Barber - Democracia Fuerte (Con OCR)

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. ' ' ! " • 1 ! :.1 . . . . ;: . ; Democracia fuerte Benjamin Barber: Un marco conceptual� politica de la participación* La vi da requiere una rma más mutualista y orgánica que la que la democracia burguesa le ofrece; pero la sustancia social de Ja vida es más r i y variada, y tiene mayores pro- fundidades y tensiones que las contempladas por el sueño maista de la armonía social. (Reinhold Niebuhr.) La no clave de la democracia como forma de vida puede expresada [ .. . ] como 1.+. ..C- sjdad de participación de ca da ser humano maduro en Ja nnación de los valon;s � - wan Ivid·. . .J .. hbres; que c er i a dee el punto de vista nto del bienestar social general como del completo desarrollo de los seres humanos como indivi- duos. (John Dey.) La democracia erte es una de las diversas respuestas democráticas a la condición política 1• .pología ofrecida (véase la tabla l) distingue la democracia fuerte tanto de los diversos tos de democracia débil o repre- 1 sentativa como de la democracia unita. con la que a menudo se confue . Las tres variantes de la democracia representativa son la de autorización, la jutidica y la plura!ista ( ...] .Las dos formas de democracia más directas son la utútaria y la fuerte; la primera de ellas parece tener ciertas características en común con las rmas leves de democracia, a pesar de aparecer como una variante del comunitarismo. * Strong Democrac y . Particitory Politics r a N © 1984� The Regents of the Universitv ofCali. Tduc cn de é Antonio de Gabriel . ' \ 11 :•¡ · I :

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La vida requiere una forma más mutualista y orgánica que la que la democracia burguesale ofrece; pero la sustancia social de Ja vida es más rica y más variada, y tiene mayores profundidadesy tensiones que las contempladas por el sueño marxista de la armonía social.

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    Democracia fuerte

    Benjamin Barber: Un marco conceptual

    politica de la participacin*

    La vida requiere una forma ms mutualista y orgnica que la que la democracia burguesa le ofrece; pero la sustancia social de Ja vida es ms rica y ms variada, y tiene mayores profundidades y tensiones que las contempladas por el sueo marxista de la armona social. (Reinhold Niebuhr.)

    La nota clave de la democracia como forma de vida puede ser expresada [ ... ] como 1.11.!1.\l.C(:sjdad de participacin de cada ser humano maduro en Ja fonnacin de los valon;s qu rewan I?-vidI!.

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    Estas cinco formas constituyen tipos ideales en dos sentidos importantes. En primer lugar, se diferencian por rasgos abstractos e ideales: ningn regi- .! m.en efectivo se corresponde perfectamente con esos tipos. En segundo lugar, esas formas son presentadas por separado, pero la mayora de los regmens reales son compuestos y combinan rasgos de cada uno de los tipos. Las tres formas leves o ligeras son de hecho parte de una nica praxis democrtica tpica de la experiencia poltica de los Estados Unidos (y, en menor grado, de la europea). Usando como gua la tabla 1, podemos describir cada una de las cinco formas democrticas alternativas como sigue.

    Democracia de autorizacin

    El modelo de democracia de autorizacin se define por el ejercicio del poder por parte de un ejecutivo centralizado en nombre de la seguridad y el orden, que se encuentran entre sus principales normas de justificacin. La democracia de autorizacin se apoya en una ciudadana deferente y en la excelencia de una elite gobernante; es tambin representativa en tanto que es responsable ante el pueblo o las masas que la seleccionan. Considerada como respuesta a los dilemas de la condicin poltica, la democracia de autorizacin puede recibir la siguiente definicin formal: la democracia de autorizacin resuelve el conflicto en ausencia de una base independiente encomendndolo a una elite representativa ejecutiva que aplica la autoridad (poder ms conocimientos) en la consecucin de los intereses agregados de su circunscripcin electoral.

    La Constitucin inglesa ideal de Burke y Amrica bajo la presidencia imperial son posibles ejemplos de democracia que funciona predominantemente dentro de este modelo. La actitud del gobierno es activa y centralizada, y la del ciudadano es deferencia! pero unificad? (por la interpretacin de las elites de los intereses de los ciudadanos). El sesgo institucional favorece al poder ejecutivo, aunque ste tiende a desempear tambin un prominente papel legislativo en los sistemas de autorizacin (en la New Deal o en la Great Society, por ejemplo).

