No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Memorias Por: Ángel Graña González
Antonio Núñez Jiménez Por: Pedro Luis Hernández Pérez
Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás Por: Hilario Carmenate Rodríguez
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)
Por: Hilario Carmenate Rodríguez y Pedro Luis Hernández Pérez
Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución Por: Yinett Planco
El joven Antonio Por: Ángel Graña González
Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco Por: Luis Formigo Espinosa
Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez Por: Nicolás Guillén
Reflexiones de un viajero Por: Pedro Luis Hernández Pérez
De barba rebelde, negra o blanca Por: Hilario Carmenate Rodríguez
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Sumario
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Pág. 11
Pág. 13
Pág. 16
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Parte II
Sumario
Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez Por: Gerardo Ortega Rodríguez
El legado de Núñez Jiménez Por: Carlos Benedetto
Los petroglifos de la Cueva de la Iguana Por: Antonio Núñez Jiménez y Pedro Luis Hernández
Desde el corazón de Pica Pica Por: Hilario Carmenate Rodríguez
Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez
Jiménez Por: Sandra Delgado
Revelaciones desde Guanímar Por: Hilario Carmenate Rodríguez
Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución
histórica Por: Ángel Graña González
Develan en Cienfuegos busto en memoria de Antonio Núñez Jiménez http://www.5septiembre.cu/
Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio
Núñez Jiménez Por: Adriana Ortiz Blanco y María del Carmen Rodríguez
El lugar más frío del planeta Por: Ángel Graña González
Un gran tesoro pétreo Por: Luis Orlando Hernández
Mis vivencias espeleológicas Por: Humberto Vela Rodríguez
Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez Compilación de datos por: José Luis Gómez Cabrera
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Parte II
Memorias1
Por: Ángel Graña González*
Secretario de la Sociedad Espeleológica de Cuba
Introducción
En que día, de que mes del año 1963 fue, no lo
recuerdo, aún no había aprendido lo que Núñez
daba como regla inalterable, escríbelo todo y
guárdalo todo, es por eso que el día en que recibí la
invitación a través de Alejo Lanier, Director del
Dpto. de Espeleología y Carsología del Instituto de
Geografía de la naciente Academia de Ciencias de
Cuba en forma escueta y sencilla ha quedado en el
olvido:
-Graña, el capitán te invita el domingo a una
exploración a las Cuevas de Bellamar.
Recuerdo que al colgar el teléfono mis saltos y
gritos eran alarmantes, mi mamá rápidamente me
pregunto qué pasaba y mi padre desde la ventana
del comedor que da al patio también me pedía
aclaración.
Rápidamente les conteste: es que Núñez me ha
invitado a ir mañana a las Cuevas de Bellamar y
debo estar temprano en casa de Lanier para ir con él
para la casa de Núñez.
El resto del día fue para preparar los equipos, casco,
linternas, ropa apropiada y sobre todo para
imaginarme dentro de las Cuevas de Bellamar con
el Dr. Antonio Núñez Jiménez, presidente de la
Academia de Ciencias de Cuba, fundador de la
Sociedad Espeleológica de Cuba y el mejor
espeleólogo cubano.
Pero también debo recordar los años 1954 o 1955
cuando era miembro de los Boys Scouts y uno de
los jefes de la tropa: Armando Cruz Bustamante,
que era miembro de la Sociedad Espeleológica de
Cuba me invitó a una conferencia que impartiría
Antonio Núñez Jiménez, sobre los últimos
descubrimientos en la Gran Caverna de Santo
Tomás.
Armando Cruz años después se unió a los sicarios
de Batista y asaltó la SEC, traicionando a todos sus
antiguos compañeros.
Pero recordando más en esa década del 50 fui
miembro del Instituto Cubano de Arqueología, que
radicaba en la Playa de Santa Fe donde vivía y ya
había hecho algunas excursiones
espeleoarqueológicas, a la Cueva de Lamas en esa
localidad, junto a Roberto Pérez de Acevedo, Oscar
Arredondo y otros.
Ya a principios de la década del 60 ingresé en el
Grupo de Exploraciones Científicas y comenzaron
con más periodicidad los viajes espeleológicos,
fundamentalmente a las cuevas del Valle de Pica
Pica.
Esa noche de la conferencia llegué temprano al local
de la SEC en la antigua muralla cerca de la terminal
de ferrocarriles, modestamente tome asiento en la
ultima fila y casi en uno de sus extremos, mis ojos
recorrían el salón y se detenían en los rostros de
algunos de los allí presentes, de esa forma pude ir
reconociendo a los exploradores que había conocido
a través de los artículos publicados por Núñez en la
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Parte II
Memorias1
revista Carteles y Bohemia, en un extremo del salón
Manuel Rivero de la Calle conversaba con Oscar
Arredondo, más allá reconocí al Dr. Heriberto
Valcárcel, a Ramón Dacal y su esposa Liduvina
Azcuy que conversaba con Xiomara Castellar la
esposa de Valcárcel, Gilberto Silva y muchos más,
una gran alegría sentía el ver personalmente a todas
estas personas que eran mis héroes al conocer de
ellos a través de los escritos de Núñez. Que lejos
estaba yo en aquel momento de saber que unos
pocos años más adelante todos ellos serían mis
compañeros de exploración en muchos lugares de
Cuba, cosas como esa son las sorpresas que le tiene
preparada la vida a cada persona.
Unos minutos antes de la hora señalada, llega
Núñez, con su traje y corbata de lacito, saludando a
sus compañeros, según caminaba hacia el lugar
donde impartiría la conferencia.
Ese día, que como dije al principio, no tenía la
costumbre de anotarlo todo en la agenda, se ha
perdido, ni aún en la actualidad he podido
determinarlo ya que en los archivos de Núñez
aparecen muchas conferencias sobre Santo Tomás
en esos años, pero sea cual fuera el día y el mes lo
importante para mí es que ese día vi por primera vez
a ese gran estudioso de Cuba y el presidente de la
SEC, la vida me llevaría después a ser su
compañero de exploración, de trabajo y del que
sería hasta el momento de su muerte su ayudante y
su secretario en la Sociedad Espeleológica de Cuba
que presidía en el momento de su desaparición
física.
El día del viaje a Bellamar desde luego que casi ni
dormí desconfiaba del despertador, de que no sonara
y llegara tarde a casa de Lanier, ya que me lo había
dicho bien claro.
-Él capitán es muy puntual y hay que estar listo a la
hora que dice.
Antes de la hora indicada ya estaba tocando el
timbre en casa de Lanier.
Tomamos el jeep soviético de dos puertas pintado
de beige y con las letras en rojo “Academia de
Ciencias de Cuba”.
Llegamos a casa de Núñez y ya se encontraban allí
otros carros, estaba René González Broche, Eladio
Elso, Fernando Jiménez, Francisco Rodríguez
Cowan y otros miembros de su escolta devenidos en
espeleólogos, a la hora indicada abría la puerta de su
casa y con su uniforme verde olivo y los grados de
capitán a grandes pasos se acercó a todos los que
esperábamos junto a los carros, uno a uno fue
saludando a los compañeros y al llegar junto a mí
solo me dijo
-me alegro de que te haya llegado el recado para que
aceptaras mi invitación.
Yo creo que no pude decir nada, solo moví la
cabeza y la voz de Alejo me hizo volver a la
realidad.
-Monta Graña que nos vamos.
Durante el viaje hasta la ciudad de Matanzas yo iba
junto a la ventanilla del jeep y me sentía la persona
más importante viajando en ese carro con los rótulos
de la Academia de Ciencias
Al llegar a las cuevas nos esperaba el Administrador
de las mismas, Eladio Pérez Rivera, conocido por
Perezito, amigo de Núñez desde la época de los
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Parte II
estudios de esa cueva para su Tesis de Grado, él nos
invita a un café y Núñez aprovecha ese tiempo para
explicarnos nuestro plan de trabajo.
Nos informa que visitaremos la parte no turística de
las cuevas con vista a tomar algunas fotos y ver
algunas pequeñas gateras para ver si continúan, y
después recorreremos el tramo abierto al público y
entraremos por el Baño de la Americana hacia el
Salón de las Nieves, esta última parte no está abierta
al público.
Todos preparados comenzamos la exploración.
No quiero en estas notas entrar en detalles sobre lo
que se hizo en todo los viajes que pude realizar
junto a él sino mi interés es mostrar el Núñez
Jiménez que pude llegar a conocer a lo largo de más
de 34 años de trabajos juntos.
En esa exploración a las Cuevas de Bellamar me
sentía como si me estuvieran examinando, Núñez
me preguntaba de todo: cómo crees que se formó
esa extraña concreción, qué tipo de roca tú crees que
sea esa, tú eres miliciano, simpatizas con la
Revolución, qué has estudiado, dónde trabajas.
Después de ese día mis visitas al Instituto de
Geografía de la Academia de Ciencias se hacían
más frecuentes para visitar el Dpto. de Espeleología
y Carsología que dirigía Alejo Lanier y conversar
con Eladio, Fernando y Panchito sobre cuevas y
otros temas.
Otro de esos días al llegar y después de saludar a
todos los compañeros Lanier me pide que me siente
frente a él en su buró y sin mucho protocolo me
plantea,
- Francisco Rodríguez Cowan se va a trasladar para
el Instituto de Biología de la Academia, por lo que
nos queda una plaza libre y el capitán quiere saber si
te interesa optar por esa plaza para que trabajes con
nosotros aquí.
Mi cabeza no podía procesar tan rápidamente esta
información inesperada, las piernas temblaban,
posiblemente si hubiera hablado en ese momento
hubiera tartamudeado, debía estar blanco como el
papel.
Después de tomar un resuello solo fui capaz de
decirle a Lanier.
-Es que como usted sabe yo trabajo en la Cía.
Cubana de Teléfonos y hay una política de no dar
traslados a los técnicos a mí me encantaría pero
temo embullarme y que después no se pueda lograr.
Lanier con la calma que lo caracterizaba al hablar
me dijo,
-ya el capitán pensó en eso solo quiere saber si te
interesa el traslado él lo resuelve con el Ministro
Montané.
-Pues dígale que sí, trabajar aquí sería lo
inimaginable.
En esa época yo trabajaba como operador de larga
distancia nocturno en la Playa de Santa Fe y de la
Academia de Ciencias seguí directo para el Centro
Telefónico para hablar con la Jefa del Centro y
explicarle lo que pasaba.
Después de oír mi historia, María Teresa, la jefa del
Centro me dijo,
-me alegro mucho por ti porque sé que te vas a
superar mucho en lo que te gusta, pero tengo mis
temores que si te dan el traslado no podrá ser
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Septiembre 2015
Parte II
inmediatamente, por la falta de personal que
tenemos, así que no te embulles mucho.
Pasaban los días, continuaba en mis visitas
periódicas al Instituto de Geografía pero era
incapaz, aunque no me faltaban ganas, de preguntar
cómo iban los trámites para mi traslado.
Pocos días después dormía en la casa después del
trabajo de una larga noche que estuvo complicada
con la muerte de un viejo vecino de Santa Fe y toda
la noche tuve que estar atendiendo llamadas con
motivo del deceso, en esa época la pizarra de Santa
Fe era manual y había que estar poniendo las
llamadas tanto internas como las externas de forma
manual.
Mi mamá se acercó a mi cama y me despertó
anunciándome que María Teresa quería que fuera
por el centro lo más pronto posible, le pregunté a mi
mamá si ella le había dicho para que cosa era o si
había pasado algo y si Caridad, mi esposa que
también trabajaba en el Centro sabia para lo que era.
No ella no sabe nada y María Teresa no dijo que
hubiera pasado nada, solo que quería verte dijo mi
madre.
Me vestí y caminé las pocas cuadras que me separan
del Centro Telefónico. Al llegar al despacho de
María Teresa, me dijo.
-Sé que trabajaste anoche y que fue muy dura, pero
no quería dejar de darte personalmente esta noticia,
mañana debes estar en el Departamento de Cuadros
de Águila y Dragones para que recojas tu
expediente y lo lleves a Cuadros de la Academia de
Ciencias en el Capitolio Nacional, te dieron el
traslado, Felicidades.
Tuve que entrar en el Salón de trabajo donde estaba
mi esposa junto a tres compañeras más y les di la
noticias todas me felicitaron y me desearon suerte
en mi nuevo centro, que para mí no iba a ser trabajo
pues eso era lo que me gustaba y hasta ese día yo
tenía que pagarme los gastos para ir a una cueva y a
partir de ahora me iban a pagar a mi por ir a una
cueva, eso no podría ser catalogado de trabajo.
Al día siguiente y después de recoger mi expediente
(en la Compañía Cubana de Teléfonos en Águila y
Dragones) me dirigí al cercano Capitolio Nacional
donde radica la Academia de Ciencias, allí tuve que
ver a Erasmo Dumpierre él que me dio una carta de
presentación para el Dr. Salvador Massip Director
del Instituto de Geografía donde le notificaba mi
nombramiento como Auxiliar de Investigación.
Al llegar al Instituto situado en Oficios y Muralla,
fui inmediatamente recibido por el Dr. Massip y su
esposa Sara Ysalgue a los que también me unieron
grandes lazos de amistad al cabo de los años, con su
acento característico el Dr. Massip me invitó a
sentarme y después de recibir los documentos que
llevaba y leerlos con detenimiento, me deseó
muchos éxitos en mis nuevos empeños, y me pidió
que pasara al ver a Alejo Lanier.
Una vez en el Departamento, Lanier me dijo que
tomara el buró que usaba Rodríguez Cowan y que
en la tarde íbamos a tener todos una reunión para
discutir los planes de trabajo.
Esas primeras semanas en el Dpto. fueron más bien
para conocer cómo funcionaba todo el grupo de
trabajo, Manrique era el oficinista, mecanógrafo,
Eladio se ocupaba del almacén de equipos, de su
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
1 Esta es la Introducción de mi libro inédito Memorias que me parece que puede ser muy interesante sobre todo a las
nuevas generaciones de espeleólogos, en el fundamentalmente trato de reflejar el carácter del presidente fundador de la
Sociedad Espeleológica de Cuba, este material como el resto del libro aún está en la etapa de revisión pero aprovecho a El
Explorador para dar las primicias del mismo. Espero con muchos deseos conocer la opinión de mis hermanos espeleólogos
sobre este material.
*Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba. Durante muchos años fue secretario del Dr. Antonio Núñez
Jiménez
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 6, Cuba, 26 de octubre de 2004.
reparación y cuidado, Fernando, fundamentalmente
se ocupa de la realización de los mapas de las
cuevas y Alejo de los estudios del Clima
subterráneo.
Por aquellos días llegan a Cuba por primera vez y
por convenio entre las dos academias dos
carsólogos checoslovacos Vladimir Panos y Otakar
Stecl, y le corresponderá al Dpto. atenderlos en sus
investigaciones, Núñez estaba casi todos los días
con nosotros y los checos en todo lo referente a la
organización de una gran expedición a
Guanahacabibes donde se estudiara toda esa zona
cársica.
Todos estos años finales de la década del 60 fueron
de viajes con distintos especialistas checos y
soviéticos que venían a Cuba a estudiar el Carso.
Y así comenzó una larga trayectoria junto al Dr.
Antonio Núñez Jiménez a lo largo de muchos años
y que me permitió junto a él estudiar y explorar todo
el Archipiélago Cubano, visitar cuevas y cavernas
en muchos países del mundo, participar en muchos
congresos espeleológicos internacionales, conocer
Mamouth Cave en Estados Unidos, estudiar el Arte
Rupestre de la Isla de Pascua, visitar cuevas en la
República Popular China, viajar en Canoa del
Amazonas al Caribe, visitar la Antártica y otros
muchos lugares de nuestro planeta.
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Septiembre 2015
Parte II
Antonio Núñez Jiménez
Por: Pedro Luis Hernández Pérez
Director del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”
Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba
"Queridísimos hermanos del
Partido, del Gobierno de Pinar
del Río, la amada Vueltabajo de
nuestros abuelos.
Compañeras y compañeros:
Si alguna prueba me faltaba para
considerar superado un cuarto
infarto que sufrí recientemente,
era escuchar, ver, este homenaje
que me rinde lo mejor del pueblo de Cuba.
Participar, en esta medalla para mí tiene un
significado muy grande, porque no puedo hacer
abstracción de que en esta provincia se forjó gran
parte y diría, lo más decisivo de mi vida. Fue en los
años 40 que comenzamos a identificarnos, no
solamente con la Cordillera de Guaniguanico, sino
también con su pueblo.
Desde nuestros primeros trabajos, destacamos a los
campesinos de Pinar del Río, de aquella Cenicienta
que ha quedado atrás, como parte del paisaje.
Estudiábamos tanto el paisaje geográfico, como el
paisaje humano, así aprendimos a querer a Pinar del
Río.
Pasaron por debajo de nuestros talones el Pan de
Guajaibón, el Cerro de Cabras, los sumideros del
Cuyaguateje, la Península de Guanahacabibes, las
costas del Norte y del Sur. Participamos en muchas
realizaciones revolucionarias junto con Fidel,
fundamos la primera cooperativa de Cuba, que le
pusimos el nombre del Moncada, participamos con
el Comandante en Jefe en la fundación de la primera
milicia cubana, victoriosa milicia cubana, en fin,
son muchos los recuerdos, la lucha por el Valle de
Viñales, por proclamarlo Monumento Nacional, las
realizaciones que tan ostensibles se hacen hoy,
gracias al esfuerzo del Partido, del Gobierno, de las
organizaciones, todas de nuestro país, que han
convertido en un jardín maravilloso aquella
Cenicienta de Cuba.
Les agradezco infinitamente esta medalla, que
llevaré para siempre en mi corazón.
Palabras del Dr. Antonio Núñez Jiménez cuando
recibió el Escudo de Pinar del Río, en abril 1998 en
Viñales."
Así resumía su paso por Pinar del Río, el padre de la
espeleología cubana –cinco meses antes de su
muerte–. Antonio Núñez Jiménez había nacido en
un pueblito eminentemente cársico de la provincia
Habana, Alquízar, el 20 de abril de 1923, hijo de
Antonio Núñez Faccio y Rosario Jiménez de la Osa,
de origen humilde, sus padres tuvieron que realizar
loables esfuerzos para sostener la familia compuesta
por ellos y tres hermanos más.
A partir del 4 de abril de 1939, comienza una nueva
etapa en la vida del adolescente que sólo contaba
con 15 años de edad, las inquietudes de muchacho
lo llevaron a efectuar su primera expedición
espeleológica cuando visita la espelunca de la Loma
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Septiembre 2015
Parte II
Antonio Núñez Jiménez
de Candela, elevación perteneciente a las alturas
Bejucal-Madruga-Coliseo. Durante este año efectúa
varias expediciones a la zona de Mayarí, como la
cueva de Serones, cuevas de Seboruco, el río del
propio nombre, Manacal y el Puente Natural del río
Bitirí; exploraciones que continuaron a través del
arroyo Guayabo, las cuevas de Cotilla en el
municipio San José de las Lajas –que se convirtió
en la mayor caverna visitada por aquel entonces y
durante varios años jugó un papel importantísimo en
el desarrollo de los espeleólogos habaneros, ya que
en ella se daban las clases prácticas de los cursos de
espeleología–. Esas ansias del conocimiento llevó a
un grupo de estudiantes –encabezados por él–, a un
hecho histórico que trascendería y superaría a sus
propios miembros, la fundación de la Sociedad
Espeleológica de Cuba, sus otros compañeros por
aquel entonces fueron: Omelio Sánchez Serrú,
Osvaldo Aguirre Noy y Arturo Díaz García.
Durante los años 1940 a Marzo 1943, estos
fundadores y lo entusiastas que se incorporaban a la
exploración del subsuelo cubano, escudriñaron en
las provincias de la Habana y Mayarí decenas de
cavidades, este último lugar producto a la
separación de los padres de Antonio Núñez
Jiménez, que lo obligó a viajar en varias
oportunidades a esa región oriental.
Sin embargo, el 13 de marzo de 1943 se sale del
entorno de sus tradicionales áreas de trabajo y arriba
por primera vez a Pinar del Río, estudiando y
aportando datos nuevos a la geografía de nuestro
país, en zonas tan intrincadas como: la región de
Pica-Pica, donde exploró el hoyo de Potrerillo,
cueva Clara y Oscura, la cueva del Resolladero del
río Cuyaguateje y el valle de Luis Lazo. Es en estas
expediciones donde precisa la existencia de dos
cavidades por las que pasa el río Cuyaguateje y no,
como aparecía en los libros de que era una sola.
Tan poderoso fue el impacto de todos estos estudios
que sólo un mes después de este extraordinario
hecho, la Sociedad Geográfica de Cuba el 5 de abril
del propio año reconoce oficialmente a la Sociedad
Espeleológica de Cuba. Donde Antonio Núñez
Jiménez dicta la conferencia “Explorando las
cavernas de Cuba” y recibe encumbrados
reconocimientos por parte del más destacado
geógrafo cubano de aquellos tiempos, el eminente
Dr. Salvador Massip quién era a su vez el presidente
de tan benemérita institución.
A partir de este impulso que el propio biografiado
ha expresado que constituyó la mayoría de edad de
la joven institución, Antonio Núñez Jiménez y sus
seguidores se lanzaron a una cruzada en pos del
conocimiento del país. En el propio mes visita
Matanzas ascendiendo a su mayor altura, el Pan de
Matanzas y recorre las lomas del Palenque. Escala
el Cerro de Cabras, visita San Vicente, La Palma y
la mayor altura del extremo oeste de Cuba, el Pan
de Guajaibón, el cual corona el 27 de septiembre del
propio año,en compañía de campesinos de la región.
El año de 1944 lo consolida en el mundo
académico, luego de ser aprobado el 6 de diciembre
de 1943 como socio titular de la Sociedad
Geográfica de Cuba, es electo en febrero del 44 a
ocupar el sillón 46 del Consejo de dicha institución
–honor sólo conferido a los grandes naturalistas de
esos años– y el 13 de marzo de 1944 fue electo
Presidente de la Sección de Espeleología, que por
primera vez se creaba en la Sociedad Geográfica de
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Parte II
Antonio Núñez Jiménez
Cuba. En mayo del propio año otro grande de la
historia científica de nuestro país el Dr. Emilio Roig
de Leuchsenring, valora elogiosamente las
actividades y dicha designación. También en este
año visita la Isla de Pinos, recorriendo junto a
Omelio Sánchez Serrú la Capilla Sixtina del arte
rupestre cubano, la cueva de Punta del Este, donde
estudia los dibujos existentes en las paredes y techo,
pertenecientes a nuestros primeros habitantes.
El año de 1945 marca una nueva etapa de la historia
de la Sociedad Espeleológica de Cuba, auspiciado a
instancia de la Sociedad Geográfica de Cuba se
inicia la Expedición Geográfica a Oriente, donde
participa él, Arturo Díaz y Julio Steifel. El 27 de
marzo alcanzan el techo de Cuba el Pico Turquino,
exploran Mayarí, Banes, el río Toa, Maisí, Jauco,
Felicidad de Yateras. Este hecho extraordinario para
la época consolida aún más la Sociedad
Espeleológica de Cuba.
El encuentro con la realidad de los campos de Cuba,
la vida mísera de nuestros obreros y campesinos,
llevaron a la radicalización del pensamiento y la
acción de algunos miembros de la Sociedad
Espeleológica de Cuba, sus artículos tuvieron un
carácter de denuncia acerca de la realidad del
pueblo cubano. Esto hizo que desde muy temprano
la Sociedad Espeleológica de Cuba estuviese
vigilada por los órganos represivos de los gobiernos
de turnos. En fecha tan temprana como el 24 de
noviembre de 1945, son detenidos varios miembros
de esta organización cuando preparaban el pabellón
de los espeleólogos en la feria del libro en el Parque
Central. En 1946 es acusado de comunista ante el
tribunal de urgencias de la Habana.
Transcurriendo este último año visita la provincia
de Camagüey, al recorrer el Boquerón del río
Jatibonico del Norte y al final del año visitan la
provincia de Las Villas que incluyó: Cayo Fragoso,
Cayo Caguanes, Cayo Salinas en la zona de
Caibarién. Un año después arriba a Sancti Spíritus
en vista a Trinidad-Topes de Collantes. Este año en
el mes de junio sale el primer número del Órgano
Oficial de la Sociedad Espeleológica de Cuba,
“Espelunca”.
En 1948 visita la última provincia de Cuba que le
quedaba por recorrer, Cienfuegos, haciendo realidad
el lema de la Sociedad Espeleológica de Cuba:
“llevar la luz a las tinieblas”. En sólo 8 años se
había recorrido todo el país y se logró un nuevo
conocimiento y una nueva dimensión de nuestra
geografía. Esta revolución en la ciencia, se reafirmó
también en lo social, Antonio Núñez Jiménez, fiel al
líder máximo de la revolución cubana, y otros
intelectuales progresistas, unieron sus inteligencias
a la sabiduría natural de los obreros y campesinos
cubanos y destronaron al oprobioso, entreguista y de
facto desgobierno de Fulgencio Batista. Antes fue
necesario pasar a la clandestinidad, cuando los
sicarios del régimen hostigaron, quemaron al estilo
fascista su Geografía de Cuba, asaltaron la sede de
la Sociedad Espeleológica de Cuba en las antiguas
Murallas de La Habana y persiguieron a muchos de
los viejos miembros de la organización, pero al
final, entraron triunfante, el ocho de enero de 1959
y fue Camilo Cienfuegos el que en nombre de la
revolución y del pueblo entregó en manos de sus
antiguos miembros la escamoteada Sociedad
Espeleológica de Cuba.
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Parte II
Antonio Núñez Jiménez
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 15, Cuba, 26 de abril de 2005.
No por gusto en el vigésimo aniversario de fundada,
Fidel Castro expresaba: “Y esto lo logramos con la
ayuda de la Naturaleza; porque tuvimos la fortuna
de descubrir en ella la fuerza necesaria; y eso es
algo que me vincula a los compañeros buenos que
supieron fundar, mantener y llevar adelante esta
Sociedad Espeleológica.”
El trabajo incansable en que se sumió Antonio
Núñez Jiménez luego del triunfo revolucionario lo
llevó a cargos tan importantes como el Presidente-
fundador de la nueva Academia de Ciencias de
Cuba, creador del Departamento de Espeleología y
Carsología de dicha institución y Presidente de la
Comisión Nacional de Patrimonio. Desde estos altos
cargos, desempeñó una laboriosa y útil tarea en pos
de su cruzada “Hacia una Cultura de la Naturaleza”,
que se materializó, con la Fundación de la
Naturaleza y el Hombre y la fundación de la
Escuela Nacional de Espeleología que hoy se honra
con su nombre. En el ámbito de la divulgación fue
incansable, hizo de la letra impresa su actividad
vital diaria, junto a sus expediciones y altas
responsabilidades en complejas tareas de la
Revolución. Logrando la heroicidad según su Bio-
Bibliografía hasta febrero de 1997 de: 190 libros y
folletos, entre ediciones sucesivas y traducciones;
ha escrito 1665 artículos publicados; 16 prólogos;
72 entrevistas, dadas a conocer en periódicos y
revistas; 5 colecciones de afiches; 15 documentales
de televisión y cine que suman 1 948 títulos. Fue
nombrado con 95 condecoraciones y 180 diplomas
de Cuba y de muchos otros países.
Antes de fallecer fue nombrado por sus compañeros
espeleólogos y geógrafos el Cuarto Descubridor de
Cuba. El Domingo13 de septiembre de 1998, deja
de latir su corazón –según Alexis Schlachter en su
crónica del periódico Granma acerca de su
fallecimiento–“media hora antes, en la tarde de ese
domingo, estaba trabajando en su obra Cuba: la
Naturaleza y el Hombre”. En su sepelio,
emocionado por la tristeza de la pérdida del amigo,
Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La
Habana expresó a los presentes: “Hombres como él
vivirán siempre en la agitación y en la creación
científica y revolucionaria a la cual consagró su vida
hasta el último momento.
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Parte II
Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás
El 31 de agosto de 1959, el Comandante en Jefe de
la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, con la
participación del Capitán Antonio Núñez Jiménez,
dejó organizado aquel grupo de 12 guajiros de los
valles de Quemado de Pineda y Santo Tomás, que
tras breve entrenamiento militar capturaron la
primera banda contrarrevolucionaria en la cordillera
Guaniguanico. Conocidos como Los Malagones,
varios de ellos fueron colaboradores y partícipes de
las exploraciones espeleológicas dirigidas por
Núñez en los años 1954. 1956, en la Gran Caverna
de Santo Tomás.
En el valle Santo Tomás se crearon la primera
cooperativa agraria y la segunda comunidad de la
Revolución –nombradas El Moncada–, con las
tierras unidas de los campesinos que después
habitaron las casas construidas para ellos y con su
participación personal durante 1959-60.
La Comunidad El Moncada recibió el premio Mi
Barrio, otorgado por la Dirección Nacional de los
Comité de Defensa de la Revolución (CDR), por su
destacada participación en las tareas cederistas. Se
realizan proyectos de educación ambiental y
desarrollo sostenible; tiene un taller literario, una
sección de base de la Unión Nacional de
Historiadores de Cuba (UNHIC) y un taller de
creación de artes pláticas en su escuela primaria;
varios de sus vecinos son fundadores y trabajadores
de la Escuela Nacional de Espeleología Dr. Antonio
Núñez Jiménez, de la que parten esos proyectos
culturales y ambientalistas.
Comunidad con más de 1000 habitantes y
merecedora por su historia e importancia económica
y social de una mejor atención para la solución de
sus carencias.
Durante varios días del pasado septiembre
estuvieron trabajando como colmena, en labores de
limpieza y embellecimiento de sus calles, patios y
casas, como familia que espera una visita especial.
Porque delegados cubanos y extranjeros del evento
Internacional Turnat 2005, visitarían la comunidad
en la noche del 27 y participarían con sus
pobladores en la fiesta cederista “esperando el 28”,
Aniversario 45 de los CDR. En cada casa, en cada
cuadra o barrio, las familias crearon y pusieron
adornos de colores, artificiales y naturales; pintaron
sus casas, hicieron carteles de propaganda y
bienvenida, colocaron la bandera cubana, y sacaron
a la calle o al patio mesas que se llenaron de fuentes
y platos con apetitosas y variadas golosinas caseras,
cake, frutas de sus patios, la ya tradicional caldosa
cederista, refrescos naturales o de la shopping, y,
aunque innecesarias para animar el ambiente sí
bienvenidas, unas cajas de cerveza fría y ron
distribuidas equitativamente por cada CDR. Y
música grabada en cada punto de reunión. En el
parque el grupo musical Atabey ponía a bailar a los
jóvenes (… y debió haber compartido el escenario
algún grupo de música tradicional campesina con
sus canturias y controversias, para satisfacción de
los muchos decimistas y amantes del género en el
Moncada).
Por: Hilario Carmenate Rodríguez
Homenaje a Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Pág. 12
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fiesta frente a la Gran Caverna de Santo Tomás
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 18, Cuba, 26 de octubre de 2005.
Los delegados del Turnat, con dirigentes del
gobierno y de organizaciones políticas y de masas,
se distribuyeron por varios CDR, cercanas ya las 12
de la noche: la bandera y el himno nacional presiden
la fiesta patriótica; se escucha la proclama nacional
por la TV y la radio, se leen comunicados de
bienvenida, se intercambian palabras de gratitud, y
los vecinos comparten con los visitantes todo lo que
tienen y el reclamo por la libertad de los 5 héroes
cubanos, más que prisioneros, secuestrados por el
gobierno de los Estados Unidos, por luchar contra el
terrorismo.
Pasada la 1 de la madrugada, tras los delegados se
fueron los músicos, y los bailadores se quedaron
con la cintura caliente, deseosos de que hubiesen
continuado siquiera hasta las 2. Las mesas y las
botellas quedaron vacías; algunos trasnocharon
alegres hasta las 3, en que se apagó la última
grabadora y se cerró la última puerta.
Este relator, en camino solitario a la Escuela
Nacional de Espeleología Dr. Antonio Núñez
Jiménez, sabía que los vecinos se acostaban
satisfechos, y agradecidos al cielo que había
amenazado por la tarde con aguar la fiesta, pero dio
paso a las estrellas, que alumbran allí las noches
salidas del monte y las cavernas; estrellas que
alumbraron aquellas calles y barrios a donde no
llegaron las farolas nuevas para la fiesta…
Pág. 13
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.
Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)
Pedro Luis Hernández Pérez
Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.
En 1943 cuatro
jóvenes amantes de la
naturaleza realizaron
una excursión de 120
kilómetros, desde el
pueblo de Viñales a
La Palma, Cajálbana,
la cumbre del Pan de Guajaibón, hasta concluir en
San Diego de los Baños, “famélicos y con los pies
lacerados” pero orgullosos.
¿Quién no conoce hoy al Dr. Antonio Núñez
Jiménez, quién no tiene siquiera una idea de su gran
obra científica, cultural y revolucionaria?
Aquel joven alquizareño, fundador de la Sociedad
Espeleológica de Cuba en 1940, hoy con barba
blanca, de 70 años y aún explora cuevas y escala
montañas, investigando siempre, y cuando camina
el mundo, va Cuba en él.1
En el 50 aniversario de aquella expedición, el
Comité Espeleológico Provincial de Pinar del Río se
propuso repetir dicha hazaña. Entre los días 24 al 27
de septiembre de 1993, rememorando y en
homenaje a quienes abrieron el camino, y como
reafirmación multiplicada de amor a nuestra
naturaleza y a los seres humanos que la habitan.
Para lograrlo tuvimos el apoyo logístico de Gaviota
S.A y del Sectorial Provincial de Cultura.
Participaron:
Grupo Espeleológico Guaniguanico (Pinar del Río):
Hilario Carmenate Rodríguez – Téc. auxiliar en
investigaciones científicas Academia de Ciencias de
Cuba (ACC).
Pedro Luis Hernández Pérez – Funcionario
Provincial de Espeleología ACC.
Orlando Sotolongo Escobar – Botánico de la
Empresa Cubana de Apicultura.
Alexis Vega Alfonso- Botánico de la ACC.
Leovaldo Rodríguez Maqueira – Téc. del Matadero
de aves, Combinado Avícola Nacional de Pinar del
Río.
Enrique D. Gort Henríquez – Especialista de costos,
Hospital Provincial.
Ernesto Suárez Campos – Profesor de natación
ESPA Pinar del Río.
Grupo Espeleológico Cimarrones (Candelaria, Pinar
del Río):
Alaín Sánchez Martín – Fotógrafo.
Pedro Valdez Sánchez – Guía Cinegético La
Víbora. Pinar del Río.
Grupo Gaviota S.A. Pinar del Río:
Carlos R. López Rodríguez – Gerente Comercial
Villa Gaviota. Pinar del Río.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.
Rumbo al Pan de Guajaibón. Viernes 24
El tramo de Viñales a La Palma se decidió no
realizarlo por ser una zona más conocida. Así que al
amanecer del 24 un camión del Sectorial Provincial
de Cultura, con combustible de Gaviota S.A., dejó
al grupo en la cima de loma la Yaya, hasta donde
llegan las últimas casas del pueblo. En esa cima se
estableció el puesto de mando de las tropas del
General Antonio Maceo durante el combate de La
Palma en la Guerra de Independencia de 1895.
El lucero de la mañana estaría marcando las 6:00
a.m., cuando el grupo entusiasta de nueve jóvenes,
mochila al hombro emprendió la marcha.
A dos kilómetros del pueblo, en el Mameyal, la
carretera de La Palma a San Andrés entronca con la
carretera de montaña a Mil Cumbres. El entronque
está bordeado por las casas de la Cooperativa de
Producción Agropecuaria (CPA)2 “Vladimir Ilich
Lenin”, batey donde se combinan casas de madera y
guano con las de mampostería y placa y el círculo
social, destacándose el Consultorio del Médico de la
Familia por sus dos plantas pintadas de blanco,
típico de las viviendas locales, como en todos los
campos de Cuba, son los jardines donde abundan las
matas de marpacífico y rosas de diferentes tipos.
Aquí se encontraron los jóvenes con Hilario
Carmenate y José María González Murguía
(Mireyo), guardabosque que nos acompañaría como
guía hasta San Juan de Sagua. Abrazos y
expresiones de alegría, rompen la rutina de los
campesinos, obreros y maestros que se levantan al
aclarar para aprovechar los primeros camiones y
tractores que transitan, pues la falta de combustible
ha interrumpido el normal funcionamiento de los
ómnibus (guaguas) de transporte público.
Definido con el guía el trayecto a seguir,
reemprendimos la marcha con rumbo Este, dejando
atrás el batey en su despertar. Sobrepasamos la loma
los Frijoles y bajamos la del Sitio, hay a la izquierda
(norte) un mogote que llaman “de Felipe”, nombre
de antiguo dueño de estas tierras Felipe Díaz.
“¿Tiene cuevas?”; -pregunta enseguida algún
espeleólogo-. “Sí, hay dos probablemente
arqueológicas”, y quedó pendiente una exploración
de Hilario y Mireyo con Lino Lemus “Yeyo”,
conocedor de la zona y vecino del Sitio.
Pasamos frente al caserío de la C.P.A. “Miguel
Betancourt”: casitas iguales de madera con techo de
guano o tejas rojas, algunas de bloques y placa;
junto a una hay un “polaquito”3 particular y balones
de gas en otras; al camino llegan las sintonías de
radios y la música de una grabadora (reproductora);
es raro un techo sin antena de televisión. El local del
núcleo del Partido de la Cooperativa sirve de aula
de preescolar: la joven maestra en la puerta y varias
cabecitas en las ventanas nos miran pasar,
devolviendo adioses con sus manitas. Una escogida
de tabaco da empleo a las mujeres que viven en los
alrededores, quienes procesan el tabaco que
siembran sus esposos y familiares o amigos, todos
vecinos en total unidad. Sobresale otro consultorio
médico blanco de dos pisos. A ambos lados de la
carretera ondulantes, de poste a poste, los tendidos
eléctricos y telefónicos.
A las nueve de la mañana cruzamos el puente del río
Maniguas, donde los exploradores del 43 se bañaron
y almorzaron. Núñez describe la triste escena de
campesinos cruzando el río con un enfermo en
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 30, Cuba, 26 de octubre de 2006.
camilla, a pie hacia el pueblo… Por suerte escenas
como esas son solo el mal recuerdo de tiempos
pasados, contados por abuelos de la región.
La granja estatal4 abarca tierras de: El Sitio,
Caimito y Sagua: tierras aún sin la necesaria y
posible eficiencia agrícola, pues no hemos logrado
todavía el sentido de pertenencia sobre lo colectivo,
del pueblo, ara sentirlo como nuestro y por lo tanto
trabajar y hacer producir esas tierras con el mismo
celo que si fueran particulares (o mejor).
Una puerta corrediza con un venado y un tocororo
pintados, señalan la entrada a las oficinas de la
Empresa Nacional para la Protección de la Flora y
la Fauna Mil Cumbres. Nos detenemos por diez
minutos, las camisas ya sudadas reflejan que el
calor comienza a elevarse. En una pared, rotulado
en letras grandes: “Los flojos respeten, los grandes
adelante” –frase martiana–. En la pequeña cafetería
que tiene la empresa tomamos cocimiento de caña
santa: ni un pan con algo, ni un refresco o un dulce.
Así resistimos en el período especial. En una
ventana otro cartel: “La orden de combatir está dada
siempre” –palabras de Fidel–.
1. Este artículo se escribió en octubre de 1993.
Antonio Núñez Jiménez falleció en La Habana
el 13 de septiembre de 1998.
2. Forma de unidad campesina para producir de
conjunto.
3. Auto pequeño hecho en Polonia.
4. Forma de producción del estado agropecuaria y
forestal.
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II
Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)
Pedro Luis Hernández Pérez
Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.
No pudimos tomar el camino antiguo de Pino Solo,
pues la presa “Héroes de La Palma” cubre un tramo
del mismo; hay que seguir la carretera un buen
trecho, dando un rodeo por el este. Cruzamos otro
puente sobre un arroyo que bordea por el sureste
otro mogotito aislado. Ya vamos saboreando las
guayabas silvestres o cotorreras agridulces, pero
buenas al paladar que crecen a orillas de la
carretera. Al sur, el bosque corona la sierra de Mil
Cumbres, con potreros y reses a media falda y más
abajo tierras aradas. Si se presta atención al canto de
las aves se pueden escuchar –y ver– tomeguines del
pinar, judíos, arrieros, negritos, sabaneros,
chichinguacos, totíes, sinsontes, bijiritas, pitirres,
tinguilillos, palomas, cernícalos, zunzunes, bobitos,
carpinteros… el “falcón” y el ruiseñor ya cuando la
carretera se adentra en los pinares. Si cerramos los
ojos escuchando el concierto de los pájaros, nos
parece mejor conservado el medio ambiente.
A las 9:30 a.m. pasamos por loma de Mongo
Hernández –o loma del Azufre–, con una altura al
nivel de la carretera de 110 metros sobre el nivel
medio del mar, donde se hizo un pozo de 149,35
metros y apareció agua sulfurosa, pero contaminada
con otros minerales que la hacen nociva a la salud
humana. Un hilo de agua mantiene activos algunos
charcos que pintan de gris azulado el suelo e invade
el aire con su olor fuerte a “huevo clueco”. 1
Una colmena de abejas zumba sobre la carretera, la
hilera de cajas a la orilla, y Mireyo comenta que la
producción melífera ha bajado por la falta de azúcar
que necesitan en estos meses de menor floración.
¡Hasta ellas, tan trabajadoras, son dañadas por las
carencias del período especial!
Descendiendo al norte cruzamos el puente del río
Puercos (“la posada” le dicen), con su bosque
ribereño de pomarrosas, y poco después el del
arroyo Corral, donde la presa “enseña el bigote”
pues hasta allí llegan sus aguas, donde habitan
tilapias, camarones de agua dulce, que bajan por los
arroyos desde las montañas circundantes, (curiosa la
decisión de la naturaleza de no criar camarones que
bajen por los ríos hacia el sur), excepto el río
Cuyaguateje, donde una trastada geográfica le juega
una mala pasada a la natura, ya que en su inicio el
río corre al norte, pero al penetrar en los valles
intramontanos toma rumbo oeste y finalmente va al
sur ¿tendrá que ver en esto la posible cuenca del río
Palmarito, donde suponemos existe un doble
cauce?, y es porque los manantiales y cañadas
donde nacen están al norte del parteaguas central.
¿Qué línea divisoria impide que elijan vivir al sur?
¿Qué condiciones? Y se dice que soltaron una
pareja de peces parchis –que pueden alcanzar hasta
setecientas libras–, enviada por Fidel para su
reproducción.
A unos cien metros del puente hay un campamento
de pioneros exploradores, que realizan excursiones
por los alrededores de El Burén.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II
Al norte de la carretera se observan siembras de
arroz en lugares bajos, con bullangueros bandos de
totíes; algunos cultivos de viandas, y pequeñas
tumbas recién abiertas, como tumores en el bosque.
Son tierras de la Empresa Municipal Agropecuaria
(EMA). Al sur las tierras pertenecen al área
protegida Mil Cumbres, “que de protegida tiene
muy poco” –según expresión de Mireyo–. Él nos
cuenta de un negrito “que es el diablo”…, un día
hizo una caldosa con cuatro pichones de gavilán,
ranas y cativos –y nos enseñó el pino y la altura
hasta donde subió para coger los pichones.
Entre cuentos, cantos de pájaros y guayabas,
saneando nuestros pulmones con ese aire puro de
los pinares, llegamos a loma la Cuaba a las 10:25
a.m. Sobre el horizonte verde de pinos, todavía a
diez kilómetros al este, se nos presenta en azul
oscuro la primera vista del Pan de Guajaibón, la
mayor cumbre pinareña, imagen captada por Alain
con su cámara, quien va de la vanguardia a la
retaguardia, de un lado a otro, inquieto.
En la primera casa de La Cuaba vive un matrimonio
joven: vuelve a aparecer la antena de televisión
sobre el techo de guano, aparato que informa y
divierte, al cual el cubano se ha aferrado, al mismo
tiempo que va borrando información,
entretenimientos y cultura tradicional. ¡Qué raro es
ver hoy un guateque en nuestros campos! Entre el
monte y árboles frutales se ocultan otras tres casas,
y a dos grandes ceibas, hermosas como todas (el
árbol debería ser sagrado, como lo era para algunas
tribus aborígenes en el mundo; pero las ceibas, con
el derecho agregado del respeto a la belleza y su
disfrute).
Tres kilómetros al norte en lo alto de la altiplanicie
de Cajálbana se aprecian la torre de televisión y los
edificios del Instituto Tecnológico Forestal
“Invasión de Occidente” Recordando los años de
becados imaginamos a los alumnos estudiando y
enamorándose entre los pinos.
Descendiendo hacia El Burén, dejamos la carretera
unos cien metros antes del puente sobre el río
Tortugas, y rumbeamos por trillo al norte para coger
el camino viejo de la costanera, por donde pasaron
los exploradores en 1943. Sobre la vereda,
conversamos con “Pipe”, Pedro Robaina, en
descanso que agradecen los bueyes con que ara la
tierra. Hacia el este, con 79 metros sobre el nivel del
llano, se destaca la loma del Chino, nombrada así
por el dueño millonario de estas tierras antes de
1959, que le decían “el chino Can Can”. Elevación
recién desmontada, de roca caliza, en la que
sobresalen grandes árboles aislados testigos del
antiguo bosque que la cubría.
No entramos al batey del Burén, con unas 70 casas
más o menos dispersas en el lomerío, de familias
Cruz, Pérez, Naranjo, Murguía, Valdés, Martínez…
Unos diez matrimonios jóvenes se han quedado a
vivir allí, en parte por los beneficios del Plan
Turquino, quizás más por las ventajas que ofrece la
montaña en estos momentos críticos por los que
pasamos.
El sendero a veces rojo, a tramos amarillo,
desciende sombreado por helechos arborescentes y
altos pinos, con guías de bejuco colorado que al
rozar la piel hacen un rasguño superficial ardiente
como quemadura. Al sur baja el monte en pendiente
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje II
1- Huevo echado a perder
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 31, Cuba, 26 de noviembre de 2006.
abrupta y sube de lo profundo el rumor del río
Tortuga, que corre entre rocas con forma de
semicantos rodados. Llegamos al hoyo de Andrés,
vega de Andrés Martínez Pimentel, quien llegó a
este lugar a trabajar a los ocho años y va por
noventa y tres. Conversamos con Marino Martínez,
de cuarenta y nueve años, hijo adoptivo del viejo
Andrés, quien heredó el don del trabajo en este hoyo
que ha sostenido a la familia por más de ochenta y
cinco años, sitio situado al sureste y al pie de loma
del Gato.
Subiendo las estribaciones por trillo poco transitado,
observamos sembradíos de yuca y frijoles en
tumbas recién abiertas –hay tocones de árboles aún
negros por la quema– y tierras aradas, rojas, como si
sangraran cada vez que la yunta les pasa por arriba.
Llegando a la cima vemos hacia el noroeste loma
Peluda –la que han pelado y no precisamente a
máquinita de barbero– y descendimos al norte
bordeando la del Gato por el sureste. Bajo
pomarrosas caminamos la orilla oeste del río
Tortugas, de tramos anchos y profundos, y lo
cruzamos por un vado sobre cantos rodados y
brincando de roca en roca. Es el río que Núñez y
compañía denominaron Caimito (nombre que se
mantiene en las cabezadas al norte de La Catalina) y
lo describió como “el más bello de todo el trayecto”.
Ha disminuido el caudal, pero sigue alegre y limpio
entre piedras multicolores, atravesando entre loma
Peluda y Cajálbana en su viaje hacia el mar.
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III
Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)
Pedro Luis Hernández Pérez
Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.
El camino de la
costanera viene de los
Magueyes, al oeste. En
sus alrededores debió
estar el ranchito de
leñadores donde Núñez
y sus compañeros se
guarecieron de “un diluvio”. Caminamos sobre
cascajos de las rocas metamórficas que predominan
en la base de esta elevación aplanada en su cima;
que en sus laderas, predominantemente en el sur, da
lecho a interesantísima flora con especies endémicas
exclusivas y plantas comunes achaparradas, que
reúnen condiciones particulares en forma de bonsái
japonés, en aquellos árboles que en otros sitios
alcanzan más de veinte metros de altura.
Aquellos jóvenes, en su paso al pie de Cajálbana, se
sorprendieron al ver “un gran salto de agua, de
aproximadamente 100 metros de altura”, que
parecía “un hilo de plata en la verdura de los
pinares”. Para verlo ahora hay que serpentear por el
cauce y las márgenes del arroyo, en ascenso fuerte,
y llegar hasta la base de las varias cascadas que lo
integran, a la sombra de altos pinos, copeyes,
cuajaníes, almácigos, moruros, ocujes, macurijes,
guanos manacas y espinosos, que defienden con sus
raíces el borde escarpado del arroyo en las crecidas
estacionales.
En el arroyo Carlitos, afluentes del Tortuga,
merendamos pan con azúcar y naranjas y
descansamos media hora bajo granadillos y
pomarrosas. Pedro Luis aprovechó para mostrar los
cantos rodados aún con bordes angulosos, indicios
de la cercanía de las cabezadas del río. Algunos
refrescamos bañándonos en una pocetica, entre
guajacones y camaroncitos asustados.
A las 12:50 pm continuamos camino. Cruzamos tres
veces el mismo arroyo Carlitos y otros dos más, casi
secos, con cantos con huellas de óxido rojo, y
pisando nuestras sombras. Cuando no hablamos
escuchamos el silencio de la hora: solo el zumbido
suave de los pinos y el pst pst de un tomeguín.
Al borde del camino vimos una orquídea terrestre,
con dos hermosos ramos violetas: no más
ejemplares. Atrás se quedan Alexis y Alain, quien le
dice “que no te vea Hilario”, cuando el botánico se
dispone a colectarla. Pero lo vió:
–“Coño Alexis, precisamente tú… Al menos espera
a comprobar si hay otros ejemplares en la zona”.
–“Alabao Hilario, con lo difícil que resulta ahora
hacer coincidir una expedición con la época de
floración de estas especies, no puedo perder la
oportunidad. Además ahí quedaron varios hijos y no
afectará su conservación”.
Hilario quedó atrás, molesto, pensando en aquella
enseñanza de su padre –él tendría unos diez años–
todo un código de ética: “cuando vayas a hacer algo,
piensa: ¿qué pasaría si todos lo hicieran? Si el
resultado fuera bueno, hazlo, pero si fuera malo, no
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje III
1- Huevo echado a perder
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 32, Cuba, 26 de diciembre de 2006.
lo hagas”. Delante sobresaliendo del saco colector
del botánico, y moviéndose de un lado a otro al
golpe de los pasos sobre las piedras, va la espiga
triste, como diciendo adiós, quién sabe si a su
“ignorante” defensor o al entorno que ya no volverá
a respirar… (Después de la expedición, al
clasificarla, resultó ser la Bletia purpurea, especie
abundante en distintos medios geográficos. ¡Menos
mal! Pero ¡y si hubiese sido una especie escasa?...
Tal vez se conservaría en un patio).
Dejamos el interior del bosque atrás y
desembocamos en la carretera central de montaña –
construida en 1980–, en un tramo de quinientos
metros sin asfalto: le habían pasado bulldózer para
arreglarlo, y llegó el período especial. Pero lo
inaceptable es que quién conducía al aparato
aplastador (¿y quienes lo dirigían?), destruyeron dos
hileras de hicacos, ya nacidas, sembradas por
Mireyo. Con el amor de un guardabosque de
vocación, nos llevó a una matita superviviente, de
un metro de altura, y nos dijo: “nació el 12 de marzo
de 1985”. Quedan doce de mil cuatrocientos.
Al lugar donde arribamos le denominan “loma del
Arroyo del Muerto” (y hubo 1 388 muertes,
bulldozeadas por la indolencia). La carretera, que
asciende desde el suroeste atravesando una zona de
cultivos y potreros, dobla al este y va entre pinares.
Sobre las copas de los pinos vemos la cima del Pan,
ahora con la imagen del radar que la corona. Una
corriente de aire proveniente del nordeste surge
apretada entre las montañas del Pan y de Cajálbana,
y nos obliga a empujar e inclinar un tanto el cuerpo
hacia delante para avanzar. Entre el zumbido del
viento y el chirriar estridente de las chicharras en
los troncos de los pinos, Mireyo nos habla de un
área de autoconsumo de la Forestal, allí en El Cayo.
Tomamos agua en la poceta abierta por el chorro
que sale de la alcantarilla en las crecidas del arroyo
del Muerto, afluente del río Las Vueltas. ¡Esa agua
refrescante y sabrosa de las cañadas en los pinares!
Allí con un limo verde ondulante, en los cantos de
tonalidades oscuras y cientos de caracolitos negros.
Por la carretera Hilario va comiendo frutitos de
guasimilla.
Llegamos a San Juan de Sagua a las 2:45… ¿Qué le
dará ese sabor especial a este lugar y su nombre?
¿La belleza y variedad de los paisajes que lo
rodean? ¿La majestuosidad del Guajaibón? ¿el aire
cargado de olor a monte? ¿cierta sensación de lo
antiguo? ¿o el ritmo de “san-juan, sa-gua, y el agua
de sagua?... Debe ser todo junto al mezclarse en
nuestros sentidos y nuestra percepción.
Desde el puente sobre el río Las Vueltas
observamos su poco caudal y las líneas
estratificadas plegadas en su lecho de rocas.
Dejamos la carretera y bajamos al batey de Sagua.
Hay un gentío comprando en la bodega y el
consultorio médico vacío, blanco y verde, bonito.
En el portal del comedor obrero de la EMA,
soltamos las mochilas y nos tiramos en el piso a
descansar los pies adoloridos, tras veintidós
kilómetros –medidos en la hoja cartográfica 1: 50
000, donde no se cuentan las mil vueltas que se dan
en el terreno, ni lo que se sube ni lo que se baja.
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV
Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)
Pedro Luis Hernández Pérez
Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.
Mientras nuestro leal guía buscó y contactó con
Felipe Martínez Alfaro guardabosque y compañero
suyo que nos acompañará en lo adelante, pues
Mireyo tiene que regresar al Mameyal a una tarea
de la Asociación de Combatientes de la Revolución
Cubana al día siguiente. Todo el grupo, uno por uno
se despidió de él agradecido.
También por gestión de Mireyo llegó Ada, cocinera
de la E.M.A. en San Juan de Sagua. Es delgada,
feucha, de 34 años con hijo de 16, activa y tratable.
Nos preparó un almuerzo riquísimo, aporte de
Gaviota S.A.: coditos, arroz, jamonada con queso y
yuca que trajo Felipe. Almuerzo reparador, y
después el estimulante mejunje de H.C., con
pimienta cimarrona, cáscara de cuajaní, jengibre,
hojas de naranja, toronjil de España y cañasanta.
Una hermosa muchacha de ojos verdes llega,
conversa con Ada y se va, quedándose multiplicada
en veinte retinas masculinas. Ante nuestras miradas
inquisidoras, Felipe informa que es Mercedes, la
Doctora, y vive sola en el consultorio…
A las 4 de la tarde cayó tal torrencial aguacero que
no se veía el Guajaibón ni sierra Chiquita, a 300 m.
Casi a esta misma hora y día de 1943, Núñez y sus
compañeros se guarecían de un aguacero semejante
en un ranchito de leñadores allá en la Costanera de
Cajálbana. Entonces en Sagua apenas habían unos
bohíos aislados en parcelas arrendadas por el
latifundista dueño, un tal Mr. Yak. Llegaron al
bohío de Mamerto Alfonso, donde les ofrecieron la
tradicional hospitalidad campesina.
Y llegó Mamerto con la carga de sus 93 años,
preguntando por Núñez Jiménez. Desilusionado,
nos escuchó explicarle qué hacíamos, y a solicitud
nuestra nos contó sobre sus relaciones con Núñez:
“la primera vez llegaron como a las 7, mojados, y
así mismo iban a tirarse en el piso; yo les puse unas
tapas de cuero para que durmieran. Al otro día vendí
una novilla en 12 pesos y fui a San Diego y traje
una saca de azúcar y otros mandados en el caballo”;
para comer apenas tenía de la vianda que cosechaba.
Cuenta que subió con Núñez en el segundo viaje
(1944), cuando ondearon por primera vez allá arriba
la bandera nacional. Relató Núñez que había
jóvenes de 20 años que no la habían visto nunca. Y
sigue Mamerto: Núñez subió a la cueva de los
Huesos por una Yaya y sacó dos catauros de huesos;
cirnieron el polvo blanco y recogieron muchas
cuentecitas pero no encontraron el medallón del
collar”. Mamerto le contó a Núñez en el 43 que
sufría de unos “andancios” que le producían “una
fuerte dolor en el estrógamo”. En el 79 “el hueso de
la espina de la columna le chocaba con el riñón y lo
ñangueteaba de tal manera que lo dejaba “to
derrengao”. A los 93 nos dice: “tengo
profaga” (problemas en la próstata), “me dio la
artrosa” “y estoy ancina (así) que no duermo de
noche ni de día, lo que cojo unos piensecitos
(sueños cortos). Pa´ la artrosa tenía que estar
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Pág. 22
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje IV
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 33, Cuba, 26 de enero de 2007.
tomando pastillas permanentes, y cuando vine pa´
quí voté las pastillas; me ofrecí unos baños de yerba
de la sangre, la tomé en cocimiento y me acosté… y
me cayó un pincheteo de la rodilla pa´ bajo, que me
recordaba una máquina de escribir (y escenificó el
pincheteo), pero me curé de la artrosa. Tuve un
tabardillo y me dio paludismo, y veo poco”. Le
escuchamos con oídos pacientes, pues relata lento,
con esfuerzo de la memoria: “yo vendí unas matas
de fruta bomba y no me las pagaron; la chequera
debía ser de unos 100 pesos según Núñez, y me
llegó de 65. Fui a La Habana y vi a Núñez, y
después me pagaron las frutas, pero la chequera
sigue igual. Quiero ir a La Habana a verlo otra vez”.
Se refiere a Núñez con evidente admiración y
respeto. Con humildad y orgullo nos mostró la
medalla por el 50 aniversario de la Sociedad
Espeleológica de Cuba que le fue entregada, y la
lleva en el bolsillo de su vieja camisa, sucia de
muchos días encima, de viejo solo y sin buena
atención familiar… y tuvo 17 hijos, el último a los
79 con una segunda esposa de 18 años.
Mientras hablaba, Hilario le hizo un retrato a lápiz
en su cuaderno de campo: más que el físico, le
retrató el reflejo de la carga de dolores y añoranzas
que soporta su cuerpo debilitado.
Ya oscureciendo Hilario lo acompañó a su casa,
Mamerto encendió un candil: en esa semioscuridad
se veía una sala-comedor llena de trastes y maderas,
bultos colgados de las soleras con tapas de latas
para que no le lleguen los ratones. Un gato le
acariciaba los pies. Vive al parecer en la misma casa
en que lo visitó Núñez en 1979, cuando dijo que
vivía en el mismo bohío del 43. En el jardín: mar
pacíficos… ¿los mismos del 43?
Para dormir nos acomodamos en el portal del
comedor obrero, pues el encargado del local dijo
que no podíamos quedarnos dentro porque hay un
almacén. Es natural la negativa, pero de estar
Mireyo habríamos dormido dentro. De la casa
vecina llegaban las voces y música de “La
Sucesora” (novela televisiva), y seguro que hasta
allí llegaban las voces, cuentos y chistes, risas y
palabrotas, comentarios… y las espontáneas
expresiones fisiológicas, para oídos y narices.
Compartimos hamacas, sacos de dormir, mantas
térmicas, sabanas y mosquiteros como diez
hermanos en una misma cama dura y fresca. Cada
uno, en la medida de su cansancio, fue quedando
solo con sus pensamientos…
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V
Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)
Pedro Luis Hernández Pérez
Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.
Ascenso al Guajaibón. Sábado 25
El amanecer empieza
exactamente tras el
Guajaibón y sierra
Chiquita propicio
para los ejercicios
matutinos de Hilario
antes que el grupo se
levante. Llegó
temprano Felipe, desayunamos mejunje con yuca y
café, y a las 8:40 salimos rumbo al Pan. Ya el sol
pintando de colores rojizos los ocres de los altos
paredones del sur. El puente sobre el río Sagua ha
provocado tal acumulación de cantos rodados y
arena, que formó un “tibaracón” –como una isla–
cubierta de caña de castilla, que abre al río en dos.
Una hilera de tamarindos acompaña al camino que
se encuentra 1300 metros al este. Cruzamos el cauce
seco del arroyo que brota intermitente de una cueva
con un gran lago interior, al fondo de la ensenada,
donde se construyó después de 1980 una
minihidroeléctrica, por estudios hidrogeológicos de
un proyecto cubano-polaco. Actualmente está
inactiva por insuficiente caudal. En 1983 había unas
20 viviendas en la ensenada abierta entre los
extremos occidentales del Pan y de sierra Chiquita;
solo quedan 10, aisladas, las demás se han mudado
al pueblito de Sagua.
Al bordear la falda occidental del Pan enriquecimos
el desayuno con guayabas. En el río Canillas
tomamos agua “como camellos” y llenamos las
cantimploras para el día. Felipe nos llevó hacia el
este por un trillo que atraviesa un cafetal sembrado
de altas tecas, huesos y cauchos, árboles exóticos
“sembrados” por Mr. Jack. En su fronda, algarabía
de totíes.
Para comenzar el ascenso Pedro Luis
Hernández tomó como referencia la nota de Núñez
Jiménez de “más de un kilómetro y medio después
del río Canillas” Allí entramos a una cueva de
amplia boca que según Felipe es la Lechuza: un
primer salón de 20 m de ancho iluminado por la luz
natural que le entra, con abundantes formaciones
secundarias; todo el piso, de sedimentos terrígenos
con huecos de excavaciones. En la pared sur, ya
borrosa la pintura, se observa la marca hecha por el
Departamento de Arqueología de la ACC en Pinar
del Río, señalando la cueva como sitio arqueológico
con el número 286 de la provincia. Pedro con un
grupo exploró unos 110 m por galería hacia el este,
de dos niveles y que termina en un sumidero. Sus
características no coinciden con la descripción
hecha por Núñez de cueva La Lechuza. Ochenta
metros más al este y a unos 30 sobre el nivel base
140 metros sobre el nivel medio del mar, nos
encontramos una cuevita de minado lateral, de 12 m
de longitud 8 de ancho máximo y 3 de puntal. Sobre
el piso de tierra roja a la entrada hay unos palos
quemados en hoguera; quizás por esclavos
cimarrones. La nombramos cuevita del Guajaibón.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V
A 20 o 30 metros más arriba hay un abrigo rocoso
de apenas 6 metros de longitud, al que ni haríamos
referencia, a no ser por un pequeño accidente
ocurrido a Hilario (sin casco con una gorra de tela)
al apoyar la mano en una estalactita al salir, y se
desprendió, le rozó la cabeza y le abrió una pequeña
herida que asustó Alain al verlo sangrar; el propio
Hilario se contuvo la sangre con un pañuelo, se
limpió y explicó sin alarma a los compañeros lo
sucedido. El ascenso es zigzagueante, según
permitían u obligaban las condiciones del terreno –
paredes verticales, derrumbes, grandes bloques,
escalones, árboles, bejucos espinosos pero con
rumbo general sur-suroeste. A unos 250 metros
sobre el nivel de base, el segundo susto lo recibió
Valdín al ver al guía, que iba delante, venirle arriba:
¡se le partió un palo seco y cayó hacia atrás, giró en
el aire y 3 metros más abajo se sujetó con las manos
a unos árboles, de frente y casi cabeza abajo! Dice
Felipe que él no se asustó… y se le puede creer: en
esos casos no hay tiempo de asustarse, actúa el
instinto de conservación.
Varios troncos de ébano carbonero pudriéndose con
los años y la humedad, y raíces retorcidas de viejos
guaos, como esculturas de un rojo oscuro, llamaron
nuestra atención.
Pedro Valdés “se escapó” y dando un rodeo llegó el
primero a la cima a las 11:45. A las 12:20 llegaron
los últimos que se desviaron muy al oeste. Carlos
llegó con el overol empapado de sudor, pero como
siempre de buen ánimo y dispuesto a un chiste.
