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    Fernando Guerrero Villagmez,* Maribel Pia Calva,**Octavio Corona Paredes* y Mara Prez Santilln*

    PrPrPrPrPresencia de una ofresencia de una ofresencia de una ofresencia de una ofresencia de una ofrenda masnica en unenda masnica en unenda masnica en unenda masnica en unenda masnica en un

    contexto arcontexto arcontexto arcontexto arcontexto arqueolgico de la ciudad de Mxicoqueolgico de la ciudad de Mxicoqueolgico de la ciudad de Mxicoqueolgico de la ciudad de Mxicoqueolgico de la ciudad de Mxico

    Durante enero a mayo de 2004, la Direccin de Salvamento Arqueolgicodel INAHrealiz al sur de la Alameda Central de la ciudad de Mxico, una se-rie de trabajos de rescate, resultado de la afectacin que se produjo por lasobras de infraestructura urbana que represent el Proyecto Plaza Jurez. Dedichos trabajos se obtuvo una muestra importante de materiales arqueol-gicos: prehispnicos, virreinales y modernos los cuales contribuirn al conoci-miento histrico de esa parte de la ciudad y a la comprensin del procesoevolutivo de la misma a travs del tiempo. De la diversidad de los hallazgosarqueolgicos que se obtuvieron en la excavacin destaca, para los fines deeste artculo, la presencia de una ofrenda que se ha denominado masnica,debido a que fueron identificados algunos rasgos iconogrficos asociados a di-cho fenmeno cultural. El presente texto busca un primer acercamiento a lanaturaleza de este singular hallazgo, as como la comprensin de su significado

    y la presencia en el o los contextos culturales de los que fue recuperado.

    Localizacin

    El rea donde se realiz la exploracin arqueolgica se ubica entre las avenidasJurez (norte), Luis Moya (oeste), Jos Mara Marroqu (este) e Independen-cia (sur) de esta zona del centro de la ciudad de Mxico (figs. 1 y 2). En estepredio se ubica el conjunto Plaza Jurez, cuya construccin concluy en 2006,

    y tiene una superficie aproximada de 27,300 m2

    de uso mixto: civil, comercial ygubernamental. Los proyectos urbanos ms importantes desarrollados en l co-rresponden a las nuevas sedes de la Secretara de Relaciones Exteriores, el Tri-bunal Superior de Justicia del Distrito Federal y los predios de avenida Jurez34, 36 y 38, donde se localiz la ofrenda masnica.

    ** Direccin de Salvamento Arqueolgico, INAH.** Escuela Nacional de Antropologa e Historia, INAH: [[email protected]].

    Estoy completamente en tinieblas.

    W. Locke

    En el presente texto se vierten una serie de apuntes e ideas emanados de una primera aproxi-macin resultado de un singular hallazgo arqueolgico denominado ofrenda masnica, quefue localizado en contextos arqueolgicos pertenecientes a los siglosXIXyXXdel Centro His-trico de la ciudad de Mxico.

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    ci el Paseo de la Alameda (Castro, 2001: 16);aunque se conoce que su ocupacin no se limi-t al periodo virreinal y moderno sino tambinal prehispnico, que se situ en las postrime-

    ras del siglo XVI, tiempo en el que el patrnocupacional correspondi a zonas de habitacin,cultivo y artesanal (Coronaet al., 2005). Sin em-bargo, el desarrollo sustantivo de la zona se viobeneficiado a partir del sigloXVIII(1720-1724),periodo en el cual se estableci el convento deCorpus Christi (Rocha, 2004: 20), el cual con-tribuy poco a poco a que la zona adquiriera lavitalidad que no haba logrado consolidar, entrminos urbansticos y socioeconmicos, des-de la Conquista. Los planos y obras pictricaspertenecientes al virreinato muestran1que eldesarrollo urbano del lugar inici de la calle deCorpus, hoy avenida Jurez, hacia el sur con unmodelo parcialmente reticular, con base en unamezcla del patrn indgena de chinampas y ca-nales existentes previos a la Conquista y el mo-

    Fig. 2 Foto rea en la que se muestra de manera parcial la zonadel rescate. El nmero 36 corresponde a la casa o predio dondese ubic la ofrenda masnica.

    delo inicial planteado por los con-quistadores para la zona nuclearde la ciudad. Plazas y callejonescomenzaron a hacerse presentesen la fisonoma urbana, ocurra lomismo para la zona este del con-

    vento, donde para 1726 existi unpequeo grupo de casas y una pla-zoleta que dieron nombre al ba-rrio del Cuajomulco (Castro, 47).

    A partir de dicha distribucin,la zona comenz a tener un creci-miento urbanstico cada vez ma-

    yor, aunado a las numerosas refor-mas (inacabadas muchas de ellas)que se dieron a lo largo del virrei-nato.2Por otro lado, en las prime-ras dos dcadas del siglo XIX, se

    lograron definir algunas reas urba-nas de manera ms clara. En estos

    Antecedentes histricos de la zona

    La zona ha estado relacionada con una serie deactividades ligadas al comercio y la habitacinque tuvieron su origen durante la segunda mi-tad del siglo XVI, periodo en el que se estable-

    1 La Mapoteca Manuel Orozco y Berra/SIEPA, Sagarpa;conserva una interesante coleccin de planos de la ciudadde Mxico por medio de los cuales se puede obtener unaimportante perspectiva de la ciudad, fundamentalmente apartir de la Conquista.

    2 Los trabajos de Juan Pedro Viqueira Albn (1987) y AndrsLira (1983), ofrecen informacin relevante acerca de la gente,sus oficios, la ciudad y su evolucin para los siglos XVIIa XIX.

    1. Predio de la Secretara de Relaciones Exteriores2. Predio de Tribunales Civiles del Distrito Federal3. Casonas del sigloXIX4. Fuente y espacio escultrico de la Plaza Jurez5. Ex templo de Corpus Christi6. rea de estacionamientos

    7. Edificaciones contemporneas en uso8. Hotel Balmer

    Av.Hidalgo

    AvenidaJurez

    Independencia

    Ba lde r a

    s

    ngelaPeralta

    1

    8 5

    4

    37

    2

    6

    Dr.Mora

    Re vi ll a g i g e do

    Fig. 1 Croquis de localizacin del Proyecto PlazaJurez y los predios involucrados para excavacin.

    Artculo 123

    J o s M

    a t a

    Dolores

    Marroqu

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    aosse comenz a otorgarnomen-claturas a las calles, dividindosela ciudad por cuarteles militares.Para 1824, la zona en cuestin con-

    sider al norte y en direccin este-oeste la calle de Corpus; mientrasque al este con un eje norte-surestaban ya las actuales calles deDolores y Lpez que desemboca-ran en la calle del Tarasquillo (di-reccin este-oeste), hoy Indepen-dencia. As, los espacios urbanosde la calle de Corpus adquirierona lo largo del siglo un valor cadavez mayor en trminos de presti-gio econmico y social, por lo quecomenzaron a edificarse construc-ciones civiles y comerciales conigual estatus, que se proyectaronde manera importante gracias a sueconoma hacia finales del siglo(fig. 3), durante el gobierno dePorfirio Daz.

    Al inicio del sigloXX, al final del

    Fig. 3 Vista de la Alameda en la que se seala una de las casonasintervenidas en 2004. El estilo corresponde propiamente aldesarrollado durante la primera mitad del siglo XIX, mismo quecambiara drsticamente para la segunda mitad del siglo y principiosdel XX. Litografa de Casimiro Castro. Tomada de Litografa y grabadoen el Mxico del siglo XIX, t. II.

    gobierno de Daz, la zona goz de un gran augeeconmico y social, convirtindose en uno delos principales atractivos de la ciudad. De he-

    cho, el importante desarrollo de la zona fue elmotivo para que varias personalidades se avecin-daran all, como Jos Yves Limantour, ministrode Hacienda del rgimen porfirista, quien vivien uno de los predios ubicados al este adjuntosal convento de Corpus, el cual forma parte enla actualidad de la Plaza Jurez y que correspon-den a la fuente y al espacio escultrico. Al igualque el palacete de Limantour, se construyeronotros y al mismo tiempo edificaciones ms an-tiguas fueron adaptadas a las necesidades y gus-tos de labelle poque porfiriana. Un ejemplo claro

    de ello lo constituyen las ruinas (literalmen-te) de tres construcciones de tipo habitacional,ubicadas al este de lo que fuera el predio deLimantour, las cuales fueron reflejo de variasadaptaciones evidentes en sus fachadas, don-de se observa la mezcla de estilos como el neo-clsico y el art noveau (fig. 4).

