Bernat.torres

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n 1977 Eric Voegelin escribe en suAnamnesis: “Me enfrenté a la cuestiónde por qué me sentía atraído por los‘amplios horizontes’ y rechazaba, si nome producían náuseas, las restricciones

deformadoras… Las razones tenían que buscarse, noen una teoría de la consciencia, sino concretamente enla constitución de la consciencia que responde y veri-fica. Y esta conciencia era la mía. Parecía que un filó-sofo tenía que hacer una exploración anamnésica de lapropia consciencia para descubrir su constitución a tra-vés de sus experiencias de la realidad si lo que queríaera ser consciente de lo que hacía”.1 Eric Voegelin(1901-1985) es un pensador profundamente marcadopor sus experiencias de juventud. Por una parte lo queél llama en su autobiografía “political stimuli”, la expe-riencia de las ideologías, sobre todo del nacionalsocia-lismo, pero también del comunismo ruso y del mar-xismo, del liberalismo, del clericalismo o del revolucio-narismo. En todas ellas ve el joven Voegelin diversosmodos de deformación de la realidad, de lo que él llamareligiones políticas,2 formas de dominio político queapelan a la creencia de los individuos bajo la aparienciade la racionalidad. Por otra parte, la experiencia de ladesesperación frente a la situación de las escuelas filo-sóficas y científicas que él conocía, sobre todo el positi-vismo y las diversas formas del neokantismo, pero tam-bién la fenomenología, las cuales parecían incapaces deverter luz sobre la situación de desorden político y espi-ritual creciente, y mucho menos de evitar la desinte-gración social a la que ésta parecía conducir inexora-blemente. Sus estudios de derecho y políticas en laUniversidad de Viena (1919-1929), junto con los cono-

cimientos adquiridos en su estancia como investigadoren Estados Unidos (1924-1926), Inglaterra (1921-1922)y Francia (1926-1927), le permitieron ver con ciertaperspectiva los acontecimientos que se estaban produ-ciendo. Después de su primera estancia en EstadosUnidos, Voegelin tiene el convencimiento de que “lasociedad americana tiene un trasfondo filosófico muysuperior en rango y sustancia existencial, aunque nosiempre en articulación, a todo lo que yo había visto enel ámbito metodológico donde me formé”.3 La forma-ción universitaria de Voegelin es rica en articulaciones,pero pobre en sustancia, su experiencia vital le muestraque el desorden político tiene sus raíces en un desor-den espiritual más profundo, “el trasfondo de la culturaclásica y del cristianismo estaba desapareciendo paula-tinamente, si es que no había ya desaparecido, en losdebates metodológicos donde yo me había formadocomo estudiante. Dicho brevemente, había un mundo,el mundo donde yo me había formado que era intelec-tual, moral y espiritualmente irrelevante”.4

Un buen ejemplo para ver la manera como Voegelinse enfrenta a esta situación es su relación intelectualcon su primer gran maestro, Hans Kelsen, la cualqueda reflejada explícitamente en la obra Der autori-täre Staat, 5 de 1936, e implícitamente en la obra políticapor excelencia, la Nueva Ciencia de la Política.6 LaReine Rechtslehre de Kelsen,7 bajo el supuesto de quela fortaleza de la ley es su pureza,8 pretende poderacceder a la forma pura de la ley con la finalidad deestructurar un sistema legal libre de elementos exter-nos a la ley misma. Voegelin veía en esta teoría unareducción deformadora de la realidad; y es posible-mente esta nauseabunda sensación unida a la incapaci-

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1 E. VOEGELIN, Anamnesis, MissouriUP, Columbia y Londres, 1990, pp.12-13.2 E. VOEGELIN, Die PolitischenReligionen, Bermann-Fischer Verlag,Stockholm, 1939.3 E. VOEGELIN, AutobiographicalReflections: Revised Edition, TheCollected Works of Eric Voegelin, vol.34, Missouri UP, Columbia yLondres, 2006, p. 57. (En adelanteCW.)4 E. VOEGELIN, AutobiographicalReflections, p. 60.5 E. VOEGELIN, Der autoritäre Staat:Ein Versuch über das österreichis-che Staatsparoblem. Verlag vonJulius Springer, Viena 1936.6 E. VOEGELIN, La nueva ciencia de lapolítica, trad de J. Ibarburu, Katzeditores, Buenos Aires, 2006(Modernity without Restraint: ThePolitical Religions; The New Scienceof Politics; and Science, Politics, andGnosticism, CW, vol 5, Missouri UP,Columbia and London, 1999).7 H. KELSEN, Reine Rechtslehre,Verlag Franz Deuticke, Viena 1934;H. KELSEN, Reine Rechtslehre, Miteinem Anhang: Das Problem derGerechtigkeit, Verlag FranzDeuticke, Viena, 1960.8 Como es sabido, el contrapunto aesta posición es la del tambiénconocido jurista Carl Schmitt, el cualcritica justamente la fragilidad de lateoría de la ley pura por su aparentefortaleza; según Schmitt, el con-cepto de derecho queda determi-nado primeramente por la norma,pero también por la decisión y por elorden concreto en el cual se sitúa,más que por la pureza de la meranormatividad. CARL SCHMITT, Sobrelos tres modos de pensar la cienciajurídica, trad. de M. Herrero, Tecnos,Madrid, 1996.

