Bolívar- El estructuralismo de Levi Strauss a Derrida

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/1 El ,('7+zv~ ~{l((v'-~ o.. ul- sume M. Morey: '" . .el cuerpo ~1' ccindenado es la superficie' Viva dOiide se manifiesta la vet:laddel poder y elpeXler de la vrdad. Y es preciso, por ello, que esta manifestaciOn sea perfectamente legible por el autnticci'protag~ nista del supliCjo: de tcnicas y conseguirl~ se q~ en obra una Serie el pueblo. Para proCedimintos,pone .deben 'sullrayar "tle~rminados aspectos, deletrearlos, ,-:'con objeto de aSegurar su cardcter de representacim. ejemplar; Todo el ritual encuentra ald la cspide de sU racionalidtJtI.OCUlta,el funcionamiento productivo dtl suplicio. " :.(MoREY: 1983, p.275)

se oponen los correctores que entienden el castigo como una tcnica de coercin de los individuos. Finalmente, sern la disciplina y la prisin las tcnicas del poder que se imponen. La disciplina, como procedimiento que aplica en el cuartel, escuela, hospital, o crcel una economa nueva (mnimo gasto, mximo efecto) a los cuerpos, va acompaada de algunas tcnicas especficas: la vigilancia o(lamirada-ver sin ser vist()- como ejercicio de poder). Los espacios carcelarios o escolares deben estar construidos de forma que todo interno est bajo el efecto amenazante de la mirada de los superiores. En todo sistema disciplinario se dispone, adems, de un , conjunto de Normas sancionadoras que, a diferencia de '- las grandes penas del Antiguo Rgimen, se constituyen en pequenas penas en las que todo puede ser castigado (hablar, determinados gestos, falta de, atencin, no ser puntual, etc.). Cada individuo es tratado como un caso, tiene un documento particular en el que se van anotando sus vicisitudes, su comportamiento particular, etc. De estas bagatelas -comentar Foucault-, naci, sin duda, el hombre del humanismo mo-

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En la segunda mitad del XVIII, coincidiendo coi):} ascenso del nuev'orden burgus, se pide una reforma de la penalidad, aduciendo, entre otros motivos, qu la ejecuCin pblia en muchos casos ha dado efectos contrarios: revuelta e insurreccin del pueblo. Se va a entender ahora que el condenado desobedece primariamente, no el poder real, sino los principios mismos del contrato social, por lo que el castigo responde al derecho de defensa de la sociedad. Una nueva racionalidad econmica del poder comienza a emerger:calcular la pena no en funcin del crimen, sino de su posible repeticin. No apuntar a la ofensa pasada, sino al desorden futuro. Propuestas de reformas a las que146

La prisin se asienta en un doble principi36)

El proyecto general de crtica de I)errlda pretende cuestionar el sentido como un significado trascendental, concretado en un logocentrismo, matriz de todo idealismo. No hay un significado nico y exclusivo, una verdad nica, hay un texto plural en significados' y temas, diseminados, cuyas diferencias engendran el significado. Con la diseminacin, Derrida reivindica -en la lnea de Roland Barthes- el placer del texto, una ertica del texto. Nuestro concepto tradicional de signo y sus oposiciones binarias (significado/significante, inteligible/ sensible, lengua/habla, contenido/expresin, etctera) est montado sobre el privilegio otorgado a la voz y el desprecio subsiguiente dado' a la scritura.

10.3. Contra la metafsica logocntrica: privilegio de la grafa sobre la fonEl logocentrismo es la metafisica de la escritura fontica, etnocntrica. (DERRIDA: 1971, pp. 7 Y 104)

