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    ueridos lectores,

    Este mes comienza con el recuer-do emocionado de la peregrinacin queel Papa Benedicto XVI vivi el pasado

    Ao Santo Compostelano entre no-sotros. De algn modo, su presenciacomo peregrino y testigo de Jesucristo

    resucitado confirma nuestra propia fe.Su testimonio y su mensaje sirven dereferencia para la peregrinacin cris-tiana que hemos emprendido en estatierra, despus de haber conocido alSeor y empeado nuestras energasen seguirle.

    Tras la reunin de la ComisinPermanente de la Conferencia Epis-copal Espaola, se ha publicado unanota de orientacin moral ante laselecciones generales del prximo 20de noviembre. Los cristianos tene-mos, desde siempre, el deber de la citacon las urnas. Somos conscientes deque nuestro compromiso supone ungranito de arena necesario en la cons-truccin de la sociedad. Al votar, va-

    loramos, como un tesoro, el preciosoregalo de nuestra libertad de eleccin;adems, nos gustara contribuir, apor-tando todos los valores del evangelio,a la solucin de una crisis como la ac-tual, que no afecta slo a la economa.

    El Santo Padre ha participado enAss en unas Jornadas de reflexin,oracin y dilogo, cuyo ttulo tiene unprofundo sabor jacobeo para nuestradicesis, acostumbrada a la universa-lidad: Peregrinos de la verdad, pere-grinos de la paz. All, junto a otros

    muchos representantes de distintasreligiones, exhort a todos a trabajarpor la paz y combatir la violencia y elterrorismo. La idea que ha venido re-pitiendo el Papa con insistencia, sigueabrindose paso: la sociedad no puedeaparcar a Dios en la cuneta de esta ci-

    vilizacin tecnolgica. Desde la pers-pectiva cristiana, la civilizacin ha decaracterizarse sobre todo por la expe-riencia de Dios que en ella pueda lo-grarse.

    Los catlicos somos grandesprivilegiados. Estamos llamados a serartfices de una nueva humanidad,construyendo la ciudad de los hom-

    bres conforme a la ciudad de Dios. Enpocos das comenzaremos a celebrar eltiempo litrgico del Adviento que ha deservirnos para revitalizar nuestra res-ponsabilidad deelegidos de Dios.Slo la fe vigilan-te y la fidelidadpermanente pue-

    den hacer nues-tras vidas dignasde la salvacin,mantenindonoslimpios e irre-prochables para el da de Cristo (Fil1, 10), despojndonos de las obras delas tinieblas y creando puntos de luzen una humanidad que camina en laoscuridad (Rom 13, 12), con el auxilionecesario de la gracia divina1.

    1 Cf. Gaudium et spes, 30

    El mensaje navideo tradicionalreclama de nosotros conversin, parano mostrarnos insensibles a Dios, ysobriedad, para no apartar la miradade la indefensin o la pobreza que vi-

    ven tantos hermanos nuestros. Peroadems, supone una opcin definitiva-

    mente radical por el valor de la vidahumana y la familia. Se trata de dospilares que reclaman un gran cuidado

    y una atencin delicadsima. Una hu-manidad fundamentada en la verdad yla justicia, en la libertad y el amor, esposible.

    Estad siempre alegres en el Se-or (1Tes 5, 16). Una vez ms, elNio de Beln nos muestra la ternu-ra de Dios, que nos envi a su propioHijo, hecho hombre, que am sin es-perar nada a cambio, se conmovi ante

    nuestras nece-sidades y dio su

    vida en la cruzpor nuestra sal-

    vacin. Hoy, ms

    que nunca, se re-clama a los cris-tianos una santi-dad de vida anteDios y ante los

    hombres. Nuestras buenas obras pue-den convertirse en una hoguera, comola del Portal de Beln, para crear unclima de familia, de luz y de calor queeste mundo global necesita.

    +Julin Barrio Barrio,Arzobispo de Santiago de Compostela

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    nos amigos me pidieron que atacase, en estenmero deBarca de Santiago, una falsa devo-

    cin por los difuntos que se parece ms a la supers-ticin que a la fe. Diles que creemos en un Dios devivos y no de muertos! Que dejen de mirar al pasado ytrabajen por la Iglesia de Jesucristo! Pero luego pen-s que no sabra muy bien cmo hacerlo. Entonces me

    vino a la cabeza un tesoro al que tenemos acceso loscristianos: la santidad.

    Este mes habr Misas de Accin de Gracias ennuestra dicesis por la vida de algunos de los mejo-res hijos de la Iglesia, expresin preciosa que utilizala Liturgia para referirse a los santos. Concretemosms:Luigi Guanella fue un santo sacerdote italiano;su congregacin trabaja en la parroquia de Arca (O

    Pino). Una representacin de lasSiervas de San Josen Santiago agradece la fidelidad de su fundadoraSan-ta Bonifacia Rodrguez de Castro. ElBeato Francisco

    Jess Carls Gonzlez , Padre Franciscano y mrtir dela Guerra Civil, naci en Pontecesures Estos herma-nos mayores estuvieron y estn llenos de vida. Paranada sentimos tristeza al visitar sus restos mortalesen un cementerio. Animan, no oscurecen. Lucharon y

    vencieron, por supuesto. Pero lapasta de que estabanhechos es la misma que la nuestra. Lo corriente pue-de ser extraordinario, inolvidable, entretenido, nico,felicsimo santo.

    No todo es santo en la Iglesia, claro. Ahorabien, con el paisano de a pie, reconocemos que tan-tos esforzos por botala abaixo e anda est en pTen que ser de Dios. Se dice que Cristo ha amado ala Iglesia como a una esposa, enriquecindola con eldon del Espritu Santo. Desde entonces, Dios pone anuestra disposicin en ella los grandes medios de san-tidad: los sacramentos, la doctrina, leyes y consejos,la Sangre de Cristo, el perdn de los pecados y laatencin al prjimo necesitado en quien, slo graciasa la fe, reconocemos la sed de Jess resucitado porrecibir nuestros cuidados. Quienes aprovechan bienesos recursos: santos!

    A los que sois morrientos -como yo- os diag-nostico el complejo de emigrante: pasaremos por latierra deseando volvera casa, al lugar de la santidadabsoluta de Dios. Donde no hay crisis, burocracia niproblemas. Donde reina el cario. Para llegar a esameta, estos das se nos ha propuesto el pacfico cami-no de la libertad religiosa; porque nadie tiene derechoa silenciar las voces de quienes desean proclamar almundo las grandezas de Dios. As lo dijo, en Ass,Su

    Santidad el Papa.

    Barca de SantiagoRevista diocesana

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    certo, campan nalgunhas escolas conmis liberdade do que o Nadal real-mente tradicional. A celebracin cris-ti dos Defuntos trae consigo moitaspreguntas e sobre todo moita esperan-za para compartir cos lectores.

    Empezarei por lembrar unhareferenza dos Feitos dos Apstolos.Lucas, o autor, pon estas palabras na

    boca do procurador Porcio Festo, can-do informa a Herodes Agripa sobre asacusacins contra Paulo de Tarso, aquen tenpreso: Stian enc o n t r adel unhascuestins da sarelixin e dun certo Xess de- funto, dequen Pau-lo afirma que vive( F e i t o s25, 19).

    Este Paulo, San Paulo, deixou por es-crito reiteradamente nas sas cartascal era a sa esperanza trala morte:entrar na plenitude da vida con Cris-to resucitado. O credo cristin rematacon esta afirmacin rotunda: creo naresurrecin da carne e na vida eterna.

