Arqueobotanica y Teoria -Archila Et Al.

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  • ARQUEOBOTNICA Y TEORA ARQUEOLGICADISCUSIONES DESDE SURAMRICA

    SONIA ARCHILA , MARCO GIOVANNETTI Y VERNICA LEMA

    COMpILADORES

    pRESENTACIN DE:Alejandro Haber

    AUTORESSonia Archila

    Mara del Pilar BabotEnrique Bellido

    Gabriela BertoneAyln Capparelli

    Marco GiovannettiAlicia Hernndez

    Alejandra KorstanjeHumberto Lagiglia

    Vernica LemaMara Bernarda Marconetto

    Virginia McRostieLi Jing Na

    Nuri OliszewskiMara Teresa Planella

    Mara Lelia PochettinoMara Fernanda Rodrguez

    UNIVERSIDAD DE LOS ANDESFACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES - CESO

    DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGA

  • Primera edicin: junio de 2008

    Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Antropologa, Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales - CESOCarrera 1 N 18-10 Edificio Franco P. 3Telfono: 3 394949 - 3 394999 Ext. 3330 - Directo 3 324519Bogot D.C., Colombiahttp://faciso.uniandes.edu.co/[email protected]

    Ediciones UniandesCarrera 1 N 19-27 Edificio AU 6Telfono: 3 394949 - 3 394999 Ext. 2133 - Fax: Ext: 2158Bogot D.C., Colombiahttp://[email protected]

    ISBN: 978-958-695-336-8

    Diseo, diagramacin e impresin: Legis S.A.Av. Calle 26 N 82-70Bogot, ColombiaConmutador.: 4 255255

    Impreso en Colombia - Printed in Colombia

    Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o trasmitida por un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electro-ptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

    Arqueobotnica y teora arqueolgica: discusiones desde Suramrica / Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema, compiladores; presentacin de Alejandro Haber; autores, Sonia Archila [et al.]. Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Antropologa, CESO, Ediciones Uniandes, 2008.

    282 p.; 17 x 24 cm.

    Otros autores: Mara del Pilar Babot, Enrique Bellido, Gabriela Bertone, Ayln Capparelli, Marco Giovannetti, Alicia Hernndez, Alejandra Korstanje, Humberto Lagiglia, Vernica Lema, Mara Bernarda Marconetto, Virginia McRostie, Li Jing Na, Nuri Oliszewski, Mara teresa Planella, Mara Lelia Pochettino, Mara Fernanda Rodrguez.

    ISBN 978-958-695-336-8

    1. Restos de plantas (Arqueologa) Amrica del Sur 2. Paleobotnica Amrica del Sur 3. Arqueologa Amrica del Sur I. Archila Montaez, Sonia II. Giovannetti, Marco III. Lema, Vernica IV. Universidad de los Andes (Colombia). Facultad de Ciencias Sociales. Departamento de Antropologa V. Universidad de los Andes (Colombia). CESO

    CDD 561.098 SBUA

  • NDICE

    pRESENTACIN ...................................................................................................... 1Alejandro Haber

    INTRODUCCIN ...................................................................................................... 5Marco Giovannetti, Vernica Lema y Sonia Archila

    ARqUEObOTNICA Y pALEOETNObOTNICA. DISTINTOS ENfOqUES O UN pRObLEMA TERMINOLGICO? DISCUSIONES EN TORNO A pRAxIS,

    ObjETIVOS Y RELACIONES CON OTRAS DISCIpLINAS

    La Arqueobotnica en Sudamrica. Hacia un equilibrio de enfoques? Discu- sin en torno a las categoras clasificatorias y la prctica arqueobotnica y paleoetnobotnica. ............................................................................................. 17

    Marco Giovannetti, Aylen Capparelli, y Mara Lelia Pochettino

    Ser o no ser: de arquelogos/as y arqueobotnicas /os. ................................. 35Alejandra Korstanje

    Analizando el registro arqueolgico: Arqueobotnica vs. Paleoetnobotnica. .... 51Mara Fernanda Rodrguez

    MODELOS TERICOS EN SURAMRICA: ENfOqUES CRTICOS DESDE LA ARqUEObOTNICA REGIONAL

    Modelos tericos y arqueobotnica en el noroeste de Suramrica. ............... 65Sonia Archila

    De qu hablamos cuando hablamos de domesticacin vegetal en el NOA? Revisin de antiguas propuestas bajo nuevas perspectivas tericas .................... 97

    Vernica Lema

    La arqueobotnica peruana: del objeto de estudio al objeto de conocimiento 127Gabriela Bertone, Enrique Bellido y Li Jing Na

  • ARqUEObOTNICA: LO TCNICO, LO METODOLGICO, LO TERICO

    Linnaeus en el Ambato. El uso de la clasificacin taxonmica en Arqueobotnica ..................................................................................... 143

    Mara Bernarda Marconetto

    Aportes para una metodologa terica de la arqueobotnica ......................... 167Humberto Lagiglia y Alicia Hernndez

    Metodologa para la identificacin subespecifica de maces arqueolgicos. Un caso de aplicacin en el noroeste de Argentina ....................................... 181

    Nurit Oliszewski

    Reflexiones sobre el abordaje de la molienda vegetal desde una experiencia de integracin disciplinaria ................................................................................ 203

    Mara del Pilar Babot

    Manejo de la informacin arqueobotnica y desafos tericos: una mirada propositiva desde el sitio Paleoindio Santa Julia, Los Vilos (31 295), Chile .............................................................................................................. 231

    Mara Teresa Planella y Virginia McRostie

    CONOCIMIENTO bOTNICO TRADICIONAL: ALIENAbLE O INALIENAbLE?

    Aprendices de shaman o piratas de la naturaleza? Apropiacin del conocimiento botnico tradicional y tica etnobotnica ............................... 253

    Mara Lelia Pochettino, Vernica Lema y Ayln Capparelli

  • COMIT CIENTfICO EVALUADOR:

    Dra. Ayln CapparelliCONICET- Museo de Cs. Nat., FCNyM/UNLP Dra. Mara Lelia PochettinoCONICET- LEBA, FCNyM/UNLPDra. Cecilia Prez de MicouCONICET-INAPL/UBADr. Alexandre ChevalierInstitut Royal des Sciences Naturelles de Belgique1, square de Boondael1050 Bruxelles / [email protected] Rojas MoraCandidato a Doctorado en Antropologa Especialidad ArqueologaInstituto de Investigaciones AntropolgicasUNAMDr. Adolfo GilCONICET-Museo de Historia Natural de San RafaelDr. Gustavo NemeCONICET-Museo de Historia Natural de San RafaelLic. Fernando MontejoCandidato a Doctorado en GeografaInstituto de GeografaUNAMDra. Raquel PiquGrupo de Arqueologia Social Americana-Unidad Asociada al CSICDepartament de Universita di Gnova. Italia.Especialista en Biotica. UNMdP. Prehistria, Universitat Autnoma de BarcelonaMara de La Paz BossioAbogada. Dottore di Ricerca in Biotica Universita di Gnova. Italia.Especialista en Biotica. UNMdP. Ctedra de Biotica. Prof. Adj. Int. . Fac. de Ciencias Agrarias. Universidad Nacional de Jujuy. Ministerio de Salud de Jujuy. Directora General de Docencia e InvestigacinLic. Marco GiovannettiCONICET- Museo de Cs. Nat., FCNyM/UNLP Lic. Vernica LemaCONICET- Museo de Cs. Nat., FCNyM/UNLP

  • PresentacinCul podr ser el aporte a la discusin terica en arqueologa de una sesin recortada de acuerdo a un criterio emprico? Esa es la pregunta que me asalt al ser consultado, hacia fines de 2006, acerca de la posibilidad de realizar una mesa de discusin sobre arqueobotnica en el contexto de la Cuarta Reunin Internacional sobre Teora Arqueolgica en Amrica del Sur. Claro que mi rol de organizador me impulsaba a mantener una poltica inclusiva que, como resultado, ofreciera una reunin abarcadora de maneras distintas -y muchas veces contradictorias- de comprender y practicar la arqueologa. Acostumbrado a que en nuestros congresos de la especialidad las discusiones acadmicas se organicen sobre la base de (des)problematizaciones de la misma, generalmente demarcando reas geogrficas o mbitos de organizacin de la materia (como si la materia y/o la geografa no fuesen problemticas), debo confesar que las sesiones planteadas como discusiones tericas eran bienvenidas con ms esperanza. Mas tampoco debo ocultar que en el planteo de esta Mesa de Discusin los coordinadores (y otros participantes, pues hubo unos ms mientras la sesin iba tomando forma) proponan algunas invitaciones a la reflexin que, si tomadas en serio, impediran la reclusin en el empirismo. Esas invitaciones son las que permanecen abiertas en este volumen, haciendo de este una instantnea de un movimiento antes que el retrato de un estado de reposo. Son esas invitaciones, al fin y al cabo, las que hilvanan este conjunto de textos con aqul torbellino en el que veo a la teora arqueolgica en Suramrica y a la particular forma que tom en la reunin de Catamarca de julio de 2007.

    Hay algunos textos que muestran una vocacin por observar el campo desde cierta externalidad, y se aprovisionan para tal fin con las herramientas conceptuales que Pierre Bourdieu enhebrara alrededor de su concepto de campo

    La IV Reunin Internacional de Teora Arqueolgica en Amrica del Sur e Inter-Congreso de Teora Arqueolgica del Congreso Arqueolgico Mundial, se celebr del 3 al 7 de julio de 2007 en San Fernando del Valle de Catamarca. Fue organizado por el Doctorado en Ciencias Humanas de la Facultad de Humanidades y la Escuela de Arqueologa de la Universidad Nacional de Catamarca. Cont con apoyo financiero del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas, la Agencia Nacional de Promocin de la Ciencia y la Tcnica y la Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research.

  • 2 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    intelectual o campo acadmico, extendiendo algunas metforas desde la economa y la fsica que queran dar cuenta de los fenmenos sociales. En la lnea propuesta por el socilogo francs, no debera ser ese movimiento una intencin objetivista sino todo lo contrario: un serio intento por destilar un antdoto al objetivismo. Su perspectiva sociolgica de la sociologa permita ver cunto del sujeto haba sido puesto ya en el objeto de tal manera que en este se apareciese como autnomo. Sera notable el fracaso del pensamiento si llevara la teora de los campos intelectuales a una instancia consensualista que, lejos ya de una intencin crtica, fuese justificadora de los mismos. Es en ese sentido que me parece que, siempre que lo que en este volumen aparece como una autorreflexin del campo devenga en un desarrollo crtico acerca de las condiciones sociales de su produccin, ser apreciable y apreciado el aporte de esta obra. Y es en este mismo volumen en donde se sugieren algunas posibles vas en esa direccin.

