Ardanaz - Una pequeña historia del euskera en Navarra

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Una pequeña historia del euskera en Navarra Ardanaz (Izagaondoa), 4-1-2014 1. Introducción: ¿por qué una ‘pequeña’ historia? La pretensión de estas páginas no es fijar una panorámica histórica global, ni ofrecer una Historia con mayúsculas, sino simplemente presentar de la manera más objetiva y resumida posible una serie de materiales, historias, datos que permitan ayudar a cada uno a extraer sus propias conclusiones. Las aproximaciones a la historia, más aún si es lo suficientemente antigua, son siempre delicadas y subjetivas. Hablamos de lo que no hemos visto, lo que da siempre pie a interpretar; y eso, que es perfectamente comprensible, puede originar muchas manipulaciones y tergiversaciones si uno se acerca a la historia con la intención de que ésta confirme sus ideas previas. En el ámbito que nos ocupa, en particular, es tristemente habitual que las lecturas sesgadas o la simple afirmación de lo que uno quisiera que fuera la realidad se impongan a una lectura desapasionada de los datos existentes. Intentaremos no caer ahí, y ofrecer argumentos frente a algunos tópicos habituales, reconociendo a la vez que no lo sabemos todo, ni mucho menos. Por lo demás, a una historia del euskera en Navarra no le resulta inadecuado el adjetivo ‘pequeña’ porque en este territorio la lengua vasca siempre ha sido pequeña en un sentido concreto: su implantación y vitalidad han solido ser claramente mayores que la cuota de poder de que ha gozado. El euskera ha sido una lengua grande en Navarra (en extensión, en uso, en el hecho de vertebrar la vida de una comunidad) a la vez que pequeña (en respaldo y cultivo real por parte de las instituciones políticas de cada momento histórico). Por ello, quizás lo más apropiado sería hablar de una pequeña gran historia del euskera en Navarra. 2. El presente: el euskera en Navarra hoy. Empezamos la historia por el final. ¿En qué situación ha llegado el euskera al siglo XXI? La propia pregunta tiene muchos matices y puede responderse de muchas maneras. Elegimos dos datos objetivos que evidentemente no reflejan la situación en toda su amplitud, pero que nos sirven de punto de partida para desarrollar la exposición: a. Conocimiento y uso del euskera. HABLAN BIEN HABLAN ALGO NADA 2011 11,7 7,5 80,7 2001 12 9 79 1996 11 7 82 Fuentes: Gob. De Navarra y Gob. Vasco

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La pretensión de estas páginas no es fijar una panorámica histórica global, ni ofrecer una Historia con ayúsculas, sino simplemente presentar de la manera más objetiva y resumida posible una serie de materiales, historias, datos que permitan ayudar a cada uno a extraer sus propias conclusiones.Las aproximaciones a la historia, más aún si es lo suficientemente antigua, son siempre delicadas y subjetivas. Hablamos de lo que no hemos visto, lo que da siempre pie a interpretar; y eso, que es perfectamente comprensible, puede originar muchasmanipulaciones y tergiversaciones si uno se acerca a la historia con la intención de que ésta confirme sus ideas previas. En el ámbito que nos ocupa, en particular, es tristemente habitual que las lecturas sesgadas o la simple afirmación de lo que unoquisiera que fuera la realidad se impongan a una lectura esapasionada de los datos existentes. Intentaremos no caer ahí, y ofrecer argumentos frente a algunos tópicoshabituales, reconociendo a la vez que no lo sabemos todo, ni mucho menos.Por lo demás, a una historia del euskera en Navarra no le resulta inadecuado el adjetivo ‘pequeña’ porque en este territorio la lengua vasca siempre ha sido pequeñaen un sentido concreto: su implantación y vitalidad han solido ser claramente mayoresque la cuota de poder de que ha gozado. El euskera ha sido una lengua grande enNavarra (en extensión, en uso, en el hecho de vertebrar la vida de una comunidad) a lavez que pequeña (en respaldo y cultivo real por parte de las instituciones políticas decada momento histórico). Por ello, quizás lo más apropiado sería hablar de una pequeña gran historia del euskera en Navarra.

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Una pequeña historia del euskera en Navarra

Ardanaz (Izagaondoa), 4-1-2014

1. Introducción: ¿por qué una ‘pequeña’ historia? La pretensión de estas páginas no es fijar una panorámica histórica global, ni ofrecer una Historia con mayúsculas, sino simplemente presentar de la manera más objetiva y resumida posible una serie de materiales, historias, datos que permitan ayudar a cada uno a extraer sus propias conclusiones. Las aproximaciones a la historia, más aún si es lo suficientemente antigua, son siempre delicadas y subjetivas. Hablamos de lo que no hemos visto, lo que da siempre pie a interpretar; y eso, que es perfectamente comprensible, puede originar muchas manipulaciones y tergiversaciones si uno se acerca a la historia con la intención de que ésta confirme sus ideas previas. En el ámbito que nos ocupa, en particular, es tristemente habitual que las lecturas sesgadas o la simple afirmación de lo que uno quisiera que fuera la realidad se impongan a una lectura desapasionada de los datos existentes. Intentaremos no caer ahí, y ofrecer argumentos frente a algunos tópicos habituales, reconociendo a la vez que no lo sabemos todo, ni mucho menos. Por lo demás, a una historia del euskera en Navarra no le resulta inadecuado el adjetivo ‘pequeña’ porque en este territorio la lengua vasca siempre ha sido pequeña en un sentido concreto: su implantación y vitalidad han solido ser claramente mayores que la cuota de poder de que ha gozado. El euskera ha sido una lengua grande en Navarra (en extensión, en uso, en el hecho de vertebrar la vida de una comunidad) a la vez que pequeña (en respaldo y cultivo real por parte de las instituciones políticas de cada momento histórico). Por ello, quizás lo más apropiado sería hablar de una

pequeña gran historia del euskera en Navarra.

2. El presente: el euskera en Navarra hoy.

Empezamos la historia por el final. ¿En qué situación ha llegado el euskera al siglo XXI? La propia pregunta tiene muchos matices y puede responderse de muchas maneras. Elegimos dos datos objetivos que evidentemente no reflejan la situación en toda su amplitud, pero que nos sirven de punto de partida para desarrollar la exposición:

a. Conocimiento y uso del euskera.

HABLAN

BIEN HABLAN

ALGO NADA

2011 11,7 7,5 80,7

2001 12 9 79

1996 11 7 82 Fuentes: Gob. De

Navarra y Gob. Vasco

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Las cifras parecen mostrar una situación de estancamiento que no es absolutamente real (la estadística de 1996 y 2001 se refiere a la población mayor de 2 años -es decir, a todos los hablantes-, en tanto que la de 2011 sólo recoge a los mayores de 15 años, obviando al segmento más joven que evidentemente aumentaría el nivel de conocimiento; así, en 2011, en el tramo entre 16 y 24 años, había un 21% de vascoparlantes). De todas formas el crecimiento es lento. Es objetivamente mayor en la Comunidad Autónoma Vasca, donde la legislación apoya en mayor medida al euskera; y se convierte en decrecimiento a día de hoy en el País Vasco Francés, donde el apoyo institucional ha sido durante estas últimas décadas menor aún que en Navarra.

Hay un desequilibrio evidente en cuanto al conocimiento entre las diferentes zonas lingüísticas: en la vascófona el 59% de la población es vascoparlante (2011), en tanto que el porcentaje baja hasta el 10% en la zona mixta y al 2% en la no-vascófona.

El uso suele estar en torno a la mitad del conocimiento. En 2001, medido en 41 localidades de toda la comunidad, se cifró en un 6,7 %. La transmisión de la lengua por parte de las familias se acerca a niveles de la CAV: cuando padre y madre saben euskera, un 95% de ellos lo transmite a la siguente generación. Si lo es uno sólo, lo hace el 65%. Hay un 34% de navarros contrarios a fomentar el euskera (frente a un 37% a favor). Ni en el País Vasco Francés hay un índice de reticencia tan elevado. Es un dato muy a tener en cuenta.

b. Situación de las hablas propias del euskera en Navarra. Datos de 2013 y 1970.

En Izagaondoa, en un tiempo y durante muchos siglos, se habló y se transmitió el euskera. Es decir, fue la lengua que los padres enseñaron a sus hijos de generación en generación. Esa transmisión se interrumpió, y por lo tanto el euskera propio del valle (diferente del habla del Roncal, de la Barranca o de Gipuzkoa, por ejemplo) fue debilitándose hasta desaparecer hace aproximadamente un siglo. Ese proceso de

Fuente: Gob. Vasco

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desaparición sigue manifestándose en la actualidad en otras partes de Navarra. A día de hoy, el límite de las zonas de la comunidad que aún conservan su euskera es el que aparece en la imagen:

a) Ese límite actual, revisado en 2013, muestra que las zonas más meridionales cuyo dialecto pervive son Aezkoa (en parte del valle), Erro (con unos 5 hablantes), Esteribar (al norte, con vitalidad solo en Iragi), Anue (unos diez hablantes), Odieta (2 conocedores del euskera local), Ultzama (en algunas localidades), Atetz (muy pocos hablantes, casi todos en una sola localidad –Beunza-), Imotz (euskara propio en retroceso en varias localidades), Arakil (1 hablante), Irañeta (unos 5 hablantes) y Urdiain (euskara autóctono arraigado).

b) Si se comparan los datos actuales con los recogidos a principios de la década de 1970, el resultado es el que puede comprobarse en el mapa de la página siguiente:

Límite meridional de las hablas vascas en Navarra (2013)

Las zonas de Navarra que

mantienen su habla vasca

se muestran en azul

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Así pues, las zonas de Navarra que han perdido definitivamente su habla vasca propia a lo largo de los últimos 40 años son las siguientes (se indica la fecha exacta o aproximada de extinción de cada habla): Roncal/Erronkari (1991), Salazar/Zaraitzu (2005-2010), Orotz-Betelu (1980-90), Valle de Arce/Artzibar (±1990)1, Olaibar (1986), Juslapeña/Txulapain (1992), Ezkabarte (±1980), Gulina (en la céndea de Iza, ± 1990-2000), Arakil (± 2005), Altsasu, Olazagutia/Olazti (1990-2000) y Ziordia (1980-1990).

