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Recuperando nuestras tradiciones: Romería de San Isidro Antonio Manuel Rodríguez Rodrí- guez Esta celebración consiste en una jornada en el campo en torno a una ermita y en honor de un santo o virgen. Carrozas engalanadas acompañan a los peregrinos, además del baile, el cante, la comida y la bebida. Las romerías están muy arraigadas en Andalucía. La palabra romería procede de romero, persona que viaja o peregrina a una ermita. A su vez romero viene de romarius, derivado de Roma para indicar que peregrinaba a Roma, meca del Cristianismo. Después se extendió a los Santos Lugares y a Santiago de Compostela. Estas fiestas se remontan a la antigüedad, los fenicios, griegos y tartessos realizaban procesiones de carros sagrados tirados por bueyes, los judíos peregrinaban al lugar en que se hallaba el tabernáculo, lugar móvil donde adoraban a Dios y los cristianos en el siglo III iban de romería a visitar los sepul- cros de los mártires. Poco a poco se exten- dió hasta llegar a otros lugares como los anteriormente citados. No se sabe, con certeza, si en tiempos pasa- dos existiera alguna romería en nuestro pue- blo. Según el recordado Miguel Ángel López llegó a celebrarse a finales del siglo XIX, pero no sabemos cómo transcurría. Es hasta la década de los cincuenta y con la llegada del párroco Don Miguel Román, cuando se organiza la romería de San Isidro, el día 15 de mayo, en el lugar conocido como Los Gazpachos, un cortijo situado a varios kiló- metros de Gilena. Para tal efecto se compró una imagen que fue llevaba en carreta de bueyes el primer año y durante los siguien- tes, fue llevada en unas pequeñas andas; también se adquirió un estandarte con la imagen del santo. La carreta era acompaña- da por un grupo rociero con sus flautas y tamboriles. El pueblo acompañaba a la ima- gen según el medio que poseía, unos llega- ban en bicicleta, otros en burro, mulo o caballo, los menos en coches de caballo, carros o carretas y el que no tenía nada iba andando. Mujeres, hombres y niños se vest- ían de flamenco y pasaban un día de campo entre bailes y cantes. Esta romería duró varios años, entre 1.953 y 1955 (éste fue el último año ya con D. Pas- cual) y se perdió, al parecer, como conse- cuencia de la falta de respeto hacia la imagen que solía ser abandonada en algún piojal. Según se recuerda, en el último año cayó una tormenta y dejaron solo al santo que se mojó y tuvo que ser restaurado. A partir de entonces el cura prohibió la celebración en años venideros. No se recuperaría hasta los años setenta, se cambió de escenario y se eligió el lugar co- nocido como vaguada del Salado de Pedre- ra, arroyo que atraviesa nuestro término por el sur, a 5 kilómetros del pueblo. Los me- dios de locomoción mejoraron considera- blemente, motos, coches, furgonetas y sobre todo tractores con sus remolques llenaron aquel lugar. Para comer y beber se instalaron chiringuitos. Esta romería suponía varias novedades, transcurría sin la imagen de San Isidro, sin carretas de bueyes pero sí se incorpora un elemento innovador y motivador como fueron las carrozas. Grupos de jóvenes se reunían días antes para adornar los remol- ques de tractores y participaban en los con- cursos de carrozas que organizaba el Ayun- tamiento para impulsar esta nueva romería. La primera se celebró en el año 1.973 y duró allí dos años más. Se decidió cambiarla por- que el lugar no era el más idóneo por contar con demasiadas cuestas. En el año 1.976 se trasladó definitivamente a la Cañada Honda, un enclave llano, tran- quilo y con un precioso paisaje. Continua- ron los concursos de carrozas, pero con el paso del tiempo desaparecieron y también se fue perdiendo el espíritu romero hasta convertirse en una jornada normal de cam- po. Gracias a un grupo de paisanos, con la ines- timable ayuda y colaboración de nuestro cura párroco D. José Mª Juárez, nuestra romería ha tomado un nuevo impulso. To- do comenzó en una primera reunión a la que asistieron D. José Mª, Luis Avelino, Honorato y Avelino, en la que se propuso crear una hermandad para sacar en romería a las imágenes. Más tarde realizaron una visita al Arzobispo de Sevilla para requerirle el permiso pertinente a la que acudieron D. José Mª, Luis Avelino, Avelino y Avelino hijo. El último paso fue la fundación, en junio de 2.008, de la Asociación Parroquial de Ntra. Sra. De Fátima y de San Isidro Labrador, compuesta por los siguientes miembros: D. José Mª, director espiritual y presidente de la Asociación, Luis Avelino, Honorato, Avelino, José Cansino, José Car- los ”el Argentino”, Pepe “el de Quico”, Antonio Muñoz, Miriam Aranda, José “Pinito”, Jesús Aranda, Manolo “el Correí- llo”, Mª Ángeles Páez, Francisco, Feli, José Antonio “Yeyé” y Macarena. Los primeros objetivos de la nueva asocia- ción han sido, por un lado, la preparación de la salida en romería de las imágenes para ello se llevó a cabo la restauración de las mismas y la compra de una carreta para ser tirada por bueyes y, por otro, la construc- ción de una ermita en la Cañada Honda en un terreno que solicitó la Asociación, siendo concedido por el Ayuntamiento. Las obras de la edificación comenzaron el día 22 de marzo de 2.009 con la colocación de la pri- mera piedra y que continuarán hasta su fina- lización. El domingo 17 de mayo el pueblo de Gile- na, después de 54 años, pudo disfrutar con la salida en romería de San Isidro acompa- ñado de la Virgen de Fátima y a continua- ción se realizó el camino hasta la Cañada Honda. Volvieron las carrozas y los caballis- tas, para los que hubo sendos concursos. Fue un día espléndido en todos los senti- dos. Arte e Historia Boletín Mensual de la Colección Museográfica de Gilena ABRIL DE 2010 NÚMERO 3, AÑO 1

