Beltran, Francisco. La construcción de la epidemia de suicidios: interpretaciones y confrontaciones...

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    TRASHUMANTE | Revista Americana de Historial Social 5 (enero-junio 2015): 60-82. ISSN 2322-9381

    La construccin de la epidemia de suicidios: interpretaciones y confrontaciones de los letra-dos en torno a sus causas sociales. Ciudad de Mxico, 1830-1876Resumen: Este trabajo analiza la manera en la que los letrados de la ciudad de Mxico elaboraron las primeras expli-caciones de corte social del suicidio, entre 1830 y 1876. Mdicos, publicistas y abogados se enfocaron en indagar las

    causas del aumento de suicidios, encontrando que en l inuan factores religiosos, sociales, polticos y econmicos.Por lo tanto, se busca explicar algunos elementos que posibilitaron la relacin entre suicidio y dinmica social, como por

    ejemplo, el trabajo de los alienistas franceses, el saber estadstico, la funcin social de la prensa, la secularizacin y la

    idea de civilizacin.

    Palabras clave: suicidio, enfermedad mental, epidemia, estadstica, Ciudad de Mxico.

    The rise of the suicide epidemic: Learned interpretations and confrontations around its socialcauses. Mexico City, 1830-1876Abstract: This paper analyzes the way in which the letrados of Mexico City produced the rst explanations of socialcutting of suicide between 1830 and 1876. Physicians, publicists and lawyers focused on investigating the causes of the

    increase in suicides, nding that it was inuenced by religious, social, political and economic factors. Therefore, it seeks

    to explain some elements that enabled the relationship between suicide and social dynamics, such as the work of French

    alienists, statistical knowledge, the social role of the press, secularization and the idea of civilization.

    Keywords: suicide, mental illness, epidemic, statistics, Mexico City.

    A construo da epidemia de suicdios: interpretaes e controvrsias dos letrados em tornodas suas causas sociais. Cidade do Mexico, 1830-1876Resumo: Este trabalho analisa a maneira em que os letrados da cidade do Mxico zeram as primeiras explicaes decorte social do suicdio, entre 1830 e 1876. Mdicos, publicitrios e advogados se focaram, entre outras coisas, a pesqui-

    sar as causas do aumento de suicdios, encontrando que ele era determinado por fatores religiosos, sociais, polticos e

    econmicos. Por tanto, se busca explicar alguns elementos que possibilitaram a relao entre suicdio e dinmica social,

    como por exemplo, o trabalho dos alienistas franceses, o saber estatstico, a funo social da imprensa, a secularizao

    e a ideia de civilizao.

    Palavras-chave: suicdio, doena mental, epidemia, estatstica, Cidade de Mxico.

    Cmo citar este artculo: Francisco Javier Beltrn Abarca, La construccin de la epidemia de suicidios: interpreta-ciones y confrontaciones de los letrados en torno a sus causas sociales. Ciudad de Mxico, 1830-1876, Trashumante.

    Revista Americana de Historia Social 5 (2015): 60-82.

    DOI:dx.doi.org/10.17533/udea.trahs.n5a04

    Fecha de recepcin: 25 de julio de 2014Fecha de aprobacin: 17 de septiembre de 2014

    Francisco Javier Beltrn Abarca: Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico ypasante de la Maestra en Historia de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Este artculo est basado en

    la tesis de licenciatura en historia (UNAM) del autor, titulada El suicidio en Mxico. Problema social, individuo y

    poder institucional (1830-1875), la cual recibi mencin honorca con el Premio Luis Gonzlez y Gonzlez a la

    mejor tesis de Licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades, 2012, organizado por El Colegio de Michoacn.Correo electrnico: [email protected]

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    La construccin de la epidemia de suicidios:interpretaciones y confrontaciones de los letradosen torno a sus causas sociales. Ciudad de Mxico,1830-1876

    Francisco Javier Beltrn AbarcaIntroduccin

    En trminos generales, la historiografa ha planteado que la visin social delsuicidio en Mxico surgi a nes del siglo XIX e inicios del XX, debido afactores como su aumento por la desesperanza ante la supuesta proximidad del ndel mundo, el positivismo, el liberalismo, la aparicin de la nota roja y la teorade la degeneracin. 1 La perspectiva social del suicidio, sin embargo, comenz aconstruirse dcadas antes por razones diferentes a las antes mencionadas, y en uncontexto social, poltico y cultural distinto. Propongo estudiar esta cuestin entre1830 y 1876, periodo que ha sido poco estudiado, 2 ya que en l es posible rastrearla manera en la que el suicidio dej de verse como un hecho aislado y determina-do por circunstancias individuales, para ser considerado como resultado del ordensocial. Durante este periodo histrico, la psiquiatra no constitua an una discipli-na especializada dentro de las instituciones educativas ni hospitalarias y, por tanto,no era una profesin agremiada con reconocimiento social. Las explicaciones delsuicidio, incluida su relacin histrica y patolgica con las enfermedades mentales,fueron elaboradas por un conjunto heterogneo de hombres que aqu llamaremosletrados, quienes ejercan la habilidad de la lectoescritura como parte de su pro-

    1. Miguel ngel Isais Contreras, Suicidio y opinin pblica en la Guadalajara de nes del siglo XIX: representaciones ycensuras, Anuario 2005. Seminario de estudios regionales,ed. Federico de la Torre (Guadalajara: Universidad de Guadalajara,2007) 107-133; Diego Pulido Esteva, Imgenes de la locura en el discurso de la modernidad. Salud mental y orden sociala travs de las visiones mdica, criminolgica, legal y literaria (Ciudad de Mxico, 1881-1910) (Tesis de licenciatura enhistoria, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2004) 109-115; Alberto del Castillo y Troncoso, Notas sobre lamoral dominante a nales del siglo XIX en la ciudad de Mxico. Las mujeres suicidas como protagonistas de la nota roja,Modernidad, tradicin y alteridad. La ciudad de Mxico en el cambio de siglo (XIX-XX),coords. Claudia Agostoni y Elisa Speckman(Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2001) 324-326; Ana Mara Romero Valle, El suicidio a nales delsiglo XIX, 1899, visiones predominantes en la prensa (Tesis de licenciatura en historia, Universidad Nacional Autnomade Mxico, 2001) 161-179 y 191-200.

    2. Cristina Sacristn, Historiografa de la locura y de la psiquiatra en Mxico. De la hagiografa a la historia posmoderna,Frenia. Revista de Historia de la Psiquiatra1 (2005): 30; German Somolinos DArdois,Historia de la psiquiatra en Mxico (M-xico: Secretaria de Educacin Pblica, 1976) 134.

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    fesin y a partir de la cual interpretaron la realidad, como mdicos, publicistas yabogados.

    Este trabajo tiene el objetivo de analizar la construccin letrada de la ideadel suicidio como fenmeno social, y particularmente como problema social. Se

    intenta demostrar que esta visin deriv de la identicacin de un incremento desuicidios en Mxico, cuyas causas guardaban relacin directa con la reorganizacinsocial y poltica que vivi el pas. Dicha construccin fue un proceso que dur variasdcadas, y quienes la elaboraron identicaron algunos momentos de inexin,producto de circunstancias particulares, entre las que se encuentran la polarizacinde los grupos polticos y sus proyectos sociales y de desarrollo material, as comola radicalizacin del conicto Estado-Iglesia. Por ello, el anlisis de los ltimosaos de la dcada de 1840, 1856-1858 y 1868-1869 resulta fundamental, pues esentonces cuando entran en su fase ms lgida las coyunturas citadas y, por tanto,

    la epidemia pareca llegar a un punto crtico. En este sentido, el periodo que seestudia puede ser considerado formativo de dos ideas vinculadas entre s, las cualesdurante los siglos XX y XXI sern retomadas y reformuladas por la psiquiatra yla sociologa para elaborar sus propios puntos de vista: 3 la nocin de epidemia desuicidios y la causalidad social de sta.

    El primer texto especializado sobre el suicidio fue la tesis de Ignacio Maldonado,presentada en la Escuela de Medicina en 1876. Antes de ese ao, los letradosexpusieron sus puntos de vista en publicaciones peridicas no especializadas enmedicina. La mayora eran miscelneas o prensa de corte poltico que circulabaen la capital mexicana, mismas que constituyen nuestra fuente principal. En estostestimonios se puede advertir que la idea del incremento de suicidio estuvodeterminada por los intereses, creencias, posturas y valores de sus autores, lo queimpidi que existiera un argumento nico en torno al tema y que alguien se erigieracomo experto. Por lo tanto, este artculo se enfoca en analizar la inuencia de losalienistas franceses en la relacin que establecieron los mexicanos entre suicidio yenfermedad mental. Asimismo, se estudia la importancia del saber estadstico en laconformacin de la idea de la epidemia de suicidios. Posteriormente, se revisan lasdivergencias que surgieron entre catlicos, conservadores, liberales y mdicos, almomento de exponer cules eran las razones del incremento, debido, sobre todo,a diferencias en la toma de postura respecto a los hechos sociales y polticos a losque se les atribuy tal causalidad.

