Barcelona-Albert Martí_entrevista a Albert Martí i Galceran (1946)

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    rías y aplecs que periódicamente vienen celebrándosetienen ocasión de admirar a los millares de hombres •mujeres con el alma presa en el ingenuo é inefable hechizo de la sardana.

    No hay sardanista en Barcelona ni en toda ataluñtque desconozca al popular tenora Albert Marti, que ayeen la cabla B arcelona y hoy en la que lleva su nombreocupa el más destacado lugar de los instrumentistas. /.él, pues, no s hemos dirigido para que nos contara algtde su vida, creyendo de sumo interés para los amablelectores de estos cuadernos de Editorial ALAS, unas lineas biográficas acerca die tan señalada y reconocida personalidad.

    En el curso de nuestra conversación, recabamos loprimeros datos. Albert Martí vio la luz primera en eaño 1883, en La Escala, conservando entrañable afecUhacia su pueblo nativo. Tanto le quieren los hijos daquella comarca amp urdanesa que llega a dolerles cuando alguien de fuera nombra al preclaro tenora t'Alberde La Bisbal , por el mero hecho de haber formad'parte de su cabla durante veintiún años.

    Indagamos la influencia musical que haya podido re

    coger de sus ascendientes: su padte) tocaba el cornetín ;un hermano empezó a estudiar el clarinete, obligándola abandonar la música su precario estado de salud. N i

    .asi nuestro biografiado, quien desde su más tierna infancia demostró una extraordinaria disposición para loestudios musicales. A los doce años pasó a integrar la cebla de La Escala, a Ventalla como primer tenora, pasando más tarde a Castelló, poniendo de manifiesto un<facilidad y ductibilidad nada comunes en el dominio dsu instrumento predilecto.

    No tardó en trasladarse a Barcelona, asistiendo a laclases del Conservatorio, con el maestro Purrini, bajcuya dirección perfeccionó sus estudios. S in embargo, A,bert Marti no olvidó su tierra ampurda nesa y en el añ

    ipoo entró en la cobla La Principal , de La Bisbal, su¿tituyendo al notable ejecutante M ariano Calvet, parquien tiende unas palabras de grato recuerdo. Por allá taño 1923 pasó a la Barcelona y después a la que llev.su nombre, donde hoy, por la maestría de sus ejecucionespo r su dicción impecable y por las sonoridades que sabextraer de su instrumento, Albert Marti ha consolidadsu prestigio como primerísima figura entre los m ejoreintérpretes musicales de la sardana.

    Nos agrada conocer sus preferencias y no rehuye occsión de pronunciarse.

    —-Garreta, Garreta —> nos dice —. Plácenme, en pn

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    mer lugar, los maestros Garreta y Morera, cada uno, claro está, dentro de su género. Morera es un genio queenardece nuestros sentimientos y es, con un sentido dealta superación, el continuador de la obra de Pep Ventura. Luego, Toldrá, Cátala, Serra...

    Afable, con extremada amabilidad, asiente a nuestrointerrogatorio y nos habla de sus principales excursionesartísticas al extranjero con la cobla La Principal de LaBisbal: Perpignan, Cette, Narbonne, Béziers... Fué enBéziers — añade — donde tuve el honor de figurar comotenora solista en una Reputada orquesta de doscientos cincuenta pxofesores, en la representación de Los Diosessin corona , ópera de Delmas, en cuyo interpretación sorprendióme la enhorabuena del directorsdel Conservatoriode París, encantado de la tenora, que—dijo — producela más rica sonoridad.

    Pero cuando Albert Martí logró un triunfo apoteó-sico, consagrándose definitivamente como primerisimo tenora, fué en el año 1002, en el mem orable concurso integrado por nueve coblas y en el que por vez primera seinterpretó Toe d'oració , de Pep Ventura, arreglo delmalogrado maestro Nicolau. Interpretó el solo comaun

    dulcísimo eco, tan refinadamente expresivo, que el

    público, cautivado por el inspirado acento de la tenora,estalló en una efusiva y prolongada ovación.

    Al mismo tiempo, nos habla Albert Martí del efectoque ha producido la sardana en ilustres personalidadesy nos recuerda que en el Ateneo Barcelonés, el célebreStrawinsky se mostró asombrado por sus encantos; elmaestro Falla y el famoso com positor Strauss, pusieronde manifiesto su simpatía por ese aspecto tan típico denuestra música. Este último confesó, al partir, que la •más grata impresión que se llevaba de su estancia ennuestra ciudad, era la de haber escuchado a la coblaBarcelona .

    Albert Martí ha interpretado, en la sociación de

    Amigos de la Música, que dirigía el malogrado maestroPujol, las sardanas Nydia y María , de Julio Garreta,habiendo formado parte de las orquesta Sinfónica y otrasde gran renombre en nuestra ciudad. Al propio tiemponos afirma su entusiasmo y veneración por la obra del'avi Pep , a quien — dice — debemos las coblas cuan

    to somos.Qiieremos también una anécdota. Cómo no anotarla,

    si es colofón obligado de todo interrogatorio periodístico.Albert Martí no le da importancia, pero nosotros la trasladamos a estas páginas, para que en ellas quede constancia de los comienzos de nuestro biografiado. Contaba

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    dieciséis años cuando un día hubo de salir contratadopara una cobla-orquesta de Santa Coloma de Farnés, invitándosele, en la hora del baile, a hacer prodigios con eicontrabajo. Bien excusóse nuestro hombre, alegando qutno era éste el instrumento de su profesión. Al fin logreconvencer al auditorio y dejáronle que probase con letenora. uál no fué la sorpresa y el pasmo del públiccal comprob ar la impecable labor del joven ampurdanés .en aquellos tiempos en que tanto abundaba n las sardanas obligadas de tenora y en los que se exigía una justeejecución más que una perfecta dicción. Desde aquella:fechas, Albert Martí ha ido ganando un merecido prestigio, alcanzando por doquier halagadora y justa popularidad.

    En su Academ ia para la enseñanza de tenora, tiple clarinete y en sus constantes intervenciones en concierto:y audiciones de sardanas, ha ido afirmando Albert Martisu bien cimentado prestigio y en el breve comeyito qutdejamos pergeñado, nos ha sido grato evocar con él hechos y recuerdos de un pasado inolvidable, que justifica plenamente el interés y el entusiasmo con que m¡liare,de sardanistas emprenderían largas caminatas para oír ecanto de su tenora, interpretando con insuperable maestría las notas de Juny , El cavaller enamorat o Soixenf.

    D O M I N G O j U X C A D r I I A

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