Eric Voegelin, un filósofo de latrascendencia

BERNAT TORRES MORALES

Bernat Torres Morales eslicenciado en Filosofía por laUniversitat de Barcelona ymiembro del grupo de inves-tigación Hermenéutica iPlatonismo. Es autor dediversos trabajos sobrePlatón y su interpretaciónpor parte de Eric Voegelin.

Todo es gratuito: ese jardín, esta ciudad, yo mismo. Cuando uno llega a comprenderlo, se le revuelve el estómago y todo empieza a flotar... Eso es la Náusea

J. P. SARTRE, La Náusea

Y así dirás que a las cosas cognoscibles les viene del bien no sólo el ser conocidas,sino también de él les llega el existir y la esencia, aunque el bien no sea esencia, sino

algo que se eleva más allá (epekeina) de la esencia en cuanto dignidad y potencia.Y Glaucón se echó a reír: ¡Por Apolo!, exclamó. ¡Qué elevación más demoníaca!

PLATÓN, La república, 509b-c

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dad de una teoría como ésta para enfrentarse a la tam-bién nauseabunda situación de desorden político, lo quele conduce a la primera formulación de su tarea política:“Ya entonces me di cuenta de que la futura tarea del cien-tífico de la política era la reconstrucción del alcance com-pleto de la ciencia política después de su restricción enel interior de la Normlogik”.9 La búsqueda de estealcance completo hay que entenderla como pretensiónde intentar enmarcar el conocimiento sobre la realidadpolítica en ese “amplio horizonte” del que nos habla laprimera cita. La restricción de la teoría legal kelsenianaes vista por Voegelin como consecuencia directa de losprogramas de las diversas escuelas neokantianas, sobretodo la escuela de Marburgo de Hermann Cohen, perotiene sus raíces en la separación entre lasTatsachenwissenschaften (ciencias de los hechos) y lasWertwissenschaften (ciencias de los valores) que se pro-dujo a lo largo del siglo XIX con el predominio de lasciencias naturales como modelo científico, esto es, con elnacimiento del modelo positivista de ciencia. Y aún más,esta lectura deformada de la realidad se nos hace sólointeligible, según Voegelin, al vincularla a las posicionesgnósticas derivadas del cristianismo, según la cual seríaposible la realización del reino de Dios en la tierra, esdecir, la inmanentización del escathon cristiano. Seacomo sea, la distancia del positivismo de Kelsen con res-pecto a la visión de Voegelin parece insalvable; el pri-mero nos dice en su réplica a la crítica que le había diri-gido al segundo que “puede demostrarse y se ha demos-trado que los innumerables intentos realizados por laespeculación metafísico-religiosa desde los comienzosde la Antigüedad hasta nuestros días para resolver elproblema de la justicia en tanto valor absoluto han fraca-sado rotundamente”.10

