Baldasarre, Maria I - Los Dueños Del Arte

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    M R IS EL LD S RRE

    LOS UEOS EL RTE

    Coleccionismo y consumo cultural

    en uenos ires

    edhasa

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    Baldasarre. Mara Isabel

    Los dueos del arre : coleccionismo y consumo cultural en

    Buenos Aires - 1a ed. - Buenos Aires: Edhasa, 2006.

    306 p. ; 23x 15 cm. Ensayo histrico)

    ISBN 950-9009-54-7

    l. Historia del Arte Argentino. 1.Ttulo

    CDD 709.82

    Diseo de coleccin: Jordi Sbat

    Realizacin de cubierta: Juan Balaguer

    Imagen de cubierta: La galera de cuadros de Don Lorenzo Pellerano ,

    Plus Ultra a. 2, n.O9, enero de 1917.

    Edicin a cargo de Juan Suriano

    Primera edicin: marzo de 2006

    Premio del Rgimen de Fomento a la Produccin Literaria Nacional y Estmulo

    a la Industria Editorial, Fondo Nacional de las Artes, ao 2004

    comisin asesora: SilviaSatta, Jorge Landaburu, Eduardo Grner). 2 Premio de Ensayo.

    Mara Isabel Baldasarre, 2006

    Edhasa, 2006

    Paraguay 824 6 piso, Buenos Aires

    [email protected]

    Avda. Diagonal, 519-521. 08029 Barcelona

    E-mail: [email protected]

    http://www.edhasa.com

    ISBN: 950-9009-54-7

    Hecho el depsito que marca la ley 11.723

    Queda rigurosamente prohibido, sin la autorizacin de los titulares

    del

    opyright

    bajo la sancin establecida en las leyes, la reproduccin parcial

    o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la

    reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de

    ella mediante alquiler o prstamo pblico.

    Impreso por Cosmos Offset S.R.L.

    Impreso en Argentina

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    aptulo

    oleccionistas de arte moderno

    Qu obras de arte podan encarnar a fines del siglo XlX la idea de un arte

    moderno? Cmo dialogaron estas ideas sobre lo moderno con lo efectivamen

    te adquirido por los coleccionistas locales? Estas preguntas apuntan a revisar la

    lectura que ha primado en los acercamientos sobre e coleccionismo argentino

    frecuentemente caracterizado como anacrnico, atrasado o falto de rumbo. Se

    ha sostenido que e coleccionismo local no fue receptivo a las ltimas tenden

    cias artsticas y que opt en general por un arte oficial, vinculado a la Academia

    ya las corrientes estticas de pasado. Estas afirmaciones soslayan la compleji

    dad de la escena artstica europea y americana de ese momento al recuperar

    solamente la produccin que -desde una ptica centrada exclusivamente en las

    llamadas vanguardias- focaliza en los grandes nombres para dejar de lado una

    produccin rica y diversa que contemporneamente fue apreciada como arte

    moderno y que obtuvo gran xito de crtica y mercado. En este punto, retorno

    la perspectiva propuesta por Raymond Williams con relacin al modernismo

    al considerar a su construccin como una puesta en prctica de una maquina

    ria de tradicin selectiva que busca aduearse de toda la modernidad [... ]

    negando a todo lo dems en un acto de pura ideologa . 1

    Este anlisis no pretende un r viv l de grandes artistas olvidados teniendo en

    cuenta su fama pasada, recuperacin que por otra parte la historia del arte extran

    jero ya viene proponiendo, con xito relativo, desde hace varias dC

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    MARIA ISABEL BALDASARRE

    o Laura Malosetti Costa para el panorama local. En consonancia con las ideas

    de Williams, Clark sostiene que: El concepto de vanguardia es en s profun

    damente ideolgico , y que tuvo como propsito preciso quebrar el unita

    rio conjunto del mundo artstico de Pars para arrebatarse una identidad

    transitoria y esencialmente falsa. Porque lo fundamenral es la unidad, no las

    disensiones .'~

    Por su parte, Gabrie Weisberg se interesa por la pinrura naturalisra pro

    ducida paralelamenre al impresionismo, postulando cmo estos artistas com

    prendieron la importancia de ser contemporneos y buscaron, tanro en sus

    temticas como en su factura, realizar una pintura moderna, apreciada por la

    crtica y por un mercado sumamenre receptivo a ella.4 Sostiene asimismo la labi

    lidad de las categoras como realismo, naturalismo e incluso impresionismo

    que hacia fines de siglo XIX impeda definir con certeza qu obras cuadraban

    dentro de uno y otro movimiento. Estos desplazamientos, que agrupaban den

    tro de cada tendencia a artistas dismiles, no fueron un fenmeno exclusivo de

    Europa, extendindose a escenarios perifricos como e porteo.5

    Robert Jensen reconstruye la complejidad de mercado y los discursos ar

    tsticos europeos desmontando la pretensin de sistema del modernismo por

    constituirse como un discurso transparente encargado de definir a las autnti

    cas obras modernas por oposicin a aqullas comerciales.6 Por e contrario,

    Jensen demuestra cmo e impresionismo recin se constituy en e canon de

    lo moderno en los primeros aos de siglo XX, mientras que en la etapa finisecular

    e saln continuaba funcionando como la institucin que condensaba en Fran

    cia la mayor produccin de crtica y hacia la que se dirigan las galeras comer

    ciales a la hora de garantizar la visibilidad pblica y el valor econmico de las

    obras ofrecidas. Por otra parte, durante las ltimas dcadas del siglo los hoy

    calificados como imptesionistas cannicos exponan conjuntamente con los

    llamados artistas del justo medio, contribuyendo de este modo a esfumar las

    distinciones entre ambos grupos.

    Fueron estos artistas del jU te milieu que gozaban de un xito importan

    te en los salones de la poca, quienes tuvieron un lugar fundamental en las

    colecciones formadas conrempotneamenre en la Argentina. Eran artistas que

    conjugaban una factura plstica deudora de realismo y de impresionismo

    con la accesibilidad, la narratividad y la coherencia pictrica de la tradicin

    acadmica. Pintores como Henri Gervex, Ernest-Ange Duez, Alfred Roll o

    Charles Chaplin entraron dentro de este ltimo grupo, al cual la crtica de

    entonces no dud en catalogar como artistas modernos o' retratistas de la

    vida moderna.

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    El propsito central de este caprulo es analizar tres casos paradigmticos

    de coleccionistas argentinos a luz de esta reformulacin de la categora de arte

    moderno considerando como modernas obras que no fueron producidas por

    los adalides de lo que la historia cannica del arte defini como vanguardia

    pero que sin embargo s se ocuparon de retratar las costumbres modas y len

    guajes contemporneos. Son producciones que quizs no adscribieron en su

    totalidad a las rupturas plsticas propuestas por el impresionismo y el postim

    presionismo pero que definitivamente participaron en un clima de poca acer

    cando al gran pblico muchas de sus conquisras. En este punto una de las

    hiptesis principales de este libro sostiene que hacia las ltimas dcadas del

    siglo XIX la elite portea y ms particularmente los coleccionistas de arte

    estuvieron intensamente informados de lo que suceda en la escena artstica

    europea y conocan los diversos carriles y estticas por donde poda manifestar

    se lo moderno. Tal como lo muestra la literatura de viajes la clase alta portea

    era un grupo sumamente vido por estar al da sobre el desarrollo artstico

    incluso por frecuentar a los principales creadores del momento.

    En esta lnea propongo repensar los consumos practicados por los distintos

    coleccionistas argentinos a partir de un parmeuo que Francis Haskell seala

    como esencial para la formacin del gusto

    y

    el coleccionismo: la accesibilidad de

    las obras de arte ? entendiendo este concepto tanto en su aspecto material -es

    decir l as obras que efectivamente estuvieron al alcance de los coleccionistas ar

    gentinos- como en un sentido simblico que permita contemplar las diversas

    producciones corporizaban para los porteos las ideas del arte moderno.

    Linaje de coleccionistas los uerrico

    [Manuel Jos de] Guerrico suministra el tipo acabado del progreso de las

    ideas de la riqueza de los gustos que ha experimentado el pue lo argentino

    en su desarrollo ordenado

    y

    tranquilo cuando no abandona los arrebatos de

    la pasin o no se deja arrastrar por prestigios personales; es el desarrollo

    latente y visible sin embargo de los Estados Unidos la marcha ms slida

    aunque menos brillante del pueblo ingls o de tantos otros.

    Domingo Faustino Sarmiento discurso pronunado

    en el sepelio de Manuel

    os

    de Guerrico en el Cementerio

    de la Recoleta el 25 de febrero de H376.

    Dentro de la suntuosidad financiera

    y

    del gusto educado sobresale desde

    cuarenta ailos atrs la mansin seorial de don Jos Prudencia Guerrico

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    MARA ISABELALDASAR

    espritu fino y de aristocrtico discernir, que constituye en Museo la vivien

    da de la calle Corrientes y que aficiona su dedicacin vinculado a la suene

    enseante de la Sociedad Estmulo.

    Carlos Ripamonre,

    ida

    Buenos Aires,

    Manuel Gleizer Editor,

    19.'30,

    p. 25.

    La historiografa artstica ha sealado a Manuel Jos de Guerrico (1800-1876)

    (Imagen 15 como e primer coleccionista argentino.8 Este hombre fue un estan

    ciero y militar, vinculado a Rosas por lazos sanguneos, que se exili en Europa

    ante el oscuro episodio de asesinato de su suegro Manuel Vicente Maza. La casa

    parisina de Guerrico se transform en el centro de la sociabilidad de los america

    nos que pasaban por Europa, en e Club Argentino de Pars al decir de Domin

    go Faustino Sarmiento. All, Guerrico actuaba como nexo para los viajeros que

    deseaban conocer al anciano general San Martn, como ocurri primero con

    Juan Bautista Alberdi

    y

    luego con el propio Sarmiento. Es en Europa donde

    comienza a formar su coleccin. de arte que trae al pas hacia 1848, poca que

    contempla el retorno de varios de los exiliados de rgimen principalmente por e

    cese de las prcticas de terror ejercitadas por la mazorca.

    A semejanza de lo que manifestara posteriormente Juan Benito Sosa,

    Guerrico confiesa haber iniciado la adquisicin de obras con un fin filantrpi

    co

    y

    educativo, con el objeto de traer a mi pas muestras de las diversas escue

    las de Europa que sirviesen de modelo a la juventud que quisiese dedicarse al

    cultivo de este ramo de las bellas artes .9

    En su vuelta a la Argentina, la coleccin es instalada en la calle Corrientes

    123,

    a escasos metros de la calle Florida. Permanece en este sitio por ms de

    ochenta aos -hasta 1930- cuando sus descendientes la trasladan a la calle

    Arenales 830. Durante el siglo XIX y hasta los primeros aos del siglo XX, la

    coleccin tuvo un estatus semi-pblico: se hallaba en los dominios privados de

    la residencia familiar pero era accesible a aquellos aficionados que quisiesen

    observar y estudiar las obras. 10 Por otra parte, la mansin portea de los Guerrico

    fue un centro indiscutido de la sociabilidad decimonnica alojando primero a

    tertulias polticas y hacia el fin de siglo, a bailes y veladas literarias.

