Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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Boletín del Grupo Espeleologico Ernesto Tabio, el cual ha sido dedicado en su totalidad a Antonio Nunez Jimenez, Padre de la espeleologia de Cuba... Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Memorias Por: Ángel Graña González

Antonio Núñez Jiménez Por: Pedro Luis Hernández Pérez

Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás Por: Hilario Carmenate Rodríguez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez

Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución Por: Yinett Planco

El joven Antonio Por: Ángel Graña González

Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco Por: Luis Formigo Espinosa

Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez Por: Nicolás Guillén

Reflexiones de un viajero Por: Pedro Luis Hernández Pérez

De barba rebelde, negra o blanca Por: Hilario Carmenate Rodríguez

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Sumario

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

Sumario

Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez Por: Gerardo Ortega Rodríguez

El legado de Núñez Jiménez Por: Carlos Benedetto

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana Por: Antonio Núñez Jiménez y Pedro Luis Hernández

Desde el corazón de Pica Pica Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez

Jiménez Por: Sandra Delgado

Revelaciones desde Guanímar Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución

histórica Por: Ángel Graña González

Develan en Cienfuegos busto en memoria de Antonio Núñez Jiménez http://www.5septiembre.cu/

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio

Núñez Jiménez Por: Adriana Ortiz Blanco y María del Carmen Rodríguez

El lugar más frío del planeta Por: Ángel Graña González

Un gran tesoro pétreo Por: Luis Orlando Hernández

Mis vivencias espeleológicas Por: Humberto Vela Rodríguez

Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez Compilación de datos por: José Luis Gómez Cabrera

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Parte II

Memorias1

Por: Ángel Graña González*

[email protected]

Secretario de la Sociedad Espeleológica de Cuba

Introducción

En que día, de que mes del año 1963 fue, no lo

recuerdo, aún no había aprendido lo que Núñez

daba como regla inalterable, escríbelo todo y

guárdalo todo, es por eso que el día en que recibí la

invitación a través de Alejo Lanier, Director del

Dpto. de Espeleología y Carsología del Instituto de

Geografía de la naciente Academia de Ciencias de

Cuba en forma escueta y sencilla ha quedado en el

olvido:

-Graña, el capitán te invita el domingo a una

exploración a las Cuevas de Bellamar.

Recuerdo que al colgar el teléfono mis saltos y

gritos eran alarmantes, mi mamá rápidamente me

pregunto qué pasaba y mi padre desde la ventana

del comedor que da al patio también me pedía

aclaración.

Rápidamente les conteste: es que Núñez me ha

invitado a ir mañana a las Cuevas de Bellamar y

debo estar temprano en casa de Lanier para ir con él

para la casa de Núñez.

El resto del día fue para preparar los equipos, casco,

linternas, ropa apropiada y sobre todo para

imaginarme dentro de las Cuevas de Bellamar con

el Dr. Antonio Núñez Jiménez, presidente de la

Academia de Ciencias de Cuba, fundador de la

Sociedad Espeleológica de Cuba y el mejor

espeleólogo cubano.

Pero también debo recordar los años 1954 o 1955

cuando era miembro de los Boys Scouts y uno de

los jefes de la tropa: Armando Cruz Bustamante,

que era miembro de la Sociedad Espeleológica de

Cuba me invitó a una conferencia que impartiría

Antonio Núñez Jiménez, sobre los últimos

descubrimientos en la Gran Caverna de Santo

Tomás.

Armando Cruz años después se unió a los sicarios

de Batista y asaltó la SEC, traicionando a todos sus

antiguos compañeros.

Pero recordando más en esa década del 50 fui

miembro del Instituto Cubano de Arqueología, que

radicaba en la Playa de Santa Fe donde vivía y ya

había hecho algunas excursiones

espeleoarqueológicas, a la Cueva de Lamas en esa

localidad, junto a Roberto Pérez de Acevedo, Oscar

Arredondo y otros.

Ya a principios de la década del 60 ingresé en el

Grupo de Exploraciones Científicas y comenzaron

con más periodicidad los viajes espeleológicos,

fundamentalmente a las cuevas del Valle de Pica

Pica.

Esa noche de la conferencia llegué temprano al local

de la SEC en la antigua muralla cerca de la terminal

de ferrocarriles, modestamente tome asiento en la

ultima fila y casi en uno de sus extremos, mis ojos

recorrían el salón y se detenían en los rostros de

algunos de los allí presentes, de esa forma pude ir

reconociendo a los exploradores que había conocido

a través de los artículos publicados por Núñez en la

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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revista Carteles y Bohemia, en un extremo del salón

Manuel Rivero de la Calle conversaba con Oscar

Arredondo, más allá reconocí al Dr. Heriberto

Valcárcel, a Ramón Dacal y su esposa Liduvina

Azcuy que conversaba con Xiomara Castellar la

esposa de Valcárcel, Gilberto Silva y muchos más,

una gran alegría sentía el ver personalmente a todas

estas personas que eran mis héroes al conocer de

ellos a través de los escritos de Núñez. Que lejos

estaba yo en aquel momento de saber que unos

pocos años más adelante todos ellos serían mis

compañeros de exploración en muchos lugares de

Cuba, cosas como esa son las sorpresas que le tiene

preparada la vida a cada persona.

Unos minutos antes de la hora señalada, llega

Núñez, con su traje y corbata de lacito, saludando a

sus compañeros, según caminaba hacia el lugar

donde impartiría la conferencia.

Ese día, que como dije al principio, no tenía la

costumbre de anotarlo todo en la agenda, se ha

perdido, ni aún en la actualidad he podido

determinarlo ya que en los archivos de Núñez

aparecen muchas conferencias sobre Santo Tomás

en esos años, pero sea cual fuera el día y el mes lo

importante para mí es que ese día vi por primera vez

a ese gran estudioso de Cuba y el presidente de la

SEC, la vida me llevaría después a ser su

compañero de exploración, de trabajo y del que

sería hasta el momento de su muerte su ayudante y

su secretario en la Sociedad Espeleológica de Cuba

que presidía en el momento de su desaparición

física.

El día del viaje a Bellamar desde luego que casi ni

dormí desconfiaba del despertador, de que no sonara

y llegara tarde a casa de Lanier, ya que me lo había

dicho bien claro.

-Él capitán es muy puntual y hay que estar listo a la

hora que dice.

Antes de la hora indicada ya estaba tocando el

timbre en casa de Lanier.

Tomamos el jeep soviético de dos puertas pintado

de beige y con las letras en rojo “Academia de

Ciencias de Cuba”.

Llegamos a casa de Núñez y ya se encontraban allí

otros carros, estaba René González Broche, Eladio

Elso, Fernando Jiménez, Francisco Rodríguez

Cowan y otros miembros de su escolta devenidos en

espeleólogos, a la hora indicada abría la puerta de su

casa y con su uniforme verde olivo y los grados de

capitán a grandes pasos se acercó a todos los que

esperábamos junto a los carros, uno a uno fue

saludando a los compañeros y al llegar junto a mí

solo me dijo

-me alegro de que te haya llegado el recado para que

aceptaras mi invitación.

Yo creo que no pude decir nada, solo moví la

cabeza y la voz de Alejo me hizo volver a la

realidad.

-Monta Graña que nos vamos.

Durante el viaje hasta la ciudad de Matanzas yo iba

junto a la ventanilla del jeep y me sentía la persona

más importante viajando en ese carro con los rótulos

de la Academia de Ciencias

Al llegar a las cuevas nos esperaba el Administrador

de las mismas, Eladio Pérez Rivera, conocido por

Perezito, amigo de Núñez desde la época de los

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Parte II

estudios de esa cueva para su Tesis de Grado, él nos

invita a un café y Núñez aprovecha ese tiempo para

explicarnos nuestro plan de trabajo.

Nos informa que visitaremos la parte no turística de

las cuevas con vista a tomar algunas fotos y ver

algunas pequeñas gateras para ver si continúan, y

después recorreremos el tramo abierto al público y

entraremos por el Baño de la Americana hacia el

Salón de las Nieves, esta última parte no está abierta

al público.

Todos preparados comenzamos la exploración.

No quiero en estas notas entrar en detalles sobre lo

que se hizo en todo los viajes que pude realizar

junto a él sino mi interés es mostrar el Núñez

Jiménez que pude llegar a conocer a lo largo de más

de 34 años de trabajos juntos.

En esa exploración a las Cuevas de Bellamar me

sentía como si me estuvieran examinando, Núñez

me preguntaba de todo: cómo crees que se formó

esa extraña concreción, qué tipo de roca tú crees que

sea esa, tú eres miliciano, simpatizas con la

Revolución, qué has estudiado, dónde trabajas.

Después de ese día mis visitas al Instituto de

Geografía de la Academia de Ciencias se hacían

más frecuentes para visitar el Dpto. de Espeleología

y Carsología que dirigía Alejo Lanier y conversar

con Eladio, Fernando y Panchito sobre cuevas y

otros temas.

Otro de esos días al llegar y después de saludar a

todos los compañeros Lanier me pide que me siente

frente a él en su buró y sin mucho protocolo me

plantea,

- Francisco Rodríguez Cowan se va a trasladar para

el Instituto de Biología de la Academia, por lo que

nos queda una plaza libre y el capitán quiere saber si

te interesa optar por esa plaza para que trabajes con

nosotros aquí.

Mi cabeza no podía procesar tan rápidamente esta

información inesperada, las piernas temblaban,

posiblemente si hubiera hablado en ese momento

hubiera tartamudeado, debía estar blanco como el

papel.

Después de tomar un resuello solo fui capaz de

decirle a Lanier.

-Es que como usted sabe yo trabajo en la Cía.

Cubana de Teléfonos y hay una política de no dar

traslados a los técnicos a mí me encantaría pero

temo embullarme y que después no se pueda lograr.

Lanier con la calma que lo caracterizaba al hablar

me dijo,

-ya el capitán pensó en eso solo quiere saber si te

interesa el traslado él lo resuelve con el Ministro

Montané.

-Pues dígale que sí, trabajar aquí sería lo

inimaginable.

En esa época yo trabajaba como operador de larga

distancia nocturno en la Playa de Santa Fe y de la

Academia de Ciencias seguí directo para el Centro

Telefónico para hablar con la Jefa del Centro y

explicarle lo que pasaba.

Después de oír mi historia, María Teresa, la jefa del

Centro me dijo,

-me alegro mucho por ti porque sé que te vas a

superar mucho en lo que te gusta, pero tengo mis

temores que si te dan el traslado no podrá ser

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inmediatamente, por la falta de personal que

tenemos, así que no te embulles mucho.

Pasaban los días, continuaba en mis visitas

periódicas al Instituto de Geografía pero era

incapaz, aunque no me faltaban ganas, de preguntar

cómo iban los trámites para mi traslado.

Pocos días después dormía en la casa después del

trabajo de una larga noche que estuvo complicada

con la muerte de un viejo vecino de Santa Fe y toda

la noche tuve que estar atendiendo llamadas con

motivo del deceso, en esa época la pizarra de Santa

Fe era manual y había que estar poniendo las

llamadas tanto internas como las externas de forma

manual.

Mi mamá se acercó a mi cama y me despertó

anunciándome que María Teresa quería que fuera

por el centro lo más pronto posible, le pregunté a mi

mamá si ella le había dicho para que cosa era o si

había pasado algo y si Caridad, mi esposa que

también trabajaba en el Centro sabia para lo que era.

No ella no sabe nada y María Teresa no dijo que

hubiera pasado nada, solo que quería verte dijo mi

madre.

Me vestí y caminé las pocas cuadras que me separan

del Centro Telefónico. Al llegar al despacho de

María Teresa, me dijo.

-Sé que trabajaste anoche y que fue muy dura, pero

no quería dejar de darte personalmente esta noticia,

mañana debes estar en el Departamento de Cuadros

de Águila y Dragones para que recojas tu

expediente y lo lleves a Cuadros de la Academia de

Ciencias en el Capitolio Nacional, te dieron el

traslado, Felicidades.

Tuve que entrar en el Salón de trabajo donde estaba

mi esposa junto a tres compañeras más y les di la

noticias todas me felicitaron y me desearon suerte

en mi nuevo centro, que para mí no iba a ser trabajo

pues eso era lo que me gustaba y hasta ese día yo

tenía que pagarme los gastos para ir a una cueva y a

partir de ahora me iban a pagar a mi por ir a una

cueva, eso no podría ser catalogado de trabajo.

Al día siguiente y después de recoger mi expediente

(en la Compañía Cubana de Teléfonos en Águila y

Dragones) me dirigí al cercano Capitolio Nacional

donde radica la Academia de Ciencias, allí tuve que

ver a Erasmo Dumpierre él que me dio una carta de

presentación para el Dr. Salvador Massip Director

del Instituto de Geografía donde le notificaba mi

nombramiento como Auxiliar de Investigación.

Al llegar al Instituto situado en Oficios y Muralla,

fui inmediatamente recibido por el Dr. Massip y su

esposa Sara Ysalgue a los que también me unieron

grandes lazos de amistad al cabo de los años, con su

acento característico el Dr. Massip me invitó a

sentarme y después de recibir los documentos que

llevaba y leerlos con detenimiento, me deseó

muchos éxitos en mis nuevos empeños, y me pidió

que pasara al ver a Alejo Lanier.

Una vez en el Departamento, Lanier me dijo que

tomara el buró que usaba Rodríguez Cowan y que

en la tarde íbamos a tener todos una reunión para

discutir los planes de trabajo.

Esas primeras semanas en el Dpto. fueron más bien

para conocer cómo funcionaba todo el grupo de

trabajo, Manrique era el oficinista, mecanógrafo,

Eladio se ocupaba del almacén de equipos, de su

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Parte II

1 Esta es la Introducción de mi libro inédito Memorias que me parece que puede ser muy interesante sobre todo a las

nuevas generaciones de espeleólogos, en el fundamentalmente trato de reflejar el carácter del presidente fundador de la

Sociedad Espeleológica de Cuba, este material como el resto del libro aún está en la etapa de revisión pero aprovecho a El

Explorador para dar las primicias del mismo. Espero con muchos deseos conocer la opinión de mis hermanos espeleólogos

sobre este material.

*Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Durante muchos años fue secretario del Dr. Antonio Núñez

Jiménez

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 6, Cuba, 26 de octubre de 2004.

reparación y cuidado, Fernando, fundamentalmente

se ocupa de la realización de los mapas de las

cuevas y Alejo de los estudios del Clima

subterráneo.

Por aquellos días llegan a Cuba por primera vez y

por convenio entre las dos academias dos

carsólogos checoslovacos Vladimir Panos y Otakar

Stecl, y le corresponderá al Dpto. atenderlos en sus

investigaciones, Núñez estaba casi todos los días

con nosotros y los checos en todo lo referente a la

organización de una gran expedición a

Guanahacabibes donde se estudiara toda esa zona

cársica.

Todos estos años finales de la década del 60 fueron

de viajes con distintos especialistas checos y

soviéticos que venían a Cuba a estudiar el Carso.

Y así comenzó una larga trayectoria junto al Dr.

Antonio Núñez Jiménez a lo largo de muchos años

y que me permitió junto a él estudiar y explorar todo

el Archipiélago Cubano, visitar cuevas y cavernas

en muchos países del mundo, participar en muchos

congresos espeleológicos internacionales, conocer

Mamouth Cave en Estados Unidos, estudiar el Arte

Rupestre de la Isla de Pascua, visitar cuevas en la

República Popular China, viajar en Canoa del

Amazonas al Caribe, visitar la Antártica y otros

muchos lugares de nuestro planeta.

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Parte II

Antonio Núñez Jiménez

Por: Pedro Luis Hernández Pérez

Director del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”

Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba

"Queridísimos hermanos del

Partido, del Gobierno de Pinar

del Río, la amada Vueltabajo de

nuestros abuelos.

Compañeras y compañeros:

Si alguna prueba me faltaba para

considerar superado un cuarto

infarto que sufrí recientemente,

era escuchar, ver, este homenaje

que me rinde lo mejor del pueblo de Cuba.

Participar, en esta medalla para mí tiene un

significado muy grande, porque no puedo hacer

abstracción de que en esta provincia se forjó gran

parte y diría, lo más decisivo de mi vida. Fue en los

años 40 que comenzamos a identificarnos, no

solamente con la Cordillera de Guaniguanico, sino

también con su pueblo.

Desde nuestros primeros trabajos, destacamos a los

campesinos de Pinar del Río, de aquella Cenicienta

que ha quedado atrás, como parte del paisaje.

Estudiábamos tanto el paisaje geográfico, como el

paisaje humano, así aprendimos a querer a Pinar del

Río.

Pasaron por debajo de nuestros talones el Pan de

Guajaibón, el Cerro de Cabras, los sumideros del

Cuyaguateje, la Península de Guanahacabibes, las

costas del Norte y del Sur. Participamos en muchas

realizaciones revolucionarias junto con Fidel,

fundamos la primera cooperativa de Cuba, que le

pusimos el nombre del Moncada, participamos con

el Comandante en Jefe en la fundación de la primera

milicia cubana, victoriosa milicia cubana, en fin,

son muchos los recuerdos, la lucha por el Valle de

Viñales, por proclamarlo Monumento Nacional, las

realizaciones que tan ostensibles se hacen hoy,

gracias al esfuerzo del Partido, del Gobierno, de las

organizaciones, todas de nuestro país, que han

convertido en un jardín maravilloso aquella

Cenicienta de Cuba.

Les agradezco infinitamente esta medalla, que

llevaré para siempre en mi corazón.

Palabras del Dr. Antonio Núñez Jiménez cuando

recibió el Escudo de Pinar del Río, en abril 1998 en

Viñales."

Así resumía su paso por Pinar del Río, el padre de la

espeleología cubana –cinco meses antes de su

muerte–. Antonio Núñez Jiménez había nacido en

un pueblito eminentemente cársico de la provincia

Habana, Alquízar, el 20 de abril de 1923, hijo de

Antonio Núñez Faccio y Rosario Jiménez de la Osa,

de origen humilde, sus padres tuvieron que realizar

loables esfuerzos para sostener la familia compuesta

por ellos y tres hermanos más.

A partir del 4 de abril de 1939, comienza una nueva

etapa en la vida del adolescente que sólo contaba

con 15 años de edad, las inquietudes de muchacho

lo llevaron a efectuar su primera expedición

espeleológica cuando visita la espelunca de la Loma

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

Antonio Núñez Jiménez

de Candela, elevación perteneciente a las alturas

Bejucal-Madruga-Coliseo. Durante este año efectúa

varias expediciones a la zona de Mayarí, como la

cueva de Serones, cuevas de Seboruco, el río del

propio nombre, Manacal y el Puente Natural del río

Bitirí; exploraciones que continuaron a través del

arroyo Guayabo, las cuevas de Cotilla en el

municipio San José de las Lajas –que se convirtió

en la mayor caverna visitada por aquel entonces y

durante varios años jugó un papel importantísimo en

el desarrollo de los espeleólogos habaneros, ya que

en ella se daban las clases prácticas de los cursos de

espeleología–. Esas ansias del conocimiento llevó a

un grupo de estudiantes –encabezados por él–, a un

hecho histórico que trascendería y superaría a sus

propios miembros, la fundación de la Sociedad

Espeleológica de Cuba, sus otros compañeros por

aquel entonces fueron: Omelio Sánchez Serrú,

Osvaldo Aguirre Noy y Arturo Díaz García.

Durante los años 1940 a Marzo 1943, estos

fundadores y lo entusiastas que se incorporaban a la

exploración del subsuelo cubano, escudriñaron en

las provincias de la Habana y Mayarí decenas de

cavidades, este último lugar producto a la

separación de los padres de Antonio Núñez

Jiménez, que lo obligó a viajar en varias

oportunidades a esa región oriental.

Sin embargo, el 13 de marzo de 1943 se sale del

entorno de sus tradicionales áreas de trabajo y arriba

por primera vez a Pinar del Río, estudiando y

aportando datos nuevos a la geografía de nuestro

país, en zonas tan intrincadas como: la región de

Pica-Pica, donde exploró el hoyo de Potrerillo,

cueva Clara y Oscura, la cueva del Resolladero del

río Cuyaguateje y el valle de Luis Lazo. Es en estas

expediciones donde precisa la existencia de dos

cavidades por las que pasa el río Cuyaguateje y no,

como aparecía en los libros de que era una sola.

Tan poderoso fue el impacto de todos estos estudios

que sólo un mes después de este extraordinario

hecho, la Sociedad Geográfica de Cuba el 5 de abril

del propio año reconoce oficialmente a la Sociedad

Espeleológica de Cuba. Donde Antonio Núñez

Jiménez dicta la conferencia “Explorando las

cavernas de Cuba” y recibe encumbrados

reconocimientos por parte del más destacado

geógrafo cubano de aquellos tiempos, el eminente

Dr. Salvador Massip quién era a su vez el presidente

de tan benemérita institución.

A partir de este impulso que el propio biografiado

ha expresado que constituyó la mayoría de edad de

la joven institución, Antonio Núñez Jiménez y sus

seguidores se lanzaron a una cruzada en pos del

conocimiento del país. En el propio mes visita

Matanzas ascendiendo a su mayor altura, el Pan de

Matanzas y recorre las lomas del Palenque. Escala

el Cerro de Cabras, visita San Vicente, La Palma y

la mayor altura del extremo oeste de Cuba, el Pan

de Guajaibón, el cual corona el 27 de septiembre del

propio año,en compañía de campesinos de la región.

El año de 1944 lo consolida en el mundo

académico, luego de ser aprobado el 6 de diciembre

de 1943 como socio titular de la Sociedad

Geográfica de Cuba, es electo en febrero del 44 a

ocupar el sillón 46 del Consejo de dicha institución

–honor sólo conferido a los grandes naturalistas de

esos años– y el 13 de marzo de 1944 fue electo

Presidente de la Sección de Espeleología, que por

primera vez se creaba en la Sociedad Geográfica de

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Parte II

Antonio Núñez Jiménez

Cuba. En mayo del propio año otro grande de la

historia científica de nuestro país el Dr. Emilio Roig

de Leuchsenring, valora elogiosamente las

actividades y dicha designación. También en este

año visita la Isla de Pinos, recorriendo junto a

Omelio Sánchez Serrú la Capilla Sixtina del arte

rupestre cubano, la cueva de Punta del Este, donde

estudia los dibujos existentes en las paredes y techo,

pertenecientes a nuestros primeros habitantes.

El año de 1945 marca una nueva etapa de la historia

de la Sociedad Espeleológica de Cuba, auspiciado a

instancia de la Sociedad Geográfica de Cuba se

inicia la Expedición Geográfica a Oriente, donde

participa él, Arturo Díaz y Julio Steifel. El 27 de

marzo alcanzan el techo de Cuba el Pico Turquino,

exploran Mayarí, Banes, el río Toa, Maisí, Jauco,

Felicidad de Yateras. Este hecho extraordinario para

la época consolida aún más la Sociedad

Espeleológica de Cuba.

El encuentro con la realidad de los campos de Cuba,

la vida mísera de nuestros obreros y campesinos,

llevaron a la radicalización del pensamiento y la

acción de algunos miembros de la Sociedad

Espeleológica de Cuba, sus artículos tuvieron un

carácter de denuncia acerca de la realidad del

pueblo cubano. Esto hizo que desde muy temprano

la Sociedad Espeleológica de Cuba estuviese

vigilada por los órganos represivos de los gobiernos

de turnos. En fecha tan temprana como el 24 de

noviembre de 1945, son detenidos varios miembros

de esta organización cuando preparaban el pabellón

de los espeleólogos en la feria del libro en el Parque

Central. En 1946 es acusado de comunista ante el

tribunal de urgencias de la Habana.

Transcurriendo este último año visita la provincia

de Camagüey, al recorrer el Boquerón del río

Jatibonico del Norte y al final del año visitan la

provincia de Las Villas que incluyó: Cayo Fragoso,

Cayo Caguanes, Cayo Salinas en la zona de

Caibarién. Un año después arriba a Sancti Spíritus

en vista a Trinidad-Topes de Collantes. Este año en

el mes de junio sale el primer número del Órgano

Oficial de la Sociedad Espeleológica de Cuba,

“Espelunca”.

En 1948 visita la última provincia de Cuba que le

quedaba por recorrer, Cienfuegos, haciendo realidad

el lema de la Sociedad Espeleológica de Cuba:

“llevar la luz a las tinieblas”. En sólo 8 años se

había recorrido todo el país y se logró un nuevo

conocimiento y una nueva dimensión de nuestra

geografía. Esta revolución en la ciencia, se reafirmó

también en lo social, Antonio Núñez Jiménez, fiel al

líder máximo de la revolución cubana, y otros

intelectuales progresistas, unieron sus inteligencias

a la sabiduría natural de los obreros y campesinos

cubanos y destronaron al oprobioso, entreguista y de

facto desgobierno de Fulgencio Batista. Antes fue

necesario pasar a la clandestinidad, cuando los

sicarios del régimen hostigaron, quemaron al estilo

fascista su Geografía de Cuba, asaltaron la sede de

la Sociedad Espeleológica de Cuba en las antiguas

Murallas de La Habana y persiguieron a muchos de

los viejos miembros de la organización, pero al

final, entraron triunfante, el ocho de enero de 1959

y fue Camilo Cienfuegos el que en nombre de la

revolución y del pueblo entregó en manos de sus

antiguos miembros la escamoteada Sociedad

Espeleológica de Cuba.

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Parte II

Antonio Núñez Jiménez

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 15, Cuba, 26 de abril de 2005.

No por gusto en el vigésimo aniversario de fundada,

Fidel Castro expresaba: “Y esto lo logramos con la

ayuda de la Naturaleza; porque tuvimos la fortuna

de descubrir en ella la fuerza necesaria; y eso es

algo que me vincula a los compañeros buenos que

supieron fundar, mantener y llevar adelante esta

Sociedad Espeleológica.”

El trabajo incansable en que se sumió Antonio

Núñez Jiménez luego del triunfo revolucionario lo

llevó a cargos tan importantes como el Presidente-

fundador de la nueva Academia de Ciencias de

Cuba, creador del Departamento de Espeleología y

Carsología de dicha institución y Presidente de la

Comisión Nacional de Patrimonio. Desde estos altos

cargos, desempeñó una laboriosa y útil tarea en pos

de su cruzada “Hacia una Cultura de la Naturaleza”,

que se materializó, con la Fundación de la

Naturaleza y el Hombre y la fundación de la

Escuela Nacional de Espeleología que hoy se honra

con su nombre. En el ámbito de la divulgación fue

incansable, hizo de la letra impresa su actividad

vital diaria, junto a sus expediciones y altas

responsabilidades en complejas tareas de la

Revolución. Logrando la heroicidad según su Bio-

Bibliografía hasta febrero de 1997 de: 190 libros y

folletos, entre ediciones sucesivas y traducciones;

ha escrito 1665 artículos publicados; 16 prólogos;

72 entrevistas, dadas a conocer en periódicos y

revistas; 5 colecciones de afiches; 15 documentales

de televisión y cine que suman 1 948 títulos. Fue

nombrado con 95 condecoraciones y 180 diplomas

de Cuba y de muchos otros países.

Antes de fallecer fue nombrado por sus compañeros

espeleólogos y geógrafos el Cuarto Descubridor de

Cuba. El Domingo13 de septiembre de 1998, deja

de latir su corazón –según Alexis Schlachter en su

crónica del periódico Granma acerca de su

fallecimiento–“media hora antes, en la tarde de ese

domingo, estaba trabajando en su obra Cuba: la

Naturaleza y el Hombre”. En su sepelio,

emocionado por la tristeza de la pérdida del amigo,

Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La

Habana expresó a los presentes: “Hombres como él

vivirán siempre en la agitación y en la creación

científica y revolucionaria a la cual consagró su vida

hasta el último momento.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás

El 31 de agosto de 1959, el Comandante en Jefe de

la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, con la

participación del Capitán Antonio Núñez Jiménez,

dejó organizado aquel grupo de 12 guajiros de los

valles de Quemado de Pineda y Santo Tomás, que

tras breve entrenamiento militar capturaron la

primera banda contrarrevolucionaria en la cordillera

Guaniguanico. Conocidos como Los Malagones,

varios de ellos fueron colaboradores y partícipes de

las exploraciones espeleológicas dirigidas por

Núñez en los años 1954. 1956, en la Gran Caverna

de Santo Tomás.

En el valle Santo Tomás se crearon la primera

cooperativa agraria y la segunda comunidad de la

Revolución –nombradas El Moncada–, con las

tierras unidas de los campesinos que después

habitaron las casas construidas para ellos y con su

participación personal durante 1959-60.

La Comunidad El Moncada recibió el premio Mi

Barrio, otorgado por la Dirección Nacional de los

Comité de Defensa de la Revolución (CDR), por su

destacada participación en las tareas cederistas. Se

realizan proyectos de educación ambiental y

desarrollo sostenible; tiene un taller literario, una

sección de base de la Unión Nacional de

Historiadores de Cuba (UNHIC) y un taller de

creación de artes pláticas en su escuela primaria;

varios de sus vecinos son fundadores y trabajadores

de la Escuela Nacional de Espeleología Dr. Antonio

Núñez Jiménez, de la que parten esos proyectos

culturales y ambientalistas.

Comunidad con más de 1000 habitantes y

merecedora por su historia e importancia económica

y social de una mejor atención para la solución de

sus carencias.

Durante varios días del pasado septiembre

estuvieron trabajando como colmena, en labores de

limpieza y embellecimiento de sus calles, patios y

casas, como familia que espera una visita especial.

Porque delegados cubanos y extranjeros del evento

Internacional Turnat 2005, visitarían la comunidad

en la noche del 27 y participarían con sus

pobladores en la fiesta cederista “esperando el 28”,

Aniversario 45 de los CDR. En cada casa, en cada

cuadra o barrio, las familias crearon y pusieron

adornos de colores, artificiales y naturales; pintaron

sus casas, hicieron carteles de propaganda y

bienvenida, colocaron la bandera cubana, y sacaron

a la calle o al patio mesas que se llenaron de fuentes

y platos con apetitosas y variadas golosinas caseras,

cake, frutas de sus patios, la ya tradicional caldosa

cederista, refrescos naturales o de la shopping, y,

aunque innecesarias para animar el ambiente sí

bienvenidas, unas cajas de cerveza fría y ron

distribuidas equitativamente por cada CDR. Y

música grabada en cada punto de reunión. En el

parque el grupo musical Atabey ponía a bailar a los

jóvenes (… y debió haber compartido el escenario

algún grupo de música tradicional campesina con

sus canturias y controversias, para satisfacción de

los muchos decimistas y amantes del género en el

Moncada).

Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Homenaje a Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Septiembre 2015

Parte II

Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 18, Cuba, 26 de octubre de 2005.

Los delegados del Turnat, con dirigentes del

gobierno y de organizaciones políticas y de masas,

se distribuyeron por varios CDR, cercanas ya las 12

de la noche: la bandera y el himno nacional presiden

la fiesta patriótica; se escucha la proclama nacional

por la TV y la radio, se leen comunicados de

bienvenida, se intercambian palabras de gratitud, y

los vecinos comparten con los visitantes todo lo que

tienen y el reclamo por la libertad de los 5 héroes

cubanos, más que prisioneros, secuestrados por el

gobierno de los Estados Unidos, por luchar contra el

terrorismo.

Pasada la 1 de la madrugada, tras los delegados se

fueron los músicos, y los bailadores se quedaron

con la cintura caliente, deseosos de que hubiesen

continuado siquiera hasta las 2. Las mesas y las

botellas quedaron vacías; algunos trasnocharon

alegres hasta las 3, en que se apagó la última

grabadora y se cerró la última puerta.

Este relator, en camino solitario a la Escuela

Nacional de Espeleología Dr. Antonio Núñez

Jiménez, sabía que los vecinos se acostaban

satisfechos, y agradecidos al cielo que había

amenazado por la tarde con aguar la fiesta, pero dio

paso a las estrellas, que alumbran allí las noches

salidas del monte y las cavernas; estrellas que

alumbraron aquellas calles y barrios a donde no

llegaron las farolas nuevas para la fiesta…

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.

Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.

