Artaud. Afinidades Con El Surrealismo

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AFINIDADES CON EL SURREALISMO. A pesar de su apasionada critica del surrealismo, el gusto de artaud era surrealista. Su desprecio hacia el realismo, en cuanto colección de banalidades burguesas es plenamente surrealista, como lo son sus entusiasmos por todo cuanto viene de oriente. El desprecio de Artaud ante el repertorio dramático de su época, ante las obras destinadas a explorar la psicología de los caracteres individuales – que es la esencia del argumento de los manifiestos de El teatro y su doble, escritos entre 1931 y 1935- parte de una posición idéntica a la utilizada por Bretón al descalificar a la novela en el primer manifiesto surrealista de 1924. Otra herencia del surrealismo de dio a Artaud la posibilidad de dar por sentado, a lo largo de toda su obra, que el arte tiene una misión revolucionaria. De los surrealistas Artaud conservó también el imperativo romántico de cerrar las distancias que separan el arte (y el pensamiento) de la vida. Artaud entiende el arte como acción y por lo tanto como pasión de la mente. Es la mente la que produce el arte. ARTE TOTAL: En la medida en que el principal criterio artístico es la unión de arte y vida (es decir, con todo, incluida las otras artes) la existencia de formas artísticas aisladas deja de ser sostenible. Siguendo esta lógica, una de las formas artísticas ya existentes tendrá que alcanzar el rango de forma artística total absorbiendo a todas las demás. Todos los intentos inspirados por un ideal total del arte –tanto en música pintura, escrultura, arquitectura, como en literatura- consiguen de algún modo teatralizarse. No es sorprendente entonces que Artaud se pasase con todo sus bagajes al arte dramático. En 1924 debutó como actor cinematográfico. Lo cual significa que, a mediados de los años 20, tenía dos candidaturas para el puesto de arte total: la del cine y la del teatro. Pero como Artaud quería ser director y nunca tuvo medios para dirigir una película debió optar por el teatro.

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AFINIDADES CON EL SURREALISMO. A pesar de su apasionada critica del surrealismo, el gusto de artaud era surrealista. Su desprecio hacia el realismo, en cuanto colección de banalidades burguesas es plenamente surrealista, como lo son sus entusiasmos por todo cuanto viene de oriente. El desprecio de Artaud ante el repertorio dramático de su época, ante las obras destinadas a explorar la psicología de los caracteres individuales – que es la esencia del argumento de los manifiestos de El teatro y su doble, escritos entre 1931 y 1935- parte de una posición idéntica a la utilizada por Bretón al descalificar a la novela en el primer manifiesto surrealista de 1924.

Otra herencia del surrealismo de dio a Artaud la posibilidad de dar por sentado, a lo largo de toda su obra, que el arte tiene una misión revolucionaria.

De los surrealistas Artaud conservó también el imperativo romántico de cerrar las distancias que separan el arte (y el pensamiento) de la vida.

Artaud entiende el arte como acción y por lo tanto como pasión de la mente. Es la mente la que produce el arte.

ARTE TOTAL: En la medida en que el principal criterio artístico es la unión de arte y vida (es decir, con todo, incluida las otras artes) la existencia de formas artísticas aisladas deja de ser sostenible. Siguendo esta lógica, una de las formas artísticas ya existentes tendrá que alcanzar el rango de forma artística total absorbiendo a todas las demás.

Todos los intentos inspirados por un ideal total del arte –tanto en música pintura, escrultura, arquitectura, como en literatura-consiguen de algún modo teatralizarse. No es sorprendente entonces que Artaud se pasase con todo sus bagajes al arte dramático. En 1924 debutó como actor cinematográfico. Lo cual significa que, a mediados de los años 20, tenía dos candidaturas para el puesto de arte total: la del cine y la del teatro. Pero como Artaud quería ser director y nunca tuvo medios para dirigir una película debió optar por el teatro.

En contra de la prioridad centenaria concedida por el teatro europeo a las palabras como vehiculo para la expresión de emociones e ideas, Artaud quiere mostrar la base orgánica de las emociones y la cualidad física de las ideas –en el cuerpo de los actores. El teatro de Artaud es una reacción contra el estado en que los cuerpos (y las voces, excepto en el tono hablado) de los actores occidentales han permanecido, un estado que, durante generaciones, ha sido de total subdesarrollo. Para volver a equilibrar este desface que favorece, tan manifiestamente, al lenguaje, Artaud propone que la preparación de los actores se asemeje a la de bailarines, atletas, mimos y cantantes, y quiere que el teatro sea, ante todo, un espectáculo, como dice en el Segundo manifiesto de su teatro de la crueldad.

