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ISSN 1668 4737 Archivos Departamento de Antropología Cultural V - 2007 CIAFIC ediciones Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural de la Asociación Argentina de Cultura

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ISSN 1668 4737

ArchivosDepartamento

de Antropología Cultural

V - 2007

CIAFICediciones

Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Culturalde la Asociación Argentina de Cultura

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Archivos, Vol. V - 2007ISSN 1668 4737

Directora:Dra Ruth Corcuera

Miembros del Consejo Editorial:Dr. Eduardo Crivelli - Universidad de Buenos Aires, ArgentinaDr. John Palmer - Brookes University, Oxford, InglaterraDr. Tadashi Yanai - Universidad de Tenri, Nara, JapónDra. María Cristina Dasso - Universidad de Buenos Aires, Argentina

Archivos es la publicación periódica del Departamento de AntropologíaCultural del Centro de Investigaciones enAntropología Filosófica y Cul-tural (CIAFIC), que por este medio busca servir a la tarea del conoci-miento y la reflexión sobre las culturas. Con esta finalidad, tiene comocometido difundir las investigaciones del Departamento, publicar cola-boraciones que versen sobre antropología cultural y rescatar trabajos cuyovalor se considera meritorio para la disciplina.

8 2007 CIAFIC EdicionesCentro de Investigaciones en Antropología Filosófica y CulturalAsociación Argentina de CulturaCONICETFederico Lacroze 2100 - (1426) Buenos Aireswww.ciafic.edu.are-mail: [email protected]ón: Lila Blanca Archideo

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Apuntes sobre la justiciaentre los wichi

María Cristina DassoCIAFIC

Asociación Argentina de Cultura

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MALAS OBRAS, DEFECTOS Y PECADOS:La creación del cristianismo wichi

La realidad del contacto cultural define que los distintosgrupos aborígenes (y en ellos, las comunidades especificas según suvivencia socio histórica del contacto) hayan metabolizado dedistinta forma un elemento común como el cristianismo. Estaverdad obvia debe tratarse específicamente como un cristianismopropio o apropiado en relación con las nociones preexistentesacerca de lo bueno y lo malo. En esta tarea se puede seguir eldesarrollo de los conceptos propios y los esfuerzos específicos queha supuesto el desafío de adquirir una noción que, por algún motivoque cada grupo deja ver, han encontrado digna de apropiarse.

Cuando se registra la narrativa mítica vigente en unacomunidad concreta, afloran numerosos aspectos que tocan a estetema, de tal modo que es prácticamente ineludible hallar nudosconceptuales donde se mezclan elementos de una y otra tradicióncultural. En el trabajo continuo a lo largo de los años, losinterlocutores han ido desanudando a la par que dejando ver suspropias perspectivas sobre cómo se imbrican temas semejantes enuna sola cuestión que es, por ejemplo, la agencia humana en unmundo donde hay lo bueno y lo malo.

Desde el momento que actuar bien o mal en el seno de unasociedad tradicional, dotada de contactos de primera mano comolos grupos locales wichi, implica pronunciar juicios de valor,ejecutar acciones correctivas o ser víctima de malos actos, porejemplo, una comunidad organiza su experiencia y la suma al relatoque transmite a sus descendientes para que sepan.

El mito y la narrativa de casos sobre este tema se vuelve undiscurso moral donde no solo se califica y transmite conocimientoacerca del accionar de personajes que pueden ser paradigmáticos

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en relación con ciertos modos de comportarse, sino que tambiénrefleja los avatares del cambio moral que toda sociedad atraviesa alo largo de la historia.

Enfocaremos algunos indicios de importancia que sobresalenen las conductas narrativas (no tanto en la narrativa misma, queanalizamos en otra parte[1]) y en los recursos explicativos queemplean para aclarar aspectos míticos en la actualidad. Estosaspectos dan lugar a reflexiones que llevan a la problemática delvalor y de la moralidad que se quiere transmitir en una situación deinterculturalidad.

El valor, la moral y los problemas de lo jurídico tienen unaestrecha relación que debe profundizarse en cuanto constituyen eltelón de fondo de una escena que entremezcla acciones, vivenciasy sentimientos que ocurren en las relaciones interpersonales.Cuando esta interrelación opera además en un medio que toma notade la interculturalidad, su complejidad demanda múltiples enfoquesde análisis.