    Purifiquemos a imaxinacin: avida eterna non coma a vida tem-poral

    A nosa vida temporal, desde aconcepcin ata a morte, est someti-

    da a toda clase de lmites: o noso cor-po, de determinadas medidas, s podeestar nun sitio - coordenada espacial-,e nunha hora determinada -coordena-da temporal-. Masa, espazo e temposon as condicins do noso viviraqu.

    Onde estn mortos? Non nece-sitan sitio. Canto dura a eternidade?Nin dura nin deixa de durar, outra

    dimensin da existencia, esa na quevive Deus o eterno- e mais Cristo re-sucitado, e con eles todos os santos,

    isto , osque pa-s a r o nda vidatemporal eter-na. Sonos nosos r e s t o smortaisos quepermane-cen aqu,no tem-po. O querealmente

    somos, coa nosa conciencia e a nosaidentidade persoal, entra despois damorte na vidaEterna.

    As investigacins actuais daFsica poden axudarnos a mellorar anosa comprensin sobre estes temas,anque os exemplos sempre teen queser perdoados por non se axustarentotalmente ao que se quere explicarcon eles. Nos recentes anos cada pasoque se d no coecemento do tomoe dos seus compoentes, mis am-

    s defuntos

    Hai uns anos unha magnfi-ca pelcula de Amenbar sorprendaos espectadores mostrando un gru-po de defuntos que convivan cosoutros, os temporal e fisicamentevivos, e tian que coidarse de seren

    vistos por eles, de eludir a luz do da eoutras precaucins que a ficcin adoi-ta atribur s persoas que estn dooutro lado da morte.

    Os denominados zombis, tanfrecuentes nas pelculas de terror,son pantasmas que conservan certaenerxa biolxica nos seus corpos demortos viventes, sempre destinados afacer dano aos vivos normais.

    Coezo persoas que manifestan

    ter medo dos mortos, dlles grima pa-sar a carn dun camposanto e eludendar condolencias nos velorios. A miaresposta ante eses temores (quennos poden facer mal son algns vi-

    vos) non parece moi eficaz hora deliberalas deles.

    Chega novembro coa Conme-moracin cristi dos Fieis Defuntos,acosada recentemente pola desigualcompetencia de Hallowen e doSaman, tradicins estas que, por

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    plos e novos campos se abren para ocoecemento do cosmos. Canto missabemos da materia, mis grande sefai o que nos falta por saber. Afrmaseque a ciencia actual coece un cincopor cento da materia, inclundo nes-ta a antimateria (unha especie detomo invertido). Sabemos que existea materia escura e mais a enerxaescura que compoen a inmenssimaparte maior de canto existe, pero des-coecemos en que consiste, cales sonos seus compoentes e mais as sasleis.

    Iso o que sucede coa vida eter-na: esa vida que descoecemos, peroque o mellor don que Deus nos dpois a vida no tempo est destinada

    Vida Eterna.

    Creo na resurreccin da carne e navida eterna

    Un acreditado poeta, agnsticoconfeso, Flix de Aza, comentaba haianos nun artigo de prensa a sa es-traeza ante unha homila nun funeralao que asistiu por razns de amizade.Queixbase de que o oficiante nondixera nada da resurreccin da carne,que para o poeta era a verdade misfermosa do cristianismo.

    Non sei se o poeta era xusto ou

    inxusto con aquel crego, pero acertouplenamente no referente resurrec-cin. Non sabemos como ser o nosocorpo glorioso nin como enchere-mos de amor e de vida plena a eter-nidade en que viviremos, pero a resu-rreccin de Cristo garante da nosaresurreccin. Se morremos con El,tamn viviremos con El (2Tim 2, 1),e xa comprendemos o significado domorrer con El, que non se reduceao feito puntual da morte biolxica,senn a toda a sementeira de vida e de

    amor, o miste-rio pascual,que o bautismoinseriu en cadacristin.Orar cos defuntose polos defuntos

    A devocinaos santos e a ape-lacin sa inter-cesin ante Deus orar cos defuntos,pois iso son ossantos. O da de

    Todos os santosfacmonos misconscientes de queos nosos santiosfamiliares, os no-sos defuntos, ta-mn entran en co-mun connoscopola oracin. O vi-

    vir en Deus, a vidaeterna, irrompe nanosa vida temporalde moitas manei-ras, as mis sensi-

    bles son os sacra-mentos da Igrexacos que o cristin se vai identificandoco mesmo Seor resucitado. A granirrupcin de Deus na historia humana

    Xess de Nazaret, Deus feito home.El abriu para ns a porta da eternida-de.

    Remato cunha referenza de Biei-to XVI na encclica sobre a esperanza,a propsito da oracin polos Fieis De-funtos:

    Ningun vive s. Ningun peca s. Ningun se salva s. Na mia vidaentra continuamente a dos outros: noque penso, digo, ocpome ou fago. Eviceversa, a mia vida entra na vida

    dos demais, tan-to no ben comono mal. As, amia intercesin

    de ningn xeito algo alleo para

    o outro, algo ex-terno, nin sequera

    despois da morte. No armazn do ser, a mia grati-tude para con el, amia oracin por

    el, pode significarunha pequena eta-

    pa da sa purifi- cacin. E con istonon necesario

    converter o tempoterreal no tempo de

    Deus: na comun das almas queda superado o sim- ple tempo terreal.Nunca demasia-do tarde para tocaro corazn do outro e nunca intil.As se aclara andamis un elementoimportante do con-

    cepto cristin de esperanza. A nosa esperanza sempre e esencialmentetamn esperanza para os outros; s

    as realmente esperanza tamn paramin. Como cristins, nunca deberia-mos preguntarnos soamente: Como

    podo salvarme eu mesmo? Deberia-mos preguntarnos tamn: Que podo

    facer para que outros se salven e paraque xurda tamn para eles a estrela da

    esperanza? (Spe salvi, 48)

    Andrs Garca VilarioDelegado de Apostolado Segrar

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    na vez ms, las noticias de lajornada vienen a alertarme de

    que vivo en un mundo real que dis-ta mucho de ser un paraso terrenal.El flash de noticias radiofnicas queme despierta cada maana provocaen mi mente y corazn una reaccinde desagrado, de decepcin, de ciertadesesperanza. ste es el mundo real,ste es el escenario en el que me tocadesarrollar la trama de mi vida. ste

    y no otro; as que no queda otra iner-cia vital que lade levantarme,tomar en ristrela mochila demi existencia,

    y seguir cami-nando hacia unhorizonte defi-nido: el de mis

    ideales ms bellos, que se conquistancon tesn y en medio de sufrimientos(esta cara amarga pero real de la vidaque somos y nos rodea).

    Dios mo, ven en mi auxilio.Seor, date prisa en socorrerme.Esta frmula inicial de la liturgia delas horas que recitamos los frailes encomunidad adquiere por ello mismo,por el mundo en el que vivimos, unesplendor muy especial. La fe vieneen nuestra ayuda, como nimo en elcamino, como estmulo para no des-fallecer frente a la adversidad, comoalimento que puede sostener nuestraesperanza, por momentos, marchita y

    vilipendiada.

    Y estosp e n s a -mien toslos acunoen estet i e m p ode otoo,inusual -m e n t eseco porestas lati-tudes, eneste ciclon a t u r a len el que

    la natu-raleza -aparentemente mortecina- serenueva, se transforma y engendra ensus entraas la prxima primavera.No por casualidad, el otoo es el mar-co natural en el que la Iglesia celebrael tiempo de adviento (en alusin alque viene, vino

    y vendr), comoprlogo solemne

    y profundamentesignificativo delas celebracionesdel natalicio delSalvador, Jesu-cristo, el Seor.