Pero la idea del espectáculo de Artaud no es la del encanto sensorial sino la violencia sensorial: la noción de belleza nunca aparece en él.

Artaud considera el arte, como Platón, desde un punto de vista moral. Artaud se reveló contra la bajeza moral de la mayor parte del arte.

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La verdad puede ser presentada desnuda en escena. En este punto el moralismo de Artaud tiene un claro sesgo antiplatonico: la verdad desnuda es una verdad totalmente material. Artaud define al teatro como el lugar en el que se revelan las facetas oscuras del espíritu en una “proyección real, material”.

Artaud quiere que el teatro no se dirija a la mente de sus espectadores, ni a sus sentidos, sino a su “existencia total”.

SHOCK: El valor de la violencia emotiva en arte ha sido uno de los caballos de batalla de la sensibilidad moderna. Sin embargo, antes de Artaud la crueldad era ejercitada principalmente de modo desinteresado, por su eficacia estética. Cuando Baudelaire colocó la experiencia de shock en el centro de sus versos no lo hizo para educar o instruir a sus lectores. Aunque esto sea exactamente lo perseguido por Artaud con su devoción a la estética del shock, al paroxismo.

Según la idea moralizante que Artaud tiene del conocimiento, una imagen es verdadera en la medida en que es violenta.

Artaud piensa que la conciencia moderna sufre por falta de sombras. El teatro que Artaud propone debe servir a la conciencia nombrando y diseccionando las sombras, destruyendo las falsas sombras, para preparar el camino a una nueva generación de sombras a cuyo alrededor se montará el verdadero espectáculo de la vida.

La función que Artaud otorga al teatro es la de aunar las diferencias entre lenguaje y cuerpo. Este es el tema central de sus ideas para la preparación de sus actores: una preparación opuesta al método usual que no les enseña a moverse ni a modular la voz como no sea para hablar. (el actor también puede gritar, gruñir, cantar, orar). Y es también el tema central de su dramaturgia ideal. Lejos de asociarse a un fácil irracionalismo que polariza razón y sentimiento, Artaud imagina el teatro como el lugar en que el cuerpo puede renacer como pensamiento y el pensamiento como cuerpo. Los escritos teatrales de Artaud pueden ser leidos como un manual psicológico sobre la reunificación de cuerpo y mente.

Artaud se queja de que su conciencia carece de fronteras, de posición fija, de que está despojada del lenguaje o en constante lucha con él, obsesionada sexualmente y en un estado de violenta infestación. El teatro de Artaud se caracteriza por la ausencia de cualquier posición espacial de los actores vis-a-vis de los otros actores o del publico, por una fluidez de movimiento y espíritu, por la mutilación del lenguaje y por su trascendencia en el grito del actor, por la carnalidad del espectáculo y por su tono obsesivamente violento. Pero Artaud no se limitaba a reproducir su agonía interna. Estaba mas bien dando una versión positiva y sistematizada de aquella. El teatro es una imagen proyectada de la vida interior peligrosa que le poseía. Y, puesto que se trata de una especie de operación quirúrgica, moral y emocional, sobre la conciencia, debe ser, según Artaud, necesariamente cruel.

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El teatro y la conciencia pueden cambiar. La conciencia no solo se parece al teatro sino que se presta a ser convertido en un teatro laboratorio, donde llevar a cabo los experimentos para cambiar la conciencia.

Al dar salida a las pasiones extremas y a las pesadillas culturales el teatro las exorcisa, aunque el teatro de Artaud no es de ningún modo simplemente catártico.

Sobre el teatro su impacto ha sido tan profundo que todo el teatro serio reciente de Europa occidental y de America se divide en dos periodos, antes y después de Artaud. Pero su influencia no se halla para nada en sus propias producciones. Brecht es el único escritor de este siglo cuya importancia pueden ser comparadas a las de Artaud.

BUSQUEDA ESPIRITUAL

A partir de mediados de la década de los años veinte la obra de Artaud se halla impregnada por la idea de un cambio radical en la cultura. Sus imágenes implican un punto de vista masmedico que histórico: la sociedad está enferma. Artaud se considera medico de la cultura. El mismo hombre que iba a ser destrozado por repetidos tratamientos de electroshock durante nueve años consecutivos en los hospitales mentales proponía que el teatro sirviese para administrar a la cultura una especie de terapia por medio del shock.