Además han perdido su euskera algunas localidades de Aezkoa, la mayoría de las de Erroibar, muchas en Esteribar, la práctica totalidad de las de Odieta, los lugares de Larraintzar, Lizaso y Zenotz en Ultzama, y varios pueblos de Anue y Atetz, Posiblemente quedase aún en 1970 algún hablante en el norte de Arriasgoiti (Lizoáin). Hoy ya no es posible encontrar alguien así.

Todas estas hablas, y algunas de las situadas en nuestros días en la zona límite, se han perdido o se perderán irremediablemente en las próximas décadas.

3. El pasado. Extensión del euskera en Navarra en la antigüedad.

a. ¿Cuáles son los límites más antiguos conocidos?

Lo que se presenta a continuación son los límites razonables del euskera en Navarra hacia los ss. XII-XIII en base a la información disponible, y con todas las reservas:

1 Tanto en el caso de Arce como en el de Arakil y Altsasu se documenta en 2013 la existencia de una

última persona en cada valle con cierto conocimiento del euskera local.

ROJO: límite meridional del euskera según Irigarai (1935)

AZUL: límite meridional de las parroquias cuyos vicarios contestaron que en su pueblo ‘se hablaba vasco’ en el cuestionario realizado en 1904.

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b. ¿En qué se basan los expertos para fijarlos?

Es de gran valor la toponimia. Es decir, los nombres de poblaciones, despoblados, ríos, montes, terrenos, etc.

En Izagaondoa el euskera pervive de manera diáfana en pleno siglo XXI a través del propio nombre vasco del valle, así como en los nombres de Ardanaz, Induráin, Idoate, Lizarraga, Urbicáin, Mendinueta, Eizaga, y muchos otros.

Todos estos lugares y otro tipo de accidentes del entorno se nombraron a partir de la lengua en la que se expresaba la comunidad que los bautizó y son un indicador absolutamente válido de la presencia de dicha lengua. Además, permiten ir muy atrás en el tiempo -gracias a la documentación medieval se conoce gran cantidad de topónimos de hace 700 u 900 años-, sobreviven largo tiempo a la pérdida de la lengua en una región y además su progresivo deterioro cuando la comunidad que los nombra ya ha olvidado qué significaban y los va deformando sirve también de indicativo temporal. Por ejemplo: lo que en los siglos XI-XIII figura en los documentos como Liçagorria, Eliçagorria (Eliza Gorria = Iglesia Roja), ha evolucionado hacia el actual Lazagurría, localidad entre Los Arcos y Mendavia, que atestigua mediante su denominación presente tanto el olvido de su significado inicial como también la lengua en que se expresaban quienes lo adoptaron.

Lazagurría (fuente: euskomedia.org)

Fuente: Navarra. Historia del Euskera. J.M. Jimeno Jurío +

elaboración propia

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La toponimia muestra una serie de zonas de Navarra de total ausencia del euskera donde, si éste se habló, no es posible fijar la fecha de su pérdida al ser esa hipotética pérdida anterior a la fijación de los topónimos actuales. Existen otras en que la presencia actual de toponimia vasca es muy débil (1-5 %) y apenas algo más abundante en documentación histórica. Para estas zonas se suele suponer una pérdida medieval del euskera. Por ejemplo, para Carcastillo, Mikel Belasko y Patxi Salaberri aventuran una pérdida en torno a los ss. X-XIII.

En lo que concierne a referencias escritas, apenas hay textos medievales que puedan contribuir claramente a fijar unas fronteras nítidas del euskera. Sin embargo, se han hecho interpretaciones interesantes. Jimeno Jurío postulaba que un texto del Fuero de Estella que designa una serie de poblaciones como límite del territorio ocupado por los navarros (en oposición a los francos que poblaban Estella) podría estar en realidad indicando a partir de dónde se encontraban los lugares en que se empleaba la lengua vasca:

“En todo pleito que sucediera entre francos y navarros, ellos deberán darse mutuamente

como testigos uno franco y otro navarro; y el franco debe ser vecino de Estella, y el

navarro de Lizagorria o del puente de Arkueta para acá, o de Pamplona o del

Puente de San Martín de Unx para acá.” (ss. XII-XIV)

(La identificación de Lizagorria con Lazagurría es meridiana e incontestable. Las de Archeta y Sancti Martini d’Uis, ésta última en particular, están más sujetas a interpretación).

En todo caso, aunque evidentemente sería demasiado pretender que aparecieran referencias escritas que permitieran fijar con exactitud los límites del euskera propuestos, son multitud los documentos y testimonios que permiten asegurar que en los siglos posteriores se habló euskera dentro de los límites fijados, muy al sur de donde se ha conservado la lengua vasca hasta el siglo XX.

Hay documentos más directamente vinculados a la lengua que aportan información, aunque deba ser matizada. Es el caso de una lista de pueblos de Navarra ordenados en torno al epígrafe ‘vascongado’ que data de 1587. Es una fuente valiosa aunque contenga errores que hay que tener en cuenta (ver imagen en la parte superior: en azul la supuesta muga lingüística que permitiría trazar, y en rojo las correcciones que parece razonable hacer).

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4. La pérdida ¿Cómo y por qué desaparece una lengua?

a. Cómo: el proceso de cambio de una lengua a otra.

La pérdida de una lengua por parte de una comunidad siempre es un proceso de sustitución de un idioma por otro. Puede ser más o menos gradual y deberse a muchos factores, pero en Navarra se constata frecuentemente un proceso muy parecido a éste:

- Generación 1: apenas domina el castellano o simplemente lo desconoce.

Transmite el euskera - Generación 2: entra en contacto con el castellano, aunque frecuentemente

con un conocimiento deficiente. Transmite el euskera, o ambas lenguas. - Generación 3: conoce ya

ambas lenguas pero no transmite más que el castellano. El euskera se pierde con ella.

- Generación 4: sólo domina el castellano, aunque conserve vestigios del euskera que escuchó a padres y abuelos.

Por ello, a lo largo de la historia se ha pasado en muchos lugares de una situación de aparente vitalidad del euskera a su completa desaparición en apenas cien años. Incluso es posible que los pasos 2 y 3 se unan en uno sólo y la pérdida sea aún más brusca y virulenta.

Desgraciadamente, hace más de un siglo que desaparecieron los últimos hablantes del euskera de Izagaondoa y ya no es posible conocer de primera mano los detalles del proceso tal como ocurrió en el valle. Pero no se diferenciarían mucho del caso que se presenta a continuación: el de la localidad roncalesa de Vidángoz, a partir del testimonio de sus mayores actuales. Posiblemente, casi todo lo que ocurrió allí es extrapolable a Izagaondoa, con unos cincuenta años de diferencia.

Un caso real: pérdida del euskera en Vidángoz (Roncal).

- 1850. La generalidad de la población se expresa en euskera. Un sector de la población es bilingüe. Es mayoritariamente masculino (pastores que bajan rebaños al sur, almadieros, el cura…). Unos pocos pueden ser puros castellanos (¿el maestro?). Aún no pocos desconocen el castellano o se arreglan muy pobremente con él.

- 1860. Durante esta década se atestiguan aún familias donde el euskera se está trasmitiendo. Es posible que ya no fueran todas ni la mayoría. Pero las hay.

- 1870. Nacen las últimas personas que recibieron suficientemente la lengua de sus padres. En muchos casos la transmisión puede interrumpirse en medio de la

Vidangoz (Foto: David Soler)

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descendencia (los hijos mayores de una familia aprenden euskera y lo mantienen, pero los jóvenes ya no).

- 1880. Esta generación ya no está recibiendo el euskera. Lo oyen, pero sus padres se les dirigen en castellano. Aprenderán palabras, frases, canciones…pero ya no serán vascoparlantes reales.

- 1900. Los jóvenes del pueblo ya no saben euskera. En algún caso infrecuente, hasta los abuelos intentan enseñar a los nietos, sin éxito, pues éstos no quieren saber nada de él. El euskera ya se oye cada vez menos en la calle. Pervive en las casas, cada vez más débil.

- 1920. Los adultos dejan de hablar euskera. Queda relegado a la gente de edad. Se usa como código cuando los mayores no quieren que los jóvenes entiendan lo que dicen. Esos jóvenes (segunda generación desconocedora del euskera) sólo lo recogen muy esporádicamente (palabras, canciones…), fragmentado y progresivamente deformado.

- 1940. Tan sólo algunos de los habitantes de mayor edad mantienen capacidad, cada vez menor, para expresarse en lengua vasca. Lo hacen muy infrecuentemente y siempre dentro del hogar. Cuando hablan entre sí y se acerca alguien interrumpen automáticamente la conversación: el euskera se ha convertido en algo oculto, secreto, a esconder.

