Architecture, urban structure and mass tourism ...
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Arquitectura, estructura urbana y turismo de masas:turistificación en el pueblo de San Pedro de Atacama.
Palabras clave: turismo de masas, morfología urbana, lenguaje arquitectónico, gentrificación, ecoturismo.
Resumen:
El pueblo y oasis de San Pedro de Atacama, ubicado en el desierto de Atacama, ha sido, desde los inicios del siglo XXI, uno de los sitios con mayor afluencia turística de Chile. El inicio de este fenómeno, podemos detectarlo en la segunda mitad del siglo XX, debido a los hallazgos arqueológicos realizados por el padre Gustavo Le Paige. En primera instancia, esos antecedentes precolombinos impulsaron un turismo científico que luego fue mutando a finales del siglo XX en un ecoturismo con relación a las singulares características urbanas del poblado, un cruce entre oasis y trama española, inmerso en la magnificencia del desierto más árido del mundo. En la actualidad, el panorama se compone de la yuxtaposición entre la actividad turística, traducida en población flotante que demanda espacios destinados al ocio, sobre la actividad agrícola- ganadera propia del oasis que, cada vez se sumerge en la obsolescencia a través del abandono del huerto y la gentrificación de sus habitantes autóctonos, los cuales, progresivamente comienzan a conformar asentamientos periféricos en torno al oasis, sin lenguaje y desarticuladas del escaso abastecimiento característico de esta zona árida. Fenómeno presentado como la expresión del ocio en masas de forma abusiva y no pensada, de la que hace mención Georges Candilis en Arquitectura y urbanismo del turismo en masas de 1973 que, repercute en la idea de ciudad actual y han abierto el debate sobre métodos en la planificación urbana capaces de mitigar los efectos en el proceso de la turistificación, así como de la conservación arquitectónica y urbana.
Key words: mass tourism, urban morphology, architectural language, gentrification, ecotourism.
Abstract:
The town and oasis of San Pedro de Atacama, located in the Atacama Desert, has been, since the beginning of the 21st century, one of the Chilean sites with the highest number of tourist arrivals. The start of this phenomenon, we can identify it in the second half of the 20th century, due to the archaeological discoveries made by the priest Gustavo Le Paige. At first, that pre-Columbian legacy promoted a scientific tourism that later, at the end of the 20th century, changed to an ecotourism linked to the unique urban characteristics of the town, a merged between the organic morphology of the oasis and the Spanish grid, immersed in the sublime of the driest desert in the world. The current panorama is composed by the juxtaposition between the tourist activity, which means a floating population that requires leisure spaces, over the agricultural and livestock activity of the oasis itself, which is being lost through the abandonment of the orchard and the gentrification of the town, whose inhabitants have progressively formed peripheral settlements around the oasis, without following the expression of local architecture and disarticulated from the scarce supply characteristic of this arid area. This phenomenon is presented as the expression of mass leisure in an abusive and unthought-of way, which Georges Candilis mentions in Architecture and Urbanism of Mass Tourism in 1973, which has an impact on the idea of the current town and has opened the debate on methods in urban planning that can mitigate the effects on the touristification process, as well as architectural and urban conservation.
Architecture, urban structure and mass tourism:touristification in the town of San Pedro de Atacama.
1Andrés Leiva Moya1
(Programa magíster de arquitectura en zonas áridas, Universidad Católica del Norte)
Respecto del creciente fenómeno del turismo en el oasis de San Pedro de Atacama en el desierto de Atacama,
había que aclarar algunos puntos. De los aspectos que rigen el reconocimiento de una arquitectura del
turismo de masas en zonas áridas, la revisión de los cambios en la estructura urbana, como unidad de
análisis, ha sido fundamental para comprender impacto y evolución de la forma. Por impacto de turismo de
masas en zonas áridas se entenderá como manifestación social inherente a la visita en masa de personas
sobre un determinado lugar cargado de valor patrimonial cultural tangible e intangible, es decir, que altera
cultura, tipología arquitectónica y red urbana.
Dentro de los estudios que establecen coherencia entre arquitectura y turismo, denotan relaciones a través
del ocio. Greenwood en el prólogo del libro de Lasansky y McLaren, Arquitectura y turismo: percepción,
representación, y lugar, del año 2006, comprende el turismo como “una manifestación que apela a los
desplazamientos de las personas en tiempos de paz, donde los retiros se encuentran situados fuera de la
ciudad posibilitando el anhelado tiempo de ocio”.
Para comprender la relación entre arquitectura y turismo en contexto chileno, se ha estudiado el libro
Turismo y Arquitectura Moderna en Chile. Guías y revistas en la construcción de destinos turísticos (1933-1962),
publicado el año 2014 por los investigadores: Macarena Cortés, Luciano Basauri, Dafne Berc, Claudio Galeno
y Hugo Weibel. Publicación que abordó, como tema principal, los inicios de la actividad turística en Chile,
a principios del siglo XX, por medio de la difusión de la revista En Viaje y la Guía del Veraneante, a lo que se
sumó el derecho constitucional al tiempo libre y la construcción de infraestructuras destinadas al desarrollo
del ocio en masas, los cuales se comprendieron como elementos genuinos de una arquitectura bajo nuevas
concepciones espaciales y formales que dieron cabida a un entendimiento sobre la arquitectura del
Movimiento Moderno, sincrónico a su tiempo. Por otra parte, se encuentran las reflexiones en el epílogo del
texto – del cual se pretende brindar mayor énfasis – titulado “Intervenciones costeras y turismo de masas:
la lección europea”, en el cual se expresan dos estrategias de ordenamiento territorial y diseño arquitectónico
que operan para controlar los efectos de la turistificación, tomando la arquitectura como soporte de desarrollo
turístico, analizando el plan de Langedoc Roussillon, región costera de Francia en 1962 y las infraestructuras
turísticas que se instalan en las costas croatas desde mediados de 1950. Propuestas que hicieron frente a la
problemática del turismo en masas a través de un programa relevante.
