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Su provincia fue el mundo...La contribucin de Franz Boas a la Antropologa Cultural

"...LA NOCIN de que era un hroe mtico, de esos que aparecen en los folklores aborgenes, un portador de luz en el reino de las tinieblas, le result insoportable, as me lo manifest en nuestra correspondencia..." Estas lneas escritas por el antroplogo Robert Lowie, referentes a su maestro Franz Boas, traslucen, sin embargo, y en forma inequvoca, la ubicacin significativa que le cupo a ste en el desarrollo histrico de la antropologa cultural. Otra de sus discpulas dilectas, Ruth Benedict, fue an ms categrica al afirmar que Boas hall la antropologa hecha un haz de acertijos dislocados y la dej transformada en una disciplina seria donde las teoras deben someterse invariablemente a la experimentacin y validacin. Franz Boas naci en Minden, Westfalia, en 1858 y estudi fsica, matemticas y geografa en las universidades de Heidelberg, Bonn y Kiel. Se doctor en esta ltima y habra de ser tambin en esta casa de estudios ya desvirtuada por el totalitarismo nazi donde en 1933 se quemaran sus libros, en plena demostracin de fanatismo oscurantista. En una era de auge y expansin de las ciencias fsiconaturales y en la cual el conocimiento del hombre pareca haber quedado relegado y sujeto a la incertidumbre de mtodos de escasa contabilidad, o en el mejor de los casos a las imitaciones hbridas de las premisas de las ciencias mencionadas en primer trmino, Boas se consagr sin reservas al estudio del hombre y en particular a la antropologa. No tardara en convertirse en una de las figuras claves de todos los estudios sobre la cultura humana que acontecieron en nuestro siglo. Su presencia en los Estados Unidos en las Universidades de Clark y Columbia ejerci una influencia dominante a la que no pudieron sustraerse los cultores de esta novsima ciencia. Con todo, Boas no puede ser entendido como el iniciador de una nueva escuela. Sus escritos, asstemticos y ridos, no presentan una corriente consistente que mereciese ese calificativo de 'escuela' o 'teora'. No las hubo tales, y su insistencia en el relativismo cultural y reconstruccionismo histrico fueron en rigor normas destinadas a guiar los trabajos de campo. La trascendencia de Boas debise en cambio a sus contribuciones instrumentales, a los criterios operativos de investigacin que introdujo. Es que Boas fue el gran metodlogo de la antropologa, llamado a abrir rutas de anlisis penetrante y horizontes insospechados. Como tal, Boas rescat a la antropologa de los devaneos superficiales y la integr con todos los honores en el esquema de las ciencias del hombre.En un comienzo Boas experiment la influencia del determinismo geogrfico-ecolgico de Friedrich Ratzel. El clima, el paisaje, los recursos de subsistencia plasmaran de acuerdo con este enfoque conceptual, la idiosincrasia de la existencia humana, la trama de las relaciones interpersonales, la presencia de determinados elementos de cultura material y en suma la propia cosmovisin de cada cultura. No resta duda alguna que las caractersticas ambientales gravitan sensiblemente sobre la vida econmica y la distribucin ecolgica de las poblaciones. En islas como las Marquesas, la pobreza crnica de alimentos obligaba a recurrir al infanticidio femenino como pauta cultural para contrarrestar las tendencias hacia la superpoblacin. La estructura social toda, con su secuela de poliginia y homosexualismo masculino, podra explicarse en trminos de ese inexorable determinismo ambiental. Sin embargo, no todas las culturas que viven sujetas a condiciones exgenas anlogamente adversas, recurren a una pauta idntica a la empleada en las Marquesas. La plasticidad creadora del hombre ha exhibido otras alternativas igualmente positivas no en trminos de nuestros juicios ticos pero s funcionalmente eunmicos en consonancia con la necesidad de asegurar la continuidad de la