    El adviento es esencialmente eltiempo de la espera esperanzada, de la

    expectacin emocionada en la esperade alguien importante que vendr, quesabemos que ya est viniendo, que si-gue viniendo. Pero estos preparativosno slo se han de ceir a la liturgiaque celebra la comunidad eclesial (loscantos y corona de adviento, las lectu-ras bblicas adecuadas con la preemi-nencia de las figuras de Isaas, JuanBautista y Mara de Nazaret, el colormorado). El adviento tiene muchoque ver con la vida misma, con la vidacotidiana, escenificada en el marco de

    la exis-tencia delas perso-nas, por-que, al fin

    y al cabo,lo que ha-cemos esfortalecern u e s t r a esperan-za, y estomismo eslo que ne-cesita el

    mundo.

    La esperanza ha de ser la gran protago-nista de la historia de la Humanidad,mxime en estos tiempos de crisiseconmica (en buena medida alentadapor una crisis ms profunda, menos

    visible, ms sutil:la falta de valoreshumanos y espi-rituales). De ahque los cristianos

    y cristianas debe-ramos ser reco-nocidos en nues-tro tiempo comohombres y muje-

    res esperanzados, y esperanzadores,capaces de vivir ya la inminencia del

    Reino de los cielos que comienza aqumismo, dentro de nosotros, en ti, enm, en quien se deja cortejar por lafuerza del amor de Dios. Slo as, afuerza de esperanza, lograremos ce-lebrar la Navidad ansiada (Maranath), el nacimiento definitivo delamor en lo ms profundo de nuestrocorazn.

    En el Museo de Tierra Santa(sito en el convento de San Franciscode la ciudad del Apstol) una estrella

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    de metal emula a la que actualmenteseala el lugar del nacimiento de Je-ss en la bblica Beln. En torno a ella,unos fragmentos de losas de mrmolguardan memoria del acontecimiento(puesto que estuvieron all mismo, enBeln, durante siglos). Contemplan-do la estrella, medito las palabras quese graban en la misma: Hic de Virgi-ne Maria, Iesus Christus natus est.S, aqu, es decir, en m mismo, acada instante, se produce -si preparomi alma- ese encuentro ntimo con laesperanza que es madre de la paz decorazn, la que siente quien, abrigado

    por la fe, sale a los caminos de la vidaen plena tempestad de malas noticiaspara proclamar una buena, muy buena(noticia evanglica): Dios, el Diosdel amor, no se olvida de nosotros.La esperanza lo har posible, una vezms:

    Llegar en la noche cubierto de roco,llegar cuando menos se le espere, llegar.T, mientras, no desesperes, corazn mo

    porque pese a todo, l llegar.

    Contempla tu historia vivida,y descubrirs que los amores

    habitan en ti:cmo puedes decir que no le conoces

    si el mismo amor vive en ti?

    No desesperes y aguarda,llegar, siempre llega,

    en el pobre y el despreciado,en las encrucijadas de la vida,

    l siempre llega.

    Escucha... silencio....alguien llama a tu puerta.tu corazn escruta atento:

    ser Dios que viene a mi indigencia?

    Y resulta al fin, que tras tantos sufrimientosl siempre estuvo

    sosteniendo tus cimientosdentro de ti, en lo ms ntimo.

    Eres t un mensaje divino:el adviento de Dios

    para el mundo.

    Paco MiramontesSacerdote franciscano

    Cuntos aos llevis como Delega-dos de Pastoral Familiar?

    J y F.: Quince aos, desde que D. Ju-lin tom posesin como Arzobispode Santiago de Compostela.

    Qu supone realizar este trabajopastoral para vosotros como matri-monio?

    J y F.: Es la expresin de nuestro com-promiso como matrimonio cristiano.Es la respuesta a una llamada de laIglesia a travs de nuestro Obispo.

    D. Julin tuvo la idea muy claray nombr delegado de Pastoral fami-liar a un matrimonio. Es, por tanto,un trabajo pastoral para realizar losdos juntos. Es algo que nos ha ilusio-nado porque nosotros siempre hemos

    buscado que nuestra actividad sea delos dos; incluso en nuestra profesinpudimos trabajar juntos.

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    Creis que la familia cristiana sesiente y vive como Iglesia domsti-ca, tal y como la calific Juan Pa-blo II?

    J y F.: Como nos ensea el Papa, lafamilia cristiana, por el hecho de ser-lo, es ya Iglesia domstica. Dice asel Papa: una reve-lacin y actuacin

    especfica de la comunin eclesial est constituidapor la familia cris-tiana que tambin

    por esto puede y debe decirse Igle-sia domstica.

    Sentirlo y vivirlo es un pasoms que tiene que

    verse favorecidopor la evangeliza-cin que haga des-cubrir a la familiacristiana lo querealmente es. Peroesto no le ocurresolamente a la fa-milia; le ocurretambin a la Igle-sia, lo dice igualmente el Papa en laExhortacin Apostlica: tambin lapequea Iglesia domstica, como la

    gran Iglesia, tiene necesidad de serevangelizada continua e intensamen-te.

    Cmo se evangeliza hoy en da a lasfamilias, incluso a las familias cris-tianas que viven adormecidas?

    J y F.: Aqu entramos en una situacincomplicada, porque resulta que a lasfamilias se las debe evangelizar desdela propia familia: la futura evange-lizacin depende en gran parte de laIglesia domstica. Y hay muchas fa-

    milias que, siendo cristianas porquesus miembros estn bautizados, nohan acogido dentro de ellas mismasel Evangelio. En esto es donde hayque incidir: en que conozcan la buenanueva del Evangelio y la buena nuevadel Evangelio sobre la Familia.

    Creemos que elanuncio de la Pa-labra de Diossiempre ha sido elcomponente bsi-co de la evangeli-zacin; por eso nopuede haber nue-

    va evangelizacinsin proclamacinde la Palabra deDios.

    El Plan Pas-toral Diocesanopara este trieniotiene como obje-tivo precisamentela Palabra de Diosanunciada, cele-

    brada y testimo-niada en el senode la comunidaddiocesana, fuente

    para la nueva evangelizacin.

    Desde la Delegacin queremos

    contribuir a conseguir los objetivosdel Plan Pastoral Diocesano y vamos aresaltar la importancia de la lectura dela Biblia en la familia. En las cateque-sis de preparacin al Matrimonio debeleerse siempre un texto del Evangelio.En las reuniones y Semanas de la Fa-milia diocesanas proponemos que setenga como objetivo fomentar la escu-cha y la lectura de la Palabra.

    Tambin es de gran ayuda paralas familias el poder vivir su fe en pe-queos grupos o comunidades.

    a Delegacin Diocesana de Pas-toral Familiar recibe la misin

    del obispo, pastor de la dicesis, decoordinar la pastoral que se desarrollasobre la familia como objeto de evan-gelizacin y la que realiza la familiacomo sujeto evangelizador. El objetivoprimordial de la delegacin de familiaes fomentar familias preocupadas porestablecer el Reino de Dios en este

    mundo.

    Desde la pastoral familiar que-remos anunciar la buena nueva de

    Jess sobre la familia y la vida, elamaos unos

    a otros como Yo os he ama-do debe estarpresente enla comunidadconyugal y enla vida familiar.Este anunciolo hacemos enlos cursos depreparacin almatrimonio; enla preparacinde los padres que solicitan el bautis-mo para sus hijos; en las escuelas depadres, etc. En la familia celebramoscasi todos los sacramentos y aconteci-mientos de la fe. Y en la familia servi-mos a los dems acogindolos cuandonacen desvalidos y cuidndolos cuan-do por ser ancianos ya no pueden va-lerse por s mismos. Si evangelizamosa la familia, estamos evangelizando ala sociedad.

    Que la familia cristiana tomeconciencia de que tiene que ser evan-

    gelizadora. Ha dicho el Papa que elfuturo de la evangelizacin dependede la familia. Tenemos que evange-lizar porque es un deber de los bau-tizados, no se trata solamente de quecada vez haya menos sacerdotes, sinoque es misin de todo bautizado.