En 1943 cuatro

jóvenes amantes de la

naturaleza realizaron

una excursión de 120

kilómetros, desde el

pueblo de Viñales a

La Palma, Cajálbana,

la cumbre del Pan de Guajaibón, hasta concluir en

San Diego de los Baños, “famélicos y con los pies

lacerados” pero orgullosos.

¿Quién no conoce hoy al Dr. Antonio Núñez

Jiménez, quién no tiene siquiera una idea de su gran

obra científica, cultural y revolucionaria?

Aquel joven alquizareño, fundador de la Sociedad

Espeleológica de Cuba en 1940, hoy con barba

blanca, de 70 años y aún explora cuevas y escala

montañas, investigando siempre, y cuando camina

el mundo, va Cuba en él.1

En el 50 aniversario de aquella expedición, el

Comité Espeleológico Provincial de Pinar del Río se

propuso repetir dicha hazaña. Entre los días 24 al 27

de septiembre de 1993, rememorando y en

homenaje a quienes abrieron el camino, y como

reafirmación multiplicada de amor a nuestra

naturaleza y a los seres humanos que la habitan.

Para lograrlo tuvimos el apoyo logístico de Gaviota

S.A y del Sectorial Provincial de Cultura.

Participaron:

Grupo Espeleológico Guaniguanico (Pinar del Río):

Hilario Carmenate Rodríguez – Téc. auxiliar en

investigaciones científicas Academia de Ciencias de

Cuba (ACC).

Pedro Luis Hernández Pérez – Funcionario

Provincial de Espeleología ACC.

Orlando Sotolongo Escobar – Botánico de la

Empresa Cubana de Apicultura.

Alexis Vega Alfonso- Botánico de la ACC.

Leovaldo Rodríguez Maqueira – Téc. del Matadero

de aves, Combinado Avícola Nacional de Pinar del

Río.

Enrique D. Gort Henríquez – Especialista de costos,

Hospital Provincial.

Ernesto Suárez Campos – Profesor de natación

ESPA Pinar del Río.

Grupo Espeleológico Cimarrones (Candelaria, Pinar

del Río):

Alaín Sánchez Martín – Fotógrafo.

Pedro Valdez Sánchez – Guía Cinegético La

Víbora. Pinar del Río.

Grupo Gaviota S.A. Pinar del Río:

Carlos R. López Rodríguez – Gerente Comercial

Villa Gaviota. Pinar del Río.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.

Rumbo al Pan de Guajaibón. Viernes 24

El tramo de Viñales a La Palma se decidió no

realizarlo por ser una zona más conocida. Así que al

amanecer del 24 un camión del Sectorial Provincial

de Cultura, con combustible de Gaviota S.A., dejó

al grupo en la cima de loma la Yaya, hasta donde

llegan las últimas casas del pueblo. En esa cima se

estableció el puesto de mando de las tropas del

General Antonio Maceo durante el combate de La

Palma en la Guerra de Independencia de 1895.

El lucero de la mañana estaría marcando las 6:00

a.m., cuando el grupo entusiasta de nueve jóvenes,

mochila al hombro emprendió la marcha.

A dos kilómetros del pueblo, en el Mameyal, la

carretera de La Palma a San Andrés entronca con la

carretera de montaña a Mil Cumbres. El entronque

está bordeado por las casas de la Cooperativa de

Producción Agropecuaria (CPA)2 “Vladimir Ilich

Lenin”, batey donde se combinan casas de madera y

guano con las de mampostería y placa y el círculo

social, destacándose el Consultorio del Médico de la

Familia por sus dos plantas pintadas de blanco,

típico de las viviendas locales, como en todos los

campos de Cuba, son los jardines donde abundan las

matas de marpacífico y rosas de diferentes tipos.

Aquí se encontraron los jóvenes con Hilario

Carmenate y José María González Murguía

(Mireyo), guardabosque que nos acompañaría como

guía hasta San Juan de Sagua. Abrazos y

expresiones de alegría, rompen la rutina de los

campesinos, obreros y maestros que se levantan al

aclarar para aprovechar los primeros camiones y

tractores que transitan, pues la falta de combustible

ha interrumpido el normal funcionamiento de los

ómnibus (guaguas) de transporte público.

Definido con el guía el trayecto a seguir,

reemprendimos la marcha con rumbo Este, dejando

atrás el batey en su despertar. Sobrepasamos la loma

los Frijoles y bajamos la del Sitio, hay a la izquierda

(norte) un mogote que llaman “de Felipe”, nombre

de antiguo dueño de estas tierras Felipe Díaz.

“¿Tiene cuevas?”; -pregunta enseguida algún

espeleólogo-. “Sí, hay dos probablemente

arqueológicas”, y quedó pendiente una exploración

de Hilario y Mireyo con Lino Lemus “Yeyo”,

conocedor de la zona y vecino del Sitio.

Pasamos frente al caserío de la C.P.A. “Miguel

Betancourt”: casitas iguales de madera con techo de

guano o tejas rojas, algunas de bloques y placa;

junto a una hay un “polaquito”3 particular y balones

de gas en otras; al camino llegan las sintonías de

radios y la música de una grabadora (reproductora);

es raro un techo sin antena de televisión. El local del

núcleo del Partido de la Cooperativa sirve de aula

de preescolar: la joven maestra en la puerta y varias

cabecitas en las ventanas nos miran pasar,

devolviendo adioses con sus manitas. Una escogida

de tabaco da empleo a las mujeres que viven en los

alrededores, quienes procesan el tabaco que

siembran sus esposos y familiares o amigos, todos

vecinos en total unidad. Sobresale otro consultorio

médico blanco de dos pisos. A ambos lados de la

carretera ondulantes, de poste a poste, los tendidos

eléctricos y telefónicos.

A las nueve de la mañana cruzamos el puente del río

Maniguas, donde los exploradores del 43 se bañaron

y almorzaron. Núñez describe la triste escena de

campesinos cruzando el río con un enfermo en

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Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 30, Cuba, 26 de octubre de 2006.

camilla, a pie hacia el pueblo… Por suerte escenas

como esas son solo el mal recuerdo de tiempos

pasados, contados por abuelos de la región.

La granja estatal4 abarca tierras de: El Sitio,

Caimito y Sagua: tierras aún sin la necesaria y

posible eficiencia agrícola, pues no hemos logrado

todavía el sentido de pertenencia sobre lo colectivo,

del pueblo, ara sentirlo como nuestro y por lo tanto

trabajar y hacer producir esas tierras con el mismo

celo que si fueran particulares (o mejor).

Una puerta corrediza con un venado y un tocororo

pintados, señalan la entrada a las oficinas de la

Empresa Nacional para la Protección de la Flora y

la Fauna Mil Cumbres. Nos detenemos por diez

minutos, las camisas ya sudadas reflejan que el

calor comienza a elevarse. En una pared, rotulado

en letras grandes: “Los flojos respeten, los grandes

adelante” –frase martiana–. En la pequeña cafetería

que tiene la empresa tomamos cocimiento de caña

santa: ni un pan con algo, ni un refresco o un dulce.

Así resistimos en el período especial. En una

ventana otro cartel: “La orden de combatir está dada

siempre” –palabras de Fidel–.

1. Este artículo se escribió en octubre de 1993.

Antonio Núñez Jiménez falleció en La Habana

el 13 de septiembre de 1998.

2. Forma de unidad campesina para producir de

conjunto.

3. Auto pequeño hecho en Polonia.

4. Forma de producción del estado agropecuaria y

forestal.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II

Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.

No pudimos tomar el camino antiguo de Pino Solo,

pues la presa “Héroes de La Palma” cubre un tramo

del mismo; hay que seguir la carretera un buen

trecho, dando un rodeo por el este. Cruzamos otro

puente sobre un arroyo que bordea por el sureste

otro mogotito aislado. Ya vamos saboreando las

guayabas silvestres o cotorreras agridulces, pero

buenas al paladar que crecen a orillas de la

carretera. Al sur, el bosque corona la sierra de Mil

Cumbres, con potreros y reses a media falda y más

abajo tierras aradas. Si se presta atención al canto de

las aves se pueden escuchar –y ver– tomeguines del

pinar, judíos, arrieros, negritos, sabaneros,

chichinguacos, totíes, sinsontes, bijiritas, pitirres,

tinguilillos, palomas, cernícalos, zunzunes, bobitos,

carpinteros… el “falcón” y el ruiseñor ya cuando la

carretera se adentra en los pinares. Si cerramos los

ojos escuchando el concierto de los pájaros, nos

parece mejor conservado el medio ambiente.

A las 9:30 a.m. pasamos por loma de Mongo

Hernández –o loma del Azufre–, con una altura al

nivel de la carretera de 110 metros sobre el nivel

medio del mar, donde se hizo un pozo de 149,35

metros y apareció agua sulfurosa, pero contaminada

con otros minerales que la hacen nociva a la salud

humana. Un hilo de agua mantiene activos algunos

charcos que pintan de gris azulado el suelo e invade

el aire con su olor fuerte a “huevo clueco”. 1

Una colmena de abejas zumba sobre la carretera, la

hilera de cajas a la orilla, y Mireyo comenta que la

producción melífera ha bajado por la falta de azúcar

que necesitan en estos meses de menor floración.

¡Hasta ellas, tan trabajadoras, son dañadas por las

carencias del período especial!

Descendiendo al norte cruzamos el puente del río

Puercos (“la posada” le dicen), con su bosque

ribereño de pomarrosas, y poco después el del

arroyo Corral, donde la presa “enseña el bigote”

pues hasta allí llegan sus aguas, donde habitan

tilapias, camarones de agua dulce, que bajan por los

arroyos desde las montañas circundantes, (curiosa la

decisión de la naturaleza de no criar camarones que

bajen por los ríos hacia el sur), excepto el río

Cuyaguateje, donde una trastada geográfica le juega

una mala pasada a la natura, ya que en su inicio el

río corre al norte, pero al penetrar en los valles

intramontanos toma rumbo oeste y finalmente va al

sur ¿tendrá que ver en esto la posible cuenca del río

Palmarito, donde suponemos existe un doble

cauce?, y es porque los manantiales y cañadas

donde nacen están al norte del parteaguas central.

¿Qué línea divisoria impide que elijan vivir al sur?

¿Qué condiciones? Y se dice que soltaron una

pareja de peces parchis –que pueden alcanzar hasta

setecientas libras–, enviada por Fidel para su

reproducción.

A unos cien metros del puente hay un campamento

de pioneros exploradores, que realizan excursiones

por los alrededores de El Burén.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II

Al norte de la carretera se observan siembras de

arroz en lugares bajos, con bullangueros bandos de

totíes; algunos cultivos de viandas, y pequeñas

tumbas recién abiertas, como tumores en el bosque.

Son tierras de la Empresa Municipal Agropecuaria

(EMA). Al sur las tierras pertenecen al área

protegida Mil Cumbres, “que de protegida tiene

muy poco” –según expresión de Mireyo–. Él nos

cuenta de un negrito “que es el diablo”…, un día

hizo una caldosa con cuatro pichones de gavilán,

ranas y cativos –y nos enseñó el pino y la altura

hasta donde subió para coger los pichones.

Entre cuentos, cantos de pájaros y guayabas,

saneando nuestros pulmones con ese aire puro de

los pinares, llegamos a loma la Cuaba a las 10:25

a.m. Sobre el horizonte verde de pinos, todavía a

diez kilómetros al este, se nos presenta en azul

oscuro la primera vista del Pan de Guajaibón, la

mayor cumbre pinareña, imagen captada por Alain

con su cámara, quien va de la vanguardia a la

retaguardia, de un lado a otro, inquieto.

En la primera casa de La Cuaba vive un matrimonio

joven: vuelve a aparecer la antena de televisión

sobre el techo de guano, aparato que informa y

divierte, al cual el cubano se ha aferrado, al mismo

tiempo que va borrando información,

entretenimientos y cultura tradicional. ¡Qué raro es

ver hoy un guateque en nuestros campos! Entre el

monte y árboles frutales se ocultan otras tres casas,

y a dos grandes ceibas, hermosas como todas (el

árbol debería ser sagrado, como lo era para algunas

tribus aborígenes en el mundo; pero las ceibas, con

el derecho agregado del respeto a la belleza y su

disfrute).

Tres kilómetros al norte en lo alto de la altiplanicie

de Cajálbana se aprecian la torre de televisión y los

edificios del Instituto Tecnológico Forestal

“Invasión de Occidente” Recordando los años de

becados imaginamos a los alumnos estudiando y

enamorándose entre los pinos.

Descendiendo hacia El Burén, dejamos la carretera

unos cien metros antes del puente sobre el río

Tortugas, y rumbeamos por trillo al norte para coger

el camino viejo de la costanera, por donde pasaron

los exploradores en 1943. Sobre la vereda,

conversamos con “Pipe”, Pedro Robaina, en

descanso que agradecen los bueyes con que ara la

tierra. Hacia el este, con 79 metros sobre el nivel del

llano, se destaca la loma del Chino, nombrada así

por el dueño millonario de estas tierras antes de

1959, que le decían “el chino Can Can”. Elevación

recién desmontada, de roca caliza, en la que

sobresalen grandes árboles aislados testigos del

antiguo bosque que la cubría.

No entramos al batey del Burén, con unas 70 casas

más o menos dispersas en el lomerío, de familias

Cruz, Pérez, Naranjo, Murguía, Valdés, Martínez…

Unos diez matrimonios jóvenes se han quedado a

vivir allí, en parte por los beneficios del Plan

Turquino, quizás más por las ventajas que ofrece la

montaña en estos momentos críticos por los que

pasamos.

El sendero a veces rojo, a tramos amarillo,

desciende sombreado por helechos arborescentes y

altos pinos, con guías de bejuco colorado que al

rozar la piel hacen un rasguño superficial ardiente

como quemadura. Al sur baja el monte en pendiente

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Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II

1- Huevo echado a perder

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 31, Cuba, 26 de noviembre de 2006.

abrupta y sube de lo profundo el rumor del río

Tortuga, que corre entre rocas con forma de

semicantos rodados. Llegamos al hoyo de Andrés,

vega de Andrés Martínez Pimentel, quien llegó a

este lugar a trabajar a los ocho años y va por

noventa y tres. Conversamos con Marino Martínez,

de cuarenta y nueve años, hijo adoptivo del viejo

Andrés, quien heredó el don del trabajo en este hoyo

que ha sostenido a la familia por más de ochenta y

cinco años, sitio situado al sureste y al pie de loma

del Gato.

Subiendo las estribaciones por trillo poco transitado,

observamos sembradíos de yuca y frijoles en

tumbas recién abiertas –hay tocones de árboles aún

negros por la quema– y tierras aradas, rojas, como si

sangraran cada vez que la yunta les pasa por arriba.

Llegando a la cima vemos hacia el noroeste loma

Peluda –la que han pelado y no precisamente a

máquinita de barbero– y descendimos al norte

bordeando la del Gato por el sureste. Bajo

pomarrosas caminamos la orilla oeste del río

Tortugas, de tramos anchos y profundos, y lo

cruzamos por un vado sobre cantos rodados y

brincando de roca en roca. Es el río que Núñez y

compañía denominaron Caimito (nombre que se

mantiene en las cabezadas al norte de La Catalina) y

lo describió como “el más bello de todo el trayecto”.

Ha disminuido el caudal, pero sigue alegre y limpio

entre piedras multicolores, atravesando entre loma

Peluda y Cajálbana en su viaje hacia el mar.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III

Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.

El camino de la

costanera viene de los

Magueyes, al oeste. En

sus alrededores debió

estar el ranchito de

leñadores donde Núñez

y sus compañeros se

guarecieron de “un diluvio”. Caminamos sobre

cascajos de las rocas metamórficas que predominan

en la base de esta elevación aplanada en su cima;

que en sus laderas, predominantemente en el sur, da

lecho a interesantísima flora con especies endémicas

exclusivas y plantas comunes achaparradas, que

reúnen condiciones particulares en forma de bonsái

japonés, en aquellos árboles que en otros sitios

alcanzan más de veinte metros de altura.

Aquellos jóvenes, en su paso al pie de Cajálbana, se

sorprendieron al ver “un gran salto de agua, de

aproximadamente 100 metros de altura”, que

parecía “un hilo de plata en la verdura de los

pinares”. Para verlo ahora hay que serpentear por el

cauce y las márgenes del arroyo, en ascenso fuerte,

y llegar hasta la base de las varias cascadas que lo

integran, a la sombra de altos pinos, copeyes,

cuajaníes, almácigos, moruros, ocujes, macurijes,

guanos manacas y espinosos, que defienden con sus

raíces el borde escarpado del arroyo en las crecidas

estacionales.

En el arroyo Carlitos, afluentes del Tortuga,

merendamos pan con azúcar y naranjas y

descansamos media hora bajo granadillos y

pomarrosas. Pedro Luis aprovechó para mostrar los

cantos rodados aún con bordes angulosos, indicios

de la cercanía de las cabezadas del río. Algunos

refrescamos bañándonos en una pocetica, entre

guajacones y camaroncitos asustados.

A las 12:50 pm continuamos camino. Cruzamos tres

veces el mismo arroyo Carlitos y otros dos más, casi

secos, con cantos con huellas de óxido rojo, y

pisando nuestras sombras. Cuando no hablamos

escuchamos el silencio de la hora: solo el zumbido

suave de los pinos y el pst pst de un tomeguín.

Al borde del camino vimos una orquídea terrestre,

con dos hermosos ramos violetas: no más

ejemplares. Atrás se quedan Alexis y Alain, quien le

dice “que no te vea Hilario”, cuando el botánico se

dispone a colectarla. Pero lo vió:

–“Coño Alexis, precisamente tú… Al menos espera

a comprobar si hay otros ejemplares en la zona”.

–“Alabao Hilario, con lo difícil que resulta ahora

hacer coincidir una expedición con la época de

floración de estas especies, no puedo perder la

oportunidad. Además ahí quedaron varios hijos y no

afectará su conservación”.

Hilario quedó atrás, molesto, pensando en aquella

enseñanza de su padre –él tendría unos diez años–

todo un código de ética: “cuando vayas a hacer algo,

piensa: ¿qué pasaría si todos lo hicieran? Si el

resultado fuera bueno, hazlo, pero si fuera malo, no

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III

1- Huevo echado a perder

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 32, Cuba, 26 de diciembre de 2006.

lo hagas”. Delante sobresaliendo del saco colector

del botánico, y moviéndose de un lado a otro al

golpe de los pasos sobre las piedras, va la espiga

triste, como diciendo adiós, quién sabe si a su

“ignorante” defensor o al entorno que ya no volverá

a respirar… (Después de la expedición, al

clasificarla, resultó ser la Bletia purpurea, especie

abundante en distintos medios geográficos. ¡Menos

mal! Pero ¡y si hubiese sido una especie escasa?...

Tal vez se conservaría en un patio).

Dejamos el interior del bosque atrás y

desembocamos en la carretera central de montaña –

construida en 1980–, en un tramo de quinientos

metros sin asfalto: le habían pasado bulldózer para

arreglarlo, y llegó el período especial. Pero lo

inaceptable es que quién conducía al aparato

aplastador (¿y quienes lo dirigían?), destruyeron dos

hileras de hicacos, ya nacidas, sembradas por

Mireyo. Con el amor de un guardabosque de

vocación, nos llevó a una matita superviviente, de

un metro de altura, y nos dijo: “nació el 12 de marzo

de 1985”. Quedan doce de mil cuatrocientos.

Al lugar donde arribamos le denominan “loma del

Arroyo del Muerto” (y hubo 1 388 muertes,

bulldozeadas por la indolencia). La carretera, que

asciende desde el suroeste atravesando una zona de

cultivos y potreros, dobla al este y va entre pinares.

Sobre las copas de los pinos vemos la cima del Pan,

ahora con la imagen del radar que la corona. Una

corriente de aire proveniente del nordeste surge

apretada entre las montañas del Pan y de Cajálbana,

y nos obliga a empujar e inclinar un tanto el cuerpo

hacia delante para avanzar. Entre el zumbido del

viento y el chirriar estridente de las chicharras en

los troncos de los pinos, Mireyo nos habla de un

área de autoconsumo de la Forestal, allí en El Cayo.

Tomamos agua en la poceta abierta por el chorro

que sale de la alcantarilla en las crecidas del arroyo

del Muerto, afluente del río Las Vueltas. ¡Esa agua

refrescante y sabrosa de las cañadas en los pinares!

Allí con un limo verde ondulante, en los cantos de

tonalidades oscuras y cientos de caracolitos negros.

Por la carretera Hilario va comiendo frutitos de

guasimilla.

Llegamos a San Juan de Sagua a las 2:45… ¿Qué le

dará ese sabor especial a este lugar y su nombre?

¿La belleza y variedad de los paisajes que lo

rodean? ¿La majestuosidad del Guajaibón? ¿el aire

cargado de olor a monte? ¿cierta sensación de lo

antiguo? ¿o el ritmo de “san-juan, sa-gua, y el agua

de sagua?... Debe ser todo junto al mezclarse en

nuestros sentidos y nuestra percepción.

Desde el puente sobre el río Las Vueltas

observamos su poco caudal y las líneas

estratificadas plegadas en su lecho de rocas.

Dejamos la carretera y bajamos al batey de Sagua.

Hay un gentío comprando en la bodega y el

consultorio médico vacío, blanco y verde, bonito.

En el portal del comedor obrero de la EMA,

soltamos las mochilas y nos tiramos en el piso a

descansar los pies adoloridos, tras veintidós

kilómetros –medidos en la hoja cartográfica 1: 50

000, donde no se cuentan las mil vueltas que se dan

en el terreno, ni lo que se sube ni lo que se baja.

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Pág. 21

No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV

Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.

Mientras nuestro leal guía buscó y contactó con

Felipe Martínez Alfaro guardabosque y compañero

suyo que nos acompañará en lo adelante, pues

Mireyo tiene que regresar al Mameyal a una tarea

de la Asociación de Combatientes de la Revolución

Cubana al día siguiente. Todo el grupo, uno por uno

se despidió de él agradecido.

También por gestión de Mireyo llegó Ada, cocinera

de la E.M.A. en San Juan de Sagua. Es delgada,

feucha, de 34 años con hijo de 16, activa y tratable.

Nos preparó un almuerzo riquísimo, aporte de

Gaviota S.A.: coditos, arroz, jamonada con queso y

yuca que trajo Felipe. Almuerzo reparador, y

después el estimulante mejunje de H.C., con

pimienta cimarrona, cáscara de cuajaní, jengibre,

hojas de naranja, toronjil de España y cañasanta.

Una hermosa muchacha de ojos verdes llega,

conversa con Ada y se va, quedándose multiplicada

en veinte retinas masculinas. Ante nuestras miradas

inquisidoras, Felipe informa que es Mercedes, la

Doctora, y vive sola en el consultorio…

A las 4 de la tarde cayó tal torrencial aguacero que

no se veía el Guajaibón ni sierra Chiquita, a 300 m.

Casi a esta misma hora y día de 1943, Núñez y sus

compañeros se guarecían de un aguacero semejante

en un ranchito de leñadores allá en la Costanera de

Cajálbana. Entonces en Sagua apenas habían unos

bohíos aislados en parcelas arrendadas por el

latifundista dueño, un tal Mr. Yak. Llegaron al

bohío de Mamerto Alfonso, donde les ofrecieron la

tradicional hospitalidad campesina.

Y llegó Mamerto con la carga de sus 93 años,

preguntando por Núñez Jiménez. Desilusionado,

nos escuchó explicarle qué hacíamos, y a solicitud

nuestra nos contó sobre sus relaciones con Núñez:

“la primera vez llegaron como a las 7, mojados, y

así mismo iban a tirarse en el piso; yo les puse unas

tapas de cuero para que durmieran. Al otro día vendí

una novilla en 12 pesos y fui a San Diego y traje

una saca de azúcar y otros mandados en el caballo”;

para comer apenas tenía de la vianda que cosechaba.

Cuenta que subió con Núñez en el segundo viaje

(1944), cuando ondearon por primera vez allá arriba

la bandera nacional. Relató Núñez que había

jóvenes de 20 años que no la habían visto nunca. Y

sigue Mamerto: Núñez subió a la cueva de los

Huesos por una Yaya y sacó dos catauros de huesos;

cirnieron el polvo blanco y recogieron muchas

cuentecitas pero no encontraron el medallón del

collar”. Mamerto le contó a Núñez en el 43 que

sufría de unos “andancios” que le producían “una

fuerte dolor en el estrógamo”. En el 79 “el hueso de

la espina de la columna le chocaba con el riñón y lo

ñangueteaba de tal manera que lo dejaba “to

derrengao”. A los 93 nos dice: “tengo

profaga” (problemas en la próstata), “me dio la

artrosa” “y estoy ancina (así) que no duermo de

noche ni de día, lo que cojo unos piensecitos

(sueños cortos). Pa´ la artrosa tenía que estar

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 33, Cuba, 26 de enero de 2007.

tomando pastillas permanentes, y cuando vine pa´

quí voté las pastillas; me ofrecí unos baños de yerba

de la sangre, la tomé en cocimiento y me acosté… y

me cayó un pincheteo de la rodilla pa´ bajo, que me

recordaba una máquina de escribir (y escenificó el

pincheteo), pero me curé de la artrosa. Tuve un

tabardillo y me dio paludismo, y veo poco”. Le

escuchamos con oídos pacientes, pues relata lento,

con esfuerzo de la memoria: “yo vendí unas matas

de fruta bomba y no me las pagaron; la chequera

debía ser de unos 100 pesos según Núñez, y me

llegó de 65. Fui a La Habana y vi a Núñez, y

después me pagaron las frutas, pero la chequera

sigue igual. Quiero ir a La Habana a verlo otra vez”.

Se refiere a Núñez con evidente admiración y

respeto. Con humildad y orgullo nos mostró la

medalla por el 50 aniversario de la Sociedad

Espeleológica de Cuba que le fue entregada, y la

lleva en el bolsillo de su vieja camisa, sucia de

muchos días encima, de viejo solo y sin buena

atención familiar… y tuvo 17 hijos, el último a los

79 con una segunda esposa de 18 años.

Mientras hablaba, Hilario le hizo un retrato a lápiz

en su cuaderno de campo: más que el físico, le

retrató el reflejo de la carga de dolores y añoranzas

que soporta su cuerpo debilitado.

Ya oscureciendo Hilario lo acompañó a su casa,

Mamerto encendió un candil: en esa semioscuridad

se veía una sala-comedor llena de trastes y maderas,

bultos colgados de las soleras con tapas de latas

para que no le lleguen los ratones. Un gato le

acariciaba los pies. Vive al parecer en la misma casa

en que lo visitó Núñez en 1979, cuando dijo que

vivía en el mismo bohío del 43. En el jardín: mar

pacíficos… ¿los mismos del 43?

Para dormir nos acomodamos en el portal del

comedor obrero, pues el encargado del local dijo

que no podíamos quedarnos dentro porque hay un

almacén. Es natural la negativa, pero de estar

Mireyo habríamos dormido dentro. De la casa

vecina llegaban las voces y música de “La

Sucesora” (novela televisiva), y seguro que hasta

allí llegaban las voces, cuentos y chistes, risas y

palabrotas, comentarios… y las espontáneas

expresiones fisiológicas, para oídos y narices.

Compartimos hamacas, sacos de dormir, mantas

térmicas, sabanas y mosquiteros como diez

hermanos en una misma cama dura y fresca. Cada

uno, en la medida de su cansancio, fue quedando

solo con sus pensamientos…

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V

Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.

Ascenso al Guajaibón. Sábado 25

El amanecer empieza

exactamente tras el

Guajaibón y sierra

Chiquita propicio

para los ejercicios

matutinos de Hilario

antes que el grupo se

levante. Llegó

temprano Felipe, desayunamos mejunje con yuca y

café, y a las 8:40 salimos rumbo al Pan. Ya el sol

pintando de colores rojizos los ocres de los altos

paredones del sur. El puente sobre el río Sagua ha

provocado tal acumulación de cantos rodados y

arena, que formó un “tibaracón” –como una isla–

cubierta de caña de castilla, que abre al río en dos.

Una hilera de tamarindos acompaña al camino que

se encuentra 1300 metros al este. Cruzamos el cauce

seco del arroyo que brota intermitente de una cueva

con un gran lago interior, al fondo de la ensenada,

donde se construyó después de 1980 una

minihidroeléctrica, por estudios hidrogeológicos de

un proyecto cubano-polaco. Actualmente está

inactiva por insuficiente caudal. En 1983 había unas

20 viviendas en la ensenada abierta entre los

extremos occidentales del Pan y de sierra Chiquita;

solo quedan 10, aisladas, las demás se han mudado

al pueblito de Sagua.

Al bordear la falda occidental del Pan enriquecimos

el desayuno con guayabas. En el río Canillas

tomamos agua “como camellos” y llenamos las

cantimploras para el día. Felipe nos llevó hacia el

este por un trillo que atraviesa un cafetal sembrado

de altas tecas, huesos y cauchos, árboles exóticos

“sembrados” por Mr. Jack. En su fronda, algarabía

de totíes.

Para comenzar el ascenso Pedro Luis

Hernández tomó como referencia la nota de Núñez

Jiménez de “más de un kilómetro y medio después

del río Canillas” Allí entramos a una cueva de

amplia boca que según Felipe es la Lechuza: un

primer salón de 20 m de ancho iluminado por la luz

natural que le entra, con abundantes formaciones

secundarias; todo el piso, de sedimentos terrígenos

con huecos de excavaciones. En la pared sur, ya

borrosa la pintura, se observa la marca hecha por el

Departamento de Arqueología de la ACC en Pinar

del Río, señalando la cueva como sitio arqueológico

con el número 286 de la provincia. Pedro con un

grupo exploró unos 110 m por galería hacia el este,

de dos niveles y que termina en un sumidero. Sus

características no coinciden con la descripción

hecha por Núñez de cueva La Lechuza. Ochenta

metros más al este y a unos 30 sobre el nivel base

140 metros sobre el nivel medio del mar, nos

encontramos una cuevita de minado lateral, de 12 m

de longitud 8 de ancho máximo y 3 de puntal. Sobre

el piso de tierra roja a la entrada hay unos palos

quemados en hoguera; quizás por esclavos

cimarrones. La nombramos cuevita del Guajaibón.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V

A 20 o 30 metros más arriba hay un abrigo rocoso

de apenas 6 metros de longitud, al que ni haríamos

referencia, a no ser por un pequeño accidente

ocurrido a Hilario (sin casco con una gorra de tela)

al apoyar la mano en una estalactita al salir, y se

desprendió, le rozó la cabeza y le abrió una pequeña

herida que asustó Alain al verlo sangrar; el propio

Hilario se contuvo la sangre con un pañuelo, se

limpió y explicó sin alarma a los compañeros lo

sucedido. El ascenso es zigzagueante, según

permitían u obligaban las condiciones del terreno –

paredes verticales, derrumbes, grandes bloques,

escalones, árboles, bejucos espinosos pero con

rumbo general sur-suroeste. A unos 250 metros

sobre el nivel de base, el segundo susto lo recibió

Valdín al ver al guía, que iba delante, venirle arriba:

¡se le partió un palo seco y cayó hacia atrás, giró en

el aire y 3 metros más abajo se sujetó con las manos

a unos árboles, de frente y casi cabeza abajo! Dice

Felipe que él no se asustó… y se le puede creer: en

esos casos no hay tiempo de asustarse, actúa el

instinto de conservación.

Varios troncos de ébano carbonero pudriéndose con

los años y la humedad, y raíces retorcidas de viejos

guaos, como esculturas de un rojo oscuro, llamaron

nuestra atención.

Pedro Valdés “se escapó” y dando un rodeo llegó el

primero a la cima a las 11:45. A las 12:20 llegaron

los últimos que se desviaron muy al oeste. Carlos

llegó con el overol empapado de sudor, pero como

siempre de buen ánimo y dispuesto a un chiste.

Algunos trepamos a la copa achatada de los

sabicúes que coronan el pico y desde allí

disfrutamos el aire, el sol y el paisaje que nos rodea:

sin primeros planos por la inmediata pendiente

abrupta, con abismos al sur y al noroeste, las auras

volando más debajo de nosotros. Hacia el sur,

primero las elevaciones de sierra Chiquita con su

bosque de cerrado dosel –igualado por la red de

bejucos que lo cubre– con jagüeyes, palmas reales y

ceibas a las que no llega la bejuquera. Después Mil

Cumbre y 10 km más de serranías cársicas

alternando con otras formaciones rocosas; mogotes

y valles intramontanos, potreros y áreas de cultivo

como parches más claros en el verde oscuro de los

bosques naturales. Alfombra interrumpida por el

abra que separa el extremo suroccidental de Sierra

del Rosario, del extremo suroriental de Sierra de los

Órganos, en sierra de la Güira. Después la llanura

sur con sus azules borrando el horizonte de tierra,

mar y cielo.