La exclusión de los valores del ámbito propio de laciencia había sido ya la razón del distanciamiento deVoegelin respecto otro de sus grandes maestros, MaxWeber. De Weber, sin embargo, había aprendidoVoegelin la metodología necesaria para llevar a cabo sucrítica de las ideologías, y había adquirido también losconocimientos metodológicos, sobre todo a partir delestudio comparativo, para estructurar lo que en unfuturo sería su filosofía de la historia. ConcretamenteVoegelin ve en la sociología de la religión de Weber elsitio desde donde desarrollar una ciencia del ordenbasada en el estudio de la relación entre el desarrollo dela metafísica y las experiencias religiosas a lo largo de lahistoria. Voegelin se lamenta del hecho de que Webernunca analizó las experiencias que le condujeron a utili-zar conceptos como los de “acción responsable” o deSinnverstehen, lo que le habría distanciado de su propioobjeto de estudio entendido ampliamente: “Si aun así nocayó en algún tipo de relativismo o anarquismo fue por-que, incluso sin la guía de estos análisis, era una personacon un marcado carácter ético y, de hecho, un místico.Es decir, que sabía lo que era correcto sin conocer larazón por la cual lo era”.11 En cierto sentido la obra deVoegelin es un intento de restablecer un tipo de conoci-miento sobre el hombre, la política y la historia de inspi-ración weberiana, pero sin caer en este tipo de misti-cismo, es decir, en el no plantearse abiertamente lascuestiones esenciales. Al mismo tiempo esta cienciadebía escapar de la rigidez metodológica del neokan-tismo de Kelsen.

Voegelin es, sin embargo, un pensador muy próximoa la mística que al mismo tiempo rechaza explícita-mente el dogmatismo y el adoctrinamiento. Su tenden-cia hacia los amplios horizontes y el rechazo de lasreducciones deformadoras se manifiestan en este sen-tido en la comprensión de la naturaleza humana, tantoindividual como política o histórica, la cual solamentepuede ser entendida si tenemos en cuenta la situacióndel hombre con respecto al más amplio de los horizon-tes, a saber, la trascendencia. El pensador alemán no serefiere a la trascendencia inmanente husserliana, lacual es aún demasiado estrecha; ni tampoco a la tras-cendencia vinculada a la naturaleza de lo que es en elsentido heideggeriano, ni aun a la trascendencia noapta para el análisis filosófico en el sentido straussiano,estas últimas demasiado vacías de Dios. La trascenden-cia voegeliniana es la presencia constante en nuestraconsciencia de una fuerza que nos impulsa (helkein)hacia la búsqueda (zetesis) de la verdad, es decir, haciael más amplio de los horizontes. Voegelin sostiene quela trascendencia se puede ocultar más o menos, peroque siempre está presente en la consciencia en tantoque origen y fin último de la búsqueda humana del sen-tido y el orden. Por esta razón es necesario iniciar labúsqueda siempre desde la propia conciencia del filó-sofo, pues es en ella donde vamos a encontrar el sitioque nos corresponde en el todo. Según Voegelin, quesin duda ha llevado esta tarea a cabo, el hombre es unser situado en una posición intermedia (metaxy) entreel saber y la ignorancia en el sentido platónico; o entrelo humano y lo divino como perfección radical de latrascendencia en el sentido cristiano. Esta situaciónadverbial del hombre lo define como un ser abierto alconocimiento del todo, que al mismo tiempo tiene queluchar constantemente para no caer en uno de los polosde la tensión, es decir, en lo demasiado humano queconduce en último termino a la fenomenalización delmundo, o en lo demasiado divino que conduce al dog-matismo religioso propio del gnosticismo. Pues “el vín-culo es tenue y fácilmente se puede desvanecer. La vidadel alma en apertura hacia Dios, la espera, los periodosde aridez y paciencia, culpa y decaída, de penitencia yarrepentimiento, de abandono y esperanza tras espe-ranza, la emoción del silencio del amor y la gracia, eltemblor en el límite de la certeza que si se alcanza ya seha perdido —la verdadera luz de este constructo semuestra demasiado pesada para aquéllos que persi-guen experiencias posesivas masivas”.12 El pensadoralemán busca dentro de sí, con la ayuda de los símbo-los transmitidos por la cultura clásica y el cristianismo,las fuerzas necesarias para luchar contra lo que aquí

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9 E. VOEGELIN, AutobiographicalReflections, p. 50.10 H. KELSEN, ¿Una nueva ciencia dela política? Réplica a Eric Voegelin,trad. de E. Arnold, Katz editores,Buenos Aires, 2006 (New Science ofPolitics: Hans Kelsen’s Reply to EricVoegelin’s New Science of Politics,Ontos Verlag, Frankfurt, 2004).11 E. VOEGELIN, AutobiographicalReflections, p. 40.12 E. VOEGELIN, La nueva ciencia dela política, p. 122.

Eric Voegelin, un filósofo de la trascendencia

Voegelin es, sin embargo, un pensador muypróximo a la mística que al

mismo tiempo rechaza explícitamente el dogmatismo y el adoctrinamiento

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llama las experiencias posesivas masivas. La dificultaddel pensamiento de Voegelin y el peligro a él inherente,dada la altura desde la que trabaja, es la de no caer enla misma trampa que él mismo describe como gnosti-cismo.