    Todos estamos llamados a serluz del mundo y sal de la tierra, si las

    familias cristianas vivimos nuestra fecomo un compromiso con el mundoal que hemos sido enviados podemoscolaborar de un modo eficaz a que enel mundo haya ms amor y menos

    odio, ms pre-ocupacin porlos dems ymenos indife-rencia, ms so-lidaridad y me-nos egosmo.

    La delegacincoordina unequipo que dis-tribuye su tra-

    bajo en las si-guientes reas

    de actuacin:- Formacin de agentes de pastoral fa-miliar.- Catequesis de preparacin al matri-monio y seguimiento de las parejas dematrimonios jvenes para facilitar suincorporacin a la pastoral familiar.- Relaciones de la delegacin con lasparroquias para facilitar el intercam-

    bio de actividades y experiencias.

    Jess Calzada y Felisa MozoDelegados de la Pastoral Familiar

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    l Ao Santo de Carballo. Al-guien quiso darlo a conocer as,

    sin ms; como para rivalizar, en buenplan, con las citas a las que Santia-go Apstol nos tiene acostumbradosen Compostela. Con motivo del cente-nario de la construccin de la Capillade la Milagrosa en Carballo, elequipolocal de sacerdotes, Consejo Parro-quial y Cofrada se plantearon pedirla coronacin cannica de la imagende la Santsima Virgen. Siempre conla idea de que sirviese como impulsopara volver a la vida cristiana, en fami-lia, de la mano de Mara. Despus, laayuda del Sr. Arzobispo promovi lostrmites de solicitud del Ao Jubilar.Una gran oportunidad evangelizadoracomenzaba a tomar cuerpo.

    Adems, los cristianos tenemosclaro que A Dios rogando y con elmazo dando. Por eso se trabaja paraque, como fruto de la oracin de todoeste Ao Jubilar, pueda ponerse enmarcha el Hogar de Doa Basilisa,casa de acogida para ofrecer, a las ma-dres que no quieran abortar, oportuni-dades que respalden la vida.

    Mara es la que nos acercasiempre a Jess. La familia respirarde nuevo la vida cristiana en su senosi se acerca a los sacramentos, rezaunida y se mantiene en la caridad. Aslo simboliza la imagen de la Inmacu-lada Milagrosa con los brazos abier-tos, ofreciendo a todos su regazo demadre: a los padres, a los nios a losenfermos, a los difuntos Todos esos

    colectivos quedaron representados enla ceremonia de arranque del Jubileo.

    La afluencia de numerosos pe-regrinos atestigua el tirn de la Virgen.Si se contagia el afn de una renova-cin interior para confiar ms y mejoren Jesucristo y el deseo de regresara

    casa en aquellos que se haban aleja-do de Dios y de su Iglesia, ya podrahablarse de una gran conquista.

    Jos Garca GondarPrroco de San Xon Bautista,

    Carballo

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    se xuntaba unha vez ao mes; e duroumoitsimos anos. 15 casas de veciosa tratar dun tema, cun programa quedeixaron os padres. Destcoo por-que supuxo un dos momentos este-lares da evanxelizacin na parroquia.Era enriquecedor: haba varios quenon participaban na Eucarista domi-nical de xeito frecuente pero, sen em-

    bargo, amosaban interese e dialogabancon profundidade acerca das diversasmaterias.

    As festas locais: Sta. Ana (26xullo); Sta. Cristina (4 xullo); O San-tsimo, que tradicionalmente coincideco da do Apstolo (25 xullo). Exis-te a Capela dos Desamparados, queacolle unha fermosa historia. Est si-tuada nun lugar chamado A Devesa.

    Al, os vecios gardan unha promesadende os tempos da Guerra Civil, queconsiste en manter acesa a lmpadaque lle alumea Virxe Mara. Enco-mendranse a ela para que coidase

    dos combatientes que saran para ofrente e, conclusin do conflicto b-lico, todos conservaran a vida. O agra-decemento non morreu.

    O templo de estilo romnico. A finais do sculo XIX, o raio dun-ha tormenta afectou ao campanario e,dende aquela, houbo que recuperalo.O desta igrexa fora construido exen-to ao edificio, tal e como est agora.Outro momento importante: o descu-

    brimento das pinturas. Ten gran mri-to o ben conservadas que se atopan,considerando que as antigas cubertasde tella non impedan que a choivalles afectase.

    Cando falo con Deus, pdollepola mia xente. Para que participencada vez mis e mellor na Misa Domi-nical. Sobre todo, nesa etapa difcil deformacin que hai despis da Primei-ra Comunin e da Confirmacin.

    xente da parroquia sinxe-la, aberta e desprendida.

    Amsanse preocupados polaformacin, sobre todo cultural.Nativos da parroquia, poucos. Amaiora vieron doutras parro-quias dos arredores. Ao principio,haba moitos terreos comunais eempezaron a construir casas copermiso do Concello. Recibanun terreo para horta e casa. Osprimeiros fogares agrupronseen tres zonas: O Montio, A RaNova e A Torre.

    Da actividade parroquialgustarame recordar tres misinsque houbo, como noutros tantoslugares. Unha delas, a dos PP.Redentoristas, aportou un froi-to inesperado. Os misioneirosformaban asambleas nas casas.Daquelas reunins, case sen dar-nos conta, xurdiu un grupo que

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    on gran gozo hemos vividorecientemente en el seno de

    nuestra Iglesia de Santiago de Com-postela unas nuevas ordenaciones sa-cerdotales, hace tan solo tres meses,el da tres de julio, en nuestra S.A.M.I.Catedral, de manos de nuestro queridoSr. Arzobispo. Sin duda alguna, estacelebracin siempre es motivo de ale-gra para toda la comunidad diocesanay tambin para toda la Iglesia universal,que ve acrecentado el nmero de sushijos sacerdotes, de nuevos operariospara trabajar su mies, y damos graciasa Dios.

    En esta ocasin, se han ordenadoseis presbteros y dos diconos. Todosellos distintos entre s, cada uno con

    sus propias cualidades humanas y so-brenaturales, pero sin duda forman par-te de la mejor juventud de nuestra so-ciedad por su extraordinaria capacidadde entrega para con el Seor, sabiendoque en las circunstancias actuales nosiempre es fcil decirle s a Dios conuna generosidad completa.

    Dos de ellos son D. Jos AntonioPedrosa y D. Fernando Chacn, natura-les de Marn y de Pontevedra, que des-pus de una larga y exitosa trayectoriaprofesional decidieron seguir a Cristo

    C

    ms de cerca involucrndose en la pa-rroquia de Marn, lo que los acab lle-vando al ministerio sacerdotal. Actual-mente, el destino pastoral del primeroson las parroquias de S. Andrs de Ce-sar, S. Flix de Estacas y Sta. Mara deTroanes (Umia); y las del segundo sonSta. Eulalia de Castro, S. Martn de Fi-gueroa, S. Lorenzo de Sabucedo y Sta.Marina de Tomonde (Montes y Tabei-rs).

    D. Juan Orlando Crespo es na-tural de Venezuela y, despus de haberestudiadola carrera

    de perio-dismo, set r as l ad a nues-tra Archi-dicesis,en donded e c i d i i ng re sa r en el Se-m i n a r i oMayor. Enestos mo-mentos escape l l nde la resi-dencia de las Hermanitas de los Ancia-nos Desamparados de Puentedeume,adems de las parroquias de S. Cosmede Noguerosa, Sta. Mara de Ombre y

    Sta. Marina de Taboada (Pruzos).