Artaud encontró sus modelos en el teatro religioso no occidental y en el teatro mágico.

Artaud siguió el “giro hacia oriente”, se interesó por una parte de la cultura occidental que permanecia oculta: la heterodoxia espiritual y las tradiciones mágicas. Además transito el camino que lleva al descubrimiento de la vida de los pueblos llamados primitivos. Los tres representan los valores del pasado. Las tres versiones de “otra forma de civilización” son ejemplos de la misma búsqueda de una sociedad integrada alrededor de temas directamente religiosos y de la huida de lo secular.

El arte, unido a la vida, tiene que ser necesariamente un arte revolucionario pero apolítico. Decepcionado al ver que Bretón intentaba asociar el programa surrealista al marxismo, Artaud rompió con los surrealistas, porque considero que traicionaban en aras de la política lo que era una revolución esencialmente espiritual. Un cambio en la estructura social no podía modificar nada.

Toda su obra trata de la salvación y el teatro es el medio para salvar almas.

Las producciones de Artaud en los dos teatos que había fundado, el teatro Alfred Jarry (1926-1927) y el Teatro de la Crueldad (1933-1935) despertaron escaso interés.

A pesar de su repetida insistencia en que el teatro debía ser capaz de prescindir de las obras, Artaud siempre trabajó con ellas. Había cierto numero de obras maestras por entonces oscuras o pasadas de moda que Artaud quería representar. Represento, por ejemplo, La vida es sueño de Calderón.

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Despues de representar Los Cenci, Artaud abandonó el teatro en 1935 y no solo por falta de dinero o de apoyo entre sus colegas. La idea de crear, en una cultura secular, una institución que revelase una realidad oscura, oculta, era una contradicción de términos.

Tras el fracaso de Les Cenci, Artaud se embarcó al año siguiente rumbo a Mexico a ver a las culturas primitivas.

GNOSTICISMO

El cosmos es entendido por el gnosticismo como un campo de batalla entre las fuerzas represivas y hostigadoras del exterior y el alma individual afligida y febril que busca redención. Para salvarse, el alma debe abandonar el cuerpo. La trascendencia del cuerpo requiere una etapa de libertinaje físico y de obscenidad verbal.

El gnosticismo se basa es la exacerbación de los dualismos (cuerpo/mente, materia/espíritu, bueno/malo, luz/oscuridad) y promete su abolición.

El pensamiento de Artaud reproduce la mayoría de los temas gnósticos. A lo largo de sus escritos dice que es perseguido, invadido y violentado por poderes extraños. Artaud está obsesionado por la materia física. La prosa y la poesía de Artaud muestran un mundo atestado de materia (mierda, sangre, esperma), un mundo profanado. Los poderes demoniacos que gobiernan el mundo están encarnados en la materia y la materia es oscura.

Artaud es uno de tantos directores modernos que han intentado recrear el teatro como rito, dando a las representaciones teatrales la solemnidad de las transacciones religiosas. El teatro de Artaud pretende poner en escena un rito gnóstico secularizado. Se trata de un rito de transformación, de una representación comunitaria de un acto violento de alquimia espiritual.

Para Artaud el cuerpo es, a la vez, el obstáculo para alcanzar la libertad y el lugar en el que esta debe aflorar. Su actitud abarca la temática gnóstica mas familiar: la afirmación del cuerpo y la repulsión ante el cuerpo, el deseo por trascenderlo y la necesidad de redimirlo. El cuerpo es para él siempre un problema. Jamas lo define en términos de su capacidad de placer sexual, sino solamente en su capacidad eléctrica de inteligencia y de dolor. El cuerpo ignora a la mente y la mente al cuerpo. Pero el cuerpo tiene una mente “existe en la mente una carne, una carne tan rápida como el rayo”.

“El verdadero cuerpo no tiene sexo” escribe Artaud en El teatro y su doble. Muchos poemas expresan profunda repulsión ante el cuerpo y acumulan evocaciones de repugnanacia ante el sexo. Contra este cuerpo caído, corrompido por la materia, levanta la fantasia de un cuerpo puro, desprovisto de órganos y de vertiginosas concupicencias. Quiere abandonar su sexualidad. El cuerpo debe ser hecho inteligente, debe ser reespiritualizado, se debe unificar pensamiento y carne.

