Brecha 1 - Noviembre de 1968

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    EDI IONES DE lAB ND OR NT LYl 1364 - Montevideo

    VIVlAN TRIAS:

    Economa y poltica en el Uruguaycontemporneo.

    JORGE AI.BISTUR:Leyendo e QYijote.

    ANIBAL BARRIOS PINTOS:Cronistas de la tierra purprea.

    RAMON RAMIREZ GOMEZ:El informe Prebisch y la realidad latinoamericana,

    R. MONTERO BUST AMANTE:Estampas del Montevideo romntico.

    En prensa:

    JUAN JOSE MOROS OLI:Los albailes de Los Tapes .

    JUAN CARLOS ONETTI:Tierra de nadie.

    ARTURO S. VISCA:Antologa del cuento uruguayo volmenes).

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    LITERATURA NACIONAL

    Felisberto Hernnd'":z NADiE ENCEMDIA..ASLAMPARASLAS HORTENSIASTIERRASDE LA MEMORIA

    Ho 'acio Quiroga NOVELAS CORTASCOMPLETASDE LA VIDA DE NUESTROSANIMALES

    Juan Carlos Onetti LOS ADIOSESPARA UNA TUMBA S N

    NOMBRE"EL ASTIU.EROPARA ESTA NQCJ-{E

    Clara Silva AVISO A LA POBLACIONHABITACION TESTIGO

    Jorge Onetti CUALQUIERCOSARIOMercedes Rein ZOOLOGSMOS

    Gley Eyherabide EL OTRO EQUILIBRISTAMario Benedetti ESTA M A t ~ A N AY OTROS

    CUJEN:TOS

    Hber Conteris VIRGINIA lEN Fl..AS't\BACKEL NADADOR

    Syivia Lago lA ULTIMA RAZON

    LITERATURA LATINOAMERICA,NAAlejo Carpentier

    Jos M.a ArguedasSalvador Garmendia

    Jos RevueltasA ~ e g r aVargas llosa, eJc

    Uslar Pietri, Gonze: l . ~ ; netc.M a . ~ t aTraba

    EL REINO DE ESTE MUNDOLOS. PASOS PEROH.>OSAMORMUNDOLOS PEQUEOSSERESl.A MALA VJDADORMIREN

    TIERRA:HEZ PERUANOSC.UENTANA Q ~1 VENEZUELA CUENTAPASO ASi

    Y MUCHOS TITlU O$ Jf'I;(1A ,EN NARRATIVA,ENSAYO, POE_SlA, POL.ITIC A, HUMORISMO

    editorial lalrlclalColonia 1263~ t . a 32 oo

    1 BRECHo 1 - NI? . , - Noviembre de 1968

    REDACTOR RESPONSABI.iE:Hugo Achugar (Ro Branco 1359, ap. 401

    CUERPODE REDACCION:Jorge Arbeleche, Roberto de Espada, Enrique Estrzulas, Laura Oreggio-ni, Esteban Otero, Heber Raviolo.

    CARATU LA:Horacio An

    DISTRIBUYE:Ediciones de la Banda Oriental.

    2 HOMERO MANZI POETA DEL SUBURBIOEnrique Estr:z;ulas.LA POi:SIA DE PEDRO PICCATTOMercedes Ramre:z;

    14 CANCIONERO DEL SIGLO XX16 CUATRO HISTORIAS

    Wshington Benavides19 A UN Af IO DE LA MUERTE DEL CHE20 LOS SUMERGIDOS

    Julio Rossiello27 GRITAR EL AMOR

    Jess Da :31 JULIO C. DA ROSA .EN l BRECHA

    Heber Raviolo37 BRECHA

    Jorge Arbeleche37 POEMA DEL QUE SE VA

    Hugo Ac:hugar38 HOY AQUI MAANA

    Juan Cunha38 LA MANZANA

    Jorge Arbeleche39 NIO SOLO

    Esteban Otero39 FECUNDIDAD

    Alejandro Pasternain40 LA PAZ

    Alejandro Pasternain41 UN PRIMER ASOMBRO ANTE PARADISO

    Hugo Achugar42 NATURALEZA MUERTA O LA

    EXPECTATIVA FRUSTRADAAlejandro Pasternain

    44 CON CIERTO ASOMBROHeber Raviolo

    46 PCESIA DE LO SENCILLOJorge Arbeleche

    47 UN BUEN ARTESANORoberto de Espada

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    HOMEROM NZIPOET DELSUBURBIOEnrique Estrzulas

    Evaristo Carriego. Sunombre ya estaba diciendo por s nismo de ri thermandad, de un parentesco con el tango. Ese poeta suburbano, melanclico y simple, apocado,profundo, hijo de la nostalgia de estas orillas, fuesu padre. El mismoque le cant a las rutinas, aconteceres comunes deunacasa, de un barrio, a la desesperanza dela vecina soltera, al ciegoque esperaba el paso de un organito tardo, a las ausencias varias,tuvo en HomeroManzi su ms importante, su ms hondo discpulo.

    Naci en Aatuya, un pueblito perdido de Santiago del Estero. Y aunque la vida le hizo poeta de ciudad, poeta de Buenos Aires, su poesa arrastrsiempre un olor a gramilla, una nostalgia indisimulada del terruo. Con eladvenimiento del tango-cancin, creadopor Carlos Gardel, que evolucionaray gestarael apogeo de las orquestas tpicasen la dcada del40 las letras deHomero Manzi se hacen inseparablesde esa nueva promocin de valores musicales que las llevaran, casoAnbal Troilo, a una fase perdurable por sucontenido emocional, su fuerzay adaptacin al clima de los tangos gue secomponan en la poca.

    Esos valores no fueron mutilados por la necesidad de una mus1ca. Seprodujo el milagro, la coincidencia asombrosade que letra y msica formaran un solo cuerpo, que fueran inseparables las lecturas de los acordes:

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    La esquina del henero_. barro y pampa.tu casa tu vereda y el zanjny un perfume de yuyos )' de alfalfaque me llena de nuevo l comzn.

    Las influencias, indiscutiblesy comprobables sin demasiados riesgos,llegan de Carriego. Tambin se dice que vienen de Jos Gonzlez Castillo,que se estiran hasta los cenculos cultos delgrupo de 'Florida , del. deBoedo , etc., loque puede ser verdad, pero verdad desde el punto de v1sta

    de una corriente, una actitud localista, una inclinacin por el paisaje inmediato o simplemente deuna necesidad natural (tal vez sea lo ms certero)de cantarle a las cosasentre las que se nace y crece.

    Lo que surge claro decualquier lec:ura de M a ~ ~ ie ~ que escriba enbase a experiencias personales,que lo escrito estabaVIVIdo mtensamente, .que

    en sus versosno flota la facilidad ni el talenteo, que sus letras son pandassalidas del creadorpor naturaleza, que nacen de la emocinhumana.

    En qu recoveco de las bibliitecas eruditasencontrar una r a z ~ ,u ~ ateora que de por tierra con el motivo sencillo y claro dela s ~ p ~ r ~ 1 v e n C 1 adel arte entre nosotros? Quinse siente capaz en elmomento h1stoncoquevivimos, de negar todo aquello que siente el pueblo,que nace de ~ quesignifica contra toda discriminacinuna realidad ilevantable: el sentir popular? Ahora, que la verdadera cultura est dejando de ser un e x c l ~ s 1 v ~problema de sabidura para dar paso a todoaquello que forme el caracteide un pueblo y se represente e ~ alguien. ~ h o r aq.ue cada dia puede lhma1:sin temor a ms puertas la literatura l a t m o a m e r ~ c a n aque_ va ganando )superando, en ancas de la juventud, las pref erencias. europeiZantesde n ~ e s -tros mayores.Ahora s podemosleer a Homero Manzi como poe ta argen tmo,como p ~ t ade Buenos Aires, deMontevideo o de Aatuya.

    Estoy mirando mi vidaen el cristal de un charquito.

    Se dice que Homero ?-.fanzi es un poeta de tango,pero un poeta cultoen comparacin con letristas anteriores.Midiendo en general sus poesas c o ~una gran parte de las ietrasde tango que se han escrito, r e ~ a l t ade e ~ l ouna diferencia fundamental: lo escrito por Manzi puede leerse mdepend1entememe(siempre que pueda, cosa difcil, olvidarse la.m s . i ~ aresultando de ello la

    seguridad de estar ante un autor de valor, 1dent1hcado conla alta poes1a.

    Que Manzi eraun hombre culto no cabe lamenor duda. Tampoco que_~ ~ a

    parte importante de los letristas de tangolo eran. Pero sucede .que,o p m ~ o npersonal mediante,no creo que la superioridad potica de Manz1 tengar a i c ~ sen influencias ultrastas o identificacinplena con grupos de vanguardiaentre los cuales podran contarse Jorge Luis Borges,Horacio Rega, 1 o l i n a ,Oliverio Girondo, como tampoco,y en el lado opuesto, en los f a n a t l c o ~dela 'vivencia potica que formaron su secta por el ao 1925 ~ n B u ~ n o sAires,en la que figuraban nombres de valor como NicolsO l i v a r ~ ,Ennque .Gonzlez Tun, Alvaro Yunque, etc.Lo que a Homero ManZI. s ~ . le atnbuyecomo culto contra el cmulo de lunfarderas,de versos baJOS , de d r a m ~ spasionalesy poesa menor til para hacer un tango y que lo hace sobresahr

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    jun to a otros autores, del grueso de los letristas, puede atribuirse claramentea los tiempos ms que a las influencias.

    No olvidemos que el tango ya estaba dejando o haba dejado definitivamente de pertenecer al lupanar, de ser msica de prostbulo, de taitas ycuchilleros. Gardel lo hab internacionalizado y llevado a odos de todaslas clases sociales. Manzi habl poco y nada de compadres, de dramones, devida mistonga, fuleras y otros usos comunes. La poca marcaba otra cosa ysus versos la encontraron.

    Si como bien dice Borges: El tango crea un turbio pasado irreal quede algn modo s cierto un recuerdo imposible de haber muerto e l e a n ~ oen una esquina del suburbio , la mayora de las letras de Manz1 son mtemporales, s decir, no hay referencia concreta a los orgenes del tango selimitan a narrar sucesos de la vida que si bien en general son evocauvoscomo evocativo es casi todo el cancionero rioplatense, casi toda la poesauniversal, pueden ubicarse perfectamente en los tiempos que corren.

    Un da alerremente te conoc ciudadllegui t r y ~ n d ouersos y sueos de triunfarte v desde la altura de un cumto de pensiny un vrtigo de vida sinti mi corazn.

    i pueblo estaba lejos perdido ms alltu noch e estaba cerca t u noche pudo mstus calles me lle-uamn tu bril lo me enganinguno fue culpable ninguno ms que yo.

    En la poesa de Manzi no estn los famosos cuchillos y no deja, por elcontrario , de ser tango. Actualizado, concreto, simple. Ese organito que lerob a Carriego, es, posiblemente, una de las pocas cosas que toma del pasado.Y no tanto del pasado como de lo que irremediablemente s llevan los aosy uno ha querido con pasin.

    Las medas embanadas del ltimo oTganitovendrn desde la tmde buscando el arrabalcon un caballo flaco y un rengo y un manito

    y un coTo de muchachas vestidas de percal.Con pasos apagados elegirn la esquinadonde se mezclen luces de luna y almacnpara que bail en valses d etrs de la hornacinala plida marquesa y el plido marqus.