- 1950. Fallecen los últimos hablantes. Durante los cincuenta años siguientes quedarán personas que retuvieron muchas palabras y otro tipo de restos, sin capacidad de hablarlo. Con la muerte de éstas últimas, a falta de estímulos en contra, habría desaparecido en cuestión de décadas la misma conciencia de haber hablado nunca euskera en el pueblo. En Vidángoz, con una pérdida reciente, sí se ha producido esta reacción y la conciencia se ha mantenido.

b. Por qué: algunas de las razones históricas que han influido en la pérdida.

Las causas por las que se produce la interrupción de la transmisión de la lengua son variadas en función del lugar, el momento y las circunstancias particulares. No tuvieron por qué ser las mismas en Izagaondoa en el siglo XIX, en Salazar en el XX o en Ujué en el XVIII, por ejemplo. Pero hay una serie de factores que merece la pena mencionar:

1. La actitud de las élites gobernantes. Durante la Edad Media, aunque no se valió del euskera en documentos oficiales (tampoco lo hicieron más tarde), no hay evidencias de una actitud especialmente perniciosa hacia la lengua vasca por parte de la clase dirigente del Reino de Navarra.

No se puede saber a ciencia cierta si los reyes de Navarra hablarían euskera en la Alta Edad Media (El historiador Mateo de Anguiano lo afirma en una obra del s XVIII, pero no sabemos en base a qué). Los monarcas se valieron del latín, del occitano o del romance navarro, hubo dinastías extranjeras, se fundaron ciudades y burgos poblados por francos, se pasó de hablar del euskera en el s. XII en términos de Lingua Navarrorum a

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mencionar al romance como ydiomate Navarrae terrae en el XIV…pero no se constata una pérdida de la lengua, una política contraria o una agresión significativa. El euskera sería el único idioma de una gran parte de la población, que era ajena a los usos y dinámicas de la élite civil y religiosa. La propia élite necesitaría el euskera para comunicarse con el pueblo llano y hay testimonios tempranos que permiten avanzar en esa línea.

Cuando Navarra pasó a pertenecer a Castilla, por un lado aquel hecho atraería a Pamplona un contingente de cargos y personalidades influyentes pertenecientes a la burocracia castellana y, como tales, castellanos de lengua (virreyes, funcionarios…); pero al mismo tiempo la contrarreforma, el Concilio de Trento y la dinámica que se siguió de él hicieron de contrapeso y permitieron que el euskera continuara siendo un elemento a tener en cuenta a la hora de diseñar la estrategias de catequización.

Parece que fue a partir del siglo XVIII cuando la actitud de las élites civiles se hizo más centralizadora y beligerante con cualquier lengua que no fuera el castellano. Primero con los Decretos de Nueva Planta a primeros del XVIII (Felipe V), aunque éstos no afectaron particularmente a Navarra, que se había alineado con el rey. Mucho más bajo el mandato de Carlos III en la segunda mitad de siglo:

En 1766 se prohíbe la impresión de libros en otra lengua que la

castellana, inteligible a toda la nación.

En paralelo, a partir de esos mismos años se produce otro hecho clave tanto en los tribunales de justicia del Reino como en el eclesiástico. Ambos estaban organizado en dos turnos: el romanzado y el vascongado. Éste último actuaba por tradición en pueblos en que era necesario el euskera para tomar declaración por no saber otra la generalidad de sus habitantes. Los comisarios romanzados del tribunal eclesiástico primero, y los civiles después, pretendieron hacerse con el control de la zona vascongada o al menos de parte de ella aduciendo que, presuntamente, el conocimiento del castellano se había generalizado en ella.

No incluyen Izagaondoa… lo daban ya por castellanizado.

Fuente: Navarra. Historia del Euskera

(J.M. Jimeno Jurío)

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Las élites locales (con frecuencia, municipales) manifestaron en algunos momentos su inquietud por la designación de vicarios castellanos, pero por lo demás, salvo casos aislados, no hubo una preocupación real por la situación del euskera (llevada a la práctica) hasta avanzado el siglo XIX. y aún entonces insuficiente. El Reino, reunido en cortes, no tuvo en cuenta el euskera en las decisiones que incumbieron a la educación ni en 1780-81 ni en 1829. La preocupación, incluso en los pueblos monolingües, era la instrucción (en castellano, sin la menor alusión al euskera, cuando no buscando erradicarlo, como veremos a continuación).

2. Influjo de la escuela.

La influencia de la escuela es consecuencia directa de la labor centralizadora desarrollada por las élites gobernantes; pero es tal su importancia, sobre todo con la llegada del siglo XIX, que bien puede ser considerada un capítulo aparte.

Algunas villas o poblaciones importantes tenían maestro asalariado desde antiguo. Se atestiguan casos de abandono del euskera por la influencia del maestro ya desde principios del XVIII (Gallipienzo, 1730), pero la escolarización se dio durante largo tiempo en algunas zonas sin merma aparente para la lengua popular. En dichas zonas la escolarización con prohibición de uso del euskera era ya una práctica conocida a finales del XVIII. Pero el euskera pervivía por la presencia mayoritaria en la familia y la calle. Es el caso de Aoiz. En palabras del maestro agoiztarra Antonio Feliz de Ainzioa:

«La lengoa natiba que se usa en la villa es la vascongada (…) aunque muchos de los niños y niñas que asisten a la escuela, en fuerza de cursar el idioma castellano unos con otros, mediante la prohibición de hablar en vascuence, aprenden aquél, después de concluir de concurrir a la citada escuela vuelven a su nativa ydeoma, de forma que, así por ello como porque muchos dejan de asistir a ella, conceptúa que se examinan en Doctrina y se confiesan en vasquenz»

Pero esa situación no se sostuvo indefinidamente. En muchos lugares la universalización de la enseñanza en castellano supuso un antes y un después en la pervivencia del euskera. También lo fue años después en Roncal, por ejemplo.

Con el cambio de escenario que supuso la nueva actitud de la élite gobernante a partir del siglo XVIII y los cambios sociales del XIX, la influencia de la escolarización sobre el euskera aumentó drásticamente. Las Cortes Navarras de 1780-81 regularon la obligatoriedad de la asistencia escolar. Las de 1829 dieron más pasos. A pesar de las guerras, de la dificultad en el pago a maestros, de abundantes problemas de organización…el proceso era lógicamente imparable. Frecuentemente los maestros eran foráneos. Y en todo caso, la enseñanza del castellano conllevó en esta etapa fomento de dicha lengua y casi siempre prohibición del euskera, cuando no voluntad de erradicarla. El testimonio siguiente pertenece al Valle de Yerri, en la merindad de Estella (1799):

Escuelas de Garralda a principios del siglo XX

(Fuente: euskomedia.org)

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«La primera providencia que toman [los maestros] es la de prohibirles el

uso del bascuence para poderles ynstruir con mas facilidad en las primeras

letras, castigandolos de lo contrario en proporcion de la edad»

El proceso de castellanización que llevo aparejada la implantación de escuelas fue rápido en muchas zonas. En Egüés la primera escuela fue la de Badostain (h. 1805). Le siguió Burlada en 1809. En 1845 había 4 escuelas. En Badostain, según relata en 1821 el abad de Gorraiz, los feligreses no entendían la lengua castellana hasta se puso maestro: [el pueblo] es de naturaleza vascongada, y se hablaba más bascuenz que

castellano, hasta que se puso maestro de escuela, que hace como diez y

seis años, desde cuyo tiempo se a fomentado la lengua castellana y se

hablan ambas.

En Izagaondoa el primer contrato con maestro es de 1809 (Lizarraga). Para 1826 se documentan 4 escuelas. En 1845, según Madoz, eran 7. La escolarización y la pérdida del euskera parecen coincidir plenamente en el tiempo en todo el valle... lo cual permite poner en tela de juicio si realmente era ya ‘romanzado’ para 1760-70, como pretendían los comisarios a los que antes se ha hecho referencia.

3. Actitud del

clero Durante siglos estuvo fuertemente vinculado a la tierra, y necesitado además de conocer la lengua de sus feligreses. En concreto, desde finales del siglo XIV se consideraba necesario

Fuente: Navarra. Historia del Euskera

(J.M. Jimeno Jurío)

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hablar la lengua del país para poder acceder a una parroquia (Regla De

idiomate introducida por Gregorio XI). La reforma protestante, aunque perseguida a este lado de los Pirineos, trajo indirectamente consecuencias beneficiosas para el euskera: tras el concilio de Trento se urgió a los clérigos a cuidar la instrucción religiosa, y sobre todo a raíz del mandato del obispo Mateo de Burgos (1600) se tomaron medidas para exigir el uso del euskera en catequesis y ministerio allá donde fuera necesario. Fueron muy tenidas en cuenta sobre todo en los siglos XVII y XVIII. Durante este período los intentos de curas castellanos por acceder a vicarías vascongadas fueron denunciados con frecuencia, y generalmente con éxito.