    Otro de los ordenados presbte-ros es D. Celestino Fernndez, naturalde Ares, el cual, despus de ya habertrabajado mucho en su parroquia natal,dej su trabajo profesional para confi-gurarse con Cristo en el servicio a sushermanos como sacerdote. Su destinoson las parroquias de Sta. Mara deCastro, Sta. Mara de Centroa y S. Pe-dro de Perbes (Pruzos).

    D. Alberto Recarey naci en LaBaa y, sintiendo la vocacin sacerdo-tal, ingres en el Seminario Menor denuestra Archidicesis en plena adoles-cencia. Me cabe aadir que all ya coin-cid yo con l cuando era formador enaquellos aos. Luego continu los es-tudios necesarios hasta su ordenacinsacerdotal. Casualmente, su misinpastoral ahora es la de formador en elSeminario Menor, donde haba estudiado.

    Finalmente, D. scar Valado esnatural de Vigo, estudi en el Semina-

    rio Menor y curs

    estudiosmusicalesen Parsantes dei ng re sa r en el Se-m i n a r i oMayor deSantiago. A c t u a l -m e n t eest enRoma am-p l i a n d oestudiosen Teolo-

    ga Fundamental y en Msica Sacra, fiela su otra vocacin.

    Solamente me queda dar gracias

    a Dios por estos nuevos sacerdotes, ascomo por aquellos que se estn forman-do en nuestro Seminario Mayor y Me-nor. Hoy en da debemos rezar incan-sablemente por todas las vocaciones enla Iglesia, pero ms si cabe por las vo-caciones sacerdotales y por la fidelidadde todos los sacerdotes, especialmentepor estos seis recin ordenados, paraque continen siendo generosos con elSeor y con los hermanos.

    Carlos lvarez VarelaRector del Seminario Mayor

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    P r e c i s a m e n t e ,Mons. Diguez,obispo de Tui-Vigopor aquel enton-ces, vio algo ms enaquel movimientoque se dedicaba a unteatro tan especial.De hecho, invit acada uno y cada unacon frase lapidaria:Pdele a Dios algoms. Y as nacila Vida Religiosa,como complemento

    a esta gran familiadel Grupo San Mi-guel.

    Llama la atencinel color tan vivo desus hbitos en laCatedral composte-lana. Nos lo expli-

    can: el azul, corresponde a Mara;el amarillo, al Espritu Santo. Quere-mos significar una chispa de vida. Porejemplo, cuando rezamos el rosario,no queremos hacerlo de una formamecnica. Nuestro motivo, nuestrafuerza, reside en hacerlo por el Seor

    y con toda el alma.

    En febrero de 2005 y, a pesar de

    estar convaleciente y muy dbil, JuanPablo II se asom a la ventana delhospital Gemelli.Muchos de los fie-les all presentesrompieron a lloraremocionados, por-que el Papa no sehaba encontrado

    bien ltimamente.Mientras, numero-sos jvenes (entreellos un centenar

    En este preci-so instante, hacenun servicio en laCatedral de Santia-go, aunque su la-

    bor se ampla a lacolaboracin conlos sacerdotes o laatencin a personasenfermas. Las her-manas de la Ordense dedican, adems,a tareas de restau-racin (madera, la-drillos, bloques),

    actividades que sir-ven para implicar alos ms pequeosdel grupo y a todoslos que se apunten

    voluntariamente. ElPadre Francisco ma-tiza que dentro decada tarea, la claveest en la dedicacin al Seor; nos lotomamos como una catequesis.

    Un aspecto por el que han sidoconocidos en muchas partes de nues-tra dicesis es el de las representa-ciones. Desde 1995 han escenificadoLa Pasin en Vimianzo, Mugardos, elSeminario Menor, la plaza de la Quin-tana Con este trabajo han dado un

    salto interdiocesano, pues Ferrol, Lugo,Madrid o Roma, entre otras ciudades,han sido testigos decmo viven ellos laSemana Santa, empa-pados de los perso-najes de aquel enton-ces. La vida de Mara,el Cura de Ars, Quincomo Dios son al-gunas de las demsadaptaciones que lle-

    van a cabo.

    l Padre de Huella, Francisco,nos habla del carisma del Grupo

    San Miguel: lo nuestro es la oraciny el servicio, con especial dedicacina la familia. Porque una gran familia

    es lo que somos: laicos, consagrados/as, religiosos/as, futuros sacerdotes ytodo tipo de benefactores.

    Miguel se llama tambin eliniciador de este colectivo; el PadreFrancisco nos cuenta que se replan-te muchas cosas sobre su vida y sufe, a raz de la muerte de una hija queestaba en silla de ruedas. En 1997, enla dicesis de Tui-Vigo, fueron consti-tuidos en Asociacin Pblica de fielescon Derecho Diocesano.

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    de es-paolesm i e m -

    bros delg r u p oSan Mi-g u e l ,con sust r a j e stipo boy-s c o u t )le canta-ron can-c iones ,c o r e a -

    ron elclsico Juan Pablo II te quiere todoel mundo y le animaron a no rendir-se. Habamos viajado a Roma conmuchos sacrificios, coincidiendo conuna reunin de Obispos espaoles.En diversas iglesias representamosLa Pasin para dar a conocer a Cristo

    y que los corazones se avivasen. Pero,aquel da, la prensa y los carabinierihicieron un cordn de honor a nues-tro paso y fuimos conocidos interna-cionalmente como los Papa-boys.

    Los religiosos de la Orden fue-ron convocados por el Cabildo de laCatedral para regular las visitas en elinterior de la Baslica, el silencio o elacolitado en el altar. Sobre todo pen-

    sando en el Ao Santo. Desde enton-ces han cuidado con especial esmerola ayuda en la distribucin de la Co-munin, para que se pueda rezar enun momento tan ntimo. Nos explicanque, al principio, les result difcil,cuando haba que enarbolar el no:fotos, no; hablar en alto, no, etc.Pero, a medida que avanzan los das,el fruto es evidente: la espiritualidadgana enteros. La posibilidad de rezarcrece de da en da. Rezamos juntos y,a veces, con otras personas. Nos sen-

    timos cus-todios dels a g r a r i opor fueradel sagra-rio.

    P u e d eque, sinsaberlo (opuede queen tonoproftico),el grupoMan can-

    taba quellovera: Lluvia sobre el campanario,cuando los ngeles lloran. En 800aos de vida de nuestra Catedral,nunca le han faltado ngeles para queSantiago siga trayendo a cientos demiles de personas la lluvia de la graciade Dios.

    Manuel Blanco

    Desde 2008, a Igrexa catlica

    en Espaa depende exclusivamen-te no seu financiamento da libre de-cisin dos cidadns. Coa entrada en

    vigor do Acordo entre a ConferenciaEpiscopal e o Goberno espaol de de-cembro de 2006, desapareceu a do-tacin orzamentaria que haba ante-riormente, aumentouse a asignacintributaria do IRPF do 0,5% ao 0,7%e eliminouse a exencin do IVE. AIgrexa sntese mis libre na sa mi-sin, coa responsabilidade para todos(catlicos e persoas de boa vontade)de velar polo seu sostemento.

    Os primeiros cristins vivanas: Todos os crentes vivan unidos etian todas as cousas en comn, e ven-dan as sas posesins e bens e repar-

    tanos entre todos segundo as necesi-dades de cada un. (Hch 2, 44-45).As comunidades eclesiais non sernverdadeiras comunidades cristis ataque non alcancen este compartir ra-dical de bens espirituais e materiais.