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Recuperando nuestras tradiciones: Romería de San Isidro

Antonio Manuel Rodríguez Rodrí-

guez

Esta celebración consiste en una jornada en el campo en torno a una ermita y en honor de un santo o virgen. Carrozas engalanadas acompañan a los peregrinos, además del baile, el cante, la comida y la bebida. Las romerías están muy arraigadas en Andalucía.

La palabra romería procede de romero, persona que viaja o peregrina a una ermita. A su vez romero viene de romarius, derivado de Roma para indicar que peregrinaba a Roma, meca del Cristianismo. Después se extendió a los Santos Lugares y a Santiago de Compostela.

Estas fiestas se remontan a la antigüedad, los fenicios, griegos y tartessos realizaban procesiones de carros sagrados tirados por bueyes, los judíos peregrinaban al lugar en que se hallaba el tabernáculo, lugar móvil donde adoraban a Dios y los cristianos en el siglo III iban de romería a visitar los sepul-cros de los mártires. Poco a poco se exten-dió hasta llegar a otros lugares como los anteriormente citados.

No se sabe, con certeza, si en tiempos pasa-dos existiera alguna romería en nuestro pue-blo. Según el recordado Miguel Ángel López llegó a celebrarse a finales del siglo XIX,

pero no sabemos cómo transcurría. Es hasta la década de los cincuenta y con la llegada del párroco Don Miguel Román, cuando se organiza la romería de San Isidro, el día 15 de mayo, en el lugar conocido como Los Gazpachos, un cortijo situado a varios kiló-metros de Gilena. Para tal efecto se compró una imagen que fue llevaba en carreta de bueyes el primer año y durante los siguien-tes, fue llevada en unas pequeñas andas; también se adquirió un estandarte con la imagen del santo. La carreta era acompaña-da por un grupo rociero con sus flautas y tamboriles. El pueblo acompañaba a la ima-gen según el medio que poseía, unos llega-ban en bicicleta, otros en burro, mulo o caballo, los menos en coches de caballo, carros o carretas y el que no tenía nada iba andando. Mujeres, hombres y niños se vest-ían de flamenco y pasaban un día de campo entre bailes y cantes.