Al norte alturas de pizarras con pinares reforestados,

hasta la carretera que bordea la estrecha llanura

donde alternan los cañaverales, cultivos varios y

potreros hasta la faja de manglares con sus bahías,

esteros y desembocaduras de los ríos que nacen en

las montañas; y el mar con sus cayos –Cayo Levisa

en desarrollo turístico, una rayita de espuma y arena

blanca. Después el horizonte difuso de azules.

Al oeste se destacan la meseta de Cajálbana primero

y sierra Guacamaya a lo lejos. Al este una pendiente

abrupta nos separa de la cumbre más alta del

Guajaibón y de la Cordillera de Guaniguanico,

donde divisamos las siluetas del radar a más de 500

m de distancia y a mayor altura. Tratamos de definir

en el mapa: 1:50 000 de 1971 que llevábamos, en

qué cima estábamos, pero discrepamos de su

ubicación cartográfica. (Unos días después de la

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V

expedición, revisando otra vez el relato de Núñez y

hojas cartográficas de los mapas 1:10 000 y 1:25

000 actualizados en 1980-81 y 1983

respectivamente, nos percatamos de que por errores

de apreciación el pico que escalamos fue el ubicado

en coordenadas X: 255900, y: 330500, de 420

metros sobre el nivel medio del mar). Por la

descripción de Núñez se infiere que ellos escalaron

la cumbre situada en: X: 258870 Y: 330920, de 697

metros sobre el nivel medio del mar, aunque

introduce dudas la afirmación de que vieron “muy

cerca” de ellos hacia el oeste “a menos de un

kilómetro… la cumbre occidental del Pan, la más

alta” –que se encuentra a 2 500 metros al este de la

cumbre de 700.1 m, hay otro mapa que señala 699

metros sobre el nivel medio del mar. Esa es otra

expedición pendiente, quizás en homenaje al sabio

Tranquilino Sandalio de Noda, uno de los primeros

en escalarlo.

Tiradas las fotos colectivas de rigor, a la 1:30

iniciamos el descenso con rumbo noroeste. Alexis

va llenando de muestras florística su saco colector,

mientras Felipe nos conduce por pendientes siempre

tan abruptas que obliga a ir sujetándonos de tronco a

tronco, agarrados a bejucos resbalando de pie o de

nalgas, frenando el impulso, a punto de perder el

equilibrio a cada paso. Pero como “para abajo todos

los santos ayudan” resultó fácil: a las 2:30

estábamos ya en la base del macizo sorprendidos

por la rapidez. Atravesamos el cafetal chupando el

jugo dulce de sus granos rojos y tomamos agua en

cueva Jordán, que funciona como torplén, pues el

arroyo Canillas se asoma al pie del paredón y

penetra otra vez. Nos bañamos en la poceta de 10

metros de diámetro donde resurge, con ese azul

misterioso de las aguas profundas.

Visitamos las cuevas que Núñez nombra en su

exploración de 1944 como cueva Chica de Canillas

y cueva de la Fuente. En la primera reportó el

primer hallazgo arqueológico aborigen del

Guajaibón, aunque desde 1855 había noticias

imprecisas sobre huesos humanos encontrados allí.

Está marcada con el número 285 por el

Departamento de arqueología de la ACC de Pinar

del Río, que realizó allí una pequeña excavación en

1983. En la segunda también arqueológica, y de

abundante formaciones secundarias, se observan la

huella de grandes excavaciones que han eliminado

todo vestigio de la habitación primitiva. Nos

indignamos al ver que “espeleólogos”

inconscientes la han convertido en basurero; por

unos nombres y siglos escritos en la pared. Pedro

Luis asegura que es obra de un grupo de estudiantes

del ISCAH, cuyo jefe el conoció y al que le va a

decir hasta C… cuando lo vea.

A las 5 llegamos al comedor directo a los calderos.

Después de la comida varios compañeros insistieron

“muy preocupados”, en llevar a Hilario al

consultorio a curarse la herida. La doctora de ojos

verde le dio tres puntos, ayudada por Carlos porque

le costaba trabajo pasar la aguja por el cuero

cabelludo –ya casi sin cabellos– del cabeciduro. A

Ernesto le curó un arañazo en el codo y a Orlandito

un golpe en la canilla: todos querían tener algo que

curarse. Ella, con amabilidad y una sonrisa que

paraba a un muerto, los curó a todos y consintió,

además, a que fuésemos más tarde a su casa a ver

“la primera película del sabado… la segunda no”,

nos dijo con cierta picardía.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 34, Cuba, 26 de febrero de 2007.

Y enseguida volvimos llenándole la sala, sentados

en cómodos butacones y sillones, en las sillas del

comedor, y en el suelo; nos ofreció agua fría con

hielitos redondeados en molde, y bebió nuestro

mejunje… Ni el más soñador de aquellos cuatros

jóvenes del 43 hubiera imaginado algo así. Sin

embargo a pesar de (y por) las profundas

transformaciones económicas, políticas y sociales,

permanece aquella hospitalidad campesina que

siempre destacó Núñez, encarnada también en la

juventud de Mercedes, 50 años después.

Arriba la luna invita a soñar. Abajo otra vez la cama

dura, ahora más silenciosos, pensando, cuántos de

nosotros, en la reina de los ojos verdes, sola en su

consultorio...

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI

Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.

Desde Sagua a Corralillo. Domingo 26

Hilario detiene sus ejercicios matutinos: el pintor

que lleva dentro le revela una visión erótica del

Guajaibón, y nos llamó para compartirla:

un monumental perfil de mujer desnuda acostada,

de unos turgentes, sobre el fondo rojizo del

amanecer. Y se concedió ese derecho humano al

disfrute de la belleza, y al placer de dibujarlo en su

cuaderno de campo.

Hicimos un “calentao” de arroz con frijoles y yuca

como desayuno, y una cantimplora de agua para el

camino. Quisimos despedirnos de Mercedes pero

aún dormía. Le dejamos una nota de agradecimiento

y una flor. Salimos a las 8:50, Felipe amarró varias

mochilas en su caballo y él como nosotros, a pie. Al

pasar junto a tres niños que jugaban frente a su casa,

Hilario habló con ellos y les pidió que le hicieran un

dibujo. Marceli G. Sánchez, de 8 años y 3er grado,

le dibujó una bandera cubana, en lo alto de un asta

que le ocupa media página del cuaderno, con una

estrella brillando.

Vamos rumbo a Mil Cumbres por la carretera de

montaña. Cruzamos el puente sobre el arroyo El

Dos, y a unos 500 metros la existencia de dos

puentes sobre el río Sagua en un tramo de 100

metros, le dan al lugar el nombre de Dos Pasos o

Los Pasos juntos. Felipe nos señala hacia el sur, a la

cordillera ondulante de La Catalina: -“allá están los

mogotes de Fornaguera, y hay una colonia de

Microcycas

calocoma, de unas

40 palmas.” Nos

dice. Y va

contándonos que

“por los años 40, el

general Montes,

oficial de las

Fuerzas Armadas, y latifundista, era el dueño; por él

se desmontaron esas lomas y se convirtieron en

potreros. Le pagaban 40 centavos al día a los

monteros y como alimento funche. También

construyó una carreterita… todavía quedan algunos

puentes viejos. Manolo Ferro y Vicente Carvajal le

compraron la finca y eran los dueños en 1959”.

Subiendo Fornaguera, a la izquierda de la carretera

baja el arroyo El Cusco, activo siempre. En un

vivero forestal una mujer riega miles de posturas en

bolsitas de polietileno. Después vimos áreas

reforestadas con caobilla antillana, ocuje yarúa…

Desde la loma del arroyo Boca manga (175 metros

sobre el nivel medio del mar), hay una vista del

Guajaibón que muestra sus cumbres cimeras desde

el sur.

En el batey de Mil Cumbres –conocido

antiguamente como Echevarria o Manacas– se

conserva la casa de madera del general Montes,

pintada de azul con tejas francesas rojas. Hoy es

casa de visita del área protegida. Hay una

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI

caballeriza y un vivero pobre con una especie de

palma que quieren desarrollar en la zona. Por una

tubería les llega el agua por gravedad desde lo que

llaman “El Acueducto” –expresión campesina bien

lógica- abastecido por manantiales más arriba.

Por la carretera actual una guagua hace 4 ó 5 viajes

al día entre el pueblo de La Palma –cabecera del

municipio- y el batey El Mameyal a siete kilómetros

al este de Sagua; serpenteando entre sierra Chiquita

y Mil Cumbres. De San Cristóbal llega otra hasta el

batey, pasando por Rancho Mundito y Sabanilla,

pero ahora casi nunca viene.

Avanzamos al sur subiendo la loma de Seguí,

pedregoso por el afloramiento de estratos calizos

verticales. Cerca de la cima (305 metros sobre el

nivel medio del mar), una vereda casi perdida pues

ya no se usa, señala el antiguo camino a la Hoyada

de La Catalina. El actual, mejorado con buldózer,

bordea la cima por el este en un tramo de dos

kilómetros y desciende al sur, sombreado de

guásimas, algarrobos, cedros, yagrumas, guasimillas

y bejucos que penden de lo alto, las malvas hacen

del camino casi un trillo, y las guayabas maduras

perfuman el aire y nos nutren.

En otra cima del mismo cerro pero que llaman La

Altura, hicimos un alto. Felipe con su índice activo

nos señala al oeste y describe “la loma de la jocuma,

hasta donde llegan los potreros de Seguí y del

Caimito, cerrados al sur por las Sierras de La

Hoyada, La Jía, El Congo… Al este los potreros del

Pinar de Flores y las serranías de Galván, El

Mameyal y Seboruco. Descendimos a la hondonada

de Laguna Villar, ahora seca, y tomamos agua en el

arroyito de igual nombre, que se pierde en un

sumidero estrecho son las 11:25.

En la Puerta del Mamey –hoy una puerta de golpe

en la cerca de potreros y una enorme mata de

mamey colorado-, entroncan el camino actual y el

viejo. Otra vez afloran en el camino los estratos

calizos, ahora más gruesos. Pocos rayos del sol

consiguen traspasar el enramado de algarrobos,

guásimas, guaras, copeyes, ciguarayas y jagüeyes,

dagames, majaguas, cabos de hachas, llamaos,

ayúas, macurijes, tengues, helechos arborescentes…

Al oeste de Puerta del mamey hay otra colonia de

palma corcho.

Cien metros al sur de la puerta Valdín y los dos

Pedros le hicieron el croquis topográfico a dos

pequeñas cuevas al borde del camino: al este, Furnia

Vereda La Hoyada, de apenas siete metros de

profundidad y galería muy estrecha incógnita; al

oeste cueva del Jagüey, de quince metros, ambas

funcionan como sumideros de las aguas de la

región. Ochenta metros después, también al borde

del camino, se le hace croquis hasta los siete metros

a Furnia La Palma. Avanzamos otros noventa

metros y aparece Furnia Grande, de doce metros de

diámetros en la boca y dieciocho de profundidad, al

este y a seis metros del camino. Cincuenta metros al

sur de esta y diecisiete al oeste del camino, vimos

cuevita El Majá, un ponor que dejamos incógnito a

los dieciocho metros. Setenta metros más y al borde

del camino otra furnia de boca ancha que

nombramos cueva El Ficus, de veinte metros.

Participaron en la exploración espeleológica Pedro

Luis, Valdín, Alain, Orlando Sotolongo, Enrique,

Alexis, Hilario y Pedro Valdés, quién se destacó

además haciendo los croquis topográficos. Fueron

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Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 35, Cuba, 26 de marzo de 2007.

ubicadas en el mapa topográfico 1: 25 000 y y

observamos que las seis cuevas están en unos 300

metros, al borde del camino: es una zona

potencialmente rica para estudios espeleológicos y

del carso en general.

A la 1:15 salimos del monte a la Hoyada de La

Catalina: un valle intramontano que se extiende tres

kilómetros de este a oeste por uno de ancho, con

mogotitos aislados, ensenadas y abras penetrando

las sierras que lo rodean. La división político-

administrativa entre los municipios de La palma y

Los Palacios lo divide al centro: la parte norte

pertenece a la E.M.A de La Palma (¡no no! no

vayan a pensar que lo siembran hasta la mitad y la

otra parte la E.M.A de Los Palacios…! sería el

colmo de las pinareñadas!) Hay cultivos de

plátanos, yuca y malanga, pero vimos platanales de

burro censa con la yerba hasta los racimos, y mucha

área abandonada, sin sembrar. Conversando con tres

obreros en el comedor del plan –modesta

construcción de madera y guano-, nos explicaron

que allí trabajan quince, de ellos directos en el surco

seis, cuatro boyeros; un montero, la cocinera, dos

custodios, el tractorista y dos jefes. Ninguno vive

allí, vienen en carreta desde San Andrés de

Caiguanabo –unos 27 kilómetros- y ahora con la

escasez de combustible, vienen poco. La sequía está

afectando mucho.

Nos brindaron almuerzo: yuca y plátano burro.

“-En 1943 aquí no vivía nadie” –y nos contó

Felipe: “Después vivió un viejo de apellido Blanco

con tres hijos llamados Juan. Por los años 50 llegó

un montero de los Ferro también llamado Juan, al

que para diferenciarlo lo apodaron “El Aparecido”.

Actualmente allí vive Justo Ávila, el montero del

plan, pero solo temporalmente pues tiene su casa en

Corralito, cerca de San Diego de los Baños.

Los exploradores del 43 llegaron sin guía; salieron

de La Hoyada rumbo al suroeste y anduvieron

perdidos en los pinares, sin alimentos desde el día

anterior. Núñez relata: “En estos terrenos, nuestros

zapatos terminan por deshacerse y entonces

sacamos de nuestras mochilas las frazadas, las

partimos en dos y nos las atamos a los pies para

poder seguir caminando (…). De nuevo la noche

nos sorprende por el camino. Estamos exhaustos.

Durante los altos que hacemos para descansar nos

quedamos dormidos, y cuando despertamos,

proseguimos (…)”.

Pensamos explorar un poco La Hoyada y acampar

allí, pero decidimos dejar la exploración para otra

expedición en que podamos dedicarle varios días, y

avanzar hoy hasta Las Lleguas. Así que a las 2:55

pm, en marcha otra vez. Un monte reforestado de

majaguas sombrea el camino hasta al pie de loma

La Tasajera. Allí nos alcanza Justo Ávila

acompañado de su mujer y un hijo en dos caballos;

han estado un mes en La Hoyada y bajan a su casa.

Él se ofrece como guía y nos despedimos de Felipe,

que regresa jinete a Sagua, sin más pago que el

agradecimiento de personas que no conocía ayer, y

que quizás no vuelva a ver.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.

Noble, flaco y de

ojos avivados, Justo

nos lleva en su

caballo las mochilas

más pesadas, y

ascendimos la larga

loma. Camino

empedrado

nuevamente por los estratos calizos que afloran,

como enrrajonado (fue construido antes del 59 y

llegaba hasta las fincas de un hacendado que dejó su

apellido en esa zona: Galván). Arriba cerrado de

monte, con zumbido de abejas y silencio de pájaros.

El calor y la marcha sin parar hasta la cima de la

Tasajera nos hace sudar abundantemente. –¡”De

p….! –escribe Pedro Luis en su cuaderno. Allí

cogimos un aire (240 metros sobre el nivel medio

del mar).

El camino desciende bordeado de cumbres que lo

sobrepasan por el norte en más de 100 metros. En

loma La Paloma, en el alto de La Lechuza, a las

4:10, el paisaje obliga a otra parada: una profunda

ensenada se extiende al sur, con potreros y cultivos

variando el colorido de ciena, rojo y verde; hay

casas junto al camino amarillo hasta el abra formada

por los extremos de las sierra del Rosario y de la

Güira (donde tantos sitios de cimarronería india y

negra esperan por los también intrépidos

rancheadores-investigadores modernos de nuestra

historia en estas serranías).

Vemos la represa La Juventud y los edificios de

Paso Quemado; después el horizonte difuso.

En el alto entronca el camino de Seboruco, hacia el

este, que pasa como vereda frente a cueva La

Comandancia, campamento del Ejército Rebelde en

1958. Seguimos descendiendo hacia Las Yeguas y

Corralitos entre bosques de pinos y encinos. Justo

señaló un encino viejo y maltrecho: “le dicen

Encino de la Consulta, porque un médico de San

Diego de los Baños venía y consultaba a los

campesinos ahí, cuando los gobiernos no se

ocupaban de la salud pública”.

Llegamos a la cuadra de burros donde hay una casa

y agua que llega por gravedad, pero no nos gustó el

lugar para acampar y aceptamos la invitación del

buen Justo de que siguiéramos hasta su casa. “–

aunque no sé si habrá agua en el pozo, pues con la

sequía escasea mucho por aquí”. En un naranjal

estatal chupamos y comimos naranjas ácidas que

nos parecen dulces.

El alto de Corralitos es una loma de marabú

atravesada por el camino con varias casitas de

madera y guano o fibras negras de asfaltiti. Una

muchacha nos recibe alegre al llegar a casa de Justo,

se abrazan y besan: es su hija, enfermera graduada

que trabaja en La Covadonga, en Ciudad de La

Habana. ¡Que agradable sorpresa también para

nosotros! Justo fue al pozo y avisó “muchachos hay

agua”. Es un espacio de 3 metros de longitud, 1.20

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

metros de ancho y 3 de profundidad, abierto en una

cañada; por las paredes bien empedradas se filtra el

agua que va acumulándose en el fondo, de donde se

extrae con un cubo atado a una soga. Agua turbia,

con 6 o 7 renacuajos negros en cada cubo que se

extrae. Tiene un brocal de cemento y bloques de 50

X 50 cm. Hay además tres tanques de 55 galones

situados alrededor de la casa, bajo canaletas del

techo para recoger agua de lluvia: en su fondo

cientos de guarisapitos suben y bajan en una cuarta

de agua.

Con facilidad establecimos una relación amistosa de

ayuda mutua en las tareas de la cocina. Cuando los

calderos humeaban los olores de los coditos con

queso, yucas y plátanos con sardinas, ya éramos

dueños del portal, del patio y de la cocinita.

Comimos una barbaridad (“quién a buen árbol se

arrima…” Gracias Gaviota S.A). En la cocina

dejamos la sal y el azúcar que nos quedaba, pues la

familia no tiene. (¡Ach, período especial, 1993…!

Cuanta escasez sumada –impuesta–, y esa

idiosincrasia centenaria del cubano para reírse hasta

sufriendo, ahora estimulada por una esperanza cierta

y utopías construidas con sus manos y su

inteligencia. ¡Cuánta resistencia humilde! De

sobremesa bebimos el mejunje de pimienta

cimarrona y aprovechamos las cualidades de Olga la

enfermera: cerró la herida de Hilario y la que se

hizo Alexis en un dedo pelando yucas ¡Que escenas!

De oler alcohol por la fatiga y “aguantar como un

hombre” “Ni mi padre ni mis hermanos se curan

conmigo” –confiesa ella. Pero mejor así que con

lástima.

Sentados en y frente al portal conversamos: “Yo no

había visto caminantes como ustedes” dice Justo.

Los muchachos hacen cuentos y chistes, pero sin

mucho entusiasmo: los pies adoloridos y el cuerpo

todo pide descanso tras nueve horas y 20 km de

caminata. Dormimos unos en el piso, otros en

hamacas, en el portal y en dos casitas, una de ellas

sin techo. El cielo amenazando lluvia.

San Diego de los Baños. Lunes 27

Pero no llovió, por suerte. Unos niños que pasan por

el camino hacia la escuela nos miran curiosos de

vernos dormidos en el portal. “¡De pieee!” nos

gritan jodedores, y siguen riéndose. Justo había

madrugado y estaría ya en La Hoyada. Salen la

madre, el muchacho con Olga, que regresa a Ciudad

de La Habana. Dueños de la casa nos desayunamos

unos frijoles que no se habían ablandado para la

comida y, sin apuro, a las 9:15 salimos para San

Diego de los Baños, distante apenas algo más de un

kilómetro. Al pasar frente a la escuela primaria de

Corralitos se oye al maestro explicando a los niños

nuestros símbolos patrios. La bandera ondea libre,

izada por pequeñas manos libres.

A la entrada del pueblo el camino está desbaratado,

con rellenos de escombros y piedras. Hubo allí una

antigua cantera. Las primeras casas, más humildes,

son de madera con techos de guano, tejas de barro,

de zinc, fibrocén o asfaltiti; alguna de mampostería

¡chiquitas y grandes, algunas pintadas, viejas y

nuevas, con TV la mayoría, sin planificación

urbana. Hoy la mitad de las casas son de esas que

son serruchadas por un divorcio. Después, un

edificio de dos plantas, casas de mampostería la

mayor parte, aunque hay viejas casas de madera.

Pasan padres en bicicletas con niños para la escuela,

mujeres con jabas y litros de leche, viejitas en las

puertas, puercos en los patios, un campo de pelota

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Septiembre 2015

Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

rústico.

En la primera calle asfaltada hay más gente en su

ajetreo cotidiano, a pie y en bicicleta, un tractor, un

camión-guagua, una iglesia centenaria y cartelitos

en las puertas de muchas casas: “Virgen de la

Caridad, Patrona de Cuba, ruega por nosotros”.

Gente vestida de limpio o con huellas de trabajo;

más mujeres que hombres; estudiantes de

secundaria básica; del balneario suben familiares

con viejitos en sillones de rueda; allá una calle llena

de pioneros que juegan, bulliciosos. En la cafetería,

solo café.

Núñez cuenta que entraron a San Diego a las 11 de

la noche del 28: “Las personas que nos ven tan

famélicos y cansados, con las ropas hechas harapos

y caminando tan despacio que parecemos

semiparalíticos por tener los pies lacerados, nos

preguntan de dónde hemos venido, y les

contestamos orgullosos: –¡nosotros escalamos el

Pan de Guajaibón!–.

En el cuartel los acogieron amablemente,

sorprendidos por aquellos jóvenes que habían

andado más de 120 kilómetros en cuatro días por

caminos montañosos. Nosotros caminamos 55 km

en tres días y medios.

A las 9:50 llegamos al hotel Balneario de San Diego

y al Mirador, donde se ejecutan obras de

ampliación: se escuchan golpes de martillos y

tablas, hay tubos, troncos de pinos, un silo de

cemento, una retroexcavadora; los constructores que

se ven no parecen apurados, pero muestran una

bandera de “Mejor Brigada de Obra de Turismo de

la UNECA, Sindicato Provincial”.

En un área con césped, pastan carneros y en un

campo de voleibol y baloncesto jóvenes de

secundaria practican con sus instructores deportivos.

El río San Diego corre turbio por lluvias arriba en

las montañas, pasa bajo grandes algarrobos y del

viejo puente de hierro, sin reflejar en sus aguas

rojizas los montones de caña brava y caña castilla

que protegen la margen Este con sus raíces fuertes,

y que gustan –cuando el río fluye tranquilo y limpio

– reflejarse en su espejo como en los paisajes de

Domingo Ramos.

Mientras esperábamos a que llegara el camión que

debía recogernos allí al mediodía, nos bañamos en

el río. El camión no llegó. Hicimos el viaje de

regreso a Pinar del Río en “botella”, vía San Diego-

Autopista-Pinar. Molestos por el embarque, pero

satisfechos como grupo por el homenaje rendido a

Núñez y sus compañeros y a la vez honrados porque

“honrar, honra”. Y en lo personal, además, por otras

motivaciones que los compañeros escribieron en el

cuaderno de campo de Hilario, como mensajes de

amistad:

“Una experiencia inolvidable en el sentido amplio

de la palabra. Conocí nuevos lugares, subí al Pan

por otro lugar que no conocía. Me sirvió de

preparación para el futuro (…) Gracias por haber

sido uno de los diez que conmemoramos el

cincuenta aniversario del ascenso al Pan de

Guajaibón por Núñez Jiménez”.

Orlando

“Agradezco, con toda sinceridad, esta oportunidad

de compartir con todos y de coger un poco de

experiencia”

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Parte II

El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 36, Cuba, 26 de abril de 2007.

Ernesto

“En esta expedición conocí a un nuevo colectivo de

amigos, lo que más me sorprendió es su capacidad

de trabajo y de tirarse p…”

Carlos

“Creo que esta expedición nos marcó para toda la

vida (…) para mí en particular creo que será

inolvidable, porque fueron cuatro días con nueve

compañeros magníficos, donde reinó un espíritu de

sacrificio tremendo, todos nos ayudamos y

compartimos lo poco y lo mucho como hermanos.

Quisiera sinceramente que se repitiera”

Alexis

“En estos días aprendí a confiar más en mí, fui a un

lugar que siempre quise ir, lo recordaré siempre, me

di cuenta del buen grupo donde me había metido, se

fastidia mucho pero todos son como uno solo”.

Enrique

Final

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución

Por: Yinett Polanco

Entrevista con Lupe Veliz

En la Fundación La Naturaleza

y el Hombre evocar el nombre

de Antonio Núñez Jiménez es

hablar de la esencia misma de

la institución. Conversar allí

con Lupe Velis, la compañera

de toda la vida del “cuarto

descubridor de Cuba” es hablar

de una existencia intensa,

fructífera, íntimamente ligada a la historia de Cuba

y al trabajo espeleológico, geográfico y

arqueológico de muchas partes del mundo. Autor de

más de 190 libros y folletos y 1 665 artículos, así

como documentales para el cine y la televisión,

Antonio Núñez Jiménez se dedicó al estudio del

archipiélago cubano y sus aborígenes, al de regiones

y civilizaciones como la Maya en Centroamérica, la

Incaica en el Perú, los asentamientos en Yucatán,

México, particularmente Machu Picchu y el Cuzco.

Realizó exploraciones en República Dominicana,

Venezuela, Islas de Pascuas, China, varios países

europeos y ambas regiones polares. Organizó y

realizó la expedición latinoamericana y caribeña

"En canoa del Amazonas al Caribe" por 20 países.

Luego del triunfo revolucionario Núñez Jiménez

desempeñó importantes cargos que también le

dejaron innumerables anécdotas narradas por su

esposa para La Jiribilla.

Conocí a Núñez en el año 1951, yo tenía 18 años y

el 28. Me impresionó porque era un hombre que a

los 28 años ya había hecho muchas cosas. Era una

figura conocida, publicaba mucho en Bohemia, en

el magazine Mella, en todos los lugares que pudiera,

ya había creado la Sociedad Espeleológica de Cuba,

era miembro de la Sociedad geográfica de Cuba y

de muchas otras sociedades científicas a pesar de su

juventud.

En ese entonces yo estaba en el Ballet Alicia Alonso

y fui a trabajar en la Dirección de Cultura del

Ministerio de Educación dirigida por Raúl Roa que

tenía un proyecto llamado las Misiones Culturales.

Yo iba como bailarina, un día hacíamos bailes

folclóricos de América Latina y otro día hacíamos

una síntesis de Sílfides, había un concierto donde

Odilio Urfé tocaba el piano, había una obra de

teatro, una exposición de pintura universal y una

exposición de arqueología que llevaba Núñez. Era

una gran rastra que se abría y se hacía como un

teatro y actuábamos en pueblecitos pequeños dos

días. Era un trabajo hermoso. Pero el 10 de marzo

con el Golpe de estado de Batista, todos

renunciamos a eso. Por esa época mi padre tenía un

periódico en Cienfuegos, y al clausurarse el

periódico Hoy, mi padre vino con el nombre y el

crédito de su diario para La Habana a sustituirlo por

Última hora, y la primera vez que Núñez se me

acercó lo hizo para preguntarme por mi padre y el

periódico; así surgió el amor.

Desde que lo conocí lo admiré mucho y siempre

digo que después de 47 años de casados, cuando él

murió, lo admiraba todavía más que cuando lo

conocí. Él se graduó de Filosofía y Letras, fue

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

profesor de geografía en el Instituto del Vedado,

después por oposición se ganó una cátedra de

geomorfología en la Universidad de Santa Clara.

Una de las cosas que más le admiro es esa

concepción tan integral de la vida, de la humanidad

y de la naturaleza. Fue de los precursores de la

lucha por las cuestiones medioambientales. Sufría

cada vez que veía algo que dañaba la naturaleza.

Además tenía mucha disciplina de trabajo, no perdía

un momento de su vida, a pesar de tener altas

responsabilidades desde el triunfo de la Revolución

como fue ser Director del Instituto de Reforma

Agraria (ISRA), fundar la Academia de Ciencias de

Cuba, ser Embajador en Perú y Viceministro de

Cultura, nunca dejó de hacer su trabajo, sus

investigaciones y sus exploraciones.

Recuerdo la felicidad de Núñez cuando estaba

preparando una salida al campo y cuando estaba 15

días sin entrar en el campo se ahogaba, él necesitaba

ese contacto directo con la naturaleza. Además tenía

mucha admiración y lealtad a Fidel, a Raúl, a la

Revolución, era una cosa inconmovible. Fue un

gran hombre y nosotros todavía seguimos

investigando en todos los archivos y papeles que él

dejó porque en ellos hay muchas cosas importantes

de la historia del país y de la Revolución, de

geografía y arqueología de la Isla y estamos

haciendo ese trabajo para que este material sea de

utilidad a las jóvenes generaciones.

Tenía una calidad humana extraordinaria y sus

trabajos en el campo de Cuba —no había rincón de

la Isla que Núñez no hubiera visitado y estudiado—

lo pusieron en contacto con los problemas del ser

humano del país, eso fue lo que formó su

pensamiento político y su fidelidad al ideal de

luchar por un mundo mejor.

Es conocida la anécdota del libro de Geografía suyo

que Batista mandó a recoger. Yo lo ayudé a

mecanografiar ese libro y en mi inmadurez de

aquella época le decía: ¿por qué pones esto si eso no

tiene nada que ver con la geografía?, pero ese libro

en realidad es una denuncia, si tú lo lees ahora te

das cuenta que estaba muy en sintonía con lo que

Fidel plantea en La Historia me absolverá. La

historia de ese libro es tremenda porque él lo hizo

con mucho esfuerzo y sacrificio, él fue a ver al del

linotipo y le dijo que lo único que faltaba era el

linotipo, que tenía todo lo demás resuelto; vio a

Sánchez Roca, el de la editorial y le dijo que nada

más le faltaba la impresión; vio a otro señor que era

el que importaba papel y le dijo, “nada más me falta

el papel, tengo todo lo demás”, o sea, que cuando

ese libro salió no solo estaba ahí su trabajo

intelectual, sino todo el esfuerzo que hizo para

lograr que se imprimiera el libro. Al poco tiempo de

salir hubo profesores de la época que lo pusieron

como libro de texto hasta el día que Batista vio a un

hijo de él estudiando con él. Batista tenía ese fin de

semana una pesquería por Isla de Pinos y cuando se

leyó el libro lo mandó a recoger, con la orden de

que lo quemaran. De todas maneras a cada rato me

encuentro a alguien por ahí que rescató un tomo.

A Fidel Núñez lo conoció en la universidad, donde

participaron en varias actividades juntos y siempre

tuvieron una gran afinidad porque Fidel también es

un amante de la naturaleza. Recuerdo los primeros

años de la Revolución cuando se estaba aplicando la

Ley de Reforma Agraria, viajábamos

frecuentemente por todo el país, y Fidel eso lo

disfrutaba mucho.

Antonio Núñez Jiménez,

naturaleza, cultura y revolución

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

1- Tomado de la Revista Digital de Cultura Cubana “La Jiribilla”, Año VI, # 315, La Habana, 19 al 25 de mayo de 2007.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 38, Cuba, 26 de junio de 2007.

Ahora lo vemos en sus reflexiones, su mayor

preocupación hoy en día es el problema de la

situación medioambiental y el daño que el hombre

le está haciendo a la naturaleza.