    El ncleo original de la coleccin fue enriquecido por su hijo Jos Prudencio

    (1837 -1902)

    (Imagen

    16),

    quien le otorga su verdadera dimensin institucio

    nal a partir de la donacin, hacia

    1895,

    de

    22

    obras con el destino de contri

    buir a la creacin de un Museo de Bellas Artes. Sin embargo, fue recin a media

    dos de la dcada de 1930 cuando el grueso de la coleccin pas a dominio

    pblico a partir de la donacin del impactante nmero de

    627

    piezas -pintu-

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    municipal se aboca fundamentalmente a contrarrestar los facmres causantes de

    la epidemia de fiebre amarilla y a intentar normalizar una Buenos Aires que

    crece a un ritmo tal que ni sus servicios sanitarios ni edilicios logran abaste

    cer.l7

    Con respecto a los encargos artsticos para la ciudad, se halla altamente

    involucrado en e proyecto de ereccin de la capilla-monumento que honrara

    la memoria del prcer, y amigo personal de su familia, Jos de San Martn.

    En los aos que van de 1880 a 1891, Jos Prudencio divide su vida entre

    Pars y Buenos Aires hasta que una fuerte enfermedad marca su retorno defini

    tivo a la capital portea. Hacia e tln de la dcada de 1880, encarga al arquitec

    to belga Jules Dormalla remodelacin de la casa paterna, solar que sigue fun

    cionando como centro de reunin de la mejor sociedad de Buenos Aires .

    Santiago de Estrada describa una velada cultural llevada a cabo en su casa en

    los siguientes trminos:

    Apenas hace un ao que fuimos invitados a or leer Rafael Calvo en

    la casa de Gucrrico, algunas de las ms celebradas composiciones de

    Campoamor y Nez de Arce. Aplaudimos entonces de todo cora

    zn la manera verdaderamente artbtica de abrir, por primera vez, la

    mejor sociedad de Buenos Aires, aquella mansin, recientemente res

    taurada y modificada y cuya arquitectura perteneca a la poca de la

    colonia espaola. [... ] Durante los intermedios, cuando se perda el

    eco de la voz del lector se disipaba la ltima vibracin de las cuerdas

    de piano y de las arpas, [... ] recordbamos y buscbamos cien obje

    tos de arte esparcidos en esta mansin feliz, en que el buen tono y la

    cortesa disfrutan de una interminable luna de miel.18

    El coleccionista fue tambin miembro fundador, sostenedor material y cons

    tante colaborador de la Revue lluJtre du Ro de la Plata revista aparecida en

    septiembre de 1889 con el propsito de publicitar en Europa los logros indus

    triales, artsticos y econmicos de la Argentina, exhibiendo al pas como un

    mercado atractivo a capitales y producms europeos.

    Desde Europa, las iniciales de Jos Prudencia de Guerrico firman varios

    artculos aparecidos en la

    Revue

    la mayora de ellos biografas de literatos euro

    peos y crnicas de argentinos exirosos en Europa. Sus apreciaciones sobre bellas

    artes son escasas a excepcin del artculo A pro pos de statues et de monuments

    d'art dans la Republique Argentine , publicado en noviembre de 1890,

    que da cuema de varias de las predilecciones estticas del auror y que ayuda de

    manera notable a delinear su perfil como coleccionista. 19

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    Los

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    All Guerrico se refiere a los intentos fallidos ocurridos en la Argentina en

    pos de levantamiento de monumentos al riempo que relara su admiracin por

    el viejo luchador que fue Sarmienro, afeccin que se corresponda con la que

    sre sintiera por su padre Manuel Jos, reconocido por el sanjuanino como su

    gua y curor durante su esrada en Francia. Con respecro al proyecro del monu

    mento conmemorarivo a Sarmienro, eran los esculrores franceses contempor

    neos -Rodin, Jules Dalou, Antonin Mercie y Gusrave Dor- quienes funcio

    naban para Guerrico como los amores dignos de rener en cuenta, colocando

    en un lugar jerrquico la produccin ansrica de aquel pas.

    Los amores de Gloria Vicris, de Mirabeau, del Marqus de Dreux

    Brez, de los Burgueses de Calais, podrn enconrrar all la inspira

    cin necesaria, a fin de dorar a la Repblica Argenrina de una obra

    digna de aqul cuyo nombre se quisiera perperuar, digna de la nacin

    joven e inreligenre que se honra de haberle dado nacimienro, y digna

    de arce francs, que es el primero del mundo civilizado.20 (J. P. de G.

    [Jos Prudencio de Guerrico], A pro pos de srarues er de monumenrs

    d' an dans la Republique Argenrine ,

    Revue f lustre du Ro de

    f l -

    ta a. 2, n.O 14, noviembre 1890.)

    A conrinuacin el ardculo prosegua con un llamamienro al coleccionisra con

    remporneo Arisrbulo del Valle, encargado enronces de presidir el Comir

    pro-monumento, ofrecindole sin reservas ayudarlo en la concrecin del re

    cordarorio a Sarmienro. Guerrico interpelaba a Del Valle aludiendo a la expe

    riencia companida por ambos en la organizacin de la Exposicin de la Bolsa

    de Comercio, celebrada en

    1887

    con obras presradas por coleccionisras locales.

    El hecho pone en cuesrin las palabras de Schiaffino, ya comenradas en el captu

    lo anrerior, que referan al escaso contacro que renan los coleccionisras priva

    dos enrre s.2\

    Como vemos, Jos Prudencio de Guerrico se involucr en la ereccin de un

    monumento conmemorarivo, ocup cargos relevantes en la Asociacin Esdmu

    lo de Bellas Anes,22 presidiendo su Comisin Direcriva en 1878, abri con fre

    cuencia su casa a los esrudiantes que queran enrrar en contacro direcro con sus

    obras y no dud en acruar como organizador y en ceder parce de su parrimonio

    para que sre integrase exposiciones pblicas juzgadas en su momenro como

    fomento indispensable para el culrivo de la acrividad artsrica en la ciudad.

    Asimismo, fue amigo personal de arrisras como Eduardo Schiaffino, a quien

    asisri marerialmenre esrando ambos en Europa, entre 1889 y 1891, medianre

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    prstamos que Schiaffino no siempre se encargaba de saldar. En las cartas

    intercambiadas hacia esa fecha. Guerrico reprochaba al pintor. en un tono fa

    miliar, los mltiples pedidos de dinero que no se correspondan ni con su devo

    lucin efectiva ni con explicaciones pertinentes, a lo que Schiafftno se discul

    paba argumentando que hace bien un ao y medio que no he tenido ocasin

    de vender una sola obra .23

    En compaa de su mujer, Mara Giraldes, Guerrico visit el taller parisino

    dd artista, hecho que no result en la adquisicin de obras como era quizs e

    propsito de pintor. Al respecto, Schiafftno comenta en una carta a su madre:

    El Sr. Guerrico y su seora me hicieron el honor de una visita e otro

    da; aun cuando vinieron un poco tarde por la luz, pudieron ver casi

    bien mis cuadros; Guerrico me felicit por mis progresos. pero creo

    que a la seora no le hizo mucha gracia encontrase con una mujer

    desnuda de tamao natural; acaso los museos no la han habituado

    an? pero si mal no recuerdo aqu en su propia casa tiene tres cuadros

    algo ms que desnudos.

    Tengo que preguntarle al Sr. Guerrico qu impresin le hicieron

    mis cuadros su seora.24

    Varias problemticas se deslizan en esta carta. En primer lugar la injerencia de

    la esposa de Guerrico en la formacin de su coleccin artstica. En una divisin

    clsica de gnero, Mara Giraldes se dedic al coleccionismo de carcter

    menor como abanicos. objetos japoneses. platera y cajitas francesas.25 Por

    otra parte, Schiafftno percibe la incomodidad de la senora ante los desnudos

    colgados en su taller. Posiblemente, e contacto cercano con las obras en pre

    sencia de dos hombres -su marido ye propio hacedor de los desnudos- colo

    caba a la observadora en una situacin diferente a la mirada ms impersonal y

    colectiva que poda realizarse en un museo.

    Pero lo que era ms importante, las telas de Schiaffino -y ms exactamen

    te

    Reposo

    que era la obra a la que ste aluda en la carta a su madre- mostraban

    un tipo distinto de desnudo a los posedos por los coleccionistas. Reposo (Ima

    gen

    4

    es un desnudo de espaldas de un cuerpo joven, casi adolescente. que

    no ostenta claras marcas de

    gnero.26

    Adems no exhibe ninguna cualidad que

    lo vuelva un desnudo idealizado ni atributos que lo justifiquen como una esce

    na aleg rica u orientalista como s lo hacen las carnaciones pedadas de

    iana

    sorprendida

    de Lefebvre (Imagen 61) o la extica

    dalisca

    de Mariano Fortuny

    (Imagen

    62),

    los dos desnudos ms famosos de la coleccin Guerrico.

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    La gran tela de la Diana que tena un sitio de honor en el hall de la

    morada familiar, mostraba una ninfa y su squito realizados en la mejor tradi

    cin acadmica del n pulido y el cuerpo femenino idealizado, casi lampio.

    El impulso pdico por parte de las muchachas, que se horrorizan y amagan

    cubrirse ante la inesperada mirada masculina, era la justificacin moralizante

    para la exhibicin de tantos bellos cuerpos. La armona del sensual gineceo

    llega a su fin por esa mirada externa que, aunque no aparece en el cuadro y se

    ubica figuradamente en el bosque posterior que sirve de fondo, tambin puede

    coincidir con la propia presencia del espectador.

    El otro cuadro de desnudo haba sido realizado por Mariano Fortuny, e

    ms clebre pintor espaol decimonnico que contaba con un xito sin paran

    gn en el mercado artstico parisino. Su Odalisca mostraba, al igual que Reposo

    un desnudo de espaldas. Sin embargo, a la esculida y ambigua joven de Schiaffino,

    se conrrapona aqu una inequvoca mujer generosa en carnes, al despojo que

    rodeaba al primer desnudo se opona tina abundancia de telas y cortinados y

    una mandolina que remita a una cult lra oriental, alusin que estaba reforzada

    en el propio ttulo de la obra. Todo contribua a alejar al cuerpo desnudo del

    tiempo y la geografa de presente, desactivando parcialmente e costado peli

    groso -lascivo- que poda acarrear su extrema sensualidad. Estos paliativos no

    estaban presentes en la rela del argentino, que adems estaba iluminada de

    manera uniforme sin dejar secciones del cuerpo ocultas, como s suceda en la

    Odalisca tratada con abundantes reas de sombra que colaboraban a aumentar su

    misterio. No fue simplemente el gnero lo que turb a Mara Giraldes sino

    fundamentalmente el modo en que ste haba sido tratado.

