Borrrador Libre basado en "El elogio de la dificultad" de Estanislao Zuleta
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8/20/2019 Borrrador Libre basado en "El elogio de la dificultad" de Estanislao Zuleta
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La Educación, ¿educa o avasalla? Vista losóca según EstanislaZuleta.
Víctor Alfonso Roa Gómez Cód: 02245288Fecha: 17 de Noviembre de 2013
Introducción.
Entiéndase la educación como el proceso en el cual se
transmite una serie de conocimiento a una persona, con el
n de que sean asimilados, para una posterior aplicación. Pe-
ro como tal, este no es el motivo que impulsa a alguien a
instruirse. El ser humano es un ser ávido de conocimiento,que requiere respuestas frente a los fenómenos que se le pre-
sentan en su vida diaria. Sin embargo, el sistema social den-
tro del cual los hombres nos encontramos presenta un falso
ímpetu para ser educado.
Zuleta critica duramente el modelo educativo que actual-
mente se aplica en Colombia y en el mundo entero. Dicho
modelo educativo, más allá de suplir la necesidad innata del
hombre por formular preguntas y conocer respuestas, busca
crear hombres mutuamente dependientes, sin autonomía, con
un conocimiento parcializado, que sean capaces de obedecer
y ejecutar cada una de las necesidades del mercado y el sis-
tema. El mercado requiere personas que sean incapaces de
plantearse interrogantes y el modelo educativo le suministra
el recurso humano necesario al cohibir desde pequeña edad
a razonar, diferir opiniones y principalmente, al refrenar ese
amor al saber solo por el hecho de saber.
Los dos grandes momentos de la educación: Grecia y
Florencia.
La losofía, entendida como en la Antigua Grecia, bus-
ca explotar esa necesidad individual del conocimiento de la
verdad del ser humano. A diferencia del modelo actual, el
individuo era libre de elegir que conocimiento debía saber,
ya que no se encontraba atado a ideologías políticas, creen
cias religiosas restrictivas ni a imposiciones del sistema cap
talista. Por tanto, desarrollaba una enorme capacidad de se
educado, asimilando en su yo interior el conocimiento adqu
rido; convirtiéndose la educación en una necesidad tan básic
como comer o dormir.
Más adelante, durante el Renacimiento, en Florencia se l
gó a este menester el requerimiento fundamental del esfue
zo: los aprendices aprendían el saber haciendo, frente a un
gran cantidad de dicultades que debían sobrellevarse, sien
do lo menos importante el resultado del proceso educativo.
comparamos este modelo renacentista con el actual, observ
mos cómo se invierten los papeles: Si se obtiene un resultad
positivo con la menor cantidad de dicultades, con el mínim
esfuerzo, mucho mejor. Zuleta, al inicio de su texto “El Elogio de la dicultad” [?], señala que la dicultad es algo inhe-
rente y necesario a la vida; y que tratar eliminarla por med
de idealizaciones o la falta de riesgo, solo ocasionará quitar
sentido a la vida misma. De modo que, Zuleta aclama a tod
aquel que preere asumir la dicultad misma como forma d
aprendizaje, a esperar que todos los resultados lleguen por u
falso merecer.
La relación Maestro-Alumno: una interacción poco
beneciosa.
Por otra parte, Zuleta revisa detalladamente la relación
Maestro-Alumno, explicando con amplitud como ésta es un
relación de intimidación, meramente interesada en obtene
un producto para el mercado. Cuestiona la opresión presen
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en el modelo educativo, en donde el Maestro es “el que sabe
y tiene la verdad absoluta”, mientras que el Alumno es “el
que no sabe y requiere ser instruido”, sin importar que su
instrucción lo inhiba de su libre pensamiento, ignorando su
labor individual como investigador.
La labor que realiza el Maestro, puede ser clasicada se-
gún Zuleta, en dos tipos: 1.) El Maestro tipo Profesor, que
se limita a dictar lo que le corresponde sin importarle si le de-
ja enseñanza alguna o asimilación al estudiante, que desco-
noce muchas veces el contenido de lo que enseña pero se jus-
tica diciendo que él tiene la razón, y es identicado funda-
mentalmente porque NO AMA LO QUE ENSEÑA. No es
capaz de llenar el menester de conocimiento de los alumnos,ya que ni siquiera ha sido capaz de llenar el propio, haciendo
que su enseñanza se reduzca a oír, memorizar y repetir. Se
preocupa más por la forma que por el fondo (le interesa más
los detalles minuciosos del tema, en vez de si le deja morele-
ja asimilable al alumno). 2.) El Maestro tipo Educador, el
cual dicta su conocimiento tratando de despertar en el estu-
diante la avidez por el saber. Puede que se le olviden ciertos
detalles que un maestro tipo Profesor no eludiría jamás; pe-
ro, a diferencia del primero, es capaz de transmitir la esencia
del tema con una dialéctica digna de un losófo griego. Es
capaz de despertar la curiosidad del alumno con respecto a
los fenómenos que lo rodean, y lo incita a formularse pre-
guntas y tratar de buscarles solución. Este tipo de maestro
cumple con su objetivo ecaz y fundamentalmente porque
AMA LO QUE ENSEÑA Y TIENEN LA NECESIDAD
DE TRANSMITIR CONOCIMIENTO.
Este pésimo modelo de aprendizaje, tipo “MaestroIntimidador- Alumno Obediente” va profundamente liga-
do a falta de una comunicación en donde los dos actores no
se encuentran al nivel adecuado para tener una confrontación
de ideas equilibradas.
Falsa concepción de la democracia: ¿Un problema de
educación?
Suele creerse que las mayorías o el actor más fuerte e
aquel que tiene la verdad asegurada, cuando realmente est
es erróneo. La educación, a lo igual que la democracia, n
esta realmente vinculada a la cantidad de personas, sino a
calidad de emisión de sus opiniones. La democracia, segú
Zuleta, debería ser comprendida como “el derecho del indivi-
duo a diferir contra la mayoría; a pensar y a vivir distinto ”
[?]. Tomando como guía esta completa denión, podemo
observar que existen enormes ataques a la democracia en c
si todos los debates posibles: Cuando un grupo de político
asumen que su ideología es mejor solo porque son mayoríno hay democracia. Cuando un grupo de letrados religiosos
o cienticos creen tener la razón solo por saber más, y n
toman como válida la opinión de los demás, no hay demo-
cracia. Debe defenderse la idea de que a nadie se le pued
decir que NO sólo por el hecho de que se encuentre en min
ría o este solo. También debe evitar caer en el dogmatismo
en donde “Si alguien lo sabe yo no tengo derecho a pensar
Este actuar solo destruye la comprensión misma de demo
cracia y diculta enormemente la labor de enseñanza, ya qu
dicilmente el alumno logrará escapar de ese razonar.
Referencias
[1] Zuleta , Estanislao , “El elogio de la dicultad”, 1980,
Ed. Hombre Nuevo Editores. con la colaboración d
Fundación Estanislao Zuleta, CEP - Banco de la Repú
blica - Biblioteca Luis Ángel Arango
[2] Zuleta , Estanislao , “La educación, un campo de com-
bate”, 1995, compliación y edición de Hernán Suárez
Alberto Valencia, con la colaboración de Fundación Es
tanislao Zuleta.