    Se enuncia aqu el reconocimiento del amplio espacio de tensiones y conflictos que se abre al incorporar al discurso acadmico lo que es tradicionalmente materia de los conocimientos y patrimonios locales. Tras el reconocimiento, es natural que se incorporen discusiones ticas sobre los procederes aceptables segn estndares acordados. Ms es preciso asimismo sealar que la propia reflexin sobre la eticidad, basada como est en condiciones sociolgicas, acerca una invitacin a comprender la relacin de conocimiento en su larga historia de intervenciones en los conocimientos locales, que tanto configura a estos como a la ciencia que los interviene. Los nuevos contextos de mercantilizacin de los que el saber puede ser objeto (inadvertidamente o no) constituyen mecanismos de instrumentalizacin del conocimiento que slo pueden ser contrarrestados mediante la profundizacin del dilogo con los sujetos de los patrimonios tradicionales en cuanto tales, es decir, como dueos del patrimonio antes que como circunstanciales informantes o moradores.

    Finalmente, y en sintona con el desafo que comportan las Reuniones Internacionales de Teora Arqueolgica en Amrica del Sur, en este volumen aparece expresada la voluntad de conformacin de una comunidad continental de interlocucin, ms que su realizacin acabada. Aunque es cierto que la realidad de una comunidad slo viene acompaando a la prctica, tratndose de un esfuerzo reflexivo cabra preguntarse por los sentidos sudamericanos de la investigacin arqueobotnica, antes que dar por sentado que la mera yuxtaposicin de experiencias acotadas a las academias nacionales dar como resultado la conformacin de un colectivo ms amplio. Es este un desafo para el conjunto de la teora arqueolgica suramericana. Nuevamente, este volumen, interrogando con vocacin terica un campo tradicionalmente emprico, seala algunos caminos por andar.

  • Presentacin 3

    El grado en el cual las investigaciones arqueobotnicas que aqu se presentan permiten espiar prcticas cotidianas, pequeas y locales, no slo es muestra suficiente de su potencial emprico, tambin debe sugerir consecuencias tericas y, sobre todo, cun comprometido est este mbito de la investigacin con las historias locales. Aqu podemos ver los lugares de las plantas en la conformacin de los sentidos del lugar, pasados, presentes y futuros. Tal vez sea esta la oportunidad para revelar mi admiracin por este grupo de gente que de lo ms evanescente e nfimo es capaz de colegir fundamentos tales como el calor de la cocina, el humo de las plegarias y el aroma de las comidas.

    Alejandro HaberFacultad de Humanidades

    Escuela de ArqueologaUniversidad Nacional de Catamarca, Argentina

  • introduccinMarco Giovannetti,Vernica Lema** y2Sonia Archila***3

    La Cuarta Reunin Internacional de Teora Arqueolgica en Amrica del Sur, celebrada entre el 3 y 7 de julio de 2007 en Catamarca (Argentina), Intercongreso del World Archaeological Congress (WAC), constituy un escenario de discusin relevante sobre el estado actual de los aspectos tericos presentes en la prctica arqueobotnica en Amrica Meridional. Este conjunto de discusiones se materializ en la Mesa de discusin Integracin o especificidades disciplinares?: la arqueobotnica en la encrucijada terica, siendo sta la primera reunin de este tipo celebrada en Suramrica. Teniendo en cuenta la necesidad de sentarse a debatir sobre el tema, este encuentro se plante como Mesa de Discusin, a diferencia de los restantes eventos del congreso que fueron estructurados como simposios.

    Debido a su nacimiento como un conjunto de tcnicas aplicadas dirigidas en mayor medida a la identificacin taxonmica, la arqueobotnica se situ a medio camino entre las ciencias naturales, fundamentalmente la botnica y las ciencias sociales, fundamentalmente la arqueologa. El nfasis dado a uno de los trminos dentro de esta relacin dependa generalmente de la formacin de quien se encargara del estudio de los restos vegetales arqueolgicos. La dualidad que pareca percibirse fue el pilar para la generacin de intensos debates al interior de reuniones cientficas de diversa ndole. En Argentina, por ejemplo, el XIV Congreso Nacional de Arqueologa Argentina realizado en 200 pudo ser testigo de esto ltimo en la interesantsima discusin que se generara alrededor de una mesa redonda especfica sobre el tema. En la siguiente reunin en 2004 (Ro Cuarto) el trabajo de M. E. Solari (2007), reintrodujo la problemtica y nos trajo un aporte desde Chile en relacin a los problemas terminolgicos de la prctica arqueobotnica. Sin embargo la dicotoma sobre qu considerar dentro o fuera de

    * Departamento Cientfico de Arqueologa, Museo de Ciencias Naturales de La Plata. [email protected]

    ** Departamento Cientfico de Arqueologa Laboratorio de Etnobotnica y Botnica Aplicada Museo de Ciencias Naturales de La Plata. [email protected]

    *** Departamento de Antropologa, Universidad de los Andes, Bogot. [email protected]

  • 6 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    la arqueobotnica o dentro o fuera de la paleoetnobotnica, sumado al problema de inevitables superposiciones, reproduca una historia con difuso y nebuloso final. A pesar de ello, las discusiones, reflexiones e intercambios de ideas y opiniones nunca se desarrollaron en un espacio formal que pusiera el foco en el problema terico que se ocultaba detrs. En otros lugares de Suramrica como Colombia, desafortunadamente no se han presentado estos debates tericos. La prctica de la arqueobotnica se ha implementado de acuerdo a los intereses de investigadores e instituciones particulares. En otros pases de la regin, como por ejemplo, Ecuador y Panam, las investigaciones arqueobotnicas se han desarrollado bajo perspectivas tericas y metodolgicas bien definidas, especficamente las de las investigadoras norteamericanas D. Piperno y D. Pearsall, y no se conoce que en estos pases se hayan generado debates tericos sobre el ejercicio de tales prcticas. En julio de 2007 se present por primera vez un espacio para discutir teora en arqueobotnica y quienes estudiamos restos vegetales arqueolgicos, sentimos inmediatamente la necesidad de participar en esta reunin internacional. Este volumen constituye el resultado de la variada y rica discusin que se produjera a partir de la presentacin de los trabajos de los autores participantes.

    La propuesta de la Mesa de Discusin plante la existencia de interrogantes y preocupaciones fundamentales ms que premisas y axiomas consolidados en el desarrollo de la prctica arqueobotnica. Algunas de aquellas apreciaciones iniciales podran repensarse hoy a la luz de los debates generados durante la Mesa de Discusin, muchos de ellos mantenindose como faros que guan el ejercicio de nuestra prctica hacia reflexiones tericas profundas, fundamentales para la construccin de conocimiento sobre las sociedades del pasado. Retomaremos aqu aquellos puntos de discusin.

    Es cierto que el surgimiento de la arqueobotnica en el escenario arqueo-lgico de Suramrica quizs no haya sido revolucionario, pero produjo un golpe de efecto que cambiara significativamente la produccin del conocimiento ar-queolgico. La situacin ha cambiado desde la mera identificacin taxonmica de restos hallados en diferentes sitios por parte de botnicos especialistas en los taxa involucrados- hasta la figura del arqueobotnico de hoy da, quien participa o dirige proyectos, equipos y excavaciones. De esta manera la prctica arqueobo-tnica se fue asentando paulatinamente en el mbito arqueolgico moderno. Pero la arqueobotnica -como sucediera con otras especialidades, como por ejemplo la zooarqueologa o la ceramologa- se encuentra en una encrucijada clave: por un lado, podra postularse y desarrollarse como especialidad con un cuerpo de premisas propias o, por otro, podra desarrollarse como una prctica auxiliar en-marcada en el espectro terico arqueolgico general. Esta encrucijada fue uno de los debates ms candentes en la Mesa de Discusin y se reflej en los traba-

  • Introduccin 7

    jos presentados y ahora editados en esta publicacin. Pero esta perspectiva, por momentos un tanto dicotmica, encubra una preocupacin mayor que implicaba pensarse en la practica arqueobotnica y posicionarse en el mbito acadmico su-ramericano actual, con vistas a lograr un espacio que posibilitara el crecimiento y afianzamiento de estos estudios.

    Esta encrucijada expuso una situacin frecuente en la arqueologa de Suramrica donde la praxis cotidiana no ha sido equilibrada con genuinas discusiones tericas y metodolgicas que acompaen a la misma. La prctica arqueolgica ha sido jalonada ms por los cambios y postulados de otras regiones del mundo (en general la produccin terica del primer mundo), que por la reflexin sobre las situaciones y necesidades regionales suramericanas. Esto ha limitado muchas veces el debate sobre la conceptualizacin de los distintos espacios de produccin de conocimiento, existiendo gran confusin terminolgica en torno a los conceptos de disciplina, subdisciplina, especializacin, mtodo o tcnica. En el caso particular que nos ocupa, ha sido frecuente el debate en torno a las denominaciones de los estudios de restos vegetales arqueolgicos junto a la reconstruccin de las relaciones entre las sociedades humanas y el entorno vegetal en el pasado. Arqueobotnica, arqueoetnobotnica, paleoetnobotnica, se constituyeron en trminos que muchas veces aludan a prcticas similares, en algunas ocasiones slo superponan espacios y en otras se desarrollaban de manera independiente. Tal confusin gener la necesidad de discutir acerca de cules son los lmites especficos de estas prcticas e incluso de cuestionar si establecer dichos lmites es realmente constructivo.