    Retornando el vnculo personal que uni a la pareja Guerrico con Schiaffino,

    ste no se cristaliz en una relacin comercial de adquisicin de obras

    sino

    en

    un intercambio informal con tintes paternalistas en el que los coleccionistas

    frecuentaban al pintor y le facilitaban dinero para contrarrestar su inestable

    economa. A este respecto, Schiaffino se quejaba duramente en una carta en

    viada a su padre desde Pars:

    Para colmo no he podido vender las dos cabezas y el paisaje que ten

    go en exposicin en lo de Kleinbergcr

    [oo.].

    Al mismo tiempo s que mi amigo el Sr. Guerrico hace ejecutar

    en este momento trabajos en pintura un ridculo pintorcillo espa

    ol: Miralles, a Spiridon y un vejete italiano Fortazzo; individuos

    que no han tenido nunca ni tendrn jams una recompensa en Pars,

    pues son de los ltimos; absolutamente indignos de lustrarme m

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    MARA ISABEL BALDASARRE

    los botines; y este Seor y mi o es millonario, se cree un Mecenas

    para los artistas

    duerme en paz

    27

    Ms all de que las obras de Schiaffino podan no satisfacer los estndares de

    gusto de los Guerrico, ste fue el patrn de comportamiento que de algn

    modo caracteriz su relacin para con e arte nacional que reaparecer en varios

    de los personajes principales de este libro. Para estos coleccionisras exista un

    inters y un deber por participar activamente en e desarrollo de la actividad

    artstica en Buenos Aires, y ms especficamente por ayudar a sus artistas, pero

    este accionar no se corresponda necesariamente con e fomento de un merca

    do para el arte argentino a travs de la com pra de obras nacionales. Para ellos,

    e arte, no slo el antiguo sino tambin e moderno, era algo que an estaba en

    proceso de formacin en e terreno argentino y que por lo tanto deba buscarse

    del otro lado de ocano.

    r cterstic s de l coleccin y mec nismos de dquisicin de obr s

    La variedad y tamao de la coleccin formada por los Guerrico exceda e

    coleccionismo exclusivo de pintura y escultura para incluir objetos de las cul

    turas ms diversas como las piezas chinas y las armas antiguas. Evidentemente,

    sus intereses artsticos eran mltiples. No obsrante, anclar e anlisis en el

    nutrido conjunto de pinturas y esculturas, corpus que goz de un lugar central

    para los actores contemporneos, tanto para los propios coleccionistas, que les

    destinaron los sitios privilegiados de la casa familiar, como para la crtica que

    condens sus discursos sobre este grupo especfico.

    La coleccin esraba montada con un sentido escenogrfico que ocupaba

    casi la totalidad de los salones principales de la residencia de la calle Corrientes.

    El gran hall yel escritorio eran los mbitos predilectos en los que se acumula

    ban gran nmero de obras Imgenes 17 y 18). Si bien las crnicas refieren a

    las actividades que se llevaban a cabo en dichos recintos -reuniones y bailes en

    e caso de hall y despacho de trabajo de Jos Prudencio en el caso de escrito

    rio- las obras restaban sin duda gran parte de la funcionalidad potencial de

    estos ambientes al habitarlos casi por completo. En este punto, existe una dife

    rencia fundamental con aquellos consumos guiados con e fin de decorar los

    mbitos cotidianos de vivienda: en la casa Guerrico era la propia morada la que

    se adapraba a la imponente presencia de las obras, funcionando ms como un

    exhibidor que como un recinto habiracional. Por ejemplo, e techo vidriado

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    Los DUEOS DEL RTE

    155

    del gran hall estaba diseado para permitir el ingreso de la luz solar durante

    el da y ser reemplazado por lmparas especiales durante la noche, dispuestas

    intencional mente para la mejor apreciacin de las obras. No en vano, la mayo

    ra de los testimonios de la poca refieren a la casa de Guerrico con la palabra

    Museo .

    Por otra parte, la adquisicin de obras inmensas y sumamente caras como

    la ya referida

    Diana sorprendida

    de Lefebvre, que obtuvo juicios elogiosos en el

    Saln de 1879 y la medalla de honor en la Exposicin Universal de 1889, o

    La

    primavera de Gabriel rerrier Imagen 19), premiada tambin con medalla de

    oro en esta ltima exposicin, permite sealar una voluntad aristocratizante

    por parte del coleccionista que busca no ya diferenciarse del ignorante recin

    enriquecido sino tambin del consumidor burgus promedio que compraba

    una tda pequea para decorar su saln. Ubicadas en lugares privilegiados del

    hall, estas grandes telas junto a las pesadas esculturas como

    agnante sedutta

    Imagen 20) o La iarina de Antonio Tantardini, requeran ambientes aptos

    para su exhibicin. Desde su alto costo y la incomodidad que supona su tras

    lado e instalacin, las inmensas obras connotaban un supuestamente desinte

    resado amor por el arte que en realidad se basaba en el poder del dinero para

    SuStanClarse.

    La impronta francesa y la contemporaneidad de la mayora de los artistas

    son sin duda las primeras caractersticas que saltan a la vista en la seccin de

    pintura y escultura de la coleccin Guerrico. Las obras donadas por Guerrico

    al MNI3A, contando tanto el conjunto cedido hacia 1895 como las donaciones

    pstumas, alcanzan el nmero de ciento ochenta y seis. Las posesiones familiares

    no fueron destinadas en su totalidad al Museo, conservndose entre sus herede

    ros objetos significativos como algunos bronces de Amoi ne- Louis Barye. De otros

    cuadros, que en aquel momento fueron reseados y reproducidos por las crni

    cas, como es el caso de La primavera de Gabriel Ferrier, Primera comunin de

    Augusto Ballerini o una obra de Reinaldo Giudici, se desconoce su

    paradero.2B

    Si se agregan a las obras en poder del Museo las crnicas y el material

    grfico de la poca es posible delinear un perfil acabado de la mayor parte de la

    coleccin. En primer lugar, es notable la marcada diferencia existente entre

    la vei ntena de obras donadas por Jos Prudencia de Guerrico en vida y el resto

    de las producciones cedidas varias dcadas luego de su muerte.

    Estimo que esta donacin inicial, consignada en el primer catlogo del

    Museo publicado en 1896, fue en gran parte formada por Manuel Jos, el primer

    coleccionista de la familia. En este conjunto sobresalen las obras annimas o

    las copias de maestros del pasado fundamentalmente italianos, pero tambin

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    156 ---------------- MARA ISABEL BALDASARRE

    espaoles, franceses y flamencos.29 Son en su mayora telas medianas con mo

    tivos bblicos o religiosos, o algn paisaje o pintura de gnero en el caso de las

    atribuidas a pintores flamencos. En este conjunto se encuentran tambin cua

    tro obras de artistas locales o extranjeros activos en Buenos Aires hacia el tercer

    cuarto del siglo XIX: ellas son de Ernest Charton EL veLorioy Panorama de La

    CordiLLerade Los ndes

    y de Prilidiano Pueyrredn

    sesinato deL Dr ManueL

    Vicente Maza (Imagen 63) y un peq ueo boceto de Retrato de Laseorita ManueLa

    Rosas

    Estas ltimas presencias son complementadas por un pequeo grupo de

    obras de carcter similar que ingresan en las donaciones posteriores de la fami

    lia. Son leos de artistas como Pueyrredn, Carlos Enrique Pellegrini y Luis

    Laisney, y en todos los casos se trata de retratos de miembros de la familia

    Guerrico-Maza, dos de ellos dedicados a la figura de Manuel Jos.

    Con esto no busco afirmar que existi en las primeras adquisiciones

    artsticas de los Guerrico una voluntad por proveerse de arte local, sino sim

    plementc una intencin de ser retratados por los ms rcnombrados pintores

    de la escena portea de aquel momento. Por otra parte, la propiedad del

    sesinato de Maza realizado por Pueyrrcdn tambin responda a razones

    afectivas adems de estticas en tanto plasmaba el hecho que haba sido deci

    sivo para el alejamiento del primer Guerrico de la escena nacional. A manera

    de un exvoto que relata las penurias sufridas por su protagonista y poseedor,

    la tela de Pueyrredn refera -aunque de manera indirecta- a un episodio

    clave de su vida. El cuadro contribua as a postulado como proscripto del

    rgimen, un legado que muchos de los exiliados se encargaron de subrayar

    una vez rcgresados al pas.

    Tal como refiere la tradicin oral, el conjunto de quince telas de Genaro

    Prez de Villaamil (Imagen 66) tambin fue adquirido por el primer coleccio

    nista de la familia, en ocasin de la visita al taller del paisajista gallego que, en

    1845, se ubicaba en la buhardilla de la casa ocupada por GuerriCl: en Pars. El

    encuentro se realiza en compa;:,l de Jos de San Martn quien tambin com

    pr algunas pinturas ..o

    En cierto sentido, la adquisicin de estas telas se liga ms con un sentido

    filantrpico y de socorro para con el artista empobrecido que con una voluntad

    por obtener un conjunto represcntativo de su produccin. De hecho Guerrico

    confiesa haberse quedado con la totalidad de las obras que se encontraban en el

    tallcr del artista, totalidad que inclua algunas pinturas flamencas y holandesas

    antiguas.31 La repetida presencia de las obras de Villaamil en la coleccin Guerrico

    permitc parangonarla con la vinculacin establecida entre Rossi e Ignacio Manzoni

    que result tambin en la posesin de un conjunto importante de obras.

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    Los

    DUEOS DEL RTE

    157

    Me centrar ms particularmente en una porcin de las obras adquiridas

    por Jos Prudencio de Guerrico, conjunto que sobresale por su diversidad y

    abundancia de reconocidos artistas contemporneos, principalmente franceses

    y espaoles, contando tambin con algunos italianos. Esto no invalida el sea

    lar la impronta francesa caracterstica de la coleccin ya que muchos de los

    artistas espaoles all representados haban pasado por Pars, siendo esa capital

    el lugar de su formacin y proyeccin a nivel internacionaI.32

    Al privilegiar este recorte, no olvido que Jos Prudencio tambin adquiri

    arte del pasado. En este sentido, la presencia de dos significativas obras de Tiepolo,33

    de varias escenas de gnero flamencas, de pintura religiosa espaola e italiana

    tambin contribuyen a ampliar el horizonte de sus preferencias.34 Lo que bus

    co es analizar su faceta en tanto coleccionista moderno ya que creo que es all

    donde realiz la apuesta ms fuerte al momento de tener que privilegiar una

    orientacin para sus adquisiciones, siendo la vertiente moderna de la coleccin

    la que domin numricamente, alcanzando el 70 del total de pinturas y

    esculturas donadas por la familia al MNBA.