George Candilis, quien fue uno de los arquitectos encargados del plan maestro de Langedoc Roussillon,
publicó en 1973 el libro titulado Arquitectura y urbanismo del turismo de masas, donde plasma la búsqueda de
una auténtica arquitectura del ocio de masas, abordando el concepto desde tres vertientes: tiempo, actividad
y estado. Él comprende al ser humano “como ser capaz de elegir y orientar sus ocios para restablecer el
equilibrio físico y psíquico deteriorado por las tensiones inherentes de las actividades obligatorias de la vida
cotidiana (…) transformando la concepción misma del arte de construir, reclamando una nueva actitud
arquitectónica: la arquitectura del ocio”. Sin embargo, al momento de referirse sobre construir colonias de
vacaciones, sin antes proyectar una ordenación urbanística – haciendo referencia al fenómeno observado en
Costa Brava, España, donde la expresión del ocio en masas se presentaba de forma abusiva – prevé
resultados catastróficos, condicionando “una imagen caricaturesca del lugar”.
Dicho esto, el presente estudio confiere la relación entre arquitectura y turismo para comprender la manera
en cómo se configura la forma urbana del turismo de masas en zonas áridas. Joan Vilagrasa (1991) define el
estudio sobre morfología urbana como “el estudio de la forma urbana y de los procesos y de las personas
que la moldean”. En efecto, el estudio inicia con la comprensión sobre el sentido urbano y territorial del
oasis como elemento que denota un periodo, vocación y contexto prexistente. Que ha construido su lenguaje
arquitectónico con el tiempo y es capaz de generar interés por parte de quienes visitan este lugar por haber
logrado ese estado de conservación. Con ello, lograr identificar el impacto de la masificación de personas e
implica una transformación en la estructura urbana a través de la configuración del residir contemporáneo,
el cambio de programa y los procesos de sustitución social.
El marco temporal se respalda y organiza de manera cronológica en los estudios que realiza el historiador
Jorge Hidalgo Lehuede que le atribuye el primer trazado urbano al corregidor Francisco de Argamuniz en
la segunda mitad del siglo XVIII, las fotografías aéreas de la colección del geógrafo y piloto Richard Light y
la fotógrafa Mary Meader en año 1937 en el desvio sobre los Andes del vuelo desde la ciudad de Antofagasta
en dirección a la ciudad de Copiapó (Fig. 01). El plano catastral de propiedades de 1960 que dispone la Dirección
de Riego del Ministerio de Obras Públicas (Fig. 02), el plano de llenos y vacíos del estudio para una normativa
del centro histórico de San Pedro de Atacama del año 1990 confeccionado por la arquitecta Glenda Kapstein (Fig.
03) y el plan regulador comunal de San Pedro de Atacama del año 1998 encomendado y ejecutado por la
consultora PORTER (Fig. 04) y, fotografías satelitales correspondientes al presente siglo que, servirán como
instrumento gráfico y comparativo para identificar evolución y configuración de la forma urbana en el
pueblo y oasis de San Pedro de Atacama de principios del siglo XXI.
1. Preexistencia urbana, territorial y actividad productiva asociada.
Del oasis y pueblo de San Pedro de Atacama, es posible construir un imaginario territorial y topográfico si
es relacionado a un cúmulo de suelos fértiles delimitados por la aridez del desierto de Atacama, alimentado
por los ríos Vilama y San Pedro que poseían un constante, pero gradual caudal al año. Por lo tanto, tamaño
y escala están determinados por el recurso hídrico y por consiguiente el suelo que es regado (Kapstein, 1990)
al cual, se integra un trazado urbano del periodo colonial inmerso en el mismo estableciendo un cruce entre
oasis y trama ortogonal española. El oasis se sitúa a 2.400 metros sobre nivel del mar, al norte de la cuenca
endorreica del Salar de Atacama entre la Cordillera de la Sal y la Cordillera de Domeyko que recorren de
norte a sur el poniente y la Cordillera de los Andres por el occidente (Pimentel, 1976). El clima se cataloga
como desierto en altura (Aranda, 1964). Por esta razón, la aridez, presión atmosférica y la gran oscilación
térmica entre el día y la noche se han convertido en uno de los elementos que lo singularizan y, como
consecuencia de estar ahí, cualquier persona anexa a este territorio, siente deshidratación corporal,
prematuro cansancio al caminar o calor en exceso por el día y un frio intenso por la noche.
Este cúmulo de suelos fértiles en formación del oasis se subdivide administrativamente en 15 unidades de
organización social y productiva denominadas ayllu, comunidades atacameñas bajo parentesco familiar que,
asentados de manera dispersa en estas formaciones, fijaron acuerdos sobre el uso del suelo fértil y control
de regadío para el desarrollo de la actividad agroganadera, los cuales, se mantienen vigentes en la actualidad
y son reconocidos por el Estado a través del municipio. El ayllu Conde Duque, área donde se focaliza el
análisis, es el territorio donde se encuentra la urbanización de la colonia española en la segunda mitad del
siglo XVIII, no fue el primero, pero es el que se mantiene vigente y es el que ha sido sometido a cambios
producto de la actividad turística. Dentro de los estudios que abordan el origen de este asentamiento, se
encuentran los que realizó el historiador Jorge Hidalgo Lehuede en el año 1982 quien, le atribuye el primer
trazado urbano al corregidor Francisco de Argumaniz entre los años 1772 y 1777, en este sentido y como
argumento, correlaciona este acontecimiento con la aplicación de la reforma de ilustración hispánica en
América, la cual, aparte de transmitir, fomentar conocimiento y todo lo que implica conceptualmente este
periodo, Hidalgo lo destaca como una etapa donde se extiende el sistema mercantil en las zonas rurales a
través del reparto forzoso ya que, al parecer la autosuficiencia campesina se tornaba innecesaria ante un
mercado intensivo y extensivo. Por lo tanto, urbanizar el pueblo implicaba introducirlo a un modelo
económico global. Dicho esto, el pueblo se planifica de acuerdo con las ordenanzas reales de España, la
iglesia del pueblo homónimo edificada a principios del siglo XVIII se tomó como marco de referencia para
el trazado urbano. Subyacente, fue configurado el vacío que dio origen a la plaza tras la tensión espacial de
los volúmenes que lo contienen como, el cabildo, una escuela, cárcel y alrededor de 350 ranchos de 100 varas
en cuadrado (70 m2 aproximadamente), las cuales no todos terminaron de construir. La idea de agrupar a
los atacameños en un pueblo centralizado, a la manera europea de proyectar ciudad, lo que despertó fuerte
resistencia que decanto en la rebelión de Incahuasi y desde aquel entonces, hasta que se aprobó el plan
regulador comunal de San Pedro de Atacama en 1998 se desconoce la existencia de algún otro intento de
ordenamiento territorial en la zona. Cabe tomar en consideración que el pueblo recién en 1998 delimita un
radio urbano, reconociendo esta área como urbana y regida ante la leyes urbanísticas de Chile. Sin embargo,
para dichos del presente estudio se reconocerá como urbano desde el trazado del corregidor.