    La mejor creacin de su obra s difcil de determinar si est en lapoesa ciudadana, la suburbana o la campesina. En todos esos terrenos haymotivos de altsimos valores. Pero, para ser claro en la exposicin, es preferible inclinarse por el poeta del suburbio por ser lo ms hondamente sentido

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    por su persona humana. La diferencia entre suburbio o arrabal prcticamente no existe, pero existe s, hablando de tango. El .rrabal representatodo ese tiempo ido que las letras an hoy siguen recreando para el recuerdode los que no lo vieron. El suburbio sigue existiendo, el mismo de Sur,de Malena, del propio Barrio de Tango. Lugares ubicables en ciudades ypoblaciones de hoy en da, donde los motivos de tango abundan. Slo f l t ~quien los escriba.

    1\1alena canta el tango como ningunay en cada verso pone su co razn

    a yuyo del suburbio su voz perfumaMalena tiene pena de bandonen.

    El clebre binomio l\Ianzi-Fiorentino posiblemente marque una etapafundamental en la histori a del tango. El extraordinario vocalista de Troilojuega un papel preponderante en sus ms famosas letras. Pero la temticade Manzi fue particularmente rica. Y si bien debemos caracterizarlo comopoeta suburbano no por ello hay que dejar de tener en cuenta otra granparte de su obra que enfoca la vida ciudadana y rural con singulares logros.

    Los viejos mateas desplazados por la inexorable marcha del progreso,en los aos que poblaron el centro de la gran urbe. Aqu, en El pescante .logro plstico, verso >onoro, s puede or su paso por las calles:

    Yunta oscuTa trotando en la nochelatigazo de alaTde burln_.compadTeando de gris sobre el cochepor las piedras de Constitucin.En la zurda amarrada la 1iendase amans el colorao Tedomn

    como l se amansaron cien prendasbajo el freno de su pTetensin.

    Los chateros , pintores quismo que hoy tambin s extingue en l tiempo,personaje que describe en Manoblanca :

    Donde vas carreito del estecastigando la yunta de ruanosy mostrando en la chata celestelas dos iniciales pintadas a mano.Reluciendo la estrella de bronceclaveteada en la suela de cuerodonde vas caTrerito del Oncecruzando ligero las calles del sur.

    El tema campesino fue, sin que jams utilizara el dialecto gauchesco,

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    abordado en composicionesde alta calidad, siempre llenas del incentivo em 'cional de que est cargada toda su obra. Una de sus ms famosas milongas,a; la que se le anota una similitud con su poema Maria Chacarera , no porel verso sino por la situacin que describe, es Milonga Triste , la cual tuvoya numerosas grabaciones.

    Llegabas por el senderodelantal y trenzas sueltasbrillaban tus ojos negrosclaridad e luna llena.

    Mis labios te hicieron daoal besar tu came frescacastigo me dio tu manopero ms golpe l ausencia.

    Esta Mara que aparece en un largo poema de Manzi, recuerdo que pa-rece venir arrastrndose de su pueblo natal o del medio ambiente campesinode su infancia, es una curiosidad que el Club de la Guardia Nueva de Mon-tevideo rescatara de la revista argentina El Barrilete , aparecida en 1928:

    Diecinueve de agostoadis M aria;tus padrestus hermanastus hermanos que tanto te queran .As dice tu cruz de calicantocerca de un campanario con alas y lad1illosall en el camposanto del pueblo que has perdido.Mara ChacareraSlo s de tu nombre y de tu muerte.Lo dems lo imagino.Un cielo gris sobre la chacra arada.Amarillas las hojas de los rbol.es.Y tu madre llorando y tus hermanos.

    Y correspondera,por ltimo, una referencia a susno escasas compo-

    siciones de tema negro, otro gnero que, a diferencia de Montevideo, pasaa pertenecer definit ivamente al Buenos Airesde ayer. Este poema,con ritmode milonga picada, lleva los acordes exactosen la rima. Y si se lee rpida-mente, la composicin musical ya esun hecho:

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    Pena mulataque se desatabajo la batade broderdolor de milonga

    que apenas prolongacon queja tristongala noche de abril.Como un espejobruido y viejobrilla el pellejodel bailarnclavel escarlataque el ansia desatatemblando en l batasu mancha carmn.

    El nombre de Manzi, junto al de Discpolo Celedonio Flores, al deContursi , Carriego y De la Pa, ha entrado para siempre a formar parte delo ms caracterstico dela poesa rioplatense. Esa poesapopular que esirremediablemente triste en su decantada expresin tanguera.

    La evolucin musical deltango ha sido arrolladora en la ltima dcada.Con el ejemplo de Piazzola a lavanguardia se abre ahora, para los letristas,una difcil, torturante incgnita: Cmo, conqu medios expresivos,ponersea la par de la actual corriente innovadora y seguir, al mismo tiempo,siendo popular? Todava estamos esperando un milagro de la magnitud delde la poca del cuarenta. Manzi represent el ltimo soplo de vigencia in-definida, el ltimo empujn a la permanencia del tango entre nosotros, unapuesta al da en la que colaboraron distintos compositores yla mayora delas orquestas tpicasporteas que hoy en da contiman siendo de primer plano.

    Pero el tango, revitalizado por los numerosos msicosque se empeanen formar una autntica vanguardia, carece todavadel poeta que rompael fuego para el advenimiento del nuevo tang 'cancin. El temario delarrabal y la cortada se ha perdido, se ha gastado en el uso y la insistenciano obstante los ejemplosv l e d e r o ~de su poca.En 1968 se precisa otra cosa.otros nwtivos,y, fundamentalmente, letristasde talento.

    Homero I'vianzi muri en 1951. De suobra nos qued'aun rescoldo vivo,una insinuacin poderosa a seguir, a renovar con valenta, sin viejos moldes,ese cancionero sinparangu que hemos creado los pobladores de estasdos.orillas.

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    L POESI DEPEDRO PICC TTO

    ercedes Ramrez

    El 26 de febrero de 1944, en su casa humilde de Sayago, casa pequearodeada por un jardn hermoso que l mismo cultivaba,. muri a los treintay cinco aos Pedro Piccatto.

    Antes de morir, dibuj, entre la msica y el sueo, las rosas, las amapolas, las azucenas y los mirasoles que an hoy permanecen vivos en suspoemas.

    Qued de Piccatto la imagen de su espalda deforme, rematada poruna nobilsima cabeza que el escultor Juan Martn tuvo tiempo de tcsculpir para que nos guardara la belleza de un rostro lleno de sufrimiento yserenidad.

    Duende nocturno, contertulio de las mesas bohemias del caf Montevideo, dej entre sus compaeros de entonces el recuerdo de su humor violento, su ternura, su pudor, de la gracia de su inteligencia, de su amor dolorido y secreto, de su fidelidad de amigo. Lber Fa.lco en dos poemas, Domingo Bordoli, Dionisio Trillo Pays y Mario Arregui en pginas emotivas,han tentado transmitir la profunda experiencia que supuso haber conocidoa Pedro Piccatto. Luego de la muerte inesperada del poeta editaron, conotros amigos, un libro que recogi los Poemas del Angel Amargo, ya publicados en 1937, y otros que el autor tena seleccionados y agrupados bajo elttulo Las Anticipaciones.

    Las Antiipaciones es pues, la obra pStuma y defimfiv de .este poetacasi desconocido para la generacin actual Y sin embarg, pcos cmo lmerecen ser ledo s y amados. Su . mundo potico es, en nuestra literatura, absolutamente original e irrepetido, porque, naturalmente, fue el mundo quepudo engendrar una criatura original e irrepetible como Pedro Piccatto.Solamente alguien como l, tan capaz de amar la vida y al mismo tiempotan incapaz de expresarse vitalmente -cuerpo vulnerado y corazn heridopudo ir trazando el mbito de la poesa a fuerza de penetrantes iluminaciOnes.

    Una primera lectura de Las Anticipaciones revela un clima de infancia.En primer lugar, la madre, almendra santa y ma , nombrada con amorbalbuciente.

    adreo

    con qu dulzor de quieta mariposase mueven hay tus ojos.Eres todo un poema que no podr cantar.

    (Miel Estril.) VI Poema.

    Ese amor es la u-mula dependencia de un nio que nunca pudo onunca se atrevi a crecer.

    Como si me alcanzaras una floro me abrieras un libroestoy pendiente de tu gesto} de tu voz

    u voz.

    Pienso que de ellapuede llegarme,convertido en un cuento,

    el infinito.(Malva.) III Poema.

    La infancia es tambin para Piccatto un paraso perdido, pero un 3margo paraso.

    Creoen el violento sinsaborde mi niez de humillacionescuando ca:mbiaba trompos por violetasy bochones por rosas;

    Creo, s, en mi niez.Paloma en la tormenta.

    En ella creo(Sangral.) V Poema.

    Y hay en la poesa de Piccatto, ngeles, hadas, duendes, mariposas yflores rescatadas del pas de la infancia en un empecinado intento de refugio.Pero nada ms alejado de lo infantil que estas nomenclaturas. La suya esuna poesa no hecha para nios pero s hecha por un nio. Por un nioretenido por la desgracia en una edad de ojos limpios y claros, en una edadde adivinacin y de encantamiento. Ese nio apresado en la red de un

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    cuerpo que no pudo crecer coexiste en ...M Anticipaciones con un ser ma-_durado en plenitud, vido de goce y de participacin de lo real.

    Sin temor de mdrir,ilS viviendo,

    el corazn bajo una rueda fra.Y pulsndolo todo

    Y todo amndolo(Sangra .) I Poema.

    Un sol de peces pierdo si respiroy soy feliz si toco una manzana.

    (Evidencias.) II Poema.Una poderosa fuerza de los sentidos da al poeta un usufructo po

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    Las lneas temticasde las p>esas de Piccatto, sutiles yprofundas comoun pulso, son tambin complejas. El poeta no se agota en el contempladorde la infancia ni en el descifradorde la gracia.

    Hay un hombre doliente ms que ningn otro, protagonista de undrama real que no en vano, como en una testimoniada crucifixin, llevaenlos hombros. Elpoeta toma con manos puras la trgica materia de su exis-tencia la elevaen un misterio de transustanciacin.

    Meloda de darnos ...la sagrada meloda de d a r n o ~se es el gran acierto de las almas.Es llevar para siempreen nuestra vidael esplendor abierto deuna fruta.

    (.Angel amargo.) VI Poema.Todo lo infiel

    se vuelve fielapenas

    desciende hacia lamanoel corazn

    (Malva.) I Poema.

    Pero este trnsito que va del sufrimiento al don de s mismo no hasido fcil ni rpido. Hay en Las Anticipacionesun grupo numeroso de poe-mas que traducen el complejo dolor de vivir. Desde la incomunicacin

    frente a la vida: La tierra es una fuga que yo no he comprendido hastaesa implacable opresin de los das negros, dasde angustia sin nombresin destino. Si antesla tierra fue una fuga inapresable que ni siquiera fuecomprendida por el hombre marginado de esa dinmica, ahora la sensacines esttica e inmovilizadora:red de sombras, falsahiedra.

    Cuando esta red de sombrasque no entiendocon dominio sutil, cie mi vida,

    nada me salva.Ni la palabra pura de mi madreni los crculos finos deun poema.Cuando la siento. insinu adora trgica,trepar mi vida como falsa hiedra,

    nada me salva.Ni los crculos finos deun poemaNi la palabra pura de mi madre.

    (ngel amargo.)IV Poema.Pero es an ms amarga la pena de vivir cuando el hombre, sujeto

    como a una cadena al ritmo de los dasque se suceden lo esperan, sienteque nunca jams habr otra esperanza que la de la frustracin repetiday siempre igual a s misma.

    Otra awora,otra msme est esperando.

    Otro da,y con lotro pedazo mio de ala al suelootro leve empujn hacia l muerte.Otro da,otro msentre rosal, andra jo sexo fiel.

    (Sangra .) III Poema.A veces, en cambio, la sensacin de vivir no es torpe asombro ni per-

    dicin. Esun luminoso heroico desasimientoque consigue, al par, el vueloel canto.

    Ah vida ma ...Giray se afina.Giracomo ala queno tiene compaera.