    Este corpus de obras lncluye pinturas como Retrato de Andr Gil y Rocas

    de Gustave Courbet (Imagen 21);

    Ville d Avray

    de Corot (Imagen 55);

    curie

    En elgallinero

    y

    Paisaje con.ovejas

    de Charles Emile Jacque;

    Paisaje

    de Daz de la

    Pea;

    Marina

    de Eugene Isabey;

    Puerto

    de Eugene-Louis Boudin (Imagen 22);

    Paisaje con figuras

    de Fran

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    158

    MARLA ISABELALDASAR

    ble en la mayor parte de estas obras era la composicin tradicional que les

    serva de base. No se incluan aqu las perspectivas sesgadas y escenas cortadas

    desarrolladas por el impresionismo sino que todas las pinturas respondan en

    cierta medida a un parmetro de narratividad y legibilidad clsico donde era

    fcil aprehender lo que el cuadro quera mostrar. Con respecto a las temticas

    de las obras, stas

    11

    presentaban, en general, demasiados cuestionamientos

    acerca del posicionamien to social de los personajes representados, pero s exis

    tan varias que claramente apuntaban a retratar la vida contempornea utbana

    y sus personajes, como suceda por ejemplo con

    fine Masson con tocado de gasa

    de Raimundo Madraza o

    ajeune merede

    Louis Deschamps. Sobre las escenas

    rurales algo idealizadas, su consumo fue muy frecuente entre la burguesa

    decimonnica precisamente por apelar a una realidad buclica y distanciada

    que no interrogaba duramenre al espectador sobre su injerencia en aquella

    cadena productiva, hecho que s pretendan las pinturas ms realistas de Courbet

    o incluso de Manet.

    En relacin a la escultura la coleccin posea, adems de una decena de

    bronces annimos datados entre los siglos XVII y XVlII, ejemplares de artistas

    claves de la escultura decimonnica como Gustave Dor Imagen 23), Anto

    nio Tantardini, Ernest Carrier-Bellcuse, Antoine Louis-Barye, Jean A1exandre

    Falguiere Imagen 25) y Emmanuel Fremiet. El recorte era algo ms tradicio

    nal que el efectuado en pintura, quizs porque era la mujer de Jos Prudencia

    quien se encargaba de estas selecciones. Sin embargo, la coleccionista tambin

    estaba abierta a la escultura moderna, como sucedi en 1910 con la compra de

    a deftnsa de Auguste Rodin Imagen 28).

    Esta sucesin de nombres apunta a subrayar la estricta contemporaneidad

    que caracteriz a la coleccin formada por Jos Prudencia de Guerrico, la cual

    exhiba tojo un abanico de las principales tendencias de la pintura del siglo

    XIX: desde obras deudoras del estricto lenguaje acadmico, como era el caso

    de Jules Lefebvre o Henner, pasando por las producciones de la Escuela de 1830

    o Escuela de Barbizn -Daz, Corot, Daubigny, Boudin- hasta los denominados

    pintores de la vida moderna -Chaplin, Lhermitte- sin faltar el ejemplo de la

    pintura realista -Courbet- y sus derivados -Ribot-. La misma diversidad apare

    ca en la seccin de esculturas, con obras de factura pulida y composicin clsi

    ca vinculadas a la academia -rremiet, Tantardini- hasta aqullas que

    ejemplificaban las nuevas bsquedas estticas del siglo XIX -Barye, Falguiere

    ruptura que alcanzaba su punto mximo en la produccin de Auguste Rodin.

    De gran parte de estos artistas, Jos Prudencia de Guerrico posey obras

    verdaderamente significativas e incluso premiadas en los certmenes europeos.

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    160 ---------------- MARtA. ISABEL BALDASARRF.

    los artistas, tal como sucedi con Charles Chaplin, Emilio Sala Francs o Jos

    Villegas Cordero. Otro mecanismo del que se vali el argentino, y que fue

    usual en el siglo XIX antes de la instalacin de galeras y

    marchands

    de arte

    extranjero en Buenos Aires, fue la labor de intermediarios generalmente ami

    gos o familiares, que gestionaban en Europa los encargos -ms o menos espe

    cficos- de los futuros adquisidores.38

    En el caso de Guerrico, el principal actor dedicado a este tipo de tareas fue

    su sobrino -y hermano de su mujer- Manuel Giraldes (1857-1941), quien

    por ejemplo compra por encargo de su to la celebrada

    everie

    de Charles

    Chaplin. Este personaje adems usufructu su estada europea para fo~mar su

    propia coleccin artstica y al mismo tiempo abastecer al mercado porteo de

    telas europeas. De este modo, en 1887 y 1888, las casas Bossi y Repetto y

    Nocetti ofrecieron al pblico en general obras remitidas por Giraldes desde

    Pars. Se trataba en su mayor parte de producciones firmadas por artistas de

    segunda lnea pero que posean cierra legitimidad a partir de su participacin o

    incluso de algn premio obtenido en los salones anuales. Para un joven refina

    do como Giraldes, que amaba los bronces de Barye y Fremiet y que estaba

    imbuido del arte francs de su tiempo, las piezas remitidas a Buenos Aires

    constituan obras factibles de ubicar, no ya entre los verdaderos conocedores

    de arte, sino entre los nuevos sectores afectos al consumo artstico. Sin embar

    go, el mercado no fue tan receptivo como el propio importador poda supo

    ner, ya que en la exposicin de 1888 todava seguan disponibles varias de las

    obras ofrecidas en venta e ao anterior.

    Diferentes fueron los mecanismos puestos en juego por e propio Giraldes

    a la hora de formar su coleccin particular, la cual se distingua por la presencia

    de artistas prestigiados para fin del XIX como Boudin, Daz de la Pea o Charles

    Jacque.39 Durante la dcada de 1880, Giraldes habit por cuatro aos en Pars,

    en los alrededores del Bois de Boulogne. All, prescindiendo de una ocupacin

    fija, llev a cabo una doble funcin de

    marchand

    de pinturas y esculturas para

    los coleccionistas locales y de caballos angla-argentinos y percherones, su otra

    gran pasin. Durante estOs aos, Giraldes estuvo sin duda en contacto con los

    artistas contemporneos, hecho que explicara la aparicin de piezas importantes

    o bronces firmados por los propios artistas dentro de su coleccin.4o

    Volviendo a los Guerrico, Manuel Jos sobresali por cultivar el consumo

    artstico en un momento en que estas prcticas no eran mayoritarias entre el

    resto de su clase. El carcter de pionero sentido por el padre es heredado por su

    hijo: el linaje de coleccionistas se contina de uno a otro. Jos Prudencia refina

    los gustos de su padre, al tener en mente un modelo claro de coleccin en

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    donde el arte contemporneo jug un rol fundamental. No existe ya la oportu

    nidad como criterio primero para aduearse de una pieza sino la voluntad de

    seleccionar y de insertar la compra dentro de una serie -de ah la mencionada

    genealoga compuesta por las cartelas- que vinculaba al arte del presente con el

    del pasado, a ChapE n con Tiziano, a Daz y Rousseau con Correggio y a Fortuny

    con Velzquez, por slo marcar algunos lineamientos posibles. Insertos en esta

    genealoga los artistas decimonnicos se legitimaban en sus vnculos con los

    maestros del pasado. Sin embargo, a la hora de las adquisiciones eran los pri

    meros los que haban sido privilegiados.

    Una carrera abierta al talento ristbulo del Valle

    Mucho podr influir en las inclinaciones aficiones el medio en que cada

    cual.se ha formado, pero indudablemente lo que ms influye en las modali

    dades del espritu del carcter es el cultivo intelectual, y cito como ejemplo

    de esta tesis al doctor Del Valle,hijo de un militar, nacido en poca en que

    los soldados argentinos no tenan tiempo ni medios para entregarse solaces

    artsticos, ni haba en el pas cmo ni con qu cultivar tales aficiones. No

    guerre Del Vallecomo su padre en los campos de batalla, pero no por eso fue

    para l menos ruda la jornada en la lucha de la vida, viviendo en sus primeros

    aos entre estrecheces que hacen ms honrosa su holgura del presente, fruto

    de sus afanes realizadoscon su talento y su integridad de carcter.

    [... ] La nica faz desconocida de la vida de Del Valle es esta ltima en

    que ahora se nos presenta. Se conoda en l al orador, al periodista, al hom

    bre del foro del Congreso, al poltico, ms honrado que astuto, al erudito

    nutrido de vastos conocimientos literarios

    cientficos, pero se ignoraba

    que hubiese en l un espritu esencialmente artstico, con refinamientos de

    sibarita generosidad de Mecenas.

    Sansn Carrasca, Del Valle at horne El Nacional

    Buenos Aires, 10 de enero de 1887.

    Naci pobre sin alcurnia; con su esfuerzo cultiv su espritu hasta darle, en

    materia de arte, el refinamiento exquisito que, en medios ms propicios,

    slo alcanzan los privilegiados.

    Miguel Can, Discurso pronunciado en la inhumacin

    de los restos de Aristbulo del Valle el 30 de enero de 1896.

    Fue Aristbulo del Valle 1845-1896) Imagen 26) otra de los coleccionistas de

    sesgo moderno de Buenos Aires a fin de siglo. Mientras algunas de sus obras

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    ofrecen coincidencias con las seleccionadas por la familia Guerrico, en varios

    otros sentidos este coleccionista plantea caractersticas que le son propias, pre

    sencias que difcilmente se hallan en otras colecciones formadas en aquellos aos.

    En el caso de Aristbulo se trat de un hombre nacido en el pueblo bo

    naerense de Dolores, que ascendi socialmente gracias a la carrera militar de su

    padre y a su labor personal desde su bufete de abogado siempre acompaada

    por los cargos polticos. No fue un coleccionista de otigen opulento yal pare

    cer tampoco obtuvo grandes riquezas a lo largo de su vida, sino que, gozando

    de un pasar acomodado, opt por dedicarse al consumo artstico muchas veces

    a costa de otros sacrificios. Esta imagen ha sido la privilegiada por varias de las

    crnicas que se ocuparon de su perfil de coleccionista, subrayando la austeridad,

    la simpleza y tambin e buen gusto y la competencia artstica caractersticos de

    personaje, como si e afn de coleccionar no se basase en una voluntad de pose

    sin sino un sentido exclusivamente civilizador y de amor por el arte .

