tercero que la posee o detenta sin derecho.

    Los contratos, como el de compraventa, que tienen por finalidad transmitir la propiedad

    de una cosa, llevan en s la fuerza suficiente para que se cumpla dicha finalidad (v. Fallos, 96,

    120; La Ley, t. 12, p. 860, voto del Dr. Perazzo Nan). En un acto jurdico de esa especie,

    seala Spota (loc. cit, N 9), la transmisin de la rei vindicatio hllase , por as decirlo, in re

    ipsa. O bien tal cesin constituye una de las consecuencias que pueden considerarse que

    hubiesen sido comprendidas en tal acto jurdico (art. 1198 C. C.), cuyo fin inmediato (art. 944)

    fu la transmisin del dominio.

    A esta interpretacin no se opone, como se ha pretendido, el art. 3265, C. C., en

    cuanto establece que todos los derechos que se transmitan por contrato slo pasan al

    adquirente de esos derechos por la tradicin. Esta norma (que no es, en realidad ms que una

    repeticin de la contenida en el art. 577), debe restringirse a los derechos reales, como lo

    ensea Segovia (t. 2, p. 390, nota 9) y resulta de la nota al mismo art. 577. Porque si bien en

    derecho real ni se transmite antes de la tradicin, no ocurre lo propio con la accin real respec-

    tiva, que pasa al adquirente como consecuencia del contrato. Debe tenerse presente, para

    comprender esta idea, que, a diferencia del derecho real, que es absoluto, y existe frente a

    todos los miembros de la sociedad, la accin real, como toda relacin obligatoria, es un

    derecho relativo, que no tiene existencia sino con la relacin al tercero que ha lesionado el

    derecho real. De ah que la transmisin de la primera sea independiente de la enajenacin del

    segundo.

  • 6 Cabe sealar, a mayor abundamiento, que el comprador estara siempre facultado

    para ejercer la accin reivindicatoria correspondiente al dueo-vendedor, subrogndose en los

    derechos de ste (art. 1196, C. C., y nota al art. 2109; conf. Segovia, art. 1197, nota 115, y art.

    2774, nota 48; de Tezanos Pinto, loc. cit.; Lafaille, Derecho civil, t. 5, N 2047; Snchez de

    Bustamante, Accin oblicua, Nos. 541 y 589/90; Spota, loc. cit., N 11; Cm. Civ,. Sala D. La

    Ley, t. 66, p. 460; Cm. Fed. B. Blanca, La Ley, t. 2, p. 556).

    Concurren en efecto, los extremos que la doctrina y la jurisprudencia exigen para el

    ejercicio de la accin indirecta, la cual, en principio, corresponde a todo gnero de acreedores

    (Lafaille, op. cit., t. 6, N 68); siendo indiferente que el crdito consista en el derecho a reclamar

    una suma de dinero o la entrega de una cosa o el cumplimiento de una prestacin cualquiera

    (v. art. 496, C. C.; Snchez de Bustamante, op. cit., Nos. 792/3). Es verdad que la accin no

    atribuye a quien la ejerce ningn derecho inmediato o preferente sobre la cosa demandada,

    toda vez que, aunque aqul defiende su personal inters, ni acta nomine propio, sino a

    nombre de su deudor. Pero nada obsta a que combine la ajena accin reivindicatoria y la que

    forma el objeto de la prestacin que le es debida (v. Bibiloni, Anteproyecto, ed. of., t. 2, nota al

    art. 1035). De cualquier modo, el acreedor demandante puede asegurarse, frente a los dems

    acreedores, el beneficio exclusivo de la accin, mediante las pertinentes medidas cautelares, si

    es que la calidad de comprador no le atribuye un mejor derecho sobre la cosa (v. J. M. Saravia,

    La accin subrogatoria, en Revista Crtica de Jurisprudencia, t. 2, p. 457, N 219.

    Considero, en suma, que sea como cesionario implcito, de los derechos y acciones del

    vendedor, sean por aplicacin del art. 1196, C. C., el comprador con ttulo a quien no se ha

    hecho tradicin de la cosa, puede ejercer la accin reivindicatoria para entrar en posesin de

    ella cuando la detenta un tercero.

    En consecuencia, voto por la afirmativa.

    El Dr. Fliess dijo:

    1 En la prctica de la vida jurdica, negar la accin reivindicatoria contra terceros al

    comprador de un inmueble que no lleg a poseerlo por falta de tradicin es algo tan ilgico o

    incongruente que parecera estar fuera de toda discusin. Por evidente, hasta de sentido

    comn resulta que quien enajena una cosa, que no entrega al adquirente, simultnea y

    necesariamente, debe trasmitirle tambin a ste el poder jurdico de reclamarla contra

    cualquiera. Si el poseedor es el propio enajenante, esto es elemental, pues en razn del

    contrato tienen la accin de entrega de la cosa. Pero tambin parece elemental que, por virtud

    o consecuencia del mismo contrato el vendedor le transfiere al comprador la accin

    (reivindicatoria) que l tena para demandar a terceros poseedores la entrega de esa cosa

    vendida.