    La invitacin a participar en la Mesa de Discusin se extendi a gran cantidad de investigadores que trabajan con sitios y/o problemticas suramericanas. A esta invitacin respondieron colegas de Per, Enrique Bellido, Gabriela Bertone y Lin Jin Na del Departamento de Etnobotnica y Botnica Econmica, Universidad de San Marcos; de Colombia, Sonia Archila, Departamento de Antropologa, Universidad de los Andes; de Chile, Mara Teresa Planella de la Sociedad Chilena de Arqueologa y Virginia Mc Rostie de la Universidad de Chile; y gran parte de quienes hacen arqueobotnica en Argentina: Maria del Pilar Babot y Alejandra Korstanje del Instituto de Arqueologa y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, Universidad Nacional de Tucumn; Carina Jofr, Escuela de Arqueologa, Universidad Nacional de Catamarca; Maria Fernanda Rodrguez del Instituto Darwinion, Buenos Aires; Humberto Lagiglia y Alicia Hernndez del Museo Municipal de Historia Natural de San Rafael, Mendoza; Mara Bernarda Marconetto del Museo de Antropologa y Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad Nacional de Crdoba; Nurit Oliszewski de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumn y Ayln Capparelli,

  • Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    Mara L. Pochettino, Marco Giovannetti y Vernica Lema del Departamento Cientfico de Arqueologa y Laboratorio de Etnobotnica y Botnica Aplicada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Los dos ltimos investigadores coordinaron este espacio de presentacin y discusin. En el momento de realizacin de la Mesa fue muy grato constatar la presencia de todos los trabajos propuestos y la posibilidad de que los mismos investigadores estuvieran presentes para expresarse. El encuentro transcurri en un mbito de cordialidad, destacndose la permanencia durante las dos sesiones correspondientes de la Mesa, de la mayor parte de los expositores.

    Una de las principales problemticas planteada fue la denominacin de este quehacer vinculado a los restos vegetales hallados en contextos arqueolgicos. En Argentina, los primeros trabajos realizados sobre restos botnicos se bautizaron como arqueobotnica o paleoetnobotnica, aunque existieron otras denominaciones menos populares como arqueoetnobotanica e incluso paleobotanica. Estas ltimas fueron rechazadas de comn acuerdo por los asistentes a la Mesa. As por ejemplo, en el caso del trmino paleobotnica, se rechaz porque ste se restringe al estudio de los organismos vegetales que prosperaron en pocas geolgicas previas a la constitucin de la biota actual (ver trabajo de M.F. Rodrguez). En cuanto al trmino arqueoetnobotanica, resulta redundante por incluir los prefijos arqueo y etno, ya que el carcter de estudio social que da ste ltimo, est implcito en lo referente a estudios arqueolgicos (ver trabajo de Bellido et al). El abordaje puntual de las denominaciones arqueobotnica y paleoetnobotnica estuvo dado por el trabajo de un equipo de investigadores (ver trabajo de Giovannetti et al), con una propuesta ordenadora clara y novedosa, construida a partir de una reflexin del devenir histrico de las investigaciones realizadas a la fecha. El debate terminolgico se dej entrever en el transcurso de ambas sesiones a travs de las diversas ponencias, para finalmente acordar con lo propuesto en un principio por Giovannetti, Pochettino y Capparelli. As, se reserv el trmino arqueobotnica para investigaciones que responden a problemticas puramente arqueolgicas y el trmino paleoetnobotnica para aquellas vinculadas a una etnobotnica del pasado, respondiendo interrogantes ligados a la relacin entre comunidades humanas y vegetales desde una perspectiva relacional bidireccional.

    A partir de estos y varios otros interrogantes gir el debate en la Mesa de Discusin, generndose un espacio de reflexin plural y abierto donde investigadores procedentes de diversos mbitos pudieron proponer, escuchar y discutir nuevas perspectivas. Las especificidades podrn ser cada vez mayores y ms complejas, pero la arqueologa contina teniendo un objetivo claro y preciso: producir conocimiento cientfico sobre las sociedades del pasado y repensarnos a

  • Introduccin

    nosotros mismos hoy como sociedades humanas en continuo y pleno proceso de construccin social e histrica. Por otra parte este conocimiento ha de transformarse en una herramienta fundamental para, al menos, concientizar y dirigir nuestro propio cambio. Para ello es necesario debatir acerca de las consecuencias de la prctica arqueolgica y preguntarnos tambin cual es el lugar que le corresponde a la arqueobotnica.

    En la primera parte del libro Arqueobotnica y Paleoetnobotnica distintos enfoques o un problema terminolgico? Discusiones en torno a praxis, objetivos y relaciones con otras disciplinas, se incluyeron tres trabajos referidos al problema del uso de ciertos trminos en la prctica acadmica de los investigadores dedicados al estudio de restos vegetales arqueolgicos. En estas presentaciones se discuten varios aspectos relacionados con lo anterior, como por ejemplo, la pertinencia de considerar la prctica arqueobotnica como una disciplina o subdisciplina de la arqueologa o las relaciones que esta tiene con otras reas del conocimiento.

    Marco Giovannetti, Ayln Capparelli y Maria Lelia Pochettino, comienzan su artculo con una discusin sobre el sentido y significado dados por distintos autores en Estados Unidos y Europa a los trminos arqueobotnica, paleoetnobotnica, arqueoetnobotnica y arqueologa de las plantas; enfatizando en las conexiones de estos trminos con teoras ms amplias sobre las sociedades humanas del pasado y en particular con discusiones sobre la relacin entre arqueologa y antropologa. Los autores discuten si el quehacer de aquellos que estudian restos de plantas hallados en sitios arqueolgicos debe considerarse una disciplina en s misma o una subdisciplina de la arqueologa. Analizan la cuestin tomando en cuenta la teora de los campos de Pierre Bordieu (3) y discuten la dificultad de establecer lmites entre campos y el condicionamiento que como agentes de campos especficos pueden tener los investigadores (Bourdieu 2000). Proponen usar el trmino paleoetnobotnica para referirse a las prcticas que pretenden estudiar las relaciones bidireccionales entre humanos y plantas con un enfoque sistmico y el trmino arqueobotnica para investigaciones vinculadas directamente al estudio arqueolgico, es decir a la dinmica social per se, que requiera identificar e interpretar el material botnico.

    Alejandra Korstanje reflexiona en su trabajo sobre su experiencia como arqueloga interesada en el estudio del registro arqueolgico relacionado con las plantas. Estas interesantes reflexiones personales sobre su propio devenir como investigadora le permiten discutir un problema de orden epistemolgico sobre la disciplina cientfica, la especialidad y el conocimiento arqueolgico en s mismo. Un punto central de la discusin de Korstanje es el de la eleccin del investigador acerca de la metodologa a usar en sus trabajos. Otro punto importante mencionado por Korstanje es el de la interdisciplinaridad que, en muchos casos,

  • 0 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    implica la realizacin de estudios arqueobotnicos entre arquelogos y botnicos. Para la autora la manera como denominamos la prctica que realizamos delimita campos de conocimiento y de poder en el sentido de Bourdieu (3, 2003). En este punto -central en la discusin de varios de los trabajos aqu presentados- la autora considera que el trmino ms adecuado sera paleoetnobotnica, pero se adhiere a lo acordado durante el transcurso de la Mesa de Discusin sobre usar el trmino arqueobotnica. Korstanje propone incluir la paleoetnobotnica como una especialidad de la arqueologa y no est de acuerdo en tratarla como una disciplina o subdisciplina. Es ms, prefiere la denominacin de dominio de estudio en lugar de la de especialidad puesto que los dominios implican la inter y transdisciplinareidad.

    M. Fernanda Rodrguez se vuelca tambin al debate terminolgico, pero desde el punto de vista semiolgico, abordando el problema entre el uso de los trminos arqueobotnica y paleoetnobotnica, argumentando que no se trata solamente de un problema de orden etimolgico sino semiolgico, pues tiene que ver con el significado de cada trmino, el cual depende de su contexto de uso y no slo de su etimologa. Para Rodrguez, lo importante es que el campo de trabajo del arqueobotnico corresponde a la arqueologa y no a otra ciencia, independientemente del trmino que se use.

    En la seccin Modelos tericos en Suramrica: enfoques crticos desde la arqueobotnica regional, el trabajo de Sonia Archila expone una muy acabada presentacin del desarrollo de los estudios arqueobotnicos en el Noroeste de Suramrica y regiones cercanas. Sin detenerse en la mera descripcin de las tareas desarrolladas por arqueobotnicos, intenta posicionar esta prctica alrededor de un problema tan antiguo como discutido en arqueologa: el origen de la agricultura y su relacin con el desarrollo de la complejidad social. El carcter terico se filtra a lo largo de todo el trabajo dado que constantemente se comentan y discuten los marcos tericos que han sido aplicados en las investigaciones del neotrpico en relacin a los estudios que vinculan el mundo humano con el mundo vegetal. El trabajo presenta una muy buena sntesis para el noroeste de Suramrica, la baja Centroamrica y parte del Circuncaribe desde la doble perspectiva terica e histrica en arqueobotnica, cerrando con una reflexin interesante del rol del arqueobotnico en el mundo de la arqueologa.

    En la misma lnea temtica, tambin desde una perspectiva histrica y de discusin terica, el trabajo de Vernica Lema aborda la problemtica del estudio de la domesticacin vegetal en el Noroeste de Argentina. El debate expuesto en el trabajo gira en torno a la superacin de ciertos marcos conceptuales que han sido clsicos para el estudio de dicho fenmeno en esta regin. Es interesante la propuesta de abordar desde una perspectiva paleoetnobotnica (como estudio

  • Introduccin

    de la interaccin entre humanos y plantas enfocando en el parmetro relacional entre ambas entidades) donde debern confluir necesariamente enfoques de las ciencias sociales (antropologa, arqueologa, sociologa e historia) con enfoque de las ciencias naturales (teora evolutiva, fisiologa, anatoma vegetal, etc). La crtica a los modelos normativos y ecolgico evolutivo apuntalan en este trabajo la necesidad de un enfoque como el propuesto en el estudio de la domesticacin.

    Enrique Bellido, Gabriela Bertone y Li Jing Na nos presentan un resumen y puesta al da de lo referente a la prctica arqueobotnica en Per. Como uno de los primeros equipos especializados en arqueobotnica en Per formados en Universidades de Latinoamrica realizan una buena crtica sobre la escasez de trabajos especializados, al menos los producidos desde instituciones peruanas. Destacan la importancia de investigaciones arqueobotnicas fuertemente conectadas con el registro etnohistrico aunque dando respuesta a las preguntas arqueolgicas. El uso social de las plantas ser, desde su enfoque el eje director de cualquier problemtica arqueolgica vinculada a las mismas. Ms all de esto destacan el hecho de que la misma prctica en Per, producida desde Per recin comienza y necesita un fuerte giro de produccin terica propia.

