Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

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1 BIOETICA Y BIOPOLITICA: JUEGOS DE VERDAD, REGÍMENES DE VERIDICCIÓN Y ESTRATEGIAS DE PODER EN LAS SOCIEDADES NEOLIBERALES GUSTAVO ENRIQUE ROMERO FERNÁNDEZ Tesis para optar al título de Magíster en Filosofía con énfasis en Bioética Director CARLOS ENRIQUE RESTREPO UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA INSTITUTO DE FILOSOFÍA MEDELLÍN 2012

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BIOETICA Y BIOPOLITICA:

JUEGOS DE VERDAD, REGÍMENES DE VERIDICCIÓN Y ESTRATEGIAS

DE PODER EN LAS SOCIEDADES NEOLIBERALES

GUSTAVO ENRIQUE ROMERO FERNÁNDEZ

Tesis para optar al título de

Magíster en Filosofía con énfasis en Bioética

Director

CARLOS ENRIQUE RESTREPO

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

INSTITUTO DE FILOSOFÍA

MEDELLÍN

2012

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AGRADECIMIENTOS

Llegará un día en el que (...) el poder que se ejercerá en la vida cotidiana ya no será el de un monarca a la vez próximo y lejano, omnipotente y caprichoso, fuente de toda justicia y objeto de cualquier seducción, a la vez principio y poderío mágico; entonces el poder estará constituido por una espesa red diferenciada, continua, en la que se entrelacen las diversas instituciones de la justicia, de la policía, de la medicina, de la psiquiatría. El discurso que se formará entonces ya no poseerá la vieja teatralidad artificial y torpe, sino que se desplegará mediante un lenguaje que pretenderá ser el de la observación y el de la neutralidad.

Michel Foucault

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AGRADECIMIENTOS

A Catalina por acompañar mi camino.

A Juan José Sarmiento, Francisco Arango, Alfredo de los Ríos, Carlos Torres,

Carlos Montoya por compartir sus interrogantes y sus conocimientos.

Al Profesorado del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia

A Carlos Arturo Ramírez por alentar mi formación desde una rigurosa pasión

por el saber.

Al profesor Carlos Enrique Restrepo por orientar este proceso de investigación.

Al Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia por propiciar tan

diversos espacios de formación.

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Contenido INTRODUCCIÓN 6 I. ORIGEN Y PRAXIS DE LA BIOÉTICA ...................................................... 12

1. Orígenes de la bioética ............................................................................. 12 2. Definiciones de bioética ............................................................................ 17 3. Principios de la bioética. ........................................................................... 23

2.1 Aplicación de los principios ................................................................. 32 2.2 Principio de permiso y consentimiento informado ............................... 38

4. Los Comités de bioética ........................................................................... 43 4.1 Definición de los comités de bioética. ................................................. 46 4.2 Los comités de bioética a la luz de la bioética como una disciplina. ... 49 4.3 Los comités de bioética y relaciones de saber-poder ......................... 57 4.4 Dificultades de los comités de bioética ............................................... 63

II. CONDICIONES DE POSIBILIDAD DE LA BIOÉTICA ................................. 66 1 Condiciones de posibilidad epistemológicas ............................................. 66

1.1 El discurso de la ciencia moderna ....................................................... 67 1.2 Bioética, razón instrumental y postmodernidad ................................... 72 1.3 Bioética y saber en la postmodernidad ............................................... 75 1.4 Bioética y sociedad, de la tecnociencia a la biotecnología .................. 80 1.5 Bases epistemológicas de la bioética. ................................................ 85

2 Condiciones de posibilidad discursivas ..................................................... 93 2.1 El discurso ético-moral ........................................................................ 94 2.2 El discurso religioso .......................................................................... 102 2.3 El discurso jurídico ............................................................................ 111 2.4 El discurso médico ............................................................................ 121

III. BIOPODER Y BIOPOLÍTICA................................................................... 129 1. La investigación genealógica .................................................................. 129 2 Juegos de verdad .................................................................................... 138 3. Biopoder ................................................................................................. 146

3.1 Soberanía clásica .............................................................................. 153 3.2 Poder disciplinario ............................................................................. 155

4. Biopolítica ............................................................................................... 163 4.1 Biopolítica y bioética ........................................................................ 168 4.2 Biopolítica y peligrosidad................................................................... 173 4.3 Agamben y la biopolítica ................................................................... 175

5. Biopolítica: la medicalización de la sociedad. ......................................... 184 5.1 La medicina del Estado. .................................................................... 186 5.2 La medicina urbana. .......................................................................... 191 5.3 La medicina de la fuerza laboral. ...................................................... 195 5.4 La crisis de la medicina en el siglo XX. ............................................. 197 5.5 La medicalización contemporánea. ................................................... 203 5.6 Medicalización y bioética................................................................... 214

6. Régimen de veridicción de la racionalidad biotecnologica y bioética médica .................................................................................................................... 227

IV. ESTRATEGIAS DE GOBIERNO BIOÉTICA Y BIOPOLÍTICA ................ 232 1. Gobierno, liberalismo y bioética médica. ................................................ 238

1.1 Liberalismo, dispositivos de seguridad y bioética médica ................. 246 1.2 Liberalismo, autonomía y bioética médica ........................................ 256

2 Gobierno neoliberal, biopolítica y bioética médica ................................... 261

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2.1 El ethos empresarial y el discurso bioético médico ........................... 264 2.2 Un horizonte para la bioética médica y la biopolítica: la competitividad ................................................................................................................ 269 2.3 Bioética médica y biopolíticas centradas en el cliente ...................... 270 2.4 La libre circulación del mercado de la salud y la bioética médica ..... 272 2.5 El paroxismo de la auto-responsabilidad y el discurso bioético médico ................................................................................................................ 280 2.6 Los caminos de la biopolítica: ignorar hacia la muerte ...................... 281

Anexo 1. Clasificación de temas bioéticos (Kennedy Institute of Ethics) ... 288 Anexo 2 La Genética en la legislación ...................................................... 291 Anexo 3 Años decisivos para la historia de la medicina del siglo XX: 1900 a 1993 ............................................................................................................ 295 BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................... 299

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INTRODUCCIÓN

Mi formación y mi trabajo cotidiano como psicólogo me han llevado a

preguntarme constantemente por aquello que constituye y fundamenta al sujeto

en su particularidad. Para comprender, escuchar y acompañar los procesos de

transformación de síntomas, construcción de sentido, análisis y ascesis

subjetiva; para lograr acompañar procesos terapéuticos de sujetos y grupos, es

necesario tener en cuenta las expectativas sociales que comporta el rol del

psicólogo, y en general partimos de una concepción de sujeto que puede estar

implícita en nuestros discursos académicos o puede hacerse explícita a través

de su interrogación. Es necesario, entonces, comprender las concepciones que

en un contexto histórico determinado se producen sobre lo que es ser un

sujeto. Uno de los autores que más inquietudes y aportes me ha brindado en

este sentido ha sido el filósofo francés Michel Foucault; en su análisis ha

develado las diversas formas en que los grupos socio-culturales producen

determinadas maneras de ser en el mundo, determinadas formas de

subjetivación. Con acercamientos a textos como Los anormales, Defender la

sociedad, la vida de los hombres infames, La voluntad de saber, Vigilar y

castigar, inició en mí un creciente interés por comprender la obra de este autor.

La oportunidad de realizar una maestría en filosofía, siempre estuvo marcada

por el interés de ahondar en la obra filosófica de Foucault. La cohorte de la

maestría ofrecía un énfasis en bioética, el cual me pareció de gran interés para

analizar los nuevos horizontes éticos que configuran el sujeto contemporáneo;

comprender las dinámicas de las relaciones de poder actuales y la manera en

que puede establecerse un puente entre las ciencias de la vida y las ciencias

sociales. Esta formación me permitiría construir una posición rigurosa frente a

los discursos contemporáneos de la ciencia, las relaciones de poder actuales, y

la manera en que la bioética propone la articulación entre la ética y las ciencias

sociales con las ciencias biológicas. Interrogar las relaciones de poder

contemporáneas a la luz del quehacer bioético configuraría un plano de

reflexión de profunda riqueza para mi quehacer profesional.

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La bioética surge durante la modernidad en un periodo histórico donde la

ciencia, la razón instrumental, la tecnociencia, las biotecnologías, entre otras,

forjaron nuevas actitudes, usos, costumbres, necesidades, comportamientos y

problemáticas en las relaciones de los seres humanos. Las creencias morales y

los referentes valorativos tradicionales sobre la vida experimentaron grandes

crisis y profundas transformaciones, debido al rápido avance de las

intervenciones de la ciencia sobre la vida de los seres humanos, a su eficacia y

a la hegemonía del método positivista experimental como paradigma para la

toma de todas las decisiones concernientes a la vida.

Las diferentes interrogantes y dificultades que generó el rápido avance del

conocimiento científico en los sistemas valorativos, produjo múltiples

reflexiones. Una de las respuestas que actualmente está recibiendo mayor

reconocimiento es la bioética. Este discurso surge con el oncólogo Potter como

una propuesta de encuentro, un puente entre los conocimientos científico-

biológicos y los sistemas de pensamiento ético-morales, orientados a la

producción de una ―sabiduría‖ que pudiera asegurar un futuro de calidad para

la especie humana, expresado en los términos de una ética que pudiera guiar

las acciones futuras de toda la especie humana, una ética de la condición

global de la vida humana.

Durante los seminarios de la maestría y el proceso de investigación pude

constatar una orientación generalizada de la bioética hacia los dilemas del

ejercicio de la medicina. Si bien existen amplios trabajos en diversos sentidos

que se ocupan de problemáticas diferentes a los de la medicina, partimos de la

pregunta sobre las razones por las que la bioética tendía a ser

preponderantemente clínica. El espíritu crítico inspirado a través del análisis de

la obra de Foucault, posibilitó en mi investigación el deseo de asumir una

postura crítica frente al saber bioético. Por lo tanto, esta investigación pretende

interrogar el discurso y las consecuencias prácticas de la bioética, a través de

la propuesta crítico analítica del filósofo francés Michel Foucault.

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La primera parte de esta investigación acompañada por la doctora Rosalba

Duran, se orientó a reconocer las diferentes tradiciones que han caracterizado

el desarrollo histórico de la bioética. El énfasis de la bioética en los dilemas

éticos del ejercicio de la medicina, dirigió esta investigación a analizar la

historia de la medicalización de la sociedad occidental, contribuyendo a

comprender la manera en que se constituyeron las relaciones de poder clásicas

en torno a las estrategias de la soberanía (hacer morir y dejar vivir), y en el

caso de las sociedades liberales a los ejercicios del biopoder y a las

tecnologías disciplinarias. En la parte final de este trabajo analizamos el marco

en el que surge el saber bioético, una nueva configuración histórica de las

formas de gobierno denominada neoliberalismo, si bien no desaparecen las

formas tradicionales del biopoder, si se configuran nuevos horizontes para los

procesos biopolíticos de normalización. Qué roles, funciones, efectos y

desarrollos puede asumir la bioética en las coordenadas del la racionalidad de

gobierno neoliberal, ha sido la pregunta problematizadora que ha emergido al

final del recorrido de esta investigación. Vamos a presentar de manera más

detallada el contenido de cada capítulo.

En el primer capítulo de esta investigación realizaremos una exploración inicial

de las relaciones de poder que se pueden apreciar en los acontecimientos

constitutivos del discurso bioético. Para tal efecto vamos a analizar algunos

giros históricos, archivos, eventos, juegos de verdad y a prioris históricos, que

constituyeron el surgimiento de la bioética. Analizaremos además algunas

definiciones relevantes de la bioética, determinando las particularidades del

contexto histórico donde se configura este discurso, y su posterior desarrollo

ligado al ejercicio de la medicina. Posteriormente trataremos de visualizar

diversas implicaciones y consecuencias prácticas de los dispositivos bioéticos,

analizando la bioética principalista, una de las metodologías con mayor impacto

y reconocimiento en el plano internacional, y finalmente estudiando las

consecuencias prácticas y las dificultades de los comités de bioética médica. A

través de este recorrido vamos a interrogar la constitución actual del discurso

bioético, relativizando la estabilidad de sus modelos predominantes de sentido

e interpretación. No pretendemos realizar un recorrido literal por la historia del

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discurso bioético; delimitaremos nuestro énfasis interpretativo a las relaciones

de poder que se desprenden de dicho saber.

En el segundo capítulo analizaremos las condiciones de posibilidad históricas

del discurso bioético. Esta reflexión nos permitirá comprender las múltiples

tensiones que se producen a partir de las relaciones de poder-saber presentes

en su constitución. Señalaremos las condiciones de posibilidad epistemológicas

y discursivas, con el propósito de reconocer diversos juegos de verdad y

relaciones de poder que interactúan en el surgimiento de este discurso,

abriendo un espacio de análisis que nos permitirá interrogar el recorrido

realizado por la bioética hacia el campo de problemas que surgen en la práctica

médica, y sus posibles relaciones con la biopolítica. Dentro del conjunto de

condiciones de posibilidad que posee la bioética, vamos a indagar por la

relación que este discurso estableció con las condiciones de producción de la

ciencia en la postmodernidad; revisando además el lugar que tuvo la razón

instrumental, la tecnociencia y la biotecnología en la constitución del discurso

bioético. Posteriormente en las condiciones de posibilidad discursivas,

trataremos de establecer conexiones con el conjunto de discursos que han

participado, reclamado, determinado, legitimado, y dialogado para constituir el

discurso bioético. Los discursos con mayor presencia, tanto en la historia de su

formación, como en la dinámica de los dispositivos actuales de la bioética son

el ético-moral, el religioso, el jurídico y el médico. A pesar de la tendencia

interdisciplinaria y secular del discurso bioético, que propende por la

integración de otras disciplinas y por la renuncia a buscar fundamentos

religiosos para su reflexión; dentro del análisis genealógico del discurso

bioético es notoria la presencia constante y perdurable de estos cuatro

discursos.

En el tercer capítulo profundizaremos sobre los vínculos existentes entre la

bioética y las relaciones de poder contemporáneas, presentaremos algunas

consideraciones en torno a la genealogía como método de indagación

histórico-filosófico, en tanto fue el camino que permitió a Foucault

conceptualizar las nociones de biopoder y biopolítica. La genealogía se ocupa

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de ―mostrar la procedencia irracional y los procesos de racionalización

retrospectiva que acaban por ofrecernos a nuestra mirada nuestro presente

como natural‖1. El análisis genealógico nos posibilita interrogar los efectos de

poder y las diversas consecuencias sociales, éticas y políticas del saber

bioético. Como parte de los conceptos que nos han permitido analizar el

discurso bioético, incluimos en este capítulo un desarrollo del concepto de

juegos de verdad, con el propósito de reconocer el poder que subsiste en el

saber, en las teorías, en las recomendaciones o verdades que un saber

produce en un momento histórico dado. Finalmente vamos a sistematizar las

características principales del biopoder; aplicado sobre el individuo en

estrategias disciplinarias de jerarquización, sanción, corrección, vigilancia y

examen; e implementado sobre la población en estrategias biopolíticas,

legitimadas en los nuevos conocimientos sobre la vida, la biología y la

estadística que articuló principalmente el discurso médico. Para contrastar el

biopoder con el campo de los juegos de verdad generados por la bioética,

analizaremos el devenir histórico de la medicina, espacio común desde donde

se despliegan tanto los saberes y los dispositivos del biopoder como los de la

biopolítica. El análisis de la medicalización de la sociedad nos permitirá

identificar algunos fundamentos de la biopolítica y las prácticas de

normalización de la sociedad. Desde esta perspectiva vamos a analizar si la

bioética médica puede considerarse como una práctica reguladora y

optimizadora de la vida, desde el ejercicio de una estructura de saber-poder

entronizada en el discurso médico.

En el cuarto y último capítulo vamos a detenernos en las estrategias de

gobierno biopolíticas de las sociedades neoliberales, analizando el rol posible

del discurso bioético médico dentro de esta dinámica. Expondremos el

problema del gobierno, de la gubernamentalidad que se ejerce sobre la vida,

dentro de la estructura de los estados neoliberales. Las formas de gobierno

neoliberales crean regímenes de veridicción, donde se producen objetos de

estudio y campos de saber ordenados por el mercado y la competencia;

1 Morey, Miguel (1983). Lectura de Foucault. Madrid: Taurus. p. 238.

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generalizan una trama social en que las unidades básicas tienen la forma de la

empresa; favorecen un ordenamiento económico jurídico sobre las relaciones

de producción interviniendo de manera masiva la población para garantizar las

condiciones de existencia del mercado. Vamos entonces a analizar el

neoliberalismo como marco general de la biopolítica, estableciendo las

relaciones posibles con el discurso bioético médico. Analizando además, las

particularidades de los sistemas de gobierno neoliberales, la libre circulación, la

competencia, la producción de la libertad e interrogando los usos y

posibilidades de los juegos de verdad del saber bioético, dentro de las

estrategias de gobierno neoliberales.

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I. ORIGEN Y PRAXIS DE LA BIOÉTICA

1. Orígenes de la bioética

Etimológicamente el término bioética proviene del griego bios, vida, y ethós,

costumbre. La bioética designa las costumbres relacionadas con la vida y sus

cuidados, Van Renssselaer Potter2, el creador de este discurso, considera que

la bioética es la reflexión que producen las ciencias de la vida al interactuar con

las ciencias sociales, las primeras entendidas como aquellas que representan

científicamente la naturaleza y crean formas de intervenirla para optimizar,

sanar y superar las dificultades inherentes a las formas de vida; las segundas

como aquellas que se ocupan de las costumbres, la moral y la ética. La

propuesta de Potter trata de garantizar el bienestar futuro de la especie

humana, su continuidad y su sostenibilidad.

Potter reconoce como importantes fuentes para la elaboración de sus teorías a

Theilard de Carden, el ingeniero forestal Aldo Leopold y la socióloga

norteamericana Margaret Mead3. Potter es considerado el fundador de la

2 Agosto 27 de 1911- septiembre 6 de 2001. Oncólogo de la Universidad de Wisconsin, quien

tuvo la idea original en 1962 cuando fue invitado por la Universidad del Estado de Dakota del Sur, a dictar una conferencia con motivo del centenario de la ley sobre concesiones de tierras firmada por Abraham Lincoln, a cuyo amparo se había fundado dicha universidad. Dadas las circunstancias, a pesar de que el honor se le confirió fundamentalmente por sus entonces veintidós años de experiencia en los estudios sobre el cáncer, Potter decidió optar por un tema más filosófico: (…) ―Lo que me interesaba en ese entonces --rememoró Potter en uno de sus últimos trabajos--, (…) era el cuestionamiento del progreso y hacia dónde estaban llevando a la cultura occidental todos los avances materialistas propios de la ciencia y la tecnología. Expresé mis ideas de lo que, de acuerdo con mi punto de vista, se transformó en la misión de la bioética: un intento por responder a las preguntas que encara la humanidad: ¿qué tipo de futuro tenemos por delante?, y ¿tenemos alguna opción? […].‖ Todo comenzó en esa charla de 1962, en la que la misión consistía en examinar nuestras ideas competitivas sobre el progreso. Así, el título de esa charla fue «Un puente hacia el futuro, el concepto de progreso humano (…) En esa conferencia, Potter analizó tres imágenes del progreso: religioso, como ganancia material y como científico-filosófico, y llegó a la conclusión de que solo el concepto científico-filosófico de progreso que pone énfasis en la sabiduría de gran alcance, es el único tipo de progreso que puede llevar a la supervivencia. Citado en: Acosta, José Ramón La bioética. de Potter a Potter. Versión digital en: http://www.revistafuturos.info/futuros_4/potter_1.htm (Consultado mayo de 2012). 3 Mead, Margaret (1957). Toward more vivid utopias. En: revista Science. 126. Su propuesta

acerca del papel de las universidades en la construcción de una sociedad humanista, se centro en la necesidad de fundar cátedras sobre el futuro, donde el principal requerimiento era trasmitir a los jóvenes universitarios no tan solo conocimientos, sino también juicios de valor sobre la responsabilidad con el futuro. Citado en: Acosta, José Ramón. La bioética. de Potter a

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bioética con los artículos Bioethics the science of survival4 y posteriormente

Bioethics5. La obra que consolida la propuesta conceptual de la bioética es

“Bioética, un puente hacia el futuro”. En la primera parte de este trabajo Potter

le reconoce a Aldo Leopold, la idea de extender la ética para intervenir sobre la

relación del hombre con su medio ambiente: la tierra, los animales y las

plantas. Leopold llegó a denunciar principalmente la explotación económica

que el hombre ejerce sobre la tierra al entablar una relación basada en

privilegios y no en deberes.6

La intención inicial de Potter fue la de proponer una disciplina científica

dedicada al estudio de la supervivencia que contribuyera al futuro de la especie

humana, a la que denominó bioética.

Hay dos culturas -ciencias y humanidades- que parecen incapaces de hablarse una a la otra y si ésta es parte de la razón de que el futuro de la humanidad sea incierto, entonces posiblemente podríamos construir un 'puente hacia el futuro' construyendo la disciplina de la Bioética como un puente entre las dos culturas. [...] Los valores éticos no pueden ser separados de los hechos biológicos. La humanidad necesita urgentemente de una nueva sabiduría que le proporcione el conocimiento de cómo usar el conocimiento para la supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de la vida7.

Esta nueva ―sabiduría‖8 tiene como propósito proporcionar a la humanidad el

saber para la supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de vida,

identificar y promover los cambios óptimos para sostener y hacer prosperar el

Potter. Versión digital en: http://www.revistafuturos.info/raw_text/raw_futuro4/Potter.rtf (consultado mayo de 2012) 4 Potter, Van Rensselaer (1970). Bioethics, The Science of Survival. Perspectives in Biology

and Medicine, 14. pp. 19-34. 5 Potter, Van Rensselaer (1978). Bioethics. Bioscience, (21).

6 Leopold, Aldo (1949). Sound Country Almanac, with other essays on conservation from Round

River. New York: Oxford University Press. pp. 218-219. 7Potter, Van Rensselaer (1971). Bioethics, Bridge to the future. New Jersey: Prentice-Hall.

8 Potter, Van Rensselaer (1970). Bioethics, the science of survival. Biology and Medicine, 14 (1)

Autumn. El primer subtítulo de este articulo ―Biología y sabiduría en acción‖ es considerado como una definición clásica de la Bioética. Citado en: Llano Escobar Alfonso. ¿Qué es la bioética? 3R editores. Bogotá. 2000. pp. 25 y sgtes.

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mundo civilizado9. Cuando la bioética articula los saberes éticos (valores), con

los saberes biológicos (hechos), tiene como telos la producción de un discurso

omnicomprensivo y de unas prácticas más eficaces sobre las formas de vida, a

mediano y largo plazo.10

Potter consideró que la supervivencia y el futuro a largo plazo para la

humanidad, se pueden construir a través de la reflexión bioética. Una de las

razones para esta afirmación es el reconocimiento de que la ética tradicional no

logra brindar una respuesta satisfactoria a este interrogante, porque esta ética

no articula la dimensión de las ciencias sociales y humanas con las ciencias

biológicas y experimentales. Por tanto, se tornaba necesario desarrollar un

campo epistemológico que permitiera la articulación de los saberes humanistas

y científicos. Sin embargo, con esta unión la bioética consolida un ideario

político que propende por hacer vivir, no sólo en el presente y de acuerdo con

las condiciones y problemáticas actuales, sino hacer vivir a las generaciones

futuras, asegurando la supervivencia de las especies vivas. Para desarrollar

estas políticas era necesario un nuevo ethos (costumbre, actitud, discurso,

política) capaz de ocuparse de la interacción entre personas, sistemas bióticos

y problemas tecnocientíficos y biológicos.

Los imperativos categóricos, los deberes, los valores y las visiones

tradicionales de la ética serían insuficientes en la medida en que, para Potter,

se ocupan principalmente de los dilemas producidos en las relaciones entre

personas. Los grandes asentamientos humanos demandan entonces un

dispositivo que pueda articular los hechos científicos con sistemas valorativos

humanistas. Al respecto Potter sostiene:

―Necesitamos de una Ética de la Tierra, de una Ética de la Vida Salvaje, de una Ética de Población, de una Ética de Consumo, de una Ética Urbana, de una Ética Internacional, de una Ética Geriátrica, etc. Todos estos problemas requieren acciones basadas en valores y

9 Ferrer, Jorge; Alvarez, Juan (2003). Para fundamentar la bioética: teorías y paradigma

teóricos en la bioética contemporánea. Universidad Pontificia de Comillas. p. 62. 10

Vamos a retener esta idea, en tanto constituye un eje articulador donde podemos desarrollar la pregunta por la relación entre la bioética y la biopolítica; la bioética se constituye a sí misma como un discurso con consecuencias políticas que pretende ―hacer vivir‖, mejorar, optimizar la vida, bajo las condiciones que determinan los nuevos saberes y tecnologías sobre la vida.

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en hechos biológicos. Todos ellos incluyen la Bioética y la supervivencia del ecosistema total constituye la prueba del valor del sistema‖.11

La bioética global de Potter tiene como uno de sus principales objetivos

preparar personas para realizar acciones teniendo en cuenta las necesidades

del futuro; y transformar la orientación actual de nuestras sociedades, en el

sentido crear condiciones sostenibles de bienestar, respondiendo no sólo sobre

las necesidades de corto plazo, sino a las de mediano y largo plazo.12 Este

objetivo implica una regulación y administración de la vida para la maximización

de sus fuerzas, creando la necesidad social de implementar políticas que se

ocupen del cuidado de la vida para asegurar su sostenibilidad en el futuro.

Tomemos la conceptualización de Potter sobre el papel de la bioética global

frente a las visiones tradicionales de la ética, a las que denominó ética social y

ética capitalista, para evidenciar cómo la salud global, el futuro y el control de

las condiciones de vida de la población son preocupaciones centrales de este

dispositivo:

La ética social se reduce a una búsqueda de soluciones al conflicto entre los más privilegiados y los menos privilegiados. Toda otra materia depende de ese conflicto: el avance de los más privilegiados versus la lucha por la supervivencia. Muchos países grandes en Asia y África parecen los ejemplos más remotos de un grupo reducido de privilegiados que ignora las necesidades básicas de alimentación, abrigo, educación, empleo y dignidad humana para la multitud menos privilegiada […]. Sin embargo, al final de este milenio, aquí, en los Estados Unidos, podemos observar ejemplos del dilema no solo de países lejanos, sino también en nuestro propio jardín trasero […]. En el año 1988, en el libro Bioética global, me extendí sobre el tema de que una demanda por una salud humana al nivel mundial para todos los habitantes del globo, y no solo para los escogidos, con tasas de mortalidad reducidas y reproducción humana controlada a voluntad, forma parte de la bioética global […].La ética capitalista […] exige que la filosofía de libre mercado sea un instrumento para un desempeño social bueno, mediante la así llamada mano invisible del autointerés que Adam Smith, un economista escocés, describió en 1776. Sin embargo, en efecto, es la mano rapaz la que opera en el libre mercado de una economía global que reduce la selva tropical y que vacía el mar de sus peces. La ética, así como es, no ha podido

11 Potter, Van Rensselaer (1971). Bioethics, Bridge to the future. New Jersey: Prentice-Hall.

Prólogo. 12

Llano, Escobar Alfonso (2000). ¿Qué es la bioética? Bogotá: 3R editores. p. 14.

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resolver el dilema de la simple justicia que equilibra los derechos humanos contra la ganancia máxima de una minoría.13

La bioética global de Potter podríamos caracterizarla como una propuesta que

se interesa por la justicia social al tener en cuenta la distribución de los

recursos, los problemas en torno al desarrollo sostenible, a la relación del

hombre con su ecosistema en general. No obstante, si tenemos en cuenta el

desarrollo histórico de la bioética, la propuesta global de Potter no ha sido la

más relevante, pues la bioética médica principalista es la corriente con mayor

aceptación y desarrollo en la actualidad. Este dispositivo se focaliza en la

resolución de conflictos generados por la aplicación de tratamientos

biotecnológicos en los tratamientos médicos. De otro lado, cuando un saber

logra participar en la legitimación de las metas, los procesos y las

intervenciones aceptadas sobre la vida, se normaliza activamente la sociedad,

delimitando el ―bienestar‖ y los parámetros políticos que una población asume

sobre la justicia social.

Históricamente es importante reconocer la preponderancia del paradigma

bioético norteamericano; este se ha caracterizado por darle un mayor énfasis a

la bioética principalista, en torno al principio de autonomía. Veremos en nuestro

análisis de esta propuesta qué relaciones pueden establecerse entre la

administración de la salud del gobierno liberal y la propuesta principalista de la

bioética que favorece el principio de autonomía. El interés por el futuro y por el

mejoramiento de las condiciones globales de la vida tiene entonces una gran

influencia en el panorama social que da origen a la bioética.

Es importante señalar que el mismo Potter reconoció que la visión global u

holística de la bioética no tuvo un amplio desarrollo; la búsqueda de la justicia

social, la salud global, etc, no fue el problema que recibió mayores recursos

económicos para sus investigaciones. Los mayores desarrollos se producen en

el campo de la medicina, a través de los comités de bioética que se ocupan de

la administración de la vida biológica de individuos y poblaciones:

13 Spinsanti, Sandro (1998). Bioética global o la sabiduría para sobrevivir. Cuadernos del

Programa Regional de Bioética, (7). Santiago de Chile.

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Él mismo (Potter) en 1975 señalaba que la bioética quedaba restringida a una Bioética médica o clínica, como puso de manifiesto en 1975 en su alocución Presidencial de la 66ª Reunión Anual de la Asociación Americana del Cáncer. Y en el 2001 en la alocución inaugural del congreso mundial de bioética (Guijón) donde recibió el Premio de la Sociedad Internacional de Bioética 2000. Potter se quejaba de que "la Bioética hubiera sido acaparada durante la siguiente década por los 'comités bioéticos' médicos que trabajaban en Centros de Bioética en el área clínica, tratando problemas de vida y muerte que son todavía controvertidos.14

La medicina se ha constituido en uno de los ejes centrales del ejercicio político

del poder contemporáneo. Compartimos el señalamiento de Potter y creemos

que la bioética no debería ser reducida o ―acaparada‖ por el área médica. En el

desarrollo de nuestra investigación analizaremos la relación entre las

estrategias de gobierno neoliberales y los procesos de medicalización de la

sociedad, interrogando el lugar que la bioética médica puede ocupar.

Continuando con nuestra reflexión vamos a analizar algunas definiciones de

bioética, consideradas hoy en día clásicas, para identificar la manera en que

predomina la orientación hacia la medicina, considerando al sujeto humano

desde un marcado sesgo biologicista.

2. Definiciones de bioética

En general no existe una única definición de bioética, aunque existan esfuerzos

en delimitar su objeto y estandarizar los comités de bioética a través, por

ejemplo, de las pautas universales para la creación y funcionamiento de los

comités de bioética elaborada por la UNESCO. Cada grupo, región geográfica,

gremio, imprime un sentido diferente y le otorga un contenido particular a la

bioética, de acuerdo a las problemáticas más apremiantes para las

organizaciones sociales y sistemas de vigilancia. Desde este punto de vista, la

bioética es un dispositivo que responde al marco ideológico de los grupos

políticos, económicos y sociales predominantes en cada región. No obstante,

14 Lacadena, Juan. Orígenes de la bioética: Van Rensselaer Poter, in memoria (2). Versión

digital en: http://www.cnice.mecd.es/tematicas/genetica/2001_10/2001_10_01.html (consultado en mayo de 2006).

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18

hay países que han constituido corrientes de bioética con un mayor

reconocimiento, influencia y prestigio a nivel académico y social. Es el caso de

la bioética principalista norteamericana determinada por un marcado

pragmatismo e individualismo; o la bioética italiana determinada por la teología

cristiana.

Dentro de la historia de la bioética, uno de los trabajos más importantes lo

constituye la Enciclopedia de Bioética, editada por el teólogo Warren Reich. El

autor define la bioética en los siguientes términos: " estudio sistemático de la

conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la

salud, en cuanto que esta conducta es examinada a la luz de los valores y

principios morales‖15. En esta definición el ser humano es comprendido desde

la óptica que producen las ciencias de la vida, en un cálculo científico y médico

sobre la vida.

El Hastings Center y el Instituto Kennedy de EEUU, desarrollaron los trabajos

académicos que lograron definir los objetivos que determinarían la orientación

que tomaría la bioética norteamericana: animar al debate y al diálogo

interdisciplinar entre la medicina, la filosofía y la ética. Este diálogo supuso una

notable renovación de la ética médica tradicional.16

Partimos del reconocimiento de la importancia social de los procesos de

diálogo entre la filosofía, la medicina y la ética, ya que de allí surgen nuevos

conocimientos, campos de saber o relaciones entre diversos saberes. Desde

nuestro marco interpretativo, este es el camino que permite la producción de

juegos de verdad17. Sin pretender ser deterministas al afirmar que solo

15 Reich Warren, Thomas (1982). Encyclopedia of Bioethics. New York & London:

Macmillan/Free Press. 16

Callahan, Daniel (1973). Bioethics as a discipline. The Hasting Center Studies, (1) New York pp. 66-73. 17

Los juegos de verdad son discursos que se estructuran a partir del saber que se acepta como verdadero en una sociedad determinada. Son capaces de justificar y desplegar prácticas y dispositivos que vehiculizan las relaciones de poder en un contexto histórico determinado. Por lo tanto, los juegos de verdad poseen la capacidad de constituir las reglas de producción del conocimiento, determinar los objetos de estudio y generar efectos sobre las prácticas cotidianas de los seres humanos, a través de la producción de un conocimiento que configura

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19

encontraremos consecuencias negativas en estas nuevas producciones de

saber-poder, queremos señalar que un diálogo interdisciplinar entre la

medicina, la filosofía y la ética tendrá como consecuencia la producción de un

juego de verdad con mayor poder y capacidad de convencimiento social.

Científico o pseudocientífico, conveniente o inconveniente, solo queremos

señalar la gran capacidad de normalización instalada en dicho saber y las

consecuencias que implica para la práctica médica.

De otro lado, autores contemporáneos como Frances Abel muestran una

relación muy clara entre la bioética y la medicina al definir la bioética como:

El estudio interdisciplinar (transdisciplinar) orientado a la toma de decisiones éticas de los problemas planteados a los diferentes sistemas éticos por los progresos médicos y biológicos, en el ámbito microsocial y macrosocial, micro y macroeconómico, y su repercusión en la sociedad y su sistema de valores, tanto en el momento presente como en el futuro.

18

La bioética es entonces una práctica que pretende la producción de un discurso

que hace posible la toma de decisiones, en torno a las intervenciones que

sobre la vida realice el discurso médico, gracias a los adelantos tecnocientíficos

y biológicos. Por lo tanto, la bioética intervendría en el desarrollo de un poder

donde los nuevos especialistas en la salud y la biología articulan sus

planteamientos a sistemas de valores más reflexivos. Las estrategias políticas

sobre la vida se realizan a través de las intervenciones y los progresos de la

medicina y la biología, proceso claramente determinado por intereses

gremiales, ideológicos, económicos, sociales y políticos.

Luis Archer define la bioética circunscribiéndola a las reflexiones que la

sociedad debe construir en torno al nacer, al morir y a la calidad de la vida,

la realidad al limitarla a un único punto de vista, a una peculiar versión de la verdad. Los discursos que se aceptan dentro de una sociedad como portadores de lo verdadero, llevan como sello de formación la capacidad de imponerse sobre otras formas de representar la realidad. Véase numeral sobre los juegos de verdad en esta investigación, donde desarrollamos este concepto de Foucault. 18

Abel (2001) Citado en: Lacadena, Juan. Orígenes de la bioética: Van Rensselaer Poter, in memoria (2). Versión digital en: http://www.cnice.mecd.es/tematicas/genetica/2001_10/2001_10_01.html (consultado en mayo de 2006).

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20

escenario en el que se gesta gran parte de las nuevas decisiones políticas

contemporáneas en torno a la vida:

―definir bioética como o saber transdisciplinar que planeia as atitudes

que a humanidade deve tomar ao interferir com o nascer, o morrer, a

qualidade de vida e a interdependência de todos os seres vivos.

Bioética é decisão da sociedade sobre as tecnologías que lhe

convém. É expressãoda consciência pública da humanidade‖19

En esta definición encontramos mayor énfasis en problemas políticos como el

nacimiento y la muerte, enmarcando la existencia humana en la condición

biológica de los seres vivos y reconociendo el discurso bioético como portador

de la consciencia pública de la humanidad. Las relaciones de saber poder que

se producen al hacer explícitas las actitudes que la humanidad debe asumir

frente al nacimiento, la vida y la calidad de vida, se articulan con la legitimación

de las biotecnologías que se promueven y se consideran convenientes para la

humanidad. Pensado desde el contexto de las ciencias medicas, este punto de

vista focaliza la multiplicidad y complejidad de escenarios y posibilidades de las

formas de vida del hombre orientándolas hacia concepciones biologicistas,

creando paralelamente las condiciones necesarias para que puedan circular en

el mercado las diversas biotecnologías del discurso médico, que intervienen

sobre la materialidad biológica de los cuerpos en los procesos de nacimiento y

muerte. Queremos resaltar desde la definición de Archer la capacidad de

producción de juegos de verdad del discurso bioético, en los términos de

expresar la conciencia pública de la humanidad, actividad que implica efectos

sobre las creencias e imaginarios colectivos y la capacidad para determinar las

decisiones políticas que sobre la vida realice cada Estado a nivel nacional e

internacional.

19 Archer, Luís (1996), ―Bioética geral -Fundamentos e princípios‖, in Luís Archer, Jorge Biscaia,

Walter Osswald et al., Bioética. Lisboa: Editorial Verbo: 17-33. Citado en: Cascais Fernando. Genealogía, àmbito e objecto da bioetica. En: Da Silva, João Ribeiro; Barbosa, António; Martins Vale, Fernando. (coords) (1996). Contributos para a Bioética em Portugal. Lisboa: Centro de Bioética da Faculdade de Medicina da Universidade de Lisboa/Edições Cosmos ―Definir bioética como un saber transdiciplinar que planea las actitudes que la humanidad debe tomar al interferir sobre como nacer, o morir, la calidad de vida y la interdependencia de todos los seres vivos. La bioética es la decisión de la sociedad sobre las tecnologías que le convienen. Y expresa la conciencia pública de la humanidad‖.

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21

La bioética ha participado en la construcción de los tratados internacionales

que regulan el tratamiento y la investigación sobre la materia viva. Si la bioética

en sus inicios se ocupó de la relación médico-paciente, tanto en los procesos

de investigación, diagnóstico y tratamiento, hoy en día el discurso bioético

participa activamente en la elaboración de leyes, políticas y normas de carácter

nacional e internacional:

―en un principio la bioética estaba orientada hacia la clínica médica, es decir hacia el lecho del enfermo y no existía otra reflexión que la del diagnóstico médico; ahora, se plantea una "fascinación" reglamentaria; y es esta fascinación la que lleva a dictar leyes nacionales que entran en colisión internacional pues las normas de los países son diferentes entre sí, el exceso de legislación ocasiona, como vemos, un nuevo problema. (…) Lo nuevo es, entonces, que pasamos de una aplicación local a una práctica internacional o a una exteriorización en el ámbito de los Derechos Humanos o de las relaciones económicas internacionales, que es en Europa la función de las dos instituciones europeas: el Consejo de Europa -equivalente de la OEA- y la Unión europea -equivalente del Mercosur- y cada una de ellas hace veinticinco años que vienen aportado cierta visión global respecto de la bioética, a tal punto que se ve la necesidad de la obligatoriedad de ciertas reglas por ejemplo el proyecto de Convención sobre Biomedicina o directivas sobre patentamiento en biotecnología y sobre comités de bioética para la investigación. Vemos, pues, que la realidad bioética es sumamente compleja y es política ya que llega a nuestra organización social‖20.

La formulación de leyes en el marco de las dinámicas neoliberales, constituye

la base para la consolidación y el equilibrio de las relaciones económicas

internacionales, que si bien son libres, requieren de dispositivos de saber que

garanticen, legitimen, regulen y controlen los diversos procesos implícitos en el

creciente mercado biotecnológico.

La bioética interactúa dentro de un complejo sistema sanitario, donde diversos

grupos económicos e ideologías científicas y pseudo-científicas se articulan a

un discurso económico-administrativo y jurídico, que pretende regular la salud

20 Byk, Christian. Realidad y sentido de la bioética en el plano mundial. Cuadernos de bioética.

Ed. Ad Hoc. Argentina. Traducción Teodora Zamudio. http://www.bioetica.org/bioetica/doctrina9.htm (Consultado Febrero 2008).

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22

de una población determinada, en aras del mantenimiento del sistema sanitario

y de la producción de riqueza, en el caso de los países donde la salud funciona

como una empresa privada. Reconozcamos que al interior de la bioética se

establecen divisiones y tensiones que dan cuenta de los marcados intereses

políticos y económicos que hay en juego. Callahan nos dice al respecto:

"En sus primeros días, la ética biomédica era como una empresa tranquila y relativamente pequeña, en la cual la mayoría de las personas tenían relaciones amistosas y trabajaban en estrecha colaboración. (hoy) se observa una mayor división en fracciones políticas, una polarización de las cuestiones y menos esfuerzos para encontrar soluciones de compromiso (…) los cinco tópicos más importantes en la actual arena bioética norteamericana son: 1. Los derechos y la autonomía del paciente (que surgió de la intervención del gobierno en las regulaciones de la experimentación humana). 2. El carácter sagrado de la vida y la calidad de vida (concepto este último que se originó en la ecología). 3. Las intervenciones en la naturaleza (ADN recombinante, HUGO). 4. La asignación de recursos ("economización" de la bioética). 5. La función del público en la toma de decisiones.‖21

Un discurso avalado socialmente para la producción de juegos de verdad

tiende a fragmentarse bajo intereses y presiones ideológicas, económicas y

políticas; este también es el caso de la bioética. Una bioética dividida en

fracciones políticas, aunque permite apreciar la pluralidad de divergencias que

coexisten al interior de una sociedad, también muestra la férrea lucha de las

distintas posturas de la bioética y la manera en que se impone un punto de

vista predominante, a saber, la bioética médica principalista.

Finalmente queremos retomar a Engelhardt considerado el autor más

representativo de la bioética contemporánea. Este autor postula como una de

las principales características de la bioética su capacidad de operar sobre

agentes morales, es decir, sobre seres capaces de autorreflexión, racionalidad

y sentido moral22, pero al interior de los problemas generados en el ejercicio de

la medicina. De nuevo las ciencias sociales se ocupan de las ciencias de la

vida, pero esta vez entendidas y reducidas al ejercicio de la medicina. Para

21 Callahan, Daniel (1990). "Tendencias actuales de la ética biomédica en los EE.UU. de

América". En: Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana. 108 (5- 6). 22

Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Barcelona: Paidós. p. 155

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23

este autor, la bioética es un dispositivo carente de contenido, moral, filosófico e

ideológico; dicha carencia capacita a la bioética para crear acuerdos entre

extraños morales, es decir, aquellas personas que pertenecen a tradiciones

morales muy diferentes o contradictorias.

La bioética se ocupa entonces de los problemas políticos, particulares y

colectivos, que se traman en torno a los cuidados, tratamientos, decisiones que

nuestras sociedades realizan sobre vida, a través del discurso médico. La vida

biológica, desde la óptica dada por la medicina, tiende a erigirse para la

bioética como valor absoluto. La bioética proyecta entonces los valores del

discurso médico y refleja los principios de una sociedad liberal, individualista y

narcisista. Las condiciones, el desarrollo, el mejoramiento, la calidad, la salud,

la enfermedad, los límites de la vida, son el entramado ideológico desde donde

se justifica socialmente la constitución del discurso bioético.

3. Principios de la bioética.

Desde sus inicios la bioética se ha preocupado por la salud global, la calidad de

vida, y hoy en día es casi espontanea la asociación entre bioética y medicina.

La función asumida para muchos autores se reduce a brindar un procedimiento

que permita dirimir los dilemas de las intervenciones biotecnológicas del saber

médico: una ética procedimental aplicada a la solución de conflictos, que no

promueve estándares idealizados del hombre, sino que favorece el desarrollo

de ponderaciones racionales que puedan justificar, argumentar, regular,

promover o rechazar un procedimiento o decisión frente al tratamiento que los

sistemas de gobierno brindan a la vida. Juegos de verdad estratégica y

racionalmente producidos para promover y optimizar la vida de las poblaciones:

La bioética es una ética aplicada que, a diferencia de la ética propiamente tal no es una reflexión filosófica sobre la moral en su conjunto, sino una reflexión interdisciplinaria tendiente a la solución de los conflictos derivados de manipulación técnica de la vida y del medio ambiente que la sustenta, en una u otra forma representan una amenaza para la vida individual y colectiva. En su calidad de

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24

ética aplicada, más que la búsqueda de fundamentos, le interesa la definición de procedimientos conducentes a la solución de estos conflictos: ese carácter procedimental es el que a la vez la diferencia de la moral, en cuanto no tiende a regular la acción en función de una imagen ideal de hombre aceptado por una comunidad específica, sino en función de la básica racionalidad de procedimientos comúnmente aceptados.23

Teniendo en cuenta que la bioética ha tenido su origen y un mayor desarrollo

histórico en el panorama científico, médico y político de los EEUU, vamos a

analizar la corriente bioética principalista, que representa una parte significativa

del pensamiento norteamericano y anglosajón. Los cuatro principios que

promueve esta corriente bioética, han sido aceptados al interior del discurso

médico a nivel internacional desde la década del 70.

La teoría principalista fue conceptualizada por Beauchamps y Childress a partir

del informe Belmont publicado en 1978.24 Los cuatro principios que articulan

23 Escribar, Ana (2003). Bioética su sentido y su función. En: Centro de Estudios de Ética aplicada. 14 (2). Universidad de Chile

24 T.L. Beauchamps y J.F. Childress (1989). "Principles of Biomedicals Ethics". Oxford

University Press. New York. La propuesta principalista de Beauchamp y Childress, ha sido criticada por Gert, Culver y Clouser. Gert B., Culver C. M. y Clouser K. D (1997). Bioethics. A Return to Fundamentals, New York, Oxford University Press; Clouser K. D. y Gert B.,A (1990) Critique of Principlism. The Journal of Medicine and Philosophy, 15, p. 219-236. La principal dificultad que encuentran es la ausencia de un orden jerárquico o lexicográfico entre los principios, que permita ponderarlos a partir de supuestos racionales, tal ausencia hace percibir el proceso de ponderación como intuitivo o arbitrario. Además en situaciones concretas los principios solo encuentran su significado en el contexto de la teoría moral que los formula, en ausencia de una teoría moral amplia es difícil explicar el paso del principio general a la norma específica. Por lo tanto, solamente el principio de no maleficencia cualificaría como una genuina guía para la acción moral. Gracia, Diego (1997). Cuestión de principios. Estudios de bioética. Madrid: Dykinson. p. 21-29. El autor propone un ordenamiento jerárquico de los principios, admitido por eticistas de diferentes escuelas, tales como David Ross, John Rawls y William Frankena. En síntesis la propuesta de Gracia consiste en considerar que la no maleficencia y la justicia tienen prioridad sobre la beneficencia y la autonomía. De tal forma que nuestro deber de no hacer daño es claramente superior al de hacer el bien, cabe afirmar otro tanto de la justicia. Por eso los demás pueden obligarnos a no hacer daño o a no ser injustos, pero no pueden obligarnos a ser beneficentes (fuera del caso de las relaciones especiales). Un acto de estricta beneficencia debe ser dado y recibido libremente. Por ende, opina Gracia, la beneficencia se halla intrínsecamente relacionada con la autonomía. El sujeto moral define autónomamente su sistema de valores, sus objetivos de vida, su propia idea de perfección y felicidad y así define lo que es benéfico para él. Existe un segundo nivel de principios: el público, donde ubica los

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25

esta propuesta son: beneficencia, autonomía, no maleficencia y justicia. La

bioética puede establecer dos relaciones con los principios, como adjetivo,

califica a una escuela poseedora de una metodología y unos protocolos

particulares; como principio es una ley o una regla que debe cumplirse con el

fin de alcanzar un determinado proceso, estableciendo las premisas mínimas o

las características esenciales que asume un sistema o un grupo de trabajo; en

este caso, por los dispositivos bioéticos que ponderan los dilemas generados

en el quehacer médico.

Existe un consenso en denominar bioética principalista a la que toma como

fundamento los cuatro principios propuestos por Beauchamps y Childress.

Cada uno de los principios puede ser objeto de una extensa reflexión filosófica.

Sin embargo, en este análisis queremos ocuparnos del uso que la bioética da a

esta propuesta señalando su relatividad, y la tendencia a formular los principios

a partir de una teoría moral concreta, o de un discurso estratégico con

presupuestos e intereses particulares. Autores como Diego Gracia consideran

que la bioética ha realizado un énfasis sobre el principio de autonomía durante

los años 70, y un énfasis sobre el principio de justicia en la década de los 8025.

El marcado interés por el principio de autonomía puede relacionarse con el

sistema sanitario norteamericano que a través de compañías privadas de

aseguramiento, tienden a hacer de la salud un negocio muy lucrativo. El poco

interés por el tema del principio de justicia, en términos de una distribución de

recursos justa a nivel sanitario, llama la atención en dicho escenario. En

cambio podemos interpretar que el énfasis dado al principio de justicia a partir

principios de no maleficencia y autonomía. Si los deberes privados entran en conflicto con los públicos, los segundos tienen la preferencia o prioridad. Consideramos que Gracia, además de establecer una jerarquía entre los principios, introduce una teoría de fondo no sólo de la moralidad sino también del conocimiento y, en el fondo, de la realidad misma, que es lo que Engelhardt cree insostenible al tener en cuenta el politeísmo simbólico, cultural y moral que posee nuestra contemporaneidad. Diego Gracia, Gert, Culver y Clouser insisten en la necesidad de una teoría de fondo que fundamente racionalmente la fuerza vinculante del orden moral, parecen no aceptar la propuesta de una moral secular. Cuando rechazan la orfandad de la postmodernidad anhelan las certezas de los presupuestos metafísicos de las teorías religiosas. 25

Gracia, Diego (2002). De la bioética clínica a la bioética global. En: Acta de bioética. 1. OPS. OMS. Chile.

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26

de los años 80 responde a la necesidad de diseñar políticas globales sobre las

formas de vida. Los Estados contemporáneos tienden a normalizarse para

garantizar un desarrollo sostenible, los nuevos escenarios políticos constituidos

en las sociedades liberales se fundamentan en un nuevo conjunto de derechos

económicos sociales y culturales en torno a la vida y sus cuidados.

La bioética principalista se ha dedicado a resolver necesidades prácticas,

operando principalmente sobre las decisiones que se toman para intervenir

sobre la vida biológica del hombre, tratando de ―superar‖ la necesidad de

reflexiones más complejas sobre la existencia del ser humano, porque ellas

implicarían teorías morales concretas. Resolver problemas en medio de una

sociedad pluralista a través de principios facilita modificar la escala de valores

según los intereses y necesidades predominantes. El sistema de pensamiento

principalista fue diseñado específicamente para el ejercicio médico, justificando

y sistematizando a nivel teórico un conjunto de principios y reglas que guían el

comportamiento y el juicio práctico para la toma de decisiones.

También Engelhardt, autor del texto clásico para esta disciplina Fundamentos

de la bioética, reduce la bioética a los problemas pertinentes al ejercicio de la

medicina. Dentro del panorama amplio y complejo de la medicina, se presentan

conflictos de valores inconmensurables, que harían imposible establecer una

jerarquía de los principios. Cada principio, entonces, es autónomo y cobra

mayor importancia de acuerdo a la problemática que se esté abordando. Sin

embargo, recordemos que Diego Gracia establece una jerarquía que ha

alcanzado gran aceptación en el mundo académico26.

Pese a rechazar las éticas que poseen contenido, Engelhardt adopta la ética

principalista al considerar que esta propuesta adolece de premisas,

fundamentos y contenidos valorativos. Sin embargo, un principio es un

fundamento interpretativo que sirve para determinar el curso de un juicio

deliberativo, una conducta o una decisión.

26 Gracia, Diego (1997). Cuestión de principios. Estudios de bioética, Madrid, Dykinson.

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27

―Cuando los principios funcionan como índices que apuntan en dirección de grupos de cuestiones (…) los principios funcionan como reglas generales que guían al investigador hacia un enfoque particular de la solución de un problema (…) los principios indican las fuentes de áreas concretas de derechos y obligaciones morales (…) funcionan como principia: como principios u orígenes de determinadas áreas de la vida moral‖. 27

Consideramos que cada principio, en tanto índice, regla, guía o fundamento,

posee referentes ideológicos establecidos, doctrinas y contenidos valorativos,

pues al establecer una guía para la acción deben reordenan la jerarquía de

valores, justificando las razones por las que un principio puede ser más

importante que otro en un momento dado.

¿En qué medida estos principios facilitan la intervención sobre la vida

biológica? Consideramos que el principalismo es una propuesta operativa y

práctica, orientada hacia la toma de decisiones sobre el tratamiento dado a la

vida de un ―enfermo‖. El principalismo facilita las intervenciones sobre la vida,

en la medida en que crea las condiciones que operativizan la toma de

decisiones y evitan los extensos debates basados en fundamentaciones ético-

filosóficas. El interrogante que surge en este momento es si esta decisión se

toma exclusivamente a través de una ponderación racional imparcial, o si esta

decisión tiende a ser intuitiva y arbitraria por parte de los especialistas en

medicina, como lo afirman algunos críticos del principalismo28. Engelhardt

afirma que la bioética no debería ejercerse a partir de una tradición conceptual,

filosófica o moral en particular, puesto que estas tradiciones se fundamentan en

unos contenidos, valores y complejas e interminables disertaciones que

dificultan y prejuician la toma de decisiones; razón por la cual recurre a la

búsqueda de principios de nivel intermedio que permitan dirimir los dilemas

bioéticos. Los principios entonces, hacen que no sea necesario profundizar

sobre las teorías éticas y sus fundamentos últimos.

27 Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Paidós. Barcelona. p. 112.

28 Gert, Culver y Clouser. Gert B., Culver C. M. y Clouser K. D (1997). Bioethics. A Return to

Fundamentals, New York, Oxford University Press; Clouser K. D. y Gert B. (1990). A Critique of Principlism. The Journal of Medicine and Philosophy, 15.

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28

El principalismo es por tanto una propuesta operativa, formulada para la

relación médico-paciente, que trata de facilitar la toma de decisiones de

diagnostico, tratamiento e investigación sobre la vida biológica. Temas

complejos como el diseño de políticas públicas no deberían abordarse desde

un comité de bioética principalista, porque reduciría un problema complejo a

consideraciones que han sido pensadas en primera instancia para la relación

médico paciente:

―estos lineamientos éticos se refieren a interacciones entre individuos, tal como se da ejemplarmente en la relación médico-paciente o en la de investigador-probando (…) En políticas públicas se trabaja con riesgos y complicaciones de grandes magnitudes así como difícilmente cuantificables, razón por la cual se vuelve extremadamente difícil hacer predicciones que posibiliten orientar moralmente a través del modelo principialista los comportamientos apropiados para minimizar los efectos negativos; por ende tal modelo debe ser considerado inadecuado para enfrentar los dilemas morales en salud pública‖29

Cuando la bioética es adjetivada se inscribe a un marco ideológico particular.

En el caso de la bioética principalista consideramos que es la manera de

organizar, justificar y dar prevalencia a un conjunto de principios que implican

una carga ideológica que se proyecta sobre la bioética. Trevijano nos dice al

respecto:

―la bioética se fundamentara en unas hipótesis fundamentales, que aceptamos y suponemos verdaderas. De ellas obtenemos consecuencias bioéticas mediante una estricta deducción lógica con la inclusión de otras hipótesis que tomaremos prestadas de otras ciencias, como la medicina y la genética, y en la que también se nos filtraran algunas hipótesis ad hoc y otros supuestos derivados consciente o inconscientemente, de nuestra ideología (…) a estas hipótesis fundamentales las llamamos principios‖ .30

Cuando hablamos de la bioética principalista, si bien están presentes diversas

creencias y supuestos basados en el saber científico, se trata de la manera en

29 Schramm, Fermin Roland; Kottow, Miguel (2001). Bioethical principles in public health:

limitations and proposals. Cadernos de Saúde Pública, 17(4). Versión electrónica. ―Principios bioéticos en salud pública: limitaciones y propuestas‖ versión digital: http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0102-311X2001000400029&script=sci_arttext (consultado en mayo de 2012) 30

Trevijano, Manuel (1999). ¿Qué es la bioética? Salamanca: Ediciones Sígueme. p. 79.

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29

que podrá darle un mayor acento, valor o preponderancia a uno de los cuatro

principios, de acuerdo a la formación, a la historia personal, a las luchas y a la

escala de valores construida por cada especialista a través de sus experiencias

vitales. Para un investigador lo más importante en una situación determinada

puede ser salvar la vida de una persona, obrar desde la beneficencia; para

otro, el contar con el consentimiento y la aprobación del consultante, obrando

desde la autonomía; en la misma situación y de acuerdo a sus experiencias

personales, un profesional preferiría no intervenir por los riesgos elevados de

causarle daño al paciente, obrando desde la no-maleficencia; y para otros

profesionales lo más importante sería garantizar la estabilidad del sistema, de

la institución, de la igualdad en los derechos de una colectividad, evitando

excepciones radicales y siguiendo protocolos de atención a casos particulares,

obrando desde una interpretación del principio de justicia. El orden dado a un

conjunto de principios, entendidos como las hipótesis fundamentales que han

sido tomadas como verdaderas, puede entonces responder a las premisas

ideológicas, a los juegos de verdad del grupo social dominante. Esta ideología

se expresa en conceptos ―científicos‖ sobre la vida y la enfermedad, y es

ampliamente difundida consciente o inconsciente por el universo mediático que

favorece la creación de necesidades de consumo. La moralidad de los

principios de Beauchamp y Childress es relativa, porque depende de las

condiciones discursivas en las que se ponderen los principios.

Pese a su carencia de contenido cada, principio es una estructura que permite

la proyección de prejuicios morales. Las tradiciones morales, los grupos

económicos, las visiones religiosas, los discursos científicos, el sistema

sanitario, el discurso administrativo y el jurídico, poseen una serie de intereses

que dentro de los debates de la bioética se pueden expresar a través del

privilegio de un principio determinado.

Los principios poseen una obligatoriedad prima facie, es decir, cada uno de

ellos obliga, en la medida en que no entre en conflicto con otro deber moral de

igual o mayor peso en una situación concreta. David Ross, en su texto The

Right and the Good, publicado en 1930, consideró que existen un conjunto de

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30

deberes básicos a los que denomina deberes prima facie; tales deberes

permiten desarrollar un proceso de elección racional de acuerdo a la situación

que maximice las consecuencias buenas. Los principios prima facie asumen un

carácter deontológico, se tornan en reglas y normas que determinan el carácter

moral de los actos. Sin embargo, es notoria la dificultad que se presenta

cuando queremos llevar el principio general a una norma específica. Esta

aplicación requiere en general de una doctrina moral que permita explicar y

justificar dicha aplicación31.

Los principios no están construidos sobre una antropología específica, Sin

embargo, consideramos que al ser creados al interior del discurso médico

comparten la misma perspectiva. Estos principios establecen una ética

procedimental que pretende llegar a un equilibrio entre los valores que entran

en conflicto en el discurso biosanitario.

Engelhardt considera que la bioética para extraños morales, es decir, personas

que no pertenecen a una misma tradición moral, debe justificarse a través de

acuerdos mínimos de colaboración, tales como los principios, que permitan

emprender tareas conjuntas dotadas de contenido. Para llegar a estos

acuerdos, la bioética resuelve los conflictos entre los principios de beneficencia,

autonomía, no maleficencia y justicia a través de la ponderación. La

ponderación es un proceso que a través de cálculos racionales o ―juegos de

lenguaje‖, permite determinar qué obligación moral prevalece en cada situación

concreta. Una ponderación es un proceso de valoración racional fundamentado

en las reglas de producción de enunciados verdaderos dentro de una situación

histórica y epistemológica concreta.

Vamos a realizar cuatro precisiones frente a la argumentación de Engelhardt;

en primer lugar, el ejercicio de ponderación racional de la bioética principalista

supone una imparcialidad y objetividad de los dispositivos encargados de

producir la verdad. Sabemos que como en el caso de la ciencia y los discursos

31 Clouser K. D. y Gert B (1990). A Critique of Principlism. In: The Journal of Medicine and

Philosophy, 15.

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31

científicos, ambos están soportados en ideologías, creencias, intereses,

demandas sociales y axiologías distintivas.

En segundo lugar, la pretendida autonomía de la ponderación racional de la

bioética principalista tiende a ser insostenible porque en el campo de la

medicina las decisiones son tomadas por los especialistas, por los protocolos

estandarizados de los sistemas sanitarios; o en otros casos es la capacidad de

sugestionar, de exponer argumentos soportados en diagnósticos

tecnocientíficos, imágenes, prevalencias, porcentajes, pronósticos, etc., la que

determina el consentimiento y la autonomía del sujeto que se expone al

discurso médico. Reconociendo la importancia social de un proceso como el

consentimiento informado, trataremos de señalar algunos límites en su

estructura, en torno al manejo de la información que se brinda al paciente

Pocas veces en los congestionados sistemas sanitarios, se brinda información

amplia y suficiente sobre las diversas consecuencias negativas y riesgos que

tiene cada una de las alternativas terapéuticas; por lo tanto, la información

tiende a ser parcial. Reconociendo la importancia de este debate vamos a

profundizarlo más adelante.

Como tercer señalamiento, recordemos que la bioética se materializa

adjetivada, es decir que adopta una postura ideológica y desde allí efectúa la

producción de saber que defienda y consolide su cosmovisión ideológica. El

adjetivo principalista responde a las necesidades y las premisas de una

sociedad liberal, individualista y racionalista.

Finalmente, en cuarto lugar es importante señalar que nuestra

contemporaneidad se caracteriza por establecer unas relaciones de poder que

se centran en la vida y sus vicisitudes, determinando las condiciones para que

el saber se ocupe de fomentar, administrar, mejorar y explotar las formas de

vida. Trasfondo ideológico que no es ajeno a la propuesta principalista, al

adoptar como una de sus premisas fundamentales la beneficencia, vector que

dinamiza la tendencia del mejoramiento continuo de la vida, que vamos a

desarrollar en nuestro análisis sobre la biopolítica. Vamos a continuar

Page 32: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

32

desarrollando la propuesta de Engelhardt, haciendo énfasis en las formas de

aplicación de los cuatro principios.

3.1 Aplicación de los principios

Desde el punto de vista de Engelhardt en las sociedades pluralistas

contemporáneas, donde no es posible establecer un sentido moral concreto, la

bioética puede establecer una relación dialógica entre los principios de

beneficencia, autonomía, no maleficencia y justicia para construir una

propuesta moral secular pluralista.

Para Engelhardt, los principios son aplicados a la medicina a partir de la

discusión que se produce entre el respeto a la libertad y la garantía de los

intereses de los usuarios de los servicios sanitarios; en otras palabras, hace

destacar la oposición entre el principio de permiso autonomía y el principio de

beneficencia32, ya que en la práctica de la medicina contemporánea pueden

entrar fácilmente en oposición. El deseo, la elección, el consentimiento de la

persona que no expresa un permiso para realizar una intervención sobre su

cuerpo, puede enfrentarse a una acción de política sanitaria en el marco de un

proyecto general de bienestar, que pretende alcanzar el ―bien general‖. En la

búsqueda del bienestar de una población, tenemos ejemplos históricos muy

cuestionables, con proyectos eugenésicos donde se constatan los efectos

negativos de las posiciones paternalistas que conducen, orientan, saben lo que

se necesita, curan y protegen al rebaño, a la comunidad, a la raza, a una

población a partir de la creencia en un bien o verdad fundamental.

Los principios de permiso y beneficencia sostienen una constante tensión:

―dentro de los límites del respeto a la autonomía no podemos establecer

ninguna visión moral concreta dotada de contenido―33 y paradójicamente el

principio de beneficencia requiere de comunidades morales concretas para

32 Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Barcelona: Paidos. p. 139.

33 Engelhardt, Tristram (1995). Ibidem.

Page 33: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

33

expresarse positivamente, es decir, para adquirir contenido34. ¿Deben las

comunidades morales seculares renunciar a tener contenidos? Aunque el

principio de permiso sea necesariamente previo al de beneficencia, la

autodeterminación del consentimiento limita la autonomía del sujeto cuando

decide acogerse a unos protocolos previamente determinados por un sistema

de salud. Sin embargo, para Engelhart esto no implica necesariamente aceptar

una moral concreta.

Para sortear el choque entre autonomía y beneficencia, Engelhardt propone el

permiso, como una estrategia para dirimir esta tensión. Los proyectos de

beneficencia deben contar con el permiso del beneficiario para que puedan

llevarse a cabo. Sin embargo, esta solución desconoce las diversas

posibilidades de cohercionar la conciencia, alienar la subjetividad y manipular la

autonomía desde discursos ―verdaderos‖, es decir, juegos de lenguaje

estratégicos facilitados por el avanzado sistema mediático de nuestras

sociedades. La autonomía es fácilmente manipulada a través de estos juegos

de verdad que instauran ideologías, mentalidades, cosmovisiones, valores e

imaginarios colectivos.

La beneficencia tiene como principal dificultad el uso de la fuerza no autorizada

y los problemas concernientes a las múltiples formas de bien que se pueden

aplicar a una situación dada. Engelhardt considera entonces que el principio

que demanda una mayor obligación es el de autonomía, es decir, contar con el

consentimiento de la persona; en segundo lugar estaría el principio de no

maleficencia, entendido como la necesidad de exigir como requisito mínimo,

que la intervención no cause daño a la persona implicada. La beneficencia y la

justicia quedarían entonces en un nivel secundario.

Las formas seculares de moralidad propuestas por Engelhardt carecen de

sanciones legales (pena, multa, encierro) y religiosas (como el castigo eterno o

la excomunión). Sin embargo, consideramos que una moral secular tendrá sus

34 Engelhardt, Tristram (1995). Ibid. p. 133.

Page 34: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

34

propios mecanismos de sanción, rechazo y/o exclusión. Tema que

desarrollaremos en la parte final de este trabajo, cuando retomemos los

trabajos de Foucault sobre el examen y la sanción normalizadora, estrategias

que logran crear su propio sistema de micropenalidad, al interior de los

espacios públicos y privados donde diversas relaciones de poder social ejercen

su influencia.

Aunque no posea en sí misma la capacidad del uso de la fuerza, la moral

secular de Engelhardt pretende estructurarse en comunidades pacíficas que

fundamentan su autoridad en la aplicación del principio de permiso (PP.), ya

que este puede justificar las acciones de regulación, censura e incluso el uso

de la fuerza coercitiva o defensiva a partir del consenso. El PP. justifica el

proceso por el que se genera el contenido moral de una comunidad, dándole

legitimidad a dicho contenido.

El PP. es un principio de tolerancia negativo, que señala la frontera de las

comunidades morales. Constituye la gramática mínima para la estructura de la

autoridad secular, gracias a la reflexión, al respeto y a la fuerza vinculante que

moviliza. El Principio de beneficencia (PB.) es un principio positivo en tanto

brinda contenidos que indican qué sería hacer el bien, en el marco de una

visión moral concreta, haz el bien a los demás35. El PB. Inspirado en el

utilitarismo, posee un requisito de maximización del beneficio global, que lleva

a tomar a la persona como un medio, instrumentalizando en alguna medida a la

persona.

Engelhardt considera que estos principios son deontológicos en la medida en

que su rectitud no está definida en función de sus consecuencias. No obstante

las aplicaciones, ―las prácticas concretas de la beneficencia se justifican en

función de sus consecuencias, es decir, son moralmente teleológicas y las

35 Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Barcelona: Paidós. p. 132.

Page 35: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

35

aplicaciones del PP. son vinculantes, aunque puedan tener consecuencias

negativas para la libertad.‖36

Los principios de no-maleficencia y beneficencia, propenden por la defensa de

unos derechos fundamentales de la vida, pretenden optimizarla, garantizarla,

cuidarla, desarrollarla, mediante diversas acciones estratégicas sobre los

individuos. Hacer el bien, garantizar y mejorar permanentemente la vida de los

usuarios del sistema sanitario, se torna un imperativo político que permite la

institución de programas, idearios y prácticas de cuidado, impuestas por unos

intereses dominantes.

Cabe preguntarnos si esta enorme consideración por la autonomía que se

expone en la preponderancia del PP. no obedece al marco ideológico del

individualismo, a la tendencia histórica del liberalismo, a una episteme surgida

en la modernidad que defiende a ultranza los valores de libertad, bienestar y el

progreso científico y económico. El discurso de la autonomía oculta la

despersonalización de la asistencia médica y sus riesgos de iatrogénesis,

expropiación del cuerpo y enajenación de la salud. En Latinoamérica, contra la

absolutización del principio de autonomía y la consecuente concentración del

principalismo anglosajón en los problemas que afectan al individuo, se ha

intentado privilegiar las cuestiones relacionadas con la justicia sanitaria,

cruciales para la mayor parte de los países en desarrollo del mundo. Si la

revolución estadounidense sobre la bioética se caracteriza por la manipulación

de la vida y la liberación de la moral, los países en desarrollo han focalizado su

atención en la asignación y distribución de recursos y servicios de salud37.

La propuesta de la ponderación de principios de Engelhardt adolece de los

problemas que poseen las éticas procedimentales. El problema no es tanto la

discusión sobre el bien y el mal, la conveniencia o la inconveniencia, sino cómo

asegurar el procedimiento correcto para alcanzar el consenso. Es necesario

recordar la manera en que los discursos ―verdaderos‖ instituyen los métodos

36 Engelhardt, Tristram (1995) Ibid, p.133.

37 Mainetti, José (1993). Bioética en América Latina. Estudios bioéticos. Argentina: Quirón.

Page 36: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

36

válidos para la producción de conocimiento, demarcando lo verdadero de lo

falso y asegurando el reconocimiento social necesario para implementar

practicas específicas.

La bioética se ocupa de los fenómenos relacionados con todas las dificultades,

etapas y necesidades de la vida, desde diversos adjetivos; y en el caso

particular de la bioética principalista, estos problemas son abordados y

resueltos desde un discurso médico cada vez más riguroso y estructurado. Por

lo tanto, consideramos que la propuesta principalista de Engelhardt se inscribe

dentro de la tendencia que fomenta los procesos de medicalización38 en todos

los ámbitos de la sociedad: una medicalización más ética, justa, fundamentada

en hechos científicos, racionales y eficaces.

La bioética médica no sólo se focaliza sobre los conflictos existentes al interior

del campo de las relaciones entre paciente, médico y enfermera, sino que

incluye a los ciudadanos encargados de planear la política sanitaria39. Por lo

tanto, la reflexión bioética puede ocuparse de los problemas que intenta

resolver la medicina, a nivel del individuo en los comités de bioética

hospitalarios y a nivel de políticas públicas en los comités de carácter nacional

e internacional. En general asume una lectura de los dilemas y dificultades del

vivir, desde una mirada médica, capaz de diagnosticar y patologizar la vida

biológica, para brindarle un tratamiento de orden médico, con protocolos que

apuntan a alcanzar validez universal.

La bioética principalista otorga un lugar preponderante a la obtención de

resultados, consensos y acuerdos eficaces, que adolecen de contenido y

justificación filosófica, teológica o ética. Siguiendo el camino planteado por

Engelhardt, no se estarían dando las condiciones necesarias para la

construcción de una bioética secular y pluralista, porque dejan de ser

importantes los contenidos filosóficos, los valores religiosos, las tradiciones y

los discursos que pueden alimentar la interacción de discursos, los debates, la

38 Véase el apartado ―la medicalización de la sociedad‖ para profundizar este concepto.

39 Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Barcelona: Paidos. p. 110.

Page 37: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

37

reflexión que crea las condiciones para la coexistencia de una pluralidad. La

aplicación de un discurso como el principalista, nos conduce a fomentar la

tendencia a la producción de normas y regulaciones, tales como protocolos,

procesos estandarizados, códigos deontológicos y modelos de intervención.

Encontramos entonces que a través de la aplicación de los principios de la

bioética, se producen razones para la acción, aplicables del mismo modo que

se aplica una solución técnica a un problema técnico, o una respuesta exacta a

un problema físico. Hay entonces una carencia de reflexión filosófica

sistemática y profunda sobre las múltiples implicaciones que se desprenden de

las prácticas sobre la vida.

Finalmente, consideramos que es necesario interrogar el privilegio dado por

Engelhart al PP, puesto que la expansión de la autonomía individual, tarde o

temprano choca con las libertades colectivas o sociales. Por ello, aunque

consideramos que históricamente el lugar alcanzado por la autonomía

individual en las sociedades liberales contemporáneas es un logro muy

importante, la balanza pierde su equilibrio cuando este principio es

predominante. Si lo que se pretende es llegar a considerar que la autonomía de

cada uno es igual de importante, estamos frente a una reflexión que se acerca

más al principio de justicia que al de autonomía. Crear condiciones para la

autonomía de todos es posible a través del principio de justicia. En palabras de

Miguel Kottow, ―será un signo de su madurez bioética el ayudar a la

ponderación prudente y ecuánime de la autonomía de todos‖40. En la reflexión

de este autor se pone en evidencia la dificultad que implica el despliegue a

ultranza de la autonomía individual; además reconoce que la justicia articulada

a la autonomía puede considerarse como una salida a la ausencia de

reconocimiento de las necesidades y dificultades que surgen en las

comunidades sociales.

40 Kottow, Miguel (2000) Enseñando las paradojas de la autonomía. En Revista Brasilera de

educación Médica. Rio de Janeiro, 24 (3).

Page 38: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

38

3.2 Principio de permiso y consentimiento informado

Hemos visto cómo la propuesta de Engelhardt se basa en el principio de

permiso como condición para los acuerdos morales, reflexionamos sobre la

dificultad de una posición que toma como valor fundamental la autonomía

individual, en tanto colisiona con las autonomías presentes en un contexto

social donde se pactan necesidades comunitarias. Analizamos además, la

dificultad de la propuesta principalista al tratar de prescindir de una reflexión

filosófica, ética, teológica o política, pues precisamente su orientación práctica

enfocada a la toma de decisiones, pretende superar las disertaciones teóricas,

haciendo más operativas las intervenciones sobre la vida biológica .

A continuación vamos a detenernos en el análisis del consentimiento

informado, como una de las aplicaciones más importantes del principio del

permiso, su acercamiento al discurso jurídico, ha llevado al consentimiento a

convertirse en una herramienta que contribuye mas a la defensa del sistema

que la implementa, que a la protección y garantía del derecho a la información

suficiente que requiere un consultante para otorgar su permiso.

El consentimiento informado surge específicamente en el campo de la

investigación médica. Luego del holocausto Nazi, se promulga el Código de

Nuremberg41, donde se establece la necesidad de informar con claridad el

procedimiento y las consecuencias de la investigación, para obtener el

consentimiento del sujeto investigado. Este importante acuerdo social ha

permitido a la cultura Occidental contemporánea, regular la producción de

saber y establecer unos parámetros para los procesos de investigación y

tratamiento médico a seres humanos42.

41 Véase Condiciones de posibilidad de la bioética. El discurso médico.

42 Entre 1945 y 1972, la defensa de la autonomía del paciente subiría gradualmente de tono.

En 1957, en los marcos del famoso ―caso Salgo‖, se emplearía por vez primera el término ―consentimiento informado‖. La sentencia del tribunal encargado de juzgar este caso establecería un requisito adicional a la obtención del consentimiento del paciente: el deber del médico de informarlo adecuadamente, de brindarle una información de calidad para que éste tome su decisión. A partir de 1960 quedaría establecido que la obtención del consentimiento informado es responsabilidad del médico y no obtenerlo entrañaría negligencia.

Page 39: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

39

El Consentimiento informado (CI) en la actualidad se incorpora a la relación

médico-paciente, para garantizar la autonomía del consultante. Este

procedimiento pretende dejar atrás la beneficencia paternalista que ponía en su

totalidad la vida del paciente a disposición del saber y el poder médico. El CI

puede perder su función protectora de la dignidad del paciente si no se realiza

de forma adecuada. Para realizar una aplicación correcta, el consultante debe

poder obrar voluntariamente, a partir de la información clara y precisa para la

toma de decisiones, sin ser manipulado por el médico que brinda dicha

información. Por lo tanto, el CI para el ejercicio del poder-saber de la medicina

implica la renuncia del monopolio del poder de las decisiones sobre la vida y la

muerte del paciente.

Los componentes que estructuran el CI para que opere correctamente son la

comunicación continua, apoyo emocional a los enfermos y sus familias y un

respeto a la dignidad humana del enfermo. Sin embargo, consideramos que

existen riesgos en la aplicación del CI. El ejercicio de los juegos de verdad del

discurso médico puede interferir en niveles diferentes:

Persuasión: no se le da otra posibilidad de elección. El paciente debe conocer las alternativas de que dispone y sus consecuencias, para poder decidir, así como las posibles consecuencias de no hacer nada. Coacción: se amenaza de manera explícita o implícita al paciente; por ejemplo, planteándole el alta voluntaria si no accede al tratamiento. Manipulación: es la distorsión de la información que se brinda al paciente, expresada de forma sesgada o incompleta. Esta

Entre 1969 y 1972 la defensa de la autonomía del paciente alcanzaría un límite jurídicamente infranqueable y polémico en extremo: el tradicional ―criterio de la práctica profesional‖ o ―criterio médico‖ en relación con la información a suministrar al paciente sería sustituido por el llamado ―criterio de la persona razonable‖ para efectuar una ―elección inteligente‖. Del reconocimiento del paternalismo médico y de su tesis de que la información y la toma de decisiones por los pacientes podrían ser perjudiciales para estos, los tribunales pasarían a la defensa de su autonomía absoluta. Pérez, Marcelino. La ética en salud. Evolución histórica y tendencias contemporáneas de desarrollo. Escuela Nacional de Salud Pública. Versión digital: http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/infodir/la_etica_en_salud._evolucion_y_tendencias.pdf (consultado mayo de 2012).