Núñez se incorporó al Ejército Rebelde en Santa

Clara porque ahí nos habíamos mudado después que

él se presentó a las oposiciones en la Universidad de

allá. Allí él pertenecía al Movimiento clandestino y

cuando el Che llega a Las Villas él se le une antes

de la toma de Fomento. A partir de ahí estuvo

trabajando como ayudante suyo, le hizo el mapa de

la batalla de Santa Clara y yo fui el día 25 de

diciembre a llevar esos mapas para la toma de la

ciudad. Estuvo trabajando con el Che hasta que

Fidel le pidió que pasara a trabajar con él. Núñez

estuvo en la Comisión que redactó la Ley de

Reforma Agraria junto con el Che, Pino Santos,

Vilma Espín, Alfredo Guevara, Segundo Ceballo,

Crescencio Pérez, Waldo Medina y Fidel.

Pero Núñez además no dejó de publicar, no solo

libros eruditos, sino también trabajos divulgativos,

publicaba mucho en Bohemia, y al triunfo de la

Revolución se vio en la necesidad de hacer

rápidamente un libro de historia de Cuba y uno de

historia de las Américas para la enseñanza, porque

los libros de primaria hablaban de que el símbolo de

las Américas eran el Pentágono, la Estatua de la

Libertad, o sea, que no tenían nada que ver con lo

que políticamente estábamos haciendo.

A él siempre le gustó mucho explorar la naturaleza,

tuvo la suerte y la oportunidad de visitar los dos

polos, viajar por toda África, por Suramérica,

cuando estuvo de embajador en Perú tuvo la

oportunidad de hacer importantes estudios en los

petroglifos del Perú y ese fue un trabajo muy

importante porque nadie se había dedicado a

investigar el rico arte rupestre de ese país.

Producto de eso el gobierno peruano le dio la Orden

del Sol.

Núñez tenía también una relación con Guayasamín

muy estrecha porque ellos tenían una gran empatía,

acá tenemos gran cantidad de dibujos y pinturas de

él. Cada vez que era su cumpleaños Guayasamín

mandaba unas invitaciones que eran unos dibujos, y

Núñez todo lo enmarcaba.

Guayasamín fue uno de los patrocinadores del viaje

por el Amazonas. La idea de ese viaje surgió en una

reunión en Caracas previa al quinto centenario de lo

que gran parte de la gente llama Descubrimiento de

América y nosotros le decimos Encuentro de dos

culturas. Cada país de América Latina se

comprometió a dar una cantidad y Guayasamín los

puso en contacto con los indígenas que hicieron las

canoas de un solo árbol que hay que tumbar y la

Televisión Española también ayudó al

financiamiento. En aquel viaje participaron más de

400 latinoamericanos: botánicos, geólogos, pintores,

poetas, geógrafos, fue una manera bonita de

demostrar que a nosotros no nos descubrieron.

Después que hizo el viaje en canoa Del Amazonas

al Caribe, quería hacerlo por el Nilo. Hasta los días

que estaba ya debilitado, todavía planificaba

expediciones. Su vida siempre fue muy inquieta.

Antonio Núñez Jiménez,

naturaleza, cultura y revolución

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Septiembre 2015

Parte II

El joven Antonio

Por: Ángel Graña González

[email protected]

Vicepresidente Primero. Sociedad Espeleológica de Cuba.

El día 20 de abril del año

1923, en Alquizar, pequeño

poblado de la provincia de

La Habana, al matrimonio de

Antonio Núñez Faccio y

Rosario Jiménez de la Osa le

nació su segundo hijo, un

varón que según la

costumbre llevó el nombre

del padre como su hermana,

la primogénita, llevo el nombre de su madre.

Su padre trabajo como campesino, después fue

comerciante y por último obrero azucarero, su

mamá se desempeñó primeramente como carbonera

y después como costurera

El pequeño vivió sus primeros años en este típico

poblado campesino.

A los pocos años la familia se muda para la capital

del país, y su mamá se dedica a coser.

El niño Antonio cursa su primera enseñanza en

distintas escuelas públicas de La Habana, así como

hace un curso en el colegio del Sagrado Corazón de

Sagua la Grande, adonde había sido enviado por sus

padres, a casa de familiares por lo difícil de la vida,

finalmente termina la primaria en el colegio

Sánchez Itian de La Habana.

Desde muy joven se siente atraído por las

exploraciones y estudios y el 4 de abril de 1939

realiza su primera expedición espeleológica a la

Cueva de Candela, situada al norte del poblado de

Güines, en la provincia de La Habana, junto a otros

jóvenes estudiantes como él.

¿Qué motivó al joven Antonio su interés en explorar

y conocer su país? Resulta que al escuchar a sus

profesores hablar sobre la geografía de Cuba, se

sorprendía del desconocimiento práctico que tenían

de las características de los distintos lugares de

nuestro país, no coincidían los datos dados por los

profesores, con los datos que aparecían en los libros,

como por ejemplo la referencia a la altura del pico

Turquino y de otros lugares importantes en la

geografía de Cuba. Ya en esos momentos el joven

Antonio pensaba en poder visitar todos esos lugares

y rectificar si fuera necesario sus datos geográficos.

Ese año de 1939 resulta muy duro para el joven

Antonio, ya que sus padres se divorcian, y al

trasladarse su padre para trabajar en el Central

Preston, en Mayarí, compartirá su vida entre La

Habana y ese poblado al norte del oriente cubano.

Pero sus andanzas exploratorias ven con agrado la

posibilidad de explorar y conocer esa región, y en

una exploración que realiza cercana al río Guayabo,

descubre la cueva de Seboruco, encontrando en ella

una manifestación arcaica en piedra de los indios

cubanos.

En el colegio Instituto Cuba de la capital, termina en

el curso escolar 1939-40 su enseñanza primaria

superior.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El joven Antonio

Con solo 16 años y ya destapadas en él sus aptitudes

como explorador, junto a un grupo de amigos

deciden formar una organización para proceder a

estudiar la Geografía de Cuba, y el 15 de enero de

1940 ese pequeño grupo de jóvenes como él crean

la Sociedad Espeleológica de Cuba, en aquel

momento con un nombre un poco rimbombante

pero que en definitiva nos daría la personalidad de

Antonio años más tarde. A él no le gustaban las

cosas pequeñas sino las grandes tareas y esa de la

Sociedad Espeleológica era su primera gran tarea.

Estudiantes e hijos de trabajadores, eso era igual a

personas con bajos recursos económicos, tampoco

la situación del país era la mejor al inicio de esa

década del 40, por esos sus primeras expediciones, a

las que ellos mismos llamaron domingueras, se

realizarían en los alrededores de la capital del país y

con sus propios recursos pagaban los gastos de sus

viajes.

Estos primeros viajes dieron por resultado que como

buenos exploradores, se dedicaran a colectar,

muestras de rocas, minerales y todo lo que

encontraban en las cuevas y Antonio estimó que ya

tenían suficiente material para hacer un “museo”. El

local de ese “museo” resultó ser la sala de su casa

en Villegas 11 y en un pequeño estante fueron

colocadas y clasificadas todas las piezas colectadas

por Antonio y sus compañeros de la SEC. Años

después, con orgullo enseñaba la foto del estante

con sus piezas y el cartel “Museo de la Sociedad

Espeleológica de Cuba”; continuaba forjándose el

carácter de Antonio.

Otra y muy importante característica de Antonio era

su comunicación, la que lo acompañó toda la vida, y

siendo un joven de poco más

de 16 años comenzó a

escribirle a importantes

figuras de la ciencia en

Cuba, Dr. Carlos de la Torre,

Dr. Salvador Massip, Dra.

Sara Ysalgue y muchos otros

a los que comunicaba los

resultados de sus

exploraciones y hallazgos y

les hacía incontables

preguntas sobre las dudas que ya comenzaban a

surgir en su mente. Todos estos grandes

investigadores veían con agrado el interés de

Antonio y de su grupo de compañeros en los

estudios geográficos y naturales de su país y

cooperaban con él en todas sus posibilidades.

Ya es un estudiante de Bachillerato en el Instituto

de la Víbora y comienza a ser un asiduo oyente de

las reuniones y conferencias de las sociedades

científicas existentes en el país, la Sociedad

Geográfica de Cuba, la Sociedad Cubana de

Historia Natural Felipe Poey.

Al fin, el 20 de febrero de 1943, logra su primer

deseo: es electo Socio Titular de la Sociedad

Cubana de Historia Natural.

El 5 de abril de 1943 y en su calidad de presidente

de la SEC es invitado a la Sociedad Geográfica de

Cuba a impartir una conferencia que dio a llamar

“Explorando las cavernas de Cuba”, la que motivó

que el presidente de la Sociedad Geográfica de

Cuba, el Dr. Salvador Massip dijera que esa

conferencia era “un valioso aporte al conocimiento

de nuestro país”.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El joven Antonio

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

Al año siguiente, el 14 de febrero, es elegido por

unanimidad para cubrir el Sillón Vacante número 46

del Consejo de la Sociedad Geográfica de Cuba.

El 14 de octubre Antonio termina sus estudios de

Bachillerato en el Instituto número 1 de La Habana

graduándose de Bachiller en Ciencias y Letras, y

matricula la carrera de Ingeniería Agronómica en la

Universidad de La Habana. En ese alto centro de

estudios conoce a otro joven y comienza a gestarse

una gran amistad entre ellos, era Fidel Castro Ruz,

estudiante de Derecho.

Conoce que necesita muchos conocimientos para

poder afrontar todas sus inquietudes científicas y

recibe cursos de Arqueología Cubana, Técnicas de

Excavación, dictadas por prestigiosos

investigadores cubanos.

Sus investigaciones por nuestro Archipiélago

continúan, los más remotos paisajes de Cuba son

recorridos por él, las mayores montañas del país son

escaladas, sus datos sobre la Geografía de Cuba

crecen por día, es una geografía nueva, una

geografía escrita a través de decenas de

exploraciones.

En el año 1947 ya ha cambiado de carrera

universitaria y ahora estudia Filosofía y Letras,

estudios que realiza ya como trabajador, una veces

como vendedor ambulante, otras como jornalero en

el Ministerio de Obras Públicas, laborando en la

construcción de las carreteras que unen Consolación

del Norte con Viñales, la Vía Blanca, la de La

Habana a Varadero, o como mensajero en la casa

fotográfica Minican de La Habana, donde como

pago de su trabajo pide que le den una cámara

fotográfica para documentar sus exploraciones.

Esos fueron los primeros años de quien fuera el Dr.

Antonio Núñez Jiménez, el capitán del Ejército

Rebelde, el presidente fundador de la Academia de

Ciencias de Cuba, el embajador de Cuba en la

República del Perú, el Viceministro de Cultura, el

presidente de la Comisión Nacional de

Monumentos, el gran maestro y ejemplo de los

espeleólogos cubanos, a quien con mucho orgullo

llamamos el Padre de la espeleología cubana.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco

Por: Luis Formigo Espinosa

[email protected]

Grupo Sierra del Rosario. Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba.

El año 1939 marcó un punto importante en el

conocimiento de la historia Arqueológica aborigen

indoantillana. El descubrimiento del residuario

aborigen multicomponente de la región de Seboruco

en Mayarí, provincia de Holguín, por parte del

Doctor Antonio Núñez Jiménez, abre una nueva e

importantísima página en el conocimiento de

nuestra prehistoria. Se presenta por primera vez la

Fase Cazadores como muestra de la cultura más

arcaica en nuestro país y se trató de describir por

primera vez la primera clasificación del silex

lasqueado de Cuba.

El grupo preagroalfarero más antiguo de Cuba fue

descubierto en la zona rural de Seboruco, en sus

farallones, frente a la ladera norte de la sierra de

Nipe, municipio Mayarí, provincia de Holguín. Este

notable descubrimiento se lo debemos al eminente

científico Dr. Antonio Núñez Jiménez (1923-1998)

cuando con solo dieciséis años de edad realizó la

primera expedición espeleológica a las cuevas de

Seboruco, aproximadamente 6 km al sur del pueblo

de Mayarí.

Por entonces el destacado explorador declaraba:

“...en ellas (las cuevas de Seboruco) se han hallado

esporádicos restos indígenas, según los guajiros, y si

no se han descubierto verdaderos yacimientos

arqueológicos, estamos convencidos se debe a la

falta de una exploración sistemática...” (Núñez

Jiménez 1945).

Muy pronto se confirmarían sus sospechas, cuando

ese mismo año, durante la titulada “Expedición

geográfica a Oriente”, pudo comprobar que las

citadas cuevas albergaban un valioso tesoro

arqueológico.

En el mes de abril de ese año recomenzaron las

exploraciones arqueológicas en los farallones y

cuevas de Seboruco. Realizan algunas calas de

prueba y entonces van apareciendo a los ávidos ojos

de los exploradores, interesantísimos artefactos de

silex que presentaban a todas luces, visibles huellas

de un trabajo inteligente. Se presenta por primera

vez en la historia aborigen cubana, los primeros

vestigios de una nueva cultura.

Cuchillos de silex de longitudes de hasta trece

centímetros de largo, raspadores, masas cortantes

muy filosas, percutores o martillos líticos y un

enigmático disco con sus extremos achatados.

Asociado a este ajuar encuentran restos de la dieta

de sus habitantes, principalmente caracoles

terrestres vulgarmente conocidos como “Gallos”. Es

necesario consignar que en la cuarta cueva que

exploran, debajo de una masa rocosa, descubren un

fragmento de cráneo humano y de mandíbula

inferior. En 1950 en la cueva marcada con el

número siete, excavan un esqueleto completo en

posición acuchillada, con el cráneo sin deformar y

mirando al Este; lamentablemente este material

osteológico desapareció del museo de la Sociedad

Espeleológica de Cuba al ser asaltado por policías

batistianos en 1951.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

LA FASE CAZADORES Y LA VARIANTE

CULTURAL DE SEBORUCO

EL Dr. Núñez Jiménez se encontró ante una nueva

incógnita en el complicado panorama arqueológico

de Cuba. Los instrumentos o artefactos hallados

muestran una técnica muy superior a las piezas de la

industria de la piedra tallada de anteriores hallazgos

preagroalfareros.

Para ese entonces solo se habían reportado simples

raspadores y toscos cuchillos de silex. Sin embargo,

lo más notable de este nuevo ajuar lítico es la

variedad y el gran perfeccionamiento de la industria

de silex, lo mejor encontrado hasta el momento para

esta cultura.

El 8 de octubre del 1950 el Dr. Núñez publica en la

revista Carteles de La Habana el artículo titulado:

“Un viaje arqueológico en Mayarí”, donde

describió:

“…los descubrimientos de Seboruco ponen de

manifiesto una cultura inferior (...) posiblemente los

indo cubanos que habitaron las cuevas de Seboruco

fueron los Siboneyes, pero Siboneyes muy

primitivos. Tal vez Seboruco sea una de las

estaciones arqueológicas más antiguas de esa

cultura.” (Núñez Jiménez 1945).

De entonces a la fecha por excavaciones

estratigráficas naturales, estudios tipológicos y

fechados radiocarbónicos, se describen fechas como

de 5 170 a.n.e. para el séptimo nivel del sitio Levisa,

cercano a Seboruco y en éste, de unos 6 000 a.n.e.

por el método del calógeno (J. Francisco Álvarez

1994).

En 1993 el Dr. Antonio Núñez Jiménez expresaba al

respecto de la cultura Seboruco:

“... Tuvimos una intuición extraordinaria: decir que

esa era la cultura arcaica de Cuba. Ya señalábamos

ahí algo que diferenciaba a esta cultura de las

culturas históricas de Cuba (...) Poco después le

dimos el nombre de Seboruco a esa cultura,

basándonos en que siempre que se descubre una

cultura distinta se le pone el nombre, generalmente

de la localidad...”(Catauro # 8 / 2003).

Hay que señalar que estos protoarcaicos deben de

haber llegado a Cuba aproximadamente hace unos

10 000 años. Posiblemente a través de las Bahamas

procedente de Norte América. Se asentaron en la

región de Mayarí, actual provincia de Holguín,

desplazándose posteriormente por las cuencas de los

grandes ríos de Mayarí y Levisa donde vivieron

aproximadamente hasta el año 2 500 a.n.e.

Desarrollaron su economía fundamentalmente sobre

la base de la caza (fase cazadores).

PRIMERA DESCRIPCIÓN TÉCNICA DE UN

AJUAR DE SÍLEX EN CUBA Y EL ÁREA DE LAS

ANTILLAS

Los hallazgos arqueológicos de silex y de otras

rocas realizadas en 1945 en Seboruco sirvieron para

hacer por parte del Dr. Antonio Núñez Jiménez, la

primera descripción técnica de un ajuar de silex en

nuestro país y en el área de las antillas.

Transportado el material lítico para La Habana, se

clasificó y se publicaron los resultados ese año de

1945, en un folleto, segundo de una serie de la

“Expedición Geográfica a Oriente”, titulado

“Estudio de la región de Mayarí”. En él, realizan la

primera clasificación del silex lasqueado de Cuba,

donde hace una descripción pormenorizada de los

Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco

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Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

tipos de sílex que encontraron con sus respectivas

descripciones tecnológicas. Se basó para la misma,

en estudios europeos de la talla del mismo ya que

aún no existían estudios para la cuenca del Caribe.

La materia prima de dichas herramientas son las

llamadas silicitas del tipo Mayarí abundante en la

margen oeste del río, donde existen en forma de

guijarros de corteza carmelita o rojas, que no facilita

retoques superficiales finos, ni un lascado regular en

muchos casos (CD Taino, 1996).

La gran importancia de estas descripciones

tecnotipológicas estriba precisamente en ser el

primer intento, puesto que los estudios sistemáticos

de la industria de la piedra tallada de los aborígenes

de Cuba no comienzan hasta 1972, cuando arriba a

Cuba J. K. Kozlowski, director del Instituto de

Arqueología de la Universidad de Jaqueilonian en

Polonia.

Años más tarde lo hace J. Trzecia Kowski,

especialista del Instituto de Historia de la Cultura

Material de la A. C. de Polonia junto al especialista

cubano Jorge Febles Dueñas que representaba a la

Academia de Ciencias de Cuba.

La arqueología cubana le debe a Núñez Jiménez el

descubrimiento de la Fase Cazadores y la variante

cultural Seboruco incluyendo el primer intento

descriptivo de la industria de la piedra tallada. Por

esto y mucho más ¡GRACIAS DOCTOR!

BIBLIOGRAFIA

Álvarez, Juan Francisco. “Cuba, sesenta siglos

antes de Colón” Publicigraf, 1994.

Historia Aborigen de Cuba (por datos

arqueológicos). CDRom Taino, 1996. departamento

de Antropología. A. C. Cuba.

Núñez Jiménez, Antonio. “Las cavernas de

Cuba”. Periódico Antigüedades, la Habana, 1942.

Núñez Jiménez, Antonio. “Un viaje

arqueológico a Mayarí”, Revista Carteles, 1945.

Núñez Jiménez, Antonio. “Mayarí II, Expedición

Geográfica a Oriente”, Sociedad Espeleológica de

Cuba. La Habana, 1948.

Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

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Parte II

Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1

Antonio Núñez Jiménez tiene nombre de

conquistador español. ¿Por qué no, también, de

personaje de García Lorca? Magro, inquieto, ha

recorrido nuestra isla de punta a cabo, registrándole

las entrañas con sus instrumentos de espeleólogo. Y

no solo las entrañas, sino la tierra que sube, en

busca del aire azul. El Pico Turquino, casi con dos

mil metros de elevación, pero de ascensión

fatigante, le ha hospedado en su cúspide; y el Pico

Potrerillo, en la región central del país, y la Sierra

de los Órganos, en el oeste tabacalero, el alteroso

Pinar del Río.

Núñez Jiménez regresa ahora de Venezuela. Estuvo

allá con nuestra egregia Alicia Alonso. Viene alegre

de haber tocado la carne de aquel pueblo, de haber

sentido vibrar su alma inmensa, tendida desde las

nieves del Pico Bolívar, donde aletea el cóndor,

hasta el abrasado pajonal de los Llanos, donde

bestias y hombres acezan bajo el duro castigo solar.

Viene también de Colombia –«Bogotá

melancólica…»– tierra de obispos y poetas.

Solo que la hermosa peripecia con Alicia ha sido un

breve paréntesis artístico en la vida científica de este

maduro muchacho, hecho a la investigación

rigurosa. Nos vimos hace unos días. Llegó a traerme

su último trabajo, un estudio sobre la cueva de

Bellamar –¿se acuerda usted, don Henrique Otero?,

que Núñez Jiménez conoce como su casa. El

descubrimiento de esta cueva es reciente y se debe

al azar, como al azar debióse el hallazgo de

Pompeya. No hace todavía un siglo, cierto día de

febrero del año 1861, trabajaba un grupo de

esclavos en las canteras de cal que muy cerca del

puerto de Matanzas poseía don Manuel Santos

Parga, rico minero de aquella región. De pronto,

uno de los negros sintió que la barreta con la que

trataba de levantar una enorme piedra íbasele hacia

el abismo. Asustado, dio cuenta de la ocurrencia a

su amo, y este, que era hombre emprendedor,

ordenó investigar la causa de aquel fenómeno. Al

principio, los trabajos no adelantaron mucho, por

temor a bajar hasta aquel antro, del cual salía un

vaho cálido y mal oliente. Hasta que el propio

Santos Parga se hizo cargo de la averiguación.

Núñez Jiménez, en su libro, que es en realidad su

tesis de grado para el título de doctor en Filosofía y

Letras, cita un interesante pasaje de José Victoriano

Betancourt, escritor cubano de la época:

“Es el caso [cuenta Betancourt] que como Parga

viese que el Mayoral no obedecía sus órdenes, ya

corridos dos meses, un día se fue con la gente al

punto en que había desaparecido aquella (se refiere

a la barreta) ordenando se trabajase allí; y apenas

abierto un espacio un poco más que una vara, salió

por el agujero practicado una gran corriente de aire

repugnante de olor; caliente y como humoso; no

retrajo a Parga eso, sino antes por el contrario,

continuando el trabajo, pudo convencerse de que

aquello era la entrada de una cueva, y con un arrojo

que rayaba en temeridad siguió ensanchando la

abertura y después aventuró un descenso empleando

una escala que fue preciso alargar, y en llegando a

Por: Nicolás Guillén

Poeta Nacional de Cuba

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

lo que le pareció el suelo, se encontró envuelto en

tinieblas. Mas como él fuese gran práctico en punto

a minas, no se arredró y se propuso explorar la

caverna, dominado sin embargo por la idea de que

allí había algo: era Colón, entreviendo el Nuevo

Mundo…”

Meses y meses estuvo Santos Parga entregado a la

dura tarea de abrirse paso en aquellas

profundidades. Más de mil toneladas de piedra

fueron removidas, extensos lagunatos interiores

desecados, millares de pesos invertidos. Hasta que

un día púdose poner al servicio público la cueva,

con pingües ganancias para su dueño –¿cuánto

alcanzaría el esclavo?–, y largo entretenimiento y

asombrada delectación de sus visitantes, entre los

cuales figuraron desde los primeros momentos

hombres de grande inteligencia e ilustración.

A fines de nuestra segunda guerra de independencia,

en 1897, el gobierno español clausuró Bellamar,

tapiando la entrada, para que los libertadores no la

utilizaran como guarida. Lo mismo aconteció en la

segunda guerra mundial, y solo fue abierta en 1947.

Hoy su explotación está en poder –no olvidemos la

tierra que pisamos –nada menos que de una

empresa, la Compañía Operadora Cuevas de

Bellamar, S.A. ¡Qué se le va a hacer!

Más de ciento cincuenta páginas nos regala Núñez

Jiménez en la descripción de la célebre espelunca.

En una prosa fácil y fina nos cuenta no solo una

visita más o menos veteada de turismo científico,

para ver y decir lo que muchos, sino que, como

acostumbra siempre en todas sus investigaciones,

adelanta atrevidamente un paso allí donde otros se

detuvieron. La misma desconfianza creadora que lo

llevó a rectificar la altura del Pico Potrerillo,

mantenida durante años en textos universitarios y

escolares, lo conduce también en su visita a

Bellamar hacia caminos nunca hollados. Así logra

destruir la leyenda de que el bellísimo Baño de la

Americana se comunica con el mar, en la bahía de

Matanzas; así descubre y bautiza parajes cuyo

conocimiento modifica la antigua concepción de la

cueva, aún en científicos eminentes, como acontece

con el pasaje rocoso que él denomina la Galería

Escondida. Ante lo desconocido, un investigador de

raza no puede vacilar. Avanza siempre, que ése es el

camino de la gloria.

El caso de Núñez Jiménez es señero en nuestra

juventud. Este valiente muchacho, este joven sabio,

no pertenece a la categoría de los eruditos

enclenques, a quienes el estudio succiona la vida,

como si los secara, apartándose de cuanto no sea el

grueso infolio. Núñez Jiménez aprende, pero

emprende. Además, en un país ganado por

disciplinas directas y brillantes, que atraen

rápidamente la atención hacia quien las ejerce, él se

entrega… a la espeleología, dedica su tiempo a

visitar oscuras cavernas, a hojear duras páginas de

piedra donde está escrita la historia de nuestro

mundo.

A mí me recuerda un poco –y se lo he dicho a él– el

caso de nuestros grandes sabios del siglo XIX, un

Poey, un Carlos de la Torre. Particularmente Don

Carlos, qué llegó hasta nuestros días y que fue no

solo un naturalista eminente, respetado en todo el

mundo científico, sino también un hombre de

acción, que no desdeñó lo político cuando fue

Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1

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Septiembre 2015

Parte II

El Nacional, Caracas, XI, 1952.

Tomado de Prosa de prisa. T II. Compilación, prólogo y notas de Ángel Augier. Editorial Arte y Literatura, 1975.

1- Este trabajo ha sido tomado de La Jiribilla. La Habana. 2002. Por ser un artículo de nuestro Poeta Nacional y poco

conocido por nuestros espeleólogos es que decidimos reproducirlo.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

necesario, ni lo humano cada vez que la calle

invadió el sosiego de su laboratorio, dejó a Cuba un

tesoro inmenso de sabiduría bien organizada, obra

de investigador activo, que vivirá cuanto viva

nuestra cultura. Núñez Jiménez empieza ahora, con

una madurez que bien quisieran muchos que están

terminando. Ya escucharéis un día no lejano hablar

de este hombre honesto, puro, trabajador, de

clarísima inteligencia, señalando tanto para ganar

con su obra la gloria propia como para brindársela

al país que hoy le señala entre sus más

prometedores hijos.

Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1

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Septiembre 2015

Parte II

Reflexiones de un viajero1

Por: Pedro Luis Hernández

[email protected]

Grupos Guaniguanico y GEDA. Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba.

“El sentido más entrañable y trascendente de la

Expedición “En Canoas del Amazonas al Caribe”

es el de lograr, en el V Centenario del

Descubrimiento-Encuentro de Dos Mundos, que los

científicos de América Latina y el Caribe calcen

botas de siete leguas y, con espíritu bolivariano

echen andar por sus selvas, ríos, mares e islas, en

una cruzada para redescubrir, con ojos propios, lo

que hasta ahora, en gran medida, han realizado

investigadores, principalmente de Europa”

Antonio Núñez Jiménez

Informe de la Expedición

Serie: Expedición en Canoa del Amazonas al

Caribe. #1. 1987.

Etimológicamente Pensamiento significa entre

muchas acepciones: Cada una de las ideas o

sentencias notables de un escritor. Apoyándome en

la licencia que concede la Real Academia de la

Lengua Española, pretendo hacer el intento, por

demás osado, de revisar desde lejos y con el margen

de subjetividad que implicaría, la no presencia en

los actos que se narran, de la huella dejada por el

pensamiento geográfico y social del Dr. Antonio

Núñez Jiménez, en su andar por nuestras tierras de

América. Yo agregaría al concepto semántico del

vocablo, que no se redujera simplemente a un

escrito, sino a la obra de toda la vida y entonces me

estaría dando la posibilidad de perderme entre el

mar de escritos y acciones prácticas de un hombre

incansable que escribió su mejor libro en el contexto

propio de su hacer.

Nació el 20 de abril de 1923 y nos regaló 75 años de

laboriosa vida, en entrega total a la causa por la que

se definió desde muy joven, cuando muchos aún no

han marcado su andar, ya Núñez, como le decíamos

sus compañeros espeleólogos, pactaba con la

naturaleza y con los hombres que la habitan.

Muchas veces en reflexión callada en lo íntimo de

una cueva, la cumbre más elevada, el bosque más

intrincado, he pensado cuántas vidas me harían falta

para lograr igualar lo que este mortal ha hecho al

paso por la tierra.

Cuánto orgullo debe haber recibido cuando sus

seguidores de la Sociedad Espeleológica de Cuba lo

propusimos como el Cuarto Descubridor de Cuba,

título apoyado por geógrafos y geólogos de todo el

país. Sencillo reconocimiento epocal, pues tres

grandes hombres le precedieron, con derechos

propios a ese mérito, al verse igualado a figuras

históricas que él mismo veneró: Cristóbal Colón,

Alejandro Vont Humbolt y Fernando Ortiz.

De algo sí estoy convencido, ningún cubano como

él ha tenido la oportunidad de conocer a Cuba y al

mundo. Y no fue simple viajero, sino mucho más, se

convirtió en fervoroso estudioso y defensor, abarcó

todo cuanto pudo en pos de la verdad científica y

trató de descubrir la relación directa entre la

naturaleza y el hombre como necesidad no

antagónica de resolver las graves crisis que se

generan a diario.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Septiembre 2015

Parte II

De él dijo Cintio Vitier en el prólogo a su

Biobibliografía: “incansable geógrafo de Cuba e

investigador de las disímiles regiones del planeta, y

de temas geohistóricos fundamentales”. Parto de

estas sabias palabras para titular estas simples

reflexiones, incapaces de acaparar todo el

conocimiento que nos legó.

Reunía en sí mismo al hombre de acción y

pensamiento profundo, al escritor analista pausado y

a su vez punzante ante las injusticias, al sabio

estratega que dirimía a favor de la naturaleza las

contradicciones más irreconciliables, tenía la

estatura de los grandes, de esos que su sola

presencia inspira respeto y admiración, pintaba con

la palabra oral y escrita, tanto como con su cámara

fotográfica, era el explorador indetenible por

fronteras espirituales y materiales.

Con solo 17 años funda la Sociedad Espeleológica

de Cuba que le permitió darse a conocer junto a sus

compañeros en el mundo científico y académico del

decenio de los 40 del siglo pasado, llevándolo a ser

reconocido con solo 20 años como el más joven

científico que tomaba por asalto las tribunas de la

Sociedad Geográfica de Cuba y convertirse en

Socio Titular de tan docta institución, que reunía lo

más brillante del pensamiento naturalista de nuestra

nación.

Las fronteras que impone el Mar Caribe a los

naturales de este archipiélago se quedaron pequeñas

ante el empuje del joven revolucionario científico.

En 1948 recorre por primera vez la tierra azteca,

presidiendo la Delegación Estudiantil de la

Universidad de La Habana a un congreso de

instituciones similares y gracias a esa movilidad

constante en pos de lo desconocido, encuentra

tiempo y energía para recorrer las regiones

arqueológicas de Teotihuacan y Tenayuca entre

otros sitios; entraba por primera vez en contacto real

con nuestros primeros padres, conociendo la historia

y la geografía mexicana.

La fascinación por lo descubierto lo llevó a

enrolarse como representante cultural del Ballet de

Alicia Alonso en periplo caribeño por Colombia,

Venezuela y Jamaica, que al decir del intelectual

colombiano, Apolinar Díaz Callejas, testigo

presencial de este recorrido, “la compañía realizó

presentaciones artísticas que conmovieron a Bogotá

y al país”. Acompañado de quien fue su compañera

en la vida Lupe Véliz y el pintor Leovigildo

González Morrillo aprovecha su estancia en estos

países para realizar profundos estudios de las cuevas

y el arte rupestre. Marcaba con estos dos viajes el

inicio del peregrinaje constante a las raíces de la

América sufrida y hermosa que lo llevó durante 50

años a realizar más de 70 viajes a la semilla

latinoamericana.