    Su gusto por las be las artes hallaba sustento en una voracidad ms amplia

    hacia la cultura europea, donde la literatura -con autores como Stendhal,

    Flaubert, Taine, Renan, Anatole France, Mrime o Maree Prvost- gozaba

    de un lugar privilegiado.41 La necesidad de estar al da con respecto a lo que

    suceda en la escena cultural del viejo mundo era uno de sus intereses principa

    les que se traslad al rea de las bellas artes en la recepcin constante de noti

    cias sobre las exposiciones y salones anuales de Pars, que le posibilitaban se

    guir ao a ao el camino recorrido por sus artistas predilectos.

    Respecto de su idoneidad sobre artes plsticas, es evidente que no recibi

    ninguna enseanza formal, pero s aprovech de la educacin inorgnica que

    le proveyeron sus amigos conocedores de arte o artistas.

    En 1896, en ocasin de su fallecimiento, Schiaffino publica en el nmero

    12 de la revista rgentin -ejemplar enteramente dedicado a la memoria del

    poltico- el ensayo titulado Aristbulo del Valle. Fragmento de un estudio en

    preparacin . All, Schiaffino celebraba e viraje operado en las predilecciones

    artsticas de De Valle al tiempo que se posicionaba en aquel rol que le sera tan

    grato de educador del gusto que, en este caso particular, haba germinado en

    e frtil terreno que era el espritu culto de Aristbulo:

    Su gusto personal -desde que le conoc en Pars, en 1885- haba

    sufrido una transformacin tan completa como lgica, que l mismo

    sola reconocer con cierra satisfaccin no exenta de legtimo orgullo.

    Por ejemplo, en la fecha indicada, acababa de recorrer la Espaa

    y la Italia; llegaba deslumbrado, y Pars no produca sobre su espritu

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    Los

    DUEOS DEL ARTE -----------------

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    esa sensacin gris, tan propia de la Ciudad -Enigma, burlona y es

    quiva, impenetrable durante meses.

    Los grmenes de arte preexisran en l siendo inherentes su or

    ganizacin intelectual, cual lo demuestran y, con qu brillo, todos los

    discursos de aque artista de la palabra, pero respecto de arte plstico,

    era, por obra y gracia de nuestro medio, del limbo en que haba nacido,

    el ciego de nacimiento que abre por primera vez el prpado sobre la

    vida real de las artes visibles y tangibles. Artista l mismo, no era de

    principios de esttica que necesitara saturarse, los tena de raza, le ve

    nan de instinto y probado los haba en sus lecturas; en lo que s fuera

    menester que empapara su espritu como sediente esponja, era en los

    result, dos obtenidos por los dems artistas, de todo tiempo y de toda

    laya. -El progreso humano es colectivo, necesita de antecesores. (Eduar

    do Schiaffino, Del Valle Coleccionista. Fragmento de un estudio en

    preparacin , rgentina a. , n.O 12,29 de febrero de 1896, p. 117.)

    El viaje al que se refiere Schiaffino, y que De Valle emprende en 1884, fue e

    nico contacto directo que e coleccionista tuvo con Europa, aprovechando

    este periplo para adquirir obras principalmente de autores espaoles e italianos

    de momento -como Villavicencio, Vi llegas, Plasencia, Martnez, Barbudo,

    Favretto y Lancerotto. Sin embargo, fue en la frecuentacin de salones y de Museo

    de Luxemburgo, donde despierta su gusto por e arte francs contemporneo,

    predileccin que recin se va a carpa rizar en la adquisicin de obras una vez

    regresado a Buenos Aires.

    Conviene detenerse un momento en e nico viaje a Europa emprendido

    por De Valle. En este trnsito, adems de Eduardo Schiaffino, e futuro colec

    cionista frecuent a otros actores que mediaron su acercamiento al arte euro

    peo. Uno de ellos fue e coleccionista y poltico paraguayo Juan Silvano Godoi

    (1850-1926), exiliado en Buenos Aires desde 1877 por participar en un aten

    tando revolucionario que culmin con la muerte de entonces presidente de

    Paraguay. Godoi se instala en Buenos Aires, sobre la calle Santa Fe, y su casa se

    convierte, adems de un centro de conspiracin poltica, en sitio nuclear de

    personajes -como De Valle, Guido Spano o Schiaffino- que discurren sobre

    cultura y artes plsticas Y En su compaa, Del Valle emprende el periplo por

    Europa, ocasin en la que e paraguayo tambin aprovecha para adquirir obras

    artsticas. Los registros de las piezas pertenecientes a Godoi permiten sealar

    una confluencia entre las preferencias estticas de ambos hombres. Te as atri

    buidas a Murillo o Tintoretto y pinturas de Santiago Rusiol, Jos Moreno Car-

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    MARA ISABEL BALDASARRE

    bonera, Schiaffino y Giacomo Favretto dan cuenta no slo de los gustos com-

    partidos sino tambin del intercambio de obras que se produjo entre ellos,

    como sucedi con La primera aventura de Gil Blas de Santillana de Moreno

    Carbonera que hacia 1894 se encontraba en poder de Del Valle y luego pas a

    integrar las colecciones de Godoi o el camino inverso recorrido por la

    Educa-

    cin de la virgen

    atribuida a Alonso Cano hoy en poder del MNBA.

    En aos posteriores, Godoi funcion adems como intermediario de Del

    Valle para la adquisicin de obras, una prctica que fue el recurso ms frecuen-

    te utilizado por el poltico para ensanchar su coleccin. En la informal socie-

    dad que integraban ambos haba un afn de encontrar tesoros ocultos, ya que

    como confiesa el paraguayo ante un inminente viaje a Brasil

    Al despedimos [Del Valle] me dio varias importantes cartas para per-

    sonajes brasileras aqu y me augur agradable viaje y progreso. Esto,

    por supuesto, despus del consabido encargo que me haca siempre

    cuando yo emprenda algn viaje:

    de visitar los conventos las iglesias

    ver si me encontraba algn cuadro antiguo de mrito

    Yo le contest

    ecorrer todo y lo que consiga medias.43

    Otras de las personalidades que Aristbulo encuentra en Europa, ms particu-

    larmente en Venecia, fueron el diplomtico Belisario Montero yel artista pls-

    tico Augusto Ballerini. En su compaa, el novel coleccionista confiesa haber

    gozado de la escultura de la Grecia clsica y de la produccin de Miguel ngel,

    Rafael, Andrea del Sarta, Canova y Thorwaldsen. Con respecto al arte con-

    temporneo, se deduce que Montera y Ballerini fueron los encargados de in-

    troducir a Del Valle a varios de los pintores por ellos frecuentados. En este

    sentido, Bclisario Montero evoca la sociabilidad compartida con Ballerini en

    Roma de la que participaban pintores como Barbudo, De Dominicis, Moreno

    Carbonero, Signorini, Vi llegas, Luna, Frangiamore, Siedmirazky y Luque Rossell

    en tre

    otros.44

    Varios de estos nombres se hallaron posteriormente entre las per-

    tenencias artsticas del coleccionista.

    Ms especficamente, Montero describe con detalle el encuentro con Del

    Valle y aprovecha para narrar los acontecimientos que llevaron a la compra de

    Msicos ambulantes

    de Favretto (Imagen 70):

    Aprovechando las vacaciones tornamos a Venecia, y una tarde, al vol-

    ver una esquina cruzamos nuestra gndola con otra en que iba el

    doeror Aristbulo del Valle con su seora. Este encuentro casual nos

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    proporcion e encanto de renovar muchos das de armoniosa amis

    tad con e gran rribuno. Juntos recorrimos la ciudad, museos, etc.

    De Valle estaba en plena fiebre y efervescencia de arte. No he cono

    cido jams en ningn argentino un alma ms abierta al placer espon

    tneo de la belleza artstica, ms comprensiva de sus valores, ms gozosa

    ante las maravillas que nos rodeaban. Adoraba Venecia y nos deca

    que es la nica ciudad donde e viajero no sufre decepcin, porque en

    ella la realidad supera a todo lo concebido por la imaginacin. Buscaba

    y adquira curiosidades, telas raras, armas y objetos antiguos. Ballerini

    le llev al estudio de Favrerto. Del Valle no quiso abandonar Venecia

    sin llevar un cuadro del famoso pintor. El precio era elevado en rela

    cin a la suma de que poda disponer, y como furamos y volviramos

    sin obtener la rebaja deseada, la seora de Del Valle hizo surgir del

    fondo de su valija algunos billetes de banco reservados para comprar

    encajes, y con ellos complet la suma, muy contenta de sacrificar su

    capricho personal y de contribuir a la posesin de la hermosa tela.

    165

    La ancdora refuerza entonces la mirada idealizada sobre Del Valle coleccionis

    ta construida por la mayora de sus reseas biogrficas. La coleccin pareca

    incrementarse slo a costa de esfuerzos que llevaban al propio Aristbulo a

    confesar a sus compatriotas que era aquella la nica ocasin en que haba

    envidiado la fortuna de los ricos . La comparacin con la mayora de los argen

    tinos inteligentes y fuertemente cultivados que eran indiferentes a las ma

    nifestaciones artsticas es el carril por donde prosigue e relato de Montera, el

    cual culmina con una extensa parfrasis de credo artstico del coleccionista.

    En su discurso, regado de alusiones eruditas a Paul Bourget, Montaigne, Voltaire

    y principalmente Stendhal, Del Valle se distanciaba del viajero apurado indi

    ferente o cansado que pasa y no sabe lo que ha visto , para proponer por el

    contrario un tipo de contemplacin emptica para con el productor de la obra

    de arte:

    [... ] muchos hombres ilustrados [... ] no ven en el cuadro un pensa

    miento y lo contemplan con un tipo de criterio que les hace comparar

    los objetos pintados con los existentes, y como si ellos no significaran

    orra cosa que el mismo objeto material, sin cuidarse de la expresin

    del sujeto, ni del concepto que envuelve la composicin. [... ] Se debe

    adaptar la mirada a la intencin y voluntad del pintor, saber lo que ha

    querido decir.

  • 8/10/2019 Baldasarre, Maria I - Los Dueos Del Arte

    25/62

    166 --------------- MARrA ISABEL BALDAS~

    Los intermediarios y las compras en uenos ires

    Tanto Eduardo Schiaffino como Miguel Can y Sylla Monsegur actuaron en

    diferentes oportunidades como intermediarios a travs de los cuales Aristbulo

    del Valle concretaba sus compras de arre europeo. Esta tarea era lenta y difcil Y

    acarreaba un intenso intercambio epistolar que daba cuenta no slo de los

    vaivenes del gusto del coleccionista sino tambin de la injerencia real de los me

    diadores en la seleccin final de obras.

