Aventuras de Lorenzo Monteagudo

Chema Gomez de Lora

y los alumnos del IES Calatalifa

A mi sobrino Miguel,

que lucha por el amor

como un héroe trágico

Estos son los chicos y chicas de 1ºA que han participado en las aventuras de lorenzo monteagudo

MÓNICA DE LA RIVA SÁEZ

CARLOTA CARROBLES GARCÍANEREA APARICIO GIL

DANIEL CALDÉS GARCÍA

EDUARDO BARRUZ ROMERO

DAVID BORONAT LÓPEZ

SHEILA APARICIO GIL PALOMA LÓPEZ JESÚSCLAUDIA CASTILLO CALVENTE

IVÁN VALLEJO CASADO

JUAN BORRERO RAMÍREZ

SOFÍA SANMARTÍN MATE

RAÚL CAMINO LASO

PABLO BRAVO CASADO

RONALD DANIEL MOROCHO KETIL

VÍCTOR GARCÍA HURTADO

SARAY MARÍN GONZÁLEZJORGE BARRAJÓN VÁZQUEZ

IVÁN GRANDE LUCAS

SARA MARTÍN MARTÍN

SONIA CORTA REY

SANDRA CARRASCO CAMPOS

NORIS MARIUS MURESAN

AIDA GARCÍA VELASCOZULEIRA YISEL ACOSTA

ARIAS

Estos son los chicos y chicas de 1ºB que han participado en las aventuras de lorenzo monteagudo

ÁLVARO TUÑÓN BERLANGA

CAROLINA MUÑOZ CASAS

SARA DE LA ALDEA PIÑERO

DAVID LÓPEZ BENITO

IVÁN FERNÁNDEZ BLÁZQUEZ

AINHOA FERNÁNDEZ DEL CASTILLO

NEREA BLANCO DÍAZ

LADISLAO RIVEIRA GATTIKER

MIGUEL ÁNGEL PICÓN CABRERA

ÁNGEL GÓMEZ BUENO

LIDIA LÓPEZ SORELL

JOUVER BOLIVAR JUNCO MADRID

VÍCTOR SÁNCHEZ RON

SARA PRIETO MARQUEZ

DANIEL RODRÍGUEZ GÓMEZ

MARTA DELGADO LEONARDO

PABLO RICOTE BARRENA

RUBÉN SAN NICOLÁS SÁNCHEZ

PAULA PINILLA ORTÍZ

JUAN ANTONIO MANZANO CARVAJAL

SANDRA SANTIAGO VALVERDE

ADRIÁN REBATO SIMARRO

ASIER ABRIL JIMÉNEZ

Estos son los chicos y chicas de 1ºC que han participado en las aventuras de lorenzo monteagudo

JOSÉ MANUEL REINOSO GONZÁLEZ

GAËLLE OLGA JANSSEN GARCÍA

HUGO BELTRÁN JARILLO

PEDRO DELFÍN GARCÍA-CARO ARJONA,

JAYDY AITANA FERRUZOLA DEFAZ

DAVID GARCÍA ARRIBAS

IONELA MIRELA BINTESCU

PAULA LÓPEZ RODRÍGUEZ

SANDRA JOHNSON MARTÍN

CARLOS RUBIO MENÉNDEZ

ALBA GARCÍA IZQUIERDO

LUIS RUANO LUNA

JIMENA GÓMEZ DE DIEGO

ALMA GARCÍA DE LORENZO

DEIONFRANCO YESTER NUÑEZ

ÁLVARO LARA DELGADO

RAÚL MAHÍLLO ESTÉVEZ

PABLO DÍAZ SANZ

NATALIA LÓPEZ GONZÁLEZ

CHAIMAE MEKOUAR BOUIH

AKIL KALAF ERREGHAOUI

ÁLVARO SÁENZ ASENSIO

RODRIGO PAREDES TÉLLEZ

SABINA CARLOTA BALDÓ MARTÍN

Estos son los chicos y chicas de 1ºD que han participado en las aventuras de lorenzo monteagudo

ÁLVARO SÁNCHEZ SAN PEDRO

VÍCTOR HERAS UROZANAS AL SAMUAL SULIEMAN OSMAN

ANDRÉS FRANCISCO DÍEZ CHIAO

MARÍA JOSÉ BARRERO CARRILERO

ÁLVARO CABRERA CORREA

ALEJANDRO ANIEVAS JUZGADO

SAMIRA ORTEGA BENAISSA

ANA SARA HERRERA SÁNCHEZ

MARTA XIMÉNEZ DE EMBÚN ZAZO

SERGIO CALVO SEÑORAN

KAREN LUJAN TORRES CARDOZO

IVANA AILIN FERRERO LAREU

DAVID CARRILLO DÍAZ

FABIÁN RAMOS BALIBREA

DAVID MIRA CRISTÓBAL

DANIEL DE LA PAZ RAMÍREZ

HUGO ANTÓN CUADRADO

GONZALO NAVA MORENO

YENSI PEÑA RAMÍREZ

MANUEL LÓPEZ JESÚS

NICOLE ALEJANDRA ZAMBRANO CHANGOTAXI

VERÓNICA GALLEGO MARTÍNEZ

JAIME SAAVEDRA MASSA

DANIEL MORO SÁNCHEZ

LUIS AGUIRRE GULLÓN

Estos son los chicos y chicas de 1ºE que han participado en las aventuras de lorenzo monteagudo

ANA SÁNCHEZ NAVASAMARTÍN MAESTRE

VÁZQUEZALEJANDRA BERMÚDEZ

DEL PINO

ÁNGELA MARÍA GONZÁLEZ ALCÁZAR

ALEJANDRO CRESPO RODRÍGUEZ

ALBA ESTEBAN JIMÉNEZ

ALEJANDRO CARRASCO GONZÁLEZ

RAÚL RABADAN CONTRERAS

ÁNGELA MARTÍN DÍAZ

MIGUEL TEJADO DOMÍNGUEZ

ALEJANDRO GARCÍA MUÑOZ

LARA SERRANO PÉREZ

CLAUDIA GONZÁLEZ ALCÁZAR

MARCOS GARCÍA POSTIGO

GONZALO RODRÍGUEZ PERUCHA

LAURA MILLÁN VALERA

ALEJANDRO RENEDO PÉREZ

PATRICIA CASTELLANOS VAQUERO

ALBA PABLOS CARRILLO

ELENA RODRÍGUEZ PÉREZINÉS MARTÍNEZ MERINO

DAVID TÉNEZ GÓMEZ

SOFÍA LORENZO TAVARES

ALEJANDRO SÁNCHEZ GONZÁLEZ

ALINA MORALES SIEBURG MARÍA TORIJA OLIVEROS

CLAUDIA VICENTE JOHNSON

FERNANDO RUIZ CERRAJERO

IGNACIO HERNÁNDEZ CORNAGO

CLAUDIA CRISTÓBAL MARTÍN

ALEJO DELGADO SANZ

LAURA ALVAREDO DEL PINO

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La tierra del fin del mundo

¿Tú sufres manías?, ¿Hay algo que te dé mucha rabia? Hablo de cosas poco trascendentes, esas que dicen los adultos que no tienen importancia, pero que a ti te fastidian de verdad. Los chicos de 1ºD del colegio Calatalifa saben de lo que hablo.

Por ejemplo, Pepa detesta los exámenes, y por eso, los hace a su manera:

“No sé a ti, pero a mí me fastidian los exámenes. Un día de naturales, otro de matemáticas… Hoy tocaba examen de lengua, yo había estudiado muchísimo y me lo sabía muy bien. Al faltar la profesora de inglés, nos mandaron repasar la teoría del examen de lengua, ya que después tocaba hacerlo, ya faltaban unos minutos. Cuando tocó el timbre me tocaba hacer el examen y como hago siempre quito los estuches de la mesa, cojo el bolígrafo, el Tippex, el lápiz y la goma. Pongo el Tippex sobre la mesa, luego a la derecha el bolígrafo y por ultimo cojo el lápiz y la goma y lo pongo a la izquierda del Tippex. ¿Por qué hago esto? Un día mi madre me dijo que lo pusiese así y lo hice. Cuando lo pongo saco muy buena nota, pero cuando no...¡Un día que no lo hice casi saqué un menos uno!”.

Anas también se comporta de manera particular a veces, sobre todo al coger el lápiz:

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El muchacho gallego odia las cosas torcidas tanto como Álvaro y Andrés las escaleras. Para Álvaro, los escalones siempre están molestando...

“¡Esas malditas escaleras, siempre molestando! Son útiles pero fastidian. Si no acabas de subirlas o bajarlas con el pie derecho, pobre de ti, la siguiente vez que las subas te tropezarás y caerás. Lo mismo en las escaleras mecánicas, si las subes andando, en el último escalón te caerás y te empezará a sangrar la boca”.

Y al pobre Andrés, las escaleras siempre le impiden bajar como a él le gustaría, de dos en dos:

“Hacia las siete de la tarde, mientras estaba haciendo los deberes, me di cuenta de que me había olvidado el libro de matemáticas. Me dispuse a subir los escalones de 2 en 2 cuando mi madre me llamó. Yo le dije que estaba haciendo los deberes, y me dijo que le daba lo mismo. Bajé los escalones, recogí el salón y me dispuse a subir. Cuando iba por la mitad me resbalé con el pie derecho y me caí escalones abajo”.

Lorenzo odia las cosas torcidas porque éstas se alteran de manera incomprensible. Por ese mismo motivo, Verónica maldice a quien decide cambiarle el nombre:

“Cuando yo estaba en 6º de primaria había una monitora que se llamaba Virginia. Y todos los días cuando salía al recreo, se acercaba tranquilamente Carmen, otra monitora y me decía: “¡Hola, Virginia!” Y ahora todos los días a todas horas unas compañeras fastidiosas no paran de llamarme Débora y Virginia. Les recomiendo que si hay amigas fastidiosas que les cambian el nombre por otro que no les guste, le hagan lo mismo a ellas”.

“Cuando escribo tengo la manía de cambiar la manera de coger el lápiz, para mí es una gran necesidad como lo es para ti respirar o para las chicas pintarse las uñas. Además de eso es como si me cayese una responsabilidad muy grande encima, como cuando a los frikis les pides que te pasen aquel nivel tan difícil de ese videojuego que les gusta tanto o para los estudiosos hacer los deberes. Para mí es como que el mundo fuese a dividirse en dos y explotar sin dejar rastro de nada. Muchas veces no lo consigo porque soy muy lento, escribiendo duro más que una maratón de tortugas, y encima la profesora lee muy rápido, más rápido que lo que tarda un guepardo en cazar una gacela. A veces pienso que está hablando con sus amigas y se olvida de nosotros.”

Y David reacciona de manera enfurecido cuando un mago de la televisión le deja a medias:

“Hay una cosa que me fastidia y me da mucha rabia y es, que cuando aparece un truco de magia en la tele o en persona, no sé cómo ha hecho el truco el mago. Pero al intentar pensarlo me quedo en blanco, ¡aaaah!, y cuando dicen esto de “HASTA LUEGO AMIGOS”, yo me digo: “¡Pero no te vayas ahora, desvela como lo has hecho!” Pero nada eh, coge su sombrerito y se marcha, ala, que bien, ahora has dejado a casi todos sin saber cómo lo has hecho. .Por eso me gustan más los magos que al terminar el truco te desvelan cómo lo han hecho.”

Si le preguntas por sus manías a Lorenzo Monteagudo, el protagonista de este relato, te dirá:

–A mí lo que no me gustan son las cosas torcidas, lo que se tambalea, lo “curvoso”, yo sé lo que me digo, las olas, por ejemplo, qué ganas de estar todo el tiempo revolviendo el agua. Me tumbo en la playa y el ruido de las olas… ¡me fastidia!, sí, claro… ¡me molesta tanto baile del mar!

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Y a su compañera Karen, si no se anuda los cordones con la mano izquierda, es probable que le de un infarto:

“Como otro día cualquiera, yo me vestí, desayuné, me lavé los dientes, y me peiné pero, mientras me peinaba, sentí un dolor extraño en el dedo índice de la mano izquierda. Pensé que sería una tontería, así que me fui a poner los zapatos. Cuando me estaba intentando anudar los cordones como yo quiero, sentí como mi dedo ya no podía casi ni moverse. Lo único que hice fue gritar como una loca. Mis padres saltaron de la cama para ver que me pasaba, y les expliqué lo que me había pasado. Me regañaron como nunca antes lo habían hecho. Yo les dije que si no me anudaba los cordones de los zapatos como yo quiero tendría un día de perros, pero no me entendieron. Mi padre se hartó de mí y me ató los cordones, estaba a punto de llorar.

Llegué al instituto e hice mi primer examen del día: sociales. Me salió fatal Hice el segundo: Matemáticas. No escribí nada. Hice Lengua, todo era teoría, yo había estudiado pero... No estaba segura de escribir o no. Al final llegué a casa y me preguntaron qué tal los exámenes y no les dije nada. Así que me castigaron sin móvil, sin tele ni ordenador”

Dicen sus tías, que Lorenzo aprendió a los tres años a anudarse los zapatos con lazos simétricos. Se tiraba media hora ajustando los cordones. Y lloraba si le abrochaban los botones del babi en ojales equivocados.

A Dani Moro también le entran las ganas de llorar cuando su madre y su hermana empiezan a gritar en el salón, justo cuando él está jugando a la Play:

“Una vez estaba jugando con un amigo a la Play. Mientras hablaba con él por el micrófono. Todo iba muy bien hasta que mi hermana y mi madre se pusieron a gritar. Yo pensé: “a lo mejor no se oye tanto

Lorenzo tiene muchísimas manías. Tantas que a veces se sorprende a sí mismo, al igual que le ocurre a Álvaro. Esta es una selección de todas las que tiene:

“Me molesta que mi primo haga cosas raras cuando veo una película/ Cuando me despierta el camión de la basura ya no puedo volver a dormir / Ducharme con el agua muy caliente/ Tengo que dormir con dos cojines/ Dejar los vasos fuera del lavavajillas cada vez que bebo agua/ La fruta me la tienen que pelar”

Lorenzo cree que las curvas le tuercen el día y le desvían de la calma y la felicidad de la línea disciplinada y uniforme. En general, casi todos atribuimos a nuestras manías una importancia asombrosa, casi de vida o muerte.

Marta, por ejemplo, necesita pisar la parte izquierda del sexto peldaño:

“El día 17 de marzo, alrededor de las 5:00 de la tarde, ahí estaba yo haciendo los deberes, pero de repente, ¡zas!, se me había olvidado el lápiz en la planta de abajo. Así que tuve que bajar las malditas escaleras: primer peldaño, segundo, tercero, cuarto, quinto y en el sexto escalón ,se encontraba mi madre, justo en la parte izquierda de la escalera. Entonces le dije:

–¡Mama!, ¡Corre!, ¿Te puedes mover al otro lado?, ¡Que me juego la vida si piso en la parte derecha del sexto escalón!

Ella me dijo:

– ¿Por qué?

Y yo le respondí:

Porque si lo piso haría mal los deberes, o no dormiría bien o me saldría mal un examen, ¡nacería la mano negra!”

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por el micrófono”. Pero sí, mi amigo preguntó. Yo le dije que no era nada, pero no me extraña que las oyera... Parecía que estuvieran empezando la tercera guerra mundial. Si queréis remediarlo, os recomiendo que os inventéis unos cascos supersónicos o que insonoricéis la habitación. Nunca las digas que paren, o acabarás durmiendo en la casa del perro”.