    1. Suicidio y enfermedad mental

    La relacin entre suicidio y locura fue tema de reexin de los hombres letradosdel mundo hispnico mucho antes del siglo XIX. Desde la perspectiva mdica, lateora humoral haba sido utilizada para explicar el origen de la melancola como

    3. Para el periodo 1930-1970, vase Mara Luisa Rodrguez-Salas,Suicidios y suicidas en la sociedad mexicana(Mxico: Universi-dad Nacional Autnoma de Mxico, 1974). Para los aos 1970-2007, ver Guilherme Borges y otros, Suicidio y conductassuicidas en Mxico: retrospectiva y situacin actual,Salud Pblica 52. 4 (2010): 292-304.

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    producto de un desequilibrio de la bilis negra. Esta explicacin coexista con otrade corte teolgico, que consista en que la patologa poda producirse cuando Diosretiraba su proteccin por los pecados cometidos, a manera de expiacin o comoprueba divina. En consecuencia, se creaba el terreno frtil para la intervencin del

    demonio, quien posea al cuerpo provocando la enfermedad. 4

    Textos comoEl librode la melancola (1585), del andaluz Andrs Velsquez, abordaban la relacin entreesta afeccin y el suicidio. 5 No obstante, a principios del siglo XIX, ambas expli-caciones haban cado en desuso en Mxico para entender la locura y particular-mente la melancola, debido al movimiento ilustrado que privilegi las explicacio-nes racionalistas y secularizadas. 6 En 1805, por ejemplo, Mara Benito Bux habldel carcter melanclico de los indios como el motivo de sus suicidios, 7 pero yano se le vincul a tesis sobrenaturales o a la teora de los humores. Sin embargo,un rasgo que mantuvo fuerte vigencia fue la censura religiosa del suicidio. Durante

    un proceso que dur varios siglos, la Iglesia catlica medieval lo haba investido,mediante el dogma y la ritualidad, de un signicado que lo consideraba como uncrimen que atentaba contra el orden divino y social. La nica circunstancia en laque lo justicaba, quitndole tal connotacin, era cuando la muerte haba sidoincitada por un trastorno de la razn. 8

    Como haba sucedido desde siglos antes, los letrados mexicanos del periodoque aqu estudiamos tuvieron el inters de identicar y separar los suicidios querespondan a cuadros de locura de aquellos que eran producto de un entendi-miento sano. De esa accin dependa la toma de postura que se asumira: censuraro justicar. En 1831,El Sol reconoci que si un hombre se da muerte cuandotiene el cerebro descompuesto, si est frentico o cado en una negra melancola,no puede mirarse su accin como un crimen, porque en tal estado no supo loque se haca []. Al mismo tiempo, arm que haba suicidas con pleno uso derazn, siendo responsables de su accin. Era probable, aadi, que en el momentopreciso en que se infringan la muerte sufrieran de alguna perturbacin, porqueSer cierto que no saben lo que hacen en el momento en que se matan, porquesu espritu est turbado con sus pasiones, pero lo es que esto nace de su culpa. Sihubieran tratado de dominar sus pasiones desde el principio, habran seguramenteprevisto las desgracias de su estado presente. 9 Desde esta perspectiva, no podaconsiderarse loco a quien no haba manifestado sntomas visibles y permanentesde trastorno previo a su muerte. En todo caso, poda ser un individuo con la razn

    4. Roger Bartra,El siglo de la melancola. Textos espaoles y novohispanos sobre las enfermedades del alma (Mxico: Universidad Ibe-roamericana, 1998) 29 y 74-83; Cristina Sacristn, Melancola religiosa y culpabilidad en el Mxico Colonial,Transgresiny melancola en el Mxico colonial, comp. Roger Bartra (Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2004) 46-52.

    5. El texto de Velsquez puede leerse en Bartra 255-372.6. Cristina Sacristn, Locura y disidencia en el Mxico ilustrado 1760-1810(Zamora: El Colegio de Michoacn, 1994) 69-72.7. Benito Mara de Bux, Disertacin sobre el suicidio. Diferencias de los suicidios de Europa a los de Amrica, Cartas

    mejicanas (Mxico: Fundacin Miguel Alemn/Fondo de Cultura Econmica, 1995) 384-386.8. Alexander Murray,Suicide in the Middle Ages. The Curse on Self-murder,vol. 2 (New York: Oxford University Press, 1998)

    86-121; Georges Minois,History of Suicide , Voluntary Death in Western Culture(Baltimore & London: The Johns HopkinsUniversity Press, 1999) 29-33.9. Suicidio,El Sol(Mxico) 14 de junio de 1831: 2854. He actualizado la ortografa de las citas.

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    alterada momentneamente, pero sin llegar a una patologa. La tendencia a armarque la mayora de los suicidios no era producto de una enfermedad mental fuecomn durante este periodo. Jos Joaqun Pesado y Niceto de Zamacois, quienesescribieron en medios catlicos, no se conformaron con ver en el suicidio un rasgo

    de locura. Pesado apunt en 1856:No negamos que alguna vez un demente, privado del uso recto de la razn se quite la vida; peros es falso de todo punto, que todos los suicidas estn dementes, cuando vemos que muchosobran con premeditacin, con plena advertencia, y toman las medidas ms acertadas para dejaren orden sus negocios, y para asegurar el golpe fatal, que los hace eternamente desdichados.10

    La prensa no catlica asumi una postura semejante: Hoy se ha convenido porla ciencia y por la moral en ver en el suicidio un rasgo de demencia, porque no se

    comprende que la razn pueda conducir a semejante atentado. Pero explicar asel hecho no es dar solucin a las graves cuestiones que envuelve. 11 Tenemos quehacer hincapi en que quienes emitieron estos puntos de vista no eran especialistaen el tema de la locura, 12 ni llegaron a esa conclusin despus de estudiar o tratardirectamente a los suicidas o a los internos de los hospitales encargados de albergara enfermos mentales, en la caso de la ciudad de Mxico, el Divino Salvador y SanHiplito. 13 Esto mismo puede decirse de los mdicos que emitieron su opinin alrespecto. Por ejemplo, Jos Mara Reyes dijo que

    [No s] si por lo incomprensible mismo del suicidio, o por el empeo de disculparlo, se ha credoque en todas circunstancias era el resultado de una alienacin mental. Esta teora, bajo mil puntosde vista exacta, no es la regla, sino la excepcin, Adems de la locura, que a veces impele a ladestruccin de s mismo, en la mayora de las veces es un acto deliberado []. 14

    El hecho de que estos letrados no fuera especialistas no signic que perma-necieran ajenos a las nuevas ideas y tratamientos que en torno a la locura estabansurgiendo en Europa. En algunos de sus textos es posible identicar que conocanlas propuestas tericas de los alienistas franceses, algunos incluso haban presencia-do directamente su actividad clnica. De lo anterior se desprende que a menudoelaboraron sus discursos retomando el trabajo de mdicos que s mantuvieroncontacto con alienados y suicidas. Precisamente, a partir de la dcada de 1830 los

    10. Jos Joaqun Pesado, Suicidios,La Cruz(Mxico) 10 enero de 1856: 341; vase tambin, Niceto de Zamacois, Del sui-cidio,La Verdad (Mxico) 1854: 652-653; El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1; Suicidio,Revista Universal (Mxico) 9 de septiembre de 1869:1; El suicidio juzgado por la losofa, los principios religiosos y lateologa,La Constitucin social(Mxico) 30 de julio de 1868: 1.

    11. Francisco Zarco, El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 1 de septiembre de 1868: 1.12. De acuerdo con Andrs Ros Molina, antes de 1920 eran muy pocos los especialistas en el tema de la locura en Mxico. Fue

    despus de esa dcada que aument el nmero de psiquiatras y se consolid su gremio. Andrs Ros Molina, Indigencia,migracin y locura en el Mxico revolucionario,Historia MexicanaLIX.4 (2010): 1306-1307.

