Boletín "Trabajo y Compromiso" Año 1 No. 3
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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA CONDUCTA
DIRECTORIO
M. en P.E.E.S. Javier Margarito Serrano García
Director
M. en C.S. Juan Carlos Fabela Arriaga
Subdirector Académico
L. en Psic. María Teresa García Rodea
Subdirectora Administrativa
Dra. Adelaida Rojas García
Coordinadora de la Unidad de
Planeación y Evaluación
Dra. Leonor Guadalupe Delgadillo Guzmán
Coordinadora de Investigación
M. en E.S. Lauro S. Velázquez Ovando
Coordinador de Extensión y Vinculación
L. en Psic. Alejandro Gutiérrez Cedeño
Coordinador de la Licenciatura en
Psicología
L. en G. Artemio Sánchez Cabrera
Coordinador de la Licenciatura en
Educación
M. en I.F. Erika Robles Estrada
Coordinadora de la Licenciatura en
Trabajo Social
Esp. en E.I.A. Patricia Alcántara Gómez
Coordinadora de Apoyo al Estudiante
M. en P.E.E.S. Alfredo Díaz y Serna
Cronista
M. en D. Angélica García Marbella
Coordinadora de Difusión Cultural
Dra. Sonia Yolanda Rocha Reza
Coordinadora del Centro de
Estudios y Servicios Psicológicos
Integrales
M. en Psic. Gabriela Hernández Vergara
Coordinadora de Posgrado
Boletín “Trabajo y Compromiso”
Año 1 No. 3
Octubre - Diciembre de 2011
L. en L.L. Christian E. Hernández Esquivel
Coordinador Editorial
Octavio Adolfo Cruz Gándara
Editor
Carlos Miguel Medina Rojas
Diseño
Las opiniones vertidas en este boletín son
responsabilidad de quien las emite y no
reflejan la posición ni de las autoridades de
la Fa. Ci. Co. ni de los integrantes que
pertenecen al equipo editorial.
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Este Boletín se publica en conformidad con los Artículos 55, 56, 57 y 58 del
Reglamento Editorial de la Universidad Autónoma del Estado de México.
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EDITORIAL
Octavio Adolfo Cruz Gándara
Un día simplemente me derrumbé. No fue como en otras ocasiones, esta vez ya había llegado a un límite.
No pude seguir convenciendo a todo el mundo y a mi mismo de que las cosas se iban a arreglar por sí solas.
No podía seguir creyendo que lo único que necesitaba era desahogarme y que con ello, todo terminaría otra
vez. Las horas pasarían, el dolor iría desvaneciéndose poco a poco, y yo regresaría a la normalidad. Volvería
entonces, a entrar en mi círculo vicioso, levantándome todos los días con las mismas ideaciones, temores y
sufrimientos estúpidos. Permanecería en la misma necedad que me era familiar y que también era lo único
que conocía, lo único en lo que estaba dispuesto a creer. Ese día, sin embargo, por alguna razón, ese día dije:
“Ya basta. Ya no puedo solo con todo esto. Es demasiado. Ya no quiero seguir así...” En ese momento, y con
temor a no ser aceptado por lo que entonces era “mi mundo”, di el primer paso definitivo hacia la terapia
psicológica. Esto fue una de las decisiones más difíciles en mi vida porque implicó enfrentarme a la visión
que tenía entonces de mi familia, de mis amigos, de mi escuela y de mí mismo.