Esta manera de concebir la forma urbana acusa y expresa la relación entre la cultura española y la cultura
andina a través de la arquitectura y su estructura urbana, la cual, se configura desde el concepto europeo de
proyectar ciudad que se ve reflejado en un asentamiento emplazado próximo al recurso hídrico del río San
Pedro, una estructura urbana que devela un dominio sobre las geometrías perpendiculares y el tipo de
organización que tiende a concentra el poder administrativo, judicial, educacional, de culto y habitacional
en edificaciones adyacentes que en su conjunto constituyen el espacio público manifestado en plazas y red
de caminos por una parte y, lo privado, conforme a la manera de constituir el interior que, para este caso en
particular, las edificaciones se disponen perimetrales a las melgas conteniendo el huerto, construyendo
patios. Concepción de ciudad a la cual, se integran o bien, se reconocen las técnicas constructivas andinas
en base a los materiales que brinda el territorio, condicionando como resultado, una especie de mestizaje
edilicio, una arquitectura colonial andina que bajo la capacidad mantenerse en el tiempo logro construir un
determinado lenguaje.
En lo que concierne a su modelo económico este mantuvo su subsistencia agroganadera que no tan solo se
concentraba y desarrollaba en el oasis, sino que también, había mucho de la relación entre localidades por
la experiencia en los desplazamientos a causa del tráfico caravanero y arriería (Sanhueza, 2012). Una vez
consolidado el centro urbano en el ayllu Conde Duque, se complementa de manera progresiva la
connotación de mercado, la plaza se constituye como ese lugar físico donde los flujos de caravaneros que
provenían de localidades costeras o incluso, de las que se encontraban al otro lado de la Cordillera de los
Andes, convergen y comercializan los productos locales por otros que no se producían localmente (Núñez,
1991). Por lo tanto, desde aquel entonces, este lugar empieza a caracterizarse por sus tránsitos y efímeras
permanencias gracias a las bondades del oasis y su condición urbana, un lugar para el descanso, dotado con
sombra en la inmensidad del desierto de Atacama y por estar equipado de servicios básicos para las
instancias, logrando así, fomentar de cierta manera el sistema mercantil que, básicamente, era el objetivo del
corregidor Francisco de Argumaniz.
Este modelo económico de subsistencia agroganadera e intercambios entre localidades, se mantuvieron
como única alternativa hasta el periodo minero industrial que abarca desde la segunda mitad del siglo XIX.
La cual, repercute en el pueblo a través de la demanda de mano de obra y caravanas con remesas de vacuno
a los enclaves mineros. Acontecimiento que fomento una prospera productividad para el pueblo,
reconociéndose este periodo como la época gloriosa de los toros que finalizó con la crisis económica mundial
de 1930 y la instalación del ferrocarril Salta – Antofagasta para la década de 1940, marginando al pueblo del
negocio de las remesas (Núñez, 1991; Vilches y Sanhueza y Garrido, 2014). De cierto modo, la actividad
remesera, integra al panorama urbano otro tipo de edificación que también forma parte del lenguaje
prexistente del lugar estudiado y también han sido alteradas tras el impacto de la actividad turística.
En las imágenes áreas realizadas por el geógrafo y piloto Richard Light y la fotógrafa Mary Meader producto
del desvio por los Andes en el año 1937 (ver. Fig. 01), permite comprender gráficamente el aspecto del
trazado urbano del corregidor Francisco de Argumaniz en la segunda mitad del siglo XVIII y parte de las
edificaciones que se complementaron de la época gloriosa de los toros a través de las viviendas que se
ejecutaron en este periodo. Develan un asentamiento que no superan los 350 habitantes, según se estima en
relación con el resultado del X censo de la población efectuado el 27 de noviembre de 1930, y estructura urbana
inmersa en el oasis que, en su conjunto, refleja la lógica urbana ortogonal con edificaciones adyacentes de
ángulos rectos que intensifican la red de caminos por donde pasaban los rebaños.
El plano catastral de propiedades confeccionado por la Dirección de Riego del Ministerio de Obras Públicas de
Chile en el año 1960 (Fig. 02) presenta gran parte de estos cúmulos de suelos fértiles en formación de oasis,
la distribución administrativa de los ayllus que lo conforman y sus respectivas divisiones prediales, el caudal
de los ríos, sistema de canales y, al extremo derecho es posible identificar el grano emplazado en el ayllu
Conde Duque. Dado lo complejo que resulta desarrollar una investigación conforme al material
planimétrico disponible y existente que permita comprender la transformación urbana del pueblo, el
presente plano será el instrumento base para dicha comprensión. En el plano es posible identificar la
jerarquía territorial del oasis a través de su proporción frente al imperceptible grano urbano, acusando la
predominancia rural por sobre la urbana y la evidencia del paulatino crecimiento urbano que ha tenido
desde el primer trazado desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta esta época, su población urbana se
puede estimar entre los 370 habitantes y alrededor de 1.200 a 1.400 habitantes distribuidos en lo rural, según
los datos proporcionados de los censos de población de 1930 y 1970, ya que, entre los censos de población
de 1952 y 1960, San Pedro de Atacama no aparece dentro de los registros.