Algunos trepamos a la copa achatada de los
sabicúes que coronan el pico y desde allí
disfrutamos el aire, el sol y el paisaje que nos rodea:
sin primeros planos por la inmediata pendiente
abrupta, con abismos al sur y al noroeste, las auras
volando más debajo de nosotros. Hacia el sur,
primero las elevaciones de sierra Chiquita con su
bosque de cerrado dosel –igualado por la red de
bejucos que lo cubre– con jagüeyes, palmas reales y
ceibas a las que no llega la bejuquera. Después Mil
Cumbre y 10 km más de serranías cársicas
alternando con otras formaciones rocosas; mogotes
y valles intramontanos, potreros y áreas de cultivo
como parches más claros en el verde oscuro de los
bosques naturales. Alfombra interrumpida por el
abra que separa el extremo suroccidental de Sierra
del Rosario, del extremo suroriental de Sierra de los
Órganos, en sierra de la Güira. Después la llanura
sur con sus azules borrando el horizonte de tierra,
mar y cielo.
Al norte alturas de pizarras con pinares reforestados,
hasta la carretera que bordea la estrecha llanura
donde alternan los cañaverales, cultivos varios y
potreros hasta la faja de manglares con sus bahías,
esteros y desembocaduras de los ríos que nacen en
las montañas; y el mar con sus cayos –Cayo Levisa
en desarrollo turístico, una rayita de espuma y arena
blanca. Después el horizonte difuso de azules.
Al oeste se destacan la meseta de Cajálbana primero
y sierra Guacamaya a lo lejos. Al este una pendiente
abrupta nos separa de la cumbre más alta del
Guajaibón y de la Cordillera de Guaniguanico,
donde divisamos las siluetas del radar a más de 500
m de distancia y a mayor altura. Tratamos de definir
en el mapa: 1:50 000 de 1971 que llevábamos, en
qué cima estábamos, pero discrepamos de su
ubicación cartográfica. (Unos días después de la
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V
expedición, revisando otra vez el relato de Núñez y
hojas cartográficas de los mapas 1:10 000 y 1:25
000 actualizados en 1980-81 y 1983
respectivamente, nos percatamos de que por errores
de apreciación el pico que escalamos fue el ubicado
en coordenadas X: 255900, y: 330500, de 420
metros sobre el nivel medio del mar). Por la
descripción de Núñez se infiere que ellos escalaron
la cumbre situada en: X: 258870 Y: 330920, de 697
metros sobre el nivel medio del mar, aunque
introduce dudas la afirmación de que vieron “muy
cerca” de ellos hacia el oeste “a menos de un
kilómetro… la cumbre occidental del Pan, la más
alta” –que se encuentra a 2 500 metros al este de la
cumbre de 700.1 m, hay otro mapa que señala 699
metros sobre el nivel medio del mar. Esa es otra
expedición pendiente, quizás en homenaje al sabio
Tranquilino Sandalio de Noda, uno de los primeros
en escalarlo.
Tiradas las fotos colectivas de rigor, a la 1:30
iniciamos el descenso con rumbo noroeste. Alexis
va llenando de muestras florística su saco colector,
mientras Felipe nos conduce por pendientes siempre
tan abruptas que obliga a ir sujetándonos de tronco a
tronco, agarrados a bejucos resbalando de pie o de
nalgas, frenando el impulso, a punto de perder el
equilibrio a cada paso. Pero como “para abajo todos
los santos ayudan” resultó fácil: a las 2:30
estábamos ya en la base del macizo sorprendidos
por la rapidez. Atravesamos el cafetal chupando el
jugo dulce de sus granos rojos y tomamos agua en
cueva Jordán, que funciona como torplén, pues el
arroyo Canillas se asoma al pie del paredón y
penetra otra vez. Nos bañamos en la poceta de 10
metros de diámetro donde resurge, con ese azul
misterioso de las aguas profundas.
Visitamos las cuevas que Núñez nombra en su
exploración de 1944 como cueva Chica de Canillas
y cueva de la Fuente. En la primera reportó el
primer hallazgo arqueológico aborigen del
Guajaibón, aunque desde 1855 había noticias
imprecisas sobre huesos humanos encontrados allí.
Está marcada con el número 285 por el
Departamento de arqueología de la ACC de Pinar
del Río, que realizó allí una pequeña excavación en
1983. En la segunda también arqueológica, y de
abundante formaciones secundarias, se observan la
huella de grandes excavaciones que han eliminado
todo vestigio de la habitación primitiva. Nos
indignamos al ver que “espeleólogos”
inconscientes la han convertido en basurero; por
unos nombres y siglos escritos en la pared. Pedro
Luis asegura que es obra de un grupo de estudiantes
del ISCAH, cuyo jefe el conoció y al que le va a
decir hasta C… cuando lo vea.
A las 5 llegamos al comedor directo a los calderos.
Después de la comida varios compañeros insistieron
“muy preocupados”, en llevar a Hilario al
consultorio a curarse la herida. La doctora de ojos
verde le dio tres puntos, ayudada por Carlos porque
le costaba trabajo pasar la aguja por el cuero
cabelludo –ya casi sin cabellos– del cabeciduro. A
Ernesto le curó un arañazo en el codo y a Orlandito
un golpe en la canilla: todos querían tener algo que
curarse. Ella, con amabilidad y una sonrisa que
paraba a un muerto, los curó a todos y consintió,
además, a que fuésemos más tarde a su casa a ver
“la primera película del sabado… la segunda no”,
nos dijo con cierta picardía.
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje V
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 34, Cuba, 26 de febrero de 2007.
Y enseguida volvimos llenándole la sala, sentados
en cómodos butacones y sillones, en las sillas del
comedor, y en el suelo; nos ofreció agua fría con
hielitos redondeados en molde, y bebió nuestro
mejunje… Ni el más soñador de aquellos cuatros
jóvenes del 43 hubiera imaginado algo así. Sin
embargo a pesar de (y por) las profundas
transformaciones económicas, políticas y sociales,
permanece aquella hospitalidad campesina que
siempre destacó Núñez, encarnada también en la
juventud de Mercedes, 50 años después.
Arriba la luna invita a soñar. Abajo otra vez la cama
dura, ahora más silenciosos, pensando, cuántos de
nosotros, en la reina de los ojos verdes, sola en su
consultorio...
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI
Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)
Pedro Luis Hernández Pérez
Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.
Desde Sagua a Corralillo. Domingo 26
Hilario detiene sus ejercicios matutinos: el pintor
que lleva dentro le revela una visión erótica del
Guajaibón, y nos llamó para compartirla:
un monumental perfil de mujer desnuda acostada,
de unos turgentes, sobre el fondo rojizo del
amanecer. Y se concedió ese derecho humano al
disfrute de la belleza, y al placer de dibujarlo en su
cuaderno de campo.
Hicimos un “calentao” de arroz con frijoles y yuca
como desayuno, y una cantimplora de agua para el
camino. Quisimos despedirnos de Mercedes pero
aún dormía. Le dejamos una nota de agradecimiento
y una flor. Salimos a las 8:50, Felipe amarró varias
mochilas en su caballo y él como nosotros, a pie. Al
pasar junto a tres niños que jugaban frente a su casa,
Hilario habló con ellos y les pidió que le hicieran un
dibujo. Marceli G. Sánchez, de 8 años y 3er grado,
le dibujó una bandera cubana, en lo alto de un asta
que le ocupa media página del cuaderno, con una
estrella brillando.
Vamos rumbo a Mil Cumbres por la carretera de
montaña. Cruzamos el puente sobre el arroyo El
Dos, y a unos 500 metros la existencia de dos
puentes sobre el río Sagua en un tramo de 100
metros, le dan al lugar el nombre de Dos Pasos o
Los Pasos juntos. Felipe nos señala hacia el sur, a la
cordillera ondulante de La Catalina: -“allá están los
mogotes de Fornaguera, y hay una colonia de
Microcycas
calocoma, de unas
40 palmas.” Nos
dice. Y va
contándonos que
“por los años 40, el
general Montes,
oficial de las
Fuerzas Armadas, y latifundista, era el dueño; por él
se desmontaron esas lomas y se convirtieron en
potreros. Le pagaban 40 centavos al día a los
monteros y como alimento funche. También
construyó una carreterita… todavía quedan algunos
puentes viejos. Manolo Ferro y Vicente Carvajal le
compraron la finca y eran los dueños en 1959”.
Subiendo Fornaguera, a la izquierda de la carretera
baja el arroyo El Cusco, activo siempre. En un
vivero forestal una mujer riega miles de posturas en
bolsitas de polietileno. Después vimos áreas
reforestadas con caobilla antillana, ocuje yarúa…
Desde la loma del arroyo Boca manga (175 metros
sobre el nivel medio del mar), hay una vista del
Guajaibón que muestra sus cumbres cimeras desde
el sur.
En el batey de Mil Cumbres –conocido
antiguamente como Echevarria o Manacas– se
conserva la casa de madera del general Montes,
pintada de azul con tejas francesas rojas. Hoy es
casa de visita del área protegida. Hay una
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI
caballeriza y un vivero pobre con una especie de
palma que quieren desarrollar en la zona. Por una
tubería les llega el agua por gravedad desde lo que
llaman “El Acueducto” –expresión campesina bien
lógica- abastecido por manantiales más arriba.
Por la carretera actual una guagua hace 4 ó 5 viajes
al día entre el pueblo de La Palma –cabecera del
municipio- y el batey El Mameyal a siete kilómetros
al este de Sagua; serpenteando entre sierra Chiquita
y Mil Cumbres. De San Cristóbal llega otra hasta el
batey, pasando por Rancho Mundito y Sabanilla,
pero ahora casi nunca viene.
Avanzamos al sur subiendo la loma de Seguí,
pedregoso por el afloramiento de estratos calizos
verticales. Cerca de la cima (305 metros sobre el
nivel medio del mar), una vereda casi perdida pues
ya no se usa, señala el antiguo camino a la Hoyada
de La Catalina. El actual, mejorado con buldózer,
bordea la cima por el este en un tramo de dos
kilómetros y desciende al sur, sombreado de
guásimas, algarrobos, cedros, yagrumas, guasimillas
y bejucos que penden de lo alto, las malvas hacen
del camino casi un trillo, y las guayabas maduras
perfuman el aire y nos nutren.
En otra cima del mismo cerro pero que llaman La
Altura, hicimos un alto. Felipe con su índice activo
nos señala al oeste y describe “la loma de la jocuma,
hasta donde llegan los potreros de Seguí y del
Caimito, cerrados al sur por las Sierras de La
Hoyada, La Jía, El Congo… Al este los potreros del
Pinar de Flores y las serranías de Galván, El
Mameyal y Seboruco. Descendimos a la hondonada
de Laguna Villar, ahora seca, y tomamos agua en el
arroyito de igual nombre, que se pierde en un
sumidero estrecho son las 11:25.
En la Puerta del Mamey –hoy una puerta de golpe
en la cerca de potreros y una enorme mata de
mamey colorado-, entroncan el camino actual y el
viejo. Otra vez afloran en el camino los estratos
calizos, ahora más gruesos. Pocos rayos del sol
consiguen traspasar el enramado de algarrobos,
guásimas, guaras, copeyes, ciguarayas y jagüeyes,
dagames, majaguas, cabos de hachas, llamaos,
ayúas, macurijes, tengues, helechos arborescentes…
Al oeste de Puerta del mamey hay otra colonia de
palma corcho.
Cien metros al sur de la puerta Valdín y los dos
Pedros le hicieron el croquis topográfico a dos
pequeñas cuevas al borde del camino: al este, Furnia
Vereda La Hoyada, de apenas siete metros de
profundidad y galería muy estrecha incógnita; al
oeste cueva del Jagüey, de quince metros, ambas
funcionan como sumideros de las aguas de la
región. Ochenta metros después, también al borde
del camino, se le hace croquis hasta los siete metros
a Furnia La Palma. Avanzamos otros noventa
metros y aparece Furnia Grande, de doce metros de
diámetros en la boca y dieciocho de profundidad, al
este y a seis metros del camino. Cincuenta metros al
sur de esta y diecisiete al oeste del camino, vimos
cuevita El Majá, un ponor que dejamos incógnito a
los dieciocho metros. Setenta metros más y al borde
del camino otra furnia de boca ancha que
nombramos cueva El Ficus, de veinte metros.
Participaron en la exploración espeleológica Pedro
Luis, Valdín, Alain, Orlando Sotolongo, Enrique,
Alexis, Hilario y Pedro Valdés, quién se destacó
además haciendo los croquis topográficos. Fueron
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje VI
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 35, Cuba, 26 de marzo de 2007.
ubicadas en el mapa topográfico 1: 25 000 y y
observamos que las seis cuevas están en unos 300
metros, al borde del camino: es una zona
potencialmente rica para estudios espeleológicos y
del carso en general.
A la 1:15 salimos del monte a la Hoyada de La
Catalina: un valle intramontano que se extiende tres
kilómetros de este a oeste por uno de ancho, con
mogotitos aislados, ensenadas y abras penetrando
las sierras que lo rodean. La división político-
administrativa entre los municipios de La palma y
Los Palacios lo divide al centro: la parte norte
pertenece a la E.M.A de La Palma (¡no no! no
vayan a pensar que lo siembran hasta la mitad y la
otra parte la E.M.A de Los Palacios…! sería el
colmo de las pinareñadas!) Hay cultivos de
plátanos, yuca y malanga, pero vimos platanales de
burro censa con la yerba hasta los racimos, y mucha
área abandonada, sin sembrar. Conversando con tres
obreros en el comedor del plan –modesta
construcción de madera y guano-, nos explicaron
que allí trabajan quince, de ellos directos en el surco
seis, cuatro boyeros; un montero, la cocinera, dos
custodios, el tractorista y dos jefes. Ninguno vive
allí, vienen en carreta desde San Andrés de
Caiguanabo –unos 27 kilómetros- y ahora con la
escasez de combustible, vienen poco. La sequía está
afectando mucho.
Nos brindaron almuerzo: yuca y plátano burro.
“-En 1943 aquí no vivía nadie” –y nos contó
Felipe: “Después vivió un viejo de apellido Blanco
con tres hijos llamados Juan. Por los años 50 llegó
un montero de los Ferro también llamado Juan, al
que para diferenciarlo lo apodaron “El Aparecido”.
Actualmente allí vive Justo Ávila, el montero del
plan, pero solo temporalmente pues tiene su casa en
Corralito, cerca de San Diego de los Baños.
Los exploradores del 43 llegaron sin guía; salieron
de La Hoyada rumbo al suroeste y anduvieron
perdidos en los pinares, sin alimentos desde el día
anterior. Núñez relata: “En estos terrenos, nuestros
zapatos terminan por deshacerse y entonces
sacamos de nuestras mochilas las frazadas, las
partimos en dos y nos las atamos a los pies para
poder seguir caminando (…). De nuevo la noche
nos sorprende por el camino. Estamos exhaustos.
Durante los altos que hacemos para descansar nos
quedamos dormidos, y cuando despertamos,
proseguimos (…)”.
Pensamos explorar un poco La Hoyada y acampar
allí, pero decidimos dejar la exploración para otra
expedición en que podamos dedicarle varios días, y
avanzar hoy hasta Las Lleguas. Así que a las 2:55
pm, en marcha otra vez. Un monte reforestado de
majaguas sombrea el camino hasta al pie de loma
La Tasajera. Allí nos alcanza Justo Ávila
acompañado de su mujer y un hijo en dos caballos;
han estado un mes en La Hoyada y bajan a su casa.
Él se ofrece como guía y nos despedimos de Felipe,
que regresa jinete a Sagua, sin más pago que el
agradecimiento de personas que no conocía ayer, y
que quizás no vuelva a ver.
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)
Por: Hilario Carmenate Rodríguez (Pte. Del CEP Pinar del Río)
Pedro Luis Hernández Pérez
Miembros de los Grupos Espeleológicos Guaniguanico y GEDA. Sociedad Espeleológica de Cuba.
Noble, flaco y de
ojos avivados, Justo
nos lleva en su
caballo las mochilas
más pesadas, y
ascendimos la larga
loma. Camino
empedrado
nuevamente por los estratos calizos que afloran,
como enrrajonado (fue construido antes del 59 y
llegaba hasta las fincas de un hacendado que dejó su
apellido en esa zona: Galván). Arriba cerrado de
monte, con zumbido de abejas y silencio de pájaros.
El calor y la marcha sin parar hasta la cima de la
Tasajera nos hace sudar abundantemente. –¡”De
p….! –escribe Pedro Luis en su cuaderno. Allí
cogimos un aire (240 metros sobre el nivel medio
del mar).
El camino desciende bordeado de cumbres que lo
sobrepasan por el norte en más de 100 metros. En
loma La Paloma, en el alto de La Lechuza, a las
4:10, el paisaje obliga a otra parada: una profunda
ensenada se extiende al sur, con potreros y cultivos
variando el colorido de ciena, rojo y verde; hay
casas junto al camino amarillo hasta el abra formada
por los extremos de las sierra del Rosario y de la
Güira (donde tantos sitios de cimarronería india y
negra esperan por los también intrépidos
rancheadores-investigadores modernos de nuestra
historia en estas serranías).
Vemos la represa La Juventud y los edificios de
Paso Quemado; después el horizonte difuso.
En el alto entronca el camino de Seboruco, hacia el
este, que pasa como vereda frente a cueva La
Comandancia, campamento del Ejército Rebelde en
1958. Seguimos descendiendo hacia Las Yeguas y
Corralitos entre bosques de pinos y encinos. Justo
señaló un encino viejo y maltrecho: “le dicen
Encino de la Consulta, porque un médico de San
Diego de los Baños venía y consultaba a los
campesinos ahí, cuando los gobiernos no se
ocupaban de la salud pública”.
Llegamos a la cuadra de burros donde hay una casa
y agua que llega por gravedad, pero no nos gustó el
lugar para acampar y aceptamos la invitación del
buen Justo de que siguiéramos hasta su casa. “–
aunque no sé si habrá agua en el pozo, pues con la
sequía escasea mucho por aquí”. En un naranjal
estatal chupamos y comimos naranjas ácidas que
nos parecen dulces.
El alto de Corralitos es una loma de marabú
atravesada por el camino con varias casitas de
madera y guano o fibras negras de asfaltiti. Una
muchacha nos recibe alegre al llegar a casa de Justo,
se abrazan y besan: es su hija, enfermera graduada
que trabaja en La Covadonga, en Ciudad de La
Habana. ¡Que agradable sorpresa también para
nosotros! Justo fue al pozo y avisó “muchachos hay
agua”. Es un espacio de 3 metros de longitud, 1.20
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)
metros de ancho y 3 de profundidad, abierto en una
cañada; por las paredes bien empedradas se filtra el
agua que va acumulándose en el fondo, de donde se
extrae con un cubo atado a una soga. Agua turbia,
con 6 o 7 renacuajos negros en cada cubo que se
extrae. Tiene un brocal de cemento y bloques de 50
X 50 cm. Hay además tres tanques de 55 galones
situados alrededor de la casa, bajo canaletas del
techo para recoger agua de lluvia: en su fondo
cientos de guarisapitos suben y bajan en una cuarta
de agua.
Con facilidad establecimos una relación amistosa de
ayuda mutua en las tareas de la cocina. Cuando los
calderos humeaban los olores de los coditos con
queso, yucas y plátanos con sardinas, ya éramos
dueños del portal, del patio y de la cocinita.
Comimos una barbaridad (“quién a buen árbol se
arrima…” Gracias Gaviota S.A). En la cocina
dejamos la sal y el azúcar que nos quedaba, pues la
familia no tiene. (¡Ach, período especial, 1993…!
Cuanta escasez sumada –impuesta–, y esa
idiosincrasia centenaria del cubano para reírse hasta
sufriendo, ahora estimulada por una esperanza cierta
y utopías construidas con sus manos y su
inteligencia. ¡Cuánta resistencia humilde! De
sobremesa bebimos el mejunje de pimienta
cimarrona y aprovechamos las cualidades de Olga la
enfermera: cerró la herida de Hilario y la que se
hizo Alexis en un dedo pelando yucas ¡Que escenas!
De oler alcohol por la fatiga y “aguantar como un
hombre” “Ni mi padre ni mis hermanos se curan
conmigo” –confiesa ella. Pero mejor así que con
lástima.
Sentados en y frente al portal conversamos: “Yo no
había visto caminantes como ustedes” dice Justo.
Los muchachos hacen cuentos y chistes, pero sin
mucho entusiasmo: los pies adoloridos y el cuerpo
todo pide descanso tras nueve horas y 20 km de
caminata. Dormimos unos en el piso, otros en
hamacas, en el portal y en dos casitas, una de ellas
sin techo. El cielo amenazando lluvia.
San Diego de los Baños. Lunes 27
Pero no llovió, por suerte. Unos niños que pasan por
el camino hacia la escuela nos miran curiosos de
vernos dormidos en el portal. “¡De pieee!” nos
gritan jodedores, y siguen riéndose. Justo había
madrugado y estaría ya en La Hoyada. Salen la
madre, el muchacho con Olga, que regresa a Ciudad
de La Habana. Dueños de la casa nos desayunamos
unos frijoles que no se habían ablandado para la
comida y, sin apuro, a las 9:15 salimos para San
Diego de los Baños, distante apenas algo más de un
kilómetro. Al pasar frente a la escuela primaria de
Corralitos se oye al maestro explicando a los niños
nuestros símbolos patrios. La bandera ondea libre,
izada por pequeñas manos libres.
A la entrada del pueblo el camino está desbaratado,
con rellenos de escombros y piedras. Hubo allí una
antigua cantera. Las primeras casas, más humildes,
son de madera con techos de guano, tejas de barro,
de zinc, fibrocén o asfaltiti; alguna de mampostería
¡chiquitas y grandes, algunas pintadas, viejas y
nuevas, con TV la mayoría, sin planificación
urbana. Hoy la mitad de las casas son de esas que
son serruchadas por un divorcio. Después, un
edificio de dos plantas, casas de mampostería la
mayor parte, aunque hay viejas casas de madera.
Pasan padres en bicicletas con niños para la escuela,
mujeres con jabas y litros de leche, viejitas en las
puertas, puercos en los patios, un campo de pelota
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Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)
rústico.
En la primera calle asfaltada hay más gente en su
ajetreo cotidiano, a pie y en bicicleta, un tractor, un
camión-guagua, una iglesia centenaria y cartelitos
en las puertas de muchas casas: “Virgen de la
Caridad, Patrona de Cuba, ruega por nosotros”.
Gente vestida de limpio o con huellas de trabajo;
más mujeres que hombres; estudiantes de
secundaria básica; del balneario suben familiares
con viejitos en sillones de rueda; allá una calle llena
de pioneros que juegan, bulliciosos. En la cafetería,
solo café.
Núñez cuenta que entraron a San Diego a las 11 de
la noche del 28: “Las personas que nos ven tan
famélicos y cansados, con las ropas hechas harapos
y caminando tan despacio que parecemos
semiparalíticos por tener los pies lacerados, nos
preguntan de dónde hemos venido, y les
contestamos orgullosos: –¡nosotros escalamos el
Pan de Guajaibón!–.
En el cuartel los acogieron amablemente,
sorprendidos por aquellos jóvenes que habían
andado más de 120 kilómetros en cuatro días por
caminos montañosos. Nosotros caminamos 55 km
en tres días y medios.
A las 9:50 llegamos al hotel Balneario de San Diego
y al Mirador, donde se ejecutan obras de
ampliación: se escuchan golpes de martillos y
tablas, hay tubos, troncos de pinos, un silo de
cemento, una retroexcavadora; los constructores que
se ven no parecen apurados, pero muestran una
bandera de “Mejor Brigada de Obra de Turismo de
la UNECA, Sindicato Provincial”.
En un área con césped, pastan carneros y en un
campo de voleibol y baloncesto jóvenes de
secundaria practican con sus instructores deportivos.
El río San Diego corre turbio por lluvias arriba en
las montañas, pasa bajo grandes algarrobos y del
viejo puente de hierro, sin reflejar en sus aguas
rojizas los montones de caña brava y caña castilla
que protegen la margen Este con sus raíces fuertes,
y que gustan –cuando el río fluye tranquilo y limpio
– reflejarse en su espejo como en los paisajes de
Domingo Ramos.
Mientras esperábamos a que llegara el camión que
debía recogernos allí al mediodía, nos bañamos en
el río. El camión no llegó. Hicimos el viaje de
regreso a Pinar del Río en “botella”, vía San Diego-
Autopista-Pinar. Molestos por el embarque, pero
satisfechos como grupo por el homenaje rendido a
Núñez y sus compañeros y a la vez honrados porque
“honrar, honra”. Y en lo personal, además, por otras
motivaciones que los compañeros escribieron en el
cuaderno de campo de Hilario, como mensajes de
amistad:
“Una experiencia inolvidable en el sentido amplio
de la palabra. Conocí nuevos lugares, subí al Pan
por otro lugar que no conocía. Me sirvió de
preparación para el futuro (…) Gracias por haber
sido uno de los diez que conmemoramos el
cincuenta aniversario del ascenso al Pan de
Guajaibón por Núñez Jiménez”.
Orlando
“Agradezco, con toda sinceridad, esta oportunidad
de compartir con todos y de coger un poco de
experiencia”
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Parte II
El Pan de Guajaibón cincuenta años después. Rememoración y homenaje (Final)
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 36, Cuba, 26 de abril de 2007.
Ernesto
“En esta expedición conocí a un nuevo colectivo de
amigos, lo que más me sorprendió es su capacidad
de trabajo y de tirarse p…”
Carlos
“Creo que esta expedición nos marcó para toda la
vida (…) para mí en particular creo que será
inolvidable, porque fueron cuatro días con nueve
compañeros magníficos, donde reinó un espíritu de
sacrificio tremendo, todos nos ayudamos y
compartimos lo poco y lo mucho como hermanos.
Quisiera sinceramente que se repitiera”
Alexis
“En estos días aprendí a confiar más en mí, fui a un
lugar que siempre quise ir, lo recordaré siempre, me
di cuenta del buen grupo donde me había metido, se
fastidia mucho pero todos son como uno solo”.
Enrique
Final
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Parte II
Antonio Núñez Jiménez, naturaleza, cultura y revolución
Por: Yinett Polanco
Entrevista con Lupe Veliz
En la Fundación La Naturaleza
y el Hombre evocar el nombre
de Antonio Núñez Jiménez es
hablar de la esencia misma de
la institución. Conversar allí
con Lupe Velis, la compañera
de toda la vida del “cuarto
descubridor de Cuba” es hablar
de una existencia intensa,
fructífera, íntimamente ligada a la historia de Cuba
y al trabajo espeleológico, geográfico y
arqueológico de muchas partes del mundo. Autor de
más de 190 libros y folletos y 1 665 artículos, así
como documentales para el cine y la televisión,
Antonio Núñez Jiménez se dedicó al estudio del
archipiélago cubano y sus aborígenes, al de regiones
y civilizaciones como la Maya en Centroamérica, la
Incaica en el Perú, los asentamientos en Yucatán,
México, particularmente Machu Picchu y el Cuzco.
Realizó exploraciones en República Dominicana,
Venezuela, Islas de Pascuas, China, varios países
europeos y ambas regiones polares. Organizó y
realizó la expedición latinoamericana y caribeña
"En canoa del Amazonas al Caribe" por 20 países.
Luego del triunfo revolucionario Núñez Jiménez
desempeñó importantes cargos que también le
dejaron innumerables anécdotas narradas por su
esposa para La Jiribilla.
Conocí a Núñez en el año 1951, yo tenía 18 años y
el 28. Me impresionó porque era un hombre que a
los 28 años ya había hecho muchas cosas. Era una
figura conocida, publicaba mucho en Bohemia, en
el magazine Mella, en todos los lugares que pudiera,
ya había creado la Sociedad Espeleológica de Cuba,
era miembro de la Sociedad geográfica de Cuba y
de muchas otras sociedades científicas a pesar de su
juventud.
En ese entonces yo estaba en el Ballet Alicia Alonso
y fui a trabajar en la Dirección de Cultura del
Ministerio de Educación dirigida por Raúl Roa que
tenía un proyecto llamado las Misiones Culturales.
Yo iba como bailarina, un día hacíamos bailes
folclóricos de América Latina y otro día hacíamos
una síntesis de Sílfides, había un concierto donde
Odilio Urfé tocaba el piano, había una obra de
teatro, una exposición de pintura universal y una
exposición de arqueología que llevaba Núñez. Era
una gran rastra que se abría y se hacía como un
teatro y actuábamos en pueblecitos pequeños dos
días. Era un trabajo hermoso. Pero el 10 de marzo
con el Golpe de estado de Batista, todos
renunciamos a eso. Por esa época mi padre tenía un
periódico en Cienfuegos, y al clausurarse el
periódico Hoy, mi padre vino con el nombre y el
crédito de su diario para La Habana a sustituirlo por
Última hora, y la primera vez que Núñez se me
acercó lo hizo para preguntarme por mi padre y el
periódico; así surgió el amor.
Desde que lo conocí lo admiré mucho y siempre
digo que después de 47 años de casados, cuando él
murió, lo admiraba todavía más que cuando lo
conocí. Él se graduó de Filosofía y Letras, fue
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Parte II
profesor de geografía en el Instituto del Vedado,
después por oposición se ganó una cátedra de
geomorfología en la Universidad de Santa Clara.
Una de las cosas que más le admiro es esa
concepción tan integral de la vida, de la humanidad
y de la naturaleza. Fue de los precursores de la
lucha por las cuestiones medioambientales. Sufría
cada vez que veía algo que dañaba la naturaleza.
Además tenía mucha disciplina de trabajo, no perdía
un momento de su vida, a pesar de tener altas
responsabilidades desde el triunfo de la Revolución
como fue ser Director del Instituto de Reforma
Agraria (ISRA), fundar la Academia de Ciencias de
Cuba, ser Embajador en Perú y Viceministro de
Cultura, nunca dejó de hacer su trabajo, sus
investigaciones y sus exploraciones.
Recuerdo la felicidad de Núñez cuando estaba
preparando una salida al campo y cuando estaba 15
días sin entrar en el campo se ahogaba, él necesitaba
ese contacto directo con la naturaleza. Además tenía
mucha admiración y lealtad a Fidel, a Raúl, a la
Revolución, era una cosa inconmovible. Fue un
gran hombre y nosotros todavía seguimos
investigando en todos los archivos y papeles que él
dejó porque en ellos hay muchas cosas importantes
de la historia del país y de la Revolución, de
geografía y arqueología de la Isla y estamos
haciendo ese trabajo para que este material sea de
utilidad a las jóvenes generaciones.
Tenía una calidad humana extraordinaria y sus
trabajos en el campo de Cuba —no había rincón de
la Isla que Núñez no hubiera visitado y estudiado—
lo pusieron en contacto con los problemas del ser
humano del país, eso fue lo que formó su
pensamiento político y su fidelidad al ideal de
luchar por un mundo mejor.
Es conocida la anécdota del libro de Geografía suyo
que Batista mandó a recoger. Yo lo ayudé a
mecanografiar ese libro y en mi inmadurez de
aquella época le decía: ¿por qué pones esto si eso no
tiene nada que ver con la geografía?, pero ese libro
en realidad es una denuncia, si tú lo lees ahora te
das cuenta que estaba muy en sintonía con lo que
Fidel plantea en La Historia me absolverá. La
historia de ese libro es tremenda porque él lo hizo
con mucho esfuerzo y sacrificio, él fue a ver al del
linotipo y le dijo que lo único que faltaba era el
linotipo, que tenía todo lo demás resuelto; vio a
Sánchez Roca, el de la editorial y le dijo que nada
más le faltaba la impresión; vio a otro señor que era
el que importaba papel y le dijo, “nada más me falta
el papel, tengo todo lo demás”, o sea, que cuando
ese libro salió no solo estaba ahí su trabajo
intelectual, sino todo el esfuerzo que hizo para
lograr que se imprimiera el libro. Al poco tiempo de
salir hubo profesores de la época que lo pusieron
como libro de texto hasta el día que Batista vio a un
hijo de él estudiando con él. Batista tenía ese fin de
semana una pesquería por Isla de Pinos y cuando se
leyó el libro lo mandó a recoger, con la orden de
que lo quemaran. De todas maneras a cada rato me
encuentro a alguien por ahí que rescató un tomo.
A Fidel Núñez lo conoció en la universidad, donde
participaron en varias actividades juntos y siempre
tuvieron una gran afinidad porque Fidel también es
un amante de la naturaleza. Recuerdo los primeros
años de la Revolución cuando se estaba aplicando la
Ley de Reforma Agraria, viajábamos
frecuentemente por todo el país, y Fidel eso lo
disfrutaba mucho.