    Sin desconocer el arre del pasado Miguel Can fue un observador suma

    mente receptivo a las tendencias plsticas ms contemporneas y su particular

    mirada sobre las bellas artes fue modelndose y mutando al ritmo de sus fre

    cuentes viajes al viejo continente realizados entre 1870 yel fin del siglo.45 En

    los escritos producto de estos periplos aparece como matriz recurrente -cada

    vez que Can busca validar y dar cuenta de las producciones que ms lo atraen

    la vinculacin entre el arte y su contemporaneidad y su capacidad para plasmar

    en forma verdica la realidad.

    Segn su correspondencia con Eduardo Schiaffino ya desde mediados de

    1880 Can posea fluidos contactos con el mundillo artstico parisino convir

    tindose n un personaje ms que idneo para encargarse de las compras ar

    tsticas de Del Valle. En estas cartas discute con Schiaffino sobre los avatares

    de la pintura francesa moderna y cuestiona el fanatismo de ste por la pintura de

    Puvis de Chavannes para recomendarle alejarse tanto del idealismo de escue

    la como de las frmulas de arre acadmico.

    Es notable adems su consonancia con una modernidad concebida a la

    manera baudelairiana: La belleza no es eterna cada siglo debe ser un cama

    len que se revista de los colores del medio que atraviesa debemos reflejar

    interpretar mejor dicho de entre las cosas que hay en la naturaleza aquellas

    que toquen conmuevan agiten nuestro modo moral presente .46

    Can deplora el arre idealista y cargado de retrica que se aleja de la

    plasmacin de la simplicidad y la verdad y justamente todo el arte que lo

    atrae -la pintura holandesa del siglo XVI y la espaola del siglo XVII y con

    tempornea- se caracterizaba por la bsqueda de la interpretacin expresiva

    de la naturaleza .

    En este sentido el gusto de C~ por el arte espaol va a ser determinante

    para la presencia de cierras artistas en la coleccin Del Valle como por ejemplo

    las obras de Barbudo y Moreno Carbonero que Can adquiere para este ltimo

    durante su estada diplomtica en Madrid entre 1888 y 1889. Las carras que Del

    Valle enva a su amigo son un rico testimonio de varios de los tpicos que con-

  • 8/10/2019 Baldasarre, Maria I - Los Dueos Del Arte

    26/62

    Los

    DUEOS DEL RTE

    167

    forman su perfil de coleccionista: por un lado, la necesidad de generar fondos

    -a travs de la venta de terrenos y otras propiedades- con el fin de adquirir

    pinturas y esculturas, por otra parte, la confianza depositada en Can como

    gua competente en materia artstica: Estoi [sic] deseando que vengas para

    que hagamos una seleccin de entre lo poco que tengo y enviemos remate los

    mamarrachos , lo arenga Del Valle en

    888 4

    Por ltimo, estas esquelas reve

    lan tambin la jerarqua artstica seguida por Del Valle, en la que sus obras

    modernas tienen un lugar fundamental:

    He sacado el techo de la pieza contigua a un escritorio grande y los he

    cubierto con cristales de manera que tendr luz esplndida y bien

    distribuida. Lstima que el cuarto no sea muy grande. All pondr lo

    mejor que tengo: La mujer y el toro de Rol , Floreal, Favretto, Vi llegas

    (el que compraste para Julin y que ste me regal) un Domingo que

    me ha trado Vicente [Casares] y algunas otras cositas firmadas por J.

    P. Laurent [sic], Henner. Si Moreno Carbonero llega a tiempo tendr

    una posicin adecuada su mrito.48

    Al igual que Guerrico, pero con menores recursos, Del Valle adapta su casa

    para la mejor apreciacin de sus obras de arte. Privilegia claramente las pro

    ducciones contemporneas desde una perspectiva que coincide con las prefe

    rencias de su principal asesor e intermediario: Eduardo Schiaffino. Me de

    tendr particularmente en la prolongada relacin sostenida entre ambos,

    ya que este lazo permite ahondar tanto en la visin de Del Valle sobre la

    produccin contempornea como en su relacin particular con el arte na

    cional.

    Del Valle y Schiaffino sostuvieron una larga amistad que se extendi por

    ms de veinte aos, entre el viaje compartido en Europa y la muerte del polti

    co. El arte era un engranaje fundamental en este vnculo, donde los artistas

    predilectos de uno

    y

    otro se fueron haciendo comunes a la vez que los favores

    tambin eran solicitados y retribuidos por ambas partes.

    As, entre mediados de 1886 y comienzos del ao siguiente, encontramos

    a Aristbulo intercediendo a favor de la pensin estatal que Schiaffino deba

    cobrar desde su estada europea. Hacia la misma fecha, Schiaffino comienza a

    oficiar de intermediario gestionando en Europa, fundamentalmente entre sus

    pintores amigos, la adquisicin de obras para Del Valle. Por otra parte, en

    1890 Del Valle mediar a favor de la exencin de aduanas para las obras de

    artistas argentinos residentes en el extranjero. Al igual que suceda con Guerrico,

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    27/62

    168

    ----------------- MARtA ISABEL BALDASARRE

    el lazo de afecto sostenido no garantizaba tampoco una aceptacin plena de las

    obras producidas por Schiaffino. As en 1888, la madre le informaba al artista

    la negativa de Del Valle a comprar su cuadro emme au bain despus de haberlo

    tenido un tiempo exhihido en su casa.49

    A la vuelta al pas, Del Valle seguir requiriendo del expertizaje de

    Schiaffino, instndolo a que lo asesore en materia de precios, calidad yatribu

    ciones antes de realizar alguna compra o incluso solicitando su ayuda para

    restaurar cierta obra defectuosa. En el camino inverso y respondiendo al pedi

    do del pintor, Aristbulo va a donar algunas de sus obras, seleccionadas expl

    citamente por Schiafftno, para incrementar el patrimonio inaugural del

    MNBA. Finalmente, en una especie de deber pstumo asumido con el pol

    tico, Schiaffino realiz tres adquisiciones a la viuda de Aristbulo -Julia Tejedor

    de Del Valle- a travs de las cuales el corpus principal de la coleccin pas al

    dominio pblico.

    Al parecer Schiaffino no hallaba sencillos los encargos artsticos de Del

    Valle. Las cartas a su familia informan que haba rechazado realizar tareas simi

    lares con fines comerciales, incluso bajo la oferta de una renumeracin por su

    trabajo. l parecer era la amistad con el abogado lo que lo llevaba a tramitar sus

    pedidos, sumado a la posibilidad de poner en juego su criterio personal a la

    hora de elegir las obras.

    A pesar del trasfondo amistoso, Schiaffino tambin se quejaba ante Del

    Valle de las complicaciones que surgan en la tarea de concretar sus compras:

    La dificultad es pues la siguiente, estamos demasiado lejos para que

    d buen resultado la compra de cuadros por intermedio de fotogra

    fas y de un correo de dos meses

    [oo.]

    Dado que la fotografa no da la

    impresin dd color, que traspone los valores equivocando el efecto

    del cuadro, que apenas s da idea del dibujo; que faltan fotografas;

    que en dos meses de tiempo no hay seguridad de que la obra elegida

    est disponible; que vd. conoce la manera de cada uno de los artis

    tas que elije y que su objeto es comprarles un cuadro que caracterice

    un gnero de talento; opino que lo mas prctico es que vd. determine

    el maximun de la suma que quiera afectar cada artista -con las

    restricciones que vd. juzgue convenientes- y deje a mi juicio la elec

    cin de las obras por lo menos en el caso en que suceda lo que

    antes preveo).

    Vd. me dir lo que le parezca conveniente.5u

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    28/62

    Los DUEOS DEL RTE 169

    Ms all de los inconvenientes y los reclamos, Del Valle sigui haciendo uso de

    este medio y fue gracias a l que pudo procurarse las obras ms significativas

    de su coleccin. La compra de

    loreal

    de Raphael Collin Imagen 67) es em

    blemtica en este sentido, no slo por lo dilatado de la transaccin, que co

    mienza en octubre de

    1887

    y recin finaliza avanzado

    1889,

    sino porque da

    cuenta de cmo el intermediario -Schiaffino en este caso- fue modelando el

    criterio artstico del coleccionista.

    Aristbulo del Valle haba visto la obra en el Saln de

    1886.

    Se trata de un

    desnudo femenino recostado sobre el pasto, rodeado de un paisaje. La joven

    -demasiado esbelta para los cnones de la poca- exhibe su torso sin reservas,

    mientras sus piernas ocultan la parte ms pdica de su cuerpo. Su rostro y sus

    ojos apuntan con una mirada indolente, quizs algo libidinosa, al espectador.

    Con una hehra de pasto sostenida entre sus labios, la muchacha refuerza esta

    idea de entrega, de espera de algn ama~te que la haga salir de su hasto. Sin

    presentar las subversiones del gnero y las osadas formales de los desnudos de

    Courbet y Manet, la obra se exhiba sin embargo como un desnudo moder

    no . Si bien hay idealizacin en las proporciones y en el tono uniforme -casi

    sin sombras- de la plida piel, hay paralelamente una ausencia de excusas o

    ancdotas que pretendan elevar la explcita invitacin al placer sensual que

    ofrece la joven sin ropas. Asimismo, la utilizacin de una pincelada corta y

    enftica en tOdo el paisaje aleja a esta obra de la factura pulida de la pintura

    ms tpicamente

    pompier

    para acercarJa a la cultivada por los

    pleinairistes

    Aristbulo fue particularmente afecto a la pintura de desnudos. De hecho

    varias de las obras ms relevantes y de gran tamao que va a poseer su coleccin

    responden a esta temtica. La obra de Collin se transforma, segn sus palabras

    en una verdadera obsesin para mi espritu .51 Quizs estO explique porqu

    pone tanto nfasis en su adquisicin, insistiendo en proveerse una copia al

    enterarse que el original haba sido comprado por el Estado francs con desti

    no al Museo del Luxemburgo. 52

    En los mismos meses que se comienza a gestar esta compra, Schiaffino

    felicita a Del Valle en los siguientes trminos:

    Me complace Dr. verJo franquear el Rubicon para pisar de lleno la tierra

    frtil de la esttica moderna; dejemos la senilidad europea su gro

    tesco respetO por todas las tradiciones y todas las conservas; el ameri

    canismo es sinnimo de liberacin de trabas; el genio actual de nuestra

    raza es la adopcin inmediata de todo lo que es bueno, grande y

    generoso.