Cuanto de bueno y bello escribió lo reflejó en

múltiples obras para niños y adultos, en hermosos

libros, folletos, artículos o discursos inéditos, que

han servido a los cubanos para conocer los pueblos

al sur del río Bravo y a los latinoamericanos, para

entender a esta insignificante isla en extensión, pero

grande en ideas y convicciones. Su posición de

fidelidad absoluta a la causa de los humildes le

permitió sufrir y respetar a los hombres que habitan

el hemisferio sur de la América toda, quererlos y

ayudarlos en todo lo que pudo y se convirtió en

comunicador de estas tristezas y en paladín de la

Reflexiones de un viajero1

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Parte II

1- Introducción al libro del autor: “El Pensamiento Geohistórico-Revolucionario latinoamericano del Dr. Antonio Núñez

Jiménez” en proceso e edición. Pinar del Río. 2007.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

cultura y la grandeza del hombre americano a través

de los siglos; sus palabras fueron denuncias ante los

desafueros de los gobiernos corruptos, militaristas y

títeres de los Estados Unidos.

Al igual que hizo con Cuba se dignó a redescubrir a

los ojos de los propios americanos del sur y al

mundo desarrollado a Nuestra América, como la

definiera José Martí, y se convirtió en defensor

Reflexiones de un viajero1

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Parte II

De barba rebelde, negra o blanca

Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Presidente del Comité Espeleológico Provincial Pinar del Río

Miembros de los Grupos Guaniguanico y GEDA

Creo que fue a principios de 1965. Estudiábamos

artes plásticas en la Escuela Nacional de Arte de

Cubanacán (guajiritos de todo el país, en el antes

Country Club y en mansiones de millonarios). No sé

cómo llegó al albergue una pequeña revista donde

leí un artículo del Dr. Antonio Núñez Jiménez, en

que se refería a la espeleología y su importancia

para el país. Lo leí a otros compañeros y acordamos

ir a la ACC a ver al tal Núñez, expresarle nuestro

deseo de hacer espeleología y pedirle que nos

orientara cómo.

Enseguida nos recibió, de verde olivo y barba

rebelde de Capitán de la Sierra. Mostró satisfacción,

estimuló nuestro propósito y nos llevó a ver a

Fernando Jiménez, a quien le dijo que nos ayudara.

Allí mismo Fernando nos fijó fecha para unas

expediciones a Matanzas. Parece que con Núñez

había que ser ejecutivo, porque ese mismo año

participamos en una expedición de varios días a

cueva Fuente en sierra de Mesa. Conservo con

mucho cariño fotos y recuerdos de aquellos

primeros contactos con este mundo maravilloso de

Las Tinieblas.

En Marianao existía el primer grupo Pedro A.

Borrás Astorga y nos incorporamos a él.

Graduado de la E.N.A., en 1967 vine a Pinar del Río

a hacer el servicio social como profesor en la

Escuela Provincial de Arte. Al mes de estar allí

organicé con alumnos un grupo de espeleología que

tuvo la pretensión inicial de ser Delegación del

Pedro Borrás en Pinar del Río, y comenzamos a

explorar y cartografiar cuevas en El Cuajaní,

Viñales (en lo que años después se denominaría

Sistema Cavernario Palmarito).

Pero el contacto con Enrique Alonso Alonso,

pinareño con antecedentes de explorador de

montañas y cuevas, y enseguida el vínculo con las

Comisiones de Historia de la UJC y el Partido

Comunista de Cuba provinciales, hicieron que el

grupo se orientara más hacia la actividad

arqueológica. Quizás esto, quién sabe entre qué

otras causas, no me propició más vínculos con

Núñez que algún encuentro ocasional, como su

participación en un tramo de la cabalgata

rememorando la excursión a Vueltabajo de Cirilo

Villaverde (1838-1839), reeditada por el grupo

Guaniguanico en 1979. Después en 1984 con el

primer curso de las Formaciones Especiales

Espeleológicas de las Milicias de Tropas

Territoriales (MTT), y aquel recorrido con velas por

el primer cauce y otras galerías de la Gran Caverna

de Santo Tomás, con Núñez a la cabeza megáfono

en mano, enseñando a los milicianos que se

iniciaban como espeleólogos.

Y recuerdo el último encuentro en el monte el 24 de

agosto de 1996.

Seguramente mi vocación por las artes plásticas

motivó que en la arqueología me atrajera con

especial interés el arte rupestre. En 1977 se

conocían solo tres sitios con esa manifestación

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

cultural en Pinar del Río.

En 1996 con una exploración más sistemática

aunque por lo general sin ese objetivo específico,

arqueólogos y espeleólogos de la provincia

habíamos elevado la cifra a 23 (actualmente son 25,

con los últimos reportes de la cueva la Iguana en

Pan de Azúcar y cueva del Francés en Cabo de San

Antonio).

Núñez se interesó por los dos reportados en San

Vicente y El Quemado, Viñales y los tres de sierra

Cabezas y sierra Gramales; y coordinó con nosotros

para que lo lleváramos a visitar esos lugares.

El 19 de agosto del 1996 visitamos la solapa de los

Círculos en la ensenada de Los Burros, sierra

Cabezas, descubierta en 1987 pero no estaba bien

definido el acceso. La cantidad de avispas

revoloteando y “en guardia” en los panales que

cubrían la pared y el techo de la solapa, impidió que

hiciéramos croquis de las pictografías.

El 24 llegó Núñez y en la mañana visitamos la

solapa de la Vaquería en el valle de San Vicente.

Allí tomó fotos a color, hizo sus croquis de las

pictografías, ordenó mediciones de las solapas,

orientó que llevásemos para el museo de Viñales

dos de los majadores-percutores que aparecen en

superficie. Para el croquis de los dibujos contaba los

círculos concéntricos y las líneas varias veces, nos

pedía opinión… pero en definitiva prevalecía la

suya (yo discrepaba un poco, pero no insistía en

discutir una raya más o menos o si eran cinco o siete

círculos). Aún estaba pendiente por nuestra parte el

calcado en acetato con una observación minuciosa

para la mayor fidelidad posible en aras de evitar

interpretaciones personales que pudieran alterar una

futura y mejor lectura científica de esos signos. Le

mostramos también un trazado de rayas al carbón

que existe en el techo de una cueva cercana y que

nosotros no habíamos reportado como arte rupestre.

Él los consideró evidentemente aborígenes y la

bautizó como cueva Los Estratos.

Por la tarde visitamos la solapa de Los Pintores en

sierra Cabezas. Por el camino él afirmaba haber

estado allí hacía muchos años, pero no recordaba

bien, pues su descripción no concordaba con la

solapa ni el lugar. Ya ante uno de los más

importantes murales pictográficos de la provincia,

dijo que “antes se veían muchos más dibujos” (Esto

nos obliga a explorar más la zona con el objetivo de

ubicar ese otro posible sitio visto por él).

Tomó fotos, pero aquí la profusión de dibujos

superpuestos, la gama de tonalidades en rojo y

negro, los muchos trazos borrosos, hacen muy

difícil hacerle croquis. Nosotros habíamos hecho ya

el calcado en láminas de acetatos y pasado a papel

alba tras una muy cuidadosa copia, y se lo

ofrecimos para su estudio y reproducción (en la sede

de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre existe

una reproducción al óleo a tamaño natural, de su

sección más significativa).

Recuerdo que de regreso, en los pasos de mayor

dificultad del descenso de la sierra, como ya sus

extremidades –al cabo de 73 años del Cuarto

descubridor de Cuba– no tenían las habilidades

requeridas en esos parajes, él, risueño y con toda la

dignidad de su personalidad, los bajaba

arrastrándose de nalgas.

El 25 estuvimos en la solapa de El Quemado, que el

rebautizó como solapa del esqueleto por los restos

De barba rebelde, negra o blanca

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

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Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

humanos que en una excavación de rescate

recuperamos allí, pues buscadores de tesoros lo

habían alterado sacándolo en parte a la superficie.

Además de las fotos de rigor, hizo sus croquis y

consideró “otra localidad” una solapa contigua que

nombró de Las Avispas, donde habíamos visto unas

manchas indefinidas. Yo lo miraba hacer sus

croquis con el ánimo de aprender, pero él dibujaba

trazos que su experiencia y conocimientos le

permitían ver y que yo, por más que me esforzaba

no los veía… y callado en mi ignorancia, discrepaba

sinceramente.

En un momento en que cogía “un quinto” –según

expresión suya– sentado en una piedra, comentó que

si en cada provincia hubiesen “20 Hilarios

Carmenate no sería posible publicar todos los libros

de artes rupestres que podían hacerse”. Claro, no

tendrían que ser “20 Hilarios”, sino 20 exploradores

perseverantes tras esas huellas de nuestra historia,

cuya importancia aquilatan pocos y que (¡aquí

también el cambio climático!) es evidente el daño

acelerado que sufren por causas naturales en los

últimos… 20 años quizás. Sí, además del perjuicio

que personas ignorantes e indolentes causan en

sitios de nuestro patrimonio cultural. A mi juicio

eso hace urgente la necesidad de una mayor

prospección con el objetivo específico de descubrir

los muchos sitios que sin duda existen en las

serranías –porque coincidimos con Núñez en que lo

que falta son ojos investigadores “enfocados” a tal

objetivos–. Y la necesidad también de retomar la

polémica respecto a si se debe dejar que

sencillamente desaparezcan, o buscar el modo

científico que permita una restauración fiel de lo

que todavía se ve, utilizando pigmento semejantes a

los originales y realizada por especialistas amorosos

y leales, que posibiliten su perdurabilidad.

Retomando el relato, permítanme decir –aquí entre

nosotros–, que en otro momento me comentó sobre

mis cuadernos de campo “que si yo quisiera y

pudiera publicarlos…” Ni recuerdo como

terminamos el tema, y lo cuento no por alusión

propia sino como reflejo de su atención personal. En

fin, se fue satisfecho con las nuevas localidades de

arte rupestre y pendiente la visita a otros sitios.

Pero dos años después se fue definitivamente.

Seguro que también satisfecho. Satisfecho de una

vida y obra que lo sobrevivirá más allá de nuestras

muertes, por una cultura de la naturaleza ¡tan

urgente!

De barba rebelde, negra o blanca

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Septiembre 2015

Parte II

Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez

Por: Gerardo Ortega Rodríguez

[email protected]

Historiador y escritor. Pinar del Rio

Conocí al Dr. Antonio Núñez

Jiménez en el año de 1971,

durante la premiación del

concurso literario convocado

por la UJC Nacional en el

Centenario de Vladimir Ilich

Lenin. Fue en el Hemiciclo

Camilo Cienfuegos de la

Academia de Ciencias. Yo

había obtenido la Primera Mención Nacional en

Poesía y al final del acto de entrega de premios,

durante el brindis, intercambiamos unas palabras...

no recuerdo de qué hablamos, pero sin dudas hubo

una corriente de simpatía, pues no todos los que allí

estábamos continuamos a su lado y recuerdo que de

allí fuimos al Hotel Nacional invitados por él

precisamente, terminamos en el área de la piscina,

donde, con otro de los premiados desvié mi atención

acerca de los temas del arte y la Literatura pues

ambos éramos profesores de preuniversitario en esa

disciplina.

Mucho tiempo después, cuando inicié mi

correspondencia con Núñez, al preguntarle si

recordaba aquel primer encuentro me manifestó que

no lo había olvidado, que me recordaba a mí y que

recordaba mi poema y me asombró refiriéndose a él

de memoria (no leyéndolo, comprobé, pues

equivocó algunos versos del fragmento que citó).

Por supuesto que nos encontramos otras

veces...ahora recuerdo que en ocasión del inicio de

los trabajos para el Atlas de la Cultura Cubana y

más tarde en 1980, desde Sandino, donde ya me

encontraba viviendo, tuvimos contactos de trabajo,

pero, por supuesto, en actos en que él ocupaba la

presidencia como viceministro y yo era un simple

asistente entre tantos que colmaba el teatro y sólo

consistía todo en un ligero saludo. Luego, como soy

fundador desde la base de la Comisión del Nombre

Geográfico que él dirigía a nivel nacional, nos

relacionamos indirectamente en ese trabajo, además

de continuar con nuestras cartas. En una de ellas me

pide un trabajo mío sobre La Toponimia del Cabo y

sé que consultó mi monografía sobre el municipio

Sandino.

Además de sus cartas, conservo documentos que me

hacía llegar con valiosas informaciones de Historia

que yo le solicitaba, uno incluso es una fotocopia de

un documento del Archivo de Indias que yo le había

pedido por sugerencia de Eusebio Leal, quien me

había visitado en mi Oficina del Historiador de

Ciudad Sandino.

Núñez Jiménez, Capitán de la Revolución durante la

lucha armada, compañero del Che, Presidente del

INRA y Presidente de la Academia de Ciencias,

Vice Ministro de Cultura y una de las figuras más

importantes del Estado Cubano por desempeñar

además funciones de vital importancia, es una figura

principalísima de nuestra historia. En el caso de la

Cultura y de la Historia, presidir la Comisión

Nacional de Monumentos, la Comisión Nacional del

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

Nombre Geográfico, la Fundación del Hombre y la

Naturaleza –que hoy lleva su nombre– ya sería

suficiente para trascender por la utilidad de la

virtud.

Pero Núñez Jiménez es además un cronista de la

Revolución (En Marcha con Fidel) y un estudioso

de la naturaleza americana de consulta

imprescindible (El viaje por el Amazonas y el

Caribe) un navegante, un historiador, el

GEÓGRAFO MAYOR Y EL ARQUEÓLOGO

MAYOR, y para mí EL CUARTO

DESCUBRIDOR DE CUBA (respetando como él a

Cristóbal Colón, sobre quien escribió lo mejor que

he leído –en libro precioso que me dedicó y

conservo como un tesoro, como muestra de su

amistad– respetando a Don Alejandro Von

Humboldt, a quien se parece por su carácter de

intrépido investigador y defensor de la naturaleza y

respetando a Don Fernando Ortiz, a quien semeja

por su cultura y sus conocimientos acerca de la

Cultura Cubana.

Antonio Núñez Jiménez siempre estuvo del lado de

la Luz.

Por eso, las palabras de Georgina Leyva Pagán

(GINA), autora principal del libro

"Guanahacabibes: donde se guarda el Sol de Cuba",

cuando valoró mi colaboración con ese libro

diciendo que habíamos sido Núñez y yo los más

consultados, las he tomado como un reconocimiento

mayor.

Núñez para la Historia de Cuba y su Geografía

siempre será de obligada recordación, desde aquella

primera obra suya sobre la Geografía de Cuba

(molestó tanto a la Dictadura de Batista que fue

prohibida), hasta sus volúmenes publicados por la

Fundación que creó.

Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez

Page 56: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

El legado de Núñez Jiménez

Por: Carlos Benedetto

[email protected]

Argentina. Secretario General FEALC

Conocí a Antonio Núñez Jiménez personalmente en

1992, en ocasión del Congreso de Espeleología

realizado en Viñales. Antes me era familiar por sus

libros, por sus artículos, por aquellas fotos

periodísticas en que los comandantes Castro y

Guevara compartían con él una conferencia de

prensa apenas iniciado el período revolucionario y

en la que lo nombran sólo por su segundo apellido,

sin el “Núñez”… como siguen haciendo aún hoy

algunos colegas.

Conocerlo personalmente fue algo así como un

cable a tierra de la historia de la espeleología

latinoamericana. Allí en Viñales estaba nuestra cuna

como “Federación Espeleológica de América Latina

y del Caribe” (FEALC).

Ese año el congreso se hizo en el mismo hermoso

paisaje cubano donde 9 años antes había sido creada

nuestra Federación.

Y es eso lo que buscamos rescatar en estas líneas.

Porque se pueden hablar de sus travesías por el

Amazonas, sus aportes a la geografía cubana, al

nacimiento de la espeleología en su país, a su

compromiso político. Pero desde el extremo sur de

América Latina no podemos pasar por alto otro

legado: el de la latinoamericanidad aplicado a la

espeleología, más allá de “su país” (expresión

cuestionable si nos autopensamos como provincias

de una Patria Grande soñada por Bolívar y otros

grandes).

La espeleología latinoamericana no podía seguir

siendo un mosaico de compartimentos estancos

donde cada país hacía lo que podía. Así surgió, en

un congreso de la UIS realizado en 1981 en EEUU,

la idea de crear una federación latinoamericana-

caribeña, y eso se plasmó definitivamente en

Viñales, en 1983.

Núñez Jiménez, como uno de los propulsores de la

idea junto a Franco Urbani (Venezuela), Eleonora

Trajano (Brasil) y otros, fue el primer presidente de

la FEALC, y lo fue hasta 1988. No eran tiempos

fáciles, porque nada de lo que recién comienza se

hace sin dificultades, pero fue en ese período que se

sentaron las bases de lo que hoy es la FEALC: una

confluencia de espeleólogos latinoamericanos que

necesitan imponer reglas de respeto a lo que hacen,

que necesitan ayudarse recíprocamente para crecer.

Hoy la FEALC está ganando en respeto en el

concierto de las naciones con una espeleología

organizada. Tiene comisiones de trabajo, rutinas de

congresos, consultas permanentes, 3 publicaciones

periódicas, actos de solidaridad ante agresiones

extra-regionales, ayuda recíproca en varios planos,

un mismo lenguaje.

La Federación ha tenido sus momentos de esplendor

y sus momentos de crisis, y los seguirá teniendo

como todo organismo vivo que se precie de tal. Pero

es indudable que este momento no habría sido

posible sin aquellos cimientos, aunque entonces no

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

se hayan visto los resultados.

Cuando en 1992 conocí a Antonio, me presentó a

otro pilar de la espeleología caribeña: Dato Pagán

Perdomo. Y me lo presentó de una manera cómica,

al mejor estilo cubano: lo llamó y le dijo “oye, te

quiero presentar al Dato Pagán de la Argentina”.

Caramba, uno no se espera tantos elogios de alguien

a quien solamente se conoce por correspondencia.

En aquel momento la FEALC tenía pocos logros

para exhibir. Apenas 9 años de vida, y la excelente

gestión de Franco Urbani como presidente desde

1988 no habían sido suficientes para ordenarnos a

escala continental. Habría que esperar varios

congresos y asambleas más para alcanzar la

consolidación que hoy exhibimos, a pesar de que

muchas debilidades perviven en nuestra estructura

Hoy pienso que hubiera sido bueno que Antonio

estuviera vivo para ver cómo ha crecido la criatura

que él ayudó a concebir.

El legado de Núñez Jiménez

Page 58: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

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Parte II

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

Por: Antonio Núñez Jiménez y Pedro Luis Hernández

Dibujos: Hilario Carmenate Rodríguez

Sociedad Espeleológica de Cuba

INTRODUCCIÓN

En 1955 el coautor Antonio Núñez Jiménez dirigió

una expedición a la Cueva de Mesa de la gran

caverna de Santo Tomás, en la sierra de Quemado,

en los Órganos, provincia de Pinar del Río. Se

trataba de la primera mención del arte rupestre en

dicha sierra de los Órganos, donde los petroglifos

hallados estaban realizados con la técnica del

rallado sobre una capa muy fina de arcilla que

cubría la roca estructural caliza del jurásico. Allí en

un largo mural estudiamos una serie de dibujos que

representaban especies de “M" entrelazadas,

colocadas entre líneas paralelas, cruces formadas

por serie de líneas paralelas, una figura

antropomorfa muy esquemática con una serpiente

rodeándola, entre otras figuras.

Otra de las primeras cuevas descubiertas en la sierra

de los Órganos con arte rupestre, es la del Garrafón

en la ladera sur de la sierra de Viñales, con dibujos

rayados de forma rediforme.

Treinta y tres años después de nuestros estudios en

la cueva de Mesa, hicimos las investigaciones en la

cueva de los Petroglifos, abierta en la falda

septentrional de la sierra de Galeras, en sierra Los

Órganos, a 12 km al noreste de la cueva de Mesa.

Estudiamos allí conjuntamente con el compañero

espeleólogo Divaldo Gutiérrez Calvache, miembro

del grupo Pedro Borrás de la Sociedad

Espeleológica de Cuba, sus manifestaciones de

petroglifos. Lo sorprendente de esta nueva localidad

de arte rupestre fue que se trataba de dibujos

realizados con la misma técnica del rayado y con el

mismo estilo de líneas geométricas, en todo

semejante a los de las cuevas de Mesa y del

Garrafón.

El rompecabezas que a veces forma una localidad

específica de arte rupestre se va resolviendo con

nuevas piezas que al unirse contribuyen a solucionar

las incógnitas que se abren a la investigación. En el

caso de la sierra de los Órganos, ya no se trataba de

un caso aislado sino de dos cuevas área o región

rupestre de los Órganos.

La única pista que poseíamos del menaje

arqueológico era el hallado por nosotros en la boca

de la cueva de Mesa: objetos fabricados a partir del

Strombus gigas, así como un esqueleto aborigen de

3 500 años de antigüedad, descubierto en la cueva

de la Incógnita de la misma gran caverna de Santo

Tomás. Ambos hallazgos correspondían a una

cultura primitiva de cazadores y recolectores, pero

no teníamos una pista segura para adscribirlo a la

cultura del Guayabo Blanco o de Cayo Redondo.

Hacía falta encontrar otras piezas del rompecabezas

de la “Región de Arte Rupestre de la sierra de los

Órganos”.

Esa pieza pudiera ser el hallazgo de una cuarta

cueva con petroglifos de la misma técnica del

rayado, y esa correspondió a la cueva de la Iguana

en la ladera septentrional de la sierra de Pan de

Azúcar, localizada por la expedición conjunta

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Page 59: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

cubano-vasca, realizada en febrero de 1998 y que

pudimos estudiar junto a Pedro Luis Hernández y

otros espeleólogos el 4 de abril de 1998.

Este hallazgo pudimos relacionarlo con el estudio

realizado en 1944 por el coautor Antonio Núñez

Jiménez en la cueva de Brea, en la citada ladera

septentrional de la misma sierra de Pan de Azúcar,

en el que logramos hallar seres humanos, asociados

a bolas líticas o esferolitias, un buen índice para

fijar su filiación a la cultura Cayo Redondo,

mesolítico. Entre los hallazgos en la cueva de Brea

fue muy interesante el de varias pequeñas mazorcas

de maíz, índice de que aquel grupo ya practicaba

algún tipo de agricultura.

De aquella expedición escribimos en un artículo de

divulgación popular:

“A unos 300 metros hacia el sur-suroeste de la casa

del señor José Brea, hundida en las paredes

verticales de la sierra de Pan de Azúcar (frente

septentrional) se halla una amplia cueva, que por

carecer de nombre fue bautizada con el de Brea en

honor a nuestro hospitalario amigo.”

Esta cueva había sido reportada por una expedición

anterior de la Sociedad Espeleológica de Cuba y

sabíamos su contenido arqueológico.

Tan pronto llegamos a la espelunca hicimos un

reconocimiento de la misma. Se trata de un

amplísimo salón, continuado hacia adentro por un

estrecho y profundo pasadizo. Después de levantado

el mapa de la cueva comenzamos a excavar en su

terroso suelo. Pronto aparecieron restos muy

primitivos de los aborígenes de Cuba,

probablemente Complejo Cultural Dos, intermedio

entre los más rústicos Guanahatabeyes y los más

cultos Taínos. Las piezas arqueológicas consistían

principalmente en ciertas esferas o bolas de piedras

(casi todas partidas) comunes a este grupo cultural y

cuya utilidad realmente desconocemos; muchas

piedras aplanadas, en forma de triángulos rústicos;

percutores de dura piedra; varias gubias construidas

con material de caracol; morteros con huellas en su

interior de hematite; y también huesos muy

destruidos por el tiempo pertenecientes a los seres

humanos que habitaron esta gruta pinareña. De gran

importancia resultó el descubrimiento de algunos

cráneos pequeños, que fueron identificados por

Arredondo y luego por el profesor Aguayo, como

correspondientes al Solenodon (almiquí), por ser

esta la primera vez que se encuentra fuera de la

región oriental de Cuba.

Esta cueva aumenta el número de paraderos o

residuarios de la cultura siboney entre los mogotes

de la sierra de los Órganos. Es de destacarse que

también en la sierra de Sumidero, en la sierra de

Galera y en otras, pertenecientes al grupo de los

Órganos, nuestra Sociedad Espeleológica halló

restos similares a los de la cueva de Brea, lo que nos

indica lo extendido que estaba este grupo

precolombino por la comarca de Vueltabajo.

La posible relación cultural entre los petroglifos de

la sierra de los Órganos con las bolas líticas se

repite también con los dibujos rupestres de las

cuevas de cayo Caguanes, donde se descubrieron

entierros aborígenes con esferolitias.

El dato anterior de la localidad arqueológica de la

cueva de Brea pudiera relacionarse con la muy

cercana cueva de la Iguana, abierta en la misma

falda septentrional de la sierra de Pan de Azúcar,

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

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Septiembre 2015

Parte II

separadas ambas

por unos 2 km.

Como posible

relación cultural

entre las

espeluncas de

Mesa-Garrafón-Brea-Iguana-Petroglifos, pudiera

pensarse tentativamente en la cultura Cayo

Redondo, o grupo II, cuyos miembros aborígenes

pudieran haberse comunicado fácilmente como

sospecha el coautor Pedro Luis Hernández, a lo

largo del valle de Pan de Azúcar, regado por el río

de este nombre, ahora llamado erróneamente en las

últimas ediciones de la carta 1: 50 000, río de los

Cimarrones.

LA CUEVA DE LA IGUANA

Esta espelunca, bautizada así por la expedición

cubano-vasca no aparece en los mapas, pero puede

ser localizada en la ladera norte de la sierra de Pan

de Azúcar, a 1.5 km, muy cerca de donde finaliza el

terraplén que viene desde el poblado de Pons, punto

correspondiente a la hoja 3483-IV de la carta 1:50

000 del Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía.

Con nuestro GPS la cueva fue situada por las

coordenadas geográficas en la latitud: 22o 37´026´´

y en la longitud: 83o 49´ 18´´.

La cueva de la Iguana se abre entre rocas de la

formación Guasasa, con estratos calizos que buzan

30o noroeste.

La boca se abre a unos 6 m sobre la superficie del

valle cársico de Pan de Azúcar, a 57 metros sobre el

nivel medio del mar, y la espelunca corresponde a

una galería fluvial o resolladero que es parte de la

cercana boca del río subterráneo de Pan de Azúcar,

es decir se trata de una

cueva del tipo genético

Cuyaguateje.

La boca de la cueva de la

Iguana está en gran parte

cubierta por derrumbes

que dan paso a una

galería baja y estrecha, en forma de gatera, por

donde casi siempre hay que avanzar agachado o de

rodillas, por espacio de 13.45 m, donde aparece el

primer petroglifo y después por unos 9,82 m que es

el largo de la zona petroglífica.

DESCRIPCIÓN DE LOS PETROGLIFOS DE

LA CUEVA DE LA IGUANA

PETROGLIFO 1

Se encuentra situado a 13.45 metros de la entrada de

la espelunca a una altura de 1.50 metros sobre el

piso. El dibujo fue realizado en el fondo de una

campana de disolución, y dentro de un círculo

natural a manera de marco, puesto de manifiesto

precisamente por la disolución al perforar los

pequeños planos estratigráficos, de manera que es

notable en este y en otros dibujos de esta galería

subterránea la armónica combinación de la obra de

la naturaleza y la artística del hombre.

El primer dibujo que describimos está formado por

una figura rediforme constituida por cuatro líneas

horizontales de once centímetro de largo cruzada

por seis líneas verticales de trece centímetros de

largo, tema muy repetitivo en los petroglifos

realizados tanto con la técnica del rayado como con

la técnica de la pintura.

PETROGLIFO 2

Se encuentra situado a 1,65 m de altura sobre el piso

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

de la cueva, a 1,33 m de distancia del primer

petroglifo. Representa un dibujo por dos figuras

contiguas bien diferentes por sus formas; ambas

realizadas con la técnica del rayado fino y que en

total tiene 1,33 m de largo.

El tema de la figura de la izquierda representa en lo

esencial un conjunto de rayas oblicuas cruzadas.

Estos conjuntos de rayas están formados por series

de cuatro líneas paralelas, salvo una que lo está solo

por tres.

Del centro de uno de los cruceros citados salen

cuatro líneas paralelas y horizontales, continuada en

una sola que a poco se combina con otra paralela

sobre la cual parten hacia arriba dieciséis líneas

ligeramente inclinadas y otra más separada y que

todas tienen treinta y cinco centímetros de alto y

que ocupan un espacio de ochenta centímetros. La

figura se completa con diez pequeñas líneas casi

verticales agrupadas en tres series de veinticinco

centímetros de alto, que parte de las dos líneas

horizontales descritas.

Como vemos por la descripción de los petroglifos

anteriores, estos representan extrañas figuras

geométricas que en ocasiones hacen pensar en

expresiones numerales o en una clave indescifrable

para nosotros y como en el caso de la figura recién

descrita del petroglifo 2, recuerdan en algo a los

famosos quipus andinos.

PETROGLIFO 3

Se encuentra ubicado a 1.20 m de distancia del

petroglifo 2 en el fondo de una campana de

disolución, con un círculo vertical a manera de

marco. El dibujo está formado por una figura muy

semejante a la primera parte del petroglifo 2, con

cuarenta centímetro de alto por treinta y cinco de

ancho, formada por series de cuatro líneas oblicuas,

una de ellas de tres líneas dispuestas de manera

vertical. Esta forma geométrica repetitiva y las

series de cuatro y tres líneas paralelas deben tener

su significado para la cultura que trazó tales

esquemas.

PETROGLIFO 4

A setenta centímetro del petroglifo anterior se

encuentra el que hemos numerado con el cuatro,

dibujado igualmente dentro de un círculo natural e

irregular. La figura, de treinta centímetro de alto por

treinta y cinco de ancho, está representada, arriba,

por cuatro líneas oblicuas y hacia abajo muestra

otras diez horizontales. Dentro de las mismas se

insertan dos figuras formadas por líneas dobles o

triples semejantes a una “I” y a una “N”.

PETROGLIFO 5

A continuación y separado del número 4 por 6,27 m

y a 1,30 m de altura, tenemos el petroglifo 5 dentro

del marco de líneas naturales que casi rodean el

dibujo, formado por un cuadrado de veintiún

centímetros de alto y veinticinco de ancho,

constituido por diez líneas horizontales, marginado

por dos líneas paralelas y verticales por cada lado de

la figura.

PETROGLIFO 6

Casi contigua a la anterior tenemos el 6, formado

por tres grandes líneas paralelas, dos de ellas de

setenta centímetros de alto. De la parte superior y a

la derecha se suceden seis líneas oblicuas y

paralelas.

PETROGLIFO 7

Igualmente y casi contigua al petroglifo 6, se

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

1- Inédito hasta hoy. Escrito con el coautor en los meses finales de la vida del Dr Antonio Núñez Jiménez

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

extienden cuatro líneas oblicuas con otras tres

horizontales encima de las anteriores.

PETROGLIFO 8

También casi contiguo al anterior se suceden a lo

largo de cincuenta centímetros veintiséis rayas o

líneas ligeramente oblicuas; a su lado hay un

complejo sistema de rayas inclinadas, casi

verticales, ligeramente curvas, cruzadas con otras

semejantes y también en su centro por otras dos

horizontales. Este último petroglifo está situado a

1,35 m sobre el piso de la cueva.

Nota: La expedición anterior fue realizada por la

Sociedad Espeleológica de Cuba, financiada por la

Fundación de la Naturaleza y el Hombre, con el

doble propósito de estudiar el arte rupestre de la

cueva de la Iguana y hacer una inmersión

subacuática en la galería del accidente un ramal de

Segundo Cauce de la Gran Caverna de Santo

Tomás, para estudiar mediante la técnica del

espeleobuceo, una posible y nueva galería fluvial a

unos seis metros de profundidad la que al realizarse

por un equipo formado por Carlos Aldana Vila,

Abel Pérez González, Antonio Padrón Núñez, Luis

Fernández, Arjemí y Manuel Valdés Suárez, se

comprobó la existencia de un boquete que no se

pudo penetrar debido a la estrechez del mismo, pero

fue importante ya que se comprobó que en ese

sector inundado viven especies de camarones que

solo pueden existir en un manto freático, dato de

interés pues es el único lugar de la Gran Caverna de

Santo Tomás que por su nivel inferior llega al

manto de esas aguas subterráneas. Sobre el hallazgo

de los mencionados camarones, el Dr. Nicasio

Viñas Bayés nos dice que en 1969 durante la

expedición espeleológica cubano rumana se

encontraron, en niveles altos de la Gran Caverna de

Santo Tomás, dos especies: un camarón del género

Typhlatya y un isópodo del género Cyathura, que

estaban viviendo en acumulaciones de aguas

vadosas de la cueva de Las Represas y de la cueva

de Salón.