Fig. 01 Vista del poblado desde un avión. Fuente: Richard Light y Mary Meader, 1937.
Fig. 02 Plano catastral de propiedades. Fuente: Dirección de riego del Ministerio de Obras Públicas, 1960.
2. La actividad turística en San Pedro de Atacama
Se propone comprender su desarrollo de manera progresiva. Este se inicia con los hallazgos arqueológicos
a mediados del siglo XX por el padre Gustavo Le Paige de los 28 lugares con petroglifos-pinturas rupestres
y los 296.154 artefactos de material lítico, todos hallados (Le Paige, 1973), los cuales fueron concentrados en
el Museo de San Pedro de Atacama, edificado en 1963 y proyectado por el arquitecto Carlos Contreras
exclusivamente para conservar y exhibir el material encontrado. Ese fue un aporte científico que dio cabida
a la apertura de la revista Estudios Atacameños en 1973 que permitió su difusión global, gatillando el interés
de parte de investigadores extranjeros, quienes comenzaron a acudir a este pueblo. El 28 de marzo de 1980,
fue declarada Zona Típica y de protección (Decreto MINEDUC N°2344, 1980. Ver fig. 03), constituyendo un
centro arqueológico de renombre internacional. Para aquel entonces, el panorama demográfico se constituye
por una disminuida población de atacameños dedicados a la actividad agro-pastoril (Núñez, 1991), y una
población flotante, compuesta por atacameños que progresivamente desde finales del siglo XIX comenzaron
a emigrar a las industrias mineras de la región y utilizaban el pueblo como lugar para el descanso laboral
(Núñez, 1991; Gundermann, 2004; Sanhueza, 2007)
Otro acontecimiento que cabe tomar en consideración sobre el impulso turístico que gira en torno a estos
años y es útil para contextualizar, se encuentra en el reconocimiento que emite UNESCO en 1998,
categorizando al pueblo como patrimonio cultural. Ubicándolo dentro de las agendas de ofertas turísticas de
Europa y Estados Unidos (Hurtado, 2010). Posterior, a principios del siglo XXI se incorpora un nuevo sujeto
social, un nuevo visitante bajo un perfil común conformado por visitantes tanto nacionales como
internacionales, quienes a su vez constituyen una especie de “babel de lenguas, figuras, culturas y atuendos”
(Gundermann, 2004), éste tiende a desarrollar un tipo de turismo denominado ecoturismo y etnoturismo,
inherente al consumo o a la búsqueda por satisfacer el ocio en zonas prístinas y establecer relaciones en un
ámbito de culturas ancestrales, edificaciones pragmáticas, de paisajes singulares e incluso de difícil acceso
y San Pedro de Atacama cumple con creces esas características, es un pueblo configurado por una trama
urbana española inmerso en un oasis en medio de la magnificencia del desierto más árido del mundo y
dotado de una riqueza arqueológica, lo cual, permite comprender las intenciones e intereses particular del
turista contemporáneo y coincide con aquel perfil de turista que llega a San Pedro.
2.1 Inquietud urbana y marco legal a finales del siglo XX.
Para finales del siglo XX, el panorama comienza a generar inquietud urbana con respecto a la falta de un
marco legal y normativo capaz de regular el patrimonio urbano del pueblo que, a pesar de tener una zona
reconocida por el Consejo de Monumentos Nacionales. Esta localidad aún no contó con un plan regulador
comunal hasta el año 1998. Sin embargo, previo a ello y como precursora dentro de lo que concierne a la
reflexión en el ámbito arquitectónico, se encuentran las investigaciones que realizó la arquitecta Glenda
Kapstein sobre el reconocimiento de las singularidades arquitectónicas y espaciales del de las viviendas
atacameñas que datan de las últimas décadas del siglo XIX, las cuales fueron plasmadas en el libro Espacios
Intermedios: respuesta arquitectónica al medio ambiente publicado en el año 1988, investigación que conduce a
la elaboración del estudio para la normativa del centro histórico de San Pedro de Atacama en el año 1990 (Galeno,
2008), el objetivo es adecuar una normativa a las características “morfológicas del espacio colectivo y
privado” ya que, a través de su hipotesis prevé una explosión demográfica y demanda habitacional a causa
de las riquezas minerales y naturales que posee el territorio en cuestión. Confecciona un plano del área
central, identificando las edificaciones cargadas de historia (ver Fig. 03). Por otra parte, también es posible
identificar el grano que ha sido fotografiado por Light y Meader en 1937 pero visto en planta, lo cual permite
comprende su estructura urbana a través de los llenos y vacíos en una trama ortogonal que se enfrenta a la
resistencia topográfica que parece interrumpir a veces los volúmenes.
Kapstein, en su memoria y anteproyecto de tesis para optar al grado de magister, titulado Arquitectura de un
lugar para la palabra en San Pedro de Atacama del año 1994, donde a pesar de no abordar el impacto del turismo
como base de su investigación, brinda una noción sobre el panorama de aquel entonces que persisten en la
actualidad, al catalogar la situación del pueblo como “un difícil momento de desarrollo y cambio”, haciendo
referencia a las presiones externas como lo fueron – y siguen siendo – el turismo y la minería, enfatizado en
la demanda de habitación, servicio de comida y todo lo consecuente para largas permanencias en el lugar.