Ahora, con 14 años, Lorenzo Monteagudo observa a las vacas holandesas de su abuelo paciendo en los montes redondos, y se pregunta si estarán cómodas, si esa forma de estar inclinadas, de tener la cabeza más arriba que el culo, es agradable.

Lorenzo no pondría nunca el plato torcido para comer una ensalada: las aceitunas rodando, la lechuga con su lento resbalar en el aceite sin unos brazos de tomate que la rescaten, los dados de queso precipitados al abismo, el pimiento verde haciendo “balconing”…

El abuelo Armando le cae muy bien, pero tiene ese gran defecto: en sus tierras gallegas no hay casi espacios llanos. Son montes muy verdes, donde vacas y ovejas se dan un festín de hierba… pero si ves la orografía desde una avioneta… todo está “curvoso”, como las olas. Tantas ondulaciones, curvas y ángulos asfixiantes son una fatalidad.

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Bueno, hay un trozo que no, uno minúsculo, del tamaño de un dormitorio, junto al acantilado. ¡Y vaya acantilado! 200 metros de altura, el equivalente a 66 canastas de baloncesto, una encima de otra sobre el Atlántico.

Vive Lorenzo muy cerca de Finisterre, en el pueblo de Muxía, el extremo occidental del continente europeo, mágico rincón donde se cierra el camino de Santiago. ¡Qué nombre más bonito: Finisterre! Hasta la Edad Media pensaban que traspasadas sus rocas, el mar se precipitaba en un abismo habitado por horribles monstruos de ojos sanguinolentos y muelas con caries.

Ese tipo de criaturas parecen propias de historias de fantasía, en las cuales la imaginación domina sobre la razón y la lógica. Sus autores viajan por el país de las maravillas, como Fabián:

“Mi manía es, que no puedo entender por qué siempre que estoy en el país de las maravillas. En ese momento están esos negritos que sujetan siempre la misma bandeja que nunca lleva nada útil dentro. Siempre esos mismos muñecos: no me dejan disfrutar como debería disfrutarse la tele y para quitarlos tengo que levantarme, apartar las pipas, dejar mis cosas en el suelo y los cojines desacomodados. En ese instante quisiera tener telepatía para amenazar a los malignos negritos y entonces tengo que gritar tan alto, que para el vecino pareciera que hubiéramos adoptado a un león con diarrea; pero siempre me hacen caso y me quitan esos muñecos horripilantes”

Los monstruos de ojos sanguinolientos y muelas con caries son también los protagonistas de las películas de miedo, las cuales impiden a David conciliar el sueño:

“Mi manía es que cuando estoy viendo una película de miedo en la tele al final casi la acabo quitando, porque si no luego no puedo dormir. Lo que más me da miedo es cuando sale el típico señor que mide 2,50 m. y lleva una máscara y un cuchillo cogido con sus

sangrientos dedos ¡Esto ya sí que sí que me mata! Cuando estoy solo en casa por arte de magia siempre suena el teléfono y siempre no contestan, y cuando sucede esto voy corriendo a mi habitación, me encierro y espero a que vengan mis padres”

Su amigo Sergio bien podría pasar, algunas mañanas, por una de estas criaturas que tanto aterrorizaban a los castellanos medievales:

“Lo que menos me gusta es que por las mañanas, para despertarme, me toquen. Cuando mi padre me toca por las mañanas para despertarme me despierto a gritos. Me acuerdo de una vez que le dije a mi hermano:

–¡Cuando este dormido ni se te ocurra tocarme!

Y mi hermano, como es tan “bueno”, nada más se despertó... ¡me empezó agitar de izquierda a derecha y de derecha a izquierda! Se echó encima de mí...¡e incluso me llego a pegar!

Vamos que cuando me desperté le metí en el infierno. El único problema es que luego se despertaron mis padres y por poco me cuelgan.”

¿A ti te gusta el deporte? ¿Sueñas con estadios llenos y comentaristas de radio perdiendo la voz por tus gestas? Al protagonista de este relato, Lorenzo Monteagudo, el fútbol le apasiona. De todos es sabido que los deportistas esconden manías deportivas inconfesables, incluidos los de 1ºD del colegio Calatalifa

Dani de la Paz, por ejemplo, necesita cenar, la noche anterior a los partidos, macarrones con chorizo:

“A lo de cenar siempre ceno lo mismo un plato de macarrones con chorizo y si no un yogur y a la cama.¿Sabéis por qué? Os lo voy a contar, porque el viernes cuando volví a cenar otra cosa que no era macarrones con chorizo al día siguiente en el partido ¡nos metieron

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diez goles por mí cuela! Al viernes siguiente cene macarrones con chorizo, y entonces en el partido del sábado, metimos 15 goles y yo casi meto uno, e hice tres asistencias, y desde entonces ceno todos los viernes macarrones con chorizo para jugar bien los partidos del sábado siguiente. Por eso os recomiendo que hagáis lo mismo cuando tengáis que hacer algo. Porque por ejemplo yo conozco a gente a que juega al baloncesto en la liga profesional, es decir en la liga NBA que hace lo mismo que yo, y eso es alucinante”

Y Samira recomienda, por su parte, una reflexión de cinco minutos antes de salir a la cancha si quieres cosechar el éxito:

Recomiendo a los jugadores profesionales de balonmano de Achichilu que antes de los partidos importantes estén 5 minutos reflexionando Os voy a contar una historia que me paso a mí en el 2013 después de Cristo, tan interesante como un libro del revés. Era el partido más importante de toda mi carrera como jugadora. Nos jugábamos la final de la Champions. Si ganamos saldríamos en todos los periódicos del mundo, pero si perdíamos nadie nos recordaría…. Jugábamos contra San Sebastián de los Reyes que era el favorito. El partido estuvo súper reñido, íbamos perdiendo de cuatro cuando solo quedaban dos minutos. Cuando quedaban treinta segundos íbamos empatadas. Todo el mundo pensaba que íbamos a perder porque habíamos fallado el ataque, y estábamos en la defensa, pero yo no estaba dispuesta. Robé la pelota, solo quedaban quince segundos, se la pasé a Paula, estábamos dos contra una, me la pasó y en el último segundo marqué. Desde entonces somos famosas...”

A Lorenzo le gusta organizar partidos de fútbol en el pueblo. Se dividen en dos equipos fuertemente rivalizados: el Muxía Balompié, cuya camiseta es de rayas verde limón y amarillo canario. Y el Sporting Fin del Mundo de austera indumentaria: medias, pantalón y camiseta color crema de yogur.

Lorenzo es el portero del Muxía Balompié, el equipo que defiende la parte baja del campo. Siente a los contrincantes como vikingos sanguinarios dispuestos a lanzarle flechas envenenadas. Además, los chavales del Sporting Fin del Mundo tienen la mala costumbre de gritar e insultar si poseen el balón para animarse y creerse mejores:

–Cucarachas, mamarrachos, chismosos, os vamos a machacar… –quien inventa tales insultos un poco anticuados es Chomin Chacal Chotis, un tipo peculiar, muy aficionado a usar el sonido “ch” siempre que puede para hacer honor a su nombre y apellidos.

–No chupéis y chutad de una vez… dejaos de chorradas chulescas, chiquilicuatres –les advierte a sus compañeros del Sporting Fin del Mundo.

En Galicia los jugadores se lo piensan mucho antes de tirar. Puede que a los gallegos les falte decisión, o quizás, haber tenido un entrenador como el que dirige a Víctor:

“La cosa que me da más rabia del mundo es que siempre jugando al fútbol me perfilo para tirar, pero el lunes pasado tuvimos que hacer un ejercicio en fútbol que consistía en hacer una pared y chutar como nos viniese. Y claro ¿quien no se sabe la historia de Butrageño? Es la del tiro tan espantoso que le llevó a su jubilación. Os la voy a explicar: Él venía de un contraataque, muy cansado, le presionaban desde atrás y no tuvo más remedio que chutarla como le vino. ¡Un tiro espantoso, madre mía!”

¿Por qué les toca a los amigos de Lorenzo la portería inferior 98 de cada 100 veces? Porque la moneda que sortea los campos la lanza al aire el eterno adversario Kike Vargas.

–Nos pedimos cruz –vocifera Vargas.

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Los 20 céntimos descienden tambaleándose, como poseídos por un embrujo. Siempre quedan de canto, ladeados entre las hierbas, pero Vargas afirma:

–Ha salido cruz. ¿Lo ves?

–Una moneda que queda torcida da mal rollo –sentencia Lorenzo.

Kike Vargas es un maestro de las trampas. Como las hermanas de Manuel:

“Me da rabia que siempre que juego a algo con mis hermanas, me hacen trampas. Por ejemplo, el otro día jugando al Monopoly, ellas se unieron como siempre para hacerme trampas y acabé perdiendo. Ellas se cambiaban las piezas y me robaban las propiedades”

Los hermanos y hermanas a menudo nos sacan de quicio y nos impiden tomarnos las cosas de manera deportiva. El autor Gonzalo Nava lo muestra en este cuento:

“ Dos amigos se encontraron y empezaron a hablar de lo que pasaban en sus vidas.

–¿Hola Josefa que tal estas? –dijo Carlos.

–Bien y ¿tu? –dijo Josefa.

–Yo mal. Estoy castigado sin ver la tele. Solo por pegar a mi hermano en todos los cataplines. ¡Él empezó dándome en la barriga!Y justamente viene mi madre y me ve pegando a mi hermano. Y luego me castiga en mi habitación y encima, pasaron tres horas y no había salido de mi habitación. Luego salgo de mi habitación y mi hermano me hace burla. Me daban ganas de pegarle en toda la cara y borrar esa cara de tonto–dijo Carlos.

–Que injusto, pero yo no sé qué se siente porque no tengo hermanos– dijo Josefa.”

A veces, sin embargo, nuestros hermanos hacen que adquiramos manías positivas y emocionantes, que nos ayudan en nuestra vida. Ese es el caso de Alejandro y su hermano:

“Era un día como otro cualquiera. Estaba en el río pescando con mi familia cuando mi hermano pequeño se cayó en al río, yo salí corriendo río abajo para poder cogerle. Cuando estaba en un buen sitio para cogerle estiré una mano y lo pillé, pero aunque tirara de él con todas mis fuerzas no conseguía subirle a la orilla, le cogí con las dos manos, tiré con todas mis fuerzas y conseguí subirle. Ya en casa comimos los peces que habíamos pescado. Desde aquel día toco todo con las dos manos.”

En los derbis de Muxía, Lorenzo también tiene que aguantar el problema de las tres defensoras del Muxía Balompié que, en teoría, le ayudan a evitar goles: la prima Ainoa, y sus amigas íntimas, las gemelas Isabel y Belisa. Mientras no se avecinan ataques, las tres espigadas jovencitas hacen el mono colgándose y balanceándose en el larguero. Se carcajean de sus propias “chimpancerías” como diría Chomin Chacal.

–Esto no es serio –piensa Lorenzo–, un guardameta necesita silencio, soledad y concentración.

Los tenistas Hugo y Álex saben que se debe respetar a los deportistas, incluyendo sus obsesiones y rituales más molestos y extraños. Para Álex, es sagrado no pisar las líneas del campo:

“Cuando estoy en la cancha, intento no pisar las líneas en los descansos como si de una maldición se tratara, me centro más en eso que en ese partido. Tal vez es porque en un partido lluvioso me resbalé provocando la mofa del contrario, o porque después de pisar

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Aunque Lorenzo no puede hacer mucho para cambiar el destino fatal de la portería que defiende. Si a Ainoa y a las gemelas se les antoja colgarse, es muy difícil pararlas. Es más, es casi imposible, tan difícil como impedir a Ana hacerse fotos con sus amigas:

“El otro día quedé con ellas y fuimos a dar una vuelta, fue súper-divertido porque nos reímos mucho y nos hicimos muchas fotos haciendo el tonto y Sara me dijo:

–¡Ana las fotos que nos hemos hecho han sido graciosas!

Y le contesté sonriendo:

–¿Se repetirán estos momentos?”

la línea, Rafa Nadal empezó una mala racha…Pero convivía con ello. Hasta aquel día, todo había sido como siempre, sin novedades, pero con mi increíble suerte o habilidad, llegué a la final de un torneo en el ranking de Madrid. La cancha estaba llena de espectadores, pero a los que yo buscaba entre el gentío, eran esos tres ¨personajillos¨ a los que yo llamaba papá, mamá y abuelo. Estaba muy nervioso porque no quería defraudarles ni perder el maravilloso premio de 200€ en material deportivo. Y sabía que aunque lo des las líneas era solo una superstición, sabía que aquellas dichosas líneas lo podían echar todo a perder”

Y para Hugo, es fundamental empezar el partido con pie derecho:

“Todos los días cuando llego a entrenar a la pista de tenis ¡siempre pero siempre tengo que entrar con la pierna derecha! Si estoy a punto de poner la pierna izquierda, subo el último escalón a la pata coja para entrar con la pierna derecha. Un trágico día tenia la semifinal del torneo de verano y entre con la pierna izquierda. Perdí y desde ese día entro con la pierna derecha. Un día tuve que subir el escalón a la pata coja, me tropecé y casi me caigo de bruces contra el suelo.”

Esta diferencia de lados de la que habla Hugo la comprende muy bien su compañero Luis:

“Era un día caluroso. La fuente del parque está situada bajando una prolongada escalera. Mientras bajaba la escalera se cruzó una señora que me entorpecía el paso, a la que pregunté:

–Por favor ¿me deja pasar por el lado izquierdo? Es que si no habrá mucha cola o algo peor...

La señora, sorprendida, se río y me dijo que ella, cuando era niña, tenía la misma manía, por lo que me dejo pasar y puede bajar tranquilamente hasta la fuente.”

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17 de septiembre: mala fecha para nacer

Lorenzo tiene otro gran problema. Su abuelo, su prima Ainoa y él nacieron en septiembre, un mes chaquetero que abandona el verano sin previo aviso y se hace socio del club otoño, la estación más traicionera.

1 septiembre: Ainoa

10 septiembre: señor Armando

17 septiembre: Lorenzo

Su amigo Ángel siempre se ríe de él, ya que su cumpleaños se celebra en pleno verano. Aunque luego reflexiona y comenta:

“Lo que más me gusta del día de mi cumpleaños es que es en verano y como suele hacer buen tiempo lo puedo celebrar en la playa o en la piscina.

Lo que menos me gusta de que sea en esas fechas, es que no puedo contar con todos los familiares y amigos, porque muchos se encuentran de vacaciones”.

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El calendario de cumpleaños de los Monteagudo es el siguiente: el 1 de Septiembre, Ainoa, el 10 de Septiembre, el abuelo Armando, y el último de la fila, Lorenzo, el 17.

Víctor y Sara Prieto comparten mes de aniversario con esta familia, y es habitual verles celebrarlo con ellos en el bar “Septiembre mola siempre”.

A Víctor parecen fastidiarle más los días que los meses:

“Es el mes en el que murió Carlos I rey de España y mucha más gente, pero no todo son muertes, si no también nacimientos como el de Enrique Montosa, un escritor español. Pero también hay mucha gente que conozco que nació el mismo día que yo como un amigo mío de otra clase llamado Noris. Pero lo que no me gusta nada es que él es más mayor que yo: nació a las 3 de la madrigada y yo a las 6 de la tarde”.