LOS CAMBIOS DEL MUNDO MORAL

La ética, entendida como el conocimiento organizado de lamoral –que es la conducta o usos concretos que la gente haadoptado como normales- no ha podido sustraerse al vaivén de lascostumbres, precisamente debido a que la moral es consustancial aellas.

Los intereses del hombre, su concepción de lo que sea serpersona, la gradual noción de individualidad y las cambiantesvivencias de la comunidad -y de la humanidad como conjunto-sufren cambios según los tiempos que les corresponde vivir.

Estos cambios exponen problemas de corte moral, que atañena la realización de actos sostenidos como costumbres que laspersonas adoptan o abandonan. En este plano juegan un papel degran importancia las normas sociales, reglas o estándares de

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conducta. Normas y reglas son aquellos aspectos compartidos porel grupo social. Las normas pueden ser internalizadas oincorporadas en las personas individuales de modo que hayaconformidad lograda mediante educación y ejemplaridad. Tambiénpuede reforzarse mediante sanciones negativas o positivas.

La unidad social que comparte estas normas puede llegar aincluir, por ejemplo, a todos los adultos de una sociedad. En estesentido es bueno remarcar que las normas son más específicas quelos valores o los ideales: si la honestidad es un valor general, lasnormas se ocupan de estipular qué es honesto en una situaciónespecífica[2] . También evidencian temas de carácter ético, que nosconducen a evaluarlas comparativamente y tratar de analizar quémodificaciones se producen en la consideración valorativa de lassociedades humanas -es decir, en el marco en el que adquierenorden y sentido las costumbres-. Estos tópicos, finalmente, desafíanal estudio axiológico, en tanto reclaman una apreciación teóricaacerca de los procesos dinámicos del valor.

Ahondar en la razón y finalidad de los actos de los hombresresulta un aporte trascendente, pues así es posible una reflexión talque el sujeto actuante encuentre alternativas que sirvan de guía dela acción en el presente. En el mismo sentido, estimula la aperturaa juicios correctos y convenientes, que desde “hechos dados”pueden volverse también cuestiones de derecho y autoconscientespara una sociedad. Este aspecto tiene importantes repercusiones enámbitos jurídicos que aun deben definirse en la interculturalidad,por ejemplo

El hombre encuentra sentido a los hechos en medio de loscuales vive por obra de esquemas culturales provistos de símbolossignificativos e indicadores que emplea para orientarse en elmundo. Una de las necesidades generales de orientación se refiereespecialmente a la caracterización de los seres humanos, en virtudde la cual las personas no son percibidas como simples miembrosdel género humano, sino que más bien el mundo cotidiano en el queinteractúan los miembros de una comunidad como las que tratamos

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está poblado por clases concretas de personas determinadas,caracterizadas y apropiadamente designadas.

Sin embargo, en las sociedades que tratamos los individuosno se encuentran automáticamente vinculados a la sociedad, delmismo modo que su cualidad por pertenecer al género humano nose infiere inmediatamente. Hay una mediación progresiva que operaen una doble dimensión ya que, a la vez que destaca esencialmentea la persona como única, la considera profundamente vinculada a sugrupo social por series de actos que la resignifican para sí y losotros. El individuo debe llegar a ser una persona total que se haconstituido a través de una ida y vuelta permanente del acaecerindividual al acontecimiento social[3] .

Este acaecer ha ido cambiando y se ha tornado más complejoen la interculturalidad que significa que han aparecido nuevos actores,nuevos bienes y nuevas interrelaciones posibles en un contexto al-terado.Aaquellos se aplica no solo el conocimiento tradicional, sinonuevas herramientas que se han incorporado para que el enfoque “delo adecuado” que la cultura wichi encuentra en su propia costumbre,sea capaz de abarcar estas nuevas realidades y juzgarlas.

Este aspecto resalta cuando se analizan delitos, defectos ypecados tal como han sido analizados por un anciano wichi que haincorporado centralmente la perspectiva del cristianismo, dada sucondición de viejo pastor anglicano de su comunidad. Debemossumar a esta condición, la retención de un poder shamanico que locoloca en la especial encrucijada de visualizar que, como individuodotado de poder que controla, debe ejercerlo con sabiduría[4].