    Ay con un ala nunca volaremos

    Ah vida ma ...Los hombres te levantany te bajan,te alientan) te manchan.

    Pierdeslo que de sueo y desnudezte curva.

    Pero vuelves a erguirte,dulce o amarga,con la cancin por malla.

    (Angel amargo.) XIX Poema.

    La obra de Pedro Piccatto no puede recorrerse con un solo VlaJe niaun cuando el lector transcurra por todos sus senderos. Siempre dicems yms hondo. Crece con nuestra edad. Y aun as siempre nos sentimos incapaces de comprenderla del todo, en su vuelo de gracia en el desgarradolatido de la herida de ese hombre.

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    CAN CIONERO DEL SIGLO XXP l modo de los cancioneros, roma..11ceros,y flores de

    si o los pasados, .iniciamos conesta cancin de J ean Ferrat,lo.,que quizs sea el cancionero del siglo XX. Seguramenteseguirn a Ferrat, Yupanqui, Ctulo Castillo, George Brassens, Zitarrosa, los Beatles.

    Jean Ferrat, joven aeda y rapsoda ha interpretadoobras de Paul Eluard, Aragn, M. Senlis y suyas propias.

    On ne voit pas le temps passer la cancin que trascribimos alcanza notoriedad pblica al ilustrar el film deRen Allio La vieja dama indig 1a".

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    On se marie :toi: a ving:tanse:t on n' a:tf:endpas des annespour faire ou :trois ou quai:re enfansqui vous occupen:tvos journesen:tre les courses et la vaisseUeentre menage ei djeunerle monde peut ba:tre de l'aileon n'a pas le temps d 'y pensarFaut-il pleurer? faut-il en rire?Fai elle envie ou bien. piii?Je n'ai pas le coeur a le direOn ne voi pas le iemps passerUne odeur de caf qui fumeef voila tout son universles enfants jouent le mari fumeles jours se coulent a l'enversa peine voii on ses enfants nai:trel faut dja les embrasser

    .ef on n'a temps plus au fenei:requ'une jeunesse a repasserFau:t-ilpleurer? fau-ilen rire?Faif elle envie, 01.1 bien pifi?Je n'ai pas le coeur a le direOn ne voit pas la temps passerElle n'a vu dans le dimanchequ'u.ncosfume pret a repasserquelque fleur ou bien quelque branchedcoranla salle amangerquand toute une vie se resumeen mi.llionsdes pas derisoirspris entre mes marreaux et l'enclumeentre une tab le et une armoireFauf-il pleurer? fa.:i:-il en rire?Fai elle enve ou bien piti?Je n'a pas le coeur a le direOn ne voi:i pas le emps passer.

    Nos casamos jvenes a los vein:teaosno eSperamos los aos

    p ara hacer :tres o cuatro niosque ocupan nuestros dasentre las comidas y la vajillaentre limpieza y almuerzoel mundo puede aletearno tenemos tiempo de pensarHay que llorar? Hay que rer?provoca envidia o bien piedad?No tengo coraje para decirlo

    No vemos pasar el fiempo.Un olor de caf que humeay he ah todo su universolos nios juegan, el marido fumalos das corren sin cesarapenas se ven nacer sus nioshay que besarlosy no esper?..r ya en la ventanams que una juventud para plancharHay que llorar? Hay que rer?Provoca envidia o bien piedad?No :tengocoraje para decirloNo vemos pasar el iiempoNo hemos visto en el domingoms que un :traje pronto para plancharalguna flor o bien alguna ramadecorando el comedorcuando toda una vida se resumeen millones de pasos irrisoriosapretada entre mis martillos y el yunqueentre una mesa un armarioHay que llorar? Hay que rer?Provoca envidia o bien piedad?No fengo el coraje para decirloNo se ve pasar el tiempo.

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    CU TRO HISTORI Sshington Benavides

    Estas historiasdeban llevar un acpiteque dijese al hada Anfibologa, respetuosamente . He buscado dar una histor ia o un hilo argumental, pero de verdaddarlo, el lector medir con su vara y re-solver con amor o fastidio loque el autor elimin como materia, en este caso,desdeable. El lector como un buen solista de concierto tendr c s o quecrear tambin la "cadencia"del mismo.

    Cuando le v-olaron la piema en Za:pucaycostal el zaino en el camino

    va:cinal pura greda y cay a: la derecha despus de las semanas de hospital y sopitas y el rencor casi miedo que se le iba de la: garganta enun bramido nocturno al ver el blanco lienzo interrumpido en la rodilla elhombre sac las fuerzas de su corazn y meneando una indcil muletase volvi a: los c m i n ~ sse hizo carrero plantado firme sobre la zurda: eltorso alto revoleando arreador sobre la yunta carg arenas del Tacuaremby del Tres Cruces avent pedrequllo traslad lcrdrillos mud mueblesmerc gallinas y por pascuas pavos met:licos o capones era color sufridoY la: intemperie a: punta de sol o filo de pampero lo cuarte lo agriet lohizo pedazos pa:r el cc:rn:o jubil las ruedas vagabundas solt al caminolos caballitos y u 11 da se meti de rondn e n La Caja se desgast en losbances y pasillds en papeles y timbres y sellados tuvo que hablar en unospocos meses lo que no haba h e c ~ oen el resto al fin no sabe cmo lo jubilaron con un hijo no tena mujer ni otro pariente alz un ranchito subur-bano como quien dice para dejarse estar hasta la olla o el hoyo pero almundo lo hicieron los magnates y la plato: no dio ni para el humo unoshtililabo:nde devaluacin o iliquidez 'ocosas as que le dolan por descono-cidas pero lo cierto es que la: plata no alco:m:o:.basac entonces el ho:m.b::enuevamente las fuerzas del corazn sin carro sin caballos envarado cacunda hlzo una fuerza: y otra:del corazn nacida consigui una quincena:de barrendero pblico manej escobilln condujo el maloliente carrito junt pctpelespuchos cscaras restcis del estallido cotidiano del desgaste grosero de la ciudad pisando con el ancho pie izquierdo y la muleta pulida:como cabo de rebenque hasta:que un d a co:rrtprobque el sol no sale para:todos.

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    HISTORIA DELO QUE AQUELLOSOJOS MIR RON

    Cuando aquellos ojos le miraron alguien dentro le susuiT los versesimponente como eirci o en 'Oxden" y ms alto en el atento caracol del

    odo apar ta tus ojos de wi porq'.le ellos me subyugaron de--. de que sintisobre s aquellos ojos desde el instante mismo en que se supo objeto dea:quel mirar oscuro y percibivelado el resplandor de las dos ventanitasque os-.-ureco:nms aquellos ojos perdido estoy perdido nadie le dijo estomas no necesitaba:que alguien se lo dijera como no necesita la pregunta:de si c y quien abraza la en:a y huele sL11 quererlo su cido olor estoypercUdo y comoen la l:listorieta:de la da:mito: aquella del siglo diech"tueveque ato:bo: el jilquerlllo opicodeoro con un hilo de seda largo largo y lolanzaba al riesgo de su vuelo caminar las calles ms lejanas respirarfurioso los jazmineros pblicos de Bage o encamar a Odiseo junto alAtlntico colorde vino ya pise macadam o tierra roja asfalto o simplepolvo de camino por el agua o la tierra por el aire o el :fuego estoy p r ~dido el hilo arrastro el largo hilo de seda eso se dice mientras lo espera:todo de las fuerzas del corazn si an es su amigo si la secreta: alianza a:la que teme es posible o probable no se-guro:pero todo es un gire de v r ~ti.go o de Ddcdus intilmente apelo:a: lo LTUposible no tiene ya: su :reinoque cambiara por un caballo y para qu el caballo todo es un mudo gritoa la: redondo: oh desdichado porque ya lo sabe hasta: el fuego secreto desus mdulas lo sabe esi perdido desde que aquellos ojos lo miraron.

    HISTORIA DELA MAGIAMEJORLa magia no es lo inslito de una vara que puede sacar fuegos que

    cantan cimitmras azules culebras de lo verde aue a lo verde se vuelvenni ser encantamiento con formas animales vertlginosovuelo de cisnes uoropndolas irmes asnos de voz articuladcrrcrncrs que se pronuncian gru -llas que desde el nido sustituyen veletcrs ymenos las alquimias con susfuentes lozanas o sus remotcrs piedras filosofales siempre nunca buscandoEl Dorado del oro la magia 'es el instante de sentirnos seguros desde lavulnerablecarnalidad desde esta maquinmia que duele y que trepida portodos lados de que nos alce el pecho u.rm respiracin cuyo sonido en elsptimo y octavo tono pertenece a giovan.nigabrieli y ampma las pala-bras ms desvalidas con un aura de dorada canzona las palabras deldesamor y el mrepentimiento las _ palabras o sus vanos f ~ t s m ssusformas inferiores o infelicesbalbuceos sollozos o suspiros Lnterjeccino grito la magia es aceptm el da adulterado pisoteado por todos muertoirreconocibleen el sumario de la noche la magia es el e ~ p r i t ude Bernartde Ventadorn contemplando la alondra aue vuela por su verso a los altosdel aire reencmnado en delgada visitaci6nen U.l l ;scuro y desolado lectordel siglo veinte la magia es e x i s t ~sLn humor o trasmundo calentarse a losrayos del sol como una mosca protegerse del agua o del graniz presen-tndole el anca o bajo un higuern beber el agua o vino masticar fruta ocarne buscar la hembra y el cobijo y creer sn las fuerzas del corazn Yde la alta empinada giratoria cabeza.

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    HISTORIA DEL MUCHACMO COMPROMETIDO

    Hay que pensar en algo que aleje que vuelque fuera esto que suolante al olvido y que me borre que haga las veces del Otro pensar en;erdes rboles verdes como aqullos en la estribacin de la sierra deGauna par el ccr.ballo era la maanita y todo limpiamente brillabcr deroco desmont y al estirar la mano hacia las hojas y arrancarlas tuve miducha personal las hojas eran de araz blanco pero qu verde su verdeel ganado se mova slidamente en las altas pasturas y cantaba con susilbo tristn la perdiz se me caen los brazos se me caen se me desarma

    la cruz que me obligaron contra la pared y el banco tiembla conr::igobajo mis ojos el Chino Tom con el revs de la fusta suavecito me senalala posicin correcta alzar el brazo izquierdo me parece lo mismo que levantar un piano o una cmoda el hormigueo inicial se me volvi lliJ. relmpago de calambres la puta qu decs tupcunaro el Chino me susurravas a decirme dnde y con quin se reunan a:.lc me parece bueno vos sosun buen muchacho y de buena familia te pas lo que a muchos por andar con lbs libros esos y los barbudos pero despus que te pongamos enbaranda todo se va a arreglar vos cont todo y te vas a dormir ct comeralgo caliente al aire libre a la familia que te extraa cmo :10 pero largtodo primero a ver ese bracito ms ar r iba no puede levantar el bracito Yquiere tirar bombas con el bracito fuerza vamos levante ese bracito a lctaltura del otro habl muchacho desew..buch el dolor ven y sentate comodice en el tango y te mands mudar para casita y luege; si querss te hacsreoortear o en co.c1ferencia de nrensa como dicen v quien te dice de repenteh ~ s t sals en fotos de d i a r i o ~comunistas y te ~ n d sla parte y hablsde las torturas policiales y que te picaneamos en los quimbos y te movimos la calavera habl pibe soltala que yo s que la sabs larga Y tevas de la Seccional y tan amigos como siempre verdes verdes rbolesverdes como aauellos de Santa Emlia como aquellos del Higueritas comoaquellos del r ~ sCruces como aquellos haba un musgo en una gruta delos Helechos o de Los Cuervos que pareca felpa verde o terr;iopelo scbrela humedad del basalto tengo sed tengo sed oero lo verde es verde derboles como aquellos ests rezando pibe y bue:1o confesate movs loslabios que d a gusto despus te desinfl:s a suspiros pero niente el susurro de pronto ofreci UIJ.a variante y decL.'Tle muchacho qu te parecesi llegamos a lli '1 acuerdo callo callamos el silencio suelta 1.ma lejana lejansima bocina la calle el sol la gente que anda libre yo s que sos ungran muchacho y no quers fallarle a nadie pero fjate que eso tiene

    arreglo vos por ejemplo solts lo que sabs el lugar de reunin algunosnombrBs y nosotros no vamos enseguida de soltarte a darles la captura Ya armar escombro no vos te vas y decs a todo el mundo que no soltastetremo de la boca y r:osotros lo mismo que hubo una falsa informacin tepedimos disculpas hacemos desmen\idos en la pre::sa vos sabs etcteranero chcroamos a uno calladitos r:::rns y fumigamos al hormiguero vos te;m_orrs de hacer el Cristo como ahora aguantando la vela por sos porquedec..rne un poco vos pensaste lo que hubiera hecho mo de ellos en tu casomir cualquiera ds ellos al orimsr toque vende a la madre te lo firmoverde verde ds arueras de ~ r y n e sde vestidos de menta de los ojos