Sara Prieto, por su parte, cree que Septiembre tiene pros y contras:

“Por una parte, no me gusta mi fecha de cumpleaños porque dentro de unos cuantos días empezaría la misma rutina de siempre, ir al instituto, hacer deberes, estudiar…

Pero por otra parte, está bien porque son las fiestas en casi todos los pueblos, y puedo quedar con mis amigas”.

Ainoa organiza su cumpleaños el mismo día 1, cuando todavía no se han acercado los vientos de tristeza por el comienzo de curso. En su celebración nadie se acuerda del instituto, solo el aguafiestas de Goyo Libélulo anuncia que ya tiene forrados los libros sin una sola arruga y que ha hojeado el de ciencias naturales y que el octavo tema, El clima, y el undécimo, Insectos y parásitos, tienen 30 páginas cada uno.

Esa compañía de la que habla Ángel es la que precisamente valora su compañero de clase Daniel, que esta encantando de haber llegado al mundo en Diciembre:

“Mi cumpleaños es el 10 de Diciembre y me gusta mucho porque casi siempre cae en día de colegio y puedo estar con mis amigos. También me gusta mucho porque unos días después viene navidad y es como si celebrara mi cumpleaños con la familia y me trajeran más regalos aun. También es divertido que la gente me diga que mi cumple al ser en Diciembre diga que es en invierno cuando en realidad todavía no ha entrado y es en otoño (...)”

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–Además, hay 25 ejercicios al final de cada capítulo y es condición necesaria cumplimentarlos –exclama exaltado Goyo–, para aprobar con doña Norberta.

Por suerte hay un truco muy bueno para tapar las palabras de Libélulo. Ainoa sube el volumen de la música, el baile se acelera, y el verano revive.

Aunque a Bolivar, ni siquiera Goyo Libelulo le fastidia el plan:

“Este último cumpleaños lo he celebrado con mis dos hermanas, mi hermano y dos amigos mayores que nos llevamos fenomenal. Celebramos, jugamos, después vamos a cenar y partimos la tarta, cuando terminamos todo abrimos los regalos y tengo que adivinar de quien son los regalos.

En la noche escuchamos música y como al día siguiente había que ir al instituto y los invitados tenían que ir a trabajar nos acostamos a la una menos cuarto”.

Las celebraciones muchas veces están sujetas a los caprichos de los hombres del tiempo. Carolina, por ejemplo, mira la tele muy atenta todos los 29 de Diciembre, pero parece que no le hacen mucho caso:

“A mí me gusta la fecha de mi cumpleaños porque a mí me gusta más el invierno que el verano y porque nunca cae en días que hay que ir al instituto, pero lo malo que en los años que lo llevo celebrando nunca nieva y no podemos hacer guerras de bolas y muñecos de nieve. Pero a mí me da igual, porque siempre lo celebro con mi familia y me lo paso muy bien”.

El 17 de septiembre el curso ya lleva una semana iniciado y la playa de Lourido ha dejado de ser espacio de libertad y de alegría. Ya nadie organiza partidos de vóley en un campo construido en la arena con dos palos y una cuerda de tender. Las aguadillas, las meriendas de

pipas y pitillo para cinco se han ido desmigando tarde a tarde como el estío.

Don Gaspar, el profesor de Inglés, que se las da de nativo porque nació en Gibraltar de padres sevillanos, ya ha mandado una batería de deberes engorrosos y pregunta la lista de verbos irregulares a todo el que levanta la vista del pupitre.

El inicio del otoño te aleja del sol y te acerca a la nieve. Eso es, no obstante, una ventaja para los profesionales de deportes como el sky y el snowboard, como Pablo:

“Primo: Hola Pablo, ¿Qué tal vas con el snowboard?

Pablo: Bien, muy bien ya se saltar, etc.

Primo: Pues como te gusta tanto y es tu cumpleaños, te voy a regalar unas entradas para que vayas a hacer snowboard cuando quieras.

Pablo: ¡Vaya! Gracias, muchas gracias. ¿Te quieres venir conmigo?

Primo de Pablo: Por supuesto.”

El valor de los regalos de cumpleaños es muy relativo. Depende de la personalidad de cada uno. Ainoa, por ejemplo, siempre pide por su cumpleaños que todos sus familiares se dejen enterrar en la playa. Ella se lo pasa bomba tapándoles hasta el cuello, y jugando a que son momias que reviven del antiguo Egipto. Su amiga Marta aprendió esta lección el día que cumplió 13 años:

“Pensé que me estaría esperando el último modelo de móvil o quizás el ordenador que me gustaba tanto. Pero después de comer y tras soplar las velas, la desilusión no tardó en aparecer. Mis padres me entregaron una carta. Me subí a mi habitación, enfadada con el mundo, y sin apreciar lo que decía aquella carta. Me tumbé en mi

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cama y después de releerla con más detalle, me di cuenta de que mis padres me habían dado siempre todos los caprichos que deseaba, y que ahora no sabía valorar aquella comida y esa tarta cocinadas por mi madre especialmente para mí con todo su cariño, y todas las palabras bonitas y de apoyo que mis padres me dedicaban en aquella carta”.

Lorenzo sabe que su fiesta de cumpleaños tiene menos chispa que la de Ainoa. Por eso alza dolido los ojos al cielo y exclama:

–Repartir así las fechas de nacimiento es hacer las cosas torcidas. Os habéis pasado diez pueblos –arremete mirando a las Osas Mayor y Menor–, yo no quería ser Virgo, es mucho mejor el destino de los Tauro.

Al chico le gustaría, al menos, poder elegir signo del zodiaco. Eso es lo que le ocurre a Paula, la cual, sin embargo, también mira enfadada hacia las alturas:

“En mi cumple siempre sin excepción llueve, puede que al día antes haya hecho un sol espléndido o que al día siguiente lo haga, pero el 21 de abril llueve. Mi madre dice que soy de carácter tauro, pero el 21 de abril es el último día de Aries y empieza Tauro, así que puedo elegir cual me guste más”

Lorenzo Monteagudo, aunque proteste, podría haber cumplido los años en un día peor. ¿Te has preguntado alguna vez como sería un cumpleaños que coincidiese con el día de año nuevo? Nerea te responde:

“Nací el treinta y uno de Diciembre. Debe ser que a mi madre le entraron los nervios de las navidades y me tuvo ese día.

Dicen que es muy bonito nacer en esa fecha porque se reúne toda la familia, pero, como muy bien dicen, se reúnen todos y parece ser que están más pendientes de preparar las uvas que de mi día.

Cuando dan las doce de la noche, todo el mundo… venga besos y abrazos y me siento como si celebraran que se ha acabado mi día. Ya podría haber nacido el uno de enero así por lo menos estreno el año y no lo despido”.

Al protagonista de estas aventuras, el número 17 le parece imperfecto. La culpa es del inestable 7, un garabato mimado que apenas se sostiene en su palito diagonal. Lorenzo lo siente como un 1 mal trazado, el 7 se va a caer cualquier día empujando al 1 y va a liarla… y en cambio, su prima Ainoa, ¡hala!, con su 1 de septiembre, un dígito tan bonito, limpio y sin preocupaciones… ¿Quién podría dudar de la palabra de un 1? Pinto, el legendario guardameta del Celta de Vigo, llevó cinco temporadas un 1 de color azul añil en la espalda de su camiseta.

Otro número perfecto es el de Sara de la Aldea, el 22, los famosos dos patitos:

“Me gusta mi fecha de cumpleaños porque es el día veintidós de Diciembre, cae en vacaciones de navidad y me regalan muchas cosas. Me hubiera gustado nacer en otro mes, por ejemplo en Enero, porque es mi mes favorito”.

Para Lorenzo, lo peor no es tener que comparar la fiesta de Ainoa con la suya. Más catastrófico es que el abuelo naciera en medio. El día 10 se reúne toda la familia para homenajear al señor Armando.

Para la tocaya de su prima, Ainoa Fernández, la cercanía de las celebraciones es una circunstancia que las hace mejores:

“Mi madre suele hacerme bizcochos de chocolate que me gustan mucho, tartas no, que no me hacen mucha gracia. Es una temporada chula porque mi hermano los cumple el 5 de marzo y mi abuelo el 21 de marzo, muchas fiestas de cumpleaños seguidas. ¡Qué guay!”

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A Lorenzo le gustaría consolarse sabiendo que su cumpleaños fuese por lo menos el mismo día que el de Nolito, la estrella del Celta de Vigo. Pero no es así: Nolito nació el 15 de Noviembre. Por eso tiene mucha envidia de Alvaro Tuñón y de Rubén San Nicolás, que comparten fecha de cumpleaños con dos cracks del balompié. Alvaro Tuñón, de Sergio Ramos...

“Cuando estaba en 1º, me entere que Sergio Ramos, actualmente el mejor central del mundo, cumple los años el mismo día que yo. Así que pensé que le ocurría lo mismo que a mí. Ese año me hice socio del REAL MADRID y al siguiente cumpleaños me regalaron una camiseta firmada por todo el equipo, incluido Sergio Ramos, recordándome nuestra fecha de cumpleaños”

Y Rubén San Nicolás, de Van Persie:

“El 5 de junio es la fecha de mi cumpleaños y me gusta porque tengo un amigo que también los cumple ese día y también me gusta porque Van Persie un jugador de futbol de la liga inglesa también los cumple. Y lo que más me gusta es que siempre hace calor y dentro de poco termina el instituto y abren la piscina”.

La tía Casilda, que perdió el hermoso apellido Monteagudo para tomar el de su tercer marido, Pepe Troncoso, tiene la costumbre, desde que se quedó definitivamente viuda, de coger la palabra en la fiesta del abuelo para decir:

–Como dizzta nuestra hermozza tradición familiar hemos puesto dos mezzas: la de los pequeñozz y la de los adultozz para estar más cómodozz. Ya sabéis, cada mochuelo a zu olivo.

Lo anuncia con su dentadura brillante importada de EEUU, carísima según comentarios del pueblo:

–Aquí se zzzientan los mayores de 13 años, la primera tú, Ainoa, ¡ay! ¡Qué ezztirón has dado este verano! Dame un bezzazo.

Y la dentadura de EEUU, algo desplazada de su hueco, roza la mejilla melocotón de la niña…

A Lorenzo le parece que superar los 13 es suficiente para ganarse el adjetivo de “mayor”. Eso mismo opina Adrián Rebato, que duda de que algunas canciones se deban seguir cantando en plena adolescencia:

“Al final, lo celebré con unos pocos amigos de clase, pero aún así, me lo pasé muy bien, jugamos al futbol en la zona de césped que está junto a la piscina de mi urbanización, hicimos una liga, al final, no ganó nadie porque empatamos a goles, mejor así, al cabo de un rato, cuando nos cansamos de jugar al futbol, entramos en casa y nos pusimos a jugar a la Play, al principio, no nos poníamos de acuerdo en elegir el juego, pero enseguida, nos decidimos por hacer una lista de preferencias y así todos contentos. Cuando llegó la hora de cenar estábamos hambrientos. Para cenar tomamos pizzas y después tarta y helados. Con la tarta llegó el cumpleaños feliz; Jajajaja yo creo que ya somos mayores para estas cosas, me dio un poco de vergüenza, pero bueno, nos lo tomamos a broma y nos reímos mucho haciendo el tonto”

No obstante, Lorenzo no es el único que tiene que aguantar reuniones familiares que no son del todo agradables. Mirad, por ejemplo, lo que le pasa a Lidia:

“El 28 de Diciembre, por desgracia es mi cumpleaños, como todos saben es el día de los inocentes y a mi familia le gusta hacerme alguna que otra ``bromita´´ .Por la mañana me despierto y siempre tengo un bigotito ridículo tipo el de Mario Bros mal dibujado en mi cara y pienso ``la que me espera´´. Siempre lo vamos a celebrar a la casa de mi abuela y allí mi tío Juan me deje las orejas como las de un elefante bañadas en salsa de tomate”

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Lorenzo siempre ha de oír cómo su prima habla en la mesa de los adultos con los otros primos mayores de cosas de la Universidad y a él le toca jugar, por nacer dieciséis días después, a piedra, papel, tijera con los enanos y contar chistes del tipo “era una mujer tan flaca, tan flaca que se comió un guisante y parecía embarazada”. Y la mesa entera de mocosos se parte de risa.

Al año siguiente, el 10 de septiembre, la tía Casilda Troncoso otra vez hace lo mismo:

–Los mayorezz de 14 añozz en esta mesa, la del mantel bordado que le compré al abuelo en el Zzzoho de Nueva York y los pequez en la mesa del hule. ¡Pero qué ezztironazo, Ainoa! ¡Pareces una gacela!

Y la prima habla otra vez con el primo Alfonso que estudia medicina en Santiago.

–¿Es verdad que algunos tenemos un pie más grande que otro y que los ojos no son realmente simétricos? –pregunta Ainoa.

–Nada es perfecto –responde Alfonso mesándose los pelillos de su incipiente barba.

Asier sabe perfectamente lo que es soportar conversaciones no muy cómodas todos los cumpleaños. En este caso, al otro lado del teléfono, habla su abuela:

“Lo que menos me gusta son las “mil y una” llamadas que recibo, pero las que más odio son las de mi abuela, que son algo así:

– Hola príncipe.

–Hola abuela.

– ¡¡¡FELICIDADES!!!

– Bueno, gracias, me tengo que ir...

–NO, NO, NO, NO...CÚENTAME. ¿Cómo va el instituto? ¿Cómo vas con las novias? Cuéntamelo TODO.

Y así durante dos horas hablando”.

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Familia de crucigramistas

Los Monteagudo tienen una particularidad que a Lorenzo le hace sentirse muy orgulloso: y es que desde hace dos décadas son los encargados de diseñar los crucigramas para La Voz de Galicia, el periódico más importante de la región. Es, por tanto, una familia de crucigramistas, como anuncian sus tarjetas de visita:

Lorenzo conoce otros compañeros cuyas familias tienen profesiones curiosas. Las gemelas Isabel y Belisa Torreazul son las hijas de una localizadora de exteriores que trabaja para televisión española. El trabajo de Lucía, su madre, consiste en buscar rincones medievales de ciudades y pueblos para rodar series históricas. O en encontrar paisajes naturales que no ofrezcan signos de haber sido habitados: no puede aparecer en el horizonte nada construido; solo bosque y tierra virgen para que galope con toda libertad el caballo del héroe. Y eso, en España, es muy, pero que muy difícil.

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A Lorenzo le encantan los bizcochos caseros y los vasos de leche con gruesa capa de nata que no deja pasar el colacao! ¡Toda la familia entretenida en buscar nombres de ríos lejanos, subclases de mariposas y reptiles, cordilleras y volcanes oceánicos, políticos decentes, granjeros geniales, industriales generosos!

Ainoa fue la introductora de vocablos al revés en otros idiomas. Los aficionados expertos en crucigramas son entusiastas de esos tejemanejes.

A la tía Casilda hay que vigilarla muy estrechamente: un día escribió Manhattan con j para que le saliera en la vertical Jazmín; y otro se empeñó en defender que Fagor pronunciado como palabra llana y no aguda, es el nombre de una ciudad norteamericana y no el de una empresa de electrodomésticos.