INV (¿Los antiguos pensaban que inu’pe era una cosa que estabamal? Se puede decir que osukiyaj (pecado) era inu’pe?)INT.W: Cuando la persona esta traspasada, una mujer o unhombre, por un hecho, que por ejemplo lo encarcelaron y los otroslo sacan con un abogado, y el otro, al salir, vuelve otra vez a hacermal, entonces esa persona ya no usa(mos) o’sukiyaj, sino (decimos)inu’pe, traspasado. Es igual que todo: el hombre está traspasado,por no decir tonto o loco… porque no es tonto, no es loco. Habla

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bien, mira bien, lee bien, escucha, pero se traspasa. Es inu’pe.Porque nosotros no teníamos traducido al idioma (la palabra) delpecado. Osukiyaj es una palabra muy sagrada, nadie es digno dedecir (del otro) que “ha pecado”. Está mal, él podía robar o pecar(…) Eso, siendo que uno, nadie lo sabe, eso es un pecado. O unodio de un prójimo, al ver uno que se ríe, pero odio de adentro.Odio. Es un pecado muy profundo (…) Por ese sentido, para deciro’sukiyaj es palabra muy sagrada, porque nadie es santo y justo.Todos somos…siempre erramos. Pero hay algunos que yerransuavemente (…) Todo eso es una confesión (…)Bueno, como nosotros no teníamos…, no sabíamos lecturas nileyes, por eso los jefes pusieron ley muy fuerte que nadie tiene quepasar por él. Así que no había ninguno que no obedece la primeraorden, o:’lhamet. Bueno, para que sea claro es como yo he contadoo:’lhamet; y ley es o:’lhamet, por ejemplo, Nuevo testamento, comoestas historias de los antiguos, o:’lhamtes ta pahchehen. Comoantes había una palabra antigua, como antes no había ley delgobierno ni de autoridades, ley de toldería, por eso no había formade decir o’lhamet. Porque hay dueño de esa palabra (…)(…) Insultar, por ejemplo, un hombre borracho va a insultar a otroque no es borracho, y el otro le dice “vamos, vamos” y anda ahínomas, tranquilo. Y el otro jode, jode, jode y por fin él quería –elmismo quería meter trompadas. Entonces el otro ya se defiende yle pega, y en un ratito se cae porque está borracho. Y en un ratitoviene otro y le dice “si, ése ya esta traspasado”. El otro le hapedido perdón, pero éste no quiere, inu’pe. Entonces ha pasado,inu’pe, porque no hacía caso del otro que le decía que no, que no.Inu’pe lekey (tiene la costumbre de traspasarse) es atrevido de todo,de robar, o engañar, o…

INV. (Y antes de la religión, la gente pensaba que el que es inu’pelekey tenía que ser castigado?)Sí, hay veces está muerto, apuñalado. Y han hecho un arreglo conel capitán, y el capitán dice “bueno, que vamos a hacer? Porqueel hombre estaba traspasado”INV (No se castigaba al que había atacado al inu’pe lekey?)No (porque podía defenderse). Ahora un caso: si la familia del queha caído piden o quieren resarcir, entonces hay que pagar, tieneque pagar el que devolvió (el ataque).

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INV (¿Como se dice ofensa?)Iwo makayaj.Insultar ifwilaj hi. Ifwilaj es como uno que viene y te toca y hacereír; como cosquillas a cada rato, y así también viene y te insultapor una cosa, esta siempre molestando por alguna cosa (…) quesigue hasta (que otro dice basta!)INV (Y se puede decir que Tokfwah[5] se traspasaba?)No, porque lo que Tokfwah ha hecho son grandes cosas, no deinsultar ni nada[6] (…). Tokfwah ya tiene su pensamiento[7].Entonces iwoye mak ta ni isa, que es como decir iwo lesukiyaj, elpecado, pero como no se puede decir pecado decimos mak ta niisa (…)INV (Inu’pe es siempre involuntario?)Inu’pe es también por costumbres de personas, porque lascostumbres de personas no son por si mismas, sino por los espíritusque tienen, que les hacen traspasar su pensamiento. (…) No esculpable, es culpa de los espíritus que tiene adentro. Tiene variosespíritus.INV (Y en el caso de mak ta ni isa es culpa de la persona?)La culpa es de la persona, porque está lleno su pensamiento:siempre y siempre el buscaba el mal para los otros.(…) (GY,Mch1984)