Page 40: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

40

manipulación podría llevar al paciente a una decisión que de otro modo no hubiera tomado. 43

Es frecuente que el médico, consciente o inconscientemente, trate de inducir al

paciente hacia la realización de un procedimiento por motivos más o menos

válidos, que no siempre concuerdan con los intereses del paciente. No

queremos afirmar que en sí mismo el CI implica necesariamente ejercer una

persuasión, una coacción y manipulación al paciente, pero sí queremos señalar

esta posibilidad inscrita en las relaciones de poder del discurso médico. El

prestigio de la profesión médica alcanzado a un ritmo vertiginoso a partir del

siglo XVIII, deja a un lado la actitud paternalista para tener en cuenta los

deseos e intereses del paciente a través del CI. Sin embargo, el enorme saber-

poder imbricado en la eficacia tecnocientífica que ha alcanzado la práctica

médica en el siglo XX, hacen hoy en día que una serie de conceptos técnicos,

juegos de verdad, valoraciones ―científicas‖, etc. interfieran en la toma de

decisiones del paciente y hagan muy difícil que el profesional renuncie a ejercer

su poder sobre la vida biológica del paciente enfermo.

Además como lo señala Lugones, el CI no puede depender de una posición

pasiva de parte del médico; el saber tratará de inducir una intervención

particular por razones conscientes o inconscientes, más o menos valederas.

Persuadir al paciente para que elija lo que el discurso médico, la industria

farmacológica o las biotecnologías consideran la opción más conveniente, es

también tarea del profesional:

El consentimiento informado no exige que el profesional se coloque en una posición pasiva para evitar ―interferir‖ en la libertad del paciente que debe decidir. Antes, al contrario, demanda del profesional que no abandone a su paciente y se implique a fondo junto con él en el proceso de toma de decisiones, aconsejándole, e incluso persuadiéndole en una determinada dirección. Es cierto que en este proceso abierto el paciente puede estimar como mejores opciones las que el profesional considera peores, pero eso no es un mal resultado, al contrario, es de mayor calidad moral que la mera imposición paternalista.44

43 Lugones , Miguel; Pichs Luis Alberto; Garcia, Marlen (2005). Consentimiento informado. En:

Revista Cubana de Medicina General Integral, 21 (5-6). Versión digital http://bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol21_5-6_05/mgi195-605.htm (Consultado mayo de 2012). 44

Lugones , Miguel; Pichs Luis Alberto; Garcia, Marlen (2005).Ibíd.

Page 41: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

41

Si bien la persuasión y la retórica tecnocientífica dejan un margen para que el

sujeto elija, es importante reconocer que el reconocimiento social del discurso

médico y el uso constante de los sistemas mediáticos por parte de la medicina,

inciden en la opinión y el criterio de cualquier consultante a la hora de tomar

decisiones. Además, en el marco de una sociedad de consumo, la medicina se

ha convertido en una de las más prosperas industrias, produciendo los

enormes capitales que sostienen el proceso de medicalización de la sociedad.

Vamos ahora a señalar lo que consideramos es una mala aplicación del CI,

recurrente en la práctica de la medicina contemporánea. Hemos querido

detenernos en este procedimiento porque consideramos que la bioética lo

legitima, pero el sistema sanitario en su aplicación lo tiende a tergiversar con el

propósito de convertirse en una herramienta para la conservación y el

mantenimiento del propio sistema sanitario. Por lo tanto, es necesaria una

actitud crítica frente a los procedimientos fomentados por la bioética, pues en

su aplicación pueden convertirse en un mecanismo de objetivación y

normalización de la vida.

En el ejercicio de la medicina contemporánea, uno de los cambios más

importantes se produce en la relación médico-paciente, ya que esta se diluye

ante la relación entre los sistemas de salud y el consultante. El sistema de

salud está constituido por tres componentes: en primer término, un componente

administrativo que vela por la producción de riqueza y la correcta utilización de

los recursos, soportado en sistemas informáticos de procesamiento de datos;

en segundo término, un componente legal que protocoliza, instituye

mecanismos y trámites que garanticen la protección del sistema de salud

público o privado, determinando entonces la cantidad de recursos a la que

cada consultante tiene derecho, estableciendo además una estructura de

protección legal frente a los reclamos de los usuarios; y en tercer lugar, el

saber constituido por la medicina.

Page 42: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

42

El CI realizado por el sistema de salud es una pericia médico-legal-

administrativa, que no pertenece en rigor a ninguno de los discursos antes

mencionados, pero que es fruto del encuentro interdisciplinario de estos

saberes. EL CI se convierte en un protocolo rígido que pierde la posibilidad de

interpelación, y otorga la potestad al sistema sanitario de intervenir sobre la

vida desde una visión ―biologicista‖, predominante y excluyente de toda

consideración ajena al saber de la medicina. Durante la práctica hace entonces

disponible el cuerpo de las personas para ser medicalizado.

Históricamente, Foucault nos ha mostrado cómo durante el siglo XVIII la

producción del sujeto anormal estuvo mediada por la pericia médico-legal,

capaz de condenar, normalizar, excluir o sancionar a un sujeto por no encajar

en los ideales del individuo burgués. La pericia médico-legal no pertenece en

rigor al discurso médico, ni al derecho moderno45; es una articulación que hace

posible una enorme cantidad de atropellos normalizadores contra los sujetos

sin poseer en sí nociones jurídicas, ni conceptos médicos en rigor. La pericia

médico-legal crea un espacio intermedio entre el enfermo y el delincuente

denominado anormal. Este nuevo campo fomentó el ejercicio de diversas

estrategias de poder orientado hacia la normalización.

La articulación del ejercicio de la medicina con el campo del derecho no se

hace para legitimar los códigos penales, civiles o laborales, como cuando el

peritazgo médico realizaba aportes a la solución de un problema jurídico. La

inclusión del derecho en los sistemas de salud apunta a dirimir quién tiene

derecho de vida o muerte, a quién es posible brindar cobertura, destinar

recursos, aplicar un procedimiento u otro, a quién es posible hacer vivir o dejar

morir.

En el caso que nos ocupa, el CI tiende a convertirse en una herramienta con un

componente legal, enfocado a proteger el sistema de salud. Cuando el

consultante firma un CI, está reconociendo que se le ha dado la información

45 Foucault, Michel (2000). Los anormales. México: Fondo de Cultura Económica. p 48.

Page 43: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

43

necesaria y suficiente para la toma de una decisión, evento que por lo general

no sucede. La decisión realmente está previamente establecida por el protocolo

médico-legal que determina el proceso a seguir. No sería pues el médico ni el

consultante quien tome las decisiones, sino el sistema previamente

establecido.

Es ampliamente conocida la diferencia del ejercicio de una medicina que se

realiza a nivel particular, realmente liberal e independiente, de la que se realiza

a partir de pólizas privadas de salud, o a través de regímenes contributivos de

sistemas generales de seguridad social en salud, como en el caso de

Colombia, donde las decisiones deben ajustarse a los protocolos

preestablecidos de intervención. En dicho sistema el usuario debe firmar

difusas cláusulas de CI, para tener derecho a la atención, pero al costo de

renunciar a exigir cualquier tipo de responsabilidad contractual al equipo clínico

que realiza la intervención. Por lo tanto, la aplicación realizada por los sistemas

de salud del CI, lo convierten en una estrategia para proteger el sistema,

haciendo incuestionable la práctica médica que realizan los sistemas de salud.

Cuando el interés en proteger al sistema de salud es desmesurado y se realiza

de una manera explícita, se resquebraja la confianza del consultante al

sistema, y se establece la práctica de una medicina defensiva. Actitud que

―puede ser percibida por el paciente como una actuación tendiente a proteger

contra la irresponsabilidad al mismo profesional de la salud, lo cual aminora la

confianza del paciente‖46.

4. Los Comités de bioética

Hasta este punto vamos a referirnos al CI entendido como una forma de

representar el principio de permiso o autonomía. Hemos podido situar La

importancia del principalismo para el discurso bioético, logrando percibir las

46

Duque,Humberto José (1999). El consentimiento informado ¿Cuestión de formalismo legal o cuestión de humanidad? Revista médico legal, 5 (3).

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44

falencias de la metodología principalista, denominada por Engelhardt

ponderación racional. Esta metodología responde a un cálculo estratégico de

relaciones de poder realizada por los entes encargados de tomar decisiones

sobre la vida de individuos o comunidades. Finalmente analizamos la manera

en que al hacer un énfasis en un principio determinado, como en el caso de la

autonomía, se detonan relaciones de poder parcializadas.

Teniendo claro que los principios no son fundamentos indispensables para el

quehacer bioético, sino una de las propuestas con mayor aceptación dentro de

la comunidad académica47, vamos a analizar una vertiente común que poseen

las diversas formas del quehacer bioético, pues a pesar de que tengan marcos

epistemológicos, éticos y morales diferentes, se requiere de un comité bioético

para que el saber sea legitimado y pueda ser aceptado en la toma de

decisiones sobre un individuo particular, o bien en el diseño de políticas sobre

la población en general.

En nuestro trabajo sobre los principios de la bioética, constatamos que no son

condiciones necesarias para el quehacer de la bioética ya que se trata de un

modelo entre otros, conocido como (bio)ética principalista. De allí que no pueda

ser considerado como una base epistemológica de la bioética, sino más bien

normativa. Aunque el principalismo posee una aceptación generalizada en el

campo de la medicina, es posible hacer bioética sin recurrir a ninguno de los

principios antes señalados. La producción de saber de la bioética guarda una

estrecha relación con los comités de bioética. Existen trabajos académicos

como seminarios, postgrados y textos escritos realizados por autores que han

47 Otras propuestas éticas para el abordaje de dilemas morales retomadas por la bioética son:

Casuísticos: Jonsen, Tolmin, Siegler, Winslade.

Ética de las virtudes o narrativa: Macintyre( europeos y latinoamericanos).

Proceso de toma de decisiones conflictivas: Thomasma, Pellegrino, Engelhardt, Hans-Martin Sass.

Sincréticos: Hastings Center of Philadelphia.

Dilemáticos: Erde, Brody.

Juicios éticos principalistas y casuísticos al mismo tiempo: Candee y Puka.

Modelo racionalista: Peter Singer.

Sistema de referencia materialista: principios y consecuencias morales, Diego gracia.

Page 45: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

45

logrado reconocimiento como bioeticistas, ya sea con textos sobre

fundamentación de la bioética o sobre textos que reflexionan en problemas

concretos de la práctica médica. Sin embargo, la bioética se acerca a los

problemas cotidianos para posibilitar la toma de decisiones a través de los

comités de bioética, y es desde este mecanismo desde donde podemos

apreciar con mayor claridad las consecuencias éticas y políticas del saber-

poder de la bioética.

Vamos a analizar los comités realizando el siguiente recorrido: primero, un

breve comentario sobre su historia y sus definiciones; segundo, tomaremos

como referente el artículo de Callahan ―la bioética (médica) como una

disciplina‖48 que nos servirá de base para cuestionar este dispositivo; tercero,

una contrastación con la noción de saber-poder foucaultiana; y cuarto, un

señalamiento de las problemáticas por las que pueden atravesar los comités de

bioética. A través de este recorrido, vamos a constatar la forma en que estas

organizaciones están llamadas a encargarse en la contemporaneidad, de la

producción de un saber que hace disponible la vida biológica, en su forma más

elemental, para ser medicalizada y normalizada. Por lo tanto, el saber bioético

determina la toma de decisiones sobre la vida en casos particulares, en

políticas institucionales y estatales.

En este capítulo no pretendemos afirmar de manera radical que los comités de

bioética sean mecanismos de dominación, pues gran parte de su labor puede

constituirse en una práctica liberadora, es decir, una relación de poder que

cuestione las tendencias a la dominación o a la normalización de los ejercicios

de poder contemporáneos. Nuestro propósito principal es resaltar la enorme

responsabilidad que soportan estos espacios y demostrar que las relaciones de

poder que se dinamizan en su interior, en condiciones particulares, pueden

utilizarse como mecanismos de control y normalización, es decir, como

estrategias del poder contemporáneo sobre la vida de las personas. Para este

48 Callahan Daniel (1973). ―Bioethics as a Discipline‖ The Hastings Center Studies. 1(1).

Tomado de: Llano Escobar Alfonso (2000). ¿Qué es la bioética? Bogotá: 3R editores. p. 49.

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46

fin trataré de señalar los límites, las dificultades y los posibles riesgos que se

desprenden de lógica estructural de los comités de bioética.

4.1 Definición de los comités de bioética.

Socialmente los comités de bioética son identificados como grupos

multidisciplinarios que tienen como propósito ―asesorar‖ al personal de saluden

la toma de decisiones sobre conflictos éticos emanados de la práctica de la

medicina altamente tecnificada. Los temas de abordaje son múltiples, pero se

cimientan sobre los dilemas de la vida biológica, por ejemplo, la biotecnología,

la eutanasia, la reproducción, la experimentación, el diagnóstico, entre muchos

otros.49

Teóricamente se considera que estos comités no pretenden juzgar ni

sancionar, sino conciliar los valores de los extraños morales pertenecientes a

sociedades pluralistas. El poder autorizado socialmente al ejercicio de la

medicina es regulado desde una mirada ética, desde un nuevo ejercicio de

poder que trata de fundamentarse en el consenso. Los comités de bioética no

deberían sustituir la decisión autónoma de cada persona. El propósito de estos

comités es velar por el respeto de los derechos de los pacientes y ayudar a la

toma de decisiones que impliquen conflictos de valor dentro de la especificidad

de cada caso en particular. Abel propone la siguiente definición de los comités

de bioética: son instancias o estructuras de diálogo y decisión bioética, que

asumen la responsabilidad de intentar clarificar y resolver racional o

razonablemente los conflictos de valores que se presentan en la investigación o

en la práctica clínica.50

49 Véase anexo 1. Clasificación de temas bioéticos, Kennedy Institute of Ethics. Citado en:

Mainneti, José (2002). Bioética sistemática 1. Versión digital: http://www.elabe.bioetica.org/41.htm (Consultado mayo de 2012). 50

Abel, Francisco (1993). Comités de Bioética: Necesidad, Estructura y Funcionamiento. Revista Labor Hospitalaria e Instituto Borja de Bioética. (229).

Page 47: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

47

Podemos clasificar tres tipos de comités de bioética: en primer lugar, los que se

ocupan de realizar investigaciones clínicas con seres vivos; en segundo lugar,

aquellos comités que toman decisiones de vida o muerte, determinando el

camino a seguir sobre dilemas asistenciales en instituciones hospitalarias; y en

tercer lugar, los comités bioéticos que se encargan de justificar, fundamentar o

legitimar desde el saber las políticas nacionales, estatales sobre el manejo de

la salud.

Desde esta clasificación podemos observar un nivel que se dirige a los

individuos, en lo concerniente a la intervención sobre el cuerpo individual que

se realiza en los hospitales y centros asistenciales de salud, y otro político en la

capacidad del discurso bioético de legitimar e instituir políticas nacionales e

internacionales sobre el cuerpo y las formas de vida. Internacionalmente la

UNESCO ha propuesto cuatro tipos de comités de bioética; con sus respectivos

objetivos:

NOMBRE SIGLA OBJETIVO

Comités de bioética de carácter normativo o consultivo

(CNC) Establecer políticas sólidas en el ámbito científico y médico para los ciudadanos de los Estados Miembros

Comités de asociaciones médicas profesionales

(AMP) Establecer prácticas profesionales idóneas de atención al paciente (asociaciones de médicos o de enfermeras/enfermeros)

Comités de ética médica u hospitalaria

(CEH) Mejorar la atención dispensada al paciente (en los hospitales, clínicas de consulta externa o ambulatoria, centros de cuidados crónicos o a largo plazo y hospicios)

Comités de ética en investigación

(CEI) Proteger a los seres humanos que participan en investigaciones encaminadas a obtener conocimientos biológicos, biomédicos, conductuales y epidemiológicos susceptibles de ser generalizados (en forma de productos farmacéuticos, vacunas o dispositivos)

51

Los comités de bioética tienen una historia reciente y exitosa, pues muchos

países han tomado la decisión de formar grupos de bioética con el fin de

asesorar las nuevas políticas nacionales e internacionales sobre la vida y poco

a poco se torna necesario dentro de la institución hospitalaria del siglo XX la

existencia de comités de bioética. El origen de las discusiones sobre problemas

51 Guía no.1 para la creación de comités de bioética (2005). Organización de las Naciones

Unidas para la educación, la ciencia y la cultura división de ética de la ciencia y la tecnología. UNESCO. Francia.

Page 48: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

48

generados en torno a la aplicación de terapias médicas es muy difuso. Para

algunos historiadores de la medicina, Thomas Percival en 1803 es el primero

en proponer la discusión entre colegas médicos, como la base para la

experimentación y el uso de nuevos medicamentos. Un referente histórico

fundamental que ya hemos mencionado es el comité de ética sobre la

investigación en medicina que se estructura luego del holocausto Nazi. Con el

fin de regular las prácticas investigativas dicho comité formula el código de

Nuremberg en 1947, entre sus principales aportes encontramos la noción de

consentimiento informado. También es importante señalar el protocolo de

Helsinki en 1964 realizado por la Asociación Médica Mundial, donde se hace

explícita la necesidad de constituir comités independientes del propio

experimentador para evaluar el proceso de investigación. En el caso de los

comités asistenciales hospitalarios, su origen se remonta a 1962, cuando en

Seattle se decidió crear un comité de legos (no médicos) para decidir qué

pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la entonces reciente máquina

de hemodiálisis y la decisión del Tribunal Supremo de Nueva Jersey para

desconectar del respirador artificial a Karen Ann Quinlan en 1975.52

52 La bioeticista Rosalba Duran nos dice al respecto: ‖Hacia 1960 data la creación del primer

comité de ética de carácter clínico cuando en Seattle el Dr. Belding Screibner lo establece para resolver el dilema en torno a la selección de pacientes para los procedimientos de diálisis. Los avances y descubrimientos posteriores tales como la definición de muerte cerebral y el tratamiento para los pacientes terminales contribuyeron a que se iniciaran tanto dichos Comités en diversos Centros hospitalarios, como la Comisión Nacional de Protección de Asuntos Humanos, entre 1968 y 1978. El primer trasplante del corazón realizado en 1967, los casos de Karen Ann Quinlan, de Baby Doe y Louise Joy Brown 1978 primera niña que nace por fertilización in vitro. entre otros acontecimientos, impulsaron el debate sobre los avances científicos, las decisiones médicas y la pertinencia e importancia de estos comités. En 1980 bajo el mandato de Carter se crea la famosa Comisión del Presidente (President‘s Comission for the study of Ethical problems in Medicine and biomedical and behavioral Research) y en 1984 se recomienda la creación de dichos comités a escala nacional. Véase ―Comités de Bioética: Necesidad, estructura y funcionamiento” Revista Labor Hospitalaria. N° 229. Barcelona.1995) pp 141-142 Manual para Comités de Ética de Hospitales. AHA American Hospital Association 1986. Centro de Gestión Hospitalaria. Ed. Guadalupe: Bogotá 1993. En Europa el primer comité, aunque ad hoc, se crea en El Reino Unido en 1972 ( Advisory Group on Fetal Research). Le siguen en orden de antigüedad: Francia (1974) Comité de Ética para los proyectos de Investigación y en 1983 por decreto presidencial el CNNE Comité Consultivo Nacional de Ética, Italia (1978), España (1979), Alemania (1985), Dinamarca (1987), Holanda (1989), Portugal (1990). Bioética y Dret. Datos elaborados por Núria Terribas y María de Pilar Nuñez. Instituto Borja de Bioética. Barcelona. Septiembre de 1995‖ Véase: Duran, Rosalba (2006). Los comités de Bioética. Instituto de Filosofía. Universidad de Antioquia. Versión digital en: www.laboratoriosamerica.com.co/eb/congreso2000/memorias/confer12.htm (consultado enero 2007).

Page 49: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

49

4.2 Los comités de bioética a la luz de la bioética como una disciplina.

Vamos a reflexionar sobre el segundo punto de este apartado, basado en la

reflexión escrita por Callahan sobre la bioética53. El primer aporte que

recogemos de su trabajo es el reconocimiento de la dificultad para entablar un

diálogo entre expertos en ética, personas corrientes y científicos. En un mundo

de especialistas, donde se han desarrollado complejos juegos de lenguaje

cargados de jergas técnicas, o tecnicismos, los bioeticistas llegan a aportar en

muchas ocasiones preguntas y casos cargados de aporías y dilemas que

pueden incluso llegar a dilatar la discusión, incrementando el sufrimiento para

la persona que requiere tomar una decisión.

Este problema fue señalado por Alan Sokal, profesor de física de la New York

University, en varios artículos y particularmente en su texto ―Impostures

Intellectualles” publicado en Francia en 1997, con la coautoría de Jean

Bricmont, físico teórico de la Universidad de Lovaina. En este trabajo se realiza

una denuncia al uso negligente e incompetente de conceptos y teorías

científicas. Respetando las teorías sociales que postulan los autores que

critican porque no se consideran competentes para denunciarlas, cuestionan

cómo un número importante de teóricos sociales reconocidos intelectualmente,

hablan sobre lo que no saben produciendo lo que Sokal denomina

charlatanería54.

53 Callahan, Daniel (1973). Bioethics as a discipline. The Hasting Center Studies, (1). New York.

54 Otero, Edison (1999). El ataque posmodernista a la ciencia y la impostura intelectual Affaire

Sokal. En Revista de estudios sociales, (100). Chile. pp. 9-38. Recursos de la producción impostural:

1. Indiferencia, cuando no desdén, por la lógica. 2. Indiferencia, cuando no desdén, por los hechos. 3. Erudición científica excesivamente superficial e irrelevante. 4. Uso extendido de jerga aparentemente científica. 5. Uso indiscriminado y arbitrario de la metáfora y la analogía. 6. Estilo oscuro de exposición como signo de supuesta profundidad. 7. Despliegue de generalizaciones arbitrarias.

Page 50: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

50

De otro lado, la reflexión ética en muchas ocasiones se dirige a un plano

conceptual, abstracto donde los argumentos consisten en complejas

elucubraciones intelectuales carentes de sentido para el lego. El principal

problema causado por este monopolio de la verdad es el bloqueo del debate,

porque genera resistencias en las personas que no comprenden con claridad el

complejo entramado de la discusión elaborada por el especialista en bioética,

en biotecnologías, o en procedimientos médicos experimentales. Cada

especialista puede argumentar sus creencias desde complejos conceptos

científicos o pseudos-científicos, convirtiendo el debate en una justa de juegos

de verdad que luchan para imponerse sobre las demás visiones del problema.

Para la persona enferma, las profundas discusiones conceptuales, que se

ocupan del micro-detalle de su vida biológica, pueden convertirse en

irrelevantes en tanto no tienen en cuenta la complejidad de su subjetividad.

Callahan aporta un caso donde la complejidad del debate es tal que requiere

de un profundo conocimiento especializado sobre el tema, del cual el bioético

no posee los conocimientos mínimos para participar con lucidez en el debate.

La solución que Callahan brinda a estos interrogantes se basa en reconocer

que la bioética aún no es una disciplina genuina, con la esperanza de hacer de

ella un discurso creativo y carente de tradiciones férreas y figuras dominantes,

capaz de evitar reduccionismos disciplinarios que simplifican los problemas

complejos. Apela entonces a un tratamiento de los problemas a partir de un

lenguaje corriente con una metodología poco rígida, que denomina

interdisciplinaria. En su propuesta, la bioética se ocupa básicamente de definir

los problemas biológicos y sus aspectos éticos, para posteriormente precisar la

metodología para tratarlos, y finalmente indicar los pasos que deben seguirse

en la toma de decisiones. 55

Callahan concluye que la bioética debe estar al servicio de la medicina y la

biología, y considera que la preparación de un bioeticista requiere, utilizando

55 Callahan Daniel (1973). ―Bioethics as a Discipline‖ The Hastings Center Studies. 1(1).

Tomado de: Llano Escobar Alfonso (2000). ¿Qué es la bioética? Bogotá: 3R editores. pp. 54 y sgtes.

Page 51: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

51

sus palabras, de una serie de ideales ―imposibles de realizar‖ en relación con

los diferentes tipos de conocimiento que debería incorporar. Por ejemplo, un

saber sociológico de las comunidades médicas y científicas; un saber

psicológico de los tipos de necesidades que experimentan investigadores,

clínicos, pacientes y médicos, a la par con la variedad de presiones a que están

sujetos; un conocimiento histórico de las teorías y prácticas reinantes;

entendimiento científico; conocimiento y dominio de los métodos de análisis

ético, tal como se entiende en los ámbitos filosófico y teológico; pleno

conocimiento de las limitaciones de los mismos métodos éticos cuando se

aplican a casos concretos; y finalmente, estar personalmente abierto a la clase

de problemas éticos que se presentan en medicina y las ciencias biológicas.

Analizando la propuesta de Callahan, el primer punto que quiero señalar de

acuerdo al interés que orienta este trabajo se refiere a las relaciones de saber-

poder y sus consecuencias. Considerar que la bioética no es una disciplina

genuina, de acuerdo con Callahan, abre el espacio para que pueda constituirse

como un espacio liberador, en la medida en que no se convierte en un saber

con pretensiones científicas universalizables, donde las relaciones de poder

permiten la posibilidad de ser interpeladas y constantemente reformuladas.

El éxito de los comités de bioética y el desarrollo de una estructura de redes de

saber, apuntan a que cada vez más la bioética pueda ser considerada como

una disciplina genuina, y en consecuencia, a que produzca un saber con

fuertes consecuencias sociales y políticas. La compleja red de producción de

seminarios, congresos, publicaciones especializadas, postgrados da cuenta de

ello. De otro lado, el carácter universal de los comités de bioética que la

UNESCO quiere proponer y el desarrollo de un dispositivo con capacidad de

intervenir sobre las políticas nacionales en torno a la vida, dan cuenta del

desarrollo que la bioética ha logrado alcanzar como una disciplina plenamente

constituida y reconocida, y además responde a la necesidad política de

estructurar nuevos mecanismos y dispositivos que tengan la capacidad de

incidir sobre el tratamiento de la vida biológica y su medicalización.

Page 52: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

52

El auge del individualismo, floreciente desde los albores de la ilustración, ha

marcado un fenómeno de decadencia de los procesos sociales y colectivos.

Las sociedades liberales se caracterizan por una actitud generalizada de

narcisismo, donde los individuos tienden a estar profundamente interesados en

procesos de personalización del sí mismo.56 Lo público, lo institucional, lo

colectivo sufre un detrimento en aras del favorecimiento de la autonomía y la

individualidad. Las estructuras de gobierno, a través de espectáculos y de

sistemas mediáticos, intervienen la opinión general, permeándola desde la

construcción de creencias en cada individuo particular. La decadencia de los

grandes relatos de la modernidad sólo se ha visto restituida por la eficacia y

aceptación del discurso tecnocientífico en nuestra cultura. Sin embargo, la

tecnociencia no puede legitimarse y legislarse a sí misma, para crear políticas

que la regulen en situaciones específicas; se requiere de un dispositivo

externo, de discursos que puedan legitimarla y adecuarla a contextos sociales

específicos. Los comités de bioética producen un saber multidisciplinario

mucho más vinculante para las comunidades y para la toma de decisiones

políticas. Razón por la que muchos sistemas de gobierno contemporáneos, se

han comprometido en la creación de comités de bioética para los diferentes

niveles de intervención política.

Un segundo punto que quiero destacar sobre la propuesta de Callahan son los

límites que existen entre los diferentes saberes; ya sea por su grado de

especialización o complejidad, o por el narcisismo y la rivalidad que se

posiciona entre diferentes formas de abordar un objeto y un problema de

estudio. Problemáticas que se articulan con una de las acepciones de la

interdisciplinariedad: diferentes disciplinas se sientan a defender sus puntos de

vista, intereses y necesidades, desde parcelas del conocimiento que brindan

información, sin preocuparse por entender aportes diferentes a los propios.57

56 Véase Lipovetsky, Gilles (1986). La era del vacío. Barcelona: Anagrama. Para ampliar las

diferentes facetas del narcisismo contemporáneo. 57

Véase. Rozo, José (2002). La inter-trans-multi-disciplinariedad: una alternativa al pensamiento fragmentado y a la enseñanza dictatorial. Uni-pliri/versidad. 2 (2). Universidad de Antioquia; Suárez, José (1990). La interdisciplinariedad, humanidades y universidad. Revista Universidad de Antioquia, (219).

Page 53: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

53

En nuestra contemporaneidad, este problema es abordado y aparentemente

resuelto por la inter-multi-transdisciplinariedad, donde hay un reconocimiento

de la complejidad y la necesidad de establecer diálogos entre diferentes

campos del saber. Sin embargo, socialmente existe una enorme fe en el

progreso que puede brindar la ciencia, una gran disposición a sobrevalorar sus

productos y resultados, que puede llevar al resultado final de un trabajo

transdisciplinario, al lugar de Verdad fundamental e incuestionable, ya que

posee el aval de un grupo de trabajo de diferentes disciplinas, que bajo una

actitud de cooperación han logrado producir un nuevo conocimiento, mucho

más confiable, argumentado y de mayor construcción. El producto de un

trabajo trasdiciplinario es un saber ―científico‖ con una mayor capacidad de

normalización, en tanto es producto de uno de los más sofisticados

mecanismos de la ciencia contemporánea.

Un tercer punto se refiere a las tres tareas iniciales del bioeticista que Callahan

argumenta. En estas funciones están en juego las condiciones de producción

de los juegos de verdad bioéticos: definir los problemas, precisar la

metodología e indicar los pasos a seguir para la toma de decisiones. Uno de

las más poderosas estrategias de poder de la ciencia moderna ha sido la

posibilidad de delimitar, establecer y jerarquizar las reglas de producción del

conocimiento. El bioeticista estaría no sólo ejerciendo un enorme poder en la

producción del saber necesario para la toma de decisiones, sino que estaría

condicionando la producción de los discursos que determinan el curso de los

procesos en torno a la vida.

En sentido general, el propósito de los comités es el examen, entendido como

valoración, justificación, ponderación o regulación. Crean campos

transdisciplinarios de visibilidad para tomar decisiones de conjunto sobre

problemáticas relacionadas con la vida y finalmente pueden producir un saber

que, dependiendo del carácter de su constitución, tiene efectos de

normalización de alcance nacional, regional o local.

Page 54: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

54

Los comités de bioética poseen una capacidad para definir y delimitar los

problemas y para establecer el orden en que deben ser abordados, en este

sentido crean una jerarquía que condiciona las posibilidades de producción del

saber bioético. Sin embargo, existe una segunda acepción para la

jerarquización y es la posibilidad de que la gran cantidad de saber producido

por el discurso bioético ejerza en la sociedad la función de establecer un orden

de valores, unas prioridades, una legitimación de determinados procedimientos

médicos de acuerdo a las coyunturas políticas y al juego de fuerzas

predominantes.

Los comités pueden constituir al individuo como objeto de poder, Tanto a nivel

asistencial, como en las investigaciones o en el diseño de políticas públicas, los

comités serían los entes organizativos encargados de crear campos de

visibilidad, determinar sanciones en contra de prácticas que no estén

articuladas a las coyunturas geopolíticas, y finalmente cumplen la tarea de

extraer, maximizar las fuerzas, buscar la composición óptima de aptitudes,

maximizar la relación costo-beneficio, y optimizar las formas de vida, para

normalizarlas y hacerlas sostenibles hacia el futuro.

Como lo afirma Callahan, la bioética está al servicio de la medicina y de la

biología, es decir, está al servicio de una optimización del proceso de

medicalización de la sociedad: una mayor calidad de vida y una mejor

oportunidad en el uso de los recursos, teniendo en cuenta las relaciones costo-

beneficio. Por ejemplo, los comités que se ocupan de la investigación clínica,

aunque han formalizado importantes procesos para respetar al sujeto

investigado, tienden a justificar una intervención eugenésica de la vida. En la

cultura contemporánea la producción de conocimiento se realiza en medio de, y

reforzando a, una sociedad medicalizada, que demanda una fuerte intervención

de la medicina de mejora58. Los comités estarán constantemente influenciados

58 Pellegrino, Edmundo (2005). La medicina de mejora, reto de la bioética. En: Diario

Medico.com. Como Director del Consejo Nacional de Bioética de Estados Unidos Pellegrino considera que la medicina cada vez más se orienta hacia la mejora de las características personales. Versión digital en:

Page 55: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

55

por los grupos de poder que se lucran de estas prácticas y serán los que a

través de sus formalizaciones teóricas, influencien las mentalidades colectivas

gracias a los sistemas mediáticos, justificando desde el saber nuevas formas

de medicalización de la vida.

Finalmente, retomando las ideas de Callahan, las exigencias hechas en torno a

la cantidad de conocimientos necesarios para el bioeticista, es un ideal que el

sistema de producción capitalista no posibilita alanzar, pues lo práctico, lo

eficaz, lo eficiente, lo concreto, lo productivo, lo útil son valores inaplazables a

los que otras formas de saber, que apuntan al ser, a la complejidad humana, a

lo humanístico, a lo poético, a la sensibilidad, no tienen acceso por carecer de

una eficacia lucrativa a corto plazo.

Si un comité estuviera conformado por el grupo ideal de ―sabios‖ al que

Callahan demanda, estaríamos frente al problema político de los excesos de

saber, que en general son la condición de posibilidad para que surjan formas

de fundamentalismo y xenofobia, pues el exceso de saber tiende a

anquilosarse bajo la forma de una verdad fundamental. Recordemos que es

precisamente el enorme conocimiento (plus de saber) tecnocientífico el que

genera los dilemas éticos de los que se ocupa la bioética. Desarrollando las

consecuencias de la idea sugerida por Callahan, consideramos que estaríamos

frente al problema de un exceso de saber bioético, capaz de crear las

condiciones para que la sociedad se normalice al desarrollar una vía particular

de tratamiento a la vida biológica.

Un ejemplo de los excesos del saber científico lo protagonizó James Watson,

una de las figuras más importantes del pensamiento contemporáneo ganador

del premio Nobel en medicina en 1962 por sus trabajos en genética, en sus

declaraciones de octubre de 2007 para The Sunday Times Magazine de

Londres afirmó que las políticas sociales de África fracasan porque no tienen

http://www.asociacionbioetica.com/BIOETICA/Actualidad_Bioetica/Actualidad.php (Consultado en febrero de 2007)

Page 56: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

56

en cuenta que los negros son menos inteligentes que los blancos, porque así lo

demostraban todos los estudios genéticos realizados.

El exceso de saber ha sido un tema ampliamente abordado por las reflexiones

epistemológicas de Nietzsche, recordemos la forma en que piensa el concepto

de verdad:

―una hueste en movimiento de metáforas, de metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas, que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado lo que son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su

troquelado y no son ahora ya consideradas como metal‖59.

La producción de saber contemporáneo, fragmentado en múltiples campos de

conocimiento, no requiere de un prolongado uso cultural para ser aceptado

como verdad social, ya que son las condiciones de los dispositivos ―científicos‖

de producción de saber las que garantizan que el conocimiento sea verdadero

y pueda tener repercusiones sociales. Las conclusiones de Watson son fruto de

su investigación científica y por ello resultan mucho más problemáticas las

consecuencias sociales que pudieran tener estas afirmaciones.

Si bien los comités de bioética tratan de buscar un mínimo acuerdo para los

dilemas inherentes a situaciones particulares, sin que sus argumentos posean

una fuerza obligatoria, en tanto no dictaminan sentencias o sanciones

condenatorias, punibles o forzosas, es evidente la fuerza que poseen sus

argumentaciones, ya sea en la estructuración de las bases argumentativas que

justifiquen, permitan o limiten la realización de prácticas políticas,

biotecnológicas, médicas, etc., ya sea a través de sus publicaciones en revistas

o textos especializados que inciden enormemente en la formación de la

conciencia ciudadana, frente a los dilemas de los que se ocupa la bioética.

59 Nietzsche, Frederich (1980). Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Revista

Teorema. Valencia .pp. 9-10.

Page 57: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

57

Cuando una organización de carácter mundial como la UNESCO plantea unas

normas universales de bioética, la tendencia lógica es la repetición de este

proceso en menor escala, bajo la producción de normas universales para el

manejo de temas específicos.60 De esto resultan políticas institucionales,

locales e internacionales, bajo una jerarquía establecida implícitamente desde

los lineamientos de la UNESCO. La apuesta de Callahan queda debatida, en la

medida en que se hace de la bioética una disciplina con normas universales,

instituyendo una tradición férrea con figuras dominantes, instituciones con

pensadores y principios de autoridad que implican necesariamente rivalidades,

tensiones y complejas relaciones de poder en torno a la producción de

verdades, al interior de la bioética. A continuación vamos a profundizar sobre

las diversas relaciones de saber-poder que pueden establecerse en la bioética.

4.3 Los comités de bioética y relaciones de saber-poder

Cuando se sigue un protocolo estandarizado para los comités de bioética, se

accede a un conjunto de procedimientos lógicos, de normas y principios desde

donde se entra a valorar una situación concreta, de modo que los resultados de

dichos procedimientos serán cada vez más uniformes. La normalización de la

sociedad puede ser entonces promovida por las tendencias universalistas de la

bioética, que no solamente normalizan el ejercicio reflexivo de los comités, sino

que tienden a normalizar los productos del saber bioético.

De acuerdo con la perspectiva interpretativa de la analítica de las relaciones de

poder de Foucault que desarrollaremos en el tercer capítulo, entre el objeto y el

conocimiento existen relaciones de violencia, dominación, poder y fuerza. El

conocimiento y el saber están constituidos como el resultado histórico y puntual

de condiciones que no son del orden propio del saber; son por el contrario

60 UNESCO (2004). Elaboration of the Declaration on Universal Norms on Bioethics:

International Bioethics Committee (IBC), Paris, (15).

Page 58: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

58

producto de un juego de estrategias en las que el hombre está situado. Cada

relación estratégica define el efecto del conocimiento. Por ello sería

contradictorio imaginar un saber que no fuese por naturaleza parcial, de

perspectiva, relativo61. Las actuales condiciones del discurso bioético apuntan a

su normalización, a través del juego de estrategias de los comités de bioética.

Una vez se estructura y se le da reconocimiento social a un mecanismo

productor de saber, se instituye un conocimiento con pretensiones de validez

universal.

La bioética implica una dimensión moral que se articula con el conocimiento

tecnociéntifico. Si esta moral tiende a presuponer una validez universal, es

decir pretende ser científica, estaremos de nuevo frente a los problemas éticos

y políticos que produce un exceso de saber. Una bioética fundamentada en

dichas pretensiones no sería capaz de respetar al otro, ni de producir acciones

que fueran ampliamente tolerantes con la diferencia y las alteridades de las

colectividades minoritarias o del sujeto particular. Por tanto, nos parece

importante cuestionar la objetividad científica que los argumentos morales de

muchas escuelas de bioética pretenden tener, pero en particular los comités de

bioética que surgen por la aplicación de normas universales y no por el

reconocimiento de un contexto y una situación particular.

La estrecha cercanía de la bioética con la política nos invita a pensar la figura

del político profesional. Max Weber62 plantea un interesante dilema al respecto:

los políticos no solo viven para la política sino también de la política. En el caso

del bioeticista profesional que participa en los comités de bioética de carácter

normativo o consultivo, no sólo se vive para participar en el diseño de políticas,

sino que se vive de las estructuras de poder que determinan el diseño e

implementación de dichas políticas. Un primer aspecto que nos invita a pensar

esta reflexión es que los comités de bioética contribuyen a la adopción de

políticas públicas por razones éticas, o por intereses particulares de orden

61 Foucault, Michel (1994). La verdad y las formas jurídicas. En: Estrategias de poder. Obras

Esenciales Vol. II. Paidós. Barcelona. pp. 176 – 185. 62

Weber, Max (1986). El político y el científico. Alianza Editorial. Madrid. p. 95.

Page 59: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

59

económico, político y científico; en segundo lugar, el experto en bioética cumple

una función legislativa, como portador de una valoración moral, que a partir de

un discurso científico crea una serie de normas prescriptivas aplicables a las

dificultades del tratamiento dado a la vida, con la propensión a crear normas,

protocolos y políticas permanentes para la sociedad. No se trata entonces de

comprometer y formar personas, en particular profesionales de la salud en

competencias analíticas, críticas y reflexivas que les permitan la autonomía

para elegir frente a situaciones conflictivas; tampoco se trata de un proceso

permanente de constante reflexión e interiorización que desarrolla una

dinámica existencial, una actitud ética frente a la vida; se trata como le hemos

señalado de legitimar protocolos que puedan ser cada vez más

universalizables.

Los productos de los comités de bioética son juegos de verdad con un valor

normativo, metarrelatos con bases jurídicas que en principio pretenden ayudar

y liberar al sujeto de los posibles excesos del poder médico y tecnocientífico.

Sin embargo, la protocolización de las intervenciones sobre la vida posibilitan

su normalización. Además, los comités de bioética de carácter normativo o

consultivo pueden terminar coaccionando la voluntad del sujeto, precisamente

por el diseño de políticas generales, de carácter nacional o internacional, que

crean las condiciones para la justificación de una tendencia moral particular

sobre la vida. Desde estas condiciones, la bioética facilitaría que una sociedad

determinada incorpore los órdenes valorativos e ideales expresados por los

comités. En la guía para la creación de comités de bioética de la UNESCO,

encontramos un claro ejemplo de estas prácticas en comités de bioética de

carácter nacional e internacional

Los cuatro tipos de comités de bioética planteados por la UNESCO, plantean

diversas estrategias de gobierno y relaciones de poder que abarcan al

individuo, las instituciones de salud, los sistemas sanitarios y las políticas

públicas en materia de salud. Veamos los niveles que pueden asumir los

comités de bioética.

Page 60: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

60

NIVELES DE GOBIERNO EN QUE ES PROBABLE ESTABLECER LOS CUATRO TIPOS DE COMITÉ

DE BIOÉTICA

Clases de Comités bioéticos NACIONAL REGIONAL LOCAL

CNC. Comités de carácter normativo a consultivo.

+ + -

AMP. Asociaciones médicas profesionales.

+ + +/-

CEH. Comités de ética médica u hospitalaria.

- - +

CEI. Comités de ética en investigación.

+/- + +

CLAVE: + = MUY PROBABLE +/– = PROBABLE – = MUY IMPROBABLE63

Los comités de bioética asistencial de instituciones hospitalarias están

restringidos al plano del cuerpo individual, en la toma de decisiones de vida y

de muerte. En un ejercicio de poder sobre el caso individual: observación,

examen, saber, decisión. Los comités de bioética integrados por una elite

intelectual, económica y política determinaran el curso de la medicalización.

Además los comités de bioética están bajo el tutelaje de los aspectos

administrativos que imponen los sistemas de salud. Más que promover la

participación del paciente, en muchos casos se trata de un escenario para que

los juegos de verdad de los ―especialistas‖ determinen con una clara

argumentación la vida de las personas.

De otro lado la influencia epistemológica de toda la producción intelectual de

los países del ―primer mundo‖ en materia de bioética, ejerce una enorme

influencia, al servir de marco común para los trabajos de los países que

comienzan a incursionar en esta reflexión. Discutimos en el análisis de la

bioética anglosajona principalista cómo en la comunidad latinoamericana se da

un enfoque particular que proporciona un énfasis mayor al principio de justicia.

No obstante, aunque se reconoce la importancia de hacer una bioética para

cada país, es incuestionable la influencia de los grandes centros de bioética,

ubicados en las capitales de los países con mayor desarrollo técnico y

económico.

63 UNESCO (2005). Guía No. 1. para la creación de comités de bioética. Organización de las

Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura división de ética de la ciencia y la tecnología.

Page 61: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

61

En el caso colombiano por disposición de la Resolución 13347 de 1991 el

Ministerio de Salud crea los Comités de Ética Hospitalaria. La Resolución 8430

de 1993 obliga a establecer Comités Éticos para la experimentación clínica en

todos aquellos centros hospitalarios y de Educación superior, donde se realicen

trabajos de investigación y se desarrolle cualquier tipo de actividad que

involucre la vida, procreación, conservación y la muerte misma 64. La Comisión

Intersectorial de Bioética creada en Colombia en el año 2000 es un órgano

consultivo del gobierno para el estudio y definición de políticas en temas

relacionados con la investigación y la respectiva protección al ser humano,

además con proyección a crear un Consejo Asesor de Bioética de carácter

permanente, con decisiones vinculantes para la sociedad científica y la

comunidad en general. 65

Los comités de bioética tienen un aporte adicional como recurso probatorio en

cualquier tipo de acciones de responsabilidad médica contra los profesionales o

las instituciones de salud. Desde esta perspectiva, los comités sirven al

proceso de medicalización convirtiéndose en una prueba que evidencia la

prudencia, la reflexión y el cuidado ético con que actuó la intervención médica.

La organización interna del comité determinara el valor probatorio que poseen

sus recomendaciones. Se puede llegar entonces a desplazar el interés del

paciente, como fin del los comités de bioética hospitalaria, por los del

mantenimiento de los sistemas de salud:

Los registros previos al hecho, tales como el consentimiento informado, las actas de juntas médicas y del Comité de Bioética entre otros, tienen el mayor valor para demostrar la prudencia y cuidado con que fue realizando una determinada intervención médica, reflejando fielmente la influencia de la incertidumbre existente bajo la cual se actuó. (…) contar con registros de actividades que implicaran decisiones previas al hecho, tales como el manejo definido por una junta médica para casos complicados científicamente, la aceptación del paciente a los riesgos previstos del procedimiento, la evaluación y

64 Duran, Rosalba. Los comités de Bioética. Instituto de Filosofía. Universidad de Antioquia.

Versión digital en: www.laboratoriosamerica.com.co/ web/congreso2000/memorias/confer12.htm (consultado enero 2007). 65

Manrique, Iván (2003). Generalidades de los comités de bioética y su utilidad como recurso probatorio en los procesos jurídicos. En: Escrito de la Sociedad Colombiana de Anestesiología o Reanimación – SCARE. Versión digital en: http://www.medicolegal.com.co/pdf/esp/2003/9/1/resp_1_v9_r1.pdf (consultado mayo 2012).

Page 62: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

62

recomendación de un Comité de Bioética para casos con conflictos éticos, son pruebas contundentes para demostrar la prudencia con que se actúo. (…) el comité de bioética tiene que garantizar su formalidad en cuanto a su reconocimiento institucional, organización, documentación, regularidad, procedimientos, reglamento interno, información y aplicación de sus recomendaciones. La fortaleza de la prueba depende de la sustentación intrínseca que se refleja en el adecuado funcionamiento del comité. 66

Los comités de bioética hospitalaria cumplen entonces con la articulación de la

medicina con el discurso jurídico. Sus recomendaciones al ser cumplidas

legitiman los protocolos que permiten el mantenimiento y la protección del

sistema de salud. Recordemos además que el discurso jurídico es el

encargado de determinar la cantidad de recursos que puede disponer un

usuario del sistema de salud. La administración de la terapéutica que puede

curar la enfermedad del paciente no depende del saber médico, ni de la

cantidad de recursos técnicos y farmacológicos disponibles; depende más de la

autorización del discurso jurídico. Los comités de bioética hospitalaria no

podrán estar ajenos a los límites impuestos por los protocolos de los sistemas

de salud.

Como conclusión, podemos postular que los comités de bioética tienen como

función principal la producción de un saber que vincule a la sociedad en

general en la toma de decisiones políticas generales para ser adoptadas en el

ámbito científico y médico en el marco de un Estado particular, determinando la

forma en que los países deciden tratar la vida biológica; políticas sobre el

ejercicio profesional de las ciencias de la salud, avalando protocolos aptos para

optimizar la vida; políticas al interior de los centros hospitalarios para garantizar

que la vida biológica sea medicalizada de la forma más eficiente, en la relación

costo-beneficio; y políticas que garanticen la posibilidad de universalizar el

conocimiento sobre la enfermedad y tratamiento de los sistemas biológicos.

Desde esta perspectiva podemos concebir los comités de bioética como los

dispositivos encargados de la producción de juegos de verdad, que sirven para

66 Manrique Iván. Generalidades de los comités de bioética y su utilidad como recurso

probatorio en los procesos jurídicos. Idíb.

Page 63: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

63

dar fundamento a las biopolíticas estatales, profesionales e institucionales. Las

decisiones que emergen en los comités deberán incidir sobre los procesos

biológicos del hombre-especie, propendiendo por una normalización y

optimización de la vida biológica del ser humano.

Finalmente queremos señalar las diversas dificultades por las que pueden

atravesar los comités de bioética, en cada Estado, sistema de salud, tradición

médica, nivel económico y sociocultural, contexto social, emergerán diferentes

problemas. Nuestro trabajo no quiere establecer juicios de valor sobre los

comités de bioética, pues consideramos que en sí mismos no es posible

afirmar que estos sean buenos o malos, depende de la manera en que cada

comité estructure y dinamice las relaciones de poder en su interior. Hemos

tratado de referirnos de una forma crítica a las relaciones de poder presentes

en estos comités, a sus consecuencias prácticas y finalmente a sus dificultades

potenciales.

4.4 Dificultades de los comités de bioética

Para realizar este apartado queremos tomar la investigación realizada por

Patricia Digilio ―Los comités hospitalarios de bioética en Argentina y las

implicaciones para las políticas de salud‖, porque este trabajo ilustra una serie

de dificultades por las que pueden atravesar los comités de bioética, a saber:

una excesiva burocracia en su funcionamiento (en el caso de los comités que funcionan con regularidad);

la falta de reflexión profunda; una tendencia a la conformación de los comités como grupos de expertos; el distanciamiento respecto del resto de la comunidad hospitalaria y de la comunidad en general;

la tendencia a reproducir el orden jerárquico propio de la institución;

la relación de dependencia (en muchos casos) respecto de la dirección del hospital;

el origen de los comités (en algunos casos) por ―ordenanza municipal‖ y no por convicción ideológica de sus miembros, que lleva a distinguir entre quienes se constituyen como un ―conjunto de designados‖ y un ―grupo de comprometidos‖, distinción que implica un juicio valorativo y que se refleja en el grado de compromiso con la tarea que se realiza.

una confusión ―instalada‖, que tiende a considerar al comité como un espacio deontológico y no como espacio de reflexión y trabajo;

la visualización de los comités como un tribunal de ética o de disciplina vinculado al poder instituido;

Page 64: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

64

un prejuicio por el cual el comité es visto como ―un conjunto de gente extraña, que se dedica a cosas extrañas a la práctica ‖;

un déficit en las tareas de difusión relacionadas con precisar y aclarar el carácter y el sentido de los CHE.

los/as entrevistados subrayan la falta de trabajo en red debido a:

la imposibilidad de sostener un trabajo en red en el tiempo;

la desarticulación paulatina de muchos comités a partir del año 2000 en adelante:

la carencia de ámbitos de encuentro;

una disminución del impulso inicial ( los/as entrevistados/as se refieren a un tiempo ―inicial‖ que no pueden precisar temporalmente);

una forma de comunicación definida como ―asistemática, irregular, informal‖

Falta de formación de los integrantes;

discontinuidad de las reuniones;

falta de profundización en la reflexión por razones de tiempo;

la preeminencia de una perspectiva médica para el tratamiento de los temas que implica una valoración insuficiente del trabajo multidisciplinario;

limitaciones para ver efectivamente al paciente como un sujeto autónomo, como un sujeto de derechos;

deficiencias en la comunicación, ―en darse a conocer‖ dentro de la institución que hacen que en algunos casos muchos profesionales que pertenecen a la institución desconozcan que funciona allí un comité;

falta de desarrollo de la tarea de docente;

la pérdida de integrantes por su jubilación, la falta de nuevos miembros; la discontinuidad en el funcionamiento. Externas

falta de reconocimiento por parte de la propia institución donde funciona el comité (en algunos casos, los comités no son reconocidos por la dirección);

falta de apoyo institucional que llega incluso a entorpecer el desarrollo de las funciones del comité. Una manera de entorpecer el cumplimiento de esas funciones es no dar espacio físico ni tiempo para el trabajo del comité;

problemas para comprender que el tiempo dedicado al comité es parte de la tarea que se ejerce en el hospital;

la propia estructura verticalista de la institución hace, en muchos casos, que la participación dependa de la buena voluntad de los jefes de servicio;

la falta de personal en los servicios se menciona como una traba para la participación porque aun en los casos en los que el jefe de servicio autorice o estimule la participación es difícil encontrar materialmente un tiempo para participar de las reuniones del comité debido a la sobrecarga de tareas;

se manifiesta como una dificultad lograr que las autoridades consideren que cuando el comité está reunido está trabajando para el hospital. En general se interpreta que el trabajo del comité es de tiempo libre;

una creencia generalizada que lleva a definir el trabajo en los comités como un trabajo a voluntad;

67

Destacamos los siguientes ejes problemáticos por vincularse al desarrollo de

nuestro trabajo. Los comités de bioética tienden a instituir una burocracia (en

muchos casos designada por los grupo dominantes, para representar intereses

específicos) que instala al interior de los comités las relaciones de poder que se

67 Digilio, Patricia. Los comités hospitalarios de bioética en Argentina y las implicaciones para

las políticas de salud. Versión digital en: http://www.biosur.org.ar/05_id.html (Consultado en mayo de 2012).

Page 65: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

65

viven en su exterior (directores, partidos políticos, comunidades religiosas); Se

destaca la dificultad de los comités en la capacidad de establecer diálogos con

la comunidad hospitalaria, con el ciudadano común, con el enfermo en

particular; la estrecha relación de la medicina con el discurso jurídico, tiende a

hacer que los comités sean percibidos como tribunales deontológicos o

disciplinarios; la preeminencia a medicalizar la vida en los sistemas de salud,

hacen que los comités de bioética sean mecanismos que permiten perfeccionar

la intervención de la medicina sobre la vida biológica; el propio sistema de

salud desde su eje administrativo, establece relaciones de costo-beneficio, que

hace poco sostenible un espacio que no esté por entero dedicado a la

producción de riqueza, sino a la reflexión que incluso pudiera llegar a

cuestionar el propio sistema.

A continuación vamos a analizar los referentes contextuales que han operado

como condiciones de posibilidad para la estructuración del discurso bioético.

Marco desde donde podemos hacer una lectura de las múltiples relaciones de

poder que han incidido en la formación de la disciplina bioética, trataremos de

tener en cuenta las diversas fuerzas y contingencias que se encuentran,

oponen o articulan en la constitución de este discurso.

Page 66: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

66

II

CONDICIONES DE POSIBILIDAD DE LA BIOÉTICA

Para esbozar un análisis genealógico sobre la bioética es importante realizar

una caracterización del contexto social en el que se desarrolla. Este capítulo

trata de señalar algunas condiciones históricas de producción del discurso

bioético, señalando para tal efecto un conjunto de contingencias históricas, de

prácticas, de discontinuidades y estrategias de gobierno que han permitido

entrar al discurso bioético en el juego de lo verdadero y de lo falso,

instituyéndose a sí mismo como objeto de conocimiento.

No pretendemos hacer una historia cronológica del discurso bioético;

trataremos de realizar un análisis de diferentes regiones del trabajo científico

estrechamente relacionadas con la emergencia de este discurso, desde una

reflexión histórico-filosófica que nos permita interrogar la forma particular en

que se ha constituido la bioética. Reconociendo la amplia gama de

conocimientos y estrategias que pueden vincularse con la bioética,

delimitaremos nuestro trabajo sobre algunas condiciones de posibilidad

discursivas tales como los discursos científico, ético, filosófico y médico;

posteriormente vamos a detenernos en las condiciones de posibilidad

estratégicas referidas a las políticas sobre la vida, la jurisprudencia, y la

investigación en torno a la vida y sus cuidados que implementa el Estado

moderno liberal; y finalmente consideraremos las relaciones de poder

expresadas en acontecimientos sociales y mediáticos que enmarcan el periodo

de surgimiento de la bioética y constituyen en sí mismas condiciones de

posibilidad para su emergencia.

1 Condiciones de posibilidad epistemológicas

Page 67: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

67

Potter al acuñar el término bioética resalta su función de puente. En el título de

su obra Bioética: un puente hacia el futuro1, el discurso bioético cumple la

función de velar por las condiciones en que la vida puede ser viable para ser

vivida dignamente, siendo entonces un puente para llegar dignamente al futuro.

La bioética es además presentada en el prefacio de su obra, como un puente

entre dos culturas: las ciencias biológicas y la ética. Vamos a detenernos a

realizar algunas consideraciones sobre estos dos componentes estructurales

del discurso bioético, a saber: el pensamiento ético y las ciencias biológicas.

Describir completamente el complejo panorama intelectual y filosófico del

momento histórico en el que surge la bioética sería improcedente para los

propósitos y los alcances de nuestro trabajo. Debemos tener presente además

que para la década del 70 el pensamiento occidental se halla en el tránsito del

paradigma de la modernidad hacia la postmodernidad; la bioética experimenta

esta transición, albergando en su interior corrientes que reflejan esta tensión

entre paradigmas.

1.1 El discurso de la ciencia moderna

¿Cuál es la razón para que Potter afirme que en la ciencia de su época, existen

dos culturas fragmentadas e incomunicadas? Para comprender la particular

separación de la cultura de las ciencias y la cultura de las consideraciones

éticas es necesario entonces interrogar algunos fundamentos de la

modernidad. Los albores de la modernidad se caracterizaron por la capacidad

de representar y ordenar el mundo a través de las matemáticas. A partir de

Galileo, la realidad fue formulada en principios matemáticos. Paulatinamente se

separaron el mundo de la razón del mundo de la emoción, de los sentimientos

y de la reflexión moral. En otros términos, el pensamiento racional, lógico,

exacto, científico se separa del pensamiento emocional, pasional, intuitivo,

imaginario, cotidiano, metafísico. Este proceso determinó el camino para la

radical separación entre las ciencias biológicas y la ética, señalada por Potter.

1Potter, Van Rensselaer (1971). Bioethics, Bridge to the future. New Jersey, Prentice-Hall.

Page 68: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

68

En la modernidad el hombre pretende dominar la naturaleza, reduciéndola a

principios conceptuales de disciplinas como la biología, la química, la botánica,

la genética, para representar y explotar todos los recursos naturales. El hombre

deja de ser naturaleza para convertirse en razón; deja de imitar las leyes de la

naturaleza para comprender y mejorar su realidad, y se dedica a matematizar y

conceptualizar la realidad para hacerla racionalmente operativa y

transformable.

La modernidad se fundamentó en una enorme confianza en el progreso lineal y

acumulativo de la razón científica. Este sistema de pensamiento fragmentó la

realidad en múltiples objetos de conocimiento; el funcionamiento de un sistema,

de un órgano, de un objeto, etc., es abordado desde problemas, preguntas,

miradas, focalizaciones que posibilitaron un incremento de la eficacia técnica,

de las funciones operativas, de las transformaciones e intervenciones sobre la

vida y la producción de objetos de conocimiento. En el siglo XX el campo de la

vida biológica, la producción de objetos llega a ser tan funcional y eficaz que se

incorporan a la materia viva en marcapasos, cavidades y válvulas cardiacas,

vasos sanguíneos, prótesis, hasta la invención de las denominadas

nanotecnologías que apuntan a intervenir las micropropiedades disfuncionales

de los sistemas vivos. En el futuro será posible materializar el diseño de

cyborgs2 que buscan un indefinido incremento de las capacidades y

habilidades del organismo humano al fusionarlas con las máquinas.

La razón científica de la modernidad logró una enorme eficacia, capaz de

transformar el mundo, los sistemas de producción, comunicación y nuestra

relación con el cuerpo, la vida y la muerte. Para alcanzar esta eficacia, la razón

durante la modernidad creó islas de conocimiento incapaces de reflexionar

sobre aspectos ético-morales en las intervenciones realizadas. En general, los

conocimientos que surgen de las denominadas ciencias puras son aplicados a

problemas específicos, pero este proceso no implica una articulación con las

ciencias sociales, y en particular, con la ética. Saberes interdisciplinarios como

2 Haraway, Donna (1995). Ciencia, ciborgs y mujeres: la reinvención de la naturaleza. Madrid:

Cátedra.

Page 69: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

69

la bioingeniería y la bioquímica surgen en la postrimería de la modernidad, son

en sí mismos la superación de la radical separación de saberes de los

especialistas de la modernidad. Para alcanzar, por ejemplo, un desarrollo

tecnológico como las válvulas cardiacas, es necesario que cooperen

conjuntamente la medicina, la iatrofísica y la bioingeniería, articulación de

saberes en torno a un fin eminentemente productivo, pero carente aún de una

reflexión ética sobre sus limitaciones y dificultades. En general es claro que la

razón científica del pensamiento positivista no consideró necesario articular su

saber con el conocimiento ético-moral, dada la pretendida exactitud,

―objetividad‖ y eficacia de sus conocimientos y la creencia en la obsolescencia

de los conocimientos ético-morales al considerarlos metafísicos e ineficaces.

Estas contingencias históricas estructuran la necesidad social de discursos

capaces de articular el conocimiento bio-científico con el saber ético moral. El

conocimiento bioético es uno de los discursos que responde a esta necesidad.

Las culturas fragmentadas e incomunicadas que Potter intenta comunicar con

la bioética puente, tienen una de las mayores causas del distanciamiento en el

progreso técnico que alcanzó la razón instrumental. El progreso y la eficacia

técnica marcan un fuerte estancamiento o subvaloración de otras formas de

razonamiento, tales como la estética, la ética, la moral, la religión y diversas

formas culturales de representar la realidad. Esta subvaloración se nutrió

además, de la descalificación sistemática de las formas de producción de saber

diferentes a la razón instrumental realizadas por la comunidad científica, y por

la inexactitud y la ineficacia práctica e inmediata de las formas de saber

alternativas a la razón instrumental3.

La racionalidad científica se convierte desde la modernidad en el principal

factor de desarrollo de las fuerzas productivas y en un agente fundamental para

la toma de decisiones políticas contemporáneas. Las relaciones de poder

existentes en los discursos de la ciencia las analizaremos a la luz de los

3 Para la razón instrumental el conocimiento científico es tomado como instrumento para

alcanzar fines; las teorías no revelan la estructura de la realidad, solo permiten hacer predicciones del mundo observable.

Page 70: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

70

trabajos de Foucault en el tercer capítulo de esta investigación, por el momento

queremos señalar que las relaciones de saber-poder experimentan un marcado

desarrollo a través de la irrefutabilidad del saber tecno-científico, por su eficacia

y por la posibilidad de fundar certezas y verdades universales, con claras

repercusiones sociales.

Un aumento exponencial de la eficacia de la investigación empírica, es decir,

aquella que se basa en observaciones y experimentaciones que pueden ser

demostrada y verificada bajo situaciones controladas, no implica un

cuestionamiento sobre la necesidad, conveniencia y la relación con el sistema

o el contexto de la parte intervenida, preguntas que tienen un raíz ético-moral al

indagar por el beneficio, la verdad, el valor, la conveniencia y la felicidad que

pueden producir. De ahí surge entonces la necesidad, a la que Potter

responde, de articular un conocimiento profundamente racional, científico y

―objetivo‖, con aquello que nos hace seres humanos, nuestras emociones,

valores, y las reflexiones que sobre el bien o lo correcto estén presentes en un

contexto sociocultural determinado.

La eficacia tecnológica de la razón moderna también tuvo una vertiente anclada

en las relaciones sociales. La sociedad depositó una confianza ilimitada en las

posibilidades de progreso ofrecidas por la ciencia y la razón. La razón moderna

prometió crear condiciones de emancipación y se constituyó en una sólida

promesa de bienestar social, autonomía, libertad, igualdad y progreso. Si bien

inicialmente muchas de estas promesas fueron cumplidas, durante el siglo XX

la razón moderna estaba agotada, no logró responder a todas las promesas

planteadas, y se formaron numerosos movimientos contestatarios y otras

formas de la razón reclamaron socialmente su legitimidad.

La modernidad presentó un acelerado proceso de industrialización y

urbanización detonado por los avances y la eficacia tecnológica. La razón

instituida durante la modernidad cree firmemente en la posibilidad de hallar

verdades, leyes y regularidades capaces de brindar una explicación completa

sobre la realidad. Los grandes fundamentos de la razón moderna y su

Page 71: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

71

asombrosa eficacia, son contingencias que vislumbran la necesidad de

justificar, a través del saber ético-moral, formas de regular la ciencia. La

bioética global de Potter al crear un puente entre las ciencias éticas y las

biológicas, intenta regular los alcances, usos y propósitos de la ciencia

contemporánea, para asegurar el futuro que la ciencia tradicional estaba

opacando.

De otro lado la modernidad asumió una autoconciencia de sí misma, como una

época histórica que hace una ruptura con el pasado, fundamentando la

creencia en una historia única, lineal, progresiva, ascendente, que tiene como

mayor referente todos aquellos logros e ideales alcanzados durante su periodo

de desarrollo. Los ideales del hombre burgués se proyectan a la historia como

el modelo máximo de desarrollo para la humanidad. Lo moderno, lo que existe

hace poco tiempo nos dice Habermas, ―expresa siempre la conciencia de una

época, con contenidos cambiantes, que se pone en relación con la antigüedad

para concebirse a sí misma como el resultado de una transición entre lo

antiguo y lo nuevo‖4. El antropocentrismo posicionado por el historicismo,

idealiza al hombre moderno como punto de llegada del desarrollo histórico. Sin

embargo, este hombre es un consumidor masificado por el sistema de

producción industrial, y se caracteriza por la carencia de un vínculo existencial

profundo con su contexto socio-cultural. Muchos movimientos contestatarios y

filosófico-existencialistas lucharon contra este determinismo; el discurso

bioético puede tomarse como uno más de los intentos de objetar este

determinismo, al asumir la dignidad humana como valor fundamental.

Para la década de 1970, cuando el discurso bioético es formalizado por Potter,

la sociedad occidental experimenta una crisis de los fundamentos consolidados

durante la modernidad. Los grandes relatos de la modernidad, los discursos

fundamentados en la razón que permitían representar y explicar el mundo,

cada vez más resultan insuficientes para explicar y dar cuenta de la realidad; la

sociedad se muestra incrédula frente a explicaciones universales; las formas de

4 Habermas, Jürgen (1981). La modernidad inconclusa. Revista El Viejo Topo. (62) p. 45.

Page 72: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

72

pensar la realidad se multiplican; neomarxismo, constructivismo,

estructuralismo, fenomenología, existencialismo, nihilismo, relativismo,

deconstrucción, feminismo, ecologismo, orientalismo, pensamiento místico de

la nueva era, entre muchos otros, tienen un reconocimiento en la cultura y

expresan una posición diferente a la razón instrumental de la modernidad. La

ciencia moderna comienza a ser tomada como una narrativa, una construcción

social más entre otras.

No podemos afirmar radicalmente que la bioética pertenezca en rigor a la

modernidad o a la postmodernidad. Podemos reconocer que hay elementos de

ambas épocas históricas que se expresan en el discurso bioético y que en

buena medida elementos epistemológicos y ético-filosóficos de la

postmodernidad son condición de posibilidad para el surgimiento del discurso

bioético. Vamos a referirnos a los problemas en torno al saber en la época de

transición entre la modernidad y la postmodernidad.

1.2 Bioética, razón instrumental y postmodernidad

Una vertiente que nos permite relacionar la postmodernidad con la razón y la

modernidad es el análisis de la postmodernidad entendida como una respuesta

a los excesos de la razón instrumental de la modernidad. Consideramos los

excesos de la razón moderna en términos de conocimiento válido

universalmente, absoluto y objetivo. Esta posición opera como condiciones de

posibilidad para la emergencia de discursos que pretenden alcanzar puntos de

vista alternativos y diferentes al paradigma predominante; entre estos discursos

podemos reconocer a la bioética.

Son muchas las dificultades producidas por la razón instrumental, a través de la

aplicación de las premisas del pensamiento positivista tradicional, llegando a

poner en riesgo el futuro de la humanidad al hacerlo insostenible. Podemos

señalar algunas dificultades anudadas a diversos planos, prácticas y campos,

tales como la fuerte actitud crematística frente a la explotación de los recurso

naturales; la hiper-tecnificación de los procesos agrícolas que generó un nivel

Page 73: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

73

de desarrollo no sostenible, debido al daño causado a los sistemas bióticos y a

la sobre-explotación de los recursos no renovables; la difusión en masa de una

nueva serie de valores entramados en los objetos que provee la tecnología; un

fomento inusitado al sedentarismo, al facilismo y al confort de un sujeto

humano que limita sus potencialidades a las posibilidades de ser un

consumidor compulsivo, con una exagerada demanda de inmediatez; el

desarrollo de los sistemas publicitarios que fomentan el consumo de objetos

producidos industrialmente en serie, ofrecidos con la promesa de alcanzar

rápidamente un estado de bienestar pre-idealizado; la producción acelerada de

desechos y objetos descartados por la moda, las tendencias y las nuevas

tecnologías; la dependencia a la tecnología y a las ofertas del mercado; el

predominio ideológico impuesto por los expertos, los grandes capitales y las

multinacionales, arraigada por la cultura de masas; la determinación de las

formas de consumo por los grandes sistemas mediáticos; la intervención cada

vez mayor de los sistemas mediáticos (parcializados por intereses económicos

e ideológicos particulares) en la estructura y en las decisiones políticas de los

Estados contemporáneos; el surgimiento del sujeto anormal, a través de las

ciencias sociales y humanas, que fundamentan intervenciones normalizadoras

sobre la especie humana; la amenaza de la continuidad de la vida en la tierra,

provocada por los desmedidos procesos productivos, bélicos y demográficos; la

sobrepoblación mundial y el deterioro ecológico del planeta tierra son ejemplos

de la crisis producida por los excesos de la razón instrumental.

Los alcances reales del progreso prometido por la razón instrumental son

cuestionados. Para el hombre contemporáneo, la multiplicidad de roles posibles

en el ser y en el hacer en el mundo quedan reducidos al ejercicio del rol de

consumidor, los procesos de industrialización-masificación disminuyen

significativamente la libertad y la creatividad de los pensamientos y las

acciones del hombre.

Tal es el sentido de la crítica que un autor como Max Horkheimer realiza a la

razón instrumental. Limitada a señalar los medios más adecuados para

conseguir un determinado fin, en la práctica permite la elaboración técnica, que

Page 74: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

74

se ocupa de fines y deja de lado la ponderación de los medios más adecuados

para alcanzar dichos fines. Por esta vía la capacidad de pensar se reduce a un

proceso mecánico productivo, fijo, estandarizado, que pretende ser una verdad

suprema y absoluta.4 Esta forma de comprender la razón, reduce al hombre a

ser un Homo Faber, un constructor de herramientas que pierde el contacto con

múltiples facetas de la vida humana.

El Homo Faber del análisis de Horkheimer no solamente elude la

responsabilidad de definir los medios más adecuados para alcanzar un fin

determinado, sino que no pondera la utilidad y la conveniencia de los fines, no

hay una actitud crítica para seleccionar los fines, que deberían ser alcanzados

en una situación o contexto histórico concreto. Este vacío crítico posibilita que

sean condiciones externas, de mercado o principalmente intereses económicos

los que determinen los fines que deben ser logrados.

Por ello también fueron históricamente necesarios nuevos discursos como la

bioética, capaz de cuestionar los fines a-críticos construidos por la razón

instrumental, para tratar de fortalecer una dialéctica entre medios-fines.

La bioética indaga sobre la conveniencia o inconveniencia de determinados

procedimientos técnicos en un contexto particular. No se trata de hacer a

ultranza lo que la ciencia sea capaz de hacer, sino de intervenir de acuerdo a

unas necesidades y a un cálculo de riesgos, posibilidades y múltiples variables,

que permitan tomar decisiones, teniendo claro que todas las intervenciones de

la ciencia no implican necesariamente progreso o bienestar para la humanidad;

además la bioética puede brindar legitimidad a las intervenciones ajenas al

cálculo del pensamiento instrumentalista.

Consideramos entonces que la bioética responde a las necesidades creadas

por los excesos de la razón moderna, en el contexto de una cultura que

4 Horkheimer, Max (1973). Critica a la razón instrumental. Buenos Aires: Sur.

Page 75: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

75

comienza a interrogar los alcances y los problemas generados por el progreso

técnico.

La bioética global de Potter puede inscribirse dentro del conjunto de reacciones

que la cultura postmoderna implementa frente a la razón instrumental, se

incluye por lo tanto en las manifestaciones que dan lugar al reconocimiento de

otros discursos y múltiples manifestaciones culturales y políticas. Estas

manifestaciones se expresaron en movimientos de lucha y reivindicación por el

reconocimiento y la justicia, en tendencias contestatarias, políticas y artísticas

que dan lugar a nuevas formas de relacionarse y comprender el mundo.

1.3 Bioética y saber en la postmodernidad

Teniendo en cuenta que la bioética surge en los albores de la postmodernidad

vamos a referirnos a un grupo de contingencias que la cultura contemporánea

realiza frente al saber, para analizar sus implicaciones sobre el discurso

bioético.

El saber científico contemporáneo tiende a alejarse de las experiencias

delimitadas por las posibilidades de percepción de la condición humana, al ser

capaz de avanzar en la representación de las dimensiones micro y macro de la

materia. El conocimiento surge a través de complejos procedimientos técnicos

especializados, que revelan relaciones y propiedades no evidentes para las

percepciones de la experiencia o para el sentido común, creando nuevas

categorías conceptuales para entender e intervenir la realidad. Pese a esta

inusitada capacidad, para muchos autores la observación científica no es

enteramente objetiva, ya que esta sólo es posible en el contexto de un conjunto

de presupuestos teóricos específicos, que permiten la verificación o refutación

de las conjeturas o hipótesis.

Page 76: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

76

El saber en la postmodernidad tiene, desde la teoría de la relatividad y la

quántica, un enorme empuje para hacer una ruptura con las experiencias

cotidianas y las teorías tradicionales de la ciencia.5 En la postmodernidad

afrontamos la caída de las certezas de la modernidad. La noción de verdad ya

no subsiste y el fundamento ya no obra, pues no hay ningún fundamento para

creer en el fundamento, ni por lo tanto creer en el hecho de que el pensamiento

deba "fundar"6.

Durante la postmodernidad, la realidad se piensa mediada por el lenguaje, las

cosas dejan de representarse de una forma lineal, inmediata, simple, total o

unitaria. Los grandes relatos de la modernidad se muestran incapaces de dar

cuenta de las situaciones locales y particulares; y son numerosas las

manifestaciones culturales y discursivas que cuestionan la vigencia de los

discursos que han pretendido tener una validez universal.

La bioética asume las condiciones de producción del conocimiento, en el marco

del momento histórico de su surgimiento; se reconoce entonces la complejidad

en los problemas de conocimiento, y se instituyen dispositivos

multidisciplinarios que pretenden crear un mejor entendimiento sobre la

realidad. El conocimiento bioético trata de expresarse en los perfiles

postmodernos, es decir, a través de verdades parciales, reconociendo la

inconmensurabilidad de los problemas de conocimiento y a través de grupos

multidisciplinarios. La bioética reconoce la pluralidad y acompaña el proceso de

dispersión de los grandes metarrelatos narrativos y científicos7 de la

modernidad. Por lo tanto, una parte del discurso bioético en sus orígenes entra

en los juegos de lenguaje que apuntan a crear discursos válidos sólo

parcialmente ante contextos determinados.

5 Bachelard, Gaston (1976). La formación del espíritu científico. Argentina: Siglo XXI.

6 Vattimo, Gianni (1990). El fin de la modernidad. Barcelona: Gedisa. pp. 47-48.

7 Lyotard, Jean-François (1998). La condición postmoderna. Informe sobre el saber. Madrid:

Cátedra.

Page 77: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

77

De otro lado, en la postmodernidad el saber deja de ser de unos pocos, para

expandirse dentro de las comunidades seculares, a través del uso de los

sistemas mediáticos de comunicación (mass media).8 Con el uso de las

grandes autopistas de información, del ciberespacio, los conocimientos, los

saberes y las formas de acceder a la información se multiplican. La jerga tecno-

científica contemporánea unida a los efectos imaginarios altamente

impactantes de los sistemas mediáticos, requieren un especial cuidado para la

reflexión bioética, por la posibilidad de determinar la conciencia, crear

quiméricas expectativas, vender falsas promesas, difundir ideas erróneas, etc.

Actualmente los medios masivos de comunicación cada vez estrechan más su

relación con la informática, creando espacios virtuales y espectáculos basados

en la transmisión de imágenes sobre realidades virtuales.

La informática se articula con el desarrollo de los medios masivos de

comunicación rebasando fronteras, diluyendo las identidades regionales e

incrementando las posibilidades de acceso al saber. Las redes de información

se constituyen en las herramientas clave para la transmisión y reproducción de

los valores de una sociedad veloz, light, superficial, dedicada al consumo, y

determinada por la imagen y la apariencia exterior.

La revolución de los paradigmas de las ciencias y el acelerado avance

tecnológico, permiten inéditos encuentros entre las ciencias sociales y los

modelos explicativos de las ciencias exactas; a través de novedosos software,

la informática puede crear múltiples marcos interpretativos, permitiendo a los

sistemas informáticos representar, interpretar e intervenir la realidad desde

innumerables valores, preguntas, hipótesis y mediciones. Este encuentro tiende

a ser visible en las investigaciones de las ciencias sociales que al apoyarse en

procesadores de información, articulan procesamientos tecnológicos de la

información, con los procesos investigativos de ciencias sociales. A diferencia

de las investigaciones de las ciencias biológicas, exactas, naturales o la

8 Vattimo, Gianni y otros (1990). En torno a la postmodernidad. Barcelona: Anthropos. p. 9.

Page 78: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

78

denominada tecnociencia, que tradicionalmente no requieren de una

articulación con las ciencias sociales, ni con consideraciones éticas.

Nuestra contemporaneidad ha sido denominada la era de la informática, por la

importancia que tienen los procesadores de información para la realización de

tareas productivas, investigativas, recreativas, sociales y comunicacionales.

Las nuevas redes informáticas caracterizadas por ser planetarias,

permanentes, inmediatas, e inmateriales9, instituyen un nuevo orden social

basado en la información.

Reconociendo que la bioética emerge en el marco de una sociedad de la

información, vamos a señalar dos dificultades inherentes a estas nuevas

formas de articular el conocimiento, presentes en el saber bioético. En primer

lugar, una sociedad de la información, al multiplicar y facilitar las formas de

acceder al conocimiento, no solamente libera dicho conocimiento sino que

tiende a generar un efecto de banalización o trivialización de dicho saber. Este

fenómeno, aunque puede disminuir el poder inherente a un discurso, también

implica una pérdida de asimilación y capacidad crítica frente al enorme

volumen de información, haciendo mucho más difícil que sin un conocimiento

previo se pueda discriminar la información útil, conveniente o verdadera. En

segundo lugar, los grandes sistemas mediáticos poseen una enorme eficacia

imaginaria; esta permite que la forma en que el mensaje es difundido sea más

importante que el mensaje en sí mismo. En muchas ocasiones dicha forma es

la que determina la capacidad de aceptación colectiva del mensaje,

recordemos que en la aldea global el medio es el mensaje10. Los grandes

debates bioéticos y la socialización del conocimiento bioético están

condicionados a la forma en que el mensaje sea construido y enviado, es decir,

al medio que utilice cada mensaje.