A Lorenzo le gusta ver por la ventana de su instituto a la madre de las Torreazul trabajando en la playa. Se dedica a hacer fotos, a medir distancias. Habla mucho por el móvil.

Lorenzo piensa:

–Seguro que está charlando con el productor de Águila Roja para ofrecerle que ruede algún capítulo en Muxía. Esta mujer habrá comido muchas veces con David Janer y con Miryam Gallego, los protagonistas de la serie.

Y lo que más envidia le da a Lorenzo es que Lucía Torreazul luego se baña y toma una cerveza doble en el destartalado chiringuito de Otto, el holandés.

También es llamativa la tarea del padre de Goyo Libélulo, que trabaja como poeta comercial: su misión es suavizar los nombres, quitar a las palabras las aristas, los malos olores: él fue quien sustituyó cajera de supermercado por “azafata de ventas” y la expresión: crisis económica, por “reajuste con crecimiento coyuntural de signo negativo”.

Lorenzo critica mucho a este tipo de poetas vendidos según él al sistema y al capitalismo, pero no se lo dice a Libélulo porque hablar mal de los padres de otro duele.

–Todo lo tergiversan –le cuenta Lorenzo al abuelo Armando–. Han cambiado la palabra mentira por el eufemismo “faltar a la verdad” y eliminaron el término pobres. Ahora dicen “desfavorecidos”.

Ningún oficio le parece tan delicado y sutil como el de los Monteagudo. Se encuentra muy a gusto ayudando a su abuelo, que es un verdadero lince en coser de sílabas y letras. Y a su prima y a sus tías a buscar palabras que se cruzan en un mundo exclusivo de horizontales y verticales, un territorio sin curva alguna. ¡Qué divertidas las largas tardes merendando e inventando crucigramas!

M A N J A T A N

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Objetivo: alcanzar la altura de Ainoa

–La vida es lucha, y si te pones un objetivo y lo persigues con ahínco, lo alcanzas –piensa Lorenzo, que no acepta para sí un futuro torcido.

Hay objetivos para todos los gustos. La ambición de los chicos de 1ºC del colegio Calatalifa es desmesurada.

Por ejemplo, el objetivo de Pedro, es hacer algo por su cuenta.

“Yo siempre he querido hacer algo por mi cuenta y no sé lo que hacer. Estoy seguro de que si tendría que hacer algo solo se lo tendría que pedir a mis padres y abuelos que no me atosiguen tanto y cuando lo haga tendría que buscar algo para hacer. Cuando lo tenga tendría que desmontarlo y luego, sin las instrucciones, montarlo y pensar que no sirve de nada”

El de José, ser mecánico...

“Lo primero que tengo que hacer es acabar la ESO y la universidad y luego me tengo que meter en un módulo que me prepare para ello y me tengo que sacar un diploma. Algunas escuelas ofrecen estudios que pueden durar desde dos meses hasta dos años. Cualquiera te prepara para verificación como maestro mecánico. Antes de pedir un certificado tengo que tener unos años de experiencia de

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El objetivo de Lorenzo es igualar primero y superar después la altura de su prima Ainoa que desde pequeña siempre le lleva la delantera en dos, tres o cuatro centímetros según el año. Así lo atestigua la puerta de la cocina de la casa del abuelo, el lugar donde se marcan al final del año los centímetros que mide cada uno de los dos primos.

Y es que las consecuencias de llevar a cabo nuestros objetivos son visibles hasta en los lugares donde tratamos de realizarlos. Si viajáis a la luna, veréis los pasos de Seima:

“Fue en aquella clase, si, después de salir del instituto y que el profesor de naturales nos explicara todo eso sobre la luna, me interesó mucho ir a visitarla, él decía que era imposible pero yo estaba decidida a ir. Quería saber si la luna era de queso, ¿os lo podéis creer? Pero necesitaba muchas cosas para poder llegar ahí arriba. Lo primero de todo era conseguir un cohete. Luego, que no se enterase la NASA que si no... Bueno, no es tan grave. Solo no podría ir. También necesito un traje, un traje... ¡¡un traje espacial!! Después tengo que clavar una buena bandera con la imagen de... Miley Cyrus. Y por último, debo querer ir de verdad, porque...”

La tía Casilda es la encargada de dirigir el rito en Navidad. Pone un libraco encima de la cabeza de cada uno para saber la medida y luego anota la fecha. Pero, como dice muy bien Lorenzo, las cabezas son redondas y es muy fácil torcerse. Y, claro, con una árbitro como la tía Casilda… ya se sabe que con Ainoa el libro sube y con Lorenzo baja.

Nuestras metas a veces dependen de árbitros que las aprueben. Jaydy, por ejemplo, necesita del visto bueno de sus padres para meter una jirafa en su casa:

“Primero tengo que comprar la jirafa y si es muy cara pues voy al zoo y me la llevo sin que nadie se dé cuenta, luego antes de que me lleven la jirafa a casa tengo que sacar a mis padres de casa porque

automóviles, electricidad y más cosas eléctricas y me tendría que comprar mi propio taller.”

...y el de David, ganar a su abuelo al parchís:

“Ese día fue otra victoria para mi abuelo, yo ya estoy desesperado, llevo doce años intentando ganarle, pero nunca hay suerte. Me compré un tablero para practicar, practiqué todas las tardes durante ochenta años, me pasé todas las tardes ensayando las celebraciones y afilando mi mirada del tigre para intimidar a mi abuelo. Me pasaba todas las clases pensando que color escoger ese día (...)”

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si se enteran me metería en un lío muy grande. También tengo que buscar un buen escondite para la jirafa. Cuando me lleve la jirafa, darla de comer para que no moleste mucho. Luego intentar que no se den cuenta mis padres que tengo una jirafa el mayor tiempo posible. Finalmente si mis padres me descubren la jirafa, decir que me la han regalado en el zoo por una promoción especial”.

Consultó Lorenzo en Internet y descubrió varios trucos para acelerar el crecimiento: uno es dormir estirado, muy estirado, inmóvil como una momia; entonces los pies, si están atados a la madera de la cama con un cordelito, se extienden un poco cada noche, unos milimetrillos. Y así, pasito a pasito…

En la red es muy fácil encontrar ejemplos de personas con objetivos increíbles que nos dan trucos para conseguirlo. Algunas dan, incluso, para escribir cuentos, como el que escribió la autora Sandra Johnson:

“Un niño llamado Isidoro tenía muchas ganas de volar, para que sus amigos dejaran de burlarse de que él estaba más tiempo en el suelo que de pié (porque siempre se caía). Lo primero que hizo fue convencer a sus padres para que le dejaran volar y aunque tardó mucho tiempo, lo consiguió. Sus padres no estaban muy seguros de lo que iba a hacer. Lo segundo era convencer a un amigo, para que se tirara él primero. Lo tercero fue comprarse unas alas en los chinos, pero primero tenía que pedir dinero a sus padres. Cuando ya obtuvo el dinero, se compró las alas, y primero quería comprobar si estaban rotas, pasó la mano y se encontró un agujero y puso 50 tiras de esparadrapo, para asegurarse. Lo cuarto era saber cómo usar las alas, y lo buscó en Internet. Lo quinto que hizo era subirse a un sitio muy alto. Isidoro y su amigo tardaron en subir dos horas, pero pararon mucho para descansar. Cuando estaban arriba se lo pensaron quinientas veces antes de tirarse. El primero en tirarse fue su amigo, cuando se tiro empezó a mover los brazos como un pájaro, no le pasó nada. Finalmente, cuando se tiró Isidoro, también movió

los brazos y el esparadrapo se fue despegando, pero por suerte llegó a tiempo antes de que se le despegara el esparadrapo. Cuando Isidoro llegó a su casa sus padres estaban muy preocupados, porque ya era muy tarde, pero cuando entró por la puerta le apretujaron dándole un abrazo.”

Otros objetivos parecen cuentos pero no lo son. Aunque a veces no lo parezca, reflejan sueños y fantasías que realmente deseamos que se cumplan: la meta de Jimena es conseguir su propio Doraemon:

“Yo siempre he querido tener a Doraemon porque me facilitaría la vida con la puerta mágica, el gorrocoptero y otros inventos. Así que he decidido buscar unas cuantas maneras para traerle a mi casa. La primera fue construirlo, pero la cosa no salió muy bien ya que en vez de construir a Doraemon lo único que hice fue unir piezas sin ningún resultado…La segunda cosa que hice fue cantar la canción de Doraemon unas diez veces seguidas, pero mis padres me miraron como a una loca y a la quinta vez que estaba cantando la canción me pidieron que me callase. La tercera cosa que se me ocurrió fue hacer un conjuro mágico en la cocina con tornillos y otros objetos… pero ensucié la cocina de tal manera que mi madre me echó una buena bronca. La cuarta cosa que se me ocurrió, ya un poco estresada de que las tres primeras ideas no funcionaran, fue crear una máquina del tiempo para ir al futuro a por Doraemon, pero ocurrió un detallín sin importancia: casi quemo la casa y mis padres se pegaron un buen susto y me cayó la bronca del siglo… Tampoco es para regañar a tu propia hija...

Lo único que puedo hacer ahora es esperar hasta que se me ocurran más ideas maravillosas”.

Lorenzo Monteagudo no es ni el primero ni el último que ha utilizado la fórmula de los pasos pequeños. Es muy útil para tratar de conseguir tu propósito, aunque no garantiza el éxito. Pablo, por

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ejemplo, la aprovechó para convertirse en el nuevo y flamante alcalde de América...

“DIA 0: Coger el avión hacia América. No beber café, por que el avión no tiene baño.Saber lo básico del inglés. Cuando vaya en el avión preguntar como se dice “taxi”.Cuando llegue, ir al baño, porque bebí café. Coger mi maleta, no la de otra persona. Pedir un taxi a la salida del aeropuerto. Tendré que ir andando porque los taxis son muy antipáticos y no paran. Llegar al hotel sin perderme. Dormir.

DIA 1: Ir a una conferencia de Barack Obama y después charlar. Como no sabe hablar español, alquilar un traductor. Ir a tomar un café. Que se tome un descanso de un día, y que me de las llaves de la ciudad. Irse al hotel y dormir.

DIA 2: Ser “superfeliz”. Dar dinero a los pobres. Que todo el mundo tenga casa y trabajo. Que todos los días los niños vayan a la escuela. Dar dinero a África para que no haya tantas enfermedades. Irme al hotel y despedirme. Darle las llaves a Barack Obama y despedirme de ellos. Volver a España en avión”.

Su colega Raúl trató de beneficiarse de sus ventajas para alcanzar uno de sus sueños: ser corredor de carreras.

“Un día estaba viendo una carrera con mis padres y me dije: “yo quiero ser como ellos”. Entonces empecé a prepararme. Primero busqué en Internet la biografía de algún buen corredor de carreras, y seguí sus pasos. Me parecía increíble lo que ellos habían hecho, pero lo intenté. Lo primero era ser mayor de edad, pero eso no me importaba porque me apuntaría a una escuela de niños. Lo segundo era entrenar muy duro, pero como eso me llevaría mucho tiempo me lo salté. El tercer paso era imposible de conseguir, por lo que me rendí. Nunca más he pensado en ser piloto de carreras.

Lorenzo Monteagudo quiso comprobar los resultados de su plan de aumento de altura. Se medía cada semana en la farmacia y… sí, creció en mes y medio un milímetro. Pero era un método que exigía mucho sacrificio. ¿Sabéis cómo pica que dos moscas zumbonas bailen un “agarrao” en el gordo de tu pie derecho y que solo puedas intentar expulsarlas encogiendo los dedos?

Hay recorridos que exigen mucho esfuerzo, sobre todo si tienes que saltar barreras casi infranqueables. Veamos, por ejemplo, el resultado de Alma al intentar comer cocos recién cosechados:

“Lo primero que debería conseguir es un buen sitio donde haga clima tropical. Después tendría que encontrar una palmera de cocos y esperar a que crezcan y se pongan bien hermosos. Esperaría en una cabaña encima de otra palmera, pero como a veces llueve, tendría que irme a otro refugio, y me pasaría todas las mañanas en la playa. Una vez maduros buscaría una escalera lo suficientemente alta como para poder llegar hasta ellos, también pediría que comprobasen si la escalera esta estable y si se cae pues no me subo y una cesta donde poder dejarlos. Cuando los tuviera, los abriría y me los comería sentada al lado de una playa con las aguas cristalinas. Después me vendría en avión otra vez a España arrepentida de no haber hecho otra cosa mas que esperar a que crezcan cocos. Pero como esto no puede ser y no me gustan los cocos me conformo con el yogur de coco.”

Otra idea que tenía Lorenzo para conseguir su objetivo era poner a su rival enfrente, sin hablar, contar hasta 55 aguantándole la mirada y gritándole su ambición por dentro:

–Voy a ser más alto que tú, Ainoaaaa… 25… 26… 27… mucho más, 33… 34…, te alcanzaré, primitaaa…48, 49…”.

Seguro que Lucía, el personaje que ha creado la escritora Carlota, se sentó delante del GPS e hizo lo mismo. Al menos, lo intentó:

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“Lucía se iba a ir de viaje con sus padres. Esta vez iba contenta porque por fin su padre se había comprado el nuevo modelo de coche de la marca Mercedes, y su madre le había comprado un GPS y por eso Lucia sabía que casi seguro que no se perderían en la carretera. Al llegar el día Lucia estaba superhipermegacontenta porque ya no se podían perder, bueno, había un 5% de posibilidades de que se perdiesen pero ella sabía que era casi imposible de eso. Pero de repente se da cuenta de que su padre no tiene ni idea de cómo funcionaba el GPS y su madre tampoco, entonces Lucia se desmayó. Pero se levantó de un salto y recordó que su amiga Laura la explicó cómo funcionaba un GPS y dijo a sus padres –Ehhh… Papá, mamá, primero hay que poner en el GPS el lugar donde queremos ir. Entonces sus padres se quedaron impresionados. Cuando pasó una hora su padre se encontró una manada de ciervos en el camino, y como su padre no tiene paciencia y se fue por otro camino. Entones en el GPS puso ‘’Cargando``. Cuando Lucia vio eso le dio un ataque al corazón porque recordó que su amiga Laura le dijo que cuando ponía eso es mejor no hacerle caso porque si no te pierdes”

Esta estrategia también la ha interiorizado Alba para que su móvil le dure. Además, ha hecho suyo el refrán “más vale prevenir que curar”:

“Tengo mi primer móvil táctil desde hace aproximadamente tan solo dos meses y ya se me habrá caído al suelo o lo habré golpeado unas treinta veces (sin querer). Me gustaría que mi próximo móvil (aunque a un quede mucho para tener otro) dure intacto, sin ningún arañazo, rasguño o abolladura dos años, como mínimo. Para ello tendré que cumplir los 10 mandamientos “movilfónicos”:

- En cuanto compres el móvil, comprarás todas las protecciones necesarias (la pantalla protectora y la funda protectora).

- Pondrás la pantalla protectora sin burbujas y jamás quitarás la funda.

- No cargaras el móvil con un cargador ajeno, el tuyo es indiscutiblemente el mejor, y puede que si usas otro cargador, tenga tanta envidia o rencor hacia tu móvil que le dé un calambrazo.

- No llevarás el móvil en el bolsillo trasero del pantalón; cuando vayas a sentarte encima de algo se aplastará o se caerá.

- No llenarás el móvil de juegos y aplicaciones innecesarias hasta “petarlo”.