    Podemos resumir algunas de las crticas vertidas en este libro hacia la democracia representativa en general adaptndolas a la tipologa que estamos ahora manejando. La democracia de autorizacin sera, as, deficiente, porque tiende a la hegemona, no es suficientemente igualitaria y tiene una visin dbil de la ciudadana (se limita a la seleccin de las elites, como ilustra la definicin de democracia de Schumpeter) 2. Es tambin deficiente a causa de las otras dos grandes dificultades que comparte con las dems formas de democracia dbil: su dependencia de la representacin y la reintroduccin en el dominio de la poltica, hajo el camuflaje delos Conocimientos, de una base independiente que se convierte en un sustituto de la poltica autnoma. La virtud de los polticos viene a reemplazar as la actividad de la poltica, y

  • la excelencia (arete) del sistema poltico ocupa el lugar de una ciudadana comprometida.

    Democracia jurdica

    El modelo jurdico de democracia se define por el arbitraje, la adjudicacin y Ja proteccin del derecho (su principal norma justificativa) por parte de un poder judicial representativo pero independiente, que gobierna indirectamente.estableciendo lmites y restricciones a los rganos explcitos de gobierno 3. Al igual que el modelo de autorizacin, la democracia jurdica reposa sobre una ciudadana deferente que considera a los tribunales como una institucin capaz de mediar y hacer cumplir las normas bsicas (esto es, no polticas) que justifican la sociedad civil y limitan el alcance y los objetivos de toda actividad gubernamental.

    Considerada como una respuesta a los dilemas de la condicin poltica, la democracia jurdica puede ser definida del siguiente modo: la democracia fit::. rdica resuelve el conflicto, en ausencia de una base independiente, encomendndolo a una elite judicial representativa que. con la gua de las normas constitucionales v preconstitucionales, arbitra las diferencias y hace cumplir los derechos y deberes constitucionales .. La jurisprudencia filosfica, del tipo de la expuesta tan persuasivamente por John Rawls, Ronald Dworkin y, ms recientemente, Bruce Ackerman, ejemplifica la teora de la democracia jurdica 4. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos en sus fases ms activas y, por poner un ejemplo extico, los legalistas de la dinasta Han ejemplifican una potencial praxis jurdica.

    Aqu, la.actitud del gobierno es centralizada, pero ms limitada que en el modelo de autorizacin. La ciudadana es deferente pero, sujetndose al carcter atomista de los derechos, est ms a menudo fragmentada que unifica.da. El sesgo institucional es jurdico, aunque el poder judicial a menudo llega a usurpar y ejercer las que en otras circunstancias podran considerarse funciones legislativas.

    La democracia jurdica es deficiente porque subvierte el proceso legislativo y tiene un efecto corrosivo sobre la actividad ciudadana, y tambin porgue es dependiente de los principios representativos y reintroduce bases nd.ependientes en el dominio poltico -disfrazadas en este caso de dere,cho natural, ley suprema y constitucin.

    Democracia pluralista

    El modelo pluralista de democracia se define por la resolucin del conflicto a travs de la negociacin y el int,rcambio en mercados libres gobernados por un contrato social que hace vinculan! las JlIQ!!}. La libertad es, a la

    l 1 1 vez, el principio operativo de los mercados y su objetivo principal, convirtindose en la primera norma justificativa de la poltica del modelo de mercado. A diferencia de las democracias de autorizacin y judicial, la democracia pluralista descansa en una ciudadana comprometida y activa que, fragmentada en individuos, grupos y partidos (polticos y de otro tipo), formula y persigue tenazmente el inters individual dentro de un marco de negociacin legislativa competitiva.

    ConsdJ.1?; corno respue.sta a los dilemas dda ondicin poltica, la democracrnrr:lrna puede rec1b1r la s1gmente def1111c10n formal: la democracia pluralista resuelve el conflicto pblico en ausencia de una base

    .independien

    te mediante la negociacin y el intercambio entre individuos y grupos libres e iguales que persiguen sus intereses privados en un escenario de mercado gobernado por el contrato social.