    Para la segunda mitad del siglo XX, la zonaexperiment un crecimiento comercial. La mo-

    Fig. 4 Portada de una de las casonas de la avenidaJurez en la que se localiz la ofrenda masnica.

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    dernidad elimin muchas de las construccio-nes coloniales y decimonnicas, entre ellas lacasa de Limantour; otras edificaciones, comolas casonas, se incorporaron al comercio, ya fue-

    se como restaurantes (Pars), o como cines (Ala-meda), que igualmente sucumbieron al paso deltiempo y fueron abandonadas a mediados de ladcada de los aos 1980 quiz como consecuen-cia de los efectos producidos por el terremotode 1985.

    Descripcin general

    de las excavacionesy hallazgo de la ofrenda

    Los trabajos de excavacin del predio del Tri-bunal Superior de Justicia del Distrito Federalconsideraron tambin la liberacin de un reaadjunta formada por los restos de las tres casasantiguas, que se encuentran ubicadas en el l-mite norte del predio y que ocupan los nme-ros 34, 36 y 38 de la avenida Jurez (vase lafig. 2). La intervencin arqueolgica en estascasas consisti en una serie de calas y pozos desondeo en diferentes reas de su interior. Laexcavacin permiti observar como una carac-terstica del lugar, la constante adaptacin y re-

    novacin de los espacios, as como la modifica-cin estructural de los mismos, sobre todo parael periodo moderno, donde se rompi en defi-nitiva con la estructura en los acabados y ele-mentos arquitectnicos, por ejemplo, la elimi-nacin de posibles espacios relacionados conreas vestibulares y salones.

    Al iniciar los trabajos de rescate, estas edifi-caciones se encontraban prcticamente derrui-das, nicamente quedaron en pie las fachadas

    y los cuartos inmediatos a stas, tanto de la plan-ta baja como de la alta. Sin embargo, no se exca-

    varon los interiores porque no haba la suficienteestabilidad arquitectnica, y se procedi a libe-rar las reas expuestas o derruidas correspon-dientes a la parte media y trasera de las mismas.

    Para los fines de este texto, se debe desta-car el proceso de excavacin del predio o casanmero 36,3la cual tuvo como principal carac-

    terstica la mezcla de diferentes estilos arqui-tectnicos, la fachada por ejemplo, en la partealta muestra rasgos de art noveau y neoclsico(finales del sigloXIXy principios delXX), mien-

    tras que la parte baja presenta restos arquitect-nicos de estilo art deco de mediados del siglo

    XX, que sirvieron como marco de tres cortinasde lmina que permitan el acceso, a mediadosde los aos setenta y ochenta del siglo XX, alcine Alameda.

    Los muros interiores no presentan algn es-tilo en especfico, reflejo quiz de las mltiplesadaptaciones hechas durante el siglo pasado. Sinembargo, la excavacin mostr varios reacomo-dos espaciales que dieron como resultado el re-gistro de seis cuartos correspondientes al siglo

    XX, que afectaron los lmites originales de lospredios hacia el interior de los mismos. Poste-riormente, al continuar con la excavacin, seubic un piso de mosaico verde4y el subsiguien-te relleno estaba constituido por grava, ladrillo

    y cascajo, que desplant a los 0.96 cm de pro-fundidad, sobre un piso de recinto basltico decolores negro y gris dispuesto a manera de ta-blero de ajedrez. La eliminacin de la capa derelleno que cubra el piso permiti observar lasdimensiones totales del predio, las cuales fue-

    ron identificadas por la presencia de un murode tezontle y argamasa (espesor de 0.40 cm)que cerr en forma rectangular, dando forma aun cuarto de 5.00 (direccin este-oeste) por 14m (en direccin norte-sur), al cual denomina-remos Cuarto 7. Adosadas a los muros de dichocuarto estuvieron una serie de basas de pilas-tra distribuidas en grupos de cuatro, tanto enla pared este como en la oeste y en grupos dedos en la pared norte y sur, as como un rodapide cantera rosa que desplant sobre el piso deajedrez (fig.5).

    Otros elementos arquitectnicos de estecuarto son tres estructuras en forma de cuborealizadas en ladrillo y argamasa que rompanla continuidad del piso de basalto hacia el sur,centro y noreste del cuarto. La profundidadde stos fue de 0.9 m y las dimensiones de0.70 por 0.70 m. La corona del cubo del cen-

    4 De 0.30 por 0.30 cm; profundidad de 0.77 a 0.83 cm.3 Ya que de ella se recuper la ofrenda masnica.

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    tro estaba constituida por ocholajas de cantera rosa, mientras quelos cubos ubicados al noreste ysur fueron construidos con ladri-llo rojo y argamasa. Estos dos l-timos se encontraban adosados a

    los muros que limitaban el predio(fig. 6).En contraste con la distribu-

    cin moderna que marca una cla-ra divisin en tres predios, el pisode basalto y los elementos arqui-tectnicos asociados, como losmuros del Cuarto 7, mostraron quetal vez hubo una etapa de relacincon uno de los predios contiguos,principalmente el nmero 38 (va-se figura 2), ya que se pudo identi-

    ficar la base de dos accesos o vanosde puerta en el muro oeste. Estaintegracin de los predios sugie-re que a finales del sigloXIXy prin-cipios del XX, constituyeron unasola propiedad con accesorias co-merciales independientes al fren-te y reas privadas en la parte alta

    y trasera.

    Fig. 5 Plano en perspectiva de la excavacin y posicin en la que fue localizada la ofrenda masnica.

    OFRENDAMASNICA

    APLANADO

    PISO DERECINTO BASLTICO

    RODAPIE DELAJAS DE CANTERA ROSA

    RELLENOSDEL XIX

    MUROS DEL XVIII

    PILASTRA

    INAH D.S.A.PROYECTO PLAZA JUREZSITIO: TRIBUNAL SUPERIOR DESITIO:JUSTICIA DEL D.F.COORDIN Y EXCAV:ARQLGO: OCTAVIO R. CORONA P.DIB: RAMIRO MEDINA ORTIZFECHA: ENERO-MAYO 2004

    0 30 50 100 m

    ESCALA GRFICA 1:25

    SOLIO

    Fig. 6 Planta general de la excavacin de la casa o predio intermedioen avenida Jurez, nmero 36.

    Solio

    Lugar donde se localiz laofrenda bajo el piso deajedrez.

    Piso de basalto dispuestoen tablero de ajedrez

    Altar

    0.66

    Solio

    PLANTA No. 3SIGLO XIX

    DSA INAHMUSEO MEMORIA Y TOLERANCIASITIO: PATIOSCOORDINADOR: ARQLGO. OCTAVIO R. CORONA P.DIB: RAMIRO MEDINA ORTIZFECHA:ESC: 1.50

    0.97 1.03 0

    PISO DE BASALTO

    0.74

    REGISTRO

    0.92

    0.87

    PISO DE BASALTO

    MURO

    ACCESO

    0.87 0.87

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    La identificacin de estos elementos en aso-ciacin con el resto del conjunto arquitectni-co, permiti identificar que la entrada a steera por un pasillo (2.50 m de ancho por cinco

    de largo en direccin norte-sur),5por el cual sepoda tener acceso al segundo piso de la casa,adems de que separaba el rea de accesorias yserva de antesala al cuarto trasero (Cuarto 7),del cual surgen una serie de observaciones entorno a su posible funcin.