- No llevarás el móvil en la mano mientras andas o corres, podría resbalarse y caerse al suelo.(Puede que lleves las manos llenas de mantequilla, no te acuerdes de ello y… resbalón para el móvil, como si tu mano fuera un tobogán.)

- Te chulearás con tu móvil, para que la gente se entere de que el tuyo es mejor.

- No dejarás tirado a tu móvil, por muy ‘superguay’ que sea el nuevo modelo.

- No usarás el móvil del prójimo.

- Las necesidades del móvil se antepondrán ante tu vida.

Estos 10 mandamientos se resumen en dos, o como yo los llamo, los dos mandamientos “resumenfónicos”:

- Amarás a tu móvil sobre todas las cosas y al del prójimo como a ti mismo.

Para que funcione el método “cuenta-adelante” que propone Lorenzo, los labios han de estar bien sellados y la sonrisa balanceándose; tus frases chocarán en tu paladar como niños gordos que se lanzan a las colchonetas. Y, según asegura Internet, se cumplirá tu deseo.

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Lorenzo también probó esta táctica una tarde que Ainoa y él ordeñaban las vacas del abuelo. Y la prima, sin sospechar nada del conjuro que le lanzaba el chico, le devolvía una mirada fresquita y dulce como si no fueran primos hermanos.

–Qué gracioso estás cuando ordeñas, ja, ja, me pones unas caras… ¡eres tan mono!

Esa expresión es insoportable: “mono”. No, por favor, que no la vuelva a pronunciar jamás. Suena a cariñito para bebés… a esas vecinas que te cogían las mejillas con sus dedos-tenazas, dejándote dolorido y exclamaban:

–Qué mono, está para comérselo.

Además, Lorenzo no puede comprender por qué las chicas tienen a los 14 años la habilidad de poner caras simpáticas, risueñas, castigadoras, brillantes… delante de ellos, y en cambio los tíos a esa edad solo ponen jeta de máscara arrugada, de lata de Coca-Cola aplastada.

Esta habilidad está muy desarrollada en las chicas de 1ºC del colegio Calatalifa. Paula la intentó practicar con su madre: “A mí me encantaría tener un hámster, pero claro, para ello necesito dinero, una cosa por la que luchan día a día los adultos. Sería más fácil hacer un trueque, como en la Edad Antigua. ¡Algunos adultos hasta matan por dinero! ¿Tan valioso es? Bueno, yo he decidido ir a pedir ayuda a mi hermana mayor, Elena, para que me dé una serie de consejos para poder convencer a mi madre, ya que a ella no le gusta tener animales en casa. Elena es una persona muy comprensiva, siempre me ayuda en todo, y además como ella es la mayor pues se conocerá mejor a mi madre. Una de las consejos que me dio fue una acción que realizamos todos cuando queremos algo:

–Pídela con los ojos llorosos y con pucheros que por favor te deje tener en casa un hámster.

Total que eso hice, pero mi madre me dijo:

–Paulita, te conozco muy bien. Anda, sécate esas lágrimas de cocodrilo y sigue haciendo tus deberes.

Primer intento fallido, no había servido de nada el estar practicando la cara del Gato con Botas de Shrek, porque nadie se puede resistir a ella, pero debe de ser que la hice mal. La segunda opción que me dio mi hermana fue:

–Dila que con un hámster la demostrarías que eres responsable y que puedes cuidar a una mascota.

Al día siguiente llevé a cabo la última idea de mi hermana, pero no conseguí convencer a mi madre y la insistí:

–Por favor, por favor, por favor mami…Lo malo es que fui demasiado pesada, se enfadó y me contestó:

–¡Ni por favor, ni por “favar”!”

Los chicos de 1ºC solo saben, como Lorenzo, poner cara de coca cola aplastada. ¿Te gustaría beberte una coca cola con la forma de tu cara aplastada? ¿Y una fabricada por ti? A Hugo parece que sí...

“Un día estaba yo, aburrido en mi casa viendo la tele en el salón y decidí ir a por una Coca-Cola. Abrí la nevera pero… ¡no había! Decidí ir al Mercadona a por Coca-Cola pero me dijo una empleada que el camión que traía la mercancía se había estrellado con un camión que llevaba Mentos y hubo una explosión por la reacción. En ese momento me dije a mi mismo que sea como sea en esa misma tarde me iba a tomar una Coca-Cola y pensé: si no puedo comprarla, voy a hacerla. Le dije a mi padre que cogiese las llaves del coche porque

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nos íbamos a la fábrica de Coca-Cola y fuimos para hacernos pasar por empleados y robar la fórmula. Al llegar allí nos preguntaron unos empleados que quienes éramos y dijimos que los nuevos empleados y me preguntó uno a mí: ¿no eres un poco pequeño para trabajar en una empresa mundial? Y yo le dije que no, y así es como entramos y sin que nadie se diese cuenta, o eso creíamos, robamos la fórmula y nos montamos en el coche corriendo. Cuando salimos nos persiguieron los empleados en carritos de mercancías y en toros mecánicos. Nos empezaron a disparar con metralletas y crearon cócteles molotov con Coca-Cola que luego nos lanzaron y cuando estaban a punto de pillarnos nos empezaron a lanzar tiburones de verdad gigantes y conseguimos escapar. Cuando llegamos a casa nos faltaron ingredientes. Al final me tomé una Fanta de naranja”–piensa Lorenzo.

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Partidas de futbolín

Otra cosa torcida en este injusto mundo: Lorenzo no ha conseguido ganar a Ainoa tres veces seguidas al futbolín. Dos sí, incluso llegando a cinco-cinco en la tercera partida. Pero eso no cuenta, son tres las que necesita para sentirse bien, para no sufrir la maldita humillación de tener que mentir a Goyo Libélulo todos los comienzos de curso. Porque Goyo no se corta un pelo:

–Cuentan por ahí que tu prima te da palizas al futbolín –sonríe Libélulo–, que tienes un portero que es un paquete y una defensa patética…

–¿Pero tú qué dices? Le he ganado trillones de veces, cuatrillones de veces por lo menos… –contesta irritado Lorenzo.

Por las tardes de verano, a las seis en punto, Ainoa y Lorenzo sacan el futbolín del granero de Don Armando y lo empujan hasta el acantilado, hasta el único espacio no torcido de las tierras del abuelo. El Depor es de Ainoa y el Celta de Vigo, de Lorenzo. El muchacho lleva los cascos puestos con música potente y contagiosa para animarse; así se concentra mejor y no tiene que mirar a los ojos de su contrincante. Es algo que ha visto en los jugadores de su equipo de Vigo: se presentan en el estadio de Balaídos y se bajan del autobús sin apagar el Ipod, los ojos en el suelo, nada de desconcentrarse con los gritos de sus fans pidiéndoles autógrafos.

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Los ternerillos los siguen y se quedan merodeando alrededor del futbolín, pero se les da una patadita, incluso una pequeña zancadilla y se espantan. Al ganado vacuno se le expulsa sin complejos, pero a los peregrinos, no. Y es que, ya lo hemos anunciado, las tierras del abuelo Armando lindan con el camino de Santiago, con la última etapa, la que choca con el mar, en los acantilados de Muxía.

Lorenzo llega al acantilado muy cansado a pesar de que el armatoste tiene cuatro ruedas grandes. Sospecha que su prima no empuja, hace que empuja, pero no de verdad, porque es imposible que por las mejillas de melocotón de Ainoa no caiga ni una gota de sudor al comienzo del partido.

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–Vaya con la chavalita, pero si es una auténtica amazona, le está dejando a su novio hundido en la miseria…

–Punto número 1 –se enfada Lorenzo por dentro–. ¿De dónde sacan que soy su novio? Punto número 2 ¿Sabrá este tío lo que significa amazona? Punto número 3, nunca me ha importado perder ni me volverá a importar.

Los niños pequeños del pueblo también hacen de espectadores. Según avanza la temporada, suben con más entusiasmo a ver esos quiebros de muñeca de Ainoa impulsando feroces lanzamientos desde la defensa. Aunque el portero del Celta de Vigo se estire todo lo que sueña estirarse un portero de futbolín, recibe unos chupinazos majestuosos de la delantera coruñesa. Luego cuentan los pequeños que los tantos de la muchacha son tan potentes que el balón se sale del futbolín y rueda acantilado abajo.

–¡Golazoooo! –grita la prima mientras la esfera se descalabra por las rocas.

El bueno de Lorenzo no termina de ver justo con la Naturaleza lanzar tan fuerte la bola, asustar a las gaviotas patiamarillas, contaminar el mar con pelotas de futbolín… Y otra cosa: ¿es que Ainoa no piensa en el trauma de ese minúsculo ser de madera abocado a los temporales del fiero Atlántico?

La prima es definitivamente una inconsciente. ¿Cuánto cree que cuestan los balones de futbolín? ¿Eh? Pues un euro ochenta cada uno. Así las cosas, no quedará más remedio que amenazar con reponerlos de corcho, sí, de corcho, ese material que desluce el juego, propio de tapones de vino y cisternas de retrete. La corteza de los alcornoques no retumba en la madera, no hay ruidos de percusión en el estadio, es un material que emite un silencio tonto, vaporoso, blandengue.

Desde pequeños los dos primos están acostumbrados a ver pasar hileras de caminantes con grandes mochilas, esos personajes maravillosos que tratan de perpetuar desde hace 10 siglos el mismo rito: andar, pensar, cantar, algunos rezar, quitarse penas y hacer amigos.

Lorenzo y Ainoa nunca han sentido vergüenza por que los peregrinos los vieran jugar, montar en bicicleta, subirse a la cabaña que tienen en el viejo castaño a jugar a las familias con las muñecas de Ainoa. Pero, ahora en la adolescencia… eso de tener encima un montón de ojos grandes, pequeños, rasgados de chinos, claros de nórdicos, oscuros de andaluces… no tiene tanta gracia. Y a los viajeros les parece muy peculiar encontrarse a dos jóvenes jugando al futbolín junto a una mole de tierra y el horizonte del océano. Entonces, además de descorchar y brindar con la última botella de agua que les queda, a los caminantes les atrae hacerse fotos junto a los dos primos.

Al principio, bueno; no importaba interrumpir el juego para posar con dos polacas, o tres daneses. Pero, los partidos fueron ganando en intensidad y emoción y, como Lorenzo casi siempre iba perdiendo, era el único que no sonreía en las fotos de peregrinos japoneses. ¡Menuda gana tenía él de posar para un retrato justo cuando la rabia por perder lo estaba torturando!

Por otra parte, la afición siempre tiene que opinar y meter un poco las narices en la sartén:

–Vamos, vamos, rapaz, aprieta ese puño, centra el portero, hombre, prueba a meter un globito, o mejor un latiguillo, es una jugada letal, pero ¿cómo fallas eso? ¿Te cojo yo la defensa? Eh, tú, Valeriano, pilla mi mochila un momento que le voy a ayudar a dar la vuelta al marcador al rapaciño este.

Y lo que no tiene perdón es oír eso de:

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Un futbolín defectuoso

Una noche calurosa de finales de julio, Lorenzo tiene insomnio. Sentado en la almohada repasa mentalmente las jugadas del futbolín. ¿Cómo es posible, con todo lo que él entrena, que Ainoa lo siga venciendo? ¿No será que la mesa de juego está mal hecha y que el equipo de su prima juega con algún tipo de ventaja?

Lorenzo se calza sus deportivas Nike rotas, baja al granero y, con su lupa gigante y una cinta métrica, comienza a repasar todos los rincones del campo: los córners, las áreas, el grado de desnivel del centro del campo. También el estado de las barras de acero, el movimiento de palanca de los jugadores, la distancia entre porteros y defensas…

–¡Cuánto vacío en mi área pequeña! –se dice mosqueado.

Mide la separación entre los brazos de los delanteros no vaya a ser que los del Depor estén más cerca unos de otros… De pronto algo le llama la atención en los zapatos de los jugadores de su equipo.

–¡Pero si son más cortos! ¿Qué mierda de botas he comprado a mis jugadores? ¿De qué marca son? Tienen las suelas desgastadísimas… ¡pobrecillos!… Les dolerán un montón los pies después de cada partido.

Lorenzo, dada la gravedad del tema, tiene que convocar a su prima en una reunión al más alto nivel diplomático en cuanto llega la hora

–Tres goles violentos más de Ainoa y nos pasamos de la madera al corcho. Ya veremos entonces si la sonrisita de la prima no se convierte en llanto amargo –piensa Lorenzo.

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Por fin Ainoa se pone seria y dice:

–De acuerdo ¿cuál es la solución?

–Conozco un carpintero de Santiago que nos puede ayudar. Pedimos permiso, madrugamos un día de estos y, empujando el futbo…

Los detalles del plan le encantan a Ainoa, tanto que cambia de parecer: se trata de empujar el futbolín por tres carreteras distintas hasta el centro de Santiago de Compostela para que resuelva el asunto el ebanista Serafín Cañoto, el restaurador más famoso de Galicia que trabaja con la precisión de un relojero. Ha restaurado varias tallas románicas del museo de la catedral… siempre que la escultura medieval de algún santo se rompe la nariz, él la repone: los deja más guapos que el mejor cirujano plástico.

del desayuno. Pertrechado con un cuaderno para levantar acta, el muchacho afirma con solemnidad:

–Ya sabes, Ainoa, que nosotros jugamos sin trampa ni cartón, que nos costó mucho encontrar un terreno llano en las tierras del abuelo para que la pelota no rodara a su libre albedrío dentro del cuadrilátero, pues bien…

En ese momento la prima lo interrumpe muerta de risa para decirle:

–Qué mono eres, resultas tan divertido cuando te pones serio y pedantillo… el otro día ordeñando a la vaca pascuala estabas muy gracio…

–¡Hablo en serio, Ainoa Monteagudo! Nuestra mesa necesita revisión técnica, ya sabes, lo que hacen las empresas, ¿cómo lo llaman? Una auditomía.

–Ja, ja, ja… se dice auditoría… estás loco ¿vas a contratar una empresa de Boston para que audite nuestros campeonatos de futbolín?

–De acuerdo –exclama Lorenzo–, no hay que llegar a tanto, pero deberíamos repasar la pintura, colorear de nuevo ojos y bocas de los jugadores…

La prima sigue tomando su taza de cereales envuelta en risas, en ese tipo de risa que los chicos no creen auténtica, que parece forzada, como ensayada para una obra de teatro.

–Te resbalan las cosas importantes –medio grita el primo–. Estos muñecos tienen una expresión bobalicona, mortecina… además, te digo otra cosa, lo justo sería igualar el tamaño de las botas de todos los jugadores. Los del celta las tienen desgastadísimas…

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El Camino de Santiago al revés

Hallan caminantes con las primeras luces y Lorenzo tiene la tentación de pedirles ayuda porque desde el principio le parece que la prima no empuja el futbolín con toda la fuerza que podría. Y es que Lorenzo piensa que si Ainoa lanza esos derechazos a las barras de la mesa con la potencia de un Ronaldo o un Mesi… ¿acaso no podría aportar más apoyo en estas ocasiones?

Dicen en casa que se van a un congreso internacional de futbolinistas (el abuelo Armando es muy crédulo) y ponen el despertador de madrugada, tal y como estaba previsto.

–¿Dónde habéis dicho que os vais? –pregunta chismosa la tía Casilda que baja corriendo las escaleras en rulos y bata de guata.