Valdría la pena preguntarse por las consecuencias éticas o políticas que

pudiera tener una sociedad enfocada hacia la sabiduría en general, como

9 Antaki, Ikram (1997). En el banquete de Platón. México: Ed. Joaquín Mortiz.

10 McLuhan, Marshall (1992). El medio es el mensaje. España: Paidos.

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79

podríamos suponerlo en los griegos, así como una sociedad moderna ajetreada

por el conocimiento instrumental –operativo, práctico y eficaz-, y una sociedad

informática y automatizada cuyo mayor interés es tener un acceso ilimitado a la

información. Podríamos iniciar la reflexión señalando que el término

información carece de la acepción de ciencia o sabiduría, que encontramos

como una de las bases de la modernidad y de la cultura griega.

El análisis sobre las incidencias éticas de la era de la información es una tarea

de permanente importancia. Para nuestro trabajo sólo señalaremos que la

informática puede operar socialmente como la posibilidad de liberar y no

someter el saber a las formas tradicionales de transmisión y producción. En la

era del acceso, cada vez más personas pueden recuperar y procesar una

inmensa cantidad de información de manera ágil y por múltiples caminos.

La información bioética se difunde por el ciberespacio mostrando su

permeabilidad ideológica, pues cada grupo intelectual, económico, religioso o

moral tiene la oportunidad de exponer su punto de vista, justificando y

argumentando las razones por las que debería hacerse o no una práctica

concreta sobre la vida; de entrada esto nos ubica en uno de los ejes centrales

de las relaciones políticas contemporáneas: el tratamiento social e institucional,

público o privado, individual o colectivo que se le brinda a la vida. Sin embargo,

el saber tiende a estabilizarse bajo formas predominantes, desde posiciones,

puntos de vista, interpretaciones o intereses que se imponen sobre otros, en el

caso de la bioética es notorio el énfasis hacia los problemas de los que se

ocupa el discurso medico, vamos a analizar este problema en las condiciones

de posibilidad discursivas de este capítulo, interrogando la relación del discurso

bioético con la medicina.

En general el quehacer bioético no se orienta a la producción de imágenes

sugestivas para favorecer un valor o una creencia. La bioética es un dispositivo

discursivo y deliberativo que responde a la necesidad producir un discurso que

permita la toma de decisiones políticas sobre la vida, o posibilite dirimir un

dilema ético en el campo de la biomedicina contemporánea, desde

Page 80: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

80

comunidades específicas que comparten una pluralidad de fundamentos

religiosos, políticos, étnicos o laicos. Vamos a referirnos a continuación, al

tránsito realizado por el conocimiento científico, donde encontramos la

tecnociencia y las biotecnologías como las nuevas producciones del saber

contemporáneo, que afectan o intervienen la sociedad y la vida de las personas

creando nuevos dilemas y problemas, a los que el discurso bioético trata de

responder.

1.4 Bioética y sociedad, de la tecnociencia a la biotecnología

El veloz manejo y procesamiento de la información del saber contemporáneo

ha creado nuevas y más eficientes formas de comunicar y relacionar el saber.

Los grandes sistemas operativos, la creación de espacios virtuales para el

manejo de la información han tenido un enorme impacto en los sistemas

productivos, creando otro importante fenómeno que fortalece la necesidad

social de discursos que reflexionen sobre estos nuevos campos de aplicación

del conocimiento.

Los grandes dilemas de los que se ocupa la bioética en la contemporaneidad,

están determinados por las posibilidades que han generado los avances

biotecnológicos, gracias a avanzados procesadores de información. La era de

la información se caracteriza por los grandes avances tecnocientíficos, estos

avances poseen un ritmo de desarrollo tan acelerado que la reflexión ética

viene muy a posteriori. Discernir las consecuencias y conveniencias de estos

fenómenos en situaciones y casos particulares, en grupos poblacionales, en

políticas estatales, son tareas fundamentales para garantizar el futuro de la

humanidad. En el marco de las sociedades liberales, esta reflexión debe

asumirse por grupos de especialistas legitimados para este quehacer.

Recordemos las comisiones encargadas de elaborar el Belmont Report, el

código de Nuremberg, o el informe sobre la muerte cerebral de la Universidad

de Harvard.

Page 81: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

81

El saber denominado tecnociencia es un conocimiento que sólo puede

producirse a través del uso de sus propios mecanismos técnicos de

investigación. Este conocimiento se produce a partir de la aplicación y

utilización de determinados instrumentos técnicos y tecnologías. Por esta

razón, la ciencia actual requiere de una relación dialéctica entre ciencia y

tecnología; la primera entendida como conocimiento puro y la segunda como el

instrumento que permite producirla y operarla, dando como resultado una

simbiosis denominada tecnociencia. 11

La tecnociencia además puede relacionarse con el biopoder12 en tanto ambos

dispositivos se proyectan en prácticas bio-políticas; la tecnociencia centra su

atención en la operatividad y la productividad, uniendo los intereses de la

ciencia con los de la economía y la política. Por ello ―hacer ciencia‖ es hoy en

día ―hacer política‖13. El biopoder se desarrolla en idearios políticos, que

buscan operar, producir y promover la vida. El biopoder, al tomar la vida como

objeto de intervención, utiliza la tecnociencia como un dispositivo ideal para

optimizar la vida de los individuos. Cuando la tecnociencia opera sobre la vida

biológica del hombre se abre el campo a las biotecnologías. Si en la

modernidad la industrialización científica incidía sobre las condiciones de estar

en el mundo, la biotecnología contemporánea, al intervenir la estructura de la

vida en todas sus dimensiones, comienza a determinar las formas de ser en el

mundo.

11 Builes, Miguel Angel (2000). Apuntes para una fundamentación antropológica de la bioética.

Franciscanum Revista de las ciencias del espíritu, 42 (126), Bogotá. p. 14. 12

El biopoder es una forma de poder que regula la vida social desde su interior, siguiéndola, interpretándola, absorbiéndola y rearticulándola. El poder puede lograr un comando efectivo sobre toda la vida de la población sólo cuando se torna una función integral, vital, que cada individuo incorpora y reactiva con su acuerdo. Como dijo Foucault: "La vida se ha vuelto ahora... un objeto del poder". La más alta función de este poder es infiltrar cada vez más la vida, y su objetivo primario es administrar la vida. El biopoder, pues, se refiere a una situación en la cual el objetivo del poder es la producción y reproducción de la misma vida. Hardt, Michael y Negri, Antonio (2000). El imperio. Harvard University Press: Cambridge, Massachussets. p. 26. Versión digital en: http://www.chilevive.cl/libros/Imperio-Negri-Hardt.pdf (consultado junio de 2005) 13

Builes, Miguel Angel (2000). Apuntes para una fundamentación antropológica de la bioética. Franciscanum Revista de las Ciencias del Espíritu, 42, (126), Bogotá. p. 14.

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82

El discurso bioético tiene como una de sus metas principales establecer una

reflexión sobre los propósitos o la conveniencia de las híper-eficaces

intervenciones sobre la vida, producidas a partir de los continuos avances de la

tecnociencia y las biotecnologías. Sin embargo, esta reflexión tiende a

convertirse en regulaciones, a través de códigos, legislaciones, convenios y

tratados, problema que desarrollaremos en este capítulo.

Los desarrollos y logros de las biotecnologías se hacen a un ritmo tan

acelerado que generan, constantes dilemas. De allí que se considere que ―la

ciencia es éticamente problemática‖14. Los conocimientos de las ciencias

contemporáneas y de las biotecnociencias en particular, poseen una enorme

capacidad de generar condiciones para el desarrollo de proyectos políticos

sobre la vida de las personas. Estas políticas requieren ser consideradas desde

otras perspectivas tales como las consideraciones éticas y las reflexiones de

los discursos filosóficos, sociales y humanísticos.

En el caso de la medicina, la sociedad recurre a la bioética médica con el fin de

establecer límites y justificar las intervenciones de la ciencia médica. El

paradigma positivista se muestra incapaz de interpelarse a sí mismo. La

bioética tiene entonces una acogida importante en la medida en que responde

a la necesidad de interrogar el paradigma bio-tecnocientífico, proponiendo un

nuevo foco, una nueva convocatoria a múltiples disciplinas que abordan las

problemáticas producidas por los nuevos adelantos científicos.

Las tecnociencias aplicadas a la vida y las biotecnologías, cambian las

concepciones tradicionales que hemos tenido de la vida. Durante la

modernidad, esta transformación se remonta a la secularización de la vida

producto del predominio del paradigma científico positivista. La crisis de las

visiones metafísicas y religiosas como relatos explicativos del mundo y sus

dilemas, llevan a la sociedad occidental a sustituir la fe en Dios por una enorme

fe en la ciencia. Las rupturas epistemológicas en torno a la forma en que

14 Hottois, Gilbert (1991). El paradigma bioético. Una ética de la tecnocracia. Barcelona:

Antropos. p. 28.

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pensamos la vida, abren el espacio para una nueva lucha ideológica, donde los

juegos de verdad permitan justificar conceptualmente las intervenciones sobre

los seres vivos y en particular sobre el cuerpo humano.

De acuerdo con las posibilidades técnicas sobre la vida, el ser humano, lo

inerte, la naturaleza, la conciencia, se cuestionan las teorías morales y las

posturas éticas tradicionales que se han construido en torno a las creencias

religiosas. Desde esta interpretación, la bioética médica es un juego de verdad

que nace de los dilemas, las problemáticas y las consecuencias inciertas que

generan los adelantos tecnocientíficos, particularmente aplicados en la

medicina.

La propuesta inicial del oncólogo Potter sobre la bioética global intenta

responder a los problemas macropoblacionales, tales como: demografía,

ecología, conservación ambiental, desarrollo sostenible en la explotación de

recursos naturales y los problemas en torno a la salud pública y al tratamiento

de la enfermedad de las poblaciones. Tenemos entonces una preocupación

biopolítica como un primer referente en la génesis del discurso bioético. Se

trata de problemas emergentes en el marco de una sociedad donde avanzan

abrumadoramente la industrialización y la tecnología hacia todos los campos

de la vida cotidiana.

Las nuevas posibilidades de intervención sobre los organismos vivos fomentan

la crisis de los referentes religiosos, desde donde tradicionalmente se regulan y

se representa la vida. La bioética es la respuesta a esta nueva necesidad

creada por la biotecnología, es la construcción de un discurso secular que trata

de articular las prácticas a un nuevo telos originado por la tecnociencia.

La intervención científica trató de autolegitimarse a partir de una falacia

consistente en la tendencia a ver la técnica como un camino necesariamente

bueno, justo, imparcial, objetivo, conveniente y necesario. En la modernidad,

grandes sectores poblacionales asumen como herencia de la razón científica

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un ethos que deposita toda su esperanza en la ―salvación tecnológica‖, lo que

David Noble denomina ―la religión de la tecnología‖:

En un milenio de creación, la religión de la tecnología se ha convertido en un hechizo común, no sólo de los diseñadores de tecnología, sea cual sea el coste humano y social, se ha convertido en una ortodoxia tácita, reforzada por un entusiasmo por la novedad inducido por el mercado y autorizado por el anhelo milenarista de un nuevo comienzo. Esta fe popular, subliminalmente consentida e intensificada por extremistas empresariales, gubernamentales y mediáticos, inspira una deferencia sobrecogedora hacia los tecnocientíficos y hacia sus promesas de liberación mientras desvían la atención de asuntos más urgentes. De este modo, se permite el desarrollo tecnológico sin restricciones, sin reflexión sobre los objetivos, sin valoración de los costes y de los beneficios sociales. Desde el interior de esta fe en la tecnología todas las críticas parecen irrelevantes e irreverentes.15

La fe en la tecnología lleva en su interior la ilusión de un progreso sin límites,

fundando las bases de la actitud de explotación sin regulaciones, característica

de la ideología industrial de la modernidad. Los problemas biopolíticos

generados a partir de la producción en serie de la era industrial y del

abrumador incremento demográfico fueron parte de los fenómenos encargados

de fundar la necesidad social de la pregunta por un ethos que pudiera articular

la vida a los procesos económicos.

Articulando la vida biológica a los procesos económicos, la ciencia moderna

objetiva al ser humano para incrementar y optimizar las posibilidades de su

interacción con el mundo, para mejorar la naturaleza humana, para

contrarrestar la enfermedad. Las biotecnologías pueden intervenir

fragmentando, deshumanizando o desarrollando nuevas mercancías con una

enorme perspectiva económica: bacterias y retrovirus portadores de

sustancias, nanotecnologías para el tratamiento de diversas enfermedades,

células totipotentes capaces de asumir la programación genética de los

sistemas biológicos intervenidos, órganos intercambiables sin referencia a un

cuerpo en particular.

15 Noble, David (1999). La religión de la tecnología. Barcelona: Paidós. p. 252.

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85

―la expresión ‗órganos sin cuerpo‘ para referirme a este complejo campo estratégico de prácticas conectadas con la construcción discursiva y normativa del sujeto en la modernidad. Por ejemplo, todo el discurso de las biociencias toma al organismo como su objeto y, por lo tanto, toma al cuerpo como un mosaico de piezas desmontables. A su vez, la supremacía atribuida al discurso del biopoder en la modernidad convierte al biocientífico en el prototipo mismo del intelectual instrumental. En la práctica de los ‗tecnomédicos‘, la visibilidad y la intelegibilidad del ‗cuerpo vivo‘ son el preludio de la manipulación como una mercancía disponible de material vivo. Como lo señala Haraway, en la era del biopoder el sujeto corporizado es ‗canibalizado‘ por las prácticas de los tecnoaparatos científicos‖16.

Las nuevas formas de biopoder a través del uso de herramientas

biotecnológicas como la clonación, podrán racionalizar y simplificar al máximo

diversas relaciones de poder sobre la vida cotidiana de las personas, al

intervenir directamente sobre la producción corporal, mediante la manipulación,

distribución y consumo de óvulos fecundados, embriones con diagnóstico

preimplantatorio, genes modificados, órganos clonados, rasgos diseñados,

aptitudes mejoradas, fetos ensamblados bajo las especificaciones del

consumidor, células madre, etc.

Los sistemas mediáticos que otrora colonizaban el inconsciente y las

construcciones ideológicas para fomentar situaciones de consumo y producir el

sujeto de la modernidad, podrán articularse con este nuevo escenario con el

propósito de generar nuevos mercados y nuevas relaciones de poder sobre los

cuerpos.

1.5 Bases epistemológicas de la bioética.

El recorrido realizado en el que hemos caracterizado algunos fenómenos del

saber y la ciencia en la modernidad y la postmodernidad, relacionándolos con

el discurso bioético, no evidencia relaciones de continuidad, son por el contrario

un conjunto de fenómenos aislados, campos de trabajo y problematización

16 Rosi, Braidotti (2000). Sujetos nómades. Buenos Aires: Paidós. p. 94.

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diferentes, que participan en la producción y en los debates que asume el

discurso bioético contemporáneo. Desde este punto cabe preguntarnos

entonces, por las bases epistemológicas de la bioética, es decir, aquellos

fundamentos aceptados por múltiples comunidades académicas y que reflejan

las luchas y el posicionamiento de un conjunto de discursos particulares, en

distintos países y en las distintas orientaciones del discurso bioético.

La construcción del objeto de estudio de la bioética gira en torno a los nuevos

dilemas que se producen por el rápido avance de las ciencias y sus

aplicaciones tecnológicas, particularmente en el campo de la medicina. La

bioética responde a las dificultades planteadas por la tecnociencia articulando

una amplia gama de discursos; es precisamente en este nuevo orden del

discurso donde se produce el saber bioético.

Los discursos con mayor relevancia, tradición histórica y reconocimiento dentro

de la bioética son la medicina, el derecho, la ética, la moral y la teología. La

articulación de estos discursos permite a la bioética ponderar racionalmente los

diversos dilemas producidos por la biotecnociencias contemporáneas. Cabe

destacar que durante la modernidad estos discursos fueron los principales

protagonistas de los procesos de normalización de la sociedad. Durante el siglo

XX la organización epistemológica de estos saberes cambia, para dispersarse

en diversas disciplinas. La bioética entonces pretende articular el eje de las

ciencias sociales y humanas con el eje de las ciencias biológicas,

particularmente las de la salud, con sus múltiples campos de estudio y

aplicación. Transversalmente, el campo epistemológico de la bioética tiene

como fundamento los conocimientos empíricos desarrollados por las ciencias

puras y aplicadas, encargadas del desarrollo tecno-científico aplicado a los

organismos vivos.

La bioética no posee una unidad discursiva, debido a su capacidad de incluir

diversos interlocutores. De acuerdo a su metodología multidisciplinaria, ningún

discurso en particular es completamente necesario para hacer bioética. La

intersección de lo legal con lo biológico, lo psicológico con lo médico, lo

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filosófico con lo biotecnológico, lo sociológico con la medicina, lo ético con la

salubridad, por ejemplo, bien puede producir un discurso bioético. Las ciencias

biológicas y las ciencias éticas poseen múltiples caminos discursivos para

considerar, reflexionar e intervenir la realidad; de allí que sean múltiples las

formas en que se pueda producir un saber bioético. Sin embargo, la riqueza en

la pluralidad teórica de la bioética es amenazada por propuestas dominantes

coma la bioética médica, discurso que toma como objeto de estudio, al

conjunto de problemas prácticos, generados por el encuentro de la ciencia y la

medicina con las condiciones y contextos de la vida humana contemporánea.

Los bioeticistas en general están de acuerdo en el reconocimiento de una

propuesta multidisciplinaria al interior de la bioética. Compartimos con Volnei

Garrafa la crítica a la forma en que la multidisciplinariedad es asumida por la

bioética. En el panorama bioético contemporáneo, no hay una integración de

saberes, sino una simple sumatoria; es necesario que la bioética logre

transponer fronteras disciplinarias, superando visiones unidireccionales y

articulando saberes fragmentados17.

Como lo analizamos en el numeral anterior, la bioética es formalizada en un

contexto de pensamiento que reconoce la complejidad y legitima la articulación

de diferentes disciplinas científicas con el fin de producir un conocimiento más

estructurado. La complejidad es una propuesta conceptual producida como

respuesta al determinismo de la razón instrumental. Esta razón fundamentó su

desarrollo en una serie de marcadas divisiones en los campos del saber,

durante el transcurso de la modernidad. Para los años 70 en los que surge la

bioética, las fuertes divisiones en las que se organiza el conocimiento son

cuestionadas por su tendencia a instrumentalizar la vida en fracciones aisladas.

La ciencia entonces se interesa en la creación de relaciones entre los

diferentes campos de conocimiento. Surge paulatinamente de esta manera la

17 Garrafa, Volnei. Multi-inter-transdisciplinariedad, complejidad y totalidad concreta en bioética.

En: Garrafa, Volnei; Kottow Miguel; Saada, Alya (2005). ―El estatuto epistemológico de la bioética‖. UNESCO e Instituto de investigaciones jurídicas de la Universidad Autónoma de México.

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tendencia holística que se desarrolla en epistemes multidisciplinarias,

interdisciplinarias y transdisciplinarias18, con las que la ciencia contemporánea

trata de abordar sus problemáticas.

La bioética desde sus orígenes evidencia una tendencia multidisciplinaria,

promueve un diálogo entre las ciencias biológicas y las ciencias éticas que

posteriormente se acrecientan en ciencias de la vida; biológicas, médicas,

genéticas, genómicas; y las ciencias sociales; filosóficas, éticas, morales,

jurídicas, políticas, económicas. La multidisciplinariedad permite el encuentro,

la discusión de diferentes campos del conocimiento que han logrado una

enorme capacidad de comprender e intervenir sobre fenómenos concretos. No

obstante, el encuentro de disciplinas de diversas áreas del conocimiento, capaz

de posibilitar la emergencia de un nuevo saber, no implica necesariamente la

transformación de las tradiciones científicas unitarias y de los planteamientos

categóricos con pretensiones universalistas, producidos por muchos

representantes de las disciplinas científicas.

En la actualidad es improcedente, plantear un objeto para la bioética diferente a

las relaciones entre la salud y las biotecnologías, en tanto el desarrollo de la

bioética médica, ha llevado a las propuestas ambientalistas o ecológicas como

la bioética global a quedar en un segundo plano o a asumir las mismas bases

biologicistas que proporciona el discurso médico para pensar la vida. Además,

los trabajos investigativos con animales, alimentos, máquinas, ecosistemas

bióticos o abióticos como algunas superficies planetarias extraterrestres, que

en rigor pertenecen a una bioética global, cobran pleno reconocimiento social;

cuando son abordados desde su relación con la salud, el bienestar y el

18 Multidisciplinariedad: Estudio de un objeto, fenómeno o problema, desde distintos ángulos

disciplinarios. No hay aquí una influencia recíproca entre las disciplinas participantes. Interdisciplinariedad: Estudio de un objeto, fenómeno o problema, a partir de un diálogo de disciplinas en el cual existe una influencia recíproca entre las mismas. Transdisciplinariedad: Proceso de emergencia de nuevas perspectivas y nuevos saberes a partir del diálogo interdisciplinario y de la rebelión de ciertos investigadores, o grupos de investigación, frente a los paradigmas o las metodologías dominantes. Tomado de: Chavez, Milagros. Análisis de la interdisciplinariedad escolar. Universidad de los Andes. Equisangulo Revista Iberoamericana de Educación Matemática, 4 (2). Venezuela. http://www.saber.ula.ve/db/ssaber/Edocs/pubelectronicas/equisangulo/num4vol2/articulo10.html

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mejoramiento de la raza humana. No podemos afirmar que no existen trabajos

de la bioética global, o que sus producciones no tengan reconocimiento social,

queremos resaltar la manera en que la bioética médica se impone sobre las

otras corrientes bioéticas, reduciendo los alcances posibles de la propuesta de

Potter; y visibilizar las reacciones que asumen nuestras sociedades

profundamente medicalizadas, frente a la bioética médica.

El objeto de estudio de la bioética es entonces, aportado por el discurso

médico, y expresa la manera en que la cultura occidental se relaciona y piensa

la vida. La vida es tomada desde su forma biológica para hacerla disponible a

las intervenciones del poder que busca cuidarla, mejorarla y optimizarla. Si

tomamos las reflexiones de la bioética cristiana fundamentada por una visión

basada en principios, dogmas de fe y doctrinas espirituales sobre la vida como

valor absoluto, esto no la hace ajena a asumir -de una manera latente o

manifiesta- la concepción ideológica que reduce la vida del hombre a su

sustrato biológico. La reflexión sobre la dimensión espiritual de la vida es

determinada por el libre mercado de los vertiginosos avances de las ciencias y

las biotecnologías, que posibilitan inéditas intervenciones sobre la vida

biológica del homo sapiens sapiens.

La bioética es un dispositivo que constituye el nuevo marco, acorde a la

tendencia pluralista de la época, encargado de la producción de la verdad

sobre su objeto de estudio, a saber: los dilemas entre la ciencia, el hombre y la

medicina. La confianza que implica el producto de un ejercicio reflexivo donde

dialogan diferentes disciplinas abre el camino para una mayor capacidad de

penetración cultural e ideológica del conocimiento bioético: en los términos de

Foucault, producir un saber con una gran capacidad de normalizar la sociedad,

una verdad con gran capacidad de orientar la vida de las personas. Las

conceptualizaciones realizadas por los comités de bioética de carácter

internacional pretenden alcanzar una validez universal, avalada precisamente

por el enfoque multidisciplinario que fundamenta la labor bioética. Por ello es

necesaria una constante mirada crítica que permita interrogar los juegos de

verdad producidos por el discurso bioético.

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Los comités de bioética internacionales parecen no renunciar entonces al

anhelo de la modernidad de hallar verdades universales, al anhelo cientificista

de alcanzar una verdad irrefutable, o de producir políticas universales. En el

caso de las situaciones regionales, la bioética produce un saber al que

podemos denominar relativista, en el sentido de que cada región geográfica o

comunidad académica está en la capacidad de postular un grupo de bioética.

No obstante, esta relatividad no supera el problema que implica la carga

ideológica inherente a los diversos discursos bioéticos: el cristianismo, el

principalismo, la casuística, el personalismo, el subjetivismo, global, médica,

laica, religiosa, etc.. Cada una de estas visiones tiene un marco de referencia

conceptual y valorativo que incide en la forma de construir la reflexión bioética,

evidenciando la fuerte lucha ideológica en la construcción de los juegos de

verdad de la bioética.

Consideramos que la bioética, de una forma gradual, tiende a normalizar la

producción de su conocimiento, al igual que toda disciplina ―científica‖.

Tomemos por ejemplo las normas universales de los comités de bioética,

formuladas por la UNESCO, que de manera muy general marcan unas

directrices en torno a las condiciones de posibilidad para la constitución y

operatividad de los comités de bioética. Las agremiaciones de bioeticistas que

implícitamente crean mecanismos de inclusión–exclusión normalizan las

condiciones para pertenecer o participar de dichas asociaciones. Además, los

procesos de medicalización de la sociedad albergan el anhelo de consolidar un

saber universal sobre el cuerpo, la enfermedad y las condiciones biológicas de

la vida. Por lo tanto, la bioética médica tiene mayores condiciones para

instituirse como un discurso normalizado y normalizador.

Podemos entonces concluir que no existe una unidad discursiva en la bioética y

que es improcedente formular una única doctrina bioética:

―La expresión «doctrina bioética» no tiene el sentido propio de un concepto unívoco: existen diferentes versiones de la Bioética, según los principios adoptados. La tendencia a acompañar al término

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91

Bioética de un adjetivo discriminador se hace, por tanto, imprescindible: «Bioética cristiana» frente a «Bioética musulmana», y ambas frente a la llamada «Bioética racional»; a la «Bioética laica» o a la «Bioética secular»; sin hablar de expresiones tales como «Bioética socialista», «Bioética liberal» o «Bioética utilitarista», que suele oponerse, esta última, a la «Bioética fundamentalista»‖

19

La posibilidad de adjetivar un discurso, en este caso la bioética, es una

característica propia de la postmodernidad. La lista de adjetivos que nos trae

Gustavo Bueno es muy interesante, pero valdría la pena preguntarnos cuál

sería entonces la bioética que se enseña en las universidades, la que crea

cohortes de maestrías y doctorados, la que crea congresos y publicaciones

internacionales. ¿Este tipo de conocimiento no tendría cierta validez

epistemológica, cierta doctrina reconocida por los círculos intelectuales

predominantes, cierta pretensión de cientificidad?

Si consideramos el aporte de G. Bueno, una doctrina bioética laica y otra

fundamentada en creencias y teorías religiosas cristianas o musulmanas, por

ejemplo, no podrían realmente ser enseñadas a la par en las universidades, sin

representar contradicción. Por lo tanto, poco a poco se asume la

preponderancia de una doctrina bioética, como la propuesta por la UNESCO.

En la actualidad somos testigos de un acelerado proceso de fundamentación

de la bioética, desde muy diversas concepciones. Si bien para autores como

Callahan aún no es una disciplina científica, para otros su trabajo investigativo,

su producción escrita especializada, los grupos de trabajo académicos que

producen congresos, seminarios a niveles regionales e internacionales y la

multiplicación de grupos de estudio que han creado especializaciones,

maestrías y doctorados a nivel mundial son prueba suficiente para considerar a

la bioética como una disciplina que comporta una cierta terminología

característica de una comunidad disciplinar.

19 Bueno, Gustavo (1999). Principios y reglas generales de la bioética materialista. Revista El

Basilisco, (25), Oviedo. pp. 61-72.

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92

Las siguientes características de la bioética han logrado un amplio

reconocimiento por las diversas las corrientes académicas, que se ocupan de

la producción de este saber: (1) su carácter laico, donde se intenta dejar atrás

el peso ideológico de la religión; (2) su pretensión de racionalidad como

fundamento central de su ejercicio; (3) el pluralismo de posiciones que pueden

intervenir, ya sea desde axiologías concretas, disciplinas científicas o

profesiones reconocidas socialmente; (4) la búsqueda de una ética común

mínima20 que permita la resolución de conflictos y dilemas morales.

Podemos afirmar entonces que no hay una metodología particular para la

bioética. Encontramos una relatividad epistemológica, un pluralismo, y la

manera en que la bioética se desarrolla en diferentes países utiliza los marcos

filosóficos e ideológicos de cada región21. Por tanto, no es la especificidad de

una metodología o marco teórico lo que define a la bioética, sino el problema

del que se ocupa; la necesaria intersección entre el saber técnico-biológico

(médico, biotecnológico, genético, tecnocientífico, entre otros) y la reflexión

ética, creando entonces una nueva disciplina.

El campo pluralista y multidisciplinario de la bioética posibilita la convergencia

de diferentes saberes para propiciar un debate sobre las situaciones que

presentan conflictos de intereses, en relación con los fenómenos relacionados

con el cuerpo, la vida, sus cuidados y vicisitudes. Según el Instituto Kennedy de

Bioética los temas que bordean el objeto de intervención de la bioética22, nos

muestran una tendencia general: la vida, sus procesos, sus etapas y sus

dificultades, expresados en una enorme variedad de campos operacionales.

20 Véase. Cortina, Adela (2000). Ética de mínimos: introducción a la filosofía práctica. Madrid :

Thecnos. 21

Costa este de EEUU Principalismo de Beauchamp y Childress; costa oeste de EEUU jerarquización de los principios de Albert Jonson (autonomía, no maleficencia, beneficencia, justicia); medio este de EEUU David Thomasma, Pellegrino, MacIntire, ética del bien o de la virtud; Europa se orienta a la metabioética, es decir a definir las ideas que sustentan los modelos. Elósegui, María. En: Elósegui, María. Fundamentos de Bioética y necesidades actuales. Facultad de Derecho, Universidad de Zaragoza. Versión digital: http://www.uninet.edu/bioetica/elosegui.pdf (Consultado mayo de 2012) 22

Véase anexo 1. Clasificación de temas bioéticos, Kennedy Institute of Ethics. Citado en: Mainneti, José (2002). Bioética sistemática 1. Versión digital: http://www.elabe.bioetica.org/41.htm (Consultado mayo de 2012).

Page 93: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

93

2 Condiciones de posibilidad discursivas

Luego de comprender algunos rasgos generales que caracterizan la producción

de conocimiento en la época en que la bioética comienza a instituirse como una

disciplina académica y social, vamos a reflexionar sobre el pensamiento ético-

moral, la religión, la medicina y el discurso jurídico, entendidos como los cuatro

discursos que dialogan, luchan, presentan tensiones, reclaman para sí, se

imponen, debaten y aportan para la constitución de la bioética médica.

Cabría precisar que no analizaremos en particular el discurso biológico, puesto

que históricamente es el uso social aplicado a las biotecnologías médicas el

que genera el campo de debate de la bioética médica. No se trata entonces,

por ejemplo, en el proyecto de secuenciación del Genoma Humano, de

interrogar los complejos procesos de constitución de este discurso, de verificar

su validez, sus rasgos epistemológicos, sus diferentes escuelas, disciplinas y

métodos, sus formas de cooperación y comunicación a nivel internacional, o el

uso de mega-procesadores de información para la producción final de este

proyecto. Se trata de pensar los usos prácticos dados a este proyecto biológico

por nuestra cultura; los intereses que lo motivan, de qué manera serán

introducidos al mercado de la salud, cómo lograrán intervenir en el tratamiento

o en el mejoramiento de la naturaleza humana, cómo se regula, se patenta, se

legisla, cómo se aplican en los procesos de diagnóstico, prevención e

intervención en la salud humana, qué consecuencias potenciales deberán

asumir los países que no participaron de esta investigación. Problemas que se

relacionan con los usos dados por nuestra sociedad, a través del discurso

médico, a los conocimientos biotecnológicos. Por esta razón no nos

ocuparemos del discurso biológico.23

23 Véase para problematizar la historia de las ciencias biológicas. Canguilhem, George.

Ideología y racionalidad en la historia de las ciencias de la vida: nuevos estudios de historia y de filosofía de las ciencias (2005). Argentina: Amorrortu.

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94

A lo largo de los siglos XVI al XIX, fueron diversas y notorias las intensas

luchas y las relaciones de poder que establecieron los discursos ético-morales,

religiosos, jurídicos y médicos. Su acercamiento a la producción y manipulación

del sujeto y de la verdad ha sido un problema estudiado por Foucault, a lo largo

de sus trabajos sobre la anormalidad, el individuo peligroso, la locura, la lepra,

la peste, el criminal, el aberrado sexual, el infame. Temas que han develado,

una pluralidad de estrategias, pericias, verdades, conocimientos, técnicas y

dispositivos, fundados desde cada uno de estos discursos o desde sus

complejas articulaciones, con el propósito de defender la sociedad de los

peligros reales y virtuales de la diferencia o la anormalidad.

Estos discursos han estado presentes en la constitución de la bioética médica

contemporánea; su presencia se constituye en una condición necesaria para el

funcionamiento de los comités de bioética médica. Vamos a iniciar nuestro

análisis interrogando al discurso ético moral como condición de posibilidad de

la bioética médica.

2.1 El discurso ético-moral

¿Cuáles son las condiciones de posibilidad que operan en la bioética a partir

del conjunto de problemáticas, enfoques y desarrollos que ocurren en el

discurso ético-moral durante la década de 1970, fecha en la que es acuñado el

concepto de bioética por Van Rensselaer Potter? Es una pregunta muy

interesante y compleja, que excede los alcances de este trabajo.

Compartimos el análisis de Agustín Estévez al afirmar que la bioética global de

Potter adolece de una fundamentación ético-filosófica. En la obra principal de

Potter encontramos especulaciones de biólogos reconocidos, sobre preguntas

y problemas éticos24. La articulación de la bioética con una reflexión filosófica

sobre la ética, es realizada por Hellegers a partir de los trabajos sobre

24 Estevez, Agustin (2003). La cuestión etimológica de la bioética. En Bergel, Salvador;

Minyersky Nelly, coordinadores. Bioética y derecho. Buenos Aires: Rubinzal-culzoni editores. p. 55.

Page 95: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

95

deontología médica. Recordemos que este es uno de los principales autores

que enfatiza y desarrolla el sentido médico y clínico de la bioética. Las

reflexiones sobre los dilemas y la correcta práctica de la profesión médica

fueron entonces una condición de posibilidad que determinó el camino hacia la

preponderancia de la bioética médica. Los trabajos y reflexiones realizados por

el discurso médico en diferentes épocas históricas, en torno a los dilemas

éticos generados por la práctica y la investigación médica, fueron retomados y

asumidos por la bioética para brindar un soporte conceptual, histórico y

metodológico a la bioética.

En sentido estricto, la bioética en sus inicios adolece de una argumentación

ético-filosófica sistemática sobre los problemas que esta disciplina plantea. No

obstante, hace una invitación a los sistemas éticos para articularse con la

producción de los avances tecnológicos y científicos de la razón instrumental,

para cuestionar las intervenciones que las biotecnologías realizan sobre la vida

humana desde el discurso medico, tratando de acercar la reflexión ética a la

producción misma del conocimiento biotecnológico. Consideramos que es una

labor muy importante hacer explícito y tratar de visibilizar los conflictos

generados por la ciencia cuando cambian las formas tradicionales de pensar y

comprender la vida, y en particular, la vida del ser humano, a través del

proceso de disolución de los fundamentos de los sistemas de valores

tradicionales que constituían el soporte moral de las sociedades occidentales.

Sintetizando una importante razón por la cual el discurso bioético reduce su

aplicación al campo médico, es la fundamentación teórica que incorpora de los

trabajos sobre ética y deontología médica. Esta fundamentación asumida por la

bioética médica genera una mayor aceptación social y un rápido

reconocimiento por la comunidad académica de la época.

Otra ruta de análisis histórico la constituye el horizonte político del liberalismo

configurado alrededor del siglo XVIII, donde se evidencia un marcado interés

por intervenir la vida de los individuos, desde discursos civiles que permitieran

el auto-gobierno de la población. El reduccionismo de la bioética en general a

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96

una bioética clínica, puede entonces relacionarse con las relaciones de poder

en occidente entronizadas en la vida y su mejoramiento. Desde el siglo XVIII la

biopolítica y el biopoder, se imbricaron con el discurso médico, creando una

medicina de Estado, otra de las grandes urbes y otra de la fuerza laboral25. La

medicalización de la vida creó nuevas condiciones para gobernar individuos y

poblaciones, facilitando el camino a la investigación de terapéuticas y a la

aplicación de los conocimientos de la razón tecnocientífica al tratamiento de

enfermedades y a la modificación de costumbres poblacionales. Este creciente

ejercicio de poder requiere en una sociedad liberal de espacios de regulación,

control, gestión y coordinación asumidos desde el interior de la organización

médica. La bioética médica responde a esta necesidad.

De otro lado, un trabajo fundamental para la bioética contemporánea lo

constituye la obra de Engelhardt. Allí encontramos otra forma ampliamente

aceptada en la que la bioética asume la reflexión ética, reflejando algunas

características del pensamiento posmoderno.

Engelhardt considera que la bioética propende por una ética filosófico-secular

que permita abordar una pluralidad de ideologías, creencias y tradiciones

morales, en pos de los cánones de la acción adecuada que puedan fijarse

pacíficamente basados en principios escogidos de común acuerdo. La bioética

entonces, se caracteriza por buscar elementos diferentes a la fuerza, para

resolver una controversia, Generalmente se trata del acuerdo fruto de una labor

argumentativa, de una ponderación racional, que posibilita una autoridad

fundada en el consentimiento a través del acuerdo de las partes. La noción de

comunidad moral secular que Engelhardt nos plantea26, es un lugar de

encuentro ―intelectual‖ de personas interesadas en resolver controversias

morales por vías diferentes a la fuerza. Más que a la razón universalista de la

modernidad, se apela a la capacidad de intelectualizar, de generar códigos

gramaticales cada vez más sofisticados y refinados, de producir juegos de

25 Foucault, Michel (1994). Nacimiento de la medicina social. En: Estrategias de Poder. Obras

esenciales vol. II. Barcelona: Paidos. 26

Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Barcelona: Paidós. p. 92.

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97

verdad por especialistas que pueden orientar a conveniencia la capacidad

argumentativa hacia ejercicios retóricos o consensos cargados de prejuicios.

Engelhardt estudia las formas en que la autoridad moral se puede fundar, y

concluye su análisis afirmando que los intentos de justificar una ética secular

de pleno contenido fracasan, por lo general porque, en primer lugar, cuando se

apela a cualquier contenido moral concreto, esto supone plantear la cuestión

de la norma por la que se guía la selección de ese contenido; en segundo

lugar, porque apelar a una estructura formal no ofrece ningún contenido moral;

y en tercer lugar porque apelar a una realidad exterior nos mostrará lo que es,

pero no lo que debe ser o cómo debe enjuiciarse lo que es 27.

La bioética incorpora además algunos rasgos de la ética en la modernidad; su

orientación antropocéntrica donde la vida del hombre intervenida médicamente

es el centro de sus reflexiones. La reflexión ético-moral de la modernidad dejó

de ser heterónoma en el sentido de estar determinada por un ente como la

naturaleza o Dios, para ser autónoma, ya que sólo es determinada por la razón

del hombre. La confianza en la razón, expresada por Engelhardt, como

ponderación racional, encuentro intelectual, capacidad argumentativa es

asumida por el discurso bioético.

Esta racionalidad es la que históricamente hizo posible hablar de éticas

profesionales, códigos de ética y deontologías que comportaban los deberes

que el profesional debe cumplir. La medicina avanzó rápidamente en la

racionalización de los deberes éticos de su práctica. La sistematización de la

deontología médica es entonces el conocimiento que brindó soporte

epistemológico a las propuestas iniciales de la bioética.

El autor que dio fundamento filosófico a la autonomía fue Kant, en su análisis

del imperativo categórico como fundamento racional del deber y por ende de la

27 Engelhardt, Tristram (1995). Ibíd. p. 61.

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autonomía fundada en el ejercicio de la propia razón28. Para Kant, ningún acto

realizado por conveniencia u obediencia a la tradición puede considerarse

moral. El acto moral se ajusta al imperativo categórico, entendido como la

certidumbre racional que permitía obrar como si la máxima de la acción

individual pudiera ser instituida, por la voluntad, en ley universal de la

naturaleza. El tratado de los deberes fundamentados en la razón constituye

una deontología que puede aplicarse a problemas específicos, como en el caso

de la medicina, que ve nacer numerosas deontologías médicas a través de la

modernidad.

Otra doctrina perteneciente a la modernidad de gran incidencia en el desarrollo

de la bioética es el utilitarismo de Stuart Mill29. Para esta corriente de

pensamiento, el valor ético de la conducta está determinado por la utilidad de

los resultados; en otros términos lo bueno es lo útil. La preponderancia del

carácter práctico de los resultados llevó a la formulación del mayor beneficio

(utilidad) para el mayor número de personas, como criterio de la acción moral.

El deber desde la mirada utilitarista es realizar la conducta que tenga mayor

utilidad. El pensamiento anglosajón es ampliamente influenciado por Mill. D.

Ross en su obra Lo correcto y lo bueno de 1930, revisa las tesis utilitaristas y

conceptualiza los deberes prima facie, ampliamente aceptados por la bioética

contemporánea. Estos deberes son condicionales; establecen la necesidad de

reconocer, cuando hay un conflicto o un choque entre deberes, cuál sería el de

consecuencias más importantes y benéficas. Por lo tanto, los deberes prima

facie establecen cuál es el deber con mayor obligatoriedad y cuáles deben

posponerse. Ross hace una articulación entre el deontologismo o los deberes

creados por la razón y el utilitarismo que busca el mayor beneficio (utilidad,

placer) para la mayoría: en síntesis, cuál sería el deber o el principio que en su

aplicación produzca mayores beneficios.

Retornando al siglo XX, los principales referentes éticos que adopta la bioética

los encontramos en las reflexiones del discurso médico. ―La Comisión Nacional

28Kant, Inmanuel (1996). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. México: Porrúa.

29 Mill, Stuart (1984). El utilitarismo. Madrid: Alianza Editorial.

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99

para la Protección de los Sujetos Humanos de Investigación Biomédica y de la

Conducta‖ establecida por el congreso estadounidense entre 1974 y 1978,

produce el Belmont Report, como respuesta a los graves problemas éticos

generados por la investigación y la experimentación médica con seres

humanos. Los principios de respeto por la persona, beneficencia y justicia

fueron propuestos por esta comisión como las bases necesarias para cualquier

investigación en torno a la vida humana.

Beauchamp y Childress30 desarrollan la propuesta de los principios expuestos

en el Belmot Report y los aplican al campo de la medicina. Autonomía,

beneficencia, no maleficencia y justicia serán entonces los principios que la

bioética médica anglosajona adoptará en adelante. Tom Beauchamp es un

utilitarista de la regla; para este autor los actos no se pueden valorar como

buenos o malos más que por sus consecuencias. James Childress es un

deontologista kantiano; considera que la razón puede establecer unos

principios éticos a priori, asumibles por todos los seres racionales, porque la

razón los impone como objetivos.31. El deontologismo kantiano y el utilitarismo

nutren entonces la reflexión de la bioética médica anglosajona.

Contemporáneamente hay un acuerdo en considerar que la bioética debe

asumir una ética empírica, puesto que permitiría superar las dificultades

presentes en los debates de las éticas normativas universalistas frente a las

éticas descriptivas32, al utilizar los conocimientos provenientes de las

investigaciones empíricas para la toma de decisiones.33 El análisis bioético y

30 Beauchamps, Tom; Childress, James (1989). Principles of Biomedicals Ethics. New York:

Oxford University Press. 31

Elósegui, María. Fundamentos de Bioética y necesidades actuales. Facultad de Derecho, Universidad de Zaragoza. Versión digital: http://www.uninet.edu/bioetica/elosegui.pdf (Consultado mayo de 2012). 32

La ética normativa pretende prescribir o recomendar valores y norma; la ética descriptiva estudia el desarrollo de las costumbres morales, los valores de cada cultura, grupo, clase, lugar, época, etc.; y la ética crítica o metaética analiza y esclarece la lógica de los enunciados valorativos. 33

Garrafa, Volnei. Multi-inter-transdisciplinariedad, complejidad y totalidad concreta en bioética. En: Garrafa, Volnei. Kottow Miguel, Saada, Alya (2005). “El estatuto epistemológico de la bioética”. UNESCO e Instituto de investigaciones jurídicas de la Universidad Autónoma de México.

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100

filosófico necesita conocer los hechos, para tener la certidumbre de que su

reflexión no sea una construcción irreal sobre la realidad. Sin embargo,

consideramos que la ética empírica lleva a la bioética a entrar en los juegos de

verdad de la ciencia, lo que implica asumir una serie de supuestos y

preconcepciones que de entrada pueden sesgar la reflexión bioeticista. La

incertidumbre o indeterminación, la relatividad y el cálculo de probabilidades

son conceptos que nos remiten a pensar la inexactitud del conocimiento, nos

invitan a construir reflexiones prudentes frente a conocimientos provisionales,

no a fundamentar moralmente verdades absolutas producidas por la ciencia.

También la fenomenología se preocupó por el sentido del ser y de la vida

humana, deteriorados por la sociedad tecnológica. Sería muy interesante la

articulación de futuros trabajos del discurso bioético, con una escuela de

pensamiento filosófico. Esta escuela desarrolló la idea del mundo de la vida

como a priori de las ciencias y de la técnica34. El concepto de ―mundo de la

vida‖ acuñado por Husserl35 fue la base para que muchos pensadores

buscaran nuevos horizontes de sentido al ser, y dieran mayor significado a la

existencia humana, distanciándose de los reduccionismos de la razón

instrumental.

El concepto de ―mundo de la vida‖ fue además inspiración para Habermas en

su Teoría de la acción comunicativa (1981)36 donde propone un espacio ideal

de comunicación, capaz de albergar a todos los seres racionales, libre de

dominación e interés. La sociedad tecnológica llena de burocracia tiende a

despolitizar a los ciudadanos y a perpetuar las instituciones del Estado; razón y

ciencia serian entonces comprendidos como instrumentos de dominación.

34 Goméz, José (1989). El apriori del mundo de la vida. Fundamentación Fenomenológica de

una ética de la ciencia y de la técnica. Barcelona: Anthropos. 35

Husserl, Edmundo (1991). La Crisis de las Ciencias Europeas y la Fenomenología Trascendental. Barcelona: Crítica. 36

Habermas, Jürgen (1994). Teoría de la acción comunicativa. Tomos I y II. Taurus. Buenos Aires.1990. Véase además la reducción de los problemas sociales a cálculos técnicos, y la determinación del conocimiento especializado al mundo de la vida en ―Ciencia y técnica como ideología‖. Madrid: Tecnos.

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El mundo de la vida sería un camino fecundo para el encuentro de la ciencia

con la ética, culturas que Potter ha señalado como profundamente

distanciadas. Para Habermas, sólo en el mundo de la vida pueden dialogar las

tecnociencias, con las emociones, las pasiones, las fantasías que hacen parte

de la esencia de la vida humana. Reflexiones posteriores de Habermas

muestran una clara preocupación por la intersección entre la medicina y los

dilemas éticos de su práctica, a la luz de la pregunta por el futuro biológico y

moral de la humanidad37.

Retornando al problema inicial del discurso ético como condición de posibilidad

de la bioética, consideramos que la carencia inicial de una fundamentación

ética y filosófica puede ser tomada en parte como una ganancia para la

bioética. Cuando la bioética propone su campo de estudio, invita a las

corrientes ético-filosóficas a construir una reflexión sobre los problemas que

visibiliza. La bioética especifica un campo de reflexión que invita a renovar la

reflexión y a pensar las conexiones entre múltiples campos epistemológicos,

procedimientos técnicos, y escuelas de pensamiento ético-filosóficas. Pero de

igual forma puede constituirse en una enorme dificultad cuando se

instrumentaliza la ética, formulándola como un proceso puramente operativo y

estratégico. La ética comienza a ser pensada como ―un saber que integra los

conocimientos disponibles en orden a la mejor obtención de las metas

deseables de una vida digna y plena de todos los seres humanos‖38. Esta

forma de pensar la ética corresponde con los idearios de la razón instrumental

que ya hemos cuestionado y analizado. De la misma forma consideramos

problemática la reducción de la bioética a los problemas planteados por la

práctica médica.

37 Habermas, Jürgen (2001). El futuro de la naturaleza humana ¿Hacia una eugenesia liberal?

Barcelona: Paidós. 38

A. Blanch (Ed) (2001). La Nueva Alianza de las Ciencias y la Filosofía. Madrid: P.U. Comillas. Qué clase de saber es la ética. Citado por: Abel, Frances (2004). Poder de la biotecnologías biogenéticas dialogo científicos - sociedad. Revista Bioética y debat (38). Barcelona :Instituto Borja de Bioética.

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102

Finalmente consideramos que propuestas como la de Engelhardt, en la que se

rechazan abiertamente los marcos de reflexión ético-filosóficos por

considerarlos cargados de prejuicios, y se asume una ética procedimental, que

sólo se ocupa de problemas concretos y renuncia al ejercicio de su reflexión, es

un camino poco fecundo para la fundamentación ético-filosófica del discurso

bioético.

2.2 El discurso religioso

La reflexión sobre lo moral está unida a las propuestas religiosas que posee

cada cultura, la religión propone un camino de salvación acorde con unas

creencias sobre el origen divino de la vida. Las ciencias biológicas del siglo XX

cuestionan abiertamente las creencias tradicionales en torno a la vida y a la

religión, vamos a desarrollar la relación religión- bioética.

Teniendo en cuenta que teóricamente el discurso bioético, no debe estar

fundamentado en presupuestos religiosos ¿por qué considerar el discurso

religioso como un condición de posibilidad para la bioética contemporánea? La

respuesta que brindaremos a esta pregunta se encuentra en nuestra

metodología de análisis; cuando consideramos las producciones académicas,

las diversas asociaciones bioéticas, a muchos de los más reconocidos

bioeticistas, los grupos representados en los comités de bioética, las

publicaciones, las relaciones históricas entre las instituciones hospitalarias y los

grupos religiosos, y la forma en que se ha desarrollado el discurso bioético, es

decir, si analizamos su dimensión práctica, reconoceremos que el discurso

religioso no sólo es un importante interlocutor sino que ha participado y

posicionado lo que hoy conocemos como el discurso bioético.

La religión provee a las comunidades certidumbres sobre sus orígenes y su

finalidad, brinda un sentido a la existencia y orienta las relaciones que pueden

establecerse con el universo, es decir, con el contexto material, con los

semejantes y con las representaciones de lo sagrado que tiene cada cultura.

Los grandes sistemas religiosos de occidente instituyen su fe en un credo

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103

religioso que implica la obediencia a un código moral establecido en las

escrituras sagradas.

Teóricamente, la bioética aceptada en los centros universitarios, es aquella que

renuncia a fundamentos religiosos y asume un carácter laico. Sin embargo, en

la práctica percibimos que el poder ideológico, económico y social que poseen

las grandes tradiciones religiosas hacen legítimo la producción de un discurso

bioético con una clara fundamentación religiosa.

Más allá de considerar las transformaciones históricas que ha sufrido el

discurso religioso durante la modernidad, queremos hacer visible el lugar

destacado que tienen los discursos religiosos en la producción del discurso

bioético contemporáneo.

En la actualidad sectores de la bioética se autodenominan como movimientos

religiosos y otros laicos; en otros casos el discurso religioso debe estar

presente, o cuando menos de ser uno más de los interlocutores posibles, a la

hora de tomar decisiones frente a un dilema ético producido por la ciencia.

Gran parte de la dificultad para establecer un dialogo real con el discurso

religioso, está en primer lugar en su fundamentación dogmática y universalista

que pone un límite a la emergencia de nuevos consensos, acuerdos o

verdades provisionales; en segundo lugar a su posicionamiento y poder social

que se ha constituido a través de siglos de luchas, y le permite estar en

espacios políticos, educativos y hospitalarios privilegiados:

―grupos de presión religiosos los portavoces de tradiciones y comunidades, gozan de acceso privilegiado no sólo a medios de comunicación, sino también a influyentes comités (…) disfrutan de un camino a la influencia y el poder que otros tienen que ganarse con su propia habilidad o pericia (…) si yo quiero que usted respete mis opiniones sobre política, ciencia o arte tengo que ganarme ese respeto por medio de la discusión, la razón la elocuencia o un conocimiento relevante. Pero si tengo una opinión que es parte de mi religión, los críticos tienen que marcharse de puntillas o desafiar la indignación de la sociedad en general.‖39

39 Dawkins, Richard. ¿Qué es lo que está mal en la clonación? En: Nussbaun, Marta; Sunstein,

Cass (Eds.) (2000). Clones y clones: hechos y fantasías sobre la clonación humana. Madrid: Catedra. p. 69

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104

El discurso religioso posee legitimidad en los debates bioéticos, pese a que es

notoria la crisis de la teología tradicional para representar la realidad fáctica en

torno a las intervenciones en donde la biotecnología rediseña, modifica, mejora,

transforma, la estructura misma de la vida.

El saber producido por la razón moderna poco a poco fue haciendo

insostenibles las creencias religiosas, la capacidad de razonar fue desplazando

paulatinamente a la fe. Por ejemplo, la teoría de la evolución de Darwin

expuesta en el texto El Origen de las Especies, las teorías de Gregor Mendel

sobre los patrones de la herencia y los posteriores desarrollos de las teorías

genéticas y biológicas, fueron ganando adeptos y cuestionando los

fundamentos mismos de las tradiciones religiosas, a saber, sus cosmogonías o

relatos sobre el origen de la vida humana. Las grandes tradiciones religiosas se

fisuraron ante las nuevas concepciones de las ciencias biológicas. Para el siglo

XX, las aplicaciones del enorme conjunto de conocimientos biotecnológicos en

la práctica médica, demandan una nueva comprensión de lo que es la vida, a la

luz de nuevas formas de religiosidad o de conocimientos diferentes a la

teología religiosa tradicional. Durante el siglo XX, la pluralidad y la multiplicidad

de pequeños relatos, de narrativas, son reconocidas como formas posibles de

conocimiento, de representación y autorrealización de las comunidades. Esta

convergencia de la diversidad está presente en la constitución misma de la

bioética.

El manifiesto de bioética Laica40 publicado en Italia, cuna de la religión católica,

evidencia la tensión existente entre los grupos de reflexión que se fundamentan

en dogmas religiosos y otros que sólo toman como base el conocimiento

producido por la experimentación científica. Finalmente esta discusión usó el

término laico en el sentido de no dogmático. No es entonces necesariamente

antirreligioso; laico alude al reconocimiento de un pluralismo de valores,

comunidades e individuos sean o no creyentes. Por lo tanto, las creencias

40 Flamigni, Carlo; Massarenti, Armando; Mori, Mauricio (1996). Manifesto di Bioetica Laica.

Periódico il Sole 24 Ore. 9 junio. Italia.

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105

religiosas se legitiman como discursos para ser tenidos en cuenta, a la hora de

decidir sobre los conflictos producidos por las prácticas tecnocientíficas de la

medicina.

Muchas propuestas bioéticas ―pluralistas‖ son realizadas por católicos

practicantes comprometidos con su fe, por ejemplo Potter41, Engelhardt o

Pellegrino. Es importante reconocer que un importante número de los más

destacados bioeticistas han sido teólogos creyentes, algunos han tratado de

dejar a un lado sus posturas religiosas para crear reflexiones laicas capaces de

dialogar con una sociedad pluralista, otros buscan hacer una lectura del

contexto científico actual a partir de sus propios fundamentos religiosos.

Consideramos que en buena medida la actitud pastoral y las pretensiones

religiosas de brindar una guía para el futuro de la humanidad, para la salvación

de la humanidad, parecen adquirir una nueva gramática a través del discurso

bioético.

Teniendo en cuenta el importante lugar que posee la religión sobre la evolución

histórica del discurso bioético, tampoco podemos afirmar que las pequeñas

comunidades confesionales tendrían entonces el pleno y legítimo derecho de

analizar y tomar decisiones a partir de sus propios credos religiosos, en

situaciones particulares relacionadas con los tratamientos que brinda la

medicina. Un sistema sanitario ampliamente racionalizado, delimitado por los

intereses de un mercado y sometido al imperativo de beneficencia y no

maleficencia, difícilmente puede respetar una decisión que, soportada en una

creencia religiosa, se oponga a la intervención médica óptima o atente contra la

vida biológica al preferir la vida espiritual. Por ejemplo, desde la tradición del

Islam no sería viable la manipulación genética que afecte las células

41 Potter nació en 1911, en el ambiente rural de su natal Dakota del Sur, donde transcurrieron

su infancia y primera juventud. De confesión presbiteriana, recordaba haber sido muy activo en su comunidad religiosa, al punto de inclinarse en cierto momento hacia la vocación de pastor eclesiástico, que después sublimó a través de la actividad científica en el campo tan sensible que eligió. En: Acosta José Ramón. La bioética. de Potter a Potter. Versión digital en: http://www.revistafuturos.info/raw_text/raw_futuro4/Potter.rtf. (consultado en mayo de 2012).

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106

germinales portadoras de la herencia42, en tanto amenazarían modificar la

especie; práctica aceptada y comercializada en otros países con el propósito

de mejorar, diseñar o erradicar una enfermedad genética.

Desde otro nivel de análisis, el discurso bioético a través de los comités de

carácter normativo o consultivo, cuyo objetivo es establecer políticas sólidas en

el ámbito científico y médico para los ciudadanos de los Estados Miembros43,

produce un conocimiento que orienta las políticas de salud que un Estado en

particular asume. Por lo tanto, estos comités ejercen gran influencia social en la

toma de decisiones sobre el futuro, cuidado, intervención y normalización de

las poblaciones. Estos comités dialogan sólo con las tradiciones religiosas más

sólidas de cada país, excluyendo por lo tanto las minorías que no tengan la

capacidad de representación social necesaria para llegar a importantes

espacios políticos. En tanto cada iglesia tienda a afirmar y a imponer su propia

concepción moral, sólo se establecen acuerdos significativos con las

estructuras religiosas más sólidas y representativas; EEUU, Argelia y Colombia

son claros ejemplos de estas prácticas donde las creencias de las religiones

predominantes han hecho parte de las decisiones políticas en los temas sobre

los que reflexiona el discurso bioético.

El teólogo y bioeticista canadiense Hubert Doucet plantea con claridad la

necesidad de establecer parámetros desde la teología en las políticas de salud

que pueda instituir un Estado. No se trata entonces de reconocer y tener en

cuenta las posiciones religiosas que un sujeto tenga frente a un conflicto

específico, generado por la práctica clínica; se trata de acordar las políticas

sanitarias con orden a creencias religiosas. ―La teología participa, a este

contexto, en la misión de mantener viva en la conciencia del conjunto del

42 Ben Hamida, Fakhereddine. Islam y bioética. En: La salud y los derechos humanos.

Aspectos éticos y morales. Pan American Health Organization (PAHO), (12), pp.69-80. Versión digital http://www.webislam.com/articulos/38954-islam_y_bioetica.html (consultado mayo de 2012). 43

UNESCO (2005). Guía no.1 para la creación de comités de bioética. Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura división de ética de la ciencia y la tecnología. Francia.

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107

sistema sanitario el sentido de la existencia que plantea la enfermedad. Su

función es, de alguna manera, profética‖.44

Una profecía sugiere la capacidad de determinar el futuro en nombre o por

inspiración de Dios, profeta es quien anuncia la palabra de Dios y quien

denuncia todo aquello que no se vive de acuerdo con ese anuncio. Un discurso

profético implica además poca capacidad para ser interpelado o cuestionado en

tanto se fundamenta en un mensaje divino. Articular un sistema de políticas

sanitarias, soportado en una industria de intervención biotecnológica sobre la

vida, y en un conjunto de revelaciones divinas basadas en creencias y dogmas

de fe, puede dar como resultado un inédito y cuestionable ejercicio de poder

sobre la vida.

La bioética instituida por la iglesia católica es actualmente una de las más

importantes corrientes que propende por constituir una orientación moral en los

procesos de investigación e intervención, biotecnológicos y tecnocientíficos

sobre la vida. Retomemos las palabras de Juan Pablo II, que dan cuenta del

propósito de esta bioética;

―la bioética tiene la tarea de indicar al mundo de la medicina, de la política, de la economía y a la sociedad en su conjunto la orientación moral que hay que imprimir en la actividad humana y en el proyecto del futuro (...) aflora con gran insistencia la exigencia de guías seguras y maestros de confianza (...) es urgente que la bioética reflexione sobre las raíces ontológicas y antropológicas de las normas que deben orientar decisiones de tanta importancia (…) la bioética constituye un terreno apropiado para un sincero y profundo diálogo entre la iglesia y la ciencia‖45

44 Doucet, Huber (1996). Au Pays de la bioéthique. L`éthique biomédicale aux Etats-Units.

Labor et Fidens. Genève. p. 208. Citado por: Trevijano, Manuel (1999). ¿Qué es la bioética? Salamanca: Ediciones Sígueme. 45

Juan Pablo II (1996). Discurso al Congreso de bioética organizado por la Universidad católica del Sagrado Corazón. Versión digital en: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/1996/february/documents/hf_jp-ii_spe_19960217_congress-bioethics_it.html (consultado mayo de 2012). La preocupación de la Iglesia Católica por la Bioética ha sido constante a lo largo de los años, y cuenta con un número importante de instituciones dedicadas a ello. Desde la Universidad Católica del «Sagrado Corazón» de Roma, donde existe el Centro de Bioética (desde 1986), y el Instituto de Bioética (desde 1992). Esta Universidad desarrolla, además, un Doctorado de Investigación en Bioética (Desde 1990) de cuatro años de duración, junto con becas anuales. Esta misma Universidad otorga un Diploma Universitario en Bioética. Por otra parte, la revista Internacional bimestral de Bioética, Deontología y Moral Médica Medicina e Morale, es también

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108

Consideramos que los enfoques con fundamentos religiosos buscan proyectar

los valores tradicionales de sus iglesias sobre los recientes problemas que

generan las prácticas tecnocientíficas contemporáneas aplicadas al cuerpo

humano. El sincero y profundo diálogo entre la iglesia y la ciencia se limita al

acuerdo entre grupos de poder, grandes multinacionales, figuras

preponderantes de la iglesia que paulatinamente crean las condiciones para el

orden de los nuevos mercados biotecnológicos. Sostener una postura

preexistente frente a los contextos y situaciones cambiantes que

experimentamos en nuestra contemporaneidad, no es necesariamente algo

positivo o negativo, pero queremos señalar las dificultades inherentes a las

políticas que, fundamentadas en principios religiosos, han tratado de orientar el

curso de las sociedades. Estar completamente inmersos en creencias o

fundamentalismos religiosos, puede ser tan problemático como la ausencia

absoluta, la exclusión radical del discurso religioso.

La postura ideológica de la iglesia católica posee una enorme estructura de

producción de saber. Universidades posicionadas ampliamente en muchos

países, por su antigüedad, su estabilidad económica y su ubicación estratégica

internacional en las ciudades con mayor poder cultural y económico.

publicación oficial del Centro y del Instituto de Bioética. Esta revista lleva publicándose desde 1951 a iniciativa del Grupo de Médicos Católicos de Turín para reflexionar sobre temas médico-morales. Su primer director era el Rector de la Universidad Católica del «Sagrado Corazón» Agostino Genelli y en ella colabora Monseñor Sgrecia desde 1974 como co-director. Versión digital: http://www.uni.net/edb/spagnolo/revista.htm (Consultado abril de 2008). Otras organizaciones con reconocimiento son La Asociación de Médicos Católicos de Italia; La Academia Pontificia para la Vida, institución fundada por el Papa Juan Pablo II el 11 de Febrero de 1994 y cuyo vicepresidente es Monseñor Elio Sgreccia. Esta institución tiene por objetivo estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de la biomedicina y del derecho, relativos a la defensa de la vida. Véase la entrevista de la revista Zenit a Monseñor Sgreccia el 13 de Enero de 1998 en Roma, «Club de Castidad» p. 1, en http://www.iponet.es/rilke/bioetica.htm Citado en: Huerga, Pablo (1998). El manifiesto de la bioética laica. Congreso ―Panorama Actual de La Bioética‖,Gijón.

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109

En Italia, el manifiesto de bioética laica,46 realizó un importante debate en torno

al estatuto moral del embrión. Este manifiesto sostiene los siguientes principios:

en primer lugar, cree que el progreso del conocimiento está orientado por un

amor a la verdad, no deben entonces existir intervenciones externas sobre lo

que se debe o no investigar; en segundo lugar, el hombre es parte de la

naturaleza, no se opone a ella; y en tercer lugar, el progreso del conocimiento

es la fuente principal del progreso de la humanidad, porque gracias a esta se

disminuye el sufrimiento humano. Por lo tanto, ninguna autoridad debería

decidir sobre la salud o la vida de un hombre, la fe no debería prescribir

soluciones a los problemas que enfrenta la bioética y se debe garantizar,

gracias a la ciencia, una gran calidad de vida y acceso igualitario a los recursos

de la medicina.

Hay en esta propuesta un dilema interesante; se renuncia a los dogmas de la

religión, pero a condición de desplazarlos a la ciencia, a un supuesto amor

desinteresado y neutral a la verdad. La ciencia y las condiciones del mercado

se convierten entonces en el único medio que justificaría todas las

intervenciones biotecnológicas, que permitan la obtención de un conocimiento y

la manipulación de la vida en aras de su continuo mejoramiento y de la

producción de capital. No se reconoce que un investigador neutral es a la larga

un instrumento al servicio de los intereses de las multinacionales y sus grandes

capitales.

Recordemos nuestro análisis de la razón instrumental, el reduccionismo

consistente en creer que todo lo que es posible a través del método científico

está éticamente validado y establece un necesario progreso. El ser humano no

debe ser reducido a Homo faber constructor de herramientas, poseedor

solamente de un saber hacer, que confunde lo factible con la virtud, prefiriendo

erróneamente el hacer al discernimiento, la utilidad a la dignidad.

46 Flamigni, Carlo; Massarenti, Armando; Mori, Mauricio. Manifesto di Bioetica Laica. Periódico

Il Sole 24 Ore. 9 junio 1996. Italia.

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110

Otra sesgo importante que queremos destacar de la propuesta laica es la

búsqueda racional de principios morales universales, aplicables a todos los

individuos. Crear unas normas morales que pudieran satisfacer con exactitud

las concepciones morales de todos los individuos equivale a efectuar una

aplicación de la razón instrumental en el cálculo y matematización de un

conjunto de principios morales. Búsqueda poco satisfactoria de acuerdo a la

pluralidad que ha logrado ser reconocida por nuestra época.

Finalmente otra relación entre la religión católica como condición de posibilidad

del discurso bioético, la podemos establecer con la familia Kennedy; si bien los

presidentes creyentes de religiones derivadas de la doctrina calvinista son más

tradicionales, Jhon F. Kennedy se convirtió en el primer presidente católico de

Estados Unidos, desde 1961 hasta su fallecimiento en 1963. Su padre Joseph

Kennedy, importante financiero, embajador en gran Bretaña durante la

presidencia de Franklin Delano Roosvelt, fue el donante de 1.3 millones de

dólares para la creación del The Joseph and Rose Kennedy Institute for the

Study of Human Reproduction and Bioethics, de la Universidad Jesuítica de

Georgetown en Washington, fundado por el ginecobstetra holandés André

Hellegers en 1971.

Consideramos que la presencia destacada de la iglesia católica a través de la

comunidad jesuita, influencia de manera latente el desarrollo inicial de la

bioética médica. Los trabajos realizados por la Universidad Jesuítica de

Gergetown, con Hellegers a la cabeza, marcaron el desarrollo de la bioética

médica. Una de las principales características de la orden de la Compañía de

Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola en 1540, ha sido la enseñanza y la

investigación a través de muchos siglos y en todos los continentes del planeta.

Queremos resaltar como parte final de este apartado la particular relación que

se establece entre las creencias de orden religioso, la economía y la política.

Dimensiones que tienen plena vigencia en al actual panorama político mundial

y que están insertas en el discurso bioético. Dentro de la ideología

norteamericana, país donde toma fuerza el discurso bioético médico, se

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percibe el problema de la religión civil47, es decir, la forma en que las

costumbres y las formas de ver el mundo de una región geográfica, se

instituyen como modelo de vida aplicable al resto de la humanidad. Es un

fenómeno que expresa una renovada forma de antropocentrismo, un racismo

de Estado que se esfuerza en hacer semejantes las costumbres y culturas

diferentes. Reconociendo el fenómeno de la religiosidad civil, en una de las

naciones que se ha caracterizado por defender la pluralidad y la libertad, vale la

pena tener en cuenta este elemento para interrogar las diversas formas y los

diversos usos que adquiere el discurso bioético médico, en un contexto social

globalizado, donde se perciben claras ejercicios de poder hacia los países que

no asumen los modelos democráticos y las políticas neoliberales como parte de

sus sistemas de gobierno.

2.3 El discurso jurídico

Los dilemas generados por el vertiginoso desarrollo de las prácticas médicas

durante los siglos XIX y XX, han generado numerosos trabajos en torno al

derecho, a la jurisprudencia y a las políticas públicas sobre el manejo y

tratamiento de la enfermedad. Consideramos que inicialmente las reflexiones

del discurso jurídico sobre los problemas relacionados con el tratamiento que

una sociedad brinda a la vida fueron una base fundamental para brindar un

horizonte reflexivo al discurso bioético. Reconociendo que la pregunta de Potter

sobre el puente entre las ciencias biológicas y las ciencias éticas no se

resuelve a través del discurso jurídico, su cercanía a lo moral, a la tradición, a

las prácticas que son aceptadas en una cultura sí son un referente importante y

una condición de posibilidad para la bioética. Recordemos que no pretendemos

instituir una sumatoria de eventos que siguen un patrón lineal o acumulativo; se

trata de acontecimientos que posibilitan en un juego azaroso de encuentros, la

47 Botey, Jayme. El dios Bush. Universidad Autónoma de Barcelona. Versión digital en:

http://www.cristianismeijusticia.net/sites/default/files/es126.pdf (Consultado mayo de 2012).Para ampliar el concepto de ―religión civil‖ ver Robert N. Bellah (Civil Religion in America). Citado por Botey.

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112

emergencia de nuevas formas discursivas como es el caso del discurso

bioético.

Actualmente, el campo en el que convergen la bioética y el discurso jurídico es,

sin lugar a dudas, uno de los más importantes y de los más productivos. Vamos

a hacer énfasis en la bioética clínica, reconociendo que durante este período

también fueron abordados muchos problemas ecológicos, a través de un

discurso jurídico bastante extenso sobre asuntos que competen a una bioética

global, como por ejemplo, el manejo de las aguas potables y residuales, los

desechos orgánicos e inorgánicos, los alimentos transgénicos, la investigación

con animales, entre muchos otros. Para el Siglo XXI estos problemas cobran

un renovado interés.

En este trabajo consideramos que gran parte de la reflexión del discurso

jurídico es una condición de posibilidad para la bioética clínica.

Contemporáneamente, la bioética nutre la jurisprudencia de los Estados,

entendida como el conjunto de las sentencias de los tribunales, y la doctrina

que contienen frente a una problemática determinada, así como su legislación

que alude al conjunto de normas por las que un Estado gobierna un asunto

específico, por ejemplo la extensa y variada legislación que cada parlamento

proclama sobre los asuntos genéticos48.

Recordemos que uno de los propósitos centrales de este trabajo es tratar de

visibilizar las dificultades inherentes a la puesta en práctica del discurso

bioético. Si sólo reconocemos que la bioética hace un esfuerzo por regular las

prácticas médicas de acuerdo a valores éticos, sesgamos la realidad de las

forma de gobierno contemporáneas que funcionan en muchos casos, como

diría Foucault, consientes frente al gobierno de lo que quieren e inconscientes

de lo que les hace quererlo49. Reflexionemos entonces en la relación existente

entre bioética y jurisprudencia.

48 Ver anexo 2. La Genética en la Legislación.

49 Foucault, Michel (1994). Espacios de poder. La gobernamentalidad. Madrid: La piqueta.

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113

2.3.1 Bioética y jurisprudencia

El poder judicial es aquel que dentro del Estado puede interpretar, hacer

cumplir o revocar las normas jurídicas; está encargado de administrar justicia

velando por el cumplimiento de las leyes establecidas legítimamente. Además,

en algunos Estados, la actividad del juez crea el derecho, en el sentido de la

capacidad que poseen sus interpretaciones, decisiones, fallos y veredictos para

orientar la futura acción legislativa.

Históricamente encontramos en Norteamérica, una extensa literatura de la

jurisprudencia sobre casos clínicos. Estos archivos evidencian los numerosos

debates y dilemas que se presentan por los cada vez más numerosos

experimentos y procedimientos clínico terapéuticos de la medicina del siglo XX;

casos sobre mala práctica, efectos terapéuticos negativos, daño producido a

través de tratamientos farmacológicos, deficiencias en el cuidado de los

pacientes, encarnizamiento terapéutico, debates en torno a nuevas

aplicaciones y usos de la biotecnología, son debates que permiten percibir las

significativas transformaciones sobre los criterios y métodos para legislar

dichos casos. El tradicional paternalismo hipocrático característico del siglo

XVIII fue poco a poco desplazado por el derecho a brindar información y darle

pleno reconocimiento a la autonomía del paciente durante el siglo XX50.

50 Si hasta 1890 los tribunales defendieron el derecho del paciente a la información y la

elección, sólo en los casos en que estas pudieron representar una ayuda terapéutica para el mismo, a partir de esa fecha y hasta 1945, serían otros los criterios jurídicos que se harían valer. Pasaría a primer plano la defensa de la autonomía del paciente, el derecho a elegir como desea ser atendido por el médico y a establecer límites y prohibiciones específicas en relación con la intervención de éste en su cuerpo. Se exigiría el consentimiento del paciente con independencia de su significación terapéutica. No obtenerlo o violarlo sería considerado delito de agresión. (…) Del reconocimiento del paternalismo médico y de su tesis de que la información y la toma de decisiones por los pacientes podrían ser perjudiciales para estos, los tribunales pasarían a la defensa de su autonomía absoluta. La consolidación de esta tendencia en la jurisprudencia norteamericana, y el método para la solución de casos que la caracteriza, basado más en la experiencia judicial precedente y en las costumbres, que en la aplicación de la ley al caso concreto, influirían significativamente en el trazado de nuevos derroteros para la Ética Médica.

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114

La tradición del derecho anglosajón desarrollada en Norteamérica es de gran

importancia para el discurso bioético. Esta tradición interpretó el derecho como

derecho consuetudinario o Common Law. Esta forma del derecho establece

que los casos deben resolverse tomando como referencia las sentencias

judiciales previas, sin regularse completamente por las leyes escritas en

códigos. El juez se ocupa del caso concreto a la luz de las sentencias judiciales

precedentes para llegar a un veredicto justo.

El Juez del Common Law puede resolver un caso aplicando la doctrina

establecida o bien puede instituir una nueva regla para la decisión, ateniéndose

a las particularidades del caso concreto, inscrito en un contexto social o en

unas condiciones tecnológicas particulares. Las sentencias dadas por los altos

tribunales operan como fundamento para la toma de decisiones en dilemas

posteriores con características similares. Los precedentes o sentencias tendrán

mayor obligatoriedad si son emitidos por un tribunal de apelación, en vez de un

tribunal de primera instancia.

Para administrar justicia el discurso jurídico instituye formas de indagación y

examen que se apoyan en los conocimientos plenamente reconocidos

socialmente; la sociología, la antropología, la medicina, la psicología, la

psiquiatría, entre muchas otras disciplinas51, aportan conocimiento en procura

de una correcta toma de decisiones. Las formas de indagación son en sí

mismas formas de producción de la verdad. En este punto creemos que la

necesidad del discurso jurídico de tener medios cada vez más especializados

de indagación sobre los adelantos biotecnológicos y tecnocientíficos es una

condición de posibilidad para el discurso bioético. La bioética entones se

En resumen, la jurisprudencia norteamericana contribuiría notablemente, tanto conceptual, como metodológicamente, al surgimiento y desarrollo del paradigma bioético en Estados Unidos. Legalismo, individualismo y pragmatismo constituyeron su legado principal. Pérez, Marcelino. La ética en salud. Evolución histórica y tendencias contemporáneas de desarrollo. Escuela Nacional de Salud Pública. Versión digital: http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/infodir/la_etica_en_salud._evolucion_y_tendencias.pdf (consultado mayo de 2012). 51

Foucault, Michel (1998). La verdad y las formas jurídicas. Madrid: Gedisa.

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115

constituye como un importante dispositivo para aportar un nuevo orden de

conocimiento al poder judicial. Parte de este conocimiento puede ser producido

a través de los comités de asociaciones médicas profesionales (AMP) y de los

comités de ética médica u hospitalaria (CEH), cuyos objetivos son establecer

prácticas idóneas de atención al paciente y mejorar la atención dispensada al

paciente.52

Las relaciones entre bioética y el discurso jurídico están orientadas además

hacia la regulación de la práctica médica, los protocolos de atención al

paciente, y en general la denominada deontología médica que busca ser

codificada acorde a narrativas jurídicas, con el propósito de reglamentar la

práctica médica y poder determinar los casos en que no se actúa conforme a

estas normas. Se trata entonces de la producción de un saber que normalice

las condiciones del ejercicio de la medicina optimizando sus recursos y

conocimientos.

2.3.2 Bioética y legislación

En este apartado vamos a desarrollar un camino de análisis de lo particular a lo

general, es decir nos ocuparemos en primera instancia de la relación de la

bioética con la legislación médica y posteriormente con la legislación estatal.

Históricamente el discurso médico reguló su praxis a través de una deontología

fundamentada en la reflexión sobre los alcances técnicos de la medicina y en el

conjunto de creencias y costumbres aceptadas en cada momento histórico. Los

continuos avances de las ciencias biológicas, de las aplicaciones

biotecnológicas, de las formas de diagnosticar e intervenir fomentaron una

crisis en la regulación de la praxis médica durante la modernidad. La necesidad

de regular una praxis médica que interactúa de nuevas maneras con los

pacientes, que dispone de novedosos procedimientos tecnocientíficos para en

52 UNESCO (2005). Guía no.1 para la creación de comités de bioética. Organización de las

Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura división de ética de la ciencia y la tecnología. Francia.