gica (platonismo y cristianismo) o racionalismo subjetivista (kantismo y fenomenologa). Siguiendo, como hemos dicho, de cerca a Heide r iensa que la antoteo o se ha convertido en la esencia de la meta SI al ost r un fundamento Imo y cau a p a todo ente (Dios: teo ogIa , y que, por otro a o, la filo-: so 'occidental tiene sus races en la episteme griega entendida como un ogos que a razon e ser como presencIa (existir es ser, ser un ente presente, la verdad es un desvelar el ser), por lo que desmontar esta construccin, que llega a su culminacin en Hegel, y en la que permanece an inmerso Heidegger, significa desconstruir tales bases. La construccin metafsica occidental tiene como base el logocentrismo, base de todo idealismo, y puede ser cuestionado mostrando que su origen no es otro que el fonocentrismo: privilegiar la fon (el habla) es privilegiar la conciencia (con todos sus contenidos ideales, anteriores a cualquier experiencia), pues la voz -se ha considerado-- es la conciencia misma. Al hablar, no slo soy consciente de la presencia de lo pensado, sino que parezco estar lo ms cerca posible de mis pensamientos como algo ideal, alejado de todo objeto significante. Por ello la tradicin occidental -segn Derrida- desprecia el significante (cosa, mundo), estableciendo una dicotoma entre contenidos ideales y mundo. El lenguaje es, entonces, expresin (cuerpo) de un sentido puro (alma). La obsesin de la metafsica ha consistido en separar lo interior de lo exterior y considerar el lenguaje (fon) como exteriorizacin del significado interior. kEl fonocentrismo, ori&en del logocentrismo, es un idealismo porque favorece la creencia en un contenido dado (forma o significante). Abre un idealL~1:>_~d has aspect~s privilegiando el contenido corte entre eidtico (la idea, cayendo con ellosignificado) SObr~IO /'~en~:::~ _ y el sentido o el en un configura en tafsico. og,!s, que es voz (habla), seidealismo m ~bito trascendental, fundamento de lo real, que ~nido muchos nombres en metafsica: topos noets (Platn), esencia (Aristteles), Dios (CrIstianismo), Ra183

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El intento de Derrida, comn con ot(05 pensadores de nuestra poca herederos de Nietzsche, es superar la filosofa occidental en tanto que metafsica onto-teol6182

(Descartes). Yo puro o razn trascendental a priori ~~ritU absoluto (H~el). De aqu, p1eDsa Derrida, el desprecio y devaluacin que la tradicin filosfica occidental ha hecho de la grafia (escritura), considerada como mera copia, disfraz de la lengua, representacin suplementaria o vicarial de la palabra viva. Se puede, como primer momento de la estrategia desconstructiva, reconstruir esta historia en sus monumentos ms significativos (Platn, Aristteles, Rousseau, Saussure, Lvi-Strauss); y, en segundo lugar, invertir dicha relacin: .es el significante mismo de la graph (escritura) quien fundamenta cual quier significado, la phon. como un aspecto. de la graph. Con ello se demuele en parte el lagos y la teora de la verdad que conlleva. Encua1guier caso -advierte Derrida- no se trata de oponer el grafocentrismo allogocentrismo, con lo.gue habramos puesto un nuevo centro permaneciendo intacto el sistema, ms .bIen se trata de saJir del centramiento. Este es el proyecto que Derrida se fijae su obraZD

Pues tal conocimiento (de la escritura) tendr como resultado, en los que lo adquieren, el que sus almas se vuelvan olvidadizas, ya que cesarn de ejercer la memoria. Depositando su conflnza en la escritura rememorarn las cosas desde fuera graciJls a tales huellas extraas, y no desde dentro y graciJls a si. mismos. No has descubierto, por tanto, un re medio (pharmacon, dice textualmente) para la memoria, sino para la rememoracin.(FEDRO:

274 d, 275 a)

los sonidos emitidos por la voz son los simbolos de los. estados del alma, y las palabras escritas los sim bolos de las palabras emitidas por la voz.(De la interpretacin 1.16.3)

De la gramatologfa:a)

Mostrar el lug8T-secundario, derivado y suplementario- que la escritura (grama) ha ocupado respecto al lagos (habla, razn), ligado al etnocentrismo occidental y allogocentrismo. b) Establecer los fundamentos de una nueva ciencia,Ja ciencia de la escritura, en un tiempo histrico en qe se ha clausurado la poca metafsica y' para un mundo -cuyos signosse predicen- por venir.

La grafa (escritura) ha tenido para la tradicin'oc cidental una consideracin de algo sensible (cuerpo, materia) exterior al espritu, al verbo o lagos. Amado de breve recuento histrico, ya Platn considera la escritura como frmaco peligroso. Aunque es un remedio necesario para ayudar a la memoria, es peligroso porque no sirve para aumentar las ideas de la memoria, sino que nos aleja de la realidad; por curar e'infectara la vez; a ella cabe oponer las Ideas (el 'eidos) que nos presente el ser y la realidad misma.184