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    de no nada de nombres sus ojos simplemente sombra verde :r:o aguantola cabeza se me cae cundo fue que dorm anteayer anteayer qu pococlaro y hace ui1as horas de eso anteayer caminaba por Colonia pero nomporta eso s los rboles los verdes los altsimos pibe atendeme por rubien te lo digo yo n ad a v y en esto para los galones me da lo mismo quete suelte..11 o que te procesen por eso haceme caso verde3 verdes 6.-bolescrltos los del Salsipuedes los de Charata vos muchacho que sos ms quedespierto cach la onda y dale verdes los de Laureles los de Lunareio yqu verdes las sierras de Tambores ya no me duele el pe:::ho ni los brazosni labio roto me molesta casi pibe los verdes vamos muchachos verdesrboles.

    UN O DE L MUERTE DEL HE

    A un ao de la muerte de Ernesto Che Guevara Brecha lo recuerda en estas palabras testi-monio de su vida y de su lucha:

    Nuestro sacrificio no ser el cornbate diario, la lucha cara acara con el enernigo; adquirir las forrnas rns s-utes ms difciles de resistir, para el cuerpo la rnente del individuo queest en la lucha. Sin otra alternativa q ue la rnuerte o la victoria, en rnornentos en que la tnuerte es un concepto mil veces presente, la victoria el rnito q1.te slo un revolucionario puedesoar.

    Che.19

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    lOS SUMERGI OSJulio Rossiello

    1Slo una vez pude ver a los seres de la superficie. Eso sucedi en se

    guida del primer retorno de las anguilas hace 1.mos cuatro aos cuandolos hombres del valle tenamos las carnes hechas jirones y estbamos tandbiles que apenas podamos despega:r de nuestra piel las ventosas delas estrellas o rechazar los porfiados mordiscos de los arenques.

    Cuando aparece el Pez Espada recorre la llanura destrozando corales y abriendo ca:rdmenes como inmensas flores asustadas todos queda.mos encogidos de terror. Slo podemos fijar la mirada en sus amplias aletas o cuando mucho en los veinte dientes de su hocico, que a la vanguarda de sus ojos temibles rastrea con ahinco el cuerpo de los hombres. Enesas inspecciones del jefe de los guardianes el resto del mundo desaparece:nuestros tres sentidos se concentran en las ondulaciones sorpresi,;as delPez y apenas nos permiten ver sus dos metros cartilaginosos, sentir el rocede ltigo de su cola y or el surtidor de burbujas si su cabeza se aproxima demasiado a la nuestra. El miedo derrama desiertos en su torno. Parece que jams hubiramos visto los acantilados de piedra azul que nos protegen, que no existiera el limo donde recogernos nuestros alimentos, quelas algas que apartamos distrados del rostro fueran Lrnpalpables y transparentes.

    Pero aquel da de hace cuatro aos no sent miedo. Ser por eso, digoyo, que todos los alrededores del vislumbre, en tiempo espado se hanconservado tan claros desde entonces y que puedo acordarme de todoslos detalles como si aquello hubiera pasado hace apenas dos mareas.

    2

    Fue en la poca de las corrientes fras, en el momento en que empezaron; a: desaparecer los moluscos la peste de la tristeza diezmaba lospeces pequeos que caan flotando a nuestros pies, entre apagados reflejos de escamas ya casi opacas. Como nunca cmrendimos a nadar velozmente, dada la flaccidez de nuestra carne, s i m p ~nos hemos alimentadocon ostras, caracoles berberechos toda clase de fmtos pequeos que enesta zona son abu..YJ.dantes. Pero, como dije, los moluscos desaca:recieron unda sin que ni siquiera el maestro Bojla pudiera explicrselo.- (Me acuerdoque Karm opin que deba de tratarse del fro qu.e Boila cerr los ojostres veces, con aquel desdn que a todos nos pareca la insignia visiblede su talento).

    As que despus de revolver intilmente en el fango y de verificar queen las rocas no quedaban ni huellas de valvas muchos recogieron los pe,queos peces muertos y los comieron. Baila fue uno de ellos. Mientras conlos pulgares haca saltar los ojos de las brecas nos iba explicando lasvirtudes nutridas de la carne de pez. Muri un rato ms tarde, recostadoa una estribacin del acantilado con la misma sombra en la mejilla queidentificaba a los otros veinte que cayeron con l.

    N o son los peces - s en t que nos deca desde muy lejos, mientras all a:rriba empezaban a agitarse nerviosos los guardianes- sino latristeza.

    Fue la pstuma leccin del maestro; hasta entonces no sabamos cmo reconocer la peste.

    El resplandor del da ms fuerte que nunca, se filtraba entre la red

    de algo_s. Con el fro, con el hambre que suba en espirales, con la crudezade la luz, el paisaje se hizo dolorosamente perfila do a mis ojos.

    En la mitad de la loma que cierra un ancho sector de nuestro horizontevi la figura de Tlmik, sentado sobre los talones. Se bamboleaba entre losimpulsos de algu..Tla corriente que lo empujaba y trataba de acostarlo ylos de su volu..Dtad, que le recomponan el gesto: brazos abiertos, miradaarriba, labios estirados en 1.ma rara mueca sobre las encas negras. YJ fo-qu sobre l la mirada y estuve a p1.mto de lanzarle un haz de preg1.mtas,pero sent que no era entonces el momento de las burlas. Lo dei con susinvocaciones al Ser Supremo, enorme Pez Espada que en sus ensoacionesmsticas reparte justicia bajo el soL en un m1.mdo donde no hay agua nisombras vigilantes, sino que es tan slo una gran burbuja donde flotanlos faP.tasmas de los muertos.

    A mi derecha la pared LYJ.clinada del cantil mostraba mgosidades queantes yo no haba vi-sto; la luz nueva caa implaco.ble sobre ella y menermita observar, con extraordinaria precisin, los finos movimientos deia costra de musgo y unos como escalones apenas labrados sn la piedra.A mi izquierda se extenda la llanura; pero ya no era corno siempre era.una corta extensin de limo gradualmente tragada por la penlli Tl_bra: mivista se estiraba a lo lejos e iba descubriendo prados de cu 1monas rojas,sargazos a..h.ogados entre bosques de coral, claros de arenas doradas quecentelleaban entre cabeceos de medusas y muy en el fondo, como arrinconada la sombra de la lejana.

    Cargu la mirada con una preg1.mta: Quin hay? y la extend hacia

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    aquel desierto, barrindolo despacio, minuciosamente, a la espera de Uilaresouesta. l eco trajo nada ms aue el murmullo de los cantos rodadosel de las alas de las mantas, . o ~ s t a spor la flamante luminosidad.

    Me sent dbil. Al querer apartar una planta con el pie, para dirigirmehacia el rincn donde siempre guardaba los alimentos, vi que mi piel sehaba abierto en los muslos.Las fibras verdosas de la carne empezaban aasomar entre las grietas. Me dolan las manos; las puntas de los dedosreciban desde adentro raras pulsaciones, como si el resto de mis fuerzasquisiera escapar .por all.

    llegu hasta mis rocas y tCLTJ te el hueco que haba c.a;jo Uila deellas, donde ocultaba de la voracidad de los vecinos los restos de carnecomestible. No quedaba nada. Me tend entonces en el suelo y trat deempujar hacia adentro: losmsculos que brotaban entre las heridas de laspiernas, pero cada ve

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    Sobre la piel del crneo brotaba una floracin oscura de filamentos ondulantes; sonrean, y en el lugar de las encas brillaba una hilera de pequeos huesos blanqusimos.

    -Arriba Hay que escqparLa consigna pulsaba ahora en mis ojos, en mis odos,en mi garganta.

    No era el habitual titileo conque los hombres nos comunicamos:las palabras centelleaban y sonaban aJ la vez, me invadan por completo, a lamanera de u TJ pensamiento nacido en m mismo, y ya no saba si eranellos o yo quien formulabaaquel mensaje perentorio.

    Continu trepando por la pared inclinada hasta que llegu al techo.Volv a mirar arriba y all estaban, ms claros aun, los seres de la superficie. Me miraban serios, ahora, atentos a mis manos, que procuraban ensanchar la trama del tejido para que yo pudiera verlos mejor.Accionabansus propias manos, repetan mis gestos, los corregan, losguiaban. Sobreel extremode sus dedos se adverta una delicada formacincalcrea. Mirsus ojos de nuevo, sin temor. Losrasgos se movan y se deformaban unpoco, pero eran siempre hermosos y serenos. Nos bien por qu, en esemomentopens en Tlmik:;me habra gustado que estuviera conmigo.

    De lo que pas inmediatamente despus, slo conservo fragmentosderecuerdos: un abismo vertiginosoque suba, la procesin de corales Y deplantas pasando junto a la cada de :ni cuerpo, el crispamientode lospuos y por ltimo, antes de perder el sentido, la cara del viejo La l

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    que l no admitir ms pres-lltas distracciones. Al irme hacia la derechavi que no era desde la superficie que me haba llegado el aviso. Apoyadoen una de las piedras puntiagudas que yo eludiera en mi ascenso elviejo me miraba y repeta sus mensajes.

    No tuve tiempo de sorprenderme. El pez se aprestaba otra vez a atravesarme. Perfilado contra los arrecifes, confundase la ondulacin plateadade su flanco con las concavidades del coral, ya blanquecino bajo la luzdel atardecer. Retroced unos pasos hasta que tante una roca con el piederecho. Vi la cola del pez espada agitarse violenta y los dientes del picopreparados para la acometida. Cuando l enderez de golpe en mi direccin tom impulso y me tir a un costado, pero la fuerza del agua quedesplazaba aquel pez asesino me hizo caer girando. Me arrastr rpidamente hacia el hueco que se abra bajo una de las masas de piedra Yall esper un tiempo interminable, mientras los cangrejos se trepaban ami cuerpo. a sierra del pez rastreaba en el limo, buscndome, pero notena espacio para herirme.

    Llam a Lak:. Qu bien me hizo ver, en plena oscuridad, el relampagueo de sus palabras

    - Ya no est m.s. Sal de ah, pronto, y sube conmigo. Vamos, quenos estn esperando

    Iba a preguntarle quines, pero me di cuenta de que era innecesario.Me deslic hacia adelante, hundiendo los dedos en el fondo. Fue entoncescuando advert en ellos una dureza nueva aue se ahincabo: en el limo.Tendido boca abajo, repas con cuidado, c-n dicha, aquellas delicadasformaciones calcreas aue haban crecido en el extremo de mis manos.Despus, con la certeza- de encontrarlos all, toqu uno a uno los pequeoshuesos que sobresalan, parejos y filosos, de los bordes de mis encas.