    Ejemplos de democracia pluralista son las teoras econmica y de grupos de inters de la democracia avanzadas por Anthony Downs y Mancur Olson, el modelo de la poliarqua de Robert Dahl y el pluralismo de la corriente principal de la ciencia poltica norteamericana 5. La Inglaterra del laissez faire del siglo XIX (si es que existi) y la Amrica pluralista anterior a laNew Deal son tornadas frecuentemente como ejemplos de este modelo. n la medida en que el mercado es algo real (pretensin controvertida, corno hemos visto), el modelo de mercado es la ms libre de las tres variantes de democracia representtiva: el gobierno est descentralizado (si bien a menudo federal) y, aunque activo, es deferente haca una ciudadana que, pese a su fragmentacin, es mucho ms activa que en los otros dos casos. El sesgo institucional se inclina hacia la legislacin, aunque sta es ms un resultado del sistema dominante de negociacin e intercambio que un elemento condicionante de ste.

    La democracia pluralista es deficiente porque descansa sobre las ficciones del libre mercado y de la presunta libertad e igualdad de los agentes negociadores; porque no puede generar un pensamiento pblico o unos fines pblicos de ningn tipo; por su ingenuidad respecto del mundo real del poder y (al igual que los dos primeros modelos) porque utiliza el principio representativo y reintroduce en la poltica una base independiente encubierta-bsicamente, las ilusiones del libre mercado y de la mano invisible y el utilitarismo simplista (Mandeville, Smith y Bentham) segn el cual la bsqueda de los intereses privados conduce milagrosamente al bien pblico.

    Estos tres primeros modelos democrticos estn claramente relacionados co,n lo que en el captulo 1 describ como disposiciones realista, anarquista y minirnalista de la democracia liberal. No es preciso, pues, recapitular aqu sus defectos de modo desarrollado. Al centrarse en el poder y el orden, el modelo de democracia de autdrizacin se corresponde en muchos aspectos con el realismo; por su nfasis sobre los derechos y su preocupacin por los lmites del gobierno, el modelo jurdico recuerda los fundamentos del rninimalisrno y del anarquismo; y el pluralismo, en tanto teora de la negociacin y el intercambio que presupone libertad y tolerancia, comparte alguno de los rasgos

  • del minimalismo. Aun as estas interesantes convergencias no son decisivas, y la tipologa no pretende construir una correspondencia perfecta entre las tres disposiciones de la democracia liberal y sus modelos democrticos ms genncos.

    Lo gue queda claro, en todo caso, es que los modelos de autoridad, judic;,ial y pluralista de democracia -con sus correspondientes nfasis sobre el orden, el derecho y la libertad- han desempeado un papel en la democracia liberal tal 9omo ha sido practicada en Occidente a lo lar o de los ltimos dos siglos. Por lo tanto, sus particulares debilidades han contribuido as a la debilidad de la democracia liberal.

    Antes de que pasemos al examen de las alternativas de la democracia directa al liberalismo, puede sernos til hacer una pausa y repasar sumariamente las dos debilidades que, segn he afirmado, son compartidas por los tres modelos de democracia liberal: a saber, )a representacin y la reintrQ.:duccin en una poltica supuestamente autnoma de bases independientes subrepticias.

    Segn un conocido adagio, bajo un gobierno representativo el votante slo es libre el da en que deposita su papeleta. E incluso este acto puede ser de dudosas consecuencias en un sistema en el que los ciudadanos slo hacen uso del sufragio para seleccionar a una elite ejecutiva, legislativa o judicial que a cambio ejerce todos los dems deberes de relevancia cvica. Ejercer e \ ;1.tl sufragio equivale tambi, d_esafortunadamente, .. renu?ciar a l. El principio

    0 \ \. . representativo roba a los mdividuos la responsabilidad ultima por sus valores, uf.o/."' .)\-:>\ creencias y acciones. Y es mucho menos hospitalario con valores accidenta .e rJ ,s'' les tan primarios como la libertad, la igualdad y la justicia social de lo que los 1 \ partidarios de la democracia dbil podran suponer.