Ambas especies convivían con otro camarón de la

especie Procambarus niverus que es un habitante de

las aguas fluviales subterráneas, pero en zonas de

corrientes de poca turbulencia. Por el contrario las

dos primeras especies eran troglobios típicos de las

aguas tranquilas de los mantos freáticos.

Desde entonces estuvimos convencidos de la

existencia de un nivel freático por debajo de los

niveles fluviales de la Gran Caverna de Santo

Tomás, donde podían vivir estas especies y que

durante las crecidas y las consiguientes

inundaciones de los niveles altos, quedaban

atrapadas en los charcos de aguas vadosas, donde

fueron colectados durante la citada expedición.

El 4 de abril de 1998, durante la exploración de un

sifón de la galería del accidente de la Cueva del

Segundo Cauce, se colectó un ejemplar joven de

Procambarus y varios de Typhlatya que nos

permitieron conocer que este sifón se alimenta de

las aguas freáticas del sector de la sierra de

Quemados.

Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1

Page 63: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

Pág. 61

No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Desde el corazón de Pica Pica1

Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Ayer, rodeado por las sierras de Pica Pica, de

Sumidero y del Resolladero, me enteré por la radio

que el Dr. Antonio Núñez Jiménez había muerto.

Estábamos alertados de su mal estado de salud, pero

confiábamos en que la cantidad de tareas y

propósitos importantes que él siempre se traía entre

manos y mente, espantaría la muerte, que anda a

ciegas; pero como tantas veces, ha obrado

injustamente llevándose a un hombre tan ocupado,

tan útil, tan necesario para el enriquecimiento y

defensa de nuestra cultura y del medio ambiente que

la sustenta.

Imaginaba que debía salir lo más rápido posible

para Pinar del Río, donde el Comité Espeleológico

Provincial estaría gestionando el modo de facilitar

la presencia de los espeleólogos pinareños en el

primer tributo ante la ausencia espiritual de Núñez

(porque después siempre habrá motivos y razones

para rendirle merecido homenaje en su ausencia

física).

Imaginaba que debería ir allá, a la funeraria de

Calzada y K, y dar personalmente a sus familiares y

compañeros más cercanos el pésame que nunca sé

decir, y estar unos segundos ante su ataúd,

contemplarlo en ese terrible instante de ausencia.

Imaginaba otras cosas… la presencia allí de tantos

compañeros suyos, desde dirigentes del Estado, la

ciencia y la cultura cubana en general,

representaciones de otros países, hasta sencillos

vecinos y espeleólogos, viejos y jóvenes…

Imaginaba que ni el más radical oponente –que

puede haberlo, en aspectos científicos u otros de la

existencia social– sentiría ni un segundo de

satisfacción por la fatal ocurrencia. Porque no ha

caído un dios: ha muerto un hombre de

excepcionales cualidades, con errores y defectos

como todo humano, pero en estos casos resaltan las

cualidades positivas.

Imaginaba que debería estar allí rindiéndole mi

humilde homenaje póstumo. Debería…; pero preferí

hacerlo desde aquí, desde este rincón tan querido

por él, donde aún quedan viejos testigos de su

quehacer científico por el conocimiento de nuestra

nación y la defensa de sus recursos naturales, y de

los valores culturales del hombre que en ella ha

vivido y vive, que es en definitiva defender al

hombre mismo.

Y me quedé reflexionando en la manera de

continuar haciendo el homenaje digno de los

hombres que de cualquier manera han dedicado su

vida a luchar por sus semejantes. Modestamente…

Reflexionaba –y reflexiono– que en mi caso

particular es contradictorio: mi principal actividad

como espeleólogo daña en cierta medida nuestra

riqueza espeleológica y por tanto ese medio

ecológico. Considero honestamente que por

imperativos del país, impuesto contra su voluntad,

algunos compañeros –también honestamente– ya lo

cuestionan y alertan sobre este problema. En eso

reflexionaba… en la manera de conciliar lo más

racionalmente posible la necesidad impuesta de usar

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Page 64: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

1- Nota necesaria: Este texto inédito hasta hoy, fue el sentir de Hilario Carmenate Rodríguez el día en que se enteró de la

muerte del Dr. Antonio Núñez Jiménez. Escrito en pleno corazón de la Cordillera de los Órganos y debatiéndose entre la

difícil aparente contradicción de ser útil a la defensa del país y a la naturaleza y entre el pensamiento militante y el

naturalista, Hilario desgarra palabras ante el hecho real del maestro desaparecido, quien había sido su faro y guía en el

duro bregar de las exploraciones espeleológicas. El Explorador se honra en dar a conocer quizás el homenaje más

profundo y humilde de los brindados en aquel momento y es a su vez, reflejo epocal de alto valor histórico de la

contradicción en que se encontraba el pensamiento espeleológico de entonces. El Director

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

parte de esa tremenda riqueza de nuestro subsuelo,

con la imperativa necesidad de conservarla.

El compromiso de concretarlo en trabajo útil alivia

algo la pena por este momento de ausencia de

Núñez, que su obra convertirá en ausencia presente

para los actuales y futuros miembros de la Sociedad

Espeleológica de Cuba.

Ruego me perdonen las anónimas referencias

personales. Pienso que habrá comunicaciones

oficiales del Comité Espeleológico Provincial u

otras organizaciones e instituciones. Pero estas

reflexiones íntimas creo que expresan más que el

sentimiento personal, el de todos los espeleólogos

pinareños.

Valle de Pica Pica

14 de septiembre 1998

Desde el corazón de Pica Pica1

Page 65: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

Pág. 63

No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Por: Sandra Delgado

[email protected]

Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre

El pasado domingo 20 de abril

se conmemoró el Aniversario

85 del nacimiento del Dr.

Antonio Núñez Jiménez,

insigne científico, diplomático

y revolucionario cubano,

nacido en Alquízar en el año

1923.

Desde temprana edad

demostró su vocación por la espeleología. A los 16

años comenzaron sus exploraciones en la Loma de

la Candela, en Güines, Provincia de la Habana. En

1940 fundó la Sociedad Espeleológica de Cuba,

desde la cual organizó numerosas expediciones por

todo el país que conllevaron a importantísimos

resultados científicos en el campo de la Geografía,

Arqueología y Espeleología como son el

descubrimiento de la mayor caverna del país, la

Gran Caverna de Santo Tomás, en la Sierra de los

Órganos y el estudio detallado de los restos

arqueológicos de la cultura de Seboruco, que datan

de más de 600 años.

En la interminable lista de títulos que obtuvo a lo

largo de su vida profesional y académica está el de

Dr. en Filosofía y Letras en la Universidad de La

Habana, 1951. A partir de ese momento se

estableció como profesor de Geografía en el

Instituto del Vedado y más tarde en la Universidad

Central de Las Villas. En 1981 obtuvo el grado de

Doctor en Ciencias Geográficas de la República de

Cuba. La Sociedad Espeleológica de Cuba y la

Sociedad Cubana de Geografía le otorgaron la

condición de "Cuarto Descubridor de Cuba", en los

años 1995 y 1996 respectivamente.

Por su actividad revolucionaria es detenido en

varias ocasiones, e incluso torturado. Después del

Asalto al Moncada participa en la distribución de

“La historia me absolverá” junto a su esposa, Lupe

Velis, y otros compañeros. Desde 1958 ejerce el

cargo de Capitán del Ejército Rebelde de la

Columna 8 "Ciro Redondo" y toma parte en la

liberación de Fomento, Cabaiguán, Placetas,

Remedios, Caibarién y Santa Clara, a las órdenes

del Comandante Ernesto Che Guevara.

Al triunfar la Revolución es nombrado Capitán

Ayudante del Che en la Fortaleza Militar de La

Cabaña. Por orden del Comandante Fidel Castro

participa en la creación de la primera Milicia

Campesina de Cuba, organizada especialmente para

la captura de la banda contrarrevolucionaria que

operaba en la Sierra de los Órganos. Además, entre

1960 y 1961 se le asigna la dirección de la Escuela

de Artillería "Camilo Cienfuegos", donde se

formaron diez mil milicianos en las armas

antitanques y antiaéreas, siendo también fundador

del Partido Comunista de Cuba.

Entre las múltiples responsabilidades que asumió

después del triunfo revolucionario se encuentran

Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Page 66: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

la de Presidente del Instituto Nacional de Reforma

Agraria, Presidente del Banco Nacional de Cuba en

1960, Director Técnico de la Escuela para

Instructores de Arte en 1961, Presidente ­Fundador

de la Academia de Ciencias de Cuba desde 1962

hasta 1972. Durante ese período, funda los institutos

y museos de esta Academia. Se desempeñó como

Viceministro de Cultura de 1978 a 1989. Además

ejerció como Presidente de la Comisión Nacional de

Monumentos desde 1978 hasta finales de su vida.

A lo largo de su vida imparte conferencias en

diversas universidades de Inglaterra, Francia,

URSS, Alemania, Perú, Ecuador, Santo

Domingo, Estados Unidos y otras. Así mismo

obtiene importantes títulos y grados científicos

internacionales como son los de Doctor en Ciencias

Geográficas de la Universidad Lomonosov de

Moscú, Dr. Honoris Causa de la Universidad

Central de Ecuador y Profesor Honorario de la

Universidad Autónoma de Santo Domingo,

República Dominicana. Fue miembro de la

Academia de Ciencias de Checoslovaquia y de la

Sociedad Venezolana de Espeleología. Además

miembro de Honor de The National Speleological

Society, y miembro de The National Geographic

Society.

Núñez se destacó también en el campo de las

relaciones internacionales. Fue Embajador de Cuba

en Perú, 1972­1977, fundador de la Comisión

Nacional Cubana de la UNESCO, en 1978 y

presidente de numerosas delegaciones

gubernamentales, artísticas, científicas y

comerciales que representaron a Cuba en reuniones,

foros, giras, eventos y negociaciones en la arena

internacional.

Una vez avanzadas sus exploraciones a lo largo de

la Isla, decidió explorar el mundo. Entre las

investigaciones geográficas, espeleológicas y

arqueológicas pueden mencionarse las expediciones

al Polo Norte (1972) y a la Antártica (1982), y las

exploraciones en la Cordillera de los Andes desde

Perú hasta Venezuela (1972-1977). Llevó a cabo

investigaciones geográficas y arqueológicas en

China, Islas Galápagos, Pascua y otros sitios del

mundo. Organizó y dirigió la expedición "En

Canoa del Amazonas al Caribe" (1987­-

1988), en la que recorrió más de 17 400

kilómetros y veinte países de las cuencas del

Amazonas y el Orinoco, y del Mar de las Antillas.

Dirigió investigaciones en el campo del arte

rupestre en Cuba, América del Sur, México, Italia,

Isla de Pascua, entre otros. Realizó estudios

espeleológicos, carsológicos e históricos en varios

países.

En 1994, cuando contaba con 71 años, crea la

Fundación de la Naturaleza y el Hombre, que hoy

lleva, además, su nombre, institución cultural y

científica de carácter civil, no gubernamental, sin

ánimos de lucro, dedicada a la investigación y

promoción de programas y proyectos para la

protección del ambiente en su relación con la

cultura y la sociedad. La Fundación Antonio Núñez

Jiménez de la Naturaleza y el Hombre cumple el 16

de mayo de este año su 14 Aniversario. Bajo el lema

“Hacia una Cultura de la Naturaleza”, la Fundación

trabaja en pos de la armonía entre la sociedad y su

entorno a través de la difusión de la obra y el

pensamiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez y de la

activación de procesos participativos y de

investigación geohistórica, ambiental, cultural y

Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 48, Cuba, 26 de abril de 2007.

social. Además, trabaja en el diseño, gestión y

ejecución de proyectos de conservación,

recuperación ambiental y la promoción de diálogos

ambientales para la solución de conflictos

ambientales, brindando también asesorías y

capacitación sobre temas ambientales a productores

y otros públicos interesados.

En el momento de su deceso, el 13 de septiembre de

1998, su obra escrita se extendía a más de 190 libros

y cientos de artículos, prólogos y conferencias.

Entre sus obras más conocidas se encuentra

"Geografía de Cuba", publicada en 1954, la cual fue

recogida y quemada en su primera edición por los

agentes de la tiranía batistiana , debido a que

además de la detallada descripción física de nuestro

país, exponía las miserias del paisaje humano y sus

causas. Muy conocidas son la historia documentada

de la Sociedad Espeleológica "Veinte años

explorando a Cuba", publicada en 1961 y la

colección “Cuba: la Naturaleza y el Hombre”, en 50

tomos, publicada a partir de 1982, en especial el

título “En marcha con Fidel”, uno de los más

vendidos, donde relata el andar heroico de todo un

pueblo junto a su Comandante.

Este año La Fundación Antonio Núñez Jiménez

dedica un sin número de acciones al Aniversario 85

del nacimiento de su presidente-fundador. Entre

ellas, la Primera Convergencia Nacional de

Permacultura, la Mesa Redonda “SOS Río Toa +

10” en la Ciudad Primada de Baracoa, la

presentación del libro “Geología” y el lanzamiento

del libro La Cuenca del Toa, que llevan la autoría

del propio Núñez, el último en coautoría con Liliana

Núñez Velis. La realización del documental

“Permacultura para un futuro sustentable en Cuba”

y las ya tradicionales siembras de árboles en el

Parque Ecológico Monte Barreto son ejemplos

también de las acciones dedicadas a la efeméride.

La Fundación Antonio Núñez Jiménez de la

Naturaleza y el Hombre y la Oficina del

Historiador de la Ciudad de La Habana también

unen esfuerzos para conmemorar la fecha. Con tal

motivo han organizado dos exposiciones

fotográficas en el Centro Histórico de La Habana

Vieja. La primera lleva por título “En Canoa del

Amazonas al Caribe”, y rememora la expedición del

mismo nombre organizada por el Dr. Antonio

Núñez Jiménez en el año 1987. La muestra estará

dedicada además al Aniversario 20 de la

culminación de la Expedición. La inauguración

tendrá lugar el miércoles 23 de abril a las 3:00 P.M.

en la Galería Carmen Montilla, ubicada en Oficios #

162 entre Amargura y Teniente Rey, La Habana

Vieja. Escorzos es el nombre de la propuesta

fotográfica del artista Lázaro Luis García del

Campo, homenaje de la Oficina del Historiador de

la Ciudad de La Habana al Dr. Antonio Núñez

Jiménez en el Aniversario 85 de su nacimiento. La

exposición será inaugurada el jueves 24 de abril a

las 3:00 P.M. en la Galería del Palacio de Lombillo,

sita en Empedrado 151 esquina a Mercaderes, Plaza

de La Catedral .

Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez

Page 68: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Por: Hilario Carmenate Rodríguez

Presidente del Comité Espeleológico de Pinar del Río

¡Primera vez que veíamos

un helicóptero ahí,

cerquita! Descendió

levantando el polvo

arenoso de Guanímar con

sus enormes hélices y tanto

ruido. Medio asustados y

curiosos, vimos al hombre

de verde olivo y barba

negra que bajó del aparato.

Habló con pescadores y carboneros de la playa… mi

padre le ofreció, por manos de mi hermanita de 7

años, un tabaco torcido por él. Era el capitán del

Ejército Rebelde Antonio Núñez Jiménez; y 1959.

Durante varios años, cada 6 de enero, Día de los

Reyes, una mujer de La Habana llevaba juguetes

para los niños del poblado. Rosario se llamaba, pero

no sabíamos que era la madre de aquel capitán.

Tuve algún vínculo directo con Núñez, en más de

30 años de actividades espeleológicas: la visita en

1965 a su oficina en el Capitolio por un grupo de

estudiantes de la Escuela Nacional de Arte,

interesados en hacer espeleología; cuando nos

acompañó cabalgando un tramo durante la

rememoración, en 1979, de la Excursión a

Vueltabajo de Cirilo Villaverde; en la inauguración

y primeros cursos de la Escuela Nacional de

Espeleología en Dos Hermanas y El Moncada; un

recorrido por la Gran Caverna de Santo Tomás; en

algunas reuniones anuales de la S.E.C.; la visita a

varios sitios de arte rupestre descubiertos por el

autor en Pinar del Río, poco antes de su muerte…

La lectura reciente de las narraciones de su abuela

Julia de la Osa y Sierra me han ofrecido la

revelación de otros interesantes puntos de contacto

familiar. No tienen mayor importancia que la simple

curiosidad de coincidencias en espacios en el

decursar del tiempo.

Mi padre, descendiente de naturales de Islas

Canarias, en épocas de tiempo muerto, cortó leña

para panaderías, hizo carbón y cortó guano en sitios

de la costa sur de La Habana, donde trabajaron

Celestino Núñez y Julia como carboneros, y estuvo

en muchos lugares de los mencionados por ella.

Vivimos en Guanímar, donde vivieron ellos, y nos

bañamos en la playita de fango medicinal en que lo

hacía Julia, y en el río. Allí tuvimos un maestro –

Luis Núñez– “de sonrisa pícara y ojos azules”, igual

que describe Núñez a su abuelo Celestino. Después,

durante más de 40 años nos asentamos en La Luz,

potrero del ingenio San Martín (propiedad de un

pariente de sus ancestros) cuyas ruinas visitamos,

cerca de la casa; pegados a la finca de Estrella,

donde se casó Rosario su primera hija, madre de

Antonio; y cerca de las cuevas de Frías, que Julia

visitó, y donde todavía, en una de ellas, pobladores

de la zona van a bañarse.

En el Museo de Historia Municipal Álvaro Reinoso

hay una vitrina con dos fotos de Núñez, como

muestra del mes por el 86 Aniversario de su

natalicio. Fui a visitar la casita de madera en Pedro

Díaz, 62 –actual avenida 89 donde nació Antonio el

Revelaciones desde Guanímar

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Page 69: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 60, Cuba, 26 de abril de 2007.

20 del presente pero de 1923–, y encontré una casa

de mampostería con techo de fibrocem, habitada por

una familia que permutó recientemente. En la pared

que hace esquina, una tarja estrellada con la efigie a

relieve del perfil de Núñez, dice:

EN ESTE LUGAR NACIÓ EL 20 DE ABRIL DE

1923 ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ

HIJO ILUSTRE DE ALQUÍZAR, QUIEN

CONSAGRÓ SU VIDA AL BIEN DEL

HOMBRE Y A LA PROTECCIÓN

DE LA NATURALEZA.

EL PUEBLO DE ALQUÍZAR

2003

Los humazos para espantar la plaga de mosquitos y

jejenes en la costa, el aroma profundo que expanden

los hornos de carbón con su humo blanco tan

cargado de miserias en la memoria, el sabor de la

corúa, el salitre de la playa de Guanímar enjuagado

en el río, el conocimiento de lugares como Majana,

El Corojal, las zanjas del Fangal y Peñalver, el canal

de Las Caguamas, las fincas La Luz, La Estrella, los

apellidos Núñez, Moreira, Ledesma, Sierra, de la

Osa, Ferrer –que aún viven por la zona…– todo eso

mezclado en la experiencia y la memoria me hace

sentir, junto al respeto y admiración por Núñez y su

obra, la afinidad de un camino compartido que no

concluye con la muerte, sino que se reinicia siempre

con la vida.

Revelaciones desde Guanímar

Page 70: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.

Por: Ángel Graña González

[email protected]

Vicepresidente primero de la Sociedad Espeleológica de Cuba

“El futuro de nuestra

patria tiene que ser

necesariamente un futuro

de hombres de ciencia”,

esa frase tan importante

para todo nuestro pueblo

y por qué no para el

mundo también, fue dicha el 15 de enero de 1960,

en el XX Aniversario de la Sociedad Espeleológica

de Cuba (SEC), por nuestro Comandante en Jefe

Fidel Castro Ruz; se cumplen 50 años de ese día.

En esta misma fecha, conmemoramos también 70

años de haberse creado, por un pequeño grupo de

jóvenes, con Antonio Núñez Jiménez, de solo 16

años, al frente, la Sociedad Espeleológica de Cuba.

Hoy nos preguntamos ¿qué pensaría en aquel

momento el joven Núñez al nombrarla: de Cuba, y

por qué no de Villegas, que era la calle en Ciudad

de La Habana, donde vivían casi todos?

Cierto que Sociedad Espeleológica de Villegas,

hubiera resultado demasiado local, y Núñez pensaba

en grande; él quería que su institución fuera de

todos los cubanos, y así ha sido. Lo que empezó

como una agrupación de amigos, hoy es una

hermandad de todo el archipiélago, los cuales

continúan las ideas de aquel 15 de enero de 1940.

En mi memoria, aparecen la antigua Academia de

Ciencias en la Habana Vieja, Fidel, Núñez,

espeleólogos y distintas personalidades científicas y

culturales del país, reunidos para celebrar el

Aniversario 20 de dicho acontecimiento; en la

presidencia del paraninfo de la Academia, se

hallaban Fidel Castro Ruz, Antonio Núñez Jiménez,

Eduardo Queralt Martín, presidente de la Sociedad

Espeleológica de Cuba por entonces, Gilberto Silva

Taboada, Heriberto Valcárcel Pineda y Xiomara

Castellar; entre el público, Alicia Alonso, Fernando

Alonso, Lupe Velis, todos miembros de la Sociedad

Espeleológica de Cuba.

Después del Himno Nacional, Núñez Jiménez se

refiere a los primeros 20 años de la Sociedad; habla

de su fundación, de Omelio Sánchez Serrú, otro de

los fundadores, de las primeras expediciones, “las

domingueras”, como les llamó, cumpliendo los

deseos de todos de ampliar las investigaciones; eran

hijos de obreros, con una economía muy limitada y,

por tanto, para llevar a vías de hecho sus

exploraciones, se les ocurrió recurrir a los choferes

de las rastras, quienes viajaban por toda Cuba por la

Carretera Central y pedirles ayuda: lo logran, y

sobre los encerados de esos grandes camiones

viajaron a muchos lugares para después caminar

decenas y decenas de kilómetros, y llegar a los

puntos a estudiar: Pan de Guajaibón, Cerro de

Cabras, entre otros.

Hay que ir a Oriente”, dice alguien y todos

empiezan a preparar, en la temprana fecha de 1945,

la Expedición Geográfica a Oriente.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

Page 71: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Parten, suben el Turquino, navegan por el Río Toa,

visitan Mayarí, Seboruco, Pinares de Mayarí y van

obteniendo importantes resultados.

Núñez, entonces, decide, aprovechando todo lo

visto y aprendido, escribir una Geografía de Cuba, y

en ella habla de la realidad cubana existente;

aparecen por primera vez en un texto geográfico

cubano las palabras: abusos, atropellos, latifundios,

terratenientes. Este texto llega, casualmente, a

manos del tirano Fulgencio Batista, presidente de

Cuba en ese momento, quien, iracundo, ordena

recoger el libro de todas las librerías e imprentas,

quemar todos los ejemplares, destruir los originales

y apresar a Núñez, su autor.

De todos estos avatares, hablaría Núñez en su

discurso del 20 de enero de 1960: el asalto de la

policía al local de la Sociedad junto a la Terminal de

Ferrocarriles, los golpes que recibieran Dacal,

Valcárcel y otros miembros de la SEC, su

integración a la Columna 8, junto al Che; del triunfo

revolucionario y la toma, por miembros de la propia

Columna 8, del local de la SEC, asaltado en la

dictadura por la policía de Batista y, ahora en la

Revolución, su reintegro inmediato a los

espeleólogos. Así de forma profesional, ecuánime,

amena y con justeza histórica, describe esos

primeros años de la Sociedad Espeleológica de

Cuba.

A continuación, en este acto memorable, Eduardo

Queralt Martín, presidente de la Sociedad, anuncia

que será entregado el primer Título de Honor de

nuestra Institución al Comandante en Jefe Fidel

Castro Ruz nombrándolo Miembro de Honor de la

SEC.

Fidel recibe el diploma, abraza a Núñez y le pide a

éste que le permita agradecer ese gesto y dar las

gracias.

Creo que ese discurso de Fidel del 15 de enero de

1960, publicado luego por Núñez en sus libros 20

años explorando a Cuba, 40 años explorando a Cuba

y Medio Siglo explorando a Cuba, así como en

muchos periódicos de la época, debe ser lectura

obligada para todos los espeleólogos, y más aún

para los jóvenes futuros espeleólogos.

Ese memorable día, Fidel dijo:

… muy útil también en cuanto a nuestra economía,

porque una gran parte de las iniciativas que nosotros

hemos tomado en distintos lugares del país fueron

inspiradas en el conocimiento que los espeleólogos

habían adquirido, no solo sobre cuestiones de

cuevas o de grutas subterráneas, sino sobre otra

serie de cuestiones de la geografía nacional.

Más adelante, señaló:

Gracias a la insistencia del compañero Núñez

Jiménez fuimos a la Ciénaga de Zapata y se

despertó el interés de todos nosotros por la Ciénaga

de Zapata. Gracias a esos conocimientos de Núñez

Jiménez hemos explorado numerosos lugares del

país que hoy se están convirtiendo en centros de

riqueza de nuestra patria.

Y continuaría Fidel:

En realidad trataban de enseñarnos geografía, pero

no sabían enseñarnos geografía. La geografía

resultaba una enumeración de cabos, ríos, de picos,

de penínsulas sin que de veras se nos despertara el

interés por las maravillas que encierra la naturaleza

y esa debe de ser también unas de las lecciones de la

Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.

Page 72: Boletín Espeleológico Informativo y Científico No.6 (Edición Especial No.3) Parte II

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

historia de la Sociedad Espeleológica de Cuba, y es

que se ha podido escribir en una geografía no solo la

enumeración fría y metódica de los accidentes de la

naturaleza, sino de los seres que moran en esa

naturaleza. Es decir, una geografía también humana,

se nos enseñaban los accidentes de la naturaleza,

pero no se nos enseñaban los tremendos accidentes

de la Humanidad, se nos enseñaban las fallas de la

Naturaleza, de la tierra. Mas no se nos enseñaban

los grandes desniveles de la sociedad humana.

Y enfatizaría:

Allá por el año 1940, Núñez y un grupo de jóvenes

fundaban la Sociedad Espeleológica de Cuba y

escalaban el Pan de Guajaibón. Allá más o menos

por la misma fecha otro grupo de jóvenes, por otro

lado, guiados también por ese mismo deseo de

contacto con la naturaleza, nos reuníamos y

escalábamos el Pan de Guajaibón, es decir, por

distintos caminos y en distinto ambiente Núñez

Jiménez y yo hacíamos cosas similares.

El Comandante en Jefe, continuaría diciendo:

… Y eso es algo que me vincula a los compañeros,

a los compañeros buenos que supieron fundar,

mantener y llevar adelante esta Sociedad

Espeleológica. Quizás por esas circunstancias es por

lo que ellos consideraron que tenía justificación

para iniciarme en esta Sociedad, pero más que un

miembro o un socio de Honor, debo de ser incluido

en la categoría de Aprendiz de Honor a

Espeleólogo; por eso vemos con buenos ojos que los

jóvenes exploren las grutas; por eso hay que buscar

nuevos espeleólogos, hay que despertar el interés en

nuestra juventud para que investigue, para que se

entrene.

Y finaliza, enfatizando:

Así que nosotros tenemos que convertir a la gente

joven, tenemos que despertar en ellos esta actividad

y ojalá que en los años venideros crezca la Sociedad

Espeleológica de Cuba y crezcan nuestras

instituciones científicas. El futuro de nuestra patria

tiene que ser necesariamente un futuro de hombres

de ciencias, tiene que ser un futuro de hombres de

pensamiento.

Quién duda que mientras nuestro Comandante

mencionara esa frase, no pensara que nuestro pueblo

sería un pueblo donde todos sabrían leer y escribir,

el desarrollo científico de nuestro país sería muy

alto, nuestra biotecnología estaría a la vanguardia en

el mundo, nuestros médicos estarían por todos los

países del mundo, curando y enseñando, y

tendríamos una Escuela Latinoamericana de

Medicina.

Así fue el acto, así quedó para la Historia esa frase,

esa enseñanza y esa orientación al estudio, la

superación, la hermandad, el trabajo colectivo. Un

discurso para leer, reflexionar y estudiar.

La Sociedad Espeleológica de Cuba ha continuado

con sus trabajos, ha tenido dificultades, problemas,

pero siempre con ese afán de ser mejores, como lo

inculcara el propio Núñez y también lo refiriera

Fidel. Eso nos ha mantenido como fuerte haz, ya

que sabemos que entre todos lo conseguiremos

todo; desunidos no lograremos nada: axioma y

principio, por los cuales se ha logrado que la

Sociedad celebre por todo lo alto, en el Congreso en

agosto del 2010, en Matanzas, la Atenas de Cuba, su

cumpleaños 70 y el Aniversario 50 de este discurso

de Fidel, junto a los hermanos de América Latina, el

Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 68, Cuba, 26 de abril de 2007.

Caribe y el Mundo que nos acompañarán en estos

días de fiestas, de aniversarios, de unión,

conjuntamente con la celebración del 6to. Congreso

de la Federación Espeleológica de América Latina y

el Caribe, creada también en Bowling Green, Estado

Unidos, por el Dr. Núñez Jiménez y cuyo primer

Congreso se realizó, en Viñales, en 1984.

Durante esa semana, estaremos siempre juntos: en

las sesiones de trabajo, en la visita a las cuevas,

siempre juntos con todos nuestros invitados

aprendiendo y enseñando, unos con otros.

Este Congreso nos servirá para conocer lo que

hacemos y cómo lo hacemos; todos podrán dar sus

opiniones de nuestras investigaciones y marcaremos

una línea de trabajo bien definida para los tiempos

por venir, siempre pensando igual que Antonio

Núñez Jiménez cuando aquel 15 de enero de 1940,

le dio nombre a la Institución que fundara: Sociedad

Espeleológica de Cuba.

Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Develan en Cienfuegos busto en memoria de Antonio Núñez Jiménez

Lunes, 15 de Agosto de 2011

http://www.5septiembre.cu/

A la memoria del Doctor

Antonio Núñez Jiménez,

destacado

científico, geógrafo,

arqueólogo y espeleólogo

cubano, fue develado un

busto en el Pico San Juan, la mayor altitud del

macizo de Guamuhaya, en la provincia de

Cienfuegos.

"Precisamente a este lugar llegó Núñez Jiménez en

1948 con un grupo de estudiantes de la Universidad

Central Marta Abreu, para proclamarlo como el

punto más alto de toda la región centro occidental

del país, a 1 140 metros sobre el nivel del mar, ",

recordó en las palabras inaugurales, Alejandro

Romero Emperador, vicepresidente de la Sociedad

Espeleológica de Cuba.

La obra fue esculpida por el artista espirituano Félix

Madrigal Echemendía, quien expresó a CINCO de

Septiembre digital el privilegio de ejecutar este

proyecto dedicado a uno de los hombres insignes de

la Ciencia, considerado por demás, el cuarto

descubridor de Cuba.

Agregó el escultor, que empleó el hormigón blanco

macizo, para lograr la solidez necesaria al enfrentar

los elementos de la naturaleza, propios de esta parte

de la región montañosa. El busto queda de cara al

sol naciente y el pedestal, con una base profunda,

está revestido de lajas de piedra de la zona, tratando

de lograr la integralidad.

En apenas dos días, espeleólogos y constructores

erigieron el pequeño monumento en condiciones

adversas por lo abrupto del terreno, el cual se

encuentra a escasos metros de la Estación

Meteorológica del Pico San Juan. Esta ubicación

entraña, asimismo, un tremendo simbolismo, pues

resultó Núñez Jiménez, a la sazón presidente de la

Academia de Ciencias de Cuba, quien determinó en

la década de los años 70 la posición geográfica de

los tres radares meteorológicos construidos tras el

triunfo de la Revolución.

El también capitán del Ejército Rebelde, bajo las

órdenes del Comandante Ernesto Che Guevara

durante la etapa de liberación, nació el 20 de abril

de 1923 en Alquízar. Fue graduado de Doctor en

Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana

(1951) y de Doctor en Ciencias Geográficas en la

Universidad Lomonosov, de Moscú (1960).