    Me incorpor en la noche. Volv mecnicamente la cabeza hacia elvalle, donde estara formndose la fila de los otros. Fui llamndolos atodos por su nombre, no s todava si para despedLrrne o slo para comp r o ~que la comunicacin con ellos ya estaba interrumpida. El haz demis mensajes retornaba vaco, sin U.ll.a sola fulguracir...

    Sub a tientas por el acantilado, mientras senta los llamados de Lak:quien pareca estar probando una alegra perdida y reencontrada. Hinquen las palmas de las manos las curvas escamas recin nacidas y frotla lengua sobre los filos de las encas.

    -Qu vamos a hacer, Lak:?- V mos a roer las algas del techo.

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    GRIT_ REL MORJess iaz

    cuidado so terriblesaman como porfiados

    elman

    Desde all vea a los pjaros hacindose el amor en las paredes, enlas viejas paredels del edificio vecino; vea un poco la cama yun poco de ella tambin, de su espalda. Desde aqu no veo nada.Es mejor porque desde all vea sobre todo a los pjaros hacindose elamor en las paredes y los envidiaba, los envidio. Les envidio el canto, esaimpdica posibilidad de gritar el amor, m1entras yo, por lo mismo, no poda ni siquiera moverme. Ahora tampoco puedo, pero por lo menos no losoigo. En aquel momento tampoco los oa, pero era distinto. Entonces erala luz, opaca, delatndonos lentamente la luz, pegndose a nosotros, descubriendo los gestos de bestia; las miradas de acecho; los gemidos sordosde nuestros cuerpos entrampados; hacindose palabras - A n g e l a - duramente palabras, Perra -unas , hacindose sudor, mordidas, hacindose ternura-. Perra ma, amor. Entonces - A n g e l a - slo eso. Aquella palabraque yo repeta an pronu.D.ciada por otra voz, la misma que ahora dice:"El entierro es ahorita". Mientras yo, que no veo nada, que no puedo moverme, me 'esfuerzo por contenerme y no gritar todo lo que habra que gri

    tar de una buena vez. Me hago cuentos, como los nios, pienso en cosasagradables; pienso que esto va a terminar pronto y que no voy a estornudar, que mi cuerpo no va a traicionarme como no me traicion cuando ellame dijo: "No te muevas, por favor, es tu pelo el que ve". Y yo me estuvequieto, a su lado, con un ojo cerrado por la almohada y el otro mirando laespalda de ella, de Angela, sobre la que el sudor nuestro comenzaba aser substituido por el otro, el del miedo. a vieja segua mirando por laventana del baito y asegurando: "Est ah durmiendo. Angelal" y corra otra vez hacia la puerta para empezar a golpearla con una fuerza endemoniada e injusta al tiempo que gritaba: "Ang ela , Angela " Y ella.

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    Angela me rogaba: "Crrete, sivuelve puede verte: Angela Yo estabaya al borde, aunque A 11gela no poda verlo, porque los gritos pareca TJhaberla fijado en aquella posicintan complicada en que la sorprendieron.Los golpes no hacan sino aumentar llenar la habitacin como enormesobscenidades gritadas por aquella mujer ~ o e z ,atraer la atencin de losvecinos que preg1.mtabanalegres -Qu pasa? y la vieja, por toda respuesta golpeaba ms fuerte. Arcgelaa Ellos su..rnaronentonces sus golpesy sus gritos y las paredes de la casa empezaron a retumbar. Angela JLTJ.gela Angelaaa[ se destacaba siempre al final la chirriante vozde la vieja: -Crrete por favor- no pude ms entonces y me deslic, desnudo,hacia el suelo. Estaba fro y sucio, llenode las colillas v las cenizas nues

    tras de la noche anterior,de aquel aliento hmedo y a9-rio en que se haba convertidoel fuego lquidoque destilamos. Todose una en aauellaterca presencia del recuerdo que me obligaba sobre todo a fijarmee-:n lospJaros que hacan el amor en las paredes sin importarlesnada que yoestuviera desnudo y perseguido; sin importarlesnada que la vieja siguieragolpeando sin venir a socorrerme, asacarle a picotazos los ojos ala vieja;sin importarles nada que su irritante p r e s e n i ~no me permitiera fijarmeun poco en Angela en su espalda no me dejara inventar un plan algo.Una defensa contra los vecinos que seguan unidos a la vieja en S ' ~ sgritosy clamaban por Angela formando un coro desigual y terrible; contra lavieja que golpeaba la ventana del baito amenazando romper las persianas y entrar. Yme dio por imaginar que lo haca pero que al entrar quedaba trabada en el marco. Por un momentotuve esa dulce visin:de u 11lado de la ventana aquel torso grueso y deforme presididopor unos ojoscada vez ms culpables; del otro el baile flcido de unas piernas incapaces ya de perseguir a nadie; alredor, Angela y yo bailando sacndole la lengua hacindonos el amor siJl temor asus gritos ni a los de losvecinos aquienes previamente habam os cortadola lengua. Fue lindo aquello, pero breve,porque el nivel de los gritos yde los golpes segua subiendo y nosotros estbamos demasiado solos, demasiado impotentes,demasiado dsenudos. Ellos podan subir desde la calle con una escala podanforzar la puerta podan. E n el closet, me dijo, va a sa l t a r- A saltar?-pregunt--. Por el balcn de al lado. Segua sL11 entender, pero } \ . ~ . . g e l a ,estaba demasiado segura y me incorporrecogiendo mis ropas. Antes dehacerlo tuve otra vez la visin de los pJaros hacindose el amor en lasparedes. Ahora no veo nada. Trato de imaginar a la vieja grotescamenteayudada por U TJ vecino saltar la baranda del balcn de al lado para entrar hasta aqu Me siento empujndola hacia abajo mirndola rompersela cabeza en el asfalto y me sorprendo conlas manos crispadas sobre elpomo de la puerta:de este closet donde espero y escucho a la vieja, increpar preguntar,gritar que cmo es posible que no hayas odo nada; a A n-gela responder que no, que lleg a las cuatro de la maana del velorio,que estoy muerta; a la vieja:que si no le da pena los vecinos,ha tumbadola puerta mrame bien, tevoy a hacer U.J. .a pregunta dime la verdad Angela mrame a los ojos,haba alguien congo?Angela que grita, MamCon abuelo tendidotodava ; la vieja otra vez que la mire, no me engaas?; Angela solloza,mam . . . yo . . . ya no creo que t se le corta la voz,creer que yo. . . sin respetar que abuelo llora, yo aqu y t creyendo;lavieja la calma est bien. . . no llores, la besa ya Angela. . . ya llora, es

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    que. . . no s Angela. . . ya llora, es que. . . no s Angela. . . meoerdonas?; ngela hipa, bueno, estornuda,est bien . . . pero yo, soloza, cuando pienso que fuiste capaz llora, capaz de pensar. . . En-tonces siento que es verdad me da pena con Angela y roa conla vieja que ha sido capaz de pensar y ahora es capaz de pedir otravez aue la perdone mientras da vueltas por la casa busca con disimulo,llega rente a. este closet en que estoy, desnudo, y si loabre la mato, lloro,le pido perdn, corro desnudo,hacia la calle, me visto, le robo la iniciativa y salgo y grito todo loque habra que gritar de una buena vez, yo notengo la culpa, }\ngela, iampoco, nosotrosno queramos, le digoque enlos parques nto se puede en el malecn no se puede las posadas son su

    cias, caras estn llenas, entonces,usted no estaba aqu porque el abuelo estaba que no, que yo s respeto al abuelo que me deje hablar no , no fui el primero, no me pegue, que no me pegue. Quetengo que contenerme . y callar.El entierro es ahorita. Estar quieto,elentierroes ahorita, se van a ir y yo tengo que contenerme y callar,pensaren cosas agradables; pero no puedo si no acordarme de todo esto, delsuelofro, que me produce.estas horriblesganas de estornudar que hace presenteaquel olor tan nuestro, aquel universo del que ya en ese momento sloobtena algunos ngulos.Desde all, vea a los pjaros hacindose el amoren las paredes en las viejas paredes del edificio vecino;vea un poco decama y uni.poco de ella tambin,de su espalda. Desde aqu no veo nada.Es mejor porque desde all vea sobre todo a los pJaros hacindose elamor en las paredes y los envidiaba los envidio. Les envidioel canto, esampdica posibilidad de gritar el amor que quisiera tener ahora para salir,desnudo y gritarle a la vieja. A la vieja que hace rato no oigo, ni aAngela. Pero no es Angela lo que importa.Es la vieja que ya la hizo confesar y ahora espera sentada en la cama frente al closet, rodeada de todos los vecinos,dispuesta a esperar aos segura de que no podr resistirinfinitamenteeste encierro y de que tendr que salir, desnudo y derrotadoa la vista de todos. Habr que inventar algo porque all estar sobreoama el cura,en l butaca el bodeguero,regadas por el suelo las chismosas del cuarto piso. Habr que inventar algo. No es posible un tnel comolos presos que se escapan en las pelculas;es lstima sera lindo un tnely Angela al final, toda alegre, como en las pelculas,ngela. As fue antes, hace u rJ as horas, cuando cerraron el Turf y nos dejaron dentro esecalor que da rabia porque necesita seguir quemando; ese calor que meoblig a vencer el sudor de las manos los latidosen la frente, la presinsobre la garganta y preguntarle tratmido de pmecer muy natural: T umam ir al entierrodesde la funermia directo?- que la oblig a respon

    der, baJando la cabeza: S i . Lo otro fue seguirhacindonos preguntastontas por el cami'lo. Lasmismas que nos hicimos antes de llegar al Turf,al e s c ~ r n o sde la funeraria.Las mismas que nos hacemos siempre quesabemos lo aue aueremos, y adonde vmnos, y cmova a ser todo; perou..TJ.o hace c o ~ osi.en realidad no lo supiera y luego fuesecasual. Como lasveces que fuimos a 11 y 24 hablando de la noche, de querer la noche,cuando en realidad lo que queramos era el uno del otro. Slo entonces,cuando nos estamos viendo, como bestias,cuando nos estamos saliendo denuestra piel, romplndonos, sloen ese momento nos decimoslas cosas deverdad v entonces loms canalla cobra otra. dLrnensin,otra belleza, Y

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    no nos callamos nada en ese nico momento honesto A n g e l a P e r r a -- P ~ a m ~ ,Juan, p ~ a m e - - .Entonces A n g e l a aquella palabra que yorepetla aun pronu.'" Cletdapor otra voz. Esa otra voz que hace rato no digoporque a lo mejor no iest ah, ni est Angela; as que puedo irme solo asLabriendo la puerta que tiene, como es lgico, las bisagras s b aceite y medenuncia. Quedo as, viendo un pedazo de cama y otro de cmoda, enco ; r ~ d ocontra l a pared final de este estpido closet, desnudo. Esperando quiza que algwen salte sobre mi, que alguien grite, esperando algo terribleen todo caso, pero no sucede nada, :nada. Slosuceden la cama y la cmoda y esta espera que no puede prolongarse ms porque voy a gritar.Empujo la puerta Y sucede el cuarto, vaco, triste,sin Angela, pero tambinsin la

    vieja. Mientrasme

    vistooigo

    'siempre ruidos,ruidos comunes de

    cocina, ,mo';er un jarro, poner una olla a la candela. Siempre es pcsiblAque este alh, en la sala o la cocina, agm:apada. Me pego a la nared, llegoal ngulo de la sala, miro un poco,el sof, vaco;un poco m6:s, los sillones. Nohay nadie, no puede haber nadie. Tomo precauciones. Doblo, siempre pegado a la pared y gano la sala. Slo queda el cuarto de ella, dela vieja, al costado. Deun salto gano la otra pared y avanzo, sordamente,hasta la puerta. Miro fugazmente hacia adentro y creo ver algo en bata decasa. Quedo, as sudando, pegado a la pared junto a la puerta. No oigonada. A lo mejor no h ay nada, slo una bata de casa, un perchero. Debointentar otra vez, pero no puedo. Aunque no es posible que est an ahyo no podra regresar al closet. La puerta est cerca despus de todo; podra saltar, abrirla Y correr de la vieja que no podra ya jams alcanzarme.Siento que puedo, que debo, que tengo que hacerlo y lo hago; salto sinmirar, abro, cierro y corro, corro,salto los escalones pensando que no estaba ah la vieja, que :nadie estaba, que soy libre. Gano la otra puerta ydesde aqu, desde la calle, mientras corro para llegar a tiempo al cementerio, veo todava a los pjaros hacindose tercamente el amor en las narP-res, y los envidio. -

