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Proyecto “Mejorando los medios de vida de los Pueblos Indígenas alto - andinos, a través del fortalecimiento de la seguridad de la tenencia de la tierra y el acceso a los recursos naturales en Bolivia y Perú”. APORTES AL MARCO CONCEPTUAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR EN LAS COMUNIDADES INDÍGENAS ALTO-ANDINAS DEL PERÚ: ANÁLISIS Y SISTEMATIZACIÓN SOBRE INDICADORES DE POBREZA Y CALIDAD DE VIDA Elaboración y edición: Flavia Noejovich (consultora) Rosaura Minaya (coordinadora de proyecto) APECO, Comité Peruano de la UICN (CP- UICN) Lima – Perú, abril de 2009

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Proyecto “Mejorando los medios de vida de los Pueblos Indígenas alto - andinos, a través del fortalecimiento de la seguridad de la tenencia de la tierra y el acceso a los

recursos naturales en Bolivia y Perú”.

APORTES AL MARCO CONCEPTUAL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE

INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR EN LAS COMUNIDADES INDÍGENAS ALTO-ANDINAS DEL PERÚ: ANÁLISIS Y SISTEMATIZACIÓN

SOBRE INDICADORES DE POBREZA Y CALIDAD DE VIDA

Elaboración y edición: Flavia Noejovich (consultora)

Rosaura Minaya (coordinadora de proyecto) APECO, Comité Peruano de la UICN (CP- UICN)

Lima – Perú, abril de 2009

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INDICE I. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………………….…………. ..03 II. CARACTERÍSTICAS DE LOS ANDES PERUANOS

2.1Características socioambientales de la población de los andes peruanos……………………..… ……...04 2.2 Características culturales de la población de los andes peruanos………………………………………...09 III. LOS SISTEMAS NACIONALES DE INDICADORES DE POBREZA/CALIDAD DE VIDA DE PUEBLOS INDÍGENAS EN AMÉRICA LATINA Y EN PERÚ 3.1 Una visión comparada en América Latina..............................................................................................14 3.2 Cómo se mide el bienestar en el sistema nacional de indicadores del Perú..........................................17 3.3 Información sobre población indígena en el Perú: estadísticas y censos……………………... ………...20 3.4 Vacíos en el sistema nacional de indicadores para la medición del bienestar de los comunidades indígenas altoandinas en Perú ……..………………………………………………...........................................22 IV. ALGUNAS EXPERIENCIAS SOBRE SISTEMAS DE INFORMACIÓN E INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR……………………………………………………………………………………………………...24 V. MARCO INSTITUCIONAL PARA EL DESARROLLO DE INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR ……………………………………….…………………………………………………………………26 VI. APORTES AL MARCO CONCEPTUAL PARA LA DEFINICIÓN DE INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR ……………………………………………………………………………………………………….....31 6.1 Delimitación del ámbito geográfico…………………………………………………………………………… 31 6.2 Tipología de comunidades campesinas ……………………………………………………………………...32 6. 3 Aproximaciones a la idea de bienestar desde el punto de vista de las comunidades y criterios para la construcción de indicadores culturales………………………………………..................34 VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES………………………………………………………………..41 BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………………………………...42

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I. INTRODUCCIÓN El presente documento presenta el análisis y sistematización sobre indicadores de pobreza/calidad de vida de comunidades campesinas altoandinas del Perú como aporte al marco conceptual para la construcción de indicadores culturales de bienestar. En la primera parte del documento se proporciona información general sobre el ámbito geográfico y las características generales de la población indígena altoandina, en la segunda parte, se describe como se mide la pobreza/calidad de vida en el país con énfasis en la población indígena, se analiza la información sobre población indígena existente y se hace un breve resumen de las experiencias de la construcción de indicadores culturales en el país. En la parte tercera, se presenta un análisis institucional para encaminar acciones de incidencia que busquen integrar indicadores culturales de bienestar de comunidades campesinas altoandinas en los diferentes sectores con la finalidad de que sirvan para la definición de políticas públicas y proyectos de diferente escala. Con estos insumos se presentan aportes al marco conceptual para la construcción de indicadores culturales de bienestar en el cual explicaremos la justificación para enfocarnos únicamente en la población indígena altoandina. Como una importante conclusión se sostiene que para entender mejor la realidad de los Pueblos Indígenas de la región altoandina será necesario elaborar una tipología de las distintas comunidades identificadas como sitios para el desarrollo de los casos piloto, buscando cubrir la diversidad de comunidades y formas de organización indígena que existen en la región. El presente trabajo se enmarca dentro del ámbito del proyecto “Mejorando los medios de vida de los Pueblos Indígenas en áreas de montaña Bolivia y Perú, a través de una mayor seguridad en la tenencia de la tierra y el acceso a los recursos”, en relación a su objetivo de disponer de indicadores culturales para medir condiciones de bienestar de los Pueblos Indígenas altoandinos. El proyecto es coordinado por la Oficina Regional de la UICN Sur y el componente peruano es ejecutado por APECO en representación del Comité Peruano de la IUCN.

II. CARACTERISTICAS DE LOS ANDES DEL PERÚ 2.1 Características socioeconómicas de la población de los Andes peruanos Los Andes han sido ocupados por el hombre desde hace miles de años y se afirma que el Perú cuenta con la mayor densidad de población en altura del mundo (Mittermeyer et al, 1997). La población de esta región, mayoritariamente indígena, ha sido la más impactada por las políticas y proyectos de desarrollos promovidos por el Estado. Presenta uno de los mayores niveles de pobreza del país. En la sierra el 14% de los habitantes no tiene ningún nivel educativo y sólo el 14% tiene estudios superiores. Alrededor del

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67% se encuentra en situación de pobreza, y un 38.4% en extrema pobreza1, siendo los indígenas los más pobres de la región. Asimismo, la región andina fue la más afectada por la violencia que azotó al país durante la década de los 80 y parte de los 90. Miles de muertos, desaparecidos y desplazados, contribuyeron a desmembrar las familias y la dinámica comunal, afectando también sus cultivos y cultura; por ejemplo, familias que tenían algún hijo senderista, tuvieron que abandonar la comunidad porque eran marginados por éstas, aún cuando los padres no tuvieran ninguna vinculación o afinidad con Sendero Luminoso (com. personal Vicky Montoya, IIAP).

La población indígena de esta región proviene de dos grupos étnicos, que son además los de mayor población a nivel nacional: el quechua, que representa al 88% de personas que hablan una lengua nativa en el país y el aymara, que representan al 7%. La población aymara vive predominantemente en el sur de la sierra mientras que la quechua se extiende a lo largo y ancho de la región andina2. Las regiones con mayor población quechua y aymara son Cusco y Puno respectivamente.

Los Andes peruanos ocupan aproximadamente el 27% (39’200.000 hectáreas) del territorio nacional y cuentan con distintos tipos de hábitat tales como: yungas, bosques de niebla de montaña, puna, altiplanicies muy secas y la vertiente occidental, que desciende de la cuenca del Amazonas (Mittermeyer et al 1997; Recharte et al, s/f). El Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú define esta región

como aquellas tierras que se encuentran por encima de los 2.000 msnm. Se calcula que entre esta altura y los

5,000 msnm. Viven aproximadamente el 30% de la población del Perú (Recharte et al, s/f), Las actividades principales de la región son la agricultura y la minería. La agricultura se caracteriza por estar basada predominante en la diversidad de cultivos y en la pequeña producción. Sin embargo, actualmente el sector agropecuario, representa solo el 7.6% del PBI nacional, que constituye la mitad de lo que fue hace cuatro décadas. La pequeña producción (entre 3 y 9.9 ha), alcanza aproximadamente al 92.11% del total de productores a nivel nacional distribuidos de la siguiente manera: costa: 15.1% selva: 14.3 % y sierra 70.6%; mientras que la mediana producción (20 a 49.9 ha) y la producción a gran escala (más de 50 ha) equivalen al 4.85% y 3.04 % respectivamente (Torres Lozada, s/f). En los últimos años la región está viviendo un importante crecimiento de la minería y el turismo.

La zona altoandina puede definirse como aquella que se encuentra por encima de los 3500 msnm y alberga ecosistemas de puna húmeda, puna seca y páramo. Estos ecosistemas ofrecen importantes

1 http://www.cepes.org.pe/prueba_site.shtml?apc=zzvx1--&s=i 2 http://siteresources.worldbank.org/EDUCATION/Resources/278200-1169235401815/Peru.pdf.

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servicios ambientales, tales como: provisión de agua, prevención de la erosión de suelos, almacenamiento de carbono, diversidad de plantas medicinales, potencial turístico (Huerta Ch. L. 2002, citado en Recharte et al, s/f). Por su ubicación en las cabeceras de cuenca húmeda cumplen una importante función en la regulación hídrica; asimismo, los pastos naturales de esta región altoandina, ubicado por encima de los 3.300 msnm, son de gran importancia para las poblaciones de camélidos sudamericanos (Recharte et al, s/f). En las tierras más altas, las principales actividades son la ganadería (el 30% de la ganadería vacuna a nivel nacional; el 75% de la ganadería ovina y el 90% de la de camélidos) y el manejo forestal, con algunos cultivos de altura; el manejo forestal; y en mucho menor medida, algunos cultivos de altura (Tapia, 1997). Los andes peruanos presentan mayor vulnerabilidad al cambio climático, los estudios demuestran que los glaciares de ésta región ha venido retrocediendo aproximadamente 15% como promedio en los últimos 25 años, lo que pronostica problemas de abastecimiento y regulación de aguas a mediano plazo (Recharte et

al, s/f). Como se observa en el siguiente cuadro anterior se puede observar que los departamentos ubicadas en los andes peruanos son los que presentan mayores índices de pobreza3.

CUADRO RESUMEN DEL MAPA DE POBREZA POR DEPARTAMENTOS, 2006 ELABORADOPOR EL FONDO DE COOPERACIÓN PARA EL DESARROLLO SOCIAL (FONCODES)4

QUINTIL DECARENCIAS

DEPARTAMENTOS Nro. de POBLACION 2007 departam. TOTAL %

Más Pobre Huancavelica, Huanuco, Cajamarca, Apurimac, Ayacucho, Loreto, Amazonas, Pasco

8 5.169.682 19%

Quintil 2 Cusco, Puno, Ucayali, Piura, San Martín 5 5.277.126 19%

Quintil 3 Ancash, Junín, Madre de Dios, La Libertad, Lambayeque, Tumbes, Ica

7 6.040.644 22%

Quintil 4 Moquegua, Arequipa, Tacna 3 1.602.617 6%

Menos Pobre Lima, Callao 2 9.322.088 34% TOTAL 25 27.412.157 100% Nota: El dato censal no incluye la población omitida. Fuentes: Censo de Población y Vivienda 2007-INEI Elaboración: FONCODES/UPR

3 Ibíd. 4 Extraído del Informe presentado por los Estados partes de conformidad con el artículo 9 de la Convención. Decimonoveno informe periódico que los Estados partes debían presentar en 2006*. PERU, para el COMITÉ PARA LA ELIMINACIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN RACIAL. Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. CERD/C/PER/14-17. 12 de marzo de 2009. ADVANCE UNEDITED VERSION, http://www2.ohchr.org/english/bodies/cerd/docs/CERD.C.PER.17_sp.doc

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Si bien los indicadores de pobreza usados oficialmente son criticados por el etnocentrismo y su enfoque predominantemente urbano, de cualquier manera sirven de referencia para ilustrar la situación de la población de la sierra. Según la encuesta nacional de niveles de vida realizada en 1997 el 68,1% de hogares rurales de la sierra, el 64,9% de hogares de la selva y el 52,8% de hogares de la costa se encuentran en situación de pobreza; el 30% de estos hogares rurales se encuentra en situación de

extrema pobreza (Oliart, s/f). Aun cuando es difícil determinar la situación exacta de las comunidades campesinas por la falta de censos específicos para estas, el cruce de información de los censos de pobreza por regiones y distritos con el catastro y registro de comunidades campesinas reconocidas y tituladas nos permite apreciar que muchas comunidades se encuentran hoy en día en situación de pobreza extrema y en proceso de desintegración.

Fuente : FONCODES www.foncodes.gob.pe

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Esta población organizada mayormente en comunidades campesinas de la sierra enfrentan otros problemas, como la falta de infraestructura y servicios y recursos en general para vincularse con los mercados, inseguridad en la tenencia de la tierra, erosión de suelos y contaminación de aguas y ríos. Hay cosas que cambian radicalmente la vida de la comunidad, como la minería, que afecta principalmente el tema de la propiedad de la tierra y el recurso agua, además de distorsionar la economía local/tradicional; también la iglesia evangélica y Sendero Luminoso ha producido cambios significativos en la cultura y la estructura de las familias indígenas (com. Personal Vicky Montoya, IIAP). Se puede apreciar que las comunidades que están más integradas a los mercados han vivido este proceso sin contar con políticas y mecanismos que facilitaran dicha integración de forma que no se vieran alteradas sus prácticas, normas e instituciones tradicionales (Oviedo y Noejovich, 2005). En algunos casos, las comunidades han aprendido a convivir en ambos sistemas, en otros todavía se puede ver a algunas comunidades con poca noción del valor del dinero; en estas, las instituciones tradicionales para el intercambio de bienes son las que prevalecen, principalmente basadas en los principios de reciprocidad y redistribución. En un gran número de ellas, sin embargo, estas instituciones tradicionales y prácticas se encuentran en proceso de erosión (Ibíd., 2005). Aun cuando existen importantes avances a nivel de formulación de políticas referidas a comunidades campesinas, estas están acompañadas de una serie de contradicciones. La excesiva sectorialización de las competencias del Estado y la falta de comprensión de las características culturales y necesidades reales de las comunidades, así como la resistencia a abandonar un paradigma de desarrollo que ha probado ser inadecuado para las zonas rurales y no garantiza el bienestar de su población, son algunos de los principales escollos con que se enfrentan las comunidades.