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    170 --------------- MARtA ISABEL BALDASARRE

    Ya que circunstancias especialsimas nos hacen jueces imparciales

    de la colosal transformacin esttica iniciada por la escuela francesa,

    tengamos el coraje de nuestras opiniones y no vayamos tristemente

    engrosar la turba multa de los rezagados del espritu. 53

    Para ambos el gusto del coleccionista y la obra de Collin cuadran dentro de

    esta transformacin plstica conducida por los artistas franceses, de la que par

    ticipan pintores no necesariamente impresionistas, como Puvis de Chavannes

    y Alfred Roll, de quienes Aristbulo tambin aspira a poseer alguna obra. Ya

    rias de sus compras buscaban corporizar las ideas de la modernidad sustentadas

    por su amigo pintor en las que el simbolismo era la nueva tendencia que de

    mandaba una renovacin, no exclusivamente en trminos tcnicos y formales,

    sino persiguiendo una idea trascendente como rectora de la obra.

    Con ansia, Del Yalle espera la llegada de oTea al que reserva el lugar de

    privilegio dentro de su coleccin. Sbitamente, a travs del testimonio de Mi

    guel Can -recin llegado de Europa- se entera de que es en realidad un disc

    pulo de Collin quien pasa las horas en el Museo del Luxemburgo encargado de

    copiar la pintura. Es ms, Can ha visto la obra en manos del ayudante poco

    menos que concluid~. La indignacin del coleccionista no tiene lmites: pre

    tende emprender acciones legales contra el pintor y comunicar a la prensa de

    su estafa. Est incluso dispuesto a gastar el doble de lo que le ha costado el

    cuadro para no dejar impune a tan mal caballero

    y

    tan indigno artista .54

    Es Schiaffino el encargado de poner paos fros al arrebato de su amigo.

    Recurre al mismsimo William Bouguereau, entonces presidente del Jurado

    del Saln y Presidente de l Association des Artistes Peintres-Sculpteurs, para

    que ratifique la validez de la intervencin de terceros en la prctica en cuestin.

    Bouguereau argumenta el derecho del pintor a ser ayudado por sus alumnos,

    citando la recurrencia de esta forma de trabajo entre los artistas ms ilustres del

    pasado como Rafael, Tiziano y Rubens.55 Ms all de los antecedentes histri

    cos citados, no era casual que Bouguereau sostuviese esa postura. Ella estaba en

    la base de su propio podero comercial como artista: el inmenso xito de mer

    cado del que en ese momento gozaba su produccin necesitaba de al menos

    una decena de ayudantes para satisfacer la gran demanda de la burguesa inter

    nacional. La cuestin que planteaba Del Yalle atacaba directamente su propio

    sistema productivo.

    El argentino parece convencerse ante estos argumentos. Sin embargo, no

    por eso su duda dejaba de ser menos legtima. l aspiraba a tener una obra

    original , moderna y para sus propios parmetros la originalidad y la mo-

  • 8/10/2019 Baldasarre, Maria I - Los Dueos Del Arte

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    Los DUEOS DEL ARTE ------------------ 171

    dernidad tenan mucho que ver con la marca personal y nica que el autor

    plasmaba sobre la tela. La necesidad de Del Valle de poseer una obra entera

    mente realizada por la mano del artista que la firmaba pona en cuestin el

    sistema de auto ras y atribuciones dbiles habituales en el mercado decimo

    nnico. No obstante, son las autoridades del campo ardstico quienes detentan

    la ltima palabra para sancionar qu es o no vlido, juicio que el coleccionista

    porteo acata. Del Valle recibe su FloreaLy lo coloca en aquel sitio privilegiado

    que le haba reservado en su hogar. La obra permanece en su poder hasta su

    muerte, cuando pasa por adquisicin al MNBA.

    OtrO de los cuadros fundamentales y modernos que Del Valle adquiere en

    Europa fue

    Femme et taureau

    -tambin llamada

    Pasiphae-

    de Roll Imagen

    27), obra que haba participado en el Saln Anual de 1885 y en la Exposicin

    Universal de 1889. Ya desde mediados de 1887, Del Valle haba manifestado

    su deseo de poseer una obra de. este artista, aspiracin que se concreta a travs

    de Sylla Monsegur. 56

    Al parecer no hubo en este encargo ninguno de los problemas implicados en

    la compra de

    FLoreal

    sino que surgen aqu las alusiones de la prensa europea

    sobre la obra capital del artisra que haba sido comprada por un coleccionista

    argentinoY En el Archivo Schiaffino del MNBA hay varios registros de ardculos

    contemporneos sobre esta obra, enviados por agencias europeas que se especia

    lizaban en compilar todas las reseas crticas producidas sobre un artista o expo

    sicin. Posiblemente, haya sido el propio Del Valle o Schiaffino desde Europa

    quien solicitara este servicio en vistas a la futura adquisicin. Las crnicas resal

    tan la modernidad de la pintura por carriles similares a los sealados en relacin

    a FLoreaL Por un lado, se la califica como un arte natural , naturalismo sin

    aleaciones , canto de triunfo de la escuela del pLein ail mientras por otro se

    niega el contenido mitolgico de la obra, justificando su ttulo como un intento

    del artista por prevenir a los especradores del franco especrculo ertico que pre

    sentaba la muchacha desnuda con el toro.58 Sin embargo, algunas crnicas si

    guen necesirando de este alejamiento concedido por la mitologa y continan

    denominando ninfa a la muchacha .59 Evidentemente, existi en el coleccio

    nista el empeo por adquirir obras de artistas modernos, y del mismo modo que

    suceda con Jos Prudencio de Guerrico, esta voluntad no se saciaba con una

    pieza cualquiera del artista elegido. Por el contrario, la compra del FLoreaLy de

    Femme et taureau

    muestran que Arisrbulo del Valle dese procurarse obras sig

    nificativas -cuando no las ms importantes- de sus pintores favoritos. Estos ejem

    plos son extensivos a varios otros casos como la ya mencionada gran tela Msicos

    an:buLantes

    del iraliano Giacomo Favrerto y

    EL rapto

    de Evariste Luminais, obra

  • 8/10/2019 Baldasarre, Maria I - Los Dueos Del Arte

    31/62

    172 ---------------- MAR1A ISABEL BALDASARRE

    premiada con medalla de oro en la Exposicin Universal de

    1889,

    exhibida en el

    Saln del ao siguiente y adquirida tambin a travs de SyUa Monsegur. As

    como lo haban sido Schiaffino y Can, Monsegur tambin influy en la pro

    pensin de Del Valle hacia el arte moderno, en este caso francs. Este personaje

    cumple una funcin similar a la ostentad a por Manuel Giraldes con los Guerrico,

    ya que l mismo form para s una coleccin donde el arte europeo contempor

    neo tam bin fue el rasgo excluyente.

    60

    No fueron los salones) talleres europeos los nicos sitios donde Del Valle

    acudi a la hora de ensanchar su coleccin. Como ningn otro coleccionista,

    Aristbulo aprovech prcticamente todas las oportunidades de oferta de obras

    que podan surgir en una plaza restringida como la local. Fue uno de los pocos

    compradores que optaron por las obras de la Exposicin Francesa celebrada en

    el Jardn Florida en

    1888.

    En este contexto, Aristbulo debi resignarse a no

    contar con las grandes telas premiadas que mandaba comprar en Europa, pero

    se destac por adquirir las pinturas ms elogiadas por la crtica como Retrato de

    Alejandro Dumas hijo de Rol (Imagen 57), El sueo del nio Jess Cristo Muer-

    to La anunciacin y El ltimo rayo de Fran

  • 8/10/2019 Baldasarre, Maria I - Los Dueos Del Arte

    32/62

    Los DUEOS DEL RTE

    173

    luego de la comisin inaugural del Ateneo donde integr su seccin de Bellas

    Artes y si bien puede haber tenido un compromiso mayor para con los artistas

    que las integraron, SU coleccionismo no se volc decididamente por el arte nacio-

    nal conformndose ms como la excepcin a una regla donde lo distintivo fue

    el arte europeo contemporneo.

    A este respecto, reconstruir algunas de las selecciones de Aristbulo en

    relacin a los derroteros del arte moderno. A las obras que hasta aqu se han

    analizado pueden sumarse otras tambin paradigmticas como

    La tarde

    y

    La

    maana

    de Jean Baptiste Corot;

    Ovejas

    de Brissot de Warville;

    Ttzrdede luna en el

    marde lex Harrison; Elabuelode Alfred Roll; Les rtameursde Ernest Meissonier;

    Parisienne a la toilette

    de Henri Gervex (Imagen 69);

    En la playa

    de Ernest

    Duez; Junto al piano de Albert Aublet; El minu de Jos Villegas; La reverencia

    de Francisco Domingo;

    La convaleciente

    de Salvador Snchez Barbudo; el mr-

    mol

    Diana Cazadora

    de Falguiere (Imagen 25) y como culminacin:

    rlequn

    danzando

    de Edgar Degas (Imagen 68).

    Varios de los artistas seleccionados por Del Valle concuerdan con aqullos

    ya indicados para los Guerrico, como Corot, Villegas, Falguiere o Meissonier,

    del mismo modo que coincide la importante representacin del paisaje, la pin-

    rura animalista y la escena de cosrumbres en ambas colecciones. Sin embargo,

    algunas presencias como los ya analizados grandes desnudos de Collin, Roll y

    el caso particular de Edgar Degas distinguen a esta coleccin tanto de la ante-

    rior como de otras formadas en el perodo.

    En menos de diez aos las esperanzas de Schiaffino se haban visro cum-

    plidas. El gusro de Del Valle floreca de lleno en lo que l consideraba la tierra

    frtil de la esttica moderna [... ] iniciada por la escuela francesa . Los interiores

    burgueses, los campesinos naturalistas, las parisinas en su

    toilette

    los paisajes

    rurales, los tipos populares y las escenas dieciochescas: todo el imaginario bur-

    gus retratado por la pintura moderna se exhiba en las paredes de la casa de la

    Avenida Alvear. Y en medio de ellas el rlequn de Degas, se insertaba sin

    disonancias en esta serie de pinturas donde la pincelada abierta y la paleta

    luminosa eran las constantes. La leccin de los artistas de la vida moderna

    pareca haber sido bien aprendida.

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    174 ----------------

    MARtA ISABEL BALDASARRE

    ilntropo ngel Roverano

    Pocas veces, en efecto, podemos registrar hechos como el de que tratamos.

    En los Estados Unidos el caso se repite como es sabido, da por da. Los

    millonarios americanos secomplacen en vincular su nombre

    grandes obras

    de urilidad social, ya fundando universidades, ya dotando con esplendidez

    las bibliotecas y museos de su patria. Entre nosotros pasa desgraciadamente

    lo contrario. La iniciativa particular no concurre en ninguna forma

    facili

    tar la educacin el bienestar del pueblo. La actitud del Sr. Roverano, cuya

    presente donacin no es por cierro la primera, merece, pues, que se la seale

    especialmente y debe ser un estmulo para todos.