    La primera de ellas sugiere que este cuartofue un espacio techado, pues no se identificningn elemento comn a espacios abiertos deeste tipo, como podra significar la presenciainmediata de un drenaje, caera o coladera.6

    La segunda es la presencia de los cubos de la-drillo dispuestos en el interior, que sugierenque aqu se realizaron actividades que poco tu-vieron que ver con el mbito domstico y co-mercial, ya que no es normal observar dichoselementos en reas abiertas o de trnsito. Supresencia recuerda, ms bien, la disposicin pro-pia de un saln de actos o eventos de mediados

    y finales del siglo XIX, donde los cubos pudie-ron haber servido como templetes o estrados.De hecho, en el rodapi del muro noreste seobserv la huella de un escaln que conduca

    hacia el cubo correspondiente, por lo que exis-te la posibilidad de que los cubos adosados alos muros (noreste y sur) pudieran estar relacio-nados con la funcin antes mencionada. Se pue-de inferir que el Cuarto 7 desempe una fun-cin relacionada con actividades gremiales obien que tuvieron que ver con reunir peque-os grupos de gente ante uno o dos oradores.

    Bajo el piso de basalto de la excavacin, auna profundidad de 1.00 a 1.79 m, se observ unrelleno de nivelacin, constituido por arena,tepetate y fragmentos diversos de materiales

    cermicos, un par de tubos de albaal, que for-maban parte del sistema general de drenaje dela construccin y que no mostraron relacin conel piso de ajedrez. Tambin se ubic un murode tezontle y basalto del sigloXVIIIreutilizado

    durante el porfiriato como relleno de nivela-cin. A una profundidad de 1.50 m en la partecentral del Cuarto 7, identificado ya como sa-ln, se localizaron un par de piezas cermicas

    de tipo vidriado caf y verde: un plato pozoleroy una olla, elaboradas hacia finales del sigloXIXo principios delXX.

    De estas dos piezas sobresali la relacin queguardaban entre s, ya que fsicamente perma-necieron una sobre la otra a manera de contene-dores (fig. 7). El plato sirvi de base mientrasque la olla (le fueron eliminadas las asas paraque embonara boca abajo dentro del plato) fun-cion como tapa. Un rasgo que permiti consi-derar a ambas piezas como contenedores fue lapresencia de una mezcla de cera de abeja y yesoque sirvi para sellar ambas piezas por la partemedia;7hecho que se confirm al identificar y

    5 Que iniciaba en la cortina de metal que da a la avenidaJurez.

    6 Espacio arquitectnico destinado al tribuno en los salones ocmaras de discusin.

    7 Cabe mencionar que al momento del hallazgo de laofrenda, sta mostr los efectos del tiempo y la presin delsuelo. La olla que sirvi como tapa se encontr fragmenta-da en la parte que corresponde al fondo o base de la pieza.Ms tarde se realiz el proceso de restauracin, no obstantese encontr prcticamente ntegra.

    Fig. 7 Aspecto general de la ofrenda despus delproceso de restauracin.

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    recuperar una serie de objetos dispuestos demanera intencional, pero sin alterar el interior,como fueron dos medallas protegidas con cerade abeja y piel, doce canicas modernas y un pris-

    ma de cristal.

    Descripcin de los materialesde la ofrenda

    Pieza 1 (base)

    Tipo: policromo vidriado. Forma: plato pozolero.Dimetro de la boca: 18 cm. Altura: 6.5 cm. Es-pesor de las paredes: 8 mm. Borde tipo: redon-deado, cuerpo recto-divergente, fondo y baseplana. Tcnica de manufactura: torno. Decora-cin: en el interior se presentan cuatro diseossemicirculares en color caf oscuro y verde ve-

    jiga (fig. 8).

    Pieza 2 (tapa)

    Tipo: vidriado caf y alisado. Forma: olla (fig. 9).Dimetro de la boca: 11 cm. Altura: 12.5 cm.Espesor de las paredes: 7 mm. Borde tipo: re-dondeado y cuello recto. Cuerpo globular, lasasas van del lmite del borde al cuerpo y fueron

    eliminadas de manera intencional para embo-nar. Base y fondo plano. Tcnica de manufac-tura: torno. Decoracin: la pieza est alisada dela parte basal hacia la parte superior en trescuartas partes y vidriada en caf oscuro hasta elborde y a la mitad del cuello interior. El inte-rior se encuentra vidriado en color caf claro.

    Pieza 3 (contenido)

    Medalla de cobre con motivos esmaltados enuna de las caras (frente). Dimetro de 5.8 cm y

    espesor de 0.02 mm. No presenta arillo o gan-cho para colgarse; probablemente fue retiradode manera intencional. En la cara frontal (fig.10) presenta como motivo una estrella de seispicos formada por la conjuncin de dos trin-gulos equilteros, que a su vez forman seis msde menor dimensin, dando sentido a la estre-lla. Cada uno de ellos tiene en su interior unaletra y un color especfico, se conforma la pala-

    bra muerte. Los motivos de la medalla, tantoen la parte frontal como en la trasera, fueronrealizados con un troquel, mientras que los co-lores fueron aplicados a mano.

    Fig. 9 Olla del tipo vidriado caf.

    Fig. 8 Plato pozolero del tipo vidriado caf y verde.

    Caracter M U E R T E

    Color CafCafCafCafCaf AnaranjadoAnaranjadoAnaranjadoAnaranjadoAnaranjado VVVVVerdeerdeerdeerdeerde AzulAzulAzulAzulAzul Amar ill oAmaril loAmar ill oAmaril loAmaril lo RRRRRojoojoojoojoojo

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    En la parte central de la medalla se observun elemento ms, se trata de un crculo que ensu interior presenta un ojo del cual surge unaserie de lneas que simulan rayos solares. Enla parte posterior (fig. 11) se observ una ins-cripcin en caracteres latinos:

    ELVOX

    JEHOV-ALA YAVEBRAHAMA-TONATIUJESS-KRISNA

    ORMUZ-QUETZALCOATLMARTHA BLANCA

    ASABACHINA-TICUHILITLI

    IZTICUELOTLI

    Pieza 4 (contenido)

    Pasta de cera de abeja (fig. 12) utilizada para pe-gar las medallas una con otra. En una de las ca-ras se observa la impronta de la pieza 6, la cualpresenta en la superficie residuos de xido decobre y yeso.

    Pieza 5 (contenido)

    Medalla de cobre con bao de estao (figs. 13y 14). Muestra en ambas caras diferentes ele-

    mentos iconogrficos. Medidas: 3.9 cm de di-metro por 0.5 cm de espesor. La cara frontal re-presenta en el centro un calendario azteca (fig.14), se observa como rasgo central el sol y losdenominados cuatro rumbos o las cuatro erasantecedentes al quinto sol; alrededor de stese observan los doce signos del zodiaco griego.

    Fig. 10 Vista frontal del elemento 3.

    Fig. 11 Vista posterior del elemento 3.

    Fig. 12 Impronta de medalla en cera de abeja.

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    Cara B

    En ella estn presentes tambin los signos zo-diacales (vase fig. 13), pero se ha sustituido el

    calendario azteca por una estrella con cinco pi-cos, unidas por dos tringulos infinitos querecuerdan las escuadras masnicas. En cada vr-tice se encuentra dividida la palabratetragrma-

    ton,acompaada de diferentes smbolos de tipogrfico y numrico.

    Pieza 6 (contenido)

    Disco realizado en cera de abeja usado para fi-jar las medallas al fondo del cajete o tazn po-zolero. En este disco se observaron restos org-nicos probablemente vello (fig. 15), la im-pronta del elemento 6, as como restos de xi-do de cobre y yeso (fig.16).

    Pieza 7 (contenido)

    Juego de doce canicas multicolores y de dife-rentes tamaos; fueron localizadas alrededorde las medallas en el interior de la ofrenda (fig.