    13. En este periodo dichos hospitales carecieron de suciente recursos econmicos para su mantenimiento, as como de perso-nal especializado en el tratamiento de las enfermedades mentales. Somolinos 132-134.14. Jos Mara Reyes, Estadstica criminal. El suicidio,Boletn de la Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica(Mxico) 1869: 361.

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    mdicos galos alcanzaron reconocimiento social como especialistas en las afeccio-nes mentales y sus trabajos comenzaron a repercutir de manera notable entre loscrculos letrados mexicanos. 15

    Como se dijo antes, el desequilibrio en los humores o los factores sobrenaturales

    fueron los paradigmas a partir de los cuales se explic la locura durante varios si-glos, situacin que se codic con el pensamiento ilustrado, pues ste propuso quesu origen radicaba en el mbito de la psique o el alma, es decir, asoci enfermedad

    y procesos mentales. 16 Los trabajos de alienistas franceses, como Philippe Pinel y Jean tienne Dominique Esquirol, tuvieron un rol signicativo en esta manera deentender la locura. En especial, este ltimo fue quien tuvo mayor inuencia entrelos letrados mexicanos. Por ello es conveniente establecer brevemente cul fue supropuesta terica respecto al suicidio. Esquirol dividi la nocin de melancolaen dos nuevas tipologas que designaban una locura parcial, esto es, un estado en

    el que se vea daada una parte del entendimiento o afectividad, pero el restocontinuaba ileso: 17

    la lipemana, caracterizada por una tristeza patolgica y la monomana, usada para designar undelirio enfocado exclusivamente en una idea aislada, que se manifestaba slo en momentos muyprecisos, sin afectar de manera permanente y esencial el intelecto. A veces poda ser el resultadode una pasin llevada a la exageracin, obsesionando al monomaniaco. 18

    Esquirol reconoci que, si bien algunos suicidios respondan a una monomana,otros eran cometidos en medio de sobresaltos emocionales temporales, que nopodan consideraran necesariamente como enfermedad mental. 19 Con base enesta idea, clasic en dos tipos a los suicidios. El primero, llamado involuntarioagudo, ocurra cuando las pasiones producan alguna forma de locura previa,que poda ser parcial. El segundo, mientras tanto, suceda cuando aquellas incidandirecta y sbitamente, hasta provocar una crisis que no llegaba a cristalizarse enuna locura permanente. 20

    15. Francisco Jess Morales Ramrez, La apoteosis de la medicina del alma. Establecimiento, discurso y praxis del tratamientomoral de la enajenacin mental en la Ciudad de Mxico, 1830-1910 (Tesis de licenciatura en Histor ia, Universidad Nacio-nal Autnoma de Mxico, 2007) 28-39.

    16. Jacques Postel, Del acontecimiento terico al nacimiento del asilo (El tratamiento moral), Nuevas historias de la psiquiatra,coords. Jacques Postel y Claude Qutel (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 2000) 154-155; Erwin H. Ackerknecht,Breve historia de la psiquiatra(Buenos Aires, EUDEBA/Seminari dEstudis sobre la Ciencia, 1993) 52-53; Roy Porter,Brevehistoria de la locura (Mxico: Turner/Fondo de Cultura Econmica, 2003) 65.

    17. Jos Martnez Prez, Suicidio, crisis poltica y medicina mental en la Francia del siglo XIX (1801-1885),Frenia. Revista deHistoria de la Psiquiatra 1.2 (2001): 49; Michel Gourevitch, Esquirol y la nosografa,Nueva historia de la psiquiatra,coords. Jacques Postel y Claude Qutel (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 2000) 167- 168.

    18. La nocin de monomana estuvo muy difundida entre el grupo de alienistas que trabajaron en torno a Esquirol. Segn Fou-cault, el concepto fue abandonado poco antes de la dcada de 1870, entre otros motivos, por los planteamientos de la teorade la degeneracin, segn la cual las enfermedades evolucionan de forma compleja y polimorfa presentando sntomasespeccos durante su desarrollo, no slo individualmente, sino tambin de modo generacional. Michel Foucault,La vida delos hombres infames: ensayos sobre desviacin y dominacin (Madrid: La Piquera, 1990) 250-251.

    19. German E. Berrios,Historia de los sntomas de los trastornos mentales. La psicopatologa descriptiva desde el siglo XIX(Mxico:Fondo de Cultura Econmica, 2008) 542.20. Martnez 46-48.

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    No se trata aqu de armar que los mexicanos trasplantaron, sin justicacinni crtica, un marco terico elaborado desde y para la realidad europea. Tampococonviene restarles capacidad interpretativa, tanto para apropiarse como paradisentir de las obras de los alienistas, particularmente los franceses. En primer lugar,

    la lectura de estos textos no se hizo al pie de la letra, incluso fueron sujetos decrtica. 21 A menudo, por ejemplo, al suicidio lo entendieron como la consecuenciade una mana, 22 monomana, 23 y en menor medida, de una lipemana. 24 Encontraste con los mdicos galos que haban planteado diferencias entre dichasnociones, los letrados mexicanos las utilizaron indistintamente para designar elestado de un suicida, en el que alguna pasin lo haba dominado a tal punto queviol el instinto de conservacin humano. Dicha pasin ocasionaba la alteracindel intelecto o las emociones, pero no consideraron que eso fuera necesariamentelocura. En este sentido, no negaron que algunos suicidas haban sufrido alguna

    afeccin mental, pero en estos casos se apel a la imagen del enfermo quehaba perdido totalmente la razn y conciencia del mundo, y no a la de quienessobrellevaban un trastorno parcial, como lo llegaron a proponer los alienistas. Ensegundo lugar, el tipo de aproximacin que se hizo a los trabajos de estos primerosespecialistas dependi, en buena medida, de las circunstancias sociales, polticas

    y culturales propias de la realidad mexicana, como se explicar ms adelante. Ytercero, es oportuno sealar que el conocimiento mdico fue solo uno de entreotros saberes cientcos que nutrieron la visin de los letrados en Mxico, cuestinque veremos a continuacin.

    2. La conciencia de una epidemia

    En 1837, el doctor Manuel Mara Andrade y Pastor (1809-1848) public un ar-tculo titulado Fiebre imitatoria, bajo la advertencia de que lo haba escritono desde el punto de vista ideolgico o losco, sino mdico. Planteaba queexistan conductas, como el suicidio, el duelo y la monomana homicida, que sereproducan socialmente por un gesto de imitacin, afectando las pasiones de losindividuos que entraran en contacto con ellas.

    Reunidos los hombres en un lugar, ntase [sic ] a primera vista unconsensus enrgico que loshace poner en movimiento, que en cierto modo hace desaparecer elyo, y forma con elementos

    21. En un artculo, las propuestas de Lisle para evitar los suicidios se tildaron de tmidas, carentes de audacia y faltas de razn.El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1-2.

    22. Los suicidios,La Iberia(Mxico) 30 de junio de 1868: 1; La plaga del suicidio,La Constitucin social (Mxico) 14 de juliode 1868: 1; Suicidio,Revista Universal(Mxico) 9 de septiembre de 1869: 1. Mana del suicidio,El Boquiojo (Mxico)20 de enero de 1870: 3-4; Sobre el suicidio,La Reconstruccin (Mxico) 20 de agosto de 1873: 3.

    23. El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1; El suicidio,El Siglo Diez y Nueve,1 de septiembre de1868: 1; Reyes: 364 -365;El Monitor Republicano(Mxico) 11 de diciembre de 1873; Ignacio Maldonado y Morn, Estudiodel suicidio en Mxico fundado en dados estadsticos (Tesis de medicina, Escuela Nacional de Medicina de Mxico, 1876)

    36.24. Miguel Cordero, Lypemana o melancola,Peridico de la Sociedad Filoitrica de Mxico (Mxico) 1841: 96-110; Maldonado

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    diversos un todo homogneo, en el cual cada miembro recibe una especie de contragolpe sim-ptico del miembro vecino. Esta masa, que se puede ver animada por una vida, dirigida por uncerebro, se convierte en foco, irradia sus inuencias, ataca focos pequeos y los pone en relacincon el centro comn; de lo que resulta una inuencia epidmica que puede propagarse a grandes

    distancias, y desenvolverse no slo por el movimiento de toda la masa, sino por el de una de suspartes, por un solo individuo. 25

    De tal suerte, el sistema nervioso de quienes fueran indolentes, apticos, do-tados de obtusa sensibilidad, no se vera afectado por esta inuencia social. Por elcontrario, en los individuos con un perl nervioso, irritable, predispuesto ya porsu estado personal originara un estado patolgico. Segn Andrade, este inujosocial poda alcanzar una escala mayor, afectando a un alto nmero de hombresque no se conocen, que nunca han hablado entre s. En consecuencia, vio en este

    fenmeno una enfermedad contagiosa, cuya propagacin no siempre era posiblecontrolar. 26 Este punto de vista es una muestra elocuente de cmo, a n de expli-car fenmenos de corte social, se comenz a utilizar una terminologa que hastaentonces haba estado circunscrita al mbito mdico. La idea del suicidio comopatologa contagiosa surgi, sin duda, del referente que se tena de la transmisinde enfermedades virales o infecciosas, como el clera o la ebre amarilla. A dife-rencia de estas, sin embargo, la aparicin y reproduccin del suicidio no se debaa factores climticos o a la presencia de un virus, sino enteramente al efecto delcontexto social sobre la inteligencia y pasiones de los individuos. Esto dio pie paraque en el futuro el suicidio se entendiera en trminos de una enfermedad moral,o dicho en otras palabras, un problema social que deba ser resuelto.