En esta tesis, cabe tomar en consideración la primera hipótesis sobre el desarrollo del gusto por este lugar
en particular, atribuido a la resistencia que tuvo el pueblo ante el crecimiento urbano en comparación al
resto de las ciudades dentro del eje transversal de la región como las ciudades de Calama y Antofagasta,
puesto que, la manera en cómo el pueblo configuró su identidad se determina por la manera en cómo
subsistió intacta al modernismo y la industrialización. Kapstein al hacer referencia sobre la ubicación
geográfica de los oasis, propone comprender al pueblo cómo “un lugar suspendido en el espacio temporal”,
lo cual argumenta según el aislamiento territorial en la cuenca del Salar de Atacama y su desconexión
peninsular como una condición que le permitió convertirse en un poderoso agente de conservación de
tradiciones, ritos y formas de habitar el desierto. Por lo tanto, se vuelve lógico comprender desde esta
hipótesis, el interés del turista que tiende a consumir este tipo de lugares, y admisible si se presenta como
factor determinante en el desarrollo del gusto por el desierto.
No obstante, los estudios realizados por Kapstein no decantaron en un decreto de ley que satisfaga la
demanda propuesta por la arquitecta, salvo conjeturas sobre su influencia, ya que, 6 años más tarde el
municipio llamaría a licitación para el desarrollo del plan regulador comunal (PRC) que luego de 2 años de
tramitación se pone en vigencia en el año 1998 (ver fig. 04), proyecto de planificación y ordenamiento
territorial que estuvo a cargo de la consultora PORTER, liderada por el arquitecto Sergio Paravic Valdivia.
Fijaron un radio urbano compuesto de 5 zonas, parte de la zona típica y zonifica algunos sitios
arqueológicos. Desde este momento al área central que es el lugar donde se encuentran el trazado del
corregidor Francisco de Argumaniz, el PRC lo denomina zona H2 casco antiguo.
Fig. 03 Estudio para normativa del centro histórico de San Pedro de Atacama. Fuente: Glenda Kapstein. 1990.
Dentro de las normativas que intentan conservar la imagen urbana en la zona H2 casco antiguo, se encuentra
la restricción de altura máxima de 5 metros para cualquier tipo de equipamiento; el coeficiente de ocupación
de suelo y constructibilidad del 0,25, lo que permite fomentar la proporción entre edificación prexistente
con los huertos, y, los cierros exteriores que deben configurar la fachada continua. Sin embargo, al parecer
todos los esfuerzos se concentraron en el casco histórico que si bien, para aquel entonces era el foco de
atención en cuanto a hallar ordenanzas que trataran de regular la conservación patrimonial, ignoraron la
relación entre esta estructura urbana prexistente que buscan conservar y las edificaciones que se habían
estado desarrollando en base a esta nueva actividad económica.
Fig. 04 Plan regulador comunal de San Pedro de Atacama. 1998. Fuente: Portal Transparencia de Chile, 2020.
2.2 Compendio de datos que reflejan patologías urbanas a principios del siglo XXI
El Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE) a través de los censos de población entre los años 1982
y 2017 presenta un porcentaje de crecimiento demográfico en la provincia del 326,53%, registrando 2.578
habitantes en el año 1982 a 10.996 habitantes en año 2017. Datos que no incluyen la cantidad de población
flotante, la cual registra 148.658 visitantes al año, con una media mensual que alcanza a las 12.388 personas,
mínimos de 8.295 personas en junio y máximas de 15.534 en enero. Esto quiere decir que, en el pueblo se
perciben habitualmente una población de alrededor de 23.400 habitantes.
En base a los antecedentes proporcionados por el Plan de Desarrollo Comunal de San Pedro de Atacama 2017 –
2021, en cuanto al desarrollo económico, la comuna ha experimentado un importante y espontáneo
crecimiento durante los últimos veinte años, Lo cual es posible asociar a la cantidad de patentes municipales
de giro comercial, de los cuales, 200 corresponden a suministros de bienes y servicios, como almacenes de
barrio principalmente. Por otra parte, se encuentran 179 patentes destinadas a agencias de viajes y, 171 a
alojamientos y hospedajes. El 30,9% de los empleos se concentran en hotelería y restaurantes, el 27,1%
correspondiente a comercio, el 17,1% a los servicios sociales y de salud y el 8,5% a las manufacturas no
metálicas. Sin embargo, cabe tomar en consideración la irregularidad en cuanto a los datos sobre alojamiento
ya que, si son complementados a los 1.702 alojamientos turísticos registrados la Encuesta Mensual de
Alojamientos Turísticos correspondiente al mes de octubre del año 2019 realizado por el Instituto Nacional de
Estadísticas de Chile que si bien, este no discrimina en cuanto a la posesión efectiva de permisos
municipales, se vuelve posible comprender que alrededor de un 90% de los alojamientos turísticos se
encuentran ejerciendo de manera irregular, ignorando las normas que regulan el óptimo funcionamiento.
Por otra parte, la comuna ha experimentado un descenso en las tasas de pobreza por nivel de ingresos de su
población, pasando de un 10,5 % el año 2011 a un 4,5 % el año 2015 según los registros que realiza la Encuesta
CASEN. No obstante, el incremento del 242,2% en la cantidad de viviendas edificadas entre los años 2002-
2017, para el año 2013 se registró que un 67,51% de los hogares presentaban saneamiento deficitario, esto
quiere decir que no cuentan con acceso a alcantarillado y al agua potable. Esto quiere decir que las personas
a pesar de estar generando un mejor ingreso económico, no se refleja en la manera de residir y se ve reflejado
en las viviendas de autoconstrucción.
Desde otra perspectiva, con relación a la actividad agro pastoril, la superficie agrícola ha disminuido en 280
hectáreas durante los últimos cincuenta años. En efecto, en 1964 se contabilizaban 1754 hectáreas, mientras
que en 2014 el registro es de 1457 hectáreas. Similar situación ocurre con la superficie regada y cultivada,
donde la reducción en los últimos cincuenta años ha sido de 501 hectáreas. Esto significa que en 1964 se
contabilizan 1210 hectáreas cultivadas, pero en 2014 estas habían descendido a 709 hectáreas, lo que significa
una reducción del 41,4%.