    Pensar lo contrario sera adherir a algo as como una especia de escamoteo o

    prestidigitacin jurdica, pues impondra sostener que quien vende una cosa, sin darla, le niega

    al comprador (en cuanto a terceros poseedores) el derecho de reclamarla directamente de

    esos terceros, obligndole a dar el antieconmico rodeo procesal de la demanda a ese

    vendedor.

  • Siempre con relacin a la prctica y a la economa jurdicas, se me ocurre que a ese

    dar y a ese negar contractuales (o dar, sin darlo todo) podra justamente motejrselo de

    inservible individual y socialmente, sin beneficio para nadie (Lafaille, Tratado de los

    derechos reales, t. 3, p. 409). Sera algo as como una taza sin asa, o un barrilete, en el aire, y

    sin cordel.

    2 Lo dicho, en cuanto a la vida o prctica del derecho in gnere.

    Pero en punto a la teora de la ley positivo o para precisar, de la dogmtica e

    interpretacin de nuestro C. C., la cuestin tan clara en un planteamiento de prctica

    abstracta, y tambin de lege fe-renda ya no es tan clara; ni doctrinaria y juris-

    prudencialmente pacfica, como bien se manifiesta a travs de los tres sistemas interpretativos,

    que enumera Salvat y actualiza y completa en su voto el Dr. Cichero.

    Todo el escollo est en que, para nuestra ley, el dominio no se adquiere si al contrato ni

    le sigue la tradicin del inmueble (art. 577, C. C.). Y como la accin reivindicatoria nace del

    dominio (art. 2758), quien todava no lo adquiri o integr por la posesin, carecera de la

    misma para demandar esa posesin contra terceros.

    Lo primero es indiscutible, porque la ley es terminante: no hay dominio sin tradicin,

    transmitindose ese derecho real (que es absoluto) por obra y en razn de sta. Pero lo

    segundo, como tan certeramente se destaca en el voto que comparto del Dr. Cichero (N 5,

    ltimo prrafo), ya no lo es, puesto que la accin real reivindicatoria (que es un derecho

    relativo) se transmite al adquirente como consecuencia del contrato.

    De all que exista independencia funcional, por as decir, entre la transferencia del

    dominio (que requiere la tradicin) y la de la accin reivindicatoria, que se opera en virtud de la

    mera relacin contractual (principios de los art. 1198, 2096, 2109 y las elocuentes notas de los

    ltimos y 3268, C. C.). Transmisin que, ms que implcita estara nsita por la naturaleza en

    la operacin de compra y venta, cuya finalidad no es sin esa: transmitir la propiedad de una

    cosa (As lo destaca el Dr. Perazzo Nan, en un buen voto en minora La Ley, t. 12,

    p. 869).

    Y, como bien lo dice Spota, interpretar en otra forma la voluntad manifestada por los

    contratantes cuando un o de ellos se ha desprendido de todo derecho sobre la cosa y del cual

    dispone, es violar la economa del contrato y desviar la intencin comn de los que

    intervienen en el acto jurdico (La reivindicacin de la cosa antes de su tradicin, La Ley, t.

    12, p. 860, N 9).

    A esa interpretacin no es obstculo el art. 3265, C. C., pues, segn lo advirtiera

    Segovia, muy cuerdamente recordado por el vocal preopinante, ese texto slo comprende los

    derechos reales.

    3 Como concuerdo con los fundamentos y conclusiones del voto del Dr. Cichero, nada

    ms puede agregar al mo, y s nicamente subrayar que, en la cuestin motivo de este

    plenario, vienen a coincidir la solucin prctica de sentido comn, a que me refer al principio,

    con la de la dogmtica jurdico-positiva, desarrollada con todo acierto en el voto precedente.

    Por ello, voto en el mismo sentido que el Dr. Cichero.

  • El Dr. Gondra dijo:

    Adhiero al los votos de los Dres. Cichero y Fliess.

    El Dr. Borda dijo:

    Adhiero a los votos de los Dres. Cichero y Fliess.

    El Dr. Claps dijo:

    Adhiero a los votos de los Dres. Cichero y Fliess.

    El Dr. Llambas dijo:

    1 Se somete a la decisin del tribunal en pleno la cuestin de saber si el comprador de

    un inmueble, munido de ttulo sobre el mismo por habrsele otorgado la pertinente escritura

    traslativa de dominio o por haberse aprobado la subasta judicial, pero carente de la tradicin de

    la cosa, puede o no ejercer la accin reivindicatoria contra el tercero poseedor actual del

    inmueble.