Nuestro interlocutor distingue a la persona “traspasada” (elque se excede) como inu’pe, y esa categoría incluye al que haincurrido en un exceso dentro de lo esperable. Como tal, se losoporta hasta que pase la situación -lo mismo que al que insulta.También puede ser inu’pe por culpa de una modalidad que se debea que un individuo está poseso por espíritus. En todos los casos, sila persona persiste en sus actos desordenados, el afectado por laconducta de estos “traspasados” puede actuar en defensa propia, ysi el agresor resulta muerto como consecuencia del defensor, nadieinculpa al que se defendió, que eventualmente debe pagar unacompensación a los familiares si le reclamaran hacerlo.

Nuestro interlocutor distinguía como un caso diferente el delpersonaje mítico Tokfwah, que es empleado como ejemplo de los

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que hacen el mal (lit. hace cosas que no están bien). Se trata dequerer hacer el mal y de ejecutarlo[8]. Este aspecto reside en lanaturaleza del individuo, sea ésta humana o no.

Veamos estos casos que exponen que, entre los wichí delChaco argentino encontramos formas agresivas toleradas y otrasque no lo son. Es característico entre las personas (especialmentelos varones adultos) un fuerte autocontrol en las relacionesinterpersonales. Los exabruptos individuales, el tono elevado devoz, el insulto o la discusión acre son considerados como fuente deofensas. Esta circunstancia define un tipo de relaciones que podríandenominarse “oblicuas”, toda vez que las personas que actúancorrectamente evitan el choque directo de individuos, discursos ointereses (Dasso 1999).

Aquellas respuestas que corresponden a la oblicuidad, portanto, son las formas adecuadas dentro del grupo:

1. La broma indirecta y el humor: la presencia profusa de apodos.2. El rumor, concretado en circuitos incesantes de chismes, críticashumorísticas, comentarios desacreditantes acerca de la víctima(Dasso, M.C.1997)

Estas formas se pueden definir como modalidades agresivasverbales indirectas. Cercana a ellas nos han descripto formas noverbales, como el empleo de “paquetes vegetales” que, armados almodo de amuletos, generan diversas reacciones en la víctima segúnla finalidad del usuario: si la persona quiere separarse de sucónyuge, el paquete produce náusea en el otro y lo decide a alejarse,llevando a que tome la decisión que el usuario no se atreve o nopuede declarar (Barúa, G. y Dasso,M.C. 1996)[9].

Las formas no toleradas de agresión entre los wichí merecenuna desafectación social. Es decir que quien agrede de modosverbales o físicos directos es calificado tanto como violento: fwitsaj;como excedido o traspasado inu’pe; como amekwe necio eimprudente; o directamente como poseso o enfermo. Este último, el

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ser –lanék (lleno de espíritus que enferman) lo sitúa fuera delcircuito social de los humanos.

¿Cuál es la responsabilidad que le cabe a cada tipoconflictivo?

El descontrol agresivo del fwitsaj aparece como rasgoinhumano, ahot, por excelencia. Es la ferocidad y, como también seha mencionado, la antropofagia. La ferocidad de la guerra y elescarnio de la víctima constituían la reproducción de actos míticos,plasmados en el ritual[10]. De hecho, estos rituales suponíanponerse en contexto de volverse personajes dolientes y vindicativos.

El caso de exceso abarca un amplio conjunto de gente que setraspasa, que no sabe detenerse. El inu’pe podía caracterizarse ytener un lugar en los tiempos de guerra intertribal, dirigido hacia“los que no eran gente”. Es decir que, en los casos justificados –como se puede ver en el mito, donde el exceso sobreviene tras unalarga soportancia- el enfurecimiento extremo debía ordenarse en elsentido de castigar a los que se manifestaban irreductibles al ethosgrupal y portadores, por ello, de serias amenazas. En la narrativa decasos ocurridos (pahchehen), la violencia física producida pararestaurar el orden aparece como un recurso habitual. También se laencuentra reactualizada en los eventos de venganza debida[11]. Sedestaca como los wichí encuentran en la ira el marco dejustificación de la agresión extrema, el castigo jurídicamenteaceptado: la ira punitiva (Califano, M. ed. 1999).