    1) La representacin es incompatible con la libertad porgue delega y, de este 1;1>"' i:nodo, aliena la voluntad poltica al precio de la autonoma y el autogobierno

    rl''{ , genuinos. Como adverta Rousseau, en el momento en que un pueblo per-IJ f' d 6 d 1 , mite ser representado pierde su libertad ,L

  • En la medida en la que estas crticas sean aplicables, la .democracia dbil no es muy democrtica, ni siquiera convincentemente poltica. En vista de todo lo que se dice sobre la poltica de las democracias en los regmenes democrticos occidentales, s dificil encontrar en la actividad diaria de la administracin burocrtica, la legislacin judicial, el liderazgo ejecutivo y la accin poltica de los partidos algo que aglutine el compromiso ciudadano en la creacin de comunidades cvicas y en la forja de fines pblicos. La poltica h!! pasado a ser aquello que los polticos hacen; lo que hacen los ciudadanos (cuando hacen algo) es votar a los polticos.

    Dos formas de democracia parecen hacer concebir alguna esperanza de que estas dificultades puedan ser aliviadas mediante la activacin de la ciudadana y de la comunidad. La primera, a la que llamo democracia unitaria, est motivada por la necesidad de consenso, pero a la postre termina por traicionar el impulso democrtico -particularmente cuando se aleja de las instituciones a pequea escala en las que se inicia. La segunda, la democracia fuerte, parece remediar algunas de las carencias de la democracia dbil sin pagar tributo a los excesos de la democracia unitaria. El argumento de este libro es que la forma fuerte de democracia es la nica forma genuina y completamente democrtica. Puede ser tambin la uica capaz de preservar y hacer avanzar la forma poltica de la libertad humana en un mundo moderno cada vez ms hostil a la democracia liberal tradicional.

    [)emocrada unitaria

    La forma unitaria de democracia se define por la poltica de consenso y a primera vista parece escapar de la representacin (si no de la poltica misma) en busca de su norma central: la unidad. Pretende que todas las cuestiones que puedan producir divisin sean resueltas unnimemente mediante la voluntad orgnica de una comunidad homognea o incluso monoltica -identificada simblicamente con frecuencia con una raza, nacin, pueblo o voluntad comn. La actitud del gobierno es aqu centralizada y activa, mientras que la de la ciudadana es ambigua, puesto que el ciudadano alcanza su identidad cyjca fundiendo su ser con la colectividad es decir, mediante el abandono de s mismo A11nqne esta ren11ncia aseg11ra una cierta ig11aldad (otra norma caracterstica de las democracias fuerte y unitaria), obviamente corrompe la autg-noma or tanto a la ciudadana misma.

    El sesgo institucional de la democracia unitaria es simblico; esto es, el gobierno aparece asociado a la entidad simblica en la que est encarnada la voluntad de la comunidad. Al subordinar la participacin en un todo mayor a la identificacin con este todo, y la autonoma y la autolegislacin a la unidad y a la autorrealizacin del grupo, la democracia unitaria deviene conformista, colectivista y a menudo coercitiva. En comunidades pequeas, cara a cara, es relativamente benigna, y ha servido en la historia razonablemente

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    bien tanto a la igualdad como a la ciudadana en lugares en los que stas no habran podido desarrollarse w En este tipo de escenarios, la democracia unitaria descansa sobre la autoidentificacin voluntaria con el grupo, la presin qe los iguales, el conformismo social y una aceptacin voluntaria de las nor-/ mecanismos que, seguramente, encierran sus propios peligros, pero

    1 que en su mayora estn bien inmunizados contra las virulentas corrientes 1

    modernas del contagioso totalismo 11. En escenarios ms amplios, en los que la comunidad se convierte en una

    ab.straccin impersonal y los individuos se relacionan annima y anmicamente con masas de extraos, la democracia unitaria puede convertirse en malvola, puede ser peligrosa para la libertad y la ciudadana y ruinosa para la@mocracia. En su fase final, la Revolucin francesa pareca aspirar al ideal unitario en su forma ms detestable. As, Hippolyte Castille glorificaba el reino del terror con estas sorprendentes palabras: La comunidad ms perfecta sera aquella en la que la tirana fuese asunto de toda la comunidad. Esto prueba fundamentalmente que la sociedad ms perfecta sera aquella en la que existiese la menor libertad en el sentido satnico [esto es, individualista] de la palabra 12 Es esta perversin unitaria de la democracia directa la que ha llevado a muchos liberales a condenar tanto Ja participacin y la comunidad como los argumentos en favor de la libertad poltica con los que sus defensores justifican estos ideales.