    Los trabajos de la seccin Arqueobotnica: lo tcnico, lo metodolgico, lo terico, permiten ver de qu modo se estn desarrollando las investigaciones en arqueobotnica y cules son las restricciones que los investigadores sudamericanos intentan superar actualmente. Reflexionando acerca de la relacin con otras disciplinas de las ciencias naturales, exactas y sociales se debate en torno a la posibilidad de vas alternativas -tanto en lo metodolgico como en lo conceptual- que se adecuen a las particularidades de los restos vegetales arqueolgicos y su lugar en la dinmica social de las poblaciones prehispnicas. Estos anlisis se entretejen con una profundizacin en los intentos por aclarar a qu se esta queriendo responder en el transcurso de las investigaciones, cules son las problemticas que surgen y qu caminos se recorren, modifican o construyen para responderlas.

    El trabajo de Bernarda Marconetto nos presenta una interesante reflexin en torno a las posibilidades y restricciones que la tipologa formulada desde la taxonoma linneana presenta para aquellos que hacemos arqueobotnica. Si bien el anlisis es planteado mediante ejemplos proporcionados por los trabajos desarrollados por la autora en el Noroeste argentino, esta problemtica atae a la comunidad cientfica en general. Este es un artculo que estimula la reflexin y el debate, dejando las puertas abiertas, a todo aquel que lo lee, a repensar sus propios resultados desde una ptica distinta, alejndose del pensamiento tipolgico occidental, aunque sin abandonarlo por completo.

  • 2 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    Humberto Lagiglia y Alicia Hernndez del Museo de Historia Natural de San Rafael (Mendoza, Argentina) apuestan en su trabajo por la interdisciplina. Sin proponer modelos o metodologas propias para la arqueobotnica, estos autores manifiestan que en el desempeo de quienes estudian vegetales arqueolgicos es indispensable la formacin en botnica y en arqueologa-antropologa. Ambas disciplinas aportan a los investigadores sus desarrollos terico-metodolgicos propios colaborando en una adecuada reconstruccin del uso social de las plantas en el pasado. A travs de su basta experiencia ejemplifican concretamente cmo la interdisciplinariedad ha sido una va til y satisfactoria en el estudio del pasado mendocino.

    Desde Chile hemos recibido el trabajo de Maria Teresa Planella y Virginia McRostie. Las autoras introducen la problemtica de las investigaciones en la zona de Los Vilos, norte de Chile, con el caso especfico del sitio Santa Julia correspondiente a una ocupacin paleoindia. Es interesante ver aqu cmo el aporte arqueobotnico integral en su doble enfoque metodolgico de grano macro y micro, es fundamental en la produccin de conocimiento de las formas de vida de las primeras sociedades americanas. Este punto es muy relevante al momento de pensar la produccin terica ya que es imposible deslindar este proceso de su correlato con la evidencia concreta producida desde los sitios. La metodologa de trabajo arqueobotnico permite un dilogo fluido para discutir los modelos producidos acerca de las primeras ocupaciones americanas. Desde aqu subrayamos el aporte chileno en el presente volumen adems de destacar la importancia de las correctas y detalladas identificaciones taxonmicas para la produccin de modelos precisos y adecuadamente contrastados.

    Nurit Oliszewski trata un tema clsico -y aun muy debatido- de la arqueobot-nica americana: el maz prehispnico. En su presentacin, la autora discute la pro-blemtica de la identificacin subespecifica, tema que, a pesar de lo antes expuesto, fue muy poco tratado por los arqueobotnicos suramericanos. A partir de las obras de Parodi (5) y Abiusso y Camara Hernndez (74), clsicas entre los inves-tigadores argentinos, la autora trata la distincin y adjudicacin de las variedades por ellos reconocidos al material arqueobotnico aplicando variables cualitativas y cuantitativas. Esta propuesta de aplicacin representa uno de los pocos trabajos que abordan un tema tan prometedor, de all su importancia en este libro.

    El trabajo de Pilar Babot se caracteriza por la particularidad de estudiar indirectamente las plantas a travs de los artefactos, especficamente los imple-mentos de molienda. Esto se vincula con una posicin que busca resolver, como lo manifiesta la autora, cuestionamientos netamente arqueolgicos. Estos cues-tionamientos son, sin embargo, indagados a travs de la confluencia de distintas disciplinas, incluida la fisicoqumica a travs de la llamada arqueometra. La au-

  • Introduccin 3

    tora cuestiona tambin la manera en que se ha abordado esta problemtica -junto a otras- y los recortes que pueden estar sesgando o encasillando nuestras investiga-ciones. El trabajo apuesta a la rigurosidad en la arqueobotnica -entendida como un enfoque metodolgico- y a mantener posturas abiertas ante los interrogantes planteados por el registro arqueolgico.

    La ltima seccin del libro Conocimiento botnico tradicional: alienable o inalienable? cuenta con un nico trabajo, evidencia quizs de lo escaso que es an el debate acerca de la incumbencia de la arqueobotnica en la problemtica de los intereses que operan sobre el conocimiento botnico tradicional. El trabajo de Mara Lelia Pochettino, Vernica Lema y Ayln Capparelli de la Universidad Nacional de La Plata, parte de las discusiones que ampliamente se vienen desa-rrollando en Etnobotnica acerca de los marcos legales de accin y la posibilidad de patentamiento del conocimiento que las comunidades locales poseen sobre el entorno vegetal con el que se relacionan. En estos debates los arqueobotnicos y paleoetnobotnicos tienen mucho por decir, pero aun no se han sentado a re-flexionar en qu medida el conocimiento que producen puede ser utilizado con fines distintos al acadmico por diversos actores sociales. Este trabajo es un pri-mer aporte que invita a ir mas all de los debates surgidos en el seno de nuestra comunidad cientfica para vincularnos con la sociedad de la cual formamos parte e involucrarnos activamente en su devenir.

    Los compiladores del presente volumen agradecen especialmente la amable co- laboracin de los evaluadores pares de los trabajos contenidos en este libro cuyos comentarios y sugerencias han sido de gran valor. Tambin desean agradecer al Departamento de Antropologa, a la Facultad de Ciencias Sociales y al Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales (CESO), de la Universidad de los An-des por el inters en realizar esta publicacin y por su apoyo financiero.

    BiBliografaABIUSSO, N. y CAMARA HERNANDEZ, J. (74). Los maces autctonos de

    la Quebrada de Humahuaca (Jujuy, Argentina), sus niveles nitrogenados y su composicin en aminocidos. Revista de la Facultad de Agronoma. La Plata. Tomo L (-2): -25.

    BOURDIEU, P. (3). La lgica de los campos. Entrevista en Zona Ergena, 6, : 3-43

    BOURDIEU, P. (2000). Los usos Sociales de la Ciencia. Ediciones Nueva Visin. Buenos Aires

  • 4 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    BOURDIEU, P. (2003). Campo de Poder, Campo intelectual. Editorial Quadrata. Buenos Aires.

    PARODI, L. (5). Enciclopedia Argentina de Agricultura y Jardinera 1. ACME, Buenos Aires.

    SOLARI M. E. (2007). Discusiones en torno a la antracologa y los sitios arqueolgicos de la regin sur-austral de Chile. En: MARCONETTO, M.; BABOT M. y OLISZEWSKI, N. (comp.) Paleoetnobotnica del Cono sur: Estudios de casos y propuestas metodolgicas. Crdoba, Museo de Antropologa FFyH-UNC y Ferreira Editor. Pp. 27-35.

  • arqueoBotnica y PaleoetnoBotnica. distintos enfoques o un ProBlema

    terminolgico? discusiones en torno a Praxis, oBjetivos y relaciones

    con otras disciPlinas

  • la arqueoBotnica en sudamrica. hacia un equiliBrio de enfoques? discusin en torno a las categoras clasificatorias y la Prctica

    arqueoBotnica y PaleoetnoBotnicaMarco Giovannetti*, Ayln Capparelli* y Mara Lelia Pochettino2**

    Lo que se cifra en el nombre

    Uno de los ejes o lineamientos que se propusieron para debatir en este volumen giraba alrededor de la designacin o nominacin de aquella actividad especfica dentro del campo arqueolgico que tiene que ver con el mundo vegetal3, pero el mundo vegetal no por s mismo (objeto de estudio de varias disciplinas como la ecologa o la botnica), sino mediado por las relaciones establecidas desde las sociedades humanas. Desafortunadamente (o afortunadamente para los amantes de los debates terico epistemolgicos), existen varios trminos para designar ese conjunto de actividades cientficas. Sin embargo, como muchos de los participantes de este volumen saben, paleoetnobotnica, arqueobotnica o arqueoetnobotnica no son sinnimos intercambiables a diferencia de lo que podemos ver entre aquellos que se dedican a la zooarqueologa o arqueozoologa. No son sinnimos intercambiables porque en muchos aspectos implican cosas diferentes. Y esas cosas diferentes no nacen de un capricho arbitrario sino que encuentran su razn de ser en los vnculos disciplinarios traducidos muchas veces en relaciones de filiacin.

    * Departamento Cientfico de Arqueologa, Museo de Ciencias Naturales de La Plata. [email protected], [email protected]

    ** Laboratorio de Etnobotnica y Botnica Aplicada. F.C.N.yM. Universidad Nacional de La Plata, [email protected]

    No es en vano aclarar que el reconocimiento de ese mundo vegetal no escapa en ningn momento a la clasificacin, y por ende percepcin, del mundo como construccin occidental e historicamente imbuida en una ontologa de races judeocristianas. Dado que la mayor parte del tiempo trabajamos sobre los testimonios de sociedades sin duda con categoras, clasificaciones y percepciones en nada parecidas a las nuestras deberamos reflexionar sobre la naturaleza de los conceptos y definiciones que circulan en la bibliografa paleo, etno o arqueobotnica.

  • Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    Estos vnculos disciplinarios por supuesto se construyeron a partir de una historia particular como cualquier otro proceso social. Es as que varios aos antes de que Harshberger introdujera el trmino etnobotnica en la literatura antropolgica, del cual se derivara luego el trmino paleoetnobotnica (Helbaek 60), se haba iniciado en el Viejo Mundo el estudio de restos arqueolgicos vegetales (Renfrew 73) provenientes de tumbas egipcias (Kunth 26 en Renfrew 73) y de villas prehistricas de Suiza (OHeer 66 en Renfrew 73). En los Estados Unidos, no obstante, los desarrollos de la etnobotnica y la paleoetnobotnica estuvieron ntimamente ligados, surgiendo esta ltima a finales del siglo XIX y dentro de los marcos tericos de la primera (Ford 7, Popper y Hastorf ). Este hecho implic toda una toma de posicin frente a un objeto y objetivo cognitivo de estudio. Partiendo de la definicin de etnobotnica de Jones (4) como el estudio de las interrelaciones directas entre humanos y plantas, Ford (7:44) determina en gran parte el campo de estudio de la paleoetnobotnica. Siguien- do esta lnea podemos ver que el trmino arqueobotnica no escapa a un fuerte condicionamiento, ya que solamente se aplicara a las actividades relacionadas con el estudio de las plantas en el registro arqueolgico, especficamente lo vinculado al dato emprico puro, su recuperacin e identificacin y todo lo relacionado a la interpretacin, pero sin involucrar el factor humano. Para la interpretacin que relaciona el mundo humano con el vegetal existira la paleoetnobotnica2.

    En el Viejo Mundo, en cambio, el progreso de los lineamientos terico-metodolgicos de la disciplina se revel en su aplicacin a trabajos especficos de cada grupo de investigacin en reas geogrficas particulares, existiendo escasas publicaciones que compilen las potencialidades del estudio de los restos vegetales (ver por ejemplo Dimbleby 67).

    Volviendo sobre el eje de la discusin terica de los autores norteameri-canos, se puede decir que Popper y Hastorf () concuerdan plenamente con lo propuesto por Ford y consolidan gran parte de los lineamientos actuales del quehacer paleoetnobotnico y arqueobotnico23. En el mismo volumen se es-

    2 El trmino fue acuado por Haelbaek en 5 como the study of the interrelationships between human populations and the plant world trough the archaeological record (Helbaek 60) (el estudio de las interrelaciones entre poblaciones humanas y el mundo vegetal a travs del registro arqueolgico, traduccin de los autores).

    3 Current Paleoethnobotany, Analylitical Methods and Cultural Interpretations of Archaeological Plant Remains es un volmen compilado por Cristine Hastorf y Virginia Popper () producto de la discusin en un simposio especial organizado en la reunin del ao 5 de la Society for American Archaeology. En el mismo participaron referentes mundiales de actualidad como las mismas compiladoras, Richard Ford, Deborah Pearsall, Joseph Kadane entre varios otros. La importancia de este volumen no radica tanto en la novedad de la prctica -aunque dejan bien en

  • La arqueobotnica en sudamrica

    tablecen pautas y criterios tanto terico- metodolgicos como identitarios para delimitar el espacio de los paleoetnobotnicos en la arena arqueolgica. Podemos ver que esto ltimo conduce a una contundente toma de posicin de las autoras cuando afirman que la paleoetnobotnica debe ser reconocida como una parte importante e integral de los estudios arqueolgicos (Popper y Hastorf :3, traduccin de los autores). Deborah Pearsall () se pliega a las nociones, con-ceptos y criterios propuestos por sus colegas, considerando la paleoetnobotnica como parte del campo de la etnobotnica, especficamente aquel aspecto que con-cierne a la elucidacin de las relaciones entre humanos y plantas en el pasado a travs del estudio de restos arqueolgicos de plantas. Imprime a la definicin del concepto dos componentes, uno es arqueolgico, establecido por la naturaleza de los materiales de estudio ya que proceden de sitios arqueolgicos, y otro, el componente ecolgico es el que le proveera las preguntas fundamentales al paleoetnobotnico dado que desde este enfoque se visualizara la tan preciada relacin entre humanos y plantas. La aproximacin ecolgica introducira a la etnobotnica en general (y por lo tanto a la paleoetnobotnica) en el mundo de la etnobiologa dado que esta especialidad tiene como finalidad el estudio de la relacin entre los organismos vivientes y la cultura humana (Weber 6: 3 citado por Pearsall :2 traduccin de los autores). Por ltimo la especificidad de las aplicaciones prehistricas se dara solo por las dificultades que impone la naturaleza del registro arqueolgico.

    Existe por otro lado una tradicin, quizs no tan disciplinadamente clasifi-cada como la anterior, que utiliza el trmino arqueobotnica integrando bajo este rtulo tanto los niveles de recuperacin y descripcin iniciales como interpretati-vos del registro vegetal. Esta prctica se ha hecho muy frecuente en Sudamrica como podemos evidenciarlo en muchos de los autores que se presentan en esta reunin. Tambin puede verse en la pennsula ibrica donde, desde hace algunos aos, son frecuentes las reuniones y eventos de especialistas arqueobotnicos que intentan consensuar sus posiciones tanto tericas como metodolgicas (Grupo de Trabajo de Arqueobotnica de la Pennsula Ibrica, 2003)4

    claro una ruptura producida entre los 70 y 0-, sino en el hecho de que aqu tenemos la postura y opinin de varios especialistas. Estas personalidades determinan, en la actualidad, la estructura de las actividades englobadas bajo el rtulo paleo o arqueobotnico, a partir de la publicacin en revistas de prestigio mundial.

    4 El volumen citado aqu representa la realizacin de un encuentro especial dedicado a la discusin metodolgica del quehacer arqueobotnico donde participaron la mayora de los especialistas espaoles en la materia.

  • 20 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    El nudo de gordias (o los problemas planteados a partir de los rtulos)

    A pesar de las argumentaciones que puedan hallarse de uno y otro lado, an permanece la duda e incertidumbre acerca de las designaciones adecuadas y muchos indecisos utilizan ambas, posiblemente hasta que el panorama se clarifique consensuadamente con argumentos ms slidos que los que podemos presentar hoy. Obviamente esto no es soplar y hacer botellas, no es tomar un trmino y abandonar el otro ni es utilizar indistintamente cualquiera. Es probable que en parte este problema trascienda el espacio de la arqueobotnica o paleoetnobotnica y debamos remontarnos a las viejas discusiones acerca del status de la arqueologa y su relacin con la antropologa (o incluso la historia para muchas regiones del mundo). Y no creemos estar tan desacertados al dirigir las miradas hacia ese sector. El problema entre arqueologa y antropologa existe desde los inicios de ambas disciplinas, y quizs all mismo residan gran parte de las explicaciones de las diferencias. Hoy da encontramos fervientes defensores de la arqueologa como rama de la antropologa. Tambin estn aquellos que se revelan contra las ataduras antropolgicas y conciben a la arqueologa como una disciplina madura e independiente, que ms all de las coincidencias de objeto, posee su propia identidad cientfica. Tomando o no principios y argumentos tericos, se reconozcan o no como integrantes o hijos de las ciencias antropolgicas, creemos que existen ciertas posiciones que pocos se atreveran a discutir. La arqueologa proviene y se reconoce como ciencia social, pero, lo ms importante quizs, comparte un objeto y muchos objetivos de estudio con la antropologa: las sociedades humanas en su diversidad y dinmica y los procesos de cambio. Pero no podemos negar que el referente emprico de ambas es considerablemente diferente. Es casi una perogrullada a la altura de estos tiempos sealar que la antropologa social busca sus preguntas y sus respuestas en la dinmica viva de las sociedades y la arqueologa busca las suyas en la inanimada realidad del sitio arqueolgico5.

    Entonces podramos decir que existe una especificidad propia de la arqueologa que pueda independizarla al menos en alguno de los componentes estructurales constitutivos de una disciplina cientfica? Algo ya adelantamos en relacin al referente emprico, pero adems en este punto, nos sera de enorme

    5 Dejamos de lado la discusin relacionada con la etnoarqueologa u otras prcticas border dado que, ms all de obtener informacin a partir de sociedades en actividad, contribuyen a la prctica arqueolgica con modelos potencialmente contrastables pero sin independencia del registro arqueolgico para producir interpretaciones confiables.

  • La arqueobotnica en sudamrica 2

    utilidad tomar algunas ideas de Felipe Bate para argumentar y clarificar ciertas posiciones que la mayor parte del tiempo aparecen confusas detrs de conceptos mal comprendidos. Para Bate () es una vulgar argumentacin aquella que establece que la arqueologa estudia la cultura de las sociedades pasadas, dependiendo de los principios de la ciencia madre que estudia la cultura. Acertadamente remarca las enormes ambigedades del concepto, agregando nosotros la dificultad de su aplicacin terica y prctica como ha quedado demostrado luego de tantos aos de predominio de escuelas histrico culturales. Pero ms all de esto, y reconociendo la convergencia con su objeto de estudio, establece que la especificidad de la arqueologa, como disciplina particular de la ciencia social, est dada por la clase de datos a travs de los cuales se accede al conocimiento de los procesos sociohistricos en sus diversos aspectos. Y, en consecuencia, est condicionada tambin por la particularidad de los sistemas de mediaciones inferenciales que se establecen entre la informacin fctica observada y el conocimiento de las regularidades generales (Bate :4). La clase de datos especficos de la arqueologa (el referente emprico) lo constituyen los materiales del registro6 y consideramos que sera un error partir de la base de que el registro arqueolgico es incompleto o fragmentario (Pearsall ). El registro arqueolgico es eso: registro arqueolgico, con decenas, cientos o miles de aos de diferentes procesos transformadores, con objetos con caractersticas de conservacin variable y ningn ser humano que nos pueda informar de por qu abandon o descart tal o cual cosa o qu significaba en su mundo aquella planta o este rbol. Considerar que el paleoetnobotnico es un etnobotnico que tiene que lidiar con lo fragmentario o incompleto de las muestras botnicas de los sitios arqueolgicos (Pearsall ) es despojar al investigador del registro arqueolgico de su riqueza y aporte, es negar la especificidad y naturaleza del referente emprico de la arqueologa.

    La etnobotnica, al igual que la antropologa, podr obtener valiosa informacin de las sociedades que estudia y construir sus inferencias respecto de esas observaciones, pero el estudioso del pasado a travs del registro arqueolgico

    6 Esta afirmacin podra resultar polmica para muchos especialistas que se dedican por ejemplo a las reconstrucciones paleoambientales o paleoclimticas dado que es muy cierto que muchos de estos datos son producidos a travs de los registros polnicos de los sitios arqueolgicos o las columnas estratigrficas de fondos de lagunas entre otros. La pregunta que surge es son conocimientos producidos desde la arqueologa? No olvidemos que existen muchas especialidades como la paleoecologa, la paleontologa o la paleobotnica a las cuales les interesa conocer la dinmica, especificidades y procesos de estas entidades naturales, se presenten o no en los registros arqueolgicos, sean objeto o no de manipulaciones humanas. Esta afirmacin no excluye en ningn momento el gran potencial de los aportes interdisciplinarios o el aprovechamiento mutuo del conocimiento producido.