    La idea de la propagacin epidmica del suicidio tuvo su origen en el mbitode la medicina pero no tard en permear el discurso de otros letrados. Sin impor-tar su perl ideolgico o temtico, a partir de la dcada de 1840 las publicacionesmexicanas llamaron la atencin sobre un aparente aumento de estas muertes. Laprensa de corte religioso seal en 1856: Parecen que comienzan a estar a la or-den del da [] En otro tiempo, uno de esos sucesos hubiera llenado de asombroa la sociedad: hoy apenas da materia para hablar de l en unos cuantos das, mi-rndolo como cosa comn, que entra en el orden regular de los acontecimientoshumanos. 27 Las publicaciones de tendencia liberal hicieron lo propio. El SigloDiez y Nueve llam la atencin en 1856 sobre los frecuentes suicidios en la ciudadde Mxico, y en 1858 escribi que El suicidio no es una enfermedad, es unapreocupacin. Pero hay preocupaciones epidmicas, y a ellas pertenece a veces la modade matarse. 28 La alarma se agudiz en 1868 y 1869.La Iberiaescribi: El pas

    25. Manuel Andrade, Fiebre imitatoria,El Recreo de las Familias(Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2002)20. Se trata de una edicin facsimilar de la primera edicin de 1838. Las cursivas son del original.

    26. Andrade 21. Este autor conoci personalmente los textos de los alienistas y su trabajo hospitalario, de ah que se note en lla inuencia de Esquirol, quien ya haba advertido el incremento de suicidios en Francia. Martnez 57.

    27. Pesado 341. Tambin, Impugnacin a la obra de M. Eugenio Sue, tituladaEl Judo errante , El Catlico(Mxico) 20 dediciembre de 1845: 379.28. Suicidios,El Siglo Diez y Nueve(Mxico) 12 de enero de 1856: 3. Del suicidio,El Siglo diez y nueve (Mxico) 27 abril

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    est aterrado por la multiplicacin de los suicidios, y la conciencia pblica clama ya por algn remedio para este terrible mal que se propaga al parecer como uncontagio. 29 Francisco Zarco arm que este fenmeno

    [] en distintas pocas y en distintos pases ha tomado un alarmante carcter epidmico, presen-tndose con todas las circunstancias de una enfermedad contagiosa o de una de esas monomanasque se atribuyen a la ebre imitativa [] Nos ha sugerido estas reexiones la triste circunstanciade ir cundiendo la monomana del suicidio en nuestro pas, hasta el grado de no haber semanade algunos meses a esta parte, en que la prensa no tenga que consignar varios casos de tan la-mentable crimen. 30

    Conrmaron la peste los doctores Jos Mara Reyes, en 1868, e Ignacio Mal-donado y Morn, en 1876. 31 A nes del siglo XIX persista la idea de que en M-

    xico cada da aumentaba el ndice de individuos que se quitaban la vida. 32

    A pesar de que la poblacin mexicana segua siendo primordialmente rural, laepidemia se asoci sobre todo con los espacios urbanos, debido a ese fenmenosobre el que ha llamado la atencin Raymond Williams, que consisti en que du-rante el siglo XIX se concibi a la ciudad como el espacio en donde por excelen-cia tena lugar la masicacin y la movilidad. 33 As, al concentrar mayor densidadpoblacional, era en las urbes donde surgan muchas de las transformaciones socia-les y en donde estas trastocaban con mayor fuerza las pasiones de sus habitantes. Secompar a la ciudad de Mxico con otras que registraban aumentos de suicidios,entre ellas Londres, Berln, Hamburgo, Npoles, Copenhague, San Petersburgo,algunos puntos de Estados Unidos y, especialmente, Pars, 34 porque se pens que,como en ninguna otra metrpoli, la epidemia era evidente. 35

    de 1858: 1; El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1. Las cursivas son del or iginal.29. Los suicidios,La Iberia(Mxico) 30 de junio de 1868: 1.30. Zarco 1. Vase adems, La plaga de suicidios,La Constitucin Social(Mxico) 14 de julio de 1868: 1; El suicidio juzgado

    por la losofa, los principios sociales y la teologa,La Constitucin Social(Mxico) 30 de julio de 1868: 1;La Orquesta(Mxico) 1 de agosto de 1868: 2 y 4;La Revista Universal(Mxico) 12 de agosto de 1868: 3; Suicidios,La Linterna Mgica (Zacatecas) 15 de agosto de 1868: 4; Crnica judicial,El Derecho(Mxico) 12 de diciembre de 1868: 8.

    31. Reyes 361; Maldonado 10; El suicidio,Revista Universal(Mxico) 6, 7 y 9 de septiembre, 1869: 1; Para los aos 1870,Mana del suicidio,El Boquiojo(Mxico) 20 enero de 1870: 3-4; Gustavo Gostkowski, Editorial. Humoradas Domini-cales,El Monitor Republicano (Mxico) julio 3 de julio de 1870: 1; J. P. de los Ros, Suicidio,El Ferrocarril(Mxico) 24 deseptiembre de 1870: 1;La Orquesta (Mxico) 24 de junio de 1871: 3; El suicidioLa Idea Catlica (Mxico) 9 de julio de1871: 1; Sobre el suicidio,La Reconstruccin(Mxico) 20 de agosto de 1873: 3.

    32. Isais 113-118; Romero.33. Raymond Williams,El campo y la ciudad (Buenos Aires: Paids, 2001) 358.34. La cifra absoluta de suicidios en Francia pas de 2.814 en 1841 a 5.114 en 1869, ver mile Durkheim,El suicidio(Mxico:

    Coyoacn, 1994) 19. .35. Hasta el momento no he localizado fuentes idneas y conables para ahondar en la comparacin entre Mxico y otros

    pases, dada la falta de registros seriales en torno a las defunciones por suicidio. Impugnacin a la obra de M. Eugenio Sue,tituladaEl Judo errante, El Catlico(Mxico) 20 de diciembre de 1845: 400;Del suicidio, El Siglo Diez y Nueve(Mxico)27 de abril de 1858: 1; El suicidio,El Siglo Diez y Nueve(Mxico) 5 de mayo de 1858: 1; El suicidio,La Revista Universal(Mxico) 6 de septiembre de 1869: 1; Reyes 362; Maldonado 19, 54-55.

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    3. Contar y explicar

    Entre las dcadas de 1840 y 1870, ninguna opinin publicada en la prensa puso enduda la idea del incremento de suicidios. 36 Existi un consenso entre la perspec-

    tiva mdica, jurista, catlica y liberal. Los letrados que las emitieron sostuvieronque los casos de suicidios que en apariencia eran aislados, no lo eran tanto, puesestaban relacionados por ciertas anidades y formaban parte de eso que indistin-tamente se llam peste, plaga, epidemia o ebre imitatoria. Dedujeron que suscausas se deban, ms que a un trastorno mental producto de la historia personalde los individuos, a fenmenos sociales que trastocaban las pasiones. La certeza delaumento de estas muertes no hubiera sido posible sin la importancia que alcanzel saber estadstico como recurso explicativo de la realidad social.