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Parte II
1- Tomado de la Revista Digital de Cultura Cubana “La Jiribilla”, Año VI, # 315, La Habana, 19 al 25 de mayo de 2007.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 38, Cuba, 26 de junio de 2007.
Ahora lo vemos en sus reflexiones, su mayor
preocupación hoy en día es el problema de la
situación medioambiental y el daño que el hombre
le está haciendo a la naturaleza.
Núñez se incorporó al Ejército Rebelde en Santa
Clara porque ahí nos habíamos mudado después que
él se presentó a las oposiciones en la Universidad de
allá. Allí él pertenecía al Movimiento clandestino y
cuando el Che llega a Las Villas él se le une antes
de la toma de Fomento. A partir de ahí estuvo
trabajando como ayudante suyo, le hizo el mapa de
la batalla de Santa Clara y yo fui el día 25 de
diciembre a llevar esos mapas para la toma de la
ciudad. Estuvo trabajando con el Che hasta que
Fidel le pidió que pasara a trabajar con él. Núñez
estuvo en la Comisión que redactó la Ley de
Reforma Agraria junto con el Che, Pino Santos,
Vilma Espín, Alfredo Guevara, Segundo Ceballo,
Crescencio Pérez, Waldo Medina y Fidel.
Pero Núñez además no dejó de publicar, no solo
libros eruditos, sino también trabajos divulgativos,
publicaba mucho en Bohemia, y al triunfo de la
Revolución se vio en la necesidad de hacer
rápidamente un libro de historia de Cuba y uno de
historia de las Américas para la enseñanza, porque
los libros de primaria hablaban de que el símbolo de
las Américas eran el Pentágono, la Estatua de la
Libertad, o sea, que no tenían nada que ver con lo
que políticamente estábamos haciendo.
A él siempre le gustó mucho explorar la naturaleza,
tuvo la suerte y la oportunidad de visitar los dos
polos, viajar por toda África, por Suramérica,
cuando estuvo de embajador en Perú tuvo la
oportunidad de hacer importantes estudios en los
petroglifos del Perú y ese fue un trabajo muy
importante porque nadie se había dedicado a
investigar el rico arte rupestre de ese país.
Producto de eso el gobierno peruano le dio la Orden
del Sol.
Núñez tenía también una relación con Guayasamín
muy estrecha porque ellos tenían una gran empatía,
acá tenemos gran cantidad de dibujos y pinturas de
él. Cada vez que era su cumpleaños Guayasamín
mandaba unas invitaciones que eran unos dibujos, y
Núñez todo lo enmarcaba.
Guayasamín fue uno de los patrocinadores del viaje
por el Amazonas. La idea de ese viaje surgió en una
reunión en Caracas previa al quinto centenario de lo
que gran parte de la gente llama Descubrimiento de
América y nosotros le decimos Encuentro de dos
culturas. Cada país de América Latina se
comprometió a dar una cantidad y Guayasamín los
puso en contacto con los indígenas que hicieron las
canoas de un solo árbol que hay que tumbar y la
Televisión Española también ayudó al
financiamiento. En aquel viaje participaron más de
400 latinoamericanos: botánicos, geólogos, pintores,
poetas, geógrafos, fue una manera bonita de
demostrar que a nosotros no nos descubrieron.
Después que hizo el viaje en canoa Del Amazonas
al Caribe, quería hacerlo por el Nilo. Hasta los días
que estaba ya debilitado, todavía planificaba
expediciones. Su vida siempre fue muy inquieta.
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Parte II
El joven Antonio
Por: Ángel Graña González
Vicepresidente Primero. Sociedad Espeleológica de Cuba.
El día 20 de abril del año
1923, en Alquizar, pequeño
poblado de la provincia de
La Habana, al matrimonio de
Antonio Núñez Faccio y
Rosario Jiménez de la Osa le
nació su segundo hijo, un
varón que según la
costumbre llevó el nombre
del padre como su hermana,
la primogénita, llevo el nombre de su madre.
Su padre trabajo como campesino, después fue
comerciante y por último obrero azucarero, su
mamá se desempeñó primeramente como carbonera
y después como costurera
El pequeño vivió sus primeros años en este típico
poblado campesino.
A los pocos años la familia se muda para la capital
del país, y su mamá se dedica a coser.
El niño Antonio cursa su primera enseñanza en
distintas escuelas públicas de La Habana, así como
hace un curso en el colegio del Sagrado Corazón de
Sagua la Grande, adonde había sido enviado por sus
padres, a casa de familiares por lo difícil de la vida,
finalmente termina la primaria en el colegio
Sánchez Itian de La Habana.
Desde muy joven se siente atraído por las
exploraciones y estudios y el 4 de abril de 1939
realiza su primera expedición espeleológica a la
Cueva de Candela, situada al norte del poblado de
Güines, en la provincia de La Habana, junto a otros
jóvenes estudiantes como él.
¿Qué motivó al joven Antonio su interés en explorar
y conocer su país? Resulta que al escuchar a sus
profesores hablar sobre la geografía de Cuba, se
sorprendía del desconocimiento práctico que tenían
de las características de los distintos lugares de
nuestro país, no coincidían los datos dados por los
profesores, con los datos que aparecían en los libros,
como por ejemplo la referencia a la altura del pico
Turquino y de otros lugares importantes en la
geografía de Cuba. Ya en esos momentos el joven
Antonio pensaba en poder visitar todos esos lugares
y rectificar si fuera necesario sus datos geográficos.
Ese año de 1939 resulta muy duro para el joven
Antonio, ya que sus padres se divorcian, y al
trasladarse su padre para trabajar en el Central
Preston, en Mayarí, compartirá su vida entre La
Habana y ese poblado al norte del oriente cubano.
Pero sus andanzas exploratorias ven con agrado la
posibilidad de explorar y conocer esa región, y en
una exploración que realiza cercana al río Guayabo,
descubre la cueva de Seboruco, encontrando en ella
una manifestación arcaica en piedra de los indios
cubanos.
En el colegio Instituto Cuba de la capital, termina en
el curso escolar 1939-40 su enseñanza primaria
superior.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Parte II
El joven Antonio
Con solo 16 años y ya destapadas en él sus aptitudes
como explorador, junto a un grupo de amigos
deciden formar una organización para proceder a
estudiar la Geografía de Cuba, y el 15 de enero de
1940 ese pequeño grupo de jóvenes como él crean
la Sociedad Espeleológica de Cuba, en aquel
momento con un nombre un poco rimbombante
pero que en definitiva nos daría la personalidad de
Antonio años más tarde. A él no le gustaban las
cosas pequeñas sino las grandes tareas y esa de la
Sociedad Espeleológica era su primera gran tarea.
Estudiantes e hijos de trabajadores, eso era igual a
personas con bajos recursos económicos, tampoco
la situación del país era la mejor al inicio de esa
década del 40, por esos sus primeras expediciones, a
las que ellos mismos llamaron domingueras, se
realizarían en los alrededores de la capital del país y
con sus propios recursos pagaban los gastos de sus
viajes.
Estos primeros viajes dieron por resultado que como
buenos exploradores, se dedicaran a colectar,
muestras de rocas, minerales y todo lo que
encontraban en las cuevas y Antonio estimó que ya
tenían suficiente material para hacer un “museo”. El
local de ese “museo” resultó ser la sala de su casa
en Villegas 11 y en un pequeño estante fueron
colocadas y clasificadas todas las piezas colectadas
por Antonio y sus compañeros de la SEC. Años
después, con orgullo enseñaba la foto del estante
con sus piezas y el cartel “Museo de la Sociedad
Espeleológica de Cuba”; continuaba forjándose el
carácter de Antonio.
Otra y muy importante característica de Antonio era
su comunicación, la que lo acompañó toda la vida, y
siendo un joven de poco más
de 16 años comenzó a
escribirle a importantes
figuras de la ciencia en
Cuba, Dr. Carlos de la Torre,
Dr. Salvador Massip, Dra.
Sara Ysalgue y muchos otros
a los que comunicaba los
resultados de sus
exploraciones y hallazgos y
les hacía incontables
preguntas sobre las dudas que ya comenzaban a
surgir en su mente. Todos estos grandes
investigadores veían con agrado el interés de
Antonio y de su grupo de compañeros en los
estudios geográficos y naturales de su país y
cooperaban con él en todas sus posibilidades.
Ya es un estudiante de Bachillerato en el Instituto
de la Víbora y comienza a ser un asiduo oyente de
las reuniones y conferencias de las sociedades
científicas existentes en el país, la Sociedad
Geográfica de Cuba, la Sociedad Cubana de
Historia Natural Felipe Poey.
Al fin, el 20 de febrero de 1943, logra su primer
deseo: es electo Socio Titular de la Sociedad
Cubana de Historia Natural.
El 5 de abril de 1943 y en su calidad de presidente
de la SEC es invitado a la Sociedad Geográfica de
Cuba a impartir una conferencia que dio a llamar
“Explorando las cavernas de Cuba”, la que motivó
que el presidente de la Sociedad Geográfica de
Cuba, el Dr. Salvador Massip dijera que esa
conferencia era “un valioso aporte al conocimiento
de nuestro país”.
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Parte II
El joven Antonio
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
Al año siguiente, el 14 de febrero, es elegido por
unanimidad para cubrir el Sillón Vacante número 46
del Consejo de la Sociedad Geográfica de Cuba.
El 14 de octubre Antonio termina sus estudios de
Bachillerato en el Instituto número 1 de La Habana
graduándose de Bachiller en Ciencias y Letras, y
matricula la carrera de Ingeniería Agronómica en la
Universidad de La Habana. En ese alto centro de
estudios conoce a otro joven y comienza a gestarse
una gran amistad entre ellos, era Fidel Castro Ruz,
estudiante de Derecho.
Conoce que necesita muchos conocimientos para
poder afrontar todas sus inquietudes científicas y
recibe cursos de Arqueología Cubana, Técnicas de
Excavación, dictadas por prestigiosos
investigadores cubanos.
Sus investigaciones por nuestro Archipiélago
continúan, los más remotos paisajes de Cuba son
recorridos por él, las mayores montañas del país son
escaladas, sus datos sobre la Geografía de Cuba
crecen por día, es una geografía nueva, una
geografía escrita a través de decenas de
exploraciones.
En el año 1947 ya ha cambiado de carrera
universitaria y ahora estudia Filosofía y Letras,
estudios que realiza ya como trabajador, una veces
como vendedor ambulante, otras como jornalero en
el Ministerio de Obras Públicas, laborando en la
construcción de las carreteras que unen Consolación
del Norte con Viñales, la Vía Blanca, la de La
Habana a Varadero, o como mensajero en la casa
fotográfica Minican de La Habana, donde como
pago de su trabajo pide que le den una cámara
fotográfica para documentar sus exploraciones.
Esos fueron los primeros años de quien fuera el Dr.
Antonio Núñez Jiménez, el capitán del Ejército
Rebelde, el presidente fundador de la Academia de
Ciencias de Cuba, el embajador de Cuba en la
República del Perú, el Viceministro de Cultura, el
presidente de la Comisión Nacional de
Monumentos, el gran maestro y ejemplo de los
espeleólogos cubanos, a quien con mucho orgullo
llamamos el Padre de la espeleología cubana.
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Parte II
Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco
Por: Luis Formigo Espinosa
Grupo Sierra del Rosario. Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba.
El año 1939 marcó un punto importante en el
conocimiento de la historia Arqueológica aborigen
indoantillana. El descubrimiento del residuario
aborigen multicomponente de la región de Seboruco
en Mayarí, provincia de Holguín, por parte del
Doctor Antonio Núñez Jiménez, abre una nueva e
importantísima página en el conocimiento de
nuestra prehistoria. Se presenta por primera vez la
Fase Cazadores como muestra de la cultura más
arcaica en nuestro país y se trató de describir por
primera vez la primera clasificación del silex
lasqueado de Cuba.
El grupo preagroalfarero más antiguo de Cuba fue
descubierto en la zona rural de Seboruco, en sus
farallones, frente a la ladera norte de la sierra de
Nipe, municipio Mayarí, provincia de Holguín. Este
notable descubrimiento se lo debemos al eminente
científico Dr. Antonio Núñez Jiménez (1923-1998)
cuando con solo dieciséis años de edad realizó la
primera expedición espeleológica a las cuevas de
Seboruco, aproximadamente 6 km al sur del pueblo
de Mayarí.
Por entonces el destacado explorador declaraba:
“...en ellas (las cuevas de Seboruco) se han hallado
esporádicos restos indígenas, según los guajiros, y si
no se han descubierto verdaderos yacimientos
arqueológicos, estamos convencidos se debe a la
falta de una exploración sistemática...” (Núñez
Jiménez 1945).
Muy pronto se confirmarían sus sospechas, cuando
ese mismo año, durante la titulada “Expedición
geográfica a Oriente”, pudo comprobar que las
citadas cuevas albergaban un valioso tesoro
arqueológico.
En el mes de abril de ese año recomenzaron las
exploraciones arqueológicas en los farallones y
cuevas de Seboruco. Realizan algunas calas de
prueba y entonces van apareciendo a los ávidos ojos
de los exploradores, interesantísimos artefactos de
silex que presentaban a todas luces, visibles huellas
de un trabajo inteligente. Se presenta por primera
vez en la historia aborigen cubana, los primeros
vestigios de una nueva cultura.
Cuchillos de silex de longitudes de hasta trece
centímetros de largo, raspadores, masas cortantes
muy filosas, percutores o martillos líticos y un
enigmático disco con sus extremos achatados.
Asociado a este ajuar encuentran restos de la dieta
de sus habitantes, principalmente caracoles
terrestres vulgarmente conocidos como “Gallos”. Es
necesario consignar que en la cuarta cueva que
exploran, debajo de una masa rocosa, descubren un
fragmento de cráneo humano y de mandíbula
inferior. En 1950 en la cueva marcada con el
número siete, excavan un esqueleto completo en
posición acuchillada, con el cráneo sin deformar y
mirando al Este; lamentablemente este material
osteológico desapareció del museo de la Sociedad
Espeleológica de Cuba al ser asaltado por policías
batistianos en 1951.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Septiembre 2015
Parte II
LA FASE CAZADORES Y LA VARIANTE
CULTURAL DE SEBORUCO
EL Dr. Núñez Jiménez se encontró ante una nueva
incógnita en el complicado panorama arqueológico
de Cuba. Los instrumentos o artefactos hallados
muestran una técnica muy superior a las piezas de la
industria de la piedra tallada de anteriores hallazgos
preagroalfareros.
Para ese entonces solo se habían reportado simples
raspadores y toscos cuchillos de silex. Sin embargo,
lo más notable de este nuevo ajuar lítico es la
variedad y el gran perfeccionamiento de la industria
de silex, lo mejor encontrado hasta el momento para
esta cultura.
El 8 de octubre del 1950 el Dr. Núñez publica en la
revista Carteles de La Habana el artículo titulado:
“Un viaje arqueológico en Mayarí”, donde
describió:
“…los descubrimientos de Seboruco ponen de
manifiesto una cultura inferior (...) posiblemente los
indo cubanos que habitaron las cuevas de Seboruco
fueron los Siboneyes, pero Siboneyes muy
primitivos. Tal vez Seboruco sea una de las
estaciones arqueológicas más antiguas de esa
cultura.” (Núñez Jiménez 1945).
De entonces a la fecha por excavaciones
estratigráficas naturales, estudios tipológicos y
fechados radiocarbónicos, se describen fechas como
de 5 170 a.n.e. para el séptimo nivel del sitio Levisa,
cercano a Seboruco y en éste, de unos 6 000 a.n.e.
por el método del calógeno (J. Francisco Álvarez
1994).
En 1993 el Dr. Antonio Núñez Jiménez expresaba al
respecto de la cultura Seboruco:
“... Tuvimos una intuición extraordinaria: decir que
esa era la cultura arcaica de Cuba. Ya señalábamos
ahí algo que diferenciaba a esta cultura de las
culturas históricas de Cuba (...) Poco después le
dimos el nombre de Seboruco a esa cultura,
basándonos en que siempre que se descubre una
cultura distinta se le pone el nombre, generalmente
de la localidad...”(Catauro # 8 / 2003).
Hay que señalar que estos protoarcaicos deben de
haber llegado a Cuba aproximadamente hace unos
10 000 años. Posiblemente a través de las Bahamas
procedente de Norte América. Se asentaron en la
región de Mayarí, actual provincia de Holguín,
desplazándose posteriormente por las cuencas de los
grandes ríos de Mayarí y Levisa donde vivieron
aproximadamente hasta el año 2 500 a.n.e.
Desarrollaron su economía fundamentalmente sobre
la base de la caza (fase cazadores).
PRIMERA DESCRIPCIÓN TÉCNICA DE UN
AJUAR DE SÍLEX EN CUBA Y EL ÁREA DE LAS
ANTILLAS
Los hallazgos arqueológicos de silex y de otras
rocas realizadas en 1945 en Seboruco sirvieron para
hacer por parte del Dr. Antonio Núñez Jiménez, la
primera descripción técnica de un ajuar de silex en
nuestro país y en el área de las antillas.
Transportado el material lítico para La Habana, se
clasificó y se publicaron los resultados ese año de
1945, en un folleto, segundo de una serie de la
“Expedición Geográfica a Oriente”, titulado
“Estudio de la región de Mayarí”. En él, realizan la
primera clasificación del silex lasqueado de Cuba,
donde hace una descripción pormenorizada de los
Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
tipos de sílex que encontraron con sus respectivas
descripciones tecnológicas. Se basó para la misma,
en estudios europeos de la talla del mismo ya que
aún no existían estudios para la cuenca del Caribe.
La materia prima de dichas herramientas son las
llamadas silicitas del tipo Mayarí abundante en la
margen oeste del río, donde existen en forma de
guijarros de corteza carmelita o rojas, que no facilita
retoques superficiales finos, ni un lascado regular en
muchos casos (CD Taino, 1996).
La gran importancia de estas descripciones
tecnotipológicas estriba precisamente en ser el
primer intento, puesto que los estudios sistemáticos
de la industria de la piedra tallada de los aborígenes
de Cuba no comienzan hasta 1972, cuando arriba a
Cuba J. K. Kozlowski, director del Instituto de
Arqueología de la Universidad de Jaqueilonian en
Polonia.
Años más tarde lo hace J. Trzecia Kowski,
especialista del Instituto de Historia de la Cultura
Material de la A. C. de Polonia junto al especialista
cubano Jorge Febles Dueñas que representaba a la
Academia de Ciencias de Cuba.
La arqueología cubana le debe a Núñez Jiménez el
descubrimiento de la Fase Cazadores y la variante
cultural Seboruco incluyendo el primer intento
descriptivo de la industria de la piedra tallada. Por
esto y mucho más ¡GRACIAS DOCTOR!
BIBLIOGRAFIA
Álvarez, Juan Francisco. “Cuba, sesenta siglos
antes de Colón” Publicigraf, 1994.
Historia Aborigen de Cuba (por datos
arqueológicos). CDRom Taino, 1996. departamento
de Antropología. A. C. Cuba.
Núñez Jiménez, Antonio. “Las cavernas de
Cuba”. Periódico Antigüedades, la Habana, 1942.
Núñez Jiménez, Antonio. “Un viaje
arqueológico a Mayarí”, Revista Carteles, 1945.
Núñez Jiménez, Antonio. “Mayarí II, Expedición
Geográfica a Oriente”, Sociedad Espeleológica de
Cuba. La Habana, 1948.
Antonio Núñez Jiménez y la variante cultural Seboruco
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1
Antonio Núñez Jiménez tiene nombre de
conquistador español. ¿Por qué no, también, de
personaje de García Lorca? Magro, inquieto, ha
recorrido nuestra isla de punta a cabo, registrándole
las entrañas con sus instrumentos de espeleólogo. Y
no solo las entrañas, sino la tierra que sube, en
busca del aire azul. El Pico Turquino, casi con dos
mil metros de elevación, pero de ascensión
fatigante, le ha hospedado en su cúspide; y el Pico
Potrerillo, en la región central del país, y la Sierra
de los Órganos, en el oeste tabacalero, el alteroso
Pinar del Río.
Núñez Jiménez regresa ahora de Venezuela. Estuvo
allá con nuestra egregia Alicia Alonso. Viene alegre
de haber tocado la carne de aquel pueblo, de haber
sentido vibrar su alma inmensa, tendida desde las
nieves del Pico Bolívar, donde aletea el cóndor,
hasta el abrasado pajonal de los Llanos, donde
bestias y hombres acezan bajo el duro castigo solar.
Viene también de Colombia –«Bogotá
melancólica…»– tierra de obispos y poetas.
Solo que la hermosa peripecia con Alicia ha sido un
breve paréntesis artístico en la vida científica de este
maduro muchacho, hecho a la investigación
rigurosa. Nos vimos hace unos días. Llegó a traerme
su último trabajo, un estudio sobre la cueva de
Bellamar –¿se acuerda usted, don Henrique Otero?,
que Núñez Jiménez conoce como su casa. El
descubrimiento de esta cueva es reciente y se debe
al azar, como al azar debióse el hallazgo de
Pompeya. No hace todavía un siglo, cierto día de
febrero del año 1861, trabajaba un grupo de
esclavos en las canteras de cal que muy cerca del
puerto de Matanzas poseía don Manuel Santos
Parga, rico minero de aquella región. De pronto,
uno de los negros sintió que la barreta con la que
trataba de levantar una enorme piedra íbasele hacia
el abismo. Asustado, dio cuenta de la ocurrencia a
su amo, y este, que era hombre emprendedor,
ordenó investigar la causa de aquel fenómeno. Al
principio, los trabajos no adelantaron mucho, por
temor a bajar hasta aquel antro, del cual salía un
vaho cálido y mal oliente. Hasta que el propio
Santos Parga se hizo cargo de la averiguación.
Núñez Jiménez, en su libro, que es en realidad su
tesis de grado para el título de doctor en Filosofía y
Letras, cita un interesante pasaje de José Victoriano
Betancourt, escritor cubano de la época:
“Es el caso [cuenta Betancourt] que como Parga
viese que el Mayoral no obedecía sus órdenes, ya
corridos dos meses, un día se fue con la gente al
punto en que había desaparecido aquella (se refiere
a la barreta) ordenando se trabajase allí; y apenas
abierto un espacio un poco más que una vara, salió
por el agujero practicado una gran corriente de aire
repugnante de olor; caliente y como humoso; no
retrajo a Parga eso, sino antes por el contrario,
continuando el trabajo, pudo convencerse de que
aquello era la entrada de una cueva, y con un arrojo
que rayaba en temeridad siguió ensanchando la
abertura y después aventuró un descenso empleando
una escala que fue preciso alargar, y en llegando a
Por: Nicolás Guillén
Poeta Nacional de Cuba
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Parte II
lo que le pareció el suelo, se encontró envuelto en
tinieblas. Mas como él fuese gran práctico en punto
a minas, no se arredró y se propuso explorar la
caverna, dominado sin embargo por la idea de que
allí había algo: era Colón, entreviendo el Nuevo
Mundo…”
Meses y meses estuvo Santos Parga entregado a la
dura tarea de abrirse paso en aquellas
profundidades. Más de mil toneladas de piedra
fueron removidas, extensos lagunatos interiores
desecados, millares de pesos invertidos. Hasta que
un día púdose poner al servicio público la cueva,
con pingües ganancias para su dueño –¿cuánto
alcanzaría el esclavo?–, y largo entretenimiento y
asombrada delectación de sus visitantes, entre los
cuales figuraron desde los primeros momentos
hombres de grande inteligencia e ilustración.
A fines de nuestra segunda guerra de independencia,
en 1897, el gobierno español clausuró Bellamar,
tapiando la entrada, para que los libertadores no la
utilizaran como guarida. Lo mismo aconteció en la
segunda guerra mundial, y solo fue abierta en 1947.
Hoy su explotación está en poder –no olvidemos la
tierra que pisamos –nada menos que de una
empresa, la Compañía Operadora Cuevas de
Bellamar, S.A. ¡Qué se le va a hacer!
Más de ciento cincuenta páginas nos regala Núñez
Jiménez en la descripción de la célebre espelunca.
En una prosa fácil y fina nos cuenta no solo una
visita más o menos veteada de turismo científico,
para ver y decir lo que muchos, sino que, como
acostumbra siempre en todas sus investigaciones,
adelanta atrevidamente un paso allí donde otros se
detuvieron. La misma desconfianza creadora que lo
llevó a rectificar la altura del Pico Potrerillo,
mantenida durante años en textos universitarios y
escolares, lo conduce también en su visita a
Bellamar hacia caminos nunca hollados. Así logra
destruir la leyenda de que el bellísimo Baño de la
Americana se comunica con el mar, en la bahía de
Matanzas; así descubre y bautiza parajes cuyo
conocimiento modifica la antigua concepción de la
cueva, aún en científicos eminentes, como acontece
con el pasaje rocoso que él denomina la Galería
Escondida. Ante lo desconocido, un investigador de
raza no puede vacilar. Avanza siempre, que ése es el
camino de la gloria.
El caso de Núñez Jiménez es señero en nuestra
juventud. Este valiente muchacho, este joven sabio,
no pertenece a la categoría de los eruditos
enclenques, a quienes el estudio succiona la vida,
como si los secara, apartándose de cuanto no sea el
grueso infolio. Núñez Jiménez aprende, pero
emprende. Además, en un país ganado por
disciplinas directas y brillantes, que atraen
rápidamente la atención hacia quien las ejerce, él se
entrega… a la espeleología, dedica su tiempo a
visitar oscuras cavernas, a hojear duras páginas de
piedra donde está escrita la historia de nuestro
mundo.
A mí me recuerda un poco –y se lo he dicho a él– el
caso de nuestros grandes sabios del siglo XIX, un
Poey, un Carlos de la Torre. Particularmente Don
Carlos, qué llegó hasta nuestros días y que fue no
solo un naturalista eminente, respetado en todo el
mundo científico, sino también un hombre de
acción, que no desdeñó lo político cuando fue
Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El Nacional, Caracas, XI, 1952.
Tomado de Prosa de prisa. T II. Compilación, prólogo y notas de Ángel Augier. Editorial Arte y Literatura, 1975.
1- Este trabajo ha sido tomado de La Jiribilla. La Habana. 2002. Por ser un artículo de nuestro Poeta Nacional y poco
conocido por nuestros espeleólogos es que decidimos reproducirlo.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
necesario, ni lo humano cada vez que la calle
invadió el sosiego de su laboratorio, dejó a Cuba un
tesoro inmenso de sabiduría bien organizada, obra
de investigador activo, que vivirá cuanto viva
nuestra cultura. Núñez Jiménez empieza ahora, con
una madurez que bien quisieran muchos que están
terminando. Ya escucharéis un día no lejano hablar
de este hombre honesto, puro, trabajador, de
clarísima inteligencia, señalando tanto para ganar
con su obra la gloria propia como para brindársela
al país que hoy le señala entre sus más
prometedores hijos.
Núñez Jiménez, el joven de iluminada madurez1
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Parte II
Reflexiones de un viajero1
Por: Pedro Luis Hernández
Grupos Guaniguanico y GEDA. Comité Espeleológico de Pinar del Río. Sociedad Espeleológica de Cuba.
“El sentido más entrañable y trascendente de la
Expedición “En Canoas del Amazonas al Caribe”
es el de lograr, en el V Centenario del
Descubrimiento-Encuentro de Dos Mundos, que los
científicos de América Latina y el Caribe calcen
botas de siete leguas y, con espíritu bolivariano
echen andar por sus selvas, ríos, mares e islas, en
una cruzada para redescubrir, con ojos propios, lo
que hasta ahora, en gran medida, han realizado
investigadores, principalmente de Europa”
Antonio Núñez Jiménez
Informe de la Expedición
Serie: Expedición en Canoa del Amazonas al
Caribe. #1. 1987.
Etimológicamente Pensamiento significa entre
muchas acepciones: Cada una de las ideas o
sentencias notables de un escritor. Apoyándome en
la licencia que concede la Real Academia de la
Lengua Española, pretendo hacer el intento, por
demás osado, de revisar desde lejos y con el margen
de subjetividad que implicaría, la no presencia en
los actos que se narran, de la huella dejada por el
pensamiento geográfico y social del Dr. Antonio
Núñez Jiménez, en su andar por nuestras tierras de
América. Yo agregaría al concepto semántico del
vocablo, que no se redujera simplemente a un
escrito, sino a la obra de toda la vida y entonces me
estaría dando la posibilidad de perderme entre el
mar de escritos y acciones prácticas de un hombre
incansable que escribió su mejor libro en el contexto
propio de su hacer.
Nació el 20 de abril de 1923 y nos regaló 75 años de
laboriosa vida, en entrega total a la causa por la que
se definió desde muy joven, cuando muchos aún no
han marcado su andar, ya Núñez, como le decíamos
sus compañeros espeleólogos, pactaba con la
naturaleza y con los hombres que la habitan.
Muchas veces en reflexión callada en lo íntimo de
una cueva, la cumbre más elevada, el bosque más
intrincado, he pensado cuántas vidas me harían falta
para lograr igualar lo que este mortal ha hecho al
paso por la tierra.
Cuánto orgullo debe haber recibido cuando sus
seguidores de la Sociedad Espeleológica de Cuba lo
propusimos como el Cuarto Descubridor de Cuba,
título apoyado por geógrafos y geólogos de todo el
país. Sencillo reconocimiento epocal, pues tres
grandes hombres le precedieron, con derechos
propios a ese mérito, al verse igualado a figuras
históricas que él mismo veneró: Cristóbal Colón,
Alejandro Vont Humbolt y Fernando Ortiz.
De algo sí estoy convencido, ningún cubano como
él ha tenido la oportunidad de conocer a Cuba y al
mundo. Y no fue simple viajero, sino mucho más, se
convirtió en fervoroso estudioso y defensor, abarcó
todo cuanto pudo en pos de la verdad científica y
trató de descubrir la relación directa entre la
naturaleza y el hombre como necesidad no
antagónica de resolver las graves crisis que se
generan a diario.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
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Parte II
De él dijo Cintio Vitier en el prólogo a su
Biobibliografía: “incansable geógrafo de Cuba e
investigador de las disímiles regiones del planeta, y
de temas geohistóricos fundamentales”. Parto de
estas sabias palabras para titular estas simples
reflexiones, incapaces de acaparar todo el
conocimiento que nos legó.
Reunía en sí mismo al hombre de acción y
pensamiento profundo, al escritor analista pausado y
a su vez punzante ante las injusticias, al sabio
estratega que dirimía a favor de la naturaleza las
contradicciones más irreconciliables, tenía la
estatura de los grandes, de esos que su sola
presencia inspira respeto y admiración, pintaba con
la palabra oral y escrita, tanto como con su cámara
fotográfica, era el explorador indetenible por
fronteras espirituales y materiales.
Con solo 17 años funda la Sociedad Espeleológica
de Cuba que le permitió darse a conocer junto a sus
compañeros en el mundo científico y académico del
decenio de los 40 del siglo pasado, llevándolo a ser
reconocido con solo 20 años como el más joven
científico que tomaba por asalto las tribunas de la
Sociedad Geográfica de Cuba y convertirse en
Socio Titular de tan docta institución, que reunía lo
más brillante del pensamiento naturalista de nuestra
nación.
Las fronteras que impone el Mar Caribe a los
naturales de este archipiélago se quedaron pequeñas
ante el empuje del joven revolucionario científico.
En 1948 recorre por primera vez la tierra azteca,
presidiendo la Delegación Estudiantil de la
Universidad de La Habana a un congreso de
instituciones similares y gracias a esa movilidad
constante en pos de lo desconocido, encuentra
tiempo y energía para recorrer las regiones
arqueológicas de Teotihuacan y Tenayuca entre
otros sitios; entraba por primera vez en contacto real
con nuestros primeros padres, conociendo la historia
y la geografía mexicana.
La fascinación por lo descubierto lo llevó a
enrolarse como representante cultural del Ballet de
Alicia Alonso en periplo caribeño por Colombia,
Venezuela y Jamaica, que al decir del intelectual
colombiano, Apolinar Díaz Callejas, testigo
presencial de este recorrido, “la compañía realizó
presentaciones artísticas que conmovieron a Bogotá
y al país”. Acompañado de quien fue su compañera
en la vida Lupe Véliz y el pintor Leovigildo
González Morrillo aprovecha su estancia en estos
países para realizar profundos estudios de las cuevas
y el arte rupestre. Marcaba con estos dos viajes el
inicio del peregrinaje constante a las raíces de la
América sufrida y hermosa que lo llevó durante 50
años a realizar más de 70 viajes a la semilla
latinoamericana.