  • 22 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    (arquelogo por sobre todo, pero para aquellos que gustan de las especialidades, zooarquelogos, ceramlogos o arqueobotnicos tampoco escapan a este fuerte condicionante), produce tambin valiosa informacin sobre las sociedades, aunque por vas un tanto diferentes. Slo por poner un ejemplo pensemos en el caso de un antroplogo social indagando sobre la forma de almacenamiento de los granos cultivados por una sociedad cualquiera. Recurrir a la observacin, a las entrevistas e inferir comportamientos o ideas a partir de toda una carga terica producto de una formacin especializada en estas prcticas. El arquelogo enfrentndose al mismo caso no podr recurrir a las teoras de la lingstica ni de la comunicacin o de la ecuacin personal en la observacin etnogrfica (Lewis 75) para inferir e interpretar lo que observa. Deber recurrir a las teoras de formacin del registro, a las relaciones contextuales de unos objetos con otros, a las disposiciones en el espacio, a las observaciones minuciosas de microdesgaste de los objetos, entre varias otras prcticas. Y sin embargo, infiere e interpreta y a veces llega a los mismos resultados que llegara una persona que observara y preguntara sobre el fenmeno. Esas diferencias en la praxis creemos son las que definen la mayor parte de las veces una disciplina, porque recaen en dos componentes estructurales de las mismas como el mtodo y el cuerpo terico de las mediaciones inferenciales ms all de las superposiciones que frecuentemente pueden encontrarse.

    Entonces aqu dejamos asentado el primer inconveniente que hallamos en la aceptacin del concepto paleoetnobotnico para el campo especficamente arqueolgico: su fuerte dependencia de la etnobotnica, como bien lo dejan en claro sus propulsores, dado que solo ese primer momento de recuperacin y reconocimiento pertenece al oficio arqueobotnico. Y sera slo en este momento donde se reconoce la participacin arqueolgica, solamente proveyendo datos para que el paleoetnobotnico interprete. De esta manera queda afuera toda la esfera interpretativa que tiene que ver con lo estrictamente arqueolgico. No podemos suponer que los restos botnicos de los sitios arqueolgicos posean, en muchos aspectos, un status diferente del que posee cualquier material ltico o cermico al considerar que son los testimonios de prcticas sociales en el pasado. El esquema arqueobotnico/paleoetnobotnico que venimos discutiendo pareciera evitar la estructura inferencial netamente arqueolgica al considerar el material arqueobotnico como algo diferente de los otros restos materiales. Aqu no se pretende negar las caractersticas particulares de cualquier tipo de registro material ni las particularidades de los tratamientos que cada uno merece, sino mostrar que la definicin misma de estos trminos conceptualizadores podra sesgar el proceso mismo de construccin de conocimiento arqueolgico. Segn es presentado el procedimiento arqueobotnico/paleoetnobotnico tanto por Pearsall () como por Popper y Hastorf (), es difcil visualizar claramente donde

  • La arqueobotnica en sudamrica 23

    se colocaran las mediaciones inferenciales (siguiendo a Bate ), netamente arqueolgicas. Existira un bache importante entre las etapas de recuperacin e identificacin y la interpretacin dirigida hacia la bsqueda de las relaciones humanos-plantas.

    Siguiendo con el mismo concepto de paleoetnobotnica encontramos un segundo cuestionamiento al esquema previo. Al indagar sobre las relaciones del mundo humano con el vegetal enfocado sobre el pasado, Pearsall () establece una conexin directa y fundamental con el campo arqueolgico porque aqu se encontrara el nudo gordiano que proporcionara el carcter temporal necesario para buscar ese tipo de relaciones en el pasado. Nosotros nos preguntamos aqu por qu, si la bsqueda relacional es lo que define la praxis etno y paleoetnobotnica, la arqueologa tiene la exclusividad como fuente proveedora de datos. Los documentos histricos, la historia oral o el estudio del arte7 entre tantos otros pueden proporcionar valiosa y tan importante informacin como el registro arqueobotnico. En vistas de esta discrepancia y siempre en direccin a este criterio, parece ms acorde la definicin que Renfrew haba propuesto con anterioridad al establecer que la paleoetnobotnica puede ser definida como el estudio de los restos de plantas cultivadas o utilizadas por el hombre en tiempos antiguos que han sobrevivido en contextos arqueolgicos (Renfrew 73:, traduccin de los autores). Si la paleoetnobotnica, planteada en trminos de Pearsall, es una aproximacin arqueolgica cuya fuente de informacin primaria son los restos arqueobotnicos para la bsqueda de relaciones humanos-plantas, entonces debera definirse como el estudio de las relaciones entre las sociedades humanas y el mundo vegetal a travs del registro arqueolgico. La contradiccin la encontramos ahora en el fuertemente proclamado vnculo con la etnobotnica que, en cierta forma, ha determinado las definiciones que analizramos en los prrafos precedentes. Creemos entonces que desde el punto de vista etnobotnico y su bsqueda relacional deberan incluirse todas aquellas fuentes de informacin no estrictamente arqueolgicas.

    La tercera cuestin que podramos objetar sobre la propuesta de concebir a la arqueobotnica como el momento de recuperacin e identificacin2 y desa-

    7 Cualquier cuadro de la Edad Media, por ejemplo, que represente plantas o los productos de stas podra ensearnos muchas cosas acerca de la relacin Humanos-plantas, incluso la concepcin artstica de la misma.

    8 Tal como se mencion anteriormente, existe en la definicin de arqueobotnica de Ford y que luego ser retomada por Popper y Hastorf () otra incumbencia pero de carcter interpretativo, es decir el arqueobotnico slo podra interpretar todos aquellos aspectos que no involucren la accin humana, caso contrario estara rayando el campo paleoetnobotnico.

  • 24 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    rrollar la interpretacin en otro campo de supuesto nivel superior, podra analo-garse con una crtica que Felipe Bate realiza a la relacin historia-arqueologa (Bate ). Sobre la consideracin de que la arqueologa acumula informacin para que la historia interprete, el autor visualiza la tradicional delimitacin po-sitivista de Augusto Comte entre ciencias positivas o bsicas y ciencias abstrac-tas. Concordamos con Bate en que existen momentos o niveles en el proceso de conocimiento y agregamos que fragmentar dicho proceso resultara en un producto atomizado y en muchos casos imposibilitado de percibir las totalida-des concretas de la vida social, e incluso de las relaciones con el medio.

    La espada de alejandro magno (existe una solucin?)

    Ms all de la complejidad del problema -y aunque adelantamos que ms que intentar concluir la discusin, es este trabajo un pretexto para comenzarla- aqu pretenderemos slo tomar un posicionamiento (para algunos podra resultar un tanto polmico) de algunos resultados y lineamientos obtenidos hasta el presente a partir de un posicionarse, valga la redundancia, desde dos abordajes que se propondrn ms adelante.

    Por una parte, es necesario plantear la situacin de ciertas prcticas y lneas de estudio concretas en relacin a la dimensin botnica y a las ciencias sociales que actualmente tienen mucha vigencia y productividad. La etnobotnica pone su fuerte nfasis en la relacin seres humanos- vegetales como lo remarcramos ya varias veces. La paleoetnobotnica busca lo mismo. Nadie negara la importancia de la existencia de estos campos de conocimiento ni los grandes aportes que han hecho a las distintas ramas del conocimiento cientfico.

    Como soporte de la postura que considera la paleoetnobotnica como la et-nobotnica del pasado o la relacin entre los organismos vivientes y la produccin humana, introducindose incluso en aquel mundo considerado como etnobiologa (en trminos de Pearsall como viramos arriba), podemos aportar trabajos realiza-dos desde una doble perspectiva, social por un lado y biolgico por el otro. Desde hace varias dcadas el estudio de la domesticacin vegetal ha mantenido en vilo a

    Puede ser muy til para ilustrar el ltimo punto la cita siguiente textual: La observacin y registro de la informacin emprica, la abstraccin racional en distintos niveles de integridad y la explicacin de la historia concreta son slo momentos del proceso de conocimiento. Cuando es comn en arqueologa- entre las formas de existencia del objeto sustantivo de investigacin y los objetos de observacin emprica hay diferencias objetivas mediadas por relaciones causales, es mayormente absurdo segmentar la unidad del proceso investigativo para repartirlo entre ciencias distintas(Bate : 42).

  • La arqueobotnica en sudamrica 25

    muchos arquelogos, antroplogos y bilogos de distintas ramas. En este mismo volumen Vernica Lema presenta el avance en el estudio de la domesticacin ve-getal en el NOA donde es posible visualizar la bsqueda de respuestas dirigidas hacia los criterios de seleccin de los grupos humanos que experimentaban los cambios. Pero no solo estos grupos cambiaban, por supuesto que las plantas tam-bin. Las modificaciones a niveles microscpico o gentico representan los re-sultados de selecciones que no siempre tuvieron que ver con decisiones humanas y an muchas de ellas (a nivel fisiolgico, tisular o gentico), ni siquiera fueron percibidas. El estudio de estos fenmenos puede no tener que ver con preguntas de corte estrictamente social sino que entran de lleno en el campo biolgico y eco-lgico. Los estudios de los mismos prometen interesantsimos resultados posibles de aprovecharse por numerosas disciplinas. Obviamente que resultan interesantes para los estudiosos del mundo humano, pero cuantiosas otras disciplinas que no son estrictamente sociales pueden resultar igualmente interesadas, sin por ello buscar y responder en el mundo social.

    Sin embargo, desde la otra perspectiva, la pregunta fundamental aqu es si todo enfoque arqueolgico relacionado al mundo vegetal o a los restos vegetales es necesariamente relacional en el sentido mundo social- mundo vegetal. Los arquelogos se hacen muchas preguntas sobre las sociedades del pasado y muchas de ellas pueden vincularse a sus relaciones con el entorno. Pero no hay que olvidar que muchas de las preguntas ms importantes se vinculan a las relaciones sociales per se (es decir Humano-Humano) y muchos objetos son introducidos en ellas como mediadores. Las plantas pueden tener distintos roles dentro de una sociedad y muchos de ellos participan en relaciones de dominacin, de reciprocidad o de intercambio, slo por poner algunos ejemplos. Es claro que en todo esto existe una dimensin relacional con dichos vegetales, pero algunos arquelogos pueden no poner el nfasis en esa relacin y buscar a travs de los mismos, por ejemplo, responder si un conjunto de semillas de trigo y cebada que se encontraban en un contexto de ofrendas y rituales inkaico con otros materiales europeos, indicaban cierto grado de aculturacin -al menos en la introduccin de estos objetos en la vida de estos grupos- o si la presencia de estos objetos, lejos de demostrar aculturacin, reafirmaban cierta posicin de la sociedad frente a la llegada de un invasor (Capparelli et al., 2007).