    17).

    Fig. 13 Cara frontal con smbolo del tetragrmatonysignos zodiacales.

    Fig. 14 Cara posterior con smbolo del calendarioazteca y signos zodiacales.

    Fig. 15 Parte posterior del disco de cera de abeja.Esta cara mostr restos probablemente, de vello.

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    Pieza 8 (contenido)

    Prisma de cristal colocado sobre una de las me-dallas (pieza 3). Presenta dos perforaciones ensus extremos, sin asociacin aparente a otro ele-mento. Al parecer form parte de un candil y,

    posteriormente, fue reutilizado como elemen-to simblico (fig.18).

    Discusin

    Los elementos descritos forman parte de unhallazgo singular en cuanto a contextos histri-cos se refiere. Sin embargo, stos ofrecen unaserie de atributos iconogrficos y de materia pri-ma que les sitan en un entorno histrico y so-cial especfico (siglosXIXyXX). No obstante, laexplicacin de dicho hallazgo en trminos desu funcin y relacin con el contexto arqueol-gico en el que fue ubicado, requiere de la espe-cificacin del elemento simblico de las mues-tras obtenidas, el cual se encuentra implcito enlas medallas. Los rasgos sugieren en primerainstancia una profunda relacin con lapraxisma-snica, la cual fundamenta su sistema de creen-cias en una mezcla de smbolos judeocristianos

    y grecolatinos, entre otros. As, se considera per-tinente indagar en algunos de los principalesconceptos de la cosmogona masnica.

    Conceptos y antecedentes

    generales de la masonera:un ensayo de comprensin

    histrica

    En trminos generales la masonera o francma-sonera (franc: libre; masn: constructor) se

    Fig.16 Disco realizado en cera de abeja, la manchams clara en ste corresponde a restos de xido decobre proveniente de la medalla que descansabasobre el disco.

    Fig.17 Canicas multicolores realizadas en vidrio,dispuestas en el interior de la ofrenday alrededor de las medallas.

    Fig. 18 Cristal facetado con dos incisiones en losextremos.

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    PRESENCIADEUNAOFRENDAMASNICAENUNCONTEXTOARQUEOLGICODELACIUDADDEMXICO

    refiere a una institucin educativa (tico-reli-giosa) que fundamenta su origen histrico enlos gremios de constructores o canteros del me-dioevo europeo (Ridley, 2000: 40-41). Se reco-

    nocen al menos tres periodos histricos denomi-nados masonera operativa, masones aceptados

    y masonera especulativa (lvarez, 1998: 43). Al-gunos estudiosos asocian el surgimiento de estaorganizacin a un mtico origen templario surgi-do durante las Cruzadas, mientras que otros loligan en profundidades histricas todava mslejanas: en el antiguo Egipto faranico (Leadbea-ter, 1960: 14-36). Como se mencion, un ori-gen fundacional relativamente ms formal tienecimiento en los gremios o cofradas de construc-tores y canteros del medioevo, destacaba estegremio por sobre otros, debido a que ellos reu-nan los conocimientos (arquitectnicos y delos materiales) necesarios para construir los cas-tillos, las catedrales, abadas y parroquias queeran realizadas con material gneo,8lo cual lesotorgaba un estatus diferente entre los demsgremios (Ridley: 21), ya que los nicos emplea-dores de los masones eran, precisamente, losnobles y reyes de la poca, convirtindolos enuna especie de trabajador calificado (ibidem).

    A esta etapa corresponde el calificativo de

    masonera operativa, que abarca los siglosXIIIaXVI, el cual coincide con el periodo de construc-cin de las grandes catedrales gticas, y corres-ponde a una etapa en la que el centro de uninde los colectivos masnicos gravitaba en el ofi-cio de la construccin, el cual como otros gre-mios medievales, eran las nicas organizacionesque permitan asegurar la enseanza tcnica oprofesional (lvarez: 44). En este sentido, laeducacin de sus miembros posea un compo-nente esotrico propio demostrado mediantesmbolos y ritos de iniciacin, considerados fun-

    damentales para la comprensin y el ejerciciodel arte de la construccin (ibidem).Segn Ridley, haba dos tipos de masones:

    los picapedreros o masones rsticos que plan-taban la piedra dura comn que serva tradi-cionalmente de cimientos; y los masones ms

    diestros, que tallaban las elegantes portadas delas iglesias y catedrales con materiales gneosms finos y blandos, y que permitan resulta-dos verdaderamente artsticos. El trabajo en es-

    ta piedra ms blanda, que era conocida comopiedra libre o franca, fue el origen de la auto-denominacin masones de piedra franca, a loque su abreviatura deriv en la palabra francma-sn (Ridley: 21). Para Findel (citado en lvarez,op. cit., 47), la denominacin francmasn apa-rece por vez primera en Inglaterra, segn lodicta un acta del Parlamento del ao de 1350,durante el reinado de Eduardo I. All Freemasono Freestonemason, se aplic al obrero que trabaja-ba la piedra de adorno para distinguirlo de Rough-

    mason, aplicado al obrero burdo. Esta habilidadcomo talladores de la piedra les permiti reco-rrer grandes distancias a lo largo y ancho delviejo continente, realizaron grandes proezas ar-quitectnicas que an siguen en pie en innu-merables ciudades y de las cuales se conservaninnumerables leyendas y mitos acerca de susconstructores, en la memoria colectiva (ibidem).

    Siguiendo la lnea planteada por Ridley, es-tos gremios conservaron un profundo sistemade organizacin basado en una serie de princi-pios de obediencia, religiosos y ticos emana-

    dos inicialmente de la doctrina catlica. Estosprincipios y leyes consideraban, entre otras co-sas, guardar lealtad al rey, a los nobles y al maes-tro empleador para quien trabajaban los de me-nor rango. Adems, no deban traicionar lossecretos en las artes de la construccin (ibidem:21-23). Mediante el aprendizaje obtenido porgrados, los masones operativos comprendieronel arte de tallar la piedra, adquirieron las clavesde la construccin. Sus conocimientos fueroncomplementados por una formacin tica y reli-giosa. Las principales leyes que rigieron a estos

    gremios, como los Estatutos de Ratisbona (lva-rez: 49), comienzan invocando a la virgen Ma-ra y a los cuatro santos coronados, patronos dela hermandad masnica, adems de insistir en laobligacin de confesarse y comulgar una vez alao.9

    8 Junto con algunas obras pblicas, enfocadas principalmentea la traza de caminos, pozos y puentes.

    09 Pedro lvarez Lzaro, quien es a nuestro modo de ver unode los ms serios estudiosos del fenmeno de la masonera,

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    A pesar de esta lealtad evidente en los esta-tutos, existi una corriente crtica que indicun marcado espritu de independencia de lospoderes establecidos; aqu es notable la stira

    empleada en la iconografa catedralicia en la quese condena, por medio de una multiplicidad deescenas, las malas acciones de las autorida-des pblicas, principalmente religiosas, la cualestaba encaminada a la bsqueda de una reli-giosidad pura y ajena a las corruptelas y defor-maciones seudorreligiosas (lvarez: 50).

    Por otro lado, existi en la masonera opera-tiva una enseanza de tipo esotrico10manteni-da por la obediencia, la cual obligaba a cumplirun juramento que haca referencia a los Estatu-

    tos de Ratisbona. Dicha obligacin se relaciona-ba con guardar los secretos de la profesin, quea su vez contenan las claves de interpretacinsimblica que eran comunicadas exclusivamen-te a los iniciados, de all el carcter de una edu-cacin esotrica (ibidem: 52), de la cual existenvarias referencias en mltiples trabajos de auto-res especializados.11Junto con los ritos de ini-ciacin y de paso se transmita la enseanzasecreta de la arquitectura y una ciencia msti-ca de los nmeros, que utilizaban despus enlos trabajos de construccin. Los nmeros 3, 5,

    7 y 9 eran sagrados para ellos y los colores quetenan alguna relacin con su arte fueron el azul,el dorado y el blanco. Sus principales smbolosfueron el comps, la escuadra, el nivel y la re-gla, que dentro de los gremios tuvieron propiasignificacin. As pues, en la edificacin de untemplo u otra obra arquitectnica, el maestrotallista de piedra perpetuaba su nombre al tiem-po que contribua a la glorificacin del denomi-

    nado, desde entonces, como Ser Supremo (ibi-dem: 53).