La del amekwe tonto o descuidado, negligente, es la típica fi-gura que desata hechos de consecuencias desgraciadas para lagente. Las infracciones banales, los olvidos, las omisiones, realiza-das por un individuo necio, se extienden por corresponsabilidad asu comunidad, y son todos tratados como transgresores de un pacto,infracciones que les acarrean sufrimiento y privaciones. En el mito,significa quedarse sin abundancia permanente de algarroba, perderel acceso al cielo, quemarse el mundo, hundirse la comunidad pordesatar la ira del Arco Iris, Lawu.

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En comunidades chaqueñas sin grandes preocupacionesderivadas de la conversión cristiana, Tokfwah es descripto comoamekwe. Y sus historias oscilan describiéndolo como el personajeentre gracioso y desgraciado que todos tratan de evitar y a quien sele torna en contra el mismo perjuicio que produce.

En otros grupos locales más profundamente catequizados, selo describe por su proveniencia y morfología extraña, y por losrasgos que en su figura concentran lo que “no se debe hacer”. Másque su calidad de burlador, se impone como paradigma del“pensamiento de hacer mal” que señalaba nuestro interlocutorwichí, refiriendo iwo mak ta ni isa, porque concreta siempre lasmalas obras que ha querido.

En esta comunidad, por la misma fuerza que permite que elpequeño héroe justiciero Inno pahla se aproxime al wichi desde suser extraño hasta instaurar un paradigma valioso, Tokfwah vuelvetemerosos a los wichi en su convivencia en o’nat, el mundo. Susdeseos, sus caprichos, sus trampas son deletéreas para la armoníasocial.

Finalmente, la figura del que está poseso por un espíritu -quea través de la persona obra el mal- , es el individuo enfermo o –lanek, el cual no es imputable pues sus acciones son manifestaciónde que se encuentra manipulado por un ser ahot.

¿Que significa aquella palabra “muy sagrada” del pecado?Osukiyaj es grave, pero no se actúa en relación a esta figura. Haydos razones concatenadas: a) porque es profundamente secreta. Estoquiere decir que la persona tiene en su interior un sentimientoprofundamente negativo, pero se encuentra en su fuero interno, y 2)Implica que no se concretado en ninguna acción. Creemos que estacualidad se vincula con la hostilidad.

Entre los wichi el ideal de la existencia se refleja en undecurso inalterado de eventos. Por cierto, contrastando con el idealde una vida sólo concerniente al mundo wichi de la norma y la

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mesura, la certeza del asalto imprevisible y las consecuenciasnefastas del contacto con la otredad dan como resultado unaexistencia humana que ha de afrontar el padecimiento y la pasión,ambas debidas a la realidad disruptiva de los seres no humanos y delos humanos que incurren en la hostilidad, la violencia, ladesmesura, etc.

El padecimiento y la pasión en el sujeto representan estadosque lo con-mueven, lo deslizan fuera del equilibrio previsto. Talesestados tienen sus causas y en ellas se encuentran los rasgos quepermiten discriminar el tipo de ruptura que se ha producido y,consecuentemente, el tipo de reparación requerida para subsanarlay regresar al equilibrio. Así, cuando se padece la enfermedad, labúsqueda e identificación del espíritu agresor permite al shamánpersuadirlo, dominarlo o enfrentarlo para que abandone al sujetoque importuna.

Con frecuencia este principio debía ser aplicable a la relaciónconflictiva de grupos diferentes (Califano 1989, Palmer 1994)donde el disvalor del “otro” podía asimismo entenderse como unaespecie de posesión, de actuar “extraño” que demandaba anularsecomo fuente de inquietud, de peligro, de temor.

Cuando se padece en el ámbito de las relaciones intercomunitarias de diversas bandas wichí, es clara la acción punitivaque castiga la asocialidad, en cadenas prolongadas de accionesvindicativas, antes a través de la guerra, hoy a través del daño.

Las acciones mágicas de daños más o menos poderososcomienzan a cobrar grandes dimensiones (Barúa1992) y, operandooblicuamente, se producen, devuelven, acrecientan, hasta lograr lamuerte o la mudanza de los conflictivos. Una vez más, se trata delograr la anulación de la fuente del temor.

Desde que las acciones bélicas tocaron a su fin con las nuevasmodalidades de establecimiento “sedentarizado” de estos grupos,la acción shamánica y los “pactos” de individuos con las teofaníasse concentran en este intercambio negativo. Cuando la convivenciarevela padecimiento, opera el daño.