Esta romería duró varios años, entre 1.953 y 1955 (éste fue el último año ya con D. Pas-cual) y se perdió, al parecer, como conse-cuencia de la falta de respeto hacia la imagen que solía ser abandonada en algún piojal. Según se recuerda, en el último año cayó una tormenta y dejaron solo al santo que se mojó y tuvo que ser restaurado. A partir de entonces el cura prohibió la celebración en años venideros.

No se recuperaría hasta los años setenta, se cambió de escenario y se eligió el lugar co-nocido como vaguada del Salado de Pedre-ra, arroyo que atraviesa nuestro término por el sur, a 5 kilómetros del pueblo. Los me-dios de locomoción mejoraron considera-blemente, motos, coches, furgonetas y sobre todo tractores con sus remolques llenaron aquel lugar. Para comer y beber se instalaron chiringuitos.

Esta romería suponía varias novedades, transcurría sin la imagen de San Isidro, sin carretas de bueyes pero sí se incorpora un elemento innovador y motivador como fueron las carrozas. Grupos de jóvenes se reunían días antes para adornar los remol-ques de tractores y participaban en los con-cursos de carrozas que organizaba el Ayun-tamiento para impulsar esta nueva romería. La primera se celebró en el año 1.973 y duró allí dos años más. Se decidió cambiarla por-que el lugar no era el más idóneo por contar con demasiadas cuestas.

En el año 1.976 se trasladó definitivamente a la Cañada Honda, un enclave llano, tran-

quilo y con un precioso paisaje. Continua-ron los concursos de carrozas, pero con el paso del tiempo desaparecieron y también se fue perdiendo el espíritu romero hasta convertirse en una jornada normal de cam-po.

Gracias a un grupo de paisanos, con la ines-timable ayuda y colaboración de nuestro cura párroco D. José Mª Juárez, nuestra romería ha tomado un nuevo impulso. To-do comenzó en una primera reunión a la que asistieron D. José Mª, Luis Avelino, Honorato y Avelino, en la que se propuso crear una hermandad para sacar en romería a las imágenes. Más tarde realizaron una visita al Arzobispo de Sevilla para requerirle el permiso pertinente a la que acudieron D. José Mª, Luis Avelino, Avelino y Avelino hijo. El último paso fue la fundación, en junio de 2.008, de la Asociación Parroquial de Ntra. Sra. De Fátima y de San Isidro Labrador, compuesta por los siguientes miembros: D. José Mª, director espiritual y presidente de la Asociación, Luis Avelino, Honorato, Avelino, José Cansino, José Car-los ”el Argentino”, Pepe “el de Quico”, Antonio Muñoz, Miriam Aranda, José “Pinito”, Jesús Aranda, Manolo “el Correí-llo”, Mª Ángeles Páez, Francisco, Feli, José Antonio “Yeyé” y Macarena.

Los primeros objetivos de la nueva asocia-ción han sido, por un lado, la preparación de la salida en romería de las imágenes para ello se llevó a cabo la restauración de las mismas y la compra de una carreta para ser tirada por bueyes y, por otro, la construc-ción de una ermita en la Cañada Honda en un terreno que solicitó la Asociación, siendo concedido por el Ayuntamiento. Las obras de la edificación comenzaron el día 22 de marzo de 2.009 con la colocación de la pri-mera piedra y que continuarán hasta su fina-lización.

El domingo 17 de mayo el pueblo de Gile-na, después de 54 años, pudo disfrutar con la salida en romería de San Isidro acompa-ñado de la Virgen de Fátima y a continua-ción se realizó el camino hasta la Cañada Honda. Volvieron las carrozas y los caballis-tas, para los que hubo sendos concursos.

Fue un día espléndido en todos los senti-dos.

Arte e Historia

Boletín Mensual de la Colección Museográfica de Gilena

ABRIL DE 2010 NÚMERO 3, AÑO 1

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garán un papel primordial.

Como recursos museográficos se utili-

zarán inciensos, pétalos de rosa y música

antigua íbero-romana. Todo ello con la

intención de trasladar al espectador a

principios del siglo V a.C.

Durante tres meses, los visitantes

podrán deleitar la vista, el oído y el olfa-

to en un contexto original, atractivo y

altamente didáctico.