3. Cambio de programa a escala urbana.
Se comprende que la vocación del pueblo hasta finales del siglo XX se caracterizaba por su dominio sobre
la producción agroganadera como actividad económica predominante. Los enclaves mineros emplazados
en región a finales del siglo XIX no lograron generar un gran cambio en la fisonomía edilicia y estructura
urbana, salvo las viviendas que se integran en la época denominada “Gloriosa de los Toros” que
prácticamente pasan desapercibidas al responder al lenguaje prexistente y, las migraciones de atacameños
que terminaron convirtiéndose en mineros –que no deja de ser un hecho aislado– pero aun así no implica
un cambio material o programático. Sin embargo, el turismo como actividad económica presenta
efectivamente un cambio tangible en las viviendas prexistentes, en la estructura urbana y programática. El
pueblo que ya viene arrastrando una connotación de mercado por ser un lugar de intercambios, tránsitos y
efímeras permanencias por el hecho de ser un oasis en medio de un territorio tan extenso y árido como el
desierto de Atacama, por lo tanto, con el turismo se intensifican estos tránsitos y efímeras permanencias,
pero ya desde otra perspectiva.
La demanda de alojamiento y servicios básicos para satisfacer las breves instancias de estos pasajeros en
esos primeros contactos con los pobladores bajo el interés de conocer esta nueva cultura ancestral y
aprovechar su conocimiento sobre el territorio para poder acceder a los diferentes sitios de interés como
ruinas prehispánicas, parajes o reservas naturales, los cuales se encuentran a kilómetros de distancia con
respecto al pueblo. Las edificaciones prexistentes se adecuan y comienzan a responder a tales demandas,
hay que recordar que el atacameño a pesar de su estrecha relación con la tierra y los cultivos también tiende
aprovechar alternativas económicas, por lo tanto, los módulos habitacionales que si bien, brindaron cobijo
hasta aquel entonces a agricultores y arrieros, en este momento en vista a la demanda, se efectúa el cambio
de destino en la vivienda atacameña y por consiguiente un cambio en el programa a escala urbana, lo cual
evidencia la manera en cómo el pueblo se reabre a este nuevo fenómeno. Este sigue actuando como punto
de encuentro dentro de este territorio, pero bajo otra orientación. La plaza sigue vigente como lugar de
interacción, pero dentro de este periodo la vocación del espacio se orienta el intercambio cultural.
En lo que respecta al giro comercial y transformación programática, la zona H2 casco antiguo subdividida
en 133 predios para el mes de mayo del año 2020, según el registro del Servicio de Impuestos Internos de
Chile (SII), es posible identificar 22 predios con destino hotel u hostales y otros 49 con destino comercio,
conformando el 53,4% del total del área estudiada. Lo cual permite comprender la orientación productiva
por donde se ha volcado el área central, donde más de mitad de los predios se encuentra comprometidos en
función del turismo (ver fig. 05).
Fig. 05 Plano de programa en zona casco antiguo. Fuente: Elaboración propia a partir de datos del SII, 2020.
4. La configuración del residir contemporáneo.
Bajo la demanda se va adoptando una nueva manera de residir. Para comprender esta idea, se presentan
dos maneras. La primera se comprende desde la configuración de los espacios que dan cobijo y efímera
permanencia al ocio turístico a través de proyectos hoteleros, de los cuales es posible identificar a través del
reconocimiento y publicaciones en revistas de arquitectura como la del Colegio de Arquitectos de Chile (CA)
n°109 en el año 2002, dedicado a la arquitectura hotelera y de restaurantes, con intervenciones desarrolladas
a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, como por ejemplo el Hotel Kimal, diseñado por los
arquitectos María Magdalena Gutiérrez y Luis Alfaro, en 1993, cuestionando la manera de cómo abordar un
proyecto bajo la carga histórica que guarda el oasis y específicamente la zona típica que es el sitio donde se
emplazará, una arquitectura capaz de recoger el pasado histórico, y a su vez, lo contemporáneo,
resolviéndolo mediante la revalorización del material, utilizando el sistema constructivo en base a
mampostería de adobe, principalmente. Por otra parte, se encuentra el Hotel Terrantai diseñado por los
arquitectos Mathias Klotz y Felipe Assadi, edificado entre los años 1998 y 2000, remodelando una antigua
casa al costado de la iglesia de San Pedro de Atacama, con el cual pretendieron respetar lo prexistente por
medio de la construcción de una lógica de muros y patios, configurando tránsitos interiores.
Desde otra perspectiva, desarrollado de manera simultánea al último proyecto anteriormente mencionado,
se encuentra el Hotel Explora Atacama, diseñado por German del Sol en 1998, intervención que se destaca
por el gran impacto y difusión nacional e internacional. Por ejemplo, la revista española Arquitectura Viva
en el n°85 publicada en el año 2002, titulada Último Chile: paisajes próximos de una tierra remota, ubica esta obra
entre otras distribuidas en el país como un icono representativo de una etapa histórica a nivel nacional que
encarna la transición pacífica y lenta mediante una arquitectura que emerge tras el paréntesis de la
dictadura. Por lo tanto, lo que se está desarrollado en San Pedro de Atacama no tan solo viene a responder
ante una demanda de alojamiento, sino también una lógica atingente a la situación política del país.
En contraste, se encuentra otra manera de comprender este residir contemporáneo, el cual surge en paralelo
a los bien sucedidos hoteles mencionados anteriormente, esta apela sobre aquella configuración residencial
vernácula que viene a conformar progresivamente la periferia, donde es posible identificar los primeros
loteos por medio del levantamiento que realiza la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras
Públicas para el Consejo de Monumentos Nacionales, que si bien, este tiene como fin último graficar los
límites de la zona típica que se había decretado en 1980, el plano transcripto en julio de 1986, en ese intento
de contextualizar, se ha convertido en un instrumento capaz de generar una idea del momento en que en el
turismo comienza a generar un impacto en la estructura urbana a través del crecimiento urbano (ver fig. 06).