    La masonera operativa tuvo su fin en las pos-trimeras del siglo XVI, con el decaimiento de

    los gremios ante el inaplazable proceso indus-trial y de los nuevos procesos econmicos. Sinembargo, el complejo y arraigado sustrato filos-fico le permiti evolucionar hacia nuevas for-mas que dieron ingreso a miembros que poco onada tuvieron que ver con el trabajo de los an-tiguos canteros; a este grupo de masones se lesdenomin masones aceptados. Esto fue el re-sultado de una serie de transformaciones inter-nas en las ahora denominadas logias, dondese dio un cambio gradual y cualitativo orienta-do hacia lo intelectual, el mbito tico-religiosotuvo mayor profundidad y la esotrica nuevossignificados (ibidem: 55). Fue durante esta po-ca en la que surgi la famosa leyenda de Hiram,supuesto maestro constructor del templo de Sa-lomn (Gallatin, 1924: 715-720) que representel sentido ms profundo de la iniciacin masni-ca: la muerte a un estado de vida para renacera otro de perfecta moralidad (lvarez: 55). Porotro lado, los masones aceptados fueron hom-bres que mantuvieron contacto estrecho conintelectuales de la poca y los ideales de tole-

    rancia y universalismo proclamados por las uto-pas del sigloXVIIy que se veran plasmados enlos principios constitucionales de la llamadamasonera especulativa.

    De esta manera, los masones aceptados ge-neraron las bases de una masonera moderna,en la cual tuvieron participacin no slo los maes-tros constructores, sino tambin agentes exter-nos al gremio, incluso una serie de principiosprofundos como la fundacin de una institucinsituada por encima de las diferencias naciona-les y la reconciliacin de todos los hombres como

    hermanos en una Iglesia universal, anticipn-dose al concepto de tolerancia religiosa (Come-nio, 1922: 300). Por su parte, la denominadamasonera especulativa surgi en los primerosaos del siglo XVIII, tras las convulsiones pro-vocadas en toda Europa por los enfrentamientosideolgicos, polticos y religiosos la Guerrade los Treinta Aos, la masonera haba idoadmitiendo miembros que no pertenecan a las

    se basa en el estudio de J.G. Findel (1861), quien a su vezes uno de los estudiosos ms importantes de dichofenmeno durante el siglo XIX.

    10 Todos los autores consultados coinciden en la ex istenciade dicha prctica, de hecho sta marca el inicio de todala ritualidad y conocimientos secretos que posteriormenteidentificaran no slo esotricamente sino tambinexotricamente a la masonera.

    11 Fallaou y Winzer, citados en lvarez Lzaro (1998: 53),describen uno de los rituales de iniciacin y paso que porrazones de fines y espacio no se incluye en el presentetexto.

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    profesiones que ellos representaban, pero inte-resados en encontrar un centro de reflexin yde fraternidad ajeno a dogmatismos e imposi-ciones antecedidas por los masones aceptados,

    por lo que las logias se convirtieron en un nexode confraternidad especulativa o de construc-tores simblicos. Estos constructores simbli-cos mantuvieron un lenguaje heredado de lastradiciones arquitectnicas que les permitiestablecer lazos de fraternidad mediante loscuales superaron sus diferentes perspectivas,buscandoconstruirsimblicamente un templobasado en los ideales de libertad, igualdad y fra-ternidad, trabajando por su perfeccionamientomaterial y moral (Ridley: 19-23).

    Existe constancia histrica de la masoneraespeculativa desde 1717, fecha en que cuatrologias londinenses decidieron federarse y fun-dar la Gran Logia Unida de Inglaterra. Autorescomo lvarez Lzaro (1998: 65) y Ridley (2000:51-69) mencionan que existen textos que re-glamentan su organizacin y sus trabajos desde1723, ao en que se publicaron las Constitu-ciones redactadas por James Anderson y Tho-phile Desaguliers, y que establecen los viejosprincipios conocidos desde entonces como Cons-

    tituciones de Anderson. En dicho texto se estable-

    cieron los requisitos para ser iniciado comomasn, sobresale de entre ellos ser libre y debuenas costumbres y creer en algn principiode carcter espiritual de matriz testa o des-ta. Lo que poda ser lgico para 1723 y positi-vo porque superaba las intolerancias entre lasdiferentes religiones reveladas, tratadas enun plano de estricta igualdad, fue mantenidocomo condicin de aplicacin literal por la GranLogia Unida de Inglaterra y por las diferentesestructuras masnicas, generalmente del mun-do anglosajn, consideradas hasta la fecha de-

    positarias de la nica regularidad tradicionalen masonera (lvarez: 65).A partir de entonces, la masonera ha vivido

    un largo proceso evolutivo que implic no slola inclusin de toda una gama de rituales deiniciacin y paso, sino tambin una serie de adap-taciones de tipo localista en Europa continen-tal y su posterior difusin en todo el mundo. Fuedurante el sigloXVIIIcuando sta desarroll gran

    parte de su imaginario y de conceptos,12por loque su historia podra dividirse a partir de en-tonces en tres periodos bsicos:

    1. Masonera operativa (siglosXIIIa princi-pios delXVII).

    2. Masones aceptados o Freemasons (sigloXVII).

    3. Masonera especulativa o francmasoneramoderna (1717 a la fecha).

    Un aspecto importante que vale la pena men-cionar en relacin con la historia de la masone-ra europea, que de algn modo ha incidido enel resto de las formas de hacer masonera, co-rresponde al hecho de que en el siglo XVIII, lamasonera franco-alemana cay en un caos con-ceptual como consecuencia de la proliferacinde discursos de tipo localista que incorporaronuna serie de influencias mticas y cosmolgicasemanadas de diversas tradiciones como la alqui-mia, el rosacrucismo, el templarismo y el ilumi-nismo, entre otros,13convirtiendo el contenidounvoco original masnico en algo polivalente

    y equvoco (lvarez: 73-74). Autores como l-varez Lzaro consideran que las logias tantoen Europa como en todo el mbito transconti-

    nental, oscilaron entre un relativismo msticoy racionalista, convirtindose en virtud de la va-riedad de sus inclinaciones, en lugares privile-giados para acoger en su seno el complejo espec-tro de ideales que caracterizaron, en principio, ala Ilustracin (ibidem: 75).

    La masonera en Mxico

    En el contexto mexicano, la masonera se halogrado identificar a partir de unapraxisgrupal

    12

    Para mayor informacin sobre las leyes y fundamentosconstitutivos de la masonera especulativa del siglo XVIII,es necesario remitirse a las constituciones de 1723: J.Anderson, The Constitutions of the Free-Masons, Printed byW. Hunter, England 1723. Material de difcil consulta enMxico, ya que forma parte de los textos hermticos dealgunas logias del pas. Sin embargo, es posible que existanalgunas traducciones al espaol, sin que stas hayan sidolocalizadas.

    13 Sobre estos temas los textos de Paul Arnold (1997) y deFrances Yates (1987), son excelentes y serios referentesdocumentales.