Cuanto de bueno y bello escribió lo reflejó en
múltiples obras para niños y adultos, en hermosos
libros, folletos, artículos o discursos inéditos, que
han servido a los cubanos para conocer los pueblos
al sur del río Bravo y a los latinoamericanos, para
entender a esta insignificante isla en extensión, pero
grande en ideas y convicciones. Su posición de
fidelidad absoluta a la causa de los humildes le
permitió sufrir y respetar a los hombres que habitan
el hemisferio sur de la América toda, quererlos y
ayudarlos en todo lo que pudo y se convirtió en
comunicador de estas tristezas y en paladín de la
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Septiembre 2015
Parte II
1- Introducción al libro del autor: “El Pensamiento Geohistórico-Revolucionario latinoamericano del Dr. Antonio Núñez
Jiménez” en proceso e edición. Pinar del Río. 2007.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
cultura y la grandeza del hombre americano a través
de los siglos; sus palabras fueron denuncias ante los
desafueros de los gobiernos corruptos, militaristas y
títeres de los Estados Unidos.
Al igual que hizo con Cuba se dignó a redescubrir a
los ojos de los propios americanos del sur y al
mundo desarrollado a Nuestra América, como la
definiera José Martí, y se convirtió en defensor
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Parte II
De barba rebelde, negra o blanca
Por: Hilario Carmenate Rodríguez
Presidente del Comité Espeleológico Provincial Pinar del Río
Miembros de los Grupos Guaniguanico y GEDA
Creo que fue a principios de 1965. Estudiábamos
artes plásticas en la Escuela Nacional de Arte de
Cubanacán (guajiritos de todo el país, en el antes
Country Club y en mansiones de millonarios). No sé
cómo llegó al albergue una pequeña revista donde
leí un artículo del Dr. Antonio Núñez Jiménez, en
que se refería a la espeleología y su importancia
para el país. Lo leí a otros compañeros y acordamos
ir a la ACC a ver al tal Núñez, expresarle nuestro
deseo de hacer espeleología y pedirle que nos
orientara cómo.
Enseguida nos recibió, de verde olivo y barba
rebelde de Capitán de la Sierra. Mostró satisfacción,
estimuló nuestro propósito y nos llevó a ver a
Fernando Jiménez, a quien le dijo que nos ayudara.
Allí mismo Fernando nos fijó fecha para unas
expediciones a Matanzas. Parece que con Núñez
había que ser ejecutivo, porque ese mismo año
participamos en una expedición de varios días a
cueva Fuente en sierra de Mesa. Conservo con
mucho cariño fotos y recuerdos de aquellos
primeros contactos con este mundo maravilloso de
Las Tinieblas.
En Marianao existía el primer grupo Pedro A.
Borrás Astorga y nos incorporamos a él.
Graduado de la E.N.A., en 1967 vine a Pinar del Río
a hacer el servicio social como profesor en la
Escuela Provincial de Arte. Al mes de estar allí
organicé con alumnos un grupo de espeleología que
tuvo la pretensión inicial de ser Delegación del
Pedro Borrás en Pinar del Río, y comenzamos a
explorar y cartografiar cuevas en El Cuajaní,
Viñales (en lo que años después se denominaría
Sistema Cavernario Palmarito).
Pero el contacto con Enrique Alonso Alonso,
pinareño con antecedentes de explorador de
montañas y cuevas, y enseguida el vínculo con las
Comisiones de Historia de la UJC y el Partido
Comunista de Cuba provinciales, hicieron que el
grupo se orientara más hacia la actividad
arqueológica. Quizás esto, quién sabe entre qué
otras causas, no me propició más vínculos con
Núñez que algún encuentro ocasional, como su
participación en un tramo de la cabalgata
rememorando la excursión a Vueltabajo de Cirilo
Villaverde (1838-1839), reeditada por el grupo
Guaniguanico en 1979. Después en 1984 con el
primer curso de las Formaciones Especiales
Espeleológicas de las Milicias de Tropas
Territoriales (MTT), y aquel recorrido con velas por
el primer cauce y otras galerías de la Gran Caverna
de Santo Tomás, con Núñez a la cabeza megáfono
en mano, enseñando a los milicianos que se
iniciaban como espeleólogos.
Y recuerdo el último encuentro en el monte el 24 de
agosto de 1996.
Seguramente mi vocación por las artes plásticas
motivó que en la arqueología me atrajera con
especial interés el arte rupestre. En 1977 se
conocían solo tres sitios con esa manifestación
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Parte II
cultural en Pinar del Río.
En 1996 con una exploración más sistemática
aunque por lo general sin ese objetivo específico,
arqueólogos y espeleólogos de la provincia
habíamos elevado la cifra a 23 (actualmente son 25,
con los últimos reportes de la cueva la Iguana en
Pan de Azúcar y cueva del Francés en Cabo de San
Antonio).
Núñez se interesó por los dos reportados en San
Vicente y El Quemado, Viñales y los tres de sierra
Cabezas y sierra Gramales; y coordinó con nosotros
para que lo lleváramos a visitar esos lugares.
El 19 de agosto del 1996 visitamos la solapa de los
Círculos en la ensenada de Los Burros, sierra
Cabezas, descubierta en 1987 pero no estaba bien
definido el acceso. La cantidad de avispas
revoloteando y “en guardia” en los panales que
cubrían la pared y el techo de la solapa, impidió que
hiciéramos croquis de las pictografías.
El 24 llegó Núñez y en la mañana visitamos la
solapa de la Vaquería en el valle de San Vicente.
Allí tomó fotos a color, hizo sus croquis de las
pictografías, ordenó mediciones de las solapas,
orientó que llevásemos para el museo de Viñales
dos de los majadores-percutores que aparecen en
superficie. Para el croquis de los dibujos contaba los
círculos concéntricos y las líneas varias veces, nos
pedía opinión… pero en definitiva prevalecía la
suya (yo discrepaba un poco, pero no insistía en
discutir una raya más o menos o si eran cinco o siete
círculos). Aún estaba pendiente por nuestra parte el
calcado en acetato con una observación minuciosa
para la mayor fidelidad posible en aras de evitar
interpretaciones personales que pudieran alterar una
futura y mejor lectura científica de esos signos. Le
mostramos también un trazado de rayas al carbón
que existe en el techo de una cueva cercana y que
nosotros no habíamos reportado como arte rupestre.
Él los consideró evidentemente aborígenes y la
bautizó como cueva Los Estratos.
Por la tarde visitamos la solapa de Los Pintores en
sierra Cabezas. Por el camino él afirmaba haber
estado allí hacía muchos años, pero no recordaba
bien, pues su descripción no concordaba con la
solapa ni el lugar. Ya ante uno de los más
importantes murales pictográficos de la provincia,
dijo que “antes se veían muchos más dibujos” (Esto
nos obliga a explorar más la zona con el objetivo de
ubicar ese otro posible sitio visto por él).
Tomó fotos, pero aquí la profusión de dibujos
superpuestos, la gama de tonalidades en rojo y
negro, los muchos trazos borrosos, hacen muy
difícil hacerle croquis. Nosotros habíamos hecho ya
el calcado en láminas de acetatos y pasado a papel
alba tras una muy cuidadosa copia, y se lo
ofrecimos para su estudio y reproducción (en la sede
de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre existe
una reproducción al óleo a tamaño natural, de su
sección más significativa).
Recuerdo que de regreso, en los pasos de mayor
dificultad del descenso de la sierra, como ya sus
extremidades –al cabo de 73 años del Cuarto
descubridor de Cuba– no tenían las habilidades
requeridas en esos parajes, él, risueño y con toda la
dignidad de su personalidad, los bajaba
arrastrándose de nalgas.
El 25 estuvimos en la solapa de El Quemado, que el
rebautizó como solapa del esqueleto por los restos
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Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
humanos que en una excavación de rescate
recuperamos allí, pues buscadores de tesoros lo
habían alterado sacándolo en parte a la superficie.
Además de las fotos de rigor, hizo sus croquis y
consideró “otra localidad” una solapa contigua que
nombró de Las Avispas, donde habíamos visto unas
manchas indefinidas. Yo lo miraba hacer sus
croquis con el ánimo de aprender, pero él dibujaba
trazos que su experiencia y conocimientos le
permitían ver y que yo, por más que me esforzaba
no los veía… y callado en mi ignorancia, discrepaba
sinceramente.
En un momento en que cogía “un quinto” –según
expresión suya– sentado en una piedra, comentó que
si en cada provincia hubiesen “20 Hilarios
Carmenate no sería posible publicar todos los libros
de artes rupestres que podían hacerse”. Claro, no
tendrían que ser “20 Hilarios”, sino 20 exploradores
perseverantes tras esas huellas de nuestra historia,
cuya importancia aquilatan pocos y que (¡aquí
también el cambio climático!) es evidente el daño
acelerado que sufren por causas naturales en los
últimos… 20 años quizás. Sí, además del perjuicio
que personas ignorantes e indolentes causan en
sitios de nuestro patrimonio cultural. A mi juicio
eso hace urgente la necesidad de una mayor
prospección con el objetivo específico de descubrir
los muchos sitios que sin duda existen en las
serranías –porque coincidimos con Núñez en que lo
que falta son ojos investigadores “enfocados” a tal
objetivos–. Y la necesidad también de retomar la
polémica respecto a si se debe dejar que
sencillamente desaparezcan, o buscar el modo
científico que permita una restauración fiel de lo
que todavía se ve, utilizando pigmento semejantes a
los originales y realizada por especialistas amorosos
y leales, que posibiliten su perdurabilidad.
Retomando el relato, permítanme decir –aquí entre
nosotros–, que en otro momento me comentó sobre
mis cuadernos de campo “que si yo quisiera y
pudiera publicarlos…” Ni recuerdo como
terminamos el tema, y lo cuento no por alusión
propia sino como reflejo de su atención personal. En
fin, se fue satisfecho con las nuevas localidades de
arte rupestre y pendiente la visita a otros sitios.
Pero dos años después se fue definitivamente.
Seguro que también satisfecho. Satisfecho de una
vida y obra que lo sobrevivirá más allá de nuestras
muertes, por una cultura de la naturaleza ¡tan
urgente!
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Septiembre 2015
Parte II
Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez
Por: Gerardo Ortega Rodríguez
Historiador y escritor. Pinar del Rio
Conocí al Dr. Antonio Núñez
Jiménez en el año de 1971,
durante la premiación del
concurso literario convocado
por la UJC Nacional en el
Centenario de Vladimir Ilich
Lenin. Fue en el Hemiciclo
Camilo Cienfuegos de la
Academia de Ciencias. Yo
había obtenido la Primera Mención Nacional en
Poesía y al final del acto de entrega de premios,
durante el brindis, intercambiamos unas palabras...
no recuerdo de qué hablamos, pero sin dudas hubo
una corriente de simpatía, pues no todos los que allí
estábamos continuamos a su lado y recuerdo que de
allí fuimos al Hotel Nacional invitados por él
precisamente, terminamos en el área de la piscina,
donde, con otro de los premiados desvié mi atención
acerca de los temas del arte y la Literatura pues
ambos éramos profesores de preuniversitario en esa
disciplina.
Mucho tiempo después, cuando inicié mi
correspondencia con Núñez, al preguntarle si
recordaba aquel primer encuentro me manifestó que
no lo había olvidado, que me recordaba a mí y que
recordaba mi poema y me asombró refiriéndose a él
de memoria (no leyéndolo, comprobé, pues
equivocó algunos versos del fragmento que citó).
Por supuesto que nos encontramos otras
veces...ahora recuerdo que en ocasión del inicio de
los trabajos para el Atlas de la Cultura Cubana y
más tarde en 1980, desde Sandino, donde ya me
encontraba viviendo, tuvimos contactos de trabajo,
pero, por supuesto, en actos en que él ocupaba la
presidencia como viceministro y yo era un simple
asistente entre tantos que colmaba el teatro y sólo
consistía todo en un ligero saludo. Luego, como soy
fundador desde la base de la Comisión del Nombre
Geográfico que él dirigía a nivel nacional, nos
relacionamos indirectamente en ese trabajo, además
de continuar con nuestras cartas. En una de ellas me
pide un trabajo mío sobre La Toponimia del Cabo y
sé que consultó mi monografía sobre el municipio
Sandino.
Además de sus cartas, conservo documentos que me
hacía llegar con valiosas informaciones de Historia
que yo le solicitaba, uno incluso es una fotocopia de
un documento del Archivo de Indias que yo le había
pedido por sugerencia de Eusebio Leal, quien me
había visitado en mi Oficina del Historiador de
Ciudad Sandino.
Núñez Jiménez, Capitán de la Revolución durante la
lucha armada, compañero del Che, Presidente del
INRA y Presidente de la Academia de Ciencias,
Vice Ministro de Cultura y una de las figuras más
importantes del Estado Cubano por desempeñar
además funciones de vital importancia, es una figura
principalísima de nuestra historia. En el caso de la
Cultura y de la Historia, presidir la Comisión
Nacional de Monumentos, la Comisión Nacional del
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
Nombre Geográfico, la Fundación del Hombre y la
Naturaleza –que hoy lleva su nombre– ya sería
suficiente para trascender por la utilidad de la
virtud.
Pero Núñez Jiménez es además un cronista de la
Revolución (En Marcha con Fidel) y un estudioso
de la naturaleza americana de consulta
imprescindible (El viaje por el Amazonas y el
Caribe) un navegante, un historiador, el
GEÓGRAFO MAYOR Y EL ARQUEÓLOGO
MAYOR, y para mí EL CUARTO
DESCUBRIDOR DE CUBA (respetando como él a
Cristóbal Colón, sobre quien escribió lo mejor que
he leído –en libro precioso que me dedicó y
conservo como un tesoro, como muestra de su
amistad– respetando a Don Alejandro Von
Humboldt, a quien se parece por su carácter de
intrépido investigador y defensor de la naturaleza y
respetando a Don Fernando Ortiz, a quien semeja
por su cultura y sus conocimientos acerca de la
Cultura Cubana.
Antonio Núñez Jiménez siempre estuvo del lado de
la Luz.
Por eso, las palabras de Georgina Leyva Pagán
(GINA), autora principal del libro
"Guanahacabibes: donde se guarda el Sol de Cuba",
cuando valoró mi colaboración con ese libro
diciendo que habíamos sido Núñez y yo los más
consultados, las he tomado como un reconocimiento
mayor.
Núñez para la Historia de Cuba y su Geografía
siempre será de obligada recordación, desde aquella
primera obra suya sobre la Geografía de Cuba
(molestó tanto a la Dictadura de Batista que fue
prohibida), hasta sus volúmenes publicados por la
Fundación que creó.
Testimonio de Gerardo Ortega sobre Antonio Núñez Jiménez
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
El legado de Núñez Jiménez
Por: Carlos Benedetto
Argentina. Secretario General FEALC
Conocí a Antonio Núñez Jiménez personalmente en
1992, en ocasión del Congreso de Espeleología
realizado en Viñales. Antes me era familiar por sus
libros, por sus artículos, por aquellas fotos
periodísticas en que los comandantes Castro y
Guevara compartían con él una conferencia de
prensa apenas iniciado el período revolucionario y
en la que lo nombran sólo por su segundo apellido,
sin el “Núñez”… como siguen haciendo aún hoy
algunos colegas.
Conocerlo personalmente fue algo así como un
cable a tierra de la historia de la espeleología
latinoamericana. Allí en Viñales estaba nuestra cuna
como “Federación Espeleológica de América Latina
y del Caribe” (FEALC).
Ese año el congreso se hizo en el mismo hermoso
paisaje cubano donde 9 años antes había sido creada
nuestra Federación.
Y es eso lo que buscamos rescatar en estas líneas.
Porque se pueden hablar de sus travesías por el
Amazonas, sus aportes a la geografía cubana, al
nacimiento de la espeleología en su país, a su
compromiso político. Pero desde el extremo sur de
América Latina no podemos pasar por alto otro
legado: el de la latinoamericanidad aplicado a la
espeleología, más allá de “su país” (expresión
cuestionable si nos autopensamos como provincias
de una Patria Grande soñada por Bolívar y otros
grandes).
La espeleología latinoamericana no podía seguir
siendo un mosaico de compartimentos estancos
donde cada país hacía lo que podía. Así surgió, en
un congreso de la UIS realizado en 1981 en EEUU,
la idea de crear una federación latinoamericana-
caribeña, y eso se plasmó definitivamente en
Viñales, en 1983.
Núñez Jiménez, como uno de los propulsores de la
idea junto a Franco Urbani (Venezuela), Eleonora
Trajano (Brasil) y otros, fue el primer presidente de
la FEALC, y lo fue hasta 1988. No eran tiempos
fáciles, porque nada de lo que recién comienza se
hace sin dificultades, pero fue en ese período que se
sentaron las bases de lo que hoy es la FEALC: una
confluencia de espeleólogos latinoamericanos que
necesitan imponer reglas de respeto a lo que hacen,
que necesitan ayudarse recíprocamente para crecer.
Hoy la FEALC está ganando en respeto en el
concierto de las naciones con una espeleología
organizada. Tiene comisiones de trabajo, rutinas de
congresos, consultas permanentes, 3 publicaciones
periódicas, actos de solidaridad ante agresiones
extra-regionales, ayuda recíproca en varios planos,
un mismo lenguaje.
La Federación ha tenido sus momentos de esplendor
y sus momentos de crisis, y los seguirá teniendo
como todo organismo vivo que se precie de tal. Pero
es indudable que este momento no habría sido
posible sin aquellos cimientos, aunque entonces no
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
se hayan visto los resultados.
Cuando en 1992 conocí a Antonio, me presentó a
otro pilar de la espeleología caribeña: Dato Pagán
Perdomo. Y me lo presentó de una manera cómica,
al mejor estilo cubano: lo llamó y le dijo “oye, te
quiero presentar al Dato Pagán de la Argentina”.
Caramba, uno no se espera tantos elogios de alguien
a quien solamente se conoce por correspondencia.
En aquel momento la FEALC tenía pocos logros
para exhibir. Apenas 9 años de vida, y la excelente
gestión de Franco Urbani como presidente desde
1988 no habían sido suficientes para ordenarnos a
escala continental. Habría que esperar varios
congresos y asambleas más para alcanzar la
consolidación que hoy exhibimos, a pesar de que
muchas debilidades perviven en nuestra estructura
Hoy pienso que hubiera sido bueno que Antonio
estuviera vivo para ver cómo ha crecido la criatura
que él ayudó a concebir.
El legado de Núñez Jiménez
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1
Por: Antonio Núñez Jiménez y Pedro Luis Hernández
Dibujos: Hilario Carmenate Rodríguez
Sociedad Espeleológica de Cuba
INTRODUCCIÓN
En 1955 el coautor Antonio Núñez Jiménez dirigió
una expedición a la Cueva de Mesa de la gran
caverna de Santo Tomás, en la sierra de Quemado,
en los Órganos, provincia de Pinar del Río. Se
trataba de la primera mención del arte rupestre en
dicha sierra de los Órganos, donde los petroglifos
hallados estaban realizados con la técnica del
rallado sobre una capa muy fina de arcilla que
cubría la roca estructural caliza del jurásico. Allí en
un largo mural estudiamos una serie de dibujos que
representaban especies de “M" entrelazadas,
colocadas entre líneas paralelas, cruces formadas
por serie de líneas paralelas, una figura
antropomorfa muy esquemática con una serpiente
rodeándola, entre otras figuras.
Otra de las primeras cuevas descubiertas en la sierra
de los Órganos con arte rupestre, es la del Garrafón
en la ladera sur de la sierra de Viñales, con dibujos
rayados de forma rediforme.
Treinta y tres años después de nuestros estudios en
la cueva de Mesa, hicimos las investigaciones en la
cueva de los Petroglifos, abierta en la falda
septentrional de la sierra de Galeras, en sierra Los
Órganos, a 12 km al noreste de la cueva de Mesa.
Estudiamos allí conjuntamente con el compañero
espeleólogo Divaldo Gutiérrez Calvache, miembro
del grupo Pedro Borrás de la Sociedad
Espeleológica de Cuba, sus manifestaciones de
petroglifos. Lo sorprendente de esta nueva localidad
de arte rupestre fue que se trataba de dibujos
realizados con la misma técnica del rayado y con el
mismo estilo de líneas geométricas, en todo
semejante a los de las cuevas de Mesa y del
Garrafón.
El rompecabezas que a veces forma una localidad
específica de arte rupestre se va resolviendo con
nuevas piezas que al unirse contribuyen a solucionar
las incógnitas que se abren a la investigación. En el
caso de la sierra de los Órganos, ya no se trataba de
un caso aislado sino de dos cuevas área o región
rupestre de los Órganos.
La única pista que poseíamos del menaje
arqueológico era el hallado por nosotros en la boca
de la cueva de Mesa: objetos fabricados a partir del
Strombus gigas, así como un esqueleto aborigen de
3 500 años de antigüedad, descubierto en la cueva
de la Incógnita de la misma gran caverna de Santo
Tomás. Ambos hallazgos correspondían a una
cultura primitiva de cazadores y recolectores, pero
no teníamos una pista segura para adscribirlo a la
cultura del Guayabo Blanco o de Cayo Redondo.
Hacía falta encontrar otras piezas del rompecabezas
de la “Región de Arte Rupestre de la sierra de los
Órganos”.
Esa pieza pudiera ser el hallazgo de una cuarta
cueva con petroglifos de la misma técnica del
rayado, y esa correspondió a la cueva de la Iguana
en la ladera septentrional de la sierra de Pan de
Azúcar, localizada por la expedición conjunta
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
cubano-vasca, realizada en febrero de 1998 y que
pudimos estudiar junto a Pedro Luis Hernández y
otros espeleólogos el 4 de abril de 1998.
Este hallazgo pudimos relacionarlo con el estudio
realizado en 1944 por el coautor Antonio Núñez
Jiménez en la cueva de Brea, en la citada ladera
septentrional de la misma sierra de Pan de Azúcar,
en el que logramos hallar seres humanos, asociados
a bolas líticas o esferolitias, un buen índice para
fijar su filiación a la cultura Cayo Redondo,
mesolítico. Entre los hallazgos en la cueva de Brea
fue muy interesante el de varias pequeñas mazorcas
de maíz, índice de que aquel grupo ya practicaba
algún tipo de agricultura.
De aquella expedición escribimos en un artículo de
divulgación popular:
“A unos 300 metros hacia el sur-suroeste de la casa
del señor José Brea, hundida en las paredes
verticales de la sierra de Pan de Azúcar (frente
septentrional) se halla una amplia cueva, que por
carecer de nombre fue bautizada con el de Brea en
honor a nuestro hospitalario amigo.”
Esta cueva había sido reportada por una expedición
anterior de la Sociedad Espeleológica de Cuba y
sabíamos su contenido arqueológico.
Tan pronto llegamos a la espelunca hicimos un
reconocimiento de la misma. Se trata de un
amplísimo salón, continuado hacia adentro por un
estrecho y profundo pasadizo. Después de levantado
el mapa de la cueva comenzamos a excavar en su
terroso suelo. Pronto aparecieron restos muy
primitivos de los aborígenes de Cuba,
probablemente Complejo Cultural Dos, intermedio
entre los más rústicos Guanahatabeyes y los más
cultos Taínos. Las piezas arqueológicas consistían
principalmente en ciertas esferas o bolas de piedras
(casi todas partidas) comunes a este grupo cultural y
cuya utilidad realmente desconocemos; muchas
piedras aplanadas, en forma de triángulos rústicos;
percutores de dura piedra; varias gubias construidas
con material de caracol; morteros con huellas en su
interior de hematite; y también huesos muy
destruidos por el tiempo pertenecientes a los seres
humanos que habitaron esta gruta pinareña. De gran
importancia resultó el descubrimiento de algunos
cráneos pequeños, que fueron identificados por
Arredondo y luego por el profesor Aguayo, como
correspondientes al Solenodon (almiquí), por ser
esta la primera vez que se encuentra fuera de la
región oriental de Cuba.
Esta cueva aumenta el número de paraderos o
residuarios de la cultura siboney entre los mogotes
de la sierra de los Órganos. Es de destacarse que
también en la sierra de Sumidero, en la sierra de
Galera y en otras, pertenecientes al grupo de los
Órganos, nuestra Sociedad Espeleológica halló
restos similares a los de la cueva de Brea, lo que nos
indica lo extendido que estaba este grupo
precolombino por la comarca de Vueltabajo.
La posible relación cultural entre los petroglifos de
la sierra de los Órganos con las bolas líticas se
repite también con los dibujos rupestres de las
cuevas de cayo Caguanes, donde se descubrieron
entierros aborígenes con esferolitias.
El dato anterior de la localidad arqueológica de la
cueva de Brea pudiera relacionarse con la muy
cercana cueva de la Iguana, abierta en la misma
falda septentrional de la sierra de Pan de Azúcar,
Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1
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Parte II
separadas ambas
por unos 2 km.
Como posible
relación cultural
entre las
espeluncas de
Mesa-Garrafón-Brea-Iguana-Petroglifos, pudiera
pensarse tentativamente en la cultura Cayo
Redondo, o grupo II, cuyos miembros aborígenes
pudieran haberse comunicado fácilmente como
sospecha el coautor Pedro Luis Hernández, a lo
largo del valle de Pan de Azúcar, regado por el río
de este nombre, ahora llamado erróneamente en las
últimas ediciones de la carta 1: 50 000, río de los
Cimarrones.
LA CUEVA DE LA IGUANA
Esta espelunca, bautizada así por la expedición
cubano-vasca no aparece en los mapas, pero puede
ser localizada en la ladera norte de la sierra de Pan
de Azúcar, a 1.5 km, muy cerca de donde finaliza el
terraplén que viene desde el poblado de Pons, punto
correspondiente a la hoja 3483-IV de la carta 1:50
000 del Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía.
Con nuestro GPS la cueva fue situada por las
coordenadas geográficas en la latitud: 22o 37´026´´
y en la longitud: 83o 49´ 18´´.
La cueva de la Iguana se abre entre rocas de la
formación Guasasa, con estratos calizos que buzan
30o noroeste.
La boca se abre a unos 6 m sobre la superficie del
valle cársico de Pan de Azúcar, a 57 metros sobre el
nivel medio del mar, y la espelunca corresponde a
una galería fluvial o resolladero que es parte de la
cercana boca del río subterráneo de Pan de Azúcar,
es decir se trata de una
cueva del tipo genético
Cuyaguateje.
La boca de la cueva de la
Iguana está en gran parte
cubierta por derrumbes
que dan paso a una
galería baja y estrecha, en forma de gatera, por
donde casi siempre hay que avanzar agachado o de
rodillas, por espacio de 13.45 m, donde aparece el
primer petroglifo y después por unos 9,82 m que es
el largo de la zona petroglífica.
DESCRIPCIÓN DE LOS PETROGLIFOS DE
LA CUEVA DE LA IGUANA
PETROGLIFO 1
Se encuentra situado a 13.45 metros de la entrada de
la espelunca a una altura de 1.50 metros sobre el
piso. El dibujo fue realizado en el fondo de una
campana de disolución, y dentro de un círculo
natural a manera de marco, puesto de manifiesto
precisamente por la disolución al perforar los
pequeños planos estratigráficos, de manera que es
notable en este y en otros dibujos de esta galería
subterránea la armónica combinación de la obra de
la naturaleza y la artística del hombre.
El primer dibujo que describimos está formado por
una figura rediforme constituida por cuatro líneas
horizontales de once centímetro de largo cruzada
por seis líneas verticales de trece centímetros de
largo, tema muy repetitivo en los petroglifos
realizados tanto con la técnica del rayado como con
la técnica de la pintura.
PETROGLIFO 2
Se encuentra situado a 1,65 m de altura sobre el piso
Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1
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Septiembre 2015
Parte II
de la cueva, a 1,33 m de distancia del primer
petroglifo. Representa un dibujo por dos figuras
contiguas bien diferentes por sus formas; ambas
realizadas con la técnica del rayado fino y que en
total tiene 1,33 m de largo.
El tema de la figura de la izquierda representa en lo
esencial un conjunto de rayas oblicuas cruzadas.
Estos conjuntos de rayas están formados por series
de cuatro líneas paralelas, salvo una que lo está solo
por tres.
Del centro de uno de los cruceros citados salen
cuatro líneas paralelas y horizontales, continuada en
una sola que a poco se combina con otra paralela
sobre la cual parten hacia arriba dieciséis líneas
ligeramente inclinadas y otra más separada y que
todas tienen treinta y cinco centímetros de alto y
que ocupan un espacio de ochenta centímetros. La
figura se completa con diez pequeñas líneas casi
verticales agrupadas en tres series de veinticinco
centímetros de alto, que parte de las dos líneas
horizontales descritas.
Como vemos por la descripción de los petroglifos
anteriores, estos representan extrañas figuras
geométricas que en ocasiones hacen pensar en
expresiones numerales o en una clave indescifrable
para nosotros y como en el caso de la figura recién
descrita del petroglifo 2, recuerdan en algo a los
famosos quipus andinos.
PETROGLIFO 3
Se encuentra ubicado a 1.20 m de distancia del
petroglifo 2 en el fondo de una campana de
disolución, con un círculo vertical a manera de
marco. El dibujo está formado por una figura muy
semejante a la primera parte del petroglifo 2, con
cuarenta centímetro de alto por treinta y cinco de
ancho, formada por series de cuatro líneas oblicuas,
una de ellas de tres líneas dispuestas de manera
vertical. Esta forma geométrica repetitiva y las
series de cuatro y tres líneas paralelas deben tener
su significado para la cultura que trazó tales
esquemas.
PETROGLIFO 4
A setenta centímetro del petroglifo anterior se
encuentra el que hemos numerado con el cuatro,
dibujado igualmente dentro de un círculo natural e
irregular. La figura, de treinta centímetro de alto por
treinta y cinco de ancho, está representada, arriba,
por cuatro líneas oblicuas y hacia abajo muestra
otras diez horizontales. Dentro de las mismas se
insertan dos figuras formadas por líneas dobles o
triples semejantes a una “I” y a una “N”.
PETROGLIFO 5
A continuación y separado del número 4 por 6,27 m
y a 1,30 m de altura, tenemos el petroglifo 5 dentro
del marco de líneas naturales que casi rodean el
dibujo, formado por un cuadrado de veintiún
centímetros de alto y veinticinco de ancho,
constituido por diez líneas horizontales, marginado
por dos líneas paralelas y verticales por cada lado de
la figura.
PETROGLIFO 6
Casi contigua a la anterior tenemos el 6, formado
por tres grandes líneas paralelas, dos de ellas de
setenta centímetros de alto. De la parte superior y a
la derecha se suceden seis líneas oblicuas y
paralelas.
PETROGLIFO 7
Igualmente y casi contigua al petroglifo 6, se
Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1
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Septiembre 2015
Parte II
1- Inédito hasta hoy. Escrito con el coautor en los meses finales de la vida del Dr Antonio Núñez Jiménez
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
extienden cuatro líneas oblicuas con otras tres
horizontales encima de las anteriores.
PETROGLIFO 8
También casi contiguo al anterior se suceden a lo
largo de cincuenta centímetros veintiséis rayas o
líneas ligeramente oblicuas; a su lado hay un
complejo sistema de rayas inclinadas, casi
verticales, ligeramente curvas, cruzadas con otras
semejantes y también en su centro por otras dos
horizontales. Este último petroglifo está situado a
1,35 m sobre el piso de la cueva.
Nota: La expedición anterior fue realizada por la
Sociedad Espeleológica de Cuba, financiada por la
Fundación de la Naturaleza y el Hombre, con el
doble propósito de estudiar el arte rupestre de la
cueva de la Iguana y hacer una inmersión
subacuática en la galería del accidente un ramal de
Segundo Cauce de la Gran Caverna de Santo
Tomás, para estudiar mediante la técnica del
espeleobuceo, una posible y nueva galería fluvial a
unos seis metros de profundidad la que al realizarse
por un equipo formado por Carlos Aldana Vila,
Abel Pérez González, Antonio Padrón Núñez, Luis
Fernández, Arjemí y Manuel Valdés Suárez, se
comprobó la existencia de un boquete que no se
pudo penetrar debido a la estrechez del mismo, pero
fue importante ya que se comprobó que en ese
sector inundado viven especies de camarones que
solo pueden existir en un manto freático, dato de
interés pues es el único lugar de la Gran Caverna de
Santo Tomás que por su nivel inferior llega al
manto de esas aguas subterráneas. Sobre el hallazgo
de los mencionados camarones, el Dr. Nicasio
Viñas Bayés nos dice que en 1969 durante la
expedición espeleológica cubano rumana se
encontraron, en niveles altos de la Gran Caverna de
Santo Tomás, dos especies: un camarón del género
Typhlatya y un isópodo del género Cyathura, que
estaban viviendo en acumulaciones de aguas
vadosas de la cueva de Las Represas y de la cueva
de Salón.