existencia grupal. (De esta manera, mientras que unos recurren al infanticidio femenino, otros apelan al canibalismo, la guerra, el infanticidio indiscriminado, o la agricultura intensiva. Ratzel, en su reduccionismo inamovible no advirti la capacidad creadora del hombre, sus potencialidades de libre iniciativa cultural. Tras sus anecdticas y azarosas correras por los hielos rticos que comenzaron en 1883, Boas hall la posicin de Ratzel cada vez ms insustentable y acab por desecharla. Las experiencias con distintos grupos esquimales desde que pis la pennsula de Cumberland, le llevaron a la conclusin de que esos seres no son mecanismos pasivos que reciben estmulos externos y elicitan respuestas fisiolgicas invariablemente uniformes. El joven investigador comparti con sus anfitriones su carne cruda de foca, particip de sus caceras y expediciones en me dio de las implacables e inhspitas condiciones del rtico. En el estrecho de Davis hall esquimales que jams haban visto a un europeo. Le acogieron con efusivas canciones y danzas y con el tiempo le iniciaron inclusive en las artes secretas del chamanismo, en el misterio de sus mitos y rituales, destinados especialmente para precaverse de las acechanzas nefastas de la artera Sedna, la diosa de los mundos infraterrenales. Boas comprendi all que la cultura es, en efecto, un proceso de creacin orgnica y viva y no una adaptacin mecnica. All observ que dentro de un mismo hbitat pueden coexistir culturas con pautas diferentes. De ser el medio ambiente el determinante exclusivo de la mentalidad humana, habra tantas mentalidades como ambientes naturales existen. Boas no neg que el medio gravita, modifica, restringe u orienta la cultura de sta u otra manera, pero no la genera. Opera sobre un grupo ya dotado de una identidad distintiva y una estructura social y lo que es ms, ese mismo grupo puede llegar a variar radicalmente su identidad cultural sin que se hayan dado necesariamente en el medio modificaciones objetivas. Boas nos anticip as la ndole proactiva de la personalidad humana, su capacidad de iniciar un curso de accin an con total ausencia de determinantes exgenos. Dicha capacidad creadora del hombre, su flexibilidad adaptativa y la multiplicidad de sus pautas culturales robustecieron su creciente pesimismo acerca de la posibilidad de establecer leyes o generalizaciones finales en antropologa. Los fenmenos histricos de una tribu o pueblo slo pueden ser entendidos como "desarrollo de condiciones especficas y nicas en que ese pueblo vive". Boas constituy as un dique de contencin frente al desbordante entusiasmo de las corrientes evolucionistas que forzaban paralelismos por doquier, que pretendan hallar semejanzas en culturas dispares y distantes y fraguaban esquemas de atrayente coherencia lgica pero que poco aportaban a modo de trasfondo emprico ya que se valan de un limitado sustentculo etnogrfico. Boas aplic tambin esa actitud de cautela y de crtica custica frente a las seudogeneralizaciones antropolgicas, a la escuela difusionista y su interpretacin de la diversidad cultural en trminos de interaccin, prstamo e incorporacin de un nmero relativamente pequeo y simplista de complejos culturales. Probar que un trazo cultural ha sido prestado o incorporado es un esfuerzo descriptivo inconducente que no trasciende los efectos de la mera cronologa. Lo significativo sera revelar por qu ciertos trazos han sido aceptados con mayor facilidad, por qu otros han sufrido resistencia y rechazo y por qu unos fueron incorporados con diferente sentido, con formas modificadas. Estos interrogantes apuntan indudablemente hacia la historia especfica y nica de cada grupo. Boas desech en suma las tentaciones del comparativismo superficial, el reduccionismo simplista, el vuelo afiebrado de las generalizaciones sin asidero emprico y que amenazaban tornar la antropologa en el caldo de cultivo de las fantasas seudocientficas. Boas prefiri