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    de principios del siglo XIXque liga a las logiasmasnicas con la dinmica proindependentis-ta en contra de Espaa, por lo que es probableque sta se practicara en la Nueva Espaa des-

    de mediados del siglo XVIII, de una manera to-dava ms hermtica de lo que fue en el siglo

    XIX. Sin embargo, la falta de fuentes de prime-ra mano le imprimen un alto grado de ambi-gedad. No obstante, hay autores de clara par-ticipacin masnica (Sobrino, 2005: s/n) queafirman que fue en el ao de 1765 cuando llega Mxico el primer documento con ideologaliberal. Fue el conde de Aranda, Gran Maestrode la Gran Logia de Espaa, quien introdujolas liturgias y arreos de la masonera con el pro-psito de practicar el rito de York, que habacobrado gran auge en la pennsula ibrica (So-brino), donde para 1728, ya existan cuatrologias: dos en Gibraltar, una en Madrid y unaen Cdiz, de las que surgieron los primeros ma-sones que llegaron a la Nueva Espaa en el pe-riodo colonial (ibidem). El mismo autor mencio-na que fue en 1806 cuando se fund la primeralogia en territorio mexicano por el espaol En-rique Mugi, en la casa de don Manuel Luyando,regidor del ayuntamiento, tambin de origenespaol. La sede tuvo por domicilio el nmero

    5 del callejn de las Ratas, cont con la presen-cia de notables cofundadores como el marqusde Ulupa, el licenciado Primo de Verdad, el co-ronel Ignacio Moreno y el licenciado MiguelDomnguez, entre otros (ibidem).

    La Enciclopedia de la francmasonera y su rela-cin con las ciencias(Gallatin, 1924: 983-988) de-dica un considerable nmero de pginas a lahistoria de la masonera en Mxico, en ella seresalta la dificultad que implic para el autor elobtener datos concisos sobre el tema y afirmaque ...son absolutamente insuficientes y no

    se puede depender de ellos por carecer de laautenticidad necesaria [...] en consecuencia,el tratar de editar lahistoria de la masoneraen Mxico resulta un asunto de naturaleza su-mamente delicada... (Gallatin: 983-984). Noobstante, el autor considera como documentoverdico el ensayo realizado por el profesorPriestly de la Universidad de California, quelleva el nombre de Historia Mexicana (ibidem: 985).

    En l narra la evolucin del fenmeno masni-co mexicano, parte justamente del proceso in-dependentista de 1810, hace nfasis en perso-najes y hechos especficos que sera imposible

    exponer en el presente ensayo por razones deespacio.

    De los datos que aporta la Historia Mexicanade Priestly, vale la pena mencionar la distincinque hace de los masones mexicanos en sus dosprincipales ramas: en la primera, los escocesesomasones conservadores, que en principio fue-ron realistas y posteriormente monrquicos li-gados a Agustn de Iturbide; en la segunda los

    yorkinos,defensores de los ideales liberales, de-mocrticos y republicanos (ibidem: 983). Dife-rencias que a la postre incidiran en la conforma-cin de los primeros partidos polticos (el libe-ral y el conservador) que tuvieron su mximoperiodo de lucha en las dcadas de los aos cin-cuenta y sesenta del siglo XIX, con la Guerrade Reforma y la Intervencin francesa. Hechosque otorgaron a la francmasonera un presti-gio que tuvo su mayor esplendor durante el por-firiato, periodo en el cual surgieron innumera-bles logias a lo largo y ancho del pas.

    Cabe hacer mencin de algunos personajesconsiderados como masones, entre ellos Beni-

    to Jurez, a quien en la actualidad diversas logiascomo la del Rito Nacional Mexicano,realizan dife-rentes ceremonias conmemorativas, tanto en elhemiciclo ubicado en la avenida Jurez de la ciu-dad de Mxico, como en el Recinto Parlamen-tario y Primer Patio Mariano del Palacio Nacio-nal cada 21 de marzo, fecha de un alto contenidosimblico entre los masones. En la Enciclopedia

    de Gallatin, se citan varios dignatarios mexica-nos de documentada participacin masnica,por ejemplo Sebastin Lerdo de Tejada, Mel-chor Ocampo, Porfirio Daz (quien segn el his-

    toriador Orozco Ros tuvo la ms alta jerarqua,dentro del mbito masn, grado 33), BernardoReyes, Venustiano Carranza y Francisco I. Ma-dero, quien ocup el grado 18 y fue miembroregular de la Logia Lealtad nmero 15 y la Lo-gia Mariano Escobedo nmero 45 de Parras,Coahuila (Piaet al.,2000).

    En la historia de la masonera en Mxico, lla-ma la atencin la falta de fuentes que permitan

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    PRESENCIADEUNAOFRENDAMASNICAENUNCONTEXTOARQUEOLGICODELACIUDADDEMXICO

    comprender con mayor claridad dicho fenme-no, sobresale asimismo el hecho que liga la his-toria masnica mexicana a slo aspectos polti-cos, lo que pone en evidencia un claro vaco

    documental en cuanto principios y fundamen-tos constitutivos que clarifiquen su devenir his-trico, por lo que a continuacin se enumeranalgunos de los principios y objetivos que persi-gue la masonera especulativa desde el siglo

    XVIIIhasta la fecha, tomando en cuenta, comoya se mencion, las diferencias contextuales,culturales y temporales presentes desde enton-ces. Y, sobre todo, resaltar que muchos de es-tos principios no se llevan necesariamente acabo en trminos prcticos, por lo que corres-ponde a los historiadores indagar sobre su pre-sencia y validez en el contexto mexicano.

    Pero qu es la masonera?:aspectos tico-filosficosy prcticos

    En sntesis, la masonera busca desarrollar unpensamiento universalista y crtico orientado,como ya se dijo, hacia la formacin tica y reli-giosa, que sirve como una didctica esotrica y

    simblica, reconoce a la educacin como el me-dio idneo para reestructurar a la sociedad enautnticamente humanitaria. Aboga tambinpor una tercera va educativa promotora de losvalores de libertad y pensamiento universalista.La formacin educativa del masn se ha desa-rrollado en espacios denominados como logias(talleres), donde se discuten asuntos ligados ala moral universal, la instruccin cientfica y ar-tstica, la promocin a la idea de progreso y laformacin cvico-patriota (lvarez: 31).

    Por otro lado, la masonera considera varios

    niveles de conocimiento, el cual se revela pormedio de la obtencin de grados simblicos,loscuales pueden variar en nmero y forma, depen-diendo de la corriente ideolgica y por supues-to de las reglas que maneje cada logia. La ob-tencin de cada grado va acompaada de unaritualidad especfica y el reconocimiento de un

    lenguaje simblico esotricoemanado de una intrin-cada raz multicultural. Estas enseanzas pro-

    pias de cada grado, forman parte de una unidadarticulada que tiene como principal objetivo laformacin del hombre como individuo y comociudadano (lvarez: 32). En los rituales se for-

    mulan defensas abiertas de principios, derechosy libertades de una sociedad liberal y demo-crtica, tales como el derecho a la propiedad,al capital, al trabajo; el derecho de asociacin,de autodeterminacin, limitacin y control delos poderes del Estado; la libertad de expre-sin, de culto, de conciencia y, por supuesto,de enseanza (ibidem: 33). Aunque persiste unaconfusin en el tratamiento de los problemasterico-metodolgicos, se confunde por ejem-plo la tolerancia con el relativismo religioso.

    Asimismo, la masonera critica el clericalismoy, sobre todo, el jesuitismo y la influencia delos centros confesionales de enseanza. En tr-minos polticos puede calificarse de liberal re-formista y de acuerdo con ello, critica el asocia-cionismo catlico obrero por alienante e inmo-vilista, as como el activismo de tipo socialista

    y anarquista, por materialista y revolucionario;aunque la enseanza o educacin intramasnicaha censurado estos principios slo en teora (ibi-

    dem: 33-34). El principal mecanismo comuni-cacional de la masonera se basa en un discurso

    teosfico de origen judeocristiano y una simbo-loga fundamentalmente grecolatina.Siguiendo a lvarez Lzaro (1998: 67) la ma-

    sonera exige:

    1. Creer en Dios (al que denominara gen-ricamente Gran Arquitecto del Universo,con las siglas GADU, ajeno a cualquier prc-tica religiosa en especfico).