Del 21 de abril al 31 de julio de 2010

en la Sala de Historia

David Ruiz García

Nuestra Colección Museográfica tendrá el

privilegio de albergar una magnífica escul-

tura del artista ursonense Francisco Javier

Valdivia Gómez.

La obra “Toro Íbero de Osuna” es una

interpretación contemporánea del original

conservado en el Museo Arqueológico

Nacional.

Para su exposición, se diseñará toda una

escenografía en la que se disminuirá la in-

tensidad lumínica de la Sala a 150 lux, y

donde la luz natural de los pebeteros ju-

Pieza del mes: Falcata íbera

Toro íbero de Osuna, una interpretación contemporánea del escultor Valdivia

David Ruiz García

Ramón Gómez y Carlos Javier

Sánchez serán los próximos artistas

en exponer en la Sala de Exposición

Temporal de la Colección.

Con el título “Luces y sombras, dos visio-

nes de la realidad” se continúa con el

conjunto de exposiciones temporales

“Serie Enrejados”.

La vida tras el objetivo de una

cámara. Una forma de interpretar la

realidad desde un punto artístico,

donde lo cotidiano se transforma en

verdadera obra de arte.

Del 24 de abril al 9 de Mayo en la

Sala de Exposición Temporal.

Exposición Temporal: Luces y sombras, “dos visiones de la realidad”

David Ruiz García

Esta magnífica pieza representa la

espada característica de los pueblos

íberos.

Realizada en hierro forjado, se en-

cuentra doblada y con restos de

concreciones ferrosas debido a su

exposición al fuego.

Probablemente, además de arma

de guerra, se utilizó como cuchi-

llo de sacrificios y recibió un

carácter simbólico. Por ese moti-

vo, se enterraba frecuentemente

junto a los guerreros.

Ha sido fechada en entre los si-

glos III y I a.C., conviviendo du-

rante el periodo de dominación

romana con el famoso gladius.

Durante la antigüedad, los cronis-

tas romanos alabaron su calidad

como arma de ataque, capaz de

realizar estocadas, grandes cortes

y de una enorme flexibilidad en

su manejo.

Al poseer una hoja muy corta, per-

mitía al guerrero una gran movili-

dad dentro del campo batalla, espe-

cialmente cuando el espacio era

muy escaso.

Las lanzas de doble filo, las hachas,

los puñales y las hondas, completa-

ban el conjunto de armas ofensivas

de dichos guerreros

Julio César adaptaría este arma a

sus legiones, dando lugar al conoci-

do Gladius Hispaniensis.

Página 2 ARTE E HISTORIA

“Luces y

sombras, dos

visiones de la

realidad”

se celebrará

desde el 24 de

abril al 9 de

mayo en las

salas

expositivas de

la Colección

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Antonio Manuel Rodríguez Rodríguez

Cuando de pequeños íbamos los niños a cono-cer una especie de cueva que había en el cam-po, un poco más abajo de la “Fuente de los Perros”, en un lugar conocido como los “Paredones de Ramoncito”, no podíamos suponer ni imaginar que esa cueva, donde los más valientes se metían, era parte de unas ter-mas que allí hubo en tiempos de los romanos. En los alrededores encontrábamos restos de cerámica y una serie de piedrecitas de colores que nos guardábamos en los bolsillos, no era otra cosa que teselas, pequeñas piezas cuadra-das con las que se formaban los famosos mo-saicos. Los baños han estado, desde la antigüedad, muy presentes en muchas civilizaciones, rela-cionados no sólo con la higiene personal, sino con la purificación del alma o espíritu. Todavía algunas religiones mantienen viva la tradición de los baños rituales para purificarse como los musulmanes, con sus típicas abluciones, y los hindúes. Las termas eran unos baños que los romanos construyeron desde la época republicana. Los baños se llamaban thermae si eran públicos y balneae los privados. Los primeros estaban ubicados generalmente en las ciudades y eran financiados por altos dignatarios. Los privados estaban situados también en ciudades para su explotación y en las grandes villae o fondus des-tinadas al disfrute de sus propietarios. En este último grupo podemos situar a los construidos en nuestro pueblo. Estos edificios no sólo servían para asear el cuerpo, sino que cumplían perfectamente una serie de funciones deportivas, culturales, socia-les y políticas. Así se ofrecían servicios diver-sos como baños independientes, salas de ma-saje y perfumes, grandes salas de baño comu-nes, piscina abierta, natatio, la palestra, corredo-res y galerías, jardines, bibliotecas y salas de conferencias. En estas dependencias se podría haber tramado más de una conspiración. Según Galeno no hay nada más purificador que un baño combinando, sabiamente, todos los elementos de la naturaleza, lo frío y lo ca-liente, el agua, la tierra, el aire, el fuego, ... Los masajes y fricciones con jabones, perfumes, ungüentos y aceites, ... cada cual en su mo-mento.