Sin embargo, y nuevamente a partir del siglo XVIII una serie de factores desestabilizaron la situación:

A medida que el romance penetraba lentamente por el extremo sur de la zona de habla vasca eran cada vez más los sacerdotes navarros desconocedores del euskera que pudieron acceder a parroquias vascongadas, con la consiguiente merma e influencia sobre los sectores que apenas sabían castellano. La tradición de nombrar clérigos del propio lugar y de la misma habla se empezó a romper frecuentemente. La creación del Seminario de Pamplona (1777) es digna de tener en cuenta. Hasta entonces la instrucción de muchos curas navarros había sido privada. El Seminario provocó que euskaldunes y castellanos convivieran y lo hicieran en su única lengua común; y que los vascongados, en ocasiones, perdieran hasta cierto punto su lengua (o la facilidad para desenvolverse en la misma), de tal manera que al recaer en lugar vascongado para ejercer el curato -y más, si no era en su propio pueblo, sino en otro lugar vascoparlante pero de habla diferente- se mostraran reacios a emplear en su labor pastoral la lengua en la que no habían sido educados para realizarla. La profusión a partir del siglo XVIII de misiones populares (generalmente a cargo de misionistas foráneos, muchos castellanos) también contribuyó a introducir el romance. En la basilica de Santa Fe de Urraúl Alto (finales del XVIII) los días de romeria y gran asistencia de fieles ‘aunque la obligación es de

predicar en basquence por ser este valle bascongado’ se hacía en castellano ‘por concurrir forasteros de pueblos romanzados’ o ‘porque no siempre se halla orador vascongado’. Las exclaustraciones de 1809 y 1820 provocaron que religiosos castellanos expulsados de sus monasterios y conventos buscaran a veces acomodo en pueblos de habla vasca.

Las actitudes del clero fueron variadas de un pueblo a otro; incluso dentro del mismo. En el siglo XX es conocida la labor decisiva del sacerdote en pueblos de la Barranca-Burunda que han mantenido el

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euskera (Urdiain, Arbizu) en medio de otros donde se ha ido perdiendo. Antes, en el XIX, el valle de Egüés es nuevamente un buen ejemplo de las situaciones que se vivieron:

En Elcano, Joaquín Lizarraga ejerció el ministerio durante más de 60 años ininterrumpidos (1773-1835) y durante medio siglo escribió 187 biografías de santos, pláticas y muchos textos más en euskera para el pasto espiritual de sus feligreses. Es un testigo del euskera sin parangón en la zona; un gigante solitario por su producción escrita. Pero no, ni mucho menos, el único que se valió de su lengua materna. En Badostáin, a pocos kilómetros, Francisco de Miquéliz (1761-1802, Ibiricu) realizaba todas las funciones de la parroquia en euskera, pero le sustituyó Andrés Martín (1802-1821, Uztárroz) que pese a ser euskaldún predicó en castellano y enseñaba doctrina en euskera sólo a los monolingües.

A medida que los maestros se fueron ocupando de enseñar el catecismo se generalizó en un sector significativo del clero de la Navarra central el abandono de la catequesis en euskera. Hasta tal punto que hubo incluso curas vascoparlantes que se negaron a usar con los feligreses en modo alguno la lengua que conocían: Juan Antonio de Sagüés, de Ollo, coadjutor en Zizur Mayor (1804), que posiblemente tenía oxidado su euskera tras el paso por el seminario, si alguna vez ha esplicado la doctrina, ha sido

en romance, con poco o ningún fruto de los feligreses que

se hallan habituados al bascuenz. Juan Agustin de Huarte (nacido en 1775), que tras olvidar casi por completo el euskera por estar diez años en la adolescencia y juventud en Tudela volvió al norte, estuvo dos años de cura en Zulueta (Elorz, 1812), y consiguió a base de empeño que todos, incluidos los jóvenes, aprendiesen la doctrina en lengua castellana, aunque algunos ancianos ni sabían castellano.

4. Otros factores a tener en cuenta.

La salida del valle a diferentes negocios en zonas romanzadas, y el trato con gentes desconocedoras del euskera, de paso o afincadas, provocó a la larga que incluso en la montaña determinados sectores comenzaran a aprender castellano. Mucho más, evidentemente, en zonas de contacto. Se ha recordado siempre a los pastores roncaleses que bajaban a la Ribera con sus rebaños, aunque parece que hay algo de tópico en todo ello: en el siglo XVII muchos de ellos demoraban la confesión pascual hasta que volvían al valle porque todos o los mas no saben sino vascuençe. Sin duda esa situación también fue cambiando. En todo caso, La progresiva castellanización de los centros comarcales de referencia (y particularmente la de la capital) terminó arrastrando del todo a comarcas vascoparlantes que tendían a ellos. En el entorno de Izagaondoa, Lumbier perdió el euskera mucho antes que Aoiz, y ésta tal vez antes que Urroz. Monreal

Texto manuscrito de Joaquín Lizarraga, de Elcano (Fuente:

colección Bidegileak)

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tuvo mercado desde el s. XV, pero Urroz lo celebró semanalmente desde el siglo XIII hasta mediados del XX. Allí la gente de Izagaondoa coincidía con la de valles como Unciti y -lo que parece más relevante- Lizoáin, que mantuvo hasta algo más tarde la lengua vasca. Posiblemente el que los izagaondoarras se relacionaran con gente de Lizoáin en Urroz (y no tanto con gente del Romanzado o la Val de Aibar, por ejemplo) pudo resultar durante un tiempo un factor de conservación del euskera. La llegada a los valles de gentes castellanas provenientes de otros lugares (funcionarios, obreros…) fue más decisiva a partir del XIX. Antes había habido en muchos pueblos sirvientes castellanos en un medio por lo demás absolutamente euskaldún y tal cosa no fue un factor de pérdida de la lengua. Pero a partir de 1800 se atestiguan flujos mucho más difíciles de asimilar: el Ferrocarril del Norte vía Carrascal (según Leandro Olivier), la carretera del valle del Roncal desde Salvatierra de Esca...

5. Mitos y tópicos acerca del euskera en Navarra y algunas claves para reconsiderarlos.

a. La extensión: ‘se habló en toda Navarra’.

Posiblemente ha quedado ya claro con anterioridad que no hay evidencias. Tampoco se puede afirmar lo contrario con total seguridad. Es una incógnita qué se pudo hablar en lo que hoy es la Ribera de Navarra hace 1500 o 3000 años. Por el contrario, y aunque parezca una paradoja, es fácilmente demostrable que la lengua vasca se habló en la Rioja o el Alto Aragón en épocas incluso posteriores. Lo que sí conocemos son testimonios que sugieren que, tras la incorporación de la Ribera al Reino, durante los siglos XII-XIII, lugares como Peralta y Tudela consideraban aún a Navarra un país distinto al suyo, extraño a ellos. Cuando los de Tudela enviaron una delegación al rey Teobaldo en 1237, se refirieron a ella como los homes que fueron a

Navarra. Las gentes de la Ribera debieron de verse largo tiempo ciertamente diferentes de las tierras más septentrionales que las incorporaron. No es difícil suponer que la diversidad lingüística bien pudo influir en esa percepción. De todas formas sí se constata desde antiguo la presencia de vascongados en la Ribera y la necesidad de conocer la lengua en determinadas situaciones. El veterinario zamorano Pedro López, casado y residente en Tudela, pretendió en 1535 ascender a protoalbéitar o veterinario principal del reino. Sus opositores adujeron, entre otras cosas, que no entendía el lenguaje de la tierra en la que pretendía ejercer; y que cuando hablaba con vascongados necesitaba buscar intérprete que le declarara en romance lo que aquellos le decían. Un labrador tudelano confirmó el hecho: quando

algunos bascongados le ban a curar algunas bestias, tiene mucho trabajo

por no poder entenderles (…) suele buscar hun interprete para que le diga lo que quiere o ha menester, y por ello olgaria mucho de saber hablar el

bascuençe para dar recaudo a los que ban a su casa. Evidentemente,

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había flujo de euskaldunes en casa del albéitar tudelano; y a éste no le debían de faltar traductores en la ciudad cuando los necesitaba. No parece que resultara llamativo oír hablar en euskera en Tudela y su entorno durante la primera mitad del s XVI.

b. La lejanía en la distancia: ‘aquí no se habló nunca’. Es éste un argumento habitual, frecuentemente por mero desconocimiento, en lugares que hace apenas uno o dos siglos vivieron y se expresaron en lengua vasca. Ya ha quedado mencionado antes que la toponimia, con el apoyo de otro tipo de fuentes, demuestra la euskaldunidad histórica de al menos dos terceras partes del territorio navarro actual. Además, los testimonios escritos que confirman este hecho son casi interminables, y alcanzan épocas muy antiguas. El más antiguo de ellos (no el menos importante) es la estela funeraria de época romana encontrada en Lerga en 1960. Contiene un texto en cuya primera línea se lee el antropónimo VMMESAHAR (traducible hoy como niño viejo). Parece un testimonio nítido del euskera y tiene especial valor porque la mayor parte de inscripciones vascoides de este tipo se han encontrado al norte de los Pirineos.

El geógrafo e historiador árabe Al-Himyari (s. XV) recogió en su tiempo noticias de fuentes árabes mucho más antiguas. Por ejemplo, dejó testimonio de la incursión de Abd-al-Rahman III contra Pamplona en 924, después de que el rey navarro Sancho Garcés I emprendiera unos años antes una campaña por tierras de Nájera, Arnedo o Calahorra. Durante los acontecimientos de 924 el musulmán destruyó el castillo más antiguo del que se tiene noticia en Navarra: el de Leguín, en Izagaondoa. Al-Himyari describió Bambaluna (Pamplona), diciendo que sus habitantes son pobres,

no comen bastante y se dan al pillaje. La mayoría hablan al-bashkiya, lo

que les hace incomprensibles.