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116

el diagnóstico y tratamiento a la enfermedad, posibilita la organización de un

cuerpo de conocimiento con valor prescriptivo y normativo. La deontología

médica precede el camino histórico que posibilitó la articulación entre la

bioética y el discurso legislativo en el campo de la medicina contemporánea.

En el nivel más amplio de análisis, el discurso legislativo trasciende la

regulación de una praxis profesional como en el caso de la medicina, para

llegar a constituir, reformar o derogar el conjunto de leyes socialmente

legitimadas, que orientan y determinan el tratamiento sobre la vida y la

enfermedad. En este escenario, el parlamento de cada Estado requiere un

saber que fundamente y legitime las leyes que, amparadas en un conocimiento

objetivo y articulado a una reflexión ética, determinarán las costumbres

permitidas a los sistemas de salud, a las posibilidades y alcances de la

intervención médica. La complejidad del conocimiento biotecnológico, la

multiplicidad de discursos ético morales, la crisis de los grandes discursos que

pretendían brindar un fundamento a la sociedad y las grandes guerras del siglo

XX, empujaron rápidamente a los Estados a la creación de comisiones

encargadas de reflexionar estos fenómenos. Informes, reportes, estudios,

investigaciones comienzan a determinar el rumbo legislativo que asumirán los

países, y se constituye la necesidad social de tener permanentemente un tipo

legítimo de comisión, capaz de brindar un saber que logre regular las

investigaciones y los diversos tratamientos a la vida, que la medicina y la

industria ofrecen en una desenfrenada competencia. Es aquí donde las

consideraciones del discurso bioético tienen un precedente y una importante

condición de posibilidad que hacen viable socialmente el posicionamiento de

este discurso.

Las leyes positivas formuladas por el poder político de nuestras sociedades

representan, delimitan y definen lo que es conveniente, útil, beneficioso para la

sociedad. Al establecer los límites de lo conveniente, de lo necesario,

esclarecen por extensión lo que es nocivo, inconveniente y perjudicial para una

sociedad, haciéndolo explícito en muchas ocasiones. Durante la modernidad, el

discurso legislativo se aparta de la tradición para tratar de fundamentarse en la

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117

razón; por ello podemos afirmar que las leyes en general pueden contravenir

los principios tradicionales de la leyes naturales (por ejemplo, reglamentación

sobre la fertilización artificial), de las leyes religiosas (legislaciones sobre la

eutanasia, sobre planificación, etc.) y de las leyes morales (jurisprudencia

sobre patentes que privatizan los códigos genéticos de la estructura de la vida

humana, para la explotación económica). La ponderación racional, la reflexión,

el ejercicio deliberativo que invita al diálogo entre diversas disciplinas hacen de

la bioética un importante campo de veridicción53 para el discurso legislativo.

Las relaciones entre medicina, legislación y bioética son complejas,

contemporáneamente se producen principalmente a través de los comités de

bioética de carácter normativo o consultivo (CNP), encargados de establecer

políticas en el ámbito científico y médico para los ciudadanos de los Estados

Miembros. Y los comités de ética en investigación (CEI), que buscan proteger a

los seres humanos que participan en investigaciones encaminadas a obtener

conocimientos biológicos, biomédicos, conductuales y epidemiológicos

susceptibles de ser generalizados (en forma de productos farmacéuticos,

vacunas o dispositivos)54. Estos serían dos importantes escenarios de

producción del conocimiento bioético, que mantienen una estrecha relación con

la construcción de normas del poder legislativo.

Recordemos que la bioética dejó de ser la propuesta global de Potter para

convertirse en una bioética médica que, en sus inicios, se nutre de las

consideraciones deontológicas y filosóficas del discurso médico y

paulatinamente desplaza su campo de acción a la construcción de

legislaciones que puedan orientar el gobierno de los Estados:

53 Veridicción es un concepto que Foucault utiliza para nombrar al conjunto de reglas que

permiten establecer, en una sociedad y en relación a un discurso determinado, los criterios de verdad que permiten decidir sobre la veracidad o falsedad de los enunciados. Véase, Foucault, Michel (2007). El nacimiento de la biopolítica. Argentina: Fondo de cultura económico. P. 53 54

UNESCO (2005). Guía no.1 para la creación de comités de bioética. Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura división de ética de la ciencia y la tecnología. Francia.

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118

―en un principio la bioética estaba orientada hacia la clínica médica, es decir hacia el lecho del enfermo y no existía otra reflexión que la del diagnóstico médico; ahora, se plantea una "fascinación" reglamentaria; y es esta fascinación la que lleva a dictar leyes nacionales que entran en colisión internacional pues las normas de los países son diferentes entre sí, el exceso de legislación ocasiona, como vemos, un nuevo problema.55

La fascinación reglamentaria de los comités de bioética médica permite la

interacción de los roles del médico y el legislador. La bioética es un importante

escenario donde convergen, dialogan e intercambian la medicina y el discurso

jurídico. Su producción discursiva está legítimamente consolidada para fundar

leyes institucionales, regionales, nacionales o internacionales. Un discurso

como la bioética, articula las ciencias biológicas y médicas con los sistemas

morales contemporáneos, legitimando por lo tanto la capacidad de operar

sobre la vida biológica de las personas. Esta capacidad de intervenir sobre las

condiciones biológicas de la vida instituye lo que Foucault denominó

biopolíticas productivas56, optimizadoras de la vida, que encontrarán fácil

aceptación social en un contexto altamente competitivo.

Históricamente otras legislaciones importantes que la bioética médica toma del

discurso jurídico para su propia fundamentación son: La Declaración de

Helsinki de la Asociación Médica Mundial en 1964, donde se desarrolla la

dignidad humana, reconociendo que no todo lo técnicamente posible es

moralmente aceptable; y el Belmont Report de 1978 como respuesta a los

graves problemas éticos generados por la investigación y la experimentación

médica con seres humanos, este reporte estableció los principios de

beneficencia, autonomía y justicia como fundamento de las prácticas clínicas.

55 Byk, Christian. Realidad y sentido de la bioética en el plano mundial. Cuadernos de bioética.

Ed. Ad Hoc. Argentina. Traducción Teodora Zamudio. http://www.bioetica.org/bioetica/doctrina9.htm (Consultado Febrero 2008). 56

Biopolítica, donde el cuerpo, lo cotidiano y lo íntimo se adicionan a una relación estratégica que pretende extraer más fuerzas de las relaciones entre los vivientes y de los vivientes con las cosas. El objetivo de la biopolítica es crear condiciones en los conjuntos poblacionales donde pueda maximizar, coordinar, institucionalizar, estratificar, orientar, las relaciones entre fuerzas para administrar y multiplicar la vida. El análisis e intervención de individuos particulares posibilita la formulación de Anatomopolíticas, como aquellas tecnologías de poder disciplinario dirigidas al hombre-cuerpo, al individuo que se vigila, adiestra, utiliza y eventualmente se castiga, se disciplina para optimizar sus recursos en favor de la producción, maximizando y extrayendo sus fuerzas. Véase: Foucault, Michel (2001). Defender la sociedad. Fondo de Cultura Económica. Argentina.

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Actualmente las numerosas legislaciones que se crean sobre la vida en los

países más desarrollados tecnológicamente, capaces de realizar numerosas

prácticas médicas con biotecnologías de punta, han demostrado la fecundidad

de la relación entre bioética y jurisprudencia. Las consideraciones bioéticas

cobran legitimidad social a través de legislaciones que asumen los valores

propios de la reflexión bioética. Por ejemplo, la Declaración Universal de los

Derechos Humanos de 1948, es rearticulada al asumir las propuestas y los

valores del discurso bioético sobre los problemas genéticos contemporáneos,

cuando la ONU en 1998, ratifica la Declaración Universal de la UNESCO, sobre

el Genoma Humano y los Derechos Humanos de 1997.

Desde el siglo XVIII el discurso médico ha tenido gran capacidad de

fundamentar las legislaciones en torno a la vida biológica de las poblaciones;

este discurso asume en la actualidad que la bioética médica puede garantizar

una mejor, más idónea, ética y equitativa práctica médica, objetivo que

fortalece los procesos de la medicalización de la sociedad.

De otro lado en los Estados sociales de derecho se constituyen nuevas formas

de derechos, denominados derechos humanos prestacionales57, ¿qué relación

puede establecer la bioética con estos derechos?

Durante el siglo XXI en los Estados Sociales de Derecho surgen los derechos

fundamentales prestacionales; estos implican a los entes gubernamentales la

obligación de hacer o de dar, de intervenir activamente en la vida de las

personas, para producir mayor bienestar en sus condiciones de vida. Este es

uno de los ámbitos actuales desde donde la reflexión bioética, en

representación del discurso médico, se articula con la jurisprudencia.

Reconocemos las importantes implicaciones, que puedan tener los derechos

prestacionales para la sociedad, en tanto demandan una respuesta efectiva a

57 Los derechos humanos clásicos denominados negativos o de abstención, son desplazados

por una categoría de derechos prestacionales que implican la obligación de hacer, de intervenir positivamente en la vida de las personas, para obtener mayor justicia

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las instituciones del Estado. Sin embargo, queremos visibilizar los riesgos que

para el ejercicio de gobierno actual, que se orienta hacia la vida y la

administración de las poblaciones, implican unos derechos que legitiman

intervenir acuciosamente en la vida de las personas. Estos derechos legitiman

realizar cualquier intervención sobre la vida de los seres humanos, en la

medida en que se consideren necesarias para garantizar la vida de las

comunidades o individuos. Si por ejemplo la salud logra vincularse a los

derechos humanos a través del concepto de bienestar, se constituye la base de

un derecho prestacional que pretende fomentar el desarrollo humano,

permitiendo que la salud deje de ser una simple atención a la enfermedad y se

posibiliten intervenciones totalizantes sobre la vida biológica de las personas.

Sobre la relación entre bioética y legislación, podemos afirmar entonces, que

de un lado la bioética tiende a autorregularse a través de formas provenientes

del discurso legislativo, y en segundo lugar encontramos que la bioética médica

contemporánea participa activamente de la formulación de legislaciones,

códigos, normas, acuerdos, tratados, leyes. Una de las más importantes

razones de la tendencia a juridificar la bioética médica es garantizar que las

conclusiones a las que llegan los comités de bioética, puedan tener una fuerza

social vinculante legítimamente constituida, es decir, que el saber bioético una

vez articulado al discurso legislativo se constituye en un ordenamiento, en una

regulación social con capacidad de generar consecuencias penales,

comerciales, civiles, políticas, económicas, etc.

En conclusión los procesos de secularización de la bioética han permitido que

se fortalezca la tendencia a constituir los relatos y las decisiones jurídicas como

fuente de moralidad, desconociendo las raíces morales que hacen parte del

mundo de la vida en cada contexto social. La preeminencia del discurso jurídico

es también una salida a la tiranía histórica de las tradiciones religiosas, sin

embargo este desplazamiento radical de la fe y las creencias religiosas, no es

necesariamente la mejor o la única vía para hacer frente a los problemas que

comportan las biotecnologías contemporáneas.

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121

Queremos señalar entonces la enorme importancia que tienen las reflexiones

bioéticas sobre la orientación, construcción y legitimación de las políticas que

un estado asume sobre la vida. El discurso bioético se articula al discurso

jurídico ya sea como elemento para el discernimiento de la toma de decisiones

judiciales; o en el diseño y constitución de legislaciones y políticas públicas, o

como fundamento a la regulación interna de la práctica médica y como garante

ético racional de los protocolos de intervención y tratamiento que la medicina

brinda a los pacientes. La bioética forma parte de la producción de toma de

decisiones frente a las intervenciones de la práctica médica; además participa

en la construcción de políticas públicas sobre la salud, la enfermedad y la

muerte; y tienen injerencia en el diseño sistemas sanitarios. La bioética está

inscrita y determinada por la racionalidad biotecnológica, de allí que sea

fundamental su reflexión autocrítica para que pueda distanciarse de las

determinaciones ideológicas inscritas en nuestra cultura. Vamos entonces a

continuar nuestro trabajo analizando la estrecha relación del discurso bioético

con la medicina.

2.4 El discurso médico

Hemos visto la forma en que el discurso bioético se postula como un espacio

de encuentro entre las ciencias biológicas y las éticas; surge como una

respuesta más frente a los excesos de la razón instrumental; toma como

propias condiciones de la ciencia contemporánea, tanto en su reconocimiento

de la pluralidad, como en la búsqueda de encuentros inter-transdiciplinarios,

requisitos necesarios para su proceder. También pudimos constatar la

ausencia de una fundamentación ético-filosófica en la propuesta de la bioética

global de Potter, y vimos cómo la trama conceptual filosófica y jurídica del

discurso médico fue asumida por el discurso bioético con el propósito de

adquirir un fundamento epistemológico, pero con el costo de generar un

reduccionismo de la propuesta bioética inicial de Potter a los problemas de la

medicina.

Page 122: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

122

En esta parte de nuestro trabajo queremos profundizar sobre la relación entre

la bioética y el discurso médico, que si bien ha estado presente a lo largo de

este trabajo, vale la pena realizar algunas puntualizaciones. Si retomamos la

historia de la medicina durante el siglo XX58, encontramos en una serie de

importantes adelantos tecnocientíficos y biotecnológicos aplicados a este

campo. La forma en que se ejerce la medicina es revolucionada

completamente por el vertiginoso desarrollo de la industria farmacológica y por

los hallazgos de la biología molecular sobre las leyes que rigen la herencia y la

formación de la vida. Además, desde el siglo XVIII, la medicina se

institucionaliza en organizaciones que distribuyen los servicios de salud y

protocolizan esta praxis bajo regulaciones de orden legal, político, empresarial,

económico y ético. El enorme poder alcanzado por el saber y la praxis médica

tiene como consecuencia una sociedad altamente medicalizada, en el sentido

de penetrar todas las esferas de la vida cotidiana proyectando y difundiendo las

relaciones de poder sobre la vida biológica, exigiendo que todos y cada uno

seamos partícipes de los procesos de medicalización. En la historia de la

medicina, podemos evidenciar los alcances sociales y políticos que logró la

medicina, convirtiéndose en una de las ―ciencias‖ más importantes para el

gobierno liberal.

La consolidación social del discurso bioético se alcanzaría en los primeros años

de la década de los 80, como resultado de la labor de la ―Comisión Presidencial

para el Estudio de los Problemas Éticos en Medicina y en la Investigación

Biomédica y de la Conducta‖ (1981-1983) y de la renovación, en el espíritu

bioético, de los Principios de Ética Médica de la Asociación Médica Americana.

Además, el creciente número de publicaciones y eventos científicos sobre

Bioética Médica, y la inclusión de esta en los diversos currículum de las

escuelas de Medicina, contribuirían significativamente a alcanzar este

resultado.

58 Ver anexo sobre la historia de la medicina en el siglo XX.

Page 123: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

123

La bioética es un discurso que logra posicionarse socialmente y adquiere

fundamentación epistemológica a partir de su encuentro con la medicina. El

discurso bioético incorporó una serie de declaraciones, pactos, tratados y

convenciones del discurso jurídico internacional sobre la práctica médica, y

asume en nuestra contemporaneidad la tarea de participar en la producción de

nuevas legislaciones nacionales e internacionales sobre las políticas

relacionadas con las aplicaciones medicas de las biotecnologías.

El éxito del encuentro entre medicina y bioética, que en la propuesta de Potter

no era el problema esencial, se debe a la posibilidad que brinda la bioética de

consolidar un discurso que tenga la capacidad de legitimar cultural, política y

moralmente el controvertido ejercicio de la medicina del siglo XX. Las nuevas

biotecnologías crean nuevas posibilidades de intervenir la materia biológica del

ser humano. Las asociaciones médicas, constituidas generalmente por

médicos especializados, tienden a experimentar fuertes tensiones y a sesgar

las decisiones sobre las vías de desarrollo de la ciencia médica, por intereses

político-económicos de las agremiaciones que los constituyen. Estas

agremiaciones se caracterizan por presentar unas complejas relaciones de

poder, inclinadas hacia la total confianza en la ciencia experimental, dejando

relegados los conocimientos provenientes de otras disciplinas, de otros saberes

como los humanísticos. Esta situación no responde a los idearios de la

postmodernidad, en los que se reconoce cada vez más la importancia del

diálogo de distintos sectores del conocimiento, donde deja de considerarse el

método experimental como el único camino para producir un saber más eficaz

y representativo de la realidad.

El beneficio recíproco que ambas disciplinas reciben cuando articulan sus

intereses es claro. Para la bioética de Potter se constituía la posibilidad de

subsanar su carencia inicial de fundamentación ético-filosófica, a través de

incorporar un conjunto de importantes reflexiones políticas del siglo XX, sobre

el ejercicio médico e investigativo; además, la bioética integra una labor

reflexiva deontológico-moral, establecida en los códigos de ética médica, que le

permiten adquirir fundamentación epistemológica sobre consideraciones ético-

Page 124: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

124

morales, dando como resultado un discurso bioético con mayor interés y

aceptación social que la propuesta inicial de Potter. Para la medicina, el

encuentro con la bioética se constituía paulatinamente en la forma

contemporánea de garantizar que sus intervenciones, búsquedas y desaciertos

estén inscritos dentro de un marco ético de reflexión que justifique y legitime

sus prácticas. Gracias a la intervención de la bioética se institucionaliza una

nueva gramática que le permite al discurso médico justificarse y racionalizarse

con valoraciones éticas.

Durante la modernidad, la comprensión del mundo de la vida a partir de

presupuestos y creencias del discurso médico dejó de ser una tarea exclusiva

del médico para convertirse en una labor realizada por diversos actores

sociales; situación que acrecienta la necesidad de un discurso como el bioético,

capaz de regular, evaluar y estudiar los diversos problemas suscitados por los

procesos de medicalización de la sociedad. La medicalización es un fenómeno

observable en la progresiva participación de la ciudadanía en los asuntos

médicos donde, más allá del enfermo y la familia, son los profesionales de las

ciencias sociales, los medios masivos de comunicación, los religiosos, los

políticos, los bioeticistas, etc. los nuevos agentes que tienen el deber de vigilar,

acompañar, distribuir, promover, mejorar socializar los procesos de

medicalización. Recordemos una de nuestras hipótesis: la bioética médica es

un complejo proceso de refinamiento del discurso y la técnica médica, en la

medida precisamente en que participa del proceso de medicalización de la

sociedad al vincular los nuevos desarrollos de las biociencias médicas con un

cuerpo de doctrinas ético-morales, o al dilucidar los dilemas éticos producidos

por los masivos procesos de medicalización.

La relación entre bioética y medicina no es una relación necesaria. Potter

oncólogo de profesión, cuestionó el sesgo que sufrió el discurso bioético. Para

él la preocupación por el futuro de la humanidad no debería ser un problema

monopolizado por la visión médica:

Él mismo en 1975 señalaba que la bioética quedaba restringida a una

Bioética médica o clínica, como puso de manifiesto en 1975 en su alocución

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125

Presidencial de la 66ª Reunión Anual de la Asociación Americana del

Cáncer. Y en el 2001 en la alocución inaugural del congreso mundial de

bioética (Guijón) donde recibió el Premio de la Sociedad Internacional de

Bioética 2000. Potter se quejaba de que "la Bioética hubiera sido acaparada

durante la siguiente década por los 'comités bioéticos' médicos que

trabajaban en Centros de Bioética en el área clínica, tratando problemas de

vida y muerte que son todavía controvertidos.59

La bioética deja relegado su carácter global para enfocarse en una visión

médica. No queremos decir que la bioética global no tenga grupos de trabajo,

investigadores e importantes aportes en la actualidad; queremos señalar la

predominancia y la mayor representatividad de la bioética médica, hasta el

punto que en muchas definiciones y en los significados colectivos se considera

que la bioética es constitutiva de la medicina. La nueva capacidad que ofrece la

biotecnología para administrar, rediseñar y reproducir la vida, requiere de un

discurso como la bioética capaz de legitimar, ordenar y articular los sistemas de

bienestar, las políticas públicas y las prácticas medicalizadas sobre el cuerpo,

con una producción de saber institucionalizado y a través de redes de

conocimiento globales.

Podemos entonces reconocer que el nacimiento de la bioética está marcado

por numerosos discontinuidades epistemológicas, tecnológicas, geopolíticas y

económicas del siglo XX. Para finalizar vamos a especificar algunos

acontecimientos relevantes en la historia de la medicina del siglo XX, que han

generado la necesidad social de una reflexión que permita hacer un uso

adecuado de la capacidad y la disponibilidad que las nuevas tecnologías crean

sobre la vida. En primer lugar, los diagnósticos prenatales que ponen en

discusión el debate sobre el aborto, sin recurrir a argumentos de planificación

sexual; el advenimiento de las drogas inmunosupresoras que hacen posible los

trasplantes de órganos, como las cirugías a corazón abierto; la hemodiálisis

que aparece en 1962, el nacimiento de Louise Joy Brown en 1978 en

59 Lacadena, Juan. Orígenes de la bioética: Van Rensselaer Poter, in memoria (2). Versión

digital en: http://www.cnice.mecd.es/tematicas/genetica/2001_10/2001_10_01.html (consultado en mayo de 2006).

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126

Inglaterra, el primer bebe probeta del mundo; la revolución sexual generada por

los primeros anticonceptivos; la transferencia de la información genética

nuclear de la oveja Dolly por Ian Wilmut en 1997. En general para las nacientes

biotecnologías del siglo XXI, el cuerpo humano es considerado como una

plataforma susceptible de diversas ampliaciones, expansiones e integraciones

de mejoramiento.

Uno de los principales referentes para el discurso bioético se registró

históricamente en un artículo de la revista Life del 9 de noviembre de 1962,

cuando en Seattle (Estado de Washington) se decidió crear un comité de legos

no médicos, para decidir qué pacientes tenían posibilidad para beneficiarse de

la entonces reciente máquina de hemodiálisis. Este comité debía seleccionar

los pacientes a quienes se pudiera ofrecer el tratamiento posibilitado por el

doctor Belding Scribner al inventar la conexión y la cánula arteriovenosa, en

1961. La pregunta subyacente era ¿por qué un avance médico debería crear

una nueva discriminación médica? ¿Quién y cómo se elegiría a los candidatos?

La novedad estribaba precisamente en que la respuesta a estos interrogantes

no recaía sobre los médicos, sino sobre una representación de la comunidad60.

El primer transplante de corazón realizado por Christian Barnard en Sudáfrica

en 1967 y el concepto de muerte analizado por la universidad de Harvard en

1968 que dio como resultado un artículo sobre muerte cerebral, que fue

reconocido rápidamente por el sistema legislativo de los estados con mayor

desarrollo tecnológico. En general ―Se incubaba hacía tiempo en los Estados

Unidos un proceso de revisión de las metas y las prácticas de la medicina.

Manifestaciones de ello fueron los libros de Joseph Fletcher, "Morals and

Medicine" (1984) y de Paul Ramsey, "The Patient as Person" (1970)‖61.

Otro caso de enorme importancia para la bioética médica toca el tema de la

muerte digna. Karen Ann Quinlan en 1975 motivó el debate sobre la eutanasia

60 Lara, Francisco. Introducción a la bioética. Universidad de Granada. España. 2005. Versión

digital: http://www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/bioetica.htm#01 (consultado en mayo de 2012). 61

Lolas, Fernando (1997). Bioética: una palabra con historia. El Mercurio, Centro interdisciplinario de estudios de bioética. Chile. Versión digital en: http://www.bioetica.uchile.cl/entre/docs/biohis.htm (consultado en mayo de 2012).

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127

y el derecho a la propia muerte, y la reflexión sobre casos de coma

irreversibles. Los padres piden que la desconecten del respirador artificial para

que pueda morir en paz. Tras una denegación judicial hay un recurso, en el que

el Tribunal Supremo de Nueva Jersey autoriza la desconexión sobre la base

del "derecho a una muerte digna y en paz". Se visibiliza las posibilidades de un

encarnizamiento terapéutico a partir de la aplicación de tecnologías que al

operar y mantener la nuda vida, olvidan por completo los rasgos característicos

de una vida auténticamente humana. Una de las recomendaciones del Tribunal

Supremo que intervino en el caso Quinlan fue la de que los hospitales creasen

"Comités de ética" capaces de enfrentarse a este tipo de conflictos. Surgieron

directrices sobre la reanimación, sobre el empleo o no de tratamientos

―costosos‖ para mantener con vida recién nacidos con graves anomalías.62

La capacidad de transformar el cuerpo humano, refaccionarlo, potencializarlo,

curarlo, mejorarlo, embellecerlo, prolongar su vida, rediseñarlo, cuestiona

profundamente las nociones tradicionales sobre lo que es el hombre. Relatos

que cumplen la función de mantener un nivel de estabilidad frente a lo que

somos, nuestros orígenes y objetivos vitales. El ser humano contemporáneo

tiene entonces nuevos poderes, inserto en una capacidad biotecnológica que le

permiten transformar la realidad no solo en su contexto material, sino de las

estructuras biológicas de los seres vivos.

La ciencia hoy en día, ha hecho posible intervenir directamente la estructura de

las formas de vida, a partir de la comprensión de la constitución de las

moléculas que trasmiten la herencia y determinan la síntesis de proteínas, cuya

función es controlar la estructura, las reacciones químicas, el transporte de los

elementos necesarios para el funcionamiento celular. Las moléculas de ADN

fueron representadas en una cadena de doble hélice por Francis Crick y James

Watson en 1962. Esta comprensión abre el camino para inéditas formas de

intervención sobre la estructura de la vida misma; la genómica, la proteómica,

62 Lara, Francisco. Introducción a la bioética. Universidad de Granada. España. 2005.

Versióndigital: http://www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/bioetica.htm#01 (consultado mayo de 2012).

Page 128: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

128

la transgénesis, las nanotecnologías, la ingeniería genética y en general una

compleja arquitectura tecnológica sobre la vida desarrollada durante el siglo

XX. Estos conocimientos plantean la posibilidad de mezclar arbitrariamente y

en periodos muy cortos estructuras que han tardado miles de años en

relacionarse con su medio ambiente a través de la evolución. Desde sus

inicios, la manipulación de los procesos reproductivos, cargados de una

vocación eugenésica, ha creado una serie de dilemas éticos a los que ninguna

disciplina logra responder con rigor. Las prácticas médicas en torno a estos

problemas comienzan a justificar la necesidad de un discurso como la bioética.

La nueva ciencia genética despierta más cuestiones inquietantes que cualquier otra revolución técnica de la historia. Al reprogramar los códigos genéticos de la vida, ¿no nos arriesgamos a interrumpir fatalmente millones de años de desarrollo evolutivo? ¿Acabaremos por ser alienígenas en un mundo poblado de criaturas clonadas, quiméricas y transgénicas? La creación, la producción masiva y la liberación a gran escala en el medio ambiente de miles de formas de vida sometidas a la ingeniería genética, ¿no causarán un daño irreversible a la biosfera y convertirán la contaminación genética en una amenaza aún mayor para el planeta que las poluciones nucleares y petroquímicas? ¿Cuáles son las consecuencias para la economía mundial y la sociedad de que el acervo genético mundial quede reducido a mera propiedad intelectual patentada, sujeta al control exclusivo de un puñado de multinacionales? 63

Un nuevo orden de examen, control, racismo de las razas, saber-poder,

anormalidad surge con el desarrollo de la ingeniería genética, será necesario

estar atentos a las formas de utilización de estas biotecnologías.

Hasta este punto de nuestro trabajo hemos podido constatar la interacción de

un conjunto de discontinuidades que han ejercido una clara influencia en el

desarrollo histórico de la bioética médica; el discurso jurídico, ético-moral, el de

la ciencia y las biotecnologías. Estos discursos aportan nuevas gramáticas de

enunciación de la verdad, la bioética toma nuevos rumbos y se constituye como

una disciplina focalizada sobre el quehacer de la medicina. Vamos a iniciar

nuestro análisis sobre el concepto de biopolítica, contrastándola con la bioética

médica.

63 Rifkin, Jeremy (1999). El siglo de la biotecnología. Barcelona: Crítica. pp. 14-15.

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129

III

BIOPODER Y BIOPOLÍTICA

1. La investigación genealógica

Vamos a proponer una serie de consideraciones sobre la genealogía como

método de investigación. A través de este camino investigativo Foucault llegó a

percibir las relaciones de poder de los discursos llevados a la práctica,

comprendiendo la manera en que los discursos se materializan en acciones

concretas que afectan la vida de los hombres. Los trabajos genealógicos de

Foucault le permitieron advertir una nueva lógica en las relaciones de poder

contemporáneas a las que denomióo biopoder, entendido como un ejercicio de

poder que administra la vida de individuos y poblaciones. En segundo término

vamos a precisar el concepto de juegos de verdad, que nos permitirá

esclarecer la relación entre el saber y el poder; los juegos de verdad explican la

forma en que verdades y discursos son capaces de modificar la relación del

sujeto consigo mismo, con sus semejantes y con su entorno. Por último vamos

a profundizar sobre las distintas facetas del biopoder: la anatomopolítica

orientada hacia cada individuo particular y la biopolítica que interviene sobre

poblaciones con el propósito de optimizar, maximizar sus condiciones de vida;

y en particular sobre los procesos de medicalización de la sociedad, donde

podemos apreciar con mayor claridad las consecuencias socio-políticas de este

ejercicio de poder.

La genealogía constituye el énfasis del trabajo investigativo y conceptual de los

análisis críticos de Foucault. La genealogía es una práctica histórico- filosófica,

que difiere de una historia lineal de la filosofía, es decir, no se trata de una

visión historicista fundamentada en la concepción de una historia progresiva,

capaz de alcanzar estados universales de validez. Tampoco se refiere a una

filosofía de la historia, como aquella reflexión que da sentido a las bases

epistemológicas del quehacer del historiador. Una práctica histórico-filosófica

es un ejercicio reflexivo que, a partir de los archivos o documentos históricos

interroga el presente, para relativizar la estabilidad de los modelos rígidos de

Page 130: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

130

sentido o interpretación, produciendo un nuevo campo para la reflexión

filosófica.

El referente más importante de Foucault lo constituye el trabajo genealógico

realizado por Nietzsche, quien cuestionó los fundamentos que las sociedades

tradicionales asumían como verdades absolutas. Nietzsche elabora la

genealogía de la moral indagando por el origen histórico de los valores,

certezas y dogmas por los que los hombres han dado su vida, han sacrificado

su existencia, han renunciado al placer, han sometido sus cuerpos, sus deseos

y sus pasiones. En su detallada investigación demuestra cómo cada verdad,

cada valor, cada dogma es construido por el hombre y responde a la

convergencia de múltiples fuerzas intereses y presiones. La labor del

genealogista es relativizar las verdades metafísicas, tomadas por

incuestionables y absolutas, haciendo evidente su fragilidad y el carácter

parcial de su fundamentación. Por lo tanto, este procedimiento investigativo

tiene efectos en el presente, en la forma de comprender las cosas; cuando se

relativizan y se diluyen las certidumbres que otrora fundamentaban nuestra

condición de ser en el mundo, liberamos nuestra condición de sujetos de un

grupo de creencias constitutivas de nuestra identidad colectiva. La genealogía

es, por consiguiente, una táctica liberadora de los saberes históricos

sometidos, con efectos sobre los procesos de constitución de nosotros mismos.

La crítica nietzscheana despeja lo real de los marcos trascendentales que lo

ahogan1, desenmascarando los ideales y las perspectivas trascendentales

desde donde la visión metafísica interpreta lo existente, desde donde se han

forjado los pilares de la cultura occidental. La genealogía se propone mostrar

cómo se originan y desarrollan los valores, y en especial, hacia donde

conducen, qué significan sus implicaciones y consecuencias para la vida2. Por

lo tanto, el análisis y la crítica sobre los valores que realiza la genealogía llevan

1 Vermal, Juan (1987). La crítica de la metafísica en Nietzsche. Barcelona: Anthropos. p. 46.

2 Sánchez Meca, Diego (1989). En torno al superhombre Nietzsche y la crisis de la modernidad.

Anthropos: Madrid. p. 127.

Page 131: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

131

implícita una transformación de las concepciones sobre la vida, una liberación

de las posibilidades del presente.

Señalemos con más precisión algunas características de la genealogía; en

primer lugar, la genealogía renuncia a la búsqueda del ―origen‖ metafísico y

fundamental3, pues comprende que a través de un trabajo analítico detallado,

no se encuentran verdades inmanentes y absolutas; por el contrario se hace

evidente la fragmentación y relativización de los saberes centrales, de los

grandes metarrelatos y de toda afirmación que se proclama verdad

fundamental.

La genealogía demuestra que no existen esencias eternas e inmutables. Los

conceptos, los valores y las verdades son construidos por el hombre, a partir de

fragmentos extraños entre sí mismos. Los objetos para ser nombrados y

representados son recortados desde ángulos y aspectos parciales e

incompletos. La genealogía encuentra en el lugar de las esencias y las

verdades inmutables una serie de conjuntos de acontecimientos, subrogados,

relevados, silenciados por una tendencia dominante que los articula en una

interpretación metafísica del mundo. Detrás del conocimiento y de la verdad

con pretensiones de universalidad, se encontrará una voluntad de poder

expresada en modos y actos de sujeción y dominación, tales como el instinto,

la pasión, la crueldad y la injusticia de los que definen las cosas como son.

En segundo lugar, podemos afirmar que ―la búsqueda de la procedencia no

funda, por el contrario: conmueve lo que se percibía inmóvil, fragmenta lo que

se pensaba unido‖4. El análisis del material histórico no tiene como objetivo

brindar fundamentación a una teoría unitaria; la genealogía pretende captar los

elementos disonantes, acallados, demostrando la no existencia del ser en sí de

las cosas. La ausencia de una esencia de las cosas permite formular una

discontinuidad en los objetos, liberando el valor particular de cada elemento. El

3 Foucault, Michel (1983). Nietzsche, la genealogía, la historia. Traducción realizada por María

Luisa Jaramillo. Revista de sociología Medellín, 5, 5-15. 4 Foucault, Michel (1983). Ibíd. p. 8

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132

análisis de la procedencia invita a reconocer la multiplicidad, la dispersión, los

accidentes y los azares que interactúan en la configuración del mundo que

conocemos. El abordaje genealógico descubre en la raíz de lo que conocemos

y de lo que somos la exterioridad del accidente, lo contingente.

Un tercer elemento que se desprende de los anteriores es la imposibilidad de

aceptar ingenuamente el progreso teleológico, es decir, la creencia en el

desarrollo histórico progresivo, a través de un proceso de racionalización

continuo. La concepción sobre un progreso histórico lineal e ilimitado, requiere

de unas bases fundamentales desde donde se desarrollaría el conocimiento, ya

sea para adicionarse a los fundamentos y darles mayor consistencia, o bien

para alcanzar los objetivos que estaban previamente trazados en cada

fundamento. La investigación genealógica revela las luchas, las tensiones que

se encuentran en cada progreso histórico y epistemológico, demostrando la

imposibilidad de una continuidad lineal, progresiva y universalista en el discurso

o en el saber.

Si las esencias metafísicas y las definiciones últimas de las cosas proceden del

conflicto contingente de las relaciones de poder, la historia no puede explicarse

según una verdad absoluta, ni posee un sentido único y exclusivo. Por lo tanto,

la historia sería fragmentada y discontinua. Foucault sospecha de la

continuidad histórica y la racionalidad creciente, característica del pensamiento

ilustrado, que propone como solución a los problemas sociales y políticos ,

recuperar la senda que establece contacto con la línea que fundamenta

teleológicamente el sentido de la vida y de la historia.

La renuncia a una visión unitaria del mundo nos conduce a un cuarto elemento

del ejercicio genealógico, su interés por la multiplicidad; por ello Foucault no

pretende señalar la unidad que se produce a través de los conceptos, sino

hacer evidente la multiplicidad de fuerzas, de consecuencias prácticas, de

intereses, de saberes, de posibilidades, que participan de los acontecimientos

históricos. De allí la importancia de describir los detalles de cada situación

histórica.

Page 133: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

133

Para llegar a la multiplicidad, Foucault se ocupó de lo singular, de los espacios

locales, de los contextos particulares. La revisión de los efectos prácticos de los

discursos puede nombrarse como un operar desde la superficie, que trata de

evitar el juego de las especulaciones conceptuales, de las interpretaciones y de

los excesos del discurso. La multiplicidad desestabiliza los modelos rígidos y

tradicionales de la realidad, de la identidad y de la verdad, en una práctica que

le apuesta a la liberación de las subjetividades y de las formas de ser en el

mundo.

El quinto elemento que consideramos importante destacar es la crisis de la

representación que tiene consecuencias en el valor de la interpretación. El

análisis de los formas de representación que Foucault realiza en Las palabras y

las cosas, a través de la historia de la teoría general de los signos, evidencia la

manera en que la representación se desplaza de la iconicidad a la

arbitrariedad, característica que posibilita un enfoque racionalista en los nuevos

análisis de la lógica del signo. Posteriormente durante el siglo XIX, se produce

una historización del signo: ―los signos eran tal como eran, no a causa de las

cosas representadas, ni por las leyes de la lógica de los signos, sino a causa

de la evolución e historicidad de los mismos signos‖5. Finalmente Foucault

señala la concepción estructuralista de Saussure sobre el signo lingüístico

como otro de los grandes detonantes de la crisis de la representación. Desde

esta mirada, el signo tiene valor sólo por las oposiciones y diferencias que

establece con otros signos de la cadena significante. Todos estos sesgos

muestran la fragilidad del signo lingüístico para representar, justificando

además el cuestionamiento a realizar una interpretación, en tanto es necesario

el uso de signos del lenguaje, para ampliar el campo de comprensión y

representación del objeto abordado. Cuando interpretamos hacemos una

recomposición de un conjunto de elementos en una nueva serie que permite

interrogar, demostrar o fragmentar antiguos postulados: ―Interpretar es

5 Nöth, Winfried (2001). Autorreferencialidad en la crisis de la modernidad. Cuadernos: Revista

de la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, (17), p. 366. Versión digital en: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/185/18501720.pdf (consultado mayo de 2012).

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134

apoderarse, por la violencia o subrepticiamente, de un sistema de reglas que

no tienen en sí significación esencial, e imponerle una dirección, plegarlo a una

nueva voluntad, hacerlo entrar a otro juego y someterlo a reglas segundas‖6.

No se trata entonces de fomentar complejas elucubraciones conceptuales, que

deslizan la mirada hacia el plano de las abstracciones y de las esencias

eternas e inmutables. La genealogía sospecha de los artilugios conceptuales,

de los excesos del lenguaje; apela por lo tanto, al estudio del lenguaje

reconociendo sus límites para representar, pensando sus consecuencias

prácticas, procurando describir situaciones, campos, espacios, contextos,

superficies, desde donde se pueda describir las formas en que se materializa el

lenguaje.

Finalmente, sin pretender reducir la riqueza conceptual del uso que Foucault da

a la genealogía, vamos a señalar un sexto aspecto que se deduce de la

multiplicidad y la crisis de la representación. Para poder dar cuenta de ambos

fenómenos, la genealogía describe contextos históricos interrogando las

relaciones de poder que se establecen a partir de las diversas máscaras que la

verdad adopta a través del lenguaje. Gracias a la descripción histórica, la

multiplicidad emerge en primer término cuando se brinda un lugar a los otros

discursos, a los que podemos denominar como saberes singulares o

particulares que no han sido reconocidos por los sistemas de pensamiento

tradicionales. En segundo término, la multiplicidad se revela a través del

señalamiento de los juegos de sujeción que establecen los discursos; cuando

se develan las consecuencias de un discurso se diluyen los fundamentos,

dando lugar a espacios, costumbres, usos y formas diferentes. La descripción

histórica abre entonces la posibilidad de liberar de las concepciones

tradicionales, los discursos y las prácticas de sí, que se pueden encontrar en

un grupo social particular.

Los trabajos genealógicos de Foucault le permitieron interrogar las relaciones

de poder centradas sobre la vida y en particular sobre el cuerpo, llegando a la

6 Dussel Ines (2003), Foucault y la escritura de la historia: reflexiones sobre el uso de la

genealogía. Revista de educación y pedagogía, 15 (37), p. 18.

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135

formulación del concepto de biopoder, el cual le permitió explorar las relaciones

de poder constituidas por la anatomopolítica y la biopolítica desarrolladas a

partir del siglo XVIII en las Estados democráticos liberales. El concepto de

biopoder toma como referente central el cuerpo en tanto superficie de

inscripción de acontecimientos: ―el cuerpo impreso de historia y la historia

arruinando el cuerpo‖7, denotan la dinámica que se sostiene en las

producciones de verdad en occidente, tendientes a dominar, normalizar,

disciplinar y aplicar múltiples tecnologías sobre el cuerpo, con el propósito de

optimizar sus fuerzas para brindar una mayor capacidad de usufructuar la vida.

Podemos afirmar que la genealogía investiga la procedencia histórica de lo que

se tiene por supuesto o verdadero, realizando un detallado análisis sobre los

documentos históricos que permiten percibir los múltiples matices de los

acontecimientos y de los enunciados. A través de este análisis se retoma lo ya

enunciado para abrirse al espacio de su propia posibilidad, al ámbito de su

emergencia8, buscando la singularidad del acontecimiento, la discontinuidad de

los objetos y de los sujetos de conocimiento. Por lo tanto, el discurso es

interrogado en el plano pragmático, desde sus consecuencias prácticas.

El análisis que Foucault realiza sobre las consecuencias prácticas le permitió

pensar el poder como un conjunto de relaciones que no son macizas, ni

homogéneas; relaciones que se desplazan y se expresan en situaciones

específicas, en eventos cargados de múltiples tensiones y fuerzas. Las

relaciones de poder son fuerzas que circulan, ―deben analizarse como algo que

circula, como algo que solo funciona en cadena (…) el poder se ejerce en red

y, en ella, los individuos no solo circulan, sino que están siempre en situación

de sufrirlo y también de ejercerlo (…) el poder transita por los individuos, no se

aplica a ellos.‖9

7 Foucault, Michel (1983). Nietzsche, la genealogía, la historia. Revista de sociología Medellín,

5, p. 8 8 Recio, Felix. ―El enfoque arqueológico y genealógico‖. En: García, Manuel; Ibáñez, Jesús;

Alvira Francisco (Comps.) (2003). El análisis de la realidad social, métodos y técnicas de investigación. Madrid: Alianza. 9 Foucault, Michel (2001). Defender la sociedad. Argentina: Fondo de cultura económica. p. 38

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136

La concepción del poder en Foucault es representada como la confrontación de

fuerzas que pugnan por el control, la influencia y la dominación del otro y de lo

otro. El poder se refiere, entonces, al conjunto de las acciones que cada sujeto

utiliza para influir sobre las acciones de los otros. Las relaciones de poder se

materializan en tecnologías, tácticas, estrategias y juegos de verdad, que

circulan al interior de las sociedades y que pueden ser ejercidos por cada uno.

Por lo tanto, cada individuo posee un poder sobre sus semejantes y cada

individuo puede operar formas de resistir. Dentro de la compleja red de

relaciones de poder pueden existir relaciones totalitarias, las cuales pretenden

dominar a un individuo en particular, o a colectividades en general. El poder no

puede reducirse al ejercicio de una prohibición, porque para influir sobre el otro

es posible incitarlo, seducirlo, inducirlo, facilitarle, dificultarle, ampliarle,

limitarle, entre muchos otros juegos de posibilidades de relación.

Las relaciones de poder son juegos estratégicos que pueden pensarse desde

dos perspectivas; en primer lugar, cuando estas relaciones pretenden

influenciar el campo de acción del otro, existe la posibilidad de responder bien

sea para no permitir que la propia conducta sea determinada, o para tratar de

determinar la de los otros; y en segundo lugar como estados de dominación,

caracterizados por el ejercicio unilateral de las relaciones de poder, donde la

movilidad, la reversibilidad, la respuesta, quedan limitadas por un ejercicio de

poder asimétrico, totalitario, sedimentado en una sola dirección.

La genealogía interroga las relaciones de poder, analizando las formas en que

son ejercidas en el plano de las experiencias, más allá de interesarse en quién

lo posee, y cuál pudiera ser el origen y el lugar de esa posesión. Las relaciones

de poder son reconocidas a partir del análisis de documentos históricos, que

reflejen la complejidad de fuerzas que se han ejercido en torno al discurso de

verdad. Tener en cuenta, reconocer, darle un lugar a los saberes sometidos, a

los saberes de la gente, es una consecuencia de la investigación genealógica,

porque estos saberes tienden a ser absorbidos y acallados por sistemas de

Page 137: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

137

pensamiento avalados por las comunidades científicas predominantes en un

momento histórico concreto.

¿Por qué es importante otorgarle un lugar a los saberes que han sido

absorbidos por los grandes sistemas tradicionales de pensamiento? La

posibilidad de reconocer una mayor diversidad en los saberes brinda un marco

de referencia más amplio para las formas de subjetivación. Aunque estos

pequeños relatos han sido considerados como insuficientes, erróneos,

parciales e inferiores al saber científico clásico, es desde esos saberes que el

ejercicio de la crítica puede expresarse, nombrándolos como los saberes

específicos, particulares, locales, capaces de incrementar las condiciones para

que el sujeto pueda auto-representarse, crearse, relacionarse y realizarse.

Foucault trata de tener en cuenta los otros saberes, los saberes cotidianos,

debido a su capacidad de resistir las relaciones de poder totalitarias, inscritas

en los saberes científicos. La genealogía consiste entonces en el ―acoplamiento

de los conocimientos eruditos y de las memorias locales que permiten la

constitución de un saber histórico de la lucha y la utilización de ese saber en

las tácticas actuales‖10 . Por la tanto es importante reconocer que el

cuestionamiento de las verdades que pretenden poseer validez universal se

constituye en una posibilidad de intervenir en la liberación de nuestro presente.

Para la labor genealógica es necesario, entonces, asumir la crisis de la

representación, desconfiando de los juegos interpretativos del lenguaje y de los

sistemas de conocimiento generalizados. Las formas de saber predominantes

producen, en último término, el régimen de verdad al que una sociedad

determinada se acoge. Este régimen legitima el ejercicio de un poder contra el

que la genealogía lucha, resistiendo los excesos de los discursos ―científicos‖

de la sociedad moderna.

10 Foucault, Michel (1992). Microfísica del poder. Madrid: La Piqueta. p. 130

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138

A continuación vamos a hacer una referencia más detallada a lo que Foucault

denominó juegos de verdad, porque allí es donde el trabajo genealógico puede

difuminar las pretensiones del ejercicio de poder que se fundamenta en una

verdad ―absoluta‖, terreno de lucha y confrontación por las relaciones de fuerza

que se producen cuando los discursos son llevados a la práctica y logran

inscribirse en el cuerpo.

2 Juegos de verdad

Una de las principales condiciones de posibilidad para las relaciones de poder

son los discursos de verdad. Estos discursos se estructuran a partir del saber

que se acepta como verdadero en una sociedad determinada. En este apartado

vamos a analizar la forma en que estos discursos son juegos de verdad

capaces de justificar y desplegar prácticas y dispositivos que vehiculizan las

relaciones de poder en un contexto histórico determinado.

Consideramos que un referente para abordar el concepto de juegos de verdad

lo constituye Ludwig Wittgenstein, uno de los autores más representativos de la

filosofía analítica. Este autor trató de comprender la complejidad del lenguaje y

la crisis de la representación del lenguaje con pretensiones absolutas,

formulando la categoría de juegos de lenguaje. Este recorrido nos permitirá

hacer más comprensible la propuesta foucaultiana sobre los juegos de verdad,

que trata de evidenciar la articulación del lenguaje con el poder, rasgo

destacado del quehacer genealógico.

Wittgenstein en su Tractatus lógico-philosophicus11 realiza un importante aporte

a la reflexión en torno al lenguaje, a través de su preocupación por la

clarificación lógica de las ideas. Gracias a los postulados de este autor se

consolidan las bases del denominado giro lingüístico en el siglo XX. Su primer

propuesta lógico-filosófica aborda los problemas del conocimiento científico por

11

Wittgenstein, Ludwig (1983). Tractatus lógico-philosophicus. Madrid: Alianza editorial. 1ed. 1918.

Page 139: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

139

medio del análisis del lenguaje, a través del esclarecimiento de conceptos,

propendiendo por la elucidación de un lenguaje que pudiera reflejar la realidad

y superando los falsos problemas planteados por el escepticismo filosófico, que

olvidaba precisar los conceptos desde los que se establecía un debate o un

problema filosófico. En esta etapa establece además una distinción entre la

gramática de superficie y la gramática de profundidad: la primera se refiere a la

interpretación cotidiana del lenguaje; la segunda al análisis indagatorio de las

innumerables y a veces incompletas formas de lenguaje que aparecen en el

lenguaje fáctico.

Posteriormente, el segundo Wittgenstein, en sus Investigaciones filosóficas12,

desarrolla los diversos juegos de lenguaje que se construyen a partir de las

intencionalidades, necesidades y usos que posee el discurso en un momento

determinado. Las proposiciones deberían ser comprendidas en el ámbito de su

contexto, pues cada discurso posee un juego lingüístico diferente: el sentido, la

interpretación y el uso estructuran el significado de acuerdo con unos

presupuestos teóricos y unas reglas de producción de proposiciones. Ahora el

lenguaje no se concibe como una representación de la realidad, sino como una

herramienta, un instrumento. El filósofo deberá conocer las palabras en su uso

cotidiano, para comprender los diferentes significados de las palabras.

El método de análisis de los juegos de lenguaje de Wittgenstein considera,

entonces, que el significado depende del contexto y el uso. El significado de las

palabras y las oraciones emerge a partir de su conexión con otros elementos

lingüísticos, y también por el uso dado en el contexto de las prácticas sociales

o formas de vida de una comunidad. Por tanto, el significado es múltiple y

complejo, no puede reducirse o simplificarse a alguno de sus usos.13

12 Wittgenstein, Ludwig (1988). Investigaciones filosóficas. Universidad Nacional Autónoma de

México. Instituto de Investigaciones Filosóficas. 1ed. 1952. 13

Hoyos, Juan Guillermo (2003). Notas del seminario fundamentos de ética. Instituto de Filosofía. Universidad de Antioquia.

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140

En el uso práctico de las palabras en circunstancias y contextos específicos, es

posible reconocer y dar cuenta de la polisemia del lenguaje. Wittgenstein,

Influenciado por Moore14, centró su atención en el lenguaje del uso real. Este

nuevo interés permite que el autor deje a un lado las preocupaciones iniciales

del positivismo lógico de Russell: las definiciones abstractas, o las relaciones

lógicas entre las palabras, que pretendían formalizar leyes lógicas

denominadas tautologías.

Los juegos del lenguaje critican el periodo lógico de la filosofía analítica, y

proponen un análisis del lenguaje que se inscribe en el tejido de las acciones

humanas. El lenguaje posee funciones más complejas que las de dar

descripciones verdaderas o falsas: dar órdenes, formar conjeturas, narrar un

relato, representar un papel, hacer una broma, traducir, orar, insultar, saludar;

en términos de su gramática profunda cada palabra tiene una función diferente.

Wittgenstein trata de comprender el lenguaje desde los múltiples puntos de

vista de la vida cotidiana, reconoce la imposibilidad de trazar una línea precisa

entre los diversos usos de lenguaje. Esta es una de las razones por las que no

trató de elaborar una definición general de los juegos de lenguaje, sino ilustrar

el uso del término mediante ejemplos específicos. Por lo tanto Wittgenstein no

se proponía enseñar una teoría, sino una cierta destreza en el estudio del

lenguaje.

Los juegos de lenguaje evidencian cómo el significado surge de las reglas que

rigen el lenguaje. Esta concepción funcional del significado permite al

investigador no violentar un uso del lenguaje para adecuarlo a todos los casos.

Wittgenstein demuestra la relatividad del significado porque éste emerge y se

produce a partir de usos y contextos específicos. Por lo tanto, las esencias, las

verdades metafísicas pierden su validez absoluta, ya que están sometidas a

unas reglas de producción de proposiciones, ancladas a una época y una

situación particular.

14 Moore, George (1983). Defensa del sentido común y otros ensayos. Madrid: Orbis.

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141

Desde esta introducción sobre las dificultades inherentes al proceso de

significación y al uso del lenguaje podemos entonces abordar la analítica de las

relaciones de poder que Foucault realiza en su investigación genealógica, al

interrogar las prácticas concretas que una sociedad ejerce sobre el cuerpo y las

formas de subjetivación que están soportadas en sistemas de lingüísticos de

producción de verdad, en juegos de verdad que comportan relaciones de

poder. El análisis de Foucault toma el discurso como una serie de

acontecimientos políticos, a través de los cuales el poder se transmite y se

orienta. No se trata en sí de la aplicación de un método de la lingüística, del

estructuralismo o de una hermenéutica del sentido; se trata de captar la función

del acontecimiento discursivo en un contexto social determinado15, es decir, en

el campo de la historia.

La articulación del lenguaje con el poder tiene un punto de referencia histórico:

los trabajos genealógicos de Nietzsche. El análisis del discurso desde su

vertiente práctica es retomado por Foucault haciendo énfasis en las

consecuencias políticas que determinan las formas de vida de las personas y

en la capacidad que poseen los discursos para formar los objetos a los que se

refieren, es decir sus objeto de estudio. Por lo tanto, cada discurso posee la

capacidad de generar efectos sobre las prácticas cotidianas, a través de la

producción de un conocimiento que configura la realidad al limitarla a un único

punto de vista, a una peculiar versión de la verdad. Los discursos que se

aceptan dentro de una sociedad como portadores de lo verdadero llevan como

sello de formación la capacidad de imponerse sobre otras formas de

representar la realidad.

Gran parte del trabajo de Michel Foucault ha consistido en interrogar las

relaciones existentes entre el saber, el poder y las formas de subjetivación.

Vamos entonces a profundizar en la noción de juegos de verdad, que nos

permitirá comprender la manera en que el biopoder se articula a un marco

ideológico determinado.

15 Foucault, Michel (1999). Diálogo sobre el poder. En: Estética, Ética y Hermenéutica. Obras

Esenciales Vol. III. Barcelona: Paidós. p. 61.

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Foucault realizó un amplio análisis sobre las distintas formas en que los

hombres se han ido construyendo como sujetos dentro de redes de saber y de

poder, mostrando cómo el individuo moderno es objeto del régimen de

disciplinas coercitivas como la psiquiatría16, la medicina17, el sistema

penitenciario, las formas jurídicas18, la escuela, las ciencias sociales y humanas

y las prácticas de sí o tecnologías del yo. Los juegos de verdad se constituyen

como relaciones de poder que, a partir de discursos aceptados como verdad,

son capaces de generar modos de subjetivación.

Una de las preguntas que recorre la obra de Foucault es la que pretende

establecer cuáles son los juegos de saber y de poder que posibilitan que en un

contexto histórico determinado el sujeto entre a formar parte de una

determinada interpretación o representación. Estos juegos, denominados

"juegos de verdad", no sólo se hallan al exterior de los sujetos, sino que son

introyectados como algo que puede ser evocado desde los sujetos mismos, en

tanto son capaces de escoger para sí las llamadas "tecnologías de sí";

prácticas sobre uno mismo que requieren de cierto conocimiento, tratamiento y

cuidado de sí.19

Foucault asume una actitud crítica frente a los diversos mecanismos

heteroformativos que implementa cada cultura, a través de tecnologías

coercitivas venidas de la sociedad, de la tradición, que siempre se han

caracterizado por modelar las subjetividades de acuerdo a un entramado de

valores, ideales, creencias y verdades. Pese a que el individuo es el producto

de los aparatos de poder/conocimiento, de tecnologías del yo y de discursos

16 Foucault, Michel (2001). Defender la sociedad. Argentina: Fondo de cultura económico.

17 Foucault, Michel (1994). El nacimiento de la medicina social. En: Estrategias de Poder.

Obras esenciales vol. II. Barcelona: Paidós. 18

Foucault, Michel (1998). La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa. 19

Foucault, Michel (1991). Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Paidos.

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143

que a la vez sustentan a estas tecnologías y son sustentados por ellas20, el

sujeto puede desplegarse en la multiplicidad de fuerzas, discursos y prácticas

que se oponen y complementan, estableciendo una pluralidad de relaciones,

tensiones y dinámicas.

En una entrevista realizada por Gregorio Kaminsky Foucault nos dice respecto

a los juegos de verdad lo siguiente:

Este tema nos remite al problema del sujeto, porque en los juegos de verdad la pregunta es: ¿quién dice la verdad, cómo se dice y por qué se dice? Pues en el juego de verdad se puede jugar a decir la verdad. Hay un solo juego: se juega a la verdad, o la verdad es un juego. (…) lo que siempre ha caracterizado a nuestra sociedad, desde el tiempo de los griegos, es el hecho de que no tenemos una definición completa y determinante de los juegos de la verdad que están permitidos, y que excluirían a todos los demás. Siempre existe la posibilidad, en un juego de verdad dado, de descubrir algo más, y en alguna medida, cambiar una u otra regla, e incluso a veces la totalidad del juego de verdad. Sin duda es esto lo que le ha dado a occidente, en relación a otras sociedades, posibilidades de desarrollo que no encontramos en ninguna parte. ¿Quién dice la verdad? Los individuos libres, que llegan a un acuerdo, y que se hallan arrojados

a una cierta red de prácticas de poder e instituciones disciplinarias.21

Los juegos de verdad hacen referencia a un análisis en el que la verdad y las

prácticas que de ella se desprenden no son entes en cuanto tal, ni a prioris

históricos. La verdad es el producto parcial, en constante transformación del

entrecruzamiento de una multitud de acontecimientos, luchas, discursos,

relaciones de poder, prácticas, creencias, etc. Por lo tanto, las formas que

puede adoptar un sujeto no son absolutas, fijas, ni preexistentes; son el

producto de las múltiples luchas de los juegos de verdad en un contexto

histórico determinado. Estas tensiones además marcan el camino para las

resistencias, para que la estructura de los juegos de verdad predominantes

puedan transformarse. El reconocimiento de los juegos de verdad permite

20 Balbus, Isaac. Michel Foucault y el poder del discurso feminista. En: Benhabid, Seyla.

Cornella, Drucila (1990). Teoría feminista y teoría crítica: ensayos sobre política de género en las sociedades de capitalismo tardío. Valencia: Ediciones Alfons el Magnánim. 21

Kaminsky, Gregorio (Comp.) (1996). El yo minimalista y otras conversaciones con Michel Foucault. Buenos Aires: Biblioteca de la Mirada. p. 164.

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144

interrogar las teorías previas al sujeto, a la verdad, a los dogmatismos y

fundamentalismos que se imponen sobre otras formas de interpretar el mundo.

Los juegos de verdad se refieren a la relaciones de poder y saber en torno al

sujeto, a la producción de verdades y de discursos ―científicos‖ que crean un

conjunto de representaciones e interpretaciones capaces de intervenir sobre

las condiciones de vida subjetivas y sociales de los seres humanos, a partir de

un régimen de verdad específico. Es allí donde el genealogista trata de hacer

una lectura de las múltiples contingencias que estructuran los sistemas sociales

contemporáneos, relativizando sus dogmas y fundamentos, y generando como

consecuencia la liberación de otras formas de saber que han sido dominadas

por el sistema predominante de producción de verdad.

Foucault señala cómo los regímenes de verdad crean las relaciones que hacen

posible los discursos, las reglas y condiciones, que operan como requisitos

necesarios para la producción de la verdad. En la modernidad, el espacio del

discurso es el espacio de lo Mismo, de lo que podemos conocer y colonizar con

palabras. El espacio del Otro que no ha sido iluminado por la razón, y por lo

tanto, ha sido excluido del discurso22, lugar donde encontramos fenómenos

como el de la locura, la sexualidad y la muerte.

Foucault analiza la manera en que las clasificaciones, las categorías y los

conceptos del lenguaje, dan forma a los objetos de los que habla y llegan a

materializarse en prácticas sociales concretas. Los discursos delimitan al

objeto, y cuando se ocupan de lo humano determinan lo que es un sujeto en un

momento histórico determinado. Desde la perspectiva foucaultiana, los

discursos no son un conjunto de signos que representan a la cosa, sino

prácticas que forman sistemáticamente los objetos de los que habla:

No se trata de neutralizar el discurso, lo que se quiere es dejar de lado las cosas. Des-realizar-las. Sustituir el tesoro enigmático de las cosas, previo al discurso. Definir estos objetos refiriéndolos al

22 Foucault, Michel (1997). Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas.

Madrid: Siglo XXI.

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145

conjunto de reglas que permiten formarlos como objetos de un discurso, no al análisis lingüístico de la significación, relaciones que caracterizan una práctica discursiva, no tratar los discursos como conjuntos de signos (de elementos significantes que remiten a representaciones o contenidos) sino como prácticas que forman sistemáticamente los objetos de que hablan23.

La configuración de una red articulada de discursos da lugar a un dispositivo en

el que se articulan leyes, regulaciones, instituciones, enunciados científicos,

proposiciones filosóficas y morales, entre otras. El dispositivo es un concepto

que podemos rastrear en la obra de Heidegger. En su ensayo La pregunta por

la técnica24, expone algunas características del concepto de dispositivo

articulado al problema de la técnica. La técnica es una manera en que se nos

devela lo que es, es la forma en que intervenimos nuestra realidad, para

ponerla a nuestra disposición. El dispositivo crea depósitos para la explotación,

acumulación, control, regulación, conducción del hombre y sus condiciones de

vida. Un depósito es aquello que está disponible y que implica un modo de ser

de la verdad, una forma de comprender lo real para hacerlo visible y

manipulable como depósito. La manera en que el mundo es representado, en

que se hace visible, determina las condiciones en que este es conducido,

desarrollado y transformado. Por lo tanto, los objetos creados por la ciencia,

por el saber científico, son esencialmente maneras en que la realidad, lo real,

se hace disponible.

Los dispositivos intervienen entonces en la producción de prácticas de

normalización fundamentadas, justificadas y avaladas en discursos y saberes.

Los trabajos de Foucault se desplazan de una analítica de la verdad25 hacia

una pregunta por las relaciones de poder. Este interés, a su vez, recorre una

interrogación de las formas de poder represivo y prohibitivo que abordó en

trabajos como La Historia de la Locura, Vigilar y Castigar y El Orden del

Discurso, entre otros, hacia las formas de poder productivo que analiza en

23 Foucault, Michel (1977). La Arqueología del Saber. México: Siglo XXI. p. 78.

24 Heidegger, Martín (1997). Filosofía, ciencia y técnica. Santiago de Chile: Editorial

universitaria. Capitulo ―la pregunta por la técnica‖ pp. 117-154. 25

Foucault, Michel (1977). La arqueología del saber. Medellín: Siglo XXI.

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146

trabajos como Seguridad territorio y población al interrogar el ejercicio de

gobierno en las sociedades liberales.

Interrogando la relación poder-saber Foucault analiza los núcleos de

producción, transmisión y legitimación de la verdad. Al respecto nos dice en

Verdad y poder

1. La verdad está centrada en las formas del discurso científico y en las instituciones que lo producen.

2. La esfera económica y política incita constantemente a su producción.

3. Circula, se difunde y se consume a través de una amplia red de aparatos informativos o educativos.

4. Los grandes aparatos políticos o económicos (universidad, ejercito escritura, medios de comunicación) la producen y transmiten, ejerciendo sobre ella un control amplio pero no exclusivo.

5. Es el campo de debate y enfrentamiento de las luchas ideológicas.26

La verdad entonces no posee una esencia inmutable, no es una referencia

absoluta que debamos descubrir por medio de un proceso de análisis, sino el

conjunto de reglas según las cuales se discrimina lo verdadero de lo falso y se

ligan a lo verdadero efectos políticos de poder.27

3. Biopoder

Los análisis genealógicos de Foucault le permitieron comprender la manera en

que durante la modernidad, las relaciones de poder político se ocupan de la

vida biológica de los seres humanos; Por lo tanto, con el concepto de biopoder,

el filósofo francés, señala el acento sobre el control de los cuerpos vivos, que

toman las relaciones de poder contemporáneo.

26 Foucault, Michel (1978). Verdad y poder En: Microfísica del poder. Madrid: La piqueta. pp.

187-188. 27

Foucault, Michel (1978). Ibíd.

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147

Como punto de partida para analizar el problema del biopoder, Foucault ubica

el problema de la entrada de la vida en la historia. Ingreso de los fenómenos

propios de la vida, de la especie, al orden del saber y del poder28. Las fuerzas

vitales comienzan a considerarse como el engranaje fundamental de la

producción. Por lo tanto, la comprensión de las dinámicas particulares de la

población crea las condiciones para un mejor desarrollo económico y para lo

que se creía en ese momento, un mejoramiento de las condiciones de vida de

la sociedad. Ya lo anunciaba Adam Smith en 1776 en su texto Investigación

sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones: comprender los

procesos particulares de la ganancia personal, de la producción de bienes, de

la comercialización y la competencia permitiría alcanzar el bienestar de la

sociedad. Las técnicas de poder cambian en el momento preciso en el que la

economía (en tanto que gobierno de la familia) y la política (en tanto que

gobierno de la polis) se integra la una en la otra.29

La capacidad de registrar, cuantificar y comparar los fenómenos de la vida,

permitieron la entrada del individuo al campo del saber, dando pie a un orden

capaz de prever, promover e intervenir las dinámicas y los procesos de la vida.

Este orden se estructuró consolidando el horizonte teórico de las ciencias

humanas, que paulatinamente desplazaron el sistema jurídico de la ley, el

derecho y la soberanía, hacia estándares de lo normal, hacia normas que

pueden aplicarse al cuerpo del individuo a disciplinar, y a la población a regular.

De allí que la vida y lo viviente se constituyan como los retos de las nuevas

luchas políticas y de las nuevas estrategias económicas. El incremento de la

población, los veloces cambios socioeconómicos y la organización del Estado

moderno, entre otros, abrieron el campo para que una tecnología de poder

28 Foucault, Michel (1991). Historia de la sexualidad. La voluntad de saber. México: Siglo XXI:

pp. 171-174. 29

Lazzarato, Mauricio (2000). Del biopoder a la biopolítica. Revista Multitudes. París. 1. Versión digital en: http://www.sindominio.net/arkitzean/otrascosas/lazzarato.htm (Consultado en mayo de 2012).

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148

centrada sobre la vida se desarrollara a tal punto que tuviera como efecto el

desarrollo de una sociedad con tendencias normalizadoras30.

Los procesos de normalización son racionalizados y amplificados en primer

lugar, por el poder disciplinario desarrollado durante la modernidad31. Esta

forma de intervenir y modelar los cuerpos y las subjetividades se realizó

principalmente a través del examen, la vigilancia, el historial individual y la

sanción normalizadora. Este poder inicialmente se orientó a intervenir sobre el

individuo concreto corrigiendo, mejorando y produciendo sus costumbres, sus

capacidades, sus aptitudes, su biología y normalizando su vida. Para llevar a

cabo dicho propósito hizo visible y cuantificable la cotidianidad de las personas,

instituyendo disciplinas para sus cuerpos, para sus organismos. Los detallados

sistemas de registro permitieron una inusitada producción de saber, que se

articuló a los sistemas de sanción que comenzaron a aplicarse desde los

espacios más íntimos y privados de la vida.

Durante el siglo XVIII la sociedad instaura un poder que no se funda en la

exclusión, sino en la capacidad de examinar, corregir y desarrollar aptitudes

interviniendo activamente en la vida de las personas. El individuo es incluido en

un sistema en el que cada uno debe ser localizado, vigilado, en el que cada

uno debe ser encadenado a su propia identidad32. La propuesta político-

arquitectónica de Jeremías Bentham sobre el panóptico, implica la posibilidad

de instituir un sistema de control social a partir de una vigilancia y observación

perpetua. Ser observado siempre, pero sin saber en qué momento específico

se realiza dicha observación ya sea dentro de la prisión, el hospital, el asilo, la

escuela, la fábrica permite ejercer un poder de vigilancia constante y un

disciplinamiento individualizante, que posibilitan un registro detallado, una

producción de saber sobre la vida de los hombres, que se constituye como un

30 Foucault, Michel (1991). Historia de la sexualidad. La voluntad de saber. México: Siglo XXI.

p. 175. 31

Foucault, Michel (1976). Los medios del buen encauzamiento. En: Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI. 32

Foucault, Michel (1999). Diálogo sobre el poder. En: Estética, Ética y Hermenéutica. Obras Esenciales Vol. III. Barcelona: Paidós. p.61.

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149

insumo fundamental para la emergencia histórica de las ciencias humanas. El

sistema de vigilancia continua se desplaza desde el individuo particular

controlado por las instituciones en el plano de la población, hasta la interioridad

de la familia y del sujeto que asume un rol activo en los sistemas de gobierno

liberales.

En segundo lugar, la normalización se arraiga como un propósito político,

cifrado en el juego de verdad de la búsqueda de una creciente mejora en las

condiciones de vida de la población. Esta intervención se justifica inicialmente

porque se considera que cada mejoramiento en la vida de los ciudadanos

incrementa la fuerza del propio Estado. El poder ejercido sobre la población ―se

ejerce sobre seres vivos atravesados, mandados y regidos por procesos y

leyes biológicas‖33. Para mantener las condiciones de vida bajo ciertos

parámetros, se ponen en marcha biopolíticas estatales capaces de aplicar

tecnologías sobre los procesos biológicos de conjunto. Entramos al campo del

biopoder contemporáneo, con las nuevas formas de medir, observar, registrar y

cuantificar e intervenir los diferentes aspectos de las formas de vida, y los

procesos de socialización y producción.

En tercer lugar, los procesos de normalización son alimentados por las

tecnologías regularizadoras de la vida, las biotecnologías médicas que

pretenden intervenir sobre las condiciones estructurales mismas de la especie,

modificando y diseñando las características genéticas de las nuevas

generaciones, con consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Foucault ha

denominado este tipo de intervenciones biohistoria, entendida como la

capacidad de modificar la estructura filogenética de los seres vivos y por ende

transformar su ciclo evolutivo y su posterior descendencia.34

Podemos caracterizar el biopoder por:

33 Foucault, Michel (1999). Las mallas del poder. En: Estética, Ética y Hermenéutica. Obras

Esenciales Vol. III. Barcelona: Paidós. p.245 34

Foucault, Michel (1994). Estrategias de poder. Obras esenciales Vol. II. Barcelona: Paidós. p. 363.

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150

1. El desplazamiento del poder político de los sistemas feudales y

monárquicos, excesivamente onerosos y forzosos, que sustraían y

limitaban las condiciones de vida de las personas. Las relaciones de

poder desde el siglo XVIII se orientan hacia la búsqueda de una mayor

economía y eficacia en el gasto, ejercicio y aparición del poder, ante las

nuevas condiciones de las grandes poblaciones urbanas.

Las formas de poder tradicionales tienden a desplazarse debido al

enorme gasto de energía que se produce al centrar su autoridad en el

imperativo: ―hacer morir y dejar vivir‖, característico del poder soberano

de los imperios monárquicos y feudales. Con el biopoder se desarrolla la

tendencia inversa: ―hacer vivir y dejar morir‖35, racionalizando, entonces,

todo un corpus biopolítico que tomó la preservación de la vida como un

valor fundamental, bajo la lógica del espíritu liberal dominante en la

ilustración.

El ejercicio del poder se enfoca entonces hacia el mantenimiento de la

vida, de allí que la vida y lo viviente sean los objetivos de las nuevas

contiendas políticas y de las nuevas estrategias socioeconómicas. La

producción de saber materializa prácticas que permiten la normalización

de los procesos de la vida: control, modificación, mejoramiento. La

introducción de la vida en la historia, en el registro, en el detalle del

historial (médico, psiquiátrico, empresarial, escolar, etc.)36, permite crear

una nueva cartografía del cuerpo y sus potencialidades para explotarlas,

integrando una fuerza que articula el gobierno de lo íntimo, de la familia,

de los hijos, del individuo etc., al gobierno del Estado, de los bienes, las

riquezas, en una gestión política que interviene todos los ámbitos de la

existencia37.

Cuando el biopoder articula la economía política con el gobierno de la

población, instituye la biopolítica, donde el cuerpo, lo cotidiano y lo

35 Foucault, Michel (1998). La voluntad de saber. Historia de la sexualidad. Vol. II. Capitulo V

Derecho de muerte y poder sobre la vida. Madrid: Siglo XXI. pp. 167 y sgtes. 36

Foucault, Michel (1976). El panóptico; El historial. En: Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI. 37

Foucault, Michel (2003). ¿Qué es la crítica? En: Sobre la Ilustración. Madrid: Tecnos.

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151

íntimo se adicionan a una relación estratégica que pretende extraer más

fuerzas, de las relaciones entre los vivientes y de los vivientes con las

cosas. El objetivo de la biopolítica es crear, a través de tecnologías

gubernamentales, condiciones en los conjuntos poblacionales donde

pueda maximizar, coordinar, institucionalizar, estratificar, orientar las

relaciones entre fuerzas para administrar y multiplicar la vida. Es

necesario entonces, crear una serie de dispositivos infinitesimales desde

donde se ejercen las relaciones de poder. Dichos dispositivos son

introyectados poco a poco por los sujetos, hasta hacerlos parte de sus

creencias, costumbres y necesidades. Entre las relaciones estratégicas

y los estados de dominación Foucault ubica las tecnologías

gubernamentales, es decir, la unión de las prácticas por las cuales se

puede ―constituir, definir, organizar, instrumentalizar las estrategias que

los individuos, en su libertad, pueden tener los unos en relación a los

otros‖38.

Los dispositivos infinitesimales son cada vez más inmanentes al cuerpo

social en su totalidad, es decir, están presentes horizontal y

verticalmente en todos los ámbitos y las esferas de la vida pública y

privada, puesto que la gran cantidad de fuerzas que pueden producir las

enormes poblaciones contemporáneas, demandan una biopolítica que

pueda sostener una mayor penetración, coordinación y estrategia.

2. El biopoder contemporáneo ha sufrido una progresiva privatización: de

los programas generalizados de los estados de bienestar de la época

histórica del liberalismo social, a las formas de gobierno neoliberales que

requieren del ejercicio de la libertad de los individuos, de la participación

activa de la sociedad en el control y regulación de la población y el

individuo.39 El mercado y la industria de las biotecnologías

38 Lazzarato, Mauricio (2000). Del biopoder a la biopolítica. Revista Multitudes, (1), Versión

digital en: http://www.sindominio.net/arkitzean/otrascosas/lazzarato.htm (consultado en mayo de 2012). 39

Foucault, Michel (1997). La epidemia neoliberal. El nacimiento de la biopolítica. Revista Archipiélago, cuadernos de crítica de la cultura, (30) p. 119-124. Versión digital:

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152

contemporáneas encuentran en la vida un inmenso campo para el

desarrollo de grandes capitales, a través de técnicas como la ingeniería

genética, la genómica, la proteómica, las patentes del genoma, el

desarrollo de máquinas con niveles de inteligencia cada vez más

complejos. Estas tecnologías hacen posibles nuevas dimensiones a los

procesos de medicalización de la sociedad, a través de prácticas que

irrumpen y se adentren en facetas cada vez más complejas de la vida

cotidiana de las personas. Las estrategias contemporáneas del biopoder

ponen en discusión la sostenibilidad de la vida en el futuro y la

estabilidad de las formas mismas de la vida, alteradas por los intereses

parcializados de los grupos económicos que comercializan los adelantos

científicos, por los diversas creencias y juegos de verdad tecno-

científicos y por las crecientes necesidades del competitivo mercado de

los usuarios de las nuevas biotecnologías.

3. Los procesos de medicalización de la sociedad adquieren mayores

dimensiones en la medida en que la industria farmacéutica pretende

llegar al pleno conocimiento del genoma humano, patentando

secuencias para futuros aprovechamientos económicos. En este caso el

énfasis del biopoder estaría en las nuevas tecnologías de sí, focalizadas

en el desarrollo, modificación, e instrumentalización del cuerpo y la

conciencia.

Con el fenómeno de los Mass Media se crean novedosos campos para

la expresión del biopoder contemporáneo. Los imaginarios colectivos, las

creencias sociales, las mentalidades son encauzados o coercionados

por la enorme influencia de los medios masivos de comunicación, dando

lugar a nuevos ejercicios de poder sobre los cuerpos, nuevos

organizaciones sociales que propenden por el adoctrinamiento de los

gustos, costumbres, deseos y necesidades de los individuos.

Obteniendo como resultado la producción de formas de subjetividad

influenciadas en primer lugar, por los juegos de verdad de la ciencia

http://www.uacj.mx/DINNOVA/Documents/SABERES%20INVIERNO%202011/Nacimiento%20biopoli%CC%81tico.pdf (consultado mayo de 2012)

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como discurso amo, es decir, aquel discurso que tiende a ser percibido

culturalmente como el portador de un saber absolutamente cierto,

conveniente e imparcial; en segundo lugar, por los medios de

comunicación que en su capacidad de penetración e influencia sobre la

psique humana, determinan en gran medida el deseo individual a través

de contextos, imaginarios y valoraciones creados por los virtualidades y

ficciones mediáticas. Las adaptaciones de la especie humana en el siglo

XXI parecen orientarse más por las creaciones de los sistemas de

consumo mediáticos, que por las necesidades inmediatas determinadas

por su medio ambiente.

Luego de esta caracterización general es importante puntualizar los diversos

matices del biopoder. Como referente histórico tomaremos el poder soberano

desde donde emerge una nueva configuración de las relaciones de poder

denominado poder disciplinario, gracias al surgimiento de la Razón de Estado

en los Estados modernos; y finalmente desde las coordenadas del ejercicio de

gobierno liberal se instituye la biopolítica sobre la población. Es importante

recordar que no se trata de un proceso lineal; aunque se pueda señalar una

cronología, las relaciones de poder son complejas y por tanto pueden fusionar

o combinar diferentes estrategias y moverse en una vía progrediente y

regrediente que hacen inconveniente una periodización rígida. En el curso de

Collège de France de 1976 Foucault puntualiza las estrategias de cada

ejercicio de poder.40

3.1 Soberanía clásica

La teoría clásica de la soberanía toma como modelo la tradición greco romana.