    Durante la primera mitad del siglo XIX, cientcos, publicistas, mdicos,

    juristas y hombres de la administracin pblica mexicana elaboraron y usaronestadsticas con el objetivo de interpretar y modicar la realidad. stas estuvieroninspiradas en una visin utilitarista y mecanicista de la ciencia, cuyos orgenes seremontan al siglo XVII, desarrollndose plenamente en el XVIII y XIX. En susinicios, la estadstica planteaba que la naturaleza, y ms tarde hara lo mismo conlos fenmenos sociales, estaban regidos por leyes ocultas a los ojos del hombre,que podan descifrarse por medio del conocimiento cientco. El mtodo paradilucidarlas se tom de las ciencias matemticas y fsicas, lo que se tradujo en unafn por cuanticar los fenmenos naturales y humanos. Lo utilitario de este saberdevino del convencimiento de que, una vez conocidas las leyes que rigen el mundo,se podan controlar y manipular a n de mejorar el orden social, encausandotodo lo que era anormal o no se ajustaba al patrn de dichas leyes, impidiendo elbienestar de las sociedades y los individuos. 37 De este modo se elaboraron tablasestadsticas que buscaban, con objetivos particulares distintos, contar la poblacin,la propiedad, la produccin, los recursos naturales, las enfermedades y el crimen,entre otras cuestiones. Las destinadas a medir los delitos tenan el propsito ltimode identicar y combatir las acciones consideradas desviaciones desde el punto devista de un arquetipo de individuo normal, entre las que se encontraba elsuicidio. 38 Es as que frecuentemente en las estadsticas sobre delitos, enfermedades

    y defunciones, elaboradas por la polica y el ayuntamiento de la ciudad de Mxico,se registraron suicidas o individuos que cometieron conato. 39 Empero, ninguna deestas se realiz con la intencin exclusiva de contar a los hombres y mujeres quese quitaron la vida.

    36. Antes de 1840, se deca que los suicidios eran espordicos en la sociedad mexicana. Mux 385; Jos Justo Gmez de laCortina, Poblacin,Boletn de la Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica(Mxico) marzo de 1839: 34.

    37. Leticia Mayer Celis,Entre el inerno de una realidad y el cielo de un imaginario. Estadstica y comunidad cientca en el Mxico d primera mitad del siglo XIX (Mxico: El Colegio de Mxico, 1999) 19-24.

    38. Mayer 59-70.39. El Almacn Universal (Mxico) enero de 1840: 40, 120, 160, 240 y 279;El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 18 de enero 1849: 1; Archivo

    Mexicano (Mxico) 16 de diciembre de 1852: 319;El Siglo Diez y Nueve(Mxico) 19 de junio de 1869: 3.

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    Fue en 1869 que Jos Mara Reyes public la primera estadstica meramentede suicidios, en la que se registraron 41 casos ocurridos en la ciudad de Mxico,entre enero y mayo de aquel ao. 40 Por su parte, Ignacio Maldonado y Mornconsign en 1876 un total de 300 casos en todo Mxico, entre 1850 y 1875.41 Ms

    tarde, en 1885 se public un cuadro que indicaba la cifra de 487 suicidios en laRepblica mexicana, entre 1860 y 1884, de los cuales 212 haban sido cometidosen Mxico. 42 Estos conteos tienen el rasgo comn de haber sido elaborados pormdicos, con el objetivo de contribuir a la solucin de la plaga de suicidios. Escierto que sus fuentes, mtodos de levantamiento y procesamiento de informacinpudieron adolecer de defectos e imprecisiones, 43 no obstante, constituyen losprimeros intentos de contabilizar, bajo el rigor y conabilidad de la ciencia,los suicidios en Mxico. Entonces, por qu desde la dcada de 1840 los letradoshablaban ya de un aumento de estas muertes, si no disponan de herramientas

    como las estadsticas para evaluarlo? Antes de 1868, la idea de la epidemia desuicidios fue construida por va de la especulacin, pues nadie aport cifras mso menos conables que respaldaran tal armacin. Existi, sin embargo, otroelemento material que contribuy a crear la nocin del incremento de estasmuertes: la prensa.

    A inicios del siglo XIX las noticias de suicidios solan circular bsicamenteen el entorno social inmediato de quien lo cometa, compuesto por parientes,amigos y vecinos. 44 Su difusin se haca de manera oral, con recursos como elrumor y el chisme. Cada suicidio era percibido como un hecho aislado, que notena correspondencia con otros casos. Eran defunciones que tenan el duelode las personas ms allegadas al suicida en algunos casos, pueblos enteros sesolidarizaron con los deudos 45 , muertes que no modicaban la dinmicasocial de las poblaciones. La situacin se modic una vez que la informacinsobre suicidios se trasmiti por va escrita, adems de la oral. En los aos 1820comenzaron a publicarse las primeras noticias de suicidios en la prensa mexicana.En 1826El guila Mexicanadio a conocer que un ocial de nombre Oliva se habaquitado la vida en Yucatn. En 1831El Sol reprodujo una noticia deEl DuendePorado, publicacin de San Luis Potos, que comunicaba el suicidio del alfrezMiguel Wenceslao Corts. 46 Lo que interesa destacar de estos casos es que la prensa

    40. Reyes 365. En ese mismo aoLa Linterna mgica(Zacatecas) 13 de febrero de 1869: 3, mencion que el peridico ocial dePuebla consign treinta y dos suicidios de junio a diciembre de 1868 en Mxico.

    41. Maldonado 2.42. Se entiende que Mxico se reere al actual Estado de Mxico y al Distrito Federal. Contribucin a la estadstica del

    suicidio en la Repblica Mexicana,La Escuela de Medicina (Mxico) 6-8,15 de noviembre de 1885;La Escuela de Medicina (Mxico) 15 de diciembre de 1885: 75-78, 90-93 y 103-108.

    43. Maldonado utiliz como fuente las noticias de la prensa y sumarias mdico-legales, algunas de las cuales fueron elaboradascon poco cuidado y sin una intencin clara de hacer un registro sistemtico. Maldonado 2.

    44. En algunos casos los familiares ocultaron este tipo de muerte a n de evitar la censura moral de la comunidad o el castigoal cuerpo del suicida, impidiendo la difusin de la noticia. Maldonado 2.

    45. Suicidios,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 25 de julio de 1851: 729.46. Suicidio,El guila Mexicana(Mxico) 6 de junio de 1826: 1; Suicidio,El Sol(Mxico) 6 y 7 de enero de 1831: 2217-

    2218 y 2224.

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    permiti que ambas muertes, ocurridas en entidades diferentes, fueran dadas aconocer en la capital mexicana, lo cual hubiera sido difcil por la trasmisin oral.Uno de los cambios cualitativos que trajo este medio fue el de difundir noticiasde suicidas con quienes los lectores nunca tuvieron un contacto directo, sindoles

    ajena desde su identidad, hasta el entorno social donde haba vivido. Si en algnmomento estas muertes se percibieron como hechos espordicos, en gran medidafue porque el ritmo y los alcances de la circulacin de la informacin tenan uncarcter lento y local. Gracias al desarrollo de la tarea periodstica se concibicomo un hecho recurrente, ya que el pblico se enter de distintos casos enintervalos de tiempo cada vez ms reducidos.

    De lo anterior se desprende que, al correr de las dcadas, la prensa publicun mayor nmero de casos de suicidios. Como se observa en la Grca 1, esteaumento fue progresivo, y es ms notable a partir de la dcada de 1850. Esto

    pudo responder a dos razones. Primero, a un incremento real de suicidios, locual es difcil de constatar, dada la inexistencia de otras fuentes (series o registrosde defunciones por suicidio) que nos ayuden a cotejar la informacin recabadaen la prensa. Y en segundo lugar, pudo ser el resultado ms bien de una ofertaperiodstica cada vez ms numerosa, desarrollada y plural en sus contenidos. Locierto es que, como veremos, a menudo la construccin de la idea de la peste sehizo con base en la publicacin de estas noticias, en sustitucin de las estadsticas.Quienes as lo hicieron no estaban equivocados en creer verdaderamente en laexistencia de la epidemia, pues al menos el incremento meditico registradoen la prensa s existi.

    Grca 1. Nmero de noticias sobre suicidios publicadas en la prensa de la Ciudad de Mxico, 1820-1875

    Fuente: elaboracin propia con base en Beltrn Abarca 228-233.