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Esto ocurre, asimismo, en las relaciones interpersonales. Hayde hecho una amplia gama de paquetes “mágicos” que operan en elradio de distancias cercanas, favoreciendo el alejamiento de unapersona, motivando la náusea o la repulsión ante la otra, haciéndolainvisible en la proximidad (Barúa y Dasso loc. cit.), propiciando ladesafectación social del indeseado sin tener que recurrir a accionesdirectamente agresivas que motivan el segundo tipo de fuente deltemor, esto es, la pasión.

La pasión agresiva que es el odio (interior) y la ira encuentranmuy limitados contextos en los que manifestarse. Cuando lo hacen,se encuadran bajo la forma de una posesión, donde el individuodeviene personaje, cuyo cuerpo se presta a una acción de seres nohumanos que es indiscriminadamente agresiva, como el espíritu delWelán (Califano, 1975). Esta persona posesa debe tratar de curarse,de alejarse, de erradicarse sin castigo, sino como prevención.

El contacto con el que se vuelve inu’pe, en vez, suele terminaren una fisonomía inapelablemente punitiva, siguiendo, entre otros,el modelo de Inno pahla. En esta última instancia lo que tiene lugares la franca instalación violenta de un orden justificado en lasoportancia, humillación u ofensa acumulada previamente. Muchasagresiones físicas, verbales y gestuales son características delentorno compartido con criollos, provocando la cólera activa(agredir) o reactiva (manifestar los síntomas de cólera interior comoataques (de suspiros[12] , crisis personales o grupales, etc)

EL DESCONTROL HUMANO

En un contexto completamente diferente podemos ver cómooperaba la furia y la burla en el mismo personaje, remitiendo a laacción bélica del pasado. Una vez más, la mezcla de furia y burlaque expresaba quien manipulaba ritualmente el scalp nos retrotraea aquellas imágenes narrativas.

“El cuero [cabelludo= hletek tax] lo guardan, lo pueden usar

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siempre con aloja, como vaso. (...) Lo cosen, le ponen muchosfiruletes, lo adornan con cualquier chaguar, con tinta del campo.Esa de guayacan oscuro, esa es muy oscura. Entonces lo guardandespués que lo usan, lo guardan, pero eso lo hacen pasar al otrolado. Por ejemplo, aquí hay alojeada, hay una reunión aquí, ymañana los de Carboncito también toman, lo pasan; depende de siel cuero de ese ha muerto hombres de la tribu de aquéllos, entoncesellos tienen que beber. Pero si el dueño del cuero ése no ha hechonada molesto, no pueden. Así que ese cuero, los que lo tienen sonlos que son enemigos. (...) Y después tienen un bolsón de huesos,cuando empiezan a bailar entonces cuelgan los huesos, y empiezasu sonido como campanillas. Esas son para recordar que estáncomo alabando que ellos usan los huesos del enemigo, que lo hanvencido (...)[Come del enemigo] solamente el más doliente, el que le hanmuerto un hijo, o familia. Unas partes la reservan. Porque estabacomo charque, carne seca. Entonces lo guardan especialmente parareuniones de alojeada. Si es una mujer viuda, la empiezan a tocarpor aquí [el sexo] y le meten [la carne] bajo las piernas, y se ríen.(...)Ellos lo que hacen es tomar, y lo que pasa (...) cuando pasa muchotiempo que se unían ya, pedían perdón, y al pedir perdón se volvíana hacer amigos. Amigos, cuando pasa mucho tiempo, con el vasode cuero.(...) Nunca pelean en la alojeada. Nunca, nunca. Y vienen y hacenun arreglo, hablan.(...) Pero cuando hay un muerto ya son enemigos, al doliente leentra un nervio que si hay familia de aquellos en la comunidad deellos, el dice “si no desquito con ellos voy a matar a mi yerno, ocuñado”, porque son de ahí.” (GY,MCH,1984)

El doliente representa el caso ejemplar de la ira retaliativa,que busca reparación y en su accionar desquita, reinstaura yreproduce el acto vindicativo una y otra vez que sea posible, dandorienda suelta al odio, al aborrecimiento, nayíkwu.