En dichas sociedades, el padre de familia ostentaba el derecho absoluto de

disponer sobre la vida de sus hijos y sus esclavos; en la medida en que daba la

vida a sus hijos y poseía la vida de sus esclavos podía disponer de estas a su

voluntad. Esta tradición contribuyó en Occidente al origen del derecho del

40 Foucault, Michel. Defender la sociedad. Argentina: Fondo de cultura económica. 2001.

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poder soberano, sobre la vida y la muerte. En un momento dado el soberano

puede ejercer sobre la vida del súbdito un poder directo, que aunque deja de

ser un poder absoluto por estar limitado a su defensa y a su supervivencia, se

ejerce siempre del lado de la muerte, es decir, sobre su potestad de poner en

acción o no, su derecho de matar. En las monarquías, el poder pretende

administrar la vida desde su posibilidad de someterla a la muerte, con el

derecho de hacer morir y dejar vivir. La soberanía, además, se ejerce sobre los

límites de un territorio: solamente el ciudadano nacido en una región geográfica

determinada podrá ser objeto del poder soberano.

En las estructuras de gobierno encabezadas por un soberano, la vida y la

muerte no constituyen procesos naturales porque están en el campo del poder

político; el soberano es quien otorga el derecho a morir o permanecer vivo. La

muerte a través del uso de la espada era el mecanismo donde se materializaba

este ejercicio de poder sobre la vida.

Históricamente las relaciones de poder soberano, de las monarquías absolutas,

se diferencian del ejercicio de poder del Estado moderno en la medida en que

el derecho de vida y de muerte se invierte; durante siglo XVIII el derecho

político realiza un giro importante sobre el poder de la soberanía, invirtiendo las

polaridades del ejercicio del derecho soberano, de hacer morir y dejar vivir a

hacer vivir y dejar morir. Los cambios políticos inspirados en la revolución

francesa interrogan los ejercicios de poder absolutos; si en un primer momento

el soberano era necesario para asegurar y proteger la vida de sus súbditos,

esta necesidad no debería otorgarle el poder para matar a sus súbditos. La

nueva figura de gobierno denominada el Estado, inspirado en los derechos

humanos y en las propuestas democráticas, ejerce el poder desde la capacidad

de modificar, planear, organizar y crear condiciones de vida. Se instituye

entonces una profunda inversión en las relaciones de poder de la modernidad.

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155

3.2 Poder disciplinario

En los siglos XVII y XVIII se desarrollan las tecnologías disciplinarias a partir de

dos grandes ejes; la vigilancia jerárquica y la sanción normalizadora. Ambos

procedimientos se articulan posteriormente en una técnica denominada el

examen. El propósito de este procedimiento de separación, diferenciación y

análisis, es multiplicar y usar las fuerzas individuales tomando el cuerpo como

una máquina. Este poder modesto, en la medida en que requiere de un menor

gasto para su realización, incide en las grandes estructuras sociales

modificando los mecanismos y procedimientos del antiguo poder soberano, que

se fundamentaba en el exceso de fuerza para sostenerse y mantener el control.

3.2.1 Visibilidad y vigilancia

La vigilancia como mecanismo de control está representada en el ideario

político de Jeremías Bentham, quien propuso el panóptico: un dispositivo capaz

de coaccionar a través del juego de la mirada. Por medio de un sistema

arquitectónico de vigilancia detallada era posible entonces optimizar y

maximizar los dispositivos de producción social y económica. La distribución

espacial de los cuerpos individuales permite el ejercicio directo y detallado del

poder con el uso de vigilancias, jerarquías, inspecciones, informes y sanciones.

El cálculo de las aberturas, de los espacios, de la luz, de las trasparencias,

remplaza al modelo de la clausura y el encierro, creando la posibilidad además

de recopilar una gran cantidad de información sobre los procesos sociales y

económicos de los hombres. Los observatorios de lo humano hacen posible la

construcción de un saber, de un conocimiento con pretensiones científicas,

desde donde se juzga y se crean los procedimientos óptimos para la

explotación y utilización del hombre. En palabras de Bentham:

― Si encontráramos una manera de dominar todo lo que a cierto número de hombres les puede ocurrir; de disponer de todo lo que esté en su derredor, a fin de causar en cada uno de ellos la impresión que se quiera producir, de cerciorarnos de sus movimientos, de sus relaciones, de todas las circunstancias de su vida, de modo que nada pudiera escapar ni entorpecer el efecto deseado, es indudable que en medio de ésta índole sería un instrumento muy útil, sería un instrumento muy enérgico y muy útil,

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156

que los gobiernos podrían aplicar (…) Enmendar las costumbres, preservar la salud, fortalecer la industria, difundir la instrucción, disminuir la carga pública, asentar de algún modo la economía sobre una roca, no cortar sino desenredar el nudo gordiano de las leyes de asistencia pública; y todo esto ¡gracias a una simple idea arquitectónica!‖.41

Los grandes asentamientos urbanos establecen unas funciones sociales cada

vez más complejas y especializadas, por ejemplo: la jerarquización en los

puestos de trabajo, la división detallada de los años escolares, la formación

profesional de los militares, etc. Se hace necesario que los procedimientos de

control se especialicen; de esta manera la vigilancia, la supervisión comienza a

ser una función definida y claramente integrada a la economía y a los

propósitos de cada dispositivo.

Hoy en día los sistemas de vigilancia y supervisión son difundidos a gran

escala, a través de circuitos cerrados de vigilancia y como principio rector de

los sistemas productivos; la supervisión y la interventoría constituyen procesos

necesarios a todas las formas de institucionalidad contemporánea42.

Existe una amplia gama de sistemas que se estructuran a partir de los circuitos

cerrados de televisión; las imágenes son tomadas por los sistemas de

seguridad estatales o privados, y en general no están a disposición de

cualquier ciudadano, en tanto se considera información clasificada o de

seguridad pública. La falta de legislación sobre este tema deja abiertos muchos

interrogantes sobre el uso de esta información y sobre la invasión a la

privacidad ciudadana. No obstante, el refinamiento de los sistemas de

vigilancia llega a combinar todo tipo de información: imágenes, sonidos, huellas

digitales, correos electrónicos, telefonía fija y móvil, patrones de

comportamiento como el ocio, el consumo y el entretenimiento. Estos sistemas

han sido ampliamente desarrollados en la modernidad a través de un juego de

41 Bentham, Jeremy (1989). El Panóptico. México: Editorial Premiá. pp. 39-75-76. 1ed. 1791.

42 Lyon, David (1995). El ojo electrónico, el auge de la sociedad de vigilancia. Barcelona:

Alianza editorial.

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157

verdad que establece una relación de causalidad entre falta de vigilancia y la

inseguridad o la amenaza de un peligro potencial, virtual. El sistema político u

económico predominante anuncia situaciones de riesgo maximizadas, tales

como conspiraciones, invasiones, espionaje, riesgos biológicos de contagio,

ataques, desastres ecológicos, terrorismo, etc. Estos peligros potenciales crean

y justifican la necesidad de los sistemas de vigilancia y constituyen el

desvanecimiento de la vida privada.

Aunque la información que suministran los sistemas de vigilancia es

determinante para la toma de decisiones o la realización de intervenciones

políticas, en muchas ocasiones no es decisiva, ya que son intereses políticos y

económicos parcializados los que determinan la intervención estatal.

Acontecimientos como los del 11 de septiembre de 2001, son un buen ejemplo

para dar cuenta de las dos implicaciones de los sistemas de vigilancia: en

primer lugar, pese a tener información oficial de un inminente atentado de parte

de la organización Al-Qaida de Bin Laden, los gobernantes norteamericanos no

tomaron las medidas necesarias para impedir este atentado, complejos

intereses geopolíticos y económicos primaron sobre una información de interés

general; y en segundo lugar, frente a una enorme gama de intervenciones

posibles para afrontar la crisis generada por los atentados a las torres gemelas,

los esfuerzos se orientaron hacia la consolidación de sistemas globales de

vigilancia, justificando parcialmente la desaparición de la vida privada de los

individuos de ciertas ciudadanías.

El problema de la visibilidad puede ser analizado desde otra vertiente. Cuando

los individuos son sometidos a un constante flujo de imágenes, se difunden una

serie de imaginarios, a través de los medios de comunicación, generando en

cada espectador la necesidad de alcanzar esos estándares corporativos,

estéticos, relacionales, existenciales, entre otros, posibilitando una

autodeterminación de los estilos de vida de cada individuo, en aras de alcanzar

una reconocimiento y una gratificación social, creando por tanto una nueva

jerarquía de valores en torno a lo que se quiere ser y cómo se quiere llegar a

ser eso que se desea.

Page 158: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

158

3.2.2 Jerarquización y homogenización

Las nuevas categorías de lo normal son establecidas por los sistemas de

vigilancia a través de jerarquías de valores. Dos técnicas contribuyen al poder

disciplinario: la jerarquización y la homogenización. La primera podemos

considerarla como la distribución según rangos sociales, que tiene como

objetivo señalar la desviación, destacar las competencias, aptitudes y

establecer grados de recompensa; la influencia se ejerce sobre las prácticas

sociales cotidianas al estratificarlas en rangos ascendentes, idealizando un

orden jerárquico. Los espacios para habitar, producir, estudiar, formarse,

consumir o recrearse, se estratifican a partir de símbolos que representen

niveles de mejoramiento, superación o sanción. La jerarquización es un poder

sobre la vida, donde las personas orientan todos sus esfuerzos con miras a

escalar, superarse, obtener un mejor nivel en la jerarquía social predominante.

Constituye entonces un ordenamiento social desde donde cada individuo se

disciplina, corrige y supera a sí mismo para alcanzar un nivel superior en la

jerarquía. Otro horizonte de la jerarquización es el que se establece en la

especialización de los puestos de trabajo, ya que a partir de la producción

industrial en serie, cada proceso productivo se divide en una serie de etapas

que requieren una compleja red de funciones de supervisión y control. La

posibilidad de escalar, ubicarse mejor dentro de la jerarquía social es

determinada entonces por la formación técnica o académica.

La homogenización se orienta hacia los comportamientos y el cuerpo en su

materialidad. Pretende obtener de las formas de vida su máximo rendimiento,

para ser explotado socialmente a través de rituales físicos, como el ejercicio,

las posturas, las dietas, las modas, las cirugías, etc. El grado de

individualización e intervención es tan alto que se llega a modificar el cuerpo

real, el cuerpo biológico en busca de valores transitorios que se imponen en un

momento histórico dado, por ejemplo, el de una apariencia estética o una salud

perfecta. Es importante recordar los trabajos de Foucault sobre la sexualidad

donde se percibe la manera en que grupos ideológicos predominantes

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159

instauran formas de rechazar, encauzar y gozar la sexualidad, intentando

homogenizar la manera ―correcta‖ de practicarla.

3.2.3 La sanción normalizadora

Junto a la observación detallada, el poder disciplinario utiliza la sanción y el

castigo como mecanismos de homogenización:

En el taller, en la escuela, en el ejército, reina una verdadera micropenalidad del tiempo (retrasos, ausencias, interrupciones de tareas), de la actividad (falta de atención, descuido, falta de celo), de la manera de ser (descortesía, desobediencia), de la palabra (charla, insolencia) del cuerpo (actitudes incorrectas, gestos impertinentes,

suciedad), de la sexualidad (falta de recato, indecencia). 43

Todo lo que no se ajusta a la regla, a lo esperado, a lo ―normal‖, a lo que

debería ser, todo lo que puede denominarse ineptitud o no conformidad a

ciertos estándares, entra en el campo de acción de la sanción normalizadora,

que pretende homogenizar los comportamientos y los cuerpos de los

individuos. Quedan en el pasado la punición y el castigo del sistema del poder

soberano.

En general, la disciplina otorga un carácter prescriptivo a la norma, que

posibilita la fundación social de lo normal y lo anormal. La sanción

normalizadora se aplica a las prácticas sociales del hombre como medio de

corrección y encauzamiento, con el objetivo de crear unas mejores condiciones

de vida, para usar más y mejor las potencialidades de los individuos. Esta

sanción aplicada a la vida misma es arbitraria, en tanto solo se puede ejecutar

una sanción normalizadora cuando se definen estándares, rangos, propósitos,

procesos, cualidades, formas previas y preestablecidas de la vida, que en

conjunto categorizan lo normal. Los parámetros de normalidad son definidos

por procesos naturales y observables que constituyen estándares, y producen

43 Foucault, Michel (1976). Vigilar y castigar, el nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI. p.

183.

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160

paralelamente lo anormal, entendido como aquel conjunto de formas de vida

que no cumplen con los criterios de la mayoría. La intervención sobre lo

anormal apuntaría a tratar de hacer normales dichas formas de vida, es decir,

normalizarlas.

La sanción normalizadora también opera como un mecanismo de gratificación,

a través de recompensas, estímulos, ovaciones, privilegios, entre otros,

constituyendo una nueva forma de coerción del individuo, a partir de su propio

deseo de ser recompensado. Vamos a analizar el mecanismo que logró en la

modernidad articular las jerarquías con las sanciones en un dispositivo social

de normalización.

3.2.4 El examen

El examen se constituyó como una articulación del poder con el saber, donde

se combinan las técnicas de la jerarquía que vigila y la sanción que normaliza.

Se trata entonces de una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar.

Sobre el objeto examinado opera un principio de visibilidad; la mirada detallada

evalúa y construye un saber, un campo documental que permite la recopilación

en archivos de mucha información detallada. Este registro implica una primera

formalización de lo individual, es decir, que los rasgos individuales que el

examen describe y analiza son clasificados y organizados en categorías que

permiten proponer estándares y fijar normas. Por lo tanto, el examen hace

posible que lo individual entre en el juego de las relaciones de poder, y

favorece la constitución de un sistema comparativo que permita la medición de

fenómenos globales.44

El registro detallado deja de ser el instrumento por el cual los poderosos

elaboran un legado de su heroicidad y se convierte en un instrumento de

objetivación y sometimiento. La función del historiador deja de ser la narración

44 Foucault, Michel (1976). Vigilar y castigar, el nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI. p.

195.

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161

de las batallas y los acontecimientos de las familias reales, para fijarse en la

cotidianidad de los hombres, desplegando una nueva técnica del poder

disciplinario bajo la modalidad del historial médico, escolar, industrial, penal;

fenómeno que describe el problema de la entrada de la vida en la historia.

El examen se halla como centro de los procedimientos que constituyen al individuo como objeto y efecto de poder, como efecto y objeto de saber. Es el que, combinando vigilancia jerárquica y sanción normalizadora, garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribución y clasificación, de extracción máxima de fuerzas y del tiempo, de acumulación genética continua, de composición óptima de

las aptitudes. 45

3.2.5. Poder pastoral y razón de Estado

En los trabajos de Foucault sobre el devenir de la razón política del Estado

moderno, se puede apreciar un paralelo entre la posición greco-romana y la

oriental característica de Egipto, Asiría y Judea: la estrategia de gobierno

pastoral, que tiene profundas repercusiones en nuestras instituciones y

encuentra una singular articulación con la tecnociencia contemporánea. La

tecnología pastoral46 trata a la inmensa mayoría de los hombres como si fuesen

un rebaño guiado por un puñado de pastores. El poder pastoral refleja la

estructura política que actualiza los idearios de las viejas técnicas del poder

paternalista de la tradición judeo-cristiana, velando permanentemente por la

vida de todos y cada uno, ayudándolos y mejorando su destino. Foucault

expone la estrecha relación que se establece entre el pastor y su rebaño,

requiriendo de una intervención sobre los más mínimos detalles; unidos por un

vínculo individual que fomenta la sumisión y la obediencia, no a la razón o a la

ley, sino a la voluntad del pastor que está profundamente comprometido en la

salvación de su rebaño, para alcanzar dicha salvación el pastor requería

desarrollar un conocimiento y una comprensión muy detallada de cada

individuo: sus necesidades, sus comportamientos y sus más íntimos pecados.

45 Foucault, Michel (1976). Ibíd. p. 197.

46 Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. pp. 274 y

sgtes.

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162

Este conocimiento de la conciencia interior del individuo posibilitó una

verdadera y detallada dirección de la conciencia de cada individuo; el poder

pastoral trata de conducir al pueblo a su salvación, mortificando a cada

individuo dentro de los límites de la vida terrenal, en un juego continuo de

renuncia a este mundo y a sí mismo.

Las sociedades europeas sostienen con la razón de Estado unas técnicas de

gobierno orientadas hacia los individuos y destinadas a dirigirlos de manera

continua y permanente. Para Foucault el Estado moderno combina las

estrategias de la ciudad y el ciudadano con las del pastor y su rebaño,

constituyendo una particular forma de racionalidad. Con la decadencia de los

fundamentos religiosos, la racionalización secular del poder toma nuevas

vertientes; uno de sus objetivos centrales fue reforzar el propio Estado

incrementando su poder, sin reforzar el poder de un príncipe y sin fomentar los

lazos de unión entre el príncipe y el Estado, problema planteado por

Maquiavelo, pero no asumido por los teóricos de la razón de Estado. El Estado

es pensado como un ente material, que debe conocer en qué consiste su poder

para mantenerlo e incrementarlo, requiere de un saber, de un cálculo

estadístico para conocer su fuerza y la de sus enemigos. Este conocimiento

legitima la intervención del Estado con miras a incrementar su fuerza en

diversos ámbitos y con múltiples técnicas: la educación, el trabajo, la riqueza, la

salud, los pobres, las catástrofes naturales, los mercados, el comercio,

estableciendo una intervención permanente sobre el hombre y su relación con

las cosas, velando por un hombre vivo, activo y productivo.

El Estado brinda suplementos a la vida de cada hombre, generando un poco

más de fuerza al propio Estado; estos suplementos y regulaciones se aplican

sobre las actividades comunes de cada ciudadano. ―La policía vela entonces

por lo viviente (…) por lo que permite a los hombres sobrevivir, vivir y

mejorar‖47. Esta razón de Estado crea en su interior una serie de jerarquías,

dispositivos, burocracias, instituciones, discursos, prácticas que aseguran la

47 Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. p. 299.

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163

gobernabilidad, el control y el fortalecimiento del poder. Se conjugan entonces

dimensiones de la razón de Estado con relaciones de poder pastoral, en un

ejercicio de poder donde la individualización y la totalización abarcan la

existencia de todos los individuos de la población.

4. Biopolítica

A finales del siglo XVIII, una nueva tecnología de poder denominada biopolítica,

logra articularse a la técnica disciplinaria previa, pero actuando en otro nivel, a

otra escala, en otra superficie de sustentación.48 Esta técnica de poder se

inscribe dentro de un nuevo panorama de gobierno de la sociedad, el

liberalismo, como una ideología que crítica sólidamente los excesos de la

Razón de Estado y establece una actitud crítica hacia todas las formas posibles

de gobierno.

Será entonces la propia sociedad la que asuma la tarea de gobernar no

solamente los cuerpos individuales, sino la vida de las poblaciones, los

hombres vivos, que habitan el espacio artificial de la sociedad, constituido

como el espacio natural del ciudadano contemporáneo. Estudiar los efectos del

medio ambiente sobre la vida, bajar la morbilidad, aumentar la longevidad,

estimular la natalidad, reducir la mortalidad, son los propósitos iniciales de las

prácticas de regularización de la biopolítica, que al incidir sobre los procesos

biológicos del hombre-especie asegura una normalización de la vida, para

administrarla y maximizarla, aumentando, optimizando y explotando la fuerza

que implica la vida biológica de los hombres.

Históricamente fenómenos como el crecimiento demográfico desmesurado de

las grandes urbes modernas, crearon la necesidad de nuevas categorías que

permitieran cuantificar sus fenómenos internos para hacerlos operativos. Es así

como desde el pensamiento positivista surge el concepto de población. Este

48

Foucault, Michel (2001). Defender la sociedad. Argentina: Fondo de cultura económica. p. 219.

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164

concepto hace posible articular las intervenciones del Estado, desde los

discursos morales, científicos, políticos, biológicos y económicos.

El estudio de las poblaciones a través de tecnologías estadísticas y

epidemiológicas, creó las condiciones para intervenir los fenómenos colectivos

que presentan una duración, una seriación y una repetición. Bajo estas

condiciones los entes de gobierno pueden cuantificar los fenómenos en

estadísticas poblacionales, para tomar decisiones políticas de acuerdo con las

interpretaciones que brindan los cálculos estadísticos. Por ejemplo, los

fascistas italianos en la década de 1920 y los nacionalsocialistas alemanes en

la década de 1930 incluyeron el aumento de la población como parte

importante de sus doctrinas políticas. Anteriormente con el poder disciplinario

focalizado sobre el individuo particular, era imposible encontrar la dinámica de

los fenómenos macro que aparecían como aleatorios e imprevisibles. La

biopolítica es un poder destinado a producir fuerzas, a hacerlas crecer y

ordenarlas más que a obstaculizarlas, doblegarlas o destruirlas.

En el siglo XIX el poder toma la vida como el punto central donde concentrar el

ejercicio de su fuerza. Lo biológico entonces, se convierte en el centro de la

atención de las intervenciones del Estado. Las acciones políticas se toman a

partir de estimaciones, mediciones globales, estadísticas y sondeos de opinión

sobre las poblaciones. Gracias al conocimiento de las tendencias que

presentan estos fenómenos globales, la biopolítica puede hacer previsiones y

establecer mecanismos reguladores, que traten de mantener un equilibrio, un

promedio, una homeostasis. El producto final de este proceso es una sociedad

normalizada, a través de mecanismos de seguridad que operan sobre el

carácter aleatorio, inherente a una población de seres vivos.

La biopolítica se afianza socialmente gracias a la difusión social de dispositivos

de regulación o aseguradores, capaces de intervenir para hacer vivir, sobre la

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165

manera de vivir y el cómo de la vida.49 La sociedad de control biopolítico,

produce lo que debe vivir y abandona las formas de vida que deben morir. En

esta nueva cartografía del poder, no son solo las instituciones del Estado las

encargadas de vigilar, examinar y sancionar, sino que la coerción y en general

el ejercicio del poder es interiorizado dentro de los propios sujetos por medio de

sistemas mediáticos, informáticos y principalmente por mecanismos de

seguridad.50

Las biopolíticas se apoyan en complejos sistemas epistemológicos, morales,

mediáticos y en tecnologías de poder, que pueden ser incorporados por los

ciudadanos de una región particular. Sus múltiples propósitos se dirigen a crear

una creencia u opinión común, sobre los cuidados que deben brindarse al

cuerpo, sobre las prácticas concernientes a la salud, la higiene, la alimentación,

la postura, entre muchas otras. Se justifican entonces ciertas prácticas sobre la

vida, sobre el cuidado de sí, tendientes en muchas ocasiones al consumo

49 Foucault, Michel (2001). Defender la sociedad. Argentina: Fondo de cultura económica. p

224 50

―La sociedad disciplinaria es aquella sociedad en la cual el comando social se construye a través de una difusa red de dispositivos o aparatos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas. La puesta en marcha de esta sociedad, asegurando la obediencia a sus reglas y a sus mecanismos de inclusión y / o exclusión, es lograda por medio de instituciones disciplinarias (la prisión, la fábrica, el asilo, el hospital, la universidad, la escuela, etc.) que estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas a la "razón" de la disciplina. El poder disciplinario gobierna, en efecto, estructurando los parámetros y límites del pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo los comportamientos normales y / o desviados. Foucault se refiere habitualmente al Ancien Régime y la era clásica de la civilización francesa para ilustrar la emergencia de la disciplinariedad, pero en general podemos decir que toda la primera fase de acumulación capitalista (en Europa y en cualquier otro lado) fue conducida bajo este paradigma del poder. Por otra parte, debemos entender a la sociedad del control como aquella (que se desarrolla en el extremo más lejano de la modernidad, abriéndose a lo posmoderno) en la cual los mecanismos de comando se tornan aún más "democráticos", aún más inmanentes al campo social, distribuidos a través de los cuerpos y las mentes de los ciudadanos. Los comportamientos de inclusión y exclusión social adecuados para gobernar son, por ello, cada vez más interiorizados dentro de los propios sujetos. El poder es ahora ejercido por medio de máquinas que, directamente, organizan las mentes (en sistemas de comunicaciones, redes de información, etc.) y los cuerpos (en sistemas de bienestar, actividades monitoreadas, etc.) hacia un estado de alineación autónoma del sentido de la vida y el deseo de la creatividad. La sociedad de control, por lo tanto, puede ser caracterizada por una intensificación y generalización de los aparatos normalizadores del disciplinamiento, que animan internamente nuestras prácticas comunes y cotidianas, pero, en contraste con la disciplina, este control se extiende muy por fuera de los sitios estructurados de las instituciones sociales, por medio de redes flexibles y fluctuantes‖. Hardt, Michael y Negri, Antonio (2000). El imperio. Harvard University Press: Cambridge, Massachussets. p. 25 Versión digital en: http://www.chilevive.cl/libros/Imperio-Negri-Hardt.pdf . (consultado en mayo de 2012).

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166

farmacológico y médico del sistema sanitario, como una forma necesaria de

garantizar un estado de bienestar o calidad de vida.

La biopolítica está ligada a la producción de un saber ―verdadero‖, desde donde

es posible ejercer un gobierno de los hombres. Las ciencias humanas se

ubican en la génesis de la biopolítica contemporánea, pues es gracias a la

producción de conocimiento sobre los seres humanos como se forma el poder

disciplinario sobre el individuo y la biopolítica sobre la población, en un

movimiento individualizante y totalizador respectivamente. Con la consolidación

de los sistemas políticos liberales, el gobierno se instituye a través de

mecanismos de seguridad.

El poder sobre la vida en la modernidad, del lado de la individualización

disciplinaria o de las biopolíticas sobre la especie, supone un aseguramiento,

un reforzamiento, un sostenimiento que pretenden multiplicar la vida, ordenarla

y reordenarla en aras de su mejoramiento, garantizando el fortalecimiento del

Estado. Con el posicionamiento del pensamiento liberal, el biopoder se instituye

como ―un conjunto de mecanismos por medio de las cuales rasgos biológicos

de la especie humana, podrán ser parte de una política, una estrategia política,

un estrategia general de poder‖51, reconociendo entonces que ya no se trata de

un poder que pretende fortalecer al Estado, sino de un gobierno de los

hombres que se fundamenta en los mecanismos de la sociedad civil, instituidos

como sistemas de seguridad que pueden disponer de diversos elementos de

forma tal que favorezcan o anulen acontecimientos.

Si el ejercicio prescriptivo del poder disciplinario: ―hacer vivir y dejar morir‖,

favoreció un marcado rechazo hacia la muerte, los mecanismos de seguridad

del sistema de gobierno liberal implican una mayor dificultad para que los

sujetos puedan captar, interpelar y confrontar este poder difuso, ideológico,

permeable, pseudocientífico, capaz de adoptar múltiples máscaras y operar a

51 Foucault, Mitchel (2006). Seguridad, territorio, población. Argentina: Fondo de Cultura

Económica. p. 15.

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167

partir de saberes científicos, instituciones sociales, la circulación del mercado,

ideales sociales, deseos, creencias y necesidades humanas.

En síntesis, el poder individualizador de las tecnologías disciplinarias

denominado por Foucault anatomopolítica, consiste en la tecnología de poder

dirigida al hombre-cuerpo, al individuo que se vigila, adiestra, utiliza y

eventualmente se sanciona para optimizar sus recursos en favor de la

producción, maximizando y extrayendo sus fuerzas.

La biopolítica implica relaciones de poder ejercidas sobre conjuntos

poblacionales, dirigidas al hombre-especie. Cuando el hombre interviene los

procesos de conjunto que son propios de la vida, tales como: la muerte, el

nacimiento, la producción, la enfermedad, se tiene como resultado efectos de

masificación. Aunque dichas intervenciones pretendan maximizar la vida, se

presenta un desequilibrio al favorecer una única tendencia. La biopolítica

expresa entonces un marcado interés por manipular la vida en aras de su

mejoramiento, perfeccionamiento y optimización, al mismo tiempo que marca el

camino a nuevas formas de exclusión hacia lo anómalo, entendido en este

caso como lo que implique pérdida, reducción, amenaza, costo, debilitamiento,

reducción de la vida.

Factores permanentes de sustracción de fuerzas, disminución del tiempo de trabajo, reducción de energías, costos económicos, tanto por lo que deja de producirse, como por los cuidados que puede requerir (…) la enfermedad como fenómeno de población, ya no como la muerte que se abate brutalmente sobre la vida –epidemia- sino como la muerte permanente que se desliza en la vida, la

carcome constantemente, la disminuye y la debilita.52

Otra preocupación fundamental de la biopolítica son los individuos que quedan

por fuera del proceso productivo: los ancianos, los minusválidos, los

incapacitados, que generan un costo para el sistema. Los accidentes y los

riesgos profesionales a su vez, son factores que generan la implementación de

biopolíticas que puedan reducir los costos y los efectos perjudiciales para los

52 Foucault, Michel (2001). Defender la sociedad. Argentina: Fondo de cultura económica. p.

221.

Page 168: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

168

procesos productivos. Estas políticas se aplicaron inicialmente por medio de

sistemas asistenciales más racionalizados que las instituciones de caridad de

la iglesia, a través del uso de seguros, de prácticas de ahorro individual y

colectivo, de políticas de seguridad y de normalización de los puestos de

trabajo, durante la época del liberalismo social.

Retomemos la diferencia entre las tecnologías regularizadoras de la vida y la

tecnología disciplinaria del cuerpo en palabras de Foucault:

La tecnología disciplinaria está centrada en el cuerpo, produce efectos individualizadores, manipula el cuerpo como foco de fuerzas que hay que hacer útiles y dóciles a la vez. Las tecnologías regularizadoras de la vida reagrupan los efectos de masa propios de una población, para controlar los acontecimientos riesgosos que

pueden producirse en una masa viviente 53

Para operar sobre el detalle, el poder se dirige al cuerpo individual, con

vigilancia y adiestramiento, en la operación de un dispositivo disciplinario.

Durante el siglo XVII se expresa en dispositivos como la escuela, el hospital, el

cuartel, el taller, etc. A finales del siglo XVIII el poder se ocupa de la masa, de

los fenómenos globales de la población. Proceso tardío en la medida en que

implica un avanzado estado de racionalización de instituciones complejas,

donde se coordinan y centralizan las intervenciones sobre los fenómenos en

torno a la vida.

4.1 Biopolítica y bioética

La bioética propende por la construcción de las acciones fundamentadas en la

articulación de valores con hechos biológicos, que favorezcan la supervivencia

y garanticen el futuro de la humanidad. Este planteamiento coincide con el

mejoramiento continúo de las fuerzas vitales, de las potencias productivas de lo

viviente, realizada por el biopolítica. La bioética define unas acciones

orientadas hacia la supervivencia del ecosistema total, constituyendo un

modelo estratégico que ordena los elementos participantes de un sistema en

53 Foucault, Michel (2001). Ibíd. p. 225.

Page 169: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

169

aras de la supervivencia futura, ejercicio que posibilita una forma de gobierno,

de conducir las conductas, de administrar la vida, desde una racionalidad

biotecnológica -hechos científicos- y biopolítica –sistemas de valores

predominantes en un contexto geopolítico concreto-, que se ocupa del

mejoramiento continuo de la vida.

El cuidado de la vida se expresa en este caso a través de medidas políticas

sobre la salud global de las poblaciones: hacer vivir por ejemplo, a través de

una reproducción humana mejorada, y dejar morir reduciendo las tasas de

mortalidad por medio de intervenciones en la salud pública. Por lo tanto, puede

interpretarse la bioética médica como un conjunto de juegos de verdad que

legitiman formas de gobierno que comportan las dinámicas de la biopolítica, a

través de procesos de medicalización que propenden por el mejoramiento

permanente de la vida de individuos y poblaciones.

La bioética médica principalista es la corriente con mayor aceptación y

desarrollo en la actualidad. Este dispositivo se focaliza en la resolución de

conflictos generados por la aplicación de tratamientos biotecnológicos en los

tratamientos médicos; precisamente uno de los caminos que puede adoptar la

biopolítica, a través del gobierno liberal, es el de discursos autorregulados,

capaces de incidir en el mejoramiento paulatino de las condiciones de vida de

individuos y poblaciones, propendiendo para que estas puedan alcanzar una

optima ―calidad de vida‖, salud o bienestar

La biopolítica tiene como condición de posibilidad la inclusión del discurso

médico dentro del ejercicio de la política, ya que cuando la vida se torna el

centro del ejercicio del poder, la medicina, se constituye en el discurso que

brinda mayores juegos de verdad para normalizar, disciplinar o intervenir a una

sociedad particular. La medicina se ha constituido como uno de los ejes

centrales del ejercicio político del poder contemporáneo. De los ejercicios

disciplinarios y normalizadores del individuo y la población, estamos en los

albores de un ejercicio de poder que cuenta con la libertad del sujeto, con

prácticas auto-formativas de emprendimiento, competitividad y auto-

Page 170: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

170

mejoramiento de la vida misma. La vida como una empresa requiere de teorías

como la bioética, capaces de producir juegos de verdad con los cuales cada

sujeto puede autoconstruir sus ideales, tecnologías del yo y sus prácticas de

auto-mejoramiento, incluyendo la ciencia y las biotecnologías. No se trata de

una moral heterónoma que determine el bien, se trata de un conocimiento

interdisciplinar que posibilita la libre circulación del mercado de bienes y

servicios biotecnológicos de la floreciente industria bio-médica contemporánea.

Por lo tanto, compartimos el señalamiento de Potter y creemos que la bioética

no debería ser reducida o ―acaparada‖ por el área médica.

El escenario biopolítico actual se articula a las transformaciones del poder

contemporáneo que encuentra en la vida el espacio ideal para su intervención.

El poder que en la época clásica se concentraba en la voluntad del soberano,

se ha ido desplazando del antiguo monarca a la figura laica del Estado.

Posteriormente se orienta hacia organizaciones jerárquicas que concentran

grandes capitales económicos y tecnológicos. El cuerpo, su salud y su

optimización, crean la estructura en la que los gobiernos actuales bajo la forma

de biopolíticas desarrollan estrategias de intervención. Dichas estrategias

pueden focalizarse en el individuo, en el sistema hospitalario, en las políticas

públicas sobre la salud de un Estado o en acuerdos internacionales sobre el

tratamiento que debe darse a la vida. En este punto se articulan los comités de

bioética con las estrategias de gobierno de las sociedades neoliberales.

Dentro de las relaciones de poder contemporáneas, la ideología cientificista-

liberal sustenta un conjunto de ideas ampliamente difundida por los sistemas

mediáticos, que logran interiorizar en los sujetos la necesidad de una

terapéutica medicalizada, que permita enfrentar ya sean las dificultades

inherentes a la existencia misma, o a peligros virtuales poco especificados pero

que generan estados de ansiedad y preocupación en las comunidades.

La biopolítica asume la vida como el valor absoluto desde donde puede

justificar todas sus intervenciones. El fenómeno de sobrevaloración de la vida,

la tendencia a Hacer vivir, coincide con la descalificación progresiva de la

Page 171: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

171

muerte dada en la modernidad. La ritualización pública de la muerte desde el

siglo XVIII hasta el siglo XXI, sostiene una permanente tendencia a su

negación. La muerte hoy en día es un acontecimiento privado, vergonzoso;

antes constituía un fenómeno público donde la familia y la sociedad se reunían

en una ceremonia cargada de respeto y dignidad. Si en la época victoriana la

represión y el tabú se dirigían a la sexualidad, en la modernidad tardía el tabú

recae sobre la muerte. Para Foucault la muerte se oculta no por

desplazamiento de la angustia, ni por la modificación de los mecanismos

represivos, sino por la transformación de las tecnologías de poder.54

Foucault reconoce el importante reconocimiento sociocultural que poseía la

muerte en tanto representaba el tránsito de un poder a otro: del poder del

soberano terrenal al poder de Dios, soberano eterno del más allá. El individuo

se desplazaba de una instancia de juicio a otra: de la voluntad del soberano

que juzga hacer morir o dejar vivir, al juicio divino que permite la vida o la

condenación eterna. La muerte también permitía la transmisión del poder del

agonizante en su última voluntad, en el testamento, en sus últimas

recomendaciones.

El historiador contemporáneo Philippe Aries recopila las transformaciones

históricas de la muerte en occidente, sosteniendo las hipótesis de Foucault: de

la búsqueda de pleno conocimiento y aceptación de la muerte en la edad media

a su borramiento y exclusión en la modernidad. En la antigüedad así como se

nacía en público se moría en público, la muerte súbita era rechazada porque no

permitían el ritual de arrepentimiento y preparación necesarios que permitían

darle un sentido a la muerte como una transformación trascendental.55

Hoy en día, la secularización general de la sociedad occidental unida a la

medicalización de la vida, en aumento por la tecnociencia, posibilita que la

muerte no sea aceptada. Cada vez estamos menos seguros de que una

54 Foucault, Michel (2001). Defender la sociedad. Argentina: Fondo de cultura económica. p.

224. 55

Aries, Philippe (2000). La muerte en Occidente. Argentina: Adriana Hidalgo editora.

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172

dolencia sea mortal. Durante la mayor parte del siglo XX, el deber de la familia

y el médico es el de encubrir al enfermo la gravedad de su situación, privando

entonces al moribundo de confrontar su muerte, de prepararla y organizarla. El

poder desplegado en los juegos de verdad de la medicina determina que el

lugar habitual para morir cambie de la casa al hospital; se muere cada vez

menos en la casa y cada vez más en el hospital.

Cuando las relaciones de poder se centran en el derecho de hacer vivir, sobre

la manera de vivir y sobre el cómo de la vida, el poder debe operar realzando la

vida, controlando sus accidentes, sus riesgos y sus deficiencias. La muerte

está ubicada al margen de la influencia y de los efectos del biopoder, es el

límite, el extremo del biopoder, fenómeno que puede asociarse con el

ocultamiento de la muerte en la contemporaneidad. La muerte se ubica como

un fenómeno privado, aislado, mudo, excluido por el poder. La mortalidad, en

cambio, es directamente afectada por las relaciones de biopoder, en la medida

en que la biopolítica puede intervenir las condiciones vitales de la especie,

tratando de disminuir la mortalidad. Una vertiente que queremos señalar,

dentro del horizonte de la biopolítica contemporánea, es la posibilidad de ―dejar

morir”, abandonar para la muerte, permitir que fenómenos sociales

poblacionales de anormalidad se autoextingan; un ejemplo lo constituye la

pandemia del VIH que se focalizó en grupos marginados como homosexuales,

prostitutas, prisioneros, heroinómanos, ante una enorme pasividad de los entes

gubernamentales en países europeos durante la década de los 80.56

Las nuevas tendencias al exterminio, al aniquilamiento, a la transformación del

otro diferente (minusválido, viejo, incapacitado, anormal, obeso, anti-estético),

se hacen en nombre de la ―Existencia de Todos‖, del aseguramiento de unas

mayores y mejores condiciones de vida, en otras palabras de hacer vivir. La

necesidad de vivir, de hacer vivir, ha justificado durante el siglo XX los más

inhumanos procedimientos: la investigación y experimentación con humanos

sin ningún tipo de regulación; la guerra fría donde la amenaza atómica se utilizó

56 Ugarte, Javier (2005). Sin derramamiento de sangre. Un ensayo sobre la homosexualidad.

Madrid: Egales.

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173

para generar el riesgo de muerte general, con el propósito de garantizar la

existencia de conjuntos de comunidades y poblaciones. La lucha por la vida

paradójicamente se desarrolla en muchas ocasiones del lado de la muerte. El

biopoder puede consolidar prácticas de una inmensa intrusión y agresión en la

medida en que cree la conciencia de que el otro es un enemigo terrible al que

se le debe temer, se concede de esta forma todo el uso del poder que sea

necesario, para hacer vivir a un grupo determinado. Cuando se quiere hacer

vivir y enfrentar a un inmenso peligro, los ciudadanos fácilmente pueden

renunciar a sus libertades y derechos fundamentales. 57 Vamos a desarrollar

esta idea de peligrosidad en tanto es una de los fundamentos de las formas de

gobierno liberales.

4.2 Biopolítica y peligrosidad

EL biopoder en términos de hacer vivir y dejar morir, es un ideario político que

influencia la practica social de la penalidad consolidada en el siglo XIX,

entendida como un control, no tanto sobre si lo que hacen los individuos está

de acuerdo con la ley, sino más bien al nivel de lo que pueden hacer, son

capaces de hacer, están dispuestos a hacer o están a punto de hacer. La

―peligrosidad‖ es el elemento que posibilita acrecentar el temor de las masas

para justificar las intervenciones sobre un sujeto, no por sus actos sino por sus

virtualidades, sus posibilidades de generar daño:

Esta transformación del derecho civil se articula alrededor de la noción de accidente, de riesgo y de responsabilidad. (...) El problema era por tanto el de dar fundamento jurídico a una responsabilidad sin culpa. (...) Al eliminar el elemento de culpa en el sistema de la responsabilidad los civilistas introdujeron en el derecho la noción de probabilidad causal y de riesgo e hicieron surgir la idea de una sanción que tendría la función de defender, de proteger, de presionar sobre riesgos inevitables. (...) Pues bien, del mismo modo que se

57 Véase El documental Bowling for Columbine de Michael Moore (2002). Allí se analiza la

estrategia política norteamericana sobre la generación de miedo como medio para justificar una mayor presencia e intervención de los sistemas de seguridad del Estado. Los medios de comunicación como una de las más refinadas herramientas para intervenir sobre la ideología y las creencias, guiados por el mercado y la audiencia, exponen a los espectadores a fuertes dosis de emociones y violencia generando ansiedad, inseguridad, desconcierto, temor y estados emocionales que pueden llegar hasta la paranoia. La vivencia irracional del miedo sería la causa que justifica el armamento y la actitud bélica del ciudadano norteamericano.

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puede determinar una responsabilidad civil sin establecer culpa, a partir únicamente del riesgo creado contra el que hay que defenderse sin anularlo, del mismo modo se puede hacer responsable penalmente a un individuo sin tener que determinar si es libre y si hay culpa, ligando el acto cometido al riesgo de criminalidad constituido por su propia personalidad. Es responsable pues por su sola existencia engendra riesgo, incluso si no es culpable puesto que no ha elegido con completa libertad el mal en lugar del bien. Así pues la sanción no tendrá por objeto castigar a un sujeto de derecho que se habría voluntariamente enfrentado a la ley, sino que su función será más bien la de hacer disminuir en la medida de lo posible –bien por eliminación, por exclusión, a través de restricciones diversas o mediante medidas terapéuticas- el riesgo de criminalidad representado por el individuo en cuestión.58 (El subrayado es nuestro)

En este sentido, el control penal punitivo que pretende corregir las virtualidades

de peligrosidad, no puede ser efectuado por el poder judicial sino por una serie

de poderes laterales como la policía, organismos de seguridad e inteligencia y

toda una red de instituciones de medicalización, vigilancia y corrección, tales

como las instituciones psicológicas, psiquiátricas, criminológicas, médicas,

pedagógicas, entre otras.59

De esta manera las relaciones de poder biopolítico son proyectadas

socialmente en diversos organismos de control y mecanismos de seguridad,

que posibilitan el funcionamiento del sistema. Se fundamenta un orden basado

en la continua vigilancia y en el manejo de la información necesaria, para que

los dispositivos de control y normalización puedan actuar de manera inmediata

frente a las posibles amenazas contra el sistema:

¿Por qué siguen existiendo las prisiones a pesar de resultar contraproducentes? Yo respondería: precisamente porque producen delincuentes y la delincuencia tiene cierta utilidad económico-política en las sociedades que conocemos. Podemos desvelar fácilmente la utilidad económico-política de la delincuencia: primero, cuantos más delincuentes haya, más crímenes habrá, cuantos más crímenes haya, más miedo habrá en la población, y cuanto más miedo haya, más aceptable e incluso deseable será el sistema de control policial. La existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de este sistema de control, lo que

58 Foucault, Michel (1990). ―La evolución de la noción de individuo peligroso en la psiquiatría

legal‖ En: La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. pp. 257-260. 59

Foucault, Michel (1998). La verdad y las formas jurídicas. Capítulo cuatro. Barcelona: Gedisa.

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explica por qué en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin excepción alguna, se dedica tanto espacio a la criminalidad, como si cada día se tratase de una novedad. Desde 1830, en todos los países del mundo se han desarrollado campañas sobre el tema del crecimiento de la delincuencia, hecho que no ha sido demostrado nunca; pero esta supuesta presencia, esta amenaza, este crecimiento de la delincuencia, es un factor de aceptación de los controles. 60

Una vez establecido el vínculo entre la biopolítica y la peligrosidad queremos

analizar la interpretación que el filósofo italiano Agamben realiza sobre la

biopolítica, reconociendo que es un conceptualización sobre la biopolítica

diferente a la de Foucault, presenta otras vías de análisis importantes para

pensar la bioética.

4.3 Agamben y la biopolítica

Las construcciones conceptuales de Agamben son una fuente importante para

la reflexión bioética. Particularmente la noción de biopolíticas menores61 que

este autor desarrolla actualmente, puede contribuir notoriamente al avance de

la fundamentación bioética.

Hemos decidido analizar el aporte de este autor porque introduce una

problematización diferente al ejercicio de poder del soberano sobre la vida,

particularmente sobre la forma de utilización de la muerte. Vimos que para

Foucault la modernidad implica un desplazamiento de las relaciones de poder

soberano que se fundaban sobre la posibilidad de matar a los súbditos, hacia

unas relaciones de poder tendientes a hacer vivir, punto de partida para la

creación de políticas sobre la vida, el cuerpo y lo biológico.

A diferencia de Foucault, Agamben considera que en sí misma la acción

política requiere de la separación de la vida en su forma biológica, para

60 Foucault, Michel (1999). ―Las Mallas del poder‖. En: Ética, estética y hermenéutica.

Barcelona: Paidós. pp. 247-248. 61

Grelet, Stany; Potte-Bonneville, Mathieu (2000). Una biopolítica menor entrevista con Giorgio Agamben. En: Ugarte, Javier (Comp.) (2005). La administración de la vida. Barcelona: Anthropos. pp. 171-187.

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accionar sobre la nuda vida, es decir, sobre la vida humana despojada de su

devenir, complejidad y potencialidad. En otros términos, cualquier ejercicio

político crea un cuerpo biológico sobre el cual intervenir para disciplinarlo,

normalizarlo, dominarlo o eliminarlo. Agamben afirma, por lo tanto, que en el

poder soberano ya existía una dimensión biopolítica. El análisis de este autor

comienza por un estudio filológico de los dos términos que en griego clásico se

refieren a la vida, a saber, la zoe que expresa el simple hecho de vivir, común a

todos los seres vivos, como los animales, los hombres o los dioses, y bíos que

indica la forma de vivir propia de un individuo o grupo. No se trata de la simple

vida natural, sino de la vida en su infinita posibilidad de asumir formas de vida,

en su potencialidad de vivir en sí misma.62

El poder político se funda en la separación de la zoe del bios, en la separación

de la nuda vida del complejo potencial del devenir humano. El poder soberano

y el poder estatal se fundan sobre la capacidad de intervenir sobre la nuda

vida. Por lo tanto, Agamben considera que desde la aparición del poder

soberano ya se aporta un cuerpo para el ejercicio de un poder bio-político. La

muerte constituye un campo de acción posible y la acción del poder recae

sobre la materialidad del cuerpo desprovisto de toda adjetivación. Para

Agamben, la política se caracteriza por intervenir a los hombres tomándolos

como un cuerpo desprovisto de toda característica ciudadana, de toda

consideración a las singularidades que implica la vida misma.

La acción política está por encima de la esfera pública o privada (Estado,

sociedad civil), porque ya sea en una comunidad organizada como el Estado, en

una tribu, en un clan con una jerarquía simple, en una empresa o en una

multinacional, el poder opera como el estado de excepción que hace disponible

la nuda vida para la intervención del poder. Agamben toma el poder como un

ejercicio de intención, es decir que no se requiere la exclusividad del monopolio

de la fuerza como en el caso del Estado para su ejercicio; se trata más de la

62 Agamben, Giorgio (2001). Medios sin fin. Notas sobre la política. Valencia: Pretextos.

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177

capacidad, en un momento dado, de hacer aparecer la nuda vida a nivel micro o

macro, para ser intervenida.

Agamben toma de Schmitt63 la noción de poder real, como aquel que se

descubre en la situación de excepción, según quien conserve la capacidad de

decisión, y no de acuerdo a la distribución constitucional de poderes, así como la

definición de soberano como el individuo al que le es concedido por el orden

jurídico el derecho de proclamar el estado de excepción y de suspender el orden

jurídico mismo. La conceptualización del poder soberano de Agamben está

enfatizada en la capacidad del uso de la fuerza, de la espada para afectar la

vida, se trata de un soberano que puede aplicar estados de excepción, con el

propósito de exponer totalmente la vida y hacerla disponible a una intervención

desde cualquier forma posible: penal, médica, eugenésica, disciplinaria, laboral,

entre otras.

La muerte entonces es una de las múltiples posibilidades del ejercicio del poder

soberano; lo particular en este caso es que, a diferencia de Foucault, Agamben

no considera que durante la modernidad se haya realizado una inversión en las

relaciones de poder, donde el poder se ocupa principalmente de administrar y

maximizar la vida. Agamben considera que históricamente ya existía una

configuración biopolítica en el poder soberano, porque este poder intervenía

sobre el organismo vivo desprovisto de todo derecho y toda consideración

subjetiva o ciudadana.

Agamben une de esta manera el modelo jurídico–institucional con el modelo

biopolítico del poder, porque considera que ambas formas del poder operan

sobra la nuda vida. El poder soberano y el poder biiopolítico de los Estados

modernos crean situaciones de excepción donde se puede disponer de la vida

natural, eliminándola o abandonándola de todo ordenamiento jurídico o moral.

Agamben afirma que el poder soberano tiene un carácter biopolítico, ya que su

centro de acción es la potestad del soberano para crear estados de excepción

63 Schmitt, Carl (2002). Teología política, cuatro ensayos sobre soberanía. Madrid: Struhardt.

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178

que hacen aparecer la nuda vida. La biopolítica sería tan antigua como la

estructura de la excepción.

La tesis de Agamben es que el estado de excepción llega a convertirse en la

regla, tomando como modelo el campo de concentración. La modernidad

permite que la vida ingrese a continuos espacios extremos de excepción,

donde se produce una combinación de toda una serie de actuaciones sobre la

vida. El campo de concentración es, pues, el paradigma con el que este autor

representa la configuración de las relaciones de poder contemporáneas.

¿Por qué tienden a radicalizarse estos estados de excepción en los estados

modernos? La nuda vida en el Ancient régime pertenecía a Dios; en el mundo

clásico era tenida en cuenta la diferencia entre zoe vida humana y bios

ciudadano político. No obstante, en los estados-nación la nuda vida ocupa el

primer plano, en tanto hace del hecho del nacimiento el fundamento de la

soberanía. La declaración de los Derechos Universales hace posible el

desplazamiento de la soberanía de origen monárquico-divino a la soberanía

nacional, que asegura la inserción de la vida en el nuevo orden estatal.64

Constituyendo un aparato jurídico que se sustenta en la delimitación y

definición de la vida de los seres humanos, al establecer una relación entre el

nacimiento, la vida, el cuerpo, y el derecho.

La configuración política en la modernidad se estructura a partir de lo más

privado e incomunicable que posee el hombre; su sangre, su biología,

indiferenciando la esfera pública de la privada. De allí que el campo de

concentración sea considerado por Agamben como el lugar inaugural de la

modernidad: ―el primer espacio en que acontecimientos públicos y privados,

vida política y vida biológica se hacen rigurosamente indistinguibles. En cuanto

ha sido separado absolutamente de la comunidad política y reducido a nuda

64 Agamben, Giorgio (2001). Medios sin fin. Notas sobre la política. Valencia: Pretextos. pp. 25

y sgtes.

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179

vida (…) el habitante del campo es, en rigor, una persona absolutamente

privada‖65.

Agamben conceptualiza la nuda vida desde el derecho arcaico, tanto romano

como germano. En ambas teorizaciones se denomina Homo sacer al hombre

que ha sido condenado por un delito, y puede ser eliminado por cualquiera sin

que esto constituya un crimen. A este hombre se le considera sagrado en tanto

no es lícito sacrificarle, si bien aquel que le diera muerte no sería condenado

por homicidio. El soberano es el único capaz de poner a un hombre en tal

situación. Por lo tanto, la relación originaria de la ley (soberana) con la vida no

es la aplicación, sino el abandono.66 De allí que el refugiado y los campos de

concentración sean el paradigma contemporáneo donde podemos apreciar

cómo la biopolítica se aplica para despojar de todo derecho, de toda cualidad

ciudadana, abandonando al sujeto (humano, político, social) a su condición de

organismo vivo disponible para el ejercicio del poder. El campo de

concentración es el paradigma oculto del espacio político de la modernidad67.

Finalmente queremos resaltar un aporte de Agamben muy importante para

interrogar el discurso bioético

―Lo que queda por fuera de interrogación de los actuales debates sobre la bioética y la biopolítica es (…) el propio concepto biológico de vida. Los dos modelos simétricamente opuestos de Rabinow el de la experimental life (…) que hace de su propia vida un laboratorio (…) y el opuesto que en nombre de la sacralizad de la vida, exaspera la antinomia entre ética individual y tecnociencia, participan en rigor, sin

darse cuenta de ello, del mismo concepto de nuda vida‖68.

Agamben considera que la vida humana tiende a ser pensada en nuestra

contemporaneidad como nuda vida, de allí que muchos de los debates

bioéticos a favor o en contra de la tecnociencia o de la biopolítica, tengan como

una premisa latente la reducción de la complejidad del devenir humano a nuda

vida bajo la forma de vida biológica, carácter secularizado de la nuda vida.

65 Agamben, Giorgio (2001). Ibíd. p. 121.

66 Agamben, Giorgio (2003). “Homo Sacer I. El poder soberano y la nuda vida‖. Valencia:

Pretextos. p. 43. 67

Agamben, Giorgio (2003). Ibíd. p.156. 68

Agamben, Giorgio (2001). Medios sin fin. Notas sobre la política. Valencia: Pretextos. p. 16

Page 180: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

180

La secularización de la nuda vida se produce a través de la ideología médico-

científica, capaz de producir pseudoconceptos científicos con finalidades de

control político.

―La separación de la nuda vida, que el soberano podía llevar a efecto en ciertas circunstancias a partir de las formas de vida, se realiza ahora de forma cotidiana y masiva por medio de las representaciones pseudocientíficas del cuerpo, de la enfermedad y de la salud, y de la ―medicalización‖ de esferas cada vez más amplias de la vida y de la

imaginación individual‖69.

El encuentro de la política con la ideología médico-científica se produce cuando

lo que está en juego es la vida misma. Una de sus principales consecuencias

es la trasformación de las formas de vida reales, múltiples, llenas de

potencialidad, complejas, etc., en formas de supervivencia de una vida

biológica, cada vez más amenazada por numerosos factores.

Desde la propuesta de Agamben sobre la biopolítica contemporánea, creemos

que vale la pena interrogar en qué medida la bioética surge, tomando como

objeto de estudio la nuda vida, puesto que es el objeto de estudio del discurso

médico. A pesar de realizar una lectura desde presupuestos morales, la

bioética médica parte necesariamente de la forma de representación de la vida

que realizan las biotecnologías médicas. Las denominadas ciencias de la vida

en la modernidad comparten un objeto de estudio, la vida desprovista de todo

componente cultural, social, ciudadano, reduciendo la potencialidad de las

múltiples formas de vida a su estructuración biológica.

Vamos a desarrollar brevemente un ejemplo que ilustra la manera en que las

ciencias biológicas y médicas, esgrimen relaciones de saber-poder que

cambian por completo las legislaciones y justifican nuevas maneras de

intervenir la nuda- vida, es decir la vida biológica desprovista de toda

adjetivación. Las legislaciones de los gobiernos contemporáneos crean estados

69 Agamben, Giorgio (2001). Ibíd. p. 17

Page 181: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

181

de excepción que exponen totalmente la vida, para hacerla disponible a la

intervención de las biomedicinas.

Tomemos el debate sobre la muerte cerebral que el papa Pío XII inició al

criticar las enseñanzas científicas modernas que se apartaban de las

tradiciones de la iglesia. Muchos planteamientos de la vida humana

establecidos en su Encíclica sobre el género Humano de 1950, fueron

cuestionados por Mollaret y Groulon, neurofisiólogos franceses que describen

un tipo de coma irreversible que denominan ―coma depassé‖, antecedente de

los criterios contemporáneos sobre muerte cerebral. Antiguamente, cuando las

funciones vitales de la respiración y la circulación (latidos cardiacos) se

interrumpían, se consideraba que el alma había partido y que la persona había

muerto. En el coma profundo, las funciones vitales cesan, pero la persona

continua con vida. La respiración y la circulación pueden continuar su función

normal aunque la persona adolezca de conciencia, o las funciones vitales

pueden ser mantenidas mediante métodos artificiales de la medicina. Este

hecho llevó a un intenso debate sobre los criterios que pudieran determinar

oficialmente la muerte de un ser humano. Finalmente una comisión Ad Hoc de

la Universidad de Harvard en 1968, concluyó el debate al establecer el nuevo

criterio para definir la muerte de las personas, denominado muerte cerebral,

donde las funciones vitales pudiesen estar operando correctamente en las

personas, pero la pérdida irreversible de la actividad cerebral, particularmente

la actividad cerebral en el neocortex o centros cerebrales superiores, sería el

principal indicador para establecer la muerte. La mayoría de los países

occidentales adoptan apresuradamente en sus legislaciones estos criterios

producidos por el discurso y la industria médica.

La nueva doctrina legislativa que asumen los estados sobre la muerte cerebral,

es fruto del discurso médico. La legislación construida en torno a la muerte,

posibilita que se repita la relación característica, ilustrada por Agamben, entre

el soberano y el homo sacer; a saber el ejercicio del poder se orienta hacia la

materialidad de la vida. Las leyes se instituyen para ser aplicadas sobre la vida,

para determinar en qué momento la vida es abandonada a un estado de

Page 182: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

182

excepción (como la muerte cerebral), donde se hace disponible la materialidad

de la vida biológica para ser diseccionada y entrar así a formar parte del

lucrativo mercado de órganos humanos.

La muerte cerebral además nos muestra la manera en que la manipulación de

la vida biológica, es el límite que marca el final de los derechos del individuo. El

silencio de nuestras sociedades frente a la muerte tal vez refleje la paroxístico

temor a ser finalmente una colección de órganos remanufacturables,

disponibles para de la racionalidad práctica, conforme a criterios de

oportunidad y costo beneficio; a ser un trozo de carne que entre a hacer parte

de un mercado que tiende a autoregularse. Cada vez se da menos importancia

a los rituales fúnebres y a los procesos de duelo, se agotan entonces las

posibilidades de una vida auténticamente humana, frente a las

representaciones y el mercado de la muerte humana.

En la historia de la medicina encontramos hallazgos que debieron ser tenidos

en cuenta por la comisión de Harvard, y operaron como condiciones de

posibilidad para el devenir histórico de las determinaciones en torno a la muerte

que asumen los estados contemporáneos. En 1963 se pone en circulación la

azatioprina, sustancia que facilita el rechazo inmunológico, inaugurando la era

de los trasplantes de órganos de cadáver. Christiaan Barnard el 3 de diciembre

de 1967 realiza el primer trasplante de corazón humano de una mujer de 25

años a un hombre de 55 años llamado Louis Washkanky, que falleció 18 días

más tarde de neumonía. En el mismo año Starzl lleva a cabo el primer

transplante de hígado con una supervivencia significativa de 13 meses. Para

1968 se realizó el segundo trasplante de corazón a Philip Blaiberg que luego de

la operación pudo vivir 563 días70. La tecnología de trasplante se desarrolla

exitosamente en la misma época en la que la comisión se pronuncia sobre el

tema de la muerte. La prometedora industria del trasplante, abre nuevas formas

de mejorar las condiciones de vida de las personas y de incrementar la

productividad de los enfermos crónicos. Esta tecnología requiere que la

70 Laín, Entralgo. Editor (1975). Historia Universal de la Medicina. Vol. 7. Barcelona: Salvat.

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183

sociedad civil pueda aceptar la manipulación de ciertos estados de la vida,

creando estados de excepción, donde la vida biológica de los seres humanos

pueda ser totalmente expuesta a la intervención de las biociencias médicas.

Recordemos que en el análisis de la biopolítica de Agamben, la muerte pasa a

convertirse en un epifenómeno de la tecnología del trasplante71. Una legislación

como la de la muerte cerebral, trata de garantizar las condiciones para que las

biotecnologías, los trasplantes y las representaciones sociales sobre la vida

humana, puedan operar en grupos poblacionales. Tenemos entonces en el

caso de la legislación sobre la muerte cerebral una biopolítica, es decir, una

estrategia de gobierno construida para gobernar una población.

En conclusión si recordamos la definición de bioética de Warren, "estudio

sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y del

cuidado de la salud, en cuanto que esta conducta es examinada a la luz de los

valores y principios morales‖72, el ser humano es comprendido desde la óptica

que producen las ciencias de la vida, en un cálculo científico y médico sobre la

vida, que de acuerdo a la interpretación de Agamben, hace disponible la nuda

vida para ser intervenida por el poder. A pesar de que dichas ciencias de la

vida y de la salud sean examinadas a la luz de principios morales, hay de

entrada una forma secular de pensar las formas de vida en términos de nuda

vida, que hace propicio el terreno para entrar al juego de cálculos de la

biopolítica.

A continuación vamos a esbozar las principales facetas del proceso de

medicalización de la sociedad occidental, analizando el problema del

tratamiento que las sociedades occidentales le han dado a la enfermedad y a la

promoción de la salud. Debemos recordar que nuestro análisis se orienta

desde la interpretación foucoultiana donde el biopoder se expresa como una

tendencia a hacer vivir, como una intervención capaz de incidir sobre la

mayoría de fenómenos vitales que las personas deben enfrentar: nacimiento,

71 Agamben, Giorgio (2005). Estado de excepción. Buenos Aires: Adriana hidalgo ed.

72 Reich Warren, Thomas (1982). Encyclopedia of Bioethics. New York & London:

Macmillan/Free Press.

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184

muerte, enfermedad, etc. Por lo tanto vamos a dedicar un espacio particular al

análisis del tema de la medicalización de la sociedad.

5. Biopolítica: la medicalización de la sociedad.

La medicalización se desarrolla en una estrecha relación entre el poder

disciplinario y el discurso médico, pues por medio de técnicas como el examen,

la inspección, el registro detallado y el archivo, se generó el desbloqueo

epistemológico de la medicina del siglo XVIII. A través de la inspección, el

historial individual, y la transición entre visitas esporádicas, visitas diarias y la

institución de un médico residente en el siglo XVIII, se ubica al enfermo en un

campo de visibilidad permanente, en las condiciones necesarias para aplicar un

examen perpetuo. Además debemos reconocer que el discurso médico ha sido

una de las bases fundamentales de la biopolítica y hoy día es uno de los

poderes laterales que se instituyen con mayor fuerza y penetración en las

sociedades occidentales. La inversión de las relaciones de poder en occidente,

de hacer morir y dejar vivir a hacer vivir y dejar morir, se unen a un desarrollo

vertiginoso de la tecnociencia en nuestra contemporaneidad, para crear un

nuevo dispositivo de normalización de la vida a través de la medicalización.

¿Cuáles son las razones por las que la medicina en occidente ha tomado

ciertas vías de desarrollo y no otras? ¿Por qué la medicina ha tenido tan

enorme impacto en las sociedades contemporáneas? Reflexionar sobre el

proceso de medicalización de la sociedad nos permitirá comprender, en primer

lugar una de los discursos fundamentales para la consolidación de la biopolítica

contemporánea, y en segundo lugar nos posibilitará establecer los referentes

socio-históricos centrales en la génesis del discurso bioético médico.

La medicalización de la sociedad se produce cuando la medicina se transforma

en un agente de regulación y control por parte del Estado, al constituirse en un

discurso capaz de implementar una diversa gama de tecnologías, prácticas,

cuidados, tratamientos y formas de relación del individuo con su cuerpo. Este

Page 185: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

185

proceso fue posible cuando el Estado tomó como objetivo político central la

posibilidad de intervenir y controlar la vida de los ciudadanos y la salud de la

población. La medicina se constituyó como un agente de regulación y

normalización que le permitió al Estado administrar un cuerpo social sano para

mejorar los sistemas de producción. La medicina se consolidó históricamente

como un dispositivo de observación, corrección y mejoramiento del cuerpo

social. En tanto la medicina logró instituirse como uno de los principales

consejeros del poder político, aseguró una posición privilegiada dentro de las

estructuras de gobierno de las sociedades liberales desde el siglo XVIII.

Foucault realizó un extenso trabajo sobre las relaciones de poder creadas

durante el proceso de medicalización de la sociedad; recordemos una de sus

preguntas iniciales frente a este problema:

―¿Por qué, durante 1656, varios hoteles y asilos de París fueron transformados en el hospital general de París? ¿Por qué instituciones similares se construyeron rápidamente en todas las ciudades de provincia? ¿Y por qué fueron llenadas no sólo con enfermos crónicos, sino también con dementes y desempleados? Foucault aventuró una respuesta: la aurora de la "edad de la razón" trajo también el despertar de una nueva clasificación, caracterización y diferenciación de normalidad y anormalidad, de salud y enfermedad, y por consiguiente, nuevas y radicales formas de regulación social‖73.

Un ejemplo de los ejercicios de normalización social lo podemos tomar del

tratamiento de la locura, que Foucault analizó ampliamente en su texto ―Historia

de la locura en la época clásica‖. En este trabajo explicó la manera en que la

locura deja de ser pensada desde una concepción trágico-cósmica y se somete

a tratamientos de normalización. Durante el Renacimiento, a través de una

técnica de expulsión denominada la nave de los locos, se determinaba una

existencia errante a los locos; sin embargo se daba un reconocimiento a una

forma particular de saber, conferida a la palabra profética del loco, quien decía

lo que otros no, en una forma de denuncia o crítica al orden social

predominante. En la época clásica, la locura comienza a ser intervenida desde

el encierro, la palabra de la sin razón de la locura, debe estar bajo la tutela de

73 Granja, Dulce María (1984). En memoria de Michel Foucault. Estudios de filosofía historia y

letras, (1), 198-201.

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186

la razón. Con el nacimiento del saber moderno, de las ciencias sociales y

humanas, se constituyen clasificaciones y categorizaciones psicopatológicas

que permiten pensar un tratamiento, una cura que continua excluyendo de la

sociedad las formas de la locura y regulando las manifestaciones de

anormalidad. En la partición razón-sinrazón es donde se construye el saber que

hace de la locura una patología con un posible tratamiento, además un saber

capaz de brindar fundamento a la conceptualización de lo anormal, basado en

los matices y las pequeñas diferencias de la sin-razón.

La pregunta por la medicalización de la sociedad como un proceso sociopolítico

es abordada, por Foucault, a través del desglose de los orígenes históricos que

determinaron el devenir de la medicina contemporánea y su posterior crisis.

Uno de los ejes centrales de su investigación fue la influencia del capitalismo,

que favoreció el desplazamiento de una medicina individualizada de la edad

media a una medicina colectiva. Desde el siglo XVIII, el cuerpo es el principal

objetivo en función de su fuerza productiva, la política se ocupa de lo biológico,

del cuerpo para fortalecer el sistema estatal y económico. La medicina

entonces se convierte en el principal fundamento de las nuevas estrategias

biopolíticas. La formación de la medicina social recorre tres etapas: la medicina

del Estado, la medicina urbana y la medicina de la fuerza laboral74, vamos a

sintetizar las principales características de cada etapa.

5.1 La medicina del Estado.

La medicina de Estado se desarrolla principalmente desde las corrientes

filosóficas alemanas del siglo XVIII, gracias a su interés por desarrollar una

teoría del Estado, que pudiera constituirse en una ciencia de las formas de

gobernar. Esta nueva ciencia trata de conocer los recursos naturales que

poseen las sociedades, las condiciones de su población y el funcionamiento

general de las relaciones políticas. Paulatinamente el conocimiento producido

74 Foucault, Michel (1994). Nacimiento de la medicina social. En Estrategias de Poder. Obras

esenciales vol. II. Barcelona: Paidos. p. 366.

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187

por la investigación médica, y el control social que posibilitaba dicho

conocimiento se integraron a los procedimientos que le sirven al Estado para

su permanencia, fortalecimiento y funcionamiento. En este momento histórico

el saber de la medicina se pone al servicio del mantenimiento del sistema

político del Estado.

Durante el siglo XVII, en un clima político y científico influenciado por las ideas

de la ilustración, y en una economía basada en el mercantilismo y dominada

por la burguesía, las naciones del mundo europeo comienzan a preocuparse

por la salud de su población. En Francia, Inglaterra y Austria comienza a

calcularse la fuerza activa de sus poblaciones, originándose estadísticas de

natalidad y mortalidad y recuentos de población. Incluso en países como

Alemania se desarrolló una práctica médica efectiva centrada en el

mejoramiento de la salud de la población, como lo fue el caso de la

"medizinischepolizei" o "policía médica" creada en 176475, cuya función era

asegurar el orden, velar por el crecimiento de las riquezas y mantener las

condiciones de salud. Esta medicina, aunque presta una serie importante de

servicios, impone un régimen de coacciones bajo una finalidad puramente

económica. Las políticas de salud desde esta perspectiva, consideran la

enfermedad como un problema político y económico que requiere de

estrategias globales de intervención.

La medicina de Estado desarrollada principalmente en Alemania a comienzos

del siglo XVIII, se caracterizó por: 1) Poseer un sistema mucho más completo

de observación de la morbilidad (apoyándose en los hospitales y médicos en

ejercicio) y el registro a nivel del propio Estado de los diferentes fenómenos

epidémicos y endémicos observados; 2) Conferir a la universidad y a la propia

corporación médica, la decisión sobre la formación médica y la concesión de

los títulos; 3) Establecer una organización administrativa para controlar la

actividad de los médicos; 4) Delegar bajo la responsabilidad de los funcionarios

75 Foucault, Michel (1994). Ibíd. p. 368.

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médicos nombrados por el gobierno, una región al poder que poseen o al

ejercicio de autoridad que les confiere el saber.

Las formas de saber bajo las directrices de la razón instrumental, expresada en

los términos del positivismo epistemológico predominante durante esta época,

desarrollan una tecnología de la población basada en el cálculo de edades,

demografías, esperanzas de vida, tasas de morbidez, incitaciones a la

natalidad, relación población-riqueza, educación, formación profesional, entre

otras. El cuerpo del individuo y el de las poblaciones son considerados desde

concepciones mensurables y economicistas; el cuerpo llega a ser más o menos

utilizable, rentable, con una capacidad de supervivencia, de muerte o de

enfermedad y con una facultad para el aprendizaje. Los rasgos biológicos de

una población son tomados como elementos para una gestión económica.

Las políticas desarrolladas en torno a la idea de cuerpo social y dirigidas al

cuerpo del individuo, denominadas nosopolíticas, se pueden caracterizar por:

El privilegio de la infancia dentro de los procesos de medicalización de la

familia. Se imponen una serie de obligaciones a padres e hijos, tales

como: cuidados, contacto higiene, limpieza, proximidad, etc. La familia

se erige como un agente constante de medicalización, articulando lo

privado con la salud del cuerpo social.

La higiene y el funcionamiento de la medicina como instancia de control

social se instituye como un régimen de salud, con múltiples finalidades:

la desaparición de epidemias, el descenso de tasa de morbilidad,

prolongación de expectativas de vida, reducción de mortalidad para cada

edad, entre otros. Implica intervenciones autoritarias y medidas de

control sobre las poblaciones.

La medicina aparece como una técnica general de la salud que

promueve un control social sobre las formas de comportamiento y

existencia de los individuos y sus comunidades; de allí que puede

incorporarse muy bien a las estructuras administrativas de las

ciudades.76

76 Foucault, Michel (1994). Ibíd. p. 328.

Page 189: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

189

En definitiva, el médico asume el rol de consejero administrativo, capaz de

programar y mejorar el cuerpo social y mantenerlo en una situación de

permanente salud; lo aleccionador, lo correctivo y lo moralizante, comenzarán a

ser interpretados en el sentido de su utilidad para el todo social. La noción de

utilidad explica porqué la sociedad no se propone dejar de lado sus

desigualdades sociales, sino simplemente asignar papeles a aquellos que no

pertenecen a las clases dominantes. La sociedad europea del siglo XVIII se

inclina hacia una perspectiva técnico-política que se fundamenta en el

disciplinamiento. El cuerpo desde una visión anatómico-fisiológica puede ser

manipulado o encausado para incorporarlo poco a poco a una vida metódica y

productiva. La ciudad moderna como conjunto, es leída desde la idea de masa

global, sentando las bases para el tratamiento de las enfermedades que

pueden afectar dicha masa, a través de la institucionalización de biopolíticas

poblacionales, capaces de perfeccionar y desarrollar la fuerza estatal.

En el tratamiento de la peste del siglo XVIII podemos notar este proceso de

observación detallada e intervención sobre comunidades completas. Una

estricta división espacial y una jerarquía altamente organizada permitían que la

inspección y el juego de la mirada se distribuyeran en todas partes. Este

dispositivo disciplinario estaba soportado en un sistema de registro

permanente, donde se anotaban todos los movimientos, para controlarlos y

someterlos. Cuando cada integrante de la comunidad puede ser

constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los

enfermos y los muertos, hay un efecto de individualización que permite que un

nuevo orden impere.

La lepra fue otra enfermedad que al presentarse en los asentamientos urbanos

en constante crecimiento, suscitó un amplio tratamiento político a partir de

directrices médicas, a través del rechazo, el exilio, la clausura sobre un

conjunto indiferenciado de personas que son estigmatizadas y rechazadas por

el ―bienestar‖ de la comunidad. Las medidas que se tomaron por la amenaza

del contagio de la lepra, son desplazadas a ideologías políticas que tendrán

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190

como nuevo horizonte la formación de una sociedad pura. De esta forma se

justifican prácticas de exclusión y encierro al loco, al mendigo, al anormal, al

inmoral, al delincuente, al Otro que pueda representar una diferencia difícil de

comprender o una amenaza para la sociedad.

En síntesis, la metáfora política del tratamiento dado a la peste es la de la

sociedad perfectamente gobernada, disciplinada, analizada, repartida,

jerarquizada, vigilada e inspeccionada bajo el estado de cuarentena. En el caso

de la lepra, la utopía política se dirigía a la consecución de una sociedad

pura.77

En el siglo XIX, al tratamiento dado al leproso se le adicionan las estrategias

construidas para la peste. Ambos esquemas convergen en un proceso que

impone a los excluidos por la lepra la táctica de las disciplinas individualizantes,

es decir, a través de mecanismos disciplinarios se permite marcar lo ―anormal‖

para excluirlo. Para realizar esta disciplinamiento del excluido, se crea una

división binaria y una marcación que permita diferenciar las características de

lo normal y lo anormal; llegando a realizar una distribución diferencial que

permita individualizar el tratamiento del anormal, quién es, dónde debe estar,

cómo reconocerlo, cómo ejercer una vigilancia constante, etc. Esta conjunción

permite la emergencia de instituciones para medir, controlar y corregir a los

anormales. 78

La articulación de las prácticas disciplinarias con las de exclusión, determina

una transformación discursiva importante en el sentido que determinan las

dinámicas que asumen las instituciones y las prácticas de asistencia dentro de

la modernidad. A partir de la medicalización, el encierro deja de ser entendido

como castigo y se lo vincula con lo "terapéutico". Esta idea de reclusión va a

ser característica de la modernidad y se va a difundir mas allá de la institución

psiquiátrica, interviniendo las minorías constituidas por el delincuente en la

77 Foucault, Michel (1976). Vigilar y castigar, el nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI. pp.

200 y sgtes. 78

Foucault, Michel (1976). Ibíd. p. 205.

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cárcel, el alumno en la escuela, o el obrero en la fábrica. El encierro en

definitiva tiene un objetivo claro: ser útil a la sociedad en tanto excluye a los

individuos anormales y les brinda un tratamiento, ya sea por la separación o

por la rehabilitación. El encierro brindó así beneficios a las clases sociales

predominantes.

Paralelamente el incremento demográfico tuvo como consecuencia el problema

del hacinamiento, el espacio público y la planeación de las ciudades. Es así

como surge otro campo para la medicalización, denominado medicina urbana.

5.2 La medicina urbana.

La medicina urbana tiene como principal referente a Francia; aquí el eje

articulador no es la estructura del estado, sino la urbanización, el desarrollo de

la vida urbana. Esta medicina surge de la necesidad de constituir la ciudad

como una unidad, para tratar de organizar el cuerpo urbano en forma coherente

y homogénea79. La complejidad creciente de los nuevos asentamientos

humanos requería de un poder único que pudiera reglamentar el comercio, la

industria naciente y las relaciones sociales. Hasta el siglo XVII, en Europa, el

peligro social estuvo en el campo, pero a fines del siglo XVIII con la

proletarización, los conflictos urbanos se hacen más frecuentes.

Las ciudades generan nuevos conflictos y temores en los ciudadanos, tales

como la angustia frente al hacinamiento, el temor a los contagios en las

cloacas, y las altas construcciones en peligro de desmoronarse. Estas crisis

promueven en los entes reguladores y las instituciones administrativas la

necesidad de ejercer procesos disciplinarios donde las personas permanezcan

en lugares estables, fijos, visibles, para su control y organización.80

79 Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. p. 134.

80 Foucault, Michel (1994). Nacimiento de la medicina social. En: Estrategias de Poder. Obras

esenciales vol. II. Barcelona: Paidos.

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En la época de los hospitales como grandes observatorios de la enfermedad, y

de la medicina clínica centrada en torno al examen, el diagnóstico, la

terapéutica individual y colectiva, las técnicas disciplinarias de poder,

implementaron un novedoso nivel de análisis sobre los individuos,

incrementando la producción del saber sobre la vida y la enfermedad de los

ciudadanos. Este proceso posibilitó el desbloqueo epistemológico del saber

médico y el surgimiento de consideraciones sobre los conjuntos poblacionales

de las grandes urbes.

La medicina urbana tiene en cuenta el diseño arquitectónico como una vía para

producir un poder disciplinario. El hospital en su propia materialidad se

convierte en un operador terapéutico, en el sentido de ejercer la función de una

maquinaria de control, observación, registro y encauzamiento de la conducta.