Vivir un proceso terapéutico es todo menos una tarea fácil. Uno se enfrenta con su propio dolor, lo
mira frente, lo toca, lo comprende poco a poco, deseando que jamás estuviese ahí, que simplemente pudiera
desvanecerse en el recinto para así poder regresar otra vez a nuestra vida normal, dejando la responsabilidad
del mismo en alguien más, como para ya no saber de él. Da miedo volver a la siguiente sesión. Uno sabe lo
que puede ocurrir, lo que puede hacerse consciente en su momento, y no quiere hacerlo porque, a veces, es
tan fuerte que uno no encuentra las fuerzas para sostenerse. Son estas sensaciones persistentes las que de-
tienen y te hacen desear abandonar todo y olvidar que alguna vez pasó. Sin embargo, y a pesar de algunas
experiencias realmente dolorosas, uno encuentra fuerza para sobreponerse y continuar con la terapia por-
que en ella no se está solo, hay alguien que nos está guiando, sosteniéndonos a cada paso, insistiendo con
intensidad una y otra vez en las cosas que nos aquejan, nos destruyen, nos hieren. Se avanza un paso a la vez,
con el miedo y la expectativa de salir del estado emocional en el que se está inmerso, pero temiendo caer
nuevamente. Como si de una escalada en roca se tratara, nos aferramos a la superficie para no tropezar, tra-
tando de hacer todo “bien”, sin errores, cuando muchas veces la solución esta precisamente ahí, en el vacio,
lo desconocido, en lo que no queremos ver y nos obligamos a ocultar, lo nuevo, lo diferente.
Si algo ha cambiado a lo largo de este viaje, debo decir que sí: desde los detalles más minúsculos hasta las
situaciones más importantes que eran fuente de preocupación y malestar. No es que haya llegado al éxtasis o
la revelación divina. Tampoco es que el mundo se vuelva un refugio eterno de amor infinito o que las cosas
vayan a cambiar alrededor mío como por arte de magia. Simplemente, las cosas mejoran con el tiempo si
uno se hace responsable de lo que le sucede, de lo que hace o dice, de los pensamientos, malos y buenos, y
ciertamente de lo que deja de hacer.
La expectativa de que la vida entera sea más disfrutable y menos tortuosa es una ilusión que transcurre por
mi mente. Si la terapia me ha ayudado a continuar, debo ser franco y decir que no es constante. No quiero
sugerir que me he convertido en el mejor de los optimistas o la más agradable de las personas; mentiría y
traicionaría a mi persona y al trabajo que he llevado a cabo si tomase esta afirmación como verdadera. Sin
embargo, el cambio que percibo en mí puede ser pequeño en comparación con el ideal que creo todos tene-
mos de la cura, pero es algo que me llena de orgullo y de dicha. Esto es algo por lo que vale la pena seguir
trabajando cada sesión, donde el peor enemigo es un mismo.
http://trabajoycompromiso.blogspot.com
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PSICÓLOGOS SIN TERAPIA
Christian Emmanuel Hernández Esquivel
La terapia no puede ni debe estar en manos de un sólo individuo, por muy sabio
que este sea. El terapeuta no debe ser el imponente pescador que ofrece un pez al
hambriento. Debe ceder su poder de padre o de madre universal, y, enseñando a
sus pacientes la técnica de la pesca, conducirlos a explorar juntos las profundidades
del oceánico inconsciente, para convertirse en sus propios curanderos.
Alejandro Jodorowsky
Hace tres años, llegué a la Fa.Ci.Co. para impartir la Unidad de Aprendizaje "Comunicación". Desde esa
época, descubrí con terror que los estudiantes de la Licenciatura en Psicología, los futuros Psicólogos del
Estado de México, carecían de las habilidades mínimas, ya no para "comunicarse", sino para relacionarse con
las personas. Una falta absoluta de inteligencia emocional y de asertividad me dejaron pensando: "¿Cómo es
posible que quienes deben tener la fortaleza personal para guiar a sus pacientes, sean los que viven mayor
inestabilidad emocional?" Obviamente, en el año 2009, mi situación personal no era para nada estable, pero,
yo, un Licenciado en Letras, asistía regularmente a terapia en CICMED y trataba de poner mi vida en orden.
Lamentablemente, mis alumnos no.