Fundó, con sólo 17 años, la Sociedad Espeleológica

de Cuba. Participó en expediciones al Polo Norte

(1972) y a la Antártica (1982). Realizó

exploraciones en la Cordillera de los Andes desde

Perú hasta Venezuela. Llevó a cabo investigaciones

geográficas en China, África, Islas Galápagos, Isla

de Pascua y otras partes del mundo. Dirigió la

expedición "En Canoa del Amazonas al

Caribe" (1987-1988), expresión de la integración

bolivariana de nuestros pueblos de América.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 88, Cuba, 26 de abril de 2007.

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Septiembre 2015

Parte II

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez

Por: Adriana Ortiz Blanco

María del Carmen Rodríguez

Clímax de madurez científica

Desde lo cognoscitivo Núñez Jiménez aporta una

serie de conceptos y categorías de una importante

repercusión para los estudios sobre la naturaleza y el

hombre, con una pertinente preocupación filosófica

sobre el hombre y el mundo. Entre la década de los

años 80 y 90 del pasado siglo, se considera marca

un clímax en su producción científica, ya se

pronuncia por el desarrollo de una cultura hacia la

naturaleza, donde su obra del mismo nombre es

representativa de tal afirmación.

Desde el punto de vista filosófico y en vínculo

directo con lo ético, sigue una línea de análisis en

relación con el sentido de la responsabilidad ante los

recursos naturales, y ésta es valorada como la que

debe asumir el hombre que participa de los

movimientos subordinados a la veda de fauna,

control de erosión, control de aguas, por lo que

evidencia la necesidad de que la naturaleza forme

parte del sentido de vida del hombre, de su yo

interno, porque así de forma directa contribuye a su

preservación. Se aprecia que la responsabilidad ante

la naturaleza no recae en el hombre de forma

aislada, sino que la vincula directamente con el

hombre de ciencia, el que ejecuta planes, proyectos

y mueve a otros hombres a su alrededor con tales

fines.

A lo anterior une su visión estética en los estudios

sobre la naturaleza en Cuba, cuando apuntó que se

posee encantos naturales, blanquísimas arenas,

lindas playas, espumosas olas, el verdor oscuro de

sus bosques, lo cual puede ser apreciado por el

hombre.

Un aspecto que interrelaciona los intereses sobre el

lugar del hombre y la naturaleza en los estudios que

se presentan es el relacionado con la relación entre

responsabilidad y humanismo, donde al hombre le

caracteriza una actitud hacia la naturaleza como

muestra de la interacción hombre–naturaleza, en el

establecimiento de aspectos que se convierten en

forma de actuar del hombre tales como: no

contaminar, no talar, protección a los recursos

naturales, entre otros.

El vínculo esencial de esto es la relación hombre -

naturaleza y por tanto, debe cambiar la proyección

del primero hacia la segunda, o sea debe operarse

una nueva actitud frente a la naturaleza tanto de

índole individual como social, es ésta la muestra

fehaciente del sentido de la responsabilidad ante el

entorno natural.

Esta reflexión, que pasó de lo teórico a lo práctico,

se convierte en una necesidad no sólo para los

estudios sobre la naturaleza y el hombre en general

sino en zonas particulares donde una demanda de la

sensibilidad estética popular se necesita. El

desarrollo de una cultura estética, o en general una

cultura hacia la naturaleza, fomentada de forma

teórico - práctica por Núñez Jiménez, incluye el

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

mejor manejo técnico y científico de los recursos de

la naturaleza en zonas como el Yunque de Baracoa,

esto exige una sensibilidad popular.

Con ello impulsa la necesidad de ampliar los

conocimientos del hombre sobre el entorno.1 Una de

las particularidades en el estudio de la naturaleza en

contextos concretos por la que aboga Núñez

Jiménez que contribuyen a desarrollar una cultura

hacia la naturaleza es el paisaje cársico, en ello

vincula lo cognoscitivo con la conducta para

desarrollar en el hombre; es partidario de un amplio

conocimiento de la carsología como aspecto que

tributa al desarrollo económico. Es significativo el

estudio realizado en este aspecto por la Sociedad

Espeleológica de Cuba,2 en la zona oriental donde

se destacan los referidos a los movimientos

tectónicos intramontañosos en la zona de Palma,

Contramaestre, y la erosión diferencial, las

depresiones de la misma por esta causa.3

Otro aspecto que favorece el conocimiento del

hombre sobre su entorno, y con ello el logro de una

cultura hacia su protección, es el referente al paisaje

montañoso de las serranías orientales, donde Núñez

sugirió la práctica de una agricultura que respete la

tumba del monte. He aquí un elemento previsor,

porque de no tenerse en cuenta provoca la pérdida

no sólo del bosque, sino de la capa vegetal y se

altera así el régimen hidrológico. En una palabra, se

destruye un ecosistema y con él la fauna que lo

habita y el suelo que lo sustenta.4

La perspectiva planteada para acometer estudios

sobre la naturaleza y el hombre, teniendo en cuenta

aspectos filosóficos que la medien de tipo ético son:

la responsabilidad hacia la naturaleza y la

orientación del sentido de la vida del hombre hacia

su cuidado y conservación; en lo estético, la

marcada sensibilidad hacia la observación de la

naturaleza. No menos importancia reviste el aspecto

cognoscitivo, como el capaz de establecer una

relación coherente entre la naturaleza y la práctica

humana de incidencia en la misma. Los aspectos

filosóficos asumidos por Núñez propician una

particular visión integradora sobre la naturaleza y lo

humano en su totalidad, es decir, una profunda

reflexión sobre el mundo que asume al hombre

capaz de desarrollar papeles responsables en la

naturaleza.

He aquí la esencia de por qué se recurre a este

estudio en pleno siglo XXI, donde las indagaciones

filosóficas acerca de la naturaleza y el hombre

tienden hacia una adecuada valoración y orientación

de la cosmovisión hacia la relación que se estudia,

donde se incluye lo ético, se manifiesta desde lo

bueno, lo malo, la virtud, hasta la responsabilidad y

el sentido de la vida respecto a la naturaleza, sin

descuidar lo importante del desarrollo cada día

mayor de conocimientos respecto al entorno natural

con una adecuada sensibilidad y observancia.

Uno de los principios que consideramos importantes

y que enriquecen los estudios sobre la relación

hombre-naturaleza, desde el prisma de Antonio

Núñez, es el referido a la consideración del

problema, situación o aspecto del ambiente por

estudiar, sea visto como totalidad o con una relación

de lo investigado y sus posibles efectos negativos o

positivos para el hombre y para el medio particular

lo anterior se enriquece cuando se integra la visión

de cultura hacia la naturaleza, con la conducta

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de

Antonio Núñez Jiménez

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Parte II

asumir por diferentes pobladores acorde con las

características de sus zonas, con la protección de

suelos, la atención a la erosión de los mismos

expuesta en diferentes momentos de la obra de

Núñez Jiménez.

Estos aspectos son incluidos en el debate en

articulación directa con lo cognoscitivo, lo ético, lo

estético, lo cual permite establecer diferenciaciones

reales en contextos concretos en vínculo directo con

la objetividad, como dinamismo de articulación que

incluye diferentes esferas de fenómenos

relacionados de forma recíproca Este razonamiento

conduce a afirmar que en la realidad no pueden ser

delimitados en función de un marco teórico, un

problema o grupo de ellos, dados sin una

articulación o relación dialéctica con otros con sus

exigencias cognoscitivas, de ahí la necesidad de

buscar las especificidades de lo investigado y

utilizar la totalidad como constructora de

conocimientos.

En Núñez Jiménez, se aprecia en esta etapa un

análisis desde la totalidad como relación esencial

dada entre el hombre y la naturaleza, en vínculo con

el nivel de desarrollo de una sociedad dada, con la

práctica productiva-social del hombre. Si se

desglosan estas últimas ideas se observa que la

relación hombre–naturaleza, presupone una relación

dinámica, la que depende de los procesos históricos,

tecnológicos, culturales, lo cual especifica las

relaciones sociales en vínculo directo por ejemplo

con el uso racional de recursos naturales, utilización

adecuada de los recursos del bosque, de las aguas,

aquí el hombre interactúa con una diversidad de

aspectos no en una sola dirección de un estudio de

estado actual desde lo teórico, sino también desde la

transformación práctica.

En la propuesta del conocimiento de la naturaleza

en lo analizado se expresa una realidad objetiva por

medio de conceptos y relaciones que se desarrollan

dinámicamente por lo cual este proceso no puede

ser interpretado de manera lineal y mecánica, según

esquemas o procedimientos de investigación únicos

y definitivos, sino con enfoques flexibles y

dinámicos que brinden alternativas que guíen y

orienten el desarrollo del conocimiento del hombre

hacia la naturaleza, la forma de actuar y conducirse

en la misma en correspondencia con los

requerimientos que exige la práctica social en cada

situación concreta, en la que se tome en

consideración los sujetos sociales y las condiciones

histórico concretas.

La obra de Núñez Jiménez –aquí expuesta– se

considera un punto de partida importante para los

análisis filosóficos en el tema. La misma posee un

nexo de continuidad en cuanto al análisis de las

condiciones materiales que rodean al hombre y que

estas a su vez pueden afectar su entorno; es el caso

del uso racional de los recursos naturales,

alternativa para los regadíos y la electricidad entre

otros aspectos, por lo que se considera que exponen

una óptica verdaderamente científica en esta rama

del saber filosófico, sin estar catalogado como

filósofo.

Antonio Núñez Jiménez ofrece aportes teórico-

prácticos para el estudio de la naturaleza y la

incidencia en la misma del hombre, toda su vasta

obra dedicada al conocimiento de la espeleología

con fines cognoscitivo - educativos forma parte

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de

Antonio Núñez Jiménez

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Parte II

de sus aportes. Se considera que su preocupación

por lograr una cultura en el hombre hacia la

naturaleza cubana, en general conociendo sus

particularidades, forma parte de la importancia de su

estudio. Si bien no definió cultura como concepto,

sus enseñanzas a la protección y transformación de

la naturaleza de forma planificada, son aspectos

para tener en cuenta muestra de su desarrollo

científico, los cuales pone en práctica para fomentar

el cuidado de la naturaleza.

Sus postulados tienen vigencia en nuestros días

porque parten de un carácter previsor, las actuales

generaciones deben conocer sus creaciones

científicas, sus conocimientos históricos; el rico

arsenal investigativo de cada uno de ellos para

utilizarlos allí donde los conocimientos humanos

den explicación a la contradictoria situación

ambiental en el siglo XXI. Por ello, se considera

que Núñez Jiménez manifiesta su formación

cognoscitiva multidisciplinaria, estudioso del

hombre, su entorno con un enfoque integral de la

vida de los seres humanos en sociedad. Esta visión

antropológica sobre el hombre, le permite

reconocerlo como ser capaz de reflexionar sobre la

realidad, sujeto que se valora a sí mismo, sobre sí

mismo y en relación con el entorno socio natural

que le rodea.

De esta forma, muestra la necesidad de la creación y

fomentación de hábitos de cuidado hacia la

naturaleza, así como del desarrollo de una

sensibilidad estética, la cual parte de la observación.

El humanismo en este contexto no puede ser

entendido como un accesorio del trabajo científico

sino como una dimensión que permite apreciar con

intensidad y calidad los conflictos del ser humano y

sus relaciones sociales, reflejar en lo cualitativo y

trascendente lo que el desarrollo científico y técnico

no ha podido aún someter a precisiones y

magnitudes.

Desde el punto de vista filosófico, se considera que

refleja una visión conceptual de naturaleza, con un

nivel de interacción con la responsabilidad y el

sentido de la vida. Desde el punto de vista ético,

como resultado de la relación naturaleza-hombre y

de las relaciones entre éstos en un contexto social,

van conformando históricamente un sistema de

valores de orden espiritual donde, de forma

implícita, abordan el sentido de la vida dirigido a la

naturaleza, como sentido de pertenencia, como

manifestación de conciencia.

La cultura hacia la naturaleza de forma explícita

como concepto en Núñez Jiménez, es muestra de su

preocupación por las nuevas generaciones. En ello

se entrelaza el conocimiento, el cual actúa como

algo estratégico si se tiene en cuenta que en estos

análisis se necesita de la actualidad, del diseño de

estrategias adecuadas con la responsabilidad,

sensibilidad y socialización del cuidado del entorno.

En razón de lo antes expuesto, es válido precisar

que el alcance de la obra de Antonio Núñez para el

estudio de la relación de la naturaleza y el hombre

puede resumirse en correspondencia con otros

aspectos de profunda significación para las nuevas

generaciones, como son los referidos a que tuvo en

cuenta la relación que se estudia en una unidad de lo

educativo, con lo cognitivo, la responsabilidad.

En general, los estudios que se presentan se

adentran en un análisis de la relación hombre-

naturaleza que, aunque las obras esbozadas no se

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de

Antonio Núñez Jiménez

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Parte II

caracterizan por una sistematización de la relación

estudiada, contribuyen a desarrollar una visión

integral de la misma porque se respeta lo histórico,

el contexto natural general. Lo anterior se debe

valorar como una continuidad respecto a la

orientación de la cosmovisión del hombre hacia la

naturaleza, porque el dominio de la misma significa

ser responsables, y para ello se debe tener

conocimientos sin descuidar lo estético hacia la

naturaleza.

Se considera que se deben distinguir, como muestra

de la trascendencia del quehacer de Núñez Jiménez

en relación con la naturaleza y el hombre, la

presencia de tendencias internas connotadas en

obras concretas, como es la referida a explicar el

estudio de la relación hombre-naturaleza desde lo

espeleológico, y para ello dota en su vasta obra de

estudios de cuevas, la presencia aborigen en las

mismas, y cómo la incidencia antrópica puede

destruirlas; Medio Siglo Explorando a Cuba, es un

ejemplo de ello.

En general, se aprecia una tendencia a interpretar la

relación hombre-naturaleza como ente cultural

donde incluye las experiencias de los hombres en el

conocimiento de la naturaleza, sus disímiles formas

de actuar y comportarse, el uso racional de los

recursos naturales, del suelo, de la tecnología. Aquí

vincula lo educativo con lo cognoscitivo, hacia el

logro de una cultura hacia la naturaleza, que implica

cada día más atenuar los cambios negativos que el

hombre puede realizar a la misma. Estos aspectos

son muestra de que hoy, en el siglo XXI, la

interrelación entre el hombre y la naturaleza desde

el prisma filosófico, requiere de una adecuada

visión científica en busca de una apropiada

explicación filosófica, y con ello contribuir a

desarrollar el cuidado de la naturaleza:

(…)" acción creadora o destructora, en su

evolución, tiene su base en las maravillas naturales,

en la belleza de un atardecer, en el misterio de los

astros, en las formas coloridos de las flores, en la

armonía de las mariposas, en el susurro del viento,

en el sentimiento de impotencia que experimenta el

hombre ante el huracán y el rayo o el terremoto que

todo lo destruye".5

Bibliografía

Núñez, Antonio, A. Geografía de Cuba, Editorial

Lex, La Habana, 1960.

________, Medio siglo explorando a Cuba, 2t,

Imprenta central de las FAR, 1990

________, (comp.), 20 años explorando a Cuba, La

Habana, 1961.

________, Cuba con la mochila al hombro, La

Habana, Ediciones Unión, 1963.

________, La erosión desgasta a Cuba, La Habana,

Instituto Cubano del Libro, 1968.

________, Hacia una cultura de la naturaleza, La

Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998

Hechavarría, Israel; Luisa Fernández; Villalba

Roxana; Antonio Núñez Jiménez Bio-bibliografía,

Antonio Núñez Jiménez. Editado por la Fundación

de la Naturaleza y el Hombre Antonio Núñez

Jiménez, La Habana, 1997.

Roig de Leuchsenring, Emilio, “Expedición a

Oriente”, en 20 Años explorando a Cuba, La

Habana, Cuba

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de

Antonio Núñez Jiménez

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Septiembre 2015

Parte II

1- Emilio Roig de Leuchsenring. "Expedición a Oriente" (En: 20 Años Explorando a Cuba, pp. 45-47).

2- La Sociedad Espeleológica de Cuba se destacó en el estudio y conocimiento de cuevas, su formación y composición.

Mantuvo un vínculo directo con el Instituto de Geografía y Geología de la Academia de Ciencias de Cuba. Se destaca en su

haber la creación del Laboratorio Bioespeleológico, la clasificación genética de las cuevas cubanas, los estudios sobre

morfología cársica y las exploraciones subacuáticas, por citar algunos resultados. Véase: a Guillermo Oliva: «Los que aman

la naturaleza», en Medio Siglo Explorando a Cuba, págs.235-238.

3- I. Kartashov y N. Mayo en: “Algunos resultados del estudio de los depósitos continentales del Cuaternario de Cuba

Oriental” , en Antonio Núñez Jiménez. Medio siglo explorando a Cuba, t. II, pp.78-79. Además estudios sobre Barbourias

cubensis en estudios realizados en Siboney, Santiago de Cuba, el estudio incluyó índices de salinidad en las aguas de la

cueva estudiada que tiene sus formación abierta por una fractura «en el borde inferior de la segunda terraza marina de esta

zona. Véase: Nicasio Viña Bayes, Cuevas de Cuba, pp. 25-26. Entre otros estudios referidos a la zona oriental por este

autor se encuentran la Laguna Baracoa donde se precisa el drenaje de sus aguas, el transporte de rocas de este proceso, en

ella se unen tres depresiones «en caliza con las fisuras colmadas por arcilla que mantienen el agua durante todo el año y que

están aisladas del nivel freático regional. Véase: Nicasio Viña y otros en Medio Siglo Explorando a Cuba, pp. 136-137.

Otros estudios de la región oriental se refieren a los Cambios climáticos en la Caverna de los Majaes, Siboney, Oriente,

realizado por Domingo Deaz y J. Marrero donde se incluyen cambios ocurridos en los parámetros de humedad relativa y

absoluta, evaporación, en Medio Siglo Explorando a Cuba, t. II, pág.159.

4- Antonio Núñez Jiménez. Medio siglo explorando a Cuba, t. I, p. 190.

5- Antonio Núñez Jiménez, Hacia una Cultura de la Naturaleza, p. 17.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 89, Cuba, 30 de septiembre de 2011.

Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de

Antonio Núñez Jiménez

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Parte II

Por: Ángel Graña González

[email protected]

Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba

Como todos los días ese lunes 18 de octubre llegué

temprano a casa de Núñez, ya en el jardín estaba

Jino regando las plantas y después de saludarme me

dijo que ya estaba abierta la nave, así era como

llamábamos al salón donde Núñez trabajaba,

construido por orientaciones de Celia Sánchez al

dejar él la Academia de Ciencias y marchar al Perú

como Embajador de Cuba.

Al pasar por el pasillo hacia la nave por una gran

puerta de cristal que tiene la casa de Núñez, lo veo

en pijamas, hablando por teléfono, al darse cuenta

de que soy yo me hace una seña con la mano de que

entrara y me sentara frente a él.

Por la conversación me doy cuenta de que está

dando algunas medidas de ropa, tapando el teléfono

con la mano me pregunta:

–¿Qué número de gorra tú usas?

Le respondí que no sabía, él levantando la mano del

teléfono dice:

–La misma que la mía.

Vuelve a tapar el teléfono y me pregunta:

–¿Qué número de pantalón usas?

–32 por 30, –respondo.

Vuelve a hacer la operación de quitar la mano del

teléfono y dice:

–La misma que la mía. –También me pregunta el

número de camisa y zapato y siempre la respuesta

fue:

–La misma que la

mía.

Al terminar de

hablar por

teléfono, se despide en ruso y una sonrisa se dibuja

en su rostro. Yo estaba extrañado de todo eso,

cuando me dispongo a levantarme para pasar a la

oficina, me dijo:

–Busca tu pasaporte, aquí tienes el mío, ve a ver a

Modesto en Relaciones Internacionales de Cultura,

el viernes nos vamos para la Antártida, voy a

terminar de desayunar y después te cuento.

Yo estaba que no atinaba a hacer nada, daba vueltas

y vueltas por la oficina esperando a que él llegara y

me dijera que pasaba, unos minutos después llega

con un grupo de libros bajo el brazo

Y me dice: Siéntate. Me han invitado a participar en

la XXVII expedición Soviética a la Antártida, y vas

conmigo, debemos salir el viernes a Moscú donde

nos reuniremos con el resto de los participantes, las

medidas que pedían eran para la ropa que debemos

usar allá, ve a Cultura que Modesto te está

esperando para arreglar los pasaportes.

Todo esto sucedía un lunes, la salida estaba prevista

para el día 25, al regresar del Ministerio de Cultura,

ya Núñez estaba leyendo algunos libros sobre el

continente blanco y me dijo debemos leer lo más

El lugar más frío del planeta1

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

que podamos sobre esta región y me dio algunos

libros para que leyera. Toda esa semana fue de

preparativos para el viaje.

Esa semana fue muy agitada, Núñez leía un libro

sobre la Antártida y me lo daba para que yo lo

leyera, también preparamos todos los equipos que

llevaríamos, maletín de geólogo, brújulas, las

cámaras de fotografía y cine. Me entregó, para que

aprendiera a usarla, una cámara de vídeo.

El miércoles de esa semana temprano estábamos los

dos en el Instituto Cardiovascular donde su director

el Dr. Cañero, nos haría un chequeo médico y nos

enseñaría los métodos de recuperación, respiración

boca a boca y otras instrucciones. Para practicar el

boca a boca nos llevaron a una camilla, donde

estaba un muñeco de goma del tamaño de una

persona, y con él practicamos los dos.

La noche antes de partir, como a las once de la

noche, Núñez me llama a casa, en esa época yo

vivía a unas dos cuadras de la de él, y me dice:

“Ven un momento, que mi amigo está aquí en la

casa”; al decir mi amigo yo sabía que era que el

Comandante en Jefe, yo le pedí que avisara para

poder pasar el cordón de seguridad, me respondió:

“Ven ya te esperan”.

Me vestí y caminé las pocas cuadras hasta su casa,

en la esquina de 7a y 66 se encontraba un carro

detenido en el medio de la cuadra que no dejaba

pasar ningún vehículo por frente a casa de Núñez, al

llegar allí, e identificarme con el oficial me dijo que

pasara, me estaban esperando.

Fue un momento muy emocionante cuando estuve

frente a Fidel, Núñez le dice:

–Él es Graña, mi ayudante, me va a acompañar al

viaje.– Fidel asiente con la cabeza y dijo:

–Es una experiencia inolvidable lo que van a hacer

ustedes, de verdad, siento mucho no poder

acompañarlos.

Núñez le entrega una bandera cubana a Fidel y le

pide que la firme en la estrella blanca ya que él

desea que esa bandera sea izada en la Antártida a

nuestra llegada, Fidel acepta, se sienta en la mesa

del comedor y pone su firma en la estrella solitaria.

Tomo algunas fotos de ese momento histórico y

luego nos sentamos en los sillones de la sala. Núñez

le explica a Fidel todo el recorrido que debemos

hacer para llegar al continente helado y señala que

esta invitación estaba pendiente desde que él, diez

años atrás, había estado en el Polo Norte.

Ya en la madrugada, Fidel se retira dándole un

fuerte abrazo a Núñez y al saludarme a mí me dijo:

“Tienes la responsabilidad de cuidarlo”.

El lunes de la partida, desde temprano comencé a

cerrar todos los paquetes que llevábamos para el

viaje, después fui al Ministerio de Cultura a recoger

los pasajes y pasaportes. Saldríamos a las 5 de la

tarde en un vuelo de Aeroflot hacia Moscú, allí

estaríamos dos o tres días, para después junto a

todos los participantes salir para la Antártida.

Al llegar al aeropuerto y dirigirnos al salón de

Protocolo encontramos allí, al Dr. Wilfredo Torres,

Presidente de la Academia de Ciencias y al Dr.

Ismael Clark, quienes también volarían a Moscú en

el mismo vuelo.

A la hora indicada pasamos al IL 62 de Aeroflot y

nos acomodamos en primera clase, inmediatamente

El lugar más frío del planeta1

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

la aeromoza nos trae unas copas con champaña y el

Dr. Wilfredo Torres hace un brindis por el éxito de

la misión.

Al llegar al aeropuerto Sherematievo 2, a las 6 de la

mañana hora de Cuba, nos esperan Yuri Israel y

personal de Servicio Hidrometeorologico y Luis

Felipe Vázquez y otros funcionarios de la Embajada

de Cuba, nos llevan al salón de protocolo y allí se

realiza un brindis de bienvenida, hace bastante frío

en Moscú.

Después de recoger el equipaje nos llevan para el

hotel del Partido y comunican que esa noche tendrá

lugar una cena en el mismo hotel, donde podremos

conversar sobre el viaje; yo ocupo la habitación 510

y Núñez la 511.

En la cena me entero que volaremos hasta Maputo,

capital de Mozambique y allí recibiremos la ropa

polar y nos uniremos al resto del grupo. Con

nosotros volará a Maputo, Nicolás Miravjev, que

habla inglés, francés y un poco de español; es uno

de los jefes de esta expedición.

Estuvimos en Moscú dos días, los que

aprovechamos para visitar la Plaza Roja y el

Memorial de Lenin. El día 28 salimos en el vuelo

453 en un TU 154 de Aeroflot rumbo a Maputo, con

escalas en Sinferapol, El Cairo, Jibuti, Dar El Salan

y Maputo a donde llegamos a las 11:10 am del día

29.

En esta ciudad la temperatura era igual a la de Cuba,

nos esperaba Rafael Lorenzo, Encargado de

Negocios de la Embajada de Cuba, el embajador

estaba para La Habana. Nos llevan para la

Residencia del Embajador, donde estaríamos hasta

el día de la salida para la Antártida, vuelo que

haríamos en un IL 18, preparado especialmente para

este tipo de viaje.

Almorzamos en la Embajada y Lorenzo nos prepara

un programa para los días de estancia en Maputo. Al

terminar el almuerzo se recibe una llamada de la

Embajada Soviética en Maputo donde le dicen a

Lorenzo que está en camino un carro con nuestras

ropas polares. Efectivamente, unos minutos después

se detiene frente a la embajada de Cuba un carro

Volga negro y bajan dos grandes sacos de color

verde olivo, marcados con nuestros nombres en

ruso, los traía nuestro amigo Nikolai Muravjev,

Nick, el científico devenido en traductor.

Inmediatamente y como si fuéramos unos niños en

Día de Reyes comenzamos a abrir los grandes

bultos y a sacar la ropa y a probárnoslas, también se

encontraba en la Embajada Edelmiro Bonachea, del

Sectorial de Cultura de Sancti Spiritus en funciones

culturales en Maputo, que conocíamos y que había

ido a la Embajada a saludarnos al saber de nuestra

llegada a Maputo. Filmo en vídeo a Núñez mientras

se prueba las ropas y sacamos muchas fotografías de

este momento.

Cada uno recibía: un par de botas hasta la rodilla, un

par de zapatos forrados de lana, un overol azul

relleno de lana, un abrigo, también azul relleno de

lana, un pantalón de cuero con su chaqueta, un par

de medias de lana negra, dos juegos de pullover de

mangas largas, un abrigo con cuello de tortuga de

lana, un par de guantes azules, un chapka, y un par

de espejuelos oscuros.

Después de la apertura de los bolsos y que Nick

explicara el uso de algunas piezas especiales, como

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

unas de lanas para abrigarse los pies, invitamos a

Nick a tomar unos tragos de ron cubano.

El lunes primero de noviembre es señalado para la

partida, pero debe esperarse el aviso de la Embajada

Soviética, porque primero se comunicarán con la

base Soviética en la Antártida, para ver si las

condiciones del tiempo son las mejores. Estamos

despiertos desde las 5 de la mañana y a las 5:30 se

produce la esperada llamada: A las 6:30 am

despegará el avión hacia la Antártida, según plan.

Al llegar al aeropuerto vemos en un extremo de la

pista el IL 18 de color rojo, el carro de la embajada

llega hasta la misma escalerilla y en ella esperan los

funcionarios de la Embajada Soviética, Nick y el

Comandante de la Nave; nos llamó mucho la

atención el color rojo del avión, pues a pesar de

tener el letrero de Aeroflot, no poseía los colores

normales de esa compañía de aviación, Nick explica

que este cambio se hace para que en caso de

accidente, pueda ser localizado rápidamente sobre el

blanco de la nieve, los colores oficiales blanco y

azul de Aeroflot no ayudarían a descubrirlo

fácilmente; tragamos en seco, porque eso no

sucederá con nosotros. Nos despedimos de Lorenzo

y Argelio, el chofer y subimos al avión.

Una vez a bordo, el Comandante de la nave dice en

perfecto inglés que el vuelo será de 9 horas; por

suerte en Maladiosnaya, la base adonde iremos, hay

–15 ºC. En definitiva no salimos hasta cerca de las 8

de la mañana, recorremos el avión, el cual está

adaptado para travesías largas; en la cabina trasera

se han colocado grandes tanques de combustible:

Nick explica que a mitad del vuelo, se debe tener

comunicación con la Antártida, para conocer como

está el tiempo por allá, ya que solo en dos

estaciones soviéticas puede aterrizar este equipo, si

a las cuatro horas y media no hay posibilidades de

aterrizar en alguno de los dos puntos, por mal

tiempo, el avión regresa a Maputo y si se pasa de

ese lugar intermedio, el avión no tendría

combustible suficiente para retornar.

El vuelo transcurría muy tranquilo, interiormente

ardía en deseos de llegar al punto donde se recibiría

la noticia de poder continuar o volver atrás. La

atención en el vuelo fue de primera clase: a cada

hora se acercaba a nosotros el propio Nick,

devenido ahora en sobrecargo a ofrecernos algo de

beber o de comer.

Exactamente a las cuatro horas y media del

despegue, el propio Comandante de la nave se

acerca a Núñez y le comunica que el tiempo era

normal en Maladiosnaya y continuamos viaje, en

sus manos lleva un periódico Pravda, al abrirlo nos

sorprende con una botella de Vodka y con unos

vasos brinda junto a nosotros por el éxito del viaje.

A las 5 de la tarde anuncian que aterrizaremos, lo

que hace el Comandante con gran pericia, la nave

corre por la pista de hielo, señalada a tramos por

botas, como las que nos entregaron, enganchadas en

palos, la pista debe ser gigantesca pues el avión no

utiliza los frenos y sencillamente lo dejan correr

hasta que se detenga por sí mismo, una vez que lo

hace, poco a poco, va regresando hasta donde se

encuentra un enorme container, que es donde están

la base de operaciones del aeropuerto, cientos de

soviéticos esperan, en lo alto del container la

bandera soviética y la cubana.

Nick orienta cambiar las ropas por las polares, ya

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

que hay –15 ºC, lo cual hacemos con rapidez. Al

abrir la puerta del avión una corriente helada entró a

la cabina, fue el saludo a los huéspedes del trópico

del continente helado.

Gritos, aplausos, hurras, llegan a nuestros oídos,

Núñez me dice que baje con la cámara de vídeo y al

llegar al suelo caigo enterrado en la nieve hasta

cerca de la rodilla, debo decir aquí que era la

primera vez en mi vida que veía y sentía la nieve.

Núñez desciende saludando con la mano a los

cientos de científicos presentes y hacia él se dirige

Rurik Maximovich Galkin, jefe de la XXVII

expedición soviética, para darle la bienvenida.

El grupo se hace compacto alrededor de Núñez y

Yurik, casi no puedo operar la máquina de vídeo, un

cocinero con ropa blanca, sobre la ropa polar

exhibiendo su gran gorro blanco, se acerca con una

bandeja con pan y sal para darnos la bienvenida. A

pesar de la ropa siento frío, debo decir que no me

puse el traje de piel, pues pensé que no haría falta,

pero me doy cuenta que la ropa que nos dieron es

para ponérsela toda.

Rurik nos invita a pasar a una tanqueta todo terreno,

diciéndonos que el equipaje nos lo llevaran hasta la

casa. Ya en la tanqueta y por la calefacción me

siento mejor y en ella avanzamos los 12 km que

existen del “aeropuerto” a la casa, por el camino

vemos que se repite la señalización del mismo por

las botas viejas puestas sobre palos que marcan la

“vía”.