Los hospitales se constituyeron en una estructura arquitectónica que a través

del juego ininterrumpido de miradas calculadas, en una geometría exacta para

la vigilancia de los enfermos, produce efectos de poder. El ponoptismo

disciplinario desarrollado en los hospitales, tiene la ventaja de hacerse invisible

a sí mismo, para imponer sobre el paciente campos de visibilidad permanentes

y obligatorios.

La propuesta del panóptico de Bentham implica la creación de casas de

inspección o ―elaboratorios‖, no importan en definitiva quienes serán

incorporados a éstas. ‖Castigar criminales empedernidos, albergar locos,

reformar viciosos, aislar sospechosos, ocupar ociosos, proteger indigentes,

curar enfermos, enseñar a quienes quieran aprender un oficio o dar instrucción

a las nuevas generaciones; en suma, así se trate de cárceles para detención

perpetua o para detención en espera de juicio, o de penitenciarías,

correccionales, casas de trabajo para pobres, fábricas, manicomios, hospitales,

escuelas‖.81 En suma, el panóptico es un lugar diseñado para hacer posible la

81 Bentham, Jeremy (1989). El Panóptico. Premiá. México. p. 75. Citado en: Carballeda, Alfredo

Del desorden de los cuerpos al orden de la sociedad. Capítulo IV: La Acción Social Ilustrada, el Utilitarismo, la Sociedad de Beneficencia y el origen de la Psiquiatría en el Río de la Plata. Versión digital en: http://www.margen.org/libro/cap4.html (Consultado en mayo de 2012).

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193

experimentación sobre los hombres, y para analizar las transformaciones que

se pueden obtener sobre individuos y poblaciones.

Los elaboratorios permitieron la sistematización del examen, técnica

fundamental para el poder disciplinario en tanto posibilitó una de las más

grandes articulaciones del poder con el saber. Los organismos de control que

ejercen vigilancia generan conocimiento útil para el sistema. El encierro

terapéutico como uno de los más radicales ejercicios de poder, permitió la

producción de un saber individualizado, detallado y al servicio de las clases

dominantes. En el caso de los hospitales, el encierro se articula con la

observación permanente. En 1771 se instituye el médico residente, se avanza

de una observación regular a un examen permanente. El personal religioso

queda en un segundo plano ante la aparición del enfermero, nuevo rol

encargado del cuidado y vigilancia constante del enfermo. El examen hace de

cada individuo un caso, un objeto para la producción de conocimiento y para el

ejercicio de un saber-poder. Los registros detallados posibilitan la

cuantificación, la contabilización de enfermedades, curaciones, fallecimientos y

el establecimiento de cálculos de conjunto, fortaleciendo los sistemas

administrativos centralizados.

El individuo entra al campo del saber a través de la anamnesia, el interrogatorio

y el expediente, creando las condiciones de posibilidad de nuevas formas de

poder sobre los cuerpos. Este complejo proceso participó en la constitución de

las ciencias sociales y fortaleció el desarrollo epistemológico de la medicina. El

régimen disciplinario es un poder anónimo que funciona a través de un efecto

de individualización-normalización, donde la constante vigilancia permite el

desarrollo de medidas comparativas que institucionalizan la ―norma‖ como

referencia.

La norma posibilita a la medicina urbana intervenir sobre la salud de los

grandes asentamientos humanos, inspeccionando lugares como fábricas,

talleres, espacios de recogimiento, y regulando los lugares que considera

amenazas para la higiene colectiva tales como cementerios, acueductos

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194

limpios y residuales, circulación del aire, construcción de avenidas, etc.,

medicalizando la organización espacial y arquitectónica de la ciudad. La

planeación de las ciudades entonces contará con un cálculo de los problemas

sanitarios para su desarrollo, constituyendo las nociones iniciales de salubridad

que permitieron la conjugación de numerosos discursos en torno a la salud: la

química, la física, la biología, la botánica, la arquitectura, etc., en una medicina

que se ocupa, más que de la salud del hombre, de las cosas que intervienen en

sus condiciones de vida.

La medicina urbana con sus métodos de vigilancia y de hospitalización, no fue

más que un perfeccionamiento, en la segunda mitad del siglo XVIII del

esquema político-médico de la cuarentena. La higiene pública fue una variedad

refinada de la cuarentena, proceso que logró desarrollar la medicina urbana,

cuyos objetivos fueron esencialmente los siguientes: 1) Analizar los lugares de

acumulación de todo lo que en el espacio urbano podía provocar

enfermedades. 2) Controlar la circulación, organización y distribución del agua,

el aire y los desechos. El concepto de salubridad aparece al comienzo de la

Revolución Francesa, posteriormente la noción de higiene pública sería el

concepto que en la Francia de principios de siglo XIX, abarca lo esencial de la

medicina social, entendida como una técnica de control y de modificación de

los elementos del medio que pueden favorecer o perjudicar la salud. 82.

Unido a la reflexión sobre la relación entre la salud y las condiciones

ambientales, los estados modernos comienzan a centrar su atención sobre los

niveles de producción de sus comunidades. El sistema de acumulación

capitalista instituye una fuerte preocupación por la optimización de los procesos

económicos. La medicina responde a las nuevas necesidades de los sistemas

productivos del Estado, dirigiendo su atención hacia la fuerza laboral de las

sociedades industriales.

82 Foucault, Michel (1994). Nacimiento de la medicina social. En: Estrategias de Poder. Obras

esenciales vol. II. Barcelona: Paidos. pp.378 y sgtes.

Page 195: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

195

5.3 La medicina de la fuerza laboral.

La medicina de la fuerza laboral, de los pobres y de los obreros, no fue la

primera meta de la medicina social, sino la última. Para las ciudades pequeñas

el hacinamiento no representaba un grave riesgo. Los pobres incluso

realizaban una serie de tareas simples y remuneradas, necesarias para el buen

funcionamiento de la ciudad: repartían cartas, recogían la basura, realizaban

acarreos, entre muchas otras funciones, articulándose a la instrumentalización

que implica la vida urbana.83

Desde finales del siglo XVIII, las gestiones colectivas de la enfermedad dejan

de realizarse a través de la asistencia a los pobres organizada por instituciones

de caridad religiosas. Una analítica de la pobreza reconoce en la enfermedad

de los pobres una serie de costos que no se ajustan a los imperativos del

sistema capitalista. A mayor población se requiere una mejor utilización de los

recursos. Foucault evidencia que, a diferencia de la medicina alemana del siglo

XVIII, aparece en el siglo XIX en Inglaterra una medicina basada en un control

de la salud y del cuerpo de las clases más necesitadas, tratando de generar

mejores condiciones laborales y una disminución de las situaciones de riesgo a

las clases adineradas.84

La medicina-servicio de la época clásica caracterizada por una gestión de

asistencia dirigida a los pobres, estaba subvencionada por instituciones de

caridad donde se intentaba unir a cada ciudadano a través de un ejercicio de

moralización, vigilancia y castigo, ya sea denunciando, excluyendo o

encerrando los sujetos potencialmente peligrosos. Los nuevos modos de

inversión y capitalización económica de la sociedad, que surgen bajo el

dominio de la razón instrumental, cuestionan el manejo de grandes capitales no

productivos realizados por las fundaciones de caridad, para mantener

vagabundos, ociosos y anormales. La racionalización del mundo de la vida

desde referentes económicos, los análisis de las relaciones costo-beneficio

83 Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. p.146.

84 Foucault, Michel (1994). Nacimiento de la medicina social. En: Estrategias de Poder. Obras

esenciales vol. II. Barcelona: Paidós. pp. 378 y sgtes.

Page 196: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

196

toman la ociosidad, interrogando sus condiciones y efectos, llegando a sustituir

la sacralización global del pobre, tan tradicional para el pensamiento cristiano.

Desde esta concepción, los fenómenos de la pobreza y la enfermedad deben

ponerse en relación con los imperativos del trabajo y las necesidades de la

producción.

Hasta el segundo tercio del siglo XIX no se planteó el problema de la pobreza

como fuente de peligro médico y existieron varias razones para ello: la

población necesitada se convirtió en una fuerza política capaz de rebelarse; el

establecimiento de sistemas postales, de cargadores, de transporte, ocasionó

disturbios, por restar medios de subsistencia a la población pobre; y sumado a

ello la epidemia de cólera de 1832, que comenzó en París y se propagó a toda

Europa. A partir de esa época se decidió dividir la ciudad en sectores pobres y

ricos.85

Podemos entonces ubicar un gran antecedente de la medicalización de la

sociedad en las políticas de salud del siglo XVIII. Tanto la medicina de

clientelas privadas como la medicina socializada, responden a esta estrategia

global de considerar las enfermedades como un problema económico y político

de las colectividades. En el siglo XVIII se produce el surgimiento de una visión

nosopolítica que representa las diferentes estructuras sociales, como un cuerpo

que puede estar abocado a la salud o a la enfermedad. Exigiendo por lo tanto,

una gestión colectiva, que dinamiza una serie de cambios en las técnicas de

asistencia.86

Es esencialmente la "ley de los pobres" la que convierte a la medicina inglesa

en medicina social. Medicalizando a los pobres, surge la idea de una asistencia

fiscalizada, de una intervención médica que constituye un medio de ayudar a

los más pobres a satisfacer sus necesidades de salud y al mismo tiempo

mantener un control mediante el cual las clases adineradas o sus

85 Foucault, Michel (1994). Ibid. pp. 381 y sgtes.

86 Foucault, Michel (1994). La política de la salud en el siglo XVIII. En: Estrategias de Poder.

Obras esenciales. Vol. II. Barcelona: Paidós. p. 328.

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197

representantes en el gobierno, garantizaran la salud de las clases necesitadas

y por consiguiente, la protección de la población más privilegiada. Aparece el

Health Service inglés con las funciones de control de vacunación, registro de

epidemias y enfermedades de obligatoria declaración, identificación de lugares

insalubres, destrucción de focos. El sistema inglés de Simón y sus sucesores

permiten articular la asistencia médica al pobre, el control de la salud de la

fuerza laboral y la indagación general de la salud pública, protegiendo a las

clases más ricas de los peligros generales.87

Durante el periodo del liberalismo social, la salud y el bienestar de la población

se convierte en un objetivo esencial del poder político, que trata de elevar el

nivel de salud del conjunto del cuerpo social. El bienestar de la población

considerado de interés público, ya no puede ser controlado por ―la mano

invisible‖ de Adam Smith que, a través del mercado, regulaba las relaciones

sociales; era necesaria la mano del administrador que guiara a los hombres en

sus actividades económicas y sociales. Sin embargo, toda esta nueva

articulación de las fuerzas del poder estatal tiene otro objetivo. Al agrupar los

entes judiciales (leyes, fuerza pública), con políticas tendientes al

mantenimiento e incremento de las riquezas (producción, discurso laboral), y

unir estos esfuerzos con políticas globales de salud (Higiene, policía médica),

se busca principalmente el mantenimiento y la conservación de la fuerza de

trabajo, ante el auge demográfico de las nuevos grupos poblacionales.

5.4 La crisis de la medicina en el siglo XX.

En esta breve reseña histórica sobre el discurso médico, hemos observado

parte de la estructuración y desarrollo de la medicina que se ocupó de campos,

espacios, niveles, fenómenos que en principio no pertenecían al ejercicio de la

medicina. De una medicina teocentrista en el siglo XV, con poco

reconocimiento e impacto social, con muy poco desarrollo investigativo y

técnico, a una medicina que se convierte en consejera del estado, en un saber

que permite el desarrollo de numerosas estrategias de gobierno. Las políticas

87 Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. p. 152

Page 198: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

198

estatales, el desarrollo de las grandes ciudades y el mantenimiento y

optimización de la fuerza productiva, son algunos elementos colonizados,

organizados y encauzados por el discurso médico.

A continuación vamos a ver en qué consiste la denominada crisis de la

medicina, la manera en que el furor de una cosmovisión es cuestionada y entra

en crisis por las ambiciones de sus propios puntos de vista y por su

reduccionismo al querer implementar una única manera de interpretar, explicar,

organizar e intervenir la realidad. La crisis de la medicina puede ser leída como

un síntoma que refleja la desmesurada tendencia a la medicalización en las

sociedades occidentales. Para nuestro trabajo es un referente importante en la

medida en que nos permitirá cuestionar las relaciones entre la bioética y la

biopolítica.

Los análisis de Foucault se separan de importantes críticos de la medicina

como Ivan Illich y su clásica investigación ―Némesis Médica”, donde estudia las

consecuencias negativas del ejercicio de la medicina durante el siglo XX. Illich

considera que una proporción creciente de la nueva carga de enfermedades de

los últimos quince años, es en sí misma el resultado de la intervención médica

en favor de personas que están enfermas o podrían enfermar. Su propuesta

puede considerarse como una de las más importantes bases para el discurso

de la antimedicina del siglo XX.88

Foucault interroga y critica las propuestas de la medicina y la antimedicina,

llegando a concluir que realmente la antimedicina corresponde a un proyecto

más amplio, novedoso, refinado y difuso de la medicina, no algo diferente al

discurso médico en sí mismo. Tres son los aspectos centrales desde los que

Foucault analiza la crisis de la medicina:

1. El modelo sociopolítico sobre el que se desarrolló la medicina.

2. Los efectos nocivos de los medicamentos, de la acción de la

intervención médica; ya sea porque su intervención racional y calculada

88 Illich, Ivan (1975). Némesis Médica: la expropiación de la salud. Barcelona: Barral editores.

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causa daño directo o porque con los enormes adelantos técnicos se

generan efectos colaterales sobre la especie misma, no como en el caso

de la medicina tradicional sobre el paciente individual y su entorno

familiar, sino sobre la descendencia, la estructura genética misma de la

vida.

3. Medicalización indefinida89

La reflexión sobre el modelo sociopolítico de desarrollo de la medicina en

occidente, toma como ejemplo paradigmático el plan Beveridge90 de 1942,

implantado en Inglaterra después de la II guerra mundial. Este Plan realizó una

transición del derecho a la vida al derecho a la salud, permitiendo al Estado el

diseño de biopolíticas que van más allá del interés nacionalista del

mantenimiento del sistema o la conservación de la fuerza laboral, al trazar

como objetivo político la salud en función de los propios individuos, legitimando

de esta manera una política intervencionista sobre el cuerpo, es decir, una

somatocracia. En segundo lugar, a través del Plan Beveridge, la salud entra al

89 Foucault, Michel (1994). ¿Crisis de la medicina o la antimedicina? En: Estrategias de Poder.

Obras esenciales. Vol. II. Barcelona: Paidos. 90

SISTEMA BEVERIDGE O SISTEMA NACIONAL DE SALUD: Adoptado por Suecia desde los años 30 y surgido oficialmente en un informe en 1942 en Gran Bretaña. El sistema está financiado por taxación o impuestos controlados por el Parlamento con libre acceso para cada ciudadano o residente, y gobernado y a veces ofrecido por empleados estatales. Los médicos son empleados asalariados y pagados por medio de un honorario o capitación (o tarifa por persona asegurada), mientras que los hospitales reciben un presupuesto total. Todos los países del norte de Europa (Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Noruega, Suecia, Reino Unido) adoptaron o retuvieron este modelo después de la segunda guerra mundial. El sur de Europa (Grecia, Italia, Portugal España) se unió a este grupo en los años 80. SISTEMA BISMARK O SISTEMA DE SEGURO DE SALUD: Fue inspirado en el año 1883 en la legislación alemana y existió en los países del Centro y Este de Europa, entre las 2 guerras. Con este sistema de atención médica, la financiación de los fondos se efectúa por contribuciones compulsadas por firmas y empleados y resulta dirigido por representativos del pueblo asegurado. Los ciudadanos que no tienen acceso a tales fondos están cubiertos por taxación o esquemas de seguro privado. La atención médica es entonces provista por los denominados médicos por cuenta propia y pagados sobre la base de honorarios por servicios, mientras que los hospitales reciben un presupuesto total. SISTEMA SEMASHKO O SISTEMA CENTRALIZADO: En los países del centro y del Este de Europa (antigua URSS o miembros del CAME), los sistemas de salud toman su inspiración en las ideas de Semashko, que datan de los años 20. En este sistema existe un control gubernamental mediante un sistema planificado centralmente y financiado por el presupuesto estatal. Todos los empleados del sistema son asalariados. No existe sector privado y presenta libre acceso para todos a los servicios de salud. Fresno, Caridad (1996). Sistemas de atención de salud. Revista cubana de Salud Publica, 22, (1) Ciudad de La Habana. Versión digital en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-34661996000100006&script=sci_arttext&tlng=es (Consultado en mayo de 2012).

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campo de la macroeconomía, al juego de los cálculos, las necesidades y los

intereses monetarios de las grandes partidas de los presupuestos estatales.

Históricamente, tanto la somatocracia como el avance tecnológico de la

medicina no llegaron a producir la mejora del estado del bienestar sanitario que

cabía esperar; de hecho se produce un estancamiento general de los

beneficios posibles de la medicina y la salud pública. Durante el liberalismo

social, se hace evidente una crisis en la medicina, en tanto el elevado coste de

esta inversión política no logra mantener la salud del cuerpo individual y social.

Paradójicamente, junto a la crisis de la medicina se institucionalizan los

grandes sistemas de seguridad social, se descubren los antibióticos y avanza

la tecnología médica en general.

Foucault dirige sus interrogantes sobre el modelo de desarrollo de la medicina

a partir del siglo XVIII, la anatomopolítica y las biopolíticas constitutivas del

biopoder. Los efectos nocivos de la medicina sobre la salud de las personas

son denominados Iatrogenia positiva. En su análisis sobre este problema,

Foucault hace el siguiente planteamiento: si durante la edad media la

peligrosidad de la medicina era directamente proporcional a su no cientificidad

(errores, desconocimientos, ignorancia, falta de higiene, falta de rigor

epistemológico, etc.), desde el siglo XX la medicina es peligrosa a partir de su

propio saber, de su propia eficacia y cientificidad.91

91 Foucault, Michel (1994). ¿Crisis de la medicina o la antimedicina? En: Estrategias de Poder.

Obras esenciales vol. II. Barcelona: Paidos. pp. 341, 348 y sgtes. Foucault interroga algunos ejemplos que trae Illich en su texto: la disminución de la mortalidad a partir de huelga de médicos en Israel; las investigaciones del instituto nacional de salud 1970, donde se registraban hospitalizados un millón quinientos mil personas por ingestión de medicamentos; Autores como Robert Talley (1967) llegan a concluyentes informes sobre la muerte de 30.000 norteamericanos intoxicados por medicamentos; otras investigaciones realizadas en California sobre 5500 histerectomías arrojaban como resultado que el 14% eran inútiles y solo 40% demostró justificación para realizar esta intervención, entre otros. Sin embargo, para Foucault estos estudios no indagan sobre la manera en que se suministraron los medicamentos o las intervenciones, ya que puede ser tóxicas o negativas en la medida en que se utilicen mal y no necesariamente ser dañinas en sí mismas. Foucault interroga los efectos nocivos de los medicamentos y los procedimientos médicos. Algunos ejemplos de la iatrogenia positiva son:

Tratamiento antinfeccioso: produce un disminución general del umbral de sensibilidad del organismo frente a los agentes agresores. (organismo se torna débil por falta de estímulos que provoquen las reacciones de defensa)Los medicamentos producen una perturbación del ecosistema del individuo y de la especie humana en su conjunto.

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201

Con el desbordado incremento en el saber y en la tecnociencia médica se

excluye a las personas que no tienen capacidad económica, a los que

ideológicamente se considera que no tienen derecho a acceder a dicho saber.

Entramos en la era de nuevas formas de discriminación de formas de ser o

existir, donde solamente las clases más adineradas podrán tener acceso a la

implementación de cierto tipo de saber biotecnológico.

El paradigma cientificista desarrollado en la medicina, tiene una fuerte

dimensión represiva en la medida en que impone una cierta norma, un

determinado filtro, una manera de interpretar y representar la realidad, que se

oculta bajo el aspecto desinteresado, universal y objetivo del conocimiento que

pretende la salud universal. La tradición médica perpetúa una determinada

transmisión de saber, que afianza una voluntad de verdad particular. Esta

voluntad sitúa las relaciones de poder hacia políticas de medicalización que

articulan la fuerte capacidad biotecnológica de la medicina con un discurso

retórico que justifica el monopolio profesional de los médicos, al crear la

impresión de que la medicina contemporánea es sumamente eficaz. Los juegos

retóricos de verdad y la voluntad de poder de los dispositivos de la

medicalización, deben ser visibilizados para cuestionarlos y diluir su

hegemonía. La ciencia médica protocolizada en procedimientos ritualizados de

producción de la verdad es característica de nuestra civilización. La ciencia

positivista y el conocimiento tecnocientífico constituyen el camino desde donde

contemporáneamente se imponen más juegos de verdad a la vida cotidiana de

Efectos incalculados de las manipulaciones genéticas de células vivas, sobre bacilos o sobre virus.

La tecnociencia unidas a las biotecnologías permiten la entrada en una dimensión nueva del riesgo médico.

En los siglos XVIII al XIX el riesgo concernía únicamente al individuo tratado, ahora con nanotecnologías, ingeniería genética se puede afectar toda la especie humana. La estructura misma de la vida entra en el campo de la intervención médica.

La técnica de la anestesia 1844-1847, abre nuevas posibilidades para la cirugía, no obstante no se conocían entonces instrumentos asépticos, estos se implantan solo en 1870, tras la guerra franco-prusiana por el relativo éxito conseguido por los médicos alemanes.

Biohistoria: el discurso biológico y el médico ya no trabajan en torno a individuo sino sobre la propia vida.

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202

las personas. La ciencia, la imposición de lo verdadero, la obligación de verdad

es uno de los principales mecanismos con los que la medicina ha logrado

labrarse un reconocido prestigio social.

La medicalización indefinida de las sociedades es el camino que recorre la

medicina cuando se sale de su objeto tradicional: enfermedad, sufrimiento,

síntomas, malestar. De esta forma el ejercicio médico se convierte en una

práctica social, avalada por pseudo-conceptos científicos sobre la vida y la

enfermedad, ejerciendo un acto de autoridad impuesto sobre individuos que

pueden o no estar enfermos. Algunos ejemplos donde el saber de la medicina

realiza prácticas que no se hacen por solicitud del afectado son: la contratación

de empleados, la búsqueda de enfermedades poblacionales, el peritazgo

psiquiátrico sobre casos judiciales, medicalización de la sexualidad, etc.

Como todas las condiciones de existencia de los individuos pueden

considerarse como claves para garantizar la salud, la vida en todas sus

dimensiones se convierte en el nuevo campo de intervención médica,

posibilitando el despliegue de un poder con funciones normalizadoras. Si la

sociedad del siglo XVIII fue construida por los juristas a partir de leyes

codificadas, en el siglo XX los médicos crean una sociedad normalizada.92

Foucault cuestiona entonces el modelo de desarrollo de la medicina que

describimos en el apartado anterior: medicina de Estado, medicina urbana y

medicina de la fuerza laboral.

Finalmente la crisis de la medicina puede evidenciarse en tanto el nivel de

consumo médico no guarda una correlación directa con el nivel de salud.

Factores como el ambiente, el salario, la educación tienen una mayor influencia

en las tasas de mortalidad.93. Por tanto ni el consumo de servicios médicos, ni

los sistemas de seguridad social de los Estados, tienen la incidencia que cabría

esperar sobre la salud, la morbilidad y la mortalidad de las poblaciones.

92 Foucault, Michel (1994) ¿Crisis de la medicina o la antimedicina? En: Estrategias de Poder.

Obras esenciales. vol. II. Barcelona: Paidós. p. 353. 93

Foucault, Michel (1994) Ibid. p. 358.

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203

5.5 La medicalización contemporánea.

La medicalización actualmente puede entenderse como la forma en que la

medicina moderna se ha expandido en los años recientes y llega a abarcar

muchos problemas que antes no estaban considerados como entidades

médicas. Por ejemplo, una gran variedad de manifestaciones cotidianas de las

personas, como las fases del ciclo reproductivo y vital de la mujer

(menstruación, embarazo, parto, menopausia), la vejez, la infelicidad, la

soledad y el aislamiento por problemas sociales, así como la pobreza o el

desempleo, entre otros.94 Hoy en día como afirma Illich: ―en los países

desarrollados la obsesión por una salud perfecta se ha convertido en el factor

patógeno predominante‖95.

El British Medical Journal del 13 de abril de 2002, dedica su edición al estudio

de la forma en que nuestra sociedad tiende a clasificar como enfermedades los

problemas de la gente. La medicalización de la sociedad impone una manera

única de abordar las dificultades de los seres humanos, no tiene en cuenta las

divergencias entre la definición de salud pretendidamente objetiva desarrollada

por los profesionales especializados en salud, y la salud subjetiva percibida por

cada persona.

Amartya Sen muestra cómo existe una relación directamente proporcional entre

la oferta de salud y la enfermedad: a mayor oferta de salud, más personas

consideran que tienen problemas, deficiencias, necesidades, dolencias y

enfermedades. Cuanto más gasta una sociedad en asistencia sanitaria, mayor

es la probabilidad de que sus habitantes se consideren enfermos.96

94 Kishore J. A (2002). Dictionary of Public Health. New Delhi: Century Publications.

95 Illich Ivan (1999). L‘obsession de la santé parfaite. Le Monde diplomatique, marzo p. 28.

Versión digital en: http://www.monde-diplomatique.fr/1999/03/ILLICH/11802 (Consultado en mayo de 2012). 96

Sen, Amartya (2002). Health: perception versus observation. British Medical Journal; 324: 860-1.

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204

Además, para poder ofrecer salud es necesario partir de una definición de la

enfermedad. Durante el predominio de la mirada positivista, las teorizaciones

sobre la enfermedad se consideraban neutrales. Muchos críticos y en particular

Foucault, han intentado interrogar la creencia sobre el carácter verdadero y

neutral del conocimiento sobre el cuerpo. Sus trabajos han llevado el concepto

de enfermedad a la categoría de construcción social que permite relativizar las

prácticas que antaño se consideraban inobjetables.

La realidad medicalizada es el proceso mediante el cual, la realidad se

acomoda a una terminología que supone como origen exclusivo de las

dificultades humanas aspectos fisiológicos y anatómicos, expresados en

―circunstancias que se desvían de los ideales fisiológicos y psicológicos en lo

que respecta a los niveles adecuados de función, de liberación de dolor y de

logro de las pretendidas forma y gracia humanas.‖97

Particularmente en nuestra contemporaneidad las formas que adquieren la

taxonomía y la nosología de la enfermedad, están determinadas por la mirada

tecnocientífica. El antropocentrismo del hombre occidental, su deseo de

dominio, le llevan a intervenir cada vez más los procesos habituales de la vida,

los cuales no necesariamente deberían ser considerados y tratados como una

enfermedad. Longevidad, eugenesia reproductiva, senilidad, estética, calvicie,

arrugas, insolación, sobredosis de drogas, impotencia, homosexualidad, colon

irritable, síndrome premenstrual, factores de riesgo, estrés, mal humor,

ansiedad, patologías nutricionales, probabilidad, virtualidad, drogas y

tratamientos preventivos, etc., todos ellos constituyen una biologización del

mundo de la vida, una explicación a partir de causas exclusivamente biológicas

que reducen la capacidad de relacionarse y enfrentar las dificultades humanas.

La estructuración epistemológica de la medicina permite conceptualizar

―nuevas‖ enfermedades, con sus respectivos tratamientos. Las alternativas

terapéuticas de un discurso apoyado en los dogmas revelados por la

97 Engelhardt, Tristram (1995). Los lenguajes de la medicalización. En: Los fundamentos de la

bioética. Barcelona: Paidós. p. 205.

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205

tecnociencia tienden a imponerse sobre las preferencias individuales de los

pacientes. La medicina científica se constituye como modelo terapéutico

exclusivo y forma parte de una estructura sociopolítica, económica, ideológica y

científica que al fundamentar unas prácticas, excluye al mismo tiempo otras

formas de curar y de brindar tratamiento a la enfermedad. Podemos clasificar

este modelo por ser biologicista, ahistórico, pragmático, eficacionista y

mercantil.98

El éxito de la medicina se debe en parte a las dificultades inherentes a la

condición humana y a la necesidad del hombre por entender, explicar e

intervenir su realidad, a partir de técnicas que modifican el mundo, y al ser

aplicadas a la vida modifican la estructura biológica de la vida humana. Las

interpretaciones de la medicina son coherentes, rigurosas y en muchos casos

acertadas. Sin embargo, es importante reconocer los condicionamientos

históricos y culturales que posee el conocimiento. Consideramos que los

juegos de verdad de la medicalización no son verdades absolutas, puesto que

sus planteamientos responden a las expectativas, a las necesidades e

intereses de contextos históricos determinados.

Sobre el reconocimiento social que posee el discurso médico, Engelhardt

considera que la mirada médica es el resultado de una compleja interacción de

los lenguajes de la medicina: descriptivo, evaluativo, explicativo y clasificativo.

Los problemas de la existencia humana son abordados entonces por las reglas

propias para construir significados de cada uno de estos lenguajes. De esta

manera, se constituyen las diferentes formas de medicalizar la sociedad, y se

ejerce una gran influencia en la valoración que la sociedad otorga a los

problemas médicos.99

98 Menéndez, Eduardo (1981). Poder, estratificación y salud. México: Casa Chata.

99 Engelhardt, Tristram (1995). Los lenguajes de la medicalización. En: Los fundamentos de la

bioética. Barcelona: Paidós. p. 214.

Page 206: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

206

En la actualidad el discurso administrativo limita enormemente el quehacer de

la medicina y lo centraliza en protocolos estandarizados, favoreciendo una

medicalización con pretensiones universalistas, válidas para todos los casos y

rentable para los grupos económicos que le apuestan a la industria medico-

farmacéutica. Incluso, intentos de permitir una mayor participación al paciente,

sobre lo que tiene que ver con su salud a través del consentimiento informado,

se han tornado en la práctica un protocolo rígido, donde se tergiversa el sentido

original de este procedimiento al operar como un mecanismo con una finalidad

administrativa de prevenir futuras responsabilidades legales. Informar sobre la

naturaleza de los beneficios y los efectos adversos que implicarían un

tratamiento concreto es relegado a un segundo plano, de tal forma que el

propio paciente no puede en realidad elegir a partir de sus creencias, gustos,

preferencias y aversión a los riesgos. Debe entonces someterse a las

imposiciones, preferencias e intereses de un médico, una clínica, o una

tendencia médica. Es importante reconocer que entre los profesionales, las

políticas de salud, los pacientes, los imaginarios colectivos, las culturas, existen

discrepancias entre las alternativas terapéuticas que pueden ser preferidas en

una situación concreta.

Con los avances de la ciencia contemporánea se abre una inmensa gama de

posibilidades de intervenir y normalizar la vida humana. Si en la modernidad el

discurso penal crea al delincuente sobre la base del potencial daño que pueda

ocasionar, nuestra contemporaneidad puede maquinar al anormal genético,

sobre la base de indicios que muestren la posibilidad de desarrollar

―anomalías‖, confinando a la exclusión o a la anormalidad a las personas con

riesgo de tener una enfermedad en el futuro: dejar morir en términos

biopolíticos. Se crea así un nuevo mercado, un nuevo temor, una nueva

necesidad entre la población, en particular, al interior de cada individuo y cada

familia. Los futuros padres ejercerán un nuevo filtro para excluir o tratar las

anormalidades genéticas antes del nacimiento de sus hijos. Anormalidades que

en su mayoría sólo llegan a expresarse bajo interacciones específicas con el

medio ambiente, es decir, que pueden aparecer o no, dependiendo de los

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207

estímulos, las condiciones y los cambios del contexto, en una estrecha

dependencia con las costumbres y las experiencias vividas por el individuo.

El desarrollo epistemológico de la medicina se ha dividido en una serie de

especializaciones con muy poca o ninguna comunicación entre sí. El ejercicio

de la medicina bajo una segmentación tan marcada es un terreno fértil para la

existencia de enormes tensiones en las relaciones de poder: el lucro de las

especializaciones, la competitividad en el mercado, el comercio de servicios y

procedimientos, la utilización de nuevas tecnologías, el deseo de prestigio y la

rivalidad para captar y retener nuevos mercados determinan una constante

lucha que deja en segundo plano las necesidades reales de los pacientes. Este

panorama de competitividad crea además las condiciones que favorecen una

tendencia general en los médicos por incluir en su práctica nuevas tecnologías

y protocolizar nuevas enfermedades y tratamientos. Los médicos como

principales agentes de la medicalización de la sociedad, en muchas ocasiones

difunden tecnologías no efectivas o carentes de los estudios necesarios para

demostrar su confiabilidad: por ejemplo, en el caso de las altas dosis de

quimioterapia que se aplican en el tratamiento del cáncer de mama.100

La posición altamente intervencionista de la medicina contemporánea,

demanda a cada individuo hacerse responsable de su propia salud, asumiendo

procesos, costumbres, cuidados, hábitos, determinados por el discurso médico.

Esta medicina se adapta muy bien a las crecientes innovaciones ofrecidas por

la tecnociencia. El afán de descubrir y producir nuevas técnicas, de patentar

secuencias genéticas, de mejorar los procesadores de información, de

desarrollar nuevos métodos de observación e intervención del cuerpo humano,

corresponden al interés, a la necesidad de mejorar e innovar que posee el

competitivo discurso médico.

De otro lado, el auge del capitalismo, bajo el modelo económico neoliberal, ha

permitido que las multinacionales farmacéuticas alimenten la tendencia a

100 Expósito, José. Los costes sociales de nuestras prácticas. Actores o espectadores. Revista

Gestión Clínica y Sanitaria. 2 (2) p. 39-40. Valencia.

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investigar y realizar estudios de viabilidad de nuevas drogas, sin una clara

regulación, salvo de carácter económico. En general, las sociedades científicas

y grupos de investigación están sujetos a los presupuestos, requerimientos e

intereses de los grandes grupos económicos que se construyen alrededor de

las empresas farmacéuticas.

Desde 1955 hasta 1972 la industria farmacéutica ha ocupado el primer lugar en rentabilidad, con 9% de utilidades netas contra un promedio de 6% de utilidades de todas las demás industrias manufactureras de EE.UU. Las sumas que la industria dedica a las universidades significan en promedio 0,7% de su presupuesto. La investigación que realizan, tanto para nuevos productos como para desarrollar colores y sabores más agradables así como estudios de mercado, insume promedialmente 9%. Para la publicidad se dedica promedialmente 20% de los presupuestos101

Las relaciones de poder que se tejen alrededor de la industria farmacéutica son

muy complejas. Cabe interrogar los diferentes motivos por los que se invierte

más recursos en publicidad que en apoyo a las investigaciones en

universidades. La publicidad diseñada para los medios masivos de

comunicación, tales como periódicos, revistas, noticieros radiales y televisados

actúan como amplios canales de difusión de la medicalización. Los mass media

fomentan un desmesurado interés de las comunidades y los individuos por

alcanzar un estado de salud perfecta. También es necesario mencionar las

publicaciones de artículos en revistas especializadas a través de patrocinios

realizados por esta industria. Algunos estudios concluyen que existen de forma

generalizada, relaciones de financiación entre industria, investigadores e

instituciones académicas, habiéndose demostrado que la investigación

financiada por la industria es significativamente más proclive a dar

conclusiones a favor de ésta, y señalan el valor de regular la información que

produce la industria farmacéutica por sus enormes consecuencias en la

práctica clínica, en los pacientes y en la sociedad. 102

101 Silverman, Milton (1983). Píldoras ganancias y política. México: Siglo XXI.

102 Bekelman J., Gross C. La investigación financiada por la industria es significativamente más

proclive a dar conclusiones a favor de la misma. Gestión Clínica y Sanitaria. 5 (2). 2003. Valencia. p. 18 Versión digital en: http://www.iiss.es/gcs/gestion16.pdf Título original: Scope and impacto financial conflicts of interests in biomedical research. JAMA 2003; 289: 454-565. (consultado en mayo de 2012)

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La industria farmacéutica gasta más tiempo y recursos generando, analizando y diseminando información médica, que lo que se gasta produciendo medicinas concretas. Esta información es esencial como un recurso para el desarrollo de medicinas, pero también es necesaria para satisfacer los requerimientos de licencias, proteger las patentes, promover ventas y asesorar a los pacientes, brindar prescripciones y recomendaciones. Tal información es de gran valor comercial, y la mayoría es confidencial, protegida por las regulaciones sobre los derechos de propiedad intelectual. A través de la generación y diseminación de información, las compañías transnacionales pueden influenciar enormemente la práctica clínica. Algunas veces, las metas comercialmente determinadas representan genuinos avances en la provisión del cuidado de la salud. Pero la mayoría están implicados en un excesivo y costoso proceso de producción de información que en gran parte es mantenido en secreto, a menudo duplicado y puede ser un riesgo al subestimar los intereses de los pacientes y de la sociedad.103

El sensacionalismo mediático tiene por consecuencia ofrecer como noticia una

serie de supuestos descubrimientos revolucionarios, soluciones inmediatas, o

enormes amenazas a la salud, con bases científicas relativas. En general la

noticia debe tener un componente novedoso, inusual, deseado, llamativo para

el espectador y el lector. El diseño gráfico apoyado por la enorme capacidad de

producir imágenes en tiempo real y en dimensiones hiperreales, es decir, la

producción de imágenes capaces de dar cuenta de la estructura interna de la

realidad a escalas micro, de las formas, de los movimientos milimétricamente

ordenados, generan en el espectador un efecto de fascinación y credibilidad en

la eficacia de la biotecnología médica. Mantener en la comunidad unas ilusorias

expectativas resulta conveniente para los retos de un enorme y competitivo

mercado, pero no para el usuario que resulta engañado por las

desproporcionadas promesas de la medicina bio-tecnocientífica. El prestigio, la

presión social, los inversionistas, ayudan a acelerar la publicación de

información imprecisa. Por ejemplo Glaxo Smith Kline publicó, en el New York

Times Magazine en octubre de 2001, luego del ataque al World Trade Center:

―millones de personas sufren ansiedad crónica, millones de personas pueden

103 Collier J, Iheanacho I. The pharmaceutical industry as an informant. En: Revista Lancet

2002; 360:1405-9. Versión digital en: http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140673602113948/fulltext (Consultado en mayo de 2012).

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ser ayudadas por Paxil, nombre comercial de la paroxetina‖. 104 Respuestas

emocionales, que las personas pueden hacer ante situaciones muy adversas,

tratan de ser medicalizadas con fines explícitamente lucrativos.

Es importante reconocer que muchas enfermedades que otrora eran mortales,

hoy ya no lo son. En la actualidad las ciudades con acceso a los adelantos de

la medicina logran controlar el parasitismo, las epidemias, la desnutrición y

otras formas de enfermedad que en los países pobres y en sectores de

población que no han sido favorecidos por la lotería social, aún causan graves

dificultades. Aunque la medicina es claramente excluyente, hay que reconocer

que ha avanzado en muchos aspectos, pero paradójicamente su práctica ha

hecho crónicas algunas enfermedades infecciosas y ha generado

enfermedades iatrogénicas, es decir, aquellas enfermedades que no se

habrían producido si no se hubiesen aplicado tratamientos, protocolos y

procedimientos profesionalmente recomendados. Además, hoy en día

comprendemos que factores emocionales, culturales, laborales, nutricionales

o afectivos tienen un importante aporte para la salud humana, no solo la

farmacología y los tratamientos médicos son las vías exclusivas para producir

salud en las comunidades o individuos.

Es importante entonces que el discurso médico intervenga con la suficiente

claridad y responsabilidad, como para que la comunidad pueda aceptar la

enfermedad, las dolencias, la muerte como parte de la vida. Dejando de lado

la tendencia a alimentar demandas desmesuradas, sobre una medicina capaz

de solucionarlo todo. Con una actitud más prudente, por ejemplo, nuestras

sociedades no tendrían tantas expectativas sobre los milagros curativos de la

genómica, se reconocerían los límites, la incertidumbre y la complejidad de un

proceso que apenas comienza y que posibilitara paulatinamente nuevos

tratamientos a algunas dolencias de la salud humana.

104 Mintzes B (2002). Direct to consumer advertising is medicalising normal human experience.

British Medical Journal, 324, (908-11), Versión digital en: http://www.vaccinationnews.com/DailyNews/April2002/DirConsumAdvMedicalisingNormal.htm (Consultado en mayo de 2012)

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El tratamiento contemporáneo de la enfermedad a través del uso de

medicamentos como tratamiento exclusivo, es un fenómeno reciente: ―La

"explosión terapéutica" es propia de nuestro siglo y particularmente posterior a

la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día ésta es una industria líder en

investigación, desarrollo, producción, comercialización, marketing y

ganancias‖105

La tendencia farmacologizante tiene paradojas internas:

El efecto placebo puede alcanzar hasta 20% de los medicamentos consumidos. Y como se sabe, la mayoría de las enfermedades se curan solas o no se curan. En estas últimas los medicamentos, fundamentalmente los analgésicos, desempeñan un papel secundario (aunque importante). Tan conocida es esta situación, que en general los laboratorios invierten más en la investigación de productos de autoconsumo que en los de prescripción médica. Este tema ha sido muy estudiado por sociólogos y antropólogos: es la eficacia simbólica (eficacia creída por el paciente pero también por el

médico).106

Los procesos autocurativos del cuerpo humano son explotados por las

farmacología placebo, la industria farmacéutica prioriza la investigación en los

productos de autoconsumo, en tanto representan un enorme potencial para

fortalecer sus ventas. De otro lado son bien conocidos los obsequios, viajes a

congresos, donación de tecnología para realizar diagnósticos que permitan la

utilización de drogas y procedimientos determinadas, visitadores médicos que

cumplen la función de vendedores altamente cualificados, capaces enfocar y

darle una orientación a la información científica y técnica sobre las

características de los fármacos y sus indicaciones, información que deberían

recibir los médicos de forma imparcial. Estas estrategias constituyen

mecanismos cuestionables y ampliamente utilizados por los laboratorios

105 Portillo, José (1988). Reflexiones acerca de la relación médicos-empresas farmacéuticas.

En: Revista Médica de Uruguay, 14 (1). Versión digital en: http://www.smu.org.uy/publicaciones/rmu/1998v1/h-port.htm (Consultado en mayo de 2012). 106

Portillo José (1996). El fetichismo de la medicina: una mitología sucedánea. Relaciones. Citado En: Reflexiones acerca de la relación médicos-empresas farmacéuticas. En: Revista Médica del Uruguay, 14 (1), Versión digital en: http://www.smu.org.uy/publicaciones/rmu/1998v1/h-port.htm (Consultado en mayo de 2012).

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farmacéuticos, hacen de la salud humana un negocio, una inversión que debe

ser rentable.

Los discursos, las investigaciones biotecnológicas, los informes basados en el

saber médico, son categóricos y contundentes, al tratar de mostrar la

precariedad de nuestra salud, las grandes amenazas, la cantidad de personas

sin tratamiento o que aún no saben reconocer sus propias dolencias.

La medicina tomada como un discurso cuyo objeto es el bienestar y la salud de

la sociedad, difícilmente puede ser interrogado y mucho menos criticado o

rechazado. Junto a las terribles amenazas descubiertas por los laboratorios,

vienen los tratamientos, la salvación para mantener la salud y controlar las

futuras y terribles dolencias. Muchos de los anuncios publicitarios realizados

por los laboratorios farmacéuticos, brindan información parcializada de manera

que se promueven usos innecesarios de drogas:

Tempranamente este año Glaxo-SmithKline le pago a una celebridad, impotente en Australia, y a una pareja que había usado vardenafil para promover la droga a través de las noticias en los medios masivos de comunicación Australiamos. El nombre de la marca fue mencionado sin un balance apropiado de la información. En el 2003 el personal de la organización mundial de la salud expreso preocupación sobre aquellos anuncios orientados sobre la enfermedad en Francia, y financiados por Pfizer, fabricante de atorvastatin. ―Contenía afirmaciones engañosas declaraciones y omisiones que probablemente llevan al uso injustificado de la medicina‖. Ellos recomendaron que los gobiernos incrementaran urgentemente la vigilancia con respecto a la promoción de las drogas. Pocos si no es que ninguno de los gobiernos parecen estar haciendo caso a estos concejos. En el 2004, el ministro de salud de Canadá Pierre Pettigrew indicó que un aviso casi idéntico no fue sujeto a la regulación porque este estaba por fuera de la definición

legal de anuncios de productos específicos.107

Recordemos en Colombia los problemas en torno al uso de prótesis mamarias

y rellenes estéticos desatado en el 2011, El libre mercado de la belleza, que

luego de generar una inmensa riqueza en los fabricantes, distribuidores y

107 Mansfield, Peter (2005). Direct to consumer advertising. British Medical Journal, 330, (5-6),

Versión digital en: http://bmj.bmjjournals.com/cgi/content/full/330/7481/5 (Consultado en mayo de 2012).

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médicos dedicados a la industria estética ha sido cuestionado por los enormes

daños causados al cuerpo de muchas ciudadanos. El Instituto Nacional de

Vigilancia de Medicamentos y Alimentos –Invima-, organismo de control estatal

sobre los productos que pueden ser usados por el sistema sanitario, aceptó

algunos productos rechazados en otros países, en otros casos brindó

recomendaciones y restricciones en el uso de sustancias que no fueron tenidos

en cuenta por distribuidores y centros de tratamiento médico-estético; y en

algunos casos se violaron los permisos otorgados por este Instituto, dándole

usos no permitidos a sustancias. Utilizando el nombre del Invima se crea

entonces una manipulación de la credibilidad de los consumidores de estos

servicios, produciendo enormes daños al cuerpo, a la salud física y mental en

la población colombiana.

La medicalización de la sociedad consigue entonces arraigar en la mentalidad

de los ciudadanos una serie de mitos sobre la salud, elevando en nuestra

cultura un conjunto particular de creencias como valor absoluto. Podemos

mencionar algunas como: existen rasgos específicos que pueden acrecentar la

belleza de las personas, existen potenciales peligros y amenazas a nuestra

salud, todo puede o podrá ser curado; la medicina puede prolongar la duración

de la vida; una vida más duradera es una vida más feliz; la salud no tiene

precio; la medicina conlleva una mejor calidad de vida, los procedimientos

medico estéticos garantizan indefinidamente alcanzar mayores estados de

belleza, etc. Aunque en muchos casos estas afirmaciones pueden ser

parcialmente ciertas, cuando se quieren aplicar a todas las situaciones, sin un

discernimiento crítico, la comunidad es vulnerada en su autonomía, es

engañada por intereses parciales orientados a la productividad de grandes

capitales.

Finalmente, queremos resaltar los riesgos inherentes a la producción del

concepto de lo anormal, fomentado por los procesos de medicalización de la

sociedad. La anormalidad implica la aceptación de un fracaso en la

consecución de un estado deseado; para identificar dicho fracaso es necesario

tener un referente cultural que permita valorar el grado de rareza, insatisfacción

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o patología. Dichos referentes son pasajeros, siguen las reglas de la moda y

los gustos exacerbados por los mercados y los sistemas de consumo.

Intervenir para alcanzar un ideal que en general es inalcanzable, puede resultar

muy conveniente para las empresas que prestan dichos servicios pero no para

el individuo que se siente enfermo y anormal. Además, las terapias que se

pueden brindar para el tratamiento de anomalías producen efectos

secundarios; por lo general pueden ser perjudiciales para la salud de las

personas.

En suma, la autonomía de los pacientes para enfrentar sus problemas de salud

se ve disminuida por las promesas desmesuradas de la industria de la salud. El

ciudadano influenciado mediáticamente, debe asumir responsablemente las

estrategias que el mercado le brinde para afrontar sus problemas vitales,

teniendo así que recurrir a terapias y tratamientos, costosos, superfluos,

dañinos o innecesarios. Una sociedad medicalizada es aquella que tiene una

mayor percepción de peligrosidad, vulnerabilidad y malestar de sí misma y es

dependiente de un sistema que le permita enfrentar su realidad distorsionada y

permeada por el dominio de los imaginarios colectivos del saber y el poder

médico.108

5.6 Medicalización y bioética

Consideramos que el biopoder, y en general, los procesos contemporáneos de

medicalización de la sociedad ejercieron una influencia importante en la

restricción de la bioética a los problemas teóricos y prácticos de la medicina. La

bioética médica se ocupa de establecer cuál sería la buena práctica médica,

más eficiente, menos costosa, menos riesgosa, más ética, fortaleciendo los

procesos de medicalización sobre el mejoramiento de la vida biológica de

individuos y poblaciones. Recordemos que la bioética asume las reflexiones

sobre deontología médica para darle fundamentación ético-filosófica a sus

108 Portillo J, Rodríguez J. (Comp.) (1993). La medicalización de la sociedad. Montevideo:

Nordan.

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análisis, a su vez se constituye en un espacio civil de reflexión a través de sus

comités, que legitiman el buen uso, la conveniencia de las prácticas

biotecnológicas, brindando finalmente los juegos de verdad que posibiliten la

circulación de una nueva mercancía biotecnocientífica en el mercado de la

salud.

La historia del discurso médico a partir del siglo XVIII, da cuenta de la manera

en que la medicina se constituyó como uno de los dispositivos y de los saberes

más importante para el gobierno liberal. Este conjunto de prácticas hacen parte

del biopoder, entendido como el conjunto de estrategias políticas que

pretenden ―hacer vivir y dejar morir‖109, desde la particularidad de la vida

privada al interior de las familias, a la generalidad de lo social bajo el imperativo

de políticas de higiene y sanidad pública aplicadas a la población.

Consideramos que el biopoder, a través de la medicalización de la sociedad,

ejerce una influencia importante en la restricción de la bioética a los problemas

teóricos y prácticos de la medicina. No hablamos de un proceso unitario, lineal,

de una relación causa efecto, reconocemos una complejidad en las diversas

articulaciones del biopoder con la bioética. En suma, las relaciones de biopoder

hacen parte de las condiciones sociales que favorecen la reducción de la

bioética global de Potter a la hoy mundialmente reconocida bioética médica.

El biopoder dispone de una capacidad técnica a la que hemos denominado

biotecnología. Esta capacidad hace disponible la vida para su desarrollo y

mejoramiento en temáticas como sexualidad, aborto, población, tecnologías

reproductivas, genética, biología molecular, clonación, microbiología, terapias

en salud mental y neurociencias, órganos y tejidos artificiales, trasplantes,

experimentación humana. Las diversas maneras en que el biopoder aborda el

cuerpo para su mejoramiento continuo hacen parte del objeto de estudio de la

bioética, podemos apreciarlo en el conjunto de problemáticas de la clasificación

de temas bioéticos de The Joseph and Rose Kennedy Institute for the Study of

109 Foucault, Michel (1986). Historia de la sexualidad. Vol. II La voluntad de saber. México: Ed.

siglo XXI.

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Human Reproduction and Bioethics110. Sin reducir el perfil ético que alienta la

reflexión bioética, reconocemos que hace parte del conjunto de juegos de

verdad que propenden por el mejoramiento continuo de las intervenciones

médicas, de la legitimación y regulación de la capacidad biotecnológica, para

garantizar su circulación en el mercado, son en sí mismos procesos que

fortalecen el biopoder contemporáneo. La clasificación de temas bioéticos son

a grosso modo un resumen de los desarrollos de la medicina en el siglo XX, y

hacen parte del conjunto de técnicas que posibilitan el ejercicio contemporáneo

del biopoder, con sus aciertos y sus desaciertos, que no vamos a cuestionar en

este momento.

El nuevo objetivo de la política planteado desde el siglo XVIII, en términos

foucalutianos de ―hacer vivir y dejar morir‖, creó la necesidad de desarrollar

nuevas técnicas y saberes para el ejercicio de gobierno, con el objetivo de

mejorar, optimizar, vigilar y desarrollar la vida en todas sus potencialidades.

Recordemos el rápido avance y colonización de la medicina en terrenos como;

la medicina social con el objetivo de implementar una técnica general de salud

que promueve un control social, al intervenir la enfermedad como una amenaza

política y económica a través de la policía médica 1796111; la medicina urbana

que pretende constituir las ciudades como unidades, como cuerpos urbanos

coherentes y homogéneos, medicalizando la organización espacial y

arquitectónica de la ciudad, para que en el futuro, las ciudades tengan en

cuenta los problemas sanitarios en su planeación. La salubridad, la higiene, la

vigilancia, el encierro se aplican desde el diseño arquitectónico con finalidades

terapéuticas y la hospitalización que instituye el examen ―perpetuo‖ como forma

privilegiada de producir saber sobre la enfermedad. Y finalmente la medicina de

la fuerza laboral que articula la asistencia médica obligatoria al pobre, el control

de la salud de la fuerza laboral y la indagación general de la salud pública, para

110 Véase anexo 1. Clasificación de temas bioéticos, Kennedy Institute of Ethics. Citado en:

Mainneti, José (2002). Bioética sistemática 1. Versión digital http://www.elabe.bioetica.org/41.htm (Consultado en mayo de 2012). 111

Foucault, Michel (1994). Nacimiento de la medicina social. En: Estrategias de Poder. Obras esenciales vol. II. Paidos. Barcelona. p. 368.

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proteger las clases más ricas de los peligros generales de la salud, por ejemplo

en los sistemas del Health service ingles del siglo XIX112.

El análisis de la intensa colonización de la medicina y sus especialistas sobre el

mundo de la vida, nos demuestra la necesidad de garantizar la eficacia de la

disponibilidad tecnológica, para posteriormente crear sus correlatos

biopolíticos. En otros términos, es necesario garantizar la práctica médica, con

sus dispositivos biotecnológicos para avanzar a un nivel biopolítico, donde se

legisle sobre los usos y aplicaciones colectivos de dichos técnicas. La práctica

médica requiere garantías y avales que pueden ser proporcionados por los

comités de bioética médica. En este sentido opera como un mecanismo de

seguridad civil, que posibilita la circulación de tratamientos y mercancías del

saber médico. Históricamente la bioética cobró auge social cuando se ocupó de

los problemas generados en la relación paciente biotecnología, de la correcta y

ética aplicación de los procedimientos técnicos, garantizando que el sistema

médico tenga las condiciones suficientes para administrar la vida y producir sus

mayores potencialidades.

Como lo mencionamos inicialmente las nuevas estrategias de gobierno en

occidente tendientes a la óptima administración de la vida, requieren de nuevos

saberes y técnicas para su implementación. El saber bioético se ocupa

precisamente de producir un conocimiento sobre el uso ético de las

biotecnologías, atravesado por las relaciones costo –beneficio, criterios de

oportunidad y selección de los pacientes más adecuados para la aplicación de

tratamientos113.

La bioética médica se ocupó en principio de los problemas estrictamente

relacionados con la práctica médica, en términos de Potter que ya hemos

señalado, la bioética fue acaparada por comités bioéticos que tratan problemas

112 Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. p. 152.

113 Generalmente se tienen en cuenta criterios como, estilos de vida saludable, ausencia de

tabaquismo o alcoholismo, edad, ausencia de sedentarismo, capacidad de responsabilidad y autonomía frente al tratamiento, nivel de productividad, actividad, entre otros.

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de vida y muerte que son todavía controvertidos114, o en palabras de Cristian

Byk: en un principio la bioética estaba orientada hacia la clínica médica, es

decir hacia el lecho del enfermo y no existía otra reflexión que la del

diagnóstico médico; ahora, se plantea una "fascinación" reglamentaria‖115. El

primer énfasis de la bioética médica se realizó a través de sus comités de

bioética hospitalaria, hoy denominados comités de asociaciones médicas

profesionales (AMP) y de los comités de ética médica u hospitalaria (CEH),

estos pretenden mejorar la atención dispensada al paciente y establecer

prácticas idóneas de atención al paciente.116; y la tendencia a la

reglamentación política, nacional e internacional se materializa desde los

Comités de bioética de carácter normativo o consultivo (CNC), encargados de

establecer políticas sólidas en el ámbito científico y médico para los ciudadanos

de los Estados Miembros.

Los comités de bioética operan inicialmente como tecnologías que hacen

inteligible la realidad de las nuevas biotecnologías y las conducen a ciertas

formas de proceder, en términos de protocolos de intervención médica o en

términos de un uso ético de la disponibilidad técnica con miras a regular un

posible encarnizamiento terapéutico, un uso inadecuado o riesgoso de las

nuevas biotecnologías. La bioética médica tiene múltiples facetas, pero

queremos resaltar su capacidad de construir un conjunto de teorías o juegos de

verdad que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento

biotecnológico. Por lo tanto la bioética médica apunta al ―buen encauzamiento‖

de la práctica médica. Este proceso podemos nombrarlo como la legitimación

de las tecnologías del biopoder contemporáneo, que no se expresa en términos

de totalitarismo, como en el caso del genocidio Nazi, sino en las necesidades

114 Lacadena, Juan. Orígenes de la bioética: Van Rensselaer Poter, in memoria (2). Versión

digital en: http://www.cnice.mecd.es/tematicas/genetica/2001_10/2001_10_01.html (consultado en mayo de 2006). 115

Byk, Christian. Realidad y sentido de la bioética en el plano mundial. Cuadernos de bioética. Ed. Ad Hoc. Argentina. Traducción Teodora Zamudio. http://www.bioetica.org/bioetica/doctrina9.htm (Consultado Febrero 2008). 116

UNESCO (2005). Guía no.1 para la creación de comités de bioética. Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura división de ética de la ciencia y la tecnología. Francia.

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de los gobiernos (neo)liberales contemporáneos que pretenden un ―adecuado‖

auto-gobierno de las poblaciones.

La bioética puede definirse como ―un saber transdiciplinar que planea las

actitudes que la humanidad debe tomar al interferir sobre como nacer, o morir,

la calidad de vida y la interdependencia de todos los seres vivos. La bioética es

la decisión de la sociedad sobre las tecnologías que le convienen y expresa la

conciencia pública de la humanidad‖.117

Hacer comprensible, develar posibles

riesgos, limitaciones y conveniencias, marca el camino para que las

aplicaciones biotecnológicas sean aceptados o no, en un contexto y en un

mercado sociocultural especifico; y crea las condiciones para que las

aplicaciones biotecnológicas de la medicina sean admitidas y legitimadas por

agentes externos a el dispositivo tecnológico en cuestión. La bioética en la

medida en que participa en la planeación de las actitudes de la humanidad

frente a las biotecnologías y cuando determina cuales son las tecnologías que

convienen a la humanidad, opera fortaleciendo las posibilidades de la

biopolítica, en el sentido de ser un instrumento que hace disponible la

capacidad biotecnológica, a través de un conjunto de juegos de verdad de los

especialistas en bioética, que se protocolizan en una serie de reglamentos

institucionales, locales, estatales o internacionales.

La bioética es un discurso capaz de suministrar un saber sobre la realidad

biotecnológica, tecnocientífica y clínico terapéutica, para conducir el discurso

médico acorde a principios y consideraciones éticas, operativizando los

objetivos iniciales del biopoder, tales como, el disponer de herramientas

técnicas, conocimientos biológicos, formas de examen y diagnóstico capaces

de incidir favorablemente en la administración de la vida. La bioética médica

brinda por lo tanto elementos que permiten fortalecer los mecanismos de

117 Archer, Luís (1996), ―Bioética geral -Fundamentos e princípios‖, in Luís Archer, Jorge

Biscaia, Walter Osswald et al., Bioética. Lisboa: Editorial Verbo: 17-33. Citado en: Cascais Fernando. Genealogía, àmbito e objecto da bioetica. En: João Ribeiro da Silva, António Barbosa e Fernando Martins Vale, coords. Contributos para a Bioética em Portugal. Lisboa: Centro de Bioética da Faculdade de Medicina da Universidade de Lisboa/Edições Cosmos

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gobierno para hacer vivir y discrimina situaciones en las que se deja morir,

recordemos el célebre debate sobre la muerte cerebral.

En la actualidad existen ejercicios de gobierno donde se deja morir a grupos o

comunidades al retirarles el apoyo social y económico que necesitan para su

sobrevivencia, heroinómanos, enfermos de VIH, prostitutas, homosexuales, etc.

poblaciones que no consiguen alcanzar los comportamientos adecuados y

constituyen un problema social y biológico. Las decisiones que se toman sobre

estos grupos poblacionales conjugan teorías de la herencia y la degeneración

con ideales sociales, permitiendo a algunos gobiernos abandonarlos para

dejarlos morir sin derramamiento de sangre, práctica usual en los sistemas

donde la libre competencia predomina sobre cualquier forma de asistencia

social.

La bioética médica posibilita que problemas sociales sean racionalizados como

problemas técnicos, abordados por especialistas de la medicina. Cuando por

ejemplo se elige un candidato para un trasplante, son dejados para morir

aquellos que no cumplen comportamientos socialmente adecuados y se

nombran como factores de riesgo que descalifican al enfermo. Son estos

entonces algunos juegos de verdad que se producen en los dispositivos de la

bioética médica, capaces de hacer disponible un conjunto de conocimientos

que determinan la vida de las personas, bien para sanarla, o desarrollar

plenamente todas sus potencialidades; o en algunas ocasiones simplemente

una vida para dejarla morir, pues no alberga los mínimos estándares de

calidad, que asegure la relación costo-beneficio de la intervención médica.

El fenómeno de la medicalización de la sociedad posibilitado por las nuevas

biotecnologías, comporta facetas muy paradójicas, desde sus importantes

logros en el plano de la producción de salud física, hasta los enormes daños

producidos por sustancias y procedimientos que tienen efectos negativos

secundarios, más destructivos que los inicialmente tratados por el dispositivo

médico; los problemas generados con los sujetos expuestos a investigaciones

de nuevas sustancias o terapéuticas; el fomento de los retrovirus cada vez más

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fuertes a los tratamientos médicos, el desarrollo potencial de nuevas

enfermedades, la enorme producción de riqueza de la industria farmacológica

que crea una red de influjo mediático en la sociedad, y determina con

estipendios formativos o económicos las prescripciones de los médicos. El

apoyo económico a los grupos de investigación médica en determinados

aspectos, pues no todos son fomentados, refleja un interés social parcializado

de los grandes grupos económicos en desarrollar fármacos y procedimientos

rentables, por encima de consideraciones sociales, políticas o ignorando las

necesidades de minorías que presentan graves patologías fisiológicas, pero

que no resultan económicamente prometedoras para los inversionistas.

La bioética médica de Hellegers en Washington, recibió un considerable apoyo

financiero, sin el que tal vez no hubiera podido posicionarse socialmente. El

donativo inicial de 1.35 millones de dólares de la Joseph Kennedy Jr.

Foundation, fue un apoyo con el que nunca contó la propuesta de Potter. En el

marco de la capital norteamericana y bajo el tutelaje de una de las más

prestigiosas universidades católicas jesuitas, la Universidad de Georgetown, la

bioética médica comienza a asumir el lugar social que conocemos en la

actualidad.

―Washington es la sede del congreso de los Estados Unidos, de los National

Institutes on Health (NIH), la National Academy of Sciences y el Ministerio de

Sanidad de Gobierno Federal USA. Esto dio a los estudiosos de Georgetown

una participación en la elaboración de la política pública estadounidense en

el campo biomédico y, también, acceso a fondos para la investigación. No

olvidemos que la biblioteca Kennedy es hoy día el centro de referencia

bibliográfica nacional en el campo de la bioética: National Bioethics

Reference Library”.118

La bioética médica se ocupo en un primer momento se los debates biomédicos,

tratamientos, biotecnologías, cuidados al paciente, dilemas éticos de la práctica

médica, para intervenir en un segundo momento en la elaboración de las

118 Ferrer Jorge, Alvarez Juan (2003). Para fundamentar la bioética: teorías y paradigma

teóricos en la bioética contemporánea. Universidad Pontificia de Comillas. p. 64.

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políticas públicas de cada Estado, y en la regulación de las relaciones entre

diversos estados a través de acuerdos internacionales.

De acuerdo a nuestra interpretación el discurso bioético alimenta los procesos

de medicaliazación de la sociedad contemporánea. Si recordamos la definición

de Warren sobre la bioética "el estudio sistemático de la conducta humana en

el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, en cuanto que

esta conducta es examinada a la luz de los valores y principios morales‖119.

Podemos reconocer que este proceso genera una transformación en el

ejercicio de la medicina que no implica un desmontaje de la medicalización.

Puesto que no se trata de una reducción del discurso médico sino de un

mejoramiento, proporcionado por el análisis de casos, de aplicaciones, de

situaciones dilemáticas, donde se busca ofrecer la atención médica de mejor

oportunidad, cuidado, atención y calidad para los pacientes. Fortaleciendo el

punto de vista médico, la intervención farmacológica, la patologización del

mundo de la vida, la pretensión de solucionar diversos problemas vitales a

través del uso exclusivo de las intervenciones que promueven la medicina.

Si tomamos como La Carta de los Derechos de los enfermos promulgados en

1972 en Norteamérica y el "Informe Belmont" en 1978, podemos inferir como

una clara consecuencia el fortalecimiento de diversos procesos de

medicalización, a través de nuevos discursos seculares, de nuevos juegos de

verdad basados en el acuerdo y la autonomía. El Informe Belmont es el

producto de la Comisión Nacional para la Protección de los sujetos humanos

en el campo de las Ciencias Biomédicas y del Comportamiento, establecido por

el congreso de los EE.UU, este órgano consultivo formuló las directrices para la

protección de los individuos que participen como sujetos de experimentación en

Biomedicina, basados en los principios de autonomía, beneficencia y justicia.

Se proponen entonces las condiciones mínimas desde donde puede

garantizarse la continuidad de los trabajos y exploraciones investigativas con

119 Reich Warren Thomas, ed (1982). Encyclopedia of Bioethics, 4 vols. New York & London:

Macmillan/Free Press.

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seres vivos, fundamentales para el desarrollo y avance de las biotecnologías y

la medicina.

La medicina como una de las principales técnicas del biopoder, requiere

entonces de una constante legitimación de los usos de las nuevas

biotecnologías, esta legitimación se constituye en un saber que a su vez

fundamenta el conjunto de biopolíticas que instituye cada Estado. Una

sociedad no lograría mejorar las condiciones de vida de su población, si no

cuenta con un claro control del ejercicio de la medicina, esta bebe estar

protocolizada y normalizada para que cumpla la función biopolítica de mejorar

las condiciones de vida de los integrantes de una población. Un sistema político

sobre salud difícilmente tendrá éxito al implementar un conjunto de políticas

sobre posibles, ineficientes, riesgosos o incalculados servicios de salud. Incluso

los tratamientos privados deben tener un mínimo de garantías para su

funcionamiento y circulación en el mercado, pues de no ser así, aunque una

persona pudiera elegir libremente un tratamiento no necesario para mejorar su

salud, como en el caso de algunos tratamientos estéticos, sino se garantizara

una probabilidad alta de alcanzar resultados satisfactorios, los sistemas de

salud no permitirían la oferta social de una práctica médica que pudiera

finalmente deteriorar la salud de la población.

Junto a la necesidad de tener procedimientos altamente eficaces, controlados y

operativos, la tendencia de la medicina durante el siglo XX, ha sido la de

introducir nuevas biotecnologías, a menudo muy costosas, y previstas para el

beneficio de las clases económicas más pudientes y no tanto para el beneficio

de la población general. Los sistemas sanitarios entonces necesitaban de un

dispositivo como la bioética médica, capaz de velar por la correcta aplicación

de los procedimientos médicos, por la adecuada relación entre los consultantes

y el cuerpo sanitario y además de facilitar un acceso a toda la población a las

crecientes biotecnologías medicas.

Finalmente uno de los problemas centrales para las biopolíticas, es la manera

en que las tecnologías biomédicas modifican continuamente la imagen

Page 224: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

224

tradicional de lo que podríamos denominar el "funcionamiento normal de

nuestra especie". Es necesario un dispositivo que pueda reformular

constantemente nuestra noción de vida, para que las personas accedan

autónomamente a los servicios médicos, de manera que se requieren juegos

de verdad producidos por expertos en la materia, que hagan no solamente una

regulación interna de la práctica médica sino que hagan legitimo el uso de

nuevos procedimientos a los ciudadanos comunes, carentes de referentes

simbólicos que les permitan comprender las nuevas formas de anormalidad, las

nuevas terapéuticas y los beneficios ―reales‖ de las biotecnologías médicas. La

racionalidad biotecnológica redefine constantemente la noción estadística de

"normalidad", de modo que es necesario justificar los nuevos fines de

optimización e incluso "mejora" de nuestra naturaleza. La genética, la

proteómica, la nanotecnología promueve nuevos niveles de examen, nuevos

detallados campos de estudio de la nuda vida, que serian improcedentes sino

logran demostrar su capacidad de proporcionar bienestar a los individuos.

Cuando esta demostración es fecunda será posible articular la práctica médica

con principios y valores morales.

Durante el siglo XX se hicieron visibles une serie de problemáticas al interior

del ejercicio de la medicina. La medicalización de la vida, articulada a la

producción de biopolíticas fueron los mecanismos más importantes para el

ejercicio de las relaciones de poder del estado moderno. Estos procesos

crearon una nueva serie de dificultades, visibles en las crisis de sistemas

sanitarios, tales como: la objetivación del paciente, la imposición de

tratamientos a individuos o comunidades, la exclusión, la elección de unos

beneficiarios, la falta de regulación en las investigaciones. Por tanto fue

necesario crear mecanismos para regular los excesos, el despotismo y el

totalitarismo, que se perfilaba en los estados durante la modernidad tardía, ya

que sus sistemas de salud o trataban de mantener un control con pretensiones

absolutas, o pretendían obtener conocimiento a cualquier precio. Un artículo

clásico sobre este fenómeno es el de Henry Beecher ―Ethics and medical

Page 225: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

225

research‖ publicado en 1996 por el New England Journal of Medicine120, en

esta investigación este médico de Harvard describió 22 experimentos no éticos,

que motivaron la reflexión sobre los abusos de la investigación de los sistemas

sanitarios.

Podemos brevemente caracterizar las dificultades de los sistemas sanitarios

por los abusos cometidos contra los sujetos que participaban de

investigaciones médicas; en segundo lugar el problema de la iatrogénesis

médica que consiste en la generación de enfermedad o deterioro de la salud

producido por la correcta aplicación de terapéuticas médicas; en tercer lugar

por las presiones ejercidas por la industria farmacológica que tienden a

nombrar como enfermedad y a brindar un tratamiento químico, a un gran

número de situaciones que otrora no se relacionaban con la enfermedad; en

cuarto lugar el problema generado en la biohistoria121, es decir la huella que

puede dejar en la historia de la especie humana la fuerte intervención médica.

Desde el plano médico podemos sintetizar los factores de emergencia de la

bioética en:

1) os crimes contra a humanidade na experimentação com seres humanos; 2) a disponibilidade de novas tecnologías biomédicas que, ao mesmo tempo que abrem novas possibilidades diagnósticas e terapêuticas, põem em causa conceitos e definições antiquíssimos e suscitam perplexidades e dilemas inéditos; 3) os novos campos de problematização científica e social, como a ecologia e a saúde ambiental, a engenharia genética e as biotecnologias, o crescimento demográfico, a manipulação tecnológica do comportamento, a medicina da reprodução, etc.; 4) a irrupção de novos movimentos sociais que levantam questões de recorte biomédico; 5) a contestação de paradigmas médicos dominantes e do sentido e fins últimos da prestação de cuidados de saúde; 6) a necessidade de uma ética para a era da tecnociência e, simultaneamente, a crise da fundamentação de toda a ética.

122

120 Beecher, Henry. 1966. Ethics and clinical research. New England Journal of Medicine.

274:1354-1360. 121

Foucault, michel. La vida de los hombres infames. La Piqueta. Madrid 1990. Pág. 121 122

Cascais Fernando. Genealogía, àmbito e objecto da bioetica. En: João Ribeiro da Silva, António Barbosa e Fernando Martins Vale, coords. Contributos para a Bioética em Portugal. Lisboa: Centro de Bioética da Faculdade de Medicina da Universidade de Lisboa/Edições Cosmos. ―1) los crímenes contra la humanidad en la experimentación con seres humanos. 2) la disponibilidad de nuevas tecnologías biomédicas que, al mismo tiempo que abren nuevas posibilidades diagnósticas y terapéuticas ponen en cuestión conceptos y definiciones antiquísimos y suscitan perplejidades y dilemas inéditos. 3) los nuevos campos de

Page 226: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

226

El primer énfasis de la bioética médica se lleva a cabo a un nivel micro,123

instituyendo relaciones de poder sobre lo individual: en la relación médico-

paciente, en la regulación de las prácticas de investigación con humanos, en

los derechos de los pacientes, en una tendencia anatomopolítica que se ocupa

de las posibles relaciones entre la medicina, la biotecnología y el cuerpo del

individuo (enfermo, paciente, consultante, sujeto investigado). Posteriormente

se consolida un derrotero en torno a las cuestiones macro que se inscriben

bajo la preocupación por la distribución social de la medicina, las políticas

sanitarias, las políticas de la medicina empresarial, las epidemias, las

endemias, la demografía, las leyes sobre biotecnologías, la manipulación

tecnológica del comportamiento, entrando en las coordenadas del ejercicio

biopolítico contemporáneo, que pretende regularizar y optimizar la vida,

previniendo los acontecimientos riesgosos que pueden afectar a una masa

viviente, tendencia que podemos reconocer en la preocupación de las

organizaciones políticas en extender las prestaciones sanitarias a toda la

población.

Los riesgos, sin embargo no son concebidos de la misma manera ya que

dentro de los diversos campos de aplicación de la biomedicina existen sesgos

importantes donde hay problemáticas y enfermedades a las que el sistema no

dedica el suficiente esfuerzo e investigación. Esto se debe en gran medida al

apoyo financiero privatizado que recibe la investigación médica, donde

enfermedades no representativas para los países ―del primer mundo‖ o que no

problematización científica y social como la ecología y la salud ambiental, la ingeniería genética y las tecnologías, el crecimiento demográfico, y la manipulación tecnológica del comportamiento, la medicina de reproducción, etc. 4) la irrupción de nuevos movimientos sociales que suscitan cuestiones de recorte biomédico, 5) la respuesta de paradigmas médicos dominantes de sentido y fin último de prestación 6) el cuestionamiento de los paradigmas médicos dominantes o de los sentidos últimos de los fines de la prestación de los cuidados de la salud. 7) la necesidad de una ética para la era de la tecnociencia y, simultáneamente, la crisis de la fundamentación de toda ética.‖ 123

Para consultar sobre estas tendencias: Ferrer Jorge, Alvarez Juan (2003). Para fundamentar la bioética: teorías y paradigma teóricos en la bioética contemporánea. Universidad Pontificia de Comillas. p. 70; Jonsen A (1998). The birth of Bioethics. New York: Oxford University Press. p. 413.

Page 227: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

227

prometen ser muy rentables económicamente se excluyen del presupuesto

investigativo.

Para realizar una vida ―auténticamente‖ humana, es necesario sostener un

deseo de transformación y mejoramiento ilimitado, ¿En qué medida las nuevas

generaciones que emergen en un contexto social de competitividad total, van a

recurrir a la capacidad biotecnológica para enfrentar esta situación? En tanto el

hombre carece de determinaciones instintuales que lo fijen a un determinado

patrón o programa, ¿Es válida la carrera de mejoramiento continuo a la que

somete su cuerpo?. Consideramos que el hombre puede intervenir en la

programación genética de su especia, con propósitos más o menos

específicos, pero con consecuencias claramente inciertas.

6. Régimen de veridicción de la racionalidad biotecnologica y bioética médica

El proceso en el que participa la bioética, sobre la construcción de legitimidad

colectiva a los juegos de verdad sobre el tratamiento que cada sociedad puede

brindar a la vida, está determinado por las formas de racionalidad

características de cada época. Estas nuevas costumbres sobre la vida

circularán en ámbitos tan diversos como los jurídicos, científicos, morales,

culturales y económicos. Vamos a realizar una muy breve caracterización de

algunos aspectos de nuestras formas de racionalidad.

Actualmente el grado de comprensión y la capacidad técnica de nuestra razón

han permitido a los seres humanos poseer la habilidad de manipular toda la

constitución estructural de los seres vivos. Heredera de la razón instrumental

nuestra racionalidad impone la idea de estar en un universo por completo

maleable. De acuerdo con Jesús Hernández Reynés124, en sus análisis sobre

las biotecnologías, la indefensión del ser humano, sus carencias y dificultades,

lo han llevado a desarrollar su capacidad lingüística de producir conocimiento y

124 Hernandez, Reynés. El poder sobre la vida. Formas biopolíticas de la racionalidad. En:

Ugarte, Javier(Comp.). (2005) La administración de la vida. Anthropos. Barcelona.

Page 228: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

228

su capacidad técnica de hacer o transformar objetos; el hombre luego de

cientos de miles de años de fabricar bifaces, crea nuevos objetos y tecnologías

exponencialmente. La búsqueda de poderes sobrenaturales a través de rituales

mágicos o sagrados, han quedado en el pasado. Desde la modernidad, el

hombre busca su satisfacción en el presente, la vida puede satisfacerse

ilimitadamente a través de los bienes y servicios ofrecidos por los mercados y

los sistemas de consumo. Pero incluso la vida misma puede ser potenciada,

alargada, mejorada, cualificada, modelada, reparada y rediseñada. La historia

de la medicalización de la sociedad nos muestra cómo de la farmacología

avanzamos a la industria de los trasplantes, al mejoramiento continuo de la

estética corporal, hasta llegar finalmente al rediseño de la estructura de la vida

a través de la ingeniería genética.

Rediseñar la vida misma, implica que el hombre parece no estar a gusto con la

totalidad de su existencia, sus esfuerzos tecnológicos no se dedican a

transformar su contexto, sino que quiere transformarse a sí mismo

afanosamente, estableciendo las condiciones de posibilidad para un proyecto

donde todo se pueda hacer y donde todos los aspectos de la vida del hombre

se puedan llegar a tocar. El hombre contemporáneo lanza sobre la vida una

enmienda de totalidad125. El proyecto biotecnológico posee una racionalidad

propia, una episteme y una techne, que están inmersos en la cultura,

condicionando los deseos, las necesidades, las búsquedas y la vida misma de

las personas. Condicionamiento que opera en la producción de conocimientos,

a través de las formas de entender el mundo del científico o del jurista.

La premisa que queremos retomar de este análisis consiste en la comprensión

de que la racionalidad predominante de una época, condiciona las formas de

vivir y de producir la verdad en cada sociedad. Si consideramos por ejemplo la

edad del hierro, podemos reconocer las profundas consecuencias sociales,

religiosas, militares, arquitectónicas, productivas, agrícolas, mineras, entre

muchas otras que se producen a partir de esta capacidad tecnológica. En la

125 Hernandez, Reynés. (2005). Ibid. p. 36

Page 229: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

229

edad del hierro, sólo algunos hombres se dedicaron al trabajo de la forja, no

todos tenían esta techne, pero este saber-hacer cambió por completo la

cotidianidad del hombre. Los dispositivos técnicos crean entonces numerosas

posibilidades de transformación del contexto material habitado por el hombre,

influencian su idiosincrasia, sus creencias y sus valores.