Detalle de la parte superior de la estela funeraria de Lerga

con la inscripción VMMESAHAR

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En Beriain (Galar) el 27 de enero de 1276, el deán de Tudela (es decir, el sacerdote que presidía el cabildo catedralicio) reunió a los vecinos ante la iglesia y mostroles por paraula en lengoa romana e en bascuentz una información sobre el número de clérigos y las rentas de la iglesia del lugar. Es el testimonio más antiguo en el que se nos muestra la necesidad de usar el euskera para transmitir alguna noticia de importancia a los habitantes de un lugar determinado; no es irrelevante que el lugar en cuestión se encuentre al sur de Pamplona, relativamente lejos de la zona actual de conservación de hablas vascas. Por otro lado, el primer eco de la aplicación de la Regla De idiomate en Navarra data de 1376 y procede de Salinas de Ibargoiti, también fuera de los límites actuales del euskera: el obispo Bernart de Folcaut puso como condición, al ceder el patronato de la iglesia al monasterio de Leire, que el rector supiera hablar ‘el vascuence que hablaban los hombres y mujeres de la villa’. A veces los testimonios son tan detallados que marcan de manera

aparentemente muy clara los límites históricos de la zona de habla vasca en Navarra: En 1571 el río Aragón no sólo dividía a Gallipienzo y Cáseda. Un casedano pretendió la vicaría vecina y el candidato local le reprochó que no estaba capacitado para ejercer en Gallipienzo por no saber euskera. Ello dio lugar a un proceso plagado de detalladas e interesantísimas noticias sobre la lengua de la zona: …la lengoa que entre la gente de Gallipieço se

platica y tracta es vascuenz, y que por ello y

hauer muchas gentes que no entienden sino

muy poco romançe, es cosa cierta que para

administrar los sacramentos y confessar a los tales, es neçesario que sea

bascongado el vicario…

…en Caseda, (…) no se trata ni habla vascuenz…

Un límite muy parecido se marca en 1605 entre Uscarrés (Salazar, vascongado) y Ustés (Navascués, romanzado). El límite perduraba doscientos años más tarde. Los de Ustés no sabían vasco pero algunos de Uscarrés chapurreaban o entendían castellano como para manejarse con sus vecinos.

El que existierann puntos limítrofes bastante claros no tiene por qué querer decir que las áreas vascongada y romanzada fueran dos compartimentos estancos o que no hubiera gentes conocedoras del euskera fuera de los supuestos límites de la lengua vasca. Al contrario, quizás había muchas zonas de fricción y contacto como la mencionada antes de Tudela. Algunas

Posible límite de la zona de habla vasca

en las cercanías de Sangüesa a finales del

s. XVI, con arreglo al proceso de 1571

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incluso sorprendentes. Fray Juan de Echaberri, un mercedario vascoparlante residente en Sangüesa, comentaba a inicios del s. XVII que solía confesar en su idioma a muchos vascongados de la villa, por no haber cura que lo hablase en ninguna de las tres parroquias de la ciudad. El franciscano fray Pedro de Pinedo añadía que ocurría lo mismo en Olite, Villafranca y la villa de Sos, que es en el reyno de Aragón. Parece que en zonas de contacto había como mínimo sectores vascongados, compuestos cuando menos por pastores y gente de paso. ¿Quizás algo más?

c. La lejanía en el tiempo: ‘de eso hace muchos siglos’.

También este argumento suele provenir de la falta de conocimiento, incluso en zonas que han perdido del todo la lengua hace apenas un par de generaciones. Para el entorno de Izaga basta con recordar una serie de ejemplos que muestran incuestionablemente lo contrario:

Guerguitiáin, 1805. El Pamplonés Tadeo Martínez, romanzado, pretendió la vicaría tras ocupar la de Besolla. No tuvo éxito: los vecinos eran todos

bascongados, de manera que no saben la doctrina christiana ni pueden

confesarse en otro idioma, y a lo sumo uno o dos adultos entienden el

castellano. Menos el de Izánoz todos los curas del valle eran euskaldunes. Al final obtuvo la vicaría un cura vascófono… de Indurain, en el mismo valle. Urbicáin, 1817. Los propios vecinos, que llevaban tres años sin cura desde que el anterior ocupó la vicaría de Turrillas, propusieron al virrey que nombrara a Miguel Jose Satóstegui, de Arakil, a quien le concurre la

apreciable circunstancia de entender el idioma bascongado, preciso y

necesario para muchas personas de este lugar. Parece entenderse que muchos no sabían otra lengua. Una vez más se tambalea la zonificación propuesta por los comisarios romanzados de los tribunales de justicia del Reino medio siglo atrás.

En el mapa trazado por el príncipe Luis Luciano Bonaparte en la década de 1860 todo Izagaondoa figura dentro de los límites del euskera hablado, si bien fuera de la zona de máxima intensidad, por lo que hay que entender que sólo una minoría lo hablaba. Parece que el príncipe fue muy escrupuloso a la hora de no incluir en el mapa a localidades donde ya ni se usaba la lengua, aunque una minoría de mayores aún la supiera. La localidad en máxima intensidad más cercana al valle era Beortegui, en Lizoáin. Desgraciadamente no se sabe la fecha en la que desaparecieron los últimos vascófonos que conocieron el habla de Izagaondoa. En todo caso, bien pudo suceder eso alrededor de 1900. Aún pervive entre algunas personas del valle, transmitida de alguna manera, la certeza de que la localidad de Lizarraga -al noroeste del municipio y lindante con Urroz y el valle de Aranguren- era ‘de las más vascas de Izagaondoa’-. Es razonable pensar que tanto Lizarraga como Idoate, por su ubicación, pudieron ser las últimas en mantener un hálito de euskera en los albores del siglo XX.

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Detalle del mapa del príncipe Bonaparte. Toda Izagaondoa aparece coloreada en zona de

baja intensidad. Monreal y Lumbier han perdido ya el euskera (h. 1865)

La desaparición total del euskera en el entorno cercano del valle es muy reciente: En Elía (Egüés) había ancianos vascófonos en 1935. Ese mismo año vivía aún Dominica Echarte, euskaldun, en Ozkoidi (Urraúl) a 8 km. en línea recta de Turrillas. En 1941 falleció Matías Ekisoain en Beortegi (Lizoáin), a apenas 5 km. de Mendinueta. Entendía bien euskera aunque lo hablaba poco. Los últimos euskaldunes de Elkoaz (Urraúl), fallecieron entre 1945 y 1950.

d. La falta de necesidad: ‘todos sabían castellano’

Por navarro en la Edad Media (muy posiblemente) y por vascongado en la Moderna (con total seguridad) entienden los documentos no aquel que sabe euskera, sino el que no sabe otra lengua. Los testimonios que muestran cómo una cantidad enorme de navarros han sido monolingües vascos hasta el siglo XX son casi inagotables. Valgan unos pocos como muestra: Siglo XVI. Arandigoyen, merindad de Estella (1581): los vecinos se quejan de que el abad ha nombrado coadjutor a un clérigo de Arellano que no

entiende a los feligreses por ser bascongados y no sauer romançe, ni el a

ellos, por no saber bascuençe.

Siglo XVII. Azanza, valle de Goñi, merindad de Estella (1691). Dos vecinos, Pedro de Baigorri (26 años) y Miguel de Larraya (76), oyeron conversar a los rectores de Azanza y Aizpún, pero no les entendieron por hablar éstos en castellano.

Siglo XVII. Bariáin, Valdorba, merindad de Olite (1776). Cuando el sangüesino romanzado Josseph de Urrizola pretendió hacerse con la parroquia del lugar para sumar sus rentas a las de Amunarrizqueta, donde ya servía, el cura barasoaindarra Miguel Francisco de Arizu, vascoparlante, puso objeciones: ignora la lengua vascongada y los feligreses de dicho

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lugar de Bariayn no comprenden otra que esta (…) por ello no es capaz de

servir la abadía de Bariayn.

Siglo XIX. Badostáin, Egüés, merindad de Sangüesa (1820). Adrián Roncal, nacido en Esquíroz de Galar hacia 1768 y residente en Badostáin desde hacía 25 años, reconoció que no entendía el castellano y que otros muchos del pueblo (parece que los de mayor edad) estaban igual que él.

e. La ruralidad: ‘en las ciudades no se hablaba’, ‘eso era en los pueblitos’.

A lo largo del siglo XVII es llamativa la cantidad y la claridad de los testimonios que desacreditan ese tópico en la misma Pamplona:

1604, 1613: se nombraron cuaresmeros vascongados por acuerdo municipal. La razón: ‘muchas personas que en la dicha Ciudad hay de

ordinario no saben ni entienden otra lengua’. Los sermones cuaresmales en euskera en San Cernin (h. 1615) tuvieron una concurrencia extraordinaria. Acudía el doble de gente que a los de castellano, ‘por ser la lengua nativa’. Pero el fiscal diocesano presentó querella criminal contra el licenciado Galar, que sermoneó en 1614, debido a que ‘dexada la vicaria, predica sin licencia’. Parece que ese hecho afectó decisivamente a la continuidad de aquellos sermones. Esteban de Subiza, procurador de las Audiencias Reales, es el autor material de esta frase inapelable de 1645: ‘En Pamplona ay mas personas

que ablan la lengua vascongada que la castellana’.