    2. Proclamar la libertad de conciencia respe-tando las creencias religiosas individuales.

    3. Considerar a la masonera como una insti-

    tucin fraternal creada para ser centro deunin entre los hombres por encima de loque los distancia.

    4. Exigir el cumplimiento de las obligacio-nes emanadas de la moral natural, carac-terizadas desde su punto de vista por labondad, la lealtad, la probidad y la hono-rabilidad, y no toma partido por ningunamoral religiosa determinada.

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    Acercamiento al significadode la ofrenda

    Para indagar en el significado de los materiales

    que formaron parte de la ofrenda nos hemosapoyado en la ya citada obra de Albert Gallatin,

    ya que es uno de los pocos textos serios con losque se cuenta, pues abundan en la literaturade este tipo muchos textos de poca calidad, in-cluidos los emitidos por las distintas logias anexistentes en Mxico y que no cuentan con lasuficiente argumentacin histrica.

    Como se dijo, la masonera se apoya en unlenguaje simblico (nmeros, representacionesgrficas de diverso origen, principalmente ju-deocristiano, y representaciones geomtricas)para dar a conocer su mensaje y entablar un di-logo entre aquellos individuos que han recibido(por grados de aprendizaje) una educacin detipo filosfica, moral y tica, basada en ciertosprincipios ontolgicos y cosmognicos, que noshacen pensar que la ofrenda recuperada es unarepresentacin simblica del cosmos, en la queuna deidad conocida como GADU(Gran Arqui-tecto del Universo) representado con un ojodel que irradian rayos solares, es el centro de lamisma; es decir, a quien est dedicada y que

    sirvi de alguna manera para santificar el lugar,ya sea como una ofrenda de iniciacin o culmi-nacin de uno o varios actos rituales. Propone-mos los siguientes puntos:

    El lugar fue un espacio de culto masnico,es decir, una logia o taller.

    Simplemente se busc bendecir o puri-ficar el lugar para evitar de alguna mane-ra malas influencias o mala suerte.

    La presencia de atributos solares denotael culto al sol como entidad o deidad prin-

    cipal, lo cual puede indicar la realizacinde rituales solsticiales o equinoccialescomo inicio o fin de ciclos igualmente ri-tuales.

    Por otro lado, se propone que las piezas 1 y 2(vanse las figuras 7, 8 y 9) representan la b-veda celeste (olla) y el plano terrestre (platopozolero) en sus cuatro rumbos simblicos,

    mientras que el contenido ratifica la unidad delcosmos material con el cosmos mstico a tra-vs de una serie de smbolos que a continua-cin ubicamos en cuanto a su significacin.

    En cuanto a la pieza 3 (vase la fig. 10), seha observado que la masonera tiene desarro-llado un alto grado y nmero de variables y va-riantes simblicas, por lo que todos los objetosincluidos en la ofrenda tienen su grado de sig-nificacin. As, las medallas representan el m-bito simblico de la construccin asociada a lamasonera operativa. Su funcin es mltiple yse llevan durante las fiestas pblicas y en losdas de juntas, procesiones y ritos de iniciacin(Gallatin, 1924: 974). Los smbolos geomtri-cos de dicho elemento, que consisten en launin o interseccin de dos tringulos equi-lteros, representan la unidad de lo material ylo inmaterial sirve para evitar toda clase de pe-ligro, la masonera lo retoma del simbolismohebraico, como el escudo de David (ibidem:538). No obstante, el tringulo equiltero en smismo se refiere a la revelacin personal deDios y sus misterios trinitarios, que conformana toda religin desde la perspectiva masnica(fig. 19). Mientras que el crculo representa alGADU, como smbolo de la perfeccin, dios es

    un crculo cuyo centro est en todas partes ycuya circunferencia no existe en lugar alguno(ibidem: 924). En la medalla (pieza 3) el crculoencierra el ojo que todo lo ve, es decir, el ojode Dios, del cual emanan rayos solares, en lamasonera el sol tiene una correspondencia di-recta con el GADU(Gallatin, 1924: 1471-1473).

    En relacin con los colores se pudo identifi-car que la gran mayora tienen un significadoesotrico. El verde, por ejemplo, est asociadoentre otras cosas a la idea de una inmortalidadinmutable y a la esperanza que representa tam-

    bin el principio del mundo, la creacin moralo resurreccin del iniciado. Asimismo est aso-ciado a la acacia,Acacia vera, Mimosa nilotica, quees emblemtica de la nueva creacin del cuer-po y de la resurreccin moral y fsica (ibidem:1583), su nmero simblico es el 6 (ibidem: 360).El amarillo est asociado al sol y al oro, que es elms noble de los metales, tambin representa lasabidura; de igual forma cuando est asociado

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    PRESENCIADEUNAOFRENDAMASNICAENUNCONTEXTOARQUEOLGICODELACIUDADDEMXICO

    bolo de la iniciacin perfecta, terminada y con-sumada (ibidem).

    La parte posterior de la pieza 3 (vase la fig.11) presenta nombres de deidades tutelares

    provenientes de diferentes panteones religio-sos y, por ende, de tradiciones culturales dis-tintas, los cuales estn dispuestos a manera deduplas, que a nuestro modo de ver conservanalgn tipo de referencia entre s, comenzandoporque la gran mayora son deidades tutelaresde cada panten. No describiremos los atribu-tos de cada una de stas, sino ms bien se de-duce que su presencia corresponde a la nece-sidad de unificar la creencia en el GADUcomoemblema de la masonera y que stas son elreverso de la gran unidad que representa (mu-chas formas, un solo dios) en el estricto senti-do masnico.

    La pieza 5 (vanse las figs. 13 y 14) corres-ponde a otra medalla, en cuya cara frontal (fig.13) se observa dentro de un crculo el smbolodeltetragrmaton(estrella de cinco picos), quea su vez es circundado por otro que incluye unaserie de iconos relacionados con los signos zo-diacales. El tetragrmaton o nombre de cuatroletras se refiere al nombre de Dios Yave (Jeho-vah), a quien se le considera el GADU(Gallatin,

    1924: 789), la masonera retoma de su simien-te judeocristiana el nombre y de la tradicinbblica, refirindose al xodo (versculos 2-3),en el momento en que a Moiss le fue dadorevelar el nombre de Dios, el cual estaba prohi-bido mencionar a los hebreos, e igualmente alos masones contemporneos, por lo que en estesentido se confirma la idea masnica universa-lista en la que se considera a Dios como el cen-tro de todas las cosas (fig. 20). En ambos ladosde la medalla se observa el zodiaco masnico,el cual est conformado por doce grados y carac-

    teres iguales en significado y que correspondena la tradicin grecolatina (ibidem: 1642-1643).Este simbolismo tiene que ver con la represen-tacin sinttica de la logia en la cual se encuen-tran distribuidos los doce signos zodiacales enlas paredes y columnas simblicas que formanel mbito alegrico y exotrico de la logia (fig.21), por lo que hay que hacer notar que la logiaes una representacin del cosmos (ibidem: 174).

    al icono de los rayos solares matinales (ibidem:93), su nmero es el 7. El azul representa elcolor de la masonera, es el smbolo de la amis-tad universal y benevolencia, como es el colorde la bveda celeste,la mansin celestial, que abar-ca y cubre todo, tambin es smbolo de la ver-dad y de la fidelidad, su nmero es el 1. El rojo

    representa el ardor, el fuego sagrado que es elsmbolo de la regeneracin y la purificacin delas almas. Se refiere a la regeneracin o recons-truccin del Templo (del Salomn bblico) ysimblicamente a la regeneracin de la vida, sunmero es el 3. Respecto a los colores caf yanaranjado no se logr conseguir ninguna refe-rencia, por lo que queda pendiente su estudio.