    A Igrexa non unha mera institucinque presta servizos a determinadoprezo; o bautismo, flanos dunha per-tenza a ela moito mis profunda. Oscristins somos famosos por exercera solidariedade. Non podemos exclur nosa diocese dese concepto.

    s 1070 parroquias da nosa dio-cese de Santiago constiten o

    principal centro de evangelizacin:a Palabra de Deus e os sacramentos

    celbranse al e alimentan a vida demoitas persoas. 609 sacerdotes traba-llan neste labor dentro e fra do nosoterritorio. A formacin que se impartenas catequeses, a distintos niveis, ser-

    ve de preparacin para a celebracin,durante o pasado ano, de 8.784 bau-tismos, 7.416 primeiras comuns,

    4.037 confirmacins e 3.163 matri-monios. A todo isto hai que engadira actividade das Critas parroquiais ediocesana, para a atencin dos mispobres e necesitados.

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    Los ltimos datos dan cuentade que cerca de un 22 por cien-to de la poblacin gallega esten riesgo de pobreza o exclu-sin social, segn la EncuestaCondicin de Vida del pasadoao. Estas personas estn to-tal o parcialmente excluidas deuna participacin plena en la

    sociedad. Entre ellas, las sinhogar, sin techo, viven de formaextrema y cotidiana la pobrezay exclusin social, por lo queson discriminadas y excluidas.La discriminacin que sufrenles limita el acceso a derechosfundamentales. Se les consideracomo invisibles, ya que nadiese preocupa por ellos y, muchasveces, se ha perdido la sensi-bilidad haca su situacin. Unapersona sin hogar no tiene porqu perder su dignidad de serhumano.

    e la pobreza a la exclusinEl ao actual, que discurre

    por su recta final, ha sido el punto departida de la Estrategia Europa 2020,presuponindose, segn los postula-dos generales, que las polticas euro-peas van a tener una gran incidenciaen las poltica sociales.

    Los datos estadsticos de que sedispone, sealan que la pobreza sigueafectando a una quinta parte de los ho-

    gares gallegos. La exclusin social esuna realidad constatada en cerca deun veinte por ciento de los hogares,acercndose al seis por ciento en loque se refiere a la exclusin severa.En Critas Diocesana de Santiago deCompostela promovemos la orienta-cin y la coordinacin de la accinde la caridad y la justicia social de laIglesia, teniendo una especial dedica-

    cin a laatencinde lasp e r s o -nas ms

    v u l n e -r a b l e s ,e m p o -

    brecidas y ex-

    cluidas. Desarrollamos nuestra laborde manera organizada, gestionandoprogramas y proyectos especficos, ycontando con la participacin de vo-luntarios y tcnicos. Ayudamos a laspersonas en su desarrollo personal

    y nos esforzamos para contribuir ala transformacin social. En Critastenemos un firme compromiso con elproceso de construccin social.

    En suma, la pobreza y la ex-clusin social son realidades paten-tes que tenemos a nuestro alrededor.

    Todo ser humano tiene derecho a vivirdignamente como persona y acceder a

    los derechos sociales que las leyes leproporcionan.

    Los efectos de la crisis eco-nmica estn llevando a una crisissocial en la que se hace ms patentela necesidad de una apuesta decidi-da para dar un salto cualitativo en elmodelo social que se aplica en nues-tro pas. De ah que demandemos po-lticas y formas de distribucin ms

    justa para todas las personas, espe-

    cialmente aquellas que sufren pobrezao situaciones de exclusin social.

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    das del mes de noviembre. Este ao,con el lema: TODOS SOMOS CIU-DADANOS. NADIE SIN HOGAR. Enesta campaa consideramos que, conel esfuerzo de muchos, estas personasdeben tener los mismos derechos quetodo el mundo: a la vida, a la dignidad

    humana, a la libertad, a la salud, a laformacin y orientacin, a la igual-dad, al empleo, a la participacin, ala educacin, a la vivienda... No olvi-demos que son seres humanos que se

    ven privados de los derechos ms ele-mentales.

    La ca-lle llenaa las per-sonas deestigmas:de la en-fermedad

    y la indi-g e n c i a ;del con-sumo de

    alcohol yd r o g a s ;de la su-ciedad y

    el abandono, o de la enfermedad men-tal. Estas cuestiones llevan a la socie-dad a discriminarlos .Y aqu, algunosejemplos: no se les mira a los ojos ynos dan miedo; a no tener pacienciaante sus inseguridades o sus dudas;a pensar, equivocadamente, que les re-galan las ayudas y la atencin social,mdica, psicolgica a la que tienen

    Sin hogar, sin techo, sin derechosLas personas sin hogar sufren

    un proceso de deterioro fsico y mentaldebido a la exclusin y a la estigma-tizacin social. Ven negada su condi-cin de ciudadanos y son privados dederechos sociales, tales como la asis-

    tencia sanitaria, el empadronamiento,los servicios municipales, etc. En unapalabra, son los nadies, los invisibles,los pobres y marginados en situacinde exclusin. Son los que vemos a me-nudos en las grandes y pequeas ur-

    bes, dur-m i e n d oen cual-quier si-tio. Son elcolectivoms des-protegido

    y margi-nado den u e s t r a sociedad.

    Sonpersonasque vi-

    ven en lacalle, que no tienen ningn recursoeconmico, que consumen alcohol osubstancias estupefacientes, que tie-nen enfermedades psquicas y fsicas.Son personas solas, por regla generalmayores, sin trabajo. Son los que he-mos denominado como los SIN TE-CHO, a los que todos los aos Critasdedica una campaa en los ltimos

    derecho, y a noatender-les, escu-charles yacompa-arles enla aten-cin ciu-dadana.

    E nC r i t a sacogemosa las per-

    sonas sinhogar, sin techo, que lo demandan,buscando siempre su motivacin paraque inicienun procesode recupera-cin perso-nal impres-cindible parasu reinte-gracin. Losac ompaa -mos en el itinerario de insercinque los lleve a una normalizacin vital.

    Y lo hacemos cubriendo sus necesida-des bsicas de alimentacin e higiene,

    buscando restablecer hbitos y pautasde vida saludable. Los instalamos enalbergues en los que fijar una residen-

    cia temporal o para poder acompaarlos procesos de insercin. Les ofre-cemos servicios de lavandera, pelu-quera, ropero, farmacia y comedor.Para los que van por los caminos de lareinsercin les ofertamos talleres ocu-pacionales especiales.

    Viejas mochilas, bolsas de pls-tico con todas sus pertenencias -esca-sas prendas de vestir-, cartones, algnchubasquero y unas mantas, compo-nen el equipaje itinerante de estas per-

    s o n a s .Son losque he-mos lla-mado losi n v i s i -

    bles, quev e m o sen nues-tras ciu-dades ypueblosc o m oautnti-cos tran-

    sentes.No olvidemos que las personas sinhogar, sin techo, no son noticia, tan

    slo cuando se produce algunamuerte por los efectos climti-cos -sobre todo el fro- o poragresiones a manos de desal-mados. Muchos de ellos espe-ran nuestra ayuda, y nosotrostenemos que drsela.

    Javier Garca SnchezResponsable de Comunicacin

    Critas Diocesana

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    alar do movemento do 15M aestas alturas non resulta doado.

    Moitas cousas sucederon dende que ainiciativa se apoderou das ras e cap-tou o interese preferente dos mediosinformativos. Comparto decididamen-te as reivindicacins desta mocidadedescontenta coas inxustizas sociaisque nos atenazan. E aplaudo que haxapersoasque sexan quen de se indigna-ren ante as felonas de certos banquei-ros sen escrpulos que, amis de fa-cernos a todos bastante mis pobres,marchan para as sas casas cos petosa reventar de cartos que non lles co-rresponden. E, salvando as honrosasexcepcins que sempre hai, non podoestar mis de acordo coas crticas clase poltica que temos a desgracia depadecer. Esa que cae tan baixo que ata

    quen de cobrar sen rubor dietas porquilometraxe que nunca fixeron. Esesmesmos que proclaman unha baixadado salario que logo compensan cunha

    xuntanza mis de calquera comisinparlamentaria. Se manchan as manscon tan pouca cousa qu non farnco moito. Son servidores intiles queconvirten a democracia nun rximefeudal camuflado.