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    4. El costo de la irreligiosidad

    Si el aumento de suicidios no fue cuestionado por letrado alguno, en cambio,no existi un consenso al momento de deslindar cules eran sus causas. La razn

    principal de este desacuerdo se debi a que le atribuyeron a distintos fenmenossociales y polticos el origen y propagacin de la peste y, sobre todo, a la toma depostura que adoptaron frente a ellos. Una de las lneas argumentativas ms recu-rrentes sostuvo que si cada vez ms hombres y mujeres atentaban contra su vidaera porque los valores y las prcticas religiosas comenzaban a perder presenciasocial. Desde los aos 1830 aparecieron las primeras opiniones en la prensa queresponsabilizaban de lo anterior a formas de pensamiento heterodoxas al dogmacristiano, a las que se llam doctrinas irreligiosas. 47 En 1845,El Catlicopublicun ensayo para demostrar que la novelaEl judo errante , de Eugenio Sue, era anti

    religioso y antisocial, porque alentaba, entre otras cosas, al suicidio. La publica-cin sostuvo que dicho autor, junto con Rousseau, Voltaire, Holbach, DAlambert y Buffon, formaban parte de la losofa de la impiedad, una de las principalesartces de quitar o rebajar en gran parte el horror natural que el hombre tieneal suicidio. Por consiguiente, cuestion la circulacin en Mxico de las obras dedichos autores porque atentaban contra el catolicismo, uno de los pilares socialesms importantes. 48 Podemos decir que esta perspectiva fue la cara social de la po-larizacin poltica que tuvo lugar durante la dcada de 1840, tras el surgimientodel partido conservador y su reaccin al anticlericalismo que comenzaron a endu-recer algunos grupos liberales. 49 En este tenor, catlicos y conservadores tomarona la epidemia como un indicador de los perjuicios que provocaban los proyectossociales de sus antagonistas.

    El caso mexicano tuvo algunas similitudes con lo ocurrido en Inglaterra 50 yFrancia. Alienistas galos de mediados del siglo XIX, que fueron ledos en Mxico,como Alexandre-Jacques-Franois Brierre de Boismont (1797-1881), 51 incluyer-on el elemento religioso en sus explicaciones. Este mdico sostuvo enDel suicidioy de la locura suicida ( 1856) que dicha conducta tena origen en un desorden delas pasiones y no siempre responda a un trastorno mental, adems de que consti-tua un crimen contra Dios, la sociedad y el individuo. El mismo planteamientofue esgrimido por E. Lisle, enDel suicidio. Estadstica, medicina, historia y legislacin (1856), 52 y aadi que el aumento de suicidios en Francia responda a un malestar

    47. El Sol(Mxico) 7 de enero de 1831: 2224.48. Impugnacin a la obra de M. Eugenio Sue, tituladaEl Judo errante , El Catlico (Mxico) 20 de diciembre de 1845: 379.49. Brian Connaughton, Religin, conservadurismo y liberalismo. La economa poltica de la fe, 1821-1857,Conservadurismo

    y derechas en la historia de Mxico,T.1, coord. Erika Pani (Mxico: Fondo de Cultura Econmica/Conaculta, 2009) 344-349.50. En Inglaterra aparecieron grupos de tendencia religiosa que utilizaron la prensa a n de retraer el aumento de suicidios durante el

    siglo XIX. Olive Anderson,Suicide in Victorian and Edwardian England(Oxford: Oxford University Press, 1987) 346-375.51. Sobre su inuencia en Mxico, vase El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1; Maldonado 4, 17,

    19,73, 115-166.52. Sobre su inuencia en Mxico, vase Del suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 27 de abril de 1858: 1; El suicidio,El

    Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1.

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    social, consecuencia de la organizacin moderna y la prdida de religiosidad. 53 Enel caso europeo, estos puntos de vista surgieron como respuesta conservadora a lasrevoluciones sociales de 1848 que se extendieron por varias naciones. 54

    En la siguiente dcada, al recrudecerse en Mxico las pugnas polticas y so-

    ciales entre conservadores y liberales, la prensa catlica multiplic sus intentos dedemostrar que la peste se deba a la prdida de religiosidad. Las constantes noticiasde suicidios y los sucesos que ocurran haca 1868 parecieron conrmar que elnmero de esas muertes creca a medida que el proceso secularizador ganaba espa-cios.La Constitucin Socialescribi que la ltima revolucin y [] la revolucinreligiosa lega a las futuras [generaciones] grmenes de nuevos crmenes, 55 entreellos el suicidio. Agreg que esas revoluciones databan de por lo menos diez aosatrs. Es decir, se refera a los conictos polticos y sociales que haban trastocadoal pas, constituyendo momentos de inexin en el desarrollo de la peste: las leyes

    y guerra de Reforma, as como las disputas por el establecimiento de un rgimenmonrquico o uno republicano, acontecimientos que fueron comparados con losocurridos en Francia e Inglaterra. 56

    La preocupacin profunda de esta perspectiva era la repercusin que a la largatraera la restructuracin poltica y legislativa, que favorecera, por un lado, la lib-ertad de culto pblico, y por otro, el desplazamiento de los grupos conservadores

    y catlicos de la esfera poltica por parte de los sectores liberales. A estos grupos lesalarm el debilitamiento poltico del clero porque implicaba que tendra menorincidencia social, y con ello menguara la presencia pblica de uno de los actoressociales que haban sido decisivos para formular y reproducir el valor criminal ytrasgresor del suicidio. En efecto, despus de 1868 los catlicos fueron desplazadosde diversos espacios de inuencia poltica, quedndoles por alternativa actividadesdirectas con la poblacin, como la educacin y el periodismo. 57 Se entiende aspor qu despus de ese ao continuaron utilizando a la prensa como recurso pararecordar y difundir al pblico la censura del suicidio por el cristianismo, ya queestaban convencidos que tras el reordenamiento poltico y social ellos mantenanun rol relevante en la tarea de contrarrestar la plaga de suicidios. 58

    53. Martnez 59-60; Berrios 544-545.54. Martnez 62; Eric Hobsbawm,La era del capitalismo (1848-1875), vol. 1 (Barcelona: Labor, 1977)15-41.55. El suicidio juzgado por la losofa, los principios religiosos y la teologa,La Constitucin social (Mxico) 30 de julio de

    1868: 1. Vase tambin, Pesado 341; Zamacois 652-653; Vritas, La plaga del suicidio,La Constitucin social(Mxico) 14 de julio de 1868: 1; Gacetilla,La Revista Universal(Mxico) 12 de agosto de 1868: 3. Suicidio,Revista Universal(Mxico) 9de septiembre de 1869:1; El suicidio,La Idea Catlica (Mxico) 9 de julio de 1871: 1.

    56. Segn Hobsbawm, los aos de 1860 en Europa fueron una dcada de reforma, de liberalizacin poltica, incluso de ciertaconcesin a lo que se denominaba las fuerzas de la democracia. Hobsbawm 106-107.

    57. Brian Connaughton, Un camino difcil: antecedentes del catolicismo social. 17701867,El catolicismo social en Mxico.

    Teora, fuentes e historiografa,T.1, coords. Manuel Ceballos Ramrez y Alejandro Garza Rangel (Monterrey: Academia deInvestigacin Humanstica, 2000): 136.58. Los suicidios,La Iberia(Mxico) 30 de junio de 1868: 1.

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    5. El vehculo de la epidemia: los impresos

    Otro rasgo comn en la perspectiva de catlicos y conservadores fue la armacinde que numerosos individuos se quitaban la vida inspirados por la lectura de au-

    tores modernos. De ah que para disminuir el mal se dieron a la tarea de censuraresos textos, produciendo confrontaciones con quienes los defendan. 59 Revisemosuna de las varias discusiones que se sostuvieron. En 1852,El mnibusdio a co-nocer el suicidio de dos jvenes, a lo que agreg: De estos crmenes, que ya vansiendo frecuentes en nuestra sociedad, slo son culpables los que exageran las ideasliberales y corrompen a la juventud con sus perversas costumbres. 60 Lo apoyElUniversal , que admiti desconocer los motivos personales que llevaron a los jvenesa darse muerte, pero dijo saber la causa principal:

    Muchsimas de las obras, que apropindose el ttulo de literatura circulan por todas manos, sinmxima de ninguna religin y presentando el suicidiocomo un n digno de un corazn valiente yen-tusiasta, llegan a dominar el espritu de aquellos que, dbiles por naturaleza o no fortalecidos conlos sabios consejos de la pura moral, creen un rasgo de heroico valor poner n a su existencia [] . 61