    No se discute que el adquirente de la cosa en tales condiciones es un mero titular de

    un derecho personal que lo vincula a su cocontratante, y lo habilita para exigir de ste el

    cumplimiento del contrato consistente en esa transmisin del domino que constituye en la

    compraventa el objeto de la obligacin del vendedor. Con todo, como el contrato se ha

    celebrado para provocar una sucesin a ttulo singular sobre la cosa objeto de mismo, y como

    el perfeccionamiento del dominio en cabeza del comprador, mediante la tradicin de la cosa, se

    encuentra en el caso impedido por la detentacin de la posesin de ella un tercero, se averigua

    se por el solo efecto del contrato podr el comprador promover todas las acciones pertinentes

    al autor de su derecho, y entre ellas la reivindicatoria, contra el poseedor del inmueble.

    Para resolver esta cuestin, estimo que por su mismo planteamiento no puede el

    tribunal recurrir para resolverla a la accin subrogatoria cuyo ejercicio a favor de los acreedores

    autoriza el art. 1196, C. C. Y ello no porque la reivindicacin no pueda articularse por va de la

    accin oblicua, sino porque tal articulacin no es exclusiva del comprador desde que

    corresponde en general a cualquier acreedor dueo de la cosa que se muestre remiso en la

    defensa de sus derechos.

    Pero por esa misma calidad comn al comprador y a otros acreedores del vendedor,

    entiendo que el tribunal llamado a decidir si el comprador en cuanto tal puede promover la

    accin reivindicatoria que perteneca al autor de su derecho, no puede hacer mrito de una

    consideracin que conviene tanto al comprador cuanto a muchos otros acreedores del

    vendedor. En otros trminos, interpreto que lo que est sometido a decisin del tribunal en

    pleno, es determinar si por el slo efecto del contrato de compraventa, resulta el comprador

    titular de la accin reivindicatoria no obstante su carencia de dominio por la falta de tradicin de

    la cosa; pero de ninguna manera si la accin reivindicatoria puede ser movida por va de la

    subrogatoria por quienquiera se acreedor de titular originario de aquella accin entre tantos del

    mismo comprador.

    2 Delimitado as el thema decidendi, adelanto mi opinin concordante con la de los

    jueces preopinantes.

    Segn el art. 3268, C. C., el sucesor particular puede pretender aquellos derechos de

  • su autor que deban ser considerados como un accesorio del objeto adquirido.

    La accin reivindicatoria es sin duda un accesorio del inmueble cuya transmisin

    intentan realizar las partes del contrato de compraventa, por cuya razn debe entenderse que

    ha sido transmitida por el vendedor al comprador. Sera absurdo dice Fornieles suponer que

    el vendedor que ha recibido el precio de la cosa vendida, por el hecho de no haberla

    entregado, entiende conservar el dominio, no transmitiendo al comprador sino una accin

    personal. Ese vendedor ser el primero en protestar contra semejante interpretacin. La verdad

    es que la intencin de las partes ser siempre la de transmitir el domino y todas las acciones

    que sean necesarias para hacerlo efectivo, sin reserva alguna. (Salvador Fornieles, La prueba

    del dominio en el juicio de reivindicacin, J. A. 1946-III, sec. doct., p. 11, N 8).

    Tal cesin de la reivindicacin, por efecto de la compraventa realizada, resulta

    corroborada por el art. 1409, C. C., que obliga a la entrega de todos los accesorios de la cosa

    vendida, entre los cuales estn comprendidos, analgicamente, los medios jurdicos

    enderezados a la defensa del derecho que se trasmite. Pues si el vendedor debe la garanta de

    eviccin a favor del comprador (conf. arts. 2089 y 2097, C. C.), y aquel debe salir a la defensa

    del adquirente (art. 2108, C. C.), no podra explicarse que el vendedor retuviera en su poder la

    accin reivindicatoria despus de celebrada la venta privando as al comprador de tan

    importante medio de hacer valer el derecho que est en trance de desplazamiento.

    Por ello es que el comprador, por efecto de la sucesin singular que el contrato opera,

    puede ejercer todos los derechos y acciones de su autor, con la sola excepcin de los que

    sean inherentes al la persona de ste. Como dice el codificador en su nota al art. 2109, C. C.,

    se juzga que cada enajenante ha transferido la cosa a su adquirente, cum omni sua causa,

    es decir, con todos los derechos que le competan. El ltimo adquirente es, pues, tcita y

    necesariamente subrogado en los derechos de garanta de los que han posedo la cosa antes

    de l y rene esos derechos en su persona.