    Museo de BellasArres. Donacin de D. ngel Roverano ,

    a Nacin

    10 de junio de 1906.

    ngel Roverano 1850-1921) Imagen 31) fue un comerciante de origen ligur

    que lleg a Buenos Aires de la mano de su padre Francisco.65 Su biografa

    apunta que posey un negocio de ropas de lujo, que fue el fundador-propieta

    rio de la Confitera del Gas y que junto a su hermano Pascual hizo construir,

    en 1878, una lujosa galera de dos plantas llena de locales sobre Avenida de

    Mayo destinados principalmente a actividades jurdicas, en cuyo segundo piso

    se hallaba su residencia. La edificacin fue inaugurada en 1881, conocindose

    inmediatamente con el nombre de Pasaje Roverano.66 En aos posteriores,

    debi ser remodelada a causa de la apertura de la Avenida de Mayo.

    Segn el testimonio del propio coleccionista, su hermano Pascual fue un

    artista nato, a quien le falt el ambiente , ya que sus eventuales asistencias al

    estudio de Baldassare Verazzi no bastaron para obtener una dedicacin exclusiva

    por sobre las actividades industriales.67 En el caso de ngel, se desconocen sus

    primeros contactos con la actividad artstica. Se trata de un perfil distinto al de los

    coleccionistas recin analizados que se vincula ms con el modelo propuesto por

    Adriano Rossi e incluso con ciertas prcticas ejercitadas por Juan Benito Sosa. En

    relacin al primero de estos coleccionistas, se presentan varias semejanzas: ambos

    pertenecen a familias genovesas que deciden radicarse en la Argentina, siendo en

    este pas donde encuentran terreno fecundo para desarrollar sus negocios. La

    voluntad de ceder y donar parte de las riquezas adquiridas tambin surge como una

    constante, una suerte de retribucin de Roverano para con el pas que le ha posibi

    litado el crecimiento econmico. La alabanza de su desprendimiento hacia la

    sociedad que no es la del origen es el carril por donde la prensa celebra sus dona

    ciones, como por ejemplo aquella concretada a fines de 1902 mediante la que

    Roverano obsequia dinero a la Sociedad de Beneficencia y al Hospitalltaliano. 68

  • 8/10/2019 Baldasarre, Maria I - Los Dueos Del Arte

    34/62

    Los DUEOS DEL ARTE --------------------

    175

    De algn modo, el consumo artstico de Roverano puede insertarse den

    tro de este mismo patrn, ya que al igual que sucediera con Juan Benito Sosa,

    median escasos aos entre que comienza a adquirir obras artsticas y su deci

    sin de donadas para que pasen a integrar los repositorios pblicos. Al parecer,

    el inters artstico se manifest de manera tarda en el italiano de acuerdo a lo

    que l mismo confiesa:

    De mis raros de ocio, en Pars, nacieron veleidades artsticas, la ver

    dad nada justificadas; me abandon ellas con verdadera candidez y

    la casualidad ayudando he llegado formar una reunin de obras

    entre las que hay algunas no despreciables.69

    Las compras se registran entre los ltimos aos del siglo XIX y los primeros de

    siglo XX y ya en 1906 se concreta la primera donacin de diecisis pinturas y

    dibujos que Roverano decide legar a la Academia Nacional de Bellas Artes.

    Ante los mritos de las obras, el entonces Director de la Academia, Ernesto de

    la Crcova, decide que algunas de ellas pasen a integrar el patrimonio del Mu

    seo Nacional,7

    Unos meses despus de realizada la donacin, y en e marco de su viaje de

    compra de obras para el Museo, Schiaffino entra en contacw personal con

    Roverano en Pars. Una vez ms, se refuerza el lugar preeminente que el primer

    direcwr tuvo en el proceso de formacin del coleccionismo local. El intercam

    bio episwlar entre ellos revela que Roverano tena vinculaciones con otros co

    leccionistas que en aquel momenw se hallaban en Europa como Federico Leloir.

    Tambin sabemos que el propio Roverano estaba ligado al escultor italiano

    Leonardo Bistolfi y que es quien introduce a Schiaffino para que conozca su

    taller. La produccin de Bistolfi fue altamente estimada por Roverano, ya que

    desde 1900 en el sepulcro familiar que manda construir en el Cementerio de la

    Chacarita, este escultor simbolista -especializado en monumentos funerarios

    va a tener una labor fundamental.

    Por otra parte, en estas mismas cartas el coleccionista destaca el sentido

    necesario que concede a sus donativos y la voluntad de mantener reserva

    sobre estas acciones:

    No resisto el deseo de rogade a vd. que procure no se d mayor im

    portancia en Buenos-Aires a mis pobres donaciones (y mis prome

    sas para el futuro) pues su r de la exagerada publicidad que se da all

    a mis actos, bien humildes la que no puedo oponerme en absoluto

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    para no privar nuestros modestos progresos artsticos de estmulo

    que an necesitan.71

    Estos progresos artsticos excedieron el campo especfica de los museos, ya que

    'Roverano tambin efectu donaciones de arte pblico para ornamentar la ciu

    dad.72 En este sentido, en

    1907

    regala tres obras del escultor francs Eugene

    Guillaume para que sean colocadas en una plaza pblica de la ciudad. Eviden

    temente, las ideas de Ernesto de la Crcava, a quien haba conocido personal

    mente en e viaje europeo del pintor, encontraron sustento en el coleccionista

    que estaba dispuesto a colaborar con su proyecto de embellecimiento urbano,?3

    Hacia

    1909

    Roverano se halla en Niza. Sigue involucrado en la adquisi

    cin de obras de arte, en este caso para su amigo e coleccionista contempor

    neo Juan Carballido. La carta que le remite, justificndose por su opcin por

    una acuarela de Edouard Detaille, lo muestra sumamente al da de lo que suce

    de en la escena artstica parisina, donde frecuenta la

    maison

    Goupil y los rema

    tes de las colecciones Coque in y Aini. Sorprende tambin su actualizacin

    sobre e panorama porteo de momento, que comenta a travs de los artculos

    de Schiaffino en La Nacin 7

    En

    1910,

    se concreta su ms im portante donacin de arte. Segn las pala

    bras de propio donante, deseaba esperar hasta que el nuevo Museo estuviera

    concluido pero en vistas a la celebracin del Centenario decide ceder las obras

    para que pudiesen figurar en alguna de las exposiciones parciales . Hacia esta

    fecha Roverano sigue en Europa y toda la operacin se concreta a travs de su

    representante y abogado en Buenos Aires, Norberto Fresco.75

    El total de obras de la coleccin Roverano cedidas al Museo Nacional

    asciende a una centena, entre las que se incluye una se eccin de las original

    mente destinadas a la Academia Nacional de Bellas Artes. Todas poseen en su

    parte posterior una etiqueta en francs que detalla sus medidas y aclara la

    pertenencia a la Collection Roverano-Paris . El conjunto de obras se com

    pone prcticamente en su totalidad de artistas contemporneos,76 siendo la

    mayor proporcin de firmas francesas y espaolas, con treinta y ocho y trein

    ta y cuatro obras respectivamente y en menor medida de otras nacionalida

    des: trece obras italianas y el resto dividido entre producciones holandesas,

    belgas, alemanas

    americanas, estas ltimas con dos pinturas de artista pe

    ruano activo en Pars, Daniel Hernndez, y una de franco-argentino Emilio

    Artigue.

    De acuerdo a los registros del propio Roverano varias de las obras haban

    sido adquiridas en Europa, principalmente en Pars, en la vue ta de siglo XIX

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    y primeros aos del siglo XX. Orras fueron compradas en Buenos Aires, como

    sucedi por ejemplo con abalLos bebiendo de Ulpiano Checa, que particip

    de la exposicin individual del artista celebrada en el Saln Costa entre agosto

    y septiembre de 1906. Con respecto a la seccin francesa, no abundan en gene

    rallas producciones de los seguidores del impresionismo, sino que la opcin

    parece dirigirse ms hacia las obras acadmicas. En este sentido, se cuenta con

    la presencia de pinturas como ndrocles de Jean Lon Gerome o En el harem de

    Benjamin Constant, o la escultura Losprimeros funeralesde Louis Ernest Barrias

    Imagen 29 . Figuran tambin obras de los artistas de la Escuela de 1830,

    como Rosa Bonheur, Jules Breton o Paul Desir Trouillebert, pintores que a

    principios del siglo XX ya estaban totalmente incorporados a la rradicin de la

    pintura moderna. La seleccin practicada por Roverano se insertaba dentro de

    los cnones de un gusto que, sin dejar de ser de su tiempo, tampoco buscaba

    poseer obras inquietantes o disruptivas para principios del siglo XX, como s

    haba intentado Aristbulo del Valle veinte o quince aos antes.

    El panorama de pintura espaola propuesto por la coleccin Roverano es

    ms amplio, contando con la presencia de muchos de los principales artistas de

    la poca como Mariano Fortuny, Raimundo Madraza, Francisco Pradilla, Joa

    qun Agrasot, Joaqun Sorolla, Jos Benlliure, Mariano Barbasn, Francisco

    Domingo y Marqus y Santiago Rusiol. En este sentido, el criterio era inclu

    sivo permitiendo la convivencia de obras claramente acadmicas -como Juana

    la Loca de Pradilla Imagen 30 que era una versin reducida de una pintura de

    historia que se haba vuelto clebre a partir de su premiacin en distintos cer

    tmenes internacionales-77 con la produccin de artistas que planteaban nue

    vos caminos en la plstica decimonnica como Joaqun Sorolla y Santiago

    Rusiol. Si Fumando en la sacrista poda catalogarse como una obra costum

    brista de Sorolla en la que poco se acercaba al lenguaje impresionista cultivado

    en otras producciones, la presencia de

    amino de rosas

    de Rusifiol se vinculaba

    con la aficin hacia el simbolismo que Roverano manifestaba a rravs de su

    predileccin por la escultura de Leonardo Bistolfi o la compra de la velada

    abeza de mujer

    de Eugene Carrierc. Sin embargo, esto no haca de l un

    coleccionista especficamente interesado por la produccin simbolista, sino

    un adquisidor pragmtico que comulgaba con el arte que era mayormente

    aclamado en su poca.

    l

    tiempo que, como buen burgus, gustaba de los

    bodegones, la escena animalista y los tipos costumbristas entre los que no fal

    taba la referencia al Oriente. Casualmente, la obra de Emilio Artigue poseda

    por Roverano, El Pebetero Imagen 71 , era una pintura que exhiba una sen

    sual muchacha persa erguida delante de un fondo que evocaba los relieves es-

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    cultricos asirios. Arrodillado en el suelo un esclavo moreno se encargaba de

    alimentar el