    A ello respondi en tono irnicoEl Siglo Diez y Nueve,de tendencia liberal:Un peridico tiene la agudeza de atribuir estas desgracias a las instituciones libe-rales. El descubrimiento es original!. Ese mismo da dicho peridico reprodujontegra una noticia tomada deLa Aurora,publicacin de Mrida, en la que se deta-llaba el suicidio de una mujer por sobredosis de morna, quien haba cado en unaprofunda melancola despus del fallecimiento de su esposo y posteriormentede un hijo. Aunque el autor de la nota se esforz por sealar que no buscaba unaopinin impa, termin justicando el suicidio de la mujer gracias al dolor quesufra. 62 La reaccin no se hizo esperar.El Universal tild de apologa del suicidiola noticia, porque fue publicada sin que los editores deEl Siglo Diez y Nueve lahubiesen comentado con el n de reprobar esa muerte, lo que haca que algunosperiodistas contribuyeran al avance de las doctrinas desmoralizadoras por obra dela escuela moderna. 63 El Monitor Republicano se incorpor a la discusin y respon-di que la literatura no es ms que la expresin de la sociedad; si en ella se notaese desaliento, ese escepticismo, ese hasto de la vida, es porque los males existenen la sociedad, por causas que no es este el momento de sealar. 64 Es notable que

    59. Por ejemplo, se culp a la novelaEl Judo errante , de Eugenio Sue, de promover el suicidio, pues dos de sus personajes locometan.El Catlico (Mxico) 6 de diciembre de 1845: 329 yEl Catlico(Mxico) 27 de diciembre de 1845: 400. No fuela nica vez. En 1868, se dio a conocer el suicidio de una mujer llamada Patricia Godoy, en Puebla, y se agreg: Se diceque [] encontraron abiertos encima de su mesa losMisterios de Parispor una pgina donde se cuenta el n de un suicida.Suicidio,La Iberia(Mxico) 2 de julio de 1868: 3.

    60. Noticias sueltas,El mnibus(Mxico) 17 de julio de 1852: 1.61. Suicidios,El Universal(Mxico) 18 de julio de 1852: 3.

    62. Crnica de la ciudad,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 18 de julio de 1852: 3-4.63. Suicidios,El Universal(Mxico) 19 de julio de 1852: 3.64. El Monitor Republicano(Mxico) 20 de julio de 1852: 3.

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    este diario no neg que las causas del suicidio estuvieran asentadas en el ordenmoderno. Solo se limit a desmentir que la literatura era la causa y no la conse-cuencia de ste, reconociendo implcitamente que los cambios polticos y socialestenan algo que ver con la proliferacin de suicidios.

    En general, las publicaciones de corte catlico continuaron sosteniendo el mis-mo argumento en los aos siguientes. La Revista Universal escribi en 1869: lalectura de novelas ejerce un tristsimo inujo en el desarrollo de los vicios, []del suicidio, ya por la imitacin, ya por el tedio que la vida inspira [] trastornanlas creencias y envenenan visiblemente el corazn de nuestra juventud. 65 Existila tendencia de atribuir la responsabilidad a distintos gneros de impresos (teatro,novelas, textos loscos), pero cobr especial relevancia la prensa por el impactoinformativo que se le atribuy. Las noticias de suicidios publicadas en los peri-dicos, se dijo, contribuan a presentarlo como un acto cotidiano, desprovisto de

    todo valor negativo, mostrndolo a sus lectores como una eleccin legtima, porlo que se sugieren ideas que tal vez no han ocurrido todava en algunos lectoressencillos que viven distantes de los grandes centros de corrupcin, y se presentanejemplos que deberan ocultarse. A menudo algunos peridicos acusaron a otrosde publicar casos de suicidios sin medir las consecuencias sociales que ello tendra,pues en vez de erradicar el problema lo agravaban:

    An los mismos que condenan el suicidio y que se han empeado en propagar las buenas doctrinas,estn en nuestro concepto, contribuyendo de un modo indirecto al aumento de este mal, con lapublicacin que frecuentemente hacen de los casos que llegan a su noticia, y que reeren con suscircunstancias ms minuciosas: de esta manera lo saben no slo los que han tenido la desgraciade presenciarlos, sino todo el mundo que los ignora si no fuera por estas noticias en la prensa.66

    Esta preocupacin no fue exclusiva de los grupos catlicos y conservadores,particip de ella tambin gobierno federal mexicano, pues en dos ocasiones pro-puso que la prensa se autocensurara en esta materia. A travs de su publicacinocial, en 1868 pidi a otros peridicos ridiculizar las noticias sobre suicidios yno darles ms importancia de la que tenan. 67 Sin embargo, ese llamado solo tuvouna repercusin temporal, pues aquellas continuaron publicndose en la ciudadde Mxico. Nuevamente, en agosto de 1873El Diario Ocial demand a la prensano hacer mencin alguna de suicidios. En estos momentos algunas publicacionessecundaron la propuesta, 68 pero otras continuaron incluyendo estas noticias en sus

    65. El suicidio juzgado por la losofa, los principios religiosos y la teologa,La Constitucin social (Mxico) 20 de julio de1868: 1; El suicidio, La Revista Universal (Mxico) 9 de septiembre de 1869: 1.

    66. Suicidios,La Revista Universal (Mxico) 9 de julio de 1869: 1.

    67. Citado en La plaga del suicidio,La Constitucin social(Mxico) 14 de julio de 1868: 1. Esta publicacin dud de la efecti-vidad de la medida. Otra propuesta semejante, Suicidio,Revista Universal(Mxico) 9 de septiembre de 1869:1.68. Sobre el suicidio,La Reconstruccin (Mxico) 20 de agosto de 1873: 3;La Orquesta (Mxico) 20 de agosto de 1873: 3.

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    pginas. 69 Al parecer, la medida no produjo los resultados esperados, pues en 1876el mdico Maldonado y Morn una vez ms se pronunci a favor de la censura. 70

    Desde esta ptica, la proliferacin de textos impresos contribuy a que el suicidioperdiera parte de su signicado asociado a la transgresin religiosa y social, debido a

    que tornaban lo espordico y criminal del acto en cotidiano y atrayente. Por ello, seconsider que las muertes por suicidio deban quedar circunscritas al mbito domsti-co, y no darse a conocer pblicamente, pues lo contrario signicaba exponer una rea-lidad que inquietaba y que muchos queran ocultar, como vimos. Se puso nfasis en elpoder de la lectura para inuir en las decisiones de los individuos, aunque se reconocique los textos heterodoxos y las noticias de la prensa no afectaban las pasiones de todospor igual para conducirlos al suicidio. Estaban en mayor riesgo quienes no tuvieranel respaldo de una educacin catlica que rigiera sus vidas, pues les impactaran conmayor profundidad las lecturas modernas, hasta el grado de simpatizar con ellas. Esta

    manera de entender la situacin tena, sin embargo, serios lmites que no dejaron deevidenciar sus crticos. Uno de ellos fue Francisco Zarco, quien rechaz que la literatu-ra moderna tuviera algo que ver con la epidemia, pues es de todo infundado, una vezque hay suicidas que no saban leer y que por lo mismo no han sido extraviados porella.71 En el mismo sentido, en 1870El Ferrocarril inform de algunos casos de suicidio

    y transcribi una nota del peridico ocial de Morelia, que a la letra deca:

    La estadstica del suicidio entre nosotros va presentando cada da mayor nmero de cifras sinque a veces podamos sealar la causa. De muchos casos sabemos que las vctimas no pertenecena esa clase de la sociedad que se nutre de las ideas de un romanticismo exagerado por el quedegenerando los sentimientos se llega a la locura. Las personas que hemos hecho mencin eranenteramente vulgares, y no han podido tener conocimiento siquiera de la existencia de la nuevaplaga de suicidios en la repblica.72

    Este par de sealamientos incorporan un elemento en el que no repar laprensa catlica y conservadora: la realidad social del contacto directo de los sec-tores populares con los textos impresos. Desde nes del siglo XVIII los gobiernoscoloniales y nacionales implementaron distintas polticas para extender la ensean-za formal de las primeras letras a ms poblacin. 73 Empero, tales intentos habantenido resultados restringidos a mediados del siglo XIX. La poblacin alfabetizadaestuvo lejos de ser una generalidad. Amplios sectores, sobre todo de indgenas ymestizos, urbanos y rurales, permanecieron al margen de la educacin formal y dela cultura escrita. 74 En consecuencia, es altamente probable que muchos suicidas

    69. Suicidio,El Pjaro Verde (Mxico) 14 de noviembre de 1873: 1; El Liceo Hidalgo,El Radical (Mxico) 10 de diciembrede 1873: 3.

    70. Maldonado 123-124.71. Zarco 1.72. El Ferrocarril (Mxico) 23 de septiembre de 1870: 3.

    73. Dorothy Tanck de Estrada, Ilustracin y liberalismo en el programa de educacin primaria de Valentn Gmez Faras,Historia Mexicana33.4 (1984): 463-508.74. Anne Staples, Una educacin en desventaja: el Mxico indgena (1821-1854),Grupos marginados de la educacin (siglos XIX

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    no se hayan visto inuidos por textos modernos, como las novelas, o por la prensa,sencillamente porque no contaban con las habilidades de la lectoescritura. Por ello,hubo quien encontr las causas de la epidemia en otros factores sociales.