No fue un invento romano y como muchas otras cosas copiaron de los griegos la costumbre de ba-ñarse en lugares públicos. En Grecia comenzó asociada al gimnasio, pero más tarde se construye-ron con la única idea del baño. Las termas construidas por los romanos disponían de las siguientes dependencias:

Palestra: Patio central desde el que se abría la

demás estancias y se practicaban ejercicios físicos.

Tabernae: Tiendas adosadas a las salas de baños donde se vendían bebidas y comida, que los vende-dores pregonaban a grandes voces entre los bañis-tas.

Caldarium: Baño de agua caliente, el alveus. Era

la habitación más luminosa y adornada. En las grandes termas había incluso piscinas donde se podía nadar. En las más pequeñas, el baño se toma-ba en bañera o depósitos de agua caliente llamados labra.

Frigidarium: Era la sala destinada a los baños de

agua fría. En las grandes termas el frigidarium estaba descubierto e incluía entre sus instalaciones una gran piscina donde poder practicar la natación.

Tepidarium: Habitación de temperatura tibia que preparaba al bañista para la de agua caliente.

Apodyterium: Vestuarios. Habitación próxima al pórtico de la entrada donde los bañistas dejaban sus ropas. Había un banco corrido y en la pared unas hornacinas sin puertas, donde se depositaban las ropas y los objetos personales, que quedaban vigilados por un esclavo. Laconicum: Baño de vapor. Las primeras noticias de la ubicación de unas ter-mas romanas en Gilena nos la ofreció el equipo de arqueólogos dirigido por Collantes de Terán acom-pañado por José Hernández Díaz y Sancho Corba-cho que entre los años 40 y 50 escribieron la gran obra titulada “Catálogo Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla”. José Hernández Díaz fue el arqueólogo que estu-vo en Gilena y estudió in situ las termas descu-briendo también que había un depósito circular

para almacenar agua, del que todavía quedan restos. El edificio estaba situado en un lugar estratégico junto a las dos calzadas romanas, que cruzan nues-tro término municipal y en lo alto de un cerro de 420 metros por el que pasaba el agua del Ojo en-

cauzado en un arroyo del que se surtía el edificio termal. Por los materiales encontrados en la excavación arqueológica llevada a cabo en 1.986 se puede datar la construcción hacia el siglo II d.C., per-diendo su uso hacia el siglo IV y se abandonaría en época visigoda. En la excavación realizada se encontraron restos de un gran edificio termal, en el que se han podido localizar varias dependencias: el caldarium, de plan-ta rectangular terminada en una exedra con una piscina recubierta de opus signinum (cemento imper-meable), con su hipocausto; el tepidarium, de planta rectangular más pequeño que la anterior pero que contaba con una gran piscina recubierta con plan-chas de mármol, otro hipocausto detrás del muro de la piscina del tepidarium en donde se ha encon-trado una pequeña bañera que correspondería a unos baños individuales pequeños que solían exis-tir en las termas y por último se ha detectado un posible frigidarium de planta circular excavado par-cialmente. Una vez concluido el estudio de las excavaciones fueron enterradas ilegalmente y así han permaneci-do hasta el día de hoy. En el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía fechado el 24 de agosto de 1.996 se declara “Bien de Interés Cultural”, con la categoría de Zona Arqueológica, el yacimiento denominado Cortijo de Aparicio el Grande, situado en el lugar popular-mente llamado El Cerrillo o Los Argamasones, a unos dos kilómetros al sur de nuestro pueblo. En dicho número se hace mención a la existencia de unas termas romanas vinculadas a una gran villae o fondus de explotación agrícola. Según se lee en el mismo Boletín “se trata de uno de los edificios más espectaculares de Andalucía”. Estas dependencias deberían estar adornadas con estatuas de mármol, de las que se han encontrado un pie y un trozo de un delfín adosado a la escul-tura de una Venus, y con diversos mosaicos, por los restos de teselas encontradas en la zona. Por azares de la historia, muy cerca de estos anti-guos baños se encuentra la piscina municipal de nuestro pueblo, de la cual disfrutamos desde el año 1970, hace 40 años justos. La piscina actual la usamos para refrescarnos sólo en verano y ha perdido las funciones sociales que tenían las ter-mas romanas. NOTA: Si alguien quiere “ver” cómo eran unas