1648. Miguel Gómez, nacido hacia 1583 en Lerín, pueblo castellano, era alguacil y alcaide de la torre y cárcel de la villa y su condado. Manifestó que entendía en parte en euskera ‘por haberse criado mucho tiempo en la

Çiudad de Pamplona siendo niño’. Pamplona se nos aparece no ya como la población donde el euskera no se conoce o se puede olvidar, sino como entorno donde un castellanoparlante puede hacerse con él. Y no en la escuela, evidentemente.

Mediados del XVII: la mayor parte de los vecinos y parroquianos de San Cernin, San Nicolás, San Lorenzo…solamente se confesaban en vasco, ‘por cuanto no entienden ni ablan perfectamente la lengua castellana, ni

saben confesarse en ella’.

En diferentes ocasiones a lo largo del siglo XVII, se recurrieron elecciones de vicario por no saber euskera el elegido. Así el doctor Pérez, catedrático de Salamanca, en San Lorenzo (1609); o Miguel Ximénez de Leorín, de Morentín, en 1645 (San Cernin). Este último debía de saber euskera, pero no lo bastante. En 1666 escribía el mismísimo vicario general de la diócesis: ‘casi todas las personas que concurren a oyr las misas de la

San Cernin, Pamplona

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parroquial de san zernin son Bascongadas’. Esta razón bastó para dispensar de su cargo a un bacinero (recogedor de limosnas) burgalés. En Estella, en la parroquia de San Juan (1604) ‘ay mucha gente (...) que

solo sauen bascuence’; y en San Miguel hacía falta cura vascongado ‘por

auer muchas personas vascongadas que no entienden romance’. En 1607 se eligió un desconocedor del euskera para San Juan. Aquel hecho provocó una demanda del cabildo parroquial, alegando que la decisión se había tomado ’no mirando a la necesidad de la parrochia porque en ella de

tres partes la una es bascongada’, Fue un problema habitual en la Estella del XVII.

f. La baja extracción social: ‘sólo el pueblo llano lo sabía’.

Los nobles y las élites en general son el vértice de la pirámide social pero no viven fuera de ella. Debían relacionarse con el resto de la población, al menos con sus vasallos, con frecuencia puros vascongados. Por regla general estas élites conocían el castellano e incluso podrían valerse fundamentalmente de él, pero durante largos siglos parecen haber sido en gran medida cuando menos bilingües, salvo que fueran advenedizas.

Testimonios de uso del euskera por parte de diferentes nobles y ciudadanos acomodados.

Luis de Beaumont, tercer conde de Lerín, que había apoyado a los castellanos en la conquista de Navarra, pasó a caballo por Artajona en 1512. Un artajonés llamado Juan Lasterra se le acercó diciéndole en euskera ‘Que sea bienvenido su señoría si viene con licencia del Rey’. El noble le respondió, igualmente en euskera, que él también lo querría así. El testimonio lo dio años después un vecino llamado Andrés Ortiz. Isabel de Bidaurreta -hija de Juan de Vidaurreta, señor del palacio de Vidaurreta, y de Catalina de Polausón, dama de los reyes de Navarra-, se convirtió además en Señora de Sarríá por via de matrimonio con Francés de Sarriá. Analfabeta, no sabía romance: no pudo firmar los capítulos matrimoniales. En 1562 debieron pasarle una notificación en euskera por no entenderla en otra lengua.

En un rango inferior de nobleza se encontraría posiblemente el dueño del palacio de Leyún, en Lizoáin; en 1597 era Sancho de Agorreta. Sometido a interrogatorio demostró desconocer la lengua castellana, por cuanto respondyo despues que se le dio a entender en bascoençe. Unos años más tarde (1611) se documenta que también el palacio de Laboa, cercano al de Leyún, tenía dueños euskaldunes.

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Casa-palacio de Leyún hoy en día. Fuente: www.lebrelblanco.com

Los hijos de Pedro de Eguiarreta (inquisidor del Santo Oficio), Tomás y Martin de Eguiarreta, eran de Adiós, en Valdizarbe. Tomás fue alcaide de la cárcel del arzobispado de Zaragoza. Martín era visitador, capellán y limosnero del arzobispado. Ambos eran vascoparlantes. Martín discutió en euskera en 1646 con su cuñada Juana de Cía (hermana de escribano real y administradora del sueldo de los hermanos Eguiarreta en el arzobispado de Zaragoza) reprochándose mutuamente deberse dinero:

- Joana, badaquizu nola zorrnayzun Zaragozaco arzobispoaren

erraciotatic anis diru eta joan baño lenago Garessa eguinzadazu

claredade bat…

- Suc bay niri zor anis diru eta doblorac ere bay...

en la bulgar y castellana quiere decir: Juana, bien sabeis que me debeis del

tiempo que estubimos en Zaragoza muchas cantidades y así sera mexor

que me agais una claredad; y lo que ella le respondio fue decir: si por

cierto, de donde le habia de deber yo. El si a mi muchos dineros y los

doblones...

Francisco de Elío y Robles, pamplonés, tercer marqués de Besolla, prefirió confesarse en vasco con el abad de Ciriza (1789) aunque entendía y hablaba el idioma castellano.

Autoridades municipales y funcionarios.

Es especialmente interesante la correspondencia que se cruzaron en 1415 Martín de San Martín, comisario de finanzas del reino de Navarra, y Machín de Zalba, administrador de la Casa Real. El primero hizo al segundo una consulta de índole económica en romance, pero la finalizó en euskera,

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lengua de ámbito más familiar: et jaunatiçula egun hon [= y que el Señor te dé buen día]. El de Zalba respondió directamente en euskera a la consulta técnica hecha por su colega. Miguel Fernández de Garayalde (alcalde de Burunda) y Miguel de Arramendia (abad de Alsasua y comisario del Santo Oficio) se enzarzaron en una discusión en la que hubo insultos en euskera (1645).

Lugar aparte merece la correspondencia en euskera entre alcaldes a uno y otro lado de los Pirineos: se conservan 15 cartas escritas por Gabriel d’Etxart, magistrado del País Vasco Francés, y Miguel Ros, alcalde del valle de Roncal, que optaron explícitamente por el euskera, porque era ‘su único idioma común’ (1616-1619). Así lo hicieron igualmente el alcalde de Baztán con el de Sara (1773), y el Vera de Bidasoa con el de San Juan de Luz (1788). Un interesante testimonio de los diferentes ámbitos de uso del euskera y el castellano nos acerca a Izagaondoa, concretamente a Zuazu, en 1675. Andrés Ozcáriz (dueño de la casa Caballero) estaba sentado en el templo ocupando el asiento del escribano Juan de Berrio, ante varios testigos que iban entrando a misa. Cuando Berrio vio sentado a Ozcáriz le rogó que se levantara, a lo cual aquel se negó. Los testigos no entendieron las razones que uno y otro se dieron, porque hablaron entre sí en castellano. En vista de que Ozcáriz no se levantaba, en un determinado momento Berrio se dirigió a los presentes en euskera rogándoles fueran testigos de cómo Ozcáriz no le dejaba sentarse en aquel asiento.

Élite religiosa:

Baste recordar a Rodrigo Ximénez de Rada (1170-1247), eclesiástico de gran renombre, largos años arzobispo de Toledo y fundador de la catedral actual, que era natural de Gares/Puente la Reina. Se dice que en el Concilio de Letrán (1215) anunció la palabra de Dios, empezando y acabando en lengua latina, pero haciendo intervenciones en las lenguas

maternas, a saber, en la de los romanos, teutónicos, franceses, ingleses,

navarros, y en la de los españoles. Militares:

El célebre Francisco Espoz y Mina (1781-1836) era natural de Idocin, en Ibargoiti; era tío de Francisco Xavier Mina (nacido en Otano), que luchó en la Guerra de la Independencia de España y en la de México. Adoptó el apellido del sobrino. En 1835, antes de quemar el pueblo de Lekaroz, se sabe que Espoz y Mina habló en euskera con sus habitantes.

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De Marcelino Oraá (1788-1851) de Beriáin, militar isabelino de gran importancia en la primera carlistada, se sabe que arengaba a los suyos en euskera durante la contienda.

En resumen, sí parece que se puede hablar de un romanceamiento paulatino de las capas sociales más altas a lo largo de la Edad Moderna. Pero sin obviar que fueron largo tiempo bilingües.

6. El euskera en Izagaondoa y su entorno: testimonios de una historia.

Lo expuesto hasta ahora ha pretendido ilustrar sin resquicio alguno para la duda que hasta hace pocas generaciones la lengua en la que se expresaron los habitantes del valle y de toda la comarca fue fundamentalmente el euskera. Como complemento a todo lo dicho, se pueden mencionar abundantes testimonios del uso de la lengua vasca por parte de los vecinos de Izagaondoa y su entorno. Estos testimonios pueden clasificarse en dos grandes grupos: los indirectos (los que dan fe de que la lengua hablada era el euskera, aunque se produzcan en castellano) y los directos, es decir, aquellos en los que se asoman también las palabras en euskera que aquellos hombres y mujeres utilizaron:

a. Testimonios indirectos: los que demuestran que se hablaba euskera.