Gran parte de la población que viven en los andes peruanos tiene orígenes indígenas, se encuentran organizados principalmente en comunidades campesinas, aunque no todas ellas reconocidas formalmente ni se han demarcado la totalidad de sus tierras, a pesar de los esfuerzos del Estado por regularizar la tenencia de la tierra a través de programas como el PETT (Programa Especial de Titulación de Tierras y Catastro Rural), por lo cual los datos que se tienen no son del todo exactos. En el Perú existen aproximadamente alrededor de 5818 comunidades campesinas, la gran mayoría se encuentra en la sierra, en las regiones de Cusco y Puno, solo algunas en costa y selva.

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COMUNIDADES CAMPESINAS Y SU ESTADO DE TITULACIÓN POR DEPARTAMENTOS

Departamento Con reconocimientoOficial

Con Título de Propiedad Sin Título de Propiedad Número % Número %

AMAZONAS 52 52 100.00 0 0.00 ANCASH 345 221 64.06 124 35.94 APURIMAC 442 326 73.76 116 26.24 AREQUIPA 100 57 57.00 43 43.00 AYACUCHO 577 370 64.12 207 35.88 CAJAMARCA 107 79 73.83 28 26.17 CUSCO 886 647 73.02 239 26.98 HUANCAVELICA 565 470 83.19 95 16.81 HUANUCO 257 109 42.41 148 57.59 ICA 9 2 22.22 7 77.78 JUNIN 389 349 89.72 40 10.28 LA LIBERTAD 120 41 34.17 79 65.83 LAMBAYEQUE 25 16 64.00 9 36.00 LIMA 287 173 60.28 114 39.72 LORETO 75 41 54.67 34 45.33 MOQUEGUA 75 71 94.67 4 5.33 PASCO 73 63 86.30 10 13.70 PIURA 136 120 88.24 16 11.76 PUNO 1251 935 74.74 316 25.26 SAN MARTIN 1 1 100.00 0 0.00 TACNA 46 45 97.83 1 2.17 TOTAL 5818 4188 71.98 1630 28.02 Fuente: Directorio de Comunidades Campesinas. PETT 2002. Ministerio de Agricultura. Extraído de Allpa. Comunidades y desarrollo. CEPES y Grupo Propuesta Ciudadana. www.allpa.org.pe.

2.2 Características culturales de la población de los andes peruanos En el Perú podemos identificar dos grandes etnias que ocupan la región andina: quechua y aymara. Que tienen cosmovisiones y prácticas culturales y ancestrales propias Para el caso de la construcción de indicadores culturales de bienestar, es importante esta característica cultural ya que definirá su plan de vida, conjuntamente con otros factores que van más allá del origen étnico (históricos, geográficos, influencia externa, tipo de actividad).

El concepto de “pueblos” cuando partimos de un enfoque de derechos colectivos, permite identificar a aquellos grupos de la sociedad que comparten un origen cultural común y necesidades o derechos especiales en razón de sus características y vinculación con la tierra-territorio, recursos, historia. Estos derechos colectivos que se les reconoce en tanto pertenecen a un pueblo indígena serán fundamentales y deberán tomarse en cuenta para delimitar el objeto de estudio (sólo comunidades de origen indígena) y

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definir el marco conceptual (bienestar desde un enfoque cultura-indígena); así como para el proceso de definición, implementación y aprobación de los indicadores (e-g- derecho a decidir sus propias prioridades de desarrollo; de participación, consulta; a participar en la administración y manejo de los recursos naturales existentes en sus territorios; la definición de territorio tradicional y los derechos que conlleva; las obligaciones del Estado y terceros; etc., contenidos en el Convenio 169 de la OIT). Además, deberán tomarse en cuenta, como orientación de política, los postulados de la Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas. Pero, para fines prácticos y operativos, el sujeto de derecho o, si se quiere, de estudio, debe partir de la comunidad campesina como tal. Sin embargo, es necesario puntualizar que no todas las comunidades campesinas de ésta región son indígenas y aquellas que lo son, en muchos casos no quieren reconocerse como tal, por la connotación peyorativa que ha tenido históricamente el término. Adicionalmente, existen comunidades campesinas indígenas no reconocidas o cuyos miembros poseen título de propiedad individual. Contrario a lo que se cree, estas comunidades no son homogéneas, sus realidades, la vitalidad de sus patrones culturales, la vigencia de normas consuetudinarias e instituciones ancestrales, y expectativa en cuanto al bienestar pueden variar enormemente de una comunidad o de una región a otra; por ejemplo, la realidad es diferente para las comunidades afectadas por la minería que para aquellas castigadas por la violencia que afectó al Perú entre los años 80 y 90 o las que viven más alejadas del mercado. Al respecto, existe un Mapa Etnolinguístico Oficial42 del año 1994 y la Dirección Nacional de Educación Bilingüe e Intercultural posee información etnolingüística organizada según número de habitantes y localización, que nos permite tener una idea aproximada de la ubicación y número de habitantes pertenecientes a los pueblos quechua y aymara.

CUADRO ETNOLINGUÍSTICO, SEGÚN NÚMERO DE HABITANTES Y LOCALIZACIÓN: AYMARA Y QUECHUA

FAMILIA LENGUAS y DIALECTOS TOTAL LOCALIZACIÓN

AYMARA

Aymara Cisandino del Centro (Jacaru o Cauqui) 1.200 Distritos de Tupe y Cachuy, en

Yauyos, Lima. Aymara Cisandino del Sur 2.850 Palca, Candarave. Aymara Interandino del Sur 350.320 Área del lago Titicaca, Puno.

QUECHUA

Quechua, Ancash, Chiquian 25.000 Provincia Bolognesi, Ancash.

Quechua, Ancash, Conchucos Norte 200

Pomabamba-San Luis. (Ancash), Huacrachuco (Huánuco).

Quechua, Ancash, Conchucos Sur 250

Chavín, San Luis, Llamellín. (Ancash), Huacaybamba(Huánuco).

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Quechua, Ancash, Corongo 15 Sihuas-Corongo. Quechua, Ancash, Huaylas 300.000 Huaraz, Carhuaz, Caraz, Callejón

de Huaylas. Quechua, Ancash, Sihuas 10.000 Sihuas.

Quechua, Apurímac 350.000 Aymaraes, Chuquibambilla, Anta.

Quechua, Ayacucho 1'000,000 Ayacucho, Andahuaylas, Huancavelica.

Quechua, Cajamarca 35.000 Distritos Los Baños, Chetilla, Cajamarca.

Quechua, Chachapoyas 5.000 Provincias Chachapoyas, Luya.

Quechua, Cotahuasi 16.000 Arequipa, provincia La Unión.

Quechua, Cuzco Puno 1'500,000 Cusco, Arequipa Noreste. Quechua, Huanca, Huaylla 75.000 Provincias de Huancayo y

Concepción. Quechua, Huanca, Jauja 31.000 Provincia de Jauja. Quechua, Huanuco, Dos de Mayo - Margos – Chaulán

55.000 La Unión, Ripán, Huallanca, Sillapata, Yanas, Obas, Chuquis.

Quechua, Huanuco, Huallaga 40.000 Noreste del departamento

de Huánuco. Quechua, Huanuco, Huamalíes, Dos de Mayo

38.000 Monzón, Huamalíes, Dos de Mayo.

Quechua, Huanuco, Marañon 12.000 Huacrachuco, San Buenaventura,

Pinra, Huacaybamba. Quechua, Huanuco, Panao 17.000 Panao.

Quechua, Junín Norte 40.000 Norte de Junín, Carhuamayo, Ondores, San Pedro de Cajas.

Quechua, Lambayeque 20.000 Incahuasi, Cañaris.

Quechua, Lima, Cajatambo 11.000 Oyón, Pachangara, Andajes, Maray, Copa, Cujul, Cajatambo, Pacaraos.

Quechua, Pasco, Santa Ana Tutsi 10.000 Huariaca. (Pasco)

Quechua, Pasco- Yanahuanca 20.000

Yanahuanca, Vilcabamba, Tapoc, Chacayán, Páucar, Goyllarisquizga.

Quechua, Pastaza 4.000 Ríos Pastaza, Huasaga, Urituyacu

Quechua, San Martín 20.000 Sisa, Lamas y otros distritos.

Quechua, San Rafael Huariaca65.000 Ambo, Sur de Huánuco, San Rafael, Mosca, Pallanchacra.

Quechua, Yauyos 19.000 San Pedro de Huacarpana, Apurí, Madean-Viñac, Huangáscar, Alis.

Quichua, Napo 10.000 Región del río Napo. Quichua, Pastaza Norte 2.000 Río Tigre, Álamos.

Fuente: Extracto de Cuadro de Comunidades indígenas del Perú. DINEBI, Inés Pozi S. http://www.proyectopueblosindigenas.org/espanol/interior/05_pueblos_indigenas/cuadro_comunidades.html

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A pesar de los cambios sufridos a través de la historia, aún existen algunas comunidades campesinas indígenas que mantienen vivas sus tradiciones y sistema tradicional de tenencia de la tierra, que combina la propiedad comunal con la parcela familiar, siendo la unidad familiar en la mayoría de comunidades andinas la principal unidad productiva y de consumo ((Mayer 2002; Orlove y Custred 1980, citados en Postigo et al, 2008). No se puede ignorar que las crecientes relaciones con la economía de mercado pueden generar o aumentar la tensión entre la comunidad y las unidades familiares al interior de la misma por el control de las tierras, el agua y las ganancias derivadas del aprovechamiento de los recursos (Postigo et al, 2008). En consecuencia, la organización comunal continúa debilitándose. Algunos estudios realizados en la región andina evidencian que existen muchas comunidades que preferirían la titulación individual de sus tierras, aunque preservando cierta forma de organización comunal para tratar temas comunes y afirmar la frontera comunal. Algunos autores se preguntan si es ello compatible con la cosmovisión andina o si se estaría avanzando hacia una desintegración de la comunidad como forma de organización indígena5. En este contexto la comovisión andina de las comunidades campesinas indígenas que habitan los Andes juegan un rol importante ya que estas son herederas de las culturas precolombinas, que desarrollaron una cosmovisión única estrechamente ligada a la naturaleza, en la cual el hombre constituía un elemento más de su entorno. La cosmovisión andina ancestral estaba centrada en la tierra, la Pachamama, la que había creado todos los seres de la naturaleza. El hombre, que era hermano de los animales y de las plantas (Salas, 2008), habitaba uno de los tres mundos: el mundo de arriba, Hananpacha, de dioses; el mundo de en medio, Kaypacha, de los hombres; y el mundo de abajo, Ukhupacha, de los muertos6. Esta cosmovisión regía toda la vida de la comunidad, desde los aspectos económicos, religiosos, las fiestas, la organización social, el matrimonio, la agricultura. La organización social en el mundo andino estaba representada en el ayllu, cuyos miembros, estaban unidos por lazos de parentesco. El ayllu estaba integrado por una familia extensa y diversas familias nucleares; un conjunto de ayllus conformaban señoríos y reinos existiendo jerarquías entre los distintos ayllus que integraban dichos señoríos7. En el ayllu también estaban representados los tres mundos: la Sallqa (comunidad de seres de la naturaleza), la Runa (comunidad humana) y la Wak’a (comunidad de los seres espirituales o divinidades), que a su vez estaban representadas en la chacra (uywa chakra, mikhuy chakra), en torno a la cual giraba la vida del ayllu (Salas, 2008).

5 Urrutia C, Jaime. S/f (b). CEPES. 6 http://www.geocities.com/piedraspaisajesandinas/Bases_Andinas.html. 7 http://serhistorico.blogspot.com/2006/07/panacas-y-ayllus.htm.

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En la sociedad andina ancestral lo colectivo primaba sobre lo individual8. A través de la reciprocidad se regulaba la producción y distribución de bienes; no existía la acumulación, pues el excedente se redistribuía o se almacenaba para situaciones especiales (fiestas, épocas de sequía, etc.). Durante el imperio Inca la reciprocidad operaba a dos niveles: a nivel de ayllu, donde el trabajo y la distribución se regían por el principio de reciprocidad y en las prestaciones de servicios al Estado inca ( Murra, 1972 en Rostworoswski, 1988. En los inicios del Imperio Inca la autoridad se ejercía a través de la reciprocidad y la minka (Rostworoswski, 1988). La minka puede ser definida como: “…rogar a alguno que me ayude prometiéndole algo” (González Holguín, 1952, en Rostworoswski, 1988: 62). Las características ecológicas del espacio andino fueron determinantes en la organización y el sistema de producción de la sociedad andina. El sistema de producción andina era –y sigue siendo- indivisible de la biodiversidad, en la cual se basa para realizar un manejo vertical (a través de andenes de cultivo) de los ecosistemas que les permitió desarrollar una amplia variedad de cultivos adaptadas a la diversidad de ecosistemas; esto constituía, y constituye aún hoy en día para muchas comunidades campesinas, una estrategia de seguridad alimentaria (Ccanto Retamozo et al, 2007). De esta manera, a pesar de las dificultades geográficas (áreas de cultivo dispersas y a distintas altitudes) lograron desarrollar un sistema agrícola eficiente.