Estas ofensas producidas por actos concretos se enfrentabancon actos concretos que buscaban aliviarlas. Allí se destaca la

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importancia del factor coadyuvante que es el dolor de la víctima,que repara el sufrimiento que ocasionó.

La correspondencia de intensidades se cumple idealmenteagrupando y oponiendo, por ejemplo, cólera/ferocidad asufrimiento/padecimiento. Si el primer par de nociones se daba dehecho en la batalla, el segundo debía cumplirse en la venganza

¿Qué ocurre con la emoción intensa en estas ocasiones? Elmito es, podría decirse, el espacio de la pasión, del descontrol, delpersonaje.

Excluido del mundo del control por la pasión, el sujeto pasa,como doliente, a ser vengador iracundo, retrotrayéndose a la guerrapor medio de actos vindicativos que la re-presentan. Y ofrece cierresparciales a un evento que siempre corre paralelo a la existenciacotidiana, vinculado por el hilo de la hostilidad actual.

Lo que se observa, en definitiva, en el mundo social actualde los wichí, son hostilidades institucionales que sólo sematerializan en momentos críticos, sea como daños mágicos quedescargan la cólera, o mediante otros modos indirectos.

La agresión física o verbal directa es extraña y, por tanto,peligrosa, ya que es la única capaz de generar el agravio que antesllevaba a la guerra.

Entre los wichí, la memoria hostil sigue un decursosubterráneo voluntariamente enmascarado. Lo hemos visto en ladescripción del odio profundo que es el pecado que describíanuestro interlocutor. Sólo bajo la forma agresiva indirecta delhumor, del rumor y del descrédito sigue adelante, de modos nodesafiantes aunque profundamente duraderos.

A la vez, la reprobación y el castigo definido en el mundosocial gira en torno a la valoración de la intención de daño de laspersonas. La negatividad de quien realiza procedimientos dañinoses destacada, pero se distingue el poseso de quien en su naturalezamanifiesta hacer cosas malas. El mismo daño manipula una

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potencia que, tarde o temprano, se vuelve en contra de suinstrumentador.

Cuando se estudia al fwitsáj se corre el riesgo de confundirlocon la mera reacción emotiva del enojo o de la ira. El modo deacceder al enojo es distinto cuando hay provocación, molestia,incumplimiento o falsedad. El enojo es una prerrogativa, en unsentido, de los que ostentan una gran paciencia, porque tiene unadirecta relación con el hartazgo y la incapacidad de tolerar más lamisma situación.

Esta actitud psicofísica de la persona no es una mera reacciónpersonal, desprovista de un contenido valorativo. Por el contrario,es producto de una infracción que ofende sin dar espacio al estadofwitsáj, sino a la búsqueda de desquite, pues debe ser “limpiado” através de la retribución, “el pago”, ante una ofensa cometida comoel “maltrato” o el “robo”. Estas infracciones responden a un sentidojurídico que provocan la correspondiente reacción emotiva cuyossignos externos están pautados culturalmente sin que se confundan.El fwitsaj, en cambio, es simplemente violento, feroz y como taldesvalorado.

Si la agresión es la respuesta natural de un individuo endeterminada situación, el imperio de la regla la circunscribe demodos concretos en el mundo social, dando lugar a unas formasagresivas toleradas y otras que no lo son.

Así es que se logra definir cuáles agresiones constituyendelitos, cómo se califican éstos y qué castigos deben penalizarlos

En la agresión pueden considerarse factores coadyuvantes,como los que conciernen al daño o dolor sufrido por la víctima y losvinculados con las recompensas extrínsecas exigidas como frutodel acto agresivo. También es necesario distinguir entre la agresión-directa- física o verbal.

A diferencia de la agresión directa, en la forma indirecta setiende a evitar el contraataque. En el relato de Inno palha

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encontramos la agresión indirecta en sus dos modalidades comotoleradas: la verbal -por ejemplo, difundiendo rumores- y la física-agrediendo pertenencias de la víctima-. Sin embargo, la amenaza(que encubre la apuesta a la que es sometido) es intolerable ycorresponde al trato con extraños, con su ajenidad.

Por último, existen dos reacciones que también hallan sulugar entre los wichi, que son la cólera y la hostilidad. La cólerasupone un estado impulsivo con fuertes componentes autonómicos,que puede estar o no presente en la agresión. La hostilidad es unareacción verbal implícita, de sentimientos negativos que se basa enuna actitud que percibe y evalúa negativamente los estímulos quecorresponden a determinadas personas y acontecimientos. Poseenaturaleza persistente y no requiere del estímulo previo de la cólera.