Provienen de fuentes variadas:

Mandatos de visitas episcopales en que se exige al cura del lugar que instruyera a los feligreses de pueblos monolingües vascos en su lengua: en Aoiz (1600, 1631), San Vicente (Urraúl Bajo, 1623), Escániz (Urraúl,1631), Artieda (1633), Lizarraga (Izagaondoa, 1762), Lizoáin y Mendioroz (1631), Janáriz y Yelz (Lizoáin, 1762)... Anotaciones de sacerdotes en libros parroquiales indicando haber transmitido o cumplido los mandatos de la visita episcopal. Así en Galdúroz (Arriasgoiti, 1585), Escániz (Urraúl Alto), Aoiz, Ozcáriz (Lizoáin, 1630), Torres de Elorz (1635: ‘en vascuence que es nuestra común lengua’), Abínzano e Izco (Ibargoiti), Racas (Almiradío), Zalba (Arriasgoiti, 1657) Idoate (Izagaondoa, 1663), Monreal (1705, 1752, 1757, 1762, 1772; ‘en su

lengua vulgar’), Redin (Lizoáin, 1720), Urricelqui (Arriasgoiti, 1772), Leyún y Lizoáin (1798)… También se usan comentarios como ’en vascuence ques su propia lengua’, ‘en el lenguaje de la tierra’, ‘en el idioma y lengua natural que se estila en el lugar’.

Parte de un bando redactado en castellano y euskera por orden del Conde de

Reille para los habitantes de Pamplona (1811). Del sentido práctico que se le

supone a un comandante en plaza extranjero se deduce el valor que tiene el que

el bando fuera bilingüe y no se escribiera simplemente en castellano.

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Pleitos originados por la elección de vicario para una parroquia, cuando una de las partes argumenta que el desconocimiento del euskera por parte de la otra la incapacita para ejercer el ministerio:

Lumbier, 1627 y 1661. El primero de los dos provoca una impagable descripción lingüística de la villa hasta por barrios: de

las cien casas del barrio de la Abadía, no habrá cuatro donde

hablen castellano… en el Barrio Verde son puros vascongados…

los que exigen cura euskaldún argumentan que en Lumbier, de 4, 3 no saben romance. Hasta los favorables al romanzado reconocen en 1661 que un tercio de la población no entiende castellano.

1697, Aoiz. Andrés de Muruzabal, casedano, opta a la parroquia de Aoiz y sus adversarios en la pugna argumentan que no sabe euskera. Él arguye que sí, porque tuvo ocasión de aprenderlo…en Lumbier.

Se dieron situaciones parecidas en Urraúl (Artanga, 1629 y Aristu, 1762). En este último lugar un clérigo de Aibar debió renunciar para ser sustituido por un hijo del valle, de Aizcurgui. En Guíndano y Cerréncano (1785) Adán de Arbizu, romanzado de Ustés, aspiraba a ambas parroquias. Debió aprender euskera y ser examinado para lograrlo. También en Unciti (1787): tras un pleito económico entre los vecinos y el cura Martín de Oroz (natural de Esteríbar) designado por ellos, Oroz abandonó el cargo. Los vecinos eligieron abad en primera instancia a un clérigo de Rocaforte pero se vio obligado a renunciar por no saber euskera. Luego nombraron a otro de Labiano (Aranguren).

En Izagaondoa los casos más tardíos de Guerguitiáin (1805) y Urbicáin (1817) se han comentado ya.

Hay informaciones de otro tipo contenidas en estos pleitos que son igualmente válidas a la hora de ilustrar el carácter vasco de una parroquia: en 1790, en Aoiz, el beneficiado Francisco de Arano declaró que cuatro niños de unos diez años llegados a la villa ‘los

quatro naturales de Sangüesa, en los dos años que hace se

mantienen en esta Villa, han aprendido con toda perfección el

ydeoma bascongado, sin otro medio ni escuela que el trato regular

con sus contemporanos’. Informaciones provenientes de tribunales eclesiásticos o del Reino:

Referencias directas en los Libros de Repartimientos en que se clasifica a los pueblos según el nivel lingüístico que debe acreditar quien haya de predicar en ellos. Entre 1744 y 1765 se consideraron vascongados Urroz, Aoiz, Lónguida y los Urraules.

Ya en el siglo XIX los tribunales designaron comisarios receptores euskaldunes en Otano (Elorz, 1801) o Zabalegui (mismo valle, 1808), por considerar los asuntos negocio de pueblo bascongado.

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Es un hecho muy significativo al ser posterior a la ofensiva antes mencionada del siglo anterior mediante la cual los propios comisarios romanzados defendieron la castellanidad de gran parte de la Navarra Media. Se documentan también abundantes casos de comisarios que leyeron notificaciones a vecinos en castellano y debieron explicarlas después en euskera: por ejemplo en Artieda (1561).

Informaciones recogidas en protocolos notariales: sólo de la zona de Izagaondoa y alrededores el investigador Xabier Ituláin ha recogido una treintena larga, datadas entre 1550 y 1850. Algún testimonio (como el de Zuazu) se ha comentado ya. Para Izagaondoa hay además noticias sobre Ardanaz, Idoate, Induráin, Lizarraga y Reta. Baste por ahora el ejemplo de Ardanaz: en 1575 hubo que leer a Leon Paticho una declaración suya anterior dandole a entender en su lenguaje en bascuençe. Ituláin ha recogido también testimonios del valle de Arce, Lizoáin-Arriasgoiti, Unciti, Urraúl Alto y Bajo, Monreal, Lónguida y Urroz; e incluso de Napal, en el Romanzado: a Joanes Tabar, de 85 años en 1643, vecino de Tabar pero natural de Napal, hubo que explicarle su declaración en euskera. A pesar de que el Romanzado debió de ser desde muy antiguo zona de penetración del romance, en el occidente del valle (Napal, Murillo Berroya) el euskera no parece haber sido ajeno durante la Edad Moderna.

Estos procesos transmiten en ocasiones datos muy interesantes. Por ejemplo, que en Monreal (1656) pretendían que para ejercer la alcaldía fuera necesario saber castellano o al menos firmar. Debió de ser la razón por la que no querían que un tal Martín de Iriarte accediera al cargo: no sabe ler ni escribir y es meramente

vascongado que ni entiende ni sabe hablar la lengua castellana.

Iriarte contraatacó sosteniendo que en la villa de Monreal y su

jurisdicción se habla Bascuenz de hordinario y es la lengua

precisamente necessaria, y no la otra. Cuadernos o diarios particulares. El del hidalgo tafallés Sebastián de Calatayud proporciona una curiosa anécdota de 1635: en la Venta de Oriz (Elorz), antiguamente llamada Bentazuri, una moza de la venta debió de hablar en euskera con el mozo con el que se iba a casar y acordaron pasar la noche juntos. Había cerca un fraile mercedario que escuchó la conversación, se las arregló para suplantar en la cama al mozo, y después huyó. Al saber lo ocurrido, el mozo se negó a desposarla. El suceso desembocó en un juicio y el mozo, por sentencia, se vio obligado a tomarla por esposa. La comunicación oral basada en el recuerdo también ha llegado a proporcionar en el siglo XX algunos datos de la zona. Además de los datos recogidos acerca de los últimos euskaldunes de Urraúl Alto o Lizoáin, el que fuera archivero de Pamplona, Leandro Olivier (nacido h. 1860) conocía muchas noticias sobre el uso del euskera en su entorno (chanzas que mezclaban castellano y euskera en Puente la Reina; uso de la lengua en la parte vieja de Pamplona donde en todos los comercios hacía falta hacia al menos un vascoparlante para atender a los clientes hacia 1870; o el

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recuerdo de Lázaro Ilundáin, sacerdote nacido en Noáin (1810-1890) que conservó el euskera y misionaba en Egüés, por aquel entonces euskaldún cerrado). Olivier transmitió todos estos conocimientos allá por la primera mitad del siglo XX al investigador Aingeru Irigaray.

b. Testimonios directos: los que muestran el euskera en que se hablaba. Suelen ser básicamente insultos o frases cortas que por alguna razón pareció importante consignar explícitamente en los protocolos notariales de la época. También ha llegado alguna promesa matrimonial o fragmentos de una copla. Por desgracia, al este de Egüés y al sur de Aezkoa, Salazar y Roncal ni un solo texto de alguna extensión que nos permita conocer mejor el euskera de la comarca ha visto hasta hoy la luz. Tal vez haya aún tesoros culturales por desenterrar en cualquier rincón olvidado de la comarca de Izaga a la espera de que alguien los descubra o se percate de su importancia.

Idocin, 1540. Palabras proferidas por un tal Miguel Pascoal en una

discusión: bellaco çarra. En 1558 un tal Don Martín insulta en términos parecidos a María de Cilieta: bellaqua çarra.

Aoiz, 1551. Promesa matrimonial. Hasta el Concilio de Trento fue práctica habitual y tolerada por las autoridades religiosas que el matrimonio pudiera celebrarse también sin presencia de sacerdote alguno, ante dos o más testigos. Posteriormente esta costumbre se persiguió y erradicó. El incumplimiento de estas promesas (que incorporaban su propia fórmula) dio lugar a procesos en que se recogieron literalmente las palabras que los contrayentes usaban para darse la fe. En Aoiz Martín García Pérez demandó a María de Viscarret por no reconocer el

consentimiento que previamente ella misma le había dado. María alegó que el compromiso que dio no era vinculante porque usó una fórmula condicionada que no ratificó más tarde. Martín García Pérez: nic fedea p(ro)metaçen derauçut ez verçe emazterico

(sic) egujteco, eta emaztençat arçen çaytut. [yo te doy mi fe para no tomar

otra esposa y te tomo a ti por esposa] María de Viscarret: nic fedea p(ro)metaçen derancut (sic) ez verçe senarric

agujteco (sic) eta senarçat arçen çaytut, Martin de egujlleorrec naybadu. [yo

te doy mi fe para no tomar otro marido y te tomo a ti por esposo si Martín

de Eguilleor quiere]. Posteriormente se casó con este Eguilleor. El testimomio es más largo e incluye varias versiones. Lérruz, 1554. En un proceso de aquel año puede leerse ‘ayta’ y ‘ama’. Lumbier, 1575. Se produjo una situación de tensión entre el alguacil y una serie de vecinos amotinados. Un tal Juan Calbo, desoyendo los intentos del alguacil por hacerles entrar en razón, dijo ‘odolquy, odolquy bearda, que

quiere decir, sangre, sangre es menester’.