    Para incorporarla en nuestra tipologa, podemos darle a la democracia unitaria considerada como respuesta a los dilemas de la condicin poltica la siguiente definicin formal: la democracia unitaria resuelve el conflicto en ausencia de una base independiente mediante el consenso comunitario definido por la identificacin de los individuos v sus intereses con una colectividad simblica y sus intereses.

    Como he sugerido, el que la comunidad consensual sea amplia y abstracta (como en el caso del fascismo en su forma nacional pura) o pequea e inmediata (como en las ciudades homogneas de Nueva Inglaterra en el siglo xvm o de las comunidades rurales suizas) determinar si la democracia unitaria ser perniciosa o meramente irrelevante 13. Pero,en ninguno de ambos casos es consistentemente participativa (puesto que debilita la autolegislacin) ni genuinamente poltica (puesto gue desea dejar fuera el conflicto). Pues la identificacin del individuo con la colectividad -que en la democracia unitaria permite que el gobierno hable no slo en nombre del pueblo, sino sobre todo como el Pueblo- mitiga y oscurece la relacin representativa que en realidad existe entre los ciudadanos. y los rganos de gobierno. Adems, la colectividad simblica que se expresa a travs de trmiuos abstractos como 'la nacin o la raza aria o la voluntad comn - cuando sta no se circunscribe ya a las voluntades (o elecciones) efectias de los ciudadanos individuales actuando concertadamente- normalmente encubre un conjunto subrepticio de normas sustantivas. Resulta ser, en otras palabras, un camuflaje para la reintroduccin de bases independien-

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  • te.s, un caballo de Troya que introduce filsofos, legisladores_ y otros bus

    cadores de la certidumbre absoluta en el verdadero santuano rntenor de la . ciudadela de la democracia. Y de este modo, en el lugar en el que esperbamos escuchar las voces de los ciudadanos activos determinando su destino comn mediante el discurso y la deliberacin, aparecen las voces prohibidas de la desmesura, de la verdad supuesta, del podra ser justo, incapaces de disfrutar de una audiencia por sus propios mritos. Una vez hecho esto, la oportunidad de la poltica, democrtica o de otro tipo, no podra surgir nunca.

    As se extingue la promesa de la democracia unitaria: incapaz de escapar a la dependencia de la democracia dbil de la representacin y de la base independiente encubierta, les suma adems todos los graves riesgos del rnonisrn.o, el conformismo y el consensualiswo coercitivo. No es de extraar que los demcratas liberales tiemblen ante la perspectiva de benvolas alternativas de democracia directa. Considerando los peligros de la democracia unitaria, temen justificadamente que el remedio de la representacin sea peor que la enfermedad.

    La cuestin central para el futuro de la democracia pasa a ser, de este modo, la siguiente: existe una alternativa a la democracia liberal que non'curra a los subterfugios de la democracia unitaria? A falta de una alternativa segura, lo prudente es no apartarse de las formas representativas de democracia aun con todas sus deficiencias.

    Democracia fuerte: la poltica al modo participativo

    El futuro de la democracia pasa por la democracia fuerte -por la revitalizacin de una forma de comunidad que no es colectivista, una forma de razonamiento pblico que no es conformista y un conjunto de instituciones cvicas compatible con la sociedad moderna. La democracia fuerte se define por la oltica al modo participativo: es, literalmente, el autogobierno de los ciudadanos ms que el gobierno representativo en nombre de los ciudadanos. Aqu los ciudadanos activos se gobiernan a s mismos, no necesariamente en cada nivel ni en cada instancia, pero s con la suficiente frecuencia y, en particular, cuando hay que decidir las polticas bsicas y cuando se despliega un poder relevante. El autogobierno se pone en prctica mediante instituciones diseadas para facilitar una continua participacin cvica en la fijacin de la agenda, la deliberacin. la legislacin y la ejecucin de las polticas (en forma de trabajo comn). La democracia fuerte no pone una confianza ilimitada en la capacidad de los individuos para gobernarse a s mismos, pero afirma, con Maquiavelo, que la multitud en su conjunto ser tanto o ms prudente que el xncipe, y con Roosevelt, que la mayora de la gente corriente cometer cada da menos errores al gobernarse a s misma de los que cualquier cuerpo ms reducido cometera al intentar gobernarla 14.