Dentro del marco de la vida social de un grupo, es claro quela tensión de la convivencia con otros, cuyas costumbres puedenser excesivas u ofensivas, y la dificultad de mantener controlespersonales y comunitarios permanentes generan en los individuosrespuestas diversas que se tipifican, según la cosmovisión, demodos diferentes.

Hemos intentado presentar el modo en que los wichireconocen y tipifican las expresiones de respuesta negativa ante elconflicto en la convivencia interna y en las relaciones con otros.

Estos elementos deben ser considerados toda vez que laspersonas deban valorar un hecho que involucre la agresión, en tornoal cual, como se ve, hay múltiples lecturas posibles, abarcandoviolencia, cólera, hostilidad, odio, enojo o ira, ferocidad, exceso,imprudencia, insania, que deberán estimarse cada vez.

Notas[1] Ver Dasso M.C El mito y las nociones jurídicas wichi.

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[2] Existen dos escuelas de pensamiento en relación con la pregunta de por quéla gente se conforma de acuerdo a normas: La escuela funcionalista de Sociologíasostiene que las normas reflejan un consenso, un sistema de valor comúndesarrollado a través de la socialización. Así pues, las normas contribuyen alfuncionamiento de una sociedad y se generan para responder a ciertasnecesidades del sistema. La escuela del Conflicto sostiene que las normas sonmecanismos para tratar con conflictos sociales recurrentes. La variedad marxistade esta escuela postula que las normas reflejan el poder de un sector de lasociedad sobre los otros, poder que se mantiene con coerción y sanciones. Sumotivo de origen es imaginado como el medio a través del cual una casta o clasedomina o explota a las demás Ninguna explica adecuadamente las diferenciasentre sociedades o al interior mismo de una sociedad. La norma se empleatambién para determinar un comportamiento, actitud, opinión promedio de ungrupo social. En este sentido se refiere a un comportamiento real más que acomportamiento esperado.

[3] Dasso M.C 2000. Pp.329-346.

[4] Hemos mencionado ya el vinculo revelación-don-deber del dotado queemerge en la narrativa mítica wichi (cf ciclos míticos de las teofaníasvengadoras).

[5] Cf el análisis del trickster en Califano 1973.

[6] Este comentario es notable, pues son de los relatos más conocidos aquellosdonde insulta a la araña, amenaza a la aguja, se come a la nieta de la abeja, etc.

[7] Acá el interlocutor deja ver por que la extrañeza de lo señalado en la notaanterior: dice que Tokfwah tiene la intención clara de hacer cosas malas, por esono peca ni se traspasa, es ontológicamente un hacedor de males.

[8] Estos temas son considerados desde otro enfoque en DASSO,M.C. “Lanocion de mal en la misa wichi-mataco” Ponencia para el Simposio A-14, 51ICA. En ARCHIVOS 2,I , Buenos Aires, 2004.pp.207-22.

[9] Esta eficacia se basa en el uso de sustancias y elementos preparados por“especialistas” que poseen acceso garantizado al mundo de los seres dueños detales vegetales8. En todo caso, se trata de efectos que producen enfermedadesbuscadas -sea la pasión amorosa o la imposibilidad de la cercanía-, y como talesson considerados “daños”, junto con los procesos que no se realizan mediantepaquetes sino a través del ensamblado de vegetales y pertenencias de la víctima,que puede ser descubierto por otro “especialista” capaz de alterarlo y “devolver”el acto mágico al agresor, cuya identidad se revela al manifestar en su persona losefectos destructivos que procuraba para la víctima.

[10] M.C. “Control y descontrol en la cultura Wichi” SCRIPTA

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ETHNOLOGICA XIII,Buenos Aires, 1992-93. Tambien en SUPLEMENTOANTROPOLOGICO vol XXVIII, nros. Asuncion, 1995.

[11] DASSO,MC. “Celebración de la aloja y preservación del fundamento míticode los mataco-wichi del chaco central” En SCRIPTAETHNOLOGICAvol.XXII,año 2001.pp. 61-76.

[12] Vide Pages Larraya 1982.

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