La agricultura se organizaba por cuencas hidrográficas, incluyendo las subcuencas y sus pisos ecológicos. El hombre andino aprendió a adaptarse y controlar su entorno, creando una tecnología y técnicas eficientes para superar la adversidad del clima, incluyendo la observación astronómica que les permitió crear un calendario agrícola; e indicadores ecológicos para cada microclima, basados en el estudio del comportamientos de los animales y las plantas (Sánchez Barba, 2009). Pese a las persistentes políticas desde la corona primero y luego del Estado peruano, que iniciaron un proceso de erosión de la cultura andina que continua hasta nuestros días, diversos elementos de ésta cultura han logrado permanecer, aunque dispersos y asistemáticos (Sánchez Barba, 2009). Por ejemplo, la diversidad de cultivos y conocimientos y prácticas asociados a la agricultura; los sistemas de semillas y normas y principios del derecho consuetudinario quechua permanecen vivos en muchas de las comunidades (Llacsa Tacuri, 2006). La etnicidad y la cultura de un pueblo indígena están sin duda estrechamente ligadas a la tenencia de la tierra. La tierra es el espacio en el cual se desenvuelven los diversos elementos que conforman la cosmovisión de un pueblo. El derecho andino se sustenta en el vínculo de parentesco y el derecho a la

8 http://serhistorico.blogspot.com/2006/07/panacas-y-ayllus.htm.

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tierra es un derecho ancestral que subsiste hasta hoy. Este derecho a la tierra se sustenta en una condición inherente al ser humano, la tierra es su pariente, el que no tiene tierra es un wakcha, un huérfano (Noejovich H, 2003). Es por ello que los problemas relacionados a la propiedad de la tierra, y el acceso y control de recursos tiene directa relación con los proceso de erosión cultural en la sierra del Perú. Para el indígena de hoy la tierra sigue siendo lo más importante, el ahorro está destinado a mantener la parcela. La seguridad es importante, en especial después de Sendero Luminoso. También la propiedad de la tierra, miedo a perder la tierra y recursos como el agua, por la minería principalmente, todos estos agentes trastocan la vida y de la comunidad y causan impactos en su cultura (com. personal Vicky Montoya, IIAP.). Dentro del territorio comunal existen las parcelas familiares, formadas por tierras agrícolas y pastos; se accede a estas parcelas, principalmente, a través de la herencia y el matrimonio. De esta manera, al interior de cada comunidad existe un mercado de tierras que es controlado por las normas de la comunidad que determinan quien compra y cuanto. (Gálvez Revollar, s/f). La toma de decisiones respecto a la economía de la unidad familiar esta basada en una combinación de variables que incluyen el acceso y control sobre la tierras, la fuerza de trabajo, los medios de producción y si dicha producción es para el mercado o con fines de subsistencia (Golte y de la Cadena 1983, citado en Postigo et al, 2008).

En respuesta ha salvaguardar los derechos de los Pueblos Indígenas y de promover el derecho a su cultura, se ha generado normatividad internacional como el Convenio 169 de la OIT donde se reconocen una serie de derechos colectivos y últimamente fue suscrito por diferentes países la Declaración de las Naciones Unidas sobres Derechos de los Pueblos Indígenas que debe guiar las políticas públicas que afecten directa o indirectamente a los Pueblos Indígenas. Incorpora una serie de derechos individuales y colectivos, relacionados a la propiedad de la tierra, territorios, recursos, educación, salud, identidad y autodeterminación. Es hoy en día el instrumento de política más avanzado en lo que respecta al reconocimiento de los derechos de los Pueblos Indígenas, la cual establece estándares mínimos para la sobrevivencia, dignidad, bienestar de los Pueblos Indígenas.

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III. LOS SISTEMAS NACIONALES DE INDICADORES DE POBREZA/CALIDAD DE VIDA DE PUEBLOS INDÍGENAS EN AMÉRICA LATINA Y EN PERÚ 3.1 Una visión comparada en América Latina Las instituciones de estadística han comenzado a responder a las nuevas demandas de datos e información sobre población y Pueblos Indígenas, existiendo algunos avances en América Latina, en particular respecto a nivel de censos demográficos y encuestas de hogares (Del Popolo, 2008).

AMÉRICA LATINA: POBLACIÓN INDÍGENA CENSADA Y ESTIMACIONES POR PAÍSES, DÉCADA DE 19909

PAÍS CENSOS Y ESTIMACIONES AÑO POBLACIÓN %

Bolivia Censo 1992 3.058.208 (a) 59.0

Estim. 1992 5.600.000 81.2

Brasil Estim. 1992 1.500.000 1.0

Colombia Censo 1993 744.048 2.2

Chile Censo 1992 998.385 (b) 10.3

Ecuador Estim. 1992 3.800.000 35.3

Guatemala Censo 1994 3.476.684 42.8

Estim. 1992 4.600.000 49.9

Honduras Censo 1988 48.789 (c) 1.3

México Censo 1990 5.282.347(c) 7.4

Estim. 1992 10.900.000 12.6

Nicaragua Censo 1995 67.010(c) 1.8

Panamá Censo 1990 194.269 8.3

Paraguay Censo 1992 29.482 0.7

Perú Estim. 1992 9.000.000 40.2

Venezuela Censo 1992 314.772(d) 0.9

(a) Población de 6 años y más. (b) Población de 14 años y más. (c) Población de 5 años y más. (d) Censo Indígena.

9 Fuente: Adaptado de Peyser y Chakiel (1999), Peyser, Alexia & Chackiel, Juan (1999), La identificación de poblaciones indígenas en los censos de América Latina, en: América Latina: aspectos conceptuales de los censos del 2000, CEPAL/ CELADE, Santiago de Chile, p.361, en: http://www.integrando.org.ar/datosdeinteres/indigenasenamerica.htm.

15

La inclusión del enfoque étnico en las fuentes de datos demográficos y sociales, tales como: censos de población, encuestas de hogares y registros de salud se encuentra con la dificultad de poder encontrar una definición precisa de indígena. Aunque el criterio de la autoidentificación es el que prima –y debe primar de acuerdo con lo establecido en el Convenio 169- sin embargo, se debe reconocer que ello presenta algunos inconvenientes. “El desafío consiste en identificar cuáles son los indicadores más adecuados para cada

dimensión, dentro del contexto de cada país, y de cómo formular las preguntas para captar la

multidimensionalidad de la identidad étnico-racial. Las experiencias nacionales señalan que, en general,

aún hay un vacío de estudios de carácter cualitativo a nivel local con la propia participación de la población

indígena… que permitan identificar y dar respuesta a estas interrogantes.…” (Del Popolo, 2008: 16).

LA POBREZA INDÍGENA EN AMÉRICA LATINA

(PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN POR DEBAJO DE LA LÍNEA DE POBREZA)10

Países Indígenas No indígenas

Bolivia Guatemala México Perú

64.3 86.6 80.6 79.0

48.1 53.9 17.9 49.7

La mayoría de los censos del año 2000 de los países de América Latina incluyen alguna pregunta de identificación étnica (ver cuadros). En cuanto a los registros, Brasil incluye la categoría de “raza” en el registro de nacimientos y defunciones; Costa Rica y Cuba también incluyen la categoría de “raza” en sus registros de defunciones; Guatemala utiliza el término de “pertenencia a un grupo étnico”; en Venezuela incorpora la identificación étnica en la información sobre atención primara, inmunizaciones y fichas epidemiológicas y en Chile, se incluye la pertenencia a pueblo indígena en el formulario de egresos hospitalarios, Censos de población (CEPAL, 2007, citado en Del Popolo, 2008). Sin embargo, se han identificado algunas debilidades en estos censos, tales como la ausencia de datos e información; la subutilización de los mismos y discrepancias en las cifras de las diferentes fuentes; así como aspectos que afectan el resultado de las encuestas y censos tales como: diseño, contenido y redacción de las preguntas; la cobertura en las zonas de difícil acceso; la falta de capacitación de los encuestadores, la dificultad de comunicación en áreas multilingües y la falta de participación de los Pueblos Indígenas en los operativos; asimismo, algunos países sólo identifican a la población indígena, pero no a los pueblos (Del Popolo, 2008). 10 Fuente: G. Psacharopoulos y H.A. Patrinos, "Los Pueblos Indígenas y la pobreza en América Latina: un análisis empírico", Estudios sociodemográficos en Pueblos Indígenas, Serie E, No. 40 (LC/DEM/G.146), Santiago de Chile, División de Población, Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), 1994. en: http://www.integrando.org.ar/datosdeinteres/indigenasenamerica.htm

16

AMÉRICA LATINA: CRITERIOS DE IDENTIFICACIÓN DE POBLACIÓN INDÍGENA Y/O

AFRODESCENDIENTES EN LOS CENSOS, 1980-2000

PAÍSES/GRUPO ÉTNICO QUE INCLUYE

RONDA DE CENSOSA/CRITERIOS (a) 1980 1990 2000

Argentina: indígenas

Censo de Población

Autoidentificación a nivel de hogar

Encuesta Complementaria

Autoidentificación Ascendencia indígena

Bolivia: indígenas Lengua hablada Idioma hogar

Lengua hablada Autoidentificación Lengua hablada Lengua materna

Brasil: indígenas y afrodescendientes Autoidentificación Autoidentificación Autoidentificación Chile: indígenas Autoidentificación Autoidentificación

Costa Rica: indígenas y afrodescendientes

Censo de Población Autoidentificación Censo en territorios indígenas

Autoidentificación Lengua hablada Lengua materna

Colombia: indígenas y afrodescendientes (b)

Autoidentificación Lengua hablada

Autoidentificación Lengua hablada

Autoidentificación Lengua hablada

Cuba: afrodescendientes Autoidentificación Autoidentificación Ecuador: indígenas y afrodescendientes (c)

Idioma hogar Autoidentificación Lengua hablada

El Salvador: indígenas y afrodescendientes

Autoidentificación

Guatemala: indígenas y afrodescendientes Autoidentificación Traje indígena Calzado indígena Idioma hogar

Autoidentificación Lengua hablada Lengua materna Traje indígena

Autoidentificación Lengua hablada Lengua materna

Honduras: indígenas y afrodescendientes Lengua hablada Autoidentificación

México: indígenas Lengua hablada Lengua hablada Autoidentificación Lengua hablada

Nicaragua: indígenas y afrodescendientes

Lengua hablada Lengua materna Autoidentificación Lengua hablada

Panamá: indígenas Autoidentificación Autoidentificación

Paraguay: indígenas

Censo de Población

Lengua hablada Idioma hogar

Idioma hogar Autoidentificación Lengua hablada Idioma hogar

Censo Indígena Autoidentificación Lengua hablada

Perú: indígenas Censo de Población Lengua hablada Lengua materna Lengua materna

República Bolivariana de Venezuela: indígenas

Censo de Población

Lengua que habla/ u oyó hablar a su madre o abuela, ciertas áreas

Autoidentificación, ciertas áreas

Autoidentificación Lengua hablada

Censo Indígena Autodefinición Lengua hablada

NOTAS: a. Las fechas censales de cada país pueden consultarse en la página Web del CELADE, ingresando a “Censos 2000” (www.cepal.org/celade). b. En el censo de 1985 de Colombia se identifica únicamente a indígenas. c. En el censo de 1990 de Ecuador el idioma permite identificar únicamente a indígenas. FUENTE: Del Popolo, 2008.

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AMÉRICA LATINA: CRITERIOS DE IDENTIFICACIÓN DE POBLACIÓN INDÍGENA Y/O AFRODESCENDIENTES EN LAS ENCUESTAS DE HOGARES, 1990-2006 (*)

NOTAS: (*) Bolivia: 1989; 1990; 1994; 1996 a 1999; 2000 al 2004. Brasil: desde 1987 al 2006. Chile: 1996; 2000; 2003; 2006. Ecuador: 2001; 2002; 2006. El Salvador, 2005 y 2005. Guatemala: 1989; 2000; 2002; 2004. Nicaragua: 1998; 2001. Panamá: 2002; 2006. FUENTE: Del Popolo, 2008, en base a: CEPAL, 2005; Busso, Cicowiez y Gasparini, 2005. 3.2 Cómo se mide el bienestar en el sistema nacional de indicadores del Perú En el Perú el bienestar se mide principalmente en términos económicos (Necesidades satisfechas – consumo); infraestructura básica; índices de morbi-mortalidad; escolaridad; expectativa de vida; desarrollo humano y empleo. La instancia a nivel nacional encargada de la definición de indicadores nacionales es el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). El mayor o menor nivel de pobreza es considerado un indicador de bienestar, junto con otros indicadores concurrentes de bienestar. Se infiere que bienestar para el INEI está determinado por el índice de pobreza que se mide con el método de ingreso y de necesidades básicas insatisfechas.