    El problema que nosotros creemos visualizar aqu se desprende de la pregunta Qu hace un arquelogo que estudia los restos vegetales, que incluso puede especializarse en su reconocimiento especfico y cualidades intrnsecas,

  • 26 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    pero que no busca a travs de stas relaciones directas con el mundo vegetal?0 es un arquelogo que slo utiliza tcnicas o estrategias arqueo o paleoetnobotnicas? Probablemente muchos respondern que s2. Pero contextualizndonos en el desarrollo de la arqueologa argentina (y de gran parte del mundo) en los ltimos tiempos vemos cmo es cada vez ms imperioso prepararse especficamente en diferentes espacios de la produccin de conocimiento arqueolgico. Estamos hablando aqu de aquellos sujetos que se preparan para encarar especficamente determinado tipo de materiales frecuentes en los registros como, por ejemplo, aquellos que se especializan en zooarqueologa, ceramologa o estudios de material ltico. Nadie podra negar a esta altura que un zooarquelogo necesita preparase en anatoma u osteologa de manera ms precisa que otro que se dedica a los patrones arquitectnicos (que de hecho no necesitara capacitarse minuciosamente en ese campo). Muchos podrn argumentar que siguen siendo arquelogos y que los rtulos no le confieren un status significativamente distinto. Es cierto, el registro debe abordarse en su totalidad para responder a preguntas de niveles mayores en el estudio de cualquier sociedad. Pero los rtulos pueden tambin resultar prcticos al momento de organizar la multiplicidad de prcticas que componen una disciplina cientfica. Tambin los conceptos y definiciones que implican dichos rtulos podran contribuir directamente a organizar espacios concretos (una ctedra en una facultad por ejemplo), donde sistematizar los conocimientos tericos y prcticos necesarios para desarrollar con confianza una especialidad. La

    0 Es cierto que en el ejemplo anterior, como cualquier ejemplo que podramos traer a colacin, existe un nivel donde sera imposible evadir preguntas relativas a la relacin entre las sociedades y las plantas. Digamos que enseguida podemos preguntarnos sobre cualquier cosa que involucre o altere ese mundo social de las plantas o ese mundo natural especfico y cmo son afectadas ambas formas de vida. Creemos que es vlido mantener la idea de que en algn nivel de una investigacin que involucre plantas del registro arqueolgico, preguntas que aqu consideraremos de tinte paleoetnobotnico se harn presentes. Sin embargo, queremos apuntar aqu a las investigaciones que parten con enfoques generales que puedan ser ya paleoetnobotnicos o ya arqueolgicos (aunque en alguna de sus instancias puedan introducirse las plantas). En la conclusin retomaremos este punto.

    11 Este es el caso de una reciente tesis de licenciatura muy especfica sobre la problemtica tratada aqu. En este estudio especfico de la prctica arqueobotnica se considera que existen tres metodologas (conjunto de tcnicas dirigidas por un esquema terico para la resolucin de problemas) dentro del campo de la arqueologa: la etnobotnica arqueolgica (distincin nominal y de praxis propuesta por el autor), la arqueobotnica y la paleoetnobotnica (Andueza 2006). El autor pretende encontrar la explicacin de la existencia de estas categoras en los distintos momentos de la historia del desarrollo arqueolgico. Nuestra discrepancia radica en que consideramos que no es posible en un anlisis exhaustivo de las gnesis de estos conceptos hacer una vinculacin directa de la arqueobotnica con una arqueologa procesual y la paleoetnobotnica con una arqueologa postprocesual. De hecho como ha sido remarcado, arqueobotnica y paleoetnobotnica son parte de un proceso continuo segn los autores citados en el mismo trabajo (Ford 7, Hastrof , Popper y Pearsall ).

  • La arqueobotnica en sudamrica 27

    historia del desarrollo cientfico ha mostrado que disciplinas que se concentraban en pocos campos (ciencias naturales, ciencias humanas por poner slo algunos de los ejemplos ms groseros) tuvieron necesariamente que fragmentarse en mltiples campos por razones que exceden enormemente este trabajo.

    Es a partir de todo esto que nos preguntamos si no es momento de reconocer, tanto desde el campo netamente arqueolgico como desde el biolgico, espacios que no responden estrictamente a uno o a otro y que requeriran de profesionales preparados en varias disciplinas pisando el lmite entre una y otra. Es posible que muchos no compartan esta propuesta y hasta pueda resultarles un tanto separatista, pero el desarrollo de algunas corrientes (sobre todo aquellas que investigan bajo el marco etnobiolgico), hace tiempo que indagan en este sentido.

    La inevitabilidad del contexto, situando estas discusiones en planos mayores

    Pero entre tantos vaivenes, tantos que desean alcanzar una ultraespecializacin disciplinaria (tan requerida y muchas veces impuesta en los tiempos que corren), tantos que, por otro lado, pregonan por mantener la unidad indisoluble de las disciplinas y las ciencias madre, surgen varias preguntas desequilibrantes: es necesario concebirnos como una disciplina o, para que el trmino no provoque cierta sensacin de ruptura radical, subdisciplina arqueobotnica o paleoetnobotnica? Si as fuera obviamente surge el preguntarnos por qu, es decir cules son las causas profundas que nos llevan a la necesidad de crear cuerpos propios de teoras, estrategias y metodologas? Son slo las necesidades de conocimiento especfico y especializado sobre un objeto de investigacin como pueden ser las plantas del registro arqueolgico? Sera muy interesante, a partir de estos puntos tomar la teora de los campos de Pierre Bourdieu (2000) y su aplicacin al mundo cientfico dado que propone una lectura ms amplia y crtica de este mundo y su desarrollo. Es sensato aclarar que la aplicacin de las propuestas de Bourdieu requerira un estudio profundo y exhaustivo, por lo que lo que veremos a continuacin puede tomarse como el puntapi introductorio necesario para el comienzo de una discusin acerca de los lmites disciplinares (reales o ms bien aparentes). Esta es una primera aproximacin que bien vale seguir trabajndose incluso con la introduccin en la discusin de los conceptos de habitus y estructura2.

    2 Agradecemos esta observacin a Sneider Rojas y su buen conocimiento de la propuesta de Bourdieu.

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    Como muchos sabrn Bourdieu plantea que los campos son microcosmos sociales donde se incluyen los agentes y las instituciones que producen, reproducen o difunden el producto especfico de ese campo (literatura, arte, ciencia etc.). Ese universo es un mundo social como los dems, pero que obedece a leyes sociales ms o menos especficas. Si bien est sometido, como el macrocosmos, a leyes sociales, stas no son las mismas en uno y otro caso (Bourdieu 2000). Tampoco el campo puede escapar del todo a las coacciones del macrocosmos, pero as y todo, dispone de una autonoma parcial. Especficamente para el campo cientfico el autor propone definir al mismo como el lugar (el espacio de juego) de una lucha competitiva que tiene por desafo especfico el monopolio de la autoridad cientfica, inseparablemente definida como capacidad tcnica y como poder social (Bourdieu 2000:2). Cada campo constituye y manipula una especie de capital particular y en el caso cientfico es una forma especfica de capital que siempre se funda en actos de conocimiento y reconocimiento que posibilitan la existencia de la nocin de autoridad cientfica, especie de capital social, segn el autor, que asegura un poder sobre los mecanismos constitutivos del campo. Entonces a partir de esto se plantea la existencia de varios campos cientficos muy vinculados a lo que normalmente delimitamos como disciplinas (la arqueologa por ejemplo). Una idea muy importante para nosotros, aunque no la fundamental de Bourdieu, plantea que la lucha cientfica deviene ms y ms intensa a pesar de la especializacin que tiende sin cesar a reducir el universo de competencia por la subdivisin en subcampos ms y ms estrechamente especificados (Bourdieu 2000:42). Adems esta intensa competencia provoca que una fraccin de los investigadores se desplacen hacia lugares menos favorecidos o lugares donde la competencia es menor y el espacio promete beneficios mayores al detentador de un capital especfico. Esto provocara paralelamente cierto hermetismo propio de los lmites de los campos, aunque es cierto que en trminos de Bourdieu la independencia siempre es relativa a cada campo particular. Todas estas disertaciones metacientficas son volcadas aqu justamente con el objetivo de reflexionar desde otro ngulo (quizs desde fuera) sobre las preguntas acerca de la bsqueda y fundamento de las especializaciones y su potencial hermetismo frente a otros tipos de especializaciones.

    Coincidimos con Bourdieu en que los campos son espacios de competencia y que sus delimitaciones son tambin producto de la misma competencia buscando la reduccin de competidores y de legitimaciones de autoridades. Pero tambin reconocemos, al menos en arqueologa, la necesidad de ganar experiencia y conocimiento en determinados aspectos de las distintas ramas de la ciencia. Esto quizs sea producto de la heterogeneidad a la que se enfrenta la investigacin arqueolgica al momento de producir informacin sobre el registro. Si bien este

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    registro es heterogneo (estableciendo categoras muy gruesas y amplias tenemos rocas, vasijas, plantas, animales, sedimento, entre otras) no creemos que esto explique por s solo algunas tendencias que se observan en los ltimos tiempos. En la produccin arqueolgica argentina de los ltimos aos vemos cmo florecen las reuniones, mesas de discusin y simposios restringidos a alguna de las especializaciones ya comnmente reconocidas (subcampos?). El anlisis ltico pareciera que lleva la delantera y varios talleres realizados recientemente lo atestiguan. Tambin observamos cmo la produccin de algunos especialistas muy raramente sale de la temtica que pareciera imponerle su especialidad y esto cada vez se agudiza ms. Pero cual es el problema de estas tendencias que a primera vista parecieran aportar slo informacin muy detallada sobre el registro? Como primera medida se atomiza el registro (o los objetos del registro) lo que conduce indefectiblemente a la atomizacin de los comportamientos de la gente en el pasado. Esto dificulta la bsqueda y explicacin de las dinmicas y procesos socioculturales de escalas mayores adems de crear espacios de cdigos y lenguajes medianamente inteligibles para toda la comunidad.