Llegamos a Maladiosnaya, poblado de container,

casas donde viven los científicos y unos mayores

convertidos en laboratorios, nos llevan a nuestra

morada, donde encontramos una temperatura muy

agradable; abre la puerta Vladimir Andreivich

Krasnov, Volodia, simpático personaje quien será el

que nos atenderá en la casa, nos recibe con un fuerte

abrazo y los característicos besos rusos y dice en

español: ¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel! Núñez responde

rápidamente, — ¡Viva la Unión Soviética! ¡Viva

Brezhnev!

Volodia tenía abierta sobre la mesa una botella de

vodka y unas copas, y nos sirve un gran trago para

brindar, diciendo Medicin Medicin, esa palabra se la

oiríamos a él durante nuestra estancia varias horas

del día, inclusive antes de tomar el café por la

mañana nos recetaba como medicina un trago de esa

fuerte bebida.

Nuestra “casa” constaba con dos habitaciones

cocina, comedor, pequeño salón de reuniones, baño

y una rica despensa con productos enlatados y

embutidos, nuestra habitación tenía dos camas, un

pequeño escaparate, dos sillas y las ventanas con

cortinas negras, que también me llamaron la

atención.

Rápidamente Volodia le pregunta a Núñez en ruso y

a Rurik que le avisaran a qué hora queríamos cenar.

Por las ventanas veíamos el día claro e

imaginábamos que era casi las ocho de la noche, fue

cuando comprendí el porqué de las cortinas negras,

en la Antártida durante la primavera austral la

puesta del sol es cerca de media noche y el

amanecer a las tres de la madrugada.

Rurik le dice a Volodia que sí, que prepare la cena y

que también cenará con nosotros Nick. Durante la

cena y después de ella Rurik le explica a Núñez

nuestro programa en esa estación, así como la

celebración el 7 de noviembre, fiestas por la

El lugar más frío del planeta1

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Septiembre 2015

Parte II

Revolución de Octubre, Núñez le dice que trae una

bandera cubana con la firma de Fidel para que sea

izada ese día tan especial para los revolucionarios

del mundo, Rurik asiente con la cabeza. Ya en la

madrugada, muy cansados por el largo viaje, nos

despedimos de nuestros anfitriones y retiramos a

dormir.

Los próximos días fueron de mucha actividad,

recorrimos toda la estación, visitamos todos los

laboratorios, así como realizamos recorridos en

tanqueta a la isla de Maioll, donde convivimos con

pingüinos y vimos lanzar cohetes meteorológicos

que hacen una vez a la semana.

Fue muy emocionante pues en casi todos los lugares

que visitamos sentimos el calor de la amistad de ese

pueblo hacia la Revolución Cubana y hacia Fidel,

uno de los jóvenes investigadores nos enseñó el

libro “La Historia me Absolverá” traducido al ruso,

el cual tenía entre sus libros preferidos, en casi

todos los lugares visitados, a solicitud de ellos,

Núñez tenía que hablar de la Revolución cubana,

apoyándose en Nick para la traducción al ruso,

todos oían a Núñez con dedicación y después lo

colmaban de preguntas sobre Cuba. Nuestras

cámaras fotográficas y de vídeo no estaban quietas,

siempre teníamos que hacerlas funcionar, el paisaje

bellísimo, la tranquilad y el silencio molestaban en

los oídos.

Un día al visitar uno de los laboratorios vimos a la

entrada una motocicleta especial, con esquís para

transitar por la nieve; Volodia por señas me dice

que la utilizara, como he montado motos

tradicionales, me aventure a aceptar la invitación, él

mismo la arrancó y una vez en ella recorrí los

alrededores de dicha nave, como me iba bien, me

aventuré a alejarme un poco y realicé un recorrido

realmente inolvidable por la nieve, con la

convicción de que si me caía lo haría sobre una

mullida capa de nieve.

El día 7 de noviembre amaneció un cielo azul y frías

temperaturas, Volodia al llegar esa mañana no llegó

con el trago de vodka acostumbrado, sino con una

botella de champaña y tres copas, para brindar por

la Revolución de Octubre, sentados en nuestras

camas hicimos el brindis, Volodia hoy vestía de

traje con corbata y todo, después del brindis

comunico que el desfile comenzaría a las diez de la

mañana, a la misma hora del de Moscú, debo

explicar aquí que en esta estación corresponde la

misma hora que en la capital de la URSS.

Todos los habitantes de Maladionaya visten sus

mejores ropas, vemos en los alrededores de la

tanqueta, devenida en tribuna, la concentración de

todas las personas, con carteles y banderas rojas con

la hoz y el martillo listos para comenzar el desfile.

A la hora indicada comienza el desfile, por los

amplificadores de la estación trasmitían el de la

Plaza Roja y a miles de millas de ese lugar

comienzan a desfilar los trabajadores polares, gritos

de Hurras llenan el espacio. Cientos de carteles en

ruso, entre ellos dos en español ¡Viva Cuba! y ¡Viva

Fidel!

Una vez terminado el desfile frente a todos los

participantes, Rurik se sube en la tanqueta y les

dirige la palabra, Nick nos traduce lo dicho por

Galkin, con posterioridad, Núñez sube también a la

tanqueta y pronuncia en español su discurso, y

anuncia que será izada la bandera de Cuba firmada

El lugar más frío del planeta1

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Septiembre 2015

Parte II

por Fidel junto a la de la URSS.

Cuando nuestra bandera llega a la cima del mástil,

un gigantesco grito de hurra hace que se muevan los

hielos, Núñez abraza a Galkin y Volodia, los cuales

estaban junto a mí, con lágrimas en los ojos me da

un fuerte abrazo. Ese día era de fiestas, algunos

jugaban balompié, otros con sus cañas de pescar se

acercaban al mar congelado, abrían unos hoyos y a

través de ellos trataban de pescar.

El 9 de noviembre, día del regreso, fue también muy

agitado, preparábamos de nuevo los bultos que

deberían regresar a Moscú y posteriormente a La

Habana, ahora estaban aumentados por una buena

cantidad de rocas que llevábamos de muestra y

algunos regalos hechos por los propios

exploradores.

La salida fue cerca de las 4 de la mañana y ya el sol

estaba afuera desde hacía dos horas, una fuerte

ventisca a modo de despedida nos hacía tener que

limpiarnos la cara constantemente de las partículas

de nieve, Rurik, Volodia y Nick estaban con

nosotros, regresábamos en el IL 18 solo Núñez y yo,

con fuertes abrazos nos despedimos de nuestros

anfitriones y subimos la escalerilla del avión.

Por nuestras ventanillas veíamos a nuestros amigos

y a otro grupo de soviéticos que movían las manos

como despedida, el avión hizo rugir sus motores y

tomo velocidad y rápidamente despegó rumbo a

Maputo.

Tras las nueve horas de vuelo aterrizamos en el

Aeropuerto Internacional de Maputo, nos esperan

funcionarios de la Embajada Soviética, y Lorenzo y

Argelio, después de los saludos de rigor, colocamos

toda nuestra carga en la camioneta de la Embajada

de Cuba y Núñez va en el carro del Embajador junto

a Lorenzo, yo acompaño a Argelio en la camioneta.

Ya en la Embajada y con una temperatura mucho

más caliente, procedo a darme un buen baño

llenando la bañadera de agua caliente y estando en

ella casi una hora, no es necesario destacar que

durante los días de nuestra estancia en

Maladiosnaya no nos fue posible bañarnos.

Durante la cena de ese día, a la que Lorenzo había

invitado al Embajador Ruso, pudimos contarle de

todas nuestras actividades y de lo fructífero del

viaje. Esa noche dormí como los angelitos.

Al día siguiente, 10 de noviembre de 1982, al

asomarme por la ventana de mi habitación, con vista

al frente de la Embajada, observé que nuestra

bandera estaba a media asta, rápidamente fui a la

habitación de Núñez a comunicárselo y el me dijo

que Lorenzo le había avisado que había fallecido

Leonid Brezhnev

Aunque estaba previsto nuestro regreso a Moscú,

ese día Núñez llamó a Lupe a la Habana para ver si

había alguna noticia para él, Lupe le contesta que

Fidel saldría para Moscú para los funerales.

El vuelo de Maputo a Moscú tuvo las mismas

escalas que la vez anterior, al llegar a la capital

moscovita, nos esperaba Luis Felipe,

comunicándole a Núñez que de La Habana habían

llamado para que se uniera a la delegación oficial de

Cuba para el sepelio y que Fidel llegaba esa noche.

Núñez me orientó que saliera para Cuba

inmediatamente con toda la carga y que comenzara

a editar el vídeo en el Consejo de Estado, junto a

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Parte II

1- Tomado del libro inédito del autor “Andazas”.

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 103, Cuba, 29 de noviembre de 2012.

Roberto Chile, para tratar de tenerlo cuando el

regresara.

El día de mi partida fue el del funeral, cuando me

dirigía al aeropuerto en un gran carro negro de

protocolo, nos cruzamos con el carro que llevaba al

vicepresidente de los Estados Unidos que

participaría en los actos, la vía al aeropuerto era

expedita y por la ancha avenida los soldados rusos

que estaban de guardia al ver pasar el carro de

protocolo se ponían en atención.

Una vez en el aeropuerto abordé el avión casi

inmediatamente muy cerca del IL 62 de Aeroflot

estaba estacionado el US 1 que trajo al

vicepresidente de Estados Unidos.

El lugar más frío del planeta1

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Septiembre 2015

Parte II

Por: Luis Orlando Hernández

[email protected]

Conoció personalmente, en 1960, con solo 16 años,

al eminente geógrafo y espeleólogo Antonio Núñez

Jiménez, y trató de seguir su ejemplo. En la década

de los 70, mientras Jiménez ejercía funciones como

embajador cubano en Perú, lideró el Comité de

Coordinación Espeleológica.

Hoy, después de jornadas interminables de fusión

entre el día y la noche en las tinieblas de las

cavernas, Alejandro Romero Emperador preside

desde esta central provincia la Sociedad

Espeleológica de Cuba.

Las más de 20 000 cuevas existentes en el país y las

otras que aún quedan por descubrir en los suelos

cárcicos cubanos, constituyen un gran reto para él y

para los cerca de 600 aficionados que integran la

Sociedad en diferentes grupos espeleológicos

provinciales.

«Núñez Jiménez dijo que en Cuba había lugares que

el hombre nunca había explorado. Cada vez que uno

va a una elevación aparecen resultados no

reportados, lo que puede demostrarse, por ejemplo,

con que espeleólogos espirituanos han descubierto

11 nuevas especies de arácnidos», argumenta.

-Usted cataloga a Cuba como un gran tesoro

pétreo, ¿por qué?

-Por tener importantes e irrepetibles cuevas, por

solo citarte algunas, en Matanzas están las de

Bellamar, Ambrosio y Santa Catalina, todas muy

bellas, con abundante arte rupestre, hongos o

formaciones cristalinas. En Pinar del Río está Santo

Tomás y otras de gran tamaño y con importantes

evidencias arqueológicas y paleontológicas.

“En la Sierra de Cubitas, de Camagüey, aparece la

Cueva de los Generales, profusa en arte rupestre. Y

el Oriente del país, aunque no es prolijo en este tipo

de formaciones por la carencia de suelo cárcico,

tiene cavernas en Maisí que guardan petroglifos

grabados en las rocas por nuestros antepasados”.

-No ha mencionado las cavernas del sistema

montañoso de Guamuhaya…

-Porque en esas alturas, sobre todo en el municipio

de Cumanayagua, en Cienfuegos, existen las

cavernas que más distinguen a Cuba, que

espeleólogos espirituanos hemos tenido el placer de

descubrir.

“Martín Infierno tiene la estalagmita más grande del

mundo, con 67 metros. La Cueva de los Perros es la

más alta del país con 1 029 metros. La más

profunda del territorio nacional es Cuba-Hungría,

con 440 metros. Y la cueva Santiago resguarda el

espagueti (formación calcárea muy cristalizada) más

grande del universo, de cuatro metros”.

Romero Emperador todavía recuerda con orgullo

cómo, a finales de la década de los 90, Discovery

acudió a Cuba a realizar un documental –varias

veces trasmitido por la televisión nacional– sobre la

estalagmita de la cueva Martín Infierno.

-Sobre esta estalagmita han existido algunas

confusiones de autoría que creo necesario aclarar.

En 1964 la descubrimos espeleólogos espirituanos,

Un gran tesoro pétreo

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

y en 1967 la exploramos por primera vez.

“Cuando bajaba la furnia inmensa, como de 300

metros de ancho y totalmente oscura, pensé que esta

cueva, que antes se llamaba Martín, debía tener el

segundo nombre de Infierno. En 1970 fue aceptada

así en el simposio de la Sociedad y la registramos

como la formación cárcica más grande del mundo”.

-¿Condiciones para ser un espeleólogo?

-Se debe amar sobremanera la naturaleza. Tener un

conocimiento mínimo de varias especialidades,

sentirse seducido por el mundo de las tinieblas y

nunca ser temerario.

“Para ingresar en la Sociedad Espeleológica de

Cuba, sea estudiante o trabajador el interesado, debe

dirigirse a los comités espeleológicos provinciales.

Se afiliará un año como aspirante y pasará uno de

los cursos básicos que ofertamos. Luego vendrá la

superación”.

-¿Riesgos de la espeleología?

-Desde el punto de vista personal he pasado muchos

sustos. Una vez me perdí por cinco horas en la

cueva del Jagüey, en Trinidad, pues se agotó la

batería de la lámpara después de separarme un

momento del grupo. Tan solo me quedó esperar

sentado en la oscuridad a que me rescataran.

“El sobresalto más terrible lo pasamos en Cuba-

Hungría, luego de una tormenta local severa. Varios

colegas quedaron atrapados por una rápida crecida

del río que inundó la cueva. Después de 24 horas de

espera, pues no podíamos hacer nada, ellos mismos

lograron salir. Se refugiaron en lugares altos y

resistieron la hipotermia”.

-Ahora existen una serie de implementos que

hacen más fácil la espeleología…

-Antes uno bajaba a una cueva con cuerdas poco

resistentes y luces inadecuadas. Hoy hay equipos y

medios para convertir a la espeleología no solo en

un deporte y una distracción, sino en una necesidad

para el país en caso de desastres naturales u otras

contingencias.

Importantes descubrimientos científicos han sido

reportados gracias a los espeleólogos. El Presidente

de la Sociedad recuerda cómo fueron encontrados

en Martín Infierno restos del mesofonte, que se

decía que estaba extinto en Cuba desde hacía 10 000

años, y después de las pruebas científicas se

demostró que aún existía cuando Cristóbal Colón

llegó a Cuba.

-¿Qué falta por hacer en la conservación de las

cuevas?

-Individuos inescrupulosos exterminan jutías,

murciélagos y demás especies cavernícolas. De

igual forma contaminan el manto freático y las

aguas del subsuelo, rayan las paredes, arruinan el

arte rupestre y destruyen formaciones que demoran

cientos de años en desarrollarse.

“Falta educación ambiental, a pesar de los ingentes

esfuerzos que se hacen, y todavía necesitamos de

una acción más coordinada entre la Academia de

Ciencias, los parques naturales nacionales y los

medios de difusión”.

-¿Qué impronta dejó en usted Antonio Núñez

Jiménez?

-En lo personal fue mi maestro y mi amigo. Desde

el 15 de enero de 1940 existe esta organización

Un gran tesoro pétreo

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 104, Cuba, 27 de diciembre de 2012.

gracias a él. En 1987 tuve la oportunidad de formar

parte de la expedición En canoa del Amazonas al

Caribe, que nos sirvió para demostrar que las

culturas arahuacas fueron las primeras en llegar a

Cuba, desde el Orinoco, hace más de 7 000 años.

“Su espíritu está más vivo que nunca en cada roca,

en cada planta, en cada especie animal. Como dijo

Fidel en el aniversario 20 de la Sociedad

Espeleológica de Cuba: «el futuro de nuestro país

debe ser de hombres de ciencia». Esa fue una de las

tareas de Núñez Jiménez y de todos los que

seguimos su ejemplo”.

Un gran tesoro pétreo

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Por: Humberto Vela Rodríguez

[email protected]

Grupo Espeleológico Cayo-Barién. Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba.

Sobre "El otro Antonio"

El libro ya está disponible

en las librerías de por acá.

Algunos miembros de

nuestro grupo Cayo-Barién

lo han adquirido y

comenzado a leer y a

comentar. Por vía del

correo certificado nos llegó

desde Matanzas el ejemplar

que leí, obsequio del colega

Henry Delgado Manzor, estudioso de la vida y obra

de Antonio Núñez Jiménez quien recientemente,

durante el Segundo Encuentro Provincial de los

Espeleólogos de Villa Clara, nos deleitó con una

conferencia sobre el tema en el sitio más idóneo

concebible: uno de los salones de la emblemática

Cueva de Guajabana; asiento de aborígenes;

residencia solitaria de Esteban Montejo, el insigne

protagonista de la obra de Miguel Barnet “Biografía

de un Cimarrón”, y visitada por Núñez en sus

primeros años de andanzas espeleológicas.

Para alguien como yo, que tuvo la fortuna de

encontrarse muy tempranamente con el Núñez

etéreo de sus libros, desde su vapuleada y digna

Geografía de Cuba en los años de estudiante;

pasando por “Cuba con la Mochila al Hombro”, que

llegó para un nuevo acicate y soltar las amarras de

mis naturales inclinaciones echándome a andar por

los cerros cercanos en románticas correrías de

adolescente; hasta mucho de lo publicado,

incluyendo todo lo de Cayo Caguanes, ese idílico

sistema cavernario devenido laboratorio natural de

mis ya largas investigaciones sobre los

murciélagos… Para alguien como yo, repito; que a

contrapelo de lo anterior nada más se le ofreció en

raras ocasiones la oportunidad de encontrarse con el

otro Núñez de carne y huesos, siempre en los

azarosos ajetreos de los relampagueantes eventos

científicos, el libro de Ercilio, ahora, me conduce, si

no al Núñez tangible, al menos a la conformidad de

disfrutar fugazmente al hombre sabio y sencillo de

todos los días.

Sentado en mi sillón preferido, rodeado de

elementos alusivos a nuestro quehacer

espeleológico –reproducciones pictográficas,

afiches, fotografías y paredes cuajadas con rúbricas

de los colegas– al frescor de estas tardes de marzo y

de la estimulante compañía de un jarrón de vino con

hielo frapeado, he sentido correr sin pausa los

amenos relatos jocosos, dramáticos, conmovedores

e insólitos, disfrutando de una prosa locuaz y fluida,

ausente de rebuscados artificios literarios, pero

siempre con la palabra precisa y la imagen acertada,

en extensas oraciones y luengos párrafos donde

discurren, además de las anécdotas del otro

Antonio, pasajes históricos de nuestra querida

Sociedad Espeleológica de Cuba sustentados por

anónimas vivencias personales del autor, para

terminar convencido de que si éste no hubiese

Mis vivencias espeleológicas

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 109, Cuba, 24 de mayo de 2013.

alcanzado su oficio de médico, le aguardaba seguro

el de escritor exitoso.

Y así, en uno de esos tersos ocasos, concluí la

lectura. Releí “La negra Juana” y “El último libro”,

que me parecieron los mejores y después, con un

nudo en la garganta, “A manera de epílogo”. Lo

cerré y me di a pensar en lo inmenso del corazón

humano, ufanado por la reforzada convicción de

haber escogido una afición que, por aventurada e

insólita, precisa en acentuar la fraternidad entre los

hombres. Terminé agradecido, seguro de que se

trataba de un sensible homenaje más al maestro de

todos en sus noventa cumpleaños; y, además, con

los vehementes deseos de seguir conociendo al otro

Antonio, aunque sí compensado por la sorpresa de

haberme encontrado con el otro Ercilio…

Mis vivencias espeleológicas

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No. 6 (Edición Especial No. 3)

Septiembre 2015

Parte II

Compilación de datos por: José Luis Gómez Cabrera

[email protected]

Miembro del Grupo Espeleológico Ernesto Tabío. Sociedad Espeleológica de Cuba.

Miembro de la Federación de Investigación Espeleológica del Karso Puertorriqueño.

Federación Espeleológica de Puerto Rico

1923-1929

20 de abril de 1923. Nace en Alquízar , provincia

La Habana. Hijo de Antonio Núñez Faccio y de

Rosario Jiménez de la Osa. Al divorciarse sus

padres, comparte su vida entre La Habana y Mayarí,

donde vivían sus progenitores.

1930-1939

4 de abril de 1939. El joven Antonio Núñez

Jiménez realiza su primera excursión a la cueva de

Candela, situada al norte de Güines, provincia La

Habana, en la que participaron compañeros del

primer año de bachillerato del Instituto de

Segunda Enseñanza número 1 de La Habana; en

ese mismo año, efectúa exploraciones de las cuevas

de Seboruco, Mayarí, provincia Oriente, y cueva de

Cotilla, loma de La Cumbre, San José de las Lajas,

provincia La Habana

1940-1949

15 de enero de 1940. Cuando sólo contaba con

dieciséis años de edad, funda la Sociedad

Espeleológica de Cuba, junto a otros compañeros.

Creación juvenil que con el transcurso de los años

no dejó rincón de Cuba que no fuera explorado,

reportando y rectificando datos sobre elevaciones,

nacimientos de ríos, cuevas, entre otros accidentes

geográficos.

20 de febrero de 1943. Electo socio titular de la

Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey.

La Habana.

Abril de 1943. En la Sociedad Geográfica de

Cuba, dicta la conferencia “Explorando las cavernas

de Cuba” (publicada en la Revista de la Sociedad

Geográfica de Cuba, La Habana, octubre-diciembre,

1943), en su calidad de presidente de la Sociedad

Espeleológica de Cuba. El doctor Salvador Massip,

presidente de la Sociedad Geográfica de Cuba,

felicita al disertante por considerar su trabajo “…

una valiosa aportación al conocimiento de nuestro

país”. El 6 de diciembre es aprobado su ingreso

como socio titular de la Sociedad Geográfica de

Cuba.

1944 Obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y

Letras en el Instituto de Segunda Enseñanza

Número 1 de la capital del país y ese mismo año

ingresó en la Escuela de Agronomía de nuestro

primer centro docente universitario, lugar en el que

cursó el primer año de esa carrera.

13 de marzo de 1944. Electo presidente de la

sección de Espeleología de la Sociedad Geográfica

de Cuba, cargo que desempeñó hasta 1953.

Octubre de 1944. Ingresó en la Escuela de

Agronomía de la Universidad de La Habana, donde

cursó el primer año de la carrera de Ingeniería

Agronómica.

14 de julio de 1945. Elegido socio numerar io de

la Sociedad Cubana de Botánica.

Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez

A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana

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Parte II

Sociedad Universitaria de Exploración. Una vez

dentro informa acerca de su segunda excursión a la

región del Pan de Guajaibón (Pinar del Río). La

institución acuerda dejar constancia en acta de

felicitación por la excursión realizada y el

correspondiente informe.

Entre el 14 y 17 de noviembre de 1946. Par ticipa

en el Quinto Congreso Nacional de Historia,

celebrado en La Habana; la Sociedad Espeleológica

de Cuba presentó varios trabajos a la sección cuarta

(Pre-historia de Cuba), entre ellos: “El

Guanahatabey: troglodita Indocubano”, donde

expuso la tesis acerca de la cultura troglodita que

hubo de extenderse por toda la Isla y sus cayerías

adyacentes. También se consideraba que podían

haber arribado a Cuba desde la Florida por vía

marítima, tal vez unos dos o tres milenios atrás, “…

sin que exista ningún dato cierto sobre este

particular, probablemente sus antepasados fueron

los timukuas”.

Julio y agosto del año 1947. Par ticipa en los

cursos de Arqueología Cubana: Técnica de

Excavaciones Arqueológicas y Ensayo de Geología,

Economía de Cuba, en la Escuela de Verano de la

Universidad de La Habana, dictados

respectivamente por los profesores Carlos García

Robiu y Antonio Calvache.

Ese propio año acompañado por Eduardo Queral

Martín, César García del Pino y Ramón Dacal

Moure, miembros de la Sociedad Espeleológica de

Cuba descubrieron importantes indicios de los

guanahatabeyes en la cueva de Carlos Ayala,

aportando dichos hallazgos para la fundación del

museo arqueológico en la ciudad de Trinidad, bajo

la dirección del señor Manuel J. Bécquer,

Historiador Oficial de la misma. Un detallado

informe de esta exploración fue rendido al ministro

de Agricultura, Dr. Germán Álvarez Fuentes y a la

Junta Nacional de Arqueología.

7 de marzo de 1949. Elegido miembro individual

de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO,

establecida por el decreto presidencial número 401

de febrero de 1949. Siendo el más joven de sus

miembros, por lo cual se desempeñó en el cargo de

secretario durante el acto de constitución.

1950-1959

1ro de abril de 1950. Nombrado director del

Museo de la Sociedad Espeleológica de Cuba.

1951 Se graduó en filosofía y letras en la

Universidad de La Habana.

1954. Publicó Geografía de Cuba. Obra quemada

por la dictadura de Fulgencio Batista, al estilo

fascista.

1955. Profesor de la cátedra de Geografía Regional

y Geomorfología en la Universidad Central de Las

Villas, lugar en el que realizó importantes

investigaciones geográficas en esta zona central de

Cuba y sentó las bases para la fundación del museo

y archivo geográfico de Las Villas.

13 de febrero de 1956. Reingresa como miembro

regular de la National Speleological Society,

Washington, Estados Unidos.

A finales de julio de 1956. Junto a Manuel Rivero

de la Calle realizó un viaje de estudios

arqueológicos a la provincia Camagüey, visitaron

dos importantes localidades, primero la cueva del

Cerro de Tuabaquey, ubicada en el grupo orográfico

de la Sierra de Cubitas, donde habían sido

reportadas importantes pictografías aborígenes.

Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez

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Parte II

Después, al residuario arqueológico enclavado en la

cima de las lomas de Guaney, elevación próxima a

la costa norte del municipio Esmeralda, donde

descubrieron el primer montículo representativo de

la cultura Taína fuera de la provincia de Oriente.

Dichas excursiones por ambas zonas camagüeyanas

fueron organizadas por las cátedras de antropología

y geografía de la Universidad Central de las Villas.

3 al 7 de agosto de 1956. Nombrado vocal del

Comité Organizador del XII Congreso Nacional de

Historia, celebrado en Jigüaní, Granma. Congreso

presidido por el insigne historiador cubano Emilio

Roig de Leuchsenring.

1957 Publicó varios artículos en el periódico “El

Villareño” en los que hizo fuertes críticas a la vida

de la Universidad. De igual forma en ese mismo

órgano de prensa mantuvo una columna con el

nombre de “Jorobemus”, bajo el seudónimo de Juan

de los Palotes, para combatir con sátiras las lacras

entronizadas en la Universidad Central de Las

Villas.

1958 Laborando en esta casa de altos estudios, con

el auxilio de su esposa Lupe Velis, brindó el apoyo

necesario a la Columna No 8. “Ciro Redondo” que

conducía el comandante Ernesto Che Guevara; éste

lo nombró jefe del Servicio Topográfico del Ejército

Rebelde en Las Villas, en el cual alcanzó los grados

de capitán, poniendo una vez más la ciencia

geográfica al servicio de la patria.

Del 1959 al 1962. Director del INRA (Instituto

Nacional de Reforma Agraria).

1960-1969

1960. Doctor en Ciencias Geográficas de la

Universidad Lomonosov de Moscú.

1960. Presidente del Banco Nacional de Cuba.

1960 al 1962. Jefe de Ar tiller ía.

20 de febrero de 1962 hasta 1972. Presidente

fundador de la Academia de Ciencias de Cuba.

3 de diciembre de 1963. Inaugura el Museo

Histórico de las Ciencias Carlos J. Finlay.

17 de abril de 1964. Inaugura el Departamento de

Geofísica de la Academia de Ciencias de Cuba.

19 de octubre de 1964. Inaugura el

Departamento de Antropología de la Academia de

Ciencias de Cuba.

1964. Creó el departamento de Meteorología de la

Academia de Ciencias de Cuba.

1965. Inaugura el Instituto de Meteorología.

15 de enero de 1965. Inaugura el Instituto de

Geografía y el Departamento de Geología de la

Academia de Ciencias de Cuba.

28 de enero de 1965. Inaugura el Instituto de

Oceanología de la Academia de Ciencias de Cuba.

23 de julio 1965. Inaugura el Instituto de

Biología de la Academia de Ciencias de Cuba.

12 de octubre de 1965. Inaugura el Instituto de

Meteorología de la Academia de Ciencias de Cuba.

1966. Propone la creación de las primeras Reservas

Naturales: Cabo Corrientes y El Veral, en la

Península de Guanahacabibes; Cupeyal del Norte,

en Holguín; Jagüaní, en Guantánamo, y Cayo

Caguanes, en Sancti Spíritus.

6 de septiembre de 1966. Inaugura en la Gran

Piedra, la red de radares meteorológicos del recién

inaugurado Instituto de Meteorología, Santiago de

Cuba.

8 de noviembre de 1966. Inaugura el Instituto de

Investigaciones Tropicales de la Academia de

Ciencias de Cuba.

1966-1967. Profesor del curso de carsología de la

Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez

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Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto

descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.

Escuela de Geografía de la Universidad de La

Habana.

4 de octubre de 1967. Crea el depar tamento de

Botánica de la Academia de Ciencias de Cuba.

23 de marzo de 1969. Inauguró la pr imera

estación receptora de la información de los satélites

meteorológicos y se obtuvieron otras estaciones

especializadas y recursos técnicos.

1970-1979

1972. Expedición al Polo Norte

1972 al 1978. Embajador de Cuba en el Perú

1975. Publica Cuba: dibujos rupestres, precedida de

otras monografías sobre el tema.

1976 al 1993. Diputado a la Asamblea Nacional

del Poder Popular.

1980-1989

1982. Expedición a la Antártida, en unión de

científicos soviéticos.

18 de marzo de 1984. Clausura la I Reunión

Nacional de Microbiología, Academia de Ciencias

de Cuba.

12 de octubre de 1986. Presentó la ponencia “El

turismo como motor de rescate de las fuerzas

culturales”, en el XXIX Congreso de la Federación

de Periodistas y Escritores de Turismo, La Habana.

1986. Nombrado presidente de la delegación cubana

a la IV Reunión Iberoamericana “Descubrimiento

de América-Encuentro de Dos Mundos”, Buenos

Aires, Argentina. Allí se entrevista con el presidente

Raúl Alfonsín. Lleva a cabo un viaje cultural a

Bogotá, Colombia. Imparte la conferencia: “El

Eurocentrismo y el Encuentro de Dos Mundos”,

dictada en la cátedra de las Américas que dirige

Germán Arciniegas. Se reúne con el presidente de la

república, Virgilio Barco, y con los ex-presidentes

Carlos Llera Restrepo, Misael Pastrano Borrero y

Alfonso López Michelsen. Aquí realiza viaje al

Amazonas colombiano, para después preparar la

expedición “En Canoa del Amazonas al Caribe”.

1986 a 1988. Par ticipa en la confección del nuevo

Atlas Nacional de Cuba.

2 de marzo de 1987 al 28 de junio de 1988. Dir ige

y organiza la expedición, “En canoa del Amazonas

al Caribe”, por veinte países a lo largo de 17 422

km; por la cuenca del Amazonas, el Orinoco y el

Mar Caribe.

1990-1998

Desde 1993. Fungió como investigador del

Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias

de Cuba, donde impartió cursos de post-grado:

acerca de la “Historia de las ideas geográficas” e

“Historia de las ideas geográficas en Cuba”.

1995. Se le confirió el título de Doctor Honoris

Causa en Ciencias Geográficas de la Universidad de

La Habana.

1995. Recibe el Diploma de "Cuarto Descubridor de

Cuba", aprobado por sus compañeros de la Sociedad

Espeleológica de Cuba.

1997. Nombrado Investigador de Mérito de la

Academia de Ciencias de Cuba.

13 de septiembre de 1998. Muere. Su cuerpo yace

en la necrópolis de Colón. El duelo estuvo a cargo

de Eusebio Leal y estuvo presente el Comandante

en Jefe Fidel Castro.

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