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Tarea del teatro gnistico de Artaud consiste nada menos que en crear este cuerpo redimido, un proyecto mitico que él explica refiriéndose al ultimo gran sistema gnóstico: la alquimia renacentista.

De igual modo que los alquimistas, obsesionados por la materia en términos puramente gnósticos, buscaban los métodos para convertir un tipo de materia en otra (mas elevada, mas espiritualizada) Artaud quiere lograr un espacio alquímico que opere tanto en el cuerpo como en el espíritu. El teatro es el ejercicio de un acto “terrible y peligroso” dice en El teatro y su doble “la transformación, organica y física, real, del cuerpo humano”. Como los simbolos alquimicos, el teatro describe “los estados filosóficos de la materia” e intenta transformarlos.

Las principales metáforas de Artaud son típicamente gnósticas. El cuerpo es la mente convertida en materia. Y de igual modo que el cuerpo aplasta y corrompe al espíritu, también el lenguaje lo corrompe. El lenguaje es, en efecto, pensamiento convertido en materia. El problema del lenguaje, tal como Artaud se lo plantea, es idéntico al problema de la materia. El desagrado ante el cuerpo y la repulsión de las palabras son dos formas de la misma sensación. En las equivalencias establecidas por las imágenes de Artaud, la sexualidad es la actividad del cuerpo corrompida, caída, y la literatura es la actividad caída, corropida, de las palabras.

La visión de un arte total adopta la misma forma que la visión de la redención del cuerpo. (“El cuerpo es el cuerpo/ es por si solo/ no tiene necesidad de órganos” escribe en uno de sus últimos poemas). El arte será redendor cuando, como el cuerpo redimido, se trascienda- cuando no tenga órganos (géneros), ni partes diferentes.

El gnosticismo, que es una sensibilidad organizada mas sobre la idea del conocimiento (gnosis) que sobre la fe, distingue tajantemente entre conocimiento exóterico y esotérico. durante la década de los treinta, Artaud leyó abundantemente sobre sistemas esotèricos : alquimia, Tarot, Cábala, astrologia, rosacruces. todas estas doctrinas tienen en comun ser transformaciones relativamente tardias, decadentes, de los temas gnosticos.

Al final de su vida identifica salvacion y virginidad, pecado y sexo. Aunque las elaboradas especulaciones religiosas de Artaud pueden ser consideradas como metáforas de la paranoia, tambien seria correcto considerar la paranoia como una metáfora de una sensibilidad religiosa de tipo gnostico exacerbada mas alla de todo limite.

En los escritos mas tempranos hay una sexualizacion de la conciencia y una mentalizacion del cuerpo.

Metáforas de los años veinte: la mente entendida como cuerpo que jamas se deja poseer, y el cuerpo como una especie de mente demoniaca, inquieta, brillante.

Esfuerzo por unificar carne y mente.

Artaud nos ofrece la mayor cantidad de sufrimiento de la historia de la literatura.

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Sea cual sea el sentido que demos a la palabra “loco” la verdad es que Artaud lo habia estado toda la vida. Adicto toda la vida a los derivados del opio, éstos seguramente agravaron sus desordenes mentales.

En los veinte, decide defender sus poemas tal como son, por el mérito qque tienen de no lograr ser una obra de arte.

la locura es el final lógico de la exploracion de la individualidad, cuando esa exploracion es llevada hasta sus extremos.

La mayoria de los temas d ela obra de Artaud que habían sido exóticos se han convertido, en la ultima década, en tópicos: la sabiduría (o falta de sabiduría) que proporcionan las drogas, las religiones orientales, la magia, la vida de los indios norteamericanos, el lenguaje corporal, el viaje a la locura. En los años veinte Artaud promulgó casi todos los gustos (a excepcion del entusiasmo por los comics, la ciencia ficcion y el marxismo) que debían ponerse de moda en la contracultura americana de los años sesenta, y lo que él leía por aquel entonces –libros de misticismo, psiquiatria, antropologia, Tarot, astrología, yoga, el Libro de los muertos tibetano- parece una antología profética de la literatura que, recientemente, se ha popularizado entre los jóvenes avanzados.

IDEAS MIAS PARA EL TEMA

Si el teatro es como la peste, lo es, en cierta medida, porque revela ese estado corrupto en que se halla toda la carne, el cuerpo, y lleva necesariamente a la transgresion de las formas sociales.