–No lo veo muy claro, es peligroso, en todo caso Ainoa que es muy responsab… –añade poniéndose de barrera delante de la mesa de juego.

–¡El abuelo nos deja! –levanta la voz Lorenzo para acallar los dardos de su tía Troncoso.

Por fin, tía Casilda cede y los dos primos emprenden el viaje.

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“Nacho, David, Marcos and Martin were disposing to go through the street when an old man was following the friends, saying –I will buy you–. The kids ran for his lifes. The old men had caught Martín when he suddenly scaped. The old man was talking in other language when an old woman went out and took the old man to home. Other day was hidden behind the trash bins. After, he followed us to the supermarket and then he gave up and after the event it didn’t pass nothing. There was one week of chasing. All of us had fear.”

−Hey, kids! What’s that? –pregunta uno de ellos, el que tiene la cara más coloradota de todos.

La situación era tan rara como la del “moco-coke” que me contaron la prima Claudia Cristóbal y su mejor amigo, Alejandro Carrasco:

“One day , Alejandro and me were eating pizza in Alejandro’s house. Our brothers , Ángel and Mario , were doing funny things, like take an apple and trought it to the window. Claudia was drinking coke and suddenly she spelt it throught the nouse , this coke converted in a “moco-coke” that was a monster. We fought with the “moco-coke” but it was impossible to kill , we went to the pepsi factory , and the boss gave us some guns full of pepsi for killing “moco-cokes”.

Finally Claudia took a knife and went running to kill the “moco-coke” , the “moco-coke” tried to escape but he couldn’t, and died”.

Ainoa, que siempre saca sobresalientes en inglés (otra cosa en la que le lleva la delantera a su primo), rápidamente toma la iniciativa y, con su perfectísima pronunciación al más puro estilo Oxford, contesta:

−It’s a table football.

−Cool! –gritan todos a la vez− We love football!

El problema es que las últimas etapas del camino van de Santiago a Muxía y Finisterre, y los dos primos quieren llegar a Santiago, es decir, van en sentido contrario. Por suerte, a algunos caminantes no les importa desandar un kilómetro o dos para colaborar dando unos empujoncitos en la espalda del futbolín. Luego retomarán la ruta.

Un grupo de estos peregrinos son unos ingleses de Newcastle, una ciudad tan al norte de Inglaterra que casi se cae al mar. En cuanto han visto a dos chavales empujando un armatoste con ruedas en medio del camino echan a correr hacia ellos entre gritos y risas. Al oírlos, Ainoa y Lorenzo se dan la vuelta al mismo tiempo, como accionados por un resorte, y se encuentran con cuatro chicarrones embutidos en camisetas del Manchester United que los miran con una sonrisa de oreja a oreja.

Lorenzo temía que fueran ladrones, ya que había visto en las noticias que presentaban Patricia Castellanos y Ángela Martín una noticia parecida:

“There was a little girl called Abba, she was beautiful, she had blue eyes and a red hair.

One day her mother told her that she had to go to the supermarket to take some carrots, it was night time and she was a little bit scared. When she left the house, started to walk to the supermarket, when suddenly a thief attack her, she started to scream, but no one heard her, the thief stole her money to take the carrots.

When the thief left she started to run to her house, she told her mother everything and her mother said that it didn´t matter, so both of them gave a hug and they lived happy for all the live”.

Además, Lorenzo había visto hacía meses una película hecha por Ignacio Hernández, David Ténez, Marcos García y Martín Maestre, que trataba sobre un hombre muy extraño:

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go with him. All of them fell into an enormous and dark hole, anyone knew more of them.”

Ainoa, observando a Lorenzo, también recordó una historia espeluznante que una vez le contaron sus amigas Inés Martínez y Lara Serrano:

“Patricia and Cristina were in Patricia’s house celebrating Hallowen watching a film. Suddenly, Cristina turned around and saw a white sheet floating in the air. Patricia realized that Cristina is turning white and asked her what’s the matter. –I’ve seen a ghost– Cristina answers. They went to watching the film and Patricia had to go to the bathroom. She went to the bathroom and suddenly turned and saw the ghost sat right next to her. She told Cristina what had happened. Now they were both really frightened.

Suddenly, the ghost reached Cristina and she ran around the room. The ghost grabbed her by her neck and flew towards the cemetery. Nobody has ever seen Cristina again.”

−Don’t worry, that’s alright! –dice el de la cara coloradota, y con su gran manaza le da una palmada en el hombro a Lorenzo, que casi se le descoyunta un omóplato.

−I’m Jim –dice otro, que es pelirrojo y tiene pecas hasta en las orejas− and these are my friends: Tom, Willy and Chris.

−Nice to meet you! –contestan Lorenzo y Ainoa.

−Do you want to play a football match with us? –les propone Willy, que es alto y delgado como una escoba.

Ainoa y Lorenzo se miran y no lo dudan ni un momento:

−Sure!

−Are you hooligans? –interviene Lorenzo, y automáticamente su prima lo fulmina con la mirada.

−¿No sabes que eso es un insulto, metepatas? –y, luego, dirigiéndose a los ingleses:− Forgive my cousin, his English is not very good.

Lorenzo Monteagudo se siente en ese momento tan pequeñito como un guisante, pero no tanto como después de que sus amigos Alejandro Renedo y Alejandro García le contasen sus historias de miedo:

Alejandro Renedo le contó a Lorenzo una vez la historia de una muñeca:

“When I was young I had a bad dream about a doll. The doll was small, had a white face with a red spiral in his cheek. This year, I saw that in the morning, but when I woke up, the doll was in the cupboard! One knife had disappeared, so I was looking for that knife and I saw my mother in the garden with a knife inserted in her back. My dad, that it was repairing the bike, saw something moving, so he stood up, and a hammer on the wall felt over the head of my dad. Later, when my sister went to house, I said to her that mom and dad had died. We cried a lot. Then, she fall asleep and the doll come from the dark of the and murdered her. In the morning, I saw the doll. I caught knife and I inserted it in the heart of the doll.

La historia de Alejandro García trataba sobre una montaña misteriosa:

“In the year 2056, in Villaviciosa de Odón, 10 people went to explore the mountain next to their houses because there were strange noises. When they were in the mountain, they saw a lot of bones so they thought they were carnivorous animals in the mountain. They went to explore. They found a very little rabbit. The explorers decided to

74 75 –Did you liked my childhood? You have to imagine the rest of my life.”

Están todos listos. Ainoa ya va a lanzar la bola en medio del campo cuando…

−Wait! –interrumpe Lorenzo con un grito sofocado− The table is not well balanced!

−You’re right! –constata Tom Cara Colorada zarandeando el futbolín− It’s leaning towards our side. You’re a real professional, Lorenso.

Inmediatamente compensan la inclinación del aparato colocando unas piedrecitas debajo de las patas. En cuanto Lorenzo da el visto bueno, empieza el partido. Escoba Willy pone voz de locutor de radio y arranca su retransmisión entusiasmada del encuentro:

−Great! –vociferan los ingleses y se abalanzan sobre el futbolín.

Rápidamente se forman dos equipos: el UK Tigers con Ainoa a la portería, Tom alias Cara Colorada en la defensa y Pelirrojo Chris en la ofensiva. Por otra parte, el Santiago United está compuesto por Lorenzo Monteagudo como delantero estelar, Jim Manos Nerviosas en la defensa y Escoba Willy custodiando la portería.

A los ingleses se les puso la cara como aquel hombre del que nos hablaba nuestro amigo Gonzalo Rodríguez al contarnos lo que un profesor suyo le decía sobre su infancia:

“A long time ago my mom was the best because it came when I fell down and, when I was having my atomic stomach ache, she came and clean my poopies. I was very happy. Then there was my dad, who was a separate case. But the good thing was that he prepared a great snack and toke me to football. Playing football was the best until one day we played against Alcorcon and we lost.

Camino de Santiago

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last minute Villa pass me the ball and I shot. I scored!! That was the best moment of my life. When the match was finished, they gave us the World cup and I was the most valuable player of the match!

Then, I opened my eyes and I was in the bed”.

−Rrrrraaaaa‼! –gritan los seguidores del Santiago United enfervorecidos.

«Ladies and gentlemen, the game is about to begin and the ball flies into the pitch. The crowd is shouting. The atmosphere in the stadium is amazing…»

−Rrrrrraaaaaa‼! –corean todos enloquecidos.

«Watch out! The UK Tigers dangerously approach the goal posts. Red-haired Chris’s game is very aggressive. Nervous hands Jim tries to defend his area. Chris dribbles and tricks his opponent. Lorenso Monteagudo intervenes to help his friend. He tries to steal the ball, but, watch out, ladies and gentlemen, Red-haired Chris finally gets free from him; Lorenso Monteagudo falls to the floor and bites the green grass… »

−Falta, falta! –se desgañita Lorenzo.

−Foul, foul! –repiten todos los jugadores del Santiago United, pero el árbitro no silba y continúa el partido.

«The ball stays in Santiago’s area. Red-faced Tom takes the pass from Chris and shoots to the goal posts. Brush Willy is all alone in this dangerous situation. Lorenso Monteagudo is still on the ground. Tom shoots as hard as he can. You can see the tension on Brush Willy’s face, but he reacts in time. He makes a long stride with his one kilometer long legs and, streching his arms like chewing gum, he catches the ball in the last second. The UK Tigers players damn their bad luck»

Esta emoción le recordaba a Ainoa el sueño que le contó su vecino Alejo Delgado:

“When I stayed in the World cup I went to Maracana and I saw Spain vs Brazil in the final. That match was the best match I have ever seen. Suddenly, one of the Spanish players got bad and I had to play because the other players were late. Del Bosque gave me the red t-shirt and I entered in the field. The match was awesome and in the

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«Lorenso Monteagudo recovers from his fall. Willy passes him the ball and brave as a lion he runs all down the pitch. Nervous hands Jim follows him closely. The opponents try to stop him, but they can’t. Finally Lorenso Monteagudo is face to face with Goalkeeper Ainoa, who is moving very nervously in the net. Lorenso tries to trick her with fast moves of his feet. Ainoa has no idea where the ball will go to. The stadium is full of tension. The crowd can’t keep still in their seats. Lorenso Monteagudo prepares himself for the shoot of his life…»

−Aaaaahhhh‼! –gritan los jugadores del UK Tigers.

«Lorenso shoots and the ball flies like a bullet. Ainoa jumps like a rocket towards the right end of the net trying heroically to stop the ball, but, no, ladies and gentlemen, the ball hits the net. It almost went straight through it.»

−Goal‼ Goal‼!

Lorenzo estaba tan feliz de acabar ganando como la protagonista de una historia que leyó una vez de las periodistas Laura Millán, Claudia González y Alba Pablos:

“ Claudia was in a cruise. She went to the out-part of the cruise when a friend of her, called “huevo-pelado” , dropped a glass of coke to her.

Claudia started to shout; she caught two friends, Laura and Alba, and she ate them, then she transformed to a purple minion, she was Laclal-minion. Laclal-minion was very angry, so she took “huevo-pelado” from the ground to the air and through it to the ocean, and the ocean eats him. Laclal-minion through out Laura and Alba, and she transformed again to a normal person. Claudia was very happy because she will never see again “huevo-pelado”.

«The Santiago United players pick up Lorenso in their arms and throw him up and down in the air to celebrate the victory. You can see the defeat in the faces of the UK Tigers…»

−We won! We won! Bravo, Lorenso! –vociferan Jim y Willy.

La victoria era tan sorprendente como la historia de la que hablaba otro peregrino, Fernando Ruiz:

“One day a little boy called Peter was watching on TV “La Cenicienta”, and Cenicienta lost her shoe in the dance, so Peter started to cry. After that, an amazing thing happened: the Cenicienta and other characters came to live. One by one, they went out of the screen and tried to console Peter. Then, Peter started to feel happier. Peter and all his magic friends became very good friends. Peter told this to his parents, but his parents didn’t believe him. This story appeared in the news and nobody believed it. Five years later when Peter grew up, he didn’t see his friends anymore”.

−Rematch! –grita desesperada Ainoa.

Ainoa estaba más decepcionada que su amiga Alba Esteban cuando le contó esta historia de un fin de semana:

“Last weekend I went to Caceres with my family. We were staying on a hotel that used to have a castle . After eating, my parents went to sleep to their room and me and my sisters went to ours . We were jumping on the beds when my little sister, Mara, founded a little fridge and there were a lot of sweets and juices, we were very happy and we started to eat some. When my parents woke up from their nap Mara told them –look what we found- she shouted.-And It’s free-my parents were surprised and a bit angry, and told us –It isn’t free- It cost more than on a normal shop-they said. We felt really bad and we said sorry to them ,we also we promises to pay for the products that we had eaten but they refused” .

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−Sorry, kids, we can’t play anymore –dice Tom−. We’ve got to go.

Lorenzo se hincha de orgullo, como un grano de maíz que explota en palomita.

−What are you doing with this table football anyway?

–pregunta Chris, volviendo a la realidad.

−We’re taking it to Santiago. It needs to be fixed –contesta Ainoa.

−Can you help us? –pregunta Lorenzo.

Lorenzo quería que les ayudasen como en la competición a la que fueron Laura Alvaredo y Claudia Vicente:

“Jennifer and Jessica were in a swimming competition. All the participants were in their positions. Everyone went into the pool.

Jack was very fast and suddenly he fell down and couldn’t breathe, so all the doctors took him. Many people was looking at him, and in that moment Paola was near to finish the competition. Jessica started swimming, so Jennifer went too. They were very near to Paola, and suddenly, something fabulous happened: Jessica and Jennifer won the competition .The day after Jessica and Jennifer went to the hospital and gave the medal to Jack”.

−No problem! –contestan los ingleses.

−Push! Push! –van diciendo por el camino mientras empujan el futbolín.

Los ingleses eran como Patataman, el superhéroe del que me habló Alejandro Sánchez. ¡Vaya superhéroe más raro!

“One day Patataman was walking through the street when suddenly it was a boy eating fried potatoes without ketchup and

without mayonnaise! So he went to the shop to buy ketchup and mayonnaise. It was a very important mission. When he arrives to the shop, there wasn’t ketchup and mayonnaise, so he hadn’t have more remedy that go to another shop. After hours searching, him finally found it. Patataman was very happy. When he arrives to the place was the boy was, he had already finished them. Patataman was so angry that he made him to eat all ketchup and all mayonnaise without anything.”

Los ingleses ayudan durante un buen rato, hasta que encuentran un bar de pueblo con una tele gigantesca donde retransmiten un partido de su equipo favorito. Piden unos refrescos y allí se quedan.

Medio kilómetro después los que colaboran son italianos, y luego chinos, y más tarde…

–¡Viva el mundo!… ¡qué solidario es el planeta! –grita por dentro loco de alegría Lorenzo recordando su reciente victoria.

Tanto Ainoa como Lorenzo estaban encantados de conocer gente diferente, como las historias increíbles que escucharon el año pasado en un campamento.

Sofía Lorenzo contó un relato de un valle de color azul:

“In a village so far from here, there was a legend:

There was a house in a valley. In the house, a family lived with a dog. But at 8pm the dog went out of the house and start to barked. –I don’t like this dog –said the woman. All days at 8pm the dog started to bark. But one day, the dog started to bark but the man went to see the dog. And when he went out of the door, he saw that the pine changed the color to blue it was beautiful. His wife went and both were surprised. In two weeks all the people that lived near went to see the blue valley”.