Durante el siglo XX la racionalidad predominante es la biotecnológica y la

tecnocientífica; esta racionalidad ha creado paulatinamente las condiciones

para que la sociedad pueda asumir en su cotidianidad las prácticas que ella

posibilita. Grandes sectores de nuestra sociedad han transformando sus

demandas hacia nuevos procedimientos, productos y mercancías asociadas a

esta capacidad tecnológica, y en general los referentes morales, religiosos y

valorativos han experimentado profundas crisis y acelerados cambios;

finalmente se constituye en el derecho las legislaciones favorables a estas

nuevas biotecnologías. El discurso bioético contribuye a que esta nueva

disponibilidad biotecnológica sea asimilada reflexivamente por la sociedad, a

través de la producción de su saber.

Cada sociedad posee un régimen de verdad, capaz de crear los discursos, las

reglas y condiciones que producen la verdad. Uno de los regímenes de verdad

más importantes de nuestra contemporaneidad es el capitalismo. La

particularidad del capitalismo es la producción de riqueza a través de la

industria en serie. Los grandes capitales requieren la formación de nuevos

productos, servicios y mercados, el énfasis de sus relaciones de poder se

establece en la capacidad de mejorar, desarrollar, incrementar, los bienes, los

servicios, el trabajo y el trabajador. Las fuentes de la riqueza cambian de los

recursos materiales a los recursos humanos, es decir que las personas y sus

vidas son la nueva fuente de riqueza de un Estado. Las tecnologías de la

producción en serie apuntan al mejoramiento continuo del recurso humano, no

solo su capacitación y su salud, sino que crean el interés por potencializar la

estructura misma de la vida, para incrementar cada vez más la capacidad de

producción del sistema económico. Por lo tanto las bio-políticas entendidas

Page 230: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

230

como el ejercicio de gobierno tendiente a mejorar, optimizar, incrementar,

desarrollar una población, están acordes a este panorama sociopolítico.

Desde este panorama se justifica el fomento al desarrollo de un conocimiento

denominado contemporáneamente biotecnología; y se legitima el desarrollo de

una política que lo fomente y lo haga aceptable socialmente, es decir, la

biopolítica. El discurso bioético, particularmente el bioético médico media la

relación entre el conocimiento biotecnológico y las prácticas aceptadas

socialmente, es decir las políticas en torno a la vida.

Los juegos de verdad están centrados en el discurso científico y en las

instituciones que lo producen, la esfera económica y política incita

constantemente su producción. Además circulan, se difunden y se consumen, a

través de una amplia red de aparatos mediáticos y educativos.126 Consideramos

entonces que la producción de conocimiento bioético está determinada por el

paradigma vigente, sus dispositivos y sus necesidades e intereses económicos.

Como nunca antes el cuerpo humano ha sido objeto de investigaciones, de

prácticas y de intervenciones, la racionalidad biotecnológica comporta una

manera de pensar y hacer disponible lo real. El discurso bioético se enfrenta a

la tarea de reflexionar en un contexto sumergido en una racionalidad

biotecnológica que comporta un ethos de mejoramiento continuo de la vida a

través de la intervención sobre la vida biológica de las personas. La

racionalidad biotecnológica condiciona nuestra cotidianidad, se refuerza por los

sistemas mediáticos y se difunde a través de las aplicaciones biotecnológicas

de la ciencia, que prometen una ganancia de bienestar ilimitada.

Hasta el momento hemos tratado de establecer una relación entre el biopoder y

la bioética afirmando que la bioética médica puede ser leída como el

instrumento tecnológico de las biopolíticas contemporáneas, que permiten

hacer disponible un conjunto de técnicas para ser usadas de forma legítima

(ética, optima, justa, racional, etc.) en los procesos de administración de la

126 Foucault, Michel (1978). Verdad y poder. En: Microfísica del poder. Madrid: La piqueta ed.

pp. 187-188.

Page 231: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

231

vida. La bioética médica legitima, organiza, protocoliza y regula las relaciones

entre biotecnología, paciente y práctica médica, creando los discursos y las

condiciones necesarias para que la sociedad pueda acceder a las nuevas

biotecnologías. Vamos a esclarecer las relaciones que pueden establecerse

entre la bioética médica y la biopolítica, o el ejercicio de gobierno

contemporáneo que administra la vida con el propósito de mejorar

continuamente la población.

Nos hemos detenido en el problema de la medicalización en tanto constituye

uno de los mayores referentes para las estrategias biopolíticas. Trataremos a

continuación de interrogar las posibles relaciones que la bioética puede

establecer con las estrategias de gobierno de las sociedades liberales.

Page 232: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

232

IV

ESTRATEGIAS DE GOBIERNO BIOÉTICA Y BIOPOLÍTICA

Las relaciones de saber-poder pueden operar bidireccionalmente: el saber

produce un poder, pero el poder puede operar como condición de posibilidad

para la constitución de un saber con nuevos objetos y estructuras1. Desde esta

perspectiva, las relaciones de poder político que rigen la modernidad operan

como condición de posibilidad para la emergencia del discurso bioético. Vamos

a analizar en este numeral las relaciones entre los sistemas de gobierno liberal

y neoliberal y el surgimiento del discurso bioético. Para ello queremos comentar

un artículo de M. Kottow sobre bioética y biopolítica, pues pese a estar bien

construido y argumentado, nos permite justificar la importancia de la revisión de

los conceptos foucaultianos de biopolítica y gobierno.

Consideramos a diferencia de Kotow2 que los problemas de los que se ocupa

la bioética son políticos. Las cuestiones de vida y muerte de las que se ocupa

la medicina han sido por excelencia preocupaciones políticas y morales, bien

desde el régimen de la soberanía o desde la sociedades liberales tradicionales

y contemporáneas. ―Incluso cuando el médico, en su trabajo, arriesga su propia

vida o la de otros, se trata de una cuestión de moral o de política, no de una

cuestión científica‖3. En cada decisión que implique optar por la vida o la

muerte de seres vivos, se despliegan las consideraciones jurídicas,

constitucionales y epistemológicas que legitimen dicha toma de decisiones.

Pues si, por ejemplo, en un país están completamente criminalizadas las

posibilidades de un aborto, las decisiones en torno a realizar un aborto que

favorece la vida de la madre, estarán limitadas a las consideraciones políticas

de dicho país, y las decisiones que se tomen en cada caso en particular podrán

afectar las decisiones futuras sobre el mismo tema. Las intervenciones

biotecnológicas de la medicina contemporánea que afectan y transforman

1 Foucault, Michel (1991). El interés por la verdad. En: Saber y Verdad. Madrid: La Piqueta. p.

239. 2 Kottow, Miguel (2005). Bioética y biopolítica. Sociedad brasilera de bioética, 1 (2), pp. 112-

116. 3 Foucault, Michel. La vida: la experiencia y la ciencia. En: Giorgi, Gabriel; Rodríguez, Fermín

(comps.) (2007). Ensayos sobre biopolítica. Buenos aires: Paidós. p. 54.

Page 233: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

233

permanentemente la vida de las personas, son precisamente uno de los

escenarios privilegiados donde la acción del Estado pretende alcanzar el

beneficio de la sociedad. En nuestro trabajo vimos que los objetivos de los

comités de bioética incluyen una dimensión política interna dirigida a la praxis

médica, a los procesos de investigación y al cuidado brindado a los pacientes;

hay además una preocupación política externa que se ocupa de los

lineamientos que un Estado asume sobre el tratamiento a los diversos

procesos de la vida como legítimos; y además puede acordar con otros países

fomentar o reducir diversas medicalizaciones a través de convenios, acuerdos

o tratados internacionales. Particularmente los comités consultivos de carácter

nacional o internacional instituyen los contenidos para que sean legislados por

los Estados en el plano nacional y por tratados en el plano internacional.

Recordemos el título de la guía número dos de la UNESCO sobre los comités

de bioética: ―funcionamiento de los comités de bioética procedimientos y

políticas‖ 4. Las biotecnologías, las nuevas formas de institucionalización de la

profesión médica, los recientes procedimientos médicos, la investigación en

humanos, el genoma humano, entre muchos otros, son temas con un profundo

trasfondo político; el discurso bioético hace parte de este escenario político

contemporáneo.

La asociación entre gobierno, poder y violencia que plantea Kottow

corresponde al ordenamiento social del antiguo régimen: ―hacer morir y dejar

vivir‖. Las relaciones de poder de nuestra contemporaneidad invierten las

formas clásicas de la soberanía y se inscriben en un orden diferente: ―hacer

vivir y dejar morir‖5, punto central de la reflexión foucaultiana que nos ha

permitido entender que la biopolítica no se instituye bajo la práctica de una

fuerza devastadora y destructiva; ―La violencia no está oculta en la fundación

de la biopolítica; lo oculto en la fundación de la biopolítica es el amor y el

4 UNESCO (2006). Guía No.2 Funcionamiento de los comités de bioética: procedimientos y

políticas. Francia. Versión digital en: http://portal.unesco.org/shs/es/files/8767/11446800301guide2_SP.pdf/guide2_SP.pdf (consultado mayo de 2012) 5 Foucault, Michel (1998). Historia de la sexualidad. Vol. II La voluntad de saber. Capitulo V

Derecho de muerte y poder sobre la vida. Madrid: Siglo XXI. pp. 167 y sgtes.

Page 234: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

234

cuidado, cuidado para la vida individual‖6. El amor y el cuidado nos permiten

reconocer el lado amable y ―positivo‖ en la biopolítica, pues todos los

desarrollos, aciertos y éxitos de la medicina contemporánea se inscriben dentro

de este proceso de optimización y mejoramiento del individuo-especie.

De otro lado, el debate sobre si la bioética debe intervenir o no en los asuntos

de gobierno, nos remite a pensar el problema del liberalismo en la medida en

que una de sus premisas fundamentales es la reducción del papel del Estado

en la vida económica y social de los individuos. Las formas no intervencionistas

de la bioética reflejan el ideario de gobierno propuesto por el liberalismo y

radicalizado por el neoliberalismo, formas de gobierno cuestionadas por las

escuelas de bioética latinoamericanas que, al derogar la preponderancia del

principio de autonomía y reconocer la importancia de la salud pública, abordan

problemáticas sociales, distributivas y de justicia, descartadas por la tradición

norteamericana. El mismo Potter criticó la bioética médica por su incapacidad

de hacer puentes con problemas sociales y sanitarios de las clases no

privilegiadas y de los países en desarrollo7. La metáfora del puente en sentido

amplio alude a la capacidad político-deliberativa de construir puntos de

encuentro y acuerdos soportados en el diálogo y la interdisciplinariedad.

Otro problema muy interesante que nos comenta Kottow es el biologicismo

inscrito en las formas de representación biopolíticas, y ajeno a la bioética que

precisamente trata de evocar los valores éticos para superar dicho

biologicismo. Sin embargo, consideramos que las reflexiones bioeticas parten

de la aceptación de los juegos de verdad que la ciencia construye sobre las

estructuras vivas. En la propia historia del discurso bioético podemos encontrar

la tendencia a pensar el mundo desde representaciones que bordean lo

biológico: La bioética puente de Potter que estableió una relación entre lo

biológico y la ética; la Bioética Clínica que se operativizó como una estrategia a

6 Ojakangas Mika (2005). Impossible Dialogue on Bio-power: Agamben and Foucault. Foucault

Studies, 2. “Violence is not hidden in the foundation of bio‐politics; the “hidden” foundation of

bio‐politics is love (agape) and care (cura), “care for individual life”. 7 Potter, Van Rensselear (1998). Bioética Puente, Bioética Global y Bioética Profunda.

Cuadernos del Programa Regional de Bioética, (7), p. 21.

Page 235: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

235

corto plazo sobre los dilemas enfrentados en la práctica médica, sobre el

cuerpo biológico pensado por la medicina; la Bioética Global que establece

relación entre el conocimiento empírico, proveniente de todas las ciencias pero

en especial del conocimiento biológico con la ética medioambiental, para

preservar la supervivencia humana, pensando los problemas de salud pública a

escala mundial enfocada en el bienestar humano en el contexto del respeto por

la naturaleza; La bioética Profunda8 que inspirada en la deep ecology refuerza

la importancia de pensar los dilemas médicos y medioambientales a largo

plazo, propendiendo por un desarrollo sostenible enmarcado en la prudencia

sobre las consecuencias a largo plazo, finalmente las más recientes

problematizaciones de la Bioética Profunda que se pregunta por la relación

entre los genes y el comportamiento ético9. Todas estas concepciones de la

bioética especificadas por Potter10 evidencian la manera en que la eficaz y muy

desarrolla racionalidad biotecnológica, ofrecen una vida instrumentalizada, una

nuda vida que intenta ser pensada de diversas maneras. Por lo tanto, el

problema de categorizar la vida humana desde presupuestos biológicos, está

disperso por toda la obra bioética. Consideramos que esta es una de las

maneras posibles de representar lo humano, y que en buena medida el

encuentro con la ética propende por superar este reduccionismo. Sin embargo,

el aporte de Foucault sobre la biopolítica y el de Agamben sobre la nuda vida

son particularmente importantes para interrogar estos asuntos.

De otro lado, en el artículo de Kottow se impugnan las formas biopolíticas que

Agamben denuncia en espacios totalitarios como el nacional socialismo

Alemán, al ser propuestos para representar nuestra contemporaneidad;

recordemos uno de sus planteamientos centrales: el campo de concentración

sería el paradigma de la modernidad. Consideramos que los análisis de

Agamben visibilizan situaciones cotidianas y actuales donde los sujetos entran

8 Potter, Van Rensselaer; Peter J. Whitehouse (1998a). Deep and Global Bioethics for a Livable

Third Millenium. The Scientist, (5), p. 9. 9 Potter, Van Rensselaer. Global Bioethics: Linking Genes to Ethical Behavior. Persp. Biol. Med

.39: 118-131 (1995). Reseñado en: Potter, Van Rensselear. Bioética Puente, Bioética Global y Bioética Profunda (1998).Cuadernos del Programa Regional de Bioética, (7). 10

Potter, Van Rensselear (1998). Op. Cit.

Page 236: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

236

en estados de excepción y son reducidos a nuda vida. La vida es expuesta y se

hace disponible para que los sistemas de poder intervengan: riesgo biológico,

terrorista, portador de un retrovirus, población productora de armas en serie,

indocumentado, etc. Durante la modernidad, los estados-nación hacen del

hecho del nacimiento el fundamento de la soberanía. La declaración de los

Derechos Universales hace posible el desplazamiento de la soberanía de

origen monárquico-divino, a la soberanía nacional, que asegura la inserción de

la vida en el nuevo orden estatal11. Esta es una de las principales razones por

las que el estado de excepción sobre la vida se torna paradigma de la

modernidad. Agamben además logra demostrar cómo en nuestras sociedades

tanto los debates entre los partidarios de las tecnociencias y aquellos que

defienden la sacralizad de la vida, participan en rigor del mismo concepto de

nuda vida. Esta emerge en nuestras sociedades de forma cotidiana y masiva a

través de ―representaciones pseudocientíficas del cuerpo, de la enfermedad y

de la salud, y de la medicalización de esferas cada vez más amplias de la vida

y la imaginación individual‖12.

En América es particularmente notoria la emergencia de estados de excepción

en la prestación de los servicios de salud, donde deben realizarse una serie

procedimientos para tratar de acceder a los derechos que los sistemas

privados se esfuerzan por rechazar y los sistemas públicos no alcanzan a

cubrir. Gracias a la historia de la medicalización de la sociedad podemos

constatar las numerosas contingencias históricas que han permitido el

intercambio de lugares del médico y el soberano, permitiendo que la vida

biológica se haga disponible para el ejercicio del poder. En este intercambio de

roles también hemos podido constatar un lado ―positivo‖ de la biopolítica, pues

esta no opera necesariamente desde una faceta destructiva o aniquiladora. Las

jornadas de vacunación, las campañas de promoción y prevención de salud por

ejemplo, son formas de intervenir la materialidad de la vida biológica con el

11 Agamben, Giorgio (2001). Medios sin fin. Notas sobre la política. Barcelona: Pretextos. p. 25

y sgtes. 12

Agamben, Giorgio (2001). Ibíd. p. 17

Page 237: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

237

propósito de aminorar los riesgos y normalizar una población, optimizando la

salud y la fuerza de una sociedad.

En el discurso bioético médico se producen relaciones de saber-poder, con

consecuencias sobre las políticas para el cuidado de la vida y el futuro de la

humanidad. Fruto del diálogo entre un conjunto de especialistas, la bioética

produce un saber que cada vez es más reconocido y legitimado socialmente.

Por lo tanto, la relación entre bioética y biopolítica tiene plena vigencia. El

propósito de la parte final de este trabajo analizar la relación entre bioética y

medicina para establecer las conexiones con la biopolítica en tanto la bioética

se ocupa de la medicina, para tratar de plantear cuál sería la buena práctica

médica, más eficiente, menos costosa, menos riesgosa, más ―ética‖, más

competitiva, respondiendo a las demandas biopolíticas de saberes capaces de

producir un mejoramiento en las condiciones de vida de las poblaciones

contemporáneas, y a su vez articulando este saber a los nuevos sistemas de

gobierno contemporáneo, particularmente el neoliberalismo que ha superado la

barrera ideológica de partidos, países y clases sociales, logrando imbricarse en

la gestión pública y en la producción de subjetividades individuales y privadas.

Para lograr comprender las condiciones estratégicas que se inscriben en el

discurso bioético, trataremos de comprender algunos aspectos de la

gubernamentalidad liberal y neoliberal, en tanto estructura de un nuevo orden

social en el que se inscribe históricamente el surgimiento y consolidación de la

bioética médica. Trataremos entonces de responder a esta pregunta ¿Cuáles

son las relaciones entre las nuevas formas que adquiere la biopolítica en los

contextos neoliberales de gobierno y qué relación establecen con la bioética

médica? Recordemos que los trabajos de Foucault se orientan principalmente

al análisis genealógico de las estructuras sociales del antiguo régimen, de la

soberanía, y la época clásica con los albores del pensamiento liberal y es

particularmente el curso de 1979 El nacimiento de la biopolítica 13 donde se

ocupa del problema del neoliberalismo sin llegar a establecer completamente

13 Foucault, Michel (2007). El nacimiento de la biopolítica: curso collage de France 1978-1979.

Fondo cultura económica: Argentina.

Page 238: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

238

su relación con la biopolítica. Consideramos importante tener en cuenta

desarrollos posteriores a los trabajos de Foucault, particularmente la obra del

sociólogo británico NiKolas Rose14 y el sociólogo australiano Mitchel Deam15.

Tras la muerte de Foucault en 1984, estos autores continúan su reflexión, luego

de varios años de penetración y posicionamiento social de las formas

neoliberales de gobierno.

Vamos a realizar una sumaria contextualización de las formas contemporáneas

del gobierno liberal y neoliberal, para descifrar las nuevas estrategias políticas

que se ocupan de organizar la praxis médica y las poblaciones humanas.

Desde este panorama podremos entonces interpretar las funciones que el

discurso bioético médico asumie a lo largo del siglo XX. No podemos afirmar

que la bioética pertenezca con exclusividad a un contexto liberal o neoliberal.

De la misma manera en que coexisten elementos que pudieran caracterizar a

la modernidad o a la postmodernidad en el discurso bioético médico, este

discurso presenta rasgos de ambos sistemas de gobierno y de acuerdo a

contextos geopolíticos estará más inscrito dentro de un ideario liberal o

neoliberal. Nuestro trabajo quiere continuar la analítica foucaultiana del

presente, interrogando el ejercicio de gobierno neoliberal señalando entonces

las posibles relaciones entre el discurso bioético y la biopolítica, con el

propósito de fomentar la reflexión crítica del discurso bioético médico.

1. Gobierno, liberalismo y bioética médica.

Para iniciar este apartado queremos precisar que, con la noción foucaultiana de

gobierno, se busca interrogar la dimensión de la práctica, de la forma de actuar,

14 Para consultar la obra de Rose, Nikolas. The London School of the Economics and Political

science. Departamento de Sociología. BIOS (Centro para el estudio de la biociencia, biomedicina, biotecnología y sociedad). versión digital en: http://search.lse.ac.uk/search/search.cgi?query=rose+nikolas+biopower&collection=lse_external&profile=_default (consultado mayo de 2012). 15

Para consultar la obra de Mitchell Dean: Macquarie Universyti. Centre For Research on social inclusion. http://www.crsi.mq.edu.au/people/staff/prof_mitchell_dean/ (consultado mayo de 2012).

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239

soportada en una reflexión continua tendiente a la administración o conducción

de las conductas de los individuos y las poblaciones. Cada gobierno posee

unos principios, unas formas de racionalización, que se hacen operativos

sirviéndose de una administración estatal, con el propósito de dirigir la

conducta de los hombres.16 La tradición político-filosófica liberal tiene múltiples

interpretaciones, autores, corrientes y escuelas; la propuesta de Foucault no

trata de hacer una historia de los postulados políticos del pensamiento liberal y

neoliberal; se trata de hacer un lectura de las formas en que se materializan las

ideas liberales en unas técnicas de gobierno, en un modo reflexionado de

conducir conductas, que ha tenido enormes repercusiones en la historia de

Occidente.

Foucault estudió los cambios que desde el siglo XVIII se producen en las

formas de ejercer el gobierno de los Estados: del ejercicio represivo, coercitivo

que incluía la muerte de los súbditos como una posibilidad de gobernar, a los

nuevos ejercicios de gobierno que consisten en mejorar, optimizar y administrar

la vida biológica y las formas de vida sociales de sus poblaciones17, a través de

una compleja red de relaciones. De allí que en los trabajos del genealogista

francés se muestre un escenario de disciplinamiento, punitividad y

normalización del anormal, en términos del monstruo humano, el individuo a

corregir, el onanista18. Proceso llevado a cabo por un sistema fuertemente

constituido y orientado a mejorar y optimizar el cuerpo individual y la población

en general, para incrementar la fuerza y la productividad del Estado. El

gobierno como una conducción de conductas y la gubernamentalidad como la

reflexión sobre el arte de gobierno o razón de Estado19, develan que el Estado

es el efecto móvil de un régimen de gubernamentalidad múltiple, carente de

16 Foucault, Michel (1997). La epidemia neoliberal. El nacimiento de la biopolítica. Revista

Archipiélago, cuadernos de crítica de la cultura, (30) p. 119-124. Versión digital: http://www.uacj.mx/DINNOVA/Documents/SABERES%20INVIERNO%202011/Nacimiento%20biopoli%CC%81tico.pdf (consultado mayo de 2012). 17

Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Madrid: La Piqueta. p. 133. 18

Foucault, Michel (1990). Ibíd. p. 40. 19

Foucault, Michel (1990). La vida de los hombres infames. Capitulo Omnes et simgulatin: hacia una crítica de la razón política; Fobia al Estado. Ediciones Madrid: La Piqueta. p. 119 y sgtes. Donde analiza el poder pastoral, la teoría de la policía, la razón de Estado, el cameralismo, el mercantilismo y el gobierno liberal.

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240

esencia20, pero con una fuerte y detallada capacidad de intervenir los procesos

económicos, biológicos y culturales, con el claro propósito de normalizar y

optimizar la población, la sociedad civil y el mercado.

En los albores del liberalismo las prácticas del gobierno se fundamentaron en

una razón de Estado, tiene como objetivo preservar la existencia del Estado,

reforzando su presencia, sus alcances, sus instituciones. Esta forma de

gobierno trató de reglamentar y regular cada vez más, todos los asuntos que

aun no están bajo el gobierno estatal. La Razón de Estado consideró que todo

lo que incidía en el bienestar de los hombres, todo lo viviente, debería ser

optimizado para alcanzar un mayor desarrollo del Estado. No se trata entonces

de poseer más territorio o alcanzar un mayor número de habitantes; se trata de

la optimización de la vida biológica, del mejoramiento de los estilos de vida de

las poblaciones a través de procesos de normalización moleculares,

distribuidos por toda la sociedad. Proceso que posibilita a los sistemas de

gobierno manifestar una preocupación por las condiciones de vida de las

poblaciones, a través de ejercicios de soberanía, tecnologías disciplinarias y

procesos de normalización de la sociedad.

El liberalismo contemporáneo surge precisamente como una respuesta crítica a

la Razón de Estado, actitud que cuestiona las formas de gobierno altamente

intrusivas, controladoras e intervencionistas. El liberalismo se fundamenta en

un ethos crítico hacia esta necesidad de gobernar, planificar, controlar, regular

y administrar la vida de los individuos, que sostenía la estructura de gobierno

de la época clásica. La razón de Estado consideraba que en el mantenimiento

y el refuerzo del Estado se encontraba la justificación del ejercicio de su

gubernamentalidad creciente. En oposición a esto, el liberalismo no considera

que el mantenimiento, el incremento o el desarrollo del propio sistema de

gobierno sea su finalidad; al criticar los medios y los fines que se proponen

para la sociedad, el liberalismo instituye un constante cuestionamiento sobre la

necesariedad y utilidad del ejercicio de gobierno: ―Es la sociedad en la medida

20 Foucault, Michel (1990). Ibíd. p.138.

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241

en que es a la vez condición y fin último del gobierno, la que permite que ya no

se plantee la cuestión de cómo gobernar lo más posible al menor coste, sino

más bien la cuestión de ¿por qué hay que gobernar?21”.Esta nueva

configuración se legitima al considerar la sociedad y no al sistema de gobierno

como eje central de la acción política.

El liberalismo puede ser leído en dos momentos históricos: el liberalismo

clásico, que opera como una respuesta crítica al gobierno dispocisional de la

razón de Estado, y el liberalismo social, que se consolida a su vez como una

crítica frente al liberalismo clásico. Con el propósito de delimitar nuestro

trabajo, vamos a seguir la reflexión de Francisco Vásquez sobre la

gubernementalidad liberal y neoliberal22 que recoge algunos planteamientos

centrales de la obra de los sociólogos Nikolas Rose23 y el australiano Mitchell

Dean 24.

El liberalismo clásico es un gobierno de los procesos económicos (mercado),

biológicos (población) y civilizatorios (sociedad civil), fundamentado en la

capacidad de cada proceso para autogobernarse a partir de su propia legalidad

interna. De allí la importancia de las ciencias humanas porque la investigación,

el conocimiento y la producción de saber sobre el trabajo, la vida, el lenguaje y

en general las relaciones sociales posibilitan la autoregulación detallada de

estos procesos, el gobierno liberal busca aminorar la presencia del Estado,

interviniendo solo cuando cada proceso presente un riesgo significativo para sí

mismo o para el sistema social en general. El liberalismo clásico gobierna un

individuo denominado homo oeconomicus; este se caracteriza por su

capacidad para elegir libremente la maximización de su interés, de su

beneficio, en un proceso espontáneo y natural, que debe ser intervenido

21 Foucault, Michel (1997). Op. Cit.

22 Vásquez, Francisco. Empresarios de nosotros mismos. Biopolítica, mercado y soberanía en

la gubernamentalidad neoliberal. En: Ugarte, Javier (comp.) (2005). La administración de la vida. Anthropos: Barcelona. pp 73-103. 23

Rose, Nikolas (1999) Powers of freedom: reframing political thought. Cambridge: Cambridge University Press. 24

Dean, Mitchel (1999) Governmentality : power and rule in modern society. London: Sage publications.

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242

únicamente cuando la autonomía de dicho individuo no opere correctamente.25

La ideología liberal sostiene entonces que, a mayor ejercicio de la autonomía,

mayor será el beneficio que el individuo buscará obtener para su vida, y este a

su vez redundará en un mayor beneficio para toda la sociedad. En general las

intervenciones del liberalismo pretenden restaurar la capacidad de elección, la

autonomía y la responsabilidad del ciudadano, para que pueda autogobernarse

racionalmente.

Un segundo momento del liberalismo lo constituyó el liberalismo social o

Estado de bienestar que invoca nuevamente una respuesta crítica frente a la

estructura de gobierno previa, es decir, el liberalismo clásico, por sus

consecuencias negativas frente a la pobreza, la salud y el hacinamiento

urbano. El liberalismo social amplía los métodos y la cobertura de la actuación

estatal. En ese momento histórico se consideró, que se acercaba el fin del

capitalismo, y que la economía planificada debería suplir al libre juego del

mercado, de la misma manera que la propiedad estatal debería ser

preponderante sobre la propiedad privada. El Welfare británico o el New Deal

Norteamericano representan una nueva modalidad de gestión de riesgos

colectivos, donde el individuo gobernado es considerado como un sujeto de

necesidades por cubrir, que se introduce en una compleja red social de

estrategias de solidaridad y dependencia mutua, tales como los seguros

sociales, subsidios de desempleo, pólizas, políticas de vivienda social,

cobertura de las necesidades sanitarias, etcétera.26

Foucault planteó el problema de la economía política que inaugura una nueva

razón gubernamental a través de los conceptos de valor, trabajo y clase social,

tesis que revisamos en la lectura de su texto Genealogía del racismo en el

análisis sobre el biopoder. La economía política configuró un nuevo sujeto que

participa activamente en la producción de la riqueza denominado población. El

estudio de esta población posibilitó que la vida entrara en un orden del saber y

25 Vásquez, Francisco. Empresarios de nosotros mismos. Biopolítica, mercado y soberanía en

la gubernamentalidad neoliberal. En: Ugarte, Javier (comp.) (2005). La administración de la vida. Barcelona: Anthropos. p. 86. 26

Ugarte, Javier (comp.) (2005). Ibíd. p.87.

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de la historicidad, produciendo un conocimiento sobre todos los procesos que

giran alrededor de la población. La red entre la población, el territorio y la

riqueza posibilitó al gobierno disposicional, entrar al orden de la ciencia política,

dejando atrás el arte de gobernar de las estructuras fundadas exclusivamente

en la soberanía, para entrar en el orden de gobierno liberal. Una segunda

lectura de este problema fue planteada por Foucault en el seminario de Collage

de France de 1978, donde se enfoca hacia el problema de gobierno y la

gubernamentalidad y desarrolla con mayor profundidad los dispositivos de

regularización o aseguradores que finalmente denominó como mecanismos de

seguridad. En la clase del 3 de febrero Foucault anuncia los conceptos de

caso, riesgo, peligro, y crisis como estrategias fundamentales de los

dispositivos de seguridad de las sociedades liberales27.

El discurso bioético surge en el contexto cultural donde prima el liberalismo

individualista. En Norteamérica durante los años 70 los centros de estudio, los

mass media, las producciones artísticas y en general los centros orientadores

del gusto, la reflexión y la sensibilidad están plenamente identificados a la

ideología liberal. Sin dejar de reconocer la importancia de múltiples

movimientos sociales como la nueva izquierda expresada en una contracultura

o el neoconservadurismo, que inciden notoriamente en la crítica que la

sociedad estableció frente al liberalismo social o estado de bienestar.

La autoridad moral del discurso bioético se otorga por el consentimiento, a

través del ejercicio de una argumentación racional que permita ponderar y

crear condiciones para la toma de decisiones eficientes. Esta búsqueda del

consentimiento se comprende a la luz de una sociedad liberal, donde es

preponderante la protección de las libertades individuales.

La libertad individual es un referente central para la bioética: ―X tiene derecho a

hacer A, aunque sea un acto equivocado‖28. Por lo tanto, se reconoce la

27 Foucault, Mitchel (2006). Seguridad, territorio, población. Argentina: Fondo de Cultura

Económica. pp. 73 y siguientes. 28

Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Barcelona: Paidós. p. 112.

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inexistencia de un fundamento último, desde donde se puedan obligar a los

ciudadanos con creencias diferentes a realizar lo que nosotros consideremos

justo, conveniente o deseable. Solamente el juego discursivo de la ponderación

racional brinda los elementos para determinar el bien y lo moral en una

situación determinada.

Recordemos que en sus inicios el liberalismo puede comprenderse como la

puesta en marcha de un ethos crítico, frente al gobierno soberano que tiene

como fin la disposición de las cosas, con el empeño de conducirlas a un fin

establecido por el soberano29. Uno de los pilares de la racionalidad moderna lo

constituyen los Derechos Humanos, capaces de limitar al soberano y permitir el

libre desarrollo de la clase burguesa. Los inicios del pensamiento liberal

estaban orientados hacia una crítica de las estructuras tradicionales de

gobierno y de las morales canónicas, para dar paso a una moral con unos

contenidos que apuntaban a la autoafirmación individual.

Si en un primer momento el campo jurídico regula los excesos del poder

soberano a través de un juego de prescripciones sobre lo permitido y lo

prohibido, en un segundo momento durante el gobierno de la razón de Estado,

se instituyen una serie de mecanismos disciplinarios que reglamentan en

detalle todos los escenarios de la vida, de lo taxativamente prescrito a lo

expresamente prohibido constituyendo un tejido que reglamenta en detalle

todas las actividades humanas. Finalmente durante el gobierno liberal se

instituyen mecanismos de seguridad que dejan hacer, dejan circular los

procesos naturales de la vida, la libertad del obrar se constituye en el principal

aliado del nuevo sistema de gobierno.

Paradójicamente el destacado lugar que ocupa la libre circulación y el

individualismo en el gobierno liberal favorece el debilitamiento del lazo social,

en tanto la defensa a ultranza del individuo conduce a crear relaciones donde

sólo se propende por la búsqueda del propio interés, rechazando los deberes y

29 Foucault, Michel (1994). Espacios de Poder. Ediciones. Madrid: La Piqueta.

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obligaciones que pudieran obstaculizar su libertad, pero al mismo tiempo

beneficiar a una colectividad. La ilusión liberal de la autorregulación por medio

del libre juego de los intereses particulares, es tan polémica como la libre

regulación del capital ejercida por el mercado. El ocio, la autorrealización

ilimitada, la autoexpresión, el consumismo, la industria del entretenimiento y el

placer, van en muchas ocasiones en detrimento del espacio público, de las

formas sociales de solidaridad y de la gestión política que se ve reducida a

codificar la realidad humana desde consideraciones puramente económicas.

Resulta entonces paradójica la situación de un gobierno que cree necesario

reducir la intervención del Estado en los asuntos internos de gobierno y al

mismo tiempo pretende intervenir abiertamente otros territorios que considera

inferiores en materia de política, religión, moral y derechos humanos. La idea

de ―estado mínimo‖ fue formalizada por Robert Nozick en su texto Anarquía,

estado y utopía.

―Nuestras conclusiones generales acerca del Estado son que un Estado mínimo, limitado a las funciones de protección contra la violencia, el robo, el fraude, la violación de contratos y otros parecidos, es justificable; cualquier otro Estado más grande violaría el derecho de las personas a no ser forzadas a hacer ciertas cosas y es injustificable; y que el Estado mínimo es inspirador así como correcto. Dos implicaciones dignas de notarse son que el Estado no debe usar su aparato coercitivo con el propósito de lograr que algunos ciudadanos ayuden a otros, o para prohibirle a las personas

actividades en su propio beneficio o protección‖30.

En este planteamiento de Nozick se reconoce al Estado la función de proteger

la seguridad, que posibilita precisamente la libertad, la libre circulación de cada

individuo y de cada organización social. La libertad no bebe ser ―determinada‖

por los intereses del Estado: ni la beneficencia hacia otros debe imponerse, ni

la autonomía de cada uno puede limitarse. Cada uno es responsable de la

gestión de su propio ser. Vamos a analizar la función de la seguridad, del

gobierno liberal, en su relación con la bioética médica.

30 Nozick, Robert (1988). Anarquía, estado y utopía. México: Fondo de cultura económica.

Citado En: Minarquismo. (2009). Wikipedia, La enciclopedia libre. Versión digital en: http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Minarquismo&oldid=25810109 . (consultado en mayo de 2012).

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246

1.1 Liberalismo, dispositivos de seguridad y bioética médica

En el marco de la sociedad liberal la bioética afrontó el creciente desarrollo de

la razón biotecnológica, que transformó los tradicionales procedimientos y

objetivos de la medicina. De allí que la bioética médica inicie su labor como una

regulación o mediación de los diversos procesos e intereses, que pudieran

garantizar un autogobierno, desde la propia legalidad interna, del discurso y la

práctica médica:

―un papel "regulatorio" o de "mediación" entre intereses expertos e intereses profanos en el campo de la salud. Esta mediación provino de la teología moral y de la filosofía, que revitalizadas por hechos, se convirtieron en herramienta de trabajo. Debe notarse que fueron ante todo teólogos protestantes quienes contribuyeron al desarrollo de la hora prima y que todo el debate causado por "lo bioético" estuvo acompañado desde el comienzo de una cobertura periodística

espectacular‖31.

Los dilemas éticos que se presentan en la práctica clínica en el siglo XX,

amenazan con fraccionar las estructuras tradicionales de autoregulación de la

medicina, pues las nuevas biotecnologías generan enormes divergencias e

interrogantes que amenazan la estabilidad de las tradicionales asociaciones,

agremiaciones, colegios y federaciones médicas. Además, estas divergencias

posibilitan que entren al mercado ofertas que las mismas asociaciones pueden

cuestionar y en algunos casos sancionar32. Recordemos que los mecanismos

disciplinarios operan desde las posibilidades de sancionar y corregir,

trascienden las coordenadas de la punición y el castigo característico del

ejercicio del poder soberano.

31 Lolas, Fernando (1997). Bioética: una palabra con historia. El Mercurio, Centro

interdisciplinario de estudios de bioética. Chile. Versión digital en: http://www.bioetica.uchile.cl/entre/docs/biohis.htm (consultado en mayo de 2012). 32

Medicamentos como el coagulante Trasylol de Bayer, son un claro ejemplo de cómo intereses económicos son preponderantes sobre

el cuidado de la salud. Hoy en día continua

usándose, a pesar de que en el 2006 se denuncio en el New England Journal of Medicine que el Aprotinin la droga madre del Trasylol (especialmente utilizado en las cirugías de bypass) producía graves efectos segundarios incrementando en más de un 55% la posibilidad de trastornos en los riñones, encefalopatías, infartos y derrames cerebrales. Al parecer la FDA (Food and Droug administration) bajo diversas presiones no fue radical en sus pronunciamiento frente al daño potencial generado a la población norteamericana.

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247

En el gobierno liberal se desarrollan tecnologías de vigilancia para comprender

y analizar el mercado en su fluctuación natural, para poder intervenirlo de ser

preciso, en aras de garantizar la seguridad en la libertad de circulación, en el

libre intercambio, y en la producción de riqueza. Por lo tanto, una sociedad

liberal está sostenida en mecanismos de seguridad que permiten regular la

libre circulación de personas, bienes y cosas. La libertad se produce a través

de un conjunto de restricciones que garanticen que las dinámicas intrínsecas a

los procesos económicos sean respetadas y sostenidas, pero a su vez se

ajusten a los criterios de la racionalidad liberal, cuya administración deberá

estar atenta para intervenir sobre los posibles peligros que amenacen la

estabilidad del sistema.

La cultura del peligro demanda la consolidación de mecanismos eficientes en la

detección temprana de posibles amenazas, y en la intervención reguladora de

dichos peligros: ―no hay liberalismo sin cultura del peligro‖33. El rápido

posicionamiento social que alcanzó la medicina durante los siglos XVIII y XIX,

logra su mayor esplendor con los enormes alcances de las biotecnologías del

Siglo XX. Sin embargo, el exponencial desarrollo biotecnológico de la medicina,

transformó el rol asumido por el médico, modificando la relación entre el

enfermo, la enfermedad y los dispositivos biotecnológicos necesarios para la

práctica médica. De otro lado, el creciente aumento de las innovaciones

biotecnológicas tampoco ha sido un factor claro en el mejoramiento de la salud

de las poblaciones. Discursos medicalizados como la higiene o la nutrición, han

evidenciado mayores resultados en la gestión colectiva de la salud de los seres

humanos que la implementación de nuevas y costosas biotecnologías.

Durante la revolución tecnocientífica de la medicina, la sociedad realizó

múltiples críticas sobre las nuevas aplicaciones biotecnológicas y las formas

prestacionales que asumían los sistemas encargados de la salud; las propias

instituciones encargadas de los servicios médicos se encontraban frente a

33 Foucault, Mitchel (2007). El nacimiento de la biopolítica. Argentina: Fondo de cultura

económica. p. 66.

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248

nuevos y numerosos dilemas, derivados de las inéditas técnicas disponibles

para el diagnóstico y el tratamiento médicos. Tal situación creó una sensación

social de incertidumbre, que reflejó la inestabilidad de uno de los discursos que

históricamente ha tenido mayor reconocimiento, prestigio y autoridad social.

Luego del sacerdote en las sociedades confesionales, una de las figuras más

relevantes en la conducción de las conductas ha sido el médico, pues el

cuidado del cuerpo, la alimentación, la higiene, la sexualidad, la vida en general

eran objetos de su discurso.

En el marco de una sociedad liberal serán necesarios entonces mecanismos

que pudieran visibilizar, corregir y sancionar los problemas y los peligros

generados en los procesos biológicos, económicos y civilizatorios. La mirada

panóptica del capitalismo fomenta la consolidación de determinados

movimientos sociales, sólo en tanto pueden ser recogidos y modelados como

demandas de consumo. En la praxis médica, dichos mecanismos deben

constituirse desde el interior de la profesión y los sistemas de salud, para

garantizar la propia legalidad interna de los mecanismos de sanción y

corrección. Un gobierno liberal no se propone intervenir autoritariamente cada

una de las diversas instituciones sociales, entre las que encontramos la

medicina; su gobierno consiste en garantizar en los procesos sociales una

autorregulación de las operaciones en el libre mercado y la gestión de los

dispositivos de saber que pudieran detectar oportunamente la presencia de un

peligro potencial. Estos dispositivos deben constituirse desde el interior mismo

de cada disciplina: en nuestro caso desde el saber y el quehacer médico que

derivó en la bioética médica.

El régimen de veridicción que establece la gubernamentalidad liberal está

anclado en el análisis del mercado, en tanto dispositivo desde donde se

operativiza el conjunto de procedimientos por los que se construye o se

producen efectos de sentido y credibilidad a los que podemos llamar verdad. El

mercado como espacio productor de la verdad se convierte en el principal

campo de análisis para los dispositivos de seguridad. La bioética médica puede

ser entendida como un dispositivo de seguridad que estudia los diversos

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249

dilemas del mercado actual de la medicina, tratando de velar por el correcto

funcionamiento del libre mercado de las biotecnologías médicas.

La insatisfacción del cliente, las demandas ante el sistema judicial, los daños

provocados por intervenciones sanitarias, los altos costos, las situaciones de

inequidad y exclusión de los consumidores de la salud, el maltrato al cliente

potencial, la falta de cuidado y atención para la satisfacción del cliente, la

ineficacia, la creación de nuevos mercados, la vulneración de derechos de un

consultante, los daños colaterales y los efectos secundarios de un tratamiento

que pueden hacer insostenible la oferta de un servicio médico, entre muchos

otros, son problemáticas que claramente pueden afectar la libre circulación de

los bienes y servicios de la medicina. El discurso bioético médico en nuestra

contemporaneidad realiza un estudio detallado, interdisciplinario, que produce

un saber que permite dirimir problemáticas particulares y establecer referentes

y protocolos para abordar situaciones similares en el futuro.

Un ejemplo de este fenómeno lo encontramos en la historia de la Carta de

Derechos del Paciente.

―Los grandes hospitales altamente tecnificados, dominados por unas relaciones que siguen siendo paternalistas y jerárquicas y que les impiden participar como consumidores en la definición del producto sanitario que desean recibir y, además, en un contexto económico y político que empieza a plantearse cómo contener o reducir el enorme gasto sanitario generado. El resultado es, de nuevo, la preocupación por alimentar el empowerment de los pacientes, por defender los valores de la autonomía, la equidad, la accesibilidad, la calidad, etc. Esta preocupación se materializara en la elaboración de la primera Carta de Derechos de los Pacientes, que antes de positivizarse jurídicamente, nació como un instrumento de mejora de la calidad técnica y moral de las instituciones sanitarias norteamericanas. (…) En 1970 la National Welfare Rights organization (NWRO) una importante organización norteamericana de consumidores presenta a la Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations (JCAHO) 26 peticiones concretas que constituyo el primer esbozo de una carta de derechos de los paciente (…) el 8 de enero de 1973 The American Hospital Association (AHA) aprobó la primera Carta de

Derechos del paciente‖ 34.

34 Simón, Pablo (2001). Los cuatro ejes de fuerza de la historia de la bioética. ICB digital.

Madrid. Versión digital: https://www.icf.uab.es/icbdigital/pdf/articulo/articulo0.pdf (consultado mayo de 2012). El subrayado es nuestro.

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250

Vemos en este caso cómo en Norteamérica son movimientos de consumidores,

los que asumen el vocerío de los diversos problemas que se presentan en la

prestación de servicios sanitarios, y este se constituye en el principal espacio

de visibilización, negociación, regulación y de información sobre posibles

riesgos o peligros de la ―industria‖ sanitaria. Sabemos que la bioética en sus

orígenes no fue un dispositivo focalizado en el quehacer de la medicina, pero

históricamente cobró relevancia social, fundamentación epistemológica y un

gran apoyo económico cuando se ocupó de los dilemas de la medicina

contemporánea.

La bioética médica asume una función panóptica en el campo de las

biotecnologías y la ciencia médica. Dentro de las estructuras liberales de

gobierno, la libertad es un artefacto que se produce, se encauza, se protege a

través de mecanismos que permitan ordenar su expansión. La bioética médica

interviene el campo del cuerpo desde la perspectiva del saber sobre la salud,

tratando de mantener los niveles de seguridad tanto para el individuo, para el

sistema sanitario, como para el conjunto de la sociedad civil. De tal manera que

las investigaciones, los nuevos tratamientos y los dilemas resultantes de la

compleja relación médico-paciente, puedan ser controlados en caso de no

ajustarse a los parámetros socialmente aceptados, o en caso de que las

nuevas intervenciones terapéuticas no puedan brindar un mínimo de garantías.

Desde la perspectiva de los mecanismos de seguridad de las sociedades

liberales, podemos afirmar que los peligros potenciales de las biotecnologías

aplicadas a la salud son ―vigilados‖ por los comités de bioética. En la

actualidad, cada vez más es una exigencia el acompañamiento por un comité

de bioética a los centros hospitalarios, los procesos de investigación, y los

casos clínicos donde se presentan fuertes choques de valores. Este dispositivo

puede hacer visible los diferentes problemas y peligros que se producen al

realizar o no una intervención, y puede por lo tanto recomendar el camino más

ético, eficiente y seguro.

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251

Los comités de bioética médica (comités de bioética de carácter normativo o

consultivo; comités de asociaciones médicas profesionales; comités de ética

médica u hospitalaria; comités de ética en investigación), no poseen

propiamente un orden de continuidad o de prioridad en los procesos de

vigilancia y visibilización sobre la prestación de los servicios sanitarios; se

producen de manera conjunta y transversal, pues no hay necesariamente una

continuidad necesaria para el desarrollo y el análisis de los múltiples niveles,

problemas, dilemas morales, tipos de objeto que se presentan en la asistencia

sanitaria. El cálculo de la seguridad liberal en este caso se enfoca hacia las

diversas situaciones dilemáticas de los dispositivos de cura-salud donde se

experimentan conflictos de valores o intereses de la profesión médica, para

tratar de establecer cuándo la intervención de un médico no constituye un

peligro para la profesión en sí misma, cuándo el interés de las agremiaciones

médicas no representa un peligro para un médico en particular, cuándo una

nueva terapéutica no representa un potencial peligro para la sociedad o el buen

nombre de la medicina.

Como señalamos en el numeral anterior, para que el saber médico pueda

intervenir ―libremente‖ a la sociedad civil, debe garantizar que sus prácticas no

constituyan una amenaza, y requiere evidenciar para los consumidores que no

priman exclusivamente los intereses económicos de los fabricantes de las

nuevas biotecnologías diagnósticas o terapéuticas, de los grandes laboratorios

farmacéuticos, o de los centros hospitalarios que experimentan una marcada

competencia en la posibilidad de garantizar nuevas intervenciones y

tratamientos. Las tecnologías de biopoder deben garantizarse en su eficacia y

operatividad para constituirse en biopolíticas. Por ello es frecuente escuchar en

los medios masivos de comunicación que una droga o un novedoso tratamiento

es retirado del mercado por los daños que produce a la salud; hay pues

sistemas de vigilancia entre los cuales podemos incluir la fase regulatoria inicial

de la bioética médica.

El análisis bioético requiere necesariamente de una interdisciplinariedad que

esclarezca los enigmas inherentes a las aplicaciones empíricas de las

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252

biotecnologías y brinde un horizonte de sentido ético para que la sociedad civil

pueda autónomamente disponer de una inédita biotecnología, de un plan

obligatorio de salud, de un nuevo medicamento, de una nueva forma de

diagnóstico, de una nueva terapéutica. Por ejemplo, si los especialistas en

ingeniería genética logran explicar con claridad la técnica de ADN

recombinante y las aplicaciones de la genómica en la salud humana,

responden a las preguntas técnicas de cómo usar una biotecnología y para qué

propósito biológico. Sin embargo, aun se requiere de un conjunto de reflexiones

que desde consideraciones morales brinden argumentación sobre porqué usar

o no usar, o para qué usar ciertos procedimientos o técnicas de la medicina

genética. De esta forma se pueden establecer algunos criterios, regulaciones o

principios que garanticen que las intervenciones de los dispositivos de la salud,

apuntan a la consecución de la felicidad, de una mejor calidad de vida, de un

bienestar, de un beneficio para el individuo y la sociedad en general.

Los mecanismos de seguridad intervienen produciendo, suscitando,

promoviendo y enmarcando de manera permanente la libertad. Favorecen, por

lo tanto, la autonomía de los gobernados de forma tal que puedan reforzar o

anular un acontecimiento, a partir de la indagación, el cálculo de riesgos y el

conocimiento que se produzca por un dispositivo de producción de verdad, es

decir, un discurso que se rectifica, se corrige y que ejerce sobre sí mismo todo

un trabajo de elaboración orientado por la tarea de decir la verdad35. Esta

producción de la verdad está inscrita en los propósitos de los comités de

bioética médica, a través de su capacidad de abordar los problemas que tienen

que ver con la vida biológica de los seres humanos, paralelamente, desde

estrategias que se dirigen al individuo particular y a la población en general.

Los comités de bioética cuando se dirigen al caso particular, al individuo

examinado en detalle, ejercen una estrategia de gobierno que obedece a un

análisis del contexto particular de su situación, donde dependiendo de las

coyunturas históricas y políticas, de la disponibilidad económico administrativa,

35 Foucault, Michel. La vida: la experiencia la ciencia. En: Giorgi, Gabriel; Rodríguez, Fermín

(comps.) (2008). Ensayos sobre Biopolítica. Buenos Aires: Paidós. p. 49.

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253

de los recursos sanitarios, de los intereses geopolíticos, de los protocolos de

los sistemas sanitarios, de la importancia concedida a una patología, de su

nivel de peligrosidad para la sociedad, podrá ser inducido o incitado a realizar

un tratamiento farmacológico o quirúrgico particular; se le facilitará o se le

dificultará realizar un procedimiento a través de la burocracia médica; se

extenderá o se limitara los plazos, los requisitos; se obligará a seguir un

tratamiento o se abandonará para la muerte cuando no se cumplen unos

requisitos mínimos que garanticen la viabilidad de la intervención del sistema

sanitario.

En el caso de los comités de bioética de carácter normativo o consultivo, que

participan en la consolidación de las políticas o biopolíticas que un Estado

deberá aplicar a la población, a partir de una reglamentación jurídica que

legitima y regula dicha intervención, las biopolíticas delimitan las nuevas

maneras en que los conjuntos poblacionales podrán ser regularizados acorde a

la disminución o prevención de unos peligros potenciales, de acuerdo a la

presencia de unos procedimientos técnicos, desarrollos farmacológicos,

posibilidades económicas, acuerdos y negociaciones con multinacionales

farmacéuticas, prevalencia de enfermedades, tasas de mortalidad, entre

muchos otros factores. En un ejercicio de gobierno biopolítico, no se intenta

imponer abruptamente un conjunto de decisiones, sino que se vincula la

población a una estrategia general de poder sobre el cuerpo y la salud humana.

Esta estrategia general tiene en cuenta las necesidades y las dinámicas

sociales, e incluso al ser diseñadas desde las coordenadas del gobierno liberal

requieren del ejercicio de la autonomía de los gobernados, para su adecuada

implementación.

Consideramos entonces que la bioética médica dejó en un segundo plano la

fundamentación ético filosófica, para ocuparse de un proceso de ponderación

racional de expertos en temas biotecnológicos, médicos y éticos. Esto se

Refleja por ejemplo en los trabajo de Engelhardt36, donde hay un esfuerzo en

36 Engelhardt, Tristram (1995). Los fundamentos de la bioética. Barcelona: Paidós.

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254

justificar y legitimar un conjunto mínimo de valores desde los que se pueda

hacer operativo un ejercicio de ponderación racional con vocación universalista.

Los cuatro principios de bioética, permiso, beneficencia, no-maleficencia y

justicia, determinan una matriz lógica de mínimos con los que se puede hacer

visible y controlar los riesgos, excesos, dificultades, dilemas, carencias, de los

sistemas de salud biotecnológicos contemporáneos. El sistema de

pensamiento liberal se posiciona como un ejercicio de gobierno de mínimos, en

tanto constantemente se pregunta por qué es necesario y para qué es útil

gobernar a la sociedad37, de acuerdo a la información del mercado, a un

análisis económico, que le permita ejercer el mínimo de intervención estatal

posible, coordinado con dispositivos sociales de autogobierno. La búsqueda de

mínimos éticos, universalizables en la pluralidad, también responde al ideario

liberal del menor gobierno.

En el caso de los comités de bioética médica, se consolida una táctica de

gobierno sobre el quehacer médico, sobre los procesos de investigación, sobre

los sistemas y políticas sanitarias, sobre el complejo y creciente mercado de las

biotecnologías médicas, sobre los juegos de verdad que determinan la relación

del hombre con la salud y su cuerpo, a través de miembros de la sociedad civil,

tales como especialistas en ética, en medicina, en el conocimiento

biotecnológico, en un dispositivo de producción de saber y autogobierno social.

Los comités de bioética podrán formular recomendaciones para las directrices

políticas que responden a coyunturas geopolíticas, socio-económicas de

mercado. Esta práctica permite entonces que sean dispositivos civiles, de

expertos anclados en redes sociales de conocimiento, los encargados de

orientar las futuras políticas sobre la vida:

―El discurso bioético se sustentaba principalmente en los derechos cívicos, el pluralismo ideológico y se buscaba un consenso y unas estrategias ante esa diversidad cultural. Ello supuso que la bioética americana hablara un lenguaje de "regulaciones" y "directrices" capaz de enfrentarse a temas complejos. No se trataba tanto de buscar una fundamentación común, sino que partiendo de distintas tradiciones, se llegara a consensos sobre temas concretos, conforme

37 Foucault, Michel (1979). El nacimiento de la biopolítica. En: Estética, ética y hermenéutica

(1999). Obras esenciales Vol. III. Barcelona: Paidós. p. 211

Page 255: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

255

estos se iban planteando. Esto se ha reflejado en Comités de revisión institucionales, en Comisiones asesoras al Presidente o al Congreso. La bioética americana conectó muy bien con la ola de liberalismo político dominante en las elites educadas, que reconocían como propio el lenguaje de derechos y libertades individuales en una

economía de mercado‖.38

Parte de las funciones de la bioética médica es la propuesta de reglamentos.

Esta capacidad la lleva a ser un elemento central en el diseño e

implementación de las leyes que cada Estado asume frente a sus poblaciones.

La administración de la vida en nuestra contemporaneidad se coordina

entonces a través de dispositivos inscritos en el seno de la sociedad civil. No se

trata entonces de instituciones disciplinarias que pretenden corregir el cuerpo y

gobernar cada vez más en detalle la vida del hombre. Se trata de un gobierno

administrado por la sociedad civil, de un autogobierno de la sociedad, instituido

a través de nuevas formas de producir subjetividades, de ejercer vigilancia, de

instituir mecanismos de corrección y autoridad, normalizando las condiciones

para el libre fluir del mercado.

En muchos casos, las normatividades estatales entran en colisión internacional,

pues las normas de los países son diferentes entre sí39. Sin embargo, de

acuerdo a las coordenadas del pensamiento liberal, no se pretende crear una

burocracia que pueda intervenir de una manera constante para garantizar una

tendencia biopolítica particular. Se trata de formular un dispositivo de

seguridad, local, estatal o internacional capaz de producir un saber, un

conocimiento, una sabiduría, acorde a las problemáticas, a los contextos

sociales para optimizar los recursos, minimizando la intervención de los

sistemas gubernamentales, y mejorando la calidad de vida de las poblaciones.

El ejercicio biopolítico de la bioética la lleva a participar en el desarrollo de

lineamientos internacionales que regulan las intervenciones, los tratamientos y

los objetivos que deben lograrse sobre las formas de vida. El Estado liberal

gobierna a través de una red molecular de complejas relaciones imbricadas en

38 Lara, Francisco (2005). Introducción a la bioética. Universidad de Granada. España. Versión

digital: http://www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/bioetica.htm#01 (Consultado mayo de 2012). 39

Byk Christian (1997). Realidad y sentido de la bioética en el plano mundial. Cuadernos de Bioética. 1.

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256

el saber. Estas redes de producción y circulación del conocimiento operan para

instituir un lazo social que permita el mejoramiento sostenible de la población.

La bioética está legítimamente constituida como el discurso encargado de dar a

la opinión pública el concepto de los expertos sobre los diversos dilemas éticos

generados por la aplicaciones biotecnológicas, orientando la dirección que

asumen nuestras relaciones con los sistemas biológicos que sustentan la vida,

a través del diseño y aplicación de políticas encaminadas a promover el

bienestar social.

1.2 Liberalismo, autonomía y bioética médica

El discurso bioético médico enfrenta la necesidad de articular los dispositivos

de cura-salud con las premisas liberales de gobierno, en particular con el ―libre‖

ejercicio de la razón de cada individuo. El individuo debe estar en la capacidad

de ejercer su libertad en la búsqueda de su propia salud, puesto que será él

mismo quien determine los alcances de la intervención médica, buscando

siempre maximizar su propio bienestar. Además será él quien elija las prácticas

cotidianas que contribuyan a un aumento o un detrimento de su estado general

de salud. La preponderancia del principio de autonomía en la bioética médica

constata la manera en que las formas de pensamiento liberal operan dentro de

este dispositivo de producción de juegos de verdad.

Los trabajos de Engelhardt sobre el principalismo en la bioética médica,

analizados en el segundo capítulo de este trabajo, hacen un especial énfasis

en el denominado principio de permiso, que constituye una manera explícita de

hacer necesaria la participación de la reflexión autónoma del individuo en los

dispositivos médicos. El paternalismo médico o lo que pudiéramos denominar

el gobierno disposicional de la medicina, que pretendía ejercer un control

detallado de la vida de las personas sin tener otras consideraciones diferentes

al saber médico, y que caracterizó buena parte de la historia de la medicina, no

es operativo bajo las coordenadas de una gubernamentalidad liberal. Pues este

ejercicio de poder se caracteriza por ser altamente intrusito, detallado, y

Page 257: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

257

fundamentado en la creencia de que es finalmente el saber médico quien debe

tomar todas las decisiones sobre el tratamiento médico.

Las tecnologías liberales de gobierno crean las condiciones para que la

medicina asuma el reconocimiento y la necesidad de que esté presente la

autonomía de los individuos intervenidos farmacológica o quirúrgicamente, los

sujetos participantes de investigaciones, los individuos observados en el

decurso de su enfermedad, los enfermos objetos de cuidados y tratamientos.

En caso de presentar discapacidad mental, inconsciencia, ausencia de

lenguaje o una edad muy temprana, se requiere de otro que dé cuenta y

represente un nivel de autonomía que legitime el proceso de intervención del

dispositivo de cura-salud.

Desde un sistema de gobierno liberal, la producción de la libertad se realiza

desde muchos escenarios: la escuela, la familia, los medios masivos de

comunicación, el campo jurídico, el espacio laboral y desde los dispositivos de

seguridad que coordinan las prácticas sobre la salud y la enfermedad, que

realizan tanto las instituciones sociales como cada individuo en particular. La

libertad se encausa, se ordena bajo tácticas y estrategias de gestión

gubernamental que requieren del soporte de un tipo de saber ―verdadero‖. El

discurso bioético, acorde a la episteme multidisciplinaría de la época

contemporánea, enlaza concepciones epistemológicas con concepciones

morales y biotecnológicas sobre el individuo-especie, creando un conjunto de

juegos de verdad que posibilitan el ejercicio de poder biopolítico acorde a las

gestiones de mejoramiento del gobierno liberal contemporáneo.

Los comités de bioética médica, al identificar algo no acorde a sus principios

intereses o necesidades, al identificar un peligro potencial para la salud de un

individuo o de una población, determinan gestiones de control, ya que con

―frecuencia, los procedimientos correctos evitan el abuso de poder de las

Page 258: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

258

instituciones de asistencia médica‖40. Los comités de bioética intervienen al

posibilitar un espacio de diálogo y debate, visibilizando los riesgos para la

sostenibilidad de un centro hospitalario, para el desarrollo y el avance de la

investigación científica, para la ética y el prestigio de la profesión médica, para

que la comunidad pueda comprender los daños, excesos, riesgos,

insuficiencias de cada caso en particular, indicando entonces donde es

necesario que se creen nuevas legislaciones, regulaciones, exclusiones,

saberes. Por lo tanto, el discurso bioético médico desde sus diversos comités

podrá intervenir a través de mecanismos disciplinarios de sanción-corrección y

normalización, pues no está en su competencia determinar sanciones penales,

reservadas a los organismos reguladores de la profesión médica, tales como

los tribunales establecidos en los colegios profesionales41. Los comités de

bioética podrán excluir al miembro acusado y ―solicitar‖ su dimisión, pueden

imponer diversas sanciones a cualquier miembro de la asociación, desde

―denegar o revocar la membrecía hasta imponer un periodo de prueba o de

supervisión, o sanciones menores como censura, una reprimenda o

amonestación‖42. No obstante, consideramos que su mayor influencia social la

constituye su propio discurso, sus juegos de verdad, que al pronunciarse sobre

un asunto en el contexto de una sociedad liberal operarán como el referente

epistemológico-moral desde donde los individuos autodeterminen su obrar.

La autonomía del individuo debe entonces articularse con los transcursos

naturales que, de acuerdo al pensamiento liberal, operan en la libre circulación

de los procesos biológicos, económicos y sociales. Desde la perspectiva del

liberalismo, el hombre que elige libremente propende por mejorar, alcanzar la

felicidad o alcanzar un mayor bienestar. Por lo tanto, desde una racionalidad

estratégica es fundamental garantizar las mayores condiciones para que cada

40 UNESCO (2006). Guía No.2 Funcionamiento de los comités de bioética: procedimientos y

políticas. Francia. p. 38. Versión digital en: http://portal.unesco.org/shs/es/files/8767/11446800301guide2_SP.pdf/guide2_SP.pdf (consultado mayo de 2012). 41

Tejedor, Juan Carlos (1993). Los comités éticos disminuirán la judicialización de la medicina. Revista Cuadernos de Bioética. 4 (14). pp 65-66. 42

UNESCO (2006). Guía No.2 Funcionamiento de los comités de bioética: procedimientos y políticas. Op. Cit. p. 36.

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259

individuo pueda elegir libremente y hacerse autoresponsable. Las tácticas de

gobierno centradas en la autonomía implican que se pueda intervenir

produciendo, reforzando, aumentando la ―libertad‖, favoreciendo o facilitando

una acción, sobre un conjunto de acciones posibles. Reconocer la dinámica del

gobierno liberal nos permite interrogar la tendencia histórica de la bioética

médica norteamericana a la preponderancia del principio de autonomía.

Para el liberalismo es necesario respetar la autonomía sobre las decisiones

importantes, en tanto el individuo opera bajo el principio natural de buscar el

mayor bienestar. Las decisiones de mayor importancia son aquellas que

generen beneficio general y las de menor importancia todas las que reditúen en

un beneficio estrictamente particular. Sin embargo, consideramos que lo

importante para cada uno depende de una sumatoria de contingencias

histórico-particulares que difícilmente pudieran ser estandarizadas o planeadas

en rigor por un sistema de gobierno. El ejercicio de la autonomía comporta

necesariamente un conjunto de consecuencias que pueden ser favorables o

negativas, abrir oportunidades o cerrarlas. Por ejemplo, cambiar de sexo,

cambiar de país de residencia, ser vegetariano, hacer mucho deporte, visitar al

médico con frecuencia, son asuntos que pudiendo tener enormes

consecuencias para la vida de un individuo, no requieren de la intervención

explícita de una táctica de gobierno. Las intervenciones implícitas y explícitas

de la cultura mediática serán suficientes para establecer, fortalecer y difundir

una serie de parámetros de normalidad, de forma masiva y global. Estas

intervenciones son capaces de producir formas de vivir con las que muchos

individuos toman las ―decisiones importantes‖. No obstante, al nutrirse de la

libre reflexión, la autonomía requiere de conocimientos sistematizados como

los que se producen en la bioética médica, para asumir cada decisión

importante sobre la vida, el cuerpo, la enfermedad y la salud con autonomía. El

discurso de verdad de la bioética médica interviene para ordenar un proceso

que pudiera causar daño a la sociedad, desde un campo especifico de

visibilización, a saber: la relación entre el individuo, la salud, la enfermedad, las

nuevas biotecnologías y los valores morales predominantes en un contexto

histórico determinado.

Page 260: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

260

Uno de los más grandes obstáculos para la autonomía del individuo

contemporáneo es la eficacia simbólica del discurso tecnocientífico y

biotecnológico, pues de un lado los términos en los que se expresa solo

pueden ser comprendidos e interpretados por el especialista de una rama

particular de la medicina. No basta con ser profesional de la medicina para

comprender las particularidades de los dispositivos biotecnológicos de

diagnóstico y tratamiento; el médico debe especializarse para comprender e

interactuar con cada biotecnología. En segundo lugar, el discurso

biotecnológico intenta proyectar a la sociedad una supuesta objetividad y

exactitud que lo hace incuestionable. Utilizamos el término ―supuesta

objetividad‖, porque consideramos que el campo de la medicina y

particularmente el de las nuevas biotecnologías está lleno de interrogantes,

problemas, confusiones, funciones y procesos por comprender. Además, la

medicina no se caracteriza históricamente por ser una ciencia exacta; incluso

las nuevas formas de pensar el conocimiento hablan de un conocimiento

probabilístico, que reconoce un rango de posibilidad al error o al evento no

deseado.

El discurso feminista por ejemplo, es claro en denunciar cómo cada vez se

escucha menos a la mujer y no se le tiene en cuenta en las decisiones sobre

procesos personales tan importantes como el embarazo, el parto, la lactancia,

la menopausia. Estos acontecimientos del cuerpo de la mujer, que otrora eran

considerados naturales, en la actualidad son medicalizados por el especialista,

quienes establecen el diagnóstico y determinan el curso que deberán tomar

dichos procesos. Otro ejemplo común lo podemos tomar de la farmacología

médica que implica un complejo cálculo en el que los daños causados por el

medicamento pueden ser mucho mayores que los beneficios que aporte en un

aspecto concreto de la salud del consultante. Este nivel rara vez es discutido

con el consultante, no se justifican las razones por las que se establece una

receta médica en particular y no se nombran los daños potenciales que

pudieran ocasionar. Esto debido al tiempo reducido de la consulta médica, a los

efectos hipocondríacos que pudiera tener para algunas personas los riesgos

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261

potenciales, a tratar de evitar posibles demandas legales por el daño a la salud

de un consultante, a sostener un enigma que detenta en parte la eficacia y el

poder del discurso médico, al desconocimiento del médico, a la acelerada

utilización de nuevos medicamentos, que sin estar suficientemente

investigados se introducen a la farmacopea de una sociedad, a presiones de

los laboratorios farmacológicos que tienen un tiempo determinado de alta

lucratividad en la explotación comercial de sus nuevas patentes.

Los recursos tecnológicos de la biotecnología médica contemporánea son

sumamente eficientes en la producción de un discurso que en su calidad de

ciencia es ―inobjetable‖. Será entonces el especialista en bioética médica el que

busque el equilibrio, la homeostasis, entre las tensiones del individuo-especie

con la praxis médica, buscando el incremento y el correcto desarrollo de la

propia legalidad interna del discurso médico. Por lo tanto, el discurso bioético

requiere implementar nuevas gestiones que corresponden a los correlatos de

nuestra época, tales como los servicios centrados en el cliente, la regulación

del mundo de la vida en términos de mercados empresariales y la

competitividad autorresponsable que se asume en el discurso médico y en el

discurso bioético, bajo el sistema o el conjunto de estrategias del gobierno

neoliberal.

2 Gobierno neoliberal, biopolítica y bioética médica

Es necesario señalar, como lo mencionamos en la introducción de este

numeral, que el neoliberalismo surge como una respuesta crítica a un periodo

donde el liberalismo pretendió hacer una gestión colectiva de los múltiples

riesgos que pudiera experimentar una población. El liberalismo social

implementó un conjunto de estrategias de solidaridad, dependencia mutua,

seguros sociales, pólizas y en general una serie de políticas con un claro

énfasis en proporcionar y garantizar el bienestar a todo el conjunto de la

sociedad. El neoliberalismo no es una filosofía política unificada, existen en su

interior una diversidad de escuelas y movimientos que divergen en posiciones y

Page 262: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

262

conceptos. El ordoliberalismo alemán ―hace valer una competencia pura en el

terreno económico, a la vez que encuadra el mercado mediante un conjunto de

intervenciones estatales (…) y el anarcoliberalismo norteamericano procura

extender la racionalidad del mercado a ámbitos tenidos hasta ahora por no

económicos (teoría del capital humano)‖43.

El alto costo de las políticas de bienestar de la época del liberalismo social

conducen a un irremediable endeudamiento del Estado, que dio pie a una

oleada crítica que cuestionó los efectos morales, políticos y económicos de las

políticas de bienestar; además es censurado el fomento implícito de una cultura

de la dependencia y la tendencia a un intervencionismo del Estado en esferas

privadas de los individuos. Las críticas de los movimientos neoconservadores

se enfocan hacia el proteccionismo del liberalismo social, que interfieren con la

autoridad familiar, al instituir un sistema que incita el facilismo y el hedonismo,

capaz de afectar las jerarquías y los valores tradicionales fundamentales para

el pensamiento conservador. Las críticas de los movimientos de contracultura

cuestionaron la excesiva burocracia del liberalismo social, que amenazaba la

creatividad y la autonomía de los individuos, determinando además el mundo

de la vida por parte de los expertos encargados de ejercer un detallado control

moral y social de los individuos en aras de su bienestar.44

El gobierno liberal se caracteriza entonces por una administración de los

procesos de la vida, que se orienta hacia la producción y extracción de las

mayores potencialidades posibles de cada individuo y de la población en

general. ―El neoliberalismo norteamericano pretende más bien ampliar la

racionalidad del mercado, los esquemas de análisis que dicha racionalidad

presenta, y los criterios de decisión que ésta implica, a ámbitos no exclusiva ni

43 Foucault, Mitchel (2006). Seguridad, territorio, población. Argentina: Fondo de Cultura

Económica. p. 444. La obra más significativa de la escuela de Chicago sobre este tema, es la del Nóbel en economía: Becker, Gary (1983). El capital humano. Madrid: Alianza Editorial. 44

Vásquez, Francisco. Empresarios de nosotros mismos. Biopolítica, mercado y soberanía en la gubernamentalidad neoliberal. En: Ugarte, Javier (comp.) (2005). La administración de la vida. Barcelona: Anthropos. p. 90.

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263

predominantemente económicos: la familia y la natalidad, pero también la

delincuencia y la política penal‖45.

En el marco del neoliberalismo se experimenta una transición hacia la

búsqueda de una progresiva cualificación y desarrollo de las capacidades

profesionales de las poblaciones. El mejoramiento del llamado capital humano

será un problema central para el neoliberalismo. Esta modalidad de gobierno

establece una conexión entre los modos de ser sujeto y los mecanismos de

poder que articula el capitalismo tardío, en un ejercicio de gobierno que

fomenta la producción de un individuo activo, empresario de sí mismo,

completamente autónomo y auto-responsable ¿Cómo es posible entonces

gobernar, es decir, generar una conducción de las conductas de cada individuo

y de la población en general, desde el conjunto de premisas que constituyen el

horizonte político del neoliberalismo? Si en nuestro recorrido por La genealogía

del racismo de Foucault analizamos la biopolítica como la presencia de los

aparatos del Estado en la vida de las poblaciones, en un proceso de

estatización de lo biológico ¿Cómo podemos concebir la biopolítica desde la

forma de gubernamentalidad neoliberal?

El neoliberalismo es una práctica de gobierno que ha intentado racionalizar los

fenómenos de la vida a través del modelo de la empresa. Demanda por lo tanto

que un individuo exitoso será aquel que hace de su vida una empresa, o que

imprime a su estilo de vida una ética y unos valores empresariales, donde se

gestionen los recursos personales, espirituales, laborales, intelectuales,

afectivos, corporales, sanitarios, para maximizarlos.

45 Foucault, Michel (1997). La epidemia neoliberal. El nacimiento de la biopolítica. Revista

Archipiélago, cuadernos de crítica de la cultura, (30) p. 119-124. Versión digital: http://www.uacj.mx/DINNOVA/Documents/SABERES%20INVIERNO%202011/Nacimiento%20biopoli%CC%81tico.pdf (consultado mayo de 2012)

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264

2.1 El ethos empresarial y el discurso bioético médico

El ethos empresarial que Foucault denuncia en la ―epidemia‖ neoliberal, se

estructura a través de una racionalidad de mercado, a través de los esquemas

de análisis que dicha racionalidad presenta, y de los criterios de decisión que

ésta implica, aplicados en el individuo, en las instituciones y en las estrategias

que comportan técnicas de gobierno. En nuestro caso, se trata de comprender

la manera en que el discurso bioético médico asume las estrategias

neoliberales para intervenir sobre los sistemas de salud de los estados

contemporáneos. ¿Qué relación podemos establecer entre los sistemas de

salud, las formas de gobierno contemporáneas y el discurso bioético médico?

En el neoliberalismo, el principio de economía política opera maximizando la

mínima intervención posible del sistema de gobierno, y al mismo tiempo trata

de maximizar la rentabilidad de cada intervención política. La racionalidad

económica, entonces, debería aplicarse a todos los comportamientos de los

individuos, las familias y la sociedad en general.

El principio de economía política puede verse implementado en la lógica de

funcionamiento de los comités de bioética médica. Estos comités trascienden

las técnicas disciplinarias de examen y corrección perpetuas, que pretendían

instituirse como dispositivos permanentes de la sociedad, en el modelo

disposicional de gobierno. Los comités de bioética médica asumen la dinámica

de los mecanismos de seguridad, disponibles para intervenir riesgos,

dificultades, conflictos de intereses y valores, dilemas éticos, excesos en las

relaciones de poder. Desde sus diferentes niveles de autoridad, ya sea local,

regional o nacional, estructuran una serie de medidas prácticas que

recomiendan, guían y orientan las acciones posibles dentro de los sistemas

sanitarios. Ya sea el médico, el investigador, el encargado de dispensar

cuidados, el paciente crónico o agudo, las familias de los pacientes, las

unidades hospitalarias, los enfermeros, las personas con altas posibilidades de

padecer enfermedades, los laboratorios que proveen nuevos fármacos, la

jurisprudencia en torno a un dilema ético de las nuevas aplicaciones

biotecnológicas, la reglamentación y formulación de protocolos de intervención,

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265

las coberturas de los seguros o deficiencias de los planes o regímenes

colectivos de salud, entre muchos otros, serán ―administrados‖, encauzados

por una estrategia política general.

La sociedad civil, expuesta al uso y aplicación de biotecnologías, por ejemplo,

en la agricultura o en la producción de carne, y en aplicaciones sobre los

ecosistemas bióticos, requiere de una constante monitorización de los riesgos y

desequilibrios del mercado. Pero cuando las biotecnologías son aplicadas al

sustrato biológico del hombre, a través de nuevos tratamientos de la medicina,

el dispositivo de seguridad debe ser mucho más complejo, en tanto debe

aportar elementos de orden narrativo, que puedan suplir o llenar las fisuras

hechas a la tradicional concepción de naturaleza humana por las nuevas

aplicaciones biotecnológicas. Por lo tanto, se requiere de un dispositivo que

pueda brindar juegos de verdad en torno a la representación que tenemos

sobre la vida humana, nuevas formas de concebir lo moral, nuevos criterios

para evaluar la vida buena, la felicidad, nuevas dimensiones de lo útil. Dicho

dispositivo está constituido en una sociedad liberal por un campo epistémico

que pueda producir una verdad, fruto del conocimiento, el debate de figuras de

autoridad y la investigación, espacio que puede apuntar a la mayor eficacia con

el menor costo político de inversión, pues no se trata de medidas impositivas,

sino de la producción de subjetividades que serán asimiladas y constantemente

evaluadas por la propia sociedad. Consolidándose por lo tanto unos juegos de

verdad capaces de regular y optimizar los fenómenos sociobiológicos del

mercado biotecnológico.

En nuestra contemporaneidad es muy ostensible la necesidad de estudios

poblacionales para que los sistemas de producción puedan tomar las

decisiones importantes: la identificación de mercados potenciales, la

especificación de cada mercado; las investigaciones sobre el consumidor;

sobre sus necesidades, sus hábitos y patrones de consumo, sus demandas no

satisfechas; el entorno legal, económico, ideológico e infraestructural de cada

país, permiten un mejoramiento constante de las técnicas de mercado basado

en el saber. El ethos empresarial tiene como propósito fortalecer el proceso

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266

social y administrativo, a través del cual los individuos y las poblaciones,

satisfacen sus necesidades por medio de la libre circulación de bienes y

servicios. La producción de saber del discurso bioético médico tendrá entonces

importantes repercusiones en las estrategias programáticas que el

neoliberalismo instituye frente a los problemas del mercado de la salud de las

poblaciones.