PAÍS/ GRUPO ÉTNICO

ALREDEDOR 1990

ALREDEDOR 1994

ALREDEDOR 1999 2000-2006

Idioma hablado Idioma hablado Idioma hablado Idioma hablado Bolivia: indígenas Lengua materna Lengua maternal Autoidentificación Autoidentificación Brasil: indígenas y afrodescendientes

Autoidentificación Autoidentificación Autoidentificación Autoidentificación

Chile: indígenas Autoidentificación Autoidentificación Idioma hablado

Autoidentificación Idioma hablado

Ecuador: indígenas y afrodescendientes

Idioma hablado Lengua materna Autoidentificación

El Salvador: indígenas

Autoidentificación

Guatemala: indígenas y afrodescendientes

Idioma hablado Idioma hablado Idioma materno Autoidentificación

Idioma hablado Idioma materno Autoidentificación

Nicaragua: indígenas y afrodescendientes

Idioma materno Autoidentificación

Panamá: indígenas Autoidentificación Paraguay: indígenas Idioma hogar Idioma hogar Idioma hogar Idioma hogar

Perú: indígenas y afrodescendientes

Idioma hablado Idioma materno Autoidentificación

Idioma hablado Idioma materno Autoidentificación

Uruguay: indígenas y afrodescendientes

Autoidentificación Autoidentificación

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El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) Entre las funciones del INEI se encuentran:

• Formular y evaluar la Política y el Plan Nacional de Estadística e Informática; así como, coordinar y orientar la formulación y evaluación de los planes sectoriales, regionales, locales e institucionales.

• Coordinar y/o ejecutar la producción de las estadísticas básicas a través de los censos, encuestas por muestreo y registros administrativos del sector público, así como mantener actualizada la cartografía censal.

• Normar, supervisar y evaluar los métodos, procedimientos y técnicas estadísticas e informáticas utilizados por los órganos del Sistema.

• Coordinar, y/o producir estadísticas referidas a los sistemas de cuentas nacionales y regionales, esquemas macroestadísticos: así como estadísticas demográficas e indicadores económicos y sociales.

Indicadores de pobreza Según lo explica un documento del INEI11, en un sentido estricto, la pobreza se asocia con la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas de alimentación; y en un sentido amplio se incluye la incapacidad para satisfacer otras necesidades como la salud, las condiciones de vivienda, educación, empleo, ingresos, gastos, y aspectos más extensos como la identidad, los derechos humanos, la participación popular, entre otros. El INEI determina la línea de pobreza tomando como referencia una canasta de consumo normativa, generada para cada región del país:

• pobreza extrema familias que no cubren la canasta alimentaria

• pobreza crítica (o total) a quienes no cubren el total del consumo considerado necesario. La pobreza en las zonas rurales está asociada al acceso –en términos tanto de cantidad como de calidad de recursos. En la región altoandina, existen extensas zonas con escasez de recursos y baja productividad, así como una serie de restricción para el acceso y control a los mismos (Oliart, s/f). Desde 1996 el INEI realiza la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), que es un programa continuo de encuestas. Su principal objetivo es proporcionar información sobre las condiciones de vida de la población a nivel nacional. La encuesta comprende cuatro rondas anuales divididas en trimestres. Las encuestas analizan aspectos de seguridad ciudadana o victimización; acceso a programas sociales; empleo e ingreso; medición del gasto, con el fin de generar indicadores de pobreza. El empleo y el ingreso se analizan en todos los trimestres, porque sirven de base para explicar todos los cambios en las condiciones

11 www.inei.org.pe

19

de vida. Asimismo, la ENAHO analiza información sobre la composición de los hogares; indicadores sobre condiciones de la vivienda, e información que permita determinar el grado de acceso a la educación y sus factores limitantes; el grado de acceso a la servicios de salud y cuantificar el gasto de consumo de los hogares; evaluar el grado de conocimiento y utilización de los programas sociales y proyectos de inversión social (INEI, 2000a). El INEI mide de manera permanente los indicadores de pobreza conjuntamente con una serie de indicadores que denomina: “indicadores concurrentes con el bienestar”, con el fin de tener una visión global de las condiciones de vida de la población (ver cuadro).

INDICADORES CONCURRENTES CON EL BIENESTAR 1993 – 1997

INDICADORES 1993 1997

Acceso a servicios básicos (% viviendas): Con agua de red pública

Con desagüe a red pública

Con alumbrado eléctrico

57,4 40,0 54, 9

64,2 50,8 69, 6

Equipamiento (% hogares) TV a color

Refrigeradora

Teléfono

21, 9 27,2 8,5

39, 5 42,7 23,6

Tasa de analfabetismo (%)

Mortalidad infantil (por mil)

Desnutrición crónica infantil (%)

12, 8 57,0 34,0

10, 7 43,0 25,0

Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática, 2000a. Medición de necesidades básicas insatisfechas Otro indicador son las necesidades básicas, a través del método de medición de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)12. Este método utiliza una serie de indicadores relacionados con necesidades básicas estructurales (vivienda, educación, salud, infraestructura pública, etc.) para evaluar el bienestar individual. Por ejemplo, en relación a la vivienda:

12 www.inei.org.pe

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• Viviendas con características físicas inadecuadas;

• Hogares en hacinamiento;

• Vivienda sin servicio higiénico;

• Hogares con al menos un niño que no asiste a la escuela;

• Hogares con el jefe de hogar con primaria incompleta

• Hogares con tres personas o más por perceptor de ingreso.

Según datos censales de 1993, los departamentos ubicados geográficamente en la sierra concentran la mayor cantidad de analfabetos (Oliart, s/f).

3.3 Información sobre población indígena en el Perú: estadísticas y censos La poca información que existe sobre la población indígena en el Perú se encuentra a nivel de datos demográficos y origen etnolinguístico. Esta información ha sido más desarrollada en relación a los Pueblos Indígenas amazónicos, para los cuales se ha realizado dos censos, uno en 1993 y otro recientemente, en 200713.Pero la información respecto a la población indígena andina es más escasa. En general los censos nacionales se organizan en centros poblados sin consideran la variable ancestral u organización comunal. Sin embargo, en la experiencia del censo para comunidades amazónicas del Perú, si se incorporan una serie de variables para analizar las condiciones de vida de la población indígena amazónica. Pero no hay una experiencia similar para comunidades altoandinas o para la totalidad de Pueblos Indígenas del Perú (com. representante del INEI al taller binacional, Arequipa, 2009)14. En los dos últimos Censos Nacionales de Población y Vivienda llevados a cabo por el INEI se utilizó la variable de idioma materno para determinar los grupos étnicos y la población indígena, aunque este criterio no considera a la población indígena que ha dejado de utilizar la lengua maternal, como el caso de algunas comunidades en la sierra de Lima y Junín15.Para llegar a una identificación más precisa de la población indígena se cruzó la variable de lengua materna con la de área de residencia, lo cual dio como resultado la información del siguiente cuadro16:

13 Ver INDEPA, www.indepa.gob.pe. 14 Ver INDEPA, www.indepa.gob.pe y Servindi, http://www.servindi.org/actualidad/7336. 15 Informe presentado por los Estados partes de conformidad con el artículo 9 de la Convención. Decimonoveno informe periódico que los Estados partes debían presentar en 2006*. PERU, para el COMITÉ PARA LA ELIMINACIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN RACIAL. Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. CERD/C/PER/14-17. 12 de marzo de 2009. ADVANCE UNEDITED VERSION, http://www2.ohchr.org/english/bodies/cerd/docs/CERD.C.PER.17_sp.doc 16 Ibíd., 2009.

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POBLACIÓN CENSADA DE 5 Y MÁS AÑOS DE EDAD, SEGÚN ÁREA DE RESIDENCIA Y LENGUA APRENDIDA EN LA NIÑEZ, 1993 Y 200717

Área de residencia/Lenguaaprendida

Censo 1993 Censo 2007 Variación porcentual intercensal

Absoluto % Absoluto %

Total 19 190 624 100,0 24 687 537 100,0 Castellano 15 405 014 80,3 20 718 227 83,9 3,6 Quechua 3 177 938 16,6 3 261 750 13,2 -3,3 Aymara 440 380 2,3 434 370 1,8 -0,5 Otra Lengua Nativa 132 174 0,7 223 194 0,9 0,2 Idioma Extranjero 35 118 0,2 21 097 0,1 -0,1 Sordomudo - - 28 899 0,1 - Urbana 13 679668 100,0 18 896 580 100,0 Castellano 12 062 075 88,2 17 108 922 90,5 2,4 Quechua 1 395 387 10,2 1 521 391 8,1 -2,1 Aymara 170 766 1,2 189 525 1,0 -0,2 Otra Lengua Nativa 19 096 0,1 39 337 0,2 0,1 Idioma Extranjero 32 344 0,2 20 493 0,1 -0,1 Sordomudo - - 16 912 0,1 - Rural 5 510 956 100,0 5 790 957 100,0 Castellano 3 342 939 60,7 3 609 305 62,3 1,7 Quechua 1 782 551 32,3 1 740 359 30,1 -2,3 Aymara 269 614 4,9 244 845 4,2 -0,7 Otra Lengua Nativa 113 078 2,1 183 857 3, 2 1,1 Idioma Extranjero 2 774 0,1 604 0,0 0,0 Sordomudo - - 11 987 0,2 -

En la encuesta nacional de hogares (ENAHO) de 2001 se incorporó una pregunta referida a la autoidentificación étnica, además de la variable sobre idioma o lengua materna que ya estaba en los censos anteriores; así como otras variables tales como: idioma o lengua que habla con más frecuencia e idioma de la comunidad, idioma que hablan o hablaron los padres del jefe del hogar y su cónyuge, lo que constituye un avance a nivel de estadísticas nacionales que permitirá generar información más veraz (Trivelli, 2002). Los resultados de la variable “idioma o lengua materna aprendida en la niñez por el jefe de familia arrojan que el 29.8% de los hogares encuestados tienen origen étnico (25.7%, de origen quechua y 4.1% origen aymara (Trivelli, 2002).

17 Fuente: INEI - Censos Nacionales de Población y Vivienda, 1993 y 2007. En http://www2.ohchr.org/english/bodies/cerd/docs/CERD.C.PER.17_sp.doc.

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Sin en cambio se analiza el criterio de autodenominación tenemos que los hogares indígenas (de origen quechua, aymara y amazónico) representan el 45.2% del total de hogares del País, siendo los quechua los más números y los amazónicos representando sólo el 1%; y los hogares de origen mestizo representan el 58%. (Trivelli, 2002). Tomando en cuenta la imprecisión de los datos estadísticos sólo se puede tener información aproximada respecto al número de habitantes que .habla una lengua indígena. En las regiones de Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Cusco y Puno, esta población representa casi el 90% del total. (Pozzi-Escot

1998 en Oliart, s/f). En cuando a los datos sobre el número de comunidades, se cuenta con un registro de comunidades campesinas y nativas en la SUNARP (Superintendencia Nacional de los Registros Públicos) y la información del Programa Especial de Titulación de Tierras PETT-Ministerio de Agricultura, que hace poco fue transferido al cargo de Organismo de la Formalización de la Propiedad Informal (COFOPRI) que forma parte del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento. En base a la información de estos organismos se puede tener un dato aproximado de las comunidades campesinas tituladas y en proceso de titulación, así como las registradas o en proceso. Sin embargo, estos registros no nos proporciona información sobre las comunidades que no han solicitado su inscripción por falta de interés o porque aún cuando funcionan en alguna medida como comunidades sus miembros poseen títulos de propiedad individual.

3.4 Vacíos en el sistema nacional de indicadores para la medición del bienestar de los comunidades indígenas altoandinas en Perú Algunos de los vacíos que hemos podido identificar se refieren a la ausencia de estimaciones precisas y actualizadas sobre la población indígena y la ausencia de un censo específico para las comunidades campesinas de la región andina. Los pocos avances a nivel de censos con comunidades se han dado en la Selva, que cuenta con un censo de comunidades de 200718 utilizando el criterio de identificación étnica. La información de los censos para la región andina se recoge a nivel de distrito, en el cual puede haber una o más comunidades, pero en los censos no se establece la diferenciación entre territorio comunal y límite distrital. Aún cuando en los últimos años se ha comenzado a incorporar una pregunta sobre el origen étnico y la autoidentificación en las encuestas de hogares, la efectividad de estas encuestas en la región andina no está clara.. Sin embargo, tal como se destaca en un estudio sobre el tema, para un mismo período de tiempo se observa que los censos y encuestas utilizan diferentes preguntas para un mismo criterio, por ejemplo, en ocasiones se pregunta por la lengua materna, en otros por la pertenencia étnica y en otros por la lengua hablada frecuentemente en el hogar. (Del Popolo, 2008).