    El desplazamiento de derechos que provoca la compraventa no alcanza, desde luego,

    al dominio mismo, hasta tanto no se practique el modo adecuado para la traslacin de ese

    derecho, consistente en la tradicin de la cosa. Pero mientras esto ocurre, especialmente en

    los casos en que el vendedor por carecer de la posesin de la cosa est impedido de

    entregarla al adquirente, nada se opone a que se entienda trasmitida a ste la accin

    reivindicatoria perteneciente a aqul, a mrito de esa independencia funcional que media entre

    el dominio como tal y la accin que lo ampara, a que se refiere acertadamente al Dr. Fliess en

    su voto precedente. Advirtase que de otra manera el contrato de compraventa, en tal

    supuesto, vendra a quedar desprovisto de contenido prctico pues sera ilusorio esperar que el

    vendedor sin provecho efectivo para l promoviera nada menos que un juicio de reivindicacin

    contra un tercero, cuando es razonable pensar que exactamente para eludir esa contingencia

    es que ha concertado la venta en condiciones inconvenientes sin posesin que no pueden

    menos de haberse reflejado en un inferior precio del inmueble.

    3 Si se examina el rgimen referente a la cesibilidad de la accin reivindicatoria,

    tampoco aparece obstculo alguno que se oponga a la cesin implcita de la accin por efecto

  • del contrato de compraventa.

    En el meduloso trabajo del Dr. Zenn Martnez, titulado Es cesible la accin

    reivindicatoria?, que fuera publicado en el Boletn de la Universidad Provincial de Santa Fe, t.

    5, p. 205, y luego reeditado en el volumen Homenaje a Zenn Martnez, Santa Fe, ao 1945,

    p. 687, ha quedado demostrado que la cesibilidad de aquella accin por parte del propietario

    que ha perdido la posesin de a cosa es un punto enseado con la ms completa uniformidad

    por los romanistas de todos los tiempos opinin que hizo suya Vlez Srsfield, siguiendo a

    Maynz, en la nota al art. 1445, C. C., donde se lee que la accin reivindicatoria es cesible.

    Esa conclusin concuerda con lo dispuesto por el art. 1444 del mismo cdigo, segn el

    cual todo objeto incorporal, todo derecho y toda accin sobre una cosa que se encuentra en el

    comercio, pueden ser cedidos, a menos que concurran ciertos obstculos que no se refieren a

    la accin reivindicatoria. Por ello y porque tampoco existe precepto alguno que impida la

    cesibilidad de la accin reivindicatoria, es dable concluir que tal cesin es procedente y que

    queda consumada entre las pares por efecto del contrato (art. 1457, C. C.) y respecto de

    terceros por la notificacin del traspaso al deudor cedido (art. 1459, mismo cdigo) que en el

    caso viene a ser el poseedor actual, como dice Machado (t. 4, p. 168, nota art. 1445).

    4 De la indudable cesibilidad de la accin reivindicatoria surge una convincente

    consideracin para admitir que el comprador del inmueble carente de tradicin del mismo,

    puede con todo ejercer aquella accin, por efecto del contrato celebrado.

    En el meditado voto del Dr. Cichero se han sealado con acierto las afinidades

    existentes entre la compraventa y la cesin de crditos (de derechos y acciones sobre una

    cosa), as como tambin los motivos que juegan para entender al rgimen de la compraventa lo

    que en materia de cesin de crditos y acciones rige para la reivindicacin. A esas

    consideraciones me remito.

    Pero deseo agregar una reflexin complementaria viene a corroborar la conclusin a

    que llega el ilustrado colega. Y es que la compraventa efectuada estando la cosa en poder de

    un tercero, aunque lleve el nombre de tal, es, en verdad, o se la puede considerar como una

    efectiva cesin de los derechos que el vendedor tiene sobre la cosa que no est bajo su

    control.

    Para que se advierta mejor lo adecuado de esta comprensin, comenzar por recordar

    que constituye un principio escencia de la interpretacin de los actos jurdicos el que indica que

    la equivocada calificacin de las partes no perjudica la eficacia del acto, que se juzgar de

    acuerdo a sus verdadero contenido (Anteproyecto de cdigo civil del ao 1954, art. 156, 1

    parte). Lo que significa que los actos jurdicos valen por lo que son, en verdad, y no por la

    etiqueta con que los haya decorado las partes.

    Este principio es til para apreciar el real significado del acto por quienes se

    autodenominan vendedor y comprador respecto de un inmueble posedo por un tercero.

    Entiendo que al celebrar este contrato el llamado vendedor no ha entendido comprometerse a

    ventilar largos pleitos con terceros para finalmente hacerse de la cosa y estar en condiciones

    de entregarla al comprador. Interpreto tambin que este ltimo no esperaba que el trans-

  • mitente, por razn del contrato, quedara obligado a realizar odisea tribunalicia. Pienso, en

    cambio, que puesto que las partes no celebran actos jurdicos sino para alcanzar mediante

    ellos cierto resultado econmico o de otra ndole (Aruz Castex y Llambas, Derecho civil,

    Parte General, t. 2, N 1217, ps. 210/11; conf. G. A. Borda, Derecho civil, Parte General, t. 2,

    N 904, p. 122), de ah que sea indispensable conectar el medio utilizado con el fin propuesto

    por las partes, para atribur a ese medio que es el acto jurdico su significacin adecuada

    (Aruz Castex y Llambas, op. et loc cits., p. 211).