    JULIO C DA ROSAEN LA BRECHAHeberRaviolo

    Un escritor como Da Rosa no necesita presentaciones.Reportearlo es unaexperiencia bastante diferente a la que pudiera proporcionar tm reportaje a cualquier otro de nuestros escritores eintelectuales de primera lnea. Es que en DaRosa la formacinintelectual no ha podido desterrar el "canario" que lleva adentro. Es alg0que se puede apreciar desde el momento mismo en que el visitanteabre la puer:a de su casa e n pleno Pocitos, en las inmediacionesdel antiguobarrio La :Mondiola- y, despus de mucho dudar, se dispone a internarse, s i ngolpear ni tocar tL11bre, pues no hay con q u en un interminable corredor,preguntndose, no sin cierta inquietud, a dnde lo llevar.All en el fondo,como una isla en medio de un barrio con el que no tiene nada que ver, est laca

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    que Direc.tor del Liceo, socialista yproseadar sin yel . Un da fui a su

    casa a buscar unos libros y, despus deleerme dos o tres Moralidades.actuales , como al descuidome lo puso en elbolsillo. Pero no cligas oue el direcorte lo dio , me advirti, pues la lecturade un autor como Barret no era algoque se pudiera hacer pblicamente ysin riesgos en el Treinta y Tres de entonces. Meincendi.Empec a escribir ya pe isar como l hasta que un da,Cuttinella, al corregirme un escrito, rode una frase con un crculo, sac unaflecha al margen y me puso: "Ojo Aquveo la mano de R.B.". Nopuedo negarque me produjo una extraa satisfaccin la sensacin de complicidad,de estar cmnunicndonos en clave. . . Despus Serafn J. Garca, hombre joven,nacido en Vergara, que empez a publicar Tacuruses en los diariosdel pueblo, especialmente en La Tarde . Fueron poemas que me llegaron hondo,pero ms an me impresionaron loscuentos de En carne viva , pues porese entonces,16 aos, ya me inclinabafrancamente hacia el cuento - habahecho muchos versos, pero todos horribles; no di con la tecla. Por esa poca escrib un cuento que me gustababastante y me decid a mostrrselo ami padre, que con su tercer ao de escuela rural era muy buen lector y param un gua que nunca me desminti.Me levant temprano, pJ,"epar elmate,y cuando lleg el vieja, le dije: Sabsque encontr un cuento indito de Javier de Viana". Me mir y sigui tomando mate. Se lo di. no me atrev alerselo. Lo leyen siencio.Al rato lepregunt: Qu te parece?".Tom otromate. Si eso es de Javier de Viana,debe ser lo pior que Javier de Vianaescribi en toda su vida . Por aos meretraje. Siempre fui tmido. Prcticamente hasta que me vine a Montevideono volv a escribir.

    Y nada ms? SloBarref y . SerafnGarcia?

    Las posibilidades en m1 epoca de lasSierras no eran muchas. Se lea lo quellegaba a las manos,- to d o lo que lleg a b a y mucho era charamusca, co-mo supondr. Era cuestin de revolverse con lo que haba y estaba de moda,que leamos yaprendamos de memoria:Heraclio Fajardo, Magarios Cervantes,Bartolom Mitre, Carlos Guido Spano,Nez de Arce, Carlos Roxlo.Todava

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    recuerdo los versos iniciales.de un poema de Mitre que haca furor: ' 'No miris aquel mendigo de aquella iglesiaa la puerta f cuya miseria despiertasimptica compasin y que a todos losque pasan tendiendo mano transidapide con voz dolorida 1 una limosnapor Dios." Poemas como ste eran elpan nuestro de cada da. Claro quetambin por esa pocahaba llegado aleer a Ipuche, a Montiel, y sobre todoa Silva Valds, que me result una revelacin esplendorosa en sus PoemasNativos.Era la poca de los tomitos dela coleccin Araluce, espaola, con susvidas de grandes hombres y sus resmenes de obras maestras: todo eso tragbamos nosotros all.Ya en el Liceo,lea, por supuesto, los autores de losprogramas de literatura, los lea ntegros;'Homero, Cervantes, Platn, Dante,Virgilio, Lucrecio,Juvenal, Marco Aurelio. . . Mis grandes devociones eran- s igue n s iendo- Daro y Machado.

    Y qu le parece: se:mejanie for-macindej en usied alguna secuela?

    Bueno no s si un riesgo, oun temor,a caer en la cursilera. Soy muy sensible a lo pocoque he ledo y a lo mucho que he odo, y comosiempre fuitmido, y ms en esta materia, mi granpreocupacin siempre fue la cursilera.Es que antes de leer a Morosoliyo eracursi, declamatorio,sin remedio a lavista.

    Cundo conoci la obra de Morosoli?

    Fue varios aos despus, ya estabaviviendo enl Montevideo.

    La mencin de Montevideo nos trae unapregunta que es casi obligada, :tratndos.9 de usted: por qu se vino? Porque en odo loque usted ha escrito hayuna nostalgia de lo que dej airs quehace difcil ,explicarse sus ireina osde vida Montevideana.

    Yo tena 19 a.flos. Era por 1939 ..Vine a estudiar Derecho.Di varias materias, pero entre el trabajo, la literatura y la familia, termn dejando porel camino aquellos proyectos.Usted mepreguntar entonces por qu no volv.Yo me hubiera quedado si Treinta yTres hubiera sido otra, quiero decir, siel interior de nuestro pais no fuera lo

    que ;:rs. Usted, que siempre v1vro aqu,seguramente no sabe lo que es la fuerza de succinde Montevideo.Uno siente que se acaba el paisaje; que se acabae1 mundo, que se acaba todo. . . Empieza a asfixiarse.Todo est hacia el sur.

    Quiere decir eso que considera que laexperiencia Montevideana, pese a iodole ha :resultado beneficiosa?

    Bueno, alo mejor s. Tal vez esa nostalgia, ese choque sirvieron para algo.Por lo pronto empec otra vez a escribir. Por octubre de 1942 publiqu miprimer cuento, La ord2n delsuperior ,en Mundo Uruguayo, adonde me lo arrim un amigo. Por esos aosde la guer ra publiqu tres o cuatro cuentos msen la revista Mundo Libre. Pero es todoPrehistoria. Como escritor consideroqueexisto desde el momento en que le aMorosoli.Fue por 1943, cuando cay enmis manos un ejemplar de "Los albailes de Los Tapes". Poco despus lealos cuentos de Hombres que se publicaban en el suplemento de El Da".Fue la gran revelacin.Empec a escribir cuentos morosolianos,hasta confrases de Morosoli. Morosolifue param el camino abierto. Si no lo hubieraledo creo que no hubiera escrito nada.Y despus la amistad con aquel hombre maravilloso . . .

    Cmo empezesa amistad?

    Fue recin por el ao 50 o 51, cuando me atrev a escribirle una carta. Recuerdo muy bien como empezaba:

    Maestro . . . y segua en un estilo elocuente y retrico que todava me duraba . . . Junto con la carta le mandabavarios cuentos, pidindole opinin. Unda lleg la contestacin,una carta conmembrete de los ticineses.Cuando leel Primer prrafo se me fue la a.'1gus

    tia:- Amigo Da Rosa, nome llame maestro porque vamos a andar mal. .. ". Yaestaba abierto el camino hacia el hombre La carta terminaba: "ConoceAsir?". Yo no la conoca ni de n o ~bre. En esa carta est el origen de ~vinculacin con la revista y de mi amJstad t an fuerte hoy como ayer, conaquelgr {po. Debut en Asir con Juan Velorio desPus siguieron otros cuentos,y al 'fin los libros,Cuesta Arriba, DeSol a Sol, Camino Adentro, Recuerdosde Treinta y Tres, todos consu sello.

    Su a.fincamientoen Montevideo supongo que habr tenido una influencia m -por'...ane en su panorama intelectual.

    Claro. i vinculacin con hombrescomo Bordoli, Visea, Falco, Castillo,fuede una gran importancia en ese sentido. Por lo dems, me puse a leer porcuenta propia y en serio. Hubo un autor que me influy, creoque decisivamente: Unamuno. Tiene .un libro quepara m fue imponente, fundamental,tal vez ms que nada por el momentoen que lo le: Del sentimiento trgicode la vida . Hubo una novela que leoor esos aos y que me result tremenda como revelacin: Manhattan Transfer de John Dos Passos. Yotro autorn o ~ t e a m e r i c a . 1 1 ocreo que ejerci graninfluencia en m: William Faulkner.

    (Aqu seg"Ul'amentese nos escap ungesfo de incredulidad, pues Da Rosa sesiente en la necesidad de reafirmarseen lo dicho);

    S, Faulkner. Aunque parezca increble, me impresion imponentemente. Enalgunos de mis cuentos creo que hayinfluencia suya, muy mal asimilada siusted quiere, porque somos dos mOdostotalmente distintos. Y por supuestoTolstoi y Chejov. Un autor que le mucho en mi juventud fue Po Baroja. Visca dice que me ha infludo. Dosquesiempre me interesaron fueron Sartrey Camus,pero por su ~ e a t r ofundameJ?-taLrnente. El teatro siempre me atraJO

    s o y autor de una obrita de _la quems vale no acordarse- . Mas queatraerme, podra decirle que me apasiona y que siempre he lamentado nopod-er tener parte en ese aspecto de lacreacin.

    Y de los actuales? Qu me dice delas ltimas promocionesde escritoreshispanoamericanos?

    Los ltimos aos no me han sido muypropicios para la lect1;1ra; _la a c ~ i v i ~ l a dpolticaabsorbe y a m1 c ~ s 1me hqmda,como lector y como escntor; Con tod_ohe tratado de leer a estos nuevos escritores, aunque no exhaustivamente. 1 \ ~ egustan sobre todo Carpentier y Garc1a~ r q u e z ;en cambio le confiesoque nopuedo con Cortzar.

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    Hay una pregunta que quie:r:> h c ~ r l eyque creo cualquier lecfor suyo se debeplantear a; e sus cuentos: Qu vinculacin hay entre los personaje$: de susrelatos y la realidad?

    En general, poca. Tengo una gran dificultad para escribir, a veces me pasomeses con un solo cuento; lo empiezoen una direccin y cuando lo terminoes totalmente distinto. Es cierto que hayalgunos que son casi la biografa de unpersonaje real, pero son los menos:"Juan de los Desamparados", Loco, Contrabandista, Solito. La mayora son totalmente inventados, tanto en personaje como en peripecia. En algunos casosel personaje del cuento toma algn rasgo de un personaje real, pero todo elresto es inventado. Es el caso de Lavieja Isabel" o de "Hombre Flauta". AAnsn, el protagonista de este ltimo,apenas lo conoca cuando escrib elcuento. Era un tpico personaje delpueblo, siempre con su flauta a cuestas;no saba nada ms de l y no me preocup por averiguar ms; todos los otrosdatos del cuento son inventados. Recindespus de publicado el relato emp

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    poco de lo que pensaba y pagu un de-masiado alt tr ibuto a cierta inocenciaque .hubiera preferido conservar.