    1 1 Considerada como respuesta a los dilemas de la condicin poltica, la democracia fuerte puede recibir la siguiente definicin formal: la democracia jiterte al modo participativo resuelve el conflicto, en ausencia de una base in> en un Consenso oculto preexistente. Son literalmente forjados mediante el acto de participacin pblica, creados mediante la deliberacin comn, la accin comn y el efecto de esta accin y esta deliberacin, que cambian de forma y direccin cuando se someten a estos procesos deliberativos.

    La democracia fuerte parece entonces potencialmente capaz de trascender las limitaciones de la representacin y de la introduccin de subrepticias bases independientes sin renunciar a valores definidores de la democracia corno la libertad, Ja igualdad y la justicia social. De hecho, estos valores adquieren un sentido ms rico y ms pleno del que pueden tener en los arreglos instrumentalistas de la democracia liberal, pues la solucin de la democracia fuerte a la condicin poltica emana de una dialctica autosostenida de actividad cvico-participativa y de continua creacin comunitaria en la que la libertad y la igualdad son alimentadas y dotadas de entidad poltica. La comunidad se desarrolla a partir de la participacin y, al mismo tiempo, la hace posible; la actividad cvica educa a los individuos sobre cmo pensar pblicamente corno ciudadanos incluso sobre cmo la ciudadana informa la actividad cvica con el sentido requerido de publicidad y de justicia. La poltica deviene su propia universidad la ciudadana su propio campo de entrenamiento y la participacin su propio tutor. La libertad es lo gue resulta de este proceso,

    ,no lo que se introduce en l. Los modelos liberal y representativo de la derno-

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  • cracia hacen de la poltica una actividad de especialistas y expertos cuya nica cualificacin distintiva resulta ser, sin embargo, el simple hecho de que se dedican a la poltica --de que ellos se encuentran con otros en un escenario que precisa accin y en el que deben encontrar una va para actuar concertadamente. La.democracia fuerte es la poltica de los aficionados, en la que cada persona es compelida a encontrarse con otras sin la intermediacin de expertos.

    Este carcter universal de la participacin -cada ciudadano es su propio poltico- es esencial, porque el otro es un constructo que slo deviene real para un individuo cuando se lo encuentra directamente en la arena poltica. Podr enfrentarse a l como a un obstculo o aproximrsele como a un aliado, pero constituye una realidad ineludible en el camino hacia la decisin comn y la accin comn. El l)fJsotros sigue siendo tambin una abstraccin cuando los)ndividuos son representados por polticos o por conjuntos simblicos. El trmino slo adquiere un sentido de concreccin y de simple realidad cuando_ los individuos se redefinen como ciudadanos y se renen directamente para esolver un conflicto, alcanzar un objetivo o ejecutar una decisin. La democracia fuerte crea a los ciudadanos de los que depende porque depende de ellos, porque no permite mi representacin ni la de nosotros, porque ordena una confrontacin permanente entre el yo como ciudadano y el otro como ciudadano, obligndonos a pensar en comn y a actuar en comn. El ciudadano es, por definicin, un nosotros pensante, y pensar en trminos de nosotros equivale a transformar la forma en que son percibidos los intereses y son definidos los bienes.