18 Ver INEI www.inei.org.pe e INDEPA www.indepa.org.pe.

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No existen indicadores culturales para pueblos andinos –y menos altoandinos y ni se incluyen un enfoque étnico en las encuestas en la región. Aún cuando existen datos a nivel demográfico y de número de comunidades tituladas o en proceso de titulación, la información referida a las comunidades campesinas indígenas altoandinas es limitada. Asimismo, los pocos datos que existen sobre población indígena de la región altoandina no registran de manera fiel la realidad de estas comunidades. Por ejemplo, los datos sobre pobreza se extraen cruzando la información sobre pobreza a nivel distrital con la ubicación de las comunidades reconocidas formalmente e inscritas en los registros públicos. Sin embargo, este dato puede llevar a resultados engañosos, puesto que existen muchas comunidades que no están formalmente reconocidas o indígenas que han parcelado sus tierras en la época de la reforma agraria; o comunidades que siendo extremadamente pobres están ubicados en regiones que no se encuentran entre las más pobres del país. Tampoco existe información que pueda darnos una clara estimación de qué comunidades campesinas son indígenas y cuales no; cuántas han parcelado su territorio comunal y cuantas aún mantienen una estructura organizativa comunal sólida. Esta información, por lo general se encuentra en estudios concretos y específicos de antropólogos e instituciones que trabajan en la zona. Otros ejemplos los encontramos respecto a la organización social, que para el caso de las comunidades campesinas más tradicionales suele ir más allá de los límites formales de la tierra comunal; y, por otro lado, existe un significativo número de comuneros que no viven en la misma comunidad, aun cuando mantienen su condición de comuneros; o personas que trabajan y viven en una comunidad que sin embargo no pertenecen a ésta; caseríos que se han adoptado la forma de comunidad campesinas y comunidades que han dejado de serlo para convertirse en empresas comunales (Oliart, s/f). Los indicadores no recogen, por ejemplo, el uso de tecnología indígena para la subsistencia, por ejemplo en la agricultura, técnicas para adaptarse al cambio climático –preservación de semillas por cambios en la temperatura; como almacenan agua en época de sequía (com. personal Vicky Montoya). Asimismo, uno de los pocos y principales datos para identificar a la población indígena es el de la lengua materna, pero utilizar esto como referencia puede dar resultados erróneos, pues los indígenas que viven en la ciudades en muchos casos no dicen que su lengua materna sea quechua por ejemplo, sino castellano; o comunidades que podrían considerarse indígenas de acuerdo con los criterios del Convenio 169 de la OIT pero que sin embargo han dejado de hablar su lengua indígena, (por ejemplo comunidades de la Sierra de Lima o en Junín, en donde el quechua se ha dejado de hablar recién en este siglo, pero las comunidades han mantenido vigentes costumbres ancestrales y formas de organización tradicionales) (Oliart, s/f).

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IV. ALGUNAS EXPERIENCIAS SOBRE SISTEMAS DE INFORMACIÓN E INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR Relacionados a diversos objetivos pero recogiendo aspectos interculturales diversas instituciones principalmente organizaciones no gubernamentales han venido desarrollando proyectos e iniciativas que de alguna manera son relevantes para la investigación sobre indicadores culturales de bienestar para comunidades altoandinas. 4.1 El Instituto del Bien Común (IBC), una ONG peruana que trabaja con comunidades, enfocando su trabajo en el manejo y gestión de los bienes comunes, ha desarrollado una Sistema de Información sobre Comunidades Nativas de la Amazonía Peruana (SICNA), ante la ausencia de información precisa y mapas catastrales sobre comunidades nativas de la Amazonía., ha elaborado una base de datos georreferenciada con información geográfica y tabular sobre comunidades nativas. El objetivo de esta base de datos es promover el ordenamiento territorial y la defensa de derechos de los Pueblos Indígenas, facilitando la titulación de comunidades nativas y la identificación de las áreas habitadas por Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario. Incluye información de comunidades nativas tituladas y no tituladas; asentamientos ribereños y colonos aledaños a las comunidades e información sobre las reservas territoriales para indígenas en aislamiento creadas y propuestas. El SICNA ha sido utilizado por instituciones públicas y privadas; por ejemplo, para identificar con mayor precisión la superposición de lotes petroleros, concesiones forestales y áreas protegidas sobre territorios de comunidades nativas. La información de esta base de datos está disponible en la página Web del IBC; por ejemplo, se puede encontrar información referida a: “…la federación y el grupo étnico al que pertenece, número de habitantes, ubicación política y

geográfica, situación administrativa y legal de la comunidad y de la propiedad comunal, existencia de

servicios de salud y educación, así como la fuente y el año de levantamiento de la información. También

se puede acceder a los mapas elaborados por el SICNA”19

2. La Asociación Peruana para la Conservación de la Naturaleza (APECO) & ECO STUDIEN elaboró para la Intendencia de Áreas Naturales Protegidas del INRENA actual SERNANP, elaboró el marco conceptual general para el desarrollo de un monitoreo y evaluación biológica y social de cinco áreas naturales protegidas de la Amazonía Peruana, y propuso indicadores de calidad de vida para las comunidades nativas vinculadas a las áreas naturales protegidas en el marco del proyecto Participación de las Comunidades Nativas en el Manejo de las Áreas Naturales Protegidas de la Amazonía Peruana” (Proyecto PIMA). Este manual incluye información sobre los aspectos generales de un monitoreo biológico y social, incluyendo: objetivos, principios, metodología, actores y para su elaboración se realizaron consultas con especialistas ambientales y sociales. (APECO & ECO Studien, 2003). También destaca algunas dificultades encontradas en su trabajo para la definición de indicadores sociales, tales como: la

19 Instituto del Bien Común, http://www.ibcperu.org/index.php?lg=ES&slt_rb=5.

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heterogeneidad de metodologías, las limitaciones valorativas y la falta de una teoría general dentro de las ciencias sociales donde integrar estos indicadores (APECO & ECO Studien, 2003). En general, se tiende a utilizar indicadores cuantitativos por que ello permite medir con más claridad. Sin embargo, aún desde el punto de vista de los indicadores sociales, no todo podrá ser cuantificable cuando queremos medir la calidad de vida y bienestar; conceptos que son, en gran medida, subjetivos. La necesidad de encontrar indicadores culturales (y sociales) cualitativos viables y efectivos es todavía un reto metodológico. 3.- El Instituto de Montaña oficina Perú trabaja en la región de Ancash, en la Reserva de Biósfera de Huascarán. Como parte de su trabajo se desarrolló una investigación para identificar indicadores de sostenibilidad socioambiental en comunidades aledañas a las minas. Esta investigación y su respectiva propuesta surgieron a raíz del interés de las comunidades de construir indicadores basados en sus propias metas y no de las empresas mineras. Aun cuando no se incluyeron indicadores culturales, sino sólo sociales y ambientales, resulta igualmente interesante al tratarse de una experiencia de trabajo directo y participativo para la construcción de indicadores con comunidades altoandinas. En este sentido, se pueden extraer algunos elementos interesantes del proceso participativo y de la metodología empleada, en particular el sistema para recoger datos de las comunidades. Se elaboró una metodología que incluyó como primer paso la identificación de los poblados para realizar las entrevistas, luego qué comunidades serían entrevistadas y a quienes se entrevistaría dentro de cada comunidad. Luego se trabajó con ellas en la definición de los temas o variables, los indicadores para medir cada variable y los métodos de medición. 4. El Grupo Yanapay, que es una asociación sin fines de lucro que trabaja temas relacionados a conservación de la biodiversidad, agrobiodiversidad, género, interculturalidad mediante metodologías participativas con comunidades del Valle del Mantaro, Junín y de Huancavelica. El Grupo Yanapay ha elaborado encuestas y metodologías sobre indicadores económicos dirigidas a las comunidades, que pueden servir de base para elaborar encuestas sobre indicadores culturales. Por ejemplo, en las encuestas se plantean las siguientes preguntas: "¿como les gustaría ver su comunidad en 10 años?. luego se les pide que prioricen temas en los cuales quieren trabajar para llegar a su comunidad deseada.. (com. personal con María Meyer de Scurrah). 5. La asociación ANDES, en el Parque de la papa con un grupo de seis comunidades, vienen trabajando desde hace años en una investigación sobre normas y prácticas consuetudinarias relacionas a los conocimientos, prácticas e innovaciones sobre la diversidad biológica y agrícola. El Parque de la Papa ha sido creado como un área de conservación y manejo de recursos desde una visión holística basada en la cosmovisión de las comunidades campesinas quechua. Entre los instrumentos que se vienen elaborando para el manejo sostenible del Parque se incluye un plan de vida que a su vez incluye programas y proyectos de salud, educación y vivienda; así como acciones y programas científicos y técnicos,

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incluyendo un marco legal que regula el acceso de terceros a los recursos. El trabajo incluye la evaluación del ecosistema, que usa metodologías cualitativas basadas en experiencias de la población y expertos locales y utilizando como base conocimientos tradicionales. Adicionalmente, un aporte importante de la investigación realizada por la Asociación Andes sobre leyes consuetudinarias es la definición de un marco conceptual y metodología intercultural, diseñada con la participación de las propias comunidades y combinando herramientas y metodologías andinas y occidentales (comunicación personal con Alejandro Argumedo) Otras iniciativas más recientes y enfocadas específicamente en la construcción de indicadores culturales son las que están iniciando el Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana (IIAP) sobre indicadores culturales para los Pueblos Indígenas de dicha región; y una iniciativa a nivel de toda la región andina, que está llevando a cabo la Comunidad Andina de Naciones. Aun cuando estas iniciativas aún están en su fase inicial, sería importante hacerles seguimiento y buscar cooperar con las instituciones que las están llevando a cabo –intercambiando información sobre el proceso y la metodología utilizada. (Comunicación personal Vicky Montoya, IIAP y comunicación electrónica con Rosa Flores, Comunidad Andina de Naciones). V. MARCO INSTITUCIONAL PARA EL DESARROLLO DE INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR Una de las dificultades para poner en práctica una estrategia de incidencia que busca integrar indicadores culturales de bienestar en sistemas de monitoreo y planificación que alimenten las tomas de decisiones es la transversalidad del tema que tiene que afrontar la sectorialización en el Perú y la falta de coordinación intersectorial. Otra dificultad es que aún con los avances en el reconocimiento de derechos a los Pueblos Indígenas, expresados en una amplia legislación nacional; así como de la importancia de su rol en la conservación de la biodiversidad y la necesidad de diseñar modelos de desarrollo adecuados a sus características, necesidades y entorno, el tema sigue sin ser prioritario en la agenda nacional y, en el mejor de los casos, suele abordarse principalmente desde un punto de vista económico. En términos generales, se puede afirmar que prácticamente todos los sectores del Estado constituyen un potencial espacio de incidencia, dada la naturaleza transversal del tema indígena. Evidentemente, habrá sectores más relevantes más próximos que otros que habrá priorizar para la implementación del proyecto. . En efecto, existen algunos sectores con funciones concretas en los que necesariamente se debe incidir si la meta es que los sistemas nacionales de estadísticas incorporen indicadores culturales de bienestar para Pueblos Indígenas y que estos sean utilizados como base para el diseño de políticas, proyectos y programas de desarrollo dirigidos o que puedan afectar no sólo a las comunidades campesinas altoandinas sino, en general, a todas comunidades campesinas y nativas del Perú.

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En algunos casos los sectores e instituciones pueden también desempeñar un rol de aliados, que serán aquellos que contribuirán a sensibilizar e incidir en las instituciones decisorias o con un rol preponderante en la definición de los indicadores (e.g. Ministerio de Economía y Finanzas; Congreso de la República e Instituto Nacional de Estadísticas). El rol de las instituciones aliadas es fundamental debido a que estas tienen una mayor permanencia en el tiempo que el proyecto mismo, por lo que sería necesario involucrarlos desde el principio y hacerlos sentir parte del proyecto. El interés de estas instancias puede provenir de su propia función institucional; por ejemplo, el INDEPA; o de la necesidad de su sector de contar con indicadores culturales para el desempeño de sus funciones como el Ministerio del Ambiente que por su reciente creación se convierte en un oportunidad debido a que se encuentran construyendo sus políticas y herramientas de gestión y monitoreo. De igual forma, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas - SERNANP, de reciente creación vienen desarrollando e implementados políticas que promueven las desconcentración, la participación ciudadana y la promoción de actividades sostenible que den beneficios a las comunidades locales. También tenemos al Ministerio de Energía y Minas, Ministerio de Educación y Ministerio de Salud; así como también los gobiernos regionales y locales llamados a elaborar e implementar planes de desarrollo para sus respectivas jurisdicciones y en algunos casos su población es mayoritariamente indígena. El Instituto Nacional de Desarrollo de Pueblos Amazónicos, Andino y Afroperuano (INDEPA) es sin duda un aliado natural en el tema de indicadores culturales, por ser el ente normativo de las políticas a favor de los pueblos andinos, amazónicos y afro peruanos. Se puede aprovechar su experiencia de trabajo con el INEI en la elaboración del censo para los Pueblos Indígenas amazónicos. Por ejemplo, promoviendo un censo para la población indígena de los Andes, de características similares, en el cual se podría empezar a incorporar algunos indicadores culturales de bienestar. Una de las razones por las cuales se ha podido desarrollar un censo para Pueblos Indígenas amazónicos, es debido a que estos están claramente identificados y existe un trabajo previo de georreferenciación de sus territorios (ver en la sección anterior los comentarios al trabajo del IBC). Contar con una identificación previa de las comunidades y sus territorios resulta un paso esencial para la adopción de indicadores culturales a nivel nacional. Esto nos permitiría, por ejemplo, poder cruzar información con zonas más vulnerables al cambio climático y a actividades de desarrollo como la minería, con tierras de comunidades campesinas indígenas, para identificar con mayor precisión los impactos ambientales, sociales y culturales del cambio climático en la población indígena y las estrategias de adaptación y capacidad de resiliencia más efectivas que estén siendo aplicadas por las propias comunidades. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es uno de los sectores más importantes pues su misión es “Diseñar, proponer, ejecutar y evaluar, con eficiencia y transparencia , la política económica y financiera