    Estas son as luces. Pero teopara min que este movemento presentamis sombras que aspectos positivos.

    marxe das es-ceas de violen-cia vividas enRoma ou NovaIorque, na me-moria quedarnas denuncias deabusos sexuaispresentadas poralgunhas rapa-zas participantes da concentracinna madrilea Puerta del Sol. Ou no

    nada pa-cfico ninto le ranterecibimen-to que osindignadoslle dispen-saron Coordena-dor Xeralde Izquier-da Uni-da, CayoLara. Pornon falardo infantilque resul-ta crerse que o 15M un movementoespontneo, alleo bipartidismo PP-PSOE. Creo que os indignados nace-ron como estratexia poltica, anqueteo a impresin de que aos idelogoslles vai sar o tiro pola culata. Xa imposible agochar tanto lixo debaixoda alfombra.

    En todo caso, todo isto non sonmis ca fogos de artificio para despis-tar. Ao meu xuizo, o 15M un mo-

    vemento perfectamente prescindiblepor varias razns que me temo -xa o

    asumo de entrada- moi poucos cida-dns compartirn. A saber. No fon-do, o discurso dos indignados unha

    repeticin do mantramarcha ti para poer-me eu. Escoiteinosfalar de traballo paraos mozos, de melloressalarios e mis oportu-nidades para eles, demis participacin na

    vida poltica activapara eles. Pero anda

    non lles on defender a colectivos queestn anda peor ca eles: os sen teito,

    os toxic-manos, osdiscapaci-tados fsi-cos e ps-quicos, osmi l le i rosde nenosque care-cen de fo-gar To-dos esesque cuidaa Igrexaporque aprogresanon ten

    tempo para esas minucias. Eles prefi-ren agardar a que sexa o Estado o queremedie os males dos desfavorecidos.Por qu non creo no 15M? Porque asa non unha revolucin interior. Oscatlicos sabemos que o mundo s secambia se primeiro mudamos o nosoegosmo. Por iso, moito me temo queos lderes do 15M acabarn coma osdo maio francs. De expoliadores.

    Antonio GutirrezPeriodista

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    Derecho las polticas deben sermorales y justas, no slo consensua-

    das o eficaces: por tanto, deben fun-damentarse en la razn acorde con lanaturaleza del ser humano, lo quenos hace recordar que la poltica estal servicio del ser humano y no el serhumano al servicio de la poltica. Des-echan los obispos todo positivismo

    jurdico al afirmar que no es cier-to que las disposiciones legales seansiempre morales y justas por el merohecho de que emanen de organismospolticamente legtimos.

    Frente a los que han conside-rado esta nota como una nueva eintolerable intromisin, los obis-pos han utilizado, como es habitual,una frmula de lo ms respetuosa conla libertad personal, hemos sido

    creados libres y para la libertad, consideraciones que ayuden al ejerci-cio responsable, que cuando vote-mos lo hagamos de manera verda-deramente libre y responsable.

    El gobierno que surja de estaselecciones tendr que reordenar, enel campo de la llamada ingeniera so-cial, todo lo que sistemticamente seha ido desordenando en los ltimostiempos:

    l 20 de noviembre estamosconvocados a unas elecciones

    generales. Esto no es novedad, Diosmediante, sern las dcimas eleccio-nes generales en la historia recientede Espaa. Pero s hay algo distintoen estas elecciones. El gobierno quese configure fruto de la mayora par-lamentaria que salga de estas eleccio-nes, tendr que afrontar una de lascrisis ms graves de los ltimos tiem-pos en Espaa.

    Los obispos espaoles, con talmotivo, mediante una Nota de la Co-misin Permanente, de lectura reco-mendada, han tratado de orientarel discernimiento moral para la justa

    toma de decisiones que afectan a larealizacin del bien comn. Resal-tando que cada uno deber sope-sar, en conciencia, a quin debe votarpara obtener, en conjunto, el mayor

    bien posible en este momento.

    La Nota se mueve en los prin-cipios pre-polticos del Derecho, evi-tando toda alusin partidista. Es ms:recuerda una verdad muchas vecesolvidada y que hasta hace poco erafrontispicio en cualquier Facultad de

    - Tendr que reordenar todo lorelacionado con la defensa de la vida ytutelar adecuadamente el derechofundamental a la vida humana, desdesu concepcin hasta su muerte natu-ral.

    - Tendr que reordenar todo eltema de la familia, debiendo recono-cer al matrimonio en su ser propio

    y especfico, en cuanto unin firme deun varn y una mujer ordenada al biende los esposos y de los hijos.

    - Tendr que ordenar el tema dela educacin, facilitando el ejerci-cio efectivo del derecho que asiste alos nios y jvenes a ser educados demodo que puedan desarrollar lo msposible todas las capacidades, evi-tando toda lesin del derecho delos padres a elegir la educacin filos-fica, moral y religiosa que deseen parasus hijos. Haciendo una especialmencin a la importancia de la asigna-

    tura de Religin, que deber ser regu-lada de la forma ms adecuada.

    Los obispos no han dejado dehacer mencin -naturalmente- al temade la grave crisis econmica, recla-mando polticas que favorezcan lalibre iniciativa social en la produccin

    y que incentiven el trabajo bien hecho,as como una justa distribucin de lasrentas. Especial es la mencin alparo juvenil y a las necesidades delos ms vulnerables, como son los an-

    cianos, los enfermos y los inmigran-tes.La legitimidad moral de los nacio-nalismos o regionalismos, siem-pre que utilicen medios pacficos yque respeten los temas anteriormente

    mencionados, se conjuga con una re-ferencia a la necesidad de tutelarel bien comn de la nacin espaolaen su conjunto, evitando los riesgosde manipulacin de la verdad histri-ca y de la opinin pblica por causade pretensiones separatistas.

    Por ltimo, no poda faltar la re-ferencia a las polticas guiadas porla bsqueda sincera de la paz, basadasen el respeto al Derecho, nacional e in-ternacional, as como en la promocindel entendimiento y de la solidaridadentre los pueblo y las culturas.

    Estamos ante un documentobreve, claro, conciso, respetuoso conla responsabilidad de todo ser huma-

    no y con la autonoma de lo temporal.Ahora slo nos queda a nosotros acer-tar en el ejercicio del derecho a votar.

    Antonio Urzaiz Gutirrez de TernMiembro de la Asociacin Catlica

    de Propagandistas

    Consigue todo el documento en:http://documentosepiscopales.blogspot.com/2011/10/nota-ante-las-elecciones-

    generales-de.html#!/2011/10/nota-ante-las-elecciones-generales-de.html

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    e cri en una familia ma-rinera, donde la figura

    materna es el referente principal, tantorespecto a lo humano como a la vida defe. Mi madre me ense a rezar y a ir ala iglesia. Pero, sobre todo, logr con-tagiarme una confianza plena en Dios yen la VirgenSantsima;la mismaque ellarespiraba.

    M iprimer re-c u e r d ocomo cris-tiano: ca-minar alsantuariomariano dePastoriza,en A Co-rua, parapresentar todas las cosas a los pies deMara. Luego, como la mayora de loschavales de mi poca, dej de ir a Misadespus de la Primera Comunin. Nome quise confirmar, porque me parecaabsurdo hacerlo sin haber practicado mife en mucho tiem-po. Pero el senti-miento religiosoestaba ah, no sehaba ido. Todas

    las noches reza- ba al acostarme,como haba hechodesde siempre en compaa de mi ma-dre. Pidiendo, hablando con Dios.