    Qu piensa del Ch?

    Que fue un ejemplo de coraje en ladefensa de ideales cuya formulacin

    n o part idis ta comparto ntegramen-te aunque discrepando en un todo conlos medios que utiliz y preconiz paraimponerlos. Su muerte me conmovi yla considero una leccin en esta horaen que son muchos

    losque

    azuzan ypocos los que cargan.

    ree que h y alguna salida viable p rla situacin de nuestro pas?

    Quiero creer que s aunque hay algoque me parece cada vez ms claro: queninguna salida ser posible si no se rea-lizan reformas radicales. o he llegadosin embargo a la conclusin de que la

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    nica salida en nuestro p a s se atravs de la violencia. Pienso y oja-l no peque de ingenuo que todanuestra formacin en lo que va del si-glo e n la que tanto importa la figurade Bat l le hace que en el Uruguay seaposible acceder a una reforma de es-tructuras por medios no violentos. Seha hecho tal conciencia de la necesidadde esas reformas que los propios reac-cionarios t ienen en sus hijos la respues-ta. Los hombres de mi generacin queestn en el gobierno t ienen en ese as-pecto una tremenda responsabilidad ala cual desgraciadamente no creo queestn respondiendo. No s si ser elsino de los hombres de mi poca. Somosuna generacin de fracasados echamosa perder toda una esperanza. Vivimossobre una Arcadia y nos tendimos asestear. De pronto nos cay encima es-to de hoy; fuimos absolutamente inca-paces de entenderlo y ms de preve-nirlo. Disfrutamos hasta embriagarnosde un tiempo del que no nos quedams que un breve plazo de angustiapor nuestros hijos.

    BRECHEnrique EstrzulasDe tu boquete abierto las palabrasclido atajobrechanacernnacern las palabras que te nombren

    donde queda la piel y el corazn.

    POEM DEL QUE SE Vugo Achugar

    La tierra huele a miedoa orines de caballos entre las plazasa viejos desflecados en las callesno quiero volver me voycomo un simple egosta me voycomo rata me voya pases lejanos de otros dasa fiestas ignoradas. de ayer.No hay agua ni fuente alegrese pierde el horizonte y vuelatoda la nostlgica ilusin de ciudad adormecida.La t i ~ r r sta que estoy tocando huelea miedo a orn a viejo triste y desdentadorompo el suave envase y vuelono quiero este quedarme poco a pocoagotado en cada nueva esquina.No viaja ya la mosca en el veranoni cruza el aire de la playa la gaviotaapenas quedan penas y recuerdos de aos treintatoda ella y an a orn y a fierro viejo.Est todo podrido perdido para siempreno quiero seguir pozo a pozoalabando las races colonialesme voy me voy como un cobardey no lo niego. Hoy: tarde perdida en el invierno.Me voy antes que chillen las bisagras.

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    HOY QUI L M NJuan unha

    Es este olor de la maanaTodo un olor a carne ntimaDe mujer limpia que madrugaY anda entre tiestos aires dichas

    Sus increbles trenzas hmedasSaben a hinojo cedrn lilas

    n su memoria anda una coplaY es una copla nunca dicha

    Si en su regazo depositoTanta apetencia de alegraQue me despeje le sugieroMs de una incgnita infinita

    O rezagados maleficiosA ms de alguna oscura intrigaOtro que t l feo murcilagoQue me los borre esta luz linda

    Huele a tu piel huele a tu peloY dejo aqu constancia escritaQue si alguna vez huele a ausenciaHuele en presente hoy esta brisa

    L lANAJorge ArbelecheMe gusta esa manzanade cara colorada

    y esa luz buenaque le hace un redondel en el costado.

    Me gusta su risa simple y gordade noble fruta sana,su pulposa guiada coquetona.

    Me gusta su cara amiga de manzana.

    Me gusta esa manzana.Y me l como.

    NIOSOLOEsteban Otero

    Oigo los gritos altosdel nio que fui.(Lentas sbanas blancas.)Piedras rosadas,puertas blancas, rayadas,mis zapatillas verdesvan, conmigo.La tarde cae, como antes;poco a poco no veo,no hay nadie:n rboles,ni nios.No oigo ahorani siquiera,qu pobre soylos gritosdel nio que fui.

    FECUNDID DlejandroPaternain

    es bendicin.Expandir l vida,cumplir los planestrazados sabiamentepor invisible mano,obediencia a la ley.

    Hijos, palabras, .la creacin se enorgullece y se esponJa,reposa como ese hombreque vuelve a casa mientras lee el diarioy las palabras objetivas le informan:mueren cada minuto en Brasil

    20 nios por culpa del hambre .

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    L

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    L ~ P Zlejandro Paternain

    Tarde de sol.Jardn en calmadonde pasear la deliciosa rumiade los buenos pensamientos.

    Olvido de las horas.Olvidar que puedehaber invierno en los cielos.Rincn de hierba, lamo, membrillo.rincn cerrado donde baar los ojs,apacentados como corderosjunto al eterno medioda de las acequias.

    Verde paraso de la mirada.mirada sin memoria, ,odo cerrado;como el jardn, como la tarde,como la paz cerradocomo la paz delan te de la paz que clama estalla entre la hierba,empuja al viento del lamobrota como arroyo de estridente venenopara a lterar la rumi a de los buenos pensamientosy traza en el zig-zag de los m o s c a r d o ~ n e sel alfabeto de la paz .del mundo.

    UN PIUMER ASOMBRO ANTE P R DISOHugo chugar

    PARADISO es un desafo. Desafo ala paciencia del lector, en primer lugar;a todo intento de encasillamiento y aveces, tambin, al mnimo intento decomprensin. El mismo Lezama citauna frase de Aristteles que, de algnmodo, segn nuestro criterio, resumasu obra: se propona alcanzar (Esquilo) ms una sorpresa maravilosa queuna ilusin de realidad . (LOS GRANDES TODOS-Arca-pg. 38).

    La 1ectura de PARAD SO (fastidiosa a veces, entusiastamente otras) supone el ingreso a un mundo la posibilidades infinita , donde el sexo de una muechacha llega a ser Puerta de bronce,caball-era de nubios, guardaban su virginidad (pg. 271) o la cervEza, comoun canario que toma el sol co n las alasmuy abiertas, se fue deslizando hasta lacloaca, orine del Pegaso., .. (pg. 412)Donde confluyen el confucionismo, SanAgustn, Apolo y Brown, el perro deRobespierre.

    Al principio uno se sientE deseoso debuscar apoyo en la Enciclopedia Britnica y ponerse a descifrar los juegosmalabares, las alusiones y las citas conque Lezama Lima construye sus secuencias. Finalmente el lector comprende (ellector que sortea los primeros captulosy se adapta al ritmo de la obra) que hayuna sola regla: la asociacin libre eintegradora, el continuo fluir de la palabra. Slo es posible leer PARADISOabandonndose a ese fluir.

    Esta novela- (si lo es) tiene ritmo yestructura de poema. Mejor, esta antologa de recuerdos, dilogos y cantos searticula en el mbito de una antologapotica. As, uno de los fragmentos tpicos es: el canto numeral (pgs. G442) entonado por R. Fronesis y J.Cen.

    La estructura de PARADISO (segnalguien. una alcachofa (sic) es similar a los mviles de Calder. Es en estesentido una obra abierta segn el concepto de Umberto Eco.

    En ella hay captulos totalmente desconectados (el XII), personajes y situaciones que quedan co.lgando o que noencajan . adecuadamente (Rialta, Farraluque, Baldovina).

    Y todava ms, a la extensa y minuciosa discusin sobre la androginia ent r e dos personajes, se enfrentan pequeos cuadros con respecto a lo que se supone el protagonista.

    Sucede que Lezama Lima se divierte(lamentablemente a veces. sin la compaa del lector) y no le interesa regirsepor las normas clsicas de la novela_Normas, que a esta altura de la novelstica hispanoamericana, son la excepcin.

    Dialoga con el lector, le anuncia quetal personaje ha de aparecer ms adelante o que es aquel de una situacinpasada (pg. 85).

    Su obra olvida, transgreda las reglasporque su arte se desarrolla en otro mbito del novelstico: la imagen pura.Lezama Lima tiene conciencia del laberinto que crea, laberinto de imgenesdonde:

    as palabras iban surgiendo arrancadas de su tierra propia, con su agrupamiento artificial y su movimiento pleno de al-egra al penetrar en sus canalesoscuros, invisibles e inefables (pg. 230)

    Su palabra penetra los canales oscuros invisibles e inefables donde todose sensibiliza gracias a una sensual hiperestesia humana como en Daro. Justamente el mrito singular de PARADISO es su lenguaje. Lenguaje que nose ajusta al clsico verismo idiomticode los personajes, antes, lo destruye.As, hace hablar a dos nios cubanos dela siguiente forma:

    - Tienes la base como una raz.Cuando ests parado parece que estscreciendo, pero hacia adentro, hacia elsueo. Nadie se puede dar cuenta deese crecimiento.

    - C u an d o entr en la clase, le contest Jos Eugenio, me sent turbado hasta el humo, pareci que llova. Tocabaniebla, pellizcaba tinta de calamar .

    Sucede que ya no importa a la alturaele tocar niebla. p-ellizcar tinta de calamar , si se ajusta o no al lenguajeinfantil. Importa la sensacin, la imagen, el clima de autntica poesa quelogra el autor.

    Por momentos, sus imgenes, las cadenas de metforas no importan en tanto significado sino como fluir fnico. Yes entonces cuando expresiones como

    las sensaciones se rean de sus sucesione s (pg. 564) o Vea entre la niebla y el follaje, monstruo de tridentes,poliedros que se entreabran desenrollando flagelos verniosos, como un caballito de mar posado en la caparaznde un tortugn tricentenario (pg. 1G7 .valen slo por la palabra misma.

    J akobson deca, que la poesa era la

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    fiesta de la palabra y Valry que "poesa es una oscilacin entre sentido y sonido". Slo desde este ngulo existep.A_l'tADISO.

    Seria errneo suponer que este poema, no se alterna con secuencias de narracin clara y di '::cta. Incluso utilizaun lenguaje opuesto al ya sealado.

    Algunas de sus mejores secuencias: elpoema pico de la represin policialfrente a la Universidad (pg. 297 -304)o el almuerz\ VUELTA AL DIA ENRO MU:-;Dos - Cortzar _ Siglo XXI.

    L EXPECT TIV FRUSTR Dlejandro Paternain

    El panorama lrico en lo que va delao (feria incluida) ha mostrado escasas publicaciones. Las limitaciones decantidad han puesto de relieve carencias entre las voces jvenes. Una mirada abarcadora produce insatisfacin:libros de poetas ya consagraC.os, q_econfirman su calidad, junto a muy pocas firmas nuevas. Dentro de ese mbito, el segundo libro de Nelson Ma.rra (1) tambin nos deja un saldo de insatisfaccin. Aclaremos: ni "Los patiosnegros" (1964), ni "Naturaleza muerta"(1967) p u e d e ~satisfacer. El primero, portemprano e Inmaduro; el segundo, porsus altibajos y por no dal 1azn a laexpectativa que - s e g n reza en la contratapa del l i b r o surgi a raz del volumen inicial. Dividido en cuatro narte-:(Los sanatorios, Para ti los i n f i e r n o s ~Antes de la isla y Naturaleza muerta)se advierten desniveles entre una votra y frecuentes desajustes en las e;tructuras y en los elementos formalesde varios de los poemas. El tono genera l del libro es asardinado. no obstanteel dramatismo que pugna por hallar ungiro convincente o que prefiere r-esol-

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    verse en pudorosa angustia. Un aire desolado cruza estos versos; y una visinde apocalipsis consigue insinuarse, como testimonio de una vida interior quenos alcanza con su: verdad. Pero ello esperceptible ocasionalmente, al filtrarseentre los desaciertos expresivos y elfra:;eo defectuoso. De este modo, afloranintensidades vitales que logran validare por s mismas, aludiendo a un mbitoextra potico y subrayando p o r su misma i n ~ e n s i d a dla distancia aue aunqueda por salvar para obtener ua temperatura potica satisfactoria. Culesson los entorpecimientos que impidengozar el libro de Marra como una obralograda?