Ambas especies convivían con otro camarón de la
especie Procambarus niverus que es un habitante de
las aguas fluviales subterráneas, pero en zonas de
corrientes de poca turbulencia. Por el contrario las
dos primeras especies eran troglobios típicos de las
aguas tranquilas de los mantos freáticos.
Desde entonces estuvimos convencidos de la
existencia de un nivel freático por debajo de los
niveles fluviales de la Gran Caverna de Santo
Tomás, donde podían vivir estas especies y que
durante las crecidas y las consiguientes
inundaciones de los niveles altos, quedaban
atrapadas en los charcos de aguas vadosas, donde
fueron colectados durante la citada expedición.
El 4 de abril de 1998, durante la exploración de un
sifón de la galería del accidente de la Cueva del
Segundo Cauce, se colectó un ejemplar joven de
Procambarus y varios de Typhlatya que nos
permitieron conocer que este sifón se alimenta de
las aguas freáticas del sector de la sierra de
Quemados.
Los petroglifos de la Cueva de la Iguana1
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Desde el corazón de Pica Pica1
Por: Hilario Carmenate Rodríguez
Ayer, rodeado por las sierras de Pica Pica, de
Sumidero y del Resolladero, me enteré por la radio
que el Dr. Antonio Núñez Jiménez había muerto.
Estábamos alertados de su mal estado de salud, pero
confiábamos en que la cantidad de tareas y
propósitos importantes que él siempre se traía entre
manos y mente, espantaría la muerte, que anda a
ciegas; pero como tantas veces, ha obrado
injustamente llevándose a un hombre tan ocupado,
tan útil, tan necesario para el enriquecimiento y
defensa de nuestra cultura y del medio ambiente que
la sustenta.
Imaginaba que debía salir lo más rápido posible
para Pinar del Río, donde el Comité Espeleológico
Provincial estaría gestionando el modo de facilitar
la presencia de los espeleólogos pinareños en el
primer tributo ante la ausencia espiritual de Núñez
(porque después siempre habrá motivos y razones
para rendirle merecido homenaje en su ausencia
física).
Imaginaba que debería ir allá, a la funeraria de
Calzada y K, y dar personalmente a sus familiares y
compañeros más cercanos el pésame que nunca sé
decir, y estar unos segundos ante su ataúd,
contemplarlo en ese terrible instante de ausencia.
Imaginaba otras cosas… la presencia allí de tantos
compañeros suyos, desde dirigentes del Estado, la
ciencia y la cultura cubana en general,
representaciones de otros países, hasta sencillos
vecinos y espeleólogos, viejos y jóvenes…
Imaginaba que ni el más radical oponente –que
puede haberlo, en aspectos científicos u otros de la
existencia social– sentiría ni un segundo de
satisfacción por la fatal ocurrencia. Porque no ha
caído un dios: ha muerto un hombre de
excepcionales cualidades, con errores y defectos
como todo humano, pero en estos casos resaltan las
cualidades positivas.
Imaginaba que debería estar allí rindiéndole mi
humilde homenaje póstumo. Debería…; pero preferí
hacerlo desde aquí, desde este rincón tan querido
por él, donde aún quedan viejos testigos de su
quehacer científico por el conocimiento de nuestra
nación y la defensa de sus recursos naturales, y de
los valores culturales del hombre que en ella ha
vivido y vive, que es en definitiva defender al
hombre mismo.
Y me quedé reflexionando en la manera de
continuar haciendo el homenaje digno de los
hombres que de cualquier manera han dedicado su
vida a luchar por sus semejantes. Modestamente…
Reflexionaba –y reflexiono– que en mi caso
particular es contradictorio: mi principal actividad
como espeleólogo daña en cierta medida nuestra
riqueza espeleológica y por tanto ese medio
ecológico. Considero honestamente que por
imperativos del país, impuesto contra su voluntad,
algunos compañeros –también honestamente– ya lo
cuestionan y alertan sobre este problema. En eso
reflexionaba… en la manera de conciliar lo más
racionalmente posible la necesidad impuesta de usar
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Pág. 62
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
1- Nota necesaria: Este texto inédito hasta hoy, fue el sentir de Hilario Carmenate Rodríguez el día en que se enteró de la
muerte del Dr. Antonio Núñez Jiménez. Escrito en pleno corazón de la Cordillera de los Órganos y debatiéndose entre la
difícil aparente contradicción de ser útil a la defensa del país y a la naturaleza y entre el pensamiento militante y el
naturalista, Hilario desgarra palabras ante el hecho real del maestro desaparecido, quien había sido su faro y guía en el
duro bregar de las exploraciones espeleológicas. El Explorador se honra en dar a conocer quizás el homenaje más
profundo y humilde de los brindados en aquel momento y es a su vez, reflejo epocal de alto valor histórico de la
contradicción en que se encontraba el pensamiento espeleológico de entonces. El Director
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
parte de esa tremenda riqueza de nuestro subsuelo,
con la imperativa necesidad de conservarla.
El compromiso de concretarlo en trabajo útil alivia
algo la pena por este momento de ausencia de
Núñez, que su obra convertirá en ausencia presente
para los actuales y futuros miembros de la Sociedad
Espeleológica de Cuba.
Ruego me perdonen las anónimas referencias
personales. Pienso que habrá comunicaciones
oficiales del Comité Espeleológico Provincial u
otras organizaciones e instituciones. Pero estas
reflexiones íntimas creo que expresan más que el
sentimiento personal, el de todos los espeleólogos
pinareños.
Valle de Pica Pica
14 de septiembre 1998
Desde el corazón de Pica Pica1
Pág. 63
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Por: Sandra Delgado
Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre
El pasado domingo 20 de abril
se conmemoró el Aniversario
85 del nacimiento del Dr.
Antonio Núñez Jiménez,
insigne científico, diplomático
y revolucionario cubano,
nacido en Alquízar en el año
1923.
Desde temprana edad
demostró su vocación por la espeleología. A los 16
años comenzaron sus exploraciones en la Loma de
la Candela, en Güines, Provincia de la Habana. En
1940 fundó la Sociedad Espeleológica de Cuba,
desde la cual organizó numerosas expediciones por
todo el país que conllevaron a importantísimos
resultados científicos en el campo de la Geografía,
Arqueología y Espeleología como son el
descubrimiento de la mayor caverna del país, la
Gran Caverna de Santo Tomás, en la Sierra de los
Órganos y el estudio detallado de los restos
arqueológicos de la cultura de Seboruco, que datan
de más de 600 años.
En la interminable lista de títulos que obtuvo a lo
largo de su vida profesional y académica está el de
Dr. en Filosofía y Letras en la Universidad de La
Habana, 1951. A partir de ese momento se
estableció como profesor de Geografía en el
Instituto del Vedado y más tarde en la Universidad
Central de Las Villas. En 1981 obtuvo el grado de
Doctor en Ciencias Geográficas de la República de
Cuba. La Sociedad Espeleológica de Cuba y la
Sociedad Cubana de Geografía le otorgaron la
condición de "Cuarto Descubridor de Cuba", en los
años 1995 y 1996 respectivamente.
Por su actividad revolucionaria es detenido en
varias ocasiones, e incluso torturado. Después del
Asalto al Moncada participa en la distribución de
“La historia me absolverá” junto a su esposa, Lupe
Velis, y otros compañeros. Desde 1958 ejerce el
cargo de Capitán del Ejército Rebelde de la
Columna 8 "Ciro Redondo" y toma parte en la
liberación de Fomento, Cabaiguán, Placetas,
Remedios, Caibarién y Santa Clara, a las órdenes
del Comandante Ernesto Che Guevara.
Al triunfar la Revolución es nombrado Capitán
Ayudante del Che en la Fortaleza Militar de La
Cabaña. Por orden del Comandante Fidel Castro
participa en la creación de la primera Milicia
Campesina de Cuba, organizada especialmente para
la captura de la banda contrarrevolucionaria que
operaba en la Sierra de los Órganos. Además, entre
1960 y 1961 se le asigna la dirección de la Escuela
de Artillería "Camilo Cienfuegos", donde se
formaron diez mil milicianos en las armas
antitanques y antiaéreas, siendo también fundador
del Partido Comunista de Cuba.
Entre las múltiples responsabilidades que asumió
después del triunfo revolucionario se encuentran
Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
la de Presidente del Instituto Nacional de Reforma
Agraria, Presidente del Banco Nacional de Cuba en
1960, Director Técnico de la Escuela para
Instructores de Arte en 1961, Presidente Fundador
de la Academia de Ciencias de Cuba desde 1962
hasta 1972. Durante ese período, funda los institutos
y museos de esta Academia. Se desempeñó como
Viceministro de Cultura de 1978 a 1989. Además
ejerció como Presidente de la Comisión Nacional de
Monumentos desde 1978 hasta finales de su vida.
A lo largo de su vida imparte conferencias en
diversas universidades de Inglaterra, Francia,
URSS, Alemania, Perú, Ecuador, Santo
Domingo, Estados Unidos y otras. Así mismo
obtiene importantes títulos y grados científicos
internacionales como son los de Doctor en Ciencias
Geográficas de la Universidad Lomonosov de
Moscú, Dr. Honoris Causa de la Universidad
Central de Ecuador y Profesor Honorario de la
Universidad Autónoma de Santo Domingo,
República Dominicana. Fue miembro de la
Academia de Ciencias de Checoslovaquia y de la
Sociedad Venezolana de Espeleología. Además
miembro de Honor de The National Speleological
Society, y miembro de The National Geographic
Society.
Núñez se destacó también en el campo de las
relaciones internacionales. Fue Embajador de Cuba
en Perú, 19721977, fundador de la Comisión
Nacional Cubana de la UNESCO, en 1978 y
presidente de numerosas delegaciones
gubernamentales, artísticas, científicas y
comerciales que representaron a Cuba en reuniones,
foros, giras, eventos y negociaciones en la arena
internacional.
Una vez avanzadas sus exploraciones a lo largo de
la Isla, decidió explorar el mundo. Entre las
investigaciones geográficas, espeleológicas y
arqueológicas pueden mencionarse las expediciones
al Polo Norte (1972) y a la Antártica (1982), y las
exploraciones en la Cordillera de los Andes desde
Perú hasta Venezuela (1972-1977). Llevó a cabo
investigaciones geográficas y arqueológicas en
China, Islas Galápagos, Pascua y otros sitios del
mundo. Organizó y dirigió la expedición "En
Canoa del Amazonas al Caribe" (1987-
1988), en la que recorrió más de 17 400
kilómetros y veinte países de las cuencas del
Amazonas y el Orinoco, y del Mar de las Antillas.
Dirigió investigaciones en el campo del arte
rupestre en Cuba, América del Sur, México, Italia,
Isla de Pascua, entre otros. Realizó estudios
espeleológicos, carsológicos e históricos en varios
países.
En 1994, cuando contaba con 71 años, crea la
Fundación de la Naturaleza y el Hombre, que hoy
lleva, además, su nombre, institución cultural y
científica de carácter civil, no gubernamental, sin
ánimos de lucro, dedicada a la investigación y
promoción de programas y proyectos para la
protección del ambiente en su relación con la
cultura y la sociedad. La Fundación Antonio Núñez
Jiménez de la Naturaleza y el Hombre cumple el 16
de mayo de este año su 14 Aniversario. Bajo el lema
“Hacia una Cultura de la Naturaleza”, la Fundación
trabaja en pos de la armonía entre la sociedad y su
entorno a través de la difusión de la obra y el
pensamiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez y de la
activación de procesos participativos y de
investigación geohistórica, ambiental, cultural y
Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 48, Cuba, 26 de abril de 2007.
social. Además, trabaja en el diseño, gestión y
ejecución de proyectos de conservación,
recuperación ambiental y la promoción de diálogos
ambientales para la solución de conflictos
ambientales, brindando también asesorías y
capacitación sobre temas ambientales a productores
y otros públicos interesados.
En el momento de su deceso, el 13 de septiembre de
1998, su obra escrita se extendía a más de 190 libros
y cientos de artículos, prólogos y conferencias.
Entre sus obras más conocidas se encuentra
"Geografía de Cuba", publicada en 1954, la cual fue
recogida y quemada en su primera edición por los
agentes de la tiranía batistiana , debido a que
además de la detallada descripción física de nuestro
país, exponía las miserias del paisaje humano y sus
causas. Muy conocidas son la historia documentada
de la Sociedad Espeleológica "Veinte años
explorando a Cuba", publicada en 1961 y la
colección “Cuba: la Naturaleza y el Hombre”, en 50
tomos, publicada a partir de 1982, en especial el
título “En marcha con Fidel”, uno de los más
vendidos, donde relata el andar heroico de todo un
pueblo junto a su Comandante.
Este año La Fundación Antonio Núñez Jiménez
dedica un sin número de acciones al Aniversario 85
del nacimiento de su presidente-fundador. Entre
ellas, la Primera Convergencia Nacional de
Permacultura, la Mesa Redonda “SOS Río Toa +
10” en la Ciudad Primada de Baracoa, la
presentación del libro “Geología” y el lanzamiento
del libro La Cuenca del Toa, que llevan la autoría
del propio Núñez, el último en coautoría con Liliana
Núñez Velis. La realización del documental
“Permacultura para un futuro sustentable en Cuba”
y las ya tradicionales siembras de árboles en el
Parque Ecológico Monte Barreto son ejemplos
también de las acciones dedicadas a la efeméride.
La Fundación Antonio Núñez Jiménez de la
Naturaleza y el Hombre y la Oficina del
Historiador de la Ciudad de La Habana también
unen esfuerzos para conmemorar la fecha. Con tal
motivo han organizado dos exposiciones
fotográficas en el Centro Histórico de La Habana
Vieja. La primera lleva por título “En Canoa del
Amazonas al Caribe”, y rememora la expedición del
mismo nombre organizada por el Dr. Antonio
Núñez Jiménez en el año 1987. La muestra estará
dedicada además al Aniversario 20 de la
culminación de la Expedición. La inauguración
tendrá lugar el miércoles 23 de abril a las 3:00 P.M.
en la Galería Carmen Montilla, ubicada en Oficios #
162 entre Amargura y Teniente Rey, La Habana
Vieja. Escorzos es el nombre de la propuesta
fotográfica del artista Lázaro Luis García del
Campo, homenaje de la Oficina del Historiador de
la Ciudad de La Habana al Dr. Antonio Núñez
Jiménez en el Aniversario 85 de su nacimiento. La
exposición será inaugurada el jueves 24 de abril a
las 3:00 P.M. en la Galería del Palacio de Lombillo,
sita en Empedrado 151 esquina a Mercaderes, Plaza
de La Catedral .
Comunicado de prensa por el Aniversario 85 del nacimiento del Dr. Antonio Núñez Jiménez
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Por: Hilario Carmenate Rodríguez
Presidente del Comité Espeleológico de Pinar del Río
¡Primera vez que veíamos
un helicóptero ahí,
cerquita! Descendió
levantando el polvo
arenoso de Guanímar con
sus enormes hélices y tanto
ruido. Medio asustados y
curiosos, vimos al hombre
de verde olivo y barba
negra que bajó del aparato.
Habló con pescadores y carboneros de la playa… mi
padre le ofreció, por manos de mi hermanita de 7
años, un tabaco torcido por él. Era el capitán del
Ejército Rebelde Antonio Núñez Jiménez; y 1959.
Durante varios años, cada 6 de enero, Día de los
Reyes, una mujer de La Habana llevaba juguetes
para los niños del poblado. Rosario se llamaba, pero
no sabíamos que era la madre de aquel capitán.
Tuve algún vínculo directo con Núñez, en más de
30 años de actividades espeleológicas: la visita en
1965 a su oficina en el Capitolio por un grupo de
estudiantes de la Escuela Nacional de Arte,
interesados en hacer espeleología; cuando nos
acompañó cabalgando un tramo durante la
rememoración, en 1979, de la Excursión a
Vueltabajo de Cirilo Villaverde; en la inauguración
y primeros cursos de la Escuela Nacional de
Espeleología en Dos Hermanas y El Moncada; un
recorrido por la Gran Caverna de Santo Tomás; en
algunas reuniones anuales de la S.E.C.; la visita a
varios sitios de arte rupestre descubiertos por el
autor en Pinar del Río, poco antes de su muerte…
La lectura reciente de las narraciones de su abuela
Julia de la Osa y Sierra me han ofrecido la
revelación de otros interesantes puntos de contacto
familiar. No tienen mayor importancia que la simple
curiosidad de coincidencias en espacios en el
decursar del tiempo.
Mi padre, descendiente de naturales de Islas
Canarias, en épocas de tiempo muerto, cortó leña
para panaderías, hizo carbón y cortó guano en sitios
de la costa sur de La Habana, donde trabajaron
Celestino Núñez y Julia como carboneros, y estuvo
en muchos lugares de los mencionados por ella.
Vivimos en Guanímar, donde vivieron ellos, y nos
bañamos en la playita de fango medicinal en que lo
hacía Julia, y en el río. Allí tuvimos un maestro –
Luis Núñez– “de sonrisa pícara y ojos azules”, igual
que describe Núñez a su abuelo Celestino. Después,
durante más de 40 años nos asentamos en La Luz,
potrero del ingenio San Martín (propiedad de un
pariente de sus ancestros) cuyas ruinas visitamos,
cerca de la casa; pegados a la finca de Estrella,
donde se casó Rosario su primera hija, madre de
Antonio; y cerca de las cuevas de Frías, que Julia
visitó, y donde todavía, en una de ellas, pobladores
de la zona van a bañarse.
En el Museo de Historia Municipal Álvaro Reinoso
hay una vitrina con dos fotos de Núñez, como
muestra del mes por el 86 Aniversario de su
natalicio. Fui a visitar la casita de madera en Pedro
Díaz, 62 –actual avenida 89 donde nació Antonio el
Revelaciones desde Guanímar
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 60, Cuba, 26 de abril de 2007.
20 del presente pero de 1923–, y encontré una casa
de mampostería con techo de fibrocem, habitada por
una familia que permutó recientemente. En la pared
que hace esquina, una tarja estrellada con la efigie a
relieve del perfil de Núñez, dice:
EN ESTE LUGAR NACIÓ EL 20 DE ABRIL DE
1923 ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ
HIJO ILUSTRE DE ALQUÍZAR, QUIEN
CONSAGRÓ SU VIDA AL BIEN DEL
HOMBRE Y A LA PROTECCIÓN
DE LA NATURALEZA.
EL PUEBLO DE ALQUÍZAR
2003
Los humazos para espantar la plaga de mosquitos y
jejenes en la costa, el aroma profundo que expanden
los hornos de carbón con su humo blanco tan
cargado de miserias en la memoria, el sabor de la
corúa, el salitre de la playa de Guanímar enjuagado
en el río, el conocimiento de lugares como Majana,
El Corojal, las zanjas del Fangal y Peñalver, el canal
de Las Caguamas, las fincas La Luz, La Estrella, los
apellidos Núñez, Moreira, Ledesma, Sierra, de la
Osa, Ferrer –que aún viven por la zona…– todo eso
mezclado en la experiencia y la memoria me hace
sentir, junto al respeto y admiración por Núñez y su
obra, la afinidad de un camino compartido que no
concluye con la muerte, sino que se reinicia siempre
con la vida.
Revelaciones desde Guanímar
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
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Parte II
Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.
Por: Ángel Graña González
Vicepresidente primero de la Sociedad Espeleológica de Cuba
“El futuro de nuestra
patria tiene que ser
necesariamente un futuro
de hombres de ciencia”,
esa frase tan importante
para todo nuestro pueblo
y por qué no para el
mundo también, fue dicha el 15 de enero de 1960,
en el XX Aniversario de la Sociedad Espeleológica
de Cuba (SEC), por nuestro Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz; se cumplen 50 años de ese día.
En esta misma fecha, conmemoramos también 70
años de haberse creado, por un pequeño grupo de
jóvenes, con Antonio Núñez Jiménez, de solo 16
años, al frente, la Sociedad Espeleológica de Cuba.
Hoy nos preguntamos ¿qué pensaría en aquel
momento el joven Núñez al nombrarla: de Cuba, y
por qué no de Villegas, que era la calle en Ciudad
de La Habana, donde vivían casi todos?
Cierto que Sociedad Espeleológica de Villegas,
hubiera resultado demasiado local, y Núñez pensaba
en grande; él quería que su institución fuera de
todos los cubanos, y así ha sido. Lo que empezó
como una agrupación de amigos, hoy es una
hermandad de todo el archipiélago, los cuales
continúan las ideas de aquel 15 de enero de 1940.
En mi memoria, aparecen la antigua Academia de
Ciencias en la Habana Vieja, Fidel, Núñez,
espeleólogos y distintas personalidades científicas y
culturales del país, reunidos para celebrar el
Aniversario 20 de dicho acontecimiento; en la
presidencia del paraninfo de la Academia, se
hallaban Fidel Castro Ruz, Antonio Núñez Jiménez,
Eduardo Queralt Martín, presidente de la Sociedad
Espeleológica de Cuba por entonces, Gilberto Silva
Taboada, Heriberto Valcárcel Pineda y Xiomara
Castellar; entre el público, Alicia Alonso, Fernando
Alonso, Lupe Velis, todos miembros de la Sociedad
Espeleológica de Cuba.
Después del Himno Nacional, Núñez Jiménez se
refiere a los primeros 20 años de la Sociedad; habla
de su fundación, de Omelio Sánchez Serrú, otro de
los fundadores, de las primeras expediciones, “las
domingueras”, como les llamó, cumpliendo los
deseos de todos de ampliar las investigaciones; eran
hijos de obreros, con una economía muy limitada y,
por tanto, para llevar a vías de hecho sus
exploraciones, se les ocurrió recurrir a los choferes
de las rastras, quienes viajaban por toda Cuba por la
Carretera Central y pedirles ayuda: lo logran, y
sobre los encerados de esos grandes camiones
viajaron a muchos lugares para después caminar
decenas y decenas de kilómetros, y llegar a los
puntos a estudiar: Pan de Guajaibón, Cerro de
Cabras, entre otros.
Hay que ir a Oriente”, dice alguien y todos
empiezan a preparar, en la temprana fecha de 1945,
la Expedición Geográfica a Oriente.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Parte II
Parten, suben el Turquino, navegan por el Río Toa,
visitan Mayarí, Seboruco, Pinares de Mayarí y van
obteniendo importantes resultados.
Núñez, entonces, decide, aprovechando todo lo
visto y aprendido, escribir una Geografía de Cuba, y
en ella habla de la realidad cubana existente;
aparecen por primera vez en un texto geográfico
cubano las palabras: abusos, atropellos, latifundios,
terratenientes. Este texto llega, casualmente, a
manos del tirano Fulgencio Batista, presidente de
Cuba en ese momento, quien, iracundo, ordena
recoger el libro de todas las librerías e imprentas,
quemar todos los ejemplares, destruir los originales
y apresar a Núñez, su autor.
De todos estos avatares, hablaría Núñez en su
discurso del 20 de enero de 1960: el asalto de la
policía al local de la Sociedad junto a la Terminal de
Ferrocarriles, los golpes que recibieran Dacal,
Valcárcel y otros miembros de la SEC, su
integración a la Columna 8, junto al Che; del triunfo
revolucionario y la toma, por miembros de la propia
Columna 8, del local de la SEC, asaltado en la
dictadura por la policía de Batista y, ahora en la
Revolución, su reintegro inmediato a los
espeleólogos. Así de forma profesional, ecuánime,
amena y con justeza histórica, describe esos
primeros años de la Sociedad Espeleológica de
Cuba.
A continuación, en este acto memorable, Eduardo
Queralt Martín, presidente de la Sociedad, anuncia
que será entregado el primer Título de Honor de
nuestra Institución al Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz nombrándolo Miembro de Honor de la
SEC.
Fidel recibe el diploma, abraza a Núñez y le pide a
éste que le permita agradecer ese gesto y dar las
gracias.
Creo que ese discurso de Fidel del 15 de enero de
1960, publicado luego por Núñez en sus libros 20
años explorando a Cuba, 40 años explorando a Cuba
y Medio Siglo explorando a Cuba, así como en
muchos periódicos de la época, debe ser lectura
obligada para todos los espeleólogos, y más aún
para los jóvenes futuros espeleólogos.
Ese memorable día, Fidel dijo:
… muy útil también en cuanto a nuestra economía,
porque una gran parte de las iniciativas que nosotros
hemos tomado en distintos lugares del país fueron
inspiradas en el conocimiento que los espeleólogos
habían adquirido, no solo sobre cuestiones de
cuevas o de grutas subterráneas, sino sobre otra
serie de cuestiones de la geografía nacional.
Más adelante, señaló:
Gracias a la insistencia del compañero Núñez
Jiménez fuimos a la Ciénaga de Zapata y se
despertó el interés de todos nosotros por la Ciénaga
de Zapata. Gracias a esos conocimientos de Núñez
Jiménez hemos explorado numerosos lugares del
país que hoy se están convirtiendo en centros de
riqueza de nuestra patria.
Y continuaría Fidel:
En realidad trataban de enseñarnos geografía, pero
no sabían enseñarnos geografía. La geografía
resultaba una enumeración de cabos, ríos, de picos,
de penínsulas sin que de veras se nos despertara el
interés por las maravillas que encierra la naturaleza
y esa debe de ser también unas de las lecciones de la
Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.
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Parte II
historia de la Sociedad Espeleológica de Cuba, y es
que se ha podido escribir en una geografía no solo la
enumeración fría y metódica de los accidentes de la
naturaleza, sino de los seres que moran en esa
naturaleza. Es decir, una geografía también humana,
se nos enseñaban los accidentes de la naturaleza,
pero no se nos enseñaban los tremendos accidentes
de la Humanidad, se nos enseñaban las fallas de la
Naturaleza, de la tierra. Mas no se nos enseñaban
los grandes desniveles de la sociedad humana.
Y enfatizaría:
Allá por el año 1940, Núñez y un grupo de jóvenes
fundaban la Sociedad Espeleológica de Cuba y
escalaban el Pan de Guajaibón. Allá más o menos
por la misma fecha otro grupo de jóvenes, por otro
lado, guiados también por ese mismo deseo de
contacto con la naturaleza, nos reuníamos y
escalábamos el Pan de Guajaibón, es decir, por
distintos caminos y en distinto ambiente Núñez
Jiménez y yo hacíamos cosas similares.
El Comandante en Jefe, continuaría diciendo:
… Y eso es algo que me vincula a los compañeros,
a los compañeros buenos que supieron fundar,
mantener y llevar adelante esta Sociedad
Espeleológica. Quizás por esas circunstancias es por
lo que ellos consideraron que tenía justificación
para iniciarme en esta Sociedad, pero más que un
miembro o un socio de Honor, debo de ser incluido
en la categoría de Aprendiz de Honor a
Espeleólogo; por eso vemos con buenos ojos que los
jóvenes exploren las grutas; por eso hay que buscar
nuevos espeleólogos, hay que despertar el interés en
nuestra juventud para que investigue, para que se
entrene.
Y finaliza, enfatizando:
Así que nosotros tenemos que convertir a la gente
joven, tenemos que despertar en ellos esta actividad
y ojalá que en los años venideros crezca la Sociedad
Espeleológica de Cuba y crezcan nuestras
instituciones científicas. El futuro de nuestra patria
tiene que ser necesariamente un futuro de hombres
de ciencias, tiene que ser un futuro de hombres de
pensamiento.
Quién duda que mientras nuestro Comandante
mencionara esa frase, no pensara que nuestro pueblo
sería un pueblo donde todos sabrían leer y escribir,
el desarrollo científico de nuestro país sería muy
alto, nuestra biotecnología estaría a la vanguardia en
el mundo, nuestros médicos estarían por todos los
países del mundo, curando y enseñando, y
tendríamos una Escuela Latinoamericana de
Medicina.
Así fue el acto, así quedó para la Historia esa frase,
esa enseñanza y esa orientación al estudio, la
superación, la hermandad, el trabajo colectivo. Un
discurso para leer, reflexionar y estudiar.
La Sociedad Espeleológica de Cuba ha continuado
con sus trabajos, ha tenido dificultades, problemas,
pero siempre con ese afán de ser mejores, como lo
inculcara el propio Núñez y también lo refiriera
Fidel. Eso nos ha mantenido como fuerte haz, ya
que sabemos que entre todos lo conseguiremos
todo; desunidos no lograremos nada: axioma y
principio, por los cuales se ha logrado que la
Sociedad celebre por todo lo alto, en el Congreso en
agosto del 2010, en Matanzas, la Atenas de Cuba, su
cumpleaños 70 y el Aniversario 50 de este discurso
de Fidel, junto a los hermanos de América Latina, el
Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.
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Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 68, Cuba, 26 de abril de 2007.
Caribe y el Mundo que nos acompañarán en estos
días de fiestas, de aniversarios, de unión,
conjuntamente con la celebración del 6to. Congreso
de la Federación Espeleológica de América Latina y
el Caribe, creada también en Bowling Green, Estado
Unidos, por el Dr. Núñez Jiménez y cuyo primer
Congreso se realizó, en Viñales, en 1984.
Durante esa semana, estaremos siempre juntos: en
las sesiones de trabajo, en la visita a las cuevas,
siempre juntos con todos nuestros invitados
aprendiendo y enseñando, unos con otros.
Este Congreso nos servirá para conocer lo que
hacemos y cómo lo hacemos; todos podrán dar sus
opiniones de nuestras investigaciones y marcaremos
una línea de trabajo bien definida para los tiempos
por venir, siempre pensando igual que Antonio
Núñez Jiménez cuando aquel 15 de enero de 1940,
le dio nombre a la Institución que fundara: Sociedad
Espeleológica de Cuba.
Cincuenta Aniversario de una frase histórica. Setenta Aniversario de una institución histórica.
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Develan en Cienfuegos busto en memoria de Antonio Núñez Jiménez
Lunes, 15 de Agosto de 2011
http://www.5septiembre.cu/
A la memoria del Doctor
Antonio Núñez Jiménez,
destacado
científico, geógrafo,
arqueólogo y espeleólogo
cubano, fue develado un
busto en el Pico San Juan, la mayor altitud del
macizo de Guamuhaya, en la provincia de
Cienfuegos.
"Precisamente a este lugar llegó Núñez Jiménez en
1948 con un grupo de estudiantes de la Universidad
Central Marta Abreu, para proclamarlo como el
punto más alto de toda la región centro occidental
del país, a 1 140 metros sobre el nivel del mar, ",
recordó en las palabras inaugurales, Alejandro
Romero Emperador, vicepresidente de la Sociedad
Espeleológica de Cuba.
La obra fue esculpida por el artista espirituano Félix
Madrigal Echemendía, quien expresó a CINCO de
Septiembre digital el privilegio de ejecutar este
proyecto dedicado a uno de los hombres insignes de
la Ciencia, considerado por demás, el cuarto
descubridor de Cuba.
Agregó el escultor, que empleó el hormigón blanco
macizo, para lograr la solidez necesaria al enfrentar
los elementos de la naturaleza, propios de esta parte
de la región montañosa. El busto queda de cara al
sol naciente y el pedestal, con una base profunda,
está revestido de lajas de piedra de la zona, tratando
de lograr la integralidad.
En apenas dos días, espeleólogos y constructores
erigieron el pequeño monumento en condiciones
adversas por lo abrupto del terreno, el cual se
encuentra a escasos metros de la Estación
Meteorológica del Pico San Juan. Esta ubicación
entraña, asimismo, un tremendo simbolismo, pues
resultó Núñez Jiménez, a la sazón presidente de la
Academia de Ciencias de Cuba, quien determinó en
la década de los años 70 la posición geográfica de
los tres radares meteorológicos construidos tras el
triunfo de la Revolución.
El también capitán del Ejército Rebelde, bajo las
órdenes del Comandante Ernesto Che Guevara
durante la etapa de liberación, nació el 20 de abril
de 1923 en Alquízar. Fue graduado de Doctor en
Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana
(1951) y de Doctor en Ciencias Geográficas en la
Universidad Lomonosov, de Moscú (1960).