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Elena Rodríguez y Ángela González contaron su historia sobre la ciudad de Mausoleus:

“In the city of Mausoleus, a dog, Dogingus, was searching his little cat, Caturius. The cats can’t live in this city because in Mausoleus they all hate cats, all except Dogingus. He was going to the most beautiful place in the city when he saw that the president of Mousoleus was hitting Caturius with his shoe. In that moment, Dogingus started running, but he fell down. When he came out, Caturius and the president weren’t there, but Doginus knew where they were. He flew and he went to the police office. There he found his cat in a jail. He was so angry that he ate all the citizens in Mausoleus. He was so full that he exploted. Since that moment the cats started to eat the mouses and the dogs followed the cats for be sure that they were fine.”

Y Ana Sánchez contó ilusionada su crónica sobre la lluvia más rara del mundo, en el pueblo de Villarrama:

“One day Santiago woke up and saw that it was raining cats and dogs!. And it happened the same for the following two days. Santiago asked for a solution for the phenomenon and a citizen told him that many years ago it didn’t rained anything and all the fields were drying up but suddenly a genius came and said that he would make it rained in exchange for some animals. They said it was a good idea, but they didn’t satisfy the genius and it started to rain cats and dogs. Since that moment, nobody in the village made a mistake again and they are already looking for the way to satisfy the genius.”

Lorenzo y Ainoa han recibido apoyos de gentes tan distintas que pueden hacer afirmaciones muy certeras sobre las razas y los pueblos del mundo: que los coreanos y vietnamitas son más fuertes de lo que aparentan, todo lo contrario de alemanes y polacos que empujan con cara de sansones, pero luego, nada, es casi todo falso; también que los extremeños cantan sin parar cuando hacen fuerza y que los

vascos son los que más callos tienen en los pies. Que los italianos llevan botas de senderismo muy bonitas y que las chilenas son las más guapas del planeta. Y una cosa que ya sabían: los andaluces cuentan un chiste en cada frase que pronuncian.

Solamente han faltado por ayudar aquellos pequeños alienígenas de la historia de Alejandro Crespo, que podían poseer los cerebros de cualquier persona:

We were walking for a few minutes through the trees and suddenly a lot of stars started to fall from the sky. My friends, Jonhy, Greg, Pepe and Little Timmy, and me were sure about the stars that became green and they transformed in tiny little monsters with one eye. One of them climbed up to Jonhy´s head and caught him, it was like a small hat. It was funny until he lost the control of himself and became a stupid zombie. We started to run, we went out from the forest and we saw a restaurant. Then a lot of little aliens like the other entered, including Jonhy and Pepe who had an alien on his head. They started eating. They were hungry. Then they went to their spaceship and went to their planet.”

A la altura del puente de piedra de Brandomil, que cruza el río Xallas, ya están cansadísimos. Paran a beber agua y a tomar los bocatas de queso con membrillo que Lorenzo ha preparado la noche anterior.

Tumbado en la hierba junto a la orilla descansa un hombre alto. Es un chamarilero, el conductor de uno de esos camiones que recoge papel, madera usada o hierros para reciclar.

–Eh, amigos ¿cuánto cuesta ese futbolín? Os lo compro por 600 euros –propone el hombre alto que, por lo que saben luego, trabajaba hasta hacía unos meses de ingeniero en una empresa auxiliar de componentes para satélites espaciales.

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–Si nos da 725 euros, o mejor 735… –dice Ainoa con su blanca sonrisa.

–¡No se vende de ninguna manera! –interrumpe Lorenzo–, este glorioso futbolín lo compró mi abuelo en 1952 a un viejo amigo de la mili tras vender cuatro vacas. Es sagrado.

–Además –añade Lorenzo mirando a Ainoa– ¿tú por qué propones esa cifra tan irregular, tan extraña?

El chamarilero, de nombre Federico, se da cuenta enseguida de que no tiene sentido insistir y pregunta:

–Pero ¿dónde lo lleváis? Es la primera vez que veo un futbolín de excursión.

–Vamos a Santiago, a la plaza del Obradoiro, allí un carpintero…

–Ya entiendo –se ríe irónico Federico–, queréis que lo bendiga el santo.

A Ainoa le parece muy divertida la ocurrencia del chamarilero y suelta una carcajada.

–Vale, subid en la caja del camión, que os lo llevo.

Con el apoyo de siete ciclistas sorianos que vienen pedaleando desde Roncesvalles, colocan el armatoste. Lorenzo y Ainoa se tumban encima de los cartones. La chica está feliz y comienza a hacerle cosquillas a su primo. Pero Lorenzo, aunque aliviado por no tener que empujar el resto del camino hasta Santiago, no está para mimoseos, le preocupa que el viejo camionaco desajuste las barras o maree a los muñecos de madera y los haga vomitar.

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Plaza del Obradoiro

A las seis de la tarde ya están en la carpintería de Cañoto, muy cerca de la famosa plaza del Obradoiro. Esta vez son siete boy scout húngaros los que ayudan a bajar el futbolín para introducirlo en el local. Lorenzo y Ainoa se despiden muy agradecidos de Federico y se sientan a esperar el diagnóstico del gran restaurador.

Cañoto es un hombre robusto, tiene un bigote turco que acaba en punta, aunque no es tan fino y afilado como el de Dalí; los dedos son gruesos, pero los maneja con la delicadeza y habilidad de un oculista. Con una lupa enorme examina el estadio de madera por completo. Anota palabras en un cuadernito negro muy pequeño con un lápiz más enano aún. Las muecas y gestos de Lorenzo contemplando al maestro representan el estado perfecto de felicidad y admiración.

El diagnóstico del carpintero no llega hasta las ocho menos diez de la tarde, momento en que las tripas de ambos muchachos han olvidado por completo los bocadillos de queso con membrillo del mediodía.

–Tendré que poner calzas nuevas a tres delanteros del Celtiña (mueca de satisfacción de Lorenzo) y a uno del Depor, este que tiene cara de pringadillo (subida de cejas del chico). La barra de los medios del Deportivo no gira bien, los que han jugado con ella la ha forzado un poco, no deben de ser muy expertos (sonrisa extrema de Lorenzo). Puedo repintar las camisetas con barniz escocés (boca abierta del

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joven Monteagudo); y los postes y el larguero de las porterías con pintura reflectante. Bueno, traédmelo mañana a primera hora.

¡Qué contento está Lorenzo! Hay que celebrarlo. Por eso dice:

–Vamos al bar A Ladeira, aquí muy cerca, en la rúa Vilar. Te invito a pulpo y calamares que los preparan muy bi…

–¡Qué generoso! –interrumpe Ainoa–, ¿Con qué dinero? Te recuerdo que tú siempre estás “pelao”.

–Es que la tía Casilda me ha dado un sobre con euros para el viaje.

–Qué morro, ese dinero es de los dos, entonces no me estás invitando…

–Bueno, no discutamos, hoy es un gran día, después de cenar elegimos un hotel “apañao” y mañana regresamos con nuestro futbolín renovado.

Mientras disfrutan del mejor pulpo y de los mejores calamares del mundo, les hace gracia que varias personas, creyendo que el futbolín pertenece al bar, les pregunten dónde se echan las monedas.

–No es del bar, es nuestro, nunca haremos negocio con él –contesta muy digno Lorenzo.

Cuando los platos han quedado más limpios que en el lavavajillas, Ainoa se acerca a la barra con el sobre de la tía Casilda a pedir la cuenta. Sale del local pálida y le dice a su primo con la voz temblona:

–En el sobre solo hay 15 euros, las raciones “a las que me querías invitar” cuestan 18 euros con 70. Ráscate los bolsillos a ver si encuentras algo porque si no…

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Sheila Aparicio

Ainoa y Lorenzo no tenían dinero para pagar ni la cuenta ni a Cañoto, ni un hotel donde alojarse. Así que ya se les estaba yendo la paciencia y empezaron a pelearse:

–Lorenzo: Es que todo ha sido por tu culpa.

–Ainoa: Así que ahora me echas la culpa a mí ¿no? Si has sido tu, merluzo.

A la gente les estaba pareciendo muy graciosa su discusión y empezaron a poner dinero en el suelo: 20, 30 ,40... Consiguieron hasta 50 euros, que les dieron para pagar la cuenta, arreglar en futbolín y alojarse en un hotel llamado “Hotel Cuatro Aguas”.

Zuleria Yisel Acosta

Su prima, Ainoa, se llevó el futbolín disimuladamente y lo puso al lado de la puerta. Los turistas empezaron a interesarse por el juego. Entonces empezaron a cobrar mientras lo turistas jugaban torpemente.

Ainoa, después de lo ocurrido advirtió a su primo de que ya tenían el dinero suficiente. Lorenzo intentó contener la alegría pero no pudo y acabó por pegar un salto. Pagaron la cuenta y se empezaron a preguntar dónde dormirían. Para ello contaron el dinero y vieron que se podían alojar en un hotel. Al día siguiente continuaron cobrando por jugar con el futbolín. Como éste ya estaba arreglado, pagaron al carpintero, pagaron el viaje a casa y se llevaron el dinero sobrante.

¿Qué pasa entonces? ¿Dónde dormirán los primos? ¿Cómo regresarán a Muxía? Inventa tu propio final para “las aventuras de Lorenzo Monteagudo”.

Estos son los finales que los chicos y chicas de la clase de 2ºC del colegio Villarcallo han inventado. Todas las historias pueden tener muchos finales, dependen de matices mínimos. Una vida entera puede verse alterada porque se te desabrochen los cordones en medio de la playa, o porque cojas el autobús de las 3 menos 10 en vez del de las tres menos veinte. El mundo puede cambiar con el movimiento de una coma. ¿Todavía no te preguntas cómo acabará la historia de Ainoa y de Lorenzo?

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Nerea Aparicio Gil

A Lorenzo y Ainoa no se les ocurría nada, con lo cual decidieron esconderse en el baño de bar para que nadie les pudiera ver. Estaban escondidos cuando escucharon la voz del camarero hablando con el conductor del camión de basura. El camarero le estaba diciendo que se llevara el futbolín, que era de unos niños y que no lo quería en su bar. Lorenzo, dispuesto a salir de su escondite para impedirlo, se llevó un codazo de Ainoa que no le dejó salir. Salieron por la puerta de atrás para perseguir al camión y recuperar el futbolín. Le persiguieron por una calle oscura que acaba en un callejón sin salida. Cuando alcanzaron el camión estaban casi sin aliento. Le dijeron al conductor que si les podía devolver el futbolín. El conductor dijo que sí y les preguntó que si estaba en venta. Ainoa dijo que sí, y Lorenzo, aunque le costó mucho, dijo que sí también, porque necesitaban el dinero. Consiguieron dinero suficiente y se compraron otro futbolín.

Claudia Castillo Calvente

A Ainoa y a Lorenzo se les ocurrió ir a la plaza y coger las monedas que la gente tiraba en la fuente que había entre un banco y una farola. Recogieron todas las monedas pero solo consiguieron setenta céntimos. Volvieron al restaurante abatidos pero por el camino a Ainoa

Se le fue ocurriendo un plan. Jugarían al futbolín Lorenzo y ella contra dos personas que eligiera el dueño del restaurante; si ganaban ellos se librarían de pagar la comida y les tendrían que pagar el resto del viaje, pero si perdían el restaurante se quedaría el futbolín y además les tendrían que pagar la comida de una manera o de otra. El dueño del restaurante aceptó la apuesta y Ainoa y Lorenzo jugaron contra dos camareros muy buenos. La apuesta consistía en

que ganaría el mejor de cinco goles. Los primeros goles los marcaron Lorenzo y Ainoa, pero al cuarto gol los empezaron a alcanzar hasta quedar empate: 4-4. Ainoa había notado que a partir del cuarto gol, Lorenzo había empezado a jugar con desgana y le preguntó que le pasaba. Lorenzo no se lo dijo, pero era que tenía envidia de Ainoa, es decir, ¡no quería ganar ese partido solo porque estuviera Ainoa! Pero luego se lo pensó mejor y decidió que lo mejor era esforzarse porque si no perdería su querido futbolín. Finalmente él metió el último y definitivo gol y ganaron la apuesta.

Sonia Corta

Como en ese momento el camarero vio que necesitaban ayuda les ofreció ayudarles a pagar lo que les faltaba a cambio de que empezasen desde ya mismo a hacer toda la publicidad que pudieran del bar por toda la calle Miraflores. Él les entregaría unos folletos sobre el bar y que ellos lo único que tendrían que hacer es entregárselos a la gente que pasa por esa calle.

Lorenzo dijo:

–¡PERFECTO!

Y Ainoa exclamó:

–¡SI!

Lorenzo respondió:

–Ainoa. manos a la obra a ver que tal nos sale...

Así que los chicos super contentos y decididos se pusieron a hacerlo. Como los dos querían entregarlo, se pusieron de acuerdo: Lorenzo se lo daba a los chicos y Ainoaa las chicas.

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Cuando terminaron de entregar todos los folletos que les dio el camarero se dirigieron hacia el bar para comentárselo al camarero para que premiase su trabajo y que les entregase su beneficio. El camarero, estaba distraído en la cocina del bar, se giró hacia donde estaba la cola del bar y...

Camarero: ¡¡¡¡VAYA!!!!! Chicos, menudo trabajo que habéis hecho, el bar esta completamente lleno. Me habéis encantado y, por ese trabajo, os daré...¡100€!

Los niños, contentos por ese trabajo que habían hecho, pagaron al bar y al carpintero. Pero como les sobro 76,55€ se miraron el uno y el otro y gritaron a la vez:

¡NOS DA PARA IR A UN HOTEL Y PASAR AHÍ LA NOCHE!

Sara Martín

Lorenzo y Ainoa deciden decirle a uno de los camareros que se han quedado sin dinero. El camarero les dice que lo siente mucho pero que tienen que pagar. Decidieron jugar a las maquinas que hay en los bares y les tocó bastante dinero. Con ese dinero pudieron pagar la comida, el hotel y al camarero.

Iván Grande

Lorenzo y Ainoa le piden a una se´ñora que estaba al lado el dinero a cambio de una partida del futbolín. Más tarde, llaman a un taxi, el futbolín lo ponen en la baca del coche y se van a su casa.

Jorge Barrajón

Lorenzo y Ainoa necesitan dinero pero no quieren vender el futbolín, así que dejan jugar a los turistas a cambio de dinero.

Muchas personas juegan hasta que Lorenzo y Ainoa tienen el dinero suficiente para pagar el resto de la cena, alojarse en Santiago, arreglar el futbolín y sobre todo para divertirse.

Al salir del bar tras pagar la cuenta del bar, hay un chico que quiere el futbolín y les pagará 300 euros por el, Lorenzo y Ainoa deciden que aunque quieran mucho ese futbolín, lo aceptan.

Juan Borrero

Lorenzo y Ainoa llaman a Cañoto para que vaya al bar a arreglarles el futbolín. Él va tan contento y allí le cuentan la historia ocurrida.

Después de un rato se lo arreglan y le dicen que si las personas juegan pueden ganar dinero suficiente para pagarle. Le parece buena idea y ponen un cartel que tenía Cañoto guardado para atraer al público.

Cada partida cuesta 3€. Después de unas cuantas partidas, ya tenían el dinero necesario para pagar a Cañoto. Le pagaron.