Voegelin es un filósofo de la trascendencia en tantoque para él la filosofía es la búsqueda e interpretaciónde las experiencias de la trascendencia, las cuales repo-san en los textos y las manifestaciones humanas y polí-ticas en forma de símbolos como los del alma, la razón,la divinidad o la ciencia. Estos símbolos, sin embargo,solamente se nos hacen inteligibles desde su lecturadesde el alma, la cual tiene que ser capaz de encontrardentro de sí misma aquello que los símbolos expresan,es decir, el contacto y la participación de lo humano conlo divino. El platonismo de Voegelin consiste en vincu-lar la salud y la sabiduría del alma en el sentido indi-cado con la salud y la justicia de la ciudad. Éste es elnúcleo dinámico de su teoría política, la nueva cienciade la política, la cual persigue restablecer un conoci-miento sobre la política que vaya más allá de la técnicametodológica sin caer en la ideología deformadora. Eneste sentido el pensador alemán es uno de los pensa-dores que ha contribuido, junto con figuras como las deLeo Strauss o Karl Löwith, a la recuperación de la filo-sofía política clásica. Sin embargo, a diferencia de estosautores, Voegelin no admite que haya una distinciónsustancial entre la forma filosófica de pensar y la reli-giosa, pues ambas son fruto de un movimiento quetiene su origen fuera de la misma conciencia y que nosimpulsa hacia la búsqueda de la verdad. Se trata de darcuenta desde la filosofía política de la importancia delos elementos transcendentes que se manifiestan en lavida política y que, en su ocultación mediante la ideolo-gía, pueden convertirse en peligrosas armas contra lasalud y la justicia de la ciudad. Hay que añadir, no obs-tante, que esta teoría política y el platonismo a ella vin-culado no son posibles de entender sin captar la impor-tancia que el hecho de la revelación tiene para el pen-sador alemán, es decir, la experiencia espiritual queabre la posibilidad de una más adecuada participacióndel hombre en relación a la trascendencia. El hombreestá efectivamente siempre situado en relación con latrascendencia, pero el equilibrio solamente es posiblesi la distancia entre el hombre y la divinidad es lacorrecta. Paradójicamente, el sitio donde más clara-mente se expresa esta distancia es en los Evangelios(Col. 1: 15), y también de ahí nacen las interpretacionesgnósticas. Es en este sentido en el que la filosofía clá-sica y platónica juega un papel importante en cuantoque permite modular el sentido de la interpretación deltexto bíblico para no caer en alguno de sus extremos.13

El precio que hay que pagar para conseguir este equili-brio entre la búsqueda racional y la creencia religiosaes el de leer los textos clásicos desde fuera de ellos mis-mos, es decir, el de cristianizar el platonismo. Sea comosea, Voegelin parece haber descubierto esta distanciacorrecta, primeramente en él mismo y después en larealidad de los símbolos y los mitos, y para él no haymanera de mantener el orden del alma y de la ciudad sino vemos eso que él mismo ve. La tarea de situarse enel mundo mediante el análisis racional es posiblementela tarea principal del hombre y también la más com-pleja. La obra y el pensamiento de Voegelin son, sin

lugar a dudas, una muestra de este esfuerzo, unesfuerzo en el que los mitos, los cuentos y todas lasexperiencias humanas deben ser entendidos desde elmás amplio de los horizontes, el de la trascendencia,con vistas a la cual todos esos mitos, cuentos y expe-riencias no son mas que eso, momentos de iluminaciónen la tendencia natural del hombre hacia la búsquedade su sitio en el mundo. La tarea de Voegelin esinmensa, su punto de partida es claro: “Los símbolosson múltiples, lo que es, es uno”.14

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13 E. VOEGELIN, ‘The Gospel andCulture’ en, Faith and PoliticalPhilosophy. The correspondencebetween Leo Strauss and EricVoegelin 1934-1964, ed. de P.Emberley y B. Cooper, Missouri UP,Columbia, 2004, pp. 139-176. Eneste texto, en parte una respuesta ala crítica straussiana, se expone larelación entre la filosofía clásica ylos Evangelios en este sentido.14 E. VOEGELIN. Order and History (5vols.), CW, Missouri UP, Columbia yLondres 2000-2001, p. 46.

Representaciones del intelectual

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