    Esta progresin muestra hasta qu punto son estrechos los lazos que ligan la participacin con la comunidad. La ciudadana no es una mscara que se pone o se quita a voluntad. Carece de la autoconsciente mutabilidad de un rol social moderno, como el construido por Goffinan. En la poltica de la democracia fuerte la participacin es un medio de definir el yo, del mismo modo que la ciudadana es un modo de vida. La antigua nocin liberal, compartida incluso por demcratas radicales como Tom Paine, consista en que la sociedad est compuesta de individuos separados e inconexos que continuamente se estn encontrando, cruzando, uniendo, oponiendo y separando segn la direccin marcada por el accidente, el inters o las circunstancias 15 Tal concepcin repite el error hobbesiano de ubicar la participacin y la actividad cvica fuera de la comunidad. Pero la participacin sin comunidad, la participacin en el desarraigo, la participacin de vctimas, siervos, clientes o sujetos, la participacin que carece de una idea evolutiva del pblico e ignora el estmulo de la propia responsabilidad, la participacin fragmentaria, a tiempo parcial, sin mucho corazn ni mucho mpetu, todas estas clases de participacin son al cabo fingidas, y su fracaso no prueba nada.

    De hecho, se ha convertido en costumbre de los ms sagaces defensores de la democracia representativa reprender a los partidarios de la participacin y a los comunitaristas con el argumento de que Ja participacin ampliada en

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    la poltica no produce grandes resultados. Segn los crticos liberales, una vez en el poder, las masas no hacen mucho ms que apoyar intereses privados, perseguir ambiciones egostas y negociar en beneficio personal. Esta participacin es la obra de bestias prudentes y a menudo resulta menos eficaz que la administracin de los representantes, que tienen mejor sentido de los apetitos del pblico que el pblico mismo. Pero esta visin de la verdad simplemente le concede al pueblo todas las insignias y ninguno de los instrumentos de la ciudadana y le condena as a la incompetencia 16. Los cientficos sociales y las elites polticas se han complacido demasiado a menudo en esta forma de hipocresa. Arrojan referenda al pueblo sin proporcionarle la informacin adecuada, un debate pleno o un prudente aislamiento de las presiones del dinero y los medios, y se burlan despus de su falta de juicio. Agobian al pueblo con los problemas menos accesibles de la sociedad de masas -finanzas, inflacin, estructuras fiscales, seguridad nuclear, legislacin sobre el derecho al empleo, desechos industriales, proteccin del medio ambiente (mbitos todos en cuyo tratamiento han fracasado amargamente las elites representativas)- y despus le critican la incertidumbre, la indecisin o simplemente el descerebramiento con el que, confusamente, adopta una decisin. Pero qu general pondra fusiles en manos de los civiles, les empujara a la batalla y despus les llamara cobardes cuando el enemigo les hubiese aplastado?

    La democracia fuerte no es el gobierno del pueblo ni el gobierno de las masas, porque un pueblo no es an una ciudadana y las masas slo son hombres nominalmente libres que de hecho no se gobiernan a s mismos. Tampoco la participacin debe ser entendida como una actividad realizada al azar por reses huidas en la misma estampida ni como el movimiento unicorde de un grupo de peces idnticos en un arrecife coralino. Al igual que ocurre con tantos trminos fundamentales de la poltica, la idea de participacin tiene una dimensin intrnsecamente normativa, una dimensin circunscrita por la ciuddana. Las masas hacen ruido, los ciudadanos deliberan; las masas se comportan, los ciudadanos actan; las masas colisionan y se cruzan, los ciudadanos se comprometen, comparten y contribuyen. Cuando las masas comienzan a deliberar, actuar, compartir y contribuir, dejan de ser masas y se convierten en ciudadanos. Slo entonces participan.

    O, para abordarlo desde otra perspectiva, ser ciudadano-equivale a participar de forma consciente, gue presume la concienciacin y el compromiso en la actividad con los dems. Y este carcter consciente altera las actitudes y le presta a la participacin aquel sentido del nosotros gue haba asociado antes a la comunidad. Patticipar es crear una comunidad que se gobierna a s misma, y cr

  • la actividad poltica. La participacin sin comunidad origina una empresa descerebrada y una lucha de intereses competitiva y desorientada. La,comunidad sin participacin se limita a racionalizar el colectivismo, dndole un aura de legitimidad. La participacin sin comunidad simplemente racionaliza el individualismo, dndole el aura de la democracia.