    A los 18 aos inici la carrera depsicologa y, como buen estudiante uni-versitario, adquir unas ms que decen-tes cualidades para jugar al mus. Estofue lo que cambi mi vida.

    En mi barrio haba una pea de

    mus. Ente los jugadores haba un seorde unos 35-40 aos quien, a las 18:30h.en punto, dejaba la partida para irse aMisa con el consiguiente cachondeo delresto de jugadores. Eso encendi unalucecita en m. l no se amedrentaba,sino que mostraba su fe de una mane-

    ra natural y gallarda.Un da,arrastradopor su va-lor, deci-da acom-paarle.

    No sequed elgesto enuna oca-sin ais-lada. Re-pet. Meiba dando

    cuenta de que Dios conduca mi vida.Una tarde, en la iglesia donde iba aMisa, el sacerdote en una homila hablde la necesidad de sacerdotes y de queyo poda ser uno de ellos (la propues-ta iba dirigida en general, claro, pero la

    sent personaliza-da en m). Confie-so que al salir de laiglesia me arda elcorazn. Recuerdo

    un detalle absur-do, pero signifi-cativo: esperando

    para cruzar una calle, con la luz delsemforo peatonal en rojo, me deca am mismo, yo puedo ser uno de ellos.Pero tan pronto se encendi la luz verdepara poder cruzar la calle, aquella ins-piracin se desvaneci, Un vacilncomo yo?... Imposible; no es serio

    Al poco tiempo, un sacerdote queacababa de celebrar las bodas de oro

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    ejerciendo su vocacin (D. Julio Prez,quien actualmente ejerce tareas misio-nales en Ecuador), me encontr por lacalle y me espet:quieres ir a unretiro?. Le dijeque s y, despusde ganar en unadiscoteca el pre-mio al disfraz msdivertido, cont amis amigos que alda siguiente partici-para en un retiro es-piritual. Lo del mus mehaba empujado, peroesta experiencia s quetransform mi vida.

    Aquellos dasde oracin me hicie-ron ver que, en pocaspalabras, hasta ahorahaba sido un cristianode pacotilla. No podaimaginar a un entrena-dor de ftbol que nofuese a los partidos,que no se formase paraadquirir nuevas des-trezas, indolente antelas victorias o derro-tas de su equipo Yo,cristiano, ni rezaba, nime confesaba, ni lea

    el Evangelio Haba que cambiar! Y elcambio se produjo. Comenc por rezarel rosario una vez a la semana; a confe-sarme una vez al mes; a aprovechar me-jor la Misa. Y tras nueve meses, como side un parto se tratase, naca un nuevoJos Carlos. De pronto, me haba con-firmado, lea el evangelio, dedicaba unrato intenso a la oracin y entr enel Seminario!

    Nadie poda creerse que yo habrade cambiar un proyecto de vida nor-mal y corriente, por una opcin menos

    aceptada en lo social. Nunca hubieranapostado un duro por mi perseveranciaen los caminos del Seor. Pero Dios s

    haba apostado. Ycortando aqu, po-dando all, se salicon la suya (sueloaadir que arries-g bastante conmi-go). Hoy veo quemi sacerdocio hasido un gran regalo

    del cielo; estoy feliz vi- viendo esta vocacin.Lo que ms me apasio-na es la oportunidadde devolver la paz alcorazn de las perso-nas que lo necesitan.

    Mi faceta comuni-cativa la descubrieronms bien otros. Ahorareconozco que me gus-ta el mundo de los me-dios de comunicacin,pero no lo saba alprincipio. Cuando veaa la gente participaren la TV, pensaba queacudan all los mejorpreparados y ms va-liosos Un solo datoa este respecto: cupe yo Ahora asumo

    mis participaciones semanales en losMedios como una oportunidad parasembrar; se trata de una gran respon-sabilidad, porque uno puede llegar amuchsima gente. Adems, como diceun amigo, es bueno que de vez en cuan-do se hable bien de la Iglesia. Empechablando de mi madre natural, biolgi-ca; termino elogiando a mi madre espi-ritual: el otro gran amor.

    Por Redaccin

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    S, es verdad,t tienes que vivir y scar tiene quemorir

    Cartas a Dios, el l-timo trabajo de Eric-Emmanuel Schmit,no deja indiferenteni a la razn ni a lafe de aquellos es-pectadores que noshemos olvidado de

    vivir cada segun-do de nuestra vidacomo si fuese el l-timo.

    scar, unnio que vivir cadauno de sus doce l-timos das de vida como si de una dca-da se tratase, la llevar a su plenitud nopor el cunto sino por el cmo. Y cmoafronta scar los ltimos das de su vida?Los afronta acompaado de Rose, unamalhumorada vendedora de pizzas, quese convertir en la persona que le tratecomo el enfermo de cncer que es, y la

    persona que le ensee el modo de vivir elsufrimiento y dnde est la fuente de laEsperanza, Dios.

    Qu importante es un buen acom-paante en las dificultades y en todo elacontecer de la propia vida! verdad?Ser Rose quien ensee a scar a cono-cer y a tratar con Dios, y quien se cuidede enviar al cielo las cartas que el niocomienza a escribirle.

    scar, con gran desparpajo, con-fianza, y sin que prevalezcan sus propios

    intereses, vivir todos los das,de su nueva y larga vida, enoracin con Dios, tomandoconciencia de l, aprendiendoa amar. Rose, a cambio, recibi-r de este nio todo su amor

    y, del Amor de Dios, un nuevocorazn.

    Esta pelcula se convierteen una gran oportunidad peda-ggica para mostrar la actitudcristiana ante la vida y el senti-do que tiene en ella la muerte.

    Que nadie me despierte, sino sloDios

    pocos das de recibirla noticia de la con-

    vocatoria de un ao de la fe,realizada por nuestro SantoPadre, Benedicto XVI, trae-mos a estas pginas unaobra que puede resultar su-mamente atractiva de cara ala preparacin de tal even-to.

    Meditaciones sobrela fe no es una obra al uso,en la cual se vayan desgra-nando los contenidos de la misma: el credo, el

    asentimiento creyente, nuestra respuesta a la revela-cin de Diostodo ello en clave de meditacin. No!Se trata de una obra mucho ms prctica y -por qu nodecirlo- mucho ms til.

    Nos ensea el autor de forma magistral a vivirde fe, articulando la obra en tres partes bien diferen-ciadas. En primer lugar, la virtud de la fe, en la cual

    va desgranando su significado vital: es participar de lavida de Dios, adhirindose a Jesucristo, reconociendonuestra propia incapacidad para apoyarnos slo en l.En la segunda parte nos habla del dinamismo de lamisma, exponiendo cmo la fe no es algo estancado,sino que pide del creyente el vivir en actitud de cons-tante conversin, entendida sta no como un cambioen nuestro actuar sino en nuestra mentalidad, el asu-mir los criterios de Cristo Jess, como dira S. Pablo.

    Y, por ltimo, su actualizacin , que se realiza en lossacramentos, la oracin y la caridad.

    Hay una idea central que se repite de continuo,y que yo dira que es el verdadero prisma desde el queaborda los distintos temas, y es el de la radicalidadevanglica. El autor no slo propone sino que enseaa vivir desde la ptica de Dios, que permite vernos anosotros mismos, y a la realidad que nos rodea, comosi lo hiciramos con los ojos de Dios. Su lectura nodeja indiferente, es ameno, al mismo tiempo que pro-fundo; quien lo lea encontrar en l un verdadero ma-nual de vida espiritual para el cristiano actual, conrespuestas a grandes interrogantes, aderezadas contestimonios constantes de santos y de grandes maes-tros en la vida espiritual, que iluminan, con su vida yexperiencia, nuestro caminar.

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