    Aplicando estas ideas a la relacin jurdica que vincula a las partes en la hiptesis

    sometida a la interpretacin del tribunal, caben sentar las siguientes proposiciones:

    1) En el contrato que se contempla las partes no pueden haber entendido obligar al

    llamado vendedor a articular acciones judiciales destinadas a recuperar el inmueble de manos

    de un tercero;

    2) Tampoco pueden haber entendido los contratantes efectuar un acto estril,

    desprovisto de contenido prctico, por el cual el llamado comprador pagara un precio si

    obtener nada en cambio, ni la cosa poseda por un tercero, ni las acciones judiciales

    adecuadas para obtener la recuperacin de la cosa;

    3) Si cabe descartar las dos alternativas anteriores no resta sino una explicacin

    posible: con la compraventa, en tales condiciones, los contratantes han entendido realizar una

    efectiva cesin de los derechos sobre la cosa del vendedor a favor del comprador, con lo cual

    ste queda habilitado para deducir la reivindicacin contra el poseedor, actual del inmueble.

    Hasta casi puede decirse que en semejante supuesto el contrato se reduce a la compra de la

    accin reivindicatoria correspondiente al vendedor.

    Finalmente, es posible agregar que confirma la conclusin a que se llega lo dispuesto

    en el art. 1198, C. C. segn el cual los contratos obligan no slo a lo que est formalmente

    expresado en ellos, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse que hubiesen

    sido virtualmente comprendidos en ellos. Estimo que la consecuencia del convenio

    concertado radica en la posibilidad de lograr el adquirente la obtencin de la cosa mediante la

    deduccin de una accin reivindicatoria que debe estimarse cedida, implcitamente, por el

    efecto del titulado contrato de compra-venta.

    En suma, cuando la cosa est en posesin de un tercero, el contrato de compraventa

    vale como cesin de los derechos y acciones que el vendedor tiene sobre la cosa, y, por ende,

    en razn de la aplicacin del rgimen propio de este ltimo contrato, el llamado comprador

    puede reivindicar contra el poseedor actual.

    5 La jurisprudencia reinante sobre la materia ratifica las conclusiones precedentes.

    a) La Corte Suprema de Justicia de la Nacin ha entendido, desde antiguo, que si la

    tradicin, en efecto, es necesaria para adquirir la propiedad de las cosas en general, no lo es

    para el ejercicio de la accin reivindicatoria (Fallos, 36, 372), concepto reproducido en

    Fallos, 123, 285, en el cual se admiti la reivindicacin ejercida por la Nacin adquirente por

    compra por entenderse que el contrato celebrado importaba una cesin de acciones.

    En igual sentido, ha sostenido la Corte en Fallos, t. 142, p. 273, consid. 18, que el

  • comprador es en el hecho un cesionario de los derechos que el vendedor tena sobre la cosa

    vendida y de las acciones que sobre ella le competan, as como tambin que la escritura de

    venta importa una cesin de acciones permitida por el C. C., art. 1444.

    b) Los dems tribunales de pas han seguido, con una gran generalidad, la misma

    orientacin antes apuntada.

    As se ha decidido que el comprador es en el hecho un cesionario de los derechos que

    el vendedor tena sobre la cosa vendida y de las acciones que sobre ella le competan. Cm.

    Civ. 1 Cap., J. A.: 1950-III, p. 42; 1942-II, p. 533; Sup. Corte Bs. As. J. A., t. 48, p. 280; Cm.

    Fed. Mendoza, J. A., 1951-I, p. 416; Sup. Corte de La Rioja, J. A., 1951I, p. 225).

    Igualmente que el comprador carente de la tradicin de la cosa no puede ejercer en

    inters propio los derechos de su vendedor, de los que pasa a ser titular en virtud de la

    enajenacin que se le hizo (Cm. 1 Civ. y Com. La Plata, J. A., 1952, p. 108; Sup. Corte Bs.

    As., J. A. 1945-IV, p. 843; Cm. Apels. Mercedes, J. A., t. 2, p. 544); que el adquirente del

    inmueble puede reivindicar no por su propio ttulo sino por el de su antecesor que detentaba la

    posesin (Cm. 1 Civ. y Com. La Plata, J. A., 1956-I, p. 329); que la falta de tradicin de la

    cosa no obsta a la accin reivindicatoria entablada por el comprador que invoca a su favor la

    posesin de sus antecesores (Sup. Corte de Bs. As., J. A., 1954-III,

    .p. 505; Cm. 2 Civ. y Com. La Plata, J. A., 1954-I,

    .p. 109) en razn de la cesin que implica la compraventa (Cm. 2 Civ. y Com. La

    Plata, J. A., 1945-I, p. 690; Cm. Fed. Cap., J. A., t. 21, p. 653; Cm. Apels. Tucumn, J. A., t.

    2, p. 1182).