Ya sólo les faltaba idear un plan para poder salir del bar. Después de inspeccionar todo el bar, se dieron cuenta de que no había alarma. Entonces se escondieron en la cocina. Estaban haciendo una deliciosa paella y pollo. Esperaron y esperaron hasta que por fin, al cabo de estar cinco horas escondidos en el horno más grande del mundo, que por suerte no encendieron, se fueron todos los del bar.

Ellos salieron, pero se les había olvidado coger el futbolín y no lo encontraban. En ese momento, Ainoa se acordó de que Cañoto le

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había puesto un detector al futbolín, y con el móvil lo localizaron en el almacén. Lo cogieron y notaron un ruido. Se dieron cuenta de que en el futbolín todavía quedaba algo de dinero, y decidieron dejarlo en la barra del bar para pagar parte de la comida.

Salieron del bar y fueron hacia el hotel. Como era Navidad, le cantaron una canción al recepcionista del hotel, que decía: “Buenas tardes señor, no tenemos ni un euro, pero como es Navidad déjenos marchar gratis y se lo agradeceremos”. Al recepcionista le hizo gracia y les perdonó la cuenta.

Raúl Camino

Lorenzo y Ainoa dejaron el futbolín en el bar y mientras tanto fueron a conocer la ciudad. Y luego, después de unas horas, volvieron al bar y cogieron el dinero del futbolín. Como no les llegaba para pagar la cuenta del bar, tuvieron que vender el futbolín a un guiri que les pago 400 euros por él. Con ese dinero pagaron la cuenta del bar y se fueron a buscar un hotel donde alojarse hasta el día siguiente, que volvieron a casa.

Víctor García

A Ainoa se le ocurre la idea de cobrar dos euros por partida en el futbolín. A Lorenzo le gustó, pero solo consiguieron cuatro euros. Estaban acabados, pero en el último momento, a Lorenzo se le ocurre comprar un boleto de rasca y gana. Consiguió las tres cruces y el premio fue de doscientos euros, que le sirvieron para pagar la cuenta, la factura del carpintero y alojarse en un buen hotel.

Eduardo Barruz

Lorenzo y Ainoa venden el futbolín al del bar. Con eso pagan y se les sobra dinero. Por la noche se cuelan en el bar y roban el futbolín, pero cuando lo sacan suena la alarma y viene la policía. Después de explicárselo no pueden arreglarlo, por lo que tienen que devolver el dinero.

Mónica de la Riva

Lorenzo le dijo a Ainoa que para poder pagar todo que pusieran el futbolín en la entrada del bar para que la gente jugase y que pusieran cada partida a cinco euros. En una hora ganaron mucho dinero. Entonces pudieron pagar la comida de bar. Luego se fueron en frente del taller de Cañoto y volvieron a hacer lo mismo: pusieron el futbolín y como al lado había una actuación venia mucha gente a jugar. Entonces pudieron pagar a cañoto. Cuando pagaron a Cañoto y Cañoto les arregló el futbolín, Ainoa le dijo a Lorenzo que para dormir en el hotel necesitaban dinero. Entonces, como ya no venia gente a jugar, no podían pagar el hotel. Ainoa le dijo a Lorenzo que si vendían el futbolín les sobraría hasta un poco de dinero, pero Lorenzo le decía: “Tú estás tonta, con lo que yo quiero a mi futbolín”. Pero luego lo estuvo pensando y la dijo a Ainoa que vale. Cuando lo vendieron, se fueron al hotel, lo pagaron y se fueron a dormir tranquilos.

Sofía San Martín Mate

Ainoa le dice a su primo que como no tienen dinero suficiente para pagar todo, deben vender el futbolín. Lorenzo, que es muy cabezón, no quiere venderlo. Dice que es muy importante para él, y plantea irse del restaurante y no pagar a nadie. Ainoa le pide a su primo que

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lo piense y finalmente, tras un buen rato, venden el futbolín a unos señores mayores por 350€.

Pagan al carpintero, la cuenta de la comida y el hotel donde habían estado alojados. Ainoa esta muy contenta porque su primo ha sido generoso. Lorenzo poco a poco deja de ser cabezón. Deciden irse a tomar un helado con el dinero sobrante.

David Boronat

Al estar en el restaurante sin suficiente dinero, decidieron Lorenzo y Ainoa pedir dinero a cambio de dejar jugar a los niños, ya que en el restaurante había muchos adolescentes. Decidieron poner un precio de 3€ a la partida de cuatro minutos. En los siguientes quince minutos estaba todo el bar lleno, y lograron conseguir hasta 250€. Eso les dio para pagar la cuenta, alojarse en un hotel de tres estrellas, y a la mañana siguiente, pagar a Cañoto y comprarse unos helados.

Paloma López Jesús

Lorenzo y Ainoa buscan algún concurso con el que ganar dinero para pagar al carpintero. Al día siguiente en el instituto ven en el corcho un cartel que pone:

“Concurso de moda quien gane ganará 17.000 euros”

Entonces Ainoa, como era una chica con mucho estilo, muy guapa y en forma, decidió apuntarse. Al día siguiente empezaba el concurso ,y les tocaba ir vestidas de los sesenta. Se puso una camisa de flores yuna falda muy colorida. Era la hora de salir y estaba muy nerviosa Lorenzo le dijo a Ainoa: “Venga, que tu puedes, hazlo por el dinero” Ella lo hizo por el dinero y salió tranquila. Los jurados empezaron a apuntar. Era la hora de decir qué tres personas se irían: ¡entre ellas

no estaba Ainoa! Ya quedaba menos. Llegaba la hora de la siguiente prueba. Era la hora de tensión . “¿Cuál será la otra prueba?”– se preguntaba Ainoa.

La siguiente prueba era vestir a unas chicas que iban a ir a una fiesta . Eran cuatro finalistas: Ainoa , Miriam , Kiara y Ana. Las chicas se decidieron a ponerlas unos pantalones de campana y una camiseta suelta. Sin embargo, Ainoa se decidió a ponerla una falda de tubo negra y una camiseta negra y verde ajustada. Y al final consiguió lo que quería: su decisión fue la más acertada y logró ganar el concurso y tener el dinero (17.000 euros) que necesitaban para pagar al carpintero. Les sobró dinero, con el que se pagaron un hotel de lujo y un día en El Caribe.

Aida García Velasco

Lorenzo y Ainoa estaban un poco nerviosos, pues no sabían que hacer, pero finalmente, tras mucho pensar. Decidieron dejar que la gente jugase con su futbolín, y así conseguir pagar el hotel, la cena y a Cañoto el carpintero. Cuando la gente disfrutó a más no poder del futbolín, se marchó del bar. Ainoa y Lorenzo decidieron contar el dinero que habían conseguido. Cada partida costaba 5€. Lorenzo y Ainoa terminaron de contar el dinero conseguido: en total les salieron 275, 50€, incluidas las propinas.

¡Qué de dinero! –exclamó Lorenzo.

Tenemos que pagar muchas cosas así que deja de pensar en gastártelo todo en juguetitos infantiles y en tonterías de las que te gustan a ti. – dijo Ainoa al verle como se le habían abierto los ojos a Lorenzo.

¡Vale, vale, listilla!– dijo Lorenzo un poco molesto.

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Con lo que habían conseguido pudieron pagar perfectamente la cuenta de la cena del bar, también un hotel de cuatro estrellas y a Cañoto, el carpintero. Incluso dejaron propina en los tres sitios. Y con el dinero que les sobró, en total unos 65,75 €, decidieron comprar: ropa nueva para Ainoa, videojuegos nuevos para Lorenzo, y unos churros con chocolate para los dos.

¡Qué bien, ya tengo ropa nueva para este verano! Y estos churros con chocolate, ¡están buenísimos!– exclamó Ainoa

Y yo tengo videojuegos nuevos– dijo Lorenzo–. Pero necesito una servilleta para limpiarme, ya me he manchado otra vez.

Como les había gustado ganar dinero y ver jugar a la gente con su futbolín, decidieron hacer un trato con el dueño del bar: dejar el futbolín allí, y el 50% del dinero se lo quedaba el dueño del bar, y el otro 50%, Lorenzo y Ainoa. Pero además, ellos dos se quedaban las propinas. Al dueño del bar le pareció una idea tan genial que todos los días se reunían ellos tres para ver a la gente jugar, sentados en una mesa, bebiendo unas coca colas y disfrutando viendo a la gente reír y jugando con su futbolín, entre muchas carcajadas y risas. “¡Jajajaja!” “¡Gol, gol!” “¡Hemos ganado!”

Daniel Caldés

Mientras los dos niños estaban sentados en el bar, pensando sobre su gran problema, un hombre mayor con pinta de playero entro en el bar. Sus sandalias rojo chillón llamaban la atención a Lorenzo pero el ruido que emitían al pisar el suelo ponían nerviosa a Ainoa. Sonaban así:

Ñaaaaaaack,ñaaaaack, ñaaaaack...

A Lorenzo le daban ganas de pegarle una paliza. Pero lo que nadie pensaba era que…¡era el dueño del bar! El señor tenía pinta de haber bebido, así que les pregunto:

– ¿De quién es el futbolín?

–Nuestro – contesto Lorenzo

– Vuestro, ummmm…que os parece una partidita.

–Vale– contestó Ainoa.

–Pero si ganamos, ¿nos dará la comida que nos hemos comido gratis?– preguntó Lorenzo.

El dueño cogió la cuenta y al ver que no era muy cara, afirmo que sí. Comenzó la partida pero el dueño solo era uno, así que le pidió a un joven camarero que jugara con él y, si ganasen, él le subiría el sueldo.

El partido estuvo muy reñido porque, aunque el señor del bar no diera pie con bola, el camarero se esforzaba mucho para conseguir su aumento.

–Buff – dijo el camarero– ¡Casi me consigo el sueldo!

Y los dos niños se marcharon del bar con una gran despedida por parte del dueño, pero el camarero no estaba de humor y salió fuera del bar a fumar para relajar los humos.

Fueron por toda la ciudad, Lorenzo y Ainoa, buscando un lugar para pasar la noche, pero o los hoteles estaban llenos o eran demasiado caros. Sin embargo, una viejecita de pelo blanco y espalda encorvada les dejo pasar la noche en su casa gratis.

Por la mañana fueron a ver a Cañoto, que por casualidad era el marido de aquella viejecita.

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Él les pregunto por lo ocurrido y dijo:

–¡Que suerte tenéis! Y os queda dinero para pagarme...

–Por suerte si– contestaron Ainoa y Lorenzo.

Pablo Bravo Casado

Lorenzo y Ainoa se quedan sin dinero y están pensando en el bar como pueden salir de ésta. Entonces a Ainoa se le ocurre una idea:

–Lorenzo,¡ya se lo que podemos hacer!

–A ver, ¿el qué?

–Podemos vender el fubolín.

–No,es lo que más quiero en esta vida.

–Pero puedes encontrar trabajo y dentro de unos años puedes comprarte otro nuevo con los jugadores actualizados.

Lorenzo pone cara de satisfacción.

–Vale, lo vendemos.

–Así me gusta–contestó Ainoa.

–Lorenzo y Ainoa vendiron el futbolín a unos guiris por 500€, y pudieron pagar el bar,el hotel de 4 estrellas ,a Cañoto y les sobro dinero para irse al parque de atracciones.

Saray Marín

Lorenzo y Ainoa llamaron por teléfono a Cañoto, que les vino a buscar con una furgoneta. Mientras el camarero atendía a unos señores de mediana edad que acababan de entrar en el bar, Cañoto se bajó de la furgoneta y les avisó para que subieran corriendo. Subieron el futbolín a la parte trasera de la furgoneta y se montaron a toda prisa. En la furgoneta, Lorenzo y Ainoa les dieron las gracias a Cañoto por haberles ayudado. Cañoto les llevó a su casa ,que era muy pequeña pero muy bien amueblada. Allí estaba la mujer de Cañoto, una señora de origen Italiano llamada Anaisa, muy delgada,con unas caderas muy pronunciadas,unos ojos de color verdoso y un pelo larguísimo de color dorado,que siempre lo llevaba recogido con un coletero y dos pinzas a cada lado. Durante los días que se quedaron ella les hizo el desayuno, la comida, la cena y todo lo que necesitaban. El último día la mujer de Cañoto les preparó una comida típica de Italia que le hacía su madre antes de venirse a España. El camarero y dueño del bar ,colgó por todos los sitos carteles en los que ponía: SE BUSCA. Debajo había una foto que cogió de las cámaras del bar de Lorenzo y Ainoa, y debajo también ponía: OFREZCO A CAMBIO UNA RECOMPENSA DE 200 EUROS. Cuando llegó la hora de regresar a casa Lorezo decidió regalarle a Cañoto su más preciado regalo, el futbolín. Cañoto se puso muy contento e ilusionado. Él y Anaisa los acompañaron hasta la parada del autobús, allí se dieron su último adiós. Duando llegaron a Madrid llegaron muy, muy cansados y cada uno se fue a su casa y se echaron la siesta y ya no salieron en todo el día .a la semana siguiente. Ainoa y Lorenzo quedaron para hacer un trabajo que les mandaron hacer sobre lo que habían hecho el fin de semana pasado y Lorenzo y Ainoa lo hicieron juntos porque van a la misma clase. Escribieron una divertida historia de el futbolín. Al salir del instituto Ainoa se quedó con la cara completamente pálida a ver allí al de el bar .El señor al darse la vuelta les vio y comenzó a gritarles a grito pelado: ¡ESOS SON LOS QUE SE FUERON DE MI BAR SIN PAGAR!¡CUANDO OS COJA OS VAIS A ENTERAR DE LO QUE ES

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BUENO!¡OS COJERÉ, TARDE O TEMPRANO, PERO OS COJERÉ!¡OS VOY A MATAR!¡¡¡¡¡¡¡BUFFF....!!!!!!!! Siguió persiguiéndoles hasta la Plaza de Castilla. Allí se cansó y no volvieron a verle nunca mas pero a los que si que vieron fueron a Lorenzo y Ainoa, que en las vacaciones de verano fueron quince días a casa de Cañoto y allí se enteraron de una noticia que les puso muy, muy contentos: Anaisa estaba embarazada de cuatro meses e iba a tener un hijo y una hija ,el hijo se iba a llamar Lorenzo y la niña se iba a llamar Ainoa.

Iván Vallejo

Lorenzo y Ainoa están intranquilos porque no tienen dinero para pagar la cuenta del bar. Tras un largo tiempo pensando, a Ainoa se le ocurre una brillante idea: organizar un concurso de futbolín e invitar a todos sus amigos. En pocas horas el bar empieza a llenarse. No cabe ni un alfiler.

Lorenzo y Ainoa les dicen a sus amigos que jueguen al futbolín y que cada partida cuesta tres euros. Así consiguen el dinero suficiente para pagar el futbolín, que estaba desequilibrado, y las consumiciones que se habían tomado. Tuvieron tanta suerte que encima les sobró dinero para comprarse lo que quisieran.

Football glossary:

Crowd: público

Dribble: regatear

Goalkeeper: portero

Goalposts: portería

Match: partido

Net: red de portería

Opponent: contrario

Pitch: campo de juego

Rematch: revancha

Seats: asientos

Shoot: chutar

Stride: zancada

Table football: futbolín

Team: equipo

To keep still: quedarse quieto

FIN