Fundó, con sólo 17 años, la Sociedad Espeleológica
de Cuba. Participó en expediciones al Polo Norte
(1972) y a la Antártica (1982). Realizó
exploraciones en la Cordillera de los Andes desde
Perú hasta Venezuela. Llevó a cabo investigaciones
geográficas en China, África, Islas Galápagos, Isla
de Pascua y otras partes del mundo. Dirigió la
expedición "En Canoa del Amazonas al
Caribe" (1987-1988), expresión de la integración
bolivariana de nuestros pueblos de América.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 88, Cuba, 26 de abril de 2007.
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Parte II
Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de Antonio Núñez Jiménez
Por: Adriana Ortiz Blanco
María del Carmen Rodríguez
Clímax de madurez científica
Desde lo cognoscitivo Núñez Jiménez aporta una
serie de conceptos y categorías de una importante
repercusión para los estudios sobre la naturaleza y el
hombre, con una pertinente preocupación filosófica
sobre el hombre y el mundo. Entre la década de los
años 80 y 90 del pasado siglo, se considera marca
un clímax en su producción científica, ya se
pronuncia por el desarrollo de una cultura hacia la
naturaleza, donde su obra del mismo nombre es
representativa de tal afirmación.
Desde el punto de vista filosófico y en vínculo
directo con lo ético, sigue una línea de análisis en
relación con el sentido de la responsabilidad ante los
recursos naturales, y ésta es valorada como la que
debe asumir el hombre que participa de los
movimientos subordinados a la veda de fauna,
control de erosión, control de aguas, por lo que
evidencia la necesidad de que la naturaleza forme
parte del sentido de vida del hombre, de su yo
interno, porque así de forma directa contribuye a su
preservación. Se aprecia que la responsabilidad ante
la naturaleza no recae en el hombre de forma
aislada, sino que la vincula directamente con el
hombre de ciencia, el que ejecuta planes, proyectos
y mueve a otros hombres a su alrededor con tales
fines.
A lo anterior une su visión estética en los estudios
sobre la naturaleza en Cuba, cuando apuntó que se
posee encantos naturales, blanquísimas arenas,
lindas playas, espumosas olas, el verdor oscuro de
sus bosques, lo cual puede ser apreciado por el
hombre.
Un aspecto que interrelaciona los intereses sobre el
lugar del hombre y la naturaleza en los estudios que
se presentan es el relacionado con la relación entre
responsabilidad y humanismo, donde al hombre le
caracteriza una actitud hacia la naturaleza como
muestra de la interacción hombre–naturaleza, en el
establecimiento de aspectos que se convierten en
forma de actuar del hombre tales como: no
contaminar, no talar, protección a los recursos
naturales, entre otros.
El vínculo esencial de esto es la relación hombre -
naturaleza y por tanto, debe cambiar la proyección
del primero hacia la segunda, o sea debe operarse
una nueva actitud frente a la naturaleza tanto de
índole individual como social, es ésta la muestra
fehaciente del sentido de la responsabilidad ante el
entorno natural.
Esta reflexión, que pasó de lo teórico a lo práctico,
se convierte en una necesidad no sólo para los
estudios sobre la naturaleza y el hombre en general
sino en zonas particulares donde una demanda de la
sensibilidad estética popular se necesita. El
desarrollo de una cultura estética, o en general una
cultura hacia la naturaleza, fomentada de forma
teórico - práctica por Núñez Jiménez, incluye el
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
mejor manejo técnico y científico de los recursos de
la naturaleza en zonas como el Yunque de Baracoa,
esto exige una sensibilidad popular.
Con ello impulsa la necesidad de ampliar los
conocimientos del hombre sobre el entorno.1 Una de
las particularidades en el estudio de la naturaleza en
contextos concretos por la que aboga Núñez
Jiménez que contribuyen a desarrollar una cultura
hacia la naturaleza es el paisaje cársico, en ello
vincula lo cognoscitivo con la conducta para
desarrollar en el hombre; es partidario de un amplio
conocimiento de la carsología como aspecto que
tributa al desarrollo económico. Es significativo el
estudio realizado en este aspecto por la Sociedad
Espeleológica de Cuba,2 en la zona oriental donde
se destacan los referidos a los movimientos
tectónicos intramontañosos en la zona de Palma,
Contramaestre, y la erosión diferencial, las
depresiones de la misma por esta causa.3
Otro aspecto que favorece el conocimiento del
hombre sobre su entorno, y con ello el logro de una
cultura hacia su protección, es el referente al paisaje
montañoso de las serranías orientales, donde Núñez
sugirió la práctica de una agricultura que respete la
tumba del monte. He aquí un elemento previsor,
porque de no tenerse en cuenta provoca la pérdida
no sólo del bosque, sino de la capa vegetal y se
altera así el régimen hidrológico. En una palabra, se
destruye un ecosistema y con él la fauna que lo
habita y el suelo que lo sustenta.4
La perspectiva planteada para acometer estudios
sobre la naturaleza y el hombre, teniendo en cuenta
aspectos filosóficos que la medien de tipo ético son:
la responsabilidad hacia la naturaleza y la
orientación del sentido de la vida del hombre hacia
su cuidado y conservación; en lo estético, la
marcada sensibilidad hacia la observación de la
naturaleza. No menos importancia reviste el aspecto
cognoscitivo, como el capaz de establecer una
relación coherente entre la naturaleza y la práctica
humana de incidencia en la misma. Los aspectos
filosóficos asumidos por Núñez propician una
particular visión integradora sobre la naturaleza y lo
humano en su totalidad, es decir, una profunda
reflexión sobre el mundo que asume al hombre
capaz de desarrollar papeles responsables en la
naturaleza.
He aquí la esencia de por qué se recurre a este
estudio en pleno siglo XXI, donde las indagaciones
filosóficas acerca de la naturaleza y el hombre
tienden hacia una adecuada valoración y orientación
de la cosmovisión hacia la relación que se estudia,
donde se incluye lo ético, se manifiesta desde lo
bueno, lo malo, la virtud, hasta la responsabilidad y
el sentido de la vida respecto a la naturaleza, sin
descuidar lo importante del desarrollo cada día
mayor de conocimientos respecto al entorno natural
con una adecuada sensibilidad y observancia.
Uno de los principios que consideramos importantes
y que enriquecen los estudios sobre la relación
hombre-naturaleza, desde el prisma de Antonio
Núñez, es el referido a la consideración del
problema, situación o aspecto del ambiente por
estudiar, sea visto como totalidad o con una relación
de lo investigado y sus posibles efectos negativos o
positivos para el hombre y para el medio particular
lo anterior se enriquece cuando se integra la visión
de cultura hacia la naturaleza, con la conducta
Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de
Antonio Núñez Jiménez
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Parte II
asumir por diferentes pobladores acorde con las
características de sus zonas, con la protección de
suelos, la atención a la erosión de los mismos
expuesta en diferentes momentos de la obra de
Núñez Jiménez.
Estos aspectos son incluidos en el debate en
articulación directa con lo cognoscitivo, lo ético, lo
estético, lo cual permite establecer diferenciaciones
reales en contextos concretos en vínculo directo con
la objetividad, como dinamismo de articulación que
incluye diferentes esferas de fenómenos
relacionados de forma recíproca Este razonamiento
conduce a afirmar que en la realidad no pueden ser
delimitados en función de un marco teórico, un
problema o grupo de ellos, dados sin una
articulación o relación dialéctica con otros con sus
exigencias cognoscitivas, de ahí la necesidad de
buscar las especificidades de lo investigado y
utilizar la totalidad como constructora de
conocimientos.
En Núñez Jiménez, se aprecia en esta etapa un
análisis desde la totalidad como relación esencial
dada entre el hombre y la naturaleza, en vínculo con
el nivel de desarrollo de una sociedad dada, con la
práctica productiva-social del hombre. Si se
desglosan estas últimas ideas se observa que la
relación hombre–naturaleza, presupone una relación
dinámica, la que depende de los procesos históricos,
tecnológicos, culturales, lo cual especifica las
relaciones sociales en vínculo directo por ejemplo
con el uso racional de recursos naturales, utilización
adecuada de los recursos del bosque, de las aguas,
aquí el hombre interactúa con una diversidad de
aspectos no en una sola dirección de un estudio de
estado actual desde lo teórico, sino también desde la
transformación práctica.
En la propuesta del conocimiento de la naturaleza
en lo analizado se expresa una realidad objetiva por
medio de conceptos y relaciones que se desarrollan
dinámicamente por lo cual este proceso no puede
ser interpretado de manera lineal y mecánica, según
esquemas o procedimientos de investigación únicos
y definitivos, sino con enfoques flexibles y
dinámicos que brinden alternativas que guíen y
orienten el desarrollo del conocimiento del hombre
hacia la naturaleza, la forma de actuar y conducirse
en la misma en correspondencia con los
requerimientos que exige la práctica social en cada
situación concreta, en la que se tome en
consideración los sujetos sociales y las condiciones
histórico concretas.
La obra de Núñez Jiménez –aquí expuesta– se
considera un punto de partida importante para los
análisis filosóficos en el tema. La misma posee un
nexo de continuidad en cuanto al análisis de las
condiciones materiales que rodean al hombre y que
estas a su vez pueden afectar su entorno; es el caso
del uso racional de los recursos naturales,
alternativa para los regadíos y la electricidad entre
otros aspectos, por lo que se considera que exponen
una óptica verdaderamente científica en esta rama
del saber filosófico, sin estar catalogado como
filósofo.
Antonio Núñez Jiménez ofrece aportes teórico-
prácticos para el estudio de la naturaleza y la
incidencia en la misma del hombre, toda su vasta
obra dedicada al conocimiento de la espeleología
con fines cognoscitivo - educativos forma parte
Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de
Antonio Núñez Jiménez
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Parte II
de sus aportes. Se considera que su preocupación
por lograr una cultura en el hombre hacia la
naturaleza cubana, en general conociendo sus
particularidades, forma parte de la importancia de su
estudio. Si bien no definió cultura como concepto,
sus enseñanzas a la protección y transformación de
la naturaleza de forma planificada, son aspectos
para tener en cuenta muestra de su desarrollo
científico, los cuales pone en práctica para fomentar
el cuidado de la naturaleza.
Sus postulados tienen vigencia en nuestros días
porque parten de un carácter previsor, las actuales
generaciones deben conocer sus creaciones
científicas, sus conocimientos históricos; el rico
arsenal investigativo de cada uno de ellos para
utilizarlos allí donde los conocimientos humanos
den explicación a la contradictoria situación
ambiental en el siglo XXI. Por ello, se considera
que Núñez Jiménez manifiesta su formación
cognoscitiva multidisciplinaria, estudioso del
hombre, su entorno con un enfoque integral de la
vida de los seres humanos en sociedad. Esta visión
antropológica sobre el hombre, le permite
reconocerlo como ser capaz de reflexionar sobre la
realidad, sujeto que se valora a sí mismo, sobre sí
mismo y en relación con el entorno socio natural
que le rodea.
De esta forma, muestra la necesidad de la creación y
fomentación de hábitos de cuidado hacia la
naturaleza, así como del desarrollo de una
sensibilidad estética, la cual parte de la observación.
El humanismo en este contexto no puede ser
entendido como un accesorio del trabajo científico
sino como una dimensión que permite apreciar con
intensidad y calidad los conflictos del ser humano y
sus relaciones sociales, reflejar en lo cualitativo y
trascendente lo que el desarrollo científico y técnico
no ha podido aún someter a precisiones y
magnitudes.
Desde el punto de vista filosófico, se considera que
refleja una visión conceptual de naturaleza, con un
nivel de interacción con la responsabilidad y el
sentido de la vida. Desde el punto de vista ético,
como resultado de la relación naturaleza-hombre y
de las relaciones entre éstos en un contexto social,
van conformando históricamente un sistema de
valores de orden espiritual donde, de forma
implícita, abordan el sentido de la vida dirigido a la
naturaleza, como sentido de pertenencia, como
manifestación de conciencia.
La cultura hacia la naturaleza de forma explícita
como concepto en Núñez Jiménez, es muestra de su
preocupación por las nuevas generaciones. En ello
se entrelaza el conocimiento, el cual actúa como
algo estratégico si se tiene en cuenta que en estos
análisis se necesita de la actualidad, del diseño de
estrategias adecuadas con la responsabilidad,
sensibilidad y socialización del cuidado del entorno.
En razón de lo antes expuesto, es válido precisar
que el alcance de la obra de Antonio Núñez para el
estudio de la relación de la naturaleza y el hombre
puede resumirse en correspondencia con otros
aspectos de profunda significación para las nuevas
generaciones, como son los referidos a que tuvo en
cuenta la relación que se estudia en una unidad de lo
educativo, con lo cognitivo, la responsabilidad.
En general, los estudios que se presentan se
adentran en un análisis de la relación hombre-
naturaleza que, aunque las obras esbozadas no se
Reflexiones filosóficas acerca de la relación Hombre-Naturaleza en la obra de
Antonio Núñez Jiménez
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caracterizan por una sistematización de la relación
estudiada, contribuyen a desarrollar una visión
integral de la misma porque se respeta lo histórico,
el contexto natural general. Lo anterior se debe
valorar como una continuidad respecto a la
orientación de la cosmovisión del hombre hacia la
naturaleza, porque el dominio de la misma significa
ser responsables, y para ello se debe tener
conocimientos sin descuidar lo estético hacia la
naturaleza.
Se considera que se deben distinguir, como muestra
de la trascendencia del quehacer de Núñez Jiménez
en relación con la naturaleza y el hombre, la
presencia de tendencias internas connotadas en
obras concretas, como es la referida a explicar el
estudio de la relación hombre-naturaleza desde lo
espeleológico, y para ello dota en su vasta obra de
estudios de cuevas, la presencia aborigen en las
mismas, y cómo la incidencia antrópica puede
destruirlas; Medio Siglo Explorando a Cuba, es un
ejemplo de ello.
En general, se aprecia una tendencia a interpretar la
relación hombre-naturaleza como ente cultural
donde incluye las experiencias de los hombres en el
conocimiento de la naturaleza, sus disímiles formas
de actuar y comportarse, el uso racional de los
recursos naturales, del suelo, de la tecnología. Aquí
vincula lo educativo con lo cognoscitivo, hacia el
logro de una cultura hacia la naturaleza, que implica
cada día más atenuar los cambios negativos que el
hombre puede realizar a la misma. Estos aspectos
son muestra de que hoy, en el siglo XXI, la
interrelación entre el hombre y la naturaleza desde
el prisma filosófico, requiere de una adecuada
visión científica en busca de una apropiada
explicación filosófica, y con ello contribuir a
desarrollar el cuidado de la naturaleza:
(…)" acción creadora o destructora, en su
evolución, tiene su base en las maravillas naturales,
en la belleza de un atardecer, en el misterio de los
astros, en las formas coloridos de las flores, en la
armonía de las mariposas, en el susurro del viento,
en el sentimiento de impotencia que experimenta el
hombre ante el huracán y el rayo o el terremoto que
todo lo destruye".5
Bibliografía
Núñez, Antonio, A. Geografía de Cuba, Editorial
Lex, La Habana, 1960.
________, Medio siglo explorando a Cuba, 2t,
Imprenta central de las FAR, 1990
________, (comp.), 20 años explorando a Cuba, La
Habana, 1961.
________, Cuba con la mochila al hombro, La
Habana, Ediciones Unión, 1963.
________, La erosión desgasta a Cuba, La Habana,
Instituto Cubano del Libro, 1968.
________, Hacia una cultura de la naturaleza, La
Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998
Hechavarría, Israel; Luisa Fernández; Villalba
Roxana; Antonio Núñez Jiménez Bio-bibliografía,
Antonio Núñez Jiménez. Editado por la Fundación
de la Naturaleza y el Hombre Antonio Núñez
Jiménez, La Habana, 1997.
Roig de Leuchsenring, Emilio, “Expedición a
Oriente”, en 20 Años explorando a Cuba, La
Habana, Cuba
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Antonio Núñez Jiménez
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1- Emilio Roig de Leuchsenring. "Expedición a Oriente" (En: 20 Años Explorando a Cuba, pp. 45-47).
2- La Sociedad Espeleológica de Cuba se destacó en el estudio y conocimiento de cuevas, su formación y composición.
Mantuvo un vínculo directo con el Instituto de Geografía y Geología de la Academia de Ciencias de Cuba. Se destaca en su
haber la creación del Laboratorio Bioespeleológico, la clasificación genética de las cuevas cubanas, los estudios sobre
morfología cársica y las exploraciones subacuáticas, por citar algunos resultados. Véase: a Guillermo Oliva: «Los que aman
la naturaleza», en Medio Siglo Explorando a Cuba, págs.235-238.
3- I. Kartashov y N. Mayo en: “Algunos resultados del estudio de los depósitos continentales del Cuaternario de Cuba
Oriental” , en Antonio Núñez Jiménez. Medio siglo explorando a Cuba, t. II, pp.78-79. Además estudios sobre Barbourias
cubensis en estudios realizados en Siboney, Santiago de Cuba, el estudio incluyó índices de salinidad en las aguas de la
cueva estudiada que tiene sus formación abierta por una fractura «en el borde inferior de la segunda terraza marina de esta
zona. Véase: Nicasio Viña Bayes, Cuevas de Cuba, pp. 25-26. Entre otros estudios referidos a la zona oriental por este
autor se encuentran la Laguna Baracoa donde se precisa el drenaje de sus aguas, el transporte de rocas de este proceso, en
ella se unen tres depresiones «en caliza con las fisuras colmadas por arcilla que mantienen el agua durante todo el año y que
están aisladas del nivel freático regional. Véase: Nicasio Viña y otros en Medio Siglo Explorando a Cuba, pp. 136-137.
Otros estudios de la región oriental se refieren a los Cambios climáticos en la Caverna de los Majaes, Siboney, Oriente,
realizado por Domingo Deaz y J. Marrero donde se incluyen cambios ocurridos en los parámetros de humedad relativa y
absoluta, evaporación, en Medio Siglo Explorando a Cuba, t. II, pág.159.
4- Antonio Núñez Jiménez. Medio siglo explorando a Cuba, t. I, p. 190.
5- Antonio Núñez Jiménez, Hacia una Cultura de la Naturaleza, p. 17.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 89, Cuba, 30 de septiembre de 2011.
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Parte II
Por: Ángel Graña González
Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba
Como todos los días ese lunes 18 de octubre llegué
temprano a casa de Núñez, ya en el jardín estaba
Jino regando las plantas y después de saludarme me
dijo que ya estaba abierta la nave, así era como
llamábamos al salón donde Núñez trabajaba,
construido por orientaciones de Celia Sánchez al
dejar él la Academia de Ciencias y marchar al Perú
como Embajador de Cuba.
Al pasar por el pasillo hacia la nave por una gran
puerta de cristal que tiene la casa de Núñez, lo veo
en pijamas, hablando por teléfono, al darse cuenta
de que soy yo me hace una seña con la mano de que
entrara y me sentara frente a él.
Por la conversación me doy cuenta de que está
dando algunas medidas de ropa, tapando el teléfono
con la mano me pregunta:
–¿Qué número de gorra tú usas?
Le respondí que no sabía, él levantando la mano del
teléfono dice:
–La misma que la mía.
Vuelve a tapar el teléfono y me pregunta:
–¿Qué número de pantalón usas?
–32 por 30, –respondo.
Vuelve a hacer la operación de quitar la mano del
teléfono y dice:
–La misma que la mía. –También me pregunta el
número de camisa y zapato y siempre la respuesta
fue:
–La misma que la
mía.
Al terminar de
hablar por
teléfono, se despide en ruso y una sonrisa se dibuja
en su rostro. Yo estaba extrañado de todo eso,
cuando me dispongo a levantarme para pasar a la
oficina, me dijo:
–Busca tu pasaporte, aquí tienes el mío, ve a ver a
Modesto en Relaciones Internacionales de Cultura,
el viernes nos vamos para la Antártida, voy a
terminar de desayunar y después te cuento.
Yo estaba que no atinaba a hacer nada, daba vueltas
y vueltas por la oficina esperando a que él llegara y
me dijera que pasaba, unos minutos después llega
con un grupo de libros bajo el brazo
Y me dice: Siéntate. Me han invitado a participar en
la XXVII expedición Soviética a la Antártida, y vas
conmigo, debemos salir el viernes a Moscú donde
nos reuniremos con el resto de los participantes, las
medidas que pedían eran para la ropa que debemos
usar allá, ve a Cultura que Modesto te está
esperando para arreglar los pasaportes.
Todo esto sucedía un lunes, la salida estaba prevista
para el día 25, al regresar del Ministerio de Cultura,
ya Núñez estaba leyendo algunos libros sobre el
continente blanco y me dijo debemos leer lo más
El lugar más frío del planeta1
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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Septiembre 2015
Parte II
que podamos sobre esta región y me dio algunos
libros para que leyera. Toda esa semana fue de
preparativos para el viaje.
Esa semana fue muy agitada, Núñez leía un libro
sobre la Antártida y me lo daba para que yo lo
leyera, también preparamos todos los equipos que
llevaríamos, maletín de geólogo, brújulas, las
cámaras de fotografía y cine. Me entregó, para que
aprendiera a usarla, una cámara de vídeo.
El miércoles de esa semana temprano estábamos los
dos en el Instituto Cardiovascular donde su director
el Dr. Cañero, nos haría un chequeo médico y nos
enseñaría los métodos de recuperación, respiración
boca a boca y otras instrucciones. Para practicar el
boca a boca nos llevaron a una camilla, donde
estaba un muñeco de goma del tamaño de una
persona, y con él practicamos los dos.
La noche antes de partir, como a las once de la
noche, Núñez me llama a casa, en esa época yo
vivía a unas dos cuadras de la de él, y me dice:
“Ven un momento, que mi amigo está aquí en la
casa”; al decir mi amigo yo sabía que era que el
Comandante en Jefe, yo le pedí que avisara para
poder pasar el cordón de seguridad, me respondió:
“Ven ya te esperan”.
Me vestí y caminé las pocas cuadras hasta su casa,
en la esquina de 7a y 66 se encontraba un carro
detenido en el medio de la cuadra que no dejaba
pasar ningún vehículo por frente a casa de Núñez, al
llegar allí, e identificarme con el oficial me dijo que
pasara, me estaban esperando.
Fue un momento muy emocionante cuando estuve
frente a Fidel, Núñez le dice:
–Él es Graña, mi ayudante, me va a acompañar al
viaje.– Fidel asiente con la cabeza y dijo:
–Es una experiencia inolvidable lo que van a hacer
ustedes, de verdad, siento mucho no poder
acompañarlos.
Núñez le entrega una bandera cubana a Fidel y le
pide que la firme en la estrella blanca ya que él
desea que esa bandera sea izada en la Antártida a
nuestra llegada, Fidel acepta, se sienta en la mesa
del comedor y pone su firma en la estrella solitaria.
Tomo algunas fotos de ese momento histórico y
luego nos sentamos en los sillones de la sala. Núñez
le explica a Fidel todo el recorrido que debemos
hacer para llegar al continente helado y señala que
esta invitación estaba pendiente desde que él, diez
años atrás, había estado en el Polo Norte.
Ya en la madrugada, Fidel se retira dándole un
fuerte abrazo a Núñez y al saludarme a mí me dijo:
“Tienes la responsabilidad de cuidarlo”.
El lunes de la partida, desde temprano comencé a
cerrar todos los paquetes que llevábamos para el
viaje, después fui al Ministerio de Cultura a recoger
los pasajes y pasaportes. Saldríamos a las 5 de la
tarde en un vuelo de Aeroflot hacia Moscú, allí
estaríamos dos o tres días, para después junto a
todos los participantes salir para la Antártida.
Al llegar al aeropuerto y dirigirnos al salón de
Protocolo encontramos allí, al Dr. Wilfredo Torres,
Presidente de la Academia de Ciencias y al Dr.
Ismael Clark, quienes también volarían a Moscú en
el mismo vuelo.
A la hora indicada pasamos al IL 62 de Aeroflot y
nos acomodamos en primera clase, inmediatamente
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Septiembre 2015
Parte II
la aeromoza nos trae unas copas con champaña y el
Dr. Wilfredo Torres hace un brindis por el éxito de
la misión.
Al llegar al aeropuerto Sherematievo 2, a las 6 de la
mañana hora de Cuba, nos esperan Yuri Israel y
personal de Servicio Hidrometeorologico y Luis
Felipe Vázquez y otros funcionarios de la Embajada
de Cuba, nos llevan al salón de protocolo y allí se
realiza un brindis de bienvenida, hace bastante frío
en Moscú.
Después de recoger el equipaje nos llevan para el
hotel del Partido y comunican que esa noche tendrá
lugar una cena en el mismo hotel, donde podremos
conversar sobre el viaje; yo ocupo la habitación 510
y Núñez la 511.
En la cena me entero que volaremos hasta Maputo,
capital de Mozambique y allí recibiremos la ropa
polar y nos uniremos al resto del grupo. Con
nosotros volará a Maputo, Nicolás Miravjev, que
habla inglés, francés y un poco de español; es uno
de los jefes de esta expedición.
Estuvimos en Moscú dos días, los que
aprovechamos para visitar la Plaza Roja y el
Memorial de Lenin. El día 28 salimos en el vuelo
453 en un TU 154 de Aeroflot rumbo a Maputo, con
escalas en Sinferapol, El Cairo, Jibuti, Dar El Salan
y Maputo a donde llegamos a las 11:10 am del día
29.
En esta ciudad la temperatura era igual a la de Cuba,
nos esperaba Rafael Lorenzo, Encargado de
Negocios de la Embajada de Cuba, el embajador
estaba para La Habana. Nos llevan para la
Residencia del Embajador, donde estaríamos hasta
el día de la salida para la Antártida, vuelo que
haríamos en un IL 18, preparado especialmente para
este tipo de viaje.
Almorzamos en la Embajada y Lorenzo nos prepara
un programa para los días de estancia en Maputo. Al
terminar el almuerzo se recibe una llamada de la
Embajada Soviética en Maputo donde le dicen a
Lorenzo que está en camino un carro con nuestras
ropas polares. Efectivamente, unos minutos después
se detiene frente a la embajada de Cuba un carro
Volga negro y bajan dos grandes sacos de color
verde olivo, marcados con nuestros nombres en
ruso, los traía nuestro amigo Nikolai Muravjev,
Nick, el científico devenido en traductor.
Inmediatamente y como si fuéramos unos niños en
Día de Reyes comenzamos a abrir los grandes
bultos y a sacar la ropa y a probárnoslas, también se
encontraba en la Embajada Edelmiro Bonachea, del
Sectorial de Cultura de Sancti Spiritus en funciones
culturales en Maputo, que conocíamos y que había
ido a la Embajada a saludarnos al saber de nuestra
llegada a Maputo. Filmo en vídeo a Núñez mientras
se prueba las ropas y sacamos muchas fotografías de
este momento.
Cada uno recibía: un par de botas hasta la rodilla, un
par de zapatos forrados de lana, un overol azul
relleno de lana, un abrigo, también azul relleno de
lana, un pantalón de cuero con su chaqueta, un par
de medias de lana negra, dos juegos de pullover de
mangas largas, un abrigo con cuello de tortuga de
lana, un par de guantes azules, un chapka, y un par
de espejuelos oscuros.
Después de la apertura de los bolsos y que Nick
explicara el uso de algunas piezas especiales, como
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Septiembre 2015
Parte II
unas de lanas para abrigarse los pies, invitamos a
Nick a tomar unos tragos de ron cubano.
El lunes primero de noviembre es señalado para la
partida, pero debe esperarse el aviso de la Embajada
Soviética, porque primero se comunicarán con la
base Soviética en la Antártida, para ver si las
condiciones del tiempo son las mejores. Estamos
despiertos desde las 5 de la mañana y a las 5:30 se
produce la esperada llamada: A las 6:30 am
despegará el avión hacia la Antártida, según plan.
Al llegar al aeropuerto vemos en un extremo de la
pista el IL 18 de color rojo, el carro de la embajada
llega hasta la misma escalerilla y en ella esperan los
funcionarios de la Embajada Soviética, Nick y el
Comandante de la Nave; nos llamó mucho la
atención el color rojo del avión, pues a pesar de
tener el letrero de Aeroflot, no poseía los colores
normales de esa compañía de aviación, Nick explica
que este cambio se hace para que en caso de
accidente, pueda ser localizado rápidamente sobre el
blanco de la nieve, los colores oficiales blanco y
azul de Aeroflot no ayudarían a descubrirlo
fácilmente; tragamos en seco, porque eso no
sucederá con nosotros. Nos despedimos de Lorenzo
y Argelio, el chofer y subimos al avión.
Una vez a bordo, el Comandante de la nave dice en
perfecto inglés que el vuelo será de 9 horas; por
suerte en Maladiosnaya, la base adonde iremos, hay
–15 ºC. En definitiva no salimos hasta cerca de las 8
de la mañana, recorremos el avión, el cual está
adaptado para travesías largas; en la cabina trasera
se han colocado grandes tanques de combustible:
Nick explica que a mitad del vuelo, se debe tener
comunicación con la Antártida, para conocer como
está el tiempo por allá, ya que solo en dos
estaciones soviéticas puede aterrizar este equipo, si
a las cuatro horas y media no hay posibilidades de
aterrizar en alguno de los dos puntos, por mal
tiempo, el avión regresa a Maputo y si se pasa de
ese lugar intermedio, el avión no tendría
combustible suficiente para retornar.
El vuelo transcurría muy tranquilo, interiormente
ardía en deseos de llegar al punto donde se recibiría
la noticia de poder continuar o volver atrás. La
atención en el vuelo fue de primera clase: a cada
hora se acercaba a nosotros el propio Nick,
devenido ahora en sobrecargo a ofrecernos algo de
beber o de comer.
Exactamente a las cuatro horas y media del
despegue, el propio Comandante de la nave se
acerca a Núñez y le comunica que el tiempo era
normal en Maladiosnaya y continuamos viaje, en
sus manos lleva un periódico Pravda, al abrirlo nos
sorprende con una botella de Vodka y con unos
vasos brinda junto a nosotros por el éxito del viaje.
A las 5 de la tarde anuncian que aterrizaremos, lo
que hace el Comandante con gran pericia, la nave
corre por la pista de hielo, señalada a tramos por
botas, como las que nos entregaron, enganchadas en
palos, la pista debe ser gigantesca pues el avión no
utiliza los frenos y sencillamente lo dejan correr
hasta que se detenga por sí mismo, una vez que lo
hace, poco a poco, va regresando hasta donde se
encuentra un enorme container, que es donde están
la base de operaciones del aeropuerto, cientos de
soviéticos esperan, en lo alto del container la
bandera soviética y la cubana.
Nick orienta cambiar las ropas por las polares, ya
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Septiembre 2015
Parte II
que hay –15 ºC, lo cual hacemos con rapidez. Al
abrir la puerta del avión una corriente helada entró a
la cabina, fue el saludo a los huéspedes del trópico
del continente helado.
Gritos, aplausos, hurras, llegan a nuestros oídos,
Núñez me dice que baje con la cámara de vídeo y al
llegar al suelo caigo enterrado en la nieve hasta
cerca de la rodilla, debo decir aquí que era la
primera vez en mi vida que veía y sentía la nieve.
Núñez desciende saludando con la mano a los
cientos de científicos presentes y hacia él se dirige
Rurik Maximovich Galkin, jefe de la XXVII
expedición soviética, para darle la bienvenida.
El grupo se hace compacto alrededor de Núñez y
Yurik, casi no puedo operar la máquina de vídeo, un
cocinero con ropa blanca, sobre la ropa polar
exhibiendo su gran gorro blanco, se acerca con una
bandeja con pan y sal para darnos la bienvenida. A
pesar de la ropa siento frío, debo decir que no me
puse el traje de piel, pues pensé que no haría falta,
pero me doy cuenta que la ropa que nos dieron es
para ponérsela toda.
Rurik nos invita a pasar a una tanqueta todo terreno,
diciéndonos que el equipaje nos lo llevaran hasta la
casa. Ya en la tanqueta y por la calefacción me
siento mejor y en ella avanzamos los 12 km que
existen del “aeropuerto” a la casa, por el camino
vemos que se repite la señalización del mismo por
las botas viejas puestas sobre palos que marcan la
“vía”.