    En sentido anlogo se ha dicho que el adquirente carente de tradicin de la cosa puede

    ampararse en el derecho de sus antecesores a quienes ha subrogado en todos sus derechos y

    garantas, y tambin en la presuncin que ellos tenan de ser poseedores desde la fecha del

    ttulo (arts. 1444 y 1003 y nota del art. 2109, C. C., Cm. 1 Civ. y Com. La Plata: J. A., 1949-I,

    p. 269; 1945-I, p. 697).

    Asimismo, que el comprador carente de tradicin de la cosa puede ampararse en el

    derecho de sus antecesores para ejercitar la accin reivindicatoria, porque se juzga que cada

    enajenante ha transferido la cosa a su adquirente con los derechos que le competan (Cm. 1

    Civ. y Com. La Plata, J. A., 1945-III, p. 601; Cm. 2 Civ. y Com. La Plata: J.

    A., t. 37, p. 456; t. 34, p. 1471; t. 30, p. 6.).

    En este mismo orden de ideas se ha admitido que el comprador como sucesor a ttulo

    particular del vendedor ocupa su lugar con respecto a la cosa y puede como lo hubiera podido

    haces su antecesor, entablar la accin reivindicatoria contra un tercero (fallo de 1 instancia Dr.

    Francisco D. Qu esada, J. A. t. 64, p. 250); y que el comprador carente de tradicin puede

    reivindicar como cesionario o subrogado del vendedor que tuvo la posesin, ya que los

    contratos que tienen por finalidad transmitir la propiedad, llevan en s la fuerza suficiente para

    que se cumpla dicha finalidad y no se explicara que pudiendo hacer efectivo el comprador su

    derecho a la posesin contra el vendedor y dueo no lo pudiera hacerlo contra terceros. La ac-

  • cin de reivindicacin es cesible sin que sea condicin indispensable de la cesin que sta se

    establezca en forma expresa (voto en disidencia del Dr. Perazzo Nan, en J. A., t. 64, p. 251).

    c) En otra serie de fallos no se ha afirmado explcitamente el traspaso de la accin de

    reivindicacin a favor del comprador como consecuencia del contrato de compraventa. Pero s,

    en forma tcita, se ha admitido la transmisin al aceptarse reiteradamente que el comprador

    pudiera reivindicar invocando la posesin presunta del vendedor, anterior por la fecha de su

    ttulo a la posesin actual del reivindicado.

    En este sentido, y haciendo funcionar la presuncin del art. 2790, C. C., se ha

    expresado que el reivindicante que presenta ttulos del autor de su derecho, anteriores a la

    posesin del demandado, puede invocar la posesin de su autor y prevalerse del derecho

    preexistente de ste para reivindicar el inmueble (Sup. Corte de Bs. As., J. A.: 1955-II, p. 90;

    1954-I, p. 291).

    Asimismo, se ha sostenido que el sucesor singular carente de tradicin de la cosa

    puede reivindicarla de manos de un tercero invocando la posesin que presuntivamente ha

    tenido su antecesor desde la fecha de su ttulo anterior a la posesin del reivindicado (Cms.

    Civiles en pleno, por desempate del camarista comercial Dr. Casares J. A.

    .t. 10, p. 397; Cm. Fed. Cap., J. A., t. 36, p. 1638;Sup. Corte de Bs. As., J. A.: 1948-

    I, p. 370; 1942IV, p. 618; Cm 1 Civ. y Com. La Plata, J. A., 1948-I, p. 411; Cm 2 Civ. y

    Com. La Plata, J. A.,

    .t. 58, ps. 327/29).

    Igualmente, se ha declarado que el comprador puede prevalerse para reivindicar de la

    posesin presunta de autor anterior a la posesin actual de demandado (Cm. Civ. 1 Cap., J.

    A., t. 1, p. 857; Cm. Apels. B. Blanca: J. A.: 1954-III, p. 84; 1955-I, p. 226).

    En igual sentido se sostiene que el reivindicante que presenta un ttulo anterior a la

    posesin del reivindicado no necesita probar que tuvo la posesin efectiva necesaria para

    adquirir el dominio: le basta con la presumida posesin que involucra el ttulo vlido (Cm. Civ.

    1 , J. A., 1950-III, p.38; Cm. Fed. B. Blanca, J. A., t. 47, p. 520; Sup. Corte de Bs. As., J. A. t.

    48, p. 280; Cm. 2 Civ. y Com. La Plata, J. A. t. 42, ps. 1222/23; Cm. Apels. B. Blanca, J. A.,

    t. 39, p. 950).

    d) En otra serie de sentencias, tambin se ha admitido el ejercicio de la reivindicacin

    por parte del comprador carente de la tradicin de la cosa, pero se lo ha fundado

    inapropiadamente, segn mi criterio.