    Esto no significa que la dialctica entre la participacin y la comunidad sea fcilmente institucionalizable. La actividad cvica individual (participac10n la asociacin blica formada mediante Ja actividad cvica la comu-. nidad) recuerdan dos mundos sorprendentemente distintos. El primero es el mundo de Ja autonoma, el individualismo y la accin; el segundo es el mundo de Ja sociabilidad, la comunidad y la interaccin. Las visiones del mundo del individualismo y del comunalismo siguen estando enfrentadas; y las instituciones que pueden facilitar la bsqueda de los fines comunes sin sabotear la individualidad de quienes los buscan y que pueden reconocer el pluralismo y el conflicto como puntos de partida del proceso poltico sin abdicar de la bsqueda de un mundo de fines comunes pueden ser mucho ms difciles de encontrar que un hermoso prrafo sobre la interrelacin dialctica entre la participacin individual y la comunidad. Pero es justamente este equilibrio dialctico lo que aspira a alcanzar la democracia fuerte.

    Notas

    1 lJna tipologa completa debera incluir tanto los regmenes democrticos como los no democrticos. Sin embargo, la respuesta no democrtica al conflicto en ausencia de bases independientes es incoherente con las condiciones de la poltica discutidas en el captulo anterior: os regmenes no democrticos resolveran el problema poltico mediante la eliminacin de la poltica. Esto sita a los regmenes no democrticos fuera de las categoras que aqu nos interesan.

    2 La definicin de democracia de JoseplJ;_g_hlli2"ter ilustra aquellas debilidades:

  • 11 He tratado de ofrecer un balance de las virtudes y los peligros de la democracia cara a cara en los Alpes gennano-suizos en mi The Death of Communal liberty, Princeton, Princeton University Press, 1974. Los lectores pueden acudir a este libro para encontrar una discusin ms amplia.

    12 Hippolyte Castille, Histo'y of the Second Republic, citado por Edouard Bernstein, Evo/utionary Sociafm, Sidney Hook ( ed. ), Nueva York, Schoclcen Books, 1961.

    13 Incluso en mbitos tan benignos como una asamblea local en Vermont o una cooperativa urbana de crisis, la democracia directa puede resultar problemtica. Vase, por ejemplo, el perspicaz estudio sociolgico de Jane J. Mansbridge, Beyonrj, Adversary De-mocracy, Nueva York, Basic Books; 1980.

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    14 El pueblo e s ms prudente y ms constante que los prncipes, escribe Maquiavelo en sus Discur$os sobre la primera dcada de Tito Livio, libro l, cap. 58. Roosevelt aparece citado en R. A Allen, The National lnitiative Proposal: A Pre11minary Analysis, Nebraska Law Review 58, 4, 1979,p. 1011.

    15 Tom Paine, Dissertation on First Principies of Government, en Writtings, N. D. Conway (ed.), Nueva York, G.P. Putnam'sSons, l984-1986, vol. 3,p. 268.

    J Irnicamente, tanto izquierdistas como conservadores han criticado la democracia populista. Vase, por ejemplo, Peter Bachrach, Testimony before the Subcom:rnittee on the Constitution, Committee on the Judiciaiy, sobre S. J. Res. 67, 95. Congreso, 1. sesin, 13-14 de diciembre 1977. Robert Michels anticip este antipopulismo de la izquierda cuando esc1ibi: En aquello que concierne a l a vida del partido, los socialistas rechazan en su mayor parte[ . .. ] las aplicaciones prcticas de la democracia, empleando contra ellas argumentos conservadores como los que estamos acostumbrados a escuchar soiamente a Jos que se oponen al socialismo. En algunos artculos escritos por dirigentes socialistas nos encontnunos irnicamente la pregunta de si sera bueno entregar el liderazgo del partido a las masas ignorantes simplemente por amor a un abstracto principio democrtico (Michels, Poltica! Panies, p. 336). Los marxistas han cultivado el concepto de falsa conciencia, por el que en trminos generales entienden la falta de voluntad del pueblo para actuar como las leyes cientficas de la historia le dictaran. El pueblo, en consecuencia, merece confianza en abstracto pero es desautorizado en concreto en .favor de elites y vanguardias con una mejor comprensin de lo que e,'tige la historia.

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