Desde esa época, comencé a vislumbrar que muchos de mis educandos se habían matriculado en la Licencia-
tura en Psicología precisamente porque lo que más deseaban, es decir, su falta (en términos lacanianos) era
un servicio psicológico. "¿Y ustedes toman terapia en el CESPI?", les preguntaba mordaz en clase. Muy pocos
de ellos levantaban la mano, con un genuino temor a ser tachados como "locos". Esa era la situación que me
impulsó a escribir, un año atrás, mi editorial del Boletín "Trabajo y Compromiso":
En medida en que la comunidad de la Fa.Ci.Co. se interese aún más por su bienestar
mental, emocional y psicológico, es decir, que a pesar de los prejuicios, un mayor
número de estudiantes y de profesores decidan iniciar su proceso terapéutico, mos-
traremos al resto de las comunidad universitaria que asistir al psicólogo es tan nor-
mal y tan necesario como asistir con el médico general o con el dentista. (http://
trabajoycompromiso.blogspot.com/2010/11/ano-0-no-3-octubre-noviembre-
de-2010.html)
Un año después, las cosas, en términos cuantitativos han cambiado muy poco: menos de la mitad de mis
alumnos han recibido un servicio psicológico en sus vidas, menos de una cuarta parte de ellos han asistido a
terapia, y solo algunos han hecho consciente que su inscripción en la Licenciatura en Psicología obedece a
una necesidad personal más que a una necesidad de formación profesional y/o académica.
"Si ustedes no inician su proceso terapéutico, ¿cómo pretenden 'ayudar' a otras personas?", les cuestiono
indignado en clase. "No pueden pretender dar algo que ustedes mismos no tienen", les invito a reflexionar
sobre su situación. Algunos de mis alumnos se enfadan y me reclaman airadamente por expresar mis puntos
de vista: ¿Y dónde quiere que iniciemos 'nuestro proceso terapéutico' si en el CESPI no nos quieren recibir?",
me grita una chica desde su pupitre.
Esto es una realidad. Según fuentes oficiales consultadas, el CESPI no puede brindar la posibilidad de iniciar
un proceso terapéutico a los estudiantes de la Licenciatura en Psicología, debido entre otras cosas, a la falta
de presupuesto y a que muchos de los terapeutas que trabajan en dicho centro son también profesores de
la Fa.Ci.Co. Sin dinero para contratar terapeutas externos a nuestra planta docente, y sin la posibilidad de
brindarles servicio a los estudiantes, debido al resguardo de la ética profesional, el CESPI ha quedado des-
cartado como una opción para la intervención personal.
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El resto de las instituciones públicas que brindan servicios de atención psicológica se encuentran abarrotados:
desde el CICMED de la UAEMex, pasando por el ISSEMYM y el IMSS, hasta los DIF del Gobierno del Estado de
México, las "listas de espera" de los pacientes interesados en recibir atención psicológica son tan extensas que,
en ocasiones, las personas deben esperar más de un año para poder acceder apenas a la "entrevista inicial".
Esta situación es signo del profundo desinterés que los diversos órdenes de gobierno manifiestan por la salud
mental de la población. Pero, también, es muestra de la manera en que los servicios públicos se han privatiza-
do: frente a la escasez de servicios psicológicos económicos, la población debe de desembolsar entre 150 y
300 pesos por sesión con un terapeuta privado.
Frente a la realidad social y económica en que vivimos, es necesario brindar a los alumnos de la Licenciatura en
Psicología una alternativa real para que puedan tomar su proceso terapéutico dentro de la propia UAEMex.
Resulta un tanto incongruente que el resto de los alumnos matriculados en nuestra alma mater, tanto a nivel
universidad como a nivel bachillerato, tengan derecho a acceder a los servicios del CESPI, pero los estudiantes
de la Fa.Ci.Co. no.
Resistencias hay y habrá muchas, pero, si no tomamos conciencia de los problemas que nos afectan y no propo-
nemos soluciones viables a los mismos, no solo como comunidad académica sino como sociedad civil, nunca
podremos trascender a ellos.