    La falta de tradicin de la cosa se ha dicho no obsta al ejercicio de la accin

    reivindicatoria por que en tales casos en adquirente no obra estrictamente como propietario,

    sino como procurator in rem suam en ejercicio de los derechos que competan a sus

    antecesores, implcitamente cedidos en el contrato (Sup. Trib. Entre Ros, J. A., 1943-II, p. 442;

    Cm. Fed. La Plata, J. A., 1942III, ps. 199 y 635).

    Estimo que es impropio y contradictorio acudir a la doctrina romana de la procuratio in

    rem suam, para encontrar all el fundamento de la accin reivindicatoria ejercida por el

  • comprador. Por lo pronto, tal doctrina importaba una ficcin imaginada por el ingenio sagaz del

    pretor, que permita al cesionario de un derecho, que no haba cumplido las formas de derecho

    quiritario relativas a la transmisin, ejercer, con todo, las acciones correspondientes a su

    derecho, no como titular del mismo, sino por el mandato que supona el pretor le haba

    otorgando el tradens al celebrar el contrato.

    Se comprende que en el primitivo derecho romano hubiera necesidad de recurrir a tales

    ficciones por ese imperio que ejerca el formulismo sobre la sustancia jurdica. Pero el derecho

    moderno no se paga de tales ingeniosidades que deforman la realidad jurdica, ni tiene

    necesidad de recurrir a ellas. Resulta incomprensible, por lo dems, que se acuda a la

    procuratio para suplir las formas de una transmisin a la que se da por realizada, si lo

    caracterstico del mandato reside en que la actividad del representante se reputa en cabeza del

    mandante y queda librada a iniciativa de ste por donde en relacin con el fenmeno de que

    aqu se trata, no se sale del patrimonio del dueo primitivo ni se logra justificar la adquisicin

    efectuada pro el procurator.

    Pero sobre impropio el recurso es contradictorio. Pues si se concede, como lo hacen

    aquellos fallos, que hay una cesin implcita de los derechos del vendedor a favor del

    comprador, ya esto es suficiente sin que corresponda considerara a este ltimo procurator del

    primero, por ser incompatible la doble investidura simultnea de cesionario de un derecho y

    representante de otro con relacin a ese mismo derecho: no es dable ostentar un ttulo

    determinado en nombre propio y en nombre de otro al propio tiempo.

    Por todo esto, opino que no es acertado acudir a ese juego de ficciones y especiosas

    razones para explicar un fenmeno jurdico que encuentra su fundamento adecuado en slidos

    y bien cimentados principios del derecho contemporneo, acogidos por lo dems por el C. C.

    argentino.

    e) Esa cesin de la accin reivindicatoria que est nsita en la operacin de

    compraventa, como bien dice el juez preopinante Dr. Fliess, ha sido negada en algn fallo para

    el cual el comprador carente de tradicin no puede reivindicar, a menos que el vendedor le

    haya cedido todas las acciones y derechos sobre la cosa vendida (Cm. Civ. 1 Cap.,

    J. A., t. 42, p. 553). Pero es claro que entonces laprocedencia de la reivindicacin se

    apoya, no en la compraventa sino en la cesin de derechos expresamente efectuada.

    Todava en otro fallo vuelve a negarse la cesin implcita de la reivindicacin a favor de

    comprador al sostenerse que slo pude articularla ejerciendo los derechos de su autor por va

    de la accin subrogatoria, la que se entiende debe prosperar aunque no la haya invocado el

    actor (Cm. Fed. B. Blanca,

    J. A., 1945-II. Ps. 250 y ss.).

    f) Finalmente, ya en una direccin netamente divergente de la que trasuntan las

    sentencias apuntadas en los apartados a) a d) de este captulo, se ubican las decisiones que

    niegan de un modo terminante al comprador carente de tradicin de la cosa el ejercicio de la

    accin reivindicatoria.

    As, se ha sostenido que siendo la reivindicacin accin que nace del dominio no puede

  • ejercerla el comprador carente de la tradicin de la cosa (Cm. Civ. 2 Cap., voto de la

    mayora, J. A., t. 64, p. 251) y que para el progreso de la accin reivindicatoria se requiere que

    el reivindicante haya adquirido la posesin de la cosa, pues no podra haberse perdido lo que

    nunca se hubiese tenido (Cm. Civ. 2 Cap.: J. A., t. 9, p. 114 y ss.; t. 6, p. 220; t. 47, p. 208). E

    igualmente que no procede la reivindicacin si el actor no acredita haber posedo el inmueble

    cuestionado, ni que se le hiciera tradicin del mismo al tiempo de la venta (Cm. Civ. 1 Cap.,

    J. A., 76, p. 110; Cm. Civ. 2 Cap., J. A., t. 71, p. 314; Cm. Civ., Sala A, J. A., 1953-IV, p.

    378; Cm. Apels. Tucumn, J. A., t. 21, p. 554).