    6. El costo social del progreso y la civilizacin

    Quienes no eran cercanos a la visin catlica ni clerical vincularon al suicidio concambios sociales que no tenan que ver con la prdida de la religiosidad, aunque sreconocieron que eran consecuencia del orden moderno y sus repercusiones en elespacio domstico y la organizacin familiar. Francisco Zarco escribi que:

    El suicidio ha sido frecuente en las pocas de grandes crisis y cataclismos sociales. Las grandestransformaciones de la sociedad lastiman fatalmente muchos intereses individuales, producen en

    las familias, en el hogar, en el espritu de los hombres de borrascas de que la grave historia notoma nota, pero que no por eso dejan de ser terribles y trascendentales; engendran la duda y eldesaliento que a su vez hacen nacer la desesperacin, y cuando llega a extinguirse la esperanza,se debilita el amor a la vida y viene la siniestra idea del suicidio. 75

    En el mismo sentido, Gustavo Gostkowski atribuy la epidemia a los cimientosen los que se estaba erigiendo la sociedad del siglo XIX, los cuales podan llegar aproducir insatisfaccin y descontento a amplios sectores de la poblacin. Para esteautor, en la civilizacin desarreglada en que se estaba transformando la sociedadmexicana, los hombres intentaban obtener el ascenso social, la mayora sin xito,

    ya que estaba vedado para pocos individuos, y la frustracin de no lograrlo losconverta en presa fcil del suicidio:

    En virtud del principio de igualdad, mal comprendido, la muchedumbre se precipita, y cada cualquiere tener su parte en los empleos, en los honores y sobre todo en la fortuna. Las necesidadesde lujo, han despertado en ciertas clases un hambre terrible e insaciable de riqueza. Hombreshay, y no pocos, que emplean cuanto tienen de inteligencia y de fuerza en las conquistas de unafortuna fantstica. Por uno que lo logra cuntos burlados hay? 76

    Mientras para los letrados conservadores y catlicos estas muertes respondan acambios en las creencias religiosas y a la lectura de obras modernas, para liberalescomo Zarco y Gostkowski, el problema radicaba en cambios econmicos y deorganizacin social. 77 Se consider, incluso, como el costo social de uno de lostpicos centrales de ese siglo: el progreso material. En este sentido,El Siglo Diezy Nueve arm que la civilizacin al perfeccionar [] la sensibilidad moral es

    y XX), coords. Mara de Lourdes Alvarado y Rosalina Ros Ziga (Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico/Bonilla Artigas, 2011) 335-372.

    75. Zarco 1.

    76. Gostkowski 1.77. Un peridico catlico neg que fueran causas esenciales la miseria, la deshonra y el dolor, sino meramente acci-

    dentales. Vritas 1.

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    responsable de esta tendencia [aumento de suicidios]. Admitamos el hecho, peronada concluyamos de aqu contra el progreso. 78 Reconoci que la civilizacinengendraba una contradiccin dolorosa, al generar condiciones que alteraban laspasiones de los individuos, conducindolos al suicidio. Acept que la peste era un

    problema social derivado de la carrera por el desarrollo material y sus bases racio-nales, pero no por ello deba frenrsele, pues no se trata de atacar al siglo XVIII ya la razn, de retroceder a la edad media, de pedir que se deje a la Providencia elcuidado de resolver los grandes problemas que agitan al mundo. Por el contrario,los suicidios eran una razn ms para aspirar al progreso, pues lo que deba ha-cerse era, adems de promover el bienestar material, equilibrar la conciencia,dndoles a todos los medios de desarrollarse y de instruirse, as como pregonarel valor de lo bueno, lo justo y de la vida. De manera semejante a los catlicos,los liberales consideraron al suicidio como parmetro para medir el impacto nega-

    tivo de la modernidad, ya que si no se frenaba la epidemia el siglo XIX faltara asu misin [] si no se llegara a poner de acuerdo la civilizacin con la felicidad. 79La perspectiva mdica tambin abon elementos a la visin que venimos exa-

    minando. El doctor Jos Mara Reyes plante que los suicidios tenan causasdeterminantes, como la miseria, problemas domsticos, desamor, hbito del jue-go, prdida de la fortuna y honor mancillado, entre otras. stas obran en todossentidos; y sin embargo, no en todos encuentran una disposicin individual. Estoes, dichas causas podan constituir verdaderos problemas sociales, pero no por elloconducan a todos los afectados al suicidio. Lo que estaba en el fondo era una de-gradacin moral del suicida, reejo del estado decadente de una sociedad y delos principios de la civilizacin: indiferentismo religioso y poltico, escepticis-mo universal, relajacin de costumbres y de todos los lazos sociales. 80

    Para Ignacio Maldonado los suicidios podan responder tanto a causas fsicascomo morales, por lo que las clasic en dos tipos: predisponentes (temperamen-to personal, herencia, gnero, edad y estado civil) y determinantes (embriaguez,miseria, reveses de la fortuna, perturbaciones mentales, disgustos domsticos, en-fermedades, desamor, juego, variedad en el carcter y deshonra, entre otros). Segneste mdico, para conocer las causas verdaderas se deba estudiar el estado psico-somtico a n de saber si el suicidio es sntoma de locura. Y cuando no era as,entonces poda hablarse de un suicidio razonado, en el que el contexto social jugaba un papel fundamental. En estos casos, para frenar la peste era necesario re-forzar, mediante la religin o la educacin, valores morales y sociales que se habansido trastocados por el indiferentismo y las tendencias al escepticismo contrariosa una nacin civilizada. 81

    Reyes y Maldonado reconocieron que factores como la pobreza, el consumode alcohol, la organizacin familiar y la dinmica domstica, constituyeron verda-

    78. El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1.

    79. El suicidio,El Siglo Diez y Nueve (Mxico) 5 de mayo de 1858: 1.80. Reyes 362-365.81. Maldonado 109, 113 y 124.

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    deras razones para inducir a alguien a quitarse la vida. Al mismo tiempo se rastreala idea de que estaba operando un cambio en la valoracin del suicidio, conse-cuencia de que la civilizacin iba disminuyendo el apego a la vida. Por ello, si unindividuo buscaba quitarse la vida por miseria o conictos domsticos, la cura

    estaba en una buena alimentacin, por cuidados afectuosos y palabras consolado-ras que hagan nacer la idea de un mejor porvenir. 82 Es decir, la solucin no estaraen reducir la pobreza material, sino en persuadir a quien quisiera quitarse la vidade que esa adversidad no era motivo genuino para hacerlo.

    Consideraciones nales

    Aunque no constituyeron un grupo cohesionado de trabajo, los mdicos, publicis-tas y abogados del periodo aqu estudiado trazaron rutas de interpretacin que ms

    tarde retomaran, sobre todo, psiquiatras y socilogos. Una de ellas tiene que vercon la construccin de la idea de que durante el siglo XIX ocurri una inusitada y progresiva alza en la cifra de suicidios, lo cual supuso una explicacin histricadel fenmeno. El papel de la prensa en esta tarea fue fundamental, en la medida enque cre un espacio que dio cabida a la difusin y discusin de nociones, plantea-mientos tericos y noticias en torno al suicidio, en un momento en el que no anno existan acadmicos, especialistas o mdicos que se erigieran como expertos enel tema. En ese sentido, estos letrados echaron mano de un conjunto heterogneode recursos explicativos para dar cuenta de la epidemia de suicidios. Por un lado,utilizaron referentes e ideas provenientes de la cultura escrita, como el dogma ca-tlico, las obras de los alienistas franceses y el emergente saber estadstico. Por otraparte, incluyeron factores tomados de la realidad material que los rodeaba, comolos conictos armados, el progreso material, la pobreza y los cambios en los valoresmorales, as como la polarizacin poltica entre quienes apoyaban la secularizacininstitucional y social y aquellos que la rechazaban. A pesar de las diferencias en susposicionamientos polticos y sociales, estos letrados compartieron algunos elemen-tos de anlisis. Mantuvieron, por ejemplo, la conviccin de que la mayora de lossuicidas no poda considerarse como enfermos mentales, o bien, privilegiaron po-ner el foco de atencin en las estructuras sociales, polticas y econmicas, en vez dedetenerse a revisar la dinmica domstica y su papel en la generacin de suicidios.

    Fuentes primarias

    Impresos

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    82. Maldonado 116.

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