    A pesar de lo expuesto no dejamos de reconocer, por otro lado, la necesidad de la rigurosidad metodolgica en los estudios de los restos vegetales como material de estudio arqueolgico, es decir, tcnicas de rescate adecuadas, identificaciones minuciosas y todo lo que sea necesario para un trabajo serio. Ahora bien, por otra parte estas tendencias tambin nos incluyen dentro de la explicacin del desarrollo de la ciencia que expone Bourdieu y que sintticamente presentramos arriba. Entonces esa necesidad de especializarnos y convertirnos en la autoridad mxima en materia de restos vegetales no ser en ciertos aspectos una forma de encontrar nuestro propio campo de competencia y aislarnos en el hermetismo del conocimiento especializado? Los lmites entre los campos, como lo plantea Bourdieu, son difusos y difciles de establecer as como su grado de autonoma con respecto a otros campos. Pero la creacin de un lxico tcnico de difcil comprensin fuera de la especializacin, la creacin de espacios de intercambio de conocimiento cerrados a los mismos especialistas en la materia y el posicionamiento como autoridad de la misma, desacreditando las crticas que puedan provenir de los otros espacios, nos conducen hacia esas barreras. Nadie se impone aqu como juez sentenciante, pero queremos al menos intentar comprender y poner en discusin algunos de los comportamientos que, como individuos de una sociedad (y en trminos de Bourdieu, agentes de uno o varios campos), nos condicionan, an inconscientemente, y determinan en algunos aspectos las prcticas que llevamos adelante cotidianamente en materia cientfica.

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    Comentarios finales

    Hemos expuesto y discutido una compleja y muchas veces urticante temtica ya muy bien conocida por todos aquellos que estudian las plantas del registro arqueolgico o la relacin de los mundos vegetal y humano del pasado. Lo que a simple vista parece una sencilla confusin terminolgica se convierte, buscando un poco ms en profundidad, en un problema de enfoques, conceptualizaciones y hasta de posicionamiento y competencia en un campo (siempre en trminos de Bourdieu 2000). La confusin existe y no se puede negar que se usa indistintamente cualquier trmino. As, se hace referencia a uno cuando el concepto le pertenece al otro histricamente hablando o se pretende negar la especificidad de la prctica pero se siguen usando los trminos paleoetnobotnica o arqueobotnica. Dentro de este espacio algo confuso nosotros intentamos acomodar algunos conceptos con su concomitante historia y relaciones parentales y quizs lo mas importante, la relacin con objetivos y preguntas generales que nacen de enfoques diferentes y hasta de formaciones profesionales distintas. A la altura de estas disquisiciones nos arriesgamos a realizar una propuesta que slo tiene un carcter ordenador y no pretende juzgar la adecuacin de las distintas prcticas. Proponemos considerar el trmino paleoetnobotnica para aquellas prcticas que, buscando sus referentes en la etnobotnica, dirijan los objetivos y enfoques de la investigacin hacia la bsqueda relacional bidireccional entre el mundo vegetal y el mundo humano. Un enfoque de tal medida no es una sencilla eleccin en cualquier momento de una investigacin, requiere de investigadores formados en varias disciplinas (arqueologa, antropologa, ecologa, botnica) y lograr un esquema sistmico entre todas estas3. La bidireccionalidad de la relacin se expone a partir de estudios enfocados en los cambios, evolucin, atributos y caracterizaciones de las plantas que han participado en la vida humana. Cambios que, como ya habamos adelantado, pueden no ser conocidos muchas veces por las mismas sociedades que manipulan los ejemplares; los vegetales domesticados seran quizs el mejor ejemplo de esto.

    Por otro lado, sugerimos considerar el trmino arqueobotnica para aquellas prcticas vinculadas directamente al estudio arqueolgico, que parten de investigaciones con objetivos y preguntas generales de corte netamente arqueolgico, es decir, dirigidas hacia la dinmica social per se, pero que requieren la identificacin y la interpretacin del registro material botnico.

    3 Quizs las ontologas naturalistas del mundo occidental (en palabras de Descol, 200) que categorizan el mundo escindido entre lo natural y lo humano, sean ya una barrera para una percepcin ms amplia de la interrelacin dialctica entre las entidades existentes en el mundo.

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    Habamos apuntado arriba con justa razn, que en alguna instancia de este tipo de investigaciones se recurre a preguntas y problemas que podramos considerar netamente paleoetnobotnicos. Eso puede ser as, pero queremos destacar aqu que algunos arquelogos pueden especializarse en el conocimiento botnico o trabajar con botnicos o etnobotnicos, buscar respuestas e interpretar sobre el registro vegetal de los sitios, pero nunca salirse de sus objetivos de bsquedas de procesos sociales. Consideramos de igual manera que la produccin que parte de los distintos enfoques puede ser sumamente til e incluso imprescindible para uno y otro estudio, por eso destacamos la importancia del trabajo interdisciplinario y la bsqueda desde distintos ngulos y objetivos de respuestas sobre el registro arqueolgico.

    Pero el ordenamiento terminolgico y sobre todo conceptual permitira entender y ordenar prcticas que, si bien tienen espacios en comn, pueden tambin no tenerlos desde otros enfoques. An as creemos que tanto la arqueobotnica como la paleoetnobotnica, como prcticas que necesitan, o pueden necesitar, del registro arqueolgico precisan an concensuar y establecer criterios tericos metodolgicos comunes para una adecuada construccin inferencial sea en el campo que sea. Entre las necesidades actuales podemos reconocer: 1- aplicar muestreos sistemticos (Hastorf ) en todas las reas arqueolgicas a fin de lograr interpretaciones confiables tanto desde el punto de vista estadstico como comparativo; 2- generar conjuntos de datos regionales que contribuyan en las interpretaciones y contrastaciones especficas de los sitios (Hastorf ); 3- estimular la completa descripcin de los mtodos y la presentacin de los datos brutos que permitan a otros investigadores evaluar la certeza y adecuacin de la contrastacin y usarla para propsitos comparativos (Hastorf ); 4- alentar a los investigadores a enfatizar la naturaleza de la evidencia directa y los criterios de la identificacin y cuantificacin, detalles que a menudo son excluidos de las publicaciones dando origen luego a identificaciones errneas y falsas interpretaciones; 5- estimular la presentacin de material comparativo de referencia junto con cada identificacin, dada la falencia que tiene nuestro pas de atlas anatmico-morfolgicos; 6- generar informacin relativa a procesos de formacin de sitio para los restos arqueobotnicos; 7- generar trabajos de experimentacin, tanto orientados al procesamiento como a la preservacin del material; 8estimular la utilizacin de otras fuentes alternativas de informacin (documentos, historia oral, obras de arte, etc), para superar las limitaciones arqueolgicas de los estudios paleoetnobotnicos.

    Para finalizar solamente queremos decir que no es nuestra intencin aqu subdividir los campos o subcampos del conocimiento acrticamente. Incluso po- dramos ser acusados de contradictorios tras los planteos y argumentos expuestos

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    anteriormente sobre la teora de los campos en el mundo cientfico de Bourdieu. Tambin pusimos el acento sobre el potencial peligro de sobredimensionar las divisiones al interior de la arqueologa. Coincidimos con Bourdieu (2000) en los espacios de competencia al interior de los campos, pero tambin es clara la confusin que todos conocen en el mundo arqueobotnico/paleoetnobotnico. Por ello ya expusimos que esta propuesta pretende ser solamente ordenadora. Por otra parte, queremos reconocer la importancia de la concepcin relacional en el estudio vegetal/humano y el gran aporte que se realiza desde estos enfoques. Es por ello que aprovechando algunas nociones de larga data en relacin a las relaciones filiales (paleoetnobotnica- etnobotnica) y reconociendo las prcticas objetivas de algunos arquelogos en la actualidad que se especializan en el registro arqueolgico botnico, esquematizamos esta sutil y hasta por momentos difusa y vaga diferencia.

    agradecimientosQuisiramos agradecer particularmente a Sneider Rojas por los comentarios y sugerencias para con este trabajo, pero por sobre todo su manera tan agradable de sugerir. Tambin a Alejandra Korstanje por sus valiosos aportes. Todo lo expuesto en el trabajo es responsabilidad completa de los autores.

    BiBliografa

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  • ser o no ser: de arquelogos/as y arqueoBotnicas/os

    Alejandra korstanje*

    Lo que vengo a compartir a este ensayo no es un trabajo de reflexin en base a bibliografa (aunque evidentemente toda lectura a lo largo de los aos modela el pensamiento de una persona) y tampoco resultados originales en base a mis investigaciones de campo y de laboratorio en el terreno de la arqueobotnica. Vengo a compartir con ustedes un espacio de reflexin desde la prctica misma y desde una experiencia que me posiciona terica y metodolgicamente en un determinado lugar y no en otro.

    En tanto me posiciono en el quehacer, no me queda otra alternativa que hablar aqu en primera persona, porque es mi experiencia lo que cuenta. Como tal, es de algn modo intransferible e innegociable. Pero quizs de eso se trata tambin esta construccin colectiva que es la ciencia: de que podamos tener distintas miradas sobre nuestro quehacer sin por eso dejar de ser eficientes, verdaderos y verosmiles.

    Mi tema dentro de este tema que nos convoca ha sido principalmente el de los microfsiles, la mayora de ellos de origen vegetal, pero no slo vegetal, y quizs sea esta perspectiva lo que marca profundamente mi forma de ver la especialidad, por llamarla de alguna manera. Empezar con una breve historia de cmo aparec entre las plantas de la arqueologa, pero no se inquiete el lector/a que ser breve en mi biografa tomando slo lo necesario para reflexionar sobre el problema epistmico. Luego continuar posicionndome dentro de un par de conceptos que han sido parte de la indagacin de la mesa redonda que dio lugar a esta publicacin, tales como: paleoetnobotnica?, arqueobotnica?, arqueologa de las plantas? Y por ltimo concluir con una reflexin del lugar que espero para esta arqueologa.

    * Instituto de Arqueologa y Museo (Fac. de Cs. Naturales e IML. Universidad Nacional de Tucumn) Instituto Superior de Estudios Sociales (CONICET-UNT). [email protected]

  • 36 Sonia Archila, Marco Giovannetti y Vernica Lema

    Como y por qu una arqueloga llega a la paleoetnobotnica?

    Mis dos ttulos universitarios de gr