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Entrevista con la Dra. Sonia Yolanda Rocha Reza
XX ANIVERSARIO DEL CESPI
Desde que el Centro de Estudios y Servicios Psicológi-
cos Integrales (CESPI) era el Centro de Investigación y
Servicios Psicológicos Integrales (CISPI), la Dra. Sonia
Yolanda Rocha Reza se ha desempeñado como tera-
peuta clínica. Con una amplia experiencia que incluye
su paso por los servicios psicológicos del ISSEMYM,
del CREE y del CUIMEC (actualmente, CICMED), la
Dra. Rocha Reza asumió hace año y medio la Coordi-
nación del CESPI. En ocasión del XX aniversario de la
fundación del CESPI, se entrevistó a la Dra. Rocha Re-
za para conocer su opinión sobre diversos temas rela-
cionados con la Psicología, la Facultad de Ciencias de la
Conducta, el CESPI y sus servicios psicológicos inte-
grales.
¿Usted es egresada de la Facultad de Ciencias de la Conducta?
Sí. Soy de la primera generación, 1973-1977. Aunque parece que hubo una o dos generaciones anteriores
que egresaron de la Licenciatura en Psicología, cuando esta se ofertaba en la Facultad de Humanidades.
¿Dónde estudió su Maestría en Psicología Clínica?
La realicé, veinte años después de egresar de la Licenciatura, entre 1995 y 1997, en la misma Facultad de
Ciencias de la Conducta de la UAEMex.
¿Esa Maestría desapareció?
Sí. Egresaron tres o cuatro generaciones y, después, tuve que ir a estudiar mi Doctorado en Investigación
Psicológica a la Universidad Iberoamericana porque, hasta la actualidad, la UAEMex no cuenta con un progra-
ma de Doctorado.
Al asumir la Coordinación del CESPI, ¿cómo lo encuentra?
Pues, muy bien. Ha venido creciendo y ha venido avanzando con suficiente solidez. Al principio, éramos muy
poquitos terapeutas, y el servicio se enfocaba, sobre todo, a lo clínico y a lo educativo. Pero, después, se
fueron abriendo otros servicios. En clínica, por ejemplo, se trabajaba con adolescentes, con niños y con adul-
tos, ya muy específicamente. Al principio, esto no era así, el servicio era muy general, y ahora ya hay diferen-
tes servicios que se pueden ofertar: tenemos atención en terapia de lenguaje, terapia a niños con problemas
de aprendizaje, a niños que tienen problemas con el establecimiento de límites (se trabaja con ellos y con sus
papás), tenemos terapia familiar, tenemos intervención en crisis, tenemos también, atención al paciente con
riesgo suicida, y el servicio de electroencefalografía, servicios que no los teníamos en un principio. Ahora,
estamos seguros de la calidad del servicio que se está ofertando.
Una de las críticas a los servicios que oferta el CESPI es que desapareció la zona de estimula-
ción temprana, la famosa "casita" que existía antes en la Fa.Ci.Co.
Ah, no, hombre. Lo que pasa es que teníamos una escuelita de educación especial que llevaba la Dra. Adelai-
da Rojas García. Ella siempre se ha dedicado a eso, le encanta la Educación especial. Entonces, teníamos una
mini escuelita de educación especial para niños que lo requerían y asistían al CESPI. Pero, evidentemente, la
Dra. Rojas García no se podía dedicar a trabajar con los niños, o más bien, a supervisar el trabajo de los es-
tudiantes que realizaban prácticas profesionales o de servicio social que trabajaban con ellos. Como era un
trabajo diario, sí se necesitaba un apoyo [económico] para las personas que se dedicaban a trabajar todo el
día con los chiquitos, y desgraciadamente, este apoyo no se dio. Entonces, a la Dra. Rojas García se le dijo:
"o te quedas con la escuelita de educación especial, o eres profesora de tiempo completo". De esta manera
es que se cierra. Ahora, esta casita es una sala de juntas y, también, el consultorio de la médico que está aquí
en la Facultad.
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Actualmente, ¿existen proyectos similares en el CESPI? Es decir, ¿el CESPI funciona como
una incubadora de proyectos o simplemente se limita a dar servicios psicológicos?