Llegamos a Maladiosnaya, poblado de container,
casas donde viven los científicos y unos mayores
convertidos en laboratorios, nos llevan a nuestra
morada, donde encontramos una temperatura muy
agradable; abre la puerta Vladimir Andreivich
Krasnov, Volodia, simpático personaje quien será el
que nos atenderá en la casa, nos recibe con un fuerte
abrazo y los característicos besos rusos y dice en
español: ¡Viva Cuba! ¡Viva Fidel! Núñez responde
rápidamente, — ¡Viva la Unión Soviética! ¡Viva
Brezhnev!
Volodia tenía abierta sobre la mesa una botella de
vodka y unas copas, y nos sirve un gran trago para
brindar, diciendo Medicin Medicin, esa palabra se la
oiríamos a él durante nuestra estancia varias horas
del día, inclusive antes de tomar el café por la
mañana nos recetaba como medicina un trago de esa
fuerte bebida.
Nuestra “casa” constaba con dos habitaciones
cocina, comedor, pequeño salón de reuniones, baño
y una rica despensa con productos enlatados y
embutidos, nuestra habitación tenía dos camas, un
pequeño escaparate, dos sillas y las ventanas con
cortinas negras, que también me llamaron la
atención.
Rápidamente Volodia le pregunta a Núñez en ruso y
a Rurik que le avisaran a qué hora queríamos cenar.
Por las ventanas veíamos el día claro e
imaginábamos que era casi las ocho de la noche, fue
cuando comprendí el porqué de las cortinas negras,
en la Antártida durante la primavera austral la
puesta del sol es cerca de media noche y el
amanecer a las tres de la madrugada.
Rurik le dice a Volodia que sí, que prepare la cena y
que también cenará con nosotros Nick. Durante la
cena y después de ella Rurik le explica a Núñez
nuestro programa en esa estación, así como la
celebración el 7 de noviembre, fiestas por la
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Septiembre 2015
Parte II
Revolución de Octubre, Núñez le dice que trae una
bandera cubana con la firma de Fidel para que sea
izada ese día tan especial para los revolucionarios
del mundo, Rurik asiente con la cabeza. Ya en la
madrugada, muy cansados por el largo viaje, nos
despedimos de nuestros anfitriones y retiramos a
dormir.
Los próximos días fueron de mucha actividad,
recorrimos toda la estación, visitamos todos los
laboratorios, así como realizamos recorridos en
tanqueta a la isla de Maioll, donde convivimos con
pingüinos y vimos lanzar cohetes meteorológicos
que hacen una vez a la semana.
Fue muy emocionante pues en casi todos los lugares
que visitamos sentimos el calor de la amistad de ese
pueblo hacia la Revolución Cubana y hacia Fidel,
uno de los jóvenes investigadores nos enseñó el
libro “La Historia me Absolverá” traducido al ruso,
el cual tenía entre sus libros preferidos, en casi
todos los lugares visitados, a solicitud de ellos,
Núñez tenía que hablar de la Revolución cubana,
apoyándose en Nick para la traducción al ruso,
todos oían a Núñez con dedicación y después lo
colmaban de preguntas sobre Cuba. Nuestras
cámaras fotográficas y de vídeo no estaban quietas,
siempre teníamos que hacerlas funcionar, el paisaje
bellísimo, la tranquilad y el silencio molestaban en
los oídos.
Un día al visitar uno de los laboratorios vimos a la
entrada una motocicleta especial, con esquís para
transitar por la nieve; Volodia por señas me dice
que la utilizara, como he montado motos
tradicionales, me aventure a aceptar la invitación, él
mismo la arrancó y una vez en ella recorrí los
alrededores de dicha nave, como me iba bien, me
aventuré a alejarme un poco y realicé un recorrido
realmente inolvidable por la nieve, con la
convicción de que si me caía lo haría sobre una
mullida capa de nieve.
El día 7 de noviembre amaneció un cielo azul y frías
temperaturas, Volodia al llegar esa mañana no llegó
con el trago de vodka acostumbrado, sino con una
botella de champaña y tres copas, para brindar por
la Revolución de Octubre, sentados en nuestras
camas hicimos el brindis, Volodia hoy vestía de
traje con corbata y todo, después del brindis
comunico que el desfile comenzaría a las diez de la
mañana, a la misma hora del de Moscú, debo
explicar aquí que en esta estación corresponde la
misma hora que en la capital de la URSS.
Todos los habitantes de Maladionaya visten sus
mejores ropas, vemos en los alrededores de la
tanqueta, devenida en tribuna, la concentración de
todas las personas, con carteles y banderas rojas con
la hoz y el martillo listos para comenzar el desfile.
A la hora indicada comienza el desfile, por los
amplificadores de la estación trasmitían el de la
Plaza Roja y a miles de millas de ese lugar
comienzan a desfilar los trabajadores polares, gritos
de Hurras llenan el espacio. Cientos de carteles en
ruso, entre ellos dos en español ¡Viva Cuba! y ¡Viva
Fidel!
Una vez terminado el desfile frente a todos los
participantes, Rurik se sube en la tanqueta y les
dirige la palabra, Nick nos traduce lo dicho por
Galkin, con posterioridad, Núñez sube también a la
tanqueta y pronuncia en español su discurso, y
anuncia que será izada la bandera de Cuba firmada
El lugar más frío del planeta1
Pág. 85
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
por Fidel junto a la de la URSS.
Cuando nuestra bandera llega a la cima del mástil,
un gigantesco grito de hurra hace que se muevan los
hielos, Núñez abraza a Galkin y Volodia, los cuales
estaban junto a mí, con lágrimas en los ojos me da
un fuerte abrazo. Ese día era de fiestas, algunos
jugaban balompié, otros con sus cañas de pescar se
acercaban al mar congelado, abrían unos hoyos y a
través de ellos trataban de pescar.
El 9 de noviembre, día del regreso, fue también muy
agitado, preparábamos de nuevo los bultos que
deberían regresar a Moscú y posteriormente a La
Habana, ahora estaban aumentados por una buena
cantidad de rocas que llevábamos de muestra y
algunos regalos hechos por los propios
exploradores.
La salida fue cerca de las 4 de la mañana y ya el sol
estaba afuera desde hacía dos horas, una fuerte
ventisca a modo de despedida nos hacía tener que
limpiarnos la cara constantemente de las partículas
de nieve, Rurik, Volodia y Nick estaban con
nosotros, regresábamos en el IL 18 solo Núñez y yo,
con fuertes abrazos nos despedimos de nuestros
anfitriones y subimos la escalerilla del avión.
Por nuestras ventanillas veíamos a nuestros amigos
y a otro grupo de soviéticos que movían las manos
como despedida, el avión hizo rugir sus motores y
tomo velocidad y rápidamente despegó rumbo a
Maputo.
Tras las nueve horas de vuelo aterrizamos en el
Aeropuerto Internacional de Maputo, nos esperan
funcionarios de la Embajada Soviética, y Lorenzo y
Argelio, después de los saludos de rigor, colocamos
toda nuestra carga en la camioneta de la Embajada
de Cuba y Núñez va en el carro del Embajador junto
a Lorenzo, yo acompaño a Argelio en la camioneta.
Ya en la Embajada y con una temperatura mucho
más caliente, procedo a darme un buen baño
llenando la bañadera de agua caliente y estando en
ella casi una hora, no es necesario destacar que
durante los días de nuestra estancia en
Maladiosnaya no nos fue posible bañarnos.
Durante la cena de ese día, a la que Lorenzo había
invitado al Embajador Ruso, pudimos contarle de
todas nuestras actividades y de lo fructífero del
viaje. Esa noche dormí como los angelitos.
Al día siguiente, 10 de noviembre de 1982, al
asomarme por la ventana de mi habitación, con vista
al frente de la Embajada, observé que nuestra
bandera estaba a media asta, rápidamente fui a la
habitación de Núñez a comunicárselo y el me dijo
que Lorenzo le había avisado que había fallecido
Leonid Brezhnev
Aunque estaba previsto nuestro regreso a Moscú,
ese día Núñez llamó a Lupe a la Habana para ver si
había alguna noticia para él, Lupe le contesta que
Fidel saldría para Moscú para los funerales.
El vuelo de Maputo a Moscú tuvo las mismas
escalas que la vez anterior, al llegar a la capital
moscovita, nos esperaba Luis Felipe,
comunicándole a Núñez que de La Habana habían
llamado para que se uniera a la delegación oficial de
Cuba para el sepelio y que Fidel llegaba esa noche.
Núñez me orientó que saliera para Cuba
inmediatamente con toda la carga y que comenzara
a editar el vídeo en el Consejo de Estado, junto a
El lugar más frío del planeta1
Pág. 86
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
1- Tomado del libro inédito del autor “Andazas”.
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 103, Cuba, 29 de noviembre de 2012.
Roberto Chile, para tratar de tenerlo cuando el
regresara.
El día de mi partida fue el del funeral, cuando me
dirigía al aeropuerto en un gran carro negro de
protocolo, nos cruzamos con el carro que llevaba al
vicepresidente de los Estados Unidos que
participaría en los actos, la vía al aeropuerto era
expedita y por la ancha avenida los soldados rusos
que estaban de guardia al ver pasar el carro de
protocolo se ponían en atención.
Una vez en el aeropuerto abordé el avión casi
inmediatamente muy cerca del IL 62 de Aeroflot
estaba estacionado el US 1 que trajo al
vicepresidente de Estados Unidos.
El lugar más frío del planeta1
Pág. 87
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Por: Luis Orlando Hernández
Conoció personalmente, en 1960, con solo 16 años,
al eminente geógrafo y espeleólogo Antonio Núñez
Jiménez, y trató de seguir su ejemplo. En la década
de los 70, mientras Jiménez ejercía funciones como
embajador cubano en Perú, lideró el Comité de
Coordinación Espeleológica.
Hoy, después de jornadas interminables de fusión
entre el día y la noche en las tinieblas de las
cavernas, Alejandro Romero Emperador preside
desde esta central provincia la Sociedad
Espeleológica de Cuba.
Las más de 20 000 cuevas existentes en el país y las
otras que aún quedan por descubrir en los suelos
cárcicos cubanos, constituyen un gran reto para él y
para los cerca de 600 aficionados que integran la
Sociedad en diferentes grupos espeleológicos
provinciales.
«Núñez Jiménez dijo que en Cuba había lugares que
el hombre nunca había explorado. Cada vez que uno
va a una elevación aparecen resultados no
reportados, lo que puede demostrarse, por ejemplo,
con que espeleólogos espirituanos han descubierto
11 nuevas especies de arácnidos», argumenta.
-Usted cataloga a Cuba como un gran tesoro
pétreo, ¿por qué?
-Por tener importantes e irrepetibles cuevas, por
solo citarte algunas, en Matanzas están las de
Bellamar, Ambrosio y Santa Catalina, todas muy
bellas, con abundante arte rupestre, hongos o
formaciones cristalinas. En Pinar del Río está Santo
Tomás y otras de gran tamaño y con importantes
evidencias arqueológicas y paleontológicas.
“En la Sierra de Cubitas, de Camagüey, aparece la
Cueva de los Generales, profusa en arte rupestre. Y
el Oriente del país, aunque no es prolijo en este tipo
de formaciones por la carencia de suelo cárcico,
tiene cavernas en Maisí que guardan petroglifos
grabados en las rocas por nuestros antepasados”.
-No ha mencionado las cavernas del sistema
montañoso de Guamuhaya…
-Porque en esas alturas, sobre todo en el municipio
de Cumanayagua, en Cienfuegos, existen las
cavernas que más distinguen a Cuba, que
espeleólogos espirituanos hemos tenido el placer de
descubrir.
“Martín Infierno tiene la estalagmita más grande del
mundo, con 67 metros. La Cueva de los Perros es la
más alta del país con 1 029 metros. La más
profunda del territorio nacional es Cuba-Hungría,
con 440 metros. Y la cueva Santiago resguarda el
espagueti (formación calcárea muy cristalizada) más
grande del universo, de cuatro metros”.
Romero Emperador todavía recuerda con orgullo
cómo, a finales de la década de los 90, Discovery
acudió a Cuba a realizar un documental –varias
veces trasmitido por la televisión nacional– sobre la
estalagmita de la cueva Martín Infierno.
-Sobre esta estalagmita han existido algunas
confusiones de autoría que creo necesario aclarar.
En 1964 la descubrimos espeleólogos espirituanos,
Un gran tesoro pétreo
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Pág. 88
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
y en 1967 la exploramos por primera vez.
“Cuando bajaba la furnia inmensa, como de 300
metros de ancho y totalmente oscura, pensé que esta
cueva, que antes se llamaba Martín, debía tener el
segundo nombre de Infierno. En 1970 fue aceptada
así en el simposio de la Sociedad y la registramos
como la formación cárcica más grande del mundo”.
-¿Condiciones para ser un espeleólogo?
-Se debe amar sobremanera la naturaleza. Tener un
conocimiento mínimo de varias especialidades,
sentirse seducido por el mundo de las tinieblas y
nunca ser temerario.
“Para ingresar en la Sociedad Espeleológica de
Cuba, sea estudiante o trabajador el interesado, debe
dirigirse a los comités espeleológicos provinciales.
Se afiliará un año como aspirante y pasará uno de
los cursos básicos que ofertamos. Luego vendrá la
superación”.
-¿Riesgos de la espeleología?
-Desde el punto de vista personal he pasado muchos
sustos. Una vez me perdí por cinco horas en la
cueva del Jagüey, en Trinidad, pues se agotó la
batería de la lámpara después de separarme un
momento del grupo. Tan solo me quedó esperar
sentado en la oscuridad a que me rescataran.
“El sobresalto más terrible lo pasamos en Cuba-
Hungría, luego de una tormenta local severa. Varios
colegas quedaron atrapados por una rápida crecida
del río que inundó la cueva. Después de 24 horas de
espera, pues no podíamos hacer nada, ellos mismos
lograron salir. Se refugiaron en lugares altos y
resistieron la hipotermia”.
-Ahora existen una serie de implementos que
hacen más fácil la espeleología…
-Antes uno bajaba a una cueva con cuerdas poco
resistentes y luces inadecuadas. Hoy hay equipos y
medios para convertir a la espeleología no solo en
un deporte y una distracción, sino en una necesidad
para el país en caso de desastres naturales u otras
contingencias.
Importantes descubrimientos científicos han sido
reportados gracias a los espeleólogos. El Presidente
de la Sociedad recuerda cómo fueron encontrados
en Martín Infierno restos del mesofonte, que se
decía que estaba extinto en Cuba desde hacía 10 000
años, y después de las pruebas científicas se
demostró que aún existía cuando Cristóbal Colón
llegó a Cuba.
-¿Qué falta por hacer en la conservación de las
cuevas?
-Individuos inescrupulosos exterminan jutías,
murciélagos y demás especies cavernícolas. De
igual forma contaminan el manto freático y las
aguas del subsuelo, rayan las paredes, arruinan el
arte rupestre y destruyen formaciones que demoran
cientos de años en desarrollarse.
“Falta educación ambiental, a pesar de los ingentes
esfuerzos que se hacen, y todavía necesitamos de
una acción más coordinada entre la Academia de
Ciencias, los parques naturales nacionales y los
medios de difusión”.
-¿Qué impronta dejó en usted Antonio Núñez
Jiménez?
-En lo personal fue mi maestro y mi amigo. Desde
el 15 de enero de 1940 existe esta organización
Un gran tesoro pétreo
Pág. 89
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 104, Cuba, 27 de diciembre de 2012.
gracias a él. En 1987 tuve la oportunidad de formar
parte de la expedición En canoa del Amazonas al
Caribe, que nos sirvió para demostrar que las
culturas arahuacas fueron las primeras en llegar a
Cuba, desde el Orinoco, hace más de 7 000 años.
“Su espíritu está más vivo que nunca en cada roca,
en cada planta, en cada especie animal. Como dijo
Fidel en el aniversario 20 de la Sociedad
Espeleológica de Cuba: «el futuro de nuestro país
debe ser de hombres de ciencia». Esa fue una de las
tareas de Núñez Jiménez y de todos los que
seguimos su ejemplo”.
Un gran tesoro pétreo
Pág. 90
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Por: Humberto Vela Rodríguez
Grupo Espeleológico Cayo-Barién. Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba.
Sobre "El otro Antonio"
El libro ya está disponible
en las librerías de por acá.
Algunos miembros de
nuestro grupo Cayo-Barién
lo han adquirido y
comenzado a leer y a
comentar. Por vía del
correo certificado nos llegó
desde Matanzas el ejemplar
que leí, obsequio del colega
Henry Delgado Manzor, estudioso de la vida y obra
de Antonio Núñez Jiménez quien recientemente,
durante el Segundo Encuentro Provincial de los
Espeleólogos de Villa Clara, nos deleitó con una
conferencia sobre el tema en el sitio más idóneo
concebible: uno de los salones de la emblemática
Cueva de Guajabana; asiento de aborígenes;
residencia solitaria de Esteban Montejo, el insigne
protagonista de la obra de Miguel Barnet “Biografía
de un Cimarrón”, y visitada por Núñez en sus
primeros años de andanzas espeleológicas.
Para alguien como yo, que tuvo la fortuna de
encontrarse muy tempranamente con el Núñez
etéreo de sus libros, desde su vapuleada y digna
Geografía de Cuba en los años de estudiante;
pasando por “Cuba con la Mochila al Hombro”, que
llegó para un nuevo acicate y soltar las amarras de
mis naturales inclinaciones echándome a andar por
los cerros cercanos en románticas correrías de
adolescente; hasta mucho de lo publicado,
incluyendo todo lo de Cayo Caguanes, ese idílico
sistema cavernario devenido laboratorio natural de
mis ya largas investigaciones sobre los
murciélagos… Para alguien como yo, repito; que a
contrapelo de lo anterior nada más se le ofreció en
raras ocasiones la oportunidad de encontrarse con el
otro Núñez de carne y huesos, siempre en los
azarosos ajetreos de los relampagueantes eventos
científicos, el libro de Ercilio, ahora, me conduce, si
no al Núñez tangible, al menos a la conformidad de
disfrutar fugazmente al hombre sabio y sencillo de
todos los días.
Sentado en mi sillón preferido, rodeado de
elementos alusivos a nuestro quehacer
espeleológico –reproducciones pictográficas,
afiches, fotografías y paredes cuajadas con rúbricas
de los colegas– al frescor de estas tardes de marzo y
de la estimulante compañía de un jarrón de vino con
hielo frapeado, he sentido correr sin pausa los
amenos relatos jocosos, dramáticos, conmovedores
e insólitos, disfrutando de una prosa locuaz y fluida,
ausente de rebuscados artificios literarios, pero
siempre con la palabra precisa y la imagen acertada,
en extensas oraciones y luengos párrafos donde
discurren, además de las anécdotas del otro
Antonio, pasajes históricos de nuestra querida
Sociedad Espeleológica de Cuba sustentados por
anónimas vivencias personales del autor, para
terminar convencido de que si éste no hubiese
Mis vivencias espeleológicas
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
Pág. 91
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, No. 109, Cuba, 24 de mayo de 2013.
alcanzado su oficio de médico, le aguardaba seguro
el de escritor exitoso.
Y así, en uno de esos tersos ocasos, concluí la
lectura. Releí “La negra Juana” y “El último libro”,
que me parecieron los mejores y después, con un
nudo en la garganta, “A manera de epílogo”. Lo
cerré y me di a pensar en lo inmenso del corazón
humano, ufanado por la reforzada convicción de
haber escogido una afición que, por aventurada e
insólita, precisa en acentuar la fraternidad entre los
hombres. Terminé agradecido, seguro de que se
trataba de un sensible homenaje más al maestro de
todos en sus noventa cumpleaños; y, además, con
los vehementes deseos de seguir conociendo al otro
Antonio, aunque sí compensado por la sorpresa de
haberme encontrado con el otro Ercilio…
Mis vivencias espeleológicas
Pág. 92
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Compilación de datos por: José Luis Gómez Cabrera
Miembro del Grupo Espeleológico Ernesto Tabío. Sociedad Espeleológica de Cuba.
Miembro de la Federación de Investigación Espeleológica del Karso Puertorriqueño.
Federación Espeleológica de Puerto Rico
1923-1929
20 de abril de 1923. Nace en Alquízar , provincia
La Habana. Hijo de Antonio Núñez Faccio y de
Rosario Jiménez de la Osa. Al divorciarse sus
padres, comparte su vida entre La Habana y Mayarí,
donde vivían sus progenitores.
1930-1939
4 de abril de 1939. El joven Antonio Núñez
Jiménez realiza su primera excursión a la cueva de
Candela, situada al norte de Güines, provincia La
Habana, en la que participaron compañeros del
primer año de bachillerato del Instituto de
Segunda Enseñanza número 1 de La Habana; en
ese mismo año, efectúa exploraciones de las cuevas
de Seboruco, Mayarí, provincia Oriente, y cueva de
Cotilla, loma de La Cumbre, San José de las Lajas,
provincia La Habana
1940-1949
15 de enero de 1940. Cuando sólo contaba con
dieciséis años de edad, funda la Sociedad
Espeleológica de Cuba, junto a otros compañeros.
Creación juvenil que con el transcurso de los años
no dejó rincón de Cuba que no fuera explorado,
reportando y rectificando datos sobre elevaciones,
nacimientos de ríos, cuevas, entre otros accidentes
geográficos.
20 de febrero de 1943. Electo socio titular de la
Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey.
La Habana.
Abril de 1943. En la Sociedad Geográfica de
Cuba, dicta la conferencia “Explorando las cavernas
de Cuba” (publicada en la Revista de la Sociedad
Geográfica de Cuba, La Habana, octubre-diciembre,
1943), en su calidad de presidente de la Sociedad
Espeleológica de Cuba. El doctor Salvador Massip,
presidente de la Sociedad Geográfica de Cuba,
felicita al disertante por considerar su trabajo “…
una valiosa aportación al conocimiento de nuestro
país”. El 6 de diciembre es aprobado su ingreso
como socio titular de la Sociedad Geográfica de
Cuba.
1944 Obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y
Letras en el Instituto de Segunda Enseñanza
Número 1 de la capital del país y ese mismo año
ingresó en la Escuela de Agronomía de nuestro
primer centro docente universitario, lugar en el que
cursó el primer año de esa carrera.
13 de marzo de 1944. Electo presidente de la
sección de Espeleología de la Sociedad Geográfica
de Cuba, cargo que desempeñó hasta 1953.
Octubre de 1944. Ingresó en la Escuela de
Agronomía de la Universidad de La Habana, donde
cursó el primer año de la carrera de Ingeniería
Agronómica.
14 de julio de 1945. Elegido socio numerar io de
la Sociedad Cubana de Botánica.
Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez
A la memoria de Antonio Núñez Jiménez, el padre de la Espeleología Cubana
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Sociedad Universitaria de Exploración. Una vez
dentro informa acerca de su segunda excursión a la
región del Pan de Guajaibón (Pinar del Río). La
institución acuerda dejar constancia en acta de
felicitación por la excursión realizada y el
correspondiente informe.
Entre el 14 y 17 de noviembre de 1946. Par ticipa
en el Quinto Congreso Nacional de Historia,
celebrado en La Habana; la Sociedad Espeleológica
de Cuba presentó varios trabajos a la sección cuarta
(Pre-historia de Cuba), entre ellos: “El
Guanahatabey: troglodita Indocubano”, donde
expuso la tesis acerca de la cultura troglodita que
hubo de extenderse por toda la Isla y sus cayerías
adyacentes. También se consideraba que podían
haber arribado a Cuba desde la Florida por vía
marítima, tal vez unos dos o tres milenios atrás, “…
sin que exista ningún dato cierto sobre este
particular, probablemente sus antepasados fueron
los timukuas”.
Julio y agosto del año 1947. Par ticipa en los
cursos de Arqueología Cubana: Técnica de
Excavaciones Arqueológicas y Ensayo de Geología,
Economía de Cuba, en la Escuela de Verano de la
Universidad de La Habana, dictados
respectivamente por los profesores Carlos García
Robiu y Antonio Calvache.
Ese propio año acompañado por Eduardo Queral
Martín, César García del Pino y Ramón Dacal
Moure, miembros de la Sociedad Espeleológica de
Cuba descubrieron importantes indicios de los
guanahatabeyes en la cueva de Carlos Ayala,
aportando dichos hallazgos para la fundación del
museo arqueológico en la ciudad de Trinidad, bajo
la dirección del señor Manuel J. Bécquer,
Historiador Oficial de la misma. Un detallado
informe de esta exploración fue rendido al ministro
de Agricultura, Dr. Germán Álvarez Fuentes y a la
Junta Nacional de Arqueología.
7 de marzo de 1949. Elegido miembro individual
de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO,
establecida por el decreto presidencial número 401
de febrero de 1949. Siendo el más joven de sus
miembros, por lo cual se desempeñó en el cargo de
secretario durante el acto de constitución.
1950-1959
1ro de abril de 1950. Nombrado director del
Museo de la Sociedad Espeleológica de Cuba.
1951 Se graduó en filosofía y letras en la
Universidad de La Habana.
1954. Publicó Geografía de Cuba. Obra quemada
por la dictadura de Fulgencio Batista, al estilo
fascista.
1955. Profesor de la cátedra de Geografía Regional
y Geomorfología en la Universidad Central de Las
Villas, lugar en el que realizó importantes
investigaciones geográficas en esta zona central de
Cuba y sentó las bases para la fundación del museo
y archivo geográfico de Las Villas.
13 de febrero de 1956. Reingresa como miembro
regular de la National Speleological Society,
Washington, Estados Unidos.
A finales de julio de 1956. Junto a Manuel Rivero
de la Calle realizó un viaje de estudios
arqueológicos a la provincia Camagüey, visitaron
dos importantes localidades, primero la cueva del
Cerro de Tuabaquey, ubicada en el grupo orográfico
de la Sierra de Cubitas, donde habían sido
reportadas importantes pictografías aborígenes.
Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Después, al residuario arqueológico enclavado en la
cima de las lomas de Guaney, elevación próxima a
la costa norte del municipio Esmeralda, donde
descubrieron el primer montículo representativo de
la cultura Taína fuera de la provincia de Oriente.
Dichas excursiones por ambas zonas camagüeyanas
fueron organizadas por las cátedras de antropología
y geografía de la Universidad Central de las Villas.
3 al 7 de agosto de 1956. Nombrado vocal del
Comité Organizador del XII Congreso Nacional de
Historia, celebrado en Jigüaní, Granma. Congreso
presidido por el insigne historiador cubano Emilio
Roig de Leuchsenring.
1957 Publicó varios artículos en el periódico “El
Villareño” en los que hizo fuertes críticas a la vida
de la Universidad. De igual forma en ese mismo
órgano de prensa mantuvo una columna con el
nombre de “Jorobemus”, bajo el seudónimo de Juan
de los Palotes, para combatir con sátiras las lacras
entronizadas en la Universidad Central de Las
Villas.
1958 Laborando en esta casa de altos estudios, con
el auxilio de su esposa Lupe Velis, brindó el apoyo
necesario a la Columna No 8. “Ciro Redondo” que
conducía el comandante Ernesto Che Guevara; éste
lo nombró jefe del Servicio Topográfico del Ejército
Rebelde en Las Villas, en el cual alcanzó los grados
de capitán, poniendo una vez más la ciencia
geográfica al servicio de la patria.
Del 1959 al 1962. Director del INRA (Instituto
Nacional de Reforma Agraria).
1960-1969
1960. Doctor en Ciencias Geográficas de la
Universidad Lomonosov de Moscú.
1960. Presidente del Banco Nacional de Cuba.
1960 al 1962. Jefe de Ar tiller ía.
20 de febrero de 1962 hasta 1972. Presidente
fundador de la Academia de Ciencias de Cuba.
3 de diciembre de 1963. Inaugura el Museo
Histórico de las Ciencias Carlos J. Finlay.
17 de abril de 1964. Inaugura el Departamento de
Geofísica de la Academia de Ciencias de Cuba.
19 de octubre de 1964. Inaugura el
Departamento de Antropología de la Academia de
Ciencias de Cuba.
1964. Creó el departamento de Meteorología de la
Academia de Ciencias de Cuba.
1965. Inaugura el Instituto de Meteorología.
15 de enero de 1965. Inaugura el Instituto de
Geografía y el Departamento de Geología de la
Academia de Ciencias de Cuba.
28 de enero de 1965. Inaugura el Instituto de
Oceanología de la Academia de Ciencias de Cuba.
23 de julio 1965. Inaugura el Instituto de
Biología de la Academia de Ciencias de Cuba.
12 de octubre de 1965. Inaugura el Instituto de
Meteorología de la Academia de Ciencias de Cuba.
1966. Propone la creación de las primeras Reservas
Naturales: Cabo Corrientes y El Veral, en la
Península de Guanahacabibes; Cupeyal del Norte,
en Holguín; Jagüaní, en Guantánamo, y Cayo
Caguanes, en Sancti Spíritus.
6 de septiembre de 1966. Inaugura en la Gran
Piedra, la red de radares meteorológicos del recién
inaugurado Instituto de Meteorología, Santiago de
Cuba.
8 de noviembre de 1966. Inaugura el Instituto de
Investigaciones Tropicales de la Academia de
Ciencias de Cuba.
1966-1967. Profesor del curso de carsología de la
Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez
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No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
Fuente: Extraído del Periódico Digital Espeleológico “El Explorador”, Edición Especial, Antonio Núñez Jiménez: Cuarto
descubridor de Cuba, Cuba, 20 de abril de 2007.
Escuela de Geografía de la Universidad de La
Habana.
4 de octubre de 1967. Crea el depar tamento de
Botánica de la Academia de Ciencias de Cuba.
23 de marzo de 1969. Inauguró la pr imera
estación receptora de la información de los satélites
meteorológicos y se obtuvieron otras estaciones
especializadas y recursos técnicos.
1970-1979
1972. Expedición al Polo Norte
1972 al 1978. Embajador de Cuba en el Perú
1975. Publica Cuba: dibujos rupestres, precedida de
otras monografías sobre el tema.
1976 al 1993. Diputado a la Asamblea Nacional
del Poder Popular.
1980-1989
1982. Expedición a la Antártida, en unión de
científicos soviéticos.
18 de marzo de 1984. Clausura la I Reunión
Nacional de Microbiología, Academia de Ciencias
de Cuba.
12 de octubre de 1986. Presentó la ponencia “El
turismo como motor de rescate de las fuerzas
culturales”, en el XXIX Congreso de la Federación
de Periodistas y Escritores de Turismo, La Habana.
1986. Nombrado presidente de la delegación cubana
a la IV Reunión Iberoamericana “Descubrimiento
de América-Encuentro de Dos Mundos”, Buenos
Aires, Argentina. Allí se entrevista con el presidente
Raúl Alfonsín. Lleva a cabo un viaje cultural a
Bogotá, Colombia. Imparte la conferencia: “El
Eurocentrismo y el Encuentro de Dos Mundos”,
dictada en la cátedra de las Américas que dirige
Germán Arciniegas. Se reúne con el presidente de la
república, Virgilio Barco, y con los ex-presidentes
Carlos Llera Restrepo, Misael Pastrano Borrero y
Alfonso López Michelsen. Aquí realiza viaje al
Amazonas colombiano, para después preparar la
expedición “En Canoa del Amazonas al Caribe”.
1986 a 1988. Par ticipa en la confección del nuevo
Atlas Nacional de Cuba.
2 de marzo de 1987 al 28 de junio de 1988. Dir ige
y organiza la expedición, “En canoa del Amazonas
al Caribe”, por veinte países a lo largo de 17 422
km; por la cuenca del Amazonas, el Orinoco y el
Mar Caribe.
1990-1998
Desde 1993. Fungió como investigador del
Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias
de Cuba, donde impartió cursos de post-grado:
acerca de la “Historia de las ideas geográficas” e
“Historia de las ideas geográficas en Cuba”.
1995. Se le confirió el título de Doctor Honoris
Causa en Ciencias Geográficas de la Universidad de
La Habana.
1995. Recibe el Diploma de "Cuarto Descubridor de
Cuba", aprobado por sus compañeros de la Sociedad
Espeleológica de Cuba.
1997. Nombrado Investigador de Mérito de la
Academia de Ciencias de Cuba.
13 de septiembre de 1998. Muere. Su cuerpo yace
en la necrópolis de Colón. El duelo estuvo a cargo
de Eusebio Leal y estuvo presente el Comandante
en Jefe Fidel Castro.
Algunas fechas recordatorias de quien fue Antonio Núñez Jiménez
No. 6 (Edición Especial No. 3)
Septiembre 2015
Parte II
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