Hay dos consecuencias muy importantes que queremos resaltar del

pensamiento estratégico neoliberal. En primer lugar, la relación que establece

con los campos epistemológicos de la contemporaneidad, en tanto

mecanismos que permiten visibilizar riesgos o dificultades en los mercados;

estos campos son la base general para la toma de decisiones estratégicas. En

segundo lugar, la preponderancia de los juegos de verdad emplazados en el

conocimiento de los mercados desplaza a los mecanismos jurídicos que

demandan una serie de costosas burocracias para su implementación. No se

trata de la desaparición del campo propio del dispositivo jurídico; se trata del

reconocimiento de una lógica diferente en el ejercicio de gobierno que no

corresponde con la razón de Estado, fundada en un código de leyes estables

que permitían un ejercicio de la soberanía de Estado. En la actualidad las

decisiones políticas son fruto de un estudio de las condiciones particulares en

las que una población experimenta una problemática, no responden al ideario

jurídico de una programación social estática basada en códigos

preestablecidos. El lugar de la bioética entonces es el de un dispositivo de

seguridad, capaz de articular diferentes campos epistemológicos;

principalmente el jurídico, el ético-moral, y el empírico biológico, pero que en su

vocación interdisciplinaria puede hacer uso de otras disciplinas. Una de las

funciones más importantes de la bioética médica es entonces producir un saber

que si bien inicialmente tendió a la regulación, posteriormente se orienta hacia

la fundamentación moral necesaria para que las revolucionarias biotecnologías

médicas y sus aplicaciones sobre el ADN puedan realmente inscribirse en la

dinámica de los mercados autorregulados.

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267

Analicemos la táctica de compensación económica por objetivos cumplidos,

establecida por la mentalidad empresarial, propuesta que surge del interior de

los sistemas mercantiles, pero que se proyecta a muy diversos niveles de la

sociedad y de la vida de los individuos. Esta táctica está siendo incorporada a

los sistemas sanitarios llamados hoy en día mercados sanitarios:

―La compensación económica por objetivos cumplidos es una práctica consolidada en el mundo empresarial. Desde hace algunos años también lo es en el mundo de la sanidad, tanto en la Atención Primaria como en la Atención Especializada. (…) analizar los aspectos en las políticas de incentivos sobre práctica clínica que pudieran favorecer o perjudicar los principios de la bioética: justicia, beneficencia, no maleficencia y autonomía‖ 46

Reducir costos de hospitalización, de facturación en farmacia, en atención de

nivel especializado, etcétera, se convierten en un objetivo que permite al

profesional en salud la obtención de un estímulo económico. Esta actividad va

en detrimento del libre y autónomo accionar del profesional. Sin embargo,

cuando se visibiliza el riesgo de una vulneración de cualquier principio de la

bioética (autonomía, beneficencia, justicia, no maleficencia), es necesaria la

producción de un discurso de ―verdad‖ que ajuste los dispositivos encargados

de regular y administrar la práctica clínica. La bioética médica no tendría

entonces la tarea de frenar la libre circulación de servicios médicos, a pesar de

que estuvieran centrados únicamente en la producción de lucro económico, o

focalizados en la obtención de unos objetivos preestablecidos, fenómenos

cuestionables desde un punto de vista ético. El discurso de los comités de

bioética médica se orienta a reflexionar, a crear un saber que posibilite la

autorregulación de los sistemas sanitarios, garantizando la correcta circulación

del mercado de la salud. El mercado económico y la salud de las poblaciones

son dos procesos bio-sociales de las masas humanas, regulados y

normalizados por complejos análisis de mercado y campos epistemológicos,

entre los que podemos encontrar el discurso bioético. Es de conocimiento

público, además, que el discurso bioético no intenta imponer una única forma

de concebir éticamente un conjunto de problemas; al contrario, se trata de

ofrecer a la comunidad una reflexión amplia y suficiente, desde la pluralidad,

46 Gracia, Diego (2008). Ética de los incentivos: pros y contras. Fundación de ciencias de la

salud. Madrid. Noveno ateneo de bioética.

Page 268: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

268

para que cada grupo o individuo pueda ejercer su autonomía, en la búsqueda

de un estilo de vida propio, fundamentado en la necesidad de un continuo

automejoramiento y autogestión de la vida.

Una táctica de gobierno explícita se implementará bajo circunstancias de

inminente peligro: esta es la economía de poder propia del liberalismo, y es

particularmente desarrollada dentro del neoliberalismo. Nuestra sociedad está

repleta de fenómenos potencialmente peligrosos e inestables. Cabe destacar

los efectos generados por la ausencia radical de una continuidad laboral

fomentada por el neoliberalismo y denunciada por el materialismo histórico; los

innumerables riesgos biológicos, que se presentan actualmente en los enormes

grupos poblacionales, altamente medicalizados e intervenidos

biotecnológicamente. Asistimos en la actualidad, a un desplazamiento de la

sociedad industrial de clases a la sociedad del riesgo, lo cual supone situarse

en un sistema donde la incertidumbre y la inestabilidad son inherentes a la vida

en sociedad47.

En ocasiones se invierte más dinero en difundir mediáticamente los

irreparables daños que se han realizado sobre nuestro medioambiente y los

potenciales peligros y amenazas que nos acechan, que en asumir y financiar

políticas claras para la preservación de los recursos naturales. Por ejemplo,

políticas sostenibles sobre producción de energía limpia, manejos residuales

líquidos y sólidos, sistemas de producción amigables con su nicho ecológico,

regulación de patentes de cadenas de ADN, etc., son temas que comienzan a

legislarse y que comprometen la reflexión de la bioética global sobre el futuro

de la humanidad. Tal panorama de inestabilidad y riesgo constituye un

dinamizador de la cultura de la autogestión empresarial. Hay que ser cada vez

mejores física, intelectual y espiritualmente, para tener mejores posibilidades y

ser altamente competitivos en una sociedad llena de riesgos potenciales.

Analicemos el horizonte de la competitividad propuesto por el ordoliberalismo

alemán.

47 Beck, Ulrich (2002). La sociedad del riesgo global. Madrid: Siglo XXI.

Page 269: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

269

2.2 Un horizonte para la bioética médica y la biopolítica: la competitividad

En el marco del neoliberalismo, para ser cada vez mejores es necesario asumir

una actitud altamente competitiva y autogerenciada, orientada hacia la

obtención de una vida de calidad, soportada en el consumo autónomo de

bienes y servicios en los mercados globalizados, dentro de los que

encontramos los servicios sanitarios. Los mercados establecen una continua

competencia en todas y cada una de las fases de los procesos productivos,

mercantiles y de consumo; de la misma manera los individuos establecen una

relación de continua competencia consigo mismos, con sus semejantes, con su

entorno laboral, afectivo y social.

La capacidad de competir, el deseo de llegar más alto, más lejos, más rápido

ha acompañado al hombre a través de muchas civilizaciones. Sin embargo, en

nuestra contemporaneidad se presenta el fenómeno de la racionalidad

biotecnológica. El hombre ya no sólo dispone de su lenguaje y de herramientas

técnicas para mejorar sus condiciones de vida, dispone de la capacidad técnica

de mejorar su genoma, de diseñar su descendencia, de intervenir sobre la

estructura biológica de su vida, de sintetizar sus propias proteínas, de

trasplantar sus órganos y dentro de poco tiempo cultivar sus órganos vitales

más importantes. Cuando las nuevas tecnologías de fertilización como el

diagnóstico preimplantatorio provean demostraciones científicas sobre su

capacidad de alcanzar unos altos niveles de probabilidad, es decir, cuando

estos procedimientos sean estables y puedan entrar a un mercado donde se

garantice el producto que se ofrece, la competitividad incorporada como parte

de los valores de nuestras sociedades permitirá que se cree un nuevo y seguro

mercado biotecnológico, donde las posibilidades de mejorar los códigos de

información genética y rediseñar nuestra existencia biológica estén a la orden

del día, para tratar de estar a la altura de las demandas de una sociedad

altamente competitiva.

Page 270: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

270

De la industria estética a la industria biotecnológica, la bioética médica es un

dispositivo de seguridad que opera a través del análisis de los conflictos y

dilemas en la prestación de servicios de salud, para la producción de un saber

que permita un óptimo gobierno de los procesos sanitarios de las poblaciones.

La competitividad contemporánea tiene un alto grado de desarrollo, que se

nombra con conceptos como valor agregado. Cada individuo, cada empresa

tiene por lo tanto que buscar en la particularidad nuevas valías que lo

representen con algo mejor, ante las demandas del mercado. Buscar entonces

un estilo de vida propio y particular, apoyado en el cuidado de sí mismo,

constituye una de las bases centrales del gobierno neoliberal, que cuenta con

la autoresponsabilidad del gobernado para los procesos de gestión de las

colectividades.

De la misma forma, cada servicio para ser competitivo debe mostrar su

capacidad de diferenciarse de los demás. Uno de los mejores medios para

adquirir competitividad en la circulación de los bienes y servicios es la

implementación de un mercado centrado en el cliente.

2.3 Bioética médica y biopolíticas centradas en el cliente

El saber más importante para el ethos empresarial es aquel que está centrado

en el individuo que consume porque fomenta, a su vez, la práctica de unos

servicios centrados en el cliente. El neoliberalismo considera fundamental que

sea cada individuo en sus elecciones autónomas, en sus deseos particulares,

en su necesidad de protegerse de los inminentes peligros potenciales anclados

en nuestra cultura, el que determine responsablemente el uso que dará a los

servicios y ofertas del mercado médico sobre salud-cura-estética-

mejoramiento. La bioética médica asume esta característica, pues implementa

una ponderación racional, centrada en cada cliente del servicio médico que

experimenta dificultades, encontrando desde la interdisciplinariedad las

particularidades del caso concreto.

Page 271: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

271

Uno de los problemas que queremos destacar en este apartado es el de la

relación de un servicio centrado en el cliente con el deseo. Si tenemos como

antecedente una racionalidad biotecnológica que abre las posibilidades de

intervenir todas las estructuras de la vida, una sociedad fundamentada en el

valor de la competitividad, en el deseo de automejoramiento continuo, y

contamos con una medicina centrada en el cliente, es decir, una medicina del

deseo, tendremos la aplicación de una eficaz estrategia biopolítica recreadora y

remodeladora del hombre biológico.

Muchos estudios denuncian la influencia determinante que establecen los

mercados sobre el deseo a través de los sistemas mediáticos, y el problema de

lo moral, del bien, de lo conveniente difícilmente puede resolverse desde las

consideraciones sobre el deseo que establece un mercado centrado en el

cliente. Las posibilidades de recrear la zoe del hombre cada vez son mayores,

la intervención de la nuda vida promete grandes mejoramientos de la vida y

grandes mercados.

―La Nanotecnología —que controla la materia mediante la manipulación de Átomos—, puede converger con la Biotecnología —que controla la vida manipulando Genes—, que puede converger con la Informática —que controla datos mediante la manipulación de Bits—, que puede converger con la Ciencia Cognitiva y Neurológica —que controla la mente manipulando las Neuronas‖.

48

La fabricación de un individuo desde los valores empresariales de

competitividad, emprendimiento, automejoramiento, autorresponsabilidad,

requieren de un entorno programado adecuadamente para la libre circulación

de bienes y servicios que respondan a las demandas centradas en el cliente,

sobre la fabricación de uno mismo como consumidor potenciado de un estilo de

vida de calidad ilimitada.

48 Hausser, Rainer (2007). Nanomedicina ¿mejores seres humanos? Versión digital en:

http://tecnologiasemergentes.blogspot.com/2007/02/nanomedicina-bang-mejores-seres-humanos.html (Consultado mayo de 2012).

Page 272: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

272

2.4 La libre circulación del mercado de la salud y la bioética médica

El neoliberalismo se consolidó en la década de los 80, con el gobierno de

Reagen en Norteamérica y Thatcher en el Reino Unido, dejando en manos de

la autorregulación del mercado, de la libre circulación de bienes y servicios, los

múltiples escenarios de la vida. Las estrategias económico-monetarias se

empeñan en reducir el gasto público, depreciando el interés del capital y los

impuestos para fomentar la iniciativa privada, la inversión, la privatización y el

emprendimiento. Los vínculos de solidaridad, el cuidado de las clases no

privilegiadas, las políticas de bienestar se erradican tanto para frenar el gasto

que implican estas políticas, como para dejar que el sistema abandone -a su

extinción- los no eficientes, los carentes de iniciativa y responsabilidad ¿Cuál

fue el diagnóstico de Reagan para instaurar a la economía de mercado

neoliberal como el modelo económico-social más importante de las últimas

décadas del siglo XX?

Ronald Reagan, cuando a principios de la década de los ochenta

llegó a la presidencia asegurando que ―el gobierno no constituía la

solución sino el problema‖, diagnóstico que se traduciría en menos

impuestos, privatizaciones de actividades que antes se realizaban en

el sector público, y una drástica disminución de las regulaciones, con

el objeto de entregarle a la sociedad civil casi todo el protagonismo

en la creación de riquezas, y a las fuerzas del mercado la función de

asignar esas riquezas con la mayor libertad posible.49

Uno de los temas centrales de la gestión por mercados es la libre circulación de

objetos, personas, mercancías y cosas. En nuestra contemporaneidad es clara

la prevalencia de múltiples servicios, ofertas, tratamientos, en el campo de la

salud humana. Podemos hablar de biocracias50 donde gracias a la revolución

biotecnológica sobre el ADN se pretende alcanzar soluciones eficaces a los

problemas sociales y políticos a través de aplicaciones biotecnológicas sobre la

nuda vida. Estas formas políticas articulan los intereses económicos con

49 La columna de Montaner. Europa y América ¿dos modelos o dos expresiones del mismo

modelo? Madrid. Junio 30 2004. Versión digital en: http://www.cubaliberal.org/columna/040630-europayamerica.htm (Consultado mayo de 2012). 50

Lacadena, Juan (2000). Genética, sociedad y bioética. En: Marcelo, Palacios, coord. Bioética. Oviedo: Nóbel ed. p. 252.

Page 273: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

273

quehaceres técnicos, para producir legislaciones capaces de establecer un

control y un detallado proceso de gestión sobre los procesos de investigación y

tratamiento de la vida, a través de redes sociales de saber y control, que

establecen una interconexión o traslación entre las decisiones de la

administración estatal y la acción autónoma y autogobernada del mercado, la

población, la sociedad civil y los individuos mismos.51

La globalización del mercado de las nuevas biotecnologías médicas está

acompañada de una paulatina globalización de las respuestas jurídicas, que

puedan ordenar este conjunto de servicios. Por lo tanto, el campo de la

prestación de servicios de salud requiere de nuevas formas de discursos

verdaderos, que legitimen los discursos jurídicos y brinden el conocimiento

necesario para que la ciudadanía pueda entrar al mercado de la libre

circulación de dispositivos de cura-salud.

Si reconocemos los cuerpos colegiados como mecanismos reguladores del

quehacer medico, será el discurso bioético médico, en su capacidad de proveer

una nueva ―sabiduría para el futuro de la humanidad bajo condiciones dignas‖,

el encargado de construir juegos de verdad para la libre circulación del

mercado médico. Los dispositivos de seguridad, dentro de sus diversas

posibilidades de funcionamiento, aplicados al campo de la salud humana, se

encargan de fabricar formas de subjetivación sobre la vida, la salud y la

naturaleza de la existencia humana, fortaleciendo y animando ciertas maneras

de circulación en detrimento de otras. Un rechazo categórico o una

recomendación encomiosa del discurso bioético médico logrará tener

profundas repercusiones sociales en la libre circulación de cualquiera de las

diversas formas que adquiere la prestación de los servicios médicos en nuestra

contemporaneidad.

51 Vasquez, Francisco. Empresarios de nosotros mismos. Biopolítica, mercado y soberanía en

la gubernamentalidad neoliberal. En: Ugarte, Javier (2005) (comp.). La administración de la vida. Barcelona: Anthropos. p. 80.

Page 274: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

274

Vemos entonces que el discurso bioético posee algunas semejanzas con la

biopolítica. La biopolítica en sentido amplio es aquel campo proposicional,

desde donde se construyen juegos de verdad que permitan comprender,

intervenir, regular, normalizar y en última instancia optimizar las poblaciones:

―biopolítica, el modo en que, desde el siglo XVII, la práctica gubernamental ha

intentado racionalizar aquellos fenómenos planteados por un conjunto de seres

vivos constituidos en población: problemas relativos a la salud, la higiene, la

natalidad, la longevidad, las razas y otros.52 El rasgo biopolítico tendiente a

racionalizar, formalizar y producir conocimiento, se expresa en la ponderación

racional que implementan los comités de bioética encargados de gran parte de

la producción de saber de dicho discurso. Este conocimiento permite

comprender las nuevas formas de los servicios sanitarios y articularlos a unos

parámetros de eficiencia y moral. Los problemas biológicos de la población

entran en el campo de acción de unas tácticas entronizadas en el discurso

médico y reguladas por la legalidad interna del libre mercado de la salud.

El discurso bioético médico produce un saber que puede inscribirse dentro de

las corrientes de ética descriptiva y normativa. En el primer caso, se hace

referencia a un espacio que cumple con las premisas de los dispositivos de

seguridad, en tanto describen y producen un campo de veridicción epistémico,

susceptible de establecer relaciones de saber-poder. En el segundo caso, la

ética normativa define y dispone a través de un conjunto de principios el

devenir de un proceso, ya sea a través de la intervención jurídica, de los

colegios de medicina, de la conciencia moral, de sanciones disciplinarias o de

protocolos que pretenden normalizar la práctica biomédica. Cualquiera de esas

intervenciones estará en la facultad de fomentar o regular una acción

determinada, es decir, estará vinculada con el problema liberal de la circulación

de los mercados.

52 Foucault, Michel (1997). La epidemia neoliberal. El nacimiento de la biopolítica. Revista

Archipiélago, cuadernos de crítica de la cultura, (30) p. 119-124. Versión digital: http://www.uacj.mx/DINNOVA/Documents/SABERES%20INVIERNO%202011/Nacimiento%20biopoli%CC%81tico.pdf (consultado mayo de 2012)

Page 275: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

275

La libre circulación de las biotecnologías médicas parece alcanzar rápidamente

la posibilidad de mejorar nuestros cuerpos haciéndolos más fuertes, hábiles,

resistentes y duraderos. Este creciente mercado de innovaciones

biotecnológicas requiere de dispositivos de seguridad como el discurso bioético

médico, que rebase los problemas relacionados con la mala praxis médica, que

puede ser regulada por los colegios médicos. Este mercado requiere de

mecanismos de seguridad de todos y cada uno de los diferentes, momentos,

etapas y actores participantes del proceso de desarrollo, investigación,

patentación, publicidad, comercialización y aplicación, de las muy diversas

biotecnologías médicas. El análisis bioético no está supeditado únicamente a

un cálculo de riesgos. Sin embargo, los comités de bioética clínica, al realizar

una ponderación racional de los conflictos de intereses y valores producidos en

los campos de aplicación de la medicina, establecen un conjunto de

parámetros fundados en conocimientos empíricos, que posibilitan un cálculo de

riesgos sobre cada uno de los problemas analizados; por ejemplo, al estudiar la

relación eficacia-deterioro en la aplicación de un procedimiento

nanobiotecnológico, al tratar de establecer los impactos que sobre la salud y el

ambiente puede tener una biotecnología, gestionando la relación salud global y

uso de las innovaciones biotecnológicas; pues estas no son realmente garantía

para que las grandes poblaciones mejoren sus niveles de salud. Por el

contrario, muchas veces sus altos costos crean nuevos espacios de

discriminación. En síntesis, la bioética médica propende por comprender la

complejidad de los fenómenos de la libre circulación de los servicios de salud,

sus impactos y riesgos económicos o sociales a corto, mediano y largo plazo,

para intervenir de acuerdo al contexto geopolítico de cada situación.

La época de la medicina social que fomentó la normalización desde políticas

impuestas a una población, es desplazada por la medicalización de la vida a

través de la consolidación de los servicios médicos como bienes de consumo,

en complejos mercados globalizados.

Nueva fase de la medicalización moderna del cuerpo y de la vida que supone la actual identificación de la salud como bien de consumo. Mainetti correlaciona el nuevo ―knockismo economicista‖ con el

Page 276: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

276

triunfo del Mercado como principio rector de las relaciones humanas tras la crisis del Estado de Bienestar. Nos introduce, por consiguiente, en una nueva etapa del desenvolvimiento de la medicina como instrumento de poder y control social en el mismo momento en que el cuerpo y su bienestar son objeto –como mercancías- de los criterios de rentabilidad económica ajenos al interés individual y colectivo del sujeto-paciente53

La medicalización de la vida a través del mercado de la salud, implica el uso de

formas de subjetivación-gobierno más sutiles y reflexivas que los mecanismos

utilizados por el gobierno disposicional, donde se consideraba la población

como un conjunto, un rebaño que era objeto de cuidados para incrementar su

número, garantizar su bienestar y salud, mejorando la rentabilidad económica

de una mayor población.

La nueva forma de gobierno reflexivo de los contextos neoliberales permite que

desde la legalidad interna de las estructuras de la sociedad civil, de la

población y de la economía se instituyan dispositivos de seguridad. El discurso

bioético médico puede adoptar la forma de un mecanismo de seguridad, que

identifica los riesgos inminentes que presenta el rápido avance de las

biotecnologías. El momento histórico donde el Estado constituye una serie de

dispositivos especiales para instituir una serie de códigos éticos sobre la vida,

refleja una estrategia de gobierno liberal. Sin embargo, el neoliberalismo que es

propiamente el contexto donde se desarrolla el discurso de la bioética médica,

los procesos económicos, biológicos y civiles están regidos por sí mismos,

deben instituir mecanismos internos de autorregulación, auditoria y

monitorización. No se trata de una burocracia externa que determine el camino

conveniente frente a una coyuntura geopolítica en el campo de la salud, sino de

la necesidad de un mecanismo interno del discurso médico que legítimamente

pueda garantizar un ―rentabilidad‖ del sistema sanitario, en el sentido

económico y en el sentido de los efectos reales que se producen a nivel de la

53 Vidal, Rafael (2004). El Poder en el Cuerpo. Subjetivación, Sexualidad y Mercado en la

Sociedad del Espectáculo, Revista Razón y Palabra. México, (39). Versión digital http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n39/rvidal.html (Consultado mayo de 2012).

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277

salud de las personas54. Estos problemas se inscriben en el campo de la

técnica y de la ética, en la medida en que es necesario garantizar cuáles

biotecnologías serán realmente benéficas para el ser humano, cuáles

procedimientos podrán incrementar y mejorar la forma de vida de las personas,

sin que atenten contra su salud, con el propósito finalmente de entrar en la libre

circulación de los mercados de salud donde podrán ser usados y asumidos

autónomamente por cada individuo.

El mercado de la salud requiere entonces de un dispositivo teórico que permita

su libre circulación. Pues en el caso de un bien de consumo como un

automóvil, o en los análisis que Foucault establece sobre la circulación y la

escasez de los granos55, la población tiene en mayor o menor medida un

conocimiento claro del uso, del beneficio, del aporte, de los riesgos, que

pudiera tener del bien o el servicio que está en el mercado, pero en el caso del

mercado de las nuevas biotecnologías, con sus presiones e intereses internos,

con la creciente creación de mercados en constante competitividad, el bien-

servicio de salud, medicina, biotecnología, se transforma en un objeto confuso

para la población.

Tomemos como ejemplo el discurso de Tristram Engelhardt, quien

abiertamente favorece la intervención genética sobre la naturaleza humana

desde un discurso que sin muchos argumentos justifica moralmente este tipo

de intervenciones, creando condiciones para que poco a poco las comunidades

accedan a este nuevo mercado de la nuda vida.

Puede que la organización biológica contemporánea de los seres humanos no provea el mejor medio de alcanzar las metas que podamos desear realizar mediante nuestros cuerpos a nivel individual y colectivo [...] La ingeniería genética en la línea germinal llegará a ser deseable y moralmente aceptable. [...] La naturaleza humana, tal y como hoy la conocemos, será inevitablemente por

54 Vásquez, Francisco. Empresarios de nosotros mismos. Biopolítica, mercado y soberanía en

la gubernamentalidad neoliberal. Op. Cit. pp. 94-95. 55

Foucault, Michel (2006). Seguridad territorio y población. Argentina: Fondo de cultura económico. pp. 45 y sgtes.

Page 278: Bioetica y Biopolitica 15 Mayo 2012

278

buenas razones morales de carácter laico remodelada tecnológicamente.56

La auto-imposición de metas de mejoramiento continuo, el contexto social de

permanente competitividad del gobierno neoliberal, seguramente rebasará las

limitaciones de nuestros cuerpos biológicos. ¿La axiología de un sistema de

gobierno, como el neoliberal, nos brindará elementos suficientes para justificar

moralmente la remodelación de la naturaleza humana?

Como ya lo hemos expresado en este trabajo, la salud de los individuos y las

poblaciones no es un problema estrictamente relacionado con la capacidad de

innovación biotecnológica, pues actualmente millones de personas en los

países pobres carecen de acceso a las más básicas atenciones en salud. El

mejoramiento de la especie humana no debe olvidar los debates en torno a las

propuestas de la eugenesia, el darwinismo social, el racismo de estado, las

prácticas de dominación y exclusión de las mayorías no mejoradas. El mercado

poco a poco acepta las demandas de mejoramiento instituidas por el espíritu de

la competitividad de nuestra época. La disponibilidad biotecnológica así lo

permite:

No sólo existen numerosas debilidades propias de la especie que muchos hombres y mujeres se alegrarían de eliminar en la mayoría de las circunstancias, tanto para ellos mismos como para sus hijos, sino que también será difícil establecer un límite entre curar esas debilidades y conferir nuevos beneficios positivos. Por ejemplo: considérese la posibilidad de inducir en los seres humanos la resistencia al virus del SIDA, [...] incrementar la inteligencia de los seres humanos, o incrementar la reserva cardiorrespiratoria de los seres humanos. [...] Desde un punto de vista laico no existirá ninguna diferencia moral ―en principio‖ entre curar un defecto y aumentar las capacidades humanas57.

Un análisis más sustentado entre las diferencias morales que existen

entre curar un defecto y aumentar las capacidades humanas, lo

podemos encontrar en la reflexión filosófica de Habermas sobre la

técnica genética que desplaza las fronteras entre la base natural

indisponible y el reino de la libertad: entre causalidad y libre decisión,

56 Engelhardt, Tristram (1991). La naturaleza humana tecnológicamente reconsiderada. Revista

Arbor ciencia, pensamiento y cultura. 544, Tomo CXXXVIII, pp. 75-95. 57

Engelhardt, Tristram (1991). Ibìd. p. 83.

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279

consideraciones que constituyen la espina dorsal de lo moral. La

eugenesia puede modificar la estructura entera de la experiencia moral,

en tanto las normas, actitudes y relaciones morales con el otro

dependen de la forma como comprendamos antropológicamente nuestra

especie. Las biotecnologías crean una instrumentalización de la vida

humana, que comienza a engendrarse con reservas, por preferencias y

orientaciones de valor de terceros. Los controles de calidad sobre la vida

buscan una composición deseable del genoma, creada por tendencias,

modas e ideologías globales que responden a los requerimientos de los

procesos productivos, al crear necesidades y asociar sentimientos y

pasiones humanas con prácticas, técnicas y objetos producidos en serie.

―Las intervenciones eugenésicas perfeccionadoras menoscaban la

libertad ética en la medida en que fijan a la persona afectada a

intenciones de terceros que rechaza pero que, al ser irreversibles, le

impiden comprenderse espontáneamente como el autor individuo de la

propia vida‖58

La fijación biológica al aumento de una capacidad humana, realizada por

un Otro, condiciona la vida del ser humano a existir acorde a propósitos

preestablecidos, a inscribirse en la lógica de desarrollo de su capacidad

aumentada, a renunciar a la multiplicidad de formas de vivir posibles.

Finalmente, todo aquel que no esté bio-tecnológicamente mejorado o

protegido, estaría notablemente en desventaja, entrando a una nueva

era de discapacidad biogenética.

Desde los criterios del ethos empresarial resulta muy prometedora la

producción de un individuo genéticamente mejorado. El hombre

transgénico tendrá la auto-responsabilidad de mejorar sus sistemas

vitales, incluidos los modos de producción; la sociedad podrá poner en

circulación un nuevo y prometedor mercado de enorme rentabilidad

económica.

58 Jürgen, Habermas (2001). El futuro de la naturaleza humana ¿Hacia una eugenesia liberal?

Paidos: Barcelona. p. 87.

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280

2.5 El paroxismo de la auto-responsabilidad y el discurso bioético médico

Retomando el trabajo de Francisco Vásquez sobre el gobierno neoliberal,

vamos a analizar la forma en que este gobierno se fundamenta en la

autorresponsabilidad del individuo, de manera que las tecnologías

heteroformativas ejercidas por un sistema político son introyectadas para

constituirse en tecnologías autoformativas, en tecnologías del yo capaces de

producir formas de subjetividad59, donde la política se despliega a partir de la

subjetividad de cada individuo: desde sus consideraciones éticas y sus

prácticas de libertad ―autónomas‖.

Nuestra contemporaneidad se articula a través de un intenso proceso de

individualización, donde la libertad, la autogestión, la autorresponsabilidad se

nos imponen. El individuo está sometido a elegir constantemente, a identificar

su interés individual en un proceso de autodeterminación obligada. El régimen

del neoliberalismo contemporáneo insiste en una promoción de las diferencias

y las singularidades60, que conlleva a hacer a cada individuo completamente

responsable del flujo continuo de sus elecciones.

La imbricación contemporánea entre ética y política posibilita que el gobierno

sea un ejercicio de administración de la libertad de los hombres: ―lo que estos

quieren hacer, lo que están interesados en hacer, lo que piensan hacer‖61. La

libre circulación del deseo del individuo es en esencia el campo de la ética. Un

gobierno que se ocupa de esta circulación es realmente muy eficaz, en tanto

reduce el gasto físico del poder, porque el gobierno neoliberal se produce en

torno al juego de regulación que tiene como condición necesaria la libertad del

individuo. Un gobierno apoyado en la libertad incrementa su rentabilidad, pues

59 Vasquez, Francisco. Empresarios de nosotros mismos. Biopolítica, mercado y soberanía en

la gubernamentalidad neoliberal. En: Ugarte, Javier (comp.) (2005). La administración de la vida. Barcelona: Anthropos. p 83. 60

Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad Líquida. Argentina: Fondo de Cultura Económica. 61

Foucault, Michel (2006). Seguridad territorio y población. Argentina: Fondo de cultura económica. p. 71.

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281

se ocupa de producir formas de subjetivación, formas que susciten el interés de

los hombres, que dejen hacer o faciliten acciones o conductas posibles; no

trata por lo tanto de coaccionar, limitar, prohibir o imponer por la fuerza

consideraciones políticas o creencias ideológicas.

Este nuevo horizonte biopolítico hace mucho más difícil percibir las formas de

incidir, influir, producir, intervenir sobre la vida, sobre las formas de

subjetivación contemporáneas. También muestra una mayor eficacia en el

ejercicio de gobierno, en tanto se apoya en la voluntad y compromiso de cada

individuo, quien en el ejercicio de su autonomía y desde su

autorresposabilización asume, ejerce, se somete, se propone un conjunto

diverso de tecnologías del yo.

Nuestro propósito ha sido visibilizar las relaciones de poder presentes en

nuestra contemporaneidad para que la bioética médica no se reduzca a ser

parte de las estrategias de gobierno neoliberal. La producción de juegos de

verdad sobre la relación del hombre con el cuerpo, con la salud y la

enfermedad, con las biotecnologías es una labor de gran importancia, pero

puede ser fácilmente incorporada por nuestras ideologías de gobierno,

facilitando, brindando fondos económicos para énfasis particulares de

investigación, fomentando publicaciones en torno a problemas de su interés,

convocando temáticas, apoyando perspectivas, globalizando formas comunes

del discurso bioético, favoreciendo una ética de mínimos que posibilita la

regulación de nuevos mercados internacionales, y paralelamente, dejando a un

lado, excluyendo otras formas del pensamiento bioético, para que no se

consoliden socialmente.

2.6 Los caminos de la biopolítica: ignorar hacia la muerte

Las biopolíticas neoliberales no reflejan los idearios del totalitarismo, en tanto

no establecen una lucha frontal contra una raza inferior o deficiente, o una

guerra interna hacia una raza considerada inferior. El gobierno neoliberal trata

de orientar la conducta, las acciones de los seres humanos, de forma tal que se

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282

fomente el desarrollo de algunos estilos de vida, de ciertas formas de vida, de

tendencias en los cuerpos y estructuras biológicas. Aquello que se incita,

fomenta o produce se hace porque se considera que son los estados más

adecuados para el desarrollo, la productividad y el mejoramiento de la masa

viviente en su conjunto. Los mecanismos de seguridad del pensamiento liberal

instituyen en la mentalidad de las colectividades situaciones, estados ideales

del cuerpo, del vínculo con el otro, de lo moral, basado en un cálculo de riesgos

que establece las conductas o actitudes que deben ser evitadas. Las formas de

vivir que se consideran ideales a alcanzar por la sociedad, se fundamentan

desde dispositivos de seguridad o campos epistémicos de vigilancia y

producción de saber, que proyectan socialmente, que se trasladan a través de

complejas redes mediáticas para ser introyectadas por individuos y

poblaciones, constituyendo finalmente una práctica coercitiva y no una práctica

de libertad.

El incremento de la desigualdad social genera la necesidad de un nuevo

paradigma político que pueda intervenir sobre las concepciones de justicia y

distribución de los recursos. Actualmente los comités de bioética hospitalaria

acompañan los análisis del médico para determinar las condiciones para elegir

o favorecer a individuos o comunidades en la asignación de tratamientos o

recursos biotecnológicos, decisiones de vida o muerte que reclaman la

autorresposabilidad del paciente, su emprendimiento, su compromiso

contractual con su recuperación y una serie de criterios inspirados en la moral

contemporánea: el ethos empresarial. Si un paciente no cumple con dichos

requerimientos será desplazado por otro que los cumpla y que sí tendrá acceso

al servicio médico especializado. Las sociedades modernas liberales, como

afirma Charlesworth, no deberían pretender orientar a los ciudadanos hacia

una moral bioética, determinada en particular por ideologías como la liberal y

por una economía racionalista orientada por la relación costo-beneficio62.

62 Charlesworth, Max (1996). La bioética en una sociedad liberal. Gran Bretaña: Cambridge. p.

10.

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283

Dentro del gobierno neoliberal, el anormal, el diferente deja de ser sometido a

intensos regímenes de disciplinamiento y normalización; simplemente se lo

deja morir o se lo rechaza hacia la muerte63. Esto es suficiente para que cada

individuo asuma responsablemente la vida que le corresponde, o poco a poco

desaparezca sin derramar sangre, sin ―hacer-lo morir‖ como fue tradicional en

la práctica de gobierno de la época clásica. Los comités de bioética médica no

son en principio espacios permanentes de la sociedad, operan ante los dilemas

que el sistema sanitario reconoce, ante las crisis que obstaculizan el flujo del

mercado sanitario: en temas como ciencia, tecnología y sociedad; códigos de

ética profesional; sociología de la medicina; relación profesional-paciente;

atención de la salud promoción y prevención; sexualidad; contracepción;

aborto; población; tecnologías reproductivas; genética, biología molecular y

microbiología; calidad ambiental; terapias en salud mental y neurociencias;

experimentación humana; órganos o tejidos artificiales y trasplantados; la

muerte y el morir; dimensiones política e internacional de la biología y la

medicina; derechos de los animales64. Campos de análisis establecidos para

que los comités de bioética médica intervengan desde necesidades

específicas, ajustando, regulando las problemáticas que obstaculizan la

prestación de los servicios médicos. Dejar morir no es obviamente un propósito

de la bioética, pero sí es una lógica de los sistemas actuales de gobierno. Esta

lógica se proyecta a la bioética, en la medida en que los protocolos, los

tecnicismos burocráticos, las jerarquías hospitalarias, el rechazo al

establecimiento de comités de bioética hospitalaria, los trámites del sistema

sanitario y en general los lineamientos de los planes de salud de un Estado

ejercen una dilatación de los procesos de vida y muerte que en muchos casos

conlleva a un ―dejar morir‖ al paciente. Desde un nivel político, las demandas

sociales de grupos poco reconocidos hacen que precisamente su falta de

visibilización permita al ejercicio de gobierno esperar a que la situación tienda a

encontrar una homeostasis, por la vía de la muerte, o dicho en otros términos

dejar morir; o bien por la vía del reconocimiento social que le permite al Estado

63 Foucault, Michel (1986). Historia de la sexualidad. Vol. II La voluntad de saber. México: Ed.

siglo XXI. p. 168 64

Véase anexo 1 clasificación de temas bioéticos, Kennedy Institute of Ethics.

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284

diseñar programas de intervención y acompañamiento a las comunidades

afectadas. Un caso que para muchos se ha convertido en paradigma de esta

intervención lo constituyen los heroinómanos en España, país que se ha

resuelto por su progresiva desaparición, en lugar de una intervención Estatal

oportuna.

Muchos comités de bioética funcionan ad honoren; sin embargo, sabemos que

los grandes recursos económicos se direccionan y gestionan ante necesidades

políticas específicas, asumidas por el Estado o por la empresa privada. Porque

la bioética en muchos casos debe trabajar sin recibir un reconocimiento

económico especifico, esto contribuye a un detrimento de los trabajos reflexivos

e investigativos en este campo. Sabemos que las investigaciones aunque

puedan tener de entrada sesgos, intereses y puntos de interpretación, son

condición para que un problema entre en el sistema de reflexión, análisis,

comunicación, intervención, toma de medidas y cuidados necesarios para

afrontar un problema social.

Paralelo a la producción de juegos de verdad instituidos por diversos campos

del saber, los gobiernos contemporáneos también hacen uso de la fuerza

bélica para controlar e intervenir aquello que sus dispositivos de seguridad

indica debe ser intervenido. Cabe preguntarse dentro de un panorama de

inmensos avances biotecnológicos, qué ocurrirá con las armas químicas,

biológicas y radioactivas, qué uso ―legítimo‖ encontrarán las cada vez más

desarrolladas armas de destrucción masiva. Reconocemos que a través de los

dispositivos de seguridad países de una amplia tradición liberal como los

Estados Unidos de Norteamérica, aún guardan dentro de sus múltiples

posibilidades de intervenir una faceta notoriamente despótica, racista y

totalitaria. La nefasta intervención del 6 de agosto de 1945 sobre Hiroshima y

Nagasaki donde fallecieron por lo menos 200.000 personas65; o la injustificada

65 The later nineteenth century obsession with degeneracy and race suicide and the strategies

of eugenics that spread from the United States to Japan and elsewhere in the first half of the twentieth century. Rose, Nicolás; Rabinow, Paul (2003) Thoughts on the concept of biopower today. Versión digital: http://www.lse.ac.uk/collections/sociology/pdf/RabinowandRose-BiopowerToday03.pdf (Consultado mayo de 2012).

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reciente invasión a Irak encabezada por los Estados unidos en marzo de 2003,

que tuvo el propósito de desarticular una supuesta producción de armas de

destrucción masiva, que nunca existió, en aras de la libertad se sometió a un

pueblo a vivir una total inestabilidad política, económica y social. El tema de la

seguridad y el terrorismo está a la orden del día, como espacio privilegiado de

emergencia de la nuda vida, pues bajo esta reelaborada forma de peligrosidad

se anula por completo toda forma de derecho humano, dejando por completo

expuesta la vida al ejercicio de los sistemas de poder predominantes.

La biopolítica es un fenómeno paradójico, pues de la misma forma en que ha

estado presente en la aplicación de los más arrasadores exterminios de la vida,

en propuestas biopolíticas eugenésicas y racistas, en complejos procesos de

exclusión y dominación del anormal. También la vemos operar en procesos que

a pesar de partir de la misma justificación de mejoramiento y optimización de la

vida biológica de los seres humanos, realmente contribuyen a que el cuerpo, la

salud y la vida encuentren mejores condiciones sociales para su existencia.

La bioética entonces puede justificar desde su propio discurso la manera en

que están racionalizadas las relaciones de poder en nuestra

contemporaneidad, o por el contrario puede visibilizar e interrogar los

fundamentos y las consecuencias prácticas que producen las formas de

racionalidad contemporáneas. Desarrollar una bioética diferente a la bioética

medica, la cual participa del proceso de medicalización de la vida y pensar

otros problemas ajenos a las aplicaciones sobre resolución de conflictos del

quehacer médico, es una tarea importante que permitirá al discurso bioético

tomar distancia de la bio-politización contemporánea.

La participación de la bioética médica en la producción de biopolíticas

contemporáneas, nos invita a mantener una prudente actitud crítica frente a sus

enunciados, recomendaciones y propósitos, tratando de pensar otras formas

posibles de sustentar una reflexión bioética. Las reflexiones del discurso

bioético médico orientan de manera concluyente, la relación que la sociedad

civil puede establecer con las nuevas biotecnologías y el mercado de la salud.

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En la medida en que se restrinja la participación y se deje todo en las manos de

los expertos en bioética médica, se estará imponiendo modelos preconcebidos

y ajenos a los intereses de las personas realmente involucradas en diversas

problemáticas. Para el campo de reflexión que dimensiona la bioética es muy

importante la posibilidad de articular una diversidad de valores, no tan solo una

matriz de principios, con la práctica, la formación y los usos de las tecnologías

aplicadas al ser humano y a las formas de vida conocidas.

Así las cosas, con esa fuerte alianza entre tecnocracia y mayoría política liberal, el proceso de legitimación, de las prácticas de que se trate, es prácticamente imparable. La búsqueda de argumentos lógicos es algo secundario, el proyecto avanza, a pesar de ser contradictorio o ambiguo en los razonamientos a favor, ignorando las argumentaciones en contra y recurriendo a cualquier tipo de manipulación que pueda otorgar una apariencia de racionalidad a lo que se pretende. El único límite es el que esta misma alianza se impone a sí misma, en función de la conveniencia del momento, de la sensibilidad social, etc. Estamos ante una bioética que no es ética simplemente en su modo de proceder66.

Consideramos entonces necesario construir nuevas propuestas bioéticas, que

superen la visión biologizante de la zoe, que caracteriza el discurso médico.

Sera necesario una reflexión filosófica sistemática sobre conceptos como la

vida, la salud, la felicidad, el bienestar, el error, la estética, la calidad de vida, la

función de los ideales en los albores del siglo XXI. Recordemos que dos

grandes filósofos de la contemporaneidad, dedicaron sus últimos textos

publicados antes de morir al tema de la vida, hablamos de GiIlles Deleuze y

Michel Foucault67. Estas reflexiones responden al problema de la politización

de la vida biológica de los seres humanos, a la crisis de la concepción de la

naturaleza humana, generada por las biopolíticas, por las biotecnologías y por

66 Ballesta, José (2006). Cuando la bioética queda sometida al poder del dinero o a la

ideología. Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. Roma. Versión digital en: http://www.zenit.org/article-22178?l=spanish (consultado mayo de 2012). 67 Deleuze, Gilles (1995). La inmanencia: una vida; Foucault Michel (1985). La vida: la

experiencia y la ciencia. En: Giorgi, Gabriel; Rodríguez, Fermín (comps.) (2008). Ensayos sobre Biopolítica. Paidós: Buenos Aires. Pág. 35-57.

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la gubernamentalidad neoliberal enfocada a producir, orientar y conducir la

libertad y la vida de los seres humanos. Brindar nuevas dimensiones, nuevas

significaciones, nuevas formas de pensar la vida, es una herencia, un horizonte

de trabajo, un campo de problematización para la filosofía contemporánea, una

invitación que pueden nutrir notoriamente la reflexión bioética.

Podemos participar en la construcción de otras formas de darle un lugar y un

reconocimiento a las particularidades del sujeto; de legitimar las múltiples

maneras de resistir las tendencias globalizantes, las biopolíticas, el gobierno

autoimpuesto de nosotros mismo. El discurso bioético puede participar en la

reconstrucción del concepto de una vida buena en nuestro contexto histórico

específico, sin economizarla, rentabilizarla, o pensarla con medio a fines al

instrumentalizarla, sin reducir la vida a sus funciones utilitarias. Será tal vez

posible no solo producir para el Otro (la cultura, la sociedad), sino para

nosotros, para ellos (los anormales, los diferentes, los excluidos), nuevas

maneras de introducir la solidaridad en el lazo social contemporáneo. Pudiendo

darle reconocimiento dentro de las posibilidades de la vida al error, a la

sencillez, a lo corriente, a la incapacidad, al azar, a lo aleatorio, a los estados

no ideales, sin el mejoramiento continuo impuesto por un sistema de

producción competitivo y autoexigente, demandante de un mejoramiento

continuo para ser reconocido en el sistema social. El arte de vivir, la alegría, la

formación de sí mismo por el deseo de vivir éticamente la propia vida, está en

oposición a la demanda de mejoramiento continuo de nuestros cuerpos, de

nuestros hábitos, impuesto por unas tácticas de gobierno neoliberales, que

producen las condiciones de existencia de nuestra libertad.

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Anexo 1. Clasificación de temas bioéticos (Kennedy Institute of Ethics)68

1. ETICA 1.1. ETICA FILOSÓFICA 1.2. ETICA RELIGIOSA 1.3. ETICA PROFESIONAL Y APLICADA 1. 3. 1. General 1. 3. 2. Negocios y ocupaciones 1.3. 3. Educación 1. 3. 4. Ingeniería 1. 3. 5. Gobierno 1.3. 6. Asuntos internacionales 1.3. 7. Periodismo 1. 3. 8. Derecho 1.3. 9. Investigación científica 1. 3.10 Trabajo social 2. BIOETICA 2. 1. General 2.2. Historia de la ética médica 2.3. Educación: Programas 3. FILOSOFIA DE LA BIOLOGIA 3. 1. General 3.2. Evolución y creación 4. FILOSOFIA DE LA MEDICINA, ENFERMERIA Y OTRAS PROFESIONES DE LA SALUD 4 1. General 4.1.1. Filosofía de la Medicina 4.1.2. Filosofía de la Enfermería 4.2. Concepto de salud 4.3. Concepto de salud mental 4.4. Calidad/valor de vida 5. CIENCIA, TECNOLOGIA Y SOCIEDAD 5. 1. General 5.2. Asesoramiento tecnológico 5.3. Control social de la ciencia y la tecnología 6. CODIGOS DE ETICA PROFESIONAL 7. SOCIOLOGIA DE LA MEDICINA 7. 1. General 7.2. Educación médica 7.3. Relación interprofesional 8. RELACION PROFESIONAL-PACIENTE 8. 1. General 8.2. Veracidad 8.3. Consentimiento informado 8.3. 1. General 8.3.2. Consentimiento para el tratamiento de menores 8.3.3. Consentimiento para terapias inusuales o de alto riesgo 8.3.4. Derecho a rechazar el tratamiento 8.3.5. Proyectos, leyes y casos 8.4. Confidencialidad 8.5. Mala praxis 9. ATENCION DE LA SALUD 9. 1. General

68 Clasificación de temas bioéticos, Kennedy Institute of Ethics. Citado en: Mainneti, José

(2002). Bioética sistemática 1. Versión digital http://www.elabe.bioetica.org/41.htm (Consultado en mayo de 2012).

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9.2. Derecho a la atención de la salud 9.3. Costo de la atención de la salud 9.4. Distribución de recursos en atención de salud 9.5. Programas de atención de la salud para enfermedades o grupos particulares 9.5. 1. General 9.5.2. Ancianos 9.5.3. Discapacitados 9.5.4. Menores 9.5.5. Mujeres 9.6. Calidad en la atención de la salud 9.7. Industria farmacéutica 10. SEXUALIDAD 11. CONTRACEPCIÓN 11.1. General 11.2. Disponibilidad de contraceptivos para menores 11.3. Esterilización 11.4. Fracaso de la contracepción/nacimiento por error 12. ABORTO 12. 1. General 12.2. Diversas posiciones 12.3. Aspectos morales y religiosos 12.4. Aspectos legales 12.4.1. General 12.4.2. Intereses de la mujer/el feto/el padre 12.4.3. Intereses del personal e instituciones de salud 12.4.4. Proyectos, leyes y casos 12.5. Aspectos sociales 12.5.1. General 12.5.2. Estudios demográficos 12.5.3. Consejo de aborto 13. POBLACIÓN 13.1. General 13.2. Crecimiento demográfico 13.3. Políticas de población 14. TECNOLOGIAS REPRODUCTIVAS 14.1. General 14.2. .Inseminación artificial 14.3. Predeterminación del sexo 14.4. Fertilización in vitro y transferencia de embriones 14.5. Clonación 14.6. Bancos de esperma, óvulos o embriones 15. GENETICA, BIOLOGIA MOLECULAR Y MICROBIOLOGIA 15. 1. General 15.2. Consejo genético y diagnóstico prenatal 15.3. Cribado genético 15.4. Terapia genética 15.5. Eugenesia 15.6. Conductas genéticas 15.7. Riesgos biológicos de la investigación genética 15.8. Patentes de organismos 15.9. Sociobiología 16. CALIDAD AMBIENTAL 16. 1. General 16.2. Energía nuclear 16.3. Salud ocupacional 17. TERAPIAS EN SALUD MENTAL Y NEUROCIENCIAS 17.1. General 17.2. Psicoterapia 17.3. Condicionamiento operante

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17.4. Psicofarmacología 17.5. Estimulación eléctrica del cerebro 17.6. Psicocirugía 17.7. Compromiso civil involuntario 17.8. Derechos de los internados al tratamiento 18. EXPERIMENTACION HUMANA 18. 1. General 18.2. Pautas políticas 18.3. Consentimiento informado 18.4. Investigación de la conducta 18.5. Investigación de sujetos o grupos particulares 18.5. 1. General 18.5. 2. Niños 18.5.3. Mujeres embarazadas 18.5.4. Fetos 18.5.5. Prisioneros 18.5.6. Discapacitados mentales 18.5.7. Ancianos y pacientes terminales 18.5.8. Personal militar y de gobierno 18.5.9. Extranjeros y nacionales 18.6. Control social 19. ORGANOS O TEJIDOS ARTIFICIALES Y TRASPLANTADOS 19.1. General 19.2. Corazón 19.3. Riñón 19.4. Sangre 19.5. Donación de órganos y tejidos 19.6. Asignación de órganos y tejidos 20. LA MUERTE Y El MORIR 20. 1. General 20.2. Definición o determinación de la muerte 20.2.1. General 20.2.2. Proyectos, leyes y casos 20.3. Actitudes ante la muerte 20.3. 1. General 20.3.2. Personal sanitario 20.3.3. Familia 20.3.4. Educación sobre la muerte 20.4. Cuidado del paciente moribundo 20.4.1. General 20.4.2. Cuidado del niño moribundo 20.5. Prolongación de la vida y eutanasia 20.5. 1. General 20.5. 2. Autorización para la muerte de niños 20.5. 3. Proyectos, leyes y casos 20.6. Pena capital 20.7. Suicidio 21. DIMENSIONES POLITICA E INTERNACIONAL DE LA BIOLOGIA Y LA MEDICINA 21.1. General 21.2. Guerra 21.3. Armas químicas y biológicas 21.4. Tortura 21.5. Alimentación forzada de prisioneros 21.6. Migración internacional de médicos 22. DERECHOS DE LOS ANIMALES 22.1. General 22.2. Experimentación con animales 22.3. Producción de animales.

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Anexo 2 La Genética en la legislación69

ESPAÑA

Si bien Francia es quien establecía las penas más duras, es España el país legalmente más

avanzado en esta materia. La Constitución de 1978 que inició el período democrático español

ya protege de los valores necesarios en relación con las implicaciones jurídicas de los

biomédicos o en la actividad legislativa sobre este tema.

La ―Ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida‖ de 1988 prohibió por primera vez en el

mundo (como hemos dicho, España está a la cabeza de la legislación sobre genética) la

creación de seres humanos (¡o incluso razas!) por clonación.

La ley 35/1988 de 22 de diciembre sobre‖Técnicas de Reproducción Asistida‖ prohíbe en su

artículo 3º la fecundación de óvulos para cualquier fin distinto de la procreación humana.

El artículo 8º de la ley 42/1988 de 28 de diciembre sobre ―Donación de Embriones y Fetos

Humanos o de sus células, tejidos u órganos‖ permite sólo la manipulación de embriones, fetos

o material genético humano con fines diagnósticadores de enfermedades genéticas (ya sea

para evitar su transmisión o para tratarlas o conseguir la curación). Entre los fines terapéuticos,

destaca principalmente seleccionar el sexo en caso de enfermedades ligadas a los

cromosomas sexuales y especialmente al cromosoma X, (trata de evitar en nacimiento de

niños con malformaciones).

El nuevo Código Penal español, en los artículos 159 y 161 del Título V del libro II de la ley

orgánica 10/1995 de 23 de noviembre, considera delito estas prácticas:

El artículo 159 castiga con penas de entre 2 y 6 años la alteración del genotipo con una

finalidad distinta a la de evitar enfermedades graves.

El artículo 161 ―Serán castigados con penas de prisión de 1 a 5 años e inhabilitación especial

para empleo o cargo público, profesión u oficio quienes fecunden óvulos humanos con

cualquier fin distinto de la procreación humana.

Con la misma pena se castigará la creación de seres humanos idéntico por clonación u otros

procedimientos dirigidos a la selección de la raza‖. Parece curioso el hecho de que las penas

aplicables a los "manipuladores genéticos" sean semejantes a las que se aplicarían a cualquier

delincuente callejero, pero así lo han establecido los textos legales.

Trataremos de establecer ahora una panorámica general, tanto en países individulizados, como

en el marco de la Unión Europea.

ALEMANIA

Apartado 6º de la ―Ley sobre Protección de Embriones‖ del 13 de diciembre de 1990 aprobada

por el Parlamento federal: ―Quien artificialmente produzca que se genere un embrión humano,

69 La genética en la legislación y en el derecho de varios Estados (2000). Universidad de la

Coruña. Versión digital en: http://www.oocities.org/genetica2000/ius.htm (Consultado en mayo de 2012).

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feto ser humano o persona muerta, será sancionado con pena privativa de libertad de hasta

cinco años o con pena de multa. Será sancionado del mismo modo quien transfiera a una

mujer un embrión al que se refiere el párrafo 1º. La tentativa es punible‖ Es destacable la

intervención de Juergen Ruettgers, ministro de investigación de ese país, subrayando los

límites éticos que deben imperar incluso a nivel mundial.

AUSTRALIA

Es una Federación: por tanto la regulación y control sobre la biotecnología es competencia de

cada estado. Hay un diferente nivel de desarrollo en cada estado respecto a la legislación

sobre el tema: los más avanzados ya han prohibido la clonación.

FRANCIA

Actualmente, Francia es el país más duro en la penalización de la clonación. Remitámonos a

textos legales para comprobarlo: Artículo 511-1 de la sección 1ª, referente a la ―Protección de

la Especie Humana‖, del artículo 9º del capítulo II de la Ley nº 94-653 del 29 de julio de 1994

relativa al ―Respeto del cuerpo humano‖: ―Se castigará con pena de veinte años de reclusión la

aplicación de una práctica eugenésica dirigida a la organización de la selección de las

personas‖

Artículo 511-17 de la sección 3ª referente a la ―Protección del Embrión Humano‖, de la misma

ley: ―Se castigará con pena de siete años de prisión y 700.000 francos de multa la concepción

in vierto de embriones humanos con fines industriales o comerciales‖

Artículo 511-18 se castigará con la misma pena ―La concepción de embriones humanos con

fines de investigación o experimentación‖

CANADÁ

El ministerio federal de salud de este país americano pidió, en julio de 1995, que se iniciara una

moratoria voluntaria para nueve prácticas biológicas (entre ellas la clonación y la terapia

genética germinal.

DINAMARCA

Está permitida la investigación con el fin de controlar la esterilidad, estando prohibidas tanto la

clonación como la terapia genética germinal (sancionadas, además con penas de prisión).

Para regular las prácticas citadas se ha nombrado o un Comité de Ética Científica.

NORUEGA

El Parlamento noruego aprobó precozmente por 88 votos contra 2 una ley que prohíbe la

clonación humana.

Una visión distante podría llamarnos a engaño, pero Noruega ya estaba, en cierta medida,

protegida contra este tipo de prácticas:

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293

Artículo 3º del capítulo 3 sobre ―Investigación sobre Embriones‖ de la ley 56 del 5 de agosto de

1994 ―Sobre las Aplicaciones Biotecnológicas en Medicina‖: Se prohíbe la investigación sobre

óvulos fecundados. Toda persona que contravenga deliberadamente esta ley será castigada

con multa o privación de libertad de hasta tres meses‖.

INGLATERRA El país anglosajón ha creado una Comisión Asesora en Genética Humana, La actual

prohibición de la clonación humana no parece muy estable ni da garantías de la seguridad

jurídica deseable (ley de ―Fertilización Humana y Embriología‖ de 1 de noviembre de 1990,

aprobada por el Parlamento ese año). Por el artículo 3º de esa ley, queda prohibido: ‖Sustituir

el núcleo de una célula de embrión por el núcleo extraído de una células de persona alguna, ya

se trate del embrión o de su desarrollo posterior ―Ha suscitado la reacción de insignes figuras

en el campo, como Sheila McLean l, profesora de leyes y ética en la Universidad de Glasgow.

ESTADOS UNIDOS

El 4 de marzo de 1997 el presidente Bill Clinton reclamaba a la Comisión Nacional Asesora en

Bioética un estudio alrededor de las posibles implicaciones del descubrimiento de los

investigadores escoceses. El 7 de marzo EE.UU. decidió prohibir la concesión de fondos

públicos para investigaciones relacionadas con la clonación pidiendo, en una alocución

televisiva, al sector privado una demora voluntaria en clonación humana hasta obtener las

conclusiones de la Comisión solicitada por Clinton. Estas llegaron en junio de ese mismo año:

la Comisión pide que se apruebe una ley que prohíba la clonación humana, razonándolo así:

―En este momento es moralmente inaceptable intentar crear un niño por clonación, ya sea en el

sector público o en el privado, en unidades de investigación o clínicas‖. La Comisión propuso,

además, que mientras que no se apruebe una ley se debe mantener la negativa de fondos

federales establecida. Al día siguiente de este dictamen, Clinton propone al Congreso la

aprobación de una legislación para prohibir por cinco años la clonación humana ("Es

inaceptable desde el punto de vista moral", decía). La citada ley prohibiría la clonación humana

en cualquier laboratorio, pero no la clonación animal ni de células humanas. En octubre de

1997 la Federación de Sociedades Americanas de Biología Experimental se ha impuesto una

demora voluntaria de cinco años sobre la clonación humana. En la misma época, Peter Wilson,

gobernador de California, dictó una ley paralizadora de las prácticas de clonación durante cinco

años, con multas altísimas para los infractores.

EUROPA El Parlamento Europeo (PE) resolvió en el artículo 41 del 16 de Marzo de 1989, al comprender

la posibilidad de la clonación humana: ―La prohibición bajo sanción es la única reacción viable

a la posibilidad de producir seres humanos mediante clonación, así como con respecto a los

experimentos que tengan como fin la clonación de seres humanos‖.

En el informe Rothley, que estaba anexo a la decisión, se reiteraba: ―...se prohibieran todos los

experimentos que tengan como fin la clonación de seres humanos‖. De todos modos la UE

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(Unión Europea) sólo puede abordar la materia de forma indirecta ya que la prohibición de

estas prácticas sólo es posible por decisión de cada estado miembro de la UE. Por esto en

marzo, en cuanto se conoció la noticia de la oveja Dolly, el PE hizo un llamamiento a todos los

estados miembros para que prohibiesen en sus respectivos ordenamientos jurídicos nacionales

la clonación humana. Jacques Santer, presidente de la Comisión, pidió a los servicios del

ejecutivo un estudio de las ―garantías éticas‖ que ofrecían los experimentos del equipo

escocés, mientras que los socialistas alemanes pedían en Bruselas una moratoria

internacional.

El 4 de abril de ese mismo año los 40 piases miembros recibieron la propuesta del Consejo de

Europa encaminada a obtener su firma y aceptación de la ―Convención Europea sobre

Derechos Humanos y Biotecnología‖ que se celebraba en Oviedo. Este convenio en su artículo

1º establece que: ―Las partes en el presente convenio protegerán al ser humano en su dignidad

y su identidad y garantizarán a toda persona, sin discriminación alguna, el respeto a su

integridad y a todos sus demás derechos y libertades fundamentales con respeto a la

aplicación de la biología y la medicina‖.

España, al igual que otros 20 países miembros, firmó este convenio. 19 no lo hicieron. También

en esta Convención de Oviedo se llevó a cabo un ―Protocolo de clonación‖ que abrió el 12 de

enero de1998 la reunión del Consejo de Europa celebrada en París. Este protocolo fue firmado

por 19 estados (los firmantes del Convenio con la exclusión de Lituania, Eslovaquia y Países

Bajos). Uno de los puntos a resaltar es: ―Se prohíbe cualquier intervención que tenga por objeto

crear un ser humano genéticamente idéntico a otro, ya sea vivo o muerto. A los efectos de este

artículo la expresión ser humano genéticamente idéntico a otro ser humano significa compartir

con otro la misma carga nuclear genética‖. El protocolo prohíbe la clonación humana en

general y en sí misma, la clonación de embriones humanos aún en el caso de que los fines

fueran de investigación o terapéuticos. Hay que resaltar que, sin embargo, no afecta ni a la

clonación de células o tejidos que en el futuro pudieran tener aplicaciones terapéuticas.

Otro dictamen en contra de la clonación humana es el redactado por el Grupo Asesor sobre

Aspectos Éticos de biotecnología de la Comisión de las Comunidades Europeas en

Ámsterdam: ―Las consideraciones de instrumentalización y de eugenesia hacen a la clonación

éticamente inaceptable. Además, dado que estas técnicas entrañan un aumento de riesgos

potenciales, la seguridad constituye otra objeción ética. A la luz de estas consideraciones, debe

prohibirse cualquier intento de producir un individuo humano genéticamente idéntico a través

de la sustitución nuclear de las de las células de un adulto o de un niño‖. Finalmente es en

septiembre cuando por fin el PE aprobó la prohibición de patentes para cualquier método de

clonación de seres humanos siguiendo la línea coherente que hemos tratado de reconstruir

lingüísticamente. Sea como sea, hemos de comprender que el PE no tiene competencias para

poder establecer prohibiciones a nivel estatal en cada nación: tiene que limitarse que limitar a

retirar a los métodos de clonación cualquier beneficio que pueda venir derivado de la propiedad

intelectual.

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Anexo 3 Años decisivos para la historia de la medicina del siglo XX: 1900 a 199370

1900 Sigmund Freud publica La interpretación de los sueños, con la que se inaugura el psicoanálisis 1901 Kark Landsteiner descubre los tres grupos sanguíneos 1902 Sir Alexis Carrel publica sus descubrimientos acerca de nuevas técnicas de sutura vascular terminoterminal y terminolateral. Serán decisivos para la futura cirugía de trasplantes. Recibirá el Premio Nobel en 1912 1903 Einthoven sienta las bases de la electrocardiografía moderna El fisiólogo ruso Iván P. Pavlov da a conocer sus investigaciones sobre el reflejo condicionado 1906 Ramón y Cajal y Golgi reciben el Premio Nobel por sus trabajos acerca de la estructura histológica del sistema nervioso El patólogo alemán I. Aschoff y su colaborador japonés S. Tawara describen el sistema de conducción de los estímulos cardíacos 1908 Hardy y Weinberg formulan la ley que lleva su nombre, fundamento de la genética de poblaciones 1911 Muere Francis Galton, creador de la «ciencia de la mejora de la raza humana», bautizada por él con el nombre de Eugenesia Bleuler introduce el término esquizofrenia, en sustitución del de «demencia precoz», acuñado por Kraepelin en 1896 1912 Conrad Ramstedt propone una nueva técnica operatoria para lactantes con estenosis pilórica 1918 William Henry Howell (EE.UU.) describe la acción antitrombótica de la heparina K. Landsteiner sienta las bases de la inmunología moderna 1919 Se instala el primer banco de sangre en el Instituto Rockefeller de Nueva York (EE.UU.) 1920 Herrick, Smith y Pardee definen los signos electrocardiográficos del infarto de miocardio. Los signos clínicos descritos por Herrick datan de 1912 Comienzan a abrirse grandes hospitales en Europa y América con las características de los centros sanitarios modernos. Se inicia la era hospitalaria de la medicina 1922 J. A. Sicard y J. E. Forestier realizan la primera flebografía, broncografía y mielografía con contraste de lipiodol 1926 inicio de la producción industrial de la insulina, aislada por Banting y Best en 1921 1928 Papanicolaou introduce la técnica de la citología vaginal para diagnóstico de cáncer de útero 1929 Forsman realiza el primer cateterismo cardíaco. Lo lleva a cabo en sí mismo y se limita a las cavidades derechas Primeras aortografías (traslumbares) por R. dos Santos H. Berger: electroencefalografía Ogino y Knaus desarrollan el método de cálculo de días fértiles que lleva su nombre 1931 El físico alemán Ruska inventa el microscopio electrónico 1932 Schindler desarrolla el gastroscopio flexible 1934 El Spiropulsator de Frenckner inicia la era moderna de los respiradores artificiales. Sus bases habían sido establecidas por el ingeniero norteamericano Philip Dinker en 1929, constructor del «pulmón de acero». Los aparatos experimentarán un gran avance durante las epidemias de polio posteriores a la Segunda Guerra Mundial 1935 Egas Moniz y Almeida Lima realizan en Lisboa la primera lobotomía. Se inicia la psicocirugía Gerard Domagk describe la acción antibacteriana de las sulfamidas. La primera será comercializada por Bayer con el nombre de Prontosíl. Domagk recibirá el Nobel en 1939 Speman recibe el Premio Nobel por sus decisivas aportaciones en el campo de la embriología experimental 1937 Los médicos italianos Cerletti y Bini introducen la terapia electroconvulsiva

70 Teulón, Albarracín. Editor (1987). Historia de la Enfermedad. Madrid: Saned; Entralgo, Laín.

Editor (1975). Historia Universal de la Medicina. Barcelona: Salvat. vol. 7; Entralgo, Laín (1978) Historia de la Medicina. Salvat. Barcelona; Schott, H. Editor (1993). Crónica de la Medicina. Plaza y Janés. Barcelona.

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1940 Küntscher presenta su nuevo método de tratamiento de las fracturas diafisarias usando clavos intramedulares en el Congreso de Cirugía Alemana (Colonia). El procedimiento, que inicialmente contó con muchas resistencias, se generalizará a partir de 1944 1941 Comienza la producción industrial de la penicilina, descubierta por Fleming en 1928. Inicio de la era antibiótica 1942 Vaksman aísla la estreptomicina, que revolucionará el tratamiento de la Tuberculosis Dussik aplica los ultrasonidos a la medicina. Realiza la primera ecografía (tumor cerebral) 1944 Avery, McLeod y McCarty identifican al ADN como el material hereditario. El cirujano Blalock y la cardiólogo infantil Taussig desarrollan las técnicas quirúrgicas destinadas a solucionar las cardiopatías congénitas infantiles con shunt derecha-izquierda («niños azules») 1945 Goodman introduce la mostaza nitrogenada, primer quimioterápico. Riley pone a punto la determinación directa en sangre de la pO2 y pCO2. 1946 El Medical Research Council del Reino Unido inicia, bajo los auspicios de Sir A. Bradford Hill, un estudio sobre la eficacia de la estreptomicina en el tratamiento de la tuberculosis. Será el primer ensayo clínico controlado y aleatorizado de la historia. Sus resultados se publicarán en 1948 1947 Sheldon Reed propone el término «consejo genético», en sustitución del de «higiene genética» 1948 Bailey y Brock desarrollan sendas técnicas quirúrgicas para solventar la estenosis mitral («comisurotomía» y «valvulotomía»). Se inicia con ellos la era de la cirugía cardíaca valvular 1949 Nelson y Mayer desarrollan la detección de anticuerpos en suero para diagnosis de la sífilis, y Hinton la técnica cardiolipina-lecitina Barr describe el corpúsculo cromatínico que lleva su nombre y que identifica al sexo femenino Weller, Robins y Ender desarrollan los cultivos celulares para virus. Este hecho marca la aparición de la virología moderna 1950 Keidel et al inician la ecocardiografía. Será desarrollada en los años sesenta por Eddler et al 1952 Bevis realiza una amniocentesis para estudio de la eritroblastosis fetal. Inicio del diagnóstico prenatal Los psiquiatras franceses Delay y Deniker comienzan a utilizar la clorpromacina para tratar pacientes psicóticos. Comienza la era de los psicofármacos La epidemia de poliomielitis que tiene lugar en Dinamarca induce la aparición de la primera Unidad de Cuidados Intensivos Generales. En los EE.UU., las primeras unidades de cuidados intensivos multidisciplinarios –es decir, para todo tipo de enfermos– se abrirán en 1958 en los Hospitales de Baltimore y Pittsburgh (EE.UU.) 1953 Watson y Crick formulan la hipótesis de la estructura en «doble hélice» del ADN. Nacimiento de la biología molecular Salk obtiene la vacuna contra la poliomielitis mediante inactivación del virus con formalina Seldinger desarrolla el cateterismo aórtico retrógrado con sonda de plástico Gibbon introduce la circulación extracorpórea en la cirugía cardíaca. Junto con las técnicas de hipotermia, ideadas por McQuiston en 1948, y con las de la parada electiva con citrato potásico desarrollada por Melroso en 1955, constituirán la piedra angular de la cirugía cardíaca. Todo ello permitirá operar a corazón parado, abierto y seco La síntesis de derivados de la hidrocortisona de mayor potencia que ésta (prednisona y prednisolona) completa el arsenal terapéutico corticoide. El proceso se había iniciado en 1936 con la síntesis de la desoxicorticosterona (Reichstein), y continuado en 1942 con la de la cortisona (Sarret, Kendall et al) y 1950 con la de la hidrocortisona (Wendler) 1954 Merrill et al realizan el primer trasplante de órganos. Se trata de un trasplante de riñón entre gemelos vivos Los trabajos de Hertig, Rock et al en el Carnegie Institute de Washington DC (EE.UU.) van a permitir completar el conocimiento morfológico de todas las fases del desarrollo embrionario. Se concluye así la embriología descriptiva 1955 Martin y Chabbert desarrollan la técnica del antibiograma por difusión de discos en placas Síntesis del ARN por S. Ochoa. Recibirá el Premio Nobel en 1959 El meprobamato inaugura el campo de los tranquilizantes menores 1957 El fisiólogo norteamericano Skeggs inventa un aparato automático para realizar análisis de parámetros bioquímicos en sangre. Se abre la era moderna de los análisis clínicos automatizados La introducción por Novello y Sprague del diurético clorotiazida va a consolidar la terapéutica de la hipertensión arterial, ya iniciado en 1952 con la reserpina. No habrá nuevas aportaciones hasta el lanzamiento del propranolol por la ICI británica en 1964 1958 Crick formula el Dogma Central de la Biología Molecular: «La información genética fluye del ADN al ARN, y de éste a las proteínas» Los cirujanos suecos Senning y Elmquist implantan el primer marcapasos cardíaco interno Donald, un ginecólogo británico de Glasgow, publica en

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Lancet las primeras imágenes fetales intraútero obtenidas por ecografía. Se abre el campo de la ecografía obstétrica y ginecológica El hematólogo francés Jean Dausset describe el Sistema HLA (Human limphocyte antigen) Mathé et al (Francia) realizan el primer trasplante de médula ósea 1959 Oppenheimer e Ishihama demuestran la eficacia y seguridad del DIU Jérôme Lejeune identifica la trisomía 21 como el genotipo del síndrome de Down Mollaret y Groulon describen un tipo de coma irreversible que denominan «coma depassé». Será el antecedente de los criterios de muerte cerebral 1960 La puesta a punto por Scribner, Dillard y Quinton de la técnica del shunt arteriovenoso permite mejorar sustancialmente la práctica de la hemodiálisis, cuyo primer aparato («riñón artificial») había sido construido por Kolff en 1943. A partir de 1960 se irán introduciendo unidades de diálisis en la mayoría de los hospitales. El centro pionero será el de Seattle (WA, EE.UU.) Se autoriza en los EE.UU. la primera píldora anticonceptiva, desarrollada por el biólogo Pincus Kouwenhoven, Jude y Knickerbocker publican en JAMA un artículo donde describen las técnicas de masaje cardíaco a tórax cerrado combinado con respiración boca a boca como forma de mantener las constantes vitales temporalmente. Se establecen así los principios fundamentales de la reanimación cardiopulmonar (RCP). Más tarde Safar et al integrarán los pasos A, B, C, D y E. El primer protocolo estandarizado de RCP será el publicado por la American Heart Association (AHA) en 1966 1961 Se abre en Seattle (WA, EE.UU.) la primera «Clínica del Dolor», precursora de las modernas unidades del dolor 1962 Se abren en los EE.UU. las primeras Unidades de Cuidados Coronarios de la historia, por Brown y MacMillan en el Toronto General Hospital, Day en el Bethany Hospital de Kansas y, por último, por Meltzer y Kitchell en el Pennsylvania Medical Center Se comienza a distribuir la vacuna oral de Sabin contra la poliomielitis 1963 La introducción de la azatioprina va a facilitar el control del rechazo inmunológico de los órganos. Se inaugura así la era de los trasplantes de órganos de cadáver 1967 Barnard realiza el primer trasplante de corazón Starzl lleva a cabo el primer trasplante de hígado con una supervivencia significativa (13 meses) Cecily Saunders crea el Sant Cristopher Hospice, cuna de los cuidados paliativos Blumberg et al identifican al Antígeno Australia –descubierto por ellos en 1965– como el antígeno de superficie de la hepatitis B Favaloro realiza la primera operación de bypass aortocoronario en la Cleveland Clinic de Ohio (EE.UU.) con vena safena del paciente 1968 El Comité Ad Hoc de la Universidad de Harvard establece los primeros criterios de muerte cerebral Sell y Asofsky identifican definitivamente al linfocito como la célula clave de todo el sistema inmunitario 1971 Paul Berg obtiene la primera molécula de ADN recombinante por unión de los ADN de virus SV-40 y del fago Lambda. Con ello inicia la era de la ingeniería genética. Recibirá el Premio Nobel en 1980 1972 G. Hounsfield describe y pone en práctica la tomografía axial computarizada (TAC) Jennet y Plum proponen el término de «estado vegetativo persistente» para describir a los pacientes en coma irreversible que no cumplen todos los criterios de muerte cerebral 1975 La Organización Mundial de la Salud declara consumada la erradicación total de la viruela 1977 Sanger y Coulson publican en la revista Nature la primera secuenciación completa del ADN de un virus (el fi-X-174). Sanger recibirá en 1980 su segundo premio Nobel por el desarrollo de las técnicas de secuenciación del ADN. El Primero había sido en 1958 por la secuenciación de la insulina 1978 Steptoe y Edwards traen al mundo a la niña Louise Brown, primer ser humano obtenido por fecundación in Vitro Un grupo de investigadores del City of Hope National Medical Center Los Angeles (EE.UU.) obtiene insulina humana de bacterias modificadas por ingeniería genética 1979 Arber, Nathans y Smith reciben el Premio Nobel por el desarrollo de las enzimas de restricción, que permiten fragmentar el ADN 1980 Se generaliza (Rodeck et al) la fetoscopia, forma de diagnóstico prenatal por acceso directo al feto Se introduce en la práctica la ciclosporina A, descubierta en 1972. Este inmunodepresor constituirá desde este momento la piedra angular de las terapias antirrechazo En la Clínica Universitaria de Munich (Alemania) se realiza el primer tratamiento de litotricina renal

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1981 Se describen en los EE.UU. los primeros casos de sida Se pone a punto la técnica de la resonancia magnética nuclear (RNM) La Universidad de Stanford (CA, EE.UU.) realiza los primeros trasplantes de pulmón y corazón con buena supervivencia. Ya había sido realizado por Cooley en 1968, sin buenos resultados Se inicia la cirugía fetal. Los primeros casos son uropatías obstructivas e hidrocefalias 1982 Tiene lugar el primer intento legal del implante de corazón artificial por el equipo quirúrgico de De Vries y de R. Jarvik Philibert et al desarrollan la píldora abortiva RU-486 (mifepristona) en los laboratorios de la Roussel-Uclaf. Será autorizada en Francia en 1988 en medio de una gran polémica 1983 Montagnier et al del Instituto Pasteur de París descubren que el sida es producido por un retrovirus que actualmente conocemos con el nombre de VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) En Gran Bretaña y los EE.UU. comienza a realizarse un nuevo método de diagnóstico prenatal: la biopsia de vellosidades coriónicas 1984 Se implanta un corazón de babuino a una niña (Baby Fae) con una cardiopatía congénita. Se inicia la era de los xenotrasplantes Nace Zoe Leyland (Australia), tras haber estado 2 meses congelada en estado embrionario antes de ser transferida al útero de su madre Se conocen los primeros casos de maternidad subrogada o de alquiler 1985 Mullis, Faloona, Saiki et al ponen a punto la técnica de la amplificación del ADN por la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) que permite mejorar sustancialmente la eficacia y aplicaciones de las técnicas de secuenciación del ADN: screening genético, huella genética y determinación de la paternidad, investigaciones forenses, etc. 1987 Comienzan simultáneamente en varios países (México, Cuba, China, EE.UU., Suecia, Gran Bretaña y Canadá) los primeros trasplantes de células fetales para el tratamiento del Parkinson Se generalizan los trasplantes de riñón y corazón usando fetos anencefálicos mantenidos vivos artificialmente como donantes Las primeras experiencias del uso de anencefálicos para trasplante son de 1968, pero tenían carácter experimental y usaban fetos muertos 1988 El National Institute of Health (EE.UU.) lanza, bajo la dirección de J. Watson, el Proyecto Genoma Humano D. Grant (Canadá) realiza el primer trasplante exitoso conjunto de hígado e intestino delgado Orrego et al ponen a punto la técnica de secuenciación del ADNmt como sistema de determinación del parentesco por vía materna 1990 Blaese y Anderson efectúan la primera terapia génica en una paciente afectada de deficiencia de ADA 1992 Starzl (EE.UU.) realiza el primer trasplante de hígado de babuino a un ser humano 1993 Se realiza la primera clonación conocida de embriones humanos. Tiene lugar en la George Washington University (EE.UU.)

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