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del país a fin de alcanzar el crecimiento como condición básica conducente al desarrollo económico

sostenido que implique el logro del bienestar general de la población20”. En ese sentido, se debe buscar influir en este sector, a fin de que la política económica responda de manera efectiva a los intereses de las comunidades altoandinas y los Pueblos Indígenas en general, proponiendo la incorporación de indicadores culturales de bienestar como una herramienta necesaria para alcanzar un modelo de desarrollo económico cultural y ambientalmente sensible. Por lo tanto, para que la incidencia pueda ser efectiva se debe empezar por sensibilizar al MEF en estos temas. Por ejemplo, promoviendo y facilitando diálogos multisectoriales e interinstitucionales, involucrando a representantes del MEF, explicando y convenciéndolos de la necesidad y utilidad de contar con indicadores para comunidades campesinas altoandinas, que luego podrían extenderse a otras zonas del país. Otra institución clave es el Congresote la República a través de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos, Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso. Esta Comisión, es la encargada de proponer legislación sobre Pueblos Indígenas; y, por lo tanto, podría apoyar en la formulación de cualquier propuesta legal que fuera necesaria para implementar un sistema de indicadores culturales. Adicionalmente, estos indicadores serían útiles, en general, para orientar las propuestas legislativas de dicha comisión; por ejemplo, para la implementación del Convenio 169 y la incorporación de los lineamientos y orientaciones de política de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. La Comisión elabora todos los años un plan de trabajo en el que se puede promover la inclusión del tema de indicadores culturales para ser trabajado en los próximos periodos de sesiones21. El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP) del Ministerio del Ambiente. Esta institución es la que más ha avanzado en la incorporación de la legislación internacional referidas a derechos indígenas y, sin embargo, los lineamientos para la elaboración de planes maestros, planes de manejo y monitoreo de las áreas protegidas no incluyen indicadores culturales. Una de las principales amenazas a las áreas naturales protegidas es precisamente la pérdida de patrones culturales de la población indígena que las ha venido habitando, utilizando y conservando por cientos de años. Asimismo, uno de los principales conflictos entre indígenas y áreas protegidas es las limitaciones al uso de recursos para fines de subsistencia. Es por lo tanto, un área en la que el SERNANP debe poner más énfasis y en la que los indicadores culturales podrían ser de utilidad; por ejemplo, para identificar aquellos usos y prácticas más relevantes para las comunidades y compatibilizarlos con los fines del área

20 http://www.mef.gob.pe/QUIESOM/objetivos.php. 21 http://www.congreso.gob.pe/comisiones/2008/pueblos_andinos.htm

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El sector Energía y Minas, de acuerdo a su normativa, exige la evaluación de los impactos ambientales, sociales y culturales de las actividades de hidrocarburos y minería22. Los indicadores culturales de bienestar podría proporcionar insumos, tanto para las empresas del sector que estén elaborando estudios de impacto ambiental, planes de manejo ambiental, como para la autoridad de hidrocarburos y minería, como una base a partir de la cual se pueda medir si los impactos de las actividades de su sector están afectando el bienestar de los Pueblos Indígenas y cómo se podría minimizar dichos impactos. Actualmente, en los estudios de impacto socioambiental, los impactos culturales se exponen conjuntamente con los impactos sociales, sin desagregarlos y se miden cuantitativamente. Por ejemplo, en el estudio de impacto ambiental para el lote 56 del proyecto de Gas de Camisea, en incluye una lista de impacto sobre el medio social y cultural en el proyecto de perforación, sin diferenciar cuales son propiamente impactos culturales y cuales sociales. En esta lista se incluyen, por ejemplo, cambios en la dinámica de la organización comunal y familiar; cambios en la dieta alimentaria y disminución de la calidad de la misma y cambios en la salud de manera general para impactos sociales y culturales23. Otro sector que viene trabajando con población indígena desde el ámbito de la educación es el Ministerio de Educación, a través de su Dirección General de Educación Intercultural, Bilingüe y Rural, la cual es responsable de normar y orientar la política nacional de Educación Intercultural, Bilingüe y Rural24. Si bien dentro del marco de este programa se han realizado evaluaciones, básicamente apoyadas en datos cuantitativos, en cuanto al rendimiento de los alumnos, relación entre docente y alumno, uso de la lengua e interculturalidad en las aulas,25 no se ha analizado los impactos de la educación bilingüe intercultural en términos del bienestar de los niños y niñas. Este ministerio podría beneficiarse de datos más precisos sobre comunidades campesinas altoandinas e indicadores que pudieran ayudar a identificar, por ejemplo, cuales son los impactos que en términos de bienestar está teniendo la pérdida o la utilización del idioma quechua o aymara y como podrían las políticas de educación intercultural apoyar en el bienestar, a través de incorporar ciertos contenidos en la currícula referidos a la cultura andina y fomentar aquellos que estén relacionados con los indicadores culturales de bienestar. Asimismo, el Ministerio de Salud cuenta con un Centro Nacional de Salud Intercultural (CENSI) y recientemente ha elaborado un Plan General de la Estrategia Nacional de Salud de los Pueblos Indígenas 2009-2012, actualmente en proceso de evaluación, tiene como finalidad beneficiar a aproximadamente siete mil comunidades indígenas amazónicas y andinas procedentes de 19 regiones del país. El objetivo de este plan es servir para orientar a los gobiernos regionales en la ejecución de actividades relacionadas

22 Ver Reglamento para Protección Ambiental de las Actividades de Hidrocarburos, Decreto Supremo N° 015-2006-EM y Reglamento de Protección del Medio Ambiente D.S. Nº 016-93-EM de 28-ABR-93 para la actividad minera. 23 ver Estudio de Impacto Ambiental y Social Lote 56 elaborado por ERM para Pluspetrol. 2004. http://www.minem.gob.pe/archivos/camisea/estudios/pluspetrol/L56_Cap_5_Evaluacion_Impactos.pdf 24 http://www.minedu.gob.pe/dineibir/ 25 Ver Ministerio de Educación del Perú, La participación de los Pueblos Indígenas y comunidades rurales en el Proyecto de Educación en Áreas Rurales – PEAR 2005 – 2007. Documento de trabajo. Dirección Nacional de Educación Bilingüe e Intercultural. http://www.minedu.gob.pe/dineibir/xtras/ParticipacionPI-CRenPEAR.pdf.

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con los a los derechos de los Pueblos Indígenas, en particular el respeto a medicina tradicional y cómo armonizarla con el sistema oficial de salud. Mediante este plan se busca implementar un sistema sanitario intercultural con para mejorar los negativos indicadores de salud de la población indígena Centro Nacional de Salud Intercultural (CENSI) y los gobiernos regionales están llevando acabo un programa en la Amazonía y en los Andes, para la capacitación de 300 médicos, enfermeras y personal técnico desde un enfoque intercultural que les permita les permita entender y respetar las costumbres, conocimientos y prácticas tradicionales indígenas principalmente relacionadas a temas de salud26. En este caso, los indicadores culturales de bienestar podrían, por ejemplo, servir para identificar que prácticas de salud están asociadas a su bienestar y es prioritaria su integración al sistema oficial de salud. Otros actores importantes son los Gobiernos Regionales y Gobiernos locales, pues su mayor cercanía a la población local les permite conocer mejor las necesidades de las mismas e identificar mejor y más rápidamente los impactos tanto positivos como negativos de las políticas de desarrollo. Asimismo, dichos gobiernos tienen entre sus funciones las de elaborar e implementar programas de desarrollo para su región o localidad y, en ese sentido, los indicadores culturales de bienestar serán sumamente útiles en el desarrollo de estas políticas en regiones con una importante presencia de población indígena. Una forma de iniciar el acercamiento a los gobiernos regionales y locales, sería identificando las regiones y municipios con mayoría indígena y buscar la manera de involucrarlos en el proyecto, ya sea a través de los talleres o comunicándoles de los avances o incluso pidiendo opinión sobre los hallazgos del proyecto. Asimismo, existen iniciativas orientadas principalmente a los Pueblos Indígenas de la Amazonía, como la que se encuentra llevando a cabo el Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana (IIAP) sobre indicadores culturales para la Amazonía cuya experiencia y metodología podría ser interesante para este proyecto. La reciente creación el pasado mes de marzo de la mesa de diálogo entre el Estado y los Pueblos Indígenas amazónicos puede ser una buena oportunidad para llamar la atención sobre la necesidad de atender también a la población indígena andina27 Finalmente, un sector que puede proporcionar información relevante respecto a temas de clima es Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI)la Segunda Comunicación Nacional de Cambio Climático (SCNCC), de composición multisectorial28que podría utilizar los indicadores culturales para evaluar los impactos del cambio climático sobre los patrones culturales y sobre los medios de sustento de la población, así como de qué manera las prácticas y conocimientos culturales están sirviendo a las comunidades para adaptarse al cambio climático.

26 Ver Ministerio de Salud http://www.minsa.gob.pe/portal/ogc/notas.asp?nota=7208. 27 Ver: Ministerio del Ambiente, http://www.minam.gob.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=164:estado-peruano-establece-mesa-de-dialogo-permanente-con-pueblos-indigenas&catid=1:noticias&Itemid=21. 28 http://www.cambioclimatico.gob.pe/interior.php?id_page=11.

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VI. APORTES AL MARCO CONCEPTUAL PARA LA DEFINICIÓN DE INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR 6.1 Delimitación del ámbito geográfico En base a lo analizado líneas arriba respecto al concepto de pueblo indígena versus comunidad campesina, el proyecto se enfoca en las comunidades campesinas indígenas y no en los Pueblos Indígenas quechua y aymara como unidad. Asimismo, el ámbito geográfico del proyecto se circunscribe a la zona altoandina pues las comunidades ubicadas en esta zona tienen una situación y características específicas que las convierten en las más vulnerables desde el punto de vista ecológico, de la seguridad alimentaria y la pobreza.

En efecto, las comunidades altoandinas son las más vulnerables a las consecuencias del cambio climático en un país altamente vulnerable al cambio climático. Según datos del Ministerio del Ambiente el Perú ocuparía el tercer puesto entre los países más vulnerables al cambio climático, principalmente por el importante número de glaciares que tiene el país, los altos niveles de pobreza, la importancia del sector agrícola en la economía, la alta dependencia en centrales hidroeléctrica para el abastecimiento de energía y la limitada capacidad institucional29. El Perú es uno de los países de America del Sur con mayor número de glaciares altoandinos, ubicados por encima de los 5,000 y 5,500 metros de altitud, distribuidos en 25 cordilleras, con 1,200 glaciares importantes que representan una superficie de 3,015.5 km2 (Chancos Pillaca, s/f) .). El pico más alto, el Huascarán, se encuentra en la Cordillera Blanca en la región de Ancash a 6,746 msnm; otro glaciar importante es el glaciar Auzangate, en la Cordillera de Vilcanota en Cusco, a 6,372 msnm; y la Cordillera Ampato, en Arequipa (Ibíd., s/f). En los últimos cien años, el retroceso de los glaciares se ha visto incrementado de manera alarmante a consecuencia del cambio climático y la contaminación, lo que ya está causando impactos en la provisión de agua, la actividad agrícola y la producción de alimentos ((Chancos Pillaca, s/f) .). Investigaciones recientes afirman que los glaciares peruanos han retrocedido un 22% en los últimos 25 años (Cruz Gutiérrez, 2007)

Las comunidades altoandinas están ubicadas por encima de los 3500 msnm. en ecosistemas de puna seca, puna húmeda y páramo- aunque en la práctica todavía se puede ver comunidades que controlan pisos ecológicos hacia abajo y hacia arriba a través de andenes de cultivo en tierras hasta los 1800 -2000 metros (com. Personal Yolanda Ramírez, AIDER). Se dedican principalmente a la ganadería de camélidos y la agricultura, aunque varias combinan estas actividades con el trabajo en las minas.

29 http://www.cambioclimatico.gob.pe/interior.php?id_page=23

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Según datos obtenidos de las investigaciones con comunidades de alta montaña, en el Perú existen aproximadamente 170,000 familias pastoriles dedicadas a la cría de alpaca, llama y ovejas (Sociedad Peruana de Criadores de Alpacas y Llamas—SPAR 2005, citado en Postigo et al, 2008) organizados en comunidades que viven por encima de los 4,000, cuya actividad agrícola es minima o inexistente y se dedican al trueque de productos animales por alimentos como papas, sal y maíz. (Postigo et al, 2008).