Reta (Fuente: www.lebrelblanco.com)

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Reta, 1575. Pleito motivado por una viña que los lugareños reconocían ser propiedad del abad nombrándola apezteguico ardançea [viña de la casa

abacial]. En ocasiones el abad encomendaba a algunos peones que podaran y layaran la viña diciendo que ‘aren borz orrea [seguramente por bortzortza, un rastrillo o arado de cinco púas] biar jayncoaren ardançera

adarnara e layara y otras vezes ene Apeztegui ardançera que en romançe

quieren dezir mañana a la viña de dios a podar e layar y otras vezes a la

viña de mi abbadia’. Urroz, 1582. Conversación que acabó en riña entre Sancho de Ezpoz y Harnaut de Billanueba en los alrededores del puente. Ezpoz le espetó a Billanueba: guycona charduc bufeta bat emanagatic quexasen denha y que

quiere decir, ruyn es el hombre que por un bofetón que le dan se quexa.

Aoiz, 1584. …que a los dueños de las herrerías que hacen hierro, en romançe los llaman herrones y en bascuençe ola jauna, que quiere dezir

señor de herrería, pero al que es herrero en bascuençe le llaman aroça.

Imarcoain, 1600. Era costumbre dar cencerradas a los viudos que se casaban por segunda vez con alguna joven. Cuando un tal Espoz contrajo segundas nupcias con una nodriza se cantaron coplas que provocaron una demanda:

landan heder olaçe,

begui duenac areçe,

liçençiaric paguindu coplaçera guendozque

ezpoz çaraçu

bay acheguin baduçu

çeure andre galanta ori ongui besarque çaçu

Las primeras tres líneas solicitan permiso para cantar siguiendo la estructura tradicional de las coplas en euskera; las tres siguientes se dirigen directamente al viudo: tú eres Espoz / si te place / abraza bien a esa

hermosa mujer tuya.

Idoate, 1601. En un testamento se refleja una denominación para cierto tipo de ropa: Yten dexa cada sendas ropas para las dos hijas, a la maior, la

ropa leonada y para la menor en días, la que se dice arguia. Torres de Elorz, 1613: …estando el vicario y otros vecinos del dicho lugar en el cimiterio (…) se llego a ellos el dicho acusado y tratando de çiertos

prendimientos, bio y oyo, que el dicho quexante dixo en bascuençe, nortio,

que quiere decir en castellano, quien lo dize… Lumbier, 1624. En una peregrinación a Leire para pedir lluvia se armó una trifulca entre peregrinos y frailes. Un ermitaño que iba con los de Lumbier le arrancó de las manos la cruz procesional al que la llevaba mientras decía: Indac onat maquil ori, nic adituco diat fraide hoc, que quiere decir en lengua

castellana, dame acá ese palo que yo entenderé a estos frayles. Después la emprendió a golpes con un religioso de avanzada edad.

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Monreal, 1629. El vicario mezcló de manera irreverente latín y euskera al rezar el responso sobre la sepultura de una dama principal:

Ne recorderis… indan ene olloa [dame mi gallina]

Artajo, 1694. El vicario Bernardo de Reta jugaba a cartas en casa Ansorena y solicitó vino a uno de los allí presentes. Éste tardó y el cura, enfadado, lo humilló ante todos: joanic baituc, eta hizanen tuc [ya los tienes –los cuernos- y los tendrás]. El insultado fue directamente a casa y casi mató a golpes a su mujer. Ha sido destacada la riqueza del euskera que se refleja en estos testimonios, propios de un pueblo que la tenía por única lengua y la dominaba mucho mejor que el común de los euskaldunes actuales, sin duda.

Iriso, 1781. El regidor Lorenzo de Egüés reprendió a Thomasa de Zuazu, que estaba jugando en la calle junto a otros muchachos, tratándola de

puerquilla y enredadora: puerca sarra.

7. Escritores y textos antiguos en euskera navarro.

Bajonavarros: Bernard Etxepare, primer autor en lengua vasca (1545). Altonavarros: Pedro de Aguerre, Axular (Urdax), Juan de Beriáin (Uterga), Sancho de Elso (Odieta), Martin Jose Marcotegui, Juan Martín Ibero (Goñi), José Antonio Miquelestorena (Lesaka), Francisco Martínez Elizalde (Guesálaz), Joaquín Lizarraga (Egüés), Francisco & Francisco. Antonio Martínez de Morentín (Guesálaz), Juan Vicente Díaz (Amescoa Baja), Esteban de Adoáin (Urraúl Alto)...

Tampoco hay que olvidar los concursos literarios: certámenes de poesía religiosa (1609-1610) organizados en Pamplona para celebrar el Corpus. Se podían presentar textos en castellano, latin y euskera. El argumento: ‘no

es razón que la lengua matriz del reino quede desfavorecida’.

8. Algunas muestras de léxico vasco recogidas en Lumbier:

ABARCA. Tipo de calzado. AMARRECO. Conjunto de cinco tantos en el mus ARTOLAS. Tablas colocadas en las caballerías para transportar materiales. ASCA. Abrevadero AUZALAN, ARTALAN, AZALAN, AUZOLAN. Trabajo vecinal. BIARRA. Necesidad. BIZCARRA. Parte alta del tejado. BORDA. Cabaña aislada. CIQUIÑOSO. Sucio; molesto, enredador, pesado, impertinente. CIRIQUIAR. Enredar, fastidiar, importunar. COLCO. Interior, tripa. ‘Todo para el colco’ CHABOLA. CHAPELA CHANDRÍO, Jugarreta, estropicio.

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CHIQUI CHOCHOLO LAYAR. Laborear la tierra. MANDARRA. Delantal. MATACHERRI. Matanza de cuto. MUGA ORDAGO. En el mus, cuando se pone en juego toda la partida. ONDARRA. Restos, sobras de comida. ORDE.Trabajar a ordea. A cambio. POCHOLO PIPERRADA. Fritada de pimientos. PURRUSALDA. Plato cocinado consistente en puerros y patatas. SAGUNDILA. Lagartija. SARDE. Horquilla de hierro. TURUTA ZABORRA. Suciedad, porquería, residuo, desecho. ZACUTO. Bolso o saco pequeño. ZAMARRA. ZARTACO. Bofetada, sopapo, torta.

9. Conclusión.

Tres ideas para terminar esta exposición:

Las lenguas son como el dinero: se adquieren y se mantienen con esfuerzo; cuantas más tenemos, más ricos somos; hay que usarlas para compartir y enriquecer, no para separar y empobrecer.

Buscar el enfrentamiento entre lenguas o defender una despreciando a las demás es un gran error.

Del mismo modo que el castellano da forma a lo que somos hoy en el valle, el euskera es el que nos ha traído hasta aquí. Los dos son nuestros y no hay por qué renegar de ninguno.

10. Para saber más.

Apat-Echebarne, A. [Aingeru Irigarai]: Una geografía diacrónica del euskera en

Navarra. Ediciones y Libros, Pamplona, 1974.

Belasko, Mikel: ‘Una visión de la Ribera de Navarra a través de su toponimia’, en Jimeno, Roldan & López-Mugartza, Juan Karlos (ed.): Vascuence y Romance. Ebro-

Garona, un espacio de comunicación (pp. 55-78). Gobierno de Navarra, Pamplona, 2004.

Jimeno Jurío, Jose María: Navarra. Historia del euskera. Txalaparta, Tafalla, 1998.

Jimeno Jurío, Jose María: Navarra. Historia del euskera (3 volúmenes). Pamiela, Pamplona, 2006-2008.

Maiora, Fernando. Euskera en la Valdorba (I). Pueyo-Irigoien. Villatuerta, 2007.

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Maiora, Fernando. Euskera en la Valdorba (II). Barasoain. Villatuerta, 2008.

Maiora, Fernando. Reino de Navarra. Euskera. Injurias, coplas, frases. Villatuerta, 2011.

Salaberri, Patxi: ‘Sobre la frontera lingüística vasco-romance en la zona de Ujué’, en Jimeno, Roldan & López-Mugartza, Juan Karlos (ed.): Vascuence y Romance. Ebro-

Garona, un espacio de comunicación (pp. 95-104). Gobierno de Navarra, Pamplona, 2004.

El euskera en Valdizarbe. Testimonios escritos y orales. Ayuntamiento de Puente La Reina, 1993.

EN INTERNET:

http://www.bidankoze.net/ (Sobre el euskera roncalés)

http://euskeraenvaldizarbe.blogspot.com.es/ (Sobre el euskera en Valdizarbe)

http://larraona-navarra.blogspot.com.es/2009/01/12-larraona-el-euskera-en-las-

amscoas.html (Sobre el euskera en el Valle de Amescoa)

http://www.euskaltzaindia.org/dok/euskera/56083.pdf (Toponimia y léxicos vascos de

Lumbier)