    En estos fallos ha prevalecido la idea simple de que la reivindicacin compete al

    propietario de la cosa para recuperarla de manos de un tercero, por lo que no siendo el

    comprador dueo de la cosa por falta de tradicin de ella, se concluye que no le es dable

    ejercerla.

    Desde luego, nadie dice que el comprador carente de tradicin sean propietario de la

    cosa y que como tal pueda promover la reivindicacin. Pero s se alegan muchas y muy buenas

    razones que ni siquiera han sido examinadas por aquellas sentencias, las que muestran que el

    comprador en tales condiciones, no obstante no ser propietario es por sucesin singular titular

    actual de la accin reivindicatoria, como creo ha quedado establecido en los captulos

    anteriores de presente voto, as como en los votos precedentes de los Dres. Cichero y Fliess.

    Y para terminar con esta resea jurisprudencial, meramente enunciativa apunto

    algunos fallos que contradicen directamente a aquellos otros indicados en este apartado. En

    unos se dice que la prdida de la posesin no es exigencia sine qua non para reivindicar

    (Cm. Civ. 1 Cap., J. A., t. 49, p. 267). En otros, se aclara que cuando el cdigo se refiere al

    propietario que ha perdido la posesin no es porque exija que este hecho haya ocurrido real-

    mente en todos los casos sino porque se coloca en el ms general en que se encuentra el que

    se presenta a intentarla (voto del Dr. Tobal, al que adhiri el Dr. Barranquero, J. A., t. 52, p. 48).

    Todava en otros fallo ms se admite que no obsta al ejercicio de la accin

    reivindicatoria, el hecho de que el actor no haya tenido la posesin del inmueble, pues el art.

    2758, C. C., al acordarla al propietario que ha perdido la posesin, se refiere a la posesin del

    reivindicante o de algunos de sus antecesores en el dominio, siempre que el ttulo de ste le de

    derecho para poseer como propietario del inmueble (Cm. Civ. 1 Cap. J. A., 1944-II, p. 493).

    Pienso que sta es la interpretacin que cuadra hacer en la disposicin citada del C.

    C., que as entendida no constituye impedimento para que el comprador que no ha entrado en

    la posesin de la cosa, pueda, con todo, ejercer la reivindicacin que antes corresponda al

    vendedor y de la que ha llegado a ser titular por efecto del contrato celebrado.

    6 Por las consideraciones expuestas y las concordantes expresadas por los Dres.

    Cichero y Fliess voto por la afirmativa.

    El Dr. Fleitas dijo:

    Adhiero a los votos de los Dres. Cichero, Fliess y Llambas.

    El Dr. De Abelleyra dijo:

    Adhiero a los votos de los Dres. Cichero, Fliess y Llambas.

  • El Dr. Chute dijo:

    Adhiero a los votos de los Dres. Cichero, Fliess y Llambas.

    El Dr. Martnez dijo:

    Adhiero a los votos de los Dres. Cichero, Fliess y Llambas.

    El Dr. Navarro dijo:

    Adhiero a los votos precedentes.

    El Dr. Snchez de Bustamante dijo:

    En mi obra Accin oblicua abord el tema colocndome hipotticamente en la tesis

    extrema que menciona en primer trmino el Dr. Cichero, de que se negara al comprador

    derechos para ejercitar la accin reivindicatoria nomine propio, llegando a la conclusin de

    que, de todos modos y mediante la accin oblicua, podra actuar en nombre y lugar del

    vendedor; pero como en dicho trabajo slo me interesaba analizar y poner en evidencia lo

    concerniente a la accin oblicua, no entr a estudiar el asunto desde el punto de vista que

    constituye el tema central de este plenario.

    Formulada la aclaracin, para no ser mal interpretado, y compartiendo los fundamentos

    expuestos por los Dres. Cichero, Fliess y Llambas voto tambin por la afirmativa.

    El Dr. Calatayud dijo:

    Voto tambin por la afirmativa, adhiriendo a los fundamentos que da el Dr. Llambas y a

    los concordantes de los Dres. Cichero y Fliess.

    El Dr. Gonzlez se adhiri a los votos de los Dres. Cichero, Llambas y Fliess.

    El Dr. Cazaux Alsina se adhiri la los votos de los Dres. Cichero, Fliess y Llambas.

    Por lo que resulta del acuerdo que antecede, se declara que el comprador de un

    inmueble, a quien se le ha otorgado la pertinente escritura traslativa de dominio, puede, an

    antes de la tradicin de la cosa, ejercer la accin reivindicatoria contra el tercer poseedor de la

    misma. Nstor Cichero. Jorge Fliess. Luis R. Gondra. Guillermo A. Borda. Roque L

    Claps. Jorge J. Llambas. Abel M. Fleitas. Rodolfo de Abelleyra. Roberto E. Chute. Jose

    V. Martnez. Alfredo Navarro. Miguel Snchez de Bustamante. Mario E. Calatayud. Arturo

    G. Gonzlez. Ismael Cazaux Alsina.