Fig. 06 Plano ampliación del límite de la zona típica. Fuente: Dirección de Arquitectura, MOP. 1986.
En el panorama urbano actual, la periferia ha sobrepasado los límites del radio urbano propuesto por el plan
regulador comunal de San Pedro de Atacama (PRC) del año 1998, generando un impacto ante la continuidad
del lenguaje arquitectónico prexistente a través del reemplazo material y constructivo, con edificaciones
base a mampostería de bloque de cemento. La razón: costo, resulta más económico comprar y trasladar
desde la ciudad de Calama este material prefabricado que pedir a los pocos atacameños que aún se dedican
a la fabricación artesanal del adobe hecho a mano, según comentan de los lugareños. Este crecimiento
urbano ha sido graficado en el siguiente plano (ver fig. 07). Del cual se abstrae y toma como marco de
referencia el grano urbano del plano de llenos y vacíos sobre las edificaciones de valor patrimonial que
propone la arquitecta Glenda Kapstein en el Estudio para la normativa del centro histórico de San Pedro de
Atacama del año 1990, el radio urbano del PRC de 1998 e imágenes satelitales para poder comprender a
través del contraste la transformación y configuración de la forma urbana de principios del siglo XXI. En
este plano es posible identificar la manera en cómo se manifestación del crecimiento habitacional de manera
explosiva. Asentamientos que se perciben espacialmente desplazadas del área central al emplazarse entorno
al oasis, lo cual puede parecer positivo si es analizado desde una perspectiva medio ambiental con relación
a no posicionarse sobre suelo fértil. Un residir contemporáneo que se emplaza en la pampa.
Fig. 07. Plano de contraste morfológico entre casco antiguo y periferia. Fuente: Elaboración propia a partir de imágenes
satelitales, 2020.
5. Gentrificación asociado al turismo: turistificación.
Dicho esto, cabe preguntarse, que sucede con estas personas que bajo un incentivo económico han decidido
modificar, rentar o poner en venta sus viviendas para que estas puedan responder ante la demanda turística
a través de agencias de turismo, restaurantes u hostales. Dicho esto, el término gentrificación fue creado por
la socióloga británica Ruth Glass en 1964 para referirse al proceso de sustitución social que venía observando
en Notting Hill e Islington en Londres (García, 2001; Costa, Duran y Marulanda, 2016). Término que también
es posible identificarlo como elitización dada la traducción al español que propone Luz Marina García (2001).
Sin embargo, la mayor parte de los estudios que hacen referencia a los desplazamiento o sustitución social
en habla hispana utiliza la palabra gentrificación como anglicismo1 para referirse al fenómeno.
Recientemente se ha publicado en la revista Bitácora Urbano Territorial de la Universidad Nacional de
Colombia, un artículo titulado “Metodologías de identificación de zonas en gentrificación. Santiago de Chile
y Ciudad de México” desarrollado por Rasse, Sabatini, Sarella, Gomez, Cáceres y Trebilcock en el año 2019,
analizando el fenómeno de gentrificación desde la totalidad de la ciudad a través de una propuesta
metodológica capaz de identificarlo. Definen el área en proceso de gentrificación como aquellas zonas
pobladas con hogares de bajos ingresos en que se produce un influjo de hogares de mayores ingresos, con
la consecuente modificación de la composición social del área y una elevación local de los precios de los
inmuebles, descartando la expulsión como parte constitutiva del fenómeno, sino que es una posibilidad, la
construcción en altura y la elevación de la densidad. Lo cual, sirve para diferenciar entre tipos de
gentrificación. Por lo tanto, vuelve admisible tomar en consideración la actividad turística como un tipo o
motor del proceso. Dado que, genera impacto sobre una determinada zona con una dinámica que integra a
nuevos sujetos sociales y plantean cambios en la morfología urbana como la sustitución de un agente social
que posee una economía tal que, le permite desarrollar el ocio, alguien que en definitiva posee y está dotado
de un poder adquisitivo más elevado de aquel que vive de la tierra, de aquel que es visitado.
La gentrificación asociada al turismo y, de forma tangencial, la turistificación han sido tratadas
recientemente en trabajos relevantes en el área de la sociología, economía y el urbanismo (Navarrete, 2017:
63) la cual, se entenderá como aquella experiencia espacial que integra y superpone un agente social que
busca satisfacer el ocio sobre un lugar de cultura auténtica.
Desde otra perspectiva, quienes fomentan la actividad turística y se desempeñan en el rubro, se encuentra
el análisis que realiza el periodista Xavier Canalis en el noticiero español Hosteltur en mayo del año 2017,
titulado “Turistificación: la palabra de moda para demonizar al turismo”, donde presenta como tema la
carga peyorativa que existe sobre el término, basándose principalmente en la descripción que dispone el
diccionario de la Fundéu (Fundación patrocinada por la Agencia Efe y el BBVA, y asesorada por la RAE),
que lo define como “impacto que tiene la masificación turística en el tejido comercial y social de
determinados barrios o ciudades”. Con ello, entrevista a Jordi Calabuig, profesor de la Facultad de Turismo
y Geografía de la Universidad de Rovira i Virgili, quien propone comprenderlo como hiperespecialización
turística, de forma que no sea necesaria y exclusivamente para describir problemas, sino también los
beneficios, como lo es, el aumento en el ingreso económico y puestos de trabajos.
Por otra parte, Xavier también entrevista a Tomás Mazón, profesor de sociología de turismo de la
Universidad de Alicante, quien comprende el triunfo del término porque “antes no se hablaba mal del
turismo”, los discursos siempre fueron buenos hasta entonces, sobre todo desde el punto de vista de los
economistas. “Hoy es evidente hay un clamor anti-turismo (…) donde se ha llegado a unos umbrales en los
que se ha sobrepasado lo que la ciudad puede asumir, la gente percibe que no hay beneficios y le echa la
culpa todo al turismo. Cuando los males no son el turismo, el problema es cuando no se planifica
1 En la introducción del artículo Metodologías de identificación de zonas en gentrificación. Santiago de Chile y Ciudad de México al termino se le considera un anglicismo de creciente divulgación en América Latina (Sabatini; Rasse; Sarella; Cáceres; Trebilcok, 2019, p 55)
debidamente su crecimiento”. Comentarios que permiten empatizar con la actividad turística y apuntar
sobre el meollo del problema que es la planificación en sí.