    La palabra muerte distribuida en cada unode los pequeos tringulos que conforman laestrella corresponde al sentido ms profundode la iniciacin masnica de los siglos XVIIIy

    XIX. Concibe a la muerte como el paso entre unestado de vida para renacer en otro nuevo deperfecta moralidad (lvarez, 1998: 55). La ideamasnica de la muerte en la obra de Gallatin,representa tambin un estado de transicinentre una forma de vida a otra (Gallatin, 1924:1040). La masonera presenta a la muerte comola puerta de entrada a la inmortalidad. Por tan-to, la muerte en la filosofa masnica, es el sm-

    Fig. 19 Representacin de Dios segn el filsofoComenio, siglo XVII. Tomado de El mundo enimgenes(1993).

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    Un rasgo por dems desconcertante, en elestricto sentido de lo que significa la masone-ra, corresponde a la representacin del calenda-rio azteca en una medalla (vase la fig. 14); si

    bien se hace mencin en la Enciclopedia de Galla-tindel papel y significado de las pirmides me-soamericanas a partir de las representacionesmasnicas, no existe una referencia histrica dedicho emblema en la labor enciclopdica, porlo que la presencia de sta corresponde a una li-bre interpretacin y comparacin del cosmosmesoamericano con el cosmos masn; hay querecordar que una de las caractersticas y objeti-vos de la masonera moderna, a partir de lasconstituciones de Anderson, es la bsqueda dela unidad de las cosas que se vislumbraba en lostratados de Juan Ams Comenio, Orbis Sensua-

    lium Pictus(Comenio, 1993: 83-84) de los maso-nes aceptados. Por ende, hay que tener claroque la masonera busca en todo momento incor-porar a su visin diferentes manifestaciones yelementos simblicos a costa de ser interpre-tadas bajo el lente unificador. Si Dios es todaslas cosas, todas las cosas son Dios, por ende todopuede explicarse a partir de la masonera.

    La pieza 7 est conformada por un conjuntode doce canicas distribuidas en el interior de la

    ofrenda y alrededor de las medallas. No se en-contr ninguna referencia, sin embargo, pue-den hacer alusin a varios aspectos como lossignos zodiacales, la mitad de la regla llana oescuadra; la mitad del crculo, es decir, la mi-tad del da o las doce columnas del Templo, en-tre otros.

    La pieza 8 correspondi a un pequeo prismarelacionado al concepto de lapiedra fundamental(Gallatin, 1924: 1175-1176) que es un smbolotrascendental dentro de la francmasonera ycorresponde a uno de los emblemas de los gra-

    dos superiores. Tiene un significado estricta-mente mtico y se relaciona con la colocacinde la primera piedra del Templo de Salomn(metfora constitutiva de la logia, representa-cin del cosmos, del hombre y de dicho tem-plo), a este respecto Gallatin termina diciendo:

    ...es el smbolo de la verdad divina, sobre la que se edi-fica toda la masonera especulativa, las leyendas y tra-

    Fig. 20 El tetragrmaton, impresin offset, annimo.

    Fig. 21 Planta modelo de una logia simblica, segnC.W. Leadbeater (1960).

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    diciones que se refieren a ella se designan para descri-bir, en forma alegrica, el progreso de la verdad en elalma, para cuya investigacin es la labor del Masn, ycuyo descubrimiento es su recompensa... (ibidem: 1170-

    1182).

    Conclusiones preliminares

    El significado de la ofrenda localizada en la casanmero 36 de la avenida Jurez representa uncambio en las estructuras del pensamiento reli-gioso, filosfico y moral del mexicano de me-diados y finales del siglo XIX, el cual ya se vis-lumbraba, por lo menos, desde finales del siglo

    XVIII,14efecto que se proyect hacia el mbito

    social el cual propugnaba cambios profundosenfocados en la defensa del liberalismo y el r-gimen republicano cobijados por institucionesde distinto cariz poltico y econmico.

    En trminos contextuales y de significacin,la ofrenda estuvo relacionada con rituales de re-novacin y santificacin del espacio (sagrado)

    y fue dedicada al Gran Arquitecto del Univer-so (GADU), por lo que es probable que haya sidocolocada como piedra fundamentalpara el esta-blecimiento de una logia. Los indicadores quepueden apoyar esta idea fueron obtenidos de

    la excavacin, el ms evidente tiene que vercon el hallazgo del piso de basalto gris y negrocolocado a manera de tablero de ajedrez y laspilastras adosadas a los muros que desplantabanen el piso de basalto. Ahora bien, las logias va-ran en su forma y estilo arquitectnico, ya queinfluyen factores econmicos y de disponibili-dad de espacio; suelen ser de forma rectangular(Gallatin, 1924: 888), aunque existen semicircu-lares como el Recinto Parlamentario del PalacioNacional, en la ciudad de Mxico, reconocido

    por los masones como una logia simblica. Porsu parte, el piso en tablero forma parte del pla-no alegrico de la logia (vase fig. 21 y 22) a locual Gallatin afirma:

    ...el pavimento de una Logia propiamente construidaen su recinto debera cubrirse con cuadros alternadosblancos y negros, para representar el pavimento mosai-co el cual formaba el piso del templo del Rey Salomn...

    (1924: 1139).

    14 El trabajo de Jean Bastiane (1989), ofrece una interesanteperspectiva sobre grupos minoritarios y anticatlicos comolos masones y los protestantes, y que jugaron un papelimportante en los movimientos sociales del siglo XIXydurante la Revolucin mexicana.

    Fig. 22 Representacin geomtrica del cosmos(logia) masn (Comenio, 1993).

    En ninguna de las fuentes se habla de las di-mensiones especficas de una logia, pero s se

    afirma que debe ser del doble de un cuadrado(Leadbeater, 1960: 47). Hecho que simboliza ladiversidad de seres, tanto animados como inani-mados, que decoran y ornamentan la creacin;as el pavimento de mosaico significa el entre-veramiento por doquier del espritu y la mate-ria (ibidem: 75). Con todo, son mucho ms losatributos de una logia, sin embargo, ste cons-tituy el indicador ms claro de su presencia.

    El hallazgo de la ofrenda masnica amplanuestra perspectiva acerca de los objetos ar-queolgicos que pueden ser encontrados en la

    ciudad de Mxico y en cualquier contexto ar-queolgico de mediados y posterior al sigloXIXen el pas. Adems de que genera un nuevo len-guaje factual que no debe ser pasado por alto,con todo y la falta de recursos documentales, yaque la prueba de su existencia es enteramen-te palpable; por lo que es necesario replantearnuestros objetivos y mtodos cuando se tratade excavar contextos correspondientes a la ar-

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    queologa histrica,15ya que el lenguaje masnen el contexto mexicano es comn a la moder-nidad fundamentalmente liberal. Derivado deello se revela la existencia de lugares de culto,

    reflexin y por ende sagrados (las logias), quecontemplan ciertas caractersticas dimensio-nales. Por lo que debe considerarse una reali-dad la posibilidad de hallar ms ofrendas de es-te tipo en contextos decimonnicos (privados

    y pblicos), como el Palacio Nacional (patiosmarianos, Recinto de Jurez, Recinto Parlamen-tario) y el Hemiciclo a Jurez, entre otros. Porltimo, llama la atencin el hecho de que enMxico la mayora de los referentes masnicosconocidos estn relacionados con el mbito po-ltico; sin embargo, el hallazgo de la ofrenda in-volucra una praxis masnica en otros mbitos,ms all de la poltica.

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    15 La arqueologa histrica tiene como principal objetivo: la

    exploracin arqueolgica dentro de contextos de entornoshistricos, caracterizados por asentamientos humanosdeclarados como centros histricos y zonas de monumen-tos [] se enfoca al estudio de los procesos socioecomicosde cambio social ocurridos durante los siglos XVIal XIX,tomando en cuenta aspectos especficos como la trazaurbana y su equipamiento, del registro y documentacin delos elementos arquitectnicos y constructivos de losinmuebles que integran tales asentamientos [] y porsupuesto de los materiales arqueolgicos que recupera,bajo intervenciones cientficas multidisciplinarias(Fernndez y Gmez, 1997).

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