Mira, yo creo que es importante señalar que el CESPI también es un centro de enseñanza para los chicos
que vienen a hacer servicio profesional y prácticas profesionales con nosotros. Ellos, a su vez, nos ayudan
mucho. Sin ellos, no tendríamos la capacidad, los terapeutas que somos, para atender a todos los pacien-
tes. Nosotros supervisamos a los chicos en el trabajo que hacen, sesión tras sesión, con los pacientes. Les
vamos dando asesoría cotidiana a todos los chicos que están, y de esta manera es como estamos trabajan-
do.
Existe también esa crítica: cómo es posible que los alumnos que aún no terminan su proceso
formativo ya están dando terapia en el CESPI.
No es psicoterapia como tal. Hay algunos egresados que han venido trabajando con nosotros desde servi-
cio social y prácticas profesionales que han seguido trabajando en el CESPI, sin recibir una remuneración
económica. Quizá, por eso, es la confusión. Independientemente de eso, nosotros estamos muy al pen-
diente de lo que pasa sesión tras sesión, y marcamos cosas indispensables para que ellos puedan ir traba-
jando bien.
En este sentido, ¿se demandaría la administración central de la UAEMex liberar mayores
apoyos para que estos chicos pudieran integrarse laboralmente al CESPI?
Quizá una beca o un apoyo económico para que los chicos tengan dinero suficiente para cubrir sus gastos
de transporte y de alimentación. Pero, definitivamente, un compromiso laboral no lo podemos establecer.
Otra de las críticas que se le hacen al CESPI es que se orienta, sobre todo, hacia lo clínico.
No sé si alguna vez existió área social...
Había algunos servicios, por ejemplo, asesoría a empresas por parte de algunos profesores que estaban
aquí en el CESPI. Pero esto desapareció. No tengo muy claro por qué. Puede haber sido lo costoso de las
asesorías. Pero no sé por qué se dejaron de dar este tipo de servicios por parte del CESPI. Efectivamente,
yo creo que se pueden hacer muchas cosas en el área social pero necesitamos que se propongan proyec-
tos muy específicos, desarrollados por gente que sea especialista, y que puedan beneficiar a un gran núme-
ro de personas.
También, el área de terapia sexual es una de las que prácticamente no existe en el CESPI.
No, no existe. Lo que pasa es que, mira, yo creo que tiene que ver con la perspectiva desde la que se
aborda el problema: cuando llega un adolescente o un adulto con esta problemática, se le ofrece una psi-
coterapia integral, no se va a trabajar sobre el síntoma. Al paciente se le proporciona psicoterapia, y en-
tonces, obvio, éste y otros síntomas que tenga dejan de tener una razón de ser y desaparecen. Es otra la
óptica desde la que se aborda el problema.
En este sentido, ¿qué nuevos servicios ofrece el CESPI a la comuni-
dad universitaria?
Tenemos un servicio nuevo que es el de terapia de juego, por cierto, a cargo
de uno de nuestros egresados. Se trabaja, sobre todo, con niños, y este ser-
vicio permite identificar diversas problemáticas tanto en el niño como en su
entorno: familia, amigos, escuela, etc. Tiene poquito que se abrió este servicio,
y, como te digo, está a cargo de uno de nuestros alumnos que hizo servicio
social y prácticas profesionales, y que después de titularse, se quedó traba-
jando como voluntario con nosotros.
Finalmente, ¿tiene algún mensaje para la comunidad universitaria?
Que el CESPI está abierto a todas las propuestas y proyectos. Podemos, por
ejemplo, establecer talleres o realizar eventos, independientemente de los
congresos que ya existen en nuestra Facultad. Por ejemplo, talleres perma-
nentes, dos veces al año, una vez cada semestre, en la que puedan asistir
aquellas personas interesadas en diversos temas. Esa me parece que es una
buena idea.
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9º CONGRESO NACIONAL DE ORIENTACIÓN EDUCATIVA AMPO 2011
Fotografías: Coordinación de Difusión Cultural
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4º CONGRESO NACIONAL “POLÍTICAS EDUCATIVAS Y PROYECTO NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR”
Fotografías: Coordinación de Difusión Cultural