Pese a lo evidente que puede llegar ser el beneficio económico en lo que respecta al descenso del índice de
pobreza y oportunidad laboral que ofrece la actividad turística en el pueblo de San Pedro, también se
encuentra el intercambio cultural como beneficio en cuanto a las relaciones sociales, es uno de los pocos
lugares en el país donde es posible encontrar personas que hablen idiomas distintos al castellano
predominante de Sudamérica, lo cual también brinda indicios de un lugar que a pesar de haber modificado
su identidad ha vuelto a reconfigurar otra.
6. Conclusiones
Se logra identificar la forma del turismo de masas en zonas áridas a través del impacto en la estructura
urbana prexistente. La visita en masa de personas bajo un interés en común condiciona efectivamente un
cambio en el programa urbano que se ve reflejado en la transformación de las viviendas atacameñas
ubicadas en el casco antiguo en la medida que estas se adecuan para satisfacer la demanda turística por una
parte y, la configuración de la periferia que refleja un asentamiento configurado desde la idea en que San
Pedro de Atacama como lugar turístico, no tan solo actúa como foco para los turistas, sino que también atrae
a personas en busca de una oportunidad laboral y termina constituyéndose como el lugar en que residen
aquellos que forman parte del funcionamiento del turismo.
Sin embargo, la huella de los asentamientos contemporáneos ubicados en torno al oasis en relación al
trazado urbano atribuido al corregidor Francisco de Argumaniz en la segunda mitad del siglo XVIII que en
la actualidad es denominada como zona H2 casco antiguo, si bien, este constituye la imagen urbana del
poblado por su singularidad arquitectónica en lo que respecta al concilio entre la manera europea de
concebir la forma, a las cuales se complementan las técnicas constructivas locales, lamentablemente este
emplazamiento propone naturalmente un crecimiento radial que afecta tanto a estas mismas edificaciones
por la densidad que implica e inhabilitar el suelo fértil del oasis, un hecho que si es contrastado a los al
emplazamiento de los asentamientos periféricos que a pesar de no brindar aquella continuidad en lo que
respecta al lenguaje arquitectónico prexistente, brinda una vía tentativa por donde puede haber una
propuesta de planificación capaz de mitigar los negativos efectos del fenómeno del turismo manifestado de
forma abusiva que han tenido sobre esta estructura urbana prexisten que se valoraba por su estado de
conservación. Quizá todo el programa concentrado en estas edificaciones de valor patrimonial puede hallar
un lugar donde emplazarse en terrenos no fértiles, donde actualmente y de manera vernácula se ha
orientado el crecimiento urbano. Idea que plantea otra lógica de como abordar un plan en si mismo, abre y
deja pendiente el concepto de ciudad sustentable, de volver aprovechar de manera productiva el suelo fértil
del oasis, energéticamente el sol de la pampa e intensificar el valor patrimonial a través del turismo, no
interviniendo de manera destructiva las edificaciones que constituyen la identidad del lugar, sino que
intervenirlas para intensificar sus cualidades porque es ahí donde radica el interés del turista.
5. Bibliografía
5.1 Obras completa
Cortés, M. et al. 2014. Turismo y arquitectura moderna en Chile. Guías y revistas en la construcción de destinos
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Universitaria.
5.2 Capítulo de libro
Greenwood, D.J. 2006. Prólogo. En D. Lasansky y B. Mclaren (comps). Arquitectura y turismo: percepción,
representación y lugar. Barcelona: Gustavo Gili. 12- 14.
Sanhueza, C. 2012. Capítulo ocho: La tradición arriera de Atacama (siglo XIX). En: Atacama. Santiago de
Chile: Museo Chileno de Arte Precolombino.
5.3 Revista
Aranda, X. 1964. San Pedro de Atacama: Elementos diagnósticos para un plan de desarrollo local.
Informaciones geográficas, (Santiago de Chile), 11, 14.
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Vilches, F.; Sanhueza, L. y Garrido, C. 2014. Arquitectura de remeseros en San Pedro de Atacama. ARQ
Ediciones (Santiago), 88, 76-85.
5.4 Varias obras del mismo autor:
Hidalgo, J. 1982. Fechas coloniales de fundación de Toconao y urbanización de San Pedro de Atacama. Arica:
Chungará. — 2009. Corregidores ilustrados en el desierto de Arica, Tarapacá y Atacama 1760 – 1780.
Santiago de Chile: Boletín de la academia chilena de la historia.
Kapstein, G. 2015. Espacios intermedios: respuesta arquitectónica al medio ambiente. Santiago de Chile:
ARQ Ediciones. — 1990. Estudio para la normativa del centro histórico de San Pedro de Atacama.
Antofagasta: Universidad Católica del Norte. — 1994. Arquitectura de un lugar para la palabra en San Pedro
de Atacama. Santiago de Chile: Pontificia Universidad Católica de Santiago.
5.4 Ordenanzas o Decretos
Resultado del X censo de la población efectuado el 27 de noviembre de 1930 y estadísticas comparativas con
censos anteriores. Dirección General de Estadísticas. República de Chile.
Censos 1970 – 1982 cifras comparativas. Tomo III. VI a XII Región. Instituto Nacional de Estadísticas. Chile.
Plan de Desarrollo Comunal de San Pedro de Atacama 2017 – 2021. Ilustre Municipalidad de San Pedro de
Atacama. Mapocho Consultores.
Ordenanza Local. Plan Regulador Comunal de San Pedro de Atacama del año 1998. Chile.