Si bien se presentan altos niveles de pobreza en toda la región, las comunidades ubicadas en altitudes superiores a los 3500 msnm son, según datos aproximados, las más pobres. Asimismo, estas comunidades son las más vulnerables a los efectos del cambio climático y a los impactos de la actividad minera y, paradójicamente, las menos estudiadas en términos de su vulnerabilidad y potencial de adaptación y resiliencia al cambio climático; pese a que existe suficiente evidencia de su gran potencial y su rol fundamental en garantizar la seguridad alimentaria de la población más pobre del país.

Con el fin de disminuir los impactos del clima en la seguridad alimentaria las comunidades cultivan una gran variedad de cultivos, además de la papa y el maíz también siembran habas, arvejas, tarwi, frejol, lentejas, olluco, mashua, oca, cebada, trigo, avena, quinua, calabaza, hortalizas, hierbas medicinales Huancayo y Concepción (Ccanto Retamozo et al, 2007).Esta estrategia también la utilizan para la crianza de animales, entre los que se incluyen: ovinos, llamas, alpacas, vacunos, equinos, porcinos, cuyes y gallinas. La mayor parte de la producción de alimentos la utilizan para autoconsumo, lo que sobra lo llevan a la feria local (Ibíd., 2007). Por ejemplo, en el Valle del Mantaro las comunidades utilizan varios pisos ecológicos ubicados entre los 3,200 -3,500 msnm, para la producción de maíz y la ubicación de los asentamientos; 3,500 -3950msnm para el cultivo de papa principalmente y sobre los 3,950 para la ganadería (Ibíd., 2007).

6.2 Tipología de comunidades campesinas Como hemos señalado líneas arriba, la manera adecuada de abordar la construcción de indicadores culturales de bienestar en la región altoandina del Perú es a partir de la comunidad campesinas, como unidad básica de organización. Ahora, ¿cómo lograr que los indicadores reflejen lo máximo posible la realidad heterogénea que caracteriza a las comunidades altoandinas? Una primera delimitación la establece el marco mismo del proyecto: enfocarnos solamente en aquellas comunidades campesinas indígenas; es decir, que pertenecen a alguno de los dos grandes Pueblos Indígenas de la región: quechua y aymara. A partir de allí, los criterios son variados, algunos sugeridos por los participantes a un taller convocado especialmente para este tema en la ciudad de Arequipa30. Por ejemplo, se propuso identificar,

30 Taller Binacional sobre “Marco conceptual para la definición de indicadores culturales de bienestar de Pueblos Indígenas altoandinos en Bolivia y Perú”, Arequipa 24-25 de marzo, 2009.

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para los estudios de caso, comunidades según su actividad productiva tradicional: (e.g comunidades pastoriles, que son las que se encuentran en zonas más altas, son las más vulnerables al cambio climático y sobre las que se tiene poca o ninguna información). Otro de los criterios sugeridos fue el de la pobreza: elegir a las más pobres, entre las que se encuentran las comunidades de la región de Huancavelica, por ejemplo. Otros criterios mencionados fueron: seleccionar a comunidades impactadas por la minería; ubicadas en áreas naturales protegidas o zonas de amortiguamiento; o a comunidades con títulos de propiedad saneados. Sin embargo, este último criterio fue rápidamente descartado, pues dejaría de lado a un gran número de comunidades y nos privaría de analizar una tendencia que va en aumento, la realidad de diversas comunidades que se debaten entre la propiedad individual y el mantenimiento de una estructura o propiedad comunal, lo cual nos permitiría visualizar qué implicancias tiene la tendencia a la parcelación de los territorios comunales y la pérdida o deterioro de lo “comunal” en términos de bienestar, e identidad cultural. Otro criterio a considerar en su mayor o menor grado de articulación con el mercado o de aculturación. De esta manera, se puede elegir de muestra representativa una comunidad más tradicional, alejada del mercado o con menor contacto con la sociedad nacional) y una comunidad que interactúa más activamente con el mercado y tiene un mayor grado de aculturación. Esto nos daría una visión de bienestar desde los dos extremos que nos permitirá identificar hasta qué punto la identidad cultural, las prácticas tradicionales, etc., determinan una visión distinta de bienestar.

Resumiendo, podemos intentar una clasificación aproximada de las comunidades de la región altoandina de la siguiente manera, lo que se deberá validar al momento de realizar la caracterización de los sitios de estudio seleccionados para el presente proyecto:

• Comunidades campesinas: pudiendo distinguir entre las que se reconocen como indígenas (comunidad campesina indígena) y las que, aún siéndolo, no se reconocen como indígenas

• Comunidades campesinas no indígenas

• Comunidades campesinas tituladas

• Comunidades campesinas no tituladas

• Comunidades campesinas con anexos o parcialidades

• Comuneros con títulos de propiedad individuales que mantienen algún tipo de organización colectiva

Entonces, resumiendo, tenemos como unidad de trabajo, la(s) comunidades campesina(s) indígenas altoandinas del Perú

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6. 3 Aproximaciones a la idea de bienestar desde el punto de vista de las comunidades y criterios para la construcción de indicadores culturales Tradicionalmente, el bienestar ha sido entendido –y medido- desde un punto de vista económico, al igual que el concepto de pobreza. Se es pobre o se tiene mayor o menor bienestar en la medida que se tiene mayores o menores ingresos, que a su vez servirán para satisfacer las necesidades de la persona. Sin embargo, en las últimas décadas se ha comenzado a mirar estos conceptos (pobreza y bienestar) desde una óptica multidimensional, vinculados a las políticas de desarrollo nacionales e internacionales (Pinheiro, 1994; WRI et al, 2005, citado en Oviedo y Noejovich, 2005). De esta manera, el concepto de pobreza incluye no sólo los aspectos económicos, sino también la salud, la educación y los derechos humanos (Oviedo y Noejovich, 2005). Aún más reciente es la discusión acerca de si estos conceptos, tal como son entendidos –y medidos- por la sociedad occidental, son pertinentes para medir el grado de bienestar y pobreza de los Pueblos Indígenas y como medir el bienestar no sólo desde el punto de vista individual sino de lo colectivo. Se afirma que para entender el concepto de bienestar desde la perspectiva de los Pueblos Indígenas resulta primordial comenzar por analizar y entender su cosmovisión y los elementos claves de dicha cosmovisión; e.g, la relación con el entorno natural en su conjunto y con cada uno de los elementos que lo componen (aguas, suelo, animales, clima, paisaje); y que regulan dicha interrelación (conocimientos tradicionales, normas y prácticas consuetudinarias; valores espirituales, idioma) así como los aspectos colectivos involucrados en esta dinámica. En efecto, poder mantener la cultura propia puede ser tan importante como que la pérdida de su identidad cultural y estilos de vida tradicionales puede llegar a afectar la integridad física de un pueblo o individuo. Por ejemplo investigaciones como grupos indígenas aislados afirman que en los dos primeros años de contacto mueren más de la mitad de los indígenas aislados o en contacto inicial, debido a epidemias, reubicación e integración (Grenand y Grenand, 1993). Los elementos de la cosmovisión andina que han subsistido hasta nuestros días nos muestran la importancia y vitalidad de la cultura andina, entre los que podemos mencionar a: la relación con la tierra; el idioma; las prácticas agrícolas, incluyendo los sistemas de semillas y diversidad de cultivos; organización comunal, incluyendo distribución de la tierra y del trabajo comunal; conocimientos tradicionales y fiestas tradicionales; normas consuetudinarias como la reciprocidad y la redistribución. Estos elementos han sobrevivido, en mayor o menor medida, a la influencia directa o imposición – del Estado, la iglesia y las empresas. En un documento preparado para el Foro Permanente sobre Cuestiones Indígena se afirma que la relación de los Pueblos Indígenas con sus territorios tradicionales y la tierra son centrales a su identidad cultural y espiritualidad y están enraizados con su cultura, idioma e

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historia y, además, son fundamentales para mantener sus sistemas de sustento por ejemplo, el idioma de un pueblo está plagado de palabras o símbolos referidos a sus lugares sagrados, a la tierra y recursos (UNPFII, 2007 citado en Woodley et al, 2008).

La ausencia de indicadores culturales para medir el bienestar de los Pueblos Indígenas no permite medir cuántos de estos elementos de la cosmovisión se están perdiendo y hasta qué punto unos u otro siguen siendo esenciales para su bienestar y para mantener sus sistemas de sustento –alimentación, salud, etc.; Asimismo, tampoco se puede medir hoy en día la relevancia de la cultura en aquellos aspectos del bienestar que no son medibles cuantitativamente –satisfacción personal, relaciones familiares, sentido de pertenencia/cohesión a la comunidad y a un pueblo, y que sin embargo si carencia puede derivar en impactos sociales y económicos indirectos –alcoholismo, violencia, migración, etc., con la cadena de consecuencias que ello acarrea; por ejemplo, la alteración de sus actividades de subsistencia puede limitar la capacidad de los Pueblos Indígenas de mantener una dieta y salud adecuadas, lo que puede derivar en un aumento de enfermedades crónicas como diabetes u obesidad (Woodley et al, 2008). En muchos casos, sus medios de sustento están íntimamente ligados a sus prácticas tradicionales de cultivo, manejo y uso de los recursos naturales, así como la vigencia de sus técnicas de adaptación al cambio climático, los que a su vez se encuentran vinculados a su cultura en una interrelación de mutua dependencia.

UTILIDAD DE LOS INDICADORES CULTURALES DE BIENESTAR Un documento: elaborado para la VII sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas31 identificó una serie de razones por las cuales los indicadores culturales son necesarios. Entre éstas podemos mencionar: • Los indicadores culturales de bienestar deben servir para identificar a la población indígena y dar cuenta

objetivamente de su situación de una manera sistemática y regular. • No deberían ser sólo un instrumento de registro, sino también una herramienta para evaluar y proteger a las

comunidades y sus recursos territoriales y culturales. • Un insumo esencial para la formulación de políticas públicas, programas y acciones de gobierno, diseño de

proyectos sobre desarrollo y medioambiente • Mostrar las realidades y temas de importancia para los Pueblos Indígenas, que no suelen ser consideradas en los

sistemas nacionales de información, tales como: identidad, espiritualidad, conocimiento tradicional, formas propias de organización social, derechos colectivos y patrimonio intangible, principalmente.

• Es necesario concebirlos como parte de una estrategia para poder posicionarse en los escenarios de negociación y reducir la situación de invisibilidad de pueblos, comunidades y personas indígenas.

Si bien existen diversos documentos que intentan aproximarnos a una definición de indicadores culturales de bienestar con comunidades indígenas e instrumentos a nivel internacional que pueden ser utilizados

31 Los Pueblos Indígenas y los indicadores de bienestar y desarrollo. “Pacto de Pedregal”. Informe preliminar. Documento de trabajo. VII Sesión del Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas. Organización de las Naciones Unidas. Universidad Nacional Autónoma de México. Nueva York, Estados Unidos, 23 de abril de 2008.

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como referencia32, el reto es construir indicadores adecuados a cada realidad con la participación activa de los propios interesados. Sin duda, el proceso para la definición del marco conceptual deberá ser liderado por las comunidades con ayuda de profesionales y técnicos expertos en la formulación de indicadores y criterios de medición. Pero, ¿qué significa esto en términos prácticos? ¿Cómo podría abordar este enfoque el técnico que apoyará a las comunidades en la construcción de indicadores? Las modalidades pueden ser muchas, tales como: encuestas individuales, por familia, en grupos, indicadores cuantitativos y cualitativos, etc. Pero el reto estará, fundamentalmente, en la compresión de la visión indígena de bienestar y de nuestra capacidad para despojarnos de nuestra propia noción de bienestar e intentar aprender y comprender que es bienestar para las comunidades y que relevancia tiene lo “cultural” en la definición de este bienestar. De esta definición saldrán los temas que orientarán la construcción de indicadores. Diversos profesionales que trabajan con las comunidades afirman que estas tiene claras sus aspiraciones, su idea de bienestar, que muchas veces es traducida por ellas mismas como “Plan de Vida” (e.g., las comunidades del Parque de la Papa vienen desarrollando un “Plan de Vida” con la ayuda de los técnicos de la Asociación Andes, cuya experiencia puede servir de guía para la definición de la metodología y del proceso33). Es cuestión, entonces, de crear puentes entre ambos mundos y definir el marco conceptual, la metodología y el proceso desde una perspectiva intercultural. Una de las dificultades para definir qué es un indicador cultural se encuentra en la naturaleza misma del término cultura, cuya definición es, como poco, imprecisa. Como muy bien lo expresan algunos investigadores, se debe iniciar cualquier reflexión sobre indicadores por entender que es cultura “…si por

ésta entendemos todo aquello que está inventariado como un patrimonio artístico y cultural, como son los

museos, bibliotecas, catedrales, monumentos, o se considera también a todos aquellos valores morales,

éticos y pautas de comportamiento que definen a un pueblo.” (Carrasco A, 1999 citado por Pfenninger, 2004: 2). Por otro lado, algunos autores desarrollan una definición más amplia del concepto “cultura”, que a su vez le corresponderá distintos tipos de indicadores.

“La cultura como adquisición de un conjunto de saberes, como resultado de dicha adquisición y como

producción de “cosas superiores” (…) La cultura como modo de ser, de hacer y de pensar, y como

conjunto de obras e instituciones (…) La cultura como creación de un destino personal y colectivo”.