que no hubiese ninguna teora antes de adherir a interpretaciones engaosas y dicha aversin termin por dominar la antropologa cultural norteamericana durante casi medio siglo. Refractario a las sistematizaciones acabadas, neg que existiera una escuela 'boasiana' pero su actitud crtica y cautelosa no se dilua en la esterilidad nihilista. Su intencin fue despertar, crear una conciencia clara y dura acerca de los limitados resultados alcanzados con el incipiente mtodo antropolgico cultural, dejar bien presente que ninguna ciencia puede lanzarse a sentar conclusiones cuando sus mtodos son titubeantes y sus materiales empricos, fragmentos desperdigados, de validez an no probada.La antropologa, antes de propender a la formulacin de presuntas leyes del desarrollo cultural, debera concentrarse en la reconstruccin minuciosa del material histrico, en las labores intensivas de campo, la aplicacin estadstica exhaustiva, la focalizacin en reas restringidas, la abstencin de juicios de valor etnocntrico y la distancia emocional y sobre todo en la adopcin de un relativismo sistemtico, con la esperanza sin embargo de que un da se reunirn las condiciones que permitan forjar sntesis conceptuales, esta vez sustentadas por un andamiaje etnogrfico ms vigoroso. La aversin anti-terica no fue por consiguiente un prejuicio obsesivo. Fue la cuarentena que Boas impuso con audacia y determinacin a su disciplina acadmica, a fin de purgarla de los arrebatos impacientes y etnocntricos de tantos de sus cultores que, sin malicia alguna, pero en virtud de su anarqua metodolgica parecan haber cado en los dominios de la ciencia -ficcin. Con ello Boas caus una verdadera revolucin copernicana en la antropologa pero esa insistencia metodolgica aminor tambin su capacidad creadora.

En el comienzo de sus experiencias de campo en 1897, Boas escuch de un indio de la Columbia Britnica: "Los judos son gente perversa. Engaan a los indios". "Has visto ya a un judo?", le pregunt Boas. "No, pero es lo que me dicen". Boas nunca cej en su deber implcito de antroplogo de combatir semejantes prejuicios. "Las naciones deben cultivar los ideales de igualdad de derechos", dijo y sostuvo sin cesar que las diferencias culturales no deben ser causa de la destruccin del mundo. Hasta el ltimo de sus das, an a los 84 aos de edad, permaneci firme en su puesto de lucha. Sus escritos antiracistas circulaban clandestinamente en la propia Alemania que lo viera nacer, esa nacin ya devorada por la psicosis del odio racial. Con idntico criterio Boas refut las teoras de la irracionalidad del hombre primitivo o de la mentalidad prelgica. Tanto el civilizado corno el primitivo aceptan inconscientemente las pautas de su cultura. El hecho que nuestra civilizacin se haya tornado ms cientfica no justifica que se juzgue a las culturas ms primitivas etnocntricamente, con nuestros propios juicios de valor. La misin de la antropologa es ensear una tolerancia superior a la que ya profesamos, es librarnos de la coercin de los prejuicios que mutilan el espritu, de los criterios dogmticos de valor. Boas no dej grandes teoras ni sistemas. Leg en cambio una vitalidad creadora, de potencialidades insospechadas, que reverber a travs de la plyade de sus grandes discpulos Edward Sapir, Margaret Mead, Ralph Lnton, Ruth Fulton Benedct, Alfred Kroe-ber y muchos otros. Dej, sobre todo, categricamente esclarecidos los dominios metodolgicos de esta ciencia, despejando engorrosas tinieblas que turbaban an a los espritus mejor intencionados. El amor al hombre y la fe en la humanidad involucrados en la conjuncin de su vida y su obra, no pudieron ser mejor sintetizados que en la necrologa con que Ruth Benedict lo recordara nostlgicamente: "Vivi 56 aos en America. Alemn, de padres judos, su provincia, como antroplogo, fue el mundo".

ABRAHAM MONK.Profesor Adjunto de Antropologa CulturalFacultad de Filosofa y Letras. Universidad Nacional de Buenos Aires