Frente a la voz, ms prxima al significado (alma), la escritura sera algo derivado. En su historia del logocentrismo Derrida se concen tra en Rousseau, Lvi-Strauss y Saussure. Para Rousseau (Ensayo sobre el origen de las lenguas) el habla es expresin natural del pensamiento, la escritura no es ms que un supleIllento, sustituto no natural del habla, tcnica artificial y peligrosa para hacer presente el habia cuando est ausente. Desde estas coordenadas si el -habla. viene a ser un aadido de la presencia intuitiva inmediata (del ente, esencia o sustancia), la escritura es -a su vez- un suplemento vicarial del habla, una representacin mediata del pensamiento. El estructuralismo de LviStrauss es un fonologismo porque coloca la lingstica como modelo de todas las ciencias humanas y, en segundo lugar, por el rebajamiento y exclusin que hace de la escritura. Por otra parte su crtica al emocentrismo, tema tan querido a Lvi-Strauss, tiene como funcin constituir, al igual que Rousseau, al otro (salvaje) como modelo de bondad original y natural. En su leccin de escritura (L~185

tf

VI-STRAUSS: 1970,cap. 8, y 1968,cap. 2) la escritura funda la inautenticidad, la explotacin del hombre por el hombre es obra de las culturas con escritura, por lo que hace todo wi elogio del habla viva.

La escritura alfabtica escritura en 3igintroduccinunLAESCRITURA pade imagen represenescritura esunafrmaco, y de constiLa escritura es DBunsuplemento aadido un la consiste la LaDEVALUACINsmbolo seme!ante labra. a la de delviolencia,algo lengua. tacin signos. nos voz. sistema de la inautntico. tuyepintura. una HISTORIA- DEL LOGOCENTRI~O s uss AUTOR

Una de las afirmaciones del Curso de Saussure es:Lengua y escritura son dos sisteinas distintos de s1Os; id W~ la pnmera. ser de la segunda conssteen represen ar a fatd~ de (Cap.6 de la Introd.J

fonologismo y etnocentrismo slo se explican por el logocentrismo. Mostrando las debilidades internas que presenta el Curso, como primer paso en la desconstruccin de su sistema, para pasar en un segundo momento a invertir la relacin habla-escritura, Derrida piensa que hay que tomar en serio el descubrimiento de Saussure del carcter formal de la lengua y su afirmacin lo esencial de la lengua es extrao al carcter fnico del signo lingistico, concluyendo que el sistema de signos que constituyen el lenguaje no puede pensarse ms que a partir de lo que se traza, de lo que se escribe, de una huella instituida. La escritura surgira de este elemento material que es la traza, siendo inversamente el lenguaje hablado un suplemento de la traza. La escritura deja de ser significante (signo grfico) de otro significante (lengua), para pasar a ser lo fundamental del lenguaje, aquello que lo hace comprensible: si todo es significante, el sentido en general y el significante fnico en particular tendran su germen en el significante material grfico, por lo que habra que pensar en una archiescritura (arch: origen), escritura originaria o protoescritura, lgicamente anterior a todas -las oposiciones (espacio/tiempo, significado/significante, etc.), condicin ltima constitutiva de toda forma de lenguaje y de todo signo (tanto del habla como de la escritura misma). No existe, entonces, una presencia absoluta, el presente no es ms que traza detraza.

Pero esto slo sedaylido para la escritura fontica la escritura re roduce los sonidos, no ralas llamadas ideo ficas o - ebraicas ue no tienen nm"&ynarelacin con los sonidos;con-Jo que el fonol~~:._ mo aboca en un etnocentrismo. al no querer pensar _ ms que en la escritura fontica (occidental). Pero, adems, si todo signo es arbiuanopara Saussure, no se comprende cmo puede considerar la-escritura como imagen o representaci6n de la lengua, -sino es porque la pretensin ltima es la exclusin de la escritura. El186

10.4. El discurso absoluto se ha realizado: slo queda desconstruJrloPara Derrida no son limpias las crticas que se dirigen contra la filosofa, ya sea acusndola de ideologa, teologa, teora abstracta, etc., porque estamos presos en el lenguaje y sus categoras, que son las del lagos o razn misma; las refutaciones que hagamos lo son en el lenguaje de la filosofa, por lo que no sirven ms que para reafirmarla. Como dice en La escritura y ladiferencia.187

soluto, siendo conscientes siempre de que nos movemos en sus lmites con la intencin oculta de modificarlo y transgredirlo. Todo el debate con el idealismo de Hegel se toma, en una lucha titnica, interminable, siempre precavida contra su irrupcin, un juego cuyo desenlace es indecible. Tarea o empresa que prosigue el gesto niezscheano, enfocado ahora, tras la investigacin esEl orden de la rzn es absoluto, pues tructuralista, en nuevas lneas. La empresa de la desconstruccin no es, entonces, contra ella no podemos. apelar sino a ella, contra una tarea de destruccin o demolicin de las oposicioella no podemos protestar sino con ella,rio nos deja, nes clsicas para quedarse en un monismo o en un en su propio terreno, sino el recurso a la estratagemti nuevo centro, sino situamos en el lmite del discurso y a la estrategia. filosfico, pero dentro de l, para intentar desbordarlo, traspasarlo en su seno mismo. Trabajar en el interior Si el saber absoluto se ha realizado como final deta de los filosofemas recibidos mostrando la genealoga de historia con Hegel, yno es posible hablar contra la rasus conceptos, su doble cara, aquello que no dicen porzn, slo caben dos alternativas serias (DESCOMBES: que reprimen, verlos desde su Otro innombrable, mo1982,p. 183): dificar su campo interior, transformarlos desencajando/desplazando su sentido, volvindolos contra sus prea) Arriesgarsea no-querer-decir-nada, e forma que ningu: d supuestos al reinscribirlos en otras cadenas, etc., esa es na palabra o concepto pueda ser interPretada desde 1Ul hl tarea ardua que pueda provocar su propia transgrecentro teolgicou origen. sin y producir nuevas configuraciones. b) Utilizar la estratagema o artimaa: si las reglas ya e. La estrategia general de la desconstruccin, an a tn fijadas por la razn, cabe jugar el juego (doble ju~ riesgo de convertirla en un mtodo o conjunto de progol, respetar externamente las reglas pero con malas intenciones, fingir hablar el lenguaje del Todo para ~. cedimiento -contra lo que se rebelara Derrida-, opederle trampas desde dentro y aniquiIax:le. rara en los siguientes niveles o fases conjuntos: Esto ltimo se puede realizar si se da-eomo primer paso- la simulacin; poniendo un ejemplo de Derrida; cuando se habla con un chino la nica manera de hacer como si se hablara chino es hablarle en chino, i. e hablar el lenguaje del log()s: Esta simulacin es dble: no se trata de fingir que secasesina 1a,raz6nabsoluta, porque entonces lgicamente no se comete crimen alguno, sino que se finge fingir (doble simulacin), matar y, entonces, tras el comediante tenemos un asesino~,Y ello es posible- no slo por propia voluntad, sino ')Grque el lenguaje lo permite: la propia lengua filosfica es doble, contiene fisuras, todo tiene dos sentidos irreductibles; su engao ha consistido en disimular que hay uno solo (una"sola verdad, una sola bondad, etc.). Slo queda como tarea desconstruir el discurso ab188

Al no poder- operar sino en el interior de la razn desde el momento en que sta se profiere, la revolucin contra, la, raz4n siempre posee la extensin limitada de. [o, ti~ se designa como una agitacin, precisamente en el- lenguaje del Ministerio del Interior.

a) Simulacin. Mostrar el doble gesto, ambivalencia,doble cara implcita en los conceptose imposicionesfilosficas (por ejemplo, inteligible/sensible,habla/escritura), poniendo de manifiesto sus presupuestos metafsicos e ideolgicosy el papel que les asignan a tales oposiciones, as como las contradiccionesinternas que en dicho discurso reflejan. La desconstruccin debepor medio de una accin doble, un silencio doble, poner en prctica una inversin de las oposiciones clsicas y un corrimiento general del sistema. Ser slo con esa condicin como la desconstruccin podr ofrecer los medios para intervenir en el campo de las oposiciones que critica y que es tambin un campo de fuerzas no discursivas. (DERRIDA: 1972, p. 392)189

b) Deshacer las oposiciones (juego). Manteniendo la oposi. cin no se pqede salir del logos o lenguaje, jugar con ella.Usndola, por un lado, para la argumentaci~ propia (las caracterizaciones del habla y la escritura no son errores despreciables sin().fuentes esenciales en que basar la argumentacin), y sirviendo -por otro-, al arrojarla contra ella misma, para restablecerla en una inversin -que le d un rarigo diferente. La desconst1'UCCin consiste. en pasar de un con no cepto o.:otro, sino en invertir y cambiar tanto un .orden conc~ptual como uno no conceptual con. e.l que se articula. Por ejemplo, la es~ritura, en tanto . que concepto clsico, conIl~a predicados que se han subordinado, excluido o margina40-por fuerzas y segn unas necesidades que deben ser ano.tizadas.(DSRRIDA:

el frmacon no es ni el remedio, ni el veneno, ni el adentro ni el afuera, ni la palabra ni la escritura; el suplemento no es ni un mds ni un menos, ni un afuera ni el complemento de un adentro, ni un accidente, ni una ausencia, etc.; el himen no es ni la confusin ni la distincin, ni la identidad ni la diferencia, ni la consumacin ni la virginidad, ni el velo ni el desvelamiento, ni el adentro ni el afuera, etc.(DERRIDA:

1977, pp. 56-57)

1972, p. 393)

c) Inversin jerrquica de las oposiciones binarias recibi das de la tradicin occidentl. En ellas se da una axiologia jerrquica (por ejemplo, habla frente a escritura, inteligible frente a sensible), y desconstruir significa que invertir la jerarqua (escritura frente a habla) no es quedarse en l ni uno ni otro, es reestructurar el campo significativo mantenindose vigi1aRtespara que no reaparezca -reconstruyndosela --oposicin invertida". As cuando habla y escritura se distinguen ahora como dos versiones de .una archiescritura,.la oposicin no tiene ya las mismas implicaciones que cuando (tradi cin occidental)se consideraba a la escritura como una

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d) Nuevos coneptosno asimilables.Hasta ahora perma necemos en el interior representacin del habla.del sistema desconstruidO s610 -que hemos inv~rtido os trminos; es necesario dar un paso ms en q irrumpan en una estructura bfida nuevos conceptos ( or eJem lo, archiescntura) que no se e en atra ar aSlmI ar en e Iste nor SID ue sur'a un tercer f rrnino sinttico he eHano ue los aSImI e; antes bIen, sc en o ---;ftiJ'genes (cmpo intermedio) de esta lgica, situados entre (sm ser ni esto DI lo otro), de modo que la diferencia quede sin resolverse en ninguna sntesis dialcti ca. Derrida lo ha ejemplificado, al hilo de algunos an lisis, en trminos como:190

En la medida que todas las instituciones sociales y polticas operan por medio de prcticas discursivas, y como en la desconstruccin no nos fijamos slo en el contenido significado por ese discurso sino especialmente en sus condiciones y premisas, la desconstruccin tiene alcances y consecuencias polticas. Con todo, no se puede asimilar a un programa poltico concreto -no hay programa preestablecido-ni buscar en ella rentabilidad poltica inmediata. Los efectos de la desconstruccin de un discurso terico sobre una prctica concreta son incalculables, inconmensurables. No queda ms que continuar luchando como siempre en dos frentes, en dos escenarios y con dos registros. La escritura -cualquier texto discursivo filosfico o literariose nos convierte en un injerto (no en vano grafion: punzn para escribir), en un producto de diversas clases de combinaciones e inserciones, al igual que la tcnica del injerto vegetal o animal. Toda tesis es una prtesis, por lo que se deben analizar, identificar y ver cmo se producen los injertos en un texto. As en Glas Derrida enfrenta los textos de Hegel y J. Genet en un 'injerto como. Derrida, a menudo, toma un elemento marginal en un texto (por ejemplo, una nota a pie de pgina o un texto menor, normalmente despreciado) y lo eleva a punto central de la obra. Aplica con ello lo que ha llamado la lgica de la suplementariedad: lo que se ha dejado a un margen por los intrpretes anteriores puede ser importante precisamente por esas razones que lo marginaron. Invirtiendo la jerarqua, mostrar que lo que anteriormente se ha credo marginal es de hecho central; pero, por otro lado, cuidando que este elemento mar191

ginal, al que hemos atribuido una importancia central, no se nos convierta en un nuevo centro, sino lugar de subversin de las distinciones establecidas. Qu es un centro si lo marginal se puede centrar? La interpreta1 cin desproporcionado. desequilibra. (CULLER: 984, pgina 125). Por ltimo la teora ~. la descontruccin tiene consecuencias para el campo de la crtica literaria. De hecho ha dado lugar, especialmente en USA, a un movimiento de teora literaria llamado desconstruccionismo (vid. CuLLER:1984). En cuanto los anlisis filosficos de Derrida sitan a la 'filosofa en una prctica discursiva y en un gnero literario, y ha realizado estudios sobre teora del signo y otros tpiCos (relacin habla/ escritura, presencia/ausencia, prigen, etc.) en que basar una interpretacin literaria, podemos tener fundamentos para establecer una nueva forma de lectura y critica de las obras literarias. La prctica desconstructiva se aplica al anlisis y lectura de textos, invirtiendo, si es posible, la lectura clsica.

Apndice

1. Texto comentadoA) Texto 1: B) Comentario del textoLgVI-STRAUSS:

El programa estructuralista

2. Texto y guiones para su anlisisA) Texto 1: Cuestiones Actividade$ B) Texto 2:FOUCAULT: ALTHUSSER:

El marxismo no es un historicismo

del saber

Las ciencias humanas y la arqueologa

Cuestiones Actividades C) Texto 3:DERRIDA:

La huella inscrita COmoorigen absoluto de todo sentido.

Cuestiones Actividades192