(Ander- Egg, 1992: 29 citado en Pfenniger, 2005: 4) En este sentido, podemos identificar dos tipos de indicadores culturales según qué elementos de la cultura queramos medir. Aquellos que sirven para medir la cultura expresada a través del consumo de objetos,

32 Ver por ejemplo: Foro Permanente para Cuestiones Indígenas, (4to, 5to, 6to períodos de sesiones) ONU, Nueva York, mayo 2005, mayo 2006, mayo 2007. 33 Ver: www.andes.org.pe.

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actividades y servicios culturales (cine, museos, libros, música), en este caso se puede utilizar indicadores fácilmente cuantificables (Pfenninger, 2004); y aquellos indicadores culturales referido a los valores y normas morales, tradiciones, estilos de vida, prácticas y conocimientos tradicionales, idioma, tipo de alimentación y todas aquellas costumbres y pautas de comportamiento que caracterizan y diferencia a un determinado pueblo. Para este segundo caso, no será posible utilizar sólo indicadores cuantificables, sino que se deberá recurrir a indicadores cualitativos, que hacen más compleja la medición. Estos indicadores culturales deben permitir analizar las políticas, proporcionar información y evaluar el impacto de la implementación de dichas políticas (Carrasco A, 1999, citado en Pfenniger, 2005 ). Además, deben ser confiables, periódicamente actualizados, claros y comparables en el tiempo (Pfenninger, 2004).

DEFINICIÓN DE INDICADORES Un indicador puede ser entendido como “un conjunto de relaciones cualitativas y/o cuantitativas que dan cuenta del comportamiento de una o más variables en circunstancias de tiempo, modo y lugar definidas. Los indicadores pueden ser simples (una variable) o (complejos (varias variables) y pueden estar expresados en términos absolutos (numero de hospitales), porcentuales (distribución por etnia o sexo de estudiantes de primaria), en tasas (tasa de iletrados)” (Caruso Azcárate, 2007: 2). El concepto de indicador puede entenderse como medidas o señales determinadas obtenidas para representar realidades dinámicas más amplias y complejas. La función general de un indicador debe ser simplificar la información acerca de diversos componentes a fin de facilitar la comunicación acerca de estados en un momento determinados y tendencias a futuro. Los indicadores más comunes son sociales, económicos y ambientales. Más recientemente se ha empezado a incorporar indicadores culturales desde dos enfoques: uno en términos de productos culturales de las sociedades modernas, tales como las artes, la literatura y la educación; el otro se refiere específicamente a la cultura indígena, pero este es más reciente. (The Vitality Index of Traditional Environmental Knowledge, 2009, en; http://www.terralingua.org/projects/vitek/vitek.htm). Por ejemplo, los temas pueden partir de preguntas cómo: ¿seguridad en la tenencia de la tierra y acceso a los recursos es indispensable para el bienestar? ¿qué tan importante es el sistema ancestral de adjudicación y distribución de tierras para el individuo, la familia o la comunidad en su conjunto, y cómo ayuda este sistema a alcanzar el bienestar? ¿el bienestar individual contribuye al bienestar colectivo y viceversa, de qué manera? ¿el bienestar pasa por una alimentación basada en una dieta ancestral? ¿Se considera bienestar el poder seguir utilizando la medicina tradicional o, por el contrario, el tener acceso a servicios de salud formal sin importar si ello resulta en una disminución de la práctica de la medicina tradicional? ¿Qué tanto incide en el bienestar la identidad cultural –y como la definen las comunidades? En definitiva, ¿Qué los hace sentir bien, como individuo, como comunidad? ¿Cómo quisieran verse en el futuro, lo visualizan a corto, mediano o largo plazo? A través de este ejercicio, es probable que encontremos distintas visiones de bienestar según el nivel de aculturación y contacto con los mercados que tenga cada comunidad, primando en algunos casos el bienestar individual por encima del comunal.

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CARACTERISTICAS QUE DEBEN TENER LOS INDICADORES “Validez: El indicador debe medir lo que dice medir, articulados de manera sistémica para reflejar la realidad lo máximo posible. Objetividad: La respuesta debe ser la misma independientemente de quién la mide en circunstancias similares. Es uno de los criterios más subjetivo a la hora de ejercerlo por la diversidad de la formación y cultura de los actores concretos que en nombre de las comunidades construyen y entregan la información, por lo que los procesos de encuestas deben ser lo más amplio posible, así como el reconocimiento de las diversidades. Sensibilidad: los indicadores deben ser sensibles a los cambios de situación. Esta sensibilidad está dada por la capacidad sistémica de detectar los cambios cuantitativos y cualitativos. Especificidad: deben reflejar cambios sólo en la situación a la que se refieren Sustento normativo: todos los indicadores deben estar sustentados en obligaciones del Estado. Pertinencia: deben permitir medir aspectos relevantes de la política pública que se le hace seguimiento. Capaces de medir a lo largo del tiempo: deben poder aplicarse en distintos tiempos, de manera que puedan determinar avances o retrocesos, pero siempre en el territorio definido. Susceptibles de desagregar: los indicadores deben recoger información desagregada para dar de la situación de los grupos sociales minoritarios y discriminados. Diseñados para separar: de manera de permitir que se tome distancia entre el observador/observadores y la realidad observada, en aras de la objetividad Participativos: la elaboración y manejo de indicadores en políticas públicas es necesariamente colectiva, comunitaria, y basada en la democracia directa y el reconocimiento de las organizaciones sociales preexistentes”. FUENTE: Extraído de: (Caruso Azcárate, 2007: 5). En un documento preparado para la FAO se presenta una serie de funciones que pueden tener los indicadores culturales y que pueden ser aprovechadas por los propios Pueblos Indígenas, tales como:

• Monitorear los impactos de las políticas y el desarrollo en los Pueblos Indígenas;

• Ayudar a las instituciones públicas, ONGs y organismos internacional a reconocer, entender y respetar los sistemas de sustento de los Pueblos Indígenas

• Servir de herramienta para los tomadores de decisiones proporcionándoles elementos concretos sobre la dimensión cultural de los sistemas de agroecológicos y alimentación de los Pueblos Indígenas que son esenciales para el diseño de políticas efectivas agrarias y para la seguridad alimentaria

• Asegurar la coherencia entre las actividades, objetivos, resultados en las políticas y programas orientados a los Pueblos Indígenas y garantizar estándares mínimos (Woodley et al, 2008)

Otro punto de partida puede ser identificar indicadores a partir de los derechos colectivos reconocidos a dichos pueblos o comunidades. En este sentido, el goce o ejercicio de dichos derechos como indicador de bienestar. Un tema clave para las comunidades campesinas indígenas es sin duda los derechos sobre la tierra o territorio (seguridad y tenencia); así como el acceso a recursos naturales y desde los derechos colectivos e individuales, ambos son elementos importante a considerar en la definición de indicadores culturales de bienestar, así como la vigencia de las prácticas andinas de reciprocidad y redistribución y cómo ellas redundan en el bienestar de la comunidad.

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Como lo destacan diversos autores, el derecho y reconocimiento a la identidad cultural y a la tierra o territorios son dos pilares de las reivindicaciones indígenas, habiendo conseguido que en muchos países estos derechos sean reconocidos a nivel internacional y en las constituciones de diversos países (Del Popolo, 2008). Tomando en cuenta la definición y los derechos reconocidos en el Convenio 169 algunos expertos identifican cuatro dimensiones que pueden servir como criterios operacionales para la incorporación de indicadores culturales o criterios étnicos en los censos (Schkolnik, 2000; Schkolnik y Del Popolo y Oyarce 2005; CEPAL, 2006, citados por Del Popolo, 2008), estos son:

1. Reconocimiento de la identidad, que se refiere al sentido de pertenencia al pueblo; 2. Origen común, que se refiere a la descendencia de ancestros comunes, la memoria social y

colectiva de los pueblos; 3. Territorialidad, vinculada a la herencia ancestral, la memoria colectiva de los pueblos, la

ocupación de tierras ancestrales y los elementos simbólicos y materiales vinculada a éstas. 4. Lingüístico-cultural”: apego a la cultura, la organización política y social, idioma, cosmovisión,

conocimientos y modos de vida.

Por otro lado, en el taller binacional sobre indicadores culturales de bienestar, llevado a cabo dentro del marco de este proyecto, se presentaron 4 conceptos claros que responden a la cosmovisión andina y que pueden servir de guía para ordenar los indicadores: 1.individual 2.colectivo 3.espiritual y 4.físico (Presentación M.E, Choque, taller binacional, 2009).

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VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Dado el escenario diverso, extenso y heterogéneo que abarca la región altoandina será con seguridad un gran reto el definir indicadores culturales de bienestar para una población indígena con distintas percepciones de bienestar. Para ello, una pregunta inicial debe ser: ¿Qué elementos de la cultura de las comunidades altoandinas pueden servir de base para la construcción de indicadores? y ¿Cómo seleccionar una muestra representativa de la variedad de comunidades y realidades que nos permita construir indicadores válidos para todas ellas? ¿Quiénes son los Pueblos Indígenas altoandinos y qué características tienen? ¿Se puede construir indicadores culturales con comunidades campesinas altoandinas? ¿Son similares los procesos organizativos de las diferentes comunidades altoandinas? Responder a estas preguntas nos permitirá dar un paso más para avanzar en la construcción de indicadores culturales de bienestar que puedan ser útiles para el diseño de políticas y programas de gobierno, diseño, implementación y evaluación de proyectos tanto públicos como privados34. La definición de indicadores debe partir de la definición de un marco conceptual, una metodología y un proceso para su elaboración e implementación construido dentro del marco de un proceso participativo intercultural; comenzando por una definición de bienestar acorde con las características de las comunidades y su entorno, así como responder a sus expectativas. En segundo lugar, será útil definir una tipología de las distintos tipos de comunidades puede resultar útil para iniciar la discusión respecto de cómo abordar la construcción de indicadores culturales en un escenario tan diverso. Esta tipología debería reflejar una serie de criterios tales como: culturales (grado de aculturación); económicos (nivel de cercanía y/o articulación con los mercados); (tipo de actividad), características geográficas); vigencia la organización comunal y tipo de organización (comunidad, parcialidades); vigencia de prácticas y normas consuetudinarias e instancias tradicionales para la toma de decisiones y resolución de conflictos (incluida la existencia de autoridades tradicionales); aislamiento geográficos; idioma. Estos criterios, sin embargo, no deben ser utilizados para descartar una comunidad; sino únicamente para garantizar que la elección de los sitios piloto refleje lo máximo posible el amplio abanico de comunidades campesinas indígenas y sus distintas realidades. La definición e implementación de un proceso participativo intercultural para definición de indicadores deberá estar acompañado del fortalecimiento de la organización comunal y sus instancias representativas,

34 Ver: sistematización de las presentaciones, preguntas y discusión del Taller Binacional organizado dentro del marco de este proyecto. Arequipa, 2009.

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que deberían ser una de las principales instancias llamadas a colaborar en la definición del proceso y construcción de indicadores, identificar retos, conflictos y lecciones aprendidas; y, posteriormente, contribuir a replicar las experiencias de las áreas piloto. Los profesionales, técnicos/expertos e indígenas que participen en este proceso de construcción de indicadores deberán diseñar una metodología que combine herramientas de las propias comunidades con instrumentos formales de definición de indicadores y medición. Finalmente, debemos entender la construcción de indicadores como un proceso a largo plazo, que podrá tener como meta la incorporación de indicadores culturales en los sistemas nacionales de estadísticas, pero que, debido a las limitaciones presupuestales y de tiempo de vigencia del proyecto, los objetivos a corto plazo deberían centrarse en iniciar el proceso, abrir espacios de diálogo sobre el tema, sensibilizar y promover el interés de los actores, en definitiva, lograr que los actores –comunidades e instancias políticas de decisión hagan suya la necesidad de contar con indicadores culturales, se convenzan de sus beneficios y empiecen a utilizarlos en proyectos y programa específicos (e.g; energía y minas en los términos de referencia para estudios de impacto socioambiental de sus actividades; SERNAP para los planes maestros de las áreas protegidas; ONGs con proyectos en el campo que involucren a comunidades; programas de monitoreo y control de proyectos en general). Sólo un proceso de estas características, desarrollado de manera participativa, podrá sembrar las bases para garantizar el logro de la meta a largo plazo de incluir indicadores culturales en los sistemas nacionales de estadística.

Fundamentalmente, requiere una decisión política, no solo sensibilizar a las autoridades sino lograr que se comprometan y acompañen el proceso, de manera que se pueda garantizar la viabilidad técnica y político/legal de los indicadores culturales, que sirva como una herramienta para la toma de decisiones por el estado. Para ello, las autoridades deben ver su utilidad, saber cómo y para qué utilizarlas, pues serán ellas, finalmente, las que promuevan la incorporación de estándares en las políticas públicas referidas a conservación y acceso a tierras y recursos naturales. Otra utilidad de los indicadores culturales de bienestar, no menos significativa, será para los proyectos específicos de desarrollo y conservación, a cargo de agencias de gobierno y ONGs, que involucren comunidades campesinas. También servirá el los programas de adaptación al cambio climático, identificando aquellos elementos culturales que son valiosos para la comunidad y que al mismo tiempo pueden servir para mitigar y adaptarse al cambio climático.

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