    En primer trmino, imgenes desacertadas, ya por lo trivial de su formulacin: "desmesurado y loco/ como unnio/ anhelante de triunfos." (pg. 20),o por el tono forzado de la resolucin dealgn poema: " . . . e mora en tu plcida serenidad de digno y yo tesealaba los infiernos." (pg. 26); ya porel mal gusto de otros momentos: ''Lanarracin comienza/ con el grito de unhombre,/ su palabra cien veces no escu-

    chada/ su corazn repleto flotando enun estmago desierto" (Pequea profe~ c anarrada por alguien), " . . . un campeonato de silencios horribles baja dela ciudad" (Ciudad sin luz); ya por la-diccin defectuosa: " . . . sealars-e/ en eltrozo semigris de l a t a rde / como el pescador sonambuleante/ en su rutina,/darse." E l hechizo), o por el fallido intento de insuflar vigor y crudeza: "Sipudiera hablarse . . . . . . del tmido marica que tiernamente arruga la bombacha celeste,/ la besa y perfora,/ consus piernas velludas, en un tringulo".{Hablar de algn infierno).

    En segundo trmino, to "peza en la disposicin de los vocablos, conceptualizacin que no acierta con el fraseo ade

    . cuado, impericia en el tratamiento dellenguaje. "Pero estamos nosotros", escribe Marra en "Intervalo", "y tenemosnecesidad de ser felices,/ aunque losotros canten la propiedad privada ylos otros concurran a las :fbricas/ desde los sindicatos,/ aunque los otrosran/ y los otros lloren/ aunque existanlos otros y los otros,/ mientras todos noseamos nosotros."

    En tercer trmino, juzgamos que Marra abusa de una m anera expresiva a lacual confiere valor de frmula: nos referimos al empleo de la conjuncin disyuntiva, como por ejemplo: " . . . Alicia oPakistn significan lo mismo"; "Esto oel monasterio/ a veces es lo mism o - " ; "Abrazar otra idea/ resumida enla furia del dogma,/ llamarla Melisan da/ Macumba/ o inventarla soaday simplemente/ serla."; "Aqu puede seruna posibilidad o un destino"; "tus ventanas muchas veces son olas (la crestaverde o azul o roja o negra)"; "abrazados en un ltimo gesto/ de pasin oabandono,/ estticos o absurdos . . . ".Este procedimiento, empleado con oportunidad y mesura t a l como se lee a veces en los poemas de Jorge Medina Vidal (una presencia bastante notoria enalgunos momentos del libro de Marra)puede resultar eficaz. El abuso, en cambio, hace fatigosa la lecura y conspiracontra el crdito que busca obtener laexpresin.

    Es probable que el intento de Marrahubiese sido excluir de sus composiciones los elementos que suelen considerarse tradicionalmente indispensablespara la existencia de un poema: combinaciones mtricas armnicas, sonoridades de los vocablos, estructuras rtmicas,a fin de privar a cada composicin decierto nfasis, de cierta temperatura oimpregnacin de estados emocionales capaces de generar una poesa "subjetiva"

    o con fuerte inclinacin al lirismo lcual perturbara todo afn de renbvafY de hacer una poesa radicalmente distmta. Pero lo que resulta en el libro de"fviarra es un acercamiento excesivo ala prosa, un empobrecimiento de la vozdel escritor, una frustracin general dela que se rescatan, afortunadamente. alguno? I?oemas valiosos. Por ejemplo; losd?s _u.ltlmos ~ e l_a tercera parte y prinCipalmente Ultimo apocalipsis' con elcual se cierra el libro. "No puedo cantaresta ciudad", escribe Marra. "de techosbajos,/ donde el pusilnime esgrime supado/ lentamente/ se pierde en lamulti tud/ de pocas horas/ y no agitauna bandera de salvacin./ No puedecantar esta ciudad/ sin -ventura./ donde el aire se mezcla/ a las pisadas delos asesinos,/ donde slo perdura/ lacharla del idiota,/ donde se exhibe elinconsciente, el fcil,/ el ingenuo perdido." tambin, en un persistenteacento de agria visin ciudadana: "Tengo pocas cosas para contar,/ tal vez elro golpeando los muros de Montevideo/arranca menos noticias/ o nada,/ enconsecuencia/ debemos inventar maravillas como el roco,/ como inventbamos los sueos de juventud . . . " En "Ultimo apocalipsis" retoma el acento desolador y ,agnico: "Hay una larga culpa/ en este mundo vegetal y distinto/donde existi t a n l e jo s - / una razaconforme y condenada,/ donde existieron formas de amor/ y de sueo,/ donde todo es calcreo, pursimo, remoto/genitalmente muerto,/ y hasta el marse detiene a meditar su obra/ su extenuada destruccin o victoria./ su sombra descubierta/ en su lenta vocacinde agona."

    Una atmsfera srdida, una desesperanza musitada, una grisura de tonos yun horror dicho como con naturalidad,con la calma minuciosa de quien registra los hechos y se limita a ese soloregistro, sin desfallecimientos visiblesen la expresin, convierten a las composiciones aludidas en poemas estimables. Esa opacidad. ese aire de mundo

    disgregado, -pobre en recuerdos, falto devigor y empuje, se expanden por todoel libro y obligan a pensar en la existencia de una experiencia humana y undesencanto verdaderos, que no obtie

    nen t o d a v a formulacin convincente ni lenguaje apropiado. Los prximo,:;pasos de Marra dirn si, insistiendo ensu contextura vital y en sus intuiciones,resulta posible la concrecin del libroque atestige la presencia de una perwnalid?.d potica.

    ( ) "Naturaleza Muerta", Ed. Alfa, 967.

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    SOMBRO

    E l ercer libro de Fernando Ainsa (1)llega al pblico rodeado de una atencin crtica que lo convierte en unode los t:tulos de mayor resonancia enel oresente ao. Autor de una novelacorta, ( El Testigo , Alfa, 1964) ydeuna breve coleccin de relatos ( En laorilla . (Aqu Poesa, 1966),Ainsa intenta ahora la novela ms extensa v almismo tiempo de mayor complejidad de

    estructura.La

    acogida crtica que hatenido la obra ha sido bastante dispar:desde el juicio de Ornar Prego Gadeaen El Diario , que la considera una.excelente novela coloca a su autora la cabeza de la ltima promocin deescritores,hasta la opinin francamente negativa d-e Cristina Peri Rossi enla Revista de los Viernes de El Popular , resumida en el ttulo de su comentario: Coloquialismoantiliterario . Recientemente Hiber Conteris en Marcha , la considera una de las obrastempranamente maduras y seguramente duraderas de su generacin . Lamentablemente, nuestro juicio coincide,enlo esencial, conel de Peri Ros...i. Y lolamentamos porque Ainsa, despus deun primer

    libropoco auspicioso.habalogrado, en sus cuentosde En ' la ori

    lla (especialmente en el titulado Hugo Martnez ), acreditar progresos que,si no hacan de ese libro una obra totalmente lograda, permitan esperar sucesivas superaciones.

    Antes de entrar a las objecionesdediversa ndole que Con cierto asombro nos n1erece y que nos sentmosobligados a plantear, en discrenanciacon aquellos juicios laudatorios,-cabereconocer lo que no sabemos, en estecaso, si calificarde virtud: la novelase lee sin cansancio, es fcil de leer.no llega a provocar el aburrimiento delector. En ese aspecto Ainsa posee unahabilidad que es comn a muchos denuestros escritores ltimos y muy probablemente est relacionada con el oficio per1odsticode varios de ellos: pensamos en Claudia Trabo, Mario CsarFernndez, Jorge Musto, Ariel Mndez,Hiber Conteris. Y pensamos,de inmediato, tambin, en el antecesor de todos ellos, en el modelo, consciente ono: Mario Benedetti . Es la habilidadperiodstica, superficial,de interesar allector en una t rama escasa y delgada.de no exigirle ms esfuerzoque el que

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    esa trama pide y de mantener, si noatrapada, al menos activa su atencin,mediante una variada gama de efectismos y de expe;::tativas el usode unlenguaje directo y sencillo. Poseedoresde un indiscutible oficio periodstico,alintentar la novela o el cuento suelenolvidar que el oficio de escritor exigealgo ms;no alcanza con conseguir queel lector cierre el libro recin al leerla ltima pgina, supone una labor decreacin sin la cual todo xito es efmero.

    No hay duda que en Con ciertoasombro Ainsa quiere emplearse mucho ms a fondo que en sus dos librosanteriores. Variedad de personajes deprimer plano: Ral Geik, dueo y administrador de un semanario que recuerda de modo muv evidente al desaparecido Reporter; Ricardo Gmez, Mario y Carlos Mara, periodistas, integrantes de su cuerpo de redaccin; Alfredo, profesor de historia, y dosmujeres, Maruja y Marisa Suspleit, ligadas a Ricardo Gmez.Variedad, tambin, de puntos de vista: la historia deRicardo y Marisa es armada por losotros cinco personajes a travs de sucesivos y alternados monlogos.En unamesa redonda realizada con motivo dellanzamiento de la obra; Ainsa habradeclarado que la gran dificultad queencontr para la creacin de su novelahaba sido precisamente ese armadoy no la labor de escribirla. Vemosenello una traslacin que nos resulta inadmisible, pues parecera reducir lacreacin literaria a una especie de artede barajar. Ante tal concepcin,no puede extraar que la obra peque, no bienuno emerge de su periodstico discurrir sin tropiezos y quiere ponerse apensarla, de una evidente ingenuidad.Ingenuidad en la cr

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    cin a priori contra la utilizacin delos ms complejos recursos tcnicos siestos resultan necesarios y se adaptanespontneamente a las necesidades dela nan:ain (Vargas Llosa es un ejemplo l;>:pllant; en tal sentido). Pero la

    POESI E LO SEN ILLOJorge rbeleche

    . El ltimo libro de Juan Cunha, "DeCosa en Cosa" constituye un experimento, no

    sloen cuanto

    ala materia

    potica con que all se trabaja, sino porsu edicin, que ha sido hecha por laEscuela Nacional de Bellas Artes, conilustraciones de sus alumnos. El experimento resulta sumarnente interesantepor las posibilidades que se abren as ~la coordinacin de la plstica con laliteratura. Lamentablemente, en el libro de Cunha, no todas las ilustraciones son las ms indicadas y algunas pecan de un exceso de ingenuidad, msbien e un cierto simplismo, lo que nosucede con otros experimentos como ste, por ejemplo, la esplndida "La Gallina" de Garca Larca. Y otro reprocheque cabra, ste, ms importante es lafalta de difusin que ha tenido este libro, el ltimo de un poeta de la valade Cunha, y el no haber publicitado mseste experimento.

    El libro, est constituHlo por quincesonetos, agrupados en una &encilla y ordenada estructura: el poeta mira las cosas de su casa, y de esa observacin.llena de amor y humildad, nace la p o ~sa de esos sonetos.

    Hay una intencin de no hacer poesagrande, trascendente, con los -temaseternos, sino por el contrario de hacerpoesa pequea, sencilla, humilde y deall inferir lo esencial y t r a s c e n d ~ n t e

    E-sto aparece ya en el lenguaje, quees coloquial, despojado casi de toda seriedad: as por ejemplo, en el primerpoema dice: "Bueno y para empezarcomo sin darle excesiva importancia.casi como un "quien no quiere la cosa'