termas romanas puede consultar la Recreación

Infográfica de las Termas Mayores de Itálica en la

página web de Yoo Tube. Sólo falta bañarnos…

Arqueología: Las Termas Romanas de “Aparicio el Grande”

Página 3 NÚMERO 3, AÑO 1

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El día 5 de Marzo del año 45 a. de J.C. los pompeyanos pierden la batalla de Soricaria (al N.O. de Montilla), abandonan el cuartel general de Ucu-bi, al que prenden fuego, y se retiran a unos olivares cerca de Ipagro (Aguilar) en su camino hacia la ciudad de Urso (Osuna), que era la plaza fuerte de los pompeyanos y el centro de sus operaciones, la cual tiene que defender por encima de todo.

Por distinto camino Cesar se dirige hacia el mismo lugar con intención de cortarles el paso antes de que lleguen a Urso.

Si Cneo Pompeyo se dirige y asedia la ciudad de Ventipo (que podría estar en Casariche, o bien muy cerca de lo que hoy es Lora de Estepa, según algunos historiadores) y una vez ren-dida la plaza se dirige a las Marrucas, (ubicada en el término de Estepa, confinando con el de Aguadulce, según datos de A.F.G. en el Memorial Ostipense) y como no pudiera entrar en la ciudad porque habían cerrado las puertas a sus tropas, Pompeyo mandó incendiarla siguiendo su políti-ca de “tierra quemada” que tenía planeada para agotar a su oponente.

Cerradas las puertas de esta ciudad, Pompeyo no puede dirigirse hacia la ciudad de Astigis (Écija) por ser un camino de tierras, como se dice en el BellumHispaniense, de pocas aguadas y debido a su fertilidad no abundan demasiados cerros de difícil escalada y accesos desde los que pudiera divisar sus alrededores. César que se veía obligado a acampar en lugares inferio-res, tenía que levantar fortines para su protección a varios miles de pasos del campamento pompeyano.

Es de suponer la hipótesis de que Pompeyo decidiera mover sus tropas y acampar (pudo haber ocurrido entre el día 13 y 16 de Marzo del año 45 a. de J.C.) en la parte Norte de la Sierra Acebuchosa, Gilena, en la zona cono-cida como “Tajo de Pompeyo”, sitio dominante desde donde podía obser-var cualquier movimiento de las tro-pas cesarianas. Desde este punto Cneo podía llegar a la ciudad de Urso dando un rodeo a través de la ciudad de Repla (Los Corrales), ya que con este camino podía elegir para la acam-pada de sus tropas cerros dominantes.

Pompeyo no consiguió llegar a Urso, pues el 17 de Marzo del ya citado año se libró la decisiva batalla, la Batalla

Dimas Morillas Gordillo

Muerto Pompeyo el Grande el 28 de Septiembre del año 48 a. de J.C., a manos de sus compañeros Aquilas, Septimio y Salvio, sus hijo, Cneo y Sixto Pompeyo continuaron la guerra contra César.

En esta narración vamos a ubicarnos en los momentos en que el BellumHispa-niense llamaría el epílogo de la segunda guerra civil romana.

Estamos en el comienzo del año 45 a. de J.C., en una fase de la guerra que podríamos considerar la más cruel y sangrienta por las circunstancias espe-ciales que en ella concurrieron.

De parte de Cneo y Sixto un ejército formado por trece legiones, compues-tas por los restos del ejército constitui-do en África, dos legiones de veteranos, una legión de ciudadanos romanos de Hispania y el alistamiento de población indígena local. ( Citemos entre ellas la Vernácula, la II, la IV la Afrania, las demás se componían de desertores y auxiliares).

De parte de César, unos soldados can-sados que se encontraban en el campo de batalla dispuesto a terminar de una vez la guerra. César tenía consigo ocho legiones y ocho mil soldados de caba-llería, incluyendo legiones veteranas de demostrada capacidad, (entre ellas la Legio V Alaudae, la VI Ferrata y la Legio X Equestris y otras más moder-nas como la III Gallica y la XIII, luego Gemina). A pesar de ello, también hubo de recurrir al reclutamiento de la población indígena local.

Fue una guerra considerada doblemen-te civil ya que participaban gran núme-ro de soldados hispanos en los dos ejércitos.

Dado que las ciudades que no eran partidarias de Cneo y Sixto Pompeyo y que fueron sometidas por la fuerza y por el engaño, no dejaban de pedir auxilio a Roma. César se puso en cami-no y desembarcó en Sagunto (Valencia), se dirigió a la ciudad de Obulco (hoy Porcuna) donde se encon-traban sus ejércitos a las órdenes de Q. Fabio Máximo y Q. Pedio, legados de la Hispania Ulterior y Citerior.

César , como gran militar estratega, se apoderó de las plazas de Corduba (Córdoba), Ulia (Montemayor), Attegua (entre Córdoba y Espejo), Ucubi (Espejo), etc.

de Munda. Todavía no se ha encontra-do el lugar exacto de la batalla, y ya que los historiadores no han podido ponerse de acuerdo, esperemos que prontamente y mediante estudios de campo y arqueológicos se llegue a ubicar el lugar. Si analizamos el Be-llumHispaniense y damos un paso atrás en el tiempo, encontraríamos muchos cerros dominantes con arro-yos y riachuelos en sus vaguadas, ce-rros que hoy en día siguen siendo los mismos, pero sin arroyos y riachuelos por la gran explotación subterránea de las aguas.

No obstante, también se dice que la gran batalla se libró a unos quince kilómetros en línea recta de Urso, y que hipotéticamente, también pudo haberse librado muy cerca de la ciudad de Repla. La Batalla de Munda marca un gran hito en la historia de Roma, por ser la más cruel y sangrienta y porque constituye la última batalla de la Segunda Guerra Civil Romana. Se ha escrito que en esta batalla murieron cerca de 40.000 hombres y hubo unos 14.000 presos.

Y volviendo a nuestro “Tajo Pompe-yo”, es frecuente encontrar por sus alrededores, puntas de flechas y lanzas, glandes, botones y algún que otro objeto de aquella época. Así mismo, y siguiendo el itinerario que las tropas pompeyanas siguieran desde el tajo de Pompeyo hacia Urso, bien el línea recta o a través de Repla, en la fincas colindantes a estos caminos, hoy día parajes de “Cortijos Viejos”, “la Ribe-ra”, “el Negrón”, “las Lucenillas”, etc. al labrar sus tierras siempre aparecie-ron objetos de aquella época, incluso glandes con la marca de César. No obstante, con esto no quiero afirmar nada ya que en doquier punto de la bética puede aparecer un glande con la marca de César, un botón de Q. Fabio Máximo o cualquier objeto de cual-quiera de las dos tropas, ya que todas las tierras de la bética fueron pisadas por ambos ejércitos.

Hemos oído hablar del Tajo Pompeyo a nuestros mayores, y ellos a su vez lo oyeron a los suyos, y así podríamos remontarnos más de dos mil años atrás. Es lo que llamamos una transmi-sión de viva voz, y si fue así, que siga transmitiéndose durante muchos